El ACTA DE DILIGENCIA Y COMPROBACIÓN EN EL PROCEDIMIENTO DE CLAUSURA TRIBUTARIA* Dr. Adrián Gutiérrez** * ** Esta nota forma parte de un estudio del autor sobre la clausura tributaria de próxima publicación bajo el sello editorial de Fundación de Cultura Universitaria Prof. Asp. Derecho Administrativo UDELAR. Integrante del Departamento Jurídico de Rueda, Abadi & Pereira. 1. MARCO JURÍDICO 1.1. REGULACIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE CLAUSURA TRIBUTARIA En nuestro derecho coexisten diferentes procedimientos que regulan la aplicación de la sanción de clausura tributaria, dependiendo de las infracciones cometidas y del órgano a quien se otorga dicha facultad. A efectos del presente, analizaremos la clausura tributaria aplicable en el ámbito de la Dirección General Impositiva –DGI-, cuyo procedimiento se encuentra regulado en el artículo 467 de la Ley No. 17.930 de 23/12/05. La mencionada norma legal modificó el inciso primero del artículo 69 de la Ley Nº 16.134 de 24/9/90, en la redacción dada por el artículo 647 de la Ley Nº 16.170 de 28/12/90 el que, con dicha modificación quedó redactado de la siguiente forma: “Facultase a la Dirección General Impositiva a promover ante los órganos jurisdiccionales competentes, la clausura, hasta por un lapso de seis días hábiles, de los establecimientos o empresas de los sujetos pasivos, respecto de los cuales se comprobare que realizaron ventas o prestaron servicios sin emitir factura o documento equivalente, cuando corresponda, o escrituraron facturas por un importe menor al real, o transgredan el régimen general de documentación, de forma tal que hagan presumible la configuración de defraudación”. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados “En caso que el sujeto pasivo ya hubiese sido sancionado de acuerdo a lo previsto en el inciso anterior y el plazo que medie entre la aprobación de la nueva clausura y la última clausura decretada sea inferior al plazo de prescripción de los tributos, la nueva clausura podrá extenderse por un período de hasta treinta días hábiles”. “Los hechos constitutivos de la infracción serán documentados de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 45 del Código Tributario y la clausura deberá decretarse dentro de los tres días siguientes a aquél en que la hubiere solicitado la Dirección General Impositiva (DGI), la cual quedará habilitada a disponer por sí la clausura si el Juez no se pronunciare dentro de dicho término”. “En este último caso, si el Juez denegare posteriormente la clausura, ésta deberá levantarse de inmediato por la Dirección General Impositiva (DGI)”. “Los recursos que se interpongan contra la resolución judicial que hiciere lugar a la clausura, no tendrán efecto suspensivo”. “Para hacer cumplir dicha resolución, la Dirección General Impositiva (DGI) podrá requerir el auxilio de la fuerza pública”. “La competencia de los Jueces actuantes se determinará por las normas de la Ley Orgánica de la Judicatura, Nº 15.750, de 24 de junio de 1985…”. El procedimiento de solicitud de clausura regulado en la norma transcrita procede cuando se constate por la Administración Tributaria que el contribuyente no emitió facturas o documento equivalente, sub-facturó o transgredió el régimen general de documentación, de forma tal que haga presumible la configuración de la infracción de defraudación. 1.2. EL ARTÍCULO 45 DEL CÓDIGO TRIBUTARIO Como vimos en el numeral precedente, la norma legal que regula el trámite que, en vía administrativa y en forma previa a la formulación de la solicitud de clausura al Poder Judicial debe cumplir la DGI, únicamente establece que, previo a la formulación de tal solicitud los hechos constitutivos de la infracción, deberán ser documentados por la Administración de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 45 del Código Tributario –CT- el que establece: “Las diligencias y comprobaciones que realicen los funcionarios se documentarán en actas circunstanciadas suscritas por los mismos, de las que se dejará copia al interesado. Este también deberá firmar el acta, pudiendo dejar las constancias que estime conveniente; si se negare a firmarla, así se hará constar por el funcionario actuante”. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados 2. EL ACTA DE DILIGENCIA Y COMPROBACIÓN: CONCEPTO Las actas a que refiere la norma transcrita deberán labrarse en oportunidad de las inspecciones que realice la DGI y, por exigencia del inciso segundo del artículo 69 de la Ley No. 16.134 en la redacción dada por el artículo 647 de la Ley No. 16.170 y 467 de la Ley No. 17.930, preceptivamente en aquellas actuaciones inspectivas de las que pudiere derivar la clausura de un establecimiento. El concepto de “diligencia” refiere al trámite de un asunto administrativo y la constancia escrita de haberlo efectuado1 y el de “comprobar” hace alusión a la confirmación de la ocurrencia de determinados hechos o dichos2. Dichas actas tienen por objeto dejar constancia de las diligencias y comprobaciones que se efectúen en dicha oportunidad. Resulta claro que tales constancias deberán establecerse por escrito, en concordancia con lo dispuesto en el artículo 44 del CT que preceptúa el principio del procedimiento escrito. En el caso de la clausura tributaria, la documentación de lo actuado en actas resulta aún más riguroso dado que lo que se hubiere estampado en ellas podrá determinar o no la comisión de una infracción3 y, por ende, eventualmente la aplicación de una sanción de la gravedad de la clausura. Podemos decir que el Acta de Diligencia y Comprobación que debe labrarse, y firmarse, previo a la solicitud de clausura dirigida por la Administración al Poder Judicial, constituye la exteriorización escrita de lo que un funcionario realizó o percibieron sus sentidos, en el ejercicio de sus funciones y en relación a una cuestión determinada, cuya finalidad consiste en exteriorizar hechos que prima facie son reprimidos con la sanción de clausura 4, sin perjuicio de las constancias que el sujeto pasivo de la inspección desee agregar a la misma. El acta constituye así una garantía esencial de los derechos del administrado de que las actuaciones que se realicen durante la inspección queden debidamente documentadas por escrito, lo que ha motivado que algunos autores5 la hayan mencionado como uno de los aspectos fundamentales del procedimiento administrativo. 1 2 Diccionario de la Real Academia Española (www.rae.es). BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura Impositiva, Errepar, Bs.As., 1997, p. 64. 3 MONTERO TRAIBEL, José Pedro; Derecho Tributario Moderno –Derecho Tributario Formal-, T. II., FCU, Mdeo., 2006, p. 80. 4 Cfe. GIANGRECO, Luis; Clausura Impositiva. Cuestiones Técnico-Procesales, La Ley, Bs.As., 2002, ps. 60 y 68. 5 VALDES COSTA, Ramón; VALDES, Nelly; SAYAGUES ARECO, Eduardo; Código Tributario. Comentado y Concordado, FCU, Mdeo., 2007, p. 368. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados 3. NATURALEZA JURÍDICA En lo que refiere a la naturaleza jurídica del acta, en derecho comparado, se han esgrimido diversas posiciones doctrinarias. Un sector doctrinario se ha inclinado por sustentar que las actas poseen la naturaleza de un acto administrativo6, gozando de la presunción de legitimidad de estos7. Otro sector de la doctrina ha sustentado que las actas revisten la naturaleza de instrumentos públicos8. Dentro de este grupo se encuentran quienes esgrimen que tal carácter no implica un retroceso hacia la objetividad de la contravención fiscal, ni se altera la subjetividad de la culpa, sino que estamos ante una inversión de la presunción de inocencia y de la carga de la prueba9. Para otros autores, si bien consideran que el acta posee la naturaleza de un instrumento público, expresan 6 GIANGRECO, Luis; Clausura…, ob.cit., ps. 59 y ss.; ABAJO ANTON, Luis Miguel; La Empresa ante la Inspección Fiscal, Fundación Confemetal, Madrid, 1999, p. 156; PALAVECINO, Federico, e ISOLA, Ana; “Algunas Consideraciones sobre las Actas de Comprobación de la DGI”, en Revista Impuestos, LVII-B-, Bs.As., p. 2301; IUJVIDIN, José; “Clausura de Establecimientos. Naturaleza Jurídica del Acta de Comprobación de Infracciones y un Precedente Peligroso de la Corte Suprema”, en Revista Impuestos, LVI-A-, Bs.As., p. 829; CASSAGNE, Juan Carlos; Sobre la Condición de Instrumentos Públicos de las Actuaciones Administrativas y su Valor Probatorio, ED, 63-899; FIORINI, Bartolomé; Acto Administrativo e Instrumento Público. El Método Constitucional, LL, 146-1017. RODRIGUEZ manifestaba que, salvo que una norma legal o reglamentaria habilite de modo expreso al funcionario a emitir documentos con carácter de instrumento público, los instrumentos de la Administración Tributaria son actuaciones que se presumen veraces. Si esos actos de la Administración exhiben la condición de acto administrativo, gozan de la presunción de legitimidad y tienen fuerza ejecutoria. En tal sentido y analizando la naturaleza de las actas de comprobación de infracciones reprimidas con la sanción de clausura de establecimiento, sostuvo que dichas actas carecen del carácter de instrumento público (RODRIGUEZ, Maria José; El Acto Administrativo Tributario. Con la Aplicación de los Principios y Garantías del Procedimiento Administrativo, Ábaco, Bs,As., 2004, ps. 168 y 169). 7 En tal sentido se ha dicho que las actas de comprobación son meros instrumentos que receptan un acto administrativo emanado de la Administración Tributaria, el cual tendrá un valor probatorio que dependerá de las actividades de investigación y de recolección de pruebas que hayan realizado los inspectores antes de su redacción, pero que de ningún modo invertirá la carga de la prueba, siendo el órgano fiscal quien conserva plenamente el deber de probar su acusación. El acta así, gozará de presunción de legitimidad, con lo cual de ser lo suficientemente valedera como medio de prueba, y siendo que la aportada por el imputado no alcance a desvirtuarla, bastará para fundamentar una sentencia condenatoria que imponga multa y clausura del establecimiento (ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura Tributaria, Ad Hoc, Bs.As., 2002, p. 176). 8 AMENOS, Juan; “La Inspección Administrativa”, en Manual de Derecho Administrativo, AECI, Catalunya, 2002, p. 562. 9 COLL, Hernando; “Las Actas de Comprobación son Instrumentos Públicos”, en Boletín Impositivo AFIP, No. 33, Bs.As., 2000. ps. 553 y ss. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados que tal calidad no importa la inversión de la carga de la prueba 10, sino que siempre quedará en manos de la Administración Tributaria la obligación de acreditar los extremos que tornen aplicable la sanción de que se trate11. En nuestro país, los autores12 que han analizado el tema se han inclinado por entender que estas actas poseen la naturaleza jurídica de un instrumento público13. A nuestro juicio, resulta claro que las actas no constituyen un acto administrativo definido este como una manifestación unilateral de voluntad de la administración que produce efectos jurídicos -artículo 120 del Decreto No. 500/91- ya que, con la confección del acta no se esta emitiendo una voluntad de la Administración que produce tales efectos14, esto es, que crean, modifican o extinguen situaciones jurídicas. Por ende, como acto de la Administración podríamos clasificarlo como un acto preparatorio, dictado para hacer posible el acto principal ulterior15 (solicitud de clausura dirigida al Poder Judicial). 10 BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 68. DIAZ SIEIRO, Horacio; “El Valor Probatorio de las Actas Labradas por Funcionarios Administrativos (en el Derecho Administrativo Sancionador)”, en Periódico Económico Tributario, No. 74, Bs.As., 1994; ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura…, ob.cit., p. 174; y PALAVECINO, Federico e ISOLA, Ana; “Algunas…”, ob.cit., p. 2301. 12 Cfe. VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente Frente a la Inspección Fiscal, AMF, Mdeo., 2007, p. 278; VALDES COSTA, Ramón y otros; Código…, ob.cit., p. 368; LOPEZ, Héctor; “Las Facultades de la Administración Tributaria. Exposición”, en Revista Tributaria No. 191, T. XXXIII, IUET, Mdeo., marzo-abril, 2006, p. 194. 13 Como doctrina nacional minoritaria que sustenta una opinión en contrario puede verse BIASCO, Emilio; “Documentos Administrativos e Instrumentos Públicos”, en Revista de la Asociación de Escribanos del Uruguay, T. 76, Nos. 1-6, Mdeo., enero-junio, 1990, ps. 58 y ss. 14 Se requiere que los efectos jurídicos que produzca el acto administrativo sean inmediatos, esto es, que surjan del acto mismo situación que, a nuestro juicio, no se presenta respecto de las actas de diligencia y comprobación (Cfe. GORDILLO, Agustín; “El Acto Administrativo”, en Tratado de Derecho Administrativo, T. 3, Fundación de Derecho Administrativo, Bs.As., 2002, p. II-2). 15 SAYAGUES LASO, Enrique; Tratado de Derecho Administrativo, T. I, FCU, Mdeo., 1991, p. 392. 11 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En nuestro derecho las actas poseen la calidad de instrumentos públicos16, siempre que hayan sido extendidas en determinadas condiciones. En efecto, el artículo 1574 del Código Civil –CC- define al instrumento público como “todos aquellos que, revestidos de un carácter oficial, han sido redactados o extendidos por funcionarios competentes, según las formas requeridas y dentro del límite de sus atribuciones…”. Como consecuencia de ello, para que un acta adquiera la calidad de instrumento público se requiere que: 4.1. SE ENCUENTRE REVESTIDA DE CARÁCTER OFICIAL Este requisito exige que dicho documento se encuentre referido a la actividad estatal en sentido amplio, situación que claramente se presenta en el caso de las actuaciones inspectivas realizadas por la DGI, en tanto, organismo perteneciente al Estado. 4.2. SEA REDACTADA O EXTENDIDA POR FUNCIONARIO COMPETENTE, DENTRO DEL LÍMITE DE SUS ATRIBUCIONES Por funcionario competente se entiende al funcionario público con competencia para participar en la actuación inspectiva y labrar el acta. 4.2.1. La calidad de funcionario público 16 Desde el punto de vista etimológico las palabras instrumento y documento guardan ciertas similitudes. La primera procede del latín “docere” que significa enseñar y la segunda “instruere” que significa instruir. De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, el instrumento es la escritura, papel o documento con que se justifica o se prueba algo; en tanto el documento es todo escrito que ilustra acerca de un hecho (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA; Diccionario de la Lengua Española, Editorial Espase Calpe, 2001, p. 844 y 1286). En este sentido el instrumento público es una categoría especial de documento público (OLASO ALVAREZ, Jorge; La Prueba en Materia Civil, Editorial Jurídica Continental, Costa Rica, 2007, p. 126). Nuestra doctrina procesalista distingue entre instrumento y documento. Para VESCOVI, la diferencia entre uno y otro radica en que el instrumento es escrito y el documento no, aunque éste último resultará representativo y descriptivo de algo (VESCOVI, Enrique; Curso de Derecho Procesal Civil, T. II, FCU, Mdeo., 1987, p. 134). Por otra parte, URIARTE luego de analizar las diversas definiciones doctrinarias sustentadas al respecto, concluye que el documento es un bien mueble que contiene una mera representación no declarativa o declarativa de contenido testimonial o confesorio. Para este autor, el instrumento es, no todo documento escrito, sino únicamente aquellos que contienen una declaración de voluntad de la que resultan obligaciones o la liberación de las mismas (URIARTE, Gonzalo; “Prueba Documental y Prueba Instrumental. Su Valoración: Autenticidad y Veracidad”, en IX Jornadas Nacionales de Derecho Procesal, Editorial Universidad, Mdeo., 1997, ps. 176 y 177). Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados El carácter de instrumento público se lo da la calidad del agente (funcionario público o notario) que lo autoriza17. En una noción amplia de funcionario público ingresa todo aquél que ejerce función pública en una entidad estatal, incorporado mediante designación u otro procedimiento legal18. Para otros autores, ingresa dentro de este concepto todo individuo que ejerce función pública en virtud de una relación funcional 19, por ende, la calidad de funcionario público se adquiere cuando su contratación conlleve la incorporación del contratado a la función pública. El Texto Ordenado de normas sobre Funcionarios Públicos –TOFUP- establece que no son funcionarios públicos los becarios y las personas vinculadas a la Administración Pública, mediante contratos de arrendamiento de obra (artículo 3). A ellos deben agregarse, quienes fueren contratados mediante contratos a término, celebrados en el marco de la Ley No. 17.556. Este tema adquiere especial importancia debido a la actual reestructura organizativa que los principales organismos recaudadores de nuestro país se encuentran llevando a cabo. En tal sentido dichos organismos y, en especial, la DGI han contratado servicios personales en el marco de lo dispuesto en la Ley No. 17.556 y su decreto reglamentario No. 85/03. La novedad que plantean dichas contrataciones deriva de que el personal contratado en esas condiciones se encuentra regulado por un régimen especial que lo acerca al laboral común, con ciertas particularidades, pero cuya contratación no implica adquirir la calidad de funcionario público, siendo incluso dicho régimen de contratación incompatible con la función pública20. Como consecuencia de lo expuesto, aquellas actas labradas por inspectores contratados por la Administración Tributaria, en el régimen previsto en la Ley No. 17.556 y su reglamentación, en tanto no poseen la calidad de funcionarios públicos, no adquirirán la calidad de instrumentos públicos. 17 VESCOVI, Enrique; Curso…, ob.cit., p. 132. Cfe. SAYAGUES LASO, Enrique; Tratado…, ob.cit., p. 263. 19 MARTINS, Daniel Hugo; “Concepto de Funcionario Público”, en Constitución y Administración, Mdeo., 1993, p. 531. La relación funcional es el vínculo jurídico especial que une al individuo en cuanto funcionario, con la entidad estatal, por el cual aquél se obliga a realizar función pública, en la forma y condiciones que el Estado establezca unilateralmente (CORREA FREITAS, Rubén, y VAZQUEZ, Cristina; Manual de Derecho de la Función Pública, FCU, Mdeo., 1998, p. 36. 20 LABAURE, Carlos; “Relaciones Personales con el Estado que no Implican la Calidad de Funcionario Público”, en Revista de Derecho Público No. 31-32, FCU, Mdeo., 2007, p. 107. 18 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados 4.2.2. La competencia del funcionario debe ejercerse dentro del límite de sus atribuciones El funcionario público que realiza la inspección debe poseer competencia para ello. En el caso de las actuaciones inspectivas, la competencia surgirá de su calidad de inspector de la Administración Tributaria y, siempre que exista una orden de inspección emanada de la autoridad competente21. En tal sentido, se requiere que al momento de realizar una inspección los funcionarios actuantes acrediten su calidad de tales, mediante la exhibición de carne u otra documentación fehaciente, entregando al sujeto pasivo de la inspección el documento que ordena la realización de la misma22. A efectos de proceder a la actuación inspectiva los funcionarios se encuentran investidos de determinadas facultades. En este sentido, el artículo 68 del CT establece las facultades de la Administración Tributaria que tiene su contracara en el artículo 70 del CT acerca de las obligaciones de los particulares23. RODRIGUEZ VILLALBA24 definía a la actividad fiscalizadora como el cometido administrativo que tiene por finalidad el control del cumplimiento de la normativa tributaria, a través de acciones preventivas y represivas que se concretan mediante el ejercicio de facultades (por lo general exorbitantes) que le confiere el derecho objetivo a los órganos encargados de su ejecución. En la actividad de fiscalización el inspector deberá actuar dentro de los límites de su competencia y utilizando aquellas facultades que preceptivamente le son asignadas por la normativa legal aplicable25. 21 Resoluciones de la DGI Nos. 3/80 y 445/80. Como lo señalan VARELA y GUTIERREZ, sin la exhibición de estos documentos el contribuyente podrá negarse legítimamente a franquear el paso a los inspectores (VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 277). 23 ABADI, Félix y BERGSTEIN, Jonás; “Facultades de la Administración para la Determinación de Tributos”, en Revista Tributaria No. 140, T. XXIV, IUET, Mdeo., setiembreoctubre, 1997, p. 526. 24 RODRIGUEZ VILLALBA, Gustavo; “Facultades de la Administración en Materia de Comprobación e Investigación”, en Ponencia presentada al II Seminario Iberoamericano de Derecho Tributario, Mdeo., 1995, p. 5. 25 RODRIGUEZ VILLALBA al analizar el artículo 68 del CT mencionaba que el elenco de facultades reseñadas en dicha norma legal es taxativo por cuanto la naturaleza de las atribuciones afecta la esfera de las garantías individuales, pero tiene carácter puramente enunciativo respecto de aquellos medios o instrumentos cuyo empleo no lesiona tales derechos (RODRIGUEZ VILLALBA, Gustavo; “Las Facultades de la Administración en los Procedimientos de Determinación Tributaria”, en Revista Tributaria No. 141, T. XXIV, IUET, Mdeo., noviembre-diciembre, 1997, p. 772. 