12. disolución, liquidación y reactivación

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David Siuraneta
12. DISOLUCIÓN, LIQUIDACIÓN Y REACTIVACIÓN DE
SOCIEDADES
Vamos a tratar ahora de la disolución de la sociedad, operación
que suele constituir el paso previo inmediato anterior a su liquidación
y consiguiente desaparición, aunque existen algunos casos excepcionales en que ello no es así, como veremos.
También analizaremos en qué circunstancias y bajo qué condiciones una sociedad que se hallaba en trance de desaparecer puede
revivir y volver a tener actividad.
12.1.DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA
¿Cuándo se puede disolver una sociedad anónima? ¿Existe algún
supuesto en que sea legalmente obligatorio tomar un acuerdo en
dicho sentido? A estos y a otros interrogantes trataremos de responder
en las páginas siguientes.
Veamos, para empezar, cuáles son las causas de disolución de una
sociedad anónima, enumeradas en el artículo 260 de la Ley:
-
Por acuerdo de la junta general, adoptado con arreglo al
artículo 103.
Es decir: de forma voluntaria y espontánea, sin que medie
causa alguna más que voluntad en tal sentido, los socios
deciden que lo más conveniente para sus respectivos intereses es poner fin a la sociedad que los vinculaba.
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-
Por cumplimiento del término fijado en los estatutos: a este
respecto, el artículo 261 establece como excepción que no
procederá la disolución de pleno derecho de la sociedad en
cuestión si “con anterioridad hubiese sido expresamente
prorrogada e inscrita la prórroga en el Registro Mercantil”.
Sería el caso de una sociedad constituida con “fecha de
caducidad”: ya en el momento de fundar la Compañía, los
socios decidieron que la sociedad no iba a prolongarse más
allá de, por ejemplo, quince años y así lo hicieron constar
expresamente en los Estatutos Sociales (en los que lo habitual
es decir que “la sociedad se constituye por plazo indefinido”).
Si la concurrencia de esa causa es advertida por el
Registrador “cuando deba practicar algún asiento en la hoja
abierta a la sociedad o se hubiera solicitado certificación, o
a instancia de cualquier interesado”, extenderá una nota al
margen de la última inscripción, expresando que la sociedad ha quedado disuelta (artículo 238.1 del Reglamento del
Registro Mercantil).
Si bien resulta indudable que los accionistas pueden “prorrogar” la duración de la sociedad e incluso establecer que
ésta será indefinida, deberá tenerse en cuenta aquello que
dice el artículo 238.3 del Reglamento del Registro Mercantil:
“en caso de disolución por transcurso del término, la prórroga de la sociedad no producirá efectos si el acuerdo
correspondiente se presentase en el Registro Mercantil una
vez transcurrido el plazo de duración de la sociedad”.
-
Por la conclusión de la empresa que constituya su objeto o
la imposibilidad manifiesta de realizar el fin social o por la
paralización de los órganos sociales, de modo que resulte
imposible su funcionamiento.
Un ejemplo de “conclusión de la empresa” puede ser el de
las sociedades constituidas para la explotación de un evento deportivo (unos juegos olímpicos) o cultural (una exposición universal) en concreto: finalizado éste, procede disolver
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la Sociedad. Como ejemplo de “imposibilidad” sería el una
sociedad constituida para explotar un campeonato mundial
de balonmano que estaba previsto que se celebrara en una
ciudad y que, por cualquier causa, de forma inesperada, el
consistorio de ésta decide irrevocablemente no organizarlo.
Nos encontraríamos ante la “paralización de los órganos
sociales, de modo que resulte imposible su funcionamiento”
si, por ejemplo, se producen divergencias irreconciliables en
una sociedad con dos accionistas al 50% y en la que ambos
son sus administradores mancomunados.
-
Por consecuencia de pérdidas que dejen reducido el patrimonio a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a no ser
que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente, y
siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso conforme a lo dispuesto en la Ley Concursal.
-
Por reducción del capital social por debajo del mínimo legal.
-
El ya mencionado artículo 238.1 del Reglamento del
Registro Mercantil se refiere a este extremo al establecer
que el registrador puede anotar que la sociedad ha quedado disuelta “cuando hubiera transcurrido un año desde la
adopción del acuerdo de reducción del capital de la sociedad anónima, de responsabilidad limitada o comanditaria
por acciones por debajo del mínimo establecido por la Ley
como consecuencia del cumplimiento de una norma legal,
sin que se hubiere inscrito la transformación o la disolución
de la sociedad o el aumento del capital social”.
-
Por la fusión o escisión total de la sociedad.
Nos remitimos a los capítulos que hemos dedicado al análisis de cada una de estas operaciones.
-
Por cualquier otra causa establecida en los estatutos.
Es perfectamente posible que los accionistas consideren
que si concurren determinadas causas, la Sociedad deba
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disolverse. Como es evidente, dichas causas deben ser lícitas y no contrariar el ordenamiento jurídico ni el orden público (por ejemplo, no podrían estipularse causas de carácter
racista).
Si somos observadores, nos encontraremos, en la propia Ley de
Sociedades Anónimas con una causa de disolución a la que el artículo 260 que acabamos de analizar no hace referencia. Así es, en
efecto, puesto que el artículo 91.2 dice literalmente, en sede de
“acciones sin voto”:
“Las acciones sin voto no quedarán afectadas por la reducción del capital social por pérdidas, cualquiera que sea la
forma en que se realice, sino cuando la reducción supere el
valor nominal de las restantes acciones. Si, como consecuencia de la reducción, el valor nominal de las acciones sin
voto excediera de la mitad del capital social desembolsado,
deberá restablecerse esa proporción en el plazo máximo de
dos años. En caso contrario, procederá la disolución de la
sociedad.
Cuando en virtud de la reducción del capital se amorticen
todas las acciones ordinarias, las acciones sin voto tendrán
este derecho hasta que se restablezca la proporción prevista legalmente con las acciones ordinarias”.
Es decir, se hallará en causa de disolución toda sociedad que reduce su capital con la finalidad de restablecer el equilibrio entre aquél y
su patrimonio disminuido por consecuencia de pérdidas y, como consecuencia de dicha operación, el valor nominal de sus acciones sin
voto excede de la mitad del capital social desembolsado, habiendo
transcurrido dos años sin que haya restablecido tal proporción.
¿La declaración de concurso constituye causa de disolución? La
respuesta es que tal declaración no constituye, por sí sola causa de
disolución, pero, añade la Ley “si en el procedimiento se produjera la
apertura de la fase de liquidación la sociedad quedará automáticamente disuelta” (artículo 260.2). Se trata éste, de un supuesto específico ya que en estos casos no se nombran liquidadores y la liquida-
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ción de la sociedad se efectúa conforme a lo establecido en la Ley
Concursal.
A título de curiosidad mencionaremos el supuesto contemplado en
el artículo 265 de la Ley de Sociedades Anónimas en el que se recoge la posibilidad de intervención del Gobierno ante la decisión de una
sociedad de disolverse, condicionándose de esta forma la voluntad de
la mayoría de los accionistas. Tal intervención sólo puede producirse
“a instancia de accionistas que representen, al menos, la quinta parte
del capital social, o del personal de la empresa” y siempre que se juzgue “conveniente para la economía nacional o para el interés social la
continuación de la sociedad”. Esta intervención sería objeto de un
Decreto, en que se concretará la forma en que la sociedad habrá de
subsistir y se fijarán “las compensaciones que, al ser expropiados de
su derecho, han de recibir los accionistas”.
Con las únicas excepciones del cumplimiento del término fijado en
los estatutos, los supuestos de fusión o escisión total (que siguen su
régimen específico) y de acuerdo espontáneo de la junta general (que
la propia Ley remite a su artículo 103), señala el artículo 262 que la
disolución de la sociedad requerirá acuerdo de la junta general constituida según las normas generales del artículo 102 (es decir: quórum
de asistencia del 25 % en primera convocatoria y sin mínimo exigible
en segunda)
Es importante indicar que incumbe a los administradores la obligación de “convocar Junta General en el plazo de dos meses para que
adopte el acuerdo de disolución” (artículo 262.2 de la Ley de
Sociedades Anónimas). Además “podrán solicitar la declaración de
concurso por consecuencia de pérdidas que dejen reducido el patrimonio a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a no ser que
éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente, siempre que la
referida reducción determine la insolvencia de la sociedad” según lo
que dispone el artículo 2 de la Ley Concursal.
¿Qué ocurre si los administradores incumplen el deber de convocar la Junta General? Entonces, la Ley faculta a cualquier accionista
(no se exige, por tanto, una participación mínima en el capital) “para
requerir a los administradores para que se convoque la Junta si, a su
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juicio, existe causa legítima para la disolución, o para el concurso”
(artículo 262.2, tercer párrafo).
Es posible plantearse aún, otro supuesto: el caso de que la junta
solicitada no fuese convocada o no pudiese lograrse el acuerdo o que
éste fuese contrario a la disolución. La respuesta nos la ofrece el artículo 262.3 de la Ley de Sociedades Anónimas: “cualquier interesado
podrá solicitar la disolución judicial de la sociedad”.
Sin perjuicio de que cualquier persona con interés legítimo –exigencia que cabe dar por supuesta- ostente la facultad de solicitar la
disolución judicial (sería el caso de un acreedor de la sociedad, por
ejemplo), a los administradores les corresponde el deber de solicitarla
siempre que el acuerdo social fuese contrario a la disolución o que
dicho acuerdo no pudiera, ni siquiera, ser logrado (por falta de quórum, por ejemplo).
