Nietzsche y el porvenir de la educación.

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NIETZSCHE Y EL PORVENIR DE LA EDUCACIÓN
Yamile Delgado de Smith
Resumen
Lo reflexivo, artístico y el necesario reencuentro con lo clásico como vías para superar
la gran pesadez de la modernidad, de cuyos fundamentos se nutrió la educación,
constituyen el fundamento de la tesis de Nietzsche sobre el porvenir de la educación en
tanto ella es el escenario donde es posible consolidar la libertad, la autonomía y el
retorno a la reflexión en tanto permite reconectar al hombre en el arte, en el vivir, en
una búsqueda permanente con la vida, con la cultura.
Palabras claves: Nietzsche, educación, cultura.
Abstract
The reflexive, artistic and necesarry encounter with the classic thing as means to
overcome the great heaviness of modernity, whose principles nourished education,
constitute the basis of Nietzsche's thesis on the future of education; since, it is the scene
where it is possible to consolidate freedom, autonomy, and return to the reflection. As it
allows reconnect man to art, to living in a permanent search for life and culture.
Key words: Nietzsche, education, culture.
1.- Fundamentaciones previas
La realidad como espacio conformado por la voluntad de poder -energía vital-,
encuentra su fundamento en un eterno retorno, en un devenir que se repite a sí mismo,
producto de la existencia de elementos finitos, consustanciadores de la vida.
La vida entonces, se convierte en el valor supremo, fundadora de los demás valores. La
racionalidad, con la cual se ha querido "interpretar" el sentido de la vida, deviene de una
suerte de artificios éticos, recreadores de imágenes y acciones resignadoras, culposas y
enmarcadoras de un conjunto de principios rectores y organizadores de la vida social.
La cultura formalizada, se convierte de esta manera, en el instrumento formador del
orden social que legitima las acciones y justifica su verdad, haciendo inevitable la carga
de lo moral, estructurada sobre la base de códigos cuya valoración y praxis garantizarían
la felicidad y la salvación.
Frente a este orden modernizador, donde lo cultural es utilitario, revelador de la miseria
humana Nietzsche irrumpe, cuestiona y recupera para el hombre, su espacio vital, la
vida, lo cultural... ¡me refiero a la vida!, lo natural conformadora de un espíritu que se
transmuta, valora su existencia, y se libera de las ataduras de las verdades construidas
por la acción del poder, que creo, desarrolló acciones contranatura para hacer prevalecer
su acción, como natural y existencial.
Sólo en la debilidad del hombre en su ser de vida, que implica debilidad en su poderío
vital, le lleva a abandonarse en la construcción representativa de lo moral, aferrarse en
el mundo de las cosas, alienando su voluntad, a los designios de otros (La religión, el
Estado, la organización).
Esta acción de lo social, en el conjunto de representaciones, está revestida de acciones
de poder, de autoridad y por consiguiente reproductoras de una suerte de "moral
colectiva" universal, que ubica al hombre al servicio de una divinidad redentora, de un
Estado supremo, de una praxis organizacional, igualmente construida sobre espacios
éticos develadores de las relaciones de poder.
El orden social dominante modernizante, reconvierte los espacios de libertad, de
autonomía, en espacios de subordinación, reproduciendo la ética valorativa, su concepto
de orden a través de sus instituciones básicas.
El proceso dialéctico implícito en los dilemas de acción, la lucha permanente de los
discernimientos, de la construcción de su realidad, nos lleva a la formulación clásica de
la pregunta acerca de lo bueno y lo malo, de la felicidad, que Nietzsche, en el aforismo
2, El Anticristo responde: ¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva al sentimiento de poder,
la voluntad de poder, el poder mismo en el hombre. ¿Qué es malo? Todo lo que procede
de la debilidad. ¿Qué es la felicidad? El sentimiento de que el poder crece, de que una
resistencia queda superada. No apaciguamiento, sino más poder; no paz ante todo sino
guerra; no virtud, sino vigor.
