Nº 12 Extracto Acta Consejo General 2009

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TABLA:
2º) Continuación comentarios a las Reglas 4.3 a la 6 sobre
Deber de Confidencialidad.
El Presidente recordó que en la Sesión anterior en que se trató la
materia vieron hasta la Regla 4.2, por lo tanto ahora corresponde analizar
desde la Regla 4.3 en adelante.
Informó que el proyecto sobre Formación de Clientela está publicado
en la página Web para recibir observaciones de los asociados.
Agregó que el Coordinador Sr. Cristián Muga escribió una nota que
salió publicada en la página 2 de El Mercurio el Miércoles 26 de Agosto y el
Consejero Sr. Prado escribió una carta que fue publicada el Domingo 30.
Al respecto recordó que la materia fue largamente discutida, en 4
sesiones de Consejo y en las materias principales ya se tomaron directivas,
que están en consulta de los asociados para volver a una aprobación del
texto, como se está haciendo con la materia del Secreto y espera que en el
mes de Noviembre ya estén abocados a discutir el texto de esas reglas.
El Consejero Sr. Rafael Vergara consultó si el texto publicado por el
Sr. Muga fue un acuerdo de consenso con la Directiva del Consejo.
El Presidente informó que el artículo del Sr. Muga fue un artículo
personal, pero aduciendo su calidad de Coordinador de la Comisión.
El Consejero Sr. Rafael Vergara señaló que a su juicio, como el tema
es delicado, valdría la pena que en los próximos artículos fueran a lo
menos visados por la Directiva, sin quitarles libertad, para colocar los
énfasis que quizás a este Consejo le ha interesado profundizar.
El Consejero Sr. Arturo Prado expresó que en su publicación
precisamente lo que quiso fue enfatizar algunos aspectos que se
produjeron en la discusión que hubo en la Sala y que a su juicio,
desconoce por qué Cristian Muga no los aclaró lo suficiente. Por ejemplo,
el tema de la solicitación que cree era importante decirlo porque todos
reciben a diario a abogados que se hacen publicidad, con el objeto de que
los consulten, etc. y hay muchos de esos aspectos que en el artículo no se
dejaron claro y no quiere que se saquen conclusiones apresuradas.
Agregó que lo que van a hacer en el Consejo es traer la propuesta de
Reglas y se van a aprobar como están o con algunos alcances, pero
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básicamente cree que la discusión giró en torno a los puntos que él se
permitió rectificar o ratificar a través de lo publicado el Domingo.
El Presidente expresó que lo que institucionalmente le preocupaba
era que una buena parte del activo que se tiene como Colegio es su
relevancia en la sociedad civil, lo que no ocurre con otras instituciones de
este tipo. Es conveniente, entonces, la discusión que se genere. Ello no
quita que cuando llegue el momento se va a volver sobre el texto, que,
reiteró, fue analizado y discutido en cuatro sesiones de Consejo. Recordó
que casi todas la decisiones fueron acordadas por unanimidad y algunas
por mayoría, pero que en todas se tomaron opciones, que son las que
recoge el texto que está publicado en el sitio web del Colegio y sometido al
análisis de los asociados, y que se harán llegar también a los Consejos
Regionales del país.
El Consejero Sr. Jorge Baraona señaló que leyó el artículo del Sr.
Muga y como no participó en la discusión tampoco tenía claridad del
contenido, por lo que no hace comentarios respecto al contenido.
Expresó que le pareció un poco extraño, en términos de si tenía la
legitimación suficiente el comentarista, porque obviamente cada uno
puede opinar lo que quiera en estas materias y es libre para hacerlo, y si
inducía a confusión, haciendo cree que ese artículo era un comentario del
Colegio. Agregó que si el Sr. Muga tiene el cargo de Coordinador, bien, pero
al ponerlo en el artículo puede mover a la confusión de que es una opinión
oficial. Y en ese sentido le pareció extraño.
El Presidente recordó que el Sr. Muga coordinó el Grupo, que a su
vez realizó un trabajo muy intenso, en muchas sesiones, donde
participaron varios Consejeros. Además, el Consejo General dedicó cuatro
sesiones a tratar el tema. Agregó que el Sr. Muga, en su función de
Coordinador del Grupo, tiene perfecta legitimidad para expresar cuál es la
opinión que el Grupo de Trabajo ha planteado. Y, por su parte, el
Consejero Sr. Prado creó una polémica sobre algún tópico en particular, lo
que también le parece perfectamente legítimo.
Agregó que institucionalmente al Colegio le conviene que estos temas
sean tratados y que motiven a los colegas a ir a la página Web y hagan sus
observaciones, respecto a lo cual hasta ahora han sido bastante reticentes.
El Consejero Sr. Enrique Alcalde hizo presente que respecto al tema
formal, ya que no era miembro del Consejo antes, entiende que cuando se
aprobaron las Reglas sobre Secreto Profesional el Coordinador del Grupo
también hizo una publicación del mismo carácter y entiende que no hubo
controversia sobre ese punto.
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El Presidente expresó que cuando asumió el cargo en el año 2007
recibió una invitación del Director de El Mercurio, quien ofreció publicar el
material del Colegio tuviera un relevancia pública, y lo ocurrido forma
parte de esa política, que entiende es conveniente para el Colegio.
El Consejero Sr. Rafael Vergara señaló que le parecía valioso el
aporte que se podría hacer sobre esto y su comentario apunta a que si el
día de mañana se debaten otros temas más álgidos, si se querría por el
Colegio que, en caso de que ese Coordinador de Comisión le parezca
apropiado hacer una publicación en el Diario, después de ella, miembros
de esa Comisión o Consejo pudieran refutarlo si consideran que no es
conveniente lo que está diciendo. Agregó que no le convence mucho la idea
de que discutan temas ampliamente en los Diarios.
Estimó que el Consejo debiera acordar algo, un criterio o una
política al respecto; por ejemplo, que serán sólo los coordinadores, con la
aprobación previa de la Directiva del Consejo, los que publiquen, porque si
propician la plena libertad para expresar todo lo que quiera cada uno de
los miembros de las Comisiones, puede producirse algún grado de
polémica innecesaria en los Diarios.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que tiene la impresión
que tanto en el caso de las reglas de secreto profesional como en el caso de
las reglas sobre publicidad y relación con los medios se ha dado un
procedimiento razonable. Antes de que la regulación aprobada en primer
trámite sea publicada en Internet y puesta en conocimiento de los
asociados del Colegio, es razonable que el Colegio mantenga reserva de la
discusión habida en la Comisión y en el Consejo. Pero una vez que es
puesta en conocimiento de los asociados en la página web del Colegio, es
razonable que se le pida al Coordinador que publique una carta en el
Diario dándola a conocer y cree que en ese caso el Presidente del Colegio
tiene que hacer fe en la cordura de su Coordinador, quien ha sido el
responsable del trabajo, fue el relator ante el Consejo y es quien más
conocimiento tiene del trabajo realizado.
