Número. 1 1969

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Vol 1. 1969. ANUARIO MARTIANO
Presentación …7
Las últimas notas de viaje de José Martí. Algunas observaciones. sobre su estilo, por
Mme. Claude Bochet-Huré. …9
El Presidio Político en Cuba, de José Martí (1871). Intento de análisis estilístico, por Isis
Molina de Galindo ...33
Martí y Darío frente a Centroamérica: perspectivas de realidad y ensueño, por Ivan A.
Schulman ...59
Tres maestros responden ...95
Palabras de Manuel Isidro Méndez ...97
Prontuario de temas martianos que reclaman dilucidación, por Manuel Pedro González
...103
Martí: Poesía, por Juan Marinello...117
Introducción a Ismaelillo, por Angel I. Augier ...167
Leyendo una carta a María Mantilla, por H. Almendros ...207
Un artículo desconocido de Martí ...217
Blood of the innocents ...221
Sangre de inocentes ...225
Doña Leonor en la emigración (Una etapa desconocida de la vida de la madre de
Martí), por Enrique H. Moreno Plá ...229
Martí y los críticos de Heredia del XIX. (En tomo a un ejemplar de Heredia anotado por
Martí), por Fina García Marruz ...239
Los discursos de Martí, por Cintio Vitier ...293
Un discurso olvidado de Martí ...319
Discurso pronunciado por José Martí en la fiesta del Club Los Independientes el 16 de
junio de 1890 en Hardman Hall …321
NOTAS CRÍTICAS
El Martí de Martínez Estrada, por Cintio Vitier … 331
Estudios de Giovanni Meo Zilio, por Cintio Vitier … 349
Noticias y comentarios … 353
Bibliografía Martiana (Enero de 1964 - Agosto de 1968), por Celestino Blanch y Blanco …
361
Apéndice … 373
COLECCIÓN CUBANA
CONSEJO NACIONAL DE CULTURA
LA HABANA 1969
CUBA
ANUARIO
MARTIANO
Publicado
por la
SALA MARTI
de la Biblioteca
Nacional de Cuba
Número
1
DEPARTAMENTO COLECCION CUBANA
CONSEJO
NACIONAL
La Habana,
DE CULTU~
1%9
NOTAS
CRITICAS
El Martí
de Martínez
Estudios
de Giovanni
Noticias
Bibliografía
y comentarios
Martiana
por Cintio Vitier ................
Meo Zilio, por Cintio Vitier ..............
Estrada,
de 1964Agosto
349
353
....................................
(Enero
331
de 1968),
por Celes-
tino Blanch y Blanco .....................................
361
................................................
373
Apéndice
PRESENTACION
Al inaugurarse la Sala Marti de la Biblioteca Nacional, el 28 de
enero de 1968, el profesor Manuel Pedro González, autor de la iniciativa de su fundación, sugirió la conveniencia de publicar un boletin
anual que, según suspropias palabras, cdebiera incluir, entre otras cosas,
la bibliografía martiana activa y pasiva aparecida durante el año; k,
reproducción en traducción castellana de los articulos de mayor relieve
que en Lenguasextranjeras se hayan publicado durante el período y una
sección bibliográfica selecta de carácter crítico en la que en brevkimas
notas se informe al lector extranjero de la valía de ciertos estudios cualquiera que sea su carácter -tesis académicas, libros, folletos y articulo~
de alta calidad. Este boletin serviría como punto de enlace y fuente de
información entre todos los martianos del mundo y pr2ncipales bb
bliotecas universitarias y públicas.. Estos lineamientos generales sirven
de pauta flexible al A nuario Martiano
que hoy presentamos.
Marti está siendo estudiado fuera de Cuba cada vez con mayor /recuencia y seriedad. Nombres como los de Ivan A. Schulman en Los
Estados Unuìos, Giovanni Meo-Zilio en Italia, Valerio Stolbov en la
Unión Soviética, Claude Bochet-Huré en Francia, Gisela Leber en la BDA,
Andrés Sorel en España, Jacques Biteff en Bulgaria, sin contar desde
luego los estudiososmartianos de Nuestra América, dan fe del interés
creciente que su obra de rango universal despierta en los ámbitos culturales más diversos. Divulgar OJOS trabajos prácticamente desconocidos
entre nosotros es ya un objetivo que justifica el Anuario.
A ello se
añade la necesidad, largamente sentida desde la desaparición del valioso
Archivo José Martí que dirigiera Félix Lizaso, de ofrecer una publicación
regular y especializada a los investigadores cubanos y extranjeros, y a
tos lectores en general, para llegar a establecer euna corriente viva de%
trabajo y colaboración internacional en torno al estudio de Martí*, que
fue desde el principio uno de los objetivos findamentaks de nuestra
Sala. A dijeren& del citado Archivo, el Anuario
sólo reproducirá estudios extranjeros o cubanos de especial importanc& el resto de las
colaboraciones serán siempre inéditas. Por lo de&, quisiéramos w
no fuese sólo una caja de caudalesmartianos, k que Ya es bueno, porque
8
PRESENTACI6N
esta riqueza no corrompe, sino también una flecha vibrando en el aire de
América, indicadora del más alto camino de creación y liberación.
Esperamos,pues, cumplir estospropósitos con el auxilio fervoroso de
los martianos de todo el mundo y muy especialmente,en nuestro pais,
con el aporte de los jóvenes que, desdelas perspectivas de hoy, se dispongan a explorar nuevas vetas en la que Gabriela Mistral llamó <mina
sin acabamientos.
LAS ULTIMAS
NOTAS DE VIAJE DE JOSE MARTI
Algunas observaciones sobre su estilo
POR MME.
Del
presiones
dirigió
a Cabo
cuando
Haitiano.’
l
CLAUDE BOCHET-HURÉ
14 de febrero al 8 de abril de 1895, José Martí escribió sus imde un viaje a través de la isla de Haití, durante
el cual se
primero
de Montecristi
a Santiago
de los Caballeros,
después
Haitiano;
de allí volvió a Montecristi
-y
es en este momento
redacta el famoso Manifiesto- para regresar finalmente
a Cabo
Las dedicó en estos términos
a María y Carmen Mantilla:
Mis niñas:
Por las fechas arreglen
esos apuntes, que escribí
para Vds., con los que les mandé antes. No fueron escritos sino para
probarles
que día por día, a caballo y en la mar, y en las más
grandes angustias que pueda pasar hombre, iba pensando en Vds.
Pudieran,
pues, esperarse
bargo, en seguida se percibe
giro literario.
notas rápidas, apenas elaboradas.
Sin emque numerosos
pasajes tienen un acusado
l
publicado en francés en Les lungues néofatines,
Bulletin Trimestriel de la
!kiété des Langues Néo-Latines, Paris, 56e Année, Fasc. II, Jupillet l%Z, NO- 16L
P. 62-81. La autora entonces firmaba Mlle, Huré.
1 Estas impresiones fueron publicadas bajo el título Apuntes de un oicri~ J etc
las Obras compkas. Editorial Lex, La Habana, 1953, se encuentran en el primer
tomo. pp. 154 a 177.
10
AlWARIO
MARTIANO
ANUARIO
El diario que les sigue inmediatamente,2 y que comienza el 9 de abril,
dia en que Martí salió de Cabo Iíaitiano, para detenerse el 17 de mayo,
antevíspera de su muerte, ofrece un carácter completamente distinto. Allí
cuenta Martí su desembarco en la provincia de Oriente con sus compañeros de lucha, y SU avance por la campiña cubana. Se trata esta vez
de notas apresuradas, a veces muy cortas, con frecuencia apenas redactadas, escritas día tras día 3 sin ninguna interrupción.
Dan a veces la
impresión de un resumen destinado a nutrir más tarde una redacción
definitiva. En efecto, ipuede concebirse que Martí, que vivió con la
pluma en la mano, no haya tenido la intención de escribir la historia
de una guerra que él había deseado y preparado durante toda su vida?
Pero es obvio que, a despecho de esas diferencias, dos escritos tan
próximos uno del otro en el fiempo, tienen que presentar muchas similitudes en su forma -y también, por otra parte, en su contenido: pues
si el Diario* es un diario de guerra, es también, por muchos lados, un
diario de viaje.
1. La frase y h elaboración
del tiempo.
LOS hechos al revés.
Tanto los Apuntes* como el Diario encierran un número sorprendente
de frases en las que el orden cronológico de los hechos o de las ideas
está trastornado.
Cuando se trata de sucesos, están expuesto al revés,
y el efecto aparece antes que la causa:
Y me cuenta los partidos del país: y cómo salió a cobrar, con
dos amigos, la muerte de su padre al partido que se lo mató...
(1, 165.)
Pasa el patrón blandílocuo, de lengua patriarca1 y hechos de
zorro, el que a la muerte del hijo ano lloró el dolor, sino que
lo sudó,: y rinde, balbuceando, el dinero que robaba. (1, 174.)
Tomó el revólver, -él era muy buen tirador: y hombre al suelo
si una bala en el pecho. (1, 288.)
Estos ejemplos, en particular el segundo, muestran que el procedimiénto es propicio a los efectos de sorprésa. Pero conviene señalar que
2 Diario de cabo Haitiano a Dos Ríos, Lex. 1, pp. 274 a 298.
* Pem las tiõtae escritas el 6 de mayo no hti sido encontradas. Debían
a la tempestuosa entrevista que tuvo lugar el 5 de mayo, entre Antonio
Máximo
Gómez Y el Propio
Martí,
Manuel
Pedro
González, Varktiones
Repertorio
Americano,
Costa Rica,
* En español en el original.
aludir
Meceo,
y sin duda se las hii
desaparecer...
Véase
en torno a la espistolograjía de losé Martí,
194.8.
MARTIANO
ll
esta tendencia no es nueva en el estilo de Martí. Así en 1888, relatando
los comienzos de José Antonio Páez, escribía: *Sus primeros soldados
son cinco realistas que le intiman rendicións (II, 57). El orden de los
hechos es el mismo. Cosa notable, aquí como en el primer ejemplo,
los dos verbos están en el mismo tiempo: la sucesión de los hechos no
está sólo trastornada sino pura y simplemente abolida. La personalidád de
Páez obtiene de ello un relieve incomparable; no hay transición, parece
que es a la persecución misma a lo que debe su victoria.
Esta inversión del tiempo o de las ideas se despliega a menudo en
muchas frases, a veces en un párrafo entero. He aquí el primer retrato
de los Apuntes (el personaje habla, y es Martí quien interviene entre
paréntesis) :
.
.Si me traen (regalos, regalos de amigos y parientes a la casa
de los novios) me deprimen, porque yo soy el obsequiado, (...).
<Y si no me traen, tengo que matar las gallinitas que le empiezo
a criar a mi mujer.. El ‘que habla es bello mozo, de pierna larga
y suelta, y pies descalzos, con el machete siempre en puño y al
cin,to el buen cuchillo, y en el rostro terroso y febril los ojos sanos
y angustiados. Es Arturo, que se acaba de casar... (1, 154.)
Se oye primero una VOZ, venida no se sabe de dónde; sólo después se
ve el personaje, y es en último término que se conoce su nombre.
Y cuando
son, no ya objetos o hechos, sino ideas las que se exponen
al revés, la conclusión es lo que surge primero y no se sabe sino más
tarde lo que la ha motivado. Así, uno se sorprende de encontrar con
feoha 4 de abril, estas reflexiones sobre los indios, que nada anunciaba:
Por el poder de resistencia del indio se calcula cual puede ser
poder de originalidad9 y por tanto de iniciación, en cuanto lo
.encarmen... (1, 176.)
SU
Pero todo se aclara, pues Martí añade en seguida: &o sobre indios.,
Era natural que esta tendencia a invertir la expresión lógica de los
pasos mentales se reflejase también en el orden de los términos en el
interior mismo de la frase. De ese modo icuántas frases que comienzan
por toda suerte de complementos y terminan con el verbo y el sujeto,
que la pluma de Martí retiene largamente, a veces hasta las últimas palabras! En las frases descriptivas, esto deviene a veces un procedimiento:
De pie, a las rodillas el calzón, por los muslos
abierta al pecho, los brazos en cruz alta, la cabeza
pera y bigote, tocada del yarey, aparece impasible,
a las plantas y el cielo por fondo, un negro haitiano.
la camisola
aguileña- de
con la mar
(1, 173.)
ANUARIO
12
ANUARIO
13
MARTIANO
MARTUNO
Aquí la economía de la frase lleva a pensar en una técnica pictórica.
De entrada, el retrato en pie, trillado
con sus detalles esenciales; hecho
esto, se puede juzgar del efecto de conjunto,
del carácter general de la
silueta (*impasible.)
; en seguida el fondo, cuya inmensidad
es sugerida
por la amplitud
del miembro
de frase; en fin, terminada
la pintura,
sólo resta inscribir
el título al pie del cuadro: *un negro haitiano,.
Esta
organización
de la frase no es debida al azar: más de una vez el autor
ha construido
su visión de la naturaleza
del mismo modo que el amante
de la pintura reconstruye
la visión del pintor;
Martí no nos deja olvidar
que ha sido crítico de arte.
Pero esta influencia
no lo explica todo. Incluso si se admite que la
pintura
ha marcado
verdaderamente
la visión que él se ha hecho del
mundo exterior,
dífícihnente
podía actuar sobre la construcción
de su
frase. Sin duda, por su parte, los escritores impresionistas
franceses procuraron, de modo sistemático,
hacer pasar a su estilo los procedimientos
de los pintores de la misma escuela; y parece que Martí haya necesitado
pasar por esos escritores para desarrollar
esta tendencia
en SUS frases
descriptiva.
Pues, en fin de cuentas, ¿q ué es el retrato citado más arriba,
sino un ejemplo de la *frase en abanicos, difundida
por las escuelas francesas de 1880, y que Marcel Cressot define así: eEsta frase acumula en
su parte ascendente, como en abanico, lodas las circunstancias
pintorescas
que constituyen
el cuadro donde va- a inscribirse
el proceso.n
(Le styie
et ses techniques, Paris, P. U. F., 4* edición, 1959, p. X1)?
Y cita, entre
otros, estos versos de Leconte de Lisle, de construcción
bastante paralela
a la frase de Marti reproducida:
Ployant leur jarret maigre
et nerveux, et chantant,
Souples dans leurs tuniques blanches,
Le bambou sur l’épaule et les mains sur les hanches,
11s allaient
le long de I’Etang.’
Esto no quiere decir que Martí ha sacado sus frases en abanico de
la lectura de Leconte de Lisle. Lo conocía, pero habla raramente
de él.
Lo más probable
es que esta técnica le haya sido sugerida por sus lecturas de los novelistas franceses de la época, que cita más a menudo.
l
<Doblando la corva magra Y nerviosa, y cantando, / Flexibles en sus túnicas
blancas, / El bambú al hombro y las manos en las caderas, / Iban a lo largo dei
Estanquw.
Dicho esto, falta decir que en Marti la narración
también
presenta
ese agrupamiento,
a la cabeza de la frase, de los complementos
y de todo
lo que depende de ellos:
A Rosalio Pacheco: que sirvió en toda la guerra. y fue deportado a España en la chiquita;
y allá casó con una andaluza,
lo
increpa reciamente Gómez.
(1, 294.)
Esta vez, no puede tratarse ya de una búsqueda de lo pintoresco,
de
expresividad
visual, y ejemplos
como éste muestran
bien que en este
punto la influencia
francesa se ha apoyado sobre una marcada tendencia
natural.
En muchas de estas frases, la atención del lector es puesta a ruda
prueba pues no sabe por de pronto a qué verbo aenganchars
los complementos que abren la frase, y no encuentra
sino al final el punto de
apoyo que buscaba. A no dudarlo, hay que ver en esto una de las causas
de la oscuridad que ha sido inevitable reprochar
a Mark4
l
l
*
Como se ve, el pensamiento
y la pluma de Martí se apoderan
en
primer lugar de lo que él juzga esencial:
en los hechos, el resultado;
en las ideas, la conclusión.
En cuanto a los detalles, -cuando
los davienen a agruparse,
de modo más o menos natural,
a continuación
de
ese núcleo de la frase. (Era el caso del retrato de Arturo
citado en la
p. ll) ; el personaje dice primero:
aSi me traen...*;
llegado a ese punto,
Martí cae en la cuenta de que el lector, que ignora todavía que Arturo
acaba de casarse, no va a comprender
nada, y se apresura a añadir los
detalles indíspensables:
* (regalos, regalos de amigos y parientes a la casa
l
En el Diario al menos, la oscuridad de ciertos pasajes pudiera deberse a la
dificultad en la lectura del manuscrito. En efecto, en sus notas del 25 de abril
(1, 281-282), Martí copia los párrafos de una carta que envía a Carmita Mantilla
(II, 1825), y las dos versiones - la de la carta y la del diario, que reproduce casi
exactamente la primera se aclaran una por la otra. Así la carta dice: aY empren.
dían el viaje de ocho lenguas, con tarde primero,
alegre y clara, y luego por bó.
vedas de púas. en la noche oscura,, allí donde en el Diario se leía: <con tarde
primera
alegre y clara., Sobre todo en un pasaje donde Martí describe a los
rebeldes volviendo agotados de su primera victoria, se encuentra en el Diario el
texto siguiente: CEl río nos canta. Aguardamos a los cansados. Ya están a nuestro alrededor, los yareyes en la sombra. Tal la último agua, y del otro lado el
sueño,,
mientras que la carta restablece la secuencia lógica de las ideas: <El no
nos corta. Aguardamos los cansados. Ya están a nuestro alrededor, los yarey- en la
sombra. Ya es la hltima agua, y del otro lado el sueño., Hay entre los dos textos
por lo menos otras tres diferencias
queridas
por el autor.
.---_.
.
del mismo
tipo.
Es difícil
ver
en ellas
variantes
14
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
de los novios...)*.
Parece incapaz -io
desdeñoso?de exponer tranquilamente su pensamiento por etapas, de ir de las causas a los efectos,
de las premisas a las conclusiones: para eso, le haría falta fragmentar
sus ideas, que le vienen impetuosamente, de una pieza. El lo sabe bien,
por lo demás. En 1882, en una carta a Bartolomé Mitre, confiesa, no
sin complacencia quizás: SES mal mio no poder concebir nada en retazos..., (1, 1292.) Escribe ademas: aLos que ven mucho de súbito
parecen enfermos cuando cuentan lo que ven: y es porque descuentan
lo pequeño, en que no hallan placer sus ojos, -y como que ellos ven la
trabazón, no conciben que los demás no vean lo que ven el1os.*s
Algunos que lo conocieron han dado sobre su conversación testimonios que concuerdan a maravilla con esaa altivas confesiones:
De Diego Vicente Tejera: 4Veía tanto que al querer expresar
lo que veía el idioma le faltaba y tenía que apelar a condensaciones supremas, que parecían naturalmente confusas al auditorio....
De Carlos Díaz Dufóo: cLa palabra sale de su boca revuelta
y desordenada; las ideas se atropellan, parece que están constantemente de prisa, que se están siempre despidiendo..., ’
•r
l
.
Este cuidado de ir derecho a los resultados descartando los hechos
preliminares e intermediarios
da a menudo a la exposición del pensaelíptico -son
laa acondensaciones sumiento un giro singularmente
premas, que acabamos de ver. Un día, en el curso de una marcha en
Cuba, Martí observa: .El alambre del telégrafo se revuelca en la tierra.,
(1, 287.)
No dice más. Toca al lector concluir: los rebeldes ya han
pasado por ahí. El mismo día, c.uenta las palabras de uno de sus compañeros: e...me habla de la alevosía con su hermano Manuel, a quien
Miró hurtó susfuerzas, y aforzó a presentarse,: cle iba esto, la garganta,.
(1, 288.) Martí no tiene necesidad de describir el gesto: el lector lo
deduce CO? seguridad de la frase. Pues se trata en efecto de una deducción; en todos estoscasosde elipsis, Martí no se contenta en absoluto
s Citado por Manuel
Pedro
Gónzalez,
José
Martí:
Jerarca
del Modernismo,
tirada
de la Miscelánea
de Estudios
dedicados
al Dr. Fernando
Ortiz
pot
___
- -- aoarte
1
sas discípulos,
colegas Y amigos, La Habana,
1956.
6 Extractos
de testimonios
citados
por Aníbal
Rodríguez,
cuna
interpretación
psicológicade Martíw, en Pensamiento
y acción de José Martí,
Santiago
de Cuba,
1953.
MARTUNO
15
con sugerir vagamente lo que su frase no dice: la lógica permanece solida -incluso cuando toma, como aquí, la apariencia del absurdo:
...y el gentío (...) apiñado bajo un guanábano, donde
oye
el
de carcajadas
a un vejancón que tienta de amores a una
vieja... (1, 168.)
coro
II.
La frase y sus articulaciones.
Génesis de la frase nominal.
Se nota, en los dos textos, una marcada tendencia a aligerar las
bisagras de la frase, a tal punto que, a veces, parecen borrarse. Le sucede así romper un movimiento de subordinación que acababa de iniciar,
y sustituirlo por una coordenada más libre, pero inesperada. He aquí
el final del retrato de Arturo:
Es Arturo, que se acaba de casar, y la mujer
_ hijo donde su gente de Santiago. (1, 154.)
salió a tener el
Muy a menudo, la frase se desarrolla por medio de aposiciones o de
complementosvariados, cuyo lazo con el verbo principal es muy flojo,
y esto, en muchos casos, conduce insensiblementeal anacoluto:
El amo, de espaldas,me cubre con los ojos redondos desde
su sillón: de botín y saco negro, y reloj bueno de plata, y la conversación pesada y espantadiza. (1, 168.)
No hay que ver aquí una novedad audaz en la prosa de Martí: nunca
retrocedió ante las rupturas de construcción, y deben esperarsemás que
nunca bajo su pluma en esta época de su vida, tan agitada y tan poco
favorable al trabajo literario.
l
l
l
Sucede siempre que ese gusto de la coordinación lo conduce a dar
a la copulativa un papel importante en su frase. Viene a encubrir en
eha significaciones y valores muy diversos y que le dan un peso singular.
En el ejemplo siguiente, disimula más bien que expresa una relación de
causa 8 efecto:
Anduvo por Haití, entró por tierra nueva, se le juntó la hija
lozana de una comadre del rincón, y entra
a besarnos,
tímida,
una hija linda de ocho anos...
(1, 155.)
ASUARIO
16
Aquí,
MARTIANO
más banalmente,
ANUARIO
marca
una
oposición:
Soñé que, de d os 1anzas que habia, sobre la lanza oxidada no
daba luz el sol. y era un florón de luz, y estrella de llamas, la
lanza bruñida.
(1, 158.)
Paralelamente,
pone a general servicio ciertas preposiciones,
que le
permiten
introducir
complementos
rápidos, menos embarazosos
que las
En los
subordinadas
que exigiría, parece, una expresión menos elrptica.
dos ejemplos siguientes,
acon* introduce
un complemento
de tiempo y
expresa la simultaneidad:
...salimos
con el oro de la tarde.
Sí puedo entrar;
la puerta del patio.
(1, 164.)
y la moza, con su medio
(1, 166.)
español,
va a abrirme
Pero es ude, el que juega los papeles más variados, y esta vez diríase
que no se trata sólo del afán de ligereza y concisión,
y que Martí conen todo caso,, presentan un giro a
sidera esos usos como *elegancias%;
veces tan afectado y forzado que cuesta trabajo creer que nazcan naturalmente bajo su pluma:
Lo adivino
leal, de ojo claro
El hombre
es fornido,
Narciso
(1, 288.)
Moncada,
de asalto...
y viril,
verboso
de trabajo
y fornido,
(1, 293. )
rudo...
(1, 295.)
es de bondad
y pompa.
Esta búsqueda, que podría relacionarse
con una influencia,
muy derivada, de la calificación
nominal según la había propagado
la *escritura
artista,
(del tipo <gestos de languidez,)
-se hace incluso en detrimento
de la c!aridad, como aquí:
Deodato Carvajal
es su teniente,
ascenso, capaz y ordenada.
(1, 288.)
de cuerpo
fino,
y mente
Se ve bien que el segundo ades atribuye al personaje una virtualidad
de ascenso, pero la naturaleza precisa de la relación no aparece claramente.
l
l
4
de
Gustosamente
larga y enredada cuando Martí
o se entrega areflexiones,
su frase, al contrario,
breve cuando cuenta o describe:
Por los fangales, que
mino; El sol tuesta, y el
selva, a un lado y otro,
veo una casa, y la llamo.
MARTUNO
14
maneja ideas abstractas
se hace a menudo muy
eran muchos, creí haber perdido
el capotro se hala por el lodo espeso. De la
cae la alta sombra.
Por entre un claro
(1, 168.)
He aquí algo que evoca bastante bien los cortes firmes de un Flaubert,
con seguridad
uno de los escritores más queridos
por Martí.
Pero aquí
el parecido entre los dos autores reside quizás mucho menos en la brevedad de cada frase que en su aislamiento:
sin duda las cuatro frases
del ejemplo tienen una cierta continuidad
gracias a su sentido, pero esta
continuidad
no se expresa mediante ninguna
palabra
de enlace, el asi,ndeton es absoluto de una frase a la otra. En todo caso, si la marcha de
este pasaje hace pensar en Flaubert,
parece de todos modos, arriesgado
afirmar la influencia.
Seria bien repentina, pues Martí no ha solido usar
esas pequeñas frases bruscas; y uno no espera ver surgir esa influencia
en una época en que él apenas tenía ocio para impregnarse
del estilo
de Flaubert.
Un tipo de frase breve que a Martí le ha gustado siempre, y que suele
darle mucho relieve a su prosa, es la sentencia.
A cada página, se encuentran en él esas reflexiones
de contenido general y absoluto que tienen
el aire de proverbios
en potencia.
Sacar de un hecho particular
conclusiones generales, es en Martí una verdadera necesidad, una reacción tan
natural que parece un reflejo.
Del sueño de las dos lanzas citado antes,
extrae esta enseñanza : aDe alma perezosa, no se saca fueg0.s
(1, 158.)
A continuación
del retrato del negro haitano reproducido
en la p. ll,
observa: aE hombre asciende a su plena beldad en el silencio de la naturaleza.,
(1, 173.) Y el 3 de abril se encuentra esta serie de reflexiones
amargas, en las que busca quizás trasponer a un plano superior
un incidente acerbo, del cual sus netas no han guardado huella:
La ingratitud
es un pozo sin fondo, -y
como la poca agua,
que aviva los incendios,
es la generosidad
con que se intenta
corregirla.
No hay para un hombre
peor injuria
que la virtud
que él no posee. El ignorante
pretencioso
es como el cobarde, que
para disimular
su miedo da voces en la sombra.
La indulgencia
es la señal más segura de la superioridad.
La autoridad
ejercitada sin causa ni objeto denuncia
en quien la prodiga
falta de
autoridad
verdadera.
(1, 173.)
ANUARIO
18
ANUARIO
MARTIAIIO
en este caco, si esas frases tienen una relación entre sí,
ello depende sólo de su sentido, pues todo enlace formal está ausente.
.4 tal punto, que cada una de ellas podría figurar separadamente
en una
de esas colecciones
de pensamientos
y máximas
a cuya composición
el
estilo de Martí se presta demasiado
fácilmente.
Cna
vez
más
*
l
Prefiere con mucho las frases nominales de contenido
pone sucesos, actos, impulsos, emociones.
Se las encuentra
en el Diario:
Libertad
En cuanto
l
es más rara, pero existe -y es bastante
ahora, si ha habido en la frase de
Martí un elemento esencial, es sin duda el verbo. El verbo es el movimiento y la acción, y no sólo Martí parecía no poder prescindir
de ello,
sino que escribió un número asombroso de frases compuestas únicamente,
o casi, de verbos. En 1881 abre su artículo sobre Miguel Peña con estas
palabras
(una vez más, una sentencia!) : aHonrar, honra.>
(II, 3.) En
aAcá monta; allí riñe; seduce a éste; a aquél conel mismo artículo:
vence., (II, 7.) El mismo año, dice de Cecilio Acosta:
aPostvió y previó.
Amó, supo y creó., (II, 26.) etc.
de
dinámico, donde
casi únicamente
(1, 276.)
Día de espera impaciente.
Baño en el río, de cascadas
y grandes piedras, y golpes de caña a la orilla.
(1, 279.)
traje
digna
en lo azul.
19
MARTIANO
De pronto,
unos jinetes.
Maceo,
de holanda gris... (1, 285.)
con un caballo
y hoyas
dorado,
en
a la frase nominal,
atención.
En
efecto,
hasta
Sin embargo, la aparición
de la frase nominal
en los últimos escritos
de Martí puede explicarse
fácilmente.
Se dice que, en la prosa de los
Goncourt, procede de los cuadernos de notas donde recogían las observaciones hechas en el curso de sus pesquisas.
En Martí pudieran
tener un
origen muy parecido
(y en tal caso se trataría aquí de una coincidencia
Piénsese en las condiciones
en que escribió los
y no de una influencia).
bien considerado,
esas dos obras apenas son más
Apuntes y el Diario:
que cuadernos de notas, sobre todo su diario, donde con frecuencia
al estilo telegráfico,
y en el cual hasta los pasajes más cuidados
casi siempre escritós con pluma rápida.
llega
están
En estas obras se encuentran
dos clases de frases nominales.
Unas
veces son espectáculos u objetos que Martí presenta en esta forma, y es
desde luego la más rara, pues parece resignarse
difícilmente
a escribir
frases de contenido
tan completamente
inmóvil
-a
tal punto que de
ordinario
no aparecen sino en jirones:
llegamos, echando por un trillo, a Laguna Salada, la hacienda
del General:
a un codo del patio, UIZ platanal
espeso: a otro ei
boniutal...
(1, 156.)
Al rededor, fango, y selva sola. (1, 169.)
Pero no hay que exagerar el alcance literario
de tales construcciones.
En muchos pasajes, donde se mezclan
a frases verbales muy cortas,
apenas se alzan por encima del estilo telegráfico,
y no pertenecen
ya
-0
todavíaal dominio
de la literatura.
iseguirían
siendo tan frecuentes en una redacción
definitiva,
hecha más a gusto?
Nada menos
probable.
Pues en este punto, Martí
se aparta de los Goncourt.
Cuidadoso
como era de la dignidad
de la obra literaria,
juzgaba
reprobable
el
exceso de desenvoltura
en el manejo de la pluma.
~NO es eso precisamente lo que reprocha
a los Goncourt
esta frase significativa
que se le
escapaba cinco años antes, en una carta a Gonzalo de Quesada?
(le agradecía allí un artículo
que éste acababa de enviarle) :
Lástima
que el estilo vivo, y a lo Goncourt,
enviar la descripción
como ha venido.
(II, 198.)
no me permita
iCómo, en estas condiciones,
ver un procedimiento
literario
en las
construcciones
nomínales
del siguiente
pasaje?
Es tanto más difícil
cuanto el momento
evocado aquí es particularmente
solemne:
se trata
del desembarco
en Cuba, tan largamente
deseado:
Yo en el puente. A las 71/“, oscuridad.
Movimiento
a bordo.
Capitán conmovido.
Bajan el bote. Llueve grueso al arrancar. Rumbarnos mal. Ideas diversas y revueltas en el bote. Más chubasco.
El timón se pierde (...) Arribamos
a una playa de piedras,
La
Playitu
(al pie de Cajobabo).
Me quedo en el bote el último,
vaciándolo.
Salto. Dicha grande., etc. (1, 274)’
’ En la correspondencia revolucionaria de este período de su vida, Martí emplea un tercer tipo de frase nominal,
también
de naturaleza
esencialmente
dinámica.
Son consignas
de lucha.
En una carta
del 19 de febrero,
indica
a Gonzalo
de
Quesada
la conducta
a seguir con los sospechosos:
<Prudencia
sin desaire,
con
sincero propósito de confianza plena al fin., (1, 233)
20
MUARIO
III.
Del discurso
0wARIo
MARTUNO
indirecto
al diálogo.
Al principio de los Apuntes, con fecha 14 de abril, se lee: #Del
viaje, ahora que escribo (...), sólo resaltan en mi memoria unos cuantos
árboles, - unos cuantos caracteres, de hombre y de mujer, - unas
cuantas
frases., (1, 154.) Estas palabras resumen perfectamente el conjunto del texto; son esos, en efecto, sus tres centros de interés - y
también los del diario, en gran medida: los paisajes - los retratos
de todos los que encuentra - y sus conversaciones, que él refiere bajo
las más diversas formas.
El discurso indirecto no es raro en estasdos obras: Martí no tiene
siempre tiempo de construir un diálogo, y cuando esto sucede integra
simplementeal relato las palabras de suscompañeros. Pero en su pluma,
lo indirecto no tiene nada del procedimiento embarazoso y forzado que
tan a menudo es. Conserva con naturalidad el movimiento del discurso
directo : su carácter deshilvanado:
...me traía deprisa, en lo negro de la tormenta, el mozo haitiano
que me fue hablando de su casita nueva, y el matrimonio que
iba a hacer con su enamorada, y de que iba a poner cortinas
blancas en las dos ventanas de la sala y yo le ofrecí cintas. (1, 164.)
0 su calor:
Convicción de Pacheco: que el cubano quiere cariño, y no
despotismo: que por el despotismo se fueron muchos cubanos al
gobierno y se volverán a ír: que lo que está en el campo, es un
pueblo, que ha salido a buscar quien lo trate mejor que el español,
y halla justo que le reconozcan su sacrificio. (1, 297.)
Es cierto que suele manejar este procedimiento con una gran desenvoltura. Le ocurre así subrayar ciertos fragmentos poniéndolos entre
comillas, lo que da más presencia al sujeto parlante - y también permite a Martí burlarse de él. Li usa asimismo con lo indirecto libre:
Pasa Hopkins, cuarentón de tronco inglés y tez de cobre, vendiendo asu gran corazón,, asu pecho valiente, que vale por dos
pechosm,los botines rastreros, que se saca de los pies, un gabán
roto. El irá aa todas partes, si le pagan’, porque aél es un padre
de familias, que tiene dos mujeres,... (1, 174.)
l
*
il
MARTIANO
21
Pero lo que caracteriza mejor la manera de Martí cuando refiere
las palabras de otro, es la flexibilidad verdaderamente asombrosa con
que pasa de un .discursoB a otro en el interior
de una misma frase.
Pone, en jirones, discurso directo, estilo indirecto, e indirecto libre,
- con o sin comillas - y lo mezcla todo sin el menor embarazo, a tal
punto que la complejidad real de la frase pasa casi innadvertida. Júzguesepor el ejemplo siguiente:
<Don Jesús, viene del conuco, de quemarle los gusanos al tabaco, =que da mucha briega., y recostado a la puerta de su buena
casa, habla de sus cultivos, y de los hijos que vienen con él de
trabajar, porque él quiere aque los hijos sean como él., que ha
sido rico y luego no lo ha sido, y cuando se le acaba la fortuna
sigue con la cabeza alta, sin que le conozca nadie la ruina, y a la
tierra le vuelve a pedir el oro perdido, y la tierra se lo da: porque
el minero tiene que moler la piedra para sacar el oro de ella,
-pero a él la tierra le da ael oro jecho, y el pesojecho... (1, 156.)
Ante todo, el nombre del personaje aparece entre comillas, para indicar que no es el propio Martí, sino uno de los que lo acompañan,
quien lo pronuncia: este principio pues, debe asimilarse al estilo indirecto libre. DespuésMartí recobra su relato - mas por poco tiempo:
esta vez es don Jesúsmismo quien toma la palabra; pero este miembro:
*que da mucha briega*, ies discurso directo o indirecto libre? Nada
en la sintaxis permite zanjar la cuestión. El relato prosigue, despuésse
pasa una vez más al indirecto libre, que ocupa casi todo el resto de la
frase, y en el cual un pasaje <que los hijos sean como él.... está subrayado por comillas, Y las comillas reaparecen al finál, para introducir
un resto de discurso directo - a juzgar al menos por la ajm que reproduce la pronunciación de don Jesús.
+
4
4t
El discurso directo surge con mucha frecuencia sin la menor introducción, sin la menor referencia al sujeto parlante, aunque el lector
no está siempre en situación de adivinar cuál es el personaje que habla.
En muchos casos, por lo demás, esto apenas daña la comprensión del
texto :
Por el camino de Barajagua -caqui
se peleó muchon,
atodo esto llegó a ser nuestro,-- vamos hablando de la guerra
vieja. (1, 286.)
-
ANUARIO MARTUNO
Esta brusquedad da un cierto relieve a las frases de diálogo - pero
hablar de diálogoa en los Apuntes y en el Diario es casi un abuso de
lenguaje. Ciertamente, Martí reproduce muchos en estos dos textos,
pero los reproduce sólo a medias. Casi nunca se oye más que a uno
de los dos interlocutores - incluso cuando el segundo no es él. Es
que Martí apenasemplea el estilo directo para dar a su prosa mástensión
dramática; le sirve ante todo para caracterizar a suspersonajes. Y como,
evidentemente, sólo presenta uno cada vez, es natural que el interlocutor
se borre. El empleo del estilo directo es con seguridad uno de los rasgos
más relevantes de la técnica del retrato en estos dos escritos; tan pronto
contribuye a la pintura del personaje como ocupa su lugar. De Corona,
que lo acompaña de Dajabón hasta la frontera haitiana, Martí no dice
nada: se conten’ta con hacerlo hablar, y he aquí el sabroso retrato:
Corona, ael general Coronan, va hablándome al lado. eEs cosa
muy grande, según Corona, la amistad de los hombres*. Y con su
adimpués. y su einorancia, va pintando en párrafos frondosos
y floridos el consuelo y fuerza que para el corazón asofocado de
tanta mahnidad y alevosía como ai en este mundo, es el saber
que sen un conuco de por áhi está un eimano poi quien uno puede
dai la vidas (...). aPor que yo de aita política no sé mucho, pero
a mí acá en mi sentimiento me parece sabé que política es como
un debé de cfinidá., UPoique yo, o todo, o nada.s Trece hijos
tengo, amigo, pero no de la misma mujer: apoique eso sí tengo
yo, que cuando miro asina, y veo que voi a tener que etai en un
lugar más de un mé o dó, enseguíame buco mi mejó comodidá,:
y luego, a la despedida, *ella ve que no tiene remedio, y la dejo
con su casita y con aigunos cuaítos: poique a mi mujer legítima
por nada de ete mundo le deberé faitain. (1, 165,)
Se ve con qué cuidado Martí reproduce la pronunciación pintoresca
de Corona, y con qué ostensible placer. De igual modo ha observado
siempre con atenpión y simpatía las particularidades lingüísticas de los
países que ha recorrido y habitado. Ya se encontraban pruebas de ello
en sus impresiones de un viaje a Guatemala escritas en 1877 (II, 551
a 568). Asimismo, había emprendido la composición de un glosario
de americanismos en el que se proponía creunir las voces nacidas en
América para denotar cosas propias de sus tierras, y señalar las acep
ciones nuevas en que se usen palabras que tienen otra consagrada y
conocida, (II, 1658). Los Apuntes suministran otro testimonio de ese
23
gusto por las lenguas regionales. Tan pronto cita y explica una locución
de Santo Domingo:
c¿Y el que viene aquí, don Jacinto, todavía se come un alacrán?, Esto es: se halla con un bravo: se topa con un tiro de
respuesta. (1, 155-156.)
como precisa matices en el francés de Haití:
Hablaban el criollo del campo, que no es el de la ciudad, más
fácil y francés, sino crudo, y con los nombres indios o africanos.
(4 la.)
IV.
La frase y sus cortes:
puntuación
y ritmo.
La puntuación de Martí es tan original que difícilmente puede pasar
inadvertida. Su carácter más acusado - y el que con más frecuencia
se ha observado - es el papel que juega en la entonación de la frase.*
El guión, en particular, que Martí no escatima, sirve muy a menudo para
introducir un cambio de tono. Sin embargo, con pocas excepciones, la
búsquedaliteraria no es llevada bastante lejos en los Apuntes y el Diario
para que pueda hablarse de una puntuación verdaderamente musical. En
estos textos, el papel principal de guión es subrayar el miembro que
aisla, y esto en dos formas diferentes: bien sea encuadrando incisos
(y se supone que en tal caso el cambio de tono surge naturalmente: no
es algo propio de Martí) ; o bien reforzando la coma o el punto y coma,
lo que es menos común; pero entonces no hay cambio de tono:
De sobremesase habló de animales: de los caos negros, y capaces de hablar, que se beben la leche, -de cómo se salva el
ratón de las pulgas, y se relame el rabo que hundió en la manteca, -del sapo, que se come las avispas, -del murciélago, que
se come
el cocuyo, y no la luz. (1, 171.)
Es curioso por otra parte observar con qué frecuericia Marti emplea
los dos puntos para religar series de proposiciones yuxtapuestas:
A dormir, a la casa del español malo*: huyó a Cuba: la casa,
techo de cinc y suelo puerco: la gente se echa sobre los racimos
de plátanos... (1, 285.)
8 Véase de JoséAntonio Portuoudo,<La voluntad de estilo en José Martís,
nota 27, páiina 310, en Pensamiento Y acción de José Martí, Santiago de Cuba,
1953, y la cita que de RaimundoLida hace Manuel Pedro
González.,
op. cit,
página23: <Hasta la puntuación(en Martí) es menos lógica que anusic&.
24
ANUARIO
ANUARIO
MARTIANO
Este procedimiento da a la frase más cohesión que el punto y coma,
pues religa sus miembros en lugar de separarlos; cada proposición parece permanecer abierta sobre la siguiente, y ésta, a su vez, aparece un
poco como la consecuencia de la anterior. Eso establece, entre los de
talles aislados, por el asíndeton, como una vaga relación de causa a
efecto - en la medida en que los dos puntos asi tratados guardan su
valor habitual. Por la misma causa aceleran el movimiento de la frase,
mientras que el guión, al contrario, lo retardaba.
Esta puntuación se vuelve a encontrar hasta en la poesía de Martí.
en particular en los Versos Sencillos, que había publicado en 1891:
Sueño con claustros de mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pie, reposan:
i De noche, a la tuz del alma,
Hablo con ellos : de noche!
Están en fila : paseo
Entre las filas : las manos
De piedra les beso : abren
Los ojos de piedra : mueven
Los labios de piedra : tiemblan
Las barbas de piedra : empuñan
La espada de piedra : lioran:
iVibra la espada en la vaina! (II, 1362.)
Los dos puntos llegan a veces hasta romper la sintaxis:
Del cuarto de al lado salen risas, - y la moza luego, la hija
de la casa, a arreglar hacia el medio las sillas de Viena, - y
luego sale el colchón : que echo yo por tierra, y las sillas a un
lado. (1, 166.)
l
+
l
25
En el relato y la descripción, comas abundantes dan a la frase un
ritmo muy cortado, a menudo casi desmenuzado : es la frase cpuntiIlistan de finales del siglo XIX francés:
. ..detrás de la cara, con cuatro cuartos de frente, y de palma
y penca, está el jardín, de naranjos y adornapatios, y, rodeada de
lirios, la cruz, desnuda y grande, de una sepultura.
(1, 156.)
...es una vieja descalza, de túnico negro, muy cogido a la
cintura, que va detrás del burro, con su sombrero quitasol, es una
mocetona, de andar cazador con la bata morada de cola, los pechos
breves y altos, la manta negra por los hombros; y a la cabeza el
pañolón blanco de puntas. (1, 163.)
Una de las razones de ser de todas esas comas es que sirven para
aislar miembros de longitud calculada, que en ciertas condiciones pueden
asimilarse a versos. En efecto, la prisa con que Martí debió escribir
la mayor parte de los Apuntes no le impidió incluir en ellos wersow
bastante numerosos, como lo había hecho en muchos escritos anteriores.
Sin duda, es preciso que un miembro de frase tenga una cierta longitud, y no basta descubrirle, por ejemplo, cinco sílabas más una átona
para poder definirlo como un verso hexasílabo. Por lo menos pueden
retenerse ciertos miembros asimilables a heptasílabos, y eso porque a
menudo se los encuentra agrupados, y que por otra parte Martí practicó
mucho ese verso (piénsese por ejemplo en Ismuelillo),
igual que, por
supuesto, el endecasílabo cuando está regularmente acentuado. En el
sigl!iente pasaje, se descubren primero tres endecasílabos, después una
serie de heptasilabos:
...Más gallardos pisaban los caballos (6-lo), en aquella campiña floreciente (6lo), coreada de montes a lo lejos (6-N), donde
el mango frondoso tiene al pie la espesa caña:
el mango estaba en flor,
y el naranjo muduro,
y una pdfna calda:
Los puntos y comas juegan a veces el mismo papel:
Sentado en un baúl, en el rancho, alrededor de la vela de cera;
Moncada cuenta la última marcha de Guillermo moribundo; cuando
iba a la cita con Masó. (1, 290.)
MARTLWO
con la mucha raiz e hilo que la prende aún a la tierra, y el coco,
del peso, de penacho áspero, y el seibo, que en el alto cielo
CONO
abre los fuertes brazos,
yj”““”
. ..
De autoridad y fe
se va Llenando el pecho (I, 160).
*
l
l
-
26
ANUARIO
ANUARIO
MARTIANO
Las construcciones binarias aparecen a cada paso en las obras que
Martí escribió en el curso de los últimos meses de su vida: sostienen
de un extremo a otro el Manifiesto de Montecristi (1, pp. 240 a 247),
abundan en su correspondencia,
y naturalmente son frecuentes en los
Apuntes y en el Diario. Pero y - esto es importante - no abrazan la
estructura de la frase en su conjunto, afectan solamente a los detalles
de la construcción:
epítetos, complementos, etc. No obstante, no se
trata de redoblamientos de expresión, pues esos miembros paralelos raramente son sinónimos. En todo caso, tal como se presenta, el procedimiento no es el resultado de una búsqueda, nace espontáneamente bajo
la pluma de Martí. Testigo, el ejemplo siguiente, donde la prisa se
revela en la abreviatura de l cuantor en *ctoB:
Escribo, poco y mal,, porque estoy pensando con zozobra y
amargura. iHasta qué punto será útil a mi país mi desistimiento?
Y debo desistir, en cta. llegase la hora propia, para tener libertad
de aconsejar, y poder moral para resistir el peligro que de años
atrás preveo, y en la soledad en que voy, impere acaso, por la
desorganización e incomunicación que en mi aislamiento no puedo
vencer, aunque, a campo libre; la revolución entraría natural.
mente, por su unidad de alma, en las formas que asegurarían y
acelerarian su triunfo. (1, 296.)
0 también:
El talle natural y f2exible de la dominicana cia ritmo y poder
a la fealdad más infeliz. La forma de la mujer es conyugal y
cadenciosa. (1, 171.)
V.
¿Búsqueda estética.3 Algunos elementbs del
arte
de Martí.
Martí, al final de su vida, no usa sino con la mayor moderación, los
aornamentos* de la prosa. Ya mesusadosen los Apuntes, se vuelven
verdaderamente raros en el Diario: la obra ea tan poco elaborada que
no podía esperarseotra cosa. Pero en uno y otro textos, algunos pasajes
trabajados constituyen la excepción.
De esosornamentos, la adjetivación es el que mejor sobrevive - pues
a menudo aquí el epíteto cuenta por su valor decorativo. Pero no ea
abundante sino en ciertas descripcionesmás cuidadas que el resto - y
no es ahí, por lo demás, donde es más original, bien lejos de ello:
El sol brilla sobre la lluvia fresca : las naranjas cuelgan de
sus árboles ligeros : yerba alta cubre el suelo húmedo : delgados
troncos blancos cotian. salteados, de la raíz al cielo azul la selva
verde... (1, 284.)
’
MARTIANO
27
De suave reverencia s,e!hincha el pecho y cariño poderoso,
ante el vasto paisaje del río ~40.
(1, 291.)
Por otra parte, gana en audacia y en novedad lo que pierde en frecuencia. Una vez más habría que entenderse acerca de esta novedad.
Martí, por ejemplo, gusta de atribuir a objetos o actos cualidades morales de su propietario o de su agente. Así habla de la *casa pura de
Nicolás Ramírez, (1, 154), de 1a apuerta generosa de Ulpiano Dellundé~
(1, 169) ; de la fiera apostura de un compañero de lucha: aes heroica
la caja del cuerpo...m (1, 296); o también de ael almuerzo cariñosos
que le traen (1, 298). Ahora bien, estos ejemplos se reducen en fin
de cuentas a casos de hipálage,O figura de retórica practicada desde la
Antigüedad. Pero Martí le da un desarrollo excepcional, y en él esta
figura no es un simple ornamento del estilo, va más allá en la expresividad, termina en una fusión de lo afectivo y lo sensible. Constituiría,
pues, si no una novedad, por lo menos una renovación.“’
Audacia, igualmente, en la adjetivación metafórica, que reviste a
-veces la forma de una sinestesia: . ...dos lenguas de vaca. de un verde
espesoy largo...* (1, 161). --;-fTé-un ojeo copio la sala embarrada de
verde, con la cenafa de blando amarillo...* (1, 168). Pero los ejemplos
no abundan.
Hipálage, sinestesia,todo eso conduce a un resultado común: establecer correspos
hasta entonces inadvertidas entre diversos dominios que separa la lógica convencional.
En fin, se descubren raros casos de calificación impresionista con
ayuda de un sustantivo: l ...tierra de luz... alma de flor> (1, 161). *Y
es negror lo verde., (1, 173). En este punto, Martí no ha sufrido sino
parcialmente la influencia de la escritura artista (cf. p. 52).
t
l
l
cf.
Marcel
Cressot,
Le style et ses tecniques,Paris, P.U.F.,
4a. edición,
página9.-J.
Marouzeau,Lexique de la terminolo&
&wistique,
3a. edición,
París, 1951, artículo Hypallage.- FernandoLázaro Ca=eter, Diccionariode tér9
1959,
minos filológicos.
Madrid
Credos,
artículo
Hipálage.
10 Es quizás
a causa de esta expresividad
nueva que Carlos .Bousoño, que
estudia el procedimiento
en Juan Ramón Jiméoex Y García Lorca (en Teon’ade la
expresión
poética,
Madrid,
Gredos,
1956, páginas 71 Y siguientes)
le atribuye
un
Sólo que el autor
declara
que este
nuevo nombre:
tdesplazamiento
calificativo>.
procedimiento
no se ha desarrollado
sino el la época contemporánea,
exactamente
en Martí
a partir
de la generación
de JU~II Ramón
Jiménez (SU frecuencia
obligaría de todosmodosa alejar la fechr).. Pero,Carlòs Bou.Go presentael
procedimiento
que, al menos
como eun recurso
por su mecanismo,
poético
der@a
muY
4~ k
Joven
viejas
am% Y en ninguna
parte
figuras de retórica.
dice
28
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
Comparaciones y .._____._~
metáforas sólo ~-aparecen
en número bastante res.
- ~~.~~~--tringido, y, sobre todo, surgen aisladamente; Marzya
no las acumula
nunca como-fo l+kcho
tan a menudo en otro- tiempo, tanto en SUS
arkitõsde
critica fiterZria como en sus descripciones de paisajes, Asi,
en -el artícuTo de 1881 sobré Cl egario Andrade (II, 27), donde las metáfo=acian
unas de las otras, se encaramabane-tas
otras a
~-- -_-_~ Aqui,
‘tafpunto -que-acababan por ahogar la idea que debían ilustrar’
~~~- -L_
nada de eso; por otra parte, la potencK de aigünag-compensa
ampliamente su rareza : *...y %T, muy de pronto, y como chupándose la voz,
dice..., -(I, 166). ...compran a la tendera (...) todo el pan y los dulces
de la casa: tres chelines: ella cubre de sus anchas sonrisas el suelos
(1, 174).
Se vuelven a encontrar, sin embargo, algunas metáforas que siempre
han sido familiares a Martí: el fuego y la luz, bajo todas sus formas,
tan pronto provocan comparaciones como sirven ellos mismos de comparativos: *Su conversación, de natural autoridad, fluye y chispea.,
(1, 162). a...le chispea la caras (1, 277). a...y era un florón de luz, y
estrella de Zlamus, la lanza bruñidas
(1, 158) (Cf. el discurso sobre
Bolívar pronunciado en 1893: *Arna, y lo que dice es como florón de
fuego.. (II, 73).
Incluso los pasajes líricos - pues los hay - son pobres en ornamentos metafóricos.
Así este párrafo, el más poético quizás de los
Apuntes, y uno de los mejor logrados, y en el que comparaciones y
metáforas no aparecen sino hacia el final. Por lo demás, es poético más
bien por su contenido misterioso y fantástico (el baile de los hechiceros
evaudous, en el fondo del mar), que por su forma, que es muy sobria:
Y abrí los ojos en la lancha, al canto del mar. El mar cantaba.
Del Cabo salimos, con nubarrón y viento fuerte, a las diez de la
noche; y ahora, a la madrugada, el mar está cantando. El patrón
se endereza, y oye erguido; con una mano a la tabla y otra al
corazón : el timonel deja el timón a medio ir : aBonito eso, :
<Eso es lo más bonito que yo haya oído en este mundo, : #Dos
veces no más en toda mi vida he oído yo esto bonito.% Y luego
se echa a reir : que los voudolu, los hechiceros haitianos sabrán
lo que eso es : que hoy es día de baile voudon, en el fondo de la
mar, y ya lo sabrán ahora los hombres de la tierra : que allá
abajo están haciendo los hechiceros sus encantos. La larga música, extensa y afinada, es como el son unido de una tumultuosa
orquesta de campanas de platino. Vibra igual y seguro el eco
resonante. Como en ropa de música se siente envuelto el cuerpo.
*Cantó el mar una hora, más de una hora., (1, 171.)
l
l
*
MARTIANO
29
En fin, la aliteración, y todos 10s efectos musicales que a ella se
vinculan, son aun más raros y más fugaces. Existen, sin embargo, y es
preciso tenerlos en cuenta, ya que revelan una indiscutible avoluntad de
estilo. por parte del autor. Se notan varios en la descripción de la
llegada a Haití: l ...todo es mango en seguida, y guanábana y anón, y
palma y pktano....
a...de la cabeza, menuda y crespuda...w *Ya las casas
no son de palma y yagua, leprosas y polvosas...,.
(1, 163). Y en otra
parte : *La fiesta está en el sol, que luce como más claro y tranquilo,
dorándolo todo de un oro como de naranja...* (1, 168) l ...echan al cielo
su fuste de llama y una pluma de humo, (1, 282).
En todos estos ejemplos, los efectos de sonidos tienen un papel puramente decorativo, y ningún valor propiameme expresivo. Sucede muy
de otro modo en este pasaje, que e8 con mucho el trozo más .escritom
del Diurio - y tal vez no en el mejor sentido del término:
La noche bella no deja dormir. Silba el grillo ;el lagartijo quiquiquea, y su coro le responde; aun se ve, entre la sombra, que el
monte es de cupey y pogruí, la palma corta y espinada; vuelan
despacio en torno las animitas; entre los nidos estridentes, oigo
la música de la selva, compuesta y suave, como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa,
titila y se eleva, siempre sutil y minima - es la miriada del son
fluido : iqué alas rozan las hojas? iqué violín diminuto, y oleadas
de violines, sacan son, y alma, a las hojas? iqué danza del alma de
.
hojas? (1, 277.)
Esta vez, los sonidos se han escogido con vistas a producir un cierto
efecto. En particular, la repetición de la i sugiere la tenuidad y el tono
agudo de esa amúsica de la selvas; nidos estridentes - finísimos violines - titila - sutil y mínima, etc.
VI.
Descripción:
el paisaje.
Juegos
de
h.
Las descripciones de los Apuntes y del Diario son a menudo notables
por su extraña precisión. Los paisajes, que se hacen más numerosos que
nunca a partir del desembarco en Cuba, por razones afectivas evidentes,
son observados con la atención concienzuda - y el entusiasmo - de
un botánico:
Veo allí el ateje, de copa alta y menuda, de parásitos
jeyes; el caguairán, *el palo más fuerte de Cubas, el grueso
e!.almácigo, de piel de seda, la jagua, de hoja ancha, la
el jigüe duro, de negro corazón para bastonea, y
Ea&ir,
el jubabán, de fronda leve... (1, 291.)
y curujúcaro,
preñada
cascara
30
ANUARIO MARTIANO
ANUARIO
Pero si se interesa tanto en la vegetación, lo hace con un espíritu
curiosamente utilitario: la madera de este árbol sirve para tal uso, de
las hojas de esta planta se saca un cocimiento salutífero... Un día, Marti
y SUS compañeros encuentran a un campesino que se niega a abandonar
SU trabajo para unirse a ellos. Y él se indigna:
¿Y esta gente? iqué tiene que abandonar? ¿La casa de yaguas,
que les da el campo, y hacen con sus manos? ¿Los puercos, que
pueden criar en el monte? Comer, lo da la tierra; calzado, la
yagua y la majagua; medicina, las yerbas y cortezas; dulce, la miel
de abejas. (1, 281.)
La influencia de los impresionistas franceses, y particularmente de
los Goncourt, fue, según se sabe, esencial en la técnica descriptiva de
Martí.”
Pero en los Apuntes y el Diario,
dista de ser preponderante.
Al contrario, Martí gusta de dar a sus paisajes líneas simples y firmes,
donde los volúmenes, de contornos netos y esquematizad-, suelen tener
más importancia que los colores. Sería fácil trazar un croquis de los
paisajes siguientes:
...alrededor casi es grandioso el paisaje : vamos cercados de
montes, serrados, tetudos, picudos : monte plegado a todo el rededor : el mar al Sur. (1, 278.)
Del camino salimos a la sabana de Pínalit’o, que cae, corta,
al arroyo de las piedras, y tras él, a la loma de la Risueña, de
suelo rojo y pedregal, combada como un huevo, y al fondo graciosas cabezas de monte, de extraños contornos : un bosquecillo,
una altura que es como una silla de montar, una escalerade lomas.
(1, 287.)
t
l
I
Pero este gusto por las formas netas no llega hasta suprimir los
colores. Con ellos reaparece la técnica impresionista. Por lo demás son
impresionistas mucho menos por su abundancia que por el modo como
son tratados: en efecto, dan lugar a verdaderos juegos de luz. Cuando,
el 4 de abril, Martí escribe: CEn la goleta ‘Brothers’, tendido en cubierta,
veo, al abrirse la luz, el rincón de Inagua, de árbol erizado, saliendo,
l1 Véase Manuel Pedro González, Conciencia y voluntad de estilo en Martí, tirada
aparte del aLibro jubilar de Emeterio S. Santovenia en su cincuentenario de
escriton, La Habana, 1957.
31
MARTUNO
f 1. 17-I). el adjetivo averdoso.,
verdoso, de entre sus ruinas >- salinas,
separado como está del nombre
del cual depende. no es más que un
color plano extendido
sobre esa parte del cuadro, una iluminación
que
colorea el conjunto
y hace vkible el aire. Como 10s pintores impresiohan buscado adaptar a su
ni5ta3,
y los escritores que sistemáticamente
prosa la técnica de aquéllos, Martí pinta la luz. >- la luz momentánea,
tanto en sus retratos como en sus paisajes:
...en la nariz,
franca
y chata,
. ..le luce el ojo como
ébano.
(1, 277.)
Pero el pasaje más típico
de la Galette, a lo criollo:
marfil
le jugaba
donde
la luz.
(1: 175.3
da el soi en la mancha
es ala fiesta en Petit
Trou»,
de
e:e KMoulin
Como un cestón de sol era Petit Trou aquel domingo.
A vagos
grupos, planchados
y lucientes, veía el gentio de la plaza los ejercicios de la tropa.
La fiesta está en el sob, que luce como más claro y tranquilo
dorándolo
todo de un oro como de naranja,
con los trajes planchados y vistosos, y el gentío sentado a las puertas, o bebiendo
refrescos, o ajenjo o anisado, en las mesas limpias, ul sombrío de
los árboles...
(1, 168.) l2
Hay en los Apuntes otro detalle quizás impresionista,
completamente
aislado, y que plantea un problema.
Es un rasgo de ese japonesismo
que consiste en aplastar la perspectiva para obtrner un cuadro sin profundidad,
a la manera de las pinturas
chinas y japoneìas.
Este procedimiento formaba parte de los pertrechos impresionistas,
y los Goncourt,
en particular,
lo habían hecho pasar a su prosa. (Así se lee en Germinie
«...ils
marchaient
vers ce grand morceau de ciel se levant
Lacerteux:
tout droit des pavés, au haut de la montée, entre les deux lignes de
maisons...» * Pues bien aquí, en 1895, Martí escribe: «Rosadas como
11 No hay que olvidar
que la influencia
de los escritores
impresionistas
sobre
Martí
estuvo sostenida
y alimentada
por su conocimiento
directo
dr los pintores
de esa escuela.
Este conocimiento
es por lo dermis antiguo.
Manuel
Pedro
González
(op.
cit., página 19) piensa que Martí pudo ver EU primera exposición
en París en 1874.
Más tarde.
escribió
para cLa Nación»
de Euenns
Aires una
reseña de la exposición
de telas impresionista
que tul-o lupar
en New York
en
1886. Explica
allí la técnica
de la luz en esos pintores
(1, 1006 y siguientes).
Pero
en SU admiración no deja de haber reparos,
Si hemos de creerle,
de esa lucha con
la 1% Renoir,
&Ianet. Pisarro,
Degas salen vencidos:
«Quieren
pintar
como el sol
pinta, y caen,.
l
<...caminaban
hacia
ese gran
de la cuesta, entre las dos líneas
trozo de cielo
de casas...>
alzándose
del pavimento,
en lo alto
,
- -_
.~AC.AHIOK4RTIANO
32
flamencos.
y de carmín negruzco,
son las nubes que se alzan, por el
cielo perlado. de las pocas casas.9 I 1. 1741. Pero ;wrrdaderamente
ha
querido
<hacer japonesismom
en este pasaje? Es tanto más dudoso cuanto
que en 1226, por lo menos, en el año de la famosa exposición:
él consideraba este procedimiento
sin la menor indulgencia:
...esta- -alas
paisaje violento,
afeadas por mucha figura sin dibujo.
por mucho
por mucha perspectica
japonesa...
i 1. 1008.)
...a qué rebuscar, como hacen los neo-impresionistas.
esas brutalidades
de la naturaleza,
donde a manera de lámina china, lo.7
planos
se superponen
sin somhra
que lo+ ligue !- ahlande?...
(1.
1697. j
Las marcadas diferencias
que se notan entre los Apuntes y el Dial-io
entre las más notables, la desaparición
casi completa de los «versos>)
y la abundancia
creciente
de las frases nominales
- no podrían
evidentemente
explicarse
por una evolución
en el estilo de Martí:
considérese que los Apuntes finalizan
el 8 de abril y que el Diaria
comienza
el 9! No; se deben a las condiciones
nuevas, p dificiles,
en las que
Martí
escribió su diario:
el tiempo
le estaba muy tasado. y tenía el
En todo caso, hay un contraste sumaespíritu menos libre que nunca.
mente patético
entre la dicha que experimenta
de regresar
por fin a
Cuba como hombre
libre, y las inquietudes
cada vez más graves que
lo asaltan y que, a partir del 5 de mayo, dan al Diario
una atmósfera .
cada día más sombría:
la hostilidad
creciente de Máximo
Gómez después de la entrevista
de la Mejorana,
la necesidad,
que él parece ser
el único en sentir, de apresurar
las operaciones militares - lo que causa
su impaciencia
- y también
sus temores sobre la suerte de la patria
cubana después del triunfo
de la revolución.
No era preciso tanto para
relegar a un segundo plano las preocupaciones
literarias.
Y sin embargo,
tantas veces como pudo; Martí llevó el mayor cuidado
a la redacciór.
de estas notas. A veces, los hallazgos de expresión parecen brotar espontáneamente
(tal es en particular
el caso de sus metáforas),
pero otras
No se trata sólo de una expresión
también la búsqueda es indudable.
natural. sino también de una voluntad
de arte. ES la última manifestación, y la más singular,
de la paradoja
que distinguió
a Martí toda SU
vicia: él, que fue todo lo contrario
de un ahombre de letras, de profesión,
fue siempre, en el fondo y a pesar de todo, escritor por temperamento.
EL
PRESIDIO
POLITICO
DE JOSE MARTI
Intento
de análisis
EN CUBA,
(1271)
estilístico’
-
Traducción
de C. V.
POR ISIS MOLINA DE GALINDO
Cuando José Martí. contaba sólo diecisiete años, fue condenado
upor
infidencia,
a seis años de trabajos
forzados
por el Gobierno
colonial
español. El-crimen
que con tanta severidad se castigaba consistía en una
carta privada escrita por Martí en la que calificaba
de aapóstata,
a otro
colegial
que se había incorporado
al cuerpo de voluntarios
españoles.
A pesar de lo venial del delito y de la adolescencia
del reo, Martí fpe
remitido
al Presidio
Político,
la institución
penal más rigurosa
y cruel
de la isla. El trabajo consistía en romper piedra de sol a sol con pesadas mandarrias
y cargarla desde el hondón de las famosas Canteras de
San Lázaro
que él inmortalizó.
A Martí se le colocó un grillo
de
hierro en el tobillo,
una cadena a la cintura y otra vertical que unía
la primera
con el grillo.
Puede imaginarse
el lector el martirio
que el
rudo trabajo en tales condiciones
significó para Martí que distaba mucho
de ser robusto.
El roce de las cadenas, el calor tropical.
la humedad,
el sudor y el polvo de la piedra caliza, le produjeron
llagas gangrenosas de las cuales nunca logró sanar del todo. Por intercesión
de un
* Publicado
en Revista
Literatura
Iberoamericana,
311.336.
iberoamericana,
Organo
México,
Val. XXVIII,
del
jul.
Instituto
- dic.
Internacional
de
1962, Núm. 54, p.
34
ANUARIO
MARTUNO
ANUARIO
catalán rico, dueño de las Canteras y conocido
del padre de Martí, se
le conmutó la pena - después de haberla servido seis meses - por la
de destierro
a España.
Durante
la travesía escribió
Martí gra? parte
de la tremenda increpación
que a continuación
se etudia.
Exceptuadas
algunas cartas a su madre, a SU maestro, el poeta Rafael ‘talaría de Mendive. y breves notas pubiicadas
en El Diablo Cojuelo y La Patria Libre.
El Presidio Político
en Cuba es el primer escrito en prosa que de Martí
se conserva.
Es la obra de un adolescente
que apenas comenzaba
a
estudiar humanidades.
A esta luz debe considerarse
c.ste testimonio
de
aquel niño prodigiosamente
precoz. Esta patética filípica es ambivalente.
De una parte certifica
la grandeza
moral y patriótica
del niño que la
refrenda y de la otra da fe irrecusable
de su genio literario.
A pesar
del calvario que fueron para él aquellos seis meses, Martí’apenas
alude
a sus propios sufrimientos
en esta vibrante inculpación.
Lo que más le
concierne y angustia es el dolor de las otras víctimas y la increíble
inhumanidad
de los polizontes.
Con esta conmovedora
imprecación
inició
Martí su brillante
carrera de gran prosista - el más original,
vigoroso
y novador que en América
se ha producido.
l
l
l
Apenas llegado a Madrid,
Martí llevó a la imprenta
de Ramón Ramírez este ensayo que tituló simplemente
El Presidio
Político
en Cuba.
Al hacerlo, entregó junto con la protesta exaltada y la petición ardiente,
un poema elegíaco en prosa. ¿Se lo había propuesto?
No, seguramente,
pero su vida 10 dictó y José Martí virtió su dolor enlazando
en doce
acantos, una trilogía
de valores significativos:
el lirismo
intenso de la
sensibilidad;
la nitidez de las percepciones
sensoriales y la complejidad
de su mundo espiritual
que revela una visión trascendente.
De ahí que
la forma sea poemática,
peculiar
y aparezcan,
a la vez que recursos
tradicionales,
procedimientos
nuevos y espontáneos.
Una especial manera
de sentir, una delicadísima
y noble hiperestesia
de espíritu transida
de
emoción, juntamente
con su pavorosa circunstancia,
requerían
una expresión a la vez flexl%le y múltiple.
Los elementos tectónicos debían ahondar en la raíz lingüística
y dieron connotaciones
vírgenes al vocablo
común : «ciruela
en el alma»;
vuxtapusieron
en la frase lo imposible
exaltaron
su ritmo haciéndolo
signie inesperado:
<apalean
a Dios,;
*Ante mí desfilan en desgarradora
ficativo con el hipérbaton
constante.
procesión
espectros que parecen vivos y vivos que parecen espectros,;
MARTIANO
35
y dieron un nuevo matiz expresivo
a ciertas locuciones:
eE siglo se
apoyaba en é1.n
El proceso de ideación en Martí se caracteriza
en esta su prosa inicial
por un hondo sentido del ritmo.
Con preferencia
sigue moldes afectivos
como reiteraciones.
períodos interrogativos
y exclamativos,
hipérboles
y
estribillos
irónjcos.
Halla con toda naturalidad
su forma expresiva en
giros nerviosos’y
especialmente
en la frase-verso depercusiones
enérgicas
queqclpean
en la sensibilidad
dTlector.$
A_nnFLos impetuosos
y ~gerne_____
--_ ~_
bundas languideces
Cfe’“-2
se
esfuman
en
silencios
elocuentes
dcsar-__
ticulañdo$Grafos,‘.determinan~~iG~Gdo
la forma versicFuG=ere
a la pauta vital de un pasado dolorosísimo.
Brotan
de la entraña impactos
relampagueantes
de cosas vistas y sentidas y
aparece por el ámbito del ensayo una sucesión dantesca de momentos
y escenas inolvidables.
El lenguaje
afectivo finalmente
se enseñorea de
la forma, refleja la tensión y distensión
del espíritu y va estableciendo
un verdadero
wlima>
poético con su lirismo
de tema y lenguaje.
En la forma del ensayo se percibe una predilección
por los recursos
de la creación poética. El lenguaje se engalana con frecuencia,
aquí y
allí, de elementos estéticos: la imagen visionaria
del león dormido
xcon
una garra sobre Cuba,, el símbolo del afantasma rojo de sonora carcainmensa,
que hacen
jadan;
y la metáfora
plástica de la *esmeralda
entrar al poema por los senderos de un impresionismo
plástico y visual.
Estos son unos cuantos ejemplos
entre muchos que se pudieran
citar.
Bien pudiera decirse que todo eI ensayo se caracteriza
por una marcada
impronta
pictórica
que respaldan
expresiones
claves a lo largo del discurso ~...lo hubiera pintado mejor,;
a...este cuadro que os voy a pintar,;
c...he ahí pálida
y débil la pintura
de las canteras»;
<Los colores
del infierno en la paleta de Caín...a y así sucesivamente.
Sin embargo,
la actitud conmovida
violenta la técnica con el enfoque y desenfoque
descriptivo.
El segundo «canto> envuelve con imprecisión
a las víctimas
y sólo destaca la acción misma sin sujeto expreso.
Mas en la parte
central e íntima del poema fulge, con sincera honestidad,
la nitidez de
que no me
los seres y las cosas tal como son. siOh verdad tan terrible
deja mentir ni exagerar!,
La r%alidad aparece no velada ni violentada
como al principio
o aI fi.nal ni tampoco ordenada
o jerarquizada.
La
Cantera y los sucesos allí ocurridos
destacan su instantánea
presencia J
su fuerte sentido de actualidad.
Las víctimas se muestran en .el fuerte
realismo de su martirio
como casos concretos que corroboran
el adolor
impresionístiinfinito,
de la introducción.
El <canto* final concluye
camente con una grotesca procesión
de fragmentos
humanos que danzan
AhWAAIO
MARTIANO
ASCARIO
hasta convertirse
en nebulosidad
fatídica.
En todo eI poema se siente
una gradual intensificación
del dolor que se torna agonía.
Y, concorde
con ella. la herida sensibilidad
deja una trayectoria
expresiva
que va
de] silencio
significativo
hasta 10s toques dispersos
y violentos
de la
técnica impresionista.
El estilo roza a vetes los linderos
del surrealismo
cuando lo irracional
se apodera de la fantasía que se vuelve onírica ,
deliraute.
En este poema en doce acantos,
hay sendos gemidos que claman
de;cie la raíz de la sangre misma y dicen a España que vivir consisto
en el arte de ser humano alcanzando
dimensiones
divinas y que es el
alma sen-ible. todo corazón. que logra ta] jerarquía,
Para ese fin y ]a
consecución
feliz de lo anhelado,
entran en actividad todos los recuraos
expresivos.
El autor protesta virilmente,
es verdad, con plena conciencia
de sus deberes de ciudadano,
pero ante todo, siente y c,anta e] poema
de una dolorosa
realidad
espiritual
como gran sensitivo:
Pero otros sufrían como yo, otros sufrían más que yo. Y yo
no he venido aquí a cantar el poema íntimo de mis luchas y mis
horas de Dí0s.l
La intensidad
afectiva se manifiesta
al iniciarse
el primer
«canton.
Es un lamento que busca cambiar el nombre asignado al ensayo por la
razón práctica.
El sentir poético en lucha con lo conceptual
declara que
el nombre de las páginas, concorde con el poema, es «Dolor infinito...,
Y, para defender tal preferencia
y explicarla,
los sintagmas
afectivos
se lanzan unos tras otros acumulando
imágenes que alcanzan un grado
sumo de expresivid’ad.
Repercute por la frase la infinitud
de] dolor sin
que lla reiteración,
la duplicación
de lo superlativo,
logre pintar con
Justeza la enormrdad
de] sufrir ni su desesperante monotonía.
En una
matización
adjetiva]
típica del impresionismo,
consistente
en el cruce
de lo interno a lo externo, Martí trata de definir y hacer tangible
ese
gran dolor que es complejo
haz de vivencias físico-psicológicas.
Su intensidad aniquila
primeramente
la facultad intelectiva
y hace desaparecr
]a lozanía espiritual
que debe particularizar
al hombre:
cseca el alma».
Sua raíces Punzantes se hunden en la sensación de irradiaciones
cinético, .
cenesteslcas que acusa e] verbo <arrastra>;
y es ta] su naturaleza
que se
convferte en torcedor de proporciones
desoladoras,
desquiciando
el orbe
mterror
y devorándolo.
A] completarse
un ciclo vivencia1 <rueda>
el
1
JOsé Mafih
Obras
cOmPle%
La Habana,
Editorial
I,ex
> 1948 I>.1 p
17 .
dolor v-olcado
de sensibilidad
hacia fuera en alágrimas
en todo ser normal,
abrazadora>,
37
\IARTI.4SO
signo
inequívoco
Corno en versos formando
conjuntos
aislados, divididos
por pausas
inv-isibles en que el alma indignada
se recoge y expande: Martí continúa
su incu!pación
con un martilleo
de frases cond;cionaleG.
La prótasis SC
convierte en elemento intensificador
que por grados aumenta la negrura
de su angustia.
Y así traza la visión del Dante sufriendo
en presidio
cubano. infierno que no es concepto cerebral, sino infierno real y vivido.
se la*.
La segunda prócon irreverente
rebeldía
la posibilidad
de una Providencia
la apódosis
recoge la imagen y la
como
testigo ocular en presidio;
humaniza
haciéndola
cubrirse
el rostro al contemplar
la crueldad
del
hombre contra el hombre.
Hay un desplome de abóvedas obscuras,
en
reconcentra
las reverberaciones
de
que el lenguaje
cinético-cenestésico
un vivir atormentado.
Surge luego en la apódosis, con marcada nitidez
de lineamiento.
la corporación
de lo abstracto,
la divinidad,
que *se
Es de notarse en todo el ensayo, como una
habría cubierto el rostro,.
peculiar de Martí por
constante de estilo que se inicia, un.a preferencia
los cruces lingüísticos
que van de lo interno-psíquico
a lo externo-físico;
de lo abstracto-inmaterial
a lo material-concreto
y viceversa. Una abundancia de verbos dinámicos
exteriorizan
la violencia
que agitó y aún
agita en el recuerdo en 1871, su espíritu adolorido
y sensitivo.
La violencia espiritual
es repercusión
de la violencia
física y hace que los
E n 1a órbita,verbal
aparecen amatan, «secan,
cruces sean significativos.
«arrastra,,
<(ruedan, «rompe»,
abambo]eaB,
verbos todos que apuntan
Esto prueba que las experiencias
del
a un pasado lacinante
y concreto.
Presidio se han trasminado
y adherido
al léxico. Ahora bien, siguiendo
esta misma modalidad,
el autor instala el objetivo
del ensayo en el
primer
«cantos: señalar el exterminio
de la sensibilidad
que hace del
hombre, aún del más genial, un autómata de proporciones
monstruosas.
Martí contempla con horror que en su tiempo histórico
todo sentimiento
humano ha quedado aprisionado
en la dureza y en la frialdad,
síntomas
fatales de absoluta analgesia
espiritual.
Un nuevo cruce de lo interno
a lo externo sensorial sitúa la acción libertadora
en el corazón de la
frase enfocando la energía moral del autor:
&xpinta
Dioa existe, y yo vengQ en su nombre a romper en las almas
españolas el va50 frío que encierra
en ellas la lágrima.*
2 José Martí,
Obras
Completis,
La Habana, Editorial
Lex, 1948, 1, p. 9.
,
38
ASUARIO
ANUARIO
El poeta buswa liberar la sensibilidad
v a lo largo del ensayo tratará
de volver al hombre a su salud ?- a una postura equilibrada
y humana.
En su concepto. el mayor de los crímenes contra la vida es ser remedo
de hombre viviente. traicionando
la vida misma con una existencia de
raíces enjutas e insensibles.
Es ser hombre y sufrir de cerebralismo
1
no sentir en la carne viva y en la médula del hueso, la unidad vital
que indisoluble
e irrevocablemente
lo une a los demás seres: Yo no
soy aquí más que una gota de sangre caliente en un montón de sangre
coagulada.3
;Crimen
y muerte ambulante
es la vida no vivid’a con ei
alma a flor de piel ! La existencia
se vuelve mecanicismo
,grotesco si
no aspira a la sensibilización
armoniosa
del espíritu en contacto vital
con el mundo y los seres que lo rodean.
Martí sólo concibe al hombre
como guardián
solícito y no verdugo cruel del cuerpo humano, sensorio
potencial
de sublimes realidades.
.
Para Martí, lo que distingue
al hombre de los demás seres en la
naturaleza
y lo pone en correspondencia
con el quid divinum
es la sensibilidad
espiritual,
esa propensión
del hombre
superior
que lo lleva
a ser compasivo y humano y, al mismo tiempo, lo hace nutrirse
«en la
idea del bien>. Tan firme y hondo es este sentir neoplatónico
martiano
en el albor de la vida que su alma se yergue altiva y quijotesca
ante
el odio devastador y arremete contra la misma divinidad
si ésta cayera
en tal absurdo. Rarísima
manera de sentir la vida y las cosas: modo de
conocer intuitivo
y sensitivo a la vez y, por tanto, irracional.
Discurrir
del sentimiento
que pone a la vez en tensión el sentir poético que busca
para su representación
el sími!, la imagen y la metáfora
del lenguaje
afectivo-sensorial
que irá transformando
el ensayo en poema lírico en
prosa. El lenguaje matizará la frase con adjetivos ponderativos
que confirmarán
la actitud emocionada
del autor al contemplar
por el reverso
el aspecto psíquico
de sus experiencias:
<infinito>,
«único*,
<devastador», «misterioso»,
«pura»,
«eterno»,
«cobarde,,
«malaventurada»
; e
indicará
sensorialmente
cómo percibe el anverso de esas vivencias:
aobscuras,,
*frío*,
«rudo,,
Y<sombrías» , «abrasadoras,.
Además, el estilo
se caracteriza
Por imágenes que razonan
y arguyen con la elocuencia
de un intenso vivir de lo concreto.
Son representaciones
visuales que
no’ se leen como formas de un estilo retórico,
sino como producto
de
nn Pensar casi corporal
de pulsaciones
afectivas.
Una entraña
dolorida se ha apoderado
del fondo, de la forma y del estilo.
El ritmo
se ha ido haciendo irregular;
el orden de la frase se ha tergiversado;
CDolor infinito
debía ser el único nombre
de la interioridad.
~con EU flujo y reflujo)
la extensión de las oraciones:
JO& Martí,
Obras
Completas,
La Habana,
Editorial
Lex,
19p8,
1, p.
17.
de estas páginas,;’
la marea
ha recordado
o prolongado
arrastra
con:igo
este mundo
Sace con un Pedazo de hierro;
crece nutrido de todas las penas
misterioso
que agita cada corazón;
sombrías, ?- rueda, al fin. aumentado
cun toda- las Iágimas
abrasadoras
Dante no estuvo en presidio.5
Se ha roto la lógica de la razón;
cionales
contrapuntísticas
nimbadas
el estilo
ha prorrumpido
en condi-
de emoción;
Si hubiera
sentido desplomarse
sobre su cerebro las bóvedas
obscuras de aquel tormento d’e la vida, hubiera desistido de pintar
Las hubiera
copiado,
y lo hubiera
pintado
mejor.ó
su Infierno.
En realidad,
el ensayo está escrito con la supremacía
de la sensibilidad.
En el «canto, segundo, la condensación
afectiva es tal frente a la
incomprensión
y la insensibilidad
españolas, que el lenguaje
se afinca
en un grado máximo de reticencia:
el silencio significativo.
El pronombre negativo <Nada* aparece aislado y es frase y párrafo a la vez. iQué
respuesta hay a la pregunta
con que se abre este <canto»? NNadas, responde la inconsciencia
y el poeta la adopta con intención
irónica
tal
como lo oyó en Presidio.
Aparece
entonces la elocuencia
reprimida
que pronto se desata y manifiesta
en el tríptico de la muerte. Se emplea
el estilo verbal y cada infinitivo
sin agente expreso pinta un cuadro
espectral;
subordina
colectiva
es la procesión
de seres víctimas de la barbarie
que la técnica
y deja borrosos para presentar
solamente
la acción pura y
de UQ ir y venir envuelto en vejación y tortura:
Nada,
Ser apaleado...
Nada.
Pasar allí con el agua
4
5
3
39
MARTIANO
MARTIA‘iO
6
7
Nada.
Volver
ciego,
Kada
también.’
José Martí,
Obras
Loc. cit.
Loc.
cit.
Ibid., p. 10.
Completas,
a la cintura...
magullado...
La Habana, Editorial
Lex,
1948,
1, P.
9.
40
ANUARIO
MARTIANO
.4SCARIO
Este recurso de técnica impresionista
ha iluminado
por dentro una
nada silenciosa
?- la emoción
contenida.
al irrumpir.
>ipue golpeando.
con enfasis polisindético
en la estructuración
de la frase perfilando
ai:ladamel:te como en \-erfos breves 10s tres aspectos de una acusación:
i Horroro.=a.
Y vosotros
\- vo:;otroî
1- vosotros
terrible.
desgarratlora
nada I
los españoles la hicisteis.
la sanciona5teis.
la aplaudisteis.s
Los «cantos* tercero y cuarto recorren con miradas retrospectivas
las
@Finar tl: :a historia de España en el Nuevo Mundo.
Cn lenguaje semiconceptual
ataca las inconsistencias
en la vida del político
que quiere
para sí los derechos del hombre libre y lanza anatemas contra los seres
que bajo su planta
anhelan
también
la libertad.
El hombre
puede
concebir y visualizar
la libertad del átomo dentro de la molécula, puede
Nsoñar con la federación
universal.,
pero como hombre meramente
cerebral cree poder representar
ala paz y la moral> y al mismo tiempo asantificar la guerra del exterminio
y el olvido del corazóm.
Sin embargo,
en estos primeros dos «cantos, predomina
el lenguaje afectivo que asume
desde un principio
la dirección y estructuración
de las formas expresivas.
una
El sentir poético y la imaginación
abren el tercer
metafora
impresionista,
espontánea,
y sugerente:
«canto,
luciendo
Unos hombres envueltos en túnicas negras llegaron por la noche
y se reunieron
en una esmeralda inmensa que flotaba en el mar s
Lo negro de las túnicas deja en el lector una sensación de augurio
y de misterio que intensifica
la noche en marcado contraste con la impresión visual y cromática de la esmeralda que conlleva en su significado
toda la exuberancia
del trópico.
La metáfora
es eficaz también por sus
«nuances» de luminosidad,
color. espacio y movimiento:
aesmeralda inmensa que flotaba
en el mar,.
Pero pronto la sensibilidad
martiana
se exalta, la imaginación
y la emoción dislocan el enfoque, y la perspectiva
del recuerdo
histórico
se vuelve onírica
y borrosa.
Toques
impresionistas
como instantáneas
rápidas pintan los sucesos del pasado.
Aparecen
*manos huesosas,,
<cadavéricas cabezas, y uhuesos cubriendo
la tierra,.
L a sugerencia
hace percibir
gritos cbajo las cañas», resalta
cla tez blanca Y la negra* a la luz de1 sol y una acaja, simbólica
se
’ JOsé Martí, Obras Compktas, La Habana, Editorial
9 Ibid., p. 10.
Lex, 1948, 1, p. 10.
41
1\14RTIANO
que se
mueve y cse irá.... Hay abrazoss, que caen y l b razas nuevos’
de un
levantan.
se oye el canto de *hermosos
versos, a la *puertas
pueblo a punto de ser engañado
y vilmente
traicionado.
Una alira*
aentre la roja
engañoìa.
la verbosidad
de la oratoria,
se <bambolea,
y aparece cubierta de charapo-m.
La
nube». España queda corporizada
#miseria,
de sus vestidos es en realidad
el tropo que designa -SU descomposición moral.
Ena vez más aparecen los cruces significativos,
en este
caso a la inversa, yendo de lo material
a lo inmaterial;
de lo exterior
a lo interior,
enriqueciendo
los significados:
la miseria se convierte
en
El feísmo del orden físico, al invadir
agusanos» que invaden el espíritu.
y asaltar los recintos del espíritu, yuxtapone
dos órdenes que generalmente se aislan, pero que el autor ve como continuación
uno del otro
y los deja unidos en la corriente
significativa
de la oración.
Hay que .
anotar que las huellas de la cantera hacen que Martí contemple a España
como viera tantas veces al presidiario;
harapienta,
con ~10s ojos extraviados» y «los cabellos erizados,
recogiendo
«ped’aaaosB de fama que
*ruedan».
Martí no describe el paisaje en la naturaleza.
Obcecado por el dolor
sólo se mueve dentro de él consciente
exclusivamente
de su
intenso,
y derrumbándose
siempre como la
espacio anímico, sombrío, abovedado,
Si llega a mencionar
al sol lo humaniza
y espirípiedra de la cantera.
tualiza haciéndolo
sentir su propia vergüenza al brillar sobre posesiones
Ve cernirse sobre Cuba sangre, siempre sangre, que, forespañolas.
mando nubes, les imparte también el rubor de su propio espíritu y cree
verlas negándose a ascender en la limpidez
del espacio. Igualmente
que
ruedan las cabezas en el presidio político, ve rodar - todo rueda - la
cabeza del imperio
español, y de la misma manera que se tritura
a la
víctima, un gobierno
dictatorial
y déspota, tritura
al pueblo cubano:
de su inrrte
... Ie enseñásteis la masa informe
reisteis, y se lo arrojasteis
a la cara.lO
coruzón,
y os
Martí cierra el cuarto acanto, con una imagen visionaria
coniinuada,
vertida en un lenguaje poético y en tono elegíaco.
