AUD.PROVINCIAL SECCION N. 3 LEON SENTENCIA: 00242/2016 AUD.PROVINCIAL SECCION N. 3 LEON UNIDAD PROCESAL DE APOYO DIRECTO Modelo: 530650 SENTENCIA. TRIBUNAL DEL JURADO.ART. 70 L.O.T.J. N.I.G: 24089 43 2 2013 0143740 Rollo: TJ TRIBUNAL DEL JURADO 0000014 /2016 Órgano Procedencia: JUZGADO DE INSTRUCCION.N.5 de LEON Proc. Origen: TRIBUNAL DEL JURADO 0000001 /2015 Acusación: JULIANA GONZALEZ GARCIA, JOAQUIN MENENDEZ CUESTA , ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ , MINISTERIO FISCAL Procurador/a: ISMAEL RICARDO DIEZ LLAMAZARES, Abogado/a: JUAN CARLOS ZATARAÍN FLORES, Contra: LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ Procurador/a: LAURA FERNANDEZ FERNANDEZ Abogado/a: DAVID MANUEL DIEZ REVILLA SENTENCIA Nº 242/16 ======================================================== LMO/A SR./SRA. MAGISTRADO PRESIDENTE D ALVARO MIGUEL DE AZA BARAZON ======================================================== En León a 1 de Junio de 2016. Visto en juicio oral y público el Procedimiento de la Ley del Jurado que se ha tramitado en esta Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León con el num. 14/2016, procedente del Juzgado de Instrucción nº 5 de León en que se inició con el nº 1/2015, seguido por delito de asesinato y atentado contra LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, nacido en Coballes (Asturias, hijo de Leandro y de María, sin antecedentes 1 penales, en situación de prisión provisional, habiendo estado privado de libertad desde el día 3 de Junio de 2013, hallándose representado en esta causa por la Procurador de los Tribunales Dª Laura Fernández Fernández y defendido por el Letrado D. David Manuel Díez Revilla; y como acusación particular JULIANA GONZALEZ, JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ representados por el Procurador D. Ismael Díez LLamazares y asistidos del Letrado D. Juan Carlos Zataraín Flores, habiendo intervenido como acusador público el MINISTERIO FISCAL. Ha sido designado Magistrado Presidente del Tribunal del Jurado, D. ALVARO-MIGUEL DE AZA BARAZON, quien redacta la presente resolución en base a los siguientes: I.-ANTECEDENTES PROCESALES PRIMERO.- La presente causa de la Ley del Jurado fue incoada con el nº 1/2015 por el Juzgado de Instrucción nº 5 de los de León, habiendo dictado el citado Juzgado Auto decretando la incoación de jurado el 11/03/15 contra LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, como presunto autor de un delito de homicidio o asesinato de los artículos 138 y 139.1 del Código Penal, y, como presunto autor de un delito de atentado del artículo 550, 551 y 552.1 del Código Penal. SEGUNDO.- Recibido el testimonio en esta Sección Tercera de la Audiencia Provincial, se nombró Magistrado-Presidente a DON ALVARO2 MIGUEL DE AZA BARAZON, a quien le correspondió por turno de reparto entre los magistrados de esta Sección; y en 15/03/16 se dictó el Auto de hechos justiciables es decir, los hechos a enjuiciar, y fue señalado día 23/5/16 para el inicio de las sesiones del juicio oral, proveyéndose lo necesario para la selección de los candidatos a Jurado. Las sesiones se prolongaron hasta el día 28 de Mayo y, constituido el Tribunal del Jurado, se celebró el juicio oral y público, realizándose las pruebas propuestas oportunamente por las partes y que constan en la correspondiente grabación del juicio celebrado. TERCERO.- El Ministerio Fiscal en sus conclusiones definitivas, calificó los hechos como constitutivos de un delito de asesinato del artículo 139.1ª del Código Penal y de un delito de de los artículos 550 y 551.1 y 552.1 del C.P., y del que era autor el acusado LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ sin concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal y solicitando se le impusiera la pena de 18 años de prisión con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, debiendo indemnizar a JULIANA GONZALEZ GARCIA, como madre de la fallecida, la cantidad de 10.000 euros, a JOAQUIN MENEDEZ CUESTA, como pareja de hecho 115.000 euros y su hija ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ la cantidad de 58.000 euros mas los intereses legales del Art.. 576 de la LEC. y por el delito de atentado la pena de 4 años de prisión e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, así como el pago de las costas procesales. CUARTO.- Por parte de la acusación particular, ejercida por JULIANA GONZALEZ GARCIA, como madre de la fallecida, JOAQUIN MENEDEZ 3 CUESTA, como su pareja de hecho y su hija ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ formularon sus conclusiones definitivas en el sentido de adherirse íntegramente a las del Ministerio Fiscal en cuanto a la calificación de los hechos interesando la pena de 20 años de prisión por el delito de asesinato solicitando la prohibición de que el acusado se acerque a JULIANA GONZALEZ GARCIA, JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ así como que no pueda residir en la localidad del Redipuertas (León) por plazo de 10 años desde que se cumpla la condena y 4 años de prisión con las accesorias correspondientes por el delito de atentado de los artículos 550, 551 y 552 del C.P. Por último el Letrado del acusado, en su escrito de defensa elevado a definitivas en el acto del juicio oral, calificó los hechos cometidos por su defendido como constitutivos de un delito de homicidio y atentado y solicitó se le absolviera de ambos por concurrir circunstancias eximentes de su responsabilidad criminal. QUINTO-. Concluido el juicio oral, y, tras hacer uso del derecho a la última palabra el acusado, se procedió a la determinación del objeto del veredicto, redactado y elaborado por el Magistrado Presidente, y tras su entrega al Ministerio Fiscal y a los letrados de las partes se llevó a cabo la audiencia prevista en el artículo 53 de la L.O.T.J, sin que los mismos formularan objeción alguna al contenido del objeto del veredicto, el cual a continuación fue entregado al Jurado que, tras recibir las instrucciones dadas por el Magistrado Presidente, en cuanto al contenido de su función y deberes, así como de las reglas que rigen la deliberación y votación, con especial énfasis en la necesidad de motivar su veredicto y la forma de emitirlo. 4 SEXTO.- Concluido dicho trámite, se retiraron los miembros del Jurado a la Sala de deliberación especialmente habilitada para ello, donde todos ellos permanecieron debidamente incomunicados del exterior a fin de garantizar su plena independencia e imparcialidad. SEPTIMO.- Concluida la deliberación y votación, una vez alcanzado el veredicto por unanimidad, el Magistrado Presidente procedió a su examen y no estimó necesaria la devolución, al reunir todos los requisitos exigidos por el Art. 63 de la LOTJ, sin apreciar contradicción alguna relevante en sus razonamientos, por lo que se convocó de forma inmediata a las partes para su lectura en audiencia pública. La portavoz del Jurado dio, en audiencia pública, lectura íntegra al veredicto que declara por unanimidad, la culpabilidad del acusado, considerando a LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ culpable de un delito de asesinato y de un delito de atentado sin concurrir circunstancias modificativas de la responsabilidad penal. OCTAVO.- Pronunciado el veredicto, el Jurado cesó en sus funciones y se procedió a su disolución. NOVENO.- Acto seguido, se concedió la palabra al Ministerio Fiscal y a los Letrados de la acusación particular y de la defensa quienes informaron en relación con las penas a imponer y la responsabilidad civil. En dicho trámite, el Ministerio Fiscal, la Acusación Particular reiteraron las peticiones de condena anunciadas en sus escritos conclusiones provisionales, 5 modificándolas la defensa para adaptarla al veredicto del jurando, interesando la pena mínima de 15 años por el asesinato y de un año para el delito de atentado. DECIMO.- En la tramitación de este procedimiento se han observado y cumplido sustancialmente las reglas y prescripciones legales. II.- HECHOS PROBADOS De conformidad con el Veredicto emitido por el Jurado Popular se declara probado que 1.