AÑO XIV PAMPLONA 24 de Mayo de 1908 DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN NÚM. Con censura eclesiástica i8liofeca Cafóíico-^ropagandisfa n TEJERÍA, 40, 2.°, PAMPLONA MANZANA DE DISCORDIA N obstáculo gravísimo se ha interpuesto en el camino de ese movimiento asombroso {y tan simpático cuanto temible para los gobiernos liberales, que son los causantes de todas las desdichas de la patria) conocido con el nombre de Solidaridad catalana, formada por gentes de distintas procedencias y colores, ninguna de las cuales perdió su particular significación al Formar parte del todo, enderezado á tan alto fin, cual es el de reivindicar la personalidad de las regiones españolas y combatir al odiado y entronizado centralismo. Haciendo las naturales diferencias de tiempo y lugar, alguien comparó tal unión circunstancial con la de los fervorosos católicos españoles y los soberbios y escépticos protestantes ingleses, cuando nuestra gloriosa guerra de la Independencia. Allí se peleaba contra aquel gran bandolero de cetros y coronas que se llamó Napoleón; aquí se lucha contra ese gran bandolero de derechos y prerrogativas regionales, fundadas en el derecho natural y en la secular constitución de España, que se llama el Estado moderno. Pero cierto es que si aquellos ingleses que fueron nuestros auxiliares y amigos en la guerra de la Independencia, se hubieran convertido de pronto en saqueadores de iglesias, profanando el culto católico, burlando los más caros sentimientos de los españoles, atropellando y violando conventos y residencias religiosas, como lo hicieron los 317 izq." brutales soldados de Napoleón, no lo hubiesen sufrido nuestros padres y abuelos, y la guerra intestina, mil veces más funesta que la de la Independencia, hubiera brotado por todas partes inutilizando los más generosos esfuerzos de sangre y dinero por la independencia patria. Y algo parecido está ocurriendo ahora; como la cabra tira al monte, y el puro amor á las reivindicaciones regionales, prescindiendo del amor á la religión y de la debida gloria á Dios, no tiene la eficacia de ningún sacramento, los izquierdistas solidarios del Ayuntamiento de Barcelona, en unión y concordia con los más calificados impíos y revolucionarios, quieren que se apruebe un titulado presupuesto de cultura, una de cuales bases es la escuela neutral y bisexual, es decir, la escuela sin Dios y con promiscuidad de sexos, para que niños y niñas vayan desde su tierna edad perdiendo las dos joyas preciosas de la existencia: la fe y la vergüenza'- Este acuerdo del Ayuntamiento ha levantado fervorosa protesta entre los católicos barceloneses y aun de todo el principado, y prevaliéndose de ello el alcalde de Barcelona, nombrado de real orden, ha suspendido el acuerdo del Ayuntamiento, con lo cual y con las manifestaciones en pro y en contra del proyecto, Cataluña, gran condado, como dicen en la "canción de los segadores,,, va camino de convertirse en el campo de Agramante. ¡Juicio! ¡juicio á toda costa! gritan los catalanistas equidistantes; que esta división sólo puede conducir á resucitar los viejos partidos del turno, muertos y enterrados en Cataluña, y á dar fuerzas á la revolución desmandada, representada por los partidarios, de Lerroux y los émulos de Rull, el de las bombas. ¡Adelante con los faroles, con la neutralidad y la bisexualidad! gritan los de la izquierda, á quien hacen coro todos los periódicos liberales de España. Y los católicos, azuzados por muchos elementos que ven con buenos ojos la rup- 110 v. LA AVALANCHA tura del bloque que dio al traste con la tiranía oficial, repiten en variedad de tonos aquello que dice un personaje de una novelita del P. Coloma: "Hasta la puerta del Infierno acompaño yo á mis amigos; pero de allí no paso,,. Ó séase: dificililla cosa es andar entre lobos y no enseñarse á aullar; pero imposible permanecer mudos cuando el lobo hace de las suyas y presenta proyectitos tan cultos como el que, corrompiendo á la niñez, prepara una juventud sin freno de remordimiento y sin norma segura de sus actos, pie y fundamento para convertir la sociedad en un infierno. Y es que hay un regionalismo á la inglesa, ó á lo yanqui, ó á lo modernista, que quiere prescindir de la gran batalla del mundo, comenzada en el Paraíso terrenal y solemnemente confirmada por el anciano Simeón cuando, al tomar en brazos á Jesucristo Nuestro Señor, dijo que "había sido puesto para ruina de unos y resurrección de otros,,. Y es que se quiere olvidar por muchos aquel soberano orden y prelación de afectos que sintetiza nuestra historia de España, desde Recaredo acá, en aquellas palabras: el rey para la patria (y para la región), la patria (ó la región) y el rey para Dios. Y es que se repite la frase de Proudhon cuando se extrañaba de que en e! fondo de toda cuestión política existiese la religiosa, á lo cual contestó nuestro Donoso que aquí lo único extraño era la extrañeza dei socialista francés. Porque pasarán los modernos partidos y alianzas, se habrá perdido la memoria de las cuestiones que ahora dividen á los hombres, y continuará siendo de actualidad permanente, odio del Infierno y amor de los amores de los buenos, Aquel que dijo de sí mismo, y el único que lo podía decir: —Yo soy camino, verdad y vida. ¡En todo! ' * ESTANISLAO. RESPUESTAS POPULARES La fuente de donde brotan con mayor abundancia las cenagosas aguas de la incredulidad es, sin duda, según lo reconocen log sabios, la corrupción del corazón. Él uso excesivo de los'deleites sensuales turba lamente y no deja concebir nada que no sea carnal y animal; entretenidos los afectos del corazón con la inmundicia, no pueden dirigirse á la fe, que es purísima; y sobre todo, la necesidad de no creer las verdades de la fe para no concebir temor á los castigos de la vida futura, aguza el ingenio para rebuscar razones que puedan persuadir que la fe no es más que una ficción. Si yo tuviese que hablar confidencialmente con uno de esos incrédulos, tratarla de convencerle de este modo: Aseguráis que no podéis creer; vamos, decidme francamente, ¿cuánto tiempo hace que 03 combaten dudas tan graves? ¿AcaBo en los primeros años de vuestra juventud, cuando erais, morigerado sobrio y casto, y pasabais los días cou tanta tranquilidad ó inocencia? ¡Ah! no: entonces vuestra fe OB parecía muy bella, y no os cansabais de ensalzar sus glorias. Os embelesaba verla levantarse con majestad entre las ruinas de la idolatría, que había subyugado, saliendo ilesa de las hachas de los procónsules ó emperadores que querían ahogarla en sangre. La veíais luchar contra el orgullo, la avaricia, la lujuria, todos los vicios y abominaciones, que trataban de impedir su marcha triunfal, pero la fe, siguiendo impávida su camino, superaba todos loa obstáculos, convirtiendo los disolutos en castos, los soberbios en humildes, en amantes del cielo á los que sólo suspiraban por los bienes de la tierra; y no bastando ya ningún otro medio pora detener sus pasos agigantados, se empleó el hierro, y se vieron excresos de crueldad y de horror. Pero ¡ahí entonces principian sus glorias y sus triunfos. Caía una víctima, y otras ciento se levantaban impávidas para ocupar su lugar: moría uno, y otros ciento envidiaban su felicidad. ¿Os acordáis de aquellas dulces memorias, que tal vez os han hecho derramar lágrimas, de una Cecilia, de una Águeda, de una Inés, de un Primo, de un Vito, de un Valeriano y de otros innumerables, ó delicadas doncellas, ó niños inocentes, que corrían volando á la presencia de los procónsules enfurecidos, y con el corazón lleno de Jesucristo, y con el ánimo lleno de júbilo por la esperanza del próximo martirio, los desafiaban á preparar las sierras, aguzar las navajns, derretir los plomos, afilar los garfios, irritar los leones, para que así fueran, más cruelmente murtirizHdoB? ¡Cuánto os conmoverían entonces esas piadosas y tiernas narraciones! Y después, cuando embotadas ya las espadas de los verdugos, principiaron en los siglos posteriores á perseguirla los herejes, se os presentaba un nupvo espectáculo: veíais levantarse en Oriente y Occidente los ingenios más esclarecidos, las «lmas más generosas, los santos más perfectos para defender la fe y combatir aquellos monstruos hasta arrojarlos al abismo, de donde habían salido. Admirabais cómo esa misma fe llenaba los valles más profundos de santos anacoretas; poblaba los bosques más incultos de fervorosos tuonges; santificaba los riscos más inaccesibles con austeros