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El papel de las
universidades
privadas en la
transformación
del sistema
educativo
D. Manuel Villa-Cellino
El papel de las universidades privadas en la
transformación del sistema educativo
D. Manuel Villa-Cellino
Índice
Introducción
1. Propuestas para la reflexión
2. Diagnóstico de urgencia
3. Algunas carencias del Sistema Universitario Español
4. Las Universidades Privadas y de la Iglesia Católica
5. Dos diferencias
Universidades
fundamentales
por
la
titularidad
5.1 Las libertades básicas
5.2 El mercado imperfecto
6. Propuestas de valor de las Universidades Privadas
7. Conclusiones
de
las
Introducción
Sapientis est non curare de nominibus
Es propio de personas inteligentes no gastar el tiempo discutiendo
sobre las denominaciones. Los nombres son formas convencionales de
designar una realidad. Desde su origen, las universidades que no forman
parte de la red pública de instituciones universitarias son conocidas en
España bajo el calificativo de “privadas”. El término cumple su función. Así,
cuando nos referimos a las universidades privadas, todos entendemos de
qué estamos hablando. Además, las palabras elegidas incluyen un elemento
descriptivo: el calificativo con el que distinguimos a los diferentes tipos de
universidades alude a la titularidad de estas instituciones. Por una parte,
están las universidades de titularidad pública; y por otra, tenemos el resto
de universidades que, al no ser públicas, reciben la denominación genérica
de “privadas”.
El problema reside en el hecho de que nuestro idioma es muy rico en
matices, y precisamente por eso está lleno de disquisiciones interesantes.
Las palabras van adquiriendo con el tiempo adherencias semánticas, que
casi imperceptiblemente modifican su significado original. Según el
Diccionario de la Real Academia Española, privado (en su tercera acepción)
es aquello “que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a
particulares”. Es decir, define lo privado de forma negativa, como lo que no
es público. En el lenguaje ordinario, sin embargo, el término privado tiene
otras connotaciones no tan neutras.
Por privado podemos entender aquello que tiene su origen en un
interés de parte, frente a lo que promueve el interés general. Se emplea
también este término para designar los lugares de acceso restringido, frente
a aquellos que son de libre circulación. El uso del calificativo “privado”
remite incluso a bienes que cuya posesión y disfrute se deriva de derechos
exclusivos, están a disposición de algunos, pero no de todos.
Para quienes comprendan el término privado bajo estas acepciones,
la noción de universidad privada puede llegar a ser una contradicción en sí
misma, una especie de oxímoron. Nada más contrario al concepto de
universidad, entendida como lugar abierto, como un espacio libre para la
generación y transmisión de conocimiento (un bien que, por su propia
naturaleza, nunca es exclusivo), o como una institución que sólo cobra
sentido cuando surge de la sociedad y sirve a la sociedad.
Como los sabios no se dejan engañar por los señuelos terminológicos,
dejemos de lado la discusión acerca del nombre que podríamos dar a las
conocidas como universidades privadas: ¿universidades de iniciativa social,
universidades a secas? La cuestión es mucho más práctica y acuciante:
¿qué valor aportan las diferentes instituciones de educación superior que
existen en España al reto de situar a nuestro país, en términos de
conocimiento, en el nivel al que podemos aspirar?
Dicho con otras palabras, el concepto de universidad incluye retos de
tal envergadura, que hasta cierto punto los calificativos con los que lo
clasifiquemos tienen una relevancia menor. El objetivo es aproximarse al
ideal de lo universitario. Quien mejor lo consiga, más merecedor se hace de
ese título. Es obvio que las universidades públicas y privadas tienen rasgos
específicos y diferenciales, pero lo deseable —a mi juicio— sería que ante la
sociedad lo más significativo fuera el grado de calidad o de excelencia que
cada una de ellas alcance, más que la titularidad de las diferentes
instituciones de educación superior.
Es la hora de abandonar disputas estériles acerca de si la aportación a
la sociedad es mayor desde las instituciones públicas o desde la iniciativa de
los ciudadanos. No tiene sentido establecer vínculos exclusivos entre
conceptos como la calidad o el servicio, por una parte; y la titularidad
pública o privada, por otra. En estas páginas no pretendo reivindicar el
papel de la sociedad civil en el ámbito de la educación superior, frente al
que juegan las instituciones públicas. Mi propuesta, encendida y
convencida, es a favor de la Universidad, con mayúsculas. De lo que
hagamos todos los que intervenimos en la promoción y desarrollo de las
universidades, depende nuestro futuro.