22 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados 4.3. SEA EXTENDIDA SEGÚN LAS FORMAS REQUERIDAS El documento debe ceñirse a determinadas formas de validez previstas para cada caso. Sin estos requisitos el instrumento público deja de ser tal, por lo que si bien no perderá su validez como instrumento, si la perderá como instrumento público26. Así, en el instrumento público pueden distinguirse los siguientes elementos que lo integran o componen27: a) la fecha, b) lo dispositivo, c) lo enunciativo, d) las firmas y e) elementos accesorios. En el caso del acta de diligencia y comprobación, la misma deberá cumplir con los requisitos previstos en el artículo 45 del CT y aquellos a que hacemos referencia en el numeral VI del presente. 4.4. CONSECUENCIAS DEL INCUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS RESEÑADOS Como bien lo señala SIMON28, solamente revistará la calidad de documento público aquél que ingresa en la noción legal y cumple con los requisitos por ella exigidos, contenidos en el artículo 1574 del CC. Todo otro documento que no quede comprendido en esa noción, será privado. En efecto, el inciso segundo del artículo 1578 del CC establece que el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o por otra deficiencia en la forma29, valdrá como instrumento privado, si estuviere firmado por las partes. De estas forma, en la medida en que el acta no cumpla con los elementos precedentemente indicados, no adquirirá la calidad de instrumento público, siéndole aplicables las normas de valoración reguladas para los documentos privados. 5. VALOR PROBATORIO DEL ACTA30 26 TARIGO, Enrique; Lecciones de Derecho Procesal Civil, Tomo II, FCU, Mdeo., 1994, p. 80. 27 TARIGO, Enrique; Lecciones…, ob.cit., ps. 81 y ss. SIMON, Luis; “Valoración e Impugnación de la Prueba Documental”, en IX Jornadas de Derecho Procesal, Editorial Universidad, Mdeo., 1997, 151. 29 Por otra parte, los documentos incompletos, rotos, cancelados, quemados o raspados en parte sustancial no hacen fe. Tampoco hacen fe los documentos en la parte que estuvieren enmendados o interlineados, si la enmendadura o entrelínea no fuera salvada mediante la firma del autor o autorizante del documento (artículo 176 del CGP). 30 El artículo 43 del CT que regula el procedimiento administrativo tributario en vía administrativa establece que “salvo disposición en contrario, se aplicarán las normas que rijan para 28 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados 5.1. VALOR PROBATORIO DEL ACTA COMO INSTRUMENTO PÚBLICO Como vimos precedentemente, en la medida que el acta cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 1574 del CC adquirirá la naturaleza jurídica de un instrumento público. 5.1.1. Autenticidad del documento público Como lo indican LANDONI y otros31, en materia de prueba documental el Código General del Proceso –CGP-, al igual que el CC, adoptó la solución de la prueba tasada atribuyendo, en principio, a los documentos públicos y privados – extendidos en ciertas condiciones- el carácter de auténticos32. La autenticidad es la calidad de lo auténtico y por tal se entiende lo verdadero, legítimo, genuino. Desde el punto de vista jurídico, auténtico es lo que debe ser legalmente tenido en cuenta33. La autenticidad del documento implica solamente el reconocimiento de su autor y que la materialidad del documento no ha sido alterada34, por lo que no queda comprendida en la misma el contenido de dicho documento. El valor probatorio del instrumento público será el siguiente: los procedimientos administrativos o, en su defecto, para el proceso contencioso administrativo”. Lo expuesto determina que, a falta de disposición específica, se deberán aplicar las normas generales que rigen el procedimiento administrativo. En este sentido, la valoración de la prueba se efectuara de conformidad con las reglas contenidas en el CGP (artículo 70, inciso segundo del Decreto No. 500/91). El artículo 85 del CT que regula las normas aplicables a los procesos tributarios establece que serán de aplicación en tales casos, las normas del derecho procesal común y del contencioso administrativo, con las excepciones establecidas en dicho cuerpo normativo. 31 LANDONI, Ángel; GARDERES, Santiago; GOMES, Fernando; GONZALEZ, Ma. Eugenia; VALENTIN, Gabriel; Código General del Proceso, Comentado con doctrina y jurisprudencia, Vol. 2 A, B de F, Bs. As., 2003, p. 516. 32 En nuestro derecho, la solución de principio en lo que refiere a la valoración de la prueba es el de la sana crítica. Sin embargo, en casos excepcionales la apreciación de la misma podrá realizarse por otros sistemas, cuando exista un texto legal que expresamente disponga una regla de apreciación diversa, tal como sucede respecto de la prueba tasada (Cfe. PEREIRA CAMPOS, Santiago; “Los Sistemas de Valoración de la Prueba”, en Revista Uruguaya de Derecho Procesal No. 1 – 2003, FCU., Mdeo., 2003, p. 90). 33 VESCOVI, Enrique; Curso…, ob.cit., p. 137. 34 LANDONI, Ángel y otros; Código…, ob.cit., p. 516. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados - El artículo 1574 del CC preceptúa que “todo instrumento público es un título autentico y como tal hace plena fe, mientras no se demuestre lo contrario mediante tacha de falsedad”35. Como lo señalan VESCOVI36 y otros, la primer nota de valoración que la legislación asigna a los documentos públicos es la de autenticidad, esto es que la ley reputa conocido a su autor e incólume la materialidad del documento (certeza de quién es el autor y de que el documento no se ha visto alterado en su conformación física o materialidad). Esta certeza es casi absoluta, dado que únicamente cede ante sentencia ejecutoriada que declare la falsedad del documento. El artículo 1575 del CC establece que “el instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha…”. La plena fe constituye una medida de eficacia probatoria plena. De esta forma, lo que está probado mediante instrumento que merezca plena fe no necesita otra prueba37. Esto significa que, para cualquier sujeto (eficacia erga omnes), el lugar y fecha que se consigna en un documento, son efectivamente los que lucen en el mismo38. Al igual de lo que sucede en el caso anterior, la ficción legal cesa sólo cuando exista una declaración judicial ejecutoriada de falsedad del documento público. El artículo 1576 del CC preceptúa que “el instrumento público produce el efecto de probar plenamente las obligaciones y descargos en él contenidos respecto de los otorgantes y de las personas a quienes dichas obligaciones y descargos se transfieran por título universal o singular”. Por su parte, el artículo 1577 del CC establece que “para el efecto indicado en el artículo anterior, la fuerza probatoria del instrumento público se extiende aún respecto de lo que no se haya expresado sino en términos enunciativos, con tal que tenga relación directa con lo dispositivo del acto o contrato: en otro caso, no puede servir la enunciación más que de un principio de prueba por escrito. En ningún caso la enunciación produce efecto contra tercero”. 35 El artículo 170.1 del CGP establece que “El documento público se presume auténtico mientras no se demuestre lo contrario mediante tacha de falsedad…”. 36 VESCOVI, Enrique y otros; Código General del Proceso, T. 5, Ábaco, Bs.As., 1998, p. 145. 37 COUTURE, Eduardo; Estudios de Derecho Procesal Civil, T. 2, Depalma, Bs.As., 1998, p. 40. 38 VESCOVI, Enrique y otros; Código…, ob.cit., p. 146. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Las normas transcritas únicamente resultan aplicables a las partes otorgantes del documento (acta), esto es, a los inspectores actuantes y a los sujetos pasivos de la inspección que firmen la misma en calidad de contribuyentes. De esta forma, el contenido del documento público hace plena prueba respecto a sus otorgantes y sus sucesores, no así frente a terceros, quienes podrán probar en contra de lo consignado en el documento ya que el mismo no los obliga39. En virtud de ello, VARELA y GUTIERREZ40 concluyen que, una vez firmada el acta por los funcionarios y, por el propio contribuyente inspeccionado, será prácticamente imposible cuestionar su contenido. En tal caso, el otorgante no podría destruir la prueba resultante de dicho documento, salvo contradocumento o mediante querella de falsedad. Sin perjuicio de ello, cabe destacar que tal circunstancia no enerva que quien hubiere dejado las constancias respectivas en el acta y firmado la misma, no pueda proceder a realizar las aclaraciones y/o rectificaciones que, sin desconocer el contenido del documento, sean necesarias a juicio del firmante para evitar una interpretación diversa del verdadero sentido que se quiso estampar en la misma. En efecto, no debemos olvidar que la trascripción de las declaraciones realizadas por el contribuyente o sujeto pasivo de la actuación inspectiva, se realizan por el propio inspector, a lo que hay que sumarle el hecho de que debido a la espontaneidad de la actuación, en dichas ocasiones el sujeto pasivo no cuenta con apoyo profesional41. 5.1.2. Desconocimiento del documento público Como ya lo adelantáramos, la certeza de autenticidad del documento público cede únicamente mediante sentencia ejecutoriada que declare la falsedad del documento, esto es, mediante comprobación judicial de falsedad material (artículo 172 del CGP)42. 39 LANDONI, Ángel y otros; Código…, ob.cit., p. 516. VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 279. 41 Es por ello que, al analizar el instituto de la clausura tributaria, SOLER mencionaba que la firma del acta de comprobación por el interesado no puede considerarse como un reconocimiento de los hechos a que hacen referencia los inspectores y, menos aún, darle el alcance de una admisión de culpabilidad (SOLER, Osvaldo; Derechos y Defensas del Contribuyente frente al Fisco, La Ley, Bs.As., 2001, p. 201). 42 Para TARIGO el instrumento público atacado mediante tacha de falsedad queda en suspenso, en cuanto a su eficacia, mientras tanto se dilucida en vía incidental su alegada falsedad material. Si la impugnación de falsedad no alcanza a ser acogida en la sentencia correspondiente, el instrumento público readquirirá su eficacia probatoria y obligatoria; si la impugnación, por el contrario, resulta acogida, el instrumento público perderá definitivamente su eficacia (TARIGO, Enrique; Lecciones…, ob.cit., p. 93). 