SIGNIFICADO Por: Beatriz Garza Cuarón El estudio del lenguaje y

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SIGNIFICADO Por: Beatriz Garza Cuarón
El estudio del lenguaje y todo aquello que hace posible la comunicación han sido centro de
atención desde el principio de la civilización occidental. Si bien se puede hablar de un interés
por el lenguaje en culturas anteriores a la de los griegos, éstos fueron los primeros teóricos del
significado lingüístico en nuestra tradición occidental. Sin embargo, sus estudios sobre el
lenguaje se derivan no del interés en el lenguaje mismo, sino de su afán por entender el
conocimiento en sr, y de su preocupación por explicar el mundo y sus relaciones. Es decir, sus
contribuciones lingüísticas nacen al intentar explicar las relaciones de los seres humanos con
los demás seres humanos, y con el mundo.
Uno de sus intereses principales fue indagar el origen del lenguaje: si el lenguaje en su origen
primario es una imitación de la realidad, o si es el producto de una convención para darle
nombre al mundo en general entre los diversos grupos humanos. De aquí, los griegos trataron
de explicar la relación entre sonidos y palabras y trataron de relacionarlos con sus correspondientes significados. También se ocuparon de aplicar principios lógicos a la interpretación de
las formas gramaticales. Por ejemplo, Platón, en el Cratilo, insiste en la relación entre palabra y
cosa como el paso indispensable para el conocimiento. Platón piensa que el modo de alcanzar
la verdad puede darse sólo a través de la comunicación entre los hombres, es decir, del proceso
que se ha llamado 'dialéctica'.1
Por otra parte, Aristóteles piensa que las palabras, y la lengua en general, son como el dintel
para introducirse en la teoría del conocimiento y en la realidad. Sin embargo, le importan mucho
más la teoría y la realidad y, en cambio, al lenguaje lo considera sólo un instrumento para entrar
en la teoría que lleva a conocer lo que es el mundo y las relaciones entre los hombres.
Si tomamos en cuenta las aportaciones de Aristóteles a la teoría del significado,
encontramos que este filósofo establece una especie de teoría triádica de la significación en la
que las palabras refieren a las cosas a través del pensamiento. Es decir, su concepto de
significado se puede ver, igual que hoy lo concebiríamos, como un esquema triangular en el que
la palabra es un símbolo de un pensamiento, con una relación de parecido y de semejanza con
la cosa significada. Dicho esto, podemos ver que Aristóteles hizo por el estudio del lenguaje (y
de la semiótica, por supuesto) más que muchos lingüistas, semiotistas y gramáticos del siglo xx.
Hay que dejar muy claro que en esta especie de triada de la palabra, se presenta, además,
algo que puede ser el concepto o el significado, y, por otro lado, se concibe en un lugar aparte la
realidad.
Como veremos, este esquema se repite hasta el siglo xx.
La definición de Ogden y Richards de significado es la siguiente:
Entre un pensamiento y un símbolo se establecen relaciones causales. Cuando hablamos, el
simbolismo que empleamos se deriva en parte de la referencia que estamos estableciendo, y en
parte de factores sociales y psicológicos del propósito que tengamos al hacer una referencia a
algo, del efecto que causan nuestros signos en las otras personas y de nuestra propia actitud
[…]. Cuando nos toca escuchar (y no hablar) los signos nos llevan a actuar de determinada
manera y a asumir una actitud de acuerdo a las circunstancias. (Ogden 1923: 10-11)
[…]. Nuestra interpretación de cualquier signo se identifica con nuestra reacción psicológica a
ese signo, y está determinada por nuestra experiencia pasada en situaciones similares y por
nuestra experiencia presente. (Ogden 1923: 244)
Después de haber dado la definición, vemos lo que sería el pensamiento o referencia,
equivalente propiamente al concepto y a la relación con lo que habíamos llamado palabra, a la
que Ogden y Richards llaman símbolo. La relación entre símbolo y pensamiento o referencia la
conciben como una relación causal. Por ello se entiende que ante una oración, frase o palabra
que emite el hablante -una causa-, el oyente reacciona con un efecto. Por lo tanto, no se trata de
explicar conexiones abstractas entre palabra, concepto y cosa, sino de saber qué tipo de
relación causa-efecto se lleva a cabo ante la aplicación entre una frase emitida y el efecto que
produce en el interlocutor. Es decir, la relación entre uno y otro puede ser correcta o incorrecta:
si digo gato y estoy pensando en algo que ladra, entonces la relación sería incorrecta. Si digo
gato y pienso en algo que maúlla y come ratones, la relación es correcta. En el vértice opuesto
al símbolo se encuentra el referente que, según Ogden y Richards, consiste en que la relación
entre pensamiento referencia, y, por otro lado, el referente, sea adecuada. Es decir, siguiendo
con el ejemplo anterior, sería adecuado entender por gato el animal que está ahí, afuera de lo
que sería la palabra. Nuestra acción representa una relación atribuida, la cual puede ser
verdadera o no verdadera.
