Contencioso-Administrativa Recurso contencioso

Anuncio
Jurisdicción: Contencioso-Administrativa
Recurso contencioso-administrativo núm. 770/2004.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Daniel Ruiz Ballesteros
TRIBUTOS-GESTION: Actuaciones de comprobación de los órganos de gestión: facultades
de comprobación de los órganos de gestión: examen de la normativa aplicable: limitaciones:
examen de la documentación contable; liquidación basada en el examen de los datos y
antecedentes que obran en poder de la Administración y en los documentos aportados por
el interesado, en la que se rechaza la deducción de determinados gastos por considerarlos
insuficientemente acreditados: competencia de los órganos de gestión.
IMPUESTO SOBRE LA RENTA DE LAS PERSONAS FISICAS (Desde 1999, Común y
Foral): Base imponible: rendimientos del capital inmobiliario: gastos deducibles: tributos y
recargos no estatales: falta de acreditación suficiente de la relación del tributo con el
inmueble productor del rendimiento: deducción improcedente; rendimientos de actividades
económicas: determinación de ingresos correspondientes a ventas de tabaco conforme a
datos certificados por SAT adquirente: procedencia.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ Extremadura estima en parte el recurso
contencioso-administrativo interpuesto contra Resolución del TEAR Extremadura, de 2903-2004, desestimatoria de reclamación económico-administrativa interpuesta contra
liquidación girada en concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, ejercicio
2000.
En Cáceres a veinte de noviembre de dos mil seis.Visto el recurso Contencioso-Administrativo núm. 770 de 2004, promovido por la
Procuradora Sra. Garrido Simón, en nombre y representación de DOÑA Cecilia, siendo
demandada la Administración General del Estado, representado por el Sr. Abogado del
Estado; recurso que versa sobre: Resolución de 29 de marzo de 2004 del Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Extremadura. Reclamación NUM000 y NUM001
acumuladas sobre IRPF.
CUANTIA: 19.183,16 euros.ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO Por la parte actora se presentó escrito mediante el cual interesaba se tuviera
por interpuesto recurso Contencioso-Administrativo contra el acto que ha quedado
reflejado en el encabezamiento de esta sentencia.SEGUNDO Seguido que fue el recurso por sus trámites, se entrego el expediente
administrativo a la representación de la parte actora para que formulara la demanda, lo que
hizo seguidamente dentro del plazo, sentando los hechos y fundamentos de derecho que
estimó pertinentes y terminando suplicando se dictara una sentencia por la que se estime el
recurso, con imposición de costas a la demandada; dado traslado de la demanda a la parte
demandada de la Administración para que la contestase, evacuó dicho trámite interesando
se dictara una sentencia desestimatoria del recurso, con imposición de costas a la parte
actora.TERCERO Recibido el recurso a prueba, se admitieron y practicaron todas las propuestas,
obrando en los ramos separados de las partes, declarándose concluso este período, se pasó
al de conclusiones, donde las partes evacuaron por su orden interesando cada una de ellas
se dictara sentencia de conformidad a lo solicitado en el suplico de sus escritos de
demanda y de contestación a la misma, señalándose seguidamente día para la votación y
fallo del presente recurso, que se llevó a efecto en el fijado.CUARTO En la tramitación del presente recurso se han observado las prescripciones
legales;
Siendo Ponente para este trámite el Ilmo. Sr. Magistrado Don Daniel Ruiz Ballesteros.FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO La demandante Doña Cecilia formula recurso Contencioso-Administrativo contra
la Resolución del Tribunal Económico-Administrativo Regional de Extremadura, de fecha 29
de marzo de 2004, dictada en las reclamaciones económico-administrativas números
NUM000 y NUM001, acumuladas, que desestima la reclamación interpuesta contra la
Liquidación Provisional practicada por la Dependencia de Gestión Tributaria de la
Delegación de Cáceres de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, por el Impuesto
sobre la Renta de las Personas Físicas, ejercicio 2000, así como contra el Acuerdo
sancionador anudado a la Liquidación Provisional impugnada. La parte actora solicita la
declaración de nulidad de la Resolución del Tribunal Económico-Administrativo Regional de
Extremadura. La Administración General del Estado se opone a las pretensiones de la parte
actora con base a las consideraciones que obran en su escrito de contestación.
