LA FILOSOFÍA ANTIGUA. Tema 1. Los filósofos presocráticos. 1.1.- Los filósofos presocráticos. 1.1.2.- Influe ncia de Heráclito y Parmé nides en Platón. 1.1. LOS F ILÓSOFOS PRESOC RÁTIC OS Los primeros f ilósofos se enfrentarán a un problema: a los sentidos la naturaleza se presenta como un cambio permanente. Todo se genera y se destruye en un ciclo permanente; sin embargo, la razón les dice que de la nada, nada puede surgir y que lo que es no puede pasar a ser nada. Por ello tratarán de reconciliar este dilema entre los sentidos y la razón. Algo tiene que cambiar y algo tiene que permanecer a lo largo de los cambios. Por ello investigarán cuál es el principio originario del cual procede toda la realidad sin recurrir a la voluntad o génesis divina. Tratarán de encontrar un principio y una explicación racional del cosmos. A este sustrato último, origen y causa del cosmos y elemento constitutivo de todos los seres que componen la fisis o naturaleza, lo denominan a rjé. Ese principio ni se crea ni se dest ruye, habrá existido siempre y siempre existirá. De él procede todo y a él todo retorna. Ese princ ipio será a su vez causa y eleme nto de los se res existe ntes. Será la fisis. Las respuestas a la pregunta sobre cuál es ese arjé fueron diversas: monistas y pluralistas, materialistas y espiritualistas, concretas y abstractas. Los principales filósofos presocráticos son: Tales de Mileto.- Es considerado como el primero de los filósofos. Para Tales, el arjé es el agua, principio de vida y elemento originario que se encuentra en todos los seres naturales. Anaximandro.- El arjé es un principio eterno de carácter inmaterial, indef inido, abstracto, denominado apeiron, que se traduce por “lo indeterminado”. Anaxíme nes.- Vuelve a instaurar un sustrato material, el aire, principio vital y originario del cosmos. Mediante dos procesos opuestos (condensación o espesamiento y rarefacción o adelgazamiento) se constituyen todos los elementos: roca, tierra, agua, nubes, aire, fuego. Pitágoras.- Formó una escuela centrada fundamentalmente en la investigación matemática. Los pitagóricos consideraron que el arjé no es un sustrato de carácter material, ni tampoco indeterminado o indefinido, sino que se trata de un principio formal abstracto: el número. Todos los seres se reduce n a números, y todo el conjunto de la fisis se compone en última instancia de números, los cuales explican toda la realidad. Anaxágoras.- Propone un arjé de tipo espiritual. El orden está presidido por el nous (entendimiento, razón), que domina toda la naturaleza, la cual está compuesta de pequeñísimas partículas elementales (homeomerías), que en un principio se encontraban dispersas, mezcladas caóticamente, hasta que fueron ordenadas por la fuerza exterior y suprema del nous o inteligencia ordenadora, que imprimió a la materia caótica y eterna un movimiento de remolino, quedando formado el cosmos. Leucipo y Demócrito.- La naturaleza se encuentra formada por un número inf inito de elementos ínf imos e indivisibles, llamados átomos, que constituyen el arjé y que se mueven eternamente en el vacío. Los átomos presentan diversas formas, y de su combinación surge la pluralidad. Empédocles.- El arjé lo constituyen los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. HERÁCLITO DE ÉFESO.- El arjé es el fuego. El universo es fuego eterno, que conforme a cierta medida y proporción se enciende y apaga. Esta medida es el Logos o explicación racional, con el cual se manif iesta el orden y armonía del cosmos, las leyes que determinan la unidad y lucha de contrarios. Es el pr incipio explicativo y rector del universo y de su devenir constante, debiendo dirigirse toda investigación al conocimiento del Logos. Heráclito concibe al universo en constante cambio y transformación, continuo devenir y hacerse, llegar a ser, mediante una lucha de contrarios o dialéctica: "la guerra es padre de todas las cosas". Afirma que "todo fluye" (panta rei), de manera que no es posible bañarse dos veces en las aguas del mismo río. Este devenir dialéctico no se realiza de modo caótico ni azar oso, sino regido y ordenado por las leyes del Logos. PARMÉNIDES DE ELEA.- La oposición radical a la concepción heraclitiana está representada por la escuela eléata, cuyo fundador Parménides distingue entre dos caminos o vías de conocimiento e investigació n: la verdad y la opinión. A) Vía de la verdad: Según esta vía, no hay devenir, sino Ser. El Ser es, y el no-Ser no es, resultando imposible el tránsito del Ser al no-Ser o a la inversa, del no-Ser al Ser. Tanto el pensamiento como la expresión tienen por objeto el Ser: "Lo mismo es el pensar y el Ser”. Las características propias del Ser son las siguientes: El Ser es eterno e infinito, ya que no tiene principio ni f in ni limitación alguna. El Ser es inmutable y estático, ya que si cambiase dejaría de ser lo que es para pasar a ser otro, y entonces sería y no sería a la vez, lo cual es imposible. Por tanto, se niega la posibilidad de cambio o movimiento en el ámbito del Ser. El Ser es uno, indivisible, completo o continuo, sin vacío, perfecto y acabado, negando por tanto la pluralidad de seres. B) Vía de la opinión: Por el contrario, la vía de la opinión o doxa se centra en las transformaciones del mundo, que solo son mera apariencia o variación, la cual no existe desde el punto de vista del Ser. La vía de la opinión radica en las sensaciones, en los sentidos, que captan las transformaciones del mundo e interpretan los cambios como un llegar a ser, y en ello radica su error, ya que el Ser no puede darse a los sentidos, no es perceptible, sino que se da en el nous (entendimiento, razón), y solo es inteligible mediante el nous. Un discípulo de Parménides, Ze nón de Elea, elabora curiosos argumentos, paradojas o aporías, para defender las tesis de su maestro Parménides acerca de la imposibilidad del movimient o (Aquiles y la tortuga, La flecha y la diana, etc). 1.1.2.- INF LUENC IA DE HERÁCLITO Y PARMÉNIDES EN PLATÓN A la muerte de Sócrates, Platón visitó la escuela de Crátilo, discípulo de Heráclito, donde toma contacto con las tesis heraclitianas del devenir del mundo sensible. No obstante, considera que el saber cierto no puede recaer sobre los objetos físicos, debido a su inestabilidad. También acude a la escuela de Hermógenes, discípulo de Parménides, donde recoge la concepción parmenídea del Ser inmutable que solo puede ser captado por el Entendimiento. La teoría platónica de los dos mundos puede concebirse como un intento de reconciliación o superación de las posturas contrapuestas de Heráclito y Parménides: El mundo sensible de las cosas materiales, c orpóreas, sujetas a constante cambio y devenir, resulta similar a la concepción heraclitiana del panta rei. Asimismo, el mundo inteligible de las ideas inmutables y eternas se asemeja a la concepción parmenídea del Ser. TEMA II: Los sofistas y Sócrates. 2.1. 2.2. Los sofistas. El conflicto convencionalismo y re lativismo. Sóc rates y su influe ncia en Platón. fisis-nomos: Introducción. La Metodología: Inducción y mayéutica. La filosofía como Investigación de esencias. El intelectualismo moral. Los conceptos universales. escepticismo, 2.1. LOS SOF ISTAS La pregunta acerca del cosmos y su origen (arjé) obtiene diversas y contradictorias respuestas en los filósofos presocráticos, pero ninguna de ellas prevalece, lo cual conduce al escepticis mo. En consecuencia, tanto los sofistas como Sócrates abandonan las cuestiones cosmológicas para centrarse en el ser humano y su entorno comunitario. Los sofistas (sofós =sabio) se consideran poseedores de sabiduría, dedicándose a enseñarla y transmitirla, sobre todo en temas de Retórica, Política, Moral y Derecho. Las características fundamentales de la sofística son: a) ESCEPTIC ISMO: Es la postura f ilosóf ica que consiste en suspender tanto el asentimiento como la negación a todo juicio que verse acerc a de una determinada cuestión, permaneciendo en la duda sin afirmar ni negar nada. Entre los sof istas no solo se duda acerca de si existe la única verdad, indudable y que deba ser aceptada por todos, sino que también se duda que esta verdad, en caso de admitirse su existencia, pudiera ser accesible al conocimiento humano. Gorgias manifiesta. "No existe nada verdadero. Si existiera, no podríamos conocerlo. Si lo conociéramos, no podríamos comunicarlo mediante el Lenguaje". b) CONVENC IONALISMO: Tanto las normas morales como las leyes jurídicas del Estado son arbitrarias y convencionales, esto es, se adoptan por mero acuerdo o convención entre las personas. No son eternas, inmutables o necesarias, no emanan de los dioses ni del Logos, ni tampoco se fundamentan en la naturaleza humana ni en ninguna ley universal, ya que lo verdaderamente natural es la desigualdad fundamental entre los seres humanos, y el derecho natural consiste en la ley del mas fuerte y la búsqueda del placer. En conclusión, no puede darse un criterio objetivo, estable y universal acerca de las cuestiones morales, sino que estas se supeditan al acuerdo que las personas toman por propia conveniencia. c) RELATIVISMO: En contra de la cultura griega precedente, los sof istas consideran que tanto la Moral como las normas válidas de comportamiento son relativas para cada comunidad y para cada determinada época, no existiendo un criterio universal de verdad. Para Protágoras no existe una norma universal de conducta, sino que cada cual debe adecuar sus acciones a las circunstancias. Def iende que "el ser humano es la medida de todas las cosas", esto es, no hay una verdad absoluta, vigente universalmente, sino que la verdad es relativa, dependiendo de los intereses particulares y supeditándose al criterio individual. En el mismo sentido expresa: "Una misma cosa a unos les resulta dulce y a otros amarga". Y también: "Los juicios de diversos indiv iduos tienen la misma validez, por tanto se pueden adm itir a veces tesis contrarias". El lenguaje adquiere un valor c apital, pudiendo convertirse en instrumento de manipulación y dominio, como afirma Gorgias: "La palabra es un poderoso tirano, capaz de realizar las obras mas divinas, a pesar de ser el mas pequeño e indivisible de los cuerpos. En efecto, es capaz de apaciguar el miedo y eliminar el dolor, de producir la alegría y excitar la compasión". Platón, siguiendo a Sócrates, se enfrenta radicalmente a los sofistas. El mundo de las ideas representa el ser real, inmutable y universal en el cual podemos encontrar la verdad indudable, absoluta y universal (episteme), tanto en el orden moral como en el del conocimiento. Con ello trata de superar el relativismo, convencionalismo y escepticismo de los sofistas. 2.2. SÓC RATES Y SU INFLUENC IA EN PLATÓN 2.2.1. Introducción. Sócrates no escribió ninguna obra, pues concebía la investigación en común mediante el diálogo, quedando pensamientos filosóficos en las obras de su discípulo Platón. Filosofía como ref lejados sus Es contemporáneo de los sof istas, con quienes compart e el abandono de las cuestiones cosmológicas y el interés por la Antropología, Moral y Política y su vinculación con el lenguaje. Pero la postura de Sócrates es completamente opuesta a los sofistas, a quienes criticará radicalmente. 2.2.2 METODOLOGÍA SOC RÁTIC A Método inductivo.- Para Sócrates, el Logos es aquello que se dice para definir una cosa, para dar razones de ella, esto es, la esencia. La vía de acceso al Logos es la inducción: a partir de muchos casos particulares podemos intentar generalizar en un concepto universal que exprese la esencia de algo, lo que verdaderamente es mas allá del cambio y la apariencia. Este procedimiento lo aplicará a los temas morales, y no a los seres naturales. Mayéutica.- (parto=mayeusis) Consiste en que cada cual de a luz la verdad, la cual se encuentra en su propio interior. En el diálogo se posibilita este alumbramiento, ayudando al interlocutor formulando interrogantes que le hagan dudar, convenciéndole de su propia ignorancia para que pueda aflorar la verdad universal que se halla en su espíritu. Al igual que Sócrates, Platón considera que el saber se encuentra en el interior del alma desde el nacimiento, tal y como se refleja en el mito del carro alado y la teoría platónica del conocimiento como anamnesis, según la cual conocer es recordar aquello que ya sabemos desde el nacimiento pero hemos olvidado. 2.2.3. LA F ILOSOFÍA COMO INVESTIGAC IÓN El punto de partida de la investigación filosófica socrática es el propio ser humano: "Conócete a ti mismo", y la primera condición para ello es el reconocimiento de la propia ignorancia: "Solo sé que no se nada". Para Sócrates, al contrario que los sofistas, el mas sabio es quien sabe que no sabe, pues el que se cree en posesión de la sabiduría ignora hasta su propia ignorancia, y no es capaz de investigar, permaneciendo en la ignorancia, lejos de la verdad y la virtud, ya que Sócrates - al igual que Platón- identifica el saber con la virtud (intelectualismo moral.) Siguiendo a Sócrates, Platón considera la F ilosof ía como actividad de investigación incesante. Para ambos, el discurso escrito no comunica la sabiduría, sino la presunción de ella. Por esta razón las obras de Platón tienen la forma de diálogo, ya que la explicación racional del universo ( Logos) se manif iesta en el lenguaje compartido, esto es, en el diálogo. Mediante la forma escrita del diálogo se reproduce la investigación racional, en la cual radica la Filosofía. 2.2.4. INTELEC TUALISMO MORAL Solo quien sabe en qué consiste el bien es capaz de practicarlo. Quien no es virtuoso y no obra el bien es porque no lo ha conocido, es ignorante, ya que el bien incide en el entendimiento y determina a la voluntad con tal fuerza que, una vez conocido, no puede evitarse amado y practicarlo. Siguiendo a Sócrates, Plat ón defiende en "La República" el ideal de sabiduría, que permite liberarse del aprisionamiento en el fondo de la caverna y acceder al verdadero conocimiento de las esencias inmutables y universales, para lo cual resulta fundamental la educación. Por ello, a continuación del mito de la caverna expone el proceso de educación para lograr este estado de sabiduría en los guardadores del Estado y especialmente en los filósofos, que serán los encargados de gobernar. 2.2.5. LOS CONCEPTOS UNIVERSALES Los conceptos como el bien, la justicia, la belleza, etc., son para Sócrates de carácter universal, subsisten de manera idéntica para todas las personas en todas las épocas, en oposición radical al relativismo y convencionalismo de los sofistas. Sócrates constantement e investiga en el ámbito de la Ética acerca de conceptos generales o universales, tratando de alcanzar una determinación y definición de los mismos, de su esencia permanente, de aquello en lo que consiste lo bueno, lo bello, lo justo en sí. Platón comenzó a interesarse por las definiciones conceptuales de carácter universal siguiendo a Sócrates, encontrando en las definiciones generales socráticas el verdadero ser permanente e inmutable, extraído del mundo del devenir. Pero Platón pensó que estas definiciones no pueden recaer sobre los objetos sensibles, que se encuentran en constante cambio, sino sobre otros a los que llamó eidos, esencias inmutables y eternas que solo podemos captar por el pensamiento. Con ello va mas allá de Sócrates, ya que este nunca mencionó los eidos, mientras que Platón atribuye a los eidos o ideas un valor no solo lógicomental para conocer las cosas, sino ontológico, ya que se encuentran separadas de las cosas materiales, existiendo como entidades reales e independientes en el mundo superior del noethos o mundo de las ideas. Tema III. PLATÓN 3.1.- Contexto histórico de Platón 3.2. La teoría de Platón. 3.2.1. Los problemas a los que se e nfrenta Platón. 3.2.2. La ontología de Platón: Mundo sensible y mundo inte ligible. 3.2.3. Las causas de l mundo se nsible: Ideas, De miurgo y Jora. 3.2.4. Ve rdad y opinión: la teoría del conocimiento: Conoc imie nto verdadero( Episteme) y opinión ( doxa): El mundo se nsible y la opinión: Imaginación y cree ncia. El mundo inte ligible y el conocimiento racional: Conocimiento geométrico matemático e intuic ión de las ideas: La dialéctica. 3.2.5. La antropología: El dua lismo cue rpo-alma inmortal. Las partes del alma y sus virtudes. 3.2.6. La política: La orga nización de l Estado e n clases y la educación de l filósofo-rey. 3.3. Resumen de Platón. 3.4. Comentario de texto a realizar: L. VII de la Re pública. 