Observatorio de servicios públicos, Innovación y Calidad. LA REORDENACIÓN DE LAS COMPETENCIAS LOCALES TRAS LA REFORMA: EL ESTADO DE LA CUESTIÓN VALENTÍN MERINO ESTRADA Director del Observatorio SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. EL DICTAMEN DEL CONSEJO DE ESTADO DE 22 DE MAYO DE 2014. III. LAS PECULIARES “NORMAS INTERPRETATIVAS” DE LAS COMUNICADES AUTÓNOMAS IV. EL DICTAMEN DE LA ABOGACÍA DEL ESTADO DE 10 DE DICIEMBRE DE 2014. V. VERSIONES OPUESTAS RESPECTO A LOS INFORMES DEL ARTÍCULO 7.4. VI. EL ESTADO DE LA CUESTIÓN EN LOS PRINCIPALES ÁMBITOS DE MATERIAS COMPETENCIALES. 1 I.-INTRODUCCIÓN. Ha transcurrido ya un año desde la entrada en vigor de la Ley 27/2013, de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Poco tiempo para hacer un balance de las transformaciones y efectos finales en el régimen local español, pero suficiente para analizar las tendencias de su implementación y desarrollo. El vector principal que guió la reforma del régimen local 2013 fue la consecución efectiva de la estabilidad presupuestaria y la sostenibilidad financiera de las Entidades Locales. El legislador consideró que la simple aplicación a las Entidades Locales de los principios, técnicas de control y contenidos de la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria, no era suficiente. Que como refuerzo y para conseguir eficazmente los objetivos era necesario además realizar un cambio en profundidad del régimen local español. Así, lo expresó en el Preámbulo: “La reforma del artículo 135 de la Constitución española en su nueva redacción dada en 2011, consagra la estabilidad presupuestaria como principio rector que debe presidir las actuaciones de todas las Administraciones Públicas. En desarrollo de este precepto constitucional se aprobó la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que exige nuevas adaptaciones de la normativa básica en materia de Administración Local para la adecuada aplicación de los principios de estabilidad presupuestaria, sostenibilidad financiera o eficiencia en el uso de los recursos públicos locales. Todo ello exige adaptar algunos aspectos de la organización y funcionamiento de la Administración Local, así como mejorar su control económico-financiero”. Por ello, el objetivo esencial de la Ley 27/2013 era conseguir la aplicación efectiva del principio de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiero. Pero desde esta orientación no olvidemos que los concretos objetivos, que constan explícitamente en el Preámbulo, son: 1.- Clarificar las competencias municipales para evitar duplicidades con las de otras Administraciones. 2.- Racionalizar la estructura administrativa de la Administración Local, de acuerdo con los principios de eficiencia, estabilidad y sostenibilidad financiera. 3.- Garantizar un control financiero y presupuestario más riguroso. 2 4.- Favorecer la iniciativa económica privada, evitando intervenciones administrativas desproporcionadas. Tan pronto se publicó la Ley, e incluso antes, desde el Ministerio promotor se dijo que “esta Ley ha conseguido resultados y ha alcanzado sus objetivos, antes incluso de su entrada en vigor”. Esta afirmación se apoyaba en el hecho de que las Entidades Locales habían cerrado el 2012 con un superávit del 0’22% del PIB, cumpliendo con creces el objetivo de déficit, fijado en un -0’3%. Sin embargo, atribuir este éxito a la Ley, antes de publicarse, es un exceso. En todo caso, pudieron influir otras medidas previas, pero las verdaderas razones del éxito en el control del déficit son dos: En primer lugar, que las Entidades Locales siempre fueron más eficientes, en términos comparativos, y su endeudamiento era escaso y muy localizado. En segundo lugar, que con la crisis fueron las primeras en reaccionar, priorizando políticas y eliminando lo superfluo para centrarse en lo esencial. La incidencia real de la Ley 27/2013 debemos analizarla a partir de los niveles de cumplimiento y de las perspectivas de desarrollo de sus contenidos. Con carácter previo, debemos tener en cuenta las condiciones en las que se gestó la Ley, dado que han condicionado en buena medida las reacciones y resistencias posteriores, así como determinadas cuestiones de interpretación. Siempre he destacado dos aspectos positivos en la gestación de la Ley: Que trataba de ofrecer respuestas razonables a los principales problemas diagnosticados en el Régimen Local español. Por ejemplo los que señaló en su día la Recomendación 336 (2013) del Consejo de Europa de 30 de marzo de 2013. Que fue fruto de un proceso de conformación lenta, en el que no se cayó en la tentación de los Decretos-Leyes “urgentes”, se dialogó con sectores afectados y se atendieron las sugerencias del Consejo de Estado en buena medida Pero también dijimos que un proceso de cambio tan importante sólo podía tener éxito desde la inclusividad, lo que hacía necesario un esfuerzo real de convencimiento y suma de puntos de vista, hasta alcanzar un razonable consenso. Algo muy difícil en el contexto que vive España. Lo cierto es que la Ley no alcanzó un consenso básico, ni político ni territorial. En este último aspecto, las Comunidades Autónomas consiguieron eliminar contenidos destacados de la Ley, pero no se conformaron. Su oposición a la norma, más o menos disimulada, era fuerte, y lo sigue siendo. Sí se consiguió un “consenso” con la FEMP, pero más superficial que de fondo. 