Reducción de la captura accidental de las tortugas marinas

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ÍNDICE
1. Introducción
1.1. Biología y conservación de las tortugas marinas. Especies del
Mediterráneo.
1.2. Problemática desde el punto de vista ambiental.
1.3. Interacciones entre pesca y tortugas marinas
1.3.1.
Tipos de artes de pesca
1.3.2.
La pesca y su relación con la conservación de especies marinas
amenazadas.
1.4. Datos pesqueros de Cataluña y España.
1.5. Capturas accidentales de tortugas marinas
1.5.1.
Avisos de capturas accidentales recibidos en CRAM y
estimaciones en el mediterráneo.
1.5.2.
Problemas de captura accidental en tortugas marinas.
1.5.3.
Medidas para evitar capturas accidentales de tortugas con
palangre y redes de pesca.
1.6. Qué son los TEDs?
1.6.1.
TEDs: aparición, funcionamiento, ventajas y desventajas...
1.6.2.
Normativa de E.E.U.U. por parte de NOAA sobre la
implementación de los TEDs
1.6.3.
Ejemplos de estudios con TEDs en diferentes partes del mundo.
2. Metodología
2.1. Estimación de capturas accidentales de tortugas marinas.
2.2. Diseño del TED.
2.3. Construcción, prototipo y escala.
3. Prototipo
4. -Modelo a escala
5. 2.4. Pruebas
6. Pruebas a escala.
7. Pruebas al mar.
8. 2.5. Análisis estadístico.
9. Resultados
9.1.1.1.
Estimación de capturas accidentales de tortugas marinas
9.1.1.2.
Pruebas a escala
9.1.1.3.
Pruebas al mar
10. Discusión
11. Conclusiones
Proyecto de Reducción de la captura accidental de tortugas marinas en redes
de arrastre en el Mediterráneo.
Fundación CRAM, con la colaboración de Obra Social Caja Madrid.
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Biología y conservación de las tortugas marinas. Especies del
Mediterráneo.
Las tortugas marinas son reptiles de la clase Saurópsida, familia de los
Quelonios (Cheloniidae). Es decir, son tortugas que están adaptadas a la vida
acuática. Las tortugas marinas son reptiles que solamente salen al medio
terrestre para realizar la puesta y ésta se realiza en unas pocas playas de las
regiones subtropicales y templadas del planeta, en todos los océanos y mares.
Existen 7 especies de tortugas marinas, y todas ellas están amenazadas
debido a la destrucción de su hábitat, la pesca accidental (pero también la
comercial en algunos lugares y la extracción de huevos de los nidos para
consumo humano), la competencia por los recursos con los seres humanos, la
contaminación y el cambio climático.
En general se caracterizan por presentar unas extremidades anteriores y
posteriores transformadas en forma de aletas, que les permiten nadar
ágilmente y realizar de esta manera migraciones tanto a la zona de alimento
como a la zona de reproducción, anidación y puesta. Además, presentan el
cuerpo claramente divido en dos partes: el plastrón, situado en la cara ventral
del animal, y el caparazón en la cara dorsal, el cual está formado por placas
óseas que le dan rigidez y protección. A diferencia de las tortugas terrestres,
éstas han perdido la capacidad de retraer la cabeza y las extremidades dentro
del caparazón, aunque ello les otorga un mejor hidrodinamismo.
Por lo que respecta a la puesta, las tortugas marinas desovan varias veces
durante su etapa reproductiva, pudiendo ser anual o bianualmente
dependiendo de la especie. Las arribadas, o llegadas masivas de tortugas para
anidar en las costas de las playas, suelen producirse de noche para evitar las
altas temperaturas que se registran durante el día, aunque hay excepciones.
Una vez en la playa, excavan un nido en la arena donde depositan los huevos y
después los cubren de nuevo con arena para evitar el posible ataque de
depredadores. El número de huevos, al igual que otros muchos aspectos,
varían en función de la especie de tortuga marina que se trate. Por lo general,
las tortugas marinas tienen largos tiempos de generación y una maduración
tardía, y sus ciclos biológicos son muy complejos.
En el mar Mediterráneo se pueden encontrar tres especies de tortugas
marinas: la tortuga boba o Caretta caretta, la tortuga verde o Chelonia mydas y
la tortuga laúd o Dermochelys coriacea.
La batimetría y las características ambientales de las diferentes aéreas
determinan las diferentes aéreas de distribución y la abundancia de tortugas
marinas. Es bien sabido que la tortuga boba y la tortuga verde anidan en el
mar Mediterráneo, especialmente en las playas de la costa este mediterránea.
Las rutas migratorias de la tortuga boba en el Mediterráneo, así como sus
playas de anidación en las costas de Chipre, Egipto, Grecia, Israel, Italia,
Líbano, Libia, Siria, Turquía y Túnez se muestran en la Figura 1 (A. Luchetti,
A.Sala; 2009). Esta información está mucho menos estudiada para la tortuga
verde, aunque las aproximadamente 350-400 hembras (Broderick et al. 2002)
que se reproducen en el Mediterráneo lo hacen en Chipre, Israel, Egipto,
Líbano y Turquía (Carpenter, 2006).
Tres fases principales caracterizan la vida de las tortugas marinas: la fase
pelágica, cuando estas se alimentan de especies pelágicas; la fase demersal,
en la cual las tortugas nadan cerca del fondo marino para comer especies
bentónicas; y finalmente pasan por una fase nerítica intermedia, en la cual las
tortugas bobas cambian de la zona pelágica-oceánica a zonas bentónicasneríticas buscando comida en estos hábitats. (Tomas et al. 2001; Fig. 1).
Fig. 1. Migraciones de la tortuga boba en el mar Mediterráneo; Rutas
principales y playas de anidación; se muestran las aéreas pelágicas y
demersales (Bentivegna 2002;Broderick et al. 2007; Caminas 2004; Maffucci et
al. 2006).
Caretta caretta
Es la más abundante de las tortugas marinas del Mediterráneo. También
denominada tortuga boba. Se caracteriza por tener 4 o 5 escudos y dos uñas
en cada aleta. En los adultos, los machos tienen la cola mas larga y las uñas
de las aletas son más fuertes y curvadas.
Su tamaño no suele sobrepasar los 100 cm de largo, suelen pesar unos 90 kg.
Se considera omnívora ya que entre su dieta más habitual incluye cangrejos,
medusas, cefalópodos y otros crustáceos y moluscos. Su hábitat se sitúa en
las zonas templadas de todos los mares y océanos del mundo, y una de las
zonas más importantes de puesta es en la costa Este del Mediterráneo,
(Bowen et al., 1993) donde llegan a desovar alrededor de 112 huevos por
puesta. El Mediterráneo Occidental concentra la mayoría de la especie en
aguas españolas. Las aguas que se encuentran entre las Islas Baleares y el
Mar de Alborán, parece ser uno de los destinos favoritos por los subadultos de
esta especie. Aunque pueden observarse ejemplares de esta especie durante
todo el año, el periodo de mayor concentración comienza en primavera y se
extiende hasta septiembre (Camiñas, 2002).
Desde 1996, está considerada especie “en peligro” según la Lista Roja de las
Especies Amenazadas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza).
Según el Libro Rojo de Anfibios y Reptiles de España, la tortuga boba y la
tortuga verde se encuentran en peligro, mientras que la tortuga laúd se
encuentra en peligro crítico de extinción.
El comercio de todas las tortugas marinas o sub-productos esta prohibido por
el convenio internacional CITES (Convention on International Trade in
Endangered Species). No obstante, el uso de carne de tortuga, aceite o
huevos esta permitido en algunas naciones ya que se consideran costumbres
o rituales tradicionales. Mientras varios instrumentos internacionales (CMS;
Convention on Migratory Species, CBD; Convention on Biological Diversity,
SPAW; Specially Protected Areas and Wildlife, para nombrar algunos) luchan
para la protección de de las tortugas marinas en aguas de todo el mundo, la
falta de un control eficiente de la pesca pelágica crea una importante tasa de
mortalidad por capturas accidentales de tortugas marinas (UICN, 2011).
Todas las especies de tortugas marinas que se encuentran en el Mediterráneo,
figuran en el anexo IV de la Directiva Hábitats de la Unión Europea que las
declara especies de interés comunitario que requieren una protección estricta.
Chelonia mydas
La segunda especie más abundante en el Mediterráneo es la tortuga verde
(Chelonia mydas), y es junto con la tortuga boba las únicas especies que se
reproducen y crían en el Mediterráneo Oriental. Esta especie es conocida con
este nombre por el color verdoso de su grasa subcutánea, no obstante, el
color de los escudos y la piel puede variar del beige a casi negro. Posee una
cabeza pequeña, con mandíbula serrada, dos placas prefrontales, cuatro pares
de placas costales con los escudos no superpuestos y una única uña en cada
aleta. Las medidas y pesos son similares a los de la tortuga boba (80-120
centímetros y 65-204 kilos) dependiendo de su procedencia.
En su vida adulta es de hábitos alimenticios primordialmente herbívoros pero
en sus etapas previas como juveniles tiene una dieta más omnívora (mariscos y
medusas). Ponen una media de 115 huevos por puesta (Lutz et al., 2003).
Desde el año 2004, está considerada especie “en peligro” según la Lista Roja
de las Especies Amenazadas de la UICN. El análisis de informes históricos y
recientes publicados, indican una extensa disminución de la subpoblación en
todas las cuencas oceánicas en las últimas tres generaciones como
consecuencia de la sobreexplotación de los huevos y de las hembras adultas
en las playas de anidación, los juveniles y adultos en áreas de alimentación, y,
en menor medida, una mortalidad accidental relacionada con la pesca marina
y la degradación de los hábitats marinos y de anidación (UICN, 2011).
Dermochelys coriacea
Finalmente, la tercera y más inusual, que también se encuentra en el mar
Mediterráneo, es la tortuga laúd (Dermochelys coriacea). Se trata de la especie
de tortuga más grande del mundo ya que puede llegar a medir hasta 2,5
metros y pesar hasta 900 kg. La tortuga laúd es fácilmente reconocible por la
forma de su caparazón, que se estrecha por la parte posterior y presenta una
serie de crestas dérmicas. Su coloración es oscura (casi negra), con manchas
blanquecinas dispersas. El caparazón, a diferencia de las otras especies, no
está formado por escudos óseos, sino que está formada por una capa dérmica
debajo de la cual se encuentra una capa de tejido adiposo muy gruesa, similar
a la que se puede observar en cetáceos, que les permite soportar
temperaturas bajas de latitudes altas o de profundidades extremas a las que
no pueden llegar otras especies de tortuga marina. La cabeza es pequeña,
redondeada y tiene el pico muy afilado pero más débil que otras especies. La
mandíbula superior tiene tres incisiones que encajan con el único saliente
inferior y, de este modo, al cerrar la boca dibuja una forma de W. Las aletas
anteriores son muy alargadas y en el caso de los adultos pueden ser iguales o
más largas que la mitad de la longitud del caparazón. Otra característica de
esta especie es la ausencia de uñas en las aletas.
Es la que tiene una distribución geográfica más amplia, gracias a que su capa
dérmica le permite soportar aguas más frías (Eckert et al., 1989). Aunque utiliza
el Mediterráneo como hábitat de desarrollo, no realizan aquí sus puestas, las
cuales por lo general suelen ser nocturnas y de unos 80 huevos cada una. Es
una gran devoradora de medusas y con frecuencia confunden las bolsas de
plástico con sus presas, lo que puede llegar a provocarle la muerte por asfixia.
(Russo et al. 2003).
La tendencia poblacional de esta especie es de crecimiento negativo, sobre
todo en el Pacífico, área en la que tradicionalmente se consideraba que la
tortuga Laúd gozaba de mejores condiciones para la reproducción, y que
ahora experimenta hasta un 80% de declive en actividad nidificante. Sin
embargo, en otras zonas de su rango de distribución, algunas poblaciones se
mantienen o incluso muestran tendencias de recuperación.
1.2. Problemática desde el punto de vista ambiental.
Las tortugas marinas tienen una larga y ancestral historia. Surgieron a
principios de la era mesozoica y compartieron océano con una rica
biodiversidad de reptiles marinos que hoy en día están extintos. Pero hoy en
día sus poblaciones se han visto reducidas drásticamente hasta el punto de
que las siete especies de tortugas marinas se encuentran amenazadas o en
peligro de extinción en todo el mundo. Sin duda, las interacciones humanas
son la principal causa de este colapso.
Las poblaciones de tortugas marinas están en declive debido a la compleja
combinación de amenazas que les afectan a lo largo de todo su ciclo
biológico. Las principales causas de regresión de las poblaciones de tortugas
son (Lutz et al., 2003):
1. Degradación de las zonas de nidificación:
-Construcción de infraestructuras para proteger la erosión de la playa
- Extracción o inserción de arena en las playas
- Limpieza de la arena de la playa
- Aumento de la frecuentación humana en playas
- Iluminación artificial en las playas
- Recolección de huevos
2. Colisión con embarcaderos
3. Contaminación marina : petróleo y otras substancias tóxicas
4. Otras fuentes de contaminación: ingestión de plásticos y residuos no
biodegradables
5. Captura accidental de tortugas marinas en artes de palangre, arrastre, redes
de deriva, etc.
