SENTENCIA Nº 242/16

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AUD.PROVINCIAL SECCION N. 3
LEON
SENTENCIA: 00242/2016
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 3 LEON
UNIDAD PROCESAL DE APOYO DIRECTO
Modelo: 530650 SENTENCIA. TRIBUNAL DEL JURADO.ART. 70 L.O.T.J.
N.I.G: 24089 43 2 2013 0143740
Rollo: TJ TRIBUNAL DEL JURADO 0000014 /2016
Órgano Procedencia: JUZGADO DE INSTRUCCION.N.5 de LEON
Proc. Origen: TRIBUNAL DEL JURADO 0000001 /2015
Acusación: JULIANA GONZALEZ GARCIA, JOAQUIN MENENDEZ CUESTA , ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ ,
MINISTERIO FISCAL
Procurador/a: ISMAEL RICARDO DIEZ LLAMAZARES,
Abogado/a: JUAN CARLOS ZATARAÍN FLORES,
Contra: LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ
Procurador/a: LAURA FERNANDEZ FERNANDEZ
Abogado/a: DAVID MANUEL DIEZ REVILLA
SENTENCIA Nº 242/16
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LMO/A SR./SRA. MAGISTRADO PRESIDENTE
D ALVARO MIGUEL DE AZA BARAZON
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En León a 1 de Junio de 2016.
Visto en juicio oral y público el Procedimiento de la Ley del Jurado que se
ha tramitado en esta Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León con el
num. 14/2016, procedente del Juzgado de Instrucción nº 5 de León en que se
inició con el nº 1/2015, seguido por delito de asesinato y atentado contra
LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ,
nacido en Coballes (Asturias, hijo de Leandro y de María, sin antecedentes
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penales, en situación de prisión provisional, habiendo estado privado de libertad
desde el día 3 de Junio de 2013, hallándose representado en esta causa por la
Procurador de los Tribunales Dª Laura Fernández Fernández y defendido por el
Letrado D. David Manuel Díez Revilla; y como acusación particular JULIANA
GONZALEZ, JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA COLLAR
FERNANDEZ representados por el Procurador D. Ismael Díez LLamazares y
asistidos del Letrado D. Juan Carlos Zataraín Flores, habiendo intervenido como
acusador público el MINISTERIO FISCAL.
Ha sido designado Magistrado Presidente del Tribunal del
Jurado, D.
ALVARO-MIGUEL DE AZA BARAZON, quien redacta la presente resolución
en base a los siguientes:
I.-ANTECEDENTES PROCESALES
PRIMERO.- La presente causa de la Ley del Jurado fue incoada con el nº
1/2015 por el Juzgado de Instrucción nº 5 de los de León, habiendo dictado el
citado Juzgado Auto decretando la incoación de jurado el 11/03/15 contra
LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, como presunto autor de un
delito de homicidio o asesinato de los artículos 138 y 139.1 del Código Penal, y,
como presunto autor de un delito de atentado del artículo 550, 551 y 552.1 del
Código Penal.
SEGUNDO.- Recibido el testimonio en esta Sección Tercera de la
Audiencia Provincial, se nombró Magistrado-Presidente a DON ALVARO2
MIGUEL DE AZA BARAZON, a quien le correspondió por turno de reparto
entre los magistrados de esta Sección; y en 15/03/16 se dictó el Auto de hechos
justiciables es decir, los hechos a enjuiciar, y fue señalado día 23/5/16 para el
inicio de las sesiones del juicio oral, proveyéndose lo necesario para la selección
de los candidatos a Jurado.
Las sesiones se prolongaron hasta el día 28 de Mayo y, constituido el
Tribunal del Jurado, se celebró el juicio oral y público, realizándose las pruebas
propuestas oportunamente por las partes y que constan en la correspondiente
grabación del juicio celebrado.
TERCERO.- El Ministerio Fiscal
en sus conclusiones definitivas,
calificó los hechos como constitutivos de un delito de asesinato del artículo
139.1ª del Código Penal y de un delito de de los artículos 550 y 551.1 y 552.1
del C.P., y del que era autor el acusado LEANDRO AVELINO LLANOS
FERNANDEZ sin concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad penal y solicitando se le impusiera la pena de 18 años de
prisión con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la
condena, debiendo indemnizar a JULIANA GONZALEZ GARCIA, como
madre de la fallecida, la cantidad de 10.000 euros, a JOAQUIN MENEDEZ
CUESTA, como pareja de hecho 115.000 euros y su hija ALMUDENA
COLLAR FERNANDEZ la cantidad de 58.000 euros mas los intereses legales
del Art.. 576 de la LEC. y por el delito de atentado la pena de 4 años de prisión
e inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de
la condena, así como el pago de las costas procesales.
CUARTO.- Por parte de la acusación particular, ejercida por JULIANA
GONZALEZ GARCIA, como madre de la fallecida, JOAQUIN MENEDEZ
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CUESTA, como su pareja de hecho y su hija ALMUDENA COLLAR
FERNANDEZ formularon sus conclusiones definitivas en el sentido de
adherirse íntegramente a las del Ministerio Fiscal en cuanto a la calificación de
los hechos interesando la pena de 20 años de prisión por el delito de asesinato
solicitando la prohibición de que el acusado se acerque a JULIANA
GONZALEZ GARCIA,
JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA
COLLAR FERNANDEZ así como que no pueda residir en la localidad del
Redipuertas (León) por plazo de 10 años desde que se cumpla la condena y 4
años de prisión con las accesorias correspondientes por el delito de atentado de
los artículos 550, 551 y 552 del C.P.
Por último el Letrado del acusado, en su escrito de defensa elevado a
definitivas en el acto del juicio oral, calificó los hechos cometidos por su
defendido como constitutivos de un delito de homicidio y atentado y solicitó se
le absolviera de ambos por concurrir circunstancias eximentes de su
responsabilidad criminal.
QUINTO-. Concluido el juicio oral, y, tras hacer uso del derecho a la
última palabra el acusado, se procedió a la determinación del objeto del
veredicto, redactado y elaborado por el Magistrado Presidente, y tras su entrega
al Ministerio Fiscal y a los letrados de las partes se llevó a cabo la audiencia
prevista en el artículo 53 de la L.O.T.J, sin que los mismos formularan objeción
alguna al contenido del objeto del veredicto, el cual a continuación fue
entregado al Jurado que, tras recibir las instrucciones dadas por el Magistrado
Presidente, en cuanto al contenido de su función y deberes, así como de las
reglas que rigen la deliberación y votación, con especial énfasis en la necesidad
de motivar su veredicto y la forma de emitirlo.
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SEXTO.- Concluido dicho trámite, se retiraron los miembros del Jurado a
la Sala de deliberación especialmente habilitada para ello, donde todos ellos
permanecieron debidamente incomunicados del exterior a fin de garantizar su
plena independencia e imparcialidad.
SEPTIMO.- Concluida la deliberación y votación, una vez alcanzado el
veredicto por unanimidad, el Magistrado Presidente procedió a su examen y no
estimó necesaria la devolución, al reunir todos los requisitos exigidos por el Art.
63 de la LOTJ, sin apreciar contradicción alguna relevante en sus
razonamientos, por lo que se convocó de forma inmediata a las partes para su
lectura en audiencia pública. La portavoz del Jurado dio, en audiencia pública,
lectura íntegra al veredicto que declara por unanimidad, la culpabilidad del
acusado, considerando a LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ
culpable de un delito de asesinato y de un delito de atentado sin concurrir
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal.
OCTAVO.- Pronunciado el veredicto, el Jurado cesó en sus funciones y se
procedió a su disolución.
NOVENO.- Acto seguido, se concedió la palabra al Ministerio Fiscal y a los
Letrados de la acusación particular y de la defensa quienes informaron en
relación con las penas a imponer y la responsabilidad civil.
En dicho trámite, el Ministerio Fiscal, la Acusación Particular reiteraron
las peticiones de condena anunciadas en sus escritos conclusiones provisionales,
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modificándolas la defensa para adaptarla al veredicto del jurando, interesando la
pena mínima de 15 años por el asesinato y de un año para el delito de atentado.
