Una sombra blanca; José María Latorre

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BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Nació en Zaragoza. Actualmente reside en Barcelona, donde es coordinador general de la revista "Dirigido",
desde 1982, y dirige la colección de libros "Programa Doble". Es miembro del Consejo Editorial de la revista
"La Mosca". Ha colaborado en periódicos y revistas de España, sobre temas de literatura, cine y música y en
1973−1974 escribió dieciséis guiones para televisión a partir de obras clásicas y modernas de la literatura
fantástica, que en su mayor parte fueron una reinvención. Su guión para el cortometraje "El sistema de Robert
Hein", sobre un relato de Pere Calders, obtuvo el premio de la Generalitat catalana. Ha sido jurado en los
festivales de Madrid, Sitges, Málaga y Zaragoza (de jóvenes realizadores), para los que ha escrito varios
artículos para sus catálogos y publicaciones diarias. También ha escrito para los festivales de cine de Gijón y
San Sebastián. Ha escrito más de 2.500 comentarios, artículos y estudios, sólo en temas relacionados con el
cine.
Ha impartido conferencias sobre la música de Nino Rota en el Conservatorio de La Línea de la Concepción y
en Langreo, y también sobre la narrativa en el cine. Escribió, para el sello discográfico francés
Audivis−Valois, el texto que acompaña a la edición de la obra pianística de Nino Rota. Desde el año 1997 es
jurado del premio de novela Ciudad de Barbastro. Colaborador de COMETA. Ha publicado cuentos en las
revistas de España, así como en los periódicos. Figura en la antología "Cien Años de Cuentos en España",
editado por Alfaguara en el año 1998. Traducido al polaco, al italiano y al catalán (y, pronto, al euskera, al
gallego y al braille). Premio Degeneración de los 80. Finalista del Premio Literatura Joven Ciudad de Toledo,
1981. Premio Gigamesh 1988. Premio Ciudad de Barbastro 1996. Premio San Pancracio 1996 a la mejor labor
crítica. Finalista Premio Edebé 2000. Figura en el «Who's Who in Spain».
FICHA BIBLIOGRÁFICA
Autor: Latorre, José María. (1945−)
Título: Una sombra blanca
Editor: Madrid : Bruño, 1995
Descripción física: 166 p. ; 21 cm
Serie: Paralelo Cero ; 3
Materias: Literatura juvenil
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RESUMEN
CAPÍTULO I
David, nuestro protagonista, con 15 años, es dejado por sus padres que se van a Cuba, dejándolo a cargo de
sus tíos. No lo abandonan, consideran prudente dejarlo porque se van en busca de fortuna, si las cosas les iban
mal volverían a España, si no, lo llevarían con ellos.
Es maltratado por sus tíos y su primo y por su culpa, también los del pueblo. Continuamente le reprochaban lo
que costaba mantenerle, pese a que sus padres habían dejado dinero.
La situación cambia, porque sus tíos reciben la noticia de que todo les va bien a sus padres. Los tíos arreglan
el viaje para que se reúna con sus padres a bordo del buenaventura. Pero era una mentira, sus padres habían
muerto a consecuencia de unas fiebres. La carta que recibieron era una misiva de un notario que le hacía
heredero de todos los bienes de la familia. Una vez en el barco, el capitán debía hacer desaparecer al chico.
Se despide de don Cosme, pero de nadie más, pues no tenía amigos.
Su tío le lleva a la taberna donde les espera el capitán y su tripulación, su apariencia deja mucho que desear y
David se teme lo peor. Se despide su tío y el capitán lo lleva a su barco, una nave vieja, apestosa y
destartalada. Poco después de dejar su equipaje en un rincón, tras ser ignorado por completo por el capitán el
barco zarpa sin ceremonias.
CAPÍTULO II
Durante los primeros días de la travesía, traba amistad con Bartolomé, quien, para animarle, le cuenta
anécdotas marineras y le explica cosas sobre la vida del marinero. Éste, revela a David que es prácticamente
imposible que el tío y el capitán se conocieran y además duda de que su destino sea Cuba. Durante el primer
día de travesía, nadie más parece reparar en él.
