J E R A EL CANCILLER ACOSTA Serie Yvonne Clays N° 9 M R E C C R I S E M M P 92 A179R Revollo Acosta, Julio Ernesto, 1936 El Canciller Acosta / Julio Ernesto Revollo Acosta. _ San José, CR: MREC, Instituto Manuel María de Peralta, 2012. 84 p. : 21x14 cm. __ (Serie Yvonne Clays, no. 9) ISBN 978-9977-76-016-2 1. BIOGRAFÍAS. 2. COSTA RICA. 3. HISTORIA. 4. CANCILLERES. 5. ACOSTA GARCIA JULIO. I. Título. II. Serie. Edición aprobada por el Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta. Primera Edición: marzo 2013. Revisión de pruebas: Julio Ernesto Revollo Acosta y Luis Fernando Ceciliano Piedra Fotografía de la portada: Galería de excancilleres, Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta. Edición: Charles S. Hernández Viale. Diseño y diagramación: Imprenta Nacional. Preimpresión: Imprenta Nacional. Impresión: Imprenta Nacional. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta, San José, Costa Rica. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica. Avenida 7-9, Calle 11-13, San José. Teléfono (506) 2539-5487. www.rree.go.cr Impreso en Costa Rica. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción, no autorizada por cualquier medio, mecánico o electrónico, del contenido total o parcial de esta publicación. Hecho el depósito por ley. El texto es propiedad exclusiva del autor y no debe ser reproducido sin su autorización. Asimismo, no constituye un documento oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, por lo cual las opiniones expresadas en él son de exclusiva responsabilidad del autor. Julio Acosta García (1872-1954) E C A Í DEDICATORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 CAPÍTULO I. Primeros años . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 CAPÍTULO II. Primeros pasos en la política . . . . . . . . . . . . . . . 7 CAPÍTULO III. El diplomático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 CAPÍTULO IV. El canciller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 CAPÍTULO V. El revolucionario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 CAPÍTULO VI. El presidente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 CAPÍTULO VII. El expresidente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 CAPÍTULO VIII. De nuevo canciller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 CAPÍTULO IX. Los últimos años . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 FUENTES CONSULTADAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 J E R A VII E C A D A la memoria de Elena Gallegos Rosales de Acosta y de Zulay Acosta Gallegos de Revollo J E R A E C A C I P En la villa de San Ramón de Los Palmares, nace el 23 de mayo de 1872 el segundo hijo del hogar formado por don Juan Vicente Acosta Chaves y doña Jesús de la Rosa García Zumbado. Ocho días después, el 31 de mayo, en la Parroquia del lugar, es bautizado por el Cura interino Ignacio Monge, como Rafael Julio del Rosario, siendo sus padrinos sus tíos paternos Rafael y Mercedes Acosta Chaves. Son sus abuelos paternos don Máximo de Acosta Araya y doña María del Rosario Chaves Salazar. Sus abuelos maternos don Juan José García Carrillo y doña Nicolasa Zumbado Moya. El apellido Acosta, tan español como es, fue fundado en Costa Rica por un griego y un genovés. El de don Julio viene del griego Don Antonio de Acosta Arévalo nativo de la Isla de Eskópelos, una de las islas Espóradas en el mar Egeo. Los hermanos de don Julio, nacidos todos en San Ramón, son: Aquiles que casará con Mercedes Soto Rodríguez, con descendencia; Máximo, que morirá soltero, dejando una hija; Emilio que también morirá soltero; Raúl que casará con Ester Carranza Vargas, con descendencia; Ulises que casará con J E R A E C A Carmen de las Cuevas Arce, con descendencia; Luis que casará con Adriana Sandoval Lara, con descendencia; Ricardo casará con Adela Ruíz Rodríguez, con descendencia; y Horacio casara con Rosalía Rodó Acosta, con descendencia. Aunque la familia Acosta es originaria de San José, a San Ramón llegaron a mediados del siglo XIX Rafael y Paulino Acosta Chaves en compañía de su cuñado don Karl Georg Wilhelm von Büllow von Appel Bronikowsky, esposo de Domitila Acosta Chaves, quienes iban tras la búsqueda de oro en las minas del Aguacate así como de tierras para la agricultura. Rafael y Paulino casan en San Ramón. El primero con doña Rosa Villalobos González y, viudo, con doña Josefa Castro Jiménez. El segundo con doña Adelina Piepper Steffen. Al morir el abuelo don Máximo, su viuda, doña María del Rosario, decide viajar a San Ramón en donde están asentados su hijos mayores. Y es así que llegan los restantes siete hermanos: María Dolores y Tremedal, solteras; Adelaida que casa con Jesús Monge Trejos; María del Rosario que casa con José María Saborío Rojas; Juan Vicente (el padre de don Julio); Mercedes que casa con Juan José Mora Rodríguez; y Anita que casa con Antonio Jurado Delgado. El padre de don Julio, don Juan Vicente, es una persona muy respetada en el pueblo. Agricultor, comerciante y minero. Es uno de los dueños de la Mina Tres Hermanos junto con Rafael y Paulino en los montes de Abangares. Fue el primer presidente Municipal de San Ramón en 1877 y a él se le deben la primera cañería, el telégrafo, el alumbrado público, el empedrado de las primeras calles. Junto con don Julián Volio Llorente construyó en el pueblo la primera biblioteca pública de nuestro país. Trazó y abrió la trocha del camino de Acosta que es la base sobre la que se sustenta la carretera de San Ramón a San José. Además abrió el camino a Esparza y a Puntarenas. Posteriormente fue jefe político del Cantón. La madre de don Julio, doña Jesusita de la Rosa, es hija póstuma de don Juan José García Carrillo, por lo que su tío el presbítero J E R A E C A Joaquín García Carrillo, Cura de la Parroquia de San Ramón, se encarga de su bienestar y educación. Los hermanos García Carrillo eran sobrinos del Jefe de Estado, don Braulio Carrillo Colina. Don Julio realiza sus estudios primarios en su pueblo natal y los secundarios en el Instituto Universitario de San José regentado por el profesor don Juan Fernández Ferraz y, posteriormente, en el Colegio de San Luis Gonzaga en Cartago. Los fines de semana y en vacaciones se dedica a trabajar en el almacén que tiene su padre en San Ramón y, posteriormente, en Alajuela. San Ramón, como cualquier pueblo en aquella época, goza de paz y tranquilidad. Sus habitantes dedicados a sus labores, especialmente en la agricultura y el comercio. A fines de 1889 el país se encuentra en plena campaña política. Los candidatos a la presidencia son el licenciado José Joaquín Rodríguez Zeledón, a quien apoyan los conservadores y el clero, y el licenciado Ascensión Esquivel Ibarra que cuenta con el apoyo oficial. San Ramón no se puede sustraer a la efervescencia política. Y es así que el 6 de octubre se encuentra reunido un grupo discutiendo de política en la acera de la casa de los Acosta. Poco a poco se van acercando más personas y se van calentando los ánimos hasta que, de pronto, suena un disparo y cae muerto en plena calle el jefe del rodriguismo don Rufino Mora Rodríguez. Nadie sabe de donde partió el disparo. Nadie vio nada. Se arma el escándalo y los rodriguistas acusan a los Acosta, que son partidarios de Esquivel, de ser los autores del disparo. Se aumenta el desorden a tal punto que se recurre a la protección de las autoridades y se piden refuerzos a la Comandancia de Alajuela, los cuales llegan esa misma noche y proceden a poner orden en el pueblo. La familia Acosta, ante el peligro que representa el que los ánimos se vuelvan a caldear, decide trasladarse a Alajuela esa misma noche, saliendo del pueblo custodiados por las autoridades y algunos fieles amigos. J E R A E C A Y es así que la familia Acosta García, el padre, la madre y los nueve hijos, llega a Alajuela en la madrugada del día siguiente. Poco tiempo después, y efectuadas las averiguaciones del caso, se supo que los Acosta nada tuvieron que ver con la muerte del señor Mora, pues la herida estaba en la espalda, o sea que el disparo vino de alguien que estaba detrás de él. J E R A E C A C II P Entre la juventud que se oponía a la reelección de don Rafael Yglesias Castro se encontraba don Julio que para ese entonces contaba con 25 años de edad. Era el año de 1897 y don Zenón Castro proyecta una revolución junto con el Pbro. Joaquín Hernández. Don Julio junto con otros jóvenes apoyan a don Zenón, pero la conspiración es descubierta y la mayoría de los implicados terminan en la cárcel. Dos años después sus inquietudes políticas le llevan a formar parte del grupo del general Federico Velarde Guerra en la intentona de apoderarse del Cuartel de Artillería con el fin de derrocar al presidente don Rafael Yglesias Castro. Los revoltosos fueron rechazados y huyeron dejando varios muertos. Por el lado del gobierno, murieron el primero y segundo comandante del Cuartel. Se logra capturar a varios de los sediciosos y en la sumaria que se instruyó aparecieron complicadas otras personas entre ellos don Julio, a quien se le condena al cepo por cuarenta días y luego es puesto en libertad. Como cosa curiosa, el presidente Yglesias Castro, a quien se pretendía derrocar, se encontraba fuera del país. J E R A E C A Terminada esta aventura, don Julio se trasladó con su padre a trabajar a Limón en una finca bananera. En carta que enviara años después al profesor Carlos Luis Sáenz Elizondo, menciona este capítulo de su vida y anota que, “Sé yo también, en mi carne y en mi espíritu, lo que son los paraísos bananeros. Hace por ahí de 35 años que al lado de mi padre bravo y recio como los descubridores de América, luché en ellos por la vida cuando usted apenas había nacido y mi padre pescó allí la malaria, que lo acompañó hasta el sepulcro; y yo desde entonces la siento latente en mí y con cualquier pretexto viene a recordarme su dolorosa presencia. Llevé racimos en mis hombros, al lado de los trabajadores negros, a quienes desde entonces amé por su perseverancia y su humildad, de los bananales a la plataforma, y sé de inclemencias y de miserias también……” De regreso a Alajuela, desempeña el puesto de miembro de la Junta de Educación, cuando es electo por esa provincia como diputado al Congreso Constitucional para el período 1902-1906. El primer proyecto que se presenta en esa legislatura es el de la derogatoria de la Ley de Imprenta aprobada en la administración de don Rafael Yglesias en agosto de 1899, y lo presenta don Julio quien lo defiende ardorosamente ya que considera que dicha Ley atenta contra las libertades ciudadanas. Después de un amplio debate la derogatoria fue aprobada. Otra iniciativa de don Julio que fue aprobada fue la reducción a mil hombres del ejército en tiempos de paz y a la fijación de cinco mil hombres como máximo, en tiempos de guerra exterior o conmoción interna. Durante su desempeño como diputado se le nombra miembro de la Comisión de Hacienda, Comercio, Guerra y Marina (1903), de la Comisión Especial de Credenciales (1904) y es electo segundo secretario del Congreso (1905). J E R A E C A En mayo de 1906 el presidente licenciado Cleto González Víquez le nombra Gobernador de la Provincia de Alajuela. Durante el desempeño de este cargo contrata los servicios de alumbrado de la ciudad; manda a reparar varios caminos e inicia la construcción de un puente sobre el río Itiquís y otro sobre el río Segundo. Ordena abrir calles e inicia la construcción de escuelas en Concepción, El Cacao y en Naranjo. Además provee de agua potable al distrito de Sabanilla. En diciembre del mismo año renuncia a la gobernación a raíz de un serio altercado con el comandante de Plaza quien no le permitió dejar su caballo en el patio del Cuartel. Discutieron y don Julio se hizo justicia con sus puños. Apenado por el incidente, renunció considerando que faltaba a la dignidad de gobernador si se mantenía en el cargo. J E R A E C A C III E En marzo de 1907 es nombrado cónsul general de Costa Rica en El Salvador y, a inicios de 1908, es nombrado secretario de la misión especial que envía el Gobierno de Costa Rica a la inauguración del Ferrocarril del Norte en la República de Guatemala, misión que preside el licenciado don Andrés Venegas García. A su llegada a San Salvador don Julio busca una residencia en donde alojarse. Era una época en que no existía el hotel, o el apartamento, o la pensión como ahora los conocemos, por lo que se une a un grupo de jóvenes extranjeros y alquilan una casa. Y ahí viven un chileno, un nicaragüense, un hondureño, un salvadoreño y un costarricense, don Julio. Para ayudarse en lo doméstico contratan a un joven salvadoreño quien les sirve de ayudante. Al tiempo, aquellos jóvenes se casan, se ausentan del país y cada uno sigue su destino. Todos seguirán durante muchos años siendo grandes amigos. Carlos Ibáñez del Campo, el chileno, regresa a Santiago casado con doña Rosa Quirós Ávila, salvadoreña, y será gobernante de su país (1927-1931) (1952-1958). El nicaragüense, José María Moncada Tapia, gobernará en su país (1929-1933); el hondureño, Rafael López Gutiérrez, gobernará de 1920 a 1924; y el salvadoreño, Jorge Meléndez Ramírez, fue presidente de 1919 a 1923. El joven salvadoreño que les ayudaba como asistente será el J E R A E C A general don Maximiliano Hernández Martínez, quien gobierna su país de 1931 a 1934 y de 1935 a 1944. En agosto de 1908 se le nombra encargado de Negocios de Costa Rica ante el Gobierno de El Salvador. En abril de 1910 contrae matrimonio con doña Natalia Elena Gallegos Rosales, hija del doctor Salvador Gallegos Valdez, expresidente de la Corte Suprema de Justicia y exministro de Relaciones Exteriores y Educación en varias ocasiones, y de doña Elena Rosales Ventura. De acuerdo a la legislación salvadoreña, primero se celebra una ceremonia civil a cargo del doctor Gutiérrez, gobernador de San Salvador y, posteriormente la ceremonia religiosa, impartiendo la bendición nupcial monseñor Antonio Adolfo