P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Penados: Temas de Libertad y Tribunal de Casación Penal1. (Criterios utilizados según la nueva integración: Res. 2839/15 SCBA y Acuerdo nº 10/15 TCP) INDICE Introducción………….................................................................................pág. 3 Admisibilidad en materia de habeas corpus …................................................. pág. 4 Habeas corpus y cómputo de pena...............................................................pág. 9 Admisibilidad recurso casación…………..........................................................pág. 9 Admisibilidad recurso de casación: cómputo de la pena.................................... pág. 17 Actualización en materia de cómputo de pena: Libertad provisoria concedida en términos de libertad condicional........................................................................................pág. 20 Excarcelaciones en términos de libertad asistida............................................pág. 24 Consideración de la privación de libertad en procesos anteriores donde medió absolución, sobreseimiento.................................................................................... pág. 29 Vencimiento de la pena frente a sentencias que imponen prisión perpetua.............................................................................................pág. 34 Cómputo de pena no hace cosa juzgada…………………………....................................pág. 42 Análisis de las denegatorias en los distintos regímenes en los que se puede incluir al condenado......................................................................................... pág. 43 Denegatoria fundada en calidad del delito cometido………………................................................................................ pág. 43 Condición de reincidente no declarada........................................................ pág. 44 RELEVAMIENTO EN PARTICULAR PARA LOS DISTINTOS DERECHOS LIBERATORIOS *Salidas transitorias Análisis del cumplimiento regular de los reglamentos (en el caso una sanción por participar en una reyerta del año 2013). …………………………………….......................................pág. 45 Denegatoria apoyada en factores subjetivos del condenado: se fundamentó que dado la actitud del encartado ante los conflictos emergentes en sus relaciones de pareja, los que habrían sido el aparente detonante de su conducta transgresora, resulta prudente por el momento que el mismo se incorpore a actividades de capacitación y continúe las que desarrolla, en particular, con el tratamiento psicológico que ha abordado junto a su pareja............................................................................................. pág. 47 Inconstitucionalidad art 100 ley 12.256 - aplicación de la ley 24660………………….......pág. 47 Denegatoria apoyada en las actuaciones administrativas que registra el penado, las cuales debieron haber sido debidamente certificadas, como asimismo su Problemática adictiva sin abordaje concreto …...............................................................................pág. 63 Denegatoria apoyada en ausencia actividades en la cárcel.................................pág. 64 *Libertad condicional Denegatoria apoyada en proceso de unificación de penas pendiente…………………......pág. 65 Denegatoria fundada en que “no trabajó” durante el encierro............................pág. 66 Denegatoria fundada en “ausencia de actividad educativa” y por “encontrarse régimen semiabierto de modalidad limitada”...........................................................pág. 66 Denegatoria fundada en la necesidad de que “previamente se incluya a la persona detenida en un espacio terapéutico que le brinde contención para resolver su problemática adictiva y la importancia de lograr un verdadero proceso reflexivo acerca de su accionar 1 Documento de trabajo elaborado por Fabiana Danti y Agustín M. Lavalle.1 desajustado"........................................................................................pág. 67 Denegatoria fundada en aspectos psicológicos y/o conductas adictivas…………………....pág. 68 Denegatoria por aspectos subjetivos de la persona condenada……………….................pág. 70 Ausencia de transito espacios más autogestivos. Problemática adictiva”…………….....pág. 71 Necesidad de espacio mayor autogestión previo a la libertad.............................pág. 74 Objetivación desmedida de la sanción disciplinaria..........................................pág. 76 Sanción disciplinaria en otro periodo de encierro............................................pág. 78 Progresividad no secuencial......................................................................pág. 79 Rechazo de pedidos liberatorios por poseer antecedentes en el uso de sustancias psicoactivas, situación que lo llevó a delinquir, y haber rechazado el tratamiento propuesto a tales efectos; b) no encontrarse inscripto en el área educacional, habiendo rechazado el ofrecimiento; y c) la falta de una propuesta laboral concreta para el momento de su egreso...............................................................................................pág. 80 Informe ambiental: ausencia de medios igual a encierro permanente…………..……......pág. 82 Cumplimiento regular de los reglamentos carcelarios. Sanciones de antigua data y problemática adictiva......................................................................... ...pág. 82 Sanciones de antigua data........................................................................pág. 83 Denegatoria por características de su personalidad, señaladas en los informes psicológico y social, como así también reparos en cuanto a quienes brindarán un marco de contención en caso de lograr su egreso......................................................................... pág. 83 Denegatoria apoyada en la problemática adictiva……………….............................. pág. 86 *Libertad asistida Validez constitucional art 104 ley 12.256......................................................pág. 86 Reiteración hechos delictivos. Conclusiones informe psicológico.........................pág. 87 Denegatoria de (libertad asistida, salidas transitorias y régimen abierto) alegando fundamentalmente que no se evidencia de parte del imputado ninguna capitalización positiva de los espacios tratamentales, déficit que no se revela de menor entidad desde que no resulta ser ésta su primera experiencia al respecto. asimismo valoró el informe psicológico, que daría cuenta de la persistencia en el condenado de ciertos indicadores que aún obstan asumir en su composición endopersonal atenuadas sus dificultades para motivarse en la norma, en tanto en el mismo se expresa: “se observa un sujeto que no dimensiona los efectos producidos a partir de su accionar, minimizando los mismos”.............................................................................................pág. 88 Informe inconveniente: apoyado en conclusiones del informe psicológico………………. pág. 89 Falta proyecto laboral más allá del informe conveniente del spb.........................pág. 91 Libertad denegada por prohibición del art 100 (ley 12.256) en razón del delito cometido: Inconstitucionalidad de la norma planteada por la defensa …………………..................pág. 92 Salidas Transitorias. Ausencia de Ambiental: error de juicio……………………………………….pág. 93 Denegatoria apoyada en el lapso de tiempo que el causante totaliza cautelado y la lejanía temporal para encontrarse tempestivamente en condiciones de acceder a una libertad anticipada, llevan a concluir que, en el caso particular el interno deberá acceder a los institutos más autogestivos paulatinamente ..................................................pág. 94 Denegatoria fundada entre otros motivos en las “reincidencias”..........................pág. 95 Denegatoria apoyada en dos sanciones disciplinaras como consecuencia de incurrir en faltas de carácter grave con fecha 21/01/14 y el haber cometido el 8/10/08 el delito que se le enrostra en los presentes actuados, esto es robo agravado por el uso de arma, mientras se hallaba gozando del beneficio de libertad asistida en el marco de un otro proceso..............................................................................................pág. 96 Denegatoria fundada en el hecho que el condenado de autos se encuentra inserto en un régimen cerrado modalidad moderada lo cual constituye un óbice para la promoción del beneficio intentado................................................................................pág. 97 Excarcelaciones en tiempo de libertad condicional.........................................pág. 98 Salidas laborales: procesados. recaudos inexigibles…………................................pág. 100 Medidas de seguridad: imposición de la misma: afectación debido proceso............................................................................................pág. 102 Unificación de penas……………………............................................................pág. 105 Sanciones disciplinarias celular sin chip: atipicidad......................................pág. 107 2 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Introducción En el presente documento de trabajo es continuidad de anteriores. En él se pretende actualizar la última jurisprudencia –en casos favorables a la defensa- del TCP en materia de ejecución penal, relevando además cuestiones relativas a la admisibilidad de los recursos y habeas corpus en los casos resueltos con la nueva composición. Para comenzar se presentan los criterios de cada sala del TCP en lo que respecta a la admisión del habeas corpus en temas relativos a ejecución penal, señalando que en los pocos supuestos admitidos en el período relevado (dic.15/abril16) se consideraron las siguientes cuestiones para ello: *se equipara a sentencia definitiva el caso por la presencia de gravamen de imposible o tardía reparación ulterior, al afectar directamente un derecho que reclama tutela inmediata; *supuestos de excepción, gravedad institucional o claras cuestiones federales; arbitrariedad o en todos aquellos casos en donde la índole de las cuestiones traídas a conocimiento involucren un serio riesgo para la vida o la salud de las personas detenidas, como así también, en cuanto se avizore un menoscabo directo a la dignidad humana de imposible o insuficiente reparación ulterior. Mientras que respecto a la admisibilidad del recurso de casación en la misma materia se consideró para admitir: *gravamen de imposible reparación que importaría vedarle la eventualidad de beneficiarse con una resolución favorable *la resolución criticada no es derivación razonada del derecho vigente *el recurso se dirige contra una resolución que deniega la libertad personal del encausado, ocasionándole un perjuicio que podría resultar de imposible reparación ulterior, razón por la que ha de considerarse equiparable a sentencia definitiva 3 “por afectar un derecho que requiere tutela judicial inmediata”. *se encuentran en juego agravios de naturaleza federal, sea por encontrarse cuestionado el contenido y el alcance de normas jurídicas de tal índole, se postule la tacha de arbitrariedad cuando se halla inescindiblemente unido a la aludida cuestión federal o, eventualmente, la vulneración directa de una garantía constitucional que implique una “causa federal suficiente” *decisión jurisdiccional que deniega la libertad condicional constituye sentencia equiparable a definitiva; *la índole de las cuestiones traídas a conocimiento involucren un serio riesgo para la vida o la salud de las personas detenidas, como así también, en cuanto se avizore un menoscabo directo a la dignidad humana de imposible o insuficiente reparación ulterior. *cuando la índole de los agravios materializados en dicha impugnación hagan necesaria la intervención de esta sede como Tribunal intermedio, conforme a la doctrina sustentada por la Corte Federal en los casos “Strada” y “Di Mascio” (fallos: 308:490; 311:2478), siempre que se encuentren cumplimentadas la totalidad de las exigencias que la introducción de una cuestión federal requiere. Mientras que si se trata del computo de pena de la pena se añade “el tiempo vivencial es insusceptible de reparación integral ulterior, y su derecho se vería erosionado irremediable y continuamente.” (esto sin perjuicio de lo que en otros documentos de trabajo se ha señalado como dicho la SCJBA “cuestiones de cómputo” y CSJN -ver en: http://www.defensapublica.org.ar/JURISDICCIONAL/Documentos_trabajo/Documento_de_Trabajo_Cuestiones _del_c%C3%B3mputo_de_pena_2015.pdf *ADMISIBILIDAD del HABEAS CORPUS. SALA 1 CAUSA 75.588 Es doctrina de este Tribunal, que la presentación directa del Hábeas Corpus ante 4 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN esta Sede es formalmente inadmisible, salvo supuestos de gravedad institucional o claras cuestiones federales (cf. Sala I -Rc. 1805 de la S.C.J.B.A.-, Causa N° 55.733 “S., V. A. s/ Hábeas Corpus”, del 14/11/2012, Causa N° 55.494 “T. A., E. s/ Hábeas Corpus”, del 14/11/12. En igual sentido Sala III, Causa N° 5918, “Gómez, Miguel Ángel s/ Habeas Corpus”, del 15/01/2001 y Sala II, Causa N° 2268, del 16/5/2000). En el caso bajo estudio advierto la existencia de cuestiones excepcionales que habilitan la apertura de jurisdicción de este Tribunal en aras de velar por la validez y vigencia para el caso de las normas de ejecución penal, frente al compromiso del normal decurso de la progresividad legal en el tratamiento penitenciario, en la inteligencia de que llegados a esta etapa de la incidencia carecería de sentido que se efectuara un nuevo pedido ante los tribunales inferiores, por la alta probabilidad de obtenerse idéntica respuesta (conforme lo decidido a fs. 20/23 y fs. 35/37). SALA 2 CAUSA 75.591 Como reiteradamente ha sostenido esta Sala, la prerrogativa reconocida por el art. 20 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, y lo dispuesto por el art. 406 del ceremonial en cuanto permiten ejercer la acción de habeas corpus ante cualquier Juez u órgano jurisdiccional de la provincia con competencia penal respectivamente, dichos preceptos debes ser interpretados de manera armónica con la reglamentación que, también por previsión constitucional (art. 20 último parágrafo de la Const. Pcial.) se de a tal derecho. Dicha reglamentación es la que fijan los arts. 405 y siguientes del C.P.P., y en tal inteligencia entiendo que en principio el art. 417 del C.P.P. confiere a este Tribunal una función revisora de las resoluciones adoptadas por los Tribunales inferiores en materia de habeas corpus, y es por ello que en principio no resulta admisible la interposición de tal acción en esta sede en forma originaria, ello siempre que no existan motivos de excepcionalidad que lo autoricen, porque ello implicaría alterar la función encomendada por la ley a esta órgano jurisdiccional a través de la vía recursiva, así como el principio procesal de la doble instancia. Ahora bien, esta sala también ha asumido en forma directa y excepcional competencia en casos similares al presente para alterar decisiones comprometidas 5 con principios de rango constitucional, tanto por desajuste con la doctrina plenaria establecida, como por generar desigual tratamiento del universo de sujetos intervenidos penalmente cuando la situación implicaba paulatino agotamiento de la potestad persecutoria del estado (Art. 16 de la C.N.), puesto que los mentados escenarios imponían la urgente intervención del Tribunal de Casación Penal para procurar, del modo más expedito posible, la corrección de la condición lesiva denunciada. Sobre el caso en estudio se proyectan los presupuestos de excepcionalidad referidos, puesto que el accionante alega que se ha realizado una errónea interpretación de los requisitos del beneficio, presentando características particulares que avalan su revisión ante esta instancia casatoria, aun en el marco de un instituto tan excepcional como es aquel que ha sido seleccionado por la defensa para provocar la intervención directa de este Tribunal, por lo que entiendo que se trata de uno de aquellos casos en que debe excepcionarse el principio antes aludido y admitirse la acción de habeas corpus interpuesta en forma originaria ante esta sede. CAUSA 74.536 En orden a la admisibilidad de la acción intentada, aduce que atento a tratarse de un auto interlocutorio que compromete la libertad personal del causante, debe ser asimilado a sentencia definitiva en cuanto ocasiona un gravamen de imposible o tardía reparación ulterior, al afectar directamente un derecho que reclama tutela inmediata; a la vez que desconoce la doctrina fijada sobre el particular; y se está cuestionando la validez de una ley provincial por estimársela repugnante a nuestro ordenamiento constitucional. En virtud de lo expuesto, requiere que este Tribunal supere los recaudos formales en pos de garantizar el debido tratamiento de la cuestión y, a todo evento, el tránsito hacia el superior tribunal. SALA 3 CAUSA 76.009 : Presentación por propio derecho del detenido. Es doctrina constante de Sala según la cual la posibilidad de acudir en habeas corpus ante cualquier órgano jurisdiccional (conforme los artículos 20 inciso 1° de la Constitución Provincial y 406 del Código Procesal Penal), no permite obviar las debidas instancias, a fin de venir directamente al Tribunal de Casación, que carece 6 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN de competencia originaria para conocer y decidir acerca de la acción deducida (doctrina de los artículos 417, 448 y concordantes del Código Procesal Penal). Esta acción no autoriza, en principio, a sustituir a los jueces de la causa en las decisiones que les incumben y los recursos y defensas contra las mismas deben ser decididos dentro de las actuaciones en las que fueron dictadas y con las formalidades de ley, ya que lo contrario supondría violar todas las reglas que aseguran la competencia de los Tribunales y el indispensable orden en la tramitación de los juicios (Corte Suprema, Fallos, 78, 546; 233, 103; 237, 8; entre otros y Suprema Corte en el expediente nº 3.001-1-1-1.784/01). Por ello, con el fin de satisfacer la garantía, evitando rigores formales y dar el debido trámite a lo peticionado por el requirente corresponde –como bien lo postula el Defensor ante la Casación- reconducir las presentes actuaciones a conocimiento y decisión del Juzgado de Ejecución nro. 1 de San Martín (artículos 18 y 75 inciso 22 de la Constitución Nacional; 8.2.h y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 405, 406 y 417 del Código Procesal Penal) SALA 4 CAUSA 75.590 “... la acción directa de hábeas corpus ante esta Sede es inadmisible, salvo supuestos de excepción, gravedad institucional o claras cuestiones federales (cf. Sala II, causa Nº 2641 "Burgos", del 03/02/00, Sala III causa 5918 “Gómez”) toda vez que para los supuestos de hábeas corpus el ordenamiento procesal prevé en el art. 417 que: “La resolución que recaiga en el hábeas corpus será impugnable ante las Cámaras de Apelación y Garantías, o ante el Tribunal de Casación, cuando la acción se hubiere originado en dichas Cámaras” y que "...el artículo 417 del C.P.P. otorga a este Tribunal, por medio del recurso casatorio, una función revisora de las resoluciones adoptadas por los Tribunales inferiores en materia de hábeas corpus y, siendo así, no resulta admisible la interposición originaria de tal acción en esta sede cuando no existan motivos de excepcionalidad que la autoricen, porque ello implicaría alterar la función encomendada por la ley a este órgano jurisdiccional a través de la vía recursiva, así como el principio procesal de la doble instancia..." (Sala II, causa Nº 2641 "Burgos", del 03/02/00). 7 SALA 5 CAUSA 74.699 Es cierto como viene afirmando mi colega de Sala sobre el particular que más allá de lo establecido por el artículo 20 inciso primero de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y el artículo 406 del Código Procesal Penal, en cuanto permiten ejercer la acción de hábeas corpus ante cualquier Juez u órgano jurisdiccional respectivamente, en el ordenamiento jurídico vigente tal garantía se halla reglamentada por los arts. 405 y ss. De la ley ritual. De este modo, el art. 417 es claro al establecer una función revisora al Tribunal de Casación en materia de hábeas corpus, de manera que, en principio general, no resultaría admisible la interposición originaria de tal acción en esta sede, cuando no existan motivos de excepcionalidad que la autoricen (cf. causa 54.267, caratulada “Chaparro Juan Camilo s/ Hábeas Corpus”; entre muchas otras). Ahora bien, por mi parte, considero necesario enunciar aquellos supuestos que habilitarían la competencia originaria de este Tribunal, con el objeto de evitar que la determinación de la excepcionalidad mencionada quede librada a la discrecionalidad o mero arbitrio del juzgador en el caso concreto, so riesgo de incurrir en pronunciamientos disímiles frente a situaciones equivalentes. En este sentido, a mi juicio corresponde apartarse del principio general supra enunciado cuando se adviertan circunstancias de gravedad institucional, arbitrariedad o en todos aquellos casos en donde la índole de las cuestiones traídas a conocimiento involucren un serio riesgo para la vida o la salud de las personas detenidas, como así también, en cuanto se avizore un menoscabo directo a la dignidad humana de imposible o insuficiente reparación ulterior. III.- Dicho ello, e ingresando al análisis del caso que nos ocupa, considero que en la presente se configura una de aquellas excepciones, por lo que el remedio casatorial resulta admisible. Debe remarcarse que las razones que invoca el a quo, como obstativas de la procedencia de la libertad asistida, resultan portadoras del vicio de la arbitrariedad, lo cual amerita ingresar al tratamiento del fondo de la cuestión, a fin de preservar el derecho de defensa en juicio del encartado, configurándose, así también, una clara cuestión federal (art. 18 de la Constitución Nacional, 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 15 de la Constitución Provincial, 14 de la ley 48 y 1 del C.P.P.). 8 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN * Habeas corpus y cómputo de pena: admisibilidad Causa 67.727 Ojeda 20/11/14 Es doctrina de este Tribunal, que la presentación directa del Hábeas Corpus ante esta Sede es formalmente inadmisible, salvo supuestos de gravedad institucional o claras cuestiones federales (cf. Sala III, causa 5918, “Gómez, Miguel Ángel s/ Habeas Corpus”, del 15/01/2001. En igual sentido Sala II sentencia del 16/5/2000 en causa 2268, Sala I causa nº 1969, del 23/3/00). Todas y cada una de las causales exceptivas planteadas por la accionante se han visto acreditadas en este caso y habilitan la revisión de lo resuelto ante la eventual prolongación ilegal de la privación de libertad del beneficiario de la petición, derecho que merece tutela inmediata (Fallos 322:2080) toda vez que el tiempo vivencial es insusceptible reparación integral ulterior, y que se vería erosionado irremediable y continuamente. En esa inteligencia cabe resaltar que se encuentran agotados los mecanismos ordinarios disponibles, los que incluyen el paso de la cuestión por este Tribunal en dos oportunidades. Como reza el art. 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: “Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescripto por la ley” (el resaltado me pertenece). *.- ADMISIBILIDAD RECURSO DE CASACION SALA 1 CAUSA 73.963 (Resolución de la Cámara de Apelaciones y Garantías como primer pronunciamiento adverso a la defensa). Si bien es cierto que la literalidad de la regla del art. 450 del rito no abarca ordinariamente el supuesto bajo examen, no lo es menos que la naturaleza de la decisión en crisis –en tanto se trata de resoluciones que denieguen o restrinjan la libertad personal- debido a sus implicancias materiales deben, por un lado, estar alcanzadas por el derecho al recurso consagrado en los artículos 8.2 h.- de la CADH 9 y 14.5 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, que en opinión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se extiende a todos los autos procesales importantes (C.I.D.H., Informe Nro. 55/97, caso 11.137, considerando Nº 262), al mismo tiempo que a los fines recursivos y bajo ciertas condiciones pueden ser estimadas como resoluciones equiparables a sentencias definitivas a los fines de su admisibilidad en la instancia casatoria. Ahora bien, en el caso de autos, la decisión de la Cámara ha sido la primera adversa, de modo que esta instancia casatoria es la que asegura en la especie el derecho al doble conforme. SALA 2 (presentación de queja y admisibilidad del recurso de casación) CAUSA 72.664 En lo que respecta al recurso de casación, es criterio de esta Alzada que en principio la vía adecuada para cuestionar las decisiones restrictivas de la libertad personal dictadas durante el proceso y en la etapa de ejecución es el recurso de apelación, de acuerdo con los artículos 164, 174, 188 y 498 del CPP. El recurso de casación quedaría reservado, en lo que a esta materia respecta, para las hipótesis reguladas en la parte final del artículo 450, según la ley 13.812, es decir, aquellas en las que la Cámara de Apelación y Garantías haya denegado, por primera vez, la libertad personal; quedando en principio excluidos (salvo las excepciones) los supuestos en los que dicha negativa constituya tan sólo la confirmación de una medida dispuesta en la instancia originaria, en cuyo caso ya habría quedado satisfecho el derecho del imputado al recurso. En el caso de autos se verifica una situación de excepcionalidad porque aquí el riesgo que se pretende evitar se denuncia como eventualmente emergente de un órgano superior departamental como es la Excma. Cámara de Apelación y Garantías, por lo que se justifica razonablemente la avocación de este Tribunal de Casación, como órgano de revisión superior, al tratamiento del recurso de casación articulado. Ello así, corresponde en este caso en particular, hacer una excepción en torno a la admisibilidad de la presentación en trato, por el gravamen de imposible reparación que importaría vedarle la eventualidad de beneficiarse con una resolución favorable que, en virtud de lo resuelto por Acuerdo Plenario, con fecha 4 de noviembre de 2014, en la causa n° 63.610 caratulada “Altamirano, Facundo Ezequiel s/ Recurso de Casación”, justifica la apertura de la vía casatoria, por lo 10 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN que el recurso incoado resulta admisible. SALA 3 CAUSA 72.425 La resolución que deniega la libertad condicional a Antonio David Ojeda Ortiz ha sido objeto de validación por la Alzada mediante auto que no es derivación razonada del derecho vigente acorde a las circunstancias de la causa. SALA 4 CAUSA 73.052 Habiéndose interpuesto en tiempo y forma, en los términos de los artículos 421 y 451 del C.P.P., el recurso de casación resulta admisible de conformidad con la previsión del artículo 450 tercer párrafo del C.P.P. y, a fin de garantizar la doble conformidad judicial. CAUSA 71.822 En lo que atañe a la admisibilidad del remedio debo manifestar que ha sido deducido en tiempo y forma de conformidad con los arts. 421 y 450 del CPP y amén de que en el caso se encuentra garantizada la doble conformidad judicial, entiendo que el auto que se impugna resulta recurrible por esta vía en los términos del art. 450 del C.P.P., por cuanto se dirige contra una resolución que deniega la libertad personal del encausado, ocasionándole un perjuicio que podría resultar de imposible reparación ulterior, razón por la que ha de considerarse equiparable a sentencia definitiva “por afectar un derecho que requiere tutela judicial inmediata” (conf. SCJBA, causas P.94.377, sent. del 18/04/2007; P. 112.802, sent. del 26/10/2011, entre otras). CAUSA 72.720 El remedio ha sido deducido en tiempo y forma, cf. arts. 421 y 451 del C.P.P., contra una resolución impugnable por esta vía, a fin de garantizar la doble conformidad judicial, en los términos del art. 450 del mismo digesto. CAUSA 72.961 En el sub lite se encuentra plenamente cumplimentado lo que en doctrina se 11 conoce como “doble conforme” que al decir de Maier resulta “…una garantía procesal, que bien explicada, debe conducir necesariamente a la exigencia de que para ejecutar una pena contra una persona, se necesita una doble conformidad judicial, si el condenado la requiere. Esta condición procesal, impuesta a la aplicación de una pena estatal –con otras palabras: al desarrollo del poder penal del Estado-, ha sido perfectamente descripta, por analogía con la prueba de exactitud de una operación matemática, como la exigencia del principio de “la doble conforme”. El “derecho al recurso” se transformaría, así, en la facultad del condenado de poner en marcha, con su voluntad, la instancia de revisión –el procedimiento para verificar la doble conformidad- que, en caso de coincidir total o parcialmente con el tribunal de juicio, daría fundamento regular a la condena – dos veces el mismo resultado igual gran probabilidad de acierto en la solución- y, en caso contrario, privaría de efectos a la sentencia originaria…” (Conf. Julio B. J. Maier, Derecho Procesal Penal, T. I Fundamentos, Editores del Puerto s.r.l., 1999, 2da. Ed., Buenos Aires, p. 713). En ese mismo orden de ideas, afirmó FERRAJOLI que “la doble instancia es a la vez garantía de legalidad y de responsabilidad contra la arbitrariedad. Así, siendo los jueces independientes, aunque sometidos a la ley, la principal garantía a la favor de la libertad, el abuso o el error es la impugnación del juicio, su reexamen, censura y reparación en segunda instancia, con los alcances que los propios textos les brinda…” (Conf. FERRAJOLI, Luigi “Los Valores de la doble instancia y de nomofilaquia”, NDP, T. 1996-B, Editores del Puerto s.r.l. Buenos Aires, p. 447/448). En esta inteligencia, siendo que la resolución del “a quo” fue confirmada por la Excma. Cámara del Departamento Judicial Morón, la citada garantía en el caso en análisis ha quedado resguardada. Vale aquí citar lo resuelto por la CIDH en el caso Castillo Petruzzi y otros, Sentencia de fecha 30/05/1999, Párr. 161: “para que haya una verdadera revisión de la sentencia, en el sentido requerido por la Convención, es preciso que el Tribunal Superior reúna las características jurisdiccionales que lo legitiman para conocer en el caso concreto”. Ninguna duda cabe acerca de que la Cámara de Apelaciones y Garantías es un órgano que abastece los requisitos aludidos respecto de las decisiones de los Jueces de instancia, como ser los de Garantías, Correccionales y los Tribunales en lo Criminal. Ahora bien, resta evaluar si se encuentran en juego agravios de naturaleza federal, sea por encontrarse cuestionado el contenido y el alcance de normas jurídicas de 12 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN tal índole, se postule la tacha de arbitrariedad cuando se halla inescindiblemente unido a la aludida cuestión federal o, eventualmente, la vulneración directa de una garantía constitucional que de lugar a una “causa federal suficiente” (Fallos: 256: 281 y sus citas) o que el planteo se funde en arbitrariedad (Fallos 302;865, 304;1052). En esa línea de ideas, estimo que la resolución puesta en crisis resulta susceptible de la tacha de arbitrariedad por las razones que a continuación expondré, correspondiendo por tanto abrir las compuertas casatorias. SALA 5 CAUSA 72.621 Se hallan reunidos los requisitos de tiempo y forma exigidos normativamente a los fines de otorgar legitimidad al acto de interposición del remedio casatorio, como así también los elementos que hacen a la impugnabilidad objetiva y subjetiva, en tanto se trata de una resolución pasible de ser recurrida en los términos del artículos 450 in fine -conf. ley 13.812- y 451 del Código Procesal Penal. La defensa se encuentra legitimada para hacer uso de los recursos interpuestos a tenor de lo establecido en el artículo 454, inciso cuarto del mentado cuerpo normativo y, por lo tanto, deben declararse admisibles y proceder el Tribunal a decidir sobre los fundamentos de los motivos que los sustentan (artículos 454, inciso 4º, 464 y 465 del Código Procesal Penal). CAUSA 72.291 El recurso ha sido correctamente declarado admisible por el “a quo”, pues se hallan cumplimentados la totalidad de los requisitos de impugnabilidad objetiva y subjetiva que prevé nuestro ordenamiento adjetivo. En primer lugar, debo recordar que la decisión jurisdiccional que deniega la libertad condicional constituye sentencia equiparable a definitiva (conf. C.55.029, “Metralla”, de fecha 09/05/2013, entre otras). En segundo lugar que, si bien por principio general, no resultaría admisible el recurso de casación contra aquellas resoluciones en donde se encuentran asegurados tanto el derecho al recurso como la garantía del doble conforme (tal el caso de autos), he sostenido que existen algunos motivos excepcionales que 13 autorizan a este órgano a la revisión de aquellos casos. Oportunamente afirmé que cabe apartarse del principio general supra mencionado, cuando se adviertan circunstancias de gravedad institucional, arbitrariedad o en todos aquellos casos en donde la índole de las cuestiones traídas a conocimiento involucren un serio riesgo para la vida o la salud de las personas detenidas, como así también, en cuanto se avizore un menoscabo directo a la dignidad humana de imposible o insuficiente reparación ulterior. Por último, referí que cuando la índole de los agravios materializados en dicha impugnación hagan necesaria la intervención de esta sede como Tribunal intermedio, conforme a la doctrina sustentada por la Corte Federal en los casos “Strada” y “Di Mascio” (fallos: 308:490; 311:2478), siempre que se encuentren cumplimentadas la totalidad de las exigencias que la introducción de una cuestión federal requiere. En esta inteligencia, considero que en la presente se configura una de aquellas excepciones, por lo que el remedio casatorial resulta admisible. En efecto advierto que las razones que invoca el “a quo”, como obstativas de la procedencia de la libertad asistida, resultan portadoras del vicio de la arbitrariedad, ello en tanto la Cámara ha exigido al condenado el cumplimiento de requerimientos que no se muestran como indicadores para un rechazo del instituto previsto por el art. 104 de la ley 12.256, lo cual amerita ingresar al tratamiento del fondo de la cuestión, a fin de preservar el derecho de defensa en juicio del encartado, configurándose, así también, una clara cuestión federal (art. 18 de la Constitución Nacional, 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 15 de la Constitución Provincial, 14 de la ley 48 y 1 del C.P.P.). CAUSA 71.189 (salidas transitorias denegadas en ambas instancias deptales.) La decisión jurisdiccional que deniega las salidas transitorias constituye sentencia equiparable a definitiva. En segundo lugar que, si bien por principio general, no resultaría admisible el recurso de casación contra aquellas resoluciones en donde se encuentran asegurados tanto el derecho al recurso como la garantía del doble conforme (tal el caso de autos), he sostenido que existen algunos motivos excepcionales que autorizan a este órgano a la revisión de aquellos casos. Oportunamente afirmé que cabe apartarse del principio general supra mencionado, cuando se adviertan circunstancias de gravedad institucional, arbitrariedad o en todos aquellos casos en donde la índole de las cuestiones traídas a conocimiento 14 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN involucren un serio riesgo para la vida o la salud de las personas detenidas, como así también, en cuanto se avizore un menoscabo directo a la dignidad humana de imposible o insuficiente reparación ulterior. Por último, referí que cuando la índole de los agravios materializados en dicha impugnación hagan necesaria la intervención de esta sede como Tribunal intermedio, conforme a la doctrina sustentada por la Corte Federal en los casos “Strada” y “Di Mascio” (fallos: 308:490; 311:2478), siempre que se encuentren cumplimentadas la totalidad de las exigencias que la introducción de una cuestión federal requiere. En esta inteligencia, considero que en la presente se configura una de aquellas excepciones, por lo que el remedio casatorial resulta admisible. SALA 6 CAUSA 72.070 (en el caso se plantea inconstitucionalidad de una norma) Podrá interponerse recurso de casación contra los autos dictados por la Alzada departamental cuando denieguen la libertad personal, incluso en la etapa de ejecución. El objetivo es garantizar el derecho al recurso en casos donde la libertad personal es denegada por primera vez por la Cámara y admitir su tratamiento, pese a que dicho derecho haya sido ejercido y exista doble conformidad judicial –como ocurre en autos-, cuando se verifique una situación de gravedad institucional o concurra alguna cuestión constitucional que posibilite la apertura de la instancia extraordinaria federal (ver Sala VI, c. 54.752, rta. 13 de noviembre de 2012, Sala II, c. 36.257, rta. 1 de septiembre de 2009 y Sala III, c. 40.814, rta. 18 de marzo de 2010, e. o.). La Corte Suprema de Justicia de la Nación y la Corte Interamericana de Derechos Humanos han realizado un desarrollo conteste con lo expuesto atendiendo, en un principio, a la sentencia condenatoria y, luego, a otros autos procesales relevantes. En efecto, el control de los autos procesales relevantes que no constituyen sentencia fue confiada tradicionalmente al recurso de apelación, el que satisface con amplitud los requerimientos reclamados por aquéllos, extendiendo dicha función al recurso de casación para circunstancias donde, por razones vinculadas al estadio del procedimiento, aquél no lograba satisfacer la garantía en cuestión (cf. Fallos 320:2326, 319:585, 321:3630, 322:3225 y 324:4076). 