El Tribunal Constitucional estima parcialmente el recurso de

Anuncio
STC 132/2007, de 4 de junio: Impuesto sobre Actividades Económicas. Lesión del derecho
a la tutela judicial efectiva. Aplicación irrazonable del Derecho al producirse una quiebra
lógica en el discurso que conduce del razonamiento a la decisión.
Miguel Alonso Gil
Profesor asociado del Área de Derecho Financiero y Tributario
Universidad Carlos III de Madrid I.
DOCTRINA DEL TRIBUNAL
El Tribunal Constitucional estima parcialmente el recurso de amparo al entender que
la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior
de Justicia de Asturias, en su Sentencia de 23 de mayo de 2003 y en el Auto de 28 de
octubre del mismo año, ha lesionando el derecho fundamental a la tutela judicial
efectiva, apreciando una aplicación irrazonable del Derecho al producirse una quiebra
lógica en el discurso que conduce del razonamiento a la decisión.
En consecuencia, se reconoce el derecho fundamental de la recurrente a la tutela
judicial efectiva sin indefensión (art. 24.1 CE), anulándose tanto la sentencia como el
auto, y retrotrayendo las actuaciones ante dicho órgano judicial, para que dicte una
nueva resolución, con respeto al indicado derecho fundamental.
II.
ANTECEDENTES JURISPRUDENCIALES
Son diversos los antecedentes jurisprudenciales para el estudio de la presente
Sentencia:
-
-
-
-
-
Sobre los supuestos que fundamentan la vulneración del derecho a la tutela
judicial efectiva fundada en la supuesta incongruencia extra petitum de la
sentencia: SSTC 9/1998, de 13 de enero, FJ 2; 215/1999, de 29 de noviembre,
FJ 5; 130/2004, de 19 de julio, FJ 3; 250/2004, de 20 de diciembre, FJ 3; y
194/2005, de 18 de julio, FJ 2.
Sobre los requisitos necesarios para que la incongruencia extra petitum
adquiera relevancia constitucional: SSTC 182/2000, de 10 de julio, FJ 3;
194/2005, de 18 de julio, FJ 2; 264/2005, de 24 de octubre, FJ 2; y 40/2006, de
13 de febrero, FJ 2.
Sobre la interpretación restrictiva del concepto de recurso manifiestamente
improcedente: STC 69/2003, de 9 de abril, FJ 11.
Sobre la presentación en plazo del recurso de amparo en los supuestos en los
que medie incidente de nulidad de actuaciones: SSTC 148/2003, de 14 de julio,
FJ 2; 85/2005, de 18 de abril, FJ 2; 127/2005, de 23 de mayo, FJ 2; 246/2005,
de 10 de octubre; y 47/2006, de 13 febrero, FJ 2.
Para verificar si una resolución judicial ha incurrido en un error patente con
relevancia constitucional: SSTC 26/2003, de 10 de febrero, FJ 4; 142/2005, de
6 de junio, FFJJ 2 y 3; 290/2005, de 7 de noviembre, FFJJ 3 y 4; 64/2006, de 27
de febrero, FFJJ 3 y 4; y 192/2006, de 19 de julio, FJ 3.
Para acreditar que la resolución judicial adolece de una quiebra lógica en su
razonamiento con relevancia constitucional: SSTC 164/2002, de 17 de
septiembre, FJ 4; 214/1999, de 29 de noviembre, FJ 4; 228/2005, de 12 de
septiembre, FJ 3; 59/2006, de 27 de febrero, FJ 3; 109/2006, de 3 de abril, FJ 5;
y 215/2006, de 3 de julio, FJ 3.
III.
