Bibliografía_Brujería e Inquisición en el Alto Aragón en la primera

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Al régimen de separación de bienes dedica varlos escritos en los que las partes
establecen dicho régimen económico matrimonial, y unas capitulaciones matrimoniales
prenupciales y postnupciaJes pactándolo.
Respecto a la modificación del régimen económico matrimonial cabe señalar
unas fórmulas simples en las que las partes pactan el cambio de su régimen económico.
Escritos en los que varía uno u otro régimen económico matrimonial: del de comunidad
de bienes gananciales, al de separación generalmente. El autor ha previsto, como así es
en realidad, que los cónyuges en caso de cambiar su régimen económico matrimonial,
preferirán el de separación. Las razones son imaginables, pues suelen ser casos en los
que subyacen desavenencias conyugales, aunque no siempre es así. Hay incluso un
escrito completo en el que los cónyuges modifican su régimen económico y, además
hacen inventario y avalúo de los bienes de la sociedad de gananciales para proceder a la
liquidación de la misma. Se adjudican posteriormente los bienes a cada uno de los cón­
yuges y se establece que a partir de ese momento regirá entre ambos el régimen de
separación.
La última parte de los Formularios se refiere al Registro de la Propiedad. Son
escritos en los que las partes solicitan la constancia registral del carácter privativo o
ganancial de los bienes. Pone el ejemplo del carácter privativo de una finca. En otro, e[
titular de ese bien, solicita [a integración de una finca en la comunidad conyugal. A
continuación trata de la petición de constancia registral del régimen económico matri­
monial extranjero, aspectos éstos que no estaban previstos en la anterior edición de los
Formularios de Derecho de Familia.
El carácter de esta obra es eminentemente práctico y su lectura interesante para
el que se dedica al ejercicio de la Libre profesión.
Casuística numerosa pero no por ello carente de rigor en el trato; el autor no se
limita a imaginar ell hecho y exponer de manera general cómo haría un escrito, sino que
pormenoriza, va al detalle.
La tendencia a la exhaustividad es la regla que pl"eside estos «Formularios)); De
Benito intenta que pocos casos queden fuera de estas páginas y que la novedad pueda
encuadrarse fácilmente en alguna de las fórmulas empleadas. Los escritos no son obli­
gatorios sino orientadores, sirven de referencia, pudiendo ser de gran utilidad al prác­
tico del derecho. Sin embargo hay que decir que omite lo relacionado con la nulidad y
el divorcio. La razón de ello puede ser la consideración por parte del autor de no incluir
en sus «Formularios)) las situaciones Límite en las que es un interés contrarío al de pro­
tección de la familia lo que se pretende. Llama la atención lo anterior pues los estudio­
sos del Derecho de Familia y en concreto del «/US CONNU8/)) dedican sus esfuerzos tanto
al mjsmo como a las situaciones anómalas que lo interrumpen o lo hacen desaparecer.
Hace referencia a algunos aspectos del Derecho Foral pero es escasa si se tiene
en cuenta el interés que despiertan IIOS Derechos Especiales en nuestros días.
El experto en Derecho tanto como el recién iniciado encontrarán este libro suge­
rente, pues obliga a pensar, de ahí que sea aconsejable su consulta; invita además, a la
simplicidad y sencillez en la elaboración de los escritos.
M" LOURDES MARTINEZ DE MORENTlN LLAMAS
GARl LACRUZ; Angel: Brujería e Inquisición en el Alto Aragón en la primera
mitad del Siglo XVI!, Ed. Diputación General de Aragón, Zaragoza, 1991, pp. 453. Pre­
sentación por Julio CARO BARaJA.
BIBLlOGRAFIA
En una magnífica publicación, el Departamento de Cultura y Educación de la
Diputación General de Aragón ha editado la Memoria de Doctorado de Angel GARI
LACRUZ en la que se aborda el fenómeno de posesión y brLIjería existente a mediados
del siglo XVII en el norte de Aragón. Con todo, el trabajo se centra -de modo especial­
en un episodio concreto sumamente famoso -la llamada posesión de varias decenas de
mujeres del Valle de Tena- en las que intervino vivamente, a través de sus actuaciones,
Pedro de ARRUEBO, Señor de Lartosa.
