ITA IUS ESTO ALGUNOS APUNTES SOBRE LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS Exson Alexander Vilcherrez Ato Resumen: El presente trabajo versa sobre un tema de mucha relevancia en el ámbito jurídico-penal como lo es la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Empieza con una exposición histórica de la figura de la persona jurídica, siguiendo por el análisis de la situación actual de dicha figura; y analizando posteriormente su tratamiento en el Perú. Finalmente se exponen conclusiones que el autor resalta, donde se destaca que además de ser una figura dogmática, y que por ello se propone la teoría funcionalista de JAKOBS que servirá de fundamento para la pena, es también una figura social; por ello se afirma que en un futuro próximo será necesario una reforma en el Código Penal que recoja la capacidad delictiva de las personas jurídicas y que se base en la idea del societas delinquere potest. Palabras clave: Persona jurídica; Capacidad delictiva; Responsabilidad penal; Medidas sancionatorias; La pena; Necesidad social; Societas delinquere potest. SUMARIO: Introducción. I. Desarrollo Histórico. A. Edad antigua. 1. Grecia. 2. Derecho Romano. B. Edad Media. 1. Los glosadores. 2. Los canonistas. C. La Edad Moderna: La pérdida de poder de las corporaciones. D. Finales de la Edad Moderna: Resurgiendo el fenómeno corporativo. 1. La teoría de la ficción de Savigny. 2. La teoría de la personalidad real de la asociación de Gierke. E. Apreciación personal. II. Situación Actual. A. Punto de vista político criminal. B. Las distintas respuestas sancionatorias. 1. Medidas de seguridad. 2. Imposición de penas sin culpabilidad. 3. La necesidad de una pena basada en culpabilidad. C. Visión dogmática. III. La responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Perú. A. La responsabilidad civil de las personas jurídicas. B. Las consecuencias accesorias aplicables a las personas jurídicas. Conclusiones. Integrante del Taller de Ciencias Penales “José González López”. Facultad de Derecho de la Universidad de Piura. IIE 241 Exson Alexander Vilcherrez Ato Introducción Cada vez es más común ver cómo el delito se ha especializado y se vale de estructuras altamente organizadas; a sociedades más complejas le acompañan estructuras lesivas más complejas. Es así que la delincuencia se vale de facilidades que el propio desarrollo social le facilita jugando aquí un papel importantísimo los avances tecnológicos. Un medio para delinquir, que no es nada nuevo en relación a su origen, es a través de las personas jurídicas. La cuestión es que muchas veces ese medio o instrumento alcanza tal grado de importancia en la actuación delictiva que ya no es tan propio el considerarlo como un mero instrumento. Partiendo de ello podemos decir que la propia sociedad es la que ve a la persona jurídica como sujeto capaz de desenvolverse en ella e incluso dañarla. Si bien es cierto que a la mayoría de ordenamientos aún no les resulta fácil abandonar el principio societas delinquere non potest, la realidad nos dice que en una sociedad como en la que hoy vivimos las personas jurídicas son algo más que meros instrumentos para la comisión de delitos. Así, no es lo mismo cometer delitos valiéndose de un revolver que cometerlos valiéndose de la estructura que una persona jurídica puede facilitar. El tema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas es pues, hoy por hoy, uno de los más controvertidos en la dogmática jurídico-penal. Si bien hay argumentos y contra argumentos respecto a ésto, lo cierto es que la indefinición por parte de la doctrina respecto a aceptar o negar ese tipo de responsabilidad no hace sino más interesante el tema para el estudio científico. El presente trabajo es, en nuestro ordenamiento jurídico, un tema de lege ferenda pues, como se verá más adelante en el Perú no se reconoce la responsabilidad penal, es estricto, de una persona jurídica. Aun así, y precisamente por ello es que opté por investigarlo, en nuestra opinión es necesario su reconocimiento tanto doctrinal como legal para hacer frente a problemas sociales importantísimos que surgen a raíz de la mala actividad empresarial. La postura asumida, por tanto, es la de seguir el principio societas delinquere potest. I. Desarrollo Histórico A. Edad antigua 1. Grecia Era normal el atribuirle responsabilidad penal a seres irracionales. Filósofos como DEMÓSTENES, PLATÓN y ARISTÓTELES dan testimonio de que el objeto y el animal que daban muerte al hombre son reconocidos como culpables de homicidio, y por ello habrán de ser muertos y destruidos. El triunfo de la razón haría que se dejen de lado dichas imputaciones1. 1 Vid., POLAINO NAVARRETE, Miguel, Acción, omisión y sujetos en la teoría del delito, Lima: Grijley, 2009, pp. 106 y 107. IIE 242 2. Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas Derecho Romano Es sabido por todos que en el Derecho romano no se conocía la figura de la persona jurídica. Aun así se distinguían claramente los derechos y obligaciones propios de las corporaciones, los que eran independientes de los de cada uno de sus miembros. El municipio, ciudad de provincia, se erigía en la época clásica como la corporación más importante2. A decir de algunos, no era tan necesaria la creación de personas jurídicas pues para las asociaciones que existieron en Roma lo más importante era la comunidad de acción y la posición política que éstas ostentaban más que la capacidad para la propiedad que pudieran llegar a tener3. ULPIANO reconocía en ese contexto la posibilidad de interponer la actio de dolo malo contra el municipio por su enriquecimiento a causa del engaño cometido por uno de sus perceptores de impuestos4. Es así que se reconocía una responsabilidad, a las que hoy en día reconoceríamos como personas jurídicas, muy característica del ordenamiento civil mas no del penal. B. Edad Media 1. Los glosadores Dichos autores se abocaron a la tarea de profundizar el contenido de los textos romanos. Como medio para ello se valían de glosas, las cuales no siempre se limitaron a explicar pasajes oscuros sino también a comparar textos clásicos con la finalidad de superar antinomias entre ellos existentes5. Ellos ya se plantean la posibilidad de una verdadera Responsabilidad penal de las personas jurídicas. Ello debido a la gran importancia, tanto política como económica, que pasan a tener las corporaciones a inicios de la Edad media. Como estudiosos de los postulados del Derecho romano -era el único Derecho que los glosadores conocían6- lógicamente no desarrollaron una teoría de las personas jurídicas ya que éste no reconocía la existencia de éstas. Aun con ese último inconveniente, ellos sí aceptaron la capacidad de una corporación para “delinquir”. El “delito” de la corporación lo entendían como decisión y ejecución conjunta por parte de sus miembros de una acción penalmente relevante 7. Por delito de la corporación se entiende a la “acción de la mayoría”. 