3.1. CONTEXTO HISTÓRICO DE PLATÓN El surgimiento de la de la Democracia. Durante los siglos VIII y IX a de C., Atenas estaba formada por una s erie de aldeas alrededor de la Acrópolis. En el siglo VII a. de C. apenas podía considerarse una ciudad, y estaba regida por los nobles o eupátridas, que habían abolido la monarquía hereditaria, y gobernaban con pleno poder y autoridad para administrar la justicia, a menudo de forma arbitraria. En el 621 a. de C.. el político Dracón modif icó la ley ateniense, por la que el poder judicial de los nobles quedaba limitado. Posteriormente, el político y legislador Solón, en el 594 a. de C. continuó reduciendo el poder hereditario de los eupátridas, reformando el código draconiano y otorgando la ciudadanía a las clases bajas. Durante el mandato del tira no Pisístrato, (560 al 527 a de C.) las formas de gobierno empezaron a adoptar elementos democráticos. Pero sus hijos Hiparco e Hipias, ejercieron el poder de forma despótica, hasta que Hipias fue expulsado por una insurrección popular en el 510 a. de C. (Hiparco había fallecido antes). Durante el consiguiente conflicto político, los partidarios de la democracia obtuvieron la victoria, bajo el mando del político Clíste nes, en el año 502 a. de C., comenzando una nueva etapa política basada en principios democráticos, que supuso el más brillante periodo de la historia de Atenas. Hegemonía de Atenas En el 478 a de C., un gran número de estados griegos formaron la alianza llamada Liga de Delos, encabezada por Atenas, con el propósito de expulsar a los persas de las ciudades griegas costeras de Asia Menor. Tras la victoria de la Liga dio comienzo el periodo de hege monía conocido como la Edad de Oro de Atenas, o también el siglo de Pericles, que se extiende durante el siglo V a. de C. Bajo el mando de Pe ric les, la ciudad alcanzó su mayor esplendor cultural y artístico. Se construyeron el Partenón, el Erecteion y ot ros grandes edificios. El teatro griego alcanzó su máxima expresión con las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, y las comedias de Aristófanes. Destacan también los historiadores Tucídides y Heródoto, y escultores como Fidias y Mirón. Surge la figura de Sócrates (470 al 399 a de C.) En el -429 termina la Democracia de Pericles. La Democracia había supuesto un cambio de mentalidad que influye en la eliminación del lenguaje dogmático, propiciándose la “democratización del Logos”. La verdad es patrimonio público, siendo preciso desvelarla mediante la investigación filosófica. La Guerra del Peloponeso: Atenas cede la supremacía a Esparta A pesar de la excelente situación interna de la ciudad, la política exterior de Atenas no era óptima. Surgieron fricciones entre los descontentos miembros de la Liga de Delos, que temían el proyecto hegemónico de Pericles, y trataron de derribar la dominación ateniense. Además, esta supremacía despertaba los celos de otras ciudades-estado griegas, en particular de su eterna rival Esparta, que había fundado otra liga entre las ciudades del Peloponeso. Desde el 550 a. de C. la liga del Peloponeso empezó a oponerse a Atenas activamente, hasta que en el 431 a. de C. se inició la Guerra del Peloponeso, que duró hasta el 404 a. de C. Precisamente durante esta guerra nace Platón (427 a de Xto.), desarrollándose su juventud en una época convulsionada por profundos e incesantes cambios sociales y políticos, que incidirán en sus obras, sobre todo República y Leyes, y parte del Timeo. Desde el -429 en que termina la Democracia de Pericles, hasta el –411, se produce la alternancia de poder entre los dictadores Nicias y Alcibíades. Este era sobrino de Pericles, y su carácter ambicioso le llevó a intentar conquistar Sicilia, siendo derrotado. Como consecuencia de esta derrota, en el –411 dan un golpe de Estado los oligarcas, con el pretexto de reinstaurar la Democracia. También se aducen como causas que la educación sofística estaba minando los cimientos morales de la sociedad. La Oligarquía instaura un régimen de terror. En el -411 se reinstaura la Democrac ia. Entre sus adalides se encuentran Sócrates, el político Cleón y el escritor Eurípides, autor de obras como Las Troyanas, en la que proclama la inutilidad de la guerra, su c rueldad y sus consecuencias desastrosas. Platón conoce a Sócrates en el –407, cuando contaba 20 años de edad. En el –404, se produce el asedio y capitulación de Atenas frente a Esparta, que marca el f inal de la Guerra del Peloponeso (-431 a –404) y el establecimiento de la hegemonía espartana sobre Grecia. Esta derrota representa una catástrofe para Atenas, que en el plano político pierde la democracia y la independencia. Al final de la guerra, Esparta promovió un gobierno de carácter oligárquico llamado de los Treinta Tira nos para gobernar Atenas, creando similares cuerpos regentes en las ciudades e islas de Asia Menor. En la oposición a este gobierno títere de Esparta se encuentran algunos amigos y parientes de Platón, como Critias, Cármides y Trasímaco, que le piden colaboración. Pero Platón muestra en la carta VII su decepción: “Pensé que iban a gobernar la ciudad sacándola de un régimen de vida injusto, conduciéndola a un orden mejor. (...) Y vi que en poco tiempo hicieron parecer bueno como una edad de oro al régimen anterior.” (Carta VII, 324b –325ª ) Expulsión de los espartanos y restauración de la democracia. Primer viaje de Platón a Italia. Tan solo un año después, en el 403 a. de C., los atenienses, comandados por Trasíbulo, se sublevaron y expulsaron a la guarnición espartana que había apoyado a los oligarcas, y restauraron la Democ racia e independencia, siendo secundados en su rebelión por otras ciudades griegas. Pero durante este periodo democrático se produce la condena de Sócrates, en el –399. También es perseguido Protágoras, que huyó cuando le quemaron los libros para no morir como Sócrates. La nueva Democracia anima a Platón a participar en Política. Pero la condena de Sócrates le impresiona profundamente, y desde entonces no dejó de investigar sobre la forma de mejorar la vida política. A la muerte de Sócrates, Platón se dirige a Megara con un grupo de socráticos, y después a Cirene (Egipto). Posteriormente, en el –388 realiza su primer viaje a l sur de Ita lia, la llamada Magna Grecia, atraído por la fama de los pitagóricos. En este primer viaje a Sicilia trabó amistad con Dion, cuñado del tirano de Siracusa Dionisio I el Viejo. Dión era gran admirador de Platón, y le convenció de que sus teorías políticas podrían llevarse a la práctica. Platón interviene activamente en política, y critica al tirano Dionisio I intentando moralizarlo. Pero este, temeroso de sus proyectos reformadores, le hace vender como esclavo en el mercado de Egina, donde es reconocido por un ciudadano adinerado que lo rescata y pone en libertad, retornando a Atenas en el –387, donde funda la Academia en el –387. Declive de Esparta En el 382 a. de C., Esparta invadió Tebas, polis enclavada al noreste de Atenas, de la cual era aliada. Como consecuencia de esta invasión, se inició una nueva guerra entre Esparta y la alianza tebano-ateniense, que finalizó con la batalla de Leuctra en el 371 a. de C., en la que triunfaron los aliados, poniendo f in definitivamente a la dominación de Esparta. Segundo y tercer viajes de Platón a Italia En el –367, cuando han transcurrido veinte años desde la fundación, ingresa en la Academia Aristóteles –con 17 años de edad-, enviado por su tutor a estudiar a Atenas. Durante este mismo año fallece Dionisio I, a quien sucede su hijo Dionisio II e l joven, sobre el que ejercía gran influencia su tío Dión, que llama nuevamente a Platón para que de su aportación a nuevas reformas políticas. De manera que al año siguiente, en el –366, realiza Platón su segundo viaje al sur de Italia, regresando a Siracusa, pues no se consideraba a si mismo como “hombre de pura teoría”, pero las intrigas internas por el poder provocan que Dionisio II sospeche de Dión, y le destierra. Platón permanece como huésped de Dionisio, al que intentó encaminar hacia la investigación filosófica, pero no obtuvo resultados positivos y regresó desanimado a Atenas este mismo año. En el –361 se produce el te rcer via je a Ita lia, ya que Dionisio II se arrepiente y requiere nuevamente la presencia de Platón, que emprende su tercer viaje acompañado por miembros de su Academia, animado también por Dión, que vivía desterrado en Atenas y deseaba que se le conmutara su pena. Pero tampoco tuvo éxito, ya que Dionisio no seguía sus directrices, e incluso le impidió regresar a Atenas, siendo rescatado por mediación del matemático pitagórico Arquitas de Tarento, logrando regresar a Atenas en el –360. Por su parte, Dión logró regresar a Siracusa y expulsar a Dionisio II, pero no gozó de la simpatía del pueblo, siendo finalmente asesinado en la conjura promovida por el ateniense Calipo. Platón permaneció dedicado a escribir y a su labor docente en la Academia, hasta su fallecimiento en el –347. Supremacía de Macedonia Tras el fin de la dominación espartana, se desarrolla un periodo de luchas por la hegemonía en Grecia, en el que Macedonia comienza su política de expansión. Es una región situada al nordeste de la península helénica, que había permanecido mucho tiempo atrasada desde el punto de vista social y político. El rey Filipo II de Macedonia, gran admirador de la civilización griega, era consciente de la debilidad que ocasionaba la falta de unidad política. Al subir al trono, trató de unificar bajo su reinado a toda la península helénica, a pesar de la oposición de muchos políticos griegos, liderados por el ateniense Demóstenes. Filipo II aprovechó las disensiones internas de las ciudades griegas para imponerse f inalmente con su hijo Aleja ndro Ma gno a la alianza entre Tebas y Atenas en la batalla en Queronea (-338). A la muerte de Filipo II, en el –336, su hijo Alejandro Magno se convierte en emperador de los helenos. Como consecuencia de la batalla de Queronea, arrasa Tebas al año siguiente, pero perdona a Atenas, obviamente por el respeto que hacia est a ciudad le había inculcado Aristóteles. Tras dominar Grecia, en el 334 a. de C.. Alejandro comenzó a invadir Persia. Durante los siguientes diez años, sus conquistas propagaron la influencia, cultura y lengua griegas por el imperio de Macedonia, que se e xtendía por Mesopotamia, Persia, Libia y Egipto, donde funda la ciudad de Alejandría, falleciendo en el –323, a la edad de 33 años. 3.2. LA TEORÍA DE PLATÓN. 3.2.1. Introducción: Los problemas a los que se enfre nta Platón. En el pensamiento de Platón (427-347 a. C.) confluyen todos los temas y problemas de la filosofía precedente. A través de la profundización de la postura socrática, Platón se encuentra a su vez frente al gran problema, planteado por Parménides, de la conciliación de experiencia ( todo está en perpetuo cambio, pasando del ser al no-ser) y razón ( De la nada, no puede surgir algo; tiene que haber existido algo siempre, un principio que siempre ha existido, siempre existirá y de lo que todo surge). La primera cuestión a la que Plat ón tratará de responder será qué es ese ser inmuta ble que pe rmanece y por qué cambian las cosas. Sócrates mediante una investigación del lenguaje, investigaba la posibilidad de un conocimiento universal, preguntaba por la esencia de las cosas, preguntaba por aquello que hacía a las cosas ser lo que son. Ese algo sería su esencia universal e inmutable. Tal esencia se expresaría en el concepto y sería aquello que un grupo de seres tienen en común para ser lo que son, pero al tener esa esencia, ella haría posible que supiéramos lo que esos seres son, nos permit iría comprenderlos y hablar de ellos: haría posible un diálogo sobre la verdad. Con otras palabras, lo investigado va a ser la esencia. La esencia, el eidos: - Es lo que hace que las cosas sean lo que son. - Con ello las hace inteligibles para nosotros y comunicables: permite, pues, el diálogo y el conocimiento. - Es lo que permanece, la especie y el género, aunque los individuos concretos desaparezcan. - Es lo que tiene en común una cosa consigo misma, o un grupo de seres entre sí La esencia común a un grupo de iseres físicos que les hace ser lo que son y que permite comprenderlos Platón la denominará “idea”. El segundo y más importante problema al que se va a enfrentar Platón es el de la c risis de su polis, Atenas, envuelta en la injusticia por las luchas intestinas, su mala organización y sobre todo por una crisis de los valores (conflicto fisis- nomos); todo ello condujo a la condena a muerte de Sócrates, broche culminante de la injusticia. Esa lucha de valores se manifestaba en el fenómeno sofístico que defendía posiciones relativistas, convencionalistas cuando no puramente escépticas. Los sofistas tendían a poner de relieve aquellos aspectos del conocimiento por los cuales éste no puede pretender presentarse como verdad necesaria, sino sólo como opinión indiv idua l y a ntinómica, o como simple sensación. Esto es lo que hace que no quepa posibilidad de una verdad común universal y necesaria. Si todo depende de los intereses, de las sensaciones particulares o de la cultura a la que se pertenece, no existe la posibilidad de una verdad objetiva común; todo es cuestión de opinión y todas las opiniones tienen el mismo valor. La política, es decir, la organización de la vida en la polis con sus leyes e instituciones no sería más que la expresión del interés particular y de la violencia física o económica, es decir, los valores y las leyes serían el fruto de la voluntad de los más fue rtes o de quienes con su palabra sabe n mejor seduc ir a l pueblo. La obra más representativa de Platón, La República, será una obra dedicada a refutar la tesis de Trasímaco: La verdad y la justicia no son otra cosa que lo que los más fuertes imponen. Frente a esta situación va a reaccionar Platón, primero retirándos e de la vida política para centrarse en los viajes y el estudio que terminarán en la fundación de la Academia. Pero después, hará su propuesta crítico-utópica donde reflexionará sobre cómo solucionar esa crisis de la polis. Gran parte de su obra se centrará en este problema: ¿ Cómo orga niza r la polis según el bie n, la verdad y la justicia de manera que sea posible la armonía y la felic idad ? La República será una respuesta a ese problema. La polis sólo podrá encontrar un orden justo cuando sea organizada de cara al bien por alguien que lo conozca y lo practique, por alguien que conozca las verdades objetivas más allá de los intereses particulares. De ahí que para poder organizar la polis armónicamente, ha de ser posible encontrar valores objetivamente válidos para todos ( problema del conocimiento y del filósofo) y en base a ellos organizar la ciudad ( problema de la paideia o educación) . En primer lugar vamos a abordar el problema de la posibilidad de los valores objetivos , del modo de conocerlos y de si cualquiera puede llegar a conocerlos. 3.2.2. La ontología de Platón: Mundo sensible y mundo inte ligible. Cuando tratamos de definir o indicar lo que algo es de manera esencial recurrimos al concepto. El contenido del concepto es lo que hay de idéntico en cada cosa particular y sensible, o en ciertos grupos de cosas. Hasta aquí había llegado Sócrates. Pero, ¿en qué relación se encuentra el contenido del concepto con las cosas particulares y sensibles? Éste es el problema que debe af rontar Platón antes que nada. a) La inmutabilidad de la idea. La idea ( v.g: hombre) es invariable y constantemente lo que es, mientras las cosas concretas que corresponden a él ( Pepe, Antonio, Juan...) nunca se mantienen idénticos a ellos mismos, sino que cambian continuamente. Pepe nace, se transforma al crecer y perece; en cambio, la esencia de “ hombre”, lo que a Pepe le hace que sea un hombre, permanece inmutable y eterno. Pepe es un hombre porque posee esa esencia. Pepe desaparecerá, pero la esencia seguirá siendo la misma eternamente. Si quiero hacer ciencia del hombre, he de buscar esa esencia que todos los hombres tienen e común y que a cada uno le hace ser hombre, lo universal y necesario y no lo específico de Pepe, que desaparecerá cuando el muera. Lo mismo sucede con la justicia, lo bueno, lo bello y los actos justos, las cosas buenas y bellas. Por lo tanto, mientras los seres particulares devienen y son mutables , la idea es inmutable, única, necesaria y ete rna, y por lo ta nto es el v erdade ro ser ser ya que es permane nte e inmutable. La idea no se capta por los sentidos: no se ve, ni se toca; se capta por la razón. La idea sería el ser permanente e inmutable de las cosas, único objeto de conocimiento (episteme) necesario. Objeto indepe ndiente del mero parecer cambiante u opinable. b) El mundo inteligible.- La idea es pensada (concebida) no sentida. Podemos tocar, ver, oír a este hombre, pero no tocar, ver, oír al «hombre». Las ideas constituyen un mundo inteligible, dife rente, pues, del mundo sensible, formado por las cosas particulares y cambiantes. El mundo de las ideas es el contenido del conocimiento conceptual; el mundo sensible, el contenido del conocimiento particular y sensible. El Ser inmutable y eterno es lo estudiado por el conocimiento conceptual; mientras que el conocimien to sensible tiene como contenido el ser que se genera y se destruye. Para Platón el verdadero ser es la idea; en ello consiste el «idealismo» platónico. El ser de las cosas sensibles y sujetas al devenir está constituido por las ideas. Cuando una cosa física se genera, todo su ser ya preexistía (ya que su ser es la idea, en virtud de la cual ésta existe), y cuando se corrompe, todo el ser continúa existiendo. De esta manera Platón concilia el problema d e la inmutabilidad y del devenir del ser. Los seres sensibles cambian, la idea es inmutable. Por ello Platón hablará de la existencia de dos mundos: uno sensible, sometido al movimiento y el cambio, formado por los seres físicos y otro inte ligible, inmutab le y objetivo, formado por las ideas. Ahora bien, ¿ qué relación guardan entre sí ambos mundos? 3.2.3. LAS CAUSAS DEL MUNDO SENSIBLE a) La idea es la causa formal de lo sensible. - La idea es por lo tanto la «verdadera causa» del mundo sensible: todo lo que es lo es porque e n él de alguna manera está presente el mundo inte ligible . Por ejemplo, si una cosa es bella, por ninguna otra causa es bella sino por la presencia en ella de lo bello en sí (o sea de la idea de lo bello); y por ninguna otra causa Sóc rates es hombre, si no es porque en él está presente el hombre en sí. Por lo tanto, los entes sensibles se generan porque participan de cierta idea (o sea aquella por la cual son lo que son), y se corrompen cuando ya no logran participar en ella. Platón expresa de varias maneras la «presencia» de la idea en lo sensible: diciendo que lo sensible «participa» o "imita" la idea, o que es su "copia " e «imagen». b) El Demiurgo es la causa age nte de lo sensible. - Si 1o sensible se genera porque participa de lo inteligible, por otra parte es necesaria una causa de la generación , o sea una causa que haga lo sensible partícipe de lo inteligible. Se requiere una fuerza que tenga la capacidad de producir lo sensible a imagen y seme janza de lo inteligible. Esa int eligencia ordenadora del universo es el demiurgo ( artesano divino del universo) que conoce tota lmente el mundo inte ligible y, por lo tanto, puede adopta rlo como modelo en la producción de lo sensible. El demiurgo moldeará la materia del universo (Jora), la estructurará siguiendo como modelo las ideas. De ahí que todas las cosas físicas que estén estructuradas según la misma idea serán semejantes. Por ejemplo todos los pinos se parecen porque su materia está estructurada según la misma idea. c) La Jora «Madre» de la gene ra ción, ca usa material de lo sensible. - Si la idea está presente en el mundo sensible por obra del Demiurgo, la constitución del mundo sensible requiere f inalmente también la existencia de lo que recibe lo inte ligible. La jora es la materia caótica del unive rso que será modelada, inseminada o estructurada por el demiurgo usando como modelos a las ideas. Esta jora, «espacio»), no tiene ninguna inteligibilidad- o sea que no es tierra, ni aire, ni fue go, ni agua, sino que es absolutame nte indete rminada; es, por tanto, la pura capacidad de recibir c ualquie r forma. Una capacidad eterna que no puede generarse o destruirse y coexiste eternamente con el mundo inteligible y con el Demiurgo. Ya que de por sí está privada de toda inteligibilidad, Y como la idea es el principio de todo bien, el caos originario es, como tal, principio de todo mal. El mundo sensible será producto de la acción ordenadora del demiurgo sobre la jora. Las cosas físicas son algo y se pueden comprender porque son copias de las ideas; pero, por otra parte por estar hechas de materia (jora) tienden al caos originario: se generan y se destruyen. 