Editorial - Ministerio de Empleo y Seguridad Social

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LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL *
... Entre los “principios internacionales constitucionales” ha de hacerse mención, para concluir este libro, del de prohibición del trabajo forzoso; destacando junto al anacronismo de que aún hayan de celebrarse tratados internacionales con esta finalidad, el dato significativo del elevadísimo número de los
países que los ratifican, ejemplificado por las 111 ratificaciones que en 31 de
diciembre de 1991 había obtenido el Convenio OIT núm. 105, de 1957. Con
todo, es lento el paso por el camino que lleva de la servidumbre al trabajo libre,
cuya meta, pese a los esfuerzos magnos de los “héroes de la razón pensante”,
aún no ha sido alcanzada ...
MANUEL ALONSO OLEA,
Introducción al Derecho del Trabajo,
Civitas, 6ª ed. 2002, pág. 552.
A tu memoria, amigo y maestro ...
E
l fragmento elegido para abrir este Editorial cierra uno de los cuatro más importantes
libros de Alonso Olea, una obra clave de la doctrina laboralista española. Quiso el maestro despedirse de los lectores con un reconocimiento a la ingente tarea llevada a cabo por
los «héroes de la razón pensante», aquellos que, desde hace más de cien años, han conseguido
lenta pero firmemente que la protección social de los trabajadores y de los ciudadanos no quede
reservada a los nacionales de los países de mayor desarrollo y riqueza, sino que se extienda a los
de otros de menor fortuna, procurando al mismo tiempo la introducción de dosis progresivas de
igualdad en el trato.
Esos esfuerzos internacionales se realizan tanto a nivel universal cuanto a nivel regional,
siendo esta Serie de la Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales —sobre el Derecho
social Internacional y Comunitario— un instrumento de expresión de ambos, aunque referido
casi exclusivamente el segundo al ámbito de la Unión Europea, en el que al menos desde el Tratado de Amsterdam la política social ha recuperado el espacio que le fue negado cuarenta años
antes, al fundarse las Comunidades Europeas.
En este empeño por mejorar la condición social de los trabajadores de la Unión, y de los restantes países que envían allí a sus nacionales a trabajar, ha tenido un influjo reconocido la
segunda Presidencia española, en el primer semestre de 2002, pródiga en resultados y más toda*
Catedrático y Director del Área de Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la Universidad Autónoma de Madrid. Abogado.
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vía en actividades, como resume el balance que firma en este número 42 de la Revista el Secretario General Técnico del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Luis Martínez-Sicluna
Sepúlveda.
El punto de referencia de ese intenso semestre era, desde el principio, la denominada Estrategia de Lisboa, adoptada en el Consejo Europeo de Lisboa que tuvo lugar en los días 23 y 24 de
marzo de 2000, con el objetivo de convertir a la Unión en la economía, basada en el conocimiento, más competitiva y dinámica del mundo, sirviéndose para ello de políticas activas dirigidas al
empleo, la protección social y la lucha contra la exclusión social. Es curioso que fueran esos los
objetivos retomados en el Consejo Europeo de Barcelona, pese a que entre aquel y este transcurrieron más de dos años y tuvieron lugar Consejos Europeos tan relevantes como los de Santa
María de Feira (19-20 de junio de 2000, que estableció medidas prácticas para fomentar la educación permanente para todos), Niza (7-9 de diciembre de 2000, que aprobó la Agenda Social
Europea), Estocolmo (23-24 de marzo de 2001, que impuso el reforzamiento mutuo de la reforma económica y de las políticas sociales y de empleo, prometiendo tasas de empleo en la Unión
del 67% de los hombres y el 57% de las mujeres), Gotemburgo (15-16 de junio de 2001, que retomó la Estrategia de Lisboa, preocupándose del crecimiento del empleo femenino y de los trabajadores de edad) y Laeken (14 y 15 de diciembre de 2001, decidiendo la extensión a nacionales de
terceros países de la coordinación de los regímenes de Seguridad Social, la adecuación y viabilidad de las pensiones y el crecimiento de las pensiones complementarias).
