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Córdoba, Argentina. Martes 31 de julio de 2012.
Suplemento especial
325 años con
la luz del
monserrat
El colegio fundado en 1687 sigue apostando por una educación
pública, inclusiva, plural y democrática. Identidad y
pertenencia, valores de esta escuela preuniversitaria que el
tiempo no erosionó entre sus alumnos y egresados.
1938
Monumento
histórico
nacional
El 25 de julio, el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional
(ley 12.365). Es custodiado por la
Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos.
2012
Netbooks sobre
cada pupitre e
Internet en
todas las aulas.
A comienzos de año y con la presencia de la rectora de la Universidad de Córdoba, Carolina Scotto,
alumnos y docentes recibieron netbooks de la Nación.
El patio mayor,
con la estatua de
Ignacio Duarte y
Quirós, centro de
actos solemnes y
del festejo más
esperado.
El humanismo como bandera
El Monserrat afronta el siglo 21 con nuevos
desafíos y una valorada apuesta educativa.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
E
2
ntrada la segunda década
del siglo 21 y a 325 años de
su nacimiento, el Colegio
Nacional de Monserrat se plantea renovar su estatura de institución emblemática para la educación, que ha trascendido las
fronteras de Argentina hacia
América y el mundo.
Entre sus desafíos, resaltan
hoy sus autoridades, están los
de solidificar valores como la
democracia, la participación, la
inclusión y el pluralismo, desde
una visión humanista y con un
colegio público cuyo reconocimiento se traduce cada año en
el interés que despierta entre
cientos de aspirantes al ingreso
o en el destacado rendimiento
posterior de sus egresados.
“La educación humanista
parece hoy una utopía, pero
apostamos a ese humanismo
hecho realidad en un contexto
difícil, pese a modelos impuestos en los medios que apuntan a
la superficialidad y el facilismo”, resumen los directivos.
El Monserrat, referente clave en la historia de esta provincia y el país, celebra además este aniversario con la intención
de derribar prejuicios que lo estigmatizan como un centro elitista y conservador.
Los domicilios registrados
de los 1.673 alumnos que hoy
cursan el secundario, de los que
908 son mujeres y 765 varones,
reflejan un mosaico de los más
diversos sectores sociales.
Otro tanto ocurre con los 545
asistentes a las carreras de pregrado (martillero y corredor
público, tecnicatura superior
en Bromatología y Comunicación Visual), que por la noche
son también parte de la oferta
educativa de esta institución,
junto al trayecto técnico profesional del curso de preceptor y
auxiliar docente.
Para intentar su cometido de
brindar una educación pública
de calidad, en este colegio ligado a la Universidad Nacional de
Córdoba trabajan cerca de 35 no
docentes y 200 docentes, entre
autoridades, profesores, preceptores y ayudantes de gabinetes
tales como los de Física, Química, Ciencias Naturales o Informática. Además, a las aulas virtuales y de proyección ya existentes se sumó este año la posibilidad de que cada alumno y
docente cuenten con su propia
netbook suministrada por la
Nación a través del programa
Conectar Igualdad, lo que permitió, tras la adaptación del edificio, la conexión a Internet en
cada curso y el uso de nuevas
tecnologías como herramienta.
A ello se suman talleres y actividades opcionales, que incluyen idiomas que no están en los
planes de estudio, teatro, coro,
plástica, grupos musicales, integración de escuadras deportivas en distintas disciplinas o la
práctica de esgrima y tiro, más
allá de la Educación Física como asignatura curricular.
Todo este menú de opciones
se brinda en un colegio al que
1.673
Son los estudiantes que cursan
hoy en el Colegio Nacional de
Monserrat y aspiran a su título
de bachiller humanista. 908 de
ellas son mujeres; 765, varones.
muchos imaginan con alto precio en su matrícula, pero cuyo
costo anual (entre cooperadora
y gastos administrativos) no llega a la mitad de lo que se paga
por mes en algunas instituciones privadas de la ciudad, además de contemplarse casos de
eximiciones de pago cuando las
circunstancias lo ameriten, como recordó en la web de este
diario Francisco Gelonch, hoy
jefe de preceptores y quien hace
32 años ingresó al “Monse” con
10 años para no irse ya más.
Tal vez una mezcla de todo lo
antes expresado contribuye a
que, cada año, cerca de mil aspirantes se inscriban para rendir
el examen de ingreso de diciembre, en el que están en juego algo más de 250 vacantes y para el
cual se brinda desde mayo un
curso nivelatorio cada sábado.
Así es hoy el Monserrat, 325
años después, y de ese modo
afronta desafíos de este tiempo.
Diseño: Ricardo Heredia. Fotografía portada: Martín Baez. Producción fotográfica interior: José Gabriel Hernández. Agradecimiento archivo fotográfico CNM. Producción periodística: Juan Carlos Carranza y Marcelo Taborda.
1987
Gente de laboratorio. Estudiantes
de pregrado en plena actividad
(foto) durante clases de la Tecnicatura Superior en Bromatología
que se brinda en el turno noche.