2 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Buenos Aires: Hammurabi, 2001, pp. 38 y 39. 3 Vid., SAVIGNY, Karl, Sistema del Derecho Romano Actual, Vertido al castellano por Jacinto Mesía y Manuel Poley, Tomo II, Navarra: Analecta editores, 2004, p. 63. 4 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit., p.39. 5 Vid., KOSCHAKER, Paúl, Europa y el Derecho Romano, 2da ed., Madrid: Editorial Revista de Derecho Privado, 1955, p. 116. 6 Ibid., p. 144. 7 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit., p.42. IIE 243 Exson Alexander Vilcherrez Ato 2. Los canonistas Desarrollan una verdadera teoría de la “persona jurídica” 8. Partían de la institución eclesiástica, la que entendían ya como “persona”, y es así que, van dejando la idea despersonalizada de corporación de los glosadores. Se entiende por “persona jurídica” a un ser incorporal que por medio de una ficción posee capacidad jurídica, por lo que de ella se niega una verdadera capacidad de acción y por tanto delictiva. Podemos ver que, en esta formulación de los canonistas está el verdadero origen del precepto societas delinquere non potest. Al igual que los glosadores, se reconoció el llamado delito de la corporación; pero, como es lógico, era entendido como “acción conjunta” de los miembros 9. No se trataba entonces de una verdadera responsabilidad penal de personas jurídicas. C. La Edad Moderna: La pérdida de poder de las corporaciones En la Edad Moderna (mediados del s. XV hasta finales del s. XVIII) se dio, como parte del lapsus de ruptura con la Edad Media, una transformación respecto a la constitución social de esa época: decaen las corporaciones, los gremios de artesanos y colegios profesionales; todos ellos se ven mermados en su importancia social. Gracias a la ideas del Iluminismo y del Derecho natural decae el autoritarismo que marcó al Estado medieval y sobresale la idea de individuo. En ese nuevo enfoque que exalta la libertad de autodeterminación humana, se ve como impensada una responsabilidad colectiva10. Ya no se acepta la idea de una responsabilidad penal de las personas jurídicas. Y ello porque, dicho tipo de sanciones (político-criminalmente hablando) se tornan innecesarias. La razón de ésto, es que las corporaciones habían disminuido considerablemente su poder en la sociedad moderna; además de que, tanto el absolutismo de los príncipes (sólo ellos tienen el poder) como el liberalismo de la ilustración (el único límite es el Estado) fueron dos importantes tendencias que desdibujaron a la corporación. Es así que, las razones de negar la responsabilidad penal de las personas jurídicas en este punto no fueron dogmáticas sino pragmáticas. D. Finales de la Edad Moderna: Resurgiendo el fenómeno corporativo Ya desde finales del s. XVIII es cuando se replantea la cuestión de si la persona jurídica es o no ficción. Ese replanteo se da porque las personas jurídicas comenzaron a tener mayor participación en el tráfico jurídico-patrimonial, el debate será sobre la esencia de la persona jurídica 11. 8 Así, ABOSO, Gustavo; ABRALES, Sandro, Responsabilidad de las Personas Jurídicas en el Derecho Penal, Buenos Aires: B de F, 2000, p. 4: “… (los canonistas) elaboraron el concepto de universitas como algo no idéntico a sus miembros y plantearon la cuestión de si ellas podían ser excomulgadas”. 9 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit., p.47. 10 Ibid., pp. 50 y 51. 11 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica en el Derecho Penal, Lima: Grijley, 2008, p. 17. Así, GÓMEZ-JARA, Carlos, Fundamentos Modernos de la culpabilidad empresarial. Esbozo de un Sistema de Responsabilidad penal de Personas Jurídicas, Lima: Ara editores, 2010, pp. 54 y 55: “A parte de ser un tema tan recurrente como el referido a la responsabilidad penal de la persona física, se trata de IIE 244 1. Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas La teoría de la ficción de Savigny Se puede considerar como la teoría dominante en la primera mitad del s. XIX. Tiene sus bases en la teoría de la ficción del Derecho Canónico y en los postulados de Derecho Romano12. Se nota en su labor un apartamiento de la motivación pragmática que marcó la elaboración teórica de los canonistas. La pregunta que se hace SAVIGNY es sobre la naturaleza de las personas, que en su relación mutua dan origen a una relación jurídica. Se cuestiona por tanto quién tiene verdaderamente capacidad jurídica13. El mérito de este autor es situar en un solo punto la discusión, ese punto es el sujeto. Parte de un principio puramente individualista, entendiendo a la persona en un sentido ético filosófico. Por ello dirá que el concepto de persona o sujeto de Derecho tiene que coincidir con el de persona física 14. Es a partir de un concepto de derecho subjetivo vinculado a la idea de sujeto individual, que termina negando la “realidad” de las personas jurídicas15. El ejercicio de derechos en su lógica sólo podrá ser propio de quienes posean y manifiesten personalidad, entendida como voluntad individual en sentido ético 16. Su conclusión es que la persona jurídica es un sujeto de Derecho ficticio; “no existen sino para fines jurídicos”17. Tendrá una voluntad imputable (la que expresen sus representantes), pero ella no es voluntad real (ética). Agrega que esa representación sólo será posible en el Derecho civil, mas no en el Derecho penal pues éste trata con personas pensantes y con voluntad. 2. La teoría de la personalidad real de la asociación de Gierke También llamada teoría orgánica. Cuestiona el punto de partida de SAVIGNY de ver como único sujeto de derecho posible a la persona éticamente responsable. En la vida social hay expresiones vitales provenientes tanto de personas físicas como de jurídicas. En GIERKE esas expresiones tendrán idéntico significado social, finalidad y efectos (útiles o lesivos), no encontrará mayor diferencia entre persona física y jurídica18. un episodio recurrente que cada cierto tiempo reaparece siendo que en ciertos momentos históricos el debate se reaviva especialmente; lo cual permite una “actualización” de los argumentos utilizados tanto en uno como en otro sentido”. 12 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit., p. 54. 13 Ibid., pp. 54 y 55. 14 SAVIGNY, Karl, Sistema…, ob. cit., pp. 304 y 305: “Todo derecho es la sanción de la libertad moral inherente al ser racional y por eso la idea de persona ó sujeto de derecho se confunde con la idea de hombre, pudiéndose formular la identidad primitiva de ambas ideas en esos términos: Todo individuo, y sólo el individuo, tiene capacidad de derecho”. 15 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 17. 16 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit., pp. 57 y 58. 17 Vid., SAVIGNY, Karl, Sistema…, ob. cit., p. 57. 