Podemos ver que la teoría de Ogden y Richards es una teoría causal de la referencia, que
se califica de 'iconoclasta';3 no acepta ninguna definición en la que en el vértice superior del
triángulo se hable de elementos como idea, imagen mental o concepto; sin embargo, sí acepta,
junto con referencia, el término pensamiento, que es muy impreciso.
Hasta aquí, hemos podido ver que el significado de un concepto es muy claro, desde
Aristóteles hasta la actualidad, puesto que el término y su contenido continúan discutiéndose,
como veremos después.
Pasemos ahora a Stephen Ullman, quien califica de mecanicista la posición psicologista de
Ogden y Richards. Él se encauza hacia temas más bien lexicológicos, relacionados con el estilo
y con la interpretación literaria. Su triángulo viene a ser realmente muy sencillo, o tal vez
ingen~o, aunque sea posterior al de Ogden y Richards. Casi es, podríamos decir, el esquema
aristotélico.
En el vértice izquierdo tenemos el nombre (la configuración fonética), en el vértice superior
está el sentido (no le llama concepto) y en el vértice derecho, la cosa (el rasgo o acontecimiento
no lingüístico).
Por último, en cuanto a triángulos, tenemos el del estructuralista Kurt Baldinger, quien
pretendió sistematizar el significado o explicar lo que es un signo lingüístico de la siguiente
manera. En el vértice superior, donde teníamos el concepto de Aristóteles, Baldinger coloca el
concepto, sentido, significado, objeto mental. Podemos ver muy claramente que esta
terminología es imprecisa, puesto que casi cualquier término entra en el esquema. Después, en
el vértice izquierdo, está la imagen acústica, el nombre, la palabra y el significante; y, en el
vértice opuesto, tenemos la llamada realidad y la cosa. La línea entre significante y cosa va
punteada, porque es una relación convencional, nunca directa.
En resumen, tenemos que en lo referente a avance en lo que son los conceptos, entre esta
interpretación y la de Aristóteles no hay mucha diferencia.
Después de analizar estas posiciones en los triángulos, veremos qué ~, es lo que hicieron, en
cuanto a significado, otros lingüistas.
EL AVANCE DEL ESTUDIO DEL SIGNIFICADO A TRAVÉS DE LA FONOLOGÍA
En la lingüística moderna, el descubrimiento de los sistemas fonológicos fue muy importante. El
hecho de descubrir y diferenciar que los sonidos no son sonidos nada más, sino que son marcas
de alguna manera significativas, fue fundamental, lo mismo que el hecho de que cada lengua
tiene un número determinado de ellos (esas marcas distintivas, que conllevan ciertos sonidos, se
llaman fonemas). Por ejemplo, para Roman Jakobson, el criterio fundamental para diferenciar la
fonética de la fonología reside en la relación que guardan las entidades fonológicas con el
sonido. Según Bloomfield, los fonemas son haces de rasgos sonoros que los hablantes son
capaces de reconocer y producir (Jakobson 1973: 21-22). Veamos cuál es el papel de los rasgos
distintivos:
En una lengua, cada una de las unidades presenta al oyente un número determinado de
rasgos, cada uno de los cuales es un término de una correlación que se usa con valor diferencial.
La estructura de los rasgos distintivos se obtiene por oposición, es decir, por ejemplo, los fonemas p y b en español se oponen o se distinguen únicamente por su ausencia de sonoridad (en el
caso de p) y por su sonoridad (en el caso de b), puesto que los dos son fonemas labiales.
En cambio, el análisis lingüístico desmonta gradualmente las unidades del discurso, más
complejas que los fonemas, en morfemas, que son los componentes mínimos dotados de
significado propio, y desmenuza estos vehículos semánticos mínimos hasta llegar los últimos de
sus elementos constitutivos capaces de diferenciar unos morfemas de otros. Estos elementos
son los llamados 'rasgos distintivos', que caracterizan, como hemos visto ya, a los fonemas. Por
consiguiente, hay que separar dos niveles en el lenguaje y en el análisis lingüístico: por un lado,
el nivel semántico, que comprende tanto las unidades significativas simples como las complejas,
desde el morfema hasta el enunciado y el discurso, y, por otro, el nivel de los rasgos distintivos
(nivel fonológico), que corresponde a las unidades simples y complejas, cuya función consiste
tan sólo en diferenciar, agrupar, delimitar o poner de relieve las diversas unidades significativas.
