90-2006 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce horas con seis minutos del día trece de enero dos mil diez. El presente proceso de hábeas corpus dio inicio a solicitud del licenciado William Roberto Pacheco Cabrera, a favor del señor Nelson Antonio Polanco, conocido por Nelson Antonio Polanco Cruz o Nelson Antonio Palacios, condenado por los delitos de lesiones graves y amenazas agravadas. Analizado el proceso y considerando: I.- El licenciado Pacheco Cabrera sostiene que el señor Nelson Antonio Polanco, conocido por Nelson Antonio Polanco Cruz y por Nelson Antonio Palacios –en lo sucesivo, señor Polanco–, fue condenado en ausencia en el Juzgado de lo Penal de Quezaltepeque, el día uno de octubre de mil novecientos noventa y seis, a una pena de ocho años con seis meses de prisión; dicha sentencia se declaró ejecutoriada el día veintidós de mayo de mil novecientos noventa y siete. Así, en febrero de dos mil seis solicitó al Juzgado de Instrucción de Quezaltepeque declarara prescrita la pena impuesta al señor Polanco, pues a esa fecha ya había transcurrido el tiempo de la condena del citado señor. Ello, de conformidad con lo establecido en el artículo 21 de la Constitución y el artículo 99 del Código Penal vigente, previo a la reforma del dieciocho de julio de mil novecientos noventa y nueve, disposición que rezaba: “La pena privativa de libertad impuesta por sentencia firme se extingue por prescripción en un plazo igual al de la pena impuesta, pero en ningún caso será menor de tres años”. Sin embargo, la autoridad judicial mencionada resolvió que la pena impuesta aún no había prescrito, pues la misma debía incrementarse en una cuarta parte, según lo dispuesto en la actualidad por el artículo 99 Código Penal. Decisión que el peticionario objeta con fundamento en una sentencia de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia, dictada en el recurso de casación, en la cual, alega el pretensor, “…se dio aplicación retroactiva de un decreto legislativo cuya vigencia había caducado pero que resultaba aplicable porque en un momento dado rigió para el caso en consideración; situación que es similar a la hoy analizada, puesto que requiere la aplicación retroactiva de un artículo que ya está reformado pero que previo a su transformación beneficiaba a mi defendido, surgiendo un derecho adquirido que puede ser reclamado por aquél a quien en su momento abarcó”. Finalmente, el solicitante agregó que “El señor Nelson Antonio Polanco, aunque no se encuentra detenido o bajo el régimen de prisión formal dentro del sistema carcelario, 1 tiene restringida su libertad física, porque sobre su persona pesa una pena privativa de libertad cuyas órdenes de detención se encuentran vigentes…”. II.- De conformidad con lo establecido por la Ley de Procedimientos Constitucionales, se nombró Juez Ejecutor, quien en su informe manifestó lo siguiente: “…cabe mencionar que la reforma a la normativa penal que alega el Licenciado Pacheco Cabrera, en la cual favorecida (sic) su periodo de vigencia fue el veinte de abril de mil novecientos noventa y ocho, reformado el nueve de julio del año de (sic) mil novecientos noventa y nueve, fechas dentro de las cuales podían alegar todos aquellos que según el tiempo de su condena ya había transcurrido, y es el caso que nos ocupa que tenia (sic) apenas dos años de haber sido condenado y ejecutoriado (sic) su sentencia, y es por ello que no puede la defensa basarse en disposiciones que no estaban vigente (sic) al momento de cometer el hecho, y que tampoco tienen vigencia en este momento. Por lo tanto no es jurisdicción de esta sala (sic) aplicar la retroactividad de un decreto legislativo cuya vigencia esta (sic) caducado (sic)”. En razón de lo anterior, concluye que el actuar de la Jueza de Instrucción de Quezaltepeque no transgrede el derecho de libertad del favorecido. III.