18 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit., p.63 IIE 245 Exson Alexander Vilcherrez Ato A partir de ello, él verá a la persona jurídica como un ente real, no ficticio. Es decir, que tiene una personalidad colectiva real 19; pues para él, la persona corporativa es una persona real cuyos fines propios traspasan la esfera de los intereses individuales haciendo que tenga una voluntad nueva y superior 20. En base a ello acepta que las mismas consecuencias jurídicas por actuaciones de personas físicas son aplicables a las personas naturales. En ese cúmulo de consecuencias jurídicas de posible aplicación estarán las penales. La postura de von GIERKE plantea una verdadera voluntad colectiva21. GIERKE considera que las personas jurídicas tienen tanto capacidad de acción como de culpabilidad. Ellas actuarán delictivamente a través de sus órganos, en cuanto éstos actúen dentro de las competencias atribuidas estatutariamente 22. E. Apreciación personal Empecemos por la idea griega. No cabe duda que hoy analizada es claramente fantasiosa e irreal. Pero aun así, el análisis de dicha creencia antigua sirve para caer en la cuenta de que a cualquier cosa no se le puede atribuir responsabilidad penal por más acuerdo social que exista, si es que no se respalda con criterios lógicos y racionales de la cultura en la que se vive. Hoy en día escaparía de todo debate el hecho de que un animal no puede tener responsabilidad penal, no tanto así ocurre con la posibilidad de sancionar penalmente a las personas jurídicas, a todas luces lo segundo tiene por lo menos una presunción de racionalidad. Lo que planteaba ULPIANO como actio de dolo malo es parecido al criterio que usa la teoría del alter ego 23, dominante en los países anglosajones para imputar responsabilidad penal, aun así esta teoría ha sido muy criticada en la actualidad al significar un traslado de la responsabilidad de un sujeto a otro y caer en una suerte de responsabilidad por el hecho de tercero. En la Edad Media se puede decir que los glosadores plantean una responsabilidad por el hecho ajeno, el hecho de todos los miembros. Ésto hace referencia a una capacidad de delinquir no acorde con los postulados actuales, pues no se funda en una capacidad de acción ni de culpabilidad de la persona jurídica. Por su parte los canonistas aun con el mérito de teorizar el concepto de persona jurídica, le reconocen a ésta una capacidad jurídica limitada, insuficiente para un reproche penal. La crítica a sus postulados sería similar a la de los postulados de ULPIANO. Desde un punto de partida ontológico, las conclusiones a las que llega SAVIGNY son muy coherentes, no cabría predicar una voluntad real en la persona jurídica, ella sería mera ficción. Sin embargo, ello nos lleva a subrayar que si se parte de un concepto no ontológico de persona, la responsabilidad penal de las personas jurídicas sería mucho más fácil de asimilar. 19 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, loc. cit. Vid., ABOSO, Gustavo; ABRALES, Sandro, Responsabilidad…, ob.cit., p. 16. 21 Vid., GÓMEZ-JARA, Carlos, La culpabilidad penal de la empresa, Madrid: Marcial Pons, 2005, p.97. 22 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit, p. 66 23 Vid., SILVA SÁNCHEZ, Jesús María, “La Responsabilidad penal de las personas jurídicas y las consecuencias accesorias del art. 129 del Código Penal español”, en La responsabilidad de las personas jurídicas, órganos y representantes, Lima: Ara editores, 2002, pp. 162 y 163. 20 IIE 246 Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas El intento de GIERKE por explicar la realidad de las personas jurídicas a partir de una equivalencia ontológica con las personas físicas, aun siendo un intento destacable por todo el análisis que hace no convence pues como se acaba de decir, desde un punto de partida ontológico persona física y jurídica son inasimilables. La responsabilidad de las personas jurídicas no ha sido, al menos hasta finales de la edad moderna, un tema propiamente dogmático, de categorías del delito; sino un tema práctico, social. La responsabilidad penal, bien o mal imputada, ha sido históricamente un tema pragmático. En ese orden de ideas, la sociedad actual bien haría en asumir a priori como válida una responsabilidad penal de personas jurídicas por el contexto en que se vive. II. Situación actual A. Punto de vista político criminal No cabe duda que si bien muchos ordenamientos no admiten la responsabilidad penal de las personas jurídicas, sí que se han tomado medidas, muchas de ellas insuficientes, para hacer frente a la criminalidad organizada que se vale de personas jurídicas para la comisión de delitos. Como un punto de partida importantísimo en el reconocimiento internacional de una responsabilidad penal de personas jurídicas podemos mencionar a la recomendación 88/18 del Consejo de Europa de 1988, que insta a los países miembros a hacer frente a un problema central de la criminalidad económica: el de los delitos económicos que se llevan a cabo valiéndose de empresas económicas 24. La recomendación del Consejo de Europa proponía como principios rectores: primero, hacer responsables a las empresas por los delitos cometidos en el ejercicio de sus actividades, aun cuando el delito fuera ajeno a las finalidades de la empresa; segundo, la empresa deberá ser responsable con independencia de que la persona física que actuó sea o no identificada; tercero, la empresa deberá quedar exenta de responsabilidad cuando su organización no se vio implicada en el delito y tomó las medidas necesarias para impedir su comisión; cuarto, la atribución de responsabilidad de la empresa no deberá exonerar a ninguna persona física implicada en el delito 25. A ello podemos sumar el gran número de cuestionamientos respecto al principio societas delinquere non potest. Así por ejemplo, cuestionando su validez histórica, TIEDEMAN se ha pronunciado diciendo que es dudoso pensar que tenga genuinidad histórica, ya que antes de la Revolución Francesa, es decir hasta antes de inicios del siglo XX, la punibilidad de las asociaciones en Europa continental ha sido admitida y habitual26. Tal y como se mencionó anteriormente, en la evolución histórica europea sí existieron hasta cierto punto “delitos” de personas jurídicas. Poco a poco se han ido introduciendo en los ordenamientos europeos, sanciones con entidad propiamente penal a las personas jurídicas (propias de verdaderas personas 24 Vid. TIEDEMANN, Klaus, Lecciones de Derecho Penal económico (comunitario, español, alemán), Barcelona: PPU, 1993, p. 232. 25 Vid., SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, “La responsabilidad…”, ob. cit., p. 146. 