ingeniero ma - Universidad Francisco Gavidia

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UNIVERSIDAD
FRANCISCO GAVIDIA
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y
CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS
RECTOR:
INGENIERO MARIO ANTONIO RUIZ
RAMIREZ
SECRETARIA GENERAL
LICENCIADA TERESA DE JESUS GONZALES
DE MENDOZA
DECANO DE LA FACULTAD :
LICENCIADA ROSARIO MELGAR DE VARELA
DIRECTOR DE LA ESCUELA DOCTOR JORGE EDUARDO TENORIO
ASESOR:
LIC. MARIO GUSTAVO TORRES AGUIRRE
SAN SALVADOR, JUNIO DEL 2004
UNIVERSIDAD
FRANCISCO GAVIDIA
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS
COMISIÓN POR OMISIÓN
TRABAJO DE GRADUACIÓN
PREVIA OPCIÓN AL TITULO DE
LICENCIADOS EN CIENCIAS JURÍDICAS
PRESENTADO POR:
BENJAMÍN ANTONIO QUIJANO MONTERROZA
IRIS DEL CARMEN VIDES VIDES
LUIS ARTURO MAGAÑA FIGUEROA
ASESOR:
LIC. MARIO GUSTAVO TORRES AGUIRRE
SAN SALVADOR, JUNIO DEL 2004
Este trabajo se lo dedico primeramente a Dios, a mis padres y a mi querido
hermano, a quienes agradezco el esfuerzo realizado y su apoyo a lo largo de mi
carrera.
Iris del Carmen Vides Vides.
A mi hermano Jaime Magaña y a mi familia, sin quienes no hubiese logrado mis
metas por sus valores y principios.
Luis Arturo Magaña Figueroa
A Dios por darme mucha fe y paciencia. A mi familia por comprenderme y
apoyarme. A mis amigos por estar siempre conmigo. Y especialmente a mi madre
Mercedes Monterroza, al señor Alejandro Cotto y amigos incondicionales como Luis
Najarro, y a todos lo que siempre me amaron y apoyaron.
Benjamín Antonio Quijano Monterroza.
ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN ......................................................................................... .i
CAPÍTULO I
Antecedentes Históricos............................................................................... 1
CAPÍTULO II
Conceptos, Naturaleza Jurídica ................................................................... 5
Consideraciones Doctrinales en General.
CAPÍTULO III
Régimen en el Derecho Vigente................................................................... 7
Síntesis Jurisprudencial
CAPÍTULO IV
Situación en el Derecho Comparado............................................................ 17
CAPÍTULO V
Conclusiones................................................................................................ 21
Recomendaciones........................................................................................ 21
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................ 22
INTRODUCCIÓN
Hoy en día, constituye una realidad unánimemente aceptada, la afirmación
que la figura de Comisión Por Omisión constituye un reto en el ámbito penal que en
la realidad ofrece dificultad al momento de ser aplicada. Es por tal razón que para
efectos de conocer y comprender su naturaleza, así como los alcances en su
aplicación, se torna imprescindible analizar la doctrina en general y la jurisprudencia
en particular a efectos de propiciar a la comunidad jurídica una contribución en
cuanto a la figura penal que hoy por hoy ocupa nuestros esfuerzos.
CAPITULO I
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Las
primeras
referencias
a
estos
delitos
parecen
proceder
de
la
responsabilidad de poseedores de animales salvajes causantes de muertes o
heridas a otros hombres. Otras reflexiones antiguas al respecto también
consideran que provienen de casos en los cuales quien custodiaba a un
prisionero lo dejaba morir por no proporcionarle alimentos, o cuando una
madre permitía que su hijo recién nacido muriera de inanición.
Feuerbach, se ocupó de un tratamiento general de la omisión a principios del
siglo pasado. Para el existe delito de omisión cuando una persona tiene
derecho a la real exteriorización de actividad de otro, llega a enunciar dos
fuentes jurídicas del deber de impedir un resultado: La ley y el contrato.
Luden distingue por primera vez entre delitos propios e impropios de omisión
y manifiesta especial interés por la relación de causalidad dentro de los
últimos. Este autor sostiene que un hombre quieto es impensable y que si él
no hace una cosa hará otra. De aquí surge su idea de que la causa del
resultado delictivo es la acción positiva realizada por el sujeto en lugar de que
aquella acción que debió realizar. 1
Glaser se refiere por primera vez al concepto de acción esperada,
desarrollado posteriormente por Von Rohland y otros, y afirma que la
causalidad de la omisión se funda en el hecho anterior del autor. A partir de
entonces, la causalidad de omisión se tornará en el centro de atención,
especialmente tratándose de delitos impropios de omisión.
1
Fundamentos de los delitos de omisión, Eduardo Novoa Monreal, Editorial D´Palma, año 1984, Buenos Aires, Argentina,
Pág.9, 12 y 15.
Merkel concluye que la omisión impone responsabilidad por la
producción de un resultado en tanto el sujeto ha sido puesto de modo
responsable, en relación a la integridad de otros, para impedir ese resultado
con la ejecución de la acción correspondiente.