3 La Ley 27/2013 nació sin un consenso básico de fondo y sin una aquiescencia positiva del conjunto del municipalismo español. Las contranormativas de las Comunidades Autónomas, los recursos ante el Tribunal Constitucional, la resistencia pasiva y en cierto modo activa de sectores doctrinales y responsables políticos, están incidiendo fuertemente en los criterios de interpretación, en la aplicación y en la efectividad de la Ley. II. EL DICTAMEN DEL CONSEJO DE ESTADO DE 22 DE MAYO DE 2014. El Pleno del Tribunal Constitucional admitió a trámite al menos nueve recursos contra la Ley 27/2013, formulados por los Gobiernos de las Comunidades Autónomas de Andalucía, Cataluña y Canarias; por el Consejo de Gobierno del Principado de Asturias, por los Parlamentos autonómicos de Extremadura, Cataluña y Andalucía; por el Parlamento Foral de Navarra y por la representación parlamentaria de los Grupos Socialista, de I.U., de C.H.A.; Izquierda Plural, UPyD y Mixto. Más interés tiene el planteamiento de conflicto en defensa de la autonomía local en relación con la Ley 27/2013 planteado por un amplio número de municipios, encabezados por el de Barcelona, por ser el de más población. El contenido de los recursos y del “conflicto” es muy similar, pero este último es un procedimiento novedoso y específico. Además, el preceptivo Dictamen previo del Consejo de Estado, emitido el 22 de mayo de 2014 es muy interesante e ilustrativo de por dónde pueden ir las futuras sentencias. Los municipios promotores del “conflicto” impugnan un conjunto de preceptos de la LRBRL y de la LHL, introducidos o modificados por la Ley 27/2013, con tres argumentos nucleares: a) El supuesto desapoderamiento competencial de los municipios (artículos 25.2 y 26.2) b) La supuesta inclusión de mecanismos de tutela y de controles de oportunidad (artículos 7.4, 57.3, 85, 92 bis…) c) La vulneración del principio democrático (D.A. decimosexta). El Consejo de Estado, en el Dictamen citado, apoyándose en su propio Dictamen al Proyecto de Ley 27/2013 y en la doctrina consolidada del T.C. sobre la garantía institucional de la autonomía local, especialmente en la S.T.C. 32/1981, de 28 de julio, establece criterios respecto a cada uno de los preceptos impugnados, y llega a las siguientes conclusiones: 4 “El Consejo de Estado es del siguiente Dictamen: I.- Que existen fundamentos jurídicos suficientes para que el Ayuntamiento de Barcelona y los demás municipios interesados presenten conflicto en defensa de la autonomía local en relación con los artículos 26.2 y 116 ter y la disposición adicional decimosexta de la Ley reguladora de las Bases del Régimen Local, en la redacción dada por la Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. II.- Que no existen fundamentos jurídicos suficientes para que el Ayuntamiento de Barcelona y los demás municipios interesados planteen conflicto en defensa de la autonomía local en relación con los artículos 7.4, 25.2, 57.3, 85, 92 bis, 116 bis y D.A. 9ª de la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, y los artículos 213 y 218 de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales, con la redacción dada por la Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local”. El Consejo de Estado acoge pues el argumento de que la D.A. decimosexta, que permite aprobar en Junta de Gobierno determinados “planes” si en el Pleno no se alcanza la mayoría suficiente, puede vulnerar el principio democrático. El gobierno y administración corresponde al Alcalde y los Concejales, recuerda y cita la Sentencia del T.C. 132/2012, para destacar la conexión del principio democrático con la autonomía local. No pueden arrebatarse competencias al Pleno por mor de la “estabilidad presupuestaria”. El Consejo de Estado cuestiona la redacción del artículo 26.2, respecto a la función coordinadora de las Diputaciones Provinciales, como veremos en el apartado III correspondiente. Pero el Consejo de Estado reitera, con los mismos argumentos que ya esgrimiera en su Dictamen al Proyecto, que ni el artículo 25.2 supone un “desapoderamiento competencial”, ni el 7.4 ó el 85, ni los demás impugnados, implican “controles” de oportunidad contrarios a la garantía de la autonomía constitucionalmente consagrada. En materia competencial, el Consejo de Estado defiende la tesis de que el contenido más o menos amplio de competencias propias no es determinante, sino que éstas las fija el legislador. Lo que la Constitución garantiza es la recognoscibilidad de la figura y un núcleo esencial que la haga viable. Lo importante – viene a decir- no es la cantidad, sino la calidad: que las competencias propias se 5 ejerzan bajo la propia responsabilidad, sin condicionantes y sin estar amenazados por “secuestros” oportunistas. En materia competencial es pues previsible que la reforma supere el filtro del Tribunal Constitucional, al menos a tenor de la doctrina conocida y del fundado criterio del Consejo de Estado. III. LAS PECULIARES “NORMAS INTERPRETATIVAS” DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS. Diversas Comunidades Autónomas