trascendiendo - Roberto Fernández de Córdoba

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TRASCENDIENDO
El despertar de gobiernos, sociedades e individuos a
una realidad superior
Escrito por:
Roberto Fernández de Córdoba
junio 21, 2015
ÍNDICE
CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN
1
CAPÍTULO 2: EL EGO
9
¿Qué es el ego?
9
El ego problemático
15
Deseo de aceptación y pertenencia
20
Identificación
21
Materialismo y codicia
24
Rencor, conflicto, culpa y arrepentimiento
26
Odio
27
Violencia
28
Juicios
31
Complacencia
33
Drama
37
Tristeza
39
El ego y la enfermedad
41
Animales y naturaleza como maestros
45
CAPÍTULO 3: EL EGO, EL PODER Y LOS SISTEMAS
POLÍTICOS ACTUALES
48
El ego y el poder
48
Religión y poder
57
Liderazgo inconsciente a través de la historia
60
Joseph Stalin (1878–1953)
61
Hitler (1889–1945)
62
Idi Amin (1923–2003)
64
Pol Pot (1925–1998)
65
Sistemas políticos contemporáneos
66
Comunismo
66
Socialismo
72
Socialismo populista
73
Las famosas revoluciones
74
Enfrentamiento de clases económicas y sociales 77
Burocracia
85
Falta de riqueza
86
Impuestos
89
Control
90
Capitalismo
92
Lado oscuro del capitalismo:
94
Culto a lo material
95
Consumismo y desperdicio
99
Libertad y sentido común
103
CAPÍTULO 4: PODER CONSCIENTE
106
Importancia de la democracia
106
Candidato consciente
109
Político consciente
113
Gobierno consciente
117
Lucha contra la pobreza
119
Corrupción
123
Justicia
127
Policía consciente
128
Prisiones
129
Medios de comunicación
130
Empresario consciente
CAPÍTULO 5: EDUCACIÓN CONSCIENTE
131
137
Pasión y vocación
138
Escuelas y colegios
142
Interacción con otros estudiantes
147
Juego
150
Creatividad
153
Educación superior
156
Enseñanzas a nuestros hijos
165
CAPÍTULO 6: SOCIEDADES CONSCIENTES
172
Sentido común
174
Miedo
181
Desconfianza
188
Diferencia de opiniones
189
Sociedades futuras
191
CAPÍTULO 7: BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
199
Dios
211
Separación y trascendencia del ego
219
Separación del ego
Tu verdadera identidad
Trascendencia del ego (la llave de la felicidad)
221
221
226
Perdonar el pasado
229
Vivir en el presente
232
Aceptación
249
Hacer la paz con el sufrimiento
250
Humildad
253
El poder del pensamiento positivo
256
Pequeño retrato de una persona feliz
257
100 años en la tierra
259
CAPÍTULO 8: DESPERTAR EN UN MUNDO NUEVO
273
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
Estamos llegando a una encrucijada histórica en la que, si queremos
subsistir como especie, no podemos continuar con nuestras viejas
formas de pensar y actuar que generan grandes cantidades de
sufrimiento y amenazan nuestra supervivencia como especie humana.
Al eliminar los causantes de sufrimiento, la felicidad que es parte de
la esencia misma de todo ser humano florece. A través de las páginas
de este libro nos daremos cuenta de que la mayoría del sufrimiento al
que estamos expuestos es creado por nuestro ego y no es el resultado
de agentes externos como salud, situación económica, nivel cultural u
otras circunstancias particulares de vida. Asimismo, veremos que la
eliminación del sufrimiento también depende de nosotros.
Iniciaremos nuestro recorrido exponiendo lo que es el ego, para
continuar haciendo un análisis de cómo los sistemas políticos actuales,
gobiernos, educación, sociedades e individuos en general somos
afectados por él. Veremos de qué forma nuestro ego nos lleva por el
sendero de la inconsciencia, causando enormes cantidades de
desigualdad y sufrimiento. Finalmente nos centraremos en su
trascendencia, para de esta manera embarcarnos en un camino
consistente con el de nuestra felicidad.
Solo si logramos trascender el ego y conscientemente formamos el
modelo de sociedades más avanzadas donde florezcan la paz, armonía
y felicidad, seremos capaces de sobrevivir y evolucionar como especie.
Los avances tecnológicos de los que gozamos en la actualidad han
dado lugar al desarrollo de armamentos más sofisticados y eficaces a
nivel destructivo. En un futuro no muy lejano, las armas más
devastadoras se construirán con materiales y tecnologías fáciles de
1
transportar y esconder, complicando mucho su detección.
Globalmente se invierten muchos más recursos en armamento y
aparatos militares que en solucionar los problemas que nos aquejan
como humanidad.
Según la revista The Guardian del 16 de abril del 2012, en ese año el
mundo gastó aproximadamente de 1,7 trillones de dólares en
aparatos militares. Solamente Estados Unidos tiene un presupuesto
de defensa sobre los 700 billones de dólares anuales. Los mayores
consumidores de armamento son: Estados Unidos, China, Rusia, Reino
Unido, Japón, Francia, Arabia Saudita, India, Alemania, Italia y Brasil.
A pesar de la dificultad de poder determinar la cantidad de dinero
necesaria para erradicar el hambre en el mundo, hay estudios
contemporáneos como el realizado por las Naciones Unidas en 2008,
que estima esta cifra en alrededor de 30 billones de dólares anuales.
En realidad, los números exactos no son de mayor importancia. Lo
importante es darse cuenta de lo erróneas y egoístas que son las
políticas mundiales actuales. Globalmente gastamos 1,7 trillones de
dólares en aparatos militares, cuando erradicar la pobreza costaría
solamente una fracción de esa cantidad. Treinta billones es menos del
2 % de 1,7 trillones. En definitiva, si invirtiéramos menos del 2 % de
los recursos que dedicamos a armamento y soporte a nuestros
aparatos militares, el hambre en el mundo sería erradicada. ¿Cómo es
posible que en pleno siglo XXI cerca de 21.000 personas mueran en el
mundo cada día víctimas del hambre? Al mismo tiempo, de acuerdo
al Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, el sobrepeso y la
obesidad causan un estimado de 300.000 muertes anuales en este
país solamente. La Organización Mundial de la Salud estimó que en el
2014 más de 1,9 billones de adultos mayores de 18 años tienen
sobrepeso, y de ellos 600 millones son obesos. Cuarenta y dos
millones de niños menores de 5 años fueron víctimas de la obesidad
2
en 2013. La mayoría de la población mundial vive en países en los que
el exceso de comida mata más gente que la falta de comida.
Los estimados varían enormemente, pero se puede decir que cerca de
160 millones de personas murieron en guerras en el siglo XX. En este
siglo se ha visto un cambio en la forma de pelear los conflictos
armados pero la cantidad de enfrentamientos y la violencia de los
mismos no han cambiado mayormente. Si bien es cierto que los
avances en tecnología han permitido disminuir el número de
fatalidades civiles, la intensidad y los niveles de crueldad han
prevalecido. Uno de los mayores problemas que afrontamos en la
actualidad es el hecho de que armas altamente sofisticadas y
destructivas son cada día más accesibles.
Estamos en los primeros años del nuevo siglo y se puede observar
claramente una escalada de violencia en la esfera mundial. El
terrorismo se ha convertido en un verdadero problema a todo nivel.
Es solo cuestión de tiempo para que se desencadene otra ola de
violencia y sufrimiento de la magnitud de la primera y segunda
guerras mundiales.
A pesar de los esfuerzos internacionales por detener, o al menos
demorar, la adquisición de armas nucleares por parte de ciertos países
con intenciones violentas, llegará el día en que estas caigan en manos
de líderes inconscientes, con consecuencias nefastas para toda la
humanidad. Si bien es cierto que es difícil determinar la posibilidad de
una guerra nuclear en el futuro, tenemos que admitir que esta es real
y existe. Por más pequeña que sea la posibilidad, si tomamos en
cuenta el factor del tiempo, podemos concluir que muchos de
nosotros veremos el día en el que se desencadene un conflicto
armado con consecuencias devastadoras. Para ilustrar la potencial
magnitud de esta devastación pensemos que actualmente existen
3
armas nucleares miles de veces más poderosas que las que causaron
la destrucción de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial.
La bomba más poderosa jamás puesta a prueba fue detonada por la
Unión Soviética el 30 de octubre de 1961 en el Ártico. Esta bomba,
conocida como La Bomba Tsar, pesó aproximadamente 27 toneladas.
Cuando detonó lo hizo con una fuerza de 50 millones de toneladas de
explosivo, aproximadamente 3.800 veces más poderosa que la bomba
que devastó Hiroshima. La explosión fue tan fuerte que rompió los
cristales de las ventanas de casas localizadas a una distancia de hasta
900 kilómetros. La onda de shock viajó alrededor de la tierra tres veces.
Sorprendentemente, esta bomba tenía el potencial de ser aún dos
veces más fuerte, pero su poder tuvo que ser reducido para evitar que
el avión que la arrojó fuera consumido por la explosión. No nos
olvidemos de que la bomba Tsar fue detonada en 1961. En los más de
50 años que han pasado desde ese entonces la tecnología ha
avanzado enormemente. En la actualidad existen bombas con una
capacidad destructiva mucho mayor. La devastación y sufrimiento que
este tipo de armas serían capaces de generar en las manos de líderes
inconscientes es enorme y hasta cierto punto inimaginable.
A pesar de existir una prohibición a nivel mundial, es aún más
preocupante el pensar que el uso de armas químicas y biológicas no
ha sido descartado por ciertos líderes radicales que, sumidos en altos
niveles de inconsciencia, ven en ellas una forma válida de eliminar a
aquellos que piensan diferente o consideran como una amenaza a sus
creencias o al interés de sus pueblos. El potencial de devastación y
sufrimiento que su uso tiene sobre la humanidad es enorme e
incalculable. Este tipo de armas no son consideradas de precisión, sino
de destrucción masiva. Son sumamente difíciles de controlar y
presentan un rango muy amplio de destrucción a todo nivel. No solo
los aparatos militares son afectados, sino también la población civil, la
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vida animal y los ecosistemas. Las víctimas de armas químicas y
biológicas no solo se enfrentan a la muerte, sino también se someten
a una monstruosa agonía antes de fallecer. Las consecuencias que
estas armas tienen en la salud de las personas son catastróficas,
afectando incluso a futuras generaciones a través de las mutaciones
genéticas que desencadenan.
Más allá del armamento y las guerras, hay otra serie de problemas
cuyo nivel de gravedad es debatible, pero que sin lugar a dudas hacen
evidente la necesidad de un cambio evolutivo en nuestra forma de
pensar y actuar. Estos problemas son, entre otros: sobrepoblación,
calentamiento global, pobreza, enfermedades (especialmente
mentales), discriminación, drogas, violencia, falta de sentido común,
obesidad, materialismo y destrucción del medio ambiente.
Con ello podemos decir sin temor a equivocarnos que la única
esperanza que tenemos de subsistir como raza humana es
evolucionar y trascender a una forma diferente de pensar y actuar.
Solo si reconocemos nuestro ego, identificamos sus elementos
problemáticos y los trascendemos nos será posible evolucionar a una
sociedad más avanzada donde el conflicto y el sufrimiento sean
asunto del pasado.
El futuro de la humanidad depende de que exista un cambio radical
en la manera de pensar a nivel global. Los líderes del futuro tienen la
responsabilidad histórica de superar viejas formas de
comportamiento y crear las condiciones adecuadas para que en sus
pueblos florezcan la paz, felicidad y armonía no solo entre las
personas a nivel individual, sino también a nivel global. Del mismo
modo debe existir balance y armonía entre todos los organismos vivos
y el planeta que nos acoge.
5
Todas las especies del planeta actualmente están y han estado sujetas
a un proceso evolutivo. Nosotros, como humanos, hemos venido
evolucionando durante cientos de miles de años. Este proceso
evolutivo, tanto físico como mental, nos ha permitido llegar a los
niveles de desarrollo en los que nos encontramos en la actualidad,
avanzar en sociedad y gozar de los beneficios de una civilización
superior.
El siguiente paso en nuestro proceso evolutivo es el darnos cuenta de
quiénes en realidad somos, independientemente de nuestras
creencias, identificaciones, etc. Así despertaremos a una realidad
superior en la que podremos evolucionar, sobrevivir y trascender
como especie. Este levantamiento o despertar ya se ha iniciado. Hay
muchas personas que han alcanzado niveles de conciencia superiores
que están revolucionando diferentes áreas de nuestra sociedad en el
ámbito empresarial, ambiental e incluso gubernamental. Al alcanzar
estos niveles de conciencia superiores nos damos cuenta de que la
infelicidad y el sufrimiento no son parte de nuestra naturaleza, sino
que son el resultado de nuestra mente, condicionada por las
circunstancias particulares de nuestra existencia, y toda una vida de
enseñanzas y aprendizajes erróneos que han creado en nosotros una
falsa identidad.
Si analizamos la historia de la humanidad veremos que los seres
humanos, en diferentes momentos, hemos dado pasos evolutivos
gigantescos que nos han llevado a quienes somos en la actualidad.
Hace 6 millones de años aprendimos a caminar erguidos, liberando
nuestras manos y permitiéndonos vivir y adaptarnos a hábitats más
diversos. Hace 2,5 millones de años fabricamos herramientas básicas
que nos posibilitaron cazar animales más grandes y alimentarnos
mejor. Hace 800 mil años aprendimos a controlar el fuego y a utilizarlo
en la cocción de nuestros alimentos, lo cual permitió el desarrollo
6
acelerado de nuestros cerebros. Hace 400 mil años empezamos a vivir
en refugios. Hace 250 mil años comenzamos a comunicarnos con
símbolos, los que luego daría paso a la escritura. Hace 60 mil años
salimos de África y nos esparcimos alrededor del mundo. Hace 15 mil
años llegamos a América. Hace 12 mil años aprendimos a cultivar
nuestra comida y criar animales para nuestro consumo, lo que generó
una abundancia de alimentos. Esta abundancia desencadenó un
aumento rápido en la población del planeta. Hace 8 mil años los
símbolos usados para comunicarnos dieron paso a la escritura.
Si los humanos no hubiéramos dado estos pasos evolutivos, muy
probablemente no habríamos subsistido como especie y nos
habríamos extinguido.
De momento nos encontramos en las puertas de otro significativo
paso evolutivo que, al igual que los anteriores, nos permitirá subsistir
y avanzar como especie. Este paso evolutivo tiene que ver con la
trascendencia de nuestra mente, o mejor dicho, con sus áreas
conflictivas que son las que causan sufrimiento. De no cambiar la
forma actual que tenemos de pensar y actuar, no solo seguiremos
creando sufrimiento, sino que lo más seguro es que terminemos
autodestruyéndonos como especie. Eckhart Tolle, gran líder espiritual
contemporáneo, compara la necesidad evolutiva de la humanidad con
la del gusano de seda, que ya no puede caminar más rápido y tiene
que pasar por una metamorfosis dolorosa y significativa para que se
transforme en mariposa y así poder abrir sus alas y volar.
La evolución que hemos experimentado hasta el momento presente
nos ha permitido realizar grandes avances en lo que se refiere a las
condiciones de vida de muchos humanos, desgraciadamente no de
todos. Muchos de estos avances son el producto de aplicaciones
militares o son destinados a ser usados en armamento. Pensemos, por
7
ejemplo, en la energía nuclear. Este tipo de poder está basado en la
energía intrínseca del átomo, que está en absolutamente todo lo que
nos rodea, incluidos nosotros. Esta energía, de ser bien utilizada, tiene
el potencial de solucionar todas nuestras necesidades energéticas y
más. Este descubrimiento, que debería ser motivo de orgullo para la
humanidad, en lugar de limitarse al mejoramiento de nuestras
condiciones de vida, ha sido y continúa siendo utilizado en la creación
de armamento. En aplicaciones que facilitan matarnos unos a otros
más devastadora y eficientemente. Esta forma de energía, en lugar de
facilitar la creación de elementos energéticos sostenibles limpios, de
poco impacto al medio ambiente, se ha convertido en una amenaza
para la sobrevivencia de nuestra especie de caer en manos de
personas o regímenes inconscientes. ¿Cómo podemos sobrevivir
como sociedad si a todo lo que inventamos o descubrimos
inmediatamente le buscamos aplicaciones para autodestruirnos?
Las ideas y conceptos más importantes se repiten en varias partes del
libro, no solo para reforzar la importancia que tienen en la búsqueda
y encuentro de nuestra felicidad, sino también porque se pueden
aplicar a los diferentes elementos de nuestra sociedad, como son el
gobierno, la educación, etc.
8
CAPÍTULO 2
EL EGO
¿Qué es el ego?
El ego es la falsa identidad que se ha formado en nosotros como
resultado de nuestra mente.
El ego, a través del tiempo, ha forjado nuestra identidad y nos ha
convertido en quienes somos, o mejor dicho, en quienes creemos que
somos. Este concepto se va a clarificar conforme sigamos exponiendo
las características del ego.
La palabra ego se usa a menudo como referencia a un ser falso. Es la
imagen que tenemos de nosotros mismos, creada por nosotros
mismos. En muchas religiones, el ego es visto como la raíz de la
ignorancia y el causante de sufrimiento y desilusión.
“Servir al ego es adorar una falsa identidad creada por ti mismo. Es
como el que sufre de amnesia y se reinventa a sí mismo porque ha
olvidado quién es en realidad”. (The Tao is Tao, 80).
En la actualidad hay muchísimas definiciones del ego, que en gran
medida dependen del contexto en el que se usa la palabra. Sin
embargo, a través del tiempo el ego ha sido identificado y definido
como una parte problemática de nuestra personalidad.
El ego tiene que ver con una de las primeras “ilusiones” que
aprendemos como seres humanos. Desde pequeños se nos enseña
que somos diferentes y separados de otros seres humanos, de los
animales, de la naturaleza, de nuestro planeta e incluso de Dios. Se
nos instruye a identificarnos con nuestro cuerpo físico, cayendo en la
ilusión de que nuestra existencia está limitada por nuestros cinco
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sentidos, mente e intelecto. Hemos adoptado una serie de creencias
con las que nos hemos identificado a través del tiempo y así
alimentado toda clase de nociones separatistas. Nos pasamos la vida
alimentando nuestra identidad con todo aquello que la haga sentir
única y superior a los demás. A través de esta superioridad queremos
alcanzar la felicidad. Pensamos equivocadamente que si tenemos más
somos más, y que al ser más inevitablemente seremos felices.
Buscamos superioridad en lo material y externo, y nos olvidamos de
lo interno. Hemos aprendido a ver a Dios como a un ser
exclusivamente externo, infinitamente superior a nosotros, casi
inalcanzable.
Todos los seres humanos, independientemente de nuestras creencias,
nos identificamos con nuestro ser espiritual en diferentes medidas.
Mientras más grande es nuestro ego menor es la identificación con
nuestra alma o esencia divina. En otras palabras, el ego se convierte
en una especie de velo que bloquea nuestra verdadera esencia.
Hay muchos autores que afirman que el ego no es totalmente
negativo. Se dice que el ego es necesario para obtener éxito. En este
sentido es verdad de que el ego puede ser de gran utilidad para
obtener éxito, siempre y cuando nuestro entendimiento de éxito sea
estrictamente externo. El éxito externo está definido por logros
materiales, carrera, estudios, títulos, honores, estatus, etc. Este tipo
de éxito no tiene absolutamente nada de malo; por el contrario, el
hecho de ser individuos realizados en diferentes aspectos de la vida,
es totalmente compatible con la felicidad individual y debe ser
buscado.
Sin embargo, el verdadero éxito va bastante más allá de satisfacciones
externas y está incondicionalmente alineado con la felicidad. En otras
palabras, éxito = felicidad. El verdadero éxito poco tiene que ver con
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la bonanza económica o material, sino que, por el contrario, está
relacionado con la capacidad del ser humano de ser feliz. Mientras
más feliz es un ser humano, más éxito se puede decir que tiene. No
hay éxito más valedero e importante en la vida que el alcance de una
felicidad interna, incondicional y duradera.
Cuando hablamos de la búsqueda y el alcance de la felicidad, el ego es
un elemento problemático en esencia. Nuestro ego es el mayor
obstáculo que tenemos como humanos frente a nuestra felicidad.
Nuestra mente tiene muchísimos aspectos positivos y útiles para
nuestra existencia normal, pero cuando se trata de la búsqueda y
descubrimiento de la felicidad, el ego se convierte en nuestro mayor
enemigo. El saber identificarlo es el primer paso para trascenderlo.
Más adelante veremos la forma de superarlo como la medida más
importante que podemos tomar como seres humanos hacia el
encuentro de una felicidad duradera.
El ego nace y se alimenta de la historia mental que nos vamos forjando
de nosotros mismos, basada en la percepción individual del mundo
que nos rodea.
El ego va creciendo como una necesidad constante de apreciación y
superioridad. Empieza cuando somos niños, buscando
constantemente la aprobación de nuestros padres. Se alimenta
también, desde los momentos más primarios de nuestras vidas, del
sentimiento de posesión. Además, va creciendo como resultado de la
ilusión de separación y pertenencia a la que hemos estado expuestos.
Lo que es mío es solamente mío y no te pertenece, y lo que es tuyo es
tuyo y no me pertenece. Nos acostumbramos a ver nuestras vidas
como independientes y totalmente separadas de nuestros
semejantes.
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Se nos enseña a no compartir y a no confiar. De esta manera se da
inicio a aspectos problemáticos de nuestras personalidades.
Crecemos como personas temerosas y desconfiadas.
Eckhart Tolle es tal vez la persona que más claramente ha explicado la
naturaleza del ego, la manera en la que afecta a nuestras vidas y cómo
superarlo. En sus libros, El Poder del Ahora y Un Nuevo Mundo, dedica
muchas páginas a su estudio. Este autor define el ego de muchas
formas, pero una de las definiciones más interesantes es aquella en la
que mira al ego como una concha protectora pesada que nos separa
de otra gente y del mundo que nos rodea a través de un sentimiento
de individualidad y separación. Tolle también define la mente
egocéntrica como la identificación que mucha gente tiene con esa voz
interior problemática que involuntaria y compulsivamente no para de
hablarnos a través de pensamientos conflictivos que, a su vez, se
transforman en emociones negativas.
El diccionario urbano tiene una definición valedera, simple y sencilla
de entender el ego. Dice que el ego es la parte nuestra que se define
a sí misma como nuestra personalidad. El ego se autosepara del
mundo exterior y crea la ilusión de que somos una entidad
independiente del resto de la naturaleza y el universo. También dice
que el ego fue probablemente necesario para nuestra sobrevivencia
primitiva, pero en tiempos modernos, es el responsable de que
vayamos por un camino de creencias erróneas y desilusión.
Otras definiciones hablan del ego como el yo identificado con la
mente. Ese yo que piensa, siente y que es capaz de distinguirse de
otras personas y objetos. Es decir, que el ego es lo que hace que yo
crea que soy la persona que yo creo que soy.
En psicoanálisis, el ego se define como la parte del aparato psíquico
que experimenta y reacciona al mundo exterior. Como el
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intermediario entre los requerimientos primitivos de nuestra
identidad y el ambiente físico.
Independientemente de los estudios y las definiciones que hemos
visto anteriormente, se puede decir que el ego es la parte de nuestra
mente que contiene la historia de quienes somos. Incluye los
pensamientos y emociones con los que nos identificamos y dan paso
a nuestra manera de pensar, nuestras convicciones y creencias. Estas,
a su vez, se convierten en lo que conocemos como nuestra
personalidad o identidad.
Podemos visualizar a nuestro ego como una entidad energética
independiente de nuestra verdadera esencia que habita en los
rincones de nuestra mente y nos llena de pensamientos conflictivos.
Ha secuestrado nuestra consciencia, convenciéndonos de que somos
quienes en realidad no somos.
De esta manera, nuestro ego se ha convertido en la raíz de todos los
elementos problemáticos que obscurecen y dificultan el encuentro de
la felicidad y crean sufrimiento. En el ego radican nuestras
identificaciones, creencias, odios, iras, culpas, temores, tristezas, etc.
Así, se puede definir al ego como todo aquello que creemos que
somos, pero que no es parte de nuestra naturaleza o esencia humana.
Se puede decir que el ego ha secuestrado nuestra verdadera identidad
para crear la ilusión de que nosotros somos de cierta manera. De esta
forma llegamos a creer que la historia de nuestras vidas, nuestros
pensamientos y emociones, forman nuestra identidad actual y eso es
lo que somos. No nos deja ver la realidad de que nuestra forma de ser
actual es el resultado de lo que han sido las circunstancias particulares
de nuestra vida hasta el momento, de lo que hemos aprendido y de
cómo hemos procesado esos aprendizajes, pensamientos y
emociones en nuestra mente. Nuestro ego se convierte en esta falsa
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identidad resultante de los elementos externos mencionados
anteriormente. La verdad es que nuestra esencia o real identidad
poco tiene que ver con agentes externos, sino por el contrario, es pura
e interna.
Lo positivo de quienes somos es parte de nuestra esencia y en gran
medida no puede ser aprendido. Se te puede ayudar a descubrir el
amor en ti, pero nadie te puede enseñar a amar porque amor es lo
que tú eres. Sin embargo, hay que tener cuidado con este concepto.
El amor que tú eres no tiene opuesto. No es aquel amor terrenal cuyo
opuesto es el odio. No es el amor de un día en el que al día siguiente
algo pasa y se convierte en odio. Es amor puro. Lo mismo sucede con
la vida. La vida que tú eres no tiene como opuesto la muerte. La vida
terrenal tiene como opuesto la muerte. La vida que tú eres es eterna,
no conoce la muerte. Cuando nuestro cuerpo físico deja de funcionar
morimos, pero nuestra esencia subsiste y trasciende.
Desafortunadamente la esencia pura con la que todos venimos al
mundo se va obscureciendo con todo lo que vamos aprendiendo. Este
aprendizaje pronto se convierte en los pensamientos y emociones,
que a su vez forman tu identidad. Aprendemos que mis juguetes son
mis juguetes y de nadie más. Pronto empezamos a sentir ira y odio
por aquel que nos quita o amenaza “nuestros juguetes”. Después de
un tiempo, ese odio se ha convertido en ideología y decidimos que
está justificado tomar toda clase de acciones inconscientes en contra
de quienes “nos quiten nuestros juguetes”. Conforme vamos
creciendo los juguetes cambian de forma. Nuestra ideología y lo
material se convierten en nuestros juguetes más preciados. De este
modo justificamos el odiar e incluso eliminar a todo aquel que
creemos que los amenaza.
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Si bien es cierto que la existencia del ego es parte de nuestra
naturaleza humana y está presente en la psique de toda persona en
diferentes intensidades debemos, al mismo tiempo, tener conciencia
de que es problemático y causa sufrimiento. Por este motivo debe ser
identificado, manejado y en lo posible trascendido como el paso más
importante que podemos dar hacia la búsqueda de la verdadera
felicidad y la eliminación del sufrimiento. En la vida siempre hay
circunstancias contrarias a nuestra felicidad que nos causan
pensamientos y emociones negativas. Lo importante es no aferrarse
a estos pensamientos y emociones, y darse cuenta de que provienen
de nuestra mente controlada por el ego. De esta manera podemos
manejarlas y superarlas sin que ellas nos causen mayores
complicaciones.
En este libro no vamos a explorar en detalle los conceptos de
identidad o ego. Vamos a usar un razonamiento sencillo y eficaz para
darnos cuenta de los aspectos de nuestra personalidad que no
contribuyen a nuestra felicidad, sino que, por el contrario, la esconden,
descartan y complican, resultando en sufrimiento.
El ego problemático
El ego se alimenta de nuestra identificación con la mente. La mente
en sí tiene aspectos muy positivos y útiles para nuestra vida, pero
también contiene muchos aspectos negativos y problemáticos.
Nuestra mente nos permite recordar información, elaborar planes,
analizar datos, realizar proyectos, etc., pero al mismo tiempo es el
sitio donde florecen nuestros pensamientos y las emociones que estos
generan. Es precisamente esta característica la que hace que la mente
sea problemática y se convierta en una fuente de sufrimiento. Al estar
identificados con nuestra mente, creemos lo que nos dice y así
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alimentamos nuestro ego. Los pensamientos negativos dan paso a las
emociones negativas. Con el tiempo estos pensamientos y emociones
se convierten en identificaciones, creencias, ideologías, convicciones,
etc. Muchas veces estos pensamientos tienen su origen en otras
personas y se nos transmiten como enseñanzas. Esto no significa
necesariamente que las personas que los originan sean malas o
quieran hacernos daño. Por el contrario, muchas veces las enseñanzas
que nos transmiten están cargadas de buenas intenciones y obedecen
a un deseo de evitarnos sufrimiento y crear felicidad.
Desgraciadamente, en la práctica muchas de las enseñanzas que
recibimos en el transcurso de nuestra vida poco hacen para alinearnos
con la verdadera felicidad.
En definitiva, y reafirmando lo que vimos anteriormente, el ego es un
ser falso que obedece a una falsa identidad o idea de quienes nosotros
creemos que somos. De esta manera podemos afirmar que el ego es
la raíz de la inconsciencia.
El ego es la parte de ti que le gusta quejarse, ya sea a través del
pensamiento, palabras o acciones. Al ego le gusta quejarse porque se
siente único y especial. En muchos casos, convierte circunstancias
negativas en ataques personales. Por ejemplo, si vas en tu vehículo y
una persona se te cruza. Independientemente del motivo que tuvo la
persona para cruzarse (lo más seguro es que ni siquiera se dio cuenta),
tú tomas el hecho como un ataque personal. Te dirás cosas como:
“¿Qué se cree esta persona lanzándome el coche a mí? ¡Por poco me
mata! ¡Tengo que darle una lección!”.
De manera similar digamos, por ejemplo, que tú tienes una mala
relación con tus parientes políticos. No te logras llevar bien con tu
suegro y tu suegra porque piensas que ellos no te ven como su igual,
sino como a alguien de un estrato social inferior. A tu ego le disgusta
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enormemente el sentirse inferior y por este motivo rechaza a tus
familiares políticos. Digamos que ellos están planeando visitarte en un
par de meses. Lo más seguro es que apenas te enteres de su visita te
pongas a la defensiva y empieces a crear todo tipo de historias
tormentosas en tu mente. Pensarás en lo que tu suegro o suegra te
dirán que te va a hacer irritar y pasar un mal rato. Repasarás en tu
mente cientos de veces lo que ellos te van a decir y lo que tú les vas a
responder, y cómo vas a actuar. Te llenarás de angustia y malestar
semanas antes a la programada visita. No solo tú serás víctima del
malestar que tú (en realidad tu mente/ego) has creado, sino que
también tus seres queridos, tu esposa e hijos. Como todo plazo se
cumple, al menos que suceda algo extraordinario, llegará el día de la
visita de tus parientes políticos. Lo más seguro es que lo que tu habías
pensado y para lo que te habías preparado exhaustivamente no
suceda del todo o suceda de manera totalmente diferente a como lo
visualizaste. En este ejemplo podemos darnos cuenta de lo inútil del
sufrimiento creado por el anuncio de la visita de tus parientes políticos.
En lugar de preocuparte durante semanas y gastar tanta energía
negativa en los pensamientos y las emociones que estos generan,
podrías haber aceptado el hecho de su visita sin haberte “ahogado”
en las situaciones creadas en tu mente por el ego.
El ego puede también tornarse en sentimientos de inferioridad o de
odio hacia ti mismo, ya que es la imagen que tú tienes de ti mismo
basado en lo que tú te dices a ti mismo y lo que escuchas de otras
personas en referencia a ti y que tú erróneamente lo has aceptado
como la realidad de tu ser.
No existe ningún motivo racional que no permita a los seres humanos
vivir en paz y armonía. Hay que tener conciencia de que nuestra vida
presente no es más que la acumulación de las diferentes
circunstancias y eventos que nos han llevado hasta ese punto. Si
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nacimos ricos, pobres, blancos, negros, asiáticos, cristianos, judíos,
musulmanes, etc., no es más que circunstancias externas que poco
tienen que ver con nuestra verdadera esencia y, pasando al más
importante plano práctico, no tienen nada que ver con nuestra
felicidad o infelicidad.
Desde pequeños hemos estado sujetos a enseñanzas separatistas que
han alimentado nuestros egos. Se nos ha enseñado a tener cuidado
con todo aquel que es diferente a nosotros, ya sea en apariencia,
posesiones, creencias, etc. Si somos pobres hemos sido
bombardeados por mensajes de que debemos odiar a los ricos,
porque ellos son personas malas que nos explotan y se aprovechan de
nosotros, quitándonos lo que nos pertenece. Si somos ricos se nos
enseña a asociarnos solo con personas de nuestro mismo estatus
económico, ya que las personas que tienen menos buscarán la
manera de quedarse o apropiarse de lo que es nuestro. Si nacimos
blancos se nos dice que hay que tener cuidado de los negros porque
ellos no tienen buenas intenciones. Si nacimos negros se nos dice que
no podemos confiar nunca en los blancos. Si somos cristianos
aprendemos que nuestra religión es la única que posee el Dios
verdadero y el resto está equivocado. Si nacimos musulmanes
aprendemos que nosotros somos los que tenemos el único Dios
verdadero y que todo aquel que no cree en nuestro Dios es infiel y
está equivocado. Es triste ver que muchos seres humanos, en
completo estado de inconsciencia, cegados por estos aprendizajes
que se han convertido en creencias, encuentran justificación para
cometer los actos más atroces y violentos en contra de otros seres
humanos.
Es lamentable ver que en muchos países estos odios de ricos a pobres
no son solo el resultado de la inconsciencia individual que aqueja a
nuestras sociedades, sino que también se apoyan y se alimentan de
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los propios gobiernos como táctica política divisiva encaminada a
generar identificaciones de los grupos sociales que representan la
mayoría de los pueblos. Si la mayoría del pueblo vive en la pobreza,
los políticos y gobiernos se autodeclaran amigos de los pobres y
enemigos de los ricos. Usarán este hecho como arma divisiva, para a
través de esta división promover un odio que haga que la mayoría
pobre se identifique con ellos y al final les den el voto que les permita
llegar o mantenerse en el poder.
Hay muchísimas enseñanzas positivas también, como el amor y
respeto a nuestros padres, nuestras familias, nuestras costumbres,
etc. El problema es que a veces estas enseñanzas en lugar de ser
inclusivas son exclusivas. Se nos enseña a amar nuestras costumbres
y tradiciones, pero en lugar de amarlas simplemente porque son
elementos positivos de nuestra identidad humana, se nos muestra
también por qué otras costumbres o tradiciones están equivocadas y
deben ser descartadas. Esta exclusión de otras costumbres y
tradiciones tiene que ver con nuestro ego. Recuerda que nuestro ego
tiene un insaciable apetito por sentirse superior. De acuerdo a nuestro
ego lo nuestro es lo único valedero; lo de los demás debe ser
minimizado y descartado.
Los niveles de conciencia en individuos son manejados por el ego.
Mientras más grande es el ego mayor es el nivel de inconsciencia. De
este modo vemos que los individuos más inconscientes son aquellos
que están más convencidos de su historia personal y las
identificaciones y creencias que han generado en el transcurso de sus
vidas. Puedes darte cuenta de la validez de este concepto al observar
a muchos líderes políticos, militares e incluso espirituales.
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Deseo de aceptación y pertenencia
El ego tiene verdadero pánico al rechazo. Por este motivo tiene un
voraz apetito por sentimientos de aceptación y pertenencia. Mientras
más grande es el ego mayor es su deseo de pertenecer a alguna
ideología, movimiento, causa, símbolo, etc., para justificar su
superioridad. El ego busca siempre pertenecer, ser validado, aceptado.
Hay veces que la gente pertenece a grupos sociales o de cualquier otra
forma, que poco o nada tienen que ver con su forma de ser o de
pensar. Lo hacen simplemente como búsqueda de aceptación.
Cuántas veces vemos a jóvenes que se sienten desubicados en la vida,
formar parte o identificarse con grupos que poco tienen que ver con
su personalidad. Esta búsqueda de pertenencia o aceptación es muy
prevaleciente, sobre todo en la gente joven. Puede ser que un joven
no necesariamente se identifique con aquellos que visten a la última
moda y hablan de cosas materiales, pero que tampoco se identifique
con aquellos que no prestan ningún tipo de atención a la forma de
vestirse o al cuidado personal. Esta sensación de no pertenencia se
hace muy grande y causa sentimientos de falta de valor y depresión,
afectando seriamente la autoestima.
En la actualidad existen grupos que se acomodan a cada gusto y color,
lo importante es pertenecer. Están los populares, góticos, nerds,
geeks, etc. Buscamos siempre esa aceptación que nos defina y nos
haga sentir valiosos. Esta búsqueda de aceptación no es más que un
truco que nos juega el ego para validarse. Al ser aceptado fortalece su
existencia y la justifica. Si otras personas actúan como yo, visten como
yo, tienen similares intereses que yo, entonces yo debo estar en lo
correcto y juzgaré al resto como equivocados.
La búsqueda de aceptación se da a todo nivel y no es exclusiva de los
jóvenes. Cuando somos adultos también buscamos pertenecer a
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algún grupo. Queremos ser miembros de clubes de yates, golf, libros,
etc. No importa que no nos interesen mayormente sus actividades o
que no tengamos mucho en común con los otros miembros; lo
importante es pertenecer. Muchas veces esta necesidad de
pertenencia se da también a nivel de religión, iglesia, parroquia, grupo
social, etc. Nuevamente, el ego nos hace pensar que si hay más
personas que piensan como yo, quiere decir que yo no estoy mal, que
lo que yo pienso es lo correcto y, por lo tanto, lo que piensa el resto
es erróneo. El ego siempre buscará algo con lo que el individuo pueda
identificarse y sentirse superior. A falta de cosas materiales se
centrará, por ejemplo, en ideologías o razas. Si nací blanco y no tengo
nada más por qué sentirme superior, entonces me siento superior
porque soy blanco.
Identificación
Otro aspecto problemático del ego es su deseo de identificación.
Identificación es un rechazo al pensamiento original e individual para,
a través de la racionalización mental, buscar la verdad en la forma de
pensar colectiva. Identificación y pertenencia van de la mano. El ego
ama las identificaciones, especialmente aquellas que les hacen
sentirse superiores a otros seres humanos. El ego siempre quiere
ganar.
Por ejemplo, es triste ver que todavía en los Estados Unidos hay
personas, especialmente en los estados de sur, que se identifican con
la bandera confederada, atraídos por lo que ella representa. Este
símbolo representa muchas cosas, no todas ellas negativas o
divisionistas, pero la parte que es más atractiva para muchos
individuos es el simbolismo de superioridad de la raza blanca sobre
todas las otras, especialmente la negra. El ego de estas personas, en
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su afán de sentirse superiores, ha hecho que se identifiquen con la
idea de que ellos son superiores a otras personas por el simple hecho
de haber nacido blancos. Como quizás hay una ausencia de logros
personales, o de dinero, o algo más por lo que sentirse superior, el
ego se agarra a lo que puede. Es posible encontrar personas que, a
pesar de haber alcanzado éxito en lo material, todavía abrazan estos
símbolos para sentirse aún más superiores.
El ego necesita sentirse superior para subsistir. Si no hemos logrado
una superioridad económica, hay aún un mayor deseo de
identificarnos con algo que nos haga sentir superiores. En estos casos
nuestro ego busca identificarse con una filosofía que de alguna
manera le haga sentir bien y que justifique el ser pobre o no tener
dinero. Por este motivo es fácil para algunos líderes políticos vender
ideologías que de algún modo condenan la riqueza individual, como
son el comunismo y el socialismo populista.
Los sentimientos de superioridad racial son ideales para ilustrar lo
absurdo de ciertas creencias. Es realmente sorprendente la
predisposición de ciertas personas a sentirse superiores que el resto
por circunstancias totalmente fuera de su control, como fueron las
condiciones de sus nacimientos. Las circunstancias en las que venimos
al mundo nada tienen que ver con grandeza o supremacía. Es absurdo
pensar que un niño, por el hecho de haber venido al mundo en una
cuna privilegiada de gente blanca y buenos recursos económicos, es
superior a un niño negro del África, cuyos padres están sumidos en la
pobreza. Si fuera cierto que existe esta superioridad desde el
momento del nacimiento estaríamos admitiendo que no existe
justicia divina, que de alguna manera hay un favoritismo celestial
desde los primeros momentos de nuestra concepción. ¿Es que acaso
Dios ama más a ciertos niños y menos a otros? La respuesta es simple:
todos venimos al mundo con la misma esencia (vida). No existen
22
favoritismos. Si admitimos que el alcance de la felicidad es un asunto
interno a cada ser humano, nos damos cuenta de que todos venimos
con lo que necesitamos para tener unas vidas felices y plenas. El resto,
la raza, nacionalidad, estrato social, económico, religión de nuestros
padres, género, etc., son simplemente las circunstancias particulares
de nuestra existencia.
Cuando la raza no es suficiente nuestro ego busca otras características
que nos hagan sentir superiores. Agregamos la nacionalidad, luego
quizás la región del país en la que nacimos y si no es suficiente le
añadimos el género. Por ejemplo, pensamos que si somos hombres
blancos, europeos, italianos y de Roma definitivamente no hay nadie
mejor que nosotros, independientemente de nuestro nivel de
inconsciencia.
Estos son trucos del ego de las personas para sentirse superiores a
través de identificaciones. Recordemos que el sentimiento de
superioridad es uno de los mayores combustibles del ego.
El pensar que uno es más que alguien o menos que alguien
inevitablemente causa sufrimiento. Si piensas que eres superior,
vivirás frustrado tratando de mantener tu superioridad. Si piensas que
eres inferior, también vivirás frustrado ante la pobre imagen que
tienes de ti mismo y quizás te perderás en la complacencia buscando
la aprobación de aquellas personas cuyas necesidades has puesto por
encima de las tuyas. El único estado que no produce sufrimiento y se
alinea con tu felicidad es el estado de igualdad.
23
Materialismo y codicia
Desde pequeños también se nos enseña que la felicidad solo es
alcanzable a través de objetos, logros y circunstancias ajenas a
nosotros. Se nos dice que para ser felices debemos acumular dinero y
posesiones externas como casas, autos, etc. Mientras más dinero
tengamos más felices seremos. Se nos enseña también que nuestra
felicidad depende de que encontremos la pareja perfecta. Si somos
hombres se nos pinta la imagen de la mujer ideal. Que sea bonita,
esbelta, buena ama de casa, madre ejemplar, amante fiel y, de ser
posible, como bono adicional, que no nos moleste y nos deje hacer lo
que queramos. Si somos mujeres, el hombre ideal tiene que ser guapo,
esbelto, gran proveedor, padre ejemplar, amante fiel y, como bono
adicional, que no sea posesivo y también nos deje hacer lo que
queramos.
Estas enseñanzas están altamente soportadas por enormes aparatos
de mercadeo que nos venden la idea de que la felicidad está en lo
externo a nosotros. Estos aparatos ligan el consumismo con la
felicidad. Fíjate cuántos comerciales de televisión usan las imágenes
de gente joven, risueña, llena de amigos y felicidad, para de esta
manera vincular el consumo de sus productos a estas realidades y
sentimientos. Sin embargo, en la práctica, la felicidad que cualquier
producto o situación externa pueda proporcionar no es duradera. La
satisfacción que inicialmente nos proporcionan muchas veces viene
seguidas de sentimientos de vacío y banalidad. Desafortunadamente,
nuestra sociedad hace que nos olvidemos pronto de estos
sentimientos y busquemos satisfacción en alguna otra cosa. Siempre
estamos a la caza del siguiente producto, servicio, etc. que nos haga
felices. Nuestras vidas se convierten en una especie de montaña rusa
emocional en la que cuando compramos algo que nos complace,
estamos en todo lo alto y nos sentimos felices, y cuando sucede algo
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con lo que compramos, lo perdemos, expira, pasa de moda o
simplemente deja de satisfacernos, caemos bajo, en sentimientos de
vacío y depresión, hasta que el siguiente producto que nos brinde
satisfacción personal salga al mercado.
Llegamos erróneamente a pensar que la felicidad duradera no existe.
Solamente pequeños momentos que van y vienen, pero que siempre
están conectados a elementos externos. Esta obsesión por lo externo
y lo material muchas veces se convierte en codicia.
La codicia es una de las características más problemáticas de nuestro
ego. Es ese deseo insaciable de siempre tener más, sin importar
cuanto ya tengamos. La codicia va más allá del deseo nato de
superación que todos los seres humanos tenemos, para llevarnos a un
estado de perpetua inconformidad. Muchos seres humanos
cometemos los actos más atroces y despiadados guiados por la codicia.
Justificamos los medios más problemáticos si a través de ellos
llegamos a tener más y sentirnos superiores a nuestros semejantes.
Desafortunadamente, la codicia es totalmente opuesta a la felicidad,
ya que nunca se está satisfecho con lo que se tiene, siempre se quiere
más. Digamos, por ejemplo, que tras de muchos años de duro trabajo
logras, por fin, comprarte esa casa maravillosa que siempre has
soñado. El vivir en esta casa, sin lugar a duda, te traerá la dicha de
haber logrado tu objetivo. Sin embargo, si estás controlado por la
codicia, esta dicha no será duradera. No pasará mucho tiempo hasta
que te sientas inconforme, mires quizás con envidia otras propiedades
más valiosas y ahora sean esas las que tú desees. Es así como el círculo
se repite interminablemente, causando en ti inconformidad y
sufrimiento.
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Rencor, conflicto, culpa y arrepentimiento
A nuestro ego también le gusta el rencor y el conflicto porque de esta
manera refuerza el sentimiento de separación y la creencia de que
nosotros estamos en lo correcto, de que somos mejores, y las otras
personas están en lo incorrecto, y por ello son inferiores que nosotros.
Por este motivo no nos deja olvidar y mantiene nuestras iras, odios y
rencores vivos en nuestra mente.
Desde niños aprendemos a culpar a otras personas o circunstancias
por la forma en que nos sentimos. Estas enseñanzas son rápidamente
adoptadas por nuestro ego, porque así evita asumir responsabilidades.
Para ilustrar este concepto digamos que le prestamos una cantidad
importante de dinero a un vecino que nunca nos pagó. Es mucho más
fácil justificar los sentimientos de rencor y desprecio que le tenemos
a nuestro vecino que nos pidió prestado dinero y nunca nos lo
devolvió, a pesar de haber mejorado su situación económica, que
admitir que estos sentimientos o emociones conflictivas fueron, en
efecto, iniciadas por la inconsciencia de nuestro vecino, pero que
fuimos nosotros los que escogimos seguirlas, aumentarlas y
prolongarlas. No dejamos morir estos sentimientos negativos y de
esta manera seguimos con ira, a pesar de que el vecino nos pidió
prestado dinero hace dos años.
Nuestro ego justifica las emociones de ira y desprecio para de este
modo tener latente el que no podemos confiar en los demás. En lugar
de aferrarnos a este rencor y resentimiento, es mejor aprender de los
hechos que se generaron, y la próxima vez que alguien nos pida dinero
prestado tomar las medidas necesarias para que nos lo paguen
cuando así sea especificado. No hay necesidad de rencores y odios.
Estas emociones no tienen ningún propósito real ni contribuyen a
26
nuestro bienestar. Es mucho más productivo aprender de las
lecciones que nos da la vida, dejando de lado las emociones que ellas
generaron. Existe la creencia errónea de que las emociones son las
que dan la lección y que por eso no debemos dejarlas ir. La lección
está en los hechos que se desencadenaron y no en las emociones que
estos hechos generaron.
Similar a la culpa, el arrepentimiento es también una emoción
problemática que causa enormes cantidades de sufrimiento. El
arrepentirse es inútil ya que, independientemente de cuanto te
condenes, de ninguna manera vas a lograr cambiar tus acciones
pasadas. Piensa que toda acción, por problemática que esta haya sido,
lleva consigo una lección que debe ser aprendida. Si no hubieras
hecho lo que hiciste, en el momento que lo hiciste, no serías la
persona que ahora eres. El no arrepentirse no quiere decir de ninguna
manera que estés orgulloso de todo lo que has hecho en el transcurso
de tu vida y que no actuarías de manera diferente de tener la
oportunidad. Recuerda que lo que hiciste o dejaste de hacer fue el
resultado de las circunstancias que se presentaron y el nivel de
consciencia que tuviste en el momento en que se presentaron.
Odio
El odio es la emoción más fuerte y destructiva producida por el ego.
Ningún ser humano nace con odio en el corazón. El odio es un
sentimiento totalmente aprendido, al igual que todos los
sentimientos y emociones negativas. Los odios religiosos son
especialmente complicados y problemáticos. En mucha gente, la
identificación con su religión es muy fuerte. En muchos casos esta
identificación está alimentada por creencias que han subsistido por
cientos o miles de años. Estas creencias han sido y de hecho siguen
27
siendo alimentadas por opiniones o interpretaciones humanas. A
través del tiempo, los mensajes originales de los grandes maestros
han sido tinturados por el ego de ciertos líderes religiosos que los han
interpretado y expuesto de acuerdo a su perspectiva e intereses
personales, como que si se tratasen de la verdad absoluta. Estas
creencias llevan mucha fuerza, por lo que a través del tiempo se han
convertido en dogmas. Cuando las creencias se convierten en dogmas
dejan de ser cuestionadas y pasan a ser aceptadas como verdades
absolutas sin impugnación alguna.
Muchos niños crecen en un ambiente en el que el odio a otras
religiones prevalece. Se les recuerda constantemente que su religión
es la única verdad y se les enseña que la mera existencia de otras
religiones es una amenaza para su propia salvación y la salvación de
su pueblo. Muchos han sufrido la partida prematura de sus seres
queridos en manos de una violencia a la que, a falta de justificativos
racionales y entendibles, la interpretan quizás como ataques
religiosos que los infieles están sometiendo a sus pueblos.
Este tipo de ejemplos pueden utilizarse para ilustrar y entender el
origen de los odios que nos aquejan a los seres humanos. Te invito a
hacer una analogía similar para entender los orígenes de los odios
raciales, culturales, educativos, etc., que han secuestrado nuestras
mentes durante muchísimos años.
Violencia
La violencia es normalmente el recurso empleado por personas
altamente inconscientes en el deseo de imponer su voluntad. Sus
deseos normalmente tienen raíz en el ego y la inconsciencia que este
genera. Buscan a través de la violencia imponer sus creencias o
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caprichos “superiores” para satisfacer sus deseos egocéntricos de
validación, poder, dinero, etc.
Si damos un vistazo a la historia nos daremos cuenta de que el odio y
la violencia siempre han generado más odio y más violencia. Hay que
admitir que ha habido ciertas circunstancias en la historia que han
justificado de alguna manera el uso de violencia clara y puntual para
terminar con niveles altos de inconsciencia en la que se habían sumido
ciertos líderes. Sin embargo, la paz obtenida no ha superado de
ninguna manera la prueba del tiempo. Las guerras y la violencia
cambian de lugares y circunstancias, pero continúan cada vez con más
fuerza. El uso de la violencia genera emociones muy fuertes en las
personas que la usan y las que son víctimas de ella. Se crean
sentimientos de odio, venganza, ira, culpa, tristeza, etc., que son muy
difíciles de procesar y dan paso a tremendas cantidades de
sufrimiento y últimadamente a más violencia.
Son precisamente estos odios y frustraciones los que hacen que la
gente busque identificación con otras personas que sean víctimas de
circunstancias y emociones similares. Se forman dogmas e ideologías
basadas en sentimientos de odio y eliminación de otros seres
humanos. Es así como, por ejemplo, se forman los grupos terroristas.
Estos grupos no son más que conglomerados de gente con ideologías
sumamente fuertes, convertidas en dogmas que, alimentados por
sentimientos de odio, venganza, frustración y rechazo, usan los
métodos más violentos en su afán de imponer sus creencias en otros
seres humanos.
Al caer en niveles elevados de inconsciencia, estas personas
malinterpretan o tergiversan ciertas enseñanzas religiosas para, de
esta manera, validar y justificar los actos más atroces de violencia.
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No importa que las intenciones que justifiquen el uso de la violencia
sean aparentemente nobles o valederas. Recordemos que las buenas
intenciones son relativas, no obedecen a una verdad universal sino a
una verdad individual. Absolutamente todo acto de violencia es
originado por una diferencia de opiniones. Por ejemplo, lo que es
noble y valedero para una persona en Occidente, quizás sea
repugnante e impensable para otra persona en Oriente. El uso de
violencia invariablemente genera y alimenta emociones sumamente
fuertes de odio y venganza en ambos lados de la disputa. De esta
manera, la violencia nunca traerá consigo una solución duradera a los
conflictos. Simplemente los agrandará, complicando y postergando su
resolución.
¿Cómo se puede esperar paz de una persona que ha crecido en un
ambiente de violencia y ha visto a sus padres o hijos ser mutilados por
una bomba? Lo más lógico sería esperar que esta persona se convierta
en una víctima más de la violencia, se llene de odio y actúe de manera
violenta.
Para eliminar la violencia y erradicarla de manera definitiva debemos
eliminar los causales de la misma y no a los causantes. Debemos hacer
consciencia de que el limitarse a matar terroristas lejos de solucionar
el problema lo multiplica.
La paz duradera nunca llegará por imposición a través de la violencia.
No se puede cosechar lo que no se siembra y no se cultiva. Si
sembramos violencia y cultivamos violencia, violencia es
precisamente lo que vamos a cosechar. Esperar cualquier otro tipo de
resultado sería una clara indicación de locura. Otra analogía que
podemos usar para darnos cuenta de este absurdo sería, por ejemplo,
el querer disfrutar de un delicioso jugo de frutas, pero lo único que
echamos en la licuadora son vegetales. ¿Acaso llegará el día en que
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obtengamos nuestro deseado jugo de frutas licuando únicamente
vegetales?
Juicios
Uno de los grandes problemas ocasionados por nuestro ego y que es
muy particular de nuestra condición humana es la necesidad adictiva
de juzgar. Este juicio se presenta en forma de opiniones, mayormente
negativas, con respecto a prácticamente todo lo que nos rodea.
Juzgamos a las personas y las etiquetamos de buenas, malas, buenos
padres, malos empleados, antipáticas, agradables, etc. Estamos
siempre viendo las cosas desde nuestra perspectiva, nuestra
individualidad. Esta práctica es errónea, ya que obedece a nuestra
perspectiva de que lo pensamos es correcto o incorrecto. Debemos
siempre tener en cuenta que nuestra forma de pensar es diferente a
la de otras personas. Lo que está bien y es importante para nosotros
quizás no esté bien o no tenga el mismo grado de importancia para
otras personas.
Vemos las cosas desde nuestro punto de vista, al que consideramos
como el único válido, y así esperamos que otras personas piensen y
actúen de manera similar, sin respetar su propia individualidad.
Piensa cuántos conflictos familiares se originan, cuántos matrimonios
se rompen, cuántos hermanos pelean con hermanos, hijos con padres,
padres con hijos, jefes con empleados, etc., porque los unos no hacen
o se comportan de la manera en que los otros piensan que deberían.
Es común ver a niños peleándose con otros niños porque no hacen lo
que ellos quieren. Lo problemático es que continuamos actuando de
esta manera aún de adultos. Las circunstancias cambian. Quizás ya no
peleamos porque otras personas no juegan con nosotros de la manera
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en la que quisiéramos, pero si peleamos porque ellas no hacen o se
comportan de acuerdo a nuestra voluntad.
Al contrario que en los niños, donde este tipo de peleas o diferencia
de opiniones no genera mayores resentimientos y son rápidamente
olvidadas, los adultos no las dejamos ir, las personalizamos y nos
causan resentimientos. Cuestionamos constantemente el hecho de
que otras personas no actúan como “deberían”. Nos preguntamos
quizás: “¿Por qué mi esposo o esposa no se comporta como debería?”.
Él o ella debería estar haciendo esto o aquello en lugar de lo que está
haciendo, o debería pensar de esta manera o esta otra en lugar de la
forma en la que piensa.
Pensamos que nuestros hijos, independientemente de su edad, deben
actuar de cierta manera. Pensamos que ellos nunca deben
contradecirnos y deben siempre seguir nuestros consejos, porque
como padres tenemos más experiencia y sabemos más lo que les
conviene. Así, muchos padres tratamos de imponer nuestra voluntad
en nuestros hijos mayores y nos frustramos mucho cuando deciden
tomar caminos distintos a los que nosotros hemos escogido para ellos.
Es verdad que, como padres, tenemos más experiencia que nuestros
hijos en muchos aspectos de la vida y es también verdad que
incondicionalmente buscamos su bienestar y nunca haríamos o
sugeriríamos algo que conscientemente les perjudicara. El problema
se da cuando queremos imponer nuestra voluntad por encima de la
de ellos. Imponer nuestra voluntad es complacer a nuestro ego y muy
difícilmente traerá la felicidad que esperamos para nuestros hijos.
Al juzgar a otros por sus pensamientos o acciones estamos
inconscientemente poniéndolos en una posición inferior a la nuestra.
Guiados por nuestro ego, creemos que lo nuestro es superior y válido,
y que lo de los otros es como mínimo cuestionable.
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Al personalizar el hecho de que otras personas no actúan o piensan
como nosotros pensamos que deberían hacerlo confundimos sus
motivos. Creemos que ellas actúan de esa manera quizás porque no
nos quieren, o no nos respetan, o no somos importantes, en lugar de
admitir el simple hecho de que actúan de manera diferente porque
son diferentes. No lo hacen porque no nos quieren o respetan, sino
porque tienen una perspectiva diferente a la nuestra. Culpamos así a
otros por “hacernos sufrir” al no hacer lo que nosotros queremos que
hagan.
Siempre debemos tener en mente que la mayor adicción que tenemos
como humanos es la adicción a la libertad. Bajo condiciones normales,
cada uno de nosotros queremos hacer lo que consideramos es lo más
conveniente para nosotros.
Complacencia
Es cierto que, al menos en apariencia, la complacencia no contiene
elementos problemáticos. Sin embargo, la complacencia exagerada
causa enormes cantidades de sufrimiento tanto al complacido como
al complaciente. La complacencia problemática va más allá de
preparar el plato preferido para nuestra esposa, hijos, etc., porque
sabemos que eso es lo que les gusta y queremos brindarles un poco
de alegría. Esta complacencia tiene raíces egocéntricas en el sentido
que se la practica como mecanismo para sentirse bien uno mismo y
evitar culpas. La complacencia problemática es aquella en la que la
persona vive en un estado permanente de complacencia, olvidándose
de hacer lo que le hace feliz a ella para pasar a vivir a través de los ojos
de los complacidos.
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En el transcurso de nuestras vidas ejercitamos muy poco la libertad a
la que tenemos derecho y nos pertenece. Desde pequeños se nos
enseña a descartar nuestra propia voluntad para “respetar” la
voluntad de otros, normalmente, la de nuestros padres y maestros.
Siempre se nos dice lo que debemos hacer para complacer a nuestros
padres, maestros, parientes, amigos, jefes, sociedad, gobierno, etc.,
olvidándonos de complacernos a nosotros mismos. De adultos, estos
sentimientos de complacencia pasan a ser nuestras obligaciones.
Tenemos la obligación de trabajar, ser buenos padres, proveer para
nuestras familias, etc.
La palabra obligación es correcta porque su significado niega el uso de
nuestra voluntad propia. Vivimos atrapados satisfaciendo voluntades
ajenas y muy poco nos preocupamos de la nuestra.
La “obligación” debe ser vista como una enfermedad dañina que se
cura únicamente con la voluntad. Es la diferencia entre sonreír porque
tienes que y el querer sonreír. Es el ayudar porque tienes que y el
querer ayudar.
Nuestro mundo está lleno de personas sumamente infelices que han
ido por la vida complaciendo a sus padres, hijos, familiares, maestros,
amigos, etc., dejando de lado sus propios deseos. En otras palabras,
han ido por la vida realmente sin vivirla. Han dejado que sean otros
los que decidan por ellos en lugar de ser ellos los que tomen las
riendas de su destino. Han vivido bajo la perspectiva de otras personas,
y no la propia.
Como padres debemos limitarnos a dar nuestro consejo sabio y
sincero, y dejar que sean nuestros hijos los que decidan o no el
seguirlo. Al final son ellos los que tienen que forjar sus propios
destinos y encontrar su propia felicidad.
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Intentamos insaciablemente controlar y manipular a otras personas
para que piensen y actúen de la manera que nosotros consideramos
que es la correcta y nos frustramos cuando no lo hacen.
La persona complaciente, cuyas acciones están destinadas a satisfacer
a otras personas, no vive su propia vida, sino que lo hace a través de
los ojos de otras personas. De esta manera, evita el sufrimiento que
le generaría el enfrentarse a sus padres, hijos, amigos, etc. Evita tomar
control de su propia felicidad como mecanismo de defensa ante las
frustraciones que podrían encontrar al hacer lo que ellos desean.
Depositan su felicidad en otras personas y viven a través de los ojos
de ellas.
Desafortunadamente, las personas complacientes son normalmente
bastante infelices, por el simple hecho de que es imposible complacer
a todos. Hay veces que el complacer al uno significa no complacer al
otro, y esto les causa mucha frustración y sufrimiento.
Hay personas complacientes que confunden la complacencia con el
amor. Van mucho más allá de la ayuda normal que con satisfacción se
brinda a las personas amadas para pasar a ser sus esclavos. Dicen, por
ejemplo, que complacen a sus hijos y les dan todo lo que quieren
porque los aman. Desafortunadamente, la complacencia extrema no
es positiva para nadie. Los que la dan se vuelven esclavos de los que
la reciben y pasan por la vida halados y empujados por ellos. El
complacido tampoco se beneficia. Se malacostumbra a imponer su
voluntad y a manipular a las personas complacientes para satisfacer
sus deseos.
