Informe de Colegialización Obligatoria

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Pablo Mir Capellá
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INFORME DEL LETRADO QUE SUSCRIBE SOBRE LA EXIGENCIA DE
COLEGIACIÓN OBLIGATORIA DE LOS TRABAJADORES SOCIALES Y
ASISTENTES SOCIALES
A PETICIÓN DEL COLEGIO OFICIAL DE
DIPLOMADOS SOCIALES Y ASISTENTES SOCIALES DE LAS ISLAS
BALEARES.1
1. La Obligatoriedad de Colegiación para el ejercicio de
la actividad profesional.
En la actualidad los Colegios Profesionales se
encuentran
regulados
por
una
serie
de
disposiciones
dispersas.
Existen
en
éste
campo,
normas
estatales,
autonómicas (lo que está en función en cada caso Comunidad
Autónoma del nivel competencial que le atribuyan en esta
materia sus respectivo Estatuto e Autonomía) e incluso
disposiciones que sin ser leyes formales se equiparan a
ellas en cuanto a su eficacia normativa y vinculante , por
consiguiente, tal y como pueden ser los Convenios o
Acuerdos; formula esta última, la de los Convenios o
Acuerdos mediante la cual, en el supuesto de las Illes
Balears,
la
CAIB
podría
delegar
en
los
colegios
profesionales el ejercicio de funciones administrativas
relacionadas con las finalidades corporativas o con la
actividad profesional de los colegiados.
Con el fin de entender la aplicación y la
interrelación de ésta diversidad de normas que regulan la
materia de Colegios Profesionales, ésta sólo es posible
acudiendo a los principios generales del derecho, como
instrumento integrador del ordenamiento jurídico primero
(Título Preliminar del Código Civil) para hoy constituir
parte de ese propio ordenamiento tras la promulgación del
vigente texto constitucional según reiterada jurisprudencia,
cuya cita no viene al caso sometido a informe. La ayuda que
prestan
los
principios
generales
del
derecho
a
la
interpretación y aplicación de las distintas normas legales
1
El Real Decreto 116/2001 de 9 de febrero de 2001 por el que se aprueban los
Estatutos deL Consejo General de Colegios Oficiales de Diplomados en Trabajo
Social y Asistentes Sociales.
1
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y otras disposiciones de distinta procedencia que regulan
esta materia, esto es, la de los Colegios Profesionales, se
canaliza fundamentalmente a través de los denominados
Principios de Primacía y de Especialidad, y ello en razón al
conflicto que se produce en la mayoría de las ocasiones
entre la normativa estatal y la autonómica.
1.1.
Perspectiva constitucional de la Colegiación.
Fuera de las excepciones que se establezcan, la regla
general ha de ser la de la colegiación obligatoria. Así
resulta de:
La Constitución Española en su artículo 149.1.30
dice que, “el Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes
materias:” añadiendo a continuación una enumeración de las
competencias entendidas como exclusivas, en las cuales sólo
el Estado puede hacer un desarrollo legislativo básico,
interesándonos de entre ellas al objeto del presente informe
nos interesa la enumerada en su ordinal 30 que atribuye al
Estado la “regulación de las condiciones de obtención, expedición y
homologación de títulos académicos y profesionales y normas básicas para
el desarrollo del artículo 27 de la Constitución, a fin de garantizar el
cumplimiento de las obligaciones de los poderes públicos en esta
materia.”.
Por su parte, el art. 36, en relación con el art.
53.1, ambos de la Constitución, en directa relación con el
precepto anterior citado, hace una expresa reserva de Ley a
favor del Estado en la regulación básica del régimen de
ejercicio de los profesionales. Dice el mencionado artículo
del texto constitucional que, “la ley regulará las peculiaridades
propias del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y
ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y
funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos.”
el
el
La interpretación que se hace por la doctrina
jurisprudencial y científica consultadas y a las que ha
tenido acceso el informante, en relación a la incidencia y
consecuencia de
estos preceptos en esta materia es la de
que la Comunidad Autónoma, en el caso de que por su Estatuto
2 (BOE 15 de febrero de 1974).
- Ley 74/1978, de 26 de diciembre (BOE 11 de enero de 1979).
- Ley 7/1997, de 14 de abril (BOE 15 de abril de 1997)
- Real Decreto-Ley 6/1999, de 16 de abril (BOE 17 de abril de 1999)
- Real Decreto- Ley 6/2000, de 23 de junio (BOE 24 de junio de 2000, modificado por el BOE de 28 de junio de 2000)
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propio tuviera la competencia asumida sobre colegios
profesionales
debe desarrollarla "de conformidad con las
prescripciones básicas que en esta materia establezca el Estado, de
acuerdo con la competencia que le reserva la constitución"
[Tribunal Constitucional (STS. 131/1989, de 17 julio y
89/1989, de 1 mayo)] [Tribunal Supremo (ST de 22-5-1997,
Sala de lo Contencioso-Administrativo (Sección 7ª)].
Más abajo haré referencia a otras disposiciones
constitucionales que se relacionan directamente con el tema
y que son fuente de conflicto en la determinación de si es
obligatoria o no la colegiación, dejando ya en éste apartado
anunciado el art. 22 del mismo texto constitucional, en el
que se enuncia el principio de libertad de asociación; toda
vez que este principio reviste una especial trascendencia en
esta materia dada su naturaleza de derecho fundamental de
los regulados en el Título I del texto constitucional.
1.2. Legislación Estatal.
la Ley estatal, de 13 de febrero de 1974, de
concretamente
su
Colegios
Profesionales2
art.
3.2
(Disposición Adicional Primera Ley 7/97) dispone que "Es
requisito indispensable para el ejercicio de las profesiones colegiadas
hallarse incorporado al Colegio correspondiente". Ahora bien,
1.- sentado el carácter general de esta regla esta
puede ser objeto de excepciones, siempre que éstas atiendan
a una justificación razonable y sea establecida por quien
sea competente para hacerlo. Sirva de ejemplo la limitación
de la autonomía profesional de los Letrados de los Servicios
Jurídicos de las Administraciones Públicas y la conveniencia
de que queden libres de toda presión proveniente del
respectivo colegio en la defensa ante los tribunales de los
intereses de los entes públicos en que prestan servicios.
Las excepciones a la colegiación obligatoria se
fundan en la particularidad del ejercicio de la profesión,
por lo que es el Estado, competente en la materia, al que le
corresponde establecerlas.
Así,
la
Sentencia
del
Tribunal
Constitucional
131/1989, de 17 de julio, admite "que puedan existir profesiones
tituladas cuyo ejercicio no venga condicionado o sujeto a la previa
colegiación, por haberlo decidido así el legislador en atención a las
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características mismas de la profesión ...".