penitentes, colmando al mundo de portentos y maravillas. ¡Oh! entonces la fe se presentaba á vuestra vista como ea realmente eu sí misma, ilustre por sus profecías, gloriosa por sus milagros, esclarecida por sus mártires, santa por sus obras y bendecida por todas las naciones: contemplabais con júbilo cómo navegando sobre la barquilla do Pedro seguía impávida su curso en medio de escollos, corrientes y tempestades, siu concebir siquiera el temor do sumergirse jamás. Tildo esto y mucho más se ofrecía entonces á vuestra vista; y á deciros alguno que un día seríais enemigo de la fe, os hubierais entonces llenado de horror. Pero ¡ay! más tarde os asaltaron pasiones violentas, y no habiéndolas domado al principio, crecieron, se robustecieron y se apoderaron de vuestro corazón. Tal vez os levantasteis de vuestras caídas; pero cansado al fin de combatir, principiasteis á retiraros de la Iglesia, á dejar la oración, los Sacramentos, los ejercicios de piedad, que os parecían inconciliables con el desahogo de vuestras pasiones. Para acallar los remordimientos de vuestra conciencia 09 entregasteis á la disipación, á las lecturas inmorales é irreligiosas, para ver si lograbais poner en duda la fe que os amenazaba con el infierno. Asociándoos después con compañeros del mismo temple, y creciendo cada día más la disolución de vuestras costumbres, habéis llegado por último al punto de poder dudar internamente de vuestra fe, en ciertos momentos en que vuestro corazón se halla agitado como un mar tempestuoso, y aun de jactaros externamente de vueBtra incredulidad. Este es, concluiría finalmente, este es el camino que habéis seguido para llegar á ser incrédulo. Yo no sé qué me respondería ese infeliz; pero más de uno que ha querido ser sincero, ha confesado ingenua* mente que esta era la historia verdadera de su triste corazón. Por lo cual, resumiendo en pocas palabras lo que hasta aquí hemos dicho, aquella fórmula: Yo no puedo creer, mi razón me lo prohibe, se convierte en la siguiente: Yo no puedo creer, porque una ignorancia brutal no me deja levantar los ojos de la tierra al cielo, ó porque el orgu- lio me ha trastornado la razón, ó porque los vicios hau sumergido mi corazón en el fango; de ahí proviene que no puedo hacer lo que la sana razón me aconseja, me manda y me inculca, aun con pena de ser desgraciado eu el tiempo y más todavía en la eternidad. EL lector con- LA AVALANCHA 111 — Para tener una vida de lujo y ostentosaa vanidades, no lo niego. —¿Vas á desposarte con la pobreza, como San FranP. SEGUNDO FRANCO, & J. cisco de Asís? Mira que no puede ser, que es hembra. —No llega á tanto mi virtud; pero sin desdecir de mi rango, desearía yo que mi hogar fuese un reflejo del hogar de Nazareth... (no te rías, burlona mía) no por la pobreza y el trabajo, aunque tampoco había de excluir á éste, sino por la paz, unión y relativo apartamiento del mundo. En una palabra: si me caso tiene que ser para que sea yo ama de mi casa, mujer de mi marido y madre de mis hijos, si me los concediera el Señor. —Pues ¿quién había de impedírtelo, boba? UEKTA, Blanca, cuenta, que me está —La vida del gran mundo, la vida moderna; ese andar interesando eso sobremanera; dejade feBtín en festín y de sarao en sarao; ese disgregamienremos este vala, yo lo sacrifico gusto de la familia, donde cada individuo anda por su lado, tosa por oírte; tú nada tienes que say hasta en la mesa, si se reúnen es á la vista de importucrificar, pues no te gusta el baile; nos parásitos y molestos servidores. vamonos á aquel ángulo del salón; —Pero la sociedad, el rango, tienen sus exigencias. ocultas entre aquellas orquídeas, —Las admito como excepción, no como norma habinadie se ocupará de nosotras y potual do vida. dremos hablar con toda libertad. —¿De dónde has sacado esas ideas que no me atrevo Y esto diciendo, la donosísima Elá graduar de cursis por temor de ofenderte? vira Fuentes tomó de la mano á la condesita del Vivar, —De mí miBma: me las inspira la necesidad que tiene dirigiéndose ambas al sitio indicado. mi corazón de amar —¿Con que, de* y ser amado, Jas concías ?—interrogó, cibe mi alma que nauna vez tomaron turalmente aspira á asiento en artísticos la paz, la felicidad y taburetes, que cuiel bien, que no comdaron de aproximar prendoenel tumulto al vano del balcón déla vida mundana. para noserviBtas.— —Me parece pueY rectificando, añades esperar sentada dió:—Mira, Blanca, al fénix de los marivuelve á comenzar dos, si hade comparesa novela romántitir tus ideas. ca, que hubiera hecho las delicias de —Esperaré indefinuestras abuelas, penidamente. ro que á mí también —Hasta que te me encanta por lo enamores de alguno exótica, inusitada y de tus muchos adoexcéntrica, en estos radores. tiempos del realismo —No puedo enay el eonfort. morarme de quien no me ama. —No una novela, objetó Blanca son—¡Qué cabezona riendo, sino á lo sueres, hija!... pero simo un capítulo sin gue, sigue con tu nocontinuación ni desvela. enlace; pero, así y —Salimos para el COMEDOR DE LAS CANTINAS ESCOLARES todo, escucha. En Vernet, y le dije á (fotografía de J), %> ?. y £., ?bro.) • \ cuanto los médicos Ceferina: ¿Ha oído dijeron á papá que usted el dictamen de para asegurar mi curación, después de aquella pulmonía los médicos, que uo se me ha de contradecir en nada, y formidable, convenía pasara lo que de invierno quedaba el encargo de papá, de que me tiene usted que dar gusto en el sanatorio de Vernet les Bains, formé el propósito de en todo? ir á Lourdes. Papá, engolfado en la política, no podía —Ciertamente, respondió mi aya. acompañarme; aalí por consiguiente con mi aya (Merina —Pues al llegar al balneario, usted será la condesita Balari, lo cual quiere decir que yo mandaba en jefe. Dedel Vivar, y yo su señorita de compañía, Ceferina Balari, terminé y dispuse fuésemos á Lourdes lo primero. huérfana de un jefe del ejército. , —¿Y consintió? —Y en vez de pedirle á la Virgen que te pusiera bue—Por fuerza. ' na...—interrumpió Elvira con una carcajada. —¿No temiBte ser conocida? —Si buena ya lo estaba completamente; lo del Vernet —Confiaba que nadie de Madrid iría al Vernet. me lo recetaron por lujo; salud y riquezas me sobran; pe—¿Y sucedió?... mi corazón necesita (quizás sea porque no tengo madre, —Lo que había previsto: todos los obsequios, todas las y mi papá, con todo ser muy bueno y quererme mucho, atenciones eran para Ceferina; ya sabes es joven aún, no se ocupa gran cosa de mí) otro corazón que sea mío y poco más de treinta años, bien parecida y esmeradamenme quiera porque halle la medida de la felicidad en mi te educada: bacía una condesita deliciosa que volvía locariño, no por ser yo millonaría ni condesa del Vivar. cos á aquellos jóvenes elegantes, casi todos franceses. En —Y ¿eso fné lo que le pediste á la Virgen? cambio nadie se fijaba en la modesta y obscura señorita —Sí, exactamente. de compañía. ¿Quieres prueba más decisiva de que todos —Pero, tonta, ¿por qué te emperras en que te han de mis pretendientes lo son del título y los millones? querer por tus millones y por tu título, ai los que te pre—Pero al fin uno te amó... tenden son ricos y nobles también? —Sí, el hijo del jardinero. —Pues para añadir una fortuna á otra y nobleza á —¿Y le correspondiste? —¿Cómo era posible? Si bien para que me fuese lícito —Lo cual es muy lógico y natural. vendrá conmigo en quo se puede usar algo mejor la razón, y conservar con máB ñrmeza la fe. AL VOLVER DE LOURDES <? ?¡'*[;í' - ••• . ¡i- LA AVALANCHA 112 .corresponderé, creo no me pesara haberme convertido en su igual. —Le diste esperanzas? ' —Ninguna; apenas se rae declaró, sellé su boca coa estas palabras: «Olvídeme usted; tengo compromiso.» Foco conmovida y satisfecha do haber inspirado un amor por mí, por mí sola, quíteme del cuello una preciosa medalla de la Virgen, que acababa de adquirir en Lourdes, y se la entregué dicióndole: —Guárdela en memoria de una buena amiga, y que la Santísima Virgen le depare una compañera que lo amo y haga dichoso. —Anda, mujer, me has conmovido tú también,—dijo Elvira enjugándose una lágrima.