SEGUNDO La primera cuestión suscitada por la parte actora se refiere a la competencia
de los órganos de gestión para dictar la Liquidación Provisional que ha sido confirmada por
el Tribunal Económico-Administrativo Regional de Extremadura. Sobre esta cuestión
debemos comenzar señalando que las sucesivas reforma que se han ido realizando de la Ley
230/63, de 28 de diciembre (RCL 1963, 2490), General Tributaria, aplicable al supuesto de
autos, han sido para dar mayores competencias a los órganos de gestión. La reforma
efectuada por Ley 25/95, de 20 de julio (RCL 1995, 2178, 2787), de modificación parcial
de la Ley General Tributaria, culmina el ciclo de consolidación de la función comprobadora
de los órganos de gestión, al establecer en el artículo 121 que «La Administración tributaria
no está obligada a ajustar las liquidaciones a los datos consignados en sus declaraciones por
los sujetos pasivos. La Administración tributaria podrá dictar liquidaciones provisionales de
oficio, en los términos que se describen en el art. 123 de esta Ley, tras efectuar, en su
caso, actuaciones de comprobación abreviada». Por su parte, el artículo 123 dispone que
«La Administración tributaria podrá dictar liquidaciones provisionales de oficio de acuerdo
con los datos consignados en las declaraciones tributarias y los justificantes de los mismos
presentados con la declaración o requeridos al efecto. De igual manera podrá dictar
liquidaciones provisionales de oficio cuando los elementos de prueba que obren en su poder
pongan de manifiesto la realización del hecho imponible, la existencia de elementos del
mismo que no hayan sido declarados o la existencia de elementos determinantes de la
cuantía de la deuda tributaria distintos a los declarados. Asimismo, se dictarán
liquidaciones provisionales de oficio cuando, con ocasión de la práctica de devoluciones
tributarias, el importe de la devolución efectuada por la Administración tributaria no
coincida con el solicitado por el sujeto pasivo, siempre que concurran las circunstancias
previstas en el párrafo primero o se disponga de los elementos de prueba a que se refiere
el párrafo segundo de este apartado. Para practicar tales liquidaciones la Administración
tributaria podrá efectuar las actuaciones de comprobación abreviada que sean necesarias,
sin que en ningún caso se puedan extender al examen de la documentación contable de
actividades empresariales o profesionales. No obstante lo anterior, en el supuesto de
devoluciones tributarias, el sujeto pasivo deberá exhibir, si fuera requerido para ello, los
registros y documentos establecidos por las normas tributarias, al objeto de que la
Administración tributaria pueda constatar si los datos declarados coinciden con los que
figuran en los registros y documentos de referencia». De lo anterior resulta que las
liquidaciones provisionales de oficio y las actividades de comprobación no son ya funciones
exclusivas de los órganos inspectores. Bien al contrario, el que los artículos 121 y 123 hagan
referencia de modo genérico a la Administración Tributaria, sin mención explícita a ningún
órgano de ésta, revela que el destinatario de sus prescripciones es la Agencia Estatal de la
Administración Tributaria, comprendiendo a los órganos de gestión, siempre con la
limitación, respecto de la función comprobadora de tales órganos, del examen de la
documentación contable. Esta es, por lo demás, la línea seguida por la Ley 40/98, de 9 de
diciembre (RCL 1998, 2866), del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y otras
Normas Tributarias, contenida en el artículo 84, 1 que atribuye expresamente a los órganos
de gestión tributaria la posibilidad de dictar las Liquidaciones Provisionales que procedan
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 123 de la Ley General Tributaria. En el
presente caso, la Liquidación Provisional se gira por los órganos de gestión a la vista de los
datos declarados y los justificantes de los mismos, presentados por el contribuyente con la
declaración o conforme al requerimiento efectuado por la Administración Tributaria, a los
que se incorporan los antecedentes de que dispone la Administración de los que se deduce
la existencia de rentas determinantes de la obligación de declarar o que no se hayan
incluido en las declaraciones presentadas. Los órganos de gestión han girado la Liquidación
Provisional con respeto a los términos de los artículos 121 y 123, al basarse en el examen de
los datos y antecedentes en su poder y los documentos aportados por el interesado, a fin
de corroborar la justificación formal de los gastos declarados, pudiendo rebatir la
calificación jurídica otorgada por el obligado tributario. Los órganos de gestión se limitaron
a suprimir los gastos deducibles declarados por el contribuyente al no estimarlos
