una sentencia - Acta Sanitaria

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XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
Procurador de los Tribunales, Colegiado XXX
C/.xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx.
XXXXXXXXXXXXXXXX
Teléfono – Fax XXXXXXXXXX – Móvil: XXXXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXXX
NOTIFICADO: XXXXXXXXXXX
JUZGADO DE INSTRUCCION NUMERO X
DE XXXXXXXX
NIG: XXXXXXXXXXXXXXXXXX
Procedimiento: XXXXXXXXXXXXXXXX-
JUZGADO
DE INSTRUCCIÓN
XXXXXXXXX
Nº X
JUICIO DE FALTAS XXXXXXXX
S E N T E N C I A N º XXXXXX
En la ciudad de XXXXXXXX, a 28 de abril de 2016
D. XXXXXXXXXXX, Magistrado, Juez titular del Juzgado de Instrucción
nº XXX de los de XXXXX, constituido en audiencia oral y pública, ha visto las
presentes actuaciones de Juicio de Faltas nº XXXXXXXX por lesiones por
imprudencia,en las que aparece como denunciante XXXXXXXXXX, como
denunciado XXXXXXXXX y como responsable civil SEGUROS XXXXXX,
apreciándose los siguientes,
ANTECEDENTES DE HECHO
Primero.-El presente juicio de Faltas se instruyó por denuncia,
señalándose el juicio oral siendo citados en legal forma todos los interesados.
Segundo.-En el día señalado se celebró el juicio verbal con asistencia
de los interesados, solicitando la parte denunciante la condena de XXXXXXXXXX
XXXXXXXXX XXXXXX como autor de una falta de lesiones por imprudencia, dada
su despenalización, al pago en concepto de responsabilidad civil de la cantidad de
39.863,41 euros con declaración de la responsabilidad civil directa de SEGUROS
XXXXXX con aplicación a este de los intereses del artículo 29 de la Ley de contrato
de seguro, con condena en costas incluyendo las causadas a la parte denunciante.
La defensa del denunciado y del responsable civil solicitaron su libre absolución.
HECHOS PROBADOS
Resulta probado y así se declara que XXXXX XXXXX XXXX fue
intervenida por XXXXX XXXXX XXXXX, médico odontólogo, el día 24 de febrero de
2011, llevando a cabo la extracción de la pieza dental 48, sin que la paciente
suscribiera consentimiento informado, no resultando probado que fuera informada de
modo verbal de todas las posibles consecuencias de la intervención a realizar,
habiendo padecido como resultado de tal intervención triismo bucal con limitación
para la apertura, inflamación de la zona de la extracción, hipoestesia lingual derecha
(neuropraxia del nervio sublingual derecho), esguince-luxación mandibular y
disyunción de la articulación temporo-mandibular compatible con artropatia de dicha
articulación con presencia de desplazamiento o luxación discal con reducción.
Para la curación de las anteriores lesiones precisó, además de una
primera asistencia facultativa, tratamiento consistente en reposo relativo, tratamiento
farmacológico (analgésico, antiinflamatorio, antibiótico, relajantes musculares), férula
de descarga, fisioterapia especializada e intervención quirúrgica (extracción de
restos radiculares de la pieza 48 y artroscopia diagnóstica y terapéutica de la
articulación temporo-mandibular derecha).
Para su curación precisó de 370 días, de los cuales 1 fue de estancia
hospitalaria, siendo 30 de ellos impeditivos para sus ocupaciones habituales, y
quedando con secuelas consistentes en hipoestesia de la mitad derecha del tercio
anterior de la lengua valorado en 2 puntos; y algias continuas en zona de la
articulación temporo-mandibular derecha que aumentan con la sobrecarga mecánica
y/o funcional de dicha articulación (masticación de alimentos duros, apertura
máxima, etc) con sensación de crujido y en ocasiones sensación de bloqueo de la
misma, junto a limitación en la apertura de la cavidad bucal, valorado todo ello de
forma conjunta en 10 puntos.
