La conciliación ante notario - Consejo General del Notariado

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EN PLENO DEBATE
La conciliación ante notario
El notario
cuenta con la
formación
jurídica
necesaria, así
como con la
capacidad de
poder asesorar
imparcialmente.
a nueva Ley de Jurisdicción Voluntaria, que entró en vigor el pasado 23 de julio, ofrece a los
ciudadanos una alternativa voluntaria y confidencial para resolver sus conflictos sin necesidad
de llegar a juicio, lo que supone costes, tiempos de espera prolongados y, en muchas ocasiones,
insatisfacción por una o ambas partes. Con la entrada en vigor de esta ley, los casi 3.000 notarios
pueden ejercer como conciliadores, de la misma manera que desde hace tres pueden hacerlo como
mediadores, tras la aprobación de la ley de mediación en asuntos civiles y mercantiles en julio de
REDACCIÓN
2012. Esta nueva medida contribuiría a descongestionar los juzgados de nuestro país.
SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2015
L
La conciliación es una figura que ya
existía en nuestra legislación y que
ha pasado por diferentes fases, sin
embargo no ha conseguido tener el
suficiente arraigo entre la población. Con esta reforma podrán ejercerla, además de secretarios judiciales y jueces de paz, notarios y
registradores de la propiedad,
estos últimos circunscritos a su
ámbito de actuación.
Otra de las novedades que introduce la ley en materia de conciliación es la posibilidad de imponer las
costas del juicio a la parte que deci-
68 Escritura PÚBLICA
La conciliación
es una alternativa
que puede evitar
acudir a un juzgado
en caso de conflicto,
ahorrando tiempo
y dinero
da no asistir al proceso de conciliación al que se le haya citado, ya que
se considerará un acto de “mala fe”.
Ambas medidas reflejan el compromiso de las Administraciones de
potenciar este tipo de procesos
extrajudiciales entre los ciudadanos.
¿Por qué el notario? Por la naturaleza de la propia función notarial,
parece lógico que el notario pudiera
desempeñar la labor de conciliador,
ya que cuenta con la formación jurídica necesaria, así como con la
capacidad de poder asesorar impar-
José Manuel García Collantes, presidente del Consejo General
del Notariado, responde:
–¿Qué espera el colectivo del notariado de la conciliación?
–Esperamos poder ayudar a los ciudadanos,
asesorándoles de una manera imparcial, como lo
hemos venido haciendo desde siempre, para
encontrar soluciones a sus conflictos, así como contribuir en la descongestión de los tribunales.
–¿Cómo se puede hacer creer a los ciudadanos en este tipo de
alternativas extrajudiciales para evitar ir a juicio?
–Es necesario poner en marcha campañas de
comunicación que informen a los ciudadanos de la
existencia de figuras como la conciliación, que le
permitirán llegar a una solución de una manera más
rápida y mucho menos costosa.
–¿Qué aportan los notarios?
–Sin duda agilidad y rapidez sin merma de la
seguridad jurídica.
Ámbitos
Familiar
Sucesorio
Civil
Hipotecario
Mercantil
Propiedad intelecutal
o industrial
Laboral
Ejemplos de posibles asuntos en los que
aplicar la conciliación ante notario
Liquidación del régimen económico del matrimonio
Posibles enfrentamientos a causa de una herencia
Conflictos entre propietarios de fincas colindantes
Casos derivados de impagos o ejecuciones hipotecarias
Problemas entre socios o relaciones entre sociedades
Titularidad y explotación de derechos
Relaciones entre compañías y empleados
cialmente a las personas para alcanzar acuerdos que sean conformes a
la legalidad, a veces en situaciones
complejas.
A diferencia de la mediación, en
este caso el notario actúa como un
funcionario público dotado de
autoridad que escucha ambas posturas, las analiza desde un punto
de vista jurídico, asesora a los contendientes, intenta aproximarlas
hacia un punto común y les propone una posible solución.
Como para cualquier otro servicio notarial y según establece la
Ley de Jurisdicción Voluntaria, el
ciudadano podrá elegir libremente
el notario que quiera que actúe en
la conciliación, con dos únicas limitaciones: las de su competencia
territorial y de aquellos casos que
expresamente exceptúa la ley.
Ámbitos de aplicación de la
conciliación. Podrá conciliarse
cualquier controversia contractual,
mercantil, sucesoria o familiar,
excepto cuestiones relativas a intereses públicos o especialmente
protegidos (menores, incapacitados, funcionarios o administraciones, etc.) ni tampoco aquellas recogidas en la Ley Concursal.