(Sentencia del mismo
tribunal 56/1990, de 29 de marzo).
2.- en este sentido
admitida con carácter general
funcionarios, en determinados
regla concluyendo que esa no
todo caso.
el Tribunal Constitucional,
la colegiación obligatoria de
casos hace excepción de esta
tiene carácter necesario en
Así en su sentencia 69/1985, de 30 de mayo, declaró
que la no necesidad de colegiación de los Abogados del
Estado era aplicable también a los Letrados de las
Comunidades Autónomas. Con posterioridad, esta regla se
plasmó en el art. 439.2 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, de 1 de julio de 1985, a cuyo tenor "la colegiación
de los abogados y procuradores será obligatoria para actuar ante los
Juzgados y Tribunales en los términos previstos en esta Ley y por la
legislación general sobre colegios profesionales, salvo que actúen al
servicio de las Administraciones Públicas o entidades públicas por razón
de dependencia funcionarial o laboral".
3.- profundizando en esta materia, a juicio de FANLO
LORAS
"la colegiación de los funcionarios públicos depende de la
respuesta que haya dado o dé el legislador o la Administración. Para el
caso de los abogados, se ha exceptuado. No para los médicos ... El
ejercicio de su profesión por personas integradas en la Administración
Pública, no siempre y en todo caso, precisará la colegiación. Dependerá
de la profesión concreta, de la incidencia de esa actuación profesional
en el exterior de la Administración, de cómo esté delimitada
jurídicamente esa actuación, de la necesaria o no protección de
terceros, etc."
4.- de lo anterior resulta de modo principal
necesitada de respuesta conocer quién puede establecer las
correspondientes excepciones.
Para FANLO LORAS, "estas excepciones, en todo caso, deben
establecerse en la legislación específica creadora de cada colegio
profesional [bien sea el Estado o las Comunidades Autónomas]".
En relación a la cita anterior hecha, y atendiendo,
como en el comienzo de éste informe he mencionado, a los
principios generales del derecho como instrumento para dar
solución a la paradójica situación que esa regulación en el
caso plantea. En efecto, admitida la existencia de una ley
específica, cual ocurre en el caso que nos afecta, por
cuanto que existe una normativa propia autonómica en materia
de colegios profesionales de ámbito autonómico o balear, no
cabe ningún género de duda que es a ella, a esa Ley a la que
hemos de acudir en primer lugar para dar respuesta a la
pregunta planteada como objeto de este informe, sobre la
obligatoriedad
o
no
de
colegiación
de
todos
los
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profesionales, incluidos, por tanto, los Trabajadores
Sociales.
Siguiendo la vía determinada para llegar a la
conclusión y/o respuesta a la cuestión planteada hay que
atender en primer lugar, en atención a que la normativa
estatal, al existir una normativa propia sobre la materia de
carácter autonómico, no es, por tanto, en principio (como
más adelante se pondrá de manifiesto) de aplicación, a lo
dispuesto por el legislador autonómico en relación a la
misma.
De entre las disposiciones autonómicas dictadas en
esta materia y que en el apartado correspondiente serán
examinadas de modo separado e individualizado, en cuanto a
su contenido y alcance, resulta del todo necesario examinar
la regulación que en esta materia ha efectuado el legislador
autonómico y cuya labor legiferante se ha concretado como
norma fundamental en la materia y eje sobre el que ha de
radicar cualquier análisis hermenéutico que deba hacerse
para dar una respuesta al objeto del presente informe, se
concretiza en la Ley 10/1998, de 14 de diciembre de 1998,
de Colegios Profesionales.
De las disposiciones o preceptos de esa norma legal
con rango de ley, sólo uno hace referencia a la materia de
la colegiación, si bien de un modo, entendemos, criticable
desde el punto de vista de técnica legislativa y cuya
existencia sólo puede constituir fuente de innecesarios
problemas. El artículo al que hacemos referencia y el que
regula de modo solitario esta materia es el 16 de la citada
Ley. Dice así dicho artículo:
“En los casos previstos por la legislación básica del
Estado, es requisito indispensable para el ejercicio de las
profesiones colegiadas encontrarse incorporado al colegio
profesional correspondiente.”
Una apresurada lectura del artículo arriba trascrito,
podría llevarnos a una conclusión que pudiera ser errónea y
que, muy posiblemente pasó inadvertida al legislador
autonómico en el momento de su redacción, toda vez que ni en
su exposición de motivos, ni de una interpretación
sistemática de la norma no resulta indicio alguno que funde
lo que de una interpretación literal de este precepto cabría
pensar y que no es otra cosa de que en el ámbito autonómico
no es precisa la colegiación como regla general. Sólo
resultaría de esa interpretación literal de la norma aislada
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de su contexto que esa colegiación sólo sería obligatoria en
el supuesto de que existiera una norma de carácter estatal
que así lo impusiera.
No obstante, quien informa pese a que entiende que es
obligación suya el poner de manifiesto cuantas cuestiones se
susciten
y
tengan
relación
o
incidan,
directa
o
indirectamente, en el tema sometido a su opinión en derecho
que la conclusión anterior carece de una fundamentación
jurídica que permita sostenerla y ello es así por las
razones siguientes:
a).- la remisión a la legislación estatal para
determinar los casos en que es obligatoria la colegiación
choca frontalmente con esa propia legislación estatal cuyo
punto de partida es precisamente el opuesto al que, en
apariencia constituye el de la legislación autonómica
balear, y ello de modo expreso y sin ningún género de duda.
El legislador estatal, sin ningún género de dudas opta por
la colegiación obligatoria como regla general en el art. 3.2
de la Ley 2/1974, de 13 de febrero, de Colegios
Profesionales, al inicio de éste apartado trascrito en lo
que de él importa.
b).- el sostén de que en las Baleares la no
colegiación es la regla y la excepción la constituye el que
esa sea exigida por la legislación estatal, igualmente
supondría una contravención, motivo acaso de un conflicto de
competencias si esa quisiera mantenerse con el Estado, en
cuanto que la Disposición Final Segunda de la Ley 2/1974
dice así, “que al amparo de las cláusulas 1ª y 18ª del artículo 149.1
de la Constitución, tienen carácter de legislación básica los arts. 2.1,
2.4, 3.2, 3.3 y 5 ñ), p) y q) de la Ley 2/1974, de 13 de febrero
reguladora de los Colegios Profesionales”. De la que resulta que el
arriba referido art. 3.2 de esa Ley estatal tiene carácter
de legislación básica, por lo que cualquier desarrollo
autonómico que de dicha Ley y respecto de ese precepto se
haga no puede infringir o desatender el principio o regla
sentado en el precepto de continua cita.
