Marco general del incumplimiento y resolución

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Administrativos
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Sistema Nacional de Adquisiciones y Contrataciones del Estado
Marco general del incumplimiento y resolución
contractual en el ámbito de las contrataciones
con el Estado
Jorge Vilela Carbajal(*)
ÍNDICE
1. Introducción
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
2. Incumplimiento y resolución contractual
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
3. Procedimiento para la resolución del contrato
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
4. Conclusiones
–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
RESUMEN EJECUTIVO
En el presente artículo, se pretende presentar algunos aspectos generales relacionados con el
incumplimiento y la resolución contractual; temas en los cuales está latente el cumplimiento
del Principio de legalidad.
1. INTRODUCCIÓN
Como punto de partida, se debe tener
en consideración que, en nuestro ordenamiento jurídico, la Administración Pública se
considera como un conjunto de órganos estatales que ejercen la denominada “función
administrativa”. Esta organización tiene por
único fin el servicio y satisfacción del bien
común, constituyéndose como tal a partir
del principio de legalidad o juridicidad, el
mismo que implica el sometimiento de la
administración a la constitución y las leyes.
Fuente: www.derechoecuador.com
––––––––––––
(*) Con estudios concluidos de Doctorado en
la Universidad de Navarra - UNAV (España),
habiendo obtenido el Diploma de Estudios
Avanzados (DEA). Máster en Derecho de la
Empresa por la Universidad de Piura, en la cual
obtuvo el título de Abogado. Asesor legal de
la Oficina Regional de Control Institucional del
Gobierno Regional de Piura. Integrante de la
lista de árbitros del Centro de Arbitraje de la
Cámara de Comercio y Producción de Piura.
Docente en la Universidad Católica Santo
Toribio de Mogrovejo de Chiclayo - USAT y
en Alas Peruanas Filial Piura.
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En consecuencia, el denominador común
que impera en el ejercicio de las funciones
de sus integrantes, es el sometimiento a la
legalidad y el sentido instrumental para la
obtención por los ciudadanos de aquellos
propósitos y aspiraciones que dieron lugar a
la creación del Estado. A tal efecto, la Ley del
Procedimiento Administrativo General; consagra el Principio de legalidad, en virtud del
cual “Las autoridades administrativas deben
actuar con respeto a la Constitución, la ley y
al derecho, dentro de las facultades que le
estén atribuidas y de acuerdo con los fines
para los que les fueron conferidas”.
Por ello, en el presente artículo, se pretende presentar algunos aspectos generales relacionados con el incumplimiento y la
resolución contractual; temas en los cuales
está latente el cumplimiento del Principio de
legalidad antes mencionado.
2. INCUMPLIMIENTO
CONTRACTUAL
Y
RESOLUCIÓN
El artículo 142 del Reglamento, establece
que “el contrato está conformado por el documento que lo contiene, las Bases Integradas y la oferta ganadora, así como los documentos derivados del proceso de selección
que establezcan obligaciones para las partes
y que hayan sido expresamente señalados
en el contrato”.
Teniendo en cuenta lo antes expuesto, se
debe recalcar que, “una vez perfeccionado
un contrato de obra, el contratista se obliga
a ejecutar la obra de conformidad con las
especificaciones técnicas, planos y demás
disposiciones contractuales; por su parte, la
Entidad se compromete a pagar al contratista la contraprestación correspondiente, en la
forma y oportunidad establecidas en el contrato”(1). En la misma línea de argumentación,
se tiene que, “(…) en el marco de la normativa
de contrataciones del Estado, una vez perfeccionado el contrato, el contratista se compromete a ejecutar las prestaciones pactadas en
favor de la Entidad, mientras que esta última
se compromete a pagar al contratista la contraprestación pactada. En estos términos, el
contrato se entenderá cumplido cuando cada
parte ejecute sus respectivas prestaciones a
satisfacción de su contraparte”(2).
En esa medida, de la suscripción del
contrato surge el cumplimiento recíproco y
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oportuno de las prestaciones pactadas por
las partes, situación que es la esperada en
el ámbito de la contratación estatal(3). Tal
como lo explicado la autoridad supervisora, “(…) una de las características principales
de los contratos sujetos a la normativa de
contrataciones del Estado, es que estos involucran prestaciones recíprocas. Así, si bien
es obligación del proveedor ejecutar las
prestaciones pactadas a favor de la Entidad,
es obligación de la Entidad cumplir con las
obligaciones que ha asumido; entre estas,
el pago de la respectiva contraprestación
al contratista”(4). Sin perjuicio de ello, dicha
situación no siempre se verifica durante la
ejecución contractual pues alguna de las
partes podría incumplir parte o la totalidad
de sus prestaciones, o verse imposibilitada
de cumplirlas.