EL AVANCE DEL ESTUDIO DEL SIGNIFICADO A TRAVÉS DE LA FONOLOGÍA
En la lingüística moderna, el descubrimiento de los sistemas fonológicos fue muy importante. El
hecho de descubrir y diferenciar que los sonidos no son sonidos nada más, sino que son marcas
de alguna manera significativas, fue fundamental, lo mismo que el hecho de que cada lengua
tiene un número determinado de ellos (esas marcas distintivas, que conllevan ciertos sonidos, se
llaman fonemas). Por ejemplo, para Roman Jakobson, el criterio fundamental para diferenciar la
fonética de la fonología reside en la relación que guardan las entidades fonológicas con el
sonido. Según Bloomfield, los fonemas son haces de rasgos sonoros que los hablantes son
capaces de reconocer y producir (Jakobson 1973: 21-22). Veamos cuál es el papel de los rasgos
distintivos:
En una lengua, cada una de las unidades presenta al oyente un número determinado de
rasgos, cada uno de los cuales es un término de una correlación que se usa con valor diferencial.
La estructura de los rasgos distintivos se obtiene por oposición, es decir, por ejemplo, los fonemas p y b en español se oponen o se distinguen únicamente por su ausencia de sonoridad (en el
caso de p) y por su sonoridad (en el caso de b), puesto que los dos son fonemas labiales.
FONEMA
Clase de sonidos fonéticamente similares que están en oposición o exclusión mutua con
todas las demás clases análogas del lenguaje
En cambio, el análisis lingüístico desmonta gradualmente las unidades del discurso, más
complejas que los fonemas, en morfemas, que son los componentes mínimos dotados de
significado propio, y desmenuza estos vehículos semánticos mínimos hasta llegar los últimos de
sus elementos constitutivos capaces de diferenciar unos morfemas de otros. Estos elementos
son los llamados 'rasgos distintivos', que caracterizan, como hemos visto ya, a los fonemas. Por
consiguiente, hay que separar dos niveles en el lenguaje y en el análisis lingüístico: por un lado,
el nivel semántico, que comprende tanto las unidades significativas simples como las complejas,
desde el morfema hasta el enunciado y el discurso, y, por otro, el nivel de los rasgos distintivos
(nivel fonológico), que corresponde a las unidades simples y complejas, cuya función
MORFEMA
Parte de la palabra o del sintagma que indica la función y la pertenencia a una clase
paradigmática de esa palabra o sintagma
Cada uno de los rasgos distintivos implica la elección entre dos términos de una oposición
dotada de una propiedad diferencial específica, distinta de las propiedades de todas las demás
oposiciones.
Veamos dos casos actuales de dos sistemas fonológicos muy semejantes.
De estos cuadros deducimos que son sólo los rasgos distintivos los que nos hacen
diferenciar todos los signos de una lengua.
Lengua
Sistema de comunicación convencional como inventario de signos y reglas que sirve de
base al habla
La fonología se desarrolló muy amplia y productivamente. Entonces, lo que hicieron los
estudiosos del significado fue tratar de buscar componentes mínimos. Así como la fonología
buscó los fonemas, la lingüística buscó también los componentes mínimos con significado
dentro de una palabra, los llamados morfemas. Es decir, una palabra está compuesta de
distintas formas significativas, por ejemplo: en 'desdoblar' está -des-, -dobl-, y después la parte
verbal-ar-, y, por lo tanto, las tres partes tienen significado.
Más o menos a la par del desarrollo de la morfología (estudio de los morfemas) y de la
fonología, los semantistas que analizaban y se ocupaban de describir el significado pensaron
que estudiar de una manera similar a la de los análisis hechos con microscopio, era la más
adecuada para entender lo que es el significado lingüístico, y elaboraron así estudios como los
que veremos a continuación:
El siguiente es un esquema muy conocido de un lingüista estructuralista francés que fue
muy imaginativo, Bernard Pottier, quien trató de buscar los rasgos o componentes mínimos, de
la misma manera que los de la fonología del significado. Esto es, buscó los rasgos abstractos
dentro de un campo semántico, los cuales se obtienen por oposición.