La complacencia extrema es especialmente perjudicial en nuestros
niños y jóvenes. No hay que olvidarse que quizás la responsabilidad
más importante que tenemos como padres es enseñar a nuestros
hijos a trabajar por lo que desean y a ser responsables de sus propias
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vidas. Hay padres que dan a sus hijos todo lo que quieren en su deseo
por complacerlos. De esta forma, lejos de educarlos y prepararlos para
enfrentarse la vida, crean una imagen distorsionada de la realidad en
la que se desenvuelven. Es así como muchos niños llegan a pensar que
el mundo gira a su alrededor de manera exclusiva. Piensan que la
obligación de otras personas es complacerles y hacer su voluntad.
Lógicamente, cuando esta situación no se da, se frustran, se enojan o
se deprimen enormemente.
Víctimas de la complacencia extrema, muchos niños llegan a ver a sus
padres como los únicos responsables de su bienestar. Ya convertidos
en adultos continúan con estos pensamientos y culpan a sus padres
de todas las desventuras que ocurren sus vidas, sin tomar ningún tipo
de responsabilidad por ellas. Se olvidan de que son ellos los
responsables de sus futuros y evitan esta responsabilidad,
localizándola en sus padres. No se percatan de que sus padres
también son humanos y que tienen sus propios deseos que van por
encima de la complacencia incondicional a sus hijos. Cuando estas
personas tienen sus propios hijos, normalmente caen en los mismos
errores de sus padres y repiten el círculo.
Es crucial que aprendamos a romper las ataduras de la complacencia
y dejemos de vivir en función de alguien o algo más para pasar a ser
nosotros los protagonistas de nuestras vidas.
Drama
A nuestro ego problemático le gusta el drama como manera de
ratificar su superioridad. Los humanos tenemos verdadera fascinación
por el drama y lo negativo que hay en el mundo. Nos gusta ver que no
somos los únicos con problemas y que hay otras personas con
36
circunstancias de vida peores que la nuestra y que por ello tenemos
una posición superior a ellas. Así, nos identificamos con el drama y lo
acogemos en nuestras vidas.
Tu ego busca la distracción e identificación con todo lo que le pueda
alimentar. Lo mismo pasa cuando nos distraemos con los aparatos
electrónicos o videojuegos. Nuestro ego pasa de identificarnos con
nuestras historias personales a hacerlo con la violencia de los
videojuegos. Te dirá que solo es un juego y por eso está bien matar a
cientos de humanos ficticiamente.
Desafortunadamente, tu cuerpo no sabe cuándo una situación es
ficticia o es real y produce toda clase de reacciones para, a su manera,
afrontar las situaciones que interpreta como peligrosas o conflictivas.
Observa las reacciones de tu cuerpo cuando miras la televisión o
juegas con videojuegos. Si se te presenta una situación peligrosa, tu
cuerpo generará adrenalina y serás capaz de sentir cómo te cargas de
energía, listo para actuar ante el peligro que se te presenta. En
muchos casos reaccionarás y saltarás de tu asiento. Fíjate en las
reacciones de tu cuerpo ante situaciones dramáticas, reales o irreales.
Si miras cómo un padre abandona a sus hijos, te sentirás quizás con
ira, triste, frustrado, etc. La reacción de tu cuerpo es similar
independientemente de que lo que estás viendo sea real o ficticio.
Todas las emociones negativas que se generan en tu cuerpo son
potencialmente dañinas para tu salud. Estas emociones son energías
que, de no ser procesadas correctamente, pueden causar muchas
enfermedades. Por este motivo debes tener mucho cuidado a lo que
ofreces tu atención.
Desgraciadamente, cuando estamos envueltos en negatividad y la
hacemos parte de nuestras vidas, nuestra realidad se vuelve también
negativa. La negatividad atrae negatividad. Cuando, por ejemplo, te
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dejas consumir por noticias negativas, atraes esa negatividad y le
permites formar parte de tu realidad. Para ilustrar este concepto
digamos que una persona vivió toda su vida aislado del mundo
exterior. Para esta persona las guerras mundiales, la injusticia, la
violencia, el hambre, etc., no existirían, ya que nunca hubieran pasado
a formar parte de su realidad. Cuando algo no se experimenta, no pasa
a formar parte de tu realidad y por lo tanto no te afecta. Si no lo
experimentas de algún modo, simplemente para ti no existe. Ahora
bien, esto no quiere decir que vayamos por la vida de forma ignorante
ante lo que sucede en el mundo, ya que esa ignorancia no daría paso
a las acciones correctas que lo mejoren. Lo que significa es que
debemos tener mucho cuidado con lo que experimentamos porque
eso pasa a ser parte de nuestra realidad. Al dejarnos consumir por el
drama en la vida, ya sea este real o ficticio, este drama toma posición
en nuestra realidad y la tintura de negatividad.
Debemos darnos cuenta y aceptar la realidad de que la idea de
quienes percibimos que somos en la actualidad, nuestra falsa
identidad, ha sido forjada por nuestro ego. El ego ha sido el
responsable de nuestros pensamientos negativos (dejamos de lado
los positivos, porque ellos no causan conflicto). Estos, a su vez, se han
transformado en emociones de odio, ira, miedo, angustia, etc. Estas
emociones, acompañadas por todo tipo de enseñanzas, han resultado
en lo que creemos es nuestra identidad. Si, por ejemplo, sentimos
odio y este se alimenta constantemente por enseñanzas separatistas
(religiosas, raciales, económicas, etc.), se convierte en parte de
nuestra identidad.
Nuestros pensamientos, emociones y creencias, que alimentan
nuestra historia personal o falso ser (ego), nos han dado la ilusión de
que nosotros somos lo que pensamos. Los humanos estamos tan
identificados con nuestra mente y sus frutos (pensamientos,
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emociones, etc.,) que no la cuestionamos. Las preguntas se
convierten en algo innecesario y vano, ya que estamos convencidos
de que nuestra mente es lo que somos. Creemos que somos de cierta
manera y no podemos cambiar.
Tristeza
La tristeza es una emoción problemática que nos causa enormes
cantidades de sufrimiento. Se da como resultado de la frustración e
impotencia que sentimos cuando una situación sale de nuestro
control y nos vemos incapaces de cambiarla.
Por ejemplo, no hay aflicción más grande que el fallecimiento de una
persona cercana a nosotros. Cuando un ser querido nos abandona nos
consume la tristeza. Hay muchas personas que nunca logran superar
estos acontecimientos porque se han identificado totalmente con
este sentimiento. Esta identificación se ha facilitado por la creencia
errónea de que, al dejar de sufrir por la partida de un ser querido, lo
olvidamos y así traicionamos el amor que sentíamos por él o ella. El
sentir tristeza no tiene nada de malo, es natural. Lo negativo es
identificarnos totalmente con ella, hasta el punto de que no nos
permita ser felices nunca más. Es bueno que cuando la tristeza aflora
nos permitamos sentirla, no la rechacemos. Si la rechazamos volverá
con más fuerza. Recordemos a nuestro ser querido con amor, pero no
nos dejemos paralizar por la tristeza. Estemos conscientes de que esta
es tan solo una emoción y que eventualmente pasará. Si nos
permitimos sentir tristeza o cualquier otro tipo de emociones que por
su naturaleza acarrean sufrimiento, sin identificarnos con ellas, el
sentimiento pasará y abrirá paso a otras emociones más positivas.
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Cuando nos enfrentamos a la muerte de un ser querido sentimos el
profundo dolor que el vacío de la pérdida deja en nuestros corazones,
pero al mismo tiempo debemos ser conscientes de lo efímera que es
la vida humana. Recuerda que todo lo físico está destinado a
desaparecer, no es permanente. Toda forma deja de existir, sin
importar cuán permanente parezca al ojo humano. Fíjate en la
naturaleza, todo lo que ves está en constante evolución. Date cuenta
de la inmensa cantidad de vida que te rodea, los árboles, la grama, los
insectos, los pájaros, y toda clase de vida a tu alrededor. Ahora bien,
si miras al suelo verás ejemplos de esta evolución de la que hablamos.
Verás muchas hojas muertas o en proceso de descomposición. Verás
también animales o insectos pasando por este proceso. La muerte
forma parte de la vida como la vida misma desde el punto de vista del
plano físico. Este principio también se aplica a todo lo material, creado
por el hombre. Cuántas estructuras fabulosas, que en su tiempo
parecieron eternas, han desaparecido. Recordemos lo sucedido con
las Torres Gemelas (World Trade Center) de Nueva York. Antes del 11
de septiembre del 2001 estas estructuras se levantaban orgullosas,
sólidas y daban la ilusión de una permanencia duradera. Estas
estructuras, desaparecidas ahora, no son más que valiosos
recordatorios de los alcances atroces de la inconsciencia humana y de
la brevedad de la forma.
Al mismo tiempo debes tener la tranquilidad de saber que en la
realidad la muerte no existe más allá del plano físico, más allá del
principio de dualidad, como opuesto a la vida física, o más
exactamente, al nacimiento. La verdadera vida que eres tú no conoce
la muerte. La muerte no es más que corporal, es el fin de nuestra
coraza física y nada más.
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El ego y la enfermedad
Como hemos visto, el ego es el responsable de nuestros pensamientos
negativos y problemáticos, que a su vez se transforman en emociones
negativas y nos convierten en un ser reactivo y emocional. Estas
emociones llevan consigo una gran cantidad de energía. El odio, la ira,
la tristeza, la angustia, etc., son ejemplos de estas emociones que, de
no ser procesadas adecuadamente por nuestra psique, se acumulan y
en ocasiones se manifiestan en enfermedades. Especialmente en
enfermedades crónicas, que son muy difíciles de curar para la ciencia
y medicina occidental. La ciencia ha ido descubriendo la asociación
que existe entre las emociones y las enfermedades físicas. Por
ejemplo, se ha descubierto que cuando una persona siente ira, existe
una interrupción del flujo de sangre al cerebro y no puede pensar con
claridad durante un periodo de tiempo. Otro descubrimiento opuesto
e interesante es el que tiene que ver con actos de generosidad. Según
un estudio, cuando una persona realiza un acto de generosidad se
fortalece físicamente, su sistema inmunológico mejora. Aún más
interesante es el hecho de que la persona que recibe este acto de
generosidad también experimenta el mismo beneficio. Y todavía más
interesante que lo que experimentan la persona que da y la que recibe
un acto de generosidad es el descubrimiento de que toda persona que
observa el acto de generosidad también se beneficia. En resumen,
podríamos decir que acciones o emociones negativas nos debilitan y
enferman, mientras que acciones o emociones positivas nos
fortalecen y curan no solo a nivel individual, sino también a aquellos
que nos rodean.
Las emociones llevan consigo energía que atraviesa nuestro cuerpo a
través de nuestro sistema nervioso. Cada emoción tiene una
frecuencia diferente y libera la química que nuestro cuerpo necesita
para luchar con la situación que causa esta emoción. Por este motivo
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cuando estamos en una situación de alto peligro, dicho peligro genera
la emoción del miedo, la cual hace que nuestro cuerpo libere
adrenalina y se prepare para reaccionar ante la amenaza que nos
aqueja. Químicos como la adrenalina, cortisol y otros son liberados
cuando hay sentimientos de peligro, miedo o estrés. Al ser liberados,
nuestro corazón late más rápido, se dilatan nuestros vasos sanguíneos,
nuestra respiración se vuelve más rápida y poco profunda. También
nuestros músculos se endurecen y hay muchas otras reacciones físicas
cuyo objetivo es prepararnos para pelear o enfrentar la situación que
causa esta emoción. Cuando se trata de una situación de peligro real,
la liberación de estos químicos ofrece mucha ayuda. Hacen posible
que nuestro cuerpo reaccione más rápido, con mayor fortaleza y
precisión. Por ello esporádicamente se escuchan noticias de gente
que ha alcanzado niveles de fuerza corporal increíble durante
momentos cortos como mecanismos de defensa. Madres que han
sido capaces de levantar autos para salvar a sus hijos, por ejemplo.
Si bien es cierto que la liberación de estos químicos en situaciones de
peligro real es beneficiosa, su constante liberación no es beneficiosa
para nuestro cuerpo, sino por el contrario, lo debilita.
Por otro lado, emociones positivas como felicidad, risa, satisfacción,
etc., hacen que nuestro cuerpo libere endorfina, que son poderosos
químicos que contribuyen a que nos sintamos bien. El mismo principio
aplicado a las emociones negativas puede ser aplicado a las positivas.
Nuestro cuerpo no sabe si la situación que causa estas reacciones
positivas en nuestro cuerpo es real o irreal. Puedes hacer un ejercicio
opuesto al anterior para comprobar este hecho. Piensa en una
situación, persona o grupo de personas a las que ames y observa la
reacción de tu cuerpo. Sentirás cómo el hecho de tan solo pensar en
algo agradable tiene un efecto altamente positivo en tu cuerpo.
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Así, te puedes dar cuenta de que, al controlar tus pensamientos
controlas tus emociones. Al controlar tus emociones controlas cómo
te sientes. Si escoges pensamientos positivos, tus emociones serán
positivas, y como resultado te sentirás mejor. Las emociones positivas
fortalecen tu cuerpo y lo hacen menos susceptible de enfermedades.
Por el contrario, las emociones negativas lo debilitan y abren las
puertas a las enfermedades.
Hemos visto que las emociones son flujos de energía que invaden
nuestro cuerpo, ya sea de manera positiva o negativa. Las emociones
negativas acarrean una gran cantidad de energía que de no ser
procesada y liberada por nuestro cuerpo y nuestra psique, se acumula
y origina enfermedades. Hay varios estudios científicos que están
ligando enfermedades graves como el cáncer, esclerosis múltiple,
esquizofrenia, ansiedad, depresión, bipolaridad, entre otras
enfermedades, a la manera como hemos procesado nuestras
emociones. Cada día es más evidente que el cuerpo y la mente están
intrínsecamente relacionados. Muchas enfermedades del cuerpo son
causadas por nuestra mente. Si guardamos resentimientos, odios, iras,
etc., estas energías negativas alimentan la energía acumulada en
nuestras enfermedades, y hacen que estas se arraiguen y no nos
abandonen. Si, por el contrario, quitamos esta fuente de energía al
superar las emociones negativas y verlas simplemente como el
resultado de nuestros pensamientos y de las historias mentales que
nos hemos creado alimentadas por nuestro ego, las enfermedades se
debilitan y empiezan a desvanecerse.
Es importante para nuestra felicidad observar nuestras reacciones
ante situaciones conflictivas. Si, por ejemplo, estamos haciendo un
préstamo y en el banco nos comunican que tenemos que hacer
nuevamente todo el papeleo, porque el total de nuestro archivo se
perdió de su sistema, en lugar de darnos la cabeza contra la pared y
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decirnos a nosotros mismos cosas como: “Ya ves… Nunca sale nada
bien. Este tipo de cosas siempre me pasan a mí. Seguro que perdieron
el archivo a propósito, cuando vieron que se trataba de mí”. Estos
pensamientos negativos se convierten pronto en conversaciones
interminables en nuestra mente, causando ira, frustración, amargura
y estrés, entre otras emociones negativas. Simplemente analicemos
los hechos, observemos cómo nos sentimos sin alimentar nuestra
frustración, ira, etc., con más pensamientos que de ninguna manera
van a solucionar nuestra situación presente. Veamos cómo las
emociones de frustración e ira crecen en nosotros sin hacer nada ni
por pararlas, ni por alimentarlas, sino simplemente observémoslas.
Nos daremos cuenta de que las emociones que se generaron nacieron
en nuestro subconsciente, crecieron y finalmente se extinguieron.
Después de ello la mejor solución o acción para solucionar este
problema vendrá a nosotros en la paz de nuestra mente. Con esta
simple acción hemos eludido ser víctimas de nuestras emociones.
Hemos evitado que estas energías negativas inunden y se aferren a
nuestro cuerpo, causando malestar y contribuyendo a crear
enfermedades.
Animales y naturaleza como maestros
La inconsciencia generada por nuestro ego es un privilegio de la raza
humana. Los animales y las plantas no la poseen. Todo acto de maldad,
egoísmo, odio, ira, etc., es el resultado de nuestra inconsciencia,
capitaneada por nuestro ego.
Los animales no son víctimas de sus egos y por lo tanto no se dejan
llevar por el pensamiento inconsciente que este genera. La leona no
ataca y se come a la cebra porque es mala, porque le cae mal o piensa
diferente. Simplemente se la come porque necesita alimentarse y
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alimentar a sus crías. Un mosquito no nos pica por maldad o por
venganza de que constantemente queremos acabar con su especie;
nos pica como simple mecanismo de sobrevivencia.
Toda acción en la naturaleza tiene un propósito valedero, no vano. Ni
las plantas ni los animales toman más de lo que necesitan para
sobrevivir. Cuando este balance se rompe el resultado es
invariablemente negativo. Por ejemplo, bajo condiciones normales,
las plantas toman de la naturaleza solo lo que necesitan para su
subsistencia y crecimiento. Un árbol toma solo el agua y nutrientes
que necesita del suelo para su crecimiento y sobrevivencia, y deja el
resto, de lo cual otras plantas se benefician. Cuando nos separamos
de las leyes naturales, estos principios se rompen. Volviendo al
ejemplo anterior, si sacamos una planta de su ambiente natural y la
llevamos a nuestra casa, la planta ahora depende de nosotros para su
sobrevivencia. Si por algún motivo la sobrealimentamos y
constantemente le damos más agua de la que necesita, la planta
eventualmente morirá. El balance natural se ha quebrantado.
Nuestros propios cuerpos funcionan de manera similar a la naturaleza.
Cuando nos alimentamos, nuestro cuerpo toma lo que necesita y
elimina el resto. Cuando este proceso natural queda influenciado o
afectado por nosotros, por ejemplo, con la sobrealimentación,
nuestros cuerpos no alcanzan a eliminar lo innecesario y aparecen
toda clase de enfermedades.
Nosotros, los humanos, constantemente rompemos el balance
natural que existe en la naturaleza, y tomamos de ella mucho más de
lo que necesitamos para sobrevivir. Tenemos una tendencia a la
acumulación vana de cosas materiales mucho más allá de lo necesario.
Esta tendencia se alimenta por el insaciable deseo de nuestro ego de
siempre tener más. Nada es suficiente en nuestra búsqueda constante
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de satisfacción y felicidad. No pasa mucho tiempo desde que
compramos el último y tecnológicamente más avanzado teléfono
inteligente hasta que queramos el siguiente modelo, más poderoso,
vistoso, etc. No importa cuánto necesitemos o usemos los últimos
accesorios y capacidades del teléfono, lo importante es que tengamos
el último modelo. Esta práctica de consumismo, alimentada por
enormes aparatos de mercadeo, genera grandes cantidades de
desperdicio que a su vez desencadena un impacto ambiental
significativo. No debemos olvidarnos de que eventualmente todo lo
que dejamos de usar termina retornando a la naturaleza
normalmente en una forma alterada, no original, que complica
enormemente su descomposición en los elementos primarios que lo
crearon. Por ejemplo, los plásticos son derivados de materiales
primarios que se encuentran en la naturaleza como son el gas natural,
el petróleo, el carbón, los minerales y las plantas. Una vez devueltos a
la naturaleza a manera de desperdicio, la mayoría de plásticos
comerciales tardan entre 450 a 1.000 años en descomponerse,
causando un impacto ambiental enorme.
Estos desperdicios plásticos son a menudo ingeridos por animales y
vida silvestre en general, hiriéndolos o envenenándolos. Además, el
desperdicio de plásticos flotantes sirve como medio de transportación
para especies animales invasivas, alterando el hábitat de otras
especies. El plástico enterrado en botaderos de basura puede dejar
escapar químicos peligrosos que se esparcen en aguas subterráneas y
de esta manera llegan a humanos, animales y plantas.
Se calcula que la cantidad de plástico manufacturado en los primeros
10 años de este siglo es mayor que el total producido en el siglo
pasado.
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Como hemos visto, bajo condiciones normales, todas las plantas y
animales viven en perfecta armonía entre sí mismos y la naturaleza
que les rodea. Somos los humanos los que repetidamente
introducimos desequilibrios al tomar más de lo que necesitamos para
acumular riqueza o satisfacer necesidades vanas. Pensemos en los
derrames de petróleo, la sobreexplotación de minas, la cacería
innecesaria de animales, la contaminación de nuestros suelos, etc. Si
damos una cuidadosa mirada a todas estas actividades nos daremos
cuenta de que obedecen a la inconsciencia humana alimentada por el
ego, al deseo de los unos de tener más o sentirse superiores a los otros.
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CAPÍTULO 3
EL EGO, EL PODER Y LOS SISTEMAS POLÍTICOS ACTUALES
El ego y el poder
Al entender la naturaleza del ego es posible comprender el porqué
nuestra civilización ha estado mayormente en las manos de personas
inconscientes con egos sumamente elevados prácticamente desde su
florecimiento.
El ego busca poder para así, reafirmarse y sentirse superior. El poder
es especialmente atractivo para personas con altos niveles de
inconsciencia llevadas por el ego. Una vez en el poder, es este mismo
ego el que hace que ahora estas personas se identifiquen ciegamente
con él y no lo quieran dejar. Al perder el poder perderían su identidad
y no les quedaría nada. Por este motivo inventan toda clase de trucos
que les permitan eternizarse en el poder. Se vuelven altamente
populistas en el afán de que una mayoría se identifique con ellos y así
les den el voto que les permita llegar o continuar en el poder. Hacen
de la separación su estrategia política; divide y vencerás. Ponen el uno
en contra del otro, siempre identificándose con el que sea mayoría
para conseguir sus votos, sin importar que el otro también sea parte
del pueblo a quien se deben.
Mientras más grande es el ego de los líderes, mayor es su deseo de
controlar y reprimir a su pueblo. El control y la represión dan un falso
sentido de superioridad. El controlador se siente más que el
controlado, ya que en él puede imponer su voluntad. Por ello, cuanto
más egocéntrico es el sistema de gobierno, mayor es el control y la
represión sobre sus pueblos. Este deseo de control muchas veces se
traduce en una serie de leyes y limitaciones que coartan la libertad de
las personas.
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Una práctica muy utilizada por los líderes actuales es el hacer que la
gente que tiene poco se llene de odio en contra de los que tienen algo.
Toda persona debe preguntarse sinceramente si estos odios,
alimentados constantemente por el régimen, le han llevado a algún
tipo de prosperidad.
La respuesta es fácil: la ira, el odio, las envidias, etc., no han llevado
nunca a nadie a ningún tipo de prosperidad ni lo harán jamás. Lo que
estas emociones hacen es que la gente insatisfecha, se sienta mejor al
haber más personas en su propia situación. Recuerda que al ego no le
gusta de ninguna manera sentirse inferior y busca la superioridad. El
haber más gente en la misma situación es un consuelo para nuestro
ego frustrado por no alcanzar los niveles de superioridad deseados.
Así, se cae en la ilusión de que como hay más gente pobre, el ser pobre
debe estar bien, opacando el deseo nato de superación que tenemos
como humanos y nuestro derecho a la felicidad y la prosperidad. Esta
situación es bastante triste, porque significa el alegrarse de la
desgracia ajena. Uno no se siente mejor porque su situación haya
mejorado o tenga más, sino porque hay más gente en la misma
condición.
Otra táctica comúnmente utilizada por líderes o candidatos a
posiciones de poder inconscientes es la de inyectar toda clase de
miedos en las personas con el objetivo de ser vistos como los únicos
que pueden prevenirlos o combatirlos de ser ese el caso. Trabajan
arduamente en crear la impresión de que solo ellos tienen la
capacidad de guiar a sus pueblos ante las inminentes amenazas que
los aquejan como resultado de toda clase de agentes externos. El
miedo no es más que una táctica moderna de esclavitud que muchos
políticos y grupos de poder usan para controlar y manipular a sus
pueblos.
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Existe la tendencia a pensar que nuestros líderes o las personas
envueltas en la política son superiores, admirables y sumamente
inteligentes. Se hace una asociación entre poder e inteligencia. Si
usamos una de las definiciones tradicionales de inteligencia, según la
cual se trata de la habilidad de usar conocimiento y lógica para
solucionar problemas, nos damos cuenta de que esta asociación es
mayormente errónea, con contadas excepciones. Muchos líderes son
completamente ignorantes de las acciones que deben tomar para
solucionar los problemas reales de sus pueblos. Simplemente han sido
buenos vendedores de sus ideologías. Han conseguido que la mayoría
votante se identifique con ellas, independientemente de cuan válidas
o apropiadas estas sean en la generación de bienestar y prosperidad
para sus pueblos. Desgraciadamente, en esta búsqueda de
identificación, muchos líderes juegan con las emociones de las
personas y echan mano de las tendencias egocéntricas que todos
tenemos como parte de nuestra naturaleza humana. Usan tácticas
divisivas para hacer que las mayorías oprimidas se identifiquen con
ellos y los consideren parte de su grupo.
El ego es normalmente el combustible que el líder inconsciente usa
para lograr sus ambiciones. Ese deseo insaciable de poder,
acompañado con sentimientos de grandiosidad y superioridad, es lo
que normalmente los motiva. Les gusta verse a sí mismos como
salvadores de sus pueblos y como los únicos que saben lo que les
conviene, independientemente de lo que ellos piensen. En su ilusoria
superioridad sienten que la verdad les pertenece de manera exclusiva
y la intentan imponer normalmente a la fuerza.
Muchos líderes tienen una noción errónea de lo que es el liderazgo.
Piensan que el poder imponer su voluntad es lo que los hace líderes.
En realidad, la imposición es falta de liderazgo. Lo que define a un
verdadero líder es el apoyo y seguimiento voluntario de sus
50
simpatizantes. Un verdadero líder no necesita imponer o forzar su
voluntad en su pueblo. Sus ideas son acogidas por una mayoría que
los sigue y sabe que su motivación primaria es la prosperidad de su
pueblo. Siempre habrá personas que por diferentes motivos se
opongan y rechacen las ideas del líder, pero este rechazo no obedece
a una voluntad mayoritaria, sino a intereses particulares. Bajo un
verdadero liderazgo democrático, la mayoría acoge las ideas y
políticas del líder, no porque estas sean impuestas, sino porque
confían en la sabiduría de su líder. Habrá siempre una minoría que las
opone, pero las respeta.
Es cierto que muchos líderes políticos desean llegar al poder
motivados por el deseo de servir a sus pueblos. Desgraciadamente,
una vez que lo consiguen, este deseo es opacado por las
características egocéntricas propias del poder y se dejan llevar por la
inconsciencia que estas generan. Dejan de ver al poder como
herramienta de ayuda y se emborrachan con los sentimientos de
superioridad que el poder les facilita. Piensan que su palabra,
pensamientos y acciones son las correctas, por el hecho de que
pueden ser forzadas e implementadas, sin importar el sufrimiento que
ocasionan en sus pueblos.
Las personas sabias normalmente no llegan al poder porque no lo
buscan. No les resulta atractivo. En la historia es posible encontrar
algunos ejemplos de líderes conscientes, en los cuales se puede notar
que han llegado al poder no necesariamente por haberlo buscado,
sino porque sus pueblos se han dado cuenta de lo valiosas de sus ideas
y los han impulsado. Estas personas han utilizado el poder como
mecanismo de ayuda y reconocimiento de los problemas que aquejan
a sus pueblos o grupos sociales. Ejemplos destacables son personas
como Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela que, entre otros,
por su sabiduría y prácticas de liderazgo, fueron altamente efectivos
51
y condujeron al bienestar a aquellos a quienes representaron. Sus
acciones, más allá de beneficiar a grupos específicos, transcendieron
hasta lograr mayores niveles de justicia social y conciencia en sus
países y en el mundo en general.
En la actualidad, al igual que a través de la historia, hay muchos países
que están en manos de líderes altamente egocéntricos. Estos líderes
han llegado a posiciones de liderazgo empujados por sus egos y una
vez en el poder han continuado sus prácticas egocéntricas, causando
enorme sufrimiento en sus pueblos.
Uno se puede preguntar cómo estos líderes negativos llegan al poder.
Estos líderes llegan al poder por el simple hecho de que son ellos los
que más lo desean y, en su búsqueda, realizan las acciones necesarias
para obtenerlo. Para ellos el poder es tremendamente atractivo. Su
deseo de poder es muy superior al del ciudadano común. Son ellos los
que están dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguirlo. Para
ellos, el fin definitivamente justifica los medios cuando se trata de que
sean ellos los que alcanzan el poder. Ellos ponen todo su esfuerzo,
dedicación y perseverancia en alcanzarlo y esa es precisamente la
razón por la que lo obtienen. No porque sean superiores, más
inteligentes o sepan lo que más les conviene a sus pueblos, sino
porque son los que más lo desean y están dispuestos a hacer lo que
sea por obtenerlo.
Desafortunadamente, los motivos por los que estas personas desean
poder normalmente no son los más nobles y favorables para el
bienestar de sus pueblos, sino que obedecen a un deseo egocéntrico
de superioridad. Ellos se obsesionan con el poder como mecanismo
de validez y superioridad, en lugar de hacerlo por el deseo de servir y
mejorar las condiciones de sus pueblos.
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Estos líderes normalmente gozan de personalidades fuertes y
carismáticas que les facilita el uso de tácticas egocéntricas en su
búsqueda de poder. Estas tácticas, por su naturaleza, apelan al ego
que todos tenemos como resultado de nuestra condición humana,
fomentando identificaciones que se traducen en los votos que les
permiten llegar o mantenerse en el poder. Llegan con sus palabras y
acciones a secuestrar la consciencia colectiva de sus pueblos y los
manipulan para que hagan cosas que de otro modo serían
impensables. Hitler, por ejemplo, logró vender su ideología extremista
con la que secuestró a todo un pueblo y lo sumió en un total estado
de inconsciencia. Aun cuando la gran mayoría del pueblo alemán no
se identificaba con la ideología nazi, tampoco hizo nada por detener
su avance. La mayoría de gente lo único que quiere es vivir en paz y
por ello llega a creer a sus líderes que les convencen de que la única
manera de conseguirla es a través de una etapa de violencia y
discriminación. Este hecho hace que los pueblos se conviertan en
víctimas de quienes no descartan el uso de la violencia, e incluso la
promueven como mecanismo impositivo.
Resulta hasta cierto punto increíble pensar que el número de
personas con ideas extremistas conflictivas es ridículamente pequeño
comparado con la gran mayoría de personas que habita el planeta. A
pesar de su número insignificante, son estas personas las causantes
de la gran mayoría de sufrimiento en el mundo. Por ejemplo, de
acuerdo a un artículo publicado por el Pew Research Center en junio
del 2013, existen más de 1,6 billones de musulmanes alrededor del
mundo. De ellos, más del 90 % condena el terrorismo y la violencia. La
gran mayoría ven al islam como una religión pacifica, y toleran otras
formas de vida y creencias.
Los que no condenan el terrorismo y la violencia tampoco pueden ser
considerados extremistas, ya que no tratan de imponer en otros su
53
forma de pensar. Los extremistas, que quieren imponer sus creencias
por encima de otras personas, y para ello recurren a la violencia, son
muy pocos. Desafortunadamente, es este grupo, numéricamente
insignificante, el que causa grandes cantidades de malestar en el
mundo. De acuerdo a una investigación realizada por la CNN en
septiembre del 2014, el número de musulmanes que pertenece a
grupos extremistas o se identifica con sus prácticas de extrema
violencia es de alrededor de 106.000 personas. Si hacemos un poco
de matemática elemental se puede concluir que alrededor del
0,00006625 % de la población musulmana es extremista. ¿Es que
acaso debemos condenar y aislar a toda una religión por la culpa de
unos pocos individuos que han caído en la extrema inconsciencia?
Ahora bien, cabe indicar en este punto que es erróneo acusar a los
musulmanes como los únicos causantes del terrorismo en el mundo.
La verdad es que la gran mayoría de terrorismo es causado por grupos
ajenos al islam. El pueblo islámico es quizás la mayor víctima del
mismo extremismo del que se le acusa. El extremismo religioso ha
secuestrado la voluntad del pueblo islámico y lo ha relegado en todo
sentido. No debemos olvidar que la humanidad tiene muchísimo que
agradecerles en las áreas de la matemática, medicina, ciencia, leyes,
arquitectura, entre otros campos. En la antigüedad, el pueblo islámico
era el más avanzado en muchas áreas. Desafortunadamente, el
extremismo religioso lo ha relegado y paralizado en el tiempo.
Los extremistas dicen representar al pueblo islámico, cuando en
realidad no es así. La gran mayoría de musulmanes, al igual que
prácticamente todos los humanos que habitamos el planeta, lo que
deseamos es simplemente vivir en paz. Estos grupos no toleran
oposición y la castigan con la muerte. Para la gran mayoría de
musulmanes es difícil oponerse abiertamente a estos grupos por
temor a ser castigados o asesinados.
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En definitiva, podemos decir que existe una gran contradicción y
brecha en lo que se refiere a un liderazgo consciente que sea positivo
para los pueblos. Los líderes que buscan y consiguen el poder
normalmente no son adecuados o beneficiosos para sus pueblos, ya
que son víctimas de sus propios egos. Los líderes más adecuados son
aquellos que no se han dejado consumir por sus egos, han identificado
sus consecuencias problemáticas y los han controlado. El problema
radica en que estas personas normalmente no ambicionan el poder y
por ello no lo buscan.
Afortunadamente, sí es posible encontrar líderes conscientes de que
su deseo de servir se ha convertido en el mayor atractivo del poder.
Estos líderes han usado o continúan usando el poder como
herramienta de ayuda a sus pueblos, en lugar de usarlo para alimentar
sus deseos egocéntricos.
La gran mayoría de gente del planeta ni necesita ni aspira a nada
extraordinario para ser feliz. Cuando se le pregunta, la gente
mayormente responde que quieren vivir en un ambiente de paz y
harmonía, trabajando en algo que les guste y les permita vivir
decentemente con sus familias.
En este punto cabe preguntarse: ¿Si esto es lo que queremos por qué
no lo tenemos? La respuesta es simple: no lo tenemos por el tipo de
liderazgo al que hemos sido sometidos a través de la historia.
El problema no es la gran mayoría de gente que habita el planeta, el
problema es de liderazgo. Es duro admitirlo, pero la mayoría de
personas en el mundo estamos en manos de líderes altamente
inconscientes y egocéntricos que roban, mienten, manipulan, ultrajan,
dividen, nos llenan de odios, violan las leyes y las constituciones para
acomodarlas a sus caprichos y para colmo buscan, a veces con éxito,
perpetuarse en el poder. Hemos sido dominados por demagogos que
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han apelado a nuestro ego y a lo más negativo de nuestra naturaleza
humana para conseguir sus objetivos. Ellos se han aprovechado de
nuestros odios, culpas, miedos, inseguridades, creencias, diferencias
económicas, diferencias sociales y diferencias raciales entre otras, en
su afán de conseguir nuestro apoyo.
Hay muchos líderes que son inteligentes, pero no son sabios. La
inteligencia puede servir para hacer el bien, pero también para hacer
el mal. La sabiduría siempre busca el bien de los pueblos y la felicidad
de las personas que lo conforman.
Nuestro ego busca identificarse con algún partido político,
movimiento, etc., para a través de esta identificación hacernos sentir
superiores. Nos dice que nuestra filosofía es la correcta y los demás
son unos tontos por no creerla o seguirla. Los líderes políticos son
verdaderos expertos en vendernos filosofías en un intento de que nos
identifiquemos con ellas, y de esta manera asegurar nuestros votos.
Subidos en un ego enorme, nos dirán que su forma de pensar es la
única verdad y que todo aquel que no la siga o que la cuestione está
equivocado y por lo tanto debe ser rechazado.
Estas filosofías, convertidas en ideologías, no obedecen a una forma
de pensar propia, sino a una manera de pensar adquirida. Las raíces
de las ideologías han sido normalmente buenas en su esencia
filosófica. Las dificultades se han presentado cuando se ha tratado de
pasar esas ideologías del plano filosófico al plano real. En muchos
casos, las filosofías no funcionan en el plano real porque violan la
esencia del ser humano de ser libre.
La adhesión a una cierta filosofía o doctrina se convierte en un
problema, cuando su apego significa el descartar, ignorar o atacar
otras doctrinas asumiendo que la nuestra es la única verdadera y que
todas las demás están equivocadas. Fijémonos en todas las
56
atrocidades cometidas en el mundo por personas que siguen dogmas
y doctrinas ciegamente, justificando toda clase de actos despreciables
bajo la premisa de que ellos son los únicos que conocen la verdad y
que todo aquel que no piense como ellos está equivocado, y es
justificado eliminarle, odiarle, minimizarle, etc. Es mucho más
saludable que cada persona desarrolle su propia forma de pensar, sin
ideologías o filosofías preconcebidas que nublen su pensamiento
original.
Religión y poder
Uno de los mayores problemas que actualmente afectan a la
humanidad es la creciente malinterpretación e hipocresía en asuntos
religiosos. Las religiones en sí no son el problema. Las religiones son
el resultado de un conjunto de enseñanzas que, con el tiempo, se
convirtieron en creencias, ideologías, doctrinas, o dogmas.
Desafortunadamente, a través del tiempo, muchas de las enseñanzas
originales han sido tergiversadas para acomodarse a la conveniencia
de quienes las han interpretado o han sido inconscientemente
malinterpretadas por nuestra propia naturaleza humana. Cualquiera
sea el caso, existe una gran hipocresía en muchas de las personas que
se autodefinen como religiosas. Es penoso escuchar a políticos o
personas en posiciones de liderazgo, que han formado sus propias
creencias alrededor de la religión a la que pertenecen, intentar forzar
e imponer sus creencias en otros, como si sus interpretaciones
correspondieran a una verdad universal. Es así como se forman una
imagen de sí mismos en la que se ven como los salvadores de sus
pueblos. Estos líderes, llevados por el ego, buscan validación en otras
personas que ratifiquen lo correctas de sus creencias. Al “estar en lo
correcto” se sienten superiores a quienes no comparten sus creencias
57
y, por lo tanto, “no están en lo correcto”. Buscan también la
identificación de las mayorías que pertenecen a su religión, para que
esta se materialice en los votos o aprobación que les permita llegar o
continuar en sus posiciones de liderazgo.
Muchos políticos, por ejemplo, se llenan la boca pregonando lo
buenos cristianos que son y es posible ver a sus seguidores con
pancartas anunciando mensajes como: “Dios esta con…”, “Dios ama
a…”, “Jesús está con…”. Estas personas han interpretado el mensaje
original de Jesús de manera totalmente errónea. El mensaje de Jesús
fue un mensaje muy simple que puede ser resumido en sus propias
palabras de “amarnos los unos a los otros como Él nos amó”. El amor
del que nos habló Jesús no es un amor exclusivo, no es un amor de
unas personas por encima de otras, de un grupo de personas por
encima de otro. Jesús no nos dijo ama a este, pero no ames a este otro.
El mensaje fue de un amor inclusivo e incondicional hacia todo y todos.
El mensaje que se escucha a los políticos es normalmente de desunión,
para a través de ella buscar la identificación de ciertos grupos por
encima de otros. Así, esperan que estos “ciertos grupos” formen la
mayoría votante que les permita materializar sus ambiciones. Por un
lado, nos dicen lo grandes cristianos que son y cuánto aman al Señor
y por otro pregonan todo tipo de discriminaciones. Nos intentan
vender su ideología separatista justificándola como manera de
“proteger” los intereses de su pueblo. Proteger a los unos, que
seguramente forman la mayoría votante, de los otros, que
seguramente son minoría votante o no pueden votar. Esta práctica,
además de ser problemática y causar división y sufrimiento en los
pueblos, es totalmente contraria a las enseñanzas divinas, no solo de
Jesús, sino también de otros grandes profetas y guías espirituales que
ha tenido la humanidad. El mensaje divino no ha sido ni podrá ser
nunca un mensaje divisionista. El mensaje es uno, sin particularidades
58
o individualizaciones. No pretende “proteger” lo mío sobre lo tuyo,
porque lo mío y lo tuyo no existen a nivel de esencia divina. Esto no
quiere decir de ninguna manera que caigamos en una noción
comunista en la que no hay respeto a la propiedad privada y se
pretenda forzar que todo es del Gobierno para ser distribuido entre
todos, coartando los principios básicos de libertad a la que todos
tenemos derecho.
Es hasta cierto punto bárbaro y ridículo escuchar a ciertos líderes
políticos, que se autodeclaran personas creyentes y de fe, decir por
ejemplo que se debe negar servicios básicos de salud a personas sin
documentos. Pregonan la represión y expulsión de personas que no
pertenecen a su país, ignorando las enseñanzas espirituales de la
religión a la que dicen pertenecer y olvidando el hecho de que estas
personas son también seres humanos. Hay veces que no es
totalmente claro el darse cuenta cómo pensamientos o políticas de
represión pueden favorecer a sus impulsores. El objetivo verdadero
es una búsqueda de identificación mayoritaria que se traduzca en
votos. El político prácticamente siempre ajusta el mensaje que
transmite a su propia conveniencia, independientemente de lo que
sea mejor y más conductivo para el progreso y felicidad de su pueblo.
En otras palabras: buscan la identificación, no la conveniencia. Hay
veces en las que la conveniencia está muy separada de la
identificación que las personas puedan tener con sus líderes actuales
o potenciales.
El mensaje de los grandes profetas y maestros estuvo dirigido a que
nos demos cuenta de que todos somos una unidad, todos somos
hermanos y, como tales, todos debemos salir adelante. No existen
ningún tipo de favoritismos o nociones de que unos se merecen más
que otros. Jesús nunca favoreció a un grupo determinado por encima
de otro, nunca puso a su raza por encima de otras, incluso la de sus
59
opresores. Él sabía bien que a nivel fundamental las razas no existen
y que todos tenemos un origen común.
El mensaje divino de amor incondicional significa que amemos a
nuestro prójimo sin importar su origen, creencias, etc. Significa que si
vemos a alguien caído en la vida, lo ayudemos y lo levantemos.
Significa que si nuestro vecino está hambriento y nosotros tenemos
dos pedazos de pan, le ofrezcamos uno, no porque el Gobierno o
nadie así nos lo obligan, sino porque lo amamos y es nuestra voluntad
ayudarlo.
Liderazgo inconsciente a través de la historia
La historia de la humanidad está literalmente inundada de líderes
inconscientes que nos han traído por un camino de profundo
sufrimiento. Estos líderes, sumidos en totales estados de
inconsciencia, realizaron actos de enorme crueldad y violencia,
dejando en su camino millones de víctimas. Todos ellos tuvieron
ideologías sumamente fuertes que usaban para justificar y validar sus
atrocidades.
Desafortunadamente, hay muchísimos ejemplos que nos permitirían
ilustrar los devastadores efectos de la inconsciencia humana cuando
esta se da en personas que tienen posiciones de poder y liderazgo. A
continuación, se exponen algunos ejemplos contemporáneos de los
más infamemente notorios en orden cronológico a su fecha de
nacimiento.
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Joseph Stalin (1878–1953)
Stalin fue el líder de la Unión Soviética desde 1922 hasta su muerte,
en 1953. Nacido en profunda pobreza, desde temprana edad estuvo
envuelto en políticas revolucionarias y actividades criminales. De
joven fue ladrón de bancos, agitador y asesino. Su intención era crear
un Gobierno con total control sobre la economía que incluía una
forzada colectivización de la agricultura soviética, controlada y
regulada por el Gobierno. Bajo su dominio, la Unión Soviética pasó de
ser una sociedad pobre y campesina a una superpotencia industrial y
militar. Una vez en el poder, Stalin instauró un verdadero reino de
terror, violencia, destrucción y asesinato. Stalin expandió los poderes
de la Policía Secreta y promovió activamente la desconfianza y división
entre las personas de su pueblo. Puso a vecinos en contra de vecinos,
fomentando el espionaje y la denuncia con el objetivo de descubrir y
aislar o eliminar a todo aquel que no estuviera de acuerdo con el
régimen. Como resultado de estos métodos, millones de personas
fueron asesinadas o enviadas a campos de concentración. En la
segunda mitad de los años 30, Stalin realizó una serie de campañas
destinadas a “limpiar” el Partido Comunista, la milicia y otras partes
de la sociedad soviética de todo aquel que pudiera ser considerado
una amenaza. Stalin persiguió a los intelectuales e independientes
ordenando su tortura, encarcelamiento y en muchos casos su
asesinato. A él se le atribuye la muerte de aproximadamente 20
millones de personas durante su reinado de terror. Stalin fue también
famoso por sus dichos, que de ser analizados revelan su alto nivel de
inconsciencia. Las siguientes son algunas de sus frases más celebres:
“Una muerte es una tragedia, un millón de muertes es simplemente
una estadística”. “Es suficiente que la gente sepa que hubo una
elección. La gente que deposita su voto no decide nada. La gente que
cuenta los votos es la que decide todo”. “Las ideas son más poderosas
61
que las armas. Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan
armas, ¿por qué vamos a dejar que tengan ideas?” “La muerte es la
solución para todos los problemas. No hombre–no problema”
“Gratitud es una enfermedad que sufren los perros” “Cada cual
impone su propio sistema social hasta donde pueda llegar con su
ejército”. “La violencia es el único medio de lucha y la sangre el
carburante de la historia”.
Stalin fue un líder altamente egocéntrico que a merced de la
inconsciencia se convirtió en un dictador paranoico, cruel, despiadado
y vengativo. Sus últimos años estuvieron sumidos en total paranoia.
Stalin vivía temiendo e inventando todo tipo de conspiraciones en su
contra. Hay evidencias que sugieren que poco antes de morir, Stalin
estaba planeando otra gran “limpieza” en la que, entre otras víctimas,
los judíos serían eliminados de la parte occidental de Rusia. Stalin
murió a los 74 años de edad, víctima de un derrame cerebral.
Hitler (1889–1945)
Hitler representa quizás uno de los ejemplos más nefastos de los
alcances de la inconsciencia humana. Hitler fue el presidente y
canciller de Alemania entre 1933 y 1945. Él llegó al poder
representando al Partido Nacionalista Obrero Alemán, mejor
conocido como el Partido Nazi. Hitler nunca pudo superar la derrota
de Alemania en la Primera Guerra Mundial y la atribuyó al hecho de
haberse rendido. Él estaba convencido de que si Alemania hubiera
continuado en la guerra la habría ganado. Tras la derrota alemana en
la Primera Guerra Mundial, Hitler puso a Alemania a trabajar en un
agresivo programa de rearmamento para prepararla hacia una
Segunda Guerra Mundial en la que Alemania recuperaría el control de
la región. Para impulsar sus ambiciones, Hitler usó mecanismos
62
altamente efectivos de propaganda. Hitler alguna vez dijo: “Con el
metódico y hábil uso de propaganda uno puede hacer que la gente
vea el cielo como si fuera el infierno, o una vida extremadamente
destruida como el paraíso”.
De manera frecuente denunció al capitalismo y al comunismo como
una conspiración judía a la que era necesario eliminar para establecer
un nuevo orden internacional que descartara la injusticia creada por
el dominio que Inglaterra y Francia alcanzaron después de la Primera
Guerra Mundial. Hitler estaba convencido de la superioridad de la raza
alemana, a la que él se refería como “raza aria superior”, sobre todas
las otras razas del planeta. Él veía al ideal ario como rubio, de ojos
claros y alto de estatura. Hitler tenía un especial odio por los judíos, a
los que veía como seres humanos inferiores y problemáticos que
debían ser eliminados.
Su reinado de terror empezó con la invasión de Polonia en septiembre
de 1939, desencadenando así el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Los campos de concentración alemanes fueron creados para detener
y eliminar a judíos, comunistas, gitanos, homosexuales, incapacitados
y otros a los que Hitler consideraba de naturaleza inferior y enemigos
del régimen superior alemán. La mayoría de personas detenidas en
los campos de concentración no representaba a ningún grupo armado
opositor, sino que eran hombres, mujeres y niños comunes cuya única
falta era su origen étnico. Más de 6 millones de personas,
mayormente judías, fueron eliminadas en cámaras de gas. Millones
de personas más perecieron como resultado del trato brutal e
inhumano que recibieron y como víctimas de la malnutrición y las
enfermedades en los campos de concentración. A Hitler se le atribuye
directamente la muerte de más de 11 millones de personas e
indirectamente, como resultado de sus acciones, a más de 50 millones
63
de personas. A estos vergonzosos hechos históricos se los conoce
como “el holocausto”.
Hitler fue un líder altamente egocéntrico que creía en la superioridad
racial aria de los alemanes. Ambicionaba crear una raza de seres
humanos perfectos, libres de defectos, para que habitaran el planeta.
En su afán de crear esta raza, llegó incluso a instaurar un programa de
procreación, según el cual, si un niño era considerado imperfecto o
inferior a los estándares alemanes arios era eliminado. Su afán
egocéntrico de sentirse superior y crear una raza extraordinaria con la
que dominar al mundo, dejó a su haber una estela aterradora de
destrucción y sufrimiento.
Idi Amin (1923–2003)
Amín gobernó Uganda desde 1971 a 1979. Famoso por la crueldad de
sus métodos de interrogación a prisioneros, Amin escaló posiciones
de liderazgo en las Fuerzas Armadas británicas. En 1971 derrotó al
gobernante electo de Uganda, Milton Obote, y se autodeclaró
presidente. Amin es considerado como uno de los dictadores más
crueles y despiadados de todos los tiempos. A él también se le
atribuye el total colapso económico de Uganda. Durante su gobierno
disfrutó de un extravagante y sumamente lujoso estilo de vida. Sus
extravagancias muchas veces rayaban en lo ridículo, especialmente
considerando la profunda pobreza de su pueblo. Una vez en el poder,
Amin inició una campaña de terror en la que cientos de miles de
personas perecieron. La crueldad, los sistemáticos abusos a los
derechos humanos, la persecución étnica y la represión política
fueron las características más prevalecientes de su gobierno. Amin
torturó y asesinó a muchísimos de sus propios soldados, oficiales del
Gobierno y a todo aquel al que él consideraba podría ser una amenaza
64
para su régimen. Al igual que otros líderes inconscientes, Amin temía
y despreciaba a las clases intelectuales o artísticas y las perseguía sin
tregua. Las ejecuciones eran pasadas por televisión como un
mecanismo de control de masas. Amín conservaba y coleccionaba
fotos de gente brutalmente asesinada como diversión. Amín mató a
cerca de 4 mil personas arrojándolas vivas a ríos infestados por
cocodrilos. En ocasiones, Amín cortaba la piel y carne de sus enemigos
y les obligaba a comérsela. Él también comía de la carne y bebía la
sangre de sus enemigos. Declaraba con orgullo que él era caníbal. A
pesar de que entre 300 mil y 500 mil personas de Uganda perecieron
durante su gobierno como resultado de su brutalidad, Amin nunca fue
puesto en manos de la justicia. Finalmente murió en 2003, veinticinco
años después de haber sido forzado al exilo en Arabia Saudita.
Pol Pot (1925–1998)
Pol Pot fue el primer ministro de Camboya desde 1976 hasta 1979. Su
gobierno fue considerado como una dictadura comunista totalitaria
en la que no hubo limitación alguna a los alcances de su poder. Como
gobernante, Pol Pot decidió transformar la civilización de Camboya
para, según él, embarcarla en una nueva era. Pol Pot es el único ser
humano en la historia que ordenó oficialmente el genocidio de su
propia gente. Millones de camboyanos fueron desplazados,
torturados y ejecutados. La práctica de asesinatos masivos, tortura,
esclavitud,
malnutrición,
hambruna,
etc.,
acabó
con
aproximadamente una cuarta parte de la población total de su país.
Se estima que entre 1,5 y 3 millones de personas perdieron la vida en
los cuatro años de su gobierno. Miles fueron víctimas de torturas y
enfermedades. Millones de gente, incluidas personas de edad
avanzada, niños y mujeres embarazadas, fueron obligados a trabajar
65
en canales de riego, sumergidos en agua fría hasta el cuello. Si por
algún motivo un trabajador paraba de trabajar debido a las
enfermedades, no se le alimentaba o era asesinado. La comida era
repartida únicamente como premio al trabajo. Alimentarse era
considerado un privilegio, el cual era arrebatado por los motivos más
absurdos. El castigo por comer, después de ser privado de este
derecho, era el ser enterrado vivo. Si un trabajador cometía un error,
sin importar la causa, era flagelado o abaleado hasta su deceso. Pol
Pot esperaba que la gente trabajase hasta caer muerta.
A los camboyanos se les prohibía casarse o asociarse con gente de
Vietnam. El solo parecerse o hablar de manera similar a los
vietnamitas era motivo de asesinato. Pol Pot temía a la gente con
educación, ya que la consideraba peligrosa para el régimen. En un
deseo insaciable de forzar la agenda comunista, con la cual se
identificaba fuertemente, Pol Pot eliminaba a cualquier persona a la
cual él creía que podría de algún modo retar su autoridad y amenazar
su poder totalitario.
Sistemas políticos contemporáneos
Comunismo
Desafortunadamente, hasta el momento presente, este tipo de
régimen autoritario no ha sido erradicado de nuestro planeta.
El comunismo nació como un movimiento social, político y económico
cuyo objetivo fue remplazar la propiedad privada y la riqueza personal
con la propiedad y riqueza comunal. Karl Marx es conocido como el
padre del comunismo.
En el régimen comunista no existe la propiedad privada. Bajo el
principio de que todo es de todos, toda propiedad privada,
66
independientemente de su naturaleza, se convierte en propiedad
comunal administrada por el régimen. El Estado mantiene el control
de toda la riqueza del país. Minas, fábricas, granjas, etc., pertenecen
al Estado, al igual que todos los medios productivos. El Estado también
controla la distribución de la riqueza entre las personas de sus pueblos.
El ideal final de la doctrina comunista es el crear un Estado sin clases
sociales gobernado por la clase laboral. La filosofía comunista cree
que toda decisión debe ser dirigida al beneficio colectivo y no servir
los intereses individuales de ninguna persona en particular. Al
eliminar las clases económicas y sociales se aspira a abolir el
enriquecimiento individual de manera que la riqueza generada por las
personas sea distribuida de forma equitativa entre todos, para de esta
manera alcanzar la igualdad y erradicar la pobreza.
Así se podría decir que la filosofía comunista está encaminada a crear
un régimen en el que todos somos iguales, en el que el Gobierno o
Estado se convierte en un gran distribuidor de la riqueza generada por
el trabajo de las personas y los recursos naturales propios del país. El
comunismo busca una sociedad igualitaria donde todos se beneficien
del conocimiento y trabajo individuales de manera colectiva.
Como se puede ver, la filosofía comunista en sí misma no tiene nada
de malo. Por el contrario, el objetivo doctrinario de alcanzar una
sociedad uniforme es plausible. Es bien intencionado en el sentido de
que busca, a través de la igualdad de las clases, alcanzar el bienestar
comunal. Sin embargo, el problema del comunismo no es filosófico,
sino práctico. Desgraciadamente, los líderes comunistas han buscado
la igualdad de las clases a la fuerza, descartando totalmente la libertad
y los deseos de superación intrínsecos en todo ser humano.
La mayoría de líderes comunistas han alcanzado el poder a la fuerza a
través de revoluciones políticas. Una vez instaurados en los regímenes
67
comunistas, sus líderes normalmente evitan la democracia y se
perpetúan en el poder. El líder comunista se convierte en una especie
de monarca que reina hasta su muerte o transfiere el poder cuando
sus capacidades físicas o mentales le abandonan. El poder pasa a ser
parte de grupos específicos o familias que lo controlan y se lo
transfiere entre sus miembros de acuerdo a la voluntad y capricho de
sus líderes.
Casos notables relativamente recientes son la transferencia de poder
en países como Corea del Norte y Cuba. En Corea del Norte, cuando
su líder Kim II-sung murió en 1994, el poder inmediatamente pasó a
manos de su hijo Kim Jong-il. En Cuba, después de la retirada de Fidel
Castro por razones de salud en el 2008, el poder pasó a manos de su
hermano Raúl.
En la realidad, el comunismo falla en crear bienestar para sus pueblos,
ya que, por el contrario, los oprime. Sus líderes controlan los medios
de comunicación y los convierten en verdaderas máquinas de
propaganda de sus regímenes. De esta forma sumen a sus pueblos en
un total aislamiento y desinformación de lo que acontece en el mundo,
especialmente en otros países donde reina la democracia. Para ellos
no es conveniente que sus pueblos se enteren y vean cómo se vive en
otros lugares con mayores libertades.
El comunismo ha fracasado en elevar el estándar de vida de los pobres.
Adicionalmente, ha deteriorado la calidad de vida de sus clases
económicas media y alta, al punto de que prácticamente las ha
extinguido. En la realidad, todos pasan a un estado de igualdad, pero
una igualdad en la que todos son igualmente pobres. La escasez y la
falta de recursos se convierten en la norma.
Todo ser humano ama la libertad y tiene un deseo de superación
intrínseco que no es necesariamente fruto del ego. Este deseo,
68
cuando no es fruto del ego, simplemente busca un mejoramiento
personal en el ámbito económico, educativo, etc., que le permita al
individuo crear las condiciones básicas en las que florezca la felicidad.
Este deseo no es necesariamente alimentado por el sentimiento de
tener más para sentirse superior que otros. Cuando el sistema obliga
a la igualdad económica, las personas que forman parte del aparato
productivo
pierden
motivación,
ya
que
saben
que,
independientemente de su rendimiento y de que tan duro trabajen,
sus condiciones de vida serán las mismas.
Los regímenes comunistas no toleran la oposición. Toda oposición es
atacada y eliminada. En muchos casos es considerada como traición y
las personas vistas como responsables son encarceladas o asesinadas.
Se crea un ambiente en el que todos tienen verdadero terror a
expresarse libremente por las consecuencias que esto les pueda traer.
Recordemos que tan solo Stalin es considerado como responsable del
asesinato de alrededor de 20 millones de personas, a quienes él
consideraba sus opositores.
De esta manera, los regímenes comunistas actuales se han convertido
en grandes ejemplos de los alcances de la inconsciencia humana.
Estos regímenes están en manos de líderes altamente egocéntricos,
que tratan de imponer su voluntad por la fuerza sin respeto alguno
por los derechos de otras personas.
Ellos se sienten dueños de la verdad absoluta. Normalmente se ven a
sí mismos como grandes salvadores de sus pueblos y piensan que por
ello sus pueblos les deben un amor, respeto y fidelidad incondicional.
Se sienten representantes de la voluntad colectiva con derecho de
atropellar la voluntad individual. Llevados por un ego enorme, estos
líderes se consideran muy por encima de los pueblos que representan.
Piensan que el pueblo no sabe lo que le conviene, solo ellos lo saben
69
y por esto no aceptan opiniones contrarias. Todo indicio de
desacuerdo con el líder o con el régimen es aplastado con suma
severidad. Al infractor se le tacha de traidor y, por lo tanto, su
encarcelamiento o eliminación es justificado.
Los líderes comunistas, una vez en el Gobierno, se identifican
completamente con el poder. Se aferran ciegamente a él, ya que lo
han convertido en su identidad. Con él han llegado a ser muy
poderosos y dueños de la verdad colectiva y absoluta. En su camino
han amasado grandes fortunas a costa del sacrificio y sufrimiento de
sus pueblos. La fortuna de Fidel Castro, por ejemplo, ha sido calculada
entre 500 y 900 millones de dólares. Más allá de los beneficios
económicos y otros privilegios propios de sus posiciones, estos líderes,
al estar tan identificados con el poder, tienen pánico de perderlo.
Despojarse del poder significaría perder su propia identidad y ello
sería como morir en vida. Sin su identidad no son nadie. Estos líderes
egocéntricos jamás podrían vivir en un sitio donde no se les conozca,
donde no sean sino una persona más, independientemente del dinero
que tengan. De ser así perderían el sentimiento de ser todopoderosos
y adorados por sus pueblos, aun cuando esta adoración no sea más
que una ilusión que han creado en sus mentes.
Irónicamente, esta ilusión es mayormente alimentada por los mismos
regímenes en un ambiente en el que la opinión pública es controlada
y censurada. Su ego es tan grande que no les permite ver la realidad.
No ven la miseria y terror en la que han sumido a sus pueblos. Todas
sus acciones son justificadas por su ego, es decir, su mente. Todo
atropello es merecido. Su ego les ha hecho sentir que está bien que
ellos decidan quien vive o quien muere, porque ellos son grandiosos,
son dueños de la verdad y todo aquel que se les oponga no merece la
libertad o aún la vida. En sus regímenes se rodean de personas que
constantemente les recuerdan lo maravillosos que son. Lógicamente,
70
este comportamiento está impulsado por las ventajas que tiene el ser
parte del sistema. Los miembros del partido y el Ejército, al igual que
los líderes comunistas, gozan de toda clase de beneficios que les
motiva a apoyarlos y mantenerlos en el poder.
Quienes se benefician del comunismo se convierten en sus mayores
promotores, ayudados por medios de información controlados que
gritan a los cuatro vientos las maravillas y bondades del régimen.
Alimentan una interpretación torcida de la realidad en la que tratan
desesperadamente de mantener una falsa ilusión de bienestar en sus
pueblos. Similarmente, las demostraciones de apoyo a estos
regímenes son normalmente el resultado del temor que la gente les
tiene. Ellos saben que la oposición no está permitida. Estos regímenes
operan bajo la premisa de que quienes no están a favor, están en
contra. Todo aquel que no demuestra su apoyo es visto como opositor,
con las devastadoras consecuencias que esto significa.