Ante tal eventualidad, la normativa de
contrataciones del Estado ha previsto la posibilidad de resolver el contrato, debido a la
imposibilidad de ejecutar las prestaciones
pactadas, o como paliativo ante el incumplimiento de estas.
Así, el primer párrafo del artículo 44 de la
Ley establece que “Cualquiera de las partes
podrá resolver el contrato, sin responsabilidad de ninguna de ellas, en caso fortuito
o fuerza mayor que imposibilite de manera
definitiva la continuación del contrato”.
Dos cuestiones se desprenden del citado
artículo. Así, en primer lugar, el artículo 44
de la Ley prevé la posibilidad de resolver el
contrato cuando debido a una causa de caso
fortuito o fuerza mayor, resulte imposible
continuar con la ejecución de las prestaciones objeto del contrato, de manera definitiva. En segundo lugar, el referido artículo
también precisa que la configuración de un
caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad a las partes, específicamente, a
la parte que se ve imposibilitada de ejecutar
sus prestaciones.
Ahora bien, es la parte que solicita la resolución del contrato(5) por esta causa la que
deberá probar la ocurrencia del caso fortuito
o fuerza mayor. Para tal efecto, debe tenerse en consideración que el artículo 1315 del
Código Civil, de aplicación supletoria a los
contratos que se ejecutan bajo el ámbito de
la normativa de contrataciones del Estado,
según el artículo 142 del Reglamento(6), establece que “Caso fortuito o fuerza mayor
es la causa no imputable, consistente en un
evento extraordinario, imprevisible e irresistible, que impide la ejecución de la obligación o determina su cumplimiento parcial,
tardío o defectuoso”(7).
Adicionalmente, la parte que solicita
la resolución del contrato por esta causa,
también deberá probar que el caso fortuito
o fuerza mayor le impide ejecutar las prestaciones objeto del contrato de manera
definitiva. Desde otra perspectiva, se tiene
que, tanto el caso fortuito como la fuerza
mayor generan similares efectos jurídicos.
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Así, ambos producen la imposibilidad en el
cumplimiento de la prestación de alguna o
de ambas partes y, en consecuencia, la inimputabilidad, entendida como exención de
responsabilidad a la parte que se encuentra
en la imposibilidad de cumplir(8).
Por su parte, el literal c) del artículo 40 de
la Ley(9) establece que en los contratos celebrados bajo el ámbito de la normativa de
contrataciones del Estado debe incluirse una
cláusula referida a la resolución del contrato
por incumplimiento.
Asimismo, el referido literal precisa que
en caso el contratista incumpla alguna de
sus obligaciones, la Entidad podrá resolver
el contrato en forma total o parcial, según
corresponda, mediante la remisión por la vía
notarial del documento en el que se manifieste esta decisión y el motivo que la justifica, quedando el contrato resuelto de pleno
derecho a partir de la recepción de dicha
comunicación por el contratista. El mismo
derecho le otorga al contratista ante el incumplimiento de las obligaciones esenciales
de la Entidad.
En ambos casos, previamente a la resolución del contrato, la parte que sufre el incumplimiento debe requerir a su contraparte el
cumplimiento de la obligación u obligaciones
incumplidas; solo si el incumplimiento persiste podrá resolverse el contrato conforme
al procedimiento y plazos establecidos en el
artículo 169(10) del Reglamento.
Adicionalmente, el artículo 168 del Reglamento(11) establece las causales por las
cuales una Entidad puede resolver el contrato por incumplimiento del contratista.
En relación con lo anterior, cabe precisar que el segundo párrafo del artículo 44
de la Ley establece que “Cuando se resuelva
el contrato, por causas imputables a alguna
de las partes, se deberá resarcir los daños y
perjuicios ocasionados”.