1. Propuestas para la reflexión
Quiero enmarcar las páginas siguientes en algunas reflexiones que
sintetizan el sentido de mi propuesta:
1.
Las universidades de hoy definen la sociedad de mañana. La
calidad de nuestras instituciones de educación superior es uno
de los mejores indicadores predictivos de la posición que
ocupará España a nivel internacional, no sólo desde el punto de
vista del conocimiento, sino también en términos sociales y
económicos.
2.
El liderazgo social de las universidades guarda relación con el
liderazgo en las universidades. A la vez que reflexionamos sobre
la aportación de la universidad a la sociedad, conviene detenerse
en la calidad de la gestión universitaria, y en el marco legal en el
que esa gestión se desarrolla.
3.
El reto atañe al sistema universitario en su conjunto, y reclama
la acción decidida de todas las instituciones de educación
superior, tanto públicas como privadas.
4.
Las universidades privadas irrumpen en el panorama español en
fechas relativamente recientes, después de nuestra transición
democrática (con excepción de las que pudieron comenzar unos
años antes su actividad, como universidades de la Iglesia). En
poco tiempo acreditan una importante aportación al sistema
universitario español, en eficiencia, calidad, innovación y
competitividad.
5.
El sistema universitario reclama la acción concertada de los
centros públicos y privados. No sobra ninguna aportación. Las
formas de colaboración son muy variadas, y encuentran en la
CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas), un
órgano privilegiado de coordinación. Esta asociación sin ánimo
de lucro reúne en estos momentos a 50 universidades públicas y
25 privadas.
Entre sus principales funciones, cabe destacar:
a. Impulsar la promoción y desarrollo de la educación superior
y la investigación universitaria.
b. Fomentar la cooperación entre las universidades españolas
y extranjeras, así como con todas aquellas instituciones que
contribuyan al mejor desarrollo de su actividad
c.
Intercambiar información, promover estudios, informes y
recomendaciones que redunden en una mayor y más eficaz
cooperación con las administraciones públicas
d. Reforzar la proyección social de la universidad y su
compromiso con la sociedad.
6.
Las universidades privadas, dentro de la finalidad común con el
resto de las universidades, tienen unos rasgos específicos que
modulan su manera de alcanzar esos mismos objetivos. Para
estudiar los retos comunes derivados de su condición de
privadas, estas universidades constituyen el 24 de noviembre de
2008 el Foro Emilia Pardo Bazán, que inicialmente reúne a 22
universidades.
7.
La situación de hecho, sin valorar el marco legal en el que nacen
y se desarrollan las universidades privadas en España otorga a
estas instituciones extraordinarias fortalezas y les exigen
enfrentarse con inteligencia a amenazas igualmente destacables.
8.
En estas páginas me propongo describir tanto sus propuestas de
valor en el marco de actuación real, como algunas sugerencias
sobre el modo de afrontar los problemas que limitan el servicio
que las universidades prestan a la sociedad. Siempre desde mi
convicción de que este servicio de las Universidades Privadas es
ya de un valor inestimable, y lo será aun más en el futuro, tanto
por las necesidades de cambio como por los desafíos actuales
del sistema universitario español.
2. Diagnóstico de urgencia
La
experiencia
de
muchos
universitarios,
la
perspectiva
1
antropomórfica en el análisis de las organizaciones y el análisis de Amartya
Sen2 sobre las situaciones injustas, ponen de manifiesto una mejorable
adecuación entre el servicio que prestan las universidades y las demandas
de la sociedad. Los cambios en nuestro sistema universitario responden a la
inquietud compartida tanto por las autoridades administrativas como por los
gestores, como modo de hacer frente a algunas carencias graves. El
seminario sobre “Educación y Políticas Educativas en España”, organizado
por la Fundación José Ortega y Gasset – Gregorio Marañón es un hito más
en este esfuerzo colectivo.
Es justo reconocer la calidad de las universidades españolas, públicas
y privadas. Globalmente consideradas, son un polo de atracción de talento.