Binding, piensa que habría una verdadera causa del resultado en la
corriente síquica que detiene el impulso natural de obrar, pues toda acción
contiene al mismo tiempo una provocación y un impedimento del resultado: en
parte promueve y en parte impide el peligro. Por consiguiente, la contención
de la voluntad ha de ser tenida como causa del hecho (teoría de la
interferencia).
Von Roland propone la noción de la acción esperada conforme a la
cual una omisión es causal del resultado producido cuando ella era esperada
por el ordenamiento jurídico y no se cumplió. Esta noción es desarrollada
también por Kohler, el cual avanza hasta un concepto de posición de garante,
apoyado en un deber de obrar, La idea de acción esperada va a ser empleada
por Mezzger como uno de los pilares de su teoría sobre los delitos de
omisión.
Fran Von Liszt postula la equiparación de la no evitación de un
resultado con la producción de él, con tal que la omisión sea antijurídica, y
muchos otros autores lo siguen en su idea de asimilación de acción y omisión,
sobre la base de la búsqueda de nexos causales de esta última con el
resultado delictivo que se origina.
Es Radbruch quien niega la existencia de un concepto general
comprensivo a la vez de la acción y de la omisión, pues el hacer puede
causar algo, pero no lo puede un no-hacer. Acción y omisión corresponden,
pues, a una dualidad irreducible. Rechaza Radbruch, también, la necesidad
de una voluntad de omitir, lo que lo confirma en su concepción dualista.
Hasta aquí podemos apreciar que la mayor parte de las ideas iniciales
sobre delitos de omisión cuyo auge fue a mediados del siglo XX se de basan
en la analogía y diferencias entre el hacer y el no hacer, principalmente, en la
existencia de un nexo causal entre la omisión y el resultado delictivo. Lo
anterior es consecuencia del pensamiento científico natural en la teoría del
derecho penal; pese a lo cual, posteriormente, se ha impuesto la conclusión
de que la causalidad no es la cuestión decisiva de la omisión. Se ha llegado a
sostener que todo aquel desarrollo causal fue “largo, penoso e infructífero”
(Maurach), por que la nada (omisión) nada puede causar.
Por influencia del neokantismo, dentro del derecho penal, las
indagaciones siguientes se encaminan hacia una solución valorativa, la que
se enunciaba con la teoría de la acción esperada.
Mezger señala que la base de la omisión está en el deber de impedir
el resultado, y precisa que el punto de vista decisivo está en una antijuricidad
material que se refleja en un deber de actuar que surge sobre todo de una
introducción y elevación del peligro por parte del omítete. Sobre esta base,
Maurach y Gallas elevan el relieve jurídico y valorativo de la omisión, con lo
que reducen su naturaleza, para reconocerle un sustrato preponderantemente
normativo. Y algunos sugieren que en la omisión punible hay un contenido de
injusto equivalente al de la comisión punible. 2
Las tendencias normativas van a ocuparse, a propósito de la comisión
por omisión, de determinar las fuentes del deber de actuar, para llegar luego
a la noción más exacta del deber de garantía (emanado de una posición de
garante). Lo que sucede en la omisión, conforme a este pensamiento, es que
2
Enciclopedia Jurídica Omega. Editorial Driskill S.A., año 1984, Buenos Aires , Argentina, Tomo VI. Defe-dere. Pag.277,
278,279.
el sujeto vulnera intereses entregados a su custodia, dejándolos desprovistos
de su protección.
Un matiz diverso adopta Nagler, en cuanto postula ubicar el problema
de la omisión dentro de la tipicidad, pues es el tipo el que da sentido
equiparativo a la mera inactividad con la actividad.
Welzel, consecuente con su finalismo, asevera que acción y omisión
son dos subclases independientes de la conducta humana que se ligan entre
sí por ser dominables por la voluntad de actividad final.
Es el domino potencial del hecho por el sujeto lo que convierte a una
inactividad en omisión. En ésta concurre, pues, una finalidad potencial y basta
para ella que el sujeto tenga la posibilidad de dominar el hecho.
Armin Kaufmann tiene un alto desarrollo en cuanto a los problemas de
los delitos de omisión, sobre la base de admitir un concepto general de
conducta como capacidad de obrar guiada por una voluntad; esta conducta
puede presentarse como activa o pasiva y ella constituye el objeto al cual se
dirigen la prohibición o el mandato. Admite que la no-acción humana no
puede ser causa de un resultado pero acepta un efecto causal de condiciones
negativas. Deja claramente establecido que en la omisión no existe dolo,
entendido como voluntad de realización, y niega diferencias entre el mandato
de actuar que se da en los delitos propios impropios de omisión, bien sea en
cuanto a la naturaleza del mandato o a su contenido, pues ambas se dirigen a
la evitación de un resultado. Para este autor, la esencia de la comisión por
omisión no se halla en su estructura dogmática si no en su conformación
axiológica, para lo cual ha de existir un mandato con contenido de impedir la
lesión o el peligro de lesión del bien jurídico propio de un tipo de acción, en
los casos en que esa lesión o peligro sea equivalente en injusto y
culpabilidad a dicho tipo de acción.