En esa medida, cuando el contrato es resuelto debido al incumplimiento de una de
las partes, la parte perjudicada tiene derecho al resarcimiento de los daños y perjuicios ocasionados por su contraparte. Para tal
efecto, la parte perjudicada debe probar la
existencia de los daños y perjuicios sufridos,
así como su cuantía, conforme a lo establecido en el artículo 1331 del Código Civil.
Sin perjuicio de lo expuesto, resulta importante mencionar que, respecto al incumplimiento de obligaciones, existe la presunción legal que éste es producto de la falta
de diligencia del deudor(12), lo cual implica
que es su deber demostrar lo contrario. Es
decir, acreditar que no obstante haber actuado con la diligencia ordinaria exigida por
la naturaleza de la prestación, le fue imposible cumplirla, y considerando que en el
presente procedimiento administrativo no
se ha acreditado ninguna causa justificante
del incumplimiento, ni existen indicios que
ello haya sido producto de un caso fortuito
o fuerza mayor(13).
Asimismo, debe indicarse que cualquier
controversia que surja entre la Entidad y el
contratista sobre la causal aplicable para la
resolución del contrato, la configuración de
un caso fortuito o fuerza mayor, la extensión
de la resolución (total o parcial), la determinación de daños y perjuicios o su cuantía, entre
otros, deberá ser resuelta mediante conciliación y/o arbitraje, conforme a lo dispuesto
por el artículo 52 inciso 1 de la Ley(14).
3.PROCEDIMIENTO PARA LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO
En aplicación de los principios que regula la contratación pública, se requiere de un
procedimiento formal que ofrezca seguridad
y otorgue al contratista la oportunidad de
poder efectuar su descargo, por un lado; y
por el otro, que le brinde a la Entidad los elementos necesarios para adoptar la decisión
que mejor corresponda.
Este procedimiento prevé la necesidad
de un previo emplazamiento de la parte perjudicada a la otra parte, un requerimiento
formal y el otorgamiento de un plazo, bajo
apercibimiento de resolver el contrato. Se
realiza mediante carta notarial de emplazamiento que contenga el requerimiento así
como el plazo.
En caso de bienes y servicios este plazo
puede ser de hasta cinco (05) días calendario; en casos complejos, de hasta quince (15)
días calendario. En el caso de obras, necesariamente se concederá quince (15) días
calendario.
Si la parte emplazada no subsana el incumplimiento en el plazo otorgado para tales efectos, se hará efectivo el apercibimiento. La parte afectada se encuentra expedita
para cursar la segunda carta notarial que es
propiamente la que contiene la resolución
contractual.
Dado que se trata de un procedimiento
formal por su naturaleza y consecuencias,
conviene determinar lo que sucede si es que
el emplazamiento no se efectúa vía notarial,
sino sólo por carta simple. Podría considerarse que el requerimiento efectuado por carta
simple tiene validez, pues se trataría sólo de
un problema de notificación que no afecta la
validez del acto mismo, sino su eficacia. Por
tanto, si no existe duda de la recepción de la
carta simple de requerimiento, podría considerarse iniciado el procedimiento(15).
No obstante, en resoluciones emitidas
por el Tribunal de Contrataciones del Estado, se considera como no procedente admitir procedimientos distintos a los señalados
por la Ley. En un caso concreto de incumplimiento contractual, resolvió que, al no establecerse que la carta de requerimiento haya
sido diligenciada notarialmente, la Entidad
no cumplió con el procedimiento.
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Estas dos posiciones parecen contradictorias. Empero, se debe tener en cuenta lo
siguiente: El emplazado que reciba una carta simple en los casos que el procedimiento exija carta notarial, tiene la posibilidad
de objetar, in límine, dicha formalidad, en
cuyo caso el requirente tendrá que reformular su emplazamiento vía notarial. Pero si
el emplazado actúa en consecuencia, sobre
el fondo del asunto, vale decir, cuestiones
no la forma sino el fondo de la decisión, se
puede entender que ha convalidado el “defecto” de notificación, en virtud del principio
de convalidación del acto(16). En este último
caso, se tendrá por bien notificada la carta
de emplazamiento y se habrá dado inicio al
procedimiento de resolución de contrato.
Por otro lado, existe la posibilidad de
omitir el requerimiento previo, es decir, la
referida primera carta notarial de pronunciamiento, pero sólo cuando el incumplimiento
es atribuido al contratista y ya la situación de
incumplimiento no pueda ser revertida.
