Norma Práctica Contexto - Defensoría de Casación

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P ROV I NC IA D E B U E N O S A I RE S
MINISTERIO PÚBLICO
DEFENSORÍA DE CASACIÓN
CONTEXTO DEL PEDIDO DE NORMA PRÁCTICA PARA LA MEJOR Y
MÁS EFECTIVA PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA REVISIÓN DEL
FALLO EN EL CUADRO JURISPRUDENCIAL ACTUAL LOCAL E
INTERNACIONAL.
SUMARIO: 1) INTRODUCCIÓN Y MOTIVACIÓN DEL PEDIDO: A. Breve historia y jurisprudencia adversa.
B. Resumen de lo que resulta de la jurisprudencia, 2) CONTEXTO, 3) ANÁLISIS DE DIFERENTES
ALTERNATIVAS PARA LA DEFENSA, 4) PEDIDO DE NORMA PRÁCTICA, 5) CONSECUENCIAS DE LA
PROPUESTA, 6) COLOFÓN.
1. INTRODUCCIÓN Y MOTIVACIÓN DEL PEDIDO:
A. Breve historia y jurisprudencia adversa.
Desde 1998 hasta hoy, la problemática del recurso del acusador cuando
media absolución -por un lado-, y las limitaciones que poseen los
recursos extraordinarios para hacer operativa la amplia revisión del
“fallo condenatorio” -por el otro-, generó jurisprudencia adversa a
nuestras pretensiones de respeto a la normativa internacional de los
derechos humanos y las garantías constitucionales en el proceso penal.
En esos casos efectuamos los planteos para limitar las atribuciones del
fiscal en sus distintas jerarquías -lo que seguiremos realizando, según las
instancias en que corresponda intervenir y las condiciones previas de
admisibilidad-.
Así, desde la causa n° 30 “Ruiz” del TCP -primer caso de recurso de
casación fiscal que llegó en vista a esta Defensoría-, pedí la declaración
de inconstitucionalidad del texto del CPP que lo permitía. El planteo fue
rechazado por el órgano casatorio el 23.9.1999, en ese y otros casos.
Del mismo modo impugnamos en distintas instancias la negada
inconstitucionalidad, así como las facultades recursivas extraordinarias
del acusador cuando la absolución provenía del tribunal revisor y las de
acudir a la Corte Suprema Nacional -ante un fallo favorable a la defensa
1
y para que el máximo tribunal lo revoque- cuestionando las facultades
recursivas del Procurador General en su rol fiscal (P. 102.246 e/o).
También, en igual sentido cuestionamos hoy, tanto la atribución de la
parte acusadora en procesos de adultos, como de jóvenes en conflicto
con la ley penal (ver P. 112.776 del 15.10.204 e/o).
Recientemente, en causa n° 75.777 y 75.775 del TCP “Luna”, formulamos
similar pedido en un recurso del acusador público y del particular
damnificado, ante una absolución en el FRPJ procedente de TRPJ del Dto.
Judicial Quilmes.
También hay casos de nuestra provincia en los que he formulado
denuncias ante el sistema interamericano, frente al agotamiento de los
recursos internos con resultado adverso.
En concreto, la condena en segunda instancia está siendo convalidada
tanto por la SCBA como la CSJN y la Corte IDH.
El contenido de presentaciones y fallos se encuentran disponibles en
www.defensapublica.org.ar
Por otro lado, la amplitud revisora frente a pronunciamientos adversos a
la defensa generados en las segundas instancias, ha sido un objetivo a
sostener en la tramitación y decisión de los recursos extraordinarios
locales para que la Suprema Corte la adopte, como se verá en los
distintos puntos del presente documento (v.g. casos “Vilche” – “Cirielli”
P. 96.799 e/o). Aunque las decisiones no lo fueran con la amplitud
deseada.
Recientemente, el Superior Tribunal de Provincia, ha decidido en P.
108.199 “Carrascosa” y en muchos otros casos en los que interviene la
Defensa Pública, que no revisará, de manera inmediata, los recursos
ante primeras sentencias adversas a nuestros asistidos que provengan
de tribunales de segunda instancia originados por recursos del acusador.
Los casos en trámite son remitidos a la instancia proveniente para
revisión.