suficientemente justificados y aumentar la base imponible en aquellos aspectos donde la
base declarada por el obligado tributario no coincidía con los antecedentes obrantes en la
Administración, al igual que ocurría con las retenciones e ingresos a cuenta de los
rendimientos de la actividad económica, no cuestionando la veracidad de los hechos
documentados que hubiera exigido una actuación inspectora y sin exceder los límites del
artículo 123, en coincidencia con lo expuesto por el T.E.A.R. de Extremadura en el
fundamento jurídico tercero de su Resolución. Los órganos de gestión se basaron en
criterios estrictamente jurídicos o en una crítica puramente formal de la acreditación
documental del gasto, es decir, se mantuvieron dentro de los límites del procedimiento de
comprobación abreviada de los datos e informaciones que obraban en poder de la
Administración Tributaria, con el objeto de girar Liquidaciones Provisionales de oficio,
facilitando en la práctica la realización de controles masivos tanto de las declaraciones
presentadas por los contribuyentes, como de los datos existentes en las bases de datos
facilitados por terceros, y de la que las facultades conferidas en el artículo 84 de la Ley
40/98 que representa una particularización en el ámbito de un tributo específico.
TERCERO El seg El segundo de los motivos aducidos en apoyo de la pretensión revocatoria
de la resolución impugnada es también de carácter formal en cuanto, se aduce, que la
Liquidación Provisional practicada por la Administración Tributaria carece de motivación. El
artículo 124 de la Ley General Tributaria (RCL 1963, 2490) exige que las liquidaciones
tributarias han de ser notificadas a los sujetos pasivos con expresión de los elementos
esenciales en que se basan, precisando que cuando supongan un aumento de la base
imponible respecto de la declarada por el interesado, la notificación deberá expresar de
forma concreta los hechos y elementos que la motivan. La referida exigencia de motivación
ha de ponerse en relación con la establecida con carácter general en el artículo 54 de la
Ley 30/92, de 26 de noviembre (RCL 1992, 2512, 2775 y RCL 1993, 246), de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, que
exige que los actos serán motivados, con sucinta referencia de hechos y fundamentos de
derecho. A la vista de esa exigencia legal ha declarado el Tribunal Supremo que «la
motivación no significa, sin embargo, un razonamiento exhaustivo y detallado, pero tampoco
una fórmula convencional y meramente ritual, sino al especificación de la causa, esto es, la
adecuación del acto al fin previsto; por ello, para cumplir este requisito formal, se precisa
la fijación de los hechos determinantes, su subsunción en la norma y una especificación
sucinta de las razones por las que de ésta se deduce y resulta adecuada la resolución
adoptada» (STS de 10 de marzo de 2003 [RJ 2003, 2786]). La motivación es necesaria
para el debido conocimiento de las razones de la decisión administrativa por los interesados
en términos que haga posible la defensa de sus derechos e intereses, y que debe darse la
misma en cada caso con la amplitud necesaria para tal fin, pues sólo así puede el interesado
alegar después cuanto convenga para su defensa.
Teniendo en cuenta la doctrina expuesta no cabe acoger el motivo que se aduce en la
demanda al respecto porque, como ya dijimos, en el presente caso no se limitó la
Administración Tributaria a una mera marca con asterisco de las discrepancias que
motivaban la liquidación opuesta, sino que en la notificación de la misma, y en el apartado
denominado precisamente motivación, se hace constar, cuando menos, una somera pero
suficiente referencia a los hechos que motivaban la discrepancia y los efectos que ello
suponía, con cita expresa de los preceptos; y ello debe entenderse suficiente a los efectos
de la exigencia formal, como, por lo demás, se ha constatado por la misma actuación de la
parte actora que no ha tenido dificultad alguna en articular su defensa contra el actuar
administrativo con pleno conocimiento de los motivos en que se centraba la actuación
administrativa que se impugna. Y ello es relevante a los efectos del debate porque la
motivación, como exigencia formal de los actos administrativos, afecta como regla general
a la eficacia de los actos por la anulabilidad, conforme a lo dispuesto en el artículo 63 de la
Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común (RCL 1992, 2512, 2775 y RCL 1993, 246), que, sabido es, sólo afecta
a esa eficacia cuando el defecto de forma cause indefensión al interesado o impida al acto
alcanzar su fin; indefensión que manifiestamente no se aprecia en el caso de autos en que el
recurrente ha podido, desde el primer momento, articular su defensa con pleno
conocimiento de las razones en que se basaba la Administración para proceder a practicar
la nueva Liquidación.