- Que el acusado LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, tenía una mala relación con su prima MARIA DEL CARMEN FERNANDEZ GONZALEZ, cuya vivienda se encontraba en frente de la suya, a raíz de unas denuncias que esta había realizado contra su hermana JOSEFINA a partir del año 2011 por la realización de obras que, a su juicio, no se ajustaban a las licencias solicitadas o realizadas sin la preceptiva licencia ilegales. 2.- Que sobre 01/06/13 antes de las 15.30 horas, el acusado tuvo una discusión con la referida MARIA DEL CARMEN, porque había arrojado una rama a la presa, tras lo cual esta llamó por teléfono al tío común de ambos, JOSE FERNANDEZ FERNANDEZ, conocido como Pipi, diciéndola que Avelino la había amenazado e insultado y le comentó a su madre JULIANA que no tirara nada a la presa porque AVELINO se había enfadado con ella por arrojar un palo a dicha presa. 3.- Que cuando el acusado fue al bar ese día antes de los hechos, sobre las 16.30 horas y se tomó un vino, la persona que atendía el bar, MERCEDES 6 FERNANDEZ, le encontró normal, hablando con ella como siempre, de la naturaleza, a veces enigmático, sin que apreciase en su comportamiento algo extraño o síntomas de haber bebido en exceso. Le dijo que marchaba a por setas 4.- Que posteriormente, sobre las 17 horas, cuando su prima MARÍA DEL CARMEN FERNANDEZ GONZÁLEZ venía caminando por la carretera de Vegarada, en la localidad de Redipuertas, para dirigirse hacia su domicilio, portando una carretilla con ambas manos, con la que había ido a tirar la hierba segada a un contenedor, al llegar a la altura de la entrada de su domicilio, que coincide justo enfrente con la vivienda en la que residía LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, sin ningún tipo de aviso previo, el acusado salió de su vivienda, portando una escopeta de su propiedad marca BROWNING, N° 421PZ05960, del calibre 12, modelo B-80-SL, y disparó contra MARÍA DEL CARMEN cuando esta se encontraba a una distancia de entre 5 y 6 metros usando para ello un cartucho con postas de tres en fondo. 5.- Que dicho disparo, afectó de lleno a MARIA DEL CARMEN en la zona abdominal derecha, y con salida por la zona abdominal izquierda, produciendo la rotura -entre otras lesiones- de la aorta, y le causó la muerte por shock hipovolémico, agonizando la fallecida entre uno y diez minutos. 6.- Que al oír el disparo, la madre de MARÍA DEL CARMEN, JULIANA GONZÁLEZ GARCÍA, que estaba en la vivienda a la que se dirigía la víctima, salió a la carretera, pudiendo observar a LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ con la escopeta en la mano y a la altura de la puerta de su domicilio, y a su hija tendida en la carretera. 7.- Que dicho disparo fue también oído por GARCÍA, vecino de Redipuertas, MANUEL ALVAREZ cuando se encontraba cerca de los contenedores de basura con JOSEFINA LLANOS FERNANDEZ, hermana del 7 acusado, quien previamente se había cruzado con el acusado- y le habían oído decir “ cinco minutos me quedan” mientras contaba con los dedos. 8.- Que, tras oír el disparo MANUEL vio a MARIA DEL CARMEN como se echaba las manos al costado y se desplomaba en el suelo enfrente de la casa del acusado y que cuando trataba de socorrerla, el acusado se acercó a MARI CAMEN y la dijo “puta, hija de puta, te lo merecías”. 9.- Que cuando el acusado se acercó a MANUEL ALVAREZ GARCIA que estaba atendiendo a MARI CARMEN este le vio normal, sin notar que estuviera borracho o bebido 10.- Que la anterior acción la llevó a cabo el acusado estando presente en su ánimo no solo la intención de acabar con la vida de MARIA DEL CARMEN, sino también tratando de asegurar su muerte sin riesgo para su persona, actuando de manera súbita, inesperada o repentina eliminando así toda posibilidad de que aquella se defendiera 11.- Que posteriormente el acusado, tras dejar la escopeta en su domicilio abandonó la localidad de Redipuertas, portando una navaja o machete con dirección al monte, escondiéndose en una cueva próxima sita en el paraje conocido como "POZO DE LOS INFIERNOS", donde fue finalmente localizado por Agentes de la Guardia Civil. 12.- Que dicha escopeta y el cartucho utilizado se encontraban en perfecto estado funcionamiento cuando fueron utilizados por el acusado 13.- Que el cartucho utilizado por el acusado, era un cartucho cuya adquisición no está vedada pero si está prohibido su uso, salvo excepciones, es 8 munición de caza mayor y de susceptible de causar un gran daño al contar con 9 postas que se comportan como 9 proyectiles 14.- Que el acusado era titular de dicha escopeta y tenía al tiempo de los hechos vigente su permiso de armas para utilización, (licencia E) que había obtenido en el año 2004, habiéndose renovado dicha licencia en fecha 06/05/09 al carecer de antecedentes penales y policiales. También poseía en vigor licencia de armas tipo D para el uso de rifles. 15.- Que la escopeta usada por Avelino fue incautada por los miembros de la Guardia Civil que hasta allí se desplazaron, en el interior de su vivienda, concretamente encima de la mesa de la cocina, localizándose también el cartucho percutido en el exterior de la misma. 16.- Que en la sangre encontrada en la navaja, como los restos orgánicos encontrados en el gatillo de la escopeta se han encontrado un mismo perfil genético que se corresponde con el del acusado y si analizado los retos orgánicos hallados en el cartucho percutido el perfil genético obtenido es compatible con el del acusado. 17.- Que la vaina encontrada en las proximidades del lugar del disparo fue disparada por la escopeta intervenida marca “BROWNING” MODELO b-80-SL del calibre 12/70 y con nº de identificación 421P05960” 18.- Que en la ropa que llevaba el acusado el día de los hechos (cazadora de camuflaje y pantalón vaquero) se han detectado residuos de disparo con plomo antimonio y bario, no encontrándose residuos específicos de disparo en las muestras obtenidas de las manos, rostro y cabello del acusado. 9 19.- Que el acusado, tras ser condenado por un delito de homicidio en fecha 2/2/79 en el que se le apreció una atenuante por tener disminuida notablemente sus facultades, pero sin anularlas por completo a causa de un estado patológico, no precisó de ningún tratamiento médico, no habiendo seguido tratamiento ni consultas en centros de salud mental habiendo sido condenado a la pena de 5 años de prisión cumpliendo condena en el Centro Penitenciario Psiquiátrico de Alicante 27.- Que el acusado fue condenado como autor de un delito de homicidio por sentencia firme de la Audiencia Provincial de León en fecha 2/2/1979 concurriendo la atenuante de tener disminuida notablemente sus facultades pero sin anularlas por completo a causa de un estado patológico del acusado. 20.- Que la fallecida MARÍA DEL CARMEN FERNANDEZ GONZÁLEZ convivía en situación de pareja de hecho con JOAQUÍN MENENDEZ CUESTA desde el año 2002, estando empadronados en el mismo domicilio en la localidad de Villarrodrigo de las Regueras, León, y junto con ellos convivía también la madre de la fallecida JULIANA GONZÁLEZ GARCÍA, así como una hija de MARIA DEL CARMEN fruto de su primer matrimonio, que era mayor de edad en la fecha de estos hechos, llamada ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ. 21.- Que la familia de María del Carmen Fernández González dispone de casa en la localidad de Redipuertas donde acude en periodos vacacionales. 22.- Que una vez localizado el acusado en el interior de la cueva al observar restos de sangre en el suelo de la misma, el Agente con carné profesional H55516S, le llamó repetidamente por su nombre y se identificó como tal, sin que diese contestación alguna LEANDRO AVELINO, que se encontraba tumbado y como inmóvil en el interior de la cueva, permaneciendo así una hora, 10 por lo que los agentes sospecharon que pudiera haber perdido el conocimiento o haber fallecido. 23.