La conciliación se puede aplicar
por tanto en prácticamente cualquier ámbito de nuestra vida, tanto
personal como profesional, siempre
que los conflictos sean de Derecho
privado.
¿Cómo se solicita un proceso
de conciliación? El interesado
únicamente tendrá que presentar
una solicitud por escrito al órgano
competente que elija, incluyendo
tanto sus datos de identificación
como los de la parte requerida,
además de la dirección de los
domicilios donde ambos puedan
ser citados. En la solicitud también
se indicará el objeto de la conciliación, explicando claramente el
motivo del conflicto.
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Según el Parlamento Europeo, la duración
media de un juicio en España es de 510 días
(aproximadamente 1 año y medio)
Escritura PÚBLICA 69
EN PLENO DEBATE
Evolución del número de actos de conciliación
celebrados
Jurisdicción civil
Conciliaciones celebradas
% respecto a juicios civiles resueltos
Jurisdicción social
Conciliaciones celebradas
% respecto a juicios sociales resueltos
2011
2012
2013
66.904
3,52%
134.707
7,19%
118.170
6,51%
2011
2012
2013
213.452
28,16%
303.498
35,20%
280.822
45,46%
Fuente: Informe El Secretario Judicial en Cifras 2013. Informe CNSJ
El notario nos
ayudará en la
redacción del
documento.
la solicitud, el funcionario responsable deberá enviar la citación del
acto de conciliación a todas las
partes en un plazo máximo de cinco días hábiles. Entre la citación y
el acto deberá dejarse un plazo de
cinco días, no pudiendo demorarse
más de diez. Por lo que en su conjunto, un proceso de conciliación
no debería llevar más de 15 días
hábiles para su resolución, según
establece la propia Ley de Jurisdicción Voluntaria.
En el acto se podrá llegar a un
acuerdo o no entre las partes, pero
el proceso se habrá dado por finalizado una vez que el funcionario
competente recoja en el acta el
resultado de la conciliación.
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Ventajas de elevar el acuerdo a
escritura pública. El acuerdo
También es posible adjuntar a la
solicitud toda la documentación
que el interesado considere oportuno, no siendo necesaria la intervención de abogado ni procurador.
Duración y plazos de la conciliación. Según un estudio del
70 Escritura PÚBLICA
Comité de derechos ciudadanos y
asuntos constitucionales del Parlamento Europeo, elaborado en enero de 2014, la duración media de
un juicio en España es de 510 días
(aproximadamente un año y medio).
En el caso de la conciliación, la ley
establece que una vez presentada
alcanzado tras un proceso de conciliación requiere un compromiso
de cumplimiento entre las partes y
se eleva a documento público para
que tenga fuerza ejecutiva. Esto
significa que, en caso de incumplimiento por una de las partes, se
podrá pedir directamente al juez su
ejecución inmediata. De igual forma, si no se llegara a un acuerdo
durante el acto de conciliación,
también deberá ser recogido en
documento público.
Si el conciliador elegido es el
notario se recogerá en escritura
pública, en decreto en el caso de los
secretarios judiciales y en autos en el
caso de los jueces de paz. Si la conciliación ha sido dirigida por un registrador, la certificación no se considera título ejecutivo por lo que será
necesario elevar el acuerdo a escritura pública acudiendo a un notario.
Con la escritura pública nos
aseguramos las ventajas propias
de un documento público, pues
todo lo recogido en ella es considerado como cierto y legal por Administraciones y tribunales. El notario
nos ayudará en la redacción del
documento, prestando su asesoría
imparcial como jurista altamente
cualificado. EN PLENO DEBATE
LORENZO PRATS ALBENTOSA,
CATEDRÁTICO DE DERECHO CIVIL
Conflictos entre particulares, solución
entre particulares: la conciliación
nce años ha precisado nuestro legislador para establecer las bases normativas de un sistema de solución de conflictos civiles homologable con los países
con los que España comparte cultura jurídica.
Desde la Ley de Arbitraje de diciembre de 2003 –y su
reforma de 2011– a la Ley de Jurisdicción Voluntaria de julio
de 2015, pasando por la Ley de Mediación de julio de 2012,
ha ido abriéndose el abanico de medios a través de los que
los ciudadanos podrán realizar un deber cívico esencial en un
Estado democrático: ejercer sus derechos para solventar por
sí mismos los conflictos que, inevitablemenLa conducta ética
te, surgen de sus relaque la ley espera
ciones con los demás.
Conflictos en los que,
del ciudadano es que
por la materia sobre la
se esfuerce
que se plantean, la Ley
en solucionar su
reconoce a los particulares capacidad para
conflicto, recurriendo
hallar una solución, y
a mediación
acordarse o avenirse a
ella, y a cuyo cumplio a conciliación
miento quedarán vinculadas, incluso, coactivamente. Son conflictos, por tanto, que nacen en el ámbito
material en el que los particulares poseen autonomía o capacidad de auto-regulación.