CUARTO La parte actora alega que los gastos deducibles declarados son aplicables al
quedar suficientemente justificados en la documentación aportada. La Administración
Tributaria rechaza los gastos deducibles al considerar que no son gastos necesarios para la
obtención de los rendimientos del capital inmobiliario. La tesis de la Administración
Tributaria se basa en que la parte demandante aporta numerosa y variada documentación
que prueba la realización de distintos gastos, cuestión distinta es que dicho gastos hayan
sido necesarios para la obtención de rendimientos del capital inmobiliario. En efecto, la
parte justifica partidas que o bien no guardan relación con los rendimientos del capital
inmobiliario o bien aunque pudieran tener vinculación con este tipo de rendimientos la parte
no acredita que así haya sido. Dentro de un proceso judicial, a la vista de las posiciones
contrarias que mantienen las partes litigantes sobre la posibilidad de deducción o no de
determinados gastos, debemos partir de la doctrina que considera que a las partes
corresponde la iniciativa de la prueba, rigiendo el principio civil de que el que afirma es el
que debe probar los hechos, de acuerdo con al artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
(RCL 2000, 34, 962), que establece que incumbe a la parte actora la carga de probar la
certeza de los hechos de los que se desprenda el efecto jurídico correspondiente a las
pretensiones de la demanda, y al demandado la carga de probar los hechos extintivos o
impeditivos de las pretensiones deducidas en la demanda, de tal forma que sobre el
demandante recae la carga de probar los hechos en los que fundamenta su demanda, lo que
nos conduce a rechazar ?con la excepción que luego se dirá? la pretensión de la parte
recurrente puesto que nada ha probado sobre la vinculación y necesariedad de los gastos
que presenta en relación con los rendimientos del capital inmobiliario, existiendo en el
expediente administrativo no sólo la motivación contenida en la Liquidación Provisional sino
también un detallado informe del Jefe de Sección que valora individualmente cada una de
las partidas incluidas por la parte demandante y rechaza su inclusión como gasto deducible,
motivación que ante la falta de prueba imputable a la parte actora es aceptada por esta
Sala de Justicia. La conclusión es que desde el inicio de las actuaciones es requerido el
obligado tributario para que presente justificantes de los gastos deducibles de los
rendimientos del capital inmobiliario, aportando ?como dice el informe del Jefe de Sección
que obra en el expediente administrativo? facturas y otros documentos, tengan o no
trascendencia tributaria, siendo imposible discernir cuales corresponden a los gastos
declarados. No obstante, el Jefe de Sección valora los documentos aportados y motiva que
no pueden considerarse necesarios para la obtención de ingresos. Así pues, lo que se
discute es que esos gastos tengan conexión con los ingresos obtenidos y que sean
necesarios para la obtención de rendimientos, y ello no se ha probado.
Únicamente procede admitir dos partidas de gastos deducibles, y ello fundamentalmente
con base en los criterios mantenidos por la propia Administración Tributaria en las
Liquidaciones Provisionales correspondientes al Impuesto sobre la Renta de las Personas
Físicas, ejercicios 2001 y 2002. En efecto, la actuación comprobatoria sometida al control
jurisdiccional se refiere al ejercicio 2000, rechazando la Administración Tributaria todos
los gastos deducibles aplicados por la parte al no acreditarse su relación con los
rendimientos del capital inmobiliario. Sin embargo, en las Liquidaciones de los ejercicios
2001 y 2002, es la propia Administración la que considera deducibles los gastos financieros
derivados del contrato de préstamo NUM002 concertado con la entidad «Caja Duero», por
lo que procede incluir dichos gastos en el ejercicio 2000.