DECIMO.- En la tramitación de este procedimiento se han observado y
cumplido sustancialmente las reglas y prescripciones legales.
II.- HECHOS PROBADOS
De conformidad con el Veredicto emitido por el Jurado Popular se declara
probado que
1.- Que el acusado LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, tenía
una mala relación con su prima MARIA DEL CARMEN FERNANDEZ
GONZALEZ, cuya vivienda se encontraba en frente de la suya, a raíz de unas
denuncias que esta había realizado contra su hermana JOSEFINA a partir del
año 2011 por la realización de obras que, a su juicio, no se ajustaban a las
licencias solicitadas o realizadas sin la preceptiva licencia ilegales.
2.- Que sobre 01/06/13 antes de las 15.30 horas, el acusado tuvo una
discusión con la referida MARIA DEL CARMEN, porque había arrojado una
rama a la presa, tras lo cual esta llamó por teléfono al tío común de ambos,
JOSE FERNANDEZ FERNANDEZ, conocido
como Pipi, diciéndola que
Avelino la había amenazado e insultado y le comentó a su madre JULIANA que
no tirara nada a la presa porque AVELINO se había enfadado con ella por
arrojar un palo a dicha presa.
3.- Que cuando el acusado fue al bar ese día antes de los hechos, sobre las
16.30 horas y se tomó un vino, la persona que atendía el bar, MERCEDES
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FERNANDEZ, le encontró normal, hablando con ella como siempre, de la
naturaleza, a veces enigmático, sin que apreciase en su comportamiento algo
extraño o síntomas de haber bebido en exceso. Le dijo que marchaba a por setas
4.- Que posteriormente, sobre las 17 horas, cuando su prima MARÍA DEL
CARMEN FERNANDEZ GONZÁLEZ venía caminando por la carretera de
Vegarada, en la localidad de Redipuertas, para dirigirse hacia su domicilio,
portando una carretilla con ambas manos, con la que había ido a tirar la hierba
segada a un contenedor, al llegar a la altura de la entrada de su domicilio, que
coincide justo enfrente con la vivienda en la que residía LEANDRO AVELINO
LLANOS FERNANDEZ, sin ningún tipo de aviso previo, el acusado salió de
su vivienda, portando una escopeta de su propiedad marca BROWNING, N°
421PZ05960, del calibre 12, modelo B-80-SL, y disparó contra MARÍA DEL
CARMEN cuando esta se encontraba a una distancia de entre 5 y 6 metros
usando para ello un cartucho con postas de tres en fondo.
5.- Que dicho disparo, afectó de lleno a MARIA DEL CARMEN en la zona
abdominal derecha, y con salida por la zona abdominal izquierda, produciendo
la rotura -entre otras lesiones- de la aorta, y le causó la muerte por shock
hipovolémico, agonizando la fallecida entre uno y diez minutos.
6.- Que al oír el disparo, la madre de MARÍA DEL CARMEN, JULIANA
GONZÁLEZ GARCÍA, que estaba en la vivienda a la que se dirigía la víctima,
salió a la carretera, pudiendo observar a LEANDRO AVELINO LLANOS
FERNANDEZ con la escopeta en la mano y a la altura de la puerta de su
domicilio, y a su hija tendida en la carretera.
7.- Que dicho disparo fue también oído por
GARCÍA, vecino de Redipuertas,
MANUEL ALVAREZ
cuando se encontraba cerca de los
contenedores de basura con JOSEFINA LLANOS FERNANDEZ, hermana del
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acusado, quien previamente se había cruzado con el acusado- y le habían oído
decir “ cinco minutos me quedan” mientras contaba con los dedos.
8.- Que, tras oír el disparo MANUEL vio a MARIA DEL CARMEN como
se echaba las manos al costado y se desplomaba en el suelo enfrente de la casa
del acusado y que cuando trataba de socorrerla, el acusado se acercó a MARI
CAMEN y la dijo “puta, hija de puta, te lo merecías”.
9.- Que cuando el acusado se acercó a MANUEL ALVAREZ GARCIA que
estaba atendiendo a MARI CARMEN este le vio normal, sin notar que estuviera
borracho o bebido
10.- Que la anterior acción la llevó a cabo el acusado estando presente en
su ánimo no solo la intención de acabar con la vida de MARIA DEL CARMEN,
sino también tratando de asegurar su muerte sin riesgo para su persona, actuando
de manera súbita, inesperada o repentina eliminando así toda posibilidad de que
aquella se defendiera
11.- Que posteriormente el acusado, tras dejar la escopeta en su domicilio
abandonó la localidad de Redipuertas, portando una navaja o machete con
dirección al monte, escondiéndose en una cueva próxima sita en el paraje
conocido como "POZO DE LOS INFIERNOS", donde fue finalmente localizado
por Agentes de la Guardia Civil.
12.- Que dicha escopeta y el cartucho utilizado se encontraban en perfecto
estado funcionamiento cuando fueron utilizados por el acusado
13.- Que el cartucho utilizado por el acusado, era un cartucho cuya
adquisición no está vedada pero si está prohibido su uso, salvo excepciones, es
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munición de caza mayor y de susceptible de causar un gran daño al contar con 9
postas que se comportan como 9 proyectiles
14.- Que el acusado era titular de dicha escopeta y tenía al tiempo de los
hechos vigente su permiso de armas para utilización, (licencia E) que había
obtenido en el año 2004, habiéndose renovado dicha licencia en fecha 06/05/09
al carecer de antecedentes penales y policiales. También poseía en vigor licencia
de armas tipo D para el uso de rifles.
15.- Que la escopeta usada por Avelino fue incautada por los miembros de
la Guardia Civil que hasta allí se desplazaron, en el interior de su vivienda,
concretamente encima de la mesa de la cocina, localizándose también el
cartucho percutido en el exterior de la misma.
16.- Que en la sangre encontrada en la navaja, como los restos orgánicos
encontrados en el gatillo de la escopeta se han encontrado un mismo perfil
genético que se corresponde con el del acusado y si analizado los retos
orgánicos hallados en el cartucho percutido el perfil genético obtenido es
compatible con el del acusado.
17.- Que la vaina encontrada en las proximidades del lugar del disparo fue
disparada por la escopeta intervenida marca “BROWNING” MODELO b-80-SL
del calibre 12/70 y con nº de identificación 421P05960”
18.- Que en la ropa que llevaba el acusado el día de los hechos (cazadora de
camuflaje y pantalón vaquero) se han detectado residuos de disparo con plomo
antimonio y bario, no encontrándose residuos específicos de disparo en las
muestras obtenidas de las manos, rostro y cabello del acusado.
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19.- Que el acusado, tras ser condenado por un delito de homicidio en fecha
2/2/79 en el que se le apreció una atenuante por tener disminuida notablemente
sus facultades, pero sin anularlas por completo a causa de un estado patológico,
no precisó de ningún tratamiento médico, no habiendo seguido tratamiento ni
consultas en centros de salud mental habiendo sido condenado a la pena de 5
años de prisión cumpliendo condena en el Centro Penitenciario Psiquiátrico de
Alicante
27.- Que el acusado fue condenado como autor de un delito de homicidio
por sentencia firme de la Audiencia Provincial de León en fecha 2/2/1979
concurriendo la atenuante de tener disminuida notablemente sus facultades pero
sin anularlas por completo a causa de un estado patológico del acusado.
20.- Que la fallecida MARÍA DEL CARMEN FERNANDEZ GONZÁLEZ
convivía en situación de pareja de hecho con JOAQUÍN MENENDEZ CUESTA
desde el año 2002, estando empadronados en el mismo domicilio en la localidad
de Villarrodrigo de las Regueras, León, y junto con ellos convivía también la
madre de la fallecida JULIANA GONZÁLEZ GARCÍA, así como una hija de
MARIA DEL CARMEN fruto de su primer matrimonio, que era mayor de edad
en la fecha de estos hechos, llamada ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ.
21.- Que la familia de María del Carmen Fernández González dispone de
casa en la localidad de Redipuertas donde acude en periodos vacacionales.