Sin embargo, hay un amplio consenso sobre las carencias de nuestro
sistema de educación superior, en parte por razones históricas y sociales
bien conocidas. No es fácil romper en poco tiempo con una tradición secular
de universidad napoleónica, en la que el sistema de gobierno y los
estamentos corporativos dejan poco espacio para la flexibilidad, la selección
objetiva, la innovación y la competitividad.
Las deficiencias que todos tenemos presentes pueden llevar a
valoraciones, como la expresada por el Profesor Santiago Álvarez de Món(3),
cuando dice que en la Universidad española se da con demasiada frecuencia
el triunfo de la mediocridad y una flagrante abdicación de las
responsabilidades de las Comunidades Universitarias, de las propias
universidades y de los equipos que las dirigen. Críticas tan rotundas son
obviamente matizables, pero suponen también una sugerente llamada de
atención sobre los retos a los que nos enfrentamos.
En esta misma línea, el análisis del Profesor y sociólogo Víctor PérezDíaz , reciente ganador del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, con
un trabajo que analiza el modelo ideal de Universidad y su confrontación
con la realidad histórica, concluye que “España carece de la Universidad que
necesita el país para aspirar a más y que lo fundamental es dotarse de los
mecanismos institucionales que favorezcan la libertad para asignar recursos
a quien mejor funcione”.
(4)
1
Se entiende la estructura de la Universidad como “conjuntos organizados de personas” con sus propias
características. Ver el “esquema antropomórfico” de Javier Fernández Aguado.
2
Se puede consultar el conjunto de la obra de este autor, premio Nobel de Economía en 2008, y en
particular su ensayo Poverty and Famines: An Essay on Entitlements and Deprivation, de 1981.
3
4
Expansión, 7 de abril de 2010.
Universidad, ciudadanos y nómadas, Ediciones Nobel, 2010 y La Nueva España, 20 de mayo de 2010
Este autor se implica en la necesidad de resaltar los aspectos éticos,
organizativos y de fluidez intelectual de la universidad cuando dice: “Tanto
la universidad que es un agregado de individuos inconexos como la que
consiste en un cúmulo de grupos de interés contradicen el ideal de una
comunidad intelectual implicada en una conversación en la que, como en un
mercado libre y abierto de las ideas, se pondrían continuamente a prueba la
verosimilitud y el interés e las teorías en cuestión” y añade “…hay otras
contribuciones a la sociedad abierta que … incorporadas tácitamente a la
universidad liberal, y ligadas con la idea de servicio a la sociedad y al bien
común, tales como, por ejemplo, la de la responsabilidad social de los
profesionales y el motivo de noblese oblige de las élites.” En este sentido,
resolver el problema de la formación de élites con el del posicionamiento
competitivo y con la organización eficiente de nuestras universidades
mostraría la necesidad del “cambio”.
Pero recordando una frase que ya se ha hecho popular entre los
participantes en el Diploma de Alta Dirección de Universidades (DADU5):
diagnóstico sin terapia, igual a autopsia. No me resigno a aceptar las
limitaciones de nuestro sistema universitario como un punto de partida
inamovible. La necesidad de cambio y de mejora del sistema universitario
debe dejar de ser una aspiración teórica y pasa a convertirse en el eje de
políticas operativas, por parte de todos quienes intervienen en su actividad.
La necesidad de cambio y de mejora del sistema universitario es así
evidente. Me referiré a los retos que se presentan ante el sistema
universitario en general, y específicamente ante las universidades privadas.
5
Programa de formación de gestores universitarios promovido inicialmente por la Universidad Antonio de Nebrija, la
Universidad Politécnica de Cataluña y la Universidad Politécnica de Madrid bajo los auspicios de la Conferencia de
Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). El Director de este programa, profesor Doctor José Aguilar, ha
contribuido a la elaboración de esta ponencia.
Los objetivos fundamentales del DADU son:


Ampliar la capacidad de actuación del núcleo de debate de la Conferencia de Rectores de las
Universidades Españolas (CRUE) sobre los instrumentos y los procesos de mejora de la
eficiencia de las universidades.
Facilitar el contacto de los líderes empresariales y de opinión con los principales responsables de
dirigir los procesos de formación e investigación en las universidades.