6. Otros procesos como el cambio climático.
7. Captura de tortugas para el consumo humano en algunas comunidades
La mortalidad de tortugas marinas como consecuencia de la actividad
pesquera se considera una de las mayores amenazas a nivel mundial. En el
Mediterráneo la pesca es particularmente intensa.
El principal problema de las diferentes artes de pesca desde el punto de vista
ambiental es la amenaza que estos ejercen dentro de la biodiversidad marina.
Esta biodiversidad se ve afectada negativamente por varios factores, entre los
cuales destacan: la sobreexplotación de recursos pesqueros, la contaminación,
la introducción de especies exóticas e invasoras, y la degradación,
fragmentación y pérdida de los hábitats (Gray, 1997). Además, el turismo y
otras actividades humanas en zonas costeras también pueden constituir una
grave amenaza para los ambientes marinos.
La sobreexplotación de recursos marinos conlleva graves consecuencias para
el medio ambiente, ya que provoca una disminución del número de especies
comerciales, una pérdida de la diversidad genética, la alteración de las
cadenas alimenticias y la posible extinción local o regional de diversas
especies (Norse, 1993; Gray, 1997). Por otro lado, el descarte que se realiza
durante los diferentes vuelos de los pesqueros también tiene consecuencias
negativas (Alverson et al. 1994), ya que desestructura las comunidades
marinas, cambia la composición de los fondos marinos y altera la cadena
alimentaria (Caille y González, 1998; Crespo et. al. 1998).
Dentro de los artes de pesca, el arrastre de fondo es uno de los más
perjudiciales para el ambiente marino (Watling y Norse 1988), ya que altera
físicamente los fondos, la estructura y composición de las comunidades
bentónicas, y puede dañar o llegar a provocar la muerte de especies no
objetivo. Además, se ha descubierto que este arte disminuye la fotosíntesis por
resuspensión de sedimentos y altera procesos de fijación del carbono y del
nitrógeno, entre otros, de manera que sus efectos derivados y consecuencias
pueden resultar imprevisibles y significativas (Norse, 1993).
Por lo que respecta a las poblaciones de tortugas marinas, estudios
demográficos han demostrado que la captura accidental de ejemplares
juveniles y adultos y los riesgos que esto conlleva tienen un impacto más
negativo en estas poblaciones que si se tratase de ejemplares más jóvenes
(Crouse et al. 1987).
1.3. Interacciones entre pesca y tortugas marinas.
La pesca es una actividad ancestral que muy poco ha cambiado en su
concepto desde que se practica. Los esfuerzos que se hacen para asegurar la
gestión sostenible de las pesquerías son muy inferiores a los que se han
llevado a cabo en tecnificar las flotas y dotarlas de mayor efectividad. Muy
frecuentemente la pesca tiene resultados no esperados en forma capturas
accidentales (o by-catch, en inglés) de especies sin interés comercial o que
están protegidas por convenios internacionales, como es el caso de las
tortugas marinas. Estos animales fueron objeto de pesca comercial en el
pasado, y han sido consumidos habitualmente por pescadores y determinadas
etnias hasta hace poco. Los huevos de tortuga también son consumidos
ilegalmente por ciertas culturas, que creen que tienen propiedades que
aumentan el vigor sexual.
En el Mediterráneo la pesca es responsable de la captura accidental de hasta
150.000 tortugas marinas al año (Casale, 2008), divididas entre los diferentes
tipos de pesca que se presentan a continuación.
1.3.1. Tipos de arte de pesca
Pesca de palangre:
Existen diferentes modalidades de palangre: el de superficie, dedicado a
especies pelágicas y el de fondo, para especies demersales. Por lo general, el
palangre de superficie es el que más capturas accidentales de tortugas
registra (con una mortalidad asociada del 40%) (Lucchetti y Sala, 2009). Este
método de pesca consiste en una línea madre superficial, sujeta con boyas por
los extremos, y con líneas de menor diámetro a lo largo de ella, las cuales
presentan anzuelos con cebo (diferentes tipos de pescados, marisco,
moluscos,...). Los palangres pueden tener varios kilómetros de longitud y su
largado se lleva a cabo desde las embarcaciones. En algunos casos puede
dejarse a la deriva y en otros se fondea.
El problema de este arte de pesca radica principalmente en el tipo de cebo y
el tamaño y forma del anzuelo. El cebo de calamar es el más atractivo para las
tortugas y, por ello, su uso debería estar limitado. Mientras que cuanto más
pequeño sea el anzuelo, mayores problemas podrá causar a las tortugas.
Si el anzuelo se aloja en la región peribucal del animal, no hay problema para
su extracción segura, es decir, que puede no causar ninguna lesión a la
tortuga ni supone un riesgo para su vida. En cambio, si los anzuelos están
alojados en el esófago su extracción es más complicada y puede suponer un
riesgo para la tortuga; por lo general, cuánto más interno esté localizado el
anzuelo, existe un mayor riesgo de que haya complicaciones.
Los mayores problemas asociados a la captura accidental por palangre es
cuando se producen desgarros en el aparato digestivo o cuando el anzuelo
daña la glotis y produce complicaciones de tipo neumónico. Dependiendo de
la profundidad a la que esté el palangre, también le puede provocar la muerte
por ahogamiento. Si la tortuga es izada a peso por los pescadores, el anzuelo
puede producir desgarros en el esófago o empeorar la herida si está alojado
en la mandíbula o la boca.
La mortalidad post-captura es casi segura si el sedal del palangre es cortado
desde la borda de la embarcación, ya que la tortuga acaba ingiriéndolo y éste
provoca desgarros internos en el aparato digestivo que acaban con la vida del
animal.
Debido a la gran incidencia de pesca accidental por palangre, la Fundación
CRAM lleva años trabajando con los pescadores para minimizar tanto las
capturas como sus secuelas. Para ello se han llevado a cabo proyectos para
averiguar las consecuencias del uso de diferentes tipos de anzuelo, incluyendo
anzuelos circulares, biodegradables o con sedales especiales. Se ha impartido
formación a pescadores y se han diseñado y distribuido pértigas de corte para
cortar el sedal a ras de boca y evitar las complicaciones que se derivan.
Pesca de arrastre:
La pesca de arrastre es la modalidad de pesca menos selectiva. Consiste en
remolcar una red desde la embarcación manteniéndola abierta a través de
unas puertas de madera o metálicas, manteniéndolas separadas. La red va
lastrada en la parte inferior y tiene flotadores en la superior, de manera que se
maximiza la sección de la boca de la red.
Existen dos grandes tipos de arrastres: los de fondo y los pelágicos. El primero
consta de las puertas de arrastre que barren el fondo marino y se centra en la
captura de especies bentónicas y demersales como el bacalao, la merluza,
calamar, langostino, galera, etc. Su principal inconveniente radica en que es
una práctica destructiva que acaba con los fondos marinos y sus comunidades
bentónicas, fragmenta los hábitats, y es una práctica poco selectiva. Mientras
que el segundo no posee las puertas de arrastre y se centra en la captura de
especies pelágicas, es decir, que pasan su mayor parte del tiempo en la parte
más superficial del agua, como las anchoas, el arenque, la caballa, etc. Este
tipo tiene la ventaja que es más selectivo que el arrastre de fondo en cuanto a
la captura de especies objetivo; no obstante, también puede causar la captura
accidental de tortugas marinas, cetáceos y otros animales marinos
amenazados. En su conjunto, se trata de artes de pesca de tipo activo, es
decir, que no esperan ni confían en los movimientos del pez para su captura,
sino que van en busca de él.
Normalmente, el tipo de arrastre que predomina en el Mediterráneo es el
arrastre de fondo, el cual está considerado como el segundo arte de pesca
más impactante dentro de la población de tortugas marinas (sobre todo
juveniles y sub-adultas). Este método consiste en una red de arrastre
compuesta en un extremo por un copo y por el otro por las alas y la boca de la
red. La parte superior, denominada relinga superior, posee flotadores
adheridos, mientras que la inferior consta de pesos. La red posee además
plomos y cadenas que levantan el sedimento y fuerzan a los organismos que
están enterrados a salir, de manera que todo lo que se encuentra durante el
recorrido queda atrapado en el interior de la red. La red es largada desde una
embarcación en marcha y mantenida abierta mediante unas puertas de
arrastre metálicas sujetas al barco por unos cables. Las puertas barren el
fondo del mar y dirigen las capturas hacia el embudo de la red, para quedarse
finalmente alojadas en el copo. Una vez transcurrido el tiempo del vuelo (por lo
general de una a dos horas) se recoge la red, y se vierte a cubierta las
capturas que se hallan retenidas dentro del copo. Después, se procede a la
clasificación del material pescado y al rechace de los descartes, que engloban
a todas aquellas especies no objetivo y a las no aptas para el comercio. Este
método es una práctica pesquera industrial poco selectiva, ya que las capturas
de peces que realizan son masivas y muchas de las especies capturadas no
son de interés comercial, por lo que se devuelven al mar muertas o en mal
estado. Además, el principal problema de este arte pesquero radica en que
destruye los fondos marinos y acaba con sus comunidades bentónicas,
llegando incluso a hacer que las pérdidas causadas sean irreparables.
Pesca con redes de trasmallo o deriva:
Se trata de redes que se mantienen en la superficie, o justo por debajo, y
están en posición vertical. Esta suspensión viene proporcionada por flotadores
unidos a la parte superior de la red, mientras que de la parte inferior de ella
cuelgan pesos. Existen 2 tipos de trasmallo: el de deriva y el fijo, el primero de
los cuales está totalmente prohibido en la actualidad. Esto es debido a que la
red actúa de forma pasiva, es decir, que captura peces cuando éstos intentan
atravesarla, y les provoca la muerte por ahogamiento. Por ello, este tipo de
redes son las responsables de las tasas más elevadas de mortalidad directa de
las tortugas marinas que existe. Además otro grave problema es que estas
redes pueden capturar presas de gran tamaño, incluso pudiendo llegar a
capturar especies protegidas como tortugas marinas, cetáceos, etc.
Cerco:
Las redes de cerco se utilizan para la captura de peces cuya costumbre es
nadar formando densos cardúmenes o bancos de peces, ya sea en superficie
o a media agua. Un arte de cerco se reduce a un gran paño de red en forma
rectangular. En la parte superior de la red hay unos flotadores que la mantiene
en posición vertical, cuando se utiliza. En la parte inferior lleva una serie de
plomos que ayudan al mantenimiento vertical, contando además con un
conjunto de anillos por los que pasa un cabo resistente llamado “jareta”, que
se encarga de cerrar la red. Cuando la embarcación llega a una localización,
tiran al agua uno de sus extremos cuyos cabos quedan al borde de un bote
auxiliar, que describe un círculo rodeado a la mayoría de los organismos. Una
vez finalizan, los pescadores van tirando de cada uno de los extremos y cierran
el copo por la parte inferior.
1.3.2. La pesca y su relación con la conservación de especies marinas
amenazadas.
El sector pesquero, por su propia naturaleza, tiene una gran responsabilidad
en la conservación de especies marinas amenazadas. Como sector industrial,
tiene un gran efecto en la mortalidad de estas especies debido a pescas
accidentales o by-catch.
El sector pesquero debe ser consciente, y muchas veces lo es, de su papel
fundamental en la gestión de sus recursos, y no solamente de su explotación.
Sin embargo, y más aún con la globalización de la pesca, el sector está
sometido a muchas presiones que hacen que muchas veces la pesca y la
conservación, por no hablar de la simple sostenibilidad del recurso, se vean
como incompatibles.
Las administraciones públicas se encargan de velar por el cumplimiento de las
regulaciones pesqueras, y establecen pautas que hagan compatibles la
explotación de los recursos con su adecuada preservación, como por ejemplo
el establecimiento de cuotas, tallas mínimas, regulaciones de tamaños de
malla para las redes, periodos de veda, etc. Muchas cofradías, consicientes de
la disminución de la producción, se imponen periodos de paro biológico o
llevan acciones dedicadas a recuperar las poblaciones de algunas especies. La
limitación del esfuerzo pesquero, es decir, que el tamaño de la flota en mar y
el tiempo de faena, se restringen con el objetivo de prevenir la sobrepesca. De
esta manera, se limita la actividad de los buques, otorgando cuotas de
capturas o de número de días de actividad, estableciendo vedas temporales o
zonales y limitando el uso de artes de pesca poco selectivas como el arrastre y
el trasmallo. Todo esto conlleva una reducción del esfuerzo pesquero y, por
consiguiente, una reducción de la rentabilidad de las unidades pesqueras.
Uno de los conflictos que el pescador tiene a la hora de tomar actitudes
conservacionistas, o simplemente sostenibles, es su papel de productor
primario que en muchos casos no controla el precio de su producción. El
precio de la lonja, es decir, el lugar de venta de los productos pesqueros
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Comunidad autónoma
Número de buques
Porcentaje
Galicia
5198
46,76%
Asturias
339
3,05%
Cantabria
168
1,51%
País Vasco
236
2,37%
Cataluña
1040
9,36%
Comunidad Valenciana
697
6,27%
Islas Baleares
432
3,89%
Andalucía
1750
15,74%
Murcia
221
1,99%
Ceuta
38
0,34%
Melilla
1
0,01%
Islas Canarias
969
8,72%
Total
11116
100,00%
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desconocida.
Las mayores tasas de captura accidental de tortugas se registran en el suroeste del Meditarráneo (Aguilar et al. 1995; Deflorio et al. 2005; Camiñas et al.
