bajo EL SoL CarIbE - Escuela Arturo Tejada Cano

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ENTREVISTA nacional
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INFASHION
La bogotana Sara Triana
es nuestra embajadora
en Francia y en Oriente
Medio. Su línea balnéaire
es el peldaño más reciente
que ha escalado, luego
de trabajar con firmas y
casas de moda de París.
Fotografías: juan camilo palacio
fotografÍas de productos: cortesÍa
N
o se trata de diminutos trajes de baño para
nadar o para tomar el
sol; la marca epónima de Sara Triana es
una oportunidad para aprender sobre el universo de la moda balnearia
que, a pesar de estar inspirada en el
elemento agua, va más allá de las
piscinas y del mar. Sus diseños de
vestidos, salidas de baño, túnicas e,
incluso, pantalones y enterizos de
seda, viscosa y fibras elásticas con
cristales de Swarovski, invitan a disfrutar de otros momentos, sin centrar exclusivamente su atención en
el vestido de baño.
El lanzamiento de su sello, hace
un par de meses (con tiendas propias
en París, Dubái y Bogotá), es apenas
el más reciente peldaño en la ascendente carrera de esta egresada de la
Escuela Arturo Tejada Cano, que luego de titularse en 1998 abrió su taller
europa
bajo el sol caribe
En Oriente Medio fue el
lanzamiento de la línea balnearia
de Sara Triana, en el verano de 2009.
de confección en Bogotá y a finales
del año 2000 viajó a la escuela Mode
Estah de París a especializarse en artes y técnicas de la moda. En 2007
tomó dos años de auditorías de historia del arte en la Ecole du Louvre;
hoy, la 6 Rue Mercoeur es su residencia en la capital del chic y la sede de
Sara Triana Balnéarie.
En esta década, la bogotana de 31
años ha ganado dos premios de diseño por un envase de perfumería y por
un uniforme futurista; también ideó,
patronó, cortó, cosió y hasta estampó
su talento en prestigiosas vitrinas de
compañías como Laura Aime, encargada de la producción de la línea de
prêt-à-porter de El Corte Inglés en España, Galeries Lafayette en París y Hallhuber en Alemania. También trabajó
en el atelier de Sandro París e, incluso,
llegó al backstage de las pasarelas de
Girbaud, Chanel, Paco Rabanne y Jean
Paul-Gaultier, en el verano de 2005.
IF: ¿Cómo llegó a las importantes vitrinas de El Corte Inglés, de Galeries
Lafayette y de Hallhuber?
Sara Triana: Cuando fui a París a
especializarme en la escuela Esmod
conocí a Roberto Fabriz, entonces
director artístico de la casa Ungaro.
Por mi portafolio, él me aconsejó seguir la especialización en alternancia para diseñadores que ya tuvieran
una primera formación, en la escuela
Mode Estah. Así lo hice y
a los quince días de haber
llegado a París me asignaron mi formación con
la marca Laura Aime, la oficina de diseño del prêt-à-porter
de las tres marcas.
¿Cuáles eran sus funciones?
Formé parte de un equipo de
cuatro diseñadores patronistas;
proponíamos temas, diseños, telas, accesorios; sacábamos moldería y dirigíamos el proceso de muestras físicas para el show room. Yo era
la única que manejaba los programas de diseño por computador, entonces, empecé a crear estampados y a dirigir el desarrollo de los
productos terminados con los proveedores de Asia y de Marruecos.
Cuando terminé mi especialización, Laura Aime me contrató.
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“En París NO suena EL DISEÑO
COLOMBIANO (sÓlo Esteban
Cortázar), PUES SU estilo VA CON
el mercado norteamericano; aún
no se orienta hacia el europeo”.
¿Reflejaba sus raíces colombianas en
sus diseños en París?
¡Claro! Para el evento ‘Les flaçons
en folie’, de la perfumería Marionnaud, propuse una botella de perfume
inspirada en el poporo colombiano
(allí entendí el origen de la botella de
J’adore de Dior) y fue seleccionada
entre 145 opciones de escuelas de diseño de Francia para una exposición
con 45 botellas más en la boutique de
la perfumería en los Campos Elíseos.
Y, para la firma Sandro París, estampé motivos de molas y complementé
unos bolsos con llaveros de tagua
hechos por un artesano bogotano.
¿Cómo llegó al backstage de la Semana de la Moda de París?