Junto a las anteriores normas, se ha modificado la Ley de
Enjuiciamiento Civil, para que queden imbricados los referidos medios y procedimientos y el ejercicio del derecho fundamental a la tutela judicial y, por tanto, con el proceso civil.
Y, asimismo, a fin de que en la Ley procesal quede patente
–para las partes, sus abogados, y los jueces– que si es posible que los litigantes puedan llegar a solventar el litigio por sí
mismos, que lo hagan.
De este modo, se fortalece tanto la referida autonomía privada, como al juez civil como Poder del Estado, cuya intervención se reserva –solo debe quedar reservada para aquellos casos en los que las partes, tras haberse implicado en el
cumplimiento de su deber de encontrar una solución a su
conflicto, hayan fracasado, y, por ello, ejerzan su derecho fundamental a recabar tutela judicial–.
No obstante, y aún en tales casos, al juez le debe estar
permitido no solo que conozca e indague respecto de los
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O
72 Escritura PÚBLICA
intentos serios realizados por las partes para la solución de
su litigio, sino también las razones o motivos que les han
impedido llegar a ella, e, incluso, procurar que las partes se
avengan en su presencia. Por tanto, solo podrá iniciarse o
seguirse el proceso en aquellos casos en los que los intentos
serios de las partes de auto-componer el conflicto no hayan
permitido su solución. Sin embargo, y gracias al principio dispositivo del mismo, durante su tramitación las partes podrán
solicitar su suspensión e, incluso y mientras tanto, llegar
a una solución extraprocesal, transaccional, y desistir del
mismo. Pues el proceso civil, en materias propias de la autonomía privada, también está previsto para que las partes
acuerden.
La autonomía de los particulares
La conciliación es uno de los medios a través de los que
se pretende reforzar el ejercicio de la autonomía de los particulares ante la existencia de un conflicto. Mediante este procedimiento se pretende conseguir que las partes se avengan,
o alcancen un acuerdo sobre ciertas pretensiones, con el fin
de evitar un pleito.
La Ley de la Jurisdicción Voluntaria ha incorporado a su
articulado (Arts. 139 a 148) la regulación dada por la Ley de
Enjuiciamiento Civil al acto de conciliación, tras ser reformada
por la Ley 13/2009, en la que se atribuía al juez de paz o al
secretario judicial ya no, por tanto, al juez de primera
instancia competencia para la celebración del acto, y en la
que se reconocía fuerza ejecutiva la resolución del juez de paz
(auto), o al testimonio de la del secretario (decreto) que aprobase los acuerdos adoptados por las partes en conciliación.
Sin embargo, la nueva LJV no se ha limitado a trasponer la
regulación de un cuerpo legal a otro, pues también ha innovado. De un lado, ordena el procedimiento para la celebración
del acto de conciliación (finalidad, procedencia, competencia,
solicitud –y su contenido y previsión de modelos normalizados–, admisión, señalamiento y citación, efectos de la admisión, comparecencia y celebración del acto, testimonio, gastos, ejecución y acción de nulidad). De otro, ya no exige que
la conciliación se interponga “antes de promover un juicio”,
por lo que se admite que las partes puedan, por ejemplo, solicitar la suspensión del proceso ya iniciado y, acordada, intentar una conciliación. Y, por último, cabe destacar cómo se
previene expresamente, y a los efectos de la condena en costas del proceso, que “se entenderá que, en todo caso, existe
para que ello sea posible, tendrá que ser elevado a escritura
pública por las partes.
En conclusión, puede considerarse que la LJV ha dado a la
conciliación una nueva dimensión como medio de solución
de conflictos entre particulares. De un lado, la ha fortalecido,
al establecer un procedimiento claro y sencillo para la solicitud y celebración del acto. En segundo lugar, la ha aproximado al ciudadano, al facultar como conciliadores a los notarios,
junto con los secretarios judiciales y jueces de paz, y, con las
restricciones y límites señalados, también a los registradores.
En tercer lugar, con mantenimiento de la seguridad jurídica
para los ciudadanos que se avengan, pues la intervención de
los conciliadores también está prevista para que velen por la
legalidad de la solución. Y, por último, con todas las garantías
de que el acuerdo que las partes alcancen será cumplido
voluntaria o forzosamente, pues –salvo en el caso de la certificación del acuerdo de los registradores– quedará incorporado en un título ejecutivo.