26 Vid., TIEDEMANN, Klaus, Lecciones…, ob. cit., p. 233 IIE 247 Exson Alexander Vilcherrez Ato jurídico-penales), disfrazadas como: medidas de seguridad, consecuencias accesorias u otras medidas administrativas. Es así, que no cabe duda que sanciones como la clausura temporal o incluso la extinción definitiva de una persona jurídica no podrían entenderse sino como penas propiamente dichas. Especialmente auspicioso es el reconocimiento de una responsabilidad penal de personas jurídicas hecho en el Código Penal Francés de 1994; en él se recoge la posibilidad de sancionar a las personas jurídicas por las infracciones cometidas por sus órganos o representantes. Además de ello se recoge la posibilidad de que una potencial responsabilidad penal de la persona jurídica no excluya la de las personas naturales cómplices o autores de los mismos hechos. Al respecto cabe apuntar que, a decir de JAKOBS, la consecuencia o sanción propiamente penal, es decir la verdadera respuesta del Derecho Penal ante defraudaciones normativas, es la pena 27. Los peligros o riesgos que no conlleven a una culpabilidad bien podrían controlarse en otras ramas de ordenamiento jurídico. La división del trabajo de grupos de personas organizadas genera problemas específicos de imputación jurídico penal debido a la escisión de responsabilidad y acción28. Esa división del trabajo es propia de las personas jurídicas actuales y produce una dispersión de la responsabilidad penal individual. Es así que se genera una “irresponsabilidad organizada”, campea la excusa de la confianza en la diligencia del otro para todos en conjunto excusarse de responsabilidades penales. SILVA SÁNCHEZ explica que la necesidad político criminal de una responsabilidad penal de personas jurídicas se sustenta en tres aspectos. Primero, no siempre es posible sancionar a las personas físicas por delitos cometidos en el marco de una actividad empresarial de la persona jurídica; segundo, en caso se logre sancionar a las personas físicas esa sanción se constituye en una respuesta insuficiente para la criminalidad económica; tercero, que medidas de atribución de responsabilidad al margen del Derecho penal no son adecuadas para la mayor parte de la criminalidad que se genera alrededor de la empresa 29. Sobre el tercer aspecto cabe apuntar algo que a nuestro juicio es importante. Se dice que las multas poco les afectan a las personas jurídicas, sobre todo en el caso de las grandes empresas, y que siendo fácilmente “contabilizadas” son un punto más para explicar la necesidad de la intervención del Derecho Penal. Lo dicho anteriormente no se refiere a que las multas sean fácilmente contabilizadas y que ello exija que entre a tallar el Derecho penal, puesto que así como hay multas administrativas también hay penas de multa. El punto clave es el sentido social restabilizador de una pena propiamente dicha, ya sea que se materialice en una multa o en una extinción de la persona jurídica. Si partimos que la responsabilidad penal de las personas jurídicas se puede predicar de una empresa con estructuras muy complejas, es decir de grandes empresas, ello no nos debe llevar a la afirmación de que una multa es de fácil contabilidad. Es 27 Vid., JAKOBS, Günter, “¿Punibilidad de las personas jurídicas?”, en La responsabilidad de las personas jurídicas, órganos y representantes, Lima: Ara editores, 2002, p. 92. 28 Vid., BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob.cit, pp. 26 y 27 29 Vid., SILVA SÁNCHEZ, Jesús María, “La responsabilidad...”, ob. cit., pp. 150 y 151. IIE 248 Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas más, la lógica nos dice que las penas para la persona jurídica deben afectar su patrimonio, aun cuando se da la disolución de una gran empresa lo normal es que su estructura vuelva a actuar en la sociedad a través de otra persona jurídica. Y cuando vuelva a actuar no cabe duda que a la larga el costo de reinstalación, que lo más probable es que se busque trasladar a los consumidores, será una sanción patrimonial. Respecto a esto último de trasladar costos a los consumidores, ello no lo podrían hacer todas las grandes empresas, sino las que tengan una especial posición de domino. Es como el caso del delincuente pudiente que obtiene una “cárcel dorada”, la privación de su libertad poco le afecta; es más, sigue delinquiendo como consecuencia de la deficiente Administración penitenciaria. Por deficiencias del mercado es que tampoco le afectarán en demasía a determinadas empresas las penas que apunten hacia su patrimonio. Pero aquí entra a tallar la labor del Derecho de la Competencia, el que deberá suprimir al máximo los monopolios a fin de que nadie, en este caso ninguna persona jurídica quede “impune” valiéndose de su poder económico. Podemos decir entonces que el tema no puede pasar por el hecho de si las sanciones económicas son o no son propias de una responsabilidad penal en sentido estricto. Sino que el tema principal es que para hablar de una pena propiamente dicha -ya sea una multa o una extinción de la persona jurídica- con un sentido restabilizador de expectativas sociales y de especial valoración, hay que reconocer en el sujeto que la recibe una capacidad de delinquir, es decir reconocer en la persona jurídica una capacidad de acción y una capacidad de culpabilidad. Somos de la idea de que incluso cuando una multa administrativa sea económicamente mayor a una multa penal, esta última tiene cualitativamente otra intensidad, una intensidad mayor. La respuesta del Derecho Penal es más contundente a la hora de proteger expectativas sociales. La pena de extinción de la persona jurídica es la más grave de todas. El dilema está en qué pasa si los miembros extinguen la persona jurídica. Si ya no existe sujeto no cabe imputarle responsabilidad penal. Lo que a nuestra opinión sucede en estos casos es que hasta cierto punto al salir de la sociedad esa persona jurídico-penal se cumpliría con la finalidad del Derecho penal de asegurar expectativas sociales. Ello pues en el presente trabajo se sigue la idea de que sólo las grandes empresas, entidades complejísimas, pueden ser sujetos pasivos de una responsabilidad penal. Cerrar una empresa de ese tipo genera a todas luces más pérdidas que beneficios a sus titulares, pues además desaparece del ordenamiento jurídico el sujeto (persona jurídica) que desautorizó alguna expectativa social tan valiosa como para ser tutelada por el Derecho penal. Si bien acabamos de hacer en este punto del trabajo una exclusiva mención de la realidad europea no por ello se debilita el afirmar la importancia político-criminal de aplicar sanciones penales a personas jurídicas en países latinoamericanos. La realidad es que tanto países altamente industrializados como países en vías de desarrollo plantean el mismo marco social que reclama por mejores métodos de lucha contra la criminalidad 30. 30 Vid. TIEDEMANN, Klaus, “Responsabilidad penal de las persona jurídicas”, en Anuario de Derecho Penal, Lima: asociación de Derecho Penal, 1996, p. 101. A decir de ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, Laura, Bases para un modelo de responsabilidad penal a las personas jurídicas. 