E C O N O M Í A TESIS de MAGÍSTER IInstituto N S T I de T Economía U T O D E DOCUMENTO DE TRABAJO www.economia.puc.cl TESIS DE GRADO MAGISTER EN ECONOMIA Diciembre 2007 PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE INSTITUTO MAGISTER EN DE ECONOMIA ECONOMIA Descripción crítica de los fundamentos de la Curva de Beveridge y de su uso como herramienta de análisis del mercado laboral. Rodrigo Mujica Varas Comisión Claudio Sapelli Arístides Torche Diciembre 2007 Descripción crítica de los fundamentos de la Curva de Beveridge y de su uso como herramienta de análisis del mercado laboral. Rodrigo Mujica Varas Resumen La Curva de Beveridge se define como la relación de equilibrio entre el desempleo y las vacantes, se deriva de una función de emparejamiento o matching que entrega un flujo de contrataciones para cada combinación de las variables mencionadas. En el último tiempo ha sido muy utilizada en el estudio del mercado laboral ya que contiene información esencial sobre el funcionamiento de éste. Dado que no existen datos directos de vacantes, para la estimación de la curva se usa una proxy de ellas construida a partir de los avisos de vacantes de empleo publicados en los periódicos, y la tasa de desempleo. Este trabajo desarrolla una discusión completa al marco teórico en el que se basa la curva, estudia los sesgos que existen en la construcción de este índice y finalmente estima dos versiones de la Curva de Beveridge para Chile durante el período 1986.I-2007.III. A partir de los sesgos presentes en las especificaciones de las vacantes, se obtienen distintas representaciones de la relación vacantes-desempleo según el indicador de vacantes utilizado. La solución a lo anterior es elaborar una encuesta a empresas que permita obtener una serie de vacantes que no presente los problemas de representatividad ni que se vea afectada por factores ajenos al mercado del trabajo y que alteran la medición. Aún así, la Curva de Beveridge no parece ser una herramienta suficiente para el análisis de la totalidad del mercado laboral, pero es un buen acercamiento si ella se estima de forma correcta. Diciembre 2007 3 Índice I. Introducción ……...…………………….…………………………………….…………5 II. Revisión de la literatura ...………………………..………………………………….…8 III. Marco teórico ..………..……………………………………….………………….…14 IV. Índice de vacantes ..……..………………………………………………………..….29 V. Curva de Beveridge para Santiago y Chile: 1986.I-2007.III …..……...……..………45 VI. Conclusiones ...……………………………………………..………………………..54 VII. Bibliografía …...………………………………………………………….…………58 VIII. Apéndice ……..……………………………………………………………………61 IX. Anexos ….………………………………………………………………………..….62 4 I. Introducción Un importante debate se ha generado en torno a la institucionalidad laboral que rige al mercado del trabajo en nuestro país. A principios de año entró en vigencia la Ley de Subcontratación (Ley Nº 20.123) y más tarde se elevó el salario mínimo a $144.000. Así, durante los últimos años, la legislación laboral ha aumentando su impacto sobre dicho mercado, centrando el debate en el papel que ésta deba ejercer. Algunos sectores plantean que esta legislación ha ido aumentando la rigidez del mercado laboral, de manera de que la forma en que interactúan la oferta y demanda de trabajo ha perdido eficiencia. Existe un reconocimiento explícito que la legislación, en particular la laboral, es un componente institucional muy importante en el análisis del comportamiento de este mercado. North (1990) afirma que las instituciones restringen el conjunto de elección de las personas al establecer ciertas limitantes a su interacción económica. Es de esperar que mientras mayor sea la regulación en la legislación laboral, mayor será el grado de desajuste que acompaña al funcionamiento del mercado del trabajo. Mizala y Romaguera (2002) revisan la legislación laboral chilena de las últimas décadas y analizan su impacto sobre el mercado laboral. Este análisis permite concluir que aún no se ha logrado en Chile una legislación laboral legitimada socialmente y que es necesario conjugar mayores grados de flexibilidad laboral. ¿Pero cómo podemos medir flexibilidad laboral? ¿Cuál es la herramienta adecuada? En los últimos años ha tomado una creciente relevancia en el estudio del mercado del trabajo la Curva de Beveridge, ya que contiene información esencial sobre el funcionamiento de éste y de los shocks que le afectan. La curva se define como la relación de largo plazo entre la tasa de vacantes y de desempleo en una economía y nos permite evaluar la capacidad de ajuste del mercado del trabajo. Se ocupan los datos de vacantes y desempleo porque de alguna manera reflejan la demanda y oferta de trabajo. La curva muestra que coexiste un determinado nivel de vacantes con un cierto nivel de desempleo, dado que la obtención de un empleo por parte de un trabajador y la cobertura de una vacante por parte de la empresa requieren de un cierto período de búsqueda, por lo 5 tanto, tiene pendiente negativa y es convexa al origen, además es asintótica a ambas variables para reflejar el hecho de que aún habiendo muchas vacantes van a haber desempleados porque el matching nunca los juntará totalmente, y viceversa. La posición de la curva refleja el grado de desajuste del mercado del trabajo, así, mientras más alejada del origen de los ejes se encuentre implicará un menor ajuste y para cada nivel de vacantes habría mayor desempleo. De igual forma, mientras más cerca del origen se encuentre, el ajuste será mejor, y por lo tanto, más eficiente. Es así como la curva ha sido utilizada en algunos trabajos como indicador del grado de eficiencia del mercado del trabajo y para estudiar como afectan a este mercado distintos tipos de perturbaciones, como los shocks de actividad agregada, shocks sectoriales y shocks de fuerza laboral. Muchos concluyen luego de observar desplazamientos de la curva que el mercado laboral ha perdido eficiencia, que la función de matching ha cambiado, o que las rigideces son un elemento importante en el alza del desempleo, como se planteó para explicar lo sucedido a los países del OECD en los 60s. El problema es que en ningún caso se cuenta con un criterio para definir rigidez de manera cuantitativa, sino que con una lista de síntomas asociados a ella. En nuestro país, Bellani et al (2002) estimaron una Curva de Beveridge estable, concluyendo que los shocks que han afectado al mercado laboral han sido de carácter agregado y no sectoriales, como proponen algunos debido al gran desempleo que se vivió en los 90s y comienzo de la presente década. De manera interna el Banco Central de Chile estima una Curva de Beveridge, que en conjunto a otros indicadores, son tomados en cuenta para la definición de políticas económicas. Pero, ¿es la Curva de Beveridge un marco teórico y/o empírico adecuado para analizar la eficiencia del mercado laboral o el ajuste de éste frente a los distintos shocks que lo afectan? Si no lo fuere, ¿qué implicancias podrían tener la aplicación de dichas políticas?. En base a lo anterior, este trabajo trata de enfocar una discusión y un análisis crítico de la Curva de Beveridge y de su uso como herramienta en el estudio del mercado laboral. Una 6 vez que hayamos dominado completamente lo que hay detrás de ella seremos capaces de obtener conclusiones más definitivas en cuanto a su uso y a lo que nos pueda decir. Varios aspectos no son tomados en cuenta en los trabajos que usan la Curva de Beveridge, como por ejemplo los pro y contra de la construcción teórica, o que hay detrás del hecho de que se relacione vacantes con desempleo y no otras variables. Salvo el trabajo de Abraham (1987), no profundizan en el estudio del índice que se usa como proxy de las vacantes, dejando de lado posibles errores estadísticos o muestrales que pueden llevar a conclusiones erradas. ¿Cuál es la tasa de desempleo adecuada?, etc. Otro aspecto importante es la discusión sobre quién está detrás del desempleo, o si son los mismos grupos de trabajadores los que están desempleados con los empleos que son ofrecidos con los avisos de vacantes en los diarios. ¿Que hay detrás de lo anterior?. La construcción del Índice de Vacantes para Chile, en base a los anuncios de vacantes de empleo publicados en distintos periódicos del país, y su uso para obtener la Curva de Beveridge requiere otra discusión importante. El hecho de que las vacantes publicadas en los periódicos no son representativas y que la probabilidad de que una misma vacante sea publicada en un período de tiempo no sea constante junto a otros problemas llevan a que este índice pueda estar sesgado hacia ciertos tipos de empleos, los cuales pueden no ser los que presenten un mayor nivel de desempleo. En la sección II se resume brevemente los trabajos relacionados a la Curva de Beveridge y sus principales conclusiones. En la sección III se desarrolla el marco teórico con que se construye la Curva de Beveridge a partir de una función de matching o emparejamiento que es usualmente utilizada en la literatura, de esta manera, una vez estudiado los fundamentos de la curva estaremos en condiciones de analizar el sentido de usar dicha relación. En la sección IV se presenta una discusión completa sobre el uso del índice de vacantes como proxy de las vacantes, su construcción, sus sesgos y que debiera esperarse de un buen índice. En lo que sigue se pretende estimar una Curva de Beveridge para la ciudad de Santiago y el total del país con nuevos datos hasta el año 2007, usando dos indicadores distintos para la variable vacantes, una es el índice construido por el Banco 7 Central y la otra es una medida alternativa más básica que se desarrolla en este trabajo a partir de la función de matching teórica, la cual es la tasa de vacantes bruta respecto a la fuerza laboral V/L (usando los datos de vacantes originales que están sin ajustes). El objetivo es comparar los resultados que se obtienen al estimar la curva con las distintas especificaciones de las vacantes. Si podemos validar teórica y empíricamente la Curva de Beveridge y su uso como herramienta de análisis del mercado del trabajo, podremos afirmar que la existencia de un mayor grado de rigidez laboral produce una pérdida de eficiencia en el proceso de emparejamiento entre los desempleados y las vacantes, reflejándose en una curva más alejada del origen y desplazada hacia la derecha. II. Revisión de la literatura El primero en plantear la relación entre el desempleo y las vacantes de empleo fue el economista inglés William Beveridge en “Full Employment in a Free Society” (1944), quien definió esta relación para determinar el grado de redistribución del empleo en el Reino Unido, y así poder determinar cuan lejos estaba la economía del “pleno empleo”1. Posteriormente, esta curva ha sido desarrollada teóricamente como una relación de largo plazo entre ambas variables Lillien (1982) se basa en el hecho de que la Curva de Beveridge permite distinguir cual es el origen de las fluctuaciones en el desempleo para argumentar que el aumento a través del tiempo de la heterogeneidad en las habilidades de la mano de obra y de cambios sectoriales en el sistema productivo resulta en un creciente mismatch entre vacantes y desempleados para los EE.UU., al que correspondería a más de la mitad de las variaciones cíclicas del empleo, generando una relación empírica positiva entre dichas variables. 1 Definiendo pleno empleo como la situación en que las vacantes superan en todo momento al desempleo. 