22.- Que una vez localizado el acusado en el interior de la cueva al observar
restos de sangre en el suelo de la misma, el Agente con carné profesional
H55516S, le llamó repetidamente por su nombre y se identificó como tal, sin
que diese contestación alguna LEANDRO AVELINO, que se encontraba
tumbado y como inmóvil en el interior de la cueva, permaneciendo así una hora,
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por lo que los agentes sospecharon que pudiera haber perdido el conocimiento o
haber fallecido.
23.-
Que dicho
Agente, con las correspondientes precauciones,
se
introdujo en la cueva y al acercarse a LEANDRO VELINO, y comprobar que
estaba vivo, éste se reincorporó súbitamente y se abalanzó contra él con un
machete de monte que tenía en su mano, tratando de clavárselo, cayendo al
suelo ambos, momento en el que otros Agentes tuvieron que ayudar a su
compañero para inmovilizarle y quitarle el machete que portaba, ofreciendo el
acusado una fuerte resistencia, teniendo los agentes que quitar el machete ”dedo
a dedo por la fuerza con la le agarraba” lanzando mordiscos y patadas a los
citados Agentes, teniendo que ser engrilletado y no resultando lesionados
ninguno de los agentes
24.- Que Igualmente el agente que entró en la cueva H-55516-S y el agente
Z-42721-G
no apreciaron que el acusado hubiera bebido ya que sus
movimientos eran precisos y tenía mucha fuerza.
25.- Que dicha acción atribuida al acusado, la de disparar con la escopeta a
MARIA DEL CARMEN provocándola la muerte
así como la del
acometimiento a los Guardias Civiles que acudieron a detenerle se efectuó por el
acusado teniendo plena consciencia y voluntad de lo que hacía.
26.- Que el día en que ocurrieron los hechos el acusado, además de la ingesta
de vino en el bar, durante la comida, junto con su tio Pipi, consumieron al
menos una botella de vino, y chupitos de orujo
27.- Que la escopeta utilizada fue cargada con un único cartucho de los tres
posibles que podrían haberse cargado
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28.- Que al tiempo de la detención por agentes de la Guardia Civil el
acusado estaba fuera de si y acalorado, gritaba, rugía y gesticulaba
III.-FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Los hechos declarados probados por el Jurado Popular son
legalmente constitutivos en primer lugar de un delito de asesinato consumado
del artículo 139 del Cp, concurriendo los requisitos de dicha figura delictiva,
pues se da muerte a otra persona, es el elemento objetivo del delito,
concurriendo la intención de matar o animus necandi, como elemento subjetivo
que ha de estar presente en la infracción, y que en ocasiones se determina por
inferencia, tomando en consideración el arma empleada y la zona del cuerpo
sobre la que se actúa. En el caso de autos ese animus es evidente desde el
momento en que se le dispara a la víctima a escasa distancia ( unos 5 o 6 metros)
con una escopeta de caza, en perfecto estado de funcionamiento y se usa un
cartucho de gran potencial destructor al ser de los usados para caza mayor.
Además el delito de asesinato requiere la concurrencia de un último y
fundamental elemento, cual es la concurrencia de alguna de las agravantes del
artículo 139 CP, en el caso de autos, la primera de dicho precepto, esto es la
existencia de alevosía en la acción ejecutada.
Señala el artículo
22.1 del Código Penal que "hay alevosía cuando el
culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la
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ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a
asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por
parte del ofendido".
Requiere esta agravante,
que cualifica al homicidio como delito de
asesinato, aparte del elemento normativo, pues ha de venir referida a los delitos
contra las personas, otro de carácter instrumental y subjetivo, cual es la
intención en el agente de asegurar el resultado y de eliminar cualquier
posibilidad de defensa de la víctima, es decir el sujeto quiere matar, y además
lograrlo de forma segura, y sin riesgo para su persona derivado de la defensa
que pueda hacer la víctima, para lo cual emplea medios, modos o formas
adecuados a tal fin. Se distingue por la jurisprudencia en tal sentido tres
modalidades de alevosía, la denominada proditoria o traicionera, si se ejecuta el
homicidio mediante trampa, emboscada o a traición del que aguarda y acecha; la
alevosía sorpresiva, caracterizada por el ataque súbito, inesperado e imprevisto,
y la tercera es la alevosía por desvalimiento en la que el agente se aprovecha de
una especial situación y desamparo de la víctima que impide cualquier reacción
defensiva, como cuando se ataca a un niño, a un anciano o a una persona que por
alguna razón se halla en estado de inconsciencia (SSTS de 24 de Noviembre de
1.995 ; 8 de Octubre de 1.997; 24 de Septiembre de 1.999; de 19 de Febrero de
2.007 y de 16 de Mayo de 2.008,entre otras).
En este caso, el Jurado Popular ha estimado como probada la concurrencia
de alevosía sorpresiva, caracterizada por el ataque súbito e imprevisto, y lo ha
motivado debidamente a partir del reconocimiento de hechos por parte del
acusado y de los informes de balística que concluyen que la distancia entre
ambos, al tiempo del disparo era de unos 5 metros, así como que la herida
causada era mortal, como señalaron los médicos forenses cuando se ratificaron
en su informe de autopsia.
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Por tanto, el acusado tuvo que representarse forzosamente que con la acción
ejecutada atentaba mortalmente contra MARIA DEL CARMEN, y además trató
de asegurar el resultado, eliminando cualquier posibilidad de defensa de la
agredida, dado lo sorpresivo del ataque y la zona tan vital a la que se dirigió,
produciéndose el fallecimiento en escasísimo tiempo. Ha existido por lo tanto
suficiente prueba de cargo de contenido incriminatorio contra el acusado, y
válida para desvirtuar el derecho a la presunción de inocencia que proclama el
artículo 24.2 de la CE.
Habida cuenta de lo expuesto, no puede aceptarse la tesis de la defensa de
que nos encontramos ante un delito de homicidio.
SEGUNDO.-
Por
lo
que
se
refiere
al
delito
de
atentado,
jurisprudencialmente se ha venido manteniendo como requisitos del mismo la
existencia de un elemento objetivo y otro subjetivo para la comisión del delito
de atentado.
En cuanto al elemento subjetivo también es pacifico el criterio
jurisprudencial de que, el sujeto activo ha de conocer la cualidad y actividad del
sujeto pasivo y que como elemento subjetivo del injusto el sujeto pasivo ha de
querer ofender, denigrar o desconocer el principio de autoridad. En cuanto a lo
primero, los agentes iban uniformados y repetidamente se identificaron como
agentes de la guardia civil.
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En cuanto al elemento subjetivo del injusto, baste señalar que el mismo va
implícito cuando se intima gravemente conociendo la condición del sujeto
pasivo, pues se acepta la ofensa del principio de seguridad como consecuencia
necesaria cubierta por dolo directo de segundo grado (STS 31-5-88). La Sala
Segunda del T.S viene manifestando que tal ánimo se presume (SSTS 602//95
de 27-4 y 231/2001 de 15-2) dado que “quien atenta contra quien sabe está
desempeñando su cargo también quiere hacerlo contra la autoridad que el agente
representa” (STS 9-7-2009).
En cuanto al elemento objetivo a su vez se precisa tres elementos, primero es
preciso que el sujeto pasivo sea autoridad o agente de la misma, segunda que se
halle en el ejercicio de las funciones de su cargo cuando resulte agredido y
tercera que haya un acto de acometimiento, empleo de fuerza, o resistencia
activa también grave.
Por lo que respecta al primero de los requisitos los agentes son guardias
civiles, respecto del segundo, se encontraba de servicio y uniformado y, en
relación al acto de acometimiento, es pacifico que lo integra lo relatado por uno
de los agentes en relación a que el acusado sorpresivamente se lanzó contra él
portando un machete, así como el hecho de que varios guardias civiles sufrieron
patadas y mordiscos, si bien no resultaron finalmente lesionados.
Además, en el caso que nos ocupa las acusaciones consideran que nos
encontramos ante un supuesto cualificado de atentado al haberse usado por el
acusado “arma o instrumentos peligrosos”, en concreto un machete o navaja de
considerables dimensiones y hacer uso del mismo en el acometimiento que
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además, se produjo, como relató el guardia civil de manera súbita y de
improviso, todo ello de conformidad con el art. 552.1 del C.P.
