Discurso del Profesor Federico Mayor, Director - unesdoc

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DG/97/37
Original: español
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA
Discurso
del Profesor Federico Mayor
Director General
de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO)
con motivo de la Visita Oficial del
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,
DON ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN
Casa de la UNESCO, 6 de octubre de 1997
"La UNESCO, orientadora moral de los pueblos del mundo, cuenta
con la simpatía del pueblo de México. A ella se le ha asignado la
tarea específica que, a largo alcance, puede ser la más importante
del agrupamiento internacional: crear una mentalidad de paz que
sea como una segunda naturaleza de los hombres".
Miguel
Alemán,
Presidente
de
los
Estados
Unidos
Mexicanos,
en
la
inauguración de la 2ª Conferencia
General de la UNESCO.
Palacio de
Bellas Artes, Ciudad de México, 6 de
noviembre de 1947.
Excelentísimo Señor Presidente Don Ernesto Zedillo Ponce de León,
Señor Presidente del Consejo Ejecutivo,
Señor Presidente de la Conferencia General,
Señores Secretarios de Educación,
Señor Canciller,
Señores Ministros,
Primera Dama,
Señoras y señores Miembros del Consejo Ejecutivo,
Excelencias,
Señores Delegados Permanentes,
Señoras y señores:
¡Qué gran privilegio representa para mí el día de hoy
--primero de los trabajos plenarios de esta sesión del Consejo
Ejecutivo-- dar la más cordial bienvenida a un amigo que, con la
más alta investidura que le ha otorgado un ejemplar ejercicio
democrático, representa a un Estado Miembro; a un pueblo que tanto,
y tan desinteresadamente, ha contribuido a la UNESCO! ¡Realmente
me complace, señor Presidente, recibirlo en esta Casa de todos los
pueblos y todas las culturas!
Permítame, señor Presidente, comenzar evocando una fecha muy
significativa para México y para la UNESCO: el 6 de noviembre de
1947, es decir, hace casi 50 años.
Ese día, en el palacio de
Bellas Artes de la capital de su país, se inauguró la 2ª
Conferencia General de la UNESCO; pero no sólo eso acontecía, pues
--haciendo honor a su hospitalidad proverbial-- México hizo
coincidir la ceremonia con la apertura de las instalaciones de la
Escuela Nacional de Maestros, institución hoy señera, cuyos
recintos albergaron los trabajos de los entonces 36 Estados
Miembros, bajo la presidencia del señor Manuel Gual Vidal.
Quiero evocar también que en esta misma sala, durante la 140ª
reunión del Consejo Ejecutivo, en 1992, usted realizó --como ha
dicho el señor Presidente del Consejo Ejecutivo-- su primera
intervención como miembro de este órgano de la UNESCO, en calidad
de Secretario de Educación Pública de México. Un año más tarde,
encabezó la Delegación de su país a la 27ª Conferencia General.
Señor Presidente,
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Señoras y señores:
No son muchos los países que poseen los privilegios que la
geografía y la historia han deparado a México. Por su ubicación
en el norte del continente americano, parte de su territorio, y con
ello parte de su ser profundo, es también centroamericano; mira
a dos océanos, y es igualmente caribeño. Su riqueza cultural es
difícilmente equiparable en el mundo; hoy por hoy se hablan en
México más de 50 lenguas indígenas --en las que se proporcionan
servicios educativos-- y el mestizaje mexicano es un fenómeno de
esperanza sin parangón. Mucho es lo que su país ha dado al mundo
y a la UNESCO, señor Presidente, y mucho es lo que está llamado a
darnos en términos de sabiduría y de ejemplo solidario.
Me consta su profunda preocupación por la educación y me consta
asimismo su convicción de que sólo la educación para todos, a lo
largo de toda la vida, será el motor del progreso y el desarrollo
integral. Desarrollo que en primer lugar debe ser enfocado a las
personas.
Hace solamente unas semanas tuvo lugar en Islamabad, Pakistán,
una reunión del grupo de los nueve países signatarios de la
Declaración de Nueva Delhi, de los cuales México forma parte. Me
complace poder decir que, pese a los períodos de crisis y las
circunstancias adversas... México no ha cesado de otorgar a la
educación la prioridad más elevada en sus planes a corto, medio y
largo plazo.
He podido constatar los avances educativos que México ha
logrado en muy poco tiempo, tanto en términos cualitativos como
cuantitativos. A Ud. le ha correspondido desempeñar un papel en
ellos y quiero felicitarlo vivamente por los resultados, que no
sólo han redundado en beneficio de los educandos, sino también de
los maestros. Estos educadores que siguen siendo fundamentales para
formar a las nuevas generaciones con la única pedagogía efectiva:
la del amor y el ejemplo.
