Foment del Treball Nacional Gestión Coaching personal: tratamiento sin contraindicaciones El coaching me permitió sintetizar vocación y bagaje. Aquí y ahora, es mi deseo invitarles a explorar este fenómeno, más allá de las teorías. Si Usted no anhela mejorar, si milita en aquel grupo de personas que, indefectiblemente, sucumben en el intento y se abonan al escepticismo, si piensa que nunca podrá jugar con blancas y gusta de equivocarse con ideas prestadas, entonces, puede saltarse este artículo. Si, por el contrario, cree poder hallar donde no hay, si le complace fomentar los momentos propicios, tomar decisiones y adquirir compromisos, entonces, no deje de leerlo y, a poco que pueda, difúndalo. Coaching es una expresión derivada de “coach”, término inglés que significa entrenador. ¿Acaso tan sólo atletas y deportistas han de tener entrenador? ¿Es o no cierto que estamos compitiendo constantemente? ¿Deseamos mejorar y no sabemos cómo? ¿En qué estadios nos vemos obligados a batir nuestras marcas? ¿Qué etapas de qué carreras deseamos ganar? ¿Sprint o fondo? El mensaje del Coaching personal se está extendiendo entre nosotros de manera que viene a darnos respuesta a tanta interrogación. Evidentemente, todas estas metáforas se refieren al entrenamiento de las facultades interiores, al talento que, después de todo, es el “músculo” que menos cuidamos. ¿EN QUÉ CONSISTE? Es un acuerdo fundamentado en la más absoluta confianza entre el profesional (personal coach ó entrenador) y el cliente (cochee ó pupilo), consistente en la aplicación de un método basado en la escucha activa y la formulación de preguntas efectivas que le permitan a éste, tomar conciencia de las propias posibilidades y pueda ver como optimizarlas mediante acciones que le posibiliten la gestión del progreso. Todo ello se enmarca bajo unas pautas de actuación profesional que incorporan la ética de la confidencialidad así como la participación responsable. Si se me permite el símil, se trata de crear una relación en términos UTE que genere y active mecanismos de comunicación fluida y eficaz que, a menudo, es lo más necesario, lo que más falta nos hace. De esta manera, se desbloquean todos aquellos mecanismos que impiden tomar iniciativas, porque se han levantado las barreras. El resto suele venir rodado: es por esto, sobre todo, que puedo contar todos mis casos por éxitos. Algunas aproximaciones conceptuales nos ayudarán a entender mejor este fenómeno que puede ser considerado como un auténtico puente a la eficacia, al poder para actuar. El coaching personal, en esencia, es un potenciador de las facultades del individuo. Este sistema nos ayuda a definir y alcanzar todo aquello que nos propongamos (objetivos) en la vida, ya sea en el ámbito personal como en el profesional y/o empresarial. La única condición indispensable radica en abordar el proceso de manera disciplinada. Un buen coaching debe ser la resultante de una combinación muy ajustada y equilibrada de: capacidad de observación, empatía, intuición, formulación de preguntas conmovedoras y escucha activa, sin prejuicios. De esta forma, entrenador y pupilo establecen las pautas para un diálogo orientado a la obtención de resultados. Un proceso de coaching personal conlleva acompañamiento cómplice, escucha sin filtro y, por supuesto, dedicación de máxima cali- Página 41 - 2005/3 - nº 2109 2005/3 · nº 2.109 Xavier Ollé Belmonte Economista y coach personal Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Coaching (ASESCO) Foment del Treball Nacional Página 42 - 2005/3 - nº 2109 Gestión dad; en definitiva, disponibilidad. Se impone advertir, para que nadie vea en el coaching personal la panacea cósmica, que –en absoluto– pretende ser un remedio; si bien es cierto que permite tomar conciencia de uno mismo y animarse a explorar nuevos horizontes. Quizás alguien pueda pensar, debido a que determinadas corporaciones ya lo están incorporando, que no es de aplicación en otros ámbitos y menos aun en el plano personal. Los ejecutivos suelen ser víctimas silentes de su soledad, que si no buscan un coach es bien porque no lo conocen o bien porque piensan que no está Siempre es tiempo a su alcance o no resulta apropiado de coaching a su situación. ¡Nada más lejos de la realidad! Precisamente por su facilidad de planteamiento y sobre todo por su condición de traje a medida y atendiendo