El segundo día fue mejor: ayuda al cocinero en la cocina y algunos marineros empiezan a reconocerle y a
saludarle. Por la noche, uno de los marineros cuenta una historia de miedo que despierta en Samuel más
interés aún por la vida en el mar. Esa misma noche creyó ver al capitán que se acercó para asesinarle.
Días después y movido por la curiosidad de saber por qué el capitán llevaba unos guantes blancos de los que
nunca se desprendía, se coló en su camarote. Mientras fisgaba, se acercó el capitán y hubo de esconderse tras
un sofá, desde donde vio que el capitán tenía las manos ennegrecidas y llagadas.
Otro de los marineros, Tambo, tenía por costumbre asustar a David y Bartolomé salió en su defensa. Se
pelearon. En medio de la pelea, el capitán detuvo la contienda y obligó a ambos marineros a pasar por la
quilla. Bartolomé salió de esta, casi muerto, pero Tambo no lo contó. David creía que esta acción
desmesurada era un plan del capitán para separar a su protector de él. Tras la pelea, el capitán confinó a David
a su camarote.
Un día, una espesa niebla trajo hasta el Buenaventura a otro barco que parecía abandonado. Lo abordaron.
CAPÍTULO III
El capitán Salcedo, Garín (otro marinero) y David abordan el barco ayudándose de un garfio y una soga.
Tienen la intención de explorar el barco y saquear todo lo que en él pudiera haber. El capitán aprovecha la
ocasión para dejar a David en el barco, dejándolo encerrado bajo la cubierta. El protagonista observa cómo el
Buenaventura se aleja del barco abandonado poco a poco y se empieza a dar cuenta de lo que eso significa.
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David empieza inmediatamente a buscar un objeto con el que romper la escotilla para poder salir y deambula
por el barco sin suerte hasta la noche. Al amanecer, sin haber dormido, reemprende la búsqueda y da con dos
pistolas y un catalejo. Con un disparo, consigue liberar un poco la escotilla y, por fin, salir al exterior. Una vez
en el exterior mira alrededor del barco por si hubiera algún otro velero cerca, sin suerte. La soledad que siente
en ese momento es tan grande como su desesperación. Sabe que va a morir o bien por la enfermedad que
parece asoló el barco, o bien de hambre o sed.
David se queda dormido tras intentar denodadamente mover el viejo timón del barco y es despertado por una
tormenta en pleno apogeo. Era tan fuerte que al final acaba haciendo que el viejo y podrido barco se hundiera.
David es arrastrado de cubierta por una ola y tiene la suerte de aferrarse a un madero desde donde contempla
el fin del barco. Poco después cae dormido presa del cansancio y la fiebre.
CAPÍTULO IV
David despierta, milagrosamente, en una preciosa casa para él desconocida, rodeada por un jardín espléndido.
Un joven, que posteriormente dijo llamarse Adolfo, y una anciana habían estado cuidando de él. Estaba a
salvo.
Tras cumplir el reposo que recetó el médico, Adolfo invita a David a dar un paseo. Le dijo que se encontraba
en San Rafael, en la República Dominicana, que lo encontró en la playa medio muerto.
Un día, apareció Horacio, el hermano gemelo de Adolfo, que discutió con doña Rosa, su abuela, sobre un
tema que David no alcanzó a oír. Era tal la indignación que sintió al ver que el que pensaba que era Adolfo lo
había tratado mal, que empezó a hacer planes para marcharse. Pero al intentar consolar a doña Rosa, después
de la marcha de Horacio, ésta le cuenta el parentesco que existe entre él y Adolfo y David se queda para darle
ánimos. Ésta le cuenta la historia de los dos hermanos y del señor Barrientos, un terrateniente que pretendía
expulsarlos de sus tierras para enriquecerse aún más.
Esa misma noche se presenta Adolfo para hablar con su abuela. David sospecha de que doña Rosa pueda estar
en peligro y escucha la conversación. Irrumpe en la habitación donde conversaban y descubre, haciéndole
preguntas al supuesto Adolfo, que es su hermano gemelo.