La información vertida sobre unos hechos intensamente atractivos y el análisis
practicado son de un indudable interés antropológico e histórico. Desde este perspec­
tiva, cualquiera podría preguntarse por la razón o motivación que permitiría dar entrada
a una recensión de esta obra en una "Revista Jurídica". La justificación se encuentra
pronto, pues el material resultante del trabajo del Dr. GARl admite diversas lecturas y
una de ellas -sino la principal- es indudablemente la jurídica. En efecto, el libro se basa
como principal material de trabajo en las llamadas "relaciones de causa", esto es, los
expedientes judiciales de personas acusadas de ejercicio de actividades de brujería. Es
más, los anexos que ultiman la publicación contienen, en calidad de apéndices docu­
mentales, las aludidas "relaciones de causa", transcribiéndose integra la correspon­
diente a Pedro de ARRUEI30.
La obra se presenta por el conocido antropólogo Julio CARO BAROJA, quien
diserta sobre la brujería y el Alto Aragón donde, según expresión textual, "todo tiene un
sello especial".
El prólogo es realizado por el propio Angel GARI, confesando su ya antigua
inquietud por estos temas y advirtiendo la desatención de los autores por este fenómeno
en el ámbito geográfiCO estudiado. En efecto, el autor había anticipado algunas de sus
conclusiones en su artículo Variedad de competencias en el delito de la brujería en
Arag6n (1600-1650), Revista "Argensola" núm. 85, Huesca, 1978, o, desde otro punto
de vista, había elaborado unas notas sobre las tradiciones pirenaicas sobre el nacimiento
(Algunos datos sobre costUlnhres de nacimiento en el Alto Aragón, "Homenaje a Ami­
gos de Serrablo", LE. Altoaragoneses, Diputación de Huesca, 1989, pp. 235 Yss). Se
puede apreciar, en definitiva, que el Dr. GARI partía ya de unos sólidos conocimientos
tanto del objeto de la investigación como de los usos sociales de la montaña aragonesa.
Ya en la Introduccú5n, queda reflejada una de las primeras tesis sostenidas en
páginas subsiguientes: la brujería tuvo una gran importancia en el Alto Aragón. De
hecho, no causa demasiada sorpresa esta afirmación, dado que existen condiciones geo­
gráficas, sociales y culturales muy similares con otras zonas (la vasconavarra y el
Bearn) que poseen una tradición respecto a la celebración de prácticas de brujería y
que, además, están muy próximas.
En el capítulo introductorio, de modo muy didáctico, son expuestas las fuentes
utilizadas -en muchos casos, materiales jurídicos-o Sirvan de ejemplo las siguientes:
documentos inquisitoriales, causas de tribunales seglares, textos de procedimientos
legales y de jurisprudencia, documentos del clero secular, etc. A ellos, hay que añadir
otras técnicas de investigación ele las ciencias sociales, tales como encuestas directas a
la población o trabajo de campo. Con todo, el material básico, según reconoce el autor,
lo constituyen las relaciones de causa enviadas por el Tribunal del Santo Oficio de
Zaragoza a la Suprema de Madrid y las provenientes de los Tribunales civiles.
Un elemento importantísimo de consulta lo forman diferentes elaboraciones y
obras sobre la brujería en general y sobre los acontecimientos estudiados en particular.
Concretamente, resulta ciertamente curioso el libro escrito por uno de los protagonistas
de los hechos D. Francisco BLASCO DE LANUZA, Rector de Tramascastilla (lugar del
Valle de Tena, donde la posesión adquirió mas fuerza) que, con posterioridad y desde
su nuevo puesto de Abad del Monasterio de San Juan de la Peña, publicó, en 1652,
Patrocinio de Angeles y combate de demonios. dando cuenta de estos acontecimientos.