Pérez y Aguilar, obispo de San Salvador, en la casa de los padres de la novia. De este matrimonio nacen tres hijas, dos de las cuales mueren al nacer y la tercera es doña Elena Zulay Acosta Gallegos quien casa con el diplomático colombiano don Pedro Manuel Revollo Samper. En 1912 es ascendido a ministro residente en El Salvador. Es durante el año de 1913 que don Julio es testigo de una tragedia que conmueve a El Salvador. En horas de la noche del 4 de febrero llega don Julio al Parque Bolívar a disfrutar de la retreta a cargo de la Banda de los Supremos Poderes. Ahí ya se encontraba el presidente de la República, doctor Manuel Enrique Araujo, a quien saluda y con quien conversa un rato. Terminada la conversación don Julio se sienta en el banco contiguo al del presidente, cuando de pronto entre la gente surgen tres hombres que se abalanzan machete en mano sobre el doctor Araujo. Como consecuencia del ataque el doctor Araujo recibe un machetazo que le atravesó el cráneo. Llevado al hospital murió cinco días después, el 9 de febrero. El 4 de marzo de 1915, se realiza una sesión preparatoria para tratar la reorganización de la Academia Salvadoreña de la Lengua. Convoca la reunión el general Juan José Cañas, único superviviente J E R A E C A de la Academia fundada en 1875. A la citada reunión son invitados importantes ciudadanos salvadoreños, siendo invitado también don Julio quien es electo académico de número. Al declarar instalada la Academia se le denomina Academia Salvadoreña Cervantes, nombre que cambia posteriormente a Academia Salvadoreña de la Lengua. J E R A E C A C IV E A mediados de 1915 el gobierno del licenciado Alfredo González Flores sufre una crisis ministerial. Nombra al canciller don Manuel Castro Quesada como nuevo ministro en Washington y le encarga a don Julio la Secretaría de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores, Beneficencia, Gracia, Culto y Justicia, cargo que desempeña del 20 de julio de 1915 al 27 de enero de 1917. Mientras llega a San José el nuevo canciller, se encarga de la Secretaría de Relaciones Exteriores y Anexas al secretario de Guerra y Marina, general Federico Alberto Tinoco Granados, hasta el 30 de julio de 1915, fecha en que don Julio asume su puesto. La Guerra Europea Cuando don Julio se hace cargo de la Cancillería, Costa Rica mantenía buenas relaciones con los beligerantes de uno y otro bando y no tenía interés directo en el conflicto, se declaró neutral, y decidió aplicar las reglas del Derecho Internacional sobre a materia, consagradas en las Convenciones de La Haya de 1907 J E R A E C A y en la Declaración de Londres sobre el Derecho de la Guerra Marítima en 1909. El Gobierno de la República dictó diversas medidas para impedir el uso indebido de las comunicaciones inalámbricas existentes en el territorio y aguas costarricenses y con respecto al uso de los puertos nacionales. Cuestión limítrofe con Panamá El viejo conflicto con Colombia por la delimitación de límites había sido heredado por Panamá al independizarse. Pese al Laudo Loubet de 1900 el problema se mantuvo sin solución y en el año de 1910 los gobiernos de Costa Rica y Panamá firmaron la Convención Anderson-Porras, en cuya primera cláusula se establece someter a la consideración del Chief Justice de los Estados Unidos, señor Edward Douglas White, quien en calidad de árbitro determine cuál es el límite entre Costa Rica y Panamá más conforme con la correcta interpretación y verdadera intención del laudo del presidente de la República Francesa. El fallo fue dado a conocer el 12 de setiembre de 1914. De inmediato, el Gobierno de Panamá impugnó la decisión en forma categórica, argumentando para ello que Mr. White se había extralimitado en los poderes que le habían sido concedidos. Así las cosas, cada país fija por su propia cuenta y de acuerdo a sus intereses, una línea limítrofe provisional o línea de statu quo. A fines de junio de 1915, llega a San José el general Santiago de la Guardia y Fábrega en calidad de ministro plenipotenciario de Panamá quien es recibido por el presidente González Flores e inicia conversaciones con el canciller Castro Quesada, las cuales continúa con el nuevo canciller Acosta García. La misión del general de la Guardia y Fábrega no obtiene el resultado por él esperado ya que los funcionarios costarricenses manifiestan que la única solución posible del problema consiste en que Panamá acepte el fallo White. Con fecha 2 de junio de 1916, el canciller Acosta García envía una nota al ministro de Costa Rica en Washington manifestando J E R A E C A que el gobierno desea contar con todo el apoyo de los Estados Unidos para proceder a la ocupación material del territorio que le corresponde de acuerdo con el Laudo White y, al mismo tiempo, le pide el nombramiento de los dos ingenieros que le corresponde según lo estipulado en la Convención Anderson-Porras. En setiembre del mismo año, Panamá le propone a Costa Rica la celebración de una conferencia de representantes de ambos países con el propósito de llegar a una solución pacifica de la diferencia que hasta ese momento los ha tenido separados. Costa Rica manifiesta que el gobierno esta de acuerdo en resolver cordialmente esta diferencia, pero aceptaba la propuesta una vez que Panamá hubiera reconocido el Laudo White. A pesar del evidente interés del gobierno costarricense, no se llegó a nada en concreto en esta ocasión. Misión a Centroamérica y Washington El gobierno decide enviar una misión diplomática ante los demás gobiernos de Centroamérica con el encargo muy especial de estrechar los lazos con las hermanas centroamericanas. Al enviar esta misión especial, el gobierno costarricense es el primero que despacha este tipo de representaciones, ya que anteriormente ninguna había recorrido todas las secciones de la antigua Federación Centroamericana en visita de buena voluntad y acercamiento. Para tal efecto se encarga a don Julio que presida dicha misión en calidad de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario, a quien acompañan los señores licenciado Joaquín Fernández Montúfar, como secretario y el coronel Guillermo Emilio González Flores como agregado. Mientras dura el viaje del canciller Acosta, se encarga del despacho a don Mariano Guardia Carazo, secretario de Hacienda y Comercio, del 6 de diciembre de 1915 al 30 de mayo de 1916. J E R A E C A La misión sale de Costa Rica, por vía marítima, el diciembre de 1915 para Guatemala vía Nueva Orleans en los Estados Unidos de América. Precisamente, cuando llegan a Nueva Orleans reciben invitación del secretario de Estado Robert Lansing para que se trasladen a Washington para asistir al Segundo Congreso Científico Panamericano que se iniciaría a finales del mes. Por su parte, el gobierno ordena a la misión aceptar la invitación y, en consecuencia, se trasladan a Washington. Dicho Congreso se lleva a cabo del 27 de diciembre de 1915 al 8 de enero de 1916. Durante su estadía en Washington, y al margen del congreso, el canciller Acosta se reúne con el presidente señor Woodrow Wilson, con el secretario de Estado señor Robert Lansing y con el secretario tercero señor William Phillips con quienes trata asuntos relativos a las relaciones de los Estados Unidos con los países centroamericanos. La clausura del congreso se lleva a cabo en el Continental Memorial Hall. Esa misma noche el secretario de Estado señor Lansing, ofrece un banquete a los participantes el cual se lleva a cabo en los salones del Hotel New Willard. A petición de los delegados, el canciller Acosta García hace uso de la palabra en nombre de los participantes: “Esta fiesta marca una hora solemne en la historia de América, porque se han clausurado las sesiones de uno de los más importantes congresos científicos que han celebrado las libres naciones que la pueblan. ¨Los resultados no pueden hacerse esperar, porque esta política de verdadera solidaridad americana va entrando tan hondo en nuestras conciencias, desde hace buen número de años, que cada día nos sentimos más imperiosamente obligados a prestarle todo nuestro apoyo y a considerarla como un ideal poderoso al que debemos consagrarle la energía de nuestras vidas.” “El acercamiento se va realizando a paso lento, pero seguro. Ya en este Congreso se ha avanzado J E R A E C A mucho, pero falta mucho todavía. Urge estimular el desarrollo económico de las repúblicas latino americanas, y urge también conquistar sin tardanza la más completa educación, que nos prepare sólidamente para el nuevo programa que los actuales acontecimientos del mundo han de imponernos, como ley de progreso y bienestar social.” Como algo novedoso, simultáneamente al congreso científico, se convocó a una Conferencia Auxiliar de las Mujeres en la esperanza de que era una oportunidad de conocer e intercambiar puntos de vista sobre temas de especial interés para las mujeres así como en los relacionados con el panamericanismo y que podría dar lugar a un deseo por parte del sistema operativo las mujeres de las américas, para profundizar en la cooperación amistosa y armoniosa en el futuro. Era la creencia de los organizadores de que dicha cooperación entre las mujeres proporcionaría un poderoso factor en el desarrollo de los medios para aumentar el conocimiento de las cosas americanas, así como para difundir y dar a la cultura de cada país de América sobre el patrimonio de todas las repúblicas americanas. Lamentablemente, por Costa Rica no asistió ninguna delegada a la citada conferencia, habiendo participado por la región delegadas de Guatemala, El Salvador y Panamá. Es de notar que por El Salvador asistió doña Claudia Matamoros Loría de Guirola, costarricense casada con salvadoreño. De regreso en Nueva Orleans, continúa la misión a Guatemala en donde se entrevista con el presidente licenciado Manuel Estrada Cabrera y el canciller don Luis Toledo Herrarte; pasa a El Salvador en donde es recibido por el presidente don Carlos Meléndez Ramírez y su canciller el doctor Francisco Martínez Suárez; continúa el viaje para Honduras en donde lo recibe el presidente doctor Francisco Bertrand y el canciller interino Ricardo de J. Urrutia; luego pasa a Nicaragua, siendo recibidos por el presidente don Adolfo Díaz Recinos y su canciller don Diego Manuel Chamorro Bolaños. En cada uno de los países recibieron J E R A E C A a la delegación con todos los honores civiles y militares siendo objeto de sinceras muestras de amistad y aprecio. En nombre del Gobierno de Costa Rica, y como testimonio de sincera simpatía hacia los gobiernos centroamericanos, el canciller Acosta García le ofrece a cada uno de ellos, dos becas para jóvenes que deseen seguir la carrera del Magisterio en la Escuela Normal de Costa Rica. Dos meses después llegaron los primeros becarios a Heredia. El Tratado Chamorro-Bryan El 5 de agosto de 1914, los gobiernos de Nicaragua y de los Estados Unidos de América firmaron el Tratado Chamorro-Bryan, que concedía a los segundos los derechos para construir un canal interoceánico, el arriendo por 99 años de las islas del Maíz y el derecho a emplazar una base naval en el golfo de Fonseca. Costa Rica no fue consultada para la firma del tratado, sus derechos nos e tomaron en cuenta y ni siquiera se puso oficialmente en su conocimiento el texto suscrito. El 7 de febrero de 1916 el ministro de Costa Rica en Washington, don Manuel Castro Quesada, presentó al secretario de Estado, señor Robert Lansing, una protesta en la que se manifestaba que Nicaragua estaba expresamente inhibida para suscribir el Tratado Chamorro-Bryan, por cuanto este violaba de modo flagrante los derechos de Costa Rica. No habiéndose recibido contestación, el 21 de febrero siguiente, el ministro Castro Quesada dirigió otra carta al secretario Lansing. Este respondió con nota ambigua, en la que se pretendía hacer efectivos ofrecimientos hechos por Costa Rica en la Convención Calvo-Hay de 1900 para prestar a los Estados Unidos toda su colaboración en la proyectada vía canalera, y se expresaba que se respetarían los derechos de Costa Rica, El Salvador y Honduras. Estos dos últimos países consideraban que el tratado lesionaba sus derechos en el golfo de Fonseca. En febrero de 1916, el Senado de los Estados Unidos aprobó el tratado y, poco después, lo hizo Nicaragua. Al aprobar el convenio, J E R A E C A el senado americano aclaró que la normativa no debía afectar los derechos de Costa Rica, El Salvador y Honduras, mientras que la Cámara nicaragüense guardó silencio al respecto. Los tres países protestaron ante el gobierno americano, sin éxito. Los Estados Unidos insistieron que la reserva senatorial dejaba a salvo los derechos de los tres países que se consideraban afectados. Nicaragua por su lado mantenía la tesis de que el convenio sólo contenía una opción. El 24 de marzo de 1916, Costa Rica demandó a Nicaragua ante la Corte de Justicia Centroamericana y solicitó que esta declarara que el Tratado Chamorro-Bryan violaba los derechos que Costa Rica derivaba del Tratado Cañas-Jerez, el Laudo Cleveland y los tratados de Washington de 1907 y, por consiguiente, era nulo. La Corte admitió la acción. El gobierno nicaragüense negó la competencia de la Corte y se abstuvieron de dar respuesta a la demanda de Costa Rica. El 22 de setiembre de 1916 la Corte de Justicia Centroamericana votó sobre el caso planteado por Costa Rica contra Nicaragua y el 30 de ese mes emitió la sentencia. El alto tribunal desechó las objeciones de Nicaragua con respecto a su competencia para conocer del caso y consideró que la firma del mencionado tratado había sido violatoria de los derechos que Costa Rica derivaba del Tratado Cañas-Jerez, del Laudo Cleveland y del Tratado General de Paz y Amistad de 1907, por cuanto no había sido consultada acerca de los inconvenientes que pudiesen ofrecer las concesiones del convenio canalero, aunque su voto era decisivo con respecto a las concesiones canaleras sobre el río San Juan y el lago de Nicaragua. El fallo