Dicha posibilidad de no efectuar el requerimiento previo ha sido establecida en el
literal c) del artículo 40 de la Ley y desarrollada en el tercer párrafo del artículo 169 del
Reglamento, que expresa lo siguiente: “No
será necesario efectuar un requerimiento
previo cuando la resolución del contrato se
deba a la acumulación del monto máximo
de penalidad por mora o por otras penalidades, cuando la situación de incumplimiento
no pueda ser revertida. En este caso, bastará
comunicar al contratista mediante carta notarial la decisión de resolver el contrato”.
Respecto al procedimiento de resolución
contractual, siguiendo al Organismo Supervisor de las Contrataciones, se puede afirmar
lo siguiente: “El Procedimiento de Resolución Contractual, cuya observancia es condición necesaria para evaluar la existencia
de eventuales responsabilidades de carácter
administrativo, se encuentra previsto en el
artículo 226 del Reglamento, según el cual
en caso de incumplimiento contractual de
una de las partes involucradas, la parte que
resulte perjudicada con tal hecho requerirá a
la otra notarialmente para que satisfaga sus
obligaciones en un plazo no mayor de cinco
días, bajo apercibimiento de resolver el contrato. Dependiendo del monto involucrado
y de la complejidad, envergadura o sofisticación de la adquisición o contratación, la
Entidad podrá establecer plazos mayores,
los cuales no superarán en ningún caso los
quince días. De continuar el incumplimiento
contractual, la citada disposición reglamentaria precisa que la parte perjudicada comunicará notarialmente la resolución total o
parcial del contrato”(17).
Finalmente, cabe mencionar que para el
cobro de una penalidad, se debe tener en
cuenta la fecha en que debió cumplir el contratista con sus obligaciones contractuales y,
la fecha en que efectivamente las cumplió.
Dicho período constituye el número de días
por los cuales la Entidad debe aplicar la res-
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pectiva penalidad por el incumplimiento del
contrato.
Sin embargo, conforme se ha visto, no
basta que el contratista cumpla sus obligaciones, sino que resulta imperioso -pues es
un mandato legal-, que la Entidad le haga
saber al contratista de dicho incumplimiento
contractual, para lo cual le debe cursar una
carta notarial dándole un plazo para que
subsane tal incumplimiento, caso contrario,
se tendrá por resuelto el contrato de pleno
derecho.
De ello se desprende que la Entidad no
podrá proceder al cobro de una penalidad
al contratista en la medida que haya omitido dicho procedimiento de carácter formal,
como lo es el de resolución del contrato por
incumplimiento.
4.CONCLUSIONES
El contrato se encuentra conformado,
entre otros, por la oferta ganadora - es decir,
las propuestas técnica y económica presentadas por el contratista a la Entidad y que le
permitieron ganar la buena pro - por lo que,
al momento de ejecutar las prestaciones a su
cargo, el contratista debe observar las características, especificaciones, precios y demás
condiciones ofertadas en su propuesta.
Una vez perfeccionado el contrato, el
contratista se compromete a ejecutar las
prestaciones pactadas en favor de la Entidad; mientras que la Entidad, por su parte, se
obliga a pagar al contratista la contraprestación pactada. En estos términos, el contrato
se entenderá cumplido cuando ambas partes ejecuten sus respectivas prestaciones a
satisfacción de sus contrapartes.
La normativa de contrataciones del Estado ha previsto los supuestos en los cuales
las partes de un contrato celebrado bajo su
ámbito pueden resolverlo, correspondiendo
a cada Entidad determinar cuál de ellos se
configura en una situación concreta. En este
orden de ideas, no resulta posible que las
partes establezcan supuestos y procedimientos de resolución de contrato distintos a las
casuales previstas en la Ley el Reglamento.
Por otro lado, cuando quien plantee la
resolución del contrato sea el Estado, se
debe precisar que las Entidades podrían resolver el contrato mediante una resolución
o cualquier otro documento a través del
cual la administración pública manifiesta su
voluntad por escrito, pues, de no ser así, se
estaría estableciendo restricciones que la
normativa de contrataciones del Estado no
ha previsto(18). Por su parte, celebrado un
contrato, el contratista podrá resolverlo por
“caso fortuito” o “fuerza mayor”; siendo el
caso que, para ello, deberá acreditar a la Entidad que tal resolución es consecuencia de
un hecho o evento extraordinario, imprevisible e irresistible, que impide la ejecución de
la obligación o determina su cumplimiento
parcial, tardío o defectuoso.