Aquí se puede hacer una referencia histórica a otros que también habían hecho algo similar
antes, como Descartes, quien, como se sabe, propuso la creación de un lenguaje
universalmente válido que, con base en un número limitado de signos y reglas, pudiera abarcar
la totalidad de los contenidos intelectuales. Esto debía obtenerse a través del análisis de
contenidos complejos hasta llegar a los elementos abstractos más simples.4 La idea, muy
antigua y fructífera en el siglo xx, cuando vuelve a ser central en la filosofía, la va a continuar y a
desarrollar Leibnitz en su De arte combinatoria (1666), que sitúa el problema del lenguaje dentro
de la lógica (y a la lógica como presupuesto de la filosofía) (Cassirer 1980: 77-78; Kneale 1971:
321 y ss). Por otra parte, Leibnitz pensaba que si analizamos las lenguas o una lengua podríamos ir encontrando los elementos mínimos que conforman todo el conocimiento y todo el
lenguaje. Algo semejante concibió antes el filósofo medieval Ramón Lull (1235-1315). En su Ars
generalis, Lull intenta encontrar una ciencia general para explicar todas las ciencias, en cuyos
principios estén contenidos los principios generales de cada una de las ciencias particulares, así
como lo particular está contenido siempre en lo universal. El Am generalis de Lull, señala
Bréhier,
En relación con la idea de buscar componentes mínimos, en el estructuralismo del siglo xx,
primero se usó fonema, como hemos visto, que era útil para distinguir la forma lingüística del
sonido; después se usó morfema, que es una forma con significado; les siguieron después otros
términos, lexemas y gramemas, en ese mismo sentido, pero no fueron tan bien recibidos, sobre
todo por los no especialistas.
LEXEMA
Base de la palabra, en oposición al morfema que constituye un elemento gramatical
Es decir, según la postura del análisis llamado componencial, existen componentes
mínimos abstractos del significado, que se obtienen, como ya lo hemos dicho, por oposición. Lo
que
GRAMEMA
Mínima unidad de significación, morfema gramatical que indica incidentes gramaticales
hizo Pottier fue combinar y especificar el sentido de valor del estructuralismo; es decir, un
término significa porque hay otros en el sistema con ciertos valores en los componentes
mínimos que se oponen unos a otros.
Aquí ya no estamos hablando de un esquema en forma de triángulo; esto es muy importante
para entender que, si queremos analizar el significado, no se debe tratar con palabras aisladas,
sino tener siempre presente que en el lenguaje todo está interrelacionado, como está todo
interrelacionado en el mundo.
El esquema de Pottier presenta lo que se llama un campo semán1ico; observando dicho
esquema, el campo semántico sería el de los 'asientos', con sus componentes mínimos. Cada
uno de éstos es un sema, es decir, un rasgo abstracto: 'con respaldo', ' sobre pie', 'para una
persona', 'para sentarse', 'con brazos', 'con material rígido'. Lo que hizo Poltier fue encontrar las
diferencias dentro de ese campo semántico a través de la presencia o ausencia de semas. Esto
lo podemos observar muy claramente. Es lógico que una silla tenga 'respaldo', esté 'sobre pie',
sea 'para una persona', sea 'para sentarse', pero que no tenga 'brazos'. Creo que con esta
explicación y con observar atentamente basta para entender el esquema; el concepto de sema,
como rasgo abstracto obtenido, queda muy claro.
He aquí los semas pertinentes de los cinco objetos considerados:
Sin embargo, estas explicaciones fueron muy claras en su momento, muy bonitas, pero el
problema, en mi opinión, es que sólo se puede trabajar bien con ciertos campos semánticos
relativamente pequeños.
Hubo un intento de alguien que hizo el campo semántico del pensamiento, Ramón Trujillo.
Pero su estudio, creo, resultó extremadamente complejo. Quiero decir, hay ciertos campos
semánticos que son bastante simples, como el de los asientos, pero hay otros que son enormes
y, por lo tanto, son difíciles de manejar. Por otra parte, tampoco son muy exactos. Seguramente
cualquiera puede proponer un mueble que no entre en el esquema, pero que sí se usa (una silla
ligera con brazos a la que no llamaríamos sillón, por ejemplo). Esto de ir como al microscopio, a
buscar las unidades mínimas, tiene una gran utilidad, pero tampoco es la panacea para el
estudio del significado.