He seguido con atención el original programa de la "Carrera
Magisterial", iniciado durante su gestión al frente de la
Secretaría de Educación Pública, y estoy seguro de que su
aplicación ha resultado decisiva en el avance de la educación
básica en su país. Quiero asegurarle, señor Presidente, que la
educación para todos es, y continuará siendo, la columna vertebral
de los trabajos de la UNESCO y que por y para ella proseguiremos
todos los esfuerzos de movilización a nuestro alcance.
Quiero
decirle también que no descuidaremos los demás estratos educativos
y, en esa perspectiva, --en caso de que así lo decida la próxima
reunión de la Conferencia General--, se organizará en 1998 la
Conferencia Mundial sobre Enseñanza Superior y se creará el
Instituto Internacional de Educación Superior, que tendrá su sede
en América Latina. En un momento de gran crisis económica en su
país, -en una ocasión en que una vez más el señor Presidente
Zedillo tuvo la bondad de recibirme- yo decía en el aeropuerto que
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México ha sido y es uno de los países más adelantados en el terreno
de la cardiología; uno de los países mejor equipados del mundo en
perinatología; uno de los que tiene, en nutrición, un instituto de
renombre internacional; un país que en las investigaciones sobre
uno de los temas cruciales para el medio ambiente, la nutrición y
la agricultura en el mundo, la captación directa de nitrógeno...
es uno de los mejores del mundo. México, un país de raíces tan
profundas no puede ceder a los vaivenes de un poco de viento
fuerte, de una tormenta. Por eso, México fue capaz de hacer frente
a aquella tormenta, y será capaz, por estas raíces profundas, por
este desarrollo real de su talento, de la formación de sus propios
hijos e hijas, será capaz de hacer frente al futuro con gran éxito.
Quiero destacar muy brevemente -y lo hago no sólo como Director
General de la UNESCO, sino lo hago como español agradecido- el
cobijo que ha dado el árbol mexicano a tantos y tantos exiliados
de tantos países, entre ellos, el mío. Gracias a la generosidad
mexicana, el talento y la creatividad artística y cultural de
muchas generaciones que se vieron privadas de su libre expresión
de ideas y sentimientos en su país de origen, hallaron cobijo,
hospitalidad, pudieron sobrevivir, pudieron vivir, en México. Hoy,
se ha convertido en patrimonio de todos. El enriquecimiento de esta
actitud permanente de México ha sido mutuo. México ha comprendido
con lucidez que la apertura no era debilidad, sino todo lo
contrario, se fortaleció, se enriqueció, se expandió. Hoy, México
es también en este aspecto un ejemplo para quienes creen que el
repliegue y el rechazo es la mejor defensa de su cultura y de sus
bienes.
Su país, señor Presidente, vive una etapa de profundas
transformaciones, y a Ud. le ha correspondido iniciar el principio
del cambio. ¡Qué lección de democracia ha dado México el pasado
mes de julio y qué lección de buen gobierno ha dado Ud.!
Cuando Ud. asumió la Presidencia, México atravesaba por uno de
los momentos más difíciles de su historia: una etapa de transición
dolorosa, en delicadas circunstancias económicas que amenazaban
seriamente la estabilidad de las más sólidas instituciones
mexicanas. Ud. y sus colaboradores apostaron por la democracia y
el ganador ha sido quien debe serlo en tales circunstancias: el
pueblo.
Los resultados están al alcance de todos y sería ocioso
repetirlos. Pero lo que sí deseo decir aquí y ahora es que usted
es el gran impulsor del cambio de época de su país y que este
cambio se realiza actualmente en paz y con medidas democráticas,
en medio de delicadas circunstancias.
Señoras y señores:
Al dar principio a esta intervención aludí a una fecha ocurrida
hace casi medio siglo. Ahora me parece inevitable aludir a otra
que data --esta vez con exactitud-- de sólo tres meses: el 6 de
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julio pasado, cuando millones de mexicanos votaron a favor de la
democracia, de la paz, y del derecho a la educación. Hoy podríamos
parafrasear el gran Juan Bautista Alberdi y decir : "Educar es
gobernar". Como en tantos otros ámbitos del desarrollo, México ha
señalado el camino.
