¿Puede nuestra industria ayudar a reducir las emisiones de CO2? No existe duda alguna de que las temperaturas del globo terrestre están incrementando y que parte de ese incremento proviene del efecto invernadero producido por las emisiones de gas hacia la atmósfera provocadas por el hombre. El dióxido de carbono [CO2] ha sido identificado como el principal responsable y la mayor porción del CO2 emitido proviene de la combustión de fósiles. Se han tomado medidas para aliviar el calentamiento global. Las fuentes de energía renovables, tales como la energía solar y eólica, están más difundidas en la actualidad, y una investigación reciente sobre el hidrógeno como fuente de combustible resulta prometedora. Sin embargo, estas nuevas fuentes de energía requieren tiempo e inversión antes de contribuir en forma significante al abastecimiento seguro de energía. Sería poco realista el desear simplemente dejar de depender de los combustibles fósiles. Las economías mundiales se han construido y mantenido, y continúan avanzando, basadas en el bajo costo de los combustibles fósiles y sus asociadas infraestructuras. Existe un gran abismo entre la realidad de nuestras necesidades de energía diarias y la visión futura de un mundo desprovisto de emisiones de CO2 provocadas por el hombre. Podríamos superar el abismo captando y almacenando el CO2, que de otra manera, sería emanado hacia la atmósfera. La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) considera que encarar el problema de las emisiones en el corto plazo requiere más que un avance firme hacia las fuentes de energía renovables y hacia un aumento de la eficiencia. La IEA soporta totalmente el concepto de captación y almacenamiento de CO2 en el subsuelo. (véase “Captación y almacenamiento de CO2: Una solución al alcance de la mano,” página 48). Statoil captó y almacenó CO2 a nivel comercial por primera vez en el Campo Sleipner en el Mar del Norte. Desde el principio del proyecto en el año 1996, Statoil involucró una amplia gama de disciplinas científicas para estudiar las operaciones del Campo Sleipner, incluyendo el modelado y monitoreo (vigilancia rutinaria) de los volúmenes de CO2 en el subsuelo. Comenzando en 1998, extensos estudios de almacenamiento de CO2 en el Campo Sleipner llevados a cabo por el primer y segundo proyecto de Almacenamiento de CO2 del Acuífero Salino (SACS y SACS2) han incluido expertos en geología, geofísica y geoquímica, y fueron respaldados por el programa Termia de la Comisión Europea. El actual proyecto CO2STORE, respaldado por la Unión Europea, ha iniciado otros proyectos en sociedad con productores de energía europeos. El proyecto Sleipner se beneficia de la participación de seis instituciones de geociencia de cinco países diferentes. Esta amplia participación asegura una objetiva interpretación de los datos y el mejor éxito del proyecto. El fracaso o los problemas en los días iniciales de captación y almacenamiento de carbono podrían ensombrecer la percepción pública y del gobierno acerca del proceso. El camino hacia el entendimiento público es el acceso a los resultados; por ello, Statoil y sus socios han puesto a disposición los resultados del estudio. Así como el niño necesita dos robustas piernas para aprender a caminar, la captación y el almacenamiento de CO2 requieren dos soportes para avanzar. El primer soporte es el bajo costo de captación del CO2 a través de mejores metodologías: la captación representa actualmente entre el 70 y el 80% del total de los costos de procesamiento del CO2. El segundo soporte lo constituye un método de almacenamiento seguro y confiable, que se vuelva más confiable con mayores conocimientos. Las técnicas sólidas de monitoreo mejoran nuestros conocimientos acerca de los procesos de almacenamiento de CO2, ayudan a validar los modelos y simulaciones, y refuerzan la confianza del público en el proceso de almacenamiento. El trabajo de colaboración de científicos e ingenieros de Schlumberger y Statoil, junto con los socios de SACS, ha mejorado las áreas de monitoreo, modelado y simulación. La industria también ha perfeccionado la permanencia de los pozos de almacenamiento de CO2. Por ejemplo, los cementos de pozos son elaborados de manera que resisten la degradación provocada por el CO2 por largos periodos en condiciones de subsuelo. En las décadas por venir, la captación y el almacenamiento seguro del CO2 ayudarán a reducir los niveles de emisión en todo el mundo. El almacenamiento de CO2 utiliza la tecnología existente para aliviar el efecto de los combustibles fósiles que se consumen hoy en día y proporcionan un puente mientras las fuentes de energía del futuro se hallan bajo desarrollo. Captar y almacenar un porcentaje significativo de las emisiones de CO2 en el mundo será un compromiso enorme para las industrias y gobiernos. A pesar de los retos, esta misión de colaboración se halla en pie y preparándose para avanzar firme en el futuro. Tore A. Torp Asesor de Almacenamiento de CO2 Centro de Investigación de Statoil Tronheim, Noruega Tore Torp estudió metalurgia en la Norges Teknisk-Naturvitenskapelige Universitet (NTNU, por sus siglas en inglés), en Trondheim, Noruega. Tore recibió su doctorado en 1972. Ingresó a Statoil en 1984, trabajando con tecnologías para el desarrollo de campos marinos, tales como aquellos conceptos hoy utilizados para el Campo Snohvit. Luego de algunos años trabajando en planeación a largo plazo para el desarrollo de la Plataforma Continental Noruega, retornó a investigación y desarrollo (R&D, por sus siglas en inglés), y ahora concentra sus esfuerzos en el área del CO2 y los desafíos climáticos. Líder del esfuerzo de almacenamiento de CO2 de R&D para Statoil desde 1998, Tore ha estado recientemente involucrado también, en cooperación intercontinental en el Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos y en el Foro de Liderazgo en Captación de Carbono (IPCC y CSLF, por sus siglas en inglés respectivamente). 1