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Cualquier controversia que surja entre
la Entidad y el contratista sobre la causal
aplicable para la resolución del contrato, la
configuración de un caso fortuito o fuerza
mayor, la extensión de la resolución (total
o parcial), la determinación de daños y perjuicios o su cuantía, entre otros, deberá ser
resuelta mediante conciliación y/o arbitraje,
conforme a lo dispuesto por el artículo 52
de la Ley.
Una vez resuelto el contrato, la Entidad
puede realizar los actos necesarios para
contratar los servicios requeridos; salvo que,
en el marco de un proceso arbitral sobre
la resolución del contrato, se haya emitido
medida cautelar que ordene a la Entidad
no contratarlos. En este caso, la Entidad se
encontraría obligada a suspender los actos
relacionados con la contratación del servicio.
Finalmente, el procedimiento de resolución contractual es de carácter formal y
constituye un requisito previo para que la
Entidad pueda proceder al cobro de una
penalidad. Es decir, la Entidad no podrá proceder al cobro de una penalidad al contratista en la medida que haya omitido dicho
procedimiento de carácter formal, como lo
es el de resolución del contrato por incumplimiento.
NOTAS: ––––––––––––––––––––––––––––––––––
(1) Opinión Nº 028-2013/DTN, emitida el 9 de
abril de 2013.
(2) Opinión Nº 062-2013/DTN, emitida el 1 de
agosto de 2013.
(3) Opinión Nº 065-2012/DTN, emitida el 18
de mayo de 2012.
(4) Opinión Nº 083-2012/DTN, emitida el 8 de
agosto de 2012.
(5) A nivel de doctrina, se señala que la resolución “(…) es una forma de extinción anticipada
del contrato actuada facultativamente por
una de las partes, cuya función consiste en
salvaguardar su interés contractual como
defensa frente al riesgo de que quede
frustrado por la conducta de la otra parte”,
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, Curso de
Derecho Administrativo I, reimpresión 2001,
Madrid, Civitas, 2001, pág. 750. En el mismo
sentido, mediante la resolución del contrato
se busca “dejar sin efecto la relación jurídica
patrimonial, convirtiéndola en ineficaz de tal
manera que ella deja de ligar a las partes en
el sentido que ya no subsiste el deber de
cumplir las obligaciones que la constituyen
ni, consecuentemente, ejecutar las respectivas
prestaciones”. Así, DE LA PUENTE Y LAVALLE,
Manuel, El Contrato en General. Tomo I.
Palestra Editores, Lima, 2001, pág. 455.
(6) Así, se estipula en dicho precepto, que,
“el contrato es obligatorio para las partes
y se regula por las normas de este Título.
Los contratos de obras se regulan, además,
por el Capítulo III de este Título. En lo no
previsto en la Ley y el presente Reglamento,
son de aplicación supletoria las normas
de derecho público y, sólo en ausencia de
éstas, las de derecho privado”.
(7) Se habla de un hecho extraordinario
cuando, tal como la misma palabra lo
indica, sucede algo fuera de lo ordinario,
es decir, fuera de lo común y de lo que
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en forma normal o natural se espera
que ocurra. Asimismo - y directamente
vinculado a lo extraordinario - un hecho
o evento es imprevisible cuando supera o
excede la aptitud normal de previsión del
deudor, puesto que este tiene el deber de
prever lo normalmente previsible, no así lo
imprevisible. Finalmente, el que un evento
sea irresistible significa que la persona es
impotente para evitarlo; no puede impedir,
por más que quiera o haga, su acaecimiento. Al respecto, ver la Opinión Nº 028-2010/
DTN, emitida el 22 de marzo de 2010.
(8) En el ámbito de la responsabilidad civil de
naturaleza contractual, cabe mencionar que a
efectos de la configuración de la responsabilidad contractual del deudor, se ha establecido
una serie de criterios subjetivos, tales como
la culpa leve, la culpa inexcusable y el dolo.