a la innumerable variedad de iniciativas emprendedoras en nuestro entorno, el coaching personal está indicado en un sinnúmero de casos. LA “ZONA DE CONFORT” Cada especialidad suele generar su propia jerga. En el ámbito del coaching, la “zona de confort” es una expresión de las más arraigadas, porque con este eufemismo se define muy gráficamente el acomodo de las personas a un determinado universo particular, con la mayoría de mecanismos generadores de motivación anestesiados y con billete hacia el estancamiento. La zona de confort se compone de un sibilino conjunto de límites íntimos, tácitamente aceptados, que la persona acaba por confundir con el marco ajustado a “sus problemas” y a “su sitio”, fuera del cual deviene excepción la toma de iniciativas. Obviamente, esto no reviste el carácter de una ley inmutable, antes al contrario. De ahí que el título del artículo subraye, mediante la inexistencia de contraindicaciones, la compatibilidad universal del fenómeno, porque siempre es tiempo de coaching. Sabido es que cuando se abandona el camino más frecuentado suelen aparecer gran- des extensiones de territorio virgen para explorar. Tampoco hace falta ir muy lejos, basta con transitar por zonas distintas de los itinerarios habituales. ¿QUÉ FACULTADES HA DE ACREDITAR UN BUEN PERSONAL COACH? El coach personal se perfila como un sherpa, porque acompaña al cliente en el tránsito hacia la cima de su mejora personal. Es el colaborador ideal para aquel directivo que vive bajo un bosque de espadas de Damocles, solo y falto de tiempo, agobiado por el síndrome del “pánico blanco”, que así fue como bautizó sus sensaciones ante la presión un alto ejecutivo que tuve como cliente. Si lo prefiere, podemos describirle como un asesor-facilitador porque nos simplifica el acceso al uso de los mecanismos elevadores de la auto conciencia. Aplicado a un equipo, el coaching permitirá ayudar a sus componentes a descubrir y poner a punto lo mejor de si mismos. Los siguientes 8 puntos resumen las características que debieran adornar al profesional de la especialidad: capacidad para mantener –empáticamente– la distancia crítica; saber escuchar activamente, leyendo incluso los silencios; abstenerse de efectuar aportaciones de cosecha propia; habilidad para ordenar prioridades; encontrar la manera de inducir al cliente a recuperar capacidades apagadas; ayudarlo a re-compactar su ego; ejercer como guía de sus elecciones; mantener el temple del buen explorador En resumen, la eficacia de un coach personal radica en su habilidad para formular preguntas oportunas, escuchando activamente, sin juzgar, para retornar (feedback) una versión re-ordenada que impulse al cliente a la acción, una vez que haya concretado un compromiso consigo mismo. CONVERSAMOS=CONSERVAMOS Dos palabras con las mismas letras. Esa pudiera ser la quintaesencia del fenómeno rela- Foment del Treball Nacional Gestión tivo al coaching personal. Este aparente juego de palabras nos da la pauta del fondo del fenómeno. Mientras conversamos en los términos ya expuestos conservamos lo que nos parece esencial de cuanto se desprenda del resultado del proceso. Frente al diálogo interno que, por lo general, suele ser muy limitado, nos encontramos con un sistema de conversación de carácter innovador y refrescante, porque el coaching personal nos va abriendo opciones a cada paso. Superada la sorpresa inicial, el cliente acaba por darse cuenta que todo ya estaba en su interior. Sólo hacia falta indagar un poco, abrir ventanas y dejar correr el aire. ¿SE TRATA DE UNA MODA? Rotundamente, no. Hay que tener en cuenta que sus orígenes se atribuyen a Sócrates (470-399 a de C). Hijo de un escultor, Sofronisco y de una comadrona, Fenareta, desarrolló la mayéutica (“arte de alumbrar” ó ” potestad de iluminar”). Aunque por sus raíces metodológicas se puede considerar un clásico, el término coach aplicado en ámbitos extradeportivos, se empieza a utilizar en EEUU y Canadá durante la década de los 60 y se admite que tiene su origen, tal como lo conocemos hoy en día, en la adaptación a unos programas para grupos antipobreza, según recogen Zeus y Skiffington en su obra más sobresaliente1. No obstante, es a partir de los 80 cuando comienza a tomar cuerpo el fenómeno al irrumpir en el ámbito privado. El hecho de que, a raíz de la crisis Lewinsky, Bill & Hillary Clinton contratasen