han dictado normas con rango de Ley sorprendentes, ya que, teniendo un contenido material “reglamentario”, lo que vienen a imponer es una determinada “interpretación” de la Ley 27/2013, contraria a su espíritu, a la interpretación del Ministerio, del Consejo de Estado y de la lógica de la reforma. Son las siguientes: Castilla y León: Decreto-Ley 1/2014, de 27 de marzo, de medidas urgentes para la garantía y continuidad de los servicios públicos en Castilla y León, derivado de la entrada en vigor de la LRSAL. Andalucía: Decreto-Ley 7/2014, de 20 de mayo, por el que se establecen medidas urgentes para la aplicación de la LRSAL. Galicia: Ley 5/2014, de 27 de mayo, de medidas urgentes derivadas a la entrada en vigor de la Ley 27/2013. Cataluña: Decreto-Ley 3/2014, de 17 de junio, por el que se establecen medidas urgentes para la aplicación en Cataluña de la Ley 27/2013 y Decreto-Ley 4/2014, de 22 de julio. Murcia: Decreto-Ley 1/2014, de 27 de junio, de medidas urgentes para la garantía y continuidad de los servicios públicos, derivado de la entrada en vigor de la LRSAL. Madrid: Ley 1/2014, de 25 de julio, de adaptación del Régimen Local de la Comunidad de Madrid a la Ley 27/2013, de 27 de diciembre. Normas todas ellas con “rango de ley” y “contenido reglamentario”, con predominio de la “urgencia” sin justificación. Otras Comunidades, como País Vasco, Aragón, Comunidad Valenciana…., han preferido acudir a normas de rango menor: Circulares interpretativas; Órdenes de la 6 Dirección General, etc. El contenido no es muy diferente, pero presentan, lógicamente, una mayor coherencia en el sistema de fuentes. Esta normativa de las Comunidades Autónomas desactiva el mecanismo de la Ley 27/2013 y deja prácticamente sin contenido la reforma en dos cuestiones esenciales: el alcance de las competencias propias del artículo 25.2 y la virtualidad y efectos del artículo 7.4, afectando también al artículo 27. En cuanto a la primera cuestión, la tesis fundamental de esta normativa autonómica es la siguiente: “Las competencias atribuidas como propias por leyes tanto estatales como autonómicas, anteriores a la entrada en vigor de la Ley 27/2013, se ejercerán bajo la propia responsabilidad, sin necesidad de ningún requisito adicional” (Decreto-Ley 1/2014, de 27 de marzo, de Castilla y León y Circular de 1-IV-2014). Se extienden las competencias propias más allá de las previsiones del legislador estatal básico. Se limita la asunción de competencias por las CCAA. Se deja sin efecto el recurso a los mecanismos de la delegación, tan bien definidos en el artículo 27 de la Ley. La reordenación competencial pretendida como objetivo primero de la reforma, según el Preámbulo de la Ley, prácticamente se difumina. Comparemos dos preceptos muy similares y sin embargo radicalmente diferentes en sus efectos: “Las Entidades Locales sólo podrán ejercer competencias distintas de las propias y de las atribuidas por delegación cuando no se ponga en riesgo la sostenibilidad financiera….., y no se incurra en un supuesto de ejecución simultánea del mismo servicio público con otra Administración Pública”. (Artículo 7.4 de la LRBRL en la redacción dada por la Ley 27/2013). “El ejercicio de nuevas competencias por las Entidades Locales que fueren distintas de las propias y de las atribuidas por delegación sólo será posible cuando no se ponga en riesgo la sostenibilidad financiera…. Y no se incurra en un supuesto de ejecución simultánea del mismo servicio público con otra Administración”. (Artículo 3.1. de la Ley 5/2014 de Galicia). El artículo 7.4 de la Ley de Régimen Local se refiere a las competencias (todas ellas) que no sean propias ni delegadas, conforme a la legislación aplicable. Parece obvio y así fue interpretado por el Ministerio. También avala esta tesis el Consejo de Estado de 7 forma clara, aunque no totalmente explícita, al sostener la constitucionalidad del artículo 7.4. Sin embargo, algunas leyes de Comunidades Autónomas lo limitan, como vemos, a las nuevas competencias que, a partir de la entrada en vigor de la Ley 27/2013, se quieran ejercer. Las que se venían ejerciendo, aunque sean “impropias”, no pasa nada. ¡Que sigan! ¿Dónde está la reordenación de competencias? ¿Qué pasa con el famoso 30% de gasto “impropio”? ¡Que todo siga igual! A partir de ahora no se podrán hacer excesos. Pero los que se venían haciendo, ¡que continúen! Bueno, si quieren…. La Ley de Galicia, paradigmática de esta posición “contrarreformadora”, en su artículo 3 nos dice incluso cuáles son nuevas y cuáles no. Las llamadas competencias impropias no existen…., sólo si alguien en el futuro las “crea”, y para ello requerirá los informes preceptivos del 7.4, que quedan así reducidos a la irrelevancia. Otra de las formas de reducir al máximo los efectos del artículo 7.4 en estas normas autonómicas son los criterios para entender que existe duplicidad. Siempre dijimos que la existencia o no de duplicidades debería establecerse respecto de programas, servicios o actividades concretas, no respecto a materias. Estas leyes siguen este criterio, pero además lo sitúan de forma tan excepcional que prácticamente nunca puede haber duplicidad. Así, para que se aprecie duplicidad, el programa tiene que ser idéntico