CAPÍTULO V
Tras asirle por el cuello y amenazarle con un puñal, Horacio recibe un puñetazo de David en un intento por
liberarse. Una vez libre de la presa, corre hacia el bosque a ocultarse, mientras cinco jinetes armados,
capitaneados por el doctor Pazos entran a la casa. David regresa junto a la anciana y presencia cómo los cinco
jinetes le revelan a doña Rosa que su nieto Adolfo está en poder del terrateniente y que pretenden ir a
liberarle. David insiste en ir con ellos, pero le niegan la oportunidad. Desoyendo los consejos, se hace con un
caballo y sale en pos del grupo, a quienes encuentra en un claro del bosque.
Poco después parten hacia la finca del señor Barrientos con su plan trazado. En el camino les disparan y David
vuelve a quedarse solo en mitad del bosque. A lo lejos resuenan unos tambores y recuerda lo que esa misma
noche le había contado el doctor sobre el vudú. Momentos después se cruza con un zombi. Presa del pánico se
adentra más en el bosque y da con una casa. El caballo, asustado le abandona.
CAPÍTULO VI
Esa casa era el punto de reunión donde los ferales, los hombres de Barrientos, tenían planeado descansar tras
la emboscada. Al llegar empezaron a beber y no tardaron en quedarse dormidos. David intentó escapar, pero
el ruido de las tablas del suelo despertó a dos de ellos, uno de los cuales le capturó. Tuvo la suerte de que el
suelo cediera y diera con los huesos del feral en el suelo, dejándolo muerto. Descubrió David, que en el sótano
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descansaban más cadáveres como el zimbi que había visto. Los tres ferales que quedaban encontraron a David
escondido y lo capturaron.
Éstos le llevan en presencia de don Severo Barrientos, quien estaba acompañado de Horacio. Este último le da
de comer y cuando se sacia, le hace algunas preguntas que David no sabe responder. Poco después le ofrece
agua con sal que provoca el vómito de nuestro protagonista y le devuelve de camino a las celdas, para
compartir una con Adolfo. De camino a las celdas se topa con Bartolomé, para sorpresa de ambos.
CAPÍTULO VII
Al anochecer y valiéndose de pedir la vigilancia de las celdas, Bartolomé consigue hablar con David y se
cuentan rápidamente sus últimas aventuras. El Buenaventura naugragó a causa de la misma tormenta que el
barco fantasma y los supervivientes, entre ellos Bartolomé y Salcedo fueron a parar a la República
Dominicana. No bien hubieron acabado de hablar y Adolfo bebió un poco de agua, apareció Jonás, uno de los
ferales y empezó una pelea, de la que salieron vencedores nuestros protagonistas. Tuvieron la idea de capturar
a Horacio y encerrarlo en lugar de su hermano, para poder salir con mayor facilidad del edificio.
Atraen a Horacio hasta las celdas y le desvisten, atan y dejan inconsciente dentro de la celda. Se escabullen
hacia las caballerizas a través de una de las ventanas del salón, pero en el último momento, los hombres de
Barrientos se dan cuenta de la huída y dan la voz de alarma. Rápidamente se dirigieron a casa de un
hacendado amigo de Adolfo, quien les dio cobijo y alimento. Cuando se sosegaron, Adolfo preguntó por el
doctor Pazos y su gente y comunicó su intención de reunirse con ellos esa misma noche para adelantar el
asalto al castillo, ya que David había informado previamente de que unos refuerzos del señor Barrientos
llegarían antes del momento en el que, en un principio, estaba planeado el asalto. Bartolomé se une a la causa.
CAPÍTULO VIII
Poco después se empiezan a oír disparos y David se imagina la escena como si acompañara a sus valientes
amigos. Un poco después de que todo volviera a la calma y David pensara que sus amigos habían triufado,
llamaron a la puerta de la hacienda, sin hacer uso de la contraseña. David sabía en su interior que el que estaba
frente a la puerta no era Adolfo, como afimaba ser, sino su hermano Horacio. Aún así, le dejó entrar por las
dudas que tenía, en cuanto le vio la cara lo supo: era el hermano malvado. Intentó matarles a él y a la mujer de
Héctor, pero un certero disparo de Bartolomé consigue desarmarlo. Aún así, Héctor escapa.