Agregó que someter a un Coordinador a un trámite de visación por
parte del Presidente del contenido de su artículo no es digno de la
confianza que el Colegio ha depositado en él como Coordinador del trabajo.
Indicó que materias como el secreto profesional estuvo llena de
discusiones en los aspectos puntuales, pero en líneas generales, no había
discrepancias.
En cambio tratándose de la relación con los medios y de publicidad,
hubo una discrepancia importante al interior del Consejo y la opinión del
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Consejero Prado se distinguió como una discrepancia de principio y de
concepto. Es razonable que eso también salga a la luz y que el gremio, la
profesión en general y los asociados en particular, sepan que no se trata
de un catecismo que no tiene propuestas alternativas, sino que hubo una
discrepancia, que se aprobó por mayoría una regulación. Eso es algo que
incluso le hace bien a la discusión que se efectúe en segundo trámite, si
los abogados toman pie en función de ese debate y por eso intervienen con
sus comentarios a lo que está publicado en Internet.
El Consejero Sr. Rafael Vergara expresó que no tiene inconveniente
en lo que propone el Consejero Sr. Bascuñán y si llegan a un consenso de
que una vez agotados el primer trámite y segundo trámite es apropiado
que salga el tema a discusión y que el Coordinador emita alguna opinión,
no tiene reparos en que se haga. Incluso considera que ayuda. Su punto es
que debería ser una norma, si no escrita, por lo menos entendida por el
Consejo de manera de no adelantar las discusiones y entender todos que
sólo en este momento es apropiado hacerlo público y que sólo el
Coordinador es quien debe emitir ese comunicado. Si eso es así, le parece
razonable y si hay polémica con otros abogados a partir del segundo
trámite, bien.
Reiteró que sugiere al menos tener un criterio que sirva para todas
las comisiones.
El Consejero Sr. Arturo Prado señaló que si bien es cierto que
discutieron en profundidad y en cuatro sesiones el tema, estimó necesario
dejar en claro su opinión sobre el tema de la publicidad y los medios de
comunicación. Lo anterior, porque, por ejemplo, en Europa ocurre que el
problema ya no está por el lado de si el abogado debe o no hacer
publicidad, sino en que si hay o no un atentado a la libertad de la
competencia, por el hecho de que se prohíba difundir o hacer publicidad.
Por tanto, es relevante cuestionarse hasta dónde puede llegar el mensaje
publicitario de un abogado porque la extensión de ese mensaje puede
terminar en cualquier lugar.
Agregó que la columna vertebral que aquí se acordó, se diseñó y se
envió como mensaje a los asociados, es lo que se debe respetar.
Estimó que en el artículo del Coordinador el mensaje lo recogió a
medias y él intentó completarlo.
El Presidente expresó que el Consejo tiene que tratar de evitar un
espíritu de polémica y en gran medida todos los que están involucrados en
la actividad del Colegio van a contribuir a engrandecer la profesión legal en
la medida que haya buenas ideas que se discuten con otras buenas ideas.
Ya llegará el momento en que en el Consejo aprobará y tomará una
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decisión respecto a cuáles serán las reglas que van a regir en el futuro
para la profesión. Y va a quedar en la historia de las reglas cuáles son las
opiniones que tuvieron los Consejeros.
Reiteró que este es un momento de discusión de la reglas y es
perfectamente legítimo y deseable que esa discusión trascienda de la
manera como debe hacerlo.
Agregó que la discusión de ideas no debe ser confundida con
polémicas personales. La disputa de ideas es lo que, en definitiva,
engrandece la tarea de la profesión.
El Presidente y antes de pasar a la Regla 4.3 recordó lo acordado en
la Regla 4 que se refiere a la Revelación no consentida por el cliente y a
lo acordado en la Reglas 4.1 y 4.2
A continuación, el Presidente dio lectura a la Regla 4.3 y que
básicamente se presenta en el juicio penal, cuyo tenor es el siguiente:
4.3. Consideración debida a la defensa en juicio penal. En los
casos en que la revelación mandada o autorizada por las reglas
4.1, 4.2 (i) y (ii) pueda perjudicar la defensa del cliente en un
juicio penal, el abogado debe adoptar previamente medidas
razonables para evitar ese perjuicio. Si es otro el abogado
encargado de la defensa penal del cliente, debe hacer la revelación
a éste. El abogado que no dispone de medidas para evitar ese
perjuicio no está obligado a hacer revelaciones.
El Presidente hizo presente que la Regla tiene un precepto principal
que dice “En los casos en que la revelación mandada o autorizada por las
reglas 4.1, 4.2 (i) y (ii) pueda perjudicar la defensa del cliente en un juicio
penal, el abogado debe adoptar previamente medidas razonables para
evitar ese perjuicio”. Vale decir, en los casos en que debe o puede informar,
aún cuando tenga ese deber o esa facultad, tiene un deber conexo de
proteger el interés del cliente en la confidencialidad, en la medida de lo
posible.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que el ejemplo habitual
en la literatura norteamericana es el siguiente: El abogado tiene
conversaciones con su cliente, que está detenido por privación de libertad
de una víctima que no ha aparecido y recibe información de su cliente de
dónde está el paradero de esa persona. De modo tal que el abogado sabe
que si revela el paradero de la víctima lo más probable es que se salve.
Pero si revela el paradero de esa persona, equivale casi a una confesión de
su cliente de haber cometido el secuestro. El abogado tiene una
apreciación de que las pruebas en contra del cliente, a pesar de que está
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detenido, no resisten un juicio en su contra, a menos que se revele el lugar
de la persona, porque que en el lugar en que está la persona se
encuentran todas las evidencias que incriminan a su cliente.
Y ese es un caso preciso. Para evitar la muerte de la persona cuyo
paradero se ignora, tendría que revelar el lugar donde ella se encuentra y
ahí está toda la evidencia que incrimina a su cliente y eso le produce un
perjuicio total a su cliente. Si no se revela, se sabe que hay una chance del
cliente de resistir el estándar de valoración de la prueba más allá de duda
razonable y por lo tanto hay cierta probabilidad de absolución.
Agregó que lo expresado es un argumento que usan los
norteamericanos para sostener que un abogado nunca puede ser obligado
a revelar información. Porque puede darse el caso que revelar información
equivalga en la práctica a impedir que el cliente haga uso de su derecho a
no auto incriminarse y entonces ahí se está en un nivel de relevancia
constitucional del secreto profesional.