3.2.4. TEORÍA DEL CONOC IMIENTO: VERDAD (EPISTEME) Y OPINIÓN (DOXA). El objeto de la ciencia es el ser inmuta ble, LA IDEA. La verdad, como conocimiento unive rsal y necesario de la realida d, o sea como ciencia, episteme, es conoc imie nto de la idea o sea el ser inmu table; la mayoría, en cambio, sólo conoce el mundo sensible: ignora lo bello en sí, lo bueno en sí, lo grande en sí y todas las otras ideas, y sólo sabe de cosas bellas, de cosas buenas, de cosas grandes; conoce úni camente las imáge nes, sin saber que son imágenes. Al igual que Parménides, Platón llama opinión (doxa) al conocimiento vulgar que ide ntifica la realidad con el mundo sensible en constante cambio. El objeto de la opinión es el ser que deviene. - Por otra parte, si la ciencia (la episteme) se refiere al ser inmutable, necesario y eterno, no puede sostenerse que la opinión se refiera a la nada (a esta consecuencia no podía escapar Parménides); e l objeto de opinión no puede, cie rtamente, coincidir con el objeto de la cienc ia, sino que es siempre algo que, aun no sie ndo el ser absoluto, partic ipa de él. En efecto, las cosas sensibles, objeto de opinión, son lo que son en cuanto, como hemos visto, participan de las ideas correspondientes; pero ya que participan del ser, pero no coinciden con él, las cosas sensibles participan también del no-ser, y todo lo que son, empiezan y dejan de serlo. La opinión tie ne, pues, como conte nido algo de «interme dio» entre el ser y la nada; este intermedio es justamente la rea lida d sensible que, en cuanto que deviene, participa del ser y del no-ser. El camino que conduce de la opinión a la verdad es la filosofía. La opinión es la situación en la que el hombre vive comúnmente; hasta las mejores opiniones son «ciegas»: quien las posee se asemeja a un ciego que camina recto por la calle; en efecto, no conoce las razones de aquello de lo que está convencido. Cuando vemos una película podemos decir que es buena o mala, pero eso es tan sólo una opinión que tiene que ver con nuestros gustos. Puede ocurrir que nos guste, siendo un bodrio, o que nos guste siendo una buena película. Sea como sea nuestra opinión es infundada. Para saber lo que queremos decir cuando afirmamos que es buena, tendríamos que aducir razones y esas razones pueden ser un mero opinar o intentar conocer el funcionamiento y técnicas de cine, lo que supone una buena guionización, dirección, iluminación, uso de la cámara, de la luz, del lenguaje narrativo, de la innovación de los géneros o de la crítica social más allá del happy end...,con la consiguiente creación de una obra maestra. Todos estos factores que suponen un amplio conocimiento suponen un esfuerzo de aprendizaje que la mayoría no realizamos ni estamos dispuestos a realizar muchas veces. Ese aprendizaje nos permit iría “dialogar con fundamento” y no meramente “opinar”. Sin embargo, la mayoría “opinamos”. En el libro VII de La República, Platón compara al que vive en la opinión con un prisionero que, atado desde el nacimiento en el fondo de una caverna, no puede moverse y menos volver la cabeza. Detrás de él, arriba, arde un fuego; y entre él y el fuego hay un pequeño muro del que sobresalen, llevados por ciertos portadores, estatuas y simulacros que representan todo tipo de cosas. Desde el nacimiento, el prisionero ve sus sombras proyectadas sobre la pared de enfrente y está convencido de que las sombras son la verdadera y única realidad. Pero si logra liberarse de las cadenas, puede descubrir las marionetas que se mueven detrás de él, y si sale de la caverna puede contemplar f inalmente -cuando se haya acostumbrado a la luz del día- las verdaderas realidades de las que esos simulacros son copias e imágenes. EL MUNDO SENSIBLE Y LA OPINIÓN (DOXA). La vida en la caverna corresponde a la opinión (doxa); la de fuera de la caverna, al conocimiento racional de las ideas (episteme). Opinión y Conocimiento racional se dividen a su vez en dos grados. En la vida cotidiana (que es justamente el mundo de la opinión) se pueden encontrar o no objetos físicos (que corresponden a los simulacros del mito de la caverna) o las imágenes de éstos (las sombras del mito) de cualquier manera que se formen: en los sueños, en las fantasías, en las esculturas y pinturas, en las imágenes de televisión y cine... Estos dos momentos de la opinión son llamados por Platón "fe"(eikasia) e "imaginación"(pistis) respectivamente. Como la opinión respecto del conocimiento racional es no-verdad, también la imaginación es noverdad respecto de la fe. A nivel de actualidad, podríamos decir que la eikasía correspondería a confundir la realidad con la imagen. Así nuestra realidad sería la presentada por los medios de comunicación, nuestra cultura, nuestro mund o y relaciones restringidas, nuestra enseñanza..., y la pistis correspondería al ámbito de quienes producen esa realidad, la seleccionan, la ordenan y nos la transmiten. Nosotros, prisioneros de nuestra cultura y de sus medios de expresión podemos acomodarnos a esa visión y aceptar que no hay otra, que eso es la realidad; también nos podemos convertir en productores de imágenes interesadas en mantener el orden social tal cual es, pero cabe la posibilidad de querer autogobernarnos y conocer la verdad con fundamento, desenmascarando las falsas apariencias, a pesar de que esto sea duro o peligroso. Para ello hay que sentir dentro de sí la llamada de la indigencia, sentir que la realidad que contemplamos con los sentidos es mediocre, falsa, injusta, sentir que la realidad verdaera no puede ser lo que hay, sino algo más elevado y bello. Esa es la llamada del amor f ilosóf ico (eros) que Platón describe en el Banquete y en el Fedro. En ellos el amor (“eros”) es una metáfora de la filosofía y de su llamada. Cuando sentimos esa llamada, el amor es un sentimiento de carencia, de no poseer algo que desea nuestra alma, un deseo que no puede ser colmado por nada imperfecto y que nos impulsa a buscar el ideal y transformar así la realidad injusta; el amor nos hace que no nos conformemos con lo que hay y que intentemos aproximar la realidad al ideal, aunque esa aproximación no se pueda realizar de manera perfecta nunca. Ese sentimiento es el que nos conduce a salir de la caverna, del mundo sensible y buscar el mundo ideal, al que se llega mediante el conocimiento racional. Pero también el conocimiento racional (episteme) está constituida por dos momentos, el primero de los cuales es no-verdad respecto del segundo. El conocimiento racional también puede ser conoc imie nto geomét ricomatemático (dianoia). EL MUNDO INTELIGIBLE Y EL CONOC IMIENTO RAC IONAL (EPISTEME). El conoc imiento geométrico-matemático (dia noia ). - El razona miento geométrico se sirve de ciertas figuras sensibles: las f iguras geométricas dibujadas en el papel, e n la arena o de otra manera. Pero estas figuras sensibles no son el objeto propiamente dicho de la geometría, sino sólo la imagen de tal objeto. En efecto, cuando la geometría considera las pro piedades, por ejemplo, del cuadrado, refiriéndose a un cua drado concreto dibujado en una hoja, no afirma que tales propiedades competan justamente a este cuadrado sensible y específico, sino que las atribuye al cuadrado en sí: tiene como objeto la idea del cuadrado, en la que participa y a la que imita todo cuadrado sensible. Consideraciones análogas se pueden desarrollar a propósito del razonamiento matemático. Las disciplinas geométrico-matemáticas son, pues, formas de conocimiento conceptual, sin embargo aún no son verdad y ciencia, ya que se apoyan en figuras físicas y parten de hipótesis no justificadas, y al asumirlas como conocimientos indudables y evidentes, construyen sobre ellas todas sus demostraciones. Su saber, que no es, pues, in controvertible sino sólo hipotético. Esas disciplinas son la armon ía, geometría, la arit mética, astronomía, cálculo y logística. Para entender el planteamiento platónico, recurriré a la obra Fedro, donde nuestro autor nos habla de la belleza en sí, pero en lugar de plantear el tema parafraseándolo, os lo expondré con un ejemplo histórico. Sabemos que cuando determinados escultores del periodo clásico esculpían una estatua, para realizarla no escogían a un solo modelo, sino que siempre tenían delante a varios, ya que ninguno de ellos tenía todos los caracteres deseados. Así de unos se escogía la cara, de otro podía escogerse el torso, etc... Finalmente del mármol siguiendo a esos modelos, el escultor producía una imagen bella. Ahora bien, si queremos responder por qué esa estatua es bella y por qué nos sigue impactando, tendríamos que seguir un proceso de análisis minucioso. Obviamente podremos decir que opinamos que es bella y basta, pero también podríamos seguir el proceso seguido por el escultor. La imagen es bella, pero es una imagen (eidolon, eikasia), una copia; su belleza es derivada, dependiente de los modelos físicos seleccionados por el escultor ( ámbito de la pistis). Un escultor, para realizar la estatua precisaba de unos conocimientos – que la mayoría de nosotros no poseemos -; es en base a ellos por lo que escogió a esos modelos físicos y no a otros. ¿ Por qué los escogió? Esa elección no corresponde ya simplemente a una cuestión de gusto sensible, sino a hipótesis sobre la belleza y la proporción geométrica. Los modelos físicos escogidos no eran bellos en sí mismos, sino que su belleza era debida a la proporción de sus partes. Para poder hablar de proporción hay que conocer las proporciones. Ahora bien, ¿por qué han sido escogidas determinadas proporciones y no otras a la hora de seleccionar los cuerpos sensibles? Para poder responder hay que preguntarse por el f undamento de la belleza, por la idea de belleza. Esa idea sería e l fundamento último que hace que determinadas proporciones entre las partes formen un conjunto armónico proporcionado y bello. Es decir hay que tener la idea de belleza – el canon griego en escultura, la idea de areté en la dimensión ético - política de la vida, tanto en el individuo con relación a sus partes, como de la ciudad con respecto a las suyas-. Si no tenemos la idea de belleza mal podemos buscar en las proporciones matemáticas que de ella derivan y en la cual se fundamentan; es decir, las proporc iones matemáticas por sí solas y por sepa rado, sin relación carecerían de razón de ser. De hecho si unimos varias proporciones entre sí, no por ello configuran un todo armónico y proporcionado. Así pues, elegir unas proporciones u otras es algo arbitrario sin una idea de belleza que dirija la elección, belleza que no es sino la unidad completa por la cual determinadas proporciones son bellas. Esas proporciones y esa idea han hecho que el escultor las busque en los cuerpos físicos que actuarán como modelos y finalmente se copiaran en la materia de mármol. Así pues, la estatua, los efebos y las proporc iones matemáticas ( eikasía, pistis, dia noia) son bellos en tanto que participan o compa rten su semeja nza con el idea l de belleza. Son bellezas derivadas. Su verdad está en la idea, al igual que la verdad de un edif icio está en la idea conjunta de un arquitecto que plasma en un plano su idea de edific io, dibujando en él medidas, proporciones, cálculos y de ese plano y cálculo depende la construcción del edif icio. El conocimiento de la ideas (noesis) mediante LA DIALÉCTIC A. La supe ración del conocimiento hipotético.- Para alcanzar la verdad objetiva y la ciencia el conocimiento conceptual debe liberarse del carácter hipotético y controvertible que aún compete a las disciplinas matemá ticas, a fin de lle gar al "principio no hipotético de cada cosa" , A LA IDEA, es decir, a ese contenido inteligible originario, cuya inteligibilidad no depen de de ninguna otra cosa y de la que en cambio depende todo conocimiento del mundo inteligible. Platón llama noesis ( «intuición) a esta forma suprema de conocimiento. Esta superac ión de todo conocimiento carente de verdad, que se eleva al principio no hipotético y desde él desciende hasta los términos últimos del mundo inteligible, es llamada por Platón dia lé ctica. El principio no hipotético, del que depende el conocimiento de todo el mundo inteligible, es la idea del "bien". El «bie n».- No podemos conocer cosa alguna (sensible o inteligible si no se sabe en qué consiste su «bien», su perfección, su esencia inmutable y si por lo tanto no se conoce el «bien» en sí mismo. La idea del «bien» es e l supremo vértice de la rea lidad, es la idea de la que todas las demás participan y de la que depe nden; es pues, a la vez, la causa por la cual pue de conocerse en la verda d y la causa por la cual todo lo cognoscible existe y es o que es. De ella es imagen el sol , que en el mundo sensible ilumina y a la vez hace que las cosas sean. Como toda idea es la unidad de un múltiple (por ejemplo, la idea de «hombre» es lo que hay de idéntico en los muchos hombres sensibles), así la idea de l «bien» es la unidad de lo múltiple ideal ( o sea que de ella participan todas las ideas. La dialéctica es la ciencia que, por un lado, sabe ver el orden según el cual lo múltiple sigue unificado en ideas cada vez más amplias, hasta en la idea del «bien»; por el otro lado, ve el orden según el cual la unidad suprema sigue estando dividida en ideas cada vez más restringidas hasta aquellas que no son ulteriormente divisibles. (La amplitud-restricción de las ideas consiste en su capacidad para ser compartidas por una cantidad mayor o menor de entes. Por ejemplo, la idea de «animal» es compartida por el hombre, el caballo, etc.; la idea de cuerpo participa en la de todos los animales, pero también en la de aquellas cosas -piedras, casas, estrellas, etc.- que son cuerpos, pero no anima les.) La idea es la esencia, el modelo inmutable y eterno de l que cada ser físico de riva, participa e imita. Si una materia es algo concreto que podemos conocer, ello es debido a que se parece o participa de un modelo ideal, de una idea que es su esencia. Mientras que las cosas físicas se generan y se destruyen, el modelo, la idea es siempre la misma, es eterna e inmutable. Si el ser de las cosas físicas depende y deriva de las ideas, a su vez Platón descubre que entre las ideas hay una relación más compleja que aquella en lo que consiste su recíproca negación: aque llo por lo cual si «hombre» no es (y no significa) «blanco» y no es (y no significa) "caballo", por otra parte, mientras que «hombre» v «blanco» pueden conjugarse (y esta conjugación se expresa diciendo que «el hombre es blanco»), viceversa «hombre» y «caballo» no pueden conjugarse (o sea no puede af irmarse que «el hombre es caballo»). La «dia léctica» es justamente la episteme, la c iencia que conoce con c uáles ideas cada idea puede conjugarse y con cuá les no. Resumiendo lo dicho, podríamos sintetizar la teoría la teoría del conocimiento de Platón en el siguiente esquema: MUNDO SENSIBLE Imaginación (Eikasía) Fe o Creencia ( pistis) MUNDO INTELIGIBLE Discurso o Raciocinio (dia noia) Ciencias hipotéticas: Aritmética, Astronomía, Armonía, Geometría, Logística Imágenes Objetos sensibles OPINIÓN (DOXA) Objetos matemáticos hipotéticos. Intuición (noesis) Dialé ctica : Estudio de las relaciones entre ideas (ascenso y descenso jerárquico) hasta llegar a la unidad, LAS IDEAS Y EL FUNDAMENTO DE TODAS: EL BIEN. C IENC IA (EPISTEME) En el mundo físico nada permanece, por ello pensará Platón q ue sobre él nada podemos saber con seguridad. Sobre lo que pertenece al mundo de los sentidos sólo podemos tener hipótesis poco seguras, que además están alteradas por nuestros intereses y pasiones particulares. Sólo podemos tener conocimientos seguros de aquello que vemos con la razón. Esta es opuesta a la mera opinión o parecer. La razón busca contenidos eternos y universales que creerá encontrar en las matemáticas y en la dialéctica. Los círculos podrán ser imperfectos, pero el círculo ideal siempre medirá 360º o los ángulos de un triángulo no podrán jamás dejar de medir 180º, o el caballo ideal siempre tendrá cuatro patas, etc. 3.2.5. LA ANTROPOLOGÍA: el cue rpo mortal, el alma inmorta l. Las partes y las virtudes del alma. a) La filosofía y la muerte. - La filosofía, como elevación de la opinión hasta la verdad, no es sólo el perfeccionamien to de nuestro modo de pensar, sino que es a la vez el perfec cionamiento de nuestro modo de vivir. Quien ama la verdad no pone como fin de la propia vida el goce del mundo sensible. La vida sensible y corpórea más bien pe rturba e im pide la contempla ción de la verda d, la cual se entrega en toda su pureza cuando el interés que tenemos en nuestro cuerpo se mantiene aparte y casi se apaga. El eterno ser de la idea que es el contenido de la verdad, en efecto, lo capta el pensamiento y no los sentidos. Si la vida corpórea obstaculiza la visión de la verdad, la muerte del cue rpo es entonces la condic ión de la pura contemplación de lo verdade ro , ya que la muerte es la separación del alma del impedimento del cuerpo. La muerte realiza por lo tanto lo que el verdadero filósofo persigue durante toda su vida, purificando de los sentidos la visión de la verdad. Es pues necesario que el filósofo auténtico, como Sócrates, desee la muerte y, encerrado en la cárcel, se alegre por la cercanía de ésta: es inminente el via je hacia el mundo inteligible, donde el filósofo vivirá una vida inmortal y bienaventurada «en compañía de los dioses». Fedón, el diálogo que describe las ú ltimas horas de Só crates- está sustancialmente dedicado a la demostración de inmortalidad del alma, ya que la inmortalidad es la condición esencial de la superación definitiva y completa de la no verdad de la vida corpórea. b) La inmortalidad del alma. – Para Platón el verdadero ser del hombre es su alma. El alma es una fuerza vital que ha