En muchos casos los sentimientos de grandiosidad de estos líderes
son tan predominantes, que los sume en estados de total
inconsciencia e ilusión. Así se sienten con el poder y hasta cierto punto
con la obligación de retar y amenazar a otros regímenes a los que ellos
consideran opositores. Es común en líderes comunistas el tratar de
distraer a sus pueblos y culpar por todos sus problemas a otros países
y sistemas políticos. Favorecen atacar a regímenes opuestos a su
filosofía, especialmente a los países capitalistas. Fallan en ver los
errores y deficiencias de sus ideologías y culpan por todo a otras,
haciéndolas así responsables de todos los males que aquejan a sus
propios pueblos.
Es triste y hasta cierto punto cómico el ver las demostraciones de
poder que países como Corea del Norte llevan a cabo constantemente
para intimidar a países como los Estados Unidos. Este régimen tiene
71
total control de los medios de comunicación y por medio de ellos
sume a sus pueblos en un estado de completa desinformación e
ignorancia con el objeto de distraerlo y mantenerlo en estado
permanente de alerta hacia lo que ellos dicen es una invasión
eminente de los Estados Unidos a su país.
El caso de China es algo diferente. China inició un distanciamiento del
marxismo clásico a finales de la revolución cultural que se dio en 1976.
En la actualidad muchas entidades estatales están al menos
parcialmente en manos privadas. El sector privado cada vez tiene más
fuerza y relevancia en la economía del país. Por ejemplo, hay ahora
muchísimas escuelas privadas, abriendo de esta manera una
posibilidad de elección que anteriormente no existía. De la misma
manera, muchos privilegios han sido cortados con una mínima
intervención del Estado en las áreas de la salud y otros programas de
seguridad social. A pesar de existir muchas similitudes con otros
sistemas comunistas, actualmente China se ha convertido en una
especie de híbrido en el que coexisten elementos de dos filosofías
radicalmente opuestas como son el comunismo y el capitalismo.
Socialismo
No es fácil encontrar una definición consistente de lo que es el
socialismo. Hay muchas, pero estas difieren significativamente.
Merriam-Webster, una filial de la enciclopedia británica, define el
socialismo como una forma de organización social en la cual las
mayores industrias pertenecen y son controladas por el Gobierno en
lugar de individuos o compañías privadas. El diccionario urbano define
el socialismo como un sistema económico que está entre el
72
capitalismo y el comunismo, en el cual se promueve la propiedad
comunitaria de los elementos de producción y distribución de bienes.
Como se puede ver, la definición de socialismo no es completamente
clara. Más confuso aún es tratar de analizar las políticas socialistas
basándonos en los países que se han declarado o que han sido
tildados de socialistas. Existen enormes discrepancias entre las
políticas o prácticas socialistas de países como Portugal, Holanda,
Nueva Zelandia, y países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Zimbabue,
Congo, etc., en relación al socialismo que practican.
En el primer grupo de países, el socialismo ha sido bastante moderado
y benevolente. Existe respeto por la propiedad privada, la libertad de
las instituciones y las personas, así como también a la libertad de
expresión. En el segundo grupo de países, el socialismo practicado es
un socialismo populista, en el que ha habido una gran cantidad de
manipulación del pensamiento colectivo. El mensaje en este tipo de
socialismo ha sido divisivo. Se ha fomentado la separación de las
clases económicas y sociales cultivando odios, para a través de ellos
buscar una identificación de las mayorías pobres que les de control y
continuidad a sus gobiernos.
Es por estos motivos que el socialismo populista merece mayor
atención como el más problemático y contradictorio en la busca de la
prosperidad y felicidad de los pueblos.
Socialismo populista
El populismo crea un sentimiento de aversión en contra de las élites
económicas o intelectuales. Florentino Portero, profesor titular de
Historia Contemporánea en la UNED y colaborador de ABC, se refiere
al socialismo populista de la siguiente manera: “Atajo por el cual
73
jugamos con las pasiones, ilusiones e ideales de la gente para
prometer lo que es imposible, aprovechándose de la miseria de la
gente, dejando afuera absolutamente toda la razón y la lógica en la
toma de decisiones; juega con la necesidad para sencillamente
imponer una dictadura”. Él también dijo que “el populismo ama tanto
a los pobres que los multiplica”. La “pasión” a la que el señor
Florentino hace mención en su definición es la famosa guerra de las
clases económicas.
La palabra “populismo” presenta gran ambigüedad. Hasta hace no
mucho tiempo ni siquiera constaba en el Diccionario de la lengua
española. Sin embargo, usando la misma palabra como guía, podemos
decir que la expresión “populismo” está relacionada con la palabra
“pueblo”. Basados en esta analogía se podría decir que un líder
populista es un líder de pueblo y, por lo tanto, guiado por lo que es
más conveniente para su pueblo.
Desafortunadamente, el mensaje populista ha sido un mensaje
divisivo al asumir que el pueblo está compuesto solamente por cierto
tipo de gente, con completo desprecio a otros estratos económicos o
intelectuales que son también parte vital de los pueblos.
Las famosas revoluciones
El líder populista normalmente goza de un gran poder de oratoria, lo
que le sirve en el momento de convencer a los votantes. Sin embargo,
el discurso es normalmente contradictorio. Se habla de igualdad,
libertad de expresión y respeto a los derechos humanos, pero todo
esto bajo un Gobierno controlador y autoritario.
Es común en estos líderes, ya sean comunistas o socialistas populistas,
el hablar de revoluciones. La palabra revolución implica un cambio
74
rápido de las circunstancias presentes. Se habla de una
transformación o revolución en las estructuras sociales, económicas,
y políticas en favor del pueblo, pero en la práctica lo que se da es que
los gobiernos populistas toman medidas contrarias a un Estado libre
y democrático.
A través de esta promesa de cambio estos líderes buscan la
identificación de sus pueblos oprimidos y hambrientos por mejorar su
situación. Se vende a la revolución como el mecanismo que
mágicamente permitirá que la felicidad y la prosperidad florezcan. Los
líderes revolucionarios llegan al poder hablando de revoluciones y
cambios dramáticos y luego continúan en el poder ampliando y
manipulando la definición de sus revoluciones. El mensaje de
transformación o revolución nunca termina y se convierte en una
herramienta para conservar el poder y el control político absoluto a
través de la popularidad de las masas. Hablan de liberación y terminan
siendo ellos los mayores opresores.
En la práctica, la gran mayoría de revoluciones han sido altamente
perjudiciales para los pueblos. Hemos visto el desastre de la famosa
revolución cubana, por ejemplo, que ha coartado la libertad de sus
ciudadanos y los ha sumido en la opresión y la pobreza.
La revolución de la que normalmente hablan los políticos es una
revolución externa en la que sus beneficiarios son los políticos que
buscan el poder. Los cambios esperados por el pueblo que les permita
embarcarse en el camino de la prosperidad y felicidad nunca se llegan
a dar. Las revoluciones rápidamente se convierten en verdaderas
máquinas de propaganda gubernamental en la cual los líderes
revolucionarios culpan de todos los males que aquejan a sus pueblos
a elementos externos como las políticas de otros países, otras
ideologías, desastres naturales, etc. A través de estas máquinas
75
propagandistas, los líderes revolucionarios también tratan de
convencer a su pueblo de las bondades de su régimen y de lo
importante que es el mantenerlos en el poder. Quieren convencer a
sus pueblos de que todo está bien bajo su régimen, cuando la realidad
es totalmente contraria.
Hablan de una lucha social que nunca termina y se perpetúa. Venden
la imagen a sus pueblos de insaciables luchadores por justicia social.
Quieren que sus pueblos los vean como sus aliados y salvadores en
contra de las fuerzas del mal y la injusticia, cuando son ellos los que
en realidad las causan. Ellos normalmente enfocan sus fuerzas en un
“enemigo común” al que culpan de sus males buscando de esta
manera distraer la mirada de sus pueblos y así evitar que ellos les vean
como los verdaderos responsables de su miseria. En su afán de
mantener control, inyectan todo tipo de odios y divisiones en la gente.
Enfocan estas emociones en elementos ajenos al régimen para de esa
manera distraer la atención de los verdaderos responsables.
Intentan combatir la injusticia social a la fuerza. El hecho de querer
forzarla es precisamente la razón por la cual no funciona. Los seres
humanos somos adictos a la libertad. El ser libres es nuestra
naturaleza y por ello, siempre rechazamos la imposición y la fuerza
contrarias a nuestra voluntad. Ninguna política duradera y
trascendental puede ser forzada. El mundo está lleno de ejemplos de
regímenes autoritarios que imponen sus ideologías en sus pueblos,
con consecuencias altamente problemáticas e incluso nefastas.
Regímenes como los comunistas o socialistas populistas quieren
forzar lo que ellos entienden como justicia social y lo que consiguen
es lo contrario. Los atropellos y la injusticia social se generalizan. En
lugar de haber solucionado el problema lo han agrandado.
76
La justicia social se dará cuando hagamos verdadera consciencia de la
igualdad de todos los seres humanos y entendamos que, a nivel básico,
todos somos iguales, lo que cambia son nuestras circunstancias de
vida. Es de esta forma cómo los que tienen más ayudarán a levantar a
los que tienen menos. No porque estén obligados por sus regímenes,
sino porque les es conveniente y así lo desean. Es este tipo de ayuda
la única que tiene el potencial de ser duradera y trascendental. Obligar
al que tiene más a ayudar al que tiene menos genera una reacción
negativa contraria, que empeora aún más cuando el que tiene más no
confía en los mecanismos de redistribución de la riqueza.
Eventualmente, el que tiene más se cansa de ser obligado y deja de
generar riqueza, o mueve sus recursos a otros sitios que le presenten
mejores condiciones y le permitan crecer.
Enfrentamiento de clases económicas y sociales
El populismo promueve una ruptura entre las clases sociales que
representan una mayoría y las clases sociales que representan una
minoría. El candidato o gobernante populista ataca a las oligarquías y
los grandes imperios económicos y se convierte en el promotor de la
nacionalización de empresas. Trata de convencer a la gente pobre de
que ellos están mal porque hay otros que están bien a costa de ellos.
Crea la impresión de que los que están bien económicamente de
alguna manera les han quitado lo que por naturaleza les pertenece.
De esta manera, el líder populista alimenta sentimientos de división
entre las diferentes clases sociales. Igualmente, opaca el principio de
que todos somos capaces de crear riqueza para alimentarnos con la
idea de que la riqueza es moralmente condenable y solo puede ser
creada por individuos sin escrúpulos explotando y tomando partido
de otras personas o ser transferida de generación en generación a
77
manera de herencias. Venden la ilusión de que solo quitando riqueza
a algunos se puede alcanzar bienestar económico para todos,
especialmente para los más necesitados.
El mensaje busca una identificación de las mayorías que le permita al
político portador del mensaje ser electo. Ahora bien, no habría
problema en que el mensaje de un candidato resuene en la mayoría
del pueblo al que espera representar. El problema es que el mensaje
no lleva consigo una solución a los problemas que aquejan a los
pueblos y que precisamente han causado la división entre las clases
sociales que lo conforman. El mensaje es simplemente un mensaje
vacío sin otro contenido que no sea la división en sí misma. El
populista se presenta como el redentor del pueblo y usa mensajes
separatistas en los que dice que el pobre debe despreciar al rico, pero
no se dice cómo este desprecio o abolición beneficiaría al pobre. El
mensaje se centra en la división sin una substancia práctica que
indique cómo mejorar las condiciones de sus pueblos.
El odio entre las clases estaría de algún modo justificado si los odios y
las divisiones de una clase sobre otra trajeran bienestar o felicidad a
los portadores del odio. Si los pobres, por el hecho de odiar a los ricos,
mejoraran su condición y gozaran de prosperidad, el odio y la división
serian justificados, al menos para ellos. La verdad es que NUNCA algo
negativo desencadena algo positivo. Pensamientos y emociones
negativas JAMÁS se materializarán en realidades positivas. Cuando
uno siembra odio cosecha odio. El fin NUNCA justifica los medios. En
realidad, el fin es siempre un reflejo de los medios. En otras palabras,
si lo que nos interesa es la paz, nunca llegaremos a ella por medios
violentos. Si lo que nos interesa es la prosperidad, esta nunca llegará
como resultado de arrebatársela a otros.
78
Hay veces que es posible caer en esta ilusión errónea de emociones
“justificadas”, especialmente cuando estas son facilitadas y
promovidas por aquellos a quienes consideramos nuestros líderes.
Ellos nos tratan de vender estos odios como que el odio en sí nos fuera
a traer prosperidad. Promueven emociones de satisfacción erróneas
a través de las cuales pretenden que el pobre encuentre regocijo en
el ataque que ellos fomentan hacia los ricos. Esta pseudosatisfacción
no es duradera, ya que está basada en el hecho de que los unos se
alegren del mal de los otros. La mayoría encuentre dicha en el ataque
a la minoría.
Así, muchos líderes fallan en darse cuenta, normalmente por
conveniencia, de que ambas, mayoría y minoría, son parte de su
pueblo y que la solución a los problemas básicos que nos aquejan
como sociedad no está en la división y el enfrentamiento de las clases,
sino, por el contrario, en la comunión y colaboración entre las mismas.
Estas no son más que simples tácticas divisionistas cuyo objetivo es la
identificación de las mayorías que les permita llegar o perpetuarse en
el poder. “Divide y vencerás”, dice el viejo y conocido refrán.
La verdadera fortaleza de un líder no radica en su capacidad de dividir
sino, por el contrario, en su capacidad de unir. No se necesita dividir
para vencer, ya que la verdadera victoria es aquella que resulta de la
unión. Dividir es la táctica del político débil para ganar elecciones; unir
es la del fuerte.
Los gobiernos socialistas populistas intentan una redistribución
forzada de la riqueza, en la que el rico tenga menos y el pobre tenga
más. Lo que está mal con este concepto es la forma en cómo los
Gobiernos se entrometen en la propiedad privada, a la cual dejan de
respetar como puntal básico de la democracia. Se trata de forzar la
redistribución de la riqueza a través de decretos políticos y leyes. En
79
la realidad, cuando se trata de forzar esta redistribución, lo que se
hace es inyectar una enfermedad poderosa y corrosiva en el aparato
productivo. No hay como olvidarse de que los empresarios e
inversionistas son una parte fundamental y necesaria en la
prosperidad de los pueblos. Cuando las medidas populistas son
adversas, ellos simplemente no invierten y buscan otros sitios en
donde su dinero les genere el retorno que esperan y existan las
condiciones que les permitan crecer. Vivimos en un mundo de
economía global en donde la inversión privada es reconocida y
bienvenida en muchos lugares del mundo. Si las condiciones no son
propicias en su país, el inversionista local buscará otros sitios menos
conflictivos que le permitan hacer realidad lo que ambiciona. La
inversión extranjera también se desvanece, víctima de las condiciones
adversas que se han creado. De esta manera, la riqueza, la entrada de
divisas y el empleo que la inversión privada local y extranjera generan
desaparecen, con todo el beneficio que podrían haber causado. Se
pierde la preciosa oportunidad de generar empleo y prosperidad en
los pueblos por los caprichos absurdos de los líderes socialistas
populistas.
Estos regímenes hacen una guerra sin cuartel al empresario y a toda
persona que tenga una situación financiera holgada para que su
riqueza sea redistribuida al pobre. Al final, el pobre sigue siendo pobre,
y la guerra al empresario finalmente se la “gana” cuando los
empresarios han dejado de invertir localmente, quizás teniendo que
salir del país al que aman, dejándolo todo.
Hay que darse cuenta de que el populista no está interesado en
eliminar la pobreza, ya que al pobre lo ha aprendido a controlar con
ayudas mínimas e identificándolo con el odio al rico. La pobreza y el
sentimiento de dependencia hacia el Gobierno se transforman en
votos que les permiten continuar en el poder. Este ciclo no se rompe
80
fácilmente, ya que el interés primario del líder populista es el
perpetuarse en el poder. Se intentan controlar sectores bastos de la
población, haciendo que cada vez más gente dependa directa o
indirectamente del Gobierno.
Robin Hood es un cuento muy bonito que se ha convertido en la
inspiración de muchos líderes del socialismo populista. Encuentran en
la idea de quitarle al rico para darle al pobre una fuente de inspiración
y justicia. Estos líderes han fallado en ver a Robin Hood simplemente
como lo que es, un cuento, que no dice lo que habría pasado si Robin
hubiera querido alcanzar un poder absoluto y hacer de su política de
quitar al rico para dar al pobre una política de Gobierno. Si él hubiera
continuado en su afán de quitarles a los unos para darles a los otros,
los ricos hubieran salido de Nottingham y se hubieran movido a otro
pueblo donde no pudieran ser alcanzados por sus políticas. Así
habrían dejado en su camino al sinfín de gente que dependía de ellos.
Los ricos hubieran seguido siendo ricos en otro pueblo. Después de un
tiempo, Robin Hood se hubiera quedado sin ricos a quienes quitarles
el dinero y hubiera tenido que empezar a echar mano a las arcas de
los no tan ricos, y así por el estilo.
En los gobiernos populistas socialistas, esta redistribución de la
riqueza es aún más problemática que en el cuento de Robin Hood. De
la riqueza quitada a los ricos, poco o nada le llega al pobre.
Normalmente se diluye en pagar a los aparatos burocráticos enormes
que sus líderes han creado. Es común que estos gobiernos se limiten
a dar bonos o incentivos a la gente pobre, que para efectos prácticos
solucionan muy poco. Se pretende comprar la lealtad de la clase pobre,
arrojándole un hueso que la haga feliz de vez en cuando. La situación
del pobre mejora poco o nada en estos gobiernos. Se busca una
identificación con el gobierno, que desafortunadamente no está
basada en el progreso o en la mejora de las condiciones económicas
81
o sociales. Como la política de estos gobiernos es fallida y contraria a
la creación de condiciones que favorezcan el progreso y la felicidad,
estos fracasan en prestar mejores condiciones de vida para los pobres.
Los políticos populistas han aprendido a usar y manipular la
democracia. Han descubierto la forma de validar sus pensamientos y
acciones a través de los votos. Han logrado que la mayoría se
identifique con su mensaje divisivo, haciendo de esta división la fuerza
que los mantiene en el poder. Nosotros, mayoría, en contra de
aquellos, minoría.
A la final lo que queda no es un país donde hay más riqueza, sino por
el contrario, un país donde hay más pobreza, donde la clase
empresarial ha sido gravemente herida o quizás incluso desaparecido.
La clase media, cada vez más agobiada por la falta de empleo e
impuestos absurdos, también ha venido desvaneciéndose y pasa a ser
pobre. La clase económica pobre es la única que aumenta.
Normalmente, estos regímenes acarrean consigo una ola de nuevos
ricos a los que la “redistribución” de la riqueza les ha sido altamente
favorable. Esta ola está compuesta en su mayoría por empleados
públicos en posiciones de poder que han hecho su fortuna por medios
cuestionables. Estos nuevos ricos se aferran al poder con todas sus
fuerzas. Gritan a los cuatro vientos las maravillas del Gobierno y lo
necesarias de sus funciones para de ese modo perpetuarse y
continuar beneficiándose de sus posiciones.
Hubo quien, refiriéndose al socialismo populista, dijo que sus líderes,
al igual que los magos, usan la distracción para quitarte la billetera. La
gran diferencia es que los magos normalmente te la devuelven al
finalizar el show.
Debemos preguntarnos si esos odios, divisiones e ideas preconcebidas
han servido algún propósito práctico conductivo a la felicidad. ¿Ha
82
servido de algo el odiar a gente de otras razas, religiones, culturas u
orientaciones políticas? ¿Es que quizás nos sentimos mejor o
prosperamos más cuando odiamos, rechazamos o dividimos que
cuando amamos, toleramos e integramos?
Si hacemos un examen exhaustivo nos daremos cuenta de que todas
estas emociones, que quizás incluso desencadenaron acciones
negativas, no han contribuido en absolutamente nada a nuestro
engrandecimiento. Lo único que han conseguido es que nos
identifiquemos más con el líder portador de los mensajes divisionistas,
lo elijamos o perpetuemos en el poder. Estas emociones no convienen
a nadie, con excepción de los portadores del mensaje. Son ellos los
únicos y exclusivos beneficiarios.
Independiente del malestar en sus pueblos, el líder populista seguirá
tratando de mantenerse en el poder como le sea posible. Culpará de
todos los males de su país a asuntos externos, a la caída de precio de
sus exportaciones, a las políticas de otros países, a otros sistemas de
gobierno, etc. Siempre habrá un culpable externo por el deterioro
local que ellos han ocasionado.
El populismo básicamente sobrevive de las industrias nacionalizadas,
recursos naturales del país e impuestos normalmente exagerados y
absurdos. Estos se han convertido en el combustible que sostiene el
enorme aparato burocrático que los líderes populistas han creado.
Desafortunadamente, no hay dinero entrante que sea capaz de
sostener este modelo económico a largo plazo. El populismo inicia su
agonía en el desequilibrio entre el gasto y el ingreso público. Se cae
en una muerte lenta, donde las condiciones de vida se van
deteriorando poco a poco. Muchos de los bienes escasean al dejar de
ser importados víctimas de impuestos exorbitantes o porque por
diferentes motivos, no son producidos localmente.
83
Después de algún tiempo en el poder, los líderes populistas se dan
cuenta de que sus políticas no lograrán mejorar la calidad de vida de
los pobres. En ese momento tratan a toda costa de que el pobre se
identifique con el Gobierno por otros medios. Inyectan toda clase de
odios y mentiras buscando una afinidad e identificación con la gente
pobre. Alimentan sentimientos de desunión, frustración y odio entre
las clases sociales. Distraen esta frustración y hacen que el pobre, en
lugar de culpar al Gobierno como verdadero responsable, culpe a los
que tienen más que ellos, como si ellos fueran los culpables de su
miseria.
Cuando todo intento de traer felicidad y prosperidad a sus pueblos
falla, el líder populista, preocupado por el creciente descontento de
su pueblo, llegará a los extremos más absurdos para crear una ilusión
de bienestar y así conseguir los votos que le permitan permanecer en
el poder. A comienzos del mes de noviembre de 2013, el presidente
venezolano Nicolás Maduro declaró Navidad 54 días antes de la fecha
usual. Él dijo que el objetivo de esa Navidad temprana era el dar a su
pueblo la “suprema felicidad social”. Sería maravilloso que los
gobiernos tuvieran la capacidad de dar felicidad a sus pueblos por
decreto en lugar de tener que crear las condiciones en las cuales
florezca. Ejemplos como este exponen la más completa ignorancia
que tienen los gobernantes cuando se trata de traer bienestar y
prosperidad a sus pueblos. No tienen idea o quizás, cegados por su
agenda personal, no les interesa más allá de obtener ese voto que les
permita permanecer en el poder. Se dan cuenta de que sus políticas
de separación y odio son sus mejores aliadas a la hora de conseguir y
asegurar votos. Desgraciadamente, estas políticas son contrarias a la
creación de un ambiente de prosperidad y felicidad en los pueblos,
especialmente en los pobres, que son a quienes ellos dicen
representar.
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Burocracia
El crecimiento desproporcional y muchas veces absurdo de la
burocracia es uno de los síntomas más evidentes y problemáticos del
gobierno populista. Prolifera la creación de entidades estatales como
ministerios y secretarias, y se nacionalizan empresas privadas. El
aparato estatal se vuelve insostenible y eventualmente colapsa bajo
su propio peso, debido al tremendo gasto que significa para el Estado
mantenerlo. Cuando esto sucede, el Gobierno no puede pagar sus
obligaciones y se corre el peligro de una falta de liquidez que genere
inflación. El dinero siempre tiene que salir de algún lado. Si no existe
liquidez porque el Gobierno está quebrado, no hay otra alternativa
que alterar la moneda, devaluarla o cambiarla para forzarle a que
alcance para más. Desafortunadamente, todo tipo de moneda o
ajuste monetario sin el correspondiente respaldo económico afecta el
poder adquisitivo de las personas y genera inflación. No hay que
sorprenderse de que países de gobiernos populistas sean los que
tienen la mayor inflación del mundo.
El deseo de trabajar para el Gobierno se convierte en el sueño de toda
persona que necesita empleo o desea mejorar su condición
económica. Las posiciones burocráticas, por lo general, son las únicas
o de las pocas que ofrecen toda clase de beneficios. La creatividad, el
deseo de surgir y prosperar, de ser independiente y tener un negocio
propio, que además de brindar todo tipo de satisfacciones personales
generaría crecimiento, empleo y prosperidad para muchas personas,
se va desvaneciendo. Esta situación se da como consecuencia de
políticas opresoras que no favorecen el desarrollo personal, sino que,
por el contrario, están dirigidas a que la gente se sienta impotente e
inútil, aumentado su estado de dependencia del Gobierno. Mientras
85
más fuerte sea la dependencia económica o psicológica, más
dispuesta estará la gente a mantener a los gobernantes en sus
posiciones. Esto es precisamente lo que buscan los gobiernos
populistas. Al líder populista le conviene generar la ilusión de que la
gente no es capaz de hacerse cargo por sí misma de su propia vida y
que necesita de un líder paternalista que le maneje todo y que le
mantenga para poder salir adelante. Al pobre lo controla haciéndole
que se sienta dependiente de algún tipo de asistencia económica,
normalmente mínima, proveniente del Gobierno. Se le da la ilusión de
un Gobierno preocupado por su bienestar.
El Gobierno usa al burócrata como una herramienta adicional para
mantenerse en el poder. Gran parte de la población pasa a depender
del Gobierno de manera directa o indirecta. El burócrata es también
utilizado por el Gobierno en demostraciones de apoyo al régimen.
Falta de riqueza
En los gobiernos socialistas populistas generalmente existe mucha
pobreza. Esta pobreza se da como resultado de evadir o rechazar las
actividades que generan riqueza e inyectan dinero en el aparato
productivo de los pueblos. Para ilustrar el funcionamiento del aparato
productivo y la importancia de generar riqueza es posible utilizar el
siguiente ejemplo:
Digamos que la riqueza de un país está representada por el agua en
una tina de baño. Por un lado tenemos la llave de agua, que serían las
divisas (dinero) que entra a la tina desde el exterior y aumenta el nivel
de riqueza, y por el otro tenemos el sumidero por el que salen las
divisas al exterior, disminuyendo el agua o riqueza. La entrada de
divisas, representada por la llave de agua, se logra a través de
86
actividades como exportaciones, turismo, inversión extranjera y
dinero enviado por personas desde el exterior. La salida de divisas,
representada por el sumidero, es el resultado de importaciones y la
fuga de capitales que se da como consecuencia de la falta de confianza
en el sistema, entre otras actividades. Existe también entrada y salida
de divisas por préstamos y el pago de los mismos al exterior. Como
esta actividad aumenta la riqueza al momento del préstamo y la
disminuye al pagarlo, la dejaremos de lado para efectos de este
ejemplo.
El problema de falta de riqueza en estos gobiernos se da porque “la
llave de agua” se encuentra bastante restringida, no hay flujo de
divisas hacia el interior del sistema. Para comenzar, no se da la
importancia que las exportaciones deberían tener. Existen toda clase
de trabas legales, burocracia y corrupción, que obstruyen y
entorpecen su proceso. Normalmente tampoco existe mayor
asistencia técnica o financiera de parte del gobierno para impulsarlas.
El turismo es afectado por la inseguridad y hostilidad que
normalmente existe en estos gobiernos hacia otras ideologías y
sistemas, las mismas que con frecuencia representan a las economías
más fuertes y, por lo tanto, tienen el mayor potencial para generar
ingresos por efectos del turismo. En muchos casos las guerras
ideológicas en las que el líder populista se embarca en contra de otros
sistemas de gobierno se traducen en guerras personales que lo único
que hacen es ahuyentar al turista y privar de la riqueza que ellos
podrían traer. No importa cuánto dinero dedique un gobierno para
mejorar las condiciones turísticas internas de un país si su imagen en
el exterior es de inseguridad y hostilidad.
Normalmente este tipo de gobierno falla también en atraer la
inversión extranjera. En su egocéntrico afán de superioridad
87
ideológica el líder populista discrimina y demoniza a otros sistemas de
gobierno y economías más desarrolladas y les pone toda clase de
trabas para que inviertan en sus países. Estos líderes
desafortunadamente enfocan sus odios personales hacia otras
ideologías y sistemas de gobierno por encima de la conveniencia de
sus pueblos. La corrupción, los impuestos excesivos, la burocracia, la
inseguridad política y financiera y la hostilidad ideológica, entre otros
aspectos negativos, tampoco presentan mayores atractivos para que
compañías extranjeras posicionen sus negocios en países con estos
sistemas de gobierno.
Por otro lado, este tipo de gobierno trata de evitar la salida de divisas
o riqueza. Volviendo al ejemplo anterior, el líder populista trata de
impedir que el agua se vaya por el sumidero. De esta forma restringe
las importaciones y pone todo tipo de trabas para que el dinero no
salga del país. Al restringir las importaciones se cae en una economía
de total desabastecimiento. Todo falta, no hay libertad de elección.
Poco a poco se mina la posibilidad de las personas para escoger los
productos que deseen consumir y se las limita a lo que puedan
encontrar internamente.
Al restringir la salida de capitales al exterior se priva a las personas de
la libertad de hacer con su dinero lo que ellas consideren conveniente.
Se intenta obligar a que mantengan su dinero en un sistema al cual le
han perdido confianza, además de limitar la ayuda que puedan prestar
a sus seres queridos que se encuentran en el exterior. La mejor y de
paso única manera de disminuir o eliminar la fuga de capitales al
exterior es el crear un ambiente económico y financiero sólido y
benevolente en el que el individuo pueda confiar sin tener que fijarse
en otros sistemas que le posibiliten el salvaguardar su patrimonio.
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Impuestos
Al limitarse la entrada de riqueza en el sistema económico, al gobierno
le faltan los recursos que le permita cubrir las necesidades de su
pueblo. El poco dinero que entra se diluye en satisfacer el gasto
público, beneficios sociales y obras de infraestructura, entre otros. El
problema se da cuando al haber poco dinero en la economía el Estado
se queda sin el capital que le permita repetir el ciclo de gastos a los
que está sujeto. Bajo estas condiciones, la única opción que le queda
al Gobierno es recapturar el dinero que gastó en su pueblo.
Desafortunadamente esta recuperación de capital normalmente la
hace a través de impuestos.
Si bien es cierto que los impuestos son necesarios para la economía,
los impuestos excesivos a los que normalmente se somete a los
pueblos bajo este tipo de gobiernos, lejos de solucionar el problema
básico de falta de riqueza lo único que hacen es oprimirlo y entorpecer
su desarrollo.
El Gobierno debe cobrar a su pueblo por concepto de impuestos el
mínimo necesario que permita el funcionamiento del Estado. Es
crucial para el avance de los pueblos el transformar al Gobierno en
una maquinaria pequeña, sumamente efectiva y eficiente que le
permita tener más dinero para invertir en su beneficio.
La riqueza debe ser generada y atraída del exterior, ya que esta es la
única actividad que la aumenta. Los impuestos lo único que hacen es
recircular la riqueza o, mejor dicho, la falta de riqueza en el interior de
un sistema cada vez más empobrecido.
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Control
Una vez en el poder, es práctica común el que el líder populista intente
cambiar las leyes para que estas se acomoden a sus antojos
ideológicos. También es costumbre la búsqueda de control de todos
los otros poderes del Estado. Por medios legítimos o ilegítimos, el
gobierno populista toma control del Congreso y el sistema judicial.
Estas entidades dejan de servir su propósito primordial de ser
guardianes de la democracia y equilibrar las atribuciones del ejecutivo
para que ningún poder pueda predominar sobre los otros. Los
parlamentos dejan de ser fórums de intercambio de ideas orientadas
al progreso de los pueblos para convertirse en entidades de validación
de un régimen cada vez más autoritario y totalitario. Lo mismo sucede
con el poder judicial. Los jueces dejan de obrar apegados a las leyes
de derecho, para pasar a ser endosantes de los caprichos del Gobierno
central. El poder judicial deja de ser una entidad separada del
ejecutivo para pasar a trabajar para él. La justicia individual se
convierte en un lujo solamente alcanzable por quienes se alineen con
los intereses particulares del Gobierno.
Otro síntoma del populismo es la creación de impuestos irracionales
y exagerados de todo tipo. Según el líder populista, el objetivo
primario de estos impuestos es asegurar una distribución más justa de
la riqueza en la que el que tiene más pague más. Se ponen por ejemplo
impuestos a las importaciones con el objetivo de “castigar” u “obligar”
a las clases pudientes a contribuir más a las clases menos privilegiadas.
Se dice que solo las clases “pudientes” son afectadas por este tipo de
impuestos, cuando en realidad afectan a todos los niveles sociales y
económicos. En la práctica, la población entera es afectada al privarle
la libertad de encontrar el producto que desea, del cual en muchos
casos no hay un substituto equivalente o adecuado. Así, se perjudica
a todos los estratos de una economía saludable. Al pequeño
90
comerciante le es cada vez más complicado abastecerse de productos
para vender. El impacto a las grandes cadenas comerciales también es
enorme. Sin embargo, a este impacto no se le da mayor importancia;
por el contrario, se convierte en motivo de orgullo para el líder
populista, que lo ve como un castigo a los ricos. Este líder tratará de
vender la caída de las grandes cadenas comerciales a su pueblo como
signos de una eficiente “guerra” a los “oligarcas” o a la gente pudiente,
cuando en realidad el único perdedor de esta guerra es el mismo
pueblo, en el que hay más desempleo como resultado de que estas
cadenas cierren sus operaciones, más desabastecimiento y menor
libertad de elección.
Un problema paralelo al desabastecimiento resultante de impuestos
y proteccionismos de la economía nacional es el control de precios. En
una economía de mercado libre, que de paso ha sido comprobada
como la única que es sostenible a largo plazo, los precios son
regulados por las fuerzas de la oferta y la demanda. Cuando los
precios no son autorregulados por estas fuerzas, pasan a ser
controlados e impuestos por el Gobierno, abriendo las puertas a todo
tipo de abusos. Muchos gobiernos amplían aún más su alcance y se
envuelven en el negocio de la regulación estatal de los precios.
Desafortunadamente, se ha probado innumerablemente en la historia
que la regulación estatal de precios no es una política sostenible a
largo plazo y está destinada al fracaso.
Mientras más se cae en estos controles, el Gobierno pasa de ser un
Gobierno netamente populista a ser un Gobierno con control absoluto
y totalitario. En este tipo de gobiernos, la voluntad individual es
descartada y pasa a ser parte de la voluntad de régimen. Los pueblos
pierden el poder de decisión en lo que escogen para vestir, para
comer, para su familia, para su vivienda, y pasan a estar a merced del
Gobierno. ¿Qué es lo que el Gobierno piensa que debo tener, hacer,
91
etc.? El ejemplo actual más palpable que tenemos en Latinoamérica
es el del pueblo venezolano. La voluntad individual está siendo
opacada o borrada por la voluntad del Gobierno. Los principios
básicos de libertad son sistemáticamente violados. ¿Qué clase de
libertad es aquella en la que el pueblo no puede expresarse
libremente y vive en un estado de temor y desabastecimiento
constante? Las filas para productos básicos son interminables. Hay
mucha gente que cuando ve una cola se pone en ella sin saber ni
siquiera su objetivo. Tienen la esperanza de encontrar algún producto
que necesiten y que, debido al desabastecimiento de los mercados,
les es imposible obtener por medios regulares. Desafortunadamente,
hay un creciente número de países en la región que están siendo
víctimas de las circunstancias a las que les llevan este tipo de
gobiernos.
Capitalismo
Finalmente llegamos al capitalismo. De forma similar a los sistemas
políticos previos, las definiciones de capitalismo difieren
significativamente, dependiendo de su origen. Sin embargo, se puede
decir que, en términos generales, el capitalismo es un sistema
económico y político caracterizado por el libre mercado. Los
organismos de generación y distribución de riqueza están en manos
privadas. El objetivo primario de este sistema es la generación de
riqueza bajo las condiciones de libre mercado.
El libre mercado es, sin lugar a dudas, el mejor sistema de mercado
por un hecho muy simple: es libre. En este sistema, el precio de los
productos es idealmente regulado por las fuerzas de la oferta y la
demanda sin ninguna intervención externa que afecte este equilibrio.
La gran ventaja de este sistema es que promueve la competitividad en
92
calidad y precios. El valor que los bienes y servicios ofrecen al
consumidor es lo que en teoría determina su éxito en el mercado libre.
De esta manera se asegura una constante mejora en productos y
servicios.
Uno de los grandes logros del capitalismo es el que, a través del
poderío monetario, ha creado un ambiente favorable para que la
investigación y la ciencia florezcan. Se han logrado avances enormes
en el ámbito de la tecnología. Solamente pensemos en lo mucho que
hemos avanzado en este campo, comparado con las condiciones de
vida que teníamos hace unos 150 años. Pensemos en la increíble
funcionalidad de los teléfonos inteligentes, por ejemplo. En ellos
podemos leer las noticias, enterarnos del clima, organizar nuestras
tareas, mandar correos electrónicos, usar el GPS para no perdernos
nunca, mandar faxes, tomar fotos, grabar videos, escuchar música, e
incluso podemos hablar por teléfono. En fin, la lista es bastante larga
y podría todavía continuar. Prácticamente cada día salen a la luz
nuevos usos y aplicaciones para nuestros teléfonos. Solo basta ver el
número de aplicaciones que tenemos a nuestra disposición con los
teléfonos inteligentes para darnos cuenta de lo significante y práctico
de este invento.
Es fácil darse cuenta de que el capitalismo es el sistema político más
favorable para avances en las áreas de la tecnología, biología, química,
física, etc. Se ha abierto la posibilidad de la eliminación de la pobreza
a través de estos medios. Sin embargo, los aspectos prácticos de la
eliminación de la pobreza muchas veces no están alineados con la
generación de ganancias y riqueza, haciendo que muchos de los
avances nunca lleguen a ser utilizados en la búsqueda del bienestar
colectivo y queden relegados a la búsqueda de la abundancia
individual. Por ejemplo, el estudio e implementación de sistemas
alternativos de energía son constantemente relegados y entorpecidos
93
por personas que controlan y se favorecen de la industria del petróleo.
Ellos temen que sus intereses individuales quedarían seriamente
afectados, sin tomar en cuenta el beneficio potencial que estos
sistemas tendrían en la sociedad en general.
Lado oscuro del capitalismo
Culto a lo material
El sistema capitalista ha ido transformándose hasta llegar a
convertirse en un verdadero culto al poder económico y lo material.
La generación de ganancias se convierte en el objetivo primordial de
toda actividad productiva, descuidando de este modo las necesidades
de la gente que no estén alineadas con la generación de riqueza.
La adoración al dinero y lo material genera la ilusión de que no hay
nada más importante y se tiende a descartar todo lo que no está
encaminado a su obtención. El dinero se convierte en el fin que
justifica los medios para obtenerlo. No importa cuán cuestionables
sean las practicas que llevan a su adquisición, o cuantas personas,
negocios, etc., hayan sido sacrificadas en su búsqueda. Al final su
obtención hace que todo haya valido la pena, que todo haya sido
justificado.
Se transmite el mensaje equivocado de que el éxito y la felicidad son
el resultado de la acumulación de bienes materiales, sin importar cuán
vana sea esta acumulación.
Debemos ser conscientes de que el dinero o la acumulación de bienes
materiales por si solos nunca va a resultar en una felicidad significativa
y duradera. El dinero y los bienes materiales ayudarán, sí, pero solo
como elementos que creen condiciones más favorables para su
florecimiento. Es más fácil trabajar en encontrarnos a nosotros
94
mismos y mirar en nuestro interior que, en definitiva, son las únicas
actividades conductivas de una felicidad duradera, cuando nos
sentimos cómodos y nuestras necesidades básicas están cubiertas.
Exuberantes cantidades de dinero y cosas materiales no son
necesarias para que lleguemos a este estado.
Los beneficios sociales básicos de los que todo ser humano debería
gozar son muchas veces sacrificados ante la idea de generación de
riqueza. Estos beneficios, al no ser vistos como generadores de
ingresos o riqueza material, son descartados o minimizados en
importancia.
Es absurdo, por ejemplo, que en pleno siglo XXI haya sociedades en
las que la mujer solamente goce de dos semanas para dedicarse a su
hijo después de dar a luz. Se nos quiere vender la idea de que la
dedicación al trabajo y la generación de riqueza están por encima de
cualquier otra actividad, incluso aquellas que nos definen como
humanos. Es posible escuchar que Dios y familia están por encima de
nuestro trabajo, pero la realidad es diferente. Muchas personas viven
aterrorizadas de perder su empleo por dedicar tiempo a otras
actividades. Cada vez se dedica más tiempo a trabajar y generar
riqueza, y menos a actividades que traigan satisfacción. Por ello cada
día somos más víctimas de enfermedades, especialmente de la mente.
Es todavía más problemático darse cuenta de que este culto al trabajo
y la riqueza, y el privar a las personas de más tiempo para sus hijos,
familias y esparcimiento, normalmente obedece al deseo de grupos
pequeños de personas que buscan defender sus intereses particulares
por encima del bienestar de la mayoría. Cuando una persona trabaja
como esclava para otra persona u organización, se esclaviza en
materializar los sueños y objetivos de ellos, y no en los suyos propios.
Hay que reconocer que, por ejemplo, en el sistema estadounidense,
95
se han hecho mejoras en algunas áreas de bienestar social, pero
todavía hay mucho por hacer, sobre todo en lo que se refiere a salud
y educación.
El culto al poder y lo material, que actualmente define muchas de las
sociedades en las que vivimos, son representantes bastante pobres de
la verdadera naturaleza humana. Conforme vayamos avanzando a
niveles de consciencia más elevados esta realidad irá cambiando.
El sistema capitalista favorece la idea del poder del dinero sobre el
dinero. Es decir, el poder está basado en su mayoría en la cantidad de
dinero que se tiene. Mientras más se tiene más poderoso se es. Por
esta razón, grandes conglomerados económicos prevalecen sin mayor
consideración de los más pequeños. En otras palabras, el pez grande
se come al chico. Los negocios pequeños se ven constantemente
amenazados por conglomerados grandes, con los que no pueden
competir en precios o volumen. Si bien es cierto que empresas
gigantes como Walmart, por ejemplo, han generado gran cantidad de
empleos y de alguna manera contribuido al mejoramiento de ciertas
áreas de la sociedad. Al mismo tiempo, han dejado en su camino una
estela de frustración y malestar en pequeños empresarios que,
incapaces de competir, se ven aplastados por su enorme poderío.
Adicionalmente, es práctica común de algunos conglomerados
económicos grandes usar tácticas poco éticas para ganar mercado y
eliminar la competencia. En muchos casos, estos reducen los precios
de los productos o servicios que prestan a un punto en que la
competencia no puede subsistir, siendo así eliminada. Una vez
suprimida la competencia se convierten en monopolios, con total
control sobre los precios. Cuando son monopolios saben que el
público no puede elegir, y está obligado a usar sus productos o
96
servicios, y suben los precios. Esta situación es muy común en
empresas de seguros, por ejemplo.
Los negocios para subsistir tienen que ser competitivos en el plano
económico. Existe una insaciable búsqueda de maneras de reducir
costos en productos y servicios para de esta manera hacerlos más
atractivos. Es muy común que el trabajador o el obrero sea el más
afectado en esta búsqueda de reducción de costos. Debido a la gran
demanda por trabajo, en muchos casos al trabajador no se le da la
importancia que se merece en el crecimiento y subsistencia de la
empresa y se convierte en un bien reemplazable y descartable.
Cuando un empleado deja de ser considerado como un generador de
riqueza es eliminado. Afortunadamente, al menos en este caso, la
eliminación se da a manera de despido y no en el sentido explícito y
extremo de la palabra.
Existe también una tremenda desigualdad en los niveles de riqueza de
la clase trabajadora. La diferencia de ingreso entre altos ejecutivos,
ejecutivos medios, bajos y la clase laboral es en muchos casos
ridículamente grande.
Es común, no solo en sociedades capitalistas, confundir la inteligencia
con la habilidad de hacer dinero. Pensamos que una persona alcanza
la abundancia porque es inteligente y de ese modo minimizamos a las
personas que no poseen esta habilidad. La realidad es bastante
diferente. La verdadera inteligencia es aquella que nos conduce a
encontrar la felicidad y no necesariamente la que nos lleva a hacer
dinero.
97
 Positivo del dinero
Hemos visto lo negativo y problemático del culto a lo material, pero al
mismo tiempo debemos reconocer que el dinero tiene un aspecto
positivo que va más allá de simplemente brindarnos confort. El
aspecto positivo del dinero tiene que ver con su universalidad. Al ser
el dinero un bien universal, su aceptación es también universal.
Independientemente de las circunstancias de vida de las personas, el
dinero es siempre bien recibido. El dinero vence todo tipo de barreras,
ya sean estas geográficas, ideológicas, culturales, religiosas, raciales,
generacionales, etc. El dinero no discrimina, normalmente es
aceptado con alegría, sin importar su origen. Cuando se trata de
aceptarlo, la gente pone de lado sus diferencias y se olvida, aunque
sea de manera temporal, de todo tipo de divisionismos. De esta forma
el negocio y el comercio, donde existe un flujo e intercambio
constante de dinero, abren la posibilidad de que nos olvidemos de las
barreras discriminatorias que nos separan. Si bien es cierto que el
culto al dinero y la acumulación vana y excesiva de lo material son
problemáticos y no llevan de ninguna manera a la felicidad, también
es verdad que podemos aprovechar la universalidad del dinero para,
a través del negocio y el comercio, no solo crear prosperidad para
nosotros y los que nos rodean, sino también para romper muchas de
las barreras que nos separan como humanos.
Podemos ver que al igual que los otros sistemas de gobierno, no hay
nada de malo en el capitalismo desde el punto de vista netamente
filosófico. El problema se da en el plano práctico, con la idea de
capitalismo que sus líderes tratan de imponer en la gente.
La libertad individual y colectiva son bases fundamentales de los
sistemas capitalistas, incluyendo la libertad de expresión. Son
elementos altamente positivos del sistema capitalista.
98
Desafortunadamente, el capitalismo también tiene un lado oscuro
que es imposible descartar.
Consumismo y desperdicio
Los medios de comunicación inundan las mentes de los individuos con
imágenes de éxito y felicidad asociadas con bienes materiales. Nos
enseñan a que mientras más tenemos, más somos. Y los que no
piensan o actúan de esta manera y se oponen a estos principios son
perdedores, no han alcanzado el éxito y nunca lo alcanzarán, y por lo
tanto, no alcanzarán la felicidad. Esta imagen se vende con muchísima
eficacia por una tremenda máquina mercantil que debe su existencia
al consumo masivo. Mientras más acumulemos, independientemente
de que lo que acumulemos tenga un uso o sentido práctico, más
felices seremos. La acumulación innecesaria de objetos es lo que
mantiene esta tremenda máquina mercantil viva.
Se hace toda clase de esfuerzos para que la gente se identifique con
el consumismo. Los comerciales televisivos o propagandas
constantemente tratan de que nos identifiquemos con los productos
de alguna manera. Por ejemplo, vemos comerciales en los que la
persona está aburrida o deprimida, hasta que destapa una cerveza de
una determinada marca. De manera inmediata, la situación cambia.
La persona ya no se encuentra sola, sino que, por arte de magia,
aparece ahora en la playa, rodeada de amigos, surfeando, etc. Se
juega con las emociones de las personas, explotando el hecho de que,
como seres humanos, buscamos la compañía y el confort en otros
seres humanos. Este tipo de comerciales son muy comunes y a todo
nivel. Se nos enseña familias rodeadas de todos los seres queridos
cuando consumen ciertos productos, porque saben precisamente que
esto es lo que buscamos. Se nos vende la idea absurda de que, si
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consumimos esto o lo otro, nuestros problemas mágicamente
desaparecerán y nos encontraremos en un estado de gran felicidad,
rodeados de amigos, familia, etc. Es interesante ver cuán a menudo
los humanos caemos en las tácticas publicitarias de muchas empresas.
Lo importante es darnos cuenta de que todo este consumismo no es
sino una táctica que obedece a deseos de generación de riqueza. Cabe
aclarar que estos deseos o la riqueza en sí no tienen absolutamente
nada de malo siempre y cuando sirvan algún propósito práctico que
vaya más allá de la simple acumulación.
Desafortunadamente, el consumismo vano y excesivo da paso a una
tremenda abundancia de desperdicio. Esta abundancia se debe en
gran parte a las influencias externas que constantemente
bombardean a los individuos. Cientos de comerciales nos dicen la
importancia de tener el último modelo de todo. No importa que hace
poco hayamos comprado un iPhone 5; lo que importa es que el iPhone
6 ya ha salido al mercado y debemos hacerlo nuestro. Se nos vende
todo lo que podemos hacer con la versión 6 que no podemos hacer
con la 5. Nos contagian de ese deseo de tener más. Mientras más
pronto tengamos la última versión mejor nos sentiremos,
especialmente porque al obtenerla de manera rápida, muchas
personas no lo habrán adquirido todavía y podremos sentirnos
superiores, por lo menos mientras esta exclusividad dure. Cuando ya
muchas otras personas obtengan esta versión, otra saldrá al mercado
y se repetirá el círculo. Este mismo concepto se aplica a todos los
productos, autos, ropa, electrodomésticos, etc. Siempre queremos
tener lo mejor y más nuevo. Al obtenerlo, tendremos una satisfacción
pasajera que no durará, sino que buscará aferrarse al siguiente
producto. De esta manera, el ciclo continúa generando enormes
cantidades de desperdicio físico y monetario.
100
Nuevamente, no hay ningún problema en tener dinero y disfrutarlo
plenamente. Tener cosas materiales que nos sirven y facilitan nuestra
felicidad está muy bien. El problema es la acumulación vana e
innecesaria. El acumular simplemente por el hecho de acumular. Es
penoso escuchar o ver a personas sumamente ricas, que tienen tanto
que ni siquiera se acuerdan de lo que tienen. Si el tener un Ferrari ha
sido el sueño de tu vida y por fin tienes las posibilidades de adquirirlo,
está muy bien comprarlo y disfrutarlo plenamente. Lo negativo sería
pasar a ser víctima de este deseo y actuarlo de manera inconsciente.
No comprar uno sino siete, para cada día de la semana, los que
probablemente ni siquiera lleguemos a manejar.
Independientemente de las necesidades o deseos particulares de las
personas, no hay justificación válida para tener 20 casas abandonadas
en diferentes países del mundo. Es simplemente imposible encontrar
los medios y circunstancias prácticas que nos permitirían disfrutar de
todas estas viviendas. Este es un ejemplo de una acumulación vana
que no sirve a ningún propósito práctico, y aún más importante, no
contribuye ni a la felicidad individual ni a la felicidad colectiva. Nadie
puede defender que un individuo necesite 20 viviendas en diferentes
partes del mundo para ser feliz. Mucho más práctico y contribuyente
a la felicidad sería que el individuo tenga quizás 3 viviendas localizadas
en lugares estratégicos que frecuenta en el mundo y el resto del
dinero invertirlo en alguna actividad que contribuya a su felicidad
individual o a la felicidad colectiva. Si todos los elementos básicos
necesarios para la felicidad individual han sido cubiertos, ¿qué tal
ayudar a otras personas? La mayor bondad del dinero es el hecho de
que nos permite ayudar a nuestros semejantes. El dinero debe pasar
de ser un dios al que veneramos a convertirse en una herramienta
práctica que usamos para sentirnos más cómodos y ayudar a eliminar
la pobreza y sufrimiento del mundo. Debemos trascender y pasar de
101
ser esclavos del dinero y trabajar para él, a ser independientes y poner
el dinero a trabajar para nosotros y nuestros semejantes. No existe
satisfacción más grande que la que se genera cuando ayudamos a
otras personas que lo necesitan.
Para muchas culturas pasadas, la acumulación de propiedad más allá
de lo necesario era considerada como un síntoma de locura. A los
indios americanos de la época de la colonia les era muy difícil
entender a los conquistadores europeos. Pensaban que estaban locos.
No sabían qué es lo que tenían en las cabezas, que siempre se les veía
preocupados, irritados, angustiados, etc. Siempre preocupados por
aumentar sus territorios y encontrar más riqueza. Pensaban que
tenían algún tipo de enfermedad mental.
No hay sociedades que generen más basura por individuo que las
sociedades capitalistas. Solamente Estados Unidos produce alrededor
de 250 millones de toneladas de desperdicios anualmente. Consume
aproximadamente el 30 % de los recursos del mundo cuando tiene
solo el 5 % de su población. El 80 % de todos los productos son muy
poco usados y descartados en perfecto funcionamiento. Hay una
enorme cantidad de desperdicios que nunca llegan a ser reciclados,
afectando de manera consistente al medio ambiente.
Cabe anotar en este punto que la generación de basura y descuido del
medio ambiente no son exclusividad de gobiernos capitalistas. Países
como China no están muy atrás de Estados Unidos en generación de
basura. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la población de
China es cuatro veces mayor que la de Estados Unidos. Lo que es una
particularidad problemática del sistema capitalista es el desperdicio
traducido en la compra innecesaria y descarte de productos
perfectamente buenos, para simplemente en muchos casos hacer
más espacio a otras cosas que queremos comprar. Este desperdicio
102
abre los ojos a la tremenda injusticia social en la que todavía vivimos
a nivel mundial. Por un lado, hay niños que tendrán a su disposición
más de 10 pares de zapatos al año, mientras que hay otros en el
mundo que no verán ni siquiera uno.
Libertad y sentido común
Se habla de libertad, pero al mismo tiempo se piensa que los seres
humanos no somos lo suficientemente confiables para usarla. Para
cada expresión de libertad hay cientos de leyes, códigos, normas, etc.,
que la regulan. El sistema está lleno de regulaciones y prohibiciones
absurdas, que en su momento pueden haber servido algún propósito
práctico, pero que ya no son o deberían ser relevantes.
Se ha dejado de lado el sentido común para dar paso a una sociedad
en la que todo está regulado. Si no se dice explícitamente por algún
mecanismo de control, no existe, independientemente de lo que dicte
la razón. Se ha llegado al extremo de que, por ejemplo, si no se
comunica que uno puede quemarse la boca al tomar una taza de café
caliente, se demanda al negocio que la vendió por la falta de
advertencia. Los medios de comunicación están inundados de
propagandas de abogados que dicen estar a favor de los derechos de
la gente común, ansiosos de demandar a lo que sea o a quien sea con
el objetivo de obtener dinero, independientemente de lo que
dictamine el sentido común.
Desafortunadamente, las sociedades capitalistas se han convertido
también en sociedades donde la gran mayoría de sus miembros
esperan recibir un tratamiento especial por las circunstancias
particulares que rodean sus vidas. Si se es gordo, flaco, blanco, negro,
nativo, sano, enfermo, buen estudiante, mal estudiante, etc., se
103
tiende a creer que, debido a estas circunstancias, se merece un
tratamiento preferencial. Este deseo no es más que el deseo del ego
por sentirse especial y de algún modo superior a los demás.
Los países más “libres” son los que tienen más gente en sus prisiones.
En muchos casos se priva a las personas de la libertad por las razones
más absurdas. Por ejemplo, en Estados Unidos se estima que a
cualquier momento hay más de 1 millón de personas en prisión por
crímenes no violentos, consumo o posesión de drogas. ¿Cuánto
dinero y recursos son desperdiciados en reprimir y aislar a estos
individuos? Sería mucho más propicio invertir estos recursos en
programas de educación y ayuda a personas víctimas de adicciones.
La represión jamás podrá mitigar o solucionar el problema social
creado por el abuso de las drogas. La amenaza de encarcelamiento es
fácilmente descartable cuando se es víctima de una adicción fuerte.
Muchas personas adictas son conscientes de las devastadoras
consecuencias de la adicción a las drogas en sus vidas y en sus familias,
pero la adicción es más fuerte que la razón. Debemos pasar de
reprimir y querer forzar el cambio en las personas para pasar a brindar
la ayuda pertinente que les permita superar su condición. Existen ya
países que se han dado cuenta de este hecho y reubicado los recursos
que dedicaban al castigo de estas ofensas a programas de prevención
y ayuda, con resultados sumamente prometedores.
Está bien el hecho de aislar a individuos que por sus niveles de
inconsciencia representan una amenaza a otras personas. Es cierto
que, en casos sumamente extremos, se deben tomar las acciones
puntuales que sean necesarias para proteger a las personas de sí
mismas, cuando, por ejemplo, están decididas a autoinfringirse daño.
Lo que está mal es crear leyes o normas que pretendan forzar esta
protección. Al hacerlo se niega el principio básico de libertad que debe
definir nuestra naturaleza humana. Cada persona adulta debe ser
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responsable por sus acciones. El mensaje que se da con estas leyes y
regulaciones es que el individuo no puede ser confiado.
105
CAPÍTULO 4
PODER CONSCIENTE
Importancia de la democracia
La palabra “democracia” tiene su origen en el antiguo griego. Está
formada de la combinación de los vocablos demos que significa
“pueblo” y kratos, que puede ser traducido como “poder” y
“gobierno”. Así se puede decir que democracia es el poder del pueblo
o el gobierno del pueblo. En un estado de democracia, el pueblo
participa en la toma de decisiones políticas que afectan a su país. Esta
participación incluye, pero no está limitada a la elección de sus
gobernantes. El mecanismo de esta elección es conocido como
sufragio. A través del sufragio, el pueblo tiene la oportunidad de elegir
a sus líderes y de esta forma tomar cierto control en su destino. La
democracia se basa en el principio de que la sabiduría de la mayoría
es más relevante que la de la minoría y, por lo tanto, se impone sobre
ella. Se confía en que la decisión de la mayoría se traduzca en la mayor
conveniencia para el pueblo. Democracia es el gobierno de las
mayorías, lo cual no significa que los derechos e intereses de las
minorías sean descartados, ya que ellas también pertenecen y forman
parte fundamental del Estado. La mayoría de democracias son guiadas
por una Carta Magna o Constitución, que determina la visión general
del Gobierno con miras al respeto de los derechos institucionales e
individuales de las personas. La democracia es la base o cimiento para
obtener un Gobierno consiente, ya que está basada en la libertad del
pueblo de escoger sus líderes.
La democracia funciona todo el tiempo en la naturaleza. En muchas
funciones importantes para su sobrevivencia, los animales confían en
106
la voluntad de la mayoría para decidir la acción más beneficiosa en
relación con su supervivencia. Se han realizado varios experimentos
que demuestran el uso de democracia en el reino animal. Por ejemplo,
en uno de los experimentos se insertaron varios machos alpha en la
manada, con el propósito de observar su comportamiento en el
momento de tomar decisiones importantes y relevantes a la
supervivencia de su grupo. Al contrario de lo que los científicos habían
previsto la manada se mueve, solo cuando aproximadamente el 60 %
de los adultos se incorpora, señalando que están listos para moverse,
independientemente de los movimientos de los machos alpha. Se
puede decir que los venados, en este tipo de decisiones, “votan con
los pies”.
Otro ejemplo de democracia es el de las abejas de miel. Contrario a lo
que mucha gente piensa, las abejas de miel no viven en monarquías
sino en democracia. La reina tiene un rol vital en la sobrevivencia de
la colonia, ya que ella es la que deposita los huevos que darán vida y
asegurarán la continuidad de su especie. Sin embargo, la abeja reina
no toma parte en las decisiones vitales de la colonia. La voluntad
colectiva o democracia de la colonia es lo que asegura su éxito.
Cuando la colonia debe moverse y cambiar de localidad, ya sea en
busca de comida u algún otro elemento necesario para su
supervivencia, las abejas exploradoras salen en busca de nuevos
destinos que presenten condiciones adecuadas que cubran las
necesidades de su colonia. Cuando la abeja exploradora encuentra un
sitio adecuado, todavía tiene que comunicar y de algún modo “vender”
su idea. A través de un baile llamado waggle dance, la abeja se
comunica con el resto de su colonia. Las abejas que favorezcan la idea
de la abeja exploradora se unirán a este baile para persuadir al resto
del grupo y lograr consenso. Solo cuando se llega a un consenso la
colonia realiza su movimiento a otro sitio, para de esta manera
107
asegurar su sobrevivencia. La naturaleza está llena de ejemplos como
los que hemos visto. Los animales se dan cuenta de que la mayor
sabiduría es la sabiduría colectiva.
Ahora bien, la gran diferencia entre la democracia ejercitada en el
reino animal y el humano es que en el reino animal no existen agendas
particulares o grupales que sus promotores quieran impulsar. Si
vamos al ejemplo de las abejas se puede asegurar que en la abeja
exploradora que comunica sobre el sitio que encontró a las otras
abejas, no existe ninguna agenda personal o interés individual que la
motive. La motivación que guía e impulsa a esta abeja no es otra que
la sobrevivencia y bienestar de su colonia, y nada más. La abeja
exploradora no escoge un sitio que le beneficie a ella de manera
individual, donde quizás va a tener una mejor vista o más comida para
ella que para las demás, o más confort que el resto de las otras abejas.
Lo escoge de forma instintiva simplemente porque es el más
adecuado para todo su grupo, sin discriminaciones de ningún tipo. Si
fuese de otro modo las abejas se habrían extinguido hace mucho
tiempo.
Existe una gran similitud entre la democracia animal y humana. En
ambas, los candidatos tienen la oportunidad de comunicar y de algún
modo “vender” su mensaje a su pueblo. La sociedad será quien decida
la validez y conveniencia del mensaje y así elegirá a sus líderes. Por
este motivo debemos prestar mucha atención al mensaje que los
candidatos promueven. Si bien es cierto que la mayor sabiduría es la
sabiduría colectiva, también hay que analizar el por qué los pueblos
nos equivocamos tan frecuentemente en la elección de nuestros
líderes.