Como todos los Consejos Europeos de «primavera», el de Barcelona, celebrado los días 15 y 16
de marzo de 2002, se destinó a definir prioridades políticas generales y, en concreto, la relación
entre política económica y política social para su posterior traducción en «Orientaciones generales de la política económica» y en «Directrices de Empleo». El Consejo fue preparado primorosamente a partir de una primera y sustanciosa reunión informal (Burgos, 18-19 de enero de
2002); seguido por la Comunicación de la Comisión Europea sobre la Estrategia de Lisboa (25 de
enero de 2002); el Seminario sobre la prolongación de la vida laboral (Lanzarote, 4-5 de febrero
de 2002); la reunión del Comité de Empleo (Mallorca, 6-8 de febrero de 2002); la Conferencia de
Madrid (11-12 de febrero de 2002), sobre el empleo en Europa, trazando la evolución habida desde el Consejo Europeo de Luxemburgo al de Barcelona, es decir, desde 1997 hasta 2002; el Consejo de Ministros de Educación y Juventud (Bruselas, 14 de febrero de 2002); las Comunicaciones de la Comisión Europea sobre competencias y movilidad para hacer los mercados europeos
abiertos y accesibles a todos los ciudadanos (13 de febrero de 2002) y para la aplicación de la
Agenda Social (19 de febrero de 2002); la Conferencia de los Ministros y Ministras de igualdad
de oportunidades de la Unión, para la prevención de la violencia contra las mujeres a través de
campañas de sensibilización y prevención desde la escuela, protección de las víctimas, condena
de los opresores y acoso moral en el trabajo como formas de violencia contra las mujeres (Santiago de Compostela, 18-19 de febrero de 2002); la reunión para la integración de la seguridad y
salud en el trabajo en las políticas educativas (Bilbao, 4-5 de marzo de 2002); el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (5 de marzo de 2002); el Consejo de Ministros de Empleo y Política Social, adoptando el informe conjunto de la Comisión y el Consejo sobre aumento de la tasa
de la población activa y la prolongación de la vida activa (Bruselas, 7 de marzo de 2002); la reunión de los Directores Generales de la Juventud y el Encuentro de Jóvenes sobre la misma cuestión, organizado por el Instituto de la Juventud de España (Murcia, 11-12 de marzo de 2002).
Con estos antecedentes no es exagerado admitir la excepcional trascendencia del Consejo Europeo de Barcelona para alcanzar una mejor coordinación y sincronización de los principales instrumentos políticos empleados, en particular, como se ha dicho, las Orientaciones generales de
la política económica y las Directrices de Empleo; muchos más detalles se localizan en el estudio
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de Miguel Colina Robledo, expresivo de los resultados más significativos de cada evento, al que
es necesario remitir para interrelación de todos ellos, muy en particular los contenidos de las
Resoluciones aprobadas en el Consejo de Ministros del día 3 de junio de 2002.
Pero la actividad de la Presidencia española siguió siendo pródiga tras la celebración del Consejo Europeo de Barcelona, hasta la celebración del Consejo Europeo de Sevilla, tres meses después (21-22 de junio de 2002), cuyo broche fue puesto por la reunión de los Directores Generales
de los Servicios Públicos de Empleo, en un seminario destinado a la modernización y movilidad
de los sistemas públicos de empleo (Málaga, 27-28 de junio de 2002). En esos tres intensos meses
comprendidos entre los dos Consejos Europeos celebrados en suelo español, son memorables el
Congreso Europeo sobre la Discapacidad, organizado en colaboración con la Fundación Luis
Vives y la ONCE (Madrid, 20-23 de marzo de 2002); la Segunda Asamblea Mundial del Envejecimiento patrocinada por Naciones Unidas (Madrid, 8-12 de abril de 2002); la reunión intergubernamental sobre la Europa de la infancia (Madrid, 11 de abril de 2002); la conferencia sobre
movilidad y cualificaciones básicas (Córdoba, 18-19 de abril de 2002); la conferencia sobre estrategia comunitaria en materia de seguridad y salud en el trabajo para el período 2002-2006 (Barcelona, 22-23 de abril de 2002); el seminario sobre Seguridad Social y las nuevas formas de organización del trabajo, en relación con las carreras de seguro atípicas (Toledo, 25-26 de abril de
2002); la reunión del Comité de Protección Social en un Seminario aplicado a los países candidatos (Alicante, 6-7 de mayo de 2002); la reunión del Comité de altos responsables de la Inspección de Trabajo (Segovia, 8-10 de mayo de 2002); la sesión dedicada a la banca cooperativa y al
desarrollo agrario y local (Soria, 10 de mayo de 2002); la conferencia de Ministros de Seguridad
Social de Europa y de Iberoamérica sobre el modelo social europeo y el proceso de reforma de la
Seguridad Social, con participación de los países candidatos a la adhesión (Valencia, 13-15 de