SUPUESTO DE HECHO:
El Ayuntamiento de Oviedo giró a la recurrente, liquidaciones tributarias por la
licencia fiscal correspondiente a los ejercicios 1988 a 1990, y por el impuesto de
actividades económicas correspondiente a los ejercicios 1992 y 1993. Ante el impago
de las deudas tributarias se inició expediente ejecutivo que culminó con la diligencia
de embargo de 15 de mayo de 1996, en cumplimiento de la cual se trabó embargo
sobre el saldo de una cuenta corriente bancaria de la recurrente, por la globalidad de la
deuda tributaria.
Contra esta diligencia de embargo, con fecha 31 de julio de 1996, la recurrente
formuló recurso de reposición ante el Servicio Regional de Recaudación de la
Conserjería del Principado de Asturias, que se entendió resuelto mediante
desestimación presunta en virtud de silencio administrativo.
Contra esta desestimación presunta, el 20 de septiembre de 1996, la reclamante
presentó reclamación económico-administrativa ante el Tribunal EconómicoAdministrativo Regional de Asturias que, mediante Resolución de 4 de abril de 1997,
se declaró incompetente para conocer del asunto, y remitió nuevamente las actuaciones
a la Consejería de Economía del Principado de Asturias, por considerarla el órgano
competente para la resolución.
Con posterioridad, el 14 de agosto de 1997, la Sección de Reclamaciones y
Recursos de dicha Consejería dirigió un oficio a la recurrente en la que se informaba
que el Pleno del Ayuntamiento de Oviedo había revocado la delegación de funciones de
gestión y recaudación de tributos existente en el Principado de Asturias, por lo que
carecía de competencia para resolver la reclamación y remitía el expediente al
Ayuntamiento de Oviedo.
El 20 de mayo de 1998, entendiendo que había transcurrido el plazo legalmente
establecido para resolver su recurso, el reclamante dedujo la existencia de acto presunto
e interpuso el correspondiente recurso contencioso-administrativo ante la Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. La demanda
contencioso-administrativa se formalizó por escrito de 10 de mayo de 1999, instándose
la nulidad o anulación del procedimiento de apremio, lo que se fundaba, básicamente,
en haberse prescindido absolutamente del procedimiento legalmente establecido para el
seguimiento de la vía de apremio, al haber tenido conocimiento del procedimiento
tramitado por deudas tributarias correspondientes a las licencias fiscales de los años
1988 a 1990 y al impuesto de actividades económicas de 1992 y 1993 por el embargo
de un saldo de la cuenta corriente bancaria de la actora, al encontrarse prescritas varias
deudas tributarias y por la general falta de notificación de los débitos en vía voluntaria.
La demanda fue desestimada por Sentencia de 23 de mayo de 2003 de la Sección
Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia
de Asturias, con fundamento en que no se impugnaba en realidad la diligencia de
embargo de dinero en cuentas abiertas en entidades de depósito de fecha 15 de mayo de
1996, sino la resolución anterior, la providencia de apremio, que no fue recurrida en
tiempo y forma, pese a reconocer la actora que le fue notificada con fecha 4 de julio de
1995, y frente a la que debiera haber articulado su oposición a la vía de apremio con
base en los motivos previstos en el art. 137 b) y d) LGT y en el art. 99 a) y b) RGR; por
lo que, siendo dicha providencia de apremio firme y consentida, no podía impugnarse
ahora mediante la diligencia de embargo sin aducir vicios intrínsecos de la misma, ya
que éste no era sino la mera consecuencia del anterior apremio firme.
Contra la anterior Sentencia, la demandante promovió incidente de nulidad de
actuaciones en el que denunciaba la incongruencia y error de dicha resolución judicial,
ya que la recurrente no había reconocido la notificación de una providencia de apremio
referida a todas las deudas tributarias por las que se practicó el embargo, sino tan sólo
de una providencia de apremio referida a la licencia fiscal del año 1990. El incidente,
tras ser admitido a trámite, fue desestimado mediante Auto de 28 de octubre de 2003, lo
que se justificaba en que lo único que pretendía la parte recurrente, so pretexto de
reparación de supuestas incongruencias y errores denunciados, era una revisión de la
Sentencia dictada.