Es muy importante tener en cuenta que esta solicitud habrá de formularse en el plazo de dos meses a contar desde el día de la junta o
desde la fecha prevista para su celebración, respectivamente (artículo
262.4 de la Ley de Sociedades Anónimas) ya que los administradores
son responsables solidarios por “las obligaciones sociales posteriores al
acaecimiento de la causa legal de disolución”, según el vigente redactado del artículo 262.5 de la Ley de Sociedades Anónimas dado por la Ley
19/2005, de 14 de noviembre. La Ley presume, además, –aunque se
trata de una presunción iuris tantum que admite, por tanto, prueba en
contra- que las obligaciones sociales reclamadas son “de fecha posterior
al acaecimiento de la causa legal de disolución de la sociedad”.
La abundante jurisprudencia dictada en relación con esta materia
es, de un tiempo a esta parte, unánime en el sentido de considerar
que el mero incumplimiento de la referida obligación que corresponde a los administradores en méritos de aquello que establece el artículo 262.5 de las Ley de Sociedades Anónimas no exige la prueba de
haber sido causado daño alguno.
Así, la Sentencia nº 146/2005 dictada por la Sección 19 de la
Audiencia Provincial de Madrid, a 7 de abril de 2005 (Marginal
231558) dice, literalmente, que
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David Siuraneta
“(...)no es una acción por daño, pues no tiene naturaleza
indemnizatoria o resarcitoria sino que es una responsabilidad legal de carácter sancionatorio que nuestra actual legislación impone a los administradores de una sociedad cuando aquellos, ante la realidad de una causa de disolución que
afecta a la misma, contravienen los deberes especiales que
tales normas sancionan en relación al procedimiento de
disolución social y que, en concreto, estriban en la obligación de convocar Junta General, así como, en su caso, en el
deber de instar judicialmente tal disolución, tratándose de
una responsabilidad derivada de la conducta pasiva de los
administradores, que no se subordina a la insuficiencia
patrimonial de la sociedad, sino que se presenta como sanción por el incumplimiento de una obligación legal”.
En idéntico sentido se pronunció la Sección 6ª de la Audiencia
Provincial de Cádiz mediante Sentencia nº 19/2000 de 12 de febrero
de 2000 (Marginal 14337):
“La consideración de esta responsabilidad de los administradores como puramente sancionatoria, como "pena civil",
es la mayoritaria entre nuestras Audiencias, y así: Ss de 152-93 y 5-12-97 (Pontevedra), 20-3-93 (Málaga), 8-4-93 y
30-6-95 (Valencia), 7-3-94 (Guipúzcoa), 7-4-94 (Ciudad
Real), 3-5-95, 15-4-96 y 27-10-97 (Barcelona), 26-7-95
(Valladolid) 21-10-95 (Zaragoza), 7-2-96 (Teruel), 4-9-97
(Baleares), 23-10-97 (Huesca), 26-11-97 (Álava), 3-12-97
(Sevilla), 31-10- 95 y 20-6-98 (Salamanca), entre otras”.
Por tanto, debe tenerse muy en cuenta el mencionado plazo de dos
meses, a fin de evitar incurrir en responsabilidades de carácter personal.
Consideremos una sociedad que toma el acuerdo de disolverse,
con independencia de la causa. Pues bien, en cualquier caso, dicho
acuerdo deberá ser objeto de una concreta publicidad (aunque esta
previsión es igualmente de aplicación a los casos de disolución acordada judicialmente): tal decisión debe ser dada a conocer mediante la
inserción del correspondiente anuncio en el Boletín Oficial del Registro
Mercantil y en uno de los diarios de mayor circulación del lugar del
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domicilio social (artículo 263 que previene, además, la obligatoriedad
de inscripción en el Registro Mercantil del acuerdo de disolución o de
la resolución judicial, en su caso).
Se plantearía ahora el interrogante relativo a la personalidad jurídica de la sociedad que ha acordado disolverse: ¿qué ocurre con ella? El
artículo 264 de la Ley de Sociedades Anónimas es claro al disponer
que “la sociedad disuelta conservará su personalidad jurídica mientras
la liquidación se realiza” pero que “durante este tiempo deberá añadir
a su nombre la frase en liquidación”.
Veamos, a continuación, cuál debería ser el contenido de los
acuerdos de una sociedad anónima que decide disolverse:
“Primero.- Disolver la Sociedad por concurrir la causa expresada en el artículo 260.1.4º de la Ley de Sociedades Anónimas,
es decir por consecuencia de pérdidas que han dejado reducido el patrimonio a una cantidad inferior a la mitad del capital
social, pero no siendo procedente solicitar la declaración de
concurso conforme a lo dispuesto en la Ley Concursal.
Abrir el correspondiente período de liquidación y añadiendo la
Compañía, a su denominación, la expresión “en liquidación”, por
lo que la denominación social pasará a ser la de “Araminte, S.A.
(en liquidación)” y así lo hará constar hasta su extinción o reactivación, en su caso, en toda su documentación y en los anuncios
que haya de publicar por disposición legal o estatutaria.
Segundo.- Cesar al Administrador Único de la Sociedad, Don
Jorge-Luis Villa Bruc (a quien se le agradecen los servicios
prestados y se le aprueba la gestión realizada hasta el día de
hoy) y, simultáneamente, nombrar y designar como
Liquidador de la misma, a Don Fulgencio Saavedra
Santajuana (mayor de edad, vecino de Guadalajara, calle de
la Velocidad, nº 55, titular del DNI nº 99.999.999-X), quien
ostentará todas las facultades legales y estatutariamente
previstas para dicho cargo y que, presente en este acto,
acepta el cargo, comprometiéndose a desempeñar sus funciones bien y fielmente, declarando expresamente no hallar-
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David Siuraneta
se incurso en ninguna de las incompatibilidades establecidas en ninguna disposición legal.
Tercero.- Facultar a Don Fulgencio Saavedra Santajuana
para que, en nombre y representación de la sociedad, comparezca ante Notario y eleve a público los precedentes
acuerdos, otorgando al efecto una o más escrituras públicas, incluso de subsanación o rectificación en los términos
más amplios, así como para solicitar su inscripción, total o
parcial, en los Registros Públicos correspondientes, y realizar cuantas actuaciones sean necesarias para el efectivo
cumplimiento de los mismos; muy especialmente, para proceder a la publicación de los anuncios a los que se refiere el
artículo 263 de la Ley de Sociedades Anónimas, en el
BORME y en uno de los diarios de mayor circulación del
lugar del domicilio social de la Compañía”.
El anuncio a que se hace referencia en el acuerdo debe tener el
siguiente contenido:
ARAMINTE, S.A.
(en liquidación)
La Junta General Extraordinaria de la Sociedad celebrada
con el carácter de universal el pasado 26 de noviembre de
2005 acordó por unanimidad disolver la sociedad por concurrir la causa expresada en el artículo 260.1.4º de la Ley de
Sociedades Anónimas y abrir el correspondiente período de
liquidación, designando como Liquidador único de la misma
a Don Fulgencio Saavedra Santajuana.
Guadalajara, 29 de noviembre de 2005.- El Liquidador.
12.2.DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD LIMITADA
Pasaremos ahora a analizar en qué se parece y en qué se diferencia la Ley de Sociedad de Responsabilidad Limitada y la Ley de
Sociedades Anónimas en lo referente a la disolución de las empresas.
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Las causas de disolución de una sociedad limitada vienen enumeradas en el artículo 104.1 LSRL y son las siguientes:
-
Por cumplimiento del término fijado en los estatutos a no ser
que, con anterioridad al transcurso del mismo, hubiese sido
expresamente prorrogada e inscrita la prórroga en el
Registro Mercantil, según establece el artículo 107 LSRL.
Si la concurrencia de esa causa es advertida por el
Registrador “cuando deba practicar algún asiento en la hoja
abierta a la sociedad o se hubiera solicitado certificación, o
a instancia de cualquier interesado”, extenderá una nota al
margen de la última inscripción, expresando que la sociedad ha quedado disuelta (artículo 238.1 del Reglamento del
Registro Mercantil).
Evidentemente, deberá tenerse en cuenta aquello que dice
el artículo 238.3 del Reglamento del Registro Mercantil: “en
caso de disolución por transcurso del término, la prórroga
de la sociedad no producirá efectos si el acuerdo correspondiente se presentase en el Registro Mercantil una vez
transcurrido el plazo de duración de la sociedad”.
-
Por acuerdo de la junta general adoptado con los requisitos
y la mayoría establecidos para la modificación de los estatutos que son de ver en el artículo 53 LSRL, es decir: voto
favorable de más de la mitad de los votos correspondientes
a las participaciones en que se divida el capital social, si
bien los estatutos podrán exigir un porcentaje de votos favorables superior, sin llegar a la unanimidad y, además, el voto
favorable de un determinado número de socios.
-
Por la conclusión de la empresa que constituya su objeto, la
imposibilidad manifiesta de realizar el fin social o por la
paralización de los órganos de manera que resulte imposible su funcionamiento.