15 En su actual composición, la Corte Federal retornó al tradicional principio del derecho constitucional argentino –cfr. Fallos 327:619, 327:3488, entre otros- según el cual ningún tribunal de justicia puede negarse a examinar aquellas cuestiones constitucionales que eventualmente podrían ser tratadas por el órgano a través del recurso extraordinario y, consecuentemente, no son válidas las restricciones procesales que impiden a las instancias anteriores cumplir esta obligación que surge del artículo 31 CN (Fallos 33:162, 308:490 y 311:2478, entre otros). La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, en forma concordante, afirmó que debe darse respuesta a las eventuales cuestiones federales que se susciten a fin de posibilitar el tránsito de la causa por las instancias superiores locales, extendiendo los supuestos de admisibilidad del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (Ac. 95.296, 4-XI-2006, 102.374, 28-IX-2011, Ac. 100.512, 31-X-2007; Ac. 101.795, 13-V-2009; 101.263, 17-VI-2009, entre muchos otros). La pretensión de innecesariedad que exista cuestión federal o gravedad institucional para ingresar al tratamiento del recurso, cuando se encuentre comprometida la libertad de una persona, introduce asimetrías difíciles de justificar al sistema recursivo e invertiría el orden de prelación establecido por la CIDH y la CSJN, al habilitar más oportunidades para impugnar ciertos autos procesales importantes que las previstas para cuestionar la sentencia. En este sentido, la Casación debe establecer si existe gravedad institucional, o cuestión federal que habrá de ser examinada en la instancia extraordinaria, a tenor de los requisitos previstos en el art. 14 de la Ley 48, en cuyo caso deberá atender los motivos de agravio del recurso a fin de posibilitar su tránsito hacia el superior tribunal de la causa. Por eso, atendiendo únicamente las omisiones que pueden obedecer a la instancia por la que se encuentra transitando el proceso, deben tenerse en consideración los diversos requisitos que, conforme ha sido desarrollado por la Corte, hacen a la admisibilidad formal de este remedio y que han sido sistematizados en la Acordada nº 4 del 2007, a la que me remito en honor a la brevedad. Fijadas las bases para el análisis, en primer lugar, entiendo que la recurrente no ha conseguido demostrar que exista gravedad institucional en el caso, toda vez que no se intenta explicar en que medida la controversia excede el interés individual y atañe al de la colectividad (CSJN, Fallos 255:41; 290:266; 292:229; 293:504; 307:770; 292:229; 324:533, 317:1076), afecta la debida preservación de los principios básicos de la Constitución Nacional (Fallos: 257: 132; 248:189; 260:114; 16 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN 272:188, entre otros) o compromete el cumplimiento de tratados internacionales (fallos 319:2411). Del mismo modo advierto que, aunque el pronunciamiento cuestionado es equiparable a sentencia definitiva y la defensa técnica ha denunciado la afectación de principios constitucionales, no significa que haya una cuestión federal directa e inmediatamente vinculada con los hechos debatidos que imponga la intervención de esta sede (arts. 14 y 15 de la Ley 48, Fallos 310:1542 y 325:2129; y SCBA, P. 106.159, 2-III-2013). Sin perjuicio de ello, en el caso, puede advertirse que concurre el requisito pues se pone en cuestión la validez de una ley provincial bajo la pretensión de ser repugnante a nuestro ordenamiento constitucional y la decisión recaída ha sido favorable a su validez y contraria al derecho que la peticionaria pretende sustentar en las normas de jerarquía supralegal invocadas (art. 14 inc. 2 de la Ley 48). Estas circunstancias, a mi juicio, hacen necesario que este Tribunal supere los recaudos formales frustratorios en pos de garantizar su adecuado tratamiento y tránsito hacia su superior tribunal. Vale decir que, en autos, concurren cuestiones excepcionales que ameritan la intervención de la instancia casatoria (v. de esta Sala VI, c. n° 54.994, “González, Esteban Ariel s/ hábeas corpus”, del 19 de octubre de 2012, reg. 1/12; c. n° 56.413, “Cardozo Pajón, Armando Antonio s/ hábeas corpus”, del 27 de diciembre de 2012, reg. 48/12, entre muchos otros). (causa 72070 Sala VI Valdez Gastón s/recurso de Casacion del día 10/12/15) ADMISIBILIDAD RECURSO DE CASACION CONTRA RESOLUCIONES s/CÓMPUTO DE LA PENA. SALA 1 CAUSA 72.776 Si bien es cierto que la literalidad de la regla del art. 450 del rito no abarca ordinariamente el supuesto bajo examen, no lo es menos que la naturaleza de la decisión en crisis –en tanto se trata de resoluciones que denieguen o restrinjan la libertad personal- debido a sus implicancias materiales deben, por un lado, estar 17 alcanzadas por el derecho al recurso consagrado en los artículos 8.2 h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que en opinión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se extiende a todos los autos procesales importantes (C.I.D.H., Informe Nro. 55/97, caso 11.137, considerando Nº 262), al mismo tiempo que a los fines recursivos y bajo ciertas condiciones pueden ser estimadas como resoluciones equiparables a sentencias definitivas a los fines de su admisibilidad en la instancia casatoria. Pese a la doble conformidad de las instancias locales y ante la eventual prolongación ilegal de la privación de libertad del beneficiario de la petición, derecho que merece tutela inmediata (Fallos 322:2080) se encuentra expedita la jurisdicción de este Tribunal toda vez que el tiempo vivencial es insusceptible de reparación integral ulterior, y su derecho se vería erosionado irremediable y continuamente. SALA 3 CAUSA 72.661 Las decisiones impugnadas pasan por alto la doctrina de Sala según la cual la naturaleza administrativa del cómputo no hace cosa juzgada -y esto a propósito de los errores que pudieran producirse en su realización-, además de mostrar un excesivo apego a cuestiones formales que termina por desnaturalizar el derecho de defensa del imputado, al hacerlo cargar con omisiones atribuibles al propio tribunal de primera instancia que, no obstante unificar la pena impuesta a Marcelo Rojas en la causa número 4525 con la impuesta en la causa número 3784 de su propio registro, omitió considerar, al practicar el respectivo cómputo, que esta última era también única, incluyendo la –igualmente unificada- aplicada en la causa número 1384/09 del Juzgado en lo Correccional número abarcativa, a su vez, de la impuesta en las causas números 834, 1810 y 485 del Tribunal en lo Criminal número 1, en las que el condenado registraba tiempos de prisión cautelar computables que se debieron certificar. Tiene dicho desde antiguo la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, en materia criminal, en la que se encuentran en juego los derechos esenciales de la libertad y el honor, deben extremarse los recaudos que garanticen plenamente el ejercicio del derecho de defensa; importando la tutela de dicha garantía un adecuado asesoramiento legal, que asegure la realidad sustancial de la defensa en 18 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN juicio (Fallos, 5:459; 192:152 –LL, 26-133-; 237:158; 255:91, entre muchos otros). Con lo expuesto, entonces, propongo al Acuerdo corresponde declarar procedente el recurso de casación interpuesto, sin costas, y casar las resoluciones impugnadas con devolución de las actuaciones al tribunal de primera instancia, a fin que practique nuevo cómputo de la pena única impuesta a Marcelo Rojas que incluya todos los tiempos de prisión preventiva computables (artículos 18 de la Constitución Nacional; 24 del Código Penal; 450, 461, 465, 500, 530 y 531 del Código Procesal Penal). SALA 4 CAUSA 70.213 El recurso ha sido interpuesto en tiempo y forma, en los términos de los artículos 421 y 451 del C.P.P. Asimismo entiendo que el pronunciamiento sobre el cómputo de pena es resolución equiparable a sentencia definitiva, dado que ella es apta para modificar el contenido de la condena oportunamente aplicada, por lo que cabe atribuirle carácter de sentencia definitiva en el marco de las previsiones del art. 450 del C.P.P. (conf. precedentes de la S.C.B.A. en causas P. 42080, P. 59997, P. 60429, entre otras). SALA 5 CAUSA 68.190 Tratándose la resolución impugnada de un cómputo de pena, que fija sus alcances concretos y constituye una parte accesoria del fallo de condena, al poner fin a la discusión sobre el modo de contabilizar el tiempo que insumirá la ejecución de la sanción impuesta, resulta complementaria de una sentencia condenatoria criminal y, por ende, encuadra dentro de los márgenes del primer párrafo del artículo 450 del C.P.P. (v. de este Sala, c. N° 57.777, “Giménez, Helvio Ramón s/ Recurso de Queja”, sent. del 20 de diciembre de 2013, reg. 647/13). En el mismo sentido, la SCBA ha resuelto que “la sentencia que decide sobre el cómputo de pena es equiparable a sentencia definitiva […] desde que, integrando el proceso de ejecución de la sentencia y siendo posterior a ella, se agota en sí misma terminando la causa y haciendo imposible su continuación” (cfr. P.105.638 sent. de 7-X-2009, Ac. 60.798, sent. del 17-X-1995, P. 62.754, sent. del 28-III-2001, P. 86.333, sent. del 19-XI-2003; y RP 116.563 , sent. 07-III-2012, e/o.). 19 SALA 6 CAUSA 68.190 Tratándose la resolución impugnada de un cómputo de pena, que fija sus alcances concretos y constituye una parte accesoria del fallo de condena, al poner fin a la discusión sobre el modo de contabilizar el tiempo que insumirá la ejecución de la sanción impuesta, resulta complementaria de una sentencia condenatoria criminal y, por ende, encuadra dentro de los márgenes del primer párrafo del artículo 450 del C.P.P. (v. de este Sala, c. N° 57.777, “Giménez, Helvio Ramón s/ Recurso de Queja”, sent. del 20 de diciembre de 2013, reg. 647/13). En el mismo sentido, la SCBA ha resuelto que “la sentencia que decide sobre el cómputo de pena es equiparable a sentencia definitiva […] desde que, integrando el proceso de ejecución de la sentencia y siendo posterior a ella, se agota en sí misma terminando la causa y haciendo imposible su continuación” (cfr. P.105.638 sent. de 7-X-2009, Ac. 60.798, sent. del 17-X-1995, P. 62.754, sent. del 28-III-2001, P. 86.333, sent. del 19-XI-2003; y RP 116.563 , sent. 07-III-2012, e/o.). * Actualización en materia de cómputo de pena Se mantienen los criterios de las salas que permitían cómputos unificados, es decir la posibilidad de reclamar en el computo el tiempo de privación de libertad sufrido en procesos que concluyeron con sobreseimientos o absoluciones o se sufrió tiempo demás en prisión preventiva Se sigue resolviendo en favor de considerar -a los efectos del cómputo- las reglas de la libertad como cumplimiento de pena *CÓMPUTO DE PENA Casos de libertad provisoria concedida en términos de libertad condicional, se viene resolviendo que a los fines de la determinación de la fecha de vencimiento de la misma, se debe descontar el tiempo en que el condenado transcurrió excarcelado en términos de libertad condicional conforme a la Doctrina Legal del caso P. 92.518 “Llabrès” de la SCBA2. 2 “Así las cosas, entiendo que el período de excarcelación cumplido por el imputado en términos de libertad condicional, esto es, con la verificación ex ante de los requisitos legales (art. 13, párr. 1º, Cód. Penal) y con las consecuentes condiciones fijadas para su curso (ib. art. 13, aps. 1 a 6), debe asimilarse al encarcelamiento preventivo en sentido estricto a los fines del cómputo de pena previsto en el art. 24 del Código Penal. Si bien el lapso de excarcelación en el supuesto de libertad condicional no aparece contemplado expresamente en la regulación normativa como un caso asequible de cumplimiento de encierro preventivo al efecto del cálculo de pena (art. 24 en relación con el art. 5, C.P.), entiendo que a través de una interpretación analógica in bonam partem es posible arribar 20 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Reiterado en el 114.202, "Verdín, Alejandro Gabriel. Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley del 30/09/14, en los mismo términos (con dictamen favorable del Subprocurador):”...Si bien el lapso de excarcelación en el supuesto de libertad condicional no aparece contemplado expresamente en la regulación normativa como un caso asequible de cumplimiento de encierro preventivo a los efectos del cálculo de pena (art. 24 en relación con el art. 5, C.P.), entiendo que a través de una interpretación analógica in bonam partem es posible arribar a una solución compensatoria con fundamento en un elemental principio de equidad (arts. 1, 18, 33 y 75 inc. 22, Const. nac.; 10, Const. Prov.). Las condiciones bajo las que se concede una excarcelación de este tenor junto con el propio sometimiento al proceso, importan de modo oblicuo una restricción a la libertad del imputado que, aunque menos severa que el encierro cautelar stricto sensu, justifican equiparar el tránsito de la libertad procesal bajo tales condicionamientos con el cumplimiento de la prisión preventiva al que alude el art. 24 del Código Penal. La libertad condicional es parte del tratamiento penitenciario dispensado a los condenados en la última etapa de ejecución de la pena. Por el contrario, en la excarcelación bajo la modalidad de libertad condicionada el beneficiario es un justiciable que goza de la presunción de inocencia y, como tal, no debe hallarse sometido a tratamiento penitenciario. De modo que si se le exige al imputado que cumpla con requisitos de tipo resocializantes durante el tránsito de su excarcelación (ref. a las condiciones fijadas en los aps. 1 a 6 del art. 13, C.P.), cuando, en términos generales, sólo cabe establecer reservas mínimas tendientes a asegurar los fines del proceso (conf. arts. 179, 180 y concs., C.P.P.); como contrapartida y a fin de conjurar tal asimetría, debe reconocerse que el tiempo de excarcelación transcurrido con sujeción a los condicionamientos propios de la libertad condicional, resulta un período hábil a los a una solución compensatoria con fundamento en un elemental principio de equidad (arts. 1, 18, 33 y 75 inc. 22, Constitución nacional; 10, Constitución provincial). Las condiciones bajo las que se concede una excarcelación de este tenor junto con el propio sometimiento al proceso, importan de modo oblicuo una restricción a la libertad del imputado que, aunque menos severa que el encierro cautelar stricto sensu, justifican equiparar el tránsito de la libertad procesal bajo tales condicionamientos con el cumplimiento de la prisión preventiva al que alude el art. 24 del Código Penal. La libertad condicional es parte del tratamiento penitenciario dispensado a los condenados en la última etapa de ejecución de la pena. Por el contrario, en la excarcelación bajo la modalidad de libertad condicionada el beneficiario es un justiciable que goza de la presunción de inocencia y, como tal, no debe hallarse sometido a tratamiento penitenciario. De modo que si se le exige al imputado que cumpla con requisitos de tipo resocializantes durante el tránsito de su excarcelación (ref. a las condiciones fijadas en los aps. 1 a 6 del art. 13, C.P.), cuando, en términos generales, sólo cabe establecer reservas mínimas tendientes a asegurar los fines del proceso (cfr. arts. 179, 180 y concs., C.P.P.); como contrapartida y a fin de conjurar tal asimetría, debe reconocerse que el tiempo de excarcelación transcurrido con sujeción a los condicionamientos propios de la libertad condicional, resulta un período hábil a los fines del cómputo de pena previsto en el art. 24 del Código Penal (del voto del Dr. Negri del 11 de marzo de 2009). 21 fines del cómputo de pena previsto en el art. 24 del Código Penal. En función de todo lo dicho, corresponde casar el fallo impugnado y reenviarlo a la instancia de origen para que dicte un nuevo cómputo de pena teniendo en cuenta a los efectos del art. 24 del Código Penal el tiempo de excarcelación efectivamente transcurrido en los términos de libertad condicional (arts. 169 inc. 10, C.P.P. y 13, C.P.) -art. 496 del Código Procesal Penal-.” Este criterio se aplicó e/o en: -Causa N° 49.893/ Sala I “Pacheco” Reg. n° 265 del 29.3.2012. -Causa N° 43.987/ Sala I “Guerra” Reg. n° 325 del 2.5.2012. (supuesto de pena única: en uno de los procesos estuvo en libertad sometido a reglas de conducta) -Causa N° 49.386/ Sala III “López” Reg. n° 1560 del 18.10.2012 -Causa N° 51.755/ Sala II “Neira” Reg. n° 1329 del 25.10.2012 -Causa N° 51.787/ Sala II “Ibáñez” Reg. n° 1521 del 29.11.2012, entre muchos otros -ver cuestiones de computohttp://www.defensapublica.org.ar/JURISDICCIONAL/Documentos_trabajo/Docume nto_de_Trabajo_Cuestiones_del_c%c3%b3mputo_de_pena_2015.pdf AHORA TAMBIEN, CON LA NUEVA COMPOSICIÓN DEL TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL, SE LO HA HECHO EN LOS SIGUIENTES CASOS: CAUSA 68.190 VELIZ HECTOR SALA VI (10/03/16) “Manteniendo la postura que la Sala sostuvo en la causa nº 60.830, “Britez, Oscar Rolando s/recurso de casación” que fue resuelta el pasado 31 de marzo de 2014, las condiciones impuestas en la excarcelación se ajustan a las que corresponderían en caso de otorgársele la libertad condicional, motivo por el cual, en resguardo del principio de igualdad se impone acceder al reclamo propiciado y ordenar se practique un cómputo que contemple el lapso en cuestión. Sumado a ello, no se encuentra acreditado que Veliz no haya observado dichas obligaciones.” CAUSA 72.879 ALBORNOZ BRIAN JEREMI SALA I (29/12/15) “Primeramente cabe señalar que el tiempo en el que el procesado se halla sometido a una libertad caucionada durante la sustanciación de la causa no es una detención ni una prisión preventiva computable como pena según el art. 24 del Código Penal. Mas, la liberación durante el trámite del pleito, cuando se otorga bajo las condiciones establecidas en el art. 13 del Código Penal puede ser considerada, y así lo solicita la defensa, como tiempo de cumplimiento de la libertad asistida, es 22 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN decir asimilada a dicha institución del derecho de fondo. Conforme me expedí en otras oportunidades –ver causas 63.7533 “Fuentes Guillermo”, 56.438 “Manrique Hidalgo Ismael Antonio”- entiendo que asiste razón al recurrente, toda vez que al no existir normativa legal que contemple el supuesto debe primar como pauta de interpretación el principio “pro homine” y el de exégesis restrictiva de las normas penales (conf. Corte Suprema de Justicia de la Nación in re “Acosta Alejandro Esteban”, Fallos 331:858). 3 Distinta discusión se plantea en lo que respecta al segundo lapso, en donde conforme el temperamento de la Alzada no corresponde la aplicación de la citada norma (artículo 24 del Código Penal), en tanto “…En ninguna normativa de fondo se dice que el tiempo en que el justiciable se encontrare “excarcelado” durante la sustanciación de su proceso, ha de ser computado como cumplimiento de la pena….”(fs 3/vta.). La cuestión trasunta por definir si una excarcelación otorgada y cumplida en los términos de la libertad asistida o condicional (artículo 169 inciso 10 del C.P.P.) puede ser asimilada al cumplimiento de libertad asistida o condicional a los fines del cómputo definitivo de pena. De acuerdo me he expedido sobre la temática en causa número 56.438, caratulada “Manrique, Hidalgo Ismael Antonio s/ recurso de casación”, sin perjuicio de que la respuesta podría inferirse ya de los propios términos en que se halla planteada la cuestión, entiendo que al no existir normativa legal que contemple la solución a este supuesto, debe primar -por imperio del principio pro homine y de exégesis restrictiva de las normas penales-, aquella interpretación legal que más derechos acuerde al ser humano frente al poder estatal (conf. Corte Suprema de Justicia de la Nación in re “Acosta Alejandro Esteban”, Fallos 331:858). De tal modo, y tal como lo sostuvo la Defensora, entiendo que una excarcelación otorgada bajo los requisitos y condiciones de la libertad condicional, debe ser equipada al cumplimiento de la libertad condicional propiamente dicha, con todas sus consecuencias, y entre ellas -claro está- el cómputo definitivo de pena. En otras palabras, si el procesado se hallaba en condiciones de obtener la libertad condicional, y por tal motivo se le otorgó la excarcelación en tales términos y bajo las condiciones de dicho instituto, deviene acertado juzgar que el tiempo en que estuvo sometido al referido régimen cautelar, sea computado como cumplimiento de pena. De efectuarse una interpretación contraria, el imputado excarcelado en los términos de una libertad asistida o condicional debería esperar a la firmeza de la sentencia para comenzar a cumplir pena bajo la modalidad de libertad asistida o condicional, haciendo incierta su situación procesal, y supeditándola a los plazos recursivos (solución que propusieron los Sres. Camaristas). En miras de evitar esta consecuencia disvaliosa, el propio Código Penal previó en el artículo 27 que en los casos de sentencias recurridas y confirmadas los plazos de la condena condicional se computen desde la fecha del pronunciamiento originario, por lo que, también por interpretación analógica in bonam parte deviene aplicable la solución que aquí propugno. Por lo demás, aprecio que los Camaristas, al sostener que la situación llevada a su consideración por la parte, difiere de la propuesta como parámetro (sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires -causa P. 92.518 caratulada “Llabrés, Claudio Hernán, 11/03/09-) en tanto en el presente caso a Fuentes únicamente se le impuso caución juratoria, hizo primar un criterio restrictivo y omitió tener en cuenta datos de suma relevancia. Desde mi punto de vista, no debe pasar por alto que la pretensión medular del fallo reseñado es evitar asimetrías; así bajo esta premisa la Cámara no se interesó en considerar la situación integral de Fuentes, esto es: la sentencia condenatoria quedó firme después de transcurrido nueve años, tres meses y veinticuatro días desde el pronunciamiento originario; además, la pena impuesta fue de cinco años de prisión y de acuerdo a los tiempos de detención contabilizados en el cómputo de ley -siguiendo el temperamento de la Cámara- Fuentes estuvo privado de su libertad un tiempo total de cuatro años, tres meses y veintinueve días, sanción que venció el 28 de mayo de 2013 y caducará el mismo día y mes del 2023. Ciertamente, en el caso en trato, el excesivo tiempo que demoró la tramitación del proceso, no puede dejar de considerarse como una pauta de significancia a la hora de dictar un pronunciamiento justo. Nótese que el período durante el cual el condenado estuvo bajo el régimen excarcelatorio fue de aproximadamente diez meses y magüer la caución que se le impusiera, por las consideraciones efectuadas, tal circunstancia no obtura la contemplación de dicho lapso en los términos del artículo 24 del Código Penal.( SALA 1 CAUSA 62753 MARZO 2014 FUENTES GUILLERMO OSCAR) 23 excarcelaciones en términos de libertad asistida También debe computarse el tiempo que el procesado permaneció sometido a reglas de conducta al ser excarcelado en términos de libertad asistida u otra forma de atenuación de la prisión preventiva: En general el argumento viene siendo que: “Si bien la libertad dispuesta como medida alternativa a la prisión preventiva, en principio, no debe merituarse a los fines de la realización del cómputo de pena, existen en el presente características que permiten resolver en sentido contrario al indicado. Así, no puedo dejar de considerar que cuando el imputado beneficiado con la excarcelación en tiempo de libertad condicional se encuentra compelido al cumplimiento de obligaciones que restringen su libertad física, la situación de hecho resulta similar a la de aquel que ha sido condenado y sometido a las etapas que son inherentes al régimen de ejecución penal, en lo que respecta a las limitaciones y obligaciones que implican una restricción a la libertad física y locomotriz del sujeto. En virtud de lo reseñado, surgen claramente las limitaciones imperantes en la libertad concedida al imputado quien debe mantener un domicilio, notificar en caso de cambio del mismo o si debe ausentarse por un tiempo determinado, como así también la continuidad de sometimiento al proceso hasta tanto adquiera firmeza la condena que ya le ha sido impuesta, razón por la que no advierto motivo alguno para impedir el cómputo del período sustanciado como encierro cautelar en los casos como el presente. Sobreabundando, destaco que si bien resulta evidente que ninguna medida alternativa a la prisión preventiva resulta más gravosa, intensa e intimidante para el justiciable que la privación de la libertad en sí misma, no menos cierto es que, en casos como el presente, las obligaciones dispuestas en el marco del beneficio concedido, importan un menoscabo al bien jurídico mencionado que, aunque menor, no deja de resultar significativo para quien lo padece, sumado a que sería el resultado del ejercicio de un derecho –de apelar su sentencia- lo que le impediría el goce del beneficio.(TCP 24/06/14 Sala III causa N° 17.913 (Registro de Presidencia Nº 59.698 caratulada “Valdéz, Andrés Alejandro, s/ recurso de queja). En el mismo sentido encontramos las resoluciones de: -CAUSA N° 59.459/ SALA IV “Lenon” Reg. 72 del 20.2.2014. -CAUSA N° 58.902/ SALA V “Figueroa” Reg. 85 del 25.2.2014 (de recomendable 24 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN atención sobre fin preventivo especial y posibilidad de demostración -por parte del procesado- que torna innecesaria la efectiva aplicación de la sanción penal) -CAUSA N° 60.830/ SALA VI “Britez” Reg. 159 del 31.3.2014. -Causa N° 49.569/ Sala I “Porcio” Reg. N° 316 del 26.4.2012.-Causa N° 56.438/ Sala I “Manriquez” Reg. N° 276 del 14.5.2013.-Causa N° 60.653/ Sala IV “González” Reg. N° 207 del 15.4.2014. -Causa N° 61.139/ Sala IV “Figueredo” Reg. N° 217 del 22.4.2014. En el caso de alternativas a la prisión preventiva: Causa N° 60.081/ Sala IV “Barrios” Reg. N° 143 del 19.3.2014. AHORA REITERADO EN LOS CASOS: * 70.949 “PORTILLO” DEL 01/12/15 SALA QUINTA La defensa sostiene que una excarcelación otorgada bajo requisitos y condiciones de la libertad asistida, debe ser equiparada al cumplimiento de la libertad asistida propiamente dicha, con todas sus consecuencias, y entre ellas el cómputo definitivo de pena. Por lo que, habiéndose acreditado que Portillo cumplió debidamente con las reglas de conducta que se le impusieran al tiempo de concedérsele el beneficio, corresponde concluir que el tiempo que estuvo sometido su asistido al referido régimen cautelar, sea computado como cumplimiento de pena. Es que no puede dejar de advertirse que las condiciones bajo las cuales se conceden dichas excarcelaciones equiparan, en la situación fáctica, la posición del imputado excarcelado con la del condenado beneficiado por el instituto de la libertad asistida, a raíz de que en ambos casos la libertad ambulatoria se halla restringida al cumplimiento de las condiciones que el juez otorgante haya impuesto en el caso concreto, incluso cuando no sean más que las obligaciones propias de tal instituto. Tampoco se debe cargar a la cuenta del encausado, en definitiva, las demoras de la administración de justicia en el pronunciamiento de una sentencia definitiva, lo cual cae, pura y exclusivamente, bajo la órbita del Estado y no del justiciable. Pues bien, pese a presumirse inocente, es claro que el encartado beneficiado con la excarcelación, en razón de alcanzar el plazo previsto en el art. 104 del digesto de fondo para obtener la libertad asistida, no se encuentra plenamente “libre”, desde que se halla sometido a la tramitación del proceso penal, el cual suele durar 25 años, tal como es de público y notorio conocimiento, en cuyo marco debe cumplir ciertas obligaciones para mantener dicho estado fáctico de libertad locomotiva, como, por ejemplo, fijar su domicilio y/o notificar todo cambio del mismo a la autoridad judicial, no ausentarse del mismo por más de 24 horas, comparecer ante las citaciones que se le cursen –art. 179 del ceremonial-, ello sin perjuicio de las eventuales condiciones que el magistrado de grado fije conforme a sus facultades (art. 180 del ceremonial, en su resultado, análogo a las condiciones del art. 13 del C.P), lo cual torna evidente que, tal como se expresa in re “Llabrés”, las situaciones del condenado liberado condicionalmente y del procesado excarcelado en los términos del art. 169 inc. 10 del ritual se encuentran, en sus efectos fácticos, equiparadas. Esta equivalencia material de las situaciones procesales permite efectuar una interpretación analógica de la ley penal, puntualmente del art. 16 del digesto sustantivo, referente al cumplimiento de la pena en libertad condicional y su eventual incorporación, conforme a lo expuesto, a la forma de realizarse el cómputo de pena, de acuerdo con el art. 24 del mismo cuaderno de fondo. En tal inteligencia, el art. 16 del Código Penal establece que, una vez transcurrido el término de la pena, encontrándose el condenado gozando de su libertad condicional, dicha pena se extingue, siempre que el beneficio no haya sido revocado. El espíritu de la norma se encamina, conforme a una finalidad vinculada a la prevención especial positiva, a considerar innecesaria la efectiva ejecución penal, en lo que hace al fáctico cumplimiento del remanente de la concreta pena privativa de la libertad, a raíz de que el condenado ha demostrado, con su obrar conforme a las condiciones impuestas, que la privación de la libertad deviene en innecesaria en el caso concreto. Desde el puro e hipotético deber ser, si la pena, bajo criterios preventivos, se justifica en la readaptación del reo para el medio libre (art. 5.