2006), y de éstas aproximadamente la mitad son debidas a palangreros
(Carreras et al. 2004) y la especie de tortuga más capturada es Caretta caretta.
En un estudio realizado en las Islas Baleares se estimó que la mayoría de
pescadores (56%) opinan que las población de tortugas está disminuyendo
abundantemente y que la pesca, al menos de forma parcial, es uno de los
responsables (59%). Además, se estimó que en el 2001 se capturaron
alrededor de unas 377 tortugas, de las cuales en su mayoría (alrededor del
95%) habían sido capturadas por palangres a la deriva de las costas de
Mallorca, y redes de trasmallo de langosta de las de Menorca (Carreras et al.
2003). Además, se pudo observar que las tortugas capturadas por trasmallo se
hallan muertas mientras son arrastradas por la red, mientras que las
capturadas por palangre no sufren una muerte inmediata (Laurent et al. 1993).
Estudios demográficos indican que la pérdida de juveniles tardíos y adultos
tiene un dramático más impacto en las poblaciones de tortugas, que si se
tratase de individuos más jóvenes, tales como huevos, crías, etc (Crouse et al.
1987). También, se ha podido observar que la principal época de captura
accidental de tortugas se ubica durante los meses estivales, ya que durante
toda la temporada cálida los avistamientos de tortugas marinas son más
frecuentes y, además, los artes de pesca de palangre y trasmallo son los más
utilizados en esta época (Mayol et al. 1988; Lewinson et al. 2004). Por otro
lado, se conoce que otra de las zonas donde se registran importantes capturas
de tortugas marinas son aquellas que comprenden las plataformas
continentales y zonas de alimentación neríticas, ya que este tipo de animales
presenta una alta fidelidad en cuanto a las zonas de alimentación.
Tabla 4. Número medio de tortugas capturadas mensualmente por barco en el 2001, según las
respuestas de los pescadores (CPUE) y el número de tortugas capturadas accidentalmente
(Cza) a las afueras de las islas Baleares por barcos profesionales basados en los puertos
pesqueros del archipiélago.
Artes de pesca
CPUE
Mallorca Menorca
Pitiusas
Total
Arrastre de fondo
0,02
11
0
2
13
Redes de cerco
0,04
5
0
*
5
Palangre a la deriva
4,67
96
*
6
102
Palangre de fondo
0,01
8
*
0
8
Trasmallo de
langosta
0,17
39
152
4
196
Trasmallo de sepia
0,01
3
0
5
8
Trasmallo de
salmonete
0,01
2
4
0
6
Dispositivo de
concentración de
peces
0
0
0
0
0
Trampas
0
0
0
0
0
Redes de enmalle
0
0
0
0
0
Jonquillera
0
0
0
0
0
Libra redes
0
0
0
0
0
Señuelos de peces
y calamares
0
0
0
0
0
164
156
17
337
Total
1.5.2. Efectos de la captura accidental en la supervivencia de tortugas
marinas.
La mortalidad de las tortugas marinas debida a la pesca de arrastre depende
fundamentalmente de la duración del lance (Henwood y Stuntz, 1987), ya que
el tiempo de inmersión natural de las tortugas es más corto que al que se ven
sometidas por la red de arrastre. Este tiempo de inmersión además se ve
reducido por la apnea forzada que sufren y otros factores tales como la talla
de las tortugas (a menor tamaño, menor tiempo de inmersión natural
presentan), su elevada actividad y la elevada temperatura del agua (Lutcavage y
Lutz, 1997; Stabenau et al. 1991).
De esta manera se ha podido observar que durante los primeros 50 minutos
de captura hay un 0% de tortugas muertas o en estado comatoso, mientras
que tras 90 minutos el porcentaje es del 70%.
En tortugas bobas capturadas por redes de arrastre de camarón, y tras 30
minutos de inmersión forzada, se puede observar acidosis grave y la
recuperación de ácido-base no se retoma hasta transcurridas 20 horas. En
general, las tortugas marinas sumergidas a la fuerza por cualquier tipo de arte
de pesca restrictiva, con el tiempo, pueden sufrir consecuencias fatales de
anoxia prolongada y/o infiltración de agua de mar en los pulmones. De esta
manera, se evidencia que todos estos trastornos fisiológicos asociados a la
inmersión forzada son suficiente importantes como para provocar un estado
de coma en el futuro, e incluso la muerte (Lutcavage y Lutz, 1997). Además,
dependiendo del nivel real del esfuerzo pesquero, el impacto del arrastre
sobre las tortugas marinas podría ser aún más importante.
Posibles soluciones a este problema podría ser la limitación del esfuerzo
pesquero global, de la duración del vuelo y permitir que las tortugas en estado
de coma capturadas se puedan recuperar en la cubierta de las
embarcaciones. Este tiempo de recuperación se estima que es de unas 20
horas, aunque en realidad este tiempo nunca se llega a cumplir, y las tortugas
son devueltas de nuevo al mar muy posiblemente aún en un estado débil.
Otros problemas que puede presentar una tortuga capturada por una red de
arrastre es cualquier tipo de lesión física como consecuencia de la opresión
de la red, llegando incluso a la amputación de sus miembros (cabeza y
extremidades), o en los casos más leves a heridas superficiales en la piel. En
las tortugas capturadas con palangre, estas lesiones suelen ser muy comunes,
debido al propio anzuelo o al cortante sedal del que pende, y en casos
extremos, puede causar incluso la muerte de éstas. En el palangre, también se
encuentran tortugas que a causa de la incomodidad que causa un anzuelo
clavado, presenten serias dificultades para comer, ya que para ellas supone un
gran esfuerzo capturar presas e ingerirlas sin padecer ningún tipo de dolor.
Además, en ambos tipos de arte de pesca, tras la liberación de la tortuga, ésta
puede verse sometida a un problema en la orientación, debido al fuerte estrés
emocional que supone ser capturadas, siéndoles más difícil encontrar y
acceder a las plataformas continentales o áreas de anidación a las que se
dirigían antes de caer presas de la red de pesca.
Posibilidades de supervivencia una vez en cubierta y liberadas de nuevo al mar
por los pescadores.
Según las encuestas realizadas en nuestro trabajo, se captura una media de 2
tortugas al año, y con más frecuencia durante los meses de primavera-verano.
El 60% de las tortugas capturadas tienen una longitud media de
aproximadamente 20-50 cm. Además, según los pescadores, se estima que un
93,5% de las tortugas capturadas llegan vivas a cubierta. De estas, casi el 90%
son devueltas al mar, mientras que el tanto por ciento restante son enviadas a
centros de recuperación como el de la Fundación CRAM. Los pescadores, en
su totalidad (100%), aseguran dejar reposar a las tortugas en cubierta hasta
estar recuperadas y entonces las devuelven al mar. Según explican las liberan
una vez las empiezan a ver moviéndose por cubierta y todas son liberadas
vivas y activas al mar.
No obstante, estos datos de supervivencia tras captura no son del todo fiables,
ya que se basan en la opinión y vivencia de estos pescadores, y la veracidad
de sus relatos no es demostrable.
De todos modos, el ideal de actuación en caso de captura accidental de una
tortuga marina es el que relatan los pescadores: se debe dejar reposar en
cubierta al animal hasta que éste esté totalmente recuperado, tiempo que
según algunos autores y científicos sería de 20 horas, aproximadamente.
Después de su recuperación se devuelven de nuevo al mar, pero su
supervivencia tras la liberación es incierta ya que no se tienen datos que
certifiquen que estas tortugas liberadas sobrevivan una vez en el mar.
1.5.3. Medidas para evitar capturas de tortugas marinas con
palangre y en redes de arrastre.
Palangre:
La pesca por palangre tiene una mortalidad directamente baja en las tortugas
que captura accidentalmente, ya que éstas poseen fuerza suficiente como
para levantarse, emerger y respirar.
No obstante, es necesario establecer unas medidas de seguridad para evitar la
captura accidental y muerte de tortugas marinas. Entre estas medidas de
seguridad, se encuentra el uso de anzuelos de gran tamaño, mayor de 51 mm
de longitud para reducir la posibilidad de ingestión del anzuelo por parte de la
tortuga. Además los anzuelos sin barbas son más ventajosos, ya que permiten
reducir el tiempo de liberación de las tortugas capturadas, y mejorar así su
tasa de supervivencia. Respecto a la forma de los anzuelos, se cree que los
anzuelos redondeados en forma de G hacen que el anzuelo quede alojado en
la boca sin internalizarse más; no obstante, algunos pescadores aseguran que
este tipo de anzuelos aumentan el tiempo de liberación de las tortugas
marinas. Otra medida que encontramos es el uso de cebo de jurel, que no
resulta tan atractivo como el de calamar. Y finalmente, es necesario que el
trozo de sedal que queda conectado al anzuelo sea del menor tamaño
posible, ya que si mide más de 1 metro resulta mortal para la tortuga, ya que
llega al intestino mediante peristalsis y provoca lesiones internas e irreparables
al animal.
En redes de arrastre.
Por lo general, la captura accidental de tortugas marinas con barcos de
arrastre se da cuando éstas se están alimentando en la plataforma continental.
El problema de estas capturas radica en la duración del vuelo de cada arrastre
y la velocidad de éste. De esta manera, cuanto más largo y rápido sea el
arrastre mayor tasa de mortalidad habrá entre las tortugas capturadas. Para
reducir estas tasas a valores mínimos, lo ideal sería establecer un tiempo de
vuelo inferior a 50 minutos.
Además de la apnea forzada a la que quedan sometidas las tortugas
capturadas accidentalmente, una elevada temperatura del mar puede
condicionar la mortalidad del animal, ya que se asocia a una elevada tasa
metabólica, la cual cosa afecta a la resistencia de las tortugas a la apnea
forzada, reduciéndola drásticamente. Por otro lado, se considera que las
tortugas que han sufrido múltiples capturas son más susceptibles a sufrir
acidosis letal.
1.6.
Qué son los TEDs?
1.6.1. TED's: aparición, funcionamiento, ventajas e inconvenientes.
Los TEDs son sistemas de exclusión de tortugas marinas que surgieron
alrededor del 1976. Desde este momento, se han realizado multitud de
estudios para comprobar su eficacia en cuanto a la reducción de la captura
accidental de tortugas marinas, mediante técnicas de arrastre. En un inicio, los
científicos del NMFS (National Marine Fisheries Service) construyeron un TED
con la luz de PVC, debido a la hidrodinámica y otras características de la red
de pesca. Mientras que por otro lado, un capitán de pesca de camarón
construyó otro de acero resistente, siendo consciente del estrés y el desgaste
que puede suponer la pesca comercial para este dispositivo. Tras unas
pruebas, se comprobó que el modelo diseñado por los científicos era
demasiado débil, mientras que el del camaronero era demasiado pesado.
Debido a esto, el NMFS recogió las ideas de ambos para elaborar un nuevo
diseño más eficaz y, así, surgieron los modernos TEDs (Jenkins, 2010).
Desde su creación, y desde hace unos años, se está trabajando en la mejora
de los TEDs o sistema de exclusión de tortugas, que sirven para excluir a las
tortugas marinas en caso que éstas sean capturadas accidentalmente por la
red de arrastre (Isaksen et al. 1992). Este dispositivo consiste en una rejilla de
hierro u otras aleaciones situada en el interior de la malla, que tiene unas
barras longitudinales y una abertura de escape en la parte superior o inferior
de la red, lo cual permite a las tortugas y otras especies de gran tamaño, como
elasmobranquios, escapar sin quedar atrapadas en el copo y así reducir la
probabilidad de que estos animales sufran estrés, estrangulamiento o algún
otro problema durante su captura. Por tanto, los artículos más grandes tales
como tortugas, rayas y los desechos son guiados hacia arriba por la red y
finalmente se dirigen a una brecha de escape, mientras que los artículos
objetivos pasan a través de la red hacia el copo. La colocación de estos
dispositivos dentro de la red tiene que presentar un ángulo superior a 40º,
para evitar de este modo las pérdidas económicas, e inferior a 55º para
permitir el escape de las tortugas por la abertura de salida. Esto ilustra
claramente que las modificaciones realizadas en los copos pueden reducir
selectivamente la captura incidental de especies no objetivo.
Los TED's se clasifican en activos y pasivos, según si separan o no a las
especies comerciales de las no deseadas, respectivamente; y en rígidos o
blandos según el material del que están formados. Los TED'S rígidos o supershooter grid son los más clásicos y están compuestos de aluminio. Los
blandos, en cambio, son de aleaciones y mezclas de materiales que permiten
hacer ajustable la posición del TED según los movimientos de la red durante el
vuelo. Más tarde, han surgido una mezcla entre ambos tipos, los TEDs semirígidos, que están compuestos por acero y goma, otorgándoles de este modo
resistencia y flexibilidad, respectivamente. Los nuevos diseños de TED incluyen
modelos menos propensos a ser tapados con las malezas, TEDs de material
más flexible y adaptable al arte de pesca de que se trate, dispositivos de
rodillos, etc. (Lucchetti et al. 2008).
La norma de certificación estándar de los TED se basó en una tasa de
exclusión de tortugas del 97%. Según los científicos, los cuales apoyan los
experimentos con tortugas criadas en cautividad para probar los TEDs en
condiciones controladas, los TEDs con apertura en la parte superior de la red
son más eficaces para dejar escapar a las tortugas que entran en la red. Sin
embargo, los miembros de la comunidad de camarón argumentan que tras
años de experiencia en el mar, las tortugas salvajes intentan sumergirse para
escapar del peligro y, por lo tanto, los TEDs con apertura inferior de escape
son más eficaces.