El presidente
Raúl Alfonsín
asistió a los
actos por el
tricentenario.
1
Los festejos por los 300 años convocaron a toda la comunidad y
contaron como invitado al entonces presidente de la República, que
izó ese 1° de agosto la Bandera.
ambientes singulares
en cada rincón
Un recreo en el segundo piso, donde se hallan las aulas de los primeros, segundos y
algunos terceros años del secundario, tanto a la mañana como por la tarde. Es el primer
“paisaje” de quienes ingresan desde 5° o 6° grado. Por la noche, en el colegio se dictan clases
de diferentes carreras de pregrado y del Curso de Preceptor y Auxiliar Docente.
1
El mural del salón de actos. Situado en el primer piso, fue pintado por el artista
plástico Claudio Bogino, quien fuera alumno del establecimiento. En ese ámbito, diversas
promociones han celebrado a lo largo de los años su cena de fin de curso y luego han
conmemorado sus bodas de plata o de oro de egresados.
2
La otra fuente. Ubicada en el segundo patio, junto a añejos pinos y recién restaurada, la
música de su agua vuelve a acompañar a quienes se detienen a leer las placas evocativas,
a los que van hacia la reubicada biblioteca o a quienes acuden al gabinete psicopedagógico.
3
3
2
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
1979
Por iniciativa de
alumnos de 7°
año, se volvió a
izar la bandera
cada mañana.
3
Comienzos del siglo 20. Los chicos de primero y segundo años del Colegio Monserrat del año 1900. La fotografía fue tomada en uno de los patios internos de la institución.
El saco y el moño eran parte del atuendo distintivo de aquella época; después, vinieron el saco y la corbata. En el centro de la escena, no podía faltar una pelota de fútbol.
MONSERRATENSES DIXERUNT
Una marca que perdura
miguel
clariá,
periodista
Pertenencia. De eso se trata el perdurable espíritu del Monserrat, no importa en qué cruces de tiempos propios y ajenos se hayan transitado sus claustros ni cuáles los caminos
recorridos al cabo. Se puede pertenecer de muy distintos
modos. El riesgo es el espíritu de cuerpo que induzca al encierro y no a la apertura.
Y no siempre se ha logrado evitar la confusión entre apego
a las tradiciones y simple oscurantismo o sentimientos menores de elitismo mal entendido.
El Monserrat nos ha marcado y perdura, en cada uno de los
que lo vivimos, en mínimos gestos que permiten reconocernos en el respeto y el amor por sus aulas, su patio y su
fuente. Es una sensación de parentesco aun entre generaciones tan distantes como las de quienes ya hemos celebrado los 50 años de egresados y las chicas y chicos que
alborotan la Obispo Trejo. Ellos hoy, y todas las promociones anteriores desde hace 325 años, somos, simplemente,
monserratenses.
El orgullo de pertenecer
Carlos
oulton,
de que fuimos dotados, que sin duda contribuyó a la formación de los valores individuales y colectivos que mantienen viva la llama monserratense.
Querría resaltar que el gran debate que se formuló por la
incorporación de mujeres allá por 1997 tenía antecedentes, ya que personalmente cursé mi sexto año en el turno
noche y ya era mixto: teníamos tres compañeras mujeres,
en 1959.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
médico
Ser ex alumno del Monserrat es tener el orgullo siempre
vivo de pertenecer a una de las escuelas más prestigiosas
e influyentes de Córdoba, Argentina y Latinoamérica.
Basta recordar que por sus aulas pasaron eminencias y
dirigentes políticos, y desde allí surgieron los primeros
manifiestos de la Reforma Universitaria de 1918 liderados,
entre otros, por Deodoro Roca.
Considero de inestimable valor la formación humanística
4
Franco Patiño envió la foto, egresado de la promoción 1993. Ingresó cuando
“el Monse” cumplía 300 años. “Recuerdo que aquella vez estuvo como
invitado el presidente Raúl Alfonsín. Fue muy emocionante”, contó.
Cuenta Juan Carlos Antuña que la imagen es del viaje a Bariloche de la
promo 74 turno tarde. En círculos, aparecen Eduardo Chalimond, secretario
de Salud de Colonia Caroya, y Jorge Lawson, ministro de Producción.
Pancho
Marchiaro,
gestor
cultural
Huella interna
Lunes, 7.45 am. Saco de un
tío, pupitre de madera y hierro forjado. Corbata con el
nudo más grande de Córdoba y correcto peinado “lamido de vaca”. Entra un señor
y nos trata de señores. Miedo. Entra otro señor y dice:
“Salvete alumni”. Casi al
borde de hacernos pis, nos
paramos y empieza la primera clase del primer día
del Monserrat, un mundo
misterioso de palmeras infinitas y adultez. Especialmente para un niño de
10 años.
Después, todo es compañerismo y eminencias que, en
sus clases, aportaban las
bases intelectuales que deberían construir a esas personas que empezaban a erigirse. También había perversos y conservadores, pero
del “Monse”, lo que queda
no es de los otros sino propio: la convicción de que el
conocimiento es libertad.