señalaba que el dominio de Nicaragua en el río no era absoluto ni ilimitado, “…..tiene que estar restringido por los derechos de libre navegación y anexos, tan remarcadamente otorgados a Costa Rica, sobre todo si se considera que tales derechos, ejercidos para fines fiscales y defensivos, se confunden en su desarrollo, según el sentir de los tratadistas, con las facultades soberanas del imperium. Tal concesión equivale a J E R A E C A un derecho real de uso, perpetuo e inalterable, que coloca a la República de Costa Rica en el goce pleno del dominio útil de gran parte del río San Juan, sin perjuicio del dominio pleno que conserva Nicaragua como soberana del territorio…..” Aunque su sentencia resolvió el fondo de la cuestión a favor de Costa Rica, la Corte se abstuvo de declarar nulo el tratado Chamorro–Bryan, por cuanto los Estados Unidos de América no estaban sujetos a su jurisdicción. El magistrado nicaragüense don Daniel Gutiérrez Navas emitió un voto salvado, pero firmó la sentencia junto con sus colegas. Sin embargo, el gobierno de Nicaragua formuló una vehemente protesta contra el fallo y, sin parar mientes en lo dispuesto en la convención constitutiva de la Corte sobre la obligatoriedad de sus sentencias, anunció que lo desconocía, por considerar que el alto tribunal se había extralimitado. Para tratar de convencer a los Estados Unidos de que reconsiderasen su actitud en relación con los derechos canaleros costarricenses, el ministro de Costa Rica en Washington, don Manuel Castro Quesada, se valió de los servicios del distinguido abogado norteamericano, Chandler P. Anderson, quien discutió el asunto con el secretario de Estado Robert Lansing. Este manifestó que estudiaría cuidadosamente las posiciones que presentase Costa Rica y designó a uno de los subsecretarios de Estado, para negociar con el abogado. A principios de 1917, Anderson y el subsecretario habían llegado a un acuerdo tentativo en cuanto a la cifra de tres millones de dólares como pago de la cesión de los derechos canaleros de Costa Rica a los Estados Unidos. Sin embargo, la caída del gobierno costarricense interrumpió las negociaciones. Conferencias y reuniones De diciembre de 1915 a enero de 1916 se celebró en Washington D.C. el II Congreso Científico Panamericano, al cual asistió el canciller Acosta García, y en abril de 1916 se llevó a cabo en Buenos J E R A E C A Aires la Conferencia Financiera Panamericana, a la cual asistió en representación de Costa Rica el secretario de Gobernación don Juan Rafael Arias Bonilla. Tratados y Convenios A fines de 1915 se intercambiaron notas con la Cancillería de Nicaragua para establecer reglas destinadas a impedir los fraudes con títulos universitarios y certificados de estudio. Las disposiciones derivadas del canje de notas fueron aprobadas por Costa Rica el 2 de diciembre de 1915. El 24 de junio de 1916 el Poder Ejecutivo aprueba la declaración suscrita en París mediante la cual se acuerda extender de plenoderecho los tratados de convenciones vigentes entre Francia y Costa Rica, salvo cláusula contraria, a la zona francesa del Imperio Cherifiano (Marruecos). El 7 de agosto de 1916 el Congreso Constitucional aprueba las Convenciones de Buenos Aires sobre Reclamaciones Pecuniarias, Propiedad Literaria y Artística, Marcas de Fábrica y de Comercio, y Patentes de Invención, Dibujos y Modelos Industriales, suscritas por Costa Rica en 1910, durante la IV Conferencia Panamericana. El Poder Ejecutivo ratificó las cuatro convenciones el 20 de junio de 1916. En junio de 1916 es ratificada la Convención para el Canje de Paquetes Postales con España, El 20 de junio de 1916 es suscrita una Convención para el Canje de Paquetes Postales con Colombia la cual fue aprobada por Costa Rica el 26 de agosto de ese año, pero debido a que su texto contenía errores, se suscribió una segunda convención la cual fue aprobada por Costa Rica el 12 de setiembre de 1916. J E R A E C A Condecoraciones En 1916 el Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela condecora con la Orden del Libertador al presidente González Flores, al canciller Acosta García y al secretario de Fomento don Enrique Pinto Fernández. En el mismo año el Asilo de Las Mercedes le impone una medalla de oro como su benefactor (hay que recordar que don Julio también tiene a su cargo la Cartera de Beneficencia). Visitas oficiales En febrero de 1916 visitó Costa Rica una comisión oficial de financistas, enviada por la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos de América, para estudiar la situación financiera de los países centroamericanos. En 1916 se recibe la visita del señor Juan de Khotinsky, delegado de la Cámara de Comercio de Rusia, para estudiar las posibilidades de abrir el mercado ruso al café costarricense. Sin embargo, la situación imperante en Europa y las complicaciones de transporte dificultaron la realización de esa idea, que quedó en el olvido después de la revolución rusa de febrero de 1917. En enero de 1917 se recibe la visita del doctor don Salvador Martínez Alomia, en calidad de ministro plenipotenciario de México en misión especial. En enero de 1917 se recibe la visita del licenciado Francisco Martínez Suárez, ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, quien llega a Costa Rica para agradecer la misión oficial que el gobierno enviara el año anterior a su Patria. Precisamente cuando se encuentra de visita en el país el canciller salvadoreño el 27 de enero de 1917, es derrocado el presidente González Flores por un golpe militar encabezado por el general J E R A E C A Federico Tinoco Granados, hasta entonces secretario de Guerra y Marina, y quien se proclama jefe provisorio de la República. J E R A E C A C V E Al caer el gobierno constitucional, don Julio sale de la Secretaría de Estado y continúa viviendo en San José, pero poco tiempo después se traslada a El Salvador en donde administra la finca La Esperanza, propiedad de su suegro, escribiendo al mismo tiempo, los editoriales del Diario del Salvador. Don Julio escribió al respecto que, “A vuelta de muchas insistencias al fin pude lograr que el Ministro de Guerra, General Tinoco, diera su aquiescencia para que se me extendiera un pasaporte. Fue unos meses después del golpe del 27 de enero, cuando cayó el Gobierno de González Flores, del cual era yo Secretario de Relaciones Exteriores. Me fui a El Salvador en las peores condiciones económicas. Allá me refugié, y al fin, Román Mayorga Rivas, director del Diario del Salvador, me propuso que le hiciera los editoriales del diario. Fue desde esa sección desde la que hice una ruda campaña a favor de la ideología de Francia, Gran Bretaña y Bélgica y de todos los pueblos agredidos por la furia prusiana. Trate por todos los medios de mantener la fe en los propósitos de los aliados J E R A E C A y en su causa, y en levantar el entusiasmo de la opinión de los lectores. Un día tuve una satisfacción; esas pequeñas y grandes satisfacciones de los que escriben para el público; Mayorga Rivas me visitó y me dijo: tengo que confesarle un pecado y es el de que en silencio, como asintiendo, he estado recibiendo felicitaciones por los editoriales. Pero ya no puedo más y desde ayer he revelado que son suyos. Yo tengo mi nombre literario hecho ya y no voy a consentir que se me siga adornado con plumas ajenas…… Andando los años, ya después de haber llegado a la Presidencia de la República, Francia y Bélgica dispusieron, una después de la otra, otorgarme condecoraciones: la primera, la Legión de Honor, la segunda, la Orden de la Corona de Bélgica. Claro que por mi calidad de Presidente de la República me las hubieron de dar en un grado mayor del que me las hubiera otorgado si no hubiera ocupado ese puesto. Pero ambos gobiernos me hicieron saber que me las entregaban, en primer término, por mi compaña periodística durante la guerra mundial en defensa y pro de sus ideales. Fue así como conquisté dos lauros en el terreno del periodismo.” Para el año de 1918 en diferentes lugares de la República se encontraban grupos de ciudadanos conspirando contra el gobierno. El 22 de febrero un pequeño grupo comandado por el diputado Rogelio Fernández Güell se alza en armas en Río Grande de Atenas. Por diferentes circunstancias el alzamiento pronto es debelado y, fracasada la intentona, el grupo de Fernández Güell huye a través de la montaña con dirección hacia la frontera sur. El gobierno envía tropas a perseguirlos y los alcanza cerca del río Ceibo en la zona de Buenos Aires de Puntarenas, efectuándose un encuentro muy desigual entre los seis fugitivos casi sin armas y cansados después de varias semanas de caminar por la montaña, contra cincuenta policías bien armados. Eran las ocho de la mañana cuando comenzó el combate y poco después eran asesinados los fugitivos menos uno que logró escapar. J E R A E C A El 20 de mayo de 1918 en un artículo que publica en el Diario del Salvador, define don Julio su posición política: “Un caballero procedente de allí, me ha traído una carta fidedigna, en la que se me avisa que de la oficina en que actúa el comediante que representa el papel de Ministro de Guerra, han salido a volar, echados con la cautelosa perfidia que caracteriza a ese señor y a su hermano que hace de Presidente, rumores solapados en que aparezco yo como autor de revelaciones de carácter privado, que se relacionan con los doloroso estremecimientos políticos que sacuden a nuestra pobre patria, y en uno de los cuales cayó como héroe, ultimado por rústicas manos criminales, mi inolvidable amigo Rogelio Fernández Güell. Se me dice también, que un amigo mío, al que miré como hermano, es el responsable directo de esos rumores y se le acusa amargamente de infidencia y de traición. Yo defiendo a ese amigo. Lo defiendo, a pesar de los lazos que, por desgracia suya y con menoscabo de su nombre, lo unen a esos dos personajes teatrales, mezcla feliz de Scarpia y Bertoldo, que, a favor de la confianza generosa del noble jefe don Alfredo González Flores, depositada con imprudencia en el mayor de ellos, contra el clamor general, realizaron el más vil de los hechos para el que no necesitaron ni valor, ni gente, ni armas. Los ladrones tenían las llaves y violaron la amistad y el honor, sin más ruido que el de sus propias carcajadas cínicas, que fueron en la quietud de luna mañana de enero a despertar en sus guaridas a las aves agoreras, que desde entonces no han ceso de graznar. Yo defiendo al amigo a quien se acusa; y proclamo que esos rumores no tienen otro nido que el mal llamado Ministerio de Guerra. Allí nacieron aprovechando viborescamente mi salida del país. Allí nacieron en la propia amoralidad de aquella atmósfera, única que podía darles vida. Allí, y en el Castillo Azul, J E R A E C A morada antes del trabajo y de estudios, y hoy corral gitanesco en que toda incapacidad se pavonea. Todos vosotros conocéis bien a esos hombres. Todos vosotros me conocéis bien a mí. Si escribo en son de protesta, es porque ya no soporto ese hedor de mentira y de hipocresía, que amenaza asfixiar a la República desde hace más de un año, y me persigue hasta aquí, en este retiro en que busque paz para mi ánimo entristecido de patriota....” A fines de 1918 los emigrados políticos que se encontraban en Nicaragua organizan, bajo la jefatura de don Alfredo Volio Jiménez, una revolución a la cual se llamará en la historia la Revolución del Sapoá. Lamentablemente, en diciembre fallece el señor Volio Jiménez a consecuencia de una fiebre maligna. Así las cosas, los jefes revolucionarios se dedican a buscar un jefe civil de la Revolución. Es escogido don Julio Acosta. Y como jefe militar se escoge al general mexicano Manuel Chao Rovira. Antes de iniciarse la invasión el Comité Ejecutivo de la Junta Revolucionaria lanza un manifiesto que se conoce como la Proclama del Sapoá la cual dice: “Costarricenses Ha llegado el momento de volver por el honor de Costa Rica, de recuperar con las libertades y los fueros que nos arrebatara la audacia detentadora del poder y la hacienda pública nuestra dignidad de ciudadanos y la estima de las demás naciones de la tierra. La justicia marcha serena pero inflexible delante de nosotros. Ella nos ha armado y nos sostendrá en la lucha hasta no haber alcanzado el restablecimiento del orden constitucional con las prerrogativas que tenemos derecho, y sin las cuales la vida es una afrenta y un ludibrio. Queremos volver a ser ciudadanos libres de una república de verdad, y no esclavos miserables de una autoridad irrespetuosa y violenta. Que la ley sea otra vez la regla de conducta de todos y que no prevalezca sobre sus mandatos la soberbia antojadiza de unos cuantos impostores que prefieren contemplar a Costa Rica repudiada en sus J E R A E C A relaciones internacionales, arruinada en sus finanzas, maleada en sus costumbres por los influjos nefastos de la tiranía y casi perdida en el desconocimiento moral. A cuya sombra prosperan las codicias impúdicas, los miedos serviles, las adulaciones rastreras y las concupiscencias abominables, antes que abandonar la presa del poder. Este estado de cosas no debe durar. No es posible que sigamos viviendo los costarricenses bajo un régimen viciado desde sus comienzos por el peculado y la violencia, que ha deshonrado a nuestras instituciones políticas hasta hace poco tiempo tan estimadas, y que ha hundido nuestro crédito financiero, por medio de derroches insensatos y frecuentes emisiones de papel sin respaldo, en la peor de las bancarrotas……….” El 5 de mayo de 1919 las fuerzas revolucionarias invaden el territorio costarricense apoderándose de Peñas Blancas, Pocito, Zapote y La Cruz donde establecieron su cuartel general. A su vez, las fuerzas gubernamentales establecen su cuartel general en Liberia. Se suceden varios encuentros en el Jobo y La Cruz. Mientras tanto en San José los ánimos se exaltan, las maestras de las escuelas de San José realizan una valiente manifestación pública contra el