Hizo presente que la decisión del grupo fue establecer un deber de
revelar en el nivel de los crímenes contra las personas (4.1), pero
estableciendo un deber de adoptar de medidas razonables para evitar ese
tipo de perjuicio procesal del cliente. Y si no hay medida disponible, no hay
deber sino que se transforma en autorización.
Agregó que las medidas dependen básicamente del tipo de
instituciones que el proceso penal vigente reconozca como medidas de
acuerdo entre la acusación, la fiscalía, la investigación y la defensa. Una
medida que por ejemplo excluye un margen enorme de penalidad y deja al
cliente con un margen bajo de penalidad, puede ser una medida que la
defensa podría adoptar. Es decir, una salida con una pena muy reducida
puede ser una medida posible que tendrá que verlo el defensor.
¿Qué medios otorgue el derecho procesal vigente?, es algo que hoy
en día habría que decir que son pocos, que son escasos y nadie sabe si
mañana aumenta la influencia norteamericana, por ejemplo con expansión
del “plea bargaining”, y los medios van a ser probablemente mayores.
El Presidente aclaró que lo que se señala son indeterminadamente
“medidas razonables”, con lo cual entiende que queda bajo la prudente
apreciación del propio abogado, cuáles son las medidas razonables.
Agregó que hay un margen de apreciación porque de lo contrario no
funcionan las reglas.
El Consejero Sr. Arturo Prado expresó que los ejemplos que cita el
Consejero Sr. Bascuñán lo hacen reflexionar. Agregó que ha leído mucha
literatura norteamericana respecto al tema, que incluyen confesiones,
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como las del ejemplo. Uno es el caso del estrangulador de Boston, donde lo
reglaron de esa forma, tuvo que decir que él había cometido los crímenes y
finalmente salió a la luz pública y trataron de incriminar al abogado
justamente por el tema de revelar el secreto de cuántas víctimas eran. O
sea, que efectivamente hay abogados que han tenido que revelar esa
información y otros que han debido investigar.
Agregó que entendía que éstos eran casos tan extremos que no se
pueden guiar por la excepción y estima que deben tratar el tema desde el
punto de vista de la regla general.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que si el argumento del
Consejero Sr. Prado se estima concluyente en el sentido que es tan
excepcional el caso que no merece mención en el nivel de Regla General, se
debe concluir que no puede haber deber de revelar.
La ética no puede poner al abogado en la situación de traicionar la
confianza del cliente en términos tales que su revelación para evitar un
peligro equivalga a violar el derecho a la no auto inculpación del cliente.
En ese caso, el deber de confidencialidad del abogado equivale a la
vigencia de la garantía frente a la auto inculpación.
El Presidente expresó que tiene la impresión de que el equivalente
civil de esta regla es el deber de mitigación. En el fondo, si hay un daño
que sufre, por ejemplo, un acreedor por un incumplimiento y el acreedor
se queda cruzado de brazos y hace que el daño escurra en el máximo
potencial de ese daño, no está cumpliendo con un deber mínimo de
cooperación. Análogamente, aquí el abogado tiene un deber o una
potestad, bajo ciertas circunstancias, para prevenir un crimen o delito
dando una información, pero también tiene un deber conexo de mitigación.
Por eso le parece razonable, por lo menos en esta formulación general, la
primera parte de la regla.
Agregó que pueden haber hipótesis en que se de esa situación,
porque la Regla 4.1 y 4.2, sin este deber de mitigación son bastante
discutibles desde el punto de vista del deber fiduciario para con el cliente.
La Consejera Sra. Olga Feliú expresó que a su juicio las causales
que aquí se señalan, son causales de justificación. Sería una acción
contraria el deber que es el dar a conocer. Y cuando lo da a conocer,
cuando es causal de justificación: peligro del secuestrado, del que va a
morir, etc.
El Consejero Sr. Enrique Cury expresó su acuerdo con lo señalado
por la Consejera Sra. Feliú en que se trata de una causal de justificación
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que debe estar expresa. La excepcionalidad de la situación nunca es
motivo para tratar de solucionar el problema. Las situaciones límites son
la piedra de tope de un sistema verdaderamente justo.
Agregó que creía que había una serie de cosas en el derecho que,
según algunos, son exquisiteces de los académicos, pero cuando se ven en
la práctica se aprecia si el sistema funciona o no. Por lo tanto estima que
la norma tiene que estar.
El Presidente señaló que entendía que de acuerdo con las reglas hay
un deber, que es el secreto, y se ha señalado que habría una causal de
justificación para revelar lo que es objeto de ese secreto cuando se trata de
una prevención de un crimen o en los casos de 4.2.
Agregó que atendida esa causal de justificación, se modera esa
causal estableciendo además una carga que no es excluyente de la causal
de justificación de que trate de provocar el menor daño posible al ejercer
esta actividad o información justificada.
El Consejero Sr. Arturo Alessandri señaló que en aras de la claridad
de las normas sugirió incluir el concepto de justificación.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que una manera de
satisfacer la sugerencia del Consejero Alessandri sería que la Regla 4.4,
que es el principio general, pase a ser el 4.3 como principio general, luego
la Regla 4.3 puede ser un caso especial del mismo principio general,
numerándola con 4.4. Entonces primero se enuncia el principio general de
que sólo es legítimo lo racionalmente necesario y con un juicio de
ponderación si el peligro proviene de una fuente distinta del cliente, de
modo de no sacrificar un interés del cliente que es mayor que el perjuicio
que se está tratando de evitar, y luego la consideración debida a la defensa
en juicio penal como un caso específico de medida de mitigación.
El Consejero Sr. Jorge Baraona expresó que entendía que esta regla
moderniza mucho la regla actual, porque están moderando la regla en el
sentido que hay deber y autorización. Y luego, cuando hay deber e incluso
autorización dice además “usted preocúpese de no perjudicar”. En lo
conceptual o en lo teórico puede entenderlo, pero en la realidad práctica le
parece complejo aplicarlo, porque el sentido común de cualquier abogado
es evitar meterse en un problema, porque si no se es capaz de demostrar
que se han tomado las medidas, le van a cargar al abogado las
responsabilidades de los daños que se han causado. Por lo tanto, él le
aconsejaría a otro colega que no se meta en problemas.
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Agregó que en el fondo la norma viene a moderar aún más el
principio de la autorización que se da en esos casos, que cuando uno lee
son en general situaciones de comisión de delitos en el caso de crímenes.