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No resulta ocioso recordar un proceder de similar mecánica al citado
“Carrascosa” – con las diferencias de los temas en juego- ya había
adoptado la Suprema Corte en el año 1998, cuando se creara el Tribunal
de Casación Penal y en función de lo establecido por el art. 4 inc. 3° de la
ley 12.059 (conforme al texto modificatorio del art. 2 de la ley 12.161).
En ese entonces, el Más Alto Tribunal de la Provincia ordenó devolver a
las Cámaras las causas de juicio oral pendientes de recurso de casación,
a fin de notificar su radicación para que las partes pudieran adaptar la
impugnación extraordinaria y hacer valer sus derechos conforme al
nuevo procedimiento en el tribunal intermedio, generando luego el
Acuerdo Plenario del TCP en causa n° 5590, de fecha 26.12.2000 sobre
cómo debían computarse las formas y plazos para adaptar la
impugnación, frente a las inadmisibilidades que se estaban declarando y
dejando a los imputados, sorpresivamente, sin revisión ante la falta de
reglamentación clara de la “devolución a las Cámaras Departamentales”
de los casos.
En dicha oportunidad desde la defensoría de casación efectué distintas
presentaciones (incluso en la CIDH) porque los rigorismos formales
terminaron dejando a nuestros asistidos sin revisión.
Este cuadro resumido de situación, refleja algunas de las motivaciones
que generaron intercambios de ideas, talleres, debates, y otros
trabajos y reflexiones colectivas que me llevaron a peticionar a la SCBA,
con forma de norma práctica, un procedimiento ordenador en
situaciones no reglamentadas que se originan en una doctrina legal.
B. Resumen de los resultados de la jurisprudencia adversa.
Por lo expuesto, el recurso del acusador contra una sentencia total o
parcialmente absolutoria, mediante el cual se cuestiona la valoración de
la prueba efectuada por el órgano de juicio, tiene diferentes
consecuencias que pueden ser resumidas en dos:
a) se anula la sentencia absolutoria y el juicio y se reenvía para que,
mediante nuevos jueces hábiles se realice un nuevo debate;
3
b) el tribunal del recurso, asume competencia positiva y directamente
condena.
El supuesto a) es contrario a la doctrina de la Corte Federal emanada del
precedente “Sandoval”(consid. 6º) que remite a la disidencia de
Petracchi y Bossert en el fallo “Alvarado” con relación al bis in idem y
ratificada en el reingreso de Kang Yoong Soo que remite a “Sandoval” .1
El supuesto b), en el que el órgano revisor es el que condena, abre la
posibilidad a una serie de planteos de la defensa. Las objeciones a ese
proceder pueden enlistarse del siguiente modo:
b.a) Inadmisibilidad del recurso fiscal cuando éste se limita a
cuestionar la valoración de la prueba de la instancia que absolvió, pues la
competencia positiva vulnera el principio de inmediación e identidad
física del juzgador (argumentos de Petracchi y Bossert en “Alvarado”) 2.
b.b) Inadmisibilidad del recurso fiscal por impedir el derecho a la
revisión amplia del art. 8.2.h CADH, ya que la competencia de la SCBA –
único tribunal superior- es sumamente restringida tanto en la
sustanciación (no contempla audiencia) como en la revisión (se limita a
la doctrina de la arbitrariedad) y la revisión ante el mismo Tribunal de
Casación o Cámara no garantiza el recaudo de “tribunal de jerarquía
orgánica superior”.
1
Estos casos son impugnados en todas las instancias en función de la doctrina de la Corte Federal. No
obstante, aquí es necesario tener en cuenta diversos supuestos: a) recurso fiscal contra absolución
cuando el juicio anterior fue válidamente celebrado; b) recurso fiscal cuando el juicio anterior se
encuentra afectado en alguna de las formas esenciales del proceso y el imputado no contribuyó a
causación; recurso de la defensa contra la condena.
Este no es un argumento que sirva en contra de la legitimidad del recurso fiscal cuando el tribunal de
segunda instancia asume competencia positiva y condena, pues no es a esos supuestos a los que la
Corte Federal se refiere cuando declara vulnerado el non bis in idem. Tampoco la Corte IDH entiende
que se vulnere el non bis in idem cuando el tribunal del recurso condena, pues en ese caso no existió
un doble juicio (ver caso “Mohamed” en relación a la alegación de violación del art. 8.4 CADH).