gobierno y se amotina el pueblo incendiando el edificio del periódico La Información. El 10 de agosto es asesinado el ministro de Guerra y Marina general José Joaquín Tinoco Granados. Dos días después salió para Europa el presidente general Federico Alberto Tinoco Granados. Asume el mando el general Juan Bautista Quirós Segura en calidad de primer designado quien al poco tiempo, y después de la recomendación recibida de una Junta de Notables, llama al licenciado Francisco Aguilar Barquero para que asuma el mando en calidad de presidente provisorio de la República. El 2 de setiembre siguiente, don Julio recibe un telegrama que dice: “San José, 2 de setiembre de 1919. A Julio Acosta y compañeros. La Cruz. Grato para mí es comunicarles que hoy asumí la Presidencia de la República, J E R A E C A enviándoles afectuosos saludos. Invítelos regresar esta patria que tanto les debe. Su amigo, Francisco Aguilar Barquero.” El 8 de setiembre de 1919 el Partido Constitucional lanza la candidatura de don Julio a la Presidencia de la República. Asi las cosas los revolucionarios preparan su regreso a San José viajando por mar a Puntarenas y llegando en tren hasta La Sabana. Don Harold H. Bonilla, nos dice que: “Recordaremos para toda la vida aquella mañana del 13 de setiembre del año diecinueve cuando poco después de las doce del día entró en San José, junto con sus compañeros de rebeldía, que a su lado habían luchado hombro con hombro, en la frontera del Norte, aclamado, victorioso, en medio del júbilo general y los aplausos dela multitud, Julio Acosta, triunfante en una carroza. Su arribo a la capital fue una verdadera apoteosis. Los diarios de la época, al comentar la llegada del Héroe del Sapoá y Libertador de Costa Rica y la soldadesca revolucionaria, -sus subalternos y a la vez sus hermanos de infortunio-, refieren a grandes títulos: Acosta fue recibido en San José por 30.000 personas como ninguno lo había sido antes en Costa Rica, agregando luego, el relato de la alegría de los niños, las lágrimas de las mujeres, la emoción desbordante de las multitudes, nunca en otra ocasión tan manifiesta en nuestro medio.” El 27 de setiembre de 1919 la Municipalidad de San Ramón acuerda: “Mandar a batir una medalla de oro que como perpetuo y vivo testimonio de la admiración y el cariño que el pueblo ramonense siente por el denodado Restaurador de nuestras patrias libertades, le hará entrega al señor don Julio Acosta García, junto con copia de esta acta, en la próxima J E R A E C A visita a esta ciudad. La medalla de oro macizo dirá en el anverso: La ciudad de San Ramón a su hijo esclarecido y en el reverso: Premio a la virtud y el mérito. Setiembre de 1919.” Acosta financia su campaña política emitiendo bonos no reembolsables, que van de veinticinco céntimos a cien colones. El sistema es novedoso y ejemplar, ya que la costumbre es ofrecer cargos públicos a cambio de dinero para hacer frente a esos gastos. Las elecciones se llevan a cabo el domingo 7 de diciembre después de una campaña de tres meses. La votación recibida por don Julio es del 89%. J E R A E C A C VI E Don Julio asume la Presidencia de la República el 8 de mayo de 1920 y en su mensaje al Congreso Constitucional expresa: “Se abre hoy una nueva era en los destinos de Costa Rica. Para inaugurarla nos han elegido los pueblos a vosotros y a mí, dándonos con ello una evidente muestra de confianza y de esperanza. Yo os felicito sinceramente y os saludo lleno de fe y de amor patrio, en la seguridad de que los pueblos no se engañaron al escogeros entre tantos ciudadanos que aspiraban de esta vez a cooperar en la obra de la reconstrucción nacional. En cuanto a mí, que abrumado por las obligaciones que la nación deposita sobre mis hombros, sólo debo deciros que no siento el más pequeño temor, y que un sentimiento de orgullo aumentas mis fuerzas al contemplar la obra ingente de energía y de patriotismo que el pueblo costarricense ha puesto a mi cuidado. …....El movimiento restaurador que invadió el país por la frontera norte, cuyas vibraciones agitaron y conmovieron a toda la nación, no traía por único objeto derribar el pequeño círculo que de tan mala J E R A E C A manera se había adueñado del Poder: su ideal máximo era y sigue siendo la regeneración material, moral y espiritual de este noble suelo en que nacimos, cuyo aliento cálido y puro, dio forma a nuestros anhelos de patriotas, y cuyo dominio integro y sin mancha debemos trasmitir a nuestros hijos…… ……Es casi innecesario deciros que será objeto de la más cuidadosa atención el cultivo de las relaciones internacionales. Estrecharemos nuestros lazos de amistad con todos los pueblos de la tierra, en beneficio de nuestra cultura y nuestro comercio…. ……En ninguna época anterior, ni aun en las más tormentosas de nuestra historia, han sido como ahora los problemas fiscales y económicos de carácter tan grave y premioso, ni de solución tan complicada y dif ícil. A tan deplorable condición ha contribuido en primer término la conflagración europea, que ha producido en el universo y en todas las esferas de la vida económica, un desequilibrio general, obligando a todas las naciones, así beligerantes como neutrales, a apelar a recursos extremos, casi confiscatorios; y de otro lado especial nuestro, la temeraria e inicua administración que durante treinta meses pesó sobre Costa Rica, recurriendo a un desmesurado inflamiento de circulación fiduciaria para satisfacer sus extravagantes y criminales dilapidaciones. Esta situación realmente sombría no podremos despejarla sino después de atento y sereno estudio, siempre procediendo con ánimo resuelto y con aquel viejo patriotismo que es característica del pueblo costarricense…… ……La educación nacional continuará recibiendo el más vigoroso apoyo. Educaremos, es decir, haremos por traer a la vida activa todas las potencialidades que yacen en el interior de cada niño, preparándolos así de un modo eficaz para la lucha. No es la suma de conocimientos lo que abre los caminos alucinantes del éxito; es el desarrollo metódico y consciente de las facultades internas, lo que permite acoplar esos J E R A E C A conocimientos y aplicarlos en sendas de trabajo y de verdad…. …..Es urgente crear un cuerpo de policía que responda a los fines modernos de esa institución…..…..Hay que establecer un cuerpo de policía rural, análogo a la Guardia Civil de España y con instructores de aquel país. Su primer núcleo debe fundarse en la provincia de Guanacaste… …..Si ponéis mano en la reforma de la Ley de Elecciones, os recomiendo el voto secreto, como complemento indispensable de la votación directa…. Los militares en servicio no deben votar. Ellos son la garantía de todos y deben permanecer impasibles en medio de la agitada tempestad eleccionaria. …..Es conveniente conceder el derecho de voto a las mujeres en las elecciones municipales, a fin de prepararlas para la vida social futura. En los últimos acontecimientos políticos del país ellas tuvieron acción predominante, y su arrojo, efecto de su alteza moral y de su noble espíritu de sacrificio, dio ejemplo de cívica energía a los hombres, que nunca podremos olvidar….. ……En la República se cuentan hoy no menos de cien mil votantes. En las últimas elecciones solo la mitad de estos se presentó a las urnas, no obstante el entusiasmo nunca visto que despertaron en el país la caída del despotismo y la bandera de la libertad. Entonces, señores, que vengan las mujeres a ocupar el puesto que los hombres abandonan, que vengan las mujeres a avivar la llama que se apaga del más sagrado de los deberes populares: y si es el analfabetismo o los efectos perniciosos de la intemperancia lo enferioriza a tan considerable número de ciudadanos, que vengan las mujeres, más doctas en ocasiones y más sobrias, y por lo mismo más legítimas dueñas de ese derecho de votar…. ….Cumplir y hacer cumplir fielmente las leyes de la República, velar por la integridad de la patria, ensanchar el campo de la actividad nacional, ese será mi programa de gobierno……” J E R A E C A Designados a la Presidencia Seis días antes de la toma de posesión, el Congreso ha elegido a los designados a la Presidencia quienes, por su orden, sucederían al presidente en caso de ausencia. Tales nombramientos recaen en don Aquiles Acosta García como primer designado; don Alfredo González Flores como segundo designado, y don Arturo Volio Jiménez como tercer designado. Secretarios de Estado Don Julio nombra como miembros de su gabinete a las siguientes personas: En las carteras de Relaciones Exteriores, Beneficencia, Gracia, Culto y Justicia don Alejandro Alvarado Quirós (1920-1922) y don José Andrés Coronado Alvarado (1922); en las carteras de Gobernación y Policía don Claudio González Rucavado (19201921); en las carteras de Hacienda y Comercio don Nicolás Chavarría Mora (1920-21) don Alberto Echandi Montero (1921), don Rafael Huete Sáenz (1921-22) y don Tomás Soley Güell (1922-1924); en las carteras de Guerra y Marina don Aquiles Acosta García; en la cartera de Instrucción Pública don Miguel Obregón Lizano; y en la cartera de Fomento don Narciso Blanco Mora. Como subsecretarios de Estado fueron nombrados en Relaciones Exteriores y anexas don Manuel Sáenz Cordero (1920-1922); en Hacienda y Comercio don José María Vargas Pacheco (1920-1922) y don Tomás Soley Güell (1922) y en Guerra y Marina don Raúl Acosta García (1920-1922). Como recargo ejercen las carteras de Relaciones Exteriores y anexas don Miguel Obregón Lizano (1922-1924) y las carteras de Gobernación y Policía don Aquiles Acosta García (1921-1924) J E R A E C A Dignificación de la mujer De conformidad con su pensamiento, expresado en su discurso inaugural, con fecha 12 de junio de 1920, se emite el decreto que dice: “1º.- Que uno de los propósitos de la presente Administración es considerar a la mujer como de condición igual al hombre en todo aquello que la favorezca en relación con el Estado; 2º.- Que en las jornadas patrióticas de junio del año próximo pasado, cuyo primer aniversario celebramos, la señorita María Isabel Carvajal dio una lección memorable de carácter en la lucha contra la tiranía; 3º.- Que a esta circunstancia añade la señorita Carvajal sus sobresalientes dotes literarias y de su reconocido amor a la causa de la enseñanza primaria. Por tanto, El Presidente Constitucional de la República, ACUERDA: Concédese a la señorita María Isabel Carvajal, como auxilio para efectuar su viaje a uno de los países de Europa, el valor de los pasajes y una pensión equivalente a setenta y cinco dólares mensuales por el término de un año. Esta erogación se imputará a Eventuales de Relaciones Exteriores.” Ley de Recompensas Aunque el Partido Constitucional, y por lo tanto el gobierno, cuenta con 36 diputados del total de 43 que forman el Congreso, don Julio tiene su primer conflicto al aprobar el Poder Legislativo el 12 de julio la llamada Ley de Recompensas mediante la cual, en su artículo 1º se autoriza el pago de una suma de dinero para recompensar los servicios de los jefes revolucionarios extranjeros: en su artículo 2º autoriza el pago a los jefes, oficiales y soldados extranjeros que participaron en el movimiento revolucionario; en el artículo 3º se destina una suma para recompensar los servicios de los jefes, oficiales y tropas costarricenses que participaron en J E R A E C A los movimientos revolucionarios de diciembre de 1917, febrero de 1918 y mayo de 1919, y el artículo 4º recompensa a los familiares de los muertos en campaña. Cinco días después, el 30 de junio, el presidente Acosta devuelve al Congreso la mencionada ley, vetando el artículo 3º o sea la recompensa a los jefes, oficiales y tropa costarricenses. Manifiesta el presidente Acosta: “Es seguro que durante todo mi período de gobierno no se me presentara un conflicto igual al que surgió en mi espíritu ante la lectura del artículo 3º de vuestro decreto número 16; porque ese artículo recompensa a los costarricenses que pusieron su esfuerzo al servicio de la libertad, muchos de ellos compañeros míos muy queridos, y yo, con estos reparos, parece que quisiera arrebatarles esa recompensa. Y no es así; que mi deseo más vehemente es transmutar el oro que deslumbra los ojos de la carne, en el otro que resplandece con todos los fulgores del espíritu, derramando este a manos llenas por el noble pueblo costarricense, sobre la frente de los peregrinos de la frontera, en la apoteosis del 13 de setiembre del año próximo pasado. Todavía contemplan mis ojos las lágrimas de las mujeres, la alegría delirante de los niños, la emoción desbordada de las multitudes, nunca en otra ocasión tan manifiesta, al recibir a sus soldados predilectos; y no puedo, no debo consentir, mientras ello en este en mi mano, que aquello, que es vida eterna, como el agua que el Galileo ofrecía a la pecadora, se convierta en esto, que es miseria humana, perecedera y triste. Y no por mi precisamente. Sino por esos hermanos míos, que en la serena fraternidad de las almas, plenos de ensueños caballerescos, lo ofrendan todo, con sinceridad encantadora, al culto de la patria……… Yo he llamado a mis soldados ahora en los puestos de la República. Ellos, con excepción de unos pocos, que ya los tendré a mi lado, colaboran con su jefe. J E R A E C A Yo he puesto en sus manos honradas las armas de la nación. Yo descanso en ellos. Yo me apoyo en ellos. Ellos son mi escudo y el escudo de la patria. Hubo gloria en la actitud asumida por los que se enfrentaron al déspota? Entonces no hay paga en dinero. Hubo paga? Entonces no hay gloria; que no se puede servir a dos señores. Si hay paga, quién ofrenda la vida? Lo único que invita a la muerte es el Ideal. Si este huye, solo se oye el masticar de las mandíbulas de Sancho. Y entre ese ruido misérrimo no se pueden alzar los pilares de la patria. Yo aspiro que la gloria del deber cumplido orle para siempre la frente de mis compañeros y resplandezca en las nativas páginas para que de su luz