- Habiendo expuesto el solicitante que contra el favorecido se han girado órdenes de captura, es preciso mencionar que la jurisprudencia de esta Sala (como cita, en sentencia del 16/X/2007, HC 9-2007) ha reiterado su postura garante respecto del derecho de libertad personal, a través de la figura del hábeas corpus preventivo, cuya cobertura se extiende a las amenazas sobre el derecho de libertad que estén por concretarse. En lo que respecta al presente caso, al folio 270 del expediente del proceso penal registrado en el Juzgado de lo Penal, hoy de Instrucción de Quezaltepeque bajo el número 540-546-95, instruido contra el señor Nelson Antonio Polanco y otro, por los delitos de lesiones graves y amenazas agravadas, consta oficio número 899, de fecha uno de julio de mil novecientos noventa y seis, proveído por la Jueza de lo Penal de Quezaltepeque, y dirigido al Director de la Policía Nacional Civil, mediante el cual solicita hacer efectiva la captura del señor Nelson Antonio Polanco. Así, queda de manifiesto la existencia de un acto de autoridad que tiene por objeto restringir el derecho de libertad física del beneficiado, satisfaciéndose de esta forma el presupuesto para proceder al análisis de un hábeas corpus preventivo. IV.- Acotado lo anterior, esta Sala estima necesario referirse a la invocación hecha por el peticionario de lo resuelto en una sentencia de casación penal, con el propósito –del pretensor- de que este tribunal oriente su fallo en el sentido del pronunciamiento aludido. 2 En razón de lo expuesto, es preciso plasmar algunas consideraciones sobre el principio de “stare decisis” o de precedente obligatorio; en virtud del cual, ante supuestos de hecho iguales, la decisión de este tribunal debe ser la misma que su precedente. De acuerdo a la conceptualización anterior, es de señalar que la Sala de lo Constitucional, en virtud del aludido principio, únicamente está vinculada en función de las decisiones por ella emitidas. En consecuencia, no está obligada a pronunciarse en igual sentido cuando la decisión proviene de otro tribunal, tal como la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia; lo cual no obsta para que la jurisprudencia dictada por algún otro tribunal, pueda ser aludida por esta Sala al momento de fundamentar sus propias decisiones. V.-Como se relacionó en el considerando I de esta sentencia, en el presente hábeas corpus se reclama contra la negativa de la Jueza de Instrucción de Quezaltepeque de aplicar retroactivamente el inciso 1° del artículo 99 del Código Penal, de conformidad a lo contemplando por este antes del dieciocho de julio de mil novecientos noventa y nueve (fecha en que dicha disposición fue reformada); pues, a juicio del solicitante, el mismo resulta más favorable al señor Polanco, por lo cual debería aplicarse retroactivamente. Así, la actuación que se objeta es la no aplicación del texto de una disposición que, al momento de requerir su utilización ya había sido derogada. Ante tal alegato resulta preciso abordar los puntos siguientes: 1. Ese tribunal ha sostenido que “…si bien a esta Sala no le concierne resolver las controversias interpretativas respecto del alcance de los preceptos legales, es decir, este tribunal no está habilitado para efectuar la interpretación de la legalidad que subyace en la cuestión sometida a su control; en el caso concreto, dada la vinculación que lo reclamado guarda con el derecho fundamental de libertad personal del justiciable, esta Sala sí está legitimada para enjuiciar la conformidad con la Constitución de la aplicación o no de una norma con rango de ley, a la cual se sujeta la validez de la actuación demandada en el hábeas corpus. Y es que, específicamente en lo concerniente a la prescripción, ha de aclararse que declarar la misma corresponde en exclusiva a los jueces competentes en materia penal; no obstante, se reitera, debido a la vinculación que guarda el acto reclamado con el derecho de libertad física de beneficiado, esta Sala puede examinar el asunto a efecto de determinar si el acto reclamado efectivamente provoca alguna vulneración de índole constitucional en relación con el mencionado derecho”. (Sentencia del 4/XI/09, HC 1302005). En ese sentido –como se apuntó supra-, en el caso en examen se alega la existencia de un acto de restricción al derecho de libertad física del justiciable, en vías de ejecución, cuya licitud se disputa en virtud de lo dispuesto por el artículo 21 de la Constitución, pues se 3 reclama la aplicación retroactiva de un precepto normativo, a efecto de declarar prescrita la pena