Resulta común escuchar altos niveles de frustración en la gente con
respecto a sus gobernantes. Esta frustración normalmente no tarda
108
en llegar una vez que los gobernantes han sido elegidos. La
democracia en sí misma contiene una fuerza grandísima en el sentido
que permite a los pueblos elegir sus líderes y así de algún modo
controlar su destino. Desafortunadamente, vivir en democracia
también significa que una vez que el líder o grupo de líderes han sido
elegidos, no hay cómo cambiarlos sino hasta futuras elecciones. Por
razones obvias, el cambio de gobernantes está limitado a un proceso
electoral que así lo permita, y en el cual se garantice la libertad de los
pueblos de elegir a sus líderes. Por este motivo es sumamente
importante escoger los líderes apropiados que nos lleven por el
camino de la paz y la prosperidad. Sin embargo, nos equivocamos al
elegir a nuestros líderes muy frecuentemente. Esta equivocación se
da en parte por la falta de un análisis consciente del mensaje que los
candidatos a posiciones gubernamentales predican.
Sin embargo, y a pesar de todos los defectos o problemas que se
presentan en la democracia humana, es posible afirmar que mientras
exista democracia hay esperanza.
Candidato consciente
El mensaje de los candidatos debe ser analizado atentamente para
llegar a conocer a la persona que está detrás de él, dejando de lado
todo tipo de creencias preconcebidas. ¿Qué es lo que el candidato
propone? Hay que darse cuenta si este mensaje es inclusivo o
exclusivo, promueve la unión o la desunión de las personas que
conforman el estado independientemente de ideologías, clases
sociales, razas, religión, culturas, etc. Hay que estar muy atento a la
inclusión de pensamientos alimentados por odio u otros que pongan
a unos en contra de otros, sin importar los argumentos que nos den
en un intento de validar su posición.
109
A los candidatos políticos les gusta exponer su ideología como medio
para justificar sus ideas. De ese modo también justifican su posición
de odio, rechazo, afinidad con un grupo o desacuerdo con otro.
Explican el porqué un grupo de gente debe estar en contra de otro
grupo de gente, país, estrato social, económico, ideología, etc. Este es
un deseo vano del ego de las personas de sentirse superior o en lo
correcto. No hay que olvidarse de que nadie es el dueño de la verdad
universal. Lo que es correcto para una persona es incorrecto o
impensable para otra.
Desafortunadamente, cuando se escucha a los candidatos o personas
envueltas en política lo que se percibe es pura politiquería y
egocentrismo. Se escucha una constante demostración del porqué
“yo” estoy en lo correcto y mi opositor está en lo incorrecto. Muy poco
se escucha el mensaje y la visión que, en definitiva, son lo más
relevante para aclarar el potencial de ayudar a sus pueblos.
Mensajes de desunión, pelea, odio, etc., deben ser inmediatamente
rechazados como negativos y vanos, pues no sirven ni nunca servirán
a nadie, ya que su único propósito es el hacer que la gente se una e
identifique con estos odios y rencores y forme una “causa común” con
el político portador del mensaje. Esta causa común se traducirá en los
votos que le permitan al político alcanzar sus ambiciones de poder.
Dadas las circunstancias en las que se encuentran muchos países del
mundo en general, estas actitudes divisionistas se han convertido en
posiciones populistas alimentadas por la ambición individual de
políticos inconscientes llevados por sus egos. El único mensaje
trascendental que conduce al bienestar de los pueblos es el de unidad.
Otro problema común es la tendencia a confundir el “éxito” del
candidato con su capacidad de gobernar, crear prosperidad y
bienestar en su pueblo. Desafortunadamente el “éxito” al que
110
hacemos referencia aquí es el éxito en lo material. Se cree que porque
un candidato ha sido “exitoso” en sus empresas y es millonario,
inevitablemente será exitoso en el manejo de su pueblo. Este
pensamiento es sumamente erróneo. El éxito material no es de
ninguna manera sinónimo de sabiduría y puede haber sido amasado
como resultado de todo tipo de tácticas egocéntricas. El nivel de
consciencia del candidato y no su habilidad para hacer dinero debe
ser el que determine su capacidad para gobernar. Candidatos con
egos sumamente elevados deben ser rechazados, ya que lo más
seguro es que traigan todo tipo de problemas a sus pueblos. No
debemos olvidarnos nunca de que los líderes más egocéntricos son
los que mayor devastación y sufrimiento han causado en el mundo.
Fíjate en lo problemáticos que fueron para la humanidad personas
como Hitler, Stalin, etc.
En época de elecciones, es tarea difícil para los pueblos el determinar
cuál es el candidato que más les conviene y les va a llevar por el
camino del bienestar y progreso. Desafortunadamente, nos hemos
acostumbrado a elegir a aquel con el que más nos identificamos por
razones económicas, sociales, etc., y por su mensaje.
Desafortunadamente, es difícil determinar si el mensaje del candidato
es verdadero y bien intencionado ya que la mentira se ha convertido
en práctica común en la política. Tendemos también a votar por aquel
candidato que nos divide y creemos se identifica con nuestra situación
de vida.
Hay dos características básicas en un candidato que normalmente no
son consideradas o al menos no lo son con la importancia que se
merecen. Estas son, su ego y su inteligencia. Mientras más separadas
están estas dos características, mejor será el gobernante. El
gobernante más problemático es aquel que tiene un gran ego y al
mismo tiempo gran inteligencia. Casos extremos de este tipo de
111
gobernante son Hitler, Stalin, etc. Hay muchos gobernantes de
Latinoamérica y el ¿mundo que caen también dentro de esta
categoría en diferentes intensidades. Este tipo de gobernante, como
resultado de su gran ego, se siente un ser superior y por ello es
narcisista, separatista, divisionista, inyecta odio en su pueblo y lo
enfrenta. Trata de imponer su voluntad e ideologías, normalmente
erróneas, y termina generando toda clase de problemas económicos
y sociales en sus pueblos. Cabe indicar que no se debe confundir al
ego con la seguridad de sí mismo. Hay candidatos y gobernantes en
los que su autoestima y seguridad pueden ser confundidas con ego.
Es por ello que es importante escuchar su mensaje detenidamente.
El otro extremo también es bastante problemático. Gobernantes con
poco ego y poca inteligencia son bien intencionados pero que en
realidad no tienen idea de cómo solucionar los problemas de sus
pueblos a los que normalmente los sumen en la pobreza.
Ahora bien, uno se puede preguntar ¿porqué no existen más
candidatos o gobernantes con poco ego y mucha inteligencia? La
respuesta es simple. A la gran mayoría de personas que cumplen con
estas características, no les interesa el poder ni están al tanto de los
aspectos básicos de gobierno y liderazgo. Normalmente viven vidas
confortables sin mayor interés por dinero o poder ya que ninguno de
los dos los define y tampoco tienen mayor interés en los dolores de
cabeza que representa el gobernar un país.
En otras palabras, el gobernante ideal debe tener poco ego, ser
humilde de corazón, sumamente inteligente en todos los aspectos de
la vida y del gobierno, tener la fuerza y determinación de ayudar a su
pueblo.
112
Político consciente
El político consciente debe ser un político 100 % autónomo. Toda
posición que tome debe ser el resultado de un análisis individual en el
que exponga sus ideas a nivel personal sin que estas estén limitadas o
condicionadas por sus partidos políticos, ideologías o conveniencias
individuales.
Muchas veces las posiciones de los políticos obedecen a los caprichos
de las ideologías de sus partidos, que los obligan por ejemplo a votar
en bloque, independiente de la posición u opinión particular que el
político tenga en relación con lo que está siendo tratado. Un político
consciente jamás votaría en grupo por obedecer a los caprichos de su
partido político, sino que su voto sería el resultado de un pensamiento
profundo, sincero y consciente de lo que más le conviene a su país. Un
político consciente no estaría demasiado preocupado de la voluntad
de su bloque o partido político. Si esta está alineada con la suya, en
buena hora. Lo contrario no le molestaría o causaría conflicto personal,
ya que estaría ejercitando su libertad de pensamiento y expresión más
allá de lo que dictaminen los intereses particulares o grupales de sus
colegas.
El político consciente debe “ponerse la camiseta de su país”. Es decir,
toda acción que tome debe estar dirigida a la creación de bienestar en
su pueblo. SIEMPRE debe pensar en función de su país. El
pensamiento debe ser individual con el bien colectivo en mente todo
el tiempo.
El político consciente está por encima de intereses individuales o
grupales que no se alinean con el bienestar de su pueblo
independientemente de quienes sean los beneficiarios de estos
intereses, ya sean empresarios, partidos políticos, religión, raza, etc.
Su opinión individual está siempre enfocada al bien colectivo.
113
Frecuentemente vemos políticos que toman decisiones opuestas al
bien común cuando consideran que las ideas presentadas son
contrarias a sus ideologías, creencias, partidos políticos o quizás,
como sucede la mayoría del tiempo, contrarias a sus intereses
personales. El salvaguardo de intereses individuales es la mayor
motivación en las decisiones de políticos inconscientes que
desafortunadamente forman la mayoría.
El político consciente debe tener mucho cuidado con las
identificaciones que le lleven a simpatizar con diferentes posturas y
pensamientos en el momento de tomar decisiones. Cuando existen
identificaciones fuertes tenemos la tendencia, consciente o
inconsciente, de eliminar lo que no las alimenta. Escuchamos y
favorecemos la información que de alguna manera ratifica nuestra
posición y tendemos a descartar o minimizar lo que consideramos
contrario. De esta manera, las identificaciones se convierten en
verdaderos asesinos de la objetividad y el pensamiento racional,
dando paso a una pérdida de la imparcialidad que debe reinar en el
político consciente. Cuanto más grandes y fuertes son las
identificaciones, mayor es la tendencia a caer en la inconsciencia, ya
que miramos las cosas bajo nuestra perspectiva única, descartando
aquellas a las que consideramos contrarias.
El político consciente debe promover la libertad sobre todas las cosas.
Libertad es el derecho natal de todo ser humano. No vinimos a este
mundo para vivir en esclavitud, de ningún tipo, física o mental. La
libertad no debe ser nunca vista como un acto de generosidad, buena
voluntad, o aún como indicativo de un buen gobierno. Libertad es tu
derecho como ser humano y, por lo tanto, es obligación del político
consciente promoverla, salvaguardarla e implementarla.
114
La posición del político consciente debe ser siempre inclusiva, no
exclusiva. Debe incorporar a todos los miembros de la sociedad,
incluyendo las minorías. La política debe ser de inclusión, dejando que
finalmente sean las personas las que decidan en libertad, el alinearse
o no con ellas.
Muchos políticos en la actualidad temen al debate. En muchos países
los debates han sido prácticamente eliminados de la vida política. El
rechazo al debate tiene sus raíces en el miedo interno que muchos
políticos tienen de ser expuestos. Los debates deben ser traídos
nuevamente al dialogo político como una de las herramientas más
poderosas que tiene el pueblo para aprender el verdadero mensaje o
posturas de los candidatos. El flujo de ideas y cuestionamientos que
se dan en un debate normalmente revelan el verdadero pensar de los
candidatos. En él tienen la oportunidad de exponer y defender sus
ideas y posiciones ante el público electoral.
El debate debe convertirse en una práctica cordial enfocada a la
exposición de ideas que permitan al elector seleccionar a la persona o
personas más apropiadas para solucionar los problemas que les
aquejan.
Si bien es cierto que el debate es una herramienta poderosa al
momento de elegir nuestros líderes, es el dialogo el que debe
prevalecer en la toma de decisiones importantes. La mayor diferencia
entre debate y dialogo es que el dialogo tiene un componente de
colaboración que va más allá de la simple exposición y defensa de
ideas. A través del dialogo es posible encontrar elementos comunes a
ideas propuestas. El dialogo se favorece del hecho de que la sabiduría
colectiva es más relevante que la sabiduría individual. De esta manera,
el dialogo abre la posibilidad de encontrar soluciones conjuntas
superiores a las presentadas individualmente. Al igual que en el
115
debate, en el dialogo también deben reinar el respeto y la cordialidad
en la búsqueda del bien común sobre el bien particular.
Ahora bien, se deben promover prácticas que favorezcan buenos y
productivos debates y diálogos. Debemos vigilar que estas acciones
no degeneren y se conviertan en verdaderas batallas campales de
egos, tratando de imponer sus propias ideologías o creencias.
El debate y el dialogo son prácticas que favorecen que los políticos
pasen de intentar imponer sus ideas a exponerlas y así abrir el camino
a soluciones más trascendentales y significativas.
En una sociedad consciente, la autenticidad del político es mucho más
importante y relevante que su ideología. Ideologías, sin importar su
procedencia o contenido, son limitantes del pensamiento humano, ya
que no son fruto de un razonamiento original y especifico a los
problemas tratados, sino que han sido formadas como un
conglomerado de pensamientos y opiniones ajenas, que no
necesariamente obedecen a las circunstancias actuales y particulares
del pueblo al que el político representa. También es cierto que
desafortunadamente la gran mayoría de ideologías, sobre todo
políticas, han sido tergiversadas y acomodadas a satisfacer caprichos
individuales o de grupos privilegiados a través del tiempo. Al ser
auténtico, el político consciente se desenvuelve apegado a lo que él o
ella sinceramente piensa que favorece al bienestar global de su
pueblo, sin prestar atención a ningún tipo de ideas preconcebidas o a
conveniencias individuales o grupales que no estén alineadas con este
propósito.
Hay candidatos con egos enormes que incluso se enorgullecen de él y
lo predican como si se tratase de algo positivo. Confunden el orgullo
sano que todos debemos tener por nuestros triunfos y lo convierten
en una herramienta de superioridad. Estos candidatos intentan
116
transferir este sentimiento de superioridad a sus seguidores, muchos
de los cuales, en efecto, los ven como superiores y por ello les confían
su voto.
El verdadero liderazgo, el liderazgo positivo, es contrario al ego. Si
analizas te darás cuenta de que los líderes que mayor beneficio han
traído a sus pueblos y al mundo en general han sido los menos
egocéntricos. Del mismo modo, aquellos con mayores egos son los
que han traído más destrucción y sufrimiento.
El verdadero líder no impone respeto, sino que se lo gana. El pueblo
respeta a su líder, no por miedo a ser castigado, sino porque lo ve
como un luchador incansable que está incondicionalmente a su lado
en su lucha por alcanzar bienestar y felicidad.
Gobierno consciente
La responsabilidad primaria de los gobiernos conscientes es la de
crear las condiciones apropiadas donde la paz, la prosperidad y
finalmente la felicidad florezcan en un ambiente de libertad. En otras
palabras, los gobiernos deben crear las condiciones donde los
humanos nos acerquemos a nuestra verdadera esencia. Un gobierno
consciente es aquel en donde las conveniencias individuales,
producto del ego, no reinan. Es un gobierno de servicio donde no hay
nada más importante que ayudar a su pueblo a progresar y crear las
condiciones adecuadas en donde florezca la felicidad. La creación de
estas condiciones se convierte en la premisa primordial del gobierno.
Para un gobierno consciente, no existe meta más relevante y valiosa
que la felicidad y bienestar de las personas que forman los pueblos.
Absolutamente todas las acciones de los gobiernos deben estar
dirigidas a alinearse con esta meta.
117
Un gobierno consciente no intenta controlar a las personas, sino que,
por el contrario, está interesado en darles poder para que sean ellas
las que tomen las riendas de sus destinos y se encaminen hacia un
objetivo común de progreso y bienestar. Es responsabilidad del
gobierno crear las condiciones adecuadas que permitan a las personas
realizar estos objetivos, pero en última instancia es responsabilidad
de ellas alcanzarlo. El gobierno y las personas gobernadas se unen
como socios con un objetivo común de bienestar.
Son las personas las que tienen que realizar las acciones pertinentes
que les alineen con su felicidad. Estas acciones se dan en todo campo.
Toda persona debe dedicar el tiempo que sea necesario para
conocerse a sí misma de manera profunda. Debe hacer un examen
exhaustivo que le permita descubrir lo que le hace feliz y le apasiona
y tomar las acciones necesarias que le faciliten alinearse con estas
actividades.
Un gobierno consciente debe dar la mano y apoyar a los que lo
necesitan sin llegar a mantenerlos. Apoyar significa confiar en la
capacidad de las personas por salir adelante. Mantener es desconfiar.
El objetivo final de los gobiernos conscientes es crear una sociedad
autosuficiente en la que todos sus elementos progresen
armónicamente, sin distinciones de ningún tipo.
En resumen, la actividad primaria de todo gobierno debería ser el
ayudar a que los sueños de las personas que conforman su pueblo se
hagan realidad. El gobierno debe trabajar de manera silenciosa y
altamente efectiva en proveer las condiciones propicias donde sean
finalmente las personas las que tomen las acciones necesarias para
realizar sus propios sueños. Estas condiciones incluyen salud,
educación, infraestructura, seguridad y servicio social. El gobierno
debe también impulsar toda actividad generadora de empleo y
118
riqueza como el mecanismo que permita a las personas alcanzar la
tranquilidad económica necesaria para poder trabajar de manera
consistente en las acciones que les lleven a materializar lo que ellas
ambicionan. En resumen, el gobierno debe convertirse en el socio más
poderoso y efectivo que las personas tienen en su búsqueda del
confort y felicidad.
Lucha contra la pobreza
La pobreza es una de las mayores distracciones para realizarnos como
individuos ya que opaca y dificulta el alcance de la felicidad. Los
gobiernos tienen que tomar las medidas que sean pertinentes para la
erradicación de la pobreza y promover todo tipo de actividades que
favorezcan la creación de oportunidades para sus pueblos. Cuando
estamos preocupados de que es lo que vamos a hacer para cubrir
nuestras necesidades básicas de vivienda, alimentación, vestido,
sanidad, salud y educación, no tenemos la paz mental necesaria para
buscar y encontrar nuestra felicidad. Es verdad que los seres humanos
no necesitamos mucho para ser felices, pero el encuentro y
florecimiento de la felicidad se dificulta enormemente cuando
nuestras necesidades básicas no están cubiertas.
Un ejemplo de actividad conductiva a la eliminación de la pobreza es
la atracción de la inversión nacional y extranjera. Hay países como
Costa Rica y Panamá que, por ejemplo, han hecho grandes avances en
contra del desempleo, promoviendo la inversión nacional y creando
las políticas adecuadas para hacer que sus países sean sumamente
atractivos a la inversión extranjera. Estos gobiernos han creado las
condiciones aptas para que grandes compañías multinacionales se
interesen y localicen sus operaciones en sus países. De esta manera
se han combatido eficientemente el desempleo y la pobreza.
119
Adicionalmente, los gobiernos se benefician de la riqueza generada
por los impuestos que estas multinacionales pagan al Estado. De esta
manera, el aporte de estas compañías a la sociedad que las acoge es
bastante significativo desde varios puntos de vista.
Los gobiernos deben también crear un ambiente de confianza en
donde el que tiene más ayude al que tiene menos, sin pensar en que
esta ayuda no llegue a quienes la necesitan y que, por el contrario, se
quede en manos de políticos o líderes inconscientes. Dadas las
condiciones apropiadas, sin la existencia de corrupción, egoísmo o
intereses individuales, los empresarios o personas que tienen más
ayudarían a las que tienen menos. Una de las mejores políticas de
crecimiento empresarial es la política de ayuda. Hay un principio
universal cierto de acuerdo al cual el que más da más recibe. El que
más ayuda más se beneficia. Cuando una empresa gasta más en
ayudar al prójimo, el prójimo gasta más en la empresa. Debido a que
estos gastos generan riqueza, se los puede ver como inversiones.
Cuando una empresa invierte más en ayudar al prójimo y a la sociedad
en general, más ingresos recibe por parte de los individuos que
forman las sociedades, los cuales también ven su gasto en la empresa
cuando compran sus productos, por ejemplo, como una inversión que
les generará un retorno materializado en la ayuda que les brindará la
empresa ya sea a ellos, a otros seres queridos o a la sociedad en sí
misma. Dadas las condiciones apropiadas, las sociedades se irán
regulando e igualando a sí mismas.
Desafortunadamente, las condiciones apropiadas para que se de este
tipo de ayuda no son fáciles de encontrar. Uno de los mayores motivos
por el cual las personas de altos recursos económicos no ayudan más
a los que lo necesitan es porque no confían en los mecanismos de
apoyo existentes. Al darse condiciones de ayuda confiables, el que
tiene mejores posibilidades estaría más propenso a ayudar al de
120
menores, haciendo que, de esta manera, los niveles económicos se
balanceen. Este concepto no ha sido aplicado en gran parte por una
serie de miedos y condicionamientos psicológicos que tienen las
diferentes clases sociales. No existe confianza en los medios
gubernamentales para que esta ayuda sea una ayuda pura de la que
ultimadamente se llegue a ver sus frutos. No se sabe a dónde va el
dinero. ¿Cómo se puede dar una ayuda efectiva si no existe confianza
en los organismos encargados de su repartición y utilización? Existe
un temor latente y desafortunadamente justificado de que todo tipo
de apoyo económico caiga en las manos equivocadas o se vea diluido
y entorpecido por un aparato gubernamental enorme y burocrático,
en lugar de llegar al destinatario final que se tiene en mente.
Hay que pensar que el empresario no está en el negocio de ayudar. El
empresario está en el negocio de generar riqueza. Por este motivo es
responsabilidad del Gobierno crear las condiciones apropiadas y dar
confianza al empresario para que parte de esta riqueza se destine a
ayudar a quienes más lo necesitan sin que esta tarea se convierta en
una carga o distracción de los objetivos de sus empresas.
Como vimos anteriormente, la reinversión de ganancias en la
sociedad es una de las mejores tácticas de crecimiento y generación
de riqueza en empresas conscientes. Cuando una empresa reinvierte
sus ganancias en la sociedad en lugar de simplemente aumentar ceros
en las cuentas bancarias de sus dueños y ejecutivos, el público está
más predispuesto a comprar los productos de la empresa. Hay
muchos empresarios conscientes que han venido aplicando este
principio con resultados fantásticos. Bill Gates es un gran ejemplo de
empresario consciente. Hace algunos años, Bill Gates decidió dedicar
su tiempo y esfuerzo a deshacerse de gran parte de su fortuna
ayudando a quienes lo necesitan. Lo más curioso es que su fortuna
cada vez es más difícil de deshacer, ya que mientras más ha invertido
121
en ayuda más ha recibido. Otro ejemplo es Oprah. Ella ayuda a miles
de personas alrededor del mundo, sin fijarse en nacionalidad, raza,
religión, etc. El caso de Oprah es similar al de Bill Gates. Cuanto más
ha invertido en la sociedad, mayores han sido sus ganancias como
empresaria. Esto se debe a que el público prefiere comprar productos
de empresarios conscientes a quienes siguen y ven como
benefactores sociales. Ahora bien, este concepto solo funciona en
economías de libre mercado, donde el público tiene la libertad de
escoger. Piensa en dos compañías que ofrecen productos similares,
digamos jabón de ropa. La primera empresa no presta ningún tipo de
ayuda social y todas las ganancias están destinadas a enriquecer a sus
dueños sin servir ningún propósito relevante. La segunda empresa es
una empresa consciente, que destina un porcentaje de sus ganancias
a programas de ayuda. ¿A qué empresa prefieres comprarle el jabón
para lavar la ropa? La respuesta sería bastante obvia.
Ahora bien, hay que reconocer que invertir en la sociedad no es
excluyente de ninguna manera del hecho de que, en una empresa
consciente, sus dueños y ejecutivos disfruten de las ganancias
producidas por su trabajo. Disfrutar del dinero no tiene
absolutamente nada de malo. Lo malo es la acumulación de riqueza
vana, que no sirve ningún propósito práctico para el que la posee o la
sociedad a la que pertenece.
Este es un principio que puede ser aplicado a todo nivel y que, de ser
implementado globalmente, resultaría en la abolición de la pobreza
en el mundo. Así de simple. Los pobres pasarían a ser parte de una
clase media fortalecida. Los empresarios y personas de significativos
recursos económicos se convertirían en máquinas de eliminación de
pobreza sin tener que dejar de disfrutar de las bondades de su
situación económica. Muchos empresarios se han dado cuenta ya de
que no existe mayor satisfacción que ayudar a los que más lo
122
necesitan. Esta satisfacción es MUCHO más relevante, significativa y
duradera que la que un cero más en la cuenta bancaria podrá jamás
proporcionar. Bajo este modelo, todos podemos alcanzar la
prosperidad económica que facilite el encuentro de la felicidad a todo
nivel.
Corrupción
Desgraciadamente, en la actualidad existen muchos gobiernos en los
que la corrupción es una práctica normal y hasta cierto punto
esperada y aceptada. Así, la corrupción se ha convertido en una
enfermedad enorme y problemática que afecta a la gran mayoría de
elementos que conforman las sociedades. La corrupción es el mayor
impuesto al progreso que se le puede imponer a una sociedad.
Entorpece todo, lo complica, lo retrasa, mina la capacidad monetaria
de unos y la transfiere ilícitamente a otros que, como resultado del
robo, se vuelven nuevos ricos.
En un gobierno consciente la corrupción deja de ser una práctica
aceptada y común, para ser condenada, controlada y finalmente
eliminada. En este tipo de gobierno la corrupción simplemente no
tiene cabida. Las prácticas corruptas dejan de ser la norma para
convertirse en la excepción.
Sin embargo, hay que indicar que la erradicación de la corrupción no
se puede lograr de la noche a la mañana. Hay muchas personas que
se han acostumbrado a estas prácticas problemáticas y convertido en
verdaderas expertas en navegar y tomar partido de estos sistemas
corruptos. Eliminar la corrupción no es fácil, ya que sus tentáculos
afectan a muchos elementos de la sociedad, no solamente a las
entidades gubernamentales. La corrupción se desarrolla como
123
resultado de nuestro deseo egocéntrico de tener más sin importar
cómo lo obtengamos. Los principios básicos de la ética y la moral son
rápidamente obscurecidos por nuestro deseo de gratificación
material.
Un gobierno consciente debe empezar por controlar y condenar la
corrupción internamente para finalmente eliminarla. Debe dar
ejemplo a su pueblo y a través de sus acciones, transmitir el mensaje
de que la corrupción no es su política de gobierno y pedir ayuda de
todos los elementos de la sociedad para eliminarla. Debe fomentar e
iniciar un cambio en la manera que muchas personas piensan y actúan.
Debe promover normas de comportamiento conscientes en las que
las personas dejen de esperar el obtener una ventaja ilegitima sobre
otras personas como resultado del soborno y la extorción. Al mismo
tiempo, la gente debe dejar de esperar ser sobornada para realizar sus
funciones.
La corrupción puede ser considerada como un impuesto extra a la
sociedad en general. Este impuesto no es exclusivo, afecta a todos,
especialmente a los más pobres, a los que, por falta de dinero o
contactos, se les discrimina, complicando así enormemente su
desarrollo y progreso en sociedad. Ellos también ven con frustración
cómo los principios básicos de justicia e igualdad les son negados al
no ser capaces de dar ese algo extra que haga que sus voces sean
escuchadas.
Es práctica común, por ejemplo, pensar que para facilitar o acelerar
un trámite se deba “pasar un dinerito” por debajo de la mesa para
obtener lo que por derecho debería ser gratis, y es responsabilidad de
la persona a la que se quiere sobornar. Nos hemos acostumbrado a
pagar para que ciertas personas hagan el trabajo para el cual han sido
124
empleadas. Esta es una práctica condenable principalmente porque
discrimina y viola los principios básicos de igualdad.
La corrupción es una de las mayores causantes de desigualdad. Da una
ventaja desproporcional e injusta a quienes la practican, perjudicando
a quienes por convencimiento propio o falta de posibilidades no la
adoptan. Los sistemas de gobierno se convierten en sistemas injustos
que premian a los que están embarcados en esta práctica y por ello
consiguen toda clase de ventajas. El mayor perdedor en estos
sistemas es el pueblo en general, que ve cómo ciertas personas o
grupos de personas son privilegiadas y remuneradas muy por encima
de lo que les corresponde, por medios ilegítimos, con su dinero.
La corrupción es un robo disfrazado. Es el apropiarse de un dinero,
bien material u otro beneficio al que uno no tiene derecho y no le
pertenece.
El gobierno necesita de mucha firmeza y decisión para lograr eliminar
la corrupción. Su eliminación debe convertirse en una política
incesante de gobierno, hasta que se llegue a formar una sociedad en
la que su práctica simplemente no tenga cabida. Una vez que el
gobierno practique y dé la imagen de ser incorruptible, los otros
elementos de la sociedad eventualmente se adherirán. Se forma así
un sistema en el que ser incorruptible es práctica común e incluso
motivo de orgullo.
Es así que las personas dejan de pensar en prácticas corruptas como
una manera de avanzar y lograr sus objetivos. Como resultado, se abre
un camino en que los principios de igualdad y libre competencia son
los que prevalecen. Al darse estas condiciones, todos los elementos
de la sociedad son beneficiados. Los contratos y licitaciones los ganan
quienes ofrecen mayores beneficios a la sociedad en general y no
quienes pasan más dinero o tienen más contactos para ser
125
adjudicados. Por ello el dinero del pueblo pasa a cumplir una función
valida, en lugar de dirigirse a engordar los bolsillos de unos pocos.
Cabe indicar que las prácticas corruptas no son la exclusividad de los
gobiernos o el sector público. Se da también con mucha frecuencia en
el sector privado. Sin embargo, al dejar de ser aceptada y practicada
a nivel público, será también condenada y eliminada a nivel privado.
Hay gobiernos en los que se intenta controlar la corrupción,
condenando igualmente al que da y al que recibe. Esta política está
basada en la premisa de que es tan corrupto el que da dinero como el
que lo recibe. Es verdad, la corrupción es una práctica problemática
en la que todas las personas que la practican, independientemente
del lado en el que se encuentren, son responsables. El problema es
que al condenar igualmente al que da y al que recibe se protege a
ambos. Ninguna de las partes involucradas la denuncia porque sabe
que será igualmente castigada. Una práctica efectiva en los pasos
preliminares de la eliminación de la corrupción es dar inmunidad al
que primero la denuncia y puede probarla. Esta práctica ha sido
adoptada por algunos países con resultados bastante positivos.
Justicia
La justicia consciente debe tener tres características básicas: total
imparcialidad, eficiencia y sabiduría de decisión. Los jueces y personas
encargadas de impartirla deben poner los principios de justicia muy
por encima de cualquier interés particular o grupal. Los jueces deben
convertirse en verdaderos guardianes de la justicia y la razón, además
de asegurarse de que estos principios sean los que prevalezcan en
cualquier tipo de disputa.
126
También resulta importante la eficiencia para asegurarse que toda
persona tenga acceso a la justicia de manera rápida, sin tener que
esperar años para resolver sus conflictos. El sistema judicial debe
evitar el excesivo papeleo y burocracia, que no hacen más que
entorpecer la administración de justicia. Vivimos en una época donde
la tecnología tiene el potencial de simplificar y efectivizar muchísimas
de las tareas administrativas que normalmente demoran las
actividades judiciales.
Por último, la justicia debe ser sabia en sus determinaciones. Es una
verdad universal que la sabiduría colectiva está por encima de la
sabiduría individual. Este concepto ha sido eficientemente aplicado en
ciertos sistemas judiciales en donde se confía en la sabiduría colectiva
de un jurado para tomar las decisiones más justas con respecto a las
situaciones que se ventilen. Si bien este sistema no es perfecto debido
a las limitaciones de nuestra naturaleza humana, es el más apropiado
para impartir justicia, especialmente cuando se trata de delitos
mayores o conflictos civiles que por su naturaleza merecen especial
atención.
Todo acusado debe tener derecho a una defensa justa que vele por
sus intereses particulares. Así mismo, todo acusante, ya sea este el
estado, otra persona, grupo de personas, etc., debe tener derecho a
presentar su caso en contra del acusado. Cuando las dos partes,
acusado y acusador, exponen sus posiciones y las defienden, abren las
puertas al florecimiento de la verdad y a una sabia administración de
justicia.
127
Policía consciente
En una sociedad consciente, el rol de la policía cambia totalmente.
Pasa de ser una posición en la que reina la reprimenda y el castigo, en
la que se busca constantemente a quien rompe la ley para aislarlo,
multarlo, reprimirlo, etc., para primordialmente convertirse en una
posición de servicio y ayuda a todos los elementos de la sociedad. El
policía continúa a cargo de hacer cumplir las leyes, las que, a su vez,
están apegadas a la razón y el sentido común y no son absurdas, como
muchas de las existentes. Su rol deja de ser netamente represivo para
convertirse en los guías que ayudan a resolver los conflictos normales
que se presentan como resultado de vivir en sociedad. Los policías
continúan en su labor de combatir la inconsciencia en las personas,
pero en lugar de limitarse a castigarlas, se concentrarán en aislarlas
para evitar que otras personas sean victimizadas por ellas.
Hay que reconocer que en la actualidad el trabajo del policía no es
muy atractivo. En la gran mayoría de países su ocupación es mal
remunerada y contraria a la enorme responsabilidad de sus funciones.
Muy pocas personas escogen ser policías porque están atraídas por
las actividades normales que ellos realizan. La verdad es que mucha
gente escoge ser policía o se mantiene como policía atraída por el
poder que la posición les brinda. Llevadas por sus egos, disfrutan el
poder controlar a otras personas, ser capaces de imponer su voluntad
y así sentirse superiores. Desafortunadamente, también hay muchos
que, también llevados por sus egos, han caído en las manos de la
corrupción y se aprovechan de sus posiciones de poder para hacer
dinero de manera ilegítima.
128
Prisiones
Si bien es cierto que en una sociedad perfecta no habría necesidad de
prisiones, debemos tener presente que vivimos en un mundo donde
reina la inconsciencia. Hay seres humanos que, por sus altos niveles
de inconsciencia, causan muchísimo dolor y sufrimiento a otros seres
humanos. Estas personas, en esencia, no son malas o demoniacas,
sino que simplemente son víctimas de su propia inconsciencia o ego.
En muchos casos estas personas justifican sus actos con sus creencias
o ideologías. Es común ver a personas inconscientes que no presentan
ningún remordimiento por sus acciones. Por el contrario, están
convencidos de que sus actos no solo fueron totalmente justificados,
sino que además obedecieron a un bien o justicia superior y por lo
tanto son correctos. Justifican, por ejemplo, el maltrato a
homosexuales diciendo que ellos se lo merecen al estar “moralmente
equivocados”. Por este motivo, estos individuos deben ser aislados
para salvaguardar la integridad de las personas y la sociedad en
general. Este aislamiento no debe ser visto como un castigo, ya que,
como hemos visto, no hay nada que castigar. Estas personas son
víctimas de sus mentes que quizás han sido alimentadas por odios,
iras, creencias y posturas absurdas durante muchos años.
Deben crearse y mantenerse verdaderos programas de rehabilitación.
Estos deben centrarse en hacer que la persona inconsciente se
rehabilite y de esta forma pase a ser un elemento productivo de la
sociedad. Se debe dar a los presos la oportunidad de prosperar y
mejorar. Las prisiones se podrían convertir en verdaderos centros de
trabajo donde los reclusos aprendan nuevas habilidades que les
permita llevar una vida productiva. Bajo las condiciones apropiadas,
una verdadera rehabilitación y reintegración de estos individuos a la
sociedad es posible.
129
Está bien que haya prisión mínima para los diferentes tipos de delito.
Este tiempo mínimo, más allá de ser un castigo, debe ser el mínimo
de tiempo necesario para la rehabilitación del individuo. Conforme las
sociedades vayan avanzando en sus niveles de conciencia, la cantidad
de este tipo de individuos irá desapareciendo. Crímenes y otros actos
de suma violencia disminuirán y quizás algún día serán eliminados.
Medios de comunicación
En los gobiernos y sociedades conscientes, los medios de
comunicación en general y los periodistas en particular se convierten
en verdaderos guardianes de la democracia, dejando de lado el
sensacionalismo o la parcialidad que favorece a ciertos grupos o
intereses particulares. Un periodista consciente es un comunicador
social totalmente imparcial cuya actividad primaria es la de comunicar
y crear consciencia sobre los problemas que aquejan al pueblo al que
pertenecen. Es también obligación de los medios de comunicación
comunicar y resaltar los aspectos positivos, en igual o mayor medida
que los aspectos negativos. En la actualidad, por ejemplo, los
noticieros dedican más del 90 % del tiempo que tienen al aire a
noticias negativas y al sufrimiento en el mundo, con prácticamente un
total descarte de lo positivo. No debemos olvidarnos de que en el
mundo hay muchas cosas negativas que deben ser comunicadas, pero
al mismo tiempo hay muchas cosas positivas. Lo positivo en el mundo
es mucho más común que lo negativo. Sin embargo, los noticieros se
dedican casi exclusivamente a lo negativo. La razón es simple: lo
negativo vende más que lo positivo. El sensacionalismo y la
negatividad se han convertido en un medio de generación de riqueza
para muchos medios de comunicación.
130
Los gobiernos jamás deben involucrarse en el control de los medios
de comunicación. Estos deben actuar en completa independencia y
gozar de la libertad de expresión que les permita criticar y denunciar
de manera consciente los aspectos negativos del gobierno, para de
esta manera ayudarlo a tomar consciencia y realizar las acciones que
sean pertinentes para solucionarlos. Debe ser el público el que
ultimadamente condene y rechace a medios de comunicación
mentirosos y sensacionalistas, forzando de esta manera su adherencia
a la verdad.
La prensa investigativa cumple un papel fundamental en una sociedad
consciente. Esta debe convertirse en el catalizador que mantiene al
gobierno y a los políticos honestos. Debe siempre anunciar de manera
imparcial la veracidad de los hechos y a través de la denuncia ayudar
a combatir la corrupción.
Empresario consciente
El empresario consciente tiene un enfoque diferente en lo que se
refiere a su rol personal en la empresa, así como también al objetivo
y rol de su empresa con respecto a la sociedad o mercado en el que
se desarrolla.
El empresario consciente es aquel que ha logrado superar a su ego.
Tiene un entendimiento profundo de su realidad y de la realidad de
las personas que trabajan para él o ella.
Los empleados dejan de ser empleados para convertirse en
colaboradores. Los sueños y aspiraciones de estos colaboradores son
de suma importancia para el empresario consciente. La relación
laboral cambia. Deja de haber una relación estrictamente jerárquica
entre altos ejecutivos, gerentes de mando medio, supervisores y
131
empleados para ser una relación respetuosa y cordial en la que todos
se preocupan por el bienestar colectivo. Las jerarquías son adecuadas
para el funcionamiento práctico de la empresa y por ello, seguirán
existiendo. La diferencia radica en que se elimina de ellas su
componente egocéntrico. El nivel jerárquico obedece enteramente a
la preparación, experiencia y aptitud de las personas en las diferentes
áreas de la empresa, pero se eliminan los sentimientos de
superioridad o inferioridad que son intrínsecamente vinculados con
los diferentes puestos de empleo. El que está más arriba no se siente
especial o mejor que el que está más abajo. Entiende profundamente
que su “superioridad” laboral se da por el simple hecho de ser la
persona más apropiada para la posición y nada más. El respeto se lo
gana como resultado de conocimiento y aptitud, y no por el hecho de
estar en una posición jerárquicamente superior.
Estos conceptos de ninguna manera significan que todos debemos
pasar a ganar lo mismo, independientemente de nuestra posición en
la empresa. Nuestra realidad social y los niveles de consciencia
actuales no son conductivos a una eliminación de la diferencia salarial.
Quizás llegará ese día, pero podemos decir sin temor a equivocarnos
que aún no estamos preparados para ello. En nuestra realidad actual,
la diferencia de salarios es entendible y hasta cierto punto beneficiosa
como motivante de superación personal y laboral. Nos impulsan a
prepararnos y ser mejores empleados como una manera de
enriquecer nuestras condiciones de vida.
Ahora bien, cabe indicar que hay muchas empresas en las que la
diferencia salarial es extrema e irracional. Altos ejecutivos ganan
sumas de dinero que rayan lo absurdo, especialmente si los
comparamos con empleados de nivel jerárquico bajo, los cuales
seguramente pasan todo tipo de necesidades económicas como
132
resultado de sus bajos sueldos. Esta es una realidad latente
especialmente en sistemas capitalistas.
De acuerdo a un artículo publicado por el Huffpost Business en agosto
de 2015, hay algunas empresas que pagan a sus altos ejecutivos 1.000
veces más que el promedio de sus empleados. De acuerdo a esta
fuente, por ejemplo, el director ejecutivo de Walmart gana 25,6
millones de dólares al año, mientras el empleado medio gana tan solo
22.500 dólares anuales. El director ejecutivo de Discover
Communications gana 156,1 millones de dólares anuales, mientras el
empleado medio gana 80.000. Es muy difícil racionalizar que el sueldo
de un empleado, por brillante que sea, esté casi 2.000 veces por
encima de otro empleado. Si bien es cierto que estos son casos
extremos, nos sirven para ilustrar la disparidad absurda de sueldos
que existe en ciertas compañías.
Sería muy difícil debatir y lograr consenso en lo que se refiere a una
diferencia salarial justa. Es responsabilidad del empresario consciente
determinar los niveles remunerativos apropiados para que, como
mínimo, todos los funcionarios y empleados de su empresa puedan
disfrutar de las condiciones económicas básicas que les permitan
tener un nivel de confort adecuado en el que pueda florecer la
felicidad sin tener que consumirse pensando en su supervivencia y la
de su familia.
El empresario consciente se preocupa de crear las mejores
condiciones de trabajo posibles para que sus empleados se
desenvuelvan en un ambiente agradable, donde reinan la motivación
y la creatividad. Los empleados de empresas conscientes se sienten
parte de la empresa y no elementos aislados que trabajan con el único
propósito de obtener una remuneración que les permita cubrir sus
necesidades.
133
Cuando el empleado se siente parte de la empresa, su trabajo es más
relevante y satisfactorio. Su trabajo se convierte en algo significativo
que cuida y activamente se preocupa por mejorar. Un empleado
contento es significativamente más productivo que uno insatisfecho.
Cuando los trabajadores se encuentran a gusto con sus empleadores
y las actividades que realizan, los beneficios para la empresa son
enormes.
Un empresario consciente no explota a sus empleados. El dinero y lo
material dejan de tener ese significado único de enriquecimiento
individual, para convertirse en herramientas de ayuda que le
permiten crear condiciones más favorables para todos los que tienen
algún tipo de relación con la empresa y la sociedad en general. En
definitiva, se puede decir que lo que no es bueno para el empleado no
es bueno para el empleador.
En la actualidad existen muchos empresarios sensibles a la realidad de
la sociedad a la que pertenecen, que no ayudan, simplemente porque
no confían en los mecanismos de ayuda existentes. Temen que su
ayuda termine diluida alimentando aparatos burocráticos enormes o
en las manos equivocadas, sin llegar nunca a las personas que más lo
necesitan. Muchos de estos empresarios tampoco confían en las
condiciones políticas y económicas de los países a los que pertenecen.
No existe la estabilidad que les permita invertir y crecer con confianza
en un sistema frágil e inestable en el que es imposible predecir con
algo de certeza lo que va a pasar a corto o medio plazo. Temen que el
Gobierno u otros elementos externos les arrebaten lo que con tanto
esfuerzo han construido.
Es esta desconfianza la que lleva a muchos empresarios a dedicarse a
acumular riqueza vana que no presenta mayor beneficio a nadie más
134
que no sea el empresario o inversionistas. Invertir en su sociedad
conlleva un riesgo demasiado alto que no están dispuestos a correr.
Gran parte del dinero que el empresario genera se deposita en el
extranjero, ya que no existe confianza en el Gobierno y el sistema
financiero de sus propios países. Esta fuga de capitales es altamente
perjudicial a la economía local, ya que se pierde liquidez, suben las
tasas de interés bancario, encareciendo los préstamos, disminuyen las
divisas disponibles para financiar proyectos de desarrollo,
importaciones, pagar deudas, etc. Los bienes importados se vuelven
más caros e inalcanzables, produciendo desabastecimiento.
Impulsados por esta desconfianza, el empresario busca otros
mercados que le presenten mejores condiciones y les permita
expandir, privando así de los beneficios de su inversión en la economía
local o país al que pertenece.
Es tarea primordial de un gobierno consciente crear condiciones de
estabilidad y confianza donde el empresario no tema invertir, cree
prosperidad y brinde condiciones de trabajo favorables para sus
empleados.
El Gobierno debe identificar a las empresas que realizan y promueven
prácticas conscientes en la forma como se manejan y hacen negocio,
y apoyarlas. De esta manera, empresas conscientes, no solo que gozan
del apoyo de una sociedad que ve con agrado sus prácticas y se
beneficia de ellas, sino que también gozan del apoyo del Gobierno que
las fomenta. Al contar con el apoyo social y gubernamental, las
empresas conscientes florecen, creando riqueza y bienestar en la
sociedad que las acoge.
En la actualidad hay muchos empresarios que se han dado cuenta de
las bondades resultantes de prácticas de negocio conscientes. Es un
135
hecho que, en un ambiente de libre comercio, la gente prefiere
comprar y hacer negocio con empresas que se preocupan de sus
empleados y del impacto social de sus actividades. De esta manera,
las prácticas conscientes de negocio se han convertido en tácticas
válidas y altamente positivas para la generación de riqueza y
crecimiento.
Hay que tener en cuenta que normalmente, no siempre, las prácticas
conscientes cuestan más de dinero que las prácticas inconscientes,
pero los beneficios son superiores a todo nivel. A la final, se beneficia
el empresario, el empleado, el medio ambiente, la sociedad, y en
general, toda persona que tenga algún tipo de interés en la empresa.
En la actualidad hay un creciente número de empresarios que se han
dado cuenta de las bondades de las prácticas conscientes no solo
como mecanismos de justicia social sino también como generadoras
de riqueza. Compañías como Google, Facebook, Microsoft, Whole
Foods, entre muchísimas otras, se han percatado de las bondades y
conveniencia de prácticas empresariales conscientes con resultados
sumamente destacables.
136
CAPÍTULO 5
EDUCACIÓN CONSCIENTE
En términos generales, toda actividad educativa debe estar alineada
con la búsqueda y encuentro de la felicidad. Las instituciones de
enseñanza siempre deben desarrollar sus currículos educativos
analizando la relevancia de lo que se va a enseñar con la felicidad y
prosperidad del alumno.
También se debe dar gran importancia a la elección y capacitación del
personal docente. Se debe asegurar que todo maestro tenga
verdadera pasión por lo que va a enseñar. Se debe cuidar que el
maestro no haya escogido el camino de la enseñanza solamente como
una manera de sobrevivencia, sino como el resultado de una
verdadera vocación. En la actualidad existen muchos profesores que
en sí mismos han sido víctimas de un sistema que les ha influenciado
y llevado a estudiar y dedicarse a una tarea que no les apasiona o
interesa mayormente. Más importante aún que la pasión y el
conocimiento que el maestro tenga de la materia que va a enseñar, es
la vocación y pasión por la enseñanza en sí misma. Por ejemplo, un
profesor de matemáticas debe tener un vasto conocimiento del nivel
de matemáticas que va a enseñar, pero también debe tener vocación
y pasión por la enseñanza de esta materia. El conocimiento por sí solo
no es suficiente para ser un gran maestro. El mundo está lleno de
profesores sumamente inteligentes que son verdaderos expertos en
sus correspondientes áreas, pero que no tienen habilidad o interés en
el campo de la enseñanza. Las clases que estos maestros imparten a
sus alumnos normalmente carecen de inspiración, son aburridas,
insatisfactorias y favorecen poco a la formación del estudiante. El
contenido se vuelve difícil, ya que no existe esa motivación y pasión
137
contagiosas del profesor por lo que enseña. A la final, los estudiantes
se contaminan de esta falta de pasión y motivación, y pierden interés.
Pasión y vocación
Cuando existe la pasión de por medio, la enseñanza, al igual que todas
las actividades, se facilita enormemente. Cuando el profesor enseña
lo que le gusta, siente una satisfacción muy profunda de poder
compartir su conocimiento.
Muchos problemas se generan cuando profesores y estudiantes no
comparten la pasión o al menos interés por lo que se enseña. Es ahí
cuando aparecen conflictos. La actividad de enseñanza-aprendizaje se
convierte en una tarea tediosa, difícil y en última instancia frustrante.
Es común el escuchar a profesores quejarse de que sus estudiantes no
tienen interés, no quieren aprender y que se comportan mal en sus
clases. Estudiantes que no tienen interés en una materia opacan a los
estudiantes que sí tienen interés, y los contagian de la opinión que
ellos tienen respecto a la materia. Esta situación causa que aún
estudiantes a los que les gusta la materia, o que tienen vocación,
duden de sí mismos y se unan al grupo de estudiantes a los que no les
interesa la materia. Por este motivo es sumamente importante, en
materias no básicas, separar a los estudiantes de acuerdo a sus
vocaciones e intereses particulares. No existe experiencia más
satisfactoria, como profesor y como estudiante, que enseñar y
aprender algo en lo que estamos interesados. Como profesor, es
altamente satisfactorio ver las caras de interés y brillo en los ojos de
los estudiantes, la emoción que se genera en ellos cuando aprenden
algo nuevo, que no sabían, y que se alinea con sus intereses y pasiones.
Es común escuchar a profesores decir que enseñar a aquellos
138
estudiantes que quieren aprender es lo que los motiva a continuar y
a amar a su profesión.
Los estudiantes que siguen a su corazón, a sus pasiones, son los que
van a tener mayores éxitos en la actividad a la que decidan dedicarse.
Este éxito se da precisamente por el hecho de haberse escuchado a sí
mismos y así minimizado las influencias externas o de su propia mente.
Cuando el estudiante se deja llevar por su mente racionaliza su
enseñanza y quiere aprender algo debido a una motivación externa
como dinero, reconocimiento, etc. Cuando esto sucede, al estudiante
le cuesta mucho más trabajo aprender la materia. El aprendizaje a
través de esfuerzo puro es posible pero no es duradero. Hay muchos
estudiantes, en todo nivel educativo, que sacan buenas notas como
resultado del significativo esfuerzo que han dedicado a aprenderlas.
Pasan muchísimas horas memorizando nombres, fechas, otros datos
o haciendo cientos de problemas matemáticos sin realmente
entenderlos, sino practicándolos para de este modo lograr sacar una
buena nota en los exámenes. Sacar buenas notas se convierte en el
esfuerzo primario del estudiante, al que llega a considerar aún más
importante que el aprendizaje en sí mismo. Las buenas notas generan
un sentimiento de satisfacción relativamente inmediato comparado
con la satisfacción que brindará el conocimiento profundo. El
conocimiento resultante del aprendizaje consciente no
necesariamente brinda una satisfacción inmediata y, por ello,
normalmente se lo disminuye en importancia. Además, cuando en
estos conocimientos no existe de por medio el interés del estudiante,
no duran. Todos los datos memorizados y que tomaron gran esfuerzo
el aprenderlos son rápidamente olvidados. Todas esas horas haciendo
problemas matemáticos no sirvieron de nada, porque el estudiante
nunca tuvo un interés real por aprender la materia. Muchos
estudiantes seguirán forzando este tipo de aprendizaje y llegarán a
139
graduarse. Si el estudiante no se da cuenta del error de este tipo de
aprendizaje corre el riego de continuarlo y quizás convertirlo en su
carrera o profesión.
Una vez inmersos en una carrera profesional, hay veces que toma
mucho tiempo el darse cuenta de que lo que hacemos no nos satisface
y quizás nunca lo ha hecho. Desafortunadamente, nos damos cuenta
de esta realidad después de haber gastado muchísimo tiempo y
recursos, y queremos realizar un cambio. No hay dinero que obligue a
las personas a seguir fieles a una profesión a la que desprecian.
Cuando se ignora el sentimiento que tenemos por una actividad que
no nos llena y quizás incluso hemos llegado a despreciar y
continuamos en ella, el resultado inevitable es la enfermedad física,
mental, o ambas. En estos casos las personas se llenan de todo tipo
de emociones negativas que resultan en estrés, depresión, etc., dando
paso a una variedad de enfermedades físicas y mentales. Las personas
pasan a ser víctimas de un conflicto interno constante entre lo que les
gusta hacer y lo que no les gusta hacer, pero les da dinero. El trabajo
se vuelve sumamente trabajoso. Hay un refrán de Confucio que dice:
“Trabaja en lo que te gusta y no tendrás que trabajar un día en tu vida”.
Me pregunto qué puede ser mejor que el no tener que trabajar nunca,
disfrutar de las actividades que realizamos y encima que nos paguen
por ello. Cuando disfrutamos profundamente de nuestra actividad
profesional nos convertimos en expertos en lo que hacemos y, por lo
tanto, somos altamente cotizados en esta actividad, atrayendo de
esta manera a la bonanza económica. No hay sentimiento más
hermoso que el levantarse cada día para hacer lo que a uno le gusta y
ganar dinero haciéndolo.
En la búsqueda de la verdadera vocación o pasión, uno debe
preguntarse qué es lo que le gustaría hacer durante el resto de su vida,
independientemente del dinero que creamos que podemos ganar
140
haciéndolo. Debemos pensar qué es lo que haríamos gratis,
solamente por pura satisfacción personal. Esa es la actividad a la que
uno debe dedicarse. Siendo creativos, siempre se encuentra alguna
manera de transformar la actividad que a uno le apasiona en dinero.
La bonanza económica siempre viene como añadidura cuando uno se
dedica a hacer lo que le gusta. Los padres y maestros deben ayudar al
estudiante a alinearse con su vocación y, por ejemplo, ayudarle a
pensar el cómo convertir esta pasión en remuneración económica.
Cuando Mark Zuckerberg decidió desarrollar la idea de Facebook no
lo hizo con el afán de hacerse millonario, sino como una forma de
entretenimiento y de hacer lo que a él le gustaba y apasionaba.
Bastante después las ideas de cómo convertir esta pasión en dinero
comenzaron a aflorar. Miremos ahora en lo que Facebook se ha
convertido. La felicidad y el dinero son duraderos solamente cuando
la actividad a la que uno se dedica está alineada con su vocación. De
otra manera, el dinero es todavía alcanzable, pero su alcance es vano.
¿De qué sirve el dinero si no nos trae felicidad y continuamos
sintiéndonos miserablemente?
Se debe enseñar a nuestros niños a identificar y ser fieles a lo que les
gusta. Nuestros niños deben aprender a seguir a su corazón. Esta
enseñanza es una de las mayores contribuciones que los maestros y
padres de familia podemos dar a la felicidad de nuestros hijos. En el
mundo hay infinidades de carreras y ocupaciones que pueden
perfectamente alinearse con el interés particular de nuestros hijos. El
problema es que desde pequeños les hemos enseñado a no confiar en
sí mismos y en sus instintos. Si, por ejemplo, nos dicen que quieren
ser bomberos, les decimos que no, que ser bombero les traerá toda
clase de sufrimientos y que van a pasar muchas necesidades
económicas. Les decimos que en lugar de ser bomberos sean
abogados, porque los abogados hacen mucho dinero y que, por lo
141
tanto, son exitosos y felices. Nuevamente, aquí también debemos
preguntarnos qué es lo que como padres queremos para nuestros
hijos, o lo que como maestros queremos para nuestros pupilos.
¿Queremos que tengan dinero o que sean felices? Recuerda: el dinero
no trae la felicidad, pero la felicidad tiene un potencial ilimitado en la
atracción del dinero. Si la respuesta es que queremos que sean felices,
es nuestra obligación hacer todo lo que esté en nuestro poder para
que sigan a sus corazones, y que sean ellos, y nadie más que ellos, los
que decidan el camino que van a tomar en la vida.
Es normal que, con el transcurso del tiempo, los intereses particulares
evolucionen y cambien. Cuando somos pequeños muchos queremos
ser bomberos, enfermeras, pilotos, etc., pero conforme vamos
creciendo vamos cambiando. Es importante que los padres y maestros
traigan luz a estos cambios y los apoyen. Tenemos la obligación de
ayudar a nuestros hijos a encontrar su vocación, pasión y,
ultimadamente, su destino. En este sentido, debemos olvidarnos de
que lo que creemos es lo más conveniente para ellos y centrarnos en
ayudarles a encontrar y validar, de ser ese el caso, lo que ellos creen
es lo más conveniente para ellos. Esto no quiere decir que no les
demos nuestra opinión honesta y nuestra guía sin intentar forzar
nuestra voluntad.
Escuelas y colegios
En los niveles más elementales de la escuela, todos los estudiantes
deben adquirir conocimientos básicos en los cuales puedan cimentar
sus estudios futuros. Por ejemplo, todo estudiante necesita aprender
a leer, escribir y matemática elemental. Es importante que en los
niveles básicos el currículo cubra un espectro amplio de vocaciones de
los estudiantes. De esta manera, ellos pueden darse cuenta de sus
142
habilidades y aptitudes. Serán estas habilidades y aptitudes las que
luego se convertirán en carreras profesionales alineadas con la
verdadera vocación e interés de los estudiantes.
Desde pequeños se les ubica en lo que los maestros piensan es mejor
para los estudiantes, prestando poca atención a lo que el estudiante
desea aprender o hacer. El interés individual del estudiante pasa a ser
secundario, obscurecido por lo que otros piensan es más conveniente
para ellos. Se le dice que ellos nunca van a ser buenos para esto o para
lo otro porque son muy altos, muy bajos, muy gordos, muy flacos, etc.
Nuestro mundo está lleno de personas de muchísimo éxito que han
probado que es mucho más importante seguir nuestros propios
instintos que escuchar a otras personas decir lo que ellos piensan de
nuestras habilidades. Hay, por ejemplo, muchos cantantes famosos a
los que sus maestros les dijeron que nunca iban a tener éxito en el
canto, e incluso les expulsaron de los coros.
En las escuelas se gasta muchísimo esfuerzo y tiempo enseñando
hechos y datos, que muy poco contribuyen o contribuirán a la
felicidad del estudiante. Un gran porcentaje de lo que se enseña es
totalmente vano y nunca tendrá una aplicación práctica. Por ejemplo,
se dedican años al estudio profundo de la historia de los pueblos. Los
estudiantes son obligados a memorizar los nombres de personas
importantes en la historia de sus países, así como las fechas y detalles
de hechos históricos. Si bien es importante conocer nuestra historia
para entender nuestro presente, no es práctico gastar innumerables
horas memorizando fechas y hechos históricos, que al fin y al cabo se
nos olvidarán en el transcurso de unos pocos días. Además, en estos
tiempos, de darse la necesidad de cualquier tipo de dato histórico, es
muy fácil encontrarlo en internet.
143
Desde temprana edad se debe enseñar a los niños la existencia de
otras culturas. Se les debe enseñar a entenderlas y respetarlas. En el
mundo existen diferentes culturas que han forjado la identidad actual
de los pueblos. Hablando superficialmente, los humanos somos
diferentes culturalmente. Es así como al mismo tiempo hay que
enseñarles que, al nivel fundamental, todos tenemos la misma
esencia, que es la vida en sí misma. Debemos dar a otras culturas el
mismo respeto e importancia que damos a la nuestra. Estas
diferencias deben ser enseñadas sin un afán divisionista o separatista,
sino desde un punto de vista de aprendizaje que permita a los niños y
jóvenes entender el comportamiento de otras personas en nuestro
medio y el mundo en general. Estas enseñanzas no tienen que ser
necesariamente muy profundas, ya que su propósito es solamente el
entenderlas sin juzgarlas. Es importante que no se las interprete ni
como buenas, ni malas, ni avanzadas, ni retrogradas, etc., sino
simplemente como diferentes.
Los maestros deben enseñar al alumno a ser ingenioso y lleno de
recursos. Se le debe enseñar a encontrar la información que necesite,
sin gastar tiempo en la memorización de datos fáciles de encontrar
con el uso de tecnología. La enseñanza debe enfocarse en la aplicación
de la información en los aspectos prácticos de lo que se está
aprendiendo. Toda enseñanza debe tener un significado útil
contribuyente a la felicidad del individuo. Las personas encargadas del
desarrollo de los currículos deben cuestionar continuamente lo que
se va a enseñar para asegurarse de que brinde el mayor beneficio
práctico hacia la felicidad y prosperidad de los alumnos.
En los niveles secundarios es crucial que las escuelas den toda clase
de asesoramiento a sus alumnos con el fin de ayudarles a descubrir su
vocación profesional y de esta manera alinearlos con actividades que
les apasione y en las que, por ende, tendrán éxito. Gran parte de la
144
responsabilidad de los maestros y consejeros debe ser guiar al
estudiante hacia la realización de su vocación. Ayudarle a descubrir su
camino profesional y explicarle los elementos prácticos de lo que
estudia en relación con su vocación. Si se descubre, por ejemplo, que
el estudiante tiene vocación y pasión por la construcción, explicarle la
importancia del estudio de matemática avanzada en las profesiones y
actividades relacionadas con la construcción. El problema se da
cuando estudiantes se enfrentan a materias en las que no encuentran
ningún aspecto práctico. Es muy común escucharlos diciendo cosas
como: “¿Cuándo voy yo a necesitar usar calculo diferencial?”, por
ejemplo. Es parte importante de la naturaleza humana encontrar
significado a las cosas. Es mucho más fácil estudiar y aprender algo
cuando estamos convencidos de su beneficio práctico.
Desde los niveles de enseñanza más elementales se debe enseñar a
los alumnos a compartir, a vivir en sociedad, a enfrentar y resolver sus
diferencias sin guardar las emociones negativas. Enseñarles a trabajar
en grupo.