existido siempre y siempre existirá, pero que en esta vida se encuentra encadenada ala prisión del cuerpo, de la materia. El alma no podrá ser feliz hasta que se purif ique de las ataduras del cuerpo y se libere plenamente de él. La demostración de la inmortalidad se basa sobre todo en el significado mismo del término "alma": con él se designa lo que anima a cada viviente, aquello por lo cual está vivo todo lo que vive. Po r lo tanto, si algo vive porque participa de la idea de la vida (al igual que algo es grande porque participa de la idea de magnitud) e l alma es la idea de la vida en cua nto el viviente participa de ella. Dicho lo cual, como es imposible que la magnit ud presente en una cosa grande se convierta o sea pequeña, de la misma manera es imposible que el alma, o sea la vida presente en cada cosa viva llegue a la muerte. Hablar de alma muerta es como hablar de fuego frío, belleza fea, grandeza pequeña, etcétera. Como es necesario que el fuego no sea f río, el tres no sea par, etc., de la misma manera es necesario que el alma no sea mortal. c) La reminisce ncia y la pree xiste ncia de l alma. ( Mito del carro alado) Para Platón, no sólo el alma es inmortal, sino que preexiste también en su unión con el cuerpo: antes de vivir en el mundo sensible, el hombre vive como alma y tiene la posibilidad de contemplar el m undo de las ideas , al cual el filósofo vuelve después de la muerte del cuerpo, si se ha purificado y descubre que el alma nunca podrá ser feliz deseando cosas materiales. La tesis de la preexiste ncia del a lma está basada en el modo en que se efectúa el conocimiento humano en el ámbito de la vida sensible. Consideremos, en efecto, dos cosas iguales: por ejemplo, dos pedazos de madera. Una es la igualdad de estos dos pedazos de madera (o sea la igualdad sensible), otra es la igualdad en sí, o sea la idea de igualdad. Pero nosotros llegamos a conocer esta idea sólo si, en la vida sensible, una y otra vez chocamos con cosas iguales, como pueden serlo dos pedazos de madera: el conocimiento de la igualdad sensible nos lleva al conocimiento de la igualdad inteligible. Pero somos conscientes de que la igualdad sensible nunca es rigurosa, sino defectuosa en varios aspectos: con una observación atenta podemos ver que las cosas más iguales siempre presentan alguna diferencia. La igualdad sensible tiende a ser como la igualdad inteligible, pero no lo logra. Ahora bien; si al percibir dos cosas iguales pensamos que esta igualdad tiende a ser como la igualdad inteligible, pero no lo consigue entonces es necesario que esta última sea conocida por nosotros antes e independientemente de la percepción de la igualdad sensible. Para confrontar lo se nsible con lo inteligible ( ya que todo lo que se ha dicho de la «igualdad» vale para cada idea), es necesario que lo inte ligible sea conocido antes e independienteme nte de lo sensible. Ésta es la regla y el ejemplar sobre cuya fundamentación podemos desarrolla r nuestro conocimiento del mundo. Esto quiere decir que el conocimiento de lo sensible tiene la función de recordamos lo que ya conoc íamos y que evidentemente habíamos olvidado, y es necesario el encuentro con lo sensible para que lo inteligible se nos haga notorio. En la vida presente, el conoc imiento huma no es, pues, reminiscencia, recuerdo de un saber ya poseído, un saber innato al nacer y luego ol vidado. Y como el nacimiento del hombre es también el inicio de su conocimiento sensible, es necesario que el conocimiento del mundo inteligible -o sea el conocimiento de la verdad- preexista al nacimiento. Ya que el alma es jus tamente el conocimiento de lo inteligible, debe afirmarse que nuestra alma preexiste a la vida presente, o sea a nuestro tomar forma humana y a nuestro entrar, con el nacimiento, en el cuerpo y en el mundo visible. Este hecho lo explica Platón mediante un mito. El alma humana vivía en el mundo de las ideas; sin embargo, el alma posee tres partes; si existe armonía entre ellas, permanece en la pureza ideal, junto a los dioses; sin embargo, si la pa rte racional se deja domina r por la parte concupiscible o irascible, el alma se precipita a la materia y se enloda en ella. Cuando esto sucede ha quedado prisionera en la cárcel de un cuerpo y olvida su vida anterior. Sin embargo, como el mundo se nsible es imagen del inte ligible puede despe rta r una añoranza por su verda dera morada. Esa añoranza es denominada por Platón "e ros" ( Banquete). Quien siente esa añoranza comprende que tiene carencia, tiene un deseo de algo que no posee , de algo bello, justo, elevado y ya no cesa de buscarlo en su vida. En ello radica la filosofía: es amor, sentimiento de carencia de la verdadera sabiduría, aquella que el amor poco a poco va recuperando, deseo que ya no se conforma con las formas imperfectas y cambiantes del mundo sensible. Lo sensible aparece ahora como algo imperfecto e insignif icante, pero el alma enlodada todavía sólo apunta los destellos de su verdadera morada, a la cual sólo podrá retornar si consigue recordar en vida, desprendiéndose de lo material y, especialmente, tras la muerte. De ahí que el amor y la purificación sean las vías que debe n acompañar a la dia léctica en la paideia, en la educación del filósofo. d) La facultad del alma y la «justicia» del individuo. -El alma no es sólo inte lige ncia y razonamiento. También existe en ella la tendencia a la satisfacción de nuestros apetitos (deseos, instintos, celo). Esta tendencia no puede identificarse con la parte racional del alma, que más a menudo está en contraste con ella (como sucede, por ejemplo, cuando con razonamientos nos prohibimos secundar algunos de nuestros instintos o deseos). Y finalmente hay un tercer aspecto del alma: aquél por el cual nos unimos y nos rechazamos. Ta mbién esto difiere de la facultad racional del alma, pero se distingue asimismo de la apetitiva, tanto que a menudo la desdeñamos por acciones realizadas bajo el impulso de los apetitos. Además de la facultad racional y de la apetitiva, existe, pues, una te rcera facultad pasional del alma. Si la facultad apetitiva es irracional (ya que tiende simplemente a la satisfacción de nuestros instintos), la pasional, en cambio, es llevada por su naturaleza a dejarse dominar por la razón siempre que no sea es tropeada por una mala educación. El justo es aquel e n quie n la razón eje rce la tarea que le es propia: dominar y guiar los instintos y las pasiones, de ma nera que unos y otras no le impidan e levarse al conoc imiento de la verdad. En esta definición del hombre justo, la razón no debe entenderse de cualquier manera, sino como aquel conocimiento de la verdad que constituye a través de la liberación de la opinión. Por lo tanto, sólo el filósofo puede ser «justo », y esta justicia suya le garantiza, en la vida futura, la pura y plena contemplación de la verdad. EL SER HUMANO VIRTUDES PRUDENCIA Parte espiritual Facultad racional Parte corporal Facultad Pasional o irascible FORTALEZA Facultad Instintiva o concupiscible TEMPLANZA 3.2.6. LA POLÍTICA: La organizac ión de l Estado en clases y la educación del filósofo-rey. Platón comprende que un individuo armónico y justo es dif ícil de alcanzar al interior de una polis injusta. Por otra parte, el individuo carece de sentido fuera del ámbito de su polis. La vida del Estado debe estar gobernada por la justicia y la armonía; para que un Estado sea feliz y justo es preciso que a nivel global se encuentre la misma armonía que se ha descrito a nivel individual. Para ello, el Estado también ha de estar regido por la verdad y el conocimiento. En Platón el Estado no se confía a la imaginación y decisiones de los individuos, sino que él mismo tiene una estruct ura inmodificable y eterna, por la cual le es posible al hombre alcanzar el Bien, consistente en la contemplación de la verdad, y realizar la justicia en la tierra. En la segunda parte del mito de la caverna, el prisionero que ha logrado liberarse de las cadenas y salir de la caverna es el filósofo. Al recordar su vida precedente, la lamenta y se considera bienaventurado, pero si vuelve a la caverna e intenta liberar a los que han quedado allí, es inevi table que aparezca como un intruso y un subversor del orden umbroso que reina allí, y es, pues, inevitable que en nombre de ese orden lo maten. Sin embargo, el filósofo conoce la verdad, hasta el punto de que si él guiase la vida que se desarrolla en la caverna, ésta se halla ría más acorde con la verdad y el bie n. Tal es la gran propuesta de Platón: justamente porque la filosofía debe guiar la vida del hombre, la filosofía debe guiar los Estados. La propuesta de Platón para conseguir la salvación de la polis es o que los gobe rnantes se vuelvan filósofos o que los filósofos se torne n gobe rna ntes. La liberación del hombre, que lleva de la opinión a la verdad, no puede ser, en una aventura del individuo, sino de toda la colectividad. Entonces, ¿cómo debe estar constituido el Estado para que sea posible la concreta realización del bien, la verdad y la justicia? El aislamiento del filósofo (su no querer volver a la caverna) es inevitable en aquellos Estados que no se preocupan por vivir acuerdo con la verdad y el bien, y son todas aquellas formas de Estado con las que históricamente Platón tuvo relación. Pero si se dieran las condiciones adecuadas en un Estado para ser gobernado de manera justa y sabia, el f ilósofo no puede aislarse: aunque haya experimentado una forma de vida superior a la de regidor del Estado (la vida f uera de la caverna), es más bien por esta experiencia por lo que no desea el poder ni la riqueza, y tiene el deber de colocarse como guía del Estado (o sea volver a la caverna y guiar a los hombres que la ha bitan) para que en el bien participe toda la comunidad. En el Estado ideal, antes que nada debe tene rse en c uenta la naturaleza e n la que cada hombre nace, y que es diferente en cada uno. En efecto, si el alma preexiste a su en carnación, la naturaleza y el caráct er que el hombre posee en su vida sensible son los que .el alma ha querido ser al en carnarse, y esta voluntad originaria es inmodificable en la vida presente. Cada uno nace, por lo tanto, con una naturaleza predominante: en unos domina la parte concupiscente, en otros la parte irascible y, finalmente, en otros la parte racional. Así en el Estado cada uno pertenecerá a una clase social en virtud de la naturaleza con la que ha nacido; aquellos en los que prima la parte apetitiva serán los productores de bienes, aquellos en los que prime la fuerza de la parte irascible serán gue rre ros y en quienes prime la parte racional serán educados en la filosofía para dirigir el Estado ( filósofos-reyes); pero no habrá lugar en el Estado para todas aquéllas naturalezas que son la degeneración de las clases fundamentales (por ejemplo, los tiranos, los demagogos, los sofistas) y que, al igual que los poetas y artistas, alejan al pueblo de la verdad. Custodios del Estado, los guerreros y los filósofos forman la clase dominante. Unido a su propia naturaleza, cada uno nace dominador o dominado: ningún paso de una clase (o sea de una «naturaleza») a otra. Al igual que no existe transformación de un olivo en un lobo y de un lobo en un hombre. Por otra parte, la clase domina nte no tiene ningún otro fin que el bien de los dominados, al igual que el fin del pastor es el bien del rebaño. Por lo tanto, los custodios del Estado no deben transformarse en opresores de la clase infe rior. Con ese f in deben eliminarse todas las ocasio nes que puedan alimentar la avidez y el egoísmo de los custodios; sobre todo se e limina rá toda forma de propiedad privada y la misma familia; en la clase dominante, mujeres e hijos se tendrán en común y común será la educación. Reyes serán sólo aquellos que en la filosofía y en la guerra sean los mejores. «Aristocracia» significa justamente «dominio de los, mejores» y es la forma perfecta de gobierno. Hay, pues, una estrecha analogía entre estructura de l alma indiv idual y estructura del Estado. A la facultad apetitiva corresponde la clase de los productores de bienes, o sea aquellos que tienden a la satisfacción de las necesidades materiales; a la facultad pasional, la clase de los guerreros; y a la racional, la de los filósofos. Por lo tanto, la «templanza » es la virtud propia de la parte apetitiva del alma y de la clase de los productores de bienes: consiste en dejarse guiar por a razón, de manera que el goce de los bienes sensibles no se convierta en el fin último de la vida. La «fortaleza» es la v irtud de la facultad pasional y de la clase de los guerreros, y consiste en saber afrontar, aun a través de los dolores, lo que la razón individual y la clase de los filósofos regidores del Estado prescriben. La «sabiduría», finalmente, es la virtud de la facultad racional y de la clase de los regidores: consiste en la capacidad de guiar en el individuo las facultades, y en el Estado, las clases inferiores; y tal capa cidad se basa en el conocimiento de la verdad y del bien. Al igual que un individuo es justo porque en él las facultades del alma cumplen la tarea que les es propia, en el Estado se realiza la justicia -que es, pues, la virtud suprema - porque cada clase respeta su propia naturaleza; o sea que los regidores la guían de acuerdo con la ve rdad y las otras dos clases siguen dócilmente esa guía. Las clases del Estado platónico las vemos reflejadas en el siguiente esquema: Alma racional Prudenc ia Alma irascible Fortaleza Alma concupisc ible Templanza Filósofos- Reyes Guerreros Productores de bienes Si con la verdad no se vincula sólo al individuo singular, sino toda la comunidad, esto no significa que todos deban convertirse en filósofos: lo impide la naturaleza de cada uno. En el Estado, la culminación de la plenitud humana sólo puede ser alcanzada por unos pocos. La mayoría- se relaciona de manera indirecta con la verdad: ya que se deja guiar por los pocos que la poseen. La educación --que consiste en la predisposición de los medios que permiten al individuo alcanzar la propia plenitud humana- está, pues, dirigida a unos pocos, o sea a los custodios del Estado. Idéntica para hombres y mujeres, e impartida no por particulares (como por lo general sucedía en la antigüedad), sino por e l Estado. Éste se ocupa del futuro custodio aun antes de que nazca, preestableciendo los matrimonios entre las mejores naturalezas pertenecientes a la clase de los custodios y eliminando a aquellos que nacen con imperfecciones. Los nacidos según las previsiones del Estado en seguida son confiados a los lugares públicos de educación, donde sus padres carnales ya no los reconocen. De esta manera, dentro de la clase de los custodios, padres de cada joven son todos los adultos, y cada adulto tiene como hijos a todos los jóvenes. El criterio general educativo está dado por el armónico desarrollo del cuerpo y de la mente ( o sea por la gimnasia y la música, entendida exactamente esta última cómo educación global de1 alma), aunque el cuidado del cuerpo y el del alma no deben ser fines en ellos mismos. El Estado vela antes que nada por eliminar los peligros que puedan nacer de una mala educación religiosa y artística. En los poemas de Homero, en los que está basada sobre todo la educación religiosa de los griegos, los dioses tienen los mismos vicios y debilidades que el hombre, y se instila de la manera más sutil el terror a la muerte y la vida del más allá. Es, pues, una educación equivocada, que aleja a los jóvenes de la verdad y que en el Estado ideal debe ser sustituida por una imagen apropiada de los dioses (éstos son buenos y no en vidian a los hombres) y de la ultratumba. Aunque no se trata de educación filosófica, incluso en este nivel más elemental la educación debe dejar entrever el sentido autént ico de la verdad. Para Platón, los poetas no sólo cuentan muchas y grandes mentiras, sino que en sus obras la belleza, en vez de servir como vía de conducta de lo sensible a lo inteligible, es el vínculo con el cual cierran lo sensible al hombre. El amor a la belleza, en efecto, en primer lugar sí es amor hacia los cuerpos bellos (por lo tanto, es amor sexual), pero también es insatisfacción por la simple belleza sensible y es, pues, tendencia a la belleza de las almas y, finalmente, a la belleza de la verdad. Amor (Eros) expresa por lo tanto el sentido mismo de la filosofía. En la poesía y en las artes, en cambio el amor a la belleza se concreta de manera que impide la elevación hasta la belleza inteligible, ya que poesía y arte construyen objetos hechos a imitación del mundo sensible. Ya que esto es a su vez imitación del mundo inteligible, poe sía y arte, en vez de conducir al modelo inteligible, del cual es imitación el mundo sensible, sumergen al hombre en las imitaciones de la imitación, alejándolo de esta manera de la verdad. Más allá de las concepciones mitológicas, también el arte y la poesía imitativos deben ser eliminados de la educación e os custodios e Estado. Los guerreros que hayan demostrado particulares aptitudes de inteligencia serán educados para convertirse en f ilósofos y regidores del Estado. Después del estadio de la arit mética, geometría, astronomía y música (como estudio de las relaciones matemáticas de los sonidos), la pequeña minoría que demuestre que sabe captar el uno en lo m últiple será introducida, no antes de los treinta años, en el estudio de la dialéctica. De los treinta y cinco a los cincuenta años los filósofos se acercarán a la conducción del Estado. El fallo de la educación lleva a la degeneración del Estado. La perfecta forma de gobierno - la aristocrática- se convierte entonces en «timocracia» (dominio de la ambición): es la forma de gobierno de los espartanos. La corrupción de la timocracia lleva a la "oligarquía" (dominio del patrimonio) y la crisis de esta última, a la «democracia», que elimina los privilegios económicos de unos pocos. A su vez, por un movimiento de reacción a la excesiva libertad , la democracia es destruida por el peor de los dominios: la tiranía, que sofoca cualquier verdad y libertad. 3.3. RESUMEN DE PLATÓN: TEORÍA DE LAS IDEAS.1.- Frente al relativismo de los sofistas que considera que toda verdad depende de los intereses de cada individuo, impidiendo cualquier fundamento de la ética y de la política, Platón en su teoría de las ideas plantea la existencia de un mundo objetivo, invariable y eterno del que deriva todo lo sensible y en el cual podemos descubrir la verdad. 