surja, noble, vigorosa y fuerte, la patria del porvenir.” El Congreso después de un amplio debate resella la ley el 9 de julio y la remite al Ejecutivo para su publicación. Es a partir de este momento que se inicia la pugna entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo. Ley de Nulidades Así las cosas, el Congreso, con fecha 20 de julio de 1920, aprueba la llamada Ley de Nulidades por la cual se declara la nulidad de todos los actos del gobierno de don Federico Tinoco Granados. El consulado de su majestad británica, de previo a la aprobación de la mencionada ley, había presentado con fecha 12 de julio, una nota ante la Cancillería en la cual presentaba …,la más enérgica protesta contra los actos gubernamentales que se han llevado a cabo y están en vías de llevarse a cabo en el sentido de destituir de valor los billetes de un mil colones emitidos por J E R A E C A el Banco Internacional de Costa Rica. Funda su protesta el Gobierno de su Majestad en el hecho de que The Royal Bank of Canada, institución Británica a la cual el Gobierno de su Majestad debe y está dispuesto a dar la más eficiente protección, es tenedor de tales billetes por la cantidad de 998.000. Considera el Gobierno de su Majestad que todo acto del Gobierno de Costa Rica encaminado a menoscabar el valor legal de esos billetes, o siquiera estorbar su cambio o circulación, constituye una intromisión indebida en los negocios privados de The Royal Bank of Canada con el Banco Internacional de Costa Rica. Además, las leyes o cualesquiera otros actos del Gobierno de Costa Rica a que se hace referencia son retroactivas y en consecuencia inaplicables al caso. En tal virtud el Gobierno de su Majestad Británica ha juzgado oportuno manifestar de la manera más terminante al de su Excelencia que no se conformará con ninguna disposición que altere la circulación de los citados billetes del Banco Internacional. En la misma fecha, el gobierno británico presentó otra nota mediante la cual presentaba enérgica protesta respecto a la legislación proyectada en cuanto afectaba al Contrato Amory, y agregaba que el gobierno de su majestad vería la cancelación de ese contrato como un serio ataque contra derechos británicos legítimamente adquiridos para lo cual no existía justificación (el negocio a que se refería la nota era el contrato petrolero celebrado por el gobierno de Tinoco con John M. Amory & Son, aprobado el 26 de junio de 1918 por la Cámara de Diputados). La Cancillería costarricense no dio trámite a las protestas por cuanto el gobierno británico no había reconocido al nuevo gobierno de Costa Rica. En vista de la situación, el gobierno de su majestad británica se apresuró en reconocer al del presidente Acosta y las relaciones diplomáticas se restablecieron el 31 de julio. El presidente Acosta García, previendo las posibles consecuencias de dar ese paso tan grave, ya sea dentro como afuera del país, J E R A E C A invita a un grupo de ciudadanos a una Junta de Notables que se verifica en la presidencia el 31 de julio con el exclusivo objeto de deliberar acerca de los puntos contenidos en la ley. La concurrencia por unanimidad recomienda que se vete la ley. En consecuencia, el 2 de agosto el presidente Acosta veta la Ley de Nulidades, siendo resellada por el Congreso el 11 de agosto y enviada al Ejecutivo para su publicación. La Sociedad de Naciones En julio de 1918 se celebra en París la Conferencia de Paz, de la cual es excluida Costa Rica por influencia del presidente Woodrow Wilson de los Estados Unidos de América. En dicha conferencia se firma el Tratado de Versalles que crea la Sociedad de Naciones, cuya primera asamblea general se realiza en Ginebra el 15 de noviembre de 1920 con la participación de 42 países. En setiembre de 1920, Costa Rica solicita ser miembro de la Sociedad lo cual es aprobado por unanimidad el 16 de diciembre siguiente. El Congreso costarricense aprobó la adhesión de Costa Rica al Pacto de la Sociedad de Naciones el 20 de enero de 1921. La Unión Centroamericana Por iniciativa del gobierno salvadoreño se reunió en San José en diciembre de 1920, una conferencia de plenipotenciarios para tratar de restablecer la unión política de las cinco repúblicas de Centro América, con motivo del primer centenario de la independencia. Este proyecto se frustró en parte porque Nicaragua pretendía la aceptación del Tratado Chamorro-Bryan. Habiéndose retirado Nicaragua de la conferencia, los restantes plenipotenciarios firmaron el 19 de enero de 1921 un pacto de unión entre Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras, acordando restablecer la República Federal de Centro América, crear un Consejo Provisional integrado por un delegado de cada J E R A E C A Estado y reunir una Asamblea Constituyente que emitiese la Carta Fundamental de la Federación. El 31 de enero, el presidente Acosta le da su aprobación al tratado y de conformidad con el precepto constitucional lo somete a las deliberaciones el Congreso para los efectos de ley. El 4 de mayo siguiente es sometido el tratado a la consideración del Congreso quien lo pasó a una comisión para que rindiera el correspondiente dictamen. Habiendo obtenido dictamen de mayoría favorable y desfavorable de minoría, se iniciaron los debates parlamentarios. Finalmente el 21 de junio de 1921 fue desechado el dictamen favorable de mayoría, con lo cual Costa Rica no aprobó el tratado y quedó tan solo vigente entre Guatemala, El Salvador y Honduras quienes sí lo habían aprobado. Provincia Eclesiástica Mediante bula de fecha 16 de febrero de 1921, su santidad Benedicto XV, crea la provincia eclesiástica de Costa Rica, independizándola de Guatemala, y elevando la Diócesis de San José a la categoría de Arquidiócesis, erigiendo la Diócesis de Alajuela y el Vicariato Apostólico de Limón. El 2 de agosto siguiente es consagrado primer arzobispo de San José el doctor Rafael Otón Castro Jiménez; como primer obispo de Alajuela se traslada al obispo titular de Sora y coadjutor de Tegucigalpa, monseñor Antonio del Carmen Monestel Zamora, quien toma posesión el 14 de agosto siguiente; y el 1 de mayo de 1922 es consagrado como obispo Titular de Tegea y primer vicario apostólico de Limón el sacerdote Agustín Blessing Trinsinger. Estado de Guerra con Panamá Por haber desconocido Panamá el Laudo White, Costa Rica aún no había entrado en posesión del territorio situado en el Pacífico que le había sido restituido por el Laudo Loubet de 1900. No J E R A E C A contenta Panamá con seguir detentando arbitrariamente ese territorio, hacía continuos avances violando el statu quo. El Gobierno decide enviar una guarnición de 25 hombres a Coto para evitar nuevos avances. Esta guarnición es aprisionada y dos pequeños refuerzos que se enviaron después fueron emboscados en el río Coto, siendo recibidos por las autoridades panameñas con fuerte ataque de fusilería, causando varios muertos y heridos entre los costarricenses. El 20 de febrero de 1921, en unión de su gabinete, el presidente Acosta declara atentoria contra la soberanía de Costa Rica la ocupación por Panamá de la región situada al oeste y al norte de la línea fronteriza entre ambas repúblicas, según lo establecido por el Laudo Loubet de 1900, y confirmada por el Tratado AndersonPorras de 1910 y el Laudo White de 1914. Se decreta asimismo que en lo sucesivo dicho territorio queda bajo el mando de las autoridades civiles y militares de la República. El 1º de marzo se crea un Estado Mayor General integrado por los generales de división don Buenaventura Carazo, don Rafael Villegas Arango, don Juan Bautista Quirós Segura, don Jorge Volio Jiménez y el general de brigada don Ricardo Monge. Al día siguiente se suspenden por sesenta días las Garantías Constitucionales. Una fuerza expedicionaria sale hacia la región de Coto, mientras otra avanza por el Atlántico, atravesando la frontera se apoderan de Guabito y siguiendo adelante, ocupan el puerto de Almirante. Así las cosas, medió el gobierno de los Estados Unidos en el conflicto comprometiéndose a hacer cumplir el Laudo White. Habiendo cesado las hostilidades y de regreso las tropas a San José, el presidente Acosta emite una orden general a los Ejércitos Expedicionarios y Comandancias de Plaza, en los cuales expresa que: “El Gobierno de los Estados Unidos ha garantizado que se respetará por la República de Panamá el fallo dictado por el presidente de la República Francesa, Excelentísimo Señor Emilio Loubet, fallo que fue interpretado por la decisión arbitral del Chief Justice J E R A E C A de los Estados Unidos, el Honorable Mr. White. Ese límite constituye la satisfacción de nuestros reclamos por las armas porque ampara lo que en justicia nos corresponde y lo que sin derecho trataba de arrebatarnos la República de Panamá. De modo que en esta brillante jornada del patriotismo hemos salido victoriosos en toda la línea……” En setiembre del mismo año, Costa Rica tomó posesión de su territorio por la lado del Pacífico, después de desocuparlo Panamá. Casa Amarilla El Palacio de la Paz Centroamericana, conocido como la Casa Amarilla, fue construido para sede de la Corte de Justicia Centroamericana. Los fondos los aportó el filántropo estadounidense Andrew Carnegie y los planos fueron realizados por el arquitecto americano Henry Whitfield. Este edificio venía a reemplazar el destruido por la terremoto de 1910 en la ciudad de Cartago. A punto de inaugurarse el edificio, se extinguió el alto tribunal. Como no fue posible llegar a un acuerdo para restablecerlo, el Gobierno de Costa Rica solicitó la anuencia de los demás gobiernos centroamericanos para utilizar el edificio. No habiendo recibido objeción alguna la petición de Costa Rica, en 1920 ahí se ubicó la Presidencia de la República, hasta el año 1922 en que se trasladó a la nueva Casa Presidencial frente al Parque Nacional. Casa Presidencial A fines de 1920 el Gobierno permuta con la Northern Railway Company y la United Fruit Company varios terrenos en Puerto Limón, y así adquiere una antigua edificación que había sido residencia del general don Tomás Guardia Gutiérrez y que, en ese momento, era propiedad de la Northern. Una vez restaurada J E R A E C A la casa, se destina para residencia y oficinas del presidente de la República. A dicha casa, situada al costado oeste del Parque Nacional, se traslada el presidente Acosta con su familia en abril de 1921 siendo ocupada por los siguientes mandatarios hasta 1980 en que fue derribada para la construcción de unas nuevas oficinas presidenciales, lo que al final no se realizó, y el inmueble fue traspasado al Tribunal Supremo de Elecciones. Oficina de Control Con fecha 26 de mayo de 1922 es creada una Oficina de Control que encarrile y ordene todas las entradas y erogaciones de la Hacienda Pública, siendo su primer jefe el expresidente de la República general Juan Bautista Quirós Segura. Esta Oficina existe hasta el año 1949 en que se convierte en la Contraloría General de la República. Academia Costarricense de la Lengua El 12 de octubre de 1923 se funda en Costa Rica la Academia Costarricense de la Lengua, de la cual don Julio es académico fundador. Laudo Taft A consecuencia de la Ley de Nulidades, la Gran Bretaña presentó al gobierno de Costa Rica dos reclamaciones alegando que esta ley vulneraba los derechos de súbditos británicos. Después de una larga y espinosa discusión diplomática, la controversia fue sometida al arbitraje del presidente de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de América, señor William H. Taft, quien falló la cuestión a favor de Costa Rica el 18 de octubre de 1923. El expresidente don Alfredo González Flores representó a la República en esta cuestión. J E R A E C A Segundos Tratados de Washington En febrero de 1923, los países centroamericanos, firman en Washington los segundos tratados para reponer los de 1907. En el Tratado General de Paz y Amistad se establecen nuevas restricciones para el reconocimiento de los gobiernos de origen revolucionario. Gobernación Con fecha 9 de diciembre de 1920, se fija en ocho horas diarias el trabajo normal que puede exigirse a los jornaleros, artesanos y demás trabajadores de las fincas, talleres y otras empresas similares. Con fecha 11 de enero de 1921, se declara que la Hora Oficial de la República será la del huso horario No XVIII o sea la hora, tiempo medio, del meridiano 90 al oeste de Greenwich. La Hora Oficial se contará de 0 horas a 24 horas, a partir de la media noche del 15 de enero. Por decreto de fecha 11 de noviembre de 1921, se prohíbe la entrada de menores de edad a lugares públicos y se dictan medidas que garanticen la protección de la moral y de las buenas costumbres. El 31 de agosto de 1922 se emite la Ley de Juegos. El 2 de octubre de 1922 se emite la Ley de Seguros. El 16 de agosto de 1923 se decreta que el llano de Mata Redonda de la provincia de San José, conocido como La Sabana, no podrá arrendarse ni destinarse a usos distintos que los de expansión y solaz de sus visitantes. A partir del 14 de agosto de 1923, queda prohibida toda excavación por particulares de los depósitos o huacas de objetos J E R A E C A de oro, barrio o piedra de elaboración indígena que en lo sucesivo se descubran o no hayan sido excavadas aún, en todo o en parte. El 27 de diciembre de 1923, se emite la Ley de Jubilaciones y Pensiones a Empleados de Correos y la Ley de Subsidios, Jubilaciones y Pensiones para los Empleados de Telégrafos y Teléfonos Nacionales. Durante este mandato se crearon los cantones de Turrubares (30 julio 1920) y de Tilarán (21 agosto 1923) y se otorgó el título de ciudad a las villas de Escazú (26 mayo 1920), Guadalupe y Aserrí (10 agosto 1920), Orotina (5 mayo 1921), Cañas y Las Juntas de Abangares (1º junio 1921). Hacienda Por decreto de 26 de mayo de 1920, se establece una Comisión de Reclamos encargada de recibir todas las exigencias pendientes o que en lo sucesivo se presenten, por daños a la propiedad, indemnizaciones, atropellos