2 Este argumento ha sido utilizado en diversas impugnaciones por parte de la Defensoría de Casación,
sin embargo ha sido rechazado por la Corte Federal mediante certiorari. Ese criterio resulta
coincidente con el hecho de que la misma Corte Suprema cuando remite en “Sandoval” al voto en
disidencia de Petracchi y Bossert aclara que lo hace en lo relativo al bis in idem. A ello se agrega que
en los casos “Duarte”, “Chambla” y otros la Corte se limitó a resolver la cuestión del derecho a la
revisión sin resolver nada en relación a la condena sin inmediación, pudiendo hacerlo aún cuando no
haya habido un planteo de la parte mediante el argumento utilizado en el mismo fallo “Sandoval”. La
Corte IDH tampoco entró en el análisis de la violación al derecho a ser oído producto de la condena
sin inmediación, en el caso “Mohamed”.
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b.c) Violación a la inmediación en los casos en los que el TCP o la
Cámara hayan valorado prueba y condenado sin hacer audiencia que
garantice el derecho a ser oído y a refutar los argumentos del acusador
(argumentos de la doctrina del TEDH “García Hernandez c. España”,
“Bazo Gonzalez c. España”, “Igual Coll c. España”, “Serrano Contreras c.
España”, “Villanova Goterris c. España”) 3.
b.d) Subsidiariamente, revisión amplia de los aspectos fácticos de la
condena dictada por Casación o por la Cámara.
2. CONTEXTO:
Hace unos años ya, que tanto el Tribunal de Casación como las Cámaras
departamentales, han comenzado a asumir competencia positiva en los
recursos fiscales contra absoluciones (totales o parciales) y dictar
directamente ellos la sentencia condenatoria.
Ya en el caso “Vilche, José Luis”, en el que el Tribunal de Casación
condena por tentativa de homicidio a quien venía condenado por exceso
en la legítima defensa, la Defensoría de Casación cuestionó la decisión
de la Suprema Corte de no revisar esa condena por el límite de pena del
art. 494 CPP.
La Corte Federal, en el 2007, declaró aplicable el fallo “Casal”. La causa
regresó a la Suprema Corte para su revisión pero ésta se negó a realizar
audiencia con el imputado y el escrutinio de los aspectos fácticos se
realizó en términos de la doctrina de la arbitrariedad. Ambas cuestiones
fueron nuevamente impugnadas ante la Corte Federal, pero ésta decidió
prescribirla por plazo razonable.
A partir del fallo “Vilche”, la SCBA realizó en varias oportunidades la
revisión de las condenas dictadas en segunda instancia, sin invocar las
limitaciones en cuanto al monto de pena del art. 494 CPP, pero siempre
sin audiencia y limitada a los casos de absurdo o arbitrariedad.
3
Este argumento ha sido utilizado en peticiones ante la Comisión Interamericana.
5
Esas revisiones fueron impugnadas ante la CSJN por violación a la
revisión amplia del art. 8.2.h CADH y doctrina del fallo “Casal”. Sin
embargo, la Corte Federal ha rechazado dichas impugnaciones mediante
certiorari (vgr., “Villafañe, Cristián Darío”, sent. del 3 de noviembre de
2015)
Es decir, la situación de las condenas dictadas en segunda instancia
evidencia una defectuosa revisión de los aspectos fácticos y valorativos
por parte de la SCBA, la cual es confirmada por la CSJN.
En este contexto, la CSJN comienza a conocer en casos de condena en
segunda instancia que provenían de la Casación o de los superiores
tribunales de provincia. En estos casos, el único tribunal de jerarquía
orgánica superior era la Corte Federal pero que por “Giroldi” y por lo
dicho en “Mohamed” por la propia Corte IDH, no satisfacía una revisión
amplia. En virtud de ello, la Corte resuelve en los casos “Duarte”,
“Chabán”, “Chambla” devolver a la Casación para que se designe una
nueva Sala o al tribunal superior de provincia para que en la forma que
lo disponga asegure el derecho consagrado en el art. 8.2.h CADH. Es
decir, establece que sea el mismo órgano con otros jueces los que lleven
a cabo la revisión. Específicamente, en el considerando 7º de “Duarte”
señala que la propia Corte Interamericana excepciona la intervención de
un tribunal superior -cuando no existe otro en el organigrama de
competencias- aunque exige como único requisito que sean magistrados
diferentes a los que ya juzgaron el caso los que cumplan con la revisión
amplia (cfr. parágrafo 90 del caso -de competencia originaria local"Barreta Leiva vs. Venezuela" Corte Interamericana de Derechos
Humanos) .