impuesta al señor Polanco. Por tanto, si bien esta Sala no es competente para declarar prescrita la pena impuesta al beneficiado; no obstante, en atención a lo establecido por el artículo 21 de la Constitución –invocado por el impetrante-, en relación con el artículo 15 de dicho cuerpo normativo, este tribunal sí está habilitado para determinar si, a la luz de lo dispuesto por los preceptos constitucionales citados, el derogado texto del artículo 99 del Código Penal era o no aplicable al caso del señor Polanco a efecto de decidir –la autoridad jurisdiccional correspondiente- lo relativo a la prescripción de la pena a él impuesta; pues a partir de ello se determinaría asimismo, el cese o no de la orden de restricción que pesa contra el derecho de libertad personal del justiciable. 2. A ese respecto, resulta necesario hacer referencia a lo dispuesto en el artículo 15 de la Constitución, el cual literalmente señala: “Nadie puede ser juzgado sino conforme a leyes promulgadas con anterioridad al hecho de que se trate, y por los tribunales que previamente haya establecido la ley”. Tal disposición consagra el principio de legalidad, mismo que, de conformidad a la jurisprudencia de este tribunal supone “…la sujeción y respeto, por parte de las autoridades públicas en su actuación, al orden jurídico en su totalidad, lo que comprende la normativa constitucional y legal aplicable […] rige a los tribunales jurisdiccionales, por lo que toda actuación de éstos ha de presentarse necesariamente como ejercicio de una potestad atribuida previamente por la ley…”. (Sentencia del 16/X/2007, HC 9-2007). 3. Por otra parte, el artículo 21 de la Constitución establece: “Las leyes no pueden tener efecto retroactivo, salvo en materias de orden público, y en materia penal cuando la nueva ley sea favorable al delincuente [...]”. Así, es de señalar que la ley, bajo determinadas y excepcionales circunstancias, puede aplicarse retroactivamente. En ese sentido, la jurisprudencia de esta Sala ha señalado: “La retroactividad de la ley significa una extensión de su vigencia hacia el pasado, pues subsume situaciones de hecho pretéritas –reguladas por normas en vigor al tiempo de su existencia– dentro del ámbito de nuevas normas creadas con posterioridad al evento sometido a control. Así, la posibilidad de aplicar retroactivamente las leyes tiene un carácter excepcional, delimitado expresamente por el artículo 21 de la Constitución […]. De tal principio [de retroactividad] surge la posibilidad de que, si la ley en vigor al momento de investigar y decidir la situación jurídica penal de una persona, le es más benévola que la ley vigente en la época cuando ocurrieron los hechos enjuiciados, se aplicará la primera […] la ley posterior se considerará más favorable si […] hace menos gravosas las consecuencias del ilícito”. (Sentencia del 6/III/2007, HC 161-2005). 4 En cuanto a lo apuntado supra, es preciso destacar que la ley cuya aplicación retroactiva se reclame, además de reportar favorabilidad –entre otros requisitos señalados por la Constitución-, ha de estar vigente al momento de requerir su aplicación, es decir, debe tratarse de normas que no hayan sido expulsadas del ordenamiento jurídico mediante reforma o derogatoria; de manera que, en principio, la petición de aplicar retroactivamente una disposición derogada, carecería de cobertura constitucional. 4. En relación a lo anterior, la jurisprudencia de esta Sala también ha determinado “…la derogación de una ley o de un precepto normativo puede suscitar un conflicto de leyes en el tiempo, en caso de estar referida a situaciones de hecho que se extienden durante cierto período, de manera que comienzan a ocurrir mientras está vigente una ley, pero concluyen durante la vigencia de otra. En tal caso, ha de determinarse hasta dónde llegan los efectos de la norma derogada y dónde inician los de la ley nueva […]. Consecuentemente, si bien la regla general es la aplicación inmediata de las normas, y sus efectos serán desplegados hacia futuro; en algunos casos, surgen circunstancias que, en aras de garantizar de manera óptima los derechos fundamentales de los justiciables, precisan efectuar un análisis particular en cuanto a la norma que ha de