El principal inconveniente de uso de los TEDs es que aún no se ha podido
demostrar su eficacia respecto a la pérdida de bienes, ya que el ideal de uso
de estos dispositivos es la exclusión total de cualquier tortuga marina y otros
mamíferos marinos, entre otros, sin que ello afecte a la captura de especies
comerciales o de interés. Experimentos realizados han demostrado que estos
dispositivos tienen un efecto considerable en las capturas, aunque estos
efectos quedan reducidos según la especie de que se trate, y que además el
rendimiento de los TEDs varía considerablemente según el tipo de dispositivo
de exclusión, la composición de la captura accidental, el volumen de la
captura, etc. (Broadhurst, 2000). Así pues, de manera general, el uso de estos
mecanismos reduce la captura de especies de interés pesquero, aunque no
drásticamente. Por otra parte, también se observa un gasto mayor de
combustible en aquellos barcos que utilizan TEDs y se cree que los TEDs
disponibles en la actualidad no son soluciones reales para evitar la captura
accidental de las tortugas marinas, ya que han estado concebidos para la
pesca de arrastre de camarón, excluyendo así también especies comerciales
de gran tamaño (Laurent y Lescure, 1994; Laurent et al. 1996).
No obstante, en EE.UU el uso de TEDs está obligado para todos aquellos
pesqueros que pretendan comerciar en sus áreas. De hecho, los TEDs
surgieron de la presión nacida en Estados Unidos para reducir las capturas de
tortugas marinas dentro de sus áreas (Watson y Seidel, 1980). De esta manera,
todo aquel barco de arrastre que importe sus capturas a EE.UU. está obligado
a realizar sus vuelos con TED's instalados en sus redes de pesca.
Font imatge: proyecto arrastre.pdf
1.6.2. Normativa en EEUU por parte de la NOAA sobre la implantación de
los TEDs.
NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) es el Servicio
Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos. Se encarga de la administración
de los recursos vivos marinos a través de la conservación basada en la ciencia,
la gestión y la promoción de la salud de ecosistemas, asegurando así su
permanencia y funcionamiento. Por este motivo, también está implicado en el
desarrollo y evaluación de nuevos diseños de TEDs o modificaciones de estos.
En primer término, el TED fue creado para disminuir el impacto de la pesca de
camarón en las vulnerables poblaciones de tortugas marinas.
En 1987, los Estados Unidos pusieron en práctica regulaciones que obligan a
todos los camaroneros de EE.UU. a utilizar TEDs durante sus arrastres. La
implantación de esta normativa fue debida a la elevada captura de tortugas
marinas (unas 47.000 al año) que registraban los camaroneros exentos de
estos dispositivos. Un par de años más tarde, en 1989, se aprobó una ley
llamada “ley de camarón-tortuga” que obliga a todos los países que exportan
camarón a los mercados de Estados Unidos a ejercer el uso de TEDs durante
sus arrastres. Quedan exentos de esta norma aquellos países que puedan
certificar que poseen un programa de regulación y una tasa de capturas
accidentales comparable a la de EE.UU., o que su entorno no represente una
amenaza para la población de tortugas marinas.
De esta manera, se aplican sanciones por no cumplir con el reglamento, que
manifiesta que se requiere la utilización de TEDs por parte de todos los
camaroneros en todas las aguas y en todo momento, que pueden incluir el
embargo de la captura de camarón realizada, además de grandes multas. Lo
que se pretende hacer con esto, es reducir la probabilidad de captura
accidental de tortugas no únicamente en EE.UU. y sus aguas circundantes, si
no también en otras áreas del mundo.
1.6.3. Ejemplos de estudios con TEDs en diversos países del mundo.
En un estudio realizado en la costa de Italia, se compararon los efectos del
TED examinando 8 especies comerciales diferentes, y 4 de descarte. Al
analizar los datos recogidos, se observó que los TEDs rígidos y semi-rígidos
producen una reducción de la cantidad de descartes, mientras que no
modifican en absoluto el método normal de pesca. Los TEDs blandos, por otra
parte, presentan una mayor pérdida de especies comerciales, aunque excluyen
un 55% del descarte, reduciendo de este modo el tiempo de clasificación en
cubierta de la captura total, y además son seguros para la tripulación.
También, de manera general, se pudo apreciar una mejora de la calidad
comercial del pescado recogida por los copos de aquellas redes que
presentaban TED instalado, y una reducción del 30% del descarte recogido
(Lucchetti et al. 2008).
Paralelo a este estudio, se realizo uno similar en Australia, con un sistema
llamado Austed, que simplemente era una modificación del TED adaptada a las
aguas y la pesca de Australia, para aumentar de este modo la eficiencia de los
TEDs. Con este sistema, fácil de manejar y sin cambios necesarios en los
métodos normales de pesca, se pudo observar una reducción de la captura
accidental en la mayoría de lugares de pesca (Mounsey et al. 1995; Robins et
al. 1995).
En el año 1998, se elaboró un informe sobre la adaptación de los sistemas
excluidores de tortugas en la pesca de arrastre tradicional de camarón en las
costas de Turquía, pero los resultados no eran concluyentes.
A pesar de todo esto, y tras quedar demostrada la efectividad de los TEDs en
cuanto a la exclusión de tortugas marinas, algunos autores creen que los TEDs
actuales no representan una solución realista para reducir este tipo de captura
accidental en el Mediterráneo, por ejemplo, ya que han sido diseñados para la
pesca de arrastre de camarón, la cual excluiría a su vez grandes especímenes
de especies comerciales (Laurent y Lescure, 1994; Laurent et al. 1996).
La implementación de los TEDs ha sido un proceso largo y polémico. Muchas
entidades de conservación de todo el mundo están presionando para
aumentar el número de naciones que emplean TEDs en sus industrias
pesqueras de camarón.
••
METODOLOGÍA
2.1. Estimación de capturas accidentales de tortugas marinas
Estimar el número de capturas accidentales de tortugas marinas, sea cual sea
el arte de pesca a estudiar, es siempre un trabajo con un nivel de
incertidumbre elevado. Se pueden llevar a cabo diferentes aproximaciones,
entre las cuales están las encuestas y entrevistas con pescadores (Carreras et
al. 2004, Moore et al. 2010) y los observadores científicos a bordo de los
pesqueros (Wallace et al. 2010). Ambas tácticas acaban necesitando extrapolar
los datos obtenidos localmente al conjunto de la flota de una costa o incluso
de una cuenca oceánica, ya que no es materialmente posible cubrir toda la
flota con observadores e incluso con encuestas. A ello se suma que las
características biogeográficas de zonas próximas dentro de una costa regulada
por una misma legislación pesquera pueden ser diferentes, y que una
extrapolación aritmética sin tener en cuenta estos factores puede dar números
erróneos. Si esto es cierto para flotas pesqueras de un mismo país, la
situación se complica para estimaciones efectuadas para una cuenca que
baña las costas de varios países.
Las encuestas realizadas a pescadores tienen la ventaja de ser un método
barato para estimar la captura accidental de especies amenazadas, pero
dependen de la percepción subjetiva de los pescadores y de su voluntad de
colaboración. Muchas veces, cuando se trata de responder acerca de la
interacción con especies que son objeto de programas de protección y que,
por tanto, comportan una elevada presión social hacia su conservación, los
pescadores tienden a proporcionar cifras inferiores a las capturas reales por
temor a que existan consecuencias negativas para ellos (Moore et al., 2010). Es
por ello que frecuentemente los datos obtenidos son una subestimación de
las capturas reales (Walsh et al. 2002), así que las encuestas proporcionan
unos resultados que pueden ser considerados mínimos, que pueden usarse
como líneas de base para la estimación de capturas accidentales.
Partiendo de esta premisa, se diseñaron unas encuestas encaminadas a
averiguar la captura accidental de tortugas marinas, de manera que se pudiera
obtener una línea de base. Paralelamente, se diseñaron preguntas para
recabar información adicional de alto valor biológico relativo a la composición
de edades de las tortugas capturadas o su uso temporal del hábitat.
Las encuestas se llevaron a cabo en tres puertos de la zona del Delta del Ebro,
(Tarragona): Sant Carles de la Ràpita, L’Ametlla de Mar y L’Ampolla. El personal
y voluntarios de la Fundación CRAM se presentaron en los puertos de estudio,
y una vez finalizada la descarga de la pesca y la subasta, encuestaron a los
patrones de embarcaciones de arrastre seleccionados al azar.
Las encuestas incluían las siguientes preguntas:
1) ¿Alguna vez han capturado una tortuga marina por accidente?
2) ¿En caso contrario, saben de algún caso en el que otras embarcaciones
de arrastre hayan capturado tortugas marinas accidentalmente?
3) ¿Con qué frecuencia capturan accidentalmente tortugas marinas? (Nº
de tortugas/año/mes/semana)
4) ¿En qué época del año capturan más tortugas
accidentalmente? (Invierno, primavera, verano, otoño)
marinas
5) ¿Qué tamaño aproximado tienen las tortugas capturadas por accidente?
(pequeñas, 20 cm; medianas, 20 cm X 50 cm; grandes, 50 cm)
6) ¿Qué tanto por ciento de las tortugas que se pescan accidentalmente
llegan vivas a cubierta?
7) ¿En caso de captura accidental de tortuga marina:
Se devuelve al mar?
Se avisa a un Centro de Recuperación?
Se descarga en el puerto?
Otros?
En caso de respuesta negativa a la pregunta 1 el encuestador pasó
directamente a la pregunta 2 para después finalizar la encuesta. En caso
afirmativo se debía obviar la pregunta 2 y continuar con el resto del
cuestionario.
Los datos de las respuestas a las encuestas se centralizaron en una hoja de
cálculo Excel®.
2.2. Diseño y construcción de los TEDs empleados:
Como ya se ha mencionado en la introducción, existen diferentes modelos de
TED, adaptados a la pesquería objetivo, el tipo de redes, la naturaleza y
orografía del fondo, el tipo de embarcación y su forma de arrastrar, e incluso
las especies de tortuga presentes en la zona de la pesquería.
Con la finalidad de diseñar un TED adecuado para la pesca de arrastre
mediterránea, muy generalista, con embarcaciones potentes y que cobran las
redes haciéndolas pasar por un rodillo en la popa, una estrategia muy
diferente a la de las embarcaciones que pescan camarón en el Golfo de
México, se mantuvieron una serie de reuniones con pescadores de L’Ametlla
de Mar y Les Cases d’Alcanar. El diseño final fue consensuado con el armador
de la embarcación elegida para llevar a cabo las pruebas del prototipo.
Para el desarrollo de este proyecto se desarrollaron tres prototipos diferentes
de TED y un prototipo a escala para pruebas en laboratorio.
2.2.1. TED a escala.
Una vez decidido el diseño del prototipo de TED a testar, se construyó un
modelo a escala 1:2. Se empleó varilla maciza de acero de 4 cm de diámetro
para los elementos verticales y tubo de 14 mm para los elementos
horizontales, ensamblados mediante uniones roscadas. Las dimensiones
fueron de 50 cm de ancho por 52 cm de alto, con 4 elementos verticales
separados 10 cm que acababan en un elemento horizontal a 15 cm del
extremo inferior de la estructura y se completaba con un segundo elemento
horizontal, que configuraba 2 espacios horizontales con una luz de 7.5 cm.
2.2.2. TED A, o TED pre-deformado:
Debido a que no existe ningún tipo de regulación sobre TEDs a nivel europeo,
se tomaron como guías para la construcción del prototipo las especificaciones
de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de EEUU
(Mitchell et al. 1995), que regulan todo lo referente a la construcción e
implementación de este tipo de dispositivos. Desde este punto de partida, se
encargó un estudio de materiales y posteriormente la construcción del
prototipo al Centro de Diseño y Optimización de Nuevos Materiales (DIOPMA)
de la Universidad de Barcelona (UB), que tuvieron en cuenta diferentes
materiales, destinados a facilitar la flexibilidad del dispositivo, como el cable de
acero, el caucho o el PVC. Este punto fue especialmente preocupante para los
pescadores, que demandaban que las operaciones de cobrar y virar la red se
realizaran con normalidad, es decir, enrollando la totalidad de la red en la
maquinilla del barco.
Tras estudiar diferentes materiales capaces de otorgar flexibilidad a la
estructura, se decidió utilizar acero inoxidable, al que se dio una predeformación del plano de la estructura en un ángulo de 170º. Esta predeformación posibilitaría que la estructura se adaptase a la curvatura del
tambor de la maquinilla.
La geometría de este TED consistió en un rectángulo de 100 cm de ancho por
104 cm de alto. La separación entre barrotes se acordó en 20 cm, para
maximizar el tamaño de las especies que podían pasar por los barrotes sin
comprometer la exclusión de tortugas. Los barrotes verticales acababan en un
travesaño horizontal, al que seguía un segundo travesaño, con una separación
de 15 cm con el primero, de manera que se obtuvieran dos aberturas
horizontales de 15 cm en la parte inferior para facilitar el paso de especies de
fondo, como el rape (Lophius piscatorius) o el lenguado (Solea sp.)
Este diseño presenta una geometría similar a los empleados en la costa Este
de EEUU para la pesca del halibut (Paralichthys sp.), también dotados de
aberturas inferiores destinadas a mantener las capturas de especies
bentónicas. La diferencia fundamental estriba en la pre-deformación de la
estructura.