Se trata entonces de una lucha distante del ser de vida, de lo natural, en tanto no permite
el proceso de metamorfosis del espíritu, planteado en Zaratustra; antes por el contrario
convierte lo cotidiano, en acto de purificación, sometido a los preceptos de la divinidad,
construida sobre la base del sistema de intereses. En el fondo, la necesidad de
transvalorizar lo ético, superar el ser cosificado, maltratado y débil, por el reencuentro
en lo natural del ser, para vivir en plenitud vital, comienza a convertirse en el retorno a
lo natural, superando lo "plástico cultural", institucionalizado en un acto de
reafirmación del individuo, que junto a los valores naturales, comienza a construir su
realidad plena, su autonomía y su libertad.
En términos históricos, suponer una superación de la modernidad, por razones químicas
a argumentos reconstructivos de una realidad inspiradas en la voluntad de poder, en lo
natural, implica en cierta forma, reconocer un eterno retorno, sobre la base de la
voluntad de verdad, desmistificadora de los actos elocuentes de una retórica inducida y
mantenida. Se trata, de una química que transforma y permite analizar el sentido real de
la historia.
Nietzsche en el aforismo 1 (De las cosas primeras y ultimas), Humano, demasiado
humano, refiere que los problemas filosóficos vuelven a presentar hoy en casi todas las
obras la misma forma que hace dos mil años: ¿ Cómo una cosa puede nacer de su
contraria, por ejemplo, lo racional de lo irracional, lo vivo de lo muerto, la lógica del
ilogismo, la contemplación desinteresada del desear ávido, el vivir para el prójimo del
egoísmo, la verdad del error?. La filosofía metafísica se las arregló hasta hoy para orillar
esta dificultad negando que lo uno naciese de lo otro y admitiendo para las cosas de
valor superior un origen milagroso, la salida del núcleo y de la esencia de la "cosa en
si"....... La filosofía histórica por el contrario, que no se puede concebir en modo alguno
separada de la ciencia natural, el más reciente de todos los métodos filosóficos,
descubre en algunos casos particulares que no hay contrarios, excepto en la exageración
habitual de la concepción popular o metafísica.... Todo aquello de que tenemos
necesidad, y que puede sernos dado por primera vez, gracias al nivel actual de las
ciencias particulares, es una química de las representaciones y de los sentimientos
morales, religiosos, estéticos, así como de todas esas emociones que sentimos en las
grandes y pequeñas relaciones de la civilización y de la sociedad, incluso en el
aislamiento.
Orden y progreso, aparecen como los conceptos claves sobre los cuales se construye la
modernidad, donde la centralidad social, se argumenta alrededor del trabajo y los
colectivos sociales surgidos a partir de éste. El propio concepto de trabajo, estructurado
sobre la base del castigo, constituye en si una representación, argumentada y sostenida
en el trabajo, cuyos rasgos y determinaciones son fortalecidas en el discurso y en la
praxis como una acción derivada de las necesidades, adscribiéndole elementos
culturales devenidos de las construcciones formalizadas y normadas en la sociedad.
En este orden de ideas, las verdades mantenidas se desvanecen, el Dios muerto de la
"Ciencia Jovial" continua merodeando la reconstrucción de las nuevas formas de
verdad, de vida, de cultura. La idea de la superación está implícita en el discurso y en
las percepciones de Nietzsche, acerca de la modernidad, y la invitación a la creación de
una filosofía de la mañana, que al despertar a los virtuosos, que han "evaluado" su
acción del día y duermen en la "paz de la conciencia" permitan una visión refinada y
oportuna del nuevo hombre. En el aforismo 2 (acerca del hombre superior) de la obra
Así hablaba Zaratustra, encontramos lo siguiente... ¡Ante Dios!... ¡Pero ahora ese Dios
ha muerto! Hombres superiores: vuestro mayor peligro ha sido ese Dios. Habéis
resucitado desde que él yace en la tumba. Solamente ahora vuelve el gran mediodía.