La Sentencia nº 257/2004 dictada por la Sección 1 de la
Audiencia Provincial de Valladolid, a 1 de septiembre de
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David Siuraneta
2004 (Marginal 193790) se refiere a la disolución de una SL
en la que concurre la expuesta causa:
“Resulta absolutamente claro que en este tipo de sociedades mercantiles compuestas por dos personas, cuando la
relación personal entre las mismas se complica gravemente
por cualquier motivo -que puede ser el que afirma el
demandado, pero que puede ser cualquier otro- la situación
se convierte en insostenible, con absoluta ingobernabilidad
de la empresa, como lo demuestra el hecho de la imposibilidad de llevar a cabo una actuación que, en definitiva, es
legal, correcta y adecuada a la situación, cual es la disolución de la sociedad. Y no se alcanza a comprender cómo en
esa tesitura una de las partes se opone a tal decisión porque
las situaciones de comunidad bien sea de derecho civil sustantivo -en las que el Código permite de forma absoluta el
cese de ella- o en el mercantil societario -reguladas en el
artículo 104 de la Ley de Sociedades Anónimas- están presididas por la posibilidad de disolución, ya que ésta es la
única solución hábil para la eliminación del desacuerdo ya
que no es posible obligar a nadie a una participación no
deseada.
Es por ello que ese conflicto entre dos personas únicas participantes en una sociedad, con independencia de su origen
-salvo, naturalmente, que pudiera ser delictivo, en cuyo
caso las consecuencias podrían ser otras- da lugar per se a
la existencia de una imposibilidad de funcionamiento que
queda reflejado en el artículo 104.c) de dicha Ley, sin que
en principio pueda hablarse de la existencia de fraude de
ley. Esta situación se argumenta por el recurrente en el
hecho de que una vez obtenida la disolución de la sociedad
demandada, "ningún impedimento existirá en la persona del
actor para poder entrar en la nueva sociedad de su hijo y
nuera que en la actualidad le está vedado..." ; es decir, se
está haciendo referencia a una supuesta y futura conducta
del demandante, no segura ni actual, por lo que mal puede
de la existencia de una norma infringida en este momento
ni probada, por lo tanto, otra finalidad contraria a la ley”.
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-
Por falta de ejercicio de la actividad o actividades que constituyan el objeto social durante tres años consecutivos.
Se trata ésta de una causa específica de las sociedades limitadas.
-
Por consecuencia de pérdidas que dejen reducido el patrimonio contable a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a no ser que éste se aumente o se reduzca en la
medida suficiente, y siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso conforme a lo dispuesto en la
Ley Concursal.
La Sentencia nº 5/2005 dictada por la Sección 21 de la
Audiencia Provincial de Madrid, a 22 de febrero de 2005
(Marginal 225045) ha tenido ocasión de aplicar este precepto y
la consecuente responsabilidad directa de los administradores:
“De las cuentas sociales del ejercicio 1994, que el demandado suscribió el 30 de marzo de 1995 (folios 38 a 42)
resulta claramente que la sociedad estaba incursa en la
causa de disolución prevista en el artículo 104.1.e) de la Ley
de Sociedades de Responsabilidad Limitada (pérdidas que
han dejando reducido el patrimonio contable a menos de la
mitad del capital social). Sin que en los dos meses siguientes el demandado convocara Junta General para adoptar el
acuerdo de disolución de la sociedad o hacer desaparecer
la causa de disolución, con lo que, de acuerdo con el artículo 105.5 de la misma Ley , se ha hecho responsable solidario de todas las deudas sociales; responsabilidad que no
desaparece por la circunstancia de que por auto de 12 de
septiembre de 1997 del Juzgado de Primera Instancia nº 3
de Catarroja se declarase a Bakuman S.L. en estado de
quiebra voluntaria, pues tal declaración del estado de quiebra es muy posterior a la concurrencia de la causa de disolución y al transcurso de dos meses desde la misma”.
-
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Por reducción del capital social por debajo del mínimo legal.
Cuando la reducción sea consecuencia del cumplimiento de
una Ley se estará a lo dispuesto en el artículo 108. Este pre-
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cepto viene a reproducir el visto artículo 238.1 del
Reglamento del Registro Mercantil:
“(...)la sociedad quedará disuelta de pleno derecho si,
transcurrido un año desde la adopción del acuerdo de
reducción, no se hubiere inscrito en el Registro Mercantil su
transformación o disolución, o el aumento de su capital
hasta una cantidad igual o superior a dicho mínimo legal”.
El apartado 2 del artículo 108 añade que:
“Transcurrido el plazo establecido en el apartado anterior sin
que se hubiere inscrito la transformación o la disolución de
la sociedad o el aumento de su capital, los administradores
responderán personal y solidariamente entre sí y con la
sociedad de las deudas sociales. El Registrador, de oficio o
a instancia de cualquier interesado, hará constar la disolución de pleno derecho en la hoja abierta a la sociedad”.
-
Por cualquier otra causa establecida en los estatutos.
Nótese que en la LSRL no se recoge la causa de disolución, vista
para las SA, relativa a la fusión o escisión total de la sociedad.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que es de aplicación
el artículo 91.2 de la Ley de Sociedades Anónimas relativo a las
“acciones sin voto” puesto que ya vimos que el artículo 42 bis LSRL
dice que las participaciones sociales sin derecho de voto “se regirán,
en cuanto le sea aplicable, por lo dispuesto en los artículos 90 a 92 de
la Ley de Sociedades Anónimas para las acciones sin voto”.
Por tanto, podemos afirmar que las participaciones sin voto no
quedarán afectadas por la reducción del capital social por pérdidas,
cualquiera que sea la forma en que se realice, sino cuando la reducción supere el valor nominal de las restantes participaciones. Si, como
consecuencia de la reducción, el valor nominal de las participaciones
sin voto excediera de la mitad del capital social desembolsado, deberá restablecerse esa proporción en el plazo máximo de dos años. En
caso contrario, procederá la disolución de la sociedad. Y que cuando
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en virtud de la reducción del capital se amorticen todas las participaciones ordinarias, las participaciones sin voto tendrán este derecho
hasta que se restablezca la proporción prevista legalmente con las
participaciones ordinarias.
Es decir, se hallará en causa de disolución toda sociedad limitada que
reduzca su capital con la finalidad de restablecer el equilibrio entre aquél
y su patrimonio disminuido por consecuencia de pérdidas y, como consecuencia de dicha operación, el valor nominal de sus participaciones
sin voto exceda de la mitad del capital social desembolsado, habiendo
transcurrido dos años sin que haya restablecido tal proporción.
¿La declaración de concurso constituye causa de disolución? La
respuesta es que tal declaración no constituye, por sí sola causa de
disolución, pero, añade la Ley “si en el procedimiento se produjera la
apertura de la fase de liquidación la sociedad quedará automáticamente disuelta” (artículo 104.2 LSRL). Se trata éste, de un supuesto
específico ya que en estos casos no se nombran liquidadores y la
liquidación de la sociedad se efectúa conforme a lo establecido en la
Ley Concursal.
A diferencia de lo que ocurre con las sociedades anónimas, no
existe para las sociedades limitadas la posibilidad de intervención del
Gobierno ante la decisión de una sociedad de disolverse, condicionándose de esta forma la voluntad de la mayoría de los socios.
Con las únicas excepciones del cumplimiento del término fijado en
los estatutos y de la decisión espontánea de la junta general, señala el
artículo 105.1 LSRL que la disolución de la sociedad limitada requerirá acuerdo de la junta general constituida según las normas generales
del artículo 53 (es decir: mayoría de los votos válidamente emitidos
siempre que representen al menos 1/3 de los votos correspondientes
a las participaciones en que se divida el capital y sin computar los
votos en blanco; si bien los estatutos podrán exigir un porcentaje de
votos favorables superior, sin llegar a la unanimidad y, además, el voto
favorable de un determinado número de socios).
Es importante indicar que incumbe a los administradores la obligación de “convocar la Junta General en el plazo de dos meses para
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que adopte el acuerdo de disolución o inste el concurso” y que cualquier socio podrá solicitar de los administradores la convocatoria si, a
su juicio, concurriera alguna de dichas causas de disolución, o concurriera la insolvencia de la sociedad, en los términos a que se refiere
la Ley Concursal.
La Ley de Sociedades de Responsabilidad Limitada deja bien clara
la preeminencia de la Junta General como órgano supremo de esta
clase de empresas al revestir expresamente a ese órgano de la facultad de (artículo 105.2 LSRL) “adoptar el acuerdo de disolución o aquél
o aquéllos que sean necesarios para la remoción de la causa”.
¿Qué ocurre si, siendo preciso, la Junta no fuera convocada, no se
celebrara, o no adoptara alguno de dichos acuerdos? Al igual que ocurre con las sociedades anónimas, “cualquier interesado podrá instar la
disolución de la sociedad ante el Juez de Primera Instancia del domicilio social”: se trataría de la disolución judicial.
Incumbe a los administradores la obligación de solicitar, en el plazo
de dos meses a contar desde la fecha prevista para la celebración de
la Junta, cuando ésta no se haya constituido, o desde el día de la
Junta, cuando el acuerdo hubiera sido contrario a la disolución o no
se hubiera adoptado, la disolución judicial de la sociedad cuando el
acuerdo social fuese contrario a la disolución o no pudiera ser logrado
(artículo 105.4 LSRL).
Nos remitimos a lo dicho para las sociedades anónimas (ya que el
artículo 105.5 LSRL es un calco del 262.5 LSA, en los vigentes redactados efectuados por la Ley 19/2005, de 14 de noviembre) en lo que
respecta al régimen de responsabilidad solidaria del órgano de administración en caso de incumplimiento de sus obligaciones de solicitar
la disolución, etcétera.