mayo de 2002); la reunión de los Institutos europeos de seguridad y salud en el trabajo (Sevilla,
16-17 de mayo de 2002); la conferencia sobre seguridad y salud de la trabajadora embarazada
(Santiago de Compostela, 21-23 de mayo de 2002); la reunión semestral del MISSOC (Murcia,
23-24 de mayo de 2002); la reunión de la red EURES (Jerez de la Frontera, 23-25 de mayo de
2002); la reunión de Directores Generales de Economía Social (Salamanca, 27 de mayo de 2002)
y la conferencia simultánea sobre el mismo tema (Salamanca, 27-28 de mayo de 2002); el Consejo de Ministros de Educación y Juventud (Bruselas, 30 de mayo de 2002); el Consejo de Ministros de Empleo y Política Social (Luxemburgo, 3 de junio de 2002); la reunión sobre la protección
social de los trabajadores del mar, legislación aplicable e instrumentos internacionales, en relación con empresas mixtas y radicadas (Bamio, 6-7 de junio de 2002); la reunión de corresponsales de MISEP (Avila, 13-14 de junio de 2002); el seminario sobre fondos estructurales, mujeres
y empleo (Santander, 14-15 de junio de 2002); y, finalmente, el seminario organizado por la Fundación de Dublín sobre empleo y políticas de inserción laboral como medidas para la inclusión
social (Toledo, 17-18 de junio de 2002). De ese modo, el Consejo de Sevilla, con la coda de Málaga, cerró los seis meses de dirección española de la Unión Europea, aprobando las Orientaciones
generales de la política económica entre cuyos objetivos figuran los de salvaguardar y reforzar
el marco macroeconómico, fomentar el empleo y la participación de la mano de obra en el crecimiento, reforzar las condiciones aptas a favorecer el crecimiento de la productividad y, desde
luego, promover el desarrollo sostenible.
En total, cerca de cuarenta eventos en los que participaron varios miles de políticos, especialistas e interesados en más de veinte provincias y localidades españolas, destinados a hacer realidad el impactante eslogan más Europa, más empleo y más cohesión social, acogido muy expresivamente por España para definir los objetivos globales de su segunda Presidencia. Pálido
dato, con todo, para calibrar la verdadera magnitud del esfuerzo acometido por el Gobierno
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español con motivo de esta Presidencia de la Unión Europea, en la que obviamente tuvo un papel
protagonista el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales a través de sus órganos políticos y técnicos y, naturalmente, a través de la abnegada y casi siempre silenciosa labor del personal integrado en sus cuerpos de funcionarios y plantillas de empleados de toda naturaleza. Fácil es comprender, por tanto, la imposibilidad de incluir tanta actividad y resultados dentro de un número ordinario de la Revista, que, por ello mismo, mantiene su formato habitual y sus secciones
regulares de crónica legislativa internacional y comunitaria, de jurisprudencia comunitaria y de
bibliografía, en este caso a cargo, respectivamente, de Borja Suárez Corujo, Ana de la Puebla
Pinilla, Maravillas Espín Sáez y Eva María Ces García.
Los contenidos que se desarrollan en este número 42, en relación con la Presidencia española de la Unión Europea, en el primer semestre de 2002, son los relativos a la reforma del Reglamento 1408/71 (a), la nueva política en materia de juventud (b), la igualdad de oportunidades
entre hombres y mujeres (c), las capacidades y la movilidad (d), el envejecimiento y la protección
de los mayores (e), la violencia ejercida contra las mujeres (f) y la nueva estrategia comunitaria
de salud y seguridad (g).
a) El estudio de Carlos García de Cortázar y Nebreda se dedica a la «coordinación de los regímenes de Seguridad Social» para ocuparse de la influencia ejercida por la Presidencia española
en la simplificación efectiva, y necesaria, del Reglamento CEE 1408/71, sobre los parámetros de
los Consejos Europeos de Tampere y de Laeken. Entre otras diversas afirmaciones, señala el
autor que tal Reglamento -cuya trascendencia no se regatea, obviamente- se había quedado rancio de forma e incompleto de fondo, pero era un difícil reto modificarlo en el sentido conveniente, como habían acreditado intentos anteriores a partir del acuerdo del Consejo del 3 de diciembre de 2001. El primer mérito de la Presidencia española fue olvidarse del fracaso y redactar una
propuesta precoz de nuevo texto [Doc. 15509/01 LIMITE SOC 549 CODEC 1393] con fecha 20 de
diciembre de 2001, que pasó a ser la propuesta de los Estados miembros y de la Comisión, a través de un proceso de «coautoría activa». Prescindiendo de los mil y un detalles concurrentes en
este proceso ... «el gran mérito de la Presidencia española fue hacer revivir un cadáver que se
encontraba en fase de descomposición ... [porque] ... nadie creía en el proyecto faraónico de la
simplificación».