3. Algunas carencias del Sistema Universitario Español
Muchos universitarios reconocemos que a la Universidad española del
año 2011 le faltan capacidades organizativas y de posicionamiento. Las
cuatro que con más frecuencia citan los estudiosos, como críticas o
deficiencias de las instituciones públicas que se deben corregir, son:
-
La capacidad de diferenciación entre instituciones.
La capacidad de gobierno o de gestión dentro de las propias
universidades.
La capacidad para conseguir una financiación eficiente.
La capacidad para competir en un mundo globalizado.
Estas carencias se manifiestan a través de síntomas que en su
momento se medirán empíricamente, porque sería deseable establecer
sistemas de comparación entre todo tipo de universidades. Es el punto de
partida para evaluar el impacto de las acciones que se emprendan sobre la
calidad de la acción educativa.
No se conocen con precisión en España evaluaciones independientes
sobre:
-
La calidad interna de la docencia en cada centro.
La capacidad de su profesorado para transmitir conocimientos
(ante el igualitarismo en la gestión académica).
Las fortalezas y debilidades en la capacidad para competir de las
universidades públicas, porque suelen tener mercados geográficos
cautivos.
La forma de estimular y medir la “excelencia”.
Si no se dispone en este momento
suficientemente fiables sobre la calidad de las
sistemas de medida están poco desarrollados,
opiniones, más o menos cualificadas. Me atrevo
acerca de las universidades privadas.
de indicadores objetivos
universidades, porque los
sólo podemos contar con
a aventurar la mía propia
4. Las Universidades Privadas y de la Iglesia Católica
Agrupamos como universidades privadas de la Iglesia Católica a las
trece (13) que se definen como confesionales o se declaran católicas en su
ideario. Son las siguientes: Universidad Católica San Antonio de Murcia;
Universidad Católica San Vicente Mártir; Universidad Católica de Ávila;
Universidad CEU Abat Oliba; Universidad CEU Cardenal Herrera;
Universidad CEU San Pablo; Universidad de Deusto; Universidad de
Navarra; Universidad Francisco de Vitoria; Universidad Pontificia de
Comillas; Universidad Pontificia de Salamanca; Universidad San Jorge y
Universidad Ramón Llull.
Las cuatro universidades “pontificias” (Deusto, Navarra, Comillas y
Pontificia de Salamanca) tienen una larga tradición en nuestro país, así
como las que fueron centros adscritos a universidades públicas, como el
CEU o la Ramón Llull, por ejemplo.
Se han creado en las dos últimas décadas otras 14 universidades de
libre iniciativa social, de las cuales nueve pertenecen también al “Foro
Emilia Pardo Bazán”(6) que se interesa por el análisis de la realidad
universitaria y de las políticas públicas sobre el sistema universitario.
Además de las anteriores, pertenecen al Foro las siguientes: Universidad a
Distancia de Madrid; Universidad Alfonso X El Sabio; Universidad Antonio de
Nebrija; Universidad Camilo José Cela; Universidad de Mondragón;
Universidad Europea de Madrid; Universidad Europea Miguel de Cervantes;
Universidad IE de Segovia y Universidad Internacional de Catalunya
Otras cinco universidades no pertenecen al foro, dos por ser de
titularidad pública: Universidad Oberta de Catalunya y Universidad de Vic. Y
otras tres por su reciente creación: Universidad de Tecnología y Empresa,
Universidad Internacional de La Rioja y Universidad Internacional
Valenciana.
Todas estas universidades(7) tienen un compromiso y una
responsabilidad con la sociedad, que se plasma en facilitar el acceso de los
ciudadanos a la Enseñanza Superior a lo largo de toda su vida, colaborar
con las distintas autoridades y profesiones para mejorar el nivel académico
y técnico de los egresados, en el convencimiento de que, cuando nuestros
estudiantes tienen éxito, el país prospera y la sociedad se beneficia.
6
7
El Foro Emilia Pardo Bazán agrupa a casi todas las universidades de titularidad privada (22 de 27) y
toma su nombre de la primera mujer que accede a una cátedra de literaturas neolatinas en la
Universidad Central de Madrid, porque representa un homenaje al cambio social e institucional que
supuso. Este cambio es el que se espera de los beneficiosos efectos de la competencia ente todas las
universidades del sistema universitario español.