- Que dicho Agente, con las correspondientes precauciones, se introdujo en la cueva y al acercarse a LEANDRO VELINO, y comprobar que estaba vivo, éste se reincorporó súbitamente y se abalanzó contra él con un machete de monte que tenía en su mano, tratando de clavárselo, cayendo al suelo ambos, momento en el que otros Agentes tuvieron que ayudar a su compañero para inmovilizarle y quitarle el machete que portaba, ofreciendo el acusado una fuerte resistencia, teniendo los agentes que quitar el machete ”dedo a dedo por la fuerza con la le agarraba” lanzando mordiscos y patadas a los citados Agentes, teniendo que ser engrilletado y no resultando lesionados ninguno de los agentes 24.- Que Igualmente el agente que entró en la cueva H-55516-S y el agente Z-42721-G no apreciaron que el acusado hubiera bebido ya que sus movimientos eran precisos y tenía mucha fuerza. 25.- Que dicha acción atribuida al acusado, la de disparar con la escopeta a MARIA DEL CARMEN provocándola la muerte así como la del acometimiento a los Guardias Civiles que acudieron a detenerle se efectuó por el acusado teniendo plena consciencia y voluntad de lo que hacía. 26.- Que el día en que ocurrieron los hechos el acusado, además de la ingesta de vino en el bar, durante la comida, junto con su tio Pipi, consumieron al menos una botella de vino, y chupitos de orujo 27.- Que la escopeta utilizada fue cargada con un único cartucho de los tres posibles que podrían haberse cargado 11 28.- Que al tiempo de la detención por agentes de la Guardia Civil el acusado estaba fuera de si y acalorado, gritaba, rugía y gesticulaba III.-FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- Los hechos declarados probados por el Jurado Popular son legalmente constitutivos en primer lugar de un delito de asesinato consumado del artículo 139 del Cp, concurriendo los requisitos de dicha figura delictiva, pues se da muerte a otra persona, es el elemento objetivo del delito, concurriendo la intención de matar o animus necandi, como elemento subjetivo que ha de estar presente en la infracción, y que en ocasiones se determina por inferencia, tomando en consideración el arma empleada y la zona del cuerpo sobre la que se actúa. En el caso de autos ese animus es evidente desde el momento en que se le dispara a la víctima a escasa distancia ( unos 5 o 6 metros) con una escopeta de caza, en perfecto estado de funcionamiento y se usa un cartucho de gran potencial destructor al ser de los usados para caza mayor. Además el delito de asesinato requiere la concurrencia de un último y fundamental elemento, cual es la concurrencia de alguna de las agravantes del artículo 139 CP, en el caso de autos, la primera de dicho precepto, esto es la existencia de alevosía en la acción ejecutada. Señala el artículo 22.1 del Código Penal que "hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la 12 ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido". Requiere esta agravante, que cualifica al homicidio como delito de asesinato, aparte del elemento normativo, pues ha de venir referida a los delitos contra las personas, otro de carácter instrumental y subjetivo, cual es la intención en el agente de asegurar el resultado y de eliminar cualquier posibilidad de defensa de la víctima, es decir el sujeto quiere matar, y además lograrlo de forma segura, y sin riesgo para su persona derivado de la defensa que pueda hacer la víctima, para lo cual emplea medios, modos o formas adecuados a tal fin. Se distingue por la jurisprudencia en tal sentido tres modalidades de alevosía, la denominada proditoria o traicionera, si se ejecuta el homicidio mediante trampa, emboscada o a traición del que aguarda y acecha; la alevosía sorpresiva, caracterizada por el ataque súbito, inesperado e imprevisto, y la tercera es la alevosía por desvalimiento en la que el agente se aprovecha de una especial situación y desamparo de la víctima que impide cualquier reacción defensiva, como cuando se ataca a un niño, a un anciano o a una persona que por alguna razón se halla en estado de inconsciencia (SSTS de 24 de Noviembre de 1.995 ; 8 de Octubre de 1.997; 24 de Septiembre de 1.999; de 19 de Febrero de 2.007 y de 16 de Mayo de 2.008,entre otras). En este caso, el Jurado Popular ha estimado como probada la concurrencia de alevosía sorpresiva, caracterizada por el ataque súbito e imprevisto, y lo ha motivado debidamente a partir del reconocimiento de hechos por parte del acusado y de los informes de balística que concluyen que la distancia entre ambos, al tiempo del disparo era de unos 5 metros, así como que la herida causada era mortal, como señalaron los médicos forenses cuando se ratificaron en su informe de autopsia. 13 Por tanto, el acusado tuvo que representarse forzosamente que con la acción ejecutada atentaba mortalmente contra MARIA DEL CARMEN, y además trató de asegurar el resultado, eliminando cualquier posibilidad de defensa de la agredida, dado lo sorpresivo del ataque y la zona tan vital a la que se dirigió, produciéndose el fallecimiento en escasísimo tiempo. Ha existido por lo tanto suficiente prueba de cargo de contenido incriminatorio contra el acusado, y válida para desvirtuar el derecho a la presunción de inocencia que proclama el artículo 24.2 de la CE. Habida cuenta de lo expuesto, no puede aceptarse la tesis de la defensa de que nos encontramos ante un delito de homicidio. SEGUNDO.- Por lo que se refiere al delito de atentado, jurisprudencialmente se ha venido manteniendo como requisitos del mismo la existencia de un elemento objetivo y otro subjetivo para la comisión del delito de atentado. En cuanto al elemento subjetivo también es pacifico el criterio jurisprudencial de que, el sujeto activo ha de conocer la cualidad y actividad del sujeto pasivo y que como elemento subjetivo del injusto el sujeto pasivo ha de querer ofender, denigrar o desconocer el principio de autoridad. En cuanto a lo primero, los agentes iban uniformados y repetidamente se identificaron como agentes de la guardia civil. 14 En cuanto al elemento subjetivo del injusto, baste señalar que el mismo va implícito cuando se intima gravemente conociendo la condición del sujeto pasivo, pues se acepta la ofensa del principio de seguridad como consecuencia necesaria cubierta por dolo directo de segundo grado (STS 31-5-88). La Sala Segunda del T.S viene manifestando que tal ánimo se presume (SSTS 602//95 de 27-4 y 231/2001 de 15-2) dado que “quien atenta contra quien sabe está desempeñando su cargo también quiere hacerlo contra la autoridad que el agente representa” (STS 9-7-2009). En cuanto al elemento objetivo a su vez se precisa tres elementos, primero es preciso que el sujeto pasivo sea autoridad o agente de la misma, segunda que se halle en el ejercicio de las funciones de su cargo cuando resulte agredido y tercera que haya un acto de acometimiento, empleo de fuerza, o resistencia activa también grave. Por lo que respecta al primero de los requisitos los agentes son guardias civiles, respecto del segundo, se encontraba de servicio y uniformado y, en relación al acto de acometimiento, es pacifico que lo integra lo relatado por uno de los agentes en relación a que el acusado sorpresivamente se lanzó contra él portando un machete, así como el hecho de que varios guardias civiles sufrieron patadas y mordiscos, si bien no resultaron finalmente lesionados. Además, en el caso que nos ocupa las acusaciones consideran que nos encontramos ante un supuesto cualificado de atentado al haberse usado por el acusado “arma o instrumentos peligrosos”, en concreto un machete o navaja de considerables dimensiones y hacer uso del mismo en el acometimiento que 15 además, se produjo, como relató el guardia civil de manera súbita y de improviso, todo ello de conformidad con el art. 552.1 del C.P. Por el contrario la defensa considera que no es aplicable el Art. 552.1 del C.P. el cual agrava la pena si “la agresión se verificará con armas e instrumentos peligrosos”. Hemos de recordar que, respecto al uso de armas, entiende la Sala Segunda del Tribunal Supremo que si el arma no es utilizada para la verificación de una agresión sino para objetivo distinto, como pudiera ser la intimación del sujeto pasivo, no entrará en juego la circunstancia que os ocupa pues intimidar con armas no puede parangonarse a agredir con armas (STS87/01 de 29-1). Pero, del relato de hechos probados se infiere que el acometimiento con el arma por parte del acusado tenía por propósito agredir al guardia civil, (concretamente se usa la expresión “clavárselo”) de lo que claramente se deduce que la intencionalidad del agente no era la de intimidar sino la de agredir y, por ello, resulta aplicable el tipo agravado que reclaman las acusaciones. En este punto hemos de recordar que la Jurisprudencia señala que el acometimiento es equivalente a la agresión. Así la STS 1792/07 10-10 señala que “acometer equivale a agredir” y basta para que tal conducta se de con una acción directamente dirigida a atacar a la autoridad, sus agentes o funcionarios Por tanto, cuando el arma se use como medio de intimidación no se considerará el tipo agravado y, cuando se use como medio de agresión se entenderá aplicable el tipo agravado (en este sentido la STS 210/04 de 23-2). 