2da ed., Navarra: Aranzadi, 2003, p. 130: “Si bien los Códigos penales latinoamericanos se mantienen aferrados al principio societas delinquere non potest. No obstante, en casi todos estos países mediante una legislación especial se precien IIE 249 Exson Alexander Vilcherrez Ato B. Las distintas respuestas sancionatorias Surge la pregunta de si es absolutamente necesaria una pena, en sentido estricto, es decir fundada en la idea que la persona jurídica comete un delito a nombre propio, o si en todo caso es suficiente aplicar otro tipo de medidas. 1. Medidas de seguridad La aplicación de éstas a las personas jurídicas se sustenta en la presencia de un sujeto peligroso no culpable, al que en salvaguarda de intereses públicos predominantes el Estado debe limitar 31. Aquéllas exigen un presupuesto previo de acción, la persona jurídica deberá manifestar peligrosidad a través de la acción32. Aun así, en la lógica del legislador la persona jurídica no es entendida como un inimputable peligroso al que hay que resocializar, sino, más bien, como una fuente de peligro que debe ser controlada o en último caso eliminada33. Con ello pues, se estaría trastocando el concepto de lo que significan las medidas de seguridad 34. La crítica está en que si no se buscan finalidades preventivo especiales (resocializar a un inimputable), el fundamento estará en finalidades preventivo generales (asegurar expectativas sociales); y éstas últimas sólo se legitiman en el Derecho Penal cuando al sujeto actuante se le reconoce capacidad de culpabilidad. Consecuencia de ello es que las “medidas de seguridad” aplicables a las personas jurídicas tengan la entidad propia de las penas; es así que se recoge como medida de seguridad la disolución de una persona jurídica, pero ella no tiene sentido si lo que se quiere es resocializar a un individuo peligroso35. El resultado sería otra vez caer en eufemismos: hablar de medidas de seguridad cuando se parte de principios que fundamentan la responsabilidad penal; aplicando, además, sanciones que son propiamente penales. Muy por el contario a estas críticas, encontramos tesis como la que sostiene FEIJOO SÁNCHEZ quien negando la posibilidad de imposición de sanciones penales sanciones contra las empresas: leyes antimonopólicas, leyes de fraudes a los consumidores, contrabando, defraudación fiscal, medio ambiente, delitos monetarios, etc.” 31 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones de Derecho Penal. Parte General, Lima: Grijley, 2008, p 737. 32 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 34. 33 Ibid., p. 35. 34 Al respecto de esto FEIJOO SÁNCHEZ, luego de negar una posible responsabilidad penal de las personas jurídicas, argumenta que aplicar las tradicionales medidas de seguridad a las personas jurídicas no tendría sentido pues éstas sólo se aplican a quienes están en la potencialidad de volver a delinquir; en ese orden de ideas, poco sentido tendría aplicar medidas que tienen por finalidad prevenir que la personas jurídicas vuelva a realizar hechos delictivos que no puede cometer. Vid., FEIJOÓ SÁNCHEZ, Bernardo, “Sobre el fundamento de sanciones penales a personas jurídicas y empresas en el Derecho penal español y el Derecho penal peruano”, en La responsabilidad de las personas jurídicas, órganos y representantes, Lima: Ara editores, 2002, p. 251. Si bien estamos de acuerdo con el hecho de una posible aplicación de mediadas de seguridad a personas jurídicas trastocaría el contenido de las primeras, no compartimos el sentido de la crítica que hace FEIJOO SÁNCHEZ pues creemos que las medidas de seguridad no buscan evitar la futura comisión de delitos sino salvaguardar intereses públicos predominantes que pudieran ser amenazados por quien esta en imposibilidad de delinquir. 35 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., pp. 35 y 36. IIE 250 Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas fundadas en culpabilidad a las personas jurídicas 36, plantea una modificación del concepto tradicional de las medidas de seguridad para aplicar éstas ante el claro problema político criminal en torno a la delincuencia empresarial37. Dicho autor opina que en caso fracase su idea primigenia de medidas de seguridad especiales y siendo que la imputación de responsabilidad en otras ramas del ordenamiento jurídico no presenta mayores problemas -ya que permiten mayor estandarización, objetivación o abstracción de ésta, y además que los presupuestos para imponerla son menos estrictos- se podría acudir en todo caso a estos medios alternativos38. 2. Imposición de penas sin culpabilidad Esto tiene como punto de partida el reconocimiento de que las medidas administrativas dentro y fuera de un proceso penal resultan insuficientes para la lucha contra la criminalidad empresarial39. Es así que se reconoce cierta capacidad de imputación jurídico penal en las personas jurídicas, pero fundamentando la aplicación de la pena en criterios preventivos ajenos al principio de culpabilidad 40. Pero ello implicaría disfrazar de responsabilidad penal a algo que no lo es. Por tanto, para mantener la identidad del Derecho penal deberá rechazarse todo fundamento ajeno al principio de culpabilidad. La única forma de imputar responsabilidad penal a las personas jurídicas es reconociendo en ellas capacidad de culpabilidad 41. Ella deberá tener distintos criterios que los que se manejan respecto a la persona física. 3. La necesidad de una pena basada en culpabilidad Las anteriores propuestas son prácticamente un apartamiento del Derecho penal en sentido estricto, constituirán sanciones de índole administrativa. El tema está en si de verdad bastan para resolver el problema de la criminalidad empresarial. Existe responsabilidad penal en estricto y responsabilidad penal en sentido amplio. La propiamente penal es la primera, en torno a la culpabilidad; dentro de ella se verá si es culpabilidad propia o transferida, dando paso a modelos de autorresponsabilidad o heterorresponsabilidad. Al respecto de las propuestas de un derecho penal en sentido amplio –las que serán, con ciertas matizaciones, meras sanciones administrativas- SILVA SÁNCHEZ plantea tres contra argumentos, el primero, relativo al significado simbólico de intervención del Derecho penal; el segundo, relativo a la imposibilidad de articular satisfactoriamente la acumulación de los procedimientos administrativo y penal; y el tercero, relativo a la inidoneidad del procedimiento administrativo sancionador para el abordaje de los casos de criminalidad organizada 42 . 36 Vid., FEIJOÓ SÁNCHEZ, Bernardo, “Sobre el fundamento..., ob. cit., p. 219. Ibid., p. 246. 38 Ibid., p. 225. 39 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 37. 40 Ibid., pp. 38 y 39. 41 Ibid., p. 40. 42 Vid., SILVA SÁNCHEZ, Jesús María, “La responsabilidad...”, ob. cit., p. 156. 