Cuando regresa de CSJN la causa “Carrascosa”, la SCBA en lugar de
revisar ella misma la condena impuesta por el Tribunal de Casación,
decide tomar el criterio de la Corte Federal en “Duarte”, “Chambla”, etc.
y aplicarlo al ámbito provincial, argumentando del mismo modo en
función de su limitada posibilidad revisora determinada por la
competencia asignada constitucionalmente, disponiendo el reenvío a la
presidencia del Tribunal de Casación para que desinsacule nuevos jueces
que procedan a la revisión.
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El mismo criterio fue aplicado por la SCBA en causa “Saavedra” respecto
de las condenas impuestas por las Cámaras en materia correccional.
Esto es, según la nueva doctrina de la Suprema Corte local, en los casos
de condenas dictadas en segunda instancia con motivo de recursos
fiscales contra absoluciones totales o parciales, la revisión amplia de esa
condena en los términos del art. 8.2.h CADH la llevará a cabo otra sala
con nuevos jueces del TCP o de la Cámara.
Obviamente, contra la resolución que cualquiera de ambos órganos
jurisdiccionales dicte con motivo de la revisión, quedan expeditas las vías
de impugnación ante la Suprema Corte de la Provincia sin que se pierda
o saltee ninguna instancia.
Este es el contexto en el que nos encontramos con la nueva doctrina de
la Corte local.
3. ANÁLISIS DE DIFERENTES ALTERNATIVAS PARA LA DEFENSA :
Del contexto expuesto queda claro que la situación problemática a la
que se hace referencia aquí se encuentra exclusivamente circunscripta al
supuesto “B…b)” mencionado en la introducción, es decir, a los casos en
los que el tribunal del recurso decide asumir competencia positiva y
condenar.
Queda, entonces, excluido de esta problemática el supuesto “B…a)” en
el que el tribunal reenvía para la celebración de un nuevo juicio, los
cuales son impugnados en virtud de la doctrina de la Corte Suprema
emanada de los precedentes “Sandoval”, “Kang Yong Soo”.
Delimitada la cuestión a los casos de condena por parte del tribunal del
recurso y teniendo en cuenta el contexto determinado por la doctrina de
la Suprema Corte en fallos “Carrascosa” y “Saavedra”, resta analizar las
posibles alternativas que frente a ella puede esgrimir la defensa. A saber:
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a)
Es posible impugnar la decisión de la Suprema Corte de reenviar a
otra sala del órgano que dictó condena para que con nuevos jueces
realice la revisión del fallo.
Como se trata de un reenvío, esa sentencia sólo podría considerarse
definitiva a los fines de cuestionar mediante recurso federal la violación
al art. 8.2.h CADH por no respetar la exigencia de que el órgano que lleve
a cabo la revisión sea de jerarquía orgánica superior.
Las consecuencias de esa impugnación federal pueden ser:
1Si es procedente, la Corte Federal indicará que la revisión
debe ser efectuada por la Suprema Corte que es quien garantiza el
requisito de “tribunal superior”, con lo cual se vuelve a la situación
descripta en el apartado anterior en relación a las revisiones
efectuadas por la Corte local.
2Si no es procedente, se confirma el criterio de la Suprema
Corte y la revisión la debe efectuar el Tribunal de Casación o la
Cámara según el caso.
b)
Si no se impugna la decisión de la Suprema Corte que reenvía para
que revise Casación o Cámara, la causa se remitirá a alguno de dichos
órganos para que revise la condena en los términos planteados en el
recurso ante la Suprema Corte.
Cómo se observa, las posibilidades se dividen solamente en dos:
a)
O revisa la Suprema Corte y garantiza el requisito de superior
tribunal pero restringe la revisión tanto en la sustanciación (al no
permitir la realización de audiencia) como en la amplitud (al revisar sólo
en términos de la arbitrariedad), sacrificando una instancia para el
condenado en segunda instancia a diferencia del resto de los
condenados 4.
b)
O revisa el Tribunal de Casación o la Cámara, sacrificando el
concepto de superior tribunal, con amplitud tanto en la sustanciación
(con celebración de audiencia) como en la revisión (no limitada a los
4
Cuando la SCBA hace la doble instancia, el condenado pierde la instancia extraordinaria. Es decir, el
condenado en segunda instancia sólo tendría una instancia de revisión en el ámbito provincial, a
diferencia del condenado en primera instancia que cuenta con dos instancias de revisión.
