La empresa: lugar de convergencia

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En la opinión de...
Arturo Damm Arnal
La empresa:
lugar de convergencia
Para los marxistas, la empresa es el lugar en el cual, en la
fase histórica correspondiente al capitalismo, se lleva a
cabo la lucha de clases, clases que siempre son dos: la
de los propietarios de los medios de producción —los
empresarios o capitalistas—, y la de los no propietarios
de los medios de producción —los trabajadores
o proletarios—, clases entre las cuales, según el
marxismo, no puede establecerse más que una relación
antagónica, de conflicto, de lucha: de lucha de clases.
Para el marxismo esta cuestión no es accidental sino
esencial, lo cual quiere decir que, entre empresariocapitalista, por un lado, y trabajador-proletario, por
el otro, no puede establecerse más que esa relación
antagónica, basada en la explotación del segundo por
el primero, relación antagónica que se superará, y por
lo tanto lucha de clases que desaparecerá, cuando
—revolución proletaria y dictadura del proletariado de
por medio— la historia desemboque en el comunismo
y, por lo tanto, en la propiedad colectiva de los medios
de producción, momento en el cual desaparecerán las
clases sociales, la guerra de clases y la historia, misma
que llegará a su fin, no en el sentido de término, sino
de plenitud.
II
¿Es la empresa el lugar donde se expresa la
contradicción entre el empresario-capitalista
y el trabajador-proletario, contradicción que
solamente se supera con la desaparición del
primero y la apropiación de los medio de producción
por el segundo? ¿Es la relación entre el trabajadorproletario y el empresario-capitalista una relación
esencialmente antagónica, sin posibilidad de
reconciliación entre trabajo y capital, siendo la única
solución posible el avasallamiento del segundo por
38 ENTORNO
el primero? El análisis marxista, ¿es correcto? ¿La
única relación posible entre trabajo y capital es la de
explotación del primero por el segundo? ¿La relación
entre capital y trabajo es esencialmente antagónica, de
tal manera que no puede ser de otra forma?
La respuesta a cada una de las preguntas anteriores es
negativa. La empresa no es, necesariamente, el lugar
donde el empresario-capitalista explota al trabajadorproletario. La relación entre el capital y el trabajo no es,
necesariamente, contradictoria, antagónica, conflictiva.
El análisis marxista está equivocado y actuar como si
fuera correcto conduce al error, tal y como lo muestra
la historia del siglo XX, siglo en el cual los países cuyas
economías se organizaron de acuerdo al credo marxista
no solamente no lograron progreso económico sino que
acabaron, la mayoría, por desaparecer.
III
Entonces, si la empresa no es el lugar en el
cual se expresa la contradicción entre trabajo
y capital, ¿qué es? El lugar de convergencia
entre los intereses del empresario-capitalista
y el trabajador-proletario, cada uno aportando alguno
de los elementos indispensables para el proceso de
producción: capital y empresarialidad, el primero;
trabajo operativo, el segundo. En la empresa, el
trabajador-proletario complementa al empresariocapitalista y el empresario-capitalista complementa al
trabajador-proletario. Cada uno aporta a la producción
elementos que no son sustitutos uno de otro, sino
complementarios el uno del otro. El capital sin el trabajo
es estéril y el trabajo sin el capital es improductivo. El
encuentro de ambos en la empresa hace posible la
fertilidad del capital y la productividad del trabajo.
La empresa es el lugar en el cual convergen los
intereses de los capitalistas y los trabajadores. A los
trabajadores les interesa que alguien les proporcione
capital para trabajar, de la misma manera que a los
capitalistas les interesa que alguien aporte trabajo para
operar el capital. Los capitalistas aportan instalaciones,
maquinaria y equipo (capital) y los trabajadores
habilidad laboral (trabajo), de tal manera que la relación
Foto: Ana Lourdes Herrera / Indexopen
I
Por obra y gracia del marxismo, no pocos han creído
que la empresa es el lugar en donde se explota
al trabajador, el lugar en donde, gracias a esa
explotación, el empresario obtiene una ganancia,
utilidad que es la consecuencia de la expoliación que el
capitalista practica en la persona del trabajador.
que se establece entre ambos es una relación de
complementariedad, no esencialmente antagónica,
aunque accidentalmente pueda llegar a serlo. Capital y
trabajo se necesitan, de la misma manera que lo hacen,
por ejemplo, producción y consumo.