Una cuestión importante que distingue a las sociedades limitadas
de las anónimas es la relativa a la publicidad del acuerdo de disolución.
Hemos visto que la Ley de Sociedades Anónimas establece que se
publique un anuncio en el BORME y en uno de los diarios de mayor
circulación del lugar del domicilio social; pues bien, para las sociedades limitadas, no está prevista ninguna clase de publicidad.
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Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
Veamos, a continuación, cuál debería ser el contenido de los
acuerdos de una sociedad limitada que decide disolverse:
“Primero.- Disolver la Sociedad por concurrir la causa expresada en el artículo 104.1.d de la Ley de Sociedades de
Responsabilidad Limitada, es decir por falta de ejercicio de
la actividad que constituye su objeto social durante tres años
consecutivos.
Abrir el correspondiente período de liquidación y añadiendo
la Compañía, a su denominación, la expresión “en liquidación”, por lo que la denominación social pasará a ser la de
“Constructora Bodipo, S.L. (en liquidación)” y así lo hará
constar hasta su extinción o reactivación, en su caso, en
toda su documentación.
Segunda.- Cesar como Administrador Único de la Sociedad
a Don Adolfo Bodipo Díaz (a quien se le agradecen los servicios prestados y se le aprueba la gestión realizada hasta
el día de hoy) y, simultáneamente, nombrar y designar
como Liquidador de la misma, a Don Rodolfo Bodipo Díaz
(mayor de edad, vecino de Ourense, calle Octubre, nº 89,
titular del DNI nº 99.999.999-X), quien ostentará todas las
facultades legales y estatutariamente previstas para dicho
cargo y que, presente en este acto, acepta el cargo, comprometiéndose a desempeñar sus funciones bien y fielmente, declarando expresamente no hallarse incurso en
ninguna de las incompatibilidades establecidas en ninguna disposición legal.
Tercera.- Facultar a Don Rodolfo Bodipo Díaz para que, en
nombre y representación de la sociedad, comparezca ante
Notario y eleve a público los precedentes acuerdos, otorgando al efecto una o más escrituras públicas, incluso de
subsanación o rectificación en los términos más amplios, así
como para solicitar su inscripción, total o parcial, en los
Registros Públicos correspondientes, y realizar cuantas
actuaciones sean necesarias para el efectivo cumplimiento
de los mismos”.
294
David Siuraneta
12.3.LIQUIDACIÓN DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA
Como norma general, dice el artículo 266 de la Ley de Sociedades
Anónimas, “una vez disuelta la sociedad se abrirá el período de liquidación”, siendo las únicas excepciones “los supuestos de fusión o
escisión total o cualquier otro de cesión global del activo y el pasivo”.
Lo que ocurre en los casos de fusión o escisión total de una sociedad ha sido objeto del correspondiente análisis en anteriores capítulos
y a ellos nos remitimos y los otros supuestos de cesión global del activo y el pasivo son objeto de un estudio pormenorizado más adelante.
La Ley es clara al señalar que (artículo 267) “desde el momento en
que la sociedad se declare en liquidación” -lo cual no supone la automática desaparición de la misma- “cesará la representación de los
administradores para hacer nuevos contratos y contraer nuevas obligaciones” ocupando su lugar los liquidadores (que serán designados,
salvo disposición expresa de los estatutos al respecto, por la junta
general y siempre en número impar). No obstante, también dispone la
Ley que los antiguos administradores, si fuesen requeridos, deberán
prestar su concurso para la práctica de las operaciones de liquidación.
Recuérdese y téngase en cuenta que el hecho de que una sociedad se halle en liquidación no implica que no deba seguir celebrando
juntas generales: la Ley marca que, en ese período, “se observarán las
disposiciones de los estatutos en cuanto a la convocatoria y reunión de
juntas ordinarias y extraordinarias, a las que darán cuenta los liquidadores de la marcha de la liquidación para que acuerden lo que convenga al interés común” (artículo 271 de la Ley de Sociedades
Anónimas).
Además del liquidador (o liquidadores) es posible la existencia de
la figura del “interventor” cuya designación pueden solicitar accionistas que representen el 20 % del capital social o el sindicato de obligacionistas del Juez de primera instancia del domicilio social, con la
finalidad de que fiscalice las operaciones de liquidación (artículo 269
de la Ley de Sociedades Anónimas). También prevé la Ley (artículo
270) la intervención pública en la liquidación en circunstancias muy
excepcionales, mediante la designación, por parte del Gobierno, de
cuadernosprácticos
295
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
una persona que se encargue de intervenir y presidir la liquidación y
de velar por el cumplimiento de las leyes y de los Estatutos de la
Sociedad.
Las funciones y obligaciones de los liquidadores se desprenden de los
artículos 272, 273 y 275 de la Ley de Sociedades Anónimas y 248 del
Reglamento del Registro Mercantil, según los cuales incumbe a éstos:
296
-
Suscribir, en unión de los administradores, el inventario y
balance de la sociedad al tiempo de comenzar sus funciones con referencia al día en que se inicie la liquidación.
-
Llevar y custodiar los libros y correspondencia de la sociedad, y velar por la integridad de su patrimonio.
-
Realizar aquellas operaciones comerciales pendientes y las
nuevas que sean necesarias para la liquidación de la sociedad.
-
Enajenar los bienes sociales, en pública subasta si se trata
de inmuebles.
-
Percibir los créditos y los dividendos pasivos acordados al
tiempo de iniciarse la liquidación, así como exigir el pago de
otros dividendos hasta completar el importe nominal de las
acciones en la cuantía necesaria para satisfacer a los acreedores.
-
Concertar transacciones y arbitrajes cuando así convenga a
los intereses sociales.
-
Pagar a los acreedores y a los socios ateniéndose a las normas que se establecen en la Ley.
-
Ostentar la representación de la sociedad para el cumplimiento de los fines relacionados.
-
Hacer llegar periódicamente a conocimiento de los socios y
de los acreedores, por los medios que en cada caso se reputen más eficaces, el estado de la liquidación.
David Siuraneta
-
Si la liquidación se prolongase por un plazo superior al prevenido para la redacción del balance anual, formalizar y
publicar en el BORME un estado de cuentas que permita
apreciar con exactitud la situación de la sociedad y la marcha de la liquidación.
-
Finalizada la liquidación, formar el balance final (que será
censurado por los interventores, si hubiesen sido nombrados) y determinar la cuota del activo social que deberá
repartirse por cada acción.
-
Incluso después de disuelta y liquidada la sociedad y cancelados sus asientos, deben otorgar escritura pública de
adjudicación de la cuota adicional a los antiguos socios, que
presentarán a inscripción en el Registro Mercantil en el que
la sociedad hubiera figurado inscrita, siempre que aparezcan bienes o derechos titularidad de ésta. Se trata del
supuesto del “activo sobrevenido” contemplado en el artículo 248 del Reglamento del Registro Mercantil.
Conviene tener en cuenta que cuando una sociedad se halla en
liquidación, carece de sentido que su legal representante (en este
caso, el liquidador) lleve a cabo actuaciones que puedan ser interpretadas como no estrictamente dirigidas a lograr la extinción de la
Compañía. La Sentencia nº 810/2005 dictada por la Sala Civil del
Tribunal Supremo a 26 de enero de 2005 (Marginal 223189) ha
resuelto, en ese sentido, que
“Entre las facultades que el artículo 272 de la Ley de Sociedades
Anónimas concede a los administradores (liquidadores) no está
la de suscribir nuevos contratos que tiendan al mantenimiento
de la actividad social, sino aquellas que tienen como finalidad
sus desaparición en el mundo del tráfico mercantil”.
A título práctico, es interesante recordar que el artículo 243 del
Reglamento del Registro Mercantil dice que el nombramiento de los
liquidadores “podrá ser simultáneo o posterior a la disolución” y que
si efectúa sin fijación de plazo “se entenderá efectuado por todo el
período de liquidación”.
cuadernosprácticos
297
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
Hemos visto que una de las obligaciones de los liquidadores es
confeccionar un balance final el cual “se someterá, para su aprobación, a la junta general de accionistas, y se publicará en el Boletín
Oficial del Registro Mercantil y en uno de los periódicos de mayor circulación en el lugar del domicilio social” pudiendo ser impugnado por
el socio que se sienta agraviado (artículo 275 de la Ley de Sociedades
Anónimas).
La Ley establece, en sus artículos 276 y 277, las normas a las que
debe sujetarse el reparto del haber social y que, de forma resumida,
son las siguientes:
-
Transcurrido el termino para impugnar el balance sin que
contra él se hayan formulado reclamaciones o firme la sentencia que las hubiese resuelto, se procederá al reparto
entre los accionistas del haber social existente, ateniéndose
a lo que del balance resulte. Si alguna cuota no ha sido
reclamada en el término de los noventa días siguientes a la
publicación del acuerdo de pago se consignarán en depósito en el Banco de España o en la Caja General de Depósitos,
a disposición de sus legítimos dueños.
-
La división del haber social se practicará con arreglo a las
normas que se hubiesen establecido en los estatutos o, en
su defecto, a las fijadas por la junta general de accionistas
(que serán objeto de inscripción según establece el artículo
240 del Reglamento del Registro Mercantil) si bien, en todo
caso se tendrán en cuenta las siguientes:
• Los liquidadores no podrán repartir entre los socios el patrimonio social sin que hayan sido satisfechos todos los acreedores o consignado el importe de sus créditos.