Los 4 elementos horizontales se construyeron en tubo de acero inoxidable
316L de una pulgada y los 6 elementos verticales en el mismo material pero
de un diámetro de 1 cm, soldados entre sí para dar la estructura final.
2.2.3. TED B, o TED clásico.
Este TED fue realizado enteramente en acero inoxidable, siguiendo una
geometría similar a los TEDs clásicos destinados a la pesca de la gamba en el
Golfo de México. La geometría varía del TED anterior en que sólo incorpora
elementos verticales, que crean 4 separaciones de 20 cm de luz, sin aberturas
horizontales para especies bentónicas. Las medidas fueron idénticas al otro
prototipo (100 cm de ancho por 104 cm de alto). El marco de la estructura se
construyó en tubo de acero inoxidable 316L de una pulgada, mientras que los
elementos verticales interiores se realizaron con varilla maciza de 16 mm en el
mismo material.
2.2.4. TED C, o TED bentónico
Se desarrolló un último prototipo de TED con características híbridas entre los
TEDs pre-deformado y clásico. En este caso se diseñó y construyó una
estructura rectangular de 100 cm de ancho por 105 cm de alto, realizada en
acero de pulgada y un espesor de 0.3 cm, con un elemento horizontal a 20
cm del borde inferior. Los elementos verticales fueron realizados en varilla
maciza de acero, de un diámetro de 10 mm, recubiertos por plástico
termosellable. De esta manera, este prototipo proporcionaba una abertura
para pesca de especies bentónicas, pero mantenía todos sus elementos en un
mismo plano, sin pre-deformaciones de la estructura, sacrificando así la
capacidad de ser almacenado en la maquinilla de la embarcación.
2.3. Redes utilizadas e instalación de los prototipos.
Los TED son propiamente los elementos que se han descrito hasta el
momento, pero su función no puede entenderse sin ponerlos en el contexto
de la red en la que van a ser utilizados, ni sin tener en cuenta las
modificaciones que se deben llevar a cabo en éstas.
Los prototipos A y B se instalaron en una red de arrastre con perigallo
2.3.1. TED a escala
El TED a escala se instaló en el copo de una red de arrastre a escala fabricada
a medida con una luz de malla de 22 mm, simulando la entrada al copo de una
red de arrastre. La red y el TED se lastraron en la parte inferior con cabo
plomado y se instalaron flotadores en la superior para mantener la red abierta
una vez sumergida. Se practicó una abertura de escape también a escala 1:2
sobre las medidas reguladas por la NOAA (Mitchell et al. 1995) y se cubrió con
una solapa de red para mantener la abertura cerrada en ausencia del paso de
tortugas.
2.3.2. TED A (TED pre-deformado)
El TED A fue instalado en una red de arrastre con perigallo, un tipo de red con
mayor distancia entre la relinga inferior y la superior, destinada a capturar
especies de fondo, pero también otras con comportamiento más demersal,
como lubina o dorada. Esta red fue modificada de forma que permitiese
separar la pesca total en dos copos. Para ello se dividió transversalmente la
boca de la red, y toda su longitud hasta el copo en dos mitades, de manera
que la pesca de la sección inferior (copo experimental o copo TED) pudiera
ser cuantificada independientemente de la pesca de la sección superior (copo
control).
El TED A fue instalado por el técnico de redes que habitualmente mantiene los
aparejos de pesca de la embarcación utilizada para el estudio. El TED se cosió
en la sección inferior de la red, en la parte final de malleta, justo antes de la
corona (sección de malla más robusta que precede al copo), con un ángulo de
45º (entre los 30º y 55º recomendados por la NOAA) y se practicó una abertura
en la parte superior de este copo, de 81 cm en transversal y de 30 cm en
sentido longitudinal hacia la boca de la red. Se instaló una cubierta de malleta
de luz de 40 mm en la abertura, cosida a la red en sus partes anterior y lateral,
dejando libre la parte posterior para permitir el escape de tortugas. La solapa
superaba el borde posterior del TED en 30 cm. Esta abertura comunicaba
directamente con el copo superior, de manera que toda la pesca que pudiera
ser desviada por el TED hacia fuera de la red pudiera ser recogida en el copo
superior para su posterior evaluación.
2.3.3. TED B (TED clásico)
El TED B se cosió de la misma forma y en la misma red que el TED A,
ajustándose el ángulo de ataque empíricamente en función de la impresión de
los pescadores del funcionamiento del arte.
2.3.4. TED C (TED bentónico)
EL TED C se instaló en una red de arrastre convencional sin perigallo. Esta red
se mantuvo en condiciones estándar, sin modificaciones de relevancia
exceptuando las indispensables para la instalación del TED. El dispositivo se
cosió a una sección de malla como la utilizada para la corona de la red, de 40
mm de luz y 3 m de largo. De esta forma esta sección puede ser insertada
entre la malleta y la corona de cualquier red de arrastre de medidas similares
sin necesidad de practicar aberturas en la zona de malleta, mucho más frágil
que la corona. El ángulo de ataque, la abertura de escape y la solapa de malla
fueron idénticos a los de los TEDs A y B. Para asegurar la correcta posición del
dispositivo durante el arrastre, se instalaron 3 flotadores esféricos de PVC de 3
kg de flotabilidad cada uno.
2.4. Diseño de las pruebas de los prototipos.
2.4.1. TED a escala.
El conjunto TED a escala-red experimental, se instaló de manera estática en un
tanque de flujo laminar (FLUME) de la Zona de Acuarios y Cámaras
Experimentales (ZAE) del Centro Mediterráneo de Investigaciones Marinas y
Ambientales (CMIMA-CSIC). Este tanque permite generar una corriente de
agua de hasta 1 nudo de velocidad, con agua de mar filtrada mecánicamente y
esterilizada con luz ultravioleta, a una salinidad de 38g/L. La red se mantuvo
abierta y encarada al flujo de corriente de manera que se pudiera evaluar el
ángulo del TED en condiciones simuladas de arrastre, así como el
comportamiento de la tortuga al encontrarse con el TED.
Durante las pruebas se sometió a la corriente a un cuerpo de flotabilidad
neutra de tamaño de una tortuga a escala (15x20 cm), para observar su
comportamiento al entrar en la red y encontrarse con el TED.
Posteriormente se usó una tortuga boba como sujeto experimental,
introduciéndola en el tanque y sometiéndola a la corriente siempre bajo
estricto control veterinario.
Con el fin de obtener una mayor velocidad de flujo, se llevó a cabo una prueba
de arrastre activo en una piscina de pruebas de material oceanográfico en el
mismo CMIMA, con agua en las mismas condiciones descritas anteriormente.
Las pruebas fueron documentadas fotográficamente y en video con una
cámara Canon G9, Canon 20D y Sony Z1, en sus respectivas carcasas
submarinas.
2.4.2. Pruebas en mar de los TEDs A y B.
Todas las pruebas de campo de los prototipos TED fueron realizadas en el
barco de arrastre “Pepito Manchón”, con puerto base en Les Cases d’Alcanar.
Esta embarcación es una unidad relativamente moderna, que entró en servicio
en el año 2007. Posee una eslora de 22.09 m, una potencia de 297 CV y un
arqueo de 47.55 toneladas de registro bruto. La tripulación habitual es de 4
personas (un patrón y tres marineros). Las mareas de esta embarcación, como
las de todos los arrastreros de la zona, son diarias. Es decir, las
embarcaciones salen a pescar de amanecida y vuelven a puerto a media tarde,
a tiempo para la subasta del pescado.
Para maximizar la representatividad de los datos obtenidos, se dio libertad al
patrón de la embarcación para escoger los lugares de pesca, la duración de
los lances, la profundidad y la velocidad, de manera que fueran lo más
similares posibles a su manera de actuar ordinaria.
Las posiciones y tiempos de cada uno de los lances fueron registradas con un
GPS portátil Garmin E-trex Vista Hcx® y posteriormente capturadas y
representadas mediante los softwares Mapsource, BaseCamp y Google Earth.
Después de cobrar y virar la red en cada lance, se separó la pesca de cada
uno de los copos (TED y control) y se clasificó por especie y por tamaño, tal y
como es habitual en las operaciones normales de la embarcación. Una vez
clasificada la pesca, se pesó cada una de las especies capturadas en cada
copo con un dinamómetro digital portátil (ProScale Versa 77) obteniéndose los
datos de producción pesquera en kg por especie, por lance y por copo.
2.4.3. TED C.
El TED bentónico fue testado de manera similar a los TEDs A y B, pero con
ligeras modificaciones debido al uso de una red sin perigallo y con un solo
copo. Una vez virada la red se separó la pesca por especie y se pesó como en
los casos anteriores. En este caso la pesca descartada por el uso del TED
forzosamente se perdía, de manera que no se pudo cuantificar. Para obtener
un estimador de la eficiencia pesquera de la red con TED se llevó a cabo una
serie de lances sin el dispositivo instalado, de manera que se pudieran obtener
los valores de pesca basales con los cuales poder comparar. Esta prueba sería
un fiel reflejo a lo que serían las operaciones de pesca de arrastre con TED.
2.5. Análisis estadístico
Para comprobar la eficiencia de pesca de la red cuando llevaba el TED A o B
instalado se compararon los kg de cada especie capturados por el copo
inferior (copo TED) con y sin TED mediante un test estadístico U de MannWhitney, que es una prueba no paramétrica para comparaciones de dos
muestras independientes cuando no es posible asegurar la normalidad de las
mismas, utilizando el entorno de programación estadística “R” (R Development
Core Team, 2008). El nivel de significación fue fijado en 0.05.
Se calculó el porcentaje de pesca de cada especie capturado por el copo
inferior sin el TED instalado, teniendo en cuenta los kg de cada especie
capturados por ambos copos, y luego se comparó con el porcentaje capturado
con el TED instalado. De esta forma, puede estimarse qué cantidad de pesca y
de qué especies pasó por la abertura de escape y se hubiera perdido en el
caso de no llevar un copo de repesca. Los porcentajes se compararon en el
entorno de programación estadística “R” con un test t de Student con un a
0.05.
En las comparaciones de pesca con el TED bentónico (TED C), se pesó el
producto de la pesca en los lances TED y los lances control después de ser
separada por especie. Debido a que el rendimiento de la pesca de arrastre
depende de la distancia de arrastre, se corrigieron todos los valores de pesca
a un común denominador (el lance más largo). Se hicieron dos análisis
estadísticos complementarios. El primero de ellos comparó la media de pesca
(siempre corregida por el factor distancia de arrastre) por lance de la red con
TED instalado con la pesca realizada por la red sin TED (control), únicamente
de las especies que de manera acumulada presentaron un 0.5% o más de la
pesca total. Estas especies fueron consideradas especies significativas. En un
segundo enfoque se compararon también el total de especies llevadas a
subasta, independientemente de la cantidad de pesca de cada una. Las
comparaciones se llevaron a cabo mediante el test U de Mann-Whitney,
utilizando el entorno de programación estadística “R” (R Development Core
Team, 2008). El nivel de significación fue fijado en 0.05
También en R se representó gráficamente en diagramas de cajas la pesca
conseguida en ambos casos.
3. RESULTADOS
3.1.
Estimación de capturas accidentales de tortugas marinas:
En este estudio se optó por llevar a cabo encuestas a los pescadores para
estimar el número de capturas accidentales de tortugas marinas. Se
escogieron los puertos cercanos a la zona del Delta del Ebro por proximidad
geográfica al lugar donde se iban a hacer las pruebas del prototipo de TED y
por ser uno de los lugares de Cataluña donde varan o se encuentran más
tortugas víctimas de la interacción pesquera.
Las encuestas se hicieron a los patrones de las embarcaciones para asegurar
obtener datos por embarcación y conseguir que la muestra fuera
independiente (evitándose obtener respuestas redundantes referidas al mismo
barco).
La actitud de los pescadores fue mayoritariamente colaboradora, aunque
habitualmente mostraron cierto recelo a la hora de contestar a las preguntas
más comprometidas.
El 96.5% de las embarcaciones de arrastre consultadas admiten haber
capturado accidentalmente tortugas marinas alguna vez (Fig. 6). El 3.5%
restante que niega haberse visto en esa situación, reconoce sin embargo que
conoce alguna otra embarcación que sí ha estado involucrada en episodios de
captura accidental de tortugas.
Fig. 6. Resultados absolutos a la pregunta 1: “Alguna vez han capturado una tortuga marina por
accidente?”. En azul St. Carles de la Ràpita, en naranja L’Ametlla de Mar, en amarillo L’Ampolla
y en verde resultados totales.
En término medio, cada embarcación captura accidentalmente 2.1 tortugas al
año, oscilando entre las 1.2 en L’Ampolla y las 2.5 en Sant Carles de la Ràpita
(Fig 7). El total de embarcaciones de arrastre de los puertos sondeados es de
77, lo que arroja una estimación de 165 tortugas capturadas al año sólo en
estos tres puertos durante las operaciones normales de arrastre.