Con su venia, señor Presidente, referiré con brevedad a los
señores consejeros el ejercicio de educación democrática que tuvo
lugar en su país, en paralelo a las recientes elecciones, donde
casi cuatro millones de niños mexicanos entre 6 y 12 años acudieron
a las urnas para expresar sus prioridades.
Me llena de satisfacción decir que una Agencia
Unidas, UNICEF, coauspició con las autoridades
ejemplar experimento --cuyos resultados dan cuenta
infantil-- que les permitió iniciarse en la vida
de las Naciones
nacionales este
de la sabiduría
en democracia.
La presencia de la UNESCO en México ha sido y es muy
significativa, gracias a la notable disposición de las autoridades
mexicanas hacia los objetivos de la Organización. Es en México
donde se inició, y se ha desarrollado, un proyecto de alcance
interregional que ha llevado la literatura iberoamericana a
millones de personas cada mes.
Merced al Fondo de Cultura
Económica, en el marco del proyecto "Periolibros" se han publicado
las obras de algunos de los principales autores de Hispanoamérica
que de otro modo quizá hubieran sido inaccesibles a tantos y tantas
lectores.
Recientemente, he recibido el informe de los trabajos de la
Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas, establecida durante
su administración con el apoyo de la UNESCO. A D. Miguel Limón, a
D. Miguel Portilla, a todos los que han colaborado en esta empresa,
expreso aquí mi gratitud. A través de esta iniciativa, su país hace
honor a los creadores literarios en lenguas autóctonas, que
cotidianamente contribuyen a mantener y reforzar sus raíces. No
es producto de la casualidad que 7 de los 16 sitios que México
tiene inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial correspondan a
testimonios de culturas precolombinas. Todas las culturas deben
formar parte por igual en el mosaico de los Estados Unidos de
México. Los crisoles de civilizaciones son los que dirigirán el
siglo XXI.
En otros ámbitos de nuestra mutua cooperación, diversas
instituciones mexicanas de educación superior son sede de Cátedras
UNESCO en especialidades que van desde la ingeniería avanzada,
hasta los derechos humanos y la cultura de paz. México cuenta en
la fecha con 13 reservas inscritas en la Lista de Reservas de
Biosfera del Programa MAB y, en materia de ciencias del agua, la
UNESCO mantiene una estrecha cooperación con la UNAM en las
investigaciones para la elaboración del balance hídrico de aguas
superficiales y la preparación del mapa hidrogeológico de México.
Desde su país se coordinan los trabajos del comité editorial de la
Carta Batimétrica del Caribe y del Golfo de México.
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En materia de Cultura, deseo destacar la muy reciente
presentación que hiciera en la Cámara de Diputados de México Don
Javier Pérez de Cuéllar, Presidente de la Comisión Mundial de
Cultura y Desarrollo, del Informe "Nuestra Diversidad Creativa".
En cuanto a Comunicación, el mes de mayo pasado la ciudad de Puebla
fue sede del Encuentro de Editores y Directores de Periódicos de
América Latina para una Cultura de Paz, del cual ha emanado la
"Declaración de Puebla", que está llamada a ser uno de los
documentos más relevantes que se hayan adoptado bajo la égida de
la UNESCO, en cuanto a la paz y la libertad de expresión. También
ha sido en el Parlamento mexicano donde se han reunido todas las
comisiones de educación parlamentarias de América Latina. Se hizo
un gran homenaje a los maestros, y fue allí donde supimos que la
cifra del 6% del PIB que la UNESCO había marcado como horizonte
para todos los países, para el año 2000, se iba a sobrepasar en
México. Éste es hoy ya el caso, y tengo que darle, por ello, señor
Presidente, no sólo la enhorabuena, sino la expresión del
reconocimiento de esta Casa.
Señor Presidente Zedillo:
Cada 15 de septiembre, por igual en las mayores urbes que en
los pueblos más pequeños y remotos de México, tiene lugar un
hermoso y significativo ritual por medio del cual el país entero
reafirma su identidad, su voluntad de soberanía y su vocación de
paz. Lo describió aquí quien fuera el segundo Director General de
la Organización, D. Jaime Torres Bodet. En la más reciente
ceremonia del "Grito de Independencia", Ud., señor Presidente, por
primera vez, junto a los nombres de los padres de la patria
mexicana, exclamó un "¡viva la democracia!". En la tierra de
Morelos, de Hidalgo, de Juárez, la democracia prosigue un enérgico
desarrollo. Estoy seguro de que los sentimientos de libertad y
equidad tienen ya raíces profundas en México y de que su ejemplo
será fundamental para la construcción de una América Latina más
justa, más próspera y más libre.
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