37 IIE 251 Exson Alexander Vilcherrez Ato De los contra argumentos anteriormente mencionados, es el primero el de mayor peso. Y ello porque la razón de ser del Derecho penal es proteger las expectativas sociales más importantes43. Es así que, en la conciencia social pesa más la imposición de responsabilidad penal que otro tipo de sanción44. Como bien apunta SILVA SÁNCHEZ “aunque una determinada consecuencia jurídico-penal tenga el mismo contenido fáctico que una sanción administrativa, o eventualmente una inferior, ello no obsta que su significado comunicativo sea muy superior”45. Sólo con una sanción penal se deja constancia de que el hecho cometido por la persona jurídica es tan desvalorado como el común de infracciones penales 46. Podemos colocar como un ejemplo de la especial entidad del Derecho penal en las sociedades modernas, las declaraciones a la opinión pública del Fiscal que acusó al ex presidente peruano Alberto Fujimori previas a la lectura de la sentencia que se le dictó a éste último por los graves delitos de secuestro y asesinato. Dicho magistrado, ante la pregunta de cuál era el quantum de pena que esperaba se le impusiera al acusado, declaró a todo el país que la parte civil agraviada y el Ministerio Público se conformaban con que la sentencia lo declare culpable, independientemente de si lo condenaban a unos días o a unos años de prisión. El presente caso a nuestro juicio es clara muestra de que hay una entidad especial en la atribución de responsabilidad penal que muchas veces va más allá de la mera consecuencia fáctica que ella pueda producir; y dicha entidad se encuentra interiorizada por parte de los ciudadanos de las sociedades modernas. C. Visión dogmática Sobre cuál es el escollo a superar en el tema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas no cabe duda que la respuesta sea el escollo dogmático. La existencia de problemas como la armonización de categorías dogmáticas, sobre todo en cuanto la categoría dogmática más característica del Derecho Penal moderno: la culpabilidad 47, sumados al temor por una excesiva flexibilización de los presupuestos de imputación jurídico-penal hacen que la doctrina se decante en contra de la responsabilidad penal de las personas jurídicas. 43 Vid., JAKOBS, Günter, Dogmática de Derecho Penal y la configuración normativa de la sociedad, Madrid: Civitas, 2004, p. 75 y ss. 44 Estimamos como muy apropiada la respuesta que GÓMEZ JARA da a la pregunta de por qué insistir en fundamentar una culpabilidad jurídico-penal de personas jurídicas; el mencionado autor dice que ello es: “…debido a que en un “genuino” Derecho Penal empresarial la culpabilidad se constituye en fundamento y límite de la imposición de un determinado tipo de sanciones penales -las penas- a la empresa y éstas son las únicas que contribuyen al completo restablecimiento comunicativo de la vigencia del ordenamiento jurídico”. Vid., GÓMEZ-JARA, Carlos, Fundamentos Modernos…, ob. cit., p.96. 45 Vid., SILVA SÁNCHEZ, Jesús María, “La responsabilidad...”, ob. cit., pp. 156 y157. 46 Ibid., p. 157. 47 Es precisamente por la presunta falta de culpabilidad que gran parte de la doctrina se cierra a la posibilidad de una responsabilidad penal de las personas jurídicas. Es el caso de KOHLER quien dice que: “desde el punto de vista de la doctrina alemana, desde EXNER y ENGISCH todo parece ya dicho: societas delinquere non potest o bien prohibición de sancionar a los inculpables. Realmente no hay nada que añadir a ello”, Cfr. KOHLER, Michael, “La imputación subjetiva: Estado de la cuestión”, en Sobre el Estado de la teoría del delito, Madrid: Civitas, 2000, p. 90. IIE 252 Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas Un pronunciamiento al respecto de la polémica de si cabe o no responsabilidad penal de las personas jurídicas, especialmente raro, es el que hiciera VON LISZT. Él decía que: “quien puede concluir contratos también puede concluir contratos fraudulentos o usurarios” 48. Es innegable que en la línea que estamos siguiendo –y que ya en la introducción del trabajo apuntamos- es muy auspicioso el pronunciamiento de Von Liszt; pero hay que decir que, en la línea doctrinal seguida por el citado autor, resulta muy difícil llevar a la teoría del delito su postura pues siendo la acción de los causalistas un concepto prejurídico, natural y fáctico, es casi imposible poder afirmar que un ente no fáctico pueda actuar. Sobre qué punto gira la discusión es un tema hasta cierto punto bastante relativo. Así, RAFAEL BERRUEZO nos plantea que la discusión gira en torno a tres temas: a la capacidad de acción, a la capacidad de culpabilidad y a la posibilidad de aplicación de penas a la persona jurídica49. Por su parte BACIGALUPO SAGGESE aun aceptando el postulado anterior ha hecho hincapié en que se trata de un problema del sujeto del Derecho Penal. Y a partir del resultado de esa discusión, es que se podrá asumir como válida o no la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Postula que seguir los postulados tradicionales, al menos los netamente ligados a la persona física, para compatibilizarlos con la persona jurídica es un intento destinado al fracaso. Es en base a ello que propone partir del concepto de “sujeto” penal50. En esta misma línea postula el problema HURTADO POZO. Él nos dice que el debate es respecto a la persona jurídico penal, es así que se muestra a favor de la responsabilidad penal de las personas jurídicas51. Persona o sujeto de derecho no debe identificarse con la persona física. Ello implicaría confundir dos planos que son radicalmente distintos: un plano físico o natural y uno normativo o del derecho; la noción de persona o sujeto de derecho se basa en la convencionalidad, el legislador califica de ésa a determinadas personas naturales atribuyéndoles deberes y obligaciones52. La idea de GOMEZ-JARA es que la discusión depende de qué visión de la sociedad tengamos, plantea así su postura radicalmente heredera de la teoría de los sistemas de LUHMANN53. Creemos que la discusión pasa por qué función le atribuimos al Derecho penal. Siguiendo la postura funcionalista de JAKOBS que nos dice que éste es un instrumento para salvaguardar expectativas primordiales de la sociedad54, podemos aclarar mucho nuestro panorama. Hay decir que la sociedad actual espera mucho de la actuación de las 48 Citado en PEÑA CABRERA, Raúl, Derecho Penal Parte General, 2da edición, Lima, 2007, editorial Rodhas, p. 239. 49 Vid., BEERRUEZO, Rafael, Responsabilidad penal en la estructura de la empresa: imputación jurídico-penal sobre la base de roles, Montevideo; Buenos Aires: B de F, 2007, p. 10. 50 Vid. BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad…, ob. cit., pp. 29 y 34. 51 Vid., HURTADO POZO, José, Manual de derecho penal: parte general I, 3ra ed., Lima: Grijley, 2005, p. 699. 52 Ibid., p. 689. 53 Vid., GÓMEZ-JARA, Carlos, La culpabilidad…, ob. cit., p 202. 