Por el contrario la defensa considera que no es aplicable el Art. 552.1 del
C.P. el cual agrava la pena si “la agresión se verificará con armas e instrumentos
peligrosos”.
Hemos de recordar que, respecto al uso de armas, entiende la Sala Segunda
del Tribunal Supremo que si el arma no es utilizada para la verificación de una
agresión sino para objetivo distinto, como pudiera ser la intimación del sujeto
pasivo, no entrará en juego la circunstancia que os ocupa pues intimidar con
armas no puede parangonarse a agredir con armas (STS87/01 de 29-1).
Pero, del relato de hechos probados se infiere que el acometimiento con el
arma por parte del acusado tenía por propósito agredir al guardia civil,
(concretamente se usa la expresión “clavárselo”) de lo que claramente se deduce
que la intencionalidad del agente no era la de intimidar sino la de agredir y, por
ello, resulta aplicable el tipo agravado que reclaman las acusaciones.
En este punto hemos de recordar que la Jurisprudencia señala que el
acometimiento es equivalente a la agresión. Así la STS 1792/07 10-10 señala
que “acometer equivale a agredir” y basta para que tal conducta se de con una
acción directamente dirigida a atacar a la autoridad, sus agentes o funcionarios
Por tanto, cuando el arma se use como medio de intimidación no se
considerará el tipo agravado y, cuando se use como medio de agresión se
entenderá aplicable el tipo agravado (en este sentido la STS 210/04 de 23-2).
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También la STS 1318/98 de 5-11 señala que, en el caso de amenaza de una
navaja haciendo gestos con intención de clavarse a un agente no se aplica el tipo
agravado de atentado, porque esta conducta no es aun agredir sino amenazar o
intimidar.
Pero resulta que en el caso que nos ocupa como hecho acreditado, a raíz de
la testifical del agente de la guardia civil que sufrió el acometimiento se ha
constatado que la intencionalidad del acusado no era la de intimidarle cuando le
acometió la con la navaja sino la de agredirle, concretamente al cuello, de
manera súbita y sorpresiva, por lo que ha de estimarse cometido el delito de
atentado en la modalidad agravada interesada por la acusación.
También el Jurado ha estimado acreditado la comisión de un delito de
atentado con utilización de arma, a raíz de las testificales de los agentes que
intervinieron en su detención, concretamente que el acusado se abalanzó contra
uno de los agentes portando un machete que tenia en su mano y trató de
clavárselo.
TERCERO.- De los referidos delitos de asesinato y atentado con uso de
armas es autor responsable de conformidad con los artículos 27 y 28 del código
penal, el acusado LEANDRO AVELINO LLANOS FERNANDEZ, dada su
participación directa, material y voluntaria en el hecho.
El acusado ha reconocido con ambivalencias la autoría en el acto del
plenario, también por carta dirigida al Juzgado que instruía el procedimiento y
hay prueba suficiente que acredita su participación. Su ropa tenía restos de
disparo, había restos de su ADN en la escopeta y en la vaina percutida, fue visto
por con el arma nada mas oír el disparo por la madre de la fallecida, JULIANA
y también su vecino MANUEL ALVAREZ, que vio caer a la fallecida tras oír el
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disparo, cuando intentaba socorrerla oyó al acusado decir “ puta, hija de puta, te
lo merecías”. También el hecho de que se ocultara en el paraje de la cueva de los
infiernos, armado con un cuchillo de monte, tras los hechos constituye un
indicio más de su autoría, conocedor de la trascendencia de lo que acaba de
ocurrir.
También ha de considerarse acreditado el atentado por la declaración
uniforme y veraz de los agentes de la guardia civil que procedieron a su
detención. De manera clara, gráfica y contundente uno de los agentes relató
como, tras mas de una hora inmóvil se le dio por fallecido o que había perdido el
sentido y que, al intentar rescatarse, el acusado de manera súbita violenta y con
precisión, sacando la mano que ocultaba tras la espalda, que tenía un cuchillo de
grandes dimensiones, intentó clavárselo a uno de los agentes que,
afortunadamente, por su pericia y prevención, pudo sortear sin ser finalmente
agredido en el cuello por el acusado que portaba el cuchillo de monte. Además,
el encausado se mostró violento y agresivo durante toda la detención dando
mordiscos y patadas a los agentes que trataban de reducirlo. Resultó muy
gráfica la expresión de uno de los agentes cuando manifestó que el encausado
tenía tal fuerza sujetando el cuchillo que, se lo tuvieron que quitar “dedo a
dedo”.
Todo lo cual ha llevado al convencimiento del Jurado de que el autor de los
hechos (asesinato y atentado) fue LEANDRO AVELINO LLANOS
FERNANDEZ, el cual asumió (si bien con ambivalencias) su culpabilidad en el
acto del juicio oral cuando fue interrogado.
CUARTO.- No concurren en la comisión de los referidos delitos
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal.
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En este sentido, la defensa había alegado tanto eximentes completas (que
supondría una total anulación de sus facultades volitivas e intelectivas), como
incompletas (que supondrían una grave afectación de sus facultades) como
atenuantes (que supondrían una ligera disminución de sus facultades) y todas
ellas fueron rechazadas por el Jurado Popular.
Concretamente, por unanimidad del jurado Popular, fueron rechazadas tanto
las eximentes completas alegadas por la defensa (trastorno de personalidad,
miedo insuperable, intoxicación etílica plena, alteraciones en la percepción)
como las eximentes incompletas (trastorno de personalidad, miedo insuperable,
intoxicación etílica semiplena, alteraciones en la percepción y trastorno mental
transitorio).
También fueron rechazadas por mayoría por el Jurado Popular la atenuante
de actuar el acusado teniendo disminuidas sus facultades por el consumo de
alcohol (por mayoría 8-1), la de tener ligeramente disminuidas sus facultades
por padecer rasgos paranoides y esquizoides (por mayoría 5-4), o por haber
padecido arrebato, obcecación o acaloramiento (por mayoría 6-3).
Tampoco se apreció, por unanimidad del Jurado Popular que se hubieren
producido en la tramitación del procedimiento dilaciones indebidas ni que el
acusado hubiera confesado los hechos por los que fue condenado.
De manera individualizada pasamos a motivar cada una de las circunstancias
alegadas por la defensa.
1.- Por lo que respecta al trastorno de personalidad paranoide o
esquizoide que se alega como causa de anulación de las facultades volitivas e
intelectivas, o afectación agrave, o alteración ligera manifestamos lo siguiente:
19
Como señala sentencia de la Audiencia Provincial de Palencia de fecha
23/12/14, en el recurso 31/14, la psicopatía o trastorno de la personalidad, según
la clasificación internacional de las enfermedades mentales elaborada por la
OMS, constituyen desequilibrios caracteriológicos e integran enfermedades
mentales de carácter endógeno, originadoras de trastornos de temperamento, de
conducta y de la afectividad, con merma sensible de ésta, que en principio
merecen una atenuante de la pena a través de una atenuante analógica (SSTS
1/10/1999 y 19/1/2000), si bien
para concretar su repercusión en la
imputabilidad, se debe estar a las características y circunstancias del caso
concreto.
La jurisprudencia tiene sentado que en ocasiones los trastornos se han
considerado irrelevantes por estimar que no se encontraba afectada la capacidad
de conocimiento y voluntad, otras veces se consideran como atenuantes y sólo
en supuestos especialmente graves, generalmente asociados a otros patologías,
han sido valorados como eximentes incompletas (SSTS 1363/03, 22/10/2003 y
26/7/2004).
El Tribunal Supremo, en sentencia de 22 de octubre de 2003, ha dicho
“dentro de las anomalías psíquicas la relevancia que debe darse a los trastornos
de la personalidad en el terreno de la imputabilidad penal no responde a una
regla general (STS de 10 de febrero de 1989, entre otras).