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), es lógico que la aplicación de la sanción penal se considere obsoleta, allí cuando el delincuente demuestre una falta de necesidad preventivo-especial positiva, en el marco del goce de su libertad ambulatoria, cumpliendo con las condiciones impuestas en el auto de libertad, en el sentido de que obrará conforme a derecho, y esto aun cuando lo haga en el marco de una excarcelación. Y es que aplicar mecánicamente la pena en estos casos finalizaría justificando la misma en la lisa y llana desobediencia a la ley, más es claro que el art. 16 del 26 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN digesto de fondo no tiene en miras solo tal infracción a la norma, sino también, y fundamentalmente, la empírica recuperación del condenado para el medio libre. Pues bien, es evidente que, por la equiparación fáctica de las situaciones reseñadas, el encartado que ha gozado de su excarcelación y ha mostrado un comportamiento procesal respetuoso de las condiciones impuestas bajo apercibimiento de revocar el beneficio, ha probado, si se quiere anticipadamente, que la aplicación de la ley penal, en lo que se refiere a su total cumplimiento, se muestra inadecuada e innecesaria preventivamente. En tal inteligencia, se torna evidente que, si nadie dudaría de computar los días que el condenado ha permanecido en libertad asistida como tiempo de detención, lo cual se debe incluir en el cómputo de pena, conforme la consecuencia que emana del art. 16 del C.P, en lo que a la extinción de la pena se refiere, siendo entonces equiparable la situación del excarcelado, se impone, tal como expuso el Dr. Negri, y en razón del principio de equidad, aplicar analógicamente el art. 16 del digesto sustantivo a la situación del condenado de autos, pese a que, en oportunidad de gozar de su excarcelación, revestía la calidad de imputado, desde que las demoras producidas en la investigación no le resultan imputables a su persona. Vale traer a colación lo expuesto por el distinguido Dr. Negri, cuando expresó, en el precedente citado, que “…de modo que si se le exige al imputado que cumpla con requisitos de tipo resocializantes durante el tránsito de su excarcelación (ref. a las condiciones fijadas en los aps. 1 a 6 del art. 13, C.P.), cuando, en términos generales, sólo cabe establecer reservas mínimas tendientes a asegurar los fines del proceso (cfr. arts. 179, 180 y concs., C.P.P.); como contrapartida y a fin de conjurar tal asimetría, debe reconocerse que el tiempo de excarcelación transcurrido con sujeción a los condicionamientos propios de la libertad condicional, resulta un período hábil a los fines del cómputo de pena previsto en el art. 24 del Código Penal…”. La solución propuesta no aparece como contraria a la prohibición de analogía, en razón de que, en las consecuencias del razonamiento efectuado por el suscripto, se beneficia al justiciable, no alterando en absoluto la escala penal establecida para el delito por el cual resultó condenado, de lo que se concluye que no se produce una invasión de facultades del legislador. En apoyo de tal solución analógica, cabe advertir que en el precedente antes 27 comentado, “Llabrés”, también se ha pronunciado el superior a favor de tal aplicación por analogía, fundado en razones de equidad. Finalmente, es claro que la Cámara se ha pronunciado en forma contraria a la doctrina legal emanada del superior tribunal de esta provincia, sin que sus fundamentos alcancen a contrariar, en su argumentación, tal precedente. *CAUSA 72.879 ALBORNOZ SALA 1 : en autos el imputado el 4 de septiembre del año 2012 fue detenido en estas actuaciones y resultó excarcelado, en el marco de lo dispuesto por el art. 169 inc. 10 del C.P.P., el día 27 de octubre de 2014 En el caso se le impusieron condiciones especiales como la de realizar un tratamiento terapéutico –el que llevó adelante-; más las de concurrir al Patronato de Liberados, mantener domicilio y trabajo. Primeramente cabe señalar que el tiempo en el que el procesado se halla sometido a una libertad caucionada durante la sustanciación de la causa no es una detención ni una prisión preventiva computable como pena según el art. 24 del Código Penal. Mas, la liberación durante el trámite del pleito, cuando se otorga bajo las condiciones establecidas en el art. 13 del Código Penal puede ser considerada, y así lo solicita la defensa, como tiempo de cumplimiento de la libertad asistida, es decir asimilada a dicha institución del derecho de fondo. Conforme me expedí en otras oportunidades –ver causas 63.753 “Fuentes Guillermo”, 56.438 “Manrique Hidalgo Ismael Antonio”- entiendo que asiste razón al recurrente, toda vez que al no existir normativa legal que contemple el supuesto debe primar como pauta de interpretación el principio “pro homine” y el de exégesis restrictiva de las normas penales (conf. Corte Suprema de Justicia de la Nación in re “Acosta Alejandro Esteban”, Fallos 331:858). Por ello, y en virtud de la duración de este proceso (iniciado en 4 de septiembre del año 2012; sentencia condenatoria firme el 7 de mayo de 2015) no sólo el encierro efectivo en calidad de procesado en una institución penitenciaria sino también el plazo transitado en libertad condicionada abona para el cómputo del art. 24 del CP. Entenderlo así constituye una manera de mermar las consecuencias disvaliosas que derivan del sometimiento prolongado a un enjuiciamiento penal (Pacto de San José de Costa Rica, arts. 7.5 y 8.1 y Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la O.N.U., art. 14 y Causa N° 72.879 caratulada “ALBORNOZ BRIAN JEREMI S/RECURSO DE CASACION”, del 29/12/15) 28 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN *La consideración de la privación de libertad en procesos anteriores donde medió absolución, sobreseimiento y/o prisión preventiva superior al tiempo de la pena finalmente establecida luego de agotadas las instancias revisoras. Fundamentos: principio Pro homine, pro dignidad humana, última ratio del derecho penal e irracionalidad mínima. Los casos fueron resueltos sobre la idea que el activismo judicial tiene que componer el ordenamiento jurídico tras el objetivo constitucional de afianzar la justicia. Cuando una persona es detenida “por dos o más delitos, por el mismo o diferentes Tribunales, y resulta condenado por uno o unos y absuelto del o los restantes, el tiempo de prisión preventiva sufrida por todos o por alguno o algunos de ellos, debe computarse en la pena impuesta, incluso cuando haya sufrido la prisión preventiva por un delito del que resultase absuelto." (Zaffaroni, Eugenio R., Alagia y Slokar; "Manual de Derecho Penal", Editorial Ediar, Buenos Aires, Argentina, pág. 942, apartado 3).Respuestas del Tribunal de Casación: resulta de plena lógica desde el Estado compensar, ante un nuevo caso que implique cumplir una pena, el tiempo efectivamente sufrido en prisión preventiva anterior donde mediara absolución. Recientemente la idea se reforzó del modo siguiente: “...Entiendo que esta situación, contemplada específicamente en algunos derechos extranjeros como en el italiano (art. 657 del C.P.P.), debe ser acogida en nuestro sistema a través del activismo judicial, esto es, la co-construcción del ordenamiento jurídico vivo por parte de los operadores del sistema, haciendo frente a las necesidades que crea el imperativo constitucional –insoslayable y omnipresente- de “afianzar justicia”. La creación pretoriana en esta Sede de una acción originaria de hábeas corpus para actuar en los casos en que los medios ordinarios rectamente empleados, no han podido restablecer la legalidad es, por cierto, cabal ejemplo de ese temperamento que adopto entusiasmado.” (58.392 de este Tribunal, caratulada “RAMIREZ, Héctor David s/ Recurso de Casación" Septiembre de 2014).- 29 También se resolvió de este modo en Causa N° 49.286/ Sala I “Ramírez López” Reg. N° 145 del 18.2.2013 (con cita de los antecedentes de la sala I, en causa nº 44.029 “Beisega” del 19.11.2011 y nº 29.803 “Carbonell” del 26.10.2011). -En el mismo sentido, aplicando el alcance del art. 477 del CPPBB, según la CSJN. CAUSA nº 56.138/Sala I “Saldías” Reg. nº 73 del 26.2.2013 -También se tomó en cuenta el tiempo sufrido en prisión preventiva -a los efectos del cómputo de una pena de efectivo cumplimiento a la postre modificada a una de ejecución condicional- para tener por no pronunciada con referencia a la duración irrazonable del proceso (alcance del art. 27 CP). Causa nº 60.862/Sala VI “Canedo” Reg. nº 177 del 31.3.2014.AHORA EN LA CAUSA 72.776 LIZONDO NESTOR DE LA SALA 1, sentencia del 03/12/15 se dice: Las obligaciones asumidas por el Estado Nacional frente a la comunidad internacional mediante los instrumentos de Derechos Humanos (ubicados en la cúspide del ordenamiento jurídico patrio), impone a todos los organismos actuantes el máximo de diligencia en la evitación de actos lesivos, y en caso de haber tenido lugar, a su cesación y condigna reparación; al mismo tiempo compele a la remoción de los obstáculos que impidan su realización. En ese sentido se encuentra vedado por imperio del principio pro homine o pro persona, echar mano de la normativa interna (eventualmente carente de la debida adecuación) para interferir en la plena operatividad de los derechos consagrados en los tratados referidos. Lo expresado tiene recepción en el art. 5.2 del PDCyP y de ello ha tomado razón en forma constante el máximo tribunal de la Nación por vía de los arts. 26 y 27 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados (v.g. “Ekmedjian c/ Sofovich”). Más allá de otras consideraciones posibles (producto de un delito o del acaecimiento de un mero error judicial, o situación equiparable a éste) lo concreto es que todo individuo tiene derecho a no ser detenido o sometido a prisión arbitrariamente (arts. 7.3 de la CADH y 9.1 del PIDCyP) y que en caso de haber sufrido ese menoscabo tiene derecho a una reparación (art. 9.5 ídem). En el mismo sentido la CADH en su art. 10 prevé el supuesto de condena por sentencia firme por error judicial, lo cual a fortiori y principio de progresividad mediante puede y debe traspolarse a la hipótesis de medidas cautelares detentivas. 30 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN La reparación aludida puede asumir la forma de indemnización económica (como la del art. 477 CPP) pero nada impide que atendiendo a la índole de la lesión sea también evaluable la compensación en términos de mayor equivalencia, es decir, en tiempo vivencial toda vez que lo que se puso en crisis –en este caso- ha sido el plazo razonable de detención preventiva (9.3 PIDCyP y 7.5 CADH). Lo cierto es que, el sobreseimiento o la absolución posterior del procesado no convierte automáticamente en ilegítima la prisión preventiva dispuesta en el curso del proceso en cuestión, pero no menos cierto es que ella importó un sufrimiento para el encausado, y que el Estado debe reparar, o en su defecto y dadas las circunstancias y particularidades del caso se debe compensar. Como bien señala el defensor de instancia y rescata en su voto el vocal que encarna la minoría de la resolución de primera instancia, resulta ilógico que una persona absuelta o sobreseído sea privada de que se le compute el período de encierro a su favor, cuando de haber sido declarada culpable, le sería computado. Ello contraría los principios “pro homine” “dignidad humana”, “ultima ratio del derecho penal” e “irracionalidad mínima”. Agrego ahora, además, que la compensación no es sólo un instituto civil y que contrariamente a lo que se propugna- nada impide el razonamiento analógico a favor del imputado en materia penal. En cuanto al primer extremo basta con referirse al contenido textual del art. 116 del CP, inmutable desde su sanción. A ello deben sumarse las consecuencias operativas de la omnipresente vigencia de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos integrantes de la cúspide del orden jurídico patrio. Desde esta perspectiva no son neutras al momento de la determinación judicial de la pena o la elucidación de la forma de ejecución específica de la misma, ciertas circunstancias ajenas al hecho enjuiciado en sí mismo y a las características de su autor (arts. 40 y 41 del CP). En esta inteligencia me refiero a baremos para la evaluación de la culpabilidad como medida de la sanción derivadas de lo que se ha dado en llamar en la Teoría del Delito como "pena natural" o las consecuencias lesivas atribuibles al estado como incumplimientos a su posición de garante de la indemnidad de las personas sometidas a su custodia, es decir, las violaciones a los deberes de cuidado de la seguridad y la salud de los internos de las unidades penitenciarias que acarrearen graves menoscabos de su integridad aumentando injustamente el contenido gravoso del tratamiento 31 penitenciario legalmente previsto. En cuanto a la prohibición de integración analógica de los institutos penales y tipos específicos, cabe resaltar que ésta solamente opera vedando la posibilidad de violación al principio de legalidad en su manifestación de la exigencia de ley cierta y estricta (art. 18 de la CN; art. 9 de la CADH y 15 del PIDCyP). Nada impide la interpretación sistemática de la normativa penal o procesal penal y su aplicación a favor del justiciable. Así, por ejemplo, es señera la jurisprudencia que a partir de las características de la figura de evasión (art. 280 CP) deriva analógicamente la atipicidad de la desobediencia de la orden a la propia detención, extrañando esa conducta del art. 239 CP (propuesta pretoriana receptada en varios proyectos de reforma de la legislación penal a partir del anteproyecto del año 1960). Del mismo modo, nada impide la excarcelación parcial del imputado en los términos de las salidas transitorias al promediar su condena no firme, por la aplicación analógica del instituto de la ley de ejecución penal para los condenados generando un supuesto supernumerario del art. 169 CPP. III.- Ahora bien, se nos presenta aquí la situación concreta de que Lizondo fue condenado, por el hecho calificado como robo con homicidio calificado por el uso de arma de fuego acaecido el 14/7/2006, a la pena de quince (15) años de prisión por el Tribunal Criminal nº 5 del Departamento Judicial Quilmes por sentencia de fecha 3/12/2010 (conf. resolución de fs. 18/28, concordante con la información suministrada por el RUD). Que ese monto fue reducido al de trece (13) años y diez (10) meses de prisión por efecto del parcialmente exitoso recurso de casación resuelto por la Sala III del Tribunal de Casación Penal de esta Provincia en causa n° 13942, Registro de Presidencia n° 47869, caratulada “Lizondo, Néstor Daniel, s/recurso de casación” (reg. nº 77 de 13/2/2014). Contra dicha decisión se encuentra pendiente el pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia Provincial en el Recurso Extraordinario de Inaplicabilidad de Ley incoado por la defensa. En definitiva, la sentencia fue recurrida exclusivamente por la defensa y el tiempo máximo de pena que deberá purgar Lizondo es el de trece (13) años y diez (10) meses de prisión impuesto por la Sala III de este Tribunal de Casación. Lleva detenido cautelarmente en estas actuaciones desde el mes de julio del año 2006 en forma ininterrumpida, algo más de nueve (9) años y tres (3) meses. IV.- También sucede que el justiciable fue sometido a proceso por hechos anteriores y en ellos ha sido desincriminado por sobreseimiento (por prescripción de la acción 32 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN de algunos delitos) y absuelto por desistimiento de la acusación durante el debate (en los otros). Por este conjunto de ilicitudes permaneció en prisión preventiva un considerable lapso que cesó el 25 de noviembre de 2005. Según la misma resolución en crisis, ese tiempo asciende a un total de siete (7) años, un (1) mes y seis (6) días (fs. 36 del legajo). V.- Para precisar el alcance de la propuesta efectuada en los antecedentes a los que ya me referí en el apartado II y al mismo tiempo comprender los límites de la exégesis es necesario recordar que cuando se trata de una relación concursal de naturaleza real entre dos hechos objeto de persecución en distintos procesos, corresponde un enjuiciamiento único, el que puede no haberse concretado en función de diversas razones, correspondiendo, en definitiva, que esas plurales persecuciones deban confluir a un pronunciamiento único, bajo las reglas del art.58 del C. Penal. Entonces, si median hechos que en definitiva debieran integrar un proceso único, corresponde computar a tenor del art. 24 del plexo penal de fondo todos los tiempos de detención cautelar sufridos en relación a ese proceso "único", con independencia que el imputado finalmente no fuera reprochado respecto de algunas de las acusaciones. En este sentido, la imposibilidad de enjuiciamiento único no puede cargarse a la cuenta del encausado. Este ha sido a su vez un criterio compartido por nuestros colegas de la Casación Federal (causas "Roa, Jorge A." Sala IV, rta 17/06/2008; "Caveda, Carlos Andrés, Sala II rta el 28/04/2008 y "Silvero, Martín Omar, Sala II,rta. 7/10/2010). VI.- Pero el caso en estudio describe una situación diferente. No nos encontramos aquí con una violación a las reglas concursales por múltiple persecución penal debida a razones ajenas al imputado. De haber resultado condenado al supuesto se aplicaría el instituto de unificación de penas (primer supuesto del art. 58 CP) y su consecuente sistema de acumulación (conf. Sent. de causa nº 71.372 “GOMEZ EMILIANO GABRIEL O GOMEZ EMILIANO JAVIER S/ RECURSO DE CASACION”, reg. 560 de 10/9/2015, entre otras). Sin embargo, ese tiempo de prisión preventiva no se le computó “ya que no había nada para unificar”, por lo que, en definitiva la absolución y el sobreseimiento lo perjudicaron, situación que a todas luces deviene injusta y debe ser remediada de alguna forma por la actividad jurisdiccional. Sentado todo ello, es dable advertir, 33 que si bien la prisión preventiva no importa una pena en sí, la misma goza de todos sus efectos, siendo un verdadero encierro, más allá de su denominación. Sea cual fuere la gravitación de todo o parte de ese tiempo en abono compensatorio de la prisión preventiva sufrida en el proceso vigente, lo cierto es que debe ser computado. Si lo dicho es válido para el caso de un condenado a pena firme, con mucha mayor razón debe ser evaluado en el cómputo provisorio para el análisis de la pervivencia del peligro procesal de fuga -ya que dada la etapa procesal que se transita se ha disipado la posibilidad de entorpecimiento probatorio- a los fines de analizar el cese de la medida cautelar solicitado. Lo dicho cobra mayor relevancia cuando aún haciendo caso omiso de ese tiempo el imputado ha superado con holgura en esta misma causa los ocho (8) años, cinco (5) meses y diez (10) días de prisión preventiva que lo colocan en condiciones temporales de la excarcelación prevista en el inc. 10 del art. 169 CPP. *VENCIMIENTO de la PENA FRENTE A SENTENCIAS QUE IMPONEN PRISIÒN PERPETUA: *sin declaración de reincidencia CAUSA 73.799 DEL 18/2/16 VILLANUEVA DUARTE JAVIER SALA TERCERA Tengo opinión comprometida en anteriores precedentes, y no encuentro motivos para cambiar de criterio, en punto a que el tiempo de vencimiento de la pena perpetua impuesta por sentencia no firme, a todo evento, no puede ser otro que el fijado por los artículos 13 y 16 del Código Penal (en su versión según ley 25.892, aplicable al caso por resultar más benigna) para la libertad condicional, esto es, veinticinco años (sumando el plazo de veinte años exigido para obtener el beneficio más los cinco restantes en que el condenado se encuentra sometido a las condiciones de la soltura). CAUSA 73.460 FERNANDEZ MIGUEL ANGEL SALA CUARTA DEL 08/03/16 EL RECURSO SE INTERPUSO PORQUE LA Sala Primera de la Excma. Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de la citada departamental con fecha 19 de mayo de 2.015, fundamentándose, en lo que aquí interesa en que “ la pena de prisión perpetua debe tenerse por agotada con el cumplimiento del máximo legal de la pena de prisión temporal, es decir, treinta y siete años y seis meses… ello es así, toda vez que la reforma operada por la ley 23.077 introdujo al Código Penal el 34 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN artículo 227 ter. que dispone que el máximo de la pena establecida para cualquier delito será aumentada en un medio” tiene dicho esta Sala que: “…el concepto de “perpetua” viene dado por el Diccionario de la Real Academia Española como “Que dura y permanece para siempre”. Este sería el punto de partida de la cuestión a elucidarse, mas en la ciencia jurídica (a diferencia de las exactas), los términos poseen alcances relativos, conforme las distintas alternativas que se plantean en el intrincado complejo de normas que conforman el derecho positivo. En el sistema penal argentino la perpetuidad de las penas no es tal “stricto sensu”, resultando que las mismas si bien pueden ser indeterminadas, no son infinitas y se extinguen, salvo supuestos de excepción, con la obtención de la libertad condicional y el cumplimiento de las condiciones impuestas. No obstante lo dicho, vista la redacción de la previsión de “perpetuidad” de la pena, resulta imposible fijar de antemano la duración de la misma por su propia naturaleza, no solamente porque lo perpetuo es, como dijera “supra”, lo que dura para siempre, cualidad que lleva ínsita su inconmensurabilidad, sino, en especial, por el régimen de cumplimiento que la torna variable. Pero al mismo tiempo, la legislación determina que en la mayoría de los casos las penas perpetuas no revistan tal carácter y, en cambio, tengan finalización. A la vista de lo hasta aquí expuesto, en forma liminar podría decir que las penas perpetuas tienen previsto su agotamiento a partir de la concesión de la libertad condicional. Es que, conforme lo expusiera, no sería posible formular un razonamiento que se integre sistemáticamente con las disposiciones de la ley penal argentina si se parte de la base que las penas perpetuas no terminan, pues, es la propia ley la que les pone término. El simple cotejo con la práctica y con la lectura de los textos legales revela que la mayoría de las penas perpetuas se extinguen luego de obtenida la libertad condicional y que el único obstáculo para que ello ocurra sería la reincidencia, siendo que tal limitación es solo preliminar y no es lo que se verifica en la aplicación del plexo normativo en forma armónica. Ello así por cuanto existe la posibilidad de obtener la libertad condicional, si se cumplen los requisitos establecidos en el art. 13 del Código Penal, transcurridos treinta y cinco años de condena (con anterioridad a la sanción de la ley 25.892 era 35 de veinte años) o, de mediar reforma legislativa en el futuro que haga variar dicho lapso en menos. Asimismo, la ley 24.660 que regula la ejecución de la pena privativa de la libertad, permite por su artículo 17 la concesión de salidas transitorias o la incorporación al régimen de la semilibertad al condenado a pena perpetua que haya cumplido en detención quince años. Y en la hipótesis de máxima prevista en el ordenamiento nacional, cuando se impusiera la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado contenida en el art. 52 del digesto de fondo (lo cual no se verifica en estos autos), la misma permite, según lo norma el art. 53 del C.P., la obtención de una libertad que quedará sujeta al cumplimiento de las condiciones que allí se establecen, transcurridos cinco años más de los treinta y cinco (o veinte) años de prisión. De otro lado, corresponde señalar que -con excepción de la prohibición expresa contenida en el art. 37 de la Convención de los Derechos del Niño (Ley 23.849 BO del 22/10/1990 -ADLA 1990- D, 3693)-, de las previsiones de los tratados internacionales incorporados a la Constitución en virtud de lo dispuesto por el art. 75 inc. 22 C.N., no surge que aquéllas sean incompatibles con la aplicación de la pena de prisión perpetua, dado que, si cumpliendo el recaudo de brindar una potencial soltura, se permite válidamente aplicar la pena de prisión perpetua a un menor de edad, con más razón, entiendo, no pugna con la normativa constitucional que ella se vea conminada para el delincuente mayor cuando, como dije, no sólo no existe norma alguna en el plexo constitucional que lo prohíba, sino que tampoco surge implícita su contradicción con los derechos humanos que aquél tutela y siempre que se respete -al igual que en el caso de aquellas temporalmente determinadas- la integridad de la persona condenada (cfr. art. 5° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica -ley 23.054, BO del 27/3/1984 -ADLA 1984- B, 1250-; art. 5° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; arts. 7° y 10° del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; arts. 11° y 16° de la Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles Inhumanos o Degradantes). En este sentido, el Tribunal Constitucional Alemán al pronunciarse por la constitucionalidad de la prisión perpetua impuso como límite que “En los presupuestos del cumplimiento de una pena dentro del marco de la dignidad humana, pertenece el que los condenados a prisión perpetua tengan al menos una oportunidad de gozar de la libertad…el principio del Estado de Derecho ofrece los 36 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN presupuestos bajo los cuales la ejecución de una pena de prisión perpetua puede suspenderse, así como para reglamentar el proceso aplicable al efecto” (Jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal Alemán. Extractos de las sentencias más relevantes compiladas por Jürgen Schwabe”, Fundación KonradAdenahuer- Stiftung e. B., 2009; p. 54, en www.kas.d/rspla- mex/es/publications/16817) . En la misma línea se ha pronunciado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos al sostener en forma reiterada que las penas a perpetuidad no son contrarias a la prohibición de tratos crueles, degradantes o inhumanos fijados por el art. 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos solo en la medida que admitan alguna forma de libertad anticipada de modo que la sanción no sea irreducible sin otra alternativa (T.E.D.H., causa “Kafkaris v. Cyprus –Application N° 21906/04). Ambas citas han sido extraídas de la obra “Contra la prisión perpetua. Una visión histórica y comparada de las penas a perpetuidad” de Mario A. Juliano y Fernando Avila, pág. 128). Por otra parte, considero que las penas a prisión perpetua no obstan a la resocialización del condenado, toda vez que del art. 1 de la ley 24.660 antes citada, surge que "La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender, y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad". Así las cosas, se desprende que durante el transcurso del tiempo en que el condenado permanezca privado de su libertad, es función del Estado arbitrar todos los medios necesarios para lograr esa finalidad; ya que tal como se expusiera más arriba, todo condenado a pena privativa de la libertad cuenta con la posibilidad de recuperarla. Tampoco se incumple con la aludida finalidad establecida por las normas internacionales, la reforma y readaptación social del condenado (específicamente artículo 5, inciso 6°, del Pacto de San José de Costa Rica y artículo 10, inciso 3°, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos antes citados) dado que esas normas indican "...la finalidad 'esencial' que debe perseguir el Estado en el legítimo ejercicio del 'ius punendi', cual es la 'reforma y readaptación social' de los condenados; y si bien, de tal suerte, marcan una clara preferencia en torno a aquel objetivo llamado de prevención especial -del que por los motivos que se verán más adelante no resultan excluidos los condenados a prisión perpetua-, evidentemente 37 no obstaculizan otros fines que el legislador adopte, y que no se enfrenten a la interdicción también prevista en nuestra Constitución Nacional de que las cárceles sean para castigo” (en este sentido Carlos E. Colautti, 'Derechos Humanos', pág. 64, Ed. Universidad, Buenos Aires, 1995). Retomando el análisis que había comenzado líneas arriba y enlazando ello con los presupuestos citados en los párrafos precedentes, sostengo que el sistema del artículo 13 del Código Penal para la libertad condicional aparece íntimamente relacionado con expresa mención a los máximos de las penas divisibles, al establecer como requisito para su procedencia el cumplimiento de una parte de la condena (dos tercios en las penas que superen los tres años, y ocho meses o un año en el caso de penas de prisión o reclusión de tres años o menores). Pero el cumplimiento de las penas continúa en el régimen apuntado resultando que el tiempo que se cumple la pena en libertad condicional, sumado al cumplimiento efectivo previo, nunca resulta inferior al término de la condena. En el mismo sentido, los efectos del goce de la libertad condicional entrañan la extinción de la pena una vez transcurrido el término de la condena o cinco años más en las perpetuas, según reza el artículo 16 del Código Penal, en caso de que el beneficio no fuere revocado. Si la libertad condicional es un derecho establecido a favor del condenado que modifica la forma de cumplimiento de la pena, pero no permite su acortamiento, no podría, entonces, sostenerse que pueda prolongar la duración de la condena sin diferenciar su incidencia y hasta su finalidad respecto de las penas divisibles y las perpetuas. La propia ley se encarga de ponerles un límite, en el primer caso, coincidente con el término de la condena (lo cual revela que a los fines de la extinción de la pena el cumplimiento efectivo o en libertad condicional tienen la misma significación) y, en el segundo supuesto, fijando un límite concreto necesario en función de la indeterminación de la pena perpetua de hasta cinco años. Ello viene a reforzar el concepto expuesto párrafos arriba. Si las penas divisibles se tienen por extinguidas cumpliendo una porción de ellas en libertad condicional y, cuando ésta no se obtiene, resultan agotadas mediante su cumplimiento efectivo, las perpetuas, que por ser indivisibles carecen de un máximo y de un mínimo establecido y se imponen de manera indeterminada, deberían mantener una correlación con aquéllas, indicativa de su forma de extinción. Ahora bien, tomando la antigua redacción del art. 13 del Código Penal (que es la aplicable al caso en estudio), si el cumplimiento de veinte años de una pena 38 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN perpetua más cinco en libertad condicional produce la extinción de la pena, podría considerarse operado el mismo efecto extintivo si se cumplen veinticinco años de prisión, desde que el encierro carcelario efectivo es la forma más incuestionable de cumplir una pena, mientras que la libertad condicional sólo supone una forma más atenuada de cumplimiento, equiparable por una previsión legal cuando se observan determinadas condiciones. Si partiendo de la naturaleza de la libertad condicional como forma de cumplimiento de la pena no puede identificarse a la pena con el encierro, que sólo es su manifestación más gravosa, característica primordial de las fases iniciales de la ejecución, y si la libertad condicional no es una rectificación de la cuantía de la condena, ni modifica la sentencia, ni es una parcial remisión a título de recompensa, entonces, ¿por qué las penas perpetuas habrían de constituir una excepción a la regla que le confiere el mismo poder extintivo al cumplimiento efectivo de la pena bajo la forma de encierro?. Por más que el interrogante configure un atractivo camino para la interpretación, es la propia ley la que da una respuesta contraria en el artículo 13 del Código Penal: La libertad condicional en las penas perpetuas puede obtenerse a los veinte años (antes, ahora a los treinta y cinco) o un tiempo después -el necesario para que el condenado cumpla con los requisitos de su otorgamiento-, pero en todos los casos debe transcurrir un término de cinco años de cumplimiento del aludido beneficio con el de las obligaciones impuestas que trae aparejado que no puede contarse sino a partir de la obtención del mismo, del que no se descuenta la parte de encarcelamiento efectivo que exceda los veinte años. Aclarado, entonces, el punto de partida de mi análisis, pasaré a referirme ahora a los fundamentos de la resolución impugnada y a la forma que considero correcta de computar, en estos casos, la extinción de las penas perpetuas. Visto lo hasta aquí desarrollado, es mi opinión que la pena perpetua es indeterminada o, en el caso de la ley argentina, relativamente determinada, aunque no susceptible de ser precisada temporalmente a través de un término fijo. Esto se desprende claramente del artículo 16 del Código Penal, en la medida en que subordina la extinción de las penas perpetuas a la concesión eventual de la libertad condicional (reunidos los requisitos del artículo 13) y a su cumplimiento satisfactorio durante cinco años. Así las cosas, del juego de los artículos 13 y 16 del Código Penal, el mínimo posible 39 de duración de las penas perpetuas nunca podría ser inferior a veinticinco años (veinte años de encierro más cinco de libertad condicional), mientras que la relativa indeterminación de su monto máximo permite que éstas puedan, eventualmente, superar las cifras máximas previstas para las penas divisibles, para aquellos casos en los que el condenado no reúna los requisitos para obtener la libertad condicional o bien que, luego de haber sido beneficiado con la misma, ésta le fuere revocada, debiendo entonces reanudar el cumplimiento de su pena en encierro. Ya he expresado en forma precedente que el carácter indeterminado de la pena perpetua, que es el que proviene de la imposibilidad de precisar su fecha de extinción, resulta constitucional, siempre y cuando se le conceda a los condenados, a su debido momento, la oportunidad de retornar al medio libre. Así lo ha entendido implícitamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los autos “G. I., A. F. s/libertad condicional” (causa G. 239. XL, sentencia del 4 de julio de 2006). También resulta ilustrativa, acerca de la necesidad de otorgar a los condenados la posibilidad de obtener la libertad en esa especie de pena, la opinión vertida por el juez Fayt en el precedente “M., D. E. y otros s/recurso de hecho” (CSJN, causa M. 1022 XXXIX, sentencia del 7 de diciembre de 2005), en el que hace referencia expresa al artículo 37 “a” de la Convención sobre los Derechos del Niño, considerándolo aplicable, inclusive, a las personas mayores de dieciocho años. La Suprema Corte de Justicia de esta provincia ha sostenido, en igual sentido, que “impedir al condenado a prisión o reclusión perpetua y también declarado reincidente, la posibilidad de acceder en algún momento a la libertad importa negar (a través de una presunción iuris et de iure) que la ejecución de la pena pueda surtir efecto resocializador -finalidad consagrada constitucionalmente- en la persona del delincuente, impidiéndole absolutamente reintegrarse a la sociedad; vulnerándose derechos fundamentales del ser humano” (SCJBA, P. 84.479: “G., A. F.” s/homicidio y otros. Incidente de libertad condicional”, rta. 27/12/06). Siempre debe quedar abierta una posibilidad de recuperación plena para la persona que cumple una pena, de manera que ese cumplimiento no sea una consecuencia indeleble en el resto de su vida. La Comisión de la Cámara de Diputados remarcó el sentido que tiene la libertad condicional el 9 de septiembre de 1921, al rechazar su supresión para la reclusión perpetua que pretendía el Senado, señalando que “la libertad condicional es un estímulo de buena conducta, un germen de enmienda, una prima ofrecida al 40 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN delincuente arrepentido, y no conviene eliminar este poderoso resorte que influye eficazmente en la conducta del condenado, durante el cumplimiento de la pena” (Edición Oficial 611, citado en Zaffaroni, Eugenio R., “Tratado de Derecho Penal”,T.V., p. 205). Aceptada, de este modo, la validez de las penas perpetuas y sentada para su constitucionalidad la necesidad de que los condenados a dicha especie de pena puedan, a su debido momento, recobrar su libertad mediante el instituto de la libertad condicional. Para ello estará sujeto al cumplimiento de todas las condiciones que impone el artículo 13 del Código Penal (en su redacción anterior a ley 25.892 B.O. 26/05/04) lo cual podrá surgir a partir de los 20 años, en fecha indeterminada…” (Causas nros. 68.584 “ACUÑA, Jorge Adrián s/ Recurso de Queja (art. 433 del C.P.P.)", reg. nro. 450, sent. del 6/08/2015; 55.997 “Muñoz”, reg. 62, sent. 13/12/2012, entre otras). En materia de pena perpetua con reincidencia teniamos que el vencimiento se construye el límite de los 25 años, Giménez Ibáñez” de la CSJN y P. 84.479 de la SCBA. 4 4 "El art. 18 de la C.N. prohíbe en forma expresa las penas que asumen el carácter de tormentos y azotes. En función del art. 75 inc. 22 de la Const. Nac. está expresamente prohibida la tortura, no sólo en sentido estricto, sino en sentido amplio, o sea cuando importe una pena 'un acto que inflinja intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves ya sea físicos o mentales, con el fin de castigarla por un acto que haya cometido o que se sospeche que haya cometido'. Y aquí me detengo. No puede creerse en modo alguno que el principio republicano de gobierno (art. 1° de la Const. Nac.) así como el de legalidad, humanidad (18 CN) y personalidad o trascendencia mínima, deban ser interpretados como meras declaraciones o prohibiciones limitadas al sentido estricto enunciado, y caer en el absurdo como sería suponer que el tormento y azotes no impide otras penas tan o más crueles o irracionales en concreta referencia a las penas realmente perpetuas, como la presente. Se ha considerado que la pena privativa de la libertad realmente perpetua lesiona la intangibilidad de la persona humana en razón de que genera graves de personalidad, incompatibles sin duda con al manda del art. 18 de la Ley Fundamental.