en su finalidad, destinatarios y aspectos del servicio que cubre. Además, como dice el artículo 4 de la Ley 5/2014, de Galicia, se debe atender “a la demanda no cubierta por los servicios existentes”. Es suficiente que cubra otro segmento de la demanda, por razones territoriales u otras, para que se entienda que no existe duplicidad. En la práctica, las CCAA dan su conformidad a cualquier propuesta de las pocas que se formulan, ya que casi todo es considerado competencia propia. Y es evidente que prefieren autorizar que delegar. IV. EL DICTAMEN DE LA ABOGACÍA DEL ESTADO DE 10 DE DICIEMBRE DE 2014. La Dirección General de Administración Local de la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía emitió, el 31 de marzo de 2014, un Informe a propósito de la cooperación internacional al desarrollo por parte de las Entidades Locales, en el que llegaba a la siguiente conclusión: “A modo de conclusión, y por todo lo expuesto, no se considera aplicable el artículo 7.4 de la LRBRL que se solicita para el desenvolvimiento de la 8 cooperación internacional para el desarrollo por parte de las entidades locales; siendo necesaria, por el contrario, la comunicación previa de las actuaciones que se pretendan realizar a los órganos autonómicos y estatales con funciones de coordinación sobre la acción exterior, para así propender el aseguramiento de que sean conformes a los principios, fines, objetivos y áreas priorizadas en la planificación”. A la vista de este Informe, coherente con la posición “interpretativa” de las CCAA antes expuesta, la Secretaría General de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación solicitó Informe a la Abogacía del Estado. El 10 de diciembre de 2014, la Abogacía General del Estado –Dirección del Servicio Jurídico del Estado-, confirmando un proyecto de la Abogacía del Estado en el MAEC, emitió un Informe en sentido totalmente contrario al de la Comunidad Autónoma de Andalucía: “…. El ejercicio, por parte de los Municipios, de actuaciones de cooperación internacional en materia de desarrollo sólo puede realizarse, tras la entrada en vigor de la LRSAL, con arreglo al mecanismo de la delegación de competencia del artículo 27 de la LRBRL en su nueva redacción o, de no procederse por esta vía, con sujeción al régimen del artículo 7.4 de este texto legal y, en este último caso, cumplimiento los requisitos exigidos por este precepto. No cabe, pues, el ejercicio de dicha competencia con fundamento exclusivo en el artículo 20 de la LCID, vía de actuación esta última que ha de entenderse suprimida tras la LRSAL. Por lo demás, las consideraciones y la conclusión expuestas en relación con los Municipios son igualmente aplicables, mutatis mutandis, a las demás entidades que integran la Administración Local”. Más allá del caso concreto o materia, el INFORME de 10 de diciembre de 2014 tiene un interés general, por cuanto realiza una interpretación del alcance del artículo 25.2 de la LRBRL: “i) En primer lugar, se clarifica que los Municipios sólo podrán ejercer competencias propias sobre las materias mencionadas con carácter numerus clausus por el artículo 25.2 de la LRBRL”. “”Con la nueva redacción dada al párrafo introductorio de este precepto pretende evitarse que las leyes sectoriales del Estado o de las Comunidades Autónomas atribuyan competencia a los Municipios, al margen del mecanismo de la 9 delegación regulado en el artículo 27 de la LBRL, en materias distintas de las enumeradas por el artículo 25.2 de la misma norma, tal y como venía sucediendo antes de la aprobación de la LRSAL. De este modo, la atribución de competencias a los municipios en materias distintas de las incluidas en el artículo 25.2 de la LBRL deberá realizarse siempre acudiendo a la técnica de la delegación contemplada en el artículo 27 de la LBRL, de forma que tales competencias habrán de ejercitarse por los Municipios como competencia delegadas y no como competencias propias”. “ii) En según término, la LRSAL ha reforzado los requisitos para la atribución de competencias delegadas a los Municipios establecidos en el artículo 27 de la LBRL, a fin de que la delegación sirva para ‘mejorar la eficiencia de la gestión pública, contribuir a eliminar duplicidades administrativas y ser acorde con la legislación de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera’. iii) Por último, la LRSAL ha derogado el artículo 28 de la LBRL, ahora sin contenido, en el que se preveía que los Municipios podían realizar actividades complementarias de las propias de otras Administraciones Públicas. Esta supresión no significa, sin embargo, que las Entidades locales no puedan desarrollar en sus actividades complementarias, que ahora se contemplan, bajo la denominación de ‘competencias distintas de las propias y de las atribuidas por delegación’ en el artículo 7.4 de la LBRL. La diferencia entre ambos regímenes se encuentra en que, mientras el derogado artículo 28 de la LBRL no imponía a los Municipios ningún tipo de requisito para la realización de ‘actividades complementarias de las propias de otras Administraciones Públicas’, el nuevo artículo 7.4 de la LBRL establece una serie de condicionantes para el ejercicio de ‘competencias distintas de las propias y de las atribuidas por delegación’”. “Siendo ello así, y teniendo en cuenta la eficacia derogatoria de la LRSAL (“a la entrada en vigor de esta Ley quedan derogadas cuantas disposiciones de igual o inferior rango se opongan o contradigan lo en ella establecido”, disposición derogatoria de la LRSAL), ha de entenderse que el nuevo régimen dispuesto por dicho texto legal incide de lleno en la competencia de las Corporaciones locales…”. “- En primer lugar, y puesto que las únicas competencias propias de los Municipios son las enumeradas, en régimen de números clausus, en el artículo 25.2 de la LRBRL en su nueva redacción, entre ellas no aparece recogida, como hubiera sido necesario, la cooperación internacional para el desarrollo.” 