Y lo mismo sucede respecto a los tributos abonados por la parte en relación a los bienes
inmuebles productores de rendimientos. Ahora bien, en este apartado, nuevamente
tenemos que estar a los gastos que la Administración acepta en la Liquidación
correspondiente al ejercicio 2002, sin que puedan incluirse todos los tributos que aparecen
en la documentación aportada por la parte actora al no probarse que se refieran
necesariamente a los inmuebles productores de rendimientos. Al igual que hemos señalado
en anteriores sentencias de esta Sala de Justicia no es posible impugnar la Liquidación
practicada por la Administración sin concretar los aspectos objeto de discusión o aportar
una prueba documental sin individualizar su contenido en relación al concreto acto
administrativo impugnado, ya que corresponde a la parte alegar y fundamentar de manera
concreta los gastos que la Administración no ha tenido en cuenta. Al no hacerlo así, no es
posible estimar las pretensiones de impugnación ejercitadas por la actora y prevalece la
valoración efectuada por el órgano de gestión en el año 2002 y que resulta aplicable al
ejercicio 2000. Corresponde a la parte demandante la carga de alegar los hechos y
fundamentos en los que basa su pretensión impugnatoria, y visto que la actora no concreta
cuales son los recibos de los tributos que se refieren a los bienes inmuebles arrendados, no
es posible estimar que todos ellos son gastos derivados de dichos inmuebles ante la
variedad de tipo de fincas, lugares, denominaciones y titularidad que no puede ser
modificada por las alegaciones genéricas de la recurrente. Este Tribunal está obligado a
desenvolver su actuación jurisdiccional conforme a los motivos de impugnación expuestos, y
en lo que se refiere a los tributos que puedan ser gastos deducibles, no puede entrar a
examinar uno por uno cada uno de los recibos que se aportan sin individualizar por la actora,
no siendo válida una alegación indeterminada sobre su consideración genérica de gastos
deducibles, eso es precisamente lo que rechazó la Administración Tributaria. La parte
debería haber concretado a que corresponde cada recibo y haber acreditado sin género de
dudas que cada uno de los recibos se refiere a los bienes inmuebles que producen
rendimientos, puesto que el enjuiciamiento del acto administrativo tiene que realizarse
conforme a las pretensiones formuladas por las partes y las alegaciones deducidas en vía
jurisdiccional para fundamentar el recurso Contencioso-Administrativo, conforme a la
disposición específica contenida en el artículos 33, 1 de la Ley 29/98, de 13 de julio (RCL
1998, 1741), reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. Todo ello, nos
conduce a estimar parcialmente la pretensión formulada por la actora y aceptar únicamente
como gastos deducibles los tributos que la Administración acepta en la Liquidación
correspondiente al año 2002, que hayan sido abonados en el año 2000, al ser los únicos de
los que existe prueba de su necesariedad para la obtención de rendimientos derivados del
capital inmobiliario.
QUINTO El siguiente aspecto versa sobre la imputación de rendimientos de actividades
económicas, surgiendo la discrepancia en atención a que la Administración imputa los
ingresos correspondientes a las ventas del tabaco de la campaña 2000, conforme a los
datos certificados por la «Sociedad Agraria de Transformación número 9.320,
Asociaciones Agrupadas TAB», que declaró los datos del I.R.P.F. del año 2000 a los
herederos de Ramón y no a las entidades «Explotaciones Agrícolas Norte de Cáceres, S.L».
y «Agrícola Obispalia, S.L»., a las que la parte imputa los rendimientos de esta actividad
económica. En relación a ello, coincide la Sala con el criterio de la Administración puesto
que los órganos de gestión parten de los datos y antecedentes obrantes en la propia
Agencia Tributaria, en este caso, de los datos fiscales y retenciones practicadas por un
tercero, la entidad «Asociaciones Agrupadas TAB» que imputó los ingresos a los herederos
de Don Ramón y no a las sociedades, y ello debido a que estas sociedades no eran las
titulares de la cuota de producción, según se certifica por la propia Sociedad Agraria de
Transformación y conforme a la normativa comunitaria y estatal que era aplicable. Es por
ello que no podemos desconocer los datos fiscales certificados por un tercero y que no
quedan desvirtuados por la imputación pretendida por la parte, partiendo la Administración
de los datos obrantes en su poder que no quedan sin efecto por la decisión de la parte de
imputar esos ingresos a la persona jurídica pues ello no se corresponde con lo certificado
por la Sociedad Agraria de Transformación, ello con independencia de los efectos que
pudiera tener este pronunciamiento de la Administración Tributaria en el Impuesto sobre
Sociedades.