aplicarse para resolver la cuestión, pues en algunos supuestos la aplicación de una nueva norma puede reñir con otros intereses constitucionales, cuya preservación requiere de una ponderación específica, a efecto de escoger la norma que resguarde de mejor manera todos los intereses constitucionales concernidos…”. (Sentencia del 4/XI/2009, HC 130-2005). Se sostuvo además en la sentencia referida que “…en caso de suscitarse un conflicto de leyes en el tiempo debido a la derogatoria o modificación de una o varias normas, las autoridades correspondientes tendrán que aplicar la norma vigente al momento de resolver el asunto concreto, siempre que, a partir de los términos acotados supra, ello no afecte la seguridad jurídica de los involucrados…”. Ahora bien, en la sentencia en mención también se advirtió que “…ante la derogatoria de un precepto normativo, no serán protegibles los casos de expectativas remotas de ubicarse en el supuesto descrito por el precepto normativo en cuestión”. (Resaltado suplido). 5. Sobre las normas referidas a la prescripción –según se sostuvo en la sentencia reseñada supra- “…el supuesto de hecho regulado […] es el transcurso de un plazo señalado en la ley […]. Consecuentemente, el hecho contemplado en las normas en cuestión, no es el delito inculpado, si no el cumplimiento del término previsto legalmente”. Ello, dado que, según la jurisprudencia de esta Sala, “La prescripción de la pena se funda en la destrucción por el transcurso del tiempo de los efectos morales del delito en la sociedad; extingue la alarma social ante el delito y la correspondiente exigencia de la 5 sociedad de que se lo reprima […]. La prescripción de la pena evita que, tras el cumplimiento de cierto término, aquella pueda ejecutarse…”. (Resaltado suplido, sentencia del 16/VI/2005, HC 212-2004). VI.- Expuesto lo anterior, y a efecto de determinar si la negativa del Juez de Instrucción de Quezaltepeque de aplicar en el caso del señor Polanco el artículo 99 del Código Penal, de conformidad a lo previsto por dicha disposición previo a su reforma, ha contradicho o no lo dispuesto en el artículo 21 de la Constitución, en detrimento del derecho de libertad personal de ahora favorecido, resulta necesario referir algunas circunstancias acontecidas en torno a lo reclamado en este hábeas corpus. 1. Así, en el expediente del proceso penal se ha constatado lo siguiente: a) Del folio 260 al folio 263, sentencia del día uno de octubre de mil novecientos noventa y seis, dictada en el Juzgado de lo Penal de Quezaltepeque; mediante la cual se condenó al señor Nelson Antonio Polanco a la pena de siete años de prisión por el delito de lesiones graves, y a un año con seis meses de prisión por el delito de amenazas agravadas. b) Al folio 291 vuelto, en auto emitido por la Cámara de la Cuarta Sección del Centro, el día veintidós de mayo de mil novecientos noventa y siete, se declaró ejecutoriada la sentencia condenatoria arriba relacionada, pronunciada contra el señor Polanco. c) Al folio 605, escrito de fecha quince de febrero de dos mil seis, suscrito por el entonces defensor del ahora favorecido y dirigido a la Jueza de Instrucción de Quezaltepeque, donde consta solicitud de aplicar retroactivamente el artículo 99 del Código Penal, previo a la reforma del dieciocho de julio de mil novecientos noventa y nueve; a efecto de que se declarara extinta la pena impuesta al señor Polanco. d) Al folio 613, en auto del veintitrés de febrero de dos mil seis, la Jueza de Instrucción de Quezaltepeque resolvió que: “Efectivamente tal como lo manifiesta la defensa en su escrito presentado la Constitución de la República en el Art. 21 regula la retroactividad de la ley Penal cuando es favorable al imputado, y el Art. 99 Pn. reza que la pena privativa de libertad impuesta por sentencia firme se extingue por prescripción en un plazo igual al de la pena impuesta más una cuarta parte del (sic) misma; pero también es cierto que el Art. 127 Pn. derogado reza que la pena impuesta por sentencia ejecutoriada, prescribe si fuere privativa de libertad hasta transcurrido el tiempo de la condena y una cuarta parte más del mismo. Razón por la cual la suscrita no ve la necesidad de aplicar la normativa penal vigente, si la misma sanción tiene en la antigua normativa, no siendo necesario aplicar la retroactividad de la ley”. 