2.- Platón busca un principio que haga inteligible la realidad y explique el mundo sensible; para ello estudia los conceptos investigando sus similitudes y diferencias. Al contenido del concepto lo denomina IDEA. Las ideas son entidades objetivas, inmutables y eternas, que forman un mundo independiente del interés o la opinión individual. Son el ser real. 3.- Por ello Platón divide el conocimiento en dos mundos: - El sensible, objeto de la opinión (doxa), donde se sitúan los seres sensibles que se generan, cambian y desaparecen. - El inteligible, objeto de la verdad y la ciencia (episteme), donde se sitúan las ideas inmutables. La explicación del mundo sensible, su verdad, la encontramos en las ideas de las que los objetos sensibles son copias. 4.- El mundo sensible, además de las ideas, tiene otras dos causas: el demiurgo y la jora. Las ideas son la causa formal, el demiurgo la causa agente y la jora la materia que moldea el demiurgo o artesano tomando como modelo las ideas; así surge el mundo sensible. 5.- Aunque la verdad del mundo sensible sólo podemos hallarla en el mundo original de las ideas, la mayoría se guían sólo por las imágenes, creen que los objetos sensibles, copias de las ideas, son la verdad, el modelo original. Para adquirir la sabiduría es preciso remontar un penoso ascenso que conduce de la opinión a la verdad, del fondo oscuro de la caverna hasta la luz de las ideas. Ese camino puede ser representado por el siguiente esquema: MUNDO SENSIBLE Imaginación o Conjetura (Eikasía ) Imágenes Fe o Creencia ( pistis) Objetos sensibles OPINIÓN (DOXA) MUNDO INTELIGIBLE Discurso o Raciocinio (dianoia) Ciencias hipotéticas: Aritmética, Astronomía, Música, Geometría. Intuición (noesis) Dialéctica: Estudio de las relaciones entre ideas (ascenso y descenso jerárquico) hasta llegar a la unidad, EL BIEN. CIENCIA (EPISTEME) Ese largo camino sólo puede recorrerlo alguien intermedio entre el ignorante y el sabio, EL FILÓSOFO, seducido por el amor a la verdad, que desvelando las apariencias sensibles se elevará hasta el principio no hipotético del que participan todas las ideas y en base al cual se ordena toda la realidad: LA IDEA DE BIEN. 6.- Hay tres caminos por los que el filósofo puede acceder a las ideas: LA MUERTE, entendida como desprendimiento de todas las ataduras corporales, de todas las pasiones; EL AMOR: el filósofo es el amante de la sabiduría, es el que desea la verdad porque reconoce no poseerla, es el intermedio entre el ignora nte que no desea por desconocimiento y la divinidad que no desea porque ya posee la verdad; y, por último, el camino más importante de todos, LA DIALÉCTICA, que permite remontar el camino desde la multiplicidad hasta la unidad de la idea del bien. La filosofía no sólo es un modo de conocer, sino fundamentalmente de vivir, ya que el que conoce el bien, no puede dejar de practicarlo a no ser por ignorancia. Por ello hay que perfeccionar el modo de vida superando todas las aspiraciones materiales cambiantes y pasajeras, hasta conseguir guiarse totalmente por lo más elevado del hombre, SU ALMA RACIONAL. 7.- Para Platón el alma es eterna y ya existía en estado puro antes de dejarse conducir por las pasiones y encarnarse en la cárcel del cuerpo. En su estado anterior pudo contemplar las ideas, pero al encarnarse en un cuerpo y depender en su conocimiento de los sentidos, las olvidó. Sin embargo, puesto que el mundo sensible ha sido modelado a imagen de las ideas, un hombre que se purifique y adiestre su alma racional, podrá ir recordando a partir de las copias sensibles el mundo original y verdadero del que procede. El mundo sensible nos recuerda, por tanto, las ideas. Para Platón, TODO CONOCIMIENTO ES RECUERDO ( ANAMNESIS ) DE LO YA VISTO PERO OLVIDADO. 8.- Sin embargo, si nos dejamos guiar por lo material, creeremos que el sueño sensible es la realidad y permaneceremos prisioneros en la ignorancia de la caverna de la opinión. Sólo el que se purifica puede acceder a la verdad, puede por la seducción de la verdad desvelar las imágenes para remomtarse al modelo. 9.- Todo hombre debe tender a alcanzar su perfección, su bien; sólo así será feliz. Todo hombre nace con tres facultades, si bien en cada uno predomina alguna de ellas; éstas facultades son: el alma racional, el alma irascible y el alma concupiscible. La perfección de cada una de ellas consiste en desempeñar la función que les corresponde de manera armónica; el alma racional debe dirigir toda la actividad hacia el bien y regir las otras facultades; cuando lo consigue, alcanza su virtud que es la PRUDENCIA; el alma irascible debe dar la fuerza para seguir ese duro camino trazado por la racional conteniendo en sus límites las pasiones; cuando lo consigue, alcanza la virtud de la fortaleza y por último el alma concupiscible debe templar todos los deseos materiales para alcanzar su perfección: LA TEMPLANZA. El bien del hombre se consigue cuando se alcanza la armonía entre estas tres facultades; entonces decimos que un hombre es justo y feliz. 10.- No obstante, para que el bien y la justicia sean posibles no basta con esta dimensión individual. Un individuo no puede alcanzar el bien y la justicia en una sociedad corrompida si no es retirándose de ella; por esto, la definición de JUSTICIA debe ser ampliada a la relación entre el individuo y el Estado ( polis). La reflexión filosófica de Platón gira en torno al ESTADO IDEAL, entendiendo por tal aquel en que pueda realizarse la justicia, es decir, la armonía entre los individuos y la sociedad, entre gobernantes y gobernados, entre la moral y la política. Sólo bajo estas condiciones el Estado tenderá a la realización de la idea del bien y no a la consecución de intereses particulares y partidistas; la liberación del hombre no puede ser la aventura de un solo individuo aislado; la sociedad misma debe organizarse para esa consecución. 11.- Sólo cuando un hombre que conozca el bien y actúe conforme a él dirija el Estado se podrá acceder a ese logro; ese hombre, desprendido de toda seducción por los bienes materiales y las pasiones es el filósofo. Por ello Platón afirmará que los Estados serán felices cuando los filósofos sean reyes o los reyes filósofos. El filósofo que ha conseguido salir de la caverna debe regresar a ella para liberar y conducir a los encadenados. 12.- El problema que se plantea, por tanto, es la manera de descubrir al verdadero filósofo ya que no todos pueden serlo y aunque se tenga una predisposición para ello, la educación y la sociedad pueden corromper su alma. Cada hombre nace con una naturaleza propia, en él al nacer domina una de las tres facultades. La educación se encargará de descubrir esta facultad predominante y conducirla hacia su perfección. El Estado se encargará de educar a los niños desde su nacimiento sin distinción de sexo; éstos serán separados de sus padres y puestos bajo la tutela de educadores del Estado. Sometidos a multitud de pruebas aquellos que las superen por no dejarse llevar por los apetitos materiales y por el miedo, serán seleccionados para ser guerreros y, de entre estos los que superen todas la pruebas y se les encuentre especialmente predispuesto para la ciencia, serán seleccionados para ser instruidos en la aritmética, geometría, astronomía y música. Por último, los que superen todas estas pruebas y muestren una especial aptitud para captar la unidad en lo múltiple serán, nunca antes de los treinta años, adoctrinados en la dialéctica y sólo dirigirán el Estado, tras duras pruebas de purificación, a partir de los cincuenta años. Estos serán los filósofos que dirijan el Estado; vivirán en un régimen de comunidad absoluta y no tendrán bienes. 13.- De esta manera el Estado se estructuraría de la siguiente manera: Alma racional Prudencia Filósofos-Reyes Alma irascible Fortaleza Guerreros Alma concupiscible Templanza Productores de bienes Sólo bajo estas condiciones se alcanzará el bien y la justicia en el Estado. 3.4. TEXTO PARA COMENTAR: 1. Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriorment e ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente ciert o; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de t odas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario t enerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado c omo en lo público (Platón, La República, Libro VII, 517a-d, en PLATÓN, Diálogos IV. La República, trad. De Conrado Eggers, Madrid, Gredos, 19 86, p. 342). Conte sta las siguiente s cue stiones: a)Contexto breve del autor y resumen muy escueto de su filosofía. b)Tema c) Ideas principales. d)Relación entre las ideas. e)Explicación de las ideas. f)Vigencia de las ideas del texto en la actualidad Tema IV. ARISTÓTELES. 4.1. Contexto histórico. 4.2. Vida y obra de Aristóte les (384-323 a.C) 4.3. LA ONTOLOGÍA DE ARISTÓTELES: La substancia, síntesis de materia (pote ncia) y forma (acto). - Las deficie ncias de la te oría de Platón. La Filosofía Primera (meta física). LA SUBSTANC IA Y EL HILEMORF ISMO. La crítica al platonismo. 4.4. Tipos de sustanc ias: 4.5. La física. El movimiento, sus tipos, sus principiso y sus causas. 4.6. La antropología. 4.7. Epistemología (teoría del conocimiento). 4.8. La ética. 4.9. La política. 4.10 Resume n de Aristóteles. 4.11. Texto de l L. I de La Política. 4.1. Contexto histórico: Situación en que se enc uentra Grecia. La situación tras las Guerras del Peloponeso. Después de las Guerras del Peloponeso, Atenas se encuentra vencida y la democracia suf re un duro golpe. Esparta es la vencedora y su dominio durará veinte años (399-379). En Atenas decaen el comercio, la artesanía y la agricultura; aumentan las luchas políticas entre las clases sociales atenienses sin llegar a establecer ningún régimen de partidos; el individualismo y las querellas personales son corrientes en todo momento. Hay conflictos entre las clases dominantes y los esclavos, y entre los oligarcas y el pueblo. La democracia en el siglo IV a.C. nauf ragó y estuvo a punto de convertirse en demagogia; los magistrados son con frecuencia sospechosos y acusados de malversación y traición; casi todos los jefes militares y políticos fueron objeto de procesamiento. Esparta ejerce la hegemonía en todo el Peloponeso; pero aparece Tebas, que se levanta contra Esparta con brutales aires imperialistas y desprovista de un programa político. Tebas obtiene una victoria en el año 362 a.C., en Mantinea, sobre Esparta. Intervienen casi todas las ciudades griegas, unas al lado de Tebas y otras al lado de Esparta. Grecia, en su conjunto, se encuentra ya agotada, desgarrada, ninguna ciudad tiene ya fuerza para imponerse. Todos ansían una paz general, que tarda en conseguirse casi 20 años, llega con la batalla de Queronea, en 338 a.C., ganada por el Rey Filipo II. Filipo II de Macedonia (359-336). Macedonia es una región situada al norte de Grecia; los macedonios son griegos, pero habían permanecido mucho tiempo at rasados desde el punto de vista social y político; esto daba lugar a que los griegos les consideraran como «bárbaros» o casi extranjeros. Filipo II es hijo del Rey Amintas II y de Eurídice, disoluto y gran bebedor; fue un buen general y un gran diplomátic o. Aprovecha las disensiones internas de las ciudades griegas para imponerse; ocupa los estrechos y la fortaleza de Elatea; esto provoca la alianza de Tebas y Atenas, las cuales presentan batalla contra Filipo, en Queronea, donde son vencidos por Alejandro Magno, en el verano del 338. Este joven general tiene 18 años, Aristóteles tiene 46. (El ateniense Demóstenes, el mejor orador griego, no consigue con su elocuencia agrupar a todo el Peloponeso, junto con Atenas, en contra de Filipo II; sus discursos políticos se llaman «Filípicas».) Alejandro Magno (356-323 a.C) Según cuentan las narraciones de la época, era hermoso como un dios; de su padre hereda el frecuente uso de las bebidas, pero fue más f ranco y abierto que él; de mejores cualidades militares, con más fogosidad y más agudeza, con una imaginación y una inteligencia propias de un genio. En su corta vida (sólo 33 años) fue un gran constructor e iniciador de culturas y civilizaciones. A los 20 años sucede a su padre; en el 336 se hace nombrar gene ral de los helenos, en la asamblea general de Corinto; reprime una sublevación de griegos, y arrasa Tebas y perdona a Atenas después de la batalla de Queronea. Domina Grecia y pasa a Asia; derrota a Darío III en Babilonia, penetra en Egipto, Jesuralén, Libia, funda Alejandría y llega hasta Persia. Pasa el valle del Indo y regresa a Irán para poner la corte en Babilonia. Muere a los 33 años. Alejandro difundió por todas partes la cultura griega. Con sus conquistas abrió el Oriente al helenismo. 4.2. Vida y obra de Aristóteles (384-323 a.C) Nace en Estagira, el año 384, después de 20 años de guerra del Peloponeso. No es ateniense sino macedónico. Es hijo de Nicómaco, médico y amigo del Rey Amintas II, que reinaba en Macedonia. A los 17 años se va a la Academia a estudiar con Platón; permanece en ella durante 20 años; es discípulo suyo y amigo y el maestro le deja profunda huella. Al morir éste, 347, él tiene 37 años y se va de Atenas. Escribe el diálogo «Sobre el alma» en el que sigue a su maestro. Después se distancia mucho de sus doctrinas, y es un crítico de su filosofía. De Atenas se va a Assos, donde recibe el apoyo del tirano Hermías, Rey de Assos. Acepta la invitación de F ilipo II para encargarse de la educación de su hijo Alejandro (éste tiene 13 años, Aristóteles, 42). Le acompaña en muchas de sus campañas militares durante cerca de 8 años. A petición suya, Alejandro reedifica la ciudad de Estagira, destruida por Filipo tiempos atrás; le envía material y elevadísimas sumas de dinero para sus investigaciones y estudios de Historia Natural. Terminada su misión educativa con Alejandro, regresa a Atenas y funda el Liceo, especie de universidad actual, en los terrenos de un amigo llamado Apolo Likaios, con el apoyo económico de Alejandro. Se trata de un círculo de investigadores, científicos, historiadores, filósofos, etc. Es acusado de impiedad (asebeia) a la muerte de Alejandro, y entonces, abandona Atenas. Prevalece el partido antimacedónico y se tiene que marchar por ser un colaborador y amigo de Alejandro y de los ocupantes macedónicos de Atenas. Se va de la ciudad, dice, «para evitar un segundo atentado contra la Filosofía» (para que no se repita el crimen de Sócrates). Muere en Eubea a los 62 años. Obras. Corpus Aristotelicum: 1 . Lógica: (Organon aristotelicum) (=Instrumento): 6 libros. 2. Filosofía primera o Metafisica: 14 libros. 3. Física: 4 libros. 4. Biología: 2 libros. 5. Ética: Eudemo: 7 libros. Nicómaco: 10 libros. Magna moralia: 2 libros. 6. Política. 7. Arte: Retórica: 3 hbros; Poética: 2 libros; Poesías. 4.3. LA ONTOLOGÍA DE ARISTÓTELES: La substa ncia síntesis de materia (potenc ia) y forma (acto). Las deficienc ias de la te oría de Platón.- Ante el problema presocrático (ser y cambio, Parménides-Heráclito), Platón había creído encontrar la solución en el mundo de las ideas (lo que permanece) y el mundo sensible (lo que cambia). Pero Aristóteles se pregunta: ¿cómo explicar el ser de las cosas si «el ser» -según Platón- no está en ellas mismas? ¿cómo explicar e l movimiento y el cambio del mundo sensible desde las ideas que son estáticas e inmutables? La teoría de las ideas, fundamento del conocimiento, al contraponer como heterogéneos el mundo sensible y el inteligible incurre, según Aristóteles, en dos deficiencias: a) Hace imposible una explicación racional de la conexión entre esos dos mundos, teniendo que recurrir al mito. b) Niega la posibilidad de una ciencia de lo físico, de los seres naturales cuyo atributo es precisamente el movimiento; desde el platonismo no se puede explicar científicamente el movimiento. Para solucionar esas deficiencias, Aristóteles no partirá de las ideas, sino de las cosas concretas, de los seres f ísicos, sometidos al movimiento a los que denominará "sustancias prime ras". Aristóteles inicia su reflexión desde la observación directa. El estudio de l se r lo hace Aristóte les en su obra F ilosofía Primera , que a partir del siglo XII se llamaría Metafísica. La Filosofía Prime ra (metafísica) La filosofía primera, por lo tanto, es el sabe r mediante el c ual llegamos a conoce r las prime ras causas y los primeros princ ipios de l ser como totalidad; el resto de las ciencias, al no dar cuenta de sus principios y al no estudiar el ser en su totalidad, sino tan sólo una parte del ser (ya sea el ser físico, matemático, astronómico...) son denominadas filosofías segundas: Ahora bien, ¿hay verdaderamente una naturaleza común a todos los seres? El ser se dice de muchas maneras, ¿qué tienen en común todas las formas de nombrar al ser?. Existen dos maneras diferentes de nombrar lo que existe: A. PREDICAMENTOS o CATEGORÍAS, conceptos nombramos a los individuos concretos y sus propiedades. con los que Las categorías son diez: 1. La substancia primera (sujeto de inhesión de los accidentes) es aquel sujeto que no necesita de otro para existir. Vg: PEPE. Es síntesis (synolon) de: - Materia: Sujeto de sustentación de la forma. Aquello de lo que están hechas las cosas, materia concreta de cada cosa ( materia segunda ). Pensada abstractamente, es lo indeterminado ( materia primera), lo que todavía no es pero puede llegar a ser ( pote ncia). Elemento potencial de la sustancia. - Forma: Es la estructura o naturaleza que le hace ser a una materia algo concreto, que hace ser a las cosas lo que son; la esencia que define lo que una cosa es; lo que determina la mate ria convirtiéndola en algo concreto en acto. Nos permite pensar racionalmente la materia. Aunque nunca encontramos separadas materia y forma - por ello es una síntesis-, sin embargo, podemos abstraer la forma pensándola como separada de la materia; así concebida, la forma es denominada "substanc ia segunda " y se identifica con los predicables. Los accidentes, son las características de una cosa concreta que pueden cambiar sin que por eso esa cosas deje de ser lo que es. Por ejemplo, si un hombre concreto pesa 70 kg, si aumenta o disminuye su peso, no por ello deja de ser un hombre. Además el peso siempre es una propiedad que necesita de una sustancia para darse; los accidentes siemp re se dan en una substancia, necesitando de ella para existir: 2. Cantidad: 3. Cualidad: 4. Re lación: 5. Lugar: 6. Tiempo: 7. Posic ión: 8. Estado: 9. Acción: 10. Pasión: Pesa 70 kg. Es Moreno. Hijo de Juan. Está en la plaza. Ahora. Sentado. Cansado. Esperando a su novia. Siendo contemplado por los paseantes. B) LOS PREDIC ABLES, conceptos mentales con los que definimos la esencia de los seres y son comunes a una pluralidad de ellos. Son la forma abstraída de las cosas. Existen varios, pero los tres más portantes son: 1. GÉNERO: Concepto general común predicable de varias especies. Vg: Animal. 