ESTUDIO SOBRE ÉTICA SOCIAL ESTUDIO 5 CRISTIANOS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS Por PEDRO TARQUIS “La imprenta de Gutenberg provocó una verdadera revolución en la cultura. La escritura fue sustituyendo a la tradición oral como forma privilegiada para transmitir conocimientos al pueblo” Contenido: I.- Odres nuevos A.- Comunic@ndo en nuestro tiempo: Internet, la segunda gran revolución tras la imprenta en los medios de comunicación. B.- Ni el BOE ni salsa rosa. II.- Vino nuevo 1.- ODRES NUEVOS A.- Comunic@ndo en nuestro tiempo. De la GG – Galaxia Gutenberg – a la WWW – Internet -. GUTENBERG Y LA IMPRENTA Gutenberg procedió a sustituir la madera por el metal, fabricando moldes de fundición capaces de reproducir tipos metálicos suficientemente regulares como para permitir la composición de textos e imprimirlos en papel con tinta. Fue esta invención, la impresión tipográfica con tipos móviles metálicos, la que dio origen al libro moderno. Su trascendencia La invención de la imprenta con caracteres móviles es uno de los grandes hitos de la historia de la cultura. La posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros facilitó el acceso de un mayor número de personas en todo el mundo al saber escrito y conllevó radicales transformaciones en la política, la religión y las artes. El impacto de la invención de la imprenta fue tremendo. La producción de libros durante los primeros cincuenta años después de la decisiva aportación de Gutenberg, fue mayor que en los mil años precedentes. La imprenta de Gutenberg provocó una verdadera revolución en la cultura. El saber escrito dejó de ser patrimonio de una élite y se extendió a amplias capas de la población. La escritura fue sustituyendo a la tradición oral como forma privilegiada para transmitir conocimientos al pueblo, a la par que las publicaciones impresas, como libros o periódicos, se generalizaron. A principios del siglo XX, la escritura impresa ya era el medio predominante en Occidente para la difusión del saber. Además de su enorme significado para la religión, la política y las artes en general, fue éste un avance tecnológico que facilitó todos los demás que le siguieron. LA WWW DE INTERNET Los cambios que trajo consigo la imprenta de Gutenberg sólo son comparables a los que está originando la generalización de la informática y la conexión por Internet en el umbral del siglo XXI. Los ordenadores están sustituyendo a los documentos impresos como instrumentos para transmitir y conservar los textos y transmitir la información. La señal de la publicidad Un signo palpable de esto es que el dinero de la publicidad se está desviando de los grandes medios escritos hacia las publicaciones en Internet. El sondeo anual de Veronis Suhler Stevenson (VSS), que analiza el uso de los medios de comunicación por parte de los estadounidenses de año en año, apunta a que el consumo de medios tradicionales, tales como la prensa escrita, ha decaído en beneficio de la televisión por cable o Internet. Por primera vez en una década, el consumo general de medios de comunicación tradicionales ha descendido en el último año, debido a que los nuevos medios en Internet permiten disponer de mayor velocidad informativa y por tanto un gasto menor de tiempo para el usuario. Para 2007 se preveía que las tendencias sufrirían cambios: Internet ascenderá un 5,1% del consumo total de medios de comunicación, mientras que los periódicos y la música descenderán un 4,9%. VSS vaticina que para 2011, el volumen de publicidad en Internet la convertirá en el primer soporte. La simplificación de la tecnología y de costes es el otro trampolín de Internet, Ahora, con infinidad de páginas sencillas de utilizar y de interfaces atractivas y manejables, la red se ha democratizado tanto en el acceso como en la creación de contenidos. PARECIDOS Y DIFERENCIAS: IMPRENTA – INTERNET Con todo ello, la era de Internet es similar en bastantes aspectos a la de la imprenta, aunque junto a estos paralelismos también existen grandes diferencias entre una y otra revolución tecnológica. 1.- Ambas representan importantes avances en la capacidad de comunicarse: la imprenta creó la comunicación uno-a-muchos e Internet de muchos-a-muchos. Ambas revoluciones introducen cambios drásticos en la forma en que se preserva, actualiza, difunde, recupera y adquiere el conocimiento; y en ambos casos se reestructura la manera en que el conocimiento pertenece a alguien. 2.- La imprenta favoreció o desencadenó cambios profundos y extensos: un Renacimiento consolidado y transformador, la Reforma protestante (y su contrapartida católica) y, andando los años, la revolución de la ciencia moderna. Sucedieron como consecuencias no previstas ni deseadas de la imprenta, desbordando completamente los efectos esperados de su invención. Dados los paralelismos, Internet está provocando cambios socioculturales enormes, que tal vez no se perciban del todo hasta dentro de unas décadas. Pero ya se vislumbran: Internet es el campo de difusión de noticias por excelencia, divulga novedades musicales de éxito, las TV tienen una dimensión en Internet de una forma u otra, los partidos políticos apoyan su presencia y campañas electorales por Internet, y un largo etcétera. 