// Conforme al art. 10 fracción 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación de los penados, así como la fracción 6° del art. 5° de la Convención [Americana sobre] Derechos Humanos, que establece que las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y readaptación social de los condenados, ambas incluidas a la Norma Constitucional por imperio del art. 75 inc. 22. Vale decir, que la imposibilidad a la que hizo referencia el resolutorio en crisis que niega toda posibilidad de reinserción social transgrede nuevamente la inteligencia de los objetivos constitucionales de la ejecución penitenciaria.// Agrego también que la racionalidad no es sólo parte de la aplicación del quantum punitivo sino también de la ejecución de ésta. Y aquí me detengo nuevamente. Hay una consecuencia de los principios de racionalidad y humanidad de las penas. Toda pena importa una afectación a los derechos, que debe tener un límite temporal dentro del sistema republicano, no siendo admisible que de un delito emerjan consecuencias jurídicas imborrables en al vida del sujeto. De lo contrario, la ley estaría creando una capitis diminutio o muerte civil, con al consecuencia de que daría entonces lugar a la creación de una categoría de ciudadanos degradados, marcados a perpetuidad, etigmatizados de por vida, para los cuales sería imposible la rehabilitación civil. Esto es inadmisible incluso para los delitos más graves, cualquiera sea la teoría de la pena que se sostenga puesto que por más grave que sea el delito siempre es indispensable prever un momento en el cuál después del cumplimiento o extinción de la pena, la huella jurídica del delito se extinga definitivamente.// En distintas normas el código penal prevé la finiquitud de la pena (sea que se extinga, art. 51 inc. 1°; la libertad condicional de la prisión perpetua a los veinte años -art. 13-; plazo para la extinción de la pena -art. 65-, todas estas del código penal), pero en cualquiera de los casos, la carencia de un límite legalmente establecido en forma expresa en la ley, obliga a deducirlo por imperio constitucional, art. 1°, 18 de la Const. Nac., normas éstas ampliamente vulneradas en la resolución que se intenta impugnar. 41 Partimos de la base que en un estado de derecho las penas perpetuas en sentido estricto -como consecuencia que acompaña de por vida al condenado- son inconstitucionales (citó el art. 18 de la Constitución Nacional), por lo que resulta indispensable en el caso establecer cuándo y bajo qué condiciones recupera su libertad quien ha sido condenado a la pena de prisión perpetua con declaración de reincidencia, pariendo de que la solución de ese supuesto no es expresamente dada por la legislación de fondo. Una interpretación armónica -y constitucionalmente admisible- de los arts. 13 y 53 del Código Penal: afirmó que a la luz del artículo 53 CP el condenado a prisión perpetua en última condena con más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado puede solicitar la libertad condicional una vez transcurridos 25 años de prisión o reclusión, lo que -dijo- surge de sumar los 20 años a que refiere el artículo 13 del CP mas otros 5 de cumplimiento de la pena accesoria prevista en el art. 53 del CP. Además aplicando el régimen del art. 53, de sumarse a los anteriores 25 años otros 5 de cumplimento en libertad condicional, la pena debía considerarse agotada a los 30 años. Respuestas del Tribunal de Casación: “los condenados a penas perpetuas que sean reincidentes pueden obtener el beneficio de la libertad condicional al cumplir 25 años de reclusión o prisión y, a partir de ello, transcurrido el plazo de 5 años sin que la libertad haya sido revocada, extinguir la pena por aplicación de lo dispuesto por los arts. 13, 14, 16 y 53 del CP (vigentes al momento del hecho)” -Causa nº 55.700/Sala V “Vázquez”. Reg. 458 del 3.10.2013.-Causa nº 38.699/Sala I “Coronel”. Reg. 1016 del 25.10.2012 -Causa nº 46.128/Sala I “Maidana”. Reg. 588 del 11.4.2013 (sin reincidencia).- *EL CÓMPUTO DE PENA NO HACE COSA JUZGADA (cuando se perjudicó al interesado) CAUSA 72.661 SALA TERCERA 12/2/16 ROJAS MARCELO Las decisiones impugnadas pasan por alto la doctrina de Sala según la cual la naturaleza administrativa del cómputo no hace cosa juzgada -y esto a propósito de los errores que pudieran producirse en su realización-, además de mostrar un 42 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN excesivo apego a cuestiones formales que termina por desnaturalizar el derecho de defensa del imputado, al hacerlo cargar con omisiones atribuibles al propio tribunal de primera instancia que, no obstante unificar la pena impuesta a Marcelo Rojas en la causa número 4525 con la impuesta en la causa número 3784 de su propio registro, omitió considerar, al practicar el respectivo cómputo, que esta última era también única, incluyendo la –igualmente unificada- aplicada en la causa número 1384/09 del Juzgado en lo Correccional número abarcativa, a su vez, de la impuesta en las causas números 834, 1810 y 485 del Tribunal en lo Criminal número 1, en las que el condenado registraba tiempos de prisión cautelar computables que se debieron certificar. Tiene dicho desde antiguo la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, en materia criminal, en la que se encuentran en juego los derechos esenciales de la libertad y el honor, deben extremarse los recaudos que garanticen plenamente el ejercicio del derecho de defensa; importando la tutela de dicha garantía un adecuado asesoramiento legal, que asegure la realidad sustancial de la defensa en juicio (Fallos, 5:459; 192:152 –LL, 26-133-; 237:158; 255:91, entre muchos otros). *ANALISIS DE LAS DENEGATORIAS EN LOS DISTINTOS REGIMENES EN LOS QUE SE PUEDE INCLUIR AL CONDENADO.Como habitualmente las mismas se encuentran vinculados a la cuestión de falta de tratamiento psicológico o de adicciones, valoración de sanciones disciplinarias de antigua data o significándolas de manera excesiva, ausencia de actividad laboral o educativa intramuros, ausencia de transito intramuros por regimenes mas flexibles antes de la libertad, cuestiones basadas en declaraciones efectuadas por el interesado en los informes psicológicos. Análisis de lo que debe entenderse por cumplimiento regular de los reglamentos carcelarios. Algunas denegatorias tienen que ver con el delito cometido y las prohibiciones de la ley 12256 y por la supuesta inconstitucionalidad -en perjuicio del condenado- del art 104 ley 12256 *La denegatoria fundada en calidad del delito cometido (art 14 2da parte CP).La restricción para acceder al beneficio, basada exclusivamente en que el delito por el que Améndola fue condenado, con independencia de la regular observancia 43 de los reglamentos carcelarios, constituye una reglamentación irrazonable que violenta el principio de igualdad ante la ley, la finalidad de resocialización de la pena y el régimen de progresividad (artículos 16 y 18 de la Constitución Nacional; 7 de la D.U.D.H.; 5.6 de la C.A.D.H.; 10.2.b) y 26 del P.I.D.Cy P.). El sistema carcelario debe ser, por manda constitucional, para seguridad y reeducación –y no para castigo- de las personas incluidas en sus establecimientos. Así, el régimen penitenciario progresivo aparece como un derecho que debe ser reconocido a todos los penados. La reinserción social es el principio que debe guiar la ejecución de la pena y, en consecuencia, la intensidad del castigo impuesto debe ir disminuyendo a fin de permitirle al penado tomar contacto en forma paulatina con la sociedad libre, por lo que pretender excluir de los egresos anticipados a Matías Ezequiel Améndola únicamente a partir del delito cometido, repugna el principio de igualdad ante la ley 25.892 ( artículos 8 inciso 2.h. de la C.A.D.H.; 450, 451, 465, 530 y 531 del C.P.P.) (sala 3 causa número 72.477 caratulada “Améndola, Matías Ezequiel s/ recurso de casación” 03/03/16). *La condición de reincidente no declarada. Entiendo que la potestad para declarar la reincidencia sólo puede ser ejercida por el tribunal que resulte competente para dictar sentencia definitiva en la causa, y mientras se encuentre en ejercicio de esa competencia (artículo 18 de la Constitución Nacional). Y así, la falta de la declaración de reincidencia en tiempo oportuno (sentencia condenatoria) obsta a su consideración por la Cámara de Apelación o por el Juez de Ejecución, quienes deben circunscribir su actuación al contenido de la sentencia existente. De otra forma, se estaría violentando el debido proceso legal (artículo 18 de la Constitución Nacional). Por lo expuesto corresponde, y así lo propongo al Acuerdo, declarar admisible la queja y procedente el recurso de casación interpuesto, sin costas, devolviendo jurisdicción a la Cámara de Apelación y Garantías para el dictado de un nuevo pronunciamiento acorde a lo aquí resuelto (SALA 3 causa número 71.513 caratulada “Luís, Sergio Aníbal s/ recurso de queja”, 10/12/15).- 44 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN *Relevamiento en particular para los distintos derechos liberatorios SALIDAS TRANSITORIAS El análisis del cumplimiento regular de los reglamentos (en el caso una sanción por participar en una reyerta del año 2013). voto Dr. Kohan: es opinión de quien esto escribe que la conducta del condenado debe evaluarse en forma integral y no aislada tomando en cuenta el último período de observación, toda vez que la "observación de los reglamentos carcelarios" exigida por el art. 13 del Código Penal para la procedencia del beneficio en estudio apunta precisamente a la totalidad de la estancia del interno en el establecimiento carcelario. Así, la evaluación integral del comportamiento del imputado responde al término "regularidad" consignado en el texto de la norma, de ahí que considero, a la vista de lo acreditado en autos, que el penado de marras no ha cumplido con el requisito aludido, y por ende la crítica no puede tener favorable acogida. La jurisprudencia ha establecido en casos análogos al presente que "No procede hacer lugar a la libertad condicional, debido a las informaciones suministradas ... de donde surge que el condenado registra diversas sanciones disciplinarias..."(C.N.Crim. Corr. Cap. Fed., Sala VI, rta. 3/3/83 inédito, citado en el "Código Penal y Normas Complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial" por Zaffaroni, Baigún y otros, T° I, pág. 29). En igual sentido, en otro fallo que resulta de aplicación al caso en examen, se ha dicho que "Ha sido erróneamente aplicado el art. 13 del Cód. Penal, en virtud del cual se concede al imputado la libertad condicional, si el director de la penitenciaría informó que tenía calificada su conducta de pésima y estimó que no ha cumplido los reglamentos carcelarios, por haber cometido "desacato verbal" y haber participado en otros sucesos, razón por la cual fue sumariado. Si el penado no observó los reglamentos carcelarios, el art. 13 del Cód. Penal ha sido erróneamente aplicado...". (T.S. Córdoba, 21/3/61, BJC, V-287). También abona la postura por mí esgrimida el fallo que ha dicho que "La observancia regular de los reglamentos carcelarios, como presupuesto exigido por 45 el artículo 13 del Código Penal, a los efectos de obtener la libertad condicional, consiste en el cumplimiento correcto y adecuado de la reglamentación pertinente, comprendida integralmente como trabajo, disciplina y educación durante el plazo que la ley señala, sin infracciones graves o repetidas...analizada la influencia de ellas en la formación del concepto." (El iluminado me pertenece, TSJ Córdoba, Sala Penal, c. "T., J.A.", LL 1998-F-683, LLC 1998-819). Asimismo cabe destacar que los requisitos nominados en el art. 13 del C.P., a los que también remite el art. 104 de la ley 12.256, resultan taxativos y en modo alguno puede el intérprete crear otros distintos a los legislados u obviar los mismos. Y en ausencia del cumplimiento de todos o de alguno de ellos, como en el sub lite, la obtención del beneficio aludido se trunca. De tal modo, aun cuando comparto con la Cámara que las resoluciones del Departamento Técnico Criminológico no resultan vinculantes, estimo que el “a quo” no ha esbozado valederas razones para apartase de la conclusión arribada por el mismo la cual, en mi sentir, aparece razonable. La circunstancia invocada por la Cámara, esto es poseer el encartado una sanción disciplinaria de vieja data (vigente a la fecha por revestir carácter grave en virtud de tratarse de una reyerta generalizada protagonizada por él mediante el uso de un elemento punzo cortante), no puede constituir por sí misma un óbice para la concesión del beneficio en trato si, como en el caso, la referida sanción no incide actualmente en la calificación de la conducta que recayera sobre el nombrado y, lo que resulta determinante, la Alzada no explicó de qué manera ésta logra neutralizar los elementos antes ponderados. Por lo tanto, la resolución recurrida desconoce las previsiones de la Ley de Ejecución Penal Nacional 24.660 (arts. 15, 16 y 17), en sintonía con los artículos 146 -y su remisión a los arts. 100 y 133- y 147 de la Ley de Ejecución Penal Provincial n° 12.256, circunstancia que hace descalificable al pronunciamiento en crisis, en ese punto, como acto jurisdiccional válido a tenor del art. 106 del C.P.P.. Expuesto ello cabe destacar que en el régimen de progresividad, a medida que se avanza en el mismo, las exigencias requeridas para acceder a los diversos institutos y beneficios van en aumento, con lo cual la sanción -en los términos indicados supra- que constituye un óbice a los efectos de ser incluido en un régimen de libertad condicional o asistida, en el caso no lo es a los fines de obtener una primera aproximación al medio libre como serían las salidas transitorias. (Sala 4 causa N° 72.961 de este Tribunal, caratulada: "BRITO, Sergio Daniel s/ Recurso de Casación". Noviembre 2015).46 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN *Denegatoria apoyada en factores subjetivos del condenado: se fundamentó que dado la actitud del encartado ante los conflictos emergentes en sus relaciones de pareja, los que habrían sido el aparente detonante de su conducta transgresora, resulta prudente por el momento que el mismo se incorpore a actividades de capacitación y continúe las que desarrolla, en particular, con el tratamiento psicológico que ha abordado junto a su pareja. En el caso se relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Samaniego intramuros (conducta muy buena 8, concepto bueno, sin registros de sanciones disciplinarias, se encuentra incorporado al régimen abierto y la opinión favorable vertida por el Departamento Técnico Criminológico). En efecto las salidas transitorias aparecen como un paso necesario a los efectos de preservar adecuadamente el principio de progresividad (art. 6 de la ley 24.660), el cual no debe ser menoscabado con la invocación de razones meramente dogmáticas afectándose la debida ejecución penal. Por otro lado, no se entiende por qué la concesión del beneficio en trato obstaría que el condenado pueda incorporase a actividades de capacitación o continuar las que actualmente viene desarrollando. (causa 71.189 Sala V Samaniego Ricardo Ramón s/ recurso de queja del día 03/12/15) *INCONSTITUCIONALIDAD ART 100 LEY 12.256 - aplicación de la ley 24660.La validez de las normas jurídicas se subordina a su adecuación formal y sustancial a las disposiciones de la ley fundamental, por lo que el control de constitucionalidad propiciado en la impugnación habrá de estar dirigido a verificar, en el caso concreto, si la norma de jerarquía inferior: el art. 100 de la ley 12.256, responde a las directivas resultantes de una norma superior, procurando evitar que el ejercicio del poder se torne autocrático. La norma en cuestión consagra el impedimento a los condenados por el delito previsto en el art. 165 del Código Penal de ser incluidos en el régimen ordinario de salidas transitorias, por lo que somete a un régimen de ejecución más gravoso a los condenados en base a dicha figura. De igual forma, el art. 56 bis de la Ley 24.660, que en la especie opera como piso 47 mínimo sobre el cual deben erigirse los ordenamientos provinciales (Conf. CSJN, fallos 328:1146, TCP, Sala VI, C. 55347, “M.R., M.G. s/hábeas corpus”, rta. 6/10/12, reg. 10/12), determina que los internos que se hallan en la condición prevista en la norma se encuentran compelidos a cumplir íntegramente las sanciones que les sean aplicadas y recién, una vez agotadas, pueden egresar al medio libre en forma abrupta (con la única excepción de aquellos que accedan al beneficio del párr. 6to del art. 100 de la Ley 12.256). Con ello, se advierte una restricción más intensa de la libertad, una contradicción intrasistemática y una fuerte tensión con los fines previstos para el encierro por las normas fundamentales. La creciente tendencia a profundizar el análisis de la etapa de ejecución de la pena privativa de libertad a través del fortalecimiento del modelo penitenciario progresivo (art. 6 ley 24.660 ) y la “judicialización” o “jurisdiccionalización” de la ejecución permiten advertir la trascendencia de la decisión que se pretende, por el valor que habrá de tener para reconfigurar la pena impuesta judicialmente (CSJN 9/3/04 fallos 327:388). El proceso de determinación de las consecuencias jurídicas de un delito se integra de tres clases de normas penales: las relativas a la previsión legal de las penas junto con su concreción en los tipos de la parte especial, las que se refieren a su determinación en el caso concreto (individualización) y las relativas a su ejecución; previsión legal, individualización y ejecución son aspectos determinantes del contenido material de un sistema de sanciones (cf. Silva Sánchez, J. ¿Política criminal del legislador, del juez, de la administración penitenciaria? Sobre el sistema de sanciones del Código Penal español, en AA.VV., La administración de justicia en los albores del tercer milenio). La norma en cuestión (art. 100 ley 12.256), al no atender la situación de la persona en concreto, pues el ingreso a una prisión, en tal calidad, no despoja al hombre de la protección de las leyes y, en primer lugar de la Constitución Nacional (CSJN, Fallos 318:1894), consagra una categoría de personas que, por haber realizado el tipo indicado (165 CP), habrán de ser inocuizados o neutralizadas, al no permitirles gozar la posibilidad de salidas transitorias, estableciendo de modo general un fin propio de las teorías de la prevención general negativa de la pena (ajena a la prevista con jerarquía constitucional). Los arts. 10.3 PIDCyP y 5.6 CADH proclaman como finalidad esencial del régimen penitenciario la reforma y readaptación social a través del tratamiento, las Reglas Mínimas para el tratamiento de Reclusos de las Naciones Unidas que, conforme la 48 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN CSJN, configuran las pautas fundamentales a las que debe adecuarse toda detención (Fallos 328:1146) establecen que es conveniente que, antes del término de la ejecución de una pena o medida, se adopten los medios necesarios para asegurar al recluso un retorno progresivo a la vida en sociedad (Regla 60.2). Aunque las normas apuntadas emplean un lenguaje amplio y susceptible de distintas interpretaciones, avanzan en sentido contrario al de la restricción aquí cuestionada. Lo propio ocurre con los arts. 4 y 5 de la Ley 12.256 y 1 de la Ley 24.660 que se enderezan hacia el mismo objetivo y también en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que tiene dicho que "la seguridad, como deber primario del Estado, no sólo importa resguardar los derechos de los ciudadanos frente a la delincuencia sino también, como se desprende del citado art. 18, los de los propios penados, cuya readaptación social se constituye en un objetivo superior del sistema y al que no sirven formas desviadas del control penitenciario" (Fallos: 318:2002). El plexo normativo reseñado indica, en síntesis, que la previsión en crisis resulta contraria al mandato resocializador inequívocamente contenido en nuestro ordenamiento, al impedir el progreso a través del régimen y eliminar cualquier tipo de incentivo para la superación personal de los internos. Se trata de una norma propia de la teoría general negativa de la pena, pues excluye a todas las personas que cometan determinados delitos de los beneficios que prevé, persiguiendo el propósito de disuadir a los ciudadanos a no cometer los delitos que individualiza por las consecuencias que establece. De esta forma se impone la preeminencia de los intereses del cuerpo social por sobre las garantías del condenado, lo que responde a un visión corporativa y organicista de la sociedad, que se convierte en el centro de la atención, en detrimento del concepto de persona (arts. 1 DUDH y 1 CADH), poniendo en crisis el básico concepto de dignidad humana con lo que se desconoce por esta vía lo previsto en la ley fundamental. El análisis de la validez constitucional de una norma de jerarquía legal, constituye la más delicada de las funciones susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia y es sólo, en consecuencia, practicable como razón ineludible del pronunciamiento que la causa requiere, entendiéndose que por la gravedad de tales [exámenes] debe estimárselo como ultima ratio del orden jurídico, de tal 49 manera que no debe recurrirse a él sino cuando una estricta necesidad lo requiera (doctrina de Fallos: 260:153 entre otros). A ello debe agregarse que es deber de los magistrados agotar todas las interpretaciones posibles de una norma antes de concluir con su inconstitucionalidad, pues la adopción de dicho temperamento es un remedio extremo, que sólo puede operar cuando no resta posibilidad interpretativa alguna de compatibilizar la ley con la Constitución Nacional y los tratados internacionales que la integran, dado que siempre importa desconocer un acto de poder de inmediata procedencia de la soberanía popular, cuya banalización no puede ser republicanamente saludable (Fallos 328:491). La sujeción del juez no puede ser del tipo acrítico e incondicionado, sino sometimiento ante todo a la Constitución, que impone al Juez la crítica de las leyes inválidas a través de su re-interpretación en sentido constitucional y la denuncia de su inconstitucionalidad. La validez propiamente dicha, la constitucionalidad de la ley, está vinculada al significado o contenido que depende de la coherencia con las normas sustanciales sobre su producción, como el principio de igualdad y los derechos fundamentales, que limitan y vinculan al poder legislativo excluyendo o imponiendo determinados contenidos (Conf. Luigi Ferrajoli “Derecho y razón. Teoría del garantismo penal”. Editorial Trotta. Año 1997. Pág. 874). Sobre estos cimientos, y con apoyo en las previsiones que establecen la supremacía de la CN y la función que le corresponde a los jueces (arts. 31, 116 Y 117), desde 1888 se ha sostenido que es elemental en nuestra organización constitucional, la atribución que tienen y el deber en que se hallan los tribunales de examinar las leyes en los casos concretos que se traen a su decisión, comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si guardan o no conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en oposición con ella, constituyendo esta atribución moderadora, uno de los fines supremos y fundamentales del poder judicial nacional y una de las mayores garantías contra los abusos posibles e involuntarios de los poderes públicos (Fallos: 33:162) . Corresponde, a esta altura, identificar el fin de la pena – sujeto a disquisiciones políticas y filosóficas- con el propio de la ejecución penal –determinado por las leyes 12.256 y 24.660- (v. así, Salt, Marcos y Ribera Beiras, Iñaki, Los derechos fundamentales de los reclusos, Ed. del Puerto, Buenos Aires, 1999, p. 169). Debe reconocerse, sin embargo, que en sentido contrario se podría señalar que “resocialización” no equivale sin más a “externación” y que, como surge del propio 50 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN texto de las Reglas Mínimas, es factible instaurar un régimen progresivo a desarrollarse intramuros. Este componente, de hecho, está presente en las leyes 12.256 y 24.660, que establecen distintas fases y períodos a lo largo de los cuáles los reclusos conviven sujetos a niveles de supervisión y disciplina disímiles y que tienden a promover en forma paulatina la autogestión. En esta línea, también se puede indicar que la restricción apuntada no resulta en sí misma contradictoria con el ideal resocializador, sino que se asienta en la necesidad de adecuar la progresión en el régimen carcelario al grado de indiferencia o rechazo al orden jurídico puesto de manifiesto por cada imputado, tal como ocurre con el artículo 14 del C.P., al consagrar la prohibición de conceder la libertad condicional a los reincidentes cuya validez ha sido refrendada por la CSJN (Fallos 311:1451), por caso, se apoya en un razonamiento similar. En el sentido expuesto puede verse que el Estado se encuentra facultado para diseñar distintos sistemas que, atendiendo las particularidades de los internos, redunden en un trato desigual, siempre que se apoyen en razones atendibles y obedezcan a fines consistentes con el Estado de derecho, aún cuando el mandato rehabilitador impone a las autoridades el deber de proporcionar a los internos condiciones para su desarrollo personal que favorezcan su integración a la vida social. Además de ello, como derecho de las personas privadas de su libertad, el objetivo de la reinserción no puede ser utilizado jamás para restringir o limitar sus derechos o facultades sino que, por el contrario, tiene que influir positivamente en los distintos aspectos del régimen penitenciario y actuar como principio de interpretación de todas las normas en la materia, que deben leerse en el sentido más favorable al cumplimiento de esta obligación, de favorecer la posibilidad de que desarrollen una vida normal (Salt y Rivera Beiras, cit., p. 177). Del mismo modo, la progresividad del sistema también es un derecho de los internos que deriva del principio de mínima intervención y atenuación de los efectos nocivos del encierro que debe guiar la actividad del Estado durante la ejecución, como consecuencia del ideal resocializador proclamado en los instrumentos reseñados (Salt y Rivera Beiras, cit., p. 231), mas allá que la respuesta favorable al tratamiento, sin hesitación, constituya una condición necesaria al considerar el avance a través de sus distintas etapas. En esta misma línea, la CSJN ha sostenido que el nuestro es un modelo 51 constitucional en el que subyace la concepción de que la prisión sólo se justifica si se la ejecuta de tal modo que se asegure que el individuo, en algún momento, habrá de poder convivir en sociedad pacíficamente, lo que impone al legislador y a los jueces el deber de asumir los posibles riesgos de la libertad del condenado, pues no hay readaptación social sin perspectiva real de alcanzarla (voto del juez Petracchi, en G. 560. XL. Recurso de hecho. “Gramajo, Marcelo Eduardo s/ robo en grado de tentativa”, causa N° 1573, cons. 30). Sostener que la ley de ejecución establece supuestos donde el egreso definitivo de la persona privada de su libertad no se produce hasta el vencimiento de la pena, en consecuencia, no sólo hace coexistir junto al régimen progresivo, a uno lineal y despojado de posibilidades, sino que resulta inconsistente con los compromisos internacionales asumidos por el Estado y con una concepción que pretenda tomarlos con seriedad y brindarles un contenido verdaderamente operativo . De otro lado, los objetivos declarados de la propuesta que terminó siendo convertida en ley tampoco se condicen con las pautas enumeradas. En efecto, los fundamentos de la Ley 12.543 detallan que “las modificaciones al régimen vigente que se propician […] tienden a la protección de los intereses públicos contra el accionar de la criminalidad actual, donde personas sobre las cuales recayeron severas penas por graves delitos, no llegan a cumplir el tiempo mínimo e indispensable, dentro de un instituto carcelario para lograr uno de los fines básicos de la pena, esto es la readaptación del individuo al medio”. Afirman que “deviene perentorio introducir […] modificaciones al régimen vigente de modo tal que se evite que delincuentes temerarios o habituales se beneficien con una regulación excesivamente permisiva […] (Y que) (c)on el incremento de la actividad delictiva y la consecuente sensación de inseguridad de la población puede verificarse el deterioro de la imagen del sistema penal…”. Y que “se intenta determinar la procedencia de dicho beneficio [las salidas transitorias], conforme al delito que hayan cometido. Así, se excluyen aquellos casos en que los delitos sean de suma gravedad y trascendencia social”. La modificación parte de la asunción infundada de que aquellos sujetos que cometen delitos particularmente graves, lo harán nuevamente de no purgar íntegramente su condena, como consecuencia de su insuficiente adaptación al medio. Y de esta forma, sugiere que la forma más eficiente de lograr el cometido propio del instituto es mantener al sujeto privado de su libertad durante un período más extenso, pero no contempla como contrapartida mecanismos de tratamiento especiales para revertir esta situación. 