La generalidad de penalistas a situado el problema de la conducta
omisiva dentro de la teoría jurídica del delito y lo ha conducido en verdadera
peregrinación por casi todos los elementos y características del mismo,
localizado primeramente en el concepto de conducta, y tras la discusión
inherente
a si hay o no un concepto superior y general que abarque
simultáneamente a acción y omisión, toda la atención de los juristas se volcó
a que si puede haber o no una relación causal entre una omisión y un
resultado típico. Seguidamente, se vinculó en concepto de omisión, con la
tradición de una norma imperativa determinada, llevándolo de esta manera a
la antijuricidad, negándole o restándole realidad natural.
El concepto de omisión es una categoría común a todo derecho, forma
parte por ello de la teoría general del derecho, encuentra su fundamento en
los fines propios de éste y su explicación en planos jurídicos que deben
anteceder a cualquier vinculación de ella, con problemas de índole
específicamente penal
CAPITULO II
CONCEPTOS, NATURALEZA, JURÍDICA Y SÍNTESIS JURISPRUDENCIAL.
Por omisión se entiende el no presentarse ante una orden de
movilización. Cabe también, el omitir la realización de una acción cuando se
está obligado a realizarla, como la que causa el automovilista al no detenerse
ante la luz roja del semáforo, originando un choque con los demás
automovilistas que circulan por la dirección lícita. Así como la madre que no
lacta a su hijo y se produce como consecuencia su muerte. 4
4
Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. Guillermo Cabanellas. Editorial Heliasta . S. R. L. Año 1998, Buenos Aires,
Argentina Tomo II. Paginas 63, 64).
En la Doctrina moderna, se acepta que la coacción se pude ejercer por
medio de la omisión, siempre que se trate de delitos impropios omisivos. La
omisión, es una forma que puede adoptar la conducta humana, que en
determinados casos adquiere significación jurídico penal. Dicha figura no es
una simple inacción, un “no hacer”, sino que es un no hacer alguna cosa
determinada, por consiguiente no es solamente negación de la acción sino
que es negación de una especial acción.
Así para Enrique Gacigallupo, “la Omisión es un hacer que no es
determinado”. “La omisión encierra una referencia a la significación típica de
un suceso realmente acaecido con lo exigido” y agrega que ontológicamente
la omisión carece de existencia.
Otros autores como Ricardo Núñez, manifiesta que
“el delito de
comisión es un concepto normativo, por que solo tiene sentido cuando la
inactividad del individuo se mira con referencia a una norma que demandaba
una actividad”.
Los delitos de comisión por omisión son producto, de una posición
subjetiva de agente. Es en el aspecto anímico donde deben buscarse las
bases de la imputación. Los delitos culposos en general obedecen a factores
como: imprudencia, impericia y negligencia, aunados a
una conducta
genérica. La norma no solo establece no matarás, sino también “no harás
aquello que ponga en peligro la vida de tus semejantes” 5
El deber de actuar, es la exigibilidad positiva con que el derecho se
presenta
en
ciertas
ocasiones.
Aquí
se
presenta
el
problema
de
antijuridicidad, porque la obligación de actuar deviene por imposición
5
IBID, pag 4
legalmente concebida en cualquiera de las formas en que tal obligación se
manifiesta. Se ha sistematizado el contenido de los diferentes deberes de
actuar casi de manera unánime de acuerdo a la exigencia del precepto
específico o bien aquellos delitos de tipo “activo” que pueden reconocer forma
omisiva. En idéntico sentido deben estar incluidos en conjuntos de deberes
legales y tomar voluntariamente obligaciones que engendren deber de obrar.
A si como el delito por omisión se configura por el hecho de abstenerse
de realizar un acto en evitación de un mal, pudiendo hacerlo, el delito de
comisión por omisión consiste en no ejecutar un acto que debió realizarse y
que trae como consecuencia un mal que se hubiera evitado. Así cometerá el
primer delito la persona que, viendo el peligro de otra no trata de socorrerla o
de pedir auxilio, y cometerá el segundo la madre que se abstiene de lactar a
su hijo, con el consiguiente riesgo de que muera.
CAPÍTULO III
RÉGIMEN EN EL DERECHO VIGENTE, SÍNTESIS JURISPRUDENCIAL
Antes de realizar la aproximación al tema de la Comisión Por
Omisión, sobre sus características y circunstancias, es necesaria una breve
reseña sobre el significado de la Acción Penalmente Relevante.
En ese sentido tomaremos como parámetro el concepto que por la
doctrina mayoritaria ha sido adoptado como el más atinado para su análisis
en el Derecho Penal, no obstante ser en la actualidad objeto de muchas
críticas.
En
el
presente
trabajo,
entenderemos
como
Acción,
todo
comportamiento dependiente de la voluntad humana y cuyo contenido
depende de la finalidad que el autor quiera alcanzar.