Controlar y, sobre todo, dejar de identificarse con los pensamientos y
emociones negativos es crucial en la búsqueda de la felicidad. Se debe
enseñar que el mundo está lleno de situaciones y personas que nos
van a hacer sentir mal y que generarán todo tipo de reacciones en
nuestro ser. Ahora bien, hay que enseñarles que estos pensamientos
y emociones no forman parte de nuestra esencia, sino que son
creados por nuestra mente. Está bien aprender de estas situaciones o
personas y sentir las emociones que se generan. Lo que no está bien
es guardarlas e identificarnos con ellas. Hay que enseñarles que toda
persona o situación positiva o negativa guarda una valiosa lección.
Hay que identificar la lección, aprenderla, tomar acción de ser
necesario y dejar ir a las emociones que la acompañan. No está bien
seguir odiando a otro niño porque nos quitó nuestro almuerzo. Es
145
mejor aprender que en el futuro debemos evitar a este niño,
sentarnos en otro lugar, o hablar con él o, de ser necesario, reportarlo,
o mejor aún, hacerlo nuestro amigo. La mejor manera de derrotar a
nuestros enemigos es hacerlos nuestros amigos. Este concepto no
solo es cierto, sino que nos llena de satisfacción cuando somos
capaces de aplicarlo.
Métodos de identificación y control del pensamiento deben ser
enseñados y practicados regularmente. Treinta minutos de
meditación o relajación mental diaria, en la que se enseña a nuestros
niños a observar sus pensamientos y emociones, harían maravillas no
solo en ellos, sino en toda persona que decida realizar este ejercicio.
Sin lugar a dudas, esta simple práctica contribuiría mucho más a la
felicidad de nuestros hijos que gran parte de lo que se enseña en las
escuelas.
Todo cambio significativo en la vida de nuestros niños se facilitaría
enormemente si existiría una comunión de pensamiento y acciones
entre el sistema educativo y los padres de familia. Estos dos
elementos son los que tienen mayor influencia en la formación de los
niños. Los esfuerzos de las escuelas por educar y alimentar
correctamente a nuestros niños son altamente disminuidos cuando
los padres no se alinean con este propósito. De poco sirve que nuestra
hija coma saludablemente el almuerzo en el colegio si al momento de
la cena en su hogar se presenta con toda clase de comida saturada de
azucares, grasa, carbohidratos, etc.
Las escuelas tienen el potencial de convertirse en verdaderos centros
de enseñanza donde también los padres podrían beneficiarse. Por
ejemplo, se podrían promover seminarios sobre alimentación, donde
los padres puedan aprender sobre las bondades de una alimentación
146
equilibrada, así como también soluciones económicas y prácticas que
permitan la incorporación de estas dietas.
El sistema educativo actual favorece la separación. Enseña a los
alumnos a que hay que ser diferentes. Hay que sobresalir, ser el
número uno, ganar, sin importar los medios. Fomenta en los alumnos
un deseo de reconocimiento constante que los haga sentir mejor
consigo mismos. Esta es una práctica errónea porque genera grandes
cantidades de frustración y sufrimiento en muchísimos estudiantes.
Es mucho más apropiado enseñarles a esforzarse para alcanzar una
meta importante, pero aún más importante que la meta en sí son las
acciones que nos llevan a ella. Más importante que ser el mejor
jugador de fútbol es disfrutar la actividad de jugarlo. Si disfrutando
esta actividad se es el mejor, en buena hora está bien celebrarlo. Lo
que está mal es pasar a ser definido por los éxitos o fracasos que esta
actividad nos pueda traer. Debemos ser conscientes que los éxitos de
ahora bien pueden transformarse en futuros fracasos y viceversa. Si
te identificaste con el éxito en cierta actividad, cuando pierdas tus
habilidades por el irremediable paso del tiempo te sentirás fracasado
y desafortunadamente caerás en un sufrimiento vano.
Interacción con otros estudiantes
Los niños deben aprender a interactuar con otros niños. Nuestra
sociedad ha venido decayendo muy rápidamente en este aspecto. Es
triste ver cómo niños, jóvenes e incluso adultos nos estamos
olvidando de interactuar y compartir con otros seres humanos. La
sociedad en general se está convirtiendo en esclava de la electrónica.
Las necesidades de entretenimiento y distracción de jóvenes y niños
están siendo llenadas por un mercado cada vez más sofisticado cuyo
principal objetivo es hacer que sus usuarios se identifiquen con sus
147
productos para así poder seguir vendiéndolos y tener más ganancias.
Además, hay que prestar mucha atención al mensaje que los juegos
de video están dando a nuestros hijos. En estos juegos es común y
justificado matar, violar, robar, mentir, etc. Los juegos más
sangrientos y que ofrecen una mayor cantidad de estímulo visual y
sonoro son los más atractivos. De esta manera, los niños y jóvenes
crean una falsa impresión de lo que es aceptable y no es aceptable en
sociedad. Piensan que herir o causar daño es de alguna manera
normal o parte de la vida. Hay gente que defiende estos juegos
diciendo que nuestros niños o jóvenes saben que son juegos y por ello
nunca actuarían de esa manera. La realidad es que nuestro cuerpo no
sabe cuándo algo es real o ficticio por más que haya sido racionalizado
por nuestra mente. Las emociones que se generan son siempre reales
para nuestro cuerpo. Te invito a experimentarlo. Observa las
emociones que se presentan en tu cuerpo cuando te encuentras en
situaciones de estrés simuladas en un juego y te darás cuenta de la
veracidad de este concepto. Además, hay que preguntarse cómo
contribuye esta actividad a la felicidad de nuestros hijos.
En la actualidad, muchos niños prefieren quedarse en casa jugando a
los videojuegos que salir a jugar y disfrutar de la compañía de otros
niños y de la naturaleza. En este punto, las escuelas tienen una labor
crucial. Se debe promover el juego y otras actividades que fomenten
la interactividad. Los recreos y otros momentos de camaradería se
han ido eliminando de nuestros sistemas educativos con las nefastas
consecuencias que estamos viendo. Alguna vez pregunté porqué se
han eliminado o disminuido los momentos de esparcimiento,
especialmente en los niveles intermedios y de secundaria. La respuesta
fue que en los recreos, muchos niños y jóvenes no se dedicaban a
actividades productivas y que, por el contrario, usaban ese tiempo
para fumar o hacer drogas. Quiere decir que en lugar de tratar de
148
controlar el problema de mal uso de la libertad de algunos estudiantes
se castiga a la mayoría, quitándoles esos momentos de esparcimiento
y libertad bien utilizada. Me pregunto si no habría sido más
conveniente educar y promover el buen uso de la libertad en estos
jóvenes, enseñarles a respetarla y disfrutarla, en lugar de reprimirla.
Esta es una muestra más de la costumbre que como humanos
tenemos de atacar a los vehículos en los que expresamos nuestra
libertad en lugar de atacar a las causas. Usando el ejemplo anterior, el
recreo no es el problema. El recreo es solamente el vehículo en el que
nuestros niños expresan su libertad. Sin ir muy lejos, el problema
serían esos niños que hacen mal uso de su libertad, pues nuestras
escuelas deben trabajar con ellos. Son ellos los que merecen una
mayor atención de parte de nuestro sistema educativo. Detrás de
todo niño problemático hay un niño confundido. Hay un niño con
carencia de amor, víctima de enfermedades físicas o mentales,
situaciones familiares conflictivas, familias destrozadas, etc. Nosotros
actuamos condicionados por nuestro medio y nuestras circunstancias
particulares. Una vez que los niños aprendan a controlar lo sus
emociones y se den cuenta de que ellos son mucho más que sus
circunstancias particulares o la historia de sus vidas, veremos el gran
cambio que se da. Los casos de mal uso de la libertad irán
disminuyendo y, eventualmente, se convertirán en casos aislados.
El mal uso de la libertad es lo que debe ser atacado y no los vehículos
que usamos para expresarla. Desde pequeños se nos vende el
mensaje de que no se nos puede confiar la libertad, ya que de tenerla
haremos mal uso de ella. Esta idea es amplificada a nivel de Gobierno.
Se nos insinúa que no podemos ser confiados al llenarnos de toda
clase de leyes y regulaciones exageradas que muchísimas veces rayan
en el plano de lo absurdo para tratar de prevenir el que hagamos mal
uso de la libertad. No se nos ha ocurrido que tal vez la razón por la
149
que usamos mal la libertad cuando la tenemos es porque no estamos
acostumbrados a tenerla.
Juego
Jugar con otros niños es una de las actividades más productivas y
útiles en la búsqueda de la felicidad. En esta actividad los niños
aprenden a respetar la diversidad sin juzgarla. Otros niños,
independientemente de sus diferencias físicas, religiosas o culturales,
son simplemente compañeros de juego.
El juego es también la mejor manera de aprender a interactuar con
otros seres humanos con el tremendo beneficio adicional que es el
ejercicio. Por ejemplo, en un partido de fútbol aprendemos a
interactuar con nuestro equipo y el equipo contrario, a respetar a
nuestro oponente, a planificar, a trabajar en equipo para lograr el
beneficio individual y colectivo que significaría la satisfacción de ganar
el partido. Aprendemos a trabajar buscando la pelota y dominándola.
Nos damos cuenta de la medida en la que el fruto de nuestro trabajo
individual beneficia a nuestro equipo. Aprendemos así que nuestro
logro personal beneficia al logro colectivo, al igual que nuestros
errores individuales perjudican a nuestro equipo. Aprendemos a ser
creativos, a usar nuestra imaginación para llegar al campo contrario y
anotar. En el fútbol, al igual que en la vida, nuestras acciones
individuales afectan a los que nos rodean. En el fútbol el egoísmo no
funciona. Si solamente nos preocupamos de nosotros, de lo
maravillosos que somos con la pelota y constantemente buscamos
nuestro logro personal sin pensar en el resto de nuestro equipo, no
vamos a llegar muy lejos. Ultimadamente nuestro egoísmo contribuirá
al fracaso de nuestro equipo. Hasta el jugador más hábil necesita de
su equipo y su equipo necesita de él.
150
Edson Arantes do Nascimento, Pelé, es considerado por la mayoría de
entendidos como el mejor futbolista de todos los tiempos. Más allá de
su extraordinario talento, Pelé es recordado como un jugador
sumamente humilde, generoso y altruista que siempre puso sus
habilidades al servicio de su equipo por encima del logro y
reconocimiento individual. En su carrera, Pelé participó en tres
mundiales de fútbol y anotó 1.282 goles en partidos oficiales o de liga,
entre otros logros sumamente significativos.
Fíjate en la increíble lección de vida que un simple partido de fútbol
te puede dar en adición al del tremendo beneficio físico que se
obtiene.
Es importante que los maestros compartan estas actividades con sus
alumnos y así ayuden a guiarlas y controlarlas, ofreciendo la menor
cantidad de intervención y resistencia posible. El maestro debe dejar
que sus alumnos sean los que tengan el control. Al hacerlo de esta
manera el maestro crea una relación más fuerte y duradera con sus
estudiantes y también se beneficia de las bondades físicas del ejercicio.
Los estudiantes aprenden a ver al maestro como otro ser humano
simplemente disfrutando de la vida, al que deben respetar y del que
pueden aprender a todo nivel, no solamente el académico.
Tuve la suerte de pertenecer a un sistema educativo en el que hubo
mucho tiempo de recreos y otras actividades que promovían la
interacción. Puedo decir sin temor a equivocarme que las lecciones
aprendidas en estos juegos han sido más importantes y relevantes en
mi vida que todo lo aprendido en las salas de clase en al ámbito físico,
y aún el intelectual.
No hay nada más cierto que el refrán que dice: “En cuerpo sano,
mente sana”. El ejercicio en sí es sumamente importante para el
correcto desarrollo de nuestros hijos, pero aún más importante que
151
el ejercicio puro es un entendimiento holístico de todos los aspectos
de la salud. Se debe enseñar a nuestros niños que todos los seres
humanos somos la combinación de tres elementos: cuerpo, mente y
espíritu. Solo cuando hay un balance correcto de todos estos
elementos se puede llegar a estados máximos de salud y bienestar
que a su vez son altamente conductivos hacia la felicidad.
En estos momentos de esparcimiento todo el mundo gana. El alumno
se divierte, desarrolla su creatividad, se ejercita y aprende a no ser
egoísta y trabajar en grupo. El maestro también gana, ya que se
ejercita, desarrolla su creatividad, fortalece la relación que tiene con
sus estudiantes, etc. La escuela se beneficia de un ambiente positivo
donde hay más felicidad. La escuela se convierte en esta cuna de
creatividad, ejercicio, salud mental, camaradería, conocimiento, etc.
La sociedad en general se beneficia de jóvenes que saben cómo
divertirse, interactuar y tienen una capacidad mental y física más
elevada. No podemos olvidarnos de que estos jóvenes algún día serán
nuestros líderes.
Los beneficios de una alimentación equilibrada adecuada deben ser
claramente comunicados y promovidos. Se debe enseñar las
propiedades de los diferentes alimentos y cómo actúan en nuestros
cuerpos. La obesidad y la malnutrición se han hecho muy comunes en
nuestros niños. Muchísimos de estos casos podrían ser evitados
simplemente con información. Nos preguntamos por qué cada día
vemos más niños obesos, pero al mismo tiempo hemos fallado en
educar e informar a nuestros niños desde pequeños sobre cómo
alimentarse bien.
En muchas escuelas se quiere forzar cambios en la alimentación sin la
correspondiente educación que debe acompañar a estos cambios. Se
hacen mejoras en las dietas de los estudiantes, pero se falla en
152
explicar el porqué de los cambios. Se fracasa en el “vender” estos
cambios a los estudiantes para que sean ellos los que hagan
conciencia de los beneficios de una buena alimentación y decidan
hacer un cambio eficiente y duradero en sus hábitos alimenticios. Al
igual que en muchas otras circunstancias, estos cambios no pueden
ser forzados. Todo lo que es forzado origina resistencia y finalmente
falla. Solo cuando el estudiante, ayudado por la información y la
creación de un medio saludable, tome la decisión personal interna de
cambiar sus hábitos alimenticios, el verdadero cambio llegará. Es vano
obligar a los niños a comer vegetales en la escuela si el niño no está
convencido de la importancia de una buena alimentación y apenas
llegue a su casa se dedique a comer toda clase de snacks o comida
chatarra perjudiciales para su salud. Los sistemas educativos deben
crear las condiciones en las que este cambio sea posible.
Creatividad
Muchos humanos pasamos por la vida sin tocar muchas de las
funciones del lado derecho de nuestro cerebro. Se nos dice de
pequeños que no tenemos habilidad para la pintura, el dibujo, el
canto, la música, y de esta manera lo olvidamos y descartamos. Se
debe promover el uso del hemisferio derecho de nuestro cerebro para
que el pensamiento crítico y la creatividad florezcan. Se dice que los
inventos más relevantes en nuestra historia han sido el resultado de
la función del hemisferio derecho del cerebro. Los mayores inventos
son el resultado de un pensamiento creativo más que de un
pensamiento lógico.
También hay que descubrir y promover el lado artístico en los niños.
El cerebro de todo ser humano tiene dos hemisferios. El hemisferio
izquierdo está asociado con la sobrevivencia del individuo. Aquí es
153
donde habitan las funciones básicas que han facilitado nuestra
supervivencia como son, entre otras, la lógica, la memoria, los cálculos
matemáticos, el análisis de datos y la comunicación. El lado derecho
de nuestro cerebro está asociado con actividades creativas. Aquí es
donde radican nuestras emociones, imágenes, colores, intuición,
creatividad. Como el lado izquierdo del cerebro es el que tiene mayor
relevancia en la sobrevivencia física, este es el lado que, a través de la
historia de la humanidad, ha sido el más predominante.
En la actualidad no tenemos las mismas amenazas externas que nos
aquejaron a través de la historia. Para las situaciones que
comprometerían nuestra sobrevivencia como especie en la actualidad
hay muy poco que nuestro lado izquierdo del cerebro pueda hacer.
Por el contrario, las soluciones que permitan trascender estas
amenazas serían más relevantes si usamos la creatividad proveniente
del lado derecho. Se puede decir que el lado izquierdo de nuestro
cerebro es más animal y primario, y el lado derecho es más elevado y
trascendental.
Para que la creatividad aflore son necesarios dos elementos: calma
mental y vocación. Cuando el estudiante está alineado con lo que le
interesa, la creatividad florece en la paz de su mente. Los maestros
deben promover actividades en las que no existan demasiadas guías
para así permitir que la creatividad aflore en la mente del estudiante.
Por ejemplo, si se detecta vocación hacia la construcción, el maestro
debe dar al estudiante, o aún mejor, a un grupo de estudiantes un
proyecto en el cual presenten soluciones prácticas reales a proyectos
de infraestructura. El profesor debe dejar que sean los estudiantes los
que presenten soluciones creativas a problemas de abastecimiento de
agua potable, por ejemplo. Lógicamente, habría que tomar en cuenta
las limitaciones que tienen los estudiantes en aspectos técnicos de
esta tarea. Es importante que, en la medida de lo posible, los maestros
154
cedan el control a los estudiantes para que así florezca su creatividad.
El maestro debe limitarse a dar parámetros amplios y ayudar a que
cada estudiante obtenga el conocimiento que le permita dar
soluciones valederas a los problemas presentados. Sería
responsabilidad del maestro el asegurarse que el desarrollo del
proyecto esté en todo momento encaminado a presentar soluciones
que sean física y económicamente posibles.
Los conceptos anotados anteriormente son aplicables a toda materia.
Digamos, por ejemplo, que el estudiante tiene interés en historia. Al
diseñar actividades creativas en las que el estudiante aprenda y
aplique su conocimiento de historia, el maestro debe ver la manera
en la que este aprendizaje enriquezca al estudiante y además sirva un
propósito práctico en la búsqueda de su felicidad individual y colectiva.
Por ejemplo, el maestro puede fomentar el que el estudiante analice
cómo aplicar las lecciones históricas aprendidas en solucionar
problemas contemporáneos reales y evitar los errores que quizás
cometimos en el pasado. La parte fascinante de la historia es las
lecciones que se pueden aprender de ella.
El maestro se debe convertir en un director de orquesta en la que son
los estudiantes los que tocan los instrumentos y juntos producen una
música maravillosa.
Las actividades que promuevan la creatividad siempre deben tener el
principio de la felicidad claro. Los profesores deben preguntarse cómo
la actividad educativa va a contribuir a la felicidad de los estudiantes
de manera individual y colectiva para determinar su relevancia. Todos
debemos colaborar en cambiar el enfoque de la educación y dejar de
preguntarnos cómo lo que se enseña va a contribuir a la riqueza
material del empleador y, por ende, generar riqueza material al
estudiante. Debemos preguntarnos de qué manera va a servir lo que
155
se enseña al estudiante en comunión con su verdadera vocación. Los
estudios adquiridos por el estudiante bajo este nuevo enfoque
estarían alineados con su verdadera pasión o interés. Es así que el
graduado resultante se convertirá en experto en el área a la que
decidió dedicarse, con el beneficio individual y colectivo que esto
significará. De esta manera se obtienen individuos dedicados a
actividades que les satisfacen y disfrutan enormemente. Individuos en
trabajos, que dejan de ser trabajosos.
Como podemos ver, a todo aprendizaje se le puede introducir un
aspecto creativo y práctico que se alinee con la búsqueda de la
felicidad del estudiante.
Educación superior
Instituciones de educación superior deben convertirse en verdaderas
fuentes de conocimiento. Deben ser verdaderos centros de
instrucción y creatividad donde se le da más importancia a las
aplicaciones prácticas del conocimiento adquirido que al
conocimiento netamente teórico sin una conexión clara en
aplicaciones prácticas.
En estos centros se debe dar alta prioridad al pensamiento crítico. Los
maestros deben ser responsables de enseñar a pensar a sus alumnos.
Preguntas como “¿qué haría usted ante esta situación?”, deben ser la
norma en muchas materias de estudio para que el estudiante aprenda
a solucionar problemas. El maestro debe dirigir este proceso de
enseñanza y encaminarlo hacia el objetivo final.
Más allá de limitarse a proveer información, los maestros deben
enseñar a los alumnos a acceder, discernir, interpretar y trabajar con
156
diferentes fuentes de conocimiento con el objetivo de alcanzar
soluciones prácticas a problemas reales.
Los profesores tienen un papel vital en guiar a los estudiantes. En
lugar de limitarse a corregir papeles que no tienen significado práctico
deben convertirse en verdaderos guías de la creatividad de los
alumnos. Al igual que en los niveles inferiores de enseñanza, los
currículos deben ser diseñados con resultados prácticos en mente,
siempre preguntándose cómo beneficia lo que se va a enseñar al
alumno como individuo y también a la sociedad a la que pertenece.
Desafortunadamente, en la actualidad casi toda enseñanza a nivel
superior está enfocada primordialmente a la generación de riqueza
material. Este enfoque debe cambiar. Se debe dar paso a un sistema
de enseñanza consciente encaminado al bienestar individual y
colectivo. El enfoque debe ser la felicidad que atraiga la bonanza
económica y no al revés. Si por ejemplo se enseña mercadeo, no se lo
debe enfocar solamente a enseñar al estudiante cómo hacer dinero a
nivel individual sin tomar en cuenta el bienestar colectivo. Se le deben
enseñar al alumno tácticas de mercado conscientes que traigan
bienestar global y no aquellas que son diseñadas para manipular los
sentimientos de las personas con el único objetivo de generar
ganancias. Hay innumerables estrategias de mercado válidas que
buscan el beneficio individual del empresario sin necesidad de por ello
engañar al público y manipular sus sentimientos. Se puede dar
ejemplos de multitud de empresas y empresarios conscientes que son
extremadamente exitosos y al mismo tiempo brindan una gran ayuda
a todos los elementos de la sociedad.
A nivel superior se debe continuar trabajando en asegurarse que los
alumnos sigan su vocación y que no escojan sus carreras basados en
los beneficios materiales que ellos creen que les traerían. Hay que
reafirmar la importancia de darse cuenta que cuando uno sigue su
157
vocación y se dedica a una carrera que le apasiona, no solo el trabajar
en esta carrera va a ser sumamente placentero, sino también lo más
seguro es que como fruto de esta pasión se sea altamente exitoso. El
dinero siempre vendrá como añadidura cuando uno hace lo que le
apasiona.
Las universidades deben ser centros de aprendizaje y conocimiento,
donde los diferentes organismos de la sociedad tengan la oportunidad
de presentar problemas reales en busca de ideas y soluciones
prácticas y sostenibles. De esta manera se consigue un beneficio doble
que incluye a la sociedad en general y el estudiante en particular. En
el futuro son estos estudiantes los que tendrán roles protagónicos en
los diferentes campos de trabajo a los que se dediquen. Qué mejor
que salir al mundo real habiendo participado en la solución de
problemas reales. Por ejemplo, el que estudia abogacía debe dedicar
más tiempo a pensar en formas prácticas de mejorar el sistema
judicial en lugar de pasar interminables horas estudiando datos y
fechas históricas sobre la historia de la abogacía. De esta manera,
cuando el estudiante salga al mundo real estará más preparado y
predispuesto a reformar el sistema judicial de una manera consciente
y beneficiosa para la sociedad a la que pertenece. El ingeniero debe
aprender cómo solucionar de manera objetiva y práctica problemas
reales de infraestructura, por ejemplo. El sociólogo a solucionar
problemas reales de nuestras sociedades, más que la interminable
teoría e historia que actualmente estudian. El arquitecto a cómo
construir viviendas sostenibles que sean económicas y estén en
armonía con el medio ambiente.
Los profesores deben centrarse en el pensamiento crítico, aquel que
está enfocado en la solución de problemas, más que en un
conocimiento teórico, memorizable, que puede ser fácilmente
encontrado en internet. En épocas actuales hay muchísimos
158
estudiantes que se convierten en verdaderos expertos en encontrar
lo que necesitan en internet y simplemente lo copian y adhieren a sus
tareas, sin aprender absolutamente nada práctico, que les beneficie a
ellos o la sociedad a la que pertenecen de ninguna manera.
Se le debe dar gran importancia a los trabajos en grupo. Los
profesores deben trabajar activamente con los estudiantes en estos
grupos para asegurarse que todos obtengan el mayor beneficio. Al
trabajar en grupo se facilita encontrar soluciones a problemas
sustanciales, ya que el grupo se beneficia del conocimiento colectivo
en lugar del conocimiento individual. En grupo, el conocimiento
individual se adiciona al colectivo, dándole más solidez. Cada
estudiante tiene diferentes afinidades, áreas de interés y experiencia,
que se pueden combinar para generar una gran fuerza intelectual.
Sería tarea de los profesores asegurarse que las contribuciones de
cada estudiante se alineen lo máximo posible con sus intereses
individuales y al mismo tiempo beneficien al interés colectivo del
grupo.
Cuando no hay claridad en comunicar el aspecto práctico de lo que se
estudia, el alumno pierde interés y, por ende, aprende muy poco o
nada. La materia se convierte en una más de esas que hay que pasar,
con el solo objetivo de poder graduarse.
Se debe tratar de que la mayor parte de lo que se enseña sea
relevante al estudiante de manera individual. El estudiante debe
disponer de todo tipo de ayudas vocacionales y curriculares para
asegurarse de que está adquiriendo los conocimientos y habilidades
necesarias para la profesión que tiene en mente.
Los estudios no tienen que ser rígidos, sino que, por el contrario,
deben ser tan flexibles como sea posible. El estudiante debe tener un
mayor control de lo que estudia para así alinearse con sus objetivos
159
personales. El estudiante siempre tendrá la oportunidad de adquirir
conocimientos más profundos en cualquier área específica en que los
necesite una vez que sea profesional y se presente una situación que
así lo requiera.
En los niveles básicos, las universidades deben dejar de tratar de
enseñarlo todo a todos y centrarse en brindar bases sólidas de
conocimientos prácticos que en niveles más avanzados puedan ser
ampliados con aplicaciones prácticas, de acuerdo al interés individual
de los estudiantes.
Se debe dar GRAN importancia a la enseñanza de responsabilidad en
los alumnos. La continuación de esta enseñanza tiene mucho que ver
con lo que hemos visto previamente. Únicamente siendo responsable
de sí mismo se puede llegar a la felicidad. Es muy común entre los
estudiantes echar la culpa de todos los fracasos académicos a asuntos
externos. Ha crecido en ellos el sentimiento de tener derecho a que el
profesor le dé toda clase de ayudas que le permitan pasar la materia.
No es raro en estudiantes pensar que ellos pagan por la educación y,
por lo tanto, ellos son los clientes del sistema educativo, y el cliente
siempre tiene la razón. Muchos fallan en darse cuenta de que ellos
pagan por educación y el aprender a ser responsables es quizás una
de las lecciones más importantes que pueden obtener del sistema
educativo. Piensan, por ejemplo, que si no lograron finalizar un
proyecto a tiempo, el profesor tiene la obligación de darles una
extensión porque, en definitiva, no fue culpa de ellos no haberlo
terminado, cuando quizás tuvieron un mes para hacerlo. Es culpa del
abuelito del amigo, que tuvo la mala ocurrencia de morirse justo un
día antes de la fecha de su entrega.
Hoy en día es muy raro escuchar que un estudiante se haga
responsable de sus acciones académicas. Desafortunadamente,
160
vivimos en una sociedad en la que se nos ha enseñado que
prácticamente nada negativo es nuestra culpa. Siempre hay alguien o
algo a quien culpar. De no ser tratada y eliminada esta falta de
responsabilidad personal se convierte luego en falta de
responsabilidad profesional. En cierto modo es triste y frustrante ver
cómo muchas personas en el campo profesional no aceptan
responsabilidad por nada. Se pasan la vida culpando sus faltas a otros
colegas, subalternos, jefes o quizás a la institución que les emplea.
Hay muchas iniciativas para aumentar el número de estudiantes, así
como también la retención de los mismos en instituciones de
enseñanza superior. En muchos casos, este esfuerzo es el resultado
de políticas educativas impulsadas por el Gobierno. Estas iniciativas
tienen la intención noble de, a través de la educación, crear mayores
oportunidades de trabajo y progreso para las personas. Por este
motivo muchas instituciones de educación superior las han adoptado
y convertido en su propósito primario. Así, se hacen todo tipo de
esfuerzos para reclutar y retener estudiantes. Toda política, práctica,
o procedimiento que resulta en el aumento del número de
estudiantes y su retención, es considerada como exitosa. El problema
se da cuando estas prácticas están solamente enfocadas en el
resultado final, sin hacer un análisis profundo de las verdaderas
causas del porqué los estudiantes no se registran o dejan los estudios
en medio de sus carreras académicas. La realidad es que existe un
verdadero problema de motivación y confusión en los estudiantes.
Muchos estudiantes no saben qué es lo que quieren estudiar. Hay
veces que tienen una idea vaga, pero no existe un verdadero
convencimiento. No saben cuál es su vocación y qué es lo que les
gustaría hacer durante el resto de sus vidas. Bajo estas condiciones,
su motivación por aprender y finalizar sus estudios es frágil. Al menor
inconveniente abandonan los estudios.
161
Desafortunadamente, muchos estudiantes jamás admitirán que son
ellos los responsables de esta falta de conocimiento y motivación, y
culparán a todo tipo de circunstancias externas por su fracaso.
Acusarán a la institución, al profesor, a la materia, etc. Sus egos no les
dejarán ver al verdadero responsable. De esta forma se puede
concluir que la mejor política de retención es aquella que ayude al
estudiante a descubrir que es lo que le motiva, le gusta, sus pasiones,
y verdadera vocación.
Hay muchos administradores que también caen en la trampa de
culpar a elementos externos por el abandono de los estudios por
parte de los estudiantes. Piensan que quizás, si el estudiante tuviera
más acceso a la materia, o disponibilidad de mejores tecnologías, o
mayor comunicación con el profesor, continuaría con sus estudios. Si
bien es cierto que estos esfuerzos son valederos, facilitan el proceso
de aprendizaje y mejoran las condiciones educativas del estudiante,
es también cierto que al mismo tiempo obscurecen los verdaderos
motivos del abandono que son la confusión y la falta de motivación.
No importa cuán accesible, comprensible, fácil sea una materia, o
cuánta comunicación y ayuda exista por parte del profesor, si el
estudiante no tiene una idea clara de que es lo que quiere obtener a
través de sus estudios que lo motive a esforzarse y continuarlos.
Cuando no existe motivación interna, el alumno eventualmente
abandona los estudios o no se beneficia del conocimiento adquirido
en lo más mínimo. Este conocimiento se desvanece pronto al no
alinearse con sus intereses reales.
Desafortunadamente, hay también muchas instituciones de
enseñanza superior que se han convertido en verdaderos centros de
riqueza para sus dueños o accionistas, sin prestar mayor importancia
a lo que el alumno aprenda. El aumentar la cantidad de alumnos
162
registrados en sus instituciones se convierte en su objetivo primario y
la calidad de la educación pasa a tomar un rol secundario.
Hay un sinfín de estudiantes que recurren a los estudios porque no
saben qué más hacer en la vida, están confundidos. Caen en un estado
de ansiedad al verse inactivos y no hacer lo que ellos piensan
“deberían” estar haciendo para resurgir y tener éxito. Siguen lo que
sus padres, familiares, amigos les dicen, o lo que ven en otras
personas, sin hacer un análisis real de qué es lo que les gusta y para
qué tienen vocación. Hay muchas veces que los estudiantes piensan
que lo que les gusta y lo que tienen que estudiar para hacer dinero y
lograr “éxito” es excluyente. Fallan en darse cuenta de que hacer lo
que les gusta es la única forma de obtener verdadero éxito, aquel que
lleva consigo el bienestar económico y la felicidad.
Nuestros sistemas educativos superiores están inundados de gente
que no tiene vocación para el estudio o que no tiene mayor interés
por lo que está estudiando. En realidad, muchos estudiantes están
confundidos, no tienen un rumbo claro, no han definido qué es lo que
les gusta y quieren ser en la vida. Se registran en clases que no les
interesa y les son irrelevantes por seguir el consejo de sus padres,
amigos, o porque creen que les van a ser de utilidad en el futuro.
Cuando se estudia lo que a uno no le interesa el conocimiento
adquirido no dura mucho, no tarda en desvanecerse. El tiempo y
dinero dedicados al estudio se convierten en un desperdicio. No solo
no contribuyeron a la mejora del estudiante, sino que, por el contrario,
aumentaron sus sentimientos de insatisfacción y frustración. Es por
estos motivos que en lugar de forzar a que haya más estudiantes en
las aulas de estudio, como educadores, debemos dedicar nuestros
esfuerzos a ayudar al estudiante a descubrir su verdadera vocación. El
estudiante motivado, que estudia lo que le gusta, muy difícilmente
163
abandona sus estudios, sin importar cuántas adversidades encuentre
en el camino.
Hay muchísimas carreras que no necesitan de estudios superiores.
Estas carreras son comúnmente ignoradas porque son vistas como
“inferiores”, comparadas con las de estudios superiores, que ofrecen
un potencial de ingreso mayor. Ignorar estas carreras es erróneo. Hay
miles de plomeros, electricistas, carpinteros, mecánicos, etc., que no
solo disfrutan enormemente de sus profesiones, sino que también
han alcanzado gran éxito económico como resultado de su pasión.
Los sistemas educativos actuales utilizan un sistema de calificaciones
que les permite cuantificar el conocimiento de los estudiantes. Este
hecho es problemático, porque al cuantificar el conocimiento, toda la
enseñanza revuelve alrededor de la nota que le permita al estudiante
pasar la materia y continuar con sus estudios. Por esto muchos
estudiantes no dudan en hacer trampa para conseguir la nota que
desean, sin importar cuánto aprendan. Pasar los exámenes y obtener
buenas calificaciones se convierte en el objetivo primario, por encima
del conocimiento. Hay muchos estudiantes que se convierten en
verdaderos expertos en cómo manejarse en estos sistemas. Pasan por
las instituciones educativas haciendo lo mínimo necesario que les
permita pasar las materias y graduarse. El conocimiento adquirido
carece de importancia e interés para el alumno y por lo tanto es
fácilmente relegado y olvidado.
Es aún más problemático cuando son también las escuelas las que
están sujetas a un sistema de calificación basado en el desarrollo de
sus estudiantes en exámenes específicos, provenientes del Estado.
Cuando esta situación se presenta, la gran mayoría de los esfuerzos
educativos de la escuela giran alrededor de estos exámenes,
164
descartando enseñanzas que ayuden a sus estudiantes en la vida
desde el punto de vista práctico.
Las personas a cargo de las instituciones educativas, consciente o
inconscientemente, pierden perspectiva y se limitan a preparar a los
estudiantes para pasar exámenes, en lugar de dedicar sus esfuerzos
educativos a brindar conocimientos relevantes y prácticos que ayuden
al alumno a alinearse con sus verdaderos intereses y pasiones.
El uso de medidas de conocimiento debe ser gradualmente eliminado
o su enfoque debe cambiar. Superar exámenes y obtener buenas
calificaciones debe dejar de ser el fin que justifica los medios para
obtenerlos. Los exámenes, tareas, etc., deben convertirse en
herramientas de control que permitan al instructor determinar las
áreas en las que el estudiante tiene mayor vocación o presenta
mayores dificultades, para de esa manera guiarlo consistentemente
hacia un futuro conductivo de su propio bienestar.
Enseñanzas a nuestros hijos
La mayor enseñanza que un padre o una madre pueden dar a sus hijos
es el enseñarles a ser responsables. Esta responsabilidad tiene que ver
con sus relaciones con otros seres humanos, con el mundo en el que
vivimos, pero aún más importante, tiene que ver consigo mismo. Este
sentido de responsabilidad propia hará que nuestros hijos tomen las
riendas de su destino y se encaminen en la búsqueda de su propia
felicidad.
Hay que enseñarles a no echar la culpa de sus emociones a otras
personas o circunstancias externas. Enséñales que sí, es verdad que
hay personas y circunstancias externas que pueden dar inicio a
pensamientos y emociones desagradables, pero son ellos los que
165
inconscientemente deciden seguir a estos pensamientos y emociones,
y dejarse llevar por ellos. Cada uno de nosotros tiene el poder
necesario para no identificarnos con todo lo que nos pueda generar
malestar y originar sufrimiento. Esta enseñanza es crucial para la
futura felicidad de nuestros hijos.
Es muy común escuchar a los niños y jóvenes quejarse que otras
personas les hacen sentir mal. “María me dijo que parezco una ballena
de lo gorda que estoy y por eso me siento muy enojada y triste. María
siempre me hace sentir mal”. Mensajes de este tipo son muy
frecuentes. Enséñale a tu hija que el comentario de María es tan solo
eso, un comentario. El hecho de que este comentario haya estado
cargado de buenas o malas intenciones es irrelevante y no contribuye
de ninguna manera a que tu hija se sienta mejor. Tu hija tiene una
elección en sus manos. Por un lado, ella puede hacer caso a la crítica,
romperse la cabeza, entristecerse hasta que no le queden más
lágrimas y odiar a María, o simplemente puede tomarlo como el
comentario de una persona que seguramente es víctima de su propia
inconsciencia y dejarlo ir. ¿Cuál crees tú que es la posición que más
favorece a la felicidad de tu hija?
Debemos observar y participar en la evolución mental de nuestros
hijos como sus guías, sin oponernos a sus deseos, dejando que sean
ellos mismos los que se den cuenta de las cosas. No hay lección más
valedera que aquella que ha sido aprendida por nosotros mismos. No
importa cuántas veces nos digan que debemos lavarnos los dientes al
menos dos veces al día para tener una boca saludable. Es solamente
cuando vamos al dentista y nos hace ver el deterioro de nuestros
dientes, cuando hacemos verdadera conciencia y decidimos prestar
más atención a nuestra higiene bucal. A partir de ese momento, la
lección que nuestros padres nos habían insistido desde muy pequeños,
166
finalmente tiene sentido en nosotros y por ello tomamos la decisión
de cambiar nuestros hábitos de higiene.
Enséñales que ellos no son menos que nadie, pero aún más
importante, enséñales que tampoco son más que nadie. Lo que
cambian son las circunstancias particulares de la vida. Hay actividades
en las que ellos serán mejores o más aptos que otros, pero a nivel
esencial, todos somos iguales y merecemos el mismo respeto.
Enséñales a tomar sus éxitos con humildad, y a aceptar y aprender de
sus derrotas. Ni el éxito ni la derrota nos define como humanos. Estos
son simplemente circunstancias que las podemos disfrutar o de las
que podemos aprender.
Enséñales a tus hijos que ellos son enteramente responsables de su
felicidad y que no hay nada más importante en la vida que encontrarla.
Ahora bien, debes enseñarles a buscarla en los lugares correctos.
Enséñales que no hay nada de malo en alcanzar una situación
financiera holgada y disfrutar del dinero, siempre y cuando estén
totalmente conscientes de que ultimadamente la felicidad no está en
lo material.
Enséñales a ser generosos y compartir. A que una de las mejores
contribuciones que pueden hacer a su propio bienestar es contribuir
activamente en el bienestar colectivo. Enséñales las bondades de dar
y que finalmente el que más da es el que más recibe. Cuando todos
compartimos no nos limitamos a lo personal, sino que también
disfrutamos de lo de los otros. Como resultado, todos tenemos más.
Enséñales a seguir su corazón. A descubrir su propósito de vida, lo que
les hace felices y seguirlo. A decidirse por una carrera, no porque es la
que más beneficios económicos les va a brindar, sino porque es lo que
167
más les gusta. El dinero siempre viene por añadidura cuando nos
dedicamos a lo que nos apasiona.
Enséñales a respetarse a sí mismos, a respetar sus cuerpos, a
escucharlos y cuidarlos. Enséñales a alimentarse conscientemente, a
comer alimentos saludables que les llenen y brinden salud y bienestar.
A no comer más de la cuenta, más allá del llenarse. Aprendamos de la
naturaleza, que nunca toma más de lo que necesita.
Enséñales a vivir en sociedad. No está bien enseñarles a que lo pueden
tener todo con solo abrir la boca y desearlo. Muchos padres
confunden la complacencia con el amor. Creen que mientras más
complacen a sus hijos, más les quieren y disfrutan enseñando al
mundo el amor que les tienen a través de la complacencia. Como
padres, nunca debemos olvidar que la mayor responsabilidad que
tenemos con nuestros hijos es la de enseñarles a ser responsables
para que algún día puedan desarrollar sus propias vidas, aprendan a
vivir en sociedad y ser felices. La complacencia se ha convertido en un
verdadero problema para nuestra sociedad actual. Muchas personas,
especialmente jóvenes, caen en la ilusión de que pueden obtenerlo
todo con solo desearlo, sin trabajar por ello y sin importar a quién
haya que pisotear para obtenerlo. Enséñales que su individualidad es
lo más importante en su búsqueda de la felicidad, pero al mismo
tiempo no podemos olvidarnos que vivimos en un mundo colectivo al
que debemos amar y respetar.
Enséñales a valerse por sí mismos, ten siempre en mente que
probablemente tú no vas a estar y tampoco deberías estar siempre
presente en sus vidas. Enséñales a tomar decisiones; al fin y al cabo,
les guste o no les guste, tendrán que tomar muchas en el transcurso
de sus vidas.
168
Enséñales a silenciar sus mentes, a encontrar la paz, a que las mejores
acciones son las que se originan en las profundidades de su ser y no
en el ruido de su mente. Enséñales a calmarse, a seguir sus instintos
en las situaciones difíciles. No hay por qué desesperarse buscando
soluciones a los problemas más grandes. Las soluciones más
relevantes y valederas no vienen como resultado de un exhaustivo
análisis, donde nos rompemos la cabeza pensando y sopesando los
pros y contras, sino que vienen a nosotros en momentos de silencio,
en la calma de nuestra mente.
Enséñales que en el mundo hay muchas diferencias y que hay que
respetarlas y disfrutarlas. Son precisamente estas diferencias las que
hacen de nuestro mundo un lugar fascinante. El mundo sería un lugar
muy aburrido e inapetente si todos fuéramos físicamente similares,
tuviéramos las mismas costumbres, pensáramos de la misma manera
y creyéramos en lo mismo.
Enséñales que la vida es como un gran bufet en el que tenemos
infinitas posibilidades de comidas. Todo lo que pongamos en nuestros
platos eventualmente pasa a ser parte nuestra al ingerirlo. Si a nuestro
plato lo llenamos de odios y rencores, eso es precisamente de lo que
nos vamos a alimentar, causándonos enfermedades y sufrimiento. Si
por el contrario lo que ponemos en nuestros platos es paz, amor al
prójimo, alegría, generosidad, etc., esto es precisamente lo que vamos
a cosechar en nuestras vidas.
Enséñales a amar y respetar a sus mayores. Ellos han estado en este
planeta durante más tiempo y por lo tanto tienen mucha sabiduría
que ofrecernos. La vejez no es más que un deterioro de nuestra forma
física, a la que, como humanos, todos estamos sujetos. A la vejez no
hay que ocultarla, descartarla o aislarla, como se ha hecho costumbre
en muchos países occidentales. Por el contrario, hay que celebrarla y
169
respetarla. El aislamiento y descarte de la vejez es más evidente en
sociedades donde existe un verdadero culto a toda actividad que
produzca riqueza y se venera el ser útil y productivo. Las personas
mayores, por su condición física o mental, no tienen la misma
capacidad de producir riqueza que las personas más jóvenes. Por este
motivo, las personas de edad avanzada frecuentemente son
minimizadas, e incluso consideradas inútiles. Así son víctimas de un
maltrato que, si bien no es físico, es psicológico, y tiene consecuencias
muy negativas en la psique de las personas de edad. Estas pasan a
sentirse como cargas sociales, sin mayor uso o beneficio, en lugar de
descansar y disfrutar de la puesta del sol en una vida a la que han dado
mucho. Contrariamente a aislarlas, la sociedad debe tomar ventaja de
la infinita fuente de conocimiento y experiencia que estas personas
poseen y de las que todos podemos beneficiarnos. Al final todos
vamos por el mismo camino. Simplemente, algunos lo han recorrido
durante más tiempo que otros.
Enséñales a vivir intensamente, a disfrutar de la vida, a no pelearla, a
aceptar lo que nos trae, independientemente de que nos guste o
entendamos el motivo. Enséñales a no rechazar las circunstancias que
se presentan, sino a aprender de ellas. Aun en las circunstancias más
difíciles, hay una lección hermosa que debe ser aprendida. Cuando no
se pelea la vida, la vida no te pelea y te trae toda clase de bendiciones.
Si la vida les arroja limones, enséñales a que con ellos se puede hacer
una deliciosa limonada con tan solo agregar un poco de dulzura y el
agua que abunda en nuestra existencia.
Enséñales a ayudar desde temprana edad. Pueden empezar con
pequeñas tareas alrededor de su hogar, para continuar con una ayuda
más amplia. Enséñales a ver y sentir lo beneficios que los actos de
generosidad, bondad, amabilidad, caridad, etc., tienen en otras
170
personas, pero aún más importante: a sentir los beneficios que tiene
en sus propias vidas.
Enséñales los peligros de este mundo, pero ten cuidado de no
paralizarlos con miedos. Es importante enseñar a un niño los riesgos
de cruzar la calle, pero al mismo tiempo debemos enseñarles a
cruzarla por sí mismos, venciendo el miedo innato que esto
representa. Ten en mente que tus hijos van a tener que cruzar muchas
calles en sus vidas. Es mejor que estén preparados.
Enséñales a usar su sentido común aún por encima de lo que diga otra
gente o el sistema. Enséñales que, por ejemplo, es buena idea usar el
cinturón de seguridad, no porque así lo dictamine la ley, sino porque
es importante para su propia protección y la protección de otras
personas. Enséñales a que no se debe tomar el café hirviendo, no
porque así lo dice un letrero en el recipiente, sino porque
simplemente se pueden quemar.
Enséñales que no son perfectos y que cometerán muchos errores. Lo
importante es que guarden las enseñanzas de esos errores, los
perdonen y dejen ir.
Enséñales a tener identidad propia. A no creer nada de lo que
escuchan, especialmente de parte de políticos y personas que no
necesariamente tienen su interés personal en mente. Enséñales a
cuestionarlo todo, a realizar su propia investigación, a formar sus
propias opiniones y defenderlas de ser necesario. La autenticidad es
mucho más valiosa que las identificaciones y los pensamientos
adquiridos.
Enséñales a que ellos pueden alcanzar absolutamente todo, lo
material y lo inmaterial, si se lo proponen y ponen de su parte.
171
CAPÍTULO 6
SOCIEDADES CONSCIENTES
En tiempos ancestrales, por la mañana los hombres salían a cazar y
por la tarde regresaban con su presa, la cual compartían
equitativamente con sus comunidades o colonias. Cuando los mejores
cazadores decidieron guardar sus cazas y no compartirlas, o se
sintieron con el derecho de sobrealimentarse por haber sido ellos los
que ejecutaron la cacería, la sociedad empezó a temblar, los viejos y
los débiles a morir. Desde pequeños se nos enseña a ser el mejor
cazador y que acumular está bien, sin preocuparnos o respetar las
necesidades de nuestro prójimo. Aprendemos que la acumulación de
cosas materiales, mucho más allá de lo necesario, no solo está bien,
sino que es el mayor determinante del éxito en nuestra vida. Nosotros
somos esa sociedad en la que a los que no están subidos en el tren de
la inconsciencia se les dificulta enormemente su sobrevivencia. Hay
mucha gente que no tiene las oportunidades, la fuerza física, mental
o simplemente no tiene interés en este tipo de vida. ¿Es que acaso
esta gente no merece vivir?
Vivir en sociedad significa respetar ciertas normas que a través del
tiempo nos han permitido desarrollarnos y prosperar como especie.
Se nos ha condicionado a ver a las autoridades como superiores y a
desconfiar de nosotros mismos. Se nos ha enseñado a seguir sin
objetar a aquellos que por el hecho de estar en una posición superior
o de poder se nos dice que saben más que nosotros y que tienen
nuestro interés en mente. Tenemos la tendencia a idealizar a quienes
pensamos que son mejores que nosotros y los seguimos. No existe
nada de malo en respetar las normas sociales que nos permitan
organizarnos y funcionar como sociedad y a las autoridades que las
imponen. El problema se da cuando idealizamos a quienes pensamos
172
que son superiores y aceptamos todo lo que nos dicen sin
cuestionamiento alguno. Es así como pasamos a vivir limitados por sus
percepciones sin llegar jamás a cuestionarlas y de ese modo promover
una revisión y cambio progresivo consistente en las normas sociales
que ellos nos han impuesto. Toda ley cuyo objetivo es controlar y
regular nuestra vida en sociedad debe estar dirigida a evolucionar en
paridad con el progreso que vayamos alcanzando. Conforme nuestros
niveles de consciencia vayan aumentando, las leyes deben ir
evolucionando y cambiando a ser menos restrictivas y permitir un
mayor florecimiento del sentido común. Eventualmente las
sociedades se irán autorregulando sin necesidad de mayores
restricciones.
Debemos entender que la única oportunidad que tenemos de
sobrevivir como especie es evolucionar y trascender nuestra forma de
pensar y hacer las cosas. Necesitamos un cambio. Este cambio debe
ser individual y de esa manera transformar la sociedad en la que
vivimos. Al cambiar de manera individual afectamos a la sociedad a la
que pertenecemos y la transformamos. Ahora bien, cabe anotar que
los cambios radicales no llegan a través de la violencia. La violencia no
es parte de nuestra esencia. Piensa en el tremendo éxito que personas
como Martin Luther King o Gandhi tuvieron en la transformación de
sus países con el uso métodos no violentos. Los cambios que ellos
instauraron fueron enormes, difíciles y duraderos. Ellos se dieron
cuenta de que la mejor manera de combatir la inconsciencia colectiva
es a través del dialogo, ideas y medios pacíficos.
173
Sentido común
Con mucha tristeza podemos darnos cuenta de que el sentido común
ha ido desapareciendo de manera consistente en nuestras sociedades.
Existe la tendencia a buscar guías de comportamiento en quienes
consideramos nuestros líderes y en las políticas y regulaciones que
ellos imponen. Desafortunadamente, estas guías van mucho más allá
de las normas necesarias, prácticas, eficientes y válidas que nos
faciliten vivir en sociedad. Nos estamos convirtiendo en sociedades en
las que todo tiene que estar especificado, regulado, con parámetros
claros para poder funcionar. Si no encontramos guías de conducta nos
sentimos perdidos. Estas situaciones han desencadenado la pérdida
del sentido común en las personas. Nos estamos acostumbrando a
que se nos diga cómo debemos vivir, qué es lo que podemos y no
podemos hacer, qué es lo que debemos consumir, cómo debemos
pensar, etc., en lugar de nosotros mismos ser los que, guiados por
nuestro sentido común, tomamos las riendas de nuestros destinos.
Existen actualmente una serie de leyes que están destinadas a
proteger a las personas de sí mismas. Por ejemplo, en muchos lugares
del mundo es ilegal conducir un vehículo sin el cinturón de seguridad.
La decisión de abrocharse el cinturón de seguridad no debe estar
motivada por el temor a ser multado sino por la fuerza del sentido
común que nos indica que abrocharse el cinturón de seguridad es una
gran idea, ya que mejora nuestras probabilidades de sobrevivencia en
un accidente fuerte y evita una serie de fracturas debilitantes y
dolorosas. El problema está en que se haga obligatorio o ilegal escoger
no usarlo. Hacerlo ilegal es la imposición del sistema sobre un asunto
que debería ser individual y de sentido común. Se deja de lado lo que
la razón nos indica al hacerlo obligatorio. En otras palabras, se nos da
el mensaje de que no se puede confiar en que nosotros sepamos lo
que más nos conviene y por ello somos penalizados. Tendría mucho
174
más sentido que las autoridades de transporte indicaran los
beneficios del uso de cinturones de seguridad y lo recomendaran. Las
personas tienen que ser responsables de sus actos. Ahora bien, hay
personas que, por la edad o condición mental, no deberían decidir por
sí mismas. En estos casos, sería responsabilidad del adulto que
conduce el vehículo el asegurarse de que estas personas estén
protegidas por el cinturón de seguridad.
Las mayores violaciones a normas de comportamiento conscientes se
dan como resultado de no saber manejarse en situaciones de libertad
por el hecho de haber sido privado de ella. Como ejemplo se puede
citar que un gran porcentaje de accidentes causados en la famosa
autopista alemana Postoban son causados por individuos que no
están acostumbrados a tener la libertad de escoger la velocidad a la
que desean conducir. Muchas de estas personas vienen de países
donde siempre han estado limitadas y restringidas. En el momento en
que obtienen libertad hacen mal uso de ella y abusan de la misma.
La mayor adicción que tenemos los humanos es a la libertad. No existe
nada que nos llene más que el hecho de ser libres. Hay una tendencia
de abusar de la libertad precisamente porque no se la tiene. Dadas las
condiciones adecuadas, la gran mayoría de humanos haríamos buen
uso de ella. Al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes de que
siempre habrá personas en las que, por su estado de inconsciencia,
abusarán de la misma. La clave está en controlar a estas personas y
aislarlas, sin afectar la libertad a la que tienen derecho la mayoría. En
otras palabras, si una persona causa un accidente por ir a 80 millas por
hora en una zona no apropiada, cuyo límite de velocidad es 65, la
solución no está en bajar el límite de velocidad a 50, sino en
concentrarse en aislar a la persona causante del accidente y
rehabilitarla. El límite de velocidad no es el culpable; es la persona
inconsciente que lo violó la que causó el accidente.
175
Daria la impresión de que vivimos en unos tiempos y sociedades en
los que el sentido común está destinado a desaparecer. Cada vez hay
más advertencias en absolutamente todo. Hay muchos casos en que
cierto nivel de advertencia es necesario, pero cuando se nos tiene que
advertir a través de una etiqueta que debemos esperar a que nuestro
café se enfríe para poderlo tomar sin que nos quememos la boca, se
puede decir que hemos descartado el sentido común y caído en lo
absurdo. ¿Dónde queda la capacidad del individuo de decidir lo que
más le conviene? Si continuamos por este camino, llegará el día en
que encontremos letreros de advertencia en cada esquina que nos
diga que cruzar la calle puede ser peligroso para nuestra salud y causar
todo tipo de traumas físicos, incluidos la muerte. Aún peor, si algún
percance nos sucede al cruzar la calle, demandemos a la entidad
responsable por los daños y perjuicios que nos causó el cruzarla sin las
debidas advertencias. Da pena ver a personas esperando una
indicación que les permita cruzar la calle, cuando está totalmente
claro que no hay vehículo que se aproxime por ninguna dirección. Si
uno se aventura y cruza la calle, otras personas lo miran como que si
hubiese hecho algo malo. Otras incluso le reclaman. Lo malo está en
dejar que una señal luminosa se ponga por encima del sentido común
y nos paralice al momento de tomar la acción correcta.
En Estados Unidos, los abogados son en gran parte responsables de la
muerte progresiva del sentido común. Todo tipo de demandas
absurdas, en las que los demandantes se convierten en nuevos
millonarios de la noche a la mañana, son muy comunes. El mensaje
que se está dando a nuestra sociedad es que nada es culpa de uno,
sino siempre de alguna otra persona o institución. Muchas personas
se pasan la vida tratando de encontrar situaciones en las que puedan
demandar, preferentemente a grandes instituciones, y de esta
manera volverse millonarios.
176
Muchas leyes y regulaciones se basan en el intento de evitar “lo que
podría pasar” o en el “por si acaso”. El resultado es un sistema con
miles de leyes y regulaciones en lo que todo es progresivamente
prohibido, regulado o codificado. Si algo no está escrito simplemente
no existe, independientemente de lo que dicte la razón. En estas
sociedades, desenvolverse adherido a la ley se vuelve casi imposible.
Las personas pasan a estar a merced de los innumerables organismos
de control, cuyos trabajadores deciden cómo y cuándo penalizarlas.
Siempre hay algún código, ordenanza, ley absurda o caduca que
carece de todo sentido común a la que uno está violando y por la cual
puede ser penalizado.
Existe una creciente tendencia de culpar a los gobiernos y sociedades
en general por todo lo que afecta nuestras vidas. Por ejemplo, hemos
visto un crecimiento exponencial del problema de obesidad en el
mundo, especialmente en países como Estados Unidos y México. Hay
una creciente tendencia de las personas obesas a echar la culpa de su
condición a los gobiernos, al sistema, a los restaurantes, etc. No hace
mucho tiempo se presentó una demanda a un restaurante de comida
rápida por no advertir en sus etiquetas que su comida puede causar
obesidad. ¿Dónde ha quedado el sentido común? Estamos llegando a
un punto en el que esperamos que todo se nos diga, se nos advierta,
dejando a un lado lo que nuestro sentido común nos indica. Si nos
acostumbramos a comer comida basura todo el tiempo, deberíamos
esperar toda clase de complicaciones físicas. Es nuestra
responsabilidad enterarnos qué contiene nuestra comida y
determinar si la deseamos ingerir o no. La obesidad no es el resultado
de agentes externos como comida, sociedad, circunstancias, etc., sino
que es el de una serie de decisiones personales incorrectas. Fuimos
nosotros los que decidimos en innumerables ocasiones alimentarnos
de manera equivocada. Así mismo, la única solución valedera a la
177
obesidad no puede venir con agentes externos como pastillas,
tratamientos, dietas, etc. La verdadera solución es interna. Solo
cuando hagamos conciencia interna de alimentarnos correctamente,
nuestra curación empezará. Es posible ayudarse en el camino de la
recuperación con dietas, tratamientos, ejercicios, etc., pero la
resolución tiene que ser interna.
La decadencia del sentido común y el pánico a las demandas ha dado
lugar a sociedades en las que se utiliza el miedo como arma de
manipulación de sus elementos. Este pánico ha hecho que, por
ejemplo, en ciertos colegios no se les dé ni una aspirina a los alumnos
cuando sufren de dolor de cabeza, aun cuando los padres así lo
autoricen. La institución en este caso prefiere que el alumno sufra a
arriesgar la demanda que se podría ocasionar. Estamos de acuerdo en
que se deben tomar ciertas medidas de seguridad, pero ¿cuánto daño
puede causar una aspirina autorizada por la madre para aliviar el dolor
de cabeza de su hija?
Es de alguna manera entendible el hecho de que existan personas
deseosas de demandar a otras personas o entidades por sus propias
violaciones al sentido común. Estas personas están fuertemente
motivadas por el potencial de ganar una disputa legal y, así,
enriquecerse fácil y rápidamente. Lo que no es de ninguna manera
entendible es el hecho de que el sistema judicial apoye o no esté
previsto en contra de este tipo de prácticas. Un sistema judicial
consciente debe estar diseñado para que el sentido común sea el que
prevalezca en todo tipo de disputa. Esta no es una tarea fácil, pero se
puede empezar por eliminar los cientos o miles de leyes, normas y
códigos contrarios a los dictámenes de la razón y el sentido común.
Estos son ejemplos de algunas de estas leyes:
178
En el Reino Unido está prohibido morirse en el Parlamento.
En la ciudad italiana de Tropea hay una ley que prohíbe a las
mujeres “gordas y feas” usar biquini en la playa. Este es un derecho
exclusivo de “damas jóvenes que son dignas de alabar con su
aspecto la belleza del cuerpo femenino”.
En el estado de Michigan, en Estados Unidos, está prohibido lanzar
pulpos.
En la ciudad de Chico, California, está penalizado con una multa de
500 dólares detonar un dispositivo nuclear dentro de los límites de
la localidad.
En Hollywood está prohibido pastar un rebaño de más de 200
ovejas al mismo tiempo.
En Arkansas se prohíbe a los perros ladrar a partir de las 6 de la
tarde.
En Vermont es ilegal negar la existencia de Dios.
En Pensilvania es ilegal que más de 16 mujeres vivan juntas porque
su vivienda sería considerada un prostíbulo. En los hombres, el
número aumenta a 120.
En California hay que tener licencia de cazador para poner
ratoneras.
En Colorado está prohibido prestar la aspiradora.
En Chicago está prohibido comer en un lugar que se está quemando.
En Atlanta está explícitamente prohibido atar jirafas a postes de
teléfono o farolas.
En Londres está prohibido subirse en un taxi si se sufre de la peste.
179
En York, Inglaterra, es legal matar a un escocés dentro de las
antiguas murallas si este lleva arco y flechas.
En Dinamarca está prohibido poner en marcha un vehículo si
alguien está debajo de él.
En Australia es ilegal usar minishorts rosados a partir del mediodía
los domingos.
En Francia está prohibido bautizar a un cerdo con el nombre
Napoleón.
En Finlandia los taxistas tienen que pagar derechos para poder
poner música en sus vehículos cuando llevan clientes.
En Australia está prohibido cambiar un foco quemado si uno no es
electricista.
En China es ilegal inscribirse en la Universidad, al menos que sea
inteligente.
En Indonesia la masturbación es penada de muerte.
En Israel está prohibido meterse el dedo en la nariz los sábados.
Hasta el año 2014, en la India era ilegal suicidarse y la familia del
suicida podía enfrentar problemas legales.
Este no es más que un pequeño ejemplo del enorme número de leyes
absurdas que aquejan a nuestras sociedades. Independientemente de
los motivos que dieron luz a este tipo de leyes, estas deben ser
eliminadas por ser contrarias al sentido común.