Al observar los progresos del hombre a través de los siglos, la vida se le concretiza en «mar,
vocablo sobreentendião,
Y la abstracción
de tiempo en umano, invisible,
que rewelve
<olasr> de siglos donde siempre que desaparece la sensibilidad.
aparecen alas vergüenzas,
inhumanas
de las naciones bárbaras.
Es entonces cuando el <Dios del Tiempo.
eno encuentra en ella la com10 JOsé hIartí, Obras
Completas,
La Habana, Editorial
Lex, 194% 1, P* 15*
42
ASUARIO
A!WARIO
MARTLtNO
El adolescente
autor, el ‘ilarti
poeta, como
pasión ni el sentimientop.
caballero
andante reencarnado
en América, se ha propuesto luchar contra
el gigante de la insensibilidad
española y continúa
con frases breves y
tajantes admitiendo
la posibilidad
de una vida nacional
aun a pesar de
*honra mancilladaD
y ajusticia
vendida>.
Aún así, sobre esa negrura
el bien. Pero no se salva ni podrá llamarse
espiritual
podría «flotar,
nación culta el pueblo que destru!-e la piedra an,$ar
de la vida misma,
cel sentimiento
del dolor y el de la propia dignidad».
Es decir, la senqisibilidad
del alma es al espíritu colectivo de los pueblos. lo que la sensibilidad
física es a la salud del cuerpo
individual
del hombre.
Sin
iQué
ambas, la consecuencia
es muerte física y parálisis
espiritual.
queda? El triste simulacro
de hombres vacíos y desprovistos
de dignidad.
Saltando al «canto» octavo, para seguir cada pulsación
visible de la
sensibilidad
martiana,
allí se habla de «una angustia que nadie comprende*. Ella invade el espiritu
del autor permanentemente
y hace d.e su
estancia en el presidio
«intervalo
sombríor>. Martí no habla aquí de
tiempo cronométrico,
sino psíquico, puesto que el ámbito espacial de su
y de avidas futuras».
espíritu caballeresco
a lo divino es de «mundos»
Mas debe indicarse
que en ese breve instante de vida nace la angustia
moral que habrá de acompañarlo
siempre como zarza interior
consumidora. Angustia firme y sin reposo, pero prudente
y sabia. Angustia
que
será a6tivismo febril en busca del bien y de la liberación
completa del
hombre porque para Martí la libertad
es tarea del alma. Angustia
martiana que será espoleada
más tarde por la recurrencia
de la tiranía en
varios países hispanoamericanos.
Experiencia
que, como fricción
ofensiva, transforma
su visión magna del presidio en perla de gran precio y
núcleo vigoroso de toda una obra: el hombre libre de América.
El poema elegíaco que canta el dolor de la vida en el presidio
se
abre con un desfile visionario
y espectral de la acción misma. Al principio hay un reposo relativo de la afectividad.
El primer desfile de las
víctimas sobreentendidas
es más o menos equilibrado
y recogido
en su
concisión y brevedad.
No así al llegar al final, o sea en el «canto, doce,
donde surge la siguiente
exclamación
que como estribillo
se repite iniciando cada estrofa del <canto»:
Mirad!
Mirad!
Ante mí desfilan en desgarradora
y silenciosa
procesión,
espectros que parecen vivos, Y
vivos que parecen espectros.!’
11
José
Martí,
Obras ~ompkt~s,
La Habana, EditoriaI
Lex, 1948, 1, p. 32.
MARTIANO
43
Los cruces estilísticos
de un impresionismo
vi\-encial
espontáneo
después del
vuelven a imponerse
en el lenguaje
>- se suceden rápidos
del enfoque lógico.
De
retruécano
inicial
que anuncia la dislocación
inmediato
se percibe el tono de lo fantástico.
El vértigo emocional
deforma la realidad
alzándola
en vuelo precipitado
y engalanándola
con
La fantasía febril pinta con rasgos dantescos una
atavíos surrealistas.
danza de formas y miembros
separados del cuerpo. Todo gira envuelto
en vapores rojizo-:
« iSangre,
siempre
sangre!,.
Condenados
por su
fina sen&iliclacl
a ver la tragedia del hombre que se desintegra
física y
moralmente,
los ojos martianos
hablan
con toda la elocuencia
del lenguaje visual: aTristes ojos míos que tanta tristeza vieronn.
Desfila
primero
el cólera
que asolara
el presidio
político.
El poeta oye su risa. E s 1a risa de la indiferencia
española, de los
dirigentes
de la institución
penal. Martí le cuelga en los hombros
sus
propias cadenas:
Mirad!
Mirad!
Aquí va el cólera contento, satisfecho, alegre, riendo
rrible
risa. Ha trocado
su guadaña
por el látigo del
Lleva sobre los hombros
un montón de cadenas.12
Pasa luego la blancura
de una cabeza
cuello que no soporta el peso de los años.
Mirad!
nevad’a
y el gemido
con hopresidio.
de un
Mirad!
Aquí viene una cabeza vestida de nieve. Se dobla sobre un
cuello que gime porque no la puede sostener.
Materia
purulenta
atraviesa ropaje miserable.
Gruesa cadena ruge con sordo son a
su pie. Y, sin embargo, sonríe. iSiempre
la sonrisa!
Verdad
que
el martirio
es algo de Díos.13
No se menciona cuerpo alguno pero se percibe la putrefacción
de la
materia purulenta.
Por todo el ensayo se oyen las cadenas que en esta
danza final rugen ccon sordo son,. Muy significativo
es el detalle descriptivo
de que esta cabeza sonría y que el poeta se detenga a intuir en
ello ese alFo divino que envuelve a los mártires con mimbos ultraterrenos? algo así como una sonrisa celette en labios humanos.
En
Salta en seguida la viruela.
su giba carga «un cuerpo
lz
13
Ibid.,
Loc.
p. 32.
cit.
Su rasgo diferenciador
es su ojo único.
vivo,.
La forma espectral lo <arroja,,
44
ASCARIO
MARTIANO
AXUARIO
l
<pisan. slanza,, elo vuelve a arrojar,
lo aempuja, al hondón de una sima:
danzando en su derredor.
Al fin
Y, aunque el vocablo no aparezca
se intuye que el el fondo de la cantera. El látigo vibra, pero la víctima
sobrevive a la infamia porque nada, absolutamente
nada sobre la tierra.
puede contra su espíritu que es divinidad
indestructible.
Ella tonifica
y fortalece la carne hasta hacerla eterna: <iSiempre
el trabajo!
Verdad
que el espíritu e‘; Dios mkmo..
Aparece entonces la anchura de una boca negra que también ríe. Su
risa deja dolor inmenso y honda ternura
en el poema como le dejan
horror
y amargura
la risa fantástica
del cólera y la risa diabólica
del
apaleador.
De todas las instantáneas
descriptivas
del acanto,
final,
ésta es la más lírica, la de estilo más conciso, la más breve de forma y
la de mayor virtualidad
poética.
Los desplazamientos
estéticos son de
mayor originalidad:
la edad del negro centenario
es siglo que se apoya
en su cuerpo, . la razón extraviada
es ave que desplegando
las alas vuela
al infinito,
y en su cabello crespo, el poeta mira la blancura
de la lana
recién cardada. Pero la boca aún habla y, al sacudirse el grillo, ríe como
solía hacerlo en vida. Su sonrisa conmueve a la misma divinidad:
Y ríe, ríe,
Y Dios llora.
Y icuánto han de llorar los pueblos
cuando hacen llorar a Dios.14
Prosa poética que con sus frases breves y cortantes imita el ritmo de
la risa en la pausa ligera de una coma y en la nerviosa interrupción
de
dos puntos finales.
Risa dolorosa
que da lugar al llanto prolongando
la frase admirativa
para representar
una sentida lamentación
martiana.
Surge luego la visión de la cantera, obsesión central del acanto>. Es
mole de inmensas proporciones.
Es el presidio
que rueda como piedra
al impulso
de muchos brazos.
Sus vueltas, al rodar, forman discos de
negrura
moral en que se destacan los ojos desesperados
de una madre
amorosa.
La masa rueda, tritura huesos y al rodar, en vez de chispas,
saltan lágrimas
que suben y se condensan hasta producir
la sensación
de un nuevo derrumbe.
La pespectiva
interior
del mundo moral que
contempla
Martí en presidio es un desquiciamiento
absoluto ante el cual
él permanece
incólume,
pleno de ternura y firme sobre ala rectitud indomable de sus principios,.
El poeta ha concluido
su pliego de cargos. La danza fatídica ha tocado a su fin. Todo el pavor de realidad
tan cruel se remansa en cl
silencio
y en la honda melancolía
de una completa
inercia
corpo-
31.4RTI.4TO
15
ral. Es el preludio
de la desintegración
total.
El poeta contempla
su
\-isión postrera:
la imagen del ataúd. 5~s nítidos lineamientos
están logrados con firmes toques sensoriales:
lo e.=pectral de la figura ‘-erta: su
c,alor v frialdad rodeados de negrura:
!. envol+ndolo
todo. el rojo sangriento como atmosfera asfixiante.
La vida sc ha vue!to danza de muerte
en el imperio
de la insensibilidad
v el punto culminante
de la orgía de
odio es por tanto el ataúd que arrastrado
al escenario
concluye
una
actuación
devastadora.
Analicemos
ahora los acantos
que van del cinco al once. Aquí Marti
se dedica con especialidad
a describir
estados de ánimo característicos
-propios
y observados en los demás prisioneros;
acciones habituales
del
verdugo y de sus víctimas;
y también el ambiente físico y moral en que
padecen, trabajan
y mueren.
Todo visto, sentido: vivido y sufrido en la
propia carne y en la entraña del espíritu.
El cuadro que Martí prometió
pintar
es en realidad
una serie dislocada
de cuadros
que aun en su
estructura
formal aparecen
ante la vista del lector separados unos de‘
otros, como también lo están oraciones
y párrafos
sumamente
cortos
-brevedad
que facilita la visión directa, analítica e impresionista.
Seis casos extremos han exigido
que la memoria
enfoque fielmente
sus recuerdos.
Martí, consciente
de su inhabilidad
para hacer justicia
a la verdad de los hechos, rompe en exclamaciones;
la imaginación
acude rápida y el lenguaje se sirve de imágenes comparativas
para iluminar con energía el esprctáculo
que encierra
toda una eternidad
de
tortura :
iOh, torpe memoria
mía, que quiere aquí recordar
sus bárbaros dolores ...! Los colores del infierno
en la paleta de Caín
no formarían
un cuadro en que brillase tanto lujo de horror.15
Seis víctimas y su castigo en presidio
son el núcleo vital del ensayo
por la trascendencia
de su simbolismo
dentro del marco total. El hombreDios, el tema central de la vida y la obra martiana, brota dolorosamente
en el drama de estos siete «cantos,.
Los ángulos de la visión son tres
y desde ellos intuye Martí el «verdadero
vivir,
del hombre -su
máxil
ma experienciael dolor.
Lo ve sufrir en tres distintas edades: como
niño, joven viril y anciano.
En el aspecto étnico, lo contempla
como
1* José Martí,
Obras
Completm,
La Habana,
Editorial
Lex,
1948,
1, p.
33.
’
.
46
ANUARIO
AsYUI\RIO
MARTIANO
caucásico, oriental y africano ; >- en *LI grado de adelanto lo considera en
degeneración
física p
un estado primitivo,
civilizado
) en completa
moral.
La impresión
total es impar: el hombre es uno e indestructible
por su divinidad.
En la matemática
espiritual
martiana,
una semejanza
de la divinidad
nunca es más baja que otra, sino siempre igual. En el
caso del anciano Xicol&
Castillo, observa e intuye: <Dios vivía y trabaAl
contemplar
la figura delicada del pequeiio Lino
jaba entonces en él..
Figueredo,
de doce años, y ver su increíble
resistencia
física, concluye:
<Verdad que el espíritu es Dios mismo»; y al referirse a cí
_ mismo- declara altivo : KYO no so!- aquí más que un grillo que no se rompe entre
otros mil que no se han roto jamás..
En cuanto a la técnica que emplea para representar
la realidad
sufrida, el autor escoge instintivamente
la visual y pictórica.
La riqueza de
contenido
que le brindan
sus experiencias
objetivas,
la abundancia
de
detalles y sucesos, el ir y venir por vericuetos
imposibles,
las escenqs
aterradoras
al despuntar
el día, la acción criminal,
todo ofrece copiosos
elementos que propician
el género narrativo.
No obstante, el valor artístico de los acantos, no está en la narración,
aunque virtud narrativa
sea desde el principio
don innato en nuestro escritor. Martí prometió
pintar, pero la indignación
que lo agita y el aliento poético hacen que
en la mayoría de los casos el pasaje narrativo
funcione descriptivamente:
Se le echó al pie de un montón.
Llegó el sol; calcinó con su
fuego las piedras.
Llegó la lluvia;
penetró con el agua las capas
de la tierra.
Llegaron
las seis de la tarde. Entonces dos hombres
fueron al montón
a buscar el cuerpo que, calcinado
por el sol
y penetrado
por la lluvia,
yacía allí desde las horas primeras
de la mañana.16
Si al principio
fue ardua tarea pintar el <dolor infinito,,
ahora lo
concreta y simboliza
en siete víctimas que se han instalado
perennemente
en su memoria y que serán como la sombra de su espíritu:
Pero Lino vive en mi recuerdo
y me estrecha la mano,
abraza cariñosamente,
y vuela a mi alrededor,
y su ,imagen
aparta un instante de mi mem0ria.l’
Describirá
en conjuntos
15
16
17
y me
no se
la cantera misma donde tiene lugar el martirio;
aislará
de marcado
relieve tipográfico,
individuos,
lugares,
y
José Martí,
Obras
Ibid.,
p. 23.
Ibid., p. 28.
Completas,
La
Habana, Editorial
Lex, 1948, 1, p. 18.
MARTIANO
47
reflexiones,
terminando
siempre con el estribillo
dirigido
a los diputados
de la nación española a quienes invita sarcásticamente
a danzar y cantar.
Muv
peculiar
en Martí es acumular
y unir todos los elementos de su
realidad
circunstancial
en un mismo nivel ae lmportancla
slgnlflcatlra
\- en pere!l:le (,t)ntra:tt~:
la grandeza
de la \ic~tima 1 :u pie llagado:
el petate ! Ia peste de1 alma;
el llanto infantil
!- la blasfemia
del
cabo, el gemido tenue y la carcajada estridente
del fantasma:
la manecitas demacradas y la mano brutal del apaleador;
la energía divina que vigoriza y la ruindad
espiritual
que reduce al que odia. Y es aquí, en
estos «cantos», donde aparecen los detalles que se convierten
en signos de
un lenguaje lírico observados al principio
y al fin del ensayo: el grillo,
la cadena de hierro, la lágrima,
la gota de sangre, el gusano, la cantera,
la viruela,
y el cólera, y los verbos dinámicos
ya citados. A ellos se
suman otros toques de fino realismo que pintan lo cotidiano
como el
sombrero negro, aestampa de la muerte,;
el hábito fatal, la lona embreada, las almohadillas
con que el propio Martí trata de atenuar el dolor
de sus llagas, el vendaje de Delgado,
las ventosas de Castillo, el suelo
como lecho único de todos, el mísero petate, la baranda y la escalera
dificíl de subir para Lino, la-blusa
despedazada
y las tres anchas fajas
blancas en la cabeza del suicida. Detallismo
fiel con sabor acre de realidad
vista, sentida y sufrida.
R ea 1ismo vivencia1 que fija con la misma nitidez de lineamientos
con que graba el aguafortista.
Y si se trata de pintar los males del cuerpo, Martí capta con vigor
goyesco lo que han visto sus ojos: los pies llagados, las manos despedazadas; el cuerpo agrietado y la espalda flagelada y purulenta,
la espuma
sanguinolenta
en los labios;
el pulso extinguido;
el cuerpo magullado;
ios ojos sin vida; la garganta sin palabras; los brazos y piernas sin
movimiento;
el vómito mortal del cólera; el cuerpo enjuto; el idiotismo;
el cuerpo desmayado manando sangre, el cráneo en tres pedazos sobre
el rostro, y la viruela asomando por el pie. Así contempla
el poeta en
Martí el ultraje
y la destrucción
del cuerpo humano, templo habitado
por el espíritu del hombre, morada donde se ha de manifestar
la divinidad. Martí no razona, sólo pinta el horror y la crueldad que infligen
seres infrahumanos,
con cel corazón roído,,
que sufren de weguedad,,
sinconciencias,
«servilismo,,
<ira*, y <venganza,;
hombres que «tienen
enfangada la conciencias,
*enferma
de peste la vida, y padecen <viruela
en el alma,.
Como para Martí los fenómenos del mundo natural continúan en el orden espiritual,
podrá verse en las últimas tres citas que
los cruces ideológicos
yuxtaponen
con vehemencia
vocablos que se rehuyen en su inaudito
enlace connotativo.
48
ASCARIO
7
. .
,UARTIAh’O
ANUARIO
--
M&í
revela gran pericia en la reconstrucción
de 10s hechos, lo cual.
a pesar del distancibmiento
en tiempo y en espacio, demuestra
la per‘istencia de una memoria
vkual profundamente
impresionada,
chuellas
que II,, -e ol\ idarán jamás~.
1-n fuerte r ea 1’1~n1o se apodera del esti!o en
e-tos siete ncantos*. y subordina
el sentir poético que sólo aparece en
i:! Ynl,erfi<.i- cn31:do ~1 IenFuajr se Estura dc afwti\ idad >- ésta se efunde
C’:I ir- keurì
\ >ull::itucioi!,‘s
líric.ar r;pr.fltánra:.
Esta corriente
estética :uíii lt-\-ar!ta la cruda realidad
a un nivel artístico
superior
evitando que PI relato caisa en la aridez de un mero recuento de hechos. He
aquí ai;unos ejemplos:
...y la espalda
\-endava1.l”
que
gime
al golpe
como
el junco
al soplo
del
...y como el martillo
de los herreros suena uniforme
en la fragua,
las varas de los cabos dividen a compás las espaldas del desventurado.*”
No era aquella rosa de los campos
como mayo, fresca como abriKZO
que algunos
. ..y la viruela se asomó a sus pies, y extendió
envolvió rápida y avarienta en su horroroso
conocieron
risuefia
sobre él su garra
manto.”
y le
En el primer
ejemplo
las sensaciones
acústicas provocadas
por la
vara zobre la espalda del reo político originan
en la imaginación
el animkno impresionista
que da realce a la frase con el gemido del junco. En
el segundo caso es el ritmo acompasado
de la fragua lo que da relieve
a la percepción
de los sentidos produciendo
un efecto pavoroso. El tercer
ejemplo
contiene una metáfora
pura que encierra
toda la ternura
acendrada que inspira la belleza infantil para fundirse ambos. belleza y sentimiento, en ese tiempo que es albor y floración
de vida. La última cita
presenta la aco:tumbrada
corporización
martiana
que todo lo humaniza.
Hechas estas excepciones,
el relato avanza con escasas elegancias estilísticas.
?lartí reronstruve
a solas con el recuerdo enfebrecido
y la mirada interior
el cuadro dantesco.
El dinamismo
de la prosa es lento
porque el lastre de un fino detallismo
y la acumulación
de reacciones
subjetivas le impiden
el movimiento
acelerado.
La percepción
de la me1s
l!’
José Alartí. Obras Completas, La Habana, Editorial
Ibid., p. 21.
2’~ Ibid.,
-1 Ibid.,
p. 28.
p. 26.
49
MARTL4SO
moria es aguda e intensa y, al reconstruir
el tormento visto y sufrido,
deja la sensación de que sc le \-uelie
p;eicntp.
ren:ido
física v espiritualmente.
Las seis víctimas seleccionadas
están unidas por la tras.
tendencia
significativa
del tiempo vivido.
Castillo <llena í6 páginas del
libro de los tiempos.;
y Juan de Dios es el punto de apoyo de un siglo.
Al otro extremo y en el albor de la vida están Ramón, Lino y el negrito
Tomás de 14, 12 y 10 años respectivamente.
Los rasgos de su fisonomía,
los lineamientos
de su cuerpo no son revelados.
Sólo se perciben
en
Casiillo y Lino la ruina gradual de la salud física al mismo tiempo que
su estatura moral crece.
Martí dedica a ambos extensos cantos; mientras Ramón y el negrito
Tomás quedan retratados,
el primero
en la brevedad sugerente y en la
exaltación
emocionada,
el segundo:
-;.
l._ .- .. Ij=*
-.
iAh!
Su recuerdo indigna
demasiado para que me deje hablar
mucho de él. Trabajo
me cuesta, sin embargo, contener mi pluma,
que corre demasiado
rápida, al oir su nombre.??
El centenario
hombre de color, Juan de Dios, sobrevive a la crceldad
ael sentimiento
vivía únicamente
entero
y queda reducido
al idiotismo,
en él,. En vívido contraste surge al final de tan sombría exposición
de
<pinturas,,
la figura patética de Delgado, el hombre en la plenitud
de
la vida que en su ofuscación rehuye vivir su calvario.
A veces la técnica
descriptiva
contiene finísimos
trazos que pintan detalles sutilisimos
de
tortura física. De Nicolás Castillo dice:
-y
un movimiento
imperceptible
se dibujó
rayo de paciencia iluminó
su cara.Z3
Nótese
verbal pero
diminutivo
propios del
en sus labios,
el ritmo poético que se percibe en estas palabras.
también, ideal. En el caso del paqueño Lino aparece
empleado
personalmente
por Martí
sin contar 10s
habla infantil.
En el vocablo
<rmanecitasp
Sus manecitas
randa:...24
se condensa
demacradas
apenas
la inmensa
podían
y un
.
ternura
apoyarse
Música
el único
que son
del poeta:
en la ba-
Lex, 1948, 1, p. 17.
22 José Martí,
Obras Completas, La Habana, Editorial
23 Ibid., p. 17.
24 Ibid., p. 27.
Lex, 1948, 1, p. 30.
50
AZUARIO
MARTIANO
Y al contemplar
efecto de la tortura:
ANUARIO
en el recuerdo
a Juan
de Dios,
ve claramente
el
Cuando libraba
el palo en sus carnes. la eterna sonrisa desaparecía de sus labios. el ra?-o de la ira africana brillaba
rápida
y
v 5u mano ancha y nerx-iosa comfirramcn:e
en sus ujo,: apagados.
febril el iktrumento
del trabajo.”
primía con agitación
Figueredoexpresada
La congoja moral de la víctima -Lino
estilo vívido y directo, en diálogo, queda subrayada
por el impacto
produce en el autor mismo:
-iY
tu padre?
-También,
y no sé de
que me traigan aquí, y no
Si la indignación,
si el
hablar, yo hubiera hablado
con
que
él, señor, iQué habré hecho yo para
me dejen estar con taitica y mamita?
dolor, si la pena angustiosa
pudiesen
al niño sin ventura.‘”
En estos wantos,
centrales
vemos la técnica pictórica
de un estilo
objetivo que pinta al que sufre y al que le hace sufrir, indirec,tamente,
por medio de los impactos de la acción en la carne y en el espíritu.
Este
procedimiento
era manejado
magistralmente
por los escritores impresionistas. En estos pasajes narrativos
se oyen aisladamente
las blasfemias
del verdugo : «iAnda,
anda. Ya tienes por ahora!.,
en contraste con el
breve diálogo de Lino y Martí.
Y solas, como un débil eco, se perciben
las escasísimas palabras
de Nicolás del Castillo:
-Hijo
mío, quizás
te diga por qué.“’
no me creerías.
Di a cualquiera
otro que
sucede a la razón, ésta sucumbe y sólo queda la wnrka
dulce y la sensibilidad
pura. En el segundo. la razón valerosa prefiere
la muerte al
martirio
oprobioso
pero el destino le cierra el escape y lo devuelve
a la \-ida -y al martirio:
La piel que cubría
Juan de Dios y el joven Delgado ofrecen
sus reacciones individuales
ante el sufrimiento.
25
26
27
2s
José Martí,
Obras
Ibid., p. 25.
Ibid., p. 20.
Ibid., p. 30.
Completas,
La
Habana,
un elocuente contraste en
En el primero, la idiotez
Editorial
Le%
1, P.
29.
su cráneo ca\-6 en tres pedazos
sobre su cara.‘”
Más tarde, al pasar Martí, contempla
a Delgado trabajando
<con la
cabeza siempre baja>. El estilo visual lo describe impresionísticamente:
a...tres anchas fajas blancas atraviesan en todas direcciones
su cabeza,.:”
Martí, incipiente
prosista y poeta, se interesa tanto por la persona
física como por la realidad
psíquica de sus personajes.
Vive, llora y
muere mil muertes con cada uno de ellos. Castillo
será su <<perenne
de su memoria;
dolor» ; la imagen de Lino «no se aparta un instante,
el negrito
Tomás es motivo de indignación
incontrolable
tan intensa
que lo reduce al silencio. Martí jamás cruzará solo por la vida; siempre
lo acompañarán,
invisibles,
estas seis imágenes sufrientes:
. ..mis grillos eran demasiado
fuertes para que no fuesen lazos
muy estrechos que uniesen pronto
a aquellas almas acongojadas
a mi alma.31
Martí recuerda en un lamento los catorce años de Ramón; Juan de Dios
surge en la memoria
con sus «largas y extrañas relaciones,
que tanto
deleitaban
su oído; y Delgado
es atristísimo
recuerdo,.
Y así es como
la memoria
de Martí pasa lista, cuenta y recuenta llamando
sus nombres
queridos :
Castillo,
Lino Figueredo,
Delgado,
Juan de Dios Socarrás,
Ramón Rodríguez
Alvarez,
el negrito
Tomás y tantos otros, son
lágrimas
negras que se han filtrado
en mi corazón.32
Ramón Rodrígueg,
el niño de 14 años y Tomás, el negrito bozal de
ll años, son dibujados
con esfumino
y dentro del radio de un estilo
intensamente
subjetivo.
La prosa se vuelve poética:
Tiene once años, y es negro, y es bozal.
iOnce‘ años y está en presidio!
iOnce años y es sentenciado
politice... !‘*
51
MARTIANO
Estos espectros son uno nuevamente.
El recurso de un impresionismo
intuitivo
así lo demuestra
en la metáfora
alágrimas
negras,.
Aquel
«dolor infinito,
del principio
ha ido acentuándose
progresivamente
hasta
En alágrimas
negras» la cenestesia, juncondensar en negrura dolorosa.
tamente con la sensación visual, contiene
una significación
singular:
Martí siente llorar en sus entrañas esas vidas envueltas en sombras de
28
30
31
s2
José
Ibid.,
Ibid.,
Ibid.,
‘tlartí,
p. 32.
p. 32.
p. 29.
Obras
Completas,
La Habana, Editorial
Lex, 1958, 1, p.
31.
c
52
ASUARIO
ASUARIO
muerte, bellísima
indisolublemente.
MARTIANO
forma
en que una
vez más se revela
unido
a ellos
Todas estas víctimas desfilan y se destacan en el ambiente histórico.
político, social, psíquico y real del presidio y sus canteras. Su descripción
se sustenta y desarrolla
en el recuerdo
y pasan por el tamiz de honda
emociones.
La evocación queda envuelta en los colores angustiados
del
negro y el rojo. Una actitud contempladora
y reflexiva
nos revela el
hondón de un vivir milenario
en plena juventud.
En la intensa ,emoción
que despierta el relato en nuestro espíritu tiene igual trascendencia
la
acción y los caracteres y es difícil evadir su impacto.
La descripción
de la cantera misma es magistral
por su viveza figurativa y las sensaciones plásticas que deja. El pasaje está depurado
de
todo lo inútil
y queda reducido
en croquis vertiginoso
de tres frases
que dan primeramente
las dimensiones
y hacen hincapié
en la profundidad. Ello explica el constante uso de verbos dinámicos, como desplomar
y rodar. Luego nos da los relieves topográficos
y la variedad de piedras
manejadas
por las víctimas.
Nada más. A continuación
se precipita
la
tensión lírica mediante el empleo de la anáfora que puntúa todo el dolor
contenido
en las entrañas, con la insistencia
frenética
del adverbio
espacial aallí,.
Este se repite siete veces y se intensifica
a medida
que
se reproduce la monotonía
del crimen.
La frase es notable por el enlace
polisindétíco
de sus períodos.
Este encadenamiento
se vuelve sonoro y
reitera con igual tenacidad
la repetición
de las infamias.
Luego desfila
vertiginosa
una serie de sensaciones acústicas: agritos,,
«ruidos de cad enas,, achasquido
del palo en las carnes,, <las blasfemias
de los apaleadores,.
La pintura
de la cantera
queda interrumpida.
El autor
desfallece una v otra vez reconociendo
lo arduo de su tarea y la ineptitud de su técnica.
. ..he ahí pálida
y débil la pintura
de las canteras.
pluma que se inspire en el bien puede pintar en todo
el frenesí del mal.33
Ninguna
horror
SU
Y así ha de ser. Para tener éxito en la técnica descriptiva
ha de
haber perfecta correspondencia
y comunicación
entre el espíritu y la
realidad
total que contiene también los aspectos negativos del mal. I\laj
como no lo hay entre las tinieblas y la luz, y como Martí era todo amor
y, por tanto, todo luz, no podía concebir,
sentir, vivir 4 frenesí del
mal».
Para Martí era imposible
experimentar
una vibencia que siguiera
33 José Martí, Obras
Completas,
La Habana, Editorial
Le% 19% 1,
P.
21.
MARTIASO
53
la tray-ectoria de una idea criminal
hasta convertírsele
en imagen descriptiva. Martí prueba en esta forma la absoluta relación
entre el estilo
!- el hombre, exigencias
de la creación
artística que en este caso son
impo>ib!es
de obedecer.
El escritor opta por terminar
con dos exclamacion?.<. dos infinitivos
aklados emparedados
dentro de signo: admirativos
que condensan con muda desesperación
toda la tragedia
del cementerio
de San Lazaro:
-iAndar!
;Andar!
-ic arpar ! i Cargar ! 34
* * Y
El mundo interior
de un escritor tan emotivo y a la vez tan saturado
de noble filantropía
como Martí, no es mera intelección,
sino ante todo,
una serie de estados de conciencia
angustiada,
voliciones firmes, hondas
reacciones afectivas, procesos imaginativos
espontáneos
e intuiciones
rápidas que influyen en la forma y en el estilo como se ha ido indicando.
Marti está condenado
a ver la destrucción
física de los demás y cómo
una crueldad demoníaca va cortando todas las avenidas de comunicación
con la vida. Sin embargo, Martí rehusa cantar el poema intimo de sus
propios tormentos
físicos y de sus luchas interiores.
Es bien reducido
el número de ocasiones en que se refiere a sí mismo. No obstante, espigando aquí y allí entre declaraciones
hechas en momentos de meditación,
surgen con rasgos inequívocos
varios aspectos de una experiencia
anímica, compleja.
El primer aspecto aparece en el esbozo que traza de
si mismo.
Martí se siente como invitado
al banquete de la Patria.
Ella Ie ha
aderezado mesa en presencia de su verdugo, como le aconteciera
al salmista, El joven se acerca al festín de la muerte y llora pero su llanto
es de orgullo.
Se sujeta, entonces a una autooscultación
detallada
y
encuentra que su cuerpo juvenil es apto para la prueba; su cerebro firme
y sus ojos soberbios y de penetrante
alcance. Mas la Patria que le había
entregado un corazón sigue en pie esperando.
Y sólo cuando Martí reconoce y rechaza su altivez ella se adelanta
y deposita en su frente el
ósculo fatal, señalando
al mismo tiempo el espacio y la cantera.
Estos
dos símbolos representan
dos mundos que serán el campo de acción en
el futuro.
Dos mundos, uno abstracto, espiritual;
el otro concreto y material. Percibir
y revelar su maravillosa
interdependencia
para bien del
hombre será su misión principal.
Martí ingresa en presidio
para co3’ José \iartí,
Obras
Completas,
1, p.
21.
54
ASUARIO
MARTIA!iO
ANUARIO
menzar su vía dolorosa
que lo conducirá
al apostolado v al martirio
final.
Y así. camina erguido
p bravo. declarando
que fe apoxa en la
apureza de la concienciaD y está firme. con el alma de pie, sobre la arectitud indomable
de sus principios,.
Hay dos metáforas
vigorosas
que
sintetizan
bien su postura inicial:
la primera
simboliza
su fuerza moral.
Iv0 no so>- aquí mlís que un grillo
mil que no se han roto tampoco.“j
Y la segunda
hombres:
descubre
la raíz
que no se rompe
de la sangre
Yo no soy aquí más que una gota
montón de sangre coagulada.3E
que lo une
de sangre
entre otros
a todos
caliente
los
en un
El espíritu
ha imantado
dos símbolos
contrarios:
espacio-cantera,
grillo-gota
de sangre, vertiéndolos
en formas de base sensorial quedando
así unidos por la voluntad y el amor.
El segundo aspecto de esa complejidad
espiritual
es el del tiempo
y espacio psíquicos.
Martí siente el ritmo monótono
del primero
en su
fluir y duración.
Esta abrumadora
sensación se cuela por los intersticios
del lenguaje y del estilo y se manifiesta
en la ordenación
hipotáctica
de
largos períodos introducidos
por un obsesionante
uso de los términos
anafóricos
«cuando>, Nallí,, csentí,, «lo vi,, *yo», «siempre,;
en el uso
del estribillo;
en el persistente
polisíndeton;
en la sucesión de infinitivos de frases admirativas;
y, más palpable
aún, en el movimiento
rotativo de las danzas por espectros y seres vivientes, elos diputados
de
la nación».
A la vez, su espíritu contempla
el ambiente espacial de un mundo
moral que se desquicia
simbolizado
por el desplome
de bóvedas.
Entonces se retira a su morada interior
y habla de un tiempo y espacio
diametralmente
opuestos, siendo sus momentos amargos ahoras de Dios,
en medio de una ruina total. Deseoso de más espacio, habla de otros
mundos posibles y de vidas futuras.
Alude también a una <sed de’vida
verdadera,
difícil de saciar. Este ámbito de su realidad
interior
tiene
vastedad espacial y temporal
y sobre él flota una anhelo de trayectoria
evolutiva.
Ante tal perspectivismo,
la estancia en presidio
queda reducida a un mero «intervalo
sombrío de la vida».
La mirada interior
se
35 José Martí, Obras
36 Ibid., p. 17.
Completas,
1, p. 17.
MARTIANO
55
ha proyectado
hacia el gran misterio
ahondando
y buscando.
No ha
habido preocupación
lingüística
y el estilo ha quedado
reducido
a una
extremada
sencillez.
El tercer aspecto es un cruce orginal \-kible mediante el recurso estilístico de la corporización
impresionista.
Reumiendo,
se verá que hasta
aquí la humanización
de lo abstracto ha sido constante:
Dios se cubre
el rostro; la patria lo besa; una nación llora y tiene grillos
en 10s pies;
el sol. las nubes y las lágrimas
a Cuba le ahoga la sangre en la garganta;
se avergüenzan;
el tiempo revuelve con mano invisible un mar de tiempo;
y la viruela y el cólera ríen. Pero si el nivel de lo abstracto desciende y
se humaniza,
simultáneamente
asciende el ser humano hasta alcanzar la
estatura de hombre-Dios.
Es la Cantera donde Martí tiene una visión
trascendente.
El gran sen,sitivo en él, subordinando
los poderes intelectivos, fía cabalmente en la sensibilidad
espiritual:
uMi cabeza no quiere
hoy dominar
a mi corazón, él habla...,
Martí tiene un saber de mistico
extrovertido
que, mediante
la sensación intuitiva,
se comunica
con lo
eterno viendo todas las cosas transfiguradas,
unificadas
e identificadas
con la Divinidad.
Es poeta veedor y sabe intuir internándose
por la
ranura que descubre el sufrimiento
humano.
Entra por ella y va más
allá de la realidad
concreta a lo universal
y eterno. La vía de conocimiento lejos de ser conceptual
ha sido por medio de la totalidad
del ser.
Ahora bien, Martí crea con su experiencia
agónica y su lenguaje místico
esa apertura y la divinidad
le es tangible a través de una sensación compleja en que concurren
los sentidos más delicados del hombre:
la vista
y el oído. Ektos asisten a la transfiguración
de una cabeza de anciano
que golpea.
Esta rarísima
experiencia
convertida
en inorama
luminoso
certifica la presencia de la corriente
místico-sensorial
como uno de los
substratos del estilo martiano
Véase ahora cómo el lenguaje y el estilo también evitan las torpezas
y limitaciones
de la intelección
y coordinación
lógica: la frase se recoge
en su significado,
vibra y golpea con el impacto de su brevedad;
el
verbo en imperfecto
de indicativo
se satura de subjetividad,
imparte
dinamismo
a la escena y da vida a la imagen protagonista
del drama
doloroso.
El estilo de notas avanza a saltos e irrumpe en una interjección
acusadora
seguida de la revelación
que repercute
sonora en la triada
de las oes:
Golpeaba
la cabeza en el carro.
Asomaba
bote. Trituraban
a un hombre.
iMiserables!
aquel hombre iba Dios.3’
37 José Martí, Obras
Completas,
1, P.
22.
el cuerpo
Olvidaban
a cada
que en
56
AXG.4RIO
ASCARIO
I- aquí es cuando la intensidad
y la constancia
del dolor en presidio
h-.cwl uno como vacío, una oquedad que Martí siente espiritual
!- corporakrente.
En este momento
percibe su unidad en su otredad divina. c.J
‘el xrrdadero
siendo uno con lo eterno:
Yo siento en mí a este Dios, yo tengo
Dic:- en mí os tiene lástinla...“s
en mí a este Dios:
rste
Es a>í como nace en el dolor de la carne y en la sensación de lo ideal el
arte de Martí.
Estilo sintagmático,
en este caso, al servicio de la sensación emocionada
que razona y qu: logra invertir
el orden de la oración
haciendo
que el objeto, directo se torne sujeto; lo poseído se torne poseedor y ambos, siendo una misma cosa, sientan al unísono.
Las frases
son de forma y estilo notables por su sencillez pero que se originan
en
profundos
y atormentados
hontanares.
El dolor de Martí ha sido sentirse ‘existir en carne más viva cuanto más magullada.
cE más del-astador de los dolores,,
dolor corporal
fundido en unidad con la euforia
de lo divinal.
Dolor de cuerpo desollado, convertido
en sensorio de delicadísimas antenas y compañero
inseparable
de un espíritu igualmente
hipersensible.
En la Cantera ambos son una misma cosa y, por tanto.
urge indicar que en ello radica la razón de esa fuerte tendencia sensorial
de la expresión martiana.
El1 a se origina en un saber intuitivo
que es al
mismo tiempo corporal
dejando
al descubierto
la sintonía
de la forma
con la personalidad
místico-extrovertida
del joven escritor.
El cuarto y último aspecto de complejidad
una alegría misteriosa
que nace y se nutre
en Presidio
el verdadero
vivir del hombre:
57
y se ha entronizado
en su entranas motivando
el bienestar y la lozanía
de un espíritu libre que se toca y siente en su substancialidad.
El estilo, que también ha sabido recorrer
todos 10s C~ICU~OS tradícionales invade otros nuevos y extraños en estos dos breves párrafos:
se
aleja una vez más de las estructuras
prolongadas
y elocuentes para dar
preferencia
a la frase nominal
y a la forma verbal del infinitivo.
Las
virencias brotan directas sin reelaboración
lógica en recursos que corresponden a un impresionismo
no intencional
sino vivido.
Mas es significativa la naturalidad
con que Martí
reduce a unidad
la’ persistente
dualidad
que confronta,
.Presidio,
Dios,,
y cómo va discurriendo
al
pasar de la duda a la certidumbre
y de la amargura
al gozo hasta descubrir una ecuación existencial:
aSufrir
es más que gozar: es verdaderamente
vivir.,”
Al tratar de analizar
este gran momento del estilo martiano,
ha sido
altamente significativo
que el escritor sufra su estancia en presidio como
lírico y gran sensitivo, razón que va transformando
el ensayo en *poema>
y que éste vaya tornándose
canto de amor y de muerte. Mas también, al
nutrirse de substancias
vitales, ha enriquecido
su contenido
y ha sido
canto de dolor y de vida:
uLa pluma escribe con sangre al escribir lo
que yo vi;41 Ia amorosa clarividencia
de unos ojos penetrantes
ha iluminado por dentro cada uno de sus ‘cantos’ *:
iTristes
ojos míos
que tanta
tristeza
,
espiritual
en el <poema> es
en el dolor.
Martí descubre
Presidio,
Dios: ideas para mí tan cercanas como el inmenso
sufrimiento
y el eterno bien. Sufrir
es quizás .gozar.
Sufrir
es
morir para la torpe vida por nosotros creada, y nacer para la vida
de lo bueno: única vida verdadera.39
En la eternidad vivencia1 de unos cuantos meses, Martí ha recorrido
todos los círculos concéntricos
de su realidad
ambiental
y ha tocado la
última circunferencia
donde siente expandirse
y acrecentar
SU alma.
Las
correspondencias
que allí establece le dan plétora
de vida y lo hacen
La realidad
de lo verdadero
ha descendido
sentirse vivir con júb,ilo.
ss José .Martí,
39 Ibid., p. 16.
MARTIANO
MARTI.4SO
Obras Completas, 1, p. 23.
k” José Martí,
->1 Ibid., p. 19.
,*‘> Ibid., p. .24.
Obras Completas, 1, p. 16.
vieron!
42
MARTI
Y DAR10
PERSPECTIVAS
FRENTE
A CENTROAMERICA:
DE REALIDAD
Y ENSUEÑO
POR
1vax
A.
SCI-IULMAN
El mundo vital y artístico l de los modernistas
se caracteriza
por
contradicciones
y ambivalencias
palmarias.
Estas, vistas en su totalidad,
son la secuela de una posición revolucionaria
-personal,*
ideológica
y
estéticacuyas esencias de inconformidad
se manifiestan
de modo heterogéneo en los escritores de la época 3 quienes tienen en común un anhelo
de autodefinirse
en un plano personal, y a la vez, universal.
Pese a su
rechazo de hueras instituciones
sociales -burguesas
y tradicionales1 En relación
a la poética
rubeniana,
C. M. Bowra,
en su polémico
ensayo
<Rubén Darío»
alude a los conflictos
y a las tendencias
contrarias
en Darío:
«Aunque los conflictos
no quedan
resueltos,
Darío
los ha dominado
mediante
su arte.
Por ,lo menos en una ocasibn
hizo algo más que esto, unió todas sus fuerzas
diferentes
y antagónicas
en una compleja
experiencia
única...»
[Traducción
publi.
cada en Rubén
Darío
en Oxford
(Managua:
Academia
Nicaragüense
de la Lengua, 1966),
p. 441
2 v.
al respecto
las siguientes
quejas
de Darío
en su retrato
de Valero
Pujol:
<Para nosotros
no hay sino el juicio
de la mayoría
impasible,
seca, obesa,
la burguesía
que en su egoísmo
o cretinismo
ve nuestra
consagración
como un
nuestro
prematuros
decaimientos
nuestro
gasto
deporte
cualquiera,
sin advertir
de flúido
vital,
nuestras
neurosis,
nuestras
tisis, nuestras
dolenc’ias
cerebrales.>
[Rubén
Darío, Obras completas
(Madrid:
Aguado,
1950.1953),
II, 251
3 Sobre este tema, v. por ejemplo,
la brillante
y esclarecedora
exposición
de
Mundo
Nue~~o, enero de 1967, F.
Ricardo
Gullón,
<Pitagorismo
y modernismo»,
los modernistas
buscaron
en diferentes
doc22: «El modernismo,
o si se prefiere,
trinas
defensa contra
la disociación
y compartimentación
de la sociedad.,
ASL?ARIO MARTIASO
y en contradicción
con su idiosincrasia
acrática, campea en sus escritos
ura no:talgia
de normas
?- de origenes.
afioranzn
que contribuye
a
aumentar su estado de ánimo confuso y su desquicio espiritual.
El sondeo
de ;us lamentaciones
angustiadas
y de SUS apóstrofes tormentosos
evidencia
aquello
que
Octavio
Paz
caracteriza
como
una
modernidad
que
,
«...no es cirio un girar en el vacío, una máscara COil la que la conciencia
desesperada
simultáneamente
se calma y se exaspera>.
En su absoluto
cdebasamiento,,
como diría Martí, se d’escubre en los artistas modernistas una «...búsqueda
de algo y no mera disipación...
[una] nostalgia
Si profundizamos
nuestros análisis
de esta literatura,
de un origen,.’
escondidas raíces
hasta de su venero preciocista
y exótico, descubrimos
indígenas,
esencias nacionales
y autóctonas
y una geografía
espiritual
americana que sugieren la necesidad de escudriñar
las implicaciones
sicodeclaraciones
menospreciativas
en
lógicas 5 y noéticas de apasionadas
torno a los orígenes.
Tal enfoque revela una literatura
que es el producto de la frustración
y del abandono
del artista por parte de una
sociedad orientada
hacia valores materialistas,
racionalistas
y científicos,
y preocupada
por los problemas
creados por un proceso de transformación y modernización
social y político.6
Acostumbrados
como estamos
a pensar tradicionalmente
en el extranjerismo
de la literatura
modernista,
hemos desatendido
sutiles manifestaciones
americanistas
-ya
positivas,
ya negativasde signo sicológico,
emotivo y creador,
descifrables
en
ella, y hemos descuidado
la necesidad
de entender su función a la luz
de la cosmovisión
modernista.
Madre
v rencor que pulsan bajo la superficie se concretizan
en negativas expresiones en momentos de desengaño.
Pero cualquiera
que sea la actitud
social del escritor modernista,
de su concepto de la patria irradian
implicaciones y sugerencias que arrojan
luz sobre dos cuestiones primordialelos orígenes y la autodefinición.
l-, estos
de la ideologia
modernista:
temas, a su vez, como más adelante veremos, crean en el artista determinadas preocupaciones
estéticas y hasta predilecciones
expresivas.
La total configuración
el, concepto de la patria
quien la patria
<Proyección
del yo> ; uprimeras
influencias
emotivas, ; <naturaleza
circundante,
constituyen
un trinomio
cuyos componentes
sicológicos
y
artísticos
esclareoen
la posición
de Darío -y
en parte la de Martífrente a Centroamérica,
y la presencia de ella en sus obras como tema
y expresión.
La última sentencia, CAsí nos amamos a nosotros mismos
en CI amor de la patria,,
es igualmente
trascendente,
pues revela cuán
estiechos son los vínculos del artista con las experiencias
primigenias
y
cuán fundamentales
son éstas en el Wehnschauung
del artista maduro.
Entre los modernistag,
los valores criollos o autóctonos
no siempre
se patentizan
en formas diáfanas o positivas, y rara vez a modo de una
mkión
social como es el caso de Martí mártir
y revolucionario.
En
algunos artistas, entre ellos Martí y Darío, motivos de hastío, irritación
Mortiz.
de valores noétic0s.y
estéticos encerrados
en
se evidencia en la definición
de Darío. para
<r...estj contenida en la idea de indi;idualidad,
y an.tes de ser social,
se concentra en un profundA
egoísmo. La patria es la proyección
del yo en un radio de utilidad
y de simpatía.
Al despertar al cono.
cimiento
de las cosas y a las primeras
influencias
emotivas, .entramos en relación inmediata
con la naturaleza
circundante:
cielo,
aire, tierra, fuentes, hierbas, hombres;
todo esto que nos atrae y
nos retiene, después se convierte
en un símbolo;
ésa es la patria.
Así nos amamos a nosotros mismos en el amor de la patria,.?
Patria
4 Cuadricio‘
(México:
5 En nuestro estudio
61
Los nexos centroamericanos
de Rubén son naturales,
es decir: contraídos por nacimiento
en cuanto a Nicaragua,
y por «utilidad,,
«simpatíaB y experiencia
de la juventud
respecto a otros países de la «unión
centroamericana>*:
El Salvador, Costa Rica, Guatemala.
Sus experiencias
J- reminiscencias
centroamericanas
las lega a la posteridad
en poemas,
crónicas y cartas que abarcan
la extensión
de su vida; algunas veces
decribe
la escena política,
social y cultural
de modo desapasionado.
otras, evoca emociones, resentimientos,
dolores y hasta odios. Pero, poeta
en el fondo, su visión es plástica, y de la naturaleza
prodiga
acielo, aire,
1965). p. 23.
destacaremos
1; relación entre
sicología
y estilística,
relación
ciue Enrique
Andersen-Imbert
define
de la siguiente
manera:
tEl
conocimiento
;le la realidad
psicológica
del escritor
interesa
al crítico.
no sólo porque
revela el sentido estético
de su obra. La Estética
se funda
en Ia Psicología
de la
[El arte de la prosa en JUU~ Montdm (México:
intuición
y creación
artísticas.,
de la prosa de ManE n su dilucidación
Colegio
de México,
1948),
pp. 130-1311.
talvo, iinderron-Imbert
revela cómo experiencias
de resentimiento,
de disgusto
y de
indienación
moldearon
la visión estética
de Montalvo.
El mismo proceso opera rn
la o%ra rubeniana
alusiva
al tema de Centroamérica,
especialmente
de Nicaragua.
s Ricardo
Gullón
en su SPitagorismo
y modernismo>
resume
el problema
en
la P. 22. Vl asimismo
Carlos Real de Azúa, aAmbiente
espiritual
del novecientos,.
Núkro,
2, Nos. 6-7-8 (1950) > 15-36.
7 Obras
es mío. De
esta edición
-.
completas
(Madrid:
aquí en adelante,
a
utilizando
una forma
Aguado,
1950~1953),
IV, II&
lo contrario,
del texto:
IV,
mehos que se indique
abreviada
dentro
El subrayado
citaremos
de
1146.
62
au.4RIo
bf~~T1ti0
tierra. fuentes. hierbas,.
La percepción
dariana
es, sin luwar a dudas
Pz
v como nos dice Severo Sardu!-, de orden plástico,5 pero recordemos
que
abarca contextos sociales. históricos
v aeonrásu visión de la realidad
. c c
ficos” cu!-a naturaleza
exploraremos
más adelante.
comparándola
con
109 de Martí.
El diálogo martiano con Centroamérica,
aunque de signo contrario
ai
rubeniano
en sus aspectos sociales, coincide en momentos dados con formulaciones
noéticas y estructur*
es:ilísticas de Darío.
El nicaragüense
es hijo centroamericano
por nacimiento;
se consideraba
nicaragüense
y
centroamericano,
identificación
doble que expresó en el prospecto
de
El Imparcial
managüense
de 1886: «nuestras intenciones
sólo miran el
bien de Nicaragua
y de Centroamérican.
Io Martí, en cambio, es el extranjero que abrigaba la esperanza -frustrada
en brevede que su estancia
en Guatemala
(1877-1878))
la única prolongada
en Centroamérica,
pudiera ser dilatada, pues el país representaba
un descanso, una ~~almohada~
al viajero
cansado ya del ajetreo impuesto por el deber.ll
A Valero
Pujol, amigo de Martí, y de Darío más tarde, le escribe el cubano en
1877 de un fervor patriótico
mal comprendido
por celosos críticos guatemaltecos; al director de El Progreso
le explica su amor por Guatemala,
por « ...un pueblo americano,
y, por tanto, mío, tan mío como aquel que
el Cauto riega»...‘A continuación
define la patria en un sentido lato,
ecuménico, y continental:
<cYo nací en Cuba, y estaré en tierra de Cuba
aun cuando pise los no domados llanos del Arauco.
El alma de Bolívar
nos alienta; el pensamiento
americano
me transpor’ta»
(VII, 111). Martí
es el errante por obligación,
Darío por inclinación:
«Por atavismo griego
S En «Nuestro
Rubén
Darío,»
Mundo
Nuevo,
enero de 1967, p. 34.
9 V. Tomás Segovia
en «Nuestro
Rubén
Darío.»
p. 36.
In Citado
por Diego Manuel
Sequeira,
Rubén
Darío
criollo
(Buenos
Aires:
Kraft.
1915))
p. 229.
11 En 1878 Martí
comprendía
que su presencia
en Guatemala
no iba a ser
muy larga,
y a Mercado
le escribe
de las rencillas
y enemistades
con que ,ce
enfrentaba:
«Donde
hay muchas
cabezas
salientes,
no llama
la atención
una
cabeza más, pero donde
hay pocas que sobresalgan,
vastas llanuras
sin mon:es,
una cabrza saliente
es un crlmen...
Es una guerra
de zapa en la que yo, soldado
de luz. woy
vencido
de antemano...»
Y, agrega:
«Con esto; con mi propósito
de
pagar aquí, esclavo de mis deudas un año, e Irme; y con que Carmen
cante a mi lado
tan gozosamente
como ahora canta, paso este año negro v espero otros años azules»
[JOSI? I\Iartí.
Obras
completas
(Habana:
Editorial
fiacional,
1963-19631,
XX,
45-461.
Curioso
es que antes de irse a Guatemala
-en
1877confiesa
a Mercado:
«preveo
en mi viaje
a Guatemala...
un sacrificio
inútil».
[Ibid.,
XX, 231
12 Jo& Martí,
Obras
completas
(Habana:
Editorial
Nacional,
1963.1965) >
VW 110. De aquí en adelante,
a menos que indiquemos
otra fuente,
citaremos
de
esta
edición dentro del texto en forma
abreviada:
VII, 110.
ASL?ARIO
NARTIASO
63
..
Tiempre he :entlcto en mi ansia de na\-egarr,
fenicia influencia.
dirá
Rubén . 13 -\Iartí.
a] contrario.
anhelaba la estabilidad:
de-eaba erhar
l-.
en
busca
de
él,
sus
andanzas
lo
llel-aron
por
raíces en un país libre.
SNuestra América)
que c~c~n~ideraba su patria. n-í se lo confiesa
en In
misma carta a \-alero Pujo!: “...iqué
falta podri
echarme en cara mi
iPara ella trabajo ! -De
ella e;pero mi aplauso
gran madre
:lmkica?
o mi censura,
(VII. 111).
0 por
El Eros patriótico
de Darío es de signo subjetivo, de <utilidad
y de
limitada
y con frecuencia
ególatra;
el Eros martiano
es un annrlke de redención,
de progreso, de dimensiones
humanitarias
y
universales.
Martí trabaja para América,
y concebido
así su destino, se
eleva por encima de limitaciones
y restricciones
terrenas, pero sin perderlas de vista. «Madre América,
es la encarnación
de las aspiraciones
martianas,
su via crucis, un símbolo de su consagración
política y social,
v la razón de ser de su adolorida
y atribulada
existencia.
Darío carece
de análoga faceta redentora,
fuerza motriz que salva a Martí de los desfallecimientos
espirituales
y las debilidades
emotivas de la biografía
rubeniana.
simpatía> tl?
visión
No es que Darío esquive una identificación
emotiva con su patria;
en El Viaje
a Nicaragua
formula
su concepto patriótico
sobre la base
de la idea materna, pero ésta es distinta de la martiana:
«Viví en Chile,
combatiente
y práctico.
que ha sabido también
afianzarse
en obras de
viví
en
la
República
Argentina,
cuyos progresos
asombran
al
paz;
mundo;
tierra que fue para mí maternal
y que renovaba,
por su bandera blanca y azul. una nostálgica
ilusión
patriótica;
viví en España,
la Patria madre; viví en Francia, la patria universal;
y nada era para
mí ni más orgulloso
ni más grato que el nombre de un compatriota...B
(III, 1025).
Al situarse Darío frente a Centroamérica,
igual que frente
a América,
innegable
es su capacidad
para identificarse
con sus problemas, desgracias y victorias.1’
Pero tal identificación
que a veces es
visceral
y otras se esfuma, nunca reviste las características
martianas
de dolorosa
obsesión y de consagrada
misión.
El concepto social rubeniano, vacilante en general, sobre todo por flaquezas caracterológicas,
lo es aún más, en relación
a Nicaragua,
por motivos de encono. Estos
*s Rubén Darío,
Poesías completas
(Madrid:
Aguilar,
1967),
p. 783.
14 De las victorias
se enorgullece;
en El viaje
a Nicarqua
comenta:
«...y
cuando
alqrruna vez, desgraciadamente.
sabía el mundo
de lamentables
disensiones,
yo no podla evitar
las palpitaciones
de mi corazón
ante las victorias
nuestras
que
comentaba
Europa.2
CHI, 10251
64
M’UARIO
MARTIASO
AMJARIO
en las arriba citadas lineas. Ecritas
en el
se patentizan.
por ejemplo,
momento de la euforia de su triunfal
retorno
a ‘;icarayua.
en las reti!- en aquella repúcencias y omisiones:
A1rgentina es para él #maternal,
-,querrá
decir
descubre?auna
no-;tálgica
ilusión
blica renueva
Nicapatriótica2 : Esp aña es la aPatria madre, y Francia la uniI-ersal.
ragua no parece merecer el epíteto materno, pues Darío reduce .;u mención
al orgullo que siente, lejos del país, por sus hombres:
c...nad’a era para
-1
de un compatriota...)> «Entre \\‘caragua
>
mí más grato que el nombre
Rubén, -observa
con tino Torres Bodet<faltó un vínculo indispensable. No el de la musa de carne y hueso, de que él habló. sino el de la
madre de carne y hueso: patria próxima
y accesible que hace del hijo
al ciude sus entrañas
un hijo de su país. Porque nada nacionaliza
dadano
fnturo
como
la cotidiana
visión
de una madre
amada».15
Además de la frustrada
relación
con su madre, en la memoria
de
Darío había más que suficientes causas -peticiones
y nombramientos
desatendidospara crear en él una actitud a menudo hostil frente a Nicaragua. En el momento en que Rubén se marcha de su patria por tercera
vez --en 1889observa Diego Manuel
Sequeira que la tierra natal c...
poco o nada había hecho por el hijo que le trajo de Chile sus más frescos
laureles, y el que, ante esta letal indiferencia,
proseguía
su camino de
musitando
con amargo sabor de desilusión
y desespeeterno peregrino,
En su Autobiografia,
al referirse a su vuelta triunfal
de 1907
ranza...,‘”
mezcla el júbilo de su recepción con la indiferencia
del pasado: <Hacía
cerca de dieciocho
años que yo no había ido a mi país natal. Como para
hacerme olvidar antiguas ignorancias
e indiferencias,
fui recibido
como
ningún profeta lo ha sido en su tierra...,
(1, 167). En este mismo escrito
relata otros momentos de desilusión
y de desagradecimiento
ocasionados
por compatriotas.
Antes de volver a Nicaragua
Darío visita a Rafael
Núñez, y a su interrogación
<iPiensa
usted quedarse en Nicaragua?
a
«De
ninguna
manera...porque
el
medio
no
me
es
procontesta Darío,
picios (1, 95). 0, en otro lugar rememora
con irritación
datos de su
aE1 Gobierno
de Nicaragua,
que no se había acorConsulado
de París:
dado nunca de que yo existía sino cuando las fiestas colombianas,
o
cuando se preguntó
por cable de Managua
al ministro
de Relaciones
Exteriores
argentino
si era cierta la noticia
que había llegado
de mí
1s
Cultura
16
p. 27.
Jaime Torres
Bodet,
Rubén
Económica
y la Universidad
Rubén
Darío
criollo
en El
Darío;
Abismo
y cima
(México:
Fondo
de
Nacional
Autónoma
de México
1966), p. 21.
Salvador
(León,
Nicaragua:
Hospicio,
1%5),
MARTIAXO
65
muerte, me nombró
cónsul en París,
(1, 1361.l’
Y, finalmente
del ge.
neral Zelaya y de los obstáculos con que se encontró al querer nombrar
a Rubén Ministro
en Madrid,
comenta en la Autobiogrufia
en unas palabras ilustrativas
de la estrecha relación
entre la patria, la sicología,
y el arte:
CPartí, pues, de N’ lcaragua con la creencia de que no había
de volver nunca más; pero había visto florear
antiguos
rosales
Y contemplado
largamente,
en las noches del trópico,
las constelaciones
de mi
infanciu~
(1, 169; el subrayado
es mío).
Nicaragua
una visión alejada’ (antiguos
rosales,
consy no motivo de angustia viva como América
para Martí.
En la crónica de su retorno
a Nicaragua
mantiene
la postura del distante:
«Como alejado y como extraño a vuestra disensiones
políticas.
no me creo ni siquiera con el derecho de nombrarlas,
(III,
1027). Y, en tono de excusa o de justificación,
agrega:
<Yo he luchado
y he vivido, no por los Gobiernos, sino por la Patria...»
(III, 1027-1028).
El apartamiento,
sin embargo,
en momentos dados le produce una añoranza patriótica.
En 1896, e 1 general Zelaya accede al pedido de Rubén
y le escribe de Manuagua:
«Ya que usted, a pesar de sus facilidades,
tiene sólo el Diario
del Salvador
como medio de información
de este
país, haré que se le envíen por cada correo periódicos
de los que actualmente se editan aquí y que darán idea a usted del estado presente de
Nicaragua.nls
telaciones
de
es para
mi
Darío
infancia)
Darío, en relación
a su patria solía obrar en términos del individuo
que esperaba el debido reconocimiento,
el cual necesitaba el poeta sicológicamente
para satisfacer su egoísmo.
En cambio, la odisea martiana
revela que los rechazos, las frustraciones
y hasta los viles ataques, no
le arredraban
ni debilitaban
la consagración
del Apóstol
al mejoramiento de América y d’e Guatemala.
Es a Valero Pujol otra vez a quien
escribe de su constancia
frente a ofensiva de sus enemigos
guatemaltecos, y declara que no cejará en la faena de .elevar al pueblo centroamericano : «Por ahí me han mordido
unas culebras.
Hasta mi talón
quiero yo conservar noble.
iOfrenda
a la gran madre! m (VII,
111).
Patente es que su misión terrenal,
convertida
en un adeber místico,
l7 Igual queja expresa en relación al ministerio de Madrid:
aA todo esto, el
Gobierno de Nicaragua, preocupado
con sus políticas,
se acordaba
tanto
de su
legación
en España
como un calamar
de una máquina
de escribir...
Y ahí mis
apuros...
No, no he de callar
esto.,
Cl, 1721
1s Este deseo de saber noticias
se presta a interpretaciones
oportunistas
Pues
en la misma carta contesta
el general
Zelaya
al ofrecimiento
de Darío
de cse+
al país>t, lo cual Zelaya
promete
tener presente.
[Alberto
Ghiraldo,
El archivo
de Rubén Darío
(Buenos
Aires:
Losada,
1945),
pp. 158-1591
ANUARIO
66
AXCARIO
MARTL4NO
10 elei- y le escuda. clá:lc!ole el aliexto
-<ofrenda
a 12 gran mrldrenque revel2n la5 ,iguleIi!rì
líneas 21 final de la mism2 ,. csrts: ccvi\-ir bumilde.
nluch,,. ~,!:‘:-alltiecer
a .~-\l;liI-;( 3. e‘tlIiIl.!r
CUÍ fuerzo’ !II,.
~~:IcIIIcI+
cl
!Jien
que
:ne
li2cc%i;:
c:te
es mi oficio.
revel,.r-elas.
I),l;LlL’
il
i
fint{n r,fe fl(,gfjr(;: Jlr,,!ir IHe lo irnpedircí»
11-11. ll?:
i,! ì1!l,l.?.>-adO e;
e‘tuicas: en el
lnfo ). Pero. ]J?‘it’ L‘1 é-12.. !- otros muchas declaraciones
.\Iar:í sufre momentos de nhnthiel!:o
! tle drs.~~nC”L’SO & 5” a,>“~loit!tlo.
3 los amigos íntimos como Mr.iiuel :1. ‘\Ierparo. lo Cua!c- sólo r3ela
tral,aj2ì
cado. ~rc.nte al irremediable
abandono
de Guatemala:
Martí ::c de.~ai:oya
con .su «hermano»
Mercado : cq...el premio de tod’o esto es que por ser
cubano, y ser quien soy? me vea obligado
a renunciar
las pocas cátedras
a irme del país, y a hacerles sentir mi desdén antes
que me quedaban;
que ellos me hicieran
sentir su injusticia,
[XX, 47).
Lo mismo que en Martí alternan
las expresiones
desengañadas
con
optimistas,
en Darío no todo es de signo negativo en sus relaciones
con Nicaragua
a pesar de la maternidad
frustrada.
En los versos de
.Retornoa’Q
canta al «Pueblo
vibrante,
fuerte, apasionado,
altivo;/
pueblo que tiene la conciencia
de ser vivo/ ...que puede bravamente
presentar en su diestra/
el acero de guerra o el olivo de paz». Los momentos de conciliación
con el país son los de la vuelta -1907cuando
satisface Rubén su unostalgia
del Trópico,,”
compensando
así sentimientos pretéritos
de ingratitud
y desaire. La posición rubeniana
frente
a su patria es compleja
desde el ángulo sicológico
pues en su ánimo y
espíritu se produce
un antagonismo
perenne, una lid de inclinaciones
La
patria,
y
por
extensión
América,
en momentos
dados se
contrarias.
asocia a un sentimiento
de insuficiencia
ya personal, ya cultural.
Y, a
pesar de su clamor a...yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó
americanistas
y aún indinacer»... en su obra aparecen manifestaciones
genistas como la del proemio
de Prosas profanas:
c (Si hay poesía en
nuestra América,
ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán,
m el mito legendario
y el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma
de la silla de oro) .»21 Darío, el artista exquisito y exótico descubre en
el pasrdo indígena los valores estéticos que 10 emocionan.
Pero no e;
wefía
espiritual
que
caracteriza
sólo la perspectiva pretérita
de una geo,
la
sitùación
del
hombre
moderno
su visión;
le preocupa y le deprime
las
10
Poesías
20
En
El
completas,
viaje
ed.
a ,Vicaragrrcl
yo volver
a Ini tierra natal,
[III,
10191
?l Poesías completas,
ed.
cit., p. 783.
observa: .«Tras
Había
en mí &O
cit.,
p.
546
quince
como
años
una
de anzencia,
de:raba
Ilostalgia
del Tr&pico.>
frc.,tt’
C.,c.ci;i,.i
21 nii~ndo trastornado
1iiU?j >e de-quif:ia=.:’
cel mundo
[que]
67
X4RTIASO
anda mu!- malea. e 1a 5-u-
Uario es el solitario
angustiado;
>Iartí el a$mico
<,orni~rclilletido.
:Ixl;
e: call2z de sentir:e en Cuba, como )a hemos ob.-eri-ado.
aaún
(.u.:~;do pi-e IU‘: no domcldos llanos del &auco»;
para cl no c~ la tierruca
iu mis
i~ll~Ju~ta1lk
sino el ideal de la liber?atl.
Por eco. en el momento
tic \-oll-er a Cuba. aprovechando
la p2z del Zanjón. y persuadido
en su
acción por su esposa. a regañadientes
acepta ir porque de antemuno se da
cuenta de que no podrá «...dar rienda a todos estos sentimientos
naturr!es, en mí tan dominantes
y tan vivos,, ni <vivir con todas estas águilas
encerradas
en el corazón»
(XX,
53). Tan renuente es a la idea de regresar a Cuba que le ,escribe las siguientes líneas imbuidas
de rectitud
moral a Mahuel
A. Mercado;
testimonio
son de su indefectible
consagración a la América libre y de su repudio de conceptos patrióticos
tradicionales:
« iCreen que vuelvo a mi patria!
iMi patria está en tanta
fosa abierta, en tanta gloria
acabada, en tanto honor perdido
y vendido! . .. Voy a una tierra extraña, donde no me conocen...»
(XX, 53;
el subrayado
es mío.)
Martí presiente
que sufrirá
la soledad del redentor : aTodo el que lleva luz se queda solo, (XVI,
161). Darío, en
cambio, experimenta
la soledad del individuo
frente a su destino, confrontado
por el olvido y la indiferencia
de compatriotas,
amén de las
desazones de la existencia. Martí siente y sufre las mismas ansias existenciales, pero, en vista de que el resorte vital martiano
se sustrae a las
pequeñeces humanas, a diferencia
de Rubén, d modernista
cubano es
capaz de resistir las decepciones de la vida y conserva sus energías para
las causas nobles y las acciones humanitarias.
Nostdgia
tropical
La nostalgia
de orígenes, el deseo de echar y cultivar raíces se manifiesta en ambos modernistas;
Darío en términos de una visión ensoñada
de su patria o de Centroamérica,
Martí en los de Cuba libre y de una
América ade!antada
y robustecida.
En ambos, la abundancia
tropical
se
traduce en emoción estética y cowtituye
un gozo anhelado.
Perenne es
la pre:el*a
tropical en Darío quien según su propia confesión de 1907,
en Roma. Paris. Madrid
o Palma de Mallorca
ha oído el «...sonar de
viejas campanas de nuestra catedral;
por la iniciación
de flores extrañas,
un renacer de aquellos días purísimos
en que se formaba
alfombras
de
z2
Estas
palabras
de R uxn
1’
Rica (San José: Sarmiento.
1920),
proceden
11, 83.
de «Por
qué>
en Rubén
Darío
cn Costa
68
ASUARIO
ANUARIO
MARTIANO
pétalos y de perfumes en la espera de un
venía. como en la Biblia, en su borrica
palmas= (III, 102í).
Remembranzas
son
ríormente.
según confesión del bardo, en
raleza pródiga
de su patria:
señor del triunfo.
que siempre
amable y precedido
de verdes
éstas que se manifiestan
anteversos inspirados
por la natu-
propia obra.
al tema de
10s
contituy-en
orígenes
un melancólico
y la autenticidad
y sincero
cultural:
Xf4RTIAS0
comentario
69
en torno
k-0 he sido más apasionado
v he escrito cosas más cparisienses,
antes de venir a Paris que durante el tiempo que he permanecido
en París. Y jamás pude encontrarme
sino extranjero
entre esas
gentes; p ¿en dónde están los cuentecitos
de antaño?...
(1. 464.)
.. .. . .. . .. . .. . .. . .. .. . .. .. .. . .. .. . . .. .. . . .. ..
El que se siente aislado y extranjero
pese a su cultura parisiense y a su
jactado galicismo
mentaP4 es el Tourguenieff,
el Heine de Centroamérica. Tal es el asedio centroamericano
de su ánimo que en 190T al evocar
escenas juveniles conservadas de modo subconsciente,
las exterioriza
en
un lenguaje imbuido
de tropicalismo
(palm&,
flores, sol, oro, fuego), y
en estructuras
anafóricas
y sintagmas no progresivos:
Agua de un vario verde y de un gris tan cambinnte
que discernir
no deja su i>palo y su diamante,
a la vasta llama tropical.
Momotombo
se alzaba lírico y soberano;
Yo tenía quince años: iuna estrella en la mano 1
Y era en mi Nicaragua
natal.
. ... . . .. .. . .. . .. . .. .. . .. . ... . .. . .. . .. . .. . .. ..
iOh Momotombo
ronco y sonoro!
Te amo
porque a tu evocación vienen a mí otra vez,
obedeciendo
a un intimo reclamo,
perfumes de mi infancia, brisas de mi niñez.23
(El subrayado
es mío.)
El paisaje patrio y la identificación
sicológica
y estética con él comprueban cuán imprescindible
es la revaloración
del venero extranjerista
y
exótico
de la literatura
modernista,
pues es evidente que el llamado
escapismo rubeniano
tiene una faz de Jano: encubre deseos y anhelos
del alienado artista rodeado de incomprensión
y cuyas frustraciones
se
canalizan
en formas expresivas
que son de doble, y a veces, antagónico
aicance. Esta es la antinomia
que Darío observa y comenta en relación
a los nexos sicológicos
de otros artistas con la patria y su cultura, definiendo en el proceso la naturaleza
de su propio
conflicto
personal:
Revolviendo
nombres y categorías puede observarse:
Tourguenieff
Wolf y Max
estuvo siempre en la estepa; Heine, en el Walhalla;
en la
Nordau,
en el ghetto: Eusebio Blasco, en Fornos: Moreas,
Morea;
la señorita Vacaresco,
en Rumania;
Cantilo
y Daireaux,
en la Argentina;
Marinetti,
en Milán;
Bonafoux,
ea España...
(1, 465.)
Estas reflexiones
sobre la patria y la cultura originales
sobre el elemento
gados más la siguiente
confesión
23
Poesías
completas,
ed.
cit.,
pp.
í’05-706.
de los desarraiparisiense
de su
Saludé a Chinandega,
famosa por sus naranjas,
por su fecundidad agrícola;
saludé a León, la ciudad episcopal p escolar donde
transcurrieron
mis primeros
años. Saludé a Managua,
asiento del
Gobierno;
a Masaya, florida
y artística!
iViajes
de paLmas y
flores ! En mi recuerdo estarán siempre llenos de sol y de alegría.
En esas horas de oro y fuego nunca pensé, como el terrible amigo
pesimista, que no lejos de los domingos
de ramos están los viernes
santos. (III, 1023; el subrayado
es mío.)
.
Idéntica visión florida se revela a los extasiados ojos de Martí, feliz. a
diferencia
de Darío, no de volver a patrios lares, sino de estar en el
trópico, de admirar
la belleza natural americana,
y de poder pagarle al
gobierno
guatemalteco
el acogimiento
del exilado que todavía no ha sufrido los engaños de los envidiosos
del país. En los apuntes de su viaje
por Guatemala
nos ofrece las siguientes
pulsaciones
rapsódicas de filiación tropical
(cortinaje
de verdura, aves blancas, pajarillos
de colores)
y concretadas, como la arriba citada salutación
rubeniana,
en estructuras
anafóricas:
Traía yo el espíritu celoso de la actividad
de los caribes;
traía
el alma robusta con el magnífico
espectáculo. que a ambos lados
ostentan las majestuosas
orillas
de un gran río; como alas se
habían pegado a mi alma aquellos cortinajes
de verdura,
prendidos en el cielo, mal sujetos sobre las ondas del Río Dulce, sal24 Sobre el tema parisiense
y su relación
con Centroamérica,
v. también
la
carta a Unamuno,
fechada el 9 de octubre
de 1907: «Estoy al partir,
de un momento
a otro, para Nicaragua.
Creo que eI viaje, un viaje de tres meses, me hará mucho
bien Y me quitará
un poco eI asco del París <gente,,
y otros <parises>
que hay en
este París encantador.
El terruño,
repito, me hará bien., [Ghiraldo,
OP. c&
PP
54553.
_-
picados lo+ mal-ible.<
colores.Y’
pliegue;
por
l Zl-K.
ave< blancas
!
1.5: el subra\-ado
pajari!os
de
ei mío. 1
pero de similar dkpo;ición
anafórica
1
De índole menw iubjeti\a
enumeratil-a.
es la -i;uiente
de_;cripción
entre‘acada
de G‘unterrzalu; en
>- grata3 riquezas
ella «alegran los ojos» d e1 viajero las deslumbrantes
tropicales :
nciuí. -abino pálido;
allí, maíz robusto,
caña blanca ! morada, trigo grueso y sabroso,
en asombrosa
nopa1e.z moribundos,
hule nativo. ricos frijolares
mezcla
unidos,
con rapidez
lujuriosa
producidos,
esmaltan
los
campos, alegran los ojos y auguran
los destinos de la tierra feliz
de doncle vengo.
(VII, 118.)
Como Martí, Darío revela su júbilo
frente a las escenas naturales
del trópico, expresando
su euforia en construcciones
iterativas
y acumulativas similares a las martianas.
La estructura geométrica
y enumerativa
de las siguientes frases le permite a Rubén prolongar
su contemplación
de la belleza tropical:
Ni el Masaya ni el Ometepe, que en la isla de su nombre es e1 señor
que cercano a Granada
proyecta
del gran lago; ni el Mombacho,
su sombra gigantesca;
ni el Cose&ina,
famoso en toda obra geológica de alguna importancia
por su célebre última erupción;
ni
el Felica, que hace tiempo no dice este cráter es mío; ni el Viejo,
que a las veces? cuando rezonga. pone en cuidado
a los chinandegueses, ninguno
puede competir con el decano en cuestión.26
(El subrayado
Formas
es mío.)
Tropicales
La memoria
simbólica
de Darío y Martí, admirados
y emocionados
ambos ante Ia naturaleza
tropical transmuta
la imagen tropical primitiva
De Martí
es la obrervación
en estructuración
imaginística
subjetiva.
reveladora
de dos etapas creadoras -la
mimética y la tropológken
y EU
~5 >lartí, . no azuants las r~cenas áridas; irritan EU deFea de Pl,u~ldancia
de misa por extos arrnrle~
infer.
sentIdo
este!~n
troplca!:
«...es bien que pawnos
nales, donde se busca rn vano en los arroyos secos agua. color m la quemada
yerba, hojas en el partido
árbol.
Sombras
largas Y pardas, invsriablemenie blancas
y negra=...» [XIX, Sil.
26 «La erupción
del Momotomboa
en Obras desconocidns
de Rubén
Dcrío,
Prensas
de la Uni\-er:idad
de Chile,
ed. Raúl Silva Castrq,
(Santiago
de Chile:
19%))
p. 6.
el c:mzino de realidad
a ensueño. de sensación a anîlo;la:
n...nosotro;
hemos patlecilio
de hojo:idad.
como nut’f;ros !~osque~» I \-Iii.
1’J I. E-te
es el “1 scicci:Aentoa
que caracteriza
la‘ impre;iune:
l,!“-ti,.‘ide ‘\Iartí
rilulada(cL’.\lnErique
Centralea:
Campanarios
puntiagudos:
-eso
e; lo primerlj
que iml*reSiona
la 1.ista del forastero...
Se i-c una gran ciudaJ b!unca. maje-tuosn.
so!lerbia.
Envueltos en la niebla, Io< campanario;.
irguiéndose
por
doquiera,
se asemejan
a los grandes mástiles de un 1~ufiarlo
de
navíos, clavados en la tierra...
Grupos d’e árboles brillan entre las
blancas casas, como esmeraldas
entre ópalos.
r‘ílY(. C8.)
Las esmeraldas, los ópalos y la blancura
constituyen
formas miméticas, plkticas
e impresionistas
que en otros escritos y contextos se plasmarán en bisemias, imágenes y símbolos, los cuales en Martí y Darío
constituven
el « ...aposento geográfico,
d’entro del orden de su hogar físico...»2í
La geografía
real 0 espiritual,
estética en eI fondo, crea en
ambos artistas un tropicalismo
que se evidencia no sólo en la abundancia
expresiva
li. e. frases de tendencia
oratoria,
acumulaciones
sintágmiticas) sino en *...la lengua espejeadora
de imágenes, su desatado lujo
metafórico.»“’
Este lujo tan arraigado
en la expresión
de Darío como
en la de Martí (pese a la engañosa sobriedad
y sencillez de la expresión
del cubano)
lo asocia Torres Bodet con un estilo ingénito
del artista
hi.spanoamericano:
aAl trasladarse
a la Nueva España, el arte ibérico se
encendió en oros, púrpuras,
esmaltes, vidrios y espejos que, con semejante abundancia,
no advertimos
en los retablos de las iglesias peninsulares.~‘”
Recordemos,
a este respecto, la observación
de Carpentier
aseveración
que desarrolla
el
que «nuestro arte siempre fue barroco»,
norelista
cubano al señalar la esencia «coeificada»
del barroquismo
hispanoamericnno.
arte «...nacido de árboles, de leños, de retablos y altares,
de tallas decadentes J; retratos caligráficos,y
hasta neoclasicismos
tardío.<...>>“O Teniendo
en cuenta este pensamiento
de Carpentier.
volvamos
a la va citada definición
rubeniana
de la patria y veremos el circuito
‘2 i
E.tz:
p;!abras
pertenrwn
al ensayo de Gabriela
Ilistral.
«La lengua
de
Martí»
:; .,:!:\ w refieren
al tropicalismo
del cubano en su contexto
original
donde
la po^:i-a
îhilwa
alude a la «conjunción...de
abundancia
que le rrnaló
el Trópico,
a .\krtí.
[En 4n:nIegía
criticn
de José .Varti,
ed. I\Ianuel
Pedro González,
(Méxiro:
Cuitnra.
196,; 1. p, 331.
2s Loc. tit.
OI ra \ez; Gabriela
Mistral
se refiere
a estas manifestaciones
SólO
en el estilo mcrtiann.
29 op. cit.; p. 130.
3o Alejo Cawntier,
Tic~~tos T diferencias
(México:
Universidad
Nacional
Ant&
noma de México,
19641, pp. 42.43.
72
ASL-ARIO
ASCiRIO
MARTIANO
de patria,
geografía
espiritual,
imagen. y estructura:
a...cielo,
todo esto que nos atrae y nos
aire, tierra! fuentes, hierbas. hombres;
retiene despu&
se convierte
en un símbolo;
ésa e la patria.,
complejo
1.
Estructura:
abundancia
73
MARTIASO
como marineros
que quedamos en la orilla. viendo hundirse
en el
mar de la sombra al esforzado capitán anciano:
así estamos nosotros, los hijos de la patria
y de la Libertad
al contemplar
el ocaso
de este sol que se apaga.
(IV, 1099: el subrayado e.c mío.) 34
y tropicahmo
CLa literatura
de casi todas las épocas, -observa
Dámaso Alonsocha sentido especial inclinación
hacia la expresión
de pluralidades...n”’
En la obra de Martí ésta es una inclinación
particularmente
notable,
diríase un rasgo constante de su expresión.
Pero. en él, la organización
pluralística
de la frase no responde a una preocupación
decorativa,
o
a un afán preciosista
y superficial,
sino más bien a un imperativo
estilístico impuesto por el deseo de exteriorizar
de modo polifacético
pensamien tos y emociones complejos.
NMartí adereza su lengua pero no juega
con ella,, observa Enrique
Anderson
Imbert a propósito
de Amistad funesta,“” aseveración
válida en relación
a la obra y expresión
martianas
en general.
En la prosa rubeniana
en cambio, las construcciones
pluralísticas de tendencia oratoria
no aparecen con la misma insistencia
que
en la obra de Martí. De hecho, Darío suele concretizar
su visión plástica
en sintagmas cortos.
«En días en que la frase española se desplegaba
como un gran manto de corte, tachonada
de cruces declamatorios
en los
discursos de Castelar...Darío
escoge la frase estricta...»“”
Pese a su predilección por la frase corta y «nerviosaa,
Darío, como el cubano, sabía,
y, en momentos dados, se sentía impulsado
a plasmar su inspiración
en
estructuras plurales
y concatenadas
que diríanse clásicas y martianas
a
la vez. En las siguientes líneas alusivas al doctor Castro, Darío despliega
el venero pluralista
de su prosa:
Como en el último sacrificio
fúnebre de la Ilíada, en que la hoguera
pagana consumió
el cuerpo del héroe; como cuando se alzaba !a
columna o el monumento
conmemorativo
sobre la tierra, o se labraba
el pétreo y misterioso
hipogeo debajo de la tierra, para el hombre
pensador y magnánimo,
para el rey fuerte o bondadoso;
como di,+
cípulos que vemos expirar al maestro, que acaba de apurar, bajo el
palio
de la vejez, la última gota de la cicuta amarga ¿fe la vida;
31 Seis calas en la expresión &eraria española
(COn Carlos Bousoño),
(Madrid:
Gredos, 1951), p. 13.
de Amistad
funesto,
en
32 «La prosa poética de José Martí; a propósito
Memoria
del Congreso
de Escritores Martianos
(Habana, 1953), p. 599. De sus
funesta
hay una variada colección
construcciones barrocas agrega: <En Amistad
de esta clase de períodos con tendencia oratoria. Sia embargo, allí no se acusan
alardes arcaizantes., [Loc. cit.1
23 Torres Bodet, op. cit., p. 53.
Igual procedimiento
constructivo,
evidencia en el siguiente párrafo
pero con mayor soltura
martiano
de Guatemala:
rítmica,
se
Conmovida en lo politice por aquella herencia funestísima que envilece a Bolivia, que sofoca a Quito, que con ondas de sangre acaba de
aumentar 1~ poéticas ondas del río Cauca; a dar solicitada
por el
viejo régimen que cierra las puertas a toda grande idea, atrevido
proyecto 0 comercial mejora, y por el inexperto nuevo régimen que
a toda idea útil las abre con amor, y lo trueca en depósito de frutos
--cuna
de riquezadel poderoso
aguardiente,
del delectísimo
tabaco; arranca su huerta, mansión antigua de opulentas coles, a la
iglesia de la Recolección,
y la convierte en escuela politécnica,,
mansión ahora deinteligencias
ricas y vivaces. (VII, 120; el subrayado
es mío.)
El polo estructural
opuesto, o sea la exteriorización
tica en sintagmas
cortos, se evidencia con frecuencia
de la visión artísen ambos artistas
34 En su estudio «I, Iniciación de Rubén Darío en el culto a Martí;
II, Resonancias
de la prosa martiana
en la de Darío»
Manuel
Pedro
González
fija el
comienzo
de la influencia
martiana
en Darío
en 1886, o sea, a principios
de su
estadía
chilena.
En particular,
señala un escrito rubeniano
fechado
el 26 de julio
del mismo
año y titulado
aDon Hermógenes
de Irisarri»
donde leemos sintagmas
ordenados
anafóricamente
y encadenados
como en la cita que acabamos
de presentar.
Reducida
la estructura
estilística
a un esquema,
se lee en uno de los
párrafos
del mismo
escrito:
«Quien
con la cartera...quién
en prosaicas
oficinas...
auién en las arduas
tareas...quién.
Dar último
rompe...,
Y, en otro párrafo:
aen
el cano vellón...en
ese brillo...»,
enumeración
seguida
de una> pluralidades
asindéticas
de ritmo
acelerado:
«penacho
de humo...sonoro
silbido...movimiento
en el
parcue...chisna
en el yunque
y fuego en el corazón,...
[Memoria
de Escritores
Martia&,
pp. 541.5431. - Difkil
.es precisar
el momento
en que Martí
y su obra deslumbra
a Darío
por primera
vez.
Charles
D. Watland
cree que Darío
empieza
a leer a Martí
cuando
todavía
está en Centroamérica
el poeta niño [y así lo
declara
en carta a quien que esto escribe,
fechada
el 28 de septiembre
de 1967
aThere is surely no room for doubt that Darío
read Martí’s
artirles
in La Nación
while he was in Chile. But hadn’t he read him before?
1 decided
that he had and
neither
Raúl Silva Castro nor Pedro Salinas
objected
at al1 to my saying
that.,]
En el artículo
<La literatura
en Centroamérica,
[Obras
desconocidas
de Rubén
Darío,
pp. 201.2023
Darío
dice que aMartí
alcanzó a escribir en El Porvenir
de
Guatemala
algunos
artículos,
y después partió,.
Y. agrega:
«Recordamos
que el
salvadoreño
Francisco
Castañeda...nos
decía que Martí
en Guatemala
“no había
Pero, si Darío
conocía
la obra martiana
antes de 1886,
gustado,
y con razón”.>
no parece haber sufrido
su ascendiente
antes de este año, influencia
que reputamos
trascendente,,
pese a la afirmación
contraria
de Antonio
Oliver
Belmás:
<...la ‘nfluencia
de Martí
es primeriza
y pasajera
en R. D.:, [Poesías completas. ed. CG
página 12431.
AIWARIO
1-v nn:jcr e:: p”rs~ua.
El menor es perwna.
La iiliela no cs una
.::t::i:jería.
El juicio
cs ripic!o.
Las pcua.5 son niA.< c!i;:;ai.
LOS
hcreJamienlos
r;erAn claro-.
La que puede ser madre ~~u:~~le -er
ieqtino. Las excepciones castellknas no aprovechan
a los hol~ilal;tcì
~ua;emaltecos.