52 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Ello evidencia que la reforma fijó una presunción de peligrosidad iuris et iure incompatible con el principio de legalidad criminal y el art. 8 CADH, por tratarse de una expresión del ius puniendi estatal sobre la base de las características personales y no del hecho cometido, que al ingresar en el campo del derecho penal de autor, abre la puerta al autoritarismo en una materia en la que se hallan en juego los bienes jurídicos de mayor jerarquía (Corte IDH, Caso Fermín Ramírez vs. Guatemala, sent. 20 de junio de 2005 (Fondo, Reparaciones y Costas), cons. 94). A mayor abundamiento, la Corte IDH plantea que “La valoración de la peligrosidad del agente implica la apreciación del juzgador acerca de las probabilidades de que el imputado cometa hechos delictuosos en el futuro, es decir, agrega a la imputación por los hechos realizados, la previsión de hechos futuros que probablemente ocurrirán. Con esta base se despliega la función penal del Estado. En fin de cuentas, se sancionaría al individuo […] no con apoyo en lo que ha hecho, sino en lo que es. Sobra ponderar las implicaciones, que son evidentes, de este retorno al pasado, absolutamente inaceptable desde la perspectiva de los derechos humanos “ (cit., cons. 95). No puede dejarse de señalar que esta inteligencia de las cláusulas en juego también es defendida por la CSJN que ha sostenido que la pena debe ser proporcional a la culpabilidad del autor y a la gravedad de la lesión al bien jurídico concretamente afectado, y que nuestra Constitución impone desde siempre un derecho penal de acto, rechazando toda forma de reproche ajena a dicha consideración. En este sentido, la Corte ha afirmado que “lo contrario sería consagrar una discriminación entre los seres humanos, jerarquizarlos, considerar a unos inferiores a otros; y penar esa pretendida inferioridad de la persona, en el fondo, cancelaría directamente el concepto mismo de persona” (Fallos 328:4343). En el caso de autos, pese a la interpretación que el A-Quo hiciera, cualquiera sea el método que se emplee, se advierte que el juicio de peligrosidad se encuentra implícito en la norma sin admitir ningún tipo de prueba en contrario, ni requerir tampoco algún aval para sustentar esta conclusión, adosando así a todos los condenados por el catálogo de delitos allí enumerados dicha calidad, en una grosera simplificación que no encuentra apoyo en datos empíricos, ni se condice con la información disponible. Este pronóstico no sólo conculca principios fundamentales de un Estado liberal de 53 derecho, sino que resulta, además, casi imposible de sostener racionalmente en la práctica. Medidas de prevención especial como la que aquí se examina, para estar bien dirigidas, presuponen conocimientos exactos acerca de si existe el peligro de reiteración delictiva en el autor individual y cuál es su magnitud. Y desde este punto de vista, la criminología se ha ocupado de señalar, una y otra vez, la imposibilidad de formular una predicción concluyente (voto del juez Petracchi, en cit., cons. 38). En la especie, no se trataría de una restricción válida, dado que los derechos de nuestra Constitución sólo puede ser acotados para el caso en que se persiga una finalidad adecuada, si la limitación a su goce es proporcional al fin que persigue y si no existe otra vía menos gravosa para conseguirlo (Corte IDH, OC, 5-85), sin que sea suficiente demostrar que la ley cumple un objetivo útil y oportuno (CIDH, Informe Nº 38/96, caso 10.506, Argentina, 15 de octubre de 1996). El Estado no tiene discreción absoluta para decidir sobre los medios a adoptarse para proteger el “bien común” o el “orden público”. Las medidas que, como sucede aquí, condicionen el ejercicio de derechos previstos por la CADH deben establecerse con arreglo a ciertos requisitos de forma que atañen a los medios a través de los cuales se manifiestan y condiciones de fondo, representadas por la legitimidad de los fines que pretenden alcanzarse con ellas (CIDH, cit.). Del mismo modo, la doctrina del sistema interamericano de derechos humanos no prohíbe todas las diferenciaciones en el tratamiento del goce de los derechos y libertades protegidas, sino que requiere en el fondo que toda distinción se funde en una justificación objetiva y razonable, que impulse un fin legítimo, habiendo tenido en cuenta los principios que normalmente prevalecen en las sociedades democráticas, y que los medios sean razonables y proporcionados (CIDH, Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, OEA/Ser.L/V/ll.116 Doc. 5 rev. 1 corr, 22 de octubre de 2002). Aquí se advierte con claridad que aunque los fines perseguidos por el art. 100 de la Ley 12.256 son atendibles, no puede predicarse que los obstáculos que interpone al acceso de condenados, como Valdez, a casi la totalidad de las formas de libertad anticipada, por el sólo hecho de la ofensa cometida, sean razonables o adecuados a una comunidad como la que pretende nuestra Constitución, en tanto tiende a prolongar la segregación de individuos por sí repudiados por la sociedad y seleccionados, comúnmente, de sus estratos más postergados. Nuevamente, en la medida en que consagra una prohibición prácticamente absoluta e impide toda consideración individual relativa al peligro efectivo que emanaría del 54 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN afectado, y no permite la aplicación de un medio menos lesivo, la formulación de la regla no satisface requisitos mínimos que aseguren la adecuación de la injerencia al principio de proporcionalidad (voto del juez Petracchi, en cit., cons. 40). De hecho, de la simple lectura del decisorio impugnado, surge que el dispositivo legal es aplicado de esta forma, sin atender a las particularidades del caso. Así, el A-quo se ha limitado a consignar los términos de la condena y la calificación legal atribuida al comportamiento del encausado para fundar su negativa, sin detenerse siquiera por examinar si éste cumplía alguno de los recaudos previstos. Por lo que el hecho de que, según lo informado por la defensa técnica, el interesado en virtud de estar incorporado al régimen abierto por resolución de fecha 8/6/2012 y el tiempo de detención que viene cumpliendo, habiendo alcanzado el día 20 de enero de 2015 el requisito temporal para acceder al instituto en trato –fs. 4-, ha sido juzgado absolutamente irrelevante, lo que pone de manifiesto el trato desigual que le ha sido propinado como consecuencia de la legislación vigente. Como consecuencia de lo expuesto, la norma en examen parte de una concepción de la ejecución penal reñida con previsiones de distinta jerarquía, responde a una teoría de la pena censurable e inconciliable con nuestro ordenamiento, se apoya en nociones propias del derecho penal de autor y propone una diferenciación insostenible entre sujetos sometidos la más grave de las sanciones admitidas en democracia, por lo que ante la imposibilidad de reconducirla de manera que le permita salvar estas dificultades, debe inexorablemente postularse su incompatibilidad con la CN. En base a lo expuesto, entonces he de proponer al acuerdo que se haga lugar al recurso de casación articulado por el Defensor Oficial, Dr. Mario Alberto Nápoli, se declare la inconstitucionalidad del art. 100 de la Ley 12.256 en cuanto ha restringido la posibilidad del imputado de autos de ser incluido en el régimen de salidas transitorias con fundamento en consideraciones reñidas con nuestra ley suprema y, consecuentemente, se devuelvan las actuaciones a la Sala III de dicho departamento judicial a fin que dicte un nuevo decisorio siguiendo los lineamientos aquí expuestos (arts.18, 19, 31, 116 Y 117 CN, 1, 5.6, y 8 CADH, 1 DUDH, 10.3 PIDCyP, 60.2 de las Reglas Mínimas para el tratamiento de Reclusos de las Naciones Unidas, 4, 5 y 100 de la Ley 12.256, 1 y 56 bis de la Ley 24.660, 14 y 165 CP, 20 inc. 1, 106, 210, 421, 433, 450, 454 inc. 4, 511, 530 y 531 CPP.). 55 Así lo voto. A la misma segunda cuestión planteada, el señor juez doctor Natiello, dijo: Me aparto respetuosamente del sufragio del doctor Maidana. Es que entiendo, que la declaración de inconstitucionalidad de una ley o decreto constituye un acto de suma gravedad institucional, de manera que debe ser considerada como la última ratio del orden jurídico (conf. SCJBA autos “Silacci de Mage, L. 45.654, rtos. 28/5/91). En igual sentido se ha expresado la Corte Suprema de Justicia de la Nación (E.D., 1-12, 10/2/1961). A su vez, se ha exigido como indispensable, para la suficiencia de una impugnación de carácter constitucional, la exposición del modo en que la norma cuestionada quebrantaría las cláusulas constitucionales invocadas y que exista una relación directa entre aquella y éstas (autos “Playamar S.R.L., I 1329, rtos. 10/12/92). Humildemente, creo que nada de ello ocurre en el caso en estudio, dado que no se violenta principio constitucional alguno con una mera norma en la que entran en juego –para una sana discreción del legislador- razones de política criminal y por ende, excede el ámbito del examen “la conveniencia, oportunidad, acierto o eficacia del criterio adoptado por el legislador en el ámbito propio de sus funciones” (“Pupelis, María”, C.S.J.N. 14/5/91). Todo lo precedentemente expuesto me persuade que el texto legal censurado por la defensa no transgrede el contenido del artículo 16 de la Constitución Nacional ni, de igual modo, el de los artículos 28 y 31 de la misma. Por tanto, es opinión del suscripto que al haberse realizado un pormenorizado análisis de la razonabilidad, debo pronunciarme por la concurrencia de tal calidad. Sobre este punto, conviene recordar que el control de constitucionalidad que les incumbe a los tribunales se reduce al examen de si la ley es o no razonable, pero no llega al de la conveniencia o acierto del criterio adoptado por el legislador en el ámbito propio de sus atribuciones. (S.C.J.B.A., c. "P., D. E. s/ Incidente de excarcelación" - SCBA - P 38504 S - 1-8-1989 Juez SAN MARTIN (SD) PUBLICACIONES: AyS 1989-II, 774 MAG. VOTANTES: San Martín - Mercader - Laborde – Rodríguez Villar - Negri TRIB. DE ORIGEN: CP0002LP; c. "C., V. s/ Incidente de libertad condicional" SCBA - P 38533 S - 1-8-1989 Juez SAN MARTIN (SD) PUBLICACIONES: AyS 1989-II, 774 MAG. VOTANTES: San Martín - Mercader - Laborde - Rodríguez Villar – Negri TRIB. DE ORIGEN: CA0002LP entre muchos otros). Como ya dijera, la redacción de las normas cuestionadas, obedece a una cuestión de política criminal y de técnica legislativa. Al estructurarse en nuestro país la división de poderes y de funciones, inherentes a 56 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN nuestro sistema constitucional de gobierno, aceptándose que el Poder Judicial es el guardián de la constitucionalidad, para así asegurar la supremacía de la Carta Magna, se abre de inmediato una excepción, puesto que el ejercicio por parte de cada uno de los poderes de competencias que le son privativas, es estrictamente político, y en su ámbito no puede penetrar la revisión judicial (cf. Germán J. Bidart Campos, “Derecho Constitucional, Tomo I, Ediar, Buenos Aires, 1964, pág. 798). Ello es así, por cuanto el Poder Ejecutivo y el Legislativo necesitan, para la conducción del Estado, disponer de un margen de arbitrio incontrolado, en cuyo uso cada uno de ellos se encuentre libre del control del otro, dicho reducto privativo es el que demarca el contorno de las cuestiones no judiciables (cf. Germán J. Bidart Campos, op. Cit. Pág. 799). El efecto de esta construcción es que las decisiones adoptadas en tales materias por el ejecutivo o el legislativo se agotan en la propia instancia de la que emanan, sin que puedan ser llevadas a través de una cuestión de constitucionalidad ante las cortes judiciales. Así, la estructuración, organización y delimitación de competencias a través del dictado del ordenamiento legal procesal, es una facultad política inherente al órgano legislativo, conforme lo dispuesto en los artículos 75 inciso 20 de la Constitución Nacional y 166 de la Constitución Provincial, sin perjuicio de las eventuales posibilidades reglamentarias concedidas al ejecutivo, o en algunos casos, al judicial, que se encuentra exenta de todo control judicial, en tanto se respeten las normas básicas contenidas sobre el punto por la Constitución Nacional. Como refuerzo de lo sostenido hasta aquí, creo conveniente traer a colación la doctrina legal de nuestro más Alto Tribunal Nacional, cuando en los autos “Pupelis, María”, sentó que: “la declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal es un acto de suma gravedad institucional ya que las leyes debidamente sancionadas y promulgadas, esto es, dictadas de acuerdo a los mecanismos previstos en la Ley Fundamental, gozan de una presunción de legitimidad que opera plenamente y que obliga a ejercer dicha atribución con sobriedad y prudencia, únicamente cuando la repugnancia de la norma con la cláusula sea manifiesta, clara e indudable. La Corte Suprema, al ejercer el elevado control de constitucionalidad debe imponerse la mayor mesura, mostrándose tan celosa en el uso de sus facultades como del respeto a la Carta Fundamental, con carácter privativo a los otros poderes”. 57 En el presente caso, advierto que no se verifica la alegada violación al principio de igualdad ante la ley que emana del artículo 16 de la Constitución Nacional, desde que nada impide que se otorguen a unos condenados ciertas concesiones que no se confieren a otros, que no están en análoga situación. Al respecto, debo recordar que la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación referente a la garantía de igualdad ante la ley ha quedado plasmada cuando se refiere a “la igualdad de iguales en iguales circunstancias” (Fallos, 1999-III, p. 2346 y siguientes “Lufthansa Líneas Aéreas Alemanas c. Dirección Nacional de Migraciones” de octubre 5-1999; Fallos, 1999- III 2701- y siguientes, “D. de P.V., A, c, O, ch S/ impugnación de paternidad” noviembre 1-1999), de modo tal que resulta imposible sostener la violación a la garantía invocada toda vez que no hay distingos en el universo de sujetos que revisten iguales calidades. Tampoco encuentro conculcado el principio de resocialización, toda vez que el condenado podrá lograr una paulatina atenuación de las restricciones inherentes a la pena, al obtener un cambio de sección o grupo dentro del establecimiento penitenciario o su traslado a otro (art. 14 de la ley de ejecución penal nacional 24.660). Asimismo, en los últimos seis meses de su condena previos al otorgamiento de la libertad condicional si correspondiere, será pasible de adquirir salidas transitorias a razón de un día (1) por cada año de prisión o reclusión cumplida en los cuales haya efectivamente trabajado o estudiado (art. 100 párrafos 5, 6, 7 y 8 de la ley de ejecución penal provincial 12.256). Eventualmente, la finalidad resocializadora del delincuente, es esencial más no excluyente, de la pena privativa de la libertad. Y aunque de la redacción del artículo 1º de la ley de ejecución penal nacional 24.660 surge que aquella ya no es esencial, sino única, la sanción de otras normas posteriores, modificatorias de la citada ley 24.660 (como el caso de la ley 25.948) ha relativizado claramente dicho propósito, introduciendo al régimen legal de fondo que rige la ejecución de las penas privativas de la libertad un componente inocuizador que no puede ser soslayado en la interpretación integral de ese cuerpo normativo (conf. Mahiques, Carlos Alberto y Grassi, Adrián Patricio, “La Prevención especial a la deriva, o una inconfesada vuelta a la incocuización” Revista Jurídica La Ley, Volumen 2007-F, págs.1322 a 1332). En virtud de lo expuesto, no se observa la concreta violación al bloque de constitucionalidad conformado por la Carta Magna y los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos incorporados por la reforma de 1.994, concretamente los 58 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN arts. 18 y 75 inc. 22 de la C.N., 10 del P.I.D.C.y P., y 5 ap. 6to. de la C.A.D.H., requisito “sine qua non” para fulminar una norma con la sanción de máxima gravedad que prevé el ordenamiento jurídico. Es decir, la declaración de inconstitucionalidad sólo procederá cuando la repugnancia entre la norma en cuestión sea manifiesta, clara e indudable con el bloque legal antes mencionado, y nada de ello ha acontecido en el caso en estudio. II.- Por otro lado, y sin perjuicio de lo dicho hasta aquí, resulta de aplicación al caso lo normado por la ley de ejecución penal nacional nro. 24.660, no sólo porque Valdez reviste calidad de condenado, sino por ser ésta más beneficiosa en orden a la viabilidad del pedimento en trato. Al respecto, se ha resuelto en el Acuerdo Plenario de este Tribunal de Casación en causa nro. 63.610 caratulada “ALTAMIRANO, Facundo Ezequiel s/ Recurso de Casación”, del 04/11/2014, que el régimen legal aplicable en materia de ejecución de las penas privativas de libertad es la Ley Provincial N° 12.256, en cuanto resulte más beneficiosa para el condenado, que la Ley Marco Nº 24.660 del ordenamiento nacional. De tal modo, siendo que en el caso la Ley de Ejecución Penal Nacional n° 24.660 resulta más benigna, en cuanto no prevé como obstante para la concesión del beneficio en trato, la limitante contemplada por el órgano “a quo”, es que corresponde evaluar la situación del encartado a la luz de lo normado por los arts. 35, 36, 56 bis de la ley de ejecución nacional. Sentencia dictada en causa n° 72.070 Sala VI Valdéz Gastón s/recurso de Casación del día 10/12/15. En igual sentido: *En tal hermenéutica, entiendo que el conflicto normativo puede ser solucionado, sin hesitación alguna, aplicando la normativa nacional, desde que la ley 24.660 (marco mínimo de derechos del interno) no contempla al delito cometido por el interesado como excluyente del beneficio impetrado. (Sala Quinta causa Nº 74.068, caratulada “MIRANDA ERNESTO S/ HABEAS CORPUS”. 01/12/15).*Así entonces, en lo que hace al objeto de debate en estos autos, el régimen relativo a las condiciones de aplicación de las salidas transitorias, se debe definir a través de la aplicación de los arts. 15, 16, 17, ssgtes. y ccdtes de la ley 24.660, con 59 presciencia de todo aquello que se establezca distintamente sobre ello en el orden provincial. La situación no merece en este caso una mirada distinta a partir de las cuestiones que han quedado zanjadas con lo decidido por este Tribunal que, reunido en pleno, con fecha 4 de noviembre de 2014, en la causa n° 63.610 caratulada “Altamirano, Facundo Ezequiel s/ Recurso de Casación”, donde se resolvió que “El régimen legal aplicable en materia de ejecución de las penas privativas de libertad es la Ley Provincial N° 12.256, en cuanto resulte mas beneficioso, para el condenado, que la ley marco N° 24.660 del ordenamiento nacional.”, precisamente, lo contrario, porque en el supuesto bajo examen la ley provincial ofrece soluciones más gravosas que la ley nacional. Entonces, ya sea por manda de los actuales arts. 121 y 75 inc. 12 de la CN, o, en todo caso, por resultar más favorable al condenado, el marco normativo debido es la ley 24.660 en razón de lo establecido en el art. 56 bis. (Sala 2 causa Nº 72.536 caratulada “SOSA PÉREZ, ÁNGEL FABIÁN s/ RECURSO DE QUEJA (art. 433 C.P.P.) del 08/03/16).en igual sentido Sala segunda causa 74.194 caratulada “Coria Walter s/habeas corpus” del 26/12/15 ver también sala Segunda causa 72.664 caratulada “Díaz Marcelo Antonio s/ recurso de queja” del 17/03/16 criterio similar en: la redacción de las normas cuestionadas, obedece a una cuestión de política criminal y de técnica legislativa. Al estructurarse en nuestro país la división de poderes y de funciones, inherentes a nuestro sistema constitucional de gobierno, aceptándose que el Poder Judicial es el guardián de la constitucionalidad, para así asegurar la supremacía de la Carta Magna, se abre de inmediato una excepción, puesto que el ejercicio por parte de cada uno de los poderes de competencias que le son privativas, es estrictamente político, y en su ámbito no puede penetrar la revisión judicial (cf. Germán J. Bidart Campos, “Derecho Constitucional, Tomo I, Ediar, Buenos Aires, 1964, pág. 798). Ello es así, por cuanto el Poder Ejecutivo y el Legislativo necesitan, para la conducción del Estado, disponer de un margen de arbitrio incontrolado, en cuyo uso cada uno de ellos se encuentre libre del control del otro, dicho reducto 60 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN privativo es el que demarca el contorno de las cuestiones no judiciables (cf. Germán J. Bidart Campos, op. Cit. Pág. 799). El efecto de esta construcción es que las decisiones adoptadas en tales materias por el ejecutivo o el legislativo se agotan en la propia instancia de la que emanan, sin que puedan ser llevadas a través de una cuestión de constitucionalidad ante las cortes judiciales. Así, la estructuración, organización y delimitación de competencias a través del dictado del ordenamiento legal procesal, es una facultad política inherente al órgano legislativo, conforme lo dispuesto en los artículos 75 inciso 20 de la Constitución Nacional y 166 de la Constitución Provincial, sin perjuicio de las eventuales posibilidades reglamentarias concedidas al ejecutivo, o en algunos casos, al judicial, que se encuentra exenta de todo control judicial, en tanto se respeten las normas básicas contenidas sobre el punto por la Constitución Nacional. Como refuerzo de lo sostenido hasta aquí, creo conveniente traer a colación la doctrina legal de nuestro más Alto Tribunal Nacional, antes citado, cuando en los autos “Pupelis, María, sentó que: “ la declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal es un acto de suma gravedad institucional”, ya que las leyes debidamente sancionadas y promulgadas, esto es, dictadas de acuerdo a los mecanismos previstos en la Ley Fundamental, gozan de una presunción de legitimidad que opera plenamente y que obliga a ejercer dicha atribución con sobriedad y prudencia, únicamente cuando la repugnancia de la norma con la cláusula sea manifiesta, clara e indudable. La Corte Suprema, al ejercer el elevado control de constitucionalidad debe imponer la mayor mesura, mostrándose tan celosa en el uso de sus facultades como del respeto a la Carta Fundamental, con carácter privativo a los tres poderes” (El iluminado me pertenece). En el presente caso, advierto que no se verifica la alegada violación al principio de igualdad ante la ley que emana del artículo 16 de la Constitución Nacional, desde que nada impide que se otorguen a unos condenados ciertas concesiones que no se confieren a otros, que no están en análoga situación. Al respecto, debo recordar que la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación referente a la garantía de igualdad ante la ley ha quedado plasmada cuando se refiere a “la igualdad de iguales en iguales circunstancias” (Fallos, 1999-III, p. 2346 y siguientes “Lufthansa Líneas Aéreas Alemanas c. Dirección Nacional de Migraciones” de octubre 5-1999; Fallos, 1999- III 2701- y siguientes, “D. de P.V., A, c, O, ch S/ impugnación de 61 paternidad” noviembre 1-1999), de modo tal que resulta imposible sostener la violación a la garantía invocada toda vez que no hay distingos en el universo de sujetos que revisten iguales calidades. Tampoco encuentro conculcado el principio de resocialización, toda vez que el condenado podrá lograr una paulatina atenuación de las restricciones inherentes a la pena, al obtener un cambio de sección o grupo dentro del establecimiento penitenciario o su traslado a otro (art. 14 de la ley de ejecución penal nacional 24.660). Eventualmente, la finalidad resocializadora del delincuente, es esencial más no excluyente, de la pena privativa de la libertad. Y aunque de la redacción del artículo 1º de la ley de ejecución penal nacional 24.660 surge que aquella ya no es esencial, sino única, la sanción de otras normas posteriores, modificatorias de la citada ley 24.660 (como el caso de la ley 25.948) ha relativizado claramente dicho propósito, introduciendo al régimen legal de fondo que rige la ejecución de las penas privativas de la libertad un componente inocuizador que no puede ser soslayado en la interpretación integral de ese cuerpo normativo (conf. Mahiques, Carlos Alberto y Grassi, Adrián Patricio, “La Prevención especial a la deriva, o una inconfesada vuelta a la incocuización” Revista Jurídica La Ley, Volumen 2007-F, págs.1322 a 1332). En virtud de lo expuesto, no se observa la concreta violación al bloque de constitucionalidad conformado por la Carta Magna y los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos incorporados por la reforma de 1.994, concretamente los arts. 18 y 75 inc. 22 de la C.N., 10 del P.I.D.C.y P., y 5 ap. 6to. de la C.A.D.H., requisito “sine qua non” para fulminar una norma con la sanción de máxima gravedad que prevé el ordenamiento jurídico. Es decir, la declaración de inconstitucionalidad sólo procederá cuando la repugnancia entre la norma en cuestión sea manifiesta, clara e indudable con el bloque legal antes mencionado, y nada de ello ha acontecido en el caso en estudio. Expuesto ello, y sin perjuicio de mi opinión en orden a la aplicación al caso de la Ley de Ejecución Penal Nacional 24.660 (ver mi voto in extenso en el Plenario citado a continuación) cabe dejar sentado que en el reciente Acuerdo Plenario de este Tribunal de Casación en causa nro. 63.610 caratulada “ALTAMIRANO, Facundo Ezequiel s/ Recurso de Casación”, del 04/11/2014, se estableció -con mi disidencia- que el régimen legal aplicable en materia de ejecución de las penas privativas de libertad es la Ley Provincial N° 12.256, en cuanto resulte más beneficioso para el condenado, que la Ley Marco Nº 24.660 del ordenamiento 62 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN nacional. En consecuencia, del cotejo de ambas legislaciones, en atención al instituto en trato, concluyo que corresponde la aplicación de la Ley de Ejecución Penal Nacional 24.660 por resultar más beneficiosa para el encausado, toda vez que bajo esa normativa el encausado podrá, abastecido el recaudo temporal, obtener el beneficio, mientras que bajo el amparo de la citada ley 12.256 a la obstante del artículo 100 cuarto párrafo apartado 2), se suma la calidad de reincidente que posee el penado (art. 104 de la ley 12.256). (sala cuarta causa N° 72.675 de este Tribunal, caratulada: "AMAYA, Germán Antonio s/ Recurso de Queja (art. 433 del CPP)”. 8/02/16).*La denegatoria apoyada en las actuaciones administrativas que registra el penado, las cuales debieron haber sido debidamente certificadas, como asimismo su problemática adictiva sin abordaje concreto: “…señalo que para acceder a las salidas transitorias se requiere cumplir con el requisito temporal, no poseer causa en el cual interese su detención, poseer conducta diez o el grado máximo de ser alcanzado según el tiempo de detención y, pronóstico favorable del departamento técnico criminológico de conformidad con lo establecido en el artículo 147 de la Ley 12.256 y 17 Ley 24.660. De esta manera a contramano de lo afirmado por los Sres. Camaristas, las circunstancias apuntadas en su decisorio, no obedecen a exigencias que puedan constituir en el caso en particular un valladar para el otorgamiento de las salidas transitorias y cambio de régimen dado que agregan requisitos no contemplados en la ley, excediendo el marco de las funciones que le son propias. En efecto, estimo que el argumento brindado por la Alzada en orden a que De Angeli Muñoz no ha realizado un cabal proceso reflexivo, el entorno poco continente y el consumo de sustancias psico-adictivas no puede resultar un obstáculo para la concesión de las salidas transitorias y cambio de régimen, máxime cuando nada impide que un eventual tratamiento por adicciones pueda llevarse a cabo dentro o fuera de la órbita del Servicio Penitenciario Provincial. Con ello, debo referir que Juan Marcelo De Angeli Muñoz se encuentra condenado a la pena de 3 años y seis meses de prisión, por resultar autor penalmente responsable del delito de portación ilegal de arma de guerra, pena que se 63 encuentra próxima a vencer (17/09/2016). Adviértase que el encausado de autos se halla en condiciones temporales de acceder al beneficio en trato, ostenta concepto bueno y conducta ejemplar diez, no registra sanciones disciplinarias, recibe visitas en forma semanal de su concubina e hijos, se desempeña en el sector de quintas de la Unidad nro. 42 de Florencio Varela, no presenta rasgos psicopáticos ni de impulsividad a destacar (v. fs. 49), asume responsabilidad por el hecho cometido (v. fs. 52), informes que si bien no resultan vinculantes, su apartamiento impone un parecer fundado, que, en el caso, en atención a las razones vertidas, no ha sido debidamente desvirtuado en el decisorio en crisis; agregando que, según se desprende de la lectura del presente legajo el encausado De Angeli se encuentra incorporado en un régimen abierto y usufructuando de salidas transitorias otorgadas por la Sra. Jueza de Ejecución con fecha 7/04/2015 (v.fs. 46). Por todo lo expuesto, la resolución por esta vía recurrida desconoce las previsiones de los artículos 100, 119, 133 de la Ley 12.256 en sintonía con la Ley 24.660; circunstancia ello que hace descalificable al pronunciamiento en crisis como acto jurisdiccional válido a tenor de lo dispuesto en el artículo 106 del Código Procesal Penal” Sala cuarta, causa N° 74.098 de este Tribunal, caratulada: "DE ANGELI MUÑOZ, Juan Marcelo s/Recurso de Casación" sentencia del 08 de marzo de 2016) *La denegatoria apoyada en ausencia actividades en la cárcel: “el hecho de que Varela no se encuentre desarrollando tareas laborales ni educativas, no constituyen impedimentos insalvables para conceder las salidas transitorias, máxime habiendo manifestado su intención de incorporarse al área laboral de la unidad carcelaria donde actualmente se aloja. Es que no puede achacársele al justiciable una falencia propia del Estado, particularmente del sistema penitenciario provincial, más aún cuando el aquí imputado se encuentra en lista de espera para trabajar, tal como ya se dijera. Con relación al posible conflicto adictivo que pesa sobre Varela, debo decir que la problemática a la adicción a las drogas tampoco resulta óbice a los fines de conceder la libertad, toda vez que dicho fundamento se contrapone en algún punto con la necesidad de que en el Estado de Derecho se castigue sólo a aquellos que por sus acciones afecten a bienes jurídicamente tutelados (Cfr. TCPBA, Sala II, c. 64 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN 50.552, rta. 5/7/2012). Así, el hecho de que el condenado padezca una adicción a los estupefacientes no impide que continúe su tratamiento para paliar dicho inconveniente extramuros, máxime frente al exiguo lapso en el que estará fuera de la unidad. Lo expuesto me lleva a señalar que la mayoría del órgano “a quo”, hizo una arbitraria interpretación del artículo 100 y 147 de la Ley 12.256 desde que se apartaron de los requisitos legales para la concesión del instituto en trato. De tal modo, el decisorio puesto en crisis resulta susceptible de la tacha de arbitrariedad y descalificable a tenor del art. 106 del C.P.P. por indebida fundamentación, en atención a que el encartado ha cumplido el requisito temporal, observado con regularidad los reglamentos carcelarios y cuenta con informes técnicos de la Dirección de la Unidad Carcelaria que le son favorables, dando así acabado cumplimiento a las normas legales aplicables al caso”. Causa N° 72.720 de este Tribunal, caratulada: “VARELA VARGES, Gastón Ezequiel o VARELA VERGES, Gastón o VARELA VARGEZ, Gastón Ezequiel s/ Recurso de Casación (02/02/16 Sala IV) *LIBERTAD CONDICIONAL denegatoria apoyada en proceso de unificación de penas pendiente la Cámara a quo en cuanto sostuvo que: “…el otorgamiento de la libertad mencionada es prematuro por hallarse en marcha el mecanismo de unificación que modificará, inevitablemente, el cómputo de pena y las fechas para gozar de la libertad condicional y asistida. Por todo ello, corresponde rechazar por improcedente el recurso de apelación articulado en relación al pedido liberatorio por prematuro. Se trae a discusión un instituto cuyos límites están condicionados al proceso de unificación puesto en marcha por el Ministerio Público Fiscal…”. (ver fs. 38/44). En atención a lo expuesto lo cierto es que la circunstancia de que se encuentre pendiente el proceso unificatorio no puede constituir un obstáculo para verificar el cumplimiento de los presupuestos del beneficio de la libertad condicional incoado y declarar, de corresponder su procedencia. (Sala cuarta: Causa N° 71.822 de este Tribunal, caratulada: "TOLEDO, Sebastián Martín s/ Recurso de Casación". 11/02/16) 65 *Denegatoria fundada en que la persona detenida “no trabajó” durante el encierro La ausencia de antecedentes laborales, a la que hacen alusión las resoluciones, tanto del juez de ejecución como la dictada por la Cámara, no puede ser endilgada a Martín Emiliano Aragay. Ya que en las mismas, se ha reconocido que esa ausencia de antecedentes laborales se debe a la carencia del pertinente cupo y se encuentra en lista de espera. Ahora bien, lo descripto no es posible atribuírselo al condenado, como tampoco el hecho de no contar con herramientas dirigidas a cumplir metas de resocialización. Sala Segunda causa Nº 75.591, caratulada “Aragay, Martín Emiliano s/habeas corpus” del 08/03/16.