54 Vid., JAKOBS, Günter, Dogmática de Derecho Penal y la configuración normativa de la sociedad, Madrid: Civitas, 2004, p 75y ss. IIE 253 Exson Alexander Vilcherrez Ato personas jurídicas; tanto así que le impone roles. Si nos acogemos a la concepción funcionalista del Derecho penal bien podríamos sustentar una responsabilidad penal de personas jurídicas. Por otro lado lo que no se entiende es cómo este autor, abiertamente defensor de la idea que el Derecho Penal protege diversidad de expectativas sociales, no admite la posibilidad de una responsabilidad penal de personas jurídicas. Recordando el ya citado pronunciamiento de VON LISZT podemos decir que él quiere lo que teóricamente no puede; y JAKOBS no quiere lo que teóricamente sí puede. Por ello es que si bien son muy rescatables los esfuerzos tanto de la teoría de la ficción como la de la realidad de SAVIGNY y GIERKE respectivamente, no podemos quedarnos en esa discusión que a mi punto de vista es innecesaria. Si ontológicamente son o no similares no es un tema relevante para la aplicación de un Derecho Penal que lo que hace es resolver cuestiones prácticas, de la vida sensible. El tema de ahí en adelante es enfocar de una manera coherente las categorías dogmáticas hacia la persona jurídica. No sólo basta la decisión política, la decisión de hacerles responder es muy importante pero no lo será todo, es necesaria una fundamentación dogmática. Debe haber una legitimación jurídica para evitar la arbitrariedad en la administración de justicia 55. III. La responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Perú Como adelantamos en la introducción del presente trabajo, la responsabilidad penal de las personas jurídicas en sentido estricto no rige en el ordenamiento peruano. En nuestro país se entiende por “responsabilidad penal de personas jurídicas” a aquellas sanciones que le puedan resultar aplicables a una persona jurídica en el marco de un proceso penal. Podemos decir que la responsabilidad penal en nuestro país se puede expresar en cuatro manifestaciones: las penas, las medidas de seguridad, la responsabilidad civil y las consecuencias accesorias; son las dos últimas formas las que, tal como está nuestra legislación, se aplican a las personas jurídicas. A. La responsabilidad civil de las personas jurídicas Encontramos el sustento legal de este tipo de responsabilidad, dentro de un proceso penal, en el mandato del artículo 1981 del Código Civil, validado por el artículo 101 del Código Penal que remite al ordenamiento civil en el tema de la responsabilidad civil. La citada disposición civil dice que “Aquel que tenga a otro bajo sus órdenes responde por el daño causado por éste último, si ese daño se realizó en el ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio respectivo. El autor directo y el autor indirecto están sujetos a responsabilidad solidaria”. Por mencionar un sonado caso peruano, podemos citar el caso de la empresa de comunicaciones América Televisión a la que se le exigió una responsabilidad civil solidaria al momento de pagar la reparación civil como consecuencia de los ilícitos 55 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 24. IIE 254 Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas cometidos por sus altos funcionarios en conjunto con altos mandos del gobierno luego del destape de hechos de corrupción a inicios del año 200056. Dos medidas eficientes para garantizar el cumplimiento de la obligación solidaria a nivel judicial en casos donde también interviene una persona jurídica serían: a) constituir a las personas jurídicas como terceros civilmente responsables; y b) solicitar el embargo de los bienes de tales empresas conforme al artículo 100 del Código de Procedimientos Penales57. Las personas jurídicas no podrían desprenderse de su patrimonio durante un proceso penal para evadir pagar una futura reparación civil pues estos negocios serán nulos de pleno derecho conforme al artículo 97 del Código Penal: “Los actos practicados o las obligaciones adquiridas con posterioridad al hecho punible son nulos en cuanto disminuyan el patrimonio del condenado y lo hagan insuficiente para la reparación, sin perjuicio de los actos jurídicos celebrados de buena fe por terceros”. Recordando la naturaleza de la reparación civil, podemos decir que ella se fundamenta en un daño 58, no necesariamente en la existencia de un daño producido por un delito. Dicho aquello nos podemos dar cuenta de que hoy por hoy, a la luz de nuestra legislación penal, bien se podría sancionar a una persona jurídica aun cuando los órganos o funcionarios que la representen resulten exentos de responsabilidad penal en sentido estricto, es decir que no se les pueda imputar a dichas personas físicas la comisión de un injusto culpable. Para dejarnos entender pongámonos en el caso de una empresa que se dedica a la venta de productos capilares en todo el mundo, productos que luego de cierto tiempo se comprueba causan graves lesiones en el cuero cabelludo de la personas al entrar en contacto con el ambiente a veces caluroso y otras tantas veces húmedo de Piura; y como consecuencia de ello se abre un proceso penal por el delito de comercialización o tráfico de productos nocivos regulado en el artículo 208 del Código Penal contra los altos funcionarios de dicha empresa. Ya dentro del proceso penal se comprueba que tal efecto lesivo de los productos ha sido excepcional e inédito en el mundo, y que ni aun con los más adecuados controles técnicos se pudieron esperar tales consecuencias en un clima tan complejo como el de Piura. Puestas así las cosas no podríamos afirmar en el presente caso la existencia del delito de comercialización o tráfico de productos nocivos. Más allá de eso, podríamos decir que en el presente caso aun no existiendo delito imputable a algún funcionario de dicha empresa, sí podría exigirse una 56 En el mencionado caso se condenó a los altos directivos de dicho medio de comunicación por delitos de corrupción activa de funcionarios, asociación ilícita para delinquir y peculado. 57 Cfr. al respecto de las posibilidades de respuesta del ordenamiento peruano CARO CORIA, Carlos, ¿Responsabilidad penal de los medios de comunicación por actos de sus directores, administradores o propietarios?, disponible en http://palestra.pucp.edu.pe/pal_com/?file=etica/caro.htm. Consultado el 01 de marzo del 2011. 