Bartolomé informa a David de que el capitán está en La Madriguera, una tabernucha en la que se está
emborrachando. Al ver a David, el capitán palidece pensando que está frente a un muerto. Entre él y
Bartolomé arrancan la confesión de lo que nosotros ya sabemos: el tío de David, Esteban, había confabulado
con Salcedo para que lo matara durante la travesía para poder recibir la herencia de su hermano muerto. David
al saber de la muerte de sus padres se sume en la tristeza. Poco después, pide a Bartolomé que lo lleve cuanto
antes a Cuba.
EPÍLOGO
David llega a Cuba y se hace cargo de la hacienda y pertenencias de sus padres. Nos relata como se va a vivir
a Argentina y cómo conoce a su mujer. Al final nos explica el título del libro: una sombra blanca parece
vigilarle desde lejos por la noche y él en ella cree ver todo lo que le ha sucedido en la vida.
PERSONAJES
Cosme: el párroco del pueblo, único amigo de David en Torre Gorda después de la marcha de sus padres.
Protagonista: David, 15 años. Es un muchacho valiente, decidido. La experiencia de su vida le hace madurar
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más deprisa de lo que le hubiera gustado. Tiene que sufrir la muerte de sus padres, la desesperación de la
soledad y el abandono, pero también se encuentra con gente que le ayuda a salir de su situación.
Tío: Se llama Esteban, desde el principio se nos presenta como un ser despreciable, pese a que sentía
remordimientos por el cruel plan de abandonar a su sobrino a manos de Salcedo para que lo mate, lo lleva
todo a cabo. Malcarado, malhumorado y flojo de carácter, se deja llevar por la codicia.
Tía: parece ser la que idea el plan para hacer desaparecer al protagonista. Es malcarada como su marido. No le
tiene estima alguna a nuestro protagonista.
Primo: Es quien se encarga de difundir el mote de abandonado para que los chavales del pueblo se lo apliquen
a David. Mezquino y malcarado como sus padres.
Bartolomé: uno de los marineros del Buenaventura, que en un principio parece ser algo más amigable que los
demás marinos. Instruye sobre las bases de la vida en el mar a David. Aficionado a la lectura, intenta amenizar
la estancia de David con relatos y lecturas. Este personaje, después de que David sea abandonado por el
capitán a su suerte, reaparece al final del libro trabajando para el señor Barrientos. Es quien salva la vida al
protagonista y quien ayuda a Alfonso a derrocar al tirano. Es un hombre pertinaz, ágil, bondadoso y muy
valeroso. Pese a la gran amistad que le une a David, el hechizo del mar hace que se embarque y no se vuelvan
a ver más.
Capitán Salcedo: Vestido elegantemente, pero lleno de manchas. Barbudo, de la edad de su tío. Voz ronca.
Acostumbrado a mandar y a que le obedecieran. Es un hombre sin escrúpulos, borracho y pendenciero. Tan
descuidado en su aspecto físico como en sus cualidades morales. Al final, prácticamente a la fuerza revela los
motivos que tuvo para abandonar a David en el barco fantasma. El protagonista le abandona, despreciándole y
no lo mata o agrede por simple compasión.
Alfonso: Hacendado dominicano que está en contra de la obra de Barrientos. Se opone pacíficamente hasta
que las amenazas llegan a dar con sus huesos en la cárcel. Es quien organiza, junto con el doctor Pazos, la
revuelta que depone a Severo Barrientos.
Doña Rosa: la abuela de Alfonso y Horacio, bondadosa y respetada por todos, espera que no se derrame
sangre en la contienda que tienen su nieto y don Severo.