Personalmente no está en una postura de aprobar estas normas
porque entiende que es una manera más de restringir la posibilidad del
abogado de hablar cuando se trata de proteger otros intereses que se
entienden superiores como son los que configuran el 4.1 y 4.2. Por lo
anterior le cuesta tomar una decisión.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñan expresó que el Consejero
Baraona tenía mucha razón, pero esa es la consecuencia de la Regla que
autoriza al abogado en vez de ordenarle. Deja al abogado en fuego
cruzado. Si habla, perjudica al cliente. Si calla, no evita el mal que la
propia ética le dice que merece ser evitado. Por eso es muy difícil la
situación de la autorización, pero es la Regla predominante en la
regulación comparada. Es una regla más difícil que la actual para el
abogado, porque le exige un alto nivel de discernimiento.
El Presidente consultó, dejando pendiente el tema planteado por el
Consejero Alessandri, si existe acuerdo en el Consejo de incorporar una
Regla en el sentido de establecer el deber de mitigación o de hacer lo
razonablemente posible, en el caso en que tenga una obligación o facultad
de informar.
El Consejero Sr. Enrique Alcalde señaló que el problema es muy
difícil de abordar e hizo un símil con el sacerdote Católico. Agregó que el
sacerdote tiene la obligación de sigilo de la confesión y la persona que se
está confesando tiene la más plena certeza, aunque se trate del crimen
más horrendo, que lo que relata al sacerdote muere en el silencio.
Agregó que la posición del abogado en su opinión, debe ser la
misma.
El Presidente sometió a votación la aprobación de la primera parte
de la Regla 4.3 que señala:
4.3. Consideración debida a la defensa en juicio penal. En los
casos en que la revelación mandada o autorizada por las reglas
4.1, 4.2 (i) y (ii) pueda perjudicar la defensa del cliente en un
juicio penal, el abogado debe adoptar previamente medidas
razonables para evitar ese perjuicio.
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Votaron a favor 11 Consejeros señores Alcalde, Amunátegui, Barros,
Bascuñán, Cury, Feliú, Humeres, López, Ossa, Prado y Vergara.
Votaron en contra 2 Consejeros señores Alessandri y Baraona.
PRIMERA PARTE DE LA REGLA APROBADA CON ONCE VOTOS A
FAVOR Y DOS VOTOS EN CONTRA.
A continuación el Presidente dio lectura a la segunda parte de la
Regla 4.3 que es del siguiente tenor:
“Si es otro el abogado encargado de la defensa penal del cliente,
debe hacer la revelación a éste. El abogado que no dispone de
medidas para evitar ese perjuicio no está obligado a hacer
revelaciones.”
otra.
El Presidente consultó si esta norma no está incluida en ninguna
Por ejemplo, si un abogado conoce que se va a cometer un crimen, y
hay otro abogado que está a cargo de la defensa del cliente, ¿la
comunicación se le traslada al nuevo abogado?
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que no es inusual el caso
en que cuando sucede algo parecido el acusado o imputado cambia de
defensor. Entonces el anterior defensor, cuyos poderes le han sido
revocados ya no tiene a su cargo el problema y debe transferirlo al actual
defensor.
El Consejero Sr. Arturo Prado señaló que un caso como el señalado,
si el abogado renunció es porque se supone que el cliente le reveló que era
el autor.
El Presidente señaló que lo que se está regulando es la
consideración debida en el juicio penal en materia de deberes y facultades
de revelar, cuestiones que de lo contrario estarían sujetas al deber de
secreto.
En la regla anterior se dice que se debe hacer lo que razonablemente
esté en manos del abogado para lograr el fin, sin causar un daño a la
relación fiduciaria que tiene con el cliente.
Consultó si ese caso no queda comprendido en esa regla. Porque en
el fondo lo que ocurre es que si el abogado tiene el deber o facultad de
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revelar, usualmente el camino más apto para hacer la revelación va a ser
comunicarse con el otro abogado y, más aún, va a poder hacerlo si se
aprueban las reglas de secreto entre abogados, bajo secreto de reserva del
receptor. Ahí ya no deja de ser revelación.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que también aclara el
sentido de la regla porque se trata de medidas procesales, para evitar un
daño procesal.
El Consejero Sr. Jorge Baraona señaló que lo que está diciendo es
que es ese el único camino posible que tiene el abogado. Es decir si quiere
sacarse de encima el problema tiene que pasárselo a otro abogado y ya
verá este último qué hace con su conciencia, entonces está encorsetando
la norma en ese sentido. Por lo anterior, tampoco está de acuerdo porque
va restringiendo más la posibilidad de que prime el deber de revelar.
El Presidente señaló que la inteligencia de esta norma es que si es
otro el abogado encargado de la defensa penal, el único destinatario de la
información tiene que ser el otro abogado.
El Consejero Sr. Julián López expresó que entiende que lo que la
norma quiere es que la evaluación del potencial perjuicio que la revelación
tiene para la defensa penal la haga el defensor penal. No cree que haya
una reducción de medios, sino que sencillamente un traslado de la
decisión final a quien es más competente y ha sido encargado por el cliente
de la defensa penal.
El Presidente señaló que la apreciación al final se radica en quien
tiene la defensa.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que la razón de la regla
es la mitigación al máximo posible del daño que corresponde a la autoincriminación. Entonces, por eso se radica siempre en el Defensor la
decisión final acerca de esa revelación.
El Consejero Sr. Miguel Luis Amunátegui estimó que el abogado
debe quedar autorizado, pero no obligado.
El Presidente estuvo de acuerdo con lo expresado por el Consejero
Sr. Amunátegui y señaló que haría una redacción más simple. Por ejemplo:
“la revelación puede ser efectuada al abogado encargado actualmente de la
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defensa penal del cliente”, como una frase directa sin la indirecta que crea
el “este” que puede ser incluso entendido como el cliente.
El Consejero Sr. Arturo Alessandri señaló que le preocupaba que el
día de mañana, como son casos muy excepcionales y pueden ser muy
graves, lo que va a ocurrir con el “debe” es que los abogados no van a
asumir el tema y lo van a pasar a otro abogado.
Agregó que el tema de la mitigación y si hay o no medidas para evitar
perjuicio, es algo que va a quedar al entero arbitrio del abogado. En
cambio con el “puede” le parece que será más efectivo en términos de que
alguien podría hacerlo o no y asumir esa responsabilidad.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que tiene razón el
Consejero Sr. Amunátegui en que si hay autorización en virtud del 4.2 no
tendría por qué la Regla transformarlo en deber. Pero si hay “deber” en
virtud del 4.1 es razonable que aquí la regla también lo establezca como
deber. Por lo tanto, sería razonable que la Regla diga “debe” o “puede” en
función de si es 4.1 o 4.2 la situación y en eso estima tiene toda la razón el
Consejero Amunátegui.
En cuando a la intervención del Consejero Alessandri, expresó que la
finalidad de la Regla es que el abogado que no es responsable de la defensa
no la perjudique.