Tomado del documento constitutivo del Foro Emilia Pardo Bazán
Los índices de incorporación con éxito al mercado de trabajo de los
egresados en estas universidades y su presencia en los diferentes foros de
antiguos alumnos son un claro exponente de su adaptación a las
necesidades actuales de formación de los titulados universitarios.
Para interpretar en su contexto la acción de las universidades
privadas en España conviene mencionar algunos de sus magnitudes más
relevantes8.
Alumnos de nuevo ingreso en primer curso (2008-2009): 17.691. El
96,54% de estos alumnos pudieron acceder a la titulación que figuraba para
ellos como primera opción. El 56,81% de estos alumnos eran mujeres. En
ese mismo curso, se graduaron en las universidades privadas 17.796
alumnos.
Alumnos matriculados en 1º y 2º ciclo, y en grados (2008-2009):
80.386. Distribuidos entre los siguientes estudios: Artes y Humanidades
(2,96%), Ciencias sociales y jurídicas (52,07%), Ciencias (2,35%), Ciencias
de la Salud (19,47%) e Ingeniería y Arquitectura (23,15%). El 54,94% de
estos alumnos eran mujeres.
Organizaciones que ofertan prácticas a alumnos de universidades
privadas: 5.883 empresas privadas y 1.343 organismos públicos.
Alumnos de universidades privadas que han participado en el
programa Erasmus: 1.773.
Alumnos matriculados en programas de postgrado: 19.417.
Distribuidos entre las siguientes modalidades: Máster oficial (33,18%),
Doctorado (16,9%), Máster propio (20,35%), Especialista (17,28%) y
Experto (6,09%).
Personas que prestan servicios en las universidades privadas
españolas: 10.075. Distribuidos entre: personal docente e investigador
(6.589) y personal de administración y servicios (3.486).
Bibliotecas: 53, con 4.231.670 libros, 69.451 revistas y 180.346
revistas electrónicas.
Ventas correspondientes al año 2008: 604.459.614,67€ para unos
ingresos totales de 715.562.561,39€.
Inversiones realizadas en 2008: 170.316.259,39€.
Gastos
destinados
56.827.834,55€.
8
a
la
actividad
investigadora
básica:
Datos correspondientes al año 2008. Fuente: Conferencia de Rectores de Universidades Españolas
(2010): La Universidad española en cifras.
Gastos
destinados
84.511.731,32€.
a
la
actividad
investigadora
aplicada:
Tesis leídas: 389.
Evolución de los alumnos de las Universidades Privadas de la
Comunidad de Madrid.
14.000
12.000
10.000
11.787
9.668
9.827
9.906
10.035
9.937
9.191
8.000
7.643
8.158
8.312
7.540
6.000
9.956
9.854
6.207
7.687
7.831
6.136
6.256
6.604
6.895
5.203
3.844
4.000
2.130
2.000
2.461
2.182
2.656
1.448
1.411
2007-08
2008-09
1.685
1.225
3.103
2.724
2.817
2.968
1.961
0
2006-07
2009-10
Alfons o X El Sabio
Antonio de Nebrija
Cam ilo José Cela
F. de Vitoria
Pontificia de Com illas
San Pablo - CEU
2010-11
Europea de Madrid
5. Dos diferencias fundamentales por la titularidad de las
universidades
Hay, al menos, dos diferencias fundamentales en el gobierno y el
control de las universidades privadas y las universidades públicas de
España. Comprender su especificidad nos ayudará a conocer mejor el papel
actual y futuro de las universidades privadas en el sistema universitario y
en la sociedad española.
5.1 Las libertades básicas
La primera diferencia es que las universidades privadas gozan de tres
libertades básicas, deseables (bajo diversas fórmulas) para cualquier
institución universitaria:
-
-
Libertad en la selección de alumnos (para poder elegir a los
mejores mediante criterios objetivos de mérito, o a los que mejor
aprovecharían su sistema de enseñanza e investigación).
Libertad en la selección de su profesorado, para poder formar
equipos coherentes y altamente cualificados que faciliten la
especialización, la investigación y la docencia en los campos
elegidos por la universidad.