—¡Qué lástima—añadió—que el mozo no resultara al ñu un príucipe encantado, ó cosa por el estilo! AUBOHA LISTA. (Concluirá.) s i i. -. - • LATIFUNDIOS RADICALES os cuestiones de suma importancia suscitan en estos momentos acaloradas discusiones en el Parlamento y en la prensa. Una es el proyecto de ley de represión del terrorismo; la otra, la llamada neutralidad de la enseñanza. Al ocuparse los radicales de ambas cuestiones enseñan, una vez más, la oreja de su criterio estrecho, acomodaticio, ilógico y populachero, como lo demostraremos sucintamente en el presente artículo. En lo que concierne á las medidas preventivas contra el terrorismo se ofrece el deplorable espectáculo de que políticos gubernamentales, es decir, esperando que les llegue el turno para entrar á formar parte del gobierno de la monarquía, se opongan á la adopción de medidas encaminadas á robustecer el principio de autoridad, garantir el orden público y favorecer la ordenada constitución de la sociedad civil. Parece mentira que los hombres que confeccionaron la ley de jurisdicciones, calificada por muchos de represiva en exceso, combatan ese mismo criterio cuando se aplica á la comisión de delitos anarquistas ó á la propaganda de la acción terrorista, ya que desgraciadamente, á pesar del tan combatido proyecto de ley citado, la propaganda de las doctrinas demoledoras de los vínculos sociales quedará tan intangible como al presente, gracias al absurdo principio de que la inteligencia no delinque, y gracias también á la distinción sofística entre la ¿dea y el hecho. Este hecho singular, anómalo, de que los liberales y demócratas de la monarquía sigan, en cuanto al proyecto de represión del terrorismo, una política suicida porque les inhabilita para adoptar, una vez en el poder, medidas represivas contra el desorden, sólo tiene una explicación, poco satisfactoria moralmente hablando: la de halagar á los partidos revolucionarios, sin perjuicio de obrar con arreglo á las circunstancias cuando la Corona los llame á regir de nuevo los destinos de la nación. Según los moralistas, hay pecados de debilidad inherentes á la flaqueza humana, y pecados de malicia que son consecuencia de la perversidad en la intención. Debemos, como escritores católicos, decir la verdad desnuda: los pecados de debilidad de naturaleza ó de error de entendimiento son más perdonables que los que se cometen con un fin preconcebido, con premeditación y hasta con alevosía, bajo un interés calculado y un ideal positivamente utilitario. En este pecado incurren ios que, aceptando en su fuero interno la necesidad de prevenir la comisión de determinados delitos, se oponen cuando no son ministros ó autoridades á todo lo que signifique defensa del orden social, con el objeto de adquirir popula- ridad y contar con el apoyo de las masas revolucionarias, para en su día ejercer presión en altas esferas, en las que se dispone quiénes han de ser los hombres que se encarguen del poder. Pecan, igualmente, maliciosamente los periódicos del trust que á nombre de una libertad, á la que sólo estiman como artículo mercantil y cotizable, aparentan escandalizarse de la represión del terrorismo. Porque esas empresas periodísticas persiguen la información licenciosa, sin trabas, naturalista y efectista, en la que muchas veces la verdad de los hechos se supedita á la caja de la administración del periódico, con gravísimo detrimento de la moral. Esa prensa no derrama sus lágrimas porque la libertad de escribir se halle en peligro, pues por males de nuestros gobiernos podrán los escritores revolucionarios continuar disparatando contra Dios, la propiedad, el matrimonio, la sociedad civil y las sociedades religiosas; esa prensa toca á rebato porque sospecha que puede llegar el día en que se limite su información criminalista, y en ocasiones delincuente, que no siempre se funda en hechos cometidos, sino que frecuentemente se fabrica en las redacciones, atendiendo á impulsos de política vitanda ó á manejos puramente mercantiles. La otra cuestión, la neutralidad en la enseñanza, ha sido suscitada en el Congreso por el leader de la izquierda dinástica, el Sr. Canalejas, que está actuando como pontífice máximo del laicismo y del librepensamiento. El pretexto para exhibirse el jefe de los demócratas monárquicos bajo esta nueva evolución político-religiosa, ha sido el haber suspendido el alcalde de Barcelona un acuerdo, tomado por la mayoría de aquel Ayuntamiento, creando un presupuesto especial, llamado de cultura, para la creación de escuelas neutrales ó laicas, sin enseñanza religiosa, proyecto contra el que protestó la inmensa mayoría del vecindario barcelonés, primero en forma de instancia al municipio, con muchos miles de firmas; después en numerosos meetings á que asistieron representaciones nutridísimas de todas las clases sociales y fuerzas vivas de aquella industriosa y culta población. Pues bien; los radicales capitaneados por Canalejas han inaugurado una campaña briosa en contra de los sentimientos generales, no sólo del vecindario de Barcelona, sino de los demás españoles, poniéndose de parte de los laicistas, que constituyen la excepción y entre los cuales hay muchos que son extranjeros. En esta campaña han metido también su hoz los periódicos rotativos, porque sin duda creen que pueden segar algunas espigas que les proporcionen trigo para su granero; porque, ante todo y sobre todo, la prensa del trust cuida de barrer para adentro. Lo más singular del caso es que tanto los radicales del Parlamento como los del Municipio barcelonés, lo mismo que los periodistas de los rotativos madrileños, entonan endechas á la pérdida del famoso presupuesto de cultura, echando en cara á los católicos su supuesta aversión á los progresos de la enseñanza. Pero sucede que los concejales católicos de Barcelona, respondiendo á las ideas emitidas en los mitins de protesta de los creyentes, manifestaron que votarían el presupuesto de cultura si desaparecía del proyecto la condición de que las escuelas habían de ser neutrales en sentido religioso; y los amantes á oairance de la ilustración popular, respondieron que para ellos lo principal es el laicismo, sin el cual no quieren para nada la educación intelectual de la juventud. Eso ya lo sabíamos, ya estábamos en el secreto de que son palabras huecas todo eso del cariño por la enseñanza, de que á diario alardean los sectarios. Pero hay más; ¿existe en rigor la neutralidad religiosa en la enseñanza? De ninguna manera; no existe escuela alguna que puede calificarse de neutra en este sentido, porque es católica ó anticatólica, pues el profesor, al enseñar á sus alumnos los principios de la ciencia y explicarles las causas primordiales de los hechos, nunca podrá prescindir de sus ideas religiosas. Si no es católico será disidente y pertenecerá á alguna de las múltiples y diversas sectas filosófico-religiosas, opuestas á las doctrinas de la Iglesia, y el tal profesor ó maestro tratará de. LA AVALANCHA imbuir á los discípulos su manera de ver las cosas en el orden tanto material como psíquico. No hablamos de memoria ni á tontas ni á locas, sino á la vista de numerosos ejemplos y de tiempos pasados ya de nuestros días. Maestro laicista vale tanto como decir protestante, materialista, librepensador ó ateo. No hay uno solo que deje de demostrar su enemiga al catolicismo. Cuando alguno, por influjo benéfico de la gracia divina, ha vuelto á la Iglesia, bien claramente ha señalado en su retractación los errores religiosos del laicismo, y sus ataques á la doctrina del Evangelio. Los Salmerón, Odón de Buen, Azcárate y tantos otros sostenedores de la neutralidad religiosa en la enseñanza, ¿no son enemigos declarados del catolicismo? Ciertamente, y no lo ocultan. Pues bien, ¿cómo observan y practican esos catedráticos la neutralidad de que tanto alardean? Inculcando en sus alumnos las erróneas teorías de Krauser; el de más allá, la absurda doctrina de Darwin; el otro, las del fatalista Malthus, y aquél, el positivismo más utilitario y anticaritativo. Venimos, por tanto, á la conclusión lógica de que la escuela neutral ó laica es aquella en la que se enseñan doctrinas que son la antítesis de la religión católica, ó lo que es lo mismo: los sostenedores y propagadores de la neutralidad en la enseñanza, trabajan para que las verdades que sustenta la Iglesia sean suplantadas por el error y el engaño. SATURNINO. ¿Adonde vas, pobre obrero? y acaba en la redención ¿Buscas pan y pides luz? consumada en el Calvario. No tuerzas el derrotero; Acércate sin encono mira á lo alto, hacia el madero y estrecha de amor loa lazos sacrosanto de la Cruz. con Jesús; es buen patrono, ¿Qué ves? En ella enclavado, es Dios, quo desde su trono presa de dolor profundo, de dolor te abre los brazos. hay un cuerpo ensangrentado: Pídele y recibirás es Dios el que está enclavado, cuanto demande tu cuita, el gran Obrero