b) Por su parte, Francisco Alonso Soto analiza la «nueva política comunitaria en juventud»,
tema básico incluido en el programa inicial de la Presidencia española, porque la coincidencia de
esta con la celebración de la Sesión Especial de Naciones Unidas sobre infancia, estimulaba a
coordinar el proceso de búsqueda de la posición común europea. Afirmación central del autor es
que hasta la segunda Presidencia española no ha habido política comunitaria de juventud -pese
a la importancia que en su día tuvo el Libro Blanco de la Comisión, bajo Presidencia belga, en
noviembre de 2001- iniciándose aquella con la Resolución adoptada el 30 de mayo de 2002 [DO
CCEE de 13-7-2002, serie C nº 168]. De la importancia de esta política da cuenta el dato de que
la Europa ampliada contará en un plazo breve con unos 75 millones de jóvenes, entre 15 y 25
años de edad. La Presidencia española tuvo el acierto de tomar las conclusiones del Libro Blanco como un mero punto de partida y no de llegada, desencadenando una catarata de reuniones
de todo tipo, proponiendo establecer el mainstreaming juventud, que afecta al plano comunitario y al nacional y plantea obligaciones para los Estados miembros, para la Comisión y para el
Consejo, con evaluación periódica de los resultados, teniendo presente la dimensión «juventud»
en todas las políticas horizontales. A su lado hay que destacar, por su singular importancia, la
contribución de la Presidencia española al aprendizaje permanente, y la institucionalización de
la participación que recoge la Resolución de 27 de junio de 2002, aprobada en el Consejo de
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Ministros de 30 de mayo. Con todo, el autor destaca como el «gran triunfo» haber hecho operativo, en tan corto período de tiempo, el Libro Blanco de la Comisión sobre Juventud, bien que las
cumbres de Barcelona y Sevilla no lograron refrendar la aplicación del método abierto de coordinación surgido del Consejo Europeo de Lisboa.
c) El itinerario de modificación de la Directiva 76/207/CEE, por la nueva Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo 2002/73/CE, corre a cargo de Paloma de Miguel de la Calle,
importante normativa renovada con trascendencia inmediata en aspectos tan delicados como la
discriminación por sexo y acoso sexual, por ejemplo, aunque su mayor significado radica principalmente en la absorción de la abundante doctrina del Tribunal de Justicia, ajustándose al principio de proporcionalidad al dejar a los Estados miembros un amplio margen de maniobra para
la mejor aplicación del principio de igualdad. Destaca la autora que las reformas en la Directiva
se adoptaron, no sin graves dificultades de la Presidencia, que se vio obligada a conciliar posturas encontradas y al Comité de Conciliación, del art. 251 del Tratado, en cuyo seno se alcanzó el
proyecto común en un tiempo récord. A partir de su publicación, la incorporación del contenido
de la Directiva a los Derechos internos de los Estados miembros, y de España en particular, está
llamada a producir ventajas inmediatas, como la inclusión de las definiciones de discriminación
directa e indirecta, la definición unitaria de acoso y de acoso sexual, la introducción de medidas
para garantizar la protección de los trabajadores por denunciar prácticas discriminatorias, la
adopción de medidas para prevenir la no discriminación y el acoso sexual en el trabajo, la planificación empresarial de la igualdad de trato y la no discriminación por razón de sexo, etc. Por
otro lado ha de insistirse en la inquietud de la Presidencia española por aplicar el mainstreaming en su dimensión igualdad de oportunidades entre los hombres y las mujeres, para proyectarlo a todas las restantes políticas en las que no está suficientemente incorporado.
