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Entrevista
Alejandro Guzmán Brito:
Zoom a la actualidad con
el lente de la historia
Profesor de derecho romano, doctorado en Navarra, discípulo de Álvaro D’Ors, hombre de ideas
claras: las universidades necesitan financiamiento, las consignas de la calle todo lo degradan y
las asambleas constituyentes sólo se justifican ante crisis económicas, sociales y políticas. No es
el caso de Chile, dice. Entre otras cosas.
Sofía Martin Leyton
E
ntre los muchos nombres que los alumnos le inventan a sus profesores, hay algunos que a veces calzan. A Alejandro Guzmán Brito le dicen “el pretor”.
Al principio el pretor no sonríe. Saluda dando la mano,
manteniendo la distancia física. Este hombre de 67 años,
enérgico al hablar, recorre sus respuestas haciendo énfasis
con el canto de la mano en la mesa, al ritmo de las frases
que pronuncia con exquisita modulación.
A Alejandro Guzmán Brito, profesor emérito de derecho romano, ex decano de la Facultad de Derecho de la
Universidad Católica de Valparaíso, doctor de la Universidad de Navarra, no le gusta que lo hagan saltar de tema en
tema ni que lo interrumpan en medio de una explicación: el
pretor es ordenado y sus palabras se oyen como una disertación. Pero. Pero pasada la primera media hora Alejandro
Guzmán Brito comienza a sonreir. Y un rato después ya no
diserta; conversa.
Al final de la entrevista uno de los romanistas más importantes de Chile, discípulo del español Álvaro D’Ors, cuyos libros se pueden encontrar en las librerías españolas, ya
es capaz de bromear. Al terminar la entrevista el pretor se
acerca y se despide de beso.
De educación y otras yerbas
Sentados en una sala de reuniones en el segundo piso
del bellísimo edificio de la casa central de la Universidad
Católica de Valparaíso, a tres cuadras del congreso, a cinco
cuadras del mar, a dos cuadras del terminal de buses, a una
cuadra de una feria de frutas y verduras, comenzamos a
esbozar las primeras preguntas y respuestas.
— ¿Tienen razón los estudiantes al exigir educación
gratuita?
“En la época en la que yo estudié en la educación superior y concretamente en esta facultad era gratuito, no se
pagaba; había una tasa simbólica, pero la contrapartida era
que la universidad era extremadamente selectiva y elitista, y
muy pocos jóvenes ingresaban.
En segundo lugar, la universidad era casi exclusivamente docente y no de investigación, que se hacía en muy pocos centros y sólo en ciencias. La universidad gastaba muy
poco; los profesores miraban al honor y al prestigio, y no
al sueldo. Tanto así, que algunos donaban su sueldo. Pero
la universidad hoy es muy costosa, por lo tanto, pensar en
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que sea gratuita es poner en riesgo el quehacer universitario... a menos que el Estado les entregue recursos cuantiosos, pero las universidades estatales siempre se quejan de
que les falta.
Las universidades que brillan en el mundo son las ricas,
en su mayoría anglosajonas, que pagan a los profesores, tienen muchos libros y laboratorios”.
“Además de gratuidad, la cosigna de la calle es calidad.
Por supuesto que es así: no es ningún descubrimiento de
los dirigentes estudiantiles. Pero se incurre en una contradicción: ¡cuándo lo gratuito ha sido de calidad! —sonríe un
tanto incómodo.
En Chile tenemos educaciones de distintas calidades.
Tenemos buenas universidades —que todavía no compiten
con las mejores del mundo—, pero son desiguales. Hay universidades que en muchos aspectos son malas y que no debieran haber existido. La ley de universidades es muy liberal, realmente facilita mucho e impone estándares mínimos
que hicieron que fueran muy comunes las llamadas carreras
de pizarrón.
Debiera haber predios con sus edificios propios, un cierto porcentaje alto de profesores doctores, una cierta dotación mínima de fondos bibliográficos, de equipos y de laboratorios. Con eso, las universidades que se hubieran creado,
desde el primer día hubieran sido bien dotadas.