o cualquiera otro conflicto legal de que se derive responsabilidad para el gobierno, durante la crisis política y económica que sufrió el país. Asimismo, por los daños causados por las multitudes al iniciarse y desarrollarse el movimiento de reacción contra la dictadura. El 30 de junio de 1920 es creado un Consejo de Hacienda Pública para que estudie los problemas económicos, defina la situación del Banco Internacional de Costa Rica y aconseje la conducta a seguir al terminar en 1921, la moratoria concedida a los bancos para el canje de sus billetes por oro. El 15 de julio de 1921 se retira la facultad de emisión de billetes otorgada a los bancos particulares y se unifican las distintas clases de billetes, facultando al Banco Internacional de Costa Rica para ampliar su emisión para sustituir los billetes del Banco Comercial y los billetes plata. J E R A E C A El 10 de octubre de 1922 se establece una sección en el Banco Internacional de Costa Rica con el nombre de Caja de Conversión. Se fija en 4 colones por un dólar el cambio oficial. El 24 de noviembre de 1922 se establece el impuesto de patente comercial nacional que pagaran todos los establecimientos comerciales e industriales. Se determina que la administración de rentas pasa al Banco Internacional de Costa Rica quien actuará como Tesorería Principal Nacional. El 29 de agosto de 1923 se emite la Ley de Hacienda Municipal. El 10 de setiembre de 1923 se emite la Ley de Resguardos de Hacienda. Los años de 1922 y 1923 cerraron con superávit. Las rentas superaron a los gastos del Poder Ejecutivo. Seguridad Por decreto del 3 de agosto de 1922 y, tomando en consideración que la denominación de Secretaría de Estado en el despacho de Guerra y Marina, no armoniza con la índole del pueblo costarricense, ni con la tendencia de las sociedades modernas de eliminar todo procedimiento belicoso al dirimir sus diferencias, ni concuerda, en punto a Marina, con la esencia efectiva del país en particular ni con lo que el mismo representa, se le cambia el nombre por el de Secretaría de Estado en el despacho de Seguridad Pública. El 17 de abril de 1923 se crea el Cuerpo de Agentes de Investigación cuyo jefe inmediato será su director general, con jurisdicción en todo el territorio de la República. J E R A E C A Educación El 22 de julio de 1920 se declaran como días de fiesta nacional escolar el 14 de julio en conmemoración de la toma de la Bastilla, y el 24 de julio natalicio del libertador Simón Bolívar. El 15 de agosto de 1920 se emite Ley Orgánica del Personal Docente que estableció rentas públicas para el fondo de pensiones resguardadas en última instancia por el Código Penal. El 17 de setiembre de 1920 se crea un fondo de pensiones dedicado a los operarios pertenecientes al ramo de las artes gráficas. El 24 de diciembre de 1920 se funda la Institución de Socorro Mutuo del Personal Docente, que en el año de 1995 se le cambia de nombre por Sociedad de Seguros de Vida del Magisterio Nacional. El 24 de junio de 1922 se crea un Centro de Pedagogía Experimental que se denominará Oficina de Investigaciones Pedagógicas. Mediante decreto de fecha 2 de agosto de 1922, y tomando en consideración que el nombre de Secretaría de Estado en el despacho de Instrucción Pública, no abarca todas las funciones que a ella están encomendadas ni la finalidad de las mismas, se le cambia el nombre por el de Secretaría de Estado en el despacho de Educación Pública. El 11 de agosto de 1922 se suprimen las inspecciones escolares de circuito y se crea en cada provincia una Inspección de Escuelas. Se acuerda erigir monumentos al primer jefe de Estado don Juan Mora Fernández, al obispo monseñor Bernardo Augusto Thiel, al libertador Simón Bolívar, y a la reina Isabel de Castilla. El 21 de setiembre de 1923 se reforma el artículo 2º de la Ley General de Educación Común de 1886, para que de ahora en adelante la enseñanza primaria sea gratuita y obligatoria para todo niño de 8 a 15 años de edad, residente en la República. J E R A E C A El 11 de setiembre de 1923 se emite la Ley de Jubilaciones y Pensiones para Maestros y Profesores Justicia El 21 de enero de 1921 se decreta que todo funcionario o empleado del Poder Judicial gozará del derecho de 15 días de vacaciones al año. El 30 de setiembre de 1922 se emite la nueva Ley de Hábeas Corpus. El 23 de abril de 1924 se aplica un fondo a la fundación de un asilo para corrección de menores varones y otro de corrección de menores mujeres. Fomento El 13 de setiembre de 1920 son creadas las Juntas Agrícolas como derivación de las Municipalidades, y se determina que habrá una junta por cada cantón de la República. El 9 de octubre de 1920 se da el nombre de Plaza España al llamado Parque de la Concordia, frente a la Fábrica Nacional de Licores, el cual es inaugurado el Día de la Raza (12 de octubre). El 3 de mayo de 1921 el gobierno delega la dirección, administración y manejo del Ferrocarril al Pacífico en un Consejo Administrativo, el cual será independiente en el desempeño de sus funciones. El Consejo nombra un administrador del ferrocarril quien es el funcionario ejecutivo de mayor rango. De primer administrador se nombra al expresidente de la República don Rafael Yglesias Castro. El 24 de julio de 1921 es inaugurado el Parque Bolívar al norte de la ciudad. J E R A E C A El 8 de agosto de 1921 se declaran reservados los baldíos nacionales para los efectos de la explotación de maderas en sus bosques. Con fecha 24 de agosto de 1921 se determina que la construcción, reparación, mantenimiento y apertura de los caminos públicos corresponde a todas las municipalidades. Para tal efecto, en cada cantón habrá una Junta Principal de Caminos. Con fecha 23 de mayo de 1922, se dicta la ley de inquilinato y construcción que obliga a mantener los alquileres que regían en 1920; se libera de todo impuesto las casas que se construyeran dentro de dos años que no excediera su valor en diez mil colones; se estableció un impuesto para crear una renta que respaldara un empréstito para la construcción de casas y de escuelas. El 11 de octubre de 1922 se acuerdan incentivos, exenciones y premios durante veinte años a los agricultores que cultiven café en la provincia de Guanacaste El 3 de marzo de 1923 se designa con el nombre de Plaza González Víquez a una plaza al sur de la ciudad. Salud El 21 de julio de 1920 se crean las Juntas Sanitarias Patrióticas encargadas de velar por el saneamiento de todas y cada una de las poblaciones de la República, y se establece que sea nombrada por lo menos una junta en cada cantón. El 2 de diciembre de 1920 se crean las primeras clínicas prenatales e infantiles consideradas como la base de la salud pública, ya que con ellas se establece la protección del ser humano desde su concepción. El 11 de agosto de 1921 son creadas en la Facultad de Medicina, las Secciones de Esteopatía y Homeopatía y se permite el ejercicio de su profesión en Costa Rica a los homeópatas y osteópatas, previa comprobación de títulos académicos. J E R A E C A Por decreto de fecha 12 de julio de 1922 es creada la Subsecretaría de Policía, para la atención exclusiva de los negocios inherentes a la higiene y salud públicas y, con el encargo de las resoluciones que dentro de estos mismos negocios se hicieren necesarias, así como la emisión de reglamentos pertinentes para la organización y despacho de aquellos negocios. Como subsecretario fue nombrado el doctor Solón Núñez Frutos. El 24 de febrero de 1923 de emite la Ley de Servicio de Asistencia Pública que establece el servicio de asistencia pública para el tratamiento de las personas atacadas de enfermedades de la sangre y de la piel, de origen específico. Dicho servicio comprende una clínica principal en la ciudad de San José y clínicas auxiliares en cada una de las capitales de provincia. Con fecha 12 de marzo de 1923 se emite la Ley sobre Protección de la Salud Pública Con fecha 11 de mayo de 1923 son creadas la Inspección de Aguas en cada cantón de la República. El 28 de julio de 1923 se crea la Escuela de Cirugía Dental para la preparación de profesionales dentistas conforme a los más avanzados conocimientos, métodos y prácticas. Comunicaciones Con fecha 22 de junio de 1921 el gobierno suscribe un contrato con la firma All American Cables, para dotar al país de un sistema cablegráfico que permitiría conectar los puertos del país con los cables internacionales que poseía esa compañía e instalar en tierra estaciones telegráficas para conectarse con dichos cables. Ello permitió el enlace con otras naciones, en especial con los principales mercados de exportación y los centros proveedores de productos importados, a un costo relativamente bajo. El presidente Acosta dio su aval el 9 de agosto de ese año y por fin, Costa Rica pudo contar con su propio servicio cablegráfico que por años se había gestionado sin dar resultados, inaugurándose el J E R A E C A 1 de julio de 1922, con un intercambio de cablegramas entre don Julio y su homólogo estadounidense Warren G. Harding. El 8 de setiembre de 1923 se autoriza invertir en una instalación radio-telegráfica reiterando la declaratoria de monopolio estatal de la telegraf ía y telefonía inalámbricas, firmándose para ello dos contratos que establecieron la comunicación radiográfica con el exterior y la cablegráfica directa. El 8 de setiembre de 1923 se autoriza la instalación en La Sabana de la estación radiográfica obsequiada por el gobierno mexicano en las condiciones más apropiadas para no estorbar el objeto a que fue destinado ese terreno. Tierras y Colonias Se concedió a cien familias la explotación de la finca La Mansión en el Guanacaste, por el término de veinte años: se donaron diez mil hectáreas para el cultivo de cabuya en la misma provincia; se autoriza el derecho de denunciar cinco mil hectáreas para formar una colonia que se dedique al cultivo de la caña, el cacao y el banano; se destinan dos mil hectáreas en Toro Amarillo para jefes de familia pobres. Con fecha 17 de setiembre de 1923 considerando que es conveniente fomentar el establecimiento de familias costarricenses en la región fronteriza del Sur hacia el Pacífico, se acuerda que todo costarricense mayor de 18 años que se establezca en esa región, tendrá derecho a una parcela de cincuenta hectáreas que se le será adjudicada gratuitamente de acuerdo a las condiciones que se establecen en la ley. Condecoraciones Durante su gestión presidencial fue condecorado con la Orden del Sol del Perú; Orden de la Corona de Bélgica, Orden de la Legión J E R A E C A de Honor de Francia, Orden de Honor y Mérito de la Cruz Roja de Cuba, Real Orden de Isabel la Católica de España y la Orden de San Gregorio Magno de la Santa Sede. En el último mensaje que rinde don Julio al Congreso Constitucional el 1 de mayo de 1924, expresa que: “Las armas que el Pueblo de Costa Rica puso en mis manos, ahí las dejo limpias de dolo y relucientes de honra, tal como las recibí. Jamás fueron usadas contra el derecho; jamás fueron esgrimidas para oprimir a un solo habitante de la República, y solo pido a Dios que así continúen en los almacenes militares, destinadas únicamente a cumplir la justicia y a garantizar la libertad” El 8 de mayo siguiente, al entregar el Poder manifiesta que: “Hace hoy cuatro años que vine ante vosotros a prestar el juramento más solemne de mi vida. No sé si lo cumplí. Lo diréis vosotros. Lo dirá el país, cuando la paz de las almas haya recobrado su imperio, cuando tornemos a mirarnos unos a otros con ojos fraternales, cuando se hayan evaporado las amarguras que perturban ahora los corazones. Yo puse en el propósito todas las fuerzas de mi alma. No vengo ahora a hablaros de mis actos, ni los examino, ni los analizo. Ellos están a la vista de todos. Nada queda en los escondrijos ni en las sombras. Quizás fui áspero, inflexible o rudo en ocasiones; pero me guió la propensión a colocarme en planos superiores, para elevar hasta ellos el nivel moral de mi pueblo. Con la Iglesia fui benigno y pío, porque ella representa la religión de mi pueblo y como tal está consagrada en la Carta Magna de la República. Con las demás creencias fui benévolo y tolerante, porque la libertad del espíritu es la más sagrada de todas las del mundo. J E R A E C A No adulé nunca a los individuos ni a las muchedumbres, ni les dije cosas que no sentía mi corazón. Mi deber y mi deseo, me traen ahora inerme, sereno y solo ante vuestra presencia. Os saludo conmovido y os digo adiós. Os entrego el depósito que el pueblo de Costa Rica me confió, y como al recibirlo acepté sus dolores inherentes y la honra que confiere, por una cosa y por otra estoy agradecido a mis conciudadanos, porque ambas cosas son dignas de un varón que ama la República.” J E R A E C A C VII E Una vez finalizado su período de gobierno, espera un año en San José y luego viaja a Europa y representa a la Cruz Roja Costarricense ante el Comité Internacional de la Cruz Roja en Ginebra, Suiza. Don Julio reside en París cuando es invitado a una recepción en el Club Militar Inter-Aliado pero dejemos que nos cuente al respecto el doctor Mario Luján Fernández: “………En el resplandor de aquellos imperiales salones, figuraban con luz propia los héroes militares: Petain, Foch, Mangin y también los grandes hombres civiles en cuyas manos estaban los destinos de la paz: Poincare, Millerand, y otros más. La espada y el derecho. La fuerza y la razón unidas en aquellos gigantes para preservar el inmortal del hombre. Fueron invitados muchos latinoamericanos y algunos costarricenses: don Julio Acosta, don Federico Tinoco, don Manuel María de Peralta, don José Joaquín Peralta Esquivel y el que esto relata........... Esa noche memorable dos señores se acercaron uno al otro: el caído Federico Tinoco Granados. El vencedor Julio Acosta García. J E R A E C A Se miraron como caballeros y pensaron en su lejana pequeña patria. Yo vi entonces el apretón de manos, manos de dos costarricenses sellando como