El Presidente hizo presente que entendía la regla en el sentido que
el deber o la potestad existe, pero que esa potestad o deber debe
canalizarse a través del abogado encargado de la defensa. Y lo que están
cambiando es solo el sujeto a través del cual tiene que canalizarse.
Agregó que puede ocurrir que quien tiene el deber o la potestad
puede ejercerla recurriendo a la autoridad o informando al abogado que
tiene a cargo la defensa.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que el caso más duro o
de más peso de deber de confidencialidad es aquel en que la
confidencialidad, si se revela, equivale a una auto-inculpación del cliente.
Ahí lo que está poniendo en juego el abogado es la garantía constitucional
de su cliente. Y en ese caso, la única manera de no poner en juego eso es
entregando toda la decisión final al abogado defensor. Y por eso se debe
restringir a los demás abogados: si no tienen la defensa no está en sus
manos hacer la revelación.
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El Presidente expresó que hay dos lecturas. La regla es facultativa
o imperativa, atendiendo la naturaleza del bien jurídico protegido, lo que
aparece en el 4.1 o en el 4.2 Por tanto, la pregunta es si teniendo esa
facultad o deber ¿debe o puede canalizarla a través del abogado que tiene
la defensa actualmente?
Agregó que conviene analizar una siguiente que puede ser típica. Un
abogado que ha conocido en razón de un secreto profesional un propósito
que tiene todas las luces de transformarse en un crimen o delito, ha dicho
a su cliente que sus propósitos son ilícitos y que él tiene el deber o
facultad de informar lo necesario para prevenirlo. Inmediatamente, el
cliente que es informado por el abogado tan leal, y que va a tratar de
impedir que se cometa el delito, le retira el patrocinio y probablemente va a
ir donde un abogado menos estricto en la materia.
Agregó que el primer abogado se va a ver en la necesidad de informar
a este abogado, que probablemente no es miembro del Colegio y que no va
a tener la misma claridad acerca de su deber o facultad de prevenir.
El Consejero Sr. Arturo Prado hizo presente que el abogado tiene
una conciencia y ese deber de conciencia es imposible que llegue al
extremo de tener en la misma balanza el hecho de confesar, por ejemplo,
que una persona va a matar a otra y el hecho de no revelarlo o tratar de
mitigar el mal o daño que le pueda causar a otro.
El Consejero Sr. Arturo Alessandri expresó que era partidario de
dividir la norma porque hay dos cosas: el principio general y luego una
serie de cuestiones secundarias que es partidario de eliminar.
El Presidente señaló que si asumen que todos los abogados tienen
internalizado este Código de Buenas Prácticas, la regla funciona
perfectamente. Si asumen una calificación más escéptica a la naturaleza
humana, la regla es peligrosa para los fines que persiguen 4.1 y 4.2. Por
lo tanto, la regla puede inducir a resultados que son indeseables.
El Consejero Sr. Jorge Baraona expresó que no está de acuerdo en
que esto es lo mismo que un sacerdote. El sacerdote por razones religiosas,
perdona. Al abogado no va buscando perdón, va buscando alianza, orden
legal, precisión. Personalmente no ve al abogado como legitimado para
recibir confesiones destinadas a cometer crímenes y que quede claro que el
que pretenda decirle algo de ese tipo al abogado no tiene amparo en el
Código de Ética. Esa es su postura conceptual, por lo tanto, el que
pretenda que porque le dijo algo a un abogado de este tenor, va a estar
amparado por el secreto profesional, se equivoca, no tiene amparo, porque
el abogado no es cloaca de nadie.
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El Consejero Sr. Julián López señaló que respecto al argumento del
Consejero Sr. Baraona tiene el problema, que ya vimos en alguna sesión
pasada, que supone que este es un caso simple, como por ejemplo el que
presenta alguien que manifiesta su intención de matar a otro, pero ese es
el menor de los casos que se les presenta a los abogados penalistas. Los
problemas más serios tienen que ver con situaciones complejas en que el
cliente ni siquiera sabe que lo que piensa hacer constituiría un delito,
como sucede, por ejemplo, con planificaciones de orden tributario.
Por lo tanto, si se genera una regla que desincentive al cliente a
contarle al abogado lo que está haciendo, se estaría afectando el derecho
de defensa y la posibilidad de obtener del abogado la asesoría técnica
necesaria para calificar correctamente la situación desde el punto de vista
jurídico, que es precisamente lo que el deber de confidencialidad trata de
garantizar.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que aquí el problema se
refiere a la vinculación que existe entre secreto profesional y la garantía
constitucional a la no auto-inculpación del cliente, y por eso se toman los
resguardos para proteger ese secreto específicamente.
El Presidente expresó sus dudas acerca de esta segunda parte de la
regla. Si el debe o el puede está incluido, basta que quede en las actas.
Que deba ir la información al abogado que tiene a cargo el caso
actualmente, le parece que puede transformarse en eliminar la eficacia de
las reglas 4.1 y 4.2
Agregó que la calificación que han acordado es que hay ciertas
medidas de mitigación que el abogado debe emprender. En este caso
particular, puede ocurrir que 4.1 y 4.2 pierdan sentido en la medida que
se canalicen solamente a través del abogado que está actualmente a cargo
de la defensa.
En el último párrafo que señala “El abogado que no dispone de
medidas para evitar ese perjuicio no está obligado a hacer revelaciones”,
cree que merece una discusión per se, porque normalmente la revelación
va a estar acompañada de algún perjuicio.
Agregó que también le parece complicada la redacción del final del
párrafo primero que señala que “el abogado debe adoptar previamente
medidas razonables para evitar ese perjuicio”. Lo que casi pareciera una
obligación de resultado.
A su juicio estimó que lo que debiera haber es medidas razonables
encaminadas u orientadas a evitar ese perjuicio.
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El Consejero Sr. Miguel Luis Amunátegui recordó que en más de
alguna oportunidad ocurrió, o se dice que ocurrió que abogados fueron
consultados bajo secreto profesional respecto a temas poco claros, para
excluirlos del mercado y para que no atendieran finalmente al cliente y
para que no pudieran atender a otros. Por lo tanto es una manera de irlos
sacando del cuadro.
Por lo anterior, consultó hasta que punto pueden aceptar el abuso
del delincuente, respecto del secreto profesional, al inhabilitar a abogados.
El Presidente sugirió acordar como Consejo que en esos casos, una
consulta que se hace prospectivamente para efectos de ocultar un servicio
profesional eventual no crea un deber fiduciario de lealtad en absoluto,
porque de lo contrario también podría ocurrir en muchas otras áreas.