40 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados La falsedad material del documento implica la falta de veracidad o autenticidad que afecta al documento en todo o en parte, en su propia esencialidad como objeto representativo, pero no en su contenido ideológico43. La falsedad ideológica refiere al contenido intelectual o representativo del documento. En el caso de la falsedad ideológica, el documento es autentico pero su contenido no condice con la realidad. Lo expuesto determina que si el documento fuera materialmente falso, dicha circunstancia necesariamente acarrea la falsedad ideológica, hecho que no se produce a la inversa ya que perfectamente puede coexistir la veracidad material del documento con la falsedad ideológica, o sea que su contenido no condiga con la realidad44. En caso de existir falsedad ideológica, la misma deberá hacerse valer como defensa de fondo en el proceso respectivo y no a través de la tacha de falsedad 45, ya que la propia ley (inciso segundo del artículo 172.1 del CGP) veda como posible contenido de la querella la falsedad ideológica o la nulidad del documento. Como consecuencia de ello, para el caso de entenderse que el acta no refleja la realidad (verdad material) podrá impugnarse la falsedad ideológica de la misma durante la tramitación del procedimiento administrativo correspondiente o, en vía jurisdiccional. LANDONI y otros manifiestan que la tramitación del incidente de tacha de falsedad no suspende el proceso principal hasta tanto éste se encuentre en estado de dictarse sentencia (cfe. LANDONI, Ángel y otros; Código…, ob.cit., p. 525). Por su parte, VESCOVI y otros expresan que el trámite de la tacha de falsedad no resulta necesariamente suspensivo de la secuela principal de la litis, que puede continuar hasta el momento en que haya de dictarse sentencia definitiva, oportunidad en que sí habrá de detenerse si la querella aún no fue resuelta. Ello no obstante, en cualquier momento, el tribunal puede resolver la suspensión del principal al amparo de lo dispuesto en el artículo 319 del CGP (VESCOVI, Enrique y otros; Código…, T. 5, ob.cit., p. 239). En similar sentido se pronunció SIMON, Luis; “Valoración…”, ob.cit., p. 165. 43 Se ha dicho que la falsedad material comprende las siguientes hipótesis: a) cuando la firma del sujeto a quien se atribuye la autoría es apócrifa, y b) cuando a partir de un documento inicialmente veraz, posteriormente su contenido, desde el punto de vista material ha sido alterado, por ejemplo, mediante borraduras, adiciones, supresiones, raspados, tachados, etc. (cfe. LANDONI, Ángel y otros; Código…, ob.cit., p. 523). 44 VESCOVI, Enrique y otros; Código…, T. 5, ob.cit., p.214. 45 VESCOVI, Enrique y otros; Código…, T. 5, ob.cit., p. 235. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En efecto, como bien lo ha señalado el TCA46 el instrumento público no es un bastión inexpugnable, sino que el mismo hace plena fe, mientras el interesado no demuestre lo contrario47. 5.2. VALOR PROBATORIO DEL ACTA COMO INSTRUMENTO PRIVADO Como ya lo adelantáramos, para el caso de que el acta no fuere labrada por un funcionario público competente, o si no respetara la formalidad establecida legalmente, su valor será la de un documento privado, siempre que estuviere firmado por las partes. En efecto, como bien lo señalan VESCOVI y otros48 si la intervención del funcionario no se da o no cumple con los requerimientos legales, obvio es que el documento producido no puede conservar la autenticidad que le adjudica la ley. Los instrumentos privados a diferencia de los públicos no son, por sí mismos, auténticos, sino que adquieren autenticidad luego de determinados procedimientos a los que la ley les atribuye el poder de dotar al documento de tal calidad, o a la falta de tales procedimientos, siempre que esta autenticidad se pruebe como cualquier otro hecho49. En principio, los documentos privados cuya firma se encuentre autenticada tienen consagrado un valor probatorio similar al atribuido al documento público. En lo que refiere a los documentos privados no auténticos (que no han sido objeto de autenticación o reconocimiento notarial o judicial de firma) emanados de las partes, existe una presunción simple relativa a la autenticidad del documento que puede ser desvirtuada mediante el desconocimiento de la firma o de la autoría, o mediante la impugnación por tacha de falsedad50. En efecto, conforme a lo establecido en los artículos 170.1, 171, 172 del CGP y 1538 inciso segundo del CC, los documentos privados no auténticos emanados de las partes, se tendrán por auténticos, salvo que el sujeto a quien se atribuye la firma o autoría los desconozca o plantee tacha de falsedad en las oportunidades legalmente previstas51. 46 Sentencia No. 497 de 21/6/06. En similar sentido, la doctrina ha mencionado que sostener que los dichos de los inspectores en un instrumento hacen plena prueba, contraría de manera evidente la garantía del debido proceso y el derecho a la defensa en juicio (Cfe. ALVAREZ ECHAGUE, Juan; La Clausura…, ob.cit., p. 175). 48 VESCOVI, Enrique y otros; Código…, T. 5, ob.cit., p.209. 49 VESCOVI, Enrique; Curso…, ob.cit., p. 134. 50 Cfe. LANDONI, Ángel y otros; Código…, ob.cit., p. 517. 51 Esta disposición impone a todo litigante a quien su contraparte atribuya la firma o autoría de un documento privado que presenta como prueba en un pleito, la carga de desconocerlo o 47 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En virtud de lo expuesto, para impedir la transformación del documento en auténtico, el sujeto a quien se atribuye su firma o autoría dispone, en esencia, de dos mecanismos procesales distintos: a) el desconocimiento en las oportunidades procesales que indica el artículo 171 del CGP (supuestos en que se cuestiona la autenticidad de la firma o autoría) y, b) la querella de falsedad, cuando se cuestione la falsedad material del cuerpo del documento, sin discutir la firma. En estos casos, estos documentos carecen de autenticidad52. Tampoco obtienen nota valorativa legal alguna aquellos documentos no emanados, ni firmados por la parte. En tales casos, la determinación de la eficacia convictiva de estos documentos queda librada a la sana crítica del Juez, según el sistema general de valoración de las pruebas53. En este caso, al igual de lo que sucede respecto del instrumento público, la promoción de querella de falsedad o desconocimiento refiere siempre a la falsedad material, mientras que si lo que se quiere es cuestionar el contenido ideológico del documento, la vía a utilizar será la defensa introducida como cualquier otra de fondo en el proceso54. 5.3. REFLEXIONES FINALES Como vimos en los numerales precedentes, el acta gozará o no de autenticidad y algunos de los elementos en ella contenidos harán o no plena fe, dependiendo de la naturaleza jurídica que se le otorgue a dicho documento. Siendo un instrumento público, su autenticidad no puede predicarse de todas las partes del acta sino solamente de las enunciaciones de hechos relativos al objeto de la misma. Así, por ejemplo, tiene autenticidad la fecha y hora de apertura y cierre del acta que allí se consigne; los hechos que ocurren en presencia del inspector, los dichos del interpelado, en cuanto tales, pero no respecto de la veracidad o acierto de su contenido. Por otra parte, las interpretaciones legales o derivaciones normativas de los hechos recogidos por los funcionarios carecen de deducir querella so pena de que el documento adquiera autenticidad. Si el interesado no se libera de la carga, el documento que solamente se presumía autentico, pasa a serlo sin discusión. Y al lograr la autenticidad, alcanza también las demás notas valorativas del documento privado auténtico –plena prueba inter partes del contenido dispositivo o enunciativo directamente relacionado con el primero, posibilidad de alcanzar fecha cierta, etc.(VESCOVI, Enrique y otros; Código…, ob.cit., p. 150). 52 Los mecanismos legales de autenticación de documentos privados son: la certificación notarial de firmas, la autenticación consular de firmas, la diligencia preparatoria de reconocimiento judicial de firmas y el reconocimiento judicial de firmas durante el proceso. 53 SIMON, Luis; “Valoración…”, ob.cit., p. 156. 54 VESCOVI, Enrique y otros; Código…, T. 5, ob.cit., p.219. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados autenticidad, al igual que toda otra manifestación de esos funcionarios vinculada con pruebas de las infracciones que no aparezcan materialmente respaldadas con elementos colectados e incorporados al acta55. Resulta claro que el valor probatorio del acta como instrumento público no enerva a la Administración de la carga de probar los hechos relevantes para la adopción de la decisión56 de solicitar la clausura. En virtud de ello, las manifestaciones de los inspectores no resultan suficientes por sí mismas para tener por acreditados los hechos que afirman, pese al carácter de instrumento público que podrá revestir, por lo que solamente cabe agregar que, como la valoración de la prueba responde al principio de la sana crítica, las pruebas que colecten los funcionarios deberán tener poder de convicción suficiente para que el juzgador tenga por acontecidos los hechos infraccionales y la persona de su autor57. Por ende, una vez resuelta la solicitud de clausura que habrá de dirigirse al Poder Judicial, la presunción de legitimidad de que goza dicho acto administrativo no invierte la carga de la prueba, ni libera a la Administración de aportar las pruebas que sustenten su accionar, siendo lógico que dada la posición que ocupa la Administración, recaiga sobre ella la carga de la prueba58. Esta circunstancia surge especialmente del hecho de que la Administración debe actuar conforme a la verdad material de los hechos, recayendo sobre ella el deber de practicar todas las diligencias probatorias que conduzcan al conocimiento de esa verdad. En efecto, la plena fe hace referencia a la instrumentalidad de un acto jurídico, no a los hechos que puedan haber servido de base a dicho acto jurídico. Estos últimos deben probarse y si la Administración no lo hace, su aseveración resultará arbitraria59. 55 BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 66. Cfes., CASSAGNE, Juan Carlos; Derecho Administrativo, T. II, Abeledo-Perrot, Bs.As., 1982, p. 454; GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo y FERNANDEZ, Tomas Ramón; Curso de Derecho Administrativo T. II, CIVITAS, Madrid, 1995, p. 485; y CARVILLE, Juan Pablo; Procedimiento Administrativo en el Decreto No. 500/91, IDEA, 1997, p. 100. 57 BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 76. 56 58 GORDILLO, Agustín; “La Defensa del Usuario y del Administrado”, en Tratado de Derecho Administrativo, T. 2, Fundación de Derecho Administrativo, Bs.As., 2002, p. I-9 y “El Procedimiento Administrativo”, en Tratado de Derecho Administrativo, T. 4, Fundación de Derecho Administrativo, Bs.As., 2002, p. II-3. 59 GORDILLO, Agustín; “El Acto…” ob.cit., p. VII-5. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Sin perjuicio de ello, en vía administrativa e incluso jurisdiccional, el administrado podrá probar todos aquellos elementos o hechos que contemplados o no en el acta tiene directa incidencia con la situación planteada. En efecto, la posibilidad otorgada al interesado de ofrecer los medios de prueba que considere adecuados para respaldar sus afirmaciones y defenderse de las imputaciones de la Administración, constituye un elemento esencial que integra el debido proceso60. Es así que el TCA ha dicho que la fehaciencia que puede otorgársele a la actuación pública de los inspectores no debe llegar al punto de tener por ciertas afirmaciones que carecen de todo respaldo probatorio en el expediente61. 6. CONTENIDO DEL ACTA El articulo 45 del CT establece que “las diligencias y comprobaciones que realicen los funcionarios se documentarán en actas circunstanciadas”. La palabra “circunstanciada” refiere al verbo circunstanciar que implica determinar las circunstancias de algo62. De esta forma, la disposición legal tiende a que quede explicitada constancia de las circunstancias en que se realizó la inspección, así como de los hechos que presuntamente puedan constituir infracción y de los eventuales responsables, lo cual implica que el acta indefectiblemente deba contener: 6.1. FECHA, HORA Y LUGAR La determinación del lugar y, en especial del establecimiento donde se cometió la presunta infracción, así como la fecha y la hora, constituyen elementos esenciales que debe contener el acta63. A nuestro juicio, el acta debe ser labrada en el propio lugar en que se realizó la inspección, que será generalmente el establecimiento que podrá ser susceptible de clausura64. 60 La garantía de debida defensa constituye una de las bases del sistema de libertades individuales y resulta aplicable al procedmiento administrativo, resultando también con consagración constitucional (TESON, Miguel; “La Prueba en el Procedimiento y en el Proceso Tributario”, en El Procedimiento Tributario, Ábaco, Bs.As., 2003, p. 293). 61 TCA; Sentencia No. 418 de 26/3/04. 62 Diccionario de la Real Academia Española, en Internet (www.rae.es). 63 Cfe. ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura…, ob.cit., p. 176. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados 6.2. DESCRIPCIÓN EXHAUSTIVA DE LOS HECHOS, CON EXPLICITACIÓN DE LAS INFRACCIONES COMETIDAS La comprobación de los hechos que, eventualmente pudieran dar lugar a la sanción de clausura, constituye un elemento expresamente exigido por la norma legal. De esta forma, en el acta deberán documentarse aquellos hechos u omisiones que fueren constatados por los propios funcionarios actuantes65, que pudieran configurar alguna o algunas de las infracciones a que refiere el inciso segundo del artículo 69 de la Ley No. 16.134 en la redacción dada por el artículo 647 de la Ley No. 16.170, por lo que no resulta valido la realización de remisiones a otras actuaciones o expedientes, ni la mención genérica de la falta imputada. En tales casos debería dejarse constancia de cuales son las operaciones o actividades respecto de las cuales no se cumplió con la normativa vigente. De esta forma, de la lectura del acta deben surgir con claridad las circunstancias de índole fáctica que permitan arribar a la conclusión de que el administrado incumplió con las obligaciones de su cargo, incurriendo en alguna de las infracciones mencionadas. Surge de lo expuesto que la descripción de la conducta o conductas desplegadas por el imputado debe establecerse de forma perfectamente clara y precisa, no generando dudas o ambiguas interpretaciones a los efectos de que pueda establecerse fehacientemente como se encuadra jurídicamente en la actividad desarrollada66. Sin perjuicio de lo expuesto, en cada caso, deberá indicarse el respectivo encuadramiento legal violado con la actividad desarrollada por el supuesto infractor, a efectos de no imponer a la firma inspeccionada la carga de averiguar la norma infringida. Desde luego que la calificación de esos hechos que realizan los inspectores no tiene carácter definitivo sino que es un elemento adicional de información del responsable, tal encuadramiento podría ser luego ajustado al otorgarse la vista previa. 64 En este sentido, no resulta procedente que el acta se labre en la Oficina de Organismo Recaudador, luego de realizada la inspección. 65 Si el acta fuera firmada por los funcionarios actuantes, y el administrado pudiere demostrar que uno de los funcionarios no constató el hecho que se pretende sancionar, el acta será nula (GIANGRECO, Luis; Clausura…, ob.cit., p. 69). 66 ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura…, ob.cit., p. 177. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Lo expuesto tiene, además, como finalidad primordial que el presunto infractor conozca exactamente respecto de cual o cuales hechos se le imputa la infracción, permitiéndole de esta forma ejercer adecuadamente su derecho de defensa67. En efecto, si el involucrado no pudiera acceder o conocer los hechos por los que se le imputa haber cometido una infracción, mal podrá entonces defenderse, pues resulta claro que quien desconoce las imputaciones que le realiza la Administración mal podrá defenderse debidamente. En el caso de las actuaciones inspectivas realizadas por la DGI, la norma legal exige que, además de los hechos constitutivos de la infracción, la comisión de los mismos debe hacer presumir a la Administración la configuración de defraudación68. Lo expuesto implica exigir de parte de la Administración una diligencia investigativa mas amplia respecto del carácter doloso de la irregularidad69. En este sentido, resulta necesario que los funcionarios deberán proceder a la agregación de toda la documentación que corresponda mediante copia fiel, así como todo elemento probatorio de los hechos constatados que puedan constituir infracción y la intención de defraudar, consignándose debidamente el modo en que se obtuvieron dichos medios probatorios. A modo de ejemplo, podrán agregarse al acta las comandas utilizadas en sustitución de facturas, tickets que no cumplan con los requisitos formales establecidos por la normativa vigente, etc. La omisión de estas asentaciones podrá determinar la nulidad del acta por no ajustarse al mandato legal que, por su parte, tiene el claro objetivo de proteger la garantía del debido proceso y el derecho de defensa70. 6.3. CONSTANCIAS DEL INTERESADO 6.3.1. El “interesado” 67 MARTIN, José Maria y RODRIGUEZ USE, Guillermo; “Derecho Tributario Procesal”, en Biblioteca de Finanzas y Derecho Tributario No. 3, Depalma, Bs. As., 1987, p. 190. 68 En la posición de la DGI la presunción de defraudación únicamente debe exigirse cuando exista una transgresión al régimen general de documentación y no en los demás casos (no facturación o sub-facturación). 69 La Resolución de la DGI No. 211/79 de 6/9/79 establece que “deben relacionarse pormenorizadamente los hechos u omisiones debidamente comprobados que configuren la infracción tributaria de defraudación, o en su caso, dejarse constancia de su inexistencia”. 70 BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 75. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En el acta deberá indicarse la identificación de aquella o aquellas personas que reciben a los inspectores. En efecto, dado que los operativos de fiscalización suelen hacerse sin requerimiento previo de la constitución de los inspectores en los propios establecimientos, cuando estos llegan al lugar objeto de la inspección no siempre se encuentra presente el titular o su representante, siendo atendido por personas dependientes de aquél. Debido a ello, la individualización de las personas que reciben a los inspectores resulta de fundamental importancia. La norma al referirse al interesado alude a aquellas personas que poseen un interés directo en la marcha del negocio71. De esta forma, atento a que la norma legal brinda la posibilidad únicamente al interesado, sería obligatorio por parte de los inspectores actuantes incorporar las manifestaciones que efectué el contribuyente titular, su representante legal, su apoderado, o bien algún alto funcionario del ente, pero no así el personal bajo su dependencia72. 6.3.2. Las constancias La norma prevé expresamente que en esta instancia el interesado pueda dejar las constancias que considere pertinentes y que tengan directa vinculación con los hechos objeto de la inspección y de los cuales pudiera derivar la aplicación de una eventual sanción. La falta de incorporación de los argumentos que quiera verter el sujeto pasivo de la actuación inspectiva en el acta, por decisión unilateral de los inspectores, podrá acarrear la nulidad del procedimiento, en tanto, se trata de un requisito exigido legalmente cuya ausencia vulneraría el debido proceso73. En efecto sin perjuicio de que, como veremos, este derecho no inhibe la garantía del administrado de defenderse en debida forma, antes del dictado de la resolución (otorgamiento de vista administrativa -artículo 46 del CT-), la posibilidad de incorporar los descargos y prueba que el interesado considere oportunos al momento de labrarse el acta, constituye un elemento que permitirá reforzar su defensa. 71 Una opinión contraria puede verse en BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 75. 72 GIANGRECO, Luis; Clausura…, ob.cit., p. 74. 73 Cfes. ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura…, ob.cit., p. 179 y BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 75. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados La ausencia de constancias no genera, ni puede generar una presunción en contra del sujeto que se ha valido de tal prerrogativa, motivo por el cual no pueden utilizarse esas circunstancias como medios acreditativos de la culpabilidad del sujeto y, mucho menos, como equivalente a una admisión del hecho y de lo establecido por los inspectores actuantes. En efecto, de aceptar esta posición como válida, se estaría admitiendo que el ejercicio de un derecho se transforme en prueba para sancionar a determinado sujeto. Es por ello que el silencio del contribuyente no puede completar una prueba inexistente o insuficiente, por la sencilla razón de que el derecho a la presunción de inocencia comporta, en primer término, que el hecho infraccional debe ser probado por la Administración74. 