Si tenemos en cuenta el número de embarcaciones de arrastre de toda la
costa catalana (298 en la última estadística del año 2009, Ports de la
Generalitat, DARP), podríamos estimar que la magnitud de capturas de tortuga
marina por artes de arrastre sería un número potencial cercano a las 640
anualmente. Esta estimación puede ser al alza para la costa catalana, ya que
no se puede pescar a menos de 50 m de profundidad, zona donde hay más
riesgo de captura de tortugas por un solapamiento pesca-hábitat. Sin
embargo, la zona de plataforma en la que se permite la pesca de arrastre a
partir de las tres millas de la costa, independientemente de que se alcance o
no la profundidad de 50 m, se extiende desde el cabo de Tortosa hasta el
paralelo de Almenara, en Castellón. Las capturas accidentales en esta zona,
extrapolando las cifras del Delta de l’Ebre al resto de flotas de arrastre que
faenan en esta zona de la plataforma continental (100 embarcaciones en la
provincia de Castellón), las capturas accidentales podrían llegar a más de 400
por año.
Fig. 7. Resultados a la pregunta 3 (valor medio): “Con qué frecuencia capturan
accidentalmente tortugas marinas?”.
En cuanto a la estacionalidad de las capturas accidentales de tortugas marinas,
se capturan durante todo el año, más o menos homogéneamente, pero con
una ligera tendencia a observarse más casos durante los meses de primavera
(36.1% de los casos), y con un pequeño declive durante los meses de otoño
13.9% de los casos). Las capturas en invierno y verano suceden el 22.2 y
27.8% de los casos respectivamente (Fig 8).
Fig. 8. Resultados a la pregunta 4 (valor medio): “En qué época del año capturan más tortugas
marinas accidentalmente?”.
La percepción de los pescadores acerca del tamaño de las tortugas pescadas
(Fig 9) es claramente hacia el tamaño mediano, entre 20 y 50 cm de longitud
(60.7% de los casos), mientras que el resto son consideradas de tamaño
grande, es decir, mayores de 50 cm de longitud (39.3% de los casos).
Fig. 9. Resultados a la pregunta 5 (valor medio): “Qué tamaño aproximado tienen las tortugas
capturadas por accidente?”.
A la pregunta de qué porcentaje de tortugas llegaban vivas a cubierta, los
valores oscilaron entre 80% y 100% (Fig 10).
Fig. 10. Resultados a la pregunta 6 (valor medio): “Qué tanto por ciento de las tortugas que se
pescan accidentalmente llegan vivas a cubierta?”.
Ligado al gran porcentaje de tortugas que llegan vivas a cubierta, la mayoría de
los casos de captura accidental acaban siendo devueltos al mar por los
propios pescadores (Fig 11).
Fig. 11. Resultados a la pregunta 7 (valor medio): “Qué actuación se lleva a cabo en caso de
captura accidental de tortuga marina?”.
3.2.
Pruebas a escala:
Pese a que los TED’s están regulados e implantados en ciertas pesquerías en
EEUU y otros países americanos, entendiendo por pesquería el esfuerzo
pesquero que se ejerce sobre una especie en concreto por una flota en una
zona geográfica concreta, su uso en el Mediterráneo no ha pasado de la fase
experimental, y por tanto no existen datos suficientes sobre su funcionamiento,
ni existe experiencia de su uso ni instalación por parte de los pescadores y
armadores de los barcos de pesca.
Las pruebas del TED a escala se llevaron a cabo en un tanque FLUME como
se ha descrito antes. La velocidad del se reguló mediante un variador de
frecuencia de la bomba del tanque, empleándose la máxima frecuencia (46
Hz) para poder obtener la mayor velocidad de agua posible, en torno a 1 nudo
(1.85 km/h). Esta velocidad fue suficiente para observar el comportamiento de
la red en condiciones simuladas de arrastre. Se pudo comprobar que pese a
haber instalado el TED a un ángulo óptimo en condiciones estáticas, una vez
sometido a la presión del agua, el dispositivo disminuía su ángulo, lo que
podría comprometer su eficiencia tanto reteniendo la pesca como permitiendo
el escape de tortugas. Así pues, esta prueba nos indicó que se debía instalar el
TED a ángulos unos 15º superiores al óptimo para subsanar este error de
manera preventiva.
A la velocidad de 1 nudo pudo observarse y filmarse el comportamiento de un
objeto de flotabilidad neutra simulando una tortuga entrando en la red y
encontrándose con el TED. Los ángulos y posición de la abertura de escape
permitían que la tortuga simulada se dirigiese hacia la abertura y se encarase
hacia la salida. Sin embargo, la red y el TED estaban a escala 1:2 y no se pudo
obtener una velocidad de flujo de agua equivalente a esta escala, de manera
que un objeto inanimado del tamaño adecuado podía encarar la salida, pero
no podía vencer la resistencia de la solapa de retención por falta de presión
de agua.
Las pruebas realizadas con una tortuga viva, y por tanto con natación activa,
podrían haber permitido observar este último punto: la salida activa por la
abertura de escape. Sin embargo, una vez más la velocidad de agua se mostró
insuficiente para provocar una corriente que empujara al animal hacia el TED,
ya que la tortuga podía vencerla con facilidad y nadar hacia el lado contrario
de la red.
Vistos los problemas de corriente de agua que proporcionó el tanque FLUME,
se decidió simular un arrastre activo en un tanque de pruebas de material
oceanográfico, en el mismo CMIMA, de 10 m de longitud. Se simuló el arrastre
de la embarcación de pesca traccionando de las alas de entrada de la red,
consiguiendo mayores velocidades que las que permitía el tanque de flujo
laminar. Sin embargo, la longitud del tanque no permitía arrastres
suficientemente duraderos como para conseguir el tránsito de la tortuga por la
totalidad del circuito de la red.
Durante estas pruebas se pudieron conseguir valiosas imágenes y
observaciones del funcionamiento de un TED a escala, de las que se pudieron
extraer conclusiones de cara a la instalación y pruebas del prototipo real.
3.3.
Pruebas en el mar:
Para realizar las pruebas en mar del prototipo de TED diseñado para la
experiencia se contó con la colaboración de la embarcación “Pepito Manchón”
y su tripulación de 4 marineros, que acogieron a un equipo de la Fundación
CRAM formado por biólogos de CRAM y voluntarios. La instalación del TED
corrió a cargo del técnico de redes que habitualmente efectúa el
mantenimiento de los aparejos de esta embarcación, siguiendo las pautas
proporcionadas por la NOAA y matizadas por nuestras experiencias previas
con el TED a escala.
3.3.1. Pruebas en la red de perigallo (experiencia con 2 copos).
Cada día se llevaron a cabo 4 lances de pesca (Fig. 12 Mapa de lances).
Generalmente los primeros lances de cada día empezaban a unas 3 millas de
la costa y unos 15 m de profundidad, para arrastrar en rumbo Este e ir a
buscar la profundidad de 60 m, a 20 millas de la costa, trazar una
semicircunferencia y volver a puerto. Los lances siguieron rutas paralelas los
tres días de pesca, excepto para el tercer lance del cuarto día, cuando las
condiciones meteorológicas forzaron al patrón a ponerse a sotavento de la
punta de la Banya, el extremo más meridional del delta del Ebro. Los lances
tuvieron una duración de entre 1 h 24 min y 3 h 01 min.
Fig. 12. Puntos de largado y recogida de la red de arrastre y rutas seguidas durante las
pruebas en mar de un prototipo TED. Septiembre de 2010.
La maniobra para cobrar las redes se llevó siempre con toda normalidad,
siguiendo los pasos utilizados habitualmente con una red estándar. Sin
embargo, la red experimental estaba dotada de un copo superior, situado más
anteriormente que el copo inferior. En los lances sin TED, el copo superior se
viraba y se apartaba la pesca antes de seguir cobrando la red, que se iba
almacenando sin problemas en la maquinilla de la embarcación. Cuando el
copo inferior entraba en el parque de pesca, se izaba como de ordinario para
poder abrirlo y vaciarlo, apartándose también el resultado de la pesca para su
posterior clasificación y pesaje.
En los lances con el TED instalado la maniobra sufrió una ligera variación, que
no dificultó en ningún momento las operaciones. Tras vaciar el copo superior,
el resto de la red se fue cobrando y almacenando en la maquinilla, hasta llegar
al TED, que se consideró adecuado mantener fuera para evitar dañarlo y dañar
las redes. El resto del copo se fue izando traccionando de la red mediante un
cabo con un gancho desde el cabrestante de la maquinilla, hecho firme en la
red utilizando gazas de cabo. Esta operación ralentizó la maniobra en general,
pero no más de 5 minutos y sin generar mayores dificultades. La maniobra de
largado de las redes se hizo con toda normalidad, sin variarse respecto a las
operaciones habituales
El copo inferior se izó como en los casos sin TED y se recuperó la pesca y se
clasificó aparte.
En ambos casos (lances con TED y lances control) se tomaron especiales
precauciones en separar la pesca producto del copo superior y del copo
inferior para cuantificarlas por separado. Los marineros de la embarcación y el
personal de CRAM separaron la pesca por especies y por copo. Se registró el
peso del conjunto de individuos de una misma especie pescados por cada
copo y se anotaron para su posterior análisis.
La pesca objetivo de la embarcación varía dependiendo de la época del año y
de la zona de pesca. Durante los días de pruebas los lances se efectuaron
para capturar fundamentalmente salmonete (Mullus barbatus), galera (Squilla
mantis), langostino (Pennaeus keraturus), rape (Lophius piscatorius), calamar
(Loligo vulgaris), merluza (Merluccius merluccius), trigla (Trigla sp.) y solleta
(Citharus lingula). Entre las especies de menor importancia económica,
aunque no en cuanto a volumen de capturas, y otras de gran valor pero
capturadas más esporádicamente se encontraron: pulpo de roca (Octpus
vulgaris), pulpo blanco (Ozaena cirrhosa), Pagel (Pagellus erythrinus), dorada
(Sparus aurata), cañaílla (Murex brandaris), rodaballo (Psetta maxima), raya
estrellada (Raja asterias), sepia (Sepia officinalis y S. obrbignyana), lenguado
(Solea senegalensis y S. solea), caballa (Scomber scombrus), jurel (Trachurus
trachurus), cinta (Cepola macrophtalma), congrio (Conger conger), canana
(Illex coindeti), cigala (Nephrops norvegicus) o el pez de San Pedro (Zeus
faber).
En algunos casos los pescadores agruparon algunas especies pequeñas por
familia o por valor económico, lo que hizo difícil su cuantificación. En estos
casos se pesaron estas mezclas tal y como fueron clasificadas para su venta,
bajo el epígrafe de “Morralla”.
En la Figura 13 se representan los diagramas de cajas de todas las especies
que representaron un 0.5% o más de la pesca total para todos los lances.
Estas fueron consideradas las especies significativas. En el Anexo I se
presentan los diagramas de cajas para la pesca comparada entre TED y
control para la totalidad de especies.
En las tablas 4 a la 7 se sintetiza el volumen de pesca medio en kg por lance
en el copo inferior (copo en el que se instaló el TED) con y sin TED, separada
por grupos (peces, molucos y crustáceos). Las diferencias significativas entre
el volumen de capturas en una especie concreta con y sin TED se resalta con
un asterisco.
En las tablas 8, 9 y 10 se presenta el porcentaje de capturas de una especie
en el copo inferior con y sin TED, y se comparan estadísticamente. Es decir, si
en los lances sin TED un porcentaje X de capturas de una especie acababa en
el copo inferior, se comprueba si cuando se instaló el TED este porcentaje
varió significativamente y si se encontró más o menos volumen de las capturas
en el copo superior. Estos datos también se presentan organizados en función
de grupo zoológico y se indican las diferencias significativas con un asterisco.
Tomando los datos de pesca del copo inferior (o copo TED), con o sin el TED
instalado, podemos comparar la pesca capturada en él asumiendo que es una
red normal, sin un doble copo superior. Así, se realizó un test U de MannWhitney para el rendimiento pesquero en este copo con y sin TED. Dentro del
grupo de las especies significativas (aquellas que presentan más de un 0.5%
del volumen de la pesca total sólo se encontraron diferencias significativas en
dos especies, aunque de diferente signo. Cuando la red no llevaba instalado el
TED se pescó una media de 1.38 kg de rape por lance, mientras que en
condiciones de prueba del dispositivo no hubo capturas de esta especie. Por
contra, con el TED instalado se pescó una media de 9.10 kg de galera por
lance, mientras que en ausencia de TED se pescaron 7.03 kg de promedio.
Tabla 4.
Pesca relativa de peces (corregida por el número de lances) en kg por especie en los copos
CONTROL y TED durante 7 lances sin TED instalado y 5 lances con TED instalado
Sin
TED
N7
Con
TED
N5
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Cepola
Chelon
macrophthalma
labrosus
0,01
Diplodus
annularis
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
0,03
0,00
0,00
0,01
0,02
0,00
0,00
0,00
6,43
6,46
0,63
1,17
1,17
0,10
0,00
0,02
0,18
0,18
1,90
2,53
0,34
0,44
Gobius sp
0,00
0,00
0,00
0,00
0,03
0,00
0,00
0,03
0,00
Lophius
piscatorius
0,07
1,05
1,12
0,00
0,00
0,03
Mullus barbatus Pagellus
barbatus
erythrinus
3,91
0,25
0,00
0,07
0,00
0,00
0,17
0,04
5,76
9,67
3,10
1,36
1,61
0,80
0,23
0,40
0,21
0,08
0,11
0,30
1,05
4,15
1,73
2,53
0,00
0,21
0,08
0,38
Psetta
maxima
Penaeus
kerathurus
Raja
asterias
Scomber
scombrus
0,00
0,00
0,00
2,60
0,00
0,00
0,14
0,00
0,00
0,03
0,66
0,66
0,00
1,11
3,71
3,59
0,19
0,19
0,15
3,74
0,00
0,00
0,14
0,03
Scophthalmus
Solea
Solea
rhombus
senegalensis
solea
0,00
0,00
Sparidae
0,00
0,03
0,00
0,00
0,30
0,14
0,14
0,06
0,48
0,48
0,19
0,06
0,09
0,00
0,00
0,30
0,06
0,12
0,24
0,42
0,00
0,00
Sparus
aurata
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Lichia
amia
0,00
0,00
0,07
Pomatomus
saltator
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Conger
conger
0,00
0,00
0,03
Merluccius
merluccius
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Citharus
linguatula
Sphyraena
sphyraena
Trachinus
draco
Trachurus
trachurus
0,00
0,23
0,11
1,64
0,04
0,04
1,09
0,03
0,26
0,37
0,08
0,19
0,00
0,47
2,10
2,20
0,12
1,21
0,00
0,37
0,00
0,00
0,17
2,37
Trigla spp.