180
Miedo
El miedo es una de las emociones más problemáticas en nuestras
sociedades contemporáneas, ya que nos paraliza y complica nuestras
vidas grandemente. Cuando caemos víctimas del miedo, las personas
que lo generaron ganan. Para ilustrar este concepto podemos ver lo
que ha sucedido a raíz del ataque terrorista del 11 de septiembre de
2001 en Estados Unidos. Este ataque cambió las medidas de seguridad
a nivel mundial de manera radical, con todos los problemas e
inconvenientes que esto significa para el ciudadano común. A raíz del
ataque se han instaurado múltiples medidas de seguridad. Se puede
decir que algunas de ellas han sido válidas y contribuyen a la seguridad
de las personas, pero muchas han sido exageradas, absurdas y peor
aún, ineficientes. Cabe indicar que estas medidas son bien
intencionadas, pero poco o nada efectivas. Muy poco han servido para
controlar y, peor aún, solucionar el problema de inseguridad en los
aeropuertos. Viajar en avión en Estados Unidos y muchos otros países
se ha convertido en una tarea altamente desagradable. Pasamos del
trato cordial que nos merecemos todos los seres humanos a todos ser
tratados como criminales. Se han establecido cientos de medidas de
seguridad, de las cuales muchísimas violan los más fundamentales
principios del sentido común. Se han hecho múltiples estudios de la
efectividad de estas medidas, en los cuales se ha determinado su
ineficiencia. Todavía no me repongo de la incautación de mi botellita
de peptobismol porque tenía una onza más de lo “permitido” …
Conforme vamos por la vida, escuchamos constantemente que uno
debe ser cuidadoso. Ser cuidadoso implica poner atención. Poner
atención a lo que hacemos es altamente positivo, ya que significa
estar presentes con nuestra actividad. Solamente podemos poner
atención a algo cuando estamos en estado de presencia y no
atrapados en pensamientos enraizados en el pasado o imaginando el
181
futuro. Esta presencia es positiva y nos evita caer en situaciones
conflictivas o que nos causen sufrimiento. El ser demasiado cuidadoso
envuelve miedo y el miedo es paralizante.
Hay mucha gente que dice que uno “nunca puede ser demasiado
cuidadoso”. Desgraciadamente, hay veces que el concepto de cuidado
va más allá de la atención y precauciones normales que deben guiar
nuestras acciones, y se cae en un miedo problemático y paralizante.
La verdad es que uno sí puede ser demasiado cuidadoso. Para ilustrar
estos conceptos digamos que si, por ejemplo, estamos horneando
galletas, ser cuidadoso sería prestar atención a lo que estamos
haciendo y tomar las medidas pertinentes para no quemarnos cuando
las saquemos del horno. Ser demasiado cuidadoso sería nunca sacar
las galletas del horno por temor a quemarnos. Ser cuidadoso es mirar
a los lados al cruzar una calle. Ser demasiado cuidadoso es no cruzarla
por temor a ser atropellados. El cuidado excesivo se transforma en
temor y nos paraliza.
Da tristeza ver a muchos seres humanos que pasan la vida
aterrorizados por las diferentes circunstancias que se les presentan.
No toman decisiones por temor a equivocarse. Todo les da miedo y
les confunde. Carecen de confianza en sí mismos. Por ejemplo, no
planean vacaciones lejos de sus hogares porque les temen a los
aviones. Prefieren no salir de su país porque les dan miedo otras
culturas, ambientes, comida, etc. Si logran vencer su miedo a viajar no
disfrutan plenamente porque pasan preocupados por todo lo que les
pueda hacer daño, más allá de precauciones normales y de sentido
común. Dicen cosas como “uno nunca sabe lo que puede pasar” y se
paralizan.
Al vivir paralizados por el miedo nos negamos la oportunidad de
disfrutar la vida plenamente. Pasamos a estar condicionados por
182
nuestra mente, la cual nos limita y no nos permite actuar en completa
libertad. Por esto debemos tener mucho cuidado con el concepto de
cuidado. Debemos mantenerlo a raya para que no se convierta en un
temor paralizante.
El miedo nos priva la oportunidad de experimentar y llegar a la verdad
de las cosas por temor a estar equivocados. En la medida de lo posible
debemos pasar de creer en algo a saber por nosotros mismos si
nuestras creencias son verdaderas o falsas.
Muchas veces nos formamos opiniones y tomamos posiciones
favorables o contrarias basados en lo que creemos.
Desafortunadamente, esas creencias no son el resultado de nuestra
propia experiencia sino de la creencia u opiniones de otras personas.
Nos dejamos llevar por lo que escuchamos en los medios de
comunicación, políticos, familiares, amigos, etc., en lugar de buscar la
verdad por nosotros mismos. Hay que tener en cuenta que las
opiniones de otras personas muchas veces están también teñidas por
el hecho de que estas personas tampoco saben, sino que, al igual que
nosotros, también son víctimas de sus creencias.
Para ilustrar la importancia del “saber” sobre el “creer” digamos que
tú no sabes lo que es una naranja. Nunca la has visto o probado.
Muchas personas tratarán de explicarte para que tengas una idea de
lo que es. Te dirán, por ejemplo, que se trata de una fruta redonda,
de color amarillento–anaranjado, sumamente jugosa, más grande que
un limón, pero más pequeña que una toronja, dulce, cuyo sabor está
entre el limón, pero no es tan ácida o agria, y una manzana, pero cuya
consistencia es diferente, etc.
Por bien que te expliquen lo que es una naranja, jamás sabrás lo que
en realidad es, al menos que seas tú el que la pruebe. Puede ser que
con las explicaciones llegues a creer que sabes lo que es una naranja,
183
y a su vez transmitas lo que has aprendido acerca de ella a otras
personas. Sin embargo, tus explicaciones estarán tinturadas por la
opinión que te has formado de la naranja. Puede ser que, basado en
lo que has escuchado, pienses que la naranja es deliciosa, o que
pienses lo contrario y así lo transmitirás a otras personas.
Si no existe el saber de por medio cada vez que continúe la explicación
a través del tiempo de lo que es una naranja sin experimentarla, las
creencias se irán alejando de la realidad, de lo que en verdad es una
naranja. Así, muchas enseñanzas se han ido transmitiendo de
generación en generación, perdiendo su esencia original.
El ejemplo de la naranja es aplicable a prácticamente todo lo que nos
rodea. Al explicar las virtudes y defectos de otras personas o cosas
abrimos las puertas a la interpretación que la persona receptora dará
a nuestras palabras. Conforme explicamos, la persona que nos
escucha ser irá formando una imagen mental de lo que estamos
explicando y la interpretará de acuerdo a su propia perspectiva. De
esta forma es común escuchar a personas con opiniones sumamente
fuertes, favorables o contrarias, que en realidad no saben de lo que
están hablando. Están convencidos de que saben, pero en realidad no
es así. Sus palabras carecen de verdad y son simples creencias que se
han forjado basadas en su propia perspectiva. Cabe indicar que en
estos conceptos existen las limitaciones lógicas del sentido común. No
quiere decir que debemos ir por el mundo probando y
experimentando todo, independientemente del daño que nos pueda
causar, pero sí quiere decir que cuando queramos saber de algo
debemos dejar nuestras creencias de lado y experimentarlo. En la vida
no hay necesidad de saberlo todo, pero debemos darnos cuenta de
que la única opinión valedera es aquella que no es el resultado de lo
que creemos, sino de lo que sabemos.
184
Incluso cuando lleguemos a saber, este saber también estará
impregnado por la interpretación y perspectiva que le demos. Sin
embargo, nuestra opinión estará basada en algo real y no en algo
ficticio, en una creencia, que no necesariamente obedece a la realidad,
sino que simplemente habita en los rincones de nuestra mente.
Debemos aprender a no condenar lo que no entendemos. Cuando nos
negamos a experimentar algo porque tenemos la idea de que es malo
nos paralizamos, nos negamos la oportunidad de pasar de la creencia
al saber si es que en realidad es malo o no. Analiza cómo te ha llegado
la idea de que algo es malo, o que no sirve, y te darás cuenta de que
esta idea usualmente viene de otras personas, medios de
comunicación, políticos, Gobierno, etc., que normalmente tienen sus
propias agendas en mente en lugar de tu bienestar. Es mucho mejor,
obviamente, en la medida de lo posible y con las limitaciones del
sentido común, experimentar.
Para ilustrar este concepto podemos usar la guerra que por muchos
años se le ha hecho a la marihuana. Se nos ha vendido la idea de que
esta planta no presenta ningún beneficio para la salud y que, por el
contrario, las personas que la consumen son perdedores, vagos, sin
ambiciones, etc. Se nos dice también que la marihuana nos hace
tontos, que es la droga que abre las puertas a otras drogas. En fin, se
nos ha comentado muchísimo al respecto de esta planta. En épocas
más o menos recientes, su reputación ha venido cambiando y
suavizándose como resultado de investigaciones independientes
serias que no obedecen a ningún tipo de interés particular. Es así
como se han descubierto y confirmado una serie de beneficios. Un
sinfín de estudios ha demostrado que la marihuana es una alternativa
natural a los medicamentos tradicionales en el tratamiento del cáncer,
epilepsia, depresión, ansiedad, insomnio, dolor y estrés, entre otros
síntomas y enfermedades. Quizás la mayor ventaja de su uso sobre la
185
medicina tradicional es la casi total ausencia de efectos secundarios.
Los medicamentos tradicionales de origen químico son notorios por
la gran variedad y seriedad de efectos secundarios, los que en muchos
casos son bastante peores que la enfermedad misma a la que se
supone deben tratar. Por ejemplo, las medicinas que normalmente se
utilizan en el control de dolores crónicos tienen efectos sumamente
negativos e incluso devastadores en algunos órganos internos, como
son nuestro aparato digestivo e hígado.
Por razones de salud, y frustrado ante la ineficiencia y efectos
secundarios en la medicina tradicional, decidí investigar y explorar los
beneficios de la marihuana en el tratamiento de estrés, dolores
crónicos e insomnio. Lo que encontré fue radicalmente diferente a la
idea que me había formado como resultado de lo que había escuchado
y ciegamente creído sin cuestionar. La mejora experimentada fue
bastante más significativa que con el uso de medicina tradicional, con
la tremenda ventaja adicional de la ausencia de efectos secundarios.
Así, me di cuenta de que había sido víctima de la desinformación
creada por grupos políticos y económicos sumamente fuertes, que han
venido y de hecho continúan promoviendo y defendiendo sus ideas
para de esta manera avanzar sus agendas particulares. Por ejemplo,
las farmacéuticas han hecho la guerra a la marihuana y otras
medicinas naturales para así continuar vendiendo otras drogas de
origen químico que, en muchos casos, no presentan mayores
beneficios para la salud. Por el contrario, en la gran mayoría de
situaciones no curan las enfermedades, sino que se limitan a tapar los
síntomas que producen. Mejoran unos síntomas y empeoran otros.
Basta con escuchar las advertencias de su uso para darse cuenta de
las consecuencias negativas a las que potencialmente nos exponemos
al usarlas. Muchas personas se vuelven cada día más dependientes de
estas drogas, que en su mayoría incluyen algún componente adictivo,
186
o se ven obligadas a incrementar o reajustar las dosis constantemente,
ya que con el tiempo pierden eficiencia. Si yo no hubiera cuestionado
la efectividad de la medicina tradicional y la idea de que la marihuana
es negativa, jamás habría descubierto y aprovechado sus beneficios,
que me ayudaron a soportar y superar una época difícil de mi vida en
el área de la salud.
La marihuana es una planta medicinal que, de ser usada
apropiadamente y de manera consciente, se convierte en una
alternativa válida a las medicinas tradicionales que en muchos casos
poco hacen por ofrecer una verdadera cura, y se limitan simplemente
a tratar los síntomas. Por ello debería estar permitido probarla para
que sea uno el que pueda determinar sus beneficios potenciales. Al
final debe ser el adulto consciente, en plena facultad de su libertad, el
que determine la conveniencia o no conveniencia de usarla.
Como individuos conscientes, debemos fomentar la formación de
ideas propias, en lugar de creer todo lo que escuchamos. ¿Por cuánto
tiempo hemos creído gran parte de lo que escuchamos sin
cuestionarlo y lo hemos hecho parte de nuestra verdad?
Experimentemos por nosotros mismos y formemos nuestras propias
opiniones.
No debemos escondernos de las situaciones negativas, sino cambiar
la manera cómo reaccionamos ante ellas. Sería vano y poco práctico
pasar por el mundo llenos de miedos, evitando toda situación que nos
pueda ocasionar malestar. En el mundo en que vivimos, las
situaciones negativas son muy comunes. Con respecto a la vida, se le
atribuye a Winston Churchill, el haber dicho que: “Life is one damn
thing after another”, lo que traducido significa más o menos que la
vida es problema tras problema.
187
Desconfianza
Vivimos en una sociedad en la que nadie confía en nadie. La
desconfianza se ha generalizado y, de alguna manera, convertido en
una práctica aceptable. La desconfianza desafortunadamente crea
una reacción psicológica que hace que sea lo mismo hacer lo que es
correcto que lo incorrecto. “Como no confían en mí, me da lo mismo
hacer lo que debería que no hacerlo. Sin importar lo que haga, no voy
a cambiar la opinión en los demás”.
La desconfianza se ha vuelto tan generalizada que muchos seres
humanos no confiamos ni en nosotros mismos. No confiamos en las
opiniones que nos formamos y estamos constantemente buscando
aprobación o ratificación por parte de terceras personas. Dejamos de
lado lo que nuestra intuición y la razón nos indican para hacer caso a
lo que otra persona o grupo de personas nos dicen. Debemos tener
en cuenta que las verdades son mayormente individuales. No hay
nadie que sepa más lo que te conviene que tú mismo. Las opiniones
externas están teñidas por las condiciones particulares de cada
persona y por el hecho de que otras personas, consciente o
inconscientemente, no tienen nuestro completo beneficio en mente.
Debemos aprender a usar las opiniones que otras personas nos dan
para obtener mayor perspectiva en la nuestra propia, sin dejar de
estar conscientes de que lo que recibimos de otras personas no es más
que una opinión y debe ser tratada como tal. Nos hemos
acostumbrado a hacer caso de lo que otras personas nos dicen
ciegamente, sin cuestionar. Todos tenemos individuos a los que
consideramos altamente sabios y por ello tendemos a escucharlos y a
hacer lo que nos sugieren. Está bien aceptar ayuda y consejo en
nuestro camino por la vida, en nuestra búsqueda de la felicidad, pero
nunca podemos olvidar el hecho de que esta búsqueda es una tarea
188
individual. Nosotros somos los únicos responsables de encontrarla.
Nosotros somos los únicos que nos conocemos plenamente a
nosotros mismos y sabemos nuestras bondades y demonios.
Conocerse a sí mismo es uno de los pasos primordiales para alcanzar
la felicidad. Debemos dedicar el tiempo y esfuerzo que sea necesario
para lograr este objetivo. Es crucial que entendamos nuestros
pensamientos y emociones. Qué es lo que nos gusta, disgusta, causa
ira, ansiedad, miedo, odio, etc. Qué es lo que nos trae felicidad, nos
hace reír, qué es lo que queremos.
Diferencia de opiniones
Muchos humanos tenemos la idea absurda de que otros humanos
deben pensar y actuar de la misma manera que nosotros, causando
enormes problemas sociales. A nuestro ego le aterra estar equivocado,
ya que esto significaría inferioridad. Tenemos tendencia a pensar que
nuestras opiniones son la verdad universal y que los que no piensan
de la misma manera son bobos y están equivocados. Está bien no
compartir o creer en lo que otra gente cree. Lo que está mal es el
tratar de imponer nuestra opinión como si fuese la única valedera. La
gran mayoría de conflicto en el mundo actual puede ser reducido a
diferentes formas de pensar. El terrorismo y la gran mayoría de
enfrentamientos armados se dan como resultado de esta diferencia.
Unos piensan que cierto territorio les pertenece a ellos por A, B o C. y
los otros piensan que no, que el territorio les pertenece a ellos por D,
E o F. Unos piensan que los otros son los que están equivocados y que,
para estar en lo correcto, deben tener ciertas creencias y actuar de
cierta forma. Quieren forzar a que otros crean y veneren lo que ellos
creen que es lo correcto. Llegarán incluso a pensar que todos aquellos
que no se alinean con su forma de pensar deben ser rechazados o
189
quizás, en casos extremos, eliminados. Cada persona tiene motivos
por los cuales cree que su opinión es la única y valedera. Fallan en ver
que su opinión es simplemente el resultado de su perspectiva
individual y la tratan de forzar en otras personas. Debemos aprender
a reconocer que nuestras opiniones no son nada más que simples
puntos de vista, creencias o juicios que hemos creado acerca de algo
basados mayormente en lo que hemos aprendido y cómo lo hemos
interpretado. Precisamente en este aprendizaje e interpretación
radica su falta. Significa que nuestra opinión está basada en mayoría
o en parte en la forma de pensar de otras personas, las cuales, al igual
que nosotros, han formado su verdad basadas en la interpretación
individual de sus aprendizajes.
Independientemente de cómo hayamos llegado a descubrir o formar
nuestras verdades, debemos aprender a respetar las opiniones de
otras personas, ya que ellas representan sus verdades. Muchas
sociedades actuales son prueba fehaciente de que personas de
opiniones radicalmente diferentes pueden vivir en perfecta paz y
armonía. Es hermoso ver a individuos de diferentes culturas y
creencias juntarse, poner de lado sus opiniones y pasar un momento
agradable. Hay ciudades altamente metropolitanas, como por
ejemplo Nueva York, donde por circunstancias de la vida, diferentes
culturas se han visto obligadas a compartir espacios comunes. Si
dejamos de lado los pequeños roces que se dan de vez en cuando, el
resultado es plausible. Cuando los grupos se juntan, lo mejor de sus
culturas florece. La gente comparte sus mejores comidas, su música,
sus mejores vestimentas, se escucha de las costumbres de cada país,
y aprendemos a disfrutar, celebrar e incluso reírnos de nuestras
diferencias.
Conforme sigamos evolucionando como sociedad nos iremos dando
cuenta de que tener opiniones fuertes respecto a cualquier cosa, ya
190
sea patria, religión, etc., es problemático en la medida que nos
paralice y no nos permita ver más allá de lo que pensamos y
aceptamos como nuestra verdad. Hay veces en las que estamos tan
centrados en nuestras creencias que no existe en nosotros el menor
deseo de escuchar e intentar al menos entender a aquellos que no
piensan como nosotros. Es importante mantener una mente abierta e
instruirnos acerca de otras culturas, religiones, países, etc. Debemos
aprender sobre nuestras diferencias y respetarlas. Llegará el día en
que todos pertenezcamos a una sola sociedad global, forjemos una
historia común y finalmente trascendamos nuestras diferencias.
Sociedades futuras
Las sociedades futuras serán sociedades en las que reine el sentido
común. No habrá necesidad de leyes absurdas que protejan a los
individuos de sí mismos.
La ayuda de los unos a los otros pasará de ser una actividad aislada
para convertirse en una forma normal de comportamiento. Jesús nos
dijo que nos amemos los unos a los otros como Él nos amó. Amor es
nuestra esencia. Cuando estamos alineados con ella, amar a todo y a
todos es natural. Aun cuando no fuéramos capaces de aplicar el
sentimiento de amor de unos a otros, podemos practicar el concepto
de ayuda. ¿Qué tal si nos ayudamos los unos a los otros? Si cada ser
humano realizara actos básicos de caridad que fueran de acuerdo con
su condición económica y social, la pobreza sería erradicada y la
prosperidad común reinaría. Si todos tuviéramos actos de bondad,
amabilidad, generosidad para con nuestros semejantes, muy pronto
estos actos se convertirían en la norma, y la sociedad se autorregularía
a un estado general de bienestar y prosperidad. Estos actos, para ser
más efectivos no deben estar limitados a clases sociales, o religiones,
191
o razas, etc. Los actos de generosidad y ayuda al prójimo deben ser
universales y no exclusivos. Jesús también dijo: “Ama a tus enemigos,
bendice aquellos que te maldicen, haz el bien a los que te aborrecen,
y ora por los que te ultrajan y te persiguen”. (Mateo 5:44).
En sociedades futuras, la discriminación será totalmente abolida. Sin
embargo, esta abolición no será forzada, sino concientizada. Hemos
visto que toda política de comportamiento forzada o impuesta está
destinada a fracasar por el simple hecho de que viola el principio
básico de libertad, que es derecho de todo ser humano. El ser humano
es en esencia libre. Si bien es cierto, el derecho a la libertad puede ser
obscurecido y tergiversado por líderes inconscientes, pero el
sentimiento o el deseo de libertad nunca nos abandona, ya que el ser
libres es parte de nuestra esencia. Cuando intentamos forzar o
imponer algo, independientemente de cuánto sentido tenga,
generalmente lo que obtenemos es la reacción contraria de
resistencia y rechazo a lo forzado. En los últimos años se han hecho
muchos esfuerzos por eliminar la discriminación, especialmente en lo
que se refiere a la racial y de género. Hay que admitir que las
intenciones han sido buenas, pero ineficientes, por el hecho de ser
forzadas. Querer forzar que no haya discriminación origina el efecto
contrario y se termina creando más desigualdad. Por ejemplo, hay
instituciones que para evitar ser tildadas de discriminatorias o para
apegarse a las políticas o leyes existentes en este sentido, han creado
cuotas raciales en sus empleados. Se quiere crear una diversidad
forzada en el ambiente de trabajo. Es común en estas instituciones
eliminar a los candidatos más capacitados para ciertas posiciones, por
cumplir con sus cuotas de diversidad. Esta práctica, lejos de solucionar
el problema, lo aumenta. Genera lo que se conoce como
discriminación inversa. Si se favorece a las minorías para así
“promover” diversidad, se perjudica a las mayorías. Cuando una
192
persona consigue empleo o tiene mayores ventajas en el sistema por
el simple hecho de ser “minoría”, el sistema falla y discrimina. Cuando
una persona de raza blanca no es contratada para un trabajo para el
cual es la más capacitada porque se lo dieron a una persona de un
grupo minoritario, menos capacitada, en el afán de mantener
diversidad, la persona blanca es discriminada. Así, la persona de raza
blanca se convierte en una víctima más de la discriminación y en la
que seguramente nacerán o crecerán resentimientos que alimentarán
sus propios pensamientos discriminatorios. La discriminación a las
minorías jamás podrá ser curada discriminando a las mayorías. Bajo
condiciones normales, la persona más apropiada debe ser la que
consiga el trabajo, independientemente de que sea blanca, negra,
café, amarilla o verde. Las diferencias raciales deben pasar a ser vistas
como simples hechos superficiales que de ninguna manera nos
definen como personas.
Sería mucho más productivo y racional que empecemos a actuar por
encima de las prácticas discriminatorias como la mejor táctica para
superarlas y avanzar como sociedad. Debemos olvidarnos de
proteccionismos y favoritismos a las minorías, los cuales son
precisamente los mayores causantes de que la discriminación persista
y empezar a actuar como lo que somos: todos iguales. Mejor aún,
debemos olvidarnos de los conceptos de mayorías y minorías y actuar
como unidad.
La sociedad futura será una sociedad libre y autorregulada por los
principios de la razón y del sentido común, sin mayor necesidad por
leyes o normas que regulen o controlen nuestro comportamiento.
Será una sociedad en la que reine la consciencia sobre la inconsciencia.
Al caminar por la vida de manera consciente se elimina la necesidad
de elementos externos que controlen o repriman nuestra
inconsciencia. Es verdad que en la actualidad todavía estamos lejos de
193
poder disfrutar de una sociedad enteramente libre y autorregulada
por los elevados niveles de inconsciencia que aún azotan a nuestro
mundo. Pero así mismo, es verdad que es tiempo de que empecemos
a eliminar y nos abstengamos de crear leyes absurdas que pretenden
protegernos de nosotros mismos, como si fuésemos insignificantes
criaturas que no pueden ser confiadas, y que a la mínima oportunidad
nos haremos daño a nosotros mismos. Si el sistema o los gobiernos
continúan tratándonos como seres irresponsables indignos de
confianza, es precisamente eso lo que van a obtener. Los gobiernos
deben crear las condiciones adecuadas que promuevan el buen uso
de la libertad en lugar de seguir aumentando el número de leyes y
restricciones que consistentemente coartan nuestro derecho de ser
libres. De acuerdo a un publicado hecho por las noticias de NBC de
diciembre de 2011, solamente en ese año más de 40.000 nuevas leyes
fueron puestas en efecto en los Estados Unidos. Esta cifra no incluye
las miles de normas y regulaciones sectoriales cuyo número es muy
superior al de las leyes. Muchas de estas leyes tienen su raíz en líderes
egocéntricos, que quieren imponer o adicionar su voluntad por
encima de lo ya existente. Así, el siguiente líder vendrá y él o ella
también querrán aumentar o contribuir a lo existente para así sentirse
validado en su posición. De esta manera terminamos con una multitud
de leyes y códigos cada vez más complicados y de difícil interpretación.
Cada vez es más difícil navegar en un sistema infestado por leyes y
regulaciones que pretenden controlar el uso de nuestra libertad a
través de coartarla y limitarla, en lugar de promover y crear las
condiciones para su buen uso.
En sociedades futuras, la gente trabajará en lo que le gusta, y no en lo
que crea que le va a traer mayores beneficios económicos. Trabajar
en lo que a uno le gusta significa ser pagado por realizar actividades
que le complacen y dan satisfacción. En la actualidad hay una
194
tremenda disparidad en la cantidad de dinero que ciertas actividades
pueden producir, comparadas con otras. Por ese motivo muchas
personas quieren ser doctores, abogados, altos ejecutivos, etc., sin
tener mayor atracción por estas actividades, más allá del potencial
beneficio económico. Estas personas desperdician grandes cantidades
de tiempo y recursos preparándose para profesiones o actividades en
las que en realidad no tienen mayor interés y que, por lo tanto, les
traerán sufrimiento, independientemente de cuánto dinero sean
capaces de generar.
Hay mucha gente que disfruta y tiene verdadera pasión por
actividades sencillas. Por ejemplo, hay personas a las que les fascina
la jardinería y que les encantaría poder tener una vida decente
dedicada a esta actividad, pero no la realizan y se dedican a otras
actividades que quizás desprecian, atraídos por su potencial
económico. Conforme sigamos avanzando socialmente y adquiriendo
niveles de consciencia más elevados, la brecha existente en la
remuneración económica de las distintas actividades se irá cerrando.
Cabe aclarar que este cierre será totalmente voluntario y no forzado.
Al liberarnos o trascender nuestro ego, dejaremos de necesitar el
tener más que el otro para así sentirnos superiores.
En el futuro, la gente estudiará y se interesará en aprender lo que le
apasiona y no lo que cree debe estudiar para alcanzar beneficio
económico. Al aprender y dedicarse a lo que a uno le gusta y apasiona
se convierte en un experto e inevitablemente atraerá el progreso y la
felicidad a sus vidas.
Una sociedad consciente es una sociedad libre donde reina el sentido
común. Los seres humanos estaríamos limitados únicamente por las
restricciones propias de nuestra naturaleza humana como son las
fuerzas de la física, nuestros sentidos, nuestros cuerpos, nuestras
195
mentes, etc. Estas limitaciones, con el transcurso del tiempo, poco a
poco, dejan de ser problemáticas e incluso las llegamos a trascender.
Piensa en cuántas limitaciones hemos ido superando con el avance de
la tecnología y la civilización. Piensa cómo el invento de medios de
transporte avanzados nos ha permitido superar las limitaciones físicas
de nuestros cuerpos, por ejemplo. La tecnología nos ha ayudado
enormemente a superar las limitaciones de nuestras mentes y
nuestros cuerpos. En la actualidad, tenemos acceso a tremendas
cantidades de información con el uso de internet, información que
sería imposible retener con el uso único de nuestras mentes. Piensa
en todas las limitaciones físicas que un simple teléfono inteligente
ayuda a superar. Podemos comunicarnos a través de distancias
enormes con solo desearlo. Podemos conversar en tiempo real con
nuestros seres queridos sin importar lo lejos que se encuentren.
En el futuro seguiremos superando las restricciones propias de
nuestra naturaleza humana. Podemos decir, sin temor a equivocarnos,
que nos encontramos a las puertas de una verdadera revolución
tecnológica, que nos permitirá alcanzar niveles de confort y
esparcimiento muy elevados.
Nuestro cerebro es un arma tremendamente poderosa y compleja,
cuyo entendimiento hasta la fecha es minúsculo. Sabemos, sin
embargo, que su potencial es enorme. Como humanos, tenemos la
capacidad de crear realidades extraordinarias, que hasta la fecha han
sido únicamente imaginables.
Iremos rompiendo sobre todo las limitaciones de nuestra mente
conflictiva. Superaremos estas limitaciones cuando nos demos cuenta
de nuestra esencia. Aprenderemos a usar nuestras mentes como
herramientas poderosas y no como sucede en este momento, en que
la mayoría de nosotros somos usados por nuestras mentes.
196
Cuando sociedades enteras se liberen de las ataduras de la mente, no
se identifiquen con ella y aprendan a utilizarlas únicamente para su
beneficio, su potencial explotará y se crearán realidades
enormemente superiores. Se dará paso a sociedades altamente
avanzadas donde el dolor y el sufrimiento serán cosa del pasado. Estas
realidades se convertirán en nuestro paraíso terrenal.
El conocimiento dejará de ser utilizado para atacarnos y matarnos los
unos a los otros y pasará a servirnos en crear mejores condiciones de
vida.
En la actualidad, es posible darse cuenta del potencial altamente
positivo de usar nuestras mentes para crear mejores condiciones de
vida. Este potencial es más evidente en los países considerados como
desarrollados. La mente pasa a ser la herramienta más poderosa para
mejorar nuestras vidas. Cabe indicar que esta mejora será una mejora
consciente, sin los egocentrismos problemáticos de los que
actualmente somos víctimas. Mejoraremos TODOS como sociedades
y como individuos. No mejoraremos unos, relegando o dominando a
otros. Es un mejoramiento inclusivo, no exclusivo.
Muchas de las limitaciones que tenemos en la actualidad han sido
autoimpuestas como mecanismos de control que nos permiten
desarrollarnos en sociedad. Muchas personas actuamos de cierta
manera, pero no lo hacemos libremente por convencimiento propio,
sino como mecanismo para evitar problemas, ser multado, castigado,
etc. Pasamos la vida obedeciendo leyes obsoletas y contrarias al
sentido común. Las obedecemos simplemente porque “son la ley”, sin
ningún argumento válido que las justifique.
En una sociedad consciente, muchas de estas limitaciones dejarán de
ser necesarias para convertirse en obsoletas. Así, pasaremos a ser
guiados por el sentido común y la razón. Como es lógico, en un
197
comienzo habrá discrepancias con respecto al sentido común, ya que
lo que tiene sentido para una persona quizás no lo tenga para otra.
Sin embargo, conforme sigamos avanzando y alcanzando niveles de
consciencia superiores, el sentido común individual se irá alineado
con la consciencia y sentido común colectivos, hasta convertirse en el
parámetro que guíe nuestras acciones. Este cambio es parte del
interminable proceso evolutivo en el que nos encontramos.
198
CAPÍTULO 7
BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
Hay un punto en el que tenemos que decidir qué es lo que queremos
hacer con nuestras vidas. Bajo condiciones normales, todos queremos
llegar a ser felices, tener éxito profesional, reconocimientos, dinero,
estudios, salud, pareja, etc. Todos estos elementos no son exclusivos
el uno del otro. Es decir, que es enteramente posible llegar a tener
éxito profesional, reconocimientos, etc., y ser felices. Ahora bien,
alcanzar todos estos logros es tremendamente complicado. Lo más
seguro es que nos perdamos en el proceso y no lleguemos a tenerlos
todos. Si tú tuvieras que escoger solo uno, ¿cuál sería? Digamos que
escoges dinero. ¿De qué te sirve el dinero si tu salud te abandona?
Hay personas enfermas que darían hasta el último centavo que les
queda y renunciarían a todas sus pertenencias para curarse de los
males que les aquejan. Digamos que escoges salud. ¿De qué te sirve
ser saludable si estás quebrado y eres totalmente infeliz? De tener
que escoger, es lógico pensar que toda persona normal escogería la
felicidad. ¿Qué importa si estás quebrado, o que tu salud no es
perfecta, o que no has alcanzado éxito profesional, si con todo y eso
eres profundamente feliz?
Si lo que deseas es simplemente ser feliz hay muy buenas noticias. La
felicidad está al alcance de todo ser humano, ya que es parte de
nuestra esencia. Todos venimos al mundo con el absoluto potencial
de alcanzarla. Es posible acceder a ella y mantenerla en nuestras vidas.
Aún mejor noticia es que cuando encuentras la felicidad, los otros
elementos como salud, dinero, éxito, normalmente también llegan.
Este es un secreto que lo saben muchísimas personas profundamente
felices y de verdadero éxito en el mundo. En muchos casos, este
concepto no es correctamente entendido porque existe la tendencia
199
de mirarlo al revés. Cuando vemos a una persona feliz y de éxito,
tendemos a pensar que es feliz porque tiene éxito. Normalmente, lo
contrario es la verdad. La persona tiene éxito porque es feliz.
Desde pequeños se nos enseña que nuestra felicidad o infelicidad
dependen de asuntos externos, y que muy poco podemos hacer para
controlar este hecho. Es imposible encontrar la verdadera felicidad en
tan solo lo externo. La felicidad es interna y, por lo tanto, su encuentro
es también un asunto interno.
Existe por ejemplo la creencia de que el encontrar la pareja ideal nos
hará sin lugar a dudas felices. Cegados por esta convicción, dedicamos
gran cantidad de esfuerzo en encontrarla. Esta expectativa crea
muchísimo estrés en las personas. En muchos casos se llega a pensar
que nunca se va a poder ser feliz porque estos seres humanos
extraordinarios quizás nunca se presenten en nuestras vidas. Con el
tiempo, las expectativas empiezan a disminuir y mucha gente termina
conformándose con lo que venga, pensando que es mejor estar mal
acompañado que ir solo por la vida.
Aprendemos también qué logros personales nos llevarán
indudablemente a alcanzar la felicidad. Para ilustrar lo erróneo de
este concepto voy a utilizar mi propia experiencia en esta pequeña
autobiografía:
Crecí en una familia fabulosa, pero de limitados recursos económicos.
Muy a menudo me quebraba el cerebro pensando en lo injusta que es
la vida y preguntándome por qué otra gente lo tenía tan fácil. Veía a
otras personas con mejor apariencia que yo, con más dinero, a la que
la vida parecía sonreírles en todo momento. Todo les salía bien, o al
menos así parecía, mientras que a mí todo me salía mal. Me moría de
deseo de encontrar una muchacha bonita que se fijara en mí, pero al
mismo tiempo me decía que esto nunca iba a suceder porque no tenía
200
mucho que ofrecer. En esos días pensaba que solo lo material podía
ser ofrecido. En fin, me metí en la cabeza el mejorar mis condiciones
de vida y me fijé metas sumamente altas. Estaba decidido a ser alguien
en la vida. Le presenté una lucha sin cuartel a lo que parecía ser mi
destino, pensando que todo estaba en mi contra. Tenía la idea de que
la vida misma se había ensañado conmigo y no dejaba de atacarme.
Me casé muy joven, a los 20 años de edad. Mi preciosa hija nació 5
meses después de mi matrimonio. No hace falta ser un genio
matemático para darse cuenta del hecho que desencadenó mi
matrimonio a tan temprana edad… La vida fue muy complicada
durante muchos años. Nuestra situación económica era bastante
precaria. A pesar de lo difícil de las circunstancias, la intención de
mejorar y alcanzar grandes metas no había disminuido. Después de
tremendos sacrificios, llegué a graduarme de ingeniero civil. Este logro
fue muy significativo, ya que para mantener a mi familia había tenido
que, durante muchos años, conservar más de un empleo
simultáneamente, además de ser estudiante a tiempo completo.
Pensé que al graduarme todo mejoraría y que, al fin, esa felicidad que
me había sido esquiva se iba a materializar. En realidad, sentí mucho
alivio al quitarme el tremendo peso de mis estudios de encima, pero
desafortunadamente la felicidad de la graduación duró muy poco.
Después de un par de semanas me di cuenta de que aún no era feliz.
La situación económica no mejoró mucho tras la graduación, y culpé
de esta circunstancia al hecho de no haber logrado la felicidad.
Con el tiempo tuve la oportunidad de hacer un máster en
Administración de Negocios en Estados Unidos. El famoso MBA. Solo
imaginarme terminar el MBA me daba mucha satisfacción. Pensaba
que nada en el mundo podía ser más relevante que completar estos
estudios para mi felicidad y la de mi familia. Recuerdo vivamente el
sentimiento que tuve al graduarme. Mientras iba caminando a
201
recoger mi diploma, pensé que por fin se habían acabado los
sufrimientos y era tiempo de empezar a disfrutar la vida. Los
problemas financieros se fueron desvaneciendo y con ellos mi
matrimonio se fue también desvaneciendo. Pienso que tantos años de
confusión y lucha en contra de lo que pensaba era mi destino hicieron
mella en mi matrimonio. Me di cuenta de que, a pesar de ser un MBA
y haber logrado muchísimo profesionalmente y académicamente,
todavía la felicidad me era esquiva. Mi matrimonio de desintegró,
causando una gran cantidad de sufrimiento. A pesar de todas las
lecciones que la vida me había dado hasta ese momento, todavía
buscaba la felicidad externamente.
Las cosas fueron mejorando. Conocí a una mujer maravillosa que se
convirtió en mi nueva esposa. Encontré un trabajo que, además de
permitirme contar con una mejor situación económica, también
disfrutaba enormemente. Abrí una pequeña empresa de inversión en
bienes raíces que gozó de relativo éxito desde su inicio. Encontré mis
verdaderas pasiones en la enseñanza y los bienes raíces. Después de
un tiempo tuve la oportunidad de estudiar un doctorado en
Administración de Empresas, DBA. Cuando me gradué del doctorado
pensé, sin temor a equivocarme, que ahora sí me encontraba en la
cima de mi total realización personal y que, sin duda, se abrirían las
puertas de una felicidad duradera e inquebrantable.
Desafortunadamente, tras todos estos logros, era ahora mi salud la
que me abandonaba. Durante muchos años venía sufriendo de una
serie de síntomas extraños a los que los doctores no lograban ligar con
ninguna enfermedad conocida. Los síntomas parecían indicar una
esclerosis múltiple. Por años peregriné de doctor en doctor buscando
un diagnóstico y solución a esta enfermedad que me aquejaba. Como
en el desarrollo de la enfermedad, no tenía todos los síntomas de la
esclerosis múltiple, nunca me la diagnosticaron. Vivía a merced de
202
medicinas de todo tipo, con los efectos secundarios que ellas
presentaban. Me vi lleno de logros académicos y profesionales, en un
matrimonio fantástico, con una esposa maravillosa a la cual adoraba,
en una situación económica tranquila, pero sin salud. La felicidad me
era nuevamente esquiva. Llegó a convertirse en un concepto
inalcanzable.
No es sino cuando me vi sin esperanza, rendido a un futuro sombrío,
en el que no podría valerme por mí mismo, sino que tendría que
depender de otras personas por el resto de mi vida, que finalmente
comprendí que la felicidad había estado allí todo el tiempo y nunca me
había abandonado. Había sido yo el que la había abandonado al tratar
de encontrarla en los lugares equivocados. Me di cuenta de que la
felicidad es parte de nuestra esencia y que desafortunadamente la
había obscurecido con toda clase de pensamientos, emociones,
ideologías y enseñanzas erróneas. Aprendí también que mi
enfermedad había sido el resultado precisamente de todas esas
emociones negativas, alimentadas por un pasado lleno de
frustraciones, culpas, iras, miedos, tristezas, etc., que no había
procesado adecuadamente y superado. Reconocí que el sufrimiento en
mi vida había sido causado por mí mismo, por mi mente, por esa falsa
identidad a la que me había aferrado, ignorante de la verdad. Es así
como se abrieron las puertas a una desidentificación del ego y consigo
a los pensamientos y emociones que este genera. Me di cuenta
también de que los humanos estamos infinitamente por encima del
contenido de nuestra mente, incluyendo nuestros pensamientos. En
otras palabras, descubrí y desenmascaré a mi ego.
Como contraste a todas las acciones que había realizado para alcanzar
la felicidad sin ningún éxito, en un día del año 2012, que
desafortunadamente no recuerdo la fecha exacta, tuve la siguiente
experiencia: eran sobre las 4 p.m. en una tarde fría, de mucho viento
203
y lluviosa, cuando al salir de un supermercado vi a un señor que tenía
el capot de su auto levantado luchando infructuosamente por
prenderlo. Contrario a lo que normalmente hubiera hecho por estar
siempre ocupado, le ofrecí mi ayuda. Este señor me contó que había
venido a buscar a su esposa que trabajaba limpiando casas a unas
pocas cuadras del lugar en el que se encontraba cuando su vehículo
dejó de funcionar. En el automóvil estaba una niñita de tal vez unos 4
o 5 años. Intenté ayudar a esta persona lo máximo posible, pero
estaba claro que mis conocimientos de mecánica no eran suficientes
para diagnosticar y reparar el problema. Las condiciones
meteorológicas eran realmente deplorables y seguían empeorando. El
viento y la lluvia intensa complicaban significativamente la tarea de
ayuda. Le pregunté al dueño del vehículo dónde vivía, para ver si era
posible tal vez llevarlo a su casa dejando el auto de lado hasta el día
siguiente en que mejoraran las condiciones. Me comentó que vivía
lejos en otra ciudad que estaba a más o menos unos 40 kilómetros de
donde nos encontrábamos. Tenía por un lado un fuerte deseo de
ayudar a esta persona, pero al mismo tiempo me era tremendamente
inconveniente. Tenía cosas planeadas para la tarde, las condiciones
meteorológicas eran realmente desastrosas, pronto anochecería,
estaba cansado, etc. Había muchísimas razones en mi mente para
justificarme a mí mismo el no ayudar a esta persona. A nivel personal,
siempre se me había complicado ayudar a otras personas, no porque
no haya tenido simpatía por ellas, sino por el hecho de que contaba
con poca paciencia y tiempo para lidiar con situaciones difíciles que no
tenían implicaciones sobre lo que yo consideraba importante en el
ámbito profesional o personal.
A pesar de que todas las condiciones eran adversas, decidí ayudar a
esta persona costara lo que costara. Fui a una tienda donde vendían
accesorios automotrices y compré cable para remolcar. Regresé a
204
donde estaba el vehículo dañado, y en una lluvia y viento que no daban
tregua, uní su vehículo con el mío, usando el cable de remolque, y llevé
a este pobre individuo con su hijita y esposa hasta su hogar. Al llegar
me lo agradecieron con una sinceridad que había visto muy pocas
veces. Acepté solamente un vaso de agua como reconocimiento a mi
ayuda y cada uno volvió a sus respectivas vidas.
Es difícil expresar la increíble satisfacción y orgullo que el haber
realizado este acto simple de compasión y generosidad me trajo.
Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que la decisión de ayudar a
otro ser humano de manera desinteresada me trajo más felicidad y
satisfacción que haber finalizado mis estudios de doctorado en
Administración de Negocios. La felicidad resultante de esta
experiencia ha sido duradera. Cada vez que recuerdo a las personas
que ayudé en el momento en que llegaban a su hogar, con su auto
remolcado, se me alegra el corazón.
El objetivo de haber presentado mi pequeña biografía es el de ayudar
a hacer conciencia de lo vano e inútil que es la búsqueda de la felicidad
en asuntos externos y de lo satisfactorio que es prestar ayuda de
manera desinteresada a quienes lo necesitan.
El dinero y los logros personales no tienen absolutamente nada de
malo y pueden definitivamente alegrarnos la vida de manera
temporal. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que ninguno
de ellos significa la felicidad. Todos ellos, por su naturaleza, son
pasajeros. ¿Cuántas fortunas han caído? ¿Cuánta gente vemos que un
día lo tenía todo en el ámbito material y al día siguiente le quedaba
muy poco?
Cuando la felicidad es el producto de haber encontrado nuestra
verdadera esencia, es duradera, no cambia, nos acompaña siempre.
No hay circunstancias que la puedan afectar y herir de tal manera que
205
la desaparezcan. Esto no quiere decir que no vayan a haber momentos
tremendamente complicados en los que sea muy difícil sentirse feliz.
Al encontrar nuestra verdadera esencia, la manera en que
enfrentamos los momentos difíciles de la vida cambia. Aprendemos a
sentir, perdonar y finalmente dejar ir toda emoción que nos causa
malestar, ya que dejamos de identificarnos con ellas. Nos damos
cuenta de lo que son, simplemente emociones, y que está bien
sentirlas, pero que eventualmente debemos superarlas, pues no
contribuyen a nuestra felicidad.
Al pensar que la felicidad es alcanzable solamente a través de lo
material y externo nos acostumbramos a postergarla. Esperamos que
nuestro futuro nos traiga los elementos externos necesarios para
nuestra felicidad y así encontrarla. Hay veces en las que, frustrados
por esta búsqueda vana de felicidad terrenal, la descartamos y la
postergamos para luego de nuestra muerte. Nos consolamos ante la
promesa de que, si hacemos las cosas correctamente y actuamos de
cierta manera, cuando perezcamos iremos al paraíso, y ahí sí que
seremos felices. Esta forma de pensar causa una tremenda cantidad
de angustia y sufrimiento. Pasamos cuestionando nuestras acciones
constantemente, preocupados de no haber hecho nada que pueda
haber ofendido a Dios y de alguna manera amenazado nuestra
felicidad eterna. Pasamos la vida aterrorizados por el pecado y por
caer en esa tentación que nos arrebate nuestra promesa de vida
eterna. La verdad es que no hay necesidad de postergar el encuentro
de la felicidad. Puedes encontrarla y empezar a disfrutarla ahora a
través de la identificación y superación del ego como el elemento
problemático de tu mente que causa sufrimiento.
En contraste con las famosas revoluciones políticas o sociales
impulsadas por ciertos líderes, que supuestamente nos traerán
bienestar y prosperidad, la única revolución conductiva a la felicidad
206
es la revolución interna. En esta revolución nosotros trabajamos en
realizar los cambios internos necesarios que favorecen el encuentro y
florecimiento de nuestra verdadera esencia, y así nos encaminamos
hacia una realidad superior.
Cuando nos embarcamos en una revolución interna nos damos cuenta
de que la gran mayoría de los problemas que nos aquejan y causan
sufrimiento no son de origen externo sino interno. Pensamos
equivocadamente que son las circunstancias de nuestra vida las que
nos producen sufrimiento y nos impiden ser felices, cuando en
realidad el sufrimiento se da como resultado de la manera como
procesamos las circunstancias externas, a través de los pensamientos
y emociones que estas nos generan. La vida SIEMPRE estará llena de
problemas de todo tipo. La gente de limitados recursos económicos
tiende a pensar que las personas de altos recursos no tienen
problemas. Lo que sucede en realidad es que todos tenemos
problemas, todos estamos sujetos a circunstancias que nos hacen
sufrir, independientemente de nuestra situación económica. El rico
sufre, quizás, rodeado por más confort que el pobre, pero también
sufre. Muchas veces los causantes de sufrimiento son diferentes, pero
el sufrimiento es el mismo.
Cuando cambiamos nuestro interior, cambiamos nuestra realidad y la
mejoramos. Cuando nos encontramos interiormente y nos alineamos
con la felicidad interna, nuestra realidad externa se transforma, se
vuelve menos problemática y nos brinda mayores satisfacciones.
Dejamos así de pelearle a la vida y atraemos la prosperidad. Nuestra
realidad interna es la que tiene el potencial de modificar y mejorar
nuestra realidad externa y no lo opuesto.
207
Nuestra revolución interna debe ser alimentada por el deseo de
acabar con el sufrimiento y abrir el camino de nuestra realización
personal y felicidad. Esta revolución es la única que vale la pena seguir.
Todos los humanos estamos equipados con lo necesario para realizar
la revolución interna de la que estamos hablando. Sin embargo, cabe
indicar que esta revolución no es fácil, necesitamos mucha paciencia
y dedicación. Requiere que nos olvidemos de viejos patrones de
pensamiento y comportamiento problemáticos para abrir el camino a
una transformación trascendental. Aun cuando estemos
completamente decididos a realizar esta transformación, habrá
muchísimas ocasiones en las que sin darnos cuenta caeremos en
nuestros antiguos patrones causantes de sufrimiento. Lo importante
es darse cuenta de la caída, observarla, perdonarla y persistir.
Mientras más persistamos, más fácil se nos hará continuar en este
camino de transformación.
En la búsqueda de la felicidad es crucial darnos cuenta de que
nosotros estamos por encima de las limitaciones de la mente. Estamos
atravesando un punto evolutivo en el que nuestro nivel de consciencia
nos permite reconocer que la mente no es más que una herramienta
sumamente poderosa que nos facilita navegar por la vida y vivir en
sociedad. La mente es propia de nuestra condición humana, pero de
ninguna manera define nuestra verdadera esencia. Para ilustrar este
concepto piensa que tú eres un carpintero. Tu mente es una de las
herramientas, que al igual que tus manos, el serrucho, el martillo te
permitirá realizar grandes creaciones. La mente es una herramienta
altamente poderosa, sofisticada y maravillosa, pero es simplemente
una de las herramientas que tú, el carpintero, el creador, la
inteligencia detrás de la creación, usarás para realizar tu objetivo.
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Nosotros somos la vida, el consciente que anima nuestros cuerpos. La
mente es parte de nuestro cuerpo y, al igual que él, está sujeta al
deterioro y eventual desvanecimiento. La vida que eres tú no termina
jamás, es eterna. Nuestro cuerpo no es más que el vehículo en el que
nos transportamos y experimentamos la vida. Es también el vehículo
que contiene todos los elementos necesarios para que nuestro
consciente evolucione y nos demos cuenta de esta realidad. La
palabra humana es sumamente limitante para el entendimiento de
estos conceptos. Eres tú el que tiene que hacer el propósito de
descubrirlos en tu interior.
Al trascender tu mente, trasciendes tu ego y te liberas del sufrimiento
que esta te causa. Al liberarte de tu mente, te liberas de los
pensamientos absurdos que te han traído malestar y alimentado esa
falsa identidad de la que te has convertido en su esclavo. Te das
cuenta de que tú no estás limitado o condicionado por tu mente, sino
que, por el contrario, tú eres ilimitado. Muchas veces llegamos a
pensar que nuestras vidas son minúsculas y limitadas. Pensamos que
lo que tenemos es el resultado de los azares de la vida, y que poco
podemos hacer para cambiarlo. Nos acostumbramos a vernos como
seres pequeños e indefensos, víctimas de las circunstancias. Decimos
“la vida es así” para consolarnos de no haber logrado nuestros
objetivos. Creemos que es nuestro destino el tener ese trabajo
irrelevante, en el que no logramos progresar y pasamos pisoteados
por todo mundo. Trabajo en el que quizás somos profundamente
infelices y lo odiamos, pero igual lo hacemos porque no tenemos otra
opción que nos permita llevar comida a la mesa. Culpamos a la vida
por todos los problemas que tenemos. Pensamos que ella es o ha sido
dura con nosotros, sin darnos cuenta de que somos nosotros los que
la hemos hecho dura. Somos nosotros o, mejor dicho, nuestras
mentes las que han creado el infierno en el que vivimos. Esta es una
209
realidad que desafortunadamente no todos los humanos estamos
preparados para aceptar porque significaría admitir nuestro fracaso.
La verdad es que si hemos fracasado, pero el resultado de este fracaso,
el sufrimiento que ha causado, es precisamente lo que nos llevará a
evolucionar y trascender a realidades superiores con niveles de
consciencia más elevados.
Al trascender nuestra mente, inevitablemente encontramos la
verdadera felicidad. Nuevamente, absolutamente TODO lo
problemático de quienes somos y causa sufrimiento es el resultado de
nuestra mente. Digamos, por ejemplo, que has sufrido una gran
desilusión amorosa. La desilusión en sí no es la que te causará
sufrimiento, son las historias mentales que haces alrededor de tu
desilusión las que te harán sufrir. Quizás te matarás pensando en qué
es lo que tú hiciste, qué llevo a que tu pareja te haya traicionado. Te
atormentarás pensando en tu pareja en compañía de la persona con
la que te traicionó. Quizás la odiaras y fantasearás en cómo vengarte,
etc. Como puedes ver, todo este conflicto no es más que una creación
de tu mente. Si por el contrario aceptas la desilusión removiendo las
historias mentales, te será fácil superarla y continuar con tu vida. Así
aprenderás la lección de vida que tu desilusión te trajo y evitarás
cometer los mismos errores en el futuro, sin quedarte paralizado por
los sentimientos de tristeza, odio, venganza, etc., que tratarán de
enraizarse en tu mente.
Al desidentificarnos de la mente e iniciar la trascendencia del ego se
inicia el camino hacia la eliminación del sufrimiento y encuentro de la
felicidad. El sufrimiento no se elimina inmediatamente, pero al no
estar identificados con la mente, quitamos combustible a nuestro ego,
lo dejamos de alimentar y así lo debilitamos. Debemos ser conscientes
de que nuestros patrones mentales y de comportamiento han estado
210
arraigados en nosotros por mucho tiempo y, por lo tanto, llevan
consigo gran inercia.
Tu potencial es ilimitado. TODO ser humano tiene la capacidad y el
potencial de vivir una vida extraordinaria, llena de abundancia y
felicidad. El problema es que nos hemos dejado llevar por nuestras
mentes egocéntricas, que han obscurecido este potencial y nos han
dado una falsa ilusión del camino correcto. Hemos pasado
preocupados de todo lo externo, incluido el pasado, y el futuro,
descuidando lo interno y el presente para así, trascender el ego
creado por nuestra mente y la falsa identidad que hemos acogido
como verdadera.
Parte de llevar una vida extraordinaria es el ser felices haciendo lo que
nos gusta. Significa no tener que trabajar nunca porque lo que
hacemos nos gusta tanto que deja de ser trabajoso. No solo que
somos capaces de subsistir y proveer para nuestras familias con
nuestro trabajo, sino que además lo disfrutamos enormemente. Al
hacer lo que nos gusta y apasiona nos convertimos en verdaderos
expertos en lo que hacemos. Esta experiencia, y el ambiente positivo
en el que nos desenvolvemos cuando estamos satisfechos, atraen la
bonanza económica.
Dios
Para alcanzar la verdadera felicidad debes mirar en tu interior y
descubrir tu verdadera esencia. Descubrir tu verdadera esencia
significa darte cuenta del ser divino que habita tu cuerpo, debajo de
todo el ruido y conflicto de tu mente. Es descubrir a Dios en tu interior.
Así podemos decir que descubrir a Dios en tu esencia divina es la
actividad más importante y conductiva a tu felicidad. Cabe recalcar
211
que este descubrimiento de Dios no debe ser tomado como un
concepto religioso, filosófico, ideológico o como un pensamiento
bonito o altruista. Este descubrimiento de Dios es real y práctico. Al
contrario de lo que probablemente hemos aprendido, este Dios no es
el Dios externo y castigador que vive y nos observa desde algún punto
del universo, juzgando nuestras acciones y determinando a quién
premiar y a quién castigar, quién se salva y quién no se salva. Es ese
Dios absoluto que lo es todo, incluido tú. Este es el Dios del que han
hablado nuestros grandes profetas y maestros a través del tiempo y
cuyas enseñanzas desgraciadamente han sido tergiversadas o
malinterpretadas.
Con el tiempo hemos humanizado a Dios. Intentamos entenderlo o
racionalizarlo de acuerdo a nuestra perspectiva, la cual es
normalmente limitada por la variedad de ideas preconcebidas que se
han implantado en nuestra mente. Dios no es humano y
definitivamente no está sujeto a los patrones de pensamiento o
comportamiento que son netamente frutos de nuestra condición
humana. Juzgar, premiar o castigar son acciones humanas que se dan
en un intento de controlar y manipular nuestro comportamiento.
Tenemos que hacer verdadera consciencia de que la maldad no es
divina, sino enteramente humana. Absolutamente todo pensamiento
negativo y problemático que desencadena lo que conocemos como
maldad tiene su origen en nuestra mente condicionada por lo que ha
llegado a ser nuestras creencias, ideologías, dogmas, etc. Hay que
también ser conscientes de que, al ser la maldad un resultado de
nuestra condición humana, es relativa. Lo que está bien y es
justificado para unos es malo o impensable para otros.
Desde pequeños hemos aprendido los conceptos del bien y el mal. Se
nos ha enseñado que estas son fuerzas poderosas y opuestas que
están en constante enfrentamiento. Desarrollamos nuestras vidas
212
“tentados” por estas fuerzas, luchando por vivirlas apegados al bien,
rechazando el mal. De acuerdo a lo que hemos aprendido, al mal lo
hemos asociado con el pecado. Se nos dice que estamos
constantemente tentados por el pecado, pero que debemos
rechazarlo para vivir en el camino del bien y así satisfacer a Dios. Se
dice que debemos pedir misericordia por nuestros pecados para
alcanzar el perdón divino y poder pasar la eternidad en el paraíso.
Pensamos que, si hacemos algo malo, hemos caído en la tentación, o
quizás lo hacemos porque somos de naturaleza malos. Vivimos
constantemente “ofendiendo” a Dios, luchamos por vivir apegados a
los mandamientos. Este afán de vivir apegados al bien causa enormes
cantidades de sufrimiento y frustraciones. Llegamos a vernos a
nosotros mismos como pecadores empedernidos que no tienen
compostura. Vivimos apegados al bien, hasta que la siguiente
tentación se presenta y caemos nuevamente en manos del pecado.
En realidad, la forma en la que vemos el bien y el mal está bastante
alejada de la realidad. El mal es creación de nuestras mentes y se da
como resultado de la ausencia de Dios en nuestras vidas. Sin embargo,
esta ausencia no tiene que ver con los principios religiosos a los que
estamos acostumbrados, sino que tiene que ver con la ignorancia de
nuestra propia esencia. Es no saber quiénes somos en realidad,
inconscientes de nuestra verdad. No existen personas malas. Lo que
existe son personas confundidas que son víctimas de los
pensamientos, creencias, ideologías o dogmas que habitan en sus
mentes. Estas personas no saben quiénes son en realidad y han
formado identidades fuertes basadas en sus creencias, es decir, en
quien ellos creen que son. Son víctimas de sus egos, que han dado
lugar a esa falsa identidad.
213
La ignorancia inevitablemente acarrea sufrimiento. Recuerda que
Jesús fue condenado y sufrió en la cruz por la ignorancia de sus
captores.
Hay personas a las que catalogamos como más malas que otras. En
realidad, lo que existe son personas más inconscientes y confundidas
que otras, que son más víctimas de sus egos o falsa identidad que
otras. Estas personas pasan su vida atrapadas en los roles que ellas
piensan deben acarrear como resultado de su identidad, la cual es en
realidad falsa. Si, por ejemplo, se ven a sí mismas como autoritarias,
creen que ese es su rol en la vida, que eso es lo que ellas son, y así,
llevan su vida de acuerdo al rol que ellas creen deben tener. Se
mantienen fieles a la película de vida que ellas han creado y actúan de
acuerdo al rol que creen les toca vivir.
Toda maldad tiene su raíz en el ego. Piensa en la motivación que
tienen las personas a las que tú consideras malas y te darás cuenta de
la veracidad de este concepto. Al eliminar el ego desaparece la maldad.
No tiene cabida. Se eliminan los motivos que alimentan la
inconsciencia humana. Los humanos, matamos, atacamos, ultrajamos,
robamos, discriminamos, destruimos, etc., siempre por razones
egocéntricas e ignorancia de nuestra verdadera esencia. Ya sean estas
ideologías fuertes, creencias, ambición, búsqueda de aprobación, etc.,
que a su vez desencadenan emociones de odio, venganza, ira, temor
y culpa.
Dios es lo único absoluto, lo es todo. Dios no está vivo, Dios es vida.
Dios no es amoroso, Dios es amor. Dios no es misericordioso, Dios es
misericordia. Dios no es inteligente, Dios es inteligencia. Dios no reina
en el espacio infinito, Dios es el espacio infinito. Dios no es verdadero,
Dios es verdad. Dios no es real, Dios es realidad. Dios no está presente,
214
Dios es presente. Dios no existe, Dios es existencia. Dios no está entre
nosotros, Dios es nosotros. Dios no está, Dios es.
Dios es la inteligencia infinita que mantiene el cosmos junto, que nos
da vida, porque vida es lo que Él es. Somos nosotros los que nos
convertimos en victimas de nuestra mente y generamos toda clase de
sufrimientos. El siguiente paso en nuestro proceso evolutivo es el
darnos cuenta de este hecho y liberarnos de las ataduras de nuestra
mente. Cuando nos demos cuenta de que el sufrimiento no es parte
de nuestra esencia y que somos infinitamente superiores a nuestra
mente, el sufrimiento desaparecerá. El infierno en que vivimos dará
paso al paraíso terrenal cuando trascendamos nuestras mentes.
Disfrutaremos del paraíso aquí en la tierra, sin tener que esperar a que
nuestros cuerpos dejen de existir para liberarnos.