10 “En este punto debe precisarse, y la precisión es fundamental, que tras la entrada en vigor de la LRSAL, no es jurídicamente admisible que el Municipio ejerza la competencia de que ahora se trata (no incluida como competencia propia en el artículo 25.2 de la LRBRL en su nueva redacción), al margen del régimen dispuesto por el artículo 27 de este texto legal (es decir, como competencia delegada por el Estado o por la respectiva Comunidad Autónoma) y fundamento en la atribución de competencia que le hace el artículo 20.1 de la LCID. Precisamente, la virtualidad de la reforma efectuada por la LRSAL consiste en evitar que las leyes sectoriales (sean del Estado, sean de las Comunidades Autónomas) atribuyan competencias a los Municipios, en materias no comprendidas en el artículo 25.2, al margen del mecanismo de la delegación que establece el artículo 27 (y con el régimen jurídico dispuesto en este último precepto); admitir lo contrario equivaldría a dejar sin efecto alguno la reforma introducida en este extremo por la LRSAL, lo que, obviamente, no tendría sentido alguno”. En resumen: 1º. La eficacia derogatoria de la Ley 27/2013 incide de plano en el modelo competencial de los municipios. Las atribuciones anteriores no se mantienen, al margen del contenido del artículo 25.2 en su nueva redacción. 2º. Las únicas competencias propias de los municipios son las que corresponden a materias enumeradas, en régimen de “números clausus” en el artículo 25.2 de la Ley. 3º. Las leyes sectoriales tanto del Estado como de las Comunidades Autónomas sólo pueden atribuir competencias propias a los municipios en las materias del artículo 25.2 y no en otras. 4º. Admitir lo contrario equivale a dejar sin efecto alguno la reforma introducida en materia competencial por la Ley 27/2013. Pues sin efecto estará, señores. Porque las normas con rango de ley de las CCAA están en vigor y la Administración del Estado no las recurrió ante el T.C. Algo que, teniendo las cosas tan claras, sólo se explica por razones extrajurídicas, de mercadeo político. Ésa es la realidad. V. VERSIONES OPUESTAS RESPECTO A LOS INFORMES DEL ARTÍCULO 7.4. 11 Tenemos en vigor un conjunto de normas “interpretativas” de las CCAA que contradicen la “interpretación” del Estado. Ello nos conduce por dos caminos absolutamente contrarios: a) En materias competenciales que dependan del Estado. Si la competencia es del Estado, como ocurre con la cooperación internacional al desarrollo, los cambios introducidos en la legislación básica de régimen local serán en buena medida efectivos. Si una Entidad Local quiere desarrollar un programa, servicio o actividad en una materia que no sea de competencia propia ni esté delegada, tendrá que seguir el camino que marca el artículo 7.4 de la LRBRL y conseguir los informes vinculantes. b) En materias competenciales que dependen de las respectivas Comunidades Autónomas. En estos supuestos, la reforma está paralizada y todo continúa como antes. Las Comunidades Autónomas no quieren delegar. El régimen jurídico de la delegación establecido en los artículos 27 y 57 bis, con su cláusula de garantía, está tan bien planteado que no quieren usarlo. Tratan de encontrar alguna justificación para declarar la competencia como propia de las Entidades Locales y, si no es posible, autorizan con facilidad el ejercicio de competencias del 7.4. Todo menos delegar. Estos dos caminos son muy desiguales y desequilibrados, porque la inmensa mayoría de las materias que tocan a los municipios son dependientes de la Comunidad Autónoma y no del Estado. La reestructuración del sistema competencial local no se está produciendo. VI. EL ESTADO DE LA CUESTIÓN EN LOS PRINCIPALES ÁMBITOS DE MATERIAS COMPETENCIALES. Servicios sociales En este ámbito se produjeron los cambios más importantes, ya que, tras la entrada en vigor de la Ley 27/2013, la competencia municipal propia quedaba reducida a dos conjuntos de programas muy concretos: Evaluación e información de situaciones de necesidad social. Comprende los programas y actuaciones de información, valoración, diagnóstico y orientación que se desarrollan en los CEAS. No todo lo que se hace, sino sólo eso, que viene a ser la “puerta de entrada” a los servicios sociales. 