IV
Ahora bien, que la relación entre capital y
trabajo sea complementaria, razón por la
cual la empresa es el lugar de convergencia
entre los intereses del empresario-capitalista
y del trabajador-proletario, no quiere decir, de ninguna
manera, que ambos aporten de la misma manera capital
y empresarialidad, el primero, y trabajo operativo,
el segundo.
Que el empresario-capitalista aporte capital quiere
decir, uno, que aporta el dinero para, mucho antes de
que la mercancía haya sido vendida, y antes de que se
haya generado algún ingreso, adelantar los pagos a los
factores de la producción y, dos, que proporciona las
instalaciones, maquinaria y equipo para poder llevar a
cabo el proceso de producción.
Pero el empresario-capitalista no solamente aporta
capital, también aporta empresarialidad, que en
este contexto quiere decir, como lo vio Schumpeter,
coordinación de los factores de la producción, arreglo
sin el cual la relación de complementariedad entre
trabajo y capital no tendría lugar, no teniendo lugar,
tampoco, el proceso de producción.
Lo anterior quiere decir que, si bien es cierto que
empresarios-capitalistas y trabajadores-proletarios
aportan recursos a los procesos o de producción,
producción de mercancías que se lleva a cabo
en empresas, la aportación de los primeros en
comparación con la de los segundos es cuantitativa
y cualitativamente superior. No es lo mismo aportar
capital que trabajo operativo. Pero el que la aportación
no sea ni cuantitativa ni cualitativamente igual no quiere
decir que la relación de complementariedad entre trabajo
y capital deje de existir, para convertirse en una relación
esencialmente antagónica, cuya única solución es la
eliminación del empresario-capitalista por el trabajadorproletario, tal y como lo afirma el marxismo.
V
La empresa no es, mucho menos de manera
esencial —es decir, necesaria— el lugar de la
lucha entre capital y trabajo. Es el lugar donde
convergen los intereses del empresariocapitalista y el trabajador-proletario, el primero
aportando capital y empresarialidad, el segundo
colaborando con trabajo operativo, sin el cual el capital
“Pero el que la aportación
no sea ni cuantitativa ni
cualitativamente igual no
quiere decir que la relación
de complementariedad entre
trabajo y capital deje de existir,”
y la empresarialidad salen sobrando; empresarialidad
y capital sin los cuales el trabajo operativo, salvo en
algunas excepciones de escasa productividad, resulta
imposible.
El que la aportación de los empresarios-capitalistas
sea cuantitativa y cualitativamente superior a la de los
trabajadores-proletarios no supone, para los últimos,
ningún tipo de menoscabo, suponiendo para los
primeros, en cambio, una responsabilidad ética en
materia de empleo y salario. Son los empresarioscapitalistas quienes demandan, a cambio del pago de
un salario, habilidad laboral, salario que no solamente
es el precio del trabajo, sino el ingreso del trabajador;
habilidad laboral que no únicamente es la aportación
del trabajador a la producción, sino el medio de vida
del trabajador y su familia.
Visto el salario no solamente como el precio que el
empresario-capitalista paga por la habilidad laboral,
sino como el ingreso del trabajador-proletario, y
visto el trabajo no únicamente como la aportación
del trabajador al proceso de producción, sino como
el medio de vida del trabajador y de sus familiares,
entendemos mejor la responsabilidad ética que, en la
materia, tienen el empresario-capitalista.E
El autor es Licenciado en Economía y Filosofía,
profesor de la Escuela de Economía y la Facultad de
Derecho de la Universidad Panamericana. Articulista
en varios periódicos y revistas, y comentarista de radio
y televisión, es autor de diez libros sobre temas de
economía y filosofía, y coautor de otros cuatro.
Email: [email protected].
ENTORNO 39
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