El gran medio de promoción social es la educación; los
bonos de marzo, los bonos de invierno, todo eso que hacen
los gobiernos ahora, no sacan a la gente de la pobreza. Lo
que trata la gente es que sus hijos dejen la pobreza y eso se
logra mediante educación. Es cierto que aunque sea el título
más pobre y más malo, algo ayuda, pero no por eso vamos
a fomentar crear universidades malas”.
— ¿Qué opina de una eventual asamblea constituyente?
“Las asambleas constituyentes en la historia de Chile y
en muchas partes de Europa y América siempre nacen en un
ambiente de crisis política en que el régimen anterior ya no
— ¿Qué piensa del no al lucro?
se sostiene, ha entrado en desintegración, todo es criticado
“Yo les digo a mis alumnos: ¿para
y puesto en duda y se considera que es
qué van a ejercer la profesión? ¿para
la única forma de salvar la república.
ganarse la vida, para lucrar o para qué?
Eso fue lo que pasó en Francia en
Resumirlo a la palabra callejera, a la
1958 cuandio De Gaulle dio inicio a la
En Chile no hay
consigna “No al lucro” es degradarquinta república, tras la guerra de Arlo todo y no entender nada. (La calle,
gelia. Eso fue lo que ocurrió en los años
una crisis social,
cuando lanza consignas, todas las pala30 del siglo XIX cuando el régimen pieconómica ni
bras las degrada).
piolo entró en crisis o el año 25, o el
Lo que ha ocurrido en Chile es un
73. Hoy esto no ocurre en Chile: no hay
política, que
fraude a la ley, porque se crea una souna crisis social, económica ni polítijustifique una
ciedad comercial con fines de lucro y
ca. Simplemente a ciertas personas se
asamblea
junto con crearse la persona jurídica
les ha ocurrido que quieren una nueva
sin fines de lucro, que es la dueña de
Constitución porque quisieran tomar el
constituyente
los predios donde se albergan los edifipoder total, porque no alcanzan a hacer
cios, le arrienda a la universidad los iny deshacer. Y eso es inaceptable.
muebles, cobra una alta renta de arrenAdemás, con la actual institucionadamiento y de esta manera indirecta
lidad chilena no es posible, salvo que
el lucro es entergado a la sociedad y se burla la ley. Es un
se reforme la constitución, entonces algunos han ideado un
fraude a al ley, pues se transfrede el fin de la ley respetando
expediente realmente extraño: han dicho que en la elección
su letra. Es eso lo que hay que sancionar”.
presidencial marquen la cédula con un ‘AC’ y así se sabría
cuántos votantes en Chile lo quieren. Eso es ilegal e incons— ¿Cómo evalúa la calidad de la educación superior?
titucional; merece casi el calificativo de fraude a la ley. Y,
26
aviso
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El doctor
Posgrados en Chile
Imposición del birrete doctoral
— Un decano de una muy
buena universidad privada decía que los magister son muy
usados por algunos abogados
para “enchular” su título.
“En cierto sentido tiene
razón ese decano. El magíster
debiera ser un instrumento
de desarrollo profesional. El
que se educó mal supera sus
deficiencias y queda en mejores
condiciones, pero el problema
es que no deberían existir esas
universidades malas”.
“Yo estudié en la U. de Navarra tres años. Llegaba a las 9:00 de la mañana y me iba a las 9:00 de la noche”. Su profesor guía del doctorado fue
el español Álvaro D’Ors.
España
“Egresé a fines de 69, di mi examen de grado y memoria el 70, y
apenas pude, me fui. No me fui huyendo de la UP, sino estimulado por
lo malo que provocó la UP. Yo tenía
26 años; España ya estaba económicamente estabilizada, muy ordenada, tranquila”.