12 Atención inmediata a personas en situación o riesgo de exclusión social. Comprende los programas y servicios de: - Ayudas de emergencia. - Comedor social. - Albergues para indigentes. - Primera acogida a indocumentados y transeúntes. - Programas de alojamientos provisionales. - Detección y atención urgente a situaciones de riesgo de menores, de personas mayores, etc. - Otros servicios de atención a urgencias sociales que se desarrollen en centros municipales, así como subvenciones a entidades sociales para esta finalidad. La “prestación de servicios sociales” en general pasaba a ser considerada una competencia de las Comunidades Autónomas, si bien “preferentemente delegable”. ¿Qué servicios se pueden y en principio se deben delegar a los municipios con capacidad? En la Ley de Bases no se pone límite alguno y además el listado es indicativo. Pueden ser objeto de delegación todos los servicios sociales de base, que no estén como propios de los municipios y todos los servicios sociales especializados. Sin ánimo de ser exhaustivos: - Servicios de ayuda a domicilio en todas sus modalidades. Teleasistencia. - Servicios de estancias diurnas. - Servicios de estancias temporales. - Residencias de la tercera edad, en su caso. - Alojamientos, excepto los ya mencionados de carácter urgente y acción inmediata, que son propios. - Servicios de información y/o valoración especializados. - Programas de intervención con personas mayores: envejecimiento activo, etc. - Programas de intervención en familia e infancia. Autonomía personal. - Centros ocupacionales y de atención a personas con discapacidad. - Servicios de asesoramiento laboral, orientación, etc., de carácter social. - Tramitación y gestión de renta garantizada de ciudadanía. 13 - Gestión de recursos sociales de la Comunidad Autónoma. En el año transcurrido, las Comunidades Autónomas, en general, no han delegado. Han procurado encontrar resquicios legales para entender, en la línea antes expuesta, que se trata de servicios de competencia propia municipal, por haberlo dispuesto así alguna norma con rango de Ley anterior a la entrada en vigor de la Ley 27/2013. Pero nada más. Por otra parte, los servicios sociales tienen su propia disposición transitoria, la segunda: “Asunción por las Comunidades Autónomas de las competencias relativas a servicios sociales”: “Con fecha 31 de diciembre de 2015, en los términos previstos en las normas reguladoras del sistema de financiación autonómica y de las Haciendas Locales, las Comunidades Autónomas asumirán la titularidad de las competencias que se preveían como propias del municipio, relativas a la prestación de los servicios sociales y de promoción y reinserción social. Las Comunidades Autónomas asumirán la titularidad de estas competencias con independencia de que su ejercicio se hubiera venido realizando por Municipios, Diputaciones Provinciales o entidades equivalentes o cualquier otra Entidad Local”. Las CCAA debían elaborar previamente un Plan de evaluación, reestructuración e implantación de los servicios. No se les impusieron plazos parciales. Lo deben hacer ellas en su plan. Pero inmediatamente antes del 31 de diciembre de 2015 “habrán de asumir la cobertura inmediata de la prestación”. Y sin que ello suponga un mayor gasto para el conjunto de las Administraciones Públicas. Si a 31 de diciembre de 2015 no han asumido los cambios, ni delegado, ¿qué pasará? La Ley hace una previsión muy clara: “Si en la fecha citada en el apartado 1 de esta disposición, en los términos previstos en las normas reguladoras del sistema de financiación de las Comunidades Autónomas y de las Haciendas Locales, las Comunidades Autónomas no hubieran asumido el desarrollo de los servicios de su competencia, prestados por Municipios, Diputaciones Provinciales o entidades equivalentes, o en su caso no hubiesen acordado su delegación, los servicios seguirán prestándose por el municipio, con cargo a la Comunidad Autónoma. Si la Comunidad Autónoma no transfiere las cuantías precisas para ello, se aplicarán retenciones en las transferencias que les corresponden por aplicación de su sistema de financiación, teniendo en cuenta lo que disponga su normativa reguladora”. 14 ¿Cómo debe interpretarse esta transitoria? ¿De qué servicios tiene que hacerse cargo la Comunidad Autónoma? En principio, y a salvo de lo que puedan disponer las normas reguladoras del sistema de financiación, deberían hacerse cargo de todos aquéllos de su competencia que presten las Entidades Locales. Lo dice claramente el apartado quinto de la Disposición Transitoria Segunda. En este sentido es preciso interpretar la expresión “asumirán la titularidad de las competencias que se preveían como propias del Municipio” en referencia a la legislación básica de régimen local. La LRBRL, en su artículo 25.2.k) decía: “prestación de los servicios sociales y de promoción y reinserción social”. Por lo tanto, preveía como propios los servicios sociales y ahora han dejado de serlo, todos menos los de “evaluación e información de situaciones de necesidad social y atención inmediata a personas en situación de riesgo de exclusión social”. La legislación básica provoca el cambio y, consiguientemente, se establece la transitoria para que las Comunidades Autónomas asuman las competencias. No obstante, habría que excepcionar de esta interpretación aquellos supuestos en que una Ley autonómica haya dispuesto expresamente que “determinados servicios corresponden a las Entidades Locales por delegación