del mundo. y si acongojado estás, El que labró los sillares paz y consuelo hallarás que son del orbe cimiento, en su bondad infinita. y puso valla á los mares, Rechaza á quien apartarte y sembró de luminares pretenda dol crucifijo: y soles el firmamento. tienes en su herencia parto, El que, vistiendo el sayal que muere para salvarte, de nuestra naturaleza, y expira llamándote hijo. nació en humilde porta!, Placeres, riqueza»... cienos, elevando á estirpe real no exciten tu vauidad: la humildad y la pobreza. valen poco y duran menos; El que en Ñazaret vivia mucho más vale ser buenos, oscurecido, sin nombre, que dura una eternidad. y trabajando crecía ¿Sufres? Pues Jesús te trajo en gracia y sabiduría para tus penas consuelo: para enseñanza del hombre. si padeces aquí abajo, El que llevó, en conclusión, con las manos del trabajo la jornada sin horario, se abren las puertas del Cielo. que empieza en la Creación J. A. R. DBLV. CAPITULO XI. _ Mientras paaaban estas escenas, en las que varias pasiones se agitaban amenazando el porvenif, como las agi- 113 tadas pulsaciones de la sangre que empiezan á precipitarse anuncian una crisis violenta en nuestro sistema orgánico, tenia lugar una escena de muy diferente- índole y consecuencias en otra parte del olivar. Hallábase la Asistenta en medio de un círculo espantoso de multitud de seres cubiertos de andrajos, sucios, desgreñados, que con ademanes descompuestos y voces discordantes gritaban ó aullaban: —¡Presa!... ¡presa! Lo raro era que la cara de la señora, lejos de estar asustada como era de inferir, estaba muy complacida, y que le decía al capataz, que bacía ademán de querer alejar á aquellos Eoragídos: —Déjalos, Frasco, déjalos: están en su derecho. —¡Presa! ¡presal—gritaba el motín. —¿Queréis callar?—mandó Frasco. —¿No te digo que loa dejes, terco?—le dijo la Asistenta.—No me llevarán á la cárcel. Varaos, hijos,—prosiguió, —ofrezco una buftolada por mi rescate. —¡Bienl ¡bien!—gritó la turba.—Pero preso el secretario. D. Benigno se apresuró á sacar un duro del bolsillo. —Quieto, quieto,—dijo la Asistenta;—á mí compiten los rescates. ¡Espantajos!—añadió.—Un carnero doy por el rescate del señor. A estas palabras siguió una explosión terrible de regocijo. No hubo vivas, pero sí muchos ¡Dios se lo pague! —Señora,—dijo apurado D. Benigno,—yo uo vulgo un carnero. —Pero yo valgo más que una bufiolada; así, no se apure usted, que so va lo uno por lo otro,—repuso la señora. —Ea, hijos, Frasco queda encargado de pagar el rescate; quedaos coa Dios, que parecéis unos Judas. Eran esta legión de visiones, los cogedores de aceitunas: suélense formar de mujeres, hombres poco útiles para otros trabajos, y de chiquillos de ambos sexos, en ia detestable edad de diez á catorce años, los más pobres de los lugares; y para colmo de perfección típica del género, para no echar por ahí su ropa, tirándose por el suelo húmedo, y desgarrándose en las zarzas, se viateu de cuanto trapo viejo y desgarrado pueden haber. Estos, según es costumbre, habían preso á su señora; modo indirecto y establecido de pedir un agasajo. Cuando volvieron á reuuirae en la hacienda, se sirvió la comida. —Delgado, ¿sabe usted que tengo decididamente hambre,—dijo la condesa,—y que me siento capaz de comer la olla? —¡Como quien dice venablosl—dijo la Asistenta. —Estáis tanto mejor, señora,—dijo María,—desde que se lo pido á San Antonio por la señora D.a Isabel. —¿Y quién es esa señora?—preguntó la condesa. —Es—respondió María—el ama del Santo, que le cuida y asiste con tal esmero y cariño, y el Santo la quiere tanto, qne nada niega de lo que se le pida en su nombre. —Tales disparates no se pueden oir; ni se puede sufrir que metan los criados su cucharada en todo,—dijo á media voz D. Narciso. —¡Ojalál—gruñó entre dientes María—que ese matasanos no metiese la suya sino en la sopa! —Señor,—dijo impaciente la Asistenta,—yo vengo sacando en claro que usted uo tiene religión. Vamos á ver; ¿cree usted en Dios? —Pero... señora,—dijo el filósofo,—me parece, cuando menos... que no es de sazón este examen. —Responda usted,—repuso vivamente la Asistenta,— pues soy curiosa como una vieja que soy, y voluntariosa como bonita que no soy. —Sí señora, sí; creo en un Ser Supremo. —Voz indefinida. Pero adelante. ¿Cree usted que hay cielo? —Creo en la mansión de los justos. —Voz vaga. Pero adelante. ¿Cree usted en la oración y su eficacia? —Creo debemos alabar al Divino Hacedor, como lo hacen los pajaritos al alba. , —¡Buenos modelos de devociónl Pero... ¿y la eficacia? 112 LA AVALANCHA —No creo en su inmediata consecuencia: es una arrogancia creer que la Divinidad se ocupe tanto de nosotros, é intervenga en nuestros mezquinos intereses privados. —¿Acaso existe la felicidad?—dijo el misántropo filósofo.—¿Dónde está? ¿Qué es la felicidad? ¿Me lo querrá usted decir, señorita, usted que la preconiza? Esto dijo el ama'•'.'., ble Delgado dirigiénPAMPLOHA dose á Elia, que co* mo la parte más inocente, débil ó inofensiva, era por lo regular la que atacaba con sus agrias hostilidades. Elia se quedó cortada con esta brusca interpelación. —La felicidad existe,—dijo la Asistenta, en quien hallaba D. Narciso siempre un antagonista con espada en mano:— consiste en PODER y QUERER hacer el bien. —[Jesús, señora!— repuso el señor Delgado.—En eso podrá consistir la virtud, pero no la felicidad. —Por eso la cifro yo — dijo Elia —en hacer de nuestros deberes otros tantos placeres. —Bien dices, Elia, —le murmuró Carlos de quedo;—y así completaremos la felicidad de amarnos, haciendo de ese placer un deber. —¿Qué piensa usNIÑOS DE LAS CANTINAS ESCOLARES EN EL PATIO DE RECREO ted de esto?—decía entre tanto don Nar(Fotografía de D. Aquilino García Deán> *. . ' ~ ciso á Clara.—¿Será ".' "! . ' • un placer para un ar—Entonces, ¿á qué rezáis? tillero ponerse ante la boca de un cañón? —Oro sin exigencias pueriles: ea mi culto un himno de —No es exacto ni justo vuestro argumento, Delgado,— gracias y alabanzas. se apresuró á decir la condesa.—Hay deberes excepcio—¿Con aíejandros, como el del día de mi santo? nales y duros; pero aun éstos tienen su satisfacción, no en —Alejandrinos,—advirtió D. Narciso. el acto de cumplirlos, sino en haberlo cumplido. Esto no —Lo mismo tiene,—respondió la señora.—[Para lo que obsta á que eBté con usted, que tanto conoce el muudo y yo los he de de volver á nombrar!... el corazón humano (aunque á la verdad uo bajo su punTodos se echaron á reir, y D. Narciso contestó picado: to de vista más ventajoso) en que la felicidad propia—No soy poeta religioso, señora. mente dicha no existe; y así, la única dable es no desearla. —Por cierto—dijo la Asistenta—que es el de usted un —¡Eso es alta filosofíal—dijo D. Narciso. catecismo de nueva invención, y me dejo cortar las orejas —Y á usted, querido D. Benigno,—dijo chancera la si se le puede hacer comprender al pueblo; y las narices, condesa, para evitar una intervención armada que veía si lo entiende usted mismo. jSobre que cuadra bien con amenazadora en las ojos de BU tía,—¿en qué le- parece aquellas apreciables S. T. T. L., y con'aquello de que el que consiste la felicidad? diablo inventó el agur por no decir adiósl (1) —En no ofeuder á Dios,—contestó el excelente homElia y Carlos estaban conmovidos. La pura alegría de bre, á quien no turbaban ni imponían los sarcasmos. Elia reposaba á veces en un silencio enternecido, en el —Esto es—dijo la Asistenta—profundamente religioso. que la sonreía lo pasado y el porvenir, sucediéndole lo —¿A que* se cansan—decía Carlos al oído de Elia—en que al niño, que en el regazo materno sonríe á la vez á buscarla? La felicidad está en uu secreto de amor como su madre y al ángel de su guarda. el nuestro. l;:f Carlos, entregado únicamente á lo presente, estaba em—No, Carlos, no,—contestó Elia;—un secreto es una briagado de gozo: sólo veía, sólo pensaba, sólo se ocupamedio mentira. ba de Elia. —La felicidad—decía Fernando—es para nosotros el —¡Qué día tan feliz!—exclamó al fin, rebosando en juguete en la mano del niño: tan luego como lo posee, lo estas palabras el enajenamiento de su corazón. destroza. Asi la puso Dios en la esperanza. Estas se re—¡Quá día tan feliz!