En el primero de los Capítulos, que se titula Concepto de bruja en la primera
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mitad del siglo XVIl, se profundiza en la sutil distinción entre brujo (en donde existe
pacto expreso con el diablo y asistencia a aquelarres) y hechicero (en el que el pacto
puede ser implícito y no supone presencia en los aquelarres) desde diferentes puntos de
vista: el popular, el jurídico, el religioso y el de las propios procesos estudiados.
El tema de la iniciación a la brujerfa es abordado en el Capítulo siguiente. Aquí,
se discrimina entre la voluntaria -a través de diversos mecanismos, como libros llama­
dos "grimorios"- y la involuntaria, en función, por ejemplo, de condicionamientos
familiares. Así, Pedro de ARRuEBo poseía una gran colección de libros -la mayoría
franceses- sobre las técnicas de la brujería con los que se instruyó en sus "malas artes",
Precisamente, a los medios instrumentales y a los libros o grimoríos se dedican,
respectivamente, los Capítulos Tercero y Cuarto. Especial relevancia adquiere el uso de
plantas de gran abundancia en los bosques de hayas y robles (los árboles sagrados de
vascos y celtas) y en los prados de alta montaña de la Val de Tena.
La relación del pueblo con la brujeIÍa ha de enmarcarse en el contexto cultural de
la época, máxime en una montañas en las que el aislamiento con el llano era drástico en
los meses invernales y en donde existía una relación mas acusada con los Valles france­
ses del otro lado de la frontera, como demuestran los acuerdos de paz o faceIÍas firma­
das por las autoridades respectivas'. Hasta hace bien poco, han subsistido costumbres
protagonizadas por las "espiritadas" o procesiones en la cercana comarca del Serrablo
muy vinculadas a estas prácticas l . Con todo, la reacción popular de los tensinos no fue
tanto de su natural incultura -yen ello discrepo de A. GART- sino del marco social y cul­
tural de la época, pues, los personajes mas doctos creían en la existencia real de estos
hechos).
Esta creencia de los personajes de la época en la posesión demoníaca es afirmada
por el mismo Angel GARlen el Capítulo VI que tiene el expresivo título Acción Culta.
Es más, la actuación de inquisidores, religiosos y gente principal en general ejerció un
efecto "rebote" que benefició la mayor asimiJación del fenómeno de la brujería en el
medio tensino.
No obstante, el temor e influencia que ocasionaba la Santa Inquisición en el
Valle de Tena ha de relativizarse ya que "poco menos que llegaron a burlarse de todo
un inquisidor de Zaragoza, al que robaron varias prendas, y murió en Tramascastilla
dos meses después de su llegada" (página 145).
Por su parte, la Justicia ordinaria hacía patente -de modo quizá sorprendente­
mucho mas rigor en el castigo de estas conductas que el mostrado por la Inquisición
que sólo actuaba en casos de extrema gravedad. En este punto, conviene advertir -para
demostrar la gravedad que iba adquiriendo el fenómeno en el Valle de Tena- que ya en
el siglo XVI se había aprobado un Estatuto de Desaforamiento del Valle de Tena de
1525 por delitos de brujería y hechicería expuesto a la luz, de modo prácticamente
simultáneo al libro reseñado, por el diplomático aragonés Manuel GÓMEZ DE VALEN­
ZUELA 4 •
Véase sobre este tema la publicación Lies & Passeries dans les Pyrénées, Tarbes, 1986
2 Para un estudio desde diferentes puntos de vista del Serrablo, vid. el número 5 de los «Cuader­
nos Altoaragoneses de Trabajo», Instituto de Estuclios Altoaragoneses, Diputación de Huesca, 1987, a
cargo de A. DURAN GUIDOL y DJ. BUESA CONDE y con prólogo del profesor Sebastián MARTf . RETOR­
TILLO y BAQUER.