16 También la STS 1318/98 de 5-11 señala que, en el caso de amenaza de una navaja haciendo gestos con intención de clavarse a un agente no se aplica el tipo agravado de atentado, porque esta conducta no es aun agredir sino amenazar o intimidar. Pero resulta que en el caso que nos ocupa como hecho acreditado, a raíz de la testifical del agente de la guardia civil que sufrió el acometimiento se ha constatado que la intencionalidad del acusado no era la de intimidarle cuando le acometió la con la navaja sino la de agredirle, concretamente al cuello, de manera súbita y sorpresiva, por lo que ha de estimarse cometido el delito de atentado en la modalidad agravada interesada por la acusación. También el Jurado ha estimado acreditado la comisión de un delito de atentado con utilización de arma, a raíz de las testificales de los agentes que intervinieron en su detención, concretamente que el acusado se abalanzó contra uno de los agentes portando un machete que tenia en su mano y trató de clavárselo. TERCERO.- De los referidos delitos de asesinato y atentado con uso de armas es autor responsable de conformidad con los artículos 27 y 28 del código penal, el acusado LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, dada su participación directa, material y voluntaria en el hecho. El acusado ha reconocido con ambivalencias la autoría en el acto del plenario, también por carta dirigida al Juzgado que instruía el procedimiento y hay prueba suficiente que acredita su participación. Su ropa tenía restos de disparo, había restos de su ADN en la escopeta y en la vaina percutida, fue visto por con el arma nada mas oír el disparo por la madre de la fallecida, JULIANA y también su vecino MANUEL ALVAREZ, que vio caer a la fallecida tras oír el 17 disparo, cuando intentaba socorrerla oyó al acusado decir “ puta, hija de puta, te lo merecías”. También el hecho de que se ocultara en el paraje de la cueva de los infiernos, armado con un cuchillo de monte, tras los hechos constituye un indicio más de su autoría, conocedor de la trascendencia de lo que acaba de ocurrir. También ha de considerarse acreditado el atentado por la declaración uniforme y veraz de los agentes de la guardia civil que procedieron a su detención. De manera clara, gráfica y contundente uno de los agentes relató como, tras mas de una hora inmóvil se le dio por fallecido o que había perdido el sentido y que, al intentar rescatarse, el acusado de manera súbita violenta y con precisión, sacando la mano que ocultaba tras la espalda, que tenía un cuchillo de grandes dimensiones, intentó clavárselo a uno de los agentes que, afortunadamente, por su pericia y prevención, pudo sortear sin ser finalmente agredido en el cuello por el acusado que portaba el cuchillo de monte. Además, el encausado se mostró violento y agresivo durante toda la detención dando mordiscos y patadas a los agentes que trataban de reducirlo. Resultó muy gráfica la expresión de uno de los agentes cuando manifestó que el encausado tenía tal fuerza sujetando el cuchillo que, se lo tuvieron que quitar “dedo a dedo”. Todo lo cual ha llevado al convencimiento del Jurado de que el autor de los hechos (asesinato y atentado) fue LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, el cual asumió (si bien con ambivalencias) su culpabilidad en el acto del juicio oral cuando fue interrogado. CUARTO.- No concurren en la comisión de los referidos delitos circunstancias modificativas de la responsabilidad penal. 18 En este sentido, la defensa había alegado tanto eximentes completas (que supondría una total anulación de sus facultades volitivas e intelectivas), como incompletas (que supondrían una grave afectación de sus facultades) como atenuantes (que supondrían una ligera disminución de sus facultades) y todas ellas fueron rechazadas por el Jurado Popular. Concretamente, por unanimidad del jurado Popular, fueron rechazadas tanto las eximentes completas alegadas por la defensa (trastorno de personalidad, miedo insuperable, intoxicación etílica plena, alteraciones en la percepción) como las eximentes incompletas (trastorno de personalidad, miedo insuperable, intoxicación etílica semiplena, alteraciones en la percepción y trastorno mental transitorio). También fueron rechazadas por mayoría por el Jurado Popular la atenuante de actuar el acusado teniendo disminuidas sus facultades por el consumo de alcohol (por mayoría 8-1), la de tener ligeramente disminuidas sus facultades por padecer rasgos paranoides y esquizoides (por mayoría 5-4), o por haber padecido arrebato, obcecación o acaloramiento (por mayoría 6-3). Tampoco se apreció, por unanimidad del Jurado Popular que se hubieren producido en la tramitación del procedimiento dilaciones indebidas ni que el acusado hubiera confesado los hechos por los que fue condenado. De manera individualizada pasamos a motivar cada una de las circunstancias alegadas por la defensa. 1.- Por lo que respecta al trastorno de personalidad paranoide o esquizoide que se alega como causa de anulación de las facultades volitivas e intelectivas, o afectación agrave, o alteración ligera manifestamos lo siguiente: 19 Como señala sentencia de la Audiencia Provincial de Palencia de fecha 23/12/14, en el recurso 31/14, la psicopatía o trastorno de la personalidad, según la clasificación internacional de las enfermedades mentales elaborada por la OMS, constituyen desequilibrios caracteriológicos e integran enfermedades mentales de carácter endógeno, originadoras de trastornos de temperamento, de conducta y de la afectividad, con merma sensible de ésta, que en principio merecen una atenuante de la pena a través de una atenuante analógica (SSTS 1/10/1999 y 19/1/2000), si bien para concretar su repercusión en la imputabilidad, se debe estar a las características y circunstancias del caso concreto. La jurisprudencia tiene sentado que en ocasiones los trastornos se han considerado irrelevantes por estimar que no se encontraba afectada la capacidad de conocimiento y voluntad, otras veces se consideran como atenuantes y sólo en supuestos especialmente graves, generalmente asociados a otros patologías, han sido valorados como eximentes incompletas (SSTS 1363/03, 22/10/2003 y 26/7/2004). El Tribunal Supremo, en sentencia de 22 de octubre de 2003, ha dicho “dentro de las anomalías psíquicas la relevancia que debe darse a los trastornos de la personalidad en el terreno de la imputabilidad penal no responde a una regla general (STS de 10 de febrero de 1989, entre otras). En consecuencia con todo ello, de la doctrina jurisprudencial indicada se deduce que la relevancia de los trastornos de la personalidad en la imputabilidad no responde a una regla general, sin que se pueda decir que se trata de una circunstancia eximente por cuanto no anulan el conocimiento ni la voluntad. Como ha indicado el Tribunal Supremo recientemente, en sentencia de 23 de julio de 2013, “Es doctrina reiterada de esta Sala que las alteraciones de la personalidad pueden ser irrelevantes para la determinación de la imputabilidad de quien la padece y, en consecuencia, de su responsabilidad 20 penal. Es preciso además que el autor de la infracción penal, a causa de la alteración