¿Ahora el hombre superior llega a hacerse amo? ¿ Habéis comprendido estas palabras,
hermanos míos? Estáis asustados, ¿Se apodera el vértigo de vuestros corazones? ¿Se
abre aquí el abismo para vosotros? ¿Ladra contra vosotros el perro del infierno? ¡Pues
bien! ¡Vamos! Solamente ahora va a partir la montaña del porvenir humano. Dios ha
muerto: ahora queremos nosotros que viva el superhombre.
La superación de la modernidad, supone la aceptación de la finitud, para entender que el
hombre es dueño de su destino y se libera de la desesperación, del pecado, de la falsa
ilusión devenida del progreso, de las resignaciones y de los principios societales
construidos por lo racional.
2.- Nietzsche y el Porvenir de la Educación
Por definición podríamos aceptar la generosa idea de que la institución universitaria es
espacio de cultura, en tanto facilita, libera y conduce los procesos de consolidación de la
libertad, la autonomía y el retorno a la reflexión, en tanto hace de la filosofía, de la
iniciación en el arte y la búsqueda de lo clásico unos instrumentos que reconectan al
hombre con el vivir, con su ser. Sin embargo, al decir de Nietzsche, ¿ Qué ha pasado en
la Universidad, paradigma de cultura que ha devenido en una suerte de "militante"
activo de la modernidad, donde se desecha lo auto afirmante y cultural por una
formalización del saber, generando expectativas, vinculadas al estado de necesidad y no
al trabajo noble, del reencuentro, del pensamiento con los elementos nobles de un nuevo
espacio de dignificación de la discusión y el acercamiento a lo importante devenido del
mundo de vida, del reencuentro con lo armónico y natural?
Es de notar, que éstas formulaciones generales, constituyen el hilo conductor de un
dialogo socrático, en el encanto J: un bosque teniendo, como escenario al final del
camino al río Rin, que le permite a Nietzsche con la "ayuda" de un filósofo deconstruir
los espacios educativos, para intentar observar con los elementos de la praxis
académica, si efectivamente las instituciones educativas son verdaderas
representaciones de la cultura, sobre cuyos hombros, recae la tarea de la formación del
hombre (Sobre el porvenir de las instituciones educativas. Cinco conferencias).
La discusión sobre el tapete, adquiere para el caso de las instituciones de educación
superior, un valor extraordinario, por cuanto desde una visión separada de la concepción
moderna, como la ofrece Nietzsche, es posible ubicar en el centro de la discusión lo que
podríamos denominar los aspectos claves de la transformación, que no es otra cosa que
fortalecer el compromiso de las instituciones universitarias con lo cultural, y de ésta
como instancia conformadora de una nueva ciudadanía, que desmitificando lo
estandarizado, escolarizado, prevea el reencuentro de lo académico como una instancia
de la conciencia nacional, valorizada por la capacidad independiente y autónomo de sus
profesores y estudiantes en la construcción de la realidad, en base a una voluntad de
poder recreadora de una sociedad liberada, reencontrada en sus espacios naturales.
El diálogo sostenido por Nietzsche, a lo largo de las conferencias, nos permite recuperar
una vieja y nueva discusión alrededor del papel que cumple la lengua, (castellano..!) en
la conformación de las identidades y estructuras mentales, constructores de significados,
cuyos contenidos asociados a un proceso de reflexión permiten la creación de una base
de autonomía necesaria en la conformación del hombre y la apropiada injerencia de un
viejo sabio filólogo con capacidad para "orientar" el dialogo y reencontrar el sentido de
la discusión enriquecida con la acción envolvente de siempre estar asociando procesos
significativos.
La discusión por supuesto, no es nada fácil, por cuanto, si algo tiene de castrador el
sistema educativo, es que sus productos académicos, no reflexionan y quizás la
sentencia de Nietzsche es generalizable y evaluativa de la acción educativa cuando
señala.. "Tramos conscientes de no haber pensado en la llamada profesión, gracias a
nuestra sociedad. La explotación casi sistemática de esos años por parte del Estado, que
quiere formar lo antes posible a empleados útiles, y asegurarse de su docilidad
incondicional, con examen sobre maneras duros..., los había apartados del mundo de la
reflexión... para convertirlos en agentes útiles y porque no buenos!".