cada uno los servicios de un coach personal supuso el espaldarazo definitivo para la especialidad en los Estados Unidos. Sir John Withmore –al que, por fortuna, tuve como profesor– considerado una autoridad en la materia, considera que “todas las respuestas están en el interior de cada persona. Lo que ocurre, dice, es que uno mismo no tiene la elasticidad suficiente para interrogarse de manera efectiva. Y es ahí donde Página 43 - 2005/3 - nº 2109 entra en escena el personal coach”. Cuanto más hábil sea el profesional, antes detectará la respuesta, que, ¡sobre todo! nunca deberá desvelar. Su misión es dar con las preguntas oportunas que la provoquen. “De esta manera, continua Withmore2 cuando mejor es el coach menos le dura el cliente”. En realidad, acaban por darse tantos estilos de coaching personal como profesionales en ejercicio. Lo que ciertamente importa es que quien ejerza como tal sea un especialista en trabajar el presente (le pone a Usted frente al espejo, ¡ahora!). El presente es un área que –a menudo– solemos eludir porque nos resulta incómoda y poco El coaching personal nos habitual, puesto que “no se vio en clase”. Suele resultar va abriendo opciones a más fácil rebobinar el pasado cada paso que ya no podemos cambiar (si bien puede sernos útil como elemento potenciador) o bien asomarnos a todo tipo de planes para el futuro, cuyo logro raramente alcanzamos. LA PERSONA Convendrán conmigo que, de un tiempo acá, hemos elevado a los altares una serie de valores –sin duda interesantes– como por ejemplo: competitividad, internacionalización, productividad, globalización,… ¡Perfecto! Sin embargo, díganme: ¿Y, la persona, qué está ocurriendo con ella? Poquito a poco, se ha ido eclipsando y acostumbrando a confundirse hasta fundirse con su personaje: archivero, director, madre, abogado, gestor, piloto, sindicalista, ama de casa… Ha llegado ya la hora de la persona, del individuo entendido como unidad de cuenta fundamental. Bien está invertir en equipos sin embargo, conviene tener presente que no hay máquina alguna que funcione sin la intervención humana y a menudo, parece que nos olvidamos de ese detalle. La formación, aunque es muy importante, tampoco es la receta que todo lo arregla ya que, por venir de fuera, a veces añade confusión o satura las entradas del que la recibe. Foment del Treball Nacional Página 44 - 2005/3 - nº 2109 Gestión El coaching personal permite múltiples vías de desarrollo y de crecimiento individual, porque actúa sin necesidad de partir de otros aspectos distintos a los de la propia persona, de tal manera que el coach, manteniendo la distancia crítica, incide de lleno en este ámbito e invita a su cliente a recuperar todas las capacidades en desuso o apagadas, con independencia de que la persona decida cambiar o mantenga su rol. El coaching ayuda a las personas a identificar sus potencialidades, a sacar a flote el talento aletargado, de manera que se vean en la disposición de escoger la mejor opción y la manera de conseguir realizarla. El coach, debe ser completamenSi ambas partes avanzan te insobornable e insistir de lleno al unísono, el proceso en el presente porque en él está el resulta infalible secreto para que su cliente avance, implacablemente, hacia la obtención de los hitos que se haya propuesto. Es fácil deducir que el coach debe ser un muy buen escuchador para poder formular las preguntas de acuerdo con la clave que el cliente, indefectiblemente, le irá desvelando. Si ambas partes avanzan al unísono, el proceso resulta infalible. ¿TIENE PODER LA PALABRA? Las herramientas fundamentales en coaching son dos: la palabra y la oreja. Además, una carece de sentido sin la otra. Las palabras y el orden en que son recitadas invitan al cliente a descorchar lo mejor de su propia cosecha, porque desencadenan una profunda efervescencia en su laberinto interior. El coaching personal le ayuda a ver el resultado de sus decisiones como en un escenario de futuro, a tangibilizar el progreso, animándole a depurar todos aquellos elementos que concreten su propio compromiso: el que él desee asumir. Llegados a este punto, aparece un caudal de recursos de manera que lo que parecía árido desierto deviene oasis y su fecundidad creativa se ocupa de darle las pautas para un nuevo tratado consigo mismo. Donde no había, brota. Él mismo, al “tocar” la nueva realidad de