8 Abraham (1987) plantea los primeros problemas en la construcción de la Curva de Beveridge al estudiar los problemas muestrales que tiene el índice de vacantes usado en los Estados Unidos como proxy del nivel de vacantes: el Help-Wanted Index. En su trabajo describe la construcción del índice y muestra evidencia de como ha cambiado la relación entre éste y el desempleo. Luego ajusta el índice por los problemas muestrales encontrados y observa cambios sustanciales en la relación índice-desempleo, por lo que concluye que la relación subyacente entre desempleo y vacantes cambió. Finalmente trata de interpretar el porque de los cambios, para lo cual utiliza un modelo en que se relaciona las vacantes con el desempleo, sin encontrar evidencia concluyente acerca de las fuentes de dicho cambio. Jackman y Roper (1987) proponen una definición de desempleo estructural basada en sus efectos en la tasa de contratación. Comparan esta definición con otras posibles definiciones y examinan la relación entre desempleo estructural y cambios en la Curva de Beveridge. Encuentran un creciente mismatch o desajuste en la industria británica durante los últimos años pero sin que exista un desbalance regional. La evidencia en otros países también sugiere que un incremento del desajuste es la principal causa del crecimiento del desempleo. Más tarde, Jackman, Layard y Pissarides (1989) muestran como datos de vacantes pueden ser usados para interpretar desarrollos en el mercado laboral. Luego de estimar una Curva de Beveridge para Gran Bretaña muestran como ella se ha desplazado hacia la derecha desde mediado de los 60s y como el nivel promedio de vacantes ha caído. En un trabajo realizado sobre catorce países de la OECD durante los años 1970-1988, Jackman, Pissarides y Savouri (1990) introducen un modelo del mercado laboral basado en la relación definida por la Curva de Beveridge, para analizar los aumentos del desempleo y los efectos de las políticas implementadas para enfrentar estos aumentos observados en países de la OECD a principio de los 70s, políticas laborales tales como programas de entrenamiento, subsidios de empleo, etc. Usando este modelo, identifican 9 los principales factores en el cambio de la Curva de Beveridge y encuentran que las políticas laborales tienen un efecto significante en el desempleo. Blanchard y Diamond (1989) proponen a la Curva de Beveridge como herramienta fundamental para el estudio del mercado de trabajo, por sobre la Curva de Phillips, dado que la relación entre vacantes y desempleo contiene información esencial sobre el funcionamiento de este mercado y sobre los shocks que lo afectan. A raíz de la evidencia de Davis y Haltiwanger (1992)2, los autores desarrollan un marco conceptual para pensar en flujos netos en el proceso de matching y en el efecto de shocks sobre las vacantes y el desempleo. Los autores estiman la Curva de Beveridge y a partir de ella derivan trayectorias de largo plazo para concluir que la relación entre vacantes y desempleo es negativa. También concluyen que si bien los cambios sectoriales no tienen efecto en el corto plazo, en el mediano y largo plazo van creciendo en importancia, desplazando la curva hacia fuera. Este trabajo es el punto de referencia de la mayoría de los trabajos sobre el comportamiento de esta curva, utilizan un modelo estándar de desempleo de equilibrio desde una perspectiva de flujos laborales, descomponiendo los movimientos de desempleo y vacantes en la economía estadounidense en términos de tres tipos de shocks: demanda agregada, reasignación y shocks de población activa. En él se trata de capturar la importancia de dichos shocks. Berman (1997), usando un índice de vacantes, estima una función de matching entre vacantes y desempleo3. Nuevos tests revelan una fuerte evidencia a favor de la existencia de heterogeneidad en las vacantes y en el desempleo. Las estimaciones implican que la dinámica del mercado del trabajo absorbe completamente los efectos de los shocks en apenas dos meses, y que, reducciones en la tasa de contratación pueden explicar el aumento de un 2,1% en el desempleo entre 1979 y 1990. Bleakley y Fuhrer (1997) abordan la explicación de los cambios en la Curva de Beveridge durante los 80s y comienzo de los 90s, y, al igual que Blanchard y Diamond 2 3 Obtienen una medida de turnover para luego trabajar con flujos. Dado que la ley israelí lleva un registro de las tasas de vacantes, el autor dispone de datos de gran calidad. 10 (1989), la curva no es tratada como una relación económica fundamental. Con un modelo de matching entre desempleados y vacantes estiman cambios en los flujos del mercado laboral, encontrando un notable aumento en la eficiencia del proceso agregado de emparejamiento durante el período estudiado. También observan caídas significativas en la tasa de crecimiento de la fuerza laboral y en el grado de agitación o churning del mercado laboral. Estos cambios combinados producen desplazamientos en la Curva de Beveridge predichos por la teoría. También plantean que parece razonable que cambios demográficos como el baby boom generation o el aumento de la participación laboral de la mujer hayan producido desplazamientos de la curva, aunque no calzan temporalmente con los cambios observados. Sin embargo, no dan una respuesta al por qué y cómo el desempleo puede hacer un mejor matching con las vacantes y qué es lo que causa la disminución en el grado de churning. Dolado y Gómez (1997) utilizan la metodología desarrollada por Blanchard y Diamond (1989) de los modelos VAR estructurales para analizar y cuantificar el efecto de cada uno de los shocks de actividad, de reasignación y de población activa como factores explicativos de la dinámica del desempleo y las vacantes en España, tanto a nivel agregado como a nivel regional. Encuentran cuatro resultados interesantes. Primero, los shocks de reasignación y los shocks de actividad agregada explican relativamente la variabilidad del desempleo en el largo plazo. A su vez, los shocks de reasignación y en menor medida los de actividad han jugado un papel fundamental en los desplazamientos de la relación entre vacantes y desempleo a nivel agregado. Segundo, existe una fuerte heterogeneidad en el comportamiento a nivel regional. Tercero, encuentran una alta correlación entre el componente de reasignación en la tasa de desempleo y la proporción de desempleados de larga duración. Finalmente, excepto en la evolución a corto plazo del desempleo, no encuentran efectos de shocks en la población activa. Solow (1998) argumenta que la flexibilidad laboral nunca ha sido definida con rigor, pues simplemente se ha tendido a enumerar las posibles fuentes de rigidez, cuando lo que realmente se necesita es un indicador agregado de la rigidez del mercado del trabajo que permitiría analizar los trade-off resultantes de diversas alternativas de política. Para lograr 11 dicho objetivo, Solow propone el uso de la Curva de Beveridge. Esta metodología, aunque permite realizar comparaciones agregadas del grado de rigidez laboral, llevó a Solow a concluir que las diferencias en el desempleo entre países desarrollados no están explicadas por diferencias en la flexibilidad de los mercados de trabajo. A la anterior conclusión se le puede contraponer un argumento: la flexibilidad del mercado del trabajo debe relacionarse con la persistencia del desempleo más que con la magnitud que éste pueda exhibir. El desempleo de corto plazo simplemente refleja las condiciones variables del mercado, mientras que el desempleo de largo plazo es el que refleja fallas en el proceso de ajuste de los mercados. Nickell et al (2001) hacen un análisis empírico del desempleo en los países de la OECD para el período 1960-1990 estudiando cambios en la Curva de Beveridge, los salarios reales y directamente las cifras de desempleo en veinte países. El objetivo es ver si dichas variaciones pueden ser explicados por cambios en las instituciones del mercado laboral, del cual se espera tengan impacto en el desempleo de equilibrio. Sus resultados muestran que la Curva de Beveridge de todos los países excepto Suecia y Noruega se desplazaron hacia la derecha entre los 60s y la primera mitad de los 80s. Luego encuentran dos grupos de países, los que siguieron desplazándose a la derecha y los que su curva comenzó a retroceder. También encuentran evidencia de que estos desplazamientos pueden ser explicados en parte por cambios en la institucionalidad de los mercados laborales, sobre todo si estos cambios afectan el esfuerzo de búsqueda de empleo y la eficiencia del matching. Finalmente encuentran que cambios en las instituciones del mercado laboral pueden explicar cerca del 55 por ciento del aumento del desempleo en Europa durante los 60s y mitad de los 90s. Wall y Zoega (2002) usan datos de panel para estimar la magnitud y la persistencia de los cambios de la Curva de Beveridge agregada para Gran Bretaña y diez regiones de ella. Encuentran que estos cambios coinciden con el ciclo económico más que con cambios sectoriales o regionales. Esto implicaría que la curva no es una buena herramienta para separar los efectos de cambios estructurales con aquellos del ciclo económico. 12 En Chile, Bellani et al (2002) estimaron Curvas de Beveridge en las cinco principales áreas urbanas y para el total del país en el período 1986-2002.II con el objetivo de determinar las fuentes del desempleo, primero a través de la estimación simple de una forma log-lineal y luego a través de un vector de cointegración en base a una especificación que la define. Como la curva se mantiene estable durante el período observado4 concluyen que los shocks que han afectado al mercado del trabajo son de carácter agregados, atribuibles al ciclo económico y no shocks sectoriales. Luego con análisis impulso-respuesta obtienen que innovaciones en las vacantes tienen efecto permanente en el empleo y que las vacantes lideran en un trimestre al PIB y en dos al empleo. Para estimar la Curva de Beveridge construyen un índice de vacantes basado en los avisos de ofrecimientos de empleo recogidos de los diarios de mayor circulación en cada una de las cinco regiones estudiadas. Para corregir algunos problemas muestrales mencionados en la literatura construyen tres versiones del índice, sin embargo, aún existen sesgos asociados a factores no relacionados con el mercado laboral que lo afectan. En Colombia, Durán y Mora (2006) estiman una Curva de Beveridge para la ciudad de Popayán usando datos de panel. Este trabajo se diferencia de los otros que estiman la curva al desagregar las vacantes y el desempleo por áreas de desempeño, lo que permitiría un seguimiento en el tiempo de las diferentes áreas estudiadas. Muy importante es la base de datos estadísticos con que disponen los autores de la cual se extraen las series de vacantes y desempleados por áreas de desempeño laboral la que permite ver comportamientos cíclicos en algunas actividades y otras más estables. Al estimar una función de matching encuentran una relación positiva entre la dinámica de las vacantes y el desempleo, lo que implicaría un valor positivo de la Curva de Beveridge. Los autores proponen que esto se debería a una recomposición de las actividades económicas. Caballero en "Specificity and the Macroeconomics of Restructuring" (2007) plantea que la pendiente negativa de la Curva de Beveridge probablemente no sólo refleje la importancia relativa de los shocks, sino también, la existencia de un mercado del trabajo ineficiente. 4 Excepto en dos regiones del sur del país. 13 III. Marco teórico En un comienzo la Curva de Beveridge, planteada por William Beveridge en 1944, fue definida como la relación entre el nivel de desempleo y las vacantes de empleo para determinar el grado de redistribución del empleo en el Reino Unido y así poder determinar cuan lejos estaba la economía del pleno empleo. Sin embargo, esta relación se ha desarrollado en el tiempo como aquella construcción teórica de largo plazo entre ambas variables, entendiéndose por relación de largo plazo aquella situación en que el desempleo permanece estable, es decir, cuando se igualan sus flujos de entrada y salida. Finalmente ha sido utilizada para estudiar el estado del mercado laboral y como éste se ajusta frente a los distintos shocks que lo afectan. Actualmente, la Curva de Beveridge muestra la relación entre la tasa de desempleo (u) y la tasa de vacantes (v) con respecto a la fuerza laboral (L) en vez de las cifras absolutas, ubicando a la primera en el eje horizontal y v en el eje vertical. Como se observa en la figura 1, la principal característica de la Curva de Beveridge es su pendiente negativa, intuitivamente, dados los procesos de búsqueda y selección, si existe un alto número de vacantes se eleva la probabilidad de que un desempleado encuentre un puesto de trabajo, por lo que el nivel de desempleo será bajo; por otro lado, si el número de vacantes es bajo, la probabilidad de que un desempleado encuentre trabajo también lo será, por lo que el nivel de desempleo será alto respecto al caso en que existen muchas vacantes. También podemos notar en la curva, la existencia simultánea de desempleo y vacantes, esta se origina por los costos asociados a la obtención de un empleo por parte de un trabajador y a la cobertura de una vacante por parte de una empresa, porque se requiere de un cierto período de búsqueda y selección, y por la existencia de información imperfecta entre las partes. Otra característica importante es el grado de convexidad de la curva, dado que la probabilidad de encontrar trabajo aumenta menos que proporcionalmente con el número de vacantes la Curva de Beveridge será convexa respecto al origen. Además, es asintótica a ambas variables para reflejar el hecho de que 14 aún habiendo muchas vacantes igual van a haber desempleados, porque el matching nunca los juntará y viceversa. Figura 1 - Curva de Beveridge. v u La posición sobre la curva nos puede indicar cual es el estado de la economía en el ciclo económico. Las vacantes se mueven en el mismo sentido que el ciclo, ya que en una expansión las empresas aumentan la demanda de trabajo abriendo nuevas vacantes, mientras que en una recesión se ven en la obligación de contraer la producción disminuyendo el trabajo contratado, por ende la demanda por trabajo y las vacantes ofrecidas. Contrariamente, el desempleo se mueve en sentido opuesto al ciclo económico, ya que en períodos de expansión aumenta la demanda por trabajo, elevando las vacantes ofrecidas y disminuyendo el desempleo, mientras que en períodos de recesión las empresas disminuyen su demanda por trabajo aumentando el desempleo. Si trazamos una recta de 45° sobre el cuadrante u-v (figura 2), se debe cumplir que sobre los puntos de dicha recta u = v, por lo tanto, en su intersección con la Curva de Beveridge la tasa de desempleo debe ser igual a la tasa de vacantes, en este caso todo el desempleo que existe en la economía es friccional o estructural (uf, también se denomina tasa ! natural de desempleo), el cual se refiere a que aún en pleno empleo debe haber desempleo porque hay "fricciones" en el funcionamiento del mercado de trabajo, como que siempre 15 será necesario un tiempo para que una persona se traslade de un empleo a otro y en el transcurso esté desempleada; es decir, no habrá desempleo por problemas en la demanda o por otras circunstancias. Dichas “fricciones” van desde razones