Galería de fotos. Más imágenes.
LaVoz.com.ar. Los monserratenses
pueden enviar mensajes en Facebook.
1969
Siete horas
estuvo ocupado
el Monserrat,
tituló La Voz el 11
de diciembre.
Los docentes hicieron una huelga
y los estudiantes tomaron el colegio por los cambios realizados en
el plan de estudios. El rector de la
UNC era Rogelio Nores Martínez.
2005
Se plantea la
idea de un museo
propio, anexo al
Museo Histórico
de la UNC.
Muchos de los instrumentos y piezas alojados en el actual Museo del
Colegio (foto) eran, hasta hace sólo algunos años, parte de los elementos del gabinete de física.
El hogar
encendido y un café
a disposición para
los profesores en su
sala, durante el
recreo de una
mañana de invierno
de 2012.
Del Monse a la Reforma
En sus galerías dio sus primeros pasos parte del movimiento que derivó en la gesta de 1918.
Deodoro Roca, Arturo Orgaz y Arturo Capdevila, protagonistas de esa épica estudiantil.
T
estigo de los acontecimientos que configuraron nuestro destino de
Nación, el Colegio Nacional
de Monserrat continúa dando
testimonio de su compromiso
y entrega no sólo a la educación sino también a la cultura
de nuestro país y de toda Latinoamérica. En él se amalgaman la memoria y la utopía
con las que se entretejieron
las tramas de su rica
historia.
Muchos de sus alumnos
fueron protagonistas de su
tiempo. Quizá porque el sueño de Duarte transmitió una
misión en el espíritu monserratense que pervive encarnado en la formación humanista de su legado.
El Colegio Nacional al
cual señalaran de conserva-
dor y reaccionario sin
embargo dio albergue y cobijó también al espíritu revolucionario, reformista y progresista.
Así, podemos decir que la
épica estudiantil que representó la Reforma del ‘18 empezó a balbucear sus reivindicaciones en las galerías del
“Monse”, en la visión de tres
compañeros de promoción
protagonistas de aquella gesta: Deodoro Roca, Arturo Orgaz y Arturo Capdevila.
Los muros del Monserrat
incentivaron aquellas ideas
de justicia y de rebeldía que
van a enarbolarse en el famoso Manifiesto Liminar.
También ellos intervinieron en representación del
centro de estudiantes de Derecho, en el escrito firmado
por Deodoro Roca el 5 de julio
de 1912, ante la prohibición
del Consejo Superior de la
Universidad de una conferencia de Alfredo Palacios, auspiciada por los alumnos del
Monserrat, en el que expresaban su solidaridad.
Los tres monserratenses
estarán ligados, asimismo, en
la constitución de aquel Comité Córdoba Libre que se
funda en la casa de Arturo
Capdevila en 1916 y cuyas
conferencias en la Biblioteca
Córdoba son la antesala del
movimiento reformista.
Por eso, al celebrar los 325
años de su fundación, el Monserrat no puede dejar de honrar a sus ex alumnos, que
brindaron a Córdoba y a su
Universidad el hito intelectual por el cual es reconocida
en todo el mundo.
(*) Licenciado en Filosofía,
profesor del Monserrat.
Voces de Mayo con tonada
En los claustros del Colegio Monserrat están sus nombres, pero la leyenda respecto de su participación
en el Cabildo de Mayo no da mayores pistas de la historia subyacente.
Un grupo de jóvenes estudiantes
que, después de leer a escondidas
libros prohibidos, imaginó un país
libre y soberano.
Ocultos en arcones, contrabandeados entre equipajes y vituallas,
los libros de la libertad entran al
colegio, circulan de mano en mano
con toda discreción y determinan
así la formación de secretos grupos para su lectura y discusión,
fuera de la vigilancia de las autoridades. Las lecturas prohibidas requerían escondites que brindaran
la seguridad de abrir las páginas
que empezaran a escribir una nueva historia.
El 25 de mayo de 1810 se formaba
el primer gobierno elegido en estas tierras, con tres monserratenses entre ellos.
Acometer desde nuestro presente
la evocación de la Primera Junta
es rendir tributo a aquellos alumnos que forjaron sueños y utopías
en las aulas del colegio, en sus caminatas hasta la huerta de Santa
Ana o bien en sus cabalgatas por
la estancia de Caroya.
Los nombres de Castelli, Paso y
Alberti ocupan los sitios privilegiados de aquel primer gobierno, pero
también participaron en ese Cabildo y con su voto pidieron el reemplazo del virrey otros monserratenses, como Domingo Belgrano,
Joaquín Campana, Agustín de Elía,
Juan Dámaso Fonseca, Mariano
Yrigoyen, Juan Seguí, Pascual Silva
Braga, Andrés Ramírez, Ramón
Vieytes y José de Zeide.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
José Camaño Landaeta (*)
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El esplendor de un edificio
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Hernán
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Vicedirector
administrativo
del Colegio
Monserrat
E
l Monserrat es hoy un
edificio emblemático
de la ciudad de Córdoba, testigo fiel de la historia, sin dejar de lado el aspecto de tradición educativa para el que el Colegio fue
creado, en 1687.