3 Sobre una importante base documental, M. GÓMEZ DE VALENZUELA, La vida cotidiana en el
Valle de Tencl (en los siglos XVI, XVII Y XVIII), fbercaja, Zaragoza, 1991, p. 80, ba ten.ido 0pol1unidad
de decir lo siguiente: «Siempre ha honrado y honra el Valle de Tena su afán por la cultura, especial­
mente Sallent. De 1661 a 1705 este lugar mantuvo un duro pleito con Jaca a causa del «Estudio de Gra­
mática» que impartía sus enseñanzas en el lugar tensino. Los jaqueses alegaban que Carlos V les había
concedido en 1537 el Privilegio -es decir monopolio- del Estudio de Artes, el equivalente a un Insti­
tuto de Enseñanza Media actllal. Los de Sallen! habían creado otro en este pueblo en fecha descono­
cida, qui2ás a mediados del XVII".
4 M. GÓMEZ DE VALENZUELA. El ESTatUfO de Desaforamiento del Valle de Tena de 1525 por deli­
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1_ _ Cuestión muy interesante y central supone el estudio de la epidemia de posesión
demoníaca en el Valle de Tena en las montañas de Jaca. El tensino Francisco BLASCO
expresará en su obra la trascendencia de estos hechos: "Y es por este tiempo, 1637,
cuando se inicia en el Valle de Tena una auténtica epidemia de posesión demoníaca de
las mas importantes de Europa, tanto por el número de afectados, como por la gravedad
de sus manifestaciones, como por darse simultáneamente en varios poblados distintos"
Igual de gráfico resulta otro pasaje de su obra, con gran contenido autobiográ­
fico, en la que se expresa lo siguiente:
"Estuve ocupado en uno de los sucesos más raros en materia de energúmenos
que vio el mundo, así por el número dellos como por los terrores y efecto del demonio,
que se ha experimentado".
Graves sucesos, pues, conmovieron el país en un momento temporal posterior a
la fecha de las Alteraciones del Reino de Aragón a fines del siglo XVI en la que tam­
bién habían participado notoriamente tensinos tan ilustres como los Lanuza5 . La entidad
de estos eventos tuvo que ser grande si causó tanto impacto en unos lugareños acostum­
brados a múltiples episodios violentos -señaladamente, los relativos a las citadas Alte­
raciones- y si se repara en la existencia del llamado Escatuto de Desaforamiento que el
propio Valle-, en aplicación de lo que Joaquín COSTA llamaría "libertad civil"6, se había
dotado como arma para combatir la brujena. En efecto, fueron las propias instituciones
del Valle concretamente, lo que podía considerarse su órgano asambleario, la Junta
General del Valle de Tena, presidida por el Justicia del Valle y compuesta por represen­
tantes de los once lugares que entonces existían- las que habían decidido la renuncia a
los privilegios forales aragoneses para combatir este delito. Pues bien, ni siquiera elimi­
nados estos obstáculos legales, pudieron reprimirse por parte del Justicia local tan preo­
cupantes acontecimientos de posesión.
Conviene traer a colación, en definitiva, el iter fáctico que es descrito pormeno­
rizadamente por el DI. GARI.
Los sucesos de brujena, como se ha podido apreciar, no eran nuevos en el Valle
y en ellos había participado, con anterioridad, el propio Pedro de ARRUEBO, lo que le
había ocasionado dos procesos y una condena de destierro que el Señor de Lartosa
cumplió viajando a Roma para suplicar el perdón papal.
La pena no surtió los efectos esperados, ya que en 1638 un buen número de
mujeres de los lugares de Tramacastilla y Sandiniés en el Valle de Tena son poseídas
por el demonio a instancias principalmente de dos sujetos: el ya citado ARRUEl30 y su
cómplice Miguel GUILLÉN, de profesión sastre y gaitero.
La Justicia Real no tardó en actuar y el Gobernador de Aragón, que estaba ins­
peccionando los pasos fronterizos, mandó el apresamiento de ARRUEBO y de su colabo­
rador. Fue el propio Gobernador el que a su vuelta a Zaragoza e impresionado por la
magnitud de los sucesos remitió una carta al Tribunal del Santo Oficio, elevando un
memorial sobre el asunto al mismo Rey.