La recurrente en amparo imputa a las dos últimas resoluciones judiciales —
Sentencia y Auto de la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo
del Tribunal Superior de Justicia de Asturias— dos presuntas vulneraciones del derecho
a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), en su vertiente de derecho a obtener una
resolución congruente y fundada en derecho. Así, se aduce que el órgano judicial ha
incurrido en un error patente al considerar que los actos impugnados habían sido
consentidos y afirmar el reconocimiento por la actora de que la providencia de apremio
le fue notificada el 4 de julio de 1995 y no recurrida, pues su reconocimiento se limitó a
la providencia de apremio referida a la licencia fiscal correspondiente al ejercicio de
1990. En consecuencia, nunca hubo notificación de la providencia de apremio en
relación con los tributos debidos correspondientes a los años 1988, 1989, 1992 y 1993.
Asimismo, alega que este error patente ha llevado al órgano judicial a la desviación del
objeto del proceso y, por tanto, a la incongruencia extra petita, y a la falta de respuesta
sobre las cuestiones de fondo planteadas en el recurso y demanda contenciosoadministrativos, relativas a la prescripción de algunas de las deudas tributarias a las que
afecta el procedimiento de apremio, así como a la general falta de notificación de las
liquidaciones de los débitos en vía voluntaria.
Tras el oportuno iter procesal, el Tribunal Constitucional dicta la Sentencia
132/2007, de 4 de junio, que otorga parcialmente el amparo solicitado al declarar
vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión, apreciando una
aplicación irrazonable del Derecho al producirse una quiebra lógica en el discurso que
conduce del razonamiento a la decisión, y que es objeto del presente comentario.
IV.
TIPO DE PROCEDIMIENTO:
Se plantea el recurso de amparo contra la Sentencia de 23 de mayo de 2003 y el
Auto de 28 de octubre del mismo año de la Sección Segunda de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias . El recurso
de amparo ante el Tribunal Constitucional se fundamenta en la infracción del art. 24 de
la CE por haberse vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva en cuanto que la
Sala incurrió en error patente que ha llevado al órgano judicial a la desviación del objeto
del proceso, y por lo tanto a la incongruencia extra petita, y por último, a la falta de
respuesta sobre las cuestiones de fondo planteadas, relativas a la prescripción de algunas
deudas tributarias, y a la omisión de notificación de las liquidaciones en período
voluntario.
V.
FUNDAMENTOS JURÍDICOS:
A) Valoración de la vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva
fundada en la supuesta incongruencia extra petitum de la sentencia y el auto:
Comienza el Tribunal valorando la vulneración del derecho a la tutela judicial
efectiva fundada en la supuesta incongruencia extra petitum de la Sentencia. En este
punto, el Tribunal señala que este vicio se produce cuando el órgano judicial concede
algo no pedido o se pronuncia sobre una pretensión que no fue oportunamente deducida
por los litigantes, produciéndose un desajuste entre el fallo o la parte dispositiva de la
resolución judicial y los términos en que las partes formularon sus pretensiones. Y por
el contrario, entiende que no acontece, cuando el Tribunal decide sobre una pretensión,
que aun cuando no fuera formalmente ejercitada, estaba implícita o era consecuencia
necesaria de la cuestión principal debatida en el proceso, o cuando el pronunciamiento
discutido del Tribunal pudiera realizarse de oficio.
A mayor abundamiento, el Tribunal recuerda que para que la incongruencia por
exceso o extra petitum adquiera relevancia constitucional se requiere que la desviación
o desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las partes hayan formulado sus
pretensiones suponga una modificación sustancial del objeto procesal, con la
consiguiente indefensión y sustracción a las partes del verdadero debate contradictorio.