Ante ello, penalmente relevantes son las acciones que producen
como resultado una modificación en el mundo exterior, unidas a través de un
orden causal en el que ésta produce un resultado desvalioso y castigado por
el ordenamiento.
En un primer momento se puede concluir erróneamente que
penalmente relevantes únicamente pueden ser aquellas acciones en las que
se le impone la obligación a la persona humana de no hacer un
comportamiento determinado, como en los delitos activos, tales como el
Homicidio, Hurto, Robo, etc.
Empero no solo existen en nuestro ordenamiento jurídico-penal
normas que obligan a las personas a no hacer determinadas acciones
(normas prohibitivas) sino también las que obligan a determinadas conductas
(normas imperativas) artículos 19 y 20 del Código Penal. Ejemplos de las
primera son el no matar, el respeto a la propiedad privada, a la libertad sexual
entre otras y de las segundas, la obligación a la madre de lactar a su hijo
recién nacido, la obligación al guardavidas de proteger a los bañistas, etc.
Adviértase de dichas normas, que la Omisión Impropia debe ser
entendida como la imputación realizada a aquella persona que ha producido
un determinado resultado como consecuencia de no hacer una acción
determinada por su condición, y a quien la ley le ha impuesto la obligación de
actuar ante determinadas circunstancias en
las que
se le exige el
impedimento de un resultado desvalioso con la puesta en peligro o lesión a un
bien jurídico protegido.
Los tipos penales que deben de ser positivados por el Legislador no
dependen de su libre arbitrio, sino mas bien deben de proteger intereses o
bienes jurídicos consagrados en nuestra Constitución, finalidad requerida por
algunos principios constitucionales como el de regularidad Jurídica, por lo que
del legislador para sancionar tipos omitivos ha sido retomado básicamente del
Art. 1 Cn., en el que el Estado de El Salvador reconoce a la persona humana
como el origen y fin de su actividad, y como consecuencia en el Art. 2 Cn., el
constituyente regula el derecho que tiene toda persona de gozar de la vida,
integridad
física,
libertad,
seguridad,
etc.,
y
a
ser
protegida
en
su
conservación y defensa. 6
En ese sentido, la figura de la Comisión Por Omisión surge para
poder abarcar aquellos espacios de penumbra en los que no pueden ser
positivados expresamente conductas que pongan en peligro o lesionen esos
bienes jurídicos protegidos.
La Comisión por Omisión, ha
pasado el análisis
de
validez
constitucional que todo tipo penal debe de cumplir, es decir que su
regularización surge como freno a aquellos ataques que puedan sufrir los
bienes jurídicos Constitucionalmente tutelados.
Ejemplo: vida, libertad,
seguridad, etc.
Ahora bien, el CP en el artículo 20 Inc. 2°, establece claramente lo
que debe de entenderse por Comisión Por Omisión u Omisión Impropia, a
saber: ”El que omite impedir un resultado, responderá como si lo hubiera
producido, si tiene el deber jurídico de obrar y su omisión se considerará
equivalente a la producción de dicho resultado”.
A diferencia de los delitos activos la omisión no puede ser entendida
como la causación de un resultado desde la óptica de la física, ya que la
causalidad exige la puesta en marcha de una fuerza que en la omisión es la
gran ausente. Lo que adquiere relevancia en este tema respecto a la
6
Derecho penal parte general. Enrique Gacigalupo. Editorial Hanmurabi, año 1984, Buenos Aires, Argentina, Edición 3ª
imputación de un resultado mediante una causalidad hipotética, o sea la
posibilidad fáctica que tuvo el sujeto de evitarlo, conocida doctrinariamente
como “La Evitabilidad del Resultado”, lo cual deberá de analizarse bajo las
reglas de la imputación objetiva en el caso en concreto.
En el Inciso Segundo del referido artículo, se especifica a quien
incumbe el deber jurídico de obrar, el cual reza: “El deber jurídico de obrar
incumbe a quien tenga por ley obligaciones de cuidado, protección o
vigilancia, al que con su comportamiento precedente creó el riesgo y al que,
asumiendo la responsabilidad de que el resultado no ocurriría, determinó con
ello que el riesgo fuera afrontado”.
En ese sentido, la ley determina las características que debe reunir
una persona para que se le pueda reprochar este tipo de conductas, dejando
a discreción del aplicador su construcción, lo cual lo vuelve un tipo penal
abierto.
Tanto aquellas conductas dolosas, imprudentes u omisivas, pueden
ser realizadas a través de la Comisión Por Omisión, aunque el tipo penal no
se refiera expresamente a ello, atendiendo a que éste no se agota con la
simple prohibición a que se refiere su texto, sino mas bien posee un alcance
normativo que va mas haya de una simple prohibición a un no hacer, sino que
también abarca una conducta en la que el legislador imperiosamente motiva a
una persona a un actuar de manera distinta, es decir a un hacer, con el objeto
de impedir la realización de acciones que lesionen o pongan en peligro bienes
jurídicos protegidos.