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supuestos de arbitrariedad), garantizando la instancia ante la Suprema
Corte, al igual que para cualquier condenado en primera instancia.
De ambas posibilidades, la que mayor amplitud y respeto a las instancias
predispuestas garantiza es la mencionada en b), establecida por la
Suprema Corte en “Carrascosa” y “Saavedra” y en línea con la doctrina
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en “Duarte”, “Chambla”,
“Chabán”, etc.
Ahora bien, una vez establecido que la revisión de las sentencias
condenatorias será realizada por el Tribunal de Casación o la Cámara con
nuevos jueces, queda pendiente saber cómo se va a instrumentar
procesalmente la doctrina de la Suprema Corte. Las posibilidades
pueden ser:
a)
Frente a cada condena dictada por Casación o Cámara se deberá
interponer un recurso extraordinario ante la Suprema Corte, quien
decidirá si reenvía o no a dichos órganos para garantizar la revisión del
fallo;
b)
Frente a cada condena de Casación o de Cámara se interpone
directamente un recurso de casación o apelación para que se designe la
sala o los nuevos jueces que revisarán.
El supuesto a), no parece –a mi criterio- el más adecuado en términos
estratégicos pues obliga en todos los casos a la defensa a articular un
recurso extraordinario y queja para que la Suprema Corte resuelva
eventualmente reenviar para que ese mismo recurso sea revisado por
Casación o Cámara, con las limitaciones que la confección de un escrito
de impugnación extraordinaria conlleva.
A ello se suma el riesgo de que la Suprema Corte en algunos casos no
reenvíe y el imputado se quede efectivamente sin la revisión amplia. Así
ocurrió en el caso “Morel”, P.126.112, de fecha posterior al fallo
“Carrascosa”.
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El supuesto b) parece ser el que más se adecua a la doctrina de la
Suprema Corte que establece que la revisión de las condenas en segunda
instancia la efectuarán el Tribunal de Casación o la Cámara debidamente
integrados, debiendo interponer en esos casos el recurso que
legalmente prevé el ordenamiento procesal para garantizar la revisión
del fallo condenatorio.
En definitiva, la alternativa en el actual contexto jurisprudencial se
reduce a procurar una revisión por medio de un recurso extraordinario
(inaplicabilidad de ley) o por medio de un recurso ordinario (casación o
apelación), con el consecuente perjuicio o beneficio para una revisión
amplia de la condena.
4. PEDIDO DE NORMA PRÁCTICA:
Frente a la situación descripta, solicité a la Suprema Corte que, en virtud
de su nuevo criterio en materia de revisión, dicte una norma práctica
que establezca las vías de impugnación a los fines de compatibilizarlas
con su propia doctrina.
Para ello, desde la Defensoría de Casación se impulsa como propuesta
que frente a las condenas dictadas por el Tribunal de Casación o las
Cámaras, se utilicen las regulaciones previstas para el recurso de
casación y de apelación respectivamente.
Es decir, se opta por la regulación de las vías ordinarias específicamente
previstas por el legislador para garantizar la revisión del art. 8.2.h CADH,
posibilitando de ese modo un nuevo escenario procesal que amplifique la
revisión de las condenas dictadas en segunda instancia.
Como ya se dijo, el defensor que interviene al momento de ser
notificada la condena en segunda instancia sólo debería sustituir la
presentación de un recurso extraordinario por un recurso ordinario,
según la materia (criminal o correccional).
5. CONSECUENCIAS DE LA PROPUESTA :
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De materializarse la propuesta impulsada en la norma práctica, los
riesgos que se indicaron en materia de revisión cuando actúa la Suprema
Corte –falta de “audiencia” y de “amplitud” por hacerlo en términos de
“arbitrariedad”-, quedarían disipados.