Pasemos ahora a ver cómo se concibió el significado dentro del estructuralismo
norteamericano, que es muy importante tomar en cuenta para todo estudio del lenguaje. Una de
las tantas diferencias con el estructuralismo europeo es que el norteamericano, con Bloomfield
sobre todo, estuvo muy influido por el empirismo lógico.
En su primera obra, Introduction to the Study of Language, publicada en 1914, es obvio que
Bloomfield conoce la lingüística europea, está muy cerca de ella; por otra parte, deja ver su
preferencia por las concepciones psicológicas del lenguaje. En esta primera etapa se adhiere a
las bases mentalistas y experimentales, de Wundt (Ivic 1970: 156; Bloch 1966: 511; Esper
1968).6 En Language (1961), en cambio, sus puntos de vista psicológicos varían radicalmente, y
adopta un conductismo o behaviorismo pleno (Ivic 1970: 156-158).7 Aunque Bloomfield trata de
mantener fuera de la lingüística lo propiamente psicológico, para su concepción del significado
es fundamental tener presente su posición dentro del conductismo. De su primera y muy
conocida definición de significado, a primera vista, sólo parece obtenerse, como tantas veces se
ha dicho, un esquema muy simple de tipo estímulo-respuesta: 'Hemos definido el significado de
una forma lingüística como la situación en la que el hablante emite una frase u oración junto con
la respuesta que obtiene del oyente' ,8 que parece dejar de lado, por inasible, casi todo lo que
se refiera al significado:
Las situaciones que mueven a la gente a hablar, incluyen cada objeto y cada hecho de su
mundo. Para dar una definición científicamente exacta del significado de cada forma de una
lengua, deberíamos tener un conocimiento científicamente exacto de todo lo que encierra el
mundo del hablante, pero la extensión real del conocimiento humano es muy pequeña,
comparativamente.
En 1939, Bloomfield precisa los varios aspectos que conforman el significado desde su punto de
vista y destaca el hecho de que el estudio del significado no puede limitarse a un solo aspecto,
como es el caso de la relación entre las formas lingüísticas y sus denotata, sino que tiene que
incluir todas aquellas relaciones que se puedan desprender del proceso semiótico:
DENOTATA
Relación que va de un objeto a un nombre que se le asigna mediante la conceptualización
La palabra "significado', utilizada por los lingüistas, es necesariamente global puesto que debe
tomar en cuenta todos los aspectos de semiosis que pueden ser distinguidos en un análisis
filosófico o lógico: [1] la relación en varios niveles de unas formas de habla con otras; [2] la
relación de las formas de habla con situaciones no verbales (objetos, acontecimientos, etc.); [3]
y las relaciones, de nuevo en varios niveles, con las personas participantes en el acto de
comunicar.
En resumen, el concepto de significado de Bloomfield era: "significado son todas las
situaciones posibles en las que se da todo acto de comunicación en el presente, en el pasado o
en el futuro'. Por lo tanto, como ese mundo es infinito, ése sería un caso de infinito en la lengua:
las situaciones comunicativas vistas de esta manera. Si glosamos a Bloomfield, él hubiera dicho:
'no es posible estudiar el significado científicamente puesto que, como es tan amplio y llega a
ser infinito, yo, lingüista, digo que 'eso' es el significado pero no puedo analizarlo; así que voy a
estudiar otras relaciones lingüísticas más abarcables'.
LENGUAJES FORMALES
Parte caracterizable del conjunto compuesto por todas las secuencias finitas obtenidas al
agrupar de todas las maneras posibles los elementos de un vocabulario
Parte de esta actitud viene, decía, del empirismo lógico que influyó para que se estudiaran
solamente las combinaciones sin tácticas de una manera casi matemática, y no entraran
aspectos que eran, para los empiristas lógicos, 'muy molestos', como las ambigüedades, que
pensaban ellos eran característicos de las lenguas naturales. El hecho de que una palabra
quiera decir dos cosas o tenga dos significados o más no convenía, decían, ni a la ciencia ni a la
filosofía y, puesto que buscaban el estudio de aspectos asibles, lo que quedaba por estudiar,
según ellos, era la sintaxis.
Esto, insisto, viene del empirismo lógico. Frege tuvo mucho que ver en su distinción entre
referencia y sentido; en el sentido, decía Frege, entra la literatura, pero lo que denominamos
referencia es muy preciso. Por ejemplo, un vaso es éste en el que estoy tomando agua aquí y
ahora; todo lo demás es otra cosa. Definir "vaso' o 'silla' o "mesa' en abstracto es un problema
muy distinto y muy complejo.