2. Respecto de la normativa vinculada al acto reclamado en el presente proceso constitucional, es decir, en lo concerniente a la regulación de la prescripción de la pena, es preciso señalar lo siguiente: 6 a) Según se constató en el expediente del proceso penal, el señor Polanco fue condenado en mil novecientos noventa y seis; durante la vigencia del Código Penal publicado en el Diario Oficial Número 63, Tomo 238, del 30 de marzo de 1973. Dicho cuerpo normativo contemplaba en su artículo 127 inciso 3° que: “Las penas impuestas por sentencia ejecutoriada, prescriben: Si fuere privativa de libertad, hasta transcurrido el tiempo de la condena y una cuarta parte más del mismo; sin que en ningún caso el término de la prescripción exceda de treinta años; la prescripción de la pena comenzará el día en que se pronuncie la sentencia que cause ejecutoria…” (subrayado suplido). Esta fue la normativa que se aplicó en el proceso penal del señor Polanco, pues aquel se desarrolló y concluyó durante la vigencia de la misma. b) El 20 de abril de mil novecientos noventa y ocho entró en vigencia el actual Código Penal, publicado en Diario Oficial Número 105, Tomo Número 335, del 10 de junio de 1997, cuyo artículo 99 inciso 1° disponía que: “La pena privativa de libertad impuesta por sentencia firme se extingue por prescripción en un plazo igual al de la pena impuesta, pero en ningún caso será menor de tres años”. c) Posteriormente, en virtud del Decreto Legislativo Número 642, publicado en el Diario Oficial Número 128, Tomo Número 344, del nueve de julio de mil novecientos noventa y nueve, se reformó el inciso 1° del artículo 99 de la siguiente manera: “La pena privativa de libertad impuesta por sentencia firme se extingue por prescripción en un plazo igual al de la pena impuesta más una cuarta parte de la misma, pero en ningún caso será menor de tres años” (subrayado suplido). VII.- En vista de lo reseñado en el considerando anterior, es de acotar lo siguiente: 1. Se ha evidenciado que el señor Polanco fue condenado a un total de ocho años seis meses de prisión, condena que se declaró ejecutoriada el día veintidós de mayo de mil novecientos noventa y siete. De conformidad a la normativa penal anteriormente en vigencia (artículo 127 inciso 3°), dicha condena prescribiría al transcurrir el tiempo de la misma más una cuarta parte; esto equivale a un plazo de diez años, aproximadamente, contados a partir de la ejecutoria de la sentencia, por lo que se cumplirían en el año dos mil siete. En abril de mil novecientos noventa y ocho entró en vigencia el actual Código Penal, cuyo artículo 99 –en aquel momento- equiparaba el plazo de prescripción de la pena con el de la condena impuesta, eliminando el porcentaje adicional (cuarta parte) previsto por la anterior legislación. Por consiguiente, el supuesto hipotético de la norma en mención era el transcurso del tiempo de la condena impuesta por sentencia firme, que para el caso del señor Polanco, ascendía a ocho años con seis meses contados a partir de la firmeza de la sentencia, término que se completaría a finales del año dos mil cinco. 7 Por tanto, al comparar ambas normativas, es claro que la segunda reporta un beneficio respecto de la primera, pues reduce en una cuarta parte el término durante el cual podría prescribir la pena impuesta. Sin embargo, es de determinar que la norma en cuestión rigió únicamente durante el periodo comprendido entre abril de mil novecientos noventa y ocho, y junio de mil novecientos noventa y nueve; ya que en esta última fecha, por decisión legislativa, se modificó dicha disposición y se estableció que la pena impuesta prescribiera pasado el tiempo de la condena, más una cuarta parte de la misma. 