que sufre, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión, es decir, es preciso que la anomalía o alteración se interponga entre el sujeto y la norma que establece la ilicitud del hecho, de forma que no pueda ser motivado por aquélla o que, pudiendo percibir el mandato o la prohibición contenidos en la norma, carezca ésta de fuerza motivadora para el sujeto porque el mismo se encuentre determinado en su actuación por causas vinculadas a su alteración psíquica que anulen la motivación normativa”. Pues bien en el caso que nos ocupa, el informe de imputabilidad de los forenses ha sido meridianamente claro y sin fisuras negando ningún tipo de trastorno de personalidad. Ciertamente el informe aportado por la defensa contradice el de los forenses afirmando que el acusado padece un trastorno paranoide y esquizoide de la personalidad, sin que en dicho informe se afirme de manera concluyente que dichos posibles trastornos anulen, reduzcan gravemente o de manera ligera las facultades volitivas e intelectivas del encausado. Al final de su exposición este Magistrado les indicó expresamente a dichos peritos a fin de que se pronunciaran sobre la afectación de la imputabilidad de los supuestos trastornos contenidos en su informe sin que los peritos de manera precisa lo manifestaran, literalmente lo que señalaron es que dicho trastornos “pueden predisponer” a una menor imputabilidad. El Jurado popular consideró por unanimidad como no probado que tales trastornos anulasen o redujeran de manera considera la imputabilidad del acusado. Por el contrario, a la cuestión de si la existencia de rasgos paranoides o esquizoides del acusado pudieran haber disminuido ligeramente sus capacidades, por mayoría 5-4 lo consideraron como no probado, por lo que dicha atenuante analógica tampoco se estimó acreditada (por un único voto). 21 2.- También como eximente completa, eximente incompleta, y atenuante del Art. 21.2 o atenuante analógica del Art. 21.7 ambos del C.P. la defensa alegó un estado de intoxicación plena o semiplena del acusado a causa de la ingesta de alcohol o tener ligeramente disminuida su imputabilidad por su consumo. Hemos de recordar que las consecuencias penológicas de la drogadicción y del alcoholismo pueden ser encuadradas, dentro de la esfera de la imputabilidad, bien excluyendo total o parcialmente la responsabilidad penal, (Art. 20.2 y 21.1 CP), o bien actuando como mera atenuante de la responsabilidad penal, por la vía del Art. 21.2 del Código Penal, o como atenuante analógica, por el camino del Art. 21.7. Como destaca la STS 713/2008 de 13 de noviembre los requisitos generales para que se produzca dicho tratamiento penológico en la esfera penal, pueden sintetizarse del siguiente modo: 1) Requisito biopatológico, esto es, que nos encontremos en presencia de un toxicómano, cuya drogodependencia exigirá a su vez estos otros dos requisitos: a) que se trate de una intoxicación grave, pues no cualquier adicción a la droga sino únicamente la que sea grave puede originar la circunstancia modificativa o exonerativa de la responsabilidad criminal, y b) que tenga cierta antigüedad, pues sabido es que este tipo de situaciones patológicas no se producen de forma instantánea, sino que requieren un consumo más o menos prolongado en el tiempo, dependiendo de la sustancia estupefaciente ingerida o consumida. 2) Requisito psicológico, o sea, que produzcan en el sujeto una afectación de las facultades mentales del mismo. Cierto es que la actual atenuante de 22 drogadicción sólo exige que el sujeto actúe a causa de su grave adicción a las sustancias anteriormente referidas, pero ello no permitirá prescindir absolutamente de este requisito, ya que es obvio que la razón que impera en dicha norma es la disminución de su imputabilidad. 3) Requisito temporal o cronológico, en el sentido que la afectación psicológica tiene que concurrir en el momento mismo de la comisión delictiva, o actuar el culpable bajo los efectos del síndrome de abstinencia. 4) Requisito normativo, o sea la intensidad o influencia en los resortes mentales del sujeto, lo cual nos llevará a su apreciación como eximente completa, incompleta o meramente como atenuante de la responsabilidad penal. Sentados estos presupuestos genéricos la Jurisprudencia ha ido acotando los supuestos en que cabe aplicar una eximente completa, una incompleta, o un atenuante, teniendo en cuenta que la jurisprudencia obliga a atender al grado de intoxicación, a la intensidad de la adicción que padezca el sujeto, el tipo de droga, y a la forma en que la misma afecte a su organismo. Así la eximente completa del Art. 20.2 CP, será sólo posible cuando se haya acreditado que el sujeto padece una anomalía o alteración psíquica que le impida comprender la ilicitud de su conducta o de actuar conforme a esa comprensión siempre que no hubiese sido buscada de propósito para cometer la infracción penal, y que no se hubiese previsto o debido prever su comisión (SSTS 25/2008 de 29.1, 21/2005 de 19.1). No obstante, la praxis forense demuestra que la aplicación de la eximente completa de toxicomanía resulta muy inusual, toda vez que como se afirma en el STS 16-12-1998 “la exención completa exige una absoluta carencia de facultades mentales” y es obvio que esta carencia absoluta de facultades sólo puede darse en personas que se encuentran postradas, 23 en un estado casi letárgico, situación prácticamente incompatible con la energía y actividad que normalmente exige cualquier conducta delictiva. Por el contrario la eximente incompleta, precisa de una profunda perturbación que, sin anularlas, disminuya sensiblemente aquella capacidad culpabilística aunque conservando la apreciación sobre la antijuridicidad del hecho que ejecuta. Finalmente, la Atenuante del Art. 21.2 CP, ésta solo es aplicable cuando la adicción sea grave y exista una relación de causa-efecto entre el delito cometido y la carencia de drogas que padece el sujeto; se trataría de dar respuesta penal a lo que criminológicamente se ha denominado “delincuencia funcional”. Esto es, a diferencia de lo que ocurre con la eximente del Art. 20.2 y con su correlativa atenuante del Art. 21.1, que ponen el acento en la afectación de las facultades psíquicas del delincuente como consecuencia del consumo abusivo de drogas, lo básico aquí es la relevancia motivacional de la adicción en la conducta criminal en cuanto es realizada a causa de aquella También cabe la atenuante analógica del Art. 21.7 CP. Cuando la incidencia en la adicción sobre el conocimiento y la voluntad del agente es más bien escasa, sea porque se trata de sustancias de efectos menos devastadores, sea por la menor antigüedad o intensidad de la adicción, más bien mero abuso de la sustancia. Por el contrario la simple condición de drogadicto sin mas datos no constituye per se una generalizada causa de atenuación (STS 25-04-2013) ya que como establece la STS nº 716/2014 de 29-10-2014 Rec nº 87672014. “la drogadicción por si sola no es una atenuante.” 24 La jurisprudencia admite la intoxicación plena por alcohol cuando se produce en el sujeto una disminución de las facultades psíquicas tan importante que le impiden comprender la ilicitud del hecho o conducirse conforme tal comprensión, semiplena cuando tales facultades están seriamente disminuidas y también la atenuante por embriaguez cuando el grado de disminución de sus facultades volitivas e intelectivas es leve. En el caso que nos ocupa, pese a estimar que el acusado pudo haber consumido alcohol en el bar y en casa de su tío horas antes de los hechos no se considera acreditado que pudiera estar ni siquiera ligeramente afectado por tal consumo ya que quien regentaba el bar y conversó minutos antes de que se produjeran los hechos le notó normal y no le notó bebido. Tampoco les pareció bebido a los agentes de la guardia civil que le detuvieron, habiendo intentado con movimientos ágiles agredir a uno de ellos con un machete y forcejear con ellos dando mordiscos y patadas. El jurado Popular por unanimidad estimó que no estaba probado que concurriera eximente completa ni incompleta. En cuanto a la apreciación de la atenuante de embriaguez se desestimó por mayoría (8-1) 3.