- *Denegatoria fundada en “ausencia de actividad educativa” y por “encontrarse régimen semiabierto de modalidad limitada”. Sentado ello, señalo que para acceder a la libertad condicional el código de fondo exige: 1) que se encuentre abastecido el requisito temporal; 2) que se hayan observado con regularidad los reglamentos carcelarios; 3) no ser reincidente; 4) que, habiéndole otorgado, no haya sido revocada y 5) previo informe de la dirección del establecimiento e informes de peritos favorables a su reinserción social (arts. 13, 14, 15 y 17 del C.P.). Por su parte, la última exigencia mencionada, también es requerida por el art. 28 de la ley 24.660. De esta manera, a contramano de lo afirmado por los Sres. Camaristas, las circunstancias apuntadas en su decisorio, no obedecen a exigencias que puedan constituir óbices para el otorgamiento de la libertad condicional, dado que agregan requisitos que la ley no prevé, excediendo en consecuencia el marco de las funciones que le son propias. En efecto, estimo que el argumento brindado por la Alzada en orden a que Córdoba no se encuentra realizando actividades culturales ni educativas, lo cual se traduce en falta de capitalización del tiempo de encierro, no puede resultar un obstáculo para la concesión del beneficio que se pretende, desde que el mismo art. 13 inc. 3 del C.P., permite sortear tal escollo al establecer como condición: “Adoptar en el plazo que el auto determine, oficio, arte, industria o 66 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN profesión, si no tuviere los medios propios de subsistencia”, máxime cuando el encartado se encuentra en lista de espera por falta de cupo para iniciar el 1º ciclo del nivel primario. Por otro lado se impone señalar que la ley no exige que el penado deba transitar un período mayor de tiempo en un régimen autogestivo, a fin de acceder a la libertad condicional, dado que los distintos regímenes penitenciarios no son necesariamente secuenciales, sino alternativos ( art. 6 de la ley 12.256). Cabe recordar que Martín Córdoba se encuentra detenido en forma interrumpida desde el 9 de abril de 2.013 habiendo sido condenado a la pena de 3 años y seis meses de prisión, accesorias legales y costas, por resultar coautor del delito robo agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa, en concurso real con portación ilegal de arma de fuego de uso civil, encontrándose próximo a agotar la totalidad de la pena impuesta el 8 de octubre de 2.016. Nótese que Córdoba se halla en condiciones temporales de acceder a la libertad condicional, registra conducta ejemplar (10), concepto bueno, no ha sido pasible de sanciones disciplinarias, se encuentra realizando tareas laborales en el sector quinta, desde hace más de un año no consume sustancias estupefacientes (marihuana y cocaína), ha adoptado una conducta reflexiva respecto al hecho por el cual se encuentra detenido (v. fs. 25/vta. del presente legajo) y cuenta con un dictamen conveniente por parte del Departamento Técnico Criminológico en orden a su inclusión al régimen peticionado ( ver fs. 21 del presente legajo), el cual si bien no resulta vinculante, su apartamiento impone un parecer fundado que, en el caso, en atención a las razones expuestas, no ha sido debidamente desvirtuado en el decisorio en crisis. Por lo tanto, la resolución recurrida desconoce las previsiones de las normativas que rigen el tópico -arts. 13, 14, 15 y 17 del C.P.- circunstancia que hace descalificable al pronunciamiento en crisis como acto jurisdiccional válido a tenor del art. 106 del C.P.P..- (sala cuarta del primero de los nombrados, para resolver en causa Nº 75.590 de este Tribunal, caratulada: “CORDOBA, Martín s/Hábeas Corpus”. 01/03/16).- *Denegatoria fundada en la necesidad de que “previamente se incluya a la persona detenida en un espacio terapéutico que le brinde contención para 67 resolver su problemática adictiva y la importancia de lograr un verdadero proceso reflexivo acerca de su accionar desajustado" “…lo expresado no se convierte en un obstáculo en si mismo, si se tiene en cuenta el resto de los extremos evaluados, de manera que las características de la conformación subjetiva del interno, de la forma en que fueron relevados no adquieren la entidad que se les asigna en el Estado Constitucional de Derecho por imperio del principio de reserva (art. 19 de la CN). A todo evento, nada impide la atención tratamental ambulatoria de orden psicológico, contingentemente inserta en las condiciones a imponerse (arts. 13 in fine y 27 bis del CP). Con respecto a sus posibilidades certeras de trabajo extramuros existe una alternativa de inclusión laboral a lo cual se aduna el acompañamiento que recibe de su núcleo familiar, extremos que auspician una positiva readaptación. De esta manera lo resuelto por la Cámara de Apelación y Garantías, tal como lo expresa el presentante, ha extralimitado los requisitos exigidos por el art. 13 CP en una interpretación extensiva reñida con el principio de legalidad, y por lo tanto no reúne las condiciones objetivas que hacen a la exigencia de fundamentación suficiente (art. 106 CPP)”. Sala Primera Causa N° 73.963 caratulada “OSORIO RODRIGO WENCESLAO S/RECURSO DE CASACION” del 15/03/16.*Denegatoria fundada en aspectos psicológicos y/o conductas adictivas: las consideraciones efectuadas sobre la falta de comprensión del causante en lo que respecta al hecho por el cual resultó condenado, desembocan claramente en un cuestionamiento de su propia persona y de sus mismísimos pensamientos, violándose el viejo axioma de cogitationis poenam nemo patitur, lo que redunda en una valoración negativa, a los efectos de la liberación anticipada, de la posición auto-exculpatoria del condenado. La alegada ausencia de autocrítica e incomprensión del daño causado por parte del condenado, debe observarse con énfasis, ya que al ser la libertad condicional, una parte trascendente del régimen de progresividad y una herramienta tendiente a socavar los efectos negativos del régimen carcelario, debe ser entendida como un beneficio al que pueden tener acceso todos los condenados que no proporcionen motivos para presumir fundadamente que incumplirán sus obligaciones durante esa etapa de la ejecución de la pena. 68 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN El pronunciamiento puesto en crisis se apoya en consideraciones que hacen a la propia calidad personal del condenado, excediendo el principio de reserva establecido en el art. 19 de nuestra Constitución Nacional, lo cual invalida, de por sí, los argumentos de la alzada local. La finalidad resocializadora que emana de los arts. 5.6 de la C.A.D.H y 10.3 del P.I.D.C.P no debe considerarse encaminada a que la persona regrese a la sociedad como un ser más elevado moralmente, sino tan sólo a brindarle las herramientas que le permitan en el futuro adecuar su comportamiento a ciertas normas que se estiman elementales para la convivencia. Una ejecución de la pena que aspire a algo más que a ofrecer esas posibilidades y exija de los internos, para la obtención de algún avance en el régimen de progresividad, no sólo su colaboración para el cumplimiento de las reglas impuestas, sino también una muestra de su conversión moral, además de fundarse en una errónea comprensión acerca de la relación que se debe dar entre individuo y Estado (art. 19, CN), debería para ello partir de la afirmación, ya desvirtuada por la sociología criminal y la psicología, de que la pena de encierro resocializa, cuando en realidad lo único que puede entenderse encaminado al logro de ese fin es el trato y las herramientas que se le brinden al condenado durante su estadía en prisión para que en el futuro pueda desenvolverse dentro de ciertos parámetros de comportamiento socialmente aceptables. En este esquema no importa demasiado cuál sea la perspectiva moral del condenado frente al delito, menos para desfavorecerlo, sino el análisis de los recursos de los que disponga, tanto internos como externos a él, para poder afrontar exitosamente las sucesivas etapas previstas para el cumplimiento de la pena. Por otro lado, en cuanto a la alegada necesidad de terapia vinculada a la problemática adictiva, a la par de que no se encuentra correctamente constatada, debe resaltarse que aun de existir la misma, no se observa impedimento alguno para que sea desarrollada en forma extramuros, pudiendo funcionar el tratamiento válidamente como una condición bajo la cual se conceda el beneficio (art. 13 inc. 6 del C.P). De hecho, la norma citada ut-supra expresa, con referencia al tratamiento, “que (se) acredite(n) su necesidad y eficacia de acuerdo al consejo de peritos”, dictamen que aún no existe, al menos en este legajo. 69 El punto más crítico sobre el cual se asienta la revocatoria dispuesta por la Cámara es sobre el cumplimiento regular de los reglamentos carcelarios y la posibilidad, en tal punto, de ponderar las sanciones disciplinarias que registra el condenado. En tal sentido, se observa que la Alzada local al pronunciarse sobre el tópico ha omitido rebatir los argumentos brindados por el juzgado de ejecución que llevaron a desestimar la posibilidad de evaluar las sanciones disciplinarias, incumpliendo el deber de fundamentación de los actos jurisdiccionales (art. 106 del C.P.P.). Sin perjuicio de ello, las circunstancias actuales de la causa, las cuales deben ser consideradas al momento de resolver, imponen casar el pronunciamiento de la alzada local. Se observa, por un lado, que Pérez viene cumpliendo con normalidad las condiciones compromisorias impuestas, con lo cual ha demostrado su adaptación al régimen de libertad condicional y, por otro, que la pena establecida se encuentra próxima a vencer (24 de septiembre de 2016). Sala Quinta, causa Nº 70.921, caratulada “PÉREZ AVILA LAUTARO ALBERTO S/ RECURSO DE CASACIÓN”. 26/11/15.- *DENEGATORIA APOYADA EN VALORACION ASPECTOS SUBJETIVOS DE LA PERSONA CONDENADA. Ahora bien, debe remarcarse, una vez más, que las razones que invoca el a quo, como obstativas de la procedencia de las salidas transitorias así como de la libertad condicional, resultan portadoras del vicio de la arbitrariedad, ello al ponderar ciertos aspectos subjetivos y psicológicos del encartado, para concluir en la confirmación del rechazo del los institutos liberatorios peticionados. El artículo 13 del digesto penal establece que el interno debe abastecer un requisito de orden temporal, cumplir regularmente con los reglamentos carcelarios, debe contar con el previo informe de la institución penitenciaria que realice una prognosis favorable de reinserción social, siendo dicho dictamen ilustrativo para el magistrado y, finalmente, no debe ser reincidente, esto último como elemento negativo para la plena satisfacción de los presupuestos legales que viabilicen el beneficio. Es decir, la mencionada disposición normativa establece que esos son los presupuestos legales para el otorgamiento de la soltura siendo que, por ejemplo, la posibilidad de realizar un tratamiento psicoterapéutico debe funcionar, en su caso, 70 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN como condición para el mantenimiento de la libertad, pero que no obsta a la concesión del beneficio. En este punto, cabe destacar lo señalado por la Perito Psicóloga Oficial de la Asesoría Pericial del Departamento Judicial Mercedes, Lic. Inés Nosa, en el dictamen que luce a fs. 14/15, en cuanto sostuvo que “La posibilidad de reinserción social en un medio ampliado, estaría condicionada a la presencia de mecanismos de control periódicos basados predominantemente en un apoyo socioambiental específico, y la realización de un tratamiento psicoterapéutico.” Entonces, no se observa impedimento alguno para que el interno se someta a determinados mecanismos de control periódicos y un tratamiento psicológico en forma extramuros, pudiendo funcionar como condiciones bajo los cuales se conceda el beneficio (art. 13 inc. 6 del C.P), pero no así como un presupuesto legal que el digesto penal no exige, lo cual finaliza desnaturalizando el instituto en trato. Vale recordar que la libertad condicional persigue, en su praxis, testear al condenado en su reingreso al medio libre, por lo que las circunstancias que alega el a quo como impedientes del beneficio pueden mediante la imposición de obligaciones funcionar como aspectos que alienten al encartado para que tenga la oportunidad de probar que puede encarar una vida libre, adecuando su conducta al derecho, lo cual facilitaría su readaptación al medio libre. Efectuadas estas aclaraciones, por otro lado cabe destacar la buena evolución intramural del condenado quien registra conducta ejemplar diez, se encuentra inserto sin inconvenientes en el programa casa por cárceles, desempeña tareas en el sector quintas extramuros y se encuentra cursando el 2do. Ciclo del nivel primario. Así las cosas, entiendo que el a quo, relativizó nuevamente la consideración de los mencionados aspectos positivos de la conducta desarrollada por Benítez intramuros. Asimismo la inconveniencia del otorgamiento de la libertad condicional dictaminada por el Departamento Técnico Criminológico del Servicio Penitenciario, que no es vinculante para el tribunal, aparece en el caso insuficientemente fundado, en tanto se apoyó en ciertos aspectos negativos del informe psicológico referidos a la falta de aceptación de la culpabilidad en el hecho por el que resultó condenado y a su “inestabilidad emocional”. En este esquema no es excluyente cuál sea la perspectiva moral del condenado 71 frente al delito, menos para desfavorecerlo, sino que debe prevalecer el análisis de los recursos de los que disponga, tanto internos como externos a él, para poder afrontar exitosamente las sucesivas etapas previstas para el cumplimiento de la pena. causa Nº 72.757 caratulada “BENITEZ JUAREZ RAUL ANTONIO S/ RECURSO DE CASACION” Sala V 01/03/16.*OTROS FUNDAMENTOS PARA DENEGAR: “no transitar espacios más autogestivos. Problemática adictiva”. En cuanto a la primera cuestión, se exige al condenado tramitar por espacios de mayor autogestión previamente al egreso anticipado, basando tal postulado en el principio de progresividad de la ejecución de la pena. Pero nuestro orden jurídico penal no exige al interno, para el acceso al instituto de la libertad condicional, estar incorporado a un régimen de asistencia o tratamiento específico. Al respecto el artículo 101 de la ley 12.256 expresa que: “Los grupos de admisión y seguimiento orientarán su tarea de acompañamiento a la preparación para el egreso de todos los condenados incorporados a cualquiera de los regímenes de la presente ley ante la proximidad de la concesión de la libertad condicional…”. Asimismo, el art. 13 del digesto penal destaca que el interno debe abastecer un requisito de orden temporal, cumplir regularmente con los reglamentos carcelarios, debe contar con el previo informe de la institución penitenciaria que realice una prognosis favorable de reinserción social, siendo dicho dictamen ilustrativo para el magistrado y, finalmente, no debe ser reincidente, esto último como elemento negativo para la plena satisfacción de los presupuestos legales que viabilicen el beneficio. En ese sentido, cabe destacar que no debe desfigurarse el principio de progresividad del art. 6 de la ley 24.660, concibiéndolo como un postulado axiomático que, llevado al extremo, implique soslayar la configuración en el caso de los presupuestos que deben cumplimentarse para la concesión de la liberación condicional, alegando requisitos de lege ferenda que, por lógica, no se encuentran contemplados en la normativa específica, es decir, de lege lata. Inclusive, del propio texto del art. 28 de la ley 24.660, el cual trata la libertad condicional, surge la remisión a la normativa del código penal, sin que se haga ninguna referencia expresa al previo tránsito por el régimen de mayor autogestión. Si bien coincido en que previo a concederse al interno la posibilidad de cumplir la 72 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN pena en libertad resulta conveniente que transite por las distintas etapas que ofrece el Servicio Penitenciario dentro del régimen de la ejecución de la pena, conforme al principio de progresividad, para tener una evaluación más precisa de su comportamiento a medida que accede a espacios de mayor autogestión, donde se le otorgan las herramientas que le servirán para desenvolverse en sociedad, y como pasos previos a otorgársele la libertad, evitando que no se verifique un cambio abrupto de las circunstancias que conforman el contexto del condenado y facilitando la reinserción del mismo a la sociedad, tal proceder deberá ser adecuado a las circunstancias concretas del caso bajo estudio. En tal sentido, se verifica que Escurra fue condenado a la pena única de dos años y ocho meses de prisión, la cual vencerá el día 15 de junio de 2016. Conforme el monto de pena impuesta, Escurra se encuentra en condiciones legales de acceder a la libertad condicional luego de haber cumplido 8 meses de prisión. Tal posibilidad contemplada por el propio legislador, da la pauta de que el principio de progresividad debe ser analizado de forma conexa con el fin de reinserción, y en virtud de las circunstancias particulares del caso, otorgarle mayor flexibilidad al cumplimiento paulatino de la pena, considerando a la libertad condicional como un medio para el fin resocializador. La estructuración de la ejecución progresiva de la pena no debe conducir a que, justamente, su deseable cumplimiento paulatino conlleve a adoptar medidas y decisiones que, lejos de colaborar con la reinserción social, en todo caso se muestren como obstáculos para la misma (art. 5.6 de la C.A.D.H). En tal inteligencia, el art. 7 de la ley 24.660 se estatuye como una norma que tiende a evitar dicha indeseable consecuencia, pues la circunstancia de que “el condenado (pueda) ser promovido excepcionalmente a cualquier fase del período de tratamiento que mejor se adecue a sus condiciones personales, de acuerdo con los resultados de los estudios técnico-criminológicos y mediante resolución fundada de la autoridad competente” hace, justamente, a evitar un formalismo pétreo, una estructuración rígida de la ejecución penal que conlleve, en la praxis, a obstaculizar el declarado fin resocializador de la pena. Por último, la adicción referenciada como motivo obstante para la concesión del beneficio por el juzgado de ejecución penal encuentra su acreditación en las declaraciones del propio Escurra, ante la inexistencia de otro medio probatorio, fuente de prueba que también hace alusión al cesamiento de tal conducta, por lo 73 que la valoración del mismo medio de prueba a los efectos de la existencia de una posible adicción, sin dar razones para descartar su cese, no reviste los caracteres de objetiva imparcialidad. Más allá de su comprobación, la alegada conveniencia de que el interno sea incluido en dispositivos tratamentales idóneos tendiente al tratamiento de sus desajustes adictivos y psicológicos debe resaltarse que no se observa impedimento alguno para que los mismos sean desarrollados en forma extramuros, pudiendo funcionar los tratamientos válidamente como condiciones bajo los cuales se conceda el beneficio (art. 13 inc. 6 del C.P). Por otro lado cabe destacar la buena evolución intramural del condenado, considerando su conducta ejemplar (10) y concepto bueno, no registrando ninguna sanción disciplinaria, la circunstancia de encontrarse incorporado al área educativa y espera cupo para el área laboral, así como el dictamen de conveniencia confeccionado por el Servicio Penitenciario Bonaerense. Realizando un análisis completo de su situación, considero que el interno Escurra ha cumplido con los presupuestos previstos por el art. 13 del C.P, resultando pertinente incluir al penado en el régimen requerido, máxime teniendo en cuenta la fecha de vencimiento de la pena (15 de junio de 2016), por lo que corresponde, por imperio del principio de progresividad, conceder su libertad condicional. Sala Quinta causa Nº 76.177,caratulada “ESCURRA GASTON MAXIMILIANO S/ HABEAS CORPUS”. 17/03/16.en sentido similar: necesidad de espacio mayor autogestión previo a la libertad “ambas instancias departamentales coincidieron en la inviabilidad de la solicitud incoada, ya que previamente debe evaluarse el tránsito de Fasce dentro de un régimen de mayor autogestión, tal el semiabierto modalidad amplia. De este modo se obviaron de modo irrazonable todos los datos positivos emergentes del cúmulo de informes favorables emitidos por la autoridad carcelaria en pos de exigir del solicitante una ejemplaridad única que socava sus posibilidades de acceder a una libertad anticipada y le impone un significativo lapso de tratamiento penitenciario. Cuando la ley 12256 establece que la modalidad de ejecución del encierro será "alternativa y no necesariamente secuencial", ello deberá tener mayor gravitación en el caso de penas de corta duración. 74 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Sin desconocer que los informes criminológicos labrados por la autoridad carcelaria no resultan en modo alguno vinculantes para el tribunal, que deberá juzgarlos a la luz de un análisis integral de las conductas y características personales sin verse limitado por las conclusiones que aquéllos arrojen, en la oportunidad valoro que los jueces de grado se apartaron de modo acrítico de sus conclusiones. En esa medida acierta el recurrente cuando reflexiona que se agregaron aspectos por fuera de la manda del art. 13 del CP, al exigir que el penado permanezca un determinado tiempo (inespecificado) alojado en un régimen autogestivo para de este modo poder acceder a la siguiente modalidad. De seguirse esta recomendación, lo capcioso del sistema redundará de seguro en perjuicio de Fasce que deberá transitar el tiempo total de su pena prisionizado, sin atisbos de progresividad en su caso específico. El instituto de la libertad condicional no importa una concesión graciosa de la jurisdicción, sino un derecho reconocido en la legislación de fondo inserto explícitamente en el programa progresivo de tratamiento penitenciario y sujeto a taxativos requisitos legales que de cumplimentarse habilitan la obtención de la libertad anticipada”. Sala 1 Causa N° 75588 caratulada “FASCE RUBEN OSVALDO S/ HABEAS CORPUS”, del día 25/02/16.“Dos resultan ser los pilares argumentales por los cuales la alzada local confirmó el rechazo de la libertad condicional de Gómez: a) su previo tránsito paulatino por espacios más laxos a fin de observar su comportamiento y adaptación, de conformidad con el principio de progresividad; y b) la falta de capitalización del tiempo en encierro, al no haber aprovechado las herramientas educativas y laborales brindadas. Cabe señalar que la presunta problemática adictiva no fue valorada por la Alzada en virtud de que la profesional actuante no estimó necesario su abordaje. En cuanto a la primera cuestión, se exige al condenado tramitar por espacios de mayor autogestión previamente al egreso anticipado, basando tal postulado en el principio de progresividad de la ejecución de la pena. Pero nuestro orden jurídico penal no exige al interno, para el acceso al instituto de la libertad condicional, estar incorporado a un régimen de asistencia o tratamiento 75 específico. En cuanto a la circunstancia de que el condenado aun no ha sido incorporado a los dispositivos educativos y laborales, debe destacarse que el interno ha recalcado su deseo de trabajar en la Unidad, limitándose la autoridad penitenciaria a recalcar esta decisión en sus informes y la falta de cupo a tales fines. En segundo lugar, si bien es cierto que le fue ofrecida a Gómez la posibilidad de desarrollar actividades desde el área educacional, tal circunstancia no puede funcionar como impedimento para otorgar la libertad condicional En igual sentido, debe observarse con respecto a esta última cuestión, vinculada a la loable posibilidad de trabajar, que bien debe funcionar, en todo caso, como condición bajo la cual se supedite el acceso al beneficio de liberación anticipada, pero no así como presupuesto legal que el digesto penal no exige. Del informe social surge la posibilidad de trabajar en una fabrica perteneciente a unos amigos por lo cual bien esta circunstancia se viabiliza como un presupuesto fáctico que otorga mayores elementos para el positivo acceso al beneficio, conforme a las condiciones que eventualmente se impongan, en consonancia con el art. 13 inc. 3 del C.P. Por último, la adicción referenciada como motivo obstante para la concesión del beneficio por el juzgado de ejecución penal encuentra su acreditación en las declaraciones del propio Gómez, ante la inexistencia de otro medio probatorio, fuente de prueba que también hace alusión al cesamiento de tal conducta, por lo que la valoración del mismo medio de prueba a los efectos de la existencia de una posible adicción, sin dar razones para descartar su cese, no reviste los caracteres de objetiva imparcialidad. Más allá de su comprobación, la alegada conveniencia de que el interno sea incluido en dispositivos tratamentales idóneos tendiente al tratamiento de sus desajustes adictivos y psicológicos debe resaltarse que no se observa impedimento alguno para que los mismos sean desarrollados en forma extramuros, pudiendo funcionar los tratamientos válidamente como condiciones bajo los cuales se conceda el beneficio (art. 13 inc. 6 del C.P) desde que estas últimas cuestiones, vinculadas a la probable necesidad de tratamiento terapéutico y a la loable posibilidad de trabajar deben funcionar, en todo caso, como condiciones bajo las cuales se supedite la continuidad del beneficio de liberación anticipada. Por otro lado cabe destacar la buena evolución intramural del condenado, considerando su conducta muy buena (7), máximo alcanzado por su reciente 76 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN ingreso, y concepto bueno, no registrando ninguna sanción disciplinaria, así como el dictamen de conveniencia confeccionado por el Servicio Penitenciario Bonaerense. Realizando un análisis completo de su situación, considero que el interno Gómez ha cumplido con los presupuestos previstos por el art. 13 del C.P, resultando pertinente incluir al penado en el régimen requerido, máxime teniendo en cuenta la fecha de vencimiento de la pena, por lo que corresponde, por imperio del principio de progresividad, conceder su libertad condicional. Sala Quinta. causa Nº 74.698, caratulada “GÓMEZ GABRIEL GASTON S/ HABEAS CORPUS”. 15/12/15. *Objetivación desmedida de la sanción disciplinaria.Debe remarcarse que las razones que invoca el a quo, como obstativas de la procedencia de la libertad condicional, resultan portadoras del vicio de la arbitrariedad, ello al objetivar en forma desmedida la sanción disciplinaria impuesta con fecha 10/04/2013 por el secuestro de un elemento punzo-cortante, lo cual amerita ingresar al tratamiento del fondo de la cuestión, a fin de preservar el derecho de defensa en juicio del encartado, configurándose, así también, una clara cuestión federal (art. 18 de la Constitución Nacional, 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 15 de la Constitución Provincial, 14 de la ley 48 y 1 del C.P.P.). Debo decir, en cuanto a la existencia de la sanción invocada por la Cámara, si bien se halla vigente y reviste gravedad, difícilmente pueda considerarse por esa sola circunstancia el cumplimiento irregular de los reglamentos carcelarios. Es que confirmar dicho juicio del a quo llevaría a la necesaria conclusión de que aquellos internos que han incurrido alguna vez en este tipo de faltas son sujetos incapaces de acatar pautas. En efecto, el “cumplimiento regular” no ha de entenderse como expresión equivalente a “cumplimiento óptimo”, es decir, aquél que se produce sin falla alguna, lo cual es lo que exige la alzada, al considerar impediente solo una sanción disciplinaria en tal sentido. Cumple regularmente con la reglamentación carcelaria quien lo hace en forma normal, ordinaria o aceptable, siendo posible, conforme a la observación de la realidad, que los internos hayan padecido alguna sanción en su iter vital 77 intramural, lo cual no podría aparejar, per se, la desconfiguración automática del citado presupuesto del art. 13 del C.P., sin una previa evaluación de la naturaleza de la infracción y de su incidencia en el pronóstico final tras relacionarla con el progreso y los logros alcanzados por el interno en su vida carcelaria, máxime cuando ciertas propensiones pueden controlarse mediante la imposición de obligaciones en el sentido expresamente previsto en el art. 13 del C.P. Tal ha sido el criterio de esta Sala en la causa nro. 65.562 (“Galiano”), entre otras. Unido esto último con la característica humana de la autodeterminación, no hay porqué objetivar la existencia de dicha falta sin tener presente los demás elementos conductuales a valorar, a saber: conducta ejemplar 9, concepto bueno, está incluido en el régimen abierto bajo el programa casas por cárceles, desempeña tareas laborales, está inscripto con cupo estudiantil para cursar estudios en el establecimiento y asistió a cursos de chacinados y electrónica. La libertad condicional persigue, en su praxis, testear al imputado en su reingreso al medio libre, por lo que las circunstancias que alega el a quo como impedientes del beneficio, más bien, deben funcionar como aspectos que alienten al encartado para que tenga la oportunidad de probar que puede encarar una vida libre, adecuando su conducta al derecho, lo cual facilitaría su readaptación al medio libre. Así las cosas, entiendo que el a quo, relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Churruca Mazza intramuros frente a una única sanción disciplinaria que, si bien reviste gravedad, resulta ser de vieja data, no habiendo constancia de la comisión de una nueva infracción en los últimos dos años. Sala V causa Nº 71.962 caratulada “CHURRUCA MAZZA GERMAN ALBERTO S/ RECURSO DE CASACION”; del 11/02/16. *Sanción disciplinaria en otro periodo de encierro La existencia de una sanción vigente de otro período de detención, de quien viene condenado a la pena única de tres años de prisión, cumplidos los requisitos temporales previstos por el artículo 13 del Código Penal, incluido en tareas laborales y educativas en su período de detención, contando con un entorno familiar receptivo y continente, dentro de las circunstancias actuales de la causa al día de la fecha se encuentra a derecho y no se afirma el incumplimiento de las obligaciones impuestas-, tornan justa la libertad condicional otorgada por la Juez de Ejecución. (Sala 3 causa N°74.472 caratulada “Arrighi López, Jonathan Carlos s/ 78 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN recurso de casación”, 24/02/16).sanción antigua data. Seguridad de la sociedad Por otro lado, esa protección reclamada por la sociedad no puede traducirse en el castigo al culpable ante la imposibilidad de deshacer las consecuencias de un delito ya cometido. Concluyo que poner la mira para la concesión de estos beneficios en el cumplimiento objetivo de la ley, sin tener en cuenta la realidad en la que cada persona resulta inserta y de la cual es expresión todo su comportamiento, transformaría el decurso penitenciario en una mera intervención de seguridad para la sociedad y custodia de quienes delinquen. Por ello, fundar la negativa de la concesión del beneficio en sanciones de antigua data, cuando por otro lado surge que los aspectos positivos evidenciados por Correa, se han sostenido desde entonces hasta la fecha, fundamentalmente en lo conductual, posee conducta ejemplar diez, concepto bueno, dictamen conveniente y aprovecha los espacios tratamentales laborales y educativo, a lo que se agrega un buen informe socioambiental, a la par que contrario a derecho, sería iatrogénico a la finalidad de la progresión de la reinserción buscada por la pena y en incumplimiento a lo establecido por los artículos 18 y 75 inciso 22º de la Constitución Nacional, 10 inciso 3º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 5.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. (Sala Tercera causa número 72.182 caratulada “Correa, Gisela Belén s/ recurso de casación” del 02/02/16).*Progresividad no secuencial Con respecto a al fundamento de la Cámara de Apelaciones de que el encartado pueda consolidarse en el régimen al que recientemente ha sido incorporado, debo coincidir con la defensa en que la norma en cita no ha fijado como presupuesto de otorgamiento que el imputado deba esta incorporado en un régimen abierto o semiabierto, ni que previo a su libertad haya transitado todos los regimenes de la pena. Y si lo que se pretendiera es que el imputado continúe afianzándose en las dispositivos tratamentales en los que se encuentran incorporado, dicha circunstancia encuentra respuesta en la expresa letra del ya citado art. 13 inc. 6 del plexo sustantivo, cuando se establece la posibilidad de que el juzgador fije 79 condiciones razonables para gozar del beneficio libertario, siendo que la posibilidad realizar actividades superadoras como adoptar oficio o asistir a la escolaridad deben funcionar, en su caso, como condiciones para el mantenimiento de la libertad, pero que no obstan a la concesión del beneficio. Justamente como viene sosteniendo esta alzada en causa Nº 56.067 caratulada “ZABALA CARRIZO JUAN MANUEL S/ RECURSO DE CASACION” Reg. Sent. N°262 de fecha 02/07/2013 -entre otras-, la libertad condicional aparece como un paso necesario a los efectos de preservar adecuadamente el principio de progresividad (art. 6 de la ley 24.660), el cual no debe ser menoscabado con la invocación de razones meramente dogmáticas afectándose la debida ejecución penal. Así las cosas, entiendo que el a quo, relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Altamirano intramuros (conducta ejemplar 10, concepto bueno, sin registros de sanciones disciplinarias vigentes, se encuentra incorporado al área laboral y educativa dentro de la unidad). La ausente fundamentación que se vislumbra en la resolución permite corroborar la arbitrariedad del resolutorio, que se traduce en un vicio no subsanable de la sentencia. Es menester que todo tribunal motive adecuadamente sus sentencias (art. 106 del cuaderno adjetivo), lo cual no hace únicamente al requisito de autosuficiencia de las mismas, sino también a la exposición de los fundamentos por los cuales se pronuncia el derecho aplicable, ello permite a la parte interesada argumentar correctamente sus impugnaciones, pues sin la exposición suficiente de los motivos, todo recurso judicial sería incompleto, porque su base de conocimiento (la sentencia) resulta deficitaria.