La lesionada hubo de pagar para su curación 38,46 euros de gastos de
farmacia, 420 euros de gastos de fisioterapia, 2.310 euros de gastos médicos, 450
euros de gastos de anestesia, 1.200 euros de gastos de hospital y 400 euros por
gastos de férula
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero.- Conforme a lo dispuesto en la Disposición Transitoria 4ª de
la L.O. 1/15, “la tramitación de los procesos por falta iniciados antes de la entrada en
vigor de esta Ley por hechos que resultan por ella despenalizados o sometidos al
régimen de denuncia previa, y que lleven aparejada una posible responsabilidad
civil, continuarán hasta su normal terminación, salvo que el legitimado para ello
manifestare expresamente no querer ejercitar las acciones civiles que le asistan, en
cuyo caso se procederá al archivo de lo actuado, con el visto del Ministerio Fiscal. Si
continuare la tramitación, el juez limitará el contenido del fallo al pronunciamiento
sobre responsabilidades civiles y costas, ordenando la ejecución conforme a lo
dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal”.
No estimándose que la acción civil ex delicto pueda mutar su
naturaleza por mor de una disposición transitoria, debe entenderse que la
responsabilidad civil no puede ser nunca enjuiciada a través de los parámetros
jurisprudenciales civiles elaborados a partir del art. 1902 del Código Civil, aunque el
fallo se limite a resolver sobre responsabilidades civiles y costas, pues la
responsabilidad que se juzga es la dimanante de la falta no punible, de manera que
lo primero que debe examinarse es si los hechos hubieran sido punibles a través de
la normativa penal vigente en la fecha de su acaecimiento: en caso afirmativo
procederá fijar las responsabilidades civiles, y en caso negativo habría de dictarse
sentencia absolutoria, dejando para la vía civil el enjuiciamiento del posible ilícito
privado por culpa extracontractual.
En el caso, para la apreciación de la falta de lesiones prevista en el
artículo 621 del Código Penal vigente en la fecha de los hechos, que castigaba con
pena de multa a los que por imprudencia grave causaren lesiones de las previstas
en el artículo 147.2 o por imprudencia leve causaren lesiones constitutivas de delito
se requería, en primer lugar la causación a otra persona de un menoscabo en su
integridad corporal o en su salud física o mental, lo cual podrá llevarse a cabo por
cualquier medio o procedimiento, ya que se trata de un tipo de resultado; en
segundo lugar, debía de tratarse de alguna de las lesiones que como delito definen
los artículos 147 y siguientes del Código Penal; y, finalmente, dentro del tipo
subjetivo, la lesión debía haberse causado por imprudencia leve o grave según los
casos.
Pues bien, en cuanto al primero de los elementos enunciados, de la
prueba practicada quedan acreditadas las lesiones sufridas por la denunciante XXXX
XXXXX XXXX, puesto que así resulta inequívocamente de la documental médica
aportada, declaraciones de la denunciante y del propio denunciado, testifical de XXX
XXXXX y muy fundamentalmente de los informe de los médicos forenses Sr. Alcaide
Lastre de fecha 23 de febrero de 2013 (folio 141 de los autos) y Sr. Carratalá Nieto
de fecha 22 de mayo de 2013 (folio 149) y de 22 de noviembre de 2013 (folio 160);
informes que fueron ratificados por los citados forenses, aportando en la vista el Sr.
Alcaide cuantas explicaciones le fueron interesadas, aceptándose las conclusiones
de estos en cuanto a las lesiones sufridas, duración ,efectos y tratamiento frente a
las discrepancias manifestadas por los informes de Ana Crespo y Miguel Ángel
Meneu en función no solamente de la intachable objetividad derivada de los informes
de aquéllos sino también de haber dispuesto de la totalidad de la documentación
para alcanzar sus conclusiones y de haber examinado de forma personal a la
lesionada.
El segundo de los requisitos que habría de concurrir para apreciar la
figura del artículo 621.3 sería que la lesión sea constitutiva de delito, lo cual supone
una remisión a los artículos 147 y siguientes del Código Penal que regulan el tipo de
lesiones. Así, el artículo 147 de este mismo cuerpo legal, al recoger el tipo básico del
delito de lesiones, exige, para que la misma pueda considerarse como delito, que
ésta requiera “objetivamente para su sanidad, además de una primera asistencia
facultativa, tratamiento médico o quirúrgico”, sin que se considere como tal “la simple
vigilancia o seguimiento facultativo del curso de la lesión”. Pues bien, en el caso de
autos, como se desprende del informe del Médico Forense, precisó, además de una
primera asistencia facultativa, tratamiento médico posterior.