c).- a más conviene aquí traer de nuevo a colación
que la doctrina sentada por el TC y seguida por el TS, en
los casos concretos sometidos a su conocimiento, en
interpretación de la legislación ordinaria sobre esta
materia o en cuestiones que atendida su naturaleza han
sobrepasado ese carácter transcendiendo al ámbito de los
derechos fundamentales, recogidos en el Título Preliminar de
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la CE, y que por tal motivo han merecido acudir en amparo
ante aquél Tribunal máximo y único interprete de la CE (LTC
y LOPJ), es la de que la regla general en materia de
colegiación es la de su obligatoriedad, requiriéndose para
que esa no se opere una justificación motivada caso por caso
que la haga posible. Por tanto, de lo expuesto se deduce que
la obligación del legislador estatal no es la de fijar los
supuestos en los que la colegiación es obligatoria, sino la
precisamente la contraria, o sea, la de determinar en qué
casos y como excepción no es necesaria la colegiación, por
lo que, ante la inexistencia de norma con carácter de ley
formal que exceptúe de dicha obligación ésta debe ser, la
necesidad de colegiación, la regla.
1.3. Regulación Autonómica:
El artículo 11.15 del Estatuto de Autonomía de las
Islas Baleares dice así, “En el marco de la legislación básica del
Estado y, en su caso, en los términos que la misma establezca,
corresponde a la Comunidad Autónoma de las Illes Balears el desarrollo
legislativo y la ejecución de las siguientes materias:15. Corporaciones
de
derecho
público
representativas
de
intereses
económicos
y
profesionales.”
Por tanto, la Ley Orgánica que aprobó el estatuto de
Autonomía para las Illes Balears, en consonancia con el
texto constitucional, en cuanto a la regulación del reparto
de competencias, limitó la actuación autonómica en esta
materia de colegios profesionales, o en la expresión que en
su artículo 11.15 utiliza de que en materia de “Corporaciones
de
derecho
público
representativas
de
intereses
económicos
profesionales”, corresponde a la Comunidad Autónoma sólo
y
el
desarrollo legislativo y de ejecución en el marco de la
legislación básica del Estado y, si procede, en los términos
que ésta establezca. De acuerdo con la doctrina del Tribunal
Constitucional y Tribunal Supremo, no resta decir.
La Ley 10/1998, de 14 de diciembre de 1998, de
Colegios Profesionales, y el Reglamento que lo desarrolla,
aprobado por el Decreto 32/2000 de 3 de marzo, son las dos
únicas disposiciones autonómicas que regulan esta materia.
De la primera, esto es de la Ley 10/1998, de 14 de
diciembre de 1998, ya se ha hecho mención en este informe,
así como de su artículo 16.1., cuyo tenor literal es el que
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sigue: “En los casos previstos por la legislación básica del Estado,
es requisito indispensable para el ejercicio de las profesiones
colegiadas
encontrarse
incorporado
al
colegio
profesional
correspondiente.”, principio fundamental en esta materia en lo
que afecta a la regulación de la obligación de colegiación
en los respectivos Colegios Profesionales
en el ámbito de
ésta Comunidad Autónoma y al que se debe añadir para
completar ésta, la obligación establecida en el artículo 18
de este mismo texto legal, que dice así: “los miembros de los
colegios profesionales adecuarán la actuación profesional y corporativa
a los deberes establecidos en los estatutos correspondientes, y en la
normativa profesional que les afecte.”
No puede ponerse fin a la exégesis de esta norma
legal autonómica en orden a la determinación de la afección
de sus preceptos en relación al tema que trata éste informe,
la Obligatoriedad de Colegiación, sin hacer mención, por
último, a la Disposición Adicional Sexta de la misma Ley
balear, cuyo tenor es el que sigue: “el Gobierno de las Illes
Balears velará para que, en los casos en que legalmente corresponda,
estén incorporados al respectivo colegio profesional los funcionarios y
el personal laboral de las administraciones públicas de las Illes
Balears que desarrollen actividades profesionales que tengan como
destinatarios inmediatos a los particulares.” De la Disposición
Adicional trascrita se deriva de modo claro que las
Administraciones públicas de las Illes Balears tienen en
relación a la colegiación una obligación que le es exigible
por los Colegios Profesionales en los que los profesionales
que los integran no están exentos de colegiación por el
hecho de prestar sus servicios como tales profesionales para
la misma como funcionarios o empleados públicos.
En efecto, de la trascrita Disposición Adicional
Sexta se deriva que no corresponde “a priori” a los colegios
profesionales vigilar e impugnar en su caso cualesquiera
actuaciones referidas a profesionales que por el carácter de
sus trabajos debieran estar en ellos integrados y que por
tratarse del ejercicio de los mismos para la Administración
sin embargo no lo están. Son las propias Administraciones
públicas quienes deben velar para que esa obligación sea
observada y ello con carácter imperativo, de tal modo que su
trasgresión
pudiera
acaso
acarrear,
además
de
las
impugnaciones
singulares
de
los
casos
concretos
una
reclamación de responsabilidad por el incumplimiento de ese
mandato legal.
Nada dice el Reglamento de desarrollo de la Ley
autonómica examinada que pueda tener interés en el estudio y
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subsiguientes conclusiones a que de lugar este informe
respecto de la materia sobre la cual le ha sido pedido al
letrado que firma su opinión en derecho.
A modo de recapitulación
de lo dicho en éste
apartado cabe afirmar, sin perjuicio de las apreciaciones
efectuadas, que la citada Ley y su Reglamento de desarrollo
no introducen, en lo que a la obligatoriedad de colegiación
se refiere, ninguna innovación a la esencia de la Ley
estatal
de
1974;
entendiéndose
que
los
Colegios
Profesionales son corporaciones de derecho público, sin que
ello suponga su incardinación en la Administración pública,
si bien tal conceptuación constituye el reconocimiento de un
hecho tradicional e inherente a nuestra cultura jurídica,
que reconoce -pese a las polémicas habidas en este tema y
que han motivado no pocos pronunciamientos del TS como
incluso algunos del TC, afirmando esa naturaleza de los
Colegios Profesionales que les diferencia de las simples
asociaciones- cual es el de que el origen de estas entidades
es también público y que sus funciones presentan una
indudable dimensión pública que propicia la colaboración con
los entes territoriales para la satisfacción de los
intereses generales.
1.4. Regulación Colegial.
Baleares.