Fue enviado un calificador al Valle, quien, tras una estancia de cuatro semanas y
múltiples diligencias. confirmó la veracidad y autenticidad de Jos hechos denunciados.
lOS de brujería y hechicería, «Boletín de Jos Colegios de Abogados de Aragón» núm. 115 (1989), pp.
89 Y ss. Estc mismo amor recoge algunos supuestos de aplicación de esta norma tensina en la publica­
ción DocumenfOs del Valle de Tena (Siglo XVI), Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del
País, Zaragoza, ]992, pp. 10 1-1 03
5 Recientemente. Encarna JARQUE y J.A. SALAS han publicado Las alleraciones de Zaragoza el!
J591, El Justicia de Aragón-Rolde de Estudios Aragoneses. Zaragoza, 199/.
6 Sobre esta cuestión. véase J. DELGADO ECHEVERíA, Joaquín Costa y el Derecho Aragonés, Facul­
tad de Derecho de Zaragoza, Zaragoza, 1978, pp. 9 Yss.
BIBLlOGRAFIA
Con posterioridad, Francisco BLSCO DE LANUZA (rector de Tramacasti]]a) y el
Dr. XIMENEZ (que ocupaba el mismo cargo en el próximo lugar de Sandiniés) solicita­
ron -consternados ante la propagación de la epidemia que superaba las setenta mujeres
en los dos lugares- al Tribunal del Santo Oficio de Aragón que tomase cartas en el
asunto, ante la incapacidad de las autoridades eclesiásticas (el Obispado de Jaca) y civi­
les.
Fue el poderoso Inquisidor General de Aragón, Don Bartolomé GUIJARRO quien
se desplazó esta vez, instalándose con su séquito en Tramascastilla. Los escribanos
comenzaron a trabajar, emplazando nuevas causas contra familiares de Pedro de
ARRUEBO -su madre, mujer y hermanas-; sin embargo, el Inquisidor no pudo culminar
su labor, debido a su fallecimiento por causas desconocidas. Como puede compren­
derse, este óbito supuso un incremento de los supuestos poderes mágicos de ARRUEBO,
según recoge el propio sucesor del desaparecido, D. AJexandre de LEZAHA, diciendo
que sobre "esta enfermedad y muerte del Inquisidor Doctor don Bartolomé GUIJARRO,
nuestro colega. se ha hablado que la havía causado algún maleficio".
Correspondió, pues, al Dr. De LEzAETA terminar las últimas instrucciones judi­
ciales atinentes al Santo Oficio que culminarían con una pena severa para la mentalidad
jurídica moderna, pero no tan rigurosa como pudiera pensarse para la época. De hecho,
buena parte de los acusados, con carácter general, por esros crímenes se veían favoreci­
dos por la intervención de la Inquisición, cuyas penas eran siempre mas benignas.
Esta cuestión, concretada en la actuación del Santo Oficio, se relaciona con un
espinoso problema que el autor trata específicamente en un Capítulo que descriptiva­
mente se denomina Variedad de competencias. De estos conflictos jurisdiccionales es
expresivo un documento y aportado por el autor, consistente en la "Consulta que hicie­
ron a su Magestad (Felipe IV) los quatro brazos del Reyno de Aragón, respondiendo a
un memorial de la Inquisición sobre cierta s diferencias de Jurisdicción".
En efecto, las Cortes aragonesas reclamaban al Rey -de modo ciertamente firme­
la pronta solución de las denunciadas interferencias del Santo Oficio con violación de
los Fueros y Privilegios seculares. El enfado de los legisladores aragoneses no fue pre­
cisamente timorato, como se comprueba del tenor del mensaje enviado al Monarca que
tanto recuerda a la fórmula de juramento de los Reyes aragoneses '; "V.M. es servido de
hacer leyes con consentimiento de los súbdíros, por haverlo paccionado y reducido asi
su libertad a la obediencia del Rey y sus sucesores: de ay que la concesión real no pudo
sugetar a los aragoneses a la Jurisdicción que pretenden los Inquisidores".