su trayectoria, nos deparará la ocasión para animarle a que dé nombre al proyecto y establezca los plazos de ejecución. ¡Nunca falla! Una vez que el cliente ha tomado conciencia, ha efectuado su propia escalada hacia la convicción acaba por “autoimperativizarse”. El resto hasta la obtención de las metas que se haya fijado, hasta coronar el proceso, resulta sencillo, para el que conoce sus propios medios de “soldadura” con el entorno en que se mueve. Nos damos cuenta que todo se ha hecho con palabras, es decir, con la fuerza que en ellas subyace. MODUS OPERANDI En cumplimiento de mi compromiso de ir más allá de los conceptos teóricos, a continuación, detallo la metodología de trabajo que suelo aplicar con mis clientes. Confío que del esfuerzo por presentarlo de manera breve y sintética se desprenda una fácil llegada al lector. • Prolegómenos: El interesado inicia el proceso, al establecer contacto conmigo. Con extrema delicadeza, empiezo por situar y comprender su propio punto de partida. Le ayudo a tomar conciencia de su laberinto y como encontrar la salida, si lo desea. • Tanteo de aproximación: Al objeto de facilitar la familiarización con la metodología propia del coaching personal, en tanto que diálogo hacia el bienestar personal, iniciamos un ejercicio de sondeo… y dejamos que surja efecto. • El acuerdo: Ofrezco un “tramo de disponibilidad” (habitualmente: 100 días) ajustando en cada caso el ritmo de entrevistas apropiado. Si se trata de un cliente corporativo, es indispensable que alguien asuma el rol de interlocutor estable de manera que podamos garantizar la viabilidad del proceso. • El inicio: El cliente formula lo que considera que constituye su principal finalidad y comienza el proceso de coaching propia- Foment del Treball Nacional Gestión mente. Sin abandonar en ningún momento la distancia critica, interrogo y escucho activamente y voy erigiéndome en el sherpa de sus elecciones, incorporando todo aquello que concrete un compromiso, que lo impulse a la acción. • El desarrollo: A partir de las fortalezas del cliente, le ayudo a incrementar su autoconfianza, a ordenar prioridades, le acompaño en la toma de decisiones, sin decidir jamás por él. Antes al contrario, se le entrena en el arte de decidir. El mismo modela sus propios antídotos, ante eventuales “recaídas”. • La transformación: De ésta forma, entramos en un contexto de metamorfosis que el propio interesado va regulando de acuerdo con sus ritmos de toma de conciencia y de auto-responsabilidad, que le permiten recompactar su ego. Fin del proceso. ¿ME PERMITE UNA SUGERENCIA?: NO DEJE PARA MAÑANA… (Recuerde que posponer tiene un coste emocional mayor que entrar en acción). Siguen unas cuantas pautas que, en régimen de auto-coaching, pueden serle de gran ayuda. (Si le produce pereza incluso leerlas, aplique directamente la última): asegúrese de que le entiendan; bautice cada operación y póngale fecha de vencimiento; empiece sin esperar que llegue la inspiración; establezca Página 45 - 2005/3 - nº 2109 etapas que sean factibles; pase balance periódicamente; indague acerca de los mecanismos que le inducen a la dilación, abra una factoría de momentos propicios; disfrute con la acción; gánese aliados en todas partes; ensaye –constantemente– planteamientos frescos y rompedores; diseñe un plan “B”; contrate un coach personal, pero evite confundirlo con su ángel de la guarda. Ahora quiero pedirle que no tenga prisa por etiquetar todo lo que acaba de leer. Trate de conquistarlo como lo haría con un territorio ubéLas palabras y el orden en rrimo y, al tiempo, imagínese qué tipo de iniciativas que son recitadas invitan al le gustaría que prosperasen cliente a descorchar lo mejor en él. No se le escapa que, de su propia cosecha en otros términos, le estoy invitando a reflexionar acerca del mayor desafío que abrirse pueda ante sí e imagine qué precisa para ganarle el pulso. Entretanto, quiero agradecerle muy sinceramente su tiempo, quedar en la confianza que lo considere bien utilizado y a su disposición en todo aquello que estime conveniente. Notas 1. Zeus, Perry y Skiffington, Suzanne. Guía completa de coaching en el trabajo. Mc Graw-Hill 2002 pg. 6 2. Whitmore, John. Coaching for Performance. Nicholas Brealey Publishing 1992. Recientemente, bajo el título: Coaching, Paidós ha editado una versión revisada por el propio autor.