• Cuando existan créditos no vencidos, se asegurará previamente el pago.
• El activo resultante después de satisfacer los créditos contra
la sociedad se repartirá entre los socios en la forma prevista
en los estatutos o, en su defecto, en proporción al importe
298
David Siuraneta
nominal de las acciones. Si todas las acciones no se hubiesen liberado en la misma proporción, se restituirá en primer
término a los accionistas que hubiesen desembolsado
mayores cantidades el exceso sobre la aportación del que
hubiese desembolsado menos y el resto se distribuirá entre
los accionistas en proporción al importe nominal de sus
acciones. En esta misma proporción sufrirán las eventuales
pérdidas en el caso de que el activo no baste para reembolsarles las aportaciones hechas.
Visto lo anterior, un ejemplo de acuerdos relativos a la liquidación
de una sociedad anónima puede ser el que sigue:
“Primero.- Aprobar el balance final de la sociedad “Dorante,
S.A. (en liquidación)” presentado por la Liquidadora Doña
María-Rosa Andrés Doblas, que será publicado en el en el
BORME y en uno de los diarios de mayor circulación del
lugar del domicilio social de la Compañía según dispone el
artículo 275 de la Ley de Sociedades Anónimas y que se
transcribe literalmente a continuación:
ACTIVO
Pérdidas de ejercicios anteriores . . . . . . . . .64.839’23,-€
TOTAL ACTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
PASIVO
Capital social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62.000.000,-€
Reservas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2.839’23,-€
TOTAL PASIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
Se hace constar, según lo que establece el artículo 274 de
la Ley de Sociedades Anónimas, que no han sido designados interventores. Asimismo se hace constar la expresa y
unánime aprobación del transcrito balance de liquidación
por parte de la totalidad de accionistas, quienes renuncian
cuadernosprácticos
299
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
expresamente en este acto a cuantas acciones de impugnación o reclamación que, respecto del mismo, les pudieran
corresponder.
Segundo.- Aprobar el informe completo que, sobre las operaciones liquidatorias, ha redactado y presentado la
Liquidadora en fecha 21 de mayo de 2006 y que los accionistas manifiestan expresamente conocer de antemano.
Tercero.- Hacer constar, en consecuencia, y aprobar, por
una parte, que la Sociedad carece de acreedores y, por otra
parte, que no corresponde cuota de activo social alguna a
las acciones que integran el total capital social de “Dorante,
S.A. (en liquidación)”, las cuales se hallan íntegramente
liberadas. Habida cuenta de la inexistencia de activo o
haber repartible alguno, se hace constar la unánime aprobación, en lo menester, de la no procedencia de división de
remanente social y de fijación de la forma en que se abonará la cuota de liquidación a cada acción.
Cuarto.- Declarar liquidada y extinguida la mercantil
“Dorante, S.A. (en liquidación)” y, simultáneamente, aprobar la gestión desarrollada hasta el día de hoy por la
Liquidadora Doña María-Rosa Andrés Doblas, a quien se le
agradecen los servicios prestados y se le aprueba la gestión
realizada hasta el día de hoy.
Quinto.- Sin perjuicio de lo anterior, facultar expresamente a
Doña María-Rosa Andrés Doblas para que, en nombre y
representación de la sociedad, comparezca ante Notario y
eleve a público los precedentes acuerdos, otorgando al efecto una o más escrituras públicas, incluso de subsanación o
rectificación en los términos más amplios, así como para
solicitar su inscripción, total o parcial, en los Registros
Públicos correspondientes, y realizar cuantas actuaciones
sean necesarias para el efectivo cumplimiento de los precedentes acuerdos; muy especialmente, para proceder a la
publicación de los anuncios a los que se refiere el artículo
275 de la Ley de Sociedades Anónimas, en el BORME y en
300
David Siuraneta
uno de los diarios de mayor circulación del lugar del domicilio social de la Compañía”.
Pese a que los acuerdos se adopten en Junta General universal y
con el voto unánime de los accionistas e incluso si éstos renuncian a
las acciones de impugnación del balance que les otorga la Ley, es preciso otorgar publicidad al acuerdo de liquidación, si bien, en las circunstancias expresadas no será necesario esperar plazo alguno para
otorgar la escritura.
En cualquier caso, el anuncio mencionado debería tener el siguiente tenor literal:
DORANTE, S.A.
(en liquidación)
La Junta General Extraordinaria de la Sociedad celebrada
con el carácter de universal el pasado 1 de junio de 2006
aprobó por unanimidad el siguiente balance final de liquidación, presentado por la Liquidadora, Doña María-Rosa
Andrés Doblas:
ACTIVO
Pérdidas de ejercicios anteriores . . . . . . . . .64.839’23,-€
TOTAL ACTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
PASIVO
Capital social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62.000.000,-€
Reservas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2.839’23,-€
TOTAL PASIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
Asimismo, se aprobó por unanimidad el informe completo
que, sobre las operaciones liquidatorias, redactó y presentó
la Liquidadora del que resulta la total inexistencia de haber
cuadernosprácticos
301
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
repartible y la consiguiente no procedencia de división de
remanente social y de fijación de la forma en que se abonará la cuota de liquidación a cada acción.
En consecuencia, se declaró liquidada y extinguida la mercantil “Dorante, S.A. (en liquidación)” y se aprobó la gestión
desarrollada por la Liquidadora Doña María-Rosa Andrés
Doblas.
Santa Cruz de Tenerife, 15 de junio de 2006.- La Liquidadora.
Conviene no olvidar que tras aprobarse el balance final, “los liquidadores deberán solicitar del Registrador Mercantil la cancelación de
los asientos referentes a la sociedad extinguida y depositar en dicho
Registro los libros de comercio y documentos relativos a su tráfico”
(artículo 278 de la Ley de Sociedades Anónimas).
La solicitud del depósito de los libros de comercio (es decir, libro
diario, libro de balances, libro de actas, etcétera) deberá efectuarse
mediante cláusula contenida en la propia escritura de liquidación o
por suscripción de una sencilla instancia con firma legitimada notarialmente en la que se relacionen todos y cada uno de los libros y
documentos que se entreguen, manifestando expresamente que son
los únicos que posee la sociedad.
A título práctico, téngase en cuenta que si la escritura de liquidación se califica con defectos y, por tanto, se retira del Registro
Mercantil a efectos de su subsanación, en su caso, deberá igualmente procederse a retirar los libros que se hubieren depositado.
No obstante, el artículo 247 del Reglamento del Registro Mercantil
permite que en dicha escritura los liquidadores asuman el deber de
conservar los libros de comercio, la correspondencia, la documentación y los justificantes concernientes al tráfico de la sociedad, durante el plazo de seis años a contar desde la fecha del asiento de cancelación de la sociedad.
No es, por desgracia, infrecuente el supuesto de aquellas sociedades que, en el momento en que van a presentar la escritura de liqui-
302
David Siuraneta
dación en el Registro Mercantil advierten que han extraviado los libros
de comercio: ¿significa ello que no podrán inscribir la liquidación y, por
tanto, no lograrán la cancelación registral de la sociedad? El propio
artículo 247 del Reglamento del Registro Mercantil ofrece la respuesta al permitir que los liquidadores manifiesten expresamente, en la
propia escritura, que la sociedad carece de libros y que, por tanto, no
se depositarán.
12.4.LIQUIDACIÓN DE LA SOCIEDAD LIMITADA
El artículo 109.1 LSRL establece que ”la disolución de la sociedad
se abrirá el período de liquidación” sin excepción laguna, a diferencia
de la LSA que menciona como tales “los supuestos de fusión o escisión total o cualquier otro de cesión global del activo y el pasivo”.
La personalidad jurídica de la sociedad disuelta se mantiene y conserva mientras se lleva a cabo la liquidación, si bien debe añadir a su
denominación (como hemos hecho constar en el ejemplo ofrecido) la
expresión “en liquidación” (artículo 109.2 LSRL). Por tanto, es absolutamente lógica la previsión de que durante el período de liquidación
y salvo en las normas de la ley específicas de la liquidación se siga
aplicando la LSRL (artículo 109.3).
La Ley señala que (artículo 110.1) “con la apertura del cesarán en
su cargo los administradores”, recayendo el nombramiento como
liquidadores en quienes fueren administradores al tiempo de la disolución “salvo que se hubieren designado otros en los estatutos o que,
al acordar la disolución, los designe la Junta General” (artículo 110.1
LSRL y artículo 243.1 RRM).
La Ley de Sociedades Limitadas se distingue de la Ley de
Sociedades Anónimas en el extremo de regular en concreto qué ocurre en caso de fallecimiento o de cese del liquidador único, de todos
los liquidadores solidarios, de alguno de los liquidadores que actúen
conjuntamente, o de la mayoría de los liquidadores que actúen colegiadamente, sin que existan suplentes: en tales casos, cualquier socio
o persona con interés legítimo podrá solicitar del Juez de Primera
Instancia del domicilio social la convocatoria de Junta General para el
nombramiento de los liquidadores y, además, cualquiera de los liqui-
cuadernosprácticos
303
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
dadores que permanezcan en el ejercicio del cargo podrá convocar la
Junta General con ese único objeto (artículo 110.2 LSRL).