La aplicación de la citada doctrina al supuesto que nos ocupa determina que el
Tribunal desestime esta alegación, en la medida que el Tribunal Superior de Justicia se
pronunció sobre la petición de nulidad del procedimiento de apremio formulada, aunque
fuera para desestimarla con el argumento de que la diligencia de embargo formalmente
impugnada traía causa de una previa providencia de apremio que era firme y consentida,
por lo que no podría impugnarse ésta a través de aquélla.
B) Interpretación restrictiva del concepto de recurso manifiestamente
improcedente:
En este sentido, señala el Tribunal que cuando el incidente de nulidad de
actuaciones promovido en la instancia, pese a ser interpuesto de modo que pudiera
resultar dudoso con su regulación legal, es admitido a trámite, analizado y resuelto por
el órgano judicial con un pronunciamiento sobre el fondo de la pretensión, debe
rechazarse este óbice procesal.
En consecuencia, dado que esta situación es la que acaeció en el incidente de
nulidad de actuaciones promovido por el recurrente, es por lo que considera que la
demanda de amparo fue formulada dentro del plazo de veinte días desde la notificación
del auto resolutorio del incidente de nulidad conforme a lo establecido en el art. 44.2
LOTC.
C) Valoración de la vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva
fundada en la presencia en la resolución judicial de un error patente con
relevancia constitucional:
El Tribunal precisa que para que el mismo llegue a determinar la vulneración de
la tutela judicial efectiva es preciso que concurran los siguientes requisitos:
a) En primer lugar, se requiere que el error sea determinante de la decisión
adoptada, es decir que constituya el soporte único o básico de la resolución (ratio
decidendi), de modo que, constatada su existencia, la fundamentación jurídica pierda el
sentido y el alcance que la justificaba.
b) En segundo lugar, es necesario que la equivocación sea atribuible al órgano
judicial, pues en caso contrario no existirá en sentido estricto un derecho fundamental.
c) En tercer lugar, el error ha de ser inmediatamente verificable de forma
incontrovertible a partir de las actuaciones judiciales por llegarse a una conclusión
absurda o contraria los principios elementales de la lógica y de la experiencia.
d) Y por último, la equivocación ha de producir efectos negativos en la esfera del
justiciable, de modo que las meras inexactitudes que no produzcan efectos para las
partes carecen de relevancia constitucional.
La proyección de los citados requisitos al supuesto que nos ocupa determina que
el Tribunal niegue que pueden apreciarse los mismos en la afirmación judicial de que la
recurrente había reconocido la notificación de la providencia de apremio, dado que no
resulta incontrovertible que ello sea totalmente falso, ni puede mantenerse que para su
constatación no sea precisa valoración o consideración jurídica alguna.
D) Lesión del derecho a la tutela judicial efectiva. Aplicación irrazonable
del Derecho al observarse una quiebra lógica en el discurso que conduce del
razonamiento a la decisión:
En este punto, y con carácter general, señala el Tribunal que no pueden
considerarse razonadas ni motivadas aquellas resoluciones judiciales que, a primera
vista y sin necesidad de mayor esfuerzo intelectual y argumental, se comprueba que
parten de premisas que incurren en quiebras lógicas de tal magnitud que las
conclusiones alcanzadas no pueden considerarse basadas en ninguna de las razones
aducidas.
Y un ejemplo muy claro de esta situación, se produce en este caso dado que:
a) No consta en el incompleto expediente administrativo providencia de apremio
de ninguna de las deudas tributarias por las que se decreta la diligencia de
embargo (licencia fiscal industrial de los años 1988 a 1990 e impuesto de
actividades económicas de los ejercicios 1992 y 1993).
b) Se justifica la realidad de la notificación de la providencia de apremio
exclusivamente en el reconocimiento de dicha notificación para la licencia fiscal
industrial del ejercicio 1990.
c) Y se niega respecto de la licencia fiscal industrial de 1988-1989 y respecto del
impuesto de actividades económicas de 1992-1993.