—repitió Elia, que ni sabía ni nuevan á ía par que al realizarse las aniquilamos. imaginaba fuese el disimular en sociedad á veces hasta —Desengáñate, Fernando,—dijo la Asistenta:—hay decoroso. . gentes que nunca son felices; y esto consiste en ellas, y no en las circunstancias. La felicidad es como la buena . (1) Díco ol gran escritor Bonald: tez: la da la sangre y no los menjurges. ~«Ea Francia se ha sustituido la palabra moralidad á la de Cuando fueron á subirse en los burros, dijo Elia á moral. En Alemania, la de religiosidad á la de religión. En María en un aparte que tuvieron: todas partes, la de honradez á la virtud. Es esto a la manera quo la palabra crédito sustituida á la Hacienda.» . , ' —-María, dos cosas tengo que decirte: la una... no pue. r ' • • • . ' '\ LA AVALANCHA -de ser por ahora; la otra es que dice D. Narciso que San -Joaquín y Santa Ana no hablaban español. —No me espanta—respondió María.—¡Todo lo quiere ese renegado á la extranjera! F A CABALLERO. LAS GANTINAS ESCOLARES medida que las escuelas de instrucción primaria van adquiriendo el carácter educativo que deben tener, se hace notar la necesidad de complementar y fortificar su labor con algunas instituciones que, sin confundirse con ellas se aproximen y relacionen, auxiliándosemutuamente pa~ra alcanzar un mismo fin. No es simplemente la misión •de la escuela enseñar al niño los conocimientos rudimentarios más indispensables para las necesidades de la vida; aquella menguada idea de que á la escuela se manda al -niño para que aprenda á leer, escribir y contar, va rectificándose, y comprendiéndose que no es eso sólo lo que •'debe exigirse de ella. El niño es débil planta que hay que -desarrollar, y como la planta reclama los cuidados de in-teligonte agricultor que, excitando y ayudando á la naturaleza en su acción procura que crezca lozana y hermosa .y dé buenos y abundantes frutos, el niño reclama los cuidados del educador para hacerse hombre, y el educador se los presta excitando y ayudando también á la natura- 113 esta vida á la consecución de su último fin. Tal es la misión de la escuela, y tal es la labor que tiene que realizar el maestro. Pero la planta tiene solamente vida vegetativa y al agricultor le basta con atender á satisfacer las necesidades de ésta, al paso que el nifío es un ser más complejo; mezcla de materia y espíritu, el cuerpo y el espíritu hay que desenvolver, y su desenvolvimiento reclama una acción armónica, varia en los medios, pero con unidad de fin; una acción que respondiendo á necesidades tan diversas como son las que por su distinta naturaleza exigen los dos elementos que integran al hombre, atienda y conserve Biempre la admirable armonía en que viven compenetrados materia y espíritu, por la soberana voluntad, omnipotencia y sabiduría de Dios. Para que la escuela pueda llenar cumplidamente esta misión necesita el concurso de medios muy diversos, y al efecto se han creado dentro de ella y como á ella agregadas, ciertas instituciones que se conocen hoy con el nombre de «Instituciones anejas y complementarias do la escuela priraaria>. Pertenecen á éstas las Clases de adultos, las Bibliotecas populares y circulantes, las Cajas escolares de ahorros, las Cantinas escolares y otras varias que bien dentro del edificio escolar ó fuera de él prestan su concurso á la escuela. La Junta de Instrucción pública de esta provincia, que sigue de cerca todo movimiento de progreso en el orden pedagógico, cual cumple á la índole de su misión, consideró que una de esas instituciones que mayores beneficios pudiera reportar en las escuelas de Navarra es la de las Cantinas escolares, y se dispuso á establecerlas y ha conseguido realizar un ensayo en esta capital con provechosos resultados, pudiendo decirse como consecuencia de él, que tan benéfica institución queda definitivamente implantada en las escuelas de Pamplona. Las Cantinas escolares tienen por objeto inmediato facilitar al niño, dentro de la escuela, alimento sano y nutri- CANINAS DE LAS CANTINAS ESCOLARES EN EL PATIO DE R E C R E O S (FotoaraHa de D. Aquilino García Deán) leza en stt acción, y poniendo IOB medios necesarios para •formar un hombre sano y robusto, de recta conciencia y jfirme voluntad, que sepa encaminar todos sus actos en tivo (y á ser posible ropas y calzado) gratuitamente al necesitado, y mediante el pago de una módica pensión, á aquel que pueda satisfacerla y desee gozar de los beneü,\ LA AVALANCHA 116 cibs de esta institución;En Pamplona, como eri todas partes, no son pocaa Jas familias que viven en la indigencia y carecen de medios para dar á sus hijos el alimento necesario para su nutrición; algunas de esas familias mandan á sus poquefiuelos á mendigar de puerta en puerta, y así les vemos recorrer la población con su cestita al brazo recogiendo el sobrante da las comidas; otros acuden á las puertas de los cuarteles; no pocos se acogen á las cocinas que con inagotable caridad y espíritu evangélico abren todos loa años los respetables señores Párrocos de San Lorenzo y San Juan Bautista, y por'último otros, menos indigentes quizá, ó menos afortunados, comon en el rincón de su casa el escaso y deficiente alimento que sus madres han tenido que encomendar á la solicitud de la vecina ó á la de los mismos niños, mientras ellas iban á ganar el necesario sustento al lavadero, al campo, al taller ó á la fábrica. A nadie puede ocultarse que la educación de esos niños tiene que eer muy deficiente; crecen los primeros en el arroyo, mózclanse con ellos los segundos durante las largas horas que acaso con harto dolor de sus padres tienen que dejarlos desatendidos, y natural es que en esas tiernas criaturas se alberguen y desarrollen todos los vicios; y así, los que no mueren prematuramente, van haciéndose hombres, pobres de cuerpo y más pobres de espíritu, desgraciados por toda la vida. Recoger esos niños, atraerlos á las escuelas, retenerlos en el edificio escolar, bien vigilados y atendidos desde las primeras horas de la mañana basta las últimas de la tarde, y darles un alimento sano, nutritivo y bien condimentado, tal fue" el objeto que so propuso la Junta de Instrucción pública al tratar del establecimiento de las Cantinas escolares. El pensamiento era hermoso, pero no eran pocaa las dificultades que había que vencer para realizarlo. Todas sin embargo se vencieron gracias á la perseverancia y verdadero amor con que fue acogido por todos. Es Pamplona, si mis datos no están equivocados, la tercera población de España en que se implanta esta benéfica institución, habiéndonos precedido solamente Madrid y León. En el extranjero están establecidas en muchos pueblos, y elMunicipio deParís dedica todos los años algunos millones á su sostenimiento. En otras partes se sostienen también con subvenciones que reciben del Estado, de las provincias, de los municipios ó de otras entidades, y también por suscripciones públicas. A este medio apeló la Junta, haciendo un llamamiento al pueblo de Pamplona, el cual respondió gallardamente con su caridad nunca desmentida. Hoy cuenta la institución con unos 400 suscriptores, y el importe de sus cuotaB asciende á la importante suma do quinientas pesetas mensuales. Aparte de esto, la Junta ha recibido importantes donativos, entre los que merecen citarse uno de! Nuevo Casino que sufragó todos loa gastos de vajilla y cubiertos, otro de D. Pedro Mayo, no menos importante, el de un donante anónimo que por mediación del señor Alcalde hizo entrega de quinientas pesetas, los del «Crédito Navarro» y «La Actividad», de los Sres. Marqueses de Villa-Martilla, Sra. D.a Modesta Jorge de Goicochea, Srea. de Felipe y otros que no es posible citar. Vencidas las dificultades que se presentaron y hechos con relativa rapidez los preparativos necesarios, pudieron inaugurarse las Cantinas el día 14 del pasado mes de Marzo, acto que se verificó en el nuevo edificio de escuelas de San Francisco, concurriendo las Autoridades todas de la capital, que con su presencia le dieron solemnidad y realce. Desde aquel día ha funcionado la Cantina establecida hasta el 30 de Abril todos loa días de clase, habiendo dado de comer por término medio á 115 niños cada día, y distribuyéndose aproximadamente cuatro mil raciones. La ración, excelentemente condimentada y bien servida, se componía de 80 gramos de legumbres, 45 de carne, bacalao, longaniza ó tocino, y 150 de pan, habiendo resultado BU coste, incluidos los gastos de combustible, condimentación, aseo y personal de servicio, á 0'186 milésimas de peseta, cantidad asombrosamente pequeña si se tiene en cuenta la bondad y abundancia del alimento \ que recibían los niños y que cuantos han tenido el gusto' de presenciar las comidas han tenido ocasión de observar.' Esos 116 niños permanecían en las