6.3.3. Derecho a no autoinculparse Con carácter general, siguiendo a MALJAR75, podemos decir que el derecho a no autoinculparse es el que asiste al inculpado a no efectuar declaraciones que exterioricen un contenido de voluntad autoincriminatorio y que, en ningún caso, pueda ser compelido a confesarse culpable. Este derecho se encuentra dirigido a proscribir fórmulas como las del juramento del inculpado a decir verdad o la de privarle de invocar a su favor la exención del deber de declarar cuando se refiera a hechos que puedan perjudicarle. Es pues, en estos casos, que rige el derecho de no declarar contra sí mismo 76, en virtud del cual el interesado tiene la facultad de abstenerse de declarar sin que el silencio pueda interpretarse como elemento de prueba en su contra77, ni implique convalidar las constancias del acta labrada por los inspectores78. Lo expuesto determina, por un lado, que no pueda obligarse al acusado a aportar elementos de prueba contra sí mismo y, por otro lado, que no puede entenderse su silencio o la fragilidad de argumentos exculpatorios de su descargo como prueba de su culpabilidad. Este derecho tiene raigambre constitucional (artículo 20 de la Constitución) y se encuentra reconocido en el Pacto de San José de Costa Rica (artículo 8)79. 74 MALJAR, Daniel; El Derecho Administrativo Sancionador, Ad Hoc, Bs.As., 2004, ps. 177 y 179. 75 76 77 78 79 MALJAR, Daniel; El Derecho…, ob.cit., p. 178. Cfe. AMENOS, Juan; “La Inspección…”, ob.cit., p. 561. SOLVER, Osvaldo; Derechos…, ob.cit., p. 29. BERTAZZA, Humberto y ORTIZ DIAZ, José; La Clausura…, ob.cit., p. 75. Cfe. VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 106. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Ahora bien, dentro del derecho tributario encontramos una serie de obligaciones que se imponen al sujeto pasivo que, en un principio, podrían aparecer como contrapuestas al derecho a no declarar contra sí mismo. Ellos son los deberes de colaboración que el legislador pone en cabeza de los contribuyentes con el objetivo de aportar datos de relevancia para el Fisco en su proceso de verificación y fiscalización de los tributos. Sin embargo, como lo señalan VARELA y GUTIERREZ80, la obligación del contribuyente de colaborar con la Administración se enfrenta al principio constitucional de que nadie está obligado a declarar contra sí mismo en un procedimiento del cual pueden surgir sanciones en su contra -como es el caso del procedimiento tributario y, en especial el de solicitud de clausura-. Por ello, se ha dicho que atendiendo al origen y regulación del principio de no autoinculpación, éste no debe limitarse a impedir la prestación de declaraciones de autoinculpación, sino que también debe conllevar la antijuridicidad de cualquier obligación de aportar pruebas que, cualquiera sean su naturaleza, declaraciones, documentos, testimonios, etc., puedan resultar inculpatorias de quien las presta 81. Claro esta que, esos datos o pruebas puedan obtenerse por la Administración por otros medios (registros, etc), que salvo que se encuentren reservados por algún tipo de secreto (como el tributario, bancario, etc.), lo que debe evitare es forzar su aportación por el sujeto mediante amenazas de una sanción. De esta forma, ALVAREZ ECHAGUE82 menciona que la no autoinculpación rige cuando el inculpado es sujeto de las pruebas, pero no cuando se trate de pruebas que puedan tenerle a él como objeto. Agregando que, el aportar datos o acompañar documentos no constituye una declaración contra sí mismo, sino que ello se configuraría cuando existe una declaración del contribuyente dónde admite su culpabilidad El mencionado autor, citando jurisprudencia argentina, expresa que cuando el contribuyente aporta datos o exhibe los documentos contables pertinentes no está haciendo una manifestación de voluntad ni emite una declaración que exteriorice un contenido admitiendo su culpabilidad. La Corte Suprema de la Nación tiene dicho que lo que se encuentra prohibido por la Constitución es coaccionar física o moralmente a un sujeto con el objeto de lograr expresiones que debieran provenir 80 VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 106. En igual sentido ver, LAGO MONTERO, José, citado por VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 108. 81 LOPEZ DIAZ, Antonio; “El Derecho a No Autoinculparse y a No Declarar contra sí mismo en el Procedimiento Sancionador en Materia Tributaria”, en Temas de Derecho Penal Tributario, Marcial Pons, Madrid, 2000, p. 66; y ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura en Materia Tributaria, Ad-Hoc, Bs.As., 2002, p. 76. 82 ALBAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; Las Sanciones Tributarias frente a sus Límites Constitucionales, Ad Hoc, Bs.As., 2004, ps. 173 y 182. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados de su libre voluntad, pero no incluye los casos en que la evidencia es de índole material y fue provista voluntariamente por el acusado. El mismo autor en otro de sus obras señala que este derecho, de naturaleza constitucional, a no autoinculparse o a no declarar contra sí mismo implica que el Estado no puede ejercer su ius puniendi para obtener elementos probatorios del sujeto pasivo, a quien posteriormente intentara sancionar con fundamento en esas pruebas obtenidas de ese modo, pues ese procedimiento se asemeja a aquél por el cual se logra la declaración autoinculpante del imputado, bajo coacción. En ambos casos estaremos en presencia de procedimientos que se encuentran viciados de nulidad por violación de los principios constitucionales anteriormente mencionados83. ALVAREZ ECHAGUE84 cita jurisprudencia del Tribunal Europeo de la que surge que dicho Tribunal ha reafirmado el derecho a no autoinculparse aportando datos o informaciones de cualquier índole en cualquier clase de proceso (administrativo o jurisdiccional), determinando la nulidad absoluta de cualquier proceso judicial sancionador en el cual se incorporen pruebas obtenidas en forma coactiva en el procedimiento administrativo, es decir, bajo pena de aplicarse sanciones. De la misma forma, DIAZ85 expresa que constituyen exigencias generales de la justicia, el derecho a no declararse culpable, el que se aplica a todos los procesos, desde el mas simple al mas complejo. En similar sentido se ha pronunciado la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, aunque es mucho menos garantista que la sustentada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, entendiendo que la posibilidad de alegar el derecho a no declarar contra sí mismo se encuentra restringido. Lo que está prohibido es el uso de compulsión física o moral sobre el imputado sospechoso a fin de obtener una manifestación autoculpante86. 83 ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; La Clausura…, ob.cit., p. 76. Ver, también, LALANNE, Guillermo; “Las Facultades de la Administración Tributaria”, en El Procedimiento Tributario, Ábaco, Bs.As, 1989, p. 147. También, cfes. SOLVER, Osvaldo; Derechos…, ob.cit., p. 29; y SPISSO, Rodolfo; Derecho Constitucional Tributario, Depalma, Bs.As., 2000, ps. 287 y ss. 84 ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; Las Sanciones…, ob.cit., p. 174. Ver, también, ADRIASOLA, Gabriel; y CERVINI, Raúl, Relaciones Peligrosas: Secreto Bancario, Fisco y Cooperación Internacional, B de F, Bs.As, 2007, p. 23. 85 DIAZ, Vicente Oscar; Criminalizacion de las Infracciones Tributarias, Depalma, Bs.As., 1999, p. 308, citando a RAMON y TELLA, Ramón, y LOPEZ DIAZ, Antonio. 86 ALVAREZ ECHAGUE, Juan Manuel; Las Sanciones…, ob.cit., p. 182. Ver, también, LISICKI, Fernando: “La Garantía contra la Autoiincriminación Forzada y el Derecho Sancionador Tributario: Un Caso de Principios Constitucionales Versus Pragmatismo Recaudador”, en Revista Argentina de Derecho Tributario No. 2, Universidad Austral, Bs.As., 2002, ps. 411 a 450. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados De lo expuesto, podemos concluir que el derecho a no autoinculparse presupone que las autoridades deben fundamentar sus argumentos sin recurrir a elementos de prueba obtenidos por coacción o presiones, que irrespeten la voluntad del interesado. Protegiendo al inculpado de una coacción abusiva por parte de las autoridades, estos derechos coadyuvan a evitar los errores judiciales y a garantizar la consecución de los fines estatales. Como consecuencia de ello, siguiendo a SOLER87 podemos decir que la inspección tributaria, como procedimiento administrativo, debe llevarse a cabo dentro del marco garantizador de los derechos individuales establecidos por las normas de procedimiento que reglamentan la actuación del organismo fiscal, gobernadas por los principios superiores de rango constitucional. El fin del procedimiento administrativo es no sólo asegurar la satisfacción del interés general sino, además, servir de garantía de los derechos de los particulares. Bajo tal óptica, el procedimiento de inspección tributaria debe adecuarse al fin para el cual se implementa, no pudiendo convalidarse que bajo el ropaje de una investigación tributaria de rito se soslaye su connotación penal, cuando existiere, lo que ocurriría si se pretendiese utilizar con posterioridad en el proceso sancionador los datos obtenidos bajo la coerción del deber de declarar. 6.3.4. Derecho a ser asistido por asesores El derecho a ser asistido, durante la tramitación del procedimiento administrativo – dentro del cual se encuentra indudablemente la actuación inspectiva que culmina con el labrado del acta de constatación y comprobación-, constituye uno de los elementos que conforman el debido proceso que debe cumplirse en toda tramitación administrativa de la que, eventualmente, pueda derivarse un perjuicio para el administrado. Como bien lo manifiestan VARELA y GUTIERREZ88, el contribuyente tiene derecho a estar acompañado y asistido por su asesor de confianza, contador, abogado o técnico desde el comienzo mismo del procedimiento inspectivo. Nosotros agregamos, especialmente en la actuación inspectiva en la cual los inspectores deberán explicitar los hechos configurativos de una infracción que puede ser sancionada con la clausura. 87 SOLVER, Osvaldo; Derechos…, ob.cit., p. 85. Ver, también cfe. FALCON y TELLA, Ramón; “La Imposibilidad de utilizar los datos obtenidos por la Inspección Tributaria a efectos Penales o Sancionadores: La Sentencia Saunders de 17/12/96”, Comunicación Técnica presentada en las XIX Jornadas Latinoamericanas de Derecho Tributario, Lisboa, 1998, ps. 487 y ss. 88 VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 95. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En tal sentido, los citados autores mencionan que resulta de vital importancia para una debida defensa, que el asesor este presente durante los interrogatorios al contribuyente, directores, gerentes, empleados y terceros en general. De esta forma, el asesor puede asesorar al contribuyente y repreguntar a las personas interrogadas a efectos, por ejemplo, de precisar sus declaraciones. 