En consecuencia con todo ello, de la doctrina jurisprudencial indicada se
deduce que
la relevancia de los trastornos de la personalidad en la
imputabilidad no responde a una regla general, sin que se pueda decir que se
trata de una circunstancia eximente por cuanto no anulan el conocimiento ni la
voluntad. Como ha indicado el Tribunal Supremo recientemente, en sentencia de
23 de julio de 2013, “Es doctrina reiterada de esta Sala que las alteraciones de
la personalidad pueden ser irrelevantes para la determinación de la
imputabilidad de quien la padece y, en consecuencia, de su responsabilidad
20
penal. Es preciso además que el autor de la infracción penal, a causa de la
alteración que sufre, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar
conforme a esa comprensión, es decir, es preciso que la anomalía o alteración se
interponga entre el sujeto y la norma que establece la ilicitud del hecho, de
forma que no pueda ser motivado por aquélla o que, pudiendo percibir el
mandato o la prohibición contenidos en la norma, carezca ésta de fuerza
motivadora para el sujeto porque el mismo se encuentre determinado en su
actuación por causas vinculadas a su alteración psíquica que anulen la
motivación normativa”.
Pues bien en el caso que nos ocupa, el informe de imputabilidad de los
forenses ha sido meridianamente claro y sin fisuras negando ningún tipo de
trastorno de personalidad. Ciertamente el informe aportado por la defensa
contradice el de los forenses afirmando que el acusado padece un trastorno
paranoide y esquizoide de la personalidad, sin que en dicho informe se afirme de
manera concluyente que dichos posibles trastornos anulen, reduzcan gravemente
o de manera ligera las facultades volitivas e intelectivas del encausado. Al final
de su exposición este Magistrado les indicó expresamente a dichos peritos a fin
de que se pronunciaran sobre la afectación de la imputabilidad de los supuestos
trastornos contenidos en su informe sin que los peritos de manera precisa lo
manifestaran, literalmente lo que señalaron es que dicho trastornos “pueden
predisponer” a una menor imputabilidad.
El Jurado popular consideró por unanimidad como no probado que tales
trastornos anulasen o redujeran de manera considera la imputabilidad del
acusado. Por el contrario, a la cuestión de si la existencia de rasgos paranoides o
esquizoides
del
acusado
pudieran
haber
disminuido
ligeramente
sus
capacidades, por mayoría 5-4 lo consideraron como no probado, por lo que
dicha atenuante analógica tampoco se estimó acreditada (por un único voto).
21
2.- También como eximente completa, eximente incompleta, y atenuante del
Art. 21.2 o atenuante analógica del Art. 21.7 ambos del C.P. la defensa alegó un
estado de intoxicación plena o semiplena del acusado a causa de la ingesta
de alcohol o tener ligeramente disminuida su imputabilidad por su
consumo.
Hemos de recordar que las consecuencias penológicas de la drogadicción y
del alcoholismo pueden ser encuadradas, dentro de la esfera de la imputabilidad,
bien excluyendo total o parcialmente la responsabilidad penal, (Art. 20.2 y 21.1
CP), o bien actuando como mera atenuante de la responsabilidad penal, por la
vía del Art. 21.2 del Código Penal, o como atenuante analógica, por el camino
del Art. 21.7.
Como destaca la STS 713/2008 de 13 de noviembre los requisitos generales
para que se produzca dicho tratamiento penológico en la esfera penal, pueden
sintetizarse del siguiente modo:
1) Requisito biopatológico, esto es, que nos encontremos en presencia de un
toxicómano, cuya drogodependencia exigirá a su vez estos otros dos requisitos:
a) que se trate de una intoxicación grave, pues no cualquier adicción a la droga
sino únicamente la que sea grave puede originar la circunstancia modificativa o
exonerativa de la responsabilidad criminal, y b) que tenga cierta antigüedad,
pues sabido es que este tipo de situaciones patológicas no se producen de forma
instantánea, sino que requieren un consumo más o menos prolongado en el
tiempo, dependiendo de la sustancia estupefaciente ingerida o consumida.
2) Requisito psicológico, o sea, que produzcan en el sujeto una afectación de
las facultades mentales del mismo. Cierto es que la actual atenuante de
22
drogadicción sólo exige que el sujeto actúe a causa de su grave adicción a las
sustancias anteriormente referidas, pero ello
no permitirá prescindir
absolutamente de este requisito, ya que es obvio que la razón que impera en
dicha norma es la disminución de su imputabilidad.
3) Requisito temporal o cronológico, en el sentido que la afectación
psicológica tiene que concurrir en el momento mismo de la comisión delictiva, o
actuar el culpable bajo los efectos del síndrome de abstinencia.
4) Requisito normativo, o sea la intensidad o influencia en los resortes
mentales del sujeto, lo cual nos llevará a su apreciación como eximente
completa, incompleta o meramente como atenuante de la responsabilidad penal.
Sentados estos presupuestos genéricos la Jurisprudencia ha ido acotando
los supuestos en que cabe aplicar una eximente completa, una incompleta, o un
atenuante, teniendo en cuenta que la jurisprudencia obliga a atender al grado
de intoxicación, a la intensidad de la adicción que padezca el sujeto, el tipo de
droga, y a la forma en que la misma afecte a su organismo.
Así la eximente completa del Art. 20.2 CP, será sólo posible cuando se haya
acreditado que el sujeto padece una anomalía o alteración psíquica que le impida
comprender la ilicitud de su conducta o de actuar conforme a esa comprensión
siempre que no hubiese sido buscada de propósito para cometer la infracción
penal, y que no se hubiese previsto o debido prever su comisión
(SSTS
25/2008 de 29.1, 21/2005 de 19.1). No obstante, la praxis forense demuestra
que la aplicación de la eximente completa de toxicomanía resulta muy inusual,
toda vez que como se afirma en el STS 16-12-1998 “la exención completa exige
una absoluta carencia de facultades mentales” y es obvio que esta carencia
absoluta de facultades sólo puede darse en personas que se encuentran postradas,
23
en un estado casi letárgico, situación prácticamente incompatible con la energía
y actividad que normalmente exige cualquier conducta delictiva.
Por el contrario la eximente incompleta, precisa de una profunda
perturbación que, sin anularlas, disminuya sensiblemente aquella capacidad
culpabilística aunque conservando la apreciación sobre la antijuridicidad del
hecho que ejecuta.
Finalmente, la Atenuante del Art. 21.2 CP, ésta solo es aplicable cuando la
adicción
sea grave
y exista una relación de causa-efecto entre el delito
cometido y la carencia de drogas que padece el sujeto; se trataría de dar
respuesta penal a lo que criminológicamente se ha denominado “delincuencia
funcional”. Esto es, a diferencia de lo que ocurre con la eximente del Art. 20.2 y
con su correlativa atenuante del Art. 21.1, que ponen el acento en la afectación
de las facultades psíquicas del delincuente como consecuencia del consumo
abusivo de drogas, lo básico aquí es la relevancia motivacional de la adicción
en la conducta criminal en cuanto es realizada a causa de aquella
También cabe la atenuante analógica del Art. 21.7 CP. Cuando la incidencia
en la adicción sobre el conocimiento y la voluntad del agente es más bien
escasa, sea porque se trata de sustancias de efectos menos devastadores, sea
por la menor antigüedad o intensidad de la adicción, más bien mero abuso de la
sustancia.
Por el contrario la simple condición de drogadicto sin mas datos no
constituye per se una generalizada causa de atenuación (STS 25-04-2013)
ya que como establece la STS nº 716/2014 de 29-10-2014 Rec nº 87672014.
“la drogadicción por si sola no es una atenuante.”
24
La jurisprudencia admite la intoxicación plena por alcohol cuando se
produce en el sujeto una disminución de las facultades psíquicas tan importante
que le impiden comprender la ilicitud del hecho o conducirse conforme tal
comprensión, semiplena cuando tales facultades están seriamente disminuidas y
también la atenuante por embriaguez cuando el grado de disminución de sus
facultades volitivas e intelectivas es leve.