.í I ida !jrooia,
de:-cho,
cxn lo necesario,
propio.
Tales motivos guiaron
y tales efectos consigue
el Código Civil.
con natural
regocijo
promulga do entre el amor de los abogados
jóvenes y el poeta agradecido,
y la resistencia
de los letrado;
de
ar:taíío, prexc!arTos de las ::utdezas del «Sancho Llama» y In oscura
profundidad
del erudito Pérez.
(VII, 149.)
’
La creación
artística en la prosa martiana
se evidencia en Guate,na[a
con insistencia aiucinadora.
Martí estructura
las frases en esta obra con
un virtuosismo
arquitectónico
y musical.
En el siguiente
ejemplo,
la
prisa y la vitalidad
de Pochuta se traducen en la encarnación
estilística
de la segunda frase cuya acumulación
verbal -de
infinitivosrefieja
el proceso dinámico
del pueblo:
«Por Pochuta crecen muy rgpidamente
las h,-ciendas.
Porque es ir, plantar,
esperar y hacerse rico» (VII, I33134). 0, en otros pasajes se crea el ritmo a baSe de unidades bipartitas:
«Cuando mira,/ piensa. Cuando deja de hablar,/
habla consigo mismo>t
(VII: ‘1.23) ; «...revera.,/ no entristece;
desdeñosa,/ no irrita;
bulliciosa,?
no dwoxlena:
agitada./
no cansa. Su vestido de baile nunca se aja»
(VII. 124).
En cambio en El viaje a Nicaragua
las manifestaciones
son c-cacas
de uua voluntad
de estilo, ya de índale tropical,
ya escueta, sirnil;lr
a
la que revela el ritmo de los arriba citados trozos de Gz!a~ca~eì-.
2.
Imnginería
3/ visión
plásticas
EI trbpico asedia a ambos artistas igualmente
sensible; al ill.jo natuNos
recuerda
Torres
Bodet
que
ral.
«el trópico
fue una de las tentaciones líricas del poeta [Darío].
Verlo, entenderlo.
contarlo
y, sobre
todo, cactar!o,
le parecían deberes de SU destino.
Centroamericano
por
MARTIASO
75
76
ASCARIO
MARTIA&-0
a-í quiere Dios que la naturaleza
contribuya
tranquilidad
y galas mejores a la magnificencia
de la patria.
(El subrayado
es mío.)37
ANUARIO
con su esplendor,
de un santo dia
Jlarti, ,frente
a la deslumbradora
belleza tropical
centroamericana
no es sólo el viajero y el extranjero,
sino el estudioso de las costumbres
nacionales.
Por consiguiente,
a diferencia
de Darío, no deja SI imaginación vagar libremente,
pues escribe con un propósito
social; su vuelo
artístico va uncido al deseo de enseñar y de crear en sus lectores la
admiración
que siente él por Guatemala.
Y, al revelar al pak. elabora
un inventario
de objetos y de escenas percibidos
y sentidos
foigamos,
comamos, gocemos, etc.) por el cronista-artista:
Veamos cómo corren flotantes islas de mangos por el río; crucémoslo valerosamente;
pongamos
a una viajera
enamorada,
en el
lindo sombrero,
las florecillas
rojas que acabamos de coger en el
camino; oigamos, en la iglesia de Zacapa el tamboril
y la chirimía,
con que llaman al culto y hacen fiestas; comamos de su queso;
gocemos de los chistes de su gente; anotemos en nuestra cartera
de viaje la vivacidad
de sus mujeres;
lamentemos
sus grandes
tiendas, repletas antes, hoy desiertas;
saludemos su iglesia y su
plaza y preguntemos
a este buen arriero
qué le ha parecido
la
próspera Cobán. (VII, 130.)
A pesar de ciertas discrepancias
de propósito
y de perspectiva
entre
Darío y Martí frente a Centroamérica,
ambos encarnan
su admiración
ante la naturaleza
tropical
en formas plásticas, prestando
a su descripción el carácter de un cuadro ya por la ingénita plasticidad
de la materia:
ya por las formas impresionistas
que utilizan
en su descripción.
Darío
pinta el siguiente
«cuadro,
de un paisaje salvadoreño:
He aquí el cuadro que luego apareció a mi vista. Sobre dos colinas
juntas que traían a la imaginación
una estupenda hora calipigia,
y en las cuales armonizaba
en la luz toda una sinfonía en verde,
la gama decrecientts. el cardenillo,
el verdegay, el verdinegro
alimonado, el verde amarillo
que es tierno y jocundo,
resaltaban
como
manchas movibles
unos cuantos bueyes blancos y alazanes, con el
alazán boyuno y fino, que raya en metálico
y resplandece
en la
claridad
de las campiñas.
...las pequeñas agrupaciones
de pasto ’
37 «Una
fiesta nacional»
versión
completa
y desconocida
de «Bronce
al sol.
dado Juan», publicado
en la Revista
IZustrada
de Nueva
York,
el 11 de mayo de
1891. V. por ejemplo
este pasaje similar
de Martí:
Más bella es ]a naturaleza
cuando la luz del mundo crece con la de la libertad:
y va como empañada
v turbia,
sin el sol elocuente
de la tierra
redimida,
no el júbilo
del campo, ni la cálud del
aire allí donde los hombres,
al despertar
cada mañana,
ponen la frente
al yugo,
lo mismo que los bueyes.
[IV, 382.1
77
MARTIASO
que con su color vivo p resaltante parecen hechas a espátula por un
Sobre todo pasab a una ráfaga de \-ida.
capricho
de paisajistas.
a tra\-és
un efluvio de fecundidad.
v el claror solar resplandeciente
de las cercanas
arboledas. íjngia
la reverberación
e;plétldida
de una
decoración
feérica.33
La cromologia
modernista
cuyos matices y medias tintas (ïertlitlegro,
etc.) Darío orquesta
(sinfonía
en w-de. la
cerdegay, verde amarillo,
gama decreciente)
-armonizando
así la plástica y la músicaalterna
con los contornos
del cuadro, más bien sugeridos
(manchus movibles)
que delineados
escuetamente
en un tono bañado de luz. La técnica del
); el procepintor
es evidente
en este pasaje
no sólo por la luz, el color
además
de
estos
elementos
los
coordinantes
verdimiento
impresionista;
bales utilizados
al final proceden
del vocabulario
pictórico:
«parecen
hechas a espátula por un capricho
de paisajistas>>;
«fingía...una
decoración feérica».
y de plas11enos de matices cromáticos
Igualmente
impresionistas,
martianos
alusivos
a
Sacatepéquez:
ticidad son los siguientes sintagmas
«Como en fresco nidal nacientes aves, esmaltan el ameno valle de saludables corrientes y aromático
clima muy numero- SOS y pintados pueblos.
las ancillas sobre brillantes
hojas verdes, así los
Y como descansarían
pueblos sobre tupidos valles de legumbres»
(VII, 132).“”
en su enfoque centroamericano,
capta líricas
La óptica rubeníana,
y solares) :
descripciones
tropicales
(e.g. tierras lujuriantes
Y allí [en una hacienda
de café] gocé de espectáculos tan solamente encontrables
en esas tierras lujuriantes
y solares, en donde,
bajo la sonora libertad
del viento, en las apoteosis de los amanede diamantes,
ceres y de los ponientes, o en las noches entoldadas
florecen el asombro y la maravilla.
(III, 1031.)
Pero,
visión
al mismo
extranjera
tiempo, hay momentos
en que Darío
sobre la realidad
centroamericana:
superpone
una
Es la isla del Cardón, en Nicaragua.
Pienso en Grecia, en Morea o en Zacinto.
Pues al brillo del cielo y al cariño del agua
se alza enfrente una tropical
Corinto.40
Citado
en Rubén
Darío criollo
en El Salador,
p. 78.
«Lluvia
de rosas semeja el Cerro;
99 De &Iartí v. también
los siguientes
trozos:
del jardín»
(VII,
t-1 desorden,
fruta
gruesa, no altera nunca
la gracia encantadora
dommanse
lar severas *ías, las anchas casas. los
121) ; «Así, desde el Calvario
entre ópalos...>
macizos
de verdura
que llenan patios Y escalan muros, esmeraldas
l VII, 122.)
10 Poesías completas,
ed. cit. P. 777
3s
E>tos l-er:oj nos rekelan al centroamericano
extranjerizado.
o sea de+crilwn otra faceta del incorformi-mo
!- de la inadap:abiIidaci
que relelara
el enajenado
nicaragiiense
de Parí< en el testo citado nrilel-iormente.
D arlo’ es el errante. el alienado.
c!entro \ fuera de sn :)rís tanto como
Semejailte
tra>pu‘iciin
tr~nlp~~ra! ! recuerde-e
ciutlada:lo
como perwna.
liminares>) l X- espacial
Palenkc. L‘tntliín.
1Ioctezuma
de las KPalabra5
~como en los arriba
citado.< l-ersos) no es frecuente en lIarti.
quien
!’ alentado por la
vive en el presente y piensa en el futuro, inspirado
llama revolucionaria.
Pero a pesar d’e la dimensión
heroica
martiana
el artista modernista
y el poeta en prosa -nunca
ahogaclos por Martíproducen
trozos como el que a continuación
ofrecemos
en el que el
cubano se sustrae a sus circunstancias
y a su momento,
produciendo
un cuadro histórico
centroamericano
repleto de detalles -de
cosas-,
florido
y tropical:
Hoy era el mercado, de tejido y diademas,
birretes y tobilleras
del plumón más fino,
boda era mañana, con danzas y convites; y
o era que
toneadas de orquídeas
olorosas;
manto de pluma azul y la corona refulgente,
de nobles, en su silla de oro y pedrería;
o
a los caballeros
del torneo que a punta de
el aire la mazorca de maíz... (VIII,
113-114.)
El pasado se funde con el instante
abundancia
sensual circundante.
En
temporal se efectúa por medio de los
el ambiente y producir
reverberaciones,
origen a líneas cuyas esencias solares
laciones rubenianas.
En unas líricas
el cubano:
Y a continuación
agrepa:
cc!- luego. esc maldito
sol que -c mete en
la cabeza: bondad, generosidad,
nobleza,
para luego recibir
la vuelta
en moneda falsa.»
Similares
cualidades morales y abstractas atribuirá
Martí al sol en su
folleto Guatemala:
De indios y blancos se ha hecho un pueblo perezoso, vivaz, batallador;
artístico por indio;
por español terco y osado; y como el
inglés es brumoso, y el sueco grave, y el napolitano
apático, es
el hijo de América ardiente y generoso, como el sol que lo calienta,
como la naturaleza
que 10 cría. De manera que, de aquellos tubimos brío, tenacidad,
histórica
arrogancia;
de los de oscura tez
tenemos amor a las artes... y cuanto a tierra nueva trae una raza
nueva, detenida en su estado de larva, il arva de águila!
Ella será
soberbia mariposa.
(VII, 117-118.)
y pórfidos
y oros, y
y pitos y atabales; la
las casas blancas fael rey pasaba, con su
cargado a hombros
vitoreaba
la multitud
flecha mantenían
por
3.
y resonancias
Las coincidencias
de estructura
y de imaginería
en los escritos centroamericanos
de ambos artistas son de tal natufaleza
que en el caso
de Darío, nes inducen a pensar en afinidades
más que fortuitas.
El
deslinde del tema de la presencia de Martí en Daríoll
ha revelado que
el nicaragüense
sentía en relación
al cubano una atracción estética.
De
ahí que la resonancia de Martí cuyo retrato pintó Darío con tanto elogio
en 1888 en su artículõ
aLa literatura
en Centro América»
bien puede
hakrle
sugerido
a Ruhkn rumbos inexplorados.
Sólo un artista anonadado por la fascinación
frente al exquisito
estilo de otro escritor dedicaria un lírico panegírico,
idéntico
en la expresión
a las formas imaginísticas e impresiones
del que admira como se le ocurre a Darío:
actuai al contemplar
el artista la
otros momentos el desplazamiento
efectos del sol que parece calcinar
detenjendo
el tiempo y dando
encontramos
asimismo en formuevocaciones
de Guatemala
escribe
Yo vengo de una tierra de volcanes altos, de feraces cerros, de
anchurosos
ríos, donde el oro se extiende en placer vasto por las
montañas de Izabal, donde el café -forma
mejor del orocrece
amoroso y abundante
en la ancha zona de la CoFta Cuca. Allí la
rubia mazorca crece a par de la dorada espiga; colorales
ramos
cuelgan de los altos plátanos;
variadísimas
frutas llenan la falda
obediente
la tierra responde a los ben&
de la senti chimalapeña;
ficos golpes del arado.
(VII, 118.)
Coincidencias
...iotografía
y e--culpe [Martí]
en la lengua. pinta o cuaja la idea,
cristaliza
el verbo en la letra, y su pensamiento
es un relámpago
y ELI palabra
un tímpano
o una lámina de plata o un estampido.
.
41
nuel
Sobre
las influencias martianas
Pedro
González,
op.
cit., Y nuestro
de Rubén
Chile:
Darío:
Zig-Zag,
1898-1916~
1967),
123-154.
en ecta etapa de Ia
estudio «Resonancia-
en Die2 estudios
sobre
Rnbb/z
obra
rubeniana.
martianas
en
Enrio
V. 31aIa prosa
(Santiago
de
ANUARIO
.4XC-\KIO
80
M.4RTI.4N0
\- destronca una -wlva.
.-\ wcec un titán coge una hacha oiaantesca
r r
el
5ilencio
solemne.
\Ias cuando el
Los arbole‘ que caen espantan
),oPta cn prosa os habla del amor. ; oh lectores.. 1 o del arte. o de
todo lo del alma que es c,ándido v sensible. oiréis un arpa eolia
o el arrullo
de un coro de palomas.”
~GuatemalaD
y .El
viaje a i\-icoraguo,
El tema centroamericano
en la obra de Martí y Darío se manifiesta
en diversos escritos de fechas v-arias. pero se centra. en cuanto a la
prosa. en dos. relativamente
poco comentados.
El de \Iartí,
Guatemala,
pertenece a 1878. el de Rubén, EI viaje a ;Yicara,nua. a 1907. Aunoue.
como ya hemos visto, el móvil o impulso de los dos modernistas
en la
elaboración
de estas obras revela significativas
divergencias,
con todo,
existen coincidencias
intrigantes
aparte de las ya señaladas.
En primer
lugar, ambos prosistas son enamorados
de la tierra que describen
con
1irismo. Martí deja la siguiente constancia de su amor centroamericano:
<Cuando nací, la Naturaleza
me dijo: lama! Y mi corazón dijo: i agradece! Y desde entonces yo amo al bueno y al malo, hago religión
de
la lealtad y abrazo a cuantos me hacen bien...diré
con mi palabra agradecida cuánto es bella y notable, y fraternal
y próspera,
la tierra guatemalteca, donde el trabajo
es hábito, naturaleza
la virtud, tradición
el
cariño, azul el cielo, fértil la tierra, hermosa la mujer y bueno el hombre.
Amar y agradecer,
(VII, 116-117).
En Darío el amor patrio se traduce
y se manifiesta
en cariñosas evocaciones de su país natal, y en rememoraciones áureas; en sus observaciones
falta, sin embargo,
la expresión
directa del fervor patrio, carencia que sugiere reticencias
y desilusiones
pretéritas:
a...y ya fuese en la áspera Africa,
o en la divina Nápoles,
o en París ilustre, se levantó siempre de mí un pensamiento
o un suspiro
hacia la vieja catedral
[de León],
hacia mis viejos amigos;
y es un
hecho que casi fisiológicamente
se explicaría
de cómo en el fondo de
mi cerebro resonaba el son de las viejas torres y se escuchaban el acento
de las antiguas palabras,
(III, 1028-1029).
Pero Darío no es ajeno al
orgullo
patrio, sobre todo en el momento
de triunfo
y de bienvenida
-10s de El viaje a Nicaraguaque su patria le ofrece. Reconoce que
1
_*
_
cel país ha quedado retardado=
aún en relación
al progreso
general de
Hispanoamérica.
Pero, el principio
de dinamismo
en un universo
de
valores cambiantes
le acompaña
y le impulsa
a pronunciar
palabras
optimistas : «...tenemos práctica y vitalmente
demostrado
que un impulso
a tiempo y una aplicación
de generosas
y altas energías, mantenidas
según las exigencias
del organismq
nacional,
pueden, ante la revisión
de valores universales,
demostrar
que, aparte de población
o de influjo
comercial,
se es alguien en el mundo,
(III, 1026).
<
lineas
que recuerdan
la conclusión
del ensayo marEstas son inspiradas
«ES
poe-ía
de
ljatriarcar.
de hombres pritiano sobre Emrrsorl
I 1882 I :
Robredales
en flor semejan algunos poemas SUYOS...
l.l‘L1.
VI. ..A cíclopes.
sus xersos? Son unas \-eces como anciano
¿Ao se sabe aún qué son
_
mirada llameante,
que
barbado, de barba serpentina,
cabellera tortuosa y
canta, apoJ-ado en un vástago de encina. desde una cueva de piedra
de alas de oro, que se
blanca, y otras veces, como ángel gigantesco
Del mismo
despeña desde alto monte verde en el abismo>> (XIII,
30).
en
lo
tropológicoes
el ensayo
venero -tanto
en lo estructural
como
necrológico
rubeniano
sobre el doctor Castro:
de la Universidad
leonesa, aprendiendo
0 grites; en los claustros
filosofía en latín y penetrando
en el espíritu de las leyes; o cuando
el halagüeño,
al retorno a su patria costarricen se sirvió a Alfaro,
:ra
franco
y
natural,
sin barnices
~1
sentimiento.
que
t
que tenía fibra
1
~.._ __- 1_
y claro como una gota de
modernos, contunoenre
como uI1 ,tlartillo
amable
agua; 0 ya en mejores épocas? cuando tuvo el pensamiento
\ rreneroso de traer aquí a don Juan García, que levantó la enselo que
ñagza. oue explicaba
a los niños como un maestro moderno
es una iosa, io que es una estrella.
luminosa,
símbolo -4:lave
agrega la caracterización
a continuación,
.-r-J
de Martí: ai B endito el ministro bueno que para su país quería la liberrau
en sol,
y la luz!» (IV, 1100). E n el mismo ensayo la luz se transforma
«Cuando se fue a su casa llevaba las
sol interior,
como es el martiano:
cristalina,
brillaba
el sol. De oro
manos puras; a través de su conciencia
su
pecho
el
Fundador
de
la
RepzíbZica.
era la medalla que llevaba en
(TV. 1IOI).
Así dirá Martí a Daniel Webster:
«De color de oro usaba
el chaleco que cubría su pecho robusto;
y oro, con SU corazón magnanimo llevaba en SU pecho, (IX, 240). Martí y Darío, por llevar «el sol
I
Pujol,
en momentos
no
dentro del craneos como dijo éste de Valero
Y,
\-.7
--
vieron
42
,
<Io negro
Obras
81
x4uT1.4~-0
del mundo
desconocidas
de
y la fortuna
Rubén
que se ha ido,
Darío, p. 201.
(II,
26).
1
El viaje a Nicaragua,
es la crónica del paisaje interior
del poeta, es
un desfile memorias
mezcladas
con la realidad
circundante
la que
vitaliza Rubén con observaciones
del presente y entusiastas comentarios
,
ASCARIO
3I.\RTIASO
33
Grtntemnln es una obra que ‘\Iarti e-cribe ccjrno misión: «Si 1.r.ti:nar.
ni poetizar. Fon aquí mi misión:
mi misión es contar2
( i-II. l;-: 1. si
en el li!lro martiano
ha\ una ;‘o’tiz::ci~n
cle la \-i(l, 1. l;l cullu:.:r ;1 ‘:rtL,.
ma.tccas C’l0 .5e patentiza
en la; crc..cril,cior-~;
liri(,a;.
ci, 11 j, ‘:, a mi:.
:jCi?I.. >- eI1 i:i ell_;Cfitìda r-i..;,:,:1 cle Ia re;li(l.;d
;Ua!r~m:ri!,~-:~ ,:L~+s(‘j ‘~I,i~ itro l>ït’sc!!ta. Pero. en la iniimidatl
1\12! Ií rC\eirj
~131 no e-:,:I82
L
“2 ‘0
por
i9s
a XI- -nuel
bosque,
o del leyenílario
r:lo!rje cxtasiado cure escucha al FaJaro parael amante de la belleza se rebela
El modernista,
y formula un pensamiento
que se diría martiano:1
la feracidad
de aquel terreno en que se suceoen
tupido de arbustos de riquezas, cómo es de fecundo
y cuánto hay que aguardar
de las horas futuras,
corriente
inmigratoria
contribuya
a
cuando una apropiada
1; propicia
(III, 1034). Darío;
hacer la producción
mSs abudante
y m3s proficua»
conlo
J&nti,
desea ver prosperar
a esta región
tropical.
rero
a diferencia
del >,Ir.ejtro, quien silencia SUS cr.iticas y ensalza 10 ros:trvo
rencores y la enajenación
se tran+
y io gene:íaco, en irubén 10~s ~ntigu0.s
‘.
fren!o
al paisaje nicaparentun
a pesar del goce sensual experimentado
cultural
ra$îrTse
y pese a los laureles patrios de 1907. Del ambiente
en yse se ‘1te festc;ja !- sc le honra dirá: «Hay en aquellos paises cen
y en I\uicara.gua muy particularmente,
una abunhmkicn
y en Zspaña],
disíaco» (III, 1033).
conira lo antiestítico,
«Y calculaba
al ver
alturas y hondonadas,
y próvido
aquel suelo
Cì?l’Ciq
&. L. dc materia l?rima, oC mejor dicho, de espíritu primo, que es dc
es hostil, las condiciones
de existencia
no
adinlrar.
TkIas el ambiente
. .
planta mental que comienza en un triunfo
de
con
p'opl":"s
v la mrjor
brote2 se seca ál poco tiempo»
(III, 1059-1060).
Sobre la materia prima
son diametraìmente
;\Iar:í
opina como Darío, pero sus conclusiones
Como
revolucionario
su
fe
en la humarr::led,
opneclàs a las de Darío.
y su confianza
en el futuro de Amcrica
crearon
si no en el Individuo,
en ?<Iextí -cobre
todo en el momento
de agradecimiento
para con ei
‘llbía acogido oportunamenteuna apoteosis rítmica.
p&i)ais que lo IeL
tica
J- es:rófica:
circxr5ta!:cias.
Ea
11118 (.(,flfc
;.,p
alu: i\-a
3 C!:?ii-:il::;,!‘
1!C2, 11;:
:1. JIercado -e ex;>re.-n sin I.Oíictlì:
ccE11 10s i'üibes
i~l:.~,:;,~~;L~~'~ . .
en la esfera intclertunl.
cs iiiuv
clifiïii la vi,la de 1~1.;homj~r~s \-i!.;,ill-0>,<:>
t IS> -12 1: «...CS rer&d
que yO 10: JlQe~kliia
nnle
mí nlismo
i1;l’”
poC;2:
v-iv-ir c,lire el!os; Ije:‘o r’>iO.i FWI’CtOì
nO Il:;n ~tìlido nu?!ca de Iili n;Ilt3>>
(KS, 4’7 1. Esias conîidcw$is
no deben intcrpretar.:e
como una aposta,!.1
ni COI110 dec,iaraciún
CL.: 0 pen?a:niento
cite
refiicìo
ron
eJ ci!acJo
antcriorrnen~e.
Es que Martí tenía un sènticlo practico
y realista de lo que
le rodeaba
p si escribía con amor p optimismo
es que antes se h?l,ía
convencido
a si mismo de la eri~iencia
de valores elogiables
v bebía
creado para sí. y en sí un mundo
idcalista
que le permitía
proirrir
fraxs como la ultima de Guatemala:
« iOjalá que, con este amante libro.
haya yo sembrado en él mi planta!»
(VII, 153). Martí deseaba eIevar
al país, y consideraba
la literatura
como un magisterfo
social, una
medida eficaz de renovacion:
«Estudiaré...
las causas de nuestro es:ado
mísero, .los medios de renacer y de asombrar.
Derribare
el cacc.~~e de
los indios, el huacal ominoso, y pondré en sus manos el arado. y en su
seno dormido
la conciencia»
(VII, 117).
El concepto enaltecedor
y la
idea de revelar al mundo las potencias y las grandezas
decconocidas
de
Guatemala campean en el escrito martiano,
dimensión
creadora que f;:t?
en el libro rubeniano,
pero no ausente del ideario rubeniano
como este
trozo sobre Centroamérica
revelará:
84
.iNCARIO
MIARTIATO
enriquecer
bolsillos
privilegiados...
que se vea por el ejército. que
ez el único, desgraciadamente.
que puede devolver el prestrgro perdido: que no se ataque la libertad común; que no se ofenda ningún
que se cimente la
culto; que se cuide del indio y se le redima;
libertad verdadera
y la ley justa; que se despierte a Guatemala.
en
fin. después de tantos años de sueño. (IV, 1104-1105.)
sociales encerrados
en las arriba
citadas
La ideología
y el idealismo
líneas están en consonancia
con el pensamiento
martiano.
De hecho, en
Guoternalo,
dirá Martí algo similar
respecto al indio:
«Son resignados,
naturalmente
artistas, sin ningún esfuerzo bue.
inteligentes,
incansables,
nos. iQué gran pueblo no puede hacerse de ellos, haciendo, por ejemplo,
a manera de una escuela normal
de indios!
1Un nuevo apostolado
es
menester!....
(VII, 158).
La fuente de ambos libros es, en primer
lugar, y sobre todo otro
factor, la experiencia
personal;
partiendo
de esta base subjetiva,
ambos
escritores agregan la historia y las lecturas literarias.
Las dos obras son
crónicas impresionistas,
escritos esencialmente
visuales,
0, paisaje que
en exaltaciones
en momentos dados, como ya hemos visto, se convierten
poéticas, producto
del regodeo
estético ante la naturaleza.
Las formas
expresivas
denotadoras
de la visión personal abundan
en ambas obras:
<Me engreía ver» (III, 1034) ; Kdivísanse,
(III, 1037) ; aE1 paisaje diríase que penetra en nosotros por todos los sentidos, y hay una furia
de vida que con su proximidad
enerva, (III, 1032) ; cE lujo del campo
lo volví a admirar
en las sierras,
(III, 1033). En un párrafo de estructura barroca, anafórica
y simétricamente
rítmica expone Martí idéntico
en
Ios
sintagmas
testimoniales
rubenianos
arriba
proceso visual como
aducidos:
Veamos cómo corren flotantes islas de mangos por el río; crucémoslo valerosamente;
pongamos
a una viajera
enamorada,
en el
las florecillas
rojas que acabamos
de coger en
Rndo sombrero,
y la chiel camino ; oigamos en la iglesia de Zacapa el tamboril
rimía, con que llaman
al culto y hacen fiestas; comamos de su
queso; gocemos de los chistes de su gente; anotemos
en nuestra
cartera de viaje la vivacidad de sus mujeres;
lamentemos
sus grandes tiendas repletas antes, hoy desiertas; saludemos su iglesia y su
plaza y preguntemos
a este buen arriero
qué le ha parecido
la
(VII;
130; el subrayado
es mío).
próspera
Cobán.
A este testimonio
personal,
agréguense
6s siguientes: «Ese que llaman
San Jose es pantanoso y pobre en apariencia,
(VII, 129) ; «iQué madera
el ésta, tan flexible,
tan blanca, tan dúctil por su cara del corte?,
t VII. 1381: SAllá está, airado y triste...el que ante fue próspero
Izaba],
1 VII. 129). Estas son concretizaciones
que revelan Ia presencia personal
del artista, y a la vez, constituyen
formas estilísticas que lopran’pI=mar
1a plétora de visiones y de impresiones
que e1 trópico provee al modernista. Las de Martí se exteriorizan
a veces en una serie de pinceladas:
Llaman Retalhuleu
a un departamento
que rebosa maderas v
suculento cacao. y el exquisito
grano americano.
Esto y caña produce Mazatenango,
del mercantil
Quetaltenango
fiel tributario.
(VII, 132.)
Pero en otras ocasiones el artista es avasallado
le circunda
y su visión se amplía,
asumiendo
tópicas:
por la abundancia
que
proporciones
kaleidos-
. ..el viajero asombrado,
trasponiendo
la entrada del Río Dulce, ve
el má2 solemne espectáculo,
la más grandiosa
tarde, el más majestuoso río que pudo nunca un hombre ver. Otros más caudalosos:
nuestro Amazonas.
O,tros más claros: mi Amendares.
Esta es una visión mimética con términos
de comparación
y personales.
A continuación
la descripción
desarrolla
estructurales
y rítmicas
-la
iteración,
la enumeracióny sugieren la abundancia
del paisaje:
continentales
características
que reflejan
Ninguno
tan severo, de tan altas montañas por ribera, de tan mansa
laguna por corrriente,
de tan menudas hondas ondas, de tantas
palomas, de tan soberbios
cortinajes
de verdura,
del Cielo prendidos, y orlados y basados luego por la espuma azulosa de las
aguas. 1 s1as como cestos; palmas que se adelantan
para abrazar;
slbrlíticas
inscripciones
en extrañas piedras;
abundantísimas
aves:
eco sonoro, en que se escucha algo de lo eterno y lo asombroso.
(VII, 129)
Darío, a diferencia
de Martí, al enfrentarse
con el ambiente
patrio
se sirve de la visión de otros para completar
la suya. La viata de la
flora tropical
le trae a la mente, sobre todo en relación al café, el tes-l
timonio
de José Dolores Gámez y su Historia
de Nicaragua
(III, 1034.
1036). Para la historia, antigua de su patria cita a Gómara (III, 1041))
y a Gámez. Darío, el memorialista
que se sitúa en el presente recuerda
un pasado personal, el de su juventud,
y, a la vez en un plano histórico,
compagina
la actualidad
con un pasado libresco.
El pasado no está ausente del libro de Martí, pero le interesa más
el momento en que escribe, pues está tratando
de pintar al país de taI
en su formidable.
asombrosa.
aterradora
crítica!
;Dios mío! a .zu
lado sólo Taine. Bourget. Valera. Clarln...
En Sicaragua
sobre todo; entre los trescientoc habitantede la
República.
hay una multitud
que no discuie a Guz:nrin.
<(;Oh. Enrique...gran
cosa! ;Sadie como !» j- si’ les cae la bal,a. ;F,rutos! ”
epi:
ndidew-.
i,~:!;*!:id~~.~c, c::rLic.t?r. be1 rit !IG c~arlinc,c. llütLlï.:lc~
:>i\ U!O ;c;bierno. inquietud
por mejora y por riqueza:
mujere‘: americana; y rri-Liana-,
hombres
inteligentes
?- ufectuo.~oa. viejo arte.
anìia crecienle,
seíiorial ciudad, deleitoso
clima: pilrtorescos
pueI:los. se;-uro bienestar: fantástico crecimiento
de fortuua...fertilíaimo
c.anipo. California
agrícola.
(VII, 158)
Donde coinciden
Darío y Martí en la elaboración
sistemática
de un
tema, apirte
del de la naturaleza
tropical,
es en la discusión
de los
A pesar de la ya citada observación
valores literarios
centromericanos.
es hostil a la fruición
de la
rubeniana
de que el ambiente nicaragüense
amateria prima,
artística en el apartado V de su Viaje, pasa revista a
la literatura
patria, pero sin demostrar
en ningún momento el entusiasmo
de Martí que se tramparenta
en párrafos
inspirados
como el siguiente
sobre José Batres:
Sus descripciones,
Ara gráficas en una frase, ora ricas de vericuetos
sus pintorescas
enumeraciones;
la burlona
amargura
y detalles;
la monjil serecon que flagela el falso pudor, la necia petulancia,
los raros, desusados y valientes
giros
ridacl. la vanidad ridícula:
Ia rica instrucción
literaria
que revecon que matiza su lenguaje;
el seductor descuido;
las inagotábles
lan sus naturales
alusiones:
la filosófica
sensatez, el castizo
dales : los punzantes
episodios;
abandono
de aquel ingenioso
que cabía elevarse como el águila,
hacen del vate
gmir
como la paloma. vivacear como la ardilla,
una extraña figura, pálida, profutida,
entera. her,nuatemalteco...
mosa y culminante.
(VII, 141-142).
En la revisión de los valores
literarios
nicaragüenses
la única chispa
creadora de Darío, el único instante en que su prosa se eleva por encima .
cuando discute la obra de Enrique
de lo gris y chato, se evidencia
Guzmán. cronista provinciano
y gramático:
« iExcelente
señor Guzmán,
el mismo, invariable,
incambiable
desde hace treinta, cuarenta, cincuenta
ruheniana
se convierte
en
años; qué sé yo!,
(III, 1063).
L a ironía
evidente ha.qtío y cólera frente-a la nulidad del ambiente literario
patrio
en otro texto sobre Guzmán y la Nicaragua
literaria
ilG!?l) :
vn amigo mío, muv inteligente,
dijo uca vez: En Centro Amé.
rica la llamada crítica, o quema incienso o escupe el rostro.
La
faena que en Centro América,
tiene Enrique
Gczm&
está basada
La consanguinidad
de la crítica literaria
de Darío y llartí se evidencia mejor si no nos limitamos
a EL viaje a ,Vicaragua.
Si en cambio
utilizamos
textos centroamericanos
como el siguiente
de 1890 donde
Darío describe el arte de una figura
con quien Martí
también
tuvo
contacto -Valero
Pujolse verá paulatinamente
la relación
de la
crítica rubeniana
con la martiana:
Sus bravas interjecciones
aragonesas
de sonoro cobre español. Es
apasionado
como un poeta, convencido
como un anóstol, audaz
como un soldado.
Parapetado
en su convicción,
bien armado de
sólidos principios,
se bate y avanza.
A cada instante miráis el
fogonazo.
Defiende su ideal; pelea por su causa con el valor de
un cruzado, y sobre su cabeza flamea al viento la soberbia bandera
de la libertad y el progreso.
iRetroceder
un sólo paso? Por nada:
es de la tierra de la Pilarica,
la virgen épica, donde los hombres
no cejan y son firmes como si estuviesen hechos de carne de roble.
Serán diez contra él, serán cien, ser& mil, serán la inmensa muchedumbre
enemiga: él defenderá su credo, él sonará su clarín y
caminará
para la victoria,
porque se llama Legión.
III. 24)
En estas frases se evidencia la estructuración
melódica,
o mejor dicho,
arquitectónica
de sintagmas en formulaciones
anafóricas,
el uso de verbos
iniciales
(parapetado,
armado;
defiende,
pelea;
’
’
’
serun...seran...seran...
serán) como en el texto arriba citado de Martí (elevarse, gemir, vivacear), y la enfática conclusión
en que como martillazos
se sirve Darío
de «él» en posición
inicial sintágmica,
en cláusulas cortas de tensión
limitada.
Coincidencias
temáticas
El cultivo del tema literario
con similitudes
temátkas
o estructurales no es el único nexo del ideario
de ios dos artistas. como ya lo
hemos indicado.
Pero. la crónica artista y, en esperial las características individuales
qne reviste en ambos modernistas
constituye un modo
particularmente
ap:o para comparar
el concepto y la idiosincrasia
vis
a vis Centroamérica
!- su piacmación
artística.
Sobre la misma poetisa
-14
Rubén
Darío
en
Costa
Rica,
II, 56-57.
88
.4x~RIo
~IARTIANO
ANUARIO
MARTIAKO
89
centroamericana,
María Josefa García Granados,
escriben ambos: Darío
en su <Literatura
en Centro América.
(1888)
; Martí
en Guatemalu.
La
carencia de entusiasmo con que Rubén se aproxima
a su tema se refleja
en su estilo carente de adorno
v de ritmos.
Su escasa emoción es el
producto
de una actitud negativa
frente a la cultura
centroamericana.
actitud que se transparenta
en la observación
siguiente:
= i Oh. pero todo
es escaso. No hay público,
no hay lectores sino en pequeñísimo
mímero...45 De ahí el tono desganado
que caracteriza
su retrato
de la
poetisa :
en los países centroamericanos
donde la literatura
no puede prosperar,
ni
siquiera
existir, sin el apoyo oficial.
En su concepto, la unión daría
rna!-or fuerza a las pequeñas naciones hispanoamericanas
y, por extensión. a las letras que en ellas se cultiven:
Nos referimos a María Josefa García Granado+.
Su apellido es uno
de los más conocidos desde los tiempos de la colonia.
Sus versos
son casi ignorados
fuera de su país. Fue esta poetisa de carácter
hombruno
y talento audaz. Dicen que eran gran improvisadora.
y que gustaba de los asuntos libres para sus versos, que se inmiscuía en la política y que echaba letrillas
y glosas por su pluma.
que daban escozor a los gobernantes
y encendían
las mejillas
(Ir
las damas que en ellas ponían los ojos.46
Sin la unión, observa, aseremos desconocidos,
no digo en el otro continente,
sino aen estas mismas naciones de nuestra razaD.4q
Martí apoya el mismo ideal de la unión, ideal que en Darío se convierte en voz militante
al asumir él la dirección
de «La Unión,,
periódico
salvadoreño
que defiende, con el respaldo del presidente
de la república,
la idea de la unión.
Martí también cree en la unión:
«...cinco países
cuyo parentesco será más poderoso que la pócima de ira con que les alborotó las \enas el conquistador»
(VIII,
113) ; «Esas Repúblicas...
acabarán por no ser más que una sola, como las leyes de la naturaleza,
de la política
y de la utilidad
lo ordenan...
» (X1X: 9-1). Pero, su visión ecuménica no se detiene en la consideración
de la política centroamericana.
A diferencia
de Darío se preocupa
en todo momento por el bien de
América:
<Por sistema -le confiesa a Joaquín Macalme tengo vedada
la ingerencia en la política activa de los países en que vivo. Hay una gran
política
universal,
y ésa sí es la mía y la haré: la de las nuevas doctrinaso
(VII,98).
Estas son en parte las de la revolución
ideológica
implícita
y
fundamental
en la renovación
modernista.
Y, como elemento constitutivo de una visión universal,
dentro de una novadora
concepción
clel
mundo,
Martí las relaciona
con Centroamérica
y el continente:
«Por
primera vez me parece buena una cadena para atar, dentro de un circo
mismo, a todos los pueblos de mi América!.
No utiliza
la locución
«nuestra América,
como tantas otras veces, sino más bien ami América,
reveladora
de un vínculo estrecho e íntimo entre el.cubano
y su Patria
Universal.
El americanismo
de Darío, en un plano político y moral, no demuestra
ser tan profundamente
enraizado
como el de Martí; no reviste características de abnegación,
de altruísmo,
de rectitud y estoicismo
frente a los
que quisieran
utilizar
la política para fines egoístas. Pero, con todo, en
En comparación,
Martí compone
este retrato
de variados
reflejan
la música interior
de un poeta en prosa:
ritmos
que
Hubo itambién muer,ta! una poetisa en Guatemala,
amiga de Batres.
famosa decidora,
que no dejó suceso sin comentario,
hombre sin
gracioso mote, defecto sin epigrama,
conversación
sin gracia. Talento penetrante,
alma ardiente, rima facilísima,
espíritu entusiasta,
carácter batallador,
fue María Josefa García Granados
por mucho
tiempo animación
y para siempre gala de la literatura
guatemalteca.
Ella no desdeñaba ir a las prensas, publicar
papeles, provocar controversias
sostenerlas con brío. En prosa como en verso escribía
con sólida fluidez.
Era abundante,
pero tanto en pensamientos
como en versos. (VII, 144)
En el mismo artículo
en que discuete Rubén la obra de la poetisa
García Granados,
plantea
un tema dilecto -desde
los versos primípe
niosy perenne de su ideario:
la unión centroamericana.
Darío, vislumbra la imperiosa
necesidad de unir la política y el arte, sobre todo.
45 Obras desconocidas
de Rubén
Danro, p. 210.
46 Ibid.,
pp. 190.191.
En 1891 Darío
considera
a Guatemala
la excepciin
al
lamentable
estado cultural
de América.
En 6páginas de un libro inédito» obsen-a:
«En Centro
América
no ha habido
jamás cultura
intelectual.
En tiempos
pasado:
aparecen
algunas cuantas
personalidades
en ciencias o en artes, que
van a Ia cabeza.. Han surgido
sobre- todo en Guatemala.
Y es porque
ha sido siempre
Guatemala,
el lugar
donde
han ido a bebed luz todos los sedientos
de las cuatro
restantes
repúblicas.,
[Rubén
Dario
en Costa Rica, II, 53.1
Mientras
no haya unión siquiera
en la vida del alma, ya que no
iay! en la vida política, entre las cinco pequeñas naciones en que
está dividida la antigua federación centroamericana,
las letras, corno
manifestación
verdadera
de la existencia de un pueblo, no pueden
ser allí sino escasas, débiles, pobres.47
47
Obras
desconocidas
48 Loc., cit.
de Rubén
Dan’o.,
p.
212.
Ilarío ha\. ccmo \a lo hemos sugerido en este e.:tudio. LI:I~ co,lci-:lcia
aAmr:icoi:a. EE iu artícu!o SL-XIZ opinión tiel “E,l:.c,n HeraId”,>
-e clut’ja
de l,?s exa;eracione~
v errores que comete la prensa a! cle:rribir
10; acontt:‘;. :t’!li 1. ( rli!‘t,,l.,lvt,;‘: -Ji,, :.:
Por +o e; que nos duele hondamente
en el Alma cada T,~X qL1<: ;~n
i,:;:li~o de-la Prcn-a extranjera,
con preitigios
0 .;in el!o;. ;I :,? de
la cinceir:da
para con 105 países centroameri~nno;.
(IV, 1133 1
Aquí tenemos otra versión de las palabras
ya citadas de El viaje a
Nicaragua
donde Darío deja el testimonio
de cómo le alegraba
recibir
noticias nicaragüenses
de acontecimientos
enorgullecedores.
Pero, en lo
arriba citado, como en las observaciones
de su viaje... ho encontramos
61 dolor ni la preocupación
patrios que en Martí descubrimos
como regla
general.
De Honduras,
por
ejemplo escribe el Maestro en La República
(1886) :
Que es país que comienza,
ya se sabe, pero debía inspirar
respeto la suma de sus infortunios
pasados, y el ímpetu que se consagra a su remedio.
Mal ayuda a un país el que lo presenta como
una selva enmarafiada,
donde las mulas no tienen donde poner el
pie, y las minas cuestan más de lo que dan, y no hay pan que
comer. (VIII,
28)
NO es sólo el <dolor
hondo,
rubeniano
arriba expresado
que orienta
a Martí;
es más bien el imperativo
ético del revolucionario,
como se
echa de ver en la carta escrita en 1894 a Román Mayorga
Rivas:
Me figuro que quizás empieza para nuestros pueblos (iay. y Dios
no lo quiera!)
de la América
indohispánica,
una serie larga de
sacrificios
de vidas buenas y necesarias, todo por el Ideal, sin que
a la postre el gran Ideal salga triunfante.
(VIII,
42)
La protesta martiana contra el invasor aun cuando
intenciones,
motivas las siguientes líneas:
liega con «bueras
De tiempo atrás venía apenando
a 10s observadores
americanos
la
imprudente
faciiidad
con que Honduras,
por sinrazbn
&ible
mas
confiada en los extraños que en los propios: se abrió a la gente
rubia que con la fama de progreso le ,iba del Korte a obtener allí.
a todo por nada? las empresas pingües que en s-u tierra les ecasean
0 se les cierran.
Todo trabajador
es santo y cada produc.tor es una
raíz...pero
con el pretexto del trabajo, y la simpatía del america-
nkmo. no han de venir a sentárzenos
sobre la ticrrn. -in tiir.Fro
en 1a hoha ni amistad
en el corazón,
10s busra\-idz
\ lo; I.II!~~~::vI YIII. 36)
Lejos e‘tamor, en lo arriba citado. de la posición deleznab:c de Darío.
quien enfermándose
en Kueva York hacia el fin de su \-ida acep!a 1~
invitación
dèl dictador guatemalteco,
Estrada Cabrera y viaja a su país
en 1915. Darío sufre? pero sirve a este arey burgués.
componiendo
para
él «Palas Athenea»““:
y en ocasión del cumpleaños
de su madre, <JIatcr
Admirabilis,
(dedicado
a Manuel Estrada Cabrera).
Guatemala
es para
el enfermo y claudicante
bardo el país hospitalario
que lo recibe en UI
momento de crisis, igual que en el caso de Martí en 1877. Pero, a diferencia de Darío, víctima irremediable
de 10s efectos de la dipsomanía,
y
ya próximo
a la muerte, Martí conserva su honor íntegro y no transige
ni compromete
su dignidad
frente a las fuerzas nefastas del psis.
Abandona
Guatemala
en lugar de sacrificar
sus principios,
como en
1881 ante las demandas del dictador
Guzman Blanco de Venezuela.
Recordemos,
sin embargo que en días más felices Darío supo reconocer y ponerse del lado de la justicia
política,
revelándose
superior
a
aquella «su lamentable
flaqueza humana.n50
El segundo período salvadoreño es quizá el momento
en que con mayor vigor arde en Darío el
fuego del altruísmo
y de la moral.
En párrafos introducidos
por apotegmas de filiación
martiana
y los cuales podría haber escrito el Maestro,
Darío condena la prostitución
periodística
en CLa misión de la prensan
(1890) :
La pluma es arma hermosa.
El escritor debe ser brillante
soldado del derecho, el defensor
y paladín de la justicia.
Son gloriosas
esas grandes luchas de la prensa que dan por
resultado
el triunfo
de una buena causa, la victoria
de una alta
idca. Por eso los que rebajan
pensamiento
y palabra en ataque:
desleales e injustos;
los que convierten
la imprenta.
difundidora
de luz, en máquina
exaltadora
de ruines pasiones; los cme hacen
de ese apóstol: el periodista;
un delincuente,
un pasqui&ro...esos
rebajan
la noble misión del escritor;
truecan el so!dado en bandolero.
49
Al fhal cle la terwra
wzci6n
dice:
«Así avanza la mrnsajera
I> de la luz
nn? la selva fiera / de nue~?ra América
Central...:
/ y saluda a Estrada
Cabrera
! . ..>
[POl?&P
complnla~.,
ed rit.. 1’. 1132.1
50 Torres Bodet, op. ch., p. 321.
51 Rubén
Dorio
criollo
en El Snlmdor,
pp. 198-199.
En el mismo periódico,
La Unión,
publica Darío estos apotegmas
de rectitud
moral:
tNo
en vano’ se
92
ASL-ARIO
Y. en el Sahador.
cuando ocurre el golpe de los Ezeta, contra la
autoridad
del presidente
Menéndez,
Darío, en lugar de ceder a la autoridad de los nuevos, y de acudir a la llamada
de Carlo- Ezeta. hu!-e a
Guatemala
donde escribe su <Historia
negra de los Ezeta», crónica condenatoria
de la ruin acción de los Ezeta. CLa verdad es -nos
explica en
pues Mesu Autobiografía
-que
yo e-taba satisfecho de mi conducta.
de adherirme
al
néndez había sido mi benefactor
y sentía repugnancia
iSerá
ello
quizás
un
poco
romántico
y
poco
círculo de los traidores.
(1,46) Similarmente,
en el mopráctico;
pero qué le vamos a hacer!,
mento de corregir
las pruebas de SU Viuje u Nicaragua
le «lle=aron
lanoticias
de los últimos acontecimientos
que han perturbado
la paz de
aquella República y producido
la caída del presidente Zelaya» (IIL1109).
En el capítulo XI de dicho libro Darío explica que no piensa suprimir
los elogios y sustituirlos
con críticas
(IIIJ109).
La actitud política
de Darío frente a la «tierra ardiente y fecunda»
está cifrada en las siguientes palabras:
«Yo he luchado y he vivido, no
por los Gobiernos,
sino por la Patria;
y si algún ejemplo quiero dar a
la juventud de esta tierra ardiente y fecunda, es el del hombre que desinteresadamente
se consagró
a ideas de arte...»j2
(111,1027-1028).
Darío es ante todo artista, y por lo tanto antepone el arte y la cultura
De allí que no es motivo de asombro que
a cualquier
otra consideración.
entre las últimas líneas que escribió,
en una evocación de Guatemala?
encontremos
la reiteración
cle la traxendencia
y primacía
de lo estético
y de lo cultural.
Al nombrar
a Guatemala
le viene a la memoria el recuerdo de artistas e intelectuales:
iLa tierra
a Joaquín
ASL-‘ARIO
3lARTI.4SO
laco Leonard,
almas todas
Piérides o con la protectora
que tul-ieron
que \er
Athenea
II, 883 I
9.3
con las ;w~tilc;
La geografía espiritual
centroamericana
del reino interior
de J)ari<t
culmina en una ensoriada concepción
del (<país del .sol». de «las ilusione.en flor, el trópico vibrante )- cálido. » como lo espre:aïa
en 11. tle G‘ilbert
(11:156).
En uPáginas de un libro inédito,
afirma:
«Centro yimérica,
tierra caliente, es país de poderosas imaginaciones
y grandes talentos. ESO
no es herencia de España, sino fruto del sol y del continente»
(el subra>-ado es mío). 53 Implícita
es en estas últimas palabras la relación entre
el conjunto
cultural,
la naturaleza,
las formas expresivas y los componentes ima$nísticos
de su «geografía
espiritual».
El encuentro centroamericano
de Martí se produce y se concretiza
de
modo análogo a pesar de móviles y actitudes antagónicos.
El nexo entre geografía
y arte es consciente según nos muestra su
confesión (1878) alusiva a Guatemala:
<Como gusto mucho de lo ancho,
de lo elevado y de lo vasto, y en nuestra América
todo lo es tal vez
abunden estas palabras repetidas...,
(XX, 40).
Estos dos epígonos del modernismo,
motivados
sicológicamente
de
manera distinta, reconocen así el idéntico y potente ascendiente sohre su
arte de la naturaleza
y la cultura;
ambos, por el camino de la expresión
artística se ubican culturalmente,
satisfaciendo,
en parte, si no del todo,
la pungente <nostalgia
de un origen.,
d’el Quetzal!
Ella, entre otros: acogió a Martí, arrulló
Palma, al ecuatoriano
Proaño,
al español Pujol, al po-
derrama, pues, la sangre en servicio de las grandes causas, por cada gota que
cae, devuelve la tierra un adalid destinado a sostenerla» (IV, 1073-1074). Martí
prodiga estas sentencias morales, mientras que en Darío aparecen con relativa in.
frecuencia. Compárese esta observación martiana: «El que vive de la infamia.
o la codea en paz es un infame. Abstenerse de ella no basta: se ha de pelear
contra ella. Ver en calma un crimen, es cometerlo» (V, 168).
52 En el mismo libro, El viaje a A’icaragua,
emite otros juicios peyorativos
sobre la política: «Hay que tener en cuenta que todos los escritores tienen necesariamente que ir a parar al terreno de las discusiones políticas. Los mejores
cerebros se han gastado así» (III, 1062) ; «iY la política? Yo no me ocupo ahora
en la política...» (III, 1082). Mucho antes -en 1886- había declarado su desprecio por los políticos: «La política es agua de pasto de todo Cristo en esta
tierra. Política por la mañana y política por la tarde... iDemontre con la política!
-iDe politicorum omnium, libera nos Dómine!» [Sequeira, Rubén Darío criollo,
página 2311.
X4RTIATO
33
Rubén
Darío
en Costa
Rica,
II, 52.
.
En carta dirigidn
a los eminentes martianos
Manuel Isidro Méndez,
.Manael Fedro González, Juan Marine110 y Gonzalo de Quesada y Miranda
solicitamos de ellos senda’s colaboraciones
en las que fueran tratados estos
dds puntos: 4. Conclusiones
a que ha llegado en sus estudios martianos.
Visión de Martí que se desprende
de esos estudios. 2. Cuestiones
más
importantes
que a su juicio deben investigurse
en el futuro.
Guía para
investigadores
jóvenes.,
El ensayo del doctor Marinello,
tan abarcador
no obstante su tema específico, hizo innecesario
un trabajo suyo especialmente dedicado a desarrollar
esas cuestiones.
Méndez y González
responden a su vez, en las páginas que siguen, más 0 menos ajustados
a
los dos puntos de nuestra petición, pero en todo caso aportando
los frutos
de su larga y autorizada
dedicación
al estudio de José Martí, con pahbras de maestros que merecen nuestra mayor atención y gratitud.
PALABRAS
DE MANUEL
ISIDRO
MENDEZ
apuesto que tenemos voluntad, criterio e imaginación, sírvannos los tres: la imaginación para crear,
el criterio para discernir y para reprimir la voluntad.,
(1876-Martí-T.
50-11)
Creada la república, durante los primeros estudios de la vida y obra
de José Martí hubo un aniversario en el cual los que menos se habían
interesado y hasta los que abiertamente los desdeñaban, en nombre de
la patria y por la buena memoria del Apóstol, se manifestaron opuestos
a lo que calificaban excesiva glorificación, porque, según decían, lo ridiculizaba ante el mundo ilustrado. Ignoraban los dictaminadores que
aquel entusiasmo no era más que la lenta elaboración de los valores
verdaderos del grande hombre, que, en fin de cuentas, son los pueblos
-y no los eruditoslos que inspirados por su ingenuidad desinteresada
-voz del pueblo, voz del cielo- configuran sus hombres históricos.
*Las grandes personalidades
-escribe
nuestro héroe, referente a
Juárezluego que desaparecen de la vida, se van acentuando y condensando; y cuando se convoca a los escultores para alzarles su estatua, se
ve que no es ya esto tan preciso... porque se han petrificado en el aire
por la virtud de su mérito, y las ve todo el mundo... Otros hombres famosos, todo palabra y hoja, se evaporan. Quedan los hombres de acto;
y sobre todo los de acto de arn0r.n Y así está: en el aire de Cuba y del
mundo, la imagen del hombre de infinitos actos de amor, tan acentuada
y condensada, que nad’ie logrará alterarla.
(
98
ASU4RIO
JIARTI~O
II,,.El empeño apasionado de recordar al Ap&tol --respondimos
cotroc- no es en Cuba *palabrero mimetismo*, como en prédica negativa
ie ha dado en decir. sino efecto del poder emocional y comunicativo.
aleccionador y consolador que producen SUS doctrinas.
<Aceptemos que los pícaros tomen su nombre como escudo. lo cual.
clicho sin paradoja, constituye también un modo de honrarlo, porque.
implícitamente, lo reconocen cifra y compendio de Ia5 virtudes que netoritau aparentar. Mas, aceptemos igualmente que los hombres de saber.
cuaudo más depurado lo posean con más reverencia lo citan y ensalzan:
convencidos de que en escritores de habla española, muy raramente
Irallarían número más cuantioso de pensamientos de valor universal, tan
bella y profundamente concebidos, ni con tanta ternura y brevedad expresados.
aTenemos que llegar, de una vez, al convencimiento de que Jo-6
4Iartí no es uno más en ninguna de las cuestiones que trate, y de modo
singular, de las éticas, en las que alcanza aquella gracia divina que
Platón advertía en ciertos seres privilegiados».
Lo expresado, atento a una cualidad eminente de Martí, no es más
que parte de las varias conclusiones a que hemos llegado en los distinto.<
aspectos que hemos estudiado del pensamiento de la personalidad rná$
sobresaliente de América, que él presumió en Bolívar.
En cuanto a &uestiones más importantes que deben investigarse en
el futuro. Guía para investigadores jó\ene~», ‘~1 que por inclinscibu
natural o afán de certeza lo que escribimos generalmente tiene carácter
examinador, por experiencia, para el limpio conocimiento de] Apóstol.
recomendaríamos la lectura meditada de su obra y, con especial ahínco.
de sus cartas, apuntes y fragmentos, dedicatorias y escolios en libros propios y ajenos, cuyo rendimiento sería la historia de su existencia sin presupuesto infundiosos. No será poco necesario conocer lo que de su persona y hechos opinaron los que lo conocieron; y los comentarios posteriores a su sorprendente caída en Dos Ríos pues les explicará el origen
de muy significados tópicos, que de vez en cuando, la mala información
revive.
Tal el que originó Rubén Darío, en la solemne necrología que ita
ofrendó, en 1897, al saber su muerte, cuando no conocía sino muy escasos trabajos poéticos de Martí y por eso fue su juicio somero y casi
negativo. En 1913, lo rectifica ensalzándolo al máximo como poeta...
pero los críticos segundones, que habían estereotipado, como artículo
de fe. la infundada apreciación rubendariana, ignoraron la rectificación.
-4SUARIO
K4RTIASO
99
En 1919, ~nannnto dijo a Gonzalo Aróstegui:
ame interesa, en fin.
mucho Martí, y pieE
dedicarle como escritor y pensador -sentidor
algunos comentarios, que daré en La Nación
tanto o más que pensadorargentina,, pue esa eutrapelia, tan de Don Miguel, sirvió para cuestionar la valfa del Apóstol como pensador y filósofo.
A Regino E. Boti le pareció -Revista,Cubanq
1938- que *su cultura era más dilatada y múltiple que intensa y profunda= (parecer que
y pronto los raqueros de letras desfiguraron el juicio.
no compartimos),
En su testamento literario consta: atengo mucha obra perdida en
periódicos sin cueuto. A unque se hallaron los 111 artículos de Sección
Constante, de La Opinión Nacional caraqueña, y varios más de periódicos mexicanos y de otros países; el acopio de los que faltan, es quehacer
recomendable.
No debe ohidarse que la mayor partes de sus escritos, fueron publicados sin su revisión-,
y contienen descuidos de tanta importancia
como revelan las indicaciones que para evitarlos, hace insistentemente
a Quesada y Aróstegui y a Mercado. Ejemplo: la que a éste señala deI
edificante Análisis del carácter del Presidente Arthar; por cierto, tan
equilibrado, que debiera servir de modelo a los que, con suma ligereza.
aplican, como inconcuso, el capcioso psicoanálisis
Y, pues, no desvía el
tema y a todos alecciona, leámoslo: «no me diga pesado: pero ino le da
lástima ver que todo mi afán para encajar con arte ideas esenciales y
útiles se pierde por increíbles descuidos del caballero encargado de la
corrección?
Yo no uso palabra en que no procure poner especia1
significación y peso, de lo que viene que cuando la palabra queda cambiada o incomprensible, o la puntuación alterada. parece artificioso
y
finchado lo que de otro modo pudiera parecer sincero y artfstico. iDios
me guarde si me han de juzgar por aquel pecodo de Arthur!>
&i la palabra queda cambiada o incompresible, o la puntuación
alterada, parece artificioso
y finchado, lo que de otro modo pudiera
parecer sincero y artístico,.
palabras cambiadas, puntuación alterada
Y la incapacidad de apreciar el vuelo sin par de la prosa y el verso martianos son loa que fomentaron el tilde de obscuridad, que inició Calcagno.
Y repercute en casosde simple alcance sintáctico: v. gr: acardo ni oruga=, ceJ canario amarillo,, nnuestro vino, de plátanos, etc., etc.
De *cuando Ia palabra queda cambiada,, en nuwtro libro Martí Habana, 1941,- como posibles erratas, entre otras palabras, incluimos el
substantivo SOCIO
del penúltimo verso de h estrofa final del extraño, pero
magnífico poema XLV, de Yersos Sencillos; donde el poeta con la puntuación distribuye en los octosílabos las palabras esencialesen ritmo y
100
ANUARIO
MARTIANO
color, con tal sapiencia, que comunica el mismo afán de premura y acción,
que promueve a los hombres de mármol:
Echame en tierra de un bote
el héroe que abrazo:
me ase
del cuelio:
barre la tierra
con mi cabeza: levanta el
brazo, el brazo le luce
lo mismo que un sol!: resuena
la piedra:
buscan el cinto
las manos blancas: del soclo
saltan los h,ombres de mármol!
Como nuestra creencia de que SOCIOera por errata soplo, fue desfigurada, v +ene al caso, redeargüimos en busca de la razón que nos convenza de que quien escribió que <Hidalgo, de un vuelo de la sotana y
Bolívar, de un rayo de los ojos, San Martín, de un puñetazo en los Andes
sacudían del Bravo al Quito» ; que Lafayette, de un centelleo de su
espadarecoge la columna dividida; que un bufido del honor echa astrás
a los hombres de rebaño; el que va de N. York a Santo Domingo, en
un aliento, no pueda hacer saltar del soplo del brazo, que le luce lo
mismo que un sol, y con más sindéresis,puesto que soplo tiene acepción
de fuerza y de instantaneidad’, que es como evidentemente lo escribió
quien tanto ha demostrado conocer su lengua, y quien usa proféticamente la misma palabra aludiendo a la independencia de Cuba: ume parece que de un soplo mío dependerá un día su libertad2 (a Mercado -6-VI-1878).
Los hechos y escritos del mártir de Dos Ríos llevaron vías tan acor.
des que la una trasunta la otra y aunque en algunos momentos hay cambios substanciales-como en Abdala en que comparte el odio y el rencor,
y por entonces también una discordia familiar le sugiere el suicidio-,
deben considerarse episódicos, porque desaparecen en El Presidio.
El
pensamiento martiano lo concentran tres épocas, bien definidas, en lo
político, literario y filosófico.
Es, la primera, de precocidad, exaltación, anhelo de situarse en un
mundo que choca con sus tempranos ideales de libertad y justicia. El
encarcelamiento le hace presente que ‘por el dolor se entra en la vida,,
empero Martí eleva la proposición de su maestro Mendive, a regiones
transcendentes,con serenidad calderoniana, insólita a sus años: SNunca
como entoncessupe cuanto el alma es libre en las amargas horas de la
esclavitud.. El presidio es la revelación de su alto destino.
ANUARIO
MARTIANO
101
Abarca el segundo periodo desde El Presidio a la concreción del Par.
tido Revolucionario Cubano. La cultura ha seguido modelando su espíritu4
no aplacándolo sino dándole ampliación de universalidad.
Siente la urgencia de escribir El Concepto de la Vida, que no realizó;
mas, ese libro examinador y confrontador de su mundo con el que las
convenciones de los hombres han falseado, avalora toda su obra, como
servicio humano, con tal equilibrio y pulcritud que jamás interés alguno
de&a a la razón de su rígido concepto de lo justo y decoroso.
Con la concreción del Partido Revolucionario Cubano, magno ante;
cedente de la libertad de su patria, empieza la tercera época. Lo que
hace, escribe y dice, tiene misteriosas resonancias extraterrenas.
Pero, si no se recuerda este proceso ideológico, que refleja su tiempo,
fácilmente pueden cometerse anacronismos y contradicciones.
En la biblioteca de la Sociedad Económica, existía hace años un ejemplar de EJ Presidio Político
en Cuba,, con enmiendas, de Martí, y por
él dedicado a Gabriel Millet, del cual ejemplar anotamos las correcciones
porque nos comprobaban, una vez más, su rara aptitud literaria. El
ejemplar no se encuentra ya en la misma bibloteca, y como cuanto atañe
al Apóstol nos importa, las mencionamos sirviéndonos del Vol. 1-1936
edición Trópico.
En la página 55, del segundo párrafo, tachó humana, que contradecía
su definición de la naturaleza.
De la página 64, párrafo quinto, suprimió debilisimos
que quitaba
gallardía a la prosa.
La corrección más importante figura en la página 79, párrafo quinsto,
que borra aiSiempre
sangre ! El cólera cargaba esta vez su espalda en el
presidio politice de Cuba, -que implica suprimir lo redundante y hasta
declamatorio, que tras la prosa fricativa del párrafo, empobrecía el contraste emotivo de la inesperada gota de sangre que, de vez en cuando, se
destilaba.
Finalmen’te, mientras lleguemosa una edición definitiva de José Martí,
a los estudiososjóvenes corresponde, con el ejercicio del propio razonamiento, realizar todo lo que falta, a mayor ensalzamiento del legado inmortal.
Habana,
1968.
PRONTUARIO
DE TEMAS
MARTIA&OS
RECLAMAN
DILUCIDACION
QUE
POR MASLYEL PEDRO GQNZÁLIZ
se
Sobre la personalidad
de José Martí J su ingente obra literaria
ha escrito mucho, pero los estudios idóneos v agotadores
son muy esca.
en los últimos veinte o veinticinco
sos. Los más valiosos han aparecido
años. La mayor parte de las monografías
más elucidantes
al igual que
las exégesis técnicas se han escrito en inglés, francés, italiano,
alemán y
ruso. Ahora que por fin la Biblioteca
Nacional
de Cuba ha organizado
la <Sala Martí,
en la que se reunirán
los materiales biblográficos
indispensables -biblografia
activa y pasiva de José Martídisponemos
ya
de un centro de investigaciones
tanto como de información
que permitirá
realizar
estudios serios y definitivos
sobre esta máxima figura del pensamiento y de las letras hispanoamericanas.
Porque José Martí es sin
discusión
posible el prosista de mayor talla y el pensador más originar
y de mayor ejemplaridad
que el Iberoamérica
se ha producido.
Su ideologia múltiple
es tan actual y valedera hoy como hace ochenta años, y
tendrá vigencia rectora para las generaciones
futuras. El contenido
ético
de su obra es ecuménico y podemos augurar que no envejecerá, cualquiera
que sea el rumbo que la humanidad
prefiera seguir --ya sea el marxista,
el democráticocapitalista
o el socialista moderado.
La moral de Marti
es de aplicación
y sentido universales porque está indemne de dogmatis-
.
104
~UARIO
MARTIANO
mos limitadores y de prejuicios religiosos, raciales o clasistas. De los infinitos apotegmas en que la acuñó dijo Emil Ludwig:
Centenares de aforismos en tal esti’o vigoroso y penetrante, que
bien pudieran ser de Nietzsche, han sido recogidos en una magnífica
colección de susobras, y de ser traducidos, serían por sí solos suficientes
para convertir a Martí en el guía espiritual del presente momento del
mundo.
NC se encontrará en lengua española un prosista de pensamiento tan
aristado ni que tantas facetas -tidas virtuales y sagaces-- nos brinde.
Porque este hcmbre tierno, altruista y genial, en cuanto hombre, era
nn libestador transido de ansias redentoras, con vocación de inmolación
y sacrificio, dispuesto siempre al holocausto en beneficio de sus semejantes; pero en cuanto escritor, era un esteta0 esteticista a quien el #amor
doloroso a la belleza. no lo desamparó nunca. De ahí la multiplicidad
de direcciones en que su ideación se ramifica y proyecta. su Pensamiento
es una especiede rosa náutica intelectual que señala todos los rumbos de
la vida y de la muerte. Su lectura consuela y edifica como una plegaria;
su contacto espiritual no sólo instruye y conforta sino que nos ilumina el
I
sendero y nos guia a puerto seguro. En lengua hispana no existe mas
eficaz orientador, ni más sapiente conductor espiritual, ni mentor más
lúcido y genial, lo mismo en todo lo atingente al arte que a las cosas
prácticas de la vida.
La vida de Martí y su actividad revolucionaria como organizador y
libertador cubano son las dos facetas de su personalidad mejor investigadas hasta hoy; mas lo que podríamos Ilamar axiología martiana, o sea
el estudio y análisis profundo de sus valores filosóficos, éticos, religiosos, estéticos, políticos, ,económicos, étnicos, sociales, etc., apenas se ha
iniciado. Por eso me propongo indicar aquí un repertorio de temas y aspectos de su pensamiento y de su escritura inexplorados hast; ahora 9
apenasentrevistos que demandan exégesisdilucidante y exhaustwa. Martl
interesa mucho a los estudiantes avanzados en paísesno hispanos y a no
pocos especialistasen estilística y profesores universitarios que difícilmente puedentener accesoa la bibliografía pasiva martiana. A estosestudiosos
extranjeros están principalmente dedicados estos apuntes y Ias apostillas
orientadoras que contienen. Sobre Martí se han escrito ya muchas tesis
doctorales en diversas lenguas y podrían escribirse quince o veinte más
sin duplicar o repetir nada de lo ya debidamente explorado. Casi todos
los temas que a continuación señalo dan materia para una tesis doctoral
si se les escudriña con talento y propósito agotador. He omitido de este
ANUARIO MARTIANO
105
inventario de temas por estudiar todavía. todos los que ya han sido peritamente examinados y calibrados. En la nómina que aquí ofrezco hay
algunos a medias columbrados y epidérmicamente comentados ya por
algún martista, pero ninguno ha encontrado todavía el parafraste idóneo
que agote su contenido.
El orden en que aparecen apostillados estos motivos no implica jerarquía ninguna respecto al mérito íntrinseco de los mismos. Los anoto
conforme se me van ocurriendo si7 otra nauta ni intención valoradora
que la simple asociación de ideas. Todos -son igualmente significativos.
La diferencia y la categoría o trascendencia dependerán del exégeta. Para
un economista o un sociólogo,
pon=;amos por caso, las ideas estéticas y
la teoría literaria
de Martí no pueden tener el mismo valor que sus ideas
económicasy sus conceptos sociales. Lo que al crítico literario 0 al estudioso de la estilística interesa y seduce dejará indiferente y frío al historiador y al etnólogo. Aquí hay para todos los gustos y preferencias.
Ningún espíritu honrado y sincero que se aproxime a Martí con amorosa
intelección saldrá defraudado.
Amor a Za naturaZeza. Este sentimiento permea toda la obra CFe
Martí.
Quizás no se encuentre en lengua españolaotro escritor o poeta en cuya
obra la naturaleza alcance tan alta significación. Ella es la base de su
doctrina o creencia religiosa y figura prominentemente en su poética.
Nadie hasta ahora ha parado mientes ni ha escudriñado con seriedad este
tema.
Don profético y adivinatorio.
La capacidad de prever y adivinar se
dio en Martí en grado excepcional y puede -y debe- comprobarse en
infinitas ocasiones en sus obras. Esta facultad de intuir y presagiar lo
venidero alcanza en él caracteres mediúmnicos o délficos a veces, y se
da tanto en el orden personal como en el general. El único estudioso de
Martí que reparó en esta gracia sin detenerse a investigarla fue Ezequiel
Martínez Estrada en su libro Martí revolucionario.
Tropologia.
La trbpología martiana es riquísima y de noble categoría poética siempre, sobre todo su simbología. Es el único aspecto di
su arte poético que cuenta con un estudio técnico docto y agotador:
Símbolo y color en la obra de José Martí, por el profesor Ivan A. Schulman, publicado por la Editorial Gred’osen 1960. Pero este estudio ejemplar se limita a la dilucidación de la simbología únicamente, y al color
empleado en función simbólica. El resto de la tropología -imágenes, similes, metáforas, alegorías, construcciones alegóricas, etc., -permanece
inexplorado y a la espera de un escoIiasta perito que lo analice. Aun
106
.4ZL:.4RIO
ll 4RTL4SO
<Ientro del radio simbólico habría que indagar más las varianta semánticas de ciertos símbolos favoritos y muy reiterados por Martí.
La obra del doctor Schulman es de carácter general p no ahonda lo
-uficiente en la proteica semántica de ciertos tropos de máxima significa(,i6n que se vinculan estrechamentea la wpiritualidad de Martí, a SU perwnalidad moral: a su idealismo filosófico, y aun al sesgo positivista
y
pragmático, aparentementecontradictorio, de SU ideación. Pienso en simbolos tan iterados y tan fecundos en variantes semasiológicascomo.*luz»
.
y *alao, por ejemplo, empleadossiempre para signl‘f’P.X~ valores esplrltuales; idealistas, elevados: puros, bellos, etc., y en contraste, su antípoda.
-raíz» que clenota la tendencia martiana a enfocar la realidad material
la vida política ! la actividad económica con sentido positivista
y pragmático. Otro símbolo que amerita y aun requiere más cumplida
indagación es «Ópalo» que Martí dota de múltipes acepciones todas referidas al carácter, al estado de ánimo y en general al espíritu. aOpalo)>
es un símbolo cromático de filiación parnasiana, pero las variadas acepciones que en Martí reviste SOU anti-parnasianas porque son subjetivas y
1íricas siempre.
La poética que Martí nos dejó es la más
Poética y teoría literuria.
copiosa y refinada que pudiera encontrarse en lengua española. NO creo
que exista otro poeta o prosista hispano que tan prolijamente haya documentado su teoría literaria sobre el arte de la prosa y su concepto de la
poesía en verso. Para Martí, prosa y verso eran dos formas diferentes
de poesía, pero ambas de idéntico rango artístico. El cúmulo de postulados teóricos que sobre ambas expresionesnos dejó es realmente asombroso, pero no solamenteno se ha estudiado técnicamente este venero teórico
.+o que ni siquiera seha recogido del todo. El día en que se reúnan todos
suspreceptos teóricos tendremos el cuerpo de doctrina líteraria más cuantioso y refinado que en español se haya escrito. Gran parte de ellos permanece disperso en sus crónicas y ensayos críticos, en SU verso, en su
epistolario y en los Cuadernos
de ‘apuntes y Fragmentos
que para su
personal uso anotaba festinadamente a medida que las ideas sobre infique reparó
nitas materias adquirían conciencia en su mente. El primero
en la jerarquía estética de estos postulados y aun recopiló gran número
de ell’os, fue su más genial discípulo, Rubén Darío. En el primero de
10scuatro artículos titulados SJoséMartí poeta, que publicó en La Nación
de Buenos Aires, en 1913, Darío transcribe un largo repertorio de estos
cánones estéticos. Cuarenta años justos habían de transcurrir antes de
que ningún crítico volviera sobre el tema. En 19.53,el profesor argentino
Alfredo’ A. Roggiano publicó su excelente estudio «Poética y estilo de
.4XUARIO
MARTIl‘i(l
107
José Martí:. que enriquece la recopilación hecha por Rubén Darío. (Los
-endos estudios de Darío y Roggiano, juntos con otras muchas exégesis
\aliosísimas de Martí, aparecen reunidos en el libro Anto&k
critica de
losé Martí, México, Editorial Cultura, l!XO, compilada, prologada y anotada por quien esto escribe). Por último, en la tercera sección titulada
CTeoría y expresión literariasn (pp. X-301) del libro Esquema i&m
lógico de José Martí, selección, prólogo y glosas de Iván A. Schulman
y Manuel Pedro González, dado a luz por la editorial mexicana precitada,
en 1961, se recoge la más abundante colección de estos postulados que
hasta hoy se haya publicado, pero repito que aun ésta podría duplicarse.
Urge, pues, completar esteesfuerzo compilador, y sobre todo, necesitamos
la interpretación perita de esta prolífica estética literaria que sólo un
técnico de la estilística podría escribir.
.
El panorama
cultural.
Muchos hombres de talla que conocieron a
Martí y pudieron conversar con él han aludido a su asombrosa cultura,
a su erudición y a su prodigiosa memoria. En sus eskrítos Martí, lejos
de prodigar estos dones, los escatima y omite. El tenía demasiado que
decir y su pensamiento era demasiado autóctono para entretenerse en
citar conceptos ajenos, y exhibir su muestrario erudito. Sin embargo,
cuando lo leemos in toto nos sóbrecoge y nos pasma el caudal de lecturas
y conocimientos que atesoraba. iCómo y cuándo pudo leer tanto este
hombre de salud escasa,eterno galeote de la pluma para mantenerse y
ayudar a su familia, y consagrado de por vida a la tarea de libertar a su
patria, muerto a los cuarenta y dos años? Leyó mucho en seis o siete
lenguas -làtín, español, inglés, francés, italiano, portugués y alemán.
Su curiosidad intelectual y su cultura eran ecuménicas. Su interés no se
limitaba a las disciplinas humanísticas sino que se extendía a las ciencias,
la economía, la antropología, la educación, la política, etc. De gran
provecho sería un estudio que analizara este cuantioso acervo cultural
sólo aludido hasta ahora. Quien lo intente debe tomar muy en cuenta
los dos libros precitados, Cuadernos de apuntes y Fragmentos
(~01s. 21
Y 22 de las Obras completas, Editorial Nacional de Cuba, 1965. La
colección consta de 27 VOLT y es la más completa que hasta ahora tenemos). Estos dos tomos son una cantera inagotable que nadie ha escrutado todavía. El & que se haga el escrutinio docto de estos dos
tomos hasta ahora desdeñadospor los críticos, tendremos una imagen
agrandada Y más auténtica del saber y la cultura martianos.
El pensador.
Mart.1 no era un filósofo en el sentido académico del
término, por más que leyera mucha filosofía y durante SU estancia en
Guatemala tuviera que enseñarla. Las especulacionesmetafísicas, laS
108
.4SL’IRIO
MARTLLVO
e-scuelas y sistemas no le interesaban gran cosa. En filosofía como en
religión y en otros campos era un ecléctico. Con su peculiarísima capacidad de síntesis lograba conciliar y sincretizar las concepciones más
dispares. De todos los credos, ya fuesen religiosos o filosóficos, aprovechaba lo que le parecía más fructuoso y loable, y más en armonía y
conformidad con la razón. La razón ocupa en la axiología martiana, especial categoría. Es el tamiz o crisol por el cual debían pasar los dogmas
y credos, las teorías y concepciones, y si no resistían el análisis, 10s
desechaba. Pero si no fue un filósofo ni concibió ningún sistema, ni se
afilió a ninguno era, sí, un pensador vigoroso y original como POCOS.
Su pensamiento se abre y ramifica en múltiples direcciones y en todas
dejó huella porque su mente era poderosa y no aceptaba inerte y pasivamente ideas ajenas por más prestigiadas o consagradas que estuvieran.
Lo primero que en este campo habría que hacer es deslindar el problema de las influencias, por muchos mencionadas, pero no estudiadas
adecuadamente por nadie. No hay duda de que en su adolescencia y
juventud dejó huella el krausismo, tan en boga entre los intelectuales españoles liberales y republicanos de la época desde que Julián Sanz del
Río lo importó de Alemania, sobre todo los vinculados a la Institución
Libre de Enseñanza. Pero a medida que su mente se cultiva y madura
se atenía al ascendiente del Krausismo y se acentuarán otros influjos tales
como el del estoicismo, el neoplatonismo, el arousseaunismon
(del cual
se siente divorciado en ciertos aspectos, particularmente
de las ideas de
Rousseau sobre Dios y la religión), el darwinismo, el socialismo, el idealismo, el cientificismo, el positivismo, el materialismo, y el pragmatismo
De todas estas concepciones pueden encontrarse vestinorteamericano.
gios en sus escritos; mas aquélla que más parece haberlo atraído y a la
que más fiel se mantuvo fue el espiritualismo.
Muchas de estas escuelas
o sistemas son antitéticas entre sí, y el lector poco enterado del pensar
martiano se sorprende de verlas conciliadas y actuantes en él. Ya se
dijo -y hay que repetirloque Martí no se pliega ni se adhiere incondicionalmente a ningún dogma ni sistema. El es ecléctico y puede sincretizar los principios más opuestos. SU pensamierrto adquiere progresi.
vamente su sesgo pragmático, porque este poeta y espiritualista convencido es, a la v-ez, un hombre de realidades concretas, un luchador denodado
que aspira a mejorar y superar las condiciones en que viven los pueblos
de su América. De ahí la importancia de sus ideas económicas, políticas,
sociales, etnológicas, religiosas, educacionaIes, etc. En todos estos campos
aabrió surcos. SU pedagogía es de una actualidad y vigencia clarividentes y salvadoras. Defendió con tenacidad la enseñanza laica, absolu-
NiuAruo
MARTIANO
109
tamente divorciada de dogmas, científica, obligatoria, universal y gratuita, impartida exclusivamente por el Estado. La educación para él era
un derecho natural del individuo, de todos los niños y ciudadanos, sin
distinción de sexo, raza, color o clase social, y una obligación ineludible
del Estado. El único pueblo de su América que hasta el presente ha
puesto en práctica este programa docente es la Cuba socialista. Esta es
la más hermosa conquista de la revolución cubana hasta el presente.
De especialísimo interés son laa ideas religiosas de Martí, sólo en
parte recopiladas en el consabido libro Esquema ideológico (pp. 457.
497), y por nadie estudiadas a fondo hasta ahora. En varias ocasiones,
quien esto escribe ha indagado y comentado la religiosidad martiana.
Lo mismo hicieron Emilio Roig, Juan Marine110 y Angel 1. Augier, pero
el estudio totalizador y profundo del tema está por hacer todavía, y urge
que alguien lo emprenda.
Dada la pluralidad de campos en que el pensamierrto martiano ae
proyecta, y la originalidad y validez de SUS cogitaciones en todos ellos,
es imposible abarcar en un solo estudio las múltiples vertientes de su
pensar. Necesario será parcelar este análisis en sendas monografías. De
excepcional valía sería un estudio que dilucidara sus conceptos sobre
Dios, la vida, la muerte y la trasvida, todos ellos vinculados a su concepción religiosa de viso panteísta. En tal disquisición habría que deslindar influencias de varia índole cuyos vestigios son ostensibles en sus
meditaciones. Además del de los Evangelios cristianos habría que indagar el influjo de la filosofía y religión brahmánicas, el muy intenso que
el budismo dejó en él, el de la teosofía, la metempsícosís y el espiritismo.
En su juventud parece haberse interesado en el estudio de todas estas
doctrinas, y todas dejaron huella en él.
Importancia ética y estética del dolor. El sentido heroico que de la
vida tenía Martí, su exigente concepto del deber y la capital significación que al dolor le concede están estrechamente relacionados entre sí.
Martí es uno de los estoicos de mayor alcurnia intelectual y moral que en
nuestra lengua han escrito, pero su concepto del dolor trasciende aquella
doctrina lo mismo que la resignación cristiana, y por supuesto no tiene
vínculo ninguno con la =posen romántica. El dolor en Martí adquiere
a veces valor de .catharsrsn, en el sentido aristotélico del termino, en
tanto que en otras ea una fuerza creadora. Para Martí el dolor ennoblece
y purifica, inspira y eleva. Numen y crisol. Este sentimiento alcanza
en él mayor categoría espiritual y estética que en ningún otro escritor
hispano. A primera vista, el lector poco enterado creerá descubrir una
raíz mística de oriundez indostánica en esta exaltación del dolor, o le
110
AXChRIO
MARTIANO
atribuirá
un origen o fundamento
mórbido
y psicosomático.
Tal interpretación
seria un error grave. porque si hay un espíritu equilibrado
ysano en el que la razón y la sindéresis no se eclipsan ni se inhiben jamás
es el de Martí. La categoría espiritual
y estética que le-reconoce
al dolor
de los ascetas españoles o
guarda cierta afinidad con la <via purgativa,
con la aredención por el dolor,
de los místicos rusos, pero las trasciende
;< las dos al aríadirle el atributo estético -ausente
en el caso de los asceta.
y místicos citados. A su manera, Martí era también un místico -sin
Dio:.
..in dogma y sin ritos. En todo caso podríamos
decir que era un místico
de Ia naturaleza
que en él aparece poco menos que deificada.
En su
filosofía de la vida, el hombre no sólo está inmerso en ella sino que es
parte de ella, y su más compleja creación. Amaba a los hombres con un
amor desengañado
y doloroso
porque fue víctima de ellos muchas veces
-víctima
de su egoísmo, su envidia, su ingénita
malevolencia
y mezaE hombre es feo, pero la humanidad
es herquindad.
Por eso dijo:
mosa». Su filantropía
no reconocía
límites ni cejó hasta inmolarse
en
Su concepto del dolor está, pues, estresu heroica vocación
redentora.
chamente vinculado
a su experiencia
vital, a su disposición
filantrópirn
De ahí que la muerte tuviera para él la
y a su inclinación
al sacrificio.
significación
de premio,
triunfo
y corona.
El concepto de Ia muerte. He adelantado
el tópico, pero es necesario
ampliar lo dicho. Esta es una de las aristas más insólitas y trascendentes del pensamiento
martiano
que nadie ha estudiado.
El concepto que
de la muerte tenía era singularísimo
y por ello difícil de entender para
el lector común. Como en el caso del dolor, en Martí se percibe una
especie de regodeo en la contemplación
de la muerte. Un juicio apresurado identificaría
esta actitud con la de los místicos españoles tan bellamente expresada
en los famosos versos: aVen muerte tan escondida
/
que no te sienta venir, / por que el placer de morir / no me vuelva a
dar la vida...b Pero esta analogía
es sólo aparente.
La muerte en los
místicos tiene también el sentido de evasión (como en Martí),
pero su
anhelo de ella está dictado principalmente
por el ansia de fundirse con
Dios e integrarse
en El. El semido que en Martí tiene este sentimiento
es mucho más complejo.
LOS místicos la consideraban
como puente o
via mediante
la cual el alma akanzaría
la apetecida
identificación
o
fusión con Dios. NO está ausente tampoco esta concepción
en Martí:
Así definirá:
aLa muerte es vía y no términos,
y repetirá
el concepto
en variadas formas. La discrepancia
con 10s misticos consiste fundamenmlmente
en la diversa noción religiosa
tanto como en Ia opuesta idee
que de la vida terrenal
tenían.
Para los místicos, la vida verdadera
ANUARIO
3fARTIANO
111
comenzaba
después de la muerte cuando el alma alcanzaba
la unión
definitiva
con su creador.
La permanencia
en la tierra era soló tránsito,
lugar de expiación:
oportunidad
para ganar la gloria eterna mediante la
oración,
el amor divino y las prácticas religiosas.
Nada de esto tiene
significación
para Martí porque su concepto de la vida y del numen o
principio
creador es antípoda del dios hebreo-cristiano.
Para Martí, hombre inmerso en las doctrinas
científicas
y filosóficas
de su época, eta
vida es una realidad
trascendente
en sí misma a cuyo embellecimiento
y superación
debemos cooperar todos. Pero admitía una vida o existencia
post-mortem,
atarea nueva,.
La muerte es, pues, tránsito o camino hacia
aquel otro aquehacer,
en el cual creía firmemente.
Mas en su caso, la
muerte es también
liberación,
término
al sufrimiento,
y a la vez, prcmio, galardón y lauro. Por eso la cortejó y exaltó tanto.
Hablaba
de ella como si fuese una dilecta novia a ala que hay que
esperar con un beso,. En su concepción
de la muerte entran factores
varios: la vía dolorosa
que fue su existencia, su filantropía,
su ametafísica», y posiblemente
influjos brahmánicos,
budistas y místicos de varias
cuIturas.
El amor, máxima fuerza creadora.
La pasión por la naturaleza,
la
libertad,
el decoro del individuo
y el amor constituyen
las cuatro piedras angulares
sobre las cuales descansa la ideología martiana.
El amor
_ en Martí adquiere visos y hasta trascendencia
metafísica, y reviste variadísimas significaciones
y formas.
Lo erótico y lo meramente
espiritual,
el cariño y la amistad, el deleite estético y la abstracta filantropía,
la
vehemencia
emotiva frente a la naturaleza,
el patriotismo,
la pasión de
la libertad, el ardor con que defiende a los humildes y aboga por la dignidad humana,
etc., no son más que otras tantas formas de amor. El
amor en Marti viene a ser lo que el éter en el mundo físico: el elemento
o esencia imponderable
que todo lo penetra v fecunda.
El lo preside y
pervade todo. Por eso exclamará:
UQuedan los hombres de acto; sobre
todo los de acto de amor. Sólo el amor penetra,, y este otro aforismo tan
revelador:
~NO merece escribir para los hombres quien no sabe amarlosu.
En la jerarquía
que Martí concede al amor podrían rastrearse
diversos
influjos,
tales como el platónico.
el neo-platónico
(especialmente
Plotino
y su émulo cristiano, San Agustín),
el idealismo
romántico,
etc. Huelga
aclarar que esta idea sublimada
del amor se funde en Martí con su acrisolada filantropía,
su concepto del dolor, su personal vocación
de servicio y su disposición
redentora.