El Consejero Sr. Julián López expresó que lo planteado es una tema
que ha sido objeto de discusión en el Grupo sobre Conflicto de Intereses y
es un tema transversal que tiene que ver con el concepto de cliente y
cuándo nace la relación cliente-abogado.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que se planteó en el
grupo de trabajo y se consideró que era materia propia de una Regla
general y no específica del secreto profesional.
Agregó que la lectura que el Presidente hace de la regla 4.3 parte de
una consideración tan general de la primera parte de la Regla que no
atiende suficientemente al carácter específico de la regla. No se trata de la
mitigación de cualquier perjuicio; en ese sentido general la preocupación
del Presidente está cuidada por la Regla 4.4 con las exigencias de estricta
necesidad y de proporcionalidad para el caso en que la fuente del peligro
no sea el propio cliente.
Agregó que la Regla 4.3 sólo está pensada para el tipo de perjuicios
de naturaleza procesal que se producen respecto de la defensa de un
imputado o acusado y por lo tanto es una Regla que sólo está vinculada a
la relación que existe entre el secreto profesional del abogado y el derecho
a la no auto-inculpación del cliente.
“Matar las reglas 4.1 y 4.2” significa hacer vivir la garantía
constitucional del derecho a la no auto-inculpación.
Hizo presente que ese es el problema que tiene el Código de Ética
Profesional actualmente vigente y a eso es a lo que atiende la Regla. Que
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en este caso la pervivencia del secreto es por deferencia a la garantía
constitucional del cliente, no por otra razón.
El Presidente propuso pasar al punto 4.4 y luego volver al 4.3 en la
medida que se ha estimado que es más general la regla 4.4
A continuación el Presidente dio lectura a la Regla 4.4, cuyo tenor
es el siguiente:
4.4.
Necesidad. Proporcionalidad. Las reglas precedentes de este
parágrafo 4. sólo autorizan al abogado a efectuar la revelación que
sea necesaria para el logro del fin que la justifica, siempre que,
además, no disponga de otro medio practicable y menos perjudicial
para el cliente. En los casos en que el hecho que intenta impedir o la
imputación de la que se defiende no sea atribuible al cliente, el
abogado sólo se encuentra autorizado a revelar información sujeta a
confidencialidad cuando el mal que con ello evita es mayor que el
que causa.
El Presidente hizo presente que en el caso, la autorización
solamente está dada al abogado a efectuar la revelación que sea necesaria
para el logro del fin que la justifica. Vale decir que es prevenir la comisión
del crimen o de los delitos referidos en el 4.1 y 4.2
El Consejero Sr. Jorge Baraona expresó que en la parte final le
parece un poco abstracta y no de fácil de aplicar donde dice “cuando el mal
que con ello evita es mayor que el que causa”.
Expresó que se comparan dos males tan distintos. Uno es un mal
concreto a una persona de carne y hueso, que es la persona de cual
teóricamente surgió la eventual posibilidad de crimen, y por otra parte, lo
que se pretende evitar, que también es a personas de carne y hueso, no
hay duda, pero puede ser la sociedad como un abstracto, como una
generalidad. Ese tipo de valoraciones, que cada uno puede hacer, son
peligrosas porque lo que hacen es poner dos bienes en balanzas que en la
práctica no son balanceables o difíciles de hacerlo.
Por lo tanto no le parece bien la frase, que es libresca, pero no para
una norma. Agregó que lo que deduce de todo esto, es que la norma que se
quiere tratar de amortiguar al máximo es justamente la que permite u
obliga a revelar. Y estas normas la van amortiguando a un punto tal que
se hacen inaplicables.
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El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que son dos Reglas
distintas. La primera es una regla de necesidad que termina en “cliente”.
La segunda es una regla de ponderación.
El Presidente señaló que a su juicio la primera parte de la Regla 4.4
es inobjetable y le parece que está muy bien redactada y la sujeta a
votación:
4.4.
Necesidad. Proporcionalidad. Las reglas precedentes de este
parágrafo 4. sólo autorizan al abogado a efectuar la revelación que
sea necesaria para el logro del fin que la justifica, siempre que,
además, no disponga de otro medio practicable y menos perjudicial
para el cliente.
APROBADA.
Respecto a la segunda parte de la norma 4.4:
En los casos en que el hecho que intenta impedir o la imputación de
la que se defiende no sea atribuible al cliente, el abogado sólo se
encuentra autorizado a revelar información sujeta a confidencialidad
cuando el mal que con ello evita es mayor que el que causa.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que tal como lo advirtió
el Consejero Alcalde la expresión “cuando el mal que con ello evita es mayor
que el que causa”, proviene del artículo 10 Nº 7 del Código Penal que desde
hace más de un siglo está dirigido a todas las personas de este país y éstas
son reglas dirigidas a abogados. Estima que tratándose una regla que lleva
más de un siglo vigente como regla de ponderación difícilmente los
abogados podrán decir que están en peores condiciones de hacer esa
ponderación que lo que se espera haga cualquier ciudadano.
El Consejero Sr. Enrique Alcalde expresó que entendiendo muy bien
la inquietud del Consejero Baraona, cree que el que se exija en esta norma
ponderar bienes aunque sean distintos, es lo más típico del juicio ético y
esa sola circunstancia, a su juicio, no debiera llevarlos a rechazar la
norma.
El Consejero Sr. Arturo Alessandri señaló que vuelven al tema
anterior y van a buscar precisamente a un abogado cuya ponderación ética
sea lo suficientemente laxa para encontrar siempre una justificación o
imputación que no sea atribuible al cliente.
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El Presidente señaló que el Código entero tiende a establecer con
mayor precisión aún una distinción natural entre los abogados que
quieren o no someterse a estas reglas. Y lo que van a tratar por todos los
medios es que todos los abogados estén sujetos a estas reglas.
El Consejero Sr. Arturo Alessandri expresó que en la medida que
van abriendo, bajando y haciendo distintas consideraciones, al entrar a la
casuística se comete un error, porque al final la interpretación
probablemente no va a ser la que están buscando. Prefiere ser menos
específico y tener los principios generales.
Agregó que deben concentrarse en lo que realmente les interesa y
mandar una señal potente a todos los abogados estén o no colegiados.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que la Regla 4.4 no se
basa en ninguna casuística. Son los principios más generales de las
instituciones de las causas de justificación. Si el mal que se trata de evitar
es atribuible, en este caso al cliente, él soporta ese perjuicio si es
necesario, bajo un deber de consideración que se expresa en la exigencia
de subsidiaridad. Pero si el mal que se trata de evitar proviene de otra
persona no puede el abogado imponer al cliente el costo de evitar ese mal
sin un juicio razonable de ponderación.