galerías y patios de recreo desde las once de la mañana hasta las doce en' que se les daba lo comida, y terminada ésta hasta que daba principio la clase de la tarde, convenientemente vi-' gilados por el personal destinado á esto servicio, consiguiéndose de este modo tenerlos recogidos en el edificio escolar desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. Dos de los grabados que hoy publicamos presentan á esos niños en los patios de recreo. La comida era siempre presenciada y dirigida por dos maestras que con laudable celo se prestaron á ello, estableciendo turnos en los que alternaban todas las maestros de las escuelas públicas de la capital. Su presencia era fructuosa, tanto para el sostenimiento del orden, cuanto porque así enseñaban á esos niños prácticamente las reglas de buena urbanidad que deben observarse en la mesa, acostumbrándolos á comer bien. El importante servicio que han prestado merece, pues, gratitud y reconocimiento. Y uo son sólo los gastoa de entretenimiento los que se han producido; al establecer las Cantinas era preciso adquirir el mobiliario y útiles necesarios, y el tercer grabado que publicamos da idea de lo que es el comedor. E t ' servicio de cada niño se compone de dos platos, cubierto (cuchara y tenedor) de metal, vaso y servilleta para dos puestas; las mesas son para diez plazas y van cubiertas de mantel de hule blanco, y los asientos son cómodos bancos con respaldo. El importe total de loa gastos producidos ae ha elevado á 1.300 pesetas aproximadamente. Pero lo que va hecho hasta la fecha no constituye ínás que un ensayo. Si la institución establecida sigue mereciendo el apoyo de Las Autoridades y el favor de este pueblo caritativo, la Junta hará mucho más, porque la experiencia ha demostrado la necesidad de recoger un número mucho mayor de niños, hasta lograr que Bean los menos, ó no sea ninguno, los que por la índole del trabajo á que s.us padrea ae dedican quedan desatendidos vagando por esas calles y expuestos á toda clase de peligros en el orden físico y en el orden moral .durante un buen número de horas del día, con cuya desatención queda inutilizada en gran parte la labor educativa de la escuela, si es que á la escuela asisten. Establecer una Cantina en cada edificio escolar, extender sus beneficios al mayor número de niños que sea posible, aumentando en cuanto sea necesario el personal de vigilancia, y hacer que las cantinas funcionen desde Noviembre á Marzo, por lo menos, son los propósitos que animan á la Corporación que con buen acuerdo y plau-' sible celo ha sabido implantar en Pamplona eBta institución. Los niños que viven en los barrios de la Estación, Rochapea, Magdalena, etc., y todos aquellos cuyos padrea, sin ser necesitados, lo deseen, serán atendidos, recogidos, vigilados y alimentados mediante el pago de 20 céntimos de peseta por ración. Hermoso espectáculo el que ofrecen aquellas galerías de las escuelaB en el momento de la comida. Un centenar de niños en fraternal consorcio se sientan á las me- . sas rebosando sus rostros la complacencia y alegría; bendicen la mesa, nácese el silencio, y con envidiable apetito reparan sus fuerzas en media hora escasa que dura la comida; al finalizar todo es animación y bullicio, y niños y niñas van á sus respectivos patios de recreo á entregarse á sus juegos, y á prepararse, satisfaciendo la necesidad de movimiento que el niño siente, para laB tareas escolares de la tarde. Esta es la institución establecida en Pamplona y esos son los fines que con ella se persiguen; dar alimento al cuerpo y al espíritu, procurar por el buen desarrollo del uno y del otro. Para conseguirlo, se requieren medios materiales, gran celo por paríe de loa organizadores y una buena organización. Es de presumir que ni aquéllo» ni éstas han de faltar, y que así conseguiremos que tome en Pamplona carta de naturaleza esa institución escolar que tantos bienes puede producir. , \ . F. ONSALO. -\ I • ! "• LA AVALANCHA EXPLOSIVOS Tan estragado está el gusto en España y á tal grado de relaja miento ha llegado la masa social, que la prensa de •ese anticristiauo Irust é. todo se atreve, de todo hace entremes, y de todo se ocupa, bien para lanzar el lodo de sus plumas heréticas á lo inás santo y respetable, ó bien para mauchar con su baba envenenada y sus blasfemias la historia y el recuerdo de la sufrida y vilipendiada patria. Tomamos, con pinzas, para no mancharnos, el Heraldo -de Madrid y leemos un artículo de Luis Moróte. Habla de Unamuuo y habla de Salamanca, de esa universidad •émula de la Sorboua, en cuyas cátedras se educaron laa generaciones de loa siglos de oro, en que unida á la fe caminaba la ciencia española iluminando con sus vividos fulgores los cerebros de tantos extranjeros que venían á beber en aquellas aulas, laa más afamadas de Europa, lo que otras no podían dar. Después de poner en loa cuernos de la luna al escéptico ü. Miguel y de ponderar sus monólogos que, á juzgar por lo que dice, deben ser latosos, habla Moróte de un libro que ha escrito el Sr. Unamuno, que titula «Recuerdos de niñez y mocedad». Si será soporífero el tal librejo, que el mismo Moróte confiesa que la niüez y mocedad de todos loa hombres carece de interés. Mas había que aacar punta al tal engendro, y Moróte -sejortifica en su horror, en su desprecio-porun sistema de educación tradicionalmente perverso. Y toda esta bambolla de Muróte y toda esta cita de una visita á Salamanca y toda esta critica de su libro insua. tanoial ¿para qué? pues para venir á parar en el meditado encomio de un artículo publicado en El Liberal de Bil-bao, en el cual llama Unamuno con elocuencia insuperable, -al ramo de clericales y reaccionarios; ¡la canalla! No nos extraña que ese superhomo, considerado por Moróte como un pozo de ciencia, pasee por los claustros de la universidad de Salamanca su solitario ateísmo, porque los discípulos huyen sin duda de ese luminar de vomitar .•herejías ó insultos. *** ¿Y qué dirán nuestros lectores de El Imparcial, de ese papel que publicó el día 15 de este mes esta sacrilega oración? « O r a c i ó n á S a n Isidro.—¡Oh, San Isidro, varón milagroso y bienaventurado! ¡Oh, gañán humilde, de admirable vida, de perdurable fama, de inmarcesible gloria, de cuerpo incorruptible después de la muerte! Yo te levanto mi oración de lo hondo del espíritu, y en vez de pronunciarla, la pongo en un papel para que permanezca, y los hombres implas, que te quieren rezar y no saben, te recen con ella! ¡Cree, santo amigo, aanto bueno, que los hombres impíos tam•bien te amamos, aunque sólo este día en todo el año to rememoremos. Nuestro culto es ferviente, entusiasta, desinteresado: ni te pedimos agua manada de la tierra para sanar la calentura, ni que mandes llover para que la salud del cielo caiga eu nuestros campos! ¡San Isidro, patrón de Madrid, honor de EBpafia, alma española levantada en un trono de nubes por un Papa digno de haber nacido madrileño; santo por quien los angeles araban, mientras rezabas tú; buen abogado de los que no hacen nada, no hagas nada tampoco para probarme quo oyes mi rezar! Sigue en tu altar mientras yo bailo y bebo junto d las puertas de tu ermita, que esa es mi oración. Con el silbato de tus pitos florecidos, con el rasguear de las guitarras, con la orquesta mecánica de los cinematógrafos, con el chirriar de los tiovivoB, te rinde culto tu ciudad. ¡Eres muy bueno, San Isidro Labrador! Los malos son los hombres que te apedrean cuando no llueve, ¿Qué impoita la lluvia si, por ti, el negro vino de Arganda corre hoy en la árida pradera? Sigue, una vez al año, siendo ocasión de regocijo á tu Madrid! ¡Oye la voz del reprobo; oye la voz de todos los Impíos! —JOAQUÍN LÓPEZ BARBADILLO.» ¿Ven los católicos si tenemos motivo para clamar contra una prensa entregada al diablo? En Madrid, con motivo del proyecto de ley sobre re.presión del terrorismo, se ha abierto una información pública en pro y eu contra del proyecto. 