2. Dicha reforma, de acuerdo a la jurisprudencia de esta Sala –por ejemplo en sentencia del 4/XI/2009, HC130-2005-, no debía afectar a las personas que se encontrasen en el supuesto previsto por dicho artículo u objetivamente muy próximas a este; pues en tales casos, la expectativa de no ejecución de la sentencia en virtud del trascurso de un plazo determinado (consumado o muy próximo a consumarse), se vería significativamente postergada por la extensión (en una cuarta parte) del término previsto para la prescripción de la pena. A ese respecto ha de tenerse en cuenta que esta Sala ha expresado asimismo –en la jurisprudencia arriba apuntada-, que ante la derogatoria de un precepto normativo, no serán protegibles los casos de expectativas remotas de ubicarse en el supuesto descrito por el precepto normativo en cuestión. Supuesto que, para el caso de las normas relativas a la prescripción de la pena, es el transcurso del plazo señalado en la ley sin que se ejecute la condena. 3. Por otro lado, es de apuntar que de acuerdo a la Constitución –según se expuso en el considerando precedente- las leyes son de aplicación inmediata; sin embargo, el artículo 21 de la misma prevé la posibilidad de, en algunos supuestos excepcionales, aplicar retroactivamente un precepto normativo. Posibilidad que se extiende exclusivamente a normas vigentes al momento de requerir dicha aplicación, pues el citado artículo no habilita para aplicar retroactivamente un supuesto normativo que, por haber sido reformado o derogado, ya no pertenece al ordenamiento jurídico. 4. Ahora bien, en el caso particular se constató que al momento de declarar ejecutoriada la sentencia condenatoria dictada contra el señor Polanco (mayo de mil novecientos noventa y siete), la disposición cuya aplicación retroactiva se reclama aún no se encontraba vigente. Luego, dicho precepto normativo entró en vigor, y se mantuvo vigente en el periodo comprendido entre abril de mil novecientos noventa y ocho y junio de mil novecientos noventa y nueve, pero antes de que el señor Polanco se ubicase en el supuesto hipotético previsto por la norma, la misma había perdido vigencia; por lo que la posibilidad en cuanto a su aplicación no fue más que una expectativa remota. 8 En ese sentido, al aplicarle al caso concreto los postulados efectuados supra, resulta que lo solicitado por el impetrante carece de cobertura constitucional, pues la norma cuya aplicación retroactiva se reclama había perdido vigencia al momento de solicitar su utilización; y cuando esta fue derogada, el ahora favorecido no se encontraba en el supuesto de hecho previsto por la misma –el transcurso del plazo de ocho años seis meses contados a partir de la firmeza de la sentencia-, y tampoco estaba próximo a ubicarse en este; por lo que, bajo tales condiciones, la posibilidad de que la pena prescribiera en el mismo tiempo de la condena, sin incrementarse en una cuarta parte, no fue más que una expectativa incierta, cuya supresión mediante un acto de reforma legislativa no produjo violación constitucional alguna en la esfera jurídica del justiciable. Las circunstancias anteriores hacen palmaria la imposibilidad de aplicar retroactivamente la aludida norma, pues al momento de solicitar su aplicación ya había sido derogada, de manera que no era una ley vigente susceptible de ser empleada para declarar prescrita la pena impuesta al señor Polanco. Y, como ha quedado establecido, el señor Polanco no se encuentra en una situación jurídica protegible constitucionalmente respecto de lo previsto por el artículo 99 del Código Penal antes de su reforma, pues previo a ello, el citado señor no se ubicó en el supuesto de hecho contemplado por la norma, ni estuvo próximo al mismo. Por lo antes expresado, se logra desvirtuar la existencia de algún quebrantamiento de lo dispuesto por los artículos 15 y 21 de la Constitución, en relación con el derecho fundamental de libertad física del favorecido; en consecuencia, este tribunal no puede acceder a la pretensión planteada. Por las razones expuestas, esta Sala RESUELVE: a) No ha lugar el presente hábeas corpus solicitado a favor del señor Nelson Antonio Polanco, conocido por Nelson Antonio Polanco Cruz y por Nelson Antonio Palacios, en consecuencia, permanezca dicho señor en la situación jurídica en que se encuentra respecto de lo planteado en este proceso constitucional; b) certifíquese la presente resolución y remítase, junto con la certificación del proceso penal, al Juzgado de Instrucción de Quezaltepeque; c) notifíquese y d) archívese. ---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 9