Eso es lo que se llama estado de necesidad agresivo. Agregó que lo
único que hace el Código es que en su primera parte reproduce las reglas
de la legítima defensa, y en su segunda parte reproduce las reglas el
estado de necesidad agresivo.
Aquí se está hablando de legítima defensa de terceros o propia,
cuando se trata de informaciones contrarias al abogado.
Es decir, son dos reglas que lo único que hacen es establecer, a
propósito de las justificaciones de las Reglas 4.1 y 4.2 dos principios
centrales de la justificación, según si el peligro que se evita es atribuible o
no al que sufre el daño correlacionado a la evitación del peligro.
El Consejero Sr. Jorge Baraona expresó que puede entender ese
razonamiento cuando se trata de defenderse de una imputación porque
eso puede ser fácil de valorar, porque estoy defendiendo mi prestigio o mi
imputación frente a otro hecho. Pero cuando se trata de impedir un
hecho, le parece peligroso porque, en el fondo, ve que lo que aquí viene a
decir la Regla es que está haciendo una ponderación, diciendo esto es algo
muy delicado y no se puede causar perjuicio a una persona concreta por el
propósito abstracto tal vez de defender un bien general.
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Asimismo, señaló que piensen cuando se trata de evitar un hecho,
un mal de un tercero. Ahí le parece más delicado y peligroso desde el
punto de vista que la ponderación. Lo que está poniendo ahí es muy difícil
de tomar la decisión. La prudencia indica silencio.
El Consejero Sr. Julián López expresó que a su juicio en la
discusión que están teniendo hay diferencias en la fundamentación de la
regulación en general del secreto profesional y cree que deberían disiparlas
porque, de lo contrario, frente a cada artículo se van a ir topando con las
mismas diferencias de criterios.
Agregó que a su juicio hay tres posibilidades: 1º) Establecer una
regla de deber de confidencialidad absoluta; 2º) Establecer la obligación de
revelación en todos los casos en que se de alguna situación del 4.1 o 4.2;
y, 3º) Establecer una norma con reglas de ponderación que permitan
morigerar la autorización o el deber de revelación en ciertos casos.
Añadió que entiende que lo que ha hecho el Grupo de Trabajo es
proponerles una solución en este punto intermedio que plantea la última
posibilidad y cuando se sitúan en ese punto intermedio inevitablemente se
requieren de reglas de ponderación. No entiende la crítica en el sentido
que se estaría dejando en manos del abogado la decisión y por lo tanto, el
rigor ético de cada abogado provocaría soluciones diferentes ya que no se
trata de dejar entregado el asunto a la discrecionalidad del abogado. Por el
contrario, existirá una regla de ponderación que va a ser aplicada por un
Tribunal Ético que será el Consejo o el tribunal que corresponda en su
minuto y que a verificar si la regla de ponderación fue correctamente
aplicada o no por el abogado.
Agregó que si tienen claro ese criterio, pueden seguir discutiendo si
la fórmula que se ha llegado a establecer es la adecuada o no. Pero no
cree que convenga cada vez que se discuta el tema se vuelva a discutir si el
deber de revelación es o no absoluto porque de lo contrario no van a
avanzar.
El Presidente expresó que entendía que al discutir las Reglas 4.1 y
4.2 ya tomaron una decisión de someter a una limitación el deber de
secreto bajo ciertas circunstancias.
Ahora, están discutiendo bajo qué condiciones esa limitación opera.
La primera, cree que están todos de acuerdo, es que cuando hay una
necesidad de revelar y no hay otro camino para evitar el mal que pretende
precaver las reglas 4.1 y 4.2, debe seguirse ese camino.
Para la segunda regla solicitó conocer de algunos casos, porque le
parece abstracta y eso ayudaría a ilustrar el contenido de la Regla y las
probabilidades de que se presente un caso de ese tipo.
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Agregó que tiene la impresión que el secreto profesional tiene que
ver básicamente con relación fiduciaria del abogado con el cliente y con
derecho a defensa del cliente que excluye la auto inculpación, en lo que no
puede estar más de acuerdo, y agradece que se haya hecho luz sobre ese
punto explícitamente. Pero ya la relación con un tercero de información
que recibe del cliente, le parece bastante más remota.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán señaló que cualquier tercero
puede hacer una imputación al abogado por ejemplo, por faltas a la ética
cometidas en relación con una determinada relación profesional, no es
necesario que lo haga el cliente, y el abogado para defenderse de esos
cargos, de esas acusaciones
de faltas a la ética en esa relación
profesional, tendría que revelar información confidencial que le
proporcionó su cliente. En ese caso el abogado para defenderse de la
imputación de faltas a la ética no puede dejar de ponderar el costo que
para él significa no defenderse versus el costo que para su cliente tiene la
revelación de información confidencial.
El Presidente señaló que para eso esta el (iv) del 4.2 que lo autoriza
en ese caso para revelar información.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que, precisamente
porque lo autoriza para revelar información lo somete a una ponderación.
¿Cómo va a revelar una información que para el cliente es gravemente
dañina con el fin de ser absuelto de un cargo mínimo contra la ética?
El Presidente expresó que tienen que aspirar a una cierta
simplicidad de este Código y es difícil en este caso imaginarse una
situación práctica de aplicación sin perjuicio que quede en la discusión.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán expresó que, por ejemplo,
hablando del 4.2 (i), no es inusual que el abogado de una corporación en
virtud de las relaciones comerciales que esa corporación tiene con otra
corporación, sepa que esta otra corporación está incurriendo un grave
daño ambiental que puede representar un peligro para la salud de las
personas. Él sabe esa información a través de su cliente, es un hecho de
tercero, vinculado a la relación profesional que tiene con su cliente porque
forma parte de la actividad comercial de su cliente. En ese caso el abogado
tiene que ponderar el daño que la revelación puede producir a su cliente
versus el daño que puede causar el tercero, porque el daño no es atribuible
a su cliente. Es un principio básico. El abogado no se puede desentender
de que su cliente no es la fuente del peligro.
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El Presidente señaló que lo expresado es un caso de aplicación que
le hace sentido.
El Consejero Sr. Julián López añadió también, como ejemplo, el
caso en que los honorarios son pagados por una persona distinta de aquel
a quien se le prestan los servicios profesionales por el cliente y se sufre un
reclamo de parte de quien ha pagado por los servicios en términos tales
que la defensa requiere explicar que se han prestados servicios que están
sujetos al deber de confidencialidad.
El Consejero Sr. Arturo Alessandri hizo presente que no era
obligación de este Consejo incorporar todos los casos que puedan existir o
que existan. Señaló que se ve obligado a hacer un ejercicio intelectual
permanente y no ve por qué tienen la obligación como Consejo de ponerse
en todos los casos y circunstancias, porque si se obligan a ello, no van a
avanzar.