Lo que hoy admiramos desde su exterior, su imponente
torre reloj enclavada en el
vértice, que ofrece un remate visual y se transforma en
un ícono de la arquitectura
urbana –como su hermosa
y elegante fachada, su portal de ingreso, sus balcones,
sus rejas de hierro forjado,
sus múltiples molduras,
A la derecha, la
construcción de
la torre del reloj.
Abajo, el edificio,
con la calle Trejo
abierta al paso
de los autos y los
tranvías. Al
fondo, la
Compañía luce
cúpulas distintas
a las de hoy.
guirnaldas, escudos y medallones–, no pertenece a
aquel viejo y derruido edificio en que funcionara el antiguo Colegio de Nuestra
Señora de Monserrat, trasladado al actual emplazamiento en 1782.
Con anterioridad, funcionaba en la actual calle Caseros, frente a la Capilla Doméstica de la Compañía de
Jesús, donde era la casa paterna de Ignacio Duarte y
Quirós, fundador del Colegio, hoy Museo de Arte Religioso San Alberto.
Fue en 1927 cuando se dio al
Colegio su aspecto monu-
mental, tomando acertadas decisiones que conjugaban la historia con la arquitectura.
El diseño del arquitecto Jaime Roca utiliza y sintetiza a
la perfección un lenguaje
denominado como restauración nacionalista o bien
neocolonial, es decir que el
arquitecto utiliza en pleno
siglo 20 una arquitectura
historicista que ha dado como resultado uno de los
edificios más bellos de Córdoba.
Claro está que en el propio
período colonial se encontraban presentes elementos provenientes de Europa,
como era el Renacimiento
(siglos XIV, XV y XVI) y el
Barroco (siglo XVII).
El arquitecto Jaime Roca
realizó una intervención impecable, supo captar el espíritu del colonial y respetar
la historia, aun en momentos en que lo colonial no era
muy aceptado por la sociedad, que prefería mirar al
progreso de las nuevas ciudades europeas.
Por ello, la impronta de lo
clásico, arcos de medio
punto, tipologías de claustro, patio central, galerías
con amplios muros y luminosas arcadas, elementos
del renacimiento italiano, y
los elementos barrocos, tales como la decoración del
portal, que enmarcan y jerarquizan a la puerta de doble hoja que constituye el
ingreso principal.
El barroco se hace presente
en cada moldura, en cada
columna. Estas tienen la
clara particularidad de ser
sólo ornamentales, ya que
no llegan al piso, es decir
son decorativas y no estructurales. Se pueden observar, además, columnas
de fuste retorcido o salomónicas, armoniosamente
en ambas fachadas; han sido decoradas de modo cuidadoso las ventanas, algunas de las cuales poseen
balcones con rejas y otras
sólo rejas de gran belleza.
En conjunto, se trata de un
edificio que para 1928 lucía
esplendoroso en el comienzo del nuevo siglo 20.
Fue declarado monumento
histórico nacional en 1938 y
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en diciembre de 2000.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
OPINIóN
7
1925
La primera
mujer
egresada del
Monserrat
En 1921, María Krasner de Yankilevich ingresó al colegio preuniversitario con otras 13 compañeras.
Pero sólo ella siguió en la escuela
hasta que egresó, en 1925.
2000
Patrimonio
Cultural de la
Humanidad
En 2000, el edificio del Colegio
Monserrat fue declarado, junto con
el resto de la Manzana Jesuítica,
Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
El debate que
trajo a
las chicas
OPINIóN
Eduardo
Staricco
Ex rector de la UNC
El tiempo
hizo lo suyo
A
En 1997, el Consejo Superior habilitó el ingreso
de alumnas al colegio, en medio de una gran
polémica que llegó hasta la Corte Suprema de
Justicia / Hoy, las chicas son más numerosas.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
E
8
l 6 de mayo de 1997, a las
18.30, el Consejo Superior de la Universidad
Nacional de Córdoba (UNC)
habilitó el ingreso de mujeres
al Colegio Nacional de Monserrat. A la misma hora, padres,
docentes y alumnos ocupaban
el colegio en protesta por esa
decisión.
El entonces rector Eduardo
Staricco apoyó la iniciativa
presentada por los estudiantes
de Franja Morada, que desató
una gran polémica en la institución. El tiempo fue extinguiendo el descontento y nunca hubo problemas de integración entre varones y mujeres.
“Fue un problema de los adultos, no de los chicos”, reflexiona el actual director del Monserrat, Aldo Guerra.
Aun así, la resistencia de
quienes se oponían al ingreso
mixto del “Monse” llegó hasta
la Corte Suprema de Justicia y
se zanjó en septiembre de 2000
con un lapidario fallo unánime a favor de lo dispuesto por
la UNC.