Por último, a la vista de las alegaciones efectuadas por la parte actora y lo certificado por
la Dependencia de Gestión Tributaria durante el período probatorio, deberá aplicarse a los
rendimientos derivados de la actividad de recogida de corcho el índice correcto del 0,13,
puesto que en el momento de la comprobación de los rendimientos de actividades por parte
de los órganos de Gestión Tributaria debe examinarse la totalidad de los hechos y la
calificación realizada por el contribuyente, corrigiendo el índice aplicado a la actividad de
recogida de corcho en caso de no ser el correcto.
SEXTO No formula la parte actora ninguna alegación contra la decisión sancionadora, ni
tampoco aduce nada contra los argumentos utilizados en la Resolución del Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Extremadura para desestimar la reclamación
económico-administrativa interpuesta contra la sanción que dedica gran parte de su
fundamentación a confirmar la sanción impuesta, por lo que habremos de confirmarla, pero
no en todos sus extremos, dado que el importe final de la sanción dependerá del importe
que resulte de la nueva Liquidación que ha de girarse. En consecuencia, deberá la
Administración Tributaria deducir de la cantidad sobre la que se calcula la sanción la parte
correspondiente de los gastos deducibles de los rendimientos del capital inmobiliario que
han sido estimados en la presente resolución, y en su virtud, reducir la sanción impuesta en
atención a esa minoración de la cuota que sirve de base para la imposición de la sanción.
SÉPTIMO No se aprecian temeridad o mala fe a los efectos de una concreta imposición de
costas a ninguna de las partes de conformidad con lo prevenido en el artículo 139, 1 de la
Ley 29/98, de 13 de julio (RCL 1998, 1741), reguladora de la Jurisdicción ContenciosoAdministrativa.
VISTOS los artículos citados y demás preceptos de pertinente y general aplicación, EN
NOMBRE DE SM EL REY, por la potestad que nos confiere la CONSTITUCIÓN
ESPAÑOLA,
FALLAMOS
Que estimando parcialmente el recurso Contencioso-Administrativo interpuesto por la
Procuradora de los Tribunales Sra. Garrido Simón, en nombre y representación de Doña
Cecilia, contra la Resolución del Tribunal Económico-Administrativo Regional de
Extremadura, de fecha 29 de marzo de 2004, dictada en las reclamaciones económicoadministrativas números NUM000 y NUM001, acumuladas, anulamos la misma
exclusivamente en los aspectos siguientes:
1º Procede la inclusión de gastos deducibles de rendimientos del capital inmobiliario de los
gastos financieros relativos al préstamo NUM002 concertado con la entidad «Caja Duero».
2º Procede la inclusión de gastos deducibles de rendimientos del capital inmobiliario los
tributos abonados en el ejercicio 2000 por los bienes inmuebles arrendados, conforme al
criterio plasmado en la Liquidación Provisional correspondiente al ejercicio 2002.
3º Aplicar el índice del 0,13 al rendimiento neto de la actividad de recogida de corcho.
4º La cuantía de la sanción impuesta tendrá que reducirse en la parte que corresponda.
Se confirma el resto de pronunciamientos contenidos en la Resolución impugnada, debiendo
la Administración Tributaria girar una nueva liquidación que incluya dichos apartados.
Sin hacer especial pronunciamiento respecto a las costas procesales causadas.
Y para que esta sentencia se lleve a puro y debido efecto, una vez alcanzada la firmeza de
la misma, remítase testimonio, junto con el expediente administrativo, al órgano que dictó
la resolución impugnada, que deberá acusar recibo dentro del término de diez días
conforme previene la Ley, y déjese constancia de lo resuelto en el procedimiento.
Así por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y
firmamos.
PUBLICACIÓN.?En la misma fecha fue leída y publicada la anterior resolución por el Ilmo.
Sr./a. Magistrado que la dictó, celebrando Audiencia Pública. Doy fe.
DILIGENCIA: Seguidamente se procede a cumplimentar la notificación de la anterior
resolución. Doy fe.
Descargar