En el caso que nos ocupa, pese a estimar que el acusado pudo haber
consumido alcohol en el bar y en casa de su tío horas antes de los hechos no se
considera acreditado que pudiera estar ni siquiera ligeramente afectado por tal
consumo ya que quien regentaba el bar y conversó minutos antes de que se
produjeran los hechos le notó normal y no le notó bebido. Tampoco les pareció
bebido a los agentes de la guardia civil que le detuvieron, habiendo intentado
con movimientos ágiles agredir a uno de ellos con un machete y forcejear con
ellos dando mordiscos y patadas. El jurado Popular por unanimidad estimó que
no estaba probado que concurriera eximente completa ni incompleta. En cuanto
a la apreciación de la atenuante de embriaguez se desestimó por mayoría (8-1)
3.- También se alegó por la defensa como eximente completa o incompleta
el miedo insuperable.
Para que concurra la eximente no es preciso que el conflicto de intereses en
el que se encuentra inmerso el sujeto se resuelva de forma objetivamente
justificada, basta con que se halle sometido a la amenaza de un mal
intersubjetivamente insuperable, esto es, que el hombre medio no superaría, por
mucho que siga teniendo clara su conciencia y sea dueño de su voluntad. La
jurisprudencia exige que el miedo sea de tal entidad que el hombre medio no lo
hubiese resistido.
25
Ciertamente en la motivación del
Jurado Popular se señala que el
comportamiento de los guardias civiles llamándole repetidamente por su nombre
e identificándose como guardias civiles que iban a rescatarle no pudo ser
considerado por el acusado como un temor insuperable y por ello por
unanimidad se rechaza tanto como eximente completa como incompleta.
4.- Por lo que respecta a la eximente completa o incompleta de que el
acusado padece desde su infancia de alteraciones en la percepción que alteren
gravemente la conciencia de la realidad dicha circunstancia pese a ser alegada en
el escrito de defensa no fue desarrollada en el acto del juicio y, al no quedar
acreditada debe ser desestimada y así lo acordaron por unanimidad el Jurado
Popular.
5.- Por lo que respecta a la eximente incompleta de trastorno mental
transitorio alegada por la defensa el mismo exige que se haya producido una
fuerte afectación de las facultades anímicas pero sin ser anuladas, no siendo
preciso apreciar una base patológica en el sujeto afectado. Los forenses
descartaron la concurrencia de dicho trastorno y en el informe aportado en la
defensa no se recoge de manera expresa. El Jurado Popular por unanimidad
rechazó que el acusado tuviera alterada de manera relevante su juicio a causa de
dicho trastorno mental transitorio.
6.- Por lo que respecta a la atenuante de dilaciones indebidas, debemos
reseñar lo siguiente:
El derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, es un derecho fundamental
recogido
expresamente en el Art. 24.2 de la CE, y en el artículo 6.1 del
Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, que se refiere expresamente al derecho de toda persona a que su
causa sea oída dentro de un plazo razonable. La Orgánica 1/2008, de 30 de julio,
por la que se autoriza la ratificación por España del Tratado de Lisboa, por el
26
que se modifican el Tratado de la Unión Europea y el Tratado Constitutivo de la
Comunidad Europea, firmado en la capital portuguesa el 13 de diciembre de
2007, reconoce en su art. 47 el derecho a la tutela judicial efectiva, y dentro del
mismo se aloja el derecho a que “su causa sea oída equitativa y públicamente y
dentro de un plazo razonable”.
Tal derecho, no es identificable con el derecho al cumplimiento de los plazos
establecidos en las leyes procesales, pero impone a los órganos jurisdiccionales
la obligación de resolver las cuestiones que les sean sometidas, y también la de
ejecutar lo resuelto, en un tiempo razonable.
Por tal motivo, ya desde añeja jurisprudencia se considera que la vulneración
del derecho fundamental a un proceso sin dilaciones indebidas, origina un
sufrimiento al justiciable que debe ser compensado o reparado mediante la
atenuación de la pena que se le imponga. Ya el Pleno de la Sala Segunda del TS
celebrado en fecha de 21 de mayo de 1999, seguido en numerosas sentencias
posteriores, como las de 8 de junio de 1999, 28 de junio de 2000, 1 de diciembre
de 2001, 21 de marzo de 2002, etc., determino la procedencia de compensar la
entidad de la pena correspondiente al delito enjuiciado, en los casos en que se
hubieren producido en el enjuiciamiento dilaciones excesivas e indebidas, no
reprochables al propio acusado ni a su actuación procesal.
Tras la reforma del CP por la LO 5/2010, de 22 de junio, se regula ya
expresamente como nueva atenuante en el Art. 21.6ª en los siguientes términos:
“La dilación extraordinaria e indebida en la tramitación del procedimiento,
siempre que no sea atribuible al propio inculpado y que no guarde proporción
con la complejidad de la causa”.
La jurisprudencia del TS ha fijado un sólido cuerpo de doctrina sobre la
atenuante de dilaciones indebidas, de la que se infiere que la apreciación de la
27
Atenuante de Dilaciones Indebidas, exige la concurrencia de los siguientes
Requisitos:
1) Que la dilación sea Indebida, es decir que se trate de una dilación
Indebida, Injustificada o desproporcionada a la causa, atendiendo para ello a
parámetros tales como la complejidad de la causa, el comportamiento del
interesado y la actuación de las autoridades competentes
2) Que sea Extraordinaria. No basta por tanto que exista un mero retraso
injustificado; sino que se exige que dicho retraso, tardanza o dilación sea
extraordinario, o fuera de lo común. En base a ello, la jurisprudencia ha
apreciado en casos de transcurso de nueve años de duración del proceso penal
que correspondía la aplicación de una atenuante analógica con el carácter de
muy cualificada., o seis años de duración para un proceso muy simple.
3) Que no sea atribuible al propio inculpado. Es decir que no se deban al
mismo acusado que las sufre, supuestos de rebeldía, por ejemplo, o a su
conducta procesal, motivando suspensiones, etc pues la práctica diaria del foro
nos enseña que más de una vez la actitud procesal de un denunciado o inculpado
es provocar dilaciones, como legítima estrategia defensiva.
4) Que ocasione perjuicio efectivo. Debe constatarse una efectiva lesión
bien por causa de las circunstancias personales del autor del hecho, bien por
reducción del interés social de la condena que haga que la pena a imponer
resulte desproporcionada, pues si los hechos concretos perseguidos revisten
especial gravedad, se reduce la relevancia del tiempo transcurrido en relación
con la necesidad de pena, subsistente en su integridad y
5) Desde el punto de vista formal las paralizaciones o retrasos de entidad
injustificados en la tramitación de la causa, deben quedar señalados y
28
acreditados en la sentencia cuando el tribunal aprecia la atenuante y la
motivación que ofrezca el tribunal debe resultar suficiente (STS. 17.3.2009;
STS: nº 739/2011 de fecha 14/07/2011 -Rec nº 11321/2010 P (Ponente: Sr.
Berdugo Gómez de la Torre)
En el caso que nos ocupa, amen de que no se han hecho constar las citadas
paralizaciones por la defensa, examinada la causa no se observan por este
Magistrado la existencia de retrasos en la tramitación de la causa, en la que se
han practicado numerosas pruebas periciales como de toxicología, balística,
forenses amen de la pericial interesada por la defensa. Ello conduce a que, como
señaló el Jurado popular por unanimidad no se aprecie como atenuante simple ni
cualificada las dilaciones indebidas.
7.- En cuanto a la atenuante de confesión del artículo 21.4º del Código
Penal, la jurisprudencia ha entendido que exige que el sujeto confiese la
infracción a las autoridades antes de conocer que el procedimiento judicial se
dirige contra él. No es preciso ningún elemento subjetivo relacionado con el
arrepentimiento por el hecho cometido, pues lo que se valora en la configuración
de la atenuante es, de un lado, la colaboración del autor a la investigación de los
hechos, facilitando que se alcance la Justicia, y, de otro, al mismo tiempo, su
regreso al ámbito del ordenamiento, mediante el reconocimiento de los hechos y
la consiguiente aceptación de sus consecuencias. Cumpliéndose el elemento
temporal, es suficiente con una confesión del hecho que pueda reputarse veraz,
es decir, que no oculte elementos relevantes y que no añada falsamente otros
diferentes, de manera que se ofrezca una versión irreal que demuestre la
intención
del
acusado
de
eludir
sus
responsabilidades
mediante
el
establecimiento de un relato que le favorezca, y que resulta ser falso según la
valoración de la prueba realizada después por el Tribunal.