Conocer a Dios significa conocerte a ti mismo. Al descubrir quién eres
tú en realidad descubres a Dios. La infelicidad y el sufrimiento son el
resultado de una falta de conocimiento de Dios o, en otras palabras,
de quien tú eres en realidad. Este concepto podría ser interpretado
como algo místico o religioso, cuando en realidad obedece a la verdad
universal de quiénes somos. Mucha gente pasa por la vida buscando
a Dios y en su camino comete los actos más atroces. Tratan de
encontrar a Dios basados en su interpretación de enseñanzas de hace
miles de años, que han perdido su verdadera esencia y que fueron
dirigidas a un mundo totalmente diferente al mundo en el que vivimos
en la actualidad. No deberíamos jamás olvidarnos que las palabras y
acciones de nuestros grandes profetas y maestros han sido
interpretadas por humanos y, por lo tanto, sujetas a sus mentes. No
cabe duda de que ellos llegaron a comprender los aspectos
fundamentales de la realidad divina. El problema está en la
transferencia y conservación de estas enseñanzas. La palabra humana
y la escritura fueron concebidas en nuestras mentes y, por lo tanto,
215
son limitadas por su condición. Además, las enseñanzas han sido
interpretadas múltiples veces. En muchas ocasiones, incluso, han sido
interpretadas por personas altamente inconscientes que las han
acomodado, tergiversado y adoptado de acuerdo a su propia
conveniencia. Actualmente, es posible escuchar a personas que
totalmente malinterpretan los “deseos divinos” y deciden así lo que
le gusta y lo que le disgusta a Dios. Es posible escucharlos decir: “Dios
está con mi partido político, o con mi ideología, o con mi raza”, etc. “A
Dios le gusta esto o le disgusta lo otro”. Si uno se fija se da cuenta de
que la interpretación de Dios por parte de estas personas siempre, o
casi siempre, obedece a su conveniencia personal o a su deseo
egocéntrico de superioridad. El pensar que a Dios le guste o le disguste
algo es humanizarlo, y pretender que Él “piensa” de manera similar a
nosotros, que estamos limitados por nuestras mentes, y somos
víctimas de sus creencias y convicciones. Al Dios ser absoluto está, o
mejor dicho, es, muy por encima de toda emoción o pensamiento
humano generado por la mente.
El descubrimiento y acercamiento a Dios no necesariamente tiene que
ver con el seguimiento de las enseñanzas divinas a las que estamos
acostumbrados a través de la religión. Este descubrimiento solo es
posible una vez que te des cuenta de que tú no eres definido por tu
mente, y que de hecho eres infinitamente superior a su contenido. El
acercamiento a Dios tiene que ver con la trascendencia de tu ego.
Mientras más liberado estés de tu ego y de las emociones que este
genera en ti, más cerca estarás de Dios o de tu verdadera esencia, y
más feliz serás. Tu ego es lo que obscurece o tapa tu verdadera
esencia. Al descubrirlo y desidentificarte con él lo debilitas, y tu
verdadera esencia florece y se hace evidente. Es todo el ruido que
tienes en tu mente problemática, manifestado en la forma de
pensamientos, ideologías, creencias, dogmas, etc., el que no te deja
216
ver quién en realidad tú eres y te mantiene en un estado de
sufrimiento continuo.
Muchos seres humanos pasamos preocupados por vivir una vida que
se asemeje o se alinee con lo que nosotros creemos es la voluntad
divina. Siempre queremos tener la presencia de Dios en nuestras vidas
y para ello intentamos actuar y pensar de cierta manera que nos
acerque a Él y lo complazca.
Se puede decir que el encontrar a Dios, vivir de acuerdo a su voluntad
y complacerlo, es importante para la mayoría de seres humanos,
independiente de cual sea la interpretación que tenemos de Él.
Encontrar significado a nuestras vidas, entender nuestro propósito y
lo que hay más allá de nuestra existencia humana es un deseo
compartido por la mayoría de nuestra especie dados los niveles de
consciencia actual que tenemos. Nuestro proceso evolutivo nos ha
traído hasta este punto, en el que somos capaces de darnos cuenta de
que estamos conscientes y así podemos cuestionar los aspectos más
fundamentales de nuestra existencia humana. Buscamos respuestas
a las preguntas más básicas y profundas de nuestra realidad.
Queremos saber de dónde venimos, a dónde vamos, cuál es el
propósito de nuestras vidas, qué hay más allá de lo que podemos ver,
qué pasa después de que nuestros cuerpos dejan de existir, etc. En
otras palabras, queremos saber quiénes somos. En nuestro interior
sentimos que hay algo más, pero no somos capaces de identificarlo.
Inconscientemente, o llevados por nuestro entendimiento de la
religión, postergamos el encuentro de Dios para el futuro, para
cuando “pasemos a mejor vida”. Pensamos que, si todo sale bien y
logramos llevar una vida “correcta”, algún día seremos llevados a la
presencia de Dios, y Él cumplirá su promesa de vida eterna en el
paraíso. La verdad es que la respuesta a muchas de las preguntas más
trascendentales está en nosotros ahora. No necesitamos buscarla en
217
ningún tipo de elemento externo a nuestra propia humanidad o
ubicarla en el futuro. Su búsqueda y entendimiento son actividades
completamente individuales. Toda enseñanza, incluida la de este libro,
no puede más que señalar el camino, pero recorrerlo es enteramente
tu responsabilidad. Haz de tu camino a las respuestas más
trascendentales de tu existencia tu propósito de vida, porque en
realidad ese es tu propósito de vida. Tu propósito de vida es aumentar
tu nivel de consciencia y trascender. El darte cuenta de quién eres tú
en realidad y el descubrir que eres infinitamente superior al contenido
de tu mente es precisamente lo que te permitirá evolucionar.
Ahora bien, este deseo es más palpable en ciertas personas. Mientras
más elevado es el nivel de consciencia que poseemos, mayor es el
deseo de entender nuestra existencia. Hay personas en las que,
debido a sus altos niveles de inconsciencia, este deseo está
totalmente obscurecido y relegado.
Cuando estamos alineados con la vida es cuando más cerca nos
encontramos de Dios. Dios es vida y al honrarla y disfrutarla honras a
Dios. Alinearse con la vida significa honrar el único momento en el que
ella se presenta, que es, como hemos visto el momento presente.
Cuando estás presente, es decir, en estado de presencia, sin ser
víctima del ruido de tu mente, sin juzgar, estás viviendo plenamente
y, por lo tanto, estás en la presencia de Dios. Cuando aceptas a la vida
como es, tal como te viene, sin interferencias, sin juicios, sin nada
nocivo proveniente de tu mente, estás permitiendo que tu propósito
divino brille a través de ti. Cabe indicar que esta aceptación no
significa inacción. Por el contrario, significa que si tienes una situación
de vida que deseas mejorar tomes las acciones pertinentes que así te
lo faciliten, eliminando los pensamientos negativos que te mantienen
atado a tu pasado o a la ilusión de tu futuro. Significa dejar de pelear
contra a la vida y aceptarla. Al aceptarla eliminas los pensamientos y
218
emociones negativas que se forman en ti como resultado de la
insatisfacción que tienes respecto a tu situación presente. Muchas
veces tenemos la idea errónea de que el aceptar algo significa dejar
de actuar para cambiarlo. Aceptar que estás enfermo no significa que
dejes de hacer lo que creas pertinente para mejorar tu salud. Significa
deshacerte de los pensamientos y emociones negativos que
alimentan las historias que has hecho en relación con tu enfermedad.
Significa dejar de sentirte miserable y quizás consumirte envidiando a
quienes gozan de mejor salud y hacer lo que tengas que hacer para
mejorarla.
Separación y trascendencia del ego
En el segundo capítulo del libro aprendimos sobre el ego y los
elementos problemáticos que lo caracterizan. Ahora vamos a ampliar
los conceptos aprendidos y nos centraremos en las tácticas que nos
permitan hacer una separación interna entre nuestro ego y quiénes
somos en realidad. Iniciaremos el recorrido hacia la trascendencia del
ego para así alinearnos en el único camino que nos llevará hacia el
encuentro de una felicidad duradera y trascendental.
En el momento en que nos damos cuenta de la existencia del ego
dejamos de ser víctimas de las circunstancias. Pasamos de brindar
toda nuestra atención a lo externo para enfocarnos en lo interno. Así
dejamos de culpar a todo lo que nos sucede como el causante de
nuestras frustraciones y sufrimientos. Dejamos de interpretar las
circunstancias negativas que se nos presentan como si fuesen ataques
a título personal que otras personas o la vida misma nos traen.
Dejamos de ser víctimas de nuestras condiciones raciales, sociales,
económicas, etc., para convertirnos en seres poderosos e ilimitados
que forjan sus propios destinos.
219
Aprendemos que el verdadero cambio, aquel que nos traerá bienestar
y felicidad trascendentales, es interno y que al modificar la actitud que
tenemos con respecto a la vida y la mejoramos, mejoramos nuestra
realidad.
La identificación que inicia la separación del ego no demanda acción
de nuestra parte, o por lo menos no la demanda en el sentido en el
que estamos acostumbrados. Para identificarlo es necesario que
paremos el accionar involuntario y constante de nuestra mente para
observarla y darnos cuenta de los elementos conflictivos que a su vez
revelen la existencia de nuestro ego. Ahora bien, para trascender
nuestro ego, necesitamos poner en práctica los cambios interiores
que se inician al revelar nuestra verdadera esencia. Debemos vivir
apegados a nuestra verdadera identidad para trascender el ego. Este
“nuevo” vivir no es fácil, especialmente al comienzo. Piensa que tú has
sido víctima de tu mente por muchos años. Tu ego la ha controlado y
creado ese ser emocional y reactivo en el que te has convertido. Hasta
el momento, tú has vivido de acuerdo a lo que has pensado te define
como persona y forma tu identidad. Has actuado de la mejor manera,
considerando las circunstancias en las que te has desenvuelto y el
nivel de consciencia que has tenido. El trascender tu ego significa
aprender a pensar, reaccionar y actuar de manera diferente, apegado
a tu verdadera identidad. Para ello tienes que romper tus viejos
patrones de pensamiento y comportamiento, lo cual es una tarea que
necesita de dedicación y tiempo. Ahora bien, la buena noticia es que,
una vez que descubras tu ego, el proceso se inicia y difícilmente da
vuelta atrás. Puede ser que su trascendencia tome más tiempo de lo
que esperabas, pero con dedicación y constante observación de la
mente es enteramente posible. Eventualmente te liberarás de las
ataduras de tu mente y el pensamiento conflictivo que esta genera
220
para dar paso a realidades superiores que te traigan esa felicidad
trascendental que todos buscamos como seres humanos.
Separación del ego
Para alinearnos con la búsqueda y encuentro de la felicidad, que es
uno de los objetivos primarios de este libro, es importante que
hagamos una separación entre el verdadero yo y el ego. El verdadero
yo es interno y constituye nuestra esencia. El ego, si bien es interno
en naturaleza, es fruto de todo lo externo. En pocas palabras,
podemos definir al ego como lo que nosotros “creemos” que somos,
resultado de la identificación con nuestra mente. Estos conceptos
pueden de alguna manera ser polémicos en la manera que están
presentados, pero por el momento simplemente acéptalos tal y como
están definidos en este libro. Conforme vayamos avanzando te será
posible ver la realidad o verdad de lo que se exponga.
Suena de alguna manera contradictorio, ya que siempre hemos
pensado en el contenido de nuestra mente, nuestra forma de pensar,
nuestras virtudes y defectos, como lo que nos define como personas.
La realidad es que hay una separación entre quiénes somos y el
contenido de nuestra mente, que es en la que se encuentran todos los
elementos de nuestra falsa identidad, la historia de nuestra vida,
nuestro ego. Por este motivo algunas veces en este libro, cuando me
refiero a nuestra mente, en realidad me estoy refiriendo a nuestro ego,
que es en sí la parte problemática de nuestra mente.
Tu verdadera identidad
La separación mental del ego que te lleva a descubrir tu verdadera
identidad, se inicia al identificarlo. Hay ciertos pasos que tú puedes
seguir que facilitan esta identificación. Cierra tus ojos y calma tu
221
mente. Hay un sinfín de prácticas meditativas que te pueden ayudar
a dar este paso. Date cuenta del silencio y mantente presente sin el
ruido del pensamiento. Una vez que tu mente se encuentra en calma,
pon atención a los pensamientos que en ella afloran sin identificarte
con ellos, simplemente obsérvalos. Cuando tú notas tus pensamientos,
tú estás presente porque los pensamientos solo pueden notarse en el
momento presente. Una vez que seas capaz de observar tus
pensamientos sin identificarte con ellos, el siguiente paso es
preguntarte a ti mismo, ¿quién es aquel que es capaz de observar
estos pensamientos y puede darse cuenta de las emociones que
producen? La respuesta es que aquel eres tú, el verdadero tú. Es tu
esencia, la que estaba escondida bajo varias capas de pensamientos
turbulentos, emociones, ideologías, etc. Te darás cuenta de que tú no
eres tus pensamientos o emociones, sino que, por el contrario, tú
estás muy por encima de ellos, ya que los puedes observar y controlar.
Te percatarás, quizás con tristeza y frustración, de que tú has vivido
de alguna manera secuestrado por tu mente. Tu mente te ha causado
un sinnúmero de problemas y sufrimientos. La buena noticia en este
punto es que una vez que rompes identificación con tu mente y
practicas su control, eventualmente te liberarás del sufrimiento que
esta produce. Aprenderás a usar tu mente como una herramienta
práctica que te permita alinear con tu esencia.
Para reforzar tu separación del ego, descubre lo que forma tu
identidad o, mejor dicho, tu falsa identidad hasta el momento. ¿Quién
crees que eres?, ¿en qué te has convertido? No pienses en lo que eras,
ni en lo que crees que serás, sino en lo que eres en el momento
presente. Te darás cuenta de que toda emoción presente está
condicionada por experiencias y aprendizajes pasados. Debes analizar
qué es lo que te da alegría y te hace reír, qué te enoja, qué te
entristece. Fíjate en tus emociones negativas grandes y qué las causan.
222
Haz un análisis sincero de qué es lo que te causa odio. ¿A qué odias?
¿Odias a ciertas personas, circunstancias, cosas? Haz un análisis
similar para otras emociones como el miedo. ¿A qué le temes?
¿Temes a Dios, a la muerte, a ciertos animales, etc.? ¿Cuáles son tus
culpas? Piensa en qué te hace sentir culpable. ¿Hay alguna
circunstancia en la que piensas que debías haber reaccionado de
cierta forma y reaccionaste de otra que te causó dolor y sufrimiento a
ti y a las personas que amas? Haz un análisis exhaustivo. No solo
llegarás a conocerte mucho mejor, sino que lograrás determinar los
efectos que tienen en ti todas estas emociones en tu interior. Verás
que tus sentimientos, lo positivo y lo negativo que hay en ti, son el
resultado de lo que tú has aprendido y cómo has procesado los
pensamientos y enseñanzas que han venido a tu vida. Las
circunstancias de tu vida, y la manera cómo has procesado tus
pensamientos y emociones son los que te han ido moldeando y
formando tu identidad.
Piensa a voluntad en una persona o situación desagradable. Algo que
te produzca ira o miedo. En el momento que lo pienses, date cuenta
de cómo este pensamiento abre las puertas a la emoción que está
apegada a él. Observa la emoción, siente cómo crece en energía.
Obsérvala desde la tranquilidad de tu mente, sin identificarte con ella,
solo siente la emoción, nada más. Si solamente sientes la emoción te
darás cuenta de algo realmente sorprendente. La emoción, que no es
nada más que la sensación que originó tu pensamiento, desaparece
en unos pocos minutos. Cuando llegues a este punto, tú te habrás
desidentificado de tu mente y habrás iniciado su superación o
trascendencia. En otras palabras, aprenderás a usar tu mente y no a
ser usado por ella.
Ahora bien, haz consciencia de que, al pensar en circunstancias
pasadas desagradables, eres tú, o mejor dicho, tu falsa identidad, la
223
que genera las emociones que se presentan. Cuando piensas en odio,
tú generas la emoción del odio, generas esa energía y la puedes sentir
venir a tu cuerpo. Si piensas por ejemplo en cosas o circunstancias que
te producen miedo, te es posible sentir la adrenalina que se genera en
tu cuerpo, sientes la energía que ese miedo produce. Recuerda que tu
ego es la identificación que tú tienes con tu mente. Controlando tu
mente, estás controlando tu ego. Cuando tú te identificas con tus
pensamientos y los asimilas como parte tuya, te estas identificando
con tu ego. Al aprender a observar y controlar tus pensamientos,
revelas la presencia de tu ego. Descubres esta falsa identidad que
habita en ti y te causa toda clase de sufrimientos. Si dejas que tus
pensamientos problemáticos sean los que controlan tus emociones,
estás dejando que sea el ego el que las controla, y por lo tanto, que
sea el ego el que maneja tu vida. En definitiva, observa a los
pensamientos que vienen a tu mente y te causan problemas. Fíjate
cómo estos pensamientos se convierten en emociones. Nuevamente,
al observar tus pensamientos, rompes identificación con ellos. Te
pones por encima de ellos y de este modo te acercas a tu verdadera
esencia. Tú eres muy superior a tus pensamientos. De hecho, tú eres
infinitamente superior a ellos y las emociones que estos generan. Está
en ti el descubrirlo.
Mientras más practiques el hecho de observar tu mente, más claro va
a ser para ti la existencia de una separación entre tu verdadera
esencia y los pensamientos y emociones que han formado la historia
de tu vida. Has hecho una separación entre ti y tu ego. Revelarás a tu
ego como la parte de tu mente que es problemática, que quiere
sentirse superior, que trae a tu vida pensamientos de separación, odio,
tristeza, etc., que alimentan a ese yo reactivo y emocional que te
causa tremendo sufrimiento.
224
Ese tú que descubriste es quien siempre has sido,
independientemente de las circunstancias. Es también el tú que
seguirás siendo, que no envejece. Es el que ve a través de tus ojos
escucha a través de tus oídos, huele a través de tu nariz, y siente a
través de tu piel sin inmutarse por lo que acontezca en el exterior. En
otras palabras, es tu consciente. Este tú que descubriste no muere
nunca, es eterno, evoluciona, trasciende.
Ahora bien, debes tener cuidado con los trucos que te juega tu mente
al embarcarte en el descubrimiento y trascendencia de tu ego. Ella
tratará de desanimarte y quizás decirte que lo que estás haciendo no
tiene sentido, es inútil, nada práctico, no es para ti, etc. Tratará por
todos los medios que la escuches y desistas de la práctica que te lleve
a darte cuenta de tu verdadero ser. Cuando esto suceda obsérvala, sin
pelear con los pensamientos que se generan, simplemente
reconócelos por lo que son, simples pensamientos. Observa a los
pensamientos que tratan de desanimarte como quien observa a un
niño malcriado que está empeñado en que hagas lo que él desea, sin
inmutarte. Si no prestas atención a estas voces internas,
eventualmente se debilitan y subsisten, dando paso a la calma y el
silencio que te permitirá descubrirte a ti mismo.
Cabe indicar que descubrir tu verdadera esencia y percatarte de que
tú puedes controlar tus pensamientos y emociones, a pesar de ser un
paso gigantesco, no es más que el primer paso en el encuentro de tu
felicidad. Finalmente has iniciado su búsqueda en el camino correcto,
en el único que te llevará a su encuentro. La felicidad única y
trascendental llegará a través de una práctica constante de
desidentificación de tu mente problemática (ego) observando tus
pensamientos y emociones sin pelearlos, sino simplemente
observándolos sin identificarse con ellos y seguirlos. A través de esta
práctica lograrás romper la ilusión que tu ego ha creado en la “historia
225
de tu vida”. La influencia que el ego tiene en tu vida disminuirá
significativamente abriendo paso a que sea el verdadero tú el que
ahora la controle y tome las riendas de un destino mucho más
prometedor y satisfactorio, alineado con tu verdadera esencia, tu
propósito divino y así, inevitablemente, con tu felicidad.
La única manera de que sobrevivamos como especie es que los
humanos trascendamos nuestro ego. Esto de ninguna manera
significa olvidarnos de quienes somos. Significa abrazar a quienes
somos como individuos, pero al mismo tiempo identificar nuestras
áreas erróneas, desidentificarnos de ellas y trabajar de manera
constante en superarlas.
Resulta casi increíble el hecho de que la gran mayoría de la humanidad
no sabe que puede observar sus pensamientos, mucho menos
controlarlos. Pasamos la vida atrapados en las aguas turbulentas del
pensamiento superficial, dejándolo que nos controle, totalmente
ignorantes de nuestra verdadera identidad. Nos convertimos en seres
reactivos a los caprichos de nuestros pensamientos y emociones. Si la
mayoría de personas del planeta supiera quienes en realidad somos,
por encima de lo que hemos aprendido, de nuestros pensamientos, y
las emociones que estos generan, todos los problemas de la
humanidad se resolverían muy rápidamente. Lo que causa todo el
sufrimiento al que estamos expuestos es la ignorancia de nuestra
verdadera esencia.
Trascendencia del ego (la llave de la felicidad)
“Una vez destruido el ego, el verdadero ser se levanta de su polvo
como las flores del desierto, luego de que las lluvias de primavera se
han hecho presentes en las planicies áridas”. (The Tao is Tao, 21).
226
Debemos dar importancia a la identificación y trascendencia del ego
como si nuestra felicidad dependiera de ello, porque en realidad
nuestra felicidad depende de ello. Para evitar el sufrimiento es
imprescindible el hacer una separación mental de todo lo que es
forma. Debemos entender de manera profunda que todo lo que
vemos en este mundo es forma y, por lo tanto, no es permanente.
Toda forma está sujeta a los efectos del tiempo, está destinada a dejar
de existir y disolverse. Esto se aplica a todo lo material e inmaterial.
Nuestras posesiones personales, nuestros seres queridos, nuestros
pensamientos y emociones, y finalmente nuestra forma física, nuestro
cuerpo algún día caducará y dejará de existir. Solo nuestro espíritu es
eterno y trascenderá los efectos del tiempo.
Hay veces que el concepto de eternidad es difícil de entender. Por
muchísimos años me rompí la cabeza pensando en el concepto de
eternidad sin llegar a racionalizarlo y entenderlo. Como puede ser que
algo no tenga ni principio ni final. En mi mente todo tenía que haber
sido creado en algún punto del tiempo. La respuesta a esta pregunta
es simple y hermosa si eliminamos el concepto del tiempo. Hemos
visto repetidamente que el único tiempo que existe es el tiempo
presente. Que el pasado, cuando existió, no fue pasado, sino que fue
presente. Si piensas que ni el pasado ni el futuro existen, sino solo el
presente, el concepto de eterno tiene más sentido. Nosotros nunca
fuimos creados, sino que siempre hemos existido en el presente. El
presente es lo único que siempre ha existido y por siempre existirá. El
tiempo y el espacio son particularidades de nuestro universo. El
universo no es sino una manifestación divina más en un espacio
infinito y eterno.
Cuando despiertas a tu verdadera esencia, pasas de una lucha
inconsciente a una lucha consiente con tu ego y el ser emocional al
que este da lugar. Si reflexionas en lo que la historia de tu vida ha sido
227
hasta el momento, te darás cuenta de que en ella has estado sujeto a
una lucha constante e inconsciente con tu ego en tu búsqueda de la
felicidad. Te has dedicado a hacer las cosas que has creído debías
hacer para alcanzar la abundancia económica, cuidar tu salud,
encontrar a tu pareja ideal, ser buen padre o madre, etc., y así llegar
a tener una vida completa y feliz. Esta lucha ha sido infructífera por el
simple hecho de que has buscado la felicidad en los lugares
equivocados. Una vez que te das cuenta de la existencia del ego y de
lo problemático de su naturaleza, puedes pasar a hacerle una lucha
consciente. Esta no es una lucha violenta. No hay necesidad de
rechazar a tu ego. Basta con descubrirlo en tu mente y desidentificarte
de él. Cada vez que tu ego se hace presente y tú eres capaz de
observarlo sin identificarte con él, tu ego pierde fuerza, su energía
disminuye bajo la luz de tu presencia. Su influencia en ti será cada vez
más débil, hasta que te sea sumamente fácil el controlarlo. Tú estás
muy por encima de tu ego. Debes darte cuenta de tu esencia y
alinearte con ella. Así encontrarás la paz y la felicidad que te ha sido
tan esquiva. La encontrarás, porque tu esencia es precisamente eso,
paz y felicidad.
Nunca debemos olvidar que nuestro ego es el que nos ha convencido
de nuestra falsa identidad y alimentado a nuestro ser problemático,
reactivo, y emocional. Al trascenderlo, cortamos la fuente de poder
de toda negatividad y, por lo tanto, cortamos la energía que mantiene
lo negativo en nuestras vidas como son el odio, la ira, la enfermedad,
la tristeza, la depresión, la frustración, la culpa, el rechazo, etc.
Al trascender el ego, la ilusión de separación se debilita. El concepto
de unidad de todos los humanos es un concepto que no es fácil de
entender cuando somos víctimas del ego. Nos preguntamos cómo
podemos ser todos uno si somos tan diferentes. Lo que sucede es que
a nivel superficial todos somos distintos como resultado de nuestro
228
ego. Son nuestros egos los que son diferentes, ya que han sido
alimentados de enseñanzas distintas, las que a su vez han dado paso
a creencias, identificaciones, pensamientos y emociones diferentes,
resultando así en nuestra falsa identidad. Si fuéramos capaces de
deshacernos de todas nuestras creencias y pensamientos
problemáticos, todos seríamos muy similares. No habría necesidad de
eliminar las partes positivas y hermosas de nuestra personalidad que,
al no estar tinturadas por nuestro ego, pasarían a formar parte
positiva de nuestra individualidad superficial.
Perdonar el pasado
Una vez identificado el ego e iniciado nuestra separación mental,
debemos hacer un análisis exhaustivo y justo de lo que ha sido nuestra
vida hasta este momento. De esta manera, convencidos de que
actuamos de manera inconsciente, ignorantes de nuestra verdadera
esencia, debemos aprender a perdonar el pasado. Para perdonar el
pasado hay que comprender que las decisiones y acciones que
tomamos o que dejamos de tomar fueron basadas en nuestra
interpretación personal de las circunstancias que se presentaron,
influenciada en muchos casos por personas y elementos externos.
Hay que entender también que estas decisiones las tomamos en un
estado de inconsciencia, víctimas de nuestro ego que, en la constante
polución de nuestra mente, no nos dejó ver nuestra verdadera esencia.
Tomamos las decisiones basados en la historia de nuestras vidas y las
circunstancias particulares que nos aquejaban, en el momento en que
las tomamos.
En la vida de todo ser humano hay cosas que deseamos olvidar o por
las que nos sentimos tremendamente culpables. Nuestra mente
siempre ha sido rápida en juzgarnos. Si nos enfrentamos a una
229
situación complicada y tomamos una decisión, no pasa mucho tiempo
sin que nuestra mente nos empiece a juzgar y decirnos que debíamos
haber tomado una decisión diferente.
Cabe recordar en este punto el que nuestro cerebro tiene dos
hemisferios. El hemisferio izquierdo está asociado con la lógica y el
análisis, mientras que el lado derecho está asociado con el
pensamiento creativo y la intuición. Si logramos recordar los
pensamientos que han venido a nuestra cabeza durante o luego de
tomar decisiones importantes, es posible darse cuenta de que
probablemente en nuestra mente se inició una batalla entre los dos
hemisferios. Tu lado lógico te dirá cosas como “una decisión tan
importante debe estar basada en la lógica e investigación”.
Contrariamente, tu lado intuitivo responderá algo como “Debes
siempre confiar en tus instintos. Tu intuición nunca se equivoca y la
lógica no siempre funciona”. De cualquier modo, tu mente te hará
dudar y generará sentimientos de culpa, sea la decisión que tomes. Se
puede decir que la mente tiene terror de estar equivocada y usa la
culpa como mecanismo de defensa. Si algo sale mal utilizará esa voz
interior que muchas veces la etiquetamos como “la voz de nuestra
conciencia”, para inmediatamente echarte la culpa; te dirá cosas
como: “Ya ves, debías haberme escuchado cuando te dije que uses la
lógica” o “debías haberme escuchado cuando te dije que uses tus
instintos”. Si todavía te identificas con esa voz interior, ella te hablará
en primera persona, y te dirá cosas como: “Debí haber escuchado a
mi vecino cuando me dijo que esta decisión no era la correcta” o por
el estilo. Tu ego tratará por todos los medios de que nunca olvides la
decisión incorrecta que tomaste y así se perpetúe el sentimiento de
culpa en tu interior. Recuerda que tu ego siempre quiere sentirse
superior, incluso ante ti mismo. Cuando no hay una tercera persona o
circunstancia externa a quien culpar, tu ego se pondrá en tu contra y
230
te martirizará. Te comerá la autoestima, haciéndote creer que tú
hiciste lo que hiciste porque eres malo, incapaz, descuidado, etc. En
muchos casos estos juicios se convierten en culpas que son muy
difíciles de deshacerse. Estas culpas las tenemos dentro de nosotros
por mucho tiempo. Lo que hemos explicado aquí sobre la aparición de
culpas, se aplica también a otras emociones como miedos, tristezas,
etc.
Es crucial hacer esta separación entre quienes realmente somos y
quienes hemos aprendido que somos. Al hacer esta separación, nos
es posible perdonar nuestro pasado por haber sido víctimas de
nuestras circunstancias. Al perdonarnos a nosotros mismos, el camino
hacia la verdadera felicidad aparece ante nosotros y se vuelve
evidente. Trascender el ego y encontrarnos a nosotros mismos es el
mejor regalo que podemos darnos. Este regalo personal se convierte
en regalo colectivo, cuando somos los trasmisores de esta nueva y
pura felicidad finalmente encontrada.
Aún luego de desidentificarnos de nuestro ego, seguiremos sujetos a
los retos normales de nuestra vida física. Seguiremos siendo víctimas
de odios, miedos, iras, etc., Ahora bien, la manera en cómo
enfrentaremos estos retos será muy diferente a la manera en la que
los enfrentamos en el pasado. Si situaciones de odio aparecen, al
mismo tiempo entenderemos el porqué aparecen y seremos capaces
de lidiar con nuestras emociones de una manera mucho más sabia y
efectiva. Nos daremos cuenta de que este odio no proviene de
quienes realmente somos, sino que es simplemente una emoción que
ante la atenta mirada de nuestro consiente, eventualmente se
desvanecerá y pasará.
Para perdonar el pasado es importante el hacer la paz con todas las
cargas emocionales que tenemos y dejarlas ir. Hay una historia que leí
231
a este respecto. Hubo una vez un maestro que pidió a cada uno de sus
alumnos un saco con papas para el día siguiente de escuela. Por cada
experiencia dolorosa y por cada persona que ellos no podían perdonar
en su vida, el estudiante tenía que poner una papa en el saco. Cada
papa tenía que tener gravada el nombre de la experiencia dolorosa o
el nombre de la persona a la que no podían perdonar. Al día siguiente
los estudiantes vinieron al maestro con sacos de papas de todos los
tamaños, los cuales representaban sus cargas emocionales. Por un
mes entero, los estudiantes fueron instruidos de llevar sus sacos de
papas con ellos a todo momento. Con el pasar del tiempo, los
estudiantes se dieron cuenta de que esta carga era vana, que no servía
ningún propósito. Las experiencias dolorosas o los nombres de las
personas a quienes los estudiantes no podían perdonar seguían en el
saco, sin inmutarse del tremendo sacrificio que significaba el seguirlas
acarreando. Finalmente, los estudiantes aprendieron que tenían que
perdonar el pasado y dejar ir a este peso enorme que llevaban consigo.
Perdonar el pasado significa dejar ir a la carga emocional que este
conlleva.
Vivir en el presente
La mejor estrategia para trascender el ego es aprender a vivir en el
momento presente, que es, como vimos, el único que existe. Tu ego
se alimenta del pasado y no puede sobrevivir en el presente. Si te
pones a pensar, todo odio, rencor, ira, etc., tiene sus raíces en el
pasado. Aun cuando nuevas situaciones se presentan, estas pasan
rápidamente a ser parte del pasado. Nuevamente, de toda situación
negativa debemos aprender a guardar la enseñanza y sobreponernos
a la emoción que la situación generó.
232
No tiene absolutamente nada de malo recordar el pasado,
especialmente aquellos momentos que nos dieron felicidad y traen
una sonrisa a nuestro rostro. Lo negativo es el pasar sumido en estas
memorias sin reconocer o fijarnos nunca en la belleza del momento
presente. El pasar sumido en el pasado, aun cuando sea en recuerdos
positivos, es una negación del momento presente, una negación de la
vida misma. Recuerda que la vida solo existe en el momento presente.
Es imposible encontrarla en el pasado o tratar de proyectarla hacia el
futuro. Es cierto que hubo vida en el pasado, pero cuando existió no
fue pasado, sino que fue presente. La vida tampoco existe en el futuro.
Probablemente existirá, pero al igual que con el pasado, cuando exista
no será futuro, sino presente.
El pasar sumido en el pasado es aún más grave cuando los recuerdos
que nos consumen son negativos. Que sigamos consumidos por odios,
resentimientos, iras, tristezas, aflicciones, etc., no soluciona
absolutamente nada en nuestras vidas. No sirve ningún propósito
práctico ni contribuye a nuestra felicidad. Recordar que le prestamos
nuestro automóvil a un familiar en el que confiábamos y que a la final
nos defraudó al devolvérnoslo en mal estado o accidentado, no es en
sí negativo. Lo negativo es guardar los sentimientos de resentimiento
y decepción que sentimos en esos momentos por mucho tiempo, sin
llegar a superarlos. Al no superarlos, continuamos experimentando el
sufrimiento que las circunstancias desencadenaron, paralizándonos y
previniéndonos el disfrutar de nuestro pariente en el futuro, por más
inconsciente que este se haya comportado con nosotros. Lo más
seguro es que con el transcurso del tiempo nuestro pariente haya
madurado y de alguna manera superado los niveles de inconsciencia
que lo llevaron a devolvernos el carro en el estado en que lo hizo. No
debemos olvidarnos que todos los seres humanos somos víctimas de
233
la inconsciencia en diferentes formas e intensidades. Lo importante
es no quedarnos estancados en ella sin llegar a controlarla o superarla.
Incluso cuando estamos pasando por situaciones agradables en el
momento presente, estamos más preocupados de guardar las
memorias de esos instantes para disfrutarlas en el futuro que en gozar
de la situación en el instante en que se presenta. Piensa cuántas veces
que has estado de vacaciones te has preocupado más de tomar fotos
que de disfrutar las experiencias por las que estabas atravesando. No
hay nada de malo en recordar los momentos pasados, especialmente
aquellos que fueron agradables. Lo malo es convertir el proceso de
recordar estos acontecimientos en una obsesión que no te permita
disfrutar el presente. Si por algo se nos olvidó la cámara y no tenemos
cómo documentar los momentos que estamos pasando, se nos
arruinan las vacaciones.
El aprender a vivir en el presente es un proceso que no es fácil y cuesta
trabajo. Durante el día, hazte pequeños recordatorios de traer tu
mente gentilmente al momento presente, y fíjate en lo que estás
haciendo. Si estás haciendo las tareas de la casa, practica por un
momento el hacerlas simplemente disfrutándolas, sin cuestionarlas,
sin pensar en nada que te distraiga. Entrégate totalmente a ese
momento. Si por ejemplo, estas lavando los platos, disfruta de la tarea
en sí misma, sin pensar en nada más. Disfruta del agua en tus manos,
del olor de limpieza que viene cuando usas el jabón, etc. Este principio
lo puedes aplicar también en tu trabajo. Por un segundo, detén lo que
estás haciendo y mira a tu alrededor. Fíjate en lo que tienes en tu
oficina y céntrate en el presente. Incluso cuando estás ejecutando
alguna tarea profesional, tú puedes hacerla totalmente plantado en el
presente. Lógicamente muchas veces tendrás que recordar y acceder
a información proveniente del pasado. Cuando se presente esta
situación accédela usando tu mente de manera consciente, y
234
volviendo gentilmente al presente tan pronto como te sea posible
luego de usarla. Trata de que tu mente no te abandone, divague y
empiece a bombardearte con pensamientos que no son relevantes a
tu situación presente.
De nada sirve que mientras estás realizando una tarea profesional,
empieces a pensar en lo que vas a cenar, y te imagines lo feliz que vas
a ser cuando termines el trabajo y vayas a tu casa. Si lo haces, estás
negando el presente, estás negando tu situación actual y de paso
agregas la frustración que significa el tener que estar todavía en el
trabajo, cuando lo que tú quieres es ir a tu casa. Mucho más
productivo sería posponer el pensar en lo mucho que quieres ir a tu
casa y lo deliciosa de la cena que vas a tener, y concentrarte en la
tarea que estás realizando en tu trabajo por tediosa que esta sea. Si
es una tarea que disfrutas, en buena hora, concéntrate en
precisamente eso y disfrútala por completo. Si es una tarea que te es
irrelevante o no disfrutas, tienes dos opciones. Una es dejarla de hacer
y la otra es aceptarla y hacerla. Hay veces que no tenemos la
oportunidad de dejar de hacer una tarea que no disfrutamos y
simplemente tenemos que ejecutarla. La mayoría de trabajos están
llenos de este tipo de actividades. En estos casos, lo mejor, más
productivo, y que causa menores frustraciones, es simplemente
aceptarlas y hacerlas. Si practicas presencia mientras las haces, te
darás cuenta de que puedes encontrar belleza aun en las tareas más
irrelevantes o desagradables. Piensa que absolutamente todo en esta
vida terrenal, lo bueno y lo malo, es pasajero. No hay tarea
desagradable que sea eterna. La hora de salir del trabajo y regresar a
tu hogar llegará, independientemente de cuanto tú hayas disfrutado
o despreciado tu trabajo.
Cuando las tareas se realizan de manera consciente, sin importar lo
desagradable que sea, es posible disfrutarla. Al estar conscientes,
235
estamos validando el presente y, por lo tanto, estamos validando la
vida misma. Es mejor el realizar una tarea a la vez de manera
consciente, disfrutándola, que muchas cosas al mismo tiempo, en
estado de inconsciencia. Cuando queremos hacer muchas cosas al
mismo tiempo, terminamos ejecutándolas de manera mediocre
porque no le dimos nuestra total atención a ninguna en particular.
Hay muchas personas que se sienten muy orgullosas del sinfín de
tareas que pueden realizar a un mismo tiempo. O se envuelven en
estas actividades para sentirse más productivos, valiosos, mejores en
su trabajo, o las realizan como una válvula de escape del momento
presente. Mientras más pronto acaben con las tareas que se
presentan, más pronto podrán hacer otras cosas que les traigan
satisfacción. Desafortunadamente, cualquiera que sea el motivo, el
resultado no trae felicidad. Si las realizas para acabarlas pronto y pasar
a algo mejor, estás negando el presente. Estás posponiendo la
felicidad y la localizas en el futuro. Estas haciendo que tu felicidad
dependa de algún acontecimiento futuro que te la traiga. Lo más
seguro es que cuando termines todas las tareas, otras se presenten y
de esta manera tú sigas postergando la felicidad. Cuando actuamos
de esta manera, la felicidad es constantemente postergada en espera
a algo externo. Si ese algo externo no sucede, como es en la mayoría
de los casos, la felicidad no se da. La satisfacción que te dará el sentirte
un mejor empleado, es una satisfacción egoistica pasajera, que de
ninguna manera justifica el estrés innecesario al que sometes a tu
cuerpo en su búsqueda.
Nuestra mente es adicta a la distracción cuando está a la merced de
nuestro ego. El ego no puede sobrevivir en la tranquilidad de nuestra
mente, por lo cual busca distracción constante. Cada vez que estás en
paz, sin pensamiento, te hará sentir culpable por no preocuparte de
esto o aquello. Para el ego todo es más sustancial que el momento
236
presente y por ello intenta descartarlo. Siempre hay algo más
importante en lo que debes pensar o que debes hacer, que requiere
tu atención inmediata. Si no estás consumido en estos pensamientos
“importantes, buscarás distracción en otros medios, como internet,
videojuegos o la televisión. Cuando por ejemplo miras la televisión,
por un momento el ego desvía su atención de tus propios problemas
para pasar a identificarse con los problemas o situaciones presentadas
en la televisión. Pasa a identificarse con la violencia que se ve en las
noticias, o el drama de la telenovela, hace que vivas estos dramas y te
identifiques con ellos. Al identificarte, dejas de ser el observador de
tu mente para pasar a vivir lo que ella te presenta. Muchos
empresarios saben de esta predisposición y la aprovechan. Es por esto
que la televisión está inundada de comerciales que buscan tu
identificación física y emocional con los productos o servicios que
desean vender. Por ejemplo, saben que tu ego busca superioridad. De
esta manera te presentan toda clase de productos que
milagrosamente te llevan a esos estados de superioridad. Asocian a
ese reloj nuevo y costoso con imágenes de éxito y felicidad.
Cuando el ego no encuentra nada más a qué aferrarse para encontrar
satisfacción o felicidad, lo busca en substancias químicas como las
drogas o en el sexo. Busca algo a lo que pueda aferrarse y le haga
evitar el momento presente. Nuestro ego siempre busca la felicidad
en lo externo, ya sea dinero, posesiones, logros, reconocimiento, etc.
Cuando no hemos logrado encontrar la felicidad en las cosas
materiales, quizás porque no nos ha sido posible adquirirlas, o en
nuestro trabajo, porque no hemos logrado surgir buscamos
satisfacción en otros elementos, como las drogas, por ejemplo. Esta
búsqueda errónea de satisfacción generalmente se desencadena
como de una negación a nuestra situación presente. El presente no
nos satisface, no nos llena y, por lo tanto, intentamos escapar de él
237
con algo que nos distraiga y nos haga olvidarlo. Pasamos de esa
manera a ser parte de un mundo irreal, ficticio, ilusorio, donde
negamos lo único que existe para caer en las fantasías creadas por
nuestra mente. Cuando estamos distraídos, ya sea trabajando
obsesivamente o jugando a los videojuegos, sumidos en el drama de
la televisión, o los aparatos electrónicos, estamos negando nuestra
realidad. Esto no quiere decir que no podamos disfrutar de las
maravillas que nos ofrece el mundo en que vivimos en el área del
entretenimiento. La clave es no dejar que las distracciones del mundo
actual nos impidan ver y disfrutar del momento presente. Una simple
caminata en el parque, disfrutando de la naturaleza, la vida que está
a todo nuestro alrededor, los sonidos, olores, etc., sin la intromisión
del pensamiento conflictivo, nos brindará muchas más satisfacciones
y nos hará sentir mucho mejor que cualquier momento dedicado a la
fantasía de los juegos de video. Nuevamente, esto no quiere decir que
de vez en cuando disfrutemos de las bondades de nuestra civilización
actual y las innumerables alternativas que nos ofrece para distraernos.
Lo ideal es disfrutar de estas alternativas sin pasar a ser víctimas de su
ilusión y depender de ellas para encontrar satisfacción.
Existe la tendencia a descartar la enseñanza de vivir en el presente, y,
pensar que el vivir enfocados en él, es imposible, o, al menos,
irresponsable. Se piensa que el vivir en el presente era una práctica a
la que se dedicaban tal vez los hippies, o personas irresponsables a las
que no les molesta el pasado o preocupa el futuro en lo más mínimo.
Se piensa que es imposible y nada práctico tratar de funcionar
centrados en el momento presente.
Pasamos por la vida pensando en situaciones pasadas o futuras sin dar
mayor importancia al momento presente. Nos consumimos pensando
en lo que hicimos o dejamos de hacer, en muchos casos, años atrás o
planificando que es lo que vamos a hacer la semana que viene.
238
Cuando la semana siguiente llegue, seguiremos pensando en el
pasado y planificando lo que vamos a hacer la semana que le siga, y
así sucesivamente.
Vivir en el presente significa aceptar la realidad actual tal y como es, y
eliminar el sufrimiento generado por nuestras mentes por situaciones
pasadas, que no solo que existen solamente en nuestra memoria,
pero que, además, no podemos cambiar, independientemente de
cuanto así lo deseemos. Es el entendimiento profundo de que toda
acción que tomamos en el pasado, no fue sino una reacción a las
circunstancias que se presentaron, limitada por nuestro nivel de
consciencia en ese momento. Nuestras reacciones no obedecieron a
quienes realmente éramos en el instante en que las realizamos, sino
a la historia de vida que formaba nuestra identidad en ese momento.
Es también el entender que es absolutamente vano e innecesario
pasar la vida preocupados por el futuro. Está bien el detenernos y
planificar el futuro en ciertos momentos. Lo negativo es caer en una
preocupación constante u obsesión que nos paralice y cause
sufrimiento. Es enteramente posible el vivir mayormente en estado
de presencia, es decir, en el presente. La única manera de disfrutar la
vida es hacerlo en estado de presencia, ya que la vida solamente
sucede en el momento presente. No puedes encontrar vida ni en el
pasado, ni en el futuro, solamente en el presente. Piensa, que el
pasado sucedió, pero cuando así lo hizo, fue presente. Piensa, además,
que el futuro no es más que el fruto de tu imaginación. Lo más seguro
es que no se presente en la manera en que lo imaginas, pero cuando
así lo haga, será presente, no futuro. Para ilustrar este concepto
simple pero que es difícil entenderlo a profundidad, piensa en el
letrero que se ve en muchas tiendas que dice: “Hoy no fio, pero
mañana sí”. El mañana nunca llega, porque es siempre hoy.
239
Pensamos que no podemos ir por la vida sin culpas, preocupaciones,
tristezas, estrés, etc. En realidad, estas emociones negativas y
conductivas al sufrimiento son totalmente vanas. Son el resultado de
un ego al que no le gusta vivir en el presente y nos induce a pensar
que el futuro o el pasado son más importantes y merecen nuestra
total atención. Es así que pasamos la vida llenos de sentimientos de
culpas, tristezas, etc., por lo que hicimos o dejamos de hacer en el
pasado, o preocupados, estresados, y llenos de ansiedad por un
futuro imaginario que nunca terminamos de planificar.
Vivir en el presente no tiene nada de irresponsable o negativo. Por el
contrario, solamente en el presente podemos estar en contacto con
nuestra verdadera esencia. El pensamiento problemático desaparece
porque tiene sus raíces o en historias del pasado o proyecciones
imaginarias del futuro. En realidad, decidir vivir en el presente es una
de las decisiones más responsables que puedes tomar, ya que esta
decisión es totalmente compatible con el encuentro de la felicidad.
Vivir en el presente significa dejar de ser víctima de nuestra mente y
sus historias pasadas o futuras y pasar a usar nuestra mente y ponerla
al servicio de nuestra felicidad. Pasamos de ser usados por la mente a
usarla. Es pasar de ser víctimas de nuestra mente a ser los maestros
que controlan su accionar. Pasamos a ser los directores de orquesta
de nuestra vida, en lugar de ser las víctimas de un instrumento musical,
probablemente desentonado, que pretende ser el director de
orquesta.
Vivir en el presente significa disfrutar la vida. Disfrutar lo que es, no lo
que fue, ni lo que quizás será. El momento presente es normalmente
simple y benevolente, sin las complicaciones del pensamiento.
Cuántas veces nos trasladamos a nuestro trabajo, sin haber disfrutado
para nada del camino que nos lleva a él. En lugar de disfrutar de lo que
240
es, simplemente el camino a nuestro trabajo, lo ignoramos y nos
pasamos pensando en quizás la reunión que tenemos, lo mal que nos
cae alguno de los participantes, que es lo que vamos a hacer luego de
la reunión, etc. Mucho más productivo en este caso sería el permitirte
unos pocos minutos para repasar la agenda de la reunión, y el resto
del tiempo disfrutar el camino, la naturaleza que te rodea, la gente
que ves a tu alrededor, el clima, etc. No importa cuánto tiempo
desperdicies en pensamientos repetitivos y problemáticos referentes
a la reunión que tienes, el resultado nunca mejorará como fruto de
los mismos.
Tenemos la tendencia a pensar que el mantener al pasado vivo en
nosotros, de alguna manera nos va a servir en el futuro. La verdad es
que las emociones negativas provenientes del pasado, jamás te
servirán en nada que contribuya a tu felicidad o a la de tus seres
queridos. Son las lecciones aprendidas las que potencialmente
pueden tener utilidad en el futuro. Sin embargo, debes ser consciente
que la proyección que tú tienes del futuro, solo existe en la
imaginación de tu mente. Lo más seguro es que éste se presente de
manera muy diferente a como tú lo imaginaste. La vida está llena de
circunstancias impredecibles e inesperadas que llevan a las personas
por caminos dramáticamente diferentes a lo que habían imaginado
sería su futuro. Si lo deseas, piensa en los cambios que se han
presentado en tu propia vida y que te han traído hasta este preciso
momento, y te darás cuenta de la veracidad de este concepto.
Como humanos, queremos vivir nuestras vidas basados en el pasado
o imaginando el futuro. Esto es precisamente lo que causa que
vayamos por la vida de manera errática. Para comprender este
concepto, imagínate que vas de paseo en tu coche por un lindo
camino, rodeado de belleza por donde miras. Digamos que el punto
final o el destino de tu recorrido es tu completa realización y felicidad.
241
El conductor del vehículo eres tú, el vehículo es tu cuerpo, y el camino
es tu vida. Muchas personas quieren conducir su vehículo solamente
mirando por el espejo retrovisor, fijándose en lo que han venido
dejando atrás en el pasado, o imaginándose lo que hay más allá de esa
colina que se ve en la lejanía, es decir, imaginándote el futuro por el
que les va a llevar su camino. Si tú eres una de estas personas,
imagínate la clase de experiencia que estás creando en tu recorrido
por la vida. De continuar así, tu trayectoria sería totalmente errática y
llena de complicaciones. Irías de tumbo en tumbo, te accidentarias, te
saldrías del camino repetidamente, sería muy difícil sino imposible el
que llegues a tu destino. La única manera de llegar a tu destino final
es poniendo atención a tu camino, disfrutándolo, y haciendo los
ajustes que sean necesarios en la ruta. Si tratas bien a tu vehículo, lo
cuidas, te aseguras que tenga el combustible necesario y correcto, que
tenga aceite, que las llantas estén bien infladas, etc., todo lo que te
sea posible, para que tu vehículo no te falle, el camino hacia tu
felicidad será más fácil. Si te distraes y te sales de la ruta, realiza las
correcciones que sean necesarias para volver a ella. Si te cansas te das
un descanso, compras un café, te desconectas del camino
momentáneamente para volver a él con más fuerza y determinación.
No toda la trayectoria será maravillosa, habrá muchas distracciones,
pensamientos, emociones, personas, animales, etc., se te cruzaran,
habrá muchos baches, obstáculos, mal tiempo, cansancio, etc., pero
los aceptarás y los verás como lo que son, simplemente, parte del
camino.
Si te mantienes fiel a tu trayectoria y evitas las distracciones que la
vida te arroja, sin lugar a dudas, llegarás a tu destino. Mientras más te
mantengas en la ruta, más pronto llegarás a tu destino. No solo que
finalmente llegarás, sino que has hecho de tu viaje un viaje placentero
al que lo disfrutaste enteramente en todo su esplendor.
242
Hay muchas lecciones que se pueden aprender de la naturaleza y de
los animales en particular con respecto a vivir en el presente. Los
animales no tienen la misma capacidad mental que tenemos nosotros
los humanos y por ello no se dan cuenta o racionalizan el hecho de
estar conscientes, como lo podemos hacer los humanos. La limitada
capacidad mental de los animales, hace que ellos no sean víctimas de
sus mentes y por lo tanto de sus egos, y vivan en un estado de
permanente presencia. Los humanos podemos aprender de ellos las
ventajas de vivir en estado de presencia, con el beneficio adicional que,
al tener una capacidad mental más elevada, podemos racionalizar y
darnos cuenta de este hecho y aprovecharlo en su totalidad.
Los animales no tienen la capacidad mental de vivir en el pasado y
aferrarse a él. No tienen la capacidad de generar pensamientos que
desencadenen emociones que les generen malestar. Los animales
aprenden de las lecciones del pasado y puede ser que
momentáneamente sientan la emoción que esta lección les produjo,
pero no se aferran a ella, y la dejan ir cuando deja de ser relevante.
Podemos darnos cuenta de este concepto en los perros. Si, por
ejemplo, fueron golpeados por un vehículo al salir a la calle, asociarán
esta actividad con el peligro y quizás la temerán y evitarán. Sentirán
emociones de miedo y ansiedad, asociadas con el peligro cada vez que
salgan a la calle, pero estas emociones no afectarán sus vidas
mayormente. No pasarán horas consumidos pensando en el dolor y
sufrimiento que experimentaron al ser golpeados por el vehículo, sino
que inconscientemente limitarán el sentir emociones de rechazo por
esta actividad, para el momento en que salgan nuevamente a la calle
y, por lo tanto, sea relevante sentirlas.
Los animales no crean historias mentales conflictivas que les causen
sufrimiento, sino que aceptan su situación presente sin cuestionarla.
De ser necesaria alguna acción que les permita salir de una situación
243
de malestar la harán, pero no sufrirán pensando en lo negativa de la
situación. Por ejemplo, digamos que alimentamos a nuestro querido
perrito todos los días a aproximadamente las 7 de la noche. Si por
algún motivo nos demoramos, nuestra mascota no empieza a crear
situaciones mentales imaginarias que le causen sufrimiento. No
pensará: “¿Qué se cree mi amo? Ya son las 8 de la noche y todavía no
llega a la casa. ¿Es que no sabe que yo como a las 7 y que me estoy
muriendo de hambre? Se debe haber ido con esa loca que trajo a la
casa el otro día. No sé qué es lo él ve en ella. A mí no me parece gran
cosa. Creo que yo tampoco le caigo bien, ya que me quedo viendo mal
cuando le moví la cola para que me dé algo de comida. Seguro que se
casa con esa bruja y se olvida de mí. ¿Qué va a ser de mi pobre
existencia? ¿Qué voy a hacer cuando mi amo ya no me quiera y decida
deshacerse de mí… etc., etc., etc.?”. Todo solo porque te retrasaste
una hora en darle de comer. Lo más probable ante situación es que tu
perrito, al sentir hambre, buscará algo que satisfaga su deseo de
alimentarse. Puede ser que lo encuentre, pero puede ser que no.
Independientemente de que haya a no haya sido capaz de solucionar
su problema, tu perrito te recibirá con mucha alegría y moverá su
colita, sin importarle las razones por las cuales te hayas demorado en
llegar a la casa y alimentarle. ¿Te das cuenta de lo problemático que
sería el que nuestras mascotas piensen como nosotros los humanos?
Otra lección importante que podemos tomar de los animales es la
manera cómo procesan las emociones negativas ocasionadas por sus
conflictos. Cuando hay algún tipo de disputa, ya sea territorial o de
apareamiento, se enojan, tratan de intimidar a sus rivales, quizás
incluso pelean, pero luego de que la situación ha pasado, liberan la
energía negativa y continúan sus vidas sin odios, resentimientos, o
deseos de venganza para con sus rivales.
244
Al analizar al reino animal nos es posible ratificar el hecho de que las
emociones negativas, que causan sufrimiento y, por lo tanto, son
problemáticas, son exclusividad de nosotros los humanos. Un animal
nunca mata a otro animal por el simple deseo de matarlo, porque le
cae mal, piensa diferente, o quiere imponer sus caprichos en el otro.
Cuando una leona caza y mata a una cebra, lo hace simplemente
porque necesita alimentarse y alimentar a su manada. No existen
odios, venganzas, etc. de por medio. Un animal no odia a otro animal,
simplemente le teme y evita como resultado del instinto de
supervivencia y protección propia de cada especie.
Lo visto anteriormente de ninguna manera significa que los humanos
debemos comportarnos como animales, simplemente significa que,
como humanos, tenemos la condición mental que nos permite
analizar y darnos cuenta de las áreas problemáticas de nuestro
comportamiento y formas de pensar y así, trabajar en superarlas y
trascenderlas. Hemos sido bendecidos con la capacidad de aprender
y transformar nuestra realidad tomando las lecciones que sean
conductivas a nuestra felicidad y prosperidad. Tenemos la capacidad
de vivir en el presente sin por ello descuidar de ninguna manera
nuestro desarrollo y prosperidad como especie. Vivir en el presente
representa el fin del sufrimiento causado por nuestra memoria del
pasado o nuestra imaginación del futuro. Al eliminar este sufrimiento
y alcanzar niveles más elevados de conciencia, nuestro desarrollo será
más prominente y significativo.
Uno de los mejores ejercicios para practicar presencia es el prestar
atención a la naturaleza que te rodea. Cuando la estás observando,
admirando, experimentando, prestando atención a sus olores, a sus
sonidos, tú estás presente, estás practicando presencia. Al hacer este
ejercicio, te darás cuenta de lo que te has venido perdiendo.
245
Aún a situaciones que deberían ser agradables, las convertimos en
desagradables cuando pensamos demasiado en ellas. Hay muchísima
gente que, por ejemplo, cuando quiere planificar un viaje, se pasa
preocupada por los detalles con semanas de anticipación. Estas
personas se consumen pensando en que van a tener que planificar su
transportación, hoteles, entradas a las atracciones que quieren visitar,
etc. Estos pensamientos les generan toda clase de estrés y ansiedad.
Es mucho más productivo el dejar estos pensamientos de lado y
reservar un periodo de tiempo para planificar el viaje. Si tú eres una
de estas personas y sigues este consejo, te darás cuenta de que
cuando te concentres y dediques toda tu atención a la ejecución de
esta tarea, ella no te tomará más de quizás un par de horas. Verás que
no había necesidad de ningún tipo de angustia o estrés al respecto. Es
mucho mejor el vivir intensamente el presente y planear el futuro sin
pasar a consumirnos por su planificación.
Cada vez que tú estás presente sin pensamiento y sin juzgar, entras a
una dimensión más profunda en tu verdadero ser. Experiencia la
naturaleza sin poner etiquetas a los objetos que vez. Si ves un árbol
trata de admirarlo sin etiquetarlo, sin decirte mentalmente que es un
árbol lo que estás mirando. Puedes hacer lo mismo con todos los otros
objetos y animales que hay en la naturaleza. Trata de estar consciente
de su existencia sin poner nombres o etiquetas a lo que experimentas.
Cuando etiquetas lo que ves, estás incluyendo a tu mente en la
experiencia. Ese ser que es capaz de observar, sentir sin juzgar,
admirar sin pensar, es tu ser interior.
Cuando estás plantado en el presente, tu mente está en calma. Tu vida
se simplifica enormemente y se vuelve mucho más significativa y feliz.
De esta manera, limpiamos nuestra mente de la negatividad que se
ha venido incrustando en ella por quizás muchos años. Conservamos
las lecciones que diferentes situaciones del pasado nos dieron, pero
246
nos desidentificamos de las emociones negativas que ellas nos
generaron. Dejamos ir a todos esos pensamientos repetitivos y
emociones generadas por nuestra mente que son vanos e irrelevantes
para nuestra felicidad. Dejamos también de lado preocupaciones
innecesarias respecto a un futuro que vive solamente en nuestra
imaginación. Recordemos nuevamente que el no preocuparse
demasiado respecto al futuro, no quiere decir que no lo planifiquemos.
El no preocuparse simplemente significa el anular las emociones
vanas que acompañan a los pensamientos que causan la
preocupación. Planificar es diferente, ya que su naturaleza obedece a
un pensamiento consciente y actual, honrando así, al momento
presente.
Cuando nuestra mente está en calma, algo muy curioso sucede.
Pensamientos e ideas creativas, validas, y sobre todo relevantes a
nuestra felicidad empiezan a entrar en nuestro consciente. Muchas de
las grandes mentes de la humanidad, se han dado cuenta del increíble
poder de esta realidad. Al contrario que los pensamientos forzados,
los pensamientos o realizaciones creativas no requieren esfuerzo,
simplemente se presentan en la tranquilidad de la mente. Este tipo de
pensamientos son los responsables de grandes logros y
descubrimientos. Son estos pensamientos o realizaciones los
responsables de verdaderos
logros y
descubrimientos
trascendentales en la historia de la humanidad. Muchos de los
grandes científicos, pintores, compositores, etc., han admitido que
sus mejores creaciones han llegado a ellos en instantes de serenidad
e inspiración. Estos momentos no llegan a voluntad forzados por el
cerebro, sino que, por el contrario, llegan inesperadamente en
momentos de tranquilidad.
Debemos abrirnos a la posibilidad de que la manera en la que hemos
vivido nuestra vida hasta el momento presente, no ha sido la mejor y
247
que hay una manera mucho más significativa, llena y grandiosa de
vivirla. Es importante que la exploración de esta felicidad sea personal,
sin creer ciegamente en lo que nadie nos dice, incluidas las
enseñanzas de este libro, o cualquier otro de los muchos que hay
ahora en relación con estos conceptos. Cuestiona toda enseñanza,
pero al mismo tiempo escúchala con una mente abierta. Dale una
oportunidad de probarse valedera. Analízala, pero no lo hagas en el
ruido de tu mente. Hazlo en paz, sin prejuzgarla. Fíjate si la enseñanza
resuena en tu corazón. Descubre si hay algo ahí que te dice que sí, que
lo que estás analizando es verdadero o falso. Si descubres que lo que
analizas es de algún modo divisivo o fomenta pensamientos o
emociones de rechazo a ciertas personas o grupos de personas,
descarta la enseñanza, ya que sus raíces son egocéntricas. Si por el
contrario, la enseñanza resuena, practícala, y presta atención a cuanto
te cambia y beneficia. Tomará un tiempo hasta que estas enseñanzas
se conviertan en parte de tu vida, pero no hay nada que sea más
importante o significativo que la felicidad que te pueden traer. Piensa:
“¿Hay algo más importante en mi vida que mi propia felicidad?” Hay
mucha gente que ante esta pregunta respondería: “Sí, la felicidad de
mis hijos”. Ahora, ¿crees tú que tus hijos podrían alcanzar una
felicidad total si tú te sientes miserable? La mayor contribución a la
felicidad de nuestros hijos es el cómo padres ser felices nosotros. Si
no somos felices nos es imposible, o al menos tremendamente
complicado, impartir felicidad. Hay casos de padres que tratan de
esconder su infelicidad para que sus hijos no se preocupen o sufran
ante lo que significaría su divorcio o separación. En la práctica, es
común el que los hijos estén al tanto de la infelicidad de sus padres,
independientemente de cuanto ellos se esfuercen por ocultarla.