2. ESPEC IE: Concepto general predicable común a un conjunto de individuos. Vg: Hombre. 3. DIFERENC IA ESPEC ÍF ICA: Concepto general predicable que diferencia a unas especies de otras. Vg: Racional. Pese a la pluralidad de maneras de nombrar lo que existe, todos se refieren a un mismo término, a una naturaleza común, ya que los accidentes se dan en un sujeto que los soporta, que es la sustancia, la cosa concreta de la que decimos sus características, y los predicables son conceptos que expresan la esencia, la forma de las cosas concretas; sin cosas concretas tampoco podríamos abstraer de ellas su esencia universal y común. Lo verde, lo alto, el actuar, el sufrir, son propiedades que dependen de un sujeto que es la sustancia; nunca se pueden dar por sí solas: tampoco encontraremos paseando por el parque al hombre, sino hombres particulares, a Pepe, Juan o Pedro, cuya esencia es ser hombre. Por lo tanto, el sujeto de toda predicación al que se ref ieren los demás modos de nombrar la realidad es la substancia primera. La naturaleza común a todos los modos de ser investigada por la f ilosof ía primera es la substancia primera; ella es el principio constitutivo del ser, de toda la realidad. LA SUBSTANC IA Y EL HILEMORF ISMO. La sustancia es el principio constitutivo del ser, que distingue a cada ser y no se predica de ninguno. Es el sujeto de inhesión sobre el que acaecen los accidentes; estos pueden cambiar, pero siempre en una sustancia. Es principio (arjé) y causa (aitia)de lo que cada ser es. Como veíamos, la sustancia es un synolon formado por una materia y una forma. a) LA MATERIA expresa el componente potencial de la sustancia, y puede ser de dos c lases: - Prime ra: Es la materia en abstracto antes de haber recibido forma alguna; Sería el componente potencial de todo el universo y vendría a cumplir el mismo papel que la jora platónica. Nunca la vamos a encontrar, ya que cada materia siempre está unida a una forma; es, por tanto, una abstracción mental. Por ejemplo, la materia está en potencia para ser mesa, pero ya está en acto como madera, ya tiene la forma de madera. -Segunda: Materia ya formada de la que están hechos los seres, perceptible po r los sentidos; es apta para recibir formas determinadas en función de la finalidad de la misma; por ejemplo, el bronce está en potencia para ser estatua, pero no para ser árbol. La semilla de pino está en potencia para ser pino, pero no para ser peral. En síntesis, la materia es el conjunto de los elementos físicos indeterminados, desestructurados e informes, al tiempo que es el principio de los caracteres individuales de las cosas. Es también el elemento potencial de la sustancia, la capacidad de poder recibir formas. b) LA FORMA: Es lo que determina a la materia poniéndola en acto; hace pasar de lo indeterminado a un ser concreto; es la esencia de la cosa que utilizamos para def inirla y no se identifica con la figura que sería accidental, sino con la función que cumple; esa esencia no existe por separado de las cosas concretas de las cuales es su forma, como pensaba Platón. Si existe separadamente es de manera mental, cuando la pensamos, es decir, como concepto que abstraemos a partir de las cosas concretas. Recibe también los nombres de "eidos", sustancia segunda, "entelejeia", y "ti to en einai". De la forma abstraíada mentalmente surgen los conceptos predicables que son universales, inmutables, que ni se generan ni se destruyen y a partir d e los cuales se puede hacer ciencia, ya que la ciencia no se puede hacer de lo particular, sino de lo universal. La forma, por lo tanto, nos permite comprender lo que las cosas son. En síntesis, la forma es el principio que estructura y determina los elementos físicos materiales convirtiendo la materia en cosas concretas y haciéndolas inteligibles; la forma actualiza, pone en acto a la materia, haciendo ser a una cosa lo que es, al tiempo que nos permite comprenderla. La sustancia entendida como synolón de materia (hylé) y forma (morfé) - de ahí el nombre de hilemorf ismo que recibe esta teoría- es el objeto estudiado por la filosofía primera. LA C RÍTICA AL PLATONISMO: Concebida la sustancia como el ser, la aparente disparidad de los sentidos del ser se unif ican. El ser fundamental y necesario es la sustancia. La materia es lo que es por la forma que recibe. La forma da el ser, la actualidad a la materia, que en caso contrario permanecería indeterminada en potencia. La forma actualiza a la materia convirtiéndola en una cosa concreta. Pero la forma no se encuentra en un mundo diferente por separado de la materia. Ni la forma, ni materia por separado son ser, sino su conjunción, su synolon. La idea platónica, que es la forma de las cosas, no existe por tanto en un mundo aparte, sino que está en las cosas concretas; es su forma abstraída por el pensamiento, a la que denomina Aristóteles SUBSTANC IA SEGUNDA. Los seres concretos se generan y se destruyen; por eso hay movimiento y cambio, pero puesto que todos portan una forma universal, podemos hacer ciencia de la substancia. Según Aristóteles, la característica del platonismo es considerar los predicables como sustancias separadas, reales e independientes de los seres concretos cuya forma son. Para Aristóteles, la realidad de los predicables es la misma que la de los seres concretos de los que son su forma. Frente al platonismo, Aristóteles identifica lo que una cosa es, su esencia, su forma con la cosa concreta de la cual es forma. A partir de esta i dentidad, la esencia deja de ser un "modelo en un mundo aparte" y la cosa concreta, al poder ser objeto de conocimiento, de ciencia, deja de ser una imagen, una copia, una sombra. 4.4. TIPOS DE SUSTANC IAS: Las sustancias pueden ser de tres clases: a) Te rrestres o sublunares: Formadas por todos los seres físicos, compuestos de materia imperfecta y forma; son móviles de movimiento imperfecto, sometidos a la generación y la corrupción. Son estudiados por la Física. b) Celestes o supralunares: Seres formados de materia perfecta y forma; por poseer materia se mueven; pero, al ser perfecta (éter) son incorruptibles y de movimiento circular perfecto, siendo estudiados por las Matemática y la Astrología. c) Supracelestes: Existe uno sólo carente de materia, forma pura, que es imnóvil e incorruptible, por ser perfecto y carecer de materia; este ser es la causa última y final de todo el movimiento; Aristóteles le llama "Motor Inmóvil", "Acto puro", "Entelejeia Primera", "Noesis noeseos", es decir, pensamient o que se piensa; en su pensamiento están contenidas las formas perfectas de todos los seres y lo identif ica con la divinidad. Todos los seres materiales tienden naturalmente a alcanzar la perfección de tales ideas; esa tendencia es la que les hace moverse; alcanzar la perfección de la idea es alcanzar su pleno desarrollo natural, su naturaleza propia; esa finalidad es la causa última del movimiento. Tal ser es estudiado por la Teología. 4.5. LA F ÍSICA. Es la c ienc ia (episteme) que estudia la fisis, es decir, la naturaleza de los c uerpos que tie nen e n sí el principio de su movimiento y reposo de manera esencial y no por accidente. Una semilla de pino tienen la potencia para convertirse en pino, pero un trozo de madera no tiene en sí la potencia de transformarse en mesa. Ese movimiento le viene del exterior, de las manos de un carpintero. El movimiento es, pues, el elemento constitutivo del ser de las sustancias físicas. Existen varios tipos de cambios: a) Los movimientos accidenta les: -Cualitativo. - Cuantitativo. - Local o de traslación. En ellos sólo cambian los accidentes, pero la sustancia permanece como sujeto de inhesión inalterable. Vg: Pepe puede ser más o menos moreno, puede pesar más o menos, puede moverse de un lugar a otro, pero no por ello deja de ser Pepe. b) Los cambios sustanc iales: - Generación de una sustancia (génesis). - Corrupción de una sustancia (fzora). En ellos se genera o se destruye una sustancia, y lo que permanece como sustrato, como sujeto de sustentación, es la materia. Pepe puede morir, pero su cadáver o sus cenizas permanecen. Frente a Parmémides, que negaba la posibilidad del movimiento, Aristóteles afirma la movilidad de la naturaleza. Pero frente a Heráclito, no todo en ella es movimiento; en todo cambio o movimiento siempre hay algo que cambia y algo que permanece; no se pasa del ser al no -ser o de éste al ser; siempre existe algo intermedio entre el ser y el no-ser que es el sujeto sobre el que recaen los cambios. En los cambios accidentales cambian los accidentes, pero permanece como sustrato la sustancia. En los cambios sustanciales, permanece la materia. Por lo tanto, entre el ser y el no-ser existe un ser intermedio. EL SER EN POTENC IA QUE TODAVÍA NO ES PERO PUEDE LLEGAR A SER. Una semilla de pino está en acto como semilla, pero su materia está en potencia para llegar a ser pino ( que es su fin natural); la materia de la semilla será el sujeto de todo el cambio hasta que deje de ser semilla y se convierta en un pino en acto. El trayecto que conduce de la privación de la forma de semilla a la realización de la nueva forma, la de pino, es lo que Aristóteles denomina movimiento. Por eso, define al movimiento como EL AC TO DE LA POTENC IA MIENTRAS ESTÁ EN POTENC IA. Es, por tanto, un acto incompleto, ya que en el momento en que se actualiza un ser, cesa su movimiento con respecto a la forma adquirida. Hay movimiento mientras se desarrolla la semilla, pero cuando ésta se actualiza en la forma de pino, el movimiento cesa. El movimiento conduce de la potencia al acto. Como ya hemos dicho, si la Física ha de ser ciencia, tiene que investigar los principios y causas necesarias del movimiento. Según lo visto, en todo movimiento han de existir tres principios: a) La privación de una forma anterior para pasar a otra que estaba en potencia. Vg: La privación de la forma de semilla. b) El sujeto o sustrato que permanece a lo largo del cambio o movimiento; ese sujeto es la sustancia (sujeto de inhesión de los accidentes) en los cambios accidentales y la materia (sujeto de sustentación de la forma) en los cambios sustanciales. c) La forma final, que termina siendo y que actualiza la potencia de la materia formando una nueva sustancia. Vg: El pino una vez desarrollado. Los seres naturales no están en potencia para recibir cualquier forma, sólo pueden recibir aquellas que estén inscritas en su naturaleza, es decir, aquellas que sean un fin propio de su naturaleza. Vistos los principios del movimiento, falta por enunciar las CAUSAS que lo producen, Estas son cuatro, y pueden ser explicadas en base a dos modelos. a) MODELO ARTÍSTIC O 0 ARTIF IC IAL (para seres artif iciales): Causas intrínsecas (están en las cosas): - Material: Materia indeterminada en potencia, a partir de la cual se hace una cosa. Vg: El bronce. - Formal: Aquello que determina a una materia déndole su estructura y convirtiéndola en una cosa concreta, es decir, actualizándola. Su esencia. Vg: La forma de David. Causas extrínsecas: - Agente o eficiente: Aquello que produce la forma. De ello procede la acción del cambio. Vg: El escultor. - Final: Es el fin para el que se genera algo. Todo cambio se efectúa con vistas a un fin. Vg: Prestigio, dinero, adornar un plaza... b) MODELO NATURAL 0 BIOLÓGICO (pa ra seres natura les): Las causas son las mismas, pero existe una diferencia fundamental: todas son intrínsecas, y las causas formal, agente y final son la misma. Por ejemplo: - Causa material: La materia es la semilla de pino. - Causa formal: La forma de pino a la que tiende por naturaleza. - Causa agente: Su propia naturaleza interna que le conduce hacia su pleno desarrollo como pino. - Causa final: La forma de pino que es el fin del desarrollo de la semilla de pino. La finalidad natural es el principal principio y causa que hace que los seres se muevan, pues el fin del movimiento tiende a que todo ser alcance el pleno desarrollo de su forma natural. Por e llo la causalidad y la explicación científica aristoté lica es teleológica. ( Telos: finalidad). Por el hecho de poder reducir todas las causas de los seres naturales que tienen intrínsecamente el principio de su movimiento y reposo a la materia y la forma, la teoría que explica el movimiento la podemos llamar HILEMORF ISMO (Hylé, materia y morfé, forma). 4.6. LA ANTROPOLOGÍA. La Antropología aristotélica es compleja: se trata de una prof undización en la esencia del Hombre. Aristóteles intenta responder a tres preguntas fundamentales: -¿ Cuál es el ser constitutivo del Hombre? - ¿ Cuál es su modo de conocer? - ¿ En qué consiste su felicidad? El conjunto de cue rpo y alma: una unión sustanc ial. La constitución fundamental del hombre es que consta de cuerpo y alma; pero, el conjunto, a diferencia de Platón, es un conjunto sustancial, «hilemórfico», es decir, el cuerpo funciona como materia y el alma como forma. Así, la unión del cuerpo y el alma es una unión sustancial, como es la unión que existe entre la materia y la forma. La unión del cuerpo y el alma se fusionan de tal manera que no es la suma de dos entidades sino una nueva entidad, una nueva sustancia que se llama Hombre. En esta nueva sustancia, el cuerpo y el alma marchan juntos en una unidad de movimiento, de acciones, de operaciones. Es la naturaleza humana, una naturaleza como principio de operaciones. De tal modo que las actividades de esta nueva sustancia son actividades humanas, ni sólo del cuerpo, ni sólo del alma; ni sólo materiales, ni sólo espirituales. Las ideas, el conocimiento, no son anteriores a la reflexión o a la actividad mental (no es la «anámnesis», como decía Platón, recordando lo que ya antes sabía); el alma no tiene preexistencia sino que existe juntamente con el cuerpo, al que le da su forma y sus funciones, convirtiéndole en un ser humano; cuando el cuerpo deja de cumplir sus funciones es porque ha perdido su forma de alma;ésta desaparece con aquél, pues forman una síntesis inseparable (synolon). El conocimiento a su vez es un conocimiento humano, y conoce el hombre, conoce con el cuerpo y con el alma (no tiene un conocimiento independient e del cuerpo). El alma. Requiere un breve análisis para tratar de ver lo que entiende Aristóteles. Para él, el alma es un princ ipio vital; tene r vida es tener movimie nto por sí mismo. El alma es e l acto de l cue rpo que es la pote ncia ; el a lma es la forma del cuerpo que es la materia. Aristóteles da prioridad a la forma sobre la materia; al alma sobre el cuerpo; el cuerpo existe por el alma y en orden al alma. Así, pues, cuerpo y alma constituyen una única sustancia y están entre sí en la misma relación que la materia y la forma. El alma es la forma del cuerpo. Como forma, el alma es el principio más radical de toda la actividad del ser vivo. Cuerpo y alma no son separables. Aristóteles defiende la unidad del hombre, y no es el alma la que siente o piensa sino todo el hombre, gracias al alma; afirmación de la total unidad del ser vivo. Todos los seres vivos tienen alma, tienen vida, tienen automovimiento; pero distingue tres c lases, o partes de l a lma, o func iones de l a lma: a) Vegetativa: propia de las plantas; lleva en sí las f unciones de crecimiento, nutrición y reproducción. b) Se nsitiva: propia de los animales; supone un orden más alto en la jerarquía de los vivientes: los animales tienen apetencias, deseos, percepciones sensibles y movimiento local. c) Racional: propia del hombre; tiene la capacidad de pensar y entender; el alma humana está formada por dos principios: uno activo ( el entendimiento agente) y otro pasivo (el e ntendimiento pac iente). A partir de esta teoría sobre el alma Aristóteles explica el problema del conocimiento humano, como mezcla de conocimiento sensible e intelectual. El hombre tiene un conocimiento sensible que le viene del cuerpo y del alma sensitiva y un conocimiento racional que le viene por el alma racional. ¿Una sola alma? ¿Varias almas? Parece claro que Aristóteles afirma que tenemos una sola alma por la que vivimos, sentimos y pensamos; ¿qué relación tiene esta alma racional con las otras dos, vegetativa y sensitiva?; ¿las sobrevive? ¿Muere con ellas? No aduce ninguna prueba demostrativa de la inmortalidad del alma. Si el alma es la forma que hace que una materia se organice permit iendo a esa materia cumplir determinadas funciones, obviamente ci esa materia pierde sus funciones, su forma, entonces el alma no so brevive al cuerpo de la cual es su forma. 4.7. EPISTEMOLOGÍA (TEORÍA DEL CONOC IMIENTO) Aristóteles no admite la preexistencia del alma; por tanto explica el proceso de conocimiento a partir de los datos que nos aportan nuestros sentidos. Todos los seres vivos poseen sentidos; si falta el sentido falta el conocimiento correspondiente. Por ello distinguirá varios niveles de conocimiento: a) Sensación: Común a animales y hombres, aportado por los sentidos, es el nivel más bajo y el que produce memoria sensitiva. b) Imaginación: Común también. Los animales tienen imágenes y recuerdos. c) Experie ncia: Propia del hombre, nace de la coordinación racional de las sensaciones recordadas. d) Entendimiento: Es la facultad del hombre que realiza razonamiento y puede ser de dos clases: 1. Pasivo: Recibe las imágenes sensibles. 2. Activo: Abstrae de esas imágenes su forma esencial, creando los conceptos; luego los combina formando razonamientos. De estos niveles, derivan varios tipos de conocimiento: A. Experie ncia (empireia): Como la doxa en Platón es un conocimiento de las cosas concretas, materiales, sin preguntarse por su causa. B. Conocimiento continge nte, es decir, de lo que no sucede de manera necesaria y podría suceder de otra manera: 1.Téc nica (Tejné- poesis): El fin de la producción es externo. 