29
En
relación con la atenuante de confesión la STS 22- 04-2013 (Rc
11.164/2012) establece que los requisitos para que pueda apreciarse la misma,
son, en esencia, los siguientes:
1. confesión de la infracción efectuada por el culpable;
2. que habrá de ser veraz en lo sustancial y mantenerse a lo largo de
las distintas fases del proceso, también en lo sustancial;
3. deberá hacerse ante Autoridad, Agente de la Autoridad o
funcionario cualificado para recibirla; y por último,
4. el requisito cronológico, que la misma se realice antes de conocer el
confesante que el procedimiento se dirigía contra él, entendiéndose que la
iniciación de diligencias policiales ya integra procedimiento judicial, a los
efectos de la atenuante.
En el caso que nos ocupa, la carta remitida por el encausado al Juzgado de
Instrucción es muy posterior a la incoación del procedimiento y no se reconoce
de manera directa la comisión de los hechos pues solamente de manera indirecta
se reconocen los hechos con expresiones “ por lo que me cuentan fue terrible” y
se pide perdón “si algo he hecho mal”. También en el acto de la vista, tras su
interrogatorio, en el que manifestó que en relación con el disparo a MARIA
DEL CARMEN y el acometimiento a los agentes, nada recordaba, el Tribunal
por dos veces le ofreció la posibilidad de mostrar arrepentimiento por los hechos
cometidos y pedir perdón al acusado quien, de manera ambivalente y dubitativa
no quiso aprovechar. El Jurado Popular por unanimidad no reconoció dicha
atenuante.
8.- Por lo que respecta a la atenuante de arrebato, hemos de señalar que
en la STS nº 1147/2005, con cita de la STS núm. 582/1996, de 24 de septiembre,
se señalaba que la esencia de esta causa da atenuación “…radica en una sensible
30
alteración de la personalidad del sujeto cuya reacción de tipo temperamental
ante estímulos externos incide sobre su inteligencia y voluntad, mermándolas en
relación de causa a efecto y en conexión temporal razonable, presentándose
como una respuesta que puede ser entendida dentro de parámetros
comprensibles en un entorno normal de convivencia. La jurisprudencia de esta
Sala, que excluye el arrebato en los supuestos de simples reacciones coléricas y
en los casos de simple acaloramiento o aturdimiento que acompaña a la
comisión de algunas figuras delictivas, ha señalado que el fundamento de esta
atenuante se encuentra en la disminución de la imputabilidad que se produce en
un sujeto que se encuentra con la mente ofuscada por una pasión que en ese
momento le afecta.”
Se ha venido exigiendo la concurrencia de varios requisitos para apreciar
esta circunstancia de atenuación.
1.- En primer lugar, debe constatarse la existencia de estímulos o causas,
generalmente procedentes de la víctima (STS núm. 256/2002, de 13 de febrero),
que puedan ser calificados como poderosos, y que se entiendan suficientes para
explicar en alguna medida la reacción del sujeto, con lo que quedan excluidos
los estímulos nimios ante los que cualquier persona media reaccionaría con
normalidad. Es en este sentido en el que ha de ser entendida la exigencia relativa
a la proporcionalidad que debe existir entre el estímulo y la alteración de la
conciencia y de la voluntad que acompaña a la acción. Si la reacción resulta
absolutamente discordante por notorio exceso con el hecho motivador, no cabe
aplicar la atenuación (sentencia de 27 de febrero de 1992), pues no es posible
otorgar efectos atenuatorios a cualquier reacción pasional o colérica si no está
contrastada la importancia del estímulo provocador del disturbio emocional en
que el arrebato consiste y que ha de tener influencia menguante sobre la
voluntad e inteligencia del autor (STS núm. 1483/2000, de 6 de octubre).
31
2.- En segundo lugar ha de quedar acreditada la ofuscación de la conciencia,
o estado emotivo repentino o súbito, u otro estado pasional semejante, que
acompaña a la acción.
3.- En tercer lugar, debe existir una relación causal entre uno y otra, de
manera que la conducta sea una consecuencia de la trascendencia del estímulo.
4.- En cuarto lugar, ha de existir una cierta conexión temporal, pues el
arrebato no podrá apreciarse si ha mediado un tiempo entre estímulo y reacción
que prudencialmente permita estimar que se ha recuperado la frialdad de ánimo
y,
5.- En quinto lugar, que la respuesta al estímulo no sea repudiable desde la
perspectiva de un observador imparcial dentro de un marco normal de
convivencia, (STS núm. 1301/2000, de 17 de julio).
En el caso que nos ocupa, tan solo ha quedado acreditada la existencia de
una previa discusión del encausado con la fallecida que sobre las 15.30 horas
llamó a un tío común para decir que AVELINO la había insultado o amenazado,
resultando huérfana de probanza la existencia de insultos y amenazas que el
acusado refiere le manifestó MARICARMEN. En este punto, ya que el
encausado posteriormente comió con su tío, de haber sido tan relevante la
discusión lo normal es que se lo hubiera comentado, habiéndose acreditado
justamente lo contrario y es que la fallecida llamó a su tío por los insultos y
amenazas del acusado y no al revés. No hay probado en ningún caso la
proporcionalidad antes descrita ni tampoco la conexión temporal pues, entre la
discusión y el disparo, mediaron al menos mas de una hora y media, sin que se
haya acreditado discusión entre ambos inmediatamente anterior a que el acusado
dispara a MARICARMEN.
32
El jurado popular también por mayoría (6-3) estimó no considerar acreditado
que hubiera obrado el acusado a causa de arrebato que le hubiera afectado
ligeramente sus capacidades.
QUINTO.- A la hora de individualizar la pena, el delito de asesinato se
halla castigado con una pena de entre quince y veinte años de prisión en el
artículo 139 del código penal, y en el caso de autos no concurren circunstancias
modificativas de la responsabilidad penal resultando de aplicación el Art. 66.6º
del C.P. que señala que cuando no concurran circunstancias atenuantes ni
agravantes se impondrá la pena en la extensión que se considere adecuada en
atención a la circunstancias personales del delincuente y la mayor o menor
gravedad del hecho.
Como regla general, conviene recordar, que la fijación de penas es facultad
discrecional del juzgador de instancia, si bien ha
de respetar el principio
acusatorio y las normas o reglas de determinación de penas (es decir cuando la
pena sea incorrecta, al aplicar criterios jurídicos erróneos- SSTS 7-3-1994, ATS
8-11-1995, 24-5-1995, STC 4-7-1991 etc.). También la pena ha de ser fijada con
proporcionalidad entre la gravedad del hecho y las circunstancias del culpable
con relación a la sanción impuesta (SSTS 5-7-1991, 4-11-1996, 374/2006 de 7-4
etc.) pues ello es una exigencia implícita del art 25 CE y esta consagrado en el
art 49.3 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
Finalmente hemos de señalar que dicha imposición ha de ser motivada, es decir
comprender las razones por las que se decide imponer la pena en el tramo o
quantum en el que lo hace.
33
En el caso que nos ocupa el Tribunal, de la horquilla de pena de 15 a 20
años, considera que ha de imponerse una pena de prisión de 17 años, que se
encuentra en la mitad inferior de la pena por las siguientes razones:
1.- en el comportamiento del acusado no se han acreditado circunstancias
agravantes que justifiquen la imposición de pena en su mitad superior,
2.- Por lo que respecta a las circunstancias personales del delincuente el
acusado, con cierta ambivalencia, en la carta que remitió al juzgado como en el
acto de la vista reconoció los hechos y por un único voto no se le apreció la
atenuante de tener ligeramente disminuida sus capacidades volitivas e
intelectivas a causa de sus rasgos paranoides y esquizoides.
3.- Por lo que respecta a la gravedad del hecho se utilizó un medio
especialmente lesivo para la vida como una escopeta de caza con un cartucho
apto para caza mayor con un único disparo a corta distancia (unos 5 o 6 metros).