de la Comunidad Autónoma”. En ese supuesto ya están delegados. Entendemos que son de la Comunidad, pero ésta, por ley, los delegó. No tiene que asumirlos ni delegarlos. No operaría la Disposición Transitoria, ya que no tiene sentido. Por ejemplo, la Ley 2/1998, de 4 de abril, de Servicios Sociales de Andalucía, dice en su artículo 19 que “los Ayuntamientos serán responsables de los Servicios Sociales de su ámbito territorial, de acuerdo con la Ley reguladora de las Bases del Régimen Local y dentro del marco de la presente Ley” y dispone que “serán competencia de los Ayuntamientos por delegación de la Junta de Andalucía: …. b) La gestión de los Centros de Servicios Sociales Especializados de ámbito local en los municipios de más de 20.000 habitantes”. La competencia estaría formalmente delegada por decisión de la Ley. Cuestión distinta es que se cumplan o no las exigencias del artículo 27.6 de la LRBRL en la versión dada por la Ley 27/2013. Deberían cumplirse. En la práctica, y transcurrió más de la mitad del periodo establecido en la Disposición Transitoria Segunda, la situación está peligrosamente estancada. Educación 15 Uno de los cambios más importantes en materia competencial que presentaba el inicial Anteproyecto de Ley de racionalización era la eliminación de la competencia municipal prevista en el artículo 25.2.n) de la LRBRL. Competencia “complementaria”, de orden menor, sin capacidad de acción política ni de gestión responsable. Una tarea instrumental respecto a las políticas decididas por otros y con un enorme gasto para los municipios. Pero la asunción de estas “competencias” por la CCAA se presentaba problemática y se cedió a las presiones. En la Ley 27/2013, el artículo 25.2.n) se mantuvo (no exactamente igual), si bien con una curiosísima Disposición Adicional decimoquinta, que afirma su provisionalidad. Es como una transitoria a la inversa. Las Comunidades lo terminarán asumiendo, en los términos de las normas sobre financiación. Pero no se dice plazo límite. El asunto se dejó abierto y a la espera de las normas sobre financiación. Ahora bien, la redacción del artículo 25.2.n) actual no es exactamente la misma que antes. Lo que era “sostenimiento”, se especifica como “conservación, mantenimiento y vigilancia”. La limpieza y los suministros energéticos (gas y electricidad) de los centros públicos de educación infantil, primaria y especial no corresponden a los Ayuntamientos, conforme al nuevo artículo 25.2.n), No pueden considerarse incluidos entre los deberes de conservación ni mantenimiento, de acuerdo con las prescripciones del Código Técnico de la Edificación. Ciertamente, la Ley Orgánica de Educación venía utilizando estos términos, luego el problema quizás no sea nuevo. Pero algo tiene que significar el cambio en la legislación básica. La desaparición del artículo 28 dejó las demás intervenciones municipales en educación como a ejercer por delegación o por iniciativa, cumpliendo los requisitos del artículo 7.4. Entre las más frecuentes en municipios de tamaño grande y medio, están: - Escuelas infantiles de primer ciclo (0 a 3 años) - Realización de actividades complementarias en los centros docentes. Ambas se consideran de preferente delegación en el artículo 27. - Conservatorios elementales de música. - Escuelas municipales de música y danza. - Escuelas de teatro, etc. 16 - “Universidades populares” y programas de educación de adultos. - Escuelas de jardinería y otras….. Que no se contemplasen en el listado del artículo 27 no significa que no puedan ser asumidas o delegadas por las CCAA. Transcurrido un año, las Comunidades Autónomas no delegan. Intentan hacer pasar estos programas como de competencia municipal propia, en general con menos éxito que en el ámbito de los servicios sociales. Teniendo en cuenta que en este ámbito no existe régimen transitorio, la solución es muy complicada. Las Comunidades, antes que delegar, prefieren “autorizar”, acreditando la inexistencia de duplicidades del artículo 7.4. Salud En el proceso de reordenación competencial que operó la Ley 27/2013, desaparecieron las competencias propias de las Entidades Locales en materia de salud, al eliminarse tanto el artículo 25.2.i) como el 28. En el listado de materias preferentemente delegables del artículo 27 encontramos la de: - Conservación o mantenimiento de centros sanitarios asistenciales de titularidad de la Comunidad Autónoma. Y se estableció la Disposición Transitoria primera: Asunción por las Comunidades Autónomas de las competencias relativas a la salud. Teniendo en cuenta que aquí el volumen económico y la problemática en las ciudades es menor y que se estableció un proceso gradual de cinco años para que las CCAA asuman estas responsabilidades, a 20% cada año, no parece que pudieran existir dificultades. La problemática está, o al menos estaba, en los centros o consultorios en el medio rural. Para solventarlo, se articuló una “solución” de última hora. En el artículo 36 de la LRBRL, en su nueva redacción, se introdujo una curiosa competencia “propia” de las Diputaciones Provinciales: “i) La coordinación mediante convenio con la Comunidad Autónoma respectiva de la prestación del servicio de mantenimiento y limpieza de los consultorios médicos en los municipios con población inferior a 5.000 habitantes.” 