Estatutos
del
Colegio
Oficial
de
las
Islas
En lo que a la Colegiación Obligatoria se refiere hay
que hacer también obligada mención a lo previsto en la
normativa propia de éste tipo de profesionales, Trabajadores
Sociales y Asistentes Sociales, y más específicamente a los
integrados en el Colegio Oficial de las Islas Baleares, ya
que es el que nos interesa. En sus Estatutos se establece,
al igual que en la normativa estatal y jurisprudencia
dictada en interpretación y aplicación de la misma, la regla
general de la colegiación. Así pues, regulada en los
siguientes artículos:
Article 2. Composició. El Col·legi Oficial de Diplomats i
Diplomades en Treball Social i Assistents Socials de les Illes Balears
integrarà els titulats en la Diplomatura en Treball Social i/o
Assistents Socials, i és obligatòria la incorporació al col·legi
corresponent per a l'exercici de la professió.
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Article 9. Requisits de l'exercici professional. Són requisits
indispensables per a l'exercici de la professió:
b) Estar incorporat al Col·legi de la comunitat on es treballi
únicament o principal; aquest requisit és suficient per què pugui
exercir la seva activitat en tot el territori de l'Estat , sempre que es
comuniqui, pel Col·legi al qual pertany, als diferents col·legis, les
actuacions que hagi de realitzar en les seves demarcacions, amb la
finalitat d'ajustar-se, a les condicions econòmiques que en cada supòsit
puguin establir-se, en matèria d'ordenació, visat, control deontològic i
potestat disciplinària.
En
relación
directa
con
esta
obligación
de
colegiación encontramos el artículo 111 de los mismos
Estatutos colegiales, en el que se regulan las causas de
perdida de la condición de colegiado, de entre las cuales se
incluye la siguiente:
Article 11. Pèrdua de la condició de col·legiat o col·legiada. La
pèrdua de la condició de col·legiat o col·legiada es produirà en els
supòsits següents:
a) Baixa voluntària de l'interessat per cessament o baixa en l'exercici
de la professió, o per la seva incorporació a un altre Col·legi Oficial
de Diplomats o Diplomades en Treball Social i Assistents Socials.
Entendiéndose directamente conexo este artículo con
los antes citados, afianzando la conclusión de que existe
una obligación de colegiación para el ejercicio de la
profesión.
2. Posibles
límites
colegialización.
a
la
obligatoriedad
de
En un primer lugar, el Principio de Igualdad o No
Discriminación, cuya fundamentación como posible límite a
esta regla general de Obligatoriedad de Colegiación se
encuentra en el texto constitucional, en sus artículos 139 y
149 de la Constitución Española (Artículo 14, como derecho
fundamental rector :”Los españoles son iguales ante la ley, sin que
pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza,
sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social”).
En lo que al art. 139 de la CE respecta,
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1. “Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en
cualquier parte del territorio del Estado.
2. Ninguna
autoridad
podrá
adoptar
medidas
que
directa
o
indirectamente
obstaculicen
la
libertad
de
circulación
y
establecimiento de las personas y la libre circulación de bienes
en todo el territorio español”.
Hay que tener en cuenta también la competencia del
Estado prevista en el art. 149.1.1ª de la Constitución, esto
es, "la regulación de las condiciones básicas que garanticen la
igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el
cumplimiento de los deberes constitucionales", condiciones que no
pueden ser reguladas por las
37/1981, de 16 de noviembre).
Comunidades
Autónomas
(STC
Es decir, haciendo una interpretación de éstos
preceptos constitucionales adaptada al tema del presente
informe quien lo suscribe entiende que juega aquí el
mantenimiento de la igualdad básica en el ejercicio
profesional dentro de todo el territorio nacional.
Sobre este extremo, FERNÁNDEZ FARRERES indica que "si
al regular el ejercicio de las profesiones tituladas se está
afectando a la libertad profesional, configurada como un
derecho fundamental cuyo contenido esencial no puede ser
desconocido por el legislador, es claro que las Comunidades
Autónomas, aun a pesar del amplio ámbito de actuación que
les corresponde, no pueden adentrarse, ni desconocer, las
condiciones
básicas
de
ejercicio
de
las
profesiones
tituladas ... Por ello mismo, la determinación de las
condiciones del ejercicio profesional, en sus aspectos
básicos, necesariamente se integra en la órbita competencial
del Estado".
En
Constitución
un segundo lugar, el artículo 36 de la
Española establece que: “la ley regulará las
peculiaridades
propias
del
régimen
jurídico
de
los
Colegios
Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura
interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos”.
El Tribunal Constitucional ha entendido que, en
defecto
de
leyes
básicas
estatales,
las
Comunidades
Autónomas pueden proceder a su desarrollo legislativo
deduciendo los principios básicos de la Constitución y la
legislación vigente (STC. 26 de julio de 1982 y STC
201/2003, de 10 de noviembre).
En
tercer
lugar,
el
artículo
22
de
la
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Constitución Española dice que: “1.Se reconoce el derecho de
Se podría aducir, y de hecho es invocado por
numerosos profesionales, una vulneración del derecho a la
libertad de asociación en su vertiente negativa, es decir,
el derecho a no colegiarse “versus” la obligatoriedad de
colegiación
impuesta
tanto
por
los
propios
Colegios
Profesionales, normas jurídicas y como por la propia
jurisprudencia.
asociación.”.
La obligatoriedad colegial no significa ninguna
contradicción al derecho de asociación proclamado en el
artículo 22, coexistencia de ambos derechos constitucionales
interpretada y reconocida por el Tribunal Constitucional, en
sentencias de número 123/1987; 89/1.989 y 35/1993, al
razonar que "la colegiación obligatoria, como requisito exigido por
la Ley para el ejercicio de la profesión, no constituye una vulneración
del derecho y principio de libertad asociativa, activa o pasiva" y que
"la obligación de inscribirse los profesionales en el Colegio y
someterse a su disciplina no supone una limitación injustificada, y
menos una supresión, del derecho garantizado en el artículo 22 de la
Constitución Española y reconocido en el artículo 11 del Convenio
Europeo de Derechos Humanos (...) porque la adscripción obligatoria no
impide en modo alguno que los profesionales colegiados puedan asociarse
o sindicarse en defensa de sus intereses, ya que no puede afirmarse
fundadamente que exista incompatibilidad o contradicción constitucional
interna entre los artículos 22, 28 y 36 de la Constitución Española,
siendo así que dicha colegiación no impone límite o restricción al
derecho a asociarse o sindicarse, participando en la fundación de
organizaciones sindicales o afiliándose a las ya existentes", y en
sentido análogo se pronunció la sentencia 194/1998, dictada
asimismo, por el meritado Tribunal.