Por lo que respecta al atentado con uso de armas, la pena a imponer sería
la prevista para el tipo base sería (de uno a tres años) en grado superior, es decir
de 3 a 4 años y 6 meses y, por las razones que a continuación se señalan se
considera proporcionada la de 3 años y 6 meses de prisión:
1.- en el comportamiento del acusado no se han acreditado circunstancias
agravantes que justifiquen la imposición de pena en su mitad superior.
2.- Por lo que respecta a las circunstancias personales del delincuente el
acusado, con cierta ambivalencia, en la carta que remitió al juzgado como en el
acto de la vista reconoció los hechos y por un único voto no se le apreció la
atenuante de tener ligeramente disminuida sus capacidades volitivas e
intelectivas a causa de sus rasgos paranoides y esquizoides.
34
3.- Por lo que respecta a la gravedad del hecho se utilizó un medio
especialmente lesivo para la vida como un machete de considerables
dimensiones que fue dirigido contra el agente de la guardia civil que estaba
procediendo a su rescate.
SEXTO.- También la acusación particular interesa una prohibición de
aproximación del acusado respecto de los familiares de la fallecida y de la
prohibición de que este resida en la localidad de Redipuertas.
Hemos de recordar que el Art. Artículo 57.1 del C.P. señala que los jueces o
tribunales, en los delitos de homicidio… atendiendo a la gravedad de los hechos
o al peligro que el delincuente represente, podrán acordar en sus sentencias la
imposición de una o varias de las prohibiciones contempladas en el artículo 48,
por un tiempo que no excederá de diez años si el delito fuera grave, o de cinco si
fuera menos grave. No obstante lo anterior, si el condenado lo fuera a pena de
prisión y el juez o tribunal acordara la imposición de una o varias de dichas
prohibiciones, lo hará por un tiempo superior entre uno y diez años al de la
duración de la pena de prisión impuesta en la sentencia, si el delito fuera grave,
y entre uno y cinco años, si fuera menos grave. En este supuesto, la pena de
prisión y las prohibiciones antes citadas se cumplirán necesariamente por el
condenado de forma simultánea.
Por todo lo anterior, se acuerda imponer la medida de alejamiento respecto
de JULIANA GONZALEZ GARCIA,
JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y
ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ y prohibición de residencia en la
localidad de Redipuertas por todo el plazo de duración de la pena de prisión
impuesta por el delito de asesinato (17 años) mas otros cinco años mas, lo que
35
hace un total de 23 años de prohibición de aproximación del acusado respecto de
tales personas.
Por su parte, el Art. 48.1 del C.P. señala que la privación del derecho a
residir en determinado lugar o acudir a ellos impide al penado residir o acudir al
lugar en el que se halla cometido el delito o falta o aquel en el que resida la
víctima o su familia si fueran distintos. Por ello por igual plazo de 23 años se
prohíbe al acusado residir en la Localidad de Redipuertas.
SEPTIMO.- Señala el artículo 116 del código penal que toda persona
responsable criminalmente de un delito o falta lo es también civilmente si del
hecho se derivaren daños o perjuicios. En el caso de autos tanto el Ministerio
Fiscal como la acusación particular han solicitado una indemnización para la
madre, pareja e hija de la fallecida con aplicación analógica de las
indemnizaciones previstas por el baremo aplicable a los accidentes de tráfico.
En estos casos los tribunales de justicia y es criterio de esta Sección, hacer
una aplicación orientativa del Baremo del hecho circulatorio, con base en la
jurisprudencia del Tribunal Supremo al respecto, y por todas la STS Sala 2ª de:
04/11/2003, cuando señala después de recordar el deber de motivación de la
cuantía indemnizatoria
por parte del órgano judicial, que la Ley 30/1995
incorporó a la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en Circulación de
Vehículos a motor un anexo conteniendo un sistema para la valoración de los
daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación.
Sus reglas no son de aplicación obligatoria para la determinación de la
indemnización que pueda corresponder en cada caso por los daños y perjuicios
derivados de los delitos dolosos, tal como resulta de su propia regulación y de
una jurisprudencia consolidada. Pero nada se opone a que su minucioso
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contenido sea tenido en cuenta por los Tribunales como regla orientativa. Si bien
tratándose de delito doloso, máxime en el caso de autos, razones de estricta
justicia obligan a añadir un plus de aflicción al fallecimiento que se traduce en
un pequeño un incremento de las cantidades del citado Baremo, que sería el
aplicable a la fecha del suceso, esto es, el correspondiente al año 2013 y que se
actualizó de conformidad con la Resolución de la Dirección General de Seguros
y Fondo de Pensiones de 30 de enero del citado año.
Por ello se estima ajustado conceder a JULIANA GONZALEZ GARCIA,
como madre de la fallecida, la cantidad de 10.000 euros en concepto de
indemnización civil, a JOAQUIN MENEDEZ CUESTA, como pareja de hecho
115.000 euros y su hija ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ la cantidad de
60.000 euros. Estas cantidades no han sido impugnadas por la defensa y se
consideran por el TRIBUNAL ajustadas y proporcionadas. Dichas cantidades
devengarán los intereses del art. 576 de la LEC.
OCTAVO.- En virtud de lo dispuesto en el artículo 123 del Código Penal,
las costas procesales se entienden impuestas por la Ley a los criminalmente
responsables de todo delito o falta, debiendo incluirse en el presente caso las
costas procesales devengadas por la acusación particular.
NOVENO.- Finalmente conviene señalar que el Jurado popular ha motivado
debidamente el veredicto de culpabilidad emitido, llegando al mismo por
unanimidad de sus componentes, y valiéndose de la prueba desarrollada en el
plenario.
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Vistos los preceptos legales de general y pertinente aplicación, en nombre
del Rey y por la potestad conferida en la Constitución de la Nación Española.
FALLO :
En virtud del Veredicto de CULPABILIDAD emitido por el Tribunal
del Jurado, debo CONDENAR Y CONDENO AL ACUSADO AVELINO
LLANOS
FERNANDEZ,
ASESINATO
COMO
CONSUMADO,
AUTOR
sin
DE
concurrencia
UN
de
DELITO
DE
circunstancias
modificativas de la responsabilidad penal a la PENA DE DIECISIETE AÑOS
DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo
de la condena, debiendo indemnizar a la madre de la fallecida JULIANA
GONZALEZ GARCIA, como madre de la fallecida, en la cantidad de 10.000
euros, a JOAQUIN MENEDEZ CUESTA, como pareja de hecho en 115.000
euros y su hija ALMUDENA COLLAR FERNANDEZ en la cantidad de
60.000 euros. A dichas cantidades se les incrementará los intereses del art. 576
de la LEC.
Igualmente por plazo de 23 años (los 17 de prisión más otros 5) se prohíbe
al condenado a que se acerque a menos de 200 metros de JULIANA
GONZALEZ GARCIA, JOAQUIN MENEDEZ CUESTA y ALMUDENA
COLLAR FERNANDEZ. También en dicho plazo se le prohíbe residir en la
localidad de Redipuertas (León).
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Hemos de recordar que la prohibición de aproximarse a una persona impide
acercarse a ella, a su domicilio, lugar de trabajo y cualquier otro lugar
frecuentado por la Víctima y su incumplimiento determina la comisión de un
delito de quebrantamiento de condena.
De igual modo y en virtud del Veredicto de CULPABILIDAD emitido por
el Jurado, debo condenar y condeno al acusado AVELINO LLANOS
FERNANDEZ, como autor de un DELITO DE ATENTADO de los Art. 550,
551 y 552.1 del C.P. sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad, a la pena de 3 años y 6 meses de prisión, con la accesoria de
inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo
durante el tiempo de la condena.
Condenándole igualmente al pago de las costas procesales con inclusión de
las ocasionadas por la acusación particular.
Para el cumplimiento de la pena privativa de libertad le será abonado al
condenado AVELINO LLANOS FERNANDEZ el tiempo de prisión preventiva
sufrido por esta causa.
Notifíquese a las partes la presente resolución, haciéndoles saber que
contra la misma cabe interponer recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y
Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, en el plazo de diez
días desde la última notificación.
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Así lo acuerda, manda y firma, el Ilmo. Sr. D. ALVARO-MIGUEL DE AZA
BARAZON, Magistrado Presidente del Tribunal del Jurado.
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