puramente geográficas hasta desajustes en las habilidades requeridas para un empleo con las ofrecidas por un postulante. Así, los períodos de recesión se caracterizarán por un alto nivel de desempleo y una baja tasa de vacantes, ubicándose en un punto a la derecha de la recta de 45°, en donde la tasa de desempleo es mayor a la de desempleo estructural. En cambio, en períodos de expansión se observará una tasa de vacantes alta y un nivel de desempleo bajo, representado en un punto a la izquierda de la recta de 45°, en este caso la tasa de desempleo es menor a la de desempleo estructural, por lo que estamos frente a un caso de “sobrecalentamiento” de la economía (generado por el ciclo) tal como se muestra en la figura 2. Debemos notar que los desplazamientos a lo largo de la curva son propios del ciclo económico, teniendo su origen en shocks agregados que afectan por igual a toda la economía. Figura 2 – Curva de Beveridge en el ciclo económico. v Expansión u=v Recesión 45° uf u La posición de la curva con respecto al origen de los ejes refleja la eficiencia en el proceso de ajuste del mercado laboral. Una curva más alejada del origen, o sea, desplazada más hacia arriba y a la derecha de éste, muestra para cada nivel de vacantes 16 un mayor nivel de desempleo, y viceversa, para cada nivel de desempleo muestra un mayor nivel de vacantes sin llenar, haciendo menos eficiente el proceso de reasignación de la fuerza laboral. Como muestra la figura 3, para un nivel de vacantes dado v y manteniendo todo lo demás constante, la curva de Beveridge CB tiene asociado un nivel de desempleo uCB, mientras que la curva CB’ tienen asociado un nivel de desempleo uCB’, ! donde uCB’ > uCB. La Curva de Beverdige se deriva de la función matching o “emparejamiento”, definida como la función generadora de contrataciones para cada nivel de desempleados y vacantes. Ésta sintetiza la efectividad de la tecnología que empareja a los desempleados (que por definición están buscando empleo) con las vacantes ofrecidas por las empresas para llenar sus puestos. Figura 3 – Posición de la Curva de Beveridge. v v CB’ ! CB uCB uCB’ u Figura 4 – Esquema del modelo de matching. Movimiento en el Mercado Laboral Crecimiento de la fuerza laboral Proceso de Matching Destrucción de empleo Separaciones Desempleados Creación de empleo Vacantes Contrataciones 17 La función de matching es representada como: M = m(U,V ) (1) donde M es el número de matches o contrataciones, U es el número de trabajadores ! desempleados y V el número de vacantes. La función es creciente en ambas parámetros, por lo que MU > 0 y MV > 0; intuitivamente, si el número de trabajadores buscando empleo y el número de vacantes ofrecidas aumentan, el número de contrataciones también lo harán porque aumenta la probabilidad de que se encuentren y hagan un buen match. Otras restricciones características de la función de matching son m(0,V ) = m(U,0) = 0 y m(U,V ) " min(U,V ) , donde M es el flujo de contrataciones durante el período, mientras ! U y V es el stock de cada variable al comienzo del período en modelos de tiempo ! discreto; o M es la tasa instantánea de emparejamientos y U y V los stocks instantáneos de desempleo y vacantes en modelos de tiempo continuo; en otras palabras, no puede ocurrir ninguna contratación sin haber al menos una vacante y un trabajador desempleado. Finalmente, en ausencia de fricciones M = min(U,V ) en modelos de tiempo discreto y M " # en modelos de tiempo continuo. ! La función de matching también nos muestra que, en promedio, un desempleado se ! empareja con una vacante disponible durante un período de tiempo “unitario” con probabilidad igual a m(U,V ) . De igual forma, una vacante es llenada por un U desempleado con probabilidad igual a m(U,V ) . En estado estacionario, el inverso de V ! es la duración promedio en que un trabajador está desempleado y el cada probabilidad tiempo promedio que pasa una vacante hasta que es llenada, respectivamente. Las ! probabilidades y la duración promedio diferirán en el mercado laboral si es que tanto los empleos como los trabajadores son heterogéneos, de esta forma, haciendo la probabilidad m(U,V ) dependiente de características individuales, una función agregada de matching U podría ser un útil instrumento para introducir heterogeneidades entre los trabajadores. ! 18 En la literatura generalmente se supone que la función presenta rendimientos constantes a escala, con lo que las contrataciones variarían proporcionalmente ante cambios en el desempleo y en las vacantes. Esto punto es bastante discutible, no sólo desde el punto de vista de la correcta construcción del modelo teórico, si no también, por las implicancias de política que podría llegar a tener. Esta discusión se desarrollará más adelante para poder continuar con el desarrollo del marco teórico. Con el supuesto anterior es posible expresar la ecuación (1) en términos de tasas con respecto a la fuerza laboral (L), así el número de contrataciones con respecto a la fuerza laboral van a depender de la tasa de desempleo u y de la tasa de vacantes v: m= M = m(u,v) L (2) A menudo la función de matching se representa en la literatura como una función tipo ! Cobb-Douglas con rendimientos constantes a escala: M = AU "V 1#" (3) Otros, como Petrongolo y Pissarides (2001) y Romer (2002) la representan como: ! M = AU " V # (4) con 0 " # " 1 y 0 " # " 1, la cual no muestra ningún tipo de rendimientos. Si suponemos ! rendimientos constantes a escala para poder expresar la función de matching en términos ! de tasas con respecto a la fuerza laboral, entonces es necesario que se cumpla " + # = 1; ! en cambio, con rendimientos crecientes a escala (β + γ > 1), aumentar el nivel de búsqueda hace que el proceso de emparejamiento opere de forma más eficiente puesto ! que produce más emparejamientos por unidad de factores (desempleados y vacantes); pero si existen rendimientos decrecientes (β + γ < 1), se presenta un efecto “aglomeración” en el cuál el nivel de búsqueda no mejora la eficiencia. 19 En ambas ecuaciones ((3) y (4)), A es un parámetro de eficiencia tecnológica de la función de matching, cambios en dicho parámetro provoca desplazamiento de la Curva de Beveridge (como en la figura 3), el cual se presume estructural y que refleja la habilidad del desempleado de emparejarse con vacantes en el proceso de búsqueda y selección. En la literatura se ha planteado que estos cambios en A pueden deberse a aumentos o disminuciones en el esfuerzo de búsqueda de un desempleado, en la efectividad de la misma, en la forma de anunciar las vacantes por parte de las empresas, o a las características del pool de trabajadores desempleados. También se ha nombrado la existencia de un efecto de histéresis, en donde el trabajador pierde capacidad para encontrar un empleo luego de un largo período de desempleo, el cual puede ser causado por un deterioro en el capital humano del trabajador -Okun (1973), Layard y Bean (1989) y Pissarides (1992)- la habilidad para buscar empleo -Layard y Nickell (1987)- o una percepción negativa del desempleado por parte de posibles empleadores -Blanchard y Diamond (1994). Manteniendo las otras variables y parámetros de la ecuación (3) inalteradas, un mayor valor de A llevará a un mayor número de contrataciones por período, por lo tanto, una mayor eficiencia en el proceso de emparejamiento entre desempleados y vacantes. Si suponemos rendimientos constantes en la ecuación (4) u ocupamos directamente la ecuación (3), podemos expresar la función de matching en términos de logaritmos de la siguiente forma: " U % ( " V %) M m= = A$ ' $ ' # L& #L& L ! donde u = ln(m) = ln(A) + " ln(u) + # ln(v) (4’) (5) U V y v! = . Con A y m fijos, la ecuación (5) es la Curva de Beveridge, la que L L muestra una relación negativa entre la tasa de desempleo y la tasa de vacantes. ! ! 20 Partiendo de la ecuación (2), Pissarides (2000) desarrolla el modelo suponiendo tiempo continuo y que la probabilidad de que un trabajador empleado sea despedido es " . De esta forma la evolución en el tiempo de la tasa de desempleo será: ! • u = "(1# u) # m( u,v ) (6) de aquí se observa que la tasa de desempleo u crece si la tasa de despidos " es mayor ! que la tasa de contrataciones, y viceversa. Igualando (6) a cero, para reflejar que en el estado estacionario la tasa de desempleo es constante, la tasa de despidos y la de ! ! contrataciones deberán ser iguales, cumpliéndose en el equilibrio: u* = 1 " # m( u* ,v * ) " [ ] (7) La ecuación (7) muestra la relación de largo plazo entre las tasas de vacantes y de ! desempleo en una economía, que depende de la probabilidad de ser despedido " y de las contrataciones o matches m( u,v ) . Derivando la tasa de desempleo con respecto a las vacantes, se obtiene una primera derivada negativa y una segunda positiva, resultando ! una curva con pendiente negativa y convexa al origen, tal como se mostró en la figura 1. ! Determinantes de los movimientos de la Curva de Beveridge. Una vez derivada la Curva de Beveridge a partir de la función de matching el siguiente paso es determinar como se puede ver afectada la relación entre desempleo y vacantes. Específicamente, se ha estudiado en la literatura el papel que juegan algunos shocks sobre el funcionamiento del mercado laboral, y, por lo tanto, sobre la relación que determina la curva, y se ha tratado de cuantificar la intensidad con que estas perturbaciones la afectan. Estos son los shocks de actividad agregada (dejando constante la reasignación de factores productivos en la economía), los shocks de reasignación de factores productivos o shocks sectoriales (dejando constante, en este caso, la actividad agregada) y, por último, los shocks de fuerza laboral o de población activa (dejando constante tanto la actividad 21 agregada como la reasignación). Blanchard y Diamond (1989) fueron los primeros en determinar el papel jugado por estos shocks, utilizan un modelo estándar de desempleo de equilibrio basado en flujos laborales descomponiendo los movimientos del desempleo y las vacantes en términos de los tres shocks anteriores. Los shocks de actividad agregada, los shocks sectoriales y los shocks de fuerza laboral recogen, respectivamente, el efecto de los ciclos económicos, los cambios en el grado de desajuste que acompaña al funcionamiento del mercado laboral y, por último, las variaciones bruscas en la fuerza laboral. Anteriormente vimos que el ciclo económico produce movimientos del desempleo y vacantes en direcciones opuestas, estas últimas lo hacen en la misma dirección que el ciclo mientras el desempleo lo hace en sentido contrario. Pero como son los shocks de actividad agregada los que dan forma al ciclo económico, la presencia de estos shocks producen movimientos del desempleo y vacantes en direcciones opuestas, provocando movimientos sobre la misma curva a lo largo del ciclo. Así, en períodos de expansión estaremos ubicados en la parte “alta” de la curva y en períodos de recesión nos ubicaremos en la parte “baja”, tal como se mostró anteriormente en la figura 2, aunque este análisis gráfico no nos dice nada acerca de la dinámica del movimiento. Figura 5 – Efecto de shocks de actividad agregada. A B Cuando la economía se enfrenta a un shock agregado negativo las empresas deben contraer la producción, y, dado que el costo de cancelar una vacante es menor que el 22 costo de despedir a un trabajador, es de esperar que primero caigan las vacantes ofrecidas por las empresas manteniendo el nivel de empleo o trabajo contratado y luego, cuando la recesión se profundiza y ya se cancelaron la mayoría de las vacantes (o las menos necesarias), se empiece a despedir trabajadores aumentando fuertemente el desempleo (las vacantes siguen disminuyendo pero mucho menos que al comienzo), de esta forma el paso de un punto como A (expansión) a un punto como B (recesión) es a través de un arco que se encuentra por debajo de la curva. Luego, cuando desaparece el shock transitorio y la economía vuelve a un período de expansión, el efecto anterior se revierte con un aumento de las vacantes y una disminución del desempleo, volviendo desde B hacia A, pero esta vez a través de un arco ubicado sobre la curva reflejando el echo de que cuando comienza la recuperación de la economía lo primero que hacen las empresas es aumentar fuertemente las vacantes, y como debe existir un tiempo de búsqueda y selección tanto por parte de la empresa como del desempleado, el empleo no aumenta inmediatamente, luego a medida que pase el tiempo de búsqueda y selección las vacantes se irán llenando lentamente en un comienzo y fuertemente más tarde, disminuyendo con ello el desempleo. Por lo tanto, los shocks de actividad agregada de carácter transitorio tienden a estar relacionados con giros en torno a la Curva de Beveridge en sentido contrario a las manillas del reloj, como se muestra en la figura 5. Figura 6 – Efecto de shocks sectoriales. v v •A • C’ C• •B u u Los shocks de reasignación de factores productivos o shocks no simétricos entre distintos sectores de la economía (también conocidos como shocks sectoriales), en cambio, producen movimientos del desempleo y las vacantes en el mismo sentido, provocando 23 desplazamientos hacia fuera de la curva, por lo que las tasas de equilibrio de desempleo y vacantes aumentan al mismo tiempo. En el caso que la economía sufra shocks no simétricos entre los distintos sectores, por ejemplo, si uno de ellos es afectado por un shock recesivo, disminuye su demanda por ciertos tipos de trabajadores, por lo que disminuyen las vacantes ofrecidas y aumenta el desempleo en ese sector (punto B de la figura 6), mientras que el otro sector puede verse afectado por un shock expansivo, aumentando su demanda por ciertos tipos de trabajadores, reduciendo el desempleo y aumentando las vacantes ofrecidas (punto A de la figura 6). En el agregado se observa que se mantiene un mayor nivel de vacantes y desempleo. En este caso, la capacidad de la economía de generar mayor contrataciones se reduce (cambios en la función de matching) desplazando la Curva de Beveridge hacia fuera ubicándonos en C’ en vez de C (figura 6). Los shocks de reasignación pueden provocar también cambios estructurales en la economía debido a la pérdida de eficiencia en el proceso de matching entre desempleados y vacantes, debido, por ejemplo, a un aumento en la dispersión geográfica entre ambas variables, a una disminución en la intensidad de búsqueda de los trabajadores, etc. Esta pérdida de eficiencia en la función de matching se ve reflejada en un desplazamiento de la Curva de Beveridge hacia fuera, o en una disminución de contrataciones (o emparejamientos) para un mismo nivel de desempleo y vacantes, como se muestra en la parte derecha de la figura 6. 