112
ANUARIO
MARTIANO
Un aspecto o variante de su apostólico
altruismo
Indo y negrofilia.
y de su filantropía
es la tenaz prédica en defensa de los indios y los negros
que realizó durante SU vida. Eran 10s dos sectores étnicos más explotados,
vejados
y victimados que encontró en todas partes y en pro de ellos romaCon los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte
pió lanzas siempre.
echar,, dijo, y entre ellos, los más desvalidos y menesterosos
eran los
Por
eso
se
convirtió
en
paladín
denodado
de
ambas
indios y los negros.
razas. El tema ha sido rozado muchas veces y aun existen trabajos
de
cierta valía sobre él, pero necesitamos un estudio agotador
y profundo
que desentrañe
los valores de tan generosa y sapiente cruzada.
Epistolario.
Entre la pluralidad
de expresiones
literarias
que Martí
cultivó, la epistolar es una de las más bellas que pueden encontrarse
en
lengua española.
Martí escribe siempre ex abundantiu
cordis.
La espontaneidad
es aun mayor en sus cartas, y en los tres diarios
de viaje
que nos dejó, concebidos
y escritos como extensión
y complemento
de
la carta amistosa.
Estos últimos
incluyen
a ratos verdaderos
dialoguismos, forma expresiva a la que Martí era muy aficionado.
Los diarios
forman parte de su epistolario
y deben estudiarse
junto con éste, por
más que revistan cierta autonomía.
No sólo la intención
que los dictó
los colocan en el mismo plano
de las cartas, sino que el diapasón
estilístico es el mismo en ambos géneros. Por eso quedan aquí incluidos
como parte integrante
del epistolario.
Martí fue un epistológrafo
fecundísimo
y proteico.
Amaba la comuEra,
nicación
oral con seres queridos
y con intelectuales
de rango.
según el testimonio
de cuantos lo conocieron,
un conversador
brillante
y deleitoso.
Sus cartas a los amigos intelectuales
ausentes no son más
que la prolongación
del diálogo
vivo por otro medio o conducto,
diála franqueza
logo que de auditivo se torna visual. De ahí la naturalidad,
y el encanto insuperable
de sus cartas -principalmente
las familiares
y
amistosas.
Martí es un escritor de variados estilos.
Este don puede observarse en su epistolario
igual que en los tres diarios.
Estos últimos
han encontrado
ya dos comentaristas
muy sagaces -la
poetisa Fina
García Marruz
y la profesora
agregada
de la Universidad
de, Paris,
Claude Bochet-Huré,
pero el epistolario
permanece huérfano
todavia de
un estudio que escudriñe
y revele su belleza expresiva y su valia ética
y cogitativa.
Estilo.
Ya se aludió a la variedad
de estilo que en Marti se deacubren -en
prosa y verso. En este campo no tiene rival en lengua
española.
Las formas que su expresión reviste son infinitas
y todas refinadas, musicales y cromáticas.
Desde las prosas descriptivas
de luengos
ANUARIO
MARTIANO
113
tales como
párrafos y dilatada.. e sentencias, plenas de ritmo y colorido,
de la estatua de :a
*EI Centenario
de Washington > o <La inauguración
la prosa aforística
de sentencias
brevilibertads,
por vía de ejemplo;
simas y párrafos cortos empleada en <Emerson.;
o admirables
parodias
como .El centenario
de Calderónn
en que imita de modo perfecto
la
prosa barroca del siglo XVII,
hasta la expresión
aniñada y casi infantil
de los cuentos para los párvulos en La Edad de Oro, su pluma recorre
La misma diversidad
encontramos
en su verso.
toda la gama estilística.
Ismaelillo,
Versos Libres y Versos Sencillos
son tres libros escritos en
estilo tan desemejante que no parecen del mismo autor. El estilo en Martí
cambia no sólo con los temas sino con su estado emotivo.
Si aceptamos
la definición
de que ael estilo consiste en el uso subjetivo del lenguaje,,
Martí se nos aparece como el máximo creador de estilo que en español
se ha dado, porque nadie subjetivó
tanto la lengua como él.
Este tema cuenta ya con algunas monografías
técnicas y estudios de
mucha calidad;
pero son eso, monografías
sobre aspectos muy limitados
A los precitados en estos comentarios
y concretos de un tema amplísimo.
pueden añadirse varios incluidos
en mi consabida
Antología
crítica, un
libro de la profesora
Isis de Galindo
sobre los valores impresionistas,
tres estudios técnicos muy valiosos sobre sendos
de próxima publicación;
fenómenos de la prosa martiana
por el profesor italiano
de la Universidad de Florencia,
Giovanni
Meo Zilio, recientemente
traducidos
al español y recogidos
en el libro De Martí a Sabat Ercasty aparecido
en
Montevideo;
un ensayo del profesor norteamericano
Allan Phillips
sobre
Ia crónica
.El terremoto
de Charleston,;
una tesis doctoral
hecha en
Harvard
University
con el título de Verb Creation,
inédita todavia.
De
carácter estilístico es también la tesis doctoral
que en la Soborna viene
preparando
desde hace años la va mentada Mme. Claude Bochet-Huré,
inédita también.
Quedan, no obstante, gran número de vetas en el estilo
Esta es mina inacabable
de finísimo
martiano
no exploradas
todavía.
metal para los aficionados
a los estudios de estilística.
El léxico. El dominio que de la lengua hispana tenía Martí era asombroso y muy pocos escritores han empleado un tan cuantioso caudal de
voces.’ Su íntímo comercio
con los clásicos explica
esta riqueza
y la
precisión
y exactitud
de su vocabulario.
Pero Martí es, además, un
Amaba su idioma con pasión filial
innovador
y renovador
del lenguaje.
y se propuso enriquecerlo,
flexibiizarlo,
y dotarlo de la gracia, el colorido y la musicalidad
que el francés había alcanzado.
Por eso se convirtió en neólogo sin que su prosa se destiñera ni traicionara
nunca el
genio idiomático
y ni la gran tradición
clásica.
Dudo que exista en
114
41 C.4RIO
MART1.4XO
otro escritor de los últimos dos siglos que tanto haya innovado !
cluc tantos neologismoshaya introducido. En esto, como cn todo, fue re\ olucionario. Pero sus neologismos están siempre derivados peritamente
Tcomolo haría un filólogo, , según dice Gabriela Mitral en su penetrante
qan+ayoaLa lengua de Martín. (V. este agudo estudio en mi Ant&qia
-ritica
precitada.) En su época (18751895) prevalecía en castellano
una perniciosa anemia de valores poéticos. Tanto en España como en
América se cultivaba un casticismo raquítico y sin vuelo artístico ninnuno. Se escribía en una lengua mostrenca, atenta sólo a la propiedad
y a la corrección académica, pero desvitalizada y carente de originalidad y belleza. Martí fue el primer escritor que tuvo conciencia clarí‘ima del fenómeno y la volición -y el genio- renovadora. No era
un neómano caprichoso sino un instaurador sapiente que se propuso
remozar y enriquecer la lengua. Por eso introdujo miles de vocablos
nuevos necesariosderivados de otros ya existentes en castellano, del latín,
del inglés y del francés, principalmente. Despuésdel estudio de Gabriela
Xstral, uno de los más valiosos que sobre el tema se han publicado es
el de Herminio Almendros aMartí, innovador del idioma, (Casa de las
Américas, marzo-abril, 1967). Sin embargo, éstasy otras disquisiciones
uo hacen más que señalar la importancia del tema. El léxico martiano
carece todavía de, -y reclama- el estudio técnico y agotador que merece, y que sólo un filólogo perito en estilística podría hacer a cabalidad.
Predominio
de la razón. Ya se aludió este tópico, pero es necesario
volver sobre él porque reviste esencialísimasignificación. Este idealista
saturado de espiritualismo romántico era un temperamento lírico, y en
cierto modo místico, pero jamás se dejó guiar por impulsos o fantaseos
irreflexivos ni por el emocionalismo ilusorio. No era un racionalista en
el sentido filosófico ni se puede decir que se afiliara a esta escuela.
-Aceptaba la razón como suprema facultad cognoscitiva contra la cual
ningún principio, doctrina, precepto o creencia podía o debía prevalecer.
Por eso rechazó los dogmas, las deidades, y las cverdades reveladas»,
p acabó forjándose su propia concepción religiosa que era más una hipotesis que una fe, y en todo caso compatible con 10s dictados de la razón.
Este poeta idealista y místico era, al mismo tiempo, un hombre dotado
de una voluntad de hierro, regida siempre por el raciocinio, la sinderesis y la lógica. Pocas veces el idealismo romántico y el sentido realista
y práctico se fundieron tan cabalmente como en su caso. Su dialéctica
está por estudiar todavía, pues los intentos exegéticos que poseemosson
meros atisbos de muy escasavalía axiológica. Su ideario se fue apartando cada día más de las especukiones teóricas y metafísicas, y derivó
C21JafiOl
ASCARIO
X4RTI.4XO
115
Ilacia una especie de pragmatismo lúcido. Lo real p concreto, la vida
<‘on sus múltiples problemas --sociales, económicos,políticos, la cultura
! el arte, acabaron predominando en sus cogitaciones. Su actividad pen-ante se tornó más positivista y empírica en los años de madurez.
Podrían señalarseotras muchas facetas inexploradas o apenas entrevistas en la obra y el pensar martianos, pero no es posible alargar más
esta ristra de temas. La obra de marti es un cantera casi inagotable en
la que el estudioso puede entrar seguro de que encontrará preciosos
filones por nadie explotados todavía
l:niversity of
California,
Los Angeles,
California.
MARTI : POESIA
POR JUAN MARINELLO
Magnitud
José Martí es, como saben muchos, una de las figuras históricas más
.altas, puras, ricas y profundas de la América Latina. Su personalidad
se alza en la línea heroica de relieve continental en que aparecen Bolívar
y San Martín, Hidalgo y Morelos, Sucre y Toussaint Louverture, padres
de la independencia de sus pueblos y combatientes esclarecidose incansables en la guerra contra la dominación colonial. Por esa circunstancia
es Martí figura amada por todos los pueblos del Hemisferio y de modo
singular por el de Cuba, que le tiene como hijo ejemplar.
La diversidad de SUSfacultades dirigentes y creadoras, la permanente
recti.tud de su conducta, la inmedible riqueza de su pensamiento y sensibilidad, su capacidad asombradora para regir hombrea y esclarecer problemas primordiales, lo han hecho objeto de estudios y enjuiciamientos
notables, que analizan e interpretan lo mismo las caractersíticas de su
acción política que las modalidades de su obra literaria. La bibliografía
martiana es ya un valioso conjunto de aproximaciones a Ias esencias
del grande hombre.
LOSque se han asomado a la anchura oceánica de la producción del
libertador cubano saben bien que, no obstame lo mucho andado, el
ANUARIO
entendimiento
por
lograrse.
la estimación
pleno de su rol revolucionario
Y de su poder creador e-t,¡
Cada efuerzo
por definir su relieve e-xacto nos acerca d
integral que estamos esperando.
A eso tienden estas nota.pre]imiIlares.
por fuerza breve>. a una -lección
de zus poemas en la prestigiosa colección
de Poétes d’A~j~~&‘hui
dirigida
por el escritor Pierre
Seghers.
Quisiéramo;
que el lector frances penetrase la magnitud
del creador
;:ntillanO, cosa que no purdf> alcanzarse
si!r el conocimiento
de su obra
1.1, prosa, mlís extensa y varia que la que nos dejó en verso. Aunque a
cl10 tiende la excelente selección realizada
por Mas Daireau
en 1953
>. editada en la colección
de Obras Representativas
de la WESCO,
el
liempo transcurrido
y lo limitado
del tiraje mantienen
a Martí aislado
de una legua y de un pueblo que amó y admiró mucho.
Mientras
llega
la oportunidad
de dar a conocer toda su esc&ra,
recomendamos
a los
lectores de este libro una consideración
atenta del \~erso del libertador
cubano, siempre erguido, iluminado
y hermoso -y
el más hondo y luciente de su día en los momentos
culminantes-,
aunque muy teñido,
como ocurre en los grandes escritores, de las fuentes clásicas del idioma
y muy centrado: no obstante sus anchas perspectivas,
en las inquietudes,
angustias y esperanzas de su tiempo.
La vida:
revolución
y creación
Parece inexcusable
ofrecer un sobrio recuento
de la vida de José
Martí.
NO sólo importa para tener idea clara de su significado histórico
sino para entender
mejor cuanto escribió.
Caso humano
de impresionante unidad -por
encima de la complejidad
de los problemas
que le
inquietan
y de las contradicciones
traídas por su condición
de político
y de escritor. Su verso y su prosa están poblados del acontecer colectivo,
rebosantes
de generoso
mensaje humano,
casi siempre
dirigido
a los
pueblos de SU América;
pero todo lo que salió de su pluma está mar.
cado por su sensibilidad
en carne viva y mil veces (sobre todo en su
poesía), de los conflictos íntimos provocados
por la dureza del liderazgo
revolucionario
y la incomprensión
y desvío de gentes muy cercanas.
En el caso de Martí el conocimiento
del escritor no puede distanciarse
del de el hombre sincero, sensible, apasionado
y generoso.
José Martí nació en la Habana el 28 de enero de 1853. Hijo de un
funcionario
honrado
y modesto del Gobierno
español en la isla, natural
de Valencia,
y de una mujer abnegada
y vigilante,
de Santa Cruz de
Tenerife,
su hogar fue el de un niño pobre en una factoría colonial,
agobiado
jloemas,
MARTIASr>
119
de estrecheces y quehaceres agotadores.
En uno de SUS mejores
en Yugo y estrella, alud% Martí a lo sombrío de su cuna:
Cuando
nací sin luz...
en la triste casa de la calle
La ausencia de luz. de sosiego, de bienestar,
de Paula, en la vieja Habana, fue para el niño extraordinario
como un
acicate de la clara rebeldía que presidió su existencia, atravesó su acción
política y marcó su oficio de escritor.
En Martí, el uso de la razón fue el ejercicio
del entendimiento
justiciero.
El diario espectáculo de la arbitrariedad
y la corrupción,
tanto
como el ejemplo y la prédica de su maestro el poeta Mendive,
lo hicieron
un inconforme
y un rebelde antes de la adolescencia.
Al llegar a ésta,
choca con la suspicacia y la persecución
de los opresores de su isla;
publica
el drama Abdala,
transido
de fervor patriótico
y de ansía de
libertad;
se le sigue proceso por infziknc~,
y es condenado
a trabajos
forzados por la autoridad
española a los 16 años. Quebrantada
su salud.
ee le cambia la pena de encarcelamiento
por la de relegación
a Isla de
Pinos y, en 1871, por lade destierro
en España.
tiránicos
de su país
Puede decirse que la decisión de 10, 4 gobernantes
Su vida será en lo adelante una
marca el destino del héroe letrado.
angustiada,
sedienta peregrinación
por tierras de Europa y de América,
y si su existencia trashumante
le mantiene el continuado
dolor del expatriado, le ofrece en cambio el fortalecimiento
y la anchura de SUS criterios políticos y la adquisición
de la amplia cultura que le franqueará
u11;1 obra
de incontables
registros.
dilatadas
proyecciones
y permanente
sentido universal.
En España tiene Martí oportunidad
de conocer por dentro el régimen
corrompido
que manda en Cuba, pero también -testimonio
y medida
de su espíritu-,
ocasión de tocar las firmes virtudes del pueblo de la
península,
penetrar las raíces de su idioma y absorber
la invención
de
los grandes autores del Siglo de Oro, cuyas huellas quedarán
indelebles
en su manera y estilo. Escribe en Madrid
un folleto, El presidio
potitko en Cuba, recuerdo dramático,
sangrante,
del castigo que acaba de
sufrir en su patria y donde aparecen, con sorprendente
anticipación,
el
original
vigor, la magia descriptiva,
la capacidad
de emoción y el poder
de síntesis que anuncian
al escritor
de genio.
Cursa estudios universitarios en Madrid
y Zaragoza
y deja constancia
de su credo separatista
en SU alegato polémico
La República
EspaE& allfe ,?aRevoluhh
cubana, que ve la luz en 1873.
120
ANLJARIO
MARTIANO
De España parte Martí hacia México,
donde desarrolla
una intensa
labor como conferenciante
y periodista.
Alli escribe para la escena y
ejerce la crítica teatral.
Su contacto con el México de entonces lo identifica para siempre con Ios problemas
de la América
Latina, a Ios que
ofrecerá en lo adelante lo más vital y meditado de su acción política
y
cultural.
Cuando llega al poder Porfirio
Díaz, anunciando
una era de
arbitrariedades
y retrocesos,
deja México el libertador
de Cuba; pero
lo mexicano quedará en él como emoción y responsabilidad
y será fiel
hasta la muerte a la patria de Juárez.
La última carta que salió de su
mano, pocas horas antes de ser abatido por bala española y en la que
precisa sin ambages su credo antimperialista,
está dirigida
a Manuel Mercado, ael amigo de México,.
A principios
de 1877 visita Cuba en rápido viaje y sale hacia Guatemala. En la tierra del quetzal trabaja sin descanso con la pluma y la
palabra y ahonda la amorosa penetración
de lo latinoamericano.
Guatemala, que le inspira un estudio sagaz y brillante
sobre su realidad y una
novela de signo autobiográfico,
será otra presencia inviolable
en su meditación y en su presagio continentales.
Cuando se firma en Cuba la Paz del Zanjón, en 1878, vuelve Martí
a su tierra, donde confirma
la creencia de que no existe para libertarla
otra vía que la acción armada.
La expresión desembozada
de su criterio
en artículos y discursos de mucha brillantez,
lo hace víctima de nuevo de
la represión
gobernante.
Condenado
otra vez a destierro, sale hacia España, pasa por París y arriba a New York en 1880.
El mismo año de 1880 visita Martí a Venezuela,
donde reside por seis
meses. Su permanencia
en Caracas reproduce casi puntualmente
el curso
de su estancia en Guatemala
y México:
incansable
tarea periodística
y
oratoria,
estudio ahincado
de los problemas
circundantes
y, al fin, allí
también,
choque frontal
con los mandones
de turno, que le fuerzan a
dejar el país, partiendo hacia New York. Venezuela será siempre devoción
y desvelo del gran latinoamericano.
Al dejar la tierra de Bolívar escrien qué servirle.
Ella tiene en mi un hijo....
bió: .Déme Venezuela
En los últimos catorce años de su vida la gran ciudad norteamericana
es la residencia
de Martí.
New York es ya un gran mirador
universal
donde se cruzan noticias, doctrinas, enjuiciamientos
y propósitos.
Nuestro
escritor es en su seno como una antena ansiosa, tocada por todos los
vientos del mundo.
Puede decirse que sin esta confrontación
diaria y
pugnaz, en una pelea dramática
e incansable
de entendimiento
y discrepancia, no hubiéramos
tenido ni e] orientador
político
más avanzado
ANUARIO
MARTIANO
121
de su tiempo americano
ni el anotador poderoso y sensible de las inquietudes cercanas y lejanas que integran
su época.
Aunque
loS años neoyorquinos
de Martí piden mucho espacio para
ser registrados
plenamente,
tratemos de dar una síntesis de su- actividaEn estos menester=
se forma en verdad
des numerosas en la metrbpoli.
el gran líder y el artista primordial.
Al entrar en los Estados Unidos tiene decidido Martí darse en cuerpo
y alma a la tarea de libertar a Cuba; pero el modo de realizarlo
con efícacía va esclareciéndose
con los días, en un tenso esfuerzo de análisis y
Ha de limar diferencias
y querellas
entre los caudillos
organización.
supervivientes
de la guerra anterior
(1868-1878),
ha de precisar el mejor
aporte de los grupos cubanos en la emigración;
ha de fijar el carácter y
las proyecciones
cercanas y mediatas de la lucha armada que prepara y
de convencer a propios y extraños de la oportunidad
y excelencia de su
empeño libertador.
Sin desatender mil faenas distintas y ocupado en los
máa diversos menesteres -cónsul
del Uruguay,
de la Argentina
y del
Paraguay, traductor y contable comercial-,
llega a ganarse la firme devoción de sus compatriotas
y se convierte
en el jefe indiscutible
de la
lucha por la emancipación
de su país.
Fijados los caminos y lograda
la confianza de sus compatriotas,
funda Martí, en 1891, el Partido
Revolucionario
Cubano, instrumento
fundamental
del movimiento
armado
que prepara.
En lo adelante, hasta
el inicio de la revolución
en 1895, su vida será un peregrinar
trepidante,
un viajar sin descanso por el país norteño y también por tierras latinoamericanas. En Costa Rica y & la República
Dominicana
se gana vo:untades valiosas y 10 dispone todo para la cguerra necesarian.
Visita a
México, por última vez, en 1894. De acuerdo con los jefes mambises
Máximo
Gómez y Antonio
Maceo, decide el inicio de las operaciones.
Redacta y firma con Gómez, ya en víspera del combate, el Manifiesto
de
Montecristi,
documento
fundimental
en que se concretan
la naturaleza
y las proyecciones
de la revolución
que ha organizado.
El ll de abril de 1895 desembarca Martí en Cuba integrándose,
como
un soldado más, a las tropas insurgentes.
En su breve vida de comhatiente armado adoctrina
y conforta
a sus compañeros
de pelea, pugna
con los jefes militares
por la realización
de una guerra rápida y eficaz
y por Ia precisión de los criterios
políticos y sociales que han de regir,
alcanzada la victoria.
Da ejemplo de abnegación y disciplina y ROS deja,
en notas presurosas
escritas sobre la montura
del caballo o en las nouna obra de hondo sentido y extremada
belleza,
ches del campamen!o,
122
AX L-ARIO
MARTIASO
en que se aprietan
y afilan !as virtudes capitales del gran escritor.
Ef
19 de mayo de 1895 una bala española termina su vida en Dos Ríos, paraje del Oriente de Cuba.
Obra
Al partir para PU isla, consciente de que va a dar la vida por la libertad (apara mí, ya es hora...*),
el líder revolucionario
ha dejado en ,cu
oficina de New York una obra amplia y multiforme,
tan extensa que una
vez recogida en su integridad
llenará 2í grandes volúmenes;
labor inimaginable
en una corta vida de 42 años, si no le atribuyen
capacidades
geniales. Tratemos de ofrecer los lineamientos
matrices de tal labor.
’
La acción política de Martí
determina,
obligadamente,
una extensa
zona de literatura
polémica,
dirigida
principalmente
a combatir
los criterios anexionistas
y autonomistas
de sus compatriotas
y a rechazar la incomprensión
y el ataque de los sectores norteamericanos
opuestos a la libertad de Cuba. Es en su estancia estadounidense
donde se desarrolla
!
Sus
numerosos
discursos,
dedicaculmina la tarea oratoria del dirigente.
dos a honrar a los viejos luchadores
de su isla y las fechas capitales de
la historia de Cuba, destacando personalidades
y acontecimientos
de szl
América y señalando las sendas ideológicas
del movimiento
que impulsa, han quedado como modelos, y hay que decir, con toda justicia, que
no tienen par en el riesgoso género. Cada uno de los discursos de Martí
Sólo un poder creador como el suuo
es una obra artística
acabada.
pudo hacer confluir
la utilidad
momentánea,
inseparable
de la oración
política, con la mantenida
belleza que la convierte en obra perdurable.
Pero el austero deber revolucionario
no estorba en ningún momento
el trabajo
específico del escritor.
Numerosas
circunstancias
hacen de
Martí durante su estancia neoyorquina
periodista
de insuperada
calidad.
Parece innegable
que fue el periodismo
-un
periodismo
distinto, en que
se vuelcan el gran escritor, el gran revolucionario,
el gran sensible y el
gran artista-,
el campo donde aloanza su más alto nivel.
Hay una
razón decisiva para ello: no hay porción
de la obra del cubano donde
no aparezcan
hallazgos
inesperados;
y es en la tarea periodística,
por
extensa y varia: donde con más frecuencia ocurre. En el artículo en que
recoge Martí el diario acontecer se dan cita FU curiosidad
ansiosa, su
capacidad
expresiva, su facultad
de asociación
y su alerta generosidad.
Todo esto domina
en sus crónicas
famosas enviadas a La Nación de
Buenos Aires, a La América y a El Economista Americano de New York.
;1 la Revista Universal y el Partido Liberal, de México, a la Revistn
l’enezolana de Caracas, a la República de Honduras ì a otros periódicodel Hemisferio.
Martí s.e convierte.
a poco de llegar a New York. en el informador
universal de los pueblos latinoamericanos,
lo mismo cuando les traslada
fo que ocurre en Europa
(reportajes
maestros sobre la vida española,
italiana y francesa).
que cuando les noticia sobre su cercanía. Su vis%
de la vida política y cultural
de los EIstados Unidos queda, por su claridad, su novedad, su penetración
y su valentía como el mejor testimonirb
hasta su momento.
No exageramos
al decir que la imagen norteamericana de Martí es indispensable
para quien desee estudiar
la transformación de los Estados Unidos durante uno de los períodos más significativos y trascendentes
de su historia.
La observación
incansable de cuanto le circunda
lleva al gran testigo
de su tiempo a escribir
un conjunto
de estampas ejemplares,
a veces
insuperables
biografías.
Emerson y Walt Whitman,
Thoreau,
Whittier
J’ Longfellow
son conocidos
en los pueblos de habla española por su
sagaz comentario;
personalidades
cimeras en el camino político
de la
nación ---el General Grant, el General
Sheridan,
el General Hancock.
el Presidente
Garfield, el Presidente
Cleveland...-,
son ofrecidas entera;
en su circunstancia
y en su intimidad.
Los protagonistas
de más relieve en las pugnas ideológicas
del gran
país, como Ward Beecher, Wendell
P’hillips,
Henri Garnet y el Padre
Mc Glyn, son .ofrecidos en la esencia de sus luchas. Y no olvida darnoretratos coloreados
y vivientes de personajes
pintorescos
como Búffalo
Bi11 o siniestros como Jesse James. Junto a esta informac@n
excepcional
de lo inmediato,
nos ofrece Martí estudios esclarecedores
sobre personalidades primordiales
como Washington
y Jeffers0n.l
La crítica literaria
y plástica ocupa muchas horas al hombre de letras.
Su enjuiciamiento
de la literatura
que le es contemporánea
colma variovolúmenes y se distingue
por SU anchura de mirajes, el sentido moderno
de los enfoques y la certera audacia del diagnóstico
y el vaticinio.
Puede
decirse que no hay figura primordial
de Europa que no le suscite p&ginas maestras, siempre dirigid’as al conocimiento
de sus pueblos americanos. Por su comentario
esclarecido
se conocen en el Continente
a
Darwin y Carlyle, a Wilde y a Flaubert, a Spencer y a Poushkin.
La apreciación
martiana
de la plástica
queda en muchos instantes
Si sus críticas de pintores como Munckaczi
y Verescomo precursora.
1 aLos Estados Unidos de burget deleitan J divierten, 10s Estados Unidos de
Groussac hacen pensar: los Estados Unidos de Martí son estupendo y encantador
diorama que casi se diría aumenta el color de Ia visión reaI*, escribió R&Sn Darío.
---i__
ANUARIO MARTLINO
124
su interpretación
sorprendente
chagin constituyen
documentos
históricos.
de Go\-a abre el camino a muchos enjuiciamientos
posteriores.
Y no
olvidemos
de decir que la obra, difícil
en su momento, de Courbet y
de Xonet y de Pizarro,
de Degas y de Renoir t’en unos casos
de llanet
incipien:es
y en otros a medio camino),
encuentran
en SU sensibilidad
un acogimiento
entusiasta y sin reserva.
La devoción de Martí por Francia -escribió
en francés páginas excelentes-,
se desborda en el conocimiento
y la interpretación
de las personalidades
más poderosas de la época. Al paso, y sabiéndola
incompleta,
ofrecemos una lista de 10s franceses eminentes que provocaron
su meditación apasionada.
Discurrió
sobre Gambetta y Rochefort,
Sarah Bernhardt J- Arséne Houssaye, Got y Coquelin,
María Colombier
y Julieta
Lamber, la Emperatriz
Eugenia y Emilia Loisset, Renoir y Courbet, Víctor
Hugo y Renan, Balzac y Zola, Pasteur y Littré, Daudet y Feuillet,
PeIletan y Luis Blanc, Thiers y Laboulaye,
Delais y Mazade,
Duranty
y
Doré, Jeanne Granier y Sophie Croizette, León Say y Waldeck Rousseau:
Ferry y Paul Bert, Lorimer
y Vacquerie,
M’oreau y Manet,
Monet y
Degas, Coppée y Mendés, Manuel
y Depit, Barbier
y Laprade,
Flaubert
y Baudelaire,
Gautier y Leconte de Lisle, Heredia y los Goncourt,
Banville y Sully-Prudhomme...
Hemos aludido a la pasión de Martí por su América.
No le abandona
un punto. La preocupación
por el presente y el mañana de los pueblos
hispánicos
del Hemisferio
abarca todos sus cosiados vitales.
El curso
de la agricultura,
de la industria,
de la educación
y de las relaciones
comerciales
en las tierras latinoamericanas
le inspira numerosos
y dilatados comentarios;
las figuras
cimeras de la Independencia
-Bolívar,
San Martín,
Hidalgo,
Sucre, Páez...-,
le deben ensayos que se tienen
por &ísicos.
Su tarea revolucionaria
encuentra
el mejor antecedente en
la decisión de tales hombres por la plena libertad
de sus pueblos y por
el sentido continental
que orienta su pensamiento
y su combate.
Con sobrada razón llama Pedro Henríquez Ureña a Martí ciudadano
de América.
Había de ser extensa la producción
martiana
sobre la obra de los
escritores de la América Latina.
Los que le han precedido,
como Bello
y Heredia, le dan ocasión para ensayos y discursos de mucha enjundia
y
vuelo.
Sus contemporáneos,
como Varona
y Palma, Peña y Cecilio
Acosta, Pombo y Andrade,
Juan Carlos Gómez y Julián del Casal, Au.
gusto de Armas y Francisco
Sellén, Cirilo Villaverde
y Luz Caballero
le despiertan
un enjuiciamiento
donde, sin renuncia
de la apreciación
justa, aparece la anhelante voluntad de impulsar todo brote de energía,
honestidad
y talento hacia la futura granc’eza de su mundo americano.
’
ANUARIO
MARTIANO
125
La vigilancia
continental
de Martí se expresa singularmente
en dos
ocasiones en que es el vocero autorizado
y brillante
de toda la América
Latina:
nos referimos
al Congreso
Interamericano
de Washington
de
1889 y a la Conferencia
Monetaria
de las Repúblicas
de América,
reunida en la misma ciudad de 1891. En ambos casos defendió los intereses
de SUS pueblos con incansable
diligencia
y sostenida brillantez.
El dictamen aprobado
por la Conferencia
Monetaria
fue obra de Martí, que
representó en ella a la República
Oriental
del Uruguay.
Su riqueza de dotes e inquietudes
llevan a Martí al cultivo de todos
los géneros.
La narración
le debe cuentos tan bellos como La muñeca
negra y Los dos ruiseñores;
y la novela una sola obra, Amistad funesta,
que si no es empeño de máximo nivel en su producción,
es un rico testimonio de la vida guatemalteca
que conoció el autor, una oportunidad
de decir SU advertencia
a los pueblos centroamericanos
y un testimonio
autobiográfico
de mucha sustancia
para el entendimiento
de la intima
personalidad
de nuestro héroe.
El teatro le debe interesantes
contribuciones.
Adolescente,
escribe el
drama patriótico
Abdala,
que anuncia su firmeza
revolucionaria
y su
garbo lírico.
En México nos da Amor con amor se paga, breve a propcísito con resonancias
calderonianas.
Ya en España había escrito el
drama Adúltera
en que se muestra más que su disposición
para el quehacer escénico, el noble razonamiento
y el imperio
de las normas éticas.
Un recuento de la obra martiana ha de dar espacio a los diarios. Tres
nos dejó, reb&antes
de anotaciones
sagaces y reveladoras.
El más importante es 14 titulado
De Cabo Haitiano
a Dos Ríos. Recoge en él lo
que observa y siente en los últimos cuarenta días de su vida. Las reacciones presurosas,
a veces mera taquigrafía
literaria,
dibujan
el perfil
de la emoción, dejando
para después llenarle
la entraña.
Todo queda
como esbozado y presentido,
esperando
el reposo de la vigilia;
peio las
circunstancias
en que se escribe este diario, le ofrecen una fisonomía
peculiar
y lo hacen una síntesis ansiosa en que se congregan
recuerdos
y propósitos
de largos años de esperanza
y sueño. El libertador
está
entregando
su último aporte, el de la presencia guerrillera,
a la idea que
L a cercanía de la muerte le aviva la
le ha consumido
la existencia.
angustia Y le renace el temblor
místico, nunca del todo soterrado.
Cuando se termina la lectura del diario imaginamos
lo que hubiera
sido, como obra culminante,
de rehacerse
después del combate;
pero
pronto nos asalta la sospecha de que, de no haber muerto en Dos Ríos,
hubieran
recaído sobre Martí las adustas responsabilidades
del líder en
función gobernante
robándole
el tiempo para ordenar el testimonio
san-
126
ANUARIO
MARTIANO
si temiéndolo, pone en algunas páginas claridad y pergrante. Quizás
fección, sin mitigar el urgente latido. Quedan así como 10 más personal:
espontáneo, desgarrador y dramático de SU extensa faena literaria.
No debe cerrarse esta somera noticia sobre la escritura de Martí
-ant= de entrar en su poesía-, sin mirar hacia una zona en que logra
un nivel desconocido en las letras hispánicas. Aludimos a la hazaña
de suscartas.
El epistolario martiano, que ha sido recogido en varias colecciones:
,-uponela conjunción de dos de susfacultades mayores: la vocación magnánima y la maestría para decir su ardorosa y compleja intimidad. A
(Toscategorías pertenecen sus cartas: las movidas del propósito de captación política y las destinadas a la comunicación entrañable con sus
familiares y amigos mejores. En ambas direcciones encauza Martí la
fuerte tradición española del epistolario sobrio, sentencioso y sensible.
En las cartas del militante revolucionario se destacan el rigor de los
I~rincipios escogidos y el sentido de la exhortación oportuna; pero to<‘amosjunto a ello al expresador soberano, al escritor de dotes cuantiosas
que hace recaer sobre una frase, y a vecessobre una palabra, todo el peso
<le la intención prosélita. Martí estudia, como el tirador infalible, el
punto a que ha de llegar su flecha dialéctica y la unta, según los casos,
del ingrediente inapelable o del brebaje cordial. El corresponsal queda
ciempre rendido.
La segundacategoría de las misivas martianas la componen las que
traducen su sedienta naturaleza. En ellas aparece, por claras razones,
el hombre azotado por obstinadas amarguras, herido por ingratitudes
y malicias, desollado por la rivalidad y la intriga, pero inexpugnable
en la dación plena a la independencia de su isla, al servicio de SUAmérica’ y a las grandes causas humanas. Las cartas a las hermanas poseen
una contenida ternura y un sustento ético finamente ensambladosen la
prosa de grácil elocuencia.
Es también en sus años neoyorquinos cuando escribe Martí SUS
poemas de calidad perdurable. Si en su juventud nos había dado versos
en que apunta el escritor distinto, es en sus años de emigrado que hace
de la estrofa el sabio vehículo de susinquietudes mayores. En New York,
entre una proclama y un discurso, entre una carta polémica y un ensayo
biográfico, entre una meditación filosófica y una asamblea alterada, va
anotando la huella de un lirismo que’marcha, con celeridad sorprendente,
hacia formas personalesy colmadas. Luchando entre el deber de la tarea
urgente, que no le da respiro, y el reclamo de la inspiración insistente,
califica a la poesía como menester subalterno que le desvía de los tra-
ANUARIO
MARTIANO
127
bajos primordiales; tiene a veces el remordimiento de las horas dada:
al poema, pero el libertador es un artista pleno y su mandato lírico le
pide espacio y expresión. En la pugna, nunca sofocada, van definiéndose categorías poéticas que desembocaránen. libros poderosos.?
En 1882. a fos dos años de llegar a New York. publica Martí su
Ismu&/o, delicado breviario del amor paternal, esencial novedad en la
literatura de su lengua; de1 mismo año son buena parte de sus Versos
libres, donde abundan poemas de ancha inquietud y levantada estructura; en 1889 aparecen los poemas incluidos en la Edad de Oro, admirable revista que dirige y redacta para 10s niños latinoamericanos; en
1891 ofrece los Versos sencillos, intenso registro autobiográfico en que
a!canza la originalidad más exacta y depurada. También había escrito,
IJara una publicación que la muerte impide, sus Fhés
del destierro,
eo que vuelca sus conflictos y presagios de revolucionario y de hombre.
Y deja todavía, en su pobre despachoy en su casamodesta de New York,
numerosospoemasesbozadoso a medio fraguar, y en los que sorprenden
parajes de similar nivel a los que recogió en sus libros.
/Martí y el modernismo
En unas notas sobre la poesía de Martí no debe faltar el examen de
.-us relaciones con el Modernismo, movimiento literario de innegable
importancia y en el que aparece Rubén Darío como jefe indiscutido.
La cuestión ha sido considerada en numerosasocasionesy persisten en
ella perspectivas y criterios encontrados.
Se ha afirmado por gentesentendidas que José Martí, con José Asunción Silva, de Colombia, Julián del Casal, de Cuba y Manuel Gutiérrez
Najera, de México, fue un precursor de la corriente literaria capitaneada
por Darío. Estimamos que la atribución no es exacta y que nace de
<xxplicablesconfusiones. Comprobémoslo, en el más breve espacio.
Hacia 1880 -el año en que Martí se instala en New York y comienza
.W obra de más aliento-, se advierten enérgicos vientos renovadores en
la literatura de los pueblos latinoamericanos. Tal renovación se manifiesta en los más importantes escritores del Hemisferio y en una obra
que quiere superar la reiteración inerte de cuanto se escribe en España.
Las señales de la insurrección
anuncian un cambio de mucho calado.
Fue obligado que España, que descubrió y colonizó la América Latina, le trasmitiese su cultura y con ella su acervo literario. Los pri2
vayan
Martí
*Tengo miedo de que por mis VWSOS, a ser conocidos
las gentes a creer que sólo soy, como tantos OtrOS,
a Manuel
Mercado.
antes que mis
poeta en verso,,
acciones,
ehbe
128
.
Ah-IJAR10
MARTIANO
ANUARIO
meros tiempos del dominio
colonial
no pudieron
ofrecer obra cercana
La destrucción
de las civilizaciones
indígenas
y la
a la de la península.
sed de riquezas materiales
-el
oro de Indias...-,
no podían dar paso
a la creación de firme calidad.
Sin embargo, tan pronto se integró cierto
comercio
intelectual
calorizado
por las Ordenes Religiosas,
aparecieron
brotes singular=,
como lo atestiguan
las obras de Balbuena,
Sor Juana
los primeros
signos
Inés de la Cruz y Garcilaso
Inca. Cuando llegaron
de inconformidad
y los ímpetus iniciales de independencia,
los avances de
una cultura limitada
a ciertos grupos privilegiados
dispusieron
las cosas
para la tarea literaria
de levantado nivel que inspiró y explicó la Independencia.
Un solo nombre, el de Andrés Bello, es ejemplo concluyente.
Fue obligado
que el aislamiento
impuesto
por España a sus tierras
de América hiciera lenta la información
en los países dominados,
aunque
algunar
personalidades
valerosas
saltaran
a veces sobre el ob.;táculo
que cruzaron el mundo, aportando
a sus pueblos experiencias
y ejemplos
No por ello dejó de ser colonial
la raíz de la prosa y el
actualizantes.
verso cultivado
por los pueblos hispánicos
de Nuevo Mundo.
evidente
en su literatura,
tuvo que reLa larga decadencia
española,
percutir en sus colonias americanas.
Nacfie da lo que no tiene, y la España de los siglos XVIII
y XIX no podía trasladar
a sus posesiones
la
La producción
latinoamericana
del
vitalidad
creadora de otros tiempos.
siglo XIX, el siglo de Martí, aparecía aquejada, sobre todo en la primera
mitad de la centuria, de un estancamiento
contra el que decidieron
luchar
El lento agotamiento
-denunciado
y relos más sagaces y ambiciosos.
anunciaba
la
llegada
de
una
pudiado
con mano maestra por Martí-,
poderosa rebeldía.
Es justicia proclamar
que es Martí la figura primordial
en una transformación
de las letras latinoamericanas
que llega hasta nosotros.
El
primogenitura.
Es
paso del tiempo define y da relieve a esta iluminada
obligado
decir que no se produjo
en los pueblos de su lengua magisterio
de tanta trascendencia.
Para impulsar el desarrollo
ascendente de 1a.s letras latinoamericanas
poseyó Martí una suma de poderes de excepción:
por una parte, una
información
numerosa
y certera de las obras y movimientos
culturales
más diversos, a lo que habían contribuido
sus viajes y su estancia en
New York; el conocimiento
de las letras anglosajonas,
tan evidente en
su escritura y, por la otra, una virtud penetradora
que le hacía descubrir
Añádase un
de inmediato
la raíz de proyecciones
vecinas y lejanas.
sentido social de la cultura
trados en los destinos de
afirmado
103 pueblos
en criterios
hispánicos
universales,
pero cenY cudel Continente.
MARTIANO
129
briéndolo
todo, la fuerza de su obra misma, ejemplo en que se mostraba
a todos el tamaño y la verdad de su prédica.
Ya hemos aludido al servicio histórico
que stá en la tarea martiana
de dar a conooer a los escritores
de SU lengua
autores de todos los
rumbos, singularmente
los que suponían
una novedad de sustancia
o
estilo. Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío proclamaron
a su turno que
debían al adoctrinador
cubano su entrada en las letras estadounidenses.
Y no es un secreto que la influencia
de Whitman,
tan visible en los mejores poetas de fines del siglo, se debe en gran medida al descubrimiento
que hace Martí ante sus gentes del autor de Hojas de hierba.
Todo esto
indica hasta qué punto ofrecía a los más jóvenes los elementos en que
habían de afincar la obra nueva.
La orientación
fundamental
del cambio
impulsado
por Martí
se
prendía en dos criterios
matrices:
fidelidad
a una tradición
continental
presente en los escritores de la Independencia,
siempre en servicio
de
sus pueblos, y ventanas
abiertas a todas las culturas
contemporáneas,
entendiéndolas
en razón de su origen y desarrollo.
Entre los muchos
mandatos
aforísticos
que reflejan
las dos preocupaciones
centrales, pudiéramos escoger éstos: <Injértese en nuestras repúblicas
el mundo, pero
que el tronco sea de nuestras repúblicas.>
Y aconocer diversas literaturas es el medio mejor de libertarse
de la tiranía de algunas de ellas,.
El sentido nacional,
nunca exento de preocupacióp
continental,
y el
conocimiento
y la influencia
de literaturas
europeas distintas de la española, señala de un modo general a la creación
latinoamericana
de las
últimas décadas del pasado siglo y de las primeras
del presente.
Ello
obedece, de cerca o de lejos, a los postulados mantenidos
por Martí.
En el camino de la gran renovación
finisecular
y en medio de un
fenómeno de dimensiones históricas en marcha, aparece la obra de Rubén
Darío, poeta de dates poderosas y de alta significación
en las letras de
España y de los países americanos
de su ‘habla. Su escuela poética, el
Modernismo,
ha querido
identificarse
con un movimiento
que había
comenzado
antes de su aparición,
que continúa
después de realizada
su
obra y que posee mucha amplitud
de conceptos y perspectivas.
_
El hecho de que produjese
Rubén Darío una obra extensa muy captadora por su luciente externidad
y, sobre todo, la circunstancia
de convertirse en Mesías de un nievo Evangelio,
hicieron que fuese para muchos
artículo de fe que el cantor de Nicaragua
encarnaba
la acción directora
de la nueva etapa que hemos señalado.
Tomándose
la parte por el todo,
se quiso encuadrar
dentro del Modernismo
la complejidad
de factores
que levantaron
la literatura
hispánica
al nivel en que hoy se muestra.
.
130
ANUARIO hI4RTI.iXO
AsUARIO MARTIASO
La verdad es que el poema rubendariano,
de hondura
! belleza singulares en su momento de madurez, es un gran recodo fragante de la modernidad,
una muestra eminente -y
en algunos aspectos insuperada-.
de la variedad y de la contradicción
inseparables
en el desarrollo
tl~
un gran cambio, sensible en todas las esferas de Ia cultura.
José Martí, como advirtió
felizmente
Federico
de Onís, no fue prrcursor del Modernismo
sino iniciador
de una obra literaria
de mayor
Queda
claro,
por
otra
parte,
que
trascendencia
y de más larga vida.3
ni
menos
identificarse,
movimientos
literarios
dr
no pueden comunicarse,
La
orientación
de
Martí
es
política
en
el
sentido
rnH<
qigno distinto.
ancho del término,
en cuanto pretende, proyectando
hacia nuevas vía.las señales de Heredia,
Bello, Lastarria
y Sarmiento,
una obra original
y a nivel del mundo, pero en serviico de la comunidad
y de] hombre
latinoamericanos.
Para descubrir
la antítesis entre los criterios
martianos
y los dc
Darío no hay sino leer lo que escribieron,
aunque no estorba, para das
una idea clara del caso, escoger aI azar ciertas sentencias definidoras.
CYO
eYo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer..
De Darío:
no soy más que un hombre de arte.,
De Martí:
<Los versos no han dc
hacerse para decir que se e.stá alegre o se está triste, sino para ser
útiles al mundo.~
Por otros costados relevantes se oponen los dos grandes escritores
americanos.
El cubano escribe en perenne servicio de la -4mérica Latina:
de Ia que es vocero, defensor y combatiente.
No es esa la postura del
nicaragüense,
que llega a declarar
un día que no se tiene por escritor
considerable.
Todavía
habría
que señalar
otra oposición
americano.
Darío es un sensual;
Martí un eticista.
El autor de Prosas profams
cede al embrujo
de la carne; Martí recibe sus flechas, pero, en Ia misma
herida,
acrece su austero destino., Darío
escribió
a Paul
Groussac:
«Tengo, sí, un epicureísmo
a mi manera: gocen todo lo posible el alma
y el cuerpo sobre la tierra, y hágase lo posible por seguir gozando
en
la otra vida. Lo que quiere decir que lo veo todo en rosa.= A Ios 22
años, escribe Martí en su poema Patria y mujer:
-escribe
dé Onís
r hoy es más válida
sobre
Martí-,
apuntaba
Y patente que entonces.%
Ha de señalarse, por otro lado, que Darío se liberta de los moldecrpañoles de su tiempo, pero no para fundar su invención
en el acogimiento de todas las literaturas,
según el mandato
de Martí . sino para
tomar como guía de renovación
lo que se produce
en la Francia
dc
entonces.
Es cierto que el galicismo
lírico del poeta de Azul no ea.
aunque él lo crea y lo quiere, una réplica hispánica
de las manerade Baudelaire
y Verlaine,
y cierto también que en el mejor Darío, el di
los últimos cantos en que aparecen
las grandes dudas, los grandes tcrrores y los grandes presagios,
la d evoción parisina
ha sido superada
por el poder soberano del artista y la lealtad a los maestros de su idioma.
Pero, en el Evangelio
del Mesías, en el credo modernista,
se enfatiz‘c
la primacía
de una literatura
por sobre todas las demás. Tal prédica.
como sospechaba Martí, gana a los segundones
a distancia
de la condición genial del caudillo,
desorientados
por los reflejos de astros imprecisos y lejanos.
C’n gran
diálogo
No hay
integran
un
sado siglo.
etapa ofrece
del cubano.
americano
dudas de que las relaciones
entre José Martí y Rubén Darío
diálogo
primordial
en la literatura
latinoamericana
del paEl hecho de ser los dos poetas mayores de la lengua en esa
luz y perspectivas
en una meditación
sobre la.tarea
lírica
El conocimiento
personal entre los dos escritores extraordinarios
fue
muy breve: sólo unas horas en la ciudad de New York. Andaba
Martí
entregado
a su tarea apostólica,
organizando
a sus compatriotas
para Ia
guerra libertadora
de 1895, cuando visita Darío la gran ciudad.
La asistencia a una asamblea patriótica
en que prodiga Martí su poder oratorio
y- una conversación
cálida y prolongada
sobre temas de interés común.
señalan el contacto personal, recogido por Darío en un testimonio
emocionado y hermoso.
Aunque no se ha encontrado
comentario
de Martí
sobre la hazaña de Rubén, está probado
que le tuvo alta estima, y en el
discurso
dicho sobre la presencia
de Darío en la asamblea aludida.
le rinde devoto homenaje.
La huella de Martí en la obra rubendariana
es honda y permanente.
El verso del libertador
influyó en algún momento en el SUYO, como ha
probado
Regina E. Botí; pero Ia presencia de Martí en SU prosa es uno
de los hechos más peculiares
en Ia historia de las relaciones
entre escritores de primera fila.
Amo YO más el árbol que sombrea
La tumba incierta
del guerrero
hermano,
Que ese nido de perlas que herysea.
Blonda
más débil que tu amor huno.
:; <SU modernidad
ta de ioS mo&rnjstas
131
más
lejos
ye
132
Ah’UARIO
Tan honda es la marca de Martí en la prosa periodística
de Darío,
que Juan Ramón Jiménez llega a declarar
que sin haber leído letra de
ella, ya la conocía a través de la de Rubén. El profesor Manuel
Pedro
González
ha comprobado
ampliamente
como las crónicas de ivIartí sirvieron de modelo a las del nicaragüense
no sólo en la estructura
sino
en el desarrollo
de las cláusulas, en el ordenamiento
del juicio y en el
matiz de la adjetivación.
La identificación
sorprendente
-aqué
bien
exclama el autor de Platero y yo-,
es un
dado y qué bien recibido*,
fenómeno del mayor significado
y, desde luego, una muestra indeleble
de la honda estimación
que profesó Darío a Martí.
No existe, ni antes ni después de Darío, enjuiciamiento
tan pene:
trante y certero como el que nos dejó sobre la vida y la obra del héroe
de Dos Ríos. A la muerte del revolucionario
escribió Rubén uno de los
bellos y emocionantes
de cuantos salieron
comentarios
más perspicaces,
de su pluma.
Allí se duele, con sincero quebranto,
de que el deber
libertador
privase a la América
y a la lengua española de uno de sus
En Los raros leemos razones esenciales
más insignes
representantes.
sobre la entraña innovadora
de la obra martiana.
El estudio de su poesía,
vertido en cuatro artículos de La Nación de Buenos Aires en 1913, es,
sin duda, el más pleno aporte crítico que salió de su mente y la apreciación más honda y original
que se haya hecho sobre el costado lírico
del hombre apostólico.
Lo que ofrece primordial
estructura
al enjuiciamiento
dariano
de
tan infrecuente
cuando se juzga
Martí es la sorprendente
comprensión,
de su magnitud
histórica
como revolucionario
y
a un contemporáneo,
como artista. No tuvo que pasar el tiempo, que aclara y define el perfil
de los hombres ejemplares,
para que nos diese Rubén la estampa del
grande americano
en la majestad de su destino. Con garra crítica excepcional, le hermana
la genialidad
a la de Domingo
Faustino Sarmiento,’
le reconoce la eminencia
inaccesible
(X iSi yo pudiera
poner en versos
las grandezas luminosas de José Martl. ‘1~) Y deja, para todos los tiempos,
fijada la estatura de aaquel cerebro cósmico, aquella vasta alma, aquel
que 10 tuvo todo: la acción y el enconcentrado
y humano
universo,
una
sueño, el ideal y la vida y una épica muerte, y, en su América,
segura
4 &l
inmortalidad...,
aparecer dos veces en América; la primera en un
la segunda en José Martí>, dejó escrito Rubén
Darío, en La Nación, de Buenos Aires.
hombre
genio, ha intentado
ilustre
de
ANUARIO
MARTL4NO
esta
tierra.
Prosa
MARTUNO
133
y verso en Martí
Por claras razones, la prosa de Martí ocupa el mayor espacio de su
escritura
y, por su novedad y riqueza
mantenidas,
constituye
el testimonio primordial
de SU grandeza
literaria.
Aunque
estas notas se escriben para anunciar la lectura de su poesía, aparece indispensable
una
referencia a su labor de prosista por circunstancias
muy relevantes.
De
una parte, la compleja
unidad del escritor -revelada
del todo en su
poema-,
está en su período
oratorjo
y periodístico,
donde hay que
buscar mil veces el último sentido de su verso. Por otro lado, el lirismo
inseparable
de SU letra muestra diferencias
singulares
según se exprese
en la estrofa o en la cláusula, como apuntó sagazmente Gabriela
Mistral.
En un punto se identifican
la prosa y el verso de Martí:
en cuanto
cumplen las dos formas expresivas una función artística.
Sabido es que
por mucho tiempo se entendió y usó la prosa como vehículo de información eficaz y de argumentación
ingeniosa,
no como oportunidad’
de
invención
sorprendente.
La prosa como arte es en verdad cosa de 10s
tiempos modernos,
aunque en justicia haya que hacer la excepción,
en
1o que a nuestra lengua toca, del período
iluminado
de los místicos
españoles. En esta empresa, en la de hacer de la prosa una ocasión de
hallazgos
deleitables,
es Martí un modelo primordial
y, en muchos aspectos, anunciador.
Habría que destacar la condición
natural,
consustancial,
fatal de la
calidad artística
en la prosa maPtiana.
Queremos
aludir a la circunstancia, permanente
en el escritor cubano, de que la belleza de su frase
no parte de una voluntad de estilo preconcebida,
usada para concitar eI
deslumbramiento
o el aplauso.
La carga de originalidad,
de luz inesperada, es en Martí cosa inherente
a su oficio de escritor;
le está negada
la línea sin nervio y garbo.
Por ello se hace tan difícil una antología
de su ensayo o de su discurso.
Donde menos se espera, en un apunte al
vuelo, en Ia anotación
de la diaria faena, en la orden a un colaborador
humilde,
saltan la imagen reluciente
y el calificativo
ajustado
e insuperable.
El hecho de imponerse
siempre
el rico modo peculiar
determina
que el escritor esté presente, de pie sobre la parcela que cultiva y que
su caso recuerde
la negación
de los géneros de Croce. Solemne y familiar, nítido o complejo, grandilocuente
o llano, lo mismo en la arenga
que en el poema, su necesidad marcha al paso de su sabiduría
y la palabra inesperada
y certera le nace sin pausas del latido invasor.
mu~RI0
Fue un gran acierto de Guillermo
Díaz Plaja decir que fue Martí
ael primer creador de prosa que ha tenido el mundo hispánico*,
afirmación inneuable.
Nuestro
héroe
es
en
efecto,
un
caso
culminante
de
tz
ennoblece
y transforma
el instruescritor que, al decir su pensamiento,
mento transmisor;
como ciertos escultores
en cristal:
labra sobre la
marcha y en caliente la copa en que va a ofrecernos su vino iluminado.
En el 1ogr.o de tal altura se suman el desembarazo
de muchas culturas.
la encarnizada
posesión de la intimidad
de la lengua y una sensibilidaii
pero no puede dudarse que el inquieto
tesoro
sin sosiego ni fronteras;
de la prosa martiana nace, en lo más entrañado,
de la condición
apostólica del hombre que la escribe, de su ímpetu magnánimo,
de su querer
ansioso y de su desvelada voluntad
de trascendencia.
Tales calidades
pueden realizarse,
desde luego, porque se ejercen la pluma de un creador
Los vientos
invencibles
hinchan
las vela+
de facultades
soberanas.
propicias.
Tales virtudes y facultades
se proyectan en un vuelo impaciente
que
arranca
de la tradición,
ahonda
la actualidad
y anuncia
el futuro.
Cuando dice:
Yo vengo de todas partes
Y hucia todas partes voy,
_ -entimos
la universalidad
trashumante
de su mensaje.
Más que en su poesía, se descubre en el artículo
y la oración
de
Martí la huella de los clásicos de su lengua, cuya lectura le ocupó muchas
horas de su estancia española. En la absorción
de las maneras magistrales del Siglo de Oro confluyen
declives de la maestría y del temperamento, gracias de la palabra y rumbos de la intención.
La linda economía
Ir
sentenciosa del viejo romance y el aire gracioso de los cancioneros,
le
tiñen
la
prosa
atraviesan
la estrofa;
pero con mayor frecuencia,
Ia difícil imparidad
de Gracián, la elocuenciaa
doctrinadora
y sabia de
Quevedo y la pasión fundadora
de Santa Teresa de Jesús. Escritores
más cercanos, como Saavedra Fajardo,
le influyen
el decir orientador.
Xo exagera Juan Ramón Jiménez al afirmar que fue Martí como escritor
Pero de ae entendimiento
colmado, excesivo, de la5
demasiado español.
raíces del habla
5 A tal
(1~ la Etapa
tanto en lo
está nutrida
la rara
novedad
de sus dichos
mejores.”
españolen
imperio de los grandes escritores
sobre Quevedo llega
a decir que aahond<;
que venía, <que 10s que hoy vivimos con SU lengua hablamos,.
ponto WCW~C~ Martí el
de Oro. que discurriendo
MARTL~SO
El sentido universal. que alcanza a SU verso, encuentra
más
en la tarea crítica y la lúcida advertencia.
Lo español clásico
ser en nuestro héroe riqueza
adquirida,
firme eminencia
para
hacia todos los caminos.
Desde ellas puede ganar las más varias
turas, no para el grato regodeo sino para pertrechar
EU enérgico
sito de expresión inusitada
y andadora.
Su novedad eS vitalicia
le sube de 1~ raíces profundas
e incansables.
135
espacio
llega a
mirar
literapropí>porque
Pero he aquí uno de los problemas
más inquietantes
en la escritura
de Martí.
Su permanente
condición
lírica, la raíz poética de su espíritu
y de su letra, le imponen
un decir emocionado
y aligero, una alusión ia
veces oscura y errabunda,
pero siempre genuina;
y con todo, el verso
y Ia prosa reclaman sus virtudes privativas,
y no renuncian
a sus propios
senderos.
El contenido
de esta selección nos lo dirá cabalmente.
El caso encuentra
explicación
si recordamos
que la forma poética
-el
poema y su estructura-,
no sólo influye la disposición
creadora
del
escritor sino que le abre una vía que pide el tránsito de lo más intimo y
personal.
La forma poética es- nor definirión.
aventura confidencial;
la prosa, y mucho más en hombres
como Martí, es una invitación
al
diálogo,
a la coincidencia.
El gran escritor, cuando nace bajo el signo
de la poesía, le rinde homenaje
en todos los campos, pero sin olvidar
que posee su reino propio.
Más de una vez se ha señalado que la prosa de Martí aparece atravesada, mechada, de versos tan bellos como los mejores .de sus poemas,
cosa a que lo conducen el mandato soterrado
de su sedienta ternura y el
acento del ritmo, cuajado en los modelos poéticos de su lengua; pero ello
es un testimonio,
no una invasión;
el escritor sabe donde se encuentra,
y el deber y el ofici8 le van llenando 10scauces del razonamiento
buido y
alzado, el período poblado de descripciones
deslumbrantes,
de argumentación elocuente, y de imágenes de erguida novedad.
El río subterráneo
del lirismo sustenta, robustece y transforma
la prosa inigualada.
En sentido inverso, la obra poética de Martí es como un coto cerrado en que se concentran
las virtudes manifiestas
en su prosa. Todo
desemboca en el conflicto
subterráneo.
en el clamor tormentoso
y en la
pudorosa
confidencia.
Por ello, su estrofa va naciendo
como un río
aparte, como un cauce recóndito
por el que cman aguas alteradas y
revueltas
en Ias que el hombre ,de acción y destino abre su corazón
y deja discurrir
su sangre más dolorosa.
Entremos en el curso de ese río.
336
AhxJARIO
AKUARIO
MARTIANO
La almohada
de rosas: El Jsmaelillo~
y los versos de .La Edad de Oro*
La poderosa fuerza creadora de Martí, la riqueza de su sensibilidad
y su ancho registro emocional le condujeron a 10scampos poéticos más
varios y diversos, opuestosy contrarios a veces. Asi, su ansiedad de justicia y su amor a los hombres lo llevaron al poema empinado y rebelde
de los Versos libres y su íntima y clara ternura al Ismaelillo
y a La
Edad de Oro. En una carta que escribe en julio de 1882 a su amigo
Gabriel de Zéndegui discurre sobre la poesía que le inspira su deber
revolucionario y la que le nace de la más personal emoción. Le dice,
a propósito del Ismuelillo:
Ni esa vez, que dormí en almohada de rosas, pudo olvidar mi
cabeza la almohada de piedra en que usualmente duermo. Y los
más versos que hago, que procuro que sean siempre en número
menor que otro género de obras, y no son -por esto y aquellopara enviados, son versos de cabeza hecha a dormir en almohada
de piedra.8
Tratemos de precisar algunas razones sobre los versos hechos en
almohada de rosas, sobre el sorprendente breviario paternal que es el
Ismaelillo.
En 1882 edita Marti el pequeño libro de singular, de inesperada
naturaleza. En él recoge quince poemas inspirados en el profundo y delicado amor de su primogénito. Se trata de un acontecimiento muy destacado en la historia de la lírica hispánica, y sólo algunos espíritus de
superior jerarquía, como José Asunción Silva y Rubén Darío, lo advirtieron y proclamaron de inmediata. La nota infrecuente de la ternura
había ganado, de pronto, ciudadanía cabal.
6 Son del mayor interks
los comentarios
de Martí
sobre Ismaelillo
hechos en
aPor eso amo este libro, porque ese
uno de sus Cuadernos
de trabajo.
Hélos aquí:
ora travieso,
esa sen.
pequeíiuelo
suelto entre sus páginas,
ora triste, ora risueño,
cilla criatura
a quien yo hago, con la potenciade mi amor, rey mio, mago mío,
caballero
mío, -ha
pasado realmente
ante mis ojos, alado relampagueante,
bullicioso, como yo lo pinto.
Si he visto a un niño bello, cubierto
apenas por ligerísima
camisa,
sentado en alto poyo, batiendo
al aire sus dos pies rosadosme he dicho:
Así como ese niño a los que de abajo le ven se asoma él a mi alma y he escrito
Si lo imaginaba
rey en un tronco húmedo
y fluido
como un trono
que
“mago”.
reluciere
para Galatea.
y 8 su presencia.
como homenaje
a mi monarca y dueño,
le llevaba,
a modo de cargador
su jauría,
mis pasiones embridadas
-esta
idea de
reyecía,
aleteando
sobre mi 8hna enamoradahacia nacer es8 sencillez
que acaba
@aVemente,
porque
8si con gravedad
y sencillez
aparejadas
8 mi alma...,
MARTIANO
137
J& palabras que abren el IsmaeliUo
definen mucho de su significación y sentido. Su intensa brevedad inclina a transcribirlas:
Hijo:
Espantado de todo, me refugio en tí.
Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la
utilidad de la virtud, y en tí.
Si alguien te dice que estaspáginas se parecen a otras páginas,
díles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te
pinto, tal te han visto mis ojos. Con esosarreos de gala te me has
aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado
de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón.
iLleguen al tuyo!
La dedicatoria del libro paternal expresa eI dramático contrapunto
que atraviesa la vida del grande hombre: el horror ante la maldad hu‘mana y la fe en el hombre. Espantado
de todo se refugia en el hijo
y quiere ver en él una estirpe nueva, depositaria de la verdad y obrera
del mejoramiento humano. En el fruto de su sangre hace reposar la
esperanza y ansía que el lindo renuevo le fortalezca la confianza y lo
encienda el entusiasmo. Hijo soy de mi hijo, él me rehace, clamó en
uno de los momentos más dichosos del libro.
El descansode la lucha a brazo partido -a corazón partido-, y la
adoración a la vida naciente que le crece entre las manos determina
una poesía de sabia y llameante pureza, de inusitado tono y depurada
maestría. El autor vive ante su obra una rara angustia, que es la evidencia mejor de la conmovida sinceridad que la inspiró y de su exigente
conciencia crítica. El pudor del padre, sorprendido en el gesto de su
deshechoamor, se une al temor del artista de que la aventura inestrenada
no esté al nivel de su pureza. Pasado el tiempo, trece años después,
cuando en camino de la muerte heroica envía a Gonzalo de Quesada y
Aróstegui su testamento literario y pide que, al darse a la imprenta su
producción poética, se inicie con el IsmueliUo,
con lo que reconoce
Dice
verdad
Juan
Carlos
Ghiano
al
afirmar
que Martí no
su valía.
encuentra su estilo hasta que UO es sacudids por la presencia del hijo.7
Anti loS poemasde Ismaelillo
sufrió Martí un sacudimiento deslumbrador. A Vidal Morales le dice: ano se parece a lo demás que he
7 Martí,
a veces buen
Aróstegui,
en el que se ha
míos no publique
ninguno
después,
al fin, ya son unos
crítico
de su obra, escribe
a Gonzalo
de Quesada
y
llamado
su testamento
¿iterario.
lo que sigue: <Versos
antes del Isnuze~i&x
Ninguno
v8lc un ápice.
Los de
y sinceros.,
138
AKCL’ARIO
hlARTI.4TO
hecho. Fue como la visita de una musa nueva,.
1. a Enrique
Jo-6
\‘arona:
*Fue como una visita de rayos de sol.,
El transporte
espiritual v la dramática
exaltación
que lo poseen lo enfrentan
a una reaA Jugo Ramírez
le escribe:
aHe vi-to esn.< alas. esos
lidad mágica.
c.haca1e-E. e:as copas vacías. esos ejércitos.
Mi mente ha .-icTo cscenari~r
I en él han sido actores todas esas visiones.
Mi trabajo ha sido copiar.
\o hay- aquí una sula línea mental.*
El deslumbramiento,
la conmoción
iluminada
que encarna,) (al Zsmae/illo se traslucen en sus p,áginas y las pueblan de movimiento.
<Ir calo1
L de luz. Como la abundancia
espiritual
de Martí se sitúa en la ruta
I-1e un gran amor, su libro inicial
deviene una de las pruebas decisivas
[jara otorgarle
el título de gran poeta de lengua española.
El tsmnrlillo.
wcribió
Pedro Henríquez
Ureña, inicia
el modernismo
en la lírir;l
nmericana.
Lo excepcional
en el Zsmaelillo
ha de verse en su originaiidad
y en
+u genealogía. Aunque no es justo afirmar,
como se hace a veces, que la
poesía escrita en español es ajena a la delicadeza
y a la ternura,
nadie
podría negar que tales virtudes’no
son las más frecuentes en una proclucción secular en que desfilan muchas veces el gesto heroico, la declamación altisonante,
el puntual ingenio y la llamarada
sensual.
Pero la
rareza no es inexistencia:
los cantos paternales
de Lope de Vega y:
con menor altura, las endechas de Meléndez
y Valdés, son antecedentes
tle la actitud y el tono que asoman en el IsmaeliEZo; después de Martí.
tendremos
el cálido acento de madre americana
en Gabriela
Mistral:
pero al aparecer el breve volumen
martiano
fueron muchos los que,
hechos a los hierros,
arengas, discreteos y clamores,
le tomaron
como
entretenimiento
ocasional y hasta como debilidad
de un ingenio poderoso.
Cuando se pone en duda la españolidad
del ZsmaeliClo se cae en el
error de juzgar una literatura
por las obras de más externo lucimiento.
e invocando
sólo ciertos nombres
acatados.
Vistas las cosas más de
cerca; la filiación
hispánica
del pequeño gran libro aparece mantenida,
:
afilada y honda.
En cierto
modo,
el ZsmaeliZZo
es como
la reivindicación
moderna
de los mejores recodos
de la lírica
peninsular.
Sus antecedentes y confluencias
hay que buscarlos
en lo místico
y lo popular,
dos
M
expresiones
distintas pero igualmente
entranadas
en la invención
clásica
española.
La fresca gracia de 10s villancicos,
que penetró
el genio de
Lope y de Góngora,
reaparece
en esta escala martiense.
Y también la
afinada pasión trascendente
de Santa Teresa y de Fray Luis.
Casi todos los poemas del ZsmaeliUo están escritos en seguidillas,
10
que encauza la emoción por caminos populares y españolísimos.
Cuando
ANUARIO
MARTIASO
139
92 recuerda
que en los más viejos Cancioneros
va naciendo
esta combinación métrica con su suelto p sobrio encanto. el toque de lo tradicional
! lo popular
.ce confirma
y se ensancha.
La conjunción
entre la vieja voz del pueblo y la de 10s mkticos
espatiljles de más estatura se realiza en el Zsmaelillo
de modo afinado >
-util. En la canción medieval y en las odas místicas del siglo XVII encontramos esa personificación
simbólica
a la que todo queda atribuido:
el
amado. la amada, el esposo: el hijo, en el breviario
martiano.
En la
figura central que ata para siempre la voluntad
del cantor se ejemplifican todas laj +rtudes y excelencias.
Se vive, se alienta, se sueña dentro
(Ita1 ánima elegida.
Todo queda en la penumbra
auroral,
en espera de
ia aparición
soberana.
Ch acón y Calvo señala esta actitud en aquel reIla<,entista anterior
al Renacimiento
que se llamó Gil Vicente:
Digas tú, el caballero
que las armas vestías,
si el caballo o las armas o la guerra
es tan bella.
Digas tú, el pastorcito
que el ganadico
guardas,
si el ganado o los valles o la sierra
es tan bella.
Como en los mkticos. los nombres definidores
del ser evocado vienen
por muchas vías. En Los nombres de Cristo, el elegido será Rey, Esposo,
Pimpollo.
El hijo, cifra varia y perfecta, tendrá en el Zsmaelillo
nombres
evocadores, dulces y legendarios:
Príncipe
enano, Tórtola blanca, Valle
lozano, Rosilla nueva...
El poder exclusivo, único; todopoderoso,
de la criatura
en quien se
adora tiene fuerzas para transformar
10 circundante.
EJa virtud irra-diante está en San Juan de la GLIZ cuando dice:
Y yéndolos mirando
con solo su figura
vestidos los dejó de su herntosura.
\3arti sentirá, con parejo sentido,, con igual delectación,
del hijo muda y ennoblece cuanto tocan SUS ojos:
Dígame de qué ríos
Regó este prado
Que era un valle muy
Y ora es lozano?
negro
que Ia presencia
140’
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
Ese hálito místico y popular
salva al libro de la reiteración
irrelevante que amenaza siempre a 10s conjuntos
de tema único.
Como ha
_ dicho Juan Carlos Ghiano: supo Martí evitar en el Ismaelillo
la monotonia de los elementos
poemáticos,
depurando
la profundidad
de su
sentimiento.
En efecto, el hijo no cede el universal
dominio,
pero la
cuantiosa
fantasía paternal
10 sitúa ante todos
los temas de su poética
y frente a todas las escalas dramáticas
de su vida. Todo Martí está
aquí; y al cerrar el volumen hemos andado por los viejos senderos castellanos;
hemos sentido el aleteo de un ágil ímpetu romántico,
hemos
saludado,
a veces desde lejos, la aparición
erótica y el clamor de la
patria esclavizada:
la resonancia
antigua y la señal de una poesía en
marcha hacia el futuro.
El hijo nos da al padre en su ansiedad, en su
tragedia,
en su fe y en su victoria.
Los versos de aLa Edad
de Oro*:
tradición
El poema Los dos príncipes ha sido señalado como un caso eminente
que lo popular español fecunda cumplidamente
la personal invención
de nuestro héroe. Con la duda d e que la traducción
francesa pueda
ofrecer los jugos tradicionales
que importa
destacar, damos aquí el
bellg romance:
en
El palacio está de luto
Y en el trono llora el rey
Y la reina está llorando
Donde no ‘la puedan. ver.
En pañuelos de olán fino
Lloran la reina y el rey.
Los señores del palacio
Están llorando
también.
Los caballos llevan negro
El penacho y el arnés..
Los caballos no han comido
Porque
no quieren comer.
El laurel del patio grande
Quedó sin hoja esta vez.
141
Todo el mundo fue al entierro
Con coronas de laurel.
-iEi
hijo del rey se ha muerto!
iSe le ha muerto el hijo al rey!
En los álamos del monte
Tiene su casa el pastor.
La pastora esti diciendo:
*
.¿Por qué tiene luz el sol?*
Las ovejas cabizbajas,
Vienen todas al portón:
iUna caja larga y honda
Estú forrando
el pastor!
Entra y sale un perro triste.
Canta allá dentro una VOZaPajarito,
yo estoy loca,
illévame
donde él voló!,
El pastor coge llorando
La pala y el azadón.
Abre en la tierra una fosa.
Echa en la fosa una flor:
--iSe
quedó el pastor sin hijo!
iMurió
el hijo del pastor!
y novedad
En un desfile de los valores .p&ticos
de José Martí no puede faltar
una referencia
a los versos que incluyó en su revista LU Edad de Oro.
Aparte traducciones
y adaptaciones
hábiles y eficaces, dejó en aquellas
páginas poemas de singular
calidad, como correspondía
al instante en
que el creador había desarrollado
al máximo sus dotes expresivas.
Por
razones distintas, ha de aludirse
a Los dos príncipes
y a Los zapaticas
de rosa.
MARTIANO
fil ambiente, el asunto, el desarrollo
y el molde formal acusan la más
pura tradición
de lo popular
español, y el &ñalamiento
específico
de
estas particularidades
nos llevaría
un espacio del que no disponemos.
Apuntemos
lo más saliente.
El caso de LOS dos príncipes
plantea a la crítica literaria
un interesante ejemplo
de transculturación.
El poema martiano
se inspira
en
otro de la escritora norteamericana
Helen Hunt Jackson; de la que Martí
tradujo la novela Ramona, de mucha notoriedad
en su día. La poetisa
de Massachusetts
dice en The piince is dead el dolor distinto que irradia
la muerte del señor y la del campesino;
Martí siente y expresa el mismo
dramático
contraste, pero lo hace a’ través de su personal sensibilidad
y traduciendo
un sentimiento humano, universal, a una forma tradicional y popular
de España.
L
La forma escogida en Los dos principes es la del romance (versos
asonantados), lo que conviene muy ajustadamente con el panorama evocado, por el que cruzan reyes legendarios y siervos feudales;
pero la integración de la cultura literaria de Martí Y la posesión plena
y encarnizada de su lengua resuenan en los versos emocionados, retordando y transformando
enfoques y senderos -ular-.
octosílabos
mu.4~10
142
Chacón y Calvo ’ ha señalado como en Los dos príncipes
se reviven
con asombrosa
fidelidad
temas del romancero
que. con las natura1e.x
variantes, llegan a nuestros días. Así, en el romance viejo de la Aparición el dolor causado por la muerte de la enamorada
desata un pesar
que hiere la convivencia
en torno:
Siete condes la llevaban
Caballeros
más de mil.
y en versiones muy posteriores,
como la que inspira en el siglo pasado
la muerte de la reina Mercedes, primera esposa de Alfonso XII, renace la
antigua idea de que el dolor de gente muy querida
se haga universal.
alcanzando
a personas, animales y cosas. Si en la canción del pueblo
de Madrid
a la reina muerta se dice:
Las campanas
de la iglesia
Ya no quieren repicar
. .. . .. . .. . .. . .. .. . .. .. .
Los jardines
de palacio
Ya no quieren florecer,
en el poema
de Martí
leeremos:
Los caballos no han comido
Porque no quieren comer,
El laurel del patio grande
Quedó sin hoja esta vez.
En los dos casos el dolor de animales,
árboles y cosas se manifiesta en un no querer, en un negarse a sus menesteres normales.
No creemos que exista en la poesía hispánica
de su tiempo ni en la
posterior un caso tan agudo y pleno de esclarecida
servidumbre
a 10s
moldes más venerables
del idioma
y de la poesía.
El pensador
más
universal
de su tiempo americano,
el artista que anuncia
en su genial
impaciencia
nuevas formas del arte de escribir,
es el que, sobre todos
los otros, otorga nueva vida a una VOZ que viene del fondo de la historia
española
y que cuajó para siempre
en días de hierro, sangre y fe.
8
en el
junio
Arrom,
T. G.
ANUARIO
MM~TIANO
La poesía de Martí
y lo popular
hispánico,
por José M. Chacón v Caluo.
Boletín
de la Academia
Cubana
de la Lewua,
La Habana,
VO].
III enerode José Martí,
por José .l.
de 1954 y Raíz popular
de los Versos sencih
en Antología
Criiica
de José
Marti,
publicaciones
de la Editorial
Cultura.
S. A., México
D. F., ‘960.
MARTIANO
143
Recomendamos
con mucho encarecimiento
la lectura de Los zapaticos
de rosa, poema contenido
en este libro, rico de sustancia tradicional
)
gracia criolla.
Pocas veces se ha unido en la redondilla
como aquí la
comunicación
directa y la magia creadora.
Martí escribió Los zapaticos
(ie rosa con el ánimo de enfrentar al lector infantil con la realidad
de la
pobreza.
Logró su intento;
pero la voluntad de afilado garbo, que no>
dará después la altura de los Versos sencillos, se le colma de una claridad innovadora
que conduce al movimiento
insospechado
y a la imagen
audaz y nueva. La modestia del tema queda superada por la virtud del
artista que alumbra cuanto toca.
La almohada
y las uFlores
de piedra:
Los UVersos
del destierro,
libres,
Los Versos libres son, sin duda, los más martianos
consideraciones
bastarán para confirmarlo.@
de Martí.
Breves
Los poemas de Versos libres fueron escritos, según anotáción
del
autor, entre los 25 y los 30 años. Traducen
el ímpetu vehemente
y
desalado de una juventud
batida por todos los vientos, pero que descubre ya los caminos reales que la conducirán
al sacrificio y a la muerte.
Por ello, si los Versos sencillos componen
la biografía
material,
cronológica del hombre, los’ Versos libres nos dan la biografía
interna,
lo
que llamarían
los antiguos
un espiritu
del poeta y del héroe.
En las primeras páginas
Martí estas palabras:
del volumen
que vamos a examinar
escribió
Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados.
Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ella, dejé volar mis visiones:
iOh, cuánto áureo amigo
que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez,
y yo he
querido
siempre ser honrado.
Recortar
versos, también sé, pero
Así como cada hombre trae su fisonomía,
cada inspino quiero.
ración trae su lenguaje.
Amo las sonoridades
difíciles.
el verso
e.wultórico,
vibrante como la porcelana,
volador como una ave, .ardiente y arrollador
como una lengua de lava. El verso ha de ser
como una espada reluciente,
que deja a IOS espectadores la memoria
de un guerrero
que va camino al cielo, y al envainarla
en el Spl,
se rompe en alas.
9
Para tener una clara idea de la naturaleza
y el sentido de los Versos libres
de Martí.
debe leerse el excelente
estudio del crítico y poeta Cintio Vitier
inserto
en la Antología
Crítica
de José Martí,
publicaciones
de la Editorial
Cultura,
T. G. S. A., México,
D. F., 1960.
144
ANUARIO
ANUARIO
MARTUNO
de latidos violentos,
de
y presagios, de angustia
de su tiempo y de una
ellas y contra ellas alza
solidaria
y sensibilidad
Tajos son éstos de mis propias entrañas -mis
guerreros--.
Ninguno me ha salido recalentado,
artificioso,
recompuesto,
de la
mente; sino como las lágrimas
salen de los ojos y la sangre sale
a borbotones
de la herida.
No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos,
no en tinta
de academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí
doy a ver lo he visto antes (yo lo he visto, yo), y he visto mucho
más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos. -De
arrebato de mis
la extrañeza, singularidad,
prisa, amontonamiento,
visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir ante
mí como las copio. De la copia yo soy el responsable.
Hallé quebrados los vestidos, y otros no y usé de estos colores. Ya sé que
no son usados. Amo las sonoridades
difíciles y la sinceridad,
aunque pueda parecer brutal.
Todo lo que han de decir, ya lo sé, y me lo tengo contestado.
He querido ser leal, y si pequé, no me avergüenzo de haber pecado.
que encontremos
en cada página
una poesía
de activa
145
angustiosas
contradicciones,
de premoniciones
y clamor.
El poeta es el testigo apasionado
realidad
que Le hiere la piel y la víscera.
En
su voz de condenación
y denuncia
pero. alma
en carne viva, queda atravesado por sus dardos.
Cintio Vitier ha escrito que los Versos libres forman la región volcánica de la poesía de Martí, cosa perspicaz
y exacta si se añade que
la lava que anuncia el poeta a la entrada de su libro se sale de sus
páginas y quema sus versos antes y después de 1882. Los volcanes del
libertador
cubano -sus
bramidos,
que decía Sarmiento-,
son en verdad
presencias
de un dolor hondo y rebelde, invencible,
sin el que no hay
ni libertador
ni poeta y que le marca la vida de punta a punta, de
Paula a Dos Ríos. Esta poesía es necesaria, en el sentido en que lo entiende Juan Ramón Jiménez, canto de combatiente
sensible que ha mostrado a cada paso la herida del hombre desangrado,
aunque sea verdad
que su agonia vencedora encuentre más espacio en los Versos libres.
Estas palabras dicen que los poemas de Versos libres fueron soñados
no en la almohada
de rosas del Ismaelillo
sino en la almohada
de piedra
mayores.
en que desvelan al hombre
de destino sus responsabilidades
Encontramos
aquí a un Martí erguido y desnudo, en pelea inacabable
con
de su fe y alumbrado
de su
obstáculos
y propósitos;
de p ie, armado
luz, pero herido, sangrando
en los encuentros
de la batalla arcangelica.
Los lectores de meditación
afilada y reminiscencia
literaria
se decidirán
por la depuración
culminante
de los Versos sencillos;
los que prefieren
tocar la poesía a través del hombre y llegarle
así a la hondura
creadora, amarán apasionadamente
los eendecasílabos
hirsutos,
de los Versos
libres.
El comentario
preliminar
que hemos reproducido
descubre mucho
el ademán de estos versos. El poeta los reconoce como encarnizadamente suyos, como nacidos en la entraña atormentada,
y nos afirma que
están escritos con su propia sangre y que trasladan
visiones que han
visto sus ojos. No oculta los pecados de extrañeza, singularidad,
prisa,
amontonamiento
y arrebato,
pecados todos ex abundantiu
cordis.
Reconoce su decir bronco e inesperado
y su guarece en él. Hace juramento
de honradez
y lealtad, y levanta al aire sus dos banderas
amadas: la
la vida limpia y el arte inusitado.
sinceridad
y las sonoridades
difíciles:
Para tener una idea de conjunto
sobre este libro martiano
parece
en
los
términos
más
estrictos,
alguna
noticia
sobre
su
lo mejor ofrecer,
carácter, sus temas y sus formas.
Intentémoslo.
Si fos caminos de este libro quieren concentrar
las reacciones
diintransferibles
de José Martí, será oblirectas, personales,
sangrantes,
gado
MARTIANO
Por razones muy claras los poemas del libro que vamos comentando
levantan la admiración
encendida
de gentes como Miguel
de Unamuno,
agónicas también, mientras
los Versos sencillos ensamblan
a la perfección con entendimientos
inclinados
a la hazaña de la gracia como el de
Gabriela
Mistral.
Para el autor de La agonia del cristianismo,
el poeta
extraordinario
aparece en este volumen en que rno hay más freno que
el ritmo del endecasílabo,
el más libre, el más suelto, el más variado
y proteico que hay en nuestra lengua. Y más que un freno es una espuela
este ritmo, una espuela para un pensamiento
ya de suyo desbocado=.
Como habría de ser, la trágica impaciencia
del maestro de Salamanca
se esponja ante los anatemas ¿Te Amor de ciudad grande, incluido
en el
libro y al que califica de poema tremendo.‘O
El Ismaelillo
está traspasado
por la ternura
y los Versos sencillos
lucen dominados
por el encanto de la canción popular en su mejor nivel;
todos los Versos libres quedan atravesados por luces de relámpago.
En
ello andan su debilidad
y su grandeza.
A veces, la conmoción
ante los
magnos problemas
del mundo y del hombre nublan y agobian
la voz
clamante, que se quiebra de su mismo fuego. Cuando el asunto de alto
porte cuaja en la expresóin a punto -Homagno,
Canto de Otoño, Yugo
Io Los Versos libres arrancan a Sarmiento, en una carta a Paul Groussac
publicada
en La Nación de Buenos Aires, este juicio entusiasmado. aEn ewafiot nada
hay que se parezca a esta salida de bramidos
de Martí;
y después do Víctor Hugo
nada presenta la Francia de esta resonancia
de metal.,
elocuencia,
-_
--
-
,
AWJARIO
se integra una obra palpitante.
x estrella, Amor de ciudad grade...-.
rica de penetración
en los más hondos misterios !- tramada de giros de
Saludamos
entonces a uno de los poetas más plenos dr
luz cegadora.
13 Iencua española.
La cuestión del romanticismo
en Martí renace cada vez que nos aìounamos a los Versos libres y, en cierta medida, su le<,tura contribuye
a
dar claridad
sobre la dilatada
polémica.
Parece indiscutible
que el
clan de estos clamores viene de Víctor Hugo y hace bien en destacarh)
Por lo menos, los poemas están en primera
persona.
Eugenio
Florit.
J. los conflictos abismales y la sangre de las heridas numerosas se mue+
Iran sin ocultamiento
ni recelo, achaques de lo romántico.
Poi otra
es
una
confesada
voluntad
de
darse
entero,
clr~
parte, todo el volumen
rnseñar a todos el subsuelo espiritual.
A veces, agravación
del caso, la
alusión
autobiográfica
es transparente.
Agreguemos
ese impulso
inexhausto de hacer de la expresión vehículo dócil de la tormenta lacerante.
Los que atribuyen
a Martí un sitio culminante
en el romanticismo
americano tienen en este libro mucha ascua que acercar a su fuego.
Con todo, y sin negar el usufructo de una cuantiosa herencia romántica absorbida
en los mejores ejemplos -Víctor
Hugo, Lamartine,
MUSes en los Versos libres una gran
set...-,
p arece visible que lo romántico
En efecto, la raíz romántica
produce frutos que no
despedida
infiel.
La
quejumbre,
muchas
veces
presente, se comunica
responden
a su ser.
aquí con grandes temas colectivos
y se mantiene
inquietada
pòr la
misión orientadora
y el deber libertador.
La anchura de circunstancias
>- situaciones y el ingrediente
realista dentro del tono exaltado,
no son
Como los partos de la leyenda, el poeta arroja
su*
cosas románticas.
Se ha dícho que los Versos libres fueron la última
armas, alejándose.
llamarada
del romanticismo.
Cierto;
una llamarada
tan alta que alumbró espacios hasta entonces desconocidos.
Nos parece bien claro que en los Versos libres confluyen
y se trenzan influencias
y modos que van a superarse
muy pronto.
Lo &sico
español, más que lo popular
anda en estas páginas.
En ocasiones, como
simple arcaísmo (amis ojos sólo, los mis caros ojos..., en Homagno);
en el poema Luz de Zuna sorprende
la huella de Góngora:
«tras los párCalderón
pados blancos se veían - Aves de plata, estrellas voladorasn.
asoma en Yugo y estrella, cuando se lee: *Pez que en ave y corcel y
hombre se torna.,
Pero lo nuevo se abre paso con enérgico poder;
la
imagen de sentido moderno,
trasunto
de la buena poesía francesa del
157
lIARTI.4SO
tiempo. empieza a abrir las alas. que después cubrirán
junto al arcaí-mo
gracioso. el neologismo
audaz.
mucho
nido.