Como ya se señaló, contra la resolución que cualquiera de ambos
órganos jurisdiccionales dicte con motivo de la revisión, quedan
expeditas las vías de impugnación ante la Suprema Corte de la Provincia
sin que se pierda o saltee ninguna instancia. Por el contrario, se
soluciona el problema que acarreaba la revisión por la Suprema Corte,
que suprimía una instancia para el condenado por Casación o Cámara,
respecto de los condenados en primera instancia.
Es decir, efectuada la revisión del fallo condenatorio por el Tribunal de
Casación o la Cámara, quedará la posibilidad de interponer contra esa
resolución los recursos extraordinarios ante la Suprema Corte, y la de
reclamar en su caso –entre otras cuestiones- la fiscalización de la
revisión amplia.
Frente a la condena dictada por Casación o Cámara, al momento de
interponer el correspondiente recurso de casación o de apelación, la
defensa podrá también articular cualquiera de los planteos por los que
se cuestione la constitucionalidad o convencionalidad 5 del recurso fiscal
contra una absolución, a saber:
a)
Inadmisibilidad del recurso fiscal cuando éste se limita a
cuestionar la valoración de la prueba de la instancia que absolvió, pues la
competencia positiva vulnera el principio de inmediación e identidad
física del juzgador (argumentos de Petracchi y Bossert en “Alvarado”).
b)
Inadmisibilidad del recurso fiscal por impedir el derecho a la
revisión amplia del art. 8.2.h CADH, ya que la competencia de la SCBA –
único tribunal superior- es sumamente restringida tanto en la
sustanciación (no contempla audiencia) como en la revisión (se limita a
5
Debiendo para ello, tener en cuenta el criterio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
cuanto a la primera oportunidad disponible para formular el planteo en estos casos, conforme lo
resuelto en fallo “Cirilo”.
11
la doctrina de la arbitrariedad) y la revisión ante el mismo Tribunal de
Casación o Cámara no garantiza el recaudo de “tribunal de jerarquía
orgánica superior”.
c) Violación a la inmediación en los casos en los que el TCP o la Cámara
haya valorado prueba y condenado sin hacer audiencia que garantice el
derecho a ser oído y a refutar los argumentos del acusador (argumentos
de la doctrina del TEDH “García Hernández c. España”, “Bazo González c.
España”, “Igual Coll c. España”, “Serrano Contreras c. España”, “Villanova
Goterris c. España”).
Como se observa, el pedido de norma práctica pretende que se
determinen las vías de impugnación frente a la nueva doctrina de la
Suprema Corte, a fin de no tener que interponer en todos los casos un
recurso extraordinario para que sea la Suprema Corte la que decida
reenviar para la revisión amplia, con los riesgos ya señalados que tal
mecanismo implica.
Ello no implica sacrificar ninguno de los planteos que la defensa
pretenda esgrimir en contra el recurso fiscal en caso de absoluciones y
de condenas dictadas en segunda instancias. En efecto, esa revisión
amplia no impide que la defensa denuncie en esa oportunidad la
violación al principio de inmediación, como la propia Corte
Interamericana señala en el caso “Mohamed”, en relación al derecho a
ser oído.
6. COLOFÓN :
A modo de síntesis, la construcción del pedido de norma práctica,
producto del intercambio de ideas, consultas, talleres, y otras formas de
trabajo colectivo, debe conducir, además, a la comprensión de las
siguientes coordenadas:
1.
En el actual marco jurisprudencial, la condena en segunda
instancia –que en mi opinión es violatoria al DIDH y garantías
constitucionales- no resulta contraria, por el momento, a la doctrina de
la SCBA, CSJN ni Corte IDH.
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2.
En este contexto jurisprudencial adverso que -por ahora- convalida
la legitimación del acusador para impugnar una absolución, se busca
ganar, mientras tanto, un escenario que haga viable una revisión integral
del fallo.
3.
La propuesta contenida en el pedido de norma práctica, no implica
de ningún modo convalidar la doctrina de los órganos que la sostienen,
tal cual se refiere en “1” de este capítulo.
4.
Con la propuesta, no decae la posibilidad de formular ningún
agravio por el cual se ponga en crisis la constitucionalidad o
convencionalidad del recurso fiscal.
5.
Este pedido no invalida, ni excluye –en este contexto
jurisprudencial-, otros más amplios o focalizados que complementen
esta estrategia, en miras a la mejor y más efectiva protección del
derecho a la revisión integral del fallo.
Defensoría de Casación, 8 de Abril de 2016.
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