Pero es que si la Junta se convoca pero no procede al nombramiento de liquidadores, “cualquier interesado podrá solicitar su designación al
Juez de Primera Instancia del domicilio social” (artículo 110.3 LSRL).
Evidentemente, este interesado tendría siempre la posibilidad de accionar contra todas aquellas personas que, teniendo la obligación de hacerlo, hubiesen adoptado una actitud pasiva, en reclamación de los daños
y perjuicios que tal actitud le hubiese irrogado.
El régimen, las funciones y obligaciones de los liquidadores se desprenden de los artículos 110 y siguientes 114 de la Ley de Sociedades
de Responsabilidad Limitada y 243 a 248 (ambos inclusive) del
Reglamento del Registro Mercantil, según los cuales:
·
Por lo que respecta al plazo de duración del cargo, al igual
que lo previsto para los administradores (artículo 60.1), el
artículo 111 LSRL establece que “salvo disposición contraria de los estatutos, los liquidadores ejercerán su cargo por
tiempo indefinido”. Si nada se dice al respecto, se entiende
que el nombramiento se efectúa por plazo indefinido (artículo 243.2 RRM).
No obstante, la Junta General sigue ostentando la facultad
de separar a los liquidadores del cargo en cualquier
momento “aún cuando no conste en el orden del día”.
Además, téngase en cuenta que la Ley no desea que la
liquidación de una sociedad limitada se prolongue indefinidamente, por lo que ha previsto que “transcurridos tres
años desde la apertura de la liquidación sin que se haya
sometido a la aprobación de la Junta General el balance
final de liquidación, cualquier socio o persona con interés
legítimo podrá solicitar del Juez de Primera Instancia del
domicilio social la separación de los liquidadores”.
Salvo que exista causa que justifique la dilación y siempre
previa audiencia de los liquidadores, se acordará –con
304
David Siuraneta
carácter irrecurrible- la separación de éstos y el simultáneo
nombramiento de aquella persona o personas que tenga por
conveniente, fijando su régimen de actuación (artículo
111.2 LSRL). La separación de los liquidadores designados
judicialmente no podrá ser acordada por la Junta General
sino que sólo podrá ser decidida por el propio Juez, a solicitud fundada de quien acredite interés legítimo.
·
En segundo lugar, si nos fijamos en el poder de representación de los liquidadores, diremos que el mismo se extiende
a todas aquellas operaciones que sean necesarias para la
liquidación de la sociedad y que corresponderá a cada uno
de ellos individualmente (de haber más de uno) salvo disposición contraria de los estatutos.
·
En tercer lugar, atendiendo en general al régimen jurídico de
los liquidadores, la LSRL sigue a grandes rasgos la LSA
cuando afirma que salvo que se opongan a los preceptos
específicos relativos a ese órgano, “serán de aplicación las
normas establecidas para los administradores”.
·
En cuarto lugar, por lo que respecta a sus obligaciones y
funciones, debemos tener en cuenta los artículos 115.1,
116 y 118 LSRL, de cuya lectura se desprende que incumbe a los liquidadores:
-
Velar por la integridad del patrimonio social y llevar la contabilidad de la sociedad
-
Formular, en el plazo de tres meses a contar desde la apertura de la liquidación, un inventario y un balance de la
sociedad con referencia al día en que se hubiera disuelto y
si la liquidación se prolonga -como es habitual- por un plazo
superior al previsto para la aprobación de las cuentas anuales, presentar para su examen por parte de la Junta General,
dentro de los seis primeros meses de cada ejercicio, un
estado anual de cuentas y un informe pormenorizado que
permitan a los socios apreciar con exactitud la situación de
la sociedad y la marcha de la liquidación
cuadernosprácticos
305
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
-
Concluir las operaciones pendientes y realizar las nuevas
que sean necesarias para la liquidación de la sociedad.
-
Percibir los créditos y pagar las deudas sociales.
-
Enajenar los bienes sociales.
-
Comparecer en juicio y concertar transacciones y arbitrajes,
cuando así convenga al interés social.
-
Satisfacer a los socios la cuota resultante de la liquidación.
Salvo disposición contraria de los estatutos sociales, la cuota
será proporcional a la participación de cada socio en el capital.
Salvo acuerdo unánime de la Junta, los socios tendrán derecho
a percibir en dinero la cuota resultante de la liquidación.
No obstante, los estatutos podrán establecer en favor de alguno o varios socios el derecho a que la cuota resultante de la
liquidación les sea satisfecha mediante la restitución de las
aportaciones no dinerarias realizadas o mediante la entrega
de otros bienes sociales, si subsistieren en el patrimonio
social, que serán apreciadas en su valor real al tiempo de
aprobarse el proyecto de división entre los socios del activo
resultante. En este caso, los liquidadores deberán enajenar
primero los demás bienes sociales y si, una vez satisfechos los
acreedores, el activo resultante fuere insuficiente para satisfacer a todos los socios su cuota de liquidación, los socios con
derecho a percibirla en especie deberán pagar previamente
en dinero a los demás socios la diferencia que corresponda.
Téngase en cuenta que los liquidadores no podrán satisfacer la cuota de liquidación sin la previa satisfacción a los
acreedores del importe de sus créditos o sin consignarlo en
una entidad de crédito del término municipal en que radique el domicilio social.
-
306
Confeccionar, concluidas que sean las operaciones de liquidación, un balance final, un informe completo sobre dichas
David Siuraneta
operaciones y un proyecto de división entre los socios del
activo resultante todo lo cual será sometido a la aprobación
de la Junta General, que no deberá ser objeto de publicidad
alguna y que podrá ser impugnado por los socios que no
hubieren votado a favor del mismo en el plazo de dos meses
a contar desde la fecha de su adopción (artículo 118.2
LSRL).
-
Otorgar, a fin de su inscripción en el Registro Mercantil,
escritura pública de extinción de la sociedad (junto con el
balance final de liquidación y la relación de los socios, en la
que conste su identidad y el valor de la cuota de liquidación
que les hubiere correspondido a cada uno) que contendrá
las siguientes manifestaciones de los liquidadores:
• que ha transcurrido el plazo para la impugnación del acuerdo sin que se hayan formulado impugnaciones, o que ha
alcanzado firmeza la sentencia que las hubiera resuelto
• que se ha procedido al pago de los acreedores o a la consignación de sus créditos
• que se ha satisfecho a los socios la cuota resultante de la
liquidación o consignado su importe.
-
Incluso una vez cancelados los asientos relativos a la sociedad:
• si aparecieran bienes o derechos sociales (“activo sobrevenido”), adjudicar a los antiguos socios la cuota adicional que
les corresponda, previa conversión de los bienes en dinero
cuando fuere necesario
• formalizar actos jurídicos en nombre de la sociedad extinguida a fin de dar cumplimiento a requisitos de forma anteriores a tal hecho.
No está prevista para las sociedades limitadas la existencia de la
figura del “interventor”, a diferencia de lo establecido en la Ley de
cuadernosprácticos
307
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
Sociedades Anónimas (artículo 269 LSA), así como tampoco existe
una eventual actuación del Gobierno en aras a la continuación de la
empresa que hubiere acordado su disolución y liquidación (artículo
265 LSA).
Vale para las sociedades limitadas todo lo dicho en sede de sociedades anónimas respecto de la obligación de solicitud del depósito de
los libros de comercio.
12.5.LIQUIDACIÓN DE SOCIEDADES SOMETIDAS A LA LEY DE LA
EDIFICACIÓN
Procedemos ahora a tratar específicamente la liquidación de aquellas sociedades –con independencia de si son anónimas o limitadas- a
las que, por tener la consideración de “agentes de la edificación”, les
es de aplicación la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación
de la Edificación (publicada en el Boletín Oficial del Estado de 6 de
noviembre).
Esta norma establece un régimen de responsabilidad propio y
estricto de los agentes que intervienen en el proceso de la edificación
los cuales, a menudo, adoptan la forma de sociedad, como es el caso
de la empresas de construcción o de las promotoras de viviendas,
entendiendo por éstas no sólo al promotor en sentido estricto, sino
también al “gestor de cooperativas o de comunidades de propietarios
u otras figuras análogas” (artículo 17.4).
La Ley determina el régimen de responsabilidad civil de cada uno
de los agentes que intervienen en el proceso de construcción de un
edificio de carácter permanente (o, lo que es lo mismo, en el proceso
de edificación)fijando en dos años el plazo de prescripción de las
acciones para exigir la responsabilidad prevista al promotor, al proyectista, al constructor, al director de obra y al director de la ejecución de
la obra como consecuencia de los daños materiales dimanantes de los
vicios o defectos (artículos 17 y 18 de la Ley 38/1999).
Asimismo, para garantizar los daños materiales ocasionados por
vicios y defectos de la construcción, la Ley dispone (artículo 19) que
los agentes que intervienen en el proceso constituyan determinadas
308
David Siuraneta
garantías, materializadas en la suscripción de pólizas de seguro de
daños o de caución, según se detalla en el mencionado artículo.
Pues bien, en palabras de la propia Exposición de Motivos de la
Ley “con el fin de evitar el fraude a los adquirentes se exigen determinados requisitos que acrediten la constitución del correspondiente
seguro para la inscripción de escrituras públicas y la liquidación de las
sociedades promotoras”.