Horacio: el hermano gemelo malvado de Alfonso. Se dice de él que era jugador y que su hermano tuvo que
hacerse cargo de sus deudas y que aún así no dejó el vicio. Se hizo acólito del vudú y llegó a ser sacerdote. Se
hace pasar varias veces por su hermano para engañar tanto a su abuela como a David, pero la perspicacia de
este último los salva por dos veces del engaño.
ESPACIO Y TIEMPO
En el libro aparecen diferentes espacios: El primer capítulo tiene lugar en Torre Gorda, un lugar costero,
próximo a Cádiz. En el mismo Cádiz es donde se conocen Salcedo y David y desde donde se embarcan hacia
Cuba.
El barco, Buenaventura, es un viejo velero tripulado por unos 9 hombres y su capitán. En él pasa David su
travesía hacia cuba hasta que topan con el barco fantasma. Este último es un barco ajado y lleno de cadáveres,
ratas y cucarachas. El olor a podrido y el mal estado del barco hace pensar que lleva mucho tiempo
abandonado y la forma en la que parecen haber muerto los marineros apunta a una enfermedad mortal.
En la República Dominicana, tenemos otros escenarios: la hacienda de doña Rosa, el palacio de don Severo y
la casa de don Héctor. En la primera, David se recupera de su fatiga tras el viaje en mar; la casa está rodeada
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por un jardín y linda con un espeso bosque. En el segundo es hecho prisionero y encerrado en una celda por
los ferales, está adornado con innumerables tapices, cuadros y objetos de metales preciosos. La tercera es el
lugar donde opone resistencia a Horacio, que, de nuevo se ha hecho pasar por su hermano.
El tiempo no queda claramente definido, pero se hace referencia al año 18, por lo que podría ser
perfectamente 1918, momento en el que la República Dominicana no depende ya de España y todavía se
viajaba en barcos de vela, se usaba el caballo y el carro como medio de locomoción, etc.
TEMAS
En esta novela de aventuras se tratan diversos temas:
• El valor de la amistad: en varias ocasiones David es salvado de la muerte es la amistad, pues sin
amigos hubiera acabado muerto o en manos de algún maleante.
• El poder de la valentía: el protagonista demuestra plantarle cara al destino que le toca vivir y no se
resigna a sufrir en silencio. Pese a que al principio parece ser llevado como una marioneta, poco a
poco va tomando decisiones más y más valientes.
• La situación social sudamericana: la venta de esclavos, la explotación por parte de los ricos, la
sucesión de tiranos dan una pincelada al mundo político de las antiguas colonias españolas de la
época.
• La vida del mar: constantemente se hacen referencias a mitos, habilidades, vocabulario y
comportamiento sobre la vida marinera.
• La rebelión contra las injusticias: el protagonista triunfa porque los personajes con los que se ve
envuelto se rebelan contra el orden establecido por ser injusto, para ello, intentan siempre los medios
pacíficos, y, cuando no queda más remedio, la fuerza medida.
VOCABULARIO
Barlovento: Parte de donde viene el viento, con respecto a un punto o lugar determinado.
Cenit: Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo.
Dársena: En aguas navegables, parte resguardada artificialmente para surgidero o para la cómoda carga y
descarga de embarcaciones.
Drizas: Cuerda o cabo con que se izan y arrían las vergas, y también el que sirve para izar los picos cangrejos,
las velas de cuchillo y las banderas o gallardetes.
Expeler: Hacer salir algo del organismo.
Ímprobo: Dicho del trabajo o de un esfuerzo: Intenso, realizado con enorme aplicación.
Motín: Movimiento desordenado de una muchedumbre, por lo común contra la autoridad constituida.
Obenques: Cada uno de los cabos gruesos que sujetan la cabeza de un palo o de un mastelero a la mesa de
guarnición o a la cofa correspondiente.
Pandemonium: no aparece en el diccionario
Pescante: Pieza saliente de madera o hierro sujeta a una pared, a un poste o al costado de un buque, etc., que
sirve para sostener o colgar de ella algo.
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Proferir: Pronunciar, decir, articular palabras o sonidos.
Promontorio: Altura considerable de tierra que avanza dentro del mar.
Pústulas: Vejiga inflamatoria de la piel, que está llena de pus.
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