un símbolo la fraternidad de nuestro diminuto pueblo. El caído nada reclamó al vencedor. El vencedor supo ser grande en ese instante supremo histórico en la vida de nuestra Costa Rica. Don Federico Tinoco sabía que podía tener confianza porque las manos de don Julio Acosta eran manos de fraternidad, limpias y claras ante la justicia de los hombres,…….” Regresa a Costa Rica en 1927 y asume el cargo de presidente de la Cruz Roja Costarricense para el cual fue electo por la Asamblea Nacional de esa institución. Es precisamente en ese año de 1927 que comienzan a aparecer en el periódico La Tribuna varios artículos firmados por un tal Eufrasio Méndez. La Tribuna en su edición del 31 de agosto de 1927 en su página editorial se expresa que, “Desde hace varias semanas viene siendo nuestro colaborador Eufrasio Méndez, pseudónimo, bajo el cual esconde su brillante pluma un escritor costarricense. Y viene siendo nuestro colaborador incógnito y desinteresado. Se trata de un hombre que no busca ni la gloria literaria, ni persigue un fin político o comercial. Escribe al margen de los acontecimientos, sean cuales fueren ellos. Y al escribir lo hace sin pasiones y sin prejuicios. Se coloca en la enorme cima del periodismo, desde donde todo debe verse iluminado por el sol meridiano, y con ojo clarividente y justo, diluye en fácil prosa y elegante modo, sus comentarios llenos de sabiduría y de conciencia. ¿Quién es Eufrasio Méndez? He allí el misterio. El público ha venido a preguntarnos muchas veces el nombre verdadero de la persona que bajo ese pseudónimo escribe crónicas tan hermosas. Pero nosotros, no hemos podido responder a ellos. J E R A E C A Nosotros mismos no hemos intentado averiguarlo. En sobre cerrado y misterioso nos llegan estos artículos que publicamos en preferente sitio. Lo único que sabemos es que el corazón que impulsa estos escritos está colocado bajo la coraza de un noble pecho, y que el cerebro que los forma se alimenta en fuentes claras y serenas, y está libre de las taras del odio y de la maledicencia. Eso nos basta.” Y así pasa un año. Hasta que un día una indiscreción revela que el escritor es don Julio Acosta. Y Eufrasio Méndez desaparece para siempre. En 1929 es nombrado miembro de la directiva del Crédito Hipotecario de Costa Rica y, en 1932, es electo diputado al Congreso Constitucional por la provincia de San José para el período 1932-1936. En el Congreso forma parte de las Comisiones de Relaciones Exteriores, de Hacienda y Comercio y de Presupuesto. Es electo segundo designado para el período 1932-1936. Hay que recordar que el primer designado es don Ricardo Jiménez Oreamuno, quien ejerce el mando por todo el período como presidente Constitucional. En febrero de 1935 acepta lanzar su nombre como candidato a la Presidencia de la República por el Parido Unión Nacional, pero tres meses después retira su nombre de la contienda convencido de que no le es dable realizar la unión nacional que inspiró la formación de su partido, y devoto como es del principio democrático de que sea directamente el pueblo el que elija a sus mandatarios, no puede consentir que su persona sea elemento disociador de los costarricenses. Una vez terminado su período como diputado en 1936, asume el cargo de miembro de la Junta de Control de Cambios y Exportación de Productos del Banco Nacional de Costa Rica y, dos años después, es electo de nuevo diputado al Congreso Constitucional para el período 1938-1942, cargo al que renuncia J E R A E C A en 1941 para asumir el puesto de director del Servicio Nacional de Electricidad. En 1940 es nombrado presidente honorario del Comité Central Pro General de Gaulle. En enero de 1942 asume el cargo de primer gerente de la Caja Costarricense de Seguro Social y en febrero el de presidente de la Junta Nacional de Defensa Civil, cargos a los cuales renuncia en mayo de 1944. J E R A E C A C VIII D El 8 de mayo de 1944 el presidente de la República, licenciado don Teodoro Picado Michalski, nombra a don Julio como secretario de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores, Justicia Gracia y Culto. Don Julio será el titular del despacho hasta el 23 de abril de 1948. En ausencia del canciller se encargan de la secretaría el titular de Hacienda y Comercio don Álvaro Bonilla Lara (febreromarzo 1945) (setiembre-diciembre 1947) (enero-abril 1948), el secretario de Gobernación y Policía don Fernando Soto Harrison (abril-junio 1945), y don Ricardo Fournier Quirós con el rango de subsecretario de Estado (mayo-setiembre 1947) (diciembre-enero 1948). Durante la mayor parte de la administración no hubo subsecretario de Estado. A don Ricardo Fournier Quirós se le nombró en el cargo cada vez que estuvo encargado del despacho. De enero a abril de 1948 se invistió como subsecretario a don Román Jugo Lamicq. Al asumir la Cancillería, don Julio es el segundo expresidente de la República que ejerce este cargo. El primero fue el doctor José María Castro Madriz. J E R A E C A La II Guerra Mundial Como dato curioso, es de hacer notar que a don Julio le tocó ejercer el cargo de canciller durante la I y II Guerra Mundial. Cuando don Julio asume la Cancillería en 1944, Costa Rica se encontraba en estado de guerra con Alemania, Italia y Japón. Relaciones diplomáticas En mayo de 1944, se formalizan las relaciones diplomáticas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El 16 de octubre de 1944, Costa Rica reconoce el gobierno provisional instaurado en París por el general Charles De Gaulle. En diciembre del mismo año ,se recibe la visita del general Ary Le Dantec, enviado por De Gaulle a expresar la gratitud francesa a los países de América Latina que habían apoyado su causa. En noviembre de 1944, el gobierno decide clausurar la Legación en España, única misión diplomática de Costa Rica que seguía funcionando en Europa, debido a las circunstancias creadas por la guerra mundial y la dificultad de atenderla debidamente. Sin embargo, las relaciones diplomáticas entre ambos países se mantuvieron sin interrupción. El 21 de marzo de 1945, el Congreso Constitucional solicita al Poder Ejecutivo que rompa las relaciones diplomáticas con la España franquista. Durante la Conferencia de San Francisco, México mocionó para que se excluyese a España de las Naciones Unidas, manifestando el canciller Acosta que el Gobierno de Costa Rica mantenía una imparcialidad absoluta ante el problema español. En setiembre del mismo año, el Gobierno de Guatemala propuso que se reconociese el gobierno de la república española en el exilio. Con base en el principio de no intervención, el canciller Acosta se expresó en contra de tal posibilidad. J E R A E C A En 1945-1946 se reanudan las relaciones diplomáticas con Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Polonia suspendidas de hecho desde la invasión alemana a esos países. En noviembre de 1945 se restablece la Legación en la Gran Bretaña y se nombra al licenciado Fernando Soto Harrison como ministro plenipotenciario. En abril de 1946 se restablece la Legación ante el Vaticano nombrando como ministro plenipotenciario al príncipe Giulio Pacelli, sobrino del Papa Pio XII. Se establecen relaciones con la Unión Sudafricana y con Filipinas, y se restablece el Consulado General en Viena, Austria. Partición de Palestina En abril de 1947, se creó la Comisión Especial de las Naciones Unidas para Palestina, territorio que se encontraba bajo mandato de la Gran Bretaña. En agosto de ese año la Comisión Especial recomendó la terminación de la administración británica y propuso dos posibles planes para el futuro del territorio. El primero de ellos, apoyado por la mayoría de los integrantes de la Comisión, sugería dividir Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío y convertir a la ciudad de Jerusalén en un corpus separatum bajo administración internacional. El segundo plan proponía establecer en Palestina un Estado federal, integrado por una entidad árabe y otra judía, con Jerusalén como capital. Las comunidades judías de Palestina y otros países apoyaron entusiastamente el plan de partición, que fue rechazado por los árabes palestinos y los Estados árabes miembros de las Naciones Unidas. En octubre de 1947, el gobierno costarricense anunció que votaría en concordancia con los Estados Unidos de América y, el 29 de noviembre, al discutirse el asunto en la Asamblea General, el plan de partición fue apoyado por Costa Rica. J E R A E C A La Conferencia de Chapultepec En enero de 1945, don Julio preside la delegación de Costa Rica a la Conferencia sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, convocada por el gobierno de México, la cual se celebra en el Palacio de Chapultepec. Los demás delegados lo escogen para contestar el discurso de bienvenida del canciller mexicano don Ezequiel Padilla. Esta reunión fue altamente importante, pues de ahí salieron las propuestas latinoamericanas para la modificación del proyecto de organización internacional de Dumbarton Oaks, una de las cuales se reflejó en la redacción final de la Carta de las Naciones Unidas. En ella se discutió también el concepto de seguridad colectiva regional, que desembocó dos años más tarde en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR o Tratado de Río) de 1947, adoptado durante la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad Continental. La Conferencia de San Francisco De agosto a octubre de 1944, representantes de los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética, se reunieron en Dumbarton Oaks con miras a planear la creación de una nueva organización internacional que garantizase la paz y la seguridad mundiales en el mundo de la posguerra. En setiembre de 1844, el secretario de Estado norteamericano señor Cordell Hull, puso los planes acordados en las conferencias en conocimiento de las misiones diplomáticas de los demás países aliados, con el fin de escuchar las observaciones y recomendaciones de sus gobiernos sobre el anteproyecto de carta de la futura organización mundial, que debía discutirse en una conferencia en San Francisco de California a partir de abril de 1945. La Cancillería costarricense formuló una serie de posibles variaciones al texto propuesto que en su mayoría no tuvieron eco. Una de las tesis de Costa Rica, compartida por Brasil, Chile, J E R A E C A Guatemala, Panamá, Uruguay y Venezuela, era la de utilizar en el plan a la Sociedad de las Naciones, que todavía existía nominalmente. Además nuestro país sugirió que en el proyectado Consejo de Seguridad las decisiones se tomasen por dos tercios de votos y que el país al que se acusase de agresor no pudiese votar en ese órgano, aunque sí participar en las deliberaciones sobre su caso. Otras observaciones de Costa Rica expresaban su interés en dar a la organización un carácter universal y su convencimiento de la necesidad de que la jurisdicción de las Naciones Unidas comprendiese todas las cuestiones que pusiesen suscitarse entre los Estados, aún lo de orden político. En cuanto a las aspectos orgánicos, Costa Rica manifestó que, en su criterio debían ampliarse las facultades de la Asamblea General, dar representación permanente en el Consejo de Seguridad a otros países americanos además de los Estados Unidos, establecer la obligación de los Estados miembros de cesar en la violencia a requerimiento del mismo Consejo, prohibir el ejercicio del voto al país que fuese parte de un conflicto y crear, adicionalmente a la Corte Internacional de Justicia, tribunales regionales que facilitasen la intervención y decisión judiciales entre los Estados. En abril de 1945, se celebró en Washington una reunión de juristas para discutir el proyecto de Estatuto de la Corte Internacional de Justicia que debía se aprobada en la Conferencia de San Francisco. Costa Rica estuvo representada por el jurista nicaragüense don Luis Debayle. En la misma fecha, Costa Rica aceptó oficialmente la invitación de los Estados Unidos para asistir a una conferencia en San Francisco de California con el fin de discutir la Carta de las Naciones Unidas y los demás instrumentos constitutivos de la Organización. La delegación de Costa Rica fue encabezada por el canciller Acosta García a quien le correspondió firmar, por Costa Rica, la Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. La Conferencia de Rio de Janeiro El 2 de enero de 1946, los Estados Unidos proponen a los países iberoamericanos, con la excepción de la República Argentina, la J E R A E C A celebración de un tratado interamericano de defensa. Después de numerosas dilaciones, el 16 de agosto de 1947 se inicia en Rio de Janeiro la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz en el Continente, en la cual se dispone el establecimiento de un sistema interamericano de seguridad colectiva. La delegación de Costa Rica a esa reunión la encabeza el excanciller don Luis Anderson Morúa. En la conferencia de Río se suscribió el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca, que Costa Rica ratifica en diciembre de 1948. Visitas oficiales En marzo de 1945 visita Costa Rica el canciller de la República de Chile, don Joaquín Fernández Fernández quien se entrevistó con el presidente Picado y el canciller Acosta, habiendo sido recibido también por el Congreso Constitucional en donde pronunció un discurso. En abril de 1945 visitó Costa Rica el expresidente de Panamá, don Ricardo J. Alfaro, delegado de la Administración de Socorro y Rehabilitación de las Naciones Unidas, con el fin de concertar con las autoridades nacionales el apoyo de nuestro país a esa entidad. En diciembre del mismo año el Congreso Constitucional facultó al Poder Ejecutivo para efectuar la adhesión de Costra Rica al convenio constitutivo de la Administración. En noviembre de 1945 se efectuó la visita a Costa Rica del doctor Juan Antonio Ríos Morales, presidente de Chile quien fue recibido en sesión solemne en el Congreso Constitucional. Se entrevistó con el presidente Picado y el canciller