Estos documentos ilustran bien la reticencia de los notables aragoneses a la inter­
vención del Tribunal inquisitorial -cuya actuación en 159 J había ocasionado los acon­
tecimientos que culminarían con la ejecución de Juan de LANUZA-, lo que, como se
viene diciendo, no impidió que actuase, a instancias de los afectados, en el caso del
Valle de Tena.
El estudio del expediente procesal formulado por el Santo Oficio en relación a
Pedro de ARRUEBO es presentado certeramante en el último Capítulo de la Tesis. Se
pasa revista, entre ot.ras cuestiones, a los testimonios de los testigos -nada menos que 53
fueron las personas que reconocieron sus actividades-, a las acusaciones que son múlti­
ples y variadas (tener pacto implícito y explícito con el demonio, bestialismo, posesión
de libros prohibidos, poder para causar enfermedades y muerte. , etc). Destaca, no obs­
tante, la propia actitud del principal acusado que se defendió con mucha serenidad y
7 Son muy ilustrativos los Discursos políTl:COS sobre la legislación y la historia del antiguo Reino
de Aragón. DeljurOlnento polftico de los ant.iguos Reyes de Aragón. pLlblicados por Javier de QUINTO
en 1848. Puede consultarse la edición facsimilar reallzaela por las Cortes ele Aragón en 1986 qLle CLlenta
con presentación de J. PASCUAL DE QU[NTO y DE LOS RíOS.
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habilidad, a pesar de lo cual no pudo evitar el tonnento. Ni siguiera la tortura pudo con
el supuesto hechicero altoa.ragonés que, en ningún momento, confesó los delitos impu­
tados.
La Sentencia dictada condenó a ARRUEBO a doscientos azotes, a cinco años de
galeras y al destierro perpetuo. Como se ha dicho, la pena no es muy grave -teniendo en
cuenta los cargos- en comparación a las que se imponían en aquel momento por
Europa, siendo probable, según indica GARI, que sólo se cumpliese en parte "no cons­
tando que le fueran aplicados los azotes, ni el destierro ni llevado a galeras'"
La obra concluye con una serie de afinnaciones relativas al papel de los brujos
en la primera mitad del siglo XVII en el Alto Aragón y de los agentes represores, parti­
cularmente la Inquisición, que destacó por ]a imposición de penas relativamente leves
para el momento histórico.
El paradigma mejor de lo expuesto con carácter general aparece con la epidemia
de posesión demoníaca del Valle de Tena, que, para el autor, fue la mas imponante de
España. Dos personajes, con fuerte protagonismo cultural y social. ARRUEBO y BLASCO
DE LANuzA, simbolizan, de alguna manera, las ideologías enfrentadas. El conflicto
llegó tan lejos, debido a la preponderancia social del brujo, circunstancia que no siem­
pre se dio en el resto de los procesos por este delito en Aragón.
El libro resulta apasionante y sugestivo. A ello contribuye, por añadidura, la
belleza de las fotografías que ornamentan la publicación. Los hechos analizados permi­
ten examinar las instituciones políticas, sociales y jurídicas de la época en Aragón
-especialmente, de su territorio pirenaico~- hasta el punto que su amena lectura da una
idea muy rica del pulso de ese momento histórico en aquel tiempo ya lejano.
JAVIER QUVAN DEL CACHO
8 "El proceso no supuso la desaparición de la familia del principal procesado ni su desapodera­
miento patrimonial. La finca de Lanosa perteneció a esa familia hasta fechas muy recientes coinciden­
tes con la expropiación de la propiedad con ocasión de uno de los pantanos que han proliferado en el
VaDe.
He podido localizar un documento (<<Executoria de ínfanzonía de la familia cacho» de 1796) en el
que se testimonia el matrimonio, a fines del siglo xvn, de una ARRUEBO (Doña Susana) can D. MARCO
DEL CACHO, cuya descendencia u'asladó su lugar de residencia ¡¡llugar de Sallen!.
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