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
4,02
Trisopterus
minutus
capelanus
Zeus
faber
0,05
0,00
0,96
4,99
4,32
0,62
0,68
0,00
0,00
0,00
0,03
0,00
4,32
0,10
0,10
0,03
0,06
En cuanto a las especies no significativas, sólo se hallaron diferencias
estadísticas en la sepia (Sepia officinalis), que presentó un mayor volumen de
capturas precisamente con el TED instalado (0.27 kg de promedio con TED
frente a 0.18 sin él).
El resto de especies capturadas en el copo TED no presentaron diferencias
significativas con éste instalado o no. Pese a todo, se pudieron verificar
tendencias de la red sin TED a pescar mayores cantidades de solleta, merluza,
caballa, o Trigla spp. aunque, como ya se ha mencionado, no resultaron
significativas.
Tabla 5. Pesca relativa de crustáceos (corregida por el número de lances) en kg por especie
en los copos CONTROL y TED durante 7 lances sin TED instalado y 5 lances con TED instalado
Sin
TED
N7
Con
TED
N5
Copo control
Carcinus
Nephrops
Penaeus
Squilla mantis
mediterraneus
norvegicus
kerathurus
0,00
0,00
0,04
0,02
Copo TED
TOTAL
Copo control
5,83
5,83
0,27
0,05
0,05
0,00
0,08
0,11
0,30
4,94
4,96
1,84
Copo TED
TOTAL
3,54
3,82
0,00
0,00
0,08
0,38
6,16
8,00
Tabla 6. Pesca relativa de crustáceos (corregida por el número de lances) en kg por especie
en los copos CONTROL y TED durante 7 lances sin TED instalado y 5 lances con TED instalado
Illex coindeti
Sin
TED
N7
Con
TED
N5
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
control
Copo TED
TOTAL
Copo
Loligo vulgaris
Murex brandaris
Octopus
vulgaris
0,47
2,77
0,00
0,45
0,10
0,57
0,02
1,26
4,03
1,88
0,72
0,72
0,00
1,30
1,75
3,63
0,00
0,77
1,07
0,02
2,65
1,07
Ozaena cirrhosa Sepia officinalis Sepia orbignyana
2,64
0,02
0,00
0,07
3,70
11,86
14,50
4,10
0,09
0,11
0,00
0,39
0,39
0,00
control
Copo TED
TOTAL
7,33
11,44
0,37
0,37
0,00
0,00
Tabla 7. Pesca relativa de crustáceos (corregida por el número de lances) en kg por especie
en los copos CONTROL y TED durante 7 lances sin TED instalado y 5 lances con TED instalado
Sin TED
N7
Con TED
N5
Copo control
Copo TED
TOTAL
Copo control
Copo TED
TOTAL
31,3
54,0
85,3
38,7
31,5
70,1
Tabla 8. Porcentaje de pesca de cada especie
sin TED instalado
Cepola
Chelon
macrophthalma labrosus
CONTROL
0,0 NA
TED
0,0
100,0
Gobius sp
Lichia amia
CONTROL NA
TED
0,0
Pagellus
erythrinus
CONTROL
31,6
TED
NA
Scophthalmus
rhombus
CONTROL NA
TED
0,0
Sphyraena
sphyraena
CONTROL
33,3
TED
0,0
Trisopterus
minutus
capelanus
CONTROL
66,7
TED
100,0
NA
de peces en el copo TED, con y
Citharus
linguatula
99,5
78,7
Lophius
piscatorius
Conger conger Diplodus
annularis
100,0 NA
75,0
0,0
Merluccius
Mullus
merluccius
barbatus
barbatus
50,9
72,6
27,8
77,0
Raja asterias
Scomber
scombrus
100,0
29,7
100,0
2,2
Sparidae
Sparus aurata
75,0
0,0 NA
Pomatomus
Psetta maxima
saltator
maxima
NA
NA
0,0
0,0
Solea
Solea solea
senegalensis
100,0
100,0
50,0
100,0
46,7
52,3 NA
4,0
Symphurus
Trachinus
Trachurus
Trigla lucerna
nigrescens
draco
trachurus
NA
40,9
41,6
11,1
NA
NA
7,4
0,0
Zeus faber
NA
50,0
Tabla 9. Porcentaje de pesca de cada especie de crustáceos en el copo TED, con y sin TED
instalado
Carcinus
Nephrops norvegicus Penaeus kerathurus Squilla mantis
mediterraneus
CONTROL
100,0
100,0
67,1
99,8
TED
91,1 NA
31,3
77,4
Tabla 10. Porcentaje de pesca de cada especie de moluscos en el copo TED, con y sin TED
instalado
Illex coindeti Loligo vulgaris
Murex
Octopus
Ozaena
brandaris
vulgaris
cirrhosa
CONTROL
11,8
40,5
100,0
75,0
75,1
TED
0,0
19,0
Sepia
Sepia
officinalis
orbignyana
CONTROL
80,0
100,0
TED
100,0 NA
100,0
1,4
72,8
Fig. 13 Diagrama de cajas de la pesca de las especies significativas en la
prueba de los TED A y B. En la base de cada gráfica se presenta el p-valor de
la comparación de la media de capturas por lance a través de un test de la U
de Mann-Whitney.
3.3.2. Pruebas en la red ordinaria (TED C, Bentónico).
Se llevaron a cabo 18 lances de pesca en la misma embarcación que la
prueba con la red con perigallo (Fig 13). Como se ha descrito, en este caso no
hubo un segundo copo, así que la salida del TED era directamente a mar
abierto y la pesca deflactada por las barras del dispositivo forzosamente se
perdía en el mar y no podía ser cuantificada. Así, 9 de los lances se hicieron
con TED y 9 fueron realizados sin TED, es decir, sin salida de escape (lances
control).
Como en la experiencia anterior, se dio total libertad a los pescadores para
elegir el rumbo y duración de los lances, de manera que la pesca obtenida
fuera representativa de un día normal de trabajo en el mar. Este punto es
importante, ya que la diferencia en los tipos de fondo y profundidades de
pesca nos serán útiles para interpretar los resultados.
Durante los lances con TED se llevaron a cabo los lances iniciales en rumbos
más hacia levante que en los lances sin TED. Así, el primer lance de cada día
en las pruebas del TED se hizo en condiciones de menor profundidad (entre
10 y 30 m), lo que unido a la composición del fondo (zonas de arena, en
contraposición a las zonas de fango del resto de los lances), puede tener
implicaciones para procesar e interpretar los datos. El resto de los lances
transcurrieron en profundidades entre los 30 y los 100 m, en fondos de fango,
tanto para los lances con TED como para los lances control.
El largado de la red con TED no presentó mayores problemas para la
maniobra, llevándose a cabo con normalidad y sin pérdidas de tiempo para los
pescadores. La recuperación hubo de hacerse de la misma forma que con la
red con perigallo, cobrando la red con la maquinilla hasta que el TED llegaba
al tambor de almacenamiento de la red. A partir de entonces la maniobra se
llevaba a cabo a través de sucesivos tirones con el gancho y el cabrestante. En
este caso, al haber sólo un copo, la pesca fue clasificada en el acto al modo
habitual y pesada por especie.
En la Figura 14 se representan los diagramas de cajas de todas las especies
que representaron un 0.5% o más de la pesca total para todos los lances.
Estas fueron consideradas las especies significativas. En el Anexo I se
presentan los diagramas de cajas para la pesca comparada entre TED y
control para la totalidad de especies.
Como en prácticamente todos los lances, el descarte fue abundante e incluyó
individuos de tallas no reglamentarias de especies comerciales, así como gran
cantidad de especies no comerciales. De manera acumulada, la estimación del
descarte fue del 43% de toda la pesca conseguida. En este caso hablamos de
estimación porque, pese a que se instruyó a los pescadores para que
acumularan el descarte en recipientes para permitir su cuantificación, la
costumbre hace que muchas veces olvidaran estas premisas y lanzaran al mar
parte del descarte sin permitir que fuera pesado. En la interpretación de los
resultados también hay que tener en cuenta la composición del descarte. Por
ejemplo, en dos lances, uno con TED y otro control, se pescaron 13.2 y 12.8 kg
de boga (Boops boops) respectivamente. Esta especie tiene un valor comercial
muy bajo, así que generalmente se descarta. En los lances mencionados, los
pescadores consideraron conservar parte de la captura de esta especie por
razones variadas (tallas grandes de boga, así como una percepción de
capturas bajas de otras especies que posiblemente les hicieran retener esta
especie para asegurar la venta del día). En general, el descarte fue muy similar
en los dos tipos de pesca, computando unos estimados de entre un 41 y un
45% de la pesca total.
Fig. 13. Puntos de largado y recogida de la red de arrastre y rutas seguidas durante las
pruebas en mar de un prototipo TED. Mayo de 2011.
Algunas de las especies que entraron dentro de este grupo de especies
significativas (pescas superiores al 0.5% del total) lo hicieron por capturas de
grandes volúmenes en pocos eventos de pesca, ya fuera por un efecto del
azar o, como ya se ha comentado antes, por conservar arbitrariamente para la
venta estas especies que fueron descartadas en otros lances. Es el caso del
boquerón (Engraulis encrasicolus), o del raspallón (Diplodus annularis). No
hubo diferencias significativas en estos dos casos (p 0.05), pero precisamente
por la naturaleza estocástica de la pesca de estas especies esta comparación
no puede ser interpretada correctamente. Similares resultados se obtuvieron
para la dorada, (Sparus aurata), una especie de gran importancia comercial,
que fue capturada preferentemente en los lances realizados a menor
profundidad, tanto con TED como sin él. Debido a que sólo fue pescada en un
30% de los lances, pese a haberse capturado una media de 0.41 kg con TED y
3.00 sin él, no se detectaron diferencias significativas entre el volumen de
capturas de las dos situaciones.
Un caso interesante dentro de este grupo de especies significativas fue el del
jurel (Trachurus trachurus), que fue pescado en casi todos los lances en mayor
o menor cantidad y en una gran variedad de tallas. Durante uno de los lances
control las capturas de jurel fueron muy elevadas en la embarcación de las
pruebas, pero también en el resto de embarcaciones de la zona, saturando el
mercado. Ese día quedaron muchas cajas de jurel sin vender y al día siguiente
se descartó la mayor parte de esta especie, sólo conservando para la venta
una pequeña parte de la pesca de las tallas mayores y menores. El peso medio
desembarcado de jurel fue de 9.87 kg en los lances con TED y de 19.34 kg en
los lances control. Pese a todo, la gran variabilidad en las capturas no arroja
diferencias significativas entre los lances con o sin TED, e indica que no hay
diferencias entre los valores medios (p 0.05).
Dentro del grupo de las especies significativas, se detectaron diferencias
estadísticas para el volumen de capturas de varias de ellas. Por ejemplo, se
capturó una mayor cantidad de cangrejo (Carcinus mediterraneus) en los
lances control que en los lances con TED (13.25 kg contra 3.30 kg de cangrejo
por lance respectivamente). También hubo una mayor pesca (p 0.05) de cigala
(Nephrops norvegicus) en los lances control que en los lances TED (3.83 kg de
media frente a 0.32, respectivamente). Como se discutirá más adelante, esto
tiene relación con la zona y profundidad de pesca. El pez araña (Trachinus
draco) también presentó diferencias significativas en los lances con TED y
control (0.06 kg frente a 2.82 kg de media por lance), así como las cajas de
especies variadas mezcladas, que se ve den como “morralla”, para hacer caldo
(12.52 kg de media por lance TED frente a 16.35 kg de media por lance
control).
A parte de las especies comentadas, no hubo diferencias significativas en el
resto de especies con una presencia de más de un 0.5% del total de la pesca,
entre ellas la solleta (Citharus linguatula), el burro (Gobius paganellus), la
canana (Ilex coindeti), el calamar (Loligo vulgaris), el rape (Lophius piscatorius),
la merluza (Merluccius merluccius), el salmonete de fango (Mullus barbatus), la
cañaílla o caracol de pinchos (Murex brandaris), el pulpo blanco (Ozaena
cirrhosa), el pagel (Pagellus erythrinus), o la faneca (Trisopterus minutus
capelanus).
Dentro de estas últimas especies, aunque no significativamente, la media de
capturas de canana, calamar, cañaílla y pagel fue superior para los lances que
se realizaron con el TED instalado. El resto de especies presentaron un
volumen medio de capturas superior en los lances control, aunque también sin
ser estadísticamente significativo.