Los lógicos positivistas, por otra parte, influidos por la idea de no analizar el significado
lingüístico, porque insistían en que las lenguas naturales son ambiguas y confusas, se dedicaron
a tratar sólo con lenguajes formales y a crearlos y a formalizar, por eso, todo lo que fuera
posible; pero, desde mi punto de vista, tampoco avanzaron tanto, pues también los lenguajes
formales tienen sus complicaciones.
LENGUAS NATURALES: la lengua coloquial.
Bloomfield tuvo la gran sabiduría y honestidad de pensar y decir esto. Lo que no es muy
bueno es que hay algunos investigadores en lingüística y en otras disciplinas y ciencias que
parecen creer que las cosas son sencillas y fácilmente solucionables. Es decir, pretenden que
las reducciones que hacen con carácter metodológico sean la realidad misma.
Aquí sólo menciono brevemente otra visión del estructuralismo norteamericano: aquel que
se concentra en cosmovisiones culturales, donde están Sapir y Whorf. Estas teorías
estructuralistas han vuelto a resurgir como visiones de carácter lingüístico-antropológico.
Sapir, al publicar El lenguaje en 1921, desarrolló, siguiendo en gran medida las ideas de
Humboldt, lo que hoy llamamos lingüística antropológica, lo mismo que Benjamin Lee Whorf
(1971). En una posición totalmente opuesta a Bloomfield, quien se concentró en el análisis
formal de las lenguas y había dejado de lado el significado, Sapir exploró todas las áreas
relacionadas con la lingüística, como la música, la antropología, la literatura, el folclor y la
psicología (Sapir 1980).11 Su concepto de significado, por lo tanto, consistió en establecer las
relaciones directas entre las lenguas y las culturas.
En cuanto al estudio del significado en la lingüística norteamericana después de Bloomfield,
y con la excepción de Sapir, Whorf y sus seguidores, algunos siguieron diciendo que era difícil
de asir. Lo que continuó desarrollándose con gran rapidez fue la sintaxis. Hubo un gran avance
en su estudio antes de Chomsky (1971; 1974) con Harris (1969) en la lingüística norteamericana, por ejemplo, y después, desde luego, con la lingüística chomskiana generativista, que se
dedicó a explicar las estructuras de todas las oraciones posibles.
La sintaxis, según los generativistas, sí podrá ser un estudio objetivo que les diera la
respuesta a lo que es una lengua, qué es el lenguaje y cómo se entienden los hombres. El
generativismo tomó como núcleo y objetivo el hacer una teoría sintáctica. Chomsky (1974),
desde un principio, introdujo un componente léxico, pero estaba un tanto aislado de la teoría.
Por lo tanto, tuvo que ir incorporando el componente léxico o semántico a través de los varios
desarrollos de la teoría chomskiana, como cuando introdujo la llamada forma /ógica.12
El siguiente esquema es de dos de los colaboradores de Chomsky, Katz y Fodor, quienes
propusieron una teoría semántica a través de un esquema que el generativismo necesitaba para
explicar esos términos tan complejos que constituyen el léxico, es decir, las varias acepciones
de una palabra. Veamos, pues, el siguiente enfoque distinto, también de componentes mínimos,
de Katz y Fodor, pero dentro de la lingüística norteamericana.
Katz y Fodor trataron de llegar al léxico a través del esquema que veremos más adelante.
En él explicaban que una palabra puede tener varios significados pero, para no caer en esos
aspectos complejos de las ambigüedades, las áreas 'conflictivas' de las lenguas naturales,
elaboraron una teoría que reparte los múltiples significados que puede tener una palabra, por
distintos caminos, y así exponen cómo el hablante puede no caer necesariamente en la
ambigüedad.
Concretamente, el artículo al que me referiré es de 1963, el trabajo de Katz y Fodor tuvo
mucha importancia. Ellos trataron de encontrar los diversos caminos para llegar a establecer los
diferentes significados que puede tener una palabra. Utilizaron la palabra inglesa bache/or que
tiene cuatro significados: 1) hombre que nunca se ha casado (los significados están entre
corchetes en el esquema), 2) doncel o joven noble que sirve bajo la bandera de un caballero, 3)
alguien que posee el primer o más bajo grado académico, y 4) una foca macho, joven, sin
pareja, en la época de reproducción. A Katz y Fodor les interesaba encontrar un método de
análisis que evitara esas ambigüedades y, para ello, distinguieron primero los rasgos más
generales: 'humano' y 'animal'; en otro nivel, 'macho': macho en el humano, macho en el animal.