(9) Dicho precepto consagra lo siguiente: “Los
contratos regulados por la presente norma
incluirán necesariamente y bajo responsabilidad cláusulas referidas a: (…) c) Resolución
de contrato por incumplimiento: En caso de
incumplimiento por parte del contratista de
alguna de sus obligaciones, que haya sido
previamente observada por la Entidad, y
no haya sido materia de subsanación, esta
última podrá resolver el contrato en forma
total o parcial, mediante la remisión por la
vía notarial del documento en el que se
manifieste esta decisión y el motivo que la
justifica. Dicho documento será aprobado
por autoridad del mismo o superior nivel
jerárquico de aquella que haya suscrito el
contrato. El contrato queda resuelto de
pleno derecho a partir de la recepción de
dicha comunicación por el contratista. El
requerimiento previo por parte de la Entidad
podrá omitirse en los casos que señale el
Reglamento. Igual derecho asiste al contratista ante el incumplimiento por la Entidad
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de sus obligaciones esenciales, siempre que
el contratista la haya emplazado mediante
carta notarial y ésta no haya subsanado su
incumplimiento”.
Conforme a dicho precepto, “Si alguna
de las partes falta al cumplimiento de sus
obligaciones, la parte perjudicada deberá
requerirla mediante carta notarial para que
las satisfaga en un plazo no mayor a cinco
(5) días, bajo apercibimiento de resolver el
contrato. Dependiendo del monto contractual y de la envergadura o sofisticación de
la contratación, la Entidad puede establecer
plazos mayores, pero en ningún caso mayor
a quince (15) días, plazo este último que se
otorgará necesariamente en el caso de obras.
Si vencido dicho plazo el incumplimiento
contractual continúa, la parte perjudicada
podrá resolver el contrato en forma total o
parcial, comunicando mediante carta notarial
la decisión de resolver el contrato (…)”.
En virtud del artículo 168, “La Entidad
podrá resolver el contrato, de conformidad
con el inciso c) del artículo 40 de la Ley, en
los casos en que el contratista:
Incumpla injustificadamente obligaciones
contractuales, legales o reglamentarias a su
cargo, pese a haber sido requerido para ello.
Haya llegado a acumular el monto máximo
de la penalidad por mora o el monto máximo para otras penalidades, en la ejecución
de la prestación a su cargo; o
Paralice o reduzca injustificadamente la
ejecución de la prestación, pese a haber sido
requerido para corregir tal situación (…)”.
El artículo 1329 del Código Civil establece
la presunción legal que la inejecución de
la obligación, o su cumplimiento parcial,
tardío o defectuoso es producto de la falta
de diligencia ordinaria del deudor.
Al respecto, ver el numeral 13 del Rubro
Fundamentación de la Resolución N°
(14)
(15)
(16)
(17)
(18)
623-2009-TC-S3 emitida el 27 de febrero
del 2009, cuya sumilla es la siguiente: “Es
pasible de sanción el contratista que incumple injustificadamente el contrato, pese
a haber sido requerido previamente para
que ejecute las prestaciones a su cargo”.
En efecto, “las controversias que surjan
entre las partes sobre la ejecución, del contrato, se resuelven mediante conciliación o
arbitraje, según el acuerdo de las partes. La
conciliación debe realizarse en un centro
de conciliación público o acreditado por el
Ministerio de Justicia”.
Así se desprende de la Opinión N° 35-2003GTN de la Gerencia Técnico Normativa de
CONSUCODE.
Al respecto, se ha dicho lo siguiente: “En tal
sentido, la norma privilegia la posibilidad de
conservar los actos viciados, de allí que en el
derecho administrativo contemporáneo rija
el principio general de la conservación de
los actos administrativos. De esta manera,
evita la invalidación de actos por aspectos
meramente formales en los procedimientos o
actos administrativos, afectando la celeridad
de las decisiones, más aún cuando, incluso la
decisión previsible final tuviera el mismo sentido que la misma afectada, evidenciándose
que no existe afectación en el procedimiento”. Así se estableció en el numeral 16 de la
Resolución N° 508-2010-TC-S2 emitida el 05
marzo del 2010.
Sobre el particular, ver el numeral 4 del
rubro Fundamentación de la Resolución
N° 1416-2009-TC-S3 emitida el 29 de mayo
del 2009, cuya sumilla es la siguiente: “Es
pasible de sanción el contratista que incumple injustificadamente el contrato, pese
a haber sido requerido previamente para
que ejecute las prestaciones a su cargo”.
Opinión Nº 115-2009/DTN, emitida el 30
de octubre de 2009.
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