Por lo que resulta irrazonable concluir que se consintió la providencia de
apremio dictada por la licencia fiscal de los años 1988-1989 y por el impuesto de
actividades económicas de los ejercicios 1992-1993, máxime cuando en la Sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Asturias no se razona la existencia de medio de
acreditamiento alguno de la existencia y notificación de la providencia de apremio
relativa a dichas deudas tributarias en los citados períodos.
Lo que conduce al Tribunal a apreciar que la sentencia y el auto incurren en lo
que se ha calificado como quiebra lógica de tal magnitud que la conclusión alcanzada
no puede considerarse basada en la razón aducida.
VI.
COMENTARIO CRITICO:
Descritos los hechos y la fundamentación jurídica, el punto de partida del presente
comentario pretende poner de relieve el proceloso peregrinar administrativo, que el
reclamante ha tenido que recorrer, para impugnar la diligencia de embargo sobre el
saldo de una cuenta corriente bancaria de su titularidad.
En efecto, en este punto, conviene tener presentes las siguientes actuaciones y
Administraciones: el Ayuntamiento de Oviedo aprueba las liquidaciones; el Servicio
Regional de Recaudación del Principado practica la diligencia de embargo; el sujeto
pasivo presenta recurso de reposición contra el citado Servicio, que se resuelve por
desestimación presunta en virtud de silencio administrativo; el sujeto pasivo presenta
reclamación económica-administrativa ante el Tribunal Económico-Administrativo
Regional de Asturias, que se declara incompetente y remite las actuaciones a la
Consejería de Económica del Principado de Asturias; la Sección de Reclamaciones y
Recursos de dicha Consejería remite oficio al sujeto pasivo por el que informa que el
Ayuntamiento de Oviedo ha revocado la delegación de funciones de gestión y
recaudación de tributos, y remite el expediente al Ayuntamiento de Oviedo; y por
último, y ante la ausencia de nuevo de resolución expresa, se interpone recurso
contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
Estas relaciones interadministrativas encuentran su apoyatura legal en el art.
106.3 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases de Régimen Local, que si
bien establece como regla general la competencia de las Entidades Locales para la
gestión, recaudación e inspección de sus propios tributos, les permite que también
puedan establecer formulas de delegación de funciones o de colaboración
interadministrativa con otras administraciones tributarias supramunicipales para la
aplicación de sus propios tributos. Así los arts. 7 y 8 del Real Decreto Legislativo
2/2004, de 5 de marzo, texto refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales
se ocupan de forma separada de los supuestos de delegación y colaboración.
Este esquema legal de atribución de competencias, se reproduce de manera
particular en la normativa recaudatoria, y de esta forma, el art. 8 del RD 939/2005, de
29 de julio, por el que se aprueba el Reglamento General de Recaudación, (en términos
similares el art. 6 del Reglamento General de Recaudación de 1990) recoge que la
recaudación de las deudas tributarias locales pueda realizarse: a) directamente por las
Entidades Locales, b) por otros entes territoriales a cuyo ámbito pertenezcan cuando así
se haya establecido legalmente, c) por la A.E.A.T., cuando así se acuerde mediante la
suscripción de un convenio para la recaudación.
El fundamento último de este esquema competencial encuentra su basamento en
los principios de eficacia y cooperación entre administraciones públicas, y permite
múltiples combinaciones, dado que la delegación o colaboración pueden afectar a todas
las fases de aplicación del tributo, o a alguna de ellas de manera aislada. En todo caso,
el fin perseguido es el mismo, mejorar la eficacia de la gestión pública.
Sin duda alguna, es evidente que en el presente caso no se ha obtenido el fin
perseguido, por lo que resulta obligado analizar las deficiencias que se han producido en
todo el procedimiento recaudatorio.