- También se alegó por la defensa como eximente completa o incompleta el miedo insuperable. Para que concurra la eximente no es preciso que el conflicto de intereses en el que se encuentra inmerso el sujeto se resuelva de forma objetivamente justificada, basta con que se halle sometido a la amenaza de un mal intersubjetivamente insuperable, esto es, que el hombre medio no superaría, por mucho que siga teniendo clara su conciencia y sea dueño de su voluntad. La jurisprudencia exige que el miedo sea de tal entidad que el hombre medio no lo hubiese resistido. 25 Ciertamente en la motivación del Jurado Popular se señala que el comportamiento de los guardias civiles llamándole repetidamente por su nombre e identificándose como guardias civiles que iban a rescatarle no pudo ser considerado por el acusado como un temor insuperable y por ello por unanimidad se rechaza tanto como eximente completa como incompleta. 4.- Por lo que respecta a la eximente completa o incompleta de que el acusado padece desde su infancia de alteraciones en la percepción que alteren gravemente la conciencia de la realidad dicha circunstancia pese a ser alegada en el escrito de defensa no fue desarrollada en el acto del juicio y, al no quedar acreditada debe ser desestimada y así lo acordaron por unanimidad el Jurado Popular. 5.- Por lo que respecta a la eximente incompleta de trastorno mental transitorio alegada por la defensa el mismo exige que se haya producido una fuerte afectación de las facultades anímicas pero sin ser anuladas, no siendo preciso apreciar una base patológica en el sujeto afectado. Los forenses descartaron la concurrencia de dicho trastorno y en el informe aportado en la defensa no se recoge de manera expresa. El Jurado Popular por unanimidad rechazó que el acusado tuviera alterada de manera relevante su juicio a causa de dicho trastorno mental transitorio. 6.- Por lo que respecta a la atenuante de dilaciones indebidas, debemos reseñar lo siguiente: El derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, es un derecho fundamental recogido expresamente en el Art. 24.2 de la CE, y en el artículo 6.1 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, que se refiere expresamente al derecho de toda persona a que su causa sea oída dentro de un plazo razonable. La Orgánica 1/2008, de 30 de julio, por la que se autoriza la ratificación por España del Tratado de Lisboa, por el 26 que se modifican el Tratado de la Unión Europea y el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, firmado en la capital portuguesa el 13 de diciembre de 2007, reconoce en su art. 47 el derecho a la tutela judicial efectiva, y dentro del mismo se aloja el derecho a que “su causa sea oída equitativa y públicamente y dentro de un plazo razonable”. Tal derecho, no es identificable con el derecho al cumplimiento de los plazos establecidos en las leyes procesales, pero impone a los órganos jurisdiccionales la obligación de resolver las cuestiones que les sean sometidas, y también la de ejecutar lo resuelto, en un tiempo razonable. Por tal motivo, ya desde añeja jurisprudencia se considera que la vulneración del derecho fundamental a un proceso sin dilaciones indebidas, origina un sufrimiento al justiciable que debe ser compensado o reparado mediante la atenuación de la pena que se le imponga. Ya el Pleno de la Sala Segunda del TS celebrado en fecha de 21 de mayo de 1999, seguido en numerosas sentencias posteriores, como las de 8 de junio de 1999, 28 de junio de 2000, 1 de diciembre de 2001, 21 de marzo de 2002, etc., determino la procedencia de compensar la entidad de la pena correspondiente al delito enjuiciado, en los casos en que se hubieren producido en el enjuiciamiento dilaciones excesivas e indebidas, no reprochables al propio acusado ni a su actuación procesal. Tras la reforma del CP por la LO 5/2010, de 22 de junio, se regula ya expresamente como nueva atenuante en el Art. 21.6ª en los siguientes términos: “La dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento, siempre que no sea atribuible al propio inculpado y que no guarde proporción con la complejidad de la causa”. La jurisprudencia del TS ha fijado un sólido cuerpo de doctrina sobre la atenuante de dilaciones indebidas, de la que se infiere que la apreciación de la 27 Atenuante de Dilaciones Indebidas, exige la concurrencia de los siguientes Requisitos: 1) Que la dilación sea Indebida, es decir que se trate de una dilación Indebida, Injustificada o desproporcionada a la causa, atendiendo para ello a parámetros tales como la complejidad de la causa, el comportamiento del interesado y la actuación de las autoridades competentes 2) Que sea Extraordinaria. No basta por tanto que exista un mero retraso injustificado; sino que se exige que dicho retraso, tardanza o dilación sea extraordinario, o fuera de lo común. En base a ello, la jurisprudencia ha apreciado en casos de transcurso de nueve años de duración del proceso penal que correspondía la aplicación de una atenuante analógica con el carácter de muy cualificada., o seis años de duración para un proceso muy simple. 3) Que no sea atribuible al propio inculpado. Es decir que no se deban al mismo acusado que las sufre, supuestos de rebeldía, por ejemplo, o a su conducta procesal, motivando suspensiones, etc pues la práctica diaria del foro nos enseña que más de una vez la actitud procesal de un denunciado o inculpado es provocar dilaciones, como legítima estrategia defensiva. 4) Que ocasione perjuicio efectivo. Debe constatarse una efectiva lesión bien por causa de las circunstancias personales del autor del hecho, bien por reducción del interés social de la condena que haga que la pena a imponer resulte desproporcionada, pues si los hechos concretos perseguidos revisten especial gravedad, se reduce la relevancia del tiempo transcurrido en relación con la necesidad de pena, subsistente en su integridad y 5) Desde el punto de vista formal las paralizaciones o retrasos de entidad injustificados en la tramitación de la causa, deben quedar señalados y 28 acreditados en la sentencia cuando el tribunal aprecia la atenuante y la motivación que ofrezca el tribunal debe resultar suficiente (STS. 17.3.2009; STS: nº 739/2011 de fecha 14/07/2011 -Rec nº 11321/2010 P (Ponente: Sr. Berdugo Gómez de la Torre) En el caso que nos ocupa, amen de que no se han hecho constar las citadas paralizaciones por la defensa, examinada la causa no se observan por este Magistrado la existencia de retrasos en la tramitación de la causa, en la que se han practicado numerosas pruebas periciales como de toxicología, balística, forenses amen de la pericial interesada por la defensa. Ello conduce a que, como señaló el Jurado popular por unanimidad no se aprecie como atenuante simple ni cualificada las dilaciones indebidas. 7.- En cuanto a la atenuante de confesión del artículo 21.4º del Código Penal, la jurisprudencia ha entendido que exige que el sujeto confiese la infracción a las autoridades antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él. No es preciso ningún elemento subjetivo relacionado con el arrepentimiento por el hecho cometido, pues lo que se valora en la configuración de la atenuante es, de un lado, la colaboración del autor a la investigación de los hechos, facilitando que se alcance la Justicia, y, de otro, al mismo tiempo, su regreso al ámbito del ordenamiento, mediante el reconocimiento de los hechos y la consiguiente aceptación de sus consecuencias. Cumpliéndose el elemento temporal, es suficiente con una confesión del hecho que pueda reputarse veraz, es decir, que no oculte elementos relevantes y que no añada falsamente otros diferentes, de manera que se ofrezca una versión irreal que demuestre la intención del acusado de eludir sus responsabilidades mediante el establecimiento de un relato que le favorezca, y que resulta ser falso según la valoración de la prueba realizada después por el Tribunal. 