2. Prude ncia ( Praxis-Frónesis): El fin es interno. (Ámbito de la moral y la política). C. Conococimie nto necesario, manera como sucede. de lo que no puede suceder de otra a) Ciencia (Episteme): Conocimiento necesario de las causas de las cosas. b) Inteligenc ia (Nous): Conocimiento de los principios de todas las ciencias, que no forman parte de las mismas. c) Sabiduría (Sofia): Conocimiento de las primeras causas y de los primeros principios del ser: es el grado más elevado del conocimiento. Alcanzar la sabiduría es la máxima aspiración para el que desea conocer, y su expresión es la FILOSOFÍA. 4.8. LA ÉTICA. Toda ética tiene por objeto el estudio de la conducta humana (costumbres, hábitos, comportamientos, etc.) a la luz de la razón y considerando esa conducta a partir de los principios del bien y del mal. En Aristóteles hay tres tratados de ética: - Ética a Eudemo; - Ética a Nicómaco; - Gran Ética. Su ética está subordinada a la política, porque los griegos no conciben al hombre en estado de aislamiento, solitario o individualista, sino como ente social, encuadrado en una familia y dentro de la sociedad civil. Fuera de estas instituciones pensaban que el hombre no po dría conseguir su propia perfección individual. La ética que vamos a estudiar es la Ética a Nicómaco. En ella vamos a analizar tres puntos fundamentales que se entrelazan, como son el Bien, la Felicidad y la Virtud. El Bien. Para Aristóteles existe una correlación entre el Ser y el Bien. No hay un Ser único sino muchos seres (en contra de Parménides); tampoco hay un Bien único sino muchos bienes (en contra de Platón); tampoco plantea el Sumo Bien en abstracto sino en concreto. Aristóteles define el Bien en función del fin; su ética es finalista (teleológica). El fin al que tiende el hombre es el bien; el fin y el bien coinciden. Nadie tiende al mal. Toda acción huma na está orientada a la consecuc ión de algún bien, al c ual van unidos el place r y la fe lic idad. El placer no es un mal, es un bien, pero no el bien supremo. Lo bueno y lo malo del comportamiento humano están en función del fin: será buena toda acción que conduzca al fin del hombre, y toda acción que lo desvíe o se oponga a t al fin, será mala. Pero, ¿existe un fin que no esté subordinado a ningún otro fin? (EN, I, 1, 1094 a, 15). Porque los fines de las actividades de los hombres son múltiples: se busca la salud, las riquezas, el honor, etc.; son fines «pequeños» (sacar buenas notas, ¿para qué?; sacar el curso, la selectividad, la carrera, colocarme, encontrar un trabajo, etc., ¿para qué?) Entonces, tiene que existir un fin que sea deseado por sí mismo y no subordinado a otro como medio.(EN, I, 7, 1097, a, 30). Ese fin último y Bien supremo del hombre es lo que denominamos felicidad ( eudaimonía): las acciones que tiendan a busca r esta felicida d, este fin supremo, son buenas; las acciones que desvíen al hombre o se le opongan a conseguirla, serán ma las.nLa dific ulta d está en determinar en qué consiste n ese Bien y esa Fe lic idad (EN, 1 4 1095 a 17-19) . La Felicidad (Eudaimonía) Todas las actividades del hombre van a confluir en este bien supremo humano. La felicidad tiene que ver con crearnos un buen carácter que nos per mita estar contentos, dichosos, llevar una vida agradable (aspecto subjetivo) y también llevar una vida buena o noble (aspecto objetivo). Todo ser busca el bien en conformidad con su naturaleza: su bien supremo radica en el desarrollo ple no y excelente de la propia naturaleza. Es decir, la felicidad sólo puede alcanzarse desarrollando plenamente la esencia humana. Pero, ¿ cuál es la esencia o naturaleza propia del hombre en cuyo desarrollo radica la felicidad? Lo primero de todo es vivir, pero esto es común a los animales y a las plantas ( poseemos alma vegetativa); lo segundo es sentir, y eso solo es común con los animales ( alma animal), y lo tercero, y lo que es propio sólo del hombre, es pensar, razonar (alma raciona l). Aristóte les afirma que “la func ión propia de l hombre es una actividad del alma según la razón y acciones razonables ". Así, el hombre sólo será feliz si realiza la actividad intelectual; la vida del hombre para se r feliz consistirá en vivir conforme a la razón, porque el acto de pensar tiene algo de divino o en todo caso es lo más divino que hay en el hombre (EN, X, 7, 1177 a, 13- 16); es lo que distingue principalme nte al hombre de los animales y lo que más le asemeja a los dioses, que son los más dichosos (EN, X, 8, 1178 b). La Virtud. La actividad racional debe dirigir y regular todos los actos de la vida humana y en esto consiste la virtud: «La felicidad es una cierta actividad del alma conforme a la virtud perfecta» (EN, I, 13, 1102 a). Vivir conforme a la virtud significa que la razón, la activ idad racional, es la que dirige y regula todos los actos de l hombre, toda la conducta humana; en esto consiste la vida virtuosa. Es decir que la felicidad propia del hombre es preciso conquistarla día a día, tras largo y penoso ejercicio (EN, 1, 9, 1099 b, 15; X, 6, 1177 a). Si la esencia humana precisa de dos actividades racionales, unas de tipo práctico y otras de tipo teórico, habrá dos tipos de virtudes: - Virtudes éticas: las virtudes morales, como la fortaleza, la justicia, la amabilidad, la veracidad, etc. - Virtudes dianoéticas: las intelectuales, como pueden la sabiduría, la prudencia, el arte, etc. La virtud procede del hábito: ninguna virtud moral se origina en nosotros por naturaleza, no es innata ni espontánea sino que re quiere esfuerzo de la voluntad (EN, II, 1, 1103 a, 16); el hábito engendra la costumbre (ethos): el modo de ser de una persona, que se expresa por sus acciones (praxis). La virtud es esa fuerza o poder para buscar el desarrollo de todas las cualidades personales; es una actitud adquirida, no innata, disposición permanente del espíritu, no actos aislados, realizados más o menos mecánicamente (EN, II, 5, 1106 a). La virtud es un hábito voluntario y libre que implica deliberación y elección y consiste en la búsqueda de la excelencia intelectual y en caso de elección práctica en escoger el término medio entre dos extremos (EN, II, 6, 1106 b); este término medio no es ni puede ser uno, ni único, ni idéntico para todos. La virtud es esa capacidad racional de saber escoger, según la recta razón, lo que estime que es el término medio entre dos extremos. La felicidad es, pues, ese esfuerzo inteligente por poner en orden su propia naturaleza, por desarrollar todas sus cualidades, en hacer que funcionen todas sus excelencias, en poner en acto todas sus potencias. Pero el individuo aislado no existe, el hombre es social por naturaleza y precisa de los demás para ser feliz. Un individuo dif ícilmente puede ser virtuoso y feliz en una polis que no lo sea y viceversa. Pretende Aristóteles que la ciudad sea feliz, que todos los ciudadanos participen en la ciudad, para que funcionen las instituciones y el hombre pueda alcanzar su propia plenitud en su vida ciudadana, nunca en solitario. 4.9. LA POLÍTICA. Los planteamientos políticos y sociales de Aristóteles suponen un intento de frenar la decadencia del estado-ciudad griegos. Él propone una amplia clase media, como fundamento de la Constitución Política de la ciudad; esta clase media es la que había participado en distintas ocasiones (a lo largo del siglo IV a. de C., e incluso a fines del siglo V) en el gobierno de Atenas y que se fue debilitando, juntamente con todo el sistema político. Def ine la clase media como el intermedio entre ricos y pobres: los ricos, que se dejan llevar por el egoísmo y la ambición, y los pobres, que son siempre una carga y un peligro para el Estado. (Se trata del famoso «término medio» de su ética.) Considera que el hombre es un animal político que para realizarse en plenitud necesita pertenecer a una comunidad. Ésta es la ciudad, la Polis, culminación de un desarrollo de las distintas asociaciones humanas (familia, tribu, aldea). La ciudad es para Aristóteles una forma natural de vida humana, es la forma ideal de vida social y de Estado: sus planteamientos éticos están siempre presentes en su Política; si para Platón el ideal es hacer una ciudad justa, para Aristóteles es hacer una ciudad feliz. Podemos distinguir tres aspectos dentro de la Política: a) El origen de la ciudad. b) La finalidad del Estado y sus formas de gobierno. c) Los grupos humanos en la ciudad. a) El origen de la c iudad. El ser de la comunidad política es natural, no a rtific ial. No es algo establecido previamente mediante un pacto o una convención entre individuo scomo pretendían los sofistas, sino algo que pertenece a la naturaleza misma del hombre, a esa inclinación natural que tiene el hombre a asociarse, a ser social, a integrarse en una polis, a ser animal político (Pol.I, 2, 1253 a). Este hombre tiene una tendenc ia innata a logra r su propia perfección en la polis; no podrá alcanzar su bie n y su felicida d, no podrá alca nzar el pleno desarrollo de su naturaleza, ni la virtud ni la autosuficie ncia sino es en la polis, es decir, nunca aislado o en solitario, sino en su lugar natural, que es la ciudad. Ser individuo es lo mismo que ser ciudadano. Frente a las teorías convencionalistas que af irmaban que la organización social es fruto de un acuerdo (nomos) y frente a las teorías cínicas que afirman que la liberta d y el pleno desarrollo del ser humano se consigue al margen de la organización política artificial, Aristóteles defenderá tres tesis: a) La polis es una comunidad natura l ( fisis), no artificial,como pretendían los sofistas. No es resultado de una convención ( nomos). b) La polis es además la comunida d natura l más pe rfecta ,es decir, es el f in perfecto que persigue por naturaleza toda comunidad: es la perfección de la vida comunitaria. c) La vida buena (fe lic idad) y el desarrollo de la naturaleza racional del hombre sólo se puede alcanzar en el ma rco de una polis. Para e llo dará tres argumentos: - Argumento ge nético: La polis es natura l por su origen. -El hombre es un ser social por naturaleza; necesita de los demás para sobrevivir y desarrollarse. -De la tendencia natural a unirse macho y hembra, a tener hijos, esclavos y propiedades con las que sobrevivir surge la primera comunidad natural: la familia. -De la unión de familias para protegerse ante los ataques y satisfacer las necesidades materiales más urgentes surge la tribu y las aldeas. -De la unión de aldeas no sólo para cubrir las necesidades materiales y para protegerse, sino para desarrollar la justicia y la vida buena surgirá la polis. -Lo que procede de algo natural y el desarrollo de comunidades naturales también será una comunidad natural. Por tanto, la polis es natural en cua nto a su origen. - Argumento teleológico: La polis es el fin y forma perfecta a l que tiende toda comunidad. - Una cosa no es hasta que no ha desarrollado plenamente su forma. La forma se consigue al final, cuando está en acto, aunque está en potencia en el origen. - Alcanzar la perfección de su naturaleza es la causa final y formal que mueve a los seres naturales. - El fin de la naturaleza comunitaria es la autosuficiencia que hace posible la vida buena de sus miembros. Esa vida buena no es sólo satisfacer las necesidades materiales, sino hacer posible el desarrollo de las virtudes éticas y dianoéticas, de la justicia y de la ciencia;sólo así se consigue la felicidad.-La familia y la aldea permiten cubrir la urgencia de la vida, pero no permiten la autosuficiencia y la vida buena. Son respecto a la polis como la semilla con respecto al pino. En ellas el fin que persigue la naturaleza comunitaria está en potencia. - Sólo bajo la forma de una polis se puede alcanzar el fin perseguido por toda comunidad: la autosuficiencia. -Por ello la polis, no sólo es natural, sino que es la forma perfecta de comunidad, el fin que persigue toda comunidad, aunque aparezca al final. - Argumento lingüístico: El carácter político del hombre se explica por su capacidad de lenguaje. -La naturaleza no hace nada sin un fin determinado y el hombre esel único entre los animales que posee el lenguaje. -El sonido de los animales puede indicar pena y placer, pero el lenguaje humano expresa lo provechoso y lo nocivo, lo justo y lo injusto, y lo distingue de los demás animales. La participación en valores compartidos es el fundamento de la vida comunitaria dando lugar a las leyes. -Las leyes son lenguaje social compartido por todos. Sólo al interior de esas leyes cabe la libertad y justicia. Al margen de ellas ya no hay hombres, sino dioses o animales. -Este argumento se dirige contra los cínicos y contra el convencionalismo. Un individuo difícilmente puede ser virtuoso y feliz en una polis que no lo sea y viceversa. El hombre es soc ial por naturaleza y para rea liza rse con plenitud necesita pertenecer a una comunidad. Sólo en el interior de una comunidad puede solventar sus necesidades materiales y desarrollar sus capacidades intelectuales (Vida buena). La polis es para Aristóte les no sólo una forma natural de vida humana, sino que es la forma pe rfecta de vida comunita ria : -Contra el convencionalismo Aristóteles defenderá la natura lidad de la polis. -Contra el c inismo defenderá que fuera de la polis no hay liberta d ni humanidad, sino animalidad injusta. La polis en ante rior al individuo, al igual que el todo es anterior a las partes que lo componen. La polis es concebida como un gran organismo autosufic iente y autónomo. - La auténtica misión y tarea del Estado es, pues, crear las condic iones para que se dé una vida buena y pe rfecta. - Aristóteles, a diferencia de Platón, no busca un gobierno ideal, válido para todo tiempo y lugar, pues cada Estado, en función de sus condiciones, puede precisar gobiernos distintos. -Constituir un Estado sólo es posible si se le dota de un sistema de gobie rno, de un marco adec uado de leyes e instituc iones que regulen la convivencia y permitan la plena realización de la naturaleza humana y su f in último que es la felicidad. --La justicia es la virtud que asegura y consolida el orden en la polis, armonizando equitativamente los derechos y los deberes de todos los miembros de la comunidad. b) El fin del Estado La ciudad es una entidad dinámica, que tiende a conseguir un fin determinado, concreto, y éste es la felicidad. Es el bien del hombre y es el bien de la ciudad. Sólo en la comunidad política encue ntra el hombre el bie n, la felicidad, que es su ple na realización. El Estado, pues, tiene como fin la felicida d de los c iuda danos ; los hombres no se han asociado para vivir, sino para vivir bien (Pol. III, 9, 1280 a, 30). Por vivir bien no hay que ente nde r abundancia de bienes materiales (una «buena vida») sino una vida conforme a virtud: una vida conforme a las exigencias de la virtud, es decir, una v ida regida por la razón en todos los comportamientos humanos. «El fin de la ciudad es, pues, vivir bien, y esas cosas son medios para el fin(...) La vida perfecta y sufic iente es ésta: la v ida feliz y buena (... ) Por tanto, el fin de la comunidad política sí son las buenas acciones y no la convivencia» (Pol. III, 9, 1281 a, 3). Aristóteles da a la política un cla ro conte nido ético, al poner a ésta bajo la tute la de la virtud, que se convie rte en el fin y en el ideal a que debe aspirar la c iudad (Pol. VII, 1, 1323 a 40). La auténtica misión y tarea de l Estado es, pues, crea r las condic iones para que se dé una vida buena y perfecta: tiene que satisfacer las necesidades primarias y materiales de los c iuda danos. El Estado está hecho para que la comunidad viva, no sólo biológicamente, sino para que viva bien (Pol. III, 9, 1280 a, 3 l). El Estado tiene que velar para que la ciudad alcance la Felicidad. Ahora bien, Aristóteles, a diferencia de Platón, no busca un gobierno ideal, válido para todo tiempo y lugar, pues cada Estado, en función de sus condiciones, puede precisar gobiernos distintos. Así por ejemplo, para un Estado pequeño puede valer una aristocracia o una politeia, pero para un Estado grande y muy extenso, difícilmente podrían juntarse todos los hombres libres, siendo quizá mejor una monarquía. Por ello lo que planteará son las condiciones para que un gobierno, sea del tipo que sea, permita la justicia y desarrolle la prosperidad económica y la vida virtuosa y feliz de sus ciudadanos. Así las formas de gobierno pueden ser clasificadas en base a dos criterios: a) Según el número de gobernantes: uno, varios o la mayoría. b) Según que la autoridad persiga por el bien común ( gobierno justo) o su propio interés (gobierno injusto). Coordinando ambos criterios cabe las siguientes formas: Sistemas que considera justos: · · · Monarquía, o gobierno de uno solo; Aristocracia, o gobierno de los mejores; Polite ia, o gobierno de la comunida d. Sistemas que considera injustos: · · · Tiranía, o desviación de la monarquía; Oligarquía, o desviación de la a ristocracia ; Demagogia, o desviación de la politeia. La mejor forma de constituc ión, no obstante, es la formada por ciudadanos de clase media con una fortuna modesta, con un gobierno aristocrático, que es un término medio entre aristocracia y democracia. Aristóteles siempre estuvo en contra de la democracia. c) Los grupos humanos e n la soc iedad. La felicidad, que es el fin del Estado, no es alcanzable para muchos de los ciudadanos. Solamente los ciudadanos libres son los que pueden alcanzarla. Porque en la ciudad no todos son iguales: «La justicia consiste en la igualdad, y así es; pero no para todos, sino para los iguales; y se piensa que la desigualdad es justa, y así es, pero no para todos, sino para aquellos que son desiguales» (Pol. III, 9, 1280 a). Digamos que Aristóteles no concede el derecho de ciudadanía a todos los elementos que componen la ciudad; excluye los esclavos y a las mujeres. También excluye a los artesanos, labradores y mercaderes, de los que dice que es preferible que sean esclavos (Pol. 111, 5, 1278 a). Resulta, pues, evidente para Aristóteles que unos hombres son libres por naturaleza y otros esclavos. y que para éstos la esclavitud es una cosa justa y conveniente (Pol. 1, 5, 1251 a). Los esclavos son los que tienen que trabajar para que queden libres de ocupaciones los ciudadanos libres, y entonces é stos puedan dedicarse al pensamiento, a la Filosofía (Pol. VII, 1, 1323 b). Por lo tanto: el vivir bien conforme a virtud, la perfección y la felicidad, a la que el hombre aspira mediante su participación en la polis, no son para todos, ni están al alcance de todos. De este bien común, la felicidad, queda excluida de la Ciudad la mayor parte de los ciudadanos que la integran. Sólo los ciudadanos libres, es decir, los que poseen los suficientes bienes de fortuna para no tener que sujetarse a un trabajo necesario, y disponen de medios, de tiempo y ocio, para consagrarse a actividades intelectuales (consideradas superiores), son los que pueden conseguir la felicidad. Es decir que el bien común de la ciudad se convierte en el bien de algunos, de una clase particular. Se trata por tanto, de un ideal aristocrático, de una élite privilegiada. 