Segundo.-Por lo que se refiere al elemento subjetivo la jurisprudencia
ha venido caracterizando la imprudencia por la ausencia de la debida atención en la
realización del acto, lo que origina esa actuación negligente, por falta de previsión
más o menos relevante; a la que se ha de unir una trasgresión de una norma
sociocultural que está demandando la actuación de una forma determinada que
integra el denominado elemento normativo y externo, considerando grave la
imprudencia cuando se produce la omisión de las más elementales normas de
precaución y cautela, aquellas que la persona menos cuidadosa hubiera adoptado.
También ha señalado la jurisprudencia en Sentencias como la de 6 de
julio de 2006, en relación a la imprudencia médica que "a) no cabe incriminar como
delito el simple error científico o diagnóstico equivocado, salvo cuando cualitativa o
cuantitativamente resulte de extremada gravedad; b) tampoco, el carecer el
facultativo de una pericia extraordinaria o de cualificada especialización; y, c)
siempre, es preciso analizar puntualmente las circunstancias concurrentes en el
caso de que se trate (v., por todas, STS de 3 de octubre de 1997)".
La exigencia de responsabilidad por imprudencia parte de comprobar
que existió una acción u omisión, que crea un riesgo o supera el riesgo permitido,
produciendo un resultado que sea concreción de la acción realizada. Desde el
análisis del comportamiento, activo u omisivo, ha de comprobarse que el sujeto pudo
reconocer el peligro que su acción suponía y que pudo adoptar la solución correcta.
Ambas situaciones, reconocimiento del peligro y capacidad para actuar
correctamente deben ser examinadas con arreglo a un baremo derivado de la norma
objetiva de cuidado cuya infracción determinará el comportamiento imprudente. El
resultado debe ser consecuencia del comportamiento calificado de imprudente y
debe ser evitable con alta probabilidad, desde un comportamiento observante de la
norma objetiva de cuidado.
También es doctrina jurisprudencial que las prácticas de las actividades
sanitarias por los facultativos o técnicos correspondientes exige una cuidadosa
atención a la "lex artis", en la que, sin embargo, no se pueden sentar reglas previstas
absolutas, dado el constante avance de la ciencia, la variedad de los tratamientos al
alcance del profesional y el diverso factor humano sobre el que actúan, que obligan
a métodos y atenciones diferentes; la medicina no es una ciencia exacta, en tanto
que en ella intervienen elementos extraños de difícil previsibilidad que pueden
propiciar errores, de diagnóstico o de cualquier otra naturaleza, los cuales, si lo son
dentro de lo tolerable, pueden escapar al rigor de la incriminación penal. Y en tal
sentido, la responsabilidad médica procederá, a efectos penales, cuando en el
tratamiento efectuado al paciente se incida en conductas descuidadas de las que
resulte un proceder irreflexivo, la falta de adopción de cautelas de generalizado uso
o la ausencia de pruebas, investigaciones o verificaciones precisas como
imprescindibles para seguir el curso en el estado del paciente, siendo un factor
esencial para tener en cuenta, a la hora de establecer y sopesar el más justo
equilibrio en tan delicado análisis, el de la propia naturaleza humana.
La jurisprudencia viene exigiendo no sólo que la conducta se
desenvuelva fuera de la denominada "lex artis", sino que exista una adecuada
relación de causalidad entre ese proceder descuidado o acto inicial infractor del
deber objetivo de cuidado y el mal o resultado antijurídico sobrevenido, lo que
impone la traducción del peligro potencial entrevisto o debido prever, en una
consecuencialidad real, debiendo hacer hincapié en la relevancia jurídico penal de la
relación causal o acción típicamente antijurídica, no bastando la mera acción causal,
sino que precisa, dentro ya de la propia relación de antijuridicidad que el resultado
hubiese podido evitarse con una conducta cuidadosa o, al menos, no se hubiera
incrementado el riesgo preexistente y que, además, la norma infringida se orientara
a impedir el resultado.