Por tanto, puede decirse que el legislador nos ofrece una
buena y conveniente
regulación para el ciuLa conciliación ante
dadano. Sin embargo,
falta lo más importante: el notario se
que los particulares
instrumentará
conozcan que la ley
en escritura pública,
espera de ellos que
tanto si se llega
solucionen por sí mismos sus conflictos, y
a un acuerdo –total
que, para ello, pone a su
disposición a los funcio- o parcial– como
narios del Estado mejor si las partes no llegan
preparados en Derecho
a avenirse
privado, a fin de que, en
el caso que lo precisen,
les asesoren –sin demérito de la eventual intervención de sus
abogados– y presten ayuda, a fin de encontrar la mejor solución a su desavenencia.
En consecuencia, se espera de los ciudadanos que intenten la conciliación cada vez que les sea posible, y de sus abogados que se la recomienden y pidan su celebración, como un
procedimiento ágil y económico para intentar solucionar un
litigio, pero también en tanto que posición ética respaldada
legalmente. Y ello pues la ley valora negativamente no intentar
la conciliación cuando una persona sea convocada a celebrar
este acto; de modo que si sobre el caso se traba con posterioridad un proceso, se considerará que quien se negó a comparecer en el acto se comportó de mala fe y, por tanto, el juez
podrá, por este motivo, condenarle al pago de las costas del
proceso. Así, la conducta ética que la ley espera del ciudadano
es que se esfuerce en solucionar su conflicto, recurriendo a
mediación o a conciliación; la intervención del juez civil debe
quedar, siempre, como último recurso, de acuerdo con su consideración como tercer Poder de nuestro Estado de Derecho.
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mala fe, si antes de presentada la demanda… se hubiera iniciado procedimiento de mediación o dirigido contra él
[demandado] solicitud de conciliación” (Art. 395.1 LEC).
En tercer lugar, una de las novedades de la LJV es la
ampliación de las autoridades ante las que se puede celebrar
el acto de conciliación. Así, podrá intentarse ante los notarios,
y también, aunque de forma materialmente limitada y con
efectos diversos, ante los registradores de la propiedad.
Esta decisión del legislador es compatible con la que en
2009 supuso no atribuir competencia para la celebración del
acto de conciliación a los jueces de primera instancia, y sí a
los secretarios judiciales y jueces de paz. En consecuencia,
que las partes comparezcan ante un notario, en tanto que
funcionario del Estado imparcial, neutral, perito altamente
cualificado en Derecho privado y, además, titular de la fe
pública, a fin de alcanzar un acuerdo extrajudicial sobre
materias respecto de las que las que la Ley les permite que
pueden hacerlo, no es más que un lógico corolario de aquella
decisión.
Decisión que, además, refuerza la capacidad de las partes de solventar sus conflictos, bajo idénticas garantías de
seguridad, a través de este procedimiento, al facilitar que
puedan recurrir, fuera de la sede judicial, a un notario, con un
evidente ahorro de tiempo en el desarrollo del trámite. Lo
cual, en un determinado número de casos, puede ser decisivo para que el intento de acuerdo se materialice, y, en otros,
para que, sin más demora, resulte patente que la avenencia
no será posible, por lo que las partes habrán de valorar la
oportunidad de recurrir a otro procedimiento de solución de
la controversia (mediación, o arbitraje si así se convino), o
bien decidir recurrir de inmediato a la solución judicial iniciando un proceso.
Ha de añadirse en favor de la conciliación como medio de
solución de controversias entre particulares, y en comparación con otros medios (como la mediación), cómo el funcionario que interviene como conciliador puede proponer a las
partes soluciones a su conflicto, cuando estas no consigan
avenirse. Así, dice la ley, que el conciliador procurará avenirlos, “permitiéndoles replicar y contrarreplicar, si quisieren y
ello pudiere facilitar el acuerdo” (145.1 LJV).
A las anteriores ventajas cabe añadir otra de singular
importancia: La conciliación ante el notario se instrumentará
en escritura pública, tanto si se llega a un acuerdo –total, o
parcial– como si las partes no llegan a avenirse. En el caso
en el que se hayan acordado, dado que la escritura pública
tiene la consideración de título ejecutivo este lleva aparejada
ejecución, de forma que, ante un eventual incumplimiento de
lo pactado, procederá la ejecución judicial de la escritura,
como título extrajudicial. Si, en cambio, la conciliación se
hubiese intentado ante registrador de la propiedad, mercantil
o de bienes muebles, y las partes se aviniesen, el registrador
lo certificará, sin embargo, este certificado no es título ejecutivo, y, por tanto, no tiene aparejada ejecución, por lo que,
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