Acosta así como con los demás miembros de los supremos poderes. Participó en varios actos protocolarios y se bautizó con su nombre la plaza frente al edificio del aeropuerto de La Sabana. En octubre de 1946, el secretario general adjunto de las Naciones Unidas, señor Benjamín Cohen, realiza una visita a Costa Rica con el propósito de discutir asuntos relacionados con la Asamblea J E R A E C A General de la organización. Durante su estadía en San José es recibido por el presidente Picado y el canciller Acosta. En enero de 1947, como parte de una gira para divulgar los fines y modo de laborar de las Naciones Unidas y conocer los aspectos geográficos y características especiales de todos sus miembros, se recibe la visita del secretario general de las Naciones Unidas señor Trygve Lie y del secretario general adjunto señor Benjamín Cohen. En marzo de 1947, acogiendo invitación que le formula el Gobierno de Costa Rica, se recibe la visita del presidente electo de Nicaragua doctor Leonardo Argüello Barreto quien se entrevista con el presidente Picado Michalski y el canciller Acosta García y en sus declaraciones a la prensa expresa su intención de promover un acercamiento más estrecho entre Costa Rica y Nicaragua. A la toma de posesión del doctor Argüello Barreto el 1º de mayo de 1947, el Gobierno de Costa Rica envió una numerosa delegación encabezada por el general don René Picado Michalski, segundo designado a la Presidencia y secretario de Seguridad Pública (el presidente Argüello permanece en la presidencia hasta el día 20 en que es destituido). En enero de 1948 visitó San José el canciller del Ecuador don Antonio Parra Velasco El Servicio diplomático Una de las principales preocupaciones de la administración Picado Michalski, fue la emisión de la ley de la carrera consular. Esta ley constituyó el primer esfuerzo normativo exitoso efectuado en la historia nacional para dotar al país de un cuerpo consular profesional y estable. El proyecto de ley, iniciativa del Poder Ejecutivo, fue presentado en diciembre de 1945 al Congreso Constitucional y este, por amplia mayoría, acordó concederle dispensa de trámites. A propuesta del diputado don Víctor Manuel Elizondo, el texto original del proyecto fue modificado J E R A E C A para disponer que se diese preferencia a los graduados en Derecho en el ingreso a la carrera consular y para que pudiesen incorporarse a ella los funcionarios que tuvieran cierto número de años de servicio. El proyecto fue aprobado por el Congreso el 22 de diciembre de 1945 y el 4 de enero de 1946 por el Poder Ejecutivo. Mediante decreto del 7 de octubre de 1946 se emite el Reglamento a la Ley de la Carrera Consular, en el cual se establece, entre otras cosas, el procedimiento para el ingreso al servicio, mediante una serie de exámenes escritos y orales. Mediante un decreto de fecha 2 de diciembre de 1947, se dispuso cuáles de los funcionarios consulares que se encontraban entonces en servicio quedaban incorporados a la carrera consular. Estos funcionarios, en número de doce, fueron los primeros en la historia nacional que pertenecieron a un servicio exterior de carrera. Las primeras mujeres en el Servicio Exterior Es en esta administración que se efectúan los primeros nombramientos de mujeres en cargos diplomáticos y consulares, aunque en forma honoraria. En julio de 1944 se nombra cónsul de Costa Rica en Hartsville, Carolina del Sur a la señora doña Rosa Riba Muñoz. A este nombramiento le siguieron don Ángela Araya Rivera como vicecónsul en Puerto Armuelles, Panamá, doña Margarita de Dobles Segreda y doña Lottie Taurel de González como agregadas culturales en los Estados Unidos de América y miss Billie Heathman como vicecónsul en Seattle, Washington. Doña Olga Echeverría fue designada asesora cultural del Consulado General en Nueva York. En julio de 1946 es creada una Legación residente en Portugal y se nombra a doña Ofelia Rodríguez Quirós como encargado de Negocios ad ínterin, siendo la primera mujer costarricense que estuvo al frente de una misión diplomática. En agosto del mismo año es nombrada doña María Fernández Le Capellain de Tinoco J E R A E C A como representante de Costa Rica en la Primera Conferencia Internacional de Arqueólogos de los Países del Caribe, celebrada en Honduras. En junio de 1946 Costa Rica es elegida en las Naciones Unidas para formar parte de la Comisión de la Condición de la Mujer, que fue establecida por el Consejo Económico y Social de la organización. En febrero de 1947 se nombra como delegadas propietaria y suplente ante la mencionada Comisión a doña Graciela Morales de Echeverría y a doña María Luisa Bengoechea de Mendiola. Tratados y convenios En junio de 1944 se ratifica la Convención Constitutiva del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, suscrita en Washington el 15 de enero de 1944. En agosto de 1946 se ratifica la Convención Interamericana para Reglamentación del Tráfico Automotor, suscrita en Washington el 15 de diciembre de 1943. El 15 de setiembre de 1946, el canciller Acosta y su colega salvadoreño don Héctor Escobar Serrano suscriben en San Salvador un convenio para crear una tarjeta centroamericana de migración y eliminar pasaportes y visaciones entre Costa Rica y El Salvador. El convenio fue aprobado por el Congreso Constitucional en noviembre del mismo año. El 11 de abril de 1947 el canciller Acosta y el enviado de Guatemala, don Arturo Herbruger, suscriben en San José un convenio para crear una tarjeta centroamericana de migración y eliminar pasaportes y visaciones entre ambos países. El convenio fue aprobado por el Congreso Constitucional en agosto siguiente y se efectuó el canje de ratificación a fines del mes. J E R A E C A 10.- Conferencias y reuniones Además de las ya mencionadas, durante este período, Costa Rica participó en las siguientes reuniones: II Congreso Panamericano de Geograf ía y Cartograf ía, Rio de Janeiro, agosto de 1944. Conferencia Interamericana de Aviación, Washington, noviembre de 1944. I Congreso de la Federación Interamericana de Autores y Compositores, La Habana, enero de 1945. III Conferencia Interamericana de Agricultura, Caracas, julio de 1945 IV Conferencia Panamericana del Café, México, setiembre de 1945 II Congreso Panamericano de Oftalmología, Montevideo, noviembre de 1945 Congreso para la Redacción de un nuevo Código Sanitario Panamericano, Washington, noviembre de 1945. IV Asamblea General del Instituto Panamericano de Geograf ía e Historia, Caracas, noviembre de 1945. V Congreso Iberoamericano de Maestros, México, mayo de 1946. Conferencia Interamericana de Superintendentes de Cooperativas, Bogotá, junio de 1946. Conferencia Internacional de Arqueólogos de los Países del Caribe, Tegucigalpa, agosto de 1946. J E R A E C A I Congreso Interamericano de Medicina, Rio de Janeiro, setiembre de 1946. II Congreso Internacional de Bibliotecarios, Archiveros y Conservadores de Museos de la Zona del Caribe, Guatemala, setiembre de 1946. II Conferencia Panamericana de Lepra, Rio de Janeiro, octubre de 1946. II Congreso Panamericano de Educación Física, México, octubre de 1946. I Congreso Médico Social, La Habana, diciembre de 1936. Congreso Anual de la Sociedad de Ingenieros Agrícolas Americanos, Biloxi, Mississippi, enero de 1947. XII Conferencia Sanitaria Panamericana, Caracas, enero de 1947. Conferencia de Ministros de Agricultura de México y Centroamérica, San Salvador, febrero de 1947. VI Congreso Panamericano de Arquitectos, Lima, octubre de 1947. Congreso Interamericano de Directores de Turismo e Inmigración, Panamá agosto de 1947. Reunión del Comité Ejecutivo de la Oficina Sanitaria Panamericana, Buenos Aires, setiembre de 1947. Reunión de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México octubre de 1947. VI Congreso Panamericano de Arquitectos, Lima, octubre de 1947. Conferencia Mundial de Libertad de Prensa e Información del Consejo Económico Social de la ONU, Ginebra marzo de 1948. J E R A E C A Honores recibidos Presidente honorario del Grupo Italia Libre y del Comité ProPalestina de Costa Rica. Socio honorario de la Sociedad de Geograf ía e Historia de Costa Rica. La Asociación Sionista de Costa Rica lo inscribe en el Libro de Oro de la Fundación Nacional Judía y le entregan un pergamino en prueba del aprecio que le tienen por su decidido apoyo al reconocimiento de los derechos del pueblo de Israel por la Asamblea de las Naciones Unidas. Durante su gestión al frente de la Cancillería, don Julio es condecorado con la Orden Al Mérito de Chile, Orden de Carlos Manuel De Céspedes de Cuba, Orden de Vasco Núñez de Balboa de Panamá, Orden del Águila Azteca de México, Orden del Crucero del Sur del Brasil, Orden de Juan Pablo Duarte de la República Dominicana y Orden de Boyacá de Colombia. Don Julio sufre un derrame cerebral en mayo de 1947 que le obliga a hacer abandono del despacho hasta el 20 de abril de 1948 en que le es aceptada la renuncia. J E R A E C A C IX L Una vez retirado de la vida política, se dedica especialmente a su familia y a la elaboración de un libro que reúna sus impresiones al través de los años y el cual titula A Lo Largo del Camino (libro que al fin se publicó en el año 2011). Su última actuación política es en 1953, cuando integra el Comité Ejecutivo del Partido Demócrata que impulsa la candidatura a la presidencia de don Fernando Castro Cervantes. En abril de 1954, el canciller don Mario Esquivel Arguedas lo llama para que forme parte de la Junta Asesora del Ministerio de Relaciones Exteriores, convocada con motivo de los conflictos existentes con la República de Nicaragua. Don Julio asiste a las dos primeras reuniones junto con los excancilleres don Ricardo Castro Beeche, don Raúl Gurdián Rojas, y don Fernando Lara Bustamante, así como otros importantes políticos, y se excusa de las siguientes debido a que enferma gravemente. El 28 de mayo de 1954 la Asamblea Legislativa Benemérito de la Patria, tomando en consideración: J E R A lo declara E C A “1º.- Que es un deber de la Asamblea Legislativa, en concepto de Poder representativo de todos los sectores ciudadanos y como depositaria de la soberanía nacional, hacer la exaltación justiciera y al mismo tiempo ejemplar, de aquellos hijos de la Patria que consagrando su vida al servicio de ella, han contribuido a hacerla grande en el concierto de las naciones, no obstante su pequeñez territorial. 2º.- Que en las páginas de la Historia de Costa Rica, el nombre del ilustre exPresidente de la República, Don Julio Acosta García, a través del tiempo cada día relieves más brillantes y gratitud más profunda en el alma nacional, conforme los costarricenses han podido apreciar mejor su imperecedera obra espiritual de gobernante, cuando después de una etapa de honda división de la familia costarricense, le correspondió asumir el Poder, desde el cual se propuso y logró volver a atar lazos fraternales de su pueblo. 3º Que la obra espiritual –por referirse a los valores eternos del género humano- es inmortal; y que sin descuidar lo material, el Gobierno de don Julio Acosta García se singularizó por el aspecto moral de la unificación, reconciliación y armonía del pueblo costarricense, inmortalizando su nombre al reafirmar esta característica en nuestra nacionalidad. 4º .Que don Julio Acosta García, además de su imperecedera gestión administrativa como gobernante, le ha servido a Costa Rica desde distintos cargos y como simple ciudadano, en forma ejemplar y caracterizada por su espíritu superior, inclusive hasta hace pocos días en que por su experiencia y patriotismo fue llamado para formar parte de la Junta Asesora del Ministerio de Relaciones Exteriores, hasta que serios quebrantos de salud lo postraron en su lecho de enfermo, a cuyo lado la Patria vela por su pronto y completo restablecimiento.” J E R A E C A La Municipalidad de San Ramón acuerda bautizar con su nombre la calle que pasa al lado sur del Parque Alberto M. Brenes, colocar una placa en la casa donde nació y colocar su retrato en la Escuela Jorge Washington. Muere en San José el 6 de julio de 1954 a la edad de ochenta y dos años. El gobierno declara tres días de duelo oficial, y las honras fúnebres se realizan en la Catedral. La escuela de Paquera, distrito del cantón central de Puntarenas, en la península de Nicoya, fue bautizada con el nombre de Julio Acosta García. También el Instituto de Educación Superior de San Ramón lleva el nombre de Julio Acosta García. El 14 de diciembre de 1963 se inauguró un monumento a su memoria en el Parque Morazán de la ciudad de San José. J E R A E C A F ACADEMIA DE GEOGRAFÍA E HISTORIA DE COSTA RICA.Mensajes Presidenciales 1918-1928. Tomo V 1985.Editorial Texto Ltda. ACOSTA GARCÍA Julio. A lo Largo del Camino.- EUNED, 2010. BONILLA Harold H. Los Presidentes, Tomo I5.- Imprenta Nacional, 1979 BRENES CAMBRONERO, Paul.- Periódico El Occidente, 2 de abril de 2010. DÍAZ BOLAÑOS Ronald Eduardo.- El gremio e los telegrafistas en Costa Rica (1880-1930). FERNÁNDEZ GUARDIA, Ricardo.- Cartilla Histórica de Costa Rica. 6ª Edición, Librería e Imprenta Lehmann, 1933. LUJÁN FERNÁNDEZ Mario.- Dos recuerdos de mi vida. Diario La Tribuna, 24 de mayo de 1951. OBREGÓN LORÍA Rafael.- Conflictos Militares y Políticos.Imprenta La Nación, San José, Costa Rica, 1951. OCONITRILLO, Eduardo.- Julio Acosta, el Hombre de la Providencia. Editorial Costa Rica, 1991. J E R A E C A QUESADA ALVARADO Ángela.- Recordando la Historia de mi Pueblo San Ramón.- EUNED, 1996. ROMERO COTO, Matías.- Historia de la Academia Salvadoreña de la Lengua., SÁENZ CARBONELL, Jorge Fco.- Historia Diplomática de Costa Rica 1910-1948. Editorial Juricentro, 2000. SOLEY GÜELL, Tomás.- Historia Monetaria de Costa Rica. Imprenta Nacional. 1926. J E R A El Canciller Acosta se terminó de imprimir en el mes de mayo de 2013, en los talleres gráficos de la Imprenta Nacional. Su edición consta de 175 ejemplares impresos en papel bond 75 g con forro de cartulina barnizable tipo C.