Pues bien, en el presente caso no se ha practicado prueba que permita
concluir la concurrencia de ese elemento subjetivo. Ninguno de los informes
periciales incorporados al procedimiento afirma la existencia de infracción de la lex
artis que pudiera tener relevancia penal. Se ha de recordar lo que se ha puesto de
manifiesto en el primero de los fundamentos, que a pesar de la despenalización de
estas conductas y de la continuación hasta el dictado de sentencia en cumplimento
de la disposición antes transcrita, los hechos habrían de ser punibles a través de la
normativa penal vigente en la fecha de su acaecimiento, de manera que solamente
en caso afirmativo procederá fijar las responsabilidades civiles, y en caso negativo
habrá de dictarse sentencia absolutoria, dejando para la vía civil el enjuiciamiento del
posible ilícito privado por culpa extracontractual.
El médico forense Sr, Carratalá concluye en su informe de 22 de mayo
de 2013 (folio 149) considerando que la indicación de la intervención practicada era
correcta y el profesional que la efectuó adecuado, que el acto quirúrgico en sí se
cumplimentó según protocolo, con la única incidencia de presencia de restos óseos
de la raíz dentaria, que las complicaciones que acompañan a la extracción se
encuentran adecuadamente descritas siendo su aparición un riesgo inherente a la
intervención practicada y que de la documentación analizada no se desprende
actuación indebida en el preoperatorio, acto quirúrgico y poscirugía. Concluye el
forense que no se desprende que en el proceso asistencial de la lesionada hayan
existido actuaciones que se alejen de los requisitos médico legales de normopraxis,
añadiendo que echa en falta en la documentación aportada la presencia del
consentimiento informado necesario en todo acto quirúrgico.
A la misma conclusión, en cuanto a la inexistencia de datos que
evidencien una negligencia médica en relación a la praxis clínica habitual y a la lex
artis ad hoc llega el informe de la doctora Ana Crespo Jorques.
Se declara probado que la lesionada no fue informada por escrito y no
suscribió el consentimiento exigido para el acto médico a realizar, sin que siquiera se
haya probado que fuera informada de modo verbal de todas las posibles
consecuencias de la intervención, resultando esa declaración tanto de lo
manifestado por la lesionada como por el testigo Sr. Vélez e incluso por lo dicho por
el propio denunciado a lo largo del procedimiento y en la propia vista en la que
reconoció que posiblemente no informara de todas las complicaciones y que en
definitiva no recordaba quién informo a la paciente.
Ahora bien, la ausencia de ese consentimiento, imprescindible para
que el paciente tenga conocimiento de todas las posibles consecuencias del acto
medico a realizar, y por tanto pueda manifestar su voluntad, no convierte por sí
misma, y en ausencia de la infracción de la lex artis ad hoc antes examinada, la
conducta del denunciado en punible, por más que pueda tener efectos en otros
órdenes jurídicos, de manera que no concurriendo ese tercer elemento en la forma
que ha sido antes enunciado, no cabe en este procedimiento la condena por la falta
enjuiciada, que no tendría en todo caso sanción penal sino meramente civil; lo que
conduce a la absolución.
Tercero.-Se declaran de oficio las costas causadas en este
procedimiento (arts. 239 y 240 de LECrim).
Por cuanto antecede, y atendidos los preceptos de general y pertinente
aplicación,
FALLO
Que en aplicación de lo dispuesto en la Disposición Transitoria 4ª de la
L.O. 1/15 y como consecuencia de los hechos que venían siendo enjuiciados en
autos, debo absolver y absuelvo a XXXX XXXXX XXXXX XXXXXX con declaración
de las costas de oficio.
Notifíquese esta resolución a las partes, haciéndoles saber que pueden
interponer recurso de apelación en el plazo de cinco días ante este Juzgado para su
resolución por la Audiencia Provincial.
Así por esta mi Sentencia, de la que se deducirá testimonio para su
incorporación a los autos, lo pronuncio, mando y firmo.
E/.
PUBLICACIÓN:La anterior Sentencia ha sido objeto de publicación conforme a lo
dispuesto en el artículo 160 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, de lo que doy fe.
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