3.- Cambio del equilibrio de poder. Con la imprenta, al tiempo que se acerca el libro a toda la población, se modifican totalmente el contenido de los textos y la relación entre el autor y el lector. El libro, en vez de ser una herramienta de transmisión hermética de una élite social, económica, política y religiosa, pasa a ser el instrumento de desarrollo para un gran público. Ahora bien, esta enorme expansión, no obstante, no ha evitado el desarrollo de nuevas formas de apropiación y monopolización del saber y sus medios de transmisión: nace la ‘industria’ editorial. Publicar un texto en papel es algo costoso y, en ese sentido, la edición de una revista, o de un libro, es una posibilidad restringida a instituciones o grupos con cierto poder económico. Lo que a su vez implica que muchas veces, la escusa del control de calidad o de la excelencia académica, u otras justificaciones por el estilo, no sean más que la máscara ‘sabia’ de un simple y vulgar manejo discrecional del acceso a la publicación, en función de intereses meramente ideológicos, políticos y económicos. La revolución tecnológica que implica Internet se presenta, básicamente, como una inversión en la secuencia clásica del proceso editorial redacción-impresión-distribución. Esta secuencia implica que el centro del problema económico (y por lo tanto del control editorial), reside en la producción y comercialización de un objeto cuya característica material es la suministrada por el papel. Internet invierte esta secuencia, de la siguiente manera: redacción-distribución-impresión. Ya no se trata del papel sino del soporte material de los bytes. Entre el papel y los bytes digitales hay grandes diferencias. Todo esto conlleva una expansión impresionante de las posibilidades editoriales, comparable, en forma relativa, con la revolución que implicó en su momento la imprenta. Así como esta última revolucionó la cantidad de textos (que debe entenderse en dos sentidos: cantidad de impresiones de un mismo texto, y cantidad de textos diferentes) que desde entonces podían editarse en comparación con las posibilidades que podía ofrecer el método manuscrito, Internet expande en un sentido igualmente revolucionario dichas posibilidades, al permitir, prácticamente, que cualquiera pueda editar los textos que quiera, sin tener que invertir, para ello, grandes sumas de dinero. La publicación electrónica emancipa, en un nuevo grado, a los autores, de la servidumbre del poder económico, político y social. Esta ‘democratización’ supone también que la información en su elaboración y distribución no se realizará solo por especialistas, sino por un público mucho más amplio, puesto que dicho saber ya no requerirá el apoyo de los imperios editoriales para su edición y difusión. Surgen entonces las clásicas preguntas acerca de la necesidad o no de estos especialistas, de su función, y de la capacidad de estos públicos más amplios para evaluar lo que es bueno y lo que es malo. Internet ha hecho posible lo que se ha dado en llamar la ‘inteligencia colectiva’, creando un nuevo medio de libre acceso a la información, y cuyos efectos aún son insospechados. Esta inteligencia colectiva supone que así como la imprenta de Gutenberg dio acceso público a la información, Internet ha hecho que la información se de en dos direcciones: quien se conecta a Internet no sólo tiene acceso a la información, también puede crear información. De esta forma, Internet, más allá de los conocimientos que puede enseñar, también puede hacer conocer al mundo las ideas y la opinión de cualquiera de sus usuarios sobre cualquier asunto. Una revolución sin precedentes cuyas consecuencias aún no podemos prever, pero que ya se ve en la participación cada vez mayor de los usuarios más allá de simples lectores pasivos, convirtiéndose en parte activa de las publicaciones. Primero fueron las cartas de los lectores, con mucho más espacio que en los medios escritos. Después, los blogs. Finalmente, los lectores son a la vez corresponsales, incluso en medios de enorme impacto – como El País, 20 Minutos, y otros – donde se ‘cuelgan’ noticias, fotos y vídeos de los lectores-corresponsales. Esto significa a la vez un poder cada vez mayor en los propios lectores: desestimarlos supone perder parte de equipo de trabajo. Esto hace que el equilibrio de poder vaya más allá de la desaparición de las Editoriales, supone también la incorporación de los lectores de forma activa al equipo de la publicación. (Continua en el próximo Estudio) PEDRO TARQUIS (Publicado en la revista EDIFICACIÓN CRISTIANA, Noviembre – Diciembre 2008. Nº 236. Época IX. Permitida la reproducción total o parcial de esta publicación, siempre que se cite su procedencia y autor.)