En primer lugar, y con carácter general es importante que las Entidades Locales
tengan muy presente, como titulares de las competencias en materia de gestión tributaria
local, que la delegación de la gestión, recaudación o inspección del tributo puede afectar
directamente al régimen de impugnación de los actos delegados. Así se desprende del
art. 7.3 in fine del TR LRHL que establece que “...los actos de gestión que se realicen
en el ejercicio de dicha delegación serán impugnables, con arreglo al procedimiento
que corresponda al ente gestor, y en último término, ante la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa”. Y esto es lo que aquí sucede, dado que si la diligencia de embargo
hubiera sido dictada por el Ayuntamiento de Oviedo el régimen de impugnación habría
sido el recurso de reposición obligatorio previsto en el art. 14 del TR LRHL, y en
cambio, al ser practicada por el Servicio Regional de Recaudación del Principado ha
sido el recurso de reposición potestativo ante el citado Servicio, y la reclamación
económico-administrativa ante el órgano competente para su resolución dependiente del
propio Principado.
En segundo lugar, del relato fáctico se desprenden dos desestimaciones por
silencio, al no recaer en plazo las correspondientes resoluciones expresas. En este punto,
conviene recordar, que tanto la doctrina como la jurisprudencia, entienden esta
previsión en beneficio exclusivo del reclamante, y en ningún caso exime a la
Administración de la obligación de resolver los recursos, imposición que en el presente
caso se ha visto incumplida.
Por último, cabe mencionar la resolución del Tribunal EconómicoAdministrativo Regional de Asturias por la que se declara incompetente para conocer
del asunto. En este supuesto, dado que la diligencia de embargo es un acto de gestión
tributaria aprobado por la Consejería de Hacienda del Principado de Asturias la
resolución de la reclamación económico-administrativo no correspondía a los
Tribunales Económico-Administrativo Estatales, sino al órgano para la resolución de las
reclamaciones del propio Principado de Asturias. Ahora bien, esto no significa que el
TEAR de Asturias no sea competente en ningún caso para resolver las impugnaciones
contra los actos derivados de la aplicación del Impuesto sobre Actividades Económicas.
Así el art. 91 del TR LRHL (desarrollado en los arts. 4, 15, y 18 del RD 243/1995, de
17 de febrero) reconoce la competencia de estos Tribunales tanto para la impugnación
de los actos de gestión censal dictados por la Administración Tributaria del Estado,
como tratándose de cuotas municipales, para los actos, de igual naturaleza, dictados en
virtud de delegación por los ayuntamientos, diputaciones provinciales, cabildos o
consejos insulares, otras entidades reconocidos por las leyes y las CCAA que lo
soliciten. Y del mismo modo, determina su competencia para el conocimiento de las
reclamaciones que se interpongan contra los actos dictadas en virtud de la delegación de
la inspección que supongan inclusión, exclusión o alteración de los datos contenidos en
los censos.
Este peculiar régimen de impugnación deriva de la clásica separación en el IAE
entre actos de gestión censal y actos tributarios, y configura un complicado mecanismo
de delegaciones y fórmulas de colaboración, que ha sido calificado por la doctrina como
artificioso o enmarañado, y por el Tribunal Supremo de artificiosa distinción en su
sentencia de 25 de septiembre de 2001 dictada en recurso de casación de interés de ley,
circunstancia que actualmente se ha visto acrecentada por la creación en las entidades
locales a las que resulta de aplicación el régimen previsto en el Título X de la Ley
7/1985 de los Tribunales Económico-Administrativos Municipales, competentes en
relación con las impugnaciones contra los actos de gestión tributaria local, previa la
interposición potestativa del recurso de reposición regulado en el art. 14 del TR LRHL.
En definitiva, la modificación del régimen de impugnación que comporta la
delegación de la gestión recaudatoria en la Consejería de Hacienda del Principado de
Asturias y su posterior revocación, el incumplimiento de la obligación de resolver, y la
combinación en la gestión del IAE de delegaciones ascendentes y descendentes ha sido
el cóctel que ha servido al Tribunal Constitucional un expediente administrativo
incompleto, en el que se omite una prueba tan inequívoca como son los acuses de
recibo que acreditan la notificación de las correspondientes providencias de apremio, y
que constituye uno de los motivos de tasados de oposición a la diligencia de embargo.