17 Con esta medida, utilizada eficazmente, la aplicación de la Disposición Transitoria Primera, se veía facilitada enormemente, liberando a los municipios de una “carga”, que no “competencia”. Pero en este primer año desde la entrada en vigor de la Ley, muy poco o nada se está haciendo en esta materia. Promoción de la economía y creación de empleo Hace más de doscientos años, la Constitución de 1812, en su artículo 321, establecía como competencia de los Ayuntamientos: “Promover la agricultura, la industria y el comercio, según la localidad y circunstancias de los pueblos y cuanto les sea útil y beneficioso”. La Instrucción de 1813, más claro aún: “En el fomento de la agricultura, la industria y el comercio, cuidará muy particularmente el Ayuntamiento de promover estos importantes objetivos, removiendo los obstáculos y trabas que se opongan a su mejora y progreso”. Los constituyentes gaditanos, como buenos liberales, desconfiaban profundamente de la intervención del poder de la Nación en la economía, pero los Ayuntamientos eran otra cosa. Más que poder, eran una representación cercana de la comunidad y debían actuar como un emprendedor, que conoce mejor que nadie la manera de alcanzar el progreso de la comunidad. Actualmente, el municipio sigue siendo un “poder cercano”, síntesis entre autoridad y peculiar emprendimiento. Pero el sistema político-administrativo no le reconoce competencias en este sentido. La sostenibilidad económica local obliga entre otras cosas a efectuar una profunda reorientación estratégica de la Ciudad. En la actualidad, la prioridad absoluta debe estar en los “lineamientos básicos del desarrollo económico”, orientados hacia la nueva economía del conocimiento. La misión fundamental puede y debe ser contribuir a generar economía y empleo en la Ciudad. Este giro necesario no sólo depende de la iniciativa y compromiso de los gobiernos locales, pues requiere cambios en el sistema competencial local. El sistema competencial local en España presenta algunos desequilibrios notables. En lo que afecta a esta cuestión, existe desequilibrio entre competencias urbanísticas notables, que muchos municipios no ejercen adecuadamente, y competencias de promoción económica, que no se reconocen. Existe una carencia de competencias en el “fomento del desarrollo económico”, pero también en materia regulatoria, que permita a los municipios impulsar cambios en el entorno que favorezcan el emprendimiento y la competitividad. En la Ley 27/2013 se perdió una ocasión para poner remedio a este problema y reconocer al municipio con capacidad, competencias de regulación y promoción 18 económica y del empleo. Al contrario, sigue siendo la gran ausencia. No será por falta de insistencia del municipalismo acerca de la importancia de este asunto para el desarrollo y el crecimiento. Como competencias propias, nada de nada. En cuanto a la posibilidad de delegación, evidentemente existe. Pero en el listado de materias de preferente delegación únicamente aparecen dos que tienen relación con funciones regulatorias en el ámbito económico: - Inscripción de empresas en los registros administrativos de la Comunidad Autónoma o de la Administración del Estado. - Gestión de oficinas unificadas de información y tramitación administrativa (entre ellas están las “Ventanillas Únicas Empresariales”, las VUDs….) Ante esta situación, los municipios tenían tres alternativas: obtener la delegación de la Comunidad Autónoma para desarrollar concretos programas de promoción económica y de impulso a la creación de empleo; desarrollar programas correspondientes a “competencias propias” conexas, particularmente la de promoción del uso de las TICs; actuar en el ámbito de la nueva iniciativa, cumpliendo los requisitos materiales y formales del artículo 7.4 de la LRBRL: En el año 2014, las Comunidades Autónomas, en términos generales, no han delegado. Por el contrario, han intentado por todos los medios que alguno de estos programas pudiera ser considerado como competencia “propia” de los Ayuntamientos. Por ejemplo, la Comunidad Autónoma de Castilla y León ha considerado que los Programas de “Apoyo a los emprendedores a través del asesoramiento y la financiación” son competencias propias de los Ayuntamientos, porque “el artículo 20 a) de la Ley de estímulo a la creación de empresas de Castilla y León, referido a las medidas de apoyo al desarrollo inicial de la idea de negocio, atribuye no sólo a la Administración de la Comunidad de Castilla y León, sino también al resto de administraciones y entre ellas a las locales, el desarrollo, de manera coordinada, de la medida siguiente: “a) Apoyar la elaboración o revisión de planes de negocio y estratégicos para el desarrollo del nuevo proyecto empresarial, en especial los nuevos proyectos surgidos en el ámbito rural”. Un precepto tan genérico y ambiguo que ni siquiera se refiere expresamente a las Entidades Locales es insuficiente para “entender” como competencia propia lo que en la LRBRL no lo es. Se está reformulando todo para que todo siga igual. No parece malo que se reconozca este tipo de competencia propia. Pero lo que está mal es hacerlo de esta forma. 19