A diferencia de los delitos activos como el homicidio, lesiones,
agresiones sexuales, etc, en la Comisión Por Omisión para que al sujeto
activo se le pueda imputar un actuar debe de tener “Posición de Garante”, es
decir, un deber jurídico de obrar según lo plasmado en el Inciso Segundo del
Artículo supra citado, siendo la primera de sus fuentes según el texto quien
tenga por ley obligaciones de cuidado, protección o vigilancia.
Es este apartado el que nos evidencia que las obligaciones de
protección vigilancia o cuidado de bienes jurídicos en un primer momento
nacen de la ley, es decir que la ley le impone la obligación a determinado
sujeto de impedir la producción de un resultado, ya sea por deberes en razón
de un cargo, profesión o de una relación con vínculos de consaguinidad y
afinidad. Como ejemplo de ello se puede mencionar a la enfermera que
realiza cuidados en una persona enferma, al encargado de una construcción
en una zona de alto riesgo, así como el tutor en cuanto a la administración de
los bienes del incapaz.
También, en el segundo inciso se confiere la Posición de Garante a
aquel que con su comportamiento precedente creó el riesgo, lo cual es
conocido doctrinariamente como La Injerencia. Refiriéndose a quien con su
actuar ha creado una fuente de peligro tal como una fogata, un hoyo, o la
posesión de un animal feroz como un perro o cocodrilo, etc, imponiéndole la
obligación de impedir la realización de un resultado ya sea apagando el
fuego, tapando el hoyo luego de haber logrado su perforación o por lo menos
una precaución para garantizar que no se produzca la lesión, ó procurar o
controlar que el perro no ataque a persona alguna.
El referido Inciso impone la obligación a aquel que asumiendo la
responsabilidad de que el resultado no ocurriría determinó con ello que el
riego fuera afrontado, lo cual es conocido doctrinariamente como La Asunción
Unilateral del Riesgo y comprende aquellas obligaciones naturales adquiridas
por quienes asumen la responsabilidad de que el resultado no ocurrirá.
Finalmente, es de hacer notar la excepción a las reglas antes
acotadas respecto a que la Comisión Por Omisión como delitos de
construcción jurídica, ello lo representa el Artículo 175 Inciso Último del
Código Penal, ya que en el se impone la obligación al sujeto activo de
brindarle socorro a una persona en desamparo, y en peligro manifiesto y
grave, ocasionado por accidente.
Por último y como se dijo al inicio de este capítulo, los delitos de
omisión impropia pueden caber en su gran mayoría dentro de los tipos
panales contemplados y pueden ser cometidos a través de la culpaentendiéndola a ésta como imprudencia.
Cabe mencionar que la causalidad en el delito imprudente de acción
estará dedicado a la comisión por omisión por ello el primer paso para
determinar cuando una omisión imprudente equivale a una acción esto es
cuando se puede decir de que ella es una comisión por omisión, analizando
con detenimiento como esta estructurada la causalidad en el delito culposo de
acción, cuando el resultado causado por una acción descuidada se habría
producido también aunque el sujeto se hubiera
derecho esto ha de ser rechazado
comportado conforme a
por la imposibilidad de demostrar algo
que no ha sucedido: lo que ha causado realmente el resultado diligentemente
ha sido un comportamiento imprudente.
Esto supone causar entonces el foco de peligro dando un resultado
típico de X delito como podía ser muerte o lesiones teniendo como ejemplos:
el ejemplo de contagio de SIDA de varias personas, las cuales resultaron
lesionadas con dicha enfermedad después de que fueron transfundió sangre
que no ha había sido sometida al test que hubiera podido
detectar la
contaminación del caso. Por lo que se refiere así que si estamos a un delito
de acción o de omisión, es obvio que como toda modificación que se produce
en el mundo exterior el contagio de la enfermedad se tuvo que causar por un
comportamiento activo, consistente en este caso en la trasfusión de sangre
infectada, que tuvo lugar en el quirófano, pero como los integrantes del
equipo quirúrgico no son expertos en hematología, y se limitan a emplear la
sangre que le entregan el servicio competente de ahí que los que causaron
activamente las lesiones al hacer la trasfusión
no sean penalmente
responsables por no concurrir con su comportamiento activo, ni dolo, ni
imprudencia. Este comportamiento activo del jefe del servicio de hematología
constituye un interesante ejemplo de cómo dentro de este delito esta
estructurada la causalidad en el delito imprudente de la acción.
Un segundo ejemplo de delito imprudente de acción, donde surgen las
mismas peculiaridades en la concatenación causal que en el caso anterior
seria entre la venta (acción) de productos que pueden ser letales sin que en
contra de lo preceptuado se llame la atención en su etiquetado en la
peligrosidad.
Si una persona ingiere una sustancia y fallece es posible
determinar a posteriori si el fallecimiento hay que reconducirlo al segmento
conducido (que autoriza la venta de determinadas sustancias venenosas) o al
prohibitivo (pero esa venta no esta autorizada si en la etiqueta no se hace
constar el carácter
toxico de aquella) del foco de peligro.