Por tanto, como puede observarse el desarrollo
jurisprudencial sobre este tema, tanto por parte del TS y
otros tribunales superiores, siguen la doctrina del TC,
considerándose que la colegiación es indispensable para el
ejercicio de las profesiones colegiadas. Esta obligación
además de encontrarse recogida en la propia doctrina del
Tribunal Constitucional, lo está en la Ley, declarándose,
por tanto, que la exigencia de estar colegiado "no
constituye una vulneración de la libertad asociativa".
En cuarto lugar, a evitar
funciones o intrusismo profesional.
la
usurpación
de
El
panorama
legislativo
se
completaba
con
la
tipificación
como
falta
de
intrusismo
del
ejercicio
profesional sin estar colegiado (art. 572.2 del anterior
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Código Penal) desapareciendo la figura delictiva para los
supuestos donde el ejercicio profesional es practicado con
la titulación necesaria pero sin estar incorporado al
Colegio profesional correspondiente (STS 1811/2002, de 6 de
noviembre).
La jurisprudencia más unánime también ha adoptado
esta línea. A modo de ejemplo, citare las sentencias del
Tribunal Supremo nº 89/1989, de 11 de mayo; nº 131/1989, de
19 de julio, nº 35/1993, de 8 de febrero; nº 74/1994, de 14
de marzo y nº 30/1996, de 26 de febrero; así como, las del
Tribunal Supremo de 19 de octubre de 1989 (Sala 3ª, Sección
2ª) y 8 de abril de 1992 (Sala 3ª, Sección 4ª).
Con la desaparición del artículo 572.2 del Código
Penal, existe la tendencia de acudir al art. 403 del mismo
código, que trata sobre la usurpación de funciones, que al
entender de quien informa, en cuyo supuesto de hecho
sostenemos no podría incardinarse el caso supuesto de éste
informe, el de un trabajador social no colegiado, ya que
éste y, por consiguiente, tal circunstancia no permite
subsumirse, cuenta con título académico y, por tanto, en el
supuesto de hecho tipificado en el referida precepto 403 del
Código Penal.
Ahora
bien,
con
la
desaparición
de
la
falta
tipificada en el anterior Código Penal -el vigente sólo
contempla el delito de intrusismo en relación con el
ejercicio profesional sin la titulación correspondiente- y
la no posible subsunción al supuesto tipificado en el art.
403, queda minimizada la utilización de medios coercitivos
para instar el cumplimiento de la exigencia de colegiación
obligatoria, medios no siempre deseables pero sí necesarios.
Quedando reducido el ámbito de actuación para la exigencia
de esta obligación a su conversión en una cuestión de índole
administrativa, cuya reclamación de colegiación obligatoria
deberá tramitarse en el orden contencioso-administrativo,
con lo que muy bien aquí podemos recoger el parecer de
algunos autores, de los consultados para elaborar este
informe conforme al cual y a pesar de las connotaciones
negativas o de sentimiento de impotencia, estimamos preciso
traer a colación.
Por todo lo cual, no existe límite en
cuanto al intrusismo y usurpación de funciones se refiere.
13
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3. El
porqué
Obligatoria
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de
la
Obligatoriedad
de
Colegiación
EL INTERÉS GENERAL Y PÚBLICO PROTEGIBLE(art.2.2,
10.3 y Disposición Adicional Sexta de la Ley balear 10/1998;
Exposición de Motivos de la Ley 2/1974 y los artículos de la
misma; art. 103.1 de la CE).
El Colegio Profesional se define legalmente como
Corporación
de
Derecho
Público
(Ley
de
Colegios
Profesionales.) A esta definición hay que añadir “de interés
sectorial privado”.
La justificación de la creación de un Colegio se basa
en la necesidad de proteger, en primer y principal lugar, el
interés de todo el colectivo social. No se puede olvidar que
el destinatario del trabajo, en el caso del Educador Social,
es la PERSONA, - generalmente la persona con carencias -, y
este trabajo debe ser de máxima calidad. Por lo tanto, son
precisos
profesionales
bien
formados,
una
normativa
reguladora clara de la actividad profesional y una entidad
supervisora del desarrollo de la actividad, dotada de un
adecuado código deontológico. En segundo lugar, y también
importante, en la protección y control de un colectivo
sectorial –los nuevos profesionales -.
En el caso contemplado, nos encontramos ante personas
que a menudo presentan unas situaciones personales y de su
entorno que les hacen especialmente débiles. Estas personas,
y toda la sociedad y la misma Administración para cumplir la
finalidad que la justifica, esto es su carácter servicial y
de defensa y promoción del interés general, precisan de unos
profesionales que, por el hecho de ser Colegiados, están
sometidos a fuertes medidas deontológicas de control,
propias y definitorias de estas Corporaciones de Derecho
Público, por lo que de alguna manera se asegura la calidad
del servicio prestado.
Pienso, pues, que se dan todas las circunstancias
condicionantes o requisitos justificativos de la necesidad
de la existencia de un Colegio Profesional al cual se debe
estar colegiado para ejercer la profesión que regule la
actividad de los profesionales.
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Una de las sentencias más reciente del Tribunal
Constitucional sobre este tema es la de Octubre de 1998,
dice que "La calificación de una profesión como colegiada, con la
consiguiente incorporación de la obligatoriedad, requiere desde el punto
de vista constitucional la existencia de intereses generales que puedan
verse afectados. La legitimidad de ésta decisión dependerá de que el
Colegio desempeñe, efectivamente, funciones de tutela del interés de
quienes
son
destinatarios
de
los
servicios
prestados
por
los
profesionales que lo integran…". Otro buen ejemplo de la doctrina
jurisprudencial existente en relación a éste tema lo
constituye la STS de 22/05/1997, de la Sala ConteciosoAdministrativo, Sec.7ª: “lo que se justifica por la tutela del
interés general que concurre en el ejercicio de la profesión médica y en
la concurrencia de valores y derechos constitucionales como la salud, la
sanidad y la vida e integridad física de los ciudadanos que están en
juego con ocasión del ejercicio de dicha profesión”).
Un buen ejemplo de la necesariedad de la existencia
del interés general para justificar esta imposición de
colegiación es que el Tribunal Supremo y el Tribunal
Constitucional, así como la Unión Europea han declarado la
legalidad
de
la
colegiación
obligatoria
aunque
sean
profesionales al servicio exclusivo de la Administración
pública, y que está justificada por razones del interés
general, que concurre en el ejercicio de la profesión de la
medicina, que como en el caso de los Trabajadores Sociales
cuentan con un plus de responsabilidad para con la sociedad.