A estos rasgos les llamaron semantic markers (marcadores semánticos, y en su esquema están
entre corchetes).
Katz y Fodor analizaron las características específicas que diferencian los cuatro
significados en más detalle, y a eso le llamaron 'diferenciadores' (entre corchetes), los cuales
equivalen a los significados. Por lo tanto, cuando se dice bache/or en inglés, el hablante toma
uno de los cuatro caminos posibles.
Pero hay que decir que el generativismo cada vez ha incorporado, de una manera
importante, el significado, porque sin éste era difícil seguir desarrollando la teoría. Hoy en día,
tanto el significado como e/léxico son aspectos que se están privilegiando más y más.
En relación con otros puntos de vista sobre el significado, tendríamos que volver hacia atrás
en el tiempo a una posición anterior, a la de Karl Bühler (1961) quien trató de una manera
radicalmente diferente este aspecto. Bühler hizo ver, entre otras cosas, lo que es el acto de
comunicación, que incluye lo siguiente: el síntoma o indicio que puede ser interpretado tanto por
un animal, como por un hombre. Toda la deixis, por ejemplo, en el lenguaje. La deixis consiste
en la posibilidad de señalar dentro de una lengua, ya sea por medio de pronombres personales,
posesivos o demostrativos (yo, tú, él; suyo, nuestro; esto, eso, aquello); adverbios como 'aquí",
'allá', 'hoy' o 'mañana', que dependen siempre del contexto y de la situación dentro del acto de
comunicación, y funcionan como indicios.
Para hacer definiciones de significado es un error tomar en cuenta sólo términos aislados o
palabras sueltas, porque esos términos solos ni siquiera en el lenguaje cotidiano funcionan
aisladamente. Siempre entran en conexión con otros términos. Por eso tenemos que ser
precavidos y mirar siempre hacia el contexto, hacia el acto de la comunicación, como nos lo
muestra el esquema de Bühler.
Los grupos de Líneas simbolizan las funciones semánticas del signo lingüístico
(complejo). Es símbolo en virtud de su ordenación a objetos y relaciones; síntoma
(indicio), en virtud de su dependencia del emisor, cuya interioridad expresa, y señal en
virtud de su apelación al oyente, cuya conducta externa o interna dirige como otros
signos de tráfico (Bühler 1961: 51-52).
Para terminar, nada más como un ejemplo de otra postura en que se habla también de tipos
de signos, veremos rápidamente unos cuantos aspectos de la teoría de Peirce,13 que es muy
valiosa, aunque puede asustar por su terminología. Sin embargo, la terminología, creo, es lo
menos importante. Lo fundamental es ver la riqueza que tiene la significación humana.
El signo es:
Símbolo- en virtud de su ordenación a objetos y relaciones.
Síntoma- (indicio) en virtud de su dependencia del emisor, cuya interioridad expresa. Es una
indicación de lo que es el hablante mismo y de lo que hay en su mente.
Señal- en virtud de su apelación al oyente, cuya conducta externa o interna dirige como lo
hacen otros signos (los del tránsito, por ejemplo).
Esta teoría es la concepción de Charles Sanders Peirce (1839-1914), un filósofo a quien no
se le hizo caso mucho tiempo. Él escribió precisamente sobre los distintos tipos de signos.
Últimamente ya se le toma muy en cuenta, al menos en algunas escuelas de pensamiento,
aunque muchas veces, a mi parecer, se le malinterpreta. Su teoría tiene una gran riqueza porque trata de no simplificar lo que es la significación. Peirce se basa en !riadas para analizar el
significado. Estas triadas son de tres tipos y después se van combinando unas con otras.
Primero tenemos las posibilidades lógicas, llamadas relaciones de comparación,
representan en o signo. Como ejemplo: la percepción del color sería una simple posibilidad
lógica. Tenemos que ir al siguiente apartado donde puede haber un caso. Cuando digo que no
importa la terminología, si se llama cualisigno lingüístico, etc., quiero decir, simplemente, que no
tiene importancia esa complejidad terminológica. Lo que importa es comprender cada uno de los
conceptos; por ejemplo, que un cualisigno sería una percepción del color rojo. Cualquier
cualidad, en la medida que es un signo, sería simplemente una percepción.
Ahora veremos las relaciones de funcionamiento. Aquí está la realidad, nos remitimos al
arbolito de Saussure que es el objeto. Como ejemplo tendríamos el índice que es afectado por
el objeto; tiene algo en común con éste pero no puede tener interpretante o quién lo interprete.