Y es que la
advertencia sobre la peligrosidad del veneno colocada en el exterior del
envase habría seguido siendo inútil si la persona que falleció: bien tenia la
vista cansada y aquel día se le habían roto las gafas, bien era que en una
que nunca miraba la etiqueta de los productos que consumid, bien era otra
que amaba el peligro y que le gustaba ingerir productos tóxicos o bien,
simplemente, y conociendo las consecuencias que podría tener aunque no se
hubieran reseñado en el exterior del frasco debido a la sustancia porque
quería suicidarse, todas aquellas circunstancias
que serian determinantes
para averiguar si la imprudencia de vender el producto, sin la etiqueta
reglamentaria tuvo alguna incidencia en el fallecimiento , tienen que quedar
necesariamente sin respuestas
por la sencilla razón que no podemos
resucitar al muerto para preguntarle, que es lo que realmente sucedió.
No obstante lo expuesto, la conclusión de que en estos dos ejemplos
no integran dos delitos imprudentes ni la trasfusión de sangre, sin someterla
al test anti – SIDA ni la venta sin advertencia del producto venenoso, porque
lo único que podría decirse de esos comportamientos activos es que habrían
elevado el riesgo de lesión, pero no que lo hubieran causado por lo que
imputable el resultado supondría convertir a un delito de acción en uno de
peligro, seria una conclusión precipitada, como el curso que habría seguido el
foco de peligro manteniéndose dentro del riesgo permitido es un experimento
reproducible, porque no se sabe si el plasma ya trasfundido se encontraba o
no dentro del “periodo ventana”, porque como el fallecido no nos lo puede
contar tampoco podemos saber que hubiera sucedido si el producto toxico
hubiera estado reglamentariamente etiquetado la insostenible conclusión que
habría que decir de todo ello es que: entonces los médicos podrían seguir
trasfundiendo sangre sin ningún tipo de precaución
y los fabricantes de
productos tóxicos podrían despreciar las normas de etiquetado, en la
seguridad
de que nunca podrían ser hechos responsables de un delito
imprudente,.
La figura del articulo 20 del Código penal Salvadoreño atribuye igual
reproche a quien
comete un delito mediante una acción que el que omite
impedir su acometimiento. Para que una persona pueda ser sujeto activo de
un delito comisito debe tratarse de los llamados de lesión o de resultado para
determinar que una persona es responsable de la comisión de un delito de la
modalidad de comisión por emisión, la doctrina mayoritaria requiere la
posición de garante como elemento fundador de la comisión por omisión.
La posición de garante se define por la relación existente entre un
sujeto y un bien jurídico determinante de que aquel se hace responsable de la
indemnidad del bien jurídico. De aquella relación surge para el sujeto, un
deber jurídico especifico de evitación del resultado de tal modo que la no
evitación del resultado por el garante seria equiparable a su realización
mediante una conducta activa, la mayor parte de los autores fundamentan la
posición de garante en la teoría formal del deber jurídico, la existencia de una
posición de garante se deduce de determinadas fuentes formales como lo
son: La ley, el contracto y el actual procedente peligroso, mejor conocida
como ingerencia, como posiciones de garante que tiene su fuente en la ley se
reconocen sobre todo la que emanan estrecha relación familiar. Deduce la
opinión dominante, la existencia de una posición y debe de garante para los
padres, hijos y cónyuges en relación con la vida de sus correspectivos y, por
lo tanto el deber de impedir la muerte o lesiones corporales del familiar.
Como posición de garante emanadas de la ley se mencionan también
las que derivan de la regulación legal de determinadas profesiones como la
de medico con respecto a la vida de los pacientes o la del funcionario, con
especial referencia a la del funcionario de prisiones con respecto a la vida de
los reclusos. La aceptación voluntaria y contractual de un deber de actuar
determinada
también para la doctrina dominante el surgimiento de una
posición de garante.
En la doctrina se menciona como ejemplos típicos de posiciones de
garante por Asunción, contractual, al socorrista de la playa o la piscina, al
guía alpinista que asume garantía de seguridad a los excursionistas,
o al
sujeto que se ha obligado vigilar contractualmente la ejecución de una obra.
Se ha atribuye
por ultimo una posición de garante surgida de un actuar
precedente a quien, a consecuencia de un actuar, a provocado una situación
de peligro para la v ida de otro.
Para algunos autores
también la creación imprudente del peligro, hace
surgir en todo caso la posición de garante.
En un sentido dogmático, la
posición de garante tiene la naturaleza de una característica objetiva de la
autoría del
tipo de los delitos de comisión por omisión en general y se
considera por ello que estos tienen la naturaleza de delitos especiales las
cuales requieren de las siguientes características:
1) Al tipo del delito de comisión por omisión pertenecen en primer lugar, la
llamada situación típica, que estará constituida para el bien jurídico, en
segundo lugar se precisa la no realización de la acción de impedir el
resultado,
es necesario en tercer lugar que el sujeto tuviera la
posibilidad de realizar y por ultimo se precisa por el tipo de acción la
producción del resultado del delito. Ahora bien del mismo modo que en
el delito se exige una determinada relación interna entre acción y
resultado, en el
tipo de comisión por omisión, debe comprobarse
también una determinada relación entre la producción del resultado y la
omisión de la acción de vida. Esta relación se establece mediante la
exigencia de determinadas características de la acción omitida
2) Entre omisión y resultado no puede existir ninguna relación de
causalidad entendida esta en el único sentido posible como causalidad.