1
En cuanto a la vestimenta formal, los Versos libres son una no!-edad.
un re10 v un riesgo. Cierto, como nos recuerda Unamuno.
que el enderacílabo es el lerso más dúctil. vario y- cambiante
del idioma.
Tiene.
rn efecto, sobre sí una fuerte carga de maestrías.
Martí lo sabe. eSC(Jde intento para sus poemas de mayor ámbito;
pero se decide.
<-criéndolo
además, por el endecasílabo
blanco, con lo que nos hace recordar
el
\ iejo decir de que la rnaj-or libertad
es la mayor responsabilidad.
Dueño
tlr tal arma, nuestro cantor queda desnudo frente al arte, con el peligroso
tesoro de un instrumento
soberano,
apto para todas las travesías y exi::rnte en cada singladura.
Ha de añadirse otro elemento que da categoría primordial
a la elecc,iiìn del poeta; nos referimos a la variedad ilimitada
en la división,
en
rl corte del endecasílabo.
Con ello se salva la vieja costumbre
de hacer
coincidir
la idea poética con la fórmula métrica, cfesangradero
de tantos
maestros del buen tiempo español.
En Martí, el endecasílabo
es una
espada ilustre en manos de un capitán sin miedos. Nadie la ha esgrimido
con tan fiera novedad.
Cuando la idea queda dicha, se detiene el verso;
y se completa
en la idea que sigue. De este modo, de espalda a Ia
sugestión
elocuente
del consonante
y lejos de la suave perfidia
de la
rima asonantada,
usando un verso libre de toda libertad
y sujetándolo
al dominio
del mensaje lírico, nos deja Martí, en los mejores momentos
cle sus Versos libres, una hazaña magistral
en la que sólo pueden vencer
los poetas plenos.
Deniro de la incandescente
vehemencia
en que están concebidos
!
realizados
los Versos libres, se convocan en ellos los asuntos que antes
\ después inquietan
al poeta; pero todos aparecen a una luz distinta.
dentro de una claridad
inesperada,
en que las gentes y las cosas -la
naturaleza,
el misterio y el hombre-,
se .abalanzan para darnos sus perfiles descarnados.
En las páginas del libro se juntan los elementos extraterrestres
y los
bumanos. .El llamamiento
erótico aparece a veces (Pomona)
como alu.sión carnal, casi siempre con gesto ennoblecido:
cno es hermosa - la
fruta en la mujer sino la estrella».
No pueden faltar el recuerdo
de la
patria encadenada ni el amor fervoroso a la libertad del hombre (PoUice
rerso, Isla famosa, Banquete de tiranos, En torno al mármol rojo),
ni
ia decisión al sacrificio
(Yugo y estrella).
En algún momento
se mues-
148
ANUARIO
tra la identificación
nueva alude
ANUARIO
MARTIANO
con el que sufre explotación
vitalicia.
En
Etirof~
al
denso
Rebaño de hombres
que en silencio
triste
Sale a la aurora y con la noche vuelve,
Del pan del dia en la difícil busca...
Son numerosos los poemas destinados a concentrar su concepto de
Estrofa nueva, Poeta, Mis versos
la Poesía. En todos ellos (Académica,
Poética, La Poesíu es sagrada, Cuentan que antaño...,
van revueltos...,
Mi poesía), está la varia insistencia en hacer del verso cosa delicada, que
sólo debe recibir la visita de la inspiración genuina y correr su aventura
libremente, sin cárcel académica ni afeite superpuesto.
Pero el poeta de Versos libres se siente preso, torturado, sajado, asfixiado por el duro mundo que le cerca; lo expresa con garra soberana
en Amor de ciudad grande. A distancia del tiempo y del estilo, el New
York martiano muestra parentesco esencial con el de Federico García
Lorca. En los dos grandes poetas la urbe babilónica es como un monstruoso revulsivo que les descubre y agrava sus más hondos conflictos.
Asqueado de lo circundante, se siente nuestro héroe empujado por un
ansia de lejanía, de vuelo, de liberación definitiva. Aparece entonces
la otra magnitud del libro, la que integran poemas de evasión desalada,
de sed de infinito. El misticismo de este costado de 10s Versos libres es
ancho y revuelto, muy distinto del afilado y expectante que, hijo de Santa
Teresa y de Fray Luis, alienta en otros momentos de la lírica martiana.
Busca en la naturaleza la señal que no encuentra en los hombres. Clama,
encendido panteísmo:
iOh corazón prendado
iOh sed de amor!
De cuanto vivo el Universo habita.
i
Despuésel poeta dialoga con la tierra, con los mares, con los astros,
con el tiempo. Lo sobrenatural fortalece sus alas para el quehacer irrenunciable y el redentor vuelve a 10s espacioscon su luz inagotable.
La imagen de la muerte habría de aparecer en esta escala primordial
del poeta bat$lador. En más de un momento reclama su presencia
como la de una deidad aquietadora. En Canto de Otoño nos dirá: SMujer
más bella - no hay que la muertes y en otro lugar la tendrá como
.salvadora oculta de los hombres,. En Astro puro nos ofrece la estampa
MARTIANO
149
del poeta muerto que se trae, al resucitar, la virtud del verso inmortal
que dará, por fin, perfume y claridad a la tierra.
Por lo dicho queda aludida la rara condición de los Versos libres,
desvelado conjunto de intensos realismos y evocaciones sobrenaturales.
Su amontonamiento
y violencia, reconocidos y señaladospor el autor,
lo han hecho hasta aquí, debe decirse, un libro desconocido.
Se hace
indispensable sumergirse en sus aguas encrespadas, vibrar en sus clamores para dar con una extraña y grande poesía. La etapa en que fue
cuajando el verso y el hecho de no darle el toque decisivo -algunos
. poemasestán inacabados y otros a medio fraguar-, restan al conjunto
la clara sobriedad de obra cumplida de los Versos sencillos.
Con todo,
creemos que el gran poeta, el mayor poeta, el mejor Martí están aquí,
en estoscomplejos, iluminados y sangrantes encuentros. Y sospechamos
que cuando se llegue al fondo de esta selva encrespada,donde cada árbol
levanta al cielo sus brazos estremecidos, se tendrá a los Versos libres
como lo más representativo, original y poderoso del escritor cubano.
Entre los papelesde Martí se encontraron manuscritos dispuestospara
integrar un volumen con el título de Flores del destierro.
Como en los
otros, se abren con un bello prefacio en que se explica su contenido y se
discurre sobre el arte poética del autor. Por el texto del preámbulo y
el gesto de 10s poemas puede decirse que se trata de una continuación
de la actitud dibujada en los Versos libres.
También éstos -el título
lo apunta-, son poemas soñados en la almohada de piedra.
La estructura del poema no es en Flores del destierro uniforme como
en los Versos libres. Se usa también el endecasílabo blanco, con cesuras
voluntariosas y cambiantes, pero este verso clásico aparece a veces en
cuartetos aconsonantados; se encuentran raras combinaciones de versos
de ooho y once sílabas, secuenciasde seguidilla como en el IsmaeliUo,
alguna décima tradicional y dos sonetos de gallardo porte. Es esta la
escala martiana en que mejor asomasu maestría en la variedad estrófica
y en que hace más gala de invenciones estructurales.
En cuanto a los temas de Flores del destierro, anotaremos que se reitera la devoción de Martí por la poesía libérrima y distinta en los
sonetosTienes el don... y Quieren, oh mi dolor... y en la definición tajante
que abre el volumen:
Contra el verso
El verso natural.
retórico
y ornado
150
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
Como en los Yersos libres. se rechaza el amor impuro pero se le coloca.
ni la
cuando es noble. a nivel de la poesía. No falta el tono galante:
solidaridad
con la masa explotada.
yo respeto
La arruga. el callo, la joroba, la hosca
Y flaca palidez
de 10s que sufren.
Otra vez la angustia
del vivir
ciudadano:
Envilece,
devora, enferma,
La vida de ciudad.
embriaga
No falta la tormenta
que arrasa el pecho: Vivir en si, qué espanto, y
se traslada a la naturaleza
el dolor aborrascado:
Cruje la tierra, rueda
hecha pedazos. La noche vuelve a ser tregua y esperanza:
Más
La presencia
al entusiasmo
y el ansia del dolor:
que de Za ventura
De la desdicha
nace el verso.
del hijo, como en el Zsmaelillo
de la pelea:
Pero en tu pecho,, oh niño
salva de la caída
y vuelve
está mi escudo!
Debe destacarse que está en Flores del destierro uno de los momentos
más colmados de la lírica martiana.
En sólo un verso, de los más bellos
de la lengua, se identifican
su amor de patriota y su ansiedad de artista:
Dos patrias
tengo yo, Cuba y la noche.
La almohada
de piedra
sigue ordenando
la militancia
infatigable:
Cuba está presente.
La llegada
de las sombras, la noche, anuncia el
sueño que engendrará
la creación
libertada.
La depuración:
Los
aVersos
una obra culminante
en que se afinan y depuran todas sus virtudes
sobre
ticas. Por ello, la mejor crítica de su lirica se ha ejercido
libro breve, intenso y nuevo.‘l
151
poéeste
Como en el examen de los libros anteriores,
trataremos
de precisar
la naturaleza,
los temas y las formas de este volumen de rica y juvenil
madurez.
La tarea encontrará
mayores obstáculos porque la integración
de los elementos del poema es aqui más estrecha, lograda y plena.
En los Versos sencS!os habla el poeta, como de costumbre,
en primera persona, ofreciéndonos
su intimidad
y su contorno
con sinceridad
que toca muchas veces lo confidencial;
pero así como en los Versos
> libres el yo romántico
se encrespa entre trágicas luces, en los Versos
.sencillos, la comunicación
se decanta en inquieta
serenidad tomando, en
lo dominante,
por caminos narrativos.
En los Versos libres el poeta nos
dice lo que siente; aquí nos da cuenta de lo que es.
Los Versos sencillos componen,
en buena medida, un registro autobiográfico
del autor, a tal punto que constituy&n
un documento
indispensabIe para el que quiera ofrecer una estampa exacta de su vida. Pero
tratándose
de un espíritu como el de Martí y de un hombre de lirismo
vitalicio,
cada suceso1 lo mismo el de ancha resonancia
colectiva que
el de honda intimidad
dolorosa,
le despierta
perspectivas
inesperadas:
que cristalizan
hechos poéticos más allá de la anécdota.
Yo sé que a cada noche alzas el vuelo
A las estrellas...
Vuelve la reverencia
M.4RTI.4‘10
SencilZ0s.s
En sus últimos años, cuatro antes de morir heroicamente,
en 1891,
edita Marti en New York SUS Versos sencillos.
Son, en muchos sentidos,
Como obra de culminación,
hacen presencia
en los Versos sencillos
las huellas y los modos que marcan su poema anterior.
Lo popular
español se trasluce en muchos momentos,
pero más entrado
ahora en
lo popular americano y con gesto más universal;
la huella de los maestros
clásicos de su idioma no desaparece, pero, dueño el creador de su propia
voz, se advierte como alimento
radical
transformado
sobre la marcha;
el ímpetu romántico
.levanta a cada paso su bandera apasionada,
pero
es vencido por la evocación a la vez palpitante
y escueta y por un dominante propósito
definidor.
En los Versos libres, Martí lucha entre vientos opuestos; aquí ha encontrado
el camino y lo proclama.
La verdadera modernidad
de Martí, ha dicho Fina García Marruz,
está en los
Versos sencillos.
La precisión es muy certera y es aquí, sin duda, donde
el poeta tiende sus puentes hacia el canto nuevo -sincero,
claro, erII
Los mejores
críticos
de la poesía
martiana
han
ofrecido
penetrantes intertjwtacionk
de los Versos
sencillos.
Deben
señalarse
entre
las mejores
contribuciones
para llegar
a lo hondo
de este libro
excepcional
los comentarios
de Gabriela
Mistral,
Pueden
leerse
en la valiosa
Antología Critica
Eugenio
Florit,
y Fina
García
Marruz.
tlr José Marti,
compuesta
por el Prof.
Manuel
Pedro
González.
Publicaciones
de
la Editorial
Cultura.
T. E. S. A.. México,
D. F., 1960.
152
AKUARIO
ANUARIO
MARTIANO
guido. sabi+-,
que propugnó
conquistar
plenamente.
en au poética
y que la muerte
le impidió
‘\lucho habría que decir de la sencillez de los F’ersos senciflos.
En el
preámbulo
del libro precisa el poeta que lo edita aporque
ama la sinceridad y cree en la necesidad de poner el sentimiento
en formas llanas
y sinceras».
A lo largo de las páginas se reconoce el difícil propósito,
y hasta lo sobrenatural,
extraterreno
y fantástico queda dicho con palabra
asequible,
aunque
su aparición
haga vislumbrar
complej idndes impenetrables.
Casi no hay que decir -y
ya lo ha dicho insuperablemente
Gabrie!a Mistral-,
que la sencillez de estos versos es un resultado más
que una intención.
Sólo quien posea como Martí incontable
riqueza
de
palabras
y rara fuerza sintética puede lograr esta colmada sencillez, de
vuella de sus endecasílabos
relampagueantes
y de su elocuente ternura.
Es evidente, para quien sepa de estas cosas, que cada estrofa de los
Versos sencillos es como la flor que nace en un campo labrado
encarnizadamente.l?
En cuanto a la forma, los Versos sencillos, salvo dos excepciones
de
muy distinto nivel, están escritos en cuartetos octosílabos aconsonantados.
En el poema XLIII,
de muy afinada galantería,
se añaden al cuarteto
octosilábico
dos pareados
de la misma medida, con lo que se alcanza
una fresca gracia placentera:
Mucho, señora. daría
Por tender sobre tu espalda
Tu cabellera
bravía,
Tu cabellera de gualda:
Despacio la tenderíu,
Callado la besaría.
El poema XLV,
conocido
con el título de Los héroes, y al que aludiremos después, está compuesto en hermosos octosílabos blancos.
El que
cierra el libro -diálogo
con el verso-,
vuelve a la norma general.
La elección de la forma estrófica
en 10s Versos sencillos tiene un
peculiar significado.
El continente
es aquí molde deliberado
del ademán
que va a vestir. No será difícil comprobarlo.
Era obligado
encontrar
un vehículo oportuno
y eficaz: se 10 ofrecía al poeta la literatura
maternal,
en que tantas veces el cantor del pueblo y el de la Corte habían
12 A distancia de este libro- capital escribió Martí:
CA la vida se le van ca10s velos poco a poco y cuando se reconoce Y rehuye lo de verboso e inútil
que hay en ella, viene como una ingenuidad al corazón, que en los hombres sensibles
yendo
y adoloridos
se refleja,
a la tarde
de los
años, en la sencillez
de la poesía.,
insertado
su meditación
fugaz
octosilábico.
No fue sólo Lope
sivo y presuroso:
MARTIANO
153
y su apretada sabiduría
en el cuarteto
quien usó y abusó del instrumento
inci-
Señales son del juicio
ver que todos lo perdemos;
unos por carta de más
y otros por carta de menos.
La combinación
métrica y estrófica elegida por Marti es la preferida
por la gente llana de la América
Hispánica
para decir -0
cantar-,
su reacción
inmediata
de quejumbre
o malicia,
ante el visitante
y el
vecino. Nuestro poeta quería llegar ahora al mayor auditorio
y acercar
su voz a la de los oprimidos.
Es en Versos sencillos donde deja escrito,
en la copla del pueblo:
Con los pobres de la tierra
Quiero yo mi suerte echar:
El arroyo de la sierra
Me complace más que el mar.
Dueño del instrumento
apropiado
y trayendo
a él aquella
maestría
de la cesura que fue en él menester venturoso,
logra el sabio cantor
por las vías sencillas,
populares,
un ademán presentáneo,
una gracia
eficaz y aguda que nos abre las puertas de su reinp, sin renuncia
a su
creciente excelencia.
La grandeza
de los Versos sencillos
viene, a fin
de cuentas, de la sabiduría
en usar una forma inventada por el pueblo
para trasmitir
con ella el mensaje de excepción;
hazaña sólo asequible
a los creadores de tamaño entero.
En lo que mira a los temas de Versos sencillos, recordemos
que Eugenio Florit los agrupa en cuatro categorías
distintas:
los que captan
una impresión
instantánea,
plácida o tremenda;
los de asunto amoroso;
los puramente
poéticos, en los que sorprende
lo sobrenatural
y ultraterreno ; y por último,
aquellos en que el pensamiento
y el amor de l,a
libertad
y de la patria aparecen dominadores.
Cabría añadir la presencia de un tema permanente
en los libros martianos,
la referencia
al
verso y a sus versos, ahora afilada en la nerviosa elegancia de la expresión breve y pegada al hueso:
Si ves un monte
Es mi verso lo
Mi verso es un
Un abanico de
..*.................
de espumas,
que ves.
monte, y es
plumas.
154
ANUARIO
ANUARIO
MMARTIASO
iVerso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
0 nos salvamos los dos!
Es el-idente que una clasificación
similar
a la propue‘-ta
por Florit
podría intentarse
en los otros libros de Martí;
pero C+ en los Versos
sencillos donde cada una de las categorías
alcanza
ma\or nivel líricos.
rosa impuesta por la peregrina
unidad de asunto y forma y por la florida maestría a que ha llegado el poeta.
Si en cada uno de los órdenes señalados pudiera
c,itarsr
un poema
culminante,
si en el que abre el libro descubrimos,
con nueva claridntl.
que hemos entrado en una estancia de confesiones
decisivas;
si en loversos inspirados
por Aragón y por la bailarina
española se entrelazan
la raíz maternal y la adjetivación
insuperable;
si en el poema VIII, en
que acuesta a dormir
al amigo muerto que le visita, sentimos el escalofrío de lo sobrenatural
misterioso;
y e1 amor y el verso se tocan et]
una poesía galante del más airoso garbo; si en la redondilla
que pide
para su tumba uun ramo de flores y una bandera»,
arriba a una cifra
escueta y penetrante
que le franquea
y asegura Ia divulgación
popular.
no hay dudas de que los dos momentos -tan
distintos en su razón---.
que señalan la más cumplida
altura del libro son La nEa de Gaatemqlrc
! Los Héroes.
La brevedad de estos apuntes nos estorba referirnos
a lo anotado
sobre los dos poemas de Martí
que más devoción han levantado.
Al
aislar las que pudieran
ser sus virtudes capitales -jen mucho contrapuestas-,
quedan evocados los mejores momentos
del libro más pel’fecto del libertador
cubano.
En La niiia de Guatemala
llega a lo más el ingrediente
popular,
por
lo que la breve obra maestra mantiene la atención apasionada
de doctoe ignorantes,
de exigentes y benévolos;
pero lo popular
discurre
aquí
por las vías creadoras
de un amante sensible y sabio. Las estrofas sca
eslabonan
en gallardo
declive, componiendo
un conjunto
armonioso
h
sobrio, sereno y melancólico.
La descripción
de los funerales
de la
amada no sufre el desarreglo
romántico.
El s0110zo
no sale a flor, per,,
se le siente bajo la estrofa acompasada.
La sangre del poeta empapa la
cálida voracidad
del canto, pero SU delicado
entendimiento
impone cl
recatado desarrollo.
Hay aquí imà conquista
inusual. de las que embriclan la emoción en el dibujo alusivo J fiel.
MARTIANO
155
& su hermosa meditación
de los Versos sencilks ofrece buen espacio
Gabriela I&,t,,l
a ~~ njñu de Guatemala.
NO se ha escrito
hasta ahora
Para la poetisa chicomentario
de pareja hondura* de similar sintoma.’
lena las estanciaE dolientes en que despide el poeta a la amada en flor
componen el mejor momento del Modernismo.
Y advierte en La niiia
de Guatemala
una >uperior encarnación
del canto del pueblo en su cadencia americana.
Sorprende
a la autora de Desolación
que hombre
de sensibilidad
numerosa y de querer verdadero como José Martí despida a la que murib
por su amor con una sobriedad
decorativa
y una puntual
descripción
en que no se traslucen
ni el desgarramiento
ni el sollozo.
Cuando recuerda otro momento de 10s F’ersos sencillos:
Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
entiende
morsdo
el caso y lo pone a cuenta
y del hombre.
del viril
pudor
del artista,
del ena-
El otro poema extraordinario,
al que la posteridad
ha puesto el titulo
de Los Héroes es, sin duda, un momento
estelar de la poesía escrita
en español.
La intensidad
del tema le otorga rango card’inal.
El auto1
alude evidentemente
a Ia realidad
cubana de su tiempo, y nos pinta a
los héroes de la guerra Grande (1868-,X378)
pi,diendo cuentas a las generaciones nuevas, a las que pertenece Martí, del destino de sus sacrificios
y del cumplimiento
del deber patriótico;
pero sobre su origen concreto.
alcanza el caso una limpia
universalidad
y sube a nivel ejemplar
la
vieja pugna humana entre el desinterés y el egoísmo, entre el apego a
los bienes materiales
y la decisión heroica.
Los Héroes son un poema grandioso
en más de un sentido.
Rubén
Darío advirtió
que en su desarrollo
utodo es estupendo,
el ritmo,
las
detenciones,
las imágenes evocatorias,
y el tema: se diría obra de Beethoven,.
En efecto, el sueño martiano
es ciclópeo
de punta a punta
j- parece nacido en la entraña de la Novena Sinfonía:
Sueño con claustios de mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pie, reposan:
iDe noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
156
A??L%RIO M.4RTI.4SO
Con magistral
acierto, enfrenta Martí la piedra al hombre, lo gigantesco a lo habitual, lo permanente
a lo mudable.
Hay aquí gran poesía;
pero también magno sentid’0 plástico por el que la línea, la forma, el
escenario. dan con el cauce de lo trágico.
Los héroes de ayer: mármoles
solemnes, son como la voz de la historia y el mandato del tiempo.
Armados de esa fuerza, barren el suelo con la cabellera
del culpable
y
saltan al fin: rotos de ira santa, de la base que les agraada la estatura.
La forma, la estructura, los elementos que ordena y conjuga el poeta,
confluyen
para otorgar
a Los Héroes la más alta y difícil naturaleza.
El uso del verso blanco permite el desembarazo
necesario para engendrar
lo grande;
el corte reiterado,
violento,
sincopado,
logra y mantiene
un
movimiento
erguido
y centelleante:
Están en fila: paseo
Entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra: mueven
Los labios de piedra:
tiemblan
Las barbas de piedras: empuiian
La espada de piedra:
lloran:
iVibra
lo espada en la vaina:
Mudo, les beso la mano.
El poema apical de los Versos sencillos es un conjunto
maestro de
poderes encontrados
dentro del más riguroso
gesto escénico: el mármol,
los héroes, el culpable, la noche, el castigo, y, al final, la violencia
destructora que cierra el drama.
La repetición
de frases y palabras
no es
pobreza sino por el contrario,
tesoro difícil: por ella cuaja un ambiente,
un clima de fatalidad
trascendente,
de sombría elocuencia,
que eleva la
obra al más alto nivel. Nunca, en la poesía de su lengua, los medios
alusivos, del mejor simbolismo,
contribuyeron
tanto a la grandeza
del
asunto.
Poética
de un poeta
No es infrecuente
que un poeta discurra
sobre la poesía, pero no
existe caso en que tal menester sea tan insistente y reiterado
como en
el de José Martí. Hay que destacar en este costado de su obra una circunstancia
de mucho relieve:
escritor alguno
destinó tantos poemas a
decir sus criterios
sobre la poesía, el poeta, el verso y su verso. Más de
veinte poemas de su madurez
cumplen
este. propósito.
Parece indispen-
AXUARIO MARTIANO
157
ofrecer los lineamientos
sable por ello que en unas notas que quieren
de su hazaña lírica, se aluda a lo más saliente de LU poética.
La razón del mantenido
interés en definir sus conceptos líricos viene
en Martí del hecho de ser, a un tiempo, creador y crílico li.terario,
y su
función orientadora
en este campo es también, debemos recordarlo,
parte
de su desvelo por enderezar hacia los mejores rumbos la tarea literaria
de loS pueblos americanos
de su lengua.
Debe añadirse todavía, para penetrar
cabalmente
el sentido de este
recodo de su actividad letrada, que el héroe quiere predicar
con el ejemplo,
mostrar en su verso el cumplimiento
de su teoría poética, y que lo
hace a mucha distancia de la seca advertencia
académica y en una pugna
dramática
entre la creación y el afinamiento
de sus senderos.
Compondrían
un volumen las precisiones
martianas
sobre la poesía
que propugna:
en ocasiones numerosas el comentario
aparece al enjuiciar
la obra de un poeta antiguo o contemporáneo;
otras, al meditar sobre los
cauces matrices de la lírica, en un ensayo, o en un discurso;
de modo
relevante, en los proemios de sus mejores libros y con frecuencia,
Eomo
ya anotamos, en poemas destinados
a esa función rectora.
Las batientes fundamentales
de la poética de Martí no pueden ser
sino testimonios
de su entendimiento
de la vida y del destino del hombre. Para él había de ser el verso un arma luciente y delicada, dispuesta
para los más nobles fines de enriquecimiento
espiritual
y servicio colectivo. De ahí su sostenida exhortación
a darle a la poesía el más alto
rango social y humano, * lo primero, asegurar a la expresión lírica el sitial
desde donde pueda realizar
su misión.
Tomemos,
al azar, una de esas
exhortaciones:
La poesía, que congrega
o disgrega,
que fortifica
o angustia,
que apuntala o derriba las almas, que da o quita a 10s hombres la
fe y el aliento, es más necesaria
a los pueblos que la industria
misma, pues ésta les proporciona
el modo de subsistir, mientras que
aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida.
La libertad es la religión
definitiva.
Y la poesía de la libertad,
nuevo. Ella aquieta
y hermosea
lo presente,
deduce e
el culto
ilumina
lo fu.turo, y explica el propósito
inefable
y la seductora
bondad del universo...
Un grano
de poesía sazona
un siglo.
Ofrecida al verso la categoría suprema, Martí nos define, en el ensayo y en el poema, las que estima sus notas primordiales.
Para 61, lo reitera mucho, la poesía debe producirse
como efusión espontánea,
*como
.
1%
Ah-UARIO
MARTUNO
las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones
de la heridas.
SU voto de sencillez -por
donde anda la ansiada comunicación
de las
singular,
inesperada
!.
esencias liricas-,
no se opone a la encarnación
profunda;
pero ello se logrará dando cuerpo digno y distinto a lo directo y natural.
Un día escribe: ael verso hierve en la mente, como en la
cuba el mosto. Mas ni el vino mejora, luego de hecho, por añadirle
alcoholes y taninos;
ni se aquilata
el verso, luego de nacido, por engalanarlo con aditamentos
y aderezos...*
a Pulir es bueno, mas dentro de la
mente y antes de sacar el verso al labio...,
La emoción
es, para nuestro escritor, madre legitima
de la poesía.
Sin emoción, dice, se puede ser escultor en verso o pintor en verso, pero
uo poeta; agregando
que existe una emoción lírica con origen, gesto y
dominio propios.
No es poeta, anota, l ...ni el que pone en verso la politica y la sociología
sino el que de su corazón, listado de sangre como
jacinto, da luces y aromas, o batiendo en él, sin miedo al golpe, como en
parche de pelear, y llama a triunfo y a fe el mundo, y mueve a los homhres cielo arriba, por donde va de eco en eco volando el redoble;.
Los
dos polos de su poética son la realidad
y el sueño: la realidad
ansiosa
de altura y el sueño comunicado
con la vida. Todo lo humano, todo lo
que aflija y entusiasme al hombre, puede ser poesía, pero traducido
a
mensaje genuino, sabio, afilado y nuevo.
Es frecuente cuando se quieren mostrar las ideas martianas
sobre la
poesía, acudir a tres momentos
de mucho relieve:
las palabras
preliminare de Versos sencillos, Versos libres y Flores del destierro.
Se acierta
en eho, porque las explicaciones
aI1í ofrecidas coinciden
con tres etapas
vitales de su anticipada
madurez.
En las palabras proIo&s
de Versos sencillos hay una referencia justificadora
de la sencillez
con que quiere cobijar
el volumen,
y una
alusión de mucho sentido a los Versos libres y a unos Versos cubanos.
Es allí donde se refiere a sus #endeque nunca ordenó para la imprenta.
casílabos hirsutos,,
los de los Versos libres, y del enojo candente de los
V ersos cubanos.
En cuanto a lo que va a seguir, al contenido
de los
Versos sencillos, reitera su afirmación
capital ya citada: aamo la sencillez y creo en la necesidad de poner el pensamiento
en formas llanas y
sincerasn.
La introducción
a los Versos libres es una proclamación
enfática a
favor, de la libertad creadora.
El poeta quiere dar SUS versos como le han
nacido, sin afeites ni préstamo.
Es allí donde proclama
que sus poemas
no van escritos en tinta de academia sino en su propia sangre. Ofrece
lo que ha visto. Y junto a l,a confesión de sinceridad
a todo riesgo, el
ANUARIO
MARTLWO
159
CAmo las sonoridades
amor a lo inesperado
y reluciente.
Recordemos:
difícilti.
el verso escultórico,
vibrante como la porcelana,
volador como
un ave, ardiente y arrollador
como nna lengua de lava..
Naturaleza
y
arte: ímpetu y sabiduría.
Las razones iniciales
de Flores del destierro
acogen un estado de
ánimo muy reiterado en Martí: el contrapunto
entre el remordimiento
de
dar tiempo al verso (= . ..porque me parece la expresión
la hembra
del
acto y mientras hay que hacer me parece la mera expresión indigno
empleo de fuerzas del hombre... *) y el pesar de no haber ofrecido merecida
atención a la visita de las imágenes que,‘ante
su desvío, huyen allorosas
y torvas, desvanecidas
como el humon. Su angustia de artista corre a
nivel de su deber libertador.
S e a fl’rge de haber desdeñado
la poesía:
a...y yo me quedo, congojoso y triste, como quien ha faltado a su deber
o no ha hecho bien los honores de la visita a una dama benévola y hermosa: y a mis solas y donde nadie lo sospeche, y sin lágrimas, IloroD.
Mientras
atraviesa este puente de los suspiros, concreta Mar’tí algunas notas de su poética: a cada estado de alma, un metro nuevo, a cada
asunto un lenguaje:
uno para el amor, otro para el dolor.
Y al final,
a;Cuán extraño que se abrieran
las
el remate inquietante
y sombrío:
negras vestiduras y cayera de ellas un ramo de rosas.,
Es en los Versos libres y en Flores del destierro
donde nos entrega
el crítico creador su Poética en uerso. En dos libros pequeños, más de
veinte poemas definen su arte poética.
Ello tiene una puntual
explicación. En estos dos libros, lo hemos visto, el autor nos abre el pecho atormentado y nos entrega la entraña palpitante,
maltrecha
por todos 1;
vientos del mundo.
Su contorno
agresivo, su coro clamante, lo integran
la saña y la bondad, lo encantador
y lo terrible,
la lealtad y la traición,
el color y la música, el sacrificio
y la mujer, la patria y la noche; pero
la poesía es también porción de 5u mundo, pregunta y problema,
responsabilidad
y destino.
Por causas comprensibles
en hombre ,de condición
lírica, lo poético es en estos dos libros
como una realidad
universal,
como un clima incansable,
como una deidad de gracias exigentes que
dialoga sin treguas con el cantor desvelado.
En su dramática
impaciencia,
dice el autor SU entendimiento
de lo
poético y dibuja
la historia, el tránsito y el porvenir
de SU propio verso.
Vamos a asomarnos, por breves instantes, a las coordenadas
de SU ansiedad rectora,
Juez y parte, alguacil
alguacilado,
el dictamen
le. sale eacrito siempre con el mas Íntimo latido.
_--~
4
160
AMJARIO
MARTIANO
ANUARIO
Como en su advertencia
crítica, clama Martí en sus versos por la
elevada dignidad
de la poesía. Sólo es comparable,
dice, a la mujer hermosa. Su jerarquía
la hace sagrada y no debe Ilamár-e!e
sino cuando
llega la inspiración
genuina:
La poesía es sagrada.
Nadie
De otro la tome, sino de sí. Ni nadie
Como a esclava infeliz que el llanto enjuga
Para acudir a su inclemente
dueña,
La llame a voluntad:
que vendrá entonces
Pálida y sin amor, como una esclava.
De la alta prestancia
arranca el derecho a !a libertad,
a la desnuckz.
En dos sonetos de muy neta estampa (Quieren,
oh mi dolor... Tienes el
don...) se alza el poeta contra Ios que pretenden
encerrar
su expresión
en cárcel académica.
En poética, confiesa que sabe de refinamientos,
elegancias y cortesanías,
pero que prefiere ela espesura de la selva prolífera,.
En Hierro
reafirma
su voluntad
libérrima,
pidiéndole
al poeta
que eche al movible viento las cuerdas rotas de su lira. En Académica
convoca a romper con los dómines encasacados. Y en el poema que abre
Flores del destierro, ya lo hemos visto, concentra su definición
de modo
inapelable
y tajante:
Contra el verso retórico
El verso natural.
y ornado
De la consideración
de la poesía como arte supremo y menester sagrado, pasa a su propio canto, donde aparece el ingrediente
romántico
inseparable
de toda confesión intensa. Sus versos surgen aconvulsos, encendidos, perfumados..
Mis versos van revueltos
Como mi corazón.
Y en una estrofa
de encrespada
y encendidos
exdtación
exclama:
Cual de incensario
roto huye el perfume
Así de mi dolor se escapa el verso:
Me nutro del dolor que me consume,
De donde vine, ahí voy: al Universo.
Pero el poeta goza del regodeo,
Había escrito ya, piedra y caricia:
el orgullo
161
MARTIANO
y el consuelo
de
SU
rima.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Desea adormirse
en la música lírica (Estrofa nueva),
final de los Versos sencillos, dialoga con su espíritu
pio verso:
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
y reiterando
el voto
mismo, con PU pro-
El más rico coloquio
del poeta con su poesía culmina
los Versos
libres, y nos enfrenta a lo más contradictorio,
inesperado
y revuelto de
Todo el poema es un viaje alterado
entre el
cuanto salió de su pluma.
pueblo y el arte y una confesión de su grandeza y de su servidumbre
ante
el mandato lírico.
En un raro impulso,
en un arranque
de lancinante
pureza, muestra su poesía al *pueblo honrados.
No la adorna con cintas
retóricas sino
la vierte al mundo
A que cree y fecunde, y ruede y crezca
Libre cual las semillas por el viento.
Va con su poesía a la ciudad de donde la trae aherida todas y la lleva
a curar a los campos; le reitera su delicado amor. Un día infeliz, Iti propicia acicalamiento
y guirnaldas,
pero todo palidece
y huye cuando
El poeta es a veces esclavo de la deidad
abaja de ver nacer los astros,.
sagrada y se queja al pueblo de su capricho
tiránico
y de su asoberbia
femenil..
El diálogo con la poesía es a veces estimulante
y claro:
Tenemos ella y yo, cierto recodo
Púdico en lo más hondo de mi pecho.
pero, fiel a su naturaleza
divina, rehace siempre su fiera majestad, SU
Voz omnipotente
de las que no podrá libertarse
el cantor.
A lo largo de su trato angustioso con la poesía -vasallaje
y dominio,
perpectiva
y cárcel-,
sueña Martí con una estrofa de magnitud
insospechada. Quiere un verso que contenga todo el mundo del espíritu, un
ANUARIO
MARTIANO
himno hondo, palpitante
y noble;
una poesía, en suma, digna
imagen de: hombre que acuna su eperanza.
Si en plena juventud
hecho el juramento
solemne:
ANUARIO
de la
había
Mientras
me quede un átomo de vida
Haré la prosa flor y el verso luz.
en su radiante madurez siente el estremecimiento
del que vislumbra
la
la tierra prometida.
El canto que ha amado entre penumbras
va a levantar el vuelo:
Yo percibo los hilos, la juntura,
La flor del Universo:
yo pronuncio
Pronta a nacer, una inmortal
poesía
Breve meditación
final
El comentario
presuroso
de la obra lírica de un escritor de tanta
riqueza y complejidad
como José Martí sólo puede aspirar a entreabrir
la puerta de su poesía. Por ello no son ociosas algunas consideraciones
de orden general destinadas a dar unidad a lo anotado. ‘
Cuando se plantea la imponente
cuestión del nivel de la poesía martiana en el curso de la obra escrita en español, se nos levanta un problema previo, lo que algunos llamarían
una cuestión de principios.
¿Ha
de irse, para medir el tamaño de una faena lírica a la gracia y novedad
la maestría distinta-,
o a la actitud que engendra
de la expresión -a
la revelación
(tan fácil de tocar por el sensible como difícil
de definir
por el crítico),
que es lo poético. 7 Ante un varón letrado como el revolucionario
antillano
la interrogación
toma profundidad
y cuerpo inesperados. Gracias tuvo, y novedad luciente y garbo imantador,
pero el
ademán inusitado le venía de la raíz sin préstamo.
De todos los costados de la letra martiana
nace la evidencia de que
la tuvo en grado eminente y mantenido.
lo que se llama actitud lírica;
Entendido
lo poético como virtud, como poder, como adivinación,
no hay
en su siglo y en su lengua caso tan pleno como el de Martí.
Ninguno
como él para dar en todos los parajes con la vena oculta que trasforma
el decir, vistiéndolo
de poesía. Como no sujeta ni detiene el torrente de
la palabra,
y como no hay en é! palabra
sin lirismo,
toda letra suya
desemboca, lo mismo en la estrofa 9~ en el período, en un hecho poético.
En un caso como el de nue&o
héroe había de esperarse que su fuerza
de la sensibilidad
se
vitalicia
para traer a luz los senderos recónditos
encontrase a sus anchas en la forma poemática.
MARTIANO
163
Poeta siempre, habría de serlo más en el oficio de la poesía. Ya
hirsutosm,
hemos visto como, muy destacadamente
en sus #endecasílabos
la entrada en el verso es el olvido de los pudores del adoctrinador
y una
ocasión para darnos lo más contradictorio
y encendido
de las tormentas
de 3u pecho. Es entonces, en eI peeta con su poema, cuando tocamos la
magnitud
de su gesto, cuando le conocemos
la superioridad
sobre su3
contemporáneos.
Al indagar las razones primordiales
de la grandeza poética de Martí,
de lo que lo eleva sobre los cantores hispánicos
de su día, se nos hace claro
que su tesoro oculto, su arma secreta, están en aquella pugna agonal de
clamores y relámpagos
en que bracea siempre el hombre apostólico.
Lo
poético es aquí testimonio
sangrante
de una gran vida en vilo, de una
conciencia
sin reposo, de un quehacer inusual, en que el rector de la
acción libertadora
muestra a todos la historia
de su espírimtu. Impetu
redentor sin orillas, más allá de la tarea concreta y magna de construir
una nación, vive en la ansiedad, en el claro tormento,
de dar a los hombres una dignidad
nueva. Entregado
a su menester generoso, pero con
dotes inagotables
para anotar la peripecia
íntima, el lirismo
de Martí
hace el milagro
de revelar la imprevista
naturaleza
del héroe.
Pero la fidelidad
a sus exigentes deberes revolucionarios
impide a
Martí dar a su empeño poético la continuidad
y la depuración
que pudieron ofrecerle contemporáneos
de menor categoría.
La estrofa se hace
de quietud expectante y nuestro hombre vivió en la llama del combate.
Hemos visto como muchos de los poemas de los Versos libres y de Flores
del destierro
son sólo apuntes nebulosos
de una inquietud
dramática,
trágica a veces, que nunca llega a expresarse del todo. Y en lo que dejó
anotado y sugerido para un desarrollo
posterior, sorprende
una sustancia
inquietadora,
un ,conflioto
sin aliviaderos,
que, de encontrar
caminos
adecuados, hubieran
añadido muchos puntos a su hazaña de precursor
entre Ia fuerza
afortunado.
Quisiéramos
a veces, al sentir la distancia
y su testimonio,
esconderle
los vestidos de la calle -la
levita del tribuno-,
y encerrarle
por horas a dar espacio Y calado a la angustia tumultosa que le hincha las venas.
No hay dudas de que la pugna entre la anuncíación
poética y la
ausencia de senderos desembarazados
en que manifestarse,
ha hecho que
críticos de buena autoridad
se hayan quedado a medio camino en el enjuiciamiento
del poema martiano.
NO son pocos loa que se han detenido
ante abismos espantables
e intrincadas
malezas. El tropel desbocado de
164
AXUARIO
MARTIANO
quejas y adivinaciones
no invita a indagar sus caminos.
Es por ello que
hemos afirmado,
y lo reiteramos
ahora, que Martí es todavía, y lo será
por buen tiempo. un pot’ta desconocido.
Al andar de estos comentarios
ha podido verse como existen, vistas
muy desde arriba, dos vertientes maestras en el verso de Ptlartí; en una
de ellas ordena y manda el propósito
de una poesía clara y afilada,
de
en
la
otra,
habla
aguda elocuencia y sesgo captador, almohada
de rosas;
el creador con su misma garganta,
diciendo
a todos su angustia:
pero
defendiendo,
con fiera garra, la imparidad
de su visión y su destino: la
almohada
de piedra. Es en este segundo tipo de poemas donde aparece el artista de más ámbito y originalidad.
Pero esta parcela
de 10
poético martiano
no está a libre plática como la otra, la de la gracia
captadora.
Se h ace necesario armarse de una afilada sinfonía, llegar a los
senos oscuros de donde viene la voz desnuda, ponerse a ,tono con un mundo que cobra a buen precio de atención la complicidad
con su admonición
y su presagio.
En el poema que pudiéramos
llamar
heroico,
entendiendo
la palabra en sus más ancha derivaciones,
asoma un mensaje de que no se tenía
noticia. En momento alguno había resonado en español aquella sinceridad
clamorosa
que nos ofrece todo el hombre
en el filo de su letra; por
primera vez, como se ha observado, la poesía simultánea,
que sólo conocíamos en Whitman,
habla el idioma de Manrique
y de Quevedo;
por
única ocasión, el poeta es un diálogo
desnudo consigo mismo;
nunca
como ahora el mundo que cerca al poeta queda denunciado
en su monstruoso ser por una mirada capaz de penetrarlo,
de sufrirlo y de cambiarlo.
Una obra de tal modo inquietante
y andadora,
hecha de interrogaciones abiertas y de ansiedades incansables.
lleva en sí el signo de muchos
reinos futuros.
Sólo el examen detenido
y amoroso de la razón y el
curso de esta poesía augural
puede ofrecernos
la estatura del hombre
que la escribió.
Ll egará un día en que se toque la médula del poema de
Martí, en que tenga el crítico libertad
y luz para llegar al fondo de la
estrofa y sentir el latido de su nacimiento
y el arranque
de su vuelo.
La servidumbre
formal a que cada época fuerza (todo lenguaje,
aún el
poético, es una equivalencia
convenida),
se echará a un lado como ropaje
estorboso,
y bajo los pliegues
de la tradición
y el tiempo brillará
un
canto inesperado
en la voz de un creador magnánimo
que supo, como 10s
profetas antiguos, traducir
el encuentro con su contorno y con su imagen,
apretar,
en un treno urgente e inacabado,
su espanto de Ios hombres
y su esperanza en ellos.
A?WARIO
MARTIANO
165
En uno de sus atisbos geniales imaginó
Martí la lejana victoria de
su mejor poesía. Por un momento, tuvo la visión de una llama erguida
y guiadora
ardiendo
al fondo de su selva sombría.
Entonces escribió:
Mi verso crecerá: bajo
Yo también creceré.
El doble voto, nacido de
dores, empieza a cumplirse.
cubriendo
su secreto; crecerá
la entraña una humanidad
al
París,
1” de
enero
de
1968.
la yerba
una conciencia
superior
a sus mismos puCrecerá el poeta, al paso que se vaya desel hombre en la medida en que le conozca
nivel de su esperanza.
*
INTRODUCCION
A IS.V/W!,ILLO
POR ANGEL 1. AUGIER
Han transcurrido 85 años de la publicación de Ismaelillo,
el primer
libro de versos, escrito y editado por José Martí. El pequeño volumen
que 10semigrados cubanos de Nueva York conocieron en 1882 recién salido de las prensas de Thompson y MoreBu,* fue la luz anunciadora de
I,a nueva poesía en la América Latina. Pero antes de que se insista en
esa significación auroral del libro que coneagrarà Martí a su hijo, vale
la pena conocer sus orígenes, rastrear en las circunstancias que le dieron
vida -que hicieron posible esa obra de tan alta calidad lírica y humana.
Cuando Martí contrajo matrimonio en México con su compatriota
Carmen Zayas Bazán en diciembre de 1877 +
vísperas de cumplir 25
años-, ya tenía formada su singular personalidad política y literaria.
El hombre que desposala hija del abogado camagüeyanoFrancisco Zayas
Bazán es un patriota y revolucionario que ha sufrido, adolescente, casi
un año de prisión en Cuba por manifestar su adhesión apasionada a los
que combatían desde1868 por la independencia, y cuatro años de deportación en la metrópoli (de 1871 a 1874). Llegado a México a principios
de 1875 con el bagaje de sus licenciaturas en Filosofía y Letras y en
1 Ficha bibliográfica: Jo& Martí / Ismaelillo / Nueva York / Imprenta de
Thompson y Moreau / 51 y 53 Maiden LWC ,/ MDCCCLXXXIL
IsO págs.1
168
ASUARIO
ANuAlu
MARTIANO
Derecho Civil cumplidas en universidades españolas, brilla en los salones
literarios y escribe en los periódicos de la época sin dejar de agitar su
apostolado patriótico. Como José Maria Heredia medio siglo antes, participa en la vida política mexicana desde órganos de prensa. El advenimiento del Porfirato le obliga a trasladarse a Guatemala en febrero de
1877. de donde viaja a México brevemente para sus nupcias.
Desde Guatemala -donde
experimenta una situación difícil bajo la
dictadura de Justo Rufino Barriospuede regresar a Cuba a mediados
de 1878, cuando ya la paz del Zanjón ha dado término a la Guerra de
los Diez Años y una annistía política tolera su presencia en la Isla, si
bien ese regreso a su país lo hace con muchos reparos y prevenciones.
El 22 de noviembre de ese mismo año de 1878, nace su hijo José, en
la capital cubana. No tardaría Martí en arrepentirse de su vuelta a La
Habana. En carta a su amigo de México, Mnuel A. Mercado, escribe en
enero de 1879:
. ...Cuanto predije está cumplido.
Cuantas desdichas esperé, tantas
me afligen. Primera debilidad y error grave de mi vida: la vuelta a Cuba.
Hoy, mi pobre Carmen, que tanto lloró por volver, se lamenta de haber
llorado tanto. Nadie quiere convencerse de que prever es ver antes que
los demác. Todo me lo compensan mi mujer heroica y mi lindísimo hijo
para
bastante bello y bastante precoz -mi nube humana de 2 meses!consolar todas mis penas*.2
Impedido de ejercer como abogado, Martí trabaja en los bufetes de
dos prestigiosos miembros del foro habanero: Nicolás Azcárate y Miguel
Víondi. Al mismo tiempo que desarrolla intensa actividad cultural -conferencias, discursos, debates-,
conspira, puesto que los cubanos no se
han resignado a dejar de luchar por su independencia. El 26 de agosto
de 1879 se reanudó la lucha armada en Oriente y Las Villas, Ia llamada
aGuerra Chiquita.. El 17 de septiembre es detenido Martí al comprobar
las autoridades coloniales que no es ajeno al nuevo intento revolucionario. y una semana después sale nuevamente deportado hacia España.
Ha sido arrebatado de la compañía de SU esposa y de su *nube humana,
qne ya ha cumplido i0 meses. Puede afirmarse que este extrañamiento
es el inicio de una tragedia que culminaría con la creación de Ismaelillo.
4on inquietud -escribe a Viondi desdeMadrid, en noviembre 18espero, ansioFode saber de usted y por usted de mi mujer y de mi hijo,
carta suya: Y ahora, como me trae inquieto el pensamiento de dar una
2
cional
José Martí.
Authnoma
Cnrtas a Mnnnel
de México,
1946,
A. Mercado,
p. 65.
Ediciones
de la
Universidad
Na.
169
MARTUNO
vuelta por Granada, no & si llegarán aquí sus cartas, de manera que
las recibiese yo antes de emprender viaje. Qué será de mí por esos yernos, sin noticias de mi mujer y de mi hijo! No hay, Viondi, a la par de
los ahos deberes,placer más dulce ni dolor más grande que el que causa
estar cerca o estar lejos de esascriaturas, en las que por transfusión
maravillosa, estáel calor de todos los amores. En vano se busca el alma
quedada en ellos. Perderlos es menester Para mejor amarlos.
Ni mujer bella ni niño hermoso, cuando estamoslejos de nuestra
mujer y nuestro hijom.3
Gran amoroso, el amor de la patria sólo aventaja al que siente por
esosdos seresque ya son parte de su propio ser. En otra carta a Viondi,
de 28 de noviembre, escribe: aEs cosa de huir de sí mismo ésta de no
tener
ni suelo propio en que vivir, ni cabeza de hijo que besar.B4En una
de las anotacionesde suscuadernos de apuntes,-de 1879, con referencias
ostensiblementemadrileñas-, cuen,ta este incidente penoso:
Al subir a mi casa vi a un niño que me recordó al mío. Lo
me incliné a besarlo. El niño sonreía, y la madre me dijo
brutalmente: -Vaya, vaya señuritu! Está bunitu, eh? Está bunitu?
Ea! Pus vaya para arriba!... Y yo, en tanto, tenía llenos de ardentísimas lágrimas los ojos y de suave perfume el corazón.5
acaricié,
En el mismo cuaderno, hay una transparente alusión a la primera
carta que recibe de su mujer en Madrid, en unas anotaciones sobre una
audición a que asistió de la ópera Fausto:
*Cuando se es presa de un gran dolor, se recuerdan luego mal las
impresiones que se recibieron ajenas a él. Cien puñales clavados en mi
pecho no me causarían el dolor que esta primera carta me ha causado.
Ciega, -ciega para mí!..:,. Después, volvería a utilizar la imagen de
los puñales cuantas veces aludiera a sus desavenenciasconyugales. En
esa nota, cuando comenta la actuación en Madrid, en aquellos días, de
Ia prima-donna sueca, Cristina Nilsson, escribe: *Con estos ojos que me
han comido las lágrimas que no lloro, no la pude ver bien... En cuanto
a rostro y cuerpo --iqué ojos habían de quedarme para mirarla-, si
éstos que tengo me son escasospara mirar 8 estas criaturas que llevo
en el corazón?*.s
s
Obras
’
s
e
Ibid., pág. 53.
Ob. Comp. Ed. Trópico,
Op. cit., p. 40-42.
página49.
Comp.
Ed. Trópico,
T. 65, Epi~t~hio,
t. 62,
1. 1862-1888,
Apuntes, 1, P !&-26.
La Habana,
1946,
170
ANUARIO
A fines de 1879, puede abandonar Martí la capital española, y luego
de brevísima estancia en París? llega a Nueva York, en enero de 1880.
Se va a decidir su destino.
c...Desde el 3 de enero -escribe
a Viondiando por estas limpias
calles, en un invierno que parece primavera, con Ias carnes sanas, y los
huesos fuertes ; -pero
con el corazón muy bien- y muy en lo hondoherido: por la mano más blanca que he calentado con la mía! -Ea!
Serán nubes de enero, que pasan con febrero. Ni iqué derecho tiene
un hombre a ser feliz? Lo cual no amengua mi fuerza -antes la templa
mejor y la prepara-.
Las penas tienen eso de bueno: fortifican*.7
Con esa misma carta envía a su amigo habanero el billete de pasaje
para su esposa y su hijo, a fin de que se lo haga llegar a ella en Camagüey
y le ruega que auxilie a Carmen en el viaje y que no le hable de su
penosa situación económica en Nueva York, porque espera tenerla conjurada al tiempo que ella llegue. De su ternura paterna hay relámpagos
en esa misiva: cuando expresa a Viondi su necesidad de encontrar trabajo urgentemente, escribe que en una imprenta amiga -piensa
en la
de Néstor Ponce de León- puede ser, apara abrigar del frío a mi pequeñuelo, desde corrector de pruebas hasta autor de libros..
Y más adelante: aDe manera, que yo espero en usted -para
reconquistar mi calma,
que usted me atenderá a Carmen, que usted me guardará hasta que ella
venga, un abrigui,to y un sombrero que envío a mi hijo: -gasto en salvas
de amor mis últimos cartuchoss...s
<Aún no sé que va a hacer de mí -íQué
no haré yo porque tengan
ella y mi pequeñuelo, cuanto les sea necesario!p, escribe en otra carta
a Viondi, de 5 de febrero de 1880,e cuando ya es inminente el viaje a
Nueva York de sus seres queridos, sin que aún haya resuelto él sus
problemas económicos. Un día de marzo, los abraza emocionado en
la gran ciudad, donde ya están de nuevo consagrado a la tarea de su
vida: la independencia de su patria. Preside el Comité Revolucionario
de Nueva York, que propicia la expedición del General Calixto García
a Cuba y que aviva el fuego de la lucha armada, el rescoldo de la década heroica. <Aquí estoy ahora -escribe
a Manuel Mercado, su amigo
y confidente mexicano en 6 de mayo de aquel año- empujado por los
7 Epistolario, op. cit., p. 61.
* Op. ch., p. 64-65. En esta carta consigna su domicilio de entonces en New
York: Sr. Manuel Mantilla. 51 East 29 Street.
0
Ibid.,
p. 65.
A?WARIO
MARTIANO
dirigiendo en eta
miento revOlucionario.~10
sucesos,
afligida
emigración
MARTIANO
nuestro
171
nuevo movi-
La esposa no se resigna a que el hombre que ha unido EU vida a la
suya, se apasione más por conquistar patria y libertad para PUS conciudadanos que por lograr el propio bienestar y el de SU familia. En
la misma carta antes citada, cuenta Martí a Mercado que existe esa
grieta en su hogar que acabaría por ampliarse y derrumbarlo:
aCarmen
Carmen
no
comparte,
con
estos
juicios
del
y mi hijo están a mi lado.
presente que no siempre alcanzan a lo futuro, mi devoción a mis tareas
de hoy. Pero compensa estas pequeñas injusticias con su cariño siempre
tierno y con una exquisita consagración a esta delicada criatura que nuestra buena fortuna nos dio por hijo... Regaño a Carmen porque ha dejado
de ser mi mujer por ser su madre.s l1
En cuanto aI hijo, ya de unos 18 meses, escribe Martí en esa misma
ocasión : aApenas entre el verano, le enviaremos su retrato. No tiene
esas prematureces portentosas que hacen la delicia de los padres vulgarcc... Tiene ojos profundos y frente ancha. Pero es, blando y sencillo,
corno a sus meses toca., En su libro de apuntes, anota impresiones
soLre Nuel-a York, donde dice, muchas gentes no entienden la belleza,
y desI:&
de señalar ejemplos que demuestran la certeza de su juicio,
agrega: UY juegan con el alma herida y pálida como mi hijo, puro y
rosado, juega con las primeras hojas amarillas del otoño...,”
Antes
ya había utilizado esa imagen de las hojas asociada al hijo, en unos
versos que aparecen en el mismo cuaderno de apuntes:
iHijo!
-Como
las hojas de los árboles
Al sol que nace con amor se vuelven-,
Las fuerzas todas de mi vida piden
Amparo a ti’=
Es preciso se@;, paso a paso, 10s dos aspectos de este proceso que
va a desembocar en la creación de Ismaelillo, los dos afluentes: el de
las desavenencias conyugales a causa de las estrecheces del hogar provocadas por la consagración de Martí a las tareas patrióticas, y el de su
ardiente
amor filial renovado cada día con la presencia de la tierna
criatura. En su cuaderno de apuntes de 1880, escribe: “iQué quieres
Io
*I
Cartas...,
op.
Ibid., p. 69.
cit., p. 68.
12-13 Apuntes, op. cit., p. 56.
172
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
tú, mi esposa? iQue h aga la obra que ha de serme aplaudida
en la
tierra -0
que yo vira, mordido
de rencores, sin ruido de aplausos,
sin las granjerías
del que se plega-,
haciendo
sereno la obra cuyo
aplauso ya no oiremos ?*rr En fin, la llegada de octubre coincidió
con
el fracaso de la lucha heroica en 10s campos de Cuba.
Es indudable
que esta circunstancia
vino a justificar
las inculpaciones
de la esposa, que semia confirmada
sus prevenciones
con los hechos, y que la
grieta del hogar se hizo mayor. Las eventuales colaboraciones
en periódicos norteamericanos
no le proporcionaban
lo necesario para sostener
su casa. La esposa decidió
regresar
a Camagüey
con su hijo, lo que
hace en noviembre
de 1880. Desde allí escribe a Martí, en enero de
1881, defendiéndose
de sus reproches:
aHe sabido que escribiste
una
carta a papá en la que decías que yo había venido por no querer pobrezas a tu lado; mi contestación
está dada, todos saben que ya sólo
la ropa teníamos que empeñar para vivir, y que tú no tenías dónde
trabajar.,‘”
Del cuaderno
de apuntes:
Dentro del pecho tenía
una espléndida
vivienda:
cuantos a mi se asomaban,
decían:
ivivienda
espléndida?
Poblábame
mi palacio
fe en mujer: sentí con ella
como si en la espalda floja
fuertes alas me nacieran.
-Me
desperté esta mañana,
vi las dos alas por tierrame palpé dentro del pecho
las ruinas de mi vivienda.Desde entonces
pasar. miro
pueblos
y hombres
en la tierra,
como estatua que sonríe
con sus dos labios de piedra.18
l4 Apuntes, op. cit., p. 76-77.
1~ Moví,
hombre, por Gonzalo
páginas 141.142.
l6 Apuntes, op. cit., p. 85.
de
Quesada y Miranda,
La Habana,
1940,
MARTIANO
173
Consideracícnes
alusivas en el mismo cuaderno
de Apuntes:
*En el
matrimonio,
en cuanto empieza a faltar la identidad.
ya no cabe felicidad. Sada menos que la identidad
es necesaria.*”
El hogar se le dispersaba.
Se le deshacía, y se le encogía el corazón.
Durante los ocho meses de vida neoyorkina
junto a su hijo, éste le había
mostrado una dimensión
nueva, un rostro distinto, de la felicidad.
Entre
sus besos, entre sus mimos, aquel niño de 16 meses, le había crecido
Ya tenía dos años, pero no había medida
en tamaño y en encantos.
para determinar
de qué tamaño le había crecido dentro del pecho.
En La Habana, la madre doña Leonor, estaba atenta a la pena del
hijo, quien no cesaba de hacer esfuerzos por volver a tener cerca a su
vástago.
En julio de 1881, le expresaba
ella:
. ...Quisiera
escribirte
mucho, pero algo que te consolara, y me es imposible.
Sólo te diré que
en la separación de tu hijito te sirve de consuelo saber que tiene una naturaleza tan sana y está tan hermoso,
que no siendo una desgracia
no
debes temer por él, y en el Príncipe
dicen que hay buena temperatura.
Allí estará bien, pues las cosas de familia pasan pronto, y déjalos quietos
hasta que Dios te mande alguna
idea salvadora
y se acaben tantas
En agosto, volvía sobre el tema, seguramente
refiriéndose
a
penas...*
de regreso a Nueva York, luego
los esfuerzos que hacía Martí -ya
de su viaje a Venezuelapara lograr
que su familia
se le reuniera
aPor las tuyas comprendo
que no recibiste la que te he
nuevamente:
escrito hace más de un mes, con la noticia de la ida de Carmen al Príncipe; pero ya por las de Manuel te habrás enterado de su resolución
antes
de saber tu voluntad,
pues ella dice que no necesita consejos de nadie,
que tiene bastante talento para saber lo que hace. Yo sabía el golpe que
esto seria para tí, pero nada podía hacer, y ya consumado
ese viaje por
su gusto, creo no debes precipitar
su regreso a ésa hasta que estés enteramente
tranquilo
y tengas trabajo seguro, pues ella no es para penalidades. Aquí raro era el día que no necesitaba médico y gracias a que
lo tenía con facilidad
porque el de los fosos es buena persona y venía
al momento que lo llamaba.
E-ts o no es echarte en cara su naturaleza
débil, pero sí decirte que no es mujer para penalidades
ni para vivir
con pocos recursos y creo harás bien en dejarla descansar aIgunos meses
de la fatiga de tantos viajes, y así el niño estará más grandecito
cuando
vaya y se librará
de los peligros de ese mal tan traicionero
que se lleva
tantos niños ahí>. (Papeles
de Marti,
Miscelánea,
La Habana,
1935).
17
Apuntes,
op. cit., p. 97.
li4
.4SUARIO
ICSUARIO
MARTIANO
II
Cuando le faltó a Martí la presencia de su hijo Pepi:o, cuando le
abandonó
la cercanía de aquel ser adorable,
entonces le nació y creció
el hijo ideal, Zsmaelillo,
de la propia nostalgia
unida a su desilusión.
Se vuelve al recuerdo del hijo como hacia el único refugio posible.
0,
para decirlo con sus palabras,
en demanda cfe un escudo. Ya se sabe
que él decidió marchar a Venezuela,
tanto como en una huida del escenario de su hogar frustrado
y de su frustrada
aspiración
patriótica
inmediata, cuanto por la necesidad
de encontrar
donde librar
su sustento
dignamente
y por el natural afán de rehacer la disuelta vida doméstica.
En el camino a Caracas parece que comenzó a germinar
Ismaelillo.
Emprendió
Martí esa ruta hacia la que llamaría
ala Jerusalén
de los
suramericanos,
la cuna del continente
libres, a principio
de 1881. Entre
las anotaciones
finales
de su cuaderno
de apuntes correspondiente
a
1880 -y que seguramente
abarca parte del año siguiente-ya aparecen
versos inspirados
en el hijo ausente. La presencia
del mar sugiere la
circunstancia
del viaje a La Guaira
y ayuda a situar la oportunidad
histórica en que comienza a gestarse la obra poética:
Bien vengas, mar! de pie sobre la roca
Te espero altivo: si mi barca toca
Su ola voraz, ni tiemblo ni me aflijo:
Alas tengo, y huiré: las de mi hijo!
‘C’n rasgo separa
esos versos
de estos otros:
Mi nave -pobre
nave!
Pusiste al cielo el rumbo, oh error grave!
Y andando por mar seco
Con estrépito
horrendo
diste en heco.
Castiga así la tierra a quien la olvida:
A quien la vida burla, hunde en la vida.
Bien solitario
estoy, y bien desnudo:
Pero en tu pecho, ioh niño! está mi escudo!‘8
1s Ibid., p. 85-86. Estos dos pequeños poemas aparecen también en el original
del cuaderno de Ammtesnumerado 4, que se incluye en el mismo tomo 62, pero
exceptuando precisamente estos y otros versos, que según expresa la nota (1) de
la página 114 de este tomo, se desglosa para incluirlos en el t. 43: Versos, 3,
de ¡as Ob. Comp. Trópico. Por cierto que en ese cuaderno original, que hemos
examinado,
ambos poemitas
aparecen
con esta fecha:
aFeb. 28% seguramente de
1881,
fecha
que
corresponde
a la
estancia
de Martí
en Venezuela.
MARTIANO
175
Más abajo! ya comienza a dibujarse
la llegada de Ismueliflo,
en estos
verses en que aparecen otros temac, entre ellos el de su entraña americana:
El pecho Ueno de lágrimas.
Los flacos brazos sin brío:
¿A quién volveré los ojos:
-A
mi hijo!Si vienen .dos brazos mórbidos
A enlazar mi cuello frío:
LOS haré atrás: sólo quiero
Los de mi hijo!
Sombras que pueblan los Andes
Americanos!
-vencidos
De cuyo espíritu
férvido
Me siento hijo!19
Y es inmediatamente
después de estos versos, cuando aparecen
los
primeros
poemas que habrían de integrar
el volumen de Ismaelilio,
en
el segundo de estos cuadernos de apuntes de Martí que pueden considerarse, conjuntamente
con su epistolario,
la fuente más directa y pura
para determinar
el proceso de esta obra. Estos dos poemas son «Sueño
Despierto,
(que comienza:
.Yo sueño con los ojos..., y es el segundo de
la colección)
y .Mi caballero.
( e 1 cuarto de Ismaelillo
y que comienza
UPor las mañanas...B)20
Más adelante habrá oportunidad
de mirar estos
poemas desde otros ángulos.
Lo importante
ahora es registrar
el momento
en que wartí concibe
su obra. Como confirmación
de que esto sucede en su camino de Venezuela o ya en aquella tierra, debe consignarse
un detalle significativo
de
esa página final del segundo cuaderno:
aparecen notas con nombres abovenezolanos:
Terapaina,
Macarao,
Paramaconi,
Conocoina...*l
rígines
Que la poesía de su amor filial no cesa de inundarle,
que la añoranza
del hijo es la constante de sus horas en esos primeros
meses de 1881,
lo demuestran sus apuntes de este año que vamos a transcribir,
como un
testimonio
más de la concepción
de Ismaelillo.
= iCómo persigue
la
---escribe
en
el
tercero
de
esos
cuadernosiCómo
imagen
poética!
i Cómo solicita que se le dé forma!
i Con qué generosa
acaricia el oído!
19
Apuntes, op. cit., p. 86.
20
?*
Ibid.
Ibid.
p. 87.
p. 88.
ANUARIO
lí6
ANUARIO
inquietud
le brinda a que se la aproveche, aunque sabe que tomar forma
humana es quedar muerta, por lo ruin de la lengua de los hombres para
expresar estas cosas supremas!...?’
((Siempre que me siento a escribir
-agrega-.
la Fortuna
celosa
me pone una copa de hiel al lado. Mi obra es trocarla en mieles. Jamas
he entrado en una gran labor sin que alguna profunda pena haya venido
a perturbarme
en el comienzo.
Y he hecho mi jornada
bravamente,
con un muerto a la espaldaB.2”
Después de esa dolorida
alusión
a su circunstancia
doméstica,
esboza
más adelante
imágenes
de ZsmaeZiZZo al conjuro
del recuerdo
que le
espolea: aYa me veo jugando contigo. Y para hacerte aprender con gozo,
ya te hago un bonetillo
de maestro, y te monto espejuelos en tu risueña
nariz, y te siento en altísima silla, porque te acostumbres
a ser en todo
alton.24
A continuación
de esos apuntes, estos otros que se refieren seguramente a los días de la presencia
de su hijo y a que jugaba a escribir:
«Ea, a escribir.
Pero si alguna vez has de mover la pluma en defensa
de alguna injusticia,
o en servicio de tu ambición,
o de algún malvado
-séquese
ahora mismo tu manecita
blanca, y quédese tu pluma sobre
el papel como convertida
en piedra, y vuele de tus labios, como una
mariposa
avergonzada
la palabra
de vida!.,25
pensamiento
que habría
de repetirse años después en los Versos Sencillos al advertirle
al hijo que
prefería <verte muerto a verte vil,.
Al comienzo del cuarto cuaderno
de apuntes, también de 1881, brotan
destellos de la obra en gestación:
SHay que vindicar:
poesía es esencia.
La forma le añade, más no podría constituirla:
-como
añade apariencia
agradable
a un hombre limpio
de alma, andar limpio de cuerpon.26 Inmediatamente
después, la composición
<Amor Errantes,
aparece en los
apuntes, es decir, la que incluyó
en el poemario
en noveno lugar, y le
siguen otros versos, de otra cuerda, algunos de ellos ya copiados
en
cuadernos
de apuntes anteriores.??
Anota enseguida un pensamiento
que
también puede leerse en la hoja de la dedicatoria
a su hijo, en el cuadernillo de originales
de Ismaalillo
a que se hará referencia
más adelante:
22.23
Apuntes,
24 Ibid.
p.
s
Ibid.
p,
26 Ibid.
p.
27 V. nota
op.
103.
104.
114
(18).
MARTUNO
17:
MARTIANO
cit., p. 94.
aPasa en poesía como en pintura:
se debe copiar del natural
y no
hacer las figuras de memoria..*8
Se encuentran
después, notas relativas a su tragedia conyugal, versos
de su soleaad:
*A Carmen: Nada por mi placer -todo
por mi deber:
todo lo que mi deber permita, en beneficio de los míos*...”
aDicen que Nubia es tierra de leones:
No puede ser:
La tierra de leones es un alma
Sin amor de mujer.
La
Y
Y
Y
ciudad es grande, cierto,
rica, y brillante,
y bella,
yo soy un hombre muerto,
mi sarcófago es ella.
Oh! diles que callen;
diles que no kan;
que no gocen diles;
que está lejos de mí la amada
mía!,
3o
Y después de estas notas, aparece el poema aMi despensero,,
penúltimo de los 15 poemas de Ismaelillo.
Le siguen anotacioru;
de versos
de su soledad, con la nostalgia de la esposa lejana.
Y una alusión al
verso que escribe entonces:
UCausa pasmo a la gente
mi breve estrofa.
iNo vi jamás en larga línea
Volar las mariposas!,
31
recta
Esto define el verso alado de Ismaelillo,
cuya dedicatoria
a su hijo
aparece enseguida por primera
vez en este cuaderno,
a cuyo texto habremos de referirnos
en su oportunidad.
No es sino varias páginas más adelante del cuaderno de apuntes, que
vuelven a surgir notas en que la poesía y el hijo y la pena continúan
ayo soy -escribecomo aquellos llanos de Siberia, que
entrelazados:
dan frutos abundantes
en medio del frío. Del dolor, flores./
Modo de
28 Apuntes, op. cit.
29
30
31
Ibid.
Ibid.
Ibid.
p. 121.
p. 122.
p. 123.
114.
178
.4?iUARIO
MARTIANO
ANUARIO
escribir:
primero, tiendo los rieles, y luego -echo
a andar la maquina.,’
Nweaito
ver antes lo que he de escribir.
Me creo, estudio, reconstruyo
en mí los colores y el aspecto de lo que tengo que pintar./
Si he de
en\-olv-er el sombrerito
de paja y las pequeñas botas que usó hace un
en que los envuelvo está escrito
año mi hijo. miro si el papel periódico
o si defiende cosas de justicia,
y los
por las pasiones de los hombres,
envuelvo en él porque defiende cosas de justicia.
Creo en esos contagios.
Porque amo a mi deber, más que a mi hijo*.32
Estas anotaciones
permiten conocer la atmósfera espiritual
que rodea
a Martí en esos meses de pena y soledad, en que se abraza al hijo como
lúgubres
de los que no
al cuerpo puro de la poesía. Hay pensamientos
está ausente el recuerdo lacerante de sus seres amados: .Y harto cara me
cuesta esta libertad en que te dejo -porque
si me tocara hoy morirde lo que, bien por calores de la fantasía, bien por flaquezas reales del
cuerpo,
no me siento lejos, moriría
atormentado.
Y no con aquella
calma con que, apenas tenga a mi lado a mi mujer y a mi hijo, tendré
el derecho de morir.
No moriría
hoy tranquilon.s3
Es en el quinto
cuaderno
de apuntes, también
de 1881, donde se
vuelven a encontrar referencias concretas al verso de Ismaelillo:
4ucedió
a poco que afligido mi espíritu por dolores más grave que los que corrien-y
como extinguida
temporalmente
aquella
luz
temente lo aquejan,
de esperanza
a la que yo había escrito los primeros
versos, las ideas
sobre mi hijo salían de mis labios en versos graves de otro género distinto, acordes a la situación
de mi eepiritu, mas no en acuerdo con la
necesidad artística que, por haber tomado diversas ideas semejante forSi la luz de esperanza
no se hubiera
de
ma, pensé dar a la obrilla.
reencender,
quedaría así la obra, sin que yo la desfigurase ni falsificase,
del cerebro lo que habían sido purísiterminando
con... entretenimiento
mas expansiones de mi amor. Porque a esto tengo jurado guerra a muerte:
a la poesía cerebral./
Pues mi pensamiento
(de codos en la almohada)
es
mejor que éste, de Góngora,
en una de sus más celebradas
canciones:
Dormid,
que el Dios alado,/
De vuestras almas dueño/
Con el dedo
en la boca aguarda el sueño..3*
Más anotaciones,
quizá destinadas
Zlo, por la nota final y que aparecen
al prólogo-dedicatoria
de Ismaelientre comillas
en el cuaderno
de
ss Ibid.
p. 128. (Antes ha escrito:
tYo hallar& manera
de poner
a mi mejor pensamiento,
y enviárselo
sobre esos anchos mares,.)
3s Ibid. p. 133.
3* Ibid.
p. 168.69.
alas
de rosas
MARTIANO
179
apuntes : aporque es necesario que ese hijo mío, sobre todas las cosas
de la tierra, y a par de las del cielo, y isobre las del cielo! amado; -ese
hijo mio a quien no hemos de llamar José sino Ismaelno sufra lo que
yo he sufridos.
(Pa. Ismaelillo)
.35
Páginas más adelante, insiste en dejar bien claro su pensamiento
poetico en relación
con su obrilLa y reitera conceptos del prólogo
dedicatoria a su hijo.
Son textos que -hay que tener en cuenta previamente
porque exponen con diafanidad
su pensamiento
poético y aportan eleV mentos de excepcional
riqueza
al juicio
crítico de Ismaelillo
y de la
poesía martiana
en general:
aMi objeto? - no se me calumnie,
diciendo
que quiero imitar nada ajeno; mi objeto es desembarazar
del lenguaje
inútil la poesía: hacerla duradera,
haciéndola
sincera, haciéndola
vigorosa, haciéndola
sobria;
no dejando
más hojas que las necesarias para
hacer brillar
la flor. No emplear palabra
en los versos que no tenga
en sí propia, real e inexcusable
importancia.
Denunciar
el vulgar culto
a la rima, y hacer a ésta esclava del pensamiento,
vía suya, órgano suyo,
traje suyo. Mas no es eso que ha venido la rima siendo hasta ahora,
ahogada túnica de Nesso(...del pensamiento
desvestido).
.Al calor de mi amor iqué variedad de formas toma este hijo mío!
A su belleza natural
icuánto no añade la enamorada
fantasía! -Ni
una
sola de las imágenes de este pequeño libro ha dejado de ser vista por
mis ojos, con sus formas, proporciones
y esto antes de venir en forma
de versos a los labios. Y cuando la imagen se ha desvanecido,
allí he
escrito el último verso donde se desvanecía, extinguido
el fuego, la impresión. Deslealtad
de poeta, villanía
de padre hubiera
sido lo contrario. Por eso amo este libro:
porque ese pequeñuelo
suelto entre sus
páginas, ora triste, ora risueño, ora travieso, esa sencilla criatura, a quien
yo hago, con la potencia de mi amor, rey mío, mago mío, caballero
mío,
-ha
pasado realmente ante mis ojos, alado, relampagueante,
bullicioso,
como yo lo pinto. S i h e visto a un niño bello, cubierto apenas por ligerísima camisa, sentado en alto poyo, batiendo
al aire sua dos pies rosados -me
he dicho: así, como ese niño a los que de abajo le ven, se
asoma él a mi alma-y he escrito aMago*-.
Si lo imaginaba
rey en
un trono, húmedo y fluido como un trono que reIuciere
para Galatea,
y a su presencia, como homenaje
a,mi monarca
Y dueño le llevaba, l a
modo de cazador su jauría, mis pasiones embridadas
-esta idea de reyecía,
aleteando sobre mi alma enamorada-,
hacia nacer esa sencillez
que
86 Apuntes, op. cit., p. 172.
180
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
acaba gravemente, porque así con gravedad y sencillez y aparejados
en
mi alma. Rey amarillo..3”
(-Alusión esta última al oro, así sugerido al final del poema =Mi
Reyecitos : <Mas si amar piensas/ El amarillo/ Rey de los hombre+/
j Muere conmigo!/
iVivir
impuro?/
iNo vivas, hijo!..
Por cierto,
que hay una nota en este mismo cuaderno que se refiere a esta metáfora:
.En cuanto a antigüedades.
Hay cosas curiosas -icuántas
veces se
toma una metáfora de poeta en su sentido estricto, por un ser vivo! -Por
ejemplo -juzgando
luegomi Rey Amarillo--.
Entonces dirían los ~
anticuarios : <Adoraban los hombres en aquel tiempo a un rey amarillo,.) 77
Ya a estasfechas -no precisadasen los apuntes- parece haber concluido su libro. Hay en el mismo cuaderno, al final, otros apuntes intere
santes: CPequeñuelovamos! -Toma esta y aquella parte de tu vestido:
,
rle... huye, escóndete, abandónate: ciñe tus rizos, el terciopelo azul, el
encaje. Vamos a vaciar con luz de tarde, nuestra alma en la de la
Naturaleza, .38 Y el inicio de poemasseguramentedestinadosa Ismaelillo,
pero no concluidos:
i Amor! Oh: sí, tú eres!Tú quien de noche
Cuando duermo me prestas
Alas veloces,
Y haces danzar
a mis cansados
ojos...“’
III
Todo parece indicar que Martí llegó a Caracas en enero de 1881,
si hemos de atender al borrador del discurso que pronunciara el 21 de
marzo de aquel año en el Club del Comercio de la capital venezolana,
en el que canta la hospitalidad hallada en la patria de Bolívar y la
asocia a su perigrinaje y a SU hijo (...*Y me dije: No vayas adelante
cansado peregrino... reposa en estos valles; con agua de estos ríos restaña tus heridas... echa a andar por estos cerros a tu pequeñuelos...) y
op. cit., p. 178-79.
37
p. 177.
38 Ibid. p. 182.
39 Ibid. p. 188-89.Hay otros trozosde poemasdel mismocorte, relativosal
hijo, algunostachados,que revelanla lucha de la expresiónpoética.
36
Apuntes
Ibid.
MARTIANO
181
exalta la Venezuela encontrada al llegar, en paisaje y rostros para agregar: ....y un suave sol de enero doraba blandamente aquel paisajes.*0
En Venezuela permaneció Martí hasta el 28 de julio de aquel año.
fecha en que se vio precisado a salir, en el vapor C[oudius con destino
a Nueva York. Había podido ejercer el profesorado y el periodismo y
logrado dejar profunda huella en los mejores espíritus de la época, especialmente con la Revista Venezolana
que dirigió y de la que sólo se publicaroxi dos números, en ese mes de julio. Pero no pudo encontrar la
estabilidad económica, que procuraba, aspiración que le movió a tratar
de que su esposay su hijo se reunieran con él en Caracas. Con ese propósito viajó ella de Camagiiey a La Habana, pero decidió regresar al
hogar paterno cuando consultó opiniones de amigos y familiares del
esposo,quienes le aconsejaron que aplazara la partida hasta que Martí
lograra encontrar trabajo seguro en Venezuela.”
No lo lograría. El contenido del segundo y último número de la ReVZ!GU Venezolana,
publicado en la segundaquincena de julio, no fue grato
al dictador Guzmán Blanco, quien obligó a Martí a salir intempestivamente del país.42 Cerca de seis meses antes, triste y solo, arribaba a
Venezuela ahuéspedde extraño bajel,, aespantado de tanta alma sola
y pequeñez vestida de grandeza como en la República del Norte había
observado..4” Y ahora, triste y solo, regresa a Nueva York. Pero quizá
no tan triste ni tan solo, porque llegaba acompañado de Ismaelillo..
A la casa de huéspedesde la venezolana Carmen Miyares de Mantilla, donde ya antes había encontrado calor de hogar, volvió Martí al
regresar a Nueva York. Allí vivía también el poeta venezolano José
A. Pérez Bonalde, a cuyo Poema del Niágara escribiría el prólogo el
siguiente año de 1882. Mostróle el cubano la obra consagrada a su hijo
y la necesidadde publicarla no se hizo esperar. Ya en diciembre de 1881
Ismaelillo
estaba en la imprenta, según se lo hace saber Martí, en carta
del 9 de ese mes, a su amigo de Caracas Diego Jugo Ramirez, también
poeta: uAquí, mis escasashoras de esparcimiento son horas venezolanas. Las parto con Bonalde, y con Gutiérrez Coll. Ellos me animan
a imprimir un librito, que escribí en Caracas, y allá le irá. Ya está en
las prensas. Es un juguete, como para mi hijo.B4’
40 Ob. Comp. Edit.
Trópico, t. 22, Nuestra
América,
4, La Habana,194%
p. 90-91.
41 Papeks
42
Ibid., de
129.Marti, III, Miscelánea,
La Habana.1935,p. 28.
p.
43 Nuestra
América,
op. cit., p. 100.
44
Nuestra
América,
2, p. 117.
182
ANUARIO
MARTIANO
Parece que el mismo anuncio había hecho Martí a su madre, porque
en carta de ésta fechada en La Habana en febrero 9 de 1882 -en la que
antes le informa que su eposa y su hijo permanecerán en Camagüey y
no se irán todavía a reunir con él en Nueva York-,
escribe jocosamente: aYa que nos quedamospor ahora con las ganas de ver a Pepito,
es menester que venga Ismaelillo.~45
El titulo del libro es de un fuerte simbolismo. Ya vimos aquella
nota de sus apuntes: aese hijo mío a quien no hemos de llamar José
sino Ismael,. Ismael, escribe Gonzalo de Quesada y Miranda, ahijo
de Abraham y Agar, tronco de los árabes, en bíblico pasaje -significa,
le explicará, ser fuerte contra el d’estinom.4BEn su interesante ensayo
Familia de Martí, Ezequiel Martínez Estrada amplía el simbolismo: *El
drama conyugal está simbolizado en el nombre de Ismael (en hebreo:
“Dios oyó”) que pone a su hijo “para que no sufra como yo”, y, consecuentemente, el de Agar a la mujer ! Este nombre de Agar evoca a la
esclava de Abraham, de quien éste tuvo descendencia por esterilidad
de la esposalegítima Sara... 2Qué analogía o coincidencia (símbolo)
halló Martí en la situación de esa familia patriarca1 de desterrados, en
la mujer que parte al desierto de Bersabee (GénesisXXI, 14), que puede
ser Cuba, y en el hijo que habría de ser, abandonado por el padre, jefe
del pueblo ismaelita o agareno?,”
<Y tanto amor pone en este tierno breviario -advierte Quesada y
Miranda en su admirable biografía Martí, hombreque cuando va
a publicarlo, en 1882, (...) fija cada detalle de la impresión a la casa
Thompson & Moreau, escogeel formato, pequeño y fino como en consonancia con la menudez de su hijo, y de propia mano esbozará los dibujos
simbólicos que luego, en acabadas láminas artísticas, ornarán el librito., 48 Que Ismaelillo
tuvo su cuidado tipográfico directo, es conjetura que parece corroborar su artículo sobre Cómo se Imprime uti Libro
en los Estados Unidos, publicado en 1883 en la revista La América,
editada en español en Nueva York, donde muestra Martí estar familiarizado con el proceso y los procedimientos de impresión y estampación
y con su historia, al dedicar este párrafo encomiástico a los impresores
45 Papeles, op. cit., p. 15.
46 Martí,
hombre,
op. cit., p. 161.
47 Cuadernos
de la Casade las Américas,La Habana,1962,p. 15-16. En su
artículo
aE símbolo
y sus interpretaciones,,
la escritora
Mary
Cruz, considera
que
Agar era Cuba; Sara, España;
Ismael, el propio Martí;
e IsmaeIilIo,
el descendiente
de Ismael.
(El mundo,
La Habana,
10-111-1965).
<Is Op. cit., p. 162.
ANUARIO
MARTIANO
la3
de su obra: (Thompson & Moreau son buenos impresores de Nueva
York, que imprimen de la letra con tal arte, que la plancha (de estereotipia) parece innecesaria. Y disponen sus tipos antiguos y amaderados
con tal respeto a las tradiciones de la buena imprenta. que parecen
que
salen sus libros de la casa de Robert Estienne... o de las prensas
más
cuidadosasde Charles Chappellain, que al amparo de la imagen de Santa
Bárbara, que en alto nicho ornaba su pared, ponía en letras redondas
los versos cultos y atildados de Francois de Malherbe...,‘”
Sobre la fecha exacta de publicación de Isnaelillo,
no hay sino conjeturas. La más probable es la que sitúa entre marzo y abril su sàlida
de las prensas, porque en su carta de mayo 5, doña Leonor Pérez, la
madre del autor, dice a éste: *Con asombro leo en tu carta del 29 del
pasado [abril], que no habías recibido ninguna mía, yo te escribí desde
el 20, a esa fecha ya debías haberla recibido: en ella te decía que había
recibido los libritos... las muchachas están muy contentas con Zsmaelillo...~ 5o Ello significa que el libro le llegó antes del 20 de abril de
1882. Agrega doña Leonor en su carta de mayo 5, que uno de susnietos,
hizo su propia interpretación de algunos de los dibujos del libro: #dice
que Pepito está acostadito en las hojas y que sale de la concha,... (En
otra carta, de julio 21, la madre le hace un expresivo y bello juicio del
alge que te dije creo fue en la carta que se
poema: .De tu Ismuelillo,
extravió; qué quieres que te diga si ésta es la cuerda más dolorosa de
la guitarra del alma: de versos no entiendo, para mí está en prosa
porque está escrito en la realidad.*) 51
El borrador de la carta que escribió en francés a Charles A. Dana,
su amigo director de The Sun, enviándole el libro, no tiene fecha, pero es
posible que sea de mayo. Vale la pena la traducción porque ayuda a
conocer cómo pensabaya de su libro: <Acabo de publicar un pequeño
libro, no para beneficiarme con ello, sino para regalarlo a aquéllos que
amo, en nombre de mi hijo, que es mi señor: es la novela de mis amores
con mi hijo; uno se cansa de leer tanta novela de amor con mujeres.*5Z
Al poeta venezolano Diego Jugo Ramírez, en su carta de 23 de mayo,
le dice que ésta ano vá más que a llevarle a Ismaelillo. No lo lea una
$9 Ob.
1942, p. II.
experiencia
Comp. Edt.
En au carta
Trópico,
a Viondi
t. 4.0, Escenas
Norteamerkfnw
>4* La Habana
de enero de 1880 (nota 8)s MartI
recomienda
au
gráfica: &n el Almanaquede Méjico de 187%anda un juicio sobre
mi como hombre
de imprenta,.
sO Papeles, op. cit., p. 16.
‘l
Ibid., p. 18.
52 Epistolario,op.
uornan,
se traduce
,,.$&~,,t,
85 (En la traducciónque apareceen este lihro,
‘como
aomance,
en vez
de anovel=).
184
ANUARIO
MARTIANO
vez, porque le parecerá extraño , sino dos, para que me lo perdone.
He
visto esas alas, esos chacales, esas copas vacías, esos ejércitos.
Mi mente
ha sido escenario, y en él han sido actores todas esas visiones.
Mi trabajo ha sido copiar, Jugo. No hay ahí una sola línea mental.
Pues,
;cómo he de ser responsable
de las imágenes que vienen a mi sin que
yo las solicite?
Yo no he hecho más que poner en versos mis visiones.
Tan vilamente
me hirieron
esas escenas, que aún voy a todas partes
rodeado de ellas, y como si tuviera delante de mí un gran espacio oscuro
>
en que volaran
grandes
aves blancas,.
Más adelante:
aPresenle
mis
afectes respetuosos a su señora y a su hermana.