La defensa de tal incongruencia, esconde una suerte de barniz moderno, inteligible, que
al decir del maestro ha convertido los actos de cultura, en una democratización del
conocimiento, que elude el trabajo cultural propio y la miseria cultural propia. Lo
esencial se construye en lo académico, como histórico, sin compromiso, con neutralidad
versada en la erudición y no en la producción donde particularmente lo cultural tiende a
restringirse y a debilitarse (Razones de Estado! Razones de poder!).
Entonces el problema, se reduce a entender lo cultural como utilidad, es decir, lo
cultural es la habilidad con el que la gente se mantiene a la altura de nuestros tiempo...
agregaríamos por qué, a veces, no detrás del tiempo!
El fin, entonces de la escuela, es educar hombres corrientes, muchos, de tal manera que
con sus elementos culturales corrientes fundidos en conocimientos, y de saber logren el
mayor nivel de felicidad.
En este contexto, plantear el problema como sinónimo de vida, es "atentar" contra la
lógica moderna que ubica lo cultural como productora de hombres útiles, masificada y
común... Diría Nietzsche ... ¡La barbarie!
Lo cultural se vuelve periodismo, información y punto.
Quizás el problema de fondo, consiste en saber hasta dónde y hasta cuándo lo cultural
formal se reduce e impide el desarrollo de las fuerzas reconstructiva de una fuente
forjadora de la reflexión tan necesaria.
La modernidad, construida sobre la base de una supremacía de un Estado engañoso,
cuyas actuaciones intermediadas por la acción pública, refuerza y formaliza la acción
utilitaria de la sociedad convirtiendo lo educativo, en conformadoras del status social
coranada en la división social del trabajo. Con ello se devela el carácter esencial que
asume el trabajo como generadora de la riqueza, en base a esfuerzos estandarizados e
ideológicos de formación. (¡Status quo!)
Este proceso empieza, en la mediatización del aparataje educativo, en la formación de
base y se consolida en la universidad, con lo cual la lógica del proceso se acumula y se
articula en un todo, donde se formaliza lo cultural.. y lo que es mas grave, palabras de
Nietzsche.. " el bachillerato a partir de su formación originaria, no educa con las miras
puestas en la cultura sino sólo en la erudición.."... " lo que es mas grave "... " sólo
prepara para el periodismo, teniendo consecuencias vitales en el quehacer de la
universidad".
La fundamentación de tal aseveración, Nietzsche la remite en su conferencia a la
enseñanza de la lengua. Esta aseveración es universal y tiene que ver con la sustitución
progresiva de lo práctico formativo de la lengua en una especie de erudición histórica de
la misma, matando con ello, la posibilidad del uso del lenguaje como un medio para el
tratamiento de lo que está vivo como algo vivo. El acorralamiento de la lengua a
simplificaciones históricas o sistematizadas en programas que no comprometen a los
usuarios, significa la muerte de lo afectivo y la posibilidad de su uso como medio
intencionado de producción de significados. Todo se reduce a su utilidad.
Esta tendencia se universalizó a otros ámbitos. Por ejemplo, no se estudia la filosofía, se
estudia la historia de la filosofía separando los actores de su compromiso doctrinario
haciéndolos aparecer como simples espectadores de un proceso, donde la neutralidad
afectiva (racionalidad utilitaria), castra la comprensión y el uso de ella como medio para
la transformación.
En summa .. "el bachillerato ha desatendido hasta ahora el objeto primordial e
inmediato de que arranca la cultura autentica, es decir, ha desatendido la lengua
materna: le falta así el terreno natural y fecundo en el que pueden apoyarse todos los
esfuerzos culturales posteriores".
Insistimos en el carácter universal de tal afirmación.