Se ha establecido jurisprudencialmente, sin embargo se requiere una
causalidad
hipotética entre el resultado y la omisión para la
comprobación de
esta hipotética causalidad de la omisión, no se
recurre a una formula mediante la que imitando a la teoría de la
equivalencia de las condiciones se afirma que la omisión ha sido causa
del resultado
si colocada mentalmente la acción encontrada y no
realizada por el comitente el resultado desaparece lo que se
comprueba mediante el juicio de que la acción no realizada hubiera
evitado la proyección del resultado con una probabilidad rayana en la
certidumbre o incluso con certeza absoluta, dado que estos juicios
acerca del grado de probabilidad o de certeza, sin embargo presentan a
veces serias dificultades de prueba.
Se puede afirmar entonces que la misma figura del Art. 20 del Código
Penal Salvador asegura que la antijuridicidad ha quedado establecida en los
delitos de comisión por omisión siempre que concurran como simultanea e
indubitablemente estos dos requisitos: primero que haya una omisión típica; y
segundo que dicha omisión típica no este autorizada u omitida por una causa
que la justifica – causas que excluyen de responsabilidad penal para nuestro
Código Penal- Como es de todos conocidos las causales de justificación se
caracterizan por ser permisos o autorizaciones legales para que una persona
puede realizar una acción prohibida o para admitir el comportamiento
expuesto y por ende su existencia neutraliza y anula o vuelva nugatoria la
prohibición o el mandato de obrar en circunstancias concretas o especiales.
Es en virtud de la existencia de una causal de justificación que la omisión
típica de un sujeta no sea contraria a n derecho, ni se le repute antijurídica:
pues esa situación fáctica excepcional excluye totalmente lo ilícito de la
omisión del deber de obrar.
CAPITULO IV
SITUACIÓN EN EL DERECHO COMPARADO
La figura de la “comisión por omisión” en la
legislación
Salvadoreña guarda gran similitud con la de otras latitudes en su campo de
aplicación y a los sujetos activos y pasivos de la acción, por ejemplo el
Artículo 10 del Código Penal Español, establece que “son delitos o faltas las
acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la Ley”. De la
misma forma la doctrina española se refiere a la presente figura como un
precepto ex novo en la legislación penal española, lo cual no significa en
modo alguno que con anterioridad no se viniera castigando la comisión por
omisión de los diferentes delitos.
De la misma forma el Código Penal de Costa Rica, en su articulo 8
reza; “el hecho punible puede ser realizado por acción o por omisión, Cuando
la ley requiere el hecho en consideración al resultado producido, responderá
quien no lo impida si pudiera hacerlo, de acuerdo con las circunstancias y si
debía jurídicamente evitarlo”.
De la misma forma el artículo 19 de la mencionada legislación
habla sobre el tiempo del hecho punible, el cual establece “el hecho se
considera realizado en el momento de la acción u omisión, aun cuando sea
otro al momento del resultado”. Tal como se puede observar, tanto la
legislación Tica como la Española guardan similitud con la figura penal
salvadoreña, aunque lo es más la de Costa
Rica, cuando expresa que
también “responderá del hecho quien no lo impida si pudiera hacerlo”. Lo
anterior es similar con nuestra legislación, por cuanto la misma atribuye
responsabilidad a aquél que teniendo el deber jurídico de obrar no impide el
resultado lesivo.
En concordancia con lo anterior, en reiteradas ocasiones se ha
manifestado por autores de renombre que el hecho de regular expresamente
la comisión por omisión resuelve determinados problemas planteados con
relación al principio de legalidad, sin embargo también se debe considerar
que a partir de esa regulación expresa de la omisión impropia podría
producirse un considerable aumento del ámbito de las conductas punibles; ya
que la posición de garante no es otra que la situación que ocupa el sujeto que
le hace constituirse en garantía de que el resultado dañoso no se va a
producir, y ello por ostentar un especial deber jurídico de actuar y de evitar el
resultado delictivo, ya sea en cumplimiento de una obligación legal, ya se
trate de una obligación de carácter contractual, o bien por haber creado una
situación de riesgo previamente.
Dicha posición, es una característica esencial de los delitos de
comisión por omisión y constituye su elemento definidor, de tal manera que
sólo él podrá ser autor del delito de comisión por omisión. 7
Son conductas omisivas la de los padres de una joven, mayor de
edad con retraso mental y escasa formación, da luz a un bebé en su casa de
habitación, suceso ante el cual resulta la pasividad de dichos padres y con
7
Sentencia comisión por omisión, sala 3ª de lo penal de España.
despreocupación absoluta en relación al feto, sin que procedieran a la
ligadura del cordón umbilical, a estimular el llanto, a limpiar sus orificios
respiratorios, todo lo cual le provocó la muerte. Como consecuencia de lo
anterior se condenó a dichos padres como autores de un delito de aborto en
la modalidad de comisión por omisión.