58 Justamente por ello es criticable que la Segunda Sala Penal Especial de la Corte Superior de Justicia de Lima no haya precisado en concreto el hecho lesivo por el que mediante sentencia del Expediente No. 011-2001 declaró como tercero civilmente responsable a la Compañía Peruana de Radiodifusión (América Televisión) respecto de los ilícitos cometidos por sus altos funcionarios en complicidad con altos mandos del gobierno. Para ver un minucioso análisis del este caso, y del posterior pronunciamiento de la Corte Suprema en el sentido de absolver a la Compañía Peruana de Radiodifusión (América Televisión) del pago de la reparación civil, consultar, GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 115 y ss. IIE 255 Exson Alexander Vilcherrez Ato responsabilidad civil puesto que el daño a otro si se ha configurado, ése es el dato clave para exigirla. B. Las consecuencias accesorias aplicables a las personas jurídicas Este tipo de responsabilidad es aplicable en el proceso penal a la luz del artículo 105 del Código Penal; además de ello se presentan como novedosas respuestas sancionatorias, pues no se preveían en el Código Penal de 1924. Dicha responsabilidad encuentra su sustento material en la búsqueda de eliminar la potencialidad delictiva que una persona jurídica pueda tener 59. Al respecto de ello, cabe apuntar que se ha despertado una especial atención en el estudio de la naturaleza de estas sanciones llamadas “consecuencias accesorias”. SILVA SÁNCHEZ opina que dichas sanciones no podrían calificarse como medidas de seguridad pues, éstas requieren como presupuesto, por un lado una peligrosidad criminal, que él entiende como la posibilidad de realizar a futuro nuevas acciones finales dolosas o imprudentes, posibilidad que él entiende no está presente en las personas jurídicas60. Siendo que el fundamento de esta responsabilidad no es la presencia de un injusto culpable por parte de los órganos o funcionarios de la persona jurídica, la gravedad de la consecuencia accesoria aplicable no tiene por qué ser proporcional 61 con la gravedad del injusto realizado por las personas naturales. Otro punto que entra en debate, es el de si de verdad las consecuencias accesorias son o no verdaderas repuestas sancionatorias. Una respuesta afirmativa haría que sea incompatible la aplicación de sanciones penales (penas) y la de consecuencias accesorias a una persona jurídica, pues se caería en la atrocidad de sancionar dos veces por un mismo hecho (que se supone penalmente sancionable) 62. Por otro lado una respuesta negativa, haría que sea perfectamente compatible una sanción penal (pena), junto con la aplicación de una consecuencia accesoria; no habría doble sanción puesto 59 Debemos decir que siendo nuestro listado de consecuencias accesorias muy similares a las recogidas en el artículo 129 del Código Penal español es clave el hecho de que éste último en su redacción diga: “…las consecuencias accesorias previstas en este artículo están orientadas a prevenir la continuidad de la actividad delictiva y los efectos de la misma”. 60 Vid., SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, “La responsabilidad…”, ob. cit., p. 176. Del mismo modo el autor peruano VILLAVICENCIO TERREROS, afirma que las consecuencias accesorias no pueden catalogarse de medidas de seguridad, ya que no responden a una “peligrosidad subjetiva” del autor sino a las carácterísticas del medio en que éste se mueve. Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Código Penal Comentado, 3ra ed., 1ra reimpresión, Lima: Grijley, 2002, p. 275. 61 La gravedad de la consecuencia accesoria debe ser proporcional a la finalidad de la consecuencia accesoria, somos de la opinión que esa finalidad es eliminar potencialidades delictivas en un sujeto que, tal y como esta nuestra legislación, no puede delinquir. Cfr. Al respecto FERRÍN, Javier; ECHARRI, Casi, Sanciones a personas jurídicas en el Proceso Penal: Las consecuencias accesorias, Navarra: Aranzadi, 2003, p. 72 y ss. 62 Una respuesta negativa es la de SILVA SÁNCHEZ, para quien la aplicación de consecuencias accesorias no es manifestación de la potestad punitiva estatal, sino que se trata simplemente de medidas correctivas; Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María, “La responsabilidad…”, ob. cit., p. 176. Es de la misma opinión el autor peruano GARCÍA CAVERO, quien niega que estas medidas revistan el carácter de sanción, pues no se sustentan en el hecho cometido por la persona jurídica, sino en el juicio de peligrosidad de futuros hechos delictivos; Cfr. GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 83. IIE 256 Algunos apuntes sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas que entrarían en concurso una medida sancionatoria (pena) junto con una medida coercitiva de aseguramiento de intereses públicos (consecuencia accesoria). Creemos que la segunda respuesta es la más acertada; y por ello concluimos que si se diera en los próximos años un reconocimiento legislativo a la responsabilidad penal de las personas jurídicas, no habría ningún problema en que se sigan aplicando consecuencias accesorias. El dato clave para la aplicación de tales consecuencias, en base al artículo 105 del Código Penal, es saber si el hecho punible fue cometido en ejercicio de la actividad de la persona jurídica, o en todo caso se utilizó su organización para favorecerlo o encubrirlo. Cabe hacer un apunte especial a la consecuencia accesoria del art. 104 del Código Penal, el decomiso de ganancias a las personas jurídicas. Para aplicar ésta no se requiere peligrosidad objetiva en los llamados “efectos del delito”. La finalidad de aplicar esta medida, civil, está en impedir que el delito sea un título legítimo de adquisición de bienes u obtención de ganancias; se trata pues de evitar que indebidamente se obtengan provechos económicos de conductas antijurídicas 63. Conclusiones 1- El tema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas es más allá de un problema dogmático, una necesidad social. Dicha necesidad se manifiesta fácilmente en los palpables efectos nocivos que tiene la criminalidad cuando actúa, justamente, a través de personas jurídicas. 2- Las distintas medidas sancionatorias que no se constituyan como penas no sirven para hacer frente a esta necesidad social. La experiencia nos dice que ante grandes eventos lesivos se debe responder con grandes instrumentos punitivos; el más eficaz de ellos entendemos que es la pena. 3- Es en base a una teoría del Derecho Penal que lo entienda como instrumento al servicio de las necesidades sociales más importantes, que se podría fundamentar una responsabilidad penal de personas jurídicas. Esa teoría estimamos que es la teoría funcionalista de JAKOBS. 4- Se debería recoger en una futura reforma de nuestro Código Penal un artículo similar al que recoge el Código penal francés que realmente reconoce una capacidad delictiva de las personas jurídicas. Se debería colocar dicho artículo y dejar en todo caso que la doctrina desarrolle mucho mejor los criterios para su aplicación. 5- Somos de la idea que en los próximos años la idea del societas delinquere potest será la postura mayoritaria en la doctrina; pues en la conciencia social dicho precepto, al día de hoy, va cobrando una impresionante aprobación. 63 Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, La persona jurídica…, ob. cit., p. 86. IIE 257 Exson Alexander Vilcherrez Ato Bibliografía ABOSO, Gustavo; ABRALES, Sandro, Responsabilidad de las Personas Jurídicas en el Derecho Penal, Buenos Aires: B de F, 2000, 216 p. ISBN: 987-98334-1-4 BACIGALUPO SAGGESE, Silvina, La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Buenos Aires: Hammurabi, 2001, 422p. ISBN: 950-891-074-7. BEERRUEZO, Rafael, Responsabilidad penal en la estructura de la empresa: imputación jurídico-penal sobre la base de roles, Montevideo; Buenos Aires: B de F, 2007, 141 p. 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