Otra cosa es el derecho a que la Administración abone las
cuotas colegiales si se trabaja en exclusiva.
La Sentencia del Tribunal Constitucional 131/1989, de
19 de junio, declaró, en relación con un médico del INSALUD,
que la relación funcionarial no exime de la colegiación
correspondiente. Admite esta sentencia que en algunos casos
el requisito general de la colegiación obligatoria ceda en
relación
con
ciertos
funcionarios
que
no
ejerzan
privadamente su profesión, con lo que "viene a privarse de razón
de ser el sometimiento a una organización colegial justificada en los
demás casos". Ahora bien, como expone en su fundamento
jurídico cuarto, tampoco debe excluirse la colegiación en
todo caso. Así, por el hecho de ser el médico funcionario,
"no
por
ello
deja
de
ejercer
la
profesión
de
médico".
La
colegiación, añade, está en principio justificada para
cualesquiera médicos "sean de instituciones privadas o públicas,
porque, en definitiva, esa circunstancia en nada altera la naturaleza de
la actividad que, siempre y en todo caso se dirige a unos mismos
destinatarios el ejercicio de la medicina, ya en instituciones públicas
como privadas. Pues si bien es cierto que aquella implica una
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restricción de la libertad de asociación, en su vertiente negativa de
libertad de no asociarse, resulta justificada por razón de la tutela del
interés general que concurre en el ejercicio de la profesión médica:
disciplina profesional, normas deontológicas, tutela de la buena fe de
los terceros ... cuya protección va unida a la de valores y derechos
constitucionales, como la salud, la sanidad y la vida e integridad
física de los ciudadanos, que están en juego con ocasión del ejercicio
de la profesión médica".
Por ello, tampoco parece acertada la solución que
adoptó la ley canaria de colegios profesionales, de 23 de
mayo de 1990, en cuyo art. 9.3 disponía que "los
profesionales titulados, vinculados con alguna de las
Administraciones Públicas canarias mediante relación de
servicios de carácter administrativo o laboral no precisarán
estar colegiados para el ejercicio de funciones puramente
administrativas, ni para la realización de actividades
propias de la correspondiente profesión por cuenta de
aquellas, cuando el destinatario inmediato de las mismas sea
exclusivamente la Administración. En estos casos, la
Administración ejercerá la potestad disciplinaria sobre los
mismos".
La Doctrina jurídica, [FANLO LORAS], advierte que el
precepto tiene el mérito de afrontar la problemática
examinada pero el inconveniente de dar respuesta general a
todos los supuestos propios de cada norma específica, por lo
que a buen seguro que ha de plantear dificultades y dudas
acerca de si se ajusta a la doctrina del Tribunal
Constitucional.
colegios
Como
aclara
FERNÁNDEZ
FARRERES
[Los
profesionales a la luz de la Constitución, obra dirigida por
Lorenzo MARTÍN-RETORTILLO, Ed. Civitas, pág.133], "no resulta
procedente dar un tratamiento unitario a los colegios profesionales y a
las profesionales tituladas, como si de una misma y única materia se
tratase ... en efecto, a pesar de la estrecha conexión entre unos y
otras, estamos en presencia de materias que, desde la perspectiva de la
distribución de competencias, han de ser objeto de un análisis separado
y diferenciado".
En particular, el Tribunal Constitucional, en su
Sentencia 42/1986, de 10 de abril, advierte que "la regulación
del ejercicio de una profesión titulada debe inspirarse en el criterio
del interés público y tener como límite el respeto del contenido
esencial de la libertad profesional".
Para FERNÁNDEZ FARRERES [ob. cit., págs. 149 y 150],
corresponde a la legislación básica estatal en materia de
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colegios profesionales "determinar la necesidad de colegiación para
ejercer la profesión en el ámbito territorial del correspondiente
colegio ... Criterio que se impondría a las Comunidades Autónomas, que
no podrían ya disponer la colegiación voluntaria ... Todo esto no quiere
decir que la propia Ley básica estatal no pueda -y deba- prever
excepciones a la colegiación obligatoria para el ejercicio de la
profesión ... Las excepciones deberían quedar referidas a aquellos
profesionales-funcionarios o en régimen estatutario, cuya actividad no
repercute o no tiene consecuencias directas para terceros, sino que es
la propia Administración o ente público administrativo el receptor de
los
servicios
profesionales
(quedaría, así, por ejemplo,
cubierta la actual situación de no
trabajadores
sociales
al
servicio
Administraciones Públicas).
LA
CIUDADANA.
NECESIDAD
DE
LA
colegiación de
exclusivo
de
COLEGIACIÓN
COMO
los
las
GARANTÍA
Al hilo de la consideración de ejercicio de la
actividad profesional con respeto al interés general, los
mismos Colegios Profesionales consideran preciso tener una
posición de independencia en el ejercicio de su labor, ya
que ésta es la única forma de regular las distintas
profesiones y es ésta independencia la que quieren preservar
de algunos poderes políticos que se empeñan en debilitarla,
desatendiéndose así una correcta tutela del ejercicio
profesional al servicio del interés general.
La sentencia del Tribunal Constitucional (194/1998)
dice: "la obligatoriedad de incorporarse a un colegio para el ejercicio
de la profesión se justifica, no en atención a los derechos de los
profesionales, sino como garantía de los intereses de los destinatarios
de sus servicios".
El mismo Tribunal indica que la calificación de una
profesión como colegiada, requiere desde el punto de vista
constitucional la existencia de intereses generales que
puedan verse afectados, o dicho de otro modo, la necesaria
consecución
de
fines
públicos
constitucionalmente
relevantes.
Pero, ¿Cómo podría garantizarse una ética uniforme,
una formación continuada normalizada, unas normas únicas de
publicidad y un Tribunal Deontológico coordinado, sin la
colegiación obligatoria?
Estas y otras muchas cuestiones quedarían al arbitrio
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de intereses políticos y económicos ¿Quién establecería los
criterios científicos y técnicos por los que se puede
realizar una actuación profesional? Sí se nos contestará que
la misma Administración, se les podría responder que ya
tenemos suficientes ejemplos de sus criterios de ahorro, que
dicho sea de paso, muchas veces se oponen a los propios
consejos de los profesionales.
4. La Colegiación es Obligatoria para el ejercicio de la
profesión en Administraciones/Instituciones Públicas.
Ésta obligatoriedad de colegiación abarca tanto
ejercicio privado como a los funcionarios del Estado.
al
A continuación citaré diversos supuestos de hecho que
tratan sobre el tema de éste apartado y que pueden acaso
servir como explicación y fundamentación a la obligatoriedad
de colegiación para todos los profesionales. Estos son:
SUPUESTO 1: el caso de un veterinario militar que solicitó la
baja de su colegio profesional en 1995, y la devolución de las cuotas
durante los dos años anteriores, mientras seguía prestando sus servicios
para la Administración.
El Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, entendió que no
podía negársele la baja colegial, sino que "será después, una vez
separado del colegio profesional, cuando deberá hacerse efectiva aquella
exigencia (estar colegiado) al colegiado que continuara su actividad
profesional. Esta sentencia del Tribunal Superior de Justicia de La
Rioja fue recurrida por el Consejo General de Colegios Oficiales de
Veterinarios ante el Tribunal Supremo."
Sentencia del Tribunal Supremo, ha dado la razón al Consejo
General de Colegios Oficiales de Veterinarios al considerar que la
doctrina mantenida por el Tribunal riojano es aplicable en el supuesto
de que el profesional "solicite la baja por razón de retirarse o
abandonar la actividad profesional que generó su colegiación." Sin
embargo, no ha sido así en el supuesto estudiado, ya que "el interesado
era veterinario militar y ejercía al servicio de la Administración en el
momento de solicitar su baja colegial."
SUPUESTO 2: En Cataluña varios juzgados de lo social obligaron al
Instituto Catalán de la Salud (ICS) a pagar la colegiación del personal
que trabajaba para él en exclusiva. Los fallos catalanes reconocieron
que pagar las cuotas era un deber de la Administración que contrata.
SUPUESTO
3:
la
Presidencia
Ejecutiva
del
Insalud
emitió
una
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resolución con fecha 22 de junio de 1998 por la que se acordaba hacer
efectivos a los médicos inspectores que trabajaban para dicho organismo
los gastos de incorporación al colegio de las provincias donde
estuviesen destinados, así como las cuotas de carácter colegial.
A partir de ese momento, se sucedieron las reclamaciones
administrativas y judiciales del personal sanitario del Insalud, pues
entendían que con esa medida se vulneraba el principio de igualdad
recogido en la Constitución.
Dichas reclamaciones dieron lugar a diferentes pronunciamientos
por parte de los tribunales superiores, hasta que el Tribunal Supremo,
en sentencias del 11 de julio y 29 de diciembre de 2001, dictaminó que
el Insalud estaba obligado a pagar las cuotas colegiales del personal
estatutario que trabajaba en exclusiva, pues no reconocerles este
privilegio (del que sí gozaban los inspectores médicos) resultaría
discriminatorio.
Con la llegada de las transferencias, el panorama
cambió y el pago de las cuotas colegiales recayó sobre los
nuevos servicios de salud, ya que asumen tanto los derechos
como las obligaciones asumidos por el Insalud.
SUPUESTO 4: BALEARES TAMBIÉN DEJÓ DE PAGAR LA CUOTA COLEGIAL A
LOS INSPECTORES. Casi un mes después de que el Principado de Asturias y
Castilla-La Mancha dictara una orden por la que revocaba el acuerdo del
antiguo Insalud de pagar las cuotas colegiales de los médicos
inspectores, Baleares siguió el mismo camino.
Tal
es
el
convencimiento
por
parte
de
la
Administración
estatal
de
considerar
obligatoria
la
colegiación en todo caso, que dados los precedentes sentados
por parte de varias Comunidades Autónomas, entre ellas la de
Canarias y la de Andalucía, en el desarrollo de una
normativa propia por la cual se regula la libre colegiación,
el Ministerio de Administraciones Públicas interpuso los
correspondientes recursos de inconstitucionalidad contra las
leyes autonómicas que vulneran toda la normativa estatal
vigente y básica a la que debe atender.
El recurso de inconstitucionalidad promovido por el
Gobierno de la Nación contra un precepto del artículo 30.2
de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de la
Comunidad Autónoma de Andalucía que establecía: "no será
exigible
el
requisito
de
colegiación
al
personal
funcionario,
estatutario o laboral de las administraciones públicas de Andalucía para
el ejercicio de sus funciones, o para la realización de actividades
propias de su profesión por cuenta de aquellas", lo funda el Consejo
de Ministros en que, "aunque estatutariamente ha asumido la
competencia sobre Colegios Profesionales", la Comunidad Autónoma de
Andalucía debe realizar su ejercicio "de conformidad con las
prescripciones básicas que en esta materia establezca el Estado, de
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en su
artículo 149.1. A juicio del Gobierno, la jurisprudencia
constitucional ha señalado que el establecimiento de la
regla de la colegiación obligatoria es un aspecto básico de
acuerdo con las competencias que le reserva la Constitución"
la organización de los Colegios Profesionales, además de que
debe respetarse la proyección territorial del principio de
igualdad, además de que la exención de colegiación al
personal de las Administraciones Públicas de Andalucía "entra
en colisión con la legislación básica estatal", e incurre en un
exceso competencial, con infracción del orden constitucional
de distribución de competencias en la materia entre el
Estado y la Comunidad Autónoma de Andalucía, según doctrina
del propio TC.
Ante la entrada en vigor de la Ley Canaria 2/2002,
que regula la libre colegiación de los profesionales
sanitarios que trabajan en exclusiva para la Administración,
(convirtiendo a la autonomía en la tercera que da este
paso). El Ministerio de Administraciones Públicas, (que ya
recurrió ante el Constitucional su predecesora andaluza y
riojana) procede contra la misma tomando la iniciativa en el
recurso de inconstitucionalidad de la ley, como ocurrió con
la ley andaluza.
Por su parte, Rodrigo Martín Hernández, presidente del
Colegio Oficial de médicos de Santa Cruz de Tenerife,
explicó que la causa de que se aprobara la ley es puramente
económica: "No querían tener que pagar la colegiación a los
profesionales que trabajan en exclusiva porque les costaría unos 3
millones de euros (500 millones de pesetas). Afortunadamente, de los
aproximadamente 6.500 médicos de la autonomía, ninguno ha pedido la
baja, porque la Administración no está capacitada para realizar las
funciones del colegio".
LA COLEGIACIÓN ES OBLIGATORIA AUNQUE NO SE PRESTE
ASISTENCIA.
A modo de ejemplo, sirviendo para todo profesional que
se encuentre en situación análoga a la que a continuación
sigue, es decir, la de ejercicio como profesional en la
Administración pública aun cuando la única beneficiaria de
sus servicios sea la propia Administración y no se ejerza de
acuerdo al ejercicio común la profesión de la cual se tiene
titulación, cabe citar,
la sentencia del Juzgado de lo
contencioso-administrativo número cuatro de La Coruña, en la
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cual se estudió la reclamación presentada por un médico a
quien le fue denegada la solicitud de baja colegial (según
se apareció publicado en Diario Médico [30-10-2000], el
colegio de médicos entendió que desempeñaba una plaza de
funcionario del Cuerpo Facultativo Superior de la Xunta de
Galicia. Esto suponía ejercer la profesión médica y, por
esta razón, era obligatoria la colegiación].