La opinión nacional
“Actualmente hay seis doctorados en Chile. En general estos programas
tratan de hacerlo lo mejor posible, pero falta presupuesto. Los profesores no
siempre son doctores; las bibliotecas no siempre están bien dotadas. Y los
alumnos de doctorado no son de jornada completa”.
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“Faltan becas.
Tiene que
haber más y
más buenas
Tiene que poder
mantenerse el
doctorando y
eventualmente
su familia”.
segundo, hace que los votos queden marcados, de modo que pueden considerarse
nulos”.
El daño moral,
que es una idea
moderna, no
tiene fundamento
histórico, más bien
debe ser proscrita
y reemplazada por
penas privadas”.
—¿La ciudadanía es manipulable?
“Siempre. Pero si se la deja tranquila,
que reflexione, no creo que esté en sus
intereses. La gente quiere mejores sueldos, mejores trabajos, mayor educación,
vivir en paz, que haya un buen gobierno.
Esto, sin contar con que es una ilusión nefasta de que las cosas se arreglan con nuevas constituciones. Es el
mal de Latinoamérica, donde en 200 años
las constituciones superan las 200. Es una ingenuidad; es
no saber lo que es la política, el gobierno y la sociedad.
Si nos fijamos, los países que han dictado nuevas
constituciones son bolivia, Ecuador, Venezuela y Argentina. Y en estos países se ha instalado un régimen que si no
es totalitario, le falta poco. ¿Realmente nuestro país está
en ese estado?”.
— Yéndonos a otra contingencia, esta vez más jurídica. Ha habido una explosión de demandas por daño moral
¿Qué opina al respecto?
“Esa es una figura jurídica que se ha introducido en el
derecho moderno. Nunca existió en el derecho romano ni
medieval. Es una fuente de grandes injusticias e inequidades, porque las situaciones iguales hay que tratarlas iguales,
y las distintas hay que tratarlas desigualmente.
Cuando en Arica le dan al demandante de daño moral
100 por el atropello de su padre y
en Punta Arenas, en un caso similar
1.000 ¿Por qué el dolor vale más o
menos? Es fuente de arbitrariedad
judicial y de inequidad”.
—¿Y el uso de baremos?
“Sí, es la única solución. Pero aun
los baremos, que es lo que nosotros
llamamos cánones o criterios, dejan
igual cierto espacio a la prudencia
del juez, que es la que yo discuto.
Sigue siendo arbitrario.
Lo que hay que hacer es volver al
derecho romano, en que el daño moral no se indemniza,
sino que se sanciona con una pena pecuniaria privada, una
cantidad de dinero preestablecida en la ley que se le aplica al que causó el daño en favor de la víctima. Nadie sabe
cuánto vale el dolor: es inapreciable. Lo que sí se puede es
imponer una sanción.
El daño moral, que es una idea moderna, no tiene fundamento histórico, más bien debe ser proscrita, no quedar
impune, sino ser reemplazada por penas privadas”.
El profesor de derecho romano
— ¿Cuál es el aporte del cultivo del derecho romano
en el siglo XXI?
“El derecho romano ya cumplió su ciclo histórico, nació
y murió unido a la sociedad romana. Constituye una experiencia completa del nacimiento, desarrollo y decadencia, y
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al estudiarlo nos aporta lecciones no sólo de valor histórico,
sino para contrastar con ella nuestra propia realidad. Ayuda
a entender por qué un derecho ejemplar, clásico, decae, y
cómo se rectifica para que no vuelva a pasar.
La clave del éxito del derecho romano, que no se dio
ni siquiera en los griegos, que tanto aportaron a la cultura,
es que fue la única sociedad que tempranamente confió el
cultivo del derecho a un estamento profesional: los jurisconsultos, jurisperitos y jurisprudentes.
Entre los romanos tratan al derecho como una ciencia y
como una técnica, y de ahí la gran perfección que le ha permitido ser el modelo de todos los derechos posteriores ¿Por
qué la filosofía en Grecia? ¿Por qué no floreció en Egipto o
en Caldea? Porque también quedó entregada a un estamento profesional con un pensamiento depurado, técnico y con
un vocabulario propio.