En sus extensos considerandos, uno de los ministros
de la Corte, Enrique Petracchi, sostuvo: “Tengo la tranquila sospecha de que existen
quienes añoran el pasado y rechazan la radical igualación
de la mujer y el hombre en
cuanto al goce de los derechos
humanos y las libertades fundamentales (...)”.
Con mirada retrospectiva,
el actual director administrativo del Monserrat, Hernán
Moya, señaló que no había argumentos pedagógicos para
oponerse al ingreso de muje-
res al colegio. Pero recordó
que las críticas a esa iniciativa se basaban en que las autoridades universitarias nunca
consultaron ni tuvieron en
cuenta las inquietudes de la
comunidad monserratense.
Pocas, al principio
Los alumnos
protestaban en el
colegio, mientras el
Consejo Superior
debatía la inclusión
de las chicas.
El primer año (1998) apenas
ingresaron al Monserrat 45
chicas, sobre un total de 247
alumnos. Los ecos del conflicto desalentaron la inscripción
de mujeres, pero esa tendencia
luego se fue revirtiendo y hoy
son más numerosas que los varones.
En la actualidad, representan el 52 por ciento del total de
alumnos. Y también son más
las mujeres que año a año se
presentan a rendir el examen
de ingreso. Esto ocurre desde
2007.
Como era de esperar, las
mujeres cambiaron la vida del
colegio, pero, según ellas mismas aseguran, se integraron
rápidamente a la idiosincrasia
de la institución.
Las heridas de aquel conflicto quedaron atrás y todos
miran para adelante.
45
Fue el número inicial de mujeres
ingresantes al Colegio Monserrat
en 1998. En 2007, el número de
ingresantes mujeres fue superior
al de varones: 148 contra 112. En
los años siguientes, se mantuvo
esta tendencia.
ntes que nada, debo decir que cursé la escuela
primaria en la Olmos,
por esa época escuela de varones. Y, por añadidura, hice la
secundaria en la escuela industrial de la Nación número 1,
“Otto Krause”, en la ciudad de
Buenos Aires, también por entonces enteramente masculina. Pero no toda mi iniciación
escolar fue unívoca, ya que a
la tarde estudiaba inglés en la
Cultura Británica y aún recuerdo con afecto su enseñanza
mixta.
La introducción vale para entender lo que sobrevino después. Al final, los inconvenientes son como una bendición,
como diría Rita Levi. Después
de todo, eso es la evolución:
un cambio permanente. Y si es
necesario, hay que estar dispuesto a navegar a contracorriente.
Un día de 1995, a poco de asumir el rectorado, dirigentes de
Franja Morada me preguntaron qué pensaba del ingreso
de chicas en el Monserrat. Y
así empezó todo.
Los recuerdos que me pueden
quedar de la discusión no me
parecen que estuvieran centrados en aspectos pedagógicos, sino más bien en una especie de “tradición”. A lo largo
del proceso, he procurado
respetar todos los sentimientos, pero manteniendo la convicción de que tenía el derecho (y el deber) de expresar
mis ideas. Y lo que para mí fue
una especie de tramo final,
transcurrió al final de una sesión de tablas del Consejo Superior. Unas personas amablemente pidieron conversar
sobre el Monserrat y en un
momento dado una dama expresó algo así como: “¡Ay, rector, usted va a convertir el colegio en un burdel!”. En 1998,
el 20 por ciento de los ingresantes fueron niñas. En el presente año, ingresó el 52 por
ciento. Parece que el tiempo
hizo su parte.
1703
El escudo. Un gran ciprés simboliza al Monserrat, que abre sus ramas y se extiende. La estrella alude a la Virgen y las llaves que se
cruzan son la virtud y las letras.
el 2 de febrero
murió en Caroya
el fundador
Ignacio Duarte y
Quirós.
La estatua de Duarte Quirós en el
patio central del Monserrat es obra
del escultor Roberto Delgado. Los
restos del fundador descansan en
la Cripta de la Compañía de Jesús.
Belén zdero
inició una tendencia
OPINIóN
marcos
duarte
Ex dirigente de Franja Morada
Fue una de las primeras 45 chicas que ingresó al “Monse” en 1998 / Y en 2004 se convirtió en
primera escolta / Se graduó luego en Recursos Humanos y volvió al colegio como preceptora.
Y
ohana Belén Zdero fue
la primera mujer en llegar al podio académico
del “Monse”, en 2004, como
primera escolta de la Bandera.
Ella fue una de las 45 chicas de
la primera camada que ingresó al Colegio Nacional de Monserrat en 1998.
Belén nunca se enteró de la
polémica que rodeó el proyecto que propició el ingreso de
mujeres al Monserrat. Sólo recuerda que la hicieron interrumpir sus vacaciones para
ponerse a estudiar para el examen de ingreso.
Como hija de un albañil,
Belén destierra el mito sobre
la existencia de una “élite” en
el Monserrat.