24 Figura 7 – Efecto de histéresis y shocks de fuerza laboral. v v A• A• •E •E •D •D •B •B u u Desplazamientos hacia fuera de la curva también se pueden deber a shocks de actividad agregada (shocks transitorios de demanda) que dan lugar a fenómenos de histéresis, ya que estos shocks pueden aumentar la duración del desempleo lo cual produce una pérdida de capital humano y de eficiencia en la búsqueda de empleo por parte de esos trabajadores desempleados, además, se produce una discriminación por parte de las empresas sobre aquellos trabajadores que llevan un largo tiempo desemplados. En este caso, la trayectoria del movimiento no es A-B-A (como en la figura 5), sino que termina situándose en un punto como D, es decir, a la derecha de A (del gráfico izquierdo de la figura 7), debido al desplazamiento de la curva posterior al shock. Así, en caso de histéresis, los shocks de actividad agregada podrían tener efectos permanentes sobre el desempleo y las vacantes, al igual que los shocks puros de reasignación. Finalmente están los shocks de fuerza laboral o shocks de oferta de trabajo, son aquellos que afectan la fuerza laboral pero sin aumentos o disminuciones simultáneas del factor capital. Como en el gráfico derecho de la figura 7, un shock positivo de fuerza laboral aumentará inicialmente la tasa de desempleo y disminuirá la tasa de vacantes, dado que el nivel de éstas permanece fijo por el supuesto anterior sobre el capital, por lo tanto, en el corto plazo se producirán trayectorias del tipo A-E. A medida que aumente la razón u/v, aumentará la efectividad del matching, con lo que la tasa de desempleo volverá a disminuir. A medida que una disminución del desempleo se vaya traduciendo en un 25 incremento de la utilización de la capacidad productiva, aumentará la inversión y con ello el número de vacantes, induciendo una trayectoria de vuelta desde E hasta A. Así, los shocks de fuerza laboral no tienen efectos permanentes sobre el desempleo y vacantes, aunque en el corto plazo tienden a aumentar el número de desempleados. Rendimientos a escala en la función de matching. Se mencionó anteriormente, que generalmente en la literatura se utiliza una función de matching bien comportada con rendimientos constantes a escala, con lo que las contrataciones variarían proporcionalmente ante cambios en el desempleo y en las vacantes. Es así como los modelos de búsqueda en el mercado laboral se basan en la existencia de esta función que describe la tecnología del proceso de formación de empleo relacionando contrataciones con desempleo y vacantes. Las propiedades del equilibrio de dichos modelos dependen esencialmente de las características de la tecnología del matching. La mayoría de los trabajos que estudian empíricamente funciones de matching agregadas y la Curva de Beveridge aceptan generalmente la existencia de una función de la forma log-lineal con retornos constantes a escala y aplican dichas especificaciones en sus estimaciones, por ejemplo, los trabajos de Pissarides (1986), Layard, Nickell y Jackman (1991), van Ours (1991), Burda (1993), Berman (1997), Coles y Smith (1998), Anderson y Burguess (2000), etc., en todos ellos la especificación utilizada encaja bien con los datos. 5 Pissarides (2000) asume la existencia de retornos constantes a escala argumentando razones similares a las que se dan al asumirlos en las funciones de producción agregadas: tiene soporte empírico, plausibilidad y en una economía creciente los retornos constantes aseguran una tasa constante de desempleo a lo largo de la senda de crecimiento. Similar razón elude Petrongolo (2001) al afirmar que la suposición de retornos constantes en la 5 Una completa revisión de las especificaciones usadas en la estimación de funciones de matching agregadas y desagregadas se puede encontrar en Petrongolo y Pissarides (2001). 26 función de matching es crucial para asegurar la unicidad de la tasa de desempleo a lo largo de la senda de crecimiento de estado estacionario. En cambio, surge un equilibrio múltiple cuando la función de matching muestra retornos crecientes. En este último caso, aún políticas temporales pueden sacar a una economía de un nivel ineficiente de desempleo. Un equilibrio múltiple también puede explicar por qué las economías pueden estancarse en altos niveles de desempleo aún cuando el shock negativo inicial fuera de carácter transitorio. Petrongolo estudia la importancia de tener retornos constantes a escala estimando funciones de riesgo individuales en una muestra de recién desempleados del Reino Unido. Testea la existencia de dichos retornos revisando si las probabilidades de reempleo dependen sólo de la estrechez del mercado laboral local o si también dependen del nivel de fuerza laboral, encontrando que el tamaño del pool de trabajadores que están buscando empleo no afecta la tasa de matching, lo cual permite no rechazar la hipótesis de retornos constantes. Los retornos a escala en las funciones de matching juegan un papel más importante en modelos con esfuerzos de búsqueda endógenos. En dichos modelos, los retornos a la búsqueda de cada tipo de agente (trabajador y empleador) dependen de lo que hagan los otros agentes6. Las externalidades que ocasiona la búsqueda determinan la relación entre la eficiencia del matching y el tamaño del mercado, por lo tanto, el grado de homogeneidad de la tecnología del matching. Estos modelos consideran dos tipos de externalidades generadas por los agentes cuando ellos se incorporan a la búsqueda, una positiva sobre un agente del otro tipo al aumentar la probabilidad de encontrar un match, disminuyendo el costo de búsqueda de los otros tipos de agentes, y una externalidad negativa en agentes del mismo tipo al aumentar el número de competidores para un mismo match, aumentando el costo de búsqueda para agentes de su tipo7. El efecto neto de las externalidades puede hacer a la eficiencia del matching independiente del número de agentes en el mercado, lo que implicaría retornos constantes a escala. En el caso particular de la función de matching presentada en (1), existe un único nivel de desempleo y vacantes que iguala los flujos hacia y desde el desempleo. Sin embargo, 6 7 Por ejemplo, encontrar trabajo se hace más difícil cuando hay mucha gente buscando empleo. La primera externalidad recibe el nombre de thin market y la segunda el de congestión. 27 aumentos en el esfuerzo de búsqueda por parte de un tipo de agente no sólo disminuyen los costos de búsqueda del otro tipo, sino que llevan también a aumentar sus esfuerzos de búsqueda, con lo que el matching podría mostrar retornos crecientes a escala. Otros trabajos han estimado retornos crecientes a escala, aunque estas divergencias son bastante leves. Blanchard y Diamond (1989) estimaron la siguiente función de matching: ln( H t ) = " + # ln(U t$1 ) + % ln(Vt$1 ) + &T + 't , no pudiendo rechazar la hipótesis de retornos constantes ! a escala ( " + # = 1) cuando lo hicieron usando MICO, pero cuando la estimaron usando Variables Instrumentales (VI) los retornos a escala aumentaron ligeramente. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que los resultados usando VI son ! bastante sensibles al instrumento usado, con lo cual concluyen que la función de matching estimada presenta retornos constantes a escala, o tal vez, ligeros rendimientos crecientes. Warren (1996) estima retornos a escala usando una especificación translog de la función de matching, rechazando la hipótesis de retornos constantes a escala a favor de retornos crecientes. Yashiv (2000) encuentra resultados similares tanto en una función con especificación translog como en otra log-lineal. Baker et al (1996) argumentan que las estimaciones existentes no proveen evidencia convincente en contra de la hipótesis de retornos crecientes en el matching y que hay muchos problemas en la estimación de funciones de matching que probablemente llevan a una subestimación de dichos retornos. Como en varios trabajos se supone que el pool relevante de trabajadores que buscan empleo es proporcional al stock de desempleo, los autores plantean que esta suposición es una potencial fuente de subestimación de los retornos a escala. Dado que los que buscan empleo estando empleados (on-the-job search) son una fracción significativa del flujo de contrataciones y la cual depende del estado del ciclo económico (en períodos de recesión aumenta el on-the-job search), puede que dicha medida esté correlacionada con la del desempleo, generando las subestimaciones encontradas. Usando datos de flujos brutos en Canadá, estiman funciones de matching para el agregado y cinco regiones, en cada caso, al usar como variable dependiente las contrataciones fuera del desempleo, encontraron retornos crecientes a escala, siendo éste el principal resultado de su trabajo. Su argumento teórico 28 para apoyar la hipótesis de rendimientos crecientes se basa en la existencia de dos economías, las cuales combinando sus stock de desempleados y vacantes determinan un nivel de contrataciones. Ambas economías son idénticas, pero están físicamente separadas, con lo que los desempleados de una economía no se pueden emparejar con las vacantes de la otra, por lo tanto, al doblar el número de desempleados y vacantes, se doblarán las contrataciones, obteniendo retornos constantes. En cambio, si ambas economías se pudieran mezclar, y los desempleados de una de ellas pudieran emparejarse con vacantes de la otra, entonces habría un mayor aumento en el número de matches y, por lo tanto, retornos crecientes. En síntesis, dado que la literatura empírica acepta la existencia una función agregada de matching estable, que satisface las restricciones de una función Cobb-Douglas con rendimientos constantes a escala en vacantes y desempleo, y cuya especificación es globalmente bien comportada8, sumado al echo de que retornos constantes aseguran la existencia de una única tasa de desempleo en la senda de crecimiento de estado estacionario, permiten concluir que es correcto asumir rendimientos constantes a escala en la función de matching que da sustento a la Curva de Beveridge como la relación de equilibrio que iguala los flujos hacia y desde el desempleo. IV. Índice de vacantes La Curva de Beveridge es la relación de equilibrio entre vacantes y desempleo. Como generalmente no hay datos que reflejen la totalidad de las vacantes ofrecidas, se usa como Proxy un índice de vacantes que contabiliza los avisos de ofrecimientos de puestos de trabajo publicados en los periódicos de mayor circulación de las mayores zonas urbanas de un país o región. La gran ventaja de esta metodología es que permite recurrir a una larga serie solamente recurriendo a los archivos de los periódicos. Sin embargo, como 8 La especificación Cobb-Douglas representa adecuadamente la propiedad de que ningún trabajo puede ser creado cuando uno de las variables es cero. 29 toda proxy, tiene problemas muestrales y de construcción, los cuales han sido tratados en la literatura. El Conference Board de los EE.UU. es el encargado de construir el Help-Wanted Index, índice que contabiliza los avisos de ofrecimiento de empleo publicados en los periódicos de las 51 zonas urbanas más importantes de ese país9. Este índice es un stock, ya que contabiliza el número total de puestos ofrecidos en cada momento del tiempo. Se construye desde 1964 usándose el mismo procedimiento. Estas series están disponibles en base mensual desde 1951. El porcentaje del empleo no agrícola cubierto por estas 51 zonas urbanas es de aproximadamente 49%. Para que exista consistencia en la información suministrada por los periódicos, el Conference Board pide incluir en los reportes información de vacantes tanto del año como del mes anterior adicional a la información del mes corriente. El conteo de los avisos es llevado a cabo por cada periódico, el cual es enviado una vez al mes al Conference Board, quien los ajusta para tomar en cuenta la diferencia en los días de semana y domingos a través de meses y luego son ajustados por variaciones estacionales. El conteo de cada ciudad se normaliza con base 100 a 1987. Finalmente se agregan las cifras usando las ponderaciones de la nómina de empleos no agrícolas, y se obtiene el National Help-Wanted Index. Este índice ha sido utilizado por muchos trabajos para la estimación de la Curva de Beveridge y para el estudio de los shocks que afectan al mercado del trabajo. Algunos de estos trabajos son: Abraham (1987), Schager (1987), Blanchard y Diamond (1989), Jackman, Layard y Pissarides (1989), Feve y Langot (1996), Berman (1997), Bleakley y Fuhrer (1997), Gross (1997), Entfort (1998), Wall y Zoega (2002), Shimer (2005), etc. Pese a lo anterior, Abraham (1987) realiza un profundo análisis del Help-Wanted Index y su relación con las vacantes y el desempleo, planteando una serie de problemas en la construcción del índice, además de cambios estructurales en el mercado laboral y en la industria de periódicos que lo llevarían a presentar sesgos, estos problemas son: 9 Se contabiliza sólo un periódico por ciudad, para evitar contar una misma vacante publicada en diferentes periódicos. 