Libertad en la elección de las fuentes de financiación que la
Universidad considera relevantes para intentar preservar siempre
su autonomía e independencia. El análisis serio y profundo de las
fuentes de financiación de las universidades será determinante
para prever el desarrollo futuro de nuestro sistema universitario.
A estas tres libertades se añade la capacidad de los titulares de las
universidades privadas para designar a sus órganos de dirección y
establecer los sistemas de control académico y económico.
5.2 El “mercado imperfecto”
Las universidades privadas están tan sometidas como las públicas a
dos sistemas de control públicos complementarios, pero el efecto sobre las
primeras adquiere matices propios.
Estos sistemas de control públicos, o ajenos a la institución, en las
sociedades y economías abiertas los podríamos agrupar en dos amplias
categorías:


Los sistemas de control administrativos que establecen las
administraciones públicas o las agencias de calificación.
El control que establece la libre concurrencia en los mercados
competitivos.
Tenemos, por tanto, en la primera categoría el sistema de control
administrativo y en la segunda el sistema de control del mercado. Hagamos
una breve referencia a cómo funcionan estos sistemas de control en el caso
español.
El sistema de control administrativo y político está representado por
la legislación del Estado, por las actuaciones de la Agencia Nacional de
Evaluación y Acreditación (ANECA), por las normas y procedimientos de las
Consejerías de Educación o de Universidades de las Comunidades
Autónomas, por las agencias autonómicas en algunas Comunidades y por la
trasposición de directivas europeas.
Cabe añadir además que el ordenamiento legal no siempre es neutro.
En estos meses se ha mantenido un interesante debate público sobre el
supuesto trato de favor que reciben algunas macro-universidades públicas a
través de la legislación y de las actuaciones administrativas.
El otro sistema de “control” determinante para el buen
funcionamiento de organizaciones complejas es el mercado. En los últimos
años, este sistema de posicionamiento y control de las universidades se ha
caracterizado por un mercado muy competitivo de “competencia
imperfecta” como se define en Economía. La competencia es imperfecta ya
que las privadas obtienen más del 80% de sus ingresos a través de las
matrículas de los estudiantes. Éstos pueden acceder igualmente a las
universidades públicas, que obtienen en concepto de matrículas de los
estudiantes un 20% de sus ingresos totales. La proporción entre públicas y
privadas es inversa, desde este punto de vista.
Las diferencias en la actuación y percepción de estos sistemas de
control son fundamentales, pues juegan a favor de unas universidades u
otras según la opinión de cada observador. ¿Qué universidades salen
beneficiadas?
En nuestra opinión, salen beneficiadas las universidades privadas, ya
que, para mejorar la calidad, los sistemas de control del mercado son
mucho más estimulantes que los sistemas de control administrativo, más
focalizados en la definición de los mínimos comunes que deben cumplir
todas las universidades.
Estas dos diferencias fundamentales, de la actuación de los sistemas
de control y del mercado, suponen un gran reto para las universidades
privadas, pues se ven obligadas a presentar de una manera muy explícita y
atractiva su propia propuesta de valor, para convertirse en una opción
preferente a pesar de la desigualdad en el importe de las matrículas.
Adelantemos algunas preguntas más para resaltar las dos diferencias.
¿Se puede competir en un mismo mercado con productos equivalentes
cuando unos competidores pueden ofrecer a 1.000 euros, lo que otros
competidores deben vender a un precio entre cinco y diez veces superior a
consumidores que tienen ese poder adquisitivo?
Si los compradores realizan un análisis racional, ¿pueden ser
equivalentes los estándares de calidad de la formación, conducente a un
mismo título, cuando en unas universidades se cobra diez veces más que en
otras? Recordemos que las universidades privadas consolidadas tienen nos
sistemas de becas que permiten a los candidatos sin recursos económicos
suficientes estudiar en estas universidades con un coste igual o inferior al
de la Universidad pública.
Antes de iniciar un debate sobre estas diferencias y estas preguntas,
veamos esquemáticamente qué características se atribuyen las
universidades privadas para justificar su necesidad en el sistema
universitario español del siglo XXI.