“La conexión que los alumnos logramos con el colegio es
increíble. Hay que vivir la experiencia ‘Monserrat’ para
sentir la identidad y pertenencia al colegio. Algunos ven esto como una pedantería, aunque se trata de un sentimiento,
como llevar la camiseta de un
club”, confiesa.
Belén Zdero
está feliz de
haber vuelto al
“Monse”, como
preceptora.
Belén agrega que ese sentimiento se construye a partir
de las vivencias compartidas y
un entorno que los contiene.
“Las primeras dos semanas, el
colegio asusta a los ingresantes; después, lo sienten suyo”.
Dice entender lo que sintieron aquellos que se oponían al
ingreso de las chicas. “Fue
una medida inconsulta, mal
canalizada por las autoridades
universitarias”.
Después de egresar del cole-
gio, Belén se licenció en Recursos Humanos en el IUA y
hace algunos años volvió como
preceptora. Y se la nota feliz.
“En el Monserrat, somos como
una gran familia. No somos ni
mejores ni peores que otros”.
Evolución de la matrícula femenina
Mujeres
Año
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
Ingresantes
mujeres
45
84
89
87
116
115
100
125
116
148
140
149
131
138
140
Ingresantes
Total de alumnos
ingresantes
247
244
246
243
248
252
248
248
254
260
261
255
263
260
267
Mujeres ingresantes
/ matrícula
18%
34%
36%
36%
47%
46%
40%
50%
46%
57%
54%
58%
50%
53%
52%
Aspirantes
mujeres
Aspirantes
Total de
aspirantes
Mujeres aspirantes
/ matrícula
Total alumnos
aspirantes
/ matrícula
192
285
280
286
294
349
362
437
502
556
552
624
609
549
686
639
634
765
751
737
809
885
1.015
1.024
1.145
1.088
35%
42%
44%
45%
38%
46%
49%
54%
57%
55%
54%
54%
56%
223%
282%
258%
252%
308%
303%
290%
311%
339%
398%
389%
440%
407%
Mixto, como
la vida
E
l 6 de mayo de 1997, el
Consejo Superior de la
UNC, en pleno ejercicio
de su autonomía y dentro de
las facultades acordadas por
su estatuto, aprobó el proyecto que ordenaba que las inscripciones en el Colegio Nacional de Monserrat “se efectuaran sin distinción de sexo”. De
esta manera, materializó el
mandato constitucional de
igualdad ante la ley y no discriminación.
Estos argumentos bastarían
para justificar la posición de
quienes promovimos aquel
debate, pero no consideró la
multiplicidad de valores, ideas
y pasiones que involucró. No
existía una norma restrictiva
plasmada en un reglamento,
sólo una inveterada costumbre que había sobrevivido más
de tres siglos, sin que casi nadie la cuestionara. Simplemente nos pareció injusto y
nos propusimos corregirlo.
En su trabajo Retóricas de la
intransigencia, el economista Albert O. Hirschman identifica tres tipos de argumentos
que se han utilizado contra los
avances sociales y que resumen las objeciones que se esgrimieron: se argumentó el
efecto perverso, diciendo que
brindar la misma educación
sin distinción de géneros sólo
iba a profundizar la innata
desigualdad entre ellos; se
nos dijo que la propuesta era
fútil, pronosticando que las
aspirantes simplemente no se
iban a inscribir, y se nos advirtió sobre el riesgo de sacrificar
la calidad educativa del
“Monse” en el altar del acceso
igualitario.
Hoy podemos verificar que
ninguna de esas previsiones se
cumplió y la UNC cuenta con
un colegio que supo incluir a
las mujeres en todas las instancias, manteniendo su bien
ganado prestigio. Hoy, las hijas
de muchos de los que temieron por el “Monse” cursan en
sus aulas y es para festejar.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
1984
Se conforma el
centro de
Estudiantes, que
se afianzará al
año siguiente.
9
1937
Los festejos por
los 250 años se
realizaron en
Córdoba y
Colonia Caroya.
Cuando la institución estuvo a
cargo de los franciscanos, se aplicaban castigos en celdas especiales (foto) que hoy se pueden
visitar en recorridos guiados.
1956
La Voz del
Interior cronicó:
“grave atentado
contra el
colegio”.
La campana, oportuna salvadora si
no se sabían las traducciones ante
Viotto, o enemiga en esos trimestrales de Análisis Matemático aún
sin resolver. No la toca cualquiera.
Los mitos, las leyendas y el duende
El reloj, traído
de Alemania en 1926,
es una joya de la
ingeniería mecánica y
los sones de sus
campanadas emulan a
su par de la torre de
Westminster.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
“E
10
n los túneles que pasaban hacia la Compañía, a veces Juan
José Castelli y otros hombres
de Mayo leían documentos o libros que forjaron el pensamiento revolucionario de este
país. Eso es verdad. Ahora,
que los túneles llegaran hasta
las estancias jesuíticas de Caroya o Alta Gracia es parte de
los mitos que se han tejido en
torno a la historia del colegio”,
explica uno de los profesores
que ha investigado su evolución.