Sugirió en hacer un esfuerzo para sacar adelante estas normas lo
más simples y entendibles posibles.
Pero anunció que votará en contra de todas aquellas circunstancias
que le parece que están siendo forzadas. Reiteró que las normas deben ser
simples porque de lo contrario no se van a aplicar.
El Consejero Sr. Arturo Prado expresó que coincidía con el
Consejero Sr. Alessandri en el sentido que las Reglas deben ser simples ya
que hay muchos casos en el derecho comparado por ejemplo el caso en
que un abogado de defensor se ha tenido que convertir en delator, cuando
se trata de normas que previenen el blanqueo de capitales. Agregó que si
se extienden casuísticamente en este ejercicio no terminarán nunca.
El Consejero Sr. Antonio Bascuñán hizo presente que esto de
casuística no tiene nada, es el Artículo 10 Nºs 4 y 7 del Código Penal. Son
dos principios elementales que gobiernan las causas de justificación.
En el caso expuesto por el Consejero Sr. Prado tarde o temprano va a
ser legislación chilena y para esos efectos va a funcionar nuestra Regla 5.
El Consejero Sr. Julián López expresó que tiene la sensación que en
el Consejo están depositando muy poca confianza en los grupos de trabajo.
Agregó que entendía que las propuestas que están llegando son
propuestas que no tienen demasiada originalidad, en el sentido que los
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grupos han trabajado sobre la base de regulación comparada, han visto las
hipótesis más generalmente reguladas en regulación comparada y han
hecho propuestas consistentes con esa regulación y de una manera
armónica.
Si cada vez que llega una norma al Consejo la descomponen y
cuestionan, incluso la extensión de la regulación, lo que el Consejo está
haciendo es un trabajo desconstructivo del trabajo de los grupos y si
siguen en esa línea van a avanzar poco. Y estamos avanzando poco
precisamente porque estamos revisando con demasiado detalle reglas que
han sido trabajadas por muchos meses por grupos de trabajos que se han
reunidos en innumerables ocasiones y con un sentido mucho más
comprensivo y mucho más profundo de aquel con que se está discutiendo
en el Consejo.
El Presidente señaló que la experiencia que han tenido respecto al
secreto es una de las normas más delicadas, pero que el Consejo va a
tener que estar dedicado exclusivamente a tratar este tema durante varios
años si perdura un excesivo nivel de litigiosidad, que no es lo mismo que
prolijidad en el análisis de las normas.
En cuanto a lo expresado por el Consejero Sr. López, señaló que no
se necesita pertenecer a la escuela histórica para aceptar que las reglas
también crecen en la praxis y es distinta una regla que ha crecido en la
praxis a una regla que es adoptada.
Las reglas que son adoptadas y que no crecen en la praxis, en su
impresión, deben ser absolutamente inobjetables en cuanto a su fin y a su
alcance. Y, por eso, no es lo mismo una regla que se ha creado a lo largo
del tiempo en una práctica más diferenciada y reflexiva que la nuestra, que
simplemente adoptar una regla que es el resultado de un proceso que ha
tomado cien años, como es literalmente nuestro caso.
Asimismo, hay otro punto que le parece importante y es que no hay
duda alguna que pueden haber conceptos diferentes respecto de cuál es el
orden de bienes que está en juego y esa es una responsabilidad que
naturalmente le pertenece al Consejo del Colegio. Porque cuando hay un
conflicto en esa materia, éste se resuelve sobre la base de la posición del
Consejo en la materia y, a falta de unanimidad, eso no puede ser resuelto
sino por mayoría.
Por lo tanto, discutir las reglas no significa una desafección respecto
de los grupos, sino más bien tienen que asumir que las reglas están
dirigidas a abogados que están en un nivel de información que no es el
mismo que de quienes han discutido por horas cada regla y cuya
internalización de lo que está en juego es superior al abogado que
cotidianamente se va a enfrentar con estas reglas. Por otra parte, tiene la
impresión de que nuestro Consejo está por encima de la media de la
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versación jurídica de los abogados que deben seguir día a día estas
orientaciones, y en ese sentido tienen que tener la precaución de que no
haya una serie de supuestos de cognitivos que a lo mejor no tienen
derecho de asumir. Por eso la expresión más llana posible de las reglas le
parece una tarea que debe asumir como suya el Consejo.
En la materia señaló que no podrán seguir ahora la discusión y
traerá una proposición para la próxima sesión, para que sea votada, pero
entiende que la discusión ya está cerrada.
Agregó que eventualmente podrá ser una proposición abierta en
alternativas, y espera iniciar la próxima sesión conociendo de antemano
esas proposiciones sobre la base de lo que se ha discutido.
El Consejero Sr. Julián López solicitó la posibilidad de traer
también una proposición sobre el procedimiento, porque han adoptado
muchas veces acuerdos que no han sido respetados.
Agregó que en alguna oportunidad se señaló que iban a tener unas
sesiones restringidas a las observaciones que se recibieran por escrito.
Algunos Consejeros se preocuparon de entregar observaciones por escrito
y entendió que lo que se iba a discutir eran esas observaciones. Sin
embargo, frente a cada norma no se están revisando sólo esas
observaciones, sino que se están sometiendo todas las reglas a una
revisión y eso los tiene empantanados en el desarrollo del trabajo que
tienen que hacer.
El Presidente reiteró que la discusión ya está agotada y en la
próxima sesión se van a votar proposiciones de la Regla 4.3 y 4.4
Asimismo, hizo presente que han formado las comisiones sobre la
base de proposiciones de nombres que han hecho los propios Sres.
Consejeros. Así se formaron las comisiones y luego los grupos de trabajo.
Es el Consejo, así como cada uno de los Consejeros responsables de la
conformación de los grupos de trabajo.
Por consiguiente, en esta materia si un grupo de trabajo tiene una
opinión, se tiene que asumir que en ese grupo de trabajo han estado
representadas todas las visiones y perspectivas que tiene el Consejo,
porque cada uno de nosotros ha sido responsable de proponer personas
que participen en esos grupos de trabajo.
Por lo anterior, expresó que como Presidente, en una materia tan
delicada y que convoca a todos los abogados de una manera tan
significativa, solicita que se evite formar facciones, y que las discusiones
recaigan sobre el mérito de la regla y de acuerdo con lo que cada uno
personalmente piensa. Entiende que esa es la forma de enfrentar la
discusión.
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Reiteró que tienen las comisiones y los grupos de trabajo en que
están todos representados y en la próxima sesión partirán con
proposiciones concretas y sujeto a votación lo que se ha discutido en esta
sesión.
ASÍ SE ACORDÓ.
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