6. Propuestas de valor de las Universidades Privadas
Estas universidades son mayoritariamente jóvenes, con la excepción,
como ya dijimos, de las cuatro Universidades de la Iglesia conocidas como
Concordatarias: Deusto, Comillas, Pontificia de Salamanca y Navarra, y de
las de más de larga experiencia por proceder de la transformación de
colegios universitarios como es el caso de algunos centros de la Ramon Llull
o del CEU. Estas universidades de titularidad no pública añaden nuevas
propuestas de valor al sistema universitario español, que, en nuestra
opinión va a favorecer a toda la sociedad española del siglo XXI por sus
significativas aportaciones:










Proporcionar un servicio público sin coste para el Estado.
Demostrar una gran eficiencia en el uso de los recursos.
Haber mostrado flexibilidad y rapidez para adaptarse al Espacio
Europeo de Educación Superior.
Mostrar un gran interés por la calidad docente y ser muy activos
en innovación pedagógica.
Promover la igualdad de oportunidades mediante un sistema de
becas que equilibra el coste para el alumno entre la Universidad
Pública y la Privada.
Dirigir la formación de sus graduados hacia la internacionalización
y la competencia en un mercado global.
Vincular la investigación a la utilización productiva y a la
generación de conocimientos para las distintas profesiones.
Facilitar la formación de élites académicas y profesionales
mediante la selección efectiva de alumnos y profesores en
contextos de alto rendimiento.
Mantener canales privilegiados con las empresas e instituciones de
su entorno para aportarles valor y facilitar la incorporación de sus
egresados al mercado de trabajo.
Ser muy capaces de competir en un mercado imperfecto.
La demostración empírica de que estas aportaciones son reales y
constituyen, por lo tanto, las características distintivas de las universidades
privadas y de la Iglesia Católica, a través del valor de sus propuestas para
la sociedad española actual, aún no se ha producido por carecer de
instrumentos de medida y por la juventud de la mayoría. Sin embargo, las
Universidades Privadas con más de 15 o 20 años de trayectoria académica
parecen estar cumpliendo eficazmente con todas las propuestas de valor
antedichas.
Es necesario recordar que estas universidades estuvieron prohibidas
durante décadas hasta que, en 1992, el gobierno del partido socialista
decidió autorizarlas bajo unas condiciones restrictivas que han ido
mejorando en años sucesivos. Las universidades privadas tienen ahora su
encaje en el ordenamiento jurídico porque la Constitución Española
consagra el derecho de todos los españoles a la educación y también la
libertad de enseñanza y de creación de centros. Estos derechos
fundamentales deben ser respetados y protegidos por los poderes públicos
en todos los niveles educativos, pero los evidentes beneficios que las
universidades privadas aportan para la economía y la sociedad española
haría deseable el estímulo y potenciación de sus propuestas de valor.
7. Conclusiones
Las universidades privadas (junto con el resto del sistema de
Educación superior) están llamadas a aportar un valor decisivo en el
proyecto compartido de consolidar y mejorar la posición de España en el
concierto internacional, a través de la formación y el conocimiento. Para
estar en condiciones de prestar este servicio a la sociedad en términos
excelentes, pueden apoyarse sobre todo en sus cuatro fortalezas:
1. Las universidades privadas no reciben ayudas del sector público para
la docencia y son capaces de establecer sus propias fuentes de
financiación (matrículas, ayudas empresariales, prestación de
servicios, convocatorias competitivas y donaciones).
2. Las universidades privadas tienen una buena capacidad de gobierno y
de gestión interna para establecer sus estrategias, definir objetivos y
ofrecer resultados.
3. Las universidades privadas han generado una auténtica capacidad
competitiva en el mercado nacional, como demuestra el hecho de que
han aumentado su cuota de mercado en España en un 0,5% anual,
durante los últimos diez años y siguen haciéndolo en la actualidad.
4. Las universidades privadas y de la Iglesia Católica pueden
protagonizar un auténtico proceso de diferenciación entre las
instituciones universitarias.
Si este diagnóstico reflejara la realidad del conjunto de las
universidades privadas, se podría afirmar que su papel va a ser
determinante en la evolución del sistema universitario español. No
obstante, sin disponer todavía de datos objetivos, se puede afirmar que la
evolución de cada universidad es diferente por lo que definir su papel como
colectivo requeriría un complejo proceso de análisis empírico que puede ser
objeto de futuras investigaciones.
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