30 - No se toma en cuenta el número de puestos ofrecidos por aviso (si no dice el número de vacantes, se asume que es una). De esta forma, pesa lo mismo un aviso que ofrece quince puestos de trabajo a tiempo completo que un aviso que ofrece un puesto de medio tiempo. - La contabilidad de avisos difiere levemente entre los periódicos. Por ejemplo, algunos periódicos toman en cuenta los avisos publicados por agencias de empleo, mientras otros no. - Trabajos administrativos son más propensos a ser publicados que trabajos de planta (white-collar vs blue-collar jobs). Por lo tanto, los cambios de la composición ocupacional en los últimos años pueden haber inducido a cambios en el Help-Wanted Index. - Cambios en las prácticas de anuncio de vacantes por parte de los empleadores se reflejarían en una mayor disposición a anunciar cualquier puesto vacante a la que hubieran tenido en el pasado. Estos cambios se deben a una creciente “Equal Employments Opportunity” (EEO) y “affirmative action pressures” o por alguna otra razón. El término EEO fue creado por el presidente de los EE.UU. Lyndon Johnson cuando firmó la Executive Order 11246 para prohibir a contratistas federales discriminar contra trabajadores en base a la raza, sexo, credo, religión, color, o nacionalidad. Las “affirmative action pressures” son políticas que intentan promover el acceso a la educación o al empleo de grupos socio-políticos históricamente no dominantes (como minorías y mujeres). Su motivación es reparar los efectos de discriminaciones pasadas y promover instituciones públicas como universidades, hospitales y fuerzas policiales para que sean más representativa de la población. Esto es comúnmente alcanzado a través de programas orientados de entrenamiento, o dando tratos preferenciales a postulantes de grupos socio-políticos desaventajados y en otros casos a través del uso de cuotas. Las “affirmative action pressures” tienen un efecto significativo en las prácticas de personal de los empleadores, incluyendo sus prácticas de reclutamiento, por lo tanto es probable que éstas y las EEO puedan causar al menos un incremento en el volumen de avisos de vacantes de empleo, a pesar de que los gobiernos están más preocupados de apuntar sus esfuerzos a que las 31 firmas contraten a minorías y mujeres a que las empresas publiquen sus vacantes de empleo en los periódicos. Si bien Abraham no muestra evidencia directa de la influencia de los EEO y “affirmative action pressures”, si tiene información de los cambios en las prácticas de anuncio de los empleadores desde fines de los 1960s, a partir de estos datos estima que las prácticas anteriores elevaron el volumen del índice aproximadamente 10 por ciento entre fines de los 1960 y fines de los 1970s. - Una disminución de la competencia en la industria de periódicos puede haber causado un aumento en el número de avisos publicados por encima del verdadero volumen de vacantes, ya que al haber menos competidores, los empleadores estarían más propensos a avisar la existencia de vacantes en las encuestas. Una forma alternativa de ver si el índice construido en base a los avisos en los periódicos son una buena medida del verdadero nivel de vacantes de empleo es comparando el movimiento de ambas variables durante un mismo período de tiempo. Existen datos de vacantes de empleo para el estado de Minnesota durante el período 1972 -1981 obtenidos de una encuesta a empresas. La figura 8 muestra el movimiento conjunto del Conference Board’s Help-Wanted Index normalizado (línea discontinua) junto a la tasa de vacantes para Minnesota (línea continua) entre 1972 y 1981. Ambas parecen moverse bastante juntas a excepción del final del período, en donde el índice cae en relación a la tasa de vacantes. Como la encuesta usada para recolectar los datos de vacantes de empleo fue discontinuada en 1981, la discrepancia entre ambas variables al final del período comparado se podría deber a problemas relacionados con el término de la encuesta más que a problemas con la serie del índice. Por lo tanto, en base a esta comparación gráfica se sugiere que éste índice es una buena Proxy de la tasa de vacantes. 32 Figura 8 – Comparación entre el Help-Wanted Index y la Tasa de Vacantes de Empleo para Minnesota.10 Aún así, el análisis anterior presenta limitaciones: - La muestra es de sólo 10 años. - La fuerza laboral de Minnesota está compuesta por una menor proporción de minorías (raza no blanca) que la del país en su totalidad. (1.8% vs. 12% en 1978). - No ha habido cambios sustanciales en la participación de mercado de los dos principales periódicos del área metropolitana Minneapolis-St. Paul, a diferencia del resto del país. Como no se podemos basarnos solamente en una observación visual para determinar si el índice es un buen predictor de las vacantes (a pesar de que su comportamiento es bastante parecido) Abraham propone un índice ajustado por las 3 principales fuentes de problemas estructurales que podría presentar el índice original: el “Índice Help-Wanted Ajustado”11. El índice (normalizado) descrito anteriormente se presenta en la primera columna de la tabla 1.A del anexo. Los problemas por los que se corrige son posibles cambios estructurales en la demanda laboral y en la industria de periódicos, ya que pueden alterar 10 Fuente: Abraham (1987) El objetivo inicial era para poder explicar un posible desplazamiento de la relación vacantes-desempleo tanto en EEUU como en Europa. 11 33 el volumen de avisos. El factor de ajuste que se utiliza se presenta en la segunda columna de la tabla, y la serie ajustada aparece en la tercera. t El factor es igual a: 3 " " (1+ x ij ) , donde x ij es el flujo proporcional en el volumen de j=1 i=1 avisos de vacantes debido al factor i en el período j. Los tres factores de cambios en los ! en la composición ocupacional, cambios en las anuncios de vacantes son aquellos ! prácticas de anuncio de vacantes por parte de los empleadores (EEO y “affirmative action pressures”) y, por último, en la intensidad de la competencia entre los periódicos. Es de mucha importancia la disminución de la competencia sobre el factor en los 60s y 1980s, mientras los cambios en las prácticas de los empleadores tiene su mayor influencia en los 70s. Debido a estos ajustes, el índice es deflactado hasta en un 35%. Si en los 70s fueron los “EEO” y los “affirmative action pressures” los que aumentaron el nivel de vacantes anunciadas en los periódicos, últimamente los anuncios de vacantes de empleo por Internet (y otros medios alternativos) han aparecido como un sustituto cada vez más efectivo del anuncio de vacantes en los periódicos. Es así como factores que no están relacionados con la demanda de trabajo pueden alterar el volumen de los anuncios de vacantes en dichos medios de comunicación y el índice de vacantes construido en base a esos anuncios, por lo que una simple extensión de los ajustes hechos por Abraham no puede captar con precisión las tendencias en el HelpWanted Index que no están relacionadas con la demanda de trabajo. Una forma de analizar los efectos anteriores es la que propone Shimer (2005), utilizando un método de suavización de datos llamado “Filtro de Hodrick-Prescott” (HP), el cual remueve las fluctuaciones de corto plazo asociadas al ciclo económico, para obtener una buena estimación del componente de tendencia a largo plazo de una serie. La figura 9 muestra la serie del Help-Wanted Index y su tendencia. 34 Figura 9 – Tendencia del Help-Wanted Index.12 Se observa en la figura que el índice presenta bruscas oscilaciones cíclicas, mostrando una tendencia al alza hasta 1990 y luego a la baja (tanto en la línea que muestra la tendencia como en la cima de las oscilaciones) la que se podría asociar a la aparición de Internet y otros medios de publicación de vacantes alternativo a los periódicos. Usando el enfoque propuesto por Shimer, Valletta (2005) discute como se puede ajustar el Help-Wanted Index por los factores no relacionados con la demanda de trabajo que afectan el nivel del índice, para obtener una mejor medida de los movimientos de corto y largo plazo de las vacantes de empleo. En un ejercicio similar al realizado por Abraham (1987), compara el índice de vacantes ajustado con una nueva medida directa de vacantes abiertas, recolectada por la encuesta JOLTS.13 La figura 10 muestra los valores mensuales de vacantes abiertas, el índice de vacantes y el índice ajustado por HodrickPrescott. Cuando se remueve la tendencia de largo plazo, el índice de vacantes se ajusta bastante bien al movimiento de apertura de vacantes medido por la JOLTS. 12 Datos trimestrales. Fuente: Shimer (2004). Job Openings and Labor Force Turnover Survey (JOLTS), del U.S. Bureau of Labor Statistics (BLS). Disponible desde Diciembre del 2000. Más información en: http://www.bls.gov/jlt/home.htm 13 35 Figura 10 – Vacantes (JOLTS) y Help-Wanted Index.14 Podemos observar que después de una marcada declinación, el índice se ha mantenido en un nivel estable desde fines del 2002. La diferencia entre la medida de vacantes de la JOLTS y el índice está dada por la tendencia a la baja mostrada por el índice en el último tiempo, mientras que cuando se le es removida la tendencia el índice muestra un comportamiento bastante similar al de las vacantes, con una pequeña tendencia al alza desde mediados del 2003. Las evidencias mostradas por Valletta sugieren que el HelpWanted Index es un buen medidor de cambios en las vacantes de empleo, sobre todo cuando se ajusta por tendencias no relacionadas con la demanda de trabajo. Sin embargo, la serie de la JOLTS esta disponible sólo desde Diciembre del 2000, cerca de la cima de la última expansión, lo que limitaría su uso para analizar el ciclo económico hasta que la serie no incluya por lo menos un ciclo completo. Índice de vacantes en Chile. Siguiendo la metodología desarrollada en el trabajo de Bellani et al (2002), el Banco Central de Chile construye el Índice de Vacantes en base a los avisos de ofrecimiento de 14 Cada serie es normalizada a 100 en Diciembre del 2000 para poder ser comparadas en el tiempo sobre la misma base. Fuente: Valletta (2005). 36 empleo publicados los domingos en los periódicos más importantes de las cinco zonas urbanas más pobladas del país, abarcando aproximadamente el 49% de la población total (Censo 2002). Los periódicos son: El Mercurio de Antofagasta, El Mercurio de Valparaíso, El Mercurio de Santiago, El Sur de Concepción y Austral de Temuco15. La contabilización de vacantes considera al número de plazas que fueron ofrecidas en cada aviso, a excepción de que su número no sea especificado, en cuyo caso se cuenta como si fuese una. El período muestral va desde 1986 hasta la fecha en frecuencia mensual y trimestral. Bellani et al (2002) corrigen el número de vacantes contabilizadas en los periódicos para considerar problemas tales como que la probabilidad de que un aviso de vacante sea publicado difiere entre tipos ocupacionales (problemas de representatividad), además de que dicha probabilidad no es constante en el tiempo. Otro problema es que se deja afuera a ciertos sectores productivos que no están presentes en zonas urbanas. Para corregir por lo anterior16: - Se excluyen los sectores agrícola y construcción, dado que la publicación de avisos para estos sectores es bastante irregular. - Se ponderan los avisos de vacantes para que se acomoden a la distribución por categoría y región del empleo, excluyendo a los grupos que generalmente no se publican en los periódicos (gerentes, obreros, etc.) Con estas correcciones, los autores de dicho trabajo construyen 3 versiones del índice17: el primero no presenta modificaciones y los otros dos ajustan la muestra a la distribución del empleo. Estos son: 15 En el caso de los diarios de provincia se incluyen además los avisos destacados que se encuentren en el respectivo suplemento. 16 Para correcciones y ponderaciones fueron usados datos de empleo por región y total del país de la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). 17 Bellani et al (2002) estiman Curvas de Beveridge para 5 regiones y para el total del país utilizando las versiones (9) y (10) del Índice de Vacantes, respectivamente. En la siguiente sección de esta tesis, además, se corrige la versión (8) del índice y con ella se estima una nueva curva para la ciudad de Santiago y para Chile. 