Se constituye en un eje de intervención social y política por cuanto ello no sólo afecta lo
esencial sino que tiene su consecuencia en los aspectos estético y su articulación, tipo
pasarela con la universidad.
La conducción a la patria de la cultura, entonces, se hace sobre bases ciegas, conducidas
por "funcionarios" legalmente videntes. En definitiva, el proyecto mutila lo humanístico
sustituyéndola por la praxis del periodismo.
En este contexto, lo antiguo, es decir, la vuelta al estudio de los clásicos, lo artístico y lo
reflexivo como instrumento conformador de la cultura, se diluye en lo institucional, lo
masivo y lo racional impuesto por las relaciones de poder de la sociedad.
El proceso en extensión además de desvalorizar el rol de la instancia cultural suprema,
ser de la universidad, la coloca en una empleadora de incompetencias, cuya dinámica
confirma un espíritu colectivo mediatizador de las posibilidades de desarrollo de lo
cultural, lo selectivo, arrojando como resultado un pensar según el cual, el propósito de
la formación... "es emancipar las masas del dominio de los grandes individuos"... destruyendo "la ordenanza mas sagrada del reino del intelecto, es decir la sujeción a la
masa, su obediencia sumisa, su instinto de fidelidad al servir bajo el cetro del genio". En
palabras de Nietzsche, se destruye la posibilidad de aperturas de espacio para la
emancipación y la devolución a los espacios culturales de la vida.
El gran ilustrado de esta visión, es el Estado, que además de presentarse como un
"mistagogo de la cultura", sacrifica todo a la obediencia, la lealtad y la sumisión a él se
convierte en estrella polar de la cultura.
En este contexto el Estado (Estado prusiano!), se convierte en un organismo ético
absolutamente perfecto y establece como misión " de la cultura que cada cual encuentre
el lugar y la situación en que puede servir del modo mejor al Estado.
Desde esta perspectiva, es obvio entonces suponer que no hay instituciones de cultura.
Las instituciones existentes se han convertido en lugares donde se rechaza la presencia
de ingenios o donde se cultiva una erudición micrológica y exterior alejada de la
educación, convirtiéndose sus actores en presas fáciles de la dominación.
No significa que ello no sea útil. El problema es que ella se ha convertido en instancias
que satisface las demandas devenidas del mundo de las necesidades, no permitiendo
florecer los elementos de cultura, que articule a los actores en sus procesos la existencia
y de superación de la miseria humana.. Al respecto Nietzsche en su discurso sobre El
Porvenir de nuestras Instituciones Educativas señala:
"Os pondré un ejemplo, amigos míos. Si queréis guiar a un joven por el camino recto de
la cultura, guardaos de turbar su actitud ingenua, llena de fe en la naturaleza: se trata
casi de una relación personal inmediata. Deberían hablarle, en sus diferentes lenguas, el
bosque y la roca, la tempestad, el buitre, la flor aislada, la mariposa, el prado, los
principios de los montes; en cierto modo deberá reconocerse en todo eso, en esas
imágenes y en esos reflejos, dispersos e innumerables, en ese tumulto variopinto de
apariencias mutables: sentirá entonces inconscientemente, a través del gran símbolo de
la naturaleza, la unidad metafísica de todas las cosas, y al mismo tiempo se calmará,
inspirada por la eterna permanencia y necesidad de la naturaleza. Pero, ¿ Cuántos son
los jóvenes a los que está permitido crecer tan cerca de la naturaleza, y en una relación
casi personal con ella?. Los otros deben aprender pronto una verdad diferente a saber, la
de cómo se puede someter a la naturaleza. En este caso se deja de lado esa ingenua
metafísica: la fisiología de las plantas y los animales, la geología, la química inorgánica
obligan a los escolares a considerar la naturaleza de modo totalmente diferente. Lo que
se ha perdido a través de esa consideración nueva e impuesta, no es, desde luego, una
fantasmagoría poética sino la comprensión instintiva autentica e incomparable de la
naturaleza: en su lugar ha intervenido ahora una actitud astuta, calculadora, que intente
engañar a la naturaleza. Así, quien es verdaderamente culto se le concede el bien
inestimable de poder permanecer fiel, sin trasgresión alguna, a los instintos
contemplativos de la niñez, con lo que alcanza una tranquilidad, una unidad, una
coherencia y una armonía, que un hombre educado en la lucha por la vida no podrá ni
siquiera presentir"
Esta dialéctica entre la necesidad y la cultura, induce a Nietzsche a proponer la
imperiosa urgencia de abrir los espacios de instituciones para la cultura, cuyo rol ha
sido, a su vez desdibujado de la universidad... " comprended las razones por las que en
la universidad no reconozco ni siquiera de lejos semejante institución" .