Yo estoy purgando
la
pena de haberme decidido
a ser honrado,
y vivo sin mí hijo, sin hermana, y sin señora.sS3
Con la misma fecha de 23 de mayo, escribió también a su amigo
caraqueño
Agustín Aveledo, director
de un orfelinato,
para hacerle una
conmovedora
oferta : *No tengo tiempo, amigo mío, más que para cumplirle una promesa. ~NO recuerda que le ofrecí un libro para sus huérfanos? .Pues ya le mando el libro.
Véalo -y si le parece que merece
excusa, y que hallará paga de algunas- almas buenas, dígame cómo le
mando cien de ellos, que es el regalo pobre que mi hijo hace a los
huérfanos
de su Asilo. Yo no vendo ese libro: es cosa de alma. Pero
ne da gozo pensar que puedo hacer con él un pequeño
beneficio.
Ni
lo hago por fama, pero pensando
en mi hijo, se me llena el alma de
jazmines:
y ese es un haz de ellos: habrá quien no le halle perfume:
iQue no sea usted, por Dios ! Mas no ha de ser usted, que tiene siempre
bálsamo para todos los dolores.B54
No es hasta el mes de julio que le manda ejemplares
del libro a algunos amigos de La Habana.
Con fecha 8 de ese mes, escribió a Vidal
Morales
con Antonio
Sellén, enviándole
unos documentos,
y agrega:
<Y también le mando mi Zsmaelillo.
No es colección de mis versos, como
le han dicho, amigo mío. Antes quiero yo hacer colección
de mis obras
que de mis versos. E s una porción mínima de los que llevo hechos, que
manos amigas han sacado a la luz, porque las mías -poco piadosas
con lo míola hubiera
dejado para siempre olvidada.
Ni la pongo
a la venta, porque son cosa íntima, y me repugna vender obras de afecto.
Ni se parece a lo demás que he hecho. Fue como la visita de una musa
nueva. iY ya estoy avergonzado
de ver esa sencillez
en letras de imprenta!
Tal vez sea, porque me ocupan ahora cosas mayores, y porque
$3 Nuestra
América,
,z4 Epistolario,
op.
2, op. cit. p. 118-119.
cit. p, 86-87.
ANUARIO
185
MARTIANO
aficionado
a pensar a los dolores ajenos, y encariñado
en la busca
de medios para aliviarlos,
me queda apenas tiempo
para
pensar
en
los mios. n J5
De 28 de julio son tres cartas a otros tantos amigos cubanos:
Gabriel de Zéndegui, Enrique José Varona y Miguel F. Viondi.
Al primero,
escribió:
l . ..te mando una frusleria
que he impreso -no
porque la t%a
por mejor que lo demás que llevo hecho, sino porque me la sacaron de
las manos, y la hallé semejante a los rizos rubios de mi hijo. Ya los
tendrás aunque no son buenos los tiempos para ello, y verás como la vida
es fruta áspera, que rompe los labiosy los hijos son urnas de bálsamo. No sé si he acertado a dar forma artística al tropel de visiones
aladas que cuando pienso en él me danzan en torno de la frente:
Ni
esa vez, que dormí en almohada
de rosas, pudo olvidar mi cabeza la
almohada
de piedra en que usualmente
durme»... A Varona
le manda
ami librito
de versos a mi hijo, que es cosa que saqué a luz por empeño ajeno, y que envío a los que estimo, mas no pongo a la venta,
porque me parece que es quitar su perfume
a esa flor vaga. Me ha
entrado una grandísima
vergüenza
de mi libro, luego que lo he visto
De intento di esa forma humilde
a aquel tropel de mariposas
impreso.
que, en los días en que lo escribí, me andaban dando vueltas por la
frente. Fue como una visita de rayos de sol. Mas iay! que luego que
los vi puestos en papel, vi que la luz era ida. Perdóneme,
en gracia del
empeño con que trabajo
en cosas más serias, este pecado,. A Viondi:
aAcaso sea parte a que usted me perdone,
ese librillo
que le mando,
fruto de una hora de paz, extraña en mi vida. Si le parece bien, nada
me diga; mas sí, si le parece mal para enmendarlo
o ayudarme
a olvidar mi yerro. Han dicho en La Habana que es colección de mis versos:
nsted sabe que no es mi espíritu muy dado a estos pacíficos y secunEso sí la imprimí
-por
ser una mariposilla
que
darios quehaceres.
eché a volar, para que se posase en el hombro de mi hijo.> 5û
En fin,. a su amigo Mercado
no le manda el libro hasta agosto. En
carta del ll de este mes, le dice: <Otra le escribí, que tampoco fue,
cuando me sacaron el Ismuelillo
de las manos, y lo pusieron
en prensa.
En mi estante tengo amontonada
hace meses toda la edición, -porque
como la vida no me ha dado hasta ahora ocasión suficiente para mostrar
que Soy poeta en actos, tengo miedo de que por ir mis versos a ser
55 Epistolario,
op. cit., p. 88.
ss Ibid., p. 89-93.
(En algunas de estas cartas,
de Manuel
Mantilla,
que entonces era: 324 Classon
vuelve a consignar
Avenue,
Brooklyn,
la dirección
L. 1.)
186
ANUARIO
MARTIANO
conocidos
antes que mis acciones, vayan las gentes a creer que sólo
como
tantos atros, poeta en versos. Y porque
estoy todo averSOY,
gonzado de mi libro, y aunque vi todo eso que él cuenta en el aire, me
parecen ahora cantos mancos de aprendiz
de musa, y en cada letra veo
una culpa. Con lo q ue verá usted que no escondo el libro por modestia,
Sin embargo, parece que en esa ocasión no envió
sino por 9oberbia.B
el libro, ForqUe en otra carta de ll de septiembre,
que manda a mano
de otro su amigo mexicano, Enrique
Guasp de Peris, dice: «Con Guasp
le mando mi lsmaelillo,
y unos diez ejemplares,
para que usted los ponga
en manos delicadas.
Si quiero que lo conozcan, por mi hijo.
Gozo en
verlo famoso, y en que le hagan versos, en diarios y revistas-Bs7
De estas cartas puede deducirse más de una conclusión.
La primera,
que alguien con mucha
ascendencia
sobre él, ale sacó de las manosm
a Martí los originales
de Ismuelillo
y,corrió
con los gastos de impresión,
aunque en definitiva
él mismo atendiera
personalmente
los detalles tipográficos; recuérdese que su situación económica en Nueva York a finales
de 1881 y principios
de 1882 -y
aún despuéscontinuaba
siendo difícil y mal podría hacer recaer sobre su bolsa exhausta tales gastos. Otra
conclusión : que Martí, comid’o por el afán de darse entero a la obra *
histórica
de la independencia
de su patria, sentía cierta vergüenza
de
aparecerse
con estos versos ante los que le sabían su vocación redentora. Rechazaba
la idea de que se le considerara
sólo poeta de versos
cuando se sabía también capaz de serlo en acciones.
Es una idea que
le obsesiona entonces, como 6e advierte en sus apuntes y en una de sus
correspondencias
a La Opinión
Nacional
de Caracas, de 22 de marzo
de 1882, al referirse
a Garfield:
a...aquel espíritu
sano que creyó en
tiempos de incredulidad,
y amó el honor en tiempos en que los hombres
se aman a sí propio,
de aquel poeta, en suma, que no rimó versos,
sino accionesn.58
57 Cartas...,
p. 73-77. En la aGacetilla> de El Amigo del País, periódico
sema.
nal habanero
que dirigía
José Quintín
Suzark
-el
11 de agosto
de 1882se
informó
sobre la aparición
de lsmaelillo, eun búcaro
primoroso
donde se abren,
a
los besos del céfiro, las flores más fragantes de la ternura. Libros
como ése, se
siente, como una música
de afectos
profundos
Y nobles, y después de leerlos
nos
parece que ha brotado
una estrella más en el cielo de nuestra
alma. Reciba
el soñador errante,
el abrazo que le enviamos,
Y’ que lleva nuestros
plácemes
Y nuestro
aprerinpi.
(V. alrmn&l/o
en La Habana,,
por Enrique
H. Moreno
Plá, Patria,
La Habana.
año XXII,
No. 8-1966).
5s Escenas Norteamericanas,
2... p. 146-147.
ANUARIO
MARTIANO
187
,
IV
Sin embargo,
Martí tenía conciencia
de que Ismaelillo
era la presencia en Amfrica
de auna musa nueva,, a pesar de esos pudores del
hombre de acción que prefería hacer acosas mayores= para ali\-iar alos
dolores ajenos,, 10s de la humanidad.
Pide perdón por el pecado. «en
gracia del empeño con que trabajo en cosas mas serias, que la de rimar.
quehacer cpacífico y secundarios
a lo que no es muy dado su espíritu...
Son cartas íminas a personas con las que cuenta para su obra revo!ucionaria,
y no quiere que le crean simple poeta.
Pero ahí está y permanece Ismaelillo
como un aviso de renovación
poética en América.
Y que él consideraba
el punto de partida
de su
obra de poesía su librito
de 1882, -y
que, por tanto cree en éllo
demuestra su carta a Gonzalo
de Quesada y Aróstegui
en vísperas de
emprender
su último viaje de combatiente
de la libertad,
su testamento
literario
que señala la pauta a seguir para la publicación
de sus obras:
«...Y de versos podría hacer otro volumen:
Ismaelillo,
Versos Sencillos, y lo más cuidado y significativo
de unos Versos libres que tiene
Carmita.
No me los mezcle a otras formas borrosas y menos características...
Versos míos, no publique
ninguno
antes del Ismaeliilo:
ninguno vale un ápice. Los de d espués, al fin, ya son unos y sinceros.,“”
Una diáfana ingenuidad,
una sencillez y una frescura singulares
predominan
en este libro precursor,
en contraste
ostensible con la grandilocuente poesía de la época, llena de «huecas rimas de uso, ensartadas
de perlas y matizadas de flores de artificio,,
como la definiera
el propio
Martí, quien desde 1875, en México, había estado predicando
la necesidad de arenovar la forma poética que de España tieen América>.
Una
ternura
inestrenada,
desnuda, báñase en las aguas claras de este verso
armonioso
y suave, y se desliza ligera, en ágiles brazadas de emoción.
Para el estragado gusto de aquel momento
tan decorado de florones retóricos, en que la poesía latinoamericana
estaba secuestrada
en oscuro
recinto húmedo,
este fino verso era la libertad,
el aire puro, el sol.
Como una ventana de colores que de repente se abriera en la mañana
-y hacia el mañana-:
ya se ha visto como al autor le sugerían mariposas, jazmines, alas...
Ue las quince composiciones
que forman el libro, ocho SOR romances
que combinan
heptasílabos
y pentasílabos,
recargándose
la asonancia en
.Z!J Fecha& en Montecristi, Re Dominicana, el 9 de abril de 1895. Ob. Comp.
Edt. Trópico, t, 1, p. 16, La Ha %’ana, 1936.
188
ANUARIO
M.4RTI.4NO
ASIJARIO
e-tos últimos verlios pares: los titulados
CPríncipe Enano..
*Brazos FraeHijo del Alma,,
*Sobre mi hombron,
.Táganless. l Musa Tral-iesa..
barlos Fieros.
(que termina con varias estrofas en heptasílabos),
SValle
LozanoD y KRosilla Nueva.,
Hay cuatro composiciones
en pentasílabos
I <JIi CaballeroD.
a1Ii Reyecillon,
aAmor Errante*
y «Mi Despensero.).
una en hexasílabos
(*Tórtola
Blanca,)
y dos en heptasílabos
(aSueño
Vívidos.,)
Como sabía que acada inspiración
Despierto.
1 .Penachos
trae su lenguajes,
no llegó ni siquiera
al octosílabo3 en los límites del
arte menor p metro del perfecto romance, convencido,
seguramente,
de
que para expresar la espontánea
ternura paternal y la fresca poesía del
hijo, bastaba el metro exiguo, flexible,
ingenuo y saltarín como el niño
que lo inspiraba,
acaballero
cfel aire,.
Aunque en los romances en que se alternan versos hepta y pentasílabos pudiera pensarse en el pie métrico y en la concepción
estrófica de
la seguidilla,
es más seguro señalar su origen en los clásicos españoles,
especialmente
Quevedo, sí bien éste -cuya
influencia
en la prosa martiana ha sido subrayadano usó esa combinación
sino accidentalmente
dentro de composiciones
de otros metros,6o y no como Martí, que la utilizó como todo homogéneo
de algunas composiciones.
Los hexasílabos
también lucen su dorada alcurnia
clásica en las serranillas
del Marqués
de Santillana
y en cantigas de Juan de la Encina, por ejemplo,
aunque
aconsonantados;
los de Marti, asonantados,
recuerdan
a Góngora
( GFrescos aírecíllos
/ que a la primavera
/ destejeis guirnaldas
/ y esparcís
violetaso).
Andrés Iduarte en su admirable
obra Martí, escritd’
evoca
en este caso a Meléndez
Valdés, que usó el romance heptasilabo
y el
hexasílabo
de la letrilla.
Con menos fortuna
el poeta Eugenio
Florít
advierte la atmósfera de Bécquer en Ismaelillo,
no obstante reconocer que
Martí no sentía mucha aficcíón por el autor de las Rims.ds
Pero, decididamente,
las páginas de Ismaelillo
no se parecen a otras
páginas, como asegura su autor en la cTedícatoria-prólogo
a su hijo, y
su reminiscencia
de añejos ritmos sólo se atiene a SU raíz en la tradición
poética española, porque son renuevos frescos, retoños de la añeja cepa;
ramas remozadas.
Ya desde hace años, al referirse a los iniciadores
del
modernismo,
Max Henríquez Ureña observaba que NMartí llevó también al
60 Quevedo en <Los borrachos>.
arengo
a las copas
Vino
Y valentia
/ todo
emborracha,
/ más me
/ que a ha.5 espodas.
61 México, Edt. Cuadernos Americanos, 1945, p. 98.
63 En su valioso ensayo sobre la poesía de Martí en la Revista Hispánica
Mo.
derna,
año XVIII, enero-diciembre 1952, número que consagró al Centenario de
Martí esa publicación de la Universidad de Columbia, N. Y.
MARTIANO
189
&o fue atrevido en punto a metrica. pero
- verso su acción reanimadora.
poética en sus p’ersos sencillos,
,-ol\ió por los fueros de la ingenuidad
tu\-0 hallazgos
de expresión
novísima...,“,
aìí con10 en lsmaelillo...
So es difíril advertir e:os hallazgos. en un rápido repaso de la obra.
<,Príncipe Enano,.
es a lgo así como la preentacíón
de su hijo, la justíficación de la fiesta que es su verso, la descripción
y definición
de SU
pero el conváslago. a quien ve ya como su tirano, como su caballero,
cepto de tiranía y de propiedad
no comporta aquí opresión ni injusticia,
sino todo lo contrarío.
Está pendiente
de su mirada, de sus reacciones
más imperceptibles
:
dos ojos parecen
negras:
Vuelan, brilian,
palpitan,
i Relampaguean
!
SUS
Estrellas
. . . Su sangre, pues, anima
cas venas:
Mis f.!.a
iCOn
su gozo mi sangre
Se hincha, o se seca!
Cuando llega su imagen, evocada por el recuerdo,
se le ilumina
la
vida, alóbrego
antro,.
La sombra adquiere
matices que entonces era
difícil que los poetas de la época latinoamericana
expresaran
como él:
A su paso la sombra
Matices muestra
Como al sol que las hiere
Las nubes negras.
El hijo es su estímulo a la lucha.
* iHeme ya puesto en armas, / En
Y,
la pelea ! m Su presencia borda su banda de batalla *roja y violeta,.
al final, hace ofrenda de su vida a SU dueño que quiere aque a vivir
vuelvan.
<Sueño Despiertos
es el poema del insomnio
cargado del recuerdo
del hijo. No es fácil volcar tanta ternura
en menor espacio lírico y en
líneas más simples y puras: aUn niño que me llama / flotando siempre
veo! ., exclama al final, y es que esa visión se impone por sobre los
elementos
(.Y sobre las espumas / Del ancho mar revuelto, / Y por
entre las crespas / Arenas d’el desierto.)
y la distancia,
y por sobre
63 Ron’6 y Rubén
Dario,
La Habana, 1918, p. 93.
ANUARIO
190
LVUAIUO
MARTUNO
191
MARTIN’40
las pasiones y ansias poderosas que rugen en el pecho como
impaciente
(<Y del león pujante, / Monarca
de mi pecho.).
un león
La tentación de la carne, el efecto exultante
del amor carnal,
seducción
de Eva, tiene exquisita
expresión
poética en aBrazos
gantes,, que cuando envuelven
de Ia
Fra-
El cuello frágil,
Mi cuerpo, como rosa
Besada, se abre,
Y en su propio perfume
Lánguido
exhálase.
Ricas en sangre nueva
Las sienes laten;
Mueven las rojas plumas
Internas aves;
Sobre la piel, curtida
De humanos aires,
Mariposas
inquietas
Sus alas baten;
Savia de rosa enciende
Las muertas carnes!
Pero el poeta cambia esos abrazos fragantes*,
(por dos brazos rns
nudos»: que saben labrarle
en torno de su cuello un collar del más puro
amor (UY de místicos lirios / Collar labrarme.,)
saltan ágiles enseguida,
para
Los pentasílabos
de (Mi Caballero,
dar idea d’e esa carrera del niño jinete -jinetuelosobre el pecho del
padre, y que espolea a su amorosa cabalsgadura con *sus dos pies frescosi. El vocablo de caballero
adquiere su sentido original,
no el otro
de poseedor y dueño que en otras partes del libro aparece.
El final
muestra uno de sus [hallazgos, cuando evoca cómo besaba las pies de su
hijo: aDos pies que caben / En sólo un beso!..
@Musa Traviesa,,
el poema más largo del libro, le permite un alarde
de color y movimiento
a Martí, y mezclar el pensamiento
profundo
y
grave con la alígera y sonriente
descripción
de la gracia infantil,
en
contraste que ya marca desde el inicio, cuando afirma que SU musa es
El poeta cuenta que suele cabalgar
<un diablillo
con alas de ángela.
sobre los aires en sus sueños que no reconocen
límites hacia 10 alto ni
hacia lo hondo de la vida, cuya oscuridad
le iluminan,
y que le han
enseñado la misión redentora
de los hombrea en el mundo:
iRasgarse el bravo pecho,
Vaciar su sangre,
Y andar, andar heridos
Muy largo el valle,
Roto el cuerpo en harapos,
Los pies en carne,
Hasta dar sonriendo
-exánimes!
-1 .No en tierra!
Y entonces sus talleres
La luz les abre...
En el verso ágil añade que cuando desciende de sus sueños se consagra a contar el viaje «en papel a.marillorP, inundándole
entonces aun
Hay
que
volver
a
leer
esa
vívida
descripción
de su gozo
gozo graven.
creador, traducción
de lo inefable en genuino
lenguaje
lírico:
Y cual si el monte alegre,
Queriendo
holgarse
Al alba enamorando
Con voces ágiles,
sus hilillos
sonoros
Desanudase,
Y salpicando
riscos,
Labrando
esmaltes,
Refrescando
sedientas
Cálidas cauces,
Echúralos
risueños
Por falda y valle,
Así, el alba del alma
Regocijándose,
Mi espíritu encendido
Me echa a raudales
Por las mejillas secas
Lágrimas
suaves.
Me sietio cual si en magno
Templo
oficiase;
Cual si mi alma por mirra
Virtiese al aire;
Cual si en mi hombro surgieran
Fuerzas de Atlante;
Cual si el sol en mi seno
Lu luz fraguase:Y estallo, hiervo, vibro;
Alas me nacen!
192
ANUARIO
ANUARIO
MARTIANO
El éxtasis del sueñol desaparece al entrar en la habitación
su adiab!o
que
es
como
si
entraran
#luz,
risas,
aire..
Otro
ha!lazgo:
de ángeln,
.Al par da el Sol en mi alma / s en 10s cristales.,
El poeta se pre_run!a
de su l-iaje, del papel amarillenko.
del
entonces qué fue de slis weño-.
llanto sua\-e, para responder
con la fresca gracia del Terso saltarín:
Cllnl
si
de
mariposas,
Tras gran combate
Yolaran
alas de oro
Por tierra y aire,
Así vuelan las hojas
Do cuento el trance...
Antes hemos aludido
al color y el movimiento
logrados
por Martí
en este poema, y es en esta parte donde alcanzan
mayor
intensidad,
cuando describe las travesuras del hijo, que anda en sus cosas -libros,
plumas, pañosy que en su carrera loca vuelca un estante y echa por
tierra uversillos frágiles,,
que el poeta define con un rasgo de alcurnia
gongorina:
aLópeos galanes.,
Cuando el chiquillo
blande la pluma de
oro aa marcar nacida frentes infames,,
el poeta vuelve a describir
el
fuego de la luz (eDe Sol a los requiebros
/ Brilla
el plumaje,
/ Que
baña en áureas tintas / Su audaz semblantes)
y es difícil aventajarle
en la expresión poética del deliquio
de la ternura filial: cuando dice:
De beso en beso escalo
Mi mesa frágil;
iOh, Iacob, mariposa,
Ismaelillo, árabe!
...Su cuello, en que la risa
Gruesa onda buce!
.....Vaso puro de nácar:
Dame a que harte
Estu sed de pureza:
Los labios cánsame;
<Son éstas que
, lo envuelven
2;;
;o-yey;,
De óniie árabe,
En su incólume seno
Bulle triunfante..
Al final, en el lenguaje supremo de la poesía, el padre confiesa que
prefiere conservar
esa musilla ligera, traviesa, llena de risa y de luz,
a secarla y envejecerla
súbito con la experiencia
de su vida y de los
MARTIASO
193
& como si, al conjuro
del hijo -de la sangre. del
*libros
exangüe=*.
hombre]a \-ic!a triunfara
sobre el sueño y la literatura.
EI aca!amiento
absoluto a la real tiranía
de la ternura, es lo que
expresan lo; aiadus pentasílabos
de *IrIi Reyecillo» : aSu cetro -un
beso!
/ Xli premio -un
mimo!,.
Cuando enumera
los reyes de los demáì,
menciona
el «rey amarillos,
el oro («;bIal
van los hombres / con su
dominio!»)
y tras jurar lealtad y vasallaje
a LU rey Ndesnudo: blanco
j- rollizo»,
y ponerlo
sobre sus hombros para pasar Ne! mar sombrío,,
viene la grave advertencia
que no está consagrada
a su hijo solamente,
sino a todos los niños -a todos los hombres-,
para que no vivan impuros en el amor al dinero.
La lección llameante
de su vida asoma en
cn relámpago
purificador:
Mas si amar piensas
El amarillo
Rey de los hombres,
i Muere conmigo!
¿ Vivir impuro?
iNo vivas, hijo!
Hallazgos
de expresión novísima, poderoso
aliento renovador,
se encuentran también en el siguiente poema, «Penachos Vívidos»,
que Florit
considera muy certeramente
werdadero
y necesario alarde de perfección,
en el que todo, desde el primer verso, va dirigido
a una sola palabra que
no se dice sino al final -meta
de todos sus versos-,
la palabra hijo.b4
Romance en heptasílabos,
describe cómo sus pensamientos
arebosan en
mí vívidos. : ora aComo inquieto mar joven, que se desborda del cauce
nuevo henchido,,
ora *como
manada alegre / de bellos potros vivos,
que parecen salirse del veiso y tomar forma tangible
gracias aI vigor
plástico de la metáifora;
pensamientos
que <en crespa espuma de oron
besan los pies sumisos del hijo, y adviértase
la audaz belleza de la
imagen, inusitada
en el marco de la poesía española finisecular.
La misma gracia poética de estreno seduce en estos versos del poema
KHijo del Alana., en los que alcanzan expresión
insuperable
el recuerdo
del hijo que flota sobre todo, en el oleaje del insomnio
como en Ia es.
puma turbia y amarga del afán diario:
De la revuelta noche
Las oleadas.
En mi seno desnudo
Déjante al alba:
64 R,&
y Rubén Darío,
La Habana, 1918.
.
194
ANUARIO
AXWARIO
MARTIANO
Y del dio la espuma
Turbia y amarga,
De la noche revuelta
Te echa en las aguas.
a su puerta, que con sus
El recuerdo de LU hijo es como un guardián
alas blancas le cierra el pao a las penas, y lo ve cabalgar
en la luz
matinal:
Onda de luz y flores
Trae la mañana,
Y tú en las luminosas
Ondas cabalgas.
Lo que le despierta
no es la luz del día, sino las tibias manecitas
del recuerdo
en la almohada.
La distancia
queda borrada,
la lejanía
abolida, por el milagro
del amor paternal,
que posee el alma del hijo
mientras eellos tienen tu sombra,
solamente.
Y hay que quedar prendidos de esos versos finales, en que el padre se siente capaz, con su
mano, acual si haz segara / de estrellas, segar haces / de tus miradas,:
las miradas que él sabe que relampaguean
allá en su patria, lejana por
’ inaccesible.
«Amor Errante»,
composición
que aparece en uno de los cuadernos
de apuntes, como ya advertimos,
es el canto del desterrado
que no pudo
tener la oportunidad
de luchar por su patria. Recuérdese que Martí tomó
el camino de Venezuela
a raíz de fracasar la llamada «Guerra Chiquita,
-así
denominada
en contraposición
de la aGuerra Grande,,
la de los
10 años-.
CHijo, en tu busca / Cruzo los mares,, dice, y es verdad
pprque aspiraba
estabilizarse
en Caracas y allí rehacer su hogar.
Las
olas le acercaban
al hijo y el aire puro le despojaba
de la sordidez
neoyorquina
(*Limpian
mis carnes / de los gusanos / de las ciudades.»)
Pero va triste en su viaje aporque
en los mares / por nadie puedo /
verter mi sangres. No le importan
las ondas amansas e iguales,,
ni las
nubes, “joyas volantes,,
ni los ablancos juegos del aire,, ni siquiera
la
iracunda
voz de los huracanes
-los
de las pasiones podía domarlos
con la razón. Para los besos fugaces -lascivosde las brisas amables,
tiene sus mejillas
wecas y exangües / de un beso inmenso
/ siempre
voraces,.
Pero el ángel amoroso que siente en su pecho busca anhelante
a quien
amparar. Quiere derramarse
generoso en los demás y no puede su amor
errante, verter la sangre por nadie, y llora porque a nadie puede amparar.
aCelos del cielo / llorar le hacen, / que a todos cubre / con
MARTIASO
193
Pero de repente en la profunda sombra del espíritu se abre
6”s celaje.,
un mundo fragante,
donde en el silencio nacen flores enormes. y aves
gigante
sobre las que <despiertan
besos / inacabables3.
Es que ha curgido .risueño
y vivon, otro ángel: su hijo.
De aquestos pentasílabos
pasa en,wguida
Martí a la combinación
de
éstos con heptasílabos
que predomina
en el libro, para ofrecer esa joya
lírica que es CSobre mi hombro.,
«Oculto va, y visible / para mí solos.
dice del hijo que le ciñe las sienes cuando las penas le acosan, que le
besa el cráneo cuando estalla en tormenta interna, que le revela el sozo
raro <ren medio del recio camino lóbrego:....
Como en CMusa Traviesa,,
en «Tábanos
Fieros, se extendió Martí
más que en el resto de las composiciones
del libro, y como en aquélla,
muestra su dominio
del lenguaje
poético y de la fuerza expresiva que
brotaba de su poderosa imaginación
con acentos desusados y de impresionante intensidad.
Desafía el asalto de las pasiones, demanda que se
y verbales
sacien en él y lo abatan. Hay sugestivos aciertos conceptivos
y brillantes
imágenes:
4
Y tú,, moneda de oro,
Por todas partes!
De virtud mercaderes,
Mercadeadme!
Asorde la caterva
De batallantes:
Brillan cascosplumados
Como brillasen
Sobre montes de oro
Nieves radiantes:...
Rojos relámpagos
La niebla tajen:
Sacudan sus raíces
Libres los árboles: (...)
Cíñame recia ueste
De amenazantes
Astas agudas: h;ilos
Tenues de sangre
Por mi piel rueden leves
Cual rojos áspides. (...)
Lime el tábano terco
su aspa volante...
El desafío a los enemigos del alma se justifica
con la confianza
del
poeta en que suStalismanes le ampararán del asalto Y de que los gigan.
tea que vinieron
como nubes, siligeroa
como nubes / volando iránse!*.
AXCARIO
1%
ASL~RIO
M-\RT1.4\‘0
197
JIARTIAYO
mucho
h este punto, el poema cm bis de ritmo. porque cambia la situacián.
A la combinación
de hepta y pentasílabo- < sucede el romance
de este
último metro. pero cunserl-ando
la misma asonancia en ae. Los enernigas emprenden
la retirada.
en derrota:
la envidia. la tentación
de la
carne, las malas pasiones Fimbolizadas
en el diablo
mientras
el poeta
-el hombreen el agua fresca .De algún arroyo amable / Bañaré sonLas visiones en fuga dejan un resriendo / Mis hilillos
de sangre..
plandor
de colores brillantes:
Ya miro en polvareda
Radiosa evaporarse
Aquellas
escamadas
Corazas centelleantes;
Las alas de los cascos
Agitanse,
debátanse,
Y el casco de oro en fuga
Se pierde por los aires.
Tras misterioso
viento
Sobre la hierba arrástranse,
Cual sierpes de colores,
Las flámulas
ondeantes.
Es el hijo, la presencia
de su recuerdo,
la evocación de su pureza
y su ternura, lo que ha logrado poner en fuga los ejércitos pujantes de
las tentaciones y las penas. El poeta vuelve a alcanzar
aciertos de descripción
asombrosos:
El vuela en torno mío,
El gira, él para, él bate;
Aquí su escudo opone;
Allí su clava blande;
A diestra y a siniestra
Mandobla,
quiebra,
esparce;
Recibe en su escudillo
Lluvia de dardos hábiles...
Escúchase el chasquido
De hierros
que se parten;
Al aire chispas fclgidas
Su.ben en rubios haces...
El como abeja zumba
El rompe y mueve el aire.
El aire, el espacio, es el escenario de esta batalla increíble
e invisible. Exclama el padre. complacido:
« iHijos, escudos fuertes, / De los
cansados padres! / iV enga mi caballero,
/ Caballero
del aire!,
(Hasta
después. no iba a resonar, con García Lorca. en lengua española.
gracia 1.
.T&rtula
Bianca.. romal:ce en isócrono;
hexasílabos.
e.2 una \-ersión
di>!inta
del pcbema que le antecede: pero aquí no ha!- lucha. porque
del baile. a las tentaciones
para renunciar
a 105 placeres j- solicitaciones
al rojo vil-o. baEia el recuerdo
del hijo amado: KQue el balcón azotan
Dos alita
blancas !’ Que llenas de miedo / Temblando
me I!aman.*
I Hay aquí tambikn alardes de mo\-imiento
y coiorido.
Ejemplo
admirable: Detoua, chispea, / Espuma. se vacía: / Y expira dichosa / La
rubia champaña.»)
SValie Lozano»
Liene todos los atributos
c!e un madrigal
distinto.
El amor filial difíciimente
puede lograr expresión más delicad’a y tierna.
Las tierras de este valle -el
pecho del poetahan sido removidas profundamente
y han quedado perfumadas
y lozanas.
El interroga
solícito
y concluye:
«Otros, con dagas grandes, / Mi pecho araron;
/ Pues iqué
hierro es el tuyo / Que no hace daño? / Y esto dije-y
el niño / Riendo
me trajo / En sus dos manos blancas / un beso casto.»
Antes: el hijo era el labriego. Enseguida es (CMi Despensero,,
el único
que tiene del vino que bebe. «Ni rey de bolsa / Ni posaderos / Tienen
del vino / Que yo deseo; / Ni es de cristal/ De cristaleros
/ La dulce
copa / En que lo beb0.x Al breve y sugestivo poema en pentasílabos,
sigue, como remate del libro, aRosilla Nueva,, también
de tono madrigalesco, donde forma y contenido se mezclan en un común denominador
de belleza : el corazón
se había trocado
en peñasco: porque el dolor
hiela, pero al paso del hijo, aguerrero
fúlgido»,
el peñasco se derrite
y deshace y riega a la rosilla nueva, «Así como la nieve, / Del Sol al
blando / Rayo, suelta el magnífico
/ Manto plateado, / Y salta en hilo
alegre / Al valle pálido, / Y las rosillas nuevas / Riega magnánimo,...
En cuanto a las asonancias usadas en Ismuelillo,
hay sólo un poema
en ea, el primero,
aPríncipe
enano,;
tres en eo, aSueño despiertom, «Mi
caballero,
y «Mi despenseron;
la asonancia
preferida
es ae, con cuatro
entre ellas las dos más extensas: «Brazos fragantes,,
composiciones,
aMusa traviesa»:
&mor
errante,
y CTábanos fieros,,
lo que revela la
dos
en
io,
.Mi
reyecillo
y
<Penachos viviriqueza de léxico de Martí;
aHijos
del
alma,
y
aTórtola
blanca.;
una en 00,
dos*; dos en aa,
<Valle
lozano,
y Rosilla
y:
finalmente,
dos
en
~0,
#Sobre mi hombro,;
nueva.,
Nótese que, con excepción de cuatro, los títulos de las composiciones corresponden
a la asonancia
respectiva.
Y así es la fiesta de Ismaelillo.
Fue como un refugio al que Martí
acudió, espantado
de todo, pero precisamente
porque tenía fe uen el
pareja
198
ANUARIO
ANUARIO
MARTIANO
mejoramiento
humano. en la vida futura. en la utilidad
de la virtud,,
a trav& de su hijo. como expresa en el prólogo-dedicatoria.
aSi alguien
parecen
a
otras
páginas.
diles
que
te amo
te dice que estas págin=
se
nrega?
seguro
de
su
autenticidad.
condemasiado para profanarte
asi*. a,
9
de
su
propia
sangre
que
han
pasado
por
vencido de que con riachuelosólo
iban
a
llegar
a
su
hijo.
sino
también
al
:u corazln.
y que no
torrente unkersal
de la poesía.
Que Ismaelillo
puede considerarse
el punto de partida de una nueva
poe.sía en la América
española -la
manifestación
de una nueva sensibilidadque habría de desembocar
en el movimiento
modernista,
lo
seRaló tácitamente
don Federico de Onís en su indispensable
Antologia
de la poesía
española
e hispanoamericana,
al situar la etapa inicial
del
modernismo
-que
él denomina
atransición
del romanticismo
al modernismo»entre 1882 y 1896, marcando
así, en la fecha de publicación
de
Zsmaelillo,
el comienzo
del nuevo ciclo en la historia
de la literatura
española.“5
No dejó Martí, a su vez, de tener directo influjo
sobre otros iniciadores del modernismo,
como los mexicanos
Gutiérrez
Nájera
y Díaz
Mirón ; es difícil que nuestro Julián del Casal escapara de conocer !apreciar
la significación
renovadora
del pequeño volumen neoyorquino
de 1882. Y en cuanto al colombiano
José Asunción
Silva, hay tatimonios de que fue seducido por la poderosa ternura
y la voz inédita que
gravitan en ZsmaeZiZZo. Recuérdese el testimonio
de su compatriota
Max
Grillo;
quien en carta a Rufino Blanco Fombona sobre una visita suya
a Silva, afirma que éste tenía en su escritorio
«en estuche valioso el
Zsmaelillo
de Martí».G6 Más recientemente,
Baldomero
Sanín Cano: maestro de las letras de nuestra América,
recordaba
cuando Silva puso en
SUS manos «un libro
menudo,
sin encuadernar,
titulado
Ismaelillo.
Me
recomendó su lectura como ejemplo de formas sencillas, de una sensibilidad personal exenta de afectación, no extraña a las corrientes
literarias
de reciente aparición
en los ámbitos de la cultura
americana».6T
65 En la primera edición de la Antología,
Madrid,
1934, no obstante,
Onís
omitió poemas de Ismaelillo
en la parte dedicada
a Martí
y colocó a éste después
de González
Prada, Gutiérrez
Nájera,
Manuel
Reina y Manuel
José Otbón,
a pesar
de que la obra renovadora
de estos poetas es posterior
a 1882. Al leer este misrmo
reparo,
que apareció
en nuestro
ensayo Martí,
poeta, y SLLinfluencia innovadora
ea
la poesia de América
(en Vida y Pensamiento
de Martí,
t. II... La Habana,
1942),
el maestro Onís nos expresó verbalmente su conformidad con él y su disposición a
subsanar
la omisión
en sucesivas
ediciones
de su magnífica
obra.
ss Carta de Grillo
a Rufino
Blanco Fombona sobre una visita suya a Silva,
citada por aquél en su obra El modernismo
Y los Poetas Modernistas...,
p. 119.
67 Memoria
del Congreso
de Escritores
Martianos...
La Habana,
1953, pág. 77.
MARTUNO
199
Max Henriquez
Creña, que no sólo vivió su carrera de escritor y profesor de literatura
en pleno predominio
del moderntimo,
sino que además ha escrito una fundamental
Breve
historia
del modernismo,
asesura
también de Ismaelillo:
aese volumen
minúsculo
abre nuevos horizontes
Es el primer
jalón en el camino del
a la poesía de habla española.
modernismoBl
e invoca otro testimonio
de Sanín Cano en relación con
Ia fuerte impresión
que causara Ismaelillo
a Silva:
SEn esos versos
encontró algo que no había visto en la poesía española y americana
del
siglo XIX. Había en esas pequeñas estrofas un timbre nuevo, una sensibilidad
de fineza desconocida
hasta entonces en la poesía castellana.n6s
Otro maestro de nuestras letras, Pedro Henríquez
Ureña, al referirse a Ismaelillo,
en trabajo
suyo de 1939, convino también en que fue
ael primer libro de versos del movimiento
renovador
que de América
se extenderá a Españan.G9
En fin, Eugenio Flor&
en su magnífico
ensayo sobre la poesía martiana, ya citado, expresa que ade ser Martí un poeta mediocre, sin cosas
paternal,
salido un
grandes que decir, le hubiese, de aquella ternura
libro con poemas de los que su gran amigo Peza escribía;
por ser el
grandísimo
poeta que era escribió uno de los hitos de la poesía castellana y el primero tal vez de los libros de la época moderna en nuestra
América,.
v
Ya se ha recorrido
un largo trecho -con
riesgo de parecer prolijoen el afán de ilustrar las circunstancias
que precedieron
a la creación
de Zsmadillo,
las de SU publicación,
las prevenciones
y reacciones de su
autor ante la obra, los valores esenciales de ésta y su significación
en la
literatura
española contemporánea.
Creímos necesario todo ese viaje de antecedentes,
para llegar a la
etapa más epasionante
y emotiva de esta aventura editorial
de IsmaeZiZlo: sus originales,
cuyos facsímiles forman la parte de mayor interés
del libro que tiene el lector en sus manos.
Es inefable la experiencia
de asomarse a la intimidad
creadora de un
gran espíritu, al-revisar
laa hojas de papel en que logró transvasar
gota
a gota
de tinta la sangre armoniosa
que le saltaba en las venas desde
es
Memoria
del Congreso
ss Ibid., pág. 640.
de Escritores
Martianos...
La Habana, 1953, pág. 447.
200
WUARIO
ANUARIO
MARTIANO
laa sienes enfebrecidas
por el sueño de la Vigilia.
Si ello COnstitU‘e
una
aún
lo
es
más
en
la
obra
de
experiencia
maravi!losa
en cualquier
caso,
,o~ Marti.
Al entrañable
amigo Gonzalo de Quesada y Miranda
-dedebo el privilegio
de haber tenido e!:
positario
del archivo de Martí.%
mis manos lo- manuscritos
de I~rnael~tlo, de haberlos examinado
con la
devoción que me inspira todo 10 que estuvo vinculado
a la vida del
Maestro y con la curiwidad
del crítico que ha wnsarraclo
inquietud
j
entusiasmo al estudio de la poesía martiana.
No hay que agregar que
también debenlo: la oportunidad
de dar a conocer estos originales.
a la
generosidad
del querido
compañero,
digno descendiente
y legatario
del
discípulo amado !’ albacea t!e Martí, Gonza!:) de Quesada y Aróstegui.
cuya labor de divulgación
de la vida y la obra del Apóstol ha continuado y continúa
su hijo en renovado esfuerzo que jamás nos cansal-emos de agredecer todos los cubanos.
Los originales
de Zsmaelillo
están constituidos
por un cuadernillo
de 40 páginas, de un tipo de papel parecido
al Bond. La cubierta
del
cuadernillo
eS ul;a hoja enteriza
de 9 x 12 pulgadas,
doblada en dos:
con un pequeño pliegue en el lomo para asegurar la costura, hecha c 0 11
cinco coseduras de hilo. Lai hojas
interiores,
aunque del mismo papel
de la cubierta,
en su mayoría
son hojas sueltas de nueve pulgadas de
alto por seis de ancho: pero dan la sensación de ser mayores que Ia que
le sirve de cubierta por el pliegue de ésta para la costura.
Algunas
de
las hojas están disparejas
en su extremo derecho, como si las hubieran
cortado a tijera, desigualmente.
Forman plieguitos
de dos hojas 4
páginas-,
dentro del cuadernillo,
las numeradas
del 16 al 19, 20 al
23, 32 al 35 y 36 al 39.
El título del libro aparece escrito al centro de la hoja que sirve de
cubierta, y parece decir Ysmaelillo,
con Y. La tinta está bastante desvanecida. Debajo,
la cifra romana:
1, al respaldo
de esa primera
hoja
está escrito el prólogo-dedicatoria,.
aún legible
a pesar de que también el tiempo ha debilitado
la tinta. Puede advertirse
que Martí hizo
adiciones en el libro impreso, en esta parte, que aparecen anotadas en
su oportunidad.
Debajo de su firma, escribió pensamientos
relacionados
con su obra, que también aparecen en BUS cuadernos
de apuntes.ro
Los poemas de Ismaelillo,
están numerados,
como si su autor hubiera
tenido la idea de seguir ese orden numérico en el libro, junto con título.
Así, l.-Principe
Enano, comienza
en la hoja marcada 2, sigue en la
3 y la 4 Y termina
a mitad de la marcada 5. Nótese que la letra es
70 V. facsímiles comparativos de original
y edición en esta obra.
201
MARTIANO
clara. esmerada. como original
escrito para la imprenta.
distinta
cali;rafia
urgente que en otros papeles de Martí a veces llega
limi:ec de lo ininteligible.
a la
a los
Jo e>tán en el cuadernillo,
como se verá, todos los poemas que inte;ran el librillo
de 1882. Siguen al ya citado, en orden respetado en el
libro
impreso. 3.-Sueño
Despierto,
3.-Brazos
Fraga.ntes, 4.-Mi
Cahallel-o.
5.-Musa
Traviesa,
6.-Mi
Reyecillo,,
7.-Penachos
Vívidos,
pues? en el cuadernillo,
CAmor Erranrlel Al mn. Ro aparecen,
te».‘l «Sollre mi hombro»,
«Tábanos
Fieros,,
<Tórtola
Blanca y «Rosilla .Sue\a.» En una hoja suelta, dentro del cuadernillo,
sin numerar, está
el ori$nal
de «Vaile Lozano,
y al reverso el de «M’i Despensero,.
3.-Hijo
E;l cambio. en el cuadernillo
hay otros poemas que no pertenecen a
IQm.ceZii!c:
en la lkgina
8, utilizando
el rectángulo
de papel por la
par!e más ancha. escribió los cuatro versos de «Patria en las Flores»;”
10-11, el poema «A la Palabra»,*”
noen hoja suelta. con paginación
tándose que falta la hoja complementaria
con las páginas 12-13. En las
páginas 14-15, aparece <cLa Copa Envenenada. »7A En la página 26: el
en la pápoema sin título que comienza:
«Señor: en vano intento...»;7’
gina
34, «BailenTo
y en la 35, el poema
sin título
que comienza
<Señor,
71 Esta composición
aparece
copiada
por Martí
en su cuaderno
de Apuntes
4, V. Ob. Edt. Trópico,
t. 62, p. 114.
72 Están fechados
(3 de marzo».
seguramente
de 1881. Incluidos
en la compilación
titulada
Flores
del Destierro,
en Ob. Comp.
Edt. Trópico,
t. 43, Versos,
t. 3, pág. 49. Estos versos tienen su historia
que cuenta
el propio
Martí
en su
fechada
en Nueva York
el 9 de
carta al poeta venozolano
Diego Jugo Ramírez,
entre
mis recuerdos
piadosos,
volvía
a
Dic.
1881:
<Ayer
mismo, revolviendo
ver uno que me es caro: un ramo de violetas,
que me dio su esposa en aquel día
primero
de carnaval
en que no en vano estaban
todos los colores
en las calles y
ventanas,
-porque
no había ninguno en mi alma. A los pocos días alcé los ojos
a aquel ramo, que adornaba
el retrato de mi hijo, y vi que se secaba. Y escribí
No.
esto que no le enseñé por ser cosa tan sencilla:
¿Por qué os secáis, violetas
generosas,
Que mk dio en hora amarga
mano pía?
Pues patria
al alma dais, flores medrosas.
No os secaréis en la memoria
mía!
Oh! y no se secan!... > (Ob.
Comp.
Edt.
Trópico,
t.
20 pág.
116-l;
1.
73 Incluido
en Flores
del Destierro,
op. cit., p. 50-51.
71 Fechado
<4 de mano,,
pero parece
que sobreescribió
«feb.».
o yiceversa,
pues están superpuestas
esas letras.
Incluido en la compilación Versos dp ~rnor.
op. cit., Versos, 3, pág. 93.
¡S Fechado
12 de mano.
Incl. Fl ores del Destierro, Ibid., pág. 52.
7~ Fechado 14 de marzo. Incl. Versos de Amor, Ibid., pág. 94.
ANUARIO
202
ANUARIO
atín no ha caídos... ‘r En hoja
cA un joven muerto.nr’
suelta,
l
l
los poemas
.A Eloy
Escobar,
y
l
La revisión
de los originales
de Martí, no entraña
sólo un placer
también el interés apasionante
-repito
el adjetivo
de exprofesode seguir el proceso de creación poética de aquel hombre
de espíritu profundo
y ancho, en el que las fuerzas de la inteligencia
y
de la naturaleza
encontraron
una síntesis excepcional.
Lo primero
que hay que advertir
al revisar estos originales,
es que
las variantes -ya
introducidas
en sus papeles, ya en el librorevelan
el sentido certero del vocablo en Martí, su sabiduría
de la lengua, su
lúcido instinto para encontrar,
en dramática
búsqueda, la palabra justa,
el giro exacto, el adjetivo adecuado.
Y la poda de todo aquello
que
no agrega nada a la belleza del conjunto,
o que lo desluce.
De la comparación
que se hace en esta edición de los originales
con
la de 1882 que Martí cuidó personalmente,
ae notarán
diferencias
en
detalles secundarios,
tales como signos de puntuación
usados peculiarmente por el poeta -dos
puntos, punto y coma, admiración,
guionesque suprimió
en la obra impresa.
Por ejemplo, en el primer poema de la colección <Príncipe
Enano.,
comienza,
según la obra definitiva:
espiritual intenso:
Para un Príncipe enano
se hace esta fiesta.
Tiene guedejas
rubias,
Blundas guedejas;
En el original
habia escrito el tercero y cuarto versos: aTiene guedejas suaves, / rubias guedejas.,
Es interesante
notar la lucha por expresar las dos sensaciones, de color y de tacto: antes había sustituido
en eI tercer verso, suaves por blondas, para decidirse
al fin por las varianta
apuntadas.
Sobre la palabra rechazada, tachó con lápiz, y encima
de la tachadura
escribió blondas, que es tachada a su vez para consignar
rubias, lo que le obliga a hacer la corrección
subsiguiente
en el cuarto
verso.
En el décimo verso de esta misma composición,
Martí dejó escapar
en la obra impresa una errata:
la palabra
relampaguean
con diéresis,
”
hA.
Flores
MARTIANO
203
MARTIANO
del Destierro,
?* Ibid., pág. 54.
Ibid., pág. 53.
que convierte
el pentasílabo
en hexasílabo,
y además, agregó un signo
de admiración
que no figuraba en el original.
En el verso: *Va, mansa
v obediente*,
aparecen en el original
los adjetivos
entre guiones, al conocido estilo martiano,
pero parece que al hacer las correcciones
de pruebas ;e decidió por la ortografía
ortodoxa.
Asimismo, el verso .pIIis flacas
~enasm: aparece en el original
con punto y aparte y no con dos puntos
como en el libro.
Al final de esa primera
estrofa del poema inicial,
adviértase
cómo
la simple traslación
de una coma, agrega fuerza al verso. En el original:
iCon su gozo, mi sangre / se hinoha o se seca!,;
en el libro:
a lC,on
su gozo mi sangre / se hincha, o se seca!,.
Al terminar
la primera
estrofa que examinamos,
el poeta anotó so.
bre el primer verso de la segunda estrofa la connotación
numérica
roma.
na II, pero la tachó, desechando
la división
en esa forma, usual en la
época.
CY de los rudos leones, / huéspedes de mi pecho,, había escrito en
«Sueño Despierto>.
Y la variante que aparece confirma
su sentido de la
expresión poética: «Y del león pujante, / monarca de mi pecho,. Mientras que en la primera
versión
se alude
a las pasiones
que el
recuerdo
del hijo apaciguaba
simbolizadas
en los rudos leones, hospedados
en el pecho, en la versión definitiva
el singular,
sobre darle
más fuerza al verso -al
agua1 que el cambio de adjetivo-,
modifica
el simbolismo:
el corazón,
víscera a que se atribuye el impulso
de los
sentimientos
y las pasiones,
figura como un monarca
en su trono,
y es esa autoridad
superior
la que se somete a la( imagen
del
hijo. Se reproduce
enseguida la lucha dramática
del vocablo más adecuado. Había escrito: «sobre el redondo
cuello.
del león pujante,
inicialmente varió el adjetivo por dorado, hasta que al fin encontró el que
mejor expresaba su pensamiento
poético: sumiso.
En [[Brazos Fragantes»,
como se verá, también
hay una laboriosa
lucha en la que más de una vez emerge victorioso,
con la palabra justa.
porque es posible que no responHay cuatro versos bien suprimidos,
dieran a ++us visiones y más bien encarnaran
lo que él denominaba
«versos mentales,,
a los que había declarado
la guerra:
<Y besos como
plumas, / la carne lamen: / color de rosa el cielo, / color de rosa el aire,.
En <Musa Traviesa,,
como asimismo se advertirá,
asistimos
a la
transmutación
de la oruga en mariposa.
Había escrito:
UY con ella
matizo / la vida infame / y en rojeces y azules / corruptas carnes,, que
suprimió y sustituyó por esta variante llena de luz y alas: <Y con ella es
la oscura / Vida, radiante.
/ Y a mia ojos 10s antros / son nidos de
204
MCARIO
ANUARIO
MARTIANO
ángeles! p Hay otras \-ariantes
igualmente
reveladoras,
sorprendentes
en
fe!ices?
gana
el
verso
en
brillo
de
genuina
poesía,
y
supresiones
lo que
como la de estos versos: .S o 1 LCon sus ojos vívidos: / luna. sus carnes ,!
blancas. de tibia lumbre / enciende amante. / Sea de sol y de luna
buen
maridaje
, para ltncer. ! al viento ,/ luego ser suaw!.
Es el-idcnte que el poema ganó con la supresión
de estos versos, así como la de
éstos: «C(:mpensa mi ángel nueyo / los caídos ángeles».
Es fácil seguir paso a paso, en el contraste de los originales
con la
edición
de 1882, esa batalla silenciosa
y profunda
pero desgarradora.
Por aquella epoca, Martí no desaprovechó
oportunidad
de expresar sus
inquietudes
estilísticas,
su amor por la palabra adecuada, ya la tomara
del viejo arcón del idioma,
ya sorprendiéndola
en el vuelo del lenguaje 0 en su propia inventiva,
que no son escasos los neologismos
en
el ágil verso de Ismaelillo.
Recuérdense
sus ideas del eatilo, expresadas
precisamente
cuando
trabajaba
en su librillo,
en 1881, en Caracas, tanto en sus apuntes, que
antes transcribimos,
como en éstos: u...La frase tiene sus lujos, como el
vestido, y cuál viste de lana, y cuál de seda... es fuerza que se abra paso
esta verdad acerca del estilo: el escritor ‘ha de pintar, como el pintor.
No hay razón para qce el uno use de diversos colores, y no el otro...
Que la sencillez
sea condición
recomendable,
no quiere decir que se
De arcaico se tachará unas veces,
excluya del traje un elegante adorno.
de las raras en que escriba al director de la Revista Venezolana,
y se le
tachará en obras de neólogo:
usará de lo antiguo cuando sea bueno: y
creará lo nuevo cuando sea necesario:
no hay por qué invalidar
vocablos
útiles ni por qué cejar en la faena de dar palabras nuevas a ideas nuevas.íg
Sobre la depuración
del estilo, reiteró al escribir sobre Emerson
en
una de sus correspondencias
a La Opinión
Nacional
de Caracas, en
Lo depuraba,
lo
mayo de 1882: «... Su estilo no es lujoso, sino límpido.
acrisolaba,
lo aquilataba,
lo ponía a hervir.
Tomaba de él la médu!a...
Se hacía servir de In lengua, y no era siervo de ella. El lenguaje es obra
del hombre, y el hombre no ha de ser esclavo del lenguajen.80
Y parecería
que la propia obra que por esos días monopolizaba
su
cuidado constante, era lo que le arrancaba
estas palabras sobre peculiaridades del quehacer poético, escritas en 1882 en el prólogo a El Poema del
Niágara del venezolano
Pérez Bonalde:
«Las ideas potentes se enciman,
se precipitan,
se cobijan, se empujan, se entrelazan.
Acá el consonante las
79
<EI
SO Ob.
carácter
Comp.
de la Revista
Venezolana,
Edt. Trópico,
t. 15, p. 20.
RetGto
Venezolana.
Caracas,
MARTIANO
205
magulla;
el consonante
magulla siempre,...
SPérez Bonalde ama su len.
,yua 1. la acaricia, y la ca&ga;
que no hay placer como éste de saber de
;, onceí \-iene cada palabra que se uca, >- a cuanto alcanza;
ni ha\- nada
mejor para agrandar
y robustecer la mente que el estudio esmerado v la
aplicación
oportuna
del lenguaje.
Siente uno, luego de escribir, or&llo
de escultor y de pintor... Han de podarse de la lengua poética. como del
Ghoi,
todos los retoños entecos, o amarillentos,
o mal nacidos, y no dejar
más que los sanos y robustos, con lo que, con menos hojas, se alza con
más gallardía
la rama: y pasa en ella con más libertad
la brisa y nace
mejor el fruto,.
En ese mismo admirable
prólogo,
Martí, por otra parte, admite que
Kpulir es bueno, mas dentro de la mente y antes de sacar el verso al labio,,
extendiéndose
en consideraciones
sobre cresa tarea de recotie, esa mutilación de nuestros hijos, ese trueque del plectro del poeta por el bisturí del
disector,,
para más adelante, tras pedir que acuando el verso quede por
hecho ha de estar armado de todas armas, con coraza dura y sonante, y
de penacho blanco rematado el buen casco de acero reluciente*,
expresar
otros puntos de su poética, muy aplicables
a su tarea de Isrnaelillo:
Que aún con todo esto, como pajas perdidas
que con el gusto
del perfume no se cuidó de recoger cuando se abrió la caja de
perfumería,
quedaron
sueltos algunos cabos, que bien pudieron
rematarse;
que acá sobre un epíteto, que aquí asoma un asonante
inoportuno;
que acullá ostenta su voluta caprichosa
un esdrújulo
osado; que a cual verso le salió corta el ala, lo que en verdad no es
cosa de gran monta en esta junta de versos sobrados
de alas
grandes...81
Pero como antesala de la lectura directa de aquella obra, la más
hermosa que padre alguno haya escrito al hijo de su sangre, basta de
palabras:
ahí queda desnudo el proceso de creación de Ismuelillo,
esa
joya de la poesía de nuestra América -de
la poesía sin limitaciones
de
tiempo ni de espacio-.
4
1881.
11
Prólogo
al Poema
del Niágara, de Pérez
Bonalde.
Op.
cit., t. 20, págs. 66-68.
LEYENDO
UNA
CARTA
A MARIA
MANTILLA
POR
H.
ALMENDROS
Creo que no me equivoco si digo que el primer Rbro de textos de
Martí publicado
en nuestro país tras el triunfo de la Revolución,
es uno
que lleva por título Ideario pedagógico.
Consiste en una compilación
de
escri:tos sobre educación
tomados de aquí y de allá en la amplia obra
martiana,
y fue editado por el Ministerio
de Educación
en el año 1961. Si
no esta recogido
en ese ibro de 240 páginas absolutamente
todo lo que
Martí escribió de ese tema -en
ocasiones lo apunta o roza al paso en
artículos de asuntos diversos-,
sí está, creo yo, lo más importante.
Cuando salió ese libro, alguien lo miró con cierto desdén. Se pensó
quizás que, en momentos de triunfo de la Revolución,
no era hora de sacar
a reverberar
una faceta en cierto modo adventicia
del grande hombre, al
que había qué evocar y definir esencíalmente
por su genio revolucionario.
Esa actitud parece razonable,
pero quizás la crítica parte de puntos
de vista demasiado
exclusivos y de criterios
un tanto rígidos.
AI publicar el Ideario
pedagógico
no se pretendió
sin duda -iquién
puede dudarlo?destacar la preocupación
de Martí por las cuestiones educativas
y el talento con que las juzgaba, de manera que ello oscureciera
en nada
aquella su alta personalidad
decidida y cuajada en su vida Y en su obra
de condición
esenciamenterevolucionaria; ant- bien. debió de considerarse, sin más, que el criterio pedagógico de Martí era singularmente valioso
-.
208
ANLIARIO
A!WARIO
MARTL4NO
que podría ejercer muy beneficioso
influy, tan sugestivamente
expuato,
jo en la actitud docente de los educadores
que habían de hacer realidad
los ideal= educativos de nuestro país.
y era justo pensar así. La teoría pedagógica
de 1Iartí. sus criterios
y consejos sobre educación, constituyen
un ideario de inestimable
valor,
En el prólogo
de ese libro se dice:
digno de estudio y de meditación.
.La doctrina
educati\-a de Martí, por ser suya y por que de seguro la
penjó y la dijo soñando el destino de su pueblo, constituiría
la más clara
fuente de inspiración y la base de un ideario pedagógico
de que tan necesitados hemos estado, con raíces en nuestro ser nacional, de su realidad
nutrido, y teñido del consejo y de los ideales de nuestros mejores hombres.
Hoy, la profunda
reforma educacional
a que aspira y ha abordado
la
Revolución,
puede nutrirse radicalmente
en esa fuenten.
Ya se ve la intención
del libro, y no podía ser otra. El caso es que
las bases ideológicas
de la obra educacional
de la Revolución,
aquellas
que sirvieron de fundamento
y arranque, lo mismo que muchas de las que
orientan los pasos y propósitos
con que se desarrolla
y progresa la sorprendente obra de la enseñanza ahora, están señaladas y expresadas con
clarividencia
en el Ideario, y a él pueden ir y volver los educadores como
a una fuente clara y sabia.
Lo que la educación sea esencialmente,
se dice
su trama y a lo largo de ellos se descubre.
El cardinal principio
social que pide que en una
ción no sea privilegio
de unos y derecho negado a
la Revolución
en su bravo y decidido
plan de crear
está presente en las páginas del Ideario
en esos escritos,
y en
democracia
la educaotros, del que partió
escuelas para todos,
La función de la escuela, la idea de cómo la escuela es y de cómo
debe ser para adaptarse al objetivo que se le asigne según los cambios de
la sociedad donde actúa, ahí están.
La crítica definitiva
de la enseñanza formal, como la exaltación
de
las virtudes formativas
del trabajo
ante experiencias
de cosas y hechos
reales con que la vida social se teje, lo mismo que el enérgico propugnar
una enseñanza científica, son ideas mantenidas
de modo firme y brillante
en esas páginas de Matií. NEn la escuela -dice
en una ocasiónse ha
de aprender el manejo de las fuerzas con que en la vida se ha de luchar.
Escuela no debería decirse, sino talleres. Y la pluma debía manejarse por
la tarde en las escuelas, pero por la mañana, la azada,.
Así como aquellas ideas se hermanan
con el paso dado por la Revolución
en su instauración de ula escuela al campo B, así la gran campaña nacional de alfabe-
MARTL4iiO
209
tización
hizo ampliamente
real aquella
previsión
de los amaestros
ambulantes..
El carácter dinámico de la escuela: la transformación
de métodos y materiales para adaptarse a los cambios de la sociedad y al progreso de la
técnica: la función de la Cniversidad
en los pueblos de atrasado desarrollo; la formación
del hombre según las necesidades
y urgencias
de la
comunidad
en que vive y los tiempos que se preparan
y vienen... iOh,
sí!, muchas más ideas cardinales
surgen. se plantean
y aclaran
con
singular
!ucidez en las páginas del Ideario.
Nadie niega a Martí pensamiento
hondo cuando discurre
para definir o para criticar cuestiones de educación;
por el contrario,
se admira
su perspicaz
criterio
avanzado
en su tiempo, y, como nacido de profundas verdades, su validez permanente.
Es natural:
los hombre;
que
llegan
a percibir
caracteres
esenciales
de la naturaleza
humana
e
íntimas relaciones
entre el hombre y el medio natural y social en que
vive, 10,s que logran
intuir
leyes del crecimiento
del cuerpo y de la
mente; los que consiguen ver claro en la trama de la historia
la transformación
del mundo con la continua
faena de creación de las generaciones;
los que saben ver la invalidez de irracionales
y rutinarios
procesos de educación de los jóvenes, así como los pasos y caminos abiertos
que la naturaleza
y la humana condición
social ofrecen como normas de
desarrollo
y formación,
esos hombres son capaces de ofrecer valiosos
pensamientos
sobre educación
y certeras
críticas
de los errores
que
arrastran
las colectividades
en el proceso de educar a las nuevas generaciones.
Muchos
son los grandes
científicos,
pensadores,
fi!ósofos.
políticos,
que en sus obras han dejado su teoría, sus principios
y normas generales sobre ese magno problema
humano;
sí, muchos hombres
de talento han concebido
la educación
con altura de miras, o con hondura, pero...
Pero la cuestión tiene en la realidad
dos ver’tienes, o comprende
dos
factores que han de completarse:
uno es ese de la concepción
y el establecimiento
de principios
generales;
el otro es el de llevar esos principios a la kdidad
del acto de educar. Y no es que veamos estrechamente
ae acto sólo en la relación
de maestro y alumno;
uno entiende que la
educación
es un hecho mucho más amplio y complejo;
pero las colectividades -que
por SU misma constitución
educan o des-educanen. .
comiendan
una parte prmclpal
de la obra al maestro. El maestro, con
su actuación
inmediata,
directa, ha de tratar
de realizar
los ideales
educativos
generales
y, en ellos, lo que concretamente
corresponde
a
la enseñanza en la formación
de la mente y el corazón de los alumnos.
210
ANUARIO
MARTIANO
El caso es que los grandes talentos que han discurrido
sobre edudel hecho social, su criterio
v sus
cación. han dado su teoría general
juicios sobre cuestiones especiales en el plano teórico, pero raramente
han adescendido>
a señalar particulares
y concretos pasos y direcciones
que el maestro ha de seguir para formar de manera deseable la mente
del alumno o para desorientarla,
bloquearla
y dejarla peor que inútil.
Y lo curioso es que la exaltación
de los principios
generales ha oscurecido
la importancia
de los detallados
pasos con que el maestro desarrolla
Ia
acción educativa escolar;
la técnica, tan preciad’a en cualquier
trabajo
humano, se descuida cuando es técnica, del trabajo
de la escuela, como
si ella y la relación
educativa maestro-alumno
se hubieran
detenido
en
tradición
que, como muchas tradiciones,
lo que requiere es ser desmochada y modernizada.
Y se sigue en muchas escuelas del mundo, en nuestro
tiempo, educando con maneras docentes a la usanza técnica de hace medio
siglo y aun de más lejos. La técnica que en momento crítico de su labor
echaba de menos un Makarenko,
por ejemplo, sigue en el mundo detenida
en manera3 y medios viejos de enseñanza, frenada también su renovación
por un lamentable
conformismo
pedagógico.
Viene esto a cuento del comentario
de particulares
sugestiones
de
una carta que se incluyó
en el Ideario
pedagógico,
en la cual, como
en otras ocasiones, Martí apunta al paso cuestione3 de técnica docente.
Y es que, además de discurrir
sobre principios
de educación,
Martí
señaló norma3 de didáctica
concreta, a las que dedicó atención
y trabajo. Recuérdese La Edad de Oro. Martí sentía también como maestro;
era maestro;
había sido maestro.
El Maestro
le llamaban
en Nueva
York los que le seguían en su pasión y su increíble
quehacer
rerolucionarios;
antomasia
como galardón
bien ganado
de guía, mentor,
apoyo fraternal
y paternal
de todos. Mas aquí no se alude a eso, sino
al poso que llevaba de maestro de escuela. Hay que recordar
que el
temple de la adolescencia
de Martí
comienza
en el colegio
de don
Rafael de Mendive, en el que vive y en el que ayuda. Ya empezó allí
a respirar
las cuestiones pedagógica3
escolares, pues él andaba en todo
el trabajo junto a los profesores.
Dio luego lecciones en Madrid,
fue
maestro en Guatemala,
en Venezuela,
en Nueva York... Es decir, Martí
tuvo real experiencia
docente, y en las etapas en que ejerció de maestro
debió de reflexionar
en la inutilidad
de técnicas y métodos rutinarios
y debió de poner en práctica
lo que su claro talento descubría
como
bueno. Hay testimonio3
emocionantes
de su labor de maestro en aquella
sociedad de protección
y’de instrucción,
La Liga, creada en Nueva York
para ayudar
a desatendido3
trabajadores
oubanos
y puertorriqueños
ANUARIO
MARTIANO
211
negros.
*Daban ganas -decía
un alumnode cometer faltas por el
solo gusto de oirselas corregir,.
Martí fue mawtro;
tuvo de la ensefianza una experiencia
personal que su preclara
inteligencia
pulió con
rectificaciones
y hallazgos felices, Por eso pudo dar los con-wjos que dio
de didáctica
concreta.
He aquí la carta que sugiere este comentario:
es la que escribió
a
María Mantilla.
desde Cabo Haitiano,
el día 9 de abril de 1895. Aquellos
meses de la vida de Martí están colmados
de enérgicos e inquietos
entusiasmos y de no pocas tribulaciones.
Ha salido de Nueva York el 30
de enero a llevar a cabo el desembarco
en Cuba y la insurrección.
El
G de febrero llega a Cabo Haitiano,
y el 7, a Montecristi.
Por tierras
de Santo Domingo
y Haití va sin reposo aquellas semanaU en preparativos del plan de guerra. Ata cabos de cooperación;
mantiene
la trama
de la ayuda exterior;
visita, reúne contribuciones
generosas,
dispone
los pasos necafarios...
Ha redactado
en Montecristi
el famoso Manifiesto; allí ha recibido también el aviso del comienzo de la insurrección
en
tierras cubanas... Cartas y más carta3 lleva escritas para mantener
la
red de tensos ánonimos
que han de ayudar y preparar
desde fuera el
asalto. Carta3 largas previsoras,
cartas largas y cortas entrañables,
y,
además ese sorprendente
diario
en que cosas, paisajes y hombre3
se
reflejan
con viva luz en un fondo dechado
de ternura.
En los días
Iíltimos
se extremó la zozobra.
Desde Cabo Haitiano,
sigilosamente,
emprende
el grupo
expedicionario
la travesía
a Cuba -oh,
esperanza!-,
pero en una isla de las Bahamas traiciona
el capitán de la
moleta que los lleva, y allí los deja abandonados.
El frenesí desesperado
je aplaca al fin con la presencia de un vapor alemán que por allí pasa. El
capitán se compromete
a llevarlos a Cuba, pero en su ruta han de hacer
antes escala en Cabo Haitiano.
Y a Cabo Haitiano,
de donde salieron,
welven
sigiliosos y ocultos, en una tarde de lluvia torrencial.
Hay que
esperar allí el aviso de salida, y Martí aguarda acogido en hogar fraterno
Llega por el aviso: partirán por Ia noche. En e3e mismo día, que cabe imaginar de espera inqui&a,
de horas lentas, tensas, contadas, Martí escribe
la emocionante
carb en que reposa su corazón de padre y maestro. aAprende de mí -escribe-.
Tengo la vida a un lado de la mesa, y la muerte
a otro, y un pueblo a las espaldas: y ve cuántas página3 te escribo,.
=A mi María,,
escribe. Esta niÍia fue siempre latido de su corazón
Ahora María ha cumplido
ya catorce años. La
y cuidado
desvelado.
preocupación
y el consejo van ya a la adolescente que se asoma a horizontes indeciso3 de la vida y al bienhechor
y necesario trabajo
wirLa ca,rta es larga, cariñosa
y previsora.
El
tuoso e independientes.
212
\\L-iRI0
MARTI.~SO
ASC.ARIO
celo+o c.uidac!o exalta la nobleza del propio decoro. pero también Iiega
ai c,,nìejo de detalles de buen trabajo de aprender y de enseñar.
Para que la hija \-ea que 1-a con él siempre. llevada en SI peri-arni~nto, le habla de ias revi-tas y libros que para ella elige en ìus (lia-:
c!e viaje. ! tl juicio brcle qce hace de esas lecturas es susestil-o ! certero. Luego la compromete
para que traduzca
y ponga en buen t+pañol
el libro corto de L’Hkoire
Générale, trabajo para aprender
y aun para
yue se publique
al fin. Los cons-ejos que da a María para que haga la
traducción
del francés como es debido, son de una sencillez y una claridad magistrales;
normas de maneras y medios del aprendizaje
del
idioma que son muestra del saber didáctico
de Martí.
Con nuevas razones iceiste en ello cuando aconseja a María y a su hermana
Carmita
que organicen
con un corto grupo de niñas una pequeña escuela en la
que ellas sean maestras.
Prevé que les manden allí hijos ade nuestra
0pente, a los que tendrán que enseñar, para más halago, el español, een
una clase de lectura explicada -explicando
el sentido de las palabras-;
la va descubriendo
el niño
no más gramática
que esa: la gramática
en lo que lee y oye, y esa es la única que le si,rven.
Uno se detiene y mira con cuidado
esto último.
De largo venía la
tradición.
El desatino
de encomendar
la enseñanza
de la lengua
al
teórico aprender
reglas y más regla, G gramaticales,
tenía un viejo aboconciliares
a aprender
lengo. Obligados
los alumnos de lo- 9 seminarios
el latín -lengua
muertamediante
el aprendizaje
de su gramática,
ya que no se puede aprender
por el uso, adquirió: tal prestigio
el saber
gramatical,
que luego entró con todo honor. en las escuelas como método de la enseñanza de Ia lengua matern’a, que tiene su vía de básica
y normal ad’quisición
en el nso y la práctica que de ella hacemos.
El
método, que llegó a caer en el dominan*
aprender
gramática
en la
escuela, quedó bien &ablecído
en ella y perduró.
Hasta la Real Academia Española tenía su epítome gramatical
dispuesto para las escuelas
primarias,
y aún viven personas a quienes les queda de él un recuerdo
tenaz de pesadumbre
y aversión.
Raro atrevimiento
era entonces oponer una actitud inteligente
a la
rutina d’el método Ran celosamente
guardado.
Para denunciar
la epivotada didáctica, tan arraigada
y firme, se necesitaba poseer un hondo
conocimiento
del idioma,
de SU peculiar
estructura
y del proceso por
el que lo aprende y lo afianza y enriquece
quien lo usa. En el añ,o
1889 se había publicado
en España un sugestivo libro que denunciaba
la rutina imperante
y señalaba
el camino normal, comprobado
en una
cuidadosa experiencia.
El libro del profesor de la Institución
Libre de
XiRTIASO
213
Enseñanza:
José de Caso: La enserianza del idioma, fue como un viento
de fnteiigencia.
rigor y maestría
que llegaba a destruir
prejuicio-.
Y
hlartí, por su parte. dice también discretas normas cuando acon.i-eja n
María : «una clase de lectura explicada,.
Todavía
eso de la lectura
explicada cae sigue entendkndo
mal, y se explica en exceso el contenido
de lo leído, hasta el comentario,
como si fuera ese el propósito
inmediato del aprender
a leer. Y Martí aclara en un inciso, que de lo que
se trata es de *explicar el sentido de las palabras.;
es decir, cuestión de
explicada
se sigue entendiendo
mal, y se explica en exceso el contenido
El consejo que sigue en la carta viene a darse la mano con el criterio
de los más rigurosos
lingüistas,
que no con el de muohm pedagogos,
demasiado
llevados aún de la inercia
escolar: ano más gramática
que
esa -escrib*:
la gramática
la va descubriendo
el niño en lo que lee
y oye, y esa es la única que le sirve,.
iAh, si los educadores
leyeran y meditaran
las ideas definitivamente
valiosas de Martí!
~NO más gramática
que esa., Sí, los que saben de la
estructura íntima de la lengua y de su función, dicen bien claro de la pérdida de tiempo y energía que supone enseñar o tratar de enseñar en
la escuela ideas gramaticales,
demasiado
abstractas para la mente ilnfantil, imprecisas
e inútiles para aprender
a hablar y escribir;
con la
lengua que aprende el niño, por otras vías que no las de la teoría, se
fija en su mente un sentido gramatical,
implícito
en el sistema del
idioma, que es el más firme y útil. Así dice Martí:
«la gramática
la va
descubriendo
el niño en lo que lee y oye, y esa es la única que le sirven.
Para Carmita,
que enseñaría el iaglés, aconseja auna clase de deletreo y composición
a la vez, que sería la clase de gramática,
enseñada
toda en las pizarras
al dictado,
y luego escribiendo
lo dictado en el
pizarrón,
vigilando
por que las niñas corrijan
sus errores,.
Una clase
<nueva, le llama - y seguro que lo eraa la de ha+r
el trabajo
y
la corrección
de la composición
hasta llegar al deletreo aecewrio
en la
complicada
ortografía
inglesa;
toda con la unidad y el sentido íntimamente comprendido
d* la propia expresión
y de la transcripción
escrita,
hasta la corrección.
El magisterio
activo le venía de lejos, y las normas docentes concretas le nacían sencillas y claras, del mismo modo que se ven Y expresan
las grandes verdades.
En el atrafagado
quehacer revolucionario
en que tenía empeñada su
vida, tuvo aún tiempo en Nueva York de dar clases Personalmente
como
maestro; pero el medio para su magisterio
amplio, con el que * pudiera
cumplir su generoso afán de llegar a todm loa niños de nuestra Amé-
214
ASUARIO
MARTIANO
rica. era el idioma.
Aun le bullía al escribir esta carta a María. aquei
soberbio.
generoso y frustrado
proy-ecto de La Edad de Oro, en el que
se proponía
cumplir parte del gran afán de su vida. En aquella revista
dio también el gran ejemplo de tacto y de saber didáctico.
Sunca se ha
tenido más atinado
propósito
con resultados
más logrados,
que aquel
con que Martí se dispuso a escribir para niños y jóvenes.
En el género
de la literatura
infantil
y juvenil se había escrito en español -y aún se
sigue en general escribiendoen un pobre, desmañado,
a veces chabacano estilo.
En Martí,
el resultado
de su propósito
es una obra
maestra.
Nunca se escribió ni se ha escrito así. El estilo propio
de
Martí, cuajado de estructuras originales,
suntuosas a veces, de propensión
barroca,
se domina y reprime
en una sabia contención
de conciente
mesura para ponerse al par de la mente y la comprensión
verbal de los
jóvenes lectores, sin que por ello se rebajen
el arte y la perfcción
de la lengua, que se muestra hermosa en su sencillez. Ahí se revela el
maestro, que da en La Edad de Oro an modelo inigualado
de literatura
para niños y jóvenes.
El lo sabía; él conocía el valor del resultado
de aquel trabajo
en el que había volcado su saber docente y su dominio del idioma.
Cuando en la carta le habla a María de la revistas
que le va enviando mientras viaja, le dice: «El Harper’s
Young People
no lo leíste, pero no era culpa tuya, sino del periódico,
que traía muchas
cosas muy inventadas,
que no se sienten ni se ven, y más palabras
que
las precisas..
Y cuando luego la invita a que traduzca
un libro
del
francés, con el cuidado de que la traducción
sea natural,
de modo <que
parezca como si el libro hubiera si,do escrito en la lengua a que lo traduce,, no le aconseja que estudie un método gramatical
para que mejore
el español que sabe, sino que le señala el medio normal y justo:
«Es
bueno que al mismo tiempo que traduzcas
-aunque
no por supuesto
a la misma hora-,
leas un libro escrito en castellano
útil y sencillo.
para que tengas en el oído y en el pensamiento
la lengua en que escribes.
Yo no recuerdo
entre los que tú puedes tener a mano, ningún
libro
escrito en este español simple y puro. Yo quise escribir así en La Edad
de Oro; para que los niños me entendiesen,
y el lenguaje
tuviera sentido y música. Tal vez debas leer, mientras estés traduciendo,
La Edad
de Oro.,
Cierto que no habría podido hallar otro libro en ese español simple
y puro en que se escribió La Edad de Oro, ni habría podido darle a
María
mejor consejo para que mejorara
su español, viviendo
como
vivía en un psis de lengua inglesa:
aEs bueno que leas un libro escrito
en castellano
útil y sencillo,
para que tengas en el oído y en el pen-
ANUARIO
MARTIANO
215
samiento la lengua en que escribes..
No se puede señalar mejor ni con
menos palabras,
la ley general del aprendizaje
de una lengua viva, ni
señalar mejor el camino por el que se aprende y queda en la mente:
1a práctica posible del idioma, del buen idioma.
Ko se acaban ahí las sabias alusiones
didácticas
de la carta. Rescoldo le quedaba vivo a Martí de aquel entusiasmo
y aquel fervor con
que hacía seis años había aspirado a llevar sus enseñanzas a los niños
de nuestra América.
Ved cómo recuerda La Edad de Oro y cómo persiste en 10s principios
e ideales con que concebía y llevaba a cabo una
literatura
que eludiera
mentiras convencionales
y que se basara en la
verdad y en las herm40sas realidades
del mundo y de la vida; que no
excluyera
por supuesto la fantasía, ingrediente
de toda obra artística;
pero fantasía de buena ley nacida, con raíz en la realidad,
sin subvertir
la verdad y vivir del engaño. Entre otras alusiones o declaraciones
de
aquella revista que se le fue casi recién nacida, he aquí esta: apara eso
se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan cómo se
hoy, en América,
y en las demás tierras;
y cómo se hacen tantas cosas
de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes,
y la luz eléctrica;
para que cuando el niño vea una piedra
de color
sepa por qué tiene colore3 la piedra, y qué quiere decir cada color; para
que el niño conozca los libros famosos donde se cuentan las batallas
y las religiones
de los pueblos antiguos.
Les hablaremos
de todo lo que
se hace en los talleres,
donde suceden cosas más raras e interesantes
que en los cuentos de magia, y son magia de verdad, más linda que la
otra; y les diremos lo que se sabe del cielo, y de lo hondo del mar y
de la tierra; y les contaremos
cuentos de risa y novelas de niños, para
cuando hayan estudiado
mucho, o jugado
mucho, y quieran
descansar.
Para los niños trabajamos,
porque 10s niños son 10s cyue saben querer,
porque los niños son la esperanza del mtmdo.~
Adviértase
como aún le acompaña
ahora ese criterio
bien madura,do e intimamente
sentido, y cómo alecciona
en él a SU hija, que va
en la carta:
*El otro libro es
a ser maestra. aro libro le recomienda
para leer y enseñar: es un libro de trescientas páginas, ayudado de dide IO que
bujos, en que está, María mia, lo mejor -Y todo lo cierto-se sabe de la naturaleza
ahora.
Ya tÚ leíste, o Carmita
leyó, antes
que tu, las Cartillas
de Appleton.
Pues este libro es mucho mejor, más
corto, mas alegre, más lleno, de lenguaje más claro, escrito todo como se
lo ve. Lee el último capitulo,
La Ph+ologie
Végéde
-la
vida de las
plantas-,
y verás qué historia tan poética y tan interwmte.
Yo la leo
p la vuelvo a leer, y siempre me paree nueva- Leo Pocos versos9 porque
216
ASCARIO
YARTLWO
caSi todos rcn artificiales
o exagerados,
r dicen en lengua forzac!a.
falsos senlimeintos
sin fuerza ni honradez:
mal copiados de los que luc
sintieron
de lerd’ad.
Donde J-O encuentro poesía ma>-or es en los libros
de ciencia, en la \iJ3 del mundo. en el orden del mundo, en el fondo del
mar. cn la \erd;:d y música del árbol, y EU fuerza y amores, en lo alro
del cielo, en rus familiade estrellas. -y
en la unidad
del univerco
que encierra
tanta.5 CoLaa diferentes.
y es todo uno. v reposa en la !r~z
de la noche del trabajo productivo
del día. Es hermoso, asomarse a un
colgadizo,
! \-er vivir al mundo:
verlo nacer, crecer, cambiar,
mejorar,
! aprender
en esa majestad continua el gusto de la verdad, y el cIesd&n
de la riqueza y la soberbia
a que se sacrifica;
y lo sacrifica
todo, la
gente inferior
e inútil.,
Hermosa carta, hon,damente
sugestiva para un educador.
Tierna
y
sabia carta. Es emocionante
el cuidado
amoroso del padre que escribe
a la hija breves, esenciales consejos de maestro, en un momento en que
tiene ela vida a un lado de la mesa y la muerte a otro, y un pueblo a
las aspaldasm, en horas críticas en que se dispone a dar el salto a la
patria a conquistarle
en guerra su libertad,
norte y motivo de su vida.
I
IIN
ARTICULO
DESCONOCIDO
DE MARTI
Gracias al distinguido
martiano
Enrique
H. Moreno
Plá, damos a
conocer, en inglés y por primera
vez en español, el artículo de Martí
Blood of the Innocents,
aparecido,
sin firma, en el New York Herald
del sábado 9 de abril de 1887. Según nos explica Moreno en Ias líneas
con que nos remite copia fotostática
de la plana correspondiente
de
dicho periódico,
habiendo
encontrado
en una carta ‘de Martí a Fermin
Valdés Domínguez
una referencia
concreta al artículo en cuestión, se
dirigió
a la Dra. Celia Girona, en New York, la chal a su vez encomendó la búsqueda
al historiador
norteamericano
Philip
Foner, quien
localizó
el número del New York HeraZd con eI artículo de Martí sobre
la vindicación
de los estudiantes
fusilados el 27 de noviembre
de 1871.
En la carta que sirvió de base a la pesquisa de Moreno,
escribe
Martí a Valdés Domínguez:
aMi Fermín:
Levanto la pluma un momento de mi quehacer del día para maadarte
el articulo
sobre tus sucesos que escribí para el Herald.
No deseo -porque
la cma en sí no
tiene más importancia
que la de su justicia
y efecto allí--- que digas,
ni aun en La Lucha, que es mio. pero a tí tengo gusto en decírtdb.
de La
Aproveché
con júbilo
la ocasión que el excelente corresponsal
Lucha, leal amigo mío, Trujillo,
me dio de escribirlo.,
Inmediatamente
218
ANUARIO
MAFlTIAKO
,4SUARIO
precisa las características
de este artículo,
uno
de los más impersonales
Martí, por las circunstancias
que él mismo exque tuvo que escribir
.Por
supuesto
medí
y
pesé
cada
palabra,
porque
eso ha de ser
presa:
naturalmente
leído en la Habana, y hubiera sido imprudencia
manifiesta
La idea que
provocar desenfreno aI, wno con fogosidades extemporáneas.
penetra vale más que la palabra ostentosa.
Y luego, tú verás que procuro valerme del modo de tratar esos sucesos para impedir
que los
lenguaraces
los lleven a maIa parte. En todo pensé al escribir esos páa iras
rrafos : en no dar pretexto, con la versión de ellos en castellano,
que han de tascar de muy mal grado el freno: en que, en consecuencia
de la misma celebración,
no viniera a padecer de ella La Lucha que
tanto la merece: y en que tú, para mí lo más caro, te veas fuera de
todo peligro, y sin menoscabo
de esa prudente alteza que te recomienda
tanto a la consideración
pública.
Tuve un gustazo cuando vi tu nombre
en letras inglesas.,
Más adelante
insiste, añadiendo
otra razón para
justificar
la íIndole del escrito, y era el periódico
mismo en que apareció:
«No extrañarás
el tono del artículo,
indispensable
-fuera
de
las razones apuntadas -para
que el Herald no se opusiese a publicarlo.,
Esta carta iba con el original
remitido
a Fermín, por lo que también
le advierte:
&as dos palabras borradas,
que quitan sentido a Ia idea,
fueron, por alguna mala inteligencia,
afiadidas por el periódico.,
(Obras
completas, t. 20, La Habana, Editorial
Nacional
de Cuba, 1965, p. 326327.) No podemos saber cuáles serían esas palabras,
si bien notamos,
además de la total inh’ibición
del espontáneo
«modo de decir, martiano,
giros y voces demasiado
comunes aun para su prosa más priodística
e ímpersona1.
Compárese,
en efecto, este artículo
con el que, firmado
y con la
misma fecha, publicó Martí en La Lucha, de La Habana.
Sirve también
este cotejo para identificar
el escrito del Herald
como indudablemente
debido a su pluma, por el paralelismo
que guardan.
Veamos algunos
ej emplos :
r
. ..hoy sólo quedan de aquel drama
tremendo
unas hebillas
de plata,
una corbata
de seda envuelta - a
un hueso, y ocho cráneos despedazados por Ias baIas.
iOh , quien
” pudiera, en una fiesta
pública,
para atenuar el crimen
con la reparación
comparable
a
él, ver en silencio, desceñidas las
armas y con las cabezas descubiertas,
a aquellos
mismos mal
aconsejados
que nos los arrebataron!
Esa sí es paz, la que se
firma en el arrepentimiento.
(Obras
completas,
t.
219
3lIRTIASO
una corbata de seda: algunos botones de cuello y unas hebillas
de plata fue todo lo. que se pudo
encontrar
para identlflcar
las \-íctimas de este crimen histórico.
...y un acto de pública contrición
por parte de áquellos
que son
ahora considerados
como cómplices del crimen, sería una ofreñda
apropiada
a los que murieron
injustamente a sus manos y, al propio tiempo, un acto que no podría dejar de conducir a un mejor
entendimiento
de las dos secciones hostiles en que la guerra por
la independencia
dejó dividida
a
la isla.
4, p. 355-356)
Martí, además, se reiiere a su propio artículo de La Lucha, aunque
sin citarlo literalmente,
cuando escribe en el Herald:
a“Los ocho cadáveres”, dice La Lucha en una patética descripción
del hecho, “fueron
enterrados,
sin un nombre, una cruz o lápida, cuatro de Sur a Norte,
cuatro de Norte a Sur”,,
palabras
que, con ligeras variantes, utilizará
también en su discurso de 27 de noviembre
de 1891 sobre los mismos
sucesos. Pero el artículo
de La Lucha, estilísticamente,
ea puro Martí,
mientras el del Herald es su consciente autonegación,
-si
bien en este
sacrificio
está, igualmente,
todo Martí, el mismo que le dice a Fermín:
«La idea que penetra vale más que la palabra
ostentosa.,
Otro aspecto
curioso que resalta de la confrontación
de los dos artículos y laa eqlicaciones de la carta a Valdés Domínguez,
es que, eviden’temente,
la publicación
en La Habana no exigía tanta prudencia
como en Nueva York,
c. v.