117 A esa información acuden principalmente los ex diputados, los hombres que, sin talla para sobresalir en nada útil, se despepitan porque su nombre suene, y otros politicastros que se distinguen por sus alardes de radicalismo. Entre los últimos que han desfilado ante la Comisión se encuentra un señor Bejarano que debe ser amigo de... jarana. «El señor Bejarano, después de atacar sin respeto alguno todo cuanto le vino en gana, dijo que aunque el proyecto so aprobaso y se impidiera la acción de la dinamita, la fuerza de las ideas es tanta, que acabarla por volar alcázares, templos y tronos.» .V ¡Zambomba con el petit Ravacholl ¡Pues no sé si trae juerga en el testuz! ¡Y poquito que jalearán esta animalada los caballeros de la Orden del Trust! En verdad que deben tener estos radicales ideas expío- . sivas; sólo que, como dijo Maura, la inteligencia no delinque, si no, á estos anarquistas de la idea debiera metérselos en la cárcel ó llevarlos en un carro blindado al campo de la Bota, porque no hay duda que á ellos les gusta la bota. Les gubta mucho" la bota . • Y todito lo que explota Junto al altar y los tronos; ¡Pero, hombrel ¡Si son tan inonosl Gente de nata y de nota. : Y lanzarán al abismo O si se quiere á la hoya El alcázar, y lo mismo Nos romperán el bautismo Con laa narices de Moya. ' , ¿Saben ustedes quién es Moya? El que dirige el rebaño, el que empuña el báculo pastoril de la prensa terrorista, sólo que, con harto sentimiento, vemos á ios trusteros que pacen por los pastos del ridiculo. ¡Santo cielo, qué ganaderíal , RENZO. CRÓNICA LITERARIA EL ULTIMO FIGURÍN N todas las épocas ha existido un tipo insustancial ó inútil á la sociedad que vegeta en las grandes ciudades, al cual ha dado el vulgo distintos epítetos; como petimetre, dandy, elegante, pisaverde, etc., et cétera, y á quien hoy conocemos con el nombre de gomoso. Aunque en todas partes y en todo tiempo sólo ha servido de adorno en los paseoa y de molde de sastre para lucir el último figurín, bajo la influencia del progreso moderno so ha transformado un poco y ya no es un ente tan inofensivo como era en otros días. Sin cumplir apenaB los diez y seis años, sale ya del colegio hecho un bachiller en artes, lo cual significa que de todo sabe oficialmente un poco, lo suficiente para que se crea dispensado de estudiar más, y con derecho á echar un cuarto á espadas en todas las cuestiones filosóficas, científicas, literarias y mucho más religiosas, por difíciles é intrincadas que sean. El título de bachiller aumenta en mucho la consideración en que ya le tienen sus papas; de modo que desde entonces se le permite fumar, tener amigos, ir al café todas las fiestas de guardar, y hasta se le entrega la llave de la casa todaa las noches que asiste al teatro. Su única ocupación es leer á Dumas, Víctor Hugo, Suó, Javier de Montepín y otros de este jaez; sus diversiones, pasearse casi todas las horas del día saludando • •:•'•-•{-• 118 LA AVALANCHA con cómica formalidad á los conocidoa y mirarse de reojo en los cristales de los escaparates; y su única pasión la moda, que es el tema obligado de todas sus conversaciones. Comienza á matricularse en la Universidad, y como él dice, es ya cmuy otro de lo que era antes»; como dicen sus papas, «es ya todo un hombre». Efectivamente; ya fuma puro, monta á caballo, es abonado al teatro y á los toros, eB amigo de los toreros y socio del curdin club. Si quieren ustedes verle, todas las mañanas se pasea por las calles más céntricas de la población, y en el paseo le verán ustedes, con el sombrero echado atrás, andando á paso lento, reclinado en un bastón y con cara de hombre que vive para hacernos un favor. Luciendo siempre el último figurín, trae hoy barba á lo egipcio, pantalones de odalisca como los gitanos, chaqué corto ó americana larga, abanico japonés y parasol chino. En el café entra como si estuviera en su propia casa; es amigo del pianista; tiene conocidos en todas las mesas, tutea á los mozos y se le cita como uno de los más famosos jugadores de billar. A pesar de que su vida parecería á muchos muy divertida, cuenta él mismo que Be aburre en todaB partes y su humor constante es el spleen. ¡Yquécontrasteforman su conversación y su trajelAtendiendo á la indumentaria, es un joven muy fino y muy bieu educado, y sin embargo, su boca parece la del abismo tenebroso, según las blasfemias que de ella salen. De este género de interjecciones tiene un repertorio tan variado como in...calificable; de modo que blasfemando empieza y concluye todas las frasee de su conversación. En cuanto á ideas se sirve de las de un periódico liberal y clerófobo y prohibido, que lee todos los días: así es que sabe llamar libertad al libertinaje, despotismo al absolutismo, fanáticos á los creyentes, lanudos é. los peregrinos, y todo lo demás que se necesita para pasar por liberal; pues él, como buen hijo del siglo de las luces, es despreocupado; lo cual quiere decir que no cree en Dios ni el diablo, y que es partidario de toda clase de funestas libertades. Ahora me parece que ustedes preguntarán lo que Iriarte preguntaba en presencia de un tipo semejante; «¿Es esto tm racional?» Pero hoy no puede darse la respuesta que entonces daba el expresado vate: «Dicen que sí», porque, hoy se dice otra cosa. Hoy ea más, mucho más que un racional; en una, dos, tres, cuatro letras más, es... racionalista. Este es el nombre que caadra al figurín descrito, del que, por desgracia, hay tantos similares en la flamaute sociedad. Y aquí hago punto, porque seguramente que lo apuntado basta y sobra para que los buenos padres aparten á sus hijos de un compeñero tan perjudicial y tan odioso como el último figurín. pirado artista D. J. Torres García, tales son las condiciones materiales que reúne la edición española de El rayo* de luz. Si á esto ae agrega que los fines que se propone la «Biblioteca JEmporium* son los de publicar las obras más exquisitas de la literatura universal, para combatir las malas y las insulsas, no es de extrañar que LA AVALANCHA recomiende eficazmente esta obra á todas las personas de buen gusto que sientan entusiasmos por las letras, la cultura y la moral. El rayo de luz puede adquirirse en las principales librerías al reducido precio de 2 pesetas en rústica y 3 con rica encuademación en tela. Para los colegios y propagandistas católicos que compren al por mayor se hará una rebaja de 25 por 100. # *# Las Maravillas de Lourdes, por Mons. de Segur; traducción de D. José Sarda, abogado. Nueva edición corregida y aumentada, por D. Félix Sarda y Salvany, Pbro. Acaba de aparecer la nueva edición de tLas Maravillas de Lourdes», por Segur. Libro «cuya lectura llena de vida, atractivo é interés, puede-hacer gran bien á las almas, aun después de la obra admirable que sobre lo mismo ha escrito Mr. Enrique Lasserre». (P. A., Obispode Tarbea. Octubre 1871.) Va adornada con una lámina de la aparición de la Virgen Inmaculada á Bernardita Soubirous, y se han añadido algunas consideraciones que ha esprito para la presente edición el Rvdo. Dr. Sarda y Salvany, sobre la importancia y significación de las maravillas que se ha dignado el Señor obrar por medio de las prodigiosas aguas, y en compensación al fervor y confianza con que fue solicitada la intercesión de la Inmaculada Virgen. Un tomito de cerca 300 páginas, tamaño 17XH centímetros, 1 peseta en rústica, y 1*60 en tela, en la librería de Erice y García. REVUELTA S a b i o católico.—Ha fallecido en Paría M. Alberto de Lapparent, secretario perpetuo de la Academia de Ciencias, profesor de Geología en la Facultad católica,.. autor de multitud de obras, tales como el Tratado de Geología, que sirve de texto en muchas universidades de Francia y de todas laB naciones, y el cual, á BU ciencia unía un espíritu religioso extraordinario: es de los que más han trabajado por armonizar las conclusiones de la ciencia contemporánea con las enseñanzas de los sagrados textos bíblicos. |Qué descanse en paz y tenga muchos imitadores en el mundo el sabio católicol Obsequios al Padre Santo.—El Papa ha inau- BIBLIOGRAFÍA El conocido editor católico de Barcelona D. GuBtavo Gilí ha tenido la excelente idea de comenzar á publicar, con el título «Biblioteca Emporium*, uua serie de libros altamente morales y eminentemente literarios. Buena prueba de ello es el primer volumen editado. Titúlase éste El rayo de luz y lo forman una serie de escenas evangélicas, admirablemente descritas. De la aceptación con que ha sido acogida esta interesante obra, que ha traducido per* fectamente al español el P. Jaime Pons, de la Compañía de Jesús, dará idea á nuestros lectores el saber que sólo en Francia, en menos de cinco años, se han hecho ochenta ediciones de ese hermoso libro. Le hace todavía más recomendable el Sr. Gili, porque nos lo presenta con nuevos atractivos: papel escogido, impresión esmeradísima, magníficas ilustraciones del ins- gurado solemnemente la exposición de ornamentos que han sido regalados por las damas católicas alemanas con destino á las iglesias pobres. El Obispo de Montpeller (Francia) ha presentado al Padre Santo un alba magnífica, de primorosísimo trabajo,, evaluada en 4.00Q francos. Ha eido fabricada tan valiosa pieza por pobres obreras de aquella diócesis, humildes costureras que han querido ofrecer este obsequio á Pío X, robando instantes al reposo de un trabajo abrumador. Su Santidad ha prometido usar esta alba en la primera Misa pública que celebre. La fiesta de La Conciliación.