6.4. FIRMA DE LOS INSPECTORES ACTUANTES E INTERESADOS, O EN SU CASO, LA NEGATIVA A ESTAMPAR LA FIRMA Al finalizar la inspección deberá procederse a suscribir (firmar 89) el acta por las personas que se indican seguidamente, entregando al interesado una copia de la misma. 6.4.1. Los inspectores actuantes La firma del acta por los inspectores que, al menos deben ser dos90, determina la constatación, por ambos funcionarios, de todos y cada uno de los elementos plasmados en el acta, salvo que alguno de ellos dejara constancia pertinente a tal efecto. Claro que, como lo señala GRIANGRECO91, si el acta fue firmada por dos funcionarios y el contribuyente pudiere demostrar que uno de los dos no constató el hecho que se pretende sancionar, el acta será nula. 6.4.2. El titular del establecimiento o representante que se encuentre en el lugar, salvo que no estén presentes o no quieran hacerlo, en cuyo caso se deberá dejar constancia de tal circunstancia Previo a la firma del acta, deberá procederse a su lectura. En caso de que el titular del establecimiento o su representante estuvieren de acuerdo con el contenido del acta, sin perjuicio de las constancias que desee estampar, deberá proceder a su firma92. La falta de firma del interesado, 89 La firma consiste en la escrituración a mano por sus autores, del nombre y apellido de cada uno de los otorgantes de un documento, acompañados o no de un signo gráfico que es la rúbrica (Cfe. TARIGO, Enrique; Lecciones…, ob.cit., p. 82). 90 Como lo señalara SOLER, en relación a la normativa aplicable en Argentina, cuyas conclusiones son trasladables a nuestro caso, la norma requiere la presencia de, al menos, dos funcionarios pues la norma refiere en plural a los “funcionarios” (SOLER, Osvaldo; Derechos…, ob.cit., p. 201). 91 GIANGRECO, Luis; Clausura…, ob.cit., p. 74. 92 En los casos en que el acta no fuere firmada por el sujeto pasivo de la eventual sanción de clausura o fuera firmada por otras personas, dicho documento carecerá de nota valorativa legal alguna, siéndole aplicable el sistema de valoración de la sana crítica. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados especialmente si éste ha efectuado manifestaciones verbales y éstas han sido recogidas en la misma, constituye otro requisito esencial del acta. Si el interesado no estuviere de acuerdo con el contenido del acta, podrá dejar mención expresa de tal circunstancia. Sin perjuicio de ello, podrán negarse a su suscrición. En tal caso, el inspector deberá dejar expresa constancia de tal circunstancia. En caso de que el interesado se encontrare asistido por un profesional, este último si lo desea, podrá también firmar la misma. Si la participación del asesor se hubiere llevado a cabo de forma activa, esto es, asesorando al interesado en la actuación inspectiva, deberá firmar el acta. 6.4.3. Testigos El acta podrá ser firmada por aquellas personas que hubieren prestado declaración en calidad de “testigos”, ya que al realizarse la inspección pueden encontrarse en el establecimiento personas que no sean, ni el titular del establecimiento, ni su representante. En tal caso, como bien lo indican VARELA y GUTIERREZ 93 cuando la declaración proviene de una persona que no es el representante legal o contractual de la empresa, su declaración valdrá como un testimonio pero no supondrá la expresión de voluntad de la persona inspeccionada. 6.5. CONCLUSIÓN Como lo expresa COLL94, las actas son la herramienta fundamental de la labor diaria del inspector, y son la prueba fundamental con la que cuenta la Administración para ejercer sus amplios poderes de fiscalización. De lo expuesto se deduce el necesario cuidado y dedicación que requiere la confección de dichas actas, la claridad en la descripción de los hechos constatados y de la documentación examinada. Las actas constituyen una garantía otorgada al particular inspeccionado95. Por ende, la omisión de cualquiera de los requisitos indicados podría derivar en la nulidad de la misma, dado que tales formalidades apuntan a resguardar las 93 VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente…, ob.cit., p. 288. COLL, Hernando; “Las Actas…”, ob.cit., p. 553 y ss. 95 VALDES COSTA, Ramón y otros; Código…, ob.cit., p. 368. 94 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados garantías constitucionales que amparan al particular96, más aún tratándose de un procedimiento tendiente a la aplicación de una sanción97. 7. EL DEBIDO PROCESO CLAUSURA TRIBUTARIA 7.1. PLANTEO DEL PROBLEMA EN EL PROCEDIMIENTO DE La discusión acerca de la necesidad del otorgamiento de la vista previa (artículo 46 del CT), antes de formular la solicitud de clausura al Poder Judicial, se ha planteado a nivel doctrinario y jurisprudencial. A nivel doctrinario no hemos encontrado, al menos a nivel nacional, estudios escritos sobre esta temática específica, que hayan sido elaborados por quienes adhieren a la posición que sustenta la improcedencia del otorgamiento de la vista previa. La doctrina que se ha postulado en esta línea, lo ha hecho a nivel académico y en instancias judiciales, en base a los mismos argumentos que, en alguna oportunidad, fueron esgrimidos por asesores de la Administración Tributaria y algunos penalistas, al analizar la denuncia por defraudación tributaria formulada por la Administración a la Justicia Penal. Por otra parte, dentro quienes se han postulado por sustentar la otra hipótesis, esto es, la necesidad del otorgamiento de la vista previa a la solicitud de clausura, encontramos tanto a asesores de la Administración Tributaria, como especialistas en derecho administrativo y tributario que, han publicado algunos artículos escritos sobre esta temática específica98. 96 SOLER, Osvaldo; Derechos…, ob.cit., p. 202 y VALDES COSTA, Ramón y otros; Código…, ob.cit., p. 288. 97 SOLER, Osvaldo; Derechos…, ob.cit., p. 201. 98 BERRO, Federico; “La Clausura de Establecimientos: Procedimientos – Responsabilidad Inconstitucionalidad”, en Revista Uruguaya de Derecho Público No. 2, FCU, Mdeo., 1992, p. 102; BERRO, Federico; “La Clausura de Establecimientos y la Responsabilidad del Estado”, en Boletín de Tea Deloitte & Touch, Mdeo., abril, 1992, p. 2; Los Ilícitos Tributarios y sus Sanciones, FCU, Mdeo., 2007, p. 135 y ss.; VALDES COSTA, Ramón y otros; Código…, ob.cit., p. 371; FERRARI, Mario; “Oportunidades de Defensa Previa al Acto de Determinación Tributaria”, en Revista Tributaria No. 160, T. XXXIX, IUET, Mdeo., mayo-junio, 2002, p. 348; HUERTAS, Héctor; “Constitucionalidad o Inconstitucionalidad de la Clausura de Establecimientos a la luz de la reciente Jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia”, en Revista de Derecho Público, No. 14, FCU, Mdeo., 1998, ps. 29 y ss.; MONTERO TRAIBEL, José Pedro; Derecho Tributario Moderno, T. II. – Derecho Tributario Formal-, FCU, Mdeo., 2006, p. p. 106; VARELA, Alberto y GUTIERREZ, Gianni; El Contribuyente Frente a la Inspección Fiscal, AMF, Mdeo., 2007, p. 302; ARCIA, Sebastián; “El Debido Equilibrio entre las Facultades del Fisco y los Derechos del Sujeto Pasivo”, en Revista Tributaria No. 191, T. XXXIII, IUET, Mdeo., marzo-abril, 2006, p. 755; y PISANO, Juan; ALCOBA, Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En similar sentido, la jurisprudencia se encuentra dividida acerca de la necesidad del otorgamiento de la vista previa antes de solicitar la clausura al Poder Judicial. En efecto, por un lado, la SCJ99 se ha pronunciado por la constitucionalidad de la norma que regula el instituto de la clausura tributaria, rechazando de esta forma los cuestionamientos de inconstitucionalidad en relación a la violación del debido proceso. Por su parte, la Justicia Civil100, siguiendo con el criterio sustentado por la SCJ ha hecho lugar a diferentes solicitudes de clausura tributaria planteadas por la Administración Tributaria. Sin embargo, El TCA ha sustentado una opinión contraria a la expresada por el Poder Judicial. Es así, que el TCA por Sentencias Nos. 858 de 3/10/94, 87 de 26/2/97 y 99 de 5/3/07, anuló los actos administrativos dictados por la Administración Tributaria, por los cuales se dispuso solicitar al Poder Judicial la clausura tributaria, sin otorgar vista previa al administrado. 7.2. NUESTRA POSICIÓN Para nosotros, previo a la formulación de la solicitud de clausura al Poder Judicial, la Administración debe otorgar vista administrativa al interesado conforme a lo establecido en el artículo 46 del CT que preceptúa: “Los actos, hechos u omisiones constitutivos de infracción, serán objeto de una información instruida por funcionario autorizado” “Si la existencia de la infracción no ofreciera dudas a juicio de la Dirección del organismo recaudador, se dará vista al interesado con término de quince días para deducir sus defensas y producir pruebas. Si el interesado no compareciera en plazo o lo hiciera sin solicitar diligencias probatorias, la Mónica; “Clausura de Establecimientos por la DGI. Constitucionalidad de las Normas Aplicadas. Nota de Jurisprudencia”, en Anuario de Derecho Administrativo, Tomo XIV, FCU, Mdeo., 2007, p. 92. 99 Ver, entre otras, Sentencias de la SCJ Nos. 1648 de 18/12/91, 234 de 22/5/95, 587/95 de 11/8/95, 2 de 3/2/06, y 197 de 27/11/06. 100 Ver, entre otras, Sentencias Nos. 137 de 30/6/04 del TAC 4; 723 de 13/10/04 del TAC 5; 961 de 22/12/04 del TAC 5; 6 de 1/2/05 del TAC 7; 7 de 1/2/05 del TAC 7; 1038 de 7/4/05 del TAC 3; 98 de 29/4/05 del TAC 3, y 314 de 13/12/06 del TAC 2. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Dirección resolverá sin más trámite, si hubiere ofrecido y producido pruebas, éstas se diligenciarán en un plazo no mayor de treinta días” “Lo dispuesto no este artículo, no regirá en los casos de mora”. La aplicación del artículo 46 del CT en materia infraccional y sancionatoria tributaria resulta indiscutible, así como también respecto de aquellas situaciones en las que por haberse constatado una infracción, se decida el inicio de acciones judiciales. Como bien lo señala FERRARI101, es en este ámbito donde las garantías del derecho de defensa del imputado son tradicionales e indiscutibles y están consagradas, en el campo específico del Derecho Tributario Formal, por la previsión legal expresa del artículo 46 del CT. La norma no establece ninguna otra condición para el otorgamiento de la vista previa, que no sea la existencia de una infracción y la convicción por parte de la Administración de su acaecimiento102, circunstancia ésta última, que surgirá del acta labrada conforme lo previsto en el artículo 45 del CT. La solicitud de clausura es la consecuencia jurídica aplicable en casos de comisión de alguna o algunas de las infracciones previstas en la normativa legal que implica el inicio, por parte de la Administración (resolución dictada por el jerarca de la Administración), de acciones judiciales destinadas a la aplicación de dicha sanción. Ello adquiere especial importancia, debido a que en esta etapa previa del trámite administrativo, no se conoce cuál será la decisión del jerarca acerca de la adopción o no de una sanción o del planteo de una solicitud judicial de clausura, especialmente considerando que, cuando se elevan las actuaciones al jerarca éste 101 FERRARI, Mario; “Oportunidades…”, ob.cit., p. 340. Sobre este aspecto BERRO señalaba que, el debido proceso dentro del trámite administrativo se encuentra previsto en el artículo 46 del CT, siendo de aplicación necesaria en la especie, dada la generalidad y precisión de su mandato; se prevé para todos los casos de infracciones que no sean la de mora (BERRO, Federico; “La Clausura de Establecimientos: Procedimientos…”, ob.cit., p. 102). Por su parte, MAZZ expresaba que si de la instrucción surge la existencia de infracciones, la Dirección del organismo recaudador dará vista al funcionario, agregando, que el artículo 46 del CT se refiere a las infracciones (MAZZ, Addy; ““Principios Fundamentales del Derecho Tributario – Derecho Tributario Material – Derecho Tributario Formal – Derecho Procesal Tributario – Derecho Sancionatorio”, en Curso de Derecho Financiero y Finanzas, Tomo 1, Volumen 2, FCU, Mdeo., 2007, p. 335). En el mismo sentido BORDOLLI mencionaba que el artículo 46 del CT sólo estaría previendo el procedimiento para aquellos casos en que se verifica un hecho constitutivo de una infracción tributaria, exceptuada la mora (BORDOLLI, Carlos; “Experiencias de la Aplicación del Código Tributario en el Primer Lustro de vigencia- Derecho Tributario Formal”, en Revista Tributaria No. 38, T. VII, IUET, Mdeo., setiembre-octubre, 1980, p. 413). 102 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados debería contar con todos los elementos para poder adoptar una decisión ajustada a derecho. El conocimiento real de los hechos, sólo podrá obtenerse una vez que se hubiere escuchado al administrado y este hubiere ofrecido sus medios de prueba. En efecto, cuando la Administración procede a solicitar al Poder Judicial la clausura debe existir necesariamente la convicción de que el sujeto pasivo de esa sanción fue quien cometió la infracción. Y a tal convicción, solo podrá arribarse una vez que haya sido escuchado el administrado y diligenciada la prueba ofrecida (artículo 46 del CT), de forma tal, que se verifiquen las comprobaciones de hechos que fueran oportunamente plasmadas por los funcionarios actuantes (artículo 45 del CT). En el ámbito del BPS el otorgamiento de la vista previa resulta aún más claro, debido a que el artículo 151 de la Ley No. 16.713 establece que “la Administración Tributaria del BPS, garantizará a los interesados en sus procedimientos administrativos, todos los derechos y garantías del debido proceso, de conformidad con lo establecido por la Constitución de la República y demás normas de derecho positivo”. Como vemos, a nivel del BPS, se establece con carácter general que el administrado gozará de todos los derechos y garantías del debido proceso previstos en la Constitución. De ello inferimos que, en la orbita del BPS se reconocen expresamente al administrado aquellos derechos y garantías previstos en la Constitución relativos al debido proceso, tales como, los regulados en los artículos 12 y 66 de la Constitución, principios generales del derecho (articulo 72 de la Constitución) y, normas de derecho positivo (artículo 46 del CT, Pacto de San José de Costa Rica y artículo 69 de la RD No. 40-2/97). Sin perjuicio de lo expuesto, cabe destacar que tal solución sería la misma, aún en ausencia de dichas normas legales, conforme a los principios generales de derecho El derecho de defensa del administrado o debido procedimiento, constituye un principio general de derecho que debe pautar toda actuación administrativa y, especialmente el procedimiento administrativo, con carácter amplio, y no restrictivo103. CORREA FREITAS104, al analizar el principio del debido proceso aplicable en el procedimiento administrativo, lo clasificaba dentro de los principios de origen 103 GORDILLO, Agustín; “La Defensa…”,ob.cit., p. IX-10. CORREA FREITAS, Ruben; “Los Principios del Procedimiento Administrativo en el Decreto 500/91”, en Anuario de Derecho Administrativo, T. VII, FCU, Mdeo., 1999, p. 39. 104 Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados constitucional, en virtud de lo dispuesto en los artículos 12 y 66 de la norma fundamental. Es así que, el derecho a defenderse frente a todo acto estatal que lesione derechos o intereses constituye la más elemental e imprescindible garantía de que sean respetados y protegidos todos los demás derechos que reconoce la Constitución, tales como, entre otros, el de propiedad y libertad105. Adicionalmente, cabe destacar que este principio fundamental de garantía de los derechos de los ciudadanos, también se encuentra específicamente recogido en el procedimiento administrativo regulado en las normas reglamentarias aplicables en el ámbito de la DGI y del BPS en los artículos 2 i), 5, 74, 75, 123, 124, 171 del Decreto 500/91 y 2 i), 5, 67, 106, 107, 138 de la RD No. 40-2/97, respectivamente. En el ámbito del procedimiento administrativo seguido ante la DGI y el BPS, el artículo 5 del Decreto 500/91 y de la RD No. 40-2/97 reconocen al administrado el goce de todos los derechos y garantías inherentes al debido proceso, conforme lo establecido en la Constitución, las leyes y las normas de Derecho Internacional aprobadas por la República106. Asimismo, en el Decreto 500/91 (artículo 2 i) y la RD No. 40-2/97 (artículo 2 i) se establece que la Administración debe servir con objetividad los intereses generales con sometimiento pleno al Derecho y debe actuar de acuerdo, entre otros, con el principio general del debido proceso. Específicamente, el artículo 76 del Decreto No. 500/91 y 69 de la RD No. 40-2/97 establecen que, en los procedimientos seguidos de oficio, con motivo de la aplicación de sanciones o de la imposición de un perjuicio al administrado, no se dictará resolución, sin previa vista al interesado. 7.3. EL ACTA DE DILIGENCIA Y COMPROBACIÓIN Y EL DEBIDO PROCESO Como vimos precedentemente, el artículo 45 del CT otorga al involucrado la posibilidad que, desde un primer instante, pueda ejercer su derecho de defensa dejando las constancias que considere necesarias. Sin embargo, ello no implica cercenar el debido proceso a que alude el artículo 46 del CT. 105 CAJARVILLE, Juan Pablo; “El Derecho a Defenderse en vía Administrativa y la Eficacia y Eficiencia de la Administración”, en Anuario de Derecho Administrativo, T. XIII, FCU, Mdeo., 2006, p. 53. 106 Sin perjuicio de ese reconocimiento reglamentario, no se trata de un principio con esa eficacia formal. Es, sin duda, un principio con valor y fuerza de norma constitucional (CAJARVILLE, Juan Pablo; “El Derecho…”, ob.cit., p. 52). Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados En efecto, si bien al momento de confeccionarse el acta de diligencia y comprobación el interesado podrá dejar las constancias que considere convenientes o realizar aclaraciones respecto de aquellas situaciones o descripciones formuladas por los inspectores actuantes e, incluso ofrecer medios probatorios, igualmente podrá plantear sus descargos en la etapa procedimental correspondiente, esto es, al evacuar la vista administrativa. Por ende, la mención que realiza el artículo 467 de la Ley No. 17.930 al artículo 45 del CT tiene como única finalidad la de dejar constancia de las actuaciones realizadas por los funcionarios actuantes, y las comprobaciones de las circunstancias de hechos que pudieran configurar una infracción tributaria que pueda ser objeto de la sanción de clausura. La eventual posibilidad de que en dicha oportunidad el administrado pueda “dejar las constancias que estime convenientes”, no implica renunciar al trámite previsto en el artículo 46 del CT (otorgamiento de vista previa). La situación prevista en el artículo 45 del CT, refiere fundamentalmente a las aclaraciones que, sobre los hechos, desee realizar el involucrado, la que es sustancialmente diferente de la prevista en el artículo 46 del CT. En este último caso, se prevé una etapa administrativa específica, en donde el administrado podrá realizar sus descargos y presentar los medios de prueba necesarios para acreditar los extremos invocados en su defensa. Sustentar lo contrario, implicaría transformar la garantía del debido proceso en una mera ritualidad. Resulta claro, a nuestro juicio, que la observancia del artículo 45 del CT, no sustituye la aplicación del artículo 46 del CT, ya que será por intermedio de ésta última norma que se observará el debido proceso y permitirá que la Administración posea mayores elementos para determinar si procede o no formular la solicitud de clausura107. En virtud de lo expuesto, por mejor que se encuentre acreditada la falta (infracción) de una persona, ello no debe constituir un elemento que permita sustentar que dicha persona no sea escuchada, a efectos de que exprese lo que desee decir en su descargo, o la prueba que quiera ofrecer108. 107 Esta posición ha sido sustentada por el TCA en un caso de clausura tributaria promovida por la DGI (Ver Sentencia No. 858 de 3/10/94). 108 GORDILLO, Agustín; “La Defensa…”, ob.cit., p. IX-21. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Como bien lo señala BERRO109, el procedimiento regulado en el artículo 45 del CT configura una garantía de la verdad de los hechos ocurridos durante la inspección, pero no implica la concreción del debido proceso, éste último se encuentra previsto en el artículo 46 del CT que, como vimos, resultará también aplicable en los casos de clausuras tributarias. Esta misma posición ha sido sustentada por PISANO y ALCOBA110 quienes expresan que hacer lugar a la clausura en base a un acta en la que los funcionarios actuantes han constatado ciertos hechos en la cual no hay, ni puede haber prácticamente efectivos descargos, por más que el artículo 45 del CT permita al particular dejar las constancias que considere pertinentes, pone al particular en situación de indefensión. 109 BERRO, Federico; “La Clausura de Establecimientos: Procedimientos – Responsabilidad – Inconstitucionalidad”, en Revista de Derecho Público No. 2, FCU, Mdeo., diciembre, 1992, p. 102 y “La Clausura de Establecimientos y la Responsabilidad…”, ob.cit., p. 4.; y Los Ilícitos…, ob.cit., p. 122. 110 PISANO, Juan; ALCOBA, Mónica; “Clausura…”, ob.cit., p. 92. Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados Rueda, Abadi & Pereira © 2008 – Todos los derechos reservados