d) Me he ocupado personalmente de comentar, en la sección Documentos e Informes de este
número 42 de la Revista, cómo durante la segunda Presidencia española de la Unión Europea
tomó cuerpo, en manifestaciones diversas, la preocupación por potenciar las capacidades y la
movilidad en el mercado de trabajo, lo que condujo –tras la conferencia de Córdoba- a la aprobación de la Resolución del Consejo de Empleo y Política Social de 3 de junio de 2002. La Resolución destaca, en efecto, el fuerte vínculo que existe entre el aumento de la capacidad y de la
movilidad y el fomento de una mayor participación de la población activa, entendiendo que el
desarrollo de la movilidad funcional y geográfica se verá facilitado mediante la mejora de la
adaptación de los sistemas educativo y formativo a las necesidades del mercado de trabajo, y asimismo a través de la supresión de los obstáculos todavía existentes en la mayor parte de los
Estados miembros, y más aún en los Estados candidatos a la adhesión. No hay motivo para regatear el reconocimiento de la bondad de estas medidas en cuanto dirigidas a resolver, o al menos
a mitigar, uno de los más complejos problemas de las sociedades económicas del bienestar, con
la intervención protagonista de la Comisión Europea, de los Estados miembros y de los interlocutores sociales.
e) La preocupación por el envejecimiento, y la situación de los mayores, obtiene doble atención durante la Presidencia española, primero a través de la II Asamblea mundial sobre el envejecimiento, celebrada en Madrid en abril de 2002, con participación de 159 delegaciones nacionales; y, segundo, en torno al documento presentado por la OIT a la II Asamblea precisamente,
en el mes de abril de 2002. Afirma Isabel Codón que, respecto de la II Asamblea, correspondió a
España el importante papel de negociar la Declaración Política y el Plan de Acción, o Plan de
Madrid, en el plano de la concertación comunitaria y a nivel mundial como portavoz de la Unión
Europea. España se hizo cargo además de la organización de una serie de actividades paralelas,
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entre ellas seis mesas redondas en las que se debatieron los temas actuales en materia del envejecimiento, problema importante donde los haya, pues los 600 millones de personas mayores de
60 años de hoy, se calcula que serán 2.000 millones dentro de 50 años. Sin embargo, entiende la
autora no imputable a la Presidencia española el hecho de que el borrador elaborado para el
seguimiento de la Estrategia se debilitara luego a nivel regional. Por su lado, Eva María Ces
García se hace eco de la insistencia de la OIT sobre el desafío que el envejecimiento presenta
para el empleo y la protección social de la población.
f) La urgencia de arbitrar soluciones prácticas y efectivas a las manifestaciones progresivas
de violencia contra las mujeres aconsejó la celebración de una conferencia de Ministros y Ministras de Igualdad de Oportunidades en febrero de 2002, a partir de un «Documento de debate»
preparado por la Presidencia española, origen de un posterior «Comunicado de conclusiones»; el
propósito perseguido era fundamentalmente experimental, comprobando las medidas adoptadas por todos los Estados países miembros de la Unión, para erradicar la violencia contra las
mujeres en el triple plano doméstico, sexual y laboral, intercambiando información con el objetivo final de seleccionar las «mejores prácticas». Los resultados del estudio fueron presentados
luego, durante los meses de mayo y junio de 2002, a los Consejos de Ministros de Empleo y Política Social, Educación y Juventud, Justicia e Interior y Sanidad, aportando así la mejor prueba
del establecimiento de una política de mainstreaming en su dimensión femenina. Todo ello queda recogido puntualmente en el informe elaborado por el Instituto de la Mujer, que incorpora
este número 42 de la Revista.
g) La nueva estrategia comunitaria en seguridad y salud para el quinquenio 2002-2006 fue
el objeto de una Resolución adoptada por el Consejo de Empleo y Política Social, el 3 de junio de
2002, cuyo contenido resume y comenta Paula de la Villa de la Serna. La preocupación de la Presidencia española, en este caso, bien justificada por las consecuencias de la siniestralidad laboral en todo el marco de la Unión, se enderezaba a profundizar en la estrategia comunitaria en el
quinquenio 2002 a 2006, incorporando tres rasgos innovadores, consistentes en un enfoque global para alcanzar el objetivo del bienestar en el trabajo, ante los cambios registrados en el mundo laboral; la consolidación de una cultura preventiva del riesgo, combinando una variedad de
instrumentos políticos y la constitución de acciones de cooperación; y, en último término, la
apuesta por una política social ambiciosa que constituya un factor de competitividad, al liberarse de los altos costes generados por la falta de intervención política.
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