Se cierra, el ciclo, y se abre la esperanza de disponer de los espacios reconfortadores de
lo reflexivo, lo artístico y el necesario reencuentro con lo clásico, como una vía para
superar la gran pesadez de la modernidad, por lo demás castradora de la posibilidad de
hacer del hombre, un ente consustanciado con su naturaleza, con los valores de la vida,
es decir, con lo cultural.
Quisiera complementar esta visión de Nietzsche sobre el porvenir de la educación
utilizando dos aforismos tomados de su obras Aurora y
Ecce
Homo.
Somos
naturaleza y la naturaleza es la fuente de la creación de la cultura. Todo lo que es
contrario a lo natural es depravación y ello es lo que ha predominado, una verdad
construida sobre un piso falso. Al respecto vale la pena compartir el aforismo 104 de la
obra Aurora, allí se señala que todas las acciones se retrotraen a valoraciones; todas las
valoraciones, o son propias o son adquiridas; y estas últimas, con mucho, las más
numerosas. ¿Por qué las adquirimos? Por temor; es decir, consideramos más
aconsejable hacer como si fueran también nuestras; y nos acostumbramos a esa ilusión,
de modo que acaban perteneciendo a nuestra naturaleza.
En el prólogo, aforismo 2 del Ecce Homo se expresa que a la realidad se la ha despojado
de su valor, de su sentido, de su veracidad en la medida en que se ha fingido
mentirosamente un mundo ideal... El "mundo verdadero" y el "mundo aparente" -dicho
con claridad: el mundo fingido y la realidad... Hasta ahora la mentira del ideal ha
constituido la maldición contra la realidad, la humanidad misma ha sido engañada y
falseada por tal mentira hasta en sus instintos más básicos- hasta llegar a adorar los
valores inversos de aquellos sólo que habrían garantizado el florecimiento, el futuro, el
elevado derecho al futuro.
Bibliografía
Biblioteca Nietzsche (1999) Friedrich Nietzsche: El Anticristo, Alianza Editorial.
Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.
Biblioteca Nietzsche (1998) Friedrich Nietzsche: Ecce Homo, Alianza. Editorial.
Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.
Biblioteca Nietzsche (1998) Friedrich Nietzsche: La Ciencia jovial, Alianza Editorial.
Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.
Biblioteca Nietzsche (1994) Friedrich Nietzsche: El Nacimiento de la Tragedia, Alianza
Editorial. Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pascual.
Biblioteca Edaf (1996) Friedrich Nietzsche: Aurora, Editorial Edaf, Madrid. Traducido
por Eduardo Knórr.
Biblioteca Edaf (1998) Friedrich Nietzsche: Humano, demasiado humano, Editorial
Edaf, Madrid. Traducido por Eduardo Knórr.
Biblioteca Edaf (2000) Friedrich Nietzsche: Así hablaba Zaratustra. Editorial Edaf,
Madrid. Traducido por Eduardo Knórr.
Nietzsche Friedrich Sobre el Porvenir de nuestras instituciones educativas. Cinco
conferencias. Traducidos por Carlos Manzano. Publicaciones Tusquets, Barcelona,
2000.
Extraído
de
la
Biblioteca
virtual
sobre
Nietzsche.
http://habitantes.elsitio.com/hpostel/ fecha: 12.06.2001.
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