Por tanto, si la sociedad que vaya a liquidarse tenía en su objeto
social, de forma exclusiva o no, la actividad de promoción de obras
de edificación (en otras palabras, según el artículo 9.1 de la Ley, si la
sociedad en cuestión se dedicaba a decidir, impulsar, programar y
financiar, con recursos propios o ajenos, las obras de edificación para
sí o para su posterior enajenación, entrega o cesión a terceros bajo
cualquier título) deberá tenerse en cuenta que, junto con la escritura
de liquidación, deberá presentarse en el Registro Mercantil una instancia (que puede protocolizarse con la escritura) en la que el
Liquidador manifieste bajo su responsabilidad y a los efectos de lo
establecido en el artículo 20.2 de la Ley 38/1999:
-
O bien que la sociedad liquidada no ha promovido ninguna
edificación respecto de la cual deban prestarse garantías en
los términos exigidos por dicha Ley
-
O bien que respecto de las edificaciones promovidas por la
sociedad liquidada han transcurrido los plazos y han prescrito las acciones a que hace referencia dicha Ley
-
O bien que existen edificaciones promovidas por la sociedad liquidada respecto de las cuales todavía no han transcurrido los plazos de prescripción de las acciones a que
hace referencia dicha Ley, pero que se han constituido las
garantías a que obliga dicha norma, detallándolas.
Un ejemplo de este tercer supuesto puede ser el siguiente:
“Don Armando Rampas Calleja, mayor de edad, con
DNI/NIF nº 99.999.999-X, en su calidad de Liquidador
cuadernosprácticos
309
Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
Único de “Wrongemboyo, S.A. (en liquidación)”, con domicilio en Valladolid, Plaza de la Solidaridad, nº 9; inscrita en
el Registro Mercantil de esta provincia al Tomo 21, Folio 12,
Hoja 65; titular del CIF nº X-99.999:
MANIFIESTA bajo su responsabilidad y a los efectos de lo
establecido en el artículo 20 de la Ley 38/1999, de 5 de
noviembre, de Ordenación de la Edificación:
PRIMERO.- Que de las edificaciones promovidas por su representada respecto de las cuales no han transcurrido los plazos
de prescripción de las acciones a que se refiere el artículo 18
de la precitada Ley, se han constituido las garantías siguientes:
NOMBRE PROMOCIÓN
DATOS REGISTRALES
DATOS SEGURO
“Promoción Alegría”
Antonia Fuente, 5
Burgos.
RP. 1 Burgos; Hoja 9
Tomo 8, Folio 9
Seguro caución
contratado con
La Segura, S.A.
en fecha 1/9/05
SEGUNDO.- Que no existe ninguna otra promoción respecto
de las que deban prestarse garantías en los términos exigidos por la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación
de la Edificación.
Y para que conste, suscribo la presente en Valladolid, a 30
de noviembre de 2005”.
12.6.DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN SIMULTÁNEA
Hemos analizado la disolución y la liquidación como lo que son,
dos actos separados e independientes, pero lo cierto es que en no
pocas ocasiones las sociedades anónimas y limitadas adoptan, de
manera simultánea, ambos acuerdos; es decir, acuerdan disolverse y,
sin solución de continuidad, liquidarse.
Ello es perfectamente posible cuando no existe patrimonio que realizar, supuesto en el que carece de sentido dilatar el procedimiento,
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David Siuraneta
por lo que se ha venido aceptando, en la práctica, la disolución y
simultánea liquidación de las sociedades.
Un ejemplo de ello lo constituyen los siguientes acuerdos:
“Primero.- Declarar, al amparo del artículo 260.1.1º de la Ley de
Sociedades Anónimas, disuelta la sociedad anónima “Almosta,
S.A.” y abrir, en consecuencia, el correspondiente período de
liquidación y añadiendo la Compañía, a su denominación, la
expresión “en liquidación”, por lo que la denominación social
pasará a ser la de “Almosta, S.A. (en liquidación)” y así lo hará
constar en toda su documentación y en los anuncios que haya
de publicar por disposición legal o estatutaria.
Segundo.- Cesar al Administrador Único de la Sociedad, Don
Jorge Amat Amat (a quien se le agradecen los servicios prestados y se le aprueba la gestión realizada hasta el día de hoy)
y, simultáneamente, nombrar y designarlo como Liquidador
de la misma, quien ostentará todas las facultades legales y
estatutariamente previstas para dicho cargo y que, presente
en este acto, acepta el cargo, comprometiéndose a desempeñar sus funciones bien y fielmente, declarando expresamente no hallarse incurso en ninguna de las incompatibilidades establecidas en ninguna disposición legal.
Tercero.- (A)Aprobar el balance final de la sociedad
“Almosta, S.A. (en liquidación)” presentado en este acto
por el Liquidador, Don Jorge Amat Amat y que se transcribe
literalmente a continuación:
ACTIVO
Pérdidas de ejercicios anteriores . . . . . . . . .64.839’23,-€
TOTAL ACTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
PASIVO
Capital social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62.000.000,-€
cuadernosprácticos
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Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
Reservas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2.839’23,-€
TOTAL PASIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
(B)Se hace constar, según lo que establece el artículo 274 de
la Ley de Sociedades Anónimas, que no han sido designados interventores.
(C) Asimismo se hace constar la expresa y unánime aprobación
del transcrito balance de liquidación por parte de la totalidad
de accionistas, quienes renuncian expresamente en este
acto a cuantas acciones de impugnación o reclamación
que, respecto del mismo, les pudieran corresponder.
Cuarto.- Aprobar el informe completo que, sobre las operaciones liquidatorias, ha redactado y presenta en este mismo
acto el Liquidador, Don Jorge Amat Amat, y que los accionistas manifiestan expresamente conocer.
Quinto.- Hacer constar, en consecuencia, y aprobar, por una
parte, que la Sociedad carece de acreedores y, por otra
parte, que no corresponde cuota de activo social alguna a
las acciones que integran el total capital social de “Almosta,
S.A. (en liquidación)”, las cuales se hallan íntegramente
liberadas. Habida cuenta de la inexistencia de activo o
haber repartible alguno, se hace constar la unánime aprobación, en lo menester, de la no procedencia de división de
remanente social y de fijación de la forma en que se abonará la cuota de liquidación a cada acción.
Sexto.- Declarar liquidada y extinguida la mercantil
“Almosta, S.A. (en liquidación)” y, simultáneamente, aprobar la gestión desarrollada por el Liquidador, Don Jorge
Amat Amat, a quien se le agradecen los servicios prestados
y se le aprueba la gestión realizada.
Séptimo.- Sin perjuicio de lo anterior, facultar expresamente a
Don Jorge Amat Amat, para que, en nombre y representación
de la sociedad, comparezca ante Notario y eleve a público los
312
David Siuraneta
precedentes acuerdos, otorgando al efecto una o más escrituras públicas, incluso de subsanación o rectificación en los términos más amplios, así como para solicitar su inscripción, total
o parcial, en los Registros Públicos correspondientes, y realizar
cuantas actuaciones sean necesarias para el efectivo cumplimiento de los precedentes acuerdos; muy especialmente, para
proceder a la publicación de los anuncios a los que se refieren
los artículos 263 y 275 de la Ley de Sociedades Anónimas, en
el BORME y en uno de los diarios de mayor circulación del
lugar del domicilio social de la Compañía”.
No obstante, la posibilidad de la adopción conjunta de ambos
acuerdos no empece la necesidad de que se publiquen los correspondientes anuncios, si bien en ellos se refundirán las menciones
relativas a la disolución y a la liquidación de la empresa, como sigue:
DILSEY, S.A.
(en liquidación)
Disolución y simultánea liquidación de la sociedad
La Junta General Extraordinaria de la Sociedad celebrada con
el carácter de universal el pasado 1 de diciembre de 2005
acordó por unanimidad disolver la sociedad al amparo de lo
dispuesto en el artículo 260.1.1º de la Ley de Sociedades
Anónimas y, con apertura del correspondiente período de
liquidación, liquidarla, designando como Liquidador único de
la misma a Don Andrés Vicente Esteban, quien presentó el
siguiente balance final de liquidación:
ACTIVO
Pérdidas de ejercicios anteriores . . . . . . . . .64.839’23,-€
TOTAL ACTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
PASIVO
Capital social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62.000.000,-€
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Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
Reservas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2.839’23,-€
TOTAL PASIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64.839’23,-€
Asimismo, se aprobó por unanimidad el informe completo
que, sobre las operaciones liquidatorias, redactó y presentó
el Liquidador del que resulta la total inexistencia de haber
repartible y la consiguiente no procedencia de división de
remanente social y de fijación de la forma en que se abonará la cuota de liquidación a cada acción.
En consecuencia, se declaró liquidada y extinguida la mercantil “Dilsey, S.A. (en liquidación)” y se aprobó la gestión
desarrollada por el Liquidador Don Andrés Vicente Esteban.
Jaén, 15 de diciembre de 2006.- El Liquidador.
12.7.LA CESIÓN GLOBAL DEL ACTIVO Y DEL PASIVO
Hemos visto como una vez disuelta la sociedad anónima se abrirá
el período de liquidación y que las únicas excepciones a dicha regla
las constituyen, según la LSA, “los supuestos de fusión o escisión total
o cualquier otro de cesión global del activo y el pasivo” (artículo 266
de la Ley de Sociedades Anónimas).
En realidad, la Ley de Sociedades Anónimas se limita a enunciar la
existencia de unos supuestos de cesión global del activo y el pasivo
distintos de la fusión o de la escisión total pero lo cierto es que, en todo
su articulado, no es posible hallar la más mínima referencia a cuáles
pueden ser éstos.