La Lucha
Hace dieciseis
años arrancó
un
niño una rosa que florecía,
en
nuestro cementerio,
y, habituados
a mirar !a muerte sin temor, esperaban otros, paseando entre las
tumbas, la hora de estudiarla.
New
York
Herald
El hijo de uno de los más impetuosos de entre éstos, un muchacho de dieciseis años, que había
cogido una flor en el jardín
del
cementerio, fue el primer escogido
para ser fusilado...
BLOOD
OF THE
INNOCENTS
Full Vindication
of the Students
Shot in Cuba in 1871.
Butchered
by Militia.
A Subscription
for a Monument
To Be Raised in New York.
The city of Havana has in ,the last few days been the scene of memorable events. La Lucha, the enterprising
Havana paper to which a large
measure of credit is due for the defence of justice to the Cubans, publishes an account of the dramatic
incidents
which have led to a vindication
of the innocence
of the eight medical
students who were
officially
murdered
sixteen years ago.
These eight students, from sixteen to twenty-one
years old, were,
aftler a mock trial held under mob preassure, put to death amid frantic
applause,
and thirty-one
more were sent to the State Prison for the
supposed crime of having profaned
the sepulchne of Gonzalo
Castañón,
in
consequence
of
a
dispute
with tbe
an ill advised journalist
who,
friends of the revolutionists.,
had met his death in key West some months
befone. The vault showed not a siqgle trace of profanation,
and a line
marle long before in the crystal covering
the flower offeringe
was al1
that could have been attributed
(had it not been ful1 of moisture
at the
date of the event) to a disrespectful
hand.
Only
the Cubans
Gnilty.
The Spaniards
among the atudentz were
students shot was not even in the cemetery
.
set at liberty.
One of the
in time date of the alleged
222
ASV.4RIO
zUiU~4RIO
MARTIANO
profanation.
Only F ernando
Capdevila,
a noble officer of the arrn>-.
charged with the task of defending
the students,
had the courage to
utter in the tris1 a fe\\ hrsle ~(>rds. f»r whic,h he harel\- esc,aped paying
with bis life at the hands of the mob, ill disposed to countenance
an!
but a sanguinary
termination.
It has been said by General Crespo, wbo was then the head of the
eo\-ernment
and signed the sentence of death while convinced
of the infamy, that cto find an appropriate
comparison
for the proposals
made
to him by some of the leaders of the mob it wlas necessary to go back to
the darkest days of the French Revolutions..
It is, ifndeed, the languaye
of the General that is here used. Thousands
of armed men filled the
streets day and nigbt, surrounded
the prison, packed the corridors
of
the General’s
palace, yelled continuosly
for the death of the students
and succeeded in bringing
the government
to yield to their demands
under the cover of a trial by court martial
which held sessions at the
point of the bayonets of the lawbreakers.
It was the son of one of the flercest among these, a boy of sixteen,
who had picked a ro-se in the garden of the cemetery, that was first
selectled to be shot, and that, too, with the very rifles to the buying of
which his own wealthy father had largely
contributed.
Four of his
classmates: who had been playing with a wheelbarrow,
followed
immediately after. It is said that the unworthy
tribunal
had compromised
with
the mob for the death of eight of the prisoners,
and that the three additional
victims required
were chosen by lot. The unfortunate
boys
met death courageously
-not
a knee tpembled.
Some were shot in the
head, some in the heart. «The eight corpses,> says La Lucha in a pathetic
a name, a cross or a stone,
description
of the affair, «were laid, without
under the earth: four northward,
four s0uthward.n
La Lucha has published the portraits
of the unhappy young men.
A Popular
Testimonial.
But justice has her ways, and through the courage of Fermín Valdés
D omínguez,
one of the surviving
classmates who was sent to prison,
the innocence
of bis friends has been so fully and strikingly
demonstrated that the affair is to-day the talk of thc island.
A subscription
to erect a monument
to the studens is being quickly raised by Spaniards
and Cubans alike, in Cuba, in Spain and in New York. The moderation
of
the Cubans under provocation
has lent dignity
to their sorrow,
and 8
public atonement for the crime on the part of those who are now regarded
MARTL4S0
223
as accomplices
to it would be a proper offering
to those who died unjustlp at their hands, as well as an act that could not fail to bring
to a better understanding
the two hostile sections in which the war for
independence
left the island divided.
Face to Face.
It was a dramatic
scene when Valdés Domínguez,
regardless
of the
danger in which his action might place him, advanced, trembling
with
emotion, toward the coffin of Castañón, which the latter’s son, accompanied by his friends, was having removed
form its temporary
vault
to be sent to its final place of rest in Spain, and, raising
his hand
above the untouched
coffin , solemnly
asked the son, a youth of twenty,
to declare that the remains of his father had not been disturbed
by the
students.
The son of Caztañón publicly
acknowledged
that no profane
hand had touched his father’s remains.
Domínguez
himself was allowed
to open the coffin where lay the man who caused, this time unconcciously,
so many deaths.
Young Castañón confirmed
in a dignified
letter his acknowledgment.
Permission
from al1 concerned
was accorded
to Valdés Domínguez
to
recover, if possible, the remains of the students from the secluded spot
where
they were buried,
and after himself
working
incessantly
for
two days with his bare arms, aided by a friend and the negro gravediggers, at last discovered al1 that was left on earth of his dead friends
-eight
skeietons lying side by side, the skulls and ribs bent by the
missiles of the shooting
party. A silk cravat, some collar buttons and
a few silver buckles were al1 that could b,e found to identify the victims
of this historie crime.
These pathetic scenes and their bearing
on the affairs of the country
are at present occupying
public attention
in the island of Cuba. The
joy of the Cubans at this triumphant
vindication
of the students has
not been marred by any excesses on their part or disrespect from those
who in darker days m-ere the authors of the evil deed. Words of peace
are spoken over the remains of those who fe11 victims of the furies
of war, and the just acknowledgment
of the blamelessness of the innocent,
is lihly
to contribute
more to the general gooà that even punishment
of the guilty.
New
York
Herald,
Saturday,
April
9, 1887
New
York
Herald,
Sóbado
9 de Abril
SANGRE
de 1887.
DE INOCENTES
Completa
vindicación
de los estudiantes fusilados en Cuba en 1871.
Asesinados
por la milicia.
Se llevará a cabo en Nueva York
una suscripción
para erigirles un monumento.
La ciudad de la Habana ha sido en estos últimos días escenario
de
memorables
acontecimientos.
La Lucha, el emprendedor
periódico
habanero
acreedor
a tantas alabanzas
por defender
la justicia
de los
cubanos, publica un relato de los dramáticos
incidentes que han llevado
a vindicar
la inocencia
de los ocho estudiantes
de medicina
que fueron
oficialmente
asesinados
hace die&+
años.
Estos ocho estudiantes, de dieciseis a veintiún
años de edad, después
de una farsa judicial,
celebrada
bajo la presión de las turbas,
fueron
muertos en medio de frenéticos
aplausos y otros treinta y uno fueron
enviados à Presidio
por el sulpuesto crimen de haber profanado
el sepulcro de Gonzalo Castañón, un periodista
mal aconsejado
que, a consecuencia de una disputa con partidarios
de los revolucionarios,
fue
muerto en Key West algunos meses antes. La bóveda no mostraba
la
mas ligera huella de profanación,
y una raya hecha mucho antes en el
cristal que cubre lay ofrendas florales ,fue todo 10 que pudo ser atribuído a una mano irrespetuosa,
si no hubiera
estado cubierta
por el
moho
el día de
los
hechos.
226
ALCARIO
MIARTIASO
ANUARIO
XARTI.430
227
.,
Sólo los cubanos
culpables.
Los españoles que había entre los estudiantes
fueron puestos en libertad.
Uno de los estudiantes fusilados
ni siquiera estaba en el cementerio en Ia fecha de la alegada profanación.
Tan sólo Fernando
Capdevila, un noble oficial
del ejército,
encargado
de la defensa de los
estudiantes,
tuvo el coraje de pronunciar
en el juicio unas pocas y valientes palabras3 por las que apenas escapó de pagar con su vida a
mancs de la turba, poco dispuesta a aceptar algo que no fuera un final
sangriento.
El general Crespo, que estaba a la cabeza del gobierno
y que firmó
la sentencia
de muerte estando convencido
de la infamia,
ha dicho que
<<para hallar
una comparación
apropiada
a las proposiciones
que le
hicieron
algunos
de los dirigentes
de los amotinados
sería necesario
retroceder
a los días más negros de la Revolución
Francesa».
Son, realmente, las palabras del general las que usamos aquí. Miles de hombres
armados llenaban las calles día y noche, rodeaban
la prisión, colmaban
writaban
continuamente
pidiendo
los corredores
del palacio de gobierno,
~
la muerte de los estudiantes
y lograron
que el gobierno
cediera a sus
demandas
encubierto
por un juicio
en consejo de guerra que celebró
sus sesiones amenazado por las bayonetas de los quebrantadores
de la ley.
El hijo de uno de los más impetuosos
de entre éstos, un muchacho
de dieciseis años, que había cogido una flor en el jardín del cementerio,
fue el primer escogido para ser ftrsilaclo, y ello, por añadidura
coe
los
mismos rifles a cuya compra su acaudalado
padre había contribuído
generosamente.
Cuatro de sus condiscípulos
que habían estado jugando
con una carretilla,
le siguieron
inmediatamente.
Se ha dicho que el indigno tribunal
se había comprometido
con las turbas a dar muerte
a ocho de los prisioneros
y que las otras tres víctimas requeridas
fueron
escogidas mediante sorteo. Los infelices muchachos
encararon
la muerte
valientemente
-ni
una rodilla flaqueó.
Unos recibieron
las balas en la
cabeza, otros en el corazón.
«Los ocho cadáveres>, dice La Lucha en una
patética
descripción
del hecho, <fueron
enterrados,
sin un nombre,
una cruz o una lápida, cuatro de Sur a Norte, cuatro de Norte a Sur,.
La Luchar ha publicado
los retratos de 10s infelices jóvenes.
Un Testimonio
Popular.
La justicia tiene sus modos y mediante
el valor de Fermín Valdés
Domínguez,
uno de los estudiantes
supervivientes
que fue enviado
a
prrsron.
la inocencia
de sus amigos ha sido demostrada
tan completa
!- notablemente
que el asunto constituye
hoy el tema de toda conversación en la isla. Una colecta para erigir
un monumento
a lo‘ estudiantes se está llevando
a cabo rápidamente
por españoles v cubanos.
por icual. en Cuba, en España y en Nueva York. La moderación
de los
cubanos ante la provocación
le ha conferido
dignidad
a su pena, y un
acto de pública
contrición
por parte de aquellos que son ahora considerados como cómplices del crimen, sería una ofrenda apropiada
a los
que murieron
injustamente
a 5us manos y, al propio
tiempo. un acto
que no podría dejar de conducir
a un mejor entendimiento
de la: dos
secciones hostiles en que la guerra por la independencia
dejó dividida
a la isla.
Cara a Cara.
Fue una escena dramática
aquella
en que Valdés Domínguez,
indiferente al peligro
que au acción podía acarrearle,
avanzó, trémulo
de
emoción, hacia el féretro de Castañón, cuyo hijo, acompañado
por sus
amigos, hacía extraer de su bóveda temporal
para ser trasladado
a
su definitivo
lugar de reposo en España, y, levantando
su mano sobre
el sarcófago intacto, conjuró
solemnemente
al hijo, un joven de veinte
años, a que declarara
que los restos de su padre no habían sido profanados por los estudiantes.
El hijo de Castañón declaró públicamente
que ninguna
mano impía había tocado los restos de su padre. Al propio
Domínguez
le fue permitido
abrir el sarcófago en que yacía el hombre
que causó, esta vez inconscientemente,
tantas muertes.
El joven
Castañón confirmó
en una carta ‘digna su declaración.
Todos los interesados
dieron permiso a Valdés Domínguez
para recuperar, si ello fuere posible, los restos de los estudiantes
del apartado
lugar en que habían sido enterrados
y, después de trabajar
íncesantemente durante dos días con sus propias manos, ayudado por un amigo
y por los negros sepultureros,
descubrió
al fin todo lo que quedaba
en la tierra de sus amigos muertos -ocho
esqueletos
tendidos
uno
junto a otro, los cráneos y las costillas
quebradas
por loa proyecbiles
del pelotón
de fusilamiento.
Una corbata de seda, algunos botones de
cuello y unas hebillas
de plata fue todo lo que se pudo encontrar
para
identificar
las víctimas de este crimen histórico.
Estas patéticas escenas y SU influencia
en los asutntos del país ocupan
actualmente
la atención pública
en la isla de Cuba. La alegría de los
cubanos por ata vindicación
triunfcante
de 10s estudiantes
no ha sido
I
228
ASLYARIOJIARTIANO
ensombrecida
por ningún exceso de EU parte o por alguna irreverencia
de aquellos
que en días más oscuros fueron los autores del nefando
hecho. Palabras
de paz son pronunciadas
sobre los restos de quienes
cayeron víctimas
de las furias de la guerra, y el justo reconocimiento
de la inculpabilidad
de los inocentes es probable
que contribuya
más
al bien general que el mismo castigo de los culpabes.
(Traduccibn
de Enrique
H.
frloreno
Plá)
DOSA
(Una
etapa
LEONOR
desconocida
EN LA
de la vida
EMIGRACION
de la madre
de Martí.)
A M. Isidro Méndez que tan bellas páginas ha escrito sobre Doña Leonor.
POREKRIQUEH. MORENOPL~
Los motines ocurridos
en La Habana, en enero de 1898, como secuela de la implantación
de la autonomía,
que culminaron
con los asaltos
a los periódicos
El Reconcentrado,
La Discusión y D&rio
de la Mar&a,
en que perdió la vida el periodista
Manuel
José Morán,
motivaron
el
éxodo de numerosas
familias
de la capital hacia los Estados Unidos,
así como la petición del cónsul norteamerioano,
Fitzhugh Lee, a su gobierno, del envío de un buque de guerra para la protección
de los ciudadanos
americanos.
Con la voladura
del acorazado Maine, en el puerto de la Habana, la
noche del 15 de febrero y la consiguiente
tensión de las relaciones
entre
España y- los Estados Unidos, se incrementó
la salida de cubanos hacia
el extranjero.
Entre 10s que emigraron
por aquellos
dias se encontraba
una familia amiga de Doña Leonor Pérez Cabrera, madre del Apóstol Martí,
de cuya aflictiva situación hubo de hablar, en New York a su llegada.
En el 322 Oeste de la calle 32, en la gran ciudad, residía, a la sazón.
Carmen
Miyares
Vda. de Mantilla.
en unión de sus hijas. Allí recibió,
a fines de febrero, la visita del Sr. L. de Zayas.l
Iba a verla, según le
1 Carmen
Miyares
a Tomás
Fondo:
Delegación
del Partido
Estrada
Palma
Revolucionario
(Mano
11, 1898).
Archiro
Nacional,
Cubano,
Caja 1% No. 227.
230
.4SVCARIO
MARTIASO
AFXARIO
al objeto de informarla
que la
manifestó.
por encargo de su madre,”
madre de \lartí se hallaba, en la Habana, muy enferma, ciega y pasando
yrardes necesidadesY para ,ver si podía hacerse algo en beneficio
de In
venerallle
señora.
Sin Ij’rdida
de tiempo escribió la Vda. de JIantilla
a Doña Leonl>r.
interesándose
por ella, y pronto hubo de recibir la siguiente
respuesta:
Habana,
Querida
Marzo
4 de 1898
Carmita:
Me dice Ud. que le escriba algo de mi vida; hace tiempo que quiero
hacerlo, pero desde que mis ojos se han nublado
por completo, ,y
tengo que valerme de otra persona, sufro mucho, no me queda mas
que una esperanza y es que el oculista quiere hacerme otra operación, pues él cree que podré ver algo, pero yo no me atrevo por
la situación en que me encuentro,
pues en estos casos se necesitan
algunos
recursos, y yo hoy no los tengo, pues mis hijas viven
hov muv reducidas
y yo no puedo disponer de una habitación,
ni
puédo pagarla, así le hago a Ud. esta confesión, por si puede hablarle a alguna persona que quiera y pueda remediar
mi triste
situación,
pues no sé para que Dios no me llevó a mí primero
de ver su retrato
que a él pues no puedo ni tener el consuelo
ni sus letras.
Muy doloroso me es decirle estas cosas pues tengo el sentimiento
de que en tanto tiempo nadie ahí, se ha ocupado de mí, ni para un
triste pésame, pero yo no puedo sufrir más esta vida que Dios
se empeña en conservar.
No quiero afligirla
más a Ud. que tantas penas tiene también,
pero confío mucho en el interés que por mí se toma, el que le agraNo puedo dictar más pues mi corazón
se oprime
dezco mucho.
con estos tristes recuerdos;
así delos Ud. de mi parte a sus niños
y Ud. reciba un abrazo de su amiga que nunca la olvidará.
Leonor
Tan pronto
Delegado
dei
dosela. Este
Tesorero
del
con el objeto
Pérez
Vda. de Martí3
recibió Carmen Miyares la carta transcripta,
escribió al
Partido
Revolucionario,
Tomás Estrada Palma, remitiénse hizo cargo de la situación
y dio la orden oportuna
al
Partido, para que remitiera
a Carmita una letra por $50.00
de que la hiciera
llegar a la madre de Martí.
3 Si como creemos, el visitante fue el patriota cubano Lincoln de Zayas, quien
envió el’recado
fue la Sra. Serafina
Junco de Zayas.
3 Leonor Pérez Cabrera
a Carmen
Miyares
(Marzo
4, 1898).
Esta carta se halla
en el Archivo
Nacional
adjunta
a la anteriormente
citada, registrada
bajo el mismo
número.
MARTIhNO
231
El 23 de marzo ua estaba cumplido
el encargo y Carmita prometia
enviar, a Benjamín
Guerra, el recibo correspondiente
en cuanto Doña
Leonor se lo remitiera.*
La letra. emitida
por Lawrence
Turner
& Co., contra N. Gelats
y Cía,. de Aguiar
108 esquina a Amargura,
en la Habana. ,a favor de
Leonor
Pérez de Martí, llegó a manos de la interesada
el 25 de marzo
de 1898, justamente
a los tres años exactos de la despedida
dr SU hijo
en la emocionante
y conocida
carta de Montecristi
(CMadre mía: Hoy,
25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Ud. . ..D)
Ese mismo día fechó y firmó Doña Leonor
el recibo, por «la cantidiad
de cincuenta
pesos oro americanoB,s
cuyo texto redactó probablemente
su hija Chata.
Quince días después, el sábado 9 de abril, *a las seis y media de
la tarde salió de este puerto para Cayo Hueso y Tampa, el vapor americano Olivette con carga y 247 pasajeros
para dichos puertos>,
según
hacía constar el Diario de la Marina,
en la sección Movimiento
Murítimo, al siguiente
día.6 En la lista de pasajeros,
publicada
días más
tarde en el propio periódico,
aparecían
#Leonor
Pérez. Leonor
M,aití
e hijo. Alfredo
García» .7 Es decir, entre los 247 pasajeros del OZivette,
figuraban
la madre, la hermana mayor y dos sobrinos de Martí.
El mismo día que partieron
los familiares
de Martí y casi a la
misma hora, zarpó también para Cayo Hueso el vapor americano
Fern,
llevando
a su bordo al cónsul y vicecónsul
de los &tados
Unidos en
la Habana, Messrs. Lee y Springer,
así como el empleado del Consulado
Sr. Tosca y a varios corresponsales
de periódicos
americanos.
Por
cierto, que el órgano del Apostadero
despidió,
al Cónsul, con una nota
significativamente
titulada:
/Por fin se fue!,s en Ia qw afirma
que
el pueblo habanero
lo vio partir con indiferencia.
El Fern no seguía hasta Tampa, por 10 que en Cayo Hueso, Mr. Lee
y SUB acompañantes
tomaron pasaje en el Olivetti,
rumbo a aquel puerto
desde el cual, por ferrocarril,
continuarían
viaje a Washington.
Esta
circunstancia,
como se verá, favoreció
a Doña Leonor
cuya presencia
4 Carmen
Miyares
a Tomás Estrada
Palma (Marzo
23, 1898).
Archivo
Nacional.
Fondo:
Delegación
del Partido
Revolucionario
Cubano.
Caja 14, No. 2028.
5 Archivo
Nacional.
Fondo:
Delegación
del Partido
Revolucionario
Cubano,
Documentos
de Tesorería,
Legajo 19 (16-31 Marzo
1898).
6 Diario
de la Marina, La Habana, Domingo
10 de Abril de 1898. Movimiento
Marítimo,
página 3, columna
1.
‘I Diario
de la Marina,
La Habana,
Martes
12 de Abril de 1898. Movimiento
de
Pasajeros,
página 1, columna 4 Y 5.
s Diario de la Marina,
La Habana,
Domingo
10 de Abril de 1898. ;Por fin fue!
232
ASL’ARIO
MARTIANO
ANUARIO
a bordo no había sido advertida por Ios fieles cubanos del Cayo, dado
lo numeroso
del pasaje y la falta de aviso de su llegada.
En la mañana del lunes ll los cubanos de Tanrpa, con el Agente del
Partido Revolucionario
en dicha localidad,
Coronel Fernando
Figueredo.
a la cabeza, se aprestaban
a recibir
al cónsul Leo con música y banderas, en muestra de simpatía
y acudían
al muelle
en número
extraordinario.
Al enterarse Figueredo
de la presencia,
a bordo, de la madre de
Martí enrióle
su tarjeta, poniéndose
a su disposición.
Cuando desembarcaron.
supo que los familiares
de Martí llegaban,
como tantas otras
familias, huyendo de Cuba y que pensaban dirigirse
a Ibor City porque
allí residían
personas de ellos conocidas
pero con la que sólo tenían
un conocimiento
superficial.
Entendió
el Agente que era su deber hacerse cargo de ellos. Los llevó a su casa y tratólos
con la mayor
\
cordialidad
y afecto.g
De los cubanos que estaban en el muelle, acompañaron
a los recién
llegados a casa de Figueredo,
además de éste, su hijo Bernardo,
Gualterio García, M.artín Herrera,
Ramón Rivero y Lorenzo
del Portillo,
corresponsal
de Fatria
en Tampa.
Este último, al dar cuenta en el órgano del Partido
de la llegada de Doña Leonor,
decía:
La señora viuda de Martí cuenta más de setenta años y está perfectamente
conservada
y rebosando
salud. Sólo la molesta una
afección a la vista que la obliga a valerse de uno de los nietos
Es de carácter
dulce, amable
en su
para andar con seguridad.
trato y al corriente
de cuanto pasa así en el interior
como en el
exterior
que se refiera al problema
cubano, hace su conversación
muy interesante.lO
Don BernarJo
Figueredo
nos ha referido que la llegada de la familia
de Martí a su casa fue motivo de alegría y satisfacción
para todos, pero
especialmente
para él y su hermano
que tuvieron
así oportunidad
de
satisfacer
un anhelo
largamente
acariciado.
La habitación
que ellos
ocupaban,
regularmente,
les fue cedida a Doña Leonor y su hija Cháta,
yíéndose ellos dos precisados
a alojarse,
con Alfredo
y Mario García
Martí, en el desván de la casa, donde hacia tiempo ellos querían sentar
sus reales, para sentirse un poco independientes
de la tutela familiar.
s Fernando
Figueredo
a Tomás Estrada
Palma
(Abril
13. 1898).
cional.
Fondo:
Delegación
P. R. C. (Correspondencia
de las Agencias)
14274.
10 Patria,
New York, Abril 21, 1892. Correspondencia
de Tampa,
lumnas 3 y 4, página 4, columna 1.
Archivo
NaCaja 89, No.
página
3, co-
Pocos días, sin embargo,
El activo Agente les tomó en
61 vivía? cuya renta abonaría
asignó una pensión de $10.00
instalados
en el número 380
233
MARTIANO
permanecieron
en el hogar de Figueredo.
alquiler
una pequeña casa cerca de donde
la Agencia, la amuebló modestamente
y les
a la semana, para sus gastos, quedando
de la calle Chestnut.
En Tampa los emigrados
cubanos
acogieron
a Doña Leonor
tuosamente,
trataron
de halagarla
y hacerle agradable
su estancia
ayudándola
en cuanto sus limitadas
posibilidades
les’ permitían.
que habían sido más adictos de su glorioso hijo, la visitaban
con
cuencia para oírla hablar de él.
afecallí,
Los
fre-
Varios cubanos, en,tre ellos el Comadante
Alfredo Lima y el Capitán
Frank Agramonte,
le dedicaron
sus retratos, en uniforme
mambí, como
prtieba de afecto y respeto l1 y la Revistu de Cayo Huqso publicó
el de
eila, señalando
que residía en Tampa.12
No llevaba
Doña Leonor
dos semanas en el lugar
Gualterio
García escribía a Gonzalo
de Quesada:
cuando
el fiel
Sabrás que tenemos en ésta a la madre de nuestro querido Martí.
Vive en West Tampa cerca de Fernando.
La pobre está ciega, pero
está rodeada del cariño que como madre de él se merece.13
En otra
carta
le cuenta:
Ella habla mucho de los primeros
años de Martí, lo aplicado
que era al estudio : que no dejaba pasar un. papel impreso al alcance
de su mano que no leyera; pero cuando‘llega
a la época de su
prisión
dice que eso ya lo sabe todo el mundo y no da detalles
de ninguna
especie.
Y añade:
Si tú quieres algunos datos concretos, mándame a decir
sean éstos y yo se los pregunto y te los mando enseguida.14
cuéles
Con esta carta le remitió
Gualterio
a Quesada copia de la escrita
por Martí desde Hanábana,
que es la primera
que de él se conserva, y
11 Martí,
biografía
familiar
por Raúl García
Martí,
La Habana
1938, páginas
439 y 440.
1s Revista
de Caro Hueso, VO]. II, No. 91, Mayo
19, 1898, página 8.
1s Gualterio
García
a Gonzalo
de Quesada
(Abril
22, 1898) Archivo
de Gorizalo de Quesada.
Epistolario
1, página
180. La Habana
1948.
. 14 Gualterio
García
a Gormh
de Quesada
(Agostp
7, 1898). Ibid. ‘p. 189.
234
ANUARIO
Ah’U.4RIO
MARTIANO
Con toda seguridad
las notas publicadas
unos recortes de periódicos.
en junio de 1867, en El Siglo v El ECO de la Habana, dando cuenta del
premio ganado por Martí, en la asiguatura
de Aritmética
en el Instituto.
Como Quesada pensaba
blicar cuanto escrito suyo
Gualterio
y éste, con fecha
Volveré
a ver
obtener de ella.ls
Posiblemente
ese mes: frustró
la partida
las buenas
de Martí
de Doria
intenciones
a ver todo
Leonor
para
de Gualterio.
lo que
el Cayo,
a fines
de
No estará de más recordar
que Alfredo
García Martí era el hijo
mayor de Leonor Martí (Chata) y el primer nieto que tuvo Doña Leonor.
F’ue siempre muy apegado a sus abuelos, al extremo que, en 1874, al
marchar
éstos a México,
él se separó de sus padres, no obstante su
corta edad, yéndose con ellos.
Posteriormente
estuvo en los Estados Unidos con Martí, casi seguramente desde 1882 y regresó a Cuba, con Carmen Zayas Bazán y Pepito
Martí en 1885.17 Después, en septiembre
de 1894, regresó al Norte y
su tío lo mandó a Filadelfia
a estudiar
Cirugía
Dental, alojándose
en
l8
Martí
lo
apreciaba
mucho
y
lo
calificasa del Dr. Federico Brunet.
caba de «paciente, leal y administrativ0B.l’
15 Gualterio García a Gonzalo de Quesada (Agosto 15, 1898). Ibid.
PQtriQ,
Diario
xew
de la
York,
Mayo
Las estimad%
damas. madre y hermana del gran propasador
y mártir
cubano Sr. Jo& -viartí, partieron
para Key We-t. la semana anterior,
de donde regresarán
a la Habana.
Nos piden las despidamos
de sus amistades de las cuales parten
sumamente
complacidas.
Lleven feliz viaje las que son tan queridas de todos los cubanos.?O
puedo
El 19 de mayo, en el Liceo de Ibor City, tuvo lugar una velada conmemorativa
de los patriotas muertos en la guerra, luchando por la independencia.
La madre de Martí fue, naturalmente,
invitada pero se excusó
de asistir no sólo por el mal estado de su salud, sino por hallarse
bajo la ‘dolorosa
impresión
de haber despedido,
el día anterior,
a su
nieto Alfredo,
que partió para la guerra en la expedición
del General
Lacret, que vino en el vapor Flarida,
y estar asistiendo
a su otro nieto,
Mario, que se encontraba
enfermo y marcharía
‘también a Cuba en una
próxima
expedición.16
l6
l7
-1 fines de agosto de 1898, ya lo dijimos,
trasladáronce
a Cayo
Hueso Doña Leonor y su hija Chata. Al despedirlas
el periódico
Cuba,
de Ramón Rivero, decía:
escribir
la biografía
de su Maestro
y pupudiera
conseguir,
aprovecha
la oferta de
15 de agosto, le promete:
la madre
25,
p. 190.
1898.
Marina, La Habana, Marzo 25, 1885.
18 JOsé -Martí a Federico
Brunet (Sept. 29, 1894) Obras Completas de >íartí,
Vnl- 3, página 277. Editora Nacional de Cuba.
ID Martí a SU señora madre (Mayo 15, 1894) Ibid. Vol. 20, página 459.
235
?IlARTIANO
La estancia de ellas en Tampa
(abril ll-septiembre
27) costó a la
Agencia
local del Partido
Revolucionario,
en total, $273.00.
Incluidos
los gastos de alquiler
de casa, compra de muebles y otros menores, así
como la pensión semanal de $10.00. P u d iera parecer exigua esa cantidad
si la comparamos
con los $122.15 gastados por el General Julio Sanguily, durante
su permanencia
de unos días, en aquella
época, en el
Tampa Bay Hotel o con los $27.00 pagados a un establo de West Tampa,
por siete semanas que allí pasó el caballo de Baldomero
kosta.‘l
Sin embargo, dado el costo de la vida entonces, pensamos que si bien
no les alcanzaría
para lujos, con diez dólares a la semana, tampoco pasarían estrecheces.
El 28 de ago,sto llegaron
a Cayo Hueso, por el vapor
El Yara, al darles la bienvenida,
deja consignado
que fijaron
en la calle Williams
número
419.22
de Tampa, y
su residencia
Aunque
no hemos hallado
dowmento
alguno que lo pruebe, no es
aventurado
pensar que los cubanos del Cayo acogieran
a la madre y
hermana
del Apóstol con igual cariño y respeto que los de Tampa.
Por lo demás,
Protocolo
de Paz,
Washington
el 12
por parte de las
volver a su tierra,
la estancia allí fue breve. Dos meses escasamente.
El
entre España y Estados Unidos, se había firmado
en
de agosto; a ello siguió la suspensión de hostilidades
fuerzas cubanas y pronto
los emigrados,
ansiosos de
comenzaron
a regresar
al país.
-0 Cuba, Tampa, Fla., Septiembre 3, 1898. Gaceti¿h.
Página 3, col. 4.
~1 Todas las cantidades han sido tomadas del Libro de Caja (Cuenta
Corriente)
Delegación
del P. R. C. Dow.
la -4gencia de Tampa. Archivo Nacional, Fondo:
de
mentas
-2
columna
de la
El
Agencias,
yara,
3.
Key
Legajo
West,
33,
D-Agencia
de
Tampa.
Agosto 29, 1898. La Madre
2-Cuentas
del
corrientes.
página
Apóstol,
2,
236
ASUARIO
ASUARIO
MARTIANO
La Sub-Agencia
de Key West entregó a la madre de Martí. durante
las nueve semanas que allí permaneció,
una pensión semanal de 512.00.
En total, $108.00.‘3
Sumadas las cantidades
desembolsadas
por la Delegación
en Sel\
IVork v la Agencia
?- Sub-Agencia
en Tampa )- Ke!- West: el viaje !
e=tancia de la madre y hermana
dc Martí, en los Estados Unidos. co+
taron al Partido
Re\-olucionario
Cubano,
por él fundado.
solamente
Com.0 complemento
la jirm.a, irlserhmos
.Ilth
MPIRTIANO
237
del trabajo anterior, y por fa autoridad
de quien
a CQntinuam.ón la siguiente carta ile .lIanuul Isidro
deí :
Dr. Enrique
Habana.
Querido
H. 1Ioreno
Plá,
Doctor:
$431.00.
Como no hay constancia
de que se les abonara el pasaje de regreso,
es de suponer que Doña Leonor,
hecha a hábitos de economía,
haya
ahorrado
el importe
del mismo de las modestas
pensiones
de que
disfrutó.
E] sábado 29 de octubre de 1898 llegaron
a la Habana,
cotte, de la línea Plant, que trajo 116 pasajeros.24
en el 4Im-
En vano hemos buscado en la prensa habanera
de la época, una nota
dando la bienvenida
a tan distinguidas
viajeras.
No existe. En cambio,
en el Diario de la Marina’ del día 30 de octubre, en sus Notas de Sociedad, Enrique Fontanills
llena una columna describiendo
las treinta cheis
d’oeuures creadas por la Maison Laferriére
de París, para la célebre actriz
Jane Hading y asegura que cada una de las toilettes, «que componen
la
garde-robe
más extraordinariamente
bella que nunca haya existido,,“”
lleva el cachet auténtico
de l.as distintas heroínas
que había de interpretar la famosa artista parisiense.
Y el día 31 el propio Diario,
da cuenta de la llegada a la Habana,
procedente
de New York, de Mrs. Priscilla
Jarvis, «esposa del conocido
financiero
Mr. Jarvis»ZG y añade que son muy lujosas las habitaciones
que le han preparado
en el Hotel Telégrafo.
Es que Doña Leonor,
no obstante
un espléndido
ajuar ni fue a ocupar
con su bija Chata y su yerno Manuel
casa de la calle de Lagunas.
la grandeza
de su hijo, ni poseía
lujosas habitaciones.
Se instaló,
García Alvarez,
en una modesta
23 Archivo
Nacional.
Fondo:
Delegación del P. R. C. Legajo 26 Subtesorería
de Key West.
de 1.898, Edición
24 Diario
de la Marina,
La Habana, Sábado 29 de Octubre
de la Tarde.
Puerto
de la Habana,
página 2, columna
6.
25 Diario de la Marina,
La Habana. Lunes 31 de Octubre de 1898, Noticias de
>
Sociedad.
2F Diario
de la Marina,
La Habana, Lunes 31 de Octubre
de 1898, Edición
de
la Tarde.
Gacetilla.
Huéspedes
distinguidos9
Página 4.
Termino
su interesantísima
investigación
sobre la existencia de Doña
Leonor,
después de la muerte del Apóstol
y, respondiendo
a la íntima
satisfacción
que su lectura me ha producido,
lo felicito
cordialmente.
Pesa sobre la dolorosa, pero ejemplar
la mal-or de las incomprensiones,
porque
cuenta los cambios que, el simple vivir,
vida de los padres de Martí,
suele apreciarse
sin tener en
lógicamente
impone.
Si el presidio;
por el dolor, hermanó
para siempre al padre y al
hijo. no fue menos enternecedora,
como Ud. sabe, la fusión absoluta de
la madre p el hijo, en 1889, cuando el hijo la encuentra
<hermosa,,
y con el alma ya entrada en majestad..
Cuanto :e refiere a Doña Leonor ‘en sus últimos años: lo deja Ud.
muy documenladamente
expuesto; mas, como valor singular,
debe mencicnarse
lo que prueba que no fue cierto, cual, con fines ignorados,
se
ha propalado
y propala
todavía, que la emigración
la desatendió.
Por
su trabajo
sabemos que en seguida que el Delegado
del Partido
Revolucionario
Cubano supo su aflictiva situación, le envió ayuda económica.
Y cuando,
en busca de tranquilidad,
acompañada
de una de sus hijas
~~ varios nietos, llegó a los Estados Unidos, los cubanos. sin excepción,
la colmaron
de atenciones y la proveyeron
de todo lo que hubo menester
hasta que tornó a Cuba.
Aunque
sus inves,tigaciones
no contuvieran
otras dilucidaciones
históricas: esta que manifiesta
tan acendrada
y latente la sacrosanta
doctrina del mártir de Dos Ríos en los que tuvieron
la dicha de recibirla
directamente,
bastaría para la mejor calificación
de este su nuevo y ú,til
aporte martiano.
M. Isidro
Méndez.
La Habana,
julio
9, 1968.
MARTI
(En
torno
Y LOS
CRITICOS
a un ejemplar
DE HEREDIA
de Heredia
anotado
POR
FIN.~
DEL
por
XIX
Martí)’
GARCÍA
MARRUZ
Tener en las manos este ejemplar
de las poesías de Heredia2
anotadas a lápiz por Martí, con letra a menudo ininteligible
y tan alterada
que deja la impresión
de haber sido escrita en algún vehículo en marcha,
en alguno de sus frecuentes
viajes en tren quizás, leer estas palabras,
de las que sólo escribe a veces las tres primeras
letras, como la flecha
que fija sólo en su avance, deja ver apenas su trayectoria
fugaz, es a
un tiempo emocionante
y aleccionador.
En seguida se observa la relación de estas anotaciones
con los dos grandes textos heredianos
de Martí:
el discurso pronunciado
en el Hardman
Hall de Nueva York, el 30 de
noviembre
de 1889, y el artículo publicado
el año anterior
en El Eco1 Obras poéticas
de José María
Heredia.
Val. 1. Poesías. Nueva York,
Imp. de
Néstor
Ponce de León, 40 i 42 Broadway,
1875.
350 p. 19 cm. Val. II. Teatro.
184 p. Los dos volúmenes
encuadernados en un tomo. El ejemplar
está dedicado
«Al Sr. José Martí.
S.S.S. El Editor.,
a hlartí:
2 Este volumen
forma
parte del pequeño
grupo
de libros
pertenecientes
a
ZIartí
que se encontraban
en la Oficina
del Historiador
de la Ciudad
y que por
disposición
de Julio
Le Riverend,
Vicepresidente
de la Academia
de Ciencias
y
Director
del Archivo
Nacional,
pasaron
a 10s fondos de la Sala 1Iartí
de la Biblioteca Nacional.
Los libros
fueron
entregados
por Carmen
hlantilla
a Julio Villoldo
en Nueva York,
en noviembre
de 1920.
240
AZCARIO
ANL-ARIO
MARTIANO
dmericano
de julio de 1888. 3 No obstante, mnchas de ellas no
utilizadas
en estos trabajos,
o sólo parcialmente.
y en todo caso.
permiten
que veamos el pasaje de los versos que dio lugar a algunas de
sus prinriyales
reflexiones.
T son de un interés completamente
nuevo
lo; cambios y alteraciones
que Martí hace en la tragedia
aLos últimos
romanos,.
tachando con lápiz azul, pasajes flojos o innecesarios,
o prestánduies una concisión más romana con afortunados
cambios sintácticos
o EU tensa e inigualable
puntuación,
nomista
fueron
Estas anotaciones
permiten
ver, en pleno hervor, la elaboración
de
su pensamiento.
Hay frases interrumpidas
o intermedias,
juicios muy
sintéticos, puras expansiones de amor. Con frecuencia,
enlaza unas palabras con otras, como envolviéndolas
en la misma onda afectiva; otras,
las corta, y las eses descienden,
tajantes, como abismos.
No obstante
la prisa de las anotaciones,
la pun,tuación
es, como siempre, cuidadosa,
de enorme valor expresivo, más que gramatical.
Sus comas, fuertemente
eubrayacfas, dibujadas
como orejas, dan la impresión
del golpe del cincel
que echa afuera, de un breve toque maestro, la materia sobrante.
*Todos
sus rasgos están como recorridos
por una corriente
eléctrica.
No hay
línea que no quede penetrada
de esta especie de tensión interna en que
la inclinación
a la derecha o a la izquierda
no es jamás
muelle sino
como la provisional
victoria
en torno al invisible
eje central, fleje de
acero vibrador,
del pulso alerta constante.
Lo primero
q.ue llama la atención
en estas anotaciones
es el hecho
de que se refieran, mlás que a los versos en sí mismos, al hombre Heredia. No tiene esto nada que ver con el justo reproche
que hace Saco
a La Sagra de *tratar del poeta y no de las poesías,, hacer una crítica
de los sentimientos
más que una verdadera
crítica poética, ya que La
Sagra no descubre
el carácter particular
de esta relación
y establece
juicios más bien generales.
Tampoco
lo intuye Saco cuando pregunta:
iQué tiene que ver ccm el mérito de las poesías que el poeta
tuviera 17 ó 30 años, que fuesen producto de una melancolía
constante o de una inspiración
momentánea?
iProdujo
esta melancolía o esta inspiración
pensamientos
nobles?
iSupo expresarlos?
Estas son las cuestiones
que debió ventilar
el Sr. de La Sagra.
3 Todas las referencias
a estos dos trabajos
de Martí
están tomadas
de Ia
última
edición
de sus Obras Co7?ZpletG
tomo 5, P. 131-139,
163.176, impreso
por
la Editorial
Nacional
de Cuba. La Habana, 1963.
4
<Observaciones
sobre la crítica de Ias Poesías de Don José María Heredia,
por Ramón
de la Sagra.
El Mensajero
SemanQh
Filadelfia,
números
45, 50 y 51,
de junio,
julio y agosto, 1829.
MARTIANO
241
Es el inconveniente
de adoptar
criterios
generales,
sólo a primera
vista más modernos:
en el caso de Heredia esta precocidad
es de suma
importancia
!- ayuda a entender algunas constantes de su poesía. Es lo
primero
que anota Martí:
*A los 16, pasiones
fogosas.*
En algunos poemas, subraya el año en que fueron escritos, o el hecho
de que sólo contara quince o dieciséis años al escribirlos.
El primer
acercamiento
jwto a la poesía de Heredia
estaba en comprender
que, a
partir de él, el poeta entraba a formar
parte de la poesía. Heredia,
antes de crear el primer
verso, creó su propia imagen,
la figura del
poeta romántico
entre nosotros, empleando
en esta obra no menos fuego
e in-aginación
que en el resto de su obra escrita.
Martí comprendió
enseguida
que tan importante
como los hallazgos
poéticos del Niúgara
o el Teoc&
de Cho2uiú era la imagen misma del contemplador
y que
su poesía no estaría completa si no se la descubría de todo, acercándose
a sus versos con la emoción con que un arqueólogo
ve las piedras que
le permitirán
reconstruir
el sepulcro
del rey, la efigie real.
Puede observarse
cierta preferencia
por parte de Martí hacia este
tipo de escritores
que tanto como crear una obra crearon una imagen
original
del hombre.
aSe ha de escribir
viviendo...>
aconsejaba.
El
sentimiento
de la acción como verbo vivo, que presidiG su vida, se proyecta en su juicio acerca de la obra escrita que acaba siendo un retrato
a cuerpo entero del escritor mismo. Tarr+ién
en esos retratos suyos de
hombres
anónimos
en quienes
descubre
lo que llamó Juan Ramón
Jiménez ala poesía fuera de la página,.
La costumbre
de considerar
la
,poesia como un lenguaje
autónomo
resulta uno de los inconvenientes
que halla el que quiere estudiarlo
como critico.
Hemos buscado en
vano una palabra
española que abarque
la pluralidad
de contenidos
de
esta especie de abrazo intelectivo
y emotivo de la figura, para el cual
la paiabra
«crítica> resulta tan parcializada
como inexacta.
Pero sería
erróneo sacar de todo esto la conclusión
de que no podemos hallar puras
especies críticas en estos vastos retra,tos suyos en que vida y obra, ética
y estética, circunstancia
personal y circunstancia
histórica, quedan como
integrados
en una mayor unidad.
Su juicio es a la vez más apasionado
y más objetivo, pues de hecho, se puede ser imparcial
y estar equivocado.
No es a través de una supuesta y pretendida
iwarcialidad
como puede
llegarse mejor al centro ardiente
de una vida y una obra como laa de
4
242
ASUARIO
ANUARIO
MARTIANO
Heredia.
El que contempla
un fuego jamás podrá saber de su secreto
lo que sabe aquél que también
arde.
Pero cualesquiera
que sean los hallazgos de su crítica. por mucho que
admiremos
el lenguaje
fulgurante
con que lo evocará en su discurso.
ha\- alyo que siempre nos sorprende
mucho más, algo que es anterior
a
todo esto, y es el espectáculo,
verdaderamente
magno, de su recepción
misma de Heredia,
ese espacio desmesuradamente
abierto, casi estelar,
desde el cual recibe Martí a aquél en quien adivina un alma afín a la
suj-a, una victoria
de lo humano
o una gloria de América,
esa imlposibilidad de detenerse en el defecto pequeño o en la falla menuda <cuando
falta de veras el tiempo para la admiración
y la piedad>>. ese ojo para
la pena, ese <orgullo
y agradecimiento,,
ese arrobo como de enamorado.
Quizás tengamos que sustituir
la palabra
acrítico,
por una rnk de
su gusto y creo de su invención:
veedor. No es que no exista la palabra,
pero Martí la usa en un sentido peculiar.
Veedor era oficio municipal,
una espeice de cuidador
de bastimentos
o caballerizas,
también inspector
militar,
y en su sentido primero
cel que ven. Veedor de lo que no se
ve, e6 en este sentido que la aplica y que es aplicable
a Martí, veedor
profundo.
~ES el amor quien ve., Será preciso para encontrar
estas
puras especies críticas,
aislarlas,
como una sustancia química,
de en
medio de las ondas de su piedad o de su simpatía.
Hay siempre en su
manera de enfocar una figura no solamente
un perseguir
a través de
sus expresiones
más características
su totalidad
creadora
viviente sino
un intento de preservación
de los valores que ella representa
más o
menos imperfectamente.
Taxnbién
en este sentido le es aplicable
el titulo de «veedor» como cuidador
o curador,
porque cuidar no es sólo
vigilar,
es algo más, es impedir
la pérdida
de un bien a través de esa
vigilancia.
Estas rápidas anotaciones
dan la impresión
de esa mirada de
águila con que un militar
experto ve las psibilidades
de defensa de un
terreno
amenazado.
Estos «campos del hombre
abandonados,
de que
escribiera
una vez, son su verdadero
oficio.
Martí
aparece siempre
como celando lo mejor de cada hombre,
no sólo por el gusto de elogiarlo sino por la necesidad de acrecerlo o consolarlo
a través del reconocimiento.
No es que no vea las fallas, es que no le sirven a esta
. .,
mwon.
Sobran obreros para las otras tareas. El está solo en la suya,
que es la de vigilar el tesoro.J
-
“;í~yp;<i+:-
fl-
«La
patria está hecha del mérito de SuS .hijos, y es riqueza de ella cuanto
bueio haga un hijo suyo..., José Martí.
Ob. ClL t. 5, p. 203.
Martí
MARTI.iSO
243
como crítico
EL freccente,
aún entre los más devotos martianos,
el no atribuirle
capacitlad
crítica a Martí.
No se puede negar que se experimenta
frente
a algunas páginas suyas en que figuras del todo menores aparecen revertida.< de caracteres magníficos,
la impresión
de que en muchas ocasiones
regaló: 1 or exceso de generosidad
méritos que estaban más bien en sí
mismo que en el elogiado.
Ll egamos incluso a tomar por estas páginas
un interés puro. por decirlo así desinteresado,
las llegamos
a ver como
oraciones
a un héroe desconocido
o esos bajorrelieves
de una figura
real de la que ya no ha quedado noticia, en la que no importa ya si el
representado
poseyó o no las cualidades
que se le atribuyen:
las tomamo.2 como verdades poéticas. como prodigios
imaginativos,
como fábulas
perdidas.
Esta impresión,
sin embargo,
no es del todo justa.
Es preciso distinguir
entre ‘us páginas, aquellas en que Martí escribe movido por la
amistad, o por objetivos
patrióticos
para él más decisivos que los literarios: o por esa confianza
suya en que el estímulo
a lo creador de la
persona,
cualquiera
que fuese su mérito
intrínseco,
mejoraba
y fortalecía el carácter, de aquellas
otras en que se enfrenta con verdaderos
creadores
con los que no tiene que ejercer ya su piedad o su simpatía.
En estos últimos casos, su juicio,
ya desembarazado
y libre, se ejerce
con una plenitud incomparable,
y tenemos páginas como las que dedicó
a Emerson
o a Walt Whitman,
insuperad’as
aún. Sin ir a sus grandes
crónicas, hay frases suyas (pienso en su breve juicio sobre Velázquez,
sobre Cervantes, sobre Delacroix)
que son ensayos en miniatura,
juicios
en extremo sintéticos que abarcan toda una caracterización
no sólo del
creador sino de su época, o un retrato de ambos: a veces, es un adjetivo
m sólo cuya precisión
e intensidad
pone de manifiesto,
con rápida sagacidad, lo que la cortesía o la delicadeza
velaban en sus grandes indulgencias plenarias.
No se puede escribir una obra como la de Martí sin
poseer un prodigioso
don autocrítico.
Pero aún en sus artículos
más
elogiosos, si bien se observa, deja caer en cláusulas casi siempre incidentales -es
importante
la cláusula
incidental
en Martíjuicios
en
que advertimos
que no se le han escapado ninguna
de las fallas reales
del elogiado.
Pongamos por ejemplo uno de los artículos que más han
contribuido
a negarle capacidad
crítica a Martí:
su desmesurado
elogio
de José Joaquín Palma.6
6
José
Martí,
Ob.
cit.,
t. 5,
p. 93.96.
244
ANL’ARIO
.
MARTIANO
so podemos comprender
que 1Iartí considere que Palma hubiera sido
poeta en Grecia: poeta en Roma? etc., cuando a duras pena2 lo con-ideramos poeta en Cuba. Pero si 110s fijamos bien, \-emo-: que !o primero
que hace en su carta -pues
tampoco se trata de un tra])ajo criticoe:
e.\plicar
la cauia de su aco$tla
en los medios cubano-: del extranjero:
~Gw:an
íos peregrinos
dc oir cerca de sí en la lar;uí-ima
jornada.
rumor del árbol lejano...»
La nostalpia
prepara
a..í. !- en cierta forma
excusa. la benel olencia.
Por otra parte. cuando le asegura que hubiera
sido «seda en Grecia, ecalder en Escocia. rimador
de amorps en Italia,
troi ador en Espaiia» lo está en realidad
comparando
con cierto tipo de
poeta juglar,
más inspirado
que culto, con el cantor popular
romancesco y humilde,
lo cual no deja de ser su verdadero
puesto. Y a este
elogio añade: #Habrá un momento
en que la dureza del 1eng;uaje no
exprese bien la delicadeza
de tu espíritu*,
que es decirle, con delicadeza
y sin rudeza, más de lo que parece. uAquí un consonante,
allí un pie
largo:
la fragua no está templada
siempre
a igual calor.
Pero estas
cosas que te las diga un crítico.
Yo soy tu amigo.
Cuando tengo que
decir bien, hablo. Cuando mal, callo. Este es el modo mío de censurar.»
La crítica, por cierto, no se la ha dejado a nadie: la ha hecho él
mismo. Hay siempre en Martí tin equilibrio
difícil entre la generosidad
y la sincesidad,
pues las dos necesidades
tenían en él idéntica
fuerza.
Ello le llevó a encontrar
un modo más sutil e indirecto
que el silencio
de censurar
y es fijarse en una cualidad
positiva,
aunque insuficientemente expresada por su elogiado,
y a partir de ella, preconizar
toda una
teoría literaria
que éste no ha hecho sino representar
a medias, con
lo cual logra a un tiempo hacer un elogio no del todo infundado,
formular
una velada crítica, y enseñar una estética.
A este último
tipo
rorrespond’en
sus páginas sobre Bonalde,
Sellén, y esta misma sobre
Palma.
Pues partiendo
de que su poesía se inspira en lo nativo, lo que
era cierto, se levanta a considerar
la conveniencia
de que el poeta no
imitase a Hugo,
a Bécquer o a Musset, lo que sin duda excedía las posibilidades de Palma, no desaprovechando
la oportunidad
de advertir que
que estas apostasías literarias
preparaban
flojamente
el ánimo «para las
\-er.daderas y originales
luchas de la patria».
Desde luego que los cantos
de Pdlma no llenaban
ese cometido
y que es un hecho que piensa ya
en otro. que puede ser él mismo. Su juicio, que empieza siendo aplicable
a Palma, va insensiblemente
buscando
un ámbito mayor, pero hay en
ese progresivo
desajuste una tácita crítica que hace las veces de perspec.
tiva en que el poeta se ve abrazado
pero a la vez reducido
a su verdadera dimensión.
Tomamos como ejemplo uno de sus juicios menos esti-
ASCARIO
X4RTIASO
24.5
mados y más generosos para advertir cómo ni aún en él deja de hacer
distincionr:
! reservas y que: en realidad,
no pasa de considerar
a Palma.
en metliv de la efusión amistosa que le era natural. un rimador
sencillo.
que canta. scrún
le dice. como el rocio brilla o el ámbar perfuma.
de
verlo como
:III «rimador
de amoresr
o poeta del hogar \- de la patria.
que siempre sería caro a los que no tenían patria ni hogar.
Este es el esquema en pequeño
de lo que hará al tratar de una
genuina
figura literaria
como Heredia.
Yerra quien crea que no vio sus caídas. Basta repasar el párrafo en
que enumera, aunque de prisa y como deseoso de terminar,
los defectos
crítica está más al% de estas
de su poesía. Como veremos, su verdadera
concesiones
a la preceptiva:
Tiene versos rellenos
de adjetivos.
Cae en
Suele ser verboso.
los defectos propios
de aquellos
tiempos en aue el sentimiento
se decía sensibilidad:
hay en casi todas EUS $ginas
versos débiles, desinencias
cercanas, asonantes seguidos, expresiones
descuidadas, acentos mal dispuestos,
diptongos
ásperos, aliteracbones
duras : esa es la diferencia
que hay entre un bosque y un jardín:
en el jardín todo está pulido, podado. enarenado,
como para morada de la flor y deleite del jardinero:
iquien
osa entrar en un
bosque con el mandil y las podaderas?
Y antes, en el mismo
’
artículo:
Ni todos sus asuntos fueron felices y propios de su genio; ni se
igualó con Píndaro
cuantas veces se lo propuso,
ni es él mismo
cuando imita, que no es tanto como parece, 0 vacila, que es poco,
o cuando trata temas llanos...
N? es lícito comparar
con sus odas
al Niágara
o al Teocali
de Cholula,
al sol o al mar, o sus epístolas a Emilia y Elpino v la estancia sexta de los Placeres dc la
Melancolía,
los que escribió más tarde, pensando en Youne y en
Delille
y como émulo de Voltaire
y Lucrecia,
más apasionado
que dichoso...
Y después,
en el discurso:
Hasta en las más acicaladas
de sus poesías, que algo debían tener
de tocador en aquellos tiempos de Millevoye
y de Delille, se nota
esa fogosidad
y sencillez que contrastan
tan bellamente
con la
pompa naturql del verso, que es tanta que cuando cae la idea, por
el asunto pobre o el tema falso, va engafiando
buen rato al lector,
tronando
e imperando,
sin ver que ya está la estrofa hueca.:
7 Claude1 hace, a propósito de Bossuet, una observación semejante, aunque
en tono de elogio, no de crítica. La observación es sagaz y justa. Ní>tese además
esta expresión aparentemente contradictoria:
la pompa natural. Es una de SUS
mayores intuiciones de lo americano, visible tanto en el paisaje corno en la expresión.
236
ASV.4RIO MARTIANO
S u prosa tiene galicismos
frecuentes,
como su época. y en su
He;iodo hay sus tantos de Alfredo,
v muchos versos pudieran
ser
mejores de lo que son : lo mismo q;e el águila. que vuela junto
al sol. 1. tiene una que otra pluma fea; pero quién, cuando no
está de cátedra forzosa, empleará el tiempo en ir de garfio y pinza
por la obra admirable,
vibrante de angustia, cuando falta de veras
el tiempo para la piedad y la admiración.
Ni siquiera deja de yer cierta arrogancia
ingenua típicamente
herediana («los ecos de mi fama,, ala radiosa frente», etc.) cuando observa,
haciéndonos
involuntariamente
sonreír, que su verso «resplandece,
desmaya o angstia
según vea las coronas sobre su cabeza o fuera del
alcance de su mano,.
Q ue 1e vio al hombre y no sólo al poeta, las fallas
es evidente,
pero también que nos dio al fin un Heredia
de tamaño
completo,
lo que fue y lo que quiso ser, que comprendió
que en él,
como en todo romántico,
esa segunda dimensión
es tan reveladora
como
la primera
y que dar un Heredia fáctico no sería dar un Heredia
verdadero.
No nos podemos detener aquí en el enojoso asunto de !a carta a
Tacón, que zanja en una sola línea: cel poeta que había tenido valor
para todo menos para morir sin volver a ver a su madre y a sus palmas.,
Con sencillez y piedad, atraviesa lo circunstancial,
va a la pena humana
honda.
Sin duda piensa en los que abandonaron
a Heredia
por esta
«caída,, los mismos que convivieron
tranquilamente
con el déspota mientras consumía a Heredia
«el hielo afinador,
del destierro,
cuando exclama al inicio de su discurso:
«Mucho
han de perdonar
los que en
ella (Cuba) pueden vivir a los que saben morir sin ella!:,
Martí, más apasionado,
es a la vez menos parcial
y toma en cuenta
con mayor objetividad
las dos verdaderas
motivaciones
de Heredia:
su
ardiente
nostalgia
de la patria y la familia
y su sincera desilusión
de
los ideales libertarios,
debido
a la experiencia
caótica de México.
A
Heredia,
después de sufrir la arbitrariedad
de la colonia, le tocó presenciar la arbitrariedad
de la república,
y como despuesr pasaría a tantos
cubanos; incluso participantes
de la guerra, perdió la fe. Martí, que no
lo conoció, supo más de él que todos SUS contemporáneos.
No vio en
esta desilusión
de Ios ideales que había exaltado
en su poesía juvenil,
apostasía sino fuego devorador
y sumo sufrimiento:
«Y al ver Heredia
criminal
a la libertad,
y ambiciosa
como la tiranía, se cubrió el rostro
con la capa de tempestad, y comenzó a morir..
Muy lejos de hacerle Heredia
<daño a Cuba,, como tantos creyeron,
sus cantos, confiesa Martí, despertaron
en su alma scomo en la de los
ANUARIO M.4RTIASO
237
cubanos todos, la pasión inextinguible
& la libertad>.
Fue cortedad de
visión creer que esa falla disculpable
y al cabo accidental
de la carta
pudiera tener más peso real que todo el dolor cubano de Heredia y sus
enormes sueños. El contraste entre su carácter apasionado
y la moderación que dejó en su espíritu el influjo
de la educación
paterna, no sc
resol\-ió, como en Martí, en un equilibrio
armonioso
sino en una contradicción dolorosa.
Su excesivo apasionamiento
lo conducía a estos contrastes bruscos de ilusión-desilusión,
careciendo
en lo absoluto del gran
sentido realista martiano.
Pero su chispa, al prender en una naturaleza
mejor dotada, hizo posible que ala pasión inextinguible
de la libertad*,
se aliara a las necesarias dotes para enfrentarse
a las circunstancias.
No
se repara bastante en el alcance de esta confesión
de Martí.
Su deuda
con Heredia, acaso igualable
a la que tuvo con Mendive, es mayor de lo
que parece, pues la afinidad fue también mayor.
Es sólo a la luz de esta afinidad
que se explica su comprensión
de
Heredia, casi como un fenómeno de contagio que parece anterior
a cualCuando vemos una imagen de Heredia comenquier elucidación
crítica.
tada por Martí, como por ejemplo:
Del Océano
las arenosas y desnudas playas
devoradas del sol del mediodía
son imagen terrible,
verdadera,
de mi agitado corazón.
(La Resolución)
y se lee al margen:
de la mar!»
“i Como las playas desnudas SU corazón, como las playas
sentimos,
en la extensión
de veras marina
de esta línea, como si la
inversión
de la imagen en el verso herediano,
su crispatura,
encontrara
al fin su verdadero
espacio libre.
Esto es mucho más que comentar
un
verso: su lectura parece que devuelve la imagen en una cámara agrandada. Entiende por extensión, como el fuego. Se dirá que esta ruptura
de la distancia que media entre el lector y el poema no puede dar lugar
a una crítica
objetiva.
Pero resulta paradójico
que a esta actitud
de
no dejarse
arrastrar
más allá de 10s propios
criterios
al juzgar
obras
diversas: a este en definitiva
ano salir de sí,, se le atribuya el máximo
de objetividad.
En Martí la objetividad
se alcanza por una participación
apasionada,
y esto es más consecuente
de lo que parece y quizás el
único modo de superar el capricho
que hay siempre en lo interpretativo.
4
248
ANUARIO
ANUARIO
MARTIANO
Su peligro está conjurado.
en el caso de Martí, por un superior
sentido
del equilibrio
que le permite situarse simultáneamente
en las posiciones
más diversas, v por un absoluto
desinterés.
Este fenómeno de incorporación,
este ponerse *en el lugar del otro,.
clal-e de su estilo: de su vida y de su muerte, es en realidad
un acto
de sacrificio,
o sea un acto de amor.
Por esto escribe:
*Criticar
es
amar.,
Martí se sitúa frente a cada creador o cada suceso que contempla
de un modo distinto:
toma de ellos el modo como ha de mirarlos,
de
aquí que haya tantos estilos en Martí -gel
sinsonte cubano,,
como lo
repite, en el canto dedicado a su muerte, la aguda intuición
popular-,
que su prosa imite las rupturas
del terremoto
o el academicismo
de la
exposición
de flores de modo diverso, que evoque con prosa distinta
a un pescador enjuto que a un torrencial
poeta hispanoamericano.
Esta
perpetua metamorfosis,
lejos de disolver su estilo, nos lo devuelve, como
si sólo lo recuperase la entrega, acrecido y único. Martí no necesita casi
de la cita -recuérdense
sus crónicas sobre Whitman
o Emersonporque
revive de tal forma el mundo expresivo de aquél de quien escribe que
a veces cuesta trabajo
discernir
sí expone lo ajeno o lo propio:
no
escribe ade, ellos, sino adesde, ellos. Sólo en incipientes
trabajos, como
el de Echegaray,
podemos
encontrar
algo parecido
a esa tradicional
<distancia,
desde la cual el crítico dictamina
lo que pertenece al acierto
o al error.
En su madurez no hará nada semejante.
Con frecuencia
su
crítica brota, tácita, de la pura descripción,
como sucede con los buenos
novelistas,
no como el producto
de una opinión
personal
sino con lo
que llamó ala fuerza de lo indirecto,.
Esto, que no podemos llamar
su <técnica>,
porque no supone un
procedimiento
previo, hábilmente
calculado,
lejos de constituir
un enfrentamiento
ya pasado de moda al fenómeno
literario,
resulta de una
sorprendente
modernidad,
y está más cerca de los criterios
actuales de
un Spitzer que de su época. Para Spitzeq’
es requisito
indispensable
en
un crítico poseer auna mutabilidad
proteicaB,g
no partir de puntos de
vista previos o idénticos,
(pues el ardid que ha resultado
eficaz en una
obra no puede aplicarse
mecánicamente
a otrag.”
El único ardid que
cump!e este requisito
es el ardid amoroso,
pues sólo el que ama descubre con sutileza lo que hay de único en lo que ama y toda esa gama
cle matices que escapa al conocimiento
no participante.
La fórmula mars
o
lo
Y
Ver
Ob.
Ob.
Lingüística
e historia
ch., p. 61.
cit., p. 61.
literaria.
Madrid.
Gredas,
1955.
MARTIANO
tiana SCriticar
es amar,, su afirmación
de que sólo escribe de autores
a los que admira, no sólo no es señal de parcialidad
alguna sino el
requisito
y la garantía
del verdadero
juicio
objetivo.
El consejo de Spitzer de situarse en el centro creador del artista y
requiere,
y es otra semejanza
desde él recrear el organismo
artístico
<haber
hecho
elección
de
una
naturaleza
mora!,
que hallamos con Martí,
aleje
de
lo
occidental
y nos
es decir, una previa purificación,
que nos
haga aptos para aprehender
el todo o adivinarlo
a través de sus parEstas palabras
nos iluminaron
la secreta relaciales manifestaciones.
ción existente entre la naturaleza
moral de Martí y su capacidad
creadora y crítica, que siempre intuimos
al considerar
el sacrificio
como
esencia de su estilo.
Spitzer recomienda
partir de la superficie,
de los detalles reveladores,
para llegar aal centro vital interno de la obra de arte’l y volver desde
allí a los rasgos externos, movimiento
de vaivén o método circular
en
cuyo origen hay una especie de inspiración
semejante
a la del propio
creador
ya que no es el producto
de ningún
procedimiento
gradual,
El primer
paso nos lo hace dar *la
sucesivo, o ideado previamente.
conciencia
de un detalle que nos llama la atención junto con la convición de que ese detalle guarda una relación
fundamental
con el conjunto
l2
No
hay
más
que
repasar
estas
anotaciones
ráde la obra artística,.
pidas de Martí al texto de Heredia para ver que es esta relación
fundaen apariencia
insignimental la que busca en su lectura, el fragmento
ficante
que le permite
rastrear
la totalidad
invisible,
la aparición
de lo que llamó en uno de sus artículos casuales sobre pintura,
el adeCuando
Spitzer
habla
de
Rabelais
como
de
cun
sistema
talle esenciale.
solar, que a su vez forma parte de un sistema trascendente,
que igual
que él abraza a otros alrededor
de él, antes de él y después de é1m,13
cuando citando a Platón y a Schleirmecher,
recuerda la importancia
del
todo para el conocimiento
de las partes, empezamos
a comprender
por
qué esa actitud de Martí, al parecer tan ajena a la crítica objetiva,
de
«abrazar,
la totalidad
de la figura, de integrarla
en un ámbito vertiginosamente
expansivo,
que obra a manera de la energía física, lejos
de ser una flaqueza
perdonable,
es la cualidad
que lo acerca, en sus
momentos mejores, a 10s objetivos
de la verdadera
crítica.
11
12
13
Ver
Ob.
Ob.
Lingüística
cit., p. 59.
cit., p. 45.
e historia
literada.
Madrid,
Gredos,
1955.
p. 37.
250
ASUhRIO
MARTL4NO
ANUARIO
La intuición
que permite descubrir,
entre los otros detalles posibles,
aquel que esta cargado de una significación
mayor, esta, quizás, más
cerca del entusiasmo
creador que de la capacidad
propiamente
crítica.
Ni la cultura clásica o moderna, ni el buen gusto, ni la posesión de criterios imparciales
puede superarla
o sustituirla.
Ello explica que un
critico poseedor
de todas estas cualidades
como Del IMonte comprendiera tan mal a Heredia y no lograra intuir jamas el verdadero
carácter
de su poesía. Ello determina
que en sus correcciones
a los originales
de Heredia, suprima
siempre, por ejemplo,
los pronombres
personales,
sustituyend,o
«Yo .te amo, astro de paz,, por aTe amo, astro de paz», y
así sucesivamente.
En un trabajo sobre estas correcciones
de Del Monte
que dio a conocer José Antonio
Fernández
de Castro,l*
tratamos de demostrar hasta qué punto en el uso excesivo del pronombre
personal,
en
el empleo de las variantes
pronominales,
gramaticalmente
innecesarias
para este crítico,
hay chispazos del alma de Heredia
posesora,
solar,
ardiente.
Tal parece como si Martí hubiese recogido todas esas partícu. las desdeñadas por el «buen gustos, ganoso de ocultarse, de Del Monte,
centrando
SU valoración
en ese gran ayo” ingenuo de Heredia,
ese «yo
siempre enorme del romántico,
enfatizando,
desconociendo
y agrandando
todos los consejos de la templanza
clásica y la prudencia.
Si el verdadero escritor precisa, según el consejo de Gracián al héroe,
«cifrar una categoría
y equivalerla,,
el crítico, más que «orientar,
al
poeta ha de intentar más bien aprender
de él, descubrir
en que consiste
esta categoría que él inaugura
en el mundo y para lo cual de nada le
sirven los propios o los ajenos criterios acerca de la expresión.
El primer
acierto de Martí es el de haberse propuesto,
más que una crítica normativa, vicio de la época, más que señalar «modeIos~ o influencias
igualadoras? descubrir
el rasgo estilístico
esencial, lo que él llama alo herédito».
No el defecto o la virtud generales, que puede compartir
con
otros, sino la cualidad o el defecto propio, significativo,
revelador.
Desde
este punto de vista es más importante
su artículo
de El Economista,
hecho a vuela pluma: para acompañar
un retrato del poeta, que su hermoso discurso del Hardman
Hall. NO se limita a descubrir
en qué consiste esta categoría de clo herédico B sino que utiliza para describirla
un
lenguaje
no parecido sino equivalente,
de modo que cuando lo compara
con una amante por el ardor y con un guerrero
por Kel modo de disponer como una batalla
la odas esto es, cuando lo compara con Safo y
14
Cubana,
c,Domin~o
Val.
XII,
del Monte,
editor
1938, p. 91-144.
y corrector
de las poesías
de Heredia>.
X4RTI.4SO
251
con Bolívar, haciendo que la obvia diferencia
resalte mejor la semejanza
insólita, sentimos ya desde el idioma con que 10 evoca. esa misma delicadeza y- ese mismo ardor como un homenaje
tácito o como una anticipación.
El hecho de que Martí se acerque lo más peligrosamente
posible a
mundos expresivos a veces afines, pero a veces dispares del supo como eu
ei caso de Casal, no implica la falta de un criterio
propio. normador.
Quizás su verdadero
trabajo crítico consista precisamente
en ser siempre
como el mediador
entre una ley estética universa1 y un descubrimiento
personal
insólito, en poner entre esos dos pesos el fiel de la balanza, el
equilibrio,
al que no en vano Ilamó ela’ley
estética fundamcntaln,
la
<ley matriz». De ahí que en él lo normativo,
ese típico «se ha de...n, tan
martiano,
más que imponerse
sobre el hallazgo
ajeno, le dé como una
perspectiva más amplia que destaca mejor el relieve distinto de lo mirado, sin anu!arlo.
Para comprender
la justeza del acierto de Martí al juzgar a Heredia
será conveniente
hacer un breve análisis
de los criterios
con que fue
estudiado
el poeta por la crítica anterior
al juicio de Martí.
Juicios
de La Sagra,
Saco y Del Monte
sobre Heredia.
Puede decirse que nuestra crítica poética del XIX «empezó» en torno
de Iturrondo
y Desval,‘s
a Heredia
(artículo
de Del Monte, reacciones
polémica
la Sagra-Saco),
ya que no pueda artibuirse
tal nombre a los
«regaños» de Pascual Ferrer o los artícu!os
aparecidos
en el Papel Periódico, cuya crítica, como se sabe, fue, más que literaria,
de los métodos
pedagógicos,
de las costumbres,
y de la escolástica.
El artículo
de Dei
Monte «Primeros
versos de Heredian,
publicado
en El Revisor Político
3: Literario
(1523), no es, en realidad
una crítica sino un cAnuncio*
de
la edición. pero a pesar de su carácter circunstancial
y su brevedad, refleja perfectamente
el criterio suyo acerca de Heredia, tal como lo podemos ver en las correcciones
que hizo a los originales
del poeta y- en las
cartas que le dirigió:
estas últimas de mayor contenido
crítico.
Chacón
llama al «Anuncio»
nuestro primer manifiesto
literario.
Lo que aprecia
Del Monte sobre todo en Heredia es el representar
al poeta culto frente
al ejército de los que llama desdeñosamente
«copleros~
o poetas espontáneos, de inspiración
natural, la elección de «buenos modelos> que cree
«desde una temprana
edad al
indispensable
a la poesía: su dedicación
Revista
1s
Seudónimo
del poeta
Ignacio
Valdés
Machuca.
252
ASLLUUO
ASUARIO
JIARTIASO
estudjo de IOS clásico-,.
Se explica EU preferencia.
Heredia
ofrecía aI
I
fin una vertiente a la crltlca
serla que mal podian suscitar loe que no
.
habían empezado
por auto-crltlcarfe
a eiioc mismos.
En
Herrdia
ve
*lenguaje
pobtico. pa>ionrs.
1 al fin. Tersos 1. no ren=_lones rimado.?».
La palabra subrayada
nos recuerda la noción del verso como li?ada a
í’ersus. giro. el lenguaje pottico que está frenfe al lenruajc- natural. Ha)
algro «adiii\o
en eta enumeración:
la idea de <lenguaje
poético> parece
miís bien añadirse al contenido
pasional que brotar de él mismo, que es
lo que Justamente Impresiona
a Martí en Heredia,
Su idea de la «sana
crítica» limitaba
su alcance a la misión de acorregir
los defectos literarios». El reproche, del todo justo, de Saco a La Sagra, de no examinar
los grandes textos poéticos de Heredia
(el Niúgaru, el Teocali),
hay que
convenir que pudo estar motivado,
más que por la mala fe que le atribuyeron por el hecho de considerar
la crítica en este sentido, que después
de todo era el mismo de Del Monte, de señalamiento
de los yerros poéticos, para lo que mal le servían los poemas antológicos
del libro.
No sería justo limitar
la visión de Del Monte
de Heredia
a este
juicio. Está su epistolario,
está esa admirable
carta16 en que la acon.ceja,
como pudiera
haberlo
hecho Martí, abandonar
al fin los envejecidos
temas de la historia europea para inspirarse
en la historia indígena, carta
en que parece comprender,
mejor que el poeta mismo, los asuntos que
convenían a SU genio y todo lo que había de original
y pujante
en los
inexplotados
temas americanos.
Sin embargo,
esa separación
un poco
falsa que habíamos
visto en el Anuncio
entre «lenguaje
poético»
y
«pasiones» reaparece en los consejos de esta carta cuando le sugiere que
los temas fueran americanos pero el estilo basado en algún noble modelo
europeo, Alfieri,
por ejemplo.
Esta distinción
entre el tema y la « técnica,, como diríamos hoy, revela cierta incomprensión
del modo como
ambas se interrelacionan
en la creación
poética.
Heredia,
como todo
poeta, no sobrepone
nua atécnica,
o escoge un estilo para expresar un
tema: su inspiración
inventa su propio estilo, su propia técnica, que es
djstinta siempre e inseparable
de ella. Heredia invirtió
el consejo de Del
Monte,
tratando
con estilo americano,
los temas europeos.
Su americanidad está en la esencia, no en el tema. Pero hay en esta libertad
en
la elección de todos los temas, en esta apertura a lo universal,
más genuina americanidad
que en los obligados temas rurales de los «Romances
cubanos,
de Del Monte, que en realidad
perteneden
a la tradición
dr
1
los romances moriscos españoles.
No entendió Del Monte lo que enten16 Revista Cubana, La Habana,
1888, t.
8, p.
176.178.
?bf.~RTIANO
. 253
la tragedia
Los últimos romanos de Heredia.
y
dió Martí. al comentar
es que era en Cuba en la que estaba pensando >- no en Roma al e.=cribirla.
como es en en Cuba en la que piensa cuando dedica su tragedia Tiberio
a Fcarnando YII. So se trata sólo de que la intención sea cubana 1como
en el caso de la Ahdala de Marti)
sino que lo son los versos mismos.
Esos «romanos»
de Heredia
son habaneros,
Heredia
dice #Febo> por
«sol, como cualquier
trovador
campesino
nuestro.
La polémica
La Sagra-Saco
se originó
a raíz de la publicación
en
El Mensajero
semanal, que editaban
en Nueva York Saco y Varela, de
un artículo
de Don Alberto Lista sobre Heredia
(número
de diciembre
2i, 1828) y la reproducción
en el mismo periódico
{abril 2 de 1829) de
la crítica que hicieran al poeta los editores de Ocios de los españoles ilusen Londres, ambas elogiosas para Heretres, periódico
que se publicaba
los elogios tributadia. La Sagra, que había leído «con complacencia
dos al talento del joven habanero»
publicó
a LU vez en los Anales de
las Ciencias, Agricultura,
Comercio
y ArtesI
cuatro artículos
en que,
a juicio de Saco y de otros muchos cubanos, se hacía una crítica injusta
Saco respondió
con otros cuatro artículos
que publicó
El
a Heredia.
sobre la crítica a las poesías
Mensajero
semanal titulado CObservaciones
de Don José María Heredia por Ramón La Sa;ra».l”
La crítica de La Sagra, aunque se resintió de muchas incompresiones
y de cierto tono paternalista
que contrastaba
en exopso con su absoluta
ausencia de autoridad
en materias literarias,
no careció de aspectos positivos. La reacción de Saco a sus artículos fue, a nuestro juicio, excesiva.
El desdén que finge por sus argumentos
está refutado por la extensión e
inmportancia
que da a su réplica.
Lo que latía al fondo, más que un
problema
de crítica literaria,
era el problema
cubano, la mal disimulada
aversión del criollo que no tenía más que un puñado de versos patrios en
la mano, ante la arrogancia
del peninsular
bien instalado,
que se permitía «aconsejar»
a la juventud
habanera
tomando
como pretexto al
representante
más independiente
de su genio literario.
Hay que recordar
que Heredia fue cnsiderado
como una especie de símblo de Cuba. Atacar
Su poesía era cm0 atacar a la patria.
LOS
polemizantes
descendieron
al insulto personal.
Sagra llama a
a los directores de El Mensajero
entre los que se encontraba
nada menos
ahombres oscuros y de mala fen, Saco fue
que el benemérito
Vare!a-,
aún más lejos, derivando
todo finalmente
a la ininteresante
discusión
1’
Publicados
en los
números de diciembre
de 1828,
enero,
febrero,
1823.
18 Publicados en los números de junio, julio y agosto de 1829.
marzo,
de
254
A%‘LTARIO
MARTIANO
sobre 10s méritos de La Sagra como botánico,
punto en que también se
excedió Saco.
Los cuatro reparos que hace La Sagra al que después de todo llama
afectuosamente
cun niño con un genio precoz, con una imaginacion
brillante:
con
un corazón susceptible
de todas las emociones tiernas y
virtuosas
y tan fácil a darles entrada como talento dócil para expresarlasu son paradójicamente
opuesta E a las virtudes que le había señalado
Del Monte:
considera
que conoce poco la lengua castellana,
que tiene
escasas ideas. y aunque le reconoce alguna cultura, entiendo que ha elegido mal sus modelos (lo que no deja de ser cierto y el mismo Martí
lo señala), así como que descuida la corrección
gramatical.
No se le
puede pedir a La Sagra que fuese más allá de ciertas limitaciones
que no
eran sólo suyas sino de la época. Algunos
de los reparos que le hace
La Sagra a sus prosaísmos y durezas se los hace también Lista, cuya crítica tanto enorgulleció
a Del Monte y a Saco. Unos y otros, con mayor o
menor talento, parten de supuestos idénticos:
valoración
de la corrección
exterior
sobre la pecularidad
expresiva;
sobrevaloración
del concepto
clásico de cimitación,
sobre el romántico
de ainspiración~
de ahí el
valor dado a los *modelos,);
consideración
de los valores gramaticales
sobre los valores estilísticos.
La crítica era entonces española, aunque
el crítico no lo fuese, y respondía
a cierto criterio
de fijeza idiomática
que no sospechaba siquiera
las necesidades
de una naciente expresión
americana.
La Sagra, por su misma españolidad,
choca enseguida con
la novedad estilística
de Heredia,
percibe una cualidad
desordenada,
ígnea, excesiva, en su verso, y en la misma ausencia de corrección
que
le censura hay como una sospecha del verdadero
carácter de su poesía
que no hallamos en el elogio que hace a su cultura clásica Del Monte.
Lo que no se pregunta
Saco en su apasionada
defensa es por qué
no era, no podía ser, «correcto»
Heredia.
La Sagra se inquieta
por ese
movimiento
tumultuoso
que percibe en Heredia,
arrollando
el cuidado
de la expresión, que parece respirar ya el aire de la libertad.
Lista, más
agudo, advierte : auna exaltación
siempre permanente
quiere violar a
un tiempo las reglas del mundo social y del Parnaso,,
como si supiera
lo de Platón en su República,
que no se pueden alterar los ritmos ni
los metros sin poner en peligro el orden del Estado:
Esa
que
con
será
llama volcánica y furiosa
arde en mi corazón, cuál me atormenta
su estéril ardor!...
iNunca
una hermosa
por fin su delicioso objeto?
(El desamor)
ANUARIO
MARTIANO
255
El verdadero
objeto de ese fuego nos lo aclararía
Martí al afirmar
que los cantos d-e Heredia le inspiraron
tempranamente
la pasión por
la libertad.
La Sagra no es consciente
del todo, como lo fue quizás
Lista, del fermento político peligroso
que había detrás de ese aarrebato*
de Heredia que, sin embargo, y es lo interesante,
no deja de subyugarlo,
y al que quiere frenar con las armas apacibles de la gramática.
Pero casi
insemiblemente
se fue acercando a la definición
del poeta romántico
al
obser\,ar cómo su poesía corresponde
a los primeros
movimientos
del
alma adolescente, acuando no podemos explicar lo que en nosotros pasa,
ni sabemos bien lo que sentimos, ni el origen de la agitación
vaga e
incierta que existe en nuestros pensamientos
y en nuestros sentimientos*.
«Amar es el grande impulso;
pero que obra excitando
mil pasiones fáciles de conocer y distinguir
por el carácter de incertidumbre
que llevan
en sí mismas,.
Concluye:
aCantó el amor antes de sentirlo,.
Saco le refuta fácilmente
este punto recordando
los amores
reales
de Heredia con CLesbiaD, conocidos en toda Matanzas, pero acaso lo que
La Sagra intuye no tiene que ver tanto con la ausencia de una pasión
real como con cierto exceso, cierto carácter de insaciabilidad,
que no parece agotarse con los sentimientos
que momentáneamente
lo solicitan, que
es el carácter, como bien dice, de la poesía de Heredia, en la que hay siempre uuna incertjdumbre
qde no quisiéramos
ver fijada, porque es muy
El verso, tan herediano,
que cita, lo ejemplifica
admibella y naturalB.
rablemente:
uy abrasado
de amor, no tengo amante,.
Ese estado sde
un corazón ardiente sin amores, no es sólo el produoto
de una primera
desilusión
amorosa sino algo que procede de esa misma condición
excesiva de su espíritu y acaso estuvo más acertado La Sagra al observar
como característica
de Heredia «ese anhelo por fijar una pasi,ón incierta,
que Saco al aducir sus amores con una belleza local.
La Sagra fue más sensible a lo que llamó sla bella alma de Herediaa,
que no dejó de ver con simpatía, que a los versos mismos, que encuentra
a veces «medianos,,
sin serlo, 0 agongorinos,,
lo que en su mente es
sínónímo
de oscuro y anti-poético.
En este punto, la defensa de Saco
fue más acertada,
aunque tanto el uno como el otro dejan en pie la
caracterización
de los versos mismos.
ES verdad que Saco no se propone hacer una crítica, sino sólo desautorizar
la de La Sagra. No parte,
como Martí, de un acercamiento
primigenio
a su poesía. Sus pensamientos sobre el tema están limitados
por el hecho de ser una respuesta al
planteamiento
de su adversario
y no al suyo propio. Es provocado
desde
afuera y obra respondiendo
a la mecánica de toda reacción.
256
AXUARIO MARTIANO
A La Sagra le mdkstan,
por ejemplo, algunas expresiones
de Heredía. que diga *enjugar
el lloroa. por *enjugar
el llanto,.
La palabra
.lloros
le sugiere el quejido
que acompañaría
al llanto, no las lágrimas,
de aquí que le parezca e5ta expresión tan inconcebible
como si quisiéramos
enjugar
un sonido.
Saco le recuerda
que alloro»
es tanto acción de
Ilorar como el l!anto mi-m0 y que una proposición
equivale
a la otra.
Cualquier
cosa que diga el diccionario
o la gramática
a este respecto
no puede borrar
la resonancia
intima
de la palabra,
distinta
en un
español que se dedica a las ciencias naturales que en un criollo arrebatapor algo que
do por la poesía. A La Sagra le choca la expresión
hay un matiz
cariñoso
filial,
que
fijo:
escapa a su significado
hace al criollo
preferir
entre dos palabras
sinónimas
aquella que está
más cerca del movimiento
impulsivo
que del hecho consumado.
El lloro,
en efecto, se djría qde es más propio de la mujer o del niño que el llanto, cuya dignidad
mayor parece más adecuada al adulto. La españolidad
de una sola pieza de La Sagra repara, para censurarlo,
es cierto, en un
matiz que escapa a la defiensa de su amigo, y al fijarse en esa palabra
«lloro,,
que parece estar en el tránsito
del sustantivo
al verbo, capta
una impulsividad
infantil
que
algo que es quizás esencial a Heredia:
no logra resolverse en acción verdadera:
una indefensión
que queda a
medias detenida por la palabra vivaz que la atraviesa.
Heredia
prefiere «lloro,
a llanto por la misma razón que prefiere
ase gozó a tu nacer, o sse abrasó a tu mIrarn, expflesiones que también
chocan a La Sagra por más que Saco les demuestre que son correctas.
carecerían
de esa típica impulsividad
he*Tu nacimiento,,
atu mirada,,
redjana.
El problema
de su corrección
es accesorio.
El pronombre
posesivo en Heredia (usu Fileno amante que se partían)
tiene, como en Martí,
un carácter
afectivo de cuyo interés estilístico
parece prescindir
tanto
la crítica de La Sagra como la defensa de Saco.
Saco se ofende porque La Sagra llame a Heredia
eun pensador
infantil que sólo era grave en el momento de la inspiración
o el entusias.
esta gravedad
inrnon y porque afirme que era preciso no confundir
fantil «con la melancolía
que atribuía
a SUS composiciones
el crítico de
Cualquiera
que sea el intento peyorativo
Madrid,.
Se refiere a Lista.
de La Sagra, de hecho observa cierto carácter
de precocidad
infantil
que es propio de Heredia y hace derivar su gravedad de esa fuente, lo
que nos parece un acierto crítico intuitivo,
Distingue
entre. esa tristeza
infantil
(la de un Mozart, por ejemplo, tristeza como de an&%
tristeza de la belleza) y la verdadera melancolía,
que de cierto no hay en He.
redia, a pesar de Ia famosa composición que le dedicó, como no la
ASLTARIO
MARTIASO
257
hay en la Oda a la melancolía de Keak.
Es la tristeza producto
de una
imaginación
exaltada y tierna, no la melancolía.
gravada de verdadera
pesadumbre
adulta, de un Heine, de un Leopardi,
o entre nosotros. de
un Menea o un Milanés.
No la mueve ala mano de la desgracia o el pincel
sombrío del desengaño*
(pasemos rápidamente
por esta; expresiones
de
época), que dan sólo alas tintas al campo sobre el cual pinta las im5.
genes tiernas que sabe crear,.
El carácter infantil
de esta tristeza se
revela también
en la contradicción
entre el tema lamentoso
y lo que
llamó Martí la condición
atonante,
de sus versos que alcanzan siempre
esa plenitud
sin ambigüedades
del tono mayor.