La
mencionada
sentencia
del
Juzgado
de
lo
contencioso-administrativo número cuatro de La Coruña
(siguiendo la jurisprudencia del TS, por todas y valga sólo
como ejemplo la ST de 21 de mayo de 1992, que sienta la
obligatoriedad de colegiación de los inspectores médicos, es
decir, aquellos profesionales que no dan asistencia directa
a los ciudadanos) ha establecido que la colegiación de los
médicos es obligatoria aunque no desempeñen funciones de
carácter asistencial, señalando que la colegiación es un
"requisito indispensable para el ejercicio de la profesión médica, en
cualquiera de sus modalidades, tanto en instituciones públicas como en
privadas".
El facultativo alegó que su función era única y
exclusivamente administrativa, porque no realizaba en su
actividad ningún acto médico. Además, consideraba que, aun
cuando estaba adscrito a la Inspección Sanitaria, no era
inspector médico, por lo que afirmaba que no le eran
aplicables las sentencias en que se hacía referencia a casos
de médicos inspectores.
El fallo, no obstante, no acogió los argumentos del
actor, el Colegio Profesional, entendiendo que el médico
formaba parte del Cuerpo Facultativo Superior de la Xunta de
Galicia conforme establece la Ley 17/89 de creación de
escalas del personal sanitario al servicio de esa Comunidad
Autónoma. Añadiendo que éste había accedido a su puesto y
escala, precisamente, por ser licenciado en Medicina y
Cirugía, además de desempeñar las funciones en que consistía
su profesión.
A más, la sentencia aclara que "Los Estatutos Generales
de
la
Organización
Médica
Colegial
establecen
como
requisito
indispensable para el ejercicio de la profesión médica, en cualquiera de
sus modalidades, funcionario o no, la colegiación del médico".
Supuesto análogo a lo ya citados más arriba arts. 2 y 9 de
los Estatutos del Colegio Profesional de Trabajadores y
Asistentes Sociales de las Islas Baleares.
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Y si existiera cualquier género de dudas en su
fundamentación jurídica del fallo de la sentencia señala que
"la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, ha confirmado la
legitimidad de la colegiación obligatoria de los médicos aun en el caso
de que sirvan como funcionarios en una Administración pública, que
también alcanza a todos los licenciados en medicina que trabajen como
médicos, tanto en instituciones públicas como en privadas". (SSTC.
131/1989, de 17 de julio; 89/1989, de 1 de mayo; STS de
22/05/1997, Sala Contencioso-Administrativo, Sec.7ª).
La colegiación en el sector público ha sido un asunto
muy debatido en los tribunales. Los inspectores médicos
plantearon que ellos no prestan servicios asistenciales y
que el control deontológico de su actividad lo realiza la
Administración. Sin embargo, el Tribunal Supremo estableció
que la colegiación es obligatoria para todos los inspectores
médicos aunque pertenezcan a la función pública y no ejerzan
la profesión de forma privada.
mismo
El Tribunal Constitucional se pronunció después en el
sentido: "Cualquier profesional que trabaje para la
Administración debe inscribirse en su colegio, pues la razón de la
colegiación es ejercer la profesión". Aunque los servicios se
presten dependiendo de la Administración,
ejercerse la profesión médica.
LA NO INCARDINACIÓN DE
OBLIGATORIEDAD DE COLEGIALIZACIÓN
FUNCIÓN PÚBLICA.
no
deja
de
LA REGULACIÓN DE
EN LA LEGISLACIÓN
LA
DE
No
parece
que
el
problema
suscitado
tenga
incardinación en la legislación de la función pública, ya
que la normativa de función pública se refiere a la
organización y desarrollo de las funciones de los empleados
públicos, pero no empece la regulación del ejercicio de las
profesiones en cuanto dichos empleados las desempeñen. En
cualquier caso, si de un tema de función pública se tratase,
también podría justificarse la competencia estatal por
considerarlo integrado dentro de lo básico.
De todos modos, sea el asunto planteado propio de la
normativa del ejercicio de las profesiones o de las bases de
los Colegios Profesionales o la función pública, compete al
Estado su regulación básica, no a las Comunidades Autónomas
ni, desde luego, a los propios Colegios Profesionales.
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Quiere esto decir que habrá que estar a las normas
estatales, sea la Ley de Colegios Profesionales y las Leyes
especiales que regulan esta materia. Y, por supuesto, esta
conclusión se aplica de forma indiferente para los
funcionarios públicos y otros empleados públicos, como para
los laborales.
Las Comunidades Autónomas en sus normas y los
Colegios Profesionales en sus estatutos podrán, a lo sumo,
transcribir las normas estatales (así, el art. 3.1 de la Ley
19/1997) pero sin que ello implique ni pueda implicar
innovación alguna del ordenamiento jurídico. Es más, una
técnica normativa depurada aconseja que ni las Comunidades
Autónomas ni, desde luego, los Colegios Profesionales se
pronuncien sobre el particular.
CONCLUSIONES
A LA CUESTIÓN DE COLEGIALIZACIÓN OBLIGATORIA
1ª. La regla general es la colegiación obligatoria de todos
los profesionales.
2ª. La normativa básica sobre colegiación es competencia
exclusiva del Estado y ésta es como norma general la
colegiación obligatoria.
3ª. La solución que se adopte se ha de aplicar, por igual, a
funcionarios
públicos
y
empleados
laborales
de
la
Administración.
4ª. La regla general establecida en nuestro ordenamiento
jurídico es la de que la colegiación obligatoria se aplica a
los empleados públicos, salvo excepciones.
5ª. Las excepciones han de ser establecidas por el Estado.
6ª. Los estatutos particulares de los Colegios Profesionales
presentados a su inscripción registral no pueden alterar el
régimen establecido por el Estado. Desde luego, su
modificación sería nula de pleno Derecho e incluso cualquier
referencia al asunto debería reputarse mera aplicación de
las normas estatales y, por tanto, calificarla si no como
inválida sí como ineficaz por sí sola, puesto que a lo que
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habrá que estar es, en todo caso, a las normas estatales.
Este es el parecer del letrado que suscribe,
somete a cualquier otro mejor fundado en derecho.
que
En Palma de Mallorca a 18 de febrero de 2004.
Fdo.: Pablo Mir Capellá.
Col. núm.1522 del ICAIB.
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