37 1. El primer índice no está corregido, así, las vacantes en t para cada grupo ocupacional j son sumadas entre regiones i. Vt = "Vit = " "Vitj i i (8) j 2. Las vacantes en t de cada región i son ponderadas por la estructura del empleo ! según tipos ocupacionales en el momento τ, usado como referencia para luego ser agregadas para obtener el total del país. $ V '$ E i ' Vt = "Vit = " "& i#j )& i# )Vitj i i j % Vi# (% E i# ( (9) 3. Finalmente se pondera los índices regionales obtenidos anteriormente por la ! estructura del empleo entre regiones (los ponderadores son calculados usando datos promedios anuales, de manera que la base cambia año a año en la serie). # V &# E & Vt = )% " (% i" (Vit i $ Vi" '$ E " ' (10) Los tres índices presentan una trayectoria similar como lo muestra la correlación simple ! entre combinaciones de índice (tabla 2.A del anexo). Ninguna correlación es menor a 0,98, lo que implica que la distribución de vacantes entre grupos ocupacionales y regiones en la muestra es similar a la que tiene el empleo privado (INE) corregido. Por lo tanto, los autores plantean que los datos de puestos laborales publicados en los periódicos chilenos son una buena representación de la distribución total de vacantes laborales en la economía. Una vez construido el índice, no podemos dejar de estudiar si el hecho de que factores que no están relacionados con la demanda de trabajo pueden alterar el volumen de los anuncios de vacantes en dichos medios de comunicación y el índice de vacantes 38 construido en base a esos anuncios, como por ejemplo, el uso de Internet como medio alternativo de publicación de vacantes. Usando el filtro HP18 en los datos del índice de vacantes para Chile podemos observar en la figura 11 que el índice muestra una clara tendencia al alza desde sus inicios hasta el año 1998 cuando comienza una tendencia a la baja hasta aproximadamente el año 2001, dicha caída podría deberse a la crisis asiática y sus conocidos efectos sobre el producto, empleo, etc. A partir del año 2002 el índice muestra una recuperación hasta que se observa una leve caída a partir del año 2006. Un simple análisis gráfico no nos permite concluir que la aparición de Internet como sustituto del periódico para publicar vacantes haya tenido un efecto significativo en el volumen de avisos publicados en este medio de comunicación escrito. Si es que dicho efecto realmente existió, entonces debió haber sido neteado por otro que haya producido lo contrario, o sea, aumentar el número de vacantes publicadas en los periódicos. Figura 11 – Índice de vacantes (actual y tendencia). 180 160 140 120 100 80 60 40 86 88 90 92 94 Indice Vacantes 96 98 00 02 04 06 Indice Vacantes (tendencia) Se mencionó en la sección III que las vacantes se mueven en el mismo sentido que el ciclo económico, ya que en una expansión las empresas aumentan la demanda de trabajo abriendo nuevas vacantes, mientras que en una recesión contraen su producción a través 18 Para una completa descripción del filtro Hodrick-Prescott ver el Apéndice. 39 de una reducción del trabajo contratado y, seguramente, disminuyendo las vacantes ofrecidas19. Por otro lado, cuando ocurren shocks sectoriales y se produce una reasignación de factores productivos (como el factor trabajo), el sector que enfrentó un shock positivo ve aumentada su demanda por trabajo abriendo nuevas vacantes y disminuyendo el desempleo de ese tipo de trabajo. En el otro sector ocurre lo contrario, como es afectado negativamente, disminuye su demanda por trabajo, se cancelan vacantes y aumenta el desempleo para ese tipo de trabajo. En suma, aumentan las vacantes en el sector favorecido pero disminuyen en el otro sector, pero tiende a primar el efecto “destrucción” de vacantes del sector perjudicado por sobre el efecto “creación” de vacantes del sector beneficiado ya que la destrucción de empleo (en este caso a través de la cancelación de vacantes) reacciona de inmediato mientras que la creación (la apertura de nuevas vacantes) se demora, por lo tanto, al menos en el corto plazo sabemos que las vacantes disminuyen ante shocks sectoriales. Sin embargo, cuando las empresas deciden publicar sus avisos de vacantes en los periódicos las están convirtiendo en una variable endógena ya que pueden estar influyendo otros factores no relacionados con la demanda de trabajo en la decisión de las empresas de publicarlas20. Así, el índice construido a partir de los avisos de puestos de empleo en los periódicos también se verá afectado. Entre los factores que afectan la publicación de una vacante en el periódico se encuentra el costo de publicación, dicho costo hace que las empresas pequeñas o de escasos recursos no puedan publicar y tengan que ofrecer sus vacantes a través de otros medios. Del mismo modo puede afectar el precio de venta de los periódicos en los cuales se publican las vacantes, ya que si dicho precio es muy elevado las empresas no tendrán incentivos a publicar vacantes de ocupaciones poco productivas y de bajos salarios porque seguramente los trabajadores a los que están dirigidos dichos puestos de empleo no tienen los medios suficientes para comprar sistemáticamente el periódico, en cambio, 19 Sería raro pensar en el caso de una firma que, en plena recesión, disminuya el trabajo contratado, por un lado, pero aumente su demanda de trabajo abriendo nuevas vacantes, por el otro. 20 La probabilidad de que se publique una vacante en el periódico también será endógena y diferirá entre los distintos sectores, esto se debe a que no existe coordinación perfecta entre las variables que se están relacionando. 40 preferirán publicar vacantes de empleos dirigidos a aquellos trabajadores que si tienen los recursos para buscar empleo a través de los periódicos. Muy relacionado con esto último está el echo de que, tanto en Chile como en otros países, distintos periódicos están enfocados a distintos mercados, es así como en nuestro país El Mercurio está dirigido a un mercado asociado a mayores recursos, mientras que El Rastro o La Cuarta lo están a estratos más bajos, por lo tanto las empresas decidirán publicar sus vacantes en uno u otro periódico dependiendo de estrato social al cuál más se asocia el puesto de trabajo que se ofrece. Otro factor no relacionado con la demanda de trabajo y que afecta el volumen de vacantes publicadas en los periódicos es la aparición de Internet como medio alternativo de publicación, el cual ha tenido un gran auge en los últimos años y también, aunque en menor medida, el resurgimiento de las agencias de empleo. Estos y otros factores influyen en la decisión de publicar una vacante. Pero también hay que ver que pasa con esta decisión cuando nos enfrentamos a shocks agregados y sectoriales. En el caso del ciclo, dado que los shocks son agregados y afectan por igual a todos los sectores de la economía, parece razonable pensar que el índice se mueva de la misma forma que las vacantes ya que las empresas enfrentarían decisiones similares de publicarlas o no en los periódicos. Pero cuando el shock es de carácter sectorial, se produciría un mismatch entre puestos vacantes y desempleados, por lo tanto puede que las mismas empresas ya no usen los periódicos para publicar sus vacantes y buscar trabajadores a través de éstos ya que ahora enfrentan distintas decisiones, con lo que el índice ya no sería tan adecuado para seguir el comportamiento de las vacantes frente a shocks sectoriales. De esta forma, el uso del índice para discriminar entre estos shocks y los de carácter agregado puede ser cuestionable21. 21 Un acercamiento sería estudiar la relación entre una variable que provoca reasignación de factores entre sectores en una economía y las vacantes, esta variables es el tipo de cambio real, o el precio relativo de los bienes del país extranjero expresado en términos de bienes locales. Cuando está depreciado (alto) se ve favorecido el sector transable, en él encontramos actividades económicas como la agricultura, la pesca, la minería, etc. Cuando está apreciado (bajo) se ve favorecido el sector no transable, como la construcción y los servicios. Cualquiera sea el caso va a haber una reasignación de factores productivos desde el sector desfavorecido hacia aquel sector favorecido. Usando funciones impulso-respuesta, ante una innovación en el tipo de cambio real se podría ver como responden las vacantes, para ver si efectivamente se pueden usar para discriminar entre shocks agregados o sectoriales. 41 Otro importante tema de discusión para establecer la medida correcta de vacantes que debiera utilizarse para la estimación de la Curva de Beveridge y de la función de matching es la relación que debiera existir entre las personas que están desempleadas con el tipo de ocupación a las que están dirigidas estos ofrecimientos de empleo. El caso de las vacantes publicadas en los periódicos, con las cuales se construye el Help-Wanted Index y el Índice de Vacantes en Chile, es claramente una muestra de que dichos ofrecimientos no siempre están dirigidos a aquellas ocupaciones que presentan una mayor tasa de desempleo, como es el caso de los empleos menos productivos y con menores salarios (obreros, jornaleros, etc.) y, en menor medida, a empleos muy productivos con altos niveles de salario (altos puestos administrativos y gerenciales). Por el contrario, puede que las vacantes ofrecidas en los periódicos estén en su mayoría dirigidas a ocupaciones que presentan una baja tasa de desempleo, como el caso de operarios, empleados de oficina, vendedores, etc., es decir, existe un mismatch entre la información de sectores incluidos en ambas variables. Esta incompatibilidad entre las ocupaciones que componen el Índice de Vacantes y aquellas que están detrás del desempleo es un problema empírico que va más allá del problema de representatividad (dado por que la probabilidad de que un aviso de vacante sea publicado difiere entre tipos ocupacionales), ya que si el índice representara fielmente las vacantes ofrecidas en todos los tipos de ocupación aún podría existir una discrepancia con las ocupaciones que muestran mayores tasas de desempleo. Esto afecta directamente a la función de matching, puesto que aún con la mejor tecnología sería imposible emparejar a las vacantes ofrecidas con los desempleados porque simplemente las habilidades requeridas por una y otra parte no se los permite. Este problema tendrá consecuencias al estimar la función de matching o la Curva de Beveridge. En el primer caso se tenderá a subestimar los rendimientos a escala (obteniendo incluso rendimientos decrecientes) ya que si se aumenta el número de vacantes y de desempleados en igual proporción, el número de matches lo hará en menor medida debido justamente a la incoherencia en la información contenida en cada variable que hará cada vez más difícil emparejar una vacante con un desempleado. Además se subestimarán las probabilidades de que un desempleado haga un match con una vacante 42 m(U,V ) U y que una vacante sea llenada por un desempleado m(U,V ) , y con ello la V duración promedio en que un trabajador se encuentra desempleado y con que una vacante ! se demora en ser llenada. A su vez, como la capacidad de emparejamiento es menor, ! habrán mayores niveles de vacantes y desempleados, obteniendo una Curva de Beveridge más alejada del origen, mostrándonos una economía menos eficiente en su proceso de ajuste. La magnitud del problema dependerá del grado de incompatibilidad en la información detrás de cada variable, es de esperar que mientras mayor y más representativo sea el mercado, menor sea el grado de incoherencia. Sabiendo que las vacantes publicadas en los periódicos son endógenas y que quienes buscan empleo a través de los diarios son sólo cierto tipo de trabajadores y no todo el pool de desempleados (no buscan empleo en los diarios los gerentes, altos cargos administrativos, médicos, etc.), en el caso que exista un mismatch entre ambos grupos se buscarán medios alternativos para publicar vacantes por parte de la empresa y para buscar empleos por parte de los trabajadores desempleados. Figura 12 – Desempleo por actividad. 22 22 Cifras correspondientes a la Encuesta Nacional del Empleo. Fuente: INE. Cálculos: Autor. 43 Para la construcción del Índice de Vacantes elaborado por el Banco Central de Chile se excluyen los sectores agrícolas y construcción, debido a que las vacantes ofrecidas para dichos sectores productivos no son regularmente publicadas en los periódicos. La figura 12 muestra el peso que tienen los sectores agricultura y construcción en el total de desempleados. Durante el período analizado, en promedio, un 8% de los desempleados son del sector agrícola (agricultura, pesca y caza) y un 15% del sector construcción, por lo tanto, este índice no representa a casi un cuarto de los desempleados, estando sesgado a aquellos sectores que presentan menores tasas de desempleo que el promedio. Su uso en estas circunstancias no parece adecuado. Para volver coherentes a ambas variables existen dos alternativas, la primera es incluir en el Índice de Vacantes a las sectores que no están incorporados (agrícola y construcción) y la segunda es excluir del desempleo a estos mismos sectores. En la siguiente sección se opta por la primera alternativa, ya que el incluir un mayor número de sectores permite una mejor reasignación del trabajo cuando ocurren shocks sectoriales y de esta forma podríamos captar de manera más fiel posibles desplazamientos de la curva. Para tener una medida que refleje de mejor manera el volumen de vacantes de empleo en el país, sin que presente los sesgos que se observan en le índice de vacantes del Banco Central de Chile, es necesario elaborar una encuesta a empresas de la misma forma que se obtienen las cifras de desempleo a través de una encuesta a hogares, de esta forma estamos obteniendo ambas cifras de manera coherente bajo una misma metodología. Al tener una medida objetiva del volumen de vacantes a través de una encuesta a empresas, se podrá luego de un período de tiempo importante (que refleje por lo menos un ciclo económico entero) comparar el comportamiento del volumen de vacantes de dicha serie con el comportamiento del Índice de Vacantes que se construye actualmente en Chile. Si ambas series se comportan igual, recién entonces podremos avalar el uso del índice de vacantes. 