Esconder la infelicidad no es la solución. Lo más seguro es que los
padres no van a lograr engañar a sus hijos. Inevitablemente, llegará el
248
momento en que simplemente no puedan seguir ocultando sus
verdaderos sentimientos y todas esas emociones reprimidas, que han
causado quizás años de sufrimiento, salgan a la luz.
Cuando te alineas con el momento presente, te alineas con la vida
misma. En el presente es el único momento que vives tu vida. Como
resultado, esta se vuelve más benevolente, ya que dejas de pelear con
ella, la estás reconociendo y aceptando. Finalmente la estás viviendo.
Aceptación
Siempre que negamos el momento presente abrimos las puertas al
sufrimiento causado por sentimientos de insatisfacción, estrés y
ansiedad entre otros. Estos sentimientos aparecen cuando no
aceptamos nuestras circunstancias presentes y queremos estar en
otro sitio o hacer una cosa diferente a lo que estamos haciendo. Si
estamos atrapados en una tarea que consideramos tediosa y
antipática, no es la tarea lo que nos causa insatisfacción y ansiedad,
son los pensamientos que nos aquejan mientras realizamos la tarea
los que la causan. Tomemos como ejemplo el lavar los platos. Digamos
que odiamos esta actividad y el solo pensar en hacerla, nos causa
grandes niveles de ansiedad. El hecho de lavarlos, no es el causante
de este odio y ansiedad que se presentan, sino el hecho de que
mientras los lavamos, nuestra mente nos recuerda constantemente lo
mucho que despreciamos esta actividad. Nos dice que podríamos
estar haciendo cualquier otra cosa más importante, interesante, o
agradable. En otras palabras, estamos negando el momento presente.
Estamos físicamente en el presente, lavando los platos, pero nuestra
mente está en otro lado completamente. Nuestra mente se encuentra
en una batalla sin cuartel diciéndonos los miserables que somos en
esos momentos. Si no podemos cambiar el presente, lo mejor es
249
aceptarlo. Cuando hay aceptación por las tareas tediosas, se puede
llegar incluso a disfrutarlas. La próxima vez que laves los platos hazlo
de manera consciente, es decir, en estado de presencia, con tu mente
en el momento presente. Disfruta la actividad, siente el agua correr
por tus manos, el olor del jabón, la sensación de limpieza que se da
cuando pasas la mano por los platos, etc.
El concepto de aceptación va mucho más allá del aceptar las tareas
que no nos gustan y hacerlas. Este concepto puede ser aplicado a todo
lo que represente tus circunstancias de vida actuales. Si eres pobre,
enfermo, etc., lo mejor es aceptar tu situación sin pelearla. El aceptar
una situación por desagradable que sea no quiere decir que te
paralices y no hagas nada por superarla. Simplemente quiere decir el
dejar de lado las emociones negativas que ellas conllevan. Quiere
decir dejar de sentirte miserable por tu condición económica,
aceptarla y al mismo tiempo realizar las actividades que consideres
convenientes para mejorarla.
Aceptar al presente, por más desagradable que aparentemente este
sea, es aceptar a la vida. Cuando aceptamos a la vida, es decir, vivimos
en el presente y lo disfrutamos, nos damos cuenta de la simplicidad e
increíble belleza que intrínsecamente este tiene.
Quizás el testimonio más grandioso de aceptación es el que nos dio
Jesús cuando, a pesar de saber lo aterrador de su destino, se rindió al
mismo diciendo: “Que se haga tu voluntad y no la mía” (Lucas 22:42).
Hacer la paz con el sufrimiento
En el camino de trascendencia al ego es importante que, de algún
modo, hagamos la paz con el sufrimiento que hemos experimentado
250
hasta el momento presente. Saber lo que es el sufrimiento es
precisamente lo que te permitirá experimentar la felicidad.
Es difícil entender, pero aún en el sufrimiento más profundo, hay una
lección que debió ser aprendida y que nos trajo al punto en el que nos
encontramos en este momento. Suena ridículo, pero no hay más que
agradecer al sufrimiento que se ha presentado en nuestras vidas. Si
no hubiéramos sufrido, no sabríamos lo que es la felicidad. Solo aquel
que ha sufrido, sabe lo que significa el ser feliz. Si toda tu vida hubiera
sido siempre feliz y nunca hubieras experimentado el sufrimiento a
nivel personal o del mundo que te rodea, tú no sabrías lo que es la
felicidad. No la apreciarías, porque ese sería tu estado natural. No
tendrías nada con que compararla. Este principio se aplica a todo tipo
de emociones. Tú no sabrías lo que es vivir en paz, si no supieras lo
que es la guerra y la violencia. Si tú no hubieras odiado, no sabrías lo
que es amar. Si tú nunca hubieras escuchado el llanto de un niño,
probablemente no apreciarías la tranquilidad que normalmente viene
luego ese llanto. No apreciarías o aún sabrías lo que es la salud, si
nunca hubieras estado enfermo. No apreciarías el dinero si nunca
hubieras pasado necesidades económicas.
En esta misma línea, hay muchas cosas que no apreciamos porque
siempre han estado con nosotros. Es posible el ver a mucha gente
joven maltratando sus mentes y sus cuerpos porque no los aprecian.
No saben lo que es que la salud los abandone. No es sino solo cuando
empiezan a perder la salud que hacen conciencia y empiezan a
respetar sus cuerpos.
Esta falta de apreciación es más grave y evidente con nuestro propio
planeta. Muchos humanos no lo apreciamos porque siempre ha
estado con nosotros, proveyendo lo que necesitamos. Muchos
humanos tenemos la idea errada de que somos superiores al planeta
251
que habitamos. Tenemos la idea de que estamos por encima de la
naturaleza y de que en el futuro seremos capaces de vencerla y
dominarla como si fuera un animal salvaje. Nos olvidamos que
nosotros no somos importantes o primordiales para la naturaleza. Ella
sobrevivió sin nuestra presencia por millones de años. Somos
nosotros los humanos los que de ninguna manera podríamos vivir sin
ella. A veces nos olvidamos de lo frágiles que somos en comparación
con nuestro mundo. Es un hecho científico comprobado que la
extinción de los dinosaurios hace aproximadamente 65 millones de
años fue desencadenada por la colisión de un asteroide o cometa con
la tierra en la provincia de Yucatán. Este asteroide, de acuerdo a los
científicos, tuvo un radio aproximado de solamente 10 kilómetros. A
través de la historia, los humanos hemos estado a punto de extinción
en varias ocasiones. Es difícil predecir el impacto que estos tipos de
desastres tendrían en la vida humana, pero sí es posible usar estos
ejemplos para darnos cuenta de lo insignificantes que somos en
términos de supervivencia comparados con nuestro amado planeta.
Al despertar y abrir los ojos a niveles de consciencia más elevados,
dejamos de infringir sufrimiento en nosotros mismos y en otras
personas. El ego, causante de sufrimiento, no desaparece de manera
inmediata, pero es consistentemente debilitado al parar de llenarnos
de pensamientos negativos que alimentan a nuestro ser problemático
y emocional. Debilitar a nuestro ego hace que eventualmente nos sea
posible el trascenderlo y así encontrar la verdadera y única felicidad.
El nivel de inconsciencia de las personas es proporcional a su
sufrimiento y al sufrimiento que causan en otras personas. Hay veces
que pensamos que hay personas inconscientes que van por la vida sin
mayores sufrimientos. Esto no es así, el fruto de la inconsciencia es
siempre sufrimiento. Lo que sucede es que muchas veces este
sufrimiento es opacado o compensado con sentimientos de
252
superioridad transmitidos por el ego. Por ejemplo, hay personas
sumamente inconscientes con mucho poder y dinero que jamás
admitirán su infelicidad. La niegan al considerarla imposible debido a
sus condiciones superiores de vida. El admitir su infelicidad seria el
admitir que a pesar de todo su “éxito” externo, han fracasado en lo
que es más importante y relevante en la vida.
Humildad
La humildad es una de las características más palpables en la gente
que ha logrado controlar o superar su ego. Por este motivo uno debe
tener muchísimo respeto por las personas humildes. Existe la
tendencia de considerar a las personas humildes como inferiores a
nosotros porque tal vez no tienen tantas ambiciones, y no están
desesperadas por logros, dinero, etc. Pensamos que estos son signos
de inferioridad y debilidad cuando en realidad, es todo lo contrario.
Humildad no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. La única
debilidad relacionada con la humildad es la debilidad del ego, la cual
es altamente positiva y relevante en el encuentro de la felicidad. Las
personas humildes tienen un nivel de consciencia elevado, y por ello
no buscan la satisfacción personal o la felicidad en lo material y
externo. Aprecian el dinero si lo tienen, pero no están condicionados
por él y su falta no les inmuta mayormente.
Cuando nos embarcamos en el camino de trascendencia al ego,
inevitablemente nos volvemos más humildes. Al desidentificarnos de
la mente, dejamos de caer en sus trampas y sentirnos superiores por
la historia de nuestras vidas, que poco o nada han tenido que ver con
nuestra felicidad. Ahora bien, hay que tener cuidado que la humildad
no de paso o sea el resultado de sentimientos de inferioridad. El ser
253
humilde como resultado de sentirse inferior, es problemático, y causa
enorme sufrimiento.
Ser humilde significa el darse cuenta de que uno no está por encima
de nadie ni tampoco por debajo que nadie, independientemente de
la situación de vida que se tenga.
Ser humilde y trascender el ego simplifica el encuentro de la paz y
felicidad duraderas y nos da fuerza. Esta fuerza no es fuerza física o
mental, sino espiritual. Es una fuerza que no radica en la capacidad de
usar violencia para dominar e imponerse, sino por el contrario, radica
en la calma y respeto profundo a las personas. Hay muchos líderes
que han logrado transformaciones trascendentales en la humanidad
como resultado del uso de esta fuerza benevolente. Hay ejemplos
notables de líderes que han combinado la fuerza de la humildad con
la sabiduría. Ejemplos destacables son el Dalai Lama, Martin Luther
King Jr., Nelson Mandela, entre otros.
Cabe indicar que la humildad a la que se hace referencia en estos
párrafos, tampoco está relacionada con la pobreza o ausencia de lo
material como es costumbre interpretarla. No hay que
necesariamente ser pobre para ser humilde. Hay gente de escasos
recursos económicos que no es humilde. Así mismo, aunque no es
común encontrarlas, hay personas de mucho éxito en lo material que
son humildes y aprovechan las bondades de su situación en ayudar al
prójimo. Esta humildad está relacionada con la pobreza o ausencia de
ego. Es la humildad o pobreza de espíritu a la que se refirió Jesús
cuando dijo: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos
es el reino de los cielos”.
En nuestro esfuerzo por trascender el ego debemos dejar de
alimentar a nuestras emociones negativas con pensamientos
negativos. El mayor alimento de toda emoción es la emoción en sí
254
misma. No hay nada que alimente más al odio, que el odio en sí mismo.
No hay nada que alimente más a la violencia, que la violencia en sí
misma. No hay nada que alimente más al terror, que el terror en sí
mismo. JFK, expresidente de los Estados Unidos, dijo con mucha
sabiduría que lo único a lo que hay que temer es al temor en sí mismo.
El objetivo del terrorismo es, a través del temor, causar sufrimiento
en las personas y paralizarlas. Tenemos que ser conscientes de que es
la emoción de temor la que causa sufrimiento, y no los hechos que la
desencadenaron. Cuando caemos víctimas del terror y por ello nos
paralizamos o limitamos nuestra libertad, los terroristas ganan. La
mejor manera de combatir el terrorismo es combatiendo la emoción
de terror con la que ellos pretenden victimizarnos. Al trascender
nuestras emociones y dejar de ser víctimas del terror, debilitamos a
quienes lo infringen y les quitamos su mayor motivación.
En la vida no hay situación, por complicada que sea, que amerite el
que te consumas pensando en ella. La solución a los problemas más
complejos, normalmente no llega como resultado de un pensamiento
forzado y obsesivo sino, por el contrario, llega en la tranquilidad de tu
mente. Piensa, por ejemplo, las veces que te fuiste a la cama frustrado
por no haber logrado resolver algún problema, y la solución te llegó
mientras descansabas. Cuando vaciamos nuestra mente del
pensamiento obsesivo y problemático, las soluciones más
importantes y trascendentales se hacen presentes.
Por este motivo es una gran táctica calmarse, dejar de pensar en el
problema y así encontrar la mejor solución.
255
El poder del pensamiento positivo
Al controlar nuestros pensamientos controlamos nuestra realidad.
Este es un principio universal, que está siendo probado por la ciencia.
Cada vez es más evidente que nuestros pensamientos afectan a
nuestra realidad. Pensamientos positivos la mejoran, y pensamientos
negativos la obscurecen y empeoran. En los años 90, el Dr. japonés
Masaru Emoto realizó varios experimentos sobre cómo los
pensamientos, la música, los rezos y el ambiente afectan la
cristalización del agua. El objetivo de sus experimentos fue el
comparar muestras de agua sometida a la positividad del rezo,
pensamiento, etc., con muestras de agua sometidas a pensamientos
negativos de ira, odio, etc. Los resultados fueron inesperados y
tremendamente reveladores. Los cristales formados en el agua
sometida a positividad fueron simétricos, limpios, y hermosos,
mientras que los cristales del agua sometida a negatividad, fueron
asimétricos, sucios en apariencia, y repulsivos. Esto demuestra el
poder del pensamiento y las buenas intenciones sobre lo material. No
podemos olvidarnos que los seres humanos somos más de 60 % agua.
Nuestros pensamientos afectan nuestra realidad y la van cambiando.
Si la mayoría de nuestros pensamientos son positivos, esa será
precisamente nuestra realidad, mayormente positiva. Si por el
contrario estamos sumidos en la negatividad y todo pensamiento que
viene a nuestra mente es negativo, nuestra realidad será negativa. Es
fácil de este modo el caer en un círculo vicioso interminable en el que
nuestra realidad es negativa como fruto de pensamientos negativos,
y tenemos pensamientos negativos porque nuestra realidad es
negativa. Tenemos que romper este círculo para cambiar nuestra
realidad y transformarla de manera positiva. La mejor manera de
hacerlo es descubrir el origen de nuestra negatividad y darse cuenta
de que la gran mayoría de nuestros pensamientos negativos no son
256
más que el resultado de nuestras circunstancias de vida, de la historia
que nosotros hemos creado para nosotros mismos. Una vez que
identifiquemos el problema, la solución estará al alcance de nuestra
mano.
La realidad en la que vivimos no es sino el reflejo de quienes somos.
Al nosotros cambiar, cambiamos nuestra realidad. Si mejoramos,
nuestra realidad mejora, así de simple.
Pequeño retrato de una persona feliz
Si fuese posible hacer un listado de las personas más felices en el
mundo este listado sería muy diferente al de las personas más ricas
del mundo. Este listado muy probablemente estaría conformado por
personas que han logrado enfocarse en lo positivo y a transformar lo
negativo. Han aprendido a hacer limonada con los limones que la vida
les ha arrojado. En otras palabras, han logrado convertir situaciones
negativas en positivas, con un cambio de actitud en la manera que las
enfrentan.
Se han dado cuenta de que el dinero y lo material no es la felicidad.
Han aprendido a usar el dinero para mejorar sus condiciones de vida
y ayudar al prójimo. Han aprendido a usar el dinero de manera
relevante para su propia felicidad y la felicidad de los que les rodean,
descartando la acumulación vana, que no pasa de brindarnos algo de
satisfacción temporal, pero nunca una felicidad trascendental.
Han aprendido a aceptar todas las circunstancias de la vida, incluida
la muerte. En el fondo saben que la vida misma nunca perece y esta
infinitamente por encima de la mortalidad de lo físico.
No se aferran a nada, porque saben que lo físico y lo material es
pasajero y está destinado a desvanecerse.
257
Se aman a sí mismas de manera sincera, no narcisista o egocéntrica.
Se sienten felices de ser quienes son, independientemente de los
defectos o males que les aquejen. No necesitan más dinero, logros,
etc., para sentirse más y ser felices. Se sienten agradecidos por lo que
tienen sin preocuparse demasiado por lo que no tienen.
No trabajan o realizan actividades con el fin de obtener una felicidad
futura, sino que lo hacen simplemente porque las disfrutan en el
presente. La felicidad viene precisamente cuando se disfruta de lo que
se hace.
Aman todo de manera incondicional, sin opuesto. Este amor, no es el
amor al que estamos acostumbrados, que es condicionado, y
dependiente de las circunstancias. Es ese amor que no tiene como
opuesto el odio. No es ese amor que sentimos por alguien cuando nos
complace, que se transforma en odio cuando no nos complace.
Son personas equilibradas. Consciente o inconscientemente, han
logrado un balance entre cuerpo, mente y espíritu.
Saben muy bien quiénes son y por ello no se inmutan por la opinión
que otras personas tengan de ellas.
Encuentran dicha en todas sus acciones. Se preocupan más de
disfrutar el proceso o creación que del resultado final.
No viven en el pasado y por ello están libres de rencores, iras, odios,
culpas, tristezas, entre otras emociones que tienen sus raíces en él.
Tampoco les preocupa demasiado el futuro. Saben que el imaginarlo
o intentar predecirlo es vano y causa emociones conflictivas,
totalmente innecesarias. Planifican su futuro de manera serena, sin
obsesiones, descartando las emociones vanas que se producen al
intentar imaginarlo o predecirlo. Prefieren concentrarse en realizar
actividades conscientes en el presente, las cuales inevitablemente les
258
lleva por una vida de bienestar y felicidad. Se concentran en el
presente y lo disfrutan.
No toman nada demasiado en serio. Siempre encuentran humor y
esperanza en las cosas. Prácticamente nada amerita su preocupación.
Saben que el preocuparse es vano, y se limitan a actuar para resolver
sus problemas.
Son personas que a través del pensamiento positivo y acciones
correctas han aprendido a moldear su realidad. Se han dado cuenta
de que son ellos los que la controlan, y se han convertido en
verdaderos maestros de sus propios destinos.
100 años en la tierra
El sector demográfico de mayor crecimiento, es el que se refiere a la
población que sobrepasa los 100 años de edad. Los avances de la
ciencia y la medicina están haciendo posible que los humanos vivamos
cada vez más largo. Es imposible saber cuántos años vamos a vivir de
manera acertada. Puede ser que gocemos de perfecta salud y de
repente seamos víctimas de un accidente, y nuestros días en la tierra
lleguen a su fin.
Ahora bien, para efectos prácticos, asumamos que vamos a vivir hasta
los 100 años de edad. Hagamos un análisis de nuestras vidas y
decidamos cómo queremos continuarla hasta que lleguemos a los 100
años de edad. Escojamos cómo queremos vivirlos. Hagamos que los
años que nos faltan cuenten. Que estén llenos de experiencias. No nos
vayamos de este mundo sin haber vivido plenamente. No nos
vayamos sin haber hecho lo que queríamos. Pensemos cuántas veces
posponemos nuestras vacaciones, o esos momentos de
esparcimiento con la familia, porque estamos demasiado
259
preocupados, cansados, o deprimidos. Si por ejemplo, siempre hemos
querido lanzarnos en paracaídas, ¿qué estamos esperando? Dejemos
ese afán que tenemos de postergar todo. Olvidémonos de siempre
localizar la felicidad en el futuro. Dejemos de decirnos: “Este año no,
pero quizás el año que viene, si las condiciones mejoran, o si esto pasa,
o si esto no pasa, ahí sí que vamos a tomar esas vacaciones”.
Hagamos algo significativo, ¿por qué no? Pensemos en cuántas cosas
no hemos hecho porque haber tenido miedo a esto o a lo otro. Hay
por ejemplo muchas personas que siempre han pensado en abrir un
negocio propio, pero no lo han puesto en práctica refugiándose en
todo tipo de excusas. “No tengo el dinero suficiente, que pasa si no
me va bien, que tal si lo pierdo todo, quien se va a hacer cargo, etc.”.
Si no lo intentas, nunca sabrías que es lo que hubiera pasado. ¿Quién
sabe si te hubieras hecho millonario? Nunca lo sabrás. Lo mismo pasa
con las ideas. Todos, absolutamente todos, tenemos buenas ideas.
Cuantas veces pensamos en productos que sabemos serían un éxito.
Decimos, sería buenísimo si esto existiera, o sería buenísimo si este
producto, en lugar de ser de esta manera, sería de esta otra. No
ponemos en práctica nuestras ideas, porque en el fondo, no
confiamos en nosotros mismos. Subliminalmente nos decimos que no
somos lo suficientemente inteligentes o educados para desarrollar lo
que pensamos. También pensamos que, si se nos ocurrió a nosotros,
lo más seguro es que también se le ocurrió a alguien más, y que
seguramente nuestra idea ya ha sido tomada. La diferencia entre un
inventor de éxito, y una persona con buenas ideas, es que el inventor,
puso en práctica sus ideas. Esa es la única diferencia, los grandes
inventores lo saben. No esperes a que a alguien más se le ocurra lo
que se te ocurrió a ti. La próxima vez que tengas una idea que tú sabes,
mejoraría el mundo de alguna manera, y que de paso te traerá
muchas satisfacciones personales y materiales, ponla en práctica.
260
Analiza que es lo que tienes y que es lo que necesitas para hacer de tu
idea una realidad.
No esperes, déjame enfatizar, NUNCA esperes a que las cosas te
caigan del cielo. Ponte en acción. Siempre habrá gente que intentará
hacerte cambiar de opinión y te dirá que tu idea no sirve, no es
práctica, no es posible. No hagas caso. El mundo está lleno de
ejemplos en los que las ideas provenientes de grandes genios, y que
han transformado nuestro mundo, han sido ridiculizadas, descartadas,
etc.
Se perseverante, cree en ti mismo, no dejes que otras personas te
digan lo que vales. El coronel Sanders, del Pollo Frito Kentucky, fue
rechazado 1.009 veces antes de que un restaurante aceptara su receta.
Si el coronel Sanders se hubiera echado a morir ante tanto rechazo, y
creído lo que la gente le decía de su receta, el mundo se habría privado
de su delicioso pollo frito.
Henry Ford, fundador de la Ford Motor Company y conocido por su
sistema innovador de ensamblado de vehículos, fracasó en múltiples
ocasiones antes de ser reconocido. Sus negocios colapsaron
repetitivamente y lo dejaron totalmente quebrado más de cinco veces.
Oprah Winfrey, considerada por muchos como la mujer
contemporánea de mayor éxito en el mundo, por la fortuna e
influencia cultural que ha obtenido a través de sus programas
televisivos y revistas entre otros, superó la pobreza, una infancia
abusiva, e innumerables rechazos para llegar a la posición en la que
actualmente se encuentra. Oprah incluso fue despedida de un trabajo
de reportera en televisión por “no estar preparada para la televisión”.
Walt Disney fue despedido por un editor de periódico que dijo que
Disney carecía de imaginación y buenas ideas. Imagínate lo que se
habría perdido el mundo si Disney lo hubiese creído.
261
Albert Einstein fue ridiculizado por muchos maestros que lo
consideraban lento y tonto. Llego incluso a ser expulsado de su
escuela por cuestiones disciplinarias. Einstein escogió ignorar a estas
personas y revoluciono nuestro entendimiento de física.
Como puedes ver, la historia de la humanidad está llena de este tipo
de situaciones. Tú y nadie más que tú eres tu mejor juez. Puedes pedir
opiniones de otras personas, pero siempre tómalas de manera
objetiva. Ellos no saben quién tú eres y de lo que eres capaz. Solo tú
lo sabes, y si no lo sabes, haz tu misión de vida el descubrirlo. El éxito
normalmente no llega de manera fácil y rápida. Mientras te
mantengas fiel a tus instintos, a tus principios de búsqueda de la
felicidad, y perseveres, invariablemente, aparecerá.
No tomes tu vida muy en serio. Toma la vida con calma, como una
experiencia. Haz del mundo tu parque de diversiones donde tú
escoges lo que quieres hacer y experimentar.
Trabaja con alegría. Disfruta la actividad que realizas con el mismo
entusiasmo que disfrutarías el resultado esperado. Recuerda que lo
que hace desagradable a una tarea normalmente no es la tarea en sí
misma, sino el rechazo que sentimos por ella.
Encuentra un balance entre trabajo y esparcimiento. No existe
actividad más valedera que aquella que te brinde alegría y felicidad.
Cuando somos víctimas del ego, existe la tendencia de hacer muchas
cosas al mismo tiempo, sin disfrutar de nada de lo que hacemos, sino
como una manera de sentirnos mejores, más inteligentes. Estamos
orgullosos, y no somos tímidos en comunicar a nuestros colegas y
todo el que quiera escuchar, nuestra habilidad de trabajar en tres
proyectos simultáneamente. Mientras conversamos por teléfono,
mandamos emails, y analizamos esos datos que nuestro jefe necesita.
Nos orgullecemos también de cuanto trabajamos. Es común el
262
encontrar a personas orgullosas de no haber tomado vacaciones por
años y tener una gran cantidad de días disponibles acumulados. Dicen
que simplemente no tienen la oportunidad de tomarse una vacación,
que están demasiado ocupados y no tienen tiempo. Mentalmente, lo
que están diciendo, ya sea que lo admitan o no, es que son demasiado
importantes para tomarse una vacación. Tienen pavor de no sentirse
necesarios, y que al tomarse unas vacaciones, sus colegas o
subalternos se den cuenta de que ellos no son indispensables. Estas
personas fallan en darse cuenta de que todos estos sentimientos son
el producto de sus mentes, gobernadas por el ego. Es el ego el que
tiene que sentirse superior, necesario, indispensable, etc. De manera
escondida, el ego no les permite descansar y disfrutar de sí mismos y
de los que los rodean. Dan la imagen equivocada, de que el que baja
la guardia para disfrutar un poco de la vida es débil y arriesga el
perderlo todo por unos momentos de esparcimiento. Esta es una de
las más absurdas ilusiones que nos ha vendido nuestro ego.
Si analizas un poco a las personas de gran éxito, que tienen dinero y
son felices, verás que ellas dan muchísima importancia a los
momentos de esparcimiento y tranquilidad. De hecho, estas personas
han encontrado la fórmula para ir por el mundo sin hacer tareas
desagradables que no se alinean con su felicidad individual. Daria la
impresión de que estas personas viven en una vacación permanente.
Existe también la idea de que estas personas actúan así, porque ya
han alcanzado la abundancia y la felicidad. En realidad, lo contrario es
lo verdadero. Estas personas son capaces de mantener esa
abundancia y felicidad en sus vidas porque se dan cuenta de la
importancia de los momentos de esparcimiento. Puede ser que sí,
hayan tenido que hacer muchas tareas que no disfrutaron en la vida,
y hayan tenido que poner una extraordinaria cantidad de esfuerzo en
realizarlas para subir. Pero al mismo tiempo te dirán que su éxito
263
actual se debe a un correcto balance entre trabajo y placer. Mejor aún,
te dirán que el secreto está en convertir el trabajo en placer,
dedicándote a lo que te gusta e interesa.
El trabajar más allá de lo que es tu capacidad o lo que se espera de ti
de acuerdo a tu posición o contrato, no es más que un deseo de tu
ego de hacerte sentir más que los demás y quizás alcanzar algún tipo
de reconocimiento que ratifique tu sentimiento de superioridad. Tú
pensarás en ti mismo como un gran empleado, que da más que los
otros, y por lo tanto eres más. Así, te sentirás más importante para la
institución a la que perteneces. En realidad lo que sucede es que todo
tipo de institución, principalmente aquellas con fines de lucro, aman
a las personas como tu porque les generas más ganancias. Ellos
obtienen más a cambio de tú cobrar menos. Cuando trabajas más
horas de las que debes, simplemente estas cobrando menos por hora
de trabajo. El empleador en muchos casos te pagará lo mismo,
independientemente de cuanto hayas trabajado. Ahora bien, hay que
tener en cuenta que algunas veces el deseo de trabajar extra, no tiene
raíces egocéntricas, sino que, obedece a una satisfacción profunda
que encontramos en lo que hacemos, en nuestro trabajo. Cuando
disfrutamos de nuestras actividades, no importa cuántas horas
trabajemos porque en realidad no estamos trabajando, estamos
disfrutando. Si este es el caso, este “trabajo extra” está muy bien ya
que el hacerlo estamos alineados con lo que nos gusta, con nuestra
vocación, y por lo tanto, estamos alineados con una actividad afín a
nuestra felicidad. Es tu responsabilidad balancear las actividades que
te producen satisfacción y se alinean con tu felicidad para convertirte
en un ser humano sabio y completo. Hay que saber navegar por la vida
y dar a cada persona o actividad, la importancia y atención que se
merecen, sin por ello desarmonizar lo que a ti te gusta, te produce
satisfacción, y por lo tanto, contribuye a tu felicidad.
264
Piensa en qué es lo que te produce satisfacción y realiza las tareas que
te alineen con esa causa. ¿Qué es más importante, la felicidad o el
trabajar más allá de tu capacidad? Para dar perspectiva a estos tipos
de pensamientos trascendentales es bueno imaginarse a uno en el
final de su vida. Al llegar al final, ¿te vas a arrepentir de no haber
trabajado más, a pesar de haber sido siempre un buen trabajador o,
te vas a arrepentir de no haber pasado más tiempo en compañía de
tu esposa, hijos, seres queridos, disfrutando de la vida? ¿Te vas a
arrepentir de no haber dedicado aún más horas a un proyecto X o, te
vas a arrepentir de no haber realizado ese crucero a Alaska con tu
esposa cuando tuviste la oportunidad?
Ningún tipo de adicción debería ser motivo de orgullo, incluyendo la
adicción al trabajo. Debemos trabajar duro en eliminar todas las
adicciones de nuestra vida como puertas a una felicidad completa. Las
adicciones no son más que fuertes adherencias o identificaciones que
hemos desarrollado como resultado de nuestra inconsciencia. Toda
adicción es una búsqueda obsesiva de satisfacción en elementos
externos a nuestro propio ser. La adicción al trabajo es una búsqueda
obsesiva de la satisfacción que nuestro ego obtiene del
reconocimiento y del falso sentido de superioridad que se nos
presenta por el hecho de trabajar más horas, o preocuparnos más que
los demás.
Deja el miedo y las preocupaciones vanas por las cosas. No tiene
sentido el pasarse la vida preocupado del próximo colapso económico
y vivir austeramente ahorrando hasta que cumplas 99 años de los 100
que vas a vivir. Piensa que algún día, todos moriremos, y que por más
que intentemos, no podemos llevarnos nada de este mundo al más
allá. En realidad, nada de este mundo es necesario en el más allá.
265
Dedícate a vivir tu vida, no que otra gente te la dé viviendo de acuerdo
a como ellos consideran que tú deberías vivirla. Sé el maestro de tu
propio destino. Si cometes errores está bien, aprende de ellos y sigue
adelante. Otras personas te dirán: “Ya ves… Te lo dije”. Créeme, ellos
no saben más de cómo vivir tu vida de lo que tú sabes. De hecho, si te
fijas bien, lo más seguro es que estas personas tengan muchísimos
problemas viviendo sus propias vidas.
Aprende a no reaccionar inmediatamente a tus pensamientos, ya que
al hacerlo te vuelves su esclavo, no los juzgas, sino que haces lo que
te indican sin cuestionamiento. Controla tus pensamientos, no dejes
que sean ellos los que te controlen.
Mira a tu vida como a un gran libro que estás escribiendo. Cada día
representa una página nueva. ¿Qué es lo que tú vas a poner en esta
página? ¿Qué es lo que vas a agregar a tu realidad? Si incrustas odios
en tu página, esos odios pasarán a ser parte de tu libro de vida, es
decir, tu realidad. La página actual de tu libro, es todo lo que existe.
Tú tienes la responsabilidad de cada día crear y escribir tu realidad. Es
por eso que debes ser sumamente cuidadoso con lo que escribes,
porque es en eso, en lo que se convertirá tu realidad. Puedes tratar
de escribir tu libro basado en páginas pasadas, pero si lo haces, tu libro
carecerá de frescura, nunca será creativo, no aumentarás nada nuevo.
A la final, será un libro aburrido, en el que cada página, a pesar de ser
nueva, se siente como vieja, es la misma historia repetida múltiples
veces, a merced de la interpretación que tu mente le quiera dar.
Puedes también escribir tu libro basado en las imágenes y
proyecciones que te haces del futuro. Si así lo haces, tu libro perdería
realidad. No estarías escribiendo sobre tu vida porque estarías
negando tu realidad presente para pasar a imaginártela. Dejaría de ser
la historia de tu vida para convertirse en ciencia ficción. Todas las
páginas no serían más que un fruto de tu imaginación. El único
266
momento en el que puedes escribir la historia de tu vida es en el
momento presente. En realidad, si escribes tu libro plantado en el
momento presente, la historia de tu vida, deja de ser “historia”, ya
que se elimina el significado intrínseco de la palabra historia, que
invoca al pasado. Todo lo que traes a tu libro, seria fresco, innovador,
creativo, limitado a tu experiencia del momento presente. No puedes
escribir algo en el pasado, ni lo puedes escribir en el futuro, solamente
lo puedes escribir en el presente. Se fiel a este principio y escribe tu
vida en el presente.
Crea tu propia realidad, encárgate de que seas tú el que escribe tú
libro, no dejes que nadie más lo haga por ti. Habrá infinidad de
voluntarios. La vida está llena de personas que intentan influenciarte,
y que, se creen expertos en vivir la vida. Buscan distracción de sus
propios libros, porque no les gusta lo que escriben, y por eso, en lugar
de escribir sus libros, quieren escribir el tuyo. Al escribir un libro que
no es el propio, no asumen ninguna responsabilidad. Si arruinan tu
vida, no importa, al fin y al cabo, no es la vida de ellos, sino la tuya.
Nadie sabe mejor como escribir tu libro que tú mismo. Es imperativo
que no confíes su escritura a nadie más que no seas tú. Sé el autor y
el protagonista de tu libro, no seas el autor de un libro que no es el
tuyo, ni seas el protagonista de tu libro, escrito por alguien más.
En tu libro de vida mira a otras personas como caracteres secundarios
siendo tú el protagonista principal. Habrá muchos caracteres a los que
ames profundamente y quizás otros a los que no tanto. Al final son
todos ellos los que harán de tu libro un libro lleno e interesante. Un
buen libro siempre tiene circunstancias difíciles y caracteres opuestos.
De no ser así, tu libro no sería más que un libro insignificativo y
aburrido. Al final de la vida no hay más que agradecer a todos quienes,
con sus diferentes roles, te ayudaron a escribir un libro maravilloso.
267
Experimenta la vida tanto como te sea posible, limitado únicamente
por tu sentido común. La única manera de llegar a la verdad, o por lo
menos, a tu verdad es a través de la experiencia. Si tú no experimentas
las cosas, en el mejor de los casos llegarás a tener una opinión de ellas.
Lo más seguro es que tu opinión esté equivocada o sea falsa. Sin
experiencia, tu opinión no es más que una fantasía creada por tu
mente, basada en muchos casos en las percepciones verdaderas o
falsas de otras personas. En muchos casos sucede que otras personas
tampoco han experimentado y lo que te dicen es a su vez una fantasía
de su mente. Si, por ejemplo, tú crees que las personas del medio
oriente son de naturaleza agresiva, en lugar de simplemente creerlo
sin cuestionarlo, permítete experimentarlo, pon tus creencias bajo la
lupa y examínalas. La próxima vez que tengas la oportunidad, dirígete
a estas personas, entabla conversación. Trátalas lo más que te sea
posible, con mente abierta. Quizás te des cuenta de que todos los
seres humanos somos muy parecidos. Cosas muy similares nos hacen
reír y nos hacen llorar.
No vivas basado en lo que oyes, lo que ves en las noticias, o en lo que
otras personas te dicen, especialmente aquellas que no
necesariamente tienen tu interés en mente, como por ejemplo los
políticos. No aceptes ninguna verdad como absoluta. Experimenta
todo lo que puedas, lógicamente bajo las limitaciones impuestas por
tu sentido común. No aceptes cuando la gente te diga que algo es
malo, ridículo, o estúpido. En la medida de lo posible, experiméntalo,
forma tu propia opinión. La experiencia personal es el único vehículo
que nos permite pasar de “creer” en algo a “saber” que ese algo es
real. Debes intentar pasar de creer a saber tan frecuentemente como
te sea posible.
Si algún día te despiertas con ganas de vestirte de morado y bailar bajo
la lluvia, hazlo. Si no lo haces en esta vida, ¿cuándo lo vas a hacer?
268
Sé libre, libérate de todo tipo de ataduras mentales. Solo cuando
trasciendes el ego serás totalmente libre.
Vive en el presente. Nuestro ego no puede sobrevivir en el momento
presente ya que su alimento está en el pasado y la ilusión del futuro.
Libérate del pasado y perdónalo. Analiza tu vida, date cuenta de que
los errores que cometiste, lo que hiciste, o dejaste de hacer, no tiene
nada que ver con la persona que tú eres en realidad, sino que
obedeció a las circunstancias de tu vida al momento en que lo hiciste
y al nivel de consciencia que tenías en ese momento.
No te dejes consumir por culpas y arrepentimientos provenientes del
pasado. Supéralos, date cuenta de que actuaste de la manera que lo
hiciste, porque en ese momento, te pareció que era lo más acertado
o conveniente. En realidad, no sabías lo que hacías porque no sabías
quien tú eras en realidad. Nuevamente recuerda las palabras de Jesús
cuando muy sabiamente dijo: “Perdónalos Padre porque no saben lo
que hacen”. No hay verdad más grande. Los que condenaron y
torturaron a Jesús no eran de naturaleza mala sino ignorantes.
Simplemente no sabían lo que hacían, pensaban que estaban
haciendo lo correcto de acuerdo a sus circunstancias personales y
falsa identidad con la que se habían identificado. Así como Jesús
perdonó a sus agresores, porque no sabían lo que hacían, del mismo
modo perdónate tú. Cuando tomaste una decisión equivocada, que
incluso causo sufrimiento en otras personas, tu no sabías lo que hacías.
Aprende de tus equivocaciones, pero perdónalas y supéralas. Sigue
adelante. No importa lo que tu hagas, no hay acción que puedas
realizar que tenga el poder de cambiar el pasado. No importa que
derrames billones de lágrimas y te condenes por el resto de tu
existencia. El pasado no puede ser cambiado, pero, puede
definitivamente ser superado.
269
Haz caso a tus instintos, no los descartes automáticamente por no ser
el resultado del análisis y la lógica. Siempre, aquí, vale la pena
enfatizar, SIEMPRE habrá gente que te haga dudar, ya sea con buenas
o malas intenciones. En realidad, las intenciones son irrelevantes. Hay
un famoso refrán que dice que el infierno está lleno de buenas
intenciones. Lo importante es que te mantengas fiel a tus instintos. En
el mundo hay personas de muchísimo éxito que así lo han hecho. Han
seguido a sus instintos sin importar lo que otra gente o su propia
mente les diga. La mente siempre va a intentar racionalizar tu instinto,
y en muchos casos lo descartará, como imposible, loco, etc. Piensa en
cuántas veces te has dado la cabeza contra las paredes por no
haberlos seguido. Te dices: “No sé en lo que pensaba, debí haberles
hecho caso a mis instintos”. “Yo sabía que no debía haber invertido
dinero en esa empresa, o yo sabía que no podía confiar en esa
persona”. O, al contrario: “Algo me decía que debía invertir en esa
empresa, persona, etc.”. Ahora bien, es importante que eches una
dosis de sentido común a tus instintos, lo que quiero decir con esto,
es que, si tus instintos te dicen que está bien confiar en cierta persona,
no le des todo tu dinero para que lo maneje. La precaución y el sentido
común, acompañados de tus instintos, te llevarán muy lejos. Una
buena práctica en relación a los instintos, es el darse cuenta del primer
instinto, pero no actuar inmediatamente. Piensa en la decisión que
vas a tomar, y en la tranquilidad de tu mente, nota cómo reacciona tu
cuerpo cuando piensas en esa decisión. El instinto puede ser sentido
en el área del estómago. Fíjate cómo te sientes ante la decisión que
debes tomar. Observa como tus pensamientos generan diferentes
reacciones en tu cuerpo. ¿Te sientes confortable ante la decisión que
vas a tomar, o, por el contrario, esta decisión te genera una sensación
de malestar? Si hay algo que no se siente bien en referencia a tu
decisión, es una señal de que debes apartarte de ella, o quizás
270
reevaluarla. Como dice el refrán, “si algo huele a pescado es porque
probablemente es pescado”.
El papa Francisco, con sus enseñanzas, es sin lugar a dudas una de las
personas que más ha contribuido a la búsqueda y encuentro de la
verdadera felicidad. El siguiente es un mensaje acogido por nuestro
querido papa a este respecto:
“Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no
te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo.
Sólo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia.
Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren.
Me gustaría que recordaras que ser feliz, no es tener un cielo sin
tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin
decepciones.
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas,
seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.
Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la
tristeza.
No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos.
No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el
anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los
desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis.
Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe
viajar para adentro de su propio ser.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la
propia historia.
Es atravesar desiertos fuera de sí, mas ser capaz de encontrar un oasis en lo
recóndito de nuestra alma.
Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida.
Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos.
Es saber hablar de sí mismo.
Es tener coraje para oír un "no".
Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta.
271
Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los
amigos, aunque ellos nos hieran.
Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de
cada uno de nosotros.
Es tener madurez para decir 'me equivoqué'.
Es tener la osadía para decir 'perdóname'.
Es tener sensibilidad para expresar 'te necesito'.
Es tener capacidad de decir 'te amo'.
Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz...
Que en tus primaveras seas amante de la alegría.
Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría.
Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo.
Pues así serás más apasionado por la vida.
Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta.
Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia.
Usar las pérdidas para refinar la paciencia.
Usar las fallas para esculpir la serenidad.
Usar el dolor para lapidar el placer.
Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.
Jamás desistas....
Jamás desistas de las personas que amas.
¡Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es un espectáculo imperdible!”.
272
CAPÍTULO 8
DESPERTAR EN UN MUNDO NUEVO
Quiero despertar en un mundo donde reine la igualdad, no de manera
forzada, sino por convencimiento propio de todas las personas que
formamos el planeta.
Quiero despertar en un mundo libre de discriminaciones. Donde nos
demos cuenta de que blancos, negros, mestizos, asiáticos, árabes, etc.,
a nivel esencial, somos lo mismo. Todos somos hermanos.
Quiero despertar en un mundo donde no existan persecuciones.
Donde no se oprima a la gente por sus ideales, creencias, forma de
pensar, afiliaciones, etc. Donde reconozcamos nuestra individualidad
sin ponerla por encima de nadie, incluidos, aquellos que piensen y
actúen diferente.
Quiero despertar en un mundo libre de juzgamientos. Donde la gente
deje constantemente de etiquetar y opinar respecto a otras personas.
Donde un ser humano piense que su creencia es mejor que la del otro,
y por ello, lo juzgue y condene. Donde dejemos de preocuparnos por
lo que otras personas piensen de nosotros y pasemos a trabajar en
mejorar la opinión que nosotros tenemos de nosotros mismos.
Quiero despertar en un mundo donde nos demos cuenta de que las
diferencias de género solo existen a nivel superficial y poco tienen que
ver con nuestra verdadera esencia. Donde no exista discriminación
sexual. Donde no solo honremos y veneremos a la mujer como el ser
humano hermoso, dulce, inteligente, y maravilloso que es, sino que
también, y por si fuera poco, como creadora de vida.
Quiero despertar en un mundo en el que los seres humanos seamos
capaces de poner a un lado nuestras diferencias y en lugar de
convertirlas en motivo de conflicto las celebremos, aprendamos de
273
ellas y las respetemos. Donde podamos vivir en zonas comunes, libres
de conflicto. Donde aprendamos que independientemente de nuestra
raza, religión, creencias, costumbres, posición económica, etc., todos
somos compañeros de viaje en este camino por la vida. Aprendamos
que lo que nos une es mucho más que lo que nos separa. Donde todos
prestemos más atención a lo que tenemos en común, que a nuestras
diferencias. Independientemente de nuestras circunstancias de vida,
todos somos bastante parecidos. Cosas muy similares nos traen
alegría y nos hacen reír, y cosas muy similares nos entristecen y nos
hacen llorar.
Quiero despertar en un mundo donde la diversidad no sea motivo de
conflicto, sino que, por el contrario, sea celebrada por darnos la
oportunidad de aprender de otros seres humanos, enriquecernos
culturalmente, y romper la monotonía que existiría si todos fuéramos
similares físicamente, tuviéramos las mismas costumbres, y
pensáramos igual.
Quiero despertar en un mundo donde el que tiene más respete al que
tiene menos, y lo mismo haga el que tiene menos con respecto al que
tiene más. Donde el pobre no envidie o desprecie al rico por el hecho
de tener una mejor situación económica, y el rico, a su vez, no se
sienta intimidado por el pobre. Donde el tener más no sea
exclusividad de pocos, sino una realidad colectiva. Donde la
prosperidad y la felicidad sean el objetivo y la realidad de cada día.
Quiero despertar en un mundo donde hagamos consciencia de que el
único verdadero beneficio social se da cuando todos los elementos de
la sociedad se benefician por igual y no cuando un grupo lo hace a
costa de que otro se perjudique. Donde el rico no se beneficie
explotando al pobre y el pobre no se beneficie quitándole al rico lo
que no le pertenece. Donde cada día al llegar la noche la gente se
274
pregunte: “¿Qué es lo que hice hoy para realizar mis sueños?” en lugar
de preocuparse por el automóvil nuevo que se compró el vecino.
Quiero despertar en un mundo donde la gente no quiera tener más
para así sentirse superior a los que tienen menos. Donde la gente deje
su obsesión por lo material y se dé cuenta de que todo eso tiene su
lugar en mejorar las condiciones de vida, pero es poco relevante en el
encuentro de la felicidad duradera.
Quiero despertar en un mundo donde no existan las envidias. Donde
el que tiene menos no se olvide de sí mismo y pase constantemente
preocupado del que tiene más en lugar de tomar las acciones
necesarias que le permitan a él también alcanzar lo que tanto envidia
en otros. Donde prestemos atención a nuestra propia prosperidad sin
preocuparnos o envidiar a aquellos que pensemos la han alcanzado.
Donde dejemos de ver al éxito económico de los demás como algo
negativo que nos hace sentir inferior. Dejemos de intentar bajar al que
tiene más para así traerlo a nuestro nivel en lugar de ser nosotros los
que subamos y nos nivelemos en un estrato superior.
Quiero despertar en un mundo donde nos demos cuenta de que lo
material es pasajero, está destinado a desaparecer y de ninguna
manera nos define. Entendamos profundamente que nosotros
estamos infinitamente por encima de lo material. Donde dejemos de
escuchar a los reyes de este mundo materialista, que nos quieren
convencer de lo contrario y, a través de todo tipo de propagandas,
buscan nuestra identificación con lo material. Nos quieren vender la
ilusión que lo material y exterior es lo único que importa y nos
distraen de lo interior.
Quiero despertar en un mundo donde la gente este alineada con su
propósito de vida y su felicidad. Donde la búsqueda de la felicidad sea
una búsqueda activa, llena y constante.
275
Quiero despertar en un mundo en el que la gente trabaje en lo que
tiene vocación, le gusta, y le apasiona y haga dinero haciéndolo.
Donde nos demos cuenta de que el verdadero éxito y prosperidad
invariablemente llegan cuando nos alineamos con nuestras pasiones.
Quiero despertar en un mundo en el que sepamos que la felicidad es
totalmente alcanzable pero que tenemos que trabajar para ello. Nos
demos cuenta de que ella nos pertenece y ha estado con nosotros
todo el tiempo. Simplemente debemos trabajar duro en el descubrirla
y hacer consciencia de que ella no depende de las circunstancias de
nuestra vida, situación económica, estatus social, raza, salud, etc.,
sino que es interna.
Quiero despertar en un mundo en el que nos hayamos dado cuenta
que no necesitamos de nadie más o nada externo para ser felices.
Sepamos que los elementos necesarios para la felicidad están en
nosotros, y nos han acompañado desde nuestro nacimiento. Lo único
que necesitamos es descubrirlos.
Quiero despertar en un mundo donde hagamos consciencia que los
pensamientos y emociones negativas son vanas y no sirven ningún
propósito más allá de herirnos y causar sufrimiento.
Quiero despertar en un mundo donde dejemos de pensar en nosotros
mismos como criaturas pequeñas, frágiles, e indefensas, víctimas de
las circunstancias, y nos demos cuenta de que somos infinitamente
superiores a las historias de nuestras vidas. Donde dejemos de
depender del Gobierno, parejas, familiares, hijos, vecinos, etc., para
ser felices y sepamos que la felicidad está en nosotros y no
necesitamos de nada o nadie más para obtenerla.
Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta que
somos nosotros los que creamos nuestra realidad y nadie más. Si
276
somos gordos, flacos, deprimidos, furiosos, miserables, inconformes,
etc., es nuestra culpa. Debemos dejar de culpar a nuestros padres,
parejas, amigos, ancestros, genética, y en general a todo lo externo
por nuestras faltas y tomar responsabilidad. Somos nosotros los que
hemos creado la realidad en la que la vivimos y está en nosotros el
cambiarla si no estamos conformes con ella.
Quiero despertar en un mundo donde todos seamos parte de la
solución y no del problema. Donde todos trabajemos por salir
adelante sin preocuparnos por nuestras diferencias. Donde no nos
paralicemos ante la esperanza de que sean otros los que mejoren
nuestras vidas y seamos nosotros los que nos convirtamos en los
escultores de nuestro destino.
Quiero despertar en un mundo donde reine la paz no solo a nivel
exterior pero también en el interior de cada uno de nosotros. Donde
predomine la paz mental y sea reflejada en lo exterior, llevándonos a
una paz colectiva. Donde no herimos a nuestros hermanos, no porque
así lo dice la ley, sino porque nos damos cuenta de que nuestros
hermanos somos también nosotros. Donde estemos conscientes de
que, al odiar a otros, nos odiamos a nosotros mismos.
Quiero despertar en un mundo donde el amor, la paz, y la felicidad no
sean simples conceptos o ideas en la mente de las personas, sino que,
por el contrario, sepamos que son parte primaria de nuestra esencia,
y, por lo tanto, totalmente alcanzables.
Quiero despertar en un mundo donde no existan las guerras. Donde
por fin hayamos superado el matarnos los unos a los otros tratando
de imponer nuestras voluntades u opiniones. Donde nos demos
cuenta de que las opiniones y creencias, independientemente de su
proveniencia, no son más que formas diferentes de pensar y ver las
cosas y que por ello deben ser respetadas. Donde entendamos de
277
manera profunda que la violencia nunca es la solución, sino que,
eventualmente genera más violencia y causa el que caigamos en un
círculo interminable de violencia-sufrimiento-odio-venganzaviolencia.
Quiero despertar en un mundo donde no levantemos la mano para
golpear y castigar a nuestro prójimo. Donde nos demos cuenta de que
hay circunstancias que ameritan el aislamiento de ciertas personas
por sus elevados niveles de inconsciencia pero que, en realidad, no
existe motivo para castigar a nadie ya que absolutamente todos los
seres humanos somos víctimas de la inconsciencia en diferentes
intensidades.
Quiero despertar en un mundo donde el amor sea la norma que guíe
nuestras acciones y no la excepción. Donde el amor no sea un
sentimiento limitado exclusivamente a nuestros seres queridos, sino
que se convierta en la fuerza que condicione nuestro comportamiento
con relación a todo lo que nos rodea, a otros seres humanos, al
planeta que nos acoge, a la naturaleza, a los animales, etc.
Quiero despertar en un mundo en el que el respeto y amor a la
naturaleza esté constantemente en la mente de quienes toman
decisiones y pueden afectarla. Donde desde temprana edad se nos
enseñe que este es el único planeta que tenemos y que, si no lo
cuidamos lo perderemos. Donde nos demos cuenta que no podemos
seguir contaminando y abuzando la naturaleza. Hagamos consciencia
de que nosotros no somos necesarios para la naturaleza, sino que, por
el contrario, sin ella somos nosotros los que no podemos subsistir.
Quiero despertar en un mundo donde no exista ese orgullo vano de
superioridad según el cual nos sentimos por encima de otros seres
humanos, animales, plantas, océanos, etc. Donde erradiquemos esos
deseos de conquistar los elementos y nos demos cuenta de que no
278
hay nada que conquistar. Conquistar significa poner algo en una
posición inferior y dominarlo. Conquistar a la naturaleza significaría
que ella es inferior a nosotros y puede ser dominada. Debemos
aprender a coexistir con ella, hacerla nuestra amiga, respetarla y
amarla profundamente.
Quiero despertar en un mundo donde la gente sea responsable de sí
misma. En el que el ser una persona consciente es una realidad
colectiva, es la norma, y no la excepción. Donde todos actuemos de
manera responsable, no solo pensando en nosotros, sino también en
la sociedad a la que pertenecemos. En el que nuestras acciones estén
encaminadas y gobernadas por el propósito práctico de traernos
felicidad sin por ello dejar de lado el respeto a la individualidad de
cada ser humano.
Quiero despertar en un mundo donde se entienda que no hay nada
que se pueda hacer para cambiar el pasado y que por ello debemos
honrarlo, perdonarlo, y finalmente trascenderlo. Donde hagamos
consciencia que nosotros somos inocentes de las faltas de nuestros
ancestros, y que ellas no constituyen quienes somos en el momento
presente. Donde entendamos que lo que hicieron nuestros
antepasados obedeció a sus condiciones de vida, y sobre todo, a los
niveles de conciencia o inconsciencia que les aquejaba en esos
momentos. Donde por fin comprendamos que lo que pasó o no pasó
miles de años atrás poca relevancia tiene sobre nuestros problemas
presentes y poco o nada nos ayuda en crear las condiciones que
favorezcan nuestro desarrollo y el florecimiento de la felicidad.
Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta de que
nosotros hemos sido víctimas de las historias mentales que hemos
creado alrededor de nuestras circunstancias de vida. Donde
comprendamos que nuestras acciones han estado apegadas a
279
nuestras creencias y eso es precisamente lo que nos ha herido y
causado sufrimiento. Las cuales, a su vez, no han sido el reflejo de
nuestra naturaleza interior, sino que han sido aprendidas y asimiladas
de acuerdo a las interpretaciones que nuestros maestros y nosotros
les hemos dado.
Quiero despertar en un mundo donde el sentido común y el respeto
a los demás sean los que guíen nuestras acciones. Donde no sean las
leyes y las prohibiciones las que determinen y nos limiten en lo que
podemos y no podemos hacer. Donde la gente use el cinturón de
seguridad y se ponga casco al subirse en una moto, no porque así lo
dice la ley, sino simplemente porque tiene sentido.
Quiero despertar en un mundo donde las leyes tengan sentido. Donde
no sean elementos de castigo o represión, sino guías que facilitan
nuestra coexistencia en sociedad.
Quiero despertar en un mundo en el que eventualmente no existan
prisiones. Donde nadie necesite ser aislado para evitar que sus niveles
de inconsciencia afecten a otros seres humanos. Donde exista un
profundo entendimiento de quienes somos y hayamos aprendido a
observar y controlar a nuestra mente problemática. Hayamos
aprendido a usar a nuestras mentes para beneficio propio y colectivo,
y no a ser usados por ella. Donde la inconsciencia sea cosa del pasado
y todos trabajemos por mantenernos conscientes y que reine la razón.
Quiero despertar en un mundo donde el empresario dedique parte de
sus esfuerzos a ayudar al prójimo, a la gente que le rodea, y a quienes
más lo necesiten. Piense como va a mejorar su empresa y hacerla más
rentable, no solo para mejorar su condición de vida, sino, para servir
un propósito más elevado, de ayudar a que otros también mejoren
sus condiciones de vida. Donde el empresario no se limite
simplemente a aumentar un cero más a su cuenta de banco sino, que
280
tome las acciones pertinentes para que todos en su empresa, y
sociedad a la que pertenece, también, se beneficien de su actividad.
Donde la explotación sea cosa del pasado. Donde el bien colectivo sea
tan o más importante que el bien individual.
Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta de que el
ayudar a nuestro prójimo nos traerá más satisfacciones que la que una
acumulación exagerada y egoísta de riquezas materiales jamás nos
podrá brindar. En un mundo donde prevalezcan las condiciones
apropiadas para compartir y ayudar y no exista el temor de que
nuestro apoyo nunca llegue a quienes así lo necesiten por quedarse
en las manos de personas u organismos corruptos o diluirse en
satisfacer las necesidades de aparatos burocráticos enormes e
innecesarios.
Quiero despertar en un mundo donde la pobreza sea erradicada.
Donde todos los humanos tengamos lo que necesitemos para vivir
felices y confortables sin caer en lo vano o extravagante. En donde el
exceso cumpla un propósito practico de ayuda a quienes más lo
necesiten.
Quiero despertar en un mundo en donde la libre empresa y la libre
competencia prevalezcan por el hecho de ser “libres”.
Quiero despertar en un mundo donde hayamos aprendido a
compartir, no porque un régimen así nos lo haya impuesto a la fuerza,
sino por el simple hecho de querer ayudar. Donde el que tenga más
no se sienta superior, con más derechos, o incluso mal por tener más,
y el que tenga menos, no se sienta inferior, con menos derechos, o
mal por tener menos. Donde se reconozca que los bienes materiales
nunca irán más allá de brindarnos más confort, pero siempre fallarán
en proveernos lo más importante que es la felicidad.
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Quiero despertar en un mundo en el que no necesitemos de gobiernos
controladores y paternalistas que constantemente nos digan o
impongan maneras de pensar y actuar a cambio de lanzarnos un
hueso que nos haga felices.
Quiero despertar en un mundo donde los políticos no estén atados a
ideologías partidistas, sino que actúen de corazón, pensando siempre
en la conveniencia del pueblo al que representan descartando sus
intereses personales. Donde las leyes y otras actividades propias de
su gestión sean tratadas con el beneficio colectivo en mente.
Quiero despertar en un mundo donde toda decisión gubernamental o
sectorial esté basada en la conveniencia colectiva, y no en la individual.
Donde todos los políticos se pongan la camiseta de sus países y los
representen con el bienestar de su pueblo siempre en mente. Donde
todas las gestiones de Gobierno se desarrollen sin pensar en la
conveniencia personal, grupal, o partidista. En el que el determinante
de la validez de un proyecto sea el beneficio a largo plazo para el país,
comunidad, o sociedad en general, independientemente de quien se
beneficie de manera individual.
Quiero despertar en un mundo donde no exista la corrupción. Donde
esta sea erradicada y relegada a ser recordada simplemente como una
mala costumbre del pasado. Donde un contratista no tenga que
romperse la cabeza pensando cómo lograr algo de ganancias en un
proyecto en el que tuvo que pasar grandes cantidades de dinero por
debajo de la mesa para ser adjudicado. En el que la gente deje de
constantemente pensar a quien sobornar para que sus trámites se
agiliten. En que la gente deje de pensar en recibir “alguito” extra para
hacer su trabajo y cumplir con sus obligaciones. En el que el que más
dinero reparte no sea el que normalmente gana la disputa, cualquiera
sea su naturaleza. En el que no haya que pasar dinero para “evitar” la
282
disputa. Donde las empresas que más beneficio representen a la
comunidad sean las que ganen los contratos, y no las que más dinero
repartan para ganarlos.
Quiero despertar en un mundo donde exista claridad respecto a
nuestra verdadera identidad. Donde los valores y el acercamiento a
Dios sean fundamentales. En el que nos acerquemos a nuestra
verdadera esencia divina eliminando y controlando la polución y la
negatividad de nuestras mentes.
Quiero despertar en un mundo donde nuestra idea de Dios no cause
división y conflicto, sino que, por el contrario, nos una a todos como
hermanos que somos. Donde Dios no sea visto como el castigador o
el juzgador de nuestras acciones. Donde nos demos cuenta de que
Dios no es ajeno a nosotros y todo lo que nos rodea, sino, que es único,
lo es todo, incluidos tú y yo.
Quiero despertar en un mundo donde dejemos de humanizar nuestra
idea de Dios y lo conceptualicemos desde nuestra limitada
perspectiva humana. Donde no tratemos de determinar lo que a Él le
gusta, le disgusta, le da felicidad, le enfada, apoya, no apoya, etc.
Donde comprendamos lo ridículo que es pensar en un Dios que
favorece a una persona o pueblo, por encima de otro. Todos somos
humanidad, todos somos vida.
Quiero despertar en un mundo en el que nos demos cuenta de que
existe un solo Dios. Donde un grupo no piense que su Dios es el único
y valedero, y que el Dios de los otros es falso, y por lo tanto su creencia
debe ser eliminada. Donde independientemente del concepto que
tengamos de Dios, comprendamos, que es el mismo para todos, más
allá de las enseñanzas que nos hayan llevado a su creencia. No
importa como lo veamos o visualicemos. Todo es irrelevante si lo
comparamos con el entendimiento de que Él es único. Donde
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hagamos que el entendimiento de la existencia de Dios sea lo que nos
una, y no lo que nos separe. Donde el concepto de Dios pase de ser
enteramente externalizado, a ser también internalizado. Dejemos de
ver a Dios como un ser separado de nosotros para verlo también en
nosotros, tal cual como nos lo dijeron nuestros queridos profetas y
maestros hace miles de años, cuyas enseñanzas han sido
desafortunadamente mal interpretadas y tergiversadas.
Quiero despertar en un mundo en el que todos podamos rezar y
meditar juntos. Donde todos juntemos y enfoquemos la fuerza de
nuestras acciones y plegarias en un mundo mejor para todos, sin
egoísmos.
Quiero despertar en un mundo…………………. despierto.
Amén
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