Es evidente, conforme establece el art. 75.2 del RD 939/2005, de 29 de julio (y
anteriormente el art. 110.2 del Reglamento General de Recaudación de 1990) que las
deudas de un mismo obligado al pago puedan ser acumuladas en una única diligencia de
embargo, pero también lo es, que será necesario que previamente hayan sido notificadas
todas las providencias de apremio objeto de acumulación.
En conclusión, la quiebra lógica en el razonamiento, que conduce ha declarar
que se ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva, se produce como
consecuencia de que, no constando en el expediente ninguna de las providencias de
apremio por las que se practica el embargo, y reconociéndose únicamente la realidad de
la notificación de la provincia de apremio correspondiente al ejercicio 1990, resulta
irrazonable concluir que se consintió la providencia de apremio dictada para las
licencias fiscales de los años 1989 y 1989 y por el IAE de los ejercicios 1992 y 1993,
por lo que –como señala la sentencia- la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ
de Asturias ha incurrido en una quiebra lógica en la conclusión alcanzada que no puede
basarse en la razón aducida.
VII.
RELEVANCIA JURÍDICA
La importancia de la doctrina establecida en esta sentencia, deriva del
reconocimiento de que no pueden considerarse razonadas ni motivadas aquellas
resoluciones judiciales que, a primera vista y sin necesidad de mayor esfuerzo
intelectual y argumental, se comprueba que parten de premisas que incurren en quiebras
lógicas de tal magnitud, que las conclusiones alcanzadas no pueden considerarse
basadas en ninguna de las razones aducidas, lo que como correlato determina la
vulneración del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva recogido en el art. 24.1
de la CE.
Y de otro lado, es una sentencia que pone de manifiesto, que en el Impuesto
sobre Actividades Económicas, el régimen de impugnación bifronte, derivado de su
condición de tributo de gestión compartida, genera múltiples dificultades para adecuar
la vía impugnatoria elegida y la pretensión objeto de recurso, por lo que entendemos
imprescindible, además de una redefinición sustantiva del impuesto, la superación de su
condición de tributo de gestión compartida y su atribución en exclusiva a los Entes
Locales, dado que en la actualidad se encuentra despojado de su carácter de control
censal estatal, y esta atribución a los EELL simplificaría, igualmente, su régimen de
impugnación, que sería el previsto con carácter general en la Ley de Haciendas Locales.
VIII. BIBLIOGRAFÍA
ALONSO GIL, M. (2007): Procedimiento de recaudación en el ámbito local (Cap. XVIII), en Herrera
Molina, Pedro (Dir.); Galán Ruiz, Javier (Cord.); Tributos Locales y Autonómicos, Aranzandi.
BARQUERO ESTEBAN J.M. (1999) Gestión tributaria y relaciones interadministrativas en los
tributos locales. Madrid. Edit. Montecorbo SA. NIETO MONTERO, J.J. (1997): La Gestión de
los Impuestos Municipales. Editorial Aranzadi. Pamplona. RUBIO DE URQUÍA, J.I. Y ARNAL
SURÍA, S. (1996): Ley Reguladora de las Haciendas Locales, t.I. 2ª Ed. Abella. RUBIO DE
URQUÍA, J.I. (2003): El IAE: un impuesto herido de muerte. Tributos Locales. N.-26. Editorial
Regresa. POVEDA BLANCO, F. (2005): Manual de Fiscalidad Local. Instituto de Estudios
Fiscales. SÁNCHEZ BLÁZQUEZ, V.M. (2006): Relaciones interadministrativas en la
aplicación de los tributos locales. Cabildo de Lanzarote.
Descargar