“Cada tanto entra alguien,
turista o cordobés, y nos pregunta: ‘¿Cómo? ¿No es de curas
el Monserrat?’”, sonríe un alto
directivo que todos los años
suele tomar los hábitos, pero
sólo para personificar a un
protagonista emblemático de
hace tres centurias en la bienvenida con excursión incluida
que se da a los flamantes
alumnos de primer año.
Mitos y leyendas se alimentan y transmiten a través de
generaciones por quienes han
pasado o aún habitan su imponente edificio. Otras son historias que sus protagonistas juran como verdaderas.
Hay quienes aseguran tener
alguna moneda de un misterioso cofre hallado cuando se
ejecutaban demoliciones y reformas estructurales previas
a la peatonalización de la calle
Obispo Trejo.
Otros, más intrigantes,
mencionan enigmáticos ruidos de cadenas que se arrastran y evocan quizá a habitantes de otros siglos que fueron a
dar a las celdas de castigo; o
tacones de una prostituta que
–dicen– fue degollada junto a
la entrada de lo que era la antigua intendencia del Colegio
(por calle Duarte Quirós) y cuyo caminar sonoro y presuroso en los pasillos más de uno
aseguró sentir cuando el colegio está vacío y en penumbras.
Algo parecido cuenta que le
pasó hace unos años Segundo
Leonides Pérez, hoy director
de servicios generales de mantenimiento y producción y en
el Monserrat desde hace casi
41 años.
“Una tarde, en vísperas de
un paro de transporte, estábamos por cerrar el colegio con
otros compañeros. Cuando me
disponía a apagar el tablero de
luz del primer piso, me di vuelta y vi la figura de un cura,
con su hábito oscuro y un sombrero, y atiné a salir corriendo, bajar y decirles a los otros
que se apuraran a cerrar todo
para que nos fuéramos. Me dijeron que estaba blanco, pero
mi palidez tenía explicación,
aunque no me creyeron que vi
un fantasma…”, dice Pérez,
que vino a suceder en funciones a Pantaleón Albornoz
(quien décadas atrás como casero vivía en el colegio) y a Pedro “Negro” Domínguez, el entrañable intendente y portero
fanático de Instituto que, tras
43 años ligado a su “Monse”, se
fue hace un par de años de este
mundo. Ellos, como las autoridades, profesores, preceptores
y demás empleados que han
visto pasar tantas promociones por las majestuosas puertas de entrada, coincidirían
sin embargo en confirmar la
presencia de un “duende”.
Y “el duende del Monserrat”, como una suerte de espíritu que invade a quienes pasan por sus aulas, acaso sea el
que, más allá de épocas, diferencias y vaivenes de toda índole, reafirma un sentido de
pertenencia tan poco común.
Pérez no se
olvida del día
en que vio al
fantasma.
Túneles interminables, celdas de castigo,
ruidos en pasillos, una falsa creencia en el
carácter religioso de su educación actual y
un espíritu que prevalece; ficción y realidad
conviven entre estos muros.
El Consejo Superior aprobó la
creación de un consejo asesor en
el Monserrat. En realidad, se trata
de dos órganos consultivos, uno
para el nivel secundario y otro pa-
ra el pregrado, aunque para temas generales sesionan en plenario. Las funciones son asesorar al
director del colegio, formular propuestas sobre cuestiones acadé-
2009
micas, administrativas, económico-financieras, de exten­sión y estudiantiles. Además, el Consejo
Asesor elige a las autoridades del
establecimiento.
En septiembre
se creó el
consejo
asesor del
colegio
OPINIóN
Aldo
Guerra
Director del
Colegio Monserrat
clásicos y conectados
En el plan de estudios, Latín y Griego mantienen su vigencia.
La llegada de las netbooks del programa Conectar Igualdad y la
adaptación del edificio potenciaron a Internet como recurso.
Alumnos
de 4° año reciben
consignas y
almacenan datos de
Físico-Química dados
por la profesora
Mónica
Bonaterra.
Modelo de
educación
pública
L
as instituciones con
historia, día a día,
marcan su presencia en la sociedad. Hoy, a
325 años de aquel 1° de
agosto de 1687, reforzamos nuestro compromiso de seguir construyendo un modelo educativo
público, pluralista, exigente, de calidad, de
compromiso y solidaridad hacia la sociedad.
Para ello, hay una comunidad comprometida en
seguir forjando el camino democrático de la libertad, garantizado en
todos los jóvenes que
valoran la educación como la luz protectora que
permanecerá encendida
para modelar una nación
más justa.
El Monserrat ha podido
El compromiso
es seguir con un
modelo educativo
pluralista, de
calidad y solidario
hacia la sociedad.
superar la barrera de
los años; ha podido permanecer con esa juventud añosa que le brinda
el transcurrir por distintas etapas de nuestra
historia, potenciando
este presente auguroso
con un sentido de identidad y pertenencia que
pueden transponer todos estos claustros del
saber.