44 Una buena encuesta de empresas es la JOLTS, que recolecta información de vacantes, contrataciones y separaciones (voluntarias e involuntarias). La definición de “vacantes” que usa esta encuesta es ideal para nuestro propósito: (1) existe un puesto específico, (2) el trabajador puede empezar dentro de los próximos 30 días, y (3) el empleador esta reclutando activamente fuera del establecimiento. Es importante recalcar que se deben contar e informar todos los tipos de vacantes, incluyendo vacantes para empleos de tiempo completo o medio tiempo, trabajos temporales, etc. Una base importante sería la Encuesta Nacional Industrial Manufacturera (ENIA) elaborada por el Departamento de Estadísticas Estructurales de Industria del INE. Esta encuesta es aplicada a los establecimientos manufactureros cuyo tamaño corresponde a una ocupación de 10 y más personas y que realizaron actividades en un período igual o superior a un semestre. Como es una encuesta al sector manufacturero hay un gran número de actividades económicas que quedan fuera, por lo tanto, se puede usar el mismo sistema de actualización del directorio de los establecimientos industriales utilizados en la ENIA para incorporar a las otras industrias restantes, tales como los registros de patentes, registros de contribuyentes del Servicio de Impuestos Internos y otras informaciones. V. Estimación de la Curva de Beveridge para Santiago y Chile: 1986.I2007.III En esta sección se estima una Curva de Beveridge para Chile y para la ciudad de Santiago durante el período 1986.I-2007.III, para apoyar dichas estimaciones se presentará, además, la representación gráfica de la relación contemporánea entre desempleo y vacantes para su análisis visual. Una vez hecho esto, se realizarán tests de cambio estructural en la relación antes mencionada y se estudiará si ha habido cambios a lo largo de la curva y/o desplazamientos de ella durante el período muestral. Wall y Zoega (2002) plantean que “la mayor dificultad al estimar una Curva de Beveridge es que los cambios 45 de la curva en el tiempo son difíciles de detectar no-arbitrariamente porque sólo hay una observación por período”, por lo que a pesar de que existen técnicas para separar los cambios a lo largo de la curva de los desplazamientos de la curva, ninguna de ellas es plenamente satisfactoria. Así, un análisis visual de la relación entre vacantes y desempleo es empleado en muchos trabajos para analizar el comportamiento de la curva, y será usado a continuación, para luego contrastarlo con el análisis econométrico. Como se analizó en la sección anterior, el Índice de Vacantes construido por el Banco Central de Chile contiene limitaciones en su construcción y, por ello, presenta una serie de sesgos que limitarían su uso para estimar la curva y sacar conclusiones sobre el comportamiento del mercado laboral. Por lo tanto, se propone usar una nueva proxy de las vacantes construida especialmente para este trabajo y luego comparar los resultados obtenidos al estimar la Curva de Beveridge con el Índice de Vacantes y con éste nuevo acercamiento, con el objetivo de mostrar que diferentes especificaciones de las variables usadas para estimar la curva pueden llevarnos a obtener diferentes resultados en el comportamiento de la relación entre vacantes y desempleo y su ajuste frente a perturbaciones. Para la estimación y construcción de la curva se usan datos de empleo, desempleo y fuerza laboral elaborados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), los cuales se encuentran en la base de datos estadísticos del Banco Central de Chile23 y del propio INE24, se usa además el índice de vacantes elaborado por el mismo banco y disponibles en su sitio web, y, finalmente, los datos del volumen bruto de vacantes con los que se elabora dicho índice a partir de los avisos con ofertas de trabajo publicados los domingos en cinco medios de prensa del país, dichos datos no son de conocimiento público por lo que fueron conseguidos directamente con la Gerencia de Análisis Macroeconómico del Banco Central de Chile25. 23 Disponibles: http://si2.bcentral.cl/Basededatoseconomicos/951_421.ASP?cap=040 Disponibles: http://www.ine.cl/canales/chile_estadistico/mercado_del_trabajo/estadisticas_laborales.php 25 A los datos no se les aplica el filtro de HP para la estimación de la curva, éste fue utilizado en la sección anterior con el objetivo de analizar posibles tendencias en la publicación de vacantes en los periódicos atribuibles a la influencia de factores no relacionados con la demanda de trabajo que pueden alterar el volumen de anuncios en los periódicos. Si se aplica el filtro, estaríamos removiendo de las variables las 24 46 El nuevo indicador de las vacantes se construye a partir de los datos del volumen bruto de ofrecimientos de puestos de empleo publicados en los periódicos, es decir, el número total de vacantes incluyendo a los sectores agrícola y construcción26. Estos valores son divididos por la fuerza de trabajo entregada por el INE, obteniéndose una medida parecida al V/L o v de la función de matching presentada en la sección III cuando suponemos retornos constantes a escala en ella; este nuevo indicador lo llamaremos en adelante V/L. La razón para usar este indicador es que se pretende corregir la ! inconsistencia en el echo de estimar una Curva de Beveridge usando, por una parte, un índice de vacantes que excluye ciertos sectores de la economía (que pueden llegar a representar más del 20% de ella) y, por otra, una medida de desempleo que incluye a todos los sectores, provocando que una parte importante de desempleados nunca haga un match con una vacante porque dicha vacante no existe. Esta inconsistencia nos puede llevar a estimar una curva errónea o a detectar comportamientos como desplazamientos y cambios estructurales que no corresponden. En la figura 13 se presenta el comportamiento de ambas indicadores durante el período 1986.I-2007.III para Santiago y el total del país, la correlación simple entre el Índice de Vacantes y V/L es de 0,86 para la ciudad de Santiago y 0,82 para Chile. Podemos ver que ambos se mueven de manera muy parecida pero difieren en su valor, salvo en los años 1995 y 1996, donde la igualdad se debe a la base utilizada para poder compararlos directamente. En un principio el Índice de Vacantes subestima a V/L, a partir del año 1995 se revierte la tendencia y sobreestima el valor de V/L. La diferencia en los valores llega a ser de más de dos puntos porcentuales en los últimos años y de aproximadamente un punto porcentual en los primeros años de la muestra. fluctuaciones de corto plazo asociadas al ciclo económico, y con ello, la estimación de la Curva de Beveridge no captaría algunos movimientos sobre la curva causados justamente por el ciclo. 26 Recordemos que el Índice de Vacantes ajusta estos datos según la información de ocupación por grupo ocupacional y región que entrega el INE. 47 Figura 13 – Indicadores de vacantes: Índice de Vacantes y (V/L).27 En primer término se estimará la curva para la ciudad de Santiago y para el total del país usando como indicador de vacantes la medida alternativa construida en este trabajo, es decir, la razón de vacantes brutas con respecto a la fuerza laboral, o V/L. En el caso de Chile, como sólo se contabilizan las vacantes publicadas en periódicos de cinco regiones del país, tanto la fuerza laboral como el volumen de desempleo28 corresponden al agregado de esas cinco zonas o regiones29. En el caso de Santiago, tanto las vacantes como la fuerza laboral y los desocupados corresponden a la Región Metropolitana. En segundo término se repetirá la estimación utilizando ahora como indicador de vacantes el 27 En base 10 = 1995.I. Fuente: Autor. Con estos valores obtenemos la tasa de desempleo, medida como la razón entre desocupados y la fuerza laboral (desocupados/L). 29 Estas son: Región Metropolitana, IIª Región de Antofagasta, Vª Región de Valparaíso, VIIIª Región del Bío-Bío y IXª Región de la Araucanía. 28 48 Índice de Vacantes del Banco Central, para Santiago y el total del país30. En ambos casos, la estimación de la curva es de la siguiente forma: logv t = " + # log ut + $t (11) donde ut es la tasa de desempleo y v t es el indicador de vacantes. A continuación se ! grafica la estimación de la ecuación (11), con el valor de la tasa de desempleo en el eje x ! y la de vacantes en el eje y, las curvas van acompañadas de una línea de tendencia ! logarítmica. La figura 14 muestra las Curvas de Beveridge para Santiago y Chile usando como indicador de vacantes V/L, en ambos gráficos se observa una relación negativa y convexa al origen entre las variables, tal como supone la teoría, también se advierte que la mayoría de los desplazamientos sobre la curva se hacen a través de giros en torno a ella en sentido contrario a las manillas del reloj, implicando que primero reaccionan las vacantes y luego lo hace el empleo. Ambas curvas parecen estables a lo largo del período estudiado, lo que implicaría que el mercado laboral no se ha visto afectado por shocks sectoriales, cambios en la función de matching o efecto histéresis, sino que sólo por shocks agregados relacionados al ciclo económico. Estadísticamente, la relación entre las variables es negativa y significativa en ambos casos. El análisis para evaluar la presencia de cambio estructural a través de los tests de estabilidad CUSUM y CUSUM CUADRADO31 muestran que durante el año 1992 podría existir un cambio de estructura ya que en esa fecha los valores calculados superan los límites de significatividad o se acercan a ellos, para ver si estos cambios son significativos se realizan tests de Chow los cuales confirman lo anterior32. 30 Para el caso de Santiago se utiliza la versión del índice correspondiente a la ecuación (9), mientras que para Chile se utiliza la versión de la ecuación (10), al igual que en Bellani et al (2002). 31 En primera instancia, como no sabemos a priori cuando ocurre el quiebre estructural en el modelo, se usan tests de estabilidad de tipo recursivo. 32 Ver anexos 3 y 4. 49 Figura 14 – Curva de Beveridge para Chile y Santiago (1986.I-2007.III) usando como indicador de vacantes V/L. 50 El siguiente paso es estimar la Curva de Beveridge usando esta vez como indicador de vacantes el índice desarrollado en Bellani et al (2002) y construido por el Banco Central de Chile, para luego comparar los resultados con los obtenidos recientemente. En ambos gráficos de la figura 15 se observa que la relación es negativa y convexa al origen, pero ya no es tan claro a simple vista su estabilidad, especialmente en el caso de Chile donde la curva parece haberse desplazado hacia arriba y la derecha. Estadísticamente, la relación es negativa y significativa para ambas curvas. Al realizarse los tests de estabilidad CUSUM y CUSUM CUADRADO encontramos para Santiago la posible existencia de cambio estructural durante el año 1992 y en menor medida en el año 2002, para el total del país también se observa la posibilidad de un cambio para las mismas fechas, para comprobar si dichos cambios son significativos se realizan tests de Chow, confirmando su existencia. En los anexos 3 y 4 se resume los resultados de la regresión y las pruebas de cambio estructural realizadas a la curva estimada en (11). El cambio estructural de 1992 podría asociarse con el de 1993 encontrado por otros trabajos y que reflejaría la fuerte caída en el crecimiento del empleo a partir de esa fecha. Una explicación del cambio estructural del año 2002 puede ser la persistencia de altas tasas de desempleo vividas a partir de la crisis asiática y que produjeron un efecto histéresis, como este efecto no es instantáneo con la aparición del shock agregado, el cambio debió ocurrir un tiempo después, el tiempo que demore depende de la capacidad de los trabajadores de retener su capital humano y la eficiencia en el proceso de búsqueda. 51 Figura 15 - Curva de Beveridge para Chile y Santiago (1986.I - 2007.III) usando como indicador de vacantes el índice de vacantes del Banco Central. 