29 En relación con la atenuante de confesión la STS 22- 04-2013 (Rc 11.164/2012) establece que los requisitos para que pueda apreciarse la misma, son, en esencia, los siguientes: 1. confesión de la infracción efectuada por el culpable; 2. que habrá de ser veraz en lo sustancial y mantenerse a lo largo de las distintas fases del proceso, también en lo sustancial; 3. deberá hacerse ante Autoridad, Agente de la Autoridad o funcionario cualificado para recibirla; y por último, 4. el requisito cronológico, que la misma se realice antes de conocer el confesante que el procedimiento se dirigía contra él, entendiéndose que la iniciación de diligencias policiales ya integra procedimiento judicial, a los efectos de la atenuante. En el caso que nos ocupa, la carta remitida por el encausado al Juzgado de Instrucción es muy posterior a la incoación del procedimiento y no se reconoce de manera directa la comisión de los hechos pues solamente de manera indirecta se reconocen los hechos con expresiones “ por lo que me cuentan fue terrible” y se pide perdón “si algo he hecho mal”. También en el acto de la vista, tras su interrogatorio, en el que manifestó que en relación con el disparo a MARIA DEL CARMEN y el acometimiento a los agentes, nada recordaba, el Tribunal por dos veces le ofreció la posibilidad de mostrar arrepentimiento por los hechos cometidos y pedir perdón al acusado quien, de manera ambivalente y dubitativa no quiso aprovechar. El Jurado Popular por unanimidad no reconoció dicha atenuante. 8.- Por lo que respecta a la atenuante de arrebato, hemos de señalar que en la STS nº 1147/2005, con cita de la STS núm. 582/1996, de 24 de septiembre, se señalaba que la esencia de esta causa da atenuación “…radica en una sensible 30 alteración de la personalidad del sujeto cuya reacción de tipo temperamental ante estímulos externos incide sobre su inteligencia y voluntad, mermándolas en relación de causa a efecto y en conexión temporal razonable, presentándose como una respuesta que puede ser entendida dentro de parámetros comprensibles en un entorno normal de convivencia. La jurisprudencia de esta Sala, que excluye el arrebato en los supuestos de simples reacciones coléricas y en los casos de simple acaloramiento o aturdimiento que acompaña a la comisión de algunas figuras delictivas, ha señalado que el fundamento de esta atenuante se encuentra en la disminución de la imputabilidad que se produce en un sujeto que se encuentra con la mente ofuscada por una pasión que en ese momento le afecta.” Se ha venido exigiendo la concurrencia de varios requisitos para apreciar esta circunstancia de atenuación. 1.- En primer lugar, debe constatarse la existencia de estímulos o causas, generalmente procedentes de la víctima (STS núm. 256/2002, de 13 de febrero), que puedan ser calificados como poderosos, y que se entiendan suficientes para explicar en alguna medida la reacción del sujeto, con lo que quedan excluidos los estímulos nimios ante los que cualquier persona media reaccionaría con normalidad. Es en este sentido en el que ha de ser entendida la exigencia relativa a la proporcionalidad que debe existir entre el estímulo y la alteración de la conciencia y de la voluntad que acompaña a la acción. Si la reacción resulta absolutamente discordante por notorio exceso con el hecho motivador, no cabe aplicar la atenuación (sentencia de 27 de febrero de 1992), pues no es posible otorgar efectos atenuatorios a cualquier reacción pasional o colérica si no está contrastada la importancia del estímulo provocador del disturbio emocional en que el arrebato consiste y que ha de tener influencia menguante sobre la voluntad e inteligencia del autor (STS núm. 1483/2000, de 6 de octubre). 31 2.- En segundo lugar ha de quedar acreditada la ofuscación de la conciencia, o estado emotivo repentino o súbito, u otro estado pasional semejante, que acompaña a la acción. 3.- En tercer lugar, debe existir una relación causal entre uno y otra, de manera que la conducta sea una consecuencia de la trascendencia del estímulo. 4.- En cuarto lugar, ha de existir una cierta conexión temporal, pues el arrebato no podrá apreciarse si ha mediado un tiempo entre estímulo y reacción que prudencialmente permita estimar que se ha recuperado la frialdad de ánimo y, 5.- En quinto lugar, que la respuesta al estímulo no sea repudiable desde la perspectiva de un observador imparcial dentro de un marco normal de convivencia, (STS núm. 1301/2000, de 17 de julio). En el caso que nos ocupa, tan solo ha quedado acreditada la existencia de una previa discusión del encausado con la fallecida que sobre las 15.30 horas llamó a un tío común para decir que AVELINO la había insultado o amenazado, resultando huérfana de probanza la existencia de insultos y amenazas que el acusado refiere le manifestó MARICARMEN. En este punto, ya que el encausado posteriormente comió con su tío, de haber sido tan relevante la discusión lo normal es que se lo hubiera comentado, habiéndose acreditado justamente lo contrario y es que la fallecida llamó a su tío por los insultos y amenazas del acusado y no al revés. No hay probado en ningún caso la proporcionalidad antes descrita ni tampoco la conexión temporal pues, entre la discusión y el disparo, mediaron al menos mas de una hora y media, sin que se haya acreditado discusión entre ambos inmediatamente anterior a que el acusado dispara a MARICARMEN. 32 El jurado popular también por mayoría (6-3) estimó no considerar acreditado que hubiera obrado el acusado a causa de arrebato que le hubiera afectado ligeramente sus capacidades. QUINTO.- A la hora de individualizar la pena, el delito de asesinato se halla castigado con una pena de entre quince y veinte años de prisión en el artículo 139 del código penal, y en el caso de autos no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad penal resultando de aplicación el Art. 66.6º del C.P. que señala que cuando no concurran circunstancias atenuantes ni agravantes se impondrá la pena en la extensión que se considere adecuada en atención a la circunstancias personales del delincuente y la mayor o menor gravedad del hecho. Como regla general, conviene recordar, que la fijación de penas es facultad discrecional del juzgador de instancia, si bien ha de respetar el principio acusatorio y las normas o reglas de determinación de penas (es decir cuando la pena sea incorrecta, al aplicar criterios jurídicos erróneos- SSTS 7-3-1994, ATS 8-11-1995, 24-5-1995, STC 4-7-1991 etc.). También la pena ha de ser fijada con proporcionalidad entre la gravedad del hecho y las circunstancias del culpable con relación a la sanción impuesta (SSTS 5-7-1991, 4-11-1996, 374/2006 de 7-4 etc.) pues ello es una exigencia implícita del art 25 CE y esta consagrado en el art 49.3 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Finalmente hemos de señalar que dicha imposición ha de ser motivada, es decir comprender las razones por las que se decide imponer la pena en el tramo o quantum en el que lo hace. 33 En el caso que nos ocupa el Tribunal, de la horquilla de pena de 15 a 20 años, considera que ha de imponerse una pena de prisión de 17 años, que se encuentra en la mitad inferior de la pena por las siguientes razones: 1.- en el comportamiento del acusado no se han acreditado circunstancias agravantes que justifiquen la imposición de pena en su mitad superior, 2.- Por lo que respecta a las circunstancias personales del delincuente el acusado, con cierta ambivalencia, en la carta que remitió al juzgado como en el acto de la vista reconoció los hechos y por un único voto no se le apreció la atenuante de tener ligeramente disminuida sus capacidades volitivas e intelectivas a causa de sus rasgos paranoides y esquizoides. 3.- Por lo que respecta a la gravedad del hecho se utilizó un medio especialmente lesivo para la vida como una escopeta de caza con un cartucho apto para caza mayor con un único disparo a corta distancia (unos 5 o 6 metros). Por lo que respecta al atentado con uso de armas, la pena a imponer sería la prevista para el tipo base sería (de uno a tres años) en grado superior, es decir de 3 a 4 años y 6 meses y, por las razones que a continuación se señalan se considera proporcionada la de 3 años y 6 meses de prisión: 1.