Lo que es indispensable es que tenga objeto. Por ejemplo, un pedazo de tierra que muestra el
agujero de una bala. El pedazo de tierra sería un índice y no importa si lo interpretamos o no, si
llega un policía y lo interpreta, ya es otra cosa. El carácter inicial está inclinado totalmente al
objeto, es casi el objeto.
Otro tipo de relaciones son las relaciones de pensamiento. En este apartado es donde
entran el hombre, las lenguas y donde entramos en muchas de las cosas de las que estamos
hablando. Un ejemplo sería el del símbolo. Un símbolo se refiere al objeto por medio de una ley,
puede ser una asociación de ideas. Esta ley queda establecida por los hombres en una cierta
comunidad lingüística, es un tipo general. El negro como luto sería un símbolo, una cosa
establecida. Después entrarían todas las combinaciones, por ejemplo: entre el signo y el objeto
estaría el sinsigno que sería una ocurrencia. Regresando a nuestro ejemplo del luto, una mujer
vestida de negro en una comunidad sería una ocurrencia de luto. El sinsigno tiene que ver con
el objeto (relaciones de funcionamiento) y con el signo (relaciones de comparación).
Veamos el legisigno, al que Peirce llama tipo; es una ley establecida por los hombres.
Tenemos un tipo cuando una comunidad se pone de acuerdo en el uso de un lenguaje; es decir,
'vamos a llamar a esto mesa, a esta mesa en concreto, y a cualquiera otra de este mismo tipo'.
A continuación tenemos el icono, el cual se relacionaría con la posibilidad lógica, con la
posibilidad de ser cualidad, y que a través del objeto (relaciones de funcionamiento), puede
estar en la realidad o ser irreal. El icono se parece al objeto o a 1a cosa, y es usado como signo
de ella. Un ícono podría ser, por ejemplo, un Pegaso (que no existe). Vamos ahora al rema -estamos en la posibilidad lógica y en las leyes que representan una clase de objeto posible sólo en
sus características. El rema es una clase intensional y no importa el objeto de la realidad. En
este apartado estarían ciertos significados, el hombre como ser racional y todas las
características para definir 'hombre' por ejemplo. Es decir, se trataría aquí de una definición
intencional (con 's' ), que consiste en explicar las características de un concepto o del significado de una palabra.
REMA
Núcleo de la proposición, lo nuevo, lo que el hablante quiere comunicar al oyente sobre le
tema. Todos ellos miembros de la oración excepto el tema
hombre. (Del latín horno, inis) m. Ser animado racional. Bajo esta acepción se comprende
todo el género humano. 2. Varón, criatura racional del sexo masculino. 3. El que ha llegado a la
edad viril o adulta. 4. Grupo determinado del género humano: El HOMBRE del Renacimiento: el
HOMBRE europeo. 5. Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia,
como el valor y la firmeza.
Frente a la definición intensional, están las definiciones extensionales que se caracterizan
por delimitar un concepto o un significado, no por sus características, sino incluyendo en la
definición todos los seres o cosas individuales que pueden recibir ese nombre. Por ejemplo, en
la definición extensional de hombre entrarían todos los hombres que han existido, existen o
existirán: Pedro, Juan, Patricia, Edward, Ernesto, María, etcétera. Esto quiere decir que, por
ejemplo, los nombres propios en general tienen definiciones extensionales, puesto que no se
requieren ciertas características para llamarse 'Juan' o 'Rosa' o 'Pedro', sino que en el caso de
'Juan' el término se define como todos los Juanes que ha habido, hay y habrá. Un nombre propio sólo tiene y llega a tener un significado, en el sentido amplio del término, cuando conocemos
a fondo a una persona o ésta adquiere fama y, por lo tanto, connotaciones muy especiales, por
ejemplo Napoleón, Julio César, etcétera.
Puesto que ya no tenemos tiempo ni espacio, terminaré concluyendo que la visión de lo que
es el significado que hemos dado ahora es muy breve y escueta. Además, sólo hemos
mencionado unas cuantas posturas teóricas, pues sería absolutamente imposible en estas
pocas páginas dar una idea completa de lo que se ha escrito sobre significado. Sin embargo, sí
creo que nos hemos introducido en la complejidad que implica el término, título de este trabajo.
Espero haber transmitido el interés en tan complejo tema, en el que todo ser humano,
especialista o no, está(mos) inmerso(s).
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