(sala Quinta causa Nº 74.934, caratulada “ALTAMIRANO PEREZ DIEGO SEBASTIAN S/ HABEAS CORPUS”. Del 22/12/15).*Rechazo de pedidos liberatorios por poseer antecedentes en el uso de sustancias psico-activas, situación que lo llevó a delinquir, y haber rechazado el tratamiento propuesto a tales efectos; b) no encontrarse inscripto en el área educacional, habiendo rechazado el ofrecimiento; y c) la falta de una propuesta laboral concreta para el momento de su egreso. “debo coincidir con la defensa en cuanto que la alegada adicción a estupefacientes encuentra su fuente en las propias expresiones de Medina vertidas en el informe psicológico. En tal sentido, del informe obrante a fs. 8 se desprende que “ubica el móvil de su 80 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN inicio en la comisión de actividades delictivas (en) la falta de una incorporación laboral estable que le permitiera obtener los ingresos necesarios para su familia, destacando la presencia de problemáticas de salud en el seno de la misma, que dificultaban aún más la economía. Paralelamente al inicio del sostenimiento de actividades delictivas ubica el inicio del consumo de sustancias psicoactivas (marihuana exclusivamente), adicción que refiere superada bajo la sola intermediación de su detención presente”. Por otra parte, del informe de fs. 43 de fecha 3 de junio de 2015 se expresa que “acerca del consumo de drogas dice ser una problemática superada habiendo realizado tratamiento específico en un C.P.A.”. En tal sentido, la adicción referenciada como motivo obstante para la concesión del beneficio encuentra su acreditación en las declaraciones de Medina, ante la inexistencia de otro medio probatorio, fuente de prueba que, como bien ha referenciado la Defensa, también hace alusión al cesamiento de tal conducta y la concurrencia a un C.P.A. a dichos efectos, por lo que la valoración del mismo medio de prueba a los efectos de la existencia de una posible adicción, sin dar razones para descartar su cese, no reviste los caracteres de objetiva y racional. Más allá de su comprobación, la alegada conveniencia de que el interno sea incluido en dispositivos tratamentales idóneos tendiente al tratamiento de sus desajustes adictivos y psicológicos debe resaltarse que no se observa impedimento alguno para que los mismos sean desarrollados en forma extramuros, pudiendo funcionar los tratamientos válidamente como condiciones bajo los cuales se conceda el beneficio (art. 13 inc. 6 del C.P) pero no así como presupuestos legales que el digesto penal no exige, lo cual finaliza desnaturalizando el instituto en trato. En segundo lugar, si bien es cierto que le fue ofrecida a Medina la posibilidad de desarrollar actividades desde el área educacional siendo rechazada, tal circunstancia no puede funcionar como impedimento para otorgar la libertad condicional, más cuando el condenado ha desarrollado actividades desde el área laboral, lo que demuestra capitalización del tiempo de encierro. Por último, en relación a la propuesta laboral Medina ha manifestado la posibilidad de trabajar junto a su padre de albañil. En igual sentido, debe observarse con respecto a esta última cuestión, vinculada a la loable posibilidad de trabajar, que bien debe funcionar, en todo caso, como 81 condición bajo la cual se supedite el acceso al beneficio de liberación anticipada, pero no así como presupuesto legal que el digesto penal no exige. Sentado lo anterior, el art. 13 del digesto penal destaca que el interno debe abastecer un requisito de orden temporal, cumplir regularmente con los reglamentos carcelarios, debe contar con el previo informe de la institución penitenciaria que realice una prognosis favorable de reinserción social, siendo dicho dictamen ilustrativo para el magistrado y, finalmente, no debe ser reincidente, esto último como elemento negativo para la plena satisfacción de los presupuestos legales que viabilicen el beneficio. En tal sentido, se verifica que Medina fue condenado a la pena de tres años y seis meses, la cual vencerá el día 13 de junio de 2016, encontrándose en condiciones legales de acceder a la libertad condicional. Por otro lado cabe destacar la buena evolución intramuros del condenado, considerando su conducta ejemplar, concepto bueno, no registrando ninguna sanción disciplinaria y su desempeño en el área laboral. Asimismo, si bien el Servicio Penitenciario se ha pronunciado por la inconveniencia del otorgamiento de la libertad condicional, debe entenderse que tal oposición tuvo su fundamento en el rechazo de la oportunidad educacional brindada, ya que con fecha 30 de diciembre de 2014, tal autoridad administrativa se había pronunciado por la conveniencia del otorgamiento de la libertad asistida, siendo la única variación de su situación institucional, aspecto éste sobre el cual me expedí previamente. Por último, el condenado no reviste la condición de reincidente. En consecuencia, realizando un análisis completo de su situación, considero que el interno Medina ha cumplido con los presupuestos previstos por el art. 13 del C.P, resultando pertinente incluir al penado en el régimen requerido, máxime teniendo en cuenta la fecha de vencimiento de la pena, por lo que corresponde, por imperio del principio de progresividad, conceder la libertad condicional al condenado. Sala quinta causa Nº 74.347, caratulada “MEDINA PATEL JONATAN JAVIER S/ HABEAS CORPUS”. 01/12/15.*Informe ambiental: ausencia de medios igual a encierro permanente “no hay porqué objetivar la existencia de no tener supuestamente un escenario de contención suficiente sin tener presente los demás elementos conductuales a 82 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN valorar. Caso contrario toda persona de escaso recurso se encontraría destinado a su encierro permanente. Así las cosas, entiendo que el a quo, relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Axson intramuros (incorporación en espacios tratamentales como el trabajo y educación así como la opinión favorable vertida por el Departamento Técnico Criminológico). Además, y en atención a las referencias hechas en torno al informe de referido por el Perito Asistente Social que señalado y referenciado por el a quo, coincido con lo expuesto por mi colega de Sala, Dr. Celesia, en tanto “…La posición del condenado en relación con la conducta que se le atribuye… ni siquiera involucra en el caso una postura moral o ética acerca de las desvaloraciones que contiene la ley de fondo, desde que lo único que ha hecho es negar haber cometido el delito, alternativa que, por otra parte, no podría descartarse de modo absoluto sin desconocer el componente formal que permite distinguir, en términos estrictos, la verdad procesal de la verdad material o sustantiva” (T.C.P. Sala II, C. 43.745 “C., A. M s/ Hábeas Corpus”, Reg. Sent.N° 1359 de fecha 30/09/2010). Sala Quinta causa Nº 73.233 caratulada “AXSON ADRIAN GERMAN S/ RECURSO DE CASACION”. Del 03/03/16.*Cumplimiento regular de los reglamentos carcelarios. Sanciones de antigua data y problemática adictiva Con respecto al resto de las sanciones valoradas, de fechas 04/07/11, 20/07/2011 y 07/08/11, lo cierto es que al momento de resolver la Cámara de Apelaciones las mismas eran de antigua data y actualmente no se encuentran vigentes. Confirmar este juicio del a quo llevaría a la necesaria conclusión con respecto a la supuesta problemática adictiva del imputado, lo cierto es que dichas potenciales falencias del condenado encuentran respuesta en la expresa letra del ya citado art. 13 inc. 6 del plexo sustantivo, cuando se establece la posibilidad de que el juzgador fije condiciones razonables para gozar del beneficio libertario. Y en efecto el Sr. Juez de Ejecución lo tuvo en cuenta al imponerle las pertinentes reglas de conducta (Sala quinta causa Nº 70.768, caratulada “LOPEZ RODRIGUEZ DANIEL S/ RECURSO DE CASACION” del 26/11/15) 83 *Sanciones antigua data Por ello, fundar la negativa de la concesión del beneficio en dos sanciones vigentes –la última de ellas en el mes de septiembre del 2011-, cuando por otro lado surge su buen comportamiento en los últimos tres años, con conducta ejemplar diez, concepto bueno, habiendo realizado trabajos en Micro Granja y biblioteca, e interesado en la continuidad de sus estudios universitarios, a la par que contrario a derecho, sería iatrogénico a la finalidad de la progresión de la reinserción buscada por la pena y en incumplimiento a lo establecido por los artículos 18 y 75 inciso 22° de la Constitución Nacional, 10 inciso 3º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 5.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Sala Tercera causa número 72.425 caratulada “Ojeda Ortiz, Antonio David s/ recurso de casación” 02/02/16.*Denegatoria por características de su personalidad, señaladas en los informes psicológico y social, como así también reparos en cuanto a quienes brindarán un marco de contención en caso de lograr su egreso. Por otro lado, el Tribunal a quo argumentó que no se ha practicado en autos un exhaustivo informe socio-ambiental en el domicilio donde proyecta residir el penado, el cual determine el grado de contención que puede tener Suárez en el medio libre y las posibilidad física de acogerlo, ello en atención a los elementos de cautela expresados en el informe social. Sentado lo anterior, las críticas referentes a la falta de comprensión del causante en lo que respecta al hecho por el cual resultó condenado, desembocan claramente en un cuestionamiento de su propia persona y de sus mismísimos pensamientos, violándose el viejo axioma de cogitationis poenam nemo patitur, lo que redunda en una valoración negativa, a los efectos de la liberación anticipada, de la posición auto-exculpatoria del condenado. La alegada ausencia de autocrítica e incomprensión del daño causado por parte del condenado, debe observarse con énfasis, ya que al ser la libertad condicional, una parte trascendente del régimen de progresividad y una herramienta tendiente a socavar los efectos negativos del régimen carcelario, debe ser entendida como un beneficio al que pueden tener acceso todos los condenados que no proporcionen motivos para presumir fundadamente que incumplirán sus obligaciones durante esa etapa de la ejecución de la pena. 84 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN El pronunciamiento puesto en crisis se apoya en consideraciones que hacen a la propia calidad personal del condenado, excediendo el principio de reserva establecido en el art. 19 de nuestra Constitución Nacional, lo cual invalida, de por sí, los argumentos de la alzada local. La finalidad resocializadora que emana de los arts. 5.6 de la C.A.D.H y 10.3 del P.I.D.C.P no debe considerarse excluyentemente encaminada a que la persona regrese a la sociedad como un ser más elevado moralmente, sino tan sólo a brindarle las herramientas que le permitan en el futuro adecuar su comportamiento a ciertas normas que se estiman elementales para la convivencia. Una ejecución de la pena que aspire a algo más que a ofrecer esas posibilidades y exija de los internos, para la obtención de algún avance en el régimen de progresividad, no sólo su colaboración para el cumplimiento de las reglas impuestas, sino también una muestra de su conversión moral, además de fundarse en una errónea comprensión acerca de la relación que se debe dar entre individuo y Estado (art. 19, CN), debería para ello partir de la afirmación, ya desvirtuada por la sociología criminal y la psicología, de que la pena de encierro resocializa, cuando en realidad lo único que puede entenderse encaminado al logro de ese fin es el trato y las herramientas que se le brinden al condenado durante su estadía en prisión para que en el futuro pueda desenvolverse dentro de ciertos parámetros de comportamiento socialmente aceptables. En este esquema no es excluyente cuál sea la perspectiva moral del condenado frente al delito, menos para desfavorecerlo, sino que debe prevalecer el análisis de los recursos de los que disponga, tanto internos como externos a él, para poder afrontar exitosamente las sucesivas etapas previstas para el cumplimiento de la pena. Asimismo, en cuanto a la alegada necesidad de terapia, no se observa impedimento alguno para que sea desarrollada en forma extramuros, pudiendo funcionar el tratamiento válidamente como una condición bajo la cual se conceda el beneficio (art. 13 inc. 6 del C.P). Por otro lado, del informe social puesto crisis se vislumbra que habiendo mantenido la licenciada en trabajo social Vanesa Soledad Vanzato comunicación telefónica con Ruth Morgante, hija del señor Gustavo Morgante, amigo del condenado que recibiría en su domicilio al beneficiario, fue informada que todo el grupo familiar tendría una excelente relación con Suárez a quien conocen desde hace años, no 85 teniendo inconveniente alguno en recibirlo en su hogar, como así que tienen conocimiento de su causa y que ayudaran y contendrán afectivamente al encausado. A partir de lo relatado, concluye la profesional que “el grupo familiar del Sr. Gustavo Morgante se encuentra dispuesto a ofrecerle contención desde el plano afectivo, brindándole además su acompañamiento constante en la vivienda de detención que afronta. Por otro lado, no se observa interés por intentar supervisar normativamente, confiando en el supuesto buen comportamiento que el detenido desarrollará, a pesar de conocer al mismo desde escaso tiempo e ignorar varios aspectos de su historia vital. Como reserva, debe destacarse la presencia de menores de corta edad en el hogar, atento a los antecedentes del causante… se estima que dependerá esencialmente del nombrado la opción de adoptar una alternativa de vida libre de conflictos, adaptada a la normalidad vigente”. De lo expuesto, se observa que, más allá de ciertas reserva referenciadas respecto de la confianza depositada por el grupo familiar receptor en el futuro compartimiento de Suárez y la presencia de menores en el hogar, las cuales quedan sujetas a la actitud a asumir por el nombrado, el beneficiario recibiría contención y acompañamiento en el domicilio ofrecido, lo que se vislumbra como un aspecto positivo que, sumado a la situación del condenado obtenida durante su detención en la Unidad Penitenciaria, en cuanto que obtuvo la prognosis de conveniencia emitida por el Servicio Penitenciario de acceder al beneficio peticionado, registra una conducta ejemplar diez (10) y concepto bueno por parte de las autoridades, sin presentar sanciones disciplinarias, se encuentra realizando tareas de mantenimiento de la Pastoral Penitenciaria y cursando el ciclo lectivo respectivo, y la proximidad del vencimiento de la pena impuesta (23/7/17) me convencen de que el interno satisfizo los requisitos para acceder al beneficio peticionado. Sobre esa base, entiendo que los argumentos vertidos por el a quo para denegar el beneficio peticionado no resultan suficientes y se alejan de los requisitos legalmente establecidos. (Sala Quinta, causa Nº 75.966, caratulada “SUAREZ BALTAZAR ORLANDO S/ HABEAS CORPUS” 03/03716). *Denegatoria apoyada en la problemática adictiva Es legítima la resolución de la Juez de Ejecución que sostiene que el incuso ha alcanzado los elementos necesarios en pos de una reinserción social exitosa, con 86 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN fundamento en que cuenta con conducta 10 ejemplar, en la falta de sanciones disciplinarias, en el aprovechamiento de los espacios tratamentales, la contención familiar y el dictamen de los profesionales del Servicio Penitenciario, superando los reparos a su problemática adictiva, al disponer su evaluación por peritos en la materia, ordenando su tratamiento en caso de que sea merituado como necesario. Sala tercera 69.286 caratulada “Torres Nuovo, Oscar Rubén s/ recurso de casación” 02/02/16.*LIBERTAD ASISTIDA validez constitucional art 104 ley 12.256 Se trata, a mi modo de ver, de una responsabilidad compartida entre la Nación y las provincias respecto de una etapa en la que se mezclan de un modo inseparable cuestiones sustantivas y de carácter instrumental, combinación que se requiere forzosamente para brindar a las personas que sufren el castigo estatal un trato humanitario, que sólo se puede determinar en base a la evaluación personalizada de sus necesidades en el caso concreto. Desde esta perspectiva, toda medida que adopten tanto el gobierno nacional como las provincias para dotar de mayor flexibilidad al régimen de progresividad, contribuye mejor al cumplimiento de sus responsabilidades, que en el caso son compartidas. Esta solución no resulta incompatible con los principios de legalidad e igualdad a los que ya se hiciera referencia, al menos si se los entiende como exigencias previstas a favor de las personas y no como instituciones morales superiores a ellas. En este sentido, considero que los principios y derechos consagrados en nuestra Constitución Nacional deben ser interpretados de la misma manera progresiva en que lo establece para sus propias cláusulas la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 29.b). Concluyo, por estas razones, que no debe reputarse inconstitucional la decisión de la provincia de Buenos Aires de introducir mayores beneficios que la ley 24.660 al flexibilizar los requisitos temporales para el otorgamiento del instituto de la libertad asistida. En la medida en que ello importe conferir a las autoridades de aplicación una alternativa más para el cumplimiento de los fines constitucionalmente asignados a la ejecución de la pena, sin desnaturalizarla, y hallándose comprometida en esta 87 tarea no sólo la responsabilidad de la Nación, sino también la de las provincias, considero que lo más adecuado es tolerar la coexistencia de ambos regímenes, dentro de los límites en los que tales legislaciones se pueden combinar sin alterar, por vía. interpretativa, sus respectivas disposiciones. Sala Quinta 02/02/16 causa Nº 72.621, caratulada “FERNÁNDEZ PABLO ANDRES S/ RECURSO DE CASACION”. *Reiteración hechos delictivos. Conclusiones informe psicológico. “entiendo en primer lugar que la Cámara relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Acevedo intramuros (conducta ejemplar 10, concepto bueno, sin registros de sanciones disciplinarias vigentes y la opinión favorable vertida por el Departamento Técnico Criminológico). Asimismo, ninguno de los motivos invocados por el a quo se muestran como indicadores para un rechazo del beneficio del art. 104 de la ley 12.256, ya que las potenciales falencias del condenado encuentran respuesta en la expresa letra del art. 106 de la misma ley, cuando se establece la posibilidad de que el juzgador fije condiciones razonables para gozar del beneficio libertario. Con respecto a las reservas hechas sobre ciertos factores de índole subjetivo del causante, lo cierto es que no necesariamente encuentran su justo andamiaje en el rechazo del beneficio en trato. Nótese que, justamente, la libertad asistida persigue, en su praxis, testear al imputado en su reingreso al medio libre, por lo que las circunstancias que alega el a quo como impedientes del beneficio, más bien, deben funcionar como aspectos que alienten a la liberación, a fin de que el encartado tenga la oportunidad de probar que puede encarar una vida libre, adecuando su conducta al derecho vigente, máxime siendo posible que enfrente su especial problemática fuera del ámbito penitenciario, lo cual facilita su readaptación al medio libre. Vale recordar que la resocialización, reforma o readaptación social, proclamadas como meta de la ejecución de la pena en los diversos textos de nuestro derecho vigente (arts. 4 y 5, ley 12.256, 1, ley 24.660, 5.6, CADH y 10.3, PIDCP), es un proceso que debe orientarse a la legalidad y no a la moralidad. Esta finalidad no tiene que estar encaminada a que la persona regrese a la sociedad como un ser más elevado moralmente, sino que tan sólo a brindarle las herramientas que le permiten en el futuro adecuar su comportamiento a ciertas normas que se estiman elementales para la convivencia”. 88 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Sala Quinta causa Nº 72.291 caratulada “ACEVEDO TORRES EDUARDO S/ RECURSO DE CASACION”. Del 16/02/16.*Denegatoria de (LIBERTAD ASISTIDA, SALIDAS TRANSITORIAS Y REGIMEN ABIERTO) alegando fundamentalmente que no se evidencia de parte del imputado ninguna capitalización positiva de los espacios tratamentales, déficit que no se revela de menor entidad desde que no resulta ser ésta su primera experiencia al respecto. Asimismo valoró el informe psicológico, que daría cuenta de la persistencia en el condenado de ciertos indicadores que aún obstan asumir en su composición endopersonal atenuadas sus dificultades para motivarse en la norma, en tanto en el mismo se expresa: “se observa un sujeto que no dimensiona los efectos producidos a partir de su accionar, minimizando los mismos…”.Se constata la arbitrariedad de la sentencia, toda vez que los motivos invocados por el a quo no se muestran como indicadores para un rechazo del beneficio del art. 54 de la ley 24.660, ya que dichas potenciales falencias del condenado encuentran respuesta en la expresa letra del art. 55 de la ley de mención, cuando se establece la posibilidad de que el juzgador fije condiciones razonables para gozar del beneficio libertario como desempeñar un trabajo, oficio o profesión o adquirir los conocimientos necesarios para ello. En efecto, la norma en cita no hace otra cosa que permitir el egreso anticipado del condenado, allí cuando se observen cumplidos los requisitos del instituto, es más expresamente se establece que: “…El juez de ejecución o juez competente podrá denegar la incorporación del condenado a este régimen sólo excepcionalmente y cuando considere, por resolución fundada, que el egreso puede constituir un grave riesgo para el condenado o para sociedad.” Asimismo no corresponde achacarle al imputado la falta de cupo en la unidad para que el mismo pudiera incorporarse a las diferentes herramientas tratamentales. Con respecto a las reservas hechas sobre ciertos factores de índole subjetivo del causante, lo cierto es que no necesariamente encuentran su justo andamiaje en el rechazo del beneficio en trato. Nótese que, justamente, la libertad asistida persigue, en su praxis, testear al imputado en su reingreso al medio libre, por lo que las circunstancias que alega el a quo como impedientes del beneficio, más bien, deben funcionar como aspectos 89 que alienten a la liberación, a fin de que el encartado tenga la oportunidad de probar que puede encarar una vida libre, adecuando su conducta al derecho vigente, máxime siendo posible que enfrente su especial problemática fuera del ámbito penitenciario, lo cual facilita su readaptación al medio libre. Así las cosas, entiendo que el a quo, relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Chauque intramuros (conducta ejemplar 10, concepto bueno sin registros de sanciones disciplinarias, y la opinión favorable vertida por el Departamento Técnico Criminológico). En tal inteligencia, la resolución resulta apartarse de la normativa vigente (art. 54 de la ley 24.660), con lo cual cabe calificarla de arbitraria, debiendo ser reparada en esta instancia. (Sala Quinta causa Nº 74.699, caratulada “CHAUQUE JORGE ALFREDO S/ HABEAS CORPUS”. 15/12/15) *Informe inconveniente: apoyado en conclusiones del informe psicológico De la resolución puesta en crisis se advierte que los señores Camaristas que por mayoría revocaron la decisión del Juez de Ejecución, coincidieron con los fundamentos llevados por el apelante. Para revocar la concesión de la libertad asistida se consideró que el departamento técnico criminológico del servicio penitenciario provincial aconsejó la inconveniencia de otorgar la libertad asistida. Particularmente se meritó el informe psicológico realizado, las manifestaciones que hizo el penado y lo plasmado por la perito psicóloga en cuanto a que indicó que "si bien se dijo arrepentido por lo cometido, a partir de sus derivaciones, no se avizora de sus dichos un proceso revisor en profundidad ni dilema ético en torno a sus actos, que permita entrever un posicionamiento diferente a futuro". Los señores Camaristas también objetaron que si bien el penado manifestó que podría trabajar en actividades gastronómicas junto a sus amigos o en el municipio de Marcos Paz, al que accedería por medio de un vecino, no brinda mayores datos como para poder confirmar dicha propuesta. Tal como fue analizado por el Juez de Ejecución, Travieso cumple con el requisito temporal exigido para acceder al beneficio de la libertad asistida (art. 104 de la ley 12.256). Conforme se verifica del informe de fojas 13/14 del legajo, la calificación del penado es ejemplar (9) y su concepto regular. Al respecto el Juez de grado indicó que el 26.09.2014 revocó y dejó sin efecto la sanción disciplinaria motivada en el suceso del día 15.05.2014. El Juez de Ejecución meritó que Travieso se insertó de manera muy satisfactoria en el ámbito educativo, cursando 1° año del nivel secundario, manteniendo muy buena relación con docentes y alumnos. Se valoró 90 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN que desarrolló actividades deportivas y recreativas con motivación e interés. Concluyó que dichas actitudes evidencian capitalización de su tiempo de encierro y aprovechamiento de los espacios tratamentales, como también la observancia de los reglamentos carcelarios. También se valoró que Travieso cuenta con acompañamiento familiar, y que su madre estaría dispuesta a recibirlo y que el encartado no se encuentra incorporado al área laboral por falta de cupo. El Juez de Ejecución se apartó de la conclusión desfavorable del departamento técnico criminológico, empero dio una explicación razonada de su parecer (art. 105 de la ley 12.256). Encuentro que las consideraciones efectuadas por la mayoría de la Alzada departamental no resultan suficientes para modificar el temperamento adoptado por el Juez de Ejecución. Con relación a la falta de una propuesta laboral concreta, cumplo en indicar que alcanza para ingresar el régimen de libertad asistida, que se le imponga al penado la obligación de procurarse un trabajo (art. 106 de la ley 12.256). Ello fue lo que ajustadamente se indicó en el resolutivo de la sentencia del 23.12.2014 -apartado 3-, con las consecuencias propias que el incumplimiento conlleva. Con relación a la valoración del informe psicológico al que hice referencia párrafos arriba, corresponde aquí recordar que la libertad asistida es una forma de cumplimiento de la pena que implica afirmar el carácter resocializador de su ejecución, y que la readaptación no importa lograr la modificación de la personalidad del condenado, sino permitirle su reintegro al medio, previo a haberle ofrecido las herramientas necesarias a los efectos de disminuir su nivel de vulnerabilidad al sistema penal y por ende, evitar su constante prisionización (causa nro. 45.713 de esta Sala, caratulada "Gómez Bazán, Roberto Oscar s/ recurso de casación" sentencia del 10/08/2011 rto. n° 988 del voto del Juez Celesia). Por ello, la sola referencia a las manifestaciones vertidas en el marco de una entrevista psicológica, sin un análisis profundo y armónico del resto de las constancias que dan cuenta del desarrollo intra muros del penado, no permiten avizorar la resocialización, reforma o readaptación social del encartado. Por lo demás, dicha meta en la ejecución de la pena, configura un proceso que debe orientarse a la legalidad y no a la moralidad. Toda petición vinculada con la libertad de un condenado, por imperio del principio resocializador que debe caracterizar al encierro, demanda del órgano jurisdiccional 91 una especial atención e interés al tiempo de rechazar, como en el supuesto que aquí se analiza, la concesión del beneficio pretendido por la defensa (causa nro. 45.713 de esta Sala antes mencionada). Entonces, los obstáculos aducidos por el tribunal a quo, así analizados, no configuran impedimentos suficientes para revocar la libertad asistida solicitada, quedando en consecuencia la resolución atacada sin adecuada fundamentación. Sala Segunda. causa Nº 71.092 caratulada “Travieso Pereyra, Daniel Ezequiel s/recurso de casación”. Del 29/12/15.*Falta proyecto laboral más allá del informe conveniente del SPB En el caso, el requisito temporal para el ejercicio del derecho se encuentra cumplido pues Mendoza se halla detenido desde el 17 de noviembre de 2012, habiendo sido condenado a la pena de tres años y diez meses de prisión, accesorias legales y costas por hallarlo coautor del delito de robo calificado por el empleo de arma de fuego en grado de conato y tenencia ilegal de arma de guerra, la que, conforme el cómputo practicado, vencerá el día 16 de septiembre de 2016 (fs.4 y vta.). Con relación a la observancia con regularidad de los reglamentos carcelarios, es decir las pautas que determina la ley de ejecución para la disciplina carcelaria (en el caso, la Ley 12.256), corresponde destacar que depende exclusivamente de una valoración jurisdiccional, por lo que los organismos administrativos informan e ilustran con sus informes, pero quien valora la gravedad de las infracciones es el Juez. En tal sentido, destaco que el condenado Mendoza no registra sanción disciplinaria alguna, por lo que concluyo que ha observado con regularidad los reglamentos carcelarios. Por todo lo expuesto, habrá de ser descalificado como acto jurisdiccional válido, la resolución cuestionada pues se apartó del dictamen criminológico y demás circunstancias favorables (evolución actitudinal, anotado en lista de espera en el área laboral, concepto muy bueno y conducta ejemplar con calificación 10, estudia y cuenta con adecuada contención familiar), sobre la base de una argumentación insuficiente contrariando lo dispuesto por los artículos 13 del C.P., y arts. 101 y c.c. de la Ley 12.256. En el caso se ha prescindido de aplicar las normas indicadas, circunstancia que 92 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN torna aplicable la doctrina de la arbitrariedad, en tanto consagra una interpretación de las normas con relación a las circunstancias del caso en términos que equivalen a su prescindencia, lo que autoriza a revisar lo resuelto (cf. Fallos 310:2114, 311:948, 315:672 y 324:547). Sala Sexta causa N° 72.109 caratulada: “Mendoza, Julio Alberto s/Recurso de Casación 09/12/15.*Libertad denegada por prohibición del art 100 (ley 12.256) en razón del delito cometido: defensor plantea inconstitucionalidad de la norma Entiendo que la resolución de la Cámara merece ser casada, aunque por motivos distintos a los que la parte esgrime. El estudio de la norma aplicable amerita acudir a lo resuelto en el Acuerdo Plenario de este Tribunal de Casación emitido el 4 de noviembre de 2014 en la causa N° 63.610 caratulada “Altamirano, Facundo Ezequiel s/ Recurso de Casación” en que por voto mayoritario se concluyó que el régimen legal aplicable en materia de ejecución de las penas privativas de libertad es la Ley Provincial N° 12.256, en cuanto resulte más beneficioso, para el condenado, que la ley marco N° 24.660 del ordenamiento nacional. En el caso –entonces- analizadas las mandas que se vinculan con el instituto cuya aplicación se reclama corresponde efectuar un examen de la cuestionada y el texto del art. 56 bis de la ley 24.660, más precisamente en este último caso su inciso 2. Conforme emerge del informe de actuario que antecede, Juan Carlos Calderón fue condenado por el Tribunal en lo Criminal N° 1 del departamento judicial Junín, por sentencia del 14 de junio de 2011, a la pena de nueve años de prisión, accesorias legales y costas, en razón de haber sido hallado autor penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado en los términos del art. 122 en relación al art. 119 inc. 3 del CP texto anterior a la reforma de la ley 25.087, en reiteradas oportunidades en concurso real. En dicho contexto aparece regulando la temática de modo más favorable al condenado, la norma nacional. Así las cosas, la denegatoria que la Alzada no se ha pronunciado respecto del pedido de libertad asistida de acuerdo al marco del ordenamiento jurídico aplicable (marco normativo debido: Ley 24.660). 93 Son entonces cuestiones abstractas aquellas que podrían elucubrarse bajo leyes no aplicables, tales como en este asunto lo sería el tema de la validez constitucional del art. 100 de la ley 12.256, ahora irrelevante. Sala segunda número 74.536 interpuesto en favor de Juan Carlos CALDERON 15/12/15. *SALIDAS TRANSITORIAS. Ausencia informe ambiental: error en el juicio. En su pronunciamiento de fs. 1/2, la alzada departamental basó su decisión denegatoria de las salidas transitorias argumentando que si bien Carabajal ha capitalizado el tiempo de encierro, toda vez que se desempeña laboralmente y cuenta con estudios primarios, “…lo cierto es que no obra en el legajo un informe socioambiental en el domicilio aportado por aquel donde usufructuaría las salidas transitorias en caso de acceder a las mismas.” En tal sentido, concluyó que “Tal informe resulta esencial a los fines de certificar la existencia del domicilio en cuestión; si el grupo conviviente del lugar está dispuesto a recibirlo y a brindarle la contención necesaria que lo ayude en su proceso de resociabilización, como así también para reforzar los vínculos en el afuera.” Ahora bien, considero que tal motivo invocado por el a quo no se muestra como un indicador para concluir en el rechazo del instituto previsto por los arts. 146 y 147 de la ley 12.256. En efecto, las normas en cita no hacen otra cosa que permitir las salidas transitorias del condenado, allí cuando se observen cumplidos los requisitos objetivos y subjetivos del instituto, en este caso: la configuración del requisito temporal, encontrarse dentro de un régimen semiabierto modalidad amplia, no tener causa abierta donde interese su detención, poseer conducta ejemplar o el grado máximo susceptible de ser alcanzado según el tiempo de detención. Surge de las presentes actuaciones que Carabajal registra calificación de conducta 10 y concepto ejemplar, no registrando sanciones disciplinarias, desempeña tareas laborales y educativas. Asimismo se advierte que no obstante existir una decisión jurisdiccional que concedió el acceso del encartado al régimen abierto lo cierto es que, por razones ajenas al nombrado, se encuentra inserto aún en un régimen cerrado. Pues bien, cumpliendo Carabajal con todos los presupuestos legales para el otorgamiento del beneficio en trato, la Cámara ha supeditado la procedencia del mismo al cumplimiento de requerimientos que no están contemplados en el orden 94 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN sustantivo, configurándose así un error in judicando que amerita la casación del pronunciamiento. Coincidiré con la recurrente en cuanto arguyó que la ausencia de un informe socioambiental en el domicilio oportunamente aportado (motivo principal por el cual se confirmó la resolución de primera instancia), constituye un defecto procedimental que no puede ser atribuido a la conducta procesal desarrollada por el encartado o su defensa, debiendo haber sido subsanado por el a quo previo a dictar el pronunciamiento atacado. Sala Quinta. causa Nº 71.933 caratulada “Carabajal, Daniel Dolores s/ Recurso de Queja (art. 433 C.P.P.)”