Analizando el total acumulado de las especies significativas, la media de pesca
por lance fue de 255.4 kg (control) y 185.3 kg (TED). Pese a observarse una
tendencia a mayores volúmenes de pesca trabajando sin TED, estas
diferencias no son significativas.
Pese a presentar un menor volumen de capturas, dentro del grupo de
especies con rendimientos menores al 0.5% del total, se encuentran algunas
de elevado interés comercial y que alcanzan precios elevados en la subasta,
como por ejemplo el congrio (Conger conger), la lubina (Dicentrarchus labrax),
el besugo, (Pagellus bogaraveo), el langostino (Penaeus kerathurus), el
rodaballo (Scophthalmus rhombus), el lenguado común (Solea solea), el
lenguado senegalés o de arena (S. senegalensis), la galera (Squilla mantis), o
el pulpo de roca (Octopus vulgaris).
Dentro de las especies no significativas, sólo se encontraron diferencias
significativas entre el volumen de capturas en los lances TED comparados con
los lances control para la cinta (Cepola macropthalma), para el congrio, el
pulpo de roca, o la trigla (Trigla spp.). En estas comparaciones, siempre se
pescó en promedio más de estas especies en el lance control.
En el resto de especies no se encontraron diferencias significativas entre los
dos tipos de lance. Sin embargo, merece la pena comentar que el volumen
medio de capturas de lubina, pargo (Pagrus pagrus), caballa (Scomber
scombrus), sepia (Sepia officinalis) o besugo fue mayor en los lances con TED
que en los lances control.
El volumen medio de pesca, incluyendo todas las especies que se vendieron
en subasta (las significativas y las que presentaron capturas inferiores al 0.5%
del total), fue de 270.9 kg (control) y 191.4 kg (TED). Estos valores están dentro
del límite de la significación estadística (p 0.0503).
Fig. 14 Diagrama de cajas de la pesca de las especies significativas en la
prueba del TED C (TED bentónico). En la base de cada gráfica se presenta el
p-valor de la comparación de la media de capturas por lance a través de un
test de la U de Mann-Whitney.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Proyecto de Reducción de la captura accidental de tortugas marinas en
redes de arrastre en el Mediterráneo.
Fundación CRAM, con la colaboración de Obra Social Caja Madrid.
Los resultados obtenidos en las encuestas sobre captura accidental de
tortugas marinas indican que este problema es grave en la zona de la
plataforma continental cercana al delta del Ebro. El censo de barcos de
arrastre en el Mediterráneo está en torno a los 84000, mientras que se estima
que la pesca accidental de tortugas marinas es de unas 30000 en el
Mediterráneo (Luchetti y Sala, 2009). Esto implicaría que la captura media
anual por embarcación sería del orden de 0.35, siempre teniendo en cuenta
que estos estimadores no se pueden distribuir homogéneamente dentro del
censo de arrastreros, ya que no todos faenan en las mismas profundidades, o
lo hacen en zonas con diferentes densidades de tortugas marinas. Sin
embargo, la media de captura anual obtenida en este estudio, 2.1 tortugas al
año, está claramente por encima de la media teórica presentada. Esto
significa que la zona del delta del Ebro es un lugar en que estas especies
amenazadas, la tortuga verde, pero sobre todo, la tortuga boba, suponen un
problema de interacción pesquera y de conservación que debería ser
estudiado en mayor profundidad y atacado desde un punto de vista de la
formación de los pescadores, para minimizar el efecto de las capturas
accidentales, pero también a nivel de las administraciones públicas, para la
revisión de las políticas aplicables al sector en relación con la conservación de
estas especies.
La colaboración de los pescadores a la hora de responder las encuestas fue
siempre muy positiva. Aprovecharon en todo momento para transmitir su
opinión sobre los problemas del sector, así como su visión sectorial de los
problemas de conservación de los ecosistemas marinos y las especies
amenazadas. Pese a todo, la sensación transmitida a los entrevistadores en
relación a las preguntas sobre captura accidental fue de suspicacia, avalando
la teoría de que cuando se trata de especies amenazadas con un peso
específico importante en la opinión pública, la tendencia es a minimizar el
impacto que se causa sobre ellas con las actividades pesqueras. En definitiva,
las cifras presentadas en este trabajo pueden considerarse, como ya se ha
dicho, una línea de base, un cálculo estimado del menor número de tortugas
que son capturadas accidentalmente en la zona.
En cuanto a las pruebas en mar, los pescadores siempre se mostraron muy
colaboradores, pese a que dejaron entrever su incomodidad al percibir que el
dispositivo afectaba negativamente a la pesca. Esta reticencia a adoptar
cambios, por un lado muy comprensible, es difícil de vencer, sobre todo en
una prueba piloto de estas características, en la que el tanteo y error debe ser
un factor importante debido a la ausencia de experiencias previas y a la
forzosa adaptación del dispositivo a las condiciones de pesca empleadas en el
Mediterráneo, muy diferentes de las que se dan en el Golfo de México.
En ambas pruebas en mar se verificó una tendencia la pérdida de pesca
asociada al uso del TED, sobre todo en el caso de las especies no
significativas, o en el tipo de pesca que los pescadores denominan “pesca de
suerte”, es decir, todo aquello que es inesperadamente grande, o
suficientemente raro. Así que, aunque el volumen de pesca fue menor con
TED, en muchas de las especies objetivo, precisamente en las que el volumen
de pesca es mayor, este efecto fue menor. Esto muchas veces no implica que
el valor de la pesca sea el mismo en ambos casos. Hay que tener en cuenta
que en función de la temporada hay especies que tienen una mayor cotización
en el mercado, o que las especies con mayor volumen de pesca no tienen por
qué ser forzosamente las de mayor precio en subasta. Este es el caso de, por
ejemplo, el jurel o el pulpo blanco.
Las especies que se vieron menos afectadas, o incluso beneficiadas, por la
presencia del TED en la red fueron las especies de hábitos bentónicos, como
por ejemplo en las pruebas con TED A y B, el cangrejo, el clamar, el salmonete
de fango, la cañaílla, el pulpo blanco, el langostino, la raya, la sepia, el
lenguado, o la galera. En las pruebas con TED C fueron la cañaílla, la sepia, el
lenguado, la galera o la canana. Las mayores diferencias de pesca,
significativas o en tendencia, se verificaron en especies como la lubina, el
boquerón, o el pagel en las pruebas con TED A y B, o en especies como la
merluza, la dorada o el jurel. Los datos referentes a especies demersales de
poco valor, como el jurel, el pagel, el boquerón o el raspallón pueden estar
enmascarados en este estudio debido a la cotización de estas especies en el
mercado, saturado para estas especies durante los días de lances control. En
estos casos, los pescadores optaban por no clasificar grandes volúmenes de
pesca de estas especies debido a que en su mayoría quedaría sin vender o
que el trabajo de clasificarlo y prepararlo no valía la pena para el precio que se
podía obtener. Así, estas especies engrosaron el apartado de descarte y las
estimaciones del volumen de pesca son a la baja. De haber podido computar
esta pesca seguramente se encontrarían mayores diferencias en estas
especies, de hábitos más nadadores.
Se emplearon cámaras submarinas para grabar el comportamiento del TED en
condiciones reales, sin embargo, las condiciones de visibilidad, provocadas por
la naturaleza fangosa del fondo, no permitieron obtener suficientes imágenes
para evaluar el funcionamiento de los prototipos. De esta manera, los
pescadores fueron claves a la hora de ayudar a interpretar qué podía estar
ocurriendo en el fondo. Basados en su experiencia, relacionando la forma de
trabajar de la red con la pesca esperada, con la zona, el tipo de fondo etc., las
explicaciones al comportamiento de la red propuestas fueron relacionadas
básicamente con la hidrodinámica del arte. La red de arrastre es una
estructura que tridimensionalmente se asemejaría a un embudo ciego. El agua
entra en la red por la boca y debe salir por algún lado. Estas salidas son los
espacios existentes entre los nudos de la red, la luz de la malla. Cuando la red
está en tensión los nudos adquieren una forma romboidal bastante tupida,
pero homogénea. En el momento en el que se instala un TED en una zona de
la malleta (TEDs A y B) o en la corona (TED C), los nudos que quedan
tensionados por la presencia de una estructura rígida no pueden adoptar esta
geometría romboidal y la adoptan hacia una forma más cuadrangular. La malla
cuadrada, utilizada en algunas artes para permitir el escape de los individuos
de talla menor, ofrece una menor resistencia al paso del agua que la malla
romboidal. Es presumible que el agua que entra en la red, siguiendo con la
metáfora del embudo, tenderá a salir de él por la zona con menor resistencia,
que en este caso será la malla cuadrada de las proximidades del TED o la tapa
de malla de la salida de escape, que al no estar amarrada también presenta
una malla menos tupida, además de que la salida es en si mismo, por diseño
del dispositivo, un lugar con menor resistencia. De esta forma el flujo de agua
se disipa en zonas previas a lo que se conoce como “trampa”, un
estrechamiento de la red que una vez se ha atravesado hacia el copo, dificulta
mucho la salida de la pesca hacia la boca de la red. Esta hipótesis puede
proponerse debido a la gran cantidad de animales de pequeño tamaño que
quedaban enmallados en la malleta o la corona con geometría cuadrada, pero
también en la solapa de red que tapa la salida de escape, que indica una
succión en esa zona. Las imágenes submarinas disponibles también apuntan
hacia esta hipótesis, ya que en alguna de las pocas que presentan suficiente
calidad se observan peces de pequeño tamaño siendo succionados por la
zona de escape, no nadando hacia ella. Los principales organismos afectados
por este problema serían los peces o moluscos de pequeño a medio tamaño,
que podrían perderse por la salida de escape o por la malleta con
configuración cuadrada.
Otra posible hipótesis es que la presencia de una estructura rígida dentro de
la red provocase un flujo turbulento en la parte delantera del TED. Como
consecuencia de este flujo, la velocidad del agua bajaría justo antes de entrar
por la corona a la trampa y de ella al copo. De esta forma, los peces o
moluscos con mayor capacidad de natación o con más fuerza podrían vencer
la succión gracias a esta disminución de la velocidad y encontrar una salida,
bien por la propia salida de escape, bien por la boca de la red.
Por último, la pesca de “suerte” de la que hablan los pescadores, por propia
definición del TED, tiende a perderse por la salida de escape. En los días de
pruebas, embarcaciones similares desembarcaron lubinas o palometas de
gran tamaño que, por cuestiones del diseño del TED, no hubiesen pasado por
las barras deflectoras.
Una posible solución a estos problemas hidrodinámicos pasaría por tomar
diferentes estrategias. Por un lado, se podría utilizar, siempre con permisos
adecuados, una malla de menor luz para la zona de instalación del TED, de
esta manera no se facilita al flujo del agua pasar por zonas donde no debe. De
esta manera, al adoptar la forma cuadrada, la malla mantendría una luz similar
a la malla reglamentaria en conformación romboidal.
Otra solución, esta vez al problema del flujo turbulento, sería estudiar el perfil
hidrodinámico de los barrotes y optimizarlo para la velocidad de arrastre. El
perfil utilizado, tanto por este estudio como por las especificaciones de la
NOAA, es el perfil cilíndrico, que tiene un mal comportamiento hidrodinámico.
Además de esta solución, y quizás un poco más sencilla, otra posibilidad es la
instalación de un embudo acelerador delante del TED. Esta estrategia sí se
emplea en la pesca del camarón en EEUU, y consiste en un paño de red en
forma cónica con la parte más ancha en la zona de la entrada y la más
estrecha en la zona más cercana al copo y al TED. Este embudo es de malla
tupida pero elástica, de manera que el agua, al entrar en una zona de mayor
sección y que se va estrechando, tiene forzosamente que aumentar de
velocidad. Al ser elástico, cualquier objeto grande, como una tortuga, podría
salir sin problemas del embudo, para encontrarse inmediatamente con el TED
y salir por la abertura de escape.
Como conclusiones finales de este trabajo, cabe citar las siguientes:
-La captura accidental anual de tortugas marinas por arrastre en la zona del
Delta del Ebro es elevada, superior a una media calculada a partir de las
estimaciones de captura accidental por arrastre en el Mediterráneo y la flota
arrastrera censada en esta cuenca.
-Los TED son dispositivos efectivos para la pesca en el Mediterráneo, pero
principalmente para especies bentónicas o de poca capacidad de natación.
-La modificación del TED empleado en este estudio a través de una
combinación de elementos, como mallas o embudos de aceleración, podría
permitir mejorar su eficiencia de pesca de especies demersales.
-En vista de los resultados actuales, hasta no poder hacer pruebas con las
modificaciones sugeridas, no podemos recomendar la implantación de estos
dispositivos en la flota arrastrera.
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(Consultado
Octubre de 2010).
en
ANEXO I
Diagrama de cajas de la pesca de todas las especies comercializadas durante
la prueba de los TED A y B (TED bentónico). En la base de cada gráfica se
presenta el p-valor de la comparación de los valores medios por lance a través
de un test de la U de Mann-Whitney.
Diagrama de cajas de la pesca de todas las especies comercializadas durante
la prueba del TED C (TED bentónico). En la base de cada gráfica se presenta
el p-valor de la comparación de los valores medios por lance a través de un
test de la U de Mann-Whitney.
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