El Tribunal Supremo Español anuló la sentencia, ya que a su
entender no quedaban acreditados muchos de los extremos sobre los que se
basó la condena. No obstante, habiéndose alegado por la defensa de los
procesados la imposibilidad de que el delito de aborto pudiera cometerse por
omisión,
basándose
en
que
el
tipo
delictivo
se
fundamenta
en
un
comportamiento activo, dicho argumento fue desestimado de forma tajante
por el Alto Tribunal, considerando que precisamente sólo cabe hablar de una
posible comisión por omisión respecto de un tipo que, expresamente, no
incrimina sino el comportamiento activo; si el comportamiento omisivo
estuviera expreso en la ley, la categoría de la comisión por omisión sería
totalmente innecesaria y nunca se hubiera pensado en la necesidad de
introducir la comisión por omisión, razona la sentencia.
Otro ejemplo interesante de mencionar, es la conducta omisiva de
los tíos de un menor que consienten que en su casa y ante distintas personas,
se
obligue a su sobrino a desnudarse y a realizar determinadas prácticas
sexuales públicamente.
Según la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a los tíos
del menor como autores de un delito de corrupción de menores, el alto
Tribunal argumenta nuevamente la admisión, tanto por parte de la doctrina
como de la jurisprudencia, de la participación omisiva en los hechos punibles
activamente cometidos, cuando el omitente ha omitido impedir la comisión del
hecho del autor principal, es decir, era garante de la no comisión del delito.
Otra sentencia analizada por el Tribunal Supremo español, es el
Delito de Tortura, en donde dos inspectores de la policía que consienten que
durante los interrogatorios a un detenido se le apliquen –por personas
desconocidas, presumiblemente funcionarios de policía- electrodos en la
espalda y en la cabeza con el fin de obtener información, provocándole
determinadas lesiones.
En este caso el Tribunal Supremo no dio lugar al recurso de
casación formulado por la defensa de los procesados y confirmó la sentencia
de instancia que había condenado a ambos inspectores como autores en
comisión por omisión de un delito de tortura, al no haber evitado la producción
del delito pudiendo hacerlo, al hallarse ambos en una posición de garantes.
Otra sentencia del Tribunal Supremo de Costa Rica es del delito de
Lesiones por imprudencia grave (negligencia profesional).
Además se encuentra otra sentencia en la que el supuesto de
hecho es concretamente la actuación de un ginecólogo, que omite los deberes
más elementales que le eran exigibles (reconocimiento de la embarazada,
consulta con otros profesionales –en el caso analizado, con urólogos,
teniendo en cuenta que le diagnosticó un cólico nefrítico-, confirmación de
diagnósticos); como consecuencia de un parto practicado in extremis, de
forma precipitada, se causaron diversas lesiones al bebé (encefalopatía
crónica, con retraso en los patrones de maduración psicomotriz, etc).
El Tribunal Supremo, tras analizar nuevamente la estructura de los
delitos de comisión por omisión, llega a la conclusión de que en el caso
expuesto de forma sintética anteriormente concurren todos los requisitos para
estimar que el acusado cometió un delito de lesiones por imprudencia grave
mediante negligencia profesional y en su modalidad omisiva. Ya que el
ginecólogo no sólo ha omitido los deberes más elementales que le eran
exigibles
Para evitar el resultado producido, sino que además entraña una
mayor reprochabilidad al actuar con máxima dejación y olvido de los deberes
técnicos.
CAPITULO V
CONCLUSIONES.
I.- Con la figura penal de comisión por omisión, se corre el peligro
de que nuestros tribunales se planteen o analicen con esta clase de conducta
omisiva
todas y cada una de las figuras delictivas sometidas a su
consideración, dando lugar a una extensión o ampliación del ámbito de
conductas punibles con las consiguientes repercusiones en materia de política
criminal.
II.- Que la regulación de la figura penal de “comisión por omisión”
en ningún momento vulnera el principio de legalidad, consagrado en nuestra
Constitución.
III.- La figura penal de “comisión por omisión es una ventana amplia
a toda posición de garante como consecuencia de una eventualidad.
IV- Solo la posición de garante podrá ser figura del delito de
comisión por omisión; ya que es una característica esencial de dichos delitos,
pues constituye su elemento definidor.
RECOMENDACIONES.
I.- El artículo 20 de nuestro Código Penal, puede ser mejorado en
cuanto a su redacción, ya que ha venido a proporcionar a los operadores
jurídicos variedad de criterios o instrumentos interpretativos a la hora de
aplicar el derecho penal.
2.- Para que la Comisión Por Omisión cumpla con las finalidades de
prevención y motivación, deberían de tipificarse “expresamente” algunos
delitos en los que el Estado tenga un interés reflejado, siempre en respecto
del Principio de Legalidad.
BIBLIOGRAFÍA
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Editorial Astrea, Buenos Aires Argentina.
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Edición 26ª , Buenos Aires, Argentina.
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