. 04/04/16.*Denegatoria apoyada en el lapso de tiempo que el causante totaliza cautelado y la lejanía temporal para encontrarse tempestivamente en condiciones de acceder a una libertad anticipada, llevan a concluir que, en el caso particular el interno deberá acceder a los institutos más autogestivos, permisivos y en definitiva, liberatorios, en forma paulatina: Pues bien, ninguno de los motivos invocados por el a quo se muestran como indicadores para un rechazo del beneficio de los arts. 146 y 147 de la ley 12.256, las normas en cita no hacen otra cosa que permitir las salidas transitorias del condenado, allí cuando se observen cumplidos los requisitos objetivos y subjetivos del instituto, en este caso: la configuración del requisito temporal, encontrarse dentro de un régimen semiabierto modalidad amplia, no tener causa abierta donde interese su detención, poseer conducta ejemplar o el grado máximo susceptible de ser alcanzado según el tiempo de detención. He de coincidir con la defensa en que los plurales indicios favorables esbozados en los respectivos informes con respecto a Gómez Rojas, no condicen con el pronóstico de desfavorabilidad emitido, únicamente fundado en el extenso tiempo de condena que aún le resta por cumplir y en cierta postura irreflexiva o autocrítica respecto del hecho por el que fuera condenado. Los informes del organismo técnico criminológico resultan orientativos para el magistrado y deben ser juzgados a la luz de un examen de razonabilidad. Surge de las presentes actuaciones que el encartado posee una conducta ejemplar 10, concepto bueno, no registra sanciones computables al día de la fecha, se encuentra incorporado en espacios tratamentales dentro del área laboral y 95 educativa, y está incluido en un régimen abierto. Así las cosas, entiendo que el a quo, relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Gómez Rojas intramuros. Cumpliendo Gómez Rojas con todos los presupuestos legales para el otorgamiento del beneficio en trato, la Cámara ha exigido al imputado el cumplimiento de requerimientos que no están contemplados en el orden sustantivo para la concesión de las salidas transitorias, configurándose así un error in judicando que amerita la casación del pronunciamiento. Sala Quinta causa Nº 71.450 caratulada “Gómez Rojas, Humberto s/ Recurso de Queja 02/02/16.*Denegatoria fundada entre otros motivos en las “reincidencias” El voto mayoritario de la Sala II de la Cámara de Apelación y Garantías del Departamento Judicial San Martín expresó si bien las faltas disciplinarias achacadas a Carranza referidas por el Ministerio Público Fiscal han caducado en sus efectos, “…su carácter de reincidente en cuanto a la falta de capitalización de experiencias punitivas previas, y a un mayor ajuste en su tratamiento penitenciario, (en virtud al fracaso anterior)…” En primer lugar, del juego armónico de los arts. 16, 17 ley 24.660 y art. 100 de la ley 12.256 que regulan el instituto de las salidas transitorias a nivel nacional y provincial respectivamente, y a la luz del principio de progresividad que debe regir en materia de ejecución de la pena privativa de la libertad (art. 6, Ley 24.660), no surge que la circunstancia de que el condenado sea reincidente constituya un obstáculo para su concesión o ampliación. Por otro lado, considero que la Cámara relativizó la consideración de los aspectos positivos de la conducta desarrollada por Carranza Gómez intramuros. En efecto, de la lectura de la resolución dictada por el Juzgado de Ejecución Penal N° 2 -que oportunamente había hecho lugar a la ampliación de salidas transitorias- (fs. 27/32) surge que el nombrado, además de registrar una conducta Ejemplar (10) y concepto bueno, “…se encuentra cumpliendo satisfactoriamente las salidas transitorias a las que fuera incluido en su oportunidad, presentándose en los horarios que fueran estipulados, sin registrar actualmente ninguna anomalía en el goce de las mismas y demostrando compromiso y responsabilidad…” Debe agregarse también que el penado se desempeña laboralmente en el casino de oficiales, para la empresa de catering “Cook Master” con un correcto desempeño y 96 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN se encuentra cursando el tercer año del nivel secundario además de haber participado en distintos cursos de capacitación. Pues bien, advierto que en el caso la ampliación de las salidas transitorias que viene usufructuando correctamente Carranza Gómez aparecen como un paso necesario a los efectos de preservar adecuadamente el principio de progresividad (art. 6 de la ley 24.660), el cual no debe ser menoscabado con la invocación de razones meramente dogmáticas o extralegales sin afectarse la debida ejecución penal. Sala Quinta causa Nº 71.255, caratulada “CARRANZA GOMEZ MIGUEL ANGEL S/ RECURSO DE CASACION”. 15/12/15.*Denegatoria apoyada en dos sanciones disciplinaras como consecuencia de incurrir en faltas de carácter grave con fecha 21/01/14 y el haber cometido el 8/10/08 el delito que se le enrostra en los presentes actuados, esto es robo agravado por el uso de arma, mientras se hallaba gozando del beneficio de libertad asistida en el marco de un otro proceso. Las circunstancia invocada por la Cámara referente a poseer Pascuale dos sanciones disciplinarias como consecuencia de haber incurrido en faltas de carácter grave con fecha 21/01/14, no puede constituir por sí misma un óbice para la concesión del beneficio en trato, por lo menos para esta primer aproximación con el medio libre como lo es el instituto de las salidas transitorias, más aún si como en el caso las mismas no incidieron en la calificación de la conducta que recayera sobre el nombrado. Por lo demás, tiene especial gravitación para definir la cuestión que la Alzada no explicó de qué manera las referidas sanciones logran neutralizar los elementos antes ponderados. Expuesto ello cabe destacar que en el régimen de progresividad, a medida que se avanza en el mismo, las exigencias requeridas para acceder a los diversos institutos y beneficios van en aumento, con lo cual las sanciones disciplinarias -en los términos indicados supra- que constituyen un óbice a los efectos de ser incluido en un régimen de libertad condicional o asistida, en el caso no lo es a los fines de obtener una primera aproximación al medio libre como serían las salidas transitorias. 97 Dicho esto resta que me expida respecto de la otra circunstancia que fue valorada por la Cámara a quo, junto a la reseñada ut supra, para arribar a la conclusión aquí cuestionada. Y en esta línea debo manifestar que merituar una circunstancia de tan vieja data como ser el hecho de haber cometido el encausado con fecha 8/10/08 el delito de robo agravado por el uso de arma mientras se hallaba gozando del beneficio de libertad asistida en el marco de un proceso anterior, es contrario al principio de progresividad que ha de infundir la ejecución de la pena, siempre en función de la resocialización que constituye el fin último de su ejecución conforme la normativa de jerarquía constitucional en la materia, máxime cuando, como en el caso, la Cámara no ha explicado razonablemente porqué Pascuale no es pasible de confianza a pesar de los avances evidenciados. Por lo tanto, la resolución recurrida desconoce las previsiones de la Ley de Ejecución Penal Nacional 24.660 (arts. 15, 16 y 17), en sintonía con los artículos 146 -y su remisión a los arts. 100 y 133- y 147 de la Ley de Ejecución Penal Provincial n° 12.256, circunstancia que hace descalificable al pronunciamiento en crisis, en ese punto, como acto jurisdiccional válido a tenor del art. 106 del C.P.P. Sala Cuarta causa N° 72.962 de este Tribunal, caratulada: "PASCUALE, Matías Nicolás s/ Recurso de Casación". 04/02/16. *Denegatoria fundada en el hecho que el condenado de autos se encuentra inserto en un régimen cerrado modalidad moderada lo cual constituye un óbice para la promoción del beneficio intentado. el hecho de encontrarse el joven alojado en un régimen cerrado modalidad moderada, resulta –en función del principio de progresividad de la pena- prematura la concesión de las salidas transitorias peticionadas y, si bien el tránsito por los distintos regímenes no es necesariamente secuencial, conviene que el incuso vaya afianzando paulatinamente las herramientas que incorpore a través de los distintos espacios tratamentales en los que sea incluido, que se desarrolle en un régimen de mayor autogestión, del que se encuentra alojado (régimen cerrado) para luego con el tiempo pueda ponderarse si está en condiciones de acceder al beneficio peticionado, debiendo profundizar el tratamiento resocializador del que es objeto. A ello debo agregar que, el detenido Pereyra no cuenta con un dictamen favorable del Departamento Técnico Criminológico el cual exprese la conveniencia y efecto beneficioso que puedan tener las salidas para el futuro personal, familiar y social del encartado de autos (conf. artículo 17 de la Ley 24.660), el cual si bien 98 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN no resulta vinculante para el órgano jurisdiccional, no se advierte en el sub lite una debida fundamentación que permita apartarse del mismo. Por lo expuesto lo decidido por el “a quo” es un apartamiento flagrante del texto de la ley, resultando insoslayable la estricta observancia de los requisitos contenidos en la misma. (Sala Cuarta causa N° 72.706 de este Tribunal, caratulada: “PEREYRA, Claudio Ariel s/ Recurso de Queja interpuesto por Fiscal General (art. 433 CPP) del 17/03/16) *EXCARCELACIONES en TIEMPO DE LIBERTAD CONDICIONAL Siendo este el único óbice que se levanta en contra del pedimento de la defensa, la situación planteada presenta semejanza valorativa con la resuelta por esta Sala en la causa N° 35.985 “Gómez, Néstor Hugo s/recurso de casación” cuya doctrina judicial resulta aplicable al caso. Se sostuvo allí que “El instituto de la excarcelación en tiempo de libertad condicional es uno de los supuestos legales en que se reglamenta el principio de proporcionalidad en materia de prisión preventiva, según el cual resultaría irrazonable que por una infracción penal hipotética el imputado sufra más durante el procedimiento que con la pena que eventualmente le corresponda, de allí que se disponga excarcelar al acusado cuando el monto de la condena -no firme- y demás condiciones permitirían la aplicación del art. 13 de la ley de fondo si aquél tuviera la condición de penado (art. 169 inc. 10 del rito). A esta altura el núcleo de la cuestión reside en dirimir si la idea de que la excarcelación será procedente cuando sea posible asegurar que el imputado estando en libertad se someterá al proceso y a la eventual sanción que se le pueda aplicar si es condenado, mantiene su vigencia en el supuesto precedentemente señalado, en otras palabras, si resulta ajustado a derecho otorgarle a los peligros procesales de fuga y entorpecimiento eficacia restrictiva de la excarcelación cuando lo es en los términos de la libertad condicional mediando el dictado de una sentencia -no firme- que impone una pena determinada.” Eso mismo ocurre en el sub examine por lo que “Para resolver se debe partir de la premisa de que el encarcelamiento preventivo nunca puede ser más gravoso que la posible pena a aplicarse en caso de condena. El Código Penal adopta en el art. 13 el instituto de la libertad condicional como una 99 forma morigerada de cumplimentar las últimas fases ejecutivas de la pena, por lo cual toda vez que se imponga antes de la condena firme un encierro que, adquirido tal estado, no se impondría en virtud de encontrarse abastecidas aquellas condiciones necesarias para otorgar la libertad anticipada (requisito temporal y cumplimiento regular de los reglamentos carcelarios) se estará vulnerando mediante el encarcelamiento preventivo el espíritu de la institución de trato.” Es por ello que aquí también se impone que “…la interpretación que de la normativa procesal se haga debe ser abordada procurando no desvirtuar las finalidades que inspiran los institutos sustantivos, y es por ello que resulta absurdo exigirle a quien aún conserva el estado de inocencia por haber articulado los remedios que la ley le ofrece para impugnar un pronunciamiento que estima injusto, además del cumplimiento de los requisitos demandados por el art. 13 del Código Penal, que justifique que aquellos peligros que su probable conducta pudiera generar para la actuación de la ley penal se hallan en el caso neutralizados. Y sobra decir que ello es así no sólo porque de otra manera se agravan las condiciones de quien es aún inocente con relación a aquellos que por encontrarse firme la sentencia condenatoria dictada en su contra han abandonado ese estado (C.N. 16), sino que también, como lo ha señalado el recurrente, que el imputado sea liberado una vez que el fallo deviene firme, cuando los peligros procesales pierden virtualidad, implica un contrasentido jurídico que no puede tener cabida en la sistemática del juicio previo (C.N. 18). A partir de allí no puede ser soslayado que aceptar una distinta interpretación indirectamente importaría restringir el libre ejercicio de las facultades recursivas del procesado, al quedar expuesto ante la disyuntiva de procurar su inocencia o, al menos, un monto de pena menor a la aplicada, o de precipitar su libertad renunciando a la garantía de la doble instancia, y como el legítimo ejercicio de una herramienta de garantía nunca puede redundar en un perjuicio para quien la actúa, no otra exégesis que la propuesta en este voto resulta ajustada a derecho. Recapitulando, en mérito a la restrictiva interpretación que merece toda disposición legal que coarte la libertad personal, no será legítimo esgrimir la existencia de los peligros procesales de fuga o entorpecimiento para denegar la aplicación del beneficio excarcelatorio en tiempos de la libertad condicional, cuando la sentencia no firme imponga una pena que permita su obtención y concurrieran las demás condiciones necesarias para acordarla”. A la luz de lo dicho, la situación sometida a nuestra consideración resulta 100 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN valorativamente análoga, pues frente al supuesto de excarcelación en términos de la libertad asistida, se vuelven a enarbolar la existencia de peligros procesales –a esta altura con el juicio sustanciado, y sentencias no firmes de primera y segunda instancia, resumidos en la posibilidad de fuga- que en marcada desproporción, llevaron a las instancias anteriores a mantener la restricción cautelar de la libertad del imputado. Y ello al solo fin de garantizar el cumplimiento de una pena que, cuando adquiera su condición jurídica de tal, permitiría que el condenado agote aquella en libertad. Es por ello que constituyendo éste el único argumento que se levantó contra la excarcelación solicitada, su descalificación casatoria deja sin fundamentos a la decisión aquí atacada. SALA SEGUNDA 08/03/16 causa Nº 73.992, caratulada “Escobar, Mauro Adrián s/recurso de casación. *SALIDAS LABORALES: procesados. Recaudos inexigibles Surge de las presentes actuaciones que con fecha 31 de marzo de 2011 la Cámara de Apelaciones y Garantías del Departamento Judicial San Nicolás –en el marco del incidente n° 1743- otorgó a Basualdo salidas periódicas por el término de 72 horas mensuales bajo la tuición de su concubina y/o de su hermana y, el día 4 de abril de 2012, autorizó al encartado a gozar de sus salidas bajo palabra de honor (incidente n° 1928). Asimismo, en fecha 14 de marzo de 2013, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 Departamental decidió ampliar las salidas de que gozaba Basualdo a 48 horas quincenales, bajo palabra de honor (incidente n° 2190). Por último, el día 12 de diciembre de 2013 se concedió al causante una nueva ampliación de la morigeración otorgándole salidas por un plazo superior a las 72 horas quincenales autorizándolo –en fecha 29 de abril de 2014- a usufructuarlas en el domicilio de su hermana sito en la ciudad de Baradero. Se advierte, entonces, que las instancias locales han considerado reiteradamente que Basualdo resulta merecedor de distintos beneficios tendientes a atenuar los efectos de la prisionización cautelar que viene sufriendo desde hace más de 13 años. Surge, también, que el nombrado lleva casi cinco años cumpliendo con las salidas oportunamente otorgadas por el Tribunal en lo Criminal y por la Cámara. 101 Pues bien, teniendo en consideración que la última resolución dictada con relación a la morigeración de la prisión preventiva de Basualdo data de abril de 2014, que el nombrado ha demostrado responsabilidad al momento de cumplir con las salidas periódicas concedidas por los mencionados organismos jurisdiccionales, ello sumado a la excelente conducta que registra de acuerdo al informe de Vigilancia y Tratamiento y a la circunstancia de que aún ostenta la calidad de procesado, entiendo que resulta pertinente continuar profundizando el proceso de atenuación de la coerción que han iniciado las instancias locales, máxime teniendo en cuenta las concretas posibilidades laborales aducidas por la Defensa. Debe ponderarse también que Basualdo lleva más de 13 años en prisión preventiva, es decir que se encuentra a dos años de cumplir con el requisito temporal para acceder a los regímenes de semilibertad que permiten a los condenados trabajar fuera de los establecimientos penitenciarios sin supervisión continua, en iguales condiciones a las de la vida libre (art. 23 de la ley 24.660, en relación al art. 17 del mismo ordenamiento normativo). Tampoco debe perderse de vista que además de ser un derecho consagrado constitucionalmente, el trabajo resulta ser una herramienta muy importante con que cuentan las personas privadas de su libertad tendiente a socavar los efectos negativos del encierro carcelario. Desde una óptica constitucional, la presunción de inocencia de la que aún goza Basualdo, no puede verse menoscabada por indebidos requerimientos sustantivos, sólo evaluables -en principio- para situaciones de condena consolidada, es decir para supuestos de libertad en la faz ejecutiva (Art. 497 y subsiguientes del C.P.P.). En efecto, a los fines de merituar la posible atenuación de la coerción del imputado –v.g. mediante salidas laborales- deberá analizarse si se encuentran neutralizados o no los peligros procesales de fuga o entorpecimiento de la investigación (art. 163, párr. 4°, inc. 2°). Sala Quinta causa Nº 72.402 caratulada “BASUALDO MARTIN ADRIAN S/ RECURSO DE CASACION”. 03/03/16. *MEDIDAS DE SEGURIDAD imposición de la misma: afectación debido proceso En la oportunidad de dar mi voto en la causa n°61.022, “Romero, Javier s/ Habeas Corpus”, señalé que según lo establece el artículo 62 del Código Procesal Penal, la “internación provisoria o la derivación al fuero civil, en caso que no concurran los 102 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN presupuestos para el dictado de la prisión preventiva, son los únicos supuestos que se encuentran comprendidos en el código de rito (artículo 168). Ninguna previsión existe en el citado cuerpo sobre el dictado de una medida de seguridad, a excepción de lo estipulado en el artículo 1ro. Luego, aunque respecto de la imposición de una intervención provisional, encontramos la manda del artículo 168 bis”. “Siguiendo esta línea de ideas, no huelga destacar que la ley 14.296 agregó la temática en el mencionado artículo 1ro. del C.P.P., a la vez que modificó el inciso 5º del artículo 323. Ambos textos hacen referencia a las medidas de seguridad”. “Repárese que el artículo 1ro. (texto en el que se reconocen de manera explícita las garantías fundamentales del imputado) requiere, para la imposición de una medida de seguridad en los términos del artículo 34 inciso 1º del Código Penal, que se observen las normas relativas al procedimiento del juicio. No albergo dudas de que, la teresas de la norma es dotar de mayores exigencias a la hora de dictar una medida de seguridad en el fuero penal. Esto es, que previo al dictado de una medida de tal entidad, se acredite mediante un debido proceso, la existencia del hecho y la participación en él del agente”. “En sintonía con lo expuesto, y con semejante impronta es dable destacar que el artículo 168 bis del Código de rito (texto según ley 14.128) prevé la celebración de una audiencia preliminar previa al dictado de alguna medida de coerción y, en lo que interesa destacar, la imposición de una internación provisional, audiencia que podrán requerir tanto las partes del proceso o designar de oficio el juez. Por su parte, con claridad el artículo reseña las características esenciales de tal procedimiento oral y público; así se lee ‘…en la misma serán oídas el fiscal, el particular damnificado si lo hubiera, la defensa, y el imputado se hallare presente, en ese orden, durante un tiempo máximo de quince minutos. Las intervenciones deberán dirigirse a fundamentar la procedencia o improcedencia de la medida a dictarse…’”. Ahora bien, nótese que el Juez de Garantías, ante la petición de internación provisional de Rodrigo Alejandro Trotta que hiciera la representante del Ministerio Fiscal, dispuso la observancia de “las normas relativas al juicio previstas en el Libro III del CPP.- (Art. 1 último párrafo del CPP)” (v. f. 14 de este incidente), para lo cual se ordenaron vistas a los interesados (f. 16) y se resolvió (v. fs. 27/30 vta.) sin haberse llevado a cabo audiencia alguna, pese a la cita expresa de la norma ritual 103 que lo ordena. Como lo tengo dicho en el precedente ante citado, “respetando la voluntad legislativa, la imposición de una medida de seguridad penal debe ser consecuencia de un proceso de sustanciación, en el que imperen los principios rectores de la etapa de juicio (Oralidad, Contradicción, Inmediatez, Publicidad) y en el cual el magistrado, valiéndose de la prueba disponible, esté en condiciones de evaluar la conveniencia y razonabilidad del dictado de tal medida”. “Desde mi punto de vista, una adecuada intelección del alcance de la reforma introducida por la ley 14.296, no puede prescindir de la exposición de motivos que ilustran la télesis y objetivos puestos a consideración del poder legisferante. Así, se postuló como uno de los ejes centrales ‘…la afirmación de la garantía del juicio previo para la imposición de medidas de seguridad…’. De la lectura de los fundamentos, surge con claridad el propósito de robustecer la inmediación, bilateralidad y defensa en juicio, pilares de nuestro sistema de enjuiciamiento penal”. “Para el dictado de una medida de seguridad en el ámbito penal existen algunos presupuestos cuya acreditación resulta insoslayable. En primer lugar, es preciso tener por acreditado que el sujeto ha cometido un hecho previsto como delito. En segundo lugar, debe examinarse las características de la situación que lo torna inimputable; su origen, evolución y tratamiento más adecuado. En tercer término, establecer una prognosis, a partir del hecho y de las circunstancias que han determinado su estado de inimputabilidad, el riesgo propio, para terceros y la eventualidad de futuras acciones lesivas. Entonces para el adecuado examen de estos presupuestos y su correlato en la toma de decisión jurisdiccional es que el sistema de enjuiciamiento bonaerense ha establecido se sigan las reglas relativas al juicio previstas en el Libro III (art. 1ro in fine del C.P.P.)”. Como puede apreciarse de autos, tal procedimiento fue categóricamente omitido por el Juez garante y, por consiguiente, confirmado por el decisorio de la Cámara departamental que se critica ante estos estrados. Es más, también se observa un apartamiento del análisis de las causales dispuesto por el art. 324 del C.P.P., que reafirma la necesidad de reconducir el trámite legal de estos actuados. En tal sentido, la nulidad es absoluta y manifiesta (arts. 201, 202 inc. 3° y 203 C.P.P.), asistiéndole razón al recurrente cuando indica que se ha soslayado la aplicación de la normativa en vigor y con ello, el derecho de su ahijado procesal a ser oído según lo estatuye el art. 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos 104 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN Humanos (arts. 31 y 75 inc. 22° C.N.). En lo restante, no puedo pasar por alto la lectura asistemática realizada por el a quo del art. 323 inc. 5° del Digesto ritual, al declarar la improcedencia del sobreseimiento reclamado por la Defensa Oficial en virtud de la hipótesis del art. 34 inc. 1° del Código Penal. Advierto en ello una flagrante colisión de normas cuya exégesis debe recalar en su conciliación o armonización de modo que se mantenga incólume la coherencia del ordenamiento jurídico. De todos modos, resta precisar que cuando se aprecia una colisión de dos o más interpretaciones posibles, debe recordarse, siguiendo los lineamientos de nuestro máxime interprete constitucional, que “…el principio de legalidad (art. 18 de la Constitución Nacional) exige priorizar una exégesis restrictiva dentro del límite semántico del texto legal, en consonancia con el principio político criminal que caracteriza al derecho penal como la ultima ratio del ordenamiento jurídico, y con el principio pro homine que impone privilegiar la interpretación legal que más derechos acuerde al ser humano frente al poder estatal” (C.S.J.N., “Acosta, Alejandro Esteban s/Recurso de hecho”,). Sentado lo anterior, si surge evidente el estado de inimputabilidad de Trotta e innecesario que continúe abierto el proceso iniciado en su contra, se debe dar primacía a normas de mayor jerarquía como ser: plazo razonable del proceso, y de la privación de la libertad –en el caso la internación provisional-, y el derecho de defensa. En otras palabras y en línea con lo expresado en el precedente “Romero, Javier s/ Habeas Corpus” antes citado, y aún a riesgo de resultar sobreabundante, “subrayo que un ciudadano no puede estar sometido de manera indeterminada a un proceso penal, bajo el pretexto de una cita legal, a mi modo de ver erróneamente interpretada. Si el sistema penal intervino respecto de un sujeto que no tiene capacidad de culpabilidad, tal persona debe quedar fuera de la injerencia del poder punitivo, esto es, desvinculada del proceso. Dicho esto, el sobreseimiento es el mecanismo que por antonomasia prevé nuestra legislación para clausurar el proceso con relación al imputado”. (Sala Primera Causa Nº 74.550 caratulada “TROTTA, Rodrigo Emanuel s/ Recurso de Casación (solicita trámite de hábeas corpus)”, del 29/12/15).*UNIFICACION DE PENAS 105 En efecto, nuestra regulación en materia de unificación de penas proviene directamente del Código Penal italiano de 1888, conocido como códice Zanardelli, que influyó a gran parte de la producción legislativa latinoamericana de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX y contenía reglas mucho más detalladas y precisas que no fueron trasladadas a nuestra parte general como consecuencia del afán simplificador que presidió su redacción (cf. CNCC en pleno, Hidalgo J., rta. 5 de marzo de 1990, voto del juez Zaffaroni). Dicha norma establecía que, en estos casos, corresponde unificar el remanente de la pena original con la del nuevo delito sin superar los máximos legales para, luego, computar desde el momento de la sentencia firme que dispuso la unificación. Ello obedece a razones procesales (dado que la segunda condena no se dicta en violación a las reglas del concurso) y materiales (impedir que el condenado se beneficie con la comisión de una nueva infracción) (cf. Zaffaroni E. R., Alagia A. y Slokar A., Derecho Penal. Parte General, Ed. Ediar, p. 1021 y sgtes.). Quiénes sostienen, como lo hace el A-Quo, que éste es el método vigente en la actualidad parten de la asunción de que esta regla ha sido traspasada por el legislador, aunque de modo simplificado, a nuestro Código Penal. Así, por ejemplo, Zaffaroni que se cuenta entre los defensores más destacados de esta postura, descarta de plano la posibilidad de que haya existido una genuina voluntad de alterar el contenido de la norma tomada como referencia y sostiene que la supresión obedeció a un simple “exceso en la simplificación” (v. CNCC, cit.). A juicio del suscripto, sin embargo, esto no resulta convincente por las razones que se expondrán a continuación. La primera de ellas, precisamente, es que no considero que pueda afirmarse que la intención del legislador haya sido consagrar entre nosotros, la solución propiciada por el viejo código italiano, la cuál me permito transcribir, en extenso, a fines ilustrativos: "La norma contenida en el precedente artículo […] se aplicará también en el caso de un delito cometido después de una condena a pena restrictiva de la libertad personal y antes que ella sea cumplida o mientras se cumpla; más el aumento de pena, conforme el artículo precedente, es respectivamente de dos tercios, de la mitad o de un tercio, en lugar de la mitad, de un tercio o de un sexto. Para determinar tal aumento se tiene en cuenta solamente la parte de la pena que resta cumplir al momento en el que es pronunciada la condena después de haber computado, en la pena por el nuevo delito, donde sea necesaria la agravante de la reincidencia: mas si la pena ha sido cumplida, o la condena extinguida antes que la nueva condena se halle firme, la pena por el nuevo delito será aplicada 106 P ROV I NC IA D E B U E N O S A IR E S MINISTERIO PÚBLICO DEFENSORÍA DE CASACIÓN íntegramente" (cf. CNCC, cit., voto del juez Navarro). Como puede observarse, la simple comparación evidencia que ambas fórmulas difieren significativamente en su alcance y complejidad y que las diferencias no se limitan al aspecto apuntado, sino que también se extienden a cuestiones no menores, como los límites que se imponen al incremento de las penalidades o la regulación de la reincidencia. Esto debilita seriamente la hipótesis de que todo lo que el legislador hizo es abreviar y depurar el estilo de redacción ya que, entre otras cosas, ésta no explica porque estas otras disposiciones no deberían, también, considerarse contenidas en nuestra legislación. A lo que cabe añadir que, en sentido contrario al mandato de la CSJN (Fallos 278:62), esta interpretación presume una inconsecuencia grave por parte del legislador, al suponer que introdujo importantes modificaciones a una norma que, en realidad, pretendía mantener incólume. Tampoco parece atender al hecho de que las sucesivas reformas al Código Penal no sólo no han expresado preocupación por clarificar el punto, sino que parecen haber convalidado lo que, me atrevo a decir, constituye su comprensión dominante. En el mismo sentido, que la solución contraria – unificar la totalidad de ambas penas- resulta más coherente con el sentido de la expresión "unificación de penas" al permitir distinguir con mayor claridad los efectos de la condena y el cómputo, se ajusta mejor al sentido que la propia ley atribuye a la pena al referirse a institutos ajenos a la unificación en los que, inequívocamente, se refiere a ésta en la medida impuesta por la sentencia y evita por ello ciertas dificultades interpretativas (v. arts. 12, 16, 18, 20 ter., 27, 50, 65 inc. 3 C.P. y en sentido coincidente, CNCC, cit., voto del juez Ouviña). (Sala Sexta causa N° 68.290, “González, Juan Martín s/ Recurso de Casación” 08/03/16).*SANCIONES DISCIPLINARIAS CELULAR SIN CHIP: conducta atípica “no existe concordancia entre el artículo 85 de la ley nacional de ejecución penal nro. 24660 y el 47 de la ley local nro. 12256, por cuanto el legislador provincial “poseer elementos electrónicos” (cf. art. 47, especialmente el inciso 3º, ley 12.256) diferenciándose en este punto de lo hecho por el Congreso de la Nación (art. 85 inc. “c”, ley 24.660). Colegir el cuerpo sancionatorio analógicamente de diferentes incisos del art. 47 de 107 la ley 12.256, conllevan a una construcción analógica in malam partem absolutamente vedada por nuestro bloque federal, pues conforme al art. 18 de la C.N y entendiendo el concepto de ley previa en sentido amplio, debe considerarse abarcada la normativa de ejecución también dentro del plexo de garantías constitucionales” (Sala Quinta c. 70.768 caratulada López Rodríguez Daniel s/ recurso de casación del 26/11/15). Fabiana Danti-Agustín Lavalle. 15 de mayo de 2016.(En caso de ser necesario contar con algún fallo completo de los señalados pueden ser solicitados por correo electrónico a [email protected]) 108