— ¿Sirve hoy, entonces?
“También sirve para buscar algunas soluciones. El derecho moderno, confiado al legislador , que es inculto, no es
letrado —y se ve por la leyes que emite... cada vez peores—,
nos lanza un derecho en estado bruto, que los abogados
después tienen que rectificar.
Sabiendo lo que pasó en Roma, habría que hacer algo: si
el derecho se asociara a los técnicos, a los científicos, a los
juristas en síntesis, seguramente el derecho sería mejor de
lo que es: el derecho hoy es defectuoso, atécnico, mal redactado, con efectos impredecibles”.
— Pero los diputados los senadores, todos tienen equipos jurídicos detrás...
“Parece que no los tienen” —ríe.
— ¿Este derecho defectuoso no tiene que ver con la
presión, con el muñequeo político detrás?
“Pues claro. El derecho es una cosa y la política es otra, y
cada cual tiene ámbitos propios e independientes, pero hoy
el derecho está subordinado a la política, cuando debería tener sus propios ámbitos de desarrollo, y que las decisiones
ya vengan depuradas cuando llegan a los políticos. De nada
sirve que las comisiones de diputados o senadores inviten
de vez en cuando a abogados; de nada sirve que un invitado
en media hora diga dos o tres cositas...
Las principales leyes, las que organizan sectores importantes de la sociedad, antes de pasar al Parlamento debieran ser estudiadas por consejos de juristas dotados de
autoridad, de prestigio. Y esa instancia debiera ser permanente y obligatoria.
— ¿Le toca dirigir tesis en derecho romano?
“No muchas, porque el derecho moderno tiene tantos
temas en bruto, nuevos, que tienen que ser refinados en los
conceptos jurídicos, que los alumnos —razonablemente—
optan por esos temas. Generalmente los que hacen su tesis
en romano son muy buenos estudiantes que quieren hacer
carrera académica; son futuros profesores”.
— ¿Por qué se mantuvo la obligatoridad de la asignatura en esta universidad?
“Algunas escuelas lo declararon optativo y otras lo suprimieron. Nosotros creemos que es el fundamento y por
eso tiene que estar en primer año; es un ramo formativo, es
la verdadera introducción al derecho. No existe otro ramo
capaz de formar a un joven que no sabe nada de derecho
y que al cabo de ocho meses puede disertar sobre remisión
de obligaciones, legado, fideicomiso o novación. Tiene una
función pedagógica insustituible.
Los alumnos de segundo año son mejores alumnos si estudiaron derecho romano; una escuela que no tiene derecho
romano no tiene buenos alumnos de derecho”.
— ¿Tiene alguna opinión formada sobre la reforma procesal civil?
“Zapatero a tus zapatos. Yo no soy procesalista y no
he intervenido en ninguna fase, pero tengo opiniones
sobre algunos aspectos del nuevo Código Procesal Civil.
Primero, me parece que es un documento bien redactado y técnicamente bien concebido. Es un buen proyecto en ese sentido. Está bien sistematizado y aborda
temas que el actual no contiene. Pero no apruebo, sin
embargo, que por la vía de aspectos procesales se modifiquen aspectos estructurales y constitutivos del sistema jurídico chileno.
Me refiero, primero, al establecimiento del preceden-
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te. En nuestro país, como exponente del derecho continental, las sentencias tienen valor sólo en las causas
que se pronuncian. Y me están cambiando el sistema de
fuentes del Derecho en Chile, nada menos.
Otro elemento estructural es el principio de inexcusabilidad, que está en la Constitución. Pero en el
proyecto se introduce el certiorari, que es una palabra
de latín macarrónico medieval inglesa, cuya idea es
que la Corte Suprema puede elegir qué causas verá y
cuáles no verá. No digo que sea imposible, pero discutámoslo primero”.
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