La Dirección General de los Registros y del Notariado ha tenido
ocasión de pronunciarse respecto de esta materia en diversas resoluciones (así, la de 22 de mayo de 2002 publicada en el Boletín Oficial
del Estado de 18 de julio o la de 6 de mayo de 2004 publicada en el
BOE de 4 de junio) y, pese a las dudas que todavía existen al respecto, nuestro consejo es que si es una sociedad anónima la empresa que
vaya a acometer una operación como la que nos ocupa deberán cumplirse todos y cada uno de los requisitos que la Ley exige en los
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David Siuraneta
supuestos de fusión (lo que incluye, por tanto, la necesidad de que se
redacte y deposite un proyecto).
Las sociedades de responsabilidad limitada tienen, en su ley reguladora, un precepto (en concreto, el 117) que trata específicamente
de esta materia.
Por tanto, si nos hallamos ante la cesión global del activo y del pasivo de una sociedad limitada, deberemos tener presente el contenido
del mencionado artículo, según el cual la cesión global del activo y del
pasivo a uno o varios socios o terceros, fijando las condiciones de la
cesión, deberá ser acordada por la Junta General, con los requisitos y
la mayoría establecidos para la modificación de los estatutos.
Dicho acuerdo de cesión se publicará una vez en el Boletín Oficial
del Registro Mercantil y en un diario de gran circulación en el lugar del
domicilio social, con expresión de la identidad del cesionario o cesionarios.
En el anuncio se hará constar el derecho de los acreedores de la
sociedad cedente y de los acreedores del cesionario o cesionarios a
obtener el texto íntegro del acuerdo de cesión, así como el derecho de
los acreedores de la sociedad cedente y del cesionario o cesionarios a
oponerse a la cesión en las mismas condiciones y con los mismos
efectos previstos para el caso de fusión.
La escritura no podrá ser otorgada antes de que transcurra un
mes, contado desde la fecha del último anuncio publicado ya que,
durante ese plazo, los acreedores de la sociedad cedente y del cesionario o cesionarios podrán oponerse a la operación.
Por su parte, el artículo 246 del Reglamento del Registro Mercantil
establece que siempre que exista cesión global del activo y del pasivo,
“la cesión se hará constar en escritura pública otorgada por la sociedad cedente y por el cesionario o cesionarios” y que, para que la escritura pueda ser inscrita sin problemas, deberá acreditarse que el
acuerdo de cesión ha sido publicado en el BORME y en un diario de
gran circulación en el lugar del domicilio social, en cuyo anuncio “se
hará constar el derecho de los acreedores de la sociedad cedente y de
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Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
los acreedores del cesionario o cesionarios a obtener el texto íntegro
del acuerdo de cesión, así como el derecho de dichos acreedores a
oponerse a la cesión en el plazo de un mes”.
Además, añade, que al otorgarse la escritura la sociedad cedente
deberá declarar que no ha existido oposición de los acreedores y obligacionistas en el mencionado plazo de un mes o, en su caso, deberá hacerse constar “la identidad de quienes se hubiesen opuesto, el importe de
su crédito y las garantías que hubiere prestado el cesionario”.
Por otra parte, es perfectamente posible encontrarnos con que la
cesión global del activo y del pasivo tenga lugar a favor de la sociedad
matriz, es decir, el caso de una sociedad (unipersonal, lógicamente)
que cede su patrimonio a la sociedad propietaria de todo su capital.
A este supuesto hace referencia expresa el artículo 83.1.c) del Real
Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo (publicado en el Boletín
Oficial del Estado de 11 de marzo) por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, aplicable tanto a
sociedades anónimas como limitadas.
Dicho precepto establece que tendrá la consideración de fusión y la
somete a su mismo régimen fiscal toda operación en virtud de la cual “una
entidad transmite, como consecuencia y en el momento de su disolución
sin liquidación, el conjunto de su patrimonio social a la entidad que es titular de la totalidad de los valores representativos de su capital social”.
No obstante, entendemos que, desde un punto de vista mercantil,
se puede y debe distinguir entre lo que sería una “fusión impropia” y
una “cesión global de activo y pasivo a favor de la matriz”.
12.8.REACTIVACIÓN DE LA SOCIEDAD DISUELTA
¿Es posible acordar la reactivación de la sociedad (anónima o limitada) disuelta y, si es así, en qué supuestos y concurriendo qué condicionantes?
El artículo 242 del Reglamento del Registro Mercantil nos ofrece
cumplida respuesta a estos y otros interrogantes al fijar que “la ins-
316
David Siuraneta
cripción de la reactivación de la sociedad disuelta se practicará en virtud de la escritura pública que documente el acuerdo de reactivación”, detallando qué circunstancias, además de las generales, deben
constar en ésta para su inscripción en el Registro Mercantil.
En la escritura de reactivación debe constar, específica y concretamente:
-
“La manifestación de los otorgantes de que, en su caso, ha
desaparecido la causa de disolución que motivó el acuerdo
respectivo y que no ha comenzado el pago de la cuota de
liquidación a los socios” y, si la sociedad es anónima, de responsabilidad limitada o comanditaria por acciones, se hará
constar “que el patrimonio contable no es inferior al capital
social”.
En caso que se haya iniciado el pago de la cuota de liquidación, se entiende que “ya se ha llegado demasiado lejos”
y que no es posible “volver atrás”. Por su parte, si el patrimonio contable es inferior al patrimonio social, la sociedad
debe liquidarse.
-
“La fecha de publicación del acuerdo de reactivación en el
BORME o la de la comunicación escrita a cada uno de los
socios que no hayan votado a favor del acuerdo, si éste
diese lugar al derecho de separación”.
Por tanto, vemos que es necesario otorgar a la reactivación
una específica publicidad: un anuncio en el BORME.
-
“La declaración de los otorgantes sobre la inexistencia de
oposición por parte de los acreedores y obligacionistas o, en
su caso, la identidad de quienes se hubiesen opuesto, el
importe de su crédito y las garantías que hubiese prestado
la sociedad”.
Ello es así a fin de que el acuerdo no suponga un perjuicio
para los terceros y para evitar que la reactivación se emplee
como subterfugio para burlar a los acreedores de la sociedad.
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Operaciones societarias más frecuentes en la S.A. y en la S.L.
- “El nombramiento de los administradores y el cese de los
liquidadores”.
Puesto que la disolución acarrea la designación de liquidadores y puesto que se trata de dejar sin efecto la disolución,
es lógico que se exija que se recupere la figura del administrador.
Proponemos el siguiente ejemplo de acuerdos de reactivación de
una sociedad de responsabilidad limitada que se hallaba en liquidación:
“Primero.- Habida cuenta de la modificación del sustrato
personal de la sociedad operada como consecuencia de la
entrada en el capital del grupo familiar Rivas y siendo la
voluntad unánime de los actuales socios reiniciar la actividad de la Compañía se acuerda reactivar la sociedad
“Nothomb, S.L.”.
Puesto que la disolución de la sociedad había sido adoptada de forma voluntaria y espontánea por parte de los socios
al amparo del artículo 104.1.b de la Ley de Sociedades de
Responsabilidad Limitada, se entiende, en lo menester,
como desparecida la causa que motivó el acuerdo tomado
en su día.
Se hace constar expresamente, a los efectos oportunos, que
la operación aquí acordada se adecua estrictamente a la
vigente legalidad, atendido que no se había iniciado aún el
pago de las cuotas de liquidación y que el patrimonio contable no es inferior y, por tanto, cubre el capital social que
se halla íntegramente desembolsado.
Con independencia de que se dé cumplimiento a aquello
que dispone el artículo 242 del Reglamento del Registro
Mercantil y se proceda, por tanto, a publicar el preceptivo
anuncio en el Boletín Oficial del Registro Mercantil, se deja
constancia de que, de la documentación social se desprende que no existen acreedores sociales ni obligacionistas.
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David Siuraneta
Segundo.- Cesar, en consecuencia, al Liquidador único de la
Sociedad, Don Juan Hernando Berraondo (a quien se le
agradecen los servicios prestados y se le aprueba la gestión
realizada hasta el día de hoy) y, simultáneamente, nombrar
y designar como Administrador Único de la misma, por
plazo indefinido y con carácter gratuito, a Don Carmelo
Rivas De la Hija (mayor de edad, casado en régimen de
separación de bienes, vecino de Cuenca, calle Comercio, nº
89, con DNI/NIF nº 99.999.999-X), quien ostentará todas
las facultades legales y estatutariamente previstas para
dicho cargo y que, presente en este acto, acepta el cargo,
comprometiéndose a desempeñar sus funciones bien y fielmente, declarando expresamente no hallarse incurso en
ninguna de las incompatibilidades establecidas en ninguna
disposición legal.
Tercero.- Sin perjuicio de lo anterior, facultar expresamente
a Don Carmelo Rivas De la Hija, para que, en nombre y
representación de la sociedad, comparezca ante Notario y
eleve a público los precedentes acuerdos, otorgando al efecto una o más escrituras públicas, incluso de subsanación o
rectificación en los términos más amplios, así como para
solicitar su inscripción, total o parcial, en los Registros
Públicos correspondientes, y realizar cuantas actuaciones
sean necesarias para el efectivo cumplimiento de los precedentes acuerdos; muy especialmente, para proceder a la
publicación del anuncio en el BORME al que se refiere el
artículo 242 del Reglamento del Registro Mercantil”.
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