Luego de tres años y medio de
prêt-à-porter en Laura Aime, quise
tomar otro rumbo; ansiaba descubrir
el funcionamiento de las casas parisinas. En la búsqueda de esta oportunidad, respondí a un anuncio de la
agencia encargada de la logística de
los desfiles de moda de las casas más
reputadas, para la temporada primavera-verano 2005 —presentada en
octubre de 2004—. El requisito era ser
diseñador para manipular las prendas, ensayarlas, vestir a las modelos y
reunir el vestuario al final del show.
Para usted, ¿cuál fue el backstage
más duro y cuál el más divertido?
El más duro fue el de Lagerfeld
Gallery, pues implicaba asumir de
inmediato el ritmo del equipo de
trabajo y la rigurosidad de Karl Lagerfeld. Y el más divertido fue el
desfile de la colección prêt-à-porter
verano 2005 de Chanel, pues fue la
temporada en que hizo una puesta
en escena de las alfombras rojas,
al estilo del Festival de Cannes, con
sus fotógrafos al final de la escalera. Abrieron el desfile las divas de la
pasarela de los noventa Linda Evangelista, Kristen McMenamy, Nadja
Auermann, Naomi Campbell, Shalom Harlow, Amber Valletta y Eva
Herzigova, y lo cerró Nicole Kidman,
quien era la imagen de Chanel No 5.
¿Y cómo llegó a Sandro París?
Unos días después de la semana
de la moda, iba a una entrevista para
diseñar en una casa de prêt-à-porter
en el barrio Sentier. Pasé por Sandro
y vi un anuncio en la vitrina. Buscaban patronista; entré, me entrevistaron y la creadora de la marca me
llamó al día siguiente. Allá me quedé
por cuatro años (de 2004 a 2008).
¿Cuáles fueron sus funciones?
A Sandro llegué como patronista
y al mes pasé al área de diseño. Con
las fichas técnicas de los suéteres hechos en Asia, propuse puntos de tejido, composiciones de fibras, gauges
y bordados; luego, fui responsable de
la búsqueda de nuevos materiales y
elementos para las colecciones, del
desarrollo de las muestras en Asia
e Italia y del tejido plano en India.
Gracias al éxito que tuvo el produc-
to terminado en el extranjero, me
dieron la responsabilidad del tejido
de punto en Portugal y del denim en
Turquía, así que empecé a visitar las
fábricas para hacer directamente los
lanzamientos de los nuevos modelos. La fusión entre Sandro y el sello
Comptoir des Cotonniers generó un
crecimiento de ocho a cien boutiques
en los últimos cuatro años; entonces,
me asignaron el desarrollo de las
prendas de cuero, de la marroquinería y del calzado, de la colección
infantil y la masculina; incluso, tenía
a mi cargo el diseño del papel de empaque en los almacenes.
¿Qué referencias tienen en Europa
de la moda colombiana?
Llega el eco de la buena manufactura colombiana. Y sobre personajes
del diseño nacional sólo se oyen sus
nombres cuando hay un evento de
varios creadores colombianos en París. Por ejemplo, en el verano de 2005
hubo un desfile de Silvia Tcherassi y
Ricardo Pava. Claro que también reconocen a Esteban Cortázar por su
trabajo en Ungaro; cuando vimos el
desfile, lo primero que dije en la oficina fue: “¡quiero que sepan que Esteban Cortázar es colombiano!”.
Sara Triana, ‘¡al agua!’
¿Por qué eligió el universo beachwear para su empresa?
En los últimos diez años he trabajado en prêt-à-porter, Alta
Costura y accesorios; sólo me faltaba trabajar la parte balnearia.
¿Hace cuánto creó su propia marca? ¿En dónde nació este
proyecto? Hace 12 años (cuando me gradué); empecé en Bogotá
con prêt-à-porter de luxe. En París diseñé trajes de gala. Y Sara
Triana Balnéaire nació hace dos años, en Cartagena; finalmente,
la dibujé de vuelta en París.
¿Cuáles mercados ha conquistado hasta el momento?
El lanzamiento fue en los Emiratos Árabes Unidos, en el salón
Fashion Expo Arabia. En París está registrada la marca, allá
está la oficina administrativa con venta directa; por la página
de Internet (www.saratriana.com) hay envíos desde Colombia
a cualquier ciudad. Y tengo mercado en Oriente Medio.
¿Cómo apoya, con su empresa, la moda colombiana?
Dirijo mi firma desde París, mi colección se realiza en Colombia,
en donde desarrollamos las telas, las muestras y la producción.
¿Qué es lo mejor de tener marca propia? Me expreso libremente,
no a través de otra imagen sino de la propia. Hoy estoy en mi
proyecto, pero sigo trabajando en París, en Turquía y en la India
como free lance y como consultora de marcas.
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