—El día 10 del corriente mes celebró esta simpática asociación su fiesta anual. Por la prensa local diaria tienen noticia nuestros lectores de la brillantez de los actos celebrados en ese día por la bienhechora sociedad de obreros católicos. LA AVALANCHA Este afio estuvo encargado de la conferencia el ilustre publicista navarro, nuestro querido paisano y amigo el notable jurisconsulto D. Ignacio Mena y Sobrino, que fue objeto de una cariñosísima ovación por su admirable discurso. También nosotros acudimos á felicitarle y oímos de BUS labioa palabras reveladoras del interÓ8 con que mira nuestra modesta propaganda este distinguido colaborador de LA AVALANCHA. Para satisfacción de nuestros lectores tenemos el gusto de participarles que esperamos honrar pronto nuestras columnas con un primoroso trabajo debido á la eJegaute pluma de D. Ignacio Mena, tan fervoroso católico como entusiasta pamplónica. F r u t o s d e l a confesión.—El respetable sacerdote de esta capital D. Leocadio Luna, ba entregado en la Delegación de Hacienda de esta provincia la cantidad de ' 200 pesetas, recibidas de UQ penitente en el secreto de la confesión. C a s t i g o ejemplar.—Un periódico de California, titulado Napa Veckly Journal, ba publicado el siguiente relato que puede servir de aviso á los blasfemos ó incrédulos: «Julián Refró, joven de 24 años, natural de Luisiana, mientras alardeaba de ateísujo y bacía locas manifestaciones de burla contra la omnipotencia de Dios, fue herido por su divina mano perdiendo de repente la facultad de oír y hablar. Tan extraño suceso ocurrió jugando á los naipes con sus compañeros, pues no bien dijo: tsi Dios me quita la facultad de oír y hablar, entonces creeré», se quedó sordo y mudo. Enseñado por este castigo y por su cristiana madre en su propia casa de Shreveport, - comienza á creer y espera en la misericordia de Dios • que ha de recobrar loa sentidos para poder predicar desde uua plataforma la verdadera religión. -3HW3- C a r i d a d d e u n religioso.—Con motivo de la conBagracióu episcopal del nuevo vicario apostólico de Marruecos, se ha publicado en La Voz de ¡San Antonio el siguiente rasgo que pinta admirablemente lo que es el P. Cervera: cHace ya algunos años falleció en Tánger un joven, hijo de padre moro, subdito español y eristiano. Como hubiese muerto víctima de la viruela negra, nadie, cuan do el cónsul puso en conocimiento de la colonia eapaflola el fallecimiento, quiso prestarse á darle sepultura. La caridad puramente humana no quería arrostrar el peligro del contagio. Así las cosas, el P. Cervera se presentó -al cónsul, diciéndole: —No hay que apurarse; aquí estoy yo, que con ayuda de tres Hermanos de la Orden le enterraremos. »Y en efecto, así sucedió. »Dicen las personas conocedoras de la situación de Marruecos, que el P. Cervera goza hoy de una respetabilidad parecida á la que alcanzó en su tiempo el llorado _P. Lerchundi.» Reiteramos nuestras felicitaciones, tanto al muy reverendo Padre prefecto como á los demás Religiosos de la Misión. M o r a l i d a d masónica.—De una correspondencia - remitida de París tomamos el siguiente particular que - demuestra el directo mangoneo que en la cosa pública francesa tienen los judíos: «Hoy es el sexto aniversario de la terrible erupción vol- canica y terremoto que tantos millares de víctimas causaron en la Martinica el 3 de Mayo de 1902. Para socorrer á las víctimas de aquel cataclismo, y remediar en lo posible BUS destrozos, las Cámaras y las suscripciones voluntarias abiertas en el país allegaron unos -cuantos millones, encargando al señor Bloch (judío), jefe 119 de contabilidad en el ministerio de las Colonias, de ir á distribuirlos en el lugar de la catástrofe. Fue el buen hijo de Israel y distribuyó, no los millones, sino unos pocos, poquísimos cientos de miles de francos. El resto se lo metió en el bolsillo, habiendo tenido la frescura de asiguarse á sí propio dietas que se elevaban á la friolera de 500 francos para ol, y 200 para au secretario. Por elevada que fuese la suma, calcúlese á lo que quedaría reducida con la sangría de 700 francos diarios, en uu viaje que duró muchos meses. Entonces se armó gran alboroto por aquel atraco legal, y hasta hubo interpelaciones en la Cámara. Pero el judío optó por hacerse el muerto y no defenderse, conociendo la versatilidad del carácter francés, así es que las polémicas cesaron por falta de combustible. La táctica no ha podido darle mejores resultados. El público le olvidó, en efecto, y sólo el Gobierno siguió pensando en él, como lo prueba el decreto que apareció en el Diario Oficial ascendiéndole Á director general de contribuciones directas, es decir, una de las prebendas mejor retribuidas que hay en el presupuesto francés. Ño puede negarse que es peregrina la idea de publicar ese ascenso escandaloso, el mismo día aniversario del luctuoso suceso.» ¡Vaya una manera de conmemorar el recuerdo de las víctimas, recompensando al que se enriqueció con sus despojoBl A u t o r i d a d e s modelo.—El gobernador de la Coruña ha dirigido enérgica circular contra los juegos prohibidos, incluso los que se consideraban lícitos antes de la real orden circular de 29 de Septiembre de J907. Con igual valentía se expresa el gobernador de Córdoba, dispuesto á cumplir el art. 22 de la ley provincial, que le autoriza para poner multas de 500 pesetas por actos inmorales, y ordenando á los alcaldes que castiguen con multa de 50 pesetas ó prisión subsidiaria á los que blasfeman. El alcalde de Córdoba se adelantó al gobernador, y el de Montalbán ha seguido sus prescripciones. Muy bien. C o n t r a l a i n m o r a l i d a d e n e l teatro.—H-ice algunos días que en un teatro de París se representaba una comedia de tan nauseabunda inmoralidad, .que M. Guy de Cassaguac y dos amigos suyos que intencionadamente asistían al espectáculo, protestaron en alta voz de que se representaran semejantes asquerosidades y lo hicieron en términos tan eficaces, que la mayoría de los espectadores abandonaron en el acto el teatro, que se quedó casi vacío. Lo cual demuestra dos cosas: primera, que rauohos de IOB que asisten á ciertas representaciones protestan en su fuero interno de todo lo que se opone á la moral, pero les falta el valor para protestar valerosamente, como M. de Cassagnac, ó tácitamente abandonando el teatro; y segunda, que cuando alguien tiene el honroso valor de protestar, siempre encuentra numerosos espectadores que ee adhieren á su protesta. L a J u s t i c i a divina.—Hace un año que una banda de impíos masones penetró tumultuosamente en la capilla de los Pa*lrea Carmelitas de Lille. Uno de e'lo«, cogiendo el crucifijo que había sobre el tabernáculo, «rrojólo al suelo y de un golpe rompió las piernas al Cristo; mientras otro, subido al pulpito, profería horribles blasfemias. El primero de dichos energúmenos, diputado por Ardennes, al llegar hace poco á la estación de Nazebrouck y tratar de bajarse, en marcha el tren, se cayó á la vi», fracturándose ambas piernas. El otro se ha vuelto 1>>CU furioso y está encerrado en un manicomio. PAMPLONA.—Impronta y Librería de Erice y García, calle d« la Estafeta, número SI. \ '•:'!>••' - : LA AVALANCHA 120 NOVEDAD INGLESA < |LA ZURCIDORA MECÁNICA! Con este aparato hasta un niño puedo rápidamente y sin igual perfección zurcir y remendar medias, calcetines y tejidos de todas clases, sean de lana, algodón, hilo ó seda. 6 RELOJERO • o o ÓPTICO e a Zapatería, 50, PAMPLONA En esta casa se venden anteojos d e cristal de xoca periscópicos y las demás clases que prescriben los señores oculistas. CERRAJERÍA •• - _ No debe faltar en ninguna familia. Su manejo es sencillo, agradable y de efecto sorprendente. Re remite Ubre de gastos previo envío de DIEZ PESETAS. DEPÓSITO: Patent Magic Weaver Paseo de Gracia, 97, Barcelona GRANDE Y VARIADO SURTIDO DE CALZADO ESPECIALIDAD TlUl - - INOCENTE ITURRIA En esta casa se construye toda clase de herrajes para puertas, balcones y ventanas. 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