52 Usando como indicador de vacantes el Índice de Vacantes, Bellani et al (2002) encuentran que aparentemente la Curva de Beveridge para el agregado del país se ha mantenido estable, esto se debe en gran parte al peso de la Región Metropolitana sobre el total, concluyendo a partir de estos resultados que lo shocks que han afectado a la economía en Santiago y en el promedio del país entre 1986.I y 2002.II han sido de carácter agregado, respondiendo a las fluctuaciones propias del ciclo económico en vez de cambios sectoriales, en el sentido de los efectos que tienen éstos sobre el mercado del trabajo. Sin embargo, los resultados a los que llegan los autores no fueron contrastados estadísticamente con tests de cambio estructural en la muestra, limitando el análisis sólo a un carácter visual, por lo que dichos resultados no son del todo concluyentes. Si bien ese período muestral sólo llega hasta el segundo semestre del año 2002, es posible ver en la curva para Chile un importante aumento del índice de vacantes en aproximadamente cuatro puntos a partir del año 2000 para un nivel de desempleo relativamente estable, lo que podría ser el inicio de un desplazamiento de la curva hacia arriba y la derecha, tal como el encontrado anteriormente usando como indicador de vacantes el índice del Banco Central de Chile. De esta forma, no podríamos decir que existen marcadas diferencias entre lo encontrado en ese trabajo con lo encontrado anteriormente en éste. Del análisis de las Curvas de Beveridge presentadas en esta sección podemos concluir que una mala elección, especificación o uso de los datos (en este caso el uso de distintos indicadores de la variable vacantes) puede llevar a estimar erróneamente la relación entre vacantes y desempleo, y a partir de esto, podríamos hacer análisis incorrectos del comportamiento del mercado laboral e implementar equívocamente políticas orientadas a solucionar los problemas que afectan a este mercado. Por ejemplo, si usamos V/L para estimar la curva, concluimos que a partir de 1993 el mercado laboral sólo se ha visto afectado por shocks agregados por lo que sería necesario tomar medidas de política que vayan orientadas a suavizar el efecto del ciclo económico sobre el desempleo y/o las vacantes. En cambio, si usamos el índice de vacantes y concluimos que el mercado laboral ha sufrido una pérdida de eficiencia, por ejemplo a través de un deterioro en la tecnología del matching provocando un desplazamiento de la curva hacia la derecha, 53 podríamos enfocar las políticas a flexibilizar el mercado laboral, facilitar el acceso a grupos que quedan fuera o son marginados (mujeres y jóvenes), etc. Mientras no exista en nuestro país una medida realmente representativa de las vacantes de empleo y que refleje fielmente su comportamiento, cualquier acercamiento o estimación de la curva va a estar sujeta a sesgos y distintas interpretaciones. VI. Conclusiones Este trabajo presentó la relación entre las vacantes y el desempleo conocida como la Curva de Beveridge, en honor a su creador William Beveridge. Dicha relación ha tomado mayor relevancia en el último tiempo al ser utilizada en el estudio del mercado laboral y de los shocks que enfrenta. Es así como muchos autores la han usado y han tratado de explicar, a través de ella, como es la capacidad de ajuste en un mercado entre quienes buscan trabajo y quienes quieren llenar sus puestos vacantes. Los más osados han llegado a plantear que la posición de esta curva refleja con precisión el grado de rigidez existente en un mercado laboral, y que el alto persistente desempleo de Europa es entera o principalmente una cuestión de rigideces en este mercado. Sin embargo, a pesar de que las grandes economías continentales muestran un desplazamiento de la curva hacia la derecha a partir de los años 70s, no parecen haber sufrido de una notablemente mayor rigidez a partir de esta época. Cuando se estima la curva para Chile, se usa dos especificaciones para la variable vacantes: una aproximación a la tasa de vacantes con respecto a la fuerza laboral (V/L), usando directamente el número bruto de vacantes publicadas en los avisos clasificados de los periódicos de mayor circulación en cada una de las cinco mayores zonas urbanas del país (estos datos no presentan ningún ajuste) y la fuerza laboral entregada por el INE, la otra medida es el índice de vacantes construido por el Banco Central de Chile siguiendo la metodología de Bellani et al (2002), encontrándose que tanto para Santiago como para el total de país la curva muestra una relación negativa estadísticamente significativa y 54 convexa hacia el origen, tal como predice la teoría, además la relación es estable a partir del año 1993, por lo que podemos concluir que la curva no se ha desplazado y sólo presenta movimientos a lo largo de ella, los cuales están relacionados al ciclo económico. Una segunda estimación usa el Índice de Vacantes construido por el Banco Central como indicador para dicha variable. En este caso, la relación presenta las mismas propiedades, es decir, pendiente negativa estadísticamente significativa y convexa al origen, pero en el caso de la curva estimada para Chile muestra un desplazamiento hacia la derecha y arriba. Usando tests de estabilidad se detectó un cambio estructural en el año 2002. La explicación de porque ocurren estos cambios pueden deberse a un empeoramiento de la tecnología en la función de matching, devolviendo menores cantidades de emparejamientos para un mismo nivel de vacantes y desempleo, o a un shock sectorial que afecta negativamente a un sector más de lo que afecta positivamente a otro y que reasigna los factores productivos (en este caso el trabajo) entre los sectores. Una tercera opción, y la que podría explicar de mejor manera lo ocurrido en el caso de Chile en el año 2002, es la aparición de un fenómeno de histéresis a partir de shocks de actividad agregada, en los que la persistencia de altos niveles de desempleo producen una pérdida de capital humano y de eficiencia en el proceso de búsqueda de empleo en los trabajadores que se mantienen desempleados por un largo período de tiempo. Por lo tanto, tenemos dos resultados distintos a partir de dos indicadores distintos de vacantes pero que provienen de una misma fuente de información, indicándonos por lo menos en el caso chileno, que los resultados y conclusiones obtenidos de la estimación de una Curva de Beveridge van a estar muy ligados a como se definen las variables. La inconsistencia entre ambas estimaciones de este trabajo se debe a los sesgos que provoca usar una u otra especificación de la variable vacantes basadas en los anuncios de puestos de empleo en los periódicos, puede que una sea más representativa de todas las ocupaciones y la otra muestre un mayor ajuste a la verdadera distribución de la publicación de las vacantes, pero ninguna de ellas refleja el verdadero comportamiento de ellas. Es así como un importante problema presente en la literatura empírica, y en este trabajo como se da cuenta en el párrafo anterior, es como lograr una correcta estimación de la 55 curva. Dado que generalmente no existen datos directos de vacantes de empleos obtenidos a través de encuestas a empresas, se construye un índice de vacantes en base a los avisos de vacantes abiertas publicados en los periódicos más importantes de las mayores zonas urbanas, en EEUU es el Help-Wanted Index y en Chile el Índice de Vacantes. Pero dicho índice presenta problemas de representatividad ya que no todas las ocupaciones tienen la misma probabilidad de ser publicadas, y más importante aún, existen factores que no están relacionados con la demanda de trabajo que alteran el número de anuncios publicados en estos medios de comunicación llevando a calcular un índice que no refleja de manera adecuada lo que sucede con el verdadero nivel de vacantes ofrecidas por las empresas, un ejemplo de ello son los anuncios de vacantes a través de Internet, que aparecen como el mayor sustituto de los avisos de vacantes publicados en los periódicos. Mientras no se logre controlar por estos factores, el índice presentará sesgos que no permitirán reflejar la verdadera evolución de las vacantes, y llevará a estimar incorrectamente tanto Curvas de Beveridge como funciones de matching. Para ellos el primer paso es obtener una serie de vacantes obtenidas directamente de la fuente de ellas, o sea, a través de una encuesta a empresas, tal como en otros países. Una vez teniendo una serie lo bastantemente larga (por lo menos un ciclo económico en su totalidad) podremos estimar correctamente una función de matching y la curva. La Curva de Beveridge no parece ser una herramienta definitiva para el estudio de la totalidad del mercado del trabajo ni para analizar completamente los shocks que lo afectan dado la dinámica que presenta este mercado y la multiplicidad de factores que influyen en él, que no forman parte de ella y que difícilmente puedan ser abarcados todos bajo un mismo modelo. Sin embargo, la simplicidad de sus postulados, del desarrollo teórico y de su estimación la han llevado últimamente a ser muy utilizada ya que aporta información concreta de como reacciona el mercado laboral frente a ciertos fenómenos. Para Chile, cualquier estimación que se haga de la curva no será la más concluyente, por lo menos, hasta que se encuentren disponibles datos de calidad que representen fielmente la evolución de las vacantes, sin dejar de lado ninguna ocupación y que nos permita además estimar la función de matching. Finalmente, no sería adecuado usar esta curva 56 como parámetro definitivo de rigidez del mercado si es que no se llega a un consenso general en la definición de ésta o por lo menos a un acercamiento en ciertos aspectos. Además, puede que una economía sea más flexible en comparación a otras, pero su tecnología de emparejamiento, o las fricciones en el mercado hagan que el desempleo y las vacantes se mantengan en un nivel bastante alto. 57 VII. Bibliografía - Abraham, K.G. (1987). “Help-Wanted Index, Job Vacancies, and Unemployment”. Brooking Papers on Economic Activity, Vol. 1: 207-248. - Anderson, P. y S. Burguess. 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Apéndice Filtro de Hodrick-Prescott La serie yt para t = 1,2,3...T denota los logaritmos de una serie variable. yt está conformada por un componente tendencial representado por ! y un componente cíclico representado por c , tales que yt = ! + c . Dado un valor positivo λ, adecuadamente escogido, en el cual el componente tendencial será minimizado: T T "1 2 [ min % ( y t " # t ) + $% (# Tt +1 " # t ) " (# t " # t"1 ) t=1 ! t= 2 2 ] Según Hodrick y Prescott el componente tendencia de una serie es el que minimiza tal ecuación. Siempre: T " (y t ! # t ) = 0 es decir, que la tendencia calculada pasa por el "centro" de la t =1 serie básica. El primer término de la ecuación es la suma de las desviaciones de la serie respecto a la tendencia al cuadrado d t = yt " ! t , y es una medida del grado de ajuste, las cuales penalizan el componente cíclico. El segundo término es un múltiplo ! de la suma de los cuadrados de las segundas diferencias de los componentes de tendencia, y es una medida del grado de suavidad. Este segundo término penaliza variaciones en la tasa de crecimiento del componente tendencial. Cuanto más grande sea el valor de ! , más alta es 61 la penalidad. La elección de λ es aleatoria, pero Hodrick y Prescott estiman que, para datos trimestrales, un valor de λ = 1.600 es razonable, bajo el supuesto de que cualquier perturbación que tiene efectos durante 8 o más años tiene carácter permanente. Para series mensuales se suele utilizar 14.400 y para series anuales se recomienda un valor igual a 100. La medida de las fluctuaciones cíclicas está dada por ct = yt " ! t . IX. Anexos Anexo 1: Help-Wanted Index Ajustado33 Tabla A.1 – Help-Wanted Index Ajustado Factor de Ajuste (1) (2) 1960 0,9253 1,0000 0,9253 1961 0,8569 1,0116 0,8471 1962 0,9458 1,0232 0,9244 1963 0,9300 1,0352 0,8984 1964 1,0268 1,0472 0,9805 1965 1,2394 1,0593 1,1700 1966 1,4505 1,0648 1,3622 1967 1,3562 1,0703 1,2671 1968 1,4493 1,0758 1,3472 1969 1,5481 1,0814 1,4316 1970 1,1915 1,0869 1,0962 1971 1,0659 1,0964 0,9722 1972 1,2905 1,1058 1,1670 1973 1,5165 1,1154 1,3596 1974 1,3045 1,1476 1,1367 1975 0.9565 1,1807 0,8101 1976 1,1060 1,2135 0,9114 1977 1,3262 1,2473 1,0633 1978 1,5967 1,2821 1,2454 1979 1,6409 1,2919 1,2701 Año 33 Help-Wanted Help-Wanted Index Index ajustado (3)=(1)/(2) Fuente: Abraham (1987). Todos los índices están normalizados. 62 1980 1,3353 1,3019 1,0257 1981 1,2202 1,3120 0,9300 1982 1,8950 1,3223 0,6769 1983 0,9903 1,3326 0,7431 1984 1,2899 1,3430 0,9605 1985 1,3326 1,3535 0,9846 Anexo 2: Correlaciones34 Tabla A.2 – Correlación simple entre los índices. Niveles Primeras Diferencias Diferencia 12 meses (8)/(9) 0,99 0,99 1 (9)/(10) 0,99 0,98 0,99 (8)/(10) 0,95 0,96 0,98 Anexo 3: Regresión35 Tabla A.3 – Resultados de la regresión. Variable dependiente: log V/L Método de estimación: MICO Muestra: 1986.I 2007.III Observaciones: 87 Coeficiente Error Estándar Estadígrafo t Variable Santiago Chile Santiago Chile Santiago Chile C 3,1484 3,3256 0,1445 0,1635 21,7909 20,3392 Log desempleo -0,5195 -0,6060 0,0658 0,0746 -7,8997 -8,1274 Variable dependiente: log índice vacantes Método de estimación: MICO Muestra: 1986.I 2007.III Observaciones: 87 Coeficiente Error Estándar Estadígrafo t Variable Santiago Chile Santiago Chile Santiago Chile C 3,6823 3,4885 0,1846 0,2548 19,9495 13,6925 Log desempleo -0,7610 -0.6811 0,0840 0,1196 -9,0584 -5,6946 34 Fuente: Bellani et al (2002). La relación para las submuestras 1986.I – 2001.IV y 2002.I – 2007.III mostradas en la figura 15 también son estadísticamente significativas. 35 63 Anexo 4: Tests de cambio estructural Figura A.4.1 – CUSUM. a. Para Santiago y Chile usando V/L. b. Para Santiago y Chile usando el índice de vacantes. Figura A.4.2 –CUSUM CUADRADO. a. Para Santiago y Chile usando V/L. b. Para Santiago y Chile usando el índice de vacantes. 64