4.10. RESUMEN DE ARISTÓTELES. 4.11. Texto para comentar: « El hombre, es por naturaleza, un animal cívico […] La razón de que el hombre sea un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier otro animal gregario, es clara. La naturaleza, pues, como decimos, no hace nada en vano. Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es una indicación del dolor y del placer; por eso la tienen también los otros animales. (Ya que su naturaleza ha alcanzado hasta tener sensación del dolor y del placer e indicarse estas sensaciones unos a otros.) En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones. La participación comunitaria en éstas funda la casa familiar y la ciudad». (ARISTÓTELES, Política, trad. de Carlos García Gual, Madrid, Alianza, 1986, libro I, cap. 2, pp. 43-44). Conte sta las siguiente s cue stiones: a)Contexto breve del autor y resumen muy escueto de su filosofía. b)Tema c) Ideas principales. d)Relación entre las ideas. e)Explicación de las ideas. f)Vigencia de las ideas del texto en la actualidad Tema V. LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA Llevadas por las conquistas de Alejandro Magno, la f ilosofía en la época helenística adopta la forma de las escuelas morales (estoicismo, epicureísmo y escepticismo), que se impondrán desde Macedonia hasta Siria y Egipto, durante el largo período que se extiende entre la muerte de Aristóteles (323 a. C.) y el inic io de la Edad Media (476 d.C.). Reducen la filosofía a la ética (ciencia del comportamiento), y la ética a la tranquilidad de espíritu, en busca de remedio a la crisis de identidad del mundo antiguo. Son morales de aguante para soportar la decadencia griega y la descomposición del Imperio romano. El objetivo de las escue las morales helenísticas es superar una crisis. No se podría comprender la enorme aceptación del estoicismo y el epicureísmo sin entender que llenan un tiempo de crisis política y social, provocada por la desaparición de la polis griega y la imposición del poder absoluto y arbitrario de muchos emperadores romanos. Por eso las nuevas escuelas reducen la f ilosof ía a una ética concebida como norma de vida, como una especie de religiosidad rebajada. Esa ética se apoyará en una lógica y una física. Una lógica que asegure la verdad de la ética. Una física que muestre la naturaleza de la realidad y del ser humano, para obrar en consecuencia. 5.1. El epicureísmo. Epicuro nació en Samos el año 341 a C. Se estableció en Atenas hacia 307, y allí ejerció su magisterio en el jardín de su casa. Por eso se hablará de los f ilósofos y de la Escuela del Jardín. Murió en 270, pero su doctrina pervivió durante siglos. Su filosofía es, ante todo, una ética que prete nde enseña r el secreto de la felicidad. Sólo al servicio de ese saber práctico admitirá una explicación física del mundo y una lógica que señale los cánones objetivos del conocimiento. A diferencia de Platón, Epicuro niega c ualquie r tipo de realidad suprase nsible. En consecuencia, concibe la fe lic idad como placer. Pero ese placer no se da en el ciudadano como parte de la polis, sino exclusivamente en el individuo desligado de la ciudad, de las instituciones, del dinero e incluso de los dioses. El ser humano debe poner, a juicio de Epicuro, su fin supremo en una felicidad que necesariamente debe consistir en el placer sensible, ya que está compuesto por átomos. Pero advirtió los peligros del puro hedonismo, y reconoció que los placeres sin control, lejos de proporcionar la felicidad, nos pasan una enojosa factura. Por eso, si dijo primero que “el placer es el principio y el fin de una vida fe liz”, después matizó que “renunciamos a m uchos placeres cuando de ellos se sigue un trastorno mayor”. Así, Epicuro pasa de cierto hedonismo a cierto ascetismo, reconociendo en la atracción del placer una atadura incompatible con la felicidad, que él concibe precisamente como ausencia de vínculos, independencia física y anímica, imperturbabilidad, serenidad completa. Epicuro no persigue el placer sino la vida libre. Y entiende la libertad como un ejercicio de autogobie rno o auta rquía que presenta dos caras: la ausencia de dolor corporal (aponía) y la eliminación de la intranquilidad de espíritu (ataraxia). En medio de unos tiempos duros, el placer perseguido por el epicureísmo se sentía tan frágil y amenazado que necesitaba tomar toda suerte de precauciones. ¿Cómo conseguirlo? No aumentando las riquezas sino disminuyendo los deseos. El epicureísmo enseña a contentarse con lo que cada cual posee y a practicar cuatro remedios, con los que el ser humano siempre podrá ser feliz: No temer a los dioses. No temer a la muerte. Entender que el placer está al alcance de todos. Saber que el dolor es siempre pasajero. 5.2. Los estoicos. La escuela estoica guarda estrecha relación con los f ilósofos moralistas socráticos, y va desde el año 300 a C. hasta el siglo II d. C. PERÍODOS DEL ESTOIC ISMO Hacia el año 300 a. C., Zenón de Citio, chipriota de origen fenicio, nauf raga y llega arruinado a Atenas, y allí establece una escuela de filosofía en el Pórtico (Stoa). Dicha escuela decayó con su sucesor, Cleantes, pero cobró pujanza de nuevo con Crisipo. El estoicismo antiguo llega hasta finales del siglo III a. C., y polemiza con el materialismo mecanicista de Epicuro, con la física de Demócrito y la moral cirenaica cargada de hedonismo. El estoicismo medio es ecléctico: sobre un fondo estoico mezcla un poco de platonismo y aristotelismo. Sus principales representantes son Panecio y Posidonio, en los siglos II y I a. C. Posidonio fue maestro de Pompeyo y Cicerón, y sus obras influyeron en grandes romanos como Varrón, Séneca, Plinio, Tito Livio, Estrabón y Tácito. El estoicismo nuevo, también llamado romano, en los siglos I y II, está representado por tres personajes muy diferentes: el esclavo Epicteto, el filósofo y político Séneca y el emperador Marco Aure lio. Se caracteriza por el claro predominio de la ética sobre la física y la lógica. El género literario que cultivan no es la exposición s istemática sino la epístola y la ref lexión personal, siempre en forma de pensamientos, sentencias, máximas y consejos. ÉTICA La filosofía estoica, eminentemente práctica, aspira a la felicidad, y para ello nos invita a identificarnos con la razón universal y seguir la corriente del destino. Vivir libreme nte será vivir conforme a la naturaleza. Como la naturaleza es racional (consideraban al m undo como un gran animal compuesto por los cuatro elementos tradicionales y vivificado por una razón o logos, que se comporta como fluido generador de la materia y es germen de todas las cosas ) vivir según la naturaleza será vivir según la razón. La verdadera libertad, y la única posible, será obrar racionalmente, que no es otra cosa que ide ntificarse con la div inidad que gobie rna el mundo. Si sólo la vida razonable conduce a la felicidad, lo que se opone a la razón, las pasiones, son perniciosas. En el vértigo de las pasiones, el hombre es juguete de fuerzas oscuras e irracionales. La ética estoica recomienda librars e de las pasiones y de los temores, ser indiferente al dolor y al placer, alcanzar la serenidad de ánimo. Y ello se consigue por el camino expresado en la fórmula “resiste y renuncia”. Con cierta radicalidad, los estoicos proclaman que la felicidad se encuentra en la liberación de las pasiones. Para evitar desengaños, cultivan la indiferencia hacia los bienes que la fortuna puede dar o quitar. El estoico quie re ser autosufic iente, bastarse a sí mismo. “Jamás consideres feliz a nadie que dependa de la felicidad, porque el gozo que ha entrado volverá a salir”, dice Séneca. 5.3. Los escépticos. El escepticismo como forma de pensamiento es, por lo general, producto del cansancio especulativo, y suele surgir en períodos de decadencia filosóf ica, después de una gran proliferación de teorías (Recordemos a los sof istas). Pero el escepticismo, como sistema, nace con Pirrón: un sistema que, a diferencia de casi toda la filosof ía griega, no busca la felicidad por medio de la sabiduría, sino renunciando a ella. Poco antes de que Epicuro y Zenón fundasen sus escuelas respectivas, Pirrón de Elis (360-270 a. C.) había comenzado a difundir su mensaje escéptico. El escepticismo es la postura que niega la capacidad humana de alcanza r la verdad. La palabra procede del griego sképtomai, que significa examinar, observar detenidamente, indagar. En sentido filosóf ico, escepticismo es la actitud del que observa que lo que es verdad para unos no lo es para otros, y concluye que nada se puede af irmar con certeza, que todo es mera opin ión, y que más vale refugiarse en el silencio (afasia) y en la abstención de todo juicio (epojé). Los argumentos que, de una forma u otra, han repetido todos los escépticos, se pueden resumir en dos: La diversidad de opiniones humanas y las contra dicciones de los filósofos. Es un hecho que los hombres, sobre cualquier cuestión, def ienden las opiniones más diversas y creen tener razón. Tampoco hay doctrina, por extraña que sea, que no haya sido defendida por algún filósofo. La re lativ idad del conoc imie nto. De hecho, todo conocimiento de la realidad tiene la parcialidad de una cultura y de una época histórica, y el color subjetivo del punto de vista. Algo que es cierto para unos, no lo es para otros. El escepticismo pretende salvar al hombre de la agitación de las opiniones diversas y cambiantes, y otorgarle la serenidad interior del que no tiene nada que discutir. En el escepticismo griego distinguimos cuatro modalidades: Pirronismo. Es el escepticismo más extremista. Pirrón hace consistir el ideal del sabio en un entrar dentro de sí mismo hasta lograr un silencio imperturbable y feliz. Aristóteles advirtió irónicamente que eso equivalía a vivir como una planta. Probabilismo. Es la postura de Arcesilao y Carneades, miembros de la Academia Nueva. Suavizaron el pirronismo al admit ir que cabe salir de la duda y defender una opinión que se admite sólo como probable. No niegan la existencia de la verdad, pero sí la posibilidad de conocerla. Fenomenismo. Su principal representante es Enesidemo de Cnosos, que en el siglo I a. C. recopiló los principales argumentos de los escépticos. Sostiene que sólo conocemos las cosas tal como aparecen visiblemente, como meras apariencias, sin saber lo que son de verdad. Empirismo. Sexto Empírico, dos siglos después de Enesidemo, sost iene que la realidad aparece ante nuestros ojos de forma sensible y aparente, ocultando la verdad prof unda del objeto. Aconseja vivir según la experiencia común y la costumbre, respetando cuatro reglas elementales: seguir las indicaciones de la naturaleza, seguir los impulsos de nuestras afecciones, respetar las leyes y costumbres del propio país, y no vivir inactivos y ociosos. 5.4. Los cínicos. Estos individuos aspiraban a identificarse con la figura del perro, por la sencillez y desfachatez de la vida canina. Usaban barba, llevaban alforja y cayado y practicaban juegos de palabras a manera de metodología: a aquellos que proponían ideas y teorías incomprensibles, ellos ponían el gesto, el humor y la ironía. Se denomina escuela c ínica (del griego κυων kyon, ‘perro’), denominación despectiva por su frugal modo de vivir, a la fundada en Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. El griego Antístenes fue su fundador y Diógenes de Sinope uno de sus filósofos más reconocidos y representativos de su época. Reinterpretaron la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida eran un mal y que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza. El hombre llevaba en sí mismo ya los elementos para ser feliz y conquistar su autonomía (lo cual era de hecho el verdadero bien). De ahí el desprecio a las riquezas y a cualquier forma de preocupación material. El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz. La máxima del cínico es: “No ser esclavo de nada ni de nadie en el pequeño universo donde uno halla su lugar”. Importancia e influencia de la filosofía helenística. Además de paliar la cris is del mundo antiguo, las escuelas morales del helenismo aportan al pensamiento occidental varias soluciones a los problemas filosóf icos. El estoicismo estuvo vigente hasta que fue sustituido por el cristianismo, en el que influyó con sus ideas sobre la providencia divina, la bondad intrínseca del cosmos, la práctica de la virtud y el dominio de las pasiones. Las tesis materialistas y hedonistas del epicureísmo provocaron su rechazo por parte de platónicos, estoicos y cristianos. Pero Séneca y el Renacimien to valoraron la idea de moderación, presente en Epicuro, afín al cristianismo. El escepticismo, con su negación de la posibilidad de alcanzar verdades metafísicas, está presente en pensadores empiristas como Hume e ilustrados como Kant. VI. SÍNTESIS DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA (Del s. VI a. al s. IV-V d.C (Caída de Roma) La Filosofía Antigua remite a dos problemas fundamentales: el problema de la naturaleza y e l cambio y la búsqueda de un orden socia l justo. El primer problema surge ante la necesidad de conciliar el conocimie nto sensible, el cual de fie nde la naturaleza muta ble ( todo cambia), que se genera y se destruye, y el conocimiento ra ciona l, que plantea una naturaleza inmutable ( no se puede pasa r del se r a la nada, siempre hay algo que permanece). Los filósofos presocráticos se preguntaron por aquello que permanecía en todo cambio, el principio originario, el “arjé”, que sería la fisis (naturaleza eterna e inmutable). Para Tales de Mileto era el agua; para Anaximandro era el “apeiron”, para Ana xímenes, el arire; para los Pitagóricos, los números, afirmando que el alma era inmortal y se reencarnaba hasta liberarse de la materia; para los atomistas eran los átomos; para Anaxágoras el Nous y para Empédocles, los cuatro elementos. La dualidad entre el movimiento y lo estático se plasmó en las tesis de Heráclito y de Parmé nides. Heráclito defiende una concepción de una ontología mutable: el cosmos está en continuo cambio por medio de la lucha de contrarios. Nada es, todo f luye. Ese movimiento está reg ido por un Logos ( razón cósmica) y la naturaleza se identifica con el fuego. Frente a esa posición Parménides defiende el ser eterno e inmutable, del cual no cabe la posibilidad de cambio. El ser es y no puede no ser. Seguir esta afirmación es la vía del conocimiento racional ( episteme); sin embargo, la mayoría de los humanos se deja llevar por el falso camino de la opinión (doxa), que guiado por los sentidos afirma que el ser es y puede dejar de ser. Esta confrontación se manif iesta en los modelos filosóficos de Platón y de Aristóteles. Platón aunó ambas concepciones en el dualismo ontológicoepistemológico, defiende que el ser más real son las ideas y plantea la coexistencia de dos mundos. El mundo inteligible formado por las ideas inmutables y eternas, objeto del conocimiento inteligible, sólo podía ser captado por la razón ( episteme) . El mundo sensible, formado por los seres físicos, mutables, finitos, objeto del conocimiento sensible (doxa), era captado por los sentidos. Aristóteles plantea el hilemorf ismo. Los seres reales son los seres concretos, las sustancias primeras (síntesis inseparable de materia y forma). Su esencia es su forma que, a diferencia de la idea platónica, no se encuentra en un mundo aparte, sino en las cosas concretas, siendo la estructura común a un conjunto de ellas. Aristóteles propone que, en todo cambio, algo permanece y algo cambia, distinguiendo entre cambios accidentales y sustanciales. Para Aristóteles el movimiento es la característica de los seres físicos que pasan de la potencia (todavía no han alcanzado su forma o naturaleza pero tiende a alcanzarla) y acto (plena consecución de la naturaleza o forma). El segundo problema versa sobre la polis: sobre si sus leyes son naturales o no y sobre cuál es la organización social más justa. Los sofistas defienden en genaral que las leyes morales y del Estado son fruto de la convención humana (nomos), son relativas a los intereses particulares, por lo que no cabrían leyes universales y necesarias en los planos moral y político. Frente a éstos, Sócrates y Platón buscaron los valores universales. Para ello, el primero propuso el método de la mayéutica, que permitía hacer aflorar dichos valores del interior de las personas por medio del reconocimiento de la ignorancia y la dialéctica. E n la polis, Platón defiende que el orden social más justo es aquel en que cada clase cumple virtuosamente con lo que su naturaleza le ha predispuesto. Los f ilósofos gobiernan regidos por la prudencia, los guerreros defienden la polis desarrollando la fortaleza y los productores generan los bienes de la polis guiados por la templanza. Frente a ese Estado ideal regido por los f ilósofos-reyes, Aristóte les no busca el gobierno perfecto, sino que constituye el Estado en base a sus condiciones reales, aunque defenderá que el gobierno mejor es el de las clases medias atemperado por elementos aristocráticos ( Politeia). Al igual que Platón, defenderá que el ser humano es social por naturaleza, que sólo podrá desarrollarse plenamente en la polis, que representa la forma más perfecta de las organizaciones sociales. Con la crisis de la polis, surgen nuevos modelos filosóf icos: el epicureísmo, el estoicismo, el esceptic ismo y el cinismo. El epicureísmo (búsqueda del placer), el estoicismo (aceptar las leyes del universo, su mayor virtud es la paciencia, propondrán el concepto de fraternidad) y el cinismo (la polis esclaviza al hombre, se debe vivir en la naturaleza libre de ataduras, de manera autárquica).