Hoy deseamos celebrar
esta fecha con la impronta de festejar un
acontecimiento que da a
nuestra institución un
origen y un destino. Es
compartir en cada
rincón donde se valore el
humanismo, el ser monserratense y su compro-
miso.
El paso del tiempo ha
permitido reforzar la firmeza de los muros de
nuestra Casa, impregnados por la alegría cotidiana de sus jóvenes
estudiantes. En ellos, sin
distinciones de ninguna
naturaleza y representando a la diversidad de
nuestra sociedad, está
el legado de seguir
transmitiendo para las
próximas generaciones
la memoria y el discurso como guías por las
que van a transcurrir los
derroteros de nuestra
institución, en “Virtud y
Letras”.
Compromiso
Monserrat es sinónimo
de compromiso; lo tuvimos con la historia como
demuestran las gestas
de la Independencia y
los destinos de nuestra
patria, que se nutrieron
con muchos hombres
que transitaron por estos claustros, así también como la memorable Reforma Universitaria que revolucionó los
ideales estudiantiles
americanos. Nuestro
compromiso es palabra
dada, perdurará en el
tiempo porque se instaura como una misión, y
así lo proyectaremos hacia el futuro, con ideas
renovadas que cultivan
el espíritu del hombre
como protagonista de la
razón de ser, pero con un
sentimiento y un estilo
que sólo los años pueden transmitir.
Para quien añora el sonido de la campana, el
murmullo del agua de la
fuente, el perfume añejo
de las aulas, sus claustros vetustos o simplemente para los que
adoptaron a esta Casa
como propia, este es
nuestro Monserrat.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
El profesor de
Latín Miguel
Nievas supervisa
las declinaciones
que escribe su
alumna de primer
año.
11
Entre rituales, símbolos y cambios
Tirarse a la fuente como principio de una despedida, un rito que atravesó el tiempo en un espacio lleno de historias.
La Voz del Interior. Córdoba. Martes 31 julio de 2012
D
12
icen que hay algunos
que al cantar el himno
del colegio aún pronuncian “Duartessss”, para ver si
el maestro Alberto Grandi, llegado algún día de Italia, se
aparece de nuevo con su sobretodo gigante, su figura encorvada y, mordiéndose el dedo
índice de su mano derecha que
ha quitado del piano, les grita:
“¡Infames, es Duarte, sin
“s”…!”, en un reto que no es tal
y mueve a risa. Y aunque ni él
ni los músicos que lo acompañaban en esa pequeña orquesta tan encantadora y noble como la del Titanic irrumpen ya
en los actos, su sonido se dispara en la memoria de egresados que peinan canas y vuelven al salón de actos del primer piso o al patio central de
la gran fuente.
La fuente. Ahí sí se renueva
cada fin de año un festejo que
es, a la vez, el inicio de la despedida de una etapa de estudiante a la que se entra de niño
y se sale más o menos adulto,
según cada quien. Dicen que
ahora, cada viernes, los/as de
séptimo esperan la campana
del recreo para juntarse a cantar, mientras en los muros de
más de un metro de espesor de
la planta baja cuelgan almanaques caseros que cuentan cuánto falta para “ese” último viernes, en noviembre.
Los muros, las galerías, las
aulas, no parecen tan fríos como hace 35 años, a partir de algunas reformas edilicias.
¿Quedarán profes que lleguen
al curso casi en mangas de camisa y pidan abrir las ventanas en pleno julio? ¿Seguirá habiendo alumnas/os que apenas
aprenden el alfabeto griego utilizan su nuevo conocimiento
para producir ingeniosos machetes, ante docentes desprevenidos que los ven como inocentes apuntes de otras asignaturas? ¿Cuántos habrá fuera del
cole que sepan que el “Gaudeamus” que se entona como himno universitario se llama
“Himno Goliárdico” y exhorta
en latín a alegrarnos mientras
somos jóvenes, porque después
nos tragará la tierra?
Bajo la sombra oscilante de
una palmera que sigue creciendo en busca del cielo, algunas
voces parecen repetir rituales
y tradiciones que despiertan
nostalgia de la buena. También
hay recuerdos de los otros, que
no merecen repetirse, de cuando en tiempos de dictaduras u
oscurantismo se confundía autoridad con autoritarismo o
respeto con miedo. Por eso,
bienvenidos los cambios que
integraron y democratizaron
este colegio tan emblemático.
Que el debate y la pluralidad hagan a cada integrante
de esta comunidad predicar el
humanismo con el ejemplo,
porque de eso se trata aquello
de “en Virtud y Letras”.
Ya no sé si los sobrenombres siguen reemplazando las
verdaderas identidades de docentes conocidos con apodos
como los que acompañaron a
“la Momia”, “la Morsa”, “Cachilo”, “el Tata”, “el Titi” y
tantos otros. Los chicos y chicas de hoy tampoco se conectan por su apellido. Si este desordenado repaso fuera un trimestral, no sé si llegaría al “7
(siete)”, y tal vez debiera firmarlo simplemente como “Cacho, promoción 1982”.
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