- en el comportamiento del acusado no se han acreditado circunstancias agravantes que justifiquen la imposición de pena en su mitad superior. 2.- Por lo que respecta a las circunstancias personales del delincuente el acusado, con cierta ambivalencia, en la carta que remitió al juzgado como en el acto de la vista reconoció los hechos y por un único voto no se le apreció la atenuante de tener ligeramente disminuida sus capacidades volitivas e intelectivas a causa de sus rasgos paranoides y esquizoides. 34 3.- Por lo que respecta a la gravedad del hecho se utilizó un medio especialmente lesivo para la vida como un machete de considerables dimensiones que fue dirigido contra el agente de la guardia civil que estaba procediendo a su rescate. SEXTO.- También la acusación particular interesa una prohibición de aproximación del acusado respecto de los familiares de la fallecida y de la prohibición de que este resida en la localidad de Redipuertas. Hemos de recordar que el Art. Artículo 57.1 del C.P. señala que los jueces o tribunales, en los delitos de homicidio… atendiendo a la gravedad de los hechos o al peligro que el delincuente represente, podrán acordar en sus sentencias la imposición de una o varias de las prohibiciones contempladas en el artículo 48, por un tiempo que no excederá de diez años si el delito fuera grave, o de cinco si fuera menos grave. No obstante lo anterior, si el condenado lo fuera a pena de prisión y el juez o tribunal acordara la imposición de una o varias de dichas prohibiciones, lo hará por un tiempo superior entre uno y diez años al de la duración de la pena de prisión impuesta en la sentencia, si el delito fuera grave, y entre uno y cinco años, si fuera menos grave. En este supuesto, la pena de prisión y las prohibiciones antes citadas se cumplirán necesariamente por el condenado de forma simultánea. Por todo lo anterior, se acuerda imponer la medida de alejamiento respecto de JULIANA GONZALEZ GARCIA, JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ y prohibición de residencia en la localidad de Redipuertas por todo el plazo de duración de la pena de prisión impuesta por el delito de asesinato (17 años) mas otros cinco años mas, lo que 35 hace un total de 23 años de prohibición de aproximación del acusado respecto de tales personas. Por su parte, el Art. 48.1 del C.P. señala que la privación del derecho a residir en determinado lugar o acudir a ellos impide al penado residir o acudir al lugar en el que se halla cometido el delito o falta o aquel en el que resida la víctima o su familia si fueran distintos. Por ello por igual plazo de 23 años se prohíbe al acusado residir en la Localidad de Redipuertas. SEPTIMO.- Señala el artículo 116 del código penal que toda persona responsable criminalmente de un delito o falta lo es también civilmente si del hecho se derivaren daños o perjuicios. En el caso de autos tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular han solicitado una indemnización para la madre, pareja e hija de la fallecida con aplicación analógica de las indemnizaciones previstas por el baremo aplicable a los accidentes de tráfico. En estos casos los tribunales de justicia y es criterio de esta Sección, hacer una aplicación orientativa del Baremo del hecho circulatorio, con base en la jurisprudencia del Tribunal Supremo al respecto, y por todas la STS Sala 2ª de: 04/11/2003, cuando señala después de recordar el deber de motivación de la cuantía indemnizatoria por parte del órgano judicial, que la Ley 30/1995 incorporó a la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en Circulación de Vehículos a motor un anexo conteniendo un sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación. Sus reglas no son de aplicación obligatoria para la determinación de la indemnización que pueda corresponder en cada caso por los daños y perjuicios derivados de los delitos dolosos, tal como resulta de su propia regulación y de una jurisprudencia consolidada. Pero nada se opone a que su minucioso 36 contenido sea tenido en cuenta por los Tribunales como regla orientativa. Si bien tratándose de delito doloso, máxime en el caso de autos, razones de estricta justicia obligan a añadir un plus de aflicción al fallecimiento que se traduce en un pequeño un incremento de las cantidades del citado Baremo, que sería el aplicable a la fecha del suceso, esto es, el correspondiente al año 2013 y que se actualizó de conformidad con la Resolución de la Dirección General de Seguros y Fondo de Pensiones de 30 de enero del citado año. Por ello se estima ajustado conceder a JULIANA GONZALEZ GARCIA, como madre de la fallecida, la cantidad de 10.000 euros en concepto de indemnización civil, a JOAQUIN MENEDEZ CUESTA, como pareja de hecho 115.000 euros y su hija ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ la cantidad de 60.000 euros. Estas cantidades no han sido impugnadas por la defensa y se consideran por el TRIBUNAL ajustadas y proporcionadas. Dichas cantidades devengarán los intereses del art. 576 de la LEC. OCTAVO.- En virtud de lo dispuesto en el artículo 123 del Código Penal, las costas procesales se entienden impuestas por la Ley a los criminalmente responsables de todo delito o falta, debiendo incluirse en el presente caso las costas procesales devengadas por la acusación particular. NOVENO.- Finalmente conviene señalar que el Jurado popular ha motivado debidamente el veredicto de culpabilidad emitido, llegando al mismo por unanimidad de sus componentes, y valiéndose de la prueba desarrollada en el plenario. 37 Vistos los preceptos legales de general y pertinente aplicación, en nombre del Rey y por la potestad conferida en la Constitución de la Nación Española. FALLO : En virtud del Veredicto de CULPABILIDAD emitido por el Tribunal del Jurado, debo CONDENAR Y CONDENO AL ACUSADO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, ASESINATO COMO CONSUMADO, AUTOR sin DE concurrencia UN de DELITO DE circunstancias modificativas de la responsabilidad penal a la PENA DE DIECISIETE AÑOS DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, debiendo indemnizar a la madre de la fallecida JULIANA GONZALEZ GARCIA, como madre de la fallecida, en la cantidad de 10.000 euros, a JOAQUIN MENEDEZ CUESTA, como pareja de hecho en 115.000 euros y su hija ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ en la cantidad de 60.000 euros. A dichas cantidades se les incrementará los intereses del art. 576 de la LEC. Igualmente por plazo de 23 años (los 17 de prisión más otros 5) se prohíbe al condenado a que se acerque a menos de 200 metros de JULIANA GONZALEZ GARCIA, JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ. También en dicho plazo se le prohíbe residir en la localidad de Redipuertas (León). 38 Hemos de recordar que la prohibición de aproximarse a una persona impide acercarse a ella, a su domicilio, lugar de trabajo y cualquier otro lugar frecuentado por la Víctima y su incumplimiento determina la comisión de un delito de quebrantamiento de condena. De igual modo y en virtud del Veredicto de CULPABILIDAD emitido por el Jurado, debo condenar y condeno al acusado AVELINO LLANOS FERNANDEZ, como autor de un DELITO DE ATENTADO de los Art. 550, 551 y 552.1 del C.P. sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad, a la pena de 3 años y 6 meses de prisión, con la accesoria de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena. Condenándole igualmente al pago de las costas procesales con inclusión de las ocasionadas por la acusación particular. Para el cumplimiento de la pena privativa de libertad le será abonado al condenado AVELINO LLANOS FERNANDEZ el tiempo de prisión preventiva sufrido por esta causa. Notifíquese a las partes la presente resolución, haciéndoles saber que contra la misma cabe interponer recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, en el plazo de diez días desde la última notificación. 39 Así lo acuerda, manda y firma, el Ilmo. Sr. D. ALVARO-MIGUEL DE AZA BARAZON, Magistrado Presidente del Tribunal del Jurado. 40