F.k curioso que La Sagra al sintetizar
los cuatro puntos de su critica
dejara afuera los verdaderos
aciertos de su trabajo,
como cuando dis.
cierne entre ‘el descuido y lo que llama uel bello abandono,
en Heredia,
«el abandono
encantador,,
tan poco entendido
en su época, y que Saco
hubiese visto un «ataque » a Heredia que su gran talento polémico
y 51,
puntilloso
orgullo
de cubano le impedía
aceptar, en frases que vistas
desapasionadamente
constituyen
incluso aproximaciones
críticas de interés, como cuando dice: <sus imágenes, su estilo: pintan, sus palabras
no,, observando
ese mayor grado de expresividad
de las imágenes sobre
las palabras
que íría a marcar el tránsito del neoclasicismo
al patl~os
romántico,
de la palabra como objeto de belleza impecable, suceptible de
incesante perfeccionamiento,
y el impulso
mayor que las iba arrastrar,
levantándolas
como un fuego. Ni tampoco falta raz6n a La Sagra cuando
advierte a los principiantes
el peligro de tomar a Heredia como modelo,
pues residiendo
toda Ia virtud de su poesía en los dones innatos (eTodas
las bellezas de su poesía son de inspiración,)
no podían ser imitados,
y sólo quedaba libre la zona del lenguaje,
que no era para él el lado
fuerte de Heredia.
Lo impar no podía hacer escuela y lo que en Heredia no era impar era, a su juicio, sencillamente
incorrecto.
En sus
versos había amás imágenes que conceptos, más frases que ideas, más
genio que talento, más arrebato
que instrucciónn.
El juicio sólo puede
parecer negativo a partir de una sobreestimación
inexpIicable,
desde el
punto de vista poético, d e 1os conceptos sobre las imágenes, las ideas
sobre la frase, la instrucción
sobre el arrebato y el talento sobre el genio.
No se le puede reprochar
a La Sagra que le censure otras veces a
Heredia la excesiva naturalidad
de la expresión, como lo hace Saco, no
sin agudeza, pues no es hasta Martí que se comprendió
plenamente
el
valor de los entonces llamados
E<prosaísmosp en la expresión
poéticaEl mismo Heredia se los deja corregir
por Del Monte porque los juzga
--
ANUARIO
258
ASUARIO
La censura de La Sagra a las llanezas de su lenguaje
es tan
descuidos.
parcial como el elogio de Del Monte a su clenguaje poético,.
Cno confunde
lenguaje
natural y lenguaje común; el otro, lenguaje
culto y lenguaje po0tico.
Iv o será sino nfartí el que establezca, entre ambds lenguajes. la verdadera
relación.
El juicio
de Martí
MARTIASO
253
MARTIMO
sobre tleredin.
No analizamos
aquí los pasajes más bellos de su discurso
ni los
a
que
sirvieron
de
base
estas
rápidas
aciertos críticos
de su artículo,
anotaciones.
Nos hemos detenido, acaso con exceso, en comentar los juicios de Dei Monte, La Sagra, Saco, estos últimos tan minuciosos
en SU
examen, para que podamos apreciar
mejor lo que tiene de síntético y
abarcador
el juicio de Martí, tal como se precisa desde la primera
página de sus anotaciones.
El primer poema anotado e.3 también el que abre el libro: La prenda
de fidelidad,
sáficos dedicados a un rizo de pelo de su novia. Lo primero que le llama la atención es el colitraste entre cl sentimiento
mu)
ingenuo,
y la maestría precoz de los sáficos. Pero en estas cualidades
que La Sagra y Del Monte observan por separado, intuj-e una relación
«Parecen artificiales
-anoque va a ser lo primero
que .a a interesarle:
ta- por lo tempranos los sáficos», para enrcguida
sugerir a través de la
conmoviéndonos,
demuestra
frase apenas inteligible
que este artificio,
aque la pasión era cieJta». Primera
conciliación:
pasión real y artificio,
precocidad
y madurez.
La palabra
«pasión», no obstante lo breve del
apunte, aparece tres veces: ~4 los 16, pasiones fogosas. La pasión por
sus versos, que ahora se ocultan
porque el mundo anda ocupado en otra
cosa, y entonces era la forma natural del heroísmo naciente.,
Segunda
conciliación:
pasión poética personal
y heroísmo patrio.
Ya está aquí
todo Heredia, sencillamente.
Ya ha visto sel detalle esencial».
Estos
no
están
al
margen
del
heroísmo
sino
tempranos
deliquios
amorosos
Aquel
«exceso»
que
le
había
hecho
sosque son FU yermen primero.
pechar a La Sagra el carácter imaginativo
y no real de SU pasión amorosa, ;LIartí lo relaciona
enseguida
con «la forma natural
del heroísmo
nacientex.
Sabe que esa pasión, que es ahora sólo amorosa, por SU misma
No necesita más para
intensidad
se volcará enseguida en cauce mayor.
amarlo ensegu;da: «la pasión era cierta». No necesita más para creer en
él para sieml~re. Ha sentido, con la indubitabilidad
de una corriente
eléctrica, la sinceridad
vibrante y el desmayo de aquella vida aatormentada y épica>> , precoz e ingenua:
«Niño, ¿tú has sido Rey?,
Sorprende
la rapidez
con que llega en estos dos simples apuntes
al corazón de la cuestión que había separado a críticos y amigos del
poeta: la conciliación
del hombre y la obra. de lo artificial
y lo autén(ico. Ve que cierto artificio
jub-enil es sólo aparente y no siempre índice
de falsía sino cuidado artístico perfectamente
compatible
con la pasión
verdadera.
Que el arrebato y el esmero, la retórica y la ausencia de retórica, puedan ir juntas, va a constituir
el primer
centro intuitivn
de su
penetración
no sólo de la poesía de Heredia sino de su americaniclad
y su
destino, y puede decirse que su posterior caracterización
de alo hcrédicon
está ya toda en esta primera anotación.
No pasamos más que a la página
siguiente y ya veremos del todo redondeado
el juicio que desplegará
en
sus trabajos sobre el poeta:
C-Desde sus quince años, la frase a la vez
exaltada y natural, que es su originalidad
poética.,
Es aquel movimiento
que describirá
tan majestuosamente
aa la par rítmico y desenfrenados,
aa la vez arrebatado
y armonioso,:
Lo que es suyo, lo herédico,
es esa tonante condición
de su
espíritu que da como beldad imperial
a cuanto en momentos felices
toca con FU mano, y difunde por sus magníficas
estrofas un poder
y esplendor
semejante a los de las obras más bellas de la Naturaleza. Esa alma que se consume, ese movimiento
a la vez arrebatado
y armonioso,
ese lenguaje
que centellea como la bóveda celeste,
ese período que se desata como una capa de batalla y se pliega como
un manto real, eso es lo herédico, y el lícito desorden, grato en la
obra del hombre como en la del Universo, que no consiste en echar
peñas abajo o nubes arriba la fantasía, ni en simular con artificio
poco visible el trastorno
lírico, ni en poner globos de imágenes
sobre hormigas
de pensamiento,
sino en alzarse de súbito sobre la
tierra sin sacar de ella las raíces, como el monte que la encumbra
o el bosque que la interrumpe
de improviso,
a que el aire la oree,
la argente la lluvia, y la consagre y despedace el rayo. Eso es lo
herédico,
y la imagen a la vez esmaltada y de relieve, y aquella
frase imperiosa
y fulgurante,
y modo de disponer como una batalla
la oda, por donde Heredia
tiene un solo semejante en literatura,
que es Bolívar.
Olmedo, que cantó a Bolívar
mejor que Heredia,
no es el primer poeta americano.
El primer poeta de América
es
Heredia.
Sólo él ha puesto en sus versos la sublimidad,
pompa
y fuego d’e su naturaleza.
El e.s volcánico
como sus entrañas y
sereno como sus alturas.
CaG todas sus posteriores
anotaciones
parten de esta intuición
inicial.
aAnda sorbido
en
Cuando escribe al margen, en un poema posterior:
literaturas
y se detiene, con ingenuidad
inmortal,
para comparar
a su
parte de esta conciliación
amada con Ia rosa que vio al amanecer,,
260
ANL-.\RIO
X%RTIASO
ASCARIO
de 10 literario
! lo ?.-pontáneo.
miento encantador
de la gran
en é]. a despecho
de cualquier
prueba o testimonito.
que separa
Del Monte.
de este descubri-
Los
estudios heredianos
son de indispensable
consulta,
siCalvo,”
cuyos
guiendo
las huellas de Menéndez
Pelayo, agota prácticamente
el tema
de la ascendencia
que tuvo sobre Heredia
la formación
paterna humanística y la influencia
de la escuela neo-salmantina.
Sin que estos sean
los únicos contenidos
de sus trabajos,
sí son los que subrayan con preferencia.
M’artí no descubre nuevos elementos sino que los sitúa en una
relación
dinámica distinta: su acierto consiste, no en considerarlos
separada o sucesivamente sino en descubrir
ante todo al hombre en que estas
fuerzas entraron
en conflicto,
aún más, en hallar en esa contradicción
su más peculiar
rasgo estilaítico.
Es porque en él combatieron
la prudencia y el fuego, el padre Oidor, «persona de consejo y benevolencia,,
americano
de la cólera de Bolívar,
y el rumor como de nacimi,ento
por lo que su poesía posee ese movimiento
«a un tiempoB rítmico
y
desenfrenado,
«a la vez exaltado y natural,.
Al descubrir
su originalidad personal descubre a la vez su originalidad
poética.
No creemos necesario comentar una a una estas anotaciones.
Bastan
las primeras
para comprobar
cómo no necesita más que abrir el libro
para encontrar,
a la primera ojeada, lo esencial y abarcador.
Ponemos
al pie de cada nota e! fragmento
del discurso o del artículo correspondientps para que se vea la relación
y a veces la identidad
que guardan
con ellas. Dejamos
al lector la sorpresa
de algunos comentarios,
las
frases que nos ha sido imposible
descifrar ni aún con la ayuda de tan
experto conocedor de los manuscritos
martianos
como Gonzalo
de Quesada y Miranda.
Quiero sólo llamar la atención sobre un último comentario, escrito al margen de un fragmento
de] Niágara:
19
JoSé María
Heredia,
Colegio
de ?&%x
[155jI
*’ Estudios
heredianos.
primogénito
del
(Fondo
de Cultura
La Habana,
Edt.
romanticismo
hispano.
Económica).
Trópico,
1939.
(Ensayo
[México1
El
Cubano,
5).
261
#Quién sabe si Heredia
ha escrito en el .\.iágara
los cuatro
l-er-os mejores de que pueda envanecerse literatura
alguna?,
ingenuidad
herediana
que lo hará creer
falla 0 apariencia.
sin necesitar dr otra
e incluso la posterior.
consideraron
por separado
La crítica anterior,
o sucesivamente.
estos dos elementos que Martí reunió en su ;intético
lo arrebatado
y lo armonioso.
La Saga subraya lo primero
al
juicio:
y desorden;
fijarse en la cualidad @ea de su verso, en su incorrecci,ón
Del XIonte lo segundo al elogiar su educación clásica. En nuestros días,
Manuel Pedro González, en certero y original
ensayo,lg fija su carácter
de «primogénito
del romanticismo
hispano»,
en tanto que Chacón y
M.\RTI,\SO
cuatro
1.ersos subra!-ados
son los siguientes:
Ved! llegan, saltan!
El abismo horrerldo
devora los torrentes despeñados:
crúzanse en él mil iris, i asordados
vuelven los bosques el fragor tremendo.
Leemos la estrofa adesder Martí, tratando
de indagar
e; por qué de
su preferencia.
Prescindimos
momentáneamente
del acierto poético auditivo para detenernos
en la imagen misma.
Esa agua, cruzada de mil
iris, que devora el abismo y el bosque devuelve convertida
en rumor,
recuerda
su propia experiencia
de la belleza, su vida, su idea del heroísmo, como algo que no se pierde nunca, aunque lo parezca, su descubrimiento,
en fin, de un orden ascendente en todo lo creado.
Esos tres
verbos, que parece que salpican de veras, «Ved! llegan, saltan!,,
recuerdan el NMirad!
Mirad!.
de El presidio
político,
por ese modo de
contar lo ocurrido
como en estado de presente inmediato,
también su
modo de enumerar
los movimientos
de Páez a caballo, por esa misma
celeridad
o traslado de planos de las tres imágenes.
Por último, el contraste entre el horrendo
fragor sonoro y el delicado
iris silencioso
recuerda la frase de Darío sobre Martí:
aSobre el Niágara castelariano,
milagroso
iris de América».“l
Señalamos
a título
de curiosa coincidencia, que Lezama, sin conocer estas anotaciones,
se fija precisamente
en estos versos, comparando
en uno de sus ensayosZZ estos tres primeros
verbos con un pi,zzícato de violín.
LAS
ANOTACIONES
DE MARTI
A LOS
VERSOS
DE HEREDIA
Obras poéticas de José Maria Heredia.
Vol. 1 Poesías. Nueva York.
Imprenta
i Librería
de N. Ponce de León, 40 í 42 Broadway.
lSí5.
350 p. 19 cm. Vol. II. Teatro.
184 p. Los dos volúmenes encuadernados en un tomo.
21
Los Raros, Madrid,
Mundo
Latino.
1918. P. 233-243.
eLa pintura
y Ia poesía en Cuba (siglos XVIII
Y XIX).,
Habana,
mar-abr.,
1967.
22
La
Casa de 1~s Américas,
ANUARIO
262
ASL’ARIO
P. 62.
P. 58.
En blanco.
Ias Poesías
l‘iene
Se refiere
.4matorias:
un rizo de Lesbia,
a NLa prenda
de fidelidadn,
primera
de
y le hace sáficos.
P. 63.
p. 173:
«Se estremece a los dieciseis afios. como todo un galán cuando
en el paseo con Lesbia le rozan la frente, movidos de aquel lado
por un céfiro amigo, los rizos rubios.,]
Parecen artifc (artificiales)
por lo tem. (tempranos)
los s = (sáficos) pro (pero)
el arti (artificio)
conmu (conmoviéndonos)
dem (demuestra)
q (que) la pasión era cierta.
P. 59.
encima de Poesía
Margen
superior,
dose a KLa prenda de fidelidad,:
amatoria.
Sigue
P. 61.
Margen
superior
e izquierdo.
Se refiere
[Artículo.
P. 67.
P. 68.
P. 68.
en oda ya
-Hay todavía “Lesbias
y Filenos”;
verso, antes que de Vigny.s]
EL cons (consuelo)
p ero ya dice “pañuelo”
ha de ser celestial
la canción
en
Partida*:
ingenua
Se refiere a la carta poética xii Elpino*.
(1819),
anota:
16 (los años de Heredia
Al
al
Al noviazgo primero,
lo enaltece por la nobleza del verso
(en que) lo canta, en q-(que)
suplica á Elpo (Elpino).
enq
Margen izquierdo.
cado a D. Domingo
Se refiere a aLa Insconstanciam,
del Monte.
el carro
Margen
derecho:
18
Lesbia
_
q (que)
lo engaña:
se curaba
Margen
izquierdo.
Margen
P. 69.
Margen
griego
del sol sobre
quién no compadece
con mirar al sol.
Sigue
refiriéndose
poeln,l
las nubes
a Lesbia?
a «La
spre (siempre)
no [palabra
soñó con Za dignidad
pero
dedi-
doradas
era
inconstancia»
tachada,
de
amor
:
varias
superior:
superior:
movimiento
y (palabra
ininteligible)
que (palabra
hace superior,
a (nombres propios
ininteligibles)
-sin
escoger (palabra
ininteligible).
[Discurso.
p, 135:
de .La
El temple heróico de su alma le da al verso [letras tachadas1
una soberana
elevación,
y [tres palabras
ininteligibles]
aquel
p. 172.173:
paiiuelo
final
-\largen superior.
lado de la fecha
escribirla).
Oye sonar
la tarde.
a SLa Partidas:
«Desde los primeros
años habló él aquel lenguaje
a la vez exaltado y natural, que es su mayor novedad poética.,]
Pone
superior,
Amó a Lesb (Lesbia)
palabras
ininteligibles]
Desde sus 15 ar2os, la frase a la vez exaltada, y natural, que es
su originalidad
poética - El adios es pavoroso; peris = la sensi
(sensibilidad)
acuña versos de maestro a los 16 as (años).
[Discurso.
P. 67.
refirién-
A los 16, I>asiones fogosos. La pasión por sus versos, que ahora
se ocultan porq (porque)
el mundo está ocupado en otra cosa,
y entonces era la forma
natural del heroismo
naciente.
Margen
al canto literario
Se estremece á aquellos años, como todo un galan, cuando en la
irora feliz del paseo con Lesbia, q. [dos palabras
ininteligibles]
Isabel
le tocan
la fte (frente)
los rizos rubios.
[Discurso.
263
MARTIASO
MARTIASO
borrada)
p. 172:
<cEl temple heróico de su alma daba al verso constante elevación,
y la viveza de su sensibilidad
lo llevaba, con cortes e interrupciones felicísimas,
de una impresión
a otra.,]
P
264
P. 69.
ANUARIO
Margen
izquierdo
Margen
[Discurso.
:
Qué vers (versos)
P. 69.
ANUARIO
MARTIANO
p Zs (para
los)
.En
17
P. 72.
derecho :
P. 70.
Margen
Se refiere
izquierdo.
a *La
Besa su rizo, esos con que se nacen, graba
y en et Zronco, paseando con ella
su nombre
&rfre
frente
en la caña,
P. 72.
P. 70.
Margen
inferior.
el arte de imitar
P. 71.
Se refiere
a a,Misantropíam:
con 1s (las)
pal.
(palabras)
lo q (que)
*Nadie
-No
P. 71.
Margen
en amar:
lo venció
comparar,
Margen
porque
que le vean en la
inferior:
tachadas)
vana
De una nota sentida
sacaba más efecto
p. 173 :
saca más efecto
que de la retórica
osten-
superior:
Y otra drkha ‘la halla ‘en la penetración
cura de
sólo ella tuvo su
P. 73.
Nadie
lo vence en amar,
las quiere
ya, pero
nadie.]
no puede
vivir
sin quererlas
P. 73.
inferior:
derecho :
(continúa)
de decir, p (para)
bien del mundo.
En el dolor hay dicha
le halla
al dolor
Margen
superior:
del mundo
q. en verdad
(continúa)
ka pena punzante de codearse (de cerca) con todos lo (los) reptil
(reptiles)
q. andan por él.
Conocer el mundo es deleite supremo-Je
ha de (conocer)
y se
puede (cambiar,
combatir,
cantar),
él es digno de los goces-
p. 174:
Y como todas las almas sublimes,
se ha
P. 71.
Margen
a orgullo
p. 173:
aCon Safo sólo se le puede
desorden y ardor.B]
[Discurso.
Margen
aDe una nota sentida
tosa.,]
P. 72.
-Nadie
hasta marchitarse,
y tiene
la palidez de los amores.,]
[Discurso.
Se sigue refiriendo
a =Misantropían
;
Margen superior izquierdo.
es entre los hombres, el único poeta q. se parece a Safo: (tres
palabras ininteligibles)
p (por) (para) encontrar parangón
á su
nombre excelso
[Discurso.
p. 174:
(Dos palabras
q de la pompa
pinta
q. le viera
izquierdo:
[Discurso.
Cifras:
á orgullo
tiene él su gozo.*]
Sufría hasta marchitarse
y ten (tenía)
en la frente la palidez dd amor
Por ella, L. (Lesbt’a) vio la corrupción
del mundo, que es pena
de q (que) no vuelve nunc (nunca)
mas el alma honrada.
26.5
p. 172:
el dolor
Margen
MARTIANO
gozo-
Alto
iMargen
izquierdo.
amé>, del poema
Amó
P. 73.
Al margen
«Memorias,:
del verso
acon
que furioso
te
furioso.
Margen
izquierdo
del mismo poema .MemoriasB,
al lado de los
versos : CHe sentido fieramente
[los vicios y las pasiones*.
Dice, (palabra
tachada), aunque no se le puede creer, que (línea
marcando
los versos aludidos)
266
P. í5.
ANUARIO
Margen
MARTL4NO
superior.
ANUARIO
Se refiere
al poema
Y al volver
al suelo nativo
con nuezo objeto, los amores.
(palabra
aA... en el baile>:
tachada)
P. 76.
le resucitaran,
Margen
El que baila
(palabra
P. 75.
Margen
[Discurso.
de estrellas, (varías
á la q. ama
palabras
[Discurso.
de estrellas,
CA... en el baile,
ininteligible)
indigno
e insensible
p. 174:
con la que ama es indigno,
insensible
e indigno.,]
porque
P. 46.
derecho:
P. íí.
Subraya
Contigo
los versos:
i la virtud!,
[Artículo.
p. 135:
~icómo
viviría
Margen
superior.
*Del
mundo
él en un rincón
en un rincón,
“con
Se refiere
desconocido
al poema
UA Lola,
en sus días*.
[Discurso.
p. 174:
c<Expi,rará
de amor.,]
[Discurso.
Margen
[Discurso.
con el tumuilto
Margen
de su corazón
Es un comentario
enamorado
de su corazón
enamorado.,]
También
a este otro
sus días,:
superior:
(Tachada
la palabra aunan)
Otra de las beldades de su poesíu
es q. no busca comp. (comparaciones)
en I?O q. no se ve sino
(palabra ininteligible)
objetos de la naturaleza
q. todos pueden
sentir y ver como t%
[Discurso.
p. 173:
<<No busca comparaciones
IZII lo que no se ve, sino en ios objetos
de la naturaleza,
que todos pueden sentir y ver como él.,]
el ceñidor
a los versos:
Naciste, Lesbia, i Cuba
al contemplar
en ti su bello
aplaudió
tu nacer.
p. 174:
aNo puede con el tumulto
p. 174:
cA la que él ama, Cuba la aplaude, Catulo le manda
d’e Venus, los dioses del Olimpo se la envidian.>]
inferior:
/
ella y la virtud!>]
A la q. él ama, C. (Cuba) la aplaude y Venus le da (intercalado:
cdo nace) ceñidor, y (intercalado:
se) la envidia.
No puede
P. 76.
al poema
con la q. amu es indigno,
«El que baila
coronado
Sus versos mejores son los de menos pompu y palabras
= el
fuego del alma es el que les da (dos palabras tachadas)
ese color
vehemente de lava
Espirará
de amor
P. 75.
indigno
ta-
p. 174:
aSale del baile, como monarca
ha visto reinar a la que arna.,]
Margen
Sigue refiriéndose
izquierdo:
Del baile sale como coronado
chadas) porque hu visto bailar
P. 75.
izquierdo.
267
MARTIA!VO
fragmento
adorno,
del mismo
poema
*A Lola,
en
Venus ornó con ceñidor
divino
i tal vez envidiosa
contemplaba
tu celestial figura.
P. 78.
Margen
superior.
Se refiere
al mismo
poema.
Anda sorbido
en Gteraturas,
y se detiene, con ingenuidad
inmortal, para comparar
á su amada con la JOSU que vio al amnecer.
268
P. í8.
A-JUARIO
Margen
ANUARIO
MARTIMO
[Discurso.
izquierdo:
(Tachadas
dos palabras)
I-n pastor
con toga.
Margen
superior.
Final
aSe queja a la luna que sabe mucho
halla una mujer sensible.*]
de .A Lola,
en sus díasn.
P. 80.
Margen
superior.
Lola (tornó)
de su vida,
[Discurso.
Se refiere
a IrAusencia
el fuego de su alma,
(palabra
ininteligible)
Los aromas
P. 83.
P 87.
Margen
superior.
i recuerdos,:
y por qué no decirlo, algo del (tachado:
cam,pasino)
(tachado:
galante)
y floreador
en aquel (tachado:
ardoroso
abogado.
[Discurso.
Margen
p. 173:
superior.
¿Por que el mu&?0
P. 83.
Margen
izquierdo
La besaría
yo.
Margen
[Discurso.
Se refiere
al poema
tan sereno,
aE
la sintiera;
abrasadora,
la diera
ardiente
bañara
de luz su tersa frente...!
Al margen
superior.
Al ver falsa á
inútil,
palabra
ligible),
inútil
mundo, quiere
campesino
culto ab)
aAlgo hay de nuestro campesino floreador
en aquel amante desaforado, que dobla la rodilla
y pone a los pies de SU amada la
canción de puño de oro.,]
P. 83.
reclinando,
en languidez
con su rayo
a t<Ausencia
me embebeciera;
1 al agitado seno la estrechara,
Mientras
la luna en esplendor
p. 166:
Se refiere
hablar
Un beso i otro mil
los tiempos y los accidentes
los devotos de su (poesía).
no
de aEl desamor*:
respirando,
dulcemente
1 envuelto
cosas. porque
serena
En su seno mi frente
Palpitar
de etas
del campo
En su divino
i recuerdos,:
aY0 no vengo aquí como juez, a ver cómo se juntaron
en él la
educación
clásica y francesa, el fuego de su alma, y la época,
accidentes y lugares de su vida, ni en qué le ace!eraron
el genio
la enseñanza de su padre y la odisea de su niñez...,]
P. 81.
con una raya este pasaje
0 en la noche
A Lola ama después;
Al pasear con el;la por el Yumurí
se siente renacer.
;Así es
el corazón:
la losa que levantará
(,dos palabras
ininteligibles)
Y se levanba! La levanta el amor, 0 la muerte, que es un amor
apetecible y seguro.
269
p. 173:
(Marcado
P. 79.
MARTIANO
de estos versos:
Se refiere
al poema
(El
consuelo,:
la mujer,. servil al hombre,
(palabra
tachada:
ininteligible,
tachado:
el geni’o, palabra
ininteZa (palabra
ininteligible)
sin (gran&a)
eL
acabar en
p. 171:
«Cuando vio falsa a su primer amiga, servil al hombre, acorralado el genio, impotente
la virtud, y sin heroísmo
el mundo,
preguntó a sus sienes para qué latían, y atín quiso, en el extravío
de su pureza, librarlas
de su cárcel de huesos..]
desamor,:
P. 89.
y él tan infeliz?
izquierdo:
El se queja á la luna, que sabe mucho de amores,
muere y no halla mujer ardiente
y sensible-
(de)
que se
Margen
superior.
Se refiere
al poema
aEn mi cumpleaños,:
y deja incompletos,
con efecto grande,, los versos de esos dais
(dolores)
que no se han de profr (profanar)
hablando
de ellos,
como el griego
ANUARIO
2íO
ASUARIO
[Discurso.
p. 173:
c<Dcja de un giro incompletos,
con dignidad
lo; x-ersos de esos dolores que no se deben
de ellos.,]
1’. 91.
Alargen
Echa
Qué
superior.
cí caballo,
tierna
P. 93.
Margen
escapr,
a
al poema
por
librarse
no (palabra
ininteligible)
(es) un hombre bueno
P. 95.
Margen
Mi corazón se oprime...
de un corazón ardiente
Cruel estado
sin amores!
izquierdo.
Se refiere
al poema
de amores,
aLos
del mismo
iComo
recelos,:
P.
96.
izquierdo.
Bendita
sea la mano
Comentario
la playa
Margen
lución,
desnuda
al poema
de mujer
a los versos
q. copia
de Heredia:
. ..la delicada mano
Que al dulce beso del amor
1 pn sed inflama el anhelante
Mis versos escribió...
convida
labio,
«A Rita L
Resolución,:
de otras
dos
izquierdo.
se siente él, como la playa
Sigue
comentando
Yo quiero
i no perderte...]
Margen
izquierdo.
Se refiere
Subrayado
estos tres versos:
al poema
«Adios>:
Belleza de dolor, en quien pensaba
Fijar mi corazón, i hallar ventura,
Adios, te digo adios!
B:
versos ajenos!
P. 107.
Margen
aLa
Reso-
, p) de si y de la q.
a los versos de Heredia:
Adios!
P. 106.
el poema
de la mar!]
:
ser inocente,
Se refiere
&a
triste
p. 172:
[Comentario
p. 174:
Margen
al poema
Ama lo q. no es suyo, y huye (tachado:
ama, porque quiere ser inocente.
poema:
eEnnoblece
con su magna poesía lo más pueril del amor y lo
más dulce: el darse y quitarse y volverse a dar las manos, el no
tener qué decirse, el decírselo todo de repente.,]
P. 94.
Se refiere
SCon este joven
Del Océano
las arenosas y desnudas playas
devoradas del sol de mediodía,
son imagen terrible,
verdadera
de mi agitado corazón.
Ennoblece
lo mas pueril del amor, y lo mas delicioso,
el darse
y quitarse y volverse a dar las manos, el no tener qué decirse
el decírselo todo de repente
[Discurso.
este verso:
a los versos de Heredia:
[Discurso.
como si viera el sol, á una rosa de nuestros campos
delante de él, y baja la frente. El no la marchitará.
derecho
izquierdo.
Comentarios
de una traición
Subrayado
iComo la playa desnuda su corazón (pe, seguida
letras ininteligibles)
como la playa de la mar!
:
de sí:
estos versos:
Margen
Margen
derecho.
i desquerido,
y efecto grandes.
profanar
hablando
(CEn mi cumpleaños:,
Marcados
Margen
derecho.
Deslumbra,
que tiembla
P. 93.
Se refiere
P. 95.
piedad:
Qn (quien)
no resintió
P. 91.
271
MARTIASO
MARTIANO
superior.
Se refiere
Cortés súbitos,
interrupciones
vehementes,
nada artificial,
al poema
aAdios»:
272
P. 107.
ANUARIO
Margen
ANUARIO
MARTINiO
P. 179.
derecho:
el lenguaje
(fino y amatorio)
ligibles)
= Se (siente, sienta) á (la lonw,
tarde la s (,/ a) noche
P. 107.
Margen
izquierdo.
Se sigue
No ama para volar,
su juventud ardiente.
[Discurso.
sino
le siguen
la hora)
Margen
la est (estrella)
refiriendo
para
al poema
fijar
su corazón,
izquierdo.
Se refiere
fijar
al poema
P. 108.
Margen
iquién
Margen
días, :
Se refiere
al poema
del cíelo
[Comentario
su corazón
Subraya
y con-
(junto
ininteli-
en la que se ama.,]
P. 180.
xA mi amante,:
al cielo),
cuando
ella
(tachado:
al poema
uA mi esposa en sus
cierra)
y corona
con
versos)
á
P. 181.
estos dos versos:
izquierdo.
Si pinta la naturaleza
mejicano:
Se refiere
pone
a aEl mérito
de las mujeres,:
en sus uersos la majestad
ni
TeocalIi*:
a los versos:
más
bella
que
la alma
noche
o el
los versos:
Margen superior:
la tarde, más bella
Margen
derecho.
Margen
izquierdo.
iA ‘los teocallis,
del sol (varias
P. 183.
Margen
de los consonantes,
de la rima.
que el sol.
la noche
q. la noche
semejaba
arco inmenso
finaba
cielo
gloria,
y el día brillat
(brillante).
del val!e
CEn el Teocalli*:
Acaso nkg (ningun)
por
cantado con más sencillez
( 0 frontera)
á otra
Heme de amor i de ventura lleno.
Puerto de las borrascas
de mi vida,
P. lí8.
de Cholula*:
lo
Se refiere
(vers:
con aE
La nieve eterna
Cual disuelta en mar de oro,
Temblar
en torno de él; un
Que del empireo
en el zenit
Como espléndido
pórtico
del
De luz vestido i centelleante
De sus últimos rayos recibía
Los colores riquísimos.
P. 180.
izquierdo.
(Las abre)
su esposa.
Subraya
y consagrar
(dos palabras
no lo sabe? está dentro
iqué son los dioses
ama?
P. 111.
Sigue
Luego amó más la tarde
En sil (silencio),
amaba
p. 174:
derecho.
izquierdo.
cAdios,:
.A mi amante,:
El universo ¿qn (quién)
no lo ha sentido
gibles) en la q. se ama?
uEl Universo
Margen
&repúsculo
feliz. t Hora
brillante
día.,]
para
a aEn el teocalli
de la
p. 173:
[Discurso.
Se refiere
superior.
el verso que anda por sí sin las muletas
los collares y (tachado:
cab) cascabeles
ininte-
P. 180.
<No ama para revolotear,
sino
sagrar su juventud
ardiente.m]
P. 108.
dos palabras
Margen
273
MARTIANO
Margen
izquierdo.
(otro)
poeta ha (tachado:
pintado)
y verdad un paisaje de una patria
CEn el TeocalIiB:
a ver la cumbne del Iztaccihualt,
y la puesta
palabras
ininteligibles)
regalo de inmortales
Final
Aql (Aquel)
amor artístico
m.m.te por La pasión o, por
con los indios
de <rEn el Teocalli,:
Q. solo
(palabra
ininteligible)
la libertad,
Le hizo no (ser)
la
justo
274
ANUARIO
MARTIANO
P. 18.5. Margen
derecho.
colía> :
ANUARIO
Se refiere
al poema
aHaceres
de la melan-
P. 226.
Con qué deleite
En los campos bañados por la luna
Siguen nuestras miradas pensativas
La sombra de las nubes fugitivas
En oceano de luz puro i sereno!
P. 188.
Margen
colía. :
izquierdo.
Estrofa
IV
Yarpen
díass :
izquierdo.
Subrayados
Se refiere
al poema
275
MARTIAXO
cA mi padre.
en
SUS
los versos:
De mi educación
el peso
A cargo tuyo tomaste
!- también
de los *Placeres
de la melan-
estos:
Odio a la atroz tiranía
1 a las intrigas
infames.
la naturalidad del pensamiento en la noblezu natural del verso.
P. 227.
P. 192.
Margen
izquierdo.
<Placeres
de la melancolía,:
Margen
izquierdo.
Comentario
fiel Melancolía
los montes elevados
Se refiere
al poema
P. 229.
los versos:
izquierdo.
«Poesía.:
superior.
Se refiere
al poema
.A mi caballo,:
P. 229.
Margen
izquierdo.
*A
mi caballos:
vuela cn (con) él, y luego le pide perdón, al ver ensangrentadas las (botas), ensang (ensangrentados) 10s hijares!
i en el trueno
Se refiere
P. 229. Margen
al poema
a la estrofa:
Las leyes inmortales
que encadenan
Esta celeste fábrica,
i los astros
En elíptico giro precipitan,
No desdeñan del hombre la miseria
1 con profundo
universal
acento
Le dictan su deber.
inferior.
.A
mi caballo.:
iTriste goce, q. se ha de comprar con pena de otro!. . . . . .
&ontemplaciónB:
Las estrellas le enseñanal hombre su deber
Comentario
Margen
Pide alivio á su caballo, o que se lo lleve arrebatado por las
llanuras.
a los versos:
En la nocturna
lluvia
allí la he visto yo,
Margen
en sus días*
Que el odio de los perversos
Da a la virtud mas realce.
(Palabra
ininteligible)
= Su amor y compenetración (como)
augusta con lu naturaleza = en el trueno la p. (poesíuJ
P. 204.
KA mi padre,
a estos versos:
A ti me acojo,
Grato es trepar
P. 194.
derecho.
Subrayados
se consagra a la melancolúa
trepar los montes, grato.
Alusiones
Margen
P. 229.
Margen
derecho.
aA mi caballo,:
Aqa (Aquella) nob (nobleza) de alma que le hacia lamentar del
(mejor) plader de su vida, el (comp. compadece, con el espiritu, varias palabras ininteligibles)
lastima los hijs (hijares)
de su caballo.
P. 233. Margen
izquierdo.
=A Ipsilanti:
Se refiere
al poema
*A los griegos
en 1821~:
AXUARIO
276
P. 235.
ASV’ARIO
Margen
(comparaciones)
al margen
<<Cual flor
P. 236.
Margen
Margen
por
P. 239.
detonaciones)
.En
soml>ras
una tempestad>:
(palabras
ininteli-
derecho:
superior.
Acaba
el cuadro
izquierdo.
de pronto:
llueve
(arriba:
la I!uvia)
nA una tempestad,:
de la naturaleza
Se refiere
q. él ama, con el huracán.
al poema
del «Niágarap:
P. 246.
iQuien
sabe si Her. (Heredia)
ha esct (escrito)
en el Niágara
los cuatro versos mejores de q. pueda envanecerse literat (literatura)
alguna?
Subrayados
estos cuatro
Margen
superior.
«Niágaran
la viveza de su sensibilidad,
(palabra
tachada)
indómita
[Discurso.
ininteligibles
de las ideas que iba a desarrollar
superior.
al poema
el cometa:
Comentario
P. 246.
Se refiere
volcán
aAl
cometa
en el cielo
a los versos:
Margen
derecho:
ángeles guiando
á los cometas:
üe los astros despeiiarse.
con
SU
inquietud
a otra,
p. 172:
<cEl temple heróico de su alma daba a SU verso constante elevación, y la viveza de su sensibilidad
le llevaba, con cortes e
interrupciones
felicfsimas,
de una impresión
a otra.,]
)
Parece ser el esquema
en el discurso
«Astro de luz, yo te amo» y
«A mi agitada mente parecías
Un volcán en el cielo.»
:
que le llevaba
de una impresión
1palabras
y amor
(3 países)
-nats
-pat
-am
y (palabra
ininteligible)
Niaga (Niágara)
Cuba
(palabra
ininteligible)
Mé (México)
(naci, nacimiento?)
a S (a Santo Domkgo?)
tres
Margen
Ama
versos:
Ved! llegan, saltan ! EI abismo horrendo
Devora los torrentes
despeñados:
Crúzanse en él mil iris, i asordados
Vuelven los bosques el fragor tremendo.
P. 239.
naturale:a
palria
pintar=
al poema
l Niágara*
superior.
Allí,
atropellada.,
Se refiere
(pavor,
Margen
Margen
Margen
naturales.
el arado
Se nubla: ennegrece
oscurece el mundo
él, delicia
P. 238.
P. 211.
en 1821:~
de este verso subrayado:
izquierdo.
la variedad,
gibles)
P. 236.
c-4 los griegos
izquierdo.
Comparas
Puesto
277
MARTIASO
MARTIANO
Comentario
aE angel
Que hora
«Chocarás
Volarán
En el eter
a los versos:
silencioso
inocente dirección
te inspira...,
con los astros, que lanzados
de sus órbitas, hundidos
profundo.,
y
de 1825»:
--
278
I-‘. 251.
ASUARIO
MARTIANO
>Iargen
Pautretn
superior.
:
todo lo olvida
P. 262.
Margen
El
su
El
se
ANUARIO
Se refiere
cdo (cuando)
izquierdo.
al poema
ve bailar
Se refiere
aA la Señora
a la andaluza
al poema
aA
Sola:
y siguiti
P. 2i3.
Margen
a los versos:
izquierdo.
Margen
izquierdo.
madre> :
Margen
izquierdo.
Se refiere
Se refiere
P. 273.
P. 273.
al poema
«Muerte
al poema
aA1 retrato
de
Se refiere
al poema
los pueblo7
a los versos:
1 al empezar el mundo
Fue su primer vagido,
aA
su carrera
Oceano»:
el esposo divino
de la naturaleza*
al verso:
esposo de la madre
izquierdo.
«Al
tierra!,
Aceano» :
Veía, en sus sueños, nacer y acabarse
el mar triunfante
enérgico y
el mundo,
Margen
CEspaña
derecho.
Se refiere
al poema
«Podamos un día ofrecer a la patria
de empalagosos
i estériles himnos!,
y sobre
Libre.
servicios
reales
él,
Oda,:
del
en lugar
mi
Oceano,:
y desaparecer.
Rlargen
«Al
Subraya con dos líneas la última frase de la dedicatoria
poema a D. Emilio Rodríguez,
que dice:
del toro,:
P. 276.
nac (nacer)
el mundo, fenecer
mar (palabras
inintiligibles).
Comentario
mar,
NDivino
Desmayaba su canto en 1s (los) asuntos mens (menores)
ó (estado com, común?)
del perwamiento,
y solo cobraba su natural
alt (altura)
en los goces 2nmorts (inmortales)
del alma o
espectáculo de la Naturaleza.
P. 272.
superior.
Comentario
Lo menor de los poetas, lo descriptivo,
dónde es mas bello
q. en el Teocalli
o en al toro? o en el huracán!
P. 271.
Margen
aE
Oh Sol! Tu viste
A tu pueblo inocente
Bajo el hierro inclemente
Como pálida miés gemir segado.
Por venganza o favor a ti se alzaban
Tu los desatendías
1 tu carrera eterna proseguías
1 sangrientos
i yertos espiraban.
P. 267.
De tus hirvientes
olas agitadas
El solemne rujido.
Cuando el fin de los tiempos se aproxime,
1 al orbe desolado
Consuma la vejez, tú, Mar sagrado,
Conserl-arás
tu juventud
sublime.,
~1. f’au!rr!
Sol, el Sol, culpable,
que ve esclavo á su pueblo,
camino
Sol es su hermano,
(palabra
ininteligible)
él.
sentíu hermano
del Sol.
Comentario
-María
,279
MARTIANO
Y el
Margen
Simpatía
P. 279.
Margen
superior.
«España
con el españl
superior.
libre»
(español)
«España
libre,
:
liberal.
:
Aquella
estrofa noble, bella por sí, aparte del pensamiento,
y (palabra
ininteligible)
cdo (cuando)
este cesa (palabra
ininteligible)
ó (menor)
que ella
[Discurso,
p. 172:
«Hasta en las más acicaladas
de sus poesías, que algo habían
de tener de tocador en aquellos
tiempos de Millevoye
y de
Delille, se nota esa fogosidad
y sencillez
que contrastan
tan
bellamente
con la pompa natural
del verso, que es tanta que
ANUARIO
280
ANUARIO
cuando
cae la idea, por el asunto pobre o el tema falso. va
engaííando
buen rato al lector, tronando
e imperando,
sin ver
que y-a está la estrofa hueca.,]
P. 2’)1.
\Iarpen
superior.
e>ludar
Subraya
de tiranos,
este verso de Heredia
[Discurso.
Se refiere
al poema
wLa estre!la
de Cuba»:
P. 294.
P. 296.
después de citarlo.
P. 297.
entera:
superiores.
Quiere pelear
ininteligibles)
libertad
P. 294.
Margen
Se refiere
al poema
«Proyecto,:
P. 297.
Se refiere
al poema
de la casa,
p. 174:
<Tiembla
al lado de Emilia,
en los días románticos
de su persecución en Cuba; pero puede más la hiclalguía
del .mancebo
que la soledad tentadora.,]
Margen
derecho.
Subrayados
P. 294.
Margen
izquierdo.
derecho
en tierra
e izquierdo.
fría
UA Emilia,:
a los dos lados el verso:
de horror el extranjero
superior
e izquierdo.
aA EmiliaD:
Se está embarcado
[Línea trazada de un margen
allí la frase]
a otro
Margen
:
la proa
[Discurso.
izquierdo.
á dónde
uA Emilia,
indicando
que continúa
(continúa)
bate el viento
p. 174:
en los talones la es*Heredia,
de pie en la proa,’ impaciente
puela invisible,
dichosa y centelleante
la mirada, ve tenderse
la niebla por el cielo, y prepararse
las olas al combate.>>]
y adonde va, va con sus mártires
Alusión
a los versos:
Ah! también otros mártires...
Emilia!
Do quier me sigue en ademán severo
Del noble Hernández
la querida
imágen.
«A Emilia,:
los versos:
La venganza
Margen
á
«,4 Emilia,
donde se asiló, la quiso: y en la soledad
pudo más que la novela tentadora.
[Discurso.
hlargen
de hallarse
o cdo (cuando)
canta en la carta á Em. (Emilia)
aquella despedida
de la patria
(tachado:
que) en que el (malvado?)
mismo se purifica en el mas elevado de los dolores, y siente que
la vida, con (como) el mar se va debajo de sus pies.
por la tierra y por el mar, (ocho palabras
Se soñaba gefe de un barco pirata por la
superior.
A Emilia,
el respeto
P. 294.
281
inferior:
Indígnase
Que si un pueblo su dura cadena
No se atreve a romper con sus manos,
Puede el pueblo mudar de tiranos
Pero nunca ser libre podrá.]
Márgenes
Margen
Subrayado
Me llenaba
p. 166:
Cita la estrofa
P. 292293.
MARTIANO
MARTIANO
Bajo tu techo.
burlé de los tiranos
*A Emilia,:
Frase ininteligible,
seguida
fuertemente
subrayadas.
de la palabra
<ola» entre dos comas
1 Es curioso
ilue Heredia
se describe
siempre
<sentado>
(«Y YO sentado
en
la agitada popa» y \ht/,
tanto rn estos apuntes
como
en el discurso.
lo c&cribe
cle pie» y «er. 1; prez+,. no cL1 la pop,
COU lo ve
melora
!a ~ma~rn
ro&hca
del desterrado.
ANUARIO
282
P. 298.
ANUARIO
Margen
superior
P. 324.
l A Emilia,:
e izquierdo.
P. 306.
inferior.
Se refiere
al héroe lo llora,
aunque
Margen
c<Himno
derecho.
Subraya
al poema
<rEn la muerte
de Riego»:
sea español
del desterrado,:
Margen
superior.
Se refiere
al poema
Con tenazas y pinzas se le puede
y vers (versos) desmayados,
[Discurso.
P. 335.
Margen
#Desengaños*:
este pasaje
entero:
Celebra
Alusión
iQuién
Al campo
Se refiere
xA Bolívar,:
sacar á Heredia
al poema
derecho.
a Guerrero.
al pasaje:
pudo resistir cuando a Guerrero
del honor lanzó Victoria?,
etc.
estos versos:
triste,
vanos:
los tiranos
consiste!
repeticiones,
P. 326.
<Triunfo
«Desengaños,:
La agonizante
patria gime
1 no la salvarán clamores
Cuando amagan y truenan
En hierro i sangre la salud
p. 173:
izquierdo.
Margen
Subrayados
iquién,
cuando no esté de cátedra forzosa, empleará el tiempo
en ir de garfio y pinza por la obra admirable,
vibrante de angustia, cuando falta de veras el tiempo para la piedad y la admiración? ~1
P. 318.
izquierdo.
estos versos:
Si el clamor del tirano insolente
Del esclavo el gemir lastimoso,
1 el crujir del azote horroroso
Se oye solo en tus campos sonar?
P. 315.
283
Joven lleno de ardor, yo recorría
Con grave afán i meditar
profundo
Las maravillas del visible mundo,
La estrellada región de Poesía.
Osé bajar a la profunda
fuente
De la verdad, i reflejó en mi mente
Su santidad i cándida hermosura.
Por premio a tanto afán la tumba oscura
Me devoraba en flor, dudosa fama
Dejándome
esperar en lo futuro.
Contra envidia i calumnia mal seguro,
Sentí apagar de mi ambición
la llama,
1 con profunda
ira
Cerré mis libros, i quemé mi lira.
1 regado en mi féretro glorioso
Por el llanto de vírgenes i fuertes
Me adormiré.
La universal ternura
Escitaré dichoso...
Margen
Margen
Subrayado
LO que quiere (tachado:
es) no es este 0 aquel amor sino la
ternura universal.Que nadie lo llore sino las mujes (mujeres) de su patria, y (tachado: a) (aquellos)
de sus hombres
Comentario
a los uersos:
P. 298.
MARTIASO
MARTIASO
Margen
izquierdo.
Encom
(Encomia)
cA
C.
a Quinta
Andres
Quintana
Roo»:
(Quintana)
Aquí finalizan
sus anotaciones
al volumen de versos. Las que siguen
pertenecen al volumen segundo, dedicado al teatro de Heredia.
Solamente aparecen anotaciones
en la última obra del libro, aLos últimos romanos,, de la que son las correcciones
que siguen:
de la patria,:
P. I6k
Acto
primero,
Tachados
escena 1:
estos versos:
Me viste en Sardis
I en Filipos me ves..
c
284
ANUARIO
3IbRTIAYO
ANJARIO
Subrayado:
Tachada la primera
mitad de este verso: *Yo todatiía soi Bruto.
soy tu hermano,
y puesto en el margen izquierdo
y en el margen
aSoy
para
tí
quien
fuí,
yo., El verso
superior
de la página:
queda : «Soy para tí quien fuí, yo soy tu hermano.,
Tachado:
Sobrado
tiempo el insolente
crimen
En sangre se bañó: llegó la hora
De vengar tantas víctimas ilustres
1 devolver su libertad
a Roma.
Acto
primero,
Acto
primero,
este verso
1 mi dolor
P. 165.
Acto
primero,
1’. 16%
está tachado
«vivió»
y puesto
en mi seno.
aparece
puntos,
tamente
escena III:
Tachados
Tachados
amigo :
los versos:
iPara
qué recordar
lo ya pasado?
Hoi debemos pensar en lo futuro.
Mi esposa!...
Al menos este mal pesa en mí solo
primero,
verso por dos
la coma final del primer
la 1 inicial
del segundo y tachado compleLa estrofa queda así:
En este abrazo tierno sepultemos
De una saña fugaz el arrebato.
Subrayado:
Acto
escena IV:
sustituída
suprimida
el cuarto.
Ven,
Donde dice: «Bien pronto real lo que juzgó posible», tachadas
las palabras
«bien,
y «real» y puesto al margen
inferior:
verdad.
El verso queda así: «Pronto
verdad lo que juzgó
posible.*,
P. 167.
primero:
Ven, amigo,
1 en este abrazo tierno sepultemos
De una saña fugaz el arrebato.
Tu debes perdonarme,
yo te escuso,
en
completo:
encerraré
Acto
En los versos:
escena II:
Donde dice: «Porcia vivió»
su lugar al margen:
murió.
Tachado
«Pero te has empeñado
en acusarme,
aparece tnEl verso:
chado todo, menos la primera
palabra
y puesto en su lugar
El
en el margen derecho sen dudar de mi virtud te empeñas,.
verso queda así: <Pero en dudar de mi virtud te empeñas.»
aparece al final de esta escena una
En el margen izquierdo,
marca.
escena II:
Donde dice: «Esclavo iqué me quieres?, tachado “esclavo”
Y
puesto en su lugar “Mesala”.
El verso queda así: “Mesala”
iqué me quieres?”
»
P. 163.
2s
Por imitar su pérfida conducta
Cuando Roma i el mundo nos contemplan.
Ceaar fuí justo
JT cumpí mi deber.
P. 165.
MARTL4SO
En el margen superior
de esta página hay una marca
en el margen derecho, hacia el final de la misma.
Y otra
escena III:
los versos:
P. 170.
Dimos la muerte a Cesar por tirano,
I pena más terrible
merecemos
.---
---.~-.
~.-..
_
_ -.. .- - __-
Acto primero,
escena IV:
El verso NTendremos
tiempo
una marca sobre las palabras
-, .-.
-_-..
de llorar
a Por&,
aparece con
atendremos,
y <tiempos que in-
APÍUARIO
286
ASLlAR
dica una inversión
en el orden
de las mismas.
P. 175.
El verso queda
Acto
segundo,
Tachados
así :
Tiempo
tendremos
de llorar
Nada
Tachado
y puesto
acto :
tendremos
que temer,
amigos:
el último verso: aVamos a prepararnos
al combate.*
en su lugar en el margen inferior
del final del primer
Perezca
con honor:
lMarco,
segundo,
escena 1:
palabras
El verso
P. 173.
Acto
segundo,
de Heredia.
con la paz os brindan.
los tres versos
que siguen:
1 apetecen la paz; tal es su Voto.
Cómplice suyo es Lépido:
le callas
1 su vil nulidad bien lo merece.
Tachado
Por
bien
en el margen
de los tiranos
por un punto
Es por lograr
Acto segundo,
Tachados
nos inmolamos.
--
izquierdo:
queremos,
la coma final
la salvación
del verso anterior:
de Roma.
escena III:
los Romanos
todos.
los versos:
Ved a la libertad
entre facciones
Agonizando
triste, i del imperio
De mano en mano errar la espada impía.
En menos de diez lustros hemos visto
A Sila y a Carbon, a Cinna i Mario,
1 a Cetego insolente i Catilina,
Como Craso y Pompeyo ansiar el trono.
si a Cesar inmolasteis
Aun os aterra su invencible
genio:
Os habeis destinado
furibundos
A 10s reveses de Catón, i acaso
Mírais lucir vuestro supremo día
1 tú, Bruto implacable,
que de César
el verso completo:
el público
libertad
final
Si os imitasen
El verso &sar
y Antonio
su amistad os brindan,,
tiene tachado asu amistad,
y sustituido
por ccon la paz,, escrito en
el margen derecho de la página.
El verso queda ahora con un
punto al final:
Tachado
sustituido
El verso *Si os imitasen todos los Romanos,
señal de inversión al final. Queda así:
escena III:
Cesar y Antonio
y sustituido
P. 175.
no está en la versión
aparece
el verso:
El castigo
Hoy es el día!
final
verso
No queremos
Cetros nosotros:
al combate!
El verso eEn este días aparece con las dos primeras
tachadas y puesto en el margen derecho:
Hoy es el.,
queda así:
La admiración
todos estos versos:
Este último
Tachado
Acto
escena III:
Mas ipretendes
Que adoptemos traidores
y cobardes
La política vil de los triunviros?
iQue osemos conquistar
para nosotros,
No para la República
Romana!
No queremos ni cetros ni dominios.
a Porcia.
El verso aNada tendremos
que temer, amigos, tiene la coma
final tachada y sustituida
por dos puntos.
El verso queda así:
P. 171.
287
MARTIAF;0
MARTlASO
aparece
con una
238
ANJARIO
ANUARIO
MARTIANO
Este verso final
In página por:
aparece sustituido
en ~1 marrpn
derecho (11.
\I.\RTL4SO
2fW
do: donde ha)- una llamada indicando la palabra ~inf3u-!tt,>
como para ser intercalada en el 1.erXJ
que
queda así:
<Testigo infausto de estos males quiqe>
Oh Bruto, que de César
El verso:
-4 uno y otro margen, dos palabras tachadas.
I a quien César su afecto prodigaba
El verso «Si ella la gloria i libertad amaran tiene >u-titui,lLt
la última silaba cra, por ese,: *Si ella la gloria i libertarl
amaseBsegukTade dos puntos que no tiene el verso de Heredia.
tiene tachada las tres palabras finales y puesto al margw:
«amó, Bruto implacable,>. La estrofa quedaría
así:
Oh Bruto, que de Cesar
Las divinas virtudes conocías
1 a quien César amó, Bruto implacable,
Tachado uSoi Bruto» y puesto en su lugar al margen derechlb:
1’. 176.
Acto segundo, escena IV:
Tachado el comienzo:
Cruel efecto
de la civil discordia!
Reflexiona...
Tachado en el verso <iQué hablas de temor?» la palabra
«habla, y puesta en su lugar <dices,: “;Qué dices de temor? »
I’. 176. Acto segundo, escenaIII:
Tachado los versos:
Su odio feroz i yo los abandono
A la ignominia de su vil grandeza.
He visto a la República entregada
a mil facciones i anegada en sangre
Por la insensata furia de sus hijos.
El final del primer verso y el segundo aparwen sustituidos cn
el margen superior de la página por estos:
: yo á la ignominia
De su servil grandeza los entrego.
Este último verso está tachado y vuelto a escribir de nuevo.
Junto al verso que empieza asu odio feroz» está puesto al margen derecho la palabra <cólera* sustituyendo a tcodio,. El
verso : <Testigo de estos males he querido, aparece con dos correcciones: una en el margen derecho, donde está escrita la
palabra #quise. por ahe querido,, y otra en el margen izquier-
P. 177. Acto segundo, escenaV:
En el margen izquierdo y el superior de la página: doY marca-.
Tachados los versos:
Estatilio,
Hijo del gran Catón, Labeon, Mesala,
Que amais la patria i las augustasleye-.
1 reanimas de Roma la esperanza,
Sustituídos los dos primeros, en el margen derecho 1. en (‘1
margen inferior de la página por:
Marco amigo,
El último en temblar, y tú Mesala
P. 178. Acto segundo: escena V:
En el margen superior e izquierdo hay una marca. Tachado
el nombre Cabal1y sustituido en el margen izquierdo por Mesa
(Mesala). Tachado el final del verso: ~1 todos!, y sustituido
en eI margen derecho por *Nada!, Tachado:
miedo i peligro
Les pertenecen i a nosotros gloria
290
ASCARIO
MARTIANO
Sustituido
ANUARIO
en el margen
derecho
el miedo es suyo:
Lo nuestro es el valor,
P. 180.
Acto
tercero,
Tachadas
en su lugar,
Tachados:
P. 181.
Acto
es la gloria.
palabras
del verso:
en el margen
Tachados
en el margen
izquierdo,
NPor aquí,.
El verso queda:
contempla
III:
superior
e izquierdo
de la página.
Amigos,
Al campo conducid
este romano
1 cuando la batalla se decida
Recibirán
sus restos venerables
Los honores que a un héroe son debidos.
soldados
se Uevan el cadáver
de Casio)
Adios, Porcia.Estratón,
tú me juraste
Una amistad eterna en est’e día.
Sustituida
aPorcia!
P. 182.
Acto
la palabra
Marca
final
del
primer
verso:
aAmigos>
por
B
tercero,
escena III:
en el margen
Tachado:
a iDioses
el margen izquierdo
Adiós!
-Adiós,
final
derecho.
omnipotentes...!. y puesto en su lugar, en
e inferior:
oh cielos!
del libro,
en blanco
(podía)
y sin numerar.
viv (vivir)
necs...(nace,
necesita)
r.....ismo
(romanticismo)
Cdo (Cuando)
hy (hay)
tanto odio (tanto)
hombre de (fango)
icómo (reposan)
los ojos en el
(canto)
de mármol?
los versos:
(Los
Hoja
291
Son las líneas más ininteligibles
de todas estas anotaciones.
Las reproducimos
respetando el orden de las palabras en cada
línea :
contempla
aquí le conducen...Ven;
escena
1871
No podi
allí, por aquí.
tercero,
Marcas
nuestra
nos le conducen...Ven;
y puesto
[P.
II:
las dos primeras
Aqui
Por
escena
por:
MIARTlANO
sin amr (amor)
sin lib..ta.
(libertad)
y su (grandeza)
. . . . . .. .
(palabra
ininteligible)
y
tanta impeza
(impureza)
LOS DISCURSOS
DE MARTI
POR CINTIO VITIER
Vivió Martí en tiempos de auge para la oratoria
en Europa y en
América, y fue orador extraordinario,
aparte de que una zona importante
de su capacidad
creadora
en otros géneros -poesía,
novela, crónica.
cartas--- estuvo siempre vinculada
a su don de elocuencia.
El fenómeno
tribunicio,
además, le interesó enormemente
como objeto de estudio y
como espectáculo:
en Guatemala
y en Caracas dio clases de oratoria;
recordadas
con admiración
por sus discípulos,
y son incontables,
1
siempre animadísima,
sus caracterizaciones
de los oradores españoles y
norteamericanos
que escuchó. El tema es tan persistente a través de su
obra, que no sería difícil
establecer una martiana
<teoría del oradorn.
No es ése nuestro propósito
en estas páginas, pero sí queremos señalar
algunos puntos esenciales para comprender
la actitud oratoria
en Martí.
De los elementos enumerados por Cicerón en sus Diálogos de,? orado~,~
parecen interesarle
especialmente
cuatro: conocimiento
de las pasiones,
instrucción
universal,
dominio
del asunto y dignidad
de la vida. LO
primero
lo expresa en SUS Notas sobre la oratoria
con estas palabras:
NSe tiene un involuntario
respeto hacia el que penetra en nuestra alma.>
1 Marco Tulio Cicerón, Diálogos del orador, traducidos por Marcelino
dez Pelayo. Libro Primero. Buenos Aires, Emecé, 1943.
.
Men&.
291
ASUARIO
MARTIANO
ANUARIO
.El espíritu humano es la única Retórica que debe estudiar el orador.,
De la necesidad de una instrucción
abarcadora,
rica en enlaces y relasin instrucción
es palmera sin aire.D *El orador
ciones, dice: aOrador
necesita un conocimiento
general de la Historia
que prueba. de la Litede las ciencias políticas
ratura que ameniza, de la s artes que embellecen,
Sobre el dominio
del tema recuerda
que eesa seguridad
que fundan.,
del asunto* es el amisterio
y resorte del éxito e influencia
verdadera
En
cuanto
a
la
dignidad
de
la
vida
-la
tesis
clásica
de un discurso,.
del vir bonus, acogida por Quintiliano?
como requisito
indispensable-,
no hay que decir que de ella hacía Martí depender la virtud de la eloAsí en el ensayo sobre Wendell
Phillips
escribe:
SUn orador
cuencia.
\brilla por lo que habla;
pero definitivamente
queda por lo que hace.,
estimable,
que
De Ignacio Agramonte
dice: <Tenía la única elocuencia
es la que arranca de la limpieza
de corazón.,
Y en su discurso del 10
deshonran
cuando no llevan detrás
de octubre de lS90: «Las palabras
un corazón limpio
y entero.
Las palabras
están demás cuando
no
fundan...,
uno es el ardor,
Pero hay rasgos más específicos en su concepción:
otro la elocuencia
como arma del héroe. Ambos están, desde luego, ligados. En las Notas aludidas
insiste en la condición
ardiente
de la
expresión oratoria.
Verdad que siempre el ardor es característico
de su
prosa y de su verso, que su palabra vive siempre en una temperatura
muy superior
a la común.
Desde esa temperatura,
normal
en él, nos
dice que la oratoria
«es la ardiente manera de expresar>, que el orador
es ael hombre virtuoso instruído
que expresa ardientemente
la pasión».
De esta concepción
procede la forma de los discursos de Martí.
En vano
buscaremos
en ellos las partes que tradicionalmente
se atribuían
a la
exordio,
proposición,
división,
narración,
confirmación,
pieza oratoria:
períodos
y
refutación,
peroración.
Sus d iscursos, mezcla de inmensos
sentencias aforísticas,
tienen la forma libre de la llama. No podrá alabarse en ellos la composición
arquitectónica,
ni el tipo de armonía, elegancia y majestad que a!abó Sanguily
en 10s discursos de Montoro,
su
perfecta antítesis en política y en oratoria;
pero siempre podrá decirse
de su palabra lo que dijo él de Bolívar:
*Quema y arr0ba.a Y ese ardor,
desde luego, no es un fin en sí mismo, quiere encender a los hombres
* M.
Fabio
Quintiliano.
Instituciones
oratoriac, tmdueidas
dríguez
y Pedro
Sandier.
T. II, Libro
duodécimo, Capítulo
1911-1916.
3 Manuel
SanguiIy,
LOS oradores
de Cuba, La Habana,
A.
P. 215-281.
(Obras,
t. III).
por Ignacio
Ro.
primero. Madrid,
Dorrbecker,
1926
MARTIASO
295
con su fuego apostólico,
porque brota del volcánico
seno
de una conmoción histórica,
del agravio secular a la dignidad
humana que en él
hace crisis. En el ensayo sobre Wendell
Phillips
escribe:
aLa Tierra
tiene sus cráteres;
la especie humana, sus oradores.
Nacen de un gran
dolor, de un gran peligro o de una gran infamia..
Y más adelante:
aLa
fuerza oratoria,
como la fuerza heroica, está esparcida
acá y allá por
los pechos de los hombres...,
H e aquí ya establecido
el vínculo que presentíamos:
el sentido heroico y redentor
de su oratoria,
destinada,
no
a las lides parlamentarias
y académicas,
sino a la orientación
de un
pueblo en el destierro.
Por eso dice Unamuno:
~SU estilo era un estilo
profético,
bíblico,
hablaba mejor, mucho mejor como Isaías que como
Cicerón.n4
S u primer
arranque
oratorio
se produjo
ante el tribunal
miiltar
que lo condenó a presidio.
En España habló en reuniones
y logias de
Madrid
y en el Teatro Principal
de Zaragoza;
en México, en un congreso obrero y en varias sociedades literarias,
conservándose
testimonios
del efecto de su intervención
en un debate sobre espiritualismo
y positivismo, ocurrido
en el Liceo Hidalgo
el 7 de abril de 1875. En Guatemala mereció el apodo de Doctor Torrente,
por la afluencia y facundia
que lo caracterizaban.
Pero fue en La Habana,
durante
su estancia
después del Pacto del Zanjón, donde pronunció
los primeros
discursos
que entusiasmaron
a los cubanos y lo descubrieron
como un guía político y espiritual.
La calidad de su palabra, en efecto, se revela en el sepelio del poeta
Alfredo
Torroella,
consagrándose
en la velada que el Liceo de Guanabacoa dedica unos días después -el
28 de febrero
de 1879a la
memoria del infortunado
poeta. La índole de esta segunda pieza, única
que se conserva, no aconsejaba
la manifestación
de criterios
políticos.
El discurso, sin embargo,
está preñado
de alusiones
patrióticas
y caldeado interiormente
por una impaciencia,
un fervor, un fuego cubano
que no pasó inadvertido
y fue sin duda una de las causas del clamoroso
éxito. Una semana después participa
Martí en los debates que venían
celebrándose
en el Liceo sobre eE1 idealismo
y el realismo en el Arte..
El solo anuncio de su participación
basta para colmar hasta el patio de
la casona. Como dice Jorge Mañach, Martí ehabía estrenado en Cuba un
modo de oratoria
distinto del usual: una elocuencia
nerviosa, brillante,
difícil y embriagadora,
.5 Pero Ia pieza decisiva, la que abre como un
4 Miguel de Unamuno, <Sobre el estilo de Martí>.
Archivo
José Marti,
La
ene.-dic., 1947, P- 12.
5 Jorge Mañaeh, Marti el Apóstol. Madrid, Espasa-Calpe, 1933, p. 138.
Habana,
.
296
.4\U.4RIO
X4RTI
ASVARIO
4SO
rn-;‘~ incandescente su ejecutoria de orador político. m el brindis pronunciado en el banquete que el Partido Liberal ofreció el 26 de abril de
I ti;‘) al periodista Adolfo ylarques Sterling. Se trata de un acto de per1iks c.iricos. Aquí no ha de ser inoportuna -aunque si temeraria, por la
\ igilancia española y el sesgoideológico de los autonomistasque ofrecen
121homenaje- la definición de criterios politices. Y la definición es
tlrnmática: tajante. Si la política cubana ha de ser profunda, amplia.
n:lc~i<~nal.
desinteresada,altiva y heroica, él brinda por la política cubana:
Pero si entrando por senda estrecha y tortuosa no planteamos
(‘on todos sus elementos el problema, no llegando, por tanto, a
foluciones inmediatas, definidas y concretas; si olvidamos, como
perdidos o deshechos,elementospotentes y encendidos; si nos apretamos el corazón para que de él no surja la verdad que se nos
escapapor los labios; si hemos de ser más que voces de la patria,
disfraces de nosotros mismos; si con ligeras caricias en la melena,
como de domador desconfiado, se pretende aquietar y burlar al
noble león ansioso, entonces quiebro mi copa; no brindo por la
política cubana.
-4parte la fuerza y la bellleza del brindis, todo el acto tuvo un valor
simbólico que los espectadoresde aquella noche no pudíeron apreciar,
porque les faltaba un dato fundamental: saber quién era realmente José
>fartí, que se presentaba como un joven avasallador pero casi desconocido, sin representación visible de ningún partido, oscuro y febril,
frente a la ya imponente figura, llena de reposo, armonía y prestigio.
de don Rafael Montoro. Las dos grandes personas emblemáticas de la
política y la oratoria cubanas, en plena juventud, se enfrentaban aquella
noche de un modo inesperado e indescifrable para ellos mismos. ES este
uno de esos raros momentos en que la realidad se detiene cargada de
sentido y nos ofrece una ilustración viva, tanto más impresionante
cuanto menos preparada y consciente, de la historia de las ideas y la
batalla de los destinos.
A propósito de este encuentro con Montoro, siempre nos ha parecido
notable, cuando no escanda’loso,que en el estudio de Manuel Sanguily
d,osoradores de Cuba, publicado primero en Lti RevAstacubana (números
de mayo, junio y julio de 1886) y recogido despuésen libro, sólo figure
la siguiente mención ocasional de José Martí:
En tales circunstancias reapareció en Cuba el Sr. Piñeyro. Su
primer conferencia fue pronunciada en el Liceo de Guanabacoa,
donde habían ya hablado otros, y sobresalido el Sr. D. José Martí
WIIRTIASO
29;
( que vive ahora en Xew-York j por su talento, su fantasía inagotable, su originalidad enfermiza. su estilo artificioso y su lamentable
cultismo.6
Dedicado a la oratoria cubana de 1868 a 1886, no hay ningún motivo
ialido para que no se estudíe allí, siquiera provisionalmente, y aunque
i;anguily no lo hubiese oído nunca en persona, al primer orador de la
emigración, que en la fecha que cierra el estudio había publicado !-a
el díscurso homenaje a Alfredo Torroella en el Liceo de Guanabacua
( 1879) y la Lectura de Steck Hall (1880), sin contar sus discursos no
publicados, como los de México y Guatemala, el del sepelio de Torroella.
sus intervenciones en el debate sobre Idealismo y Realismo en el Arte.
el brindis contra el autonomismo, el elogio del violinista Rafael Díaz
Albertini, el discurso sobre los dramas de Echegaray y sus oraciones
en el Club de Comercio de Caracas (1881), ciudad donde dictó inolvidables clases de elocuencia, todo lo cual ya le había dado fama de
orador insólito y arrebatador, fama que no pudo ignorar Sanguily, tan
atento a los avatares de la palabra pública, y en cuyo libro, por otra
parte, no falta un solo abogado autonomista. Pero es precisamente el
gusto de éstos (que lo llamaron ametaforista delirante», «histérico
pictórico,, .desequilibrado. y scerebral,),’ el que lo lleva a calificar
la originalidad de Martí de «enfermiza,, su estilo de crartificioso» y de
«lamentable, su cultismo.
Muchos años después,ya en la República, según el testimonio de su
hijo en el prólogo al citado libro, Sanguily se proponía completarlo con
cinco capítulos, el primero de los cuales se dedicaría a Martí y el último
a Antonio Sánchez Bustamante, su adversario en el famoso debate sobre
el Tratado de Reciprocidad, a quien ya había callificado de apríncipe de
la palabra,. Por las declaraciones de su hijo, tenemos la impresión, tal
vez inexacta, de que este último estudio sería el más importante de los
añadidos, repitiéndose en Sanguily, frente al defensor de los intereses
norteamericanos en Cuba, la fascinación que en él había ejercido el principal aliado de los interesesde España en Cuba. El propio don Manuel.
en un artículo publicado en El Teatro el 15 de diciembre de 1912, relatando una entrevista en la que Díaz Silveira le comunicaba impresiones
personales
de Martí, nos dice: ule acosé a preguntas sobre la voz, la
manera de hablar, el acento, la expresión, cuanto pudiera hacerme evocar.
como si dijéramos, al orador en acción, yu que había yo leído los dis6
A&fanuel
Sanguily.
ob. ch.,
7 Manuel de la Cruz, Literatura
p. 180-181.
cubana,
Madrid, Saturnino Calleja,
1924. p. 116.
ASL’ARIO
298
ASVTARIO
cursos suyos, muy pocos en número, que en pequeños opú~ulos
se impri-haciéndonos
el efecto de que todavía buscaba
mieron en Xew York,,
el secreto de aquel hombre al que no pudo menos que admirar.
pero
al que nunca comprendió
plenamente.
El caso se agrava cuando consideramos
el ensayo que Sanguily dedicó
a don Rafael Montoro
en 1894, fecha en que ya se conocían todos los
discursos magnos de José Martí, en opúsculos que, según acabamos de
ver, don Manuel había leído oportunamente.
Este ensayo se publicó primero en Hojas literarias
y forma la segunda parte de LOS oradores de
Cuba en la edición de 1926. Nos asombramos
de leer allí juicios como
éste : «Entre los mejores de España sería difícil
asegurar
que alguno
le supera en absoluto,
y mientras
Cuba no ha producido
otro de tan
altas facultades, la América Latina no puede enorgullecerse
con ninguno
que se le compare..
Es d ecir que en 1894 el autor de las piezas conmemorativas
del 10 de octubre, de Con todos, para el bien de todos, de
Los pinos nuevos, de la Oración de Tampa y Cayo Hueso y de los discursos sobre América,
Heredia
y Bolívar,
no podía siquiera
acompararse» con el conferencista
de La Música
ante la Filosofía
de Arte,
cuya grandeza
tribunicia,
por lo demás, no pretendemos
disminuir.
A
el párrafo final de esta disertación
sólo era paranjuicio de Sanguily,
gonable con la de Enrique
Piñeyro Dante y la Divina Comedia.
<Fuera
de esta reminiscencia
-escribeno creo que nadie en lengua castellana
haya pronunciado
párrafo ninguno,
no digo superior, que pueda siquiera
comparársele
airosamente..’
Pero no era sólo la oratoria
lo que Sanguily
admiraba
tan descomedidamente
en Montoro.
Era, también, a pesar de la discrepancia
ideológica fundamental,
la figura política y humana.
Cuando, refiriéndose
al período que se abre con el pacto del Zanjón, escribe Sanguily:
<iAh!
un hombre,
no obstante, el único probablemente,
ve a lo lejos el día
y todo el ditirámbico
párrafo
que sigue, nos asombra
de la gloria»,
comprobar
que no está hablando
de Martí sino de Montoro.g
De hecho Martí permaneció
públicamente
ignorado
por los próceres
del pensamiento
y la palabra
separatista
hasta después de su muerte, y
algún día habrá que estudiar todo el alcance de la escisión entre la
Cuba isleña, dominada
culturalmente
por el signo autonomista,
y la
Cuba de la emigración
y de Martí.
Después de su muerte, cuando ya
era evidente y abrumadora
la grandeza de su obra revolucionaria,
y al
8
9
MARTIANO
299
MARTIASO
Manuel
Sanguily,
ob.
Ob. cit., p. 232.
cit.,
p.
228.
contacto íntimo con las emigraciones,
surgieron
los elogios póstumos de
Manuel
de la Cruz, Varona
y Sanguily.
En el discurso de éste sobre
Céspedes y Martí, pronunciado
en Chickering
Hall el 10 de octubre de
1893, aunque habla de «EU peculiar
pero altísima
oratoria,
(elogio
en
que va la reserva) y declara que no ha podido leer la Oración de Tampa
y Cayo Hueso usin emoción
extraordinaria.,
todo el fuego de su alabanza se dirige hacia la obra de apóstol patriótico
de Martí.
Pronunciado a los pocos meses de SU muerte, en pleno fragor de la lucha, es
comprensible
que este discurso sea mucho más un arma de combate que
un análisis integral
de la figura.
Y su evocación
de las prédicas de
Martí en los aniversarios
del 10 de octubre nos compensa un poco la
brevedad del espacio que en conjunto
le dedica:
Kada
nuevo aniversario -dicevolvían a congregarse
los escasos iniciados
para oir la
palabra fortificante,
como las primeras
comunidades
cristianas
dispersas
por la Siria para escuchar las admoniciones
de su apóstol, y esperar y
confiar.
Y aquel cubano insigne, como el enérgico y ubicuo San Pablo,
acudía a dondequiera
que pudiese encontrar
hombres fuertes que lo secundaran
o desalentados
a quienes fortalecer
y reanimar,
y después de
peregrinar
por el continente,
siempre infatigable
y siempre ‘esperanzado,
convocó a ‘los más humildes
para predicarles
la buena nueva., Es muy
significativo
que incluso en este discurso, pronunciado
en el seno de la
emigración
en octubre de 1895, el mismo año en que el Partido
Autonomista
se manchó
definitivamente
con su vergonzoso
M’anifiesto
al
pueblo de Cuba, apoyado en su indiscutible
autoridad
e integridad
revolucionarias
pero también en el enorme influjo
cultural
que en él y en
otros separatistas de formación
isleña ejercieron
los hombres del Partido
de Montoro,
se atreva Sanguily
a declarar que ael factor más poderoso
de la Revolución,
bien que partiendo
de principios
opuestos a los que
inspiraban
a 10s conspiradores
cubanos, y con tendencias muy diversas,
el auxiliar
más eficiente de la propaganda
apostólica
de Martí -y no os
asombre como una novedad lo que testifican
la razón y los hechos hístóricosfue sin duda la constante y magnífica
propaganda
autonomistar>; y a asegurar nada menos que: apartido
de oposición,
el Partido
Autonomista
ha sido también y muy esencialmente
un partido
revolucionario.m1°
Por segunda vez, en su discurso José Martí y la revolución
cubana,
pronunciado
en Chickering
Hall el 19 de mayo de 1896, intenta San10 Manuel
Bouza y Ca.,
Sanguily,
1918, p.
Discursos Y co~f~~e~c~~s.
403.437
T. 1. La
Habana,
Rambla,
300
ANUARIO
AKUARIO
MARTIAK0
cabalmente.
Cierto que hay en III
gui1y hacerle justicia.
sin lograrlo
elogio pasajes de esta elocuencia:
<Extendió
la diestra débil y delicada
de sangre, y en el silencio
y l;len que no vibraba el acero teñido
sombras de la colonia vigilada
e inerme, brotaron
de la tierra, como loguerreros
de 1a leyenda griega, legiones animosas de héroes resueltos ~1
ultimo combate.
Quien parecía estar solo ha roto el equilibrio
general
del comercio,
ha puesto en pelibro una monarquía
desdeñosa y opre-i\ I...,, etc. Sin embargo, la figura aparece, como en el discurso anterior.
limitada
al aspecto político más inmediato
y las palabras
de Sanguil\,
-obre la oratoria
martiana,
demasiado
apresuradas
e insuficientes,
aunque retóricamente
hermosas, dentro del gusto de la época, no pueden
desde luego compararse
con la minuciosa
atención prestada
a la oratoria de Montoro.
Después de referirse a algunos momentos
cruciales
del periplo martiano
-su
prisión,
su destierro,
el episodio
de la carta
de Collazo,
la fundación
del Partido
Revolucionario,
su muerte-,
se
enfrasca Sanguily en una larga disquisición
sobre las causas de la guerra
contra España, que ocupa más de la mitad del discurso,
y en la que
por cierto no predominan
las ideas ni mucho menos el tono de Martí,
quien nunca hubiese hablado
del pueblo español como de «un pueblo
fetichista y estúpido>
(muy por el contrario
dijo: ael sobrio y espiritual
pueblo de España,),
ni seguramente
hubiese compartido
el juicio
dc
ani
con
un
solo
libro
grande
y
original
ha
contribuído
el
esfuerzo
que
mental de los españoles al acervo común de la cultura humanan,
ni el
desdén con que se refiere Sanguily
a la alengua de Cervantes. que no
escribió más que versos y novelas,,
o a la alengua
de Calderón,
que
fue un poeta místico y verboso,,
ni desde luego el autor del Manifiesto
de Montecristi
hubiese pronunciado
nunca en la tribuna
cubana, precisamente por serlo, estas palabras,
de indudable
elocuencia:
aporque
en
castellano
nos han martirizado
y en castellano
los maldecimos,,
ni hubiese dicho del soldado español que constituía
auna fauna prehistórica
sino que en cada caso hubiese puntualizado.
de bestias carniceraw,l’
encauzando
la ira a través de la justicia.
Estos desaforados
juicios, que
se llevaron
al terreno de la crítica literaria
sistemática,
de lo que es
máximo ejemplo Lu sensibilidad
en la poesia CU.WZ~IUZ
de Nicolás Heredia, pueden justificarse
por la pasión enconada de aquellos años, pero
martiano.
no puede decirse que exista en ellos ni una gota de influjo
aunque sus mantenedores
no llevasen en el cuerpo desde la adolescencia,
como Martí, las cicatrices
causadas por la infamia
española.
Por lo
11 Manuel
301
MARTI.4S0
demás, en el caso de Sanguily,
tanto odio a España en la carne de E!I
pueblo ignorante
y en el alma de sus mayores glorias literarias,
no se
compadece con tanto respeto y devoción hacia el más típico fruto del
Ateneo de Madrid,
don Rafael Montoro.
iQué lejos, toda esta ferocidad
oratoria,
del espíritu martiano!
En cuanto al discurso de Sanguisly pronunciado
el 12 de agosto df,
1901 en el Teatro Nacional
como ofrenda
a la madre de Martí. en
función de beneficencia,
da la impresión
de una pieza retórica de compromiso,
de la que sólo retenemos, como líneas de fuego, estas nobles;;
exactas y siempre oportunas
palabras:
4, que vivo hizo más, con su
palabra
y con su ejemplo, que todos nosotros,
y que muerto vale má..
y es más en justicia que cuantos le hemos sobrevívido...~‘2
JBravo don
Manuel, en fin de cuentas! iQuizás sólo él, tan huraño en el fondo, tan
reacio a entregarse
a los de su misma cuerda (Manuel
de la Cruz o
José Martí),
hubiese podido encontrar
semejante sentencia:
«que muerto
vale más y es más en justicia que cuantos le hemos sobrevivido»!
Lo
que nos recuerda la frase de Eduardo
Dolz, quien resumiendo
la opinión
de Montoro,
Figueroa,
Fernández
de Castro y los demás jóvenes diputados autonomistas,
le decía a Julio Burel1 en Madrid:
«Ese pobre M’artí
es un hombre mu,erto.D13 ¿lVo lo diría el propio Martí:
cyo que vivo.
aunque me he muerto,?
Muerto para el mundo razonable
de los autonomistas, muerto para la felicidad,
muerto para el odio, vivo sólo para
el sacrificio
que lo llevaba inexorablemente
a la muerte, qué profunda
intuición
la de Ezequiel
Martínez
Estrada cuando nos dice: «Parecería.
durante el itinerario
de Montecristi
a Dos Ríos, que Martí hubiese olvidado su misión, sus preocupaciones
obsesivas; parecerfa que sus afanes
han concluido,
que obtuvo su aspiración,
y es porque
está realizando
lo que juzgó casi imposible
-un
sueño20 porque está muerto?p
Y
cuando añade: REsta es la impresión
que muchas veces, intencionadamente, nos comunica
el Diario.
Por ejemplo:
la recepción
en casa de
don Jesús, de noche, llena la casa de flores y adornadas
con ellas las
hijas, como en una capikla ardiente;
y la procesión
nocturna,
con hachones y con velas14
Sí, hubo siempre en él, intensificándose
en los
finales, esa condición
que despectivamente
le atribuían
los autonomistas,
de hombre muerto, y por eso la palabra de sus discursos tiene esa fuerza
13 Manuel
Sanguily,
Ob. cit., t. II, p. 165282.
1s Julio
Burell,
<Martí».
Reuista
cubana,
<Los
La Habana,
jul.
1951-dic.
1952, p. 416417.
14 Ezequiel
Martínez
Estrada,
Marti
revolucionario.
Américas,
1962, p. 380.
Sanguily, ob. cit., p. 47-99
Y
que
La
conocieron
Habana
a Martí>,
Casa
de
las
302
ASCARIO
MARTIANO
sobrehumana
que nos llega como desde otro plano, y por eso, porque
\-iyió, habló !- actuó tan prodigiosamente
como si estuviese muerto. en
la muerte vale p es, como dijo don Manuel
Sanguily,
en justicia,
más
que nosotros.
Poco después de su llegada a Nueva York en enero de 1880, inició
Martí su Iahor revolucionaria
entre los emigrados,
con el discurso
de
Steck Hall. Este discurso, que en realidad
fue una lectura de dos horas
de duración,
es el primer examen a fondo de las causas y objetivos
de
la guerra que se prepara.
No resulta difícil imaginar
el asombro y el
entusiasmo
que produjo,
por la penetrante
claridad
de sus razones y
la tumultuosa
belleza de su forma.
Pero seguramente
más aún por el
tono arrasador,
profético
y apostólico
de aquel predicador
que venía
«a animar con la buena nueva la fe de los creyentes*.
En primer término,
interesa a Martí establecer
la continuidad
profunda
con la guerra del
68: halago noble a los veteranos de la emigración
y creencia suya en
las leyes de la justicia histórica,
que en él tiene dimensión
trascendente,
pues abarca los reinos de lo visible y lo invisible.
Así exclama:
a¡Ni
era posible que muriesen,
de tan oscura muerte, tales hombres
y su«Tales recuerdos no podían morir..
Y después,
cesos tales! B 0 bien:
como resumen
sobrepasador
de toda mera causalidad
histórica,
esta
frase tremenda:
XY los muertos entonces cobran forma,. No es ya sólo,
como dirá años más tarde a propósito
de los estudiantes
fusilados, que
«los muertos son las raíces de los pueblos, y, abonada con ellos la tierra,
el aire nos los devuelve y nutre de ellos,, sino que la coherencia
de la
acción heroica les impide regresar a lo informe, a lo inútil y sin sentido.
La búsqueda de la forma, de la coherencia,
del sentido, es lo que centralmente aporta Martí a la oscura inquietud
de las fuerzas que se mueven
en Cuba y en la emigración.
Por eso este discurso no es sólo una prédica
exaltada, sino también -y
de aquí su carácter híbridouna primera
configuración
política, y aun filosófica, del hecho revolucionario
cubano.
manera de
Por eso, junto al reiterado
ataque a la «urbana y financiera
pensar» de los autonomistas,
junto a la exaltación
de las energías radi.
cales y puras del país, llega en seguida el reclamo de la unidad de los
pobres y 10sricos, de 10sblancos y los negros, la unidad
inclusive
de
las potencias enemigas que batallan en el hombre:
la reflexión
y el entusiasmo;
y no tarda en subir, sin esfuerzo, al plano de las grandes intuiciones morales:
aCreemos y sabemos que la naturaleza
humana, mala
por accidente y por esencia noble...,
Lo que pudiéramos
llamar su optimismo doloroso y trascendente, síntesis de los contrarios
que trabajaron
.
su alma hasta el final, se manifiesta
ya con lucidez en este discurso:
la
fe en la naturaleza
humana, que tanto lo hizo sufrir;
la utilidad
de la virtud : .SóIo las virtudes producen
en los pueblos un bienestar
con.<tante
y serio,;
el sentido compensatorio
del sacrificio:
cA muchas generaciones de esclavos tiene que suceder una generación
de mártire-».
Incluso
apunta SU constante idea de que la vida buena nos salva de la serie purgativa de las vidas. al decir: XiSe sale de la tierra tan contento cuando
se ha hecho una obra grande!,
En la crónica sobre Emerson dirá: «Va a
reposar, el que 10 dio todo de sí, e hizo bien a los otros. Va a trabajar
de nuevo, el que hizo mal su trabajo
en esta vida,.
c
El defecto de este primer discurso en los Estados Unidos, es precisamente su exceso, la plétora de asuntos, ideas y sentimientos.
Se ve que
Martí quería volcar en una sola pieza el cúmulo de meditaciones
que
había atesorado en sus años de destierro;
que quería decir10 todo de una
vez: lo que pensaba de los autonomistas,
de España, de Cuba, de América,
de Estados Unidos, de la necesidad de encauzar las fuerzas violentas de
la Revolución,
de las diferencias de clase y de raza, del llamado apeligro
negror>, contra el que se alzó enérgico y amoroso;
lo que pensaba, en
fin, de los temas eternos del hombre:
la consistencia
moral, el sentido
del sacrificio.
Y todo ello en un acto cuyas pretensiones
no iban más
allá de la propaganda
para una guerra destinada al fracaso, por la mala
organización
económica
y militar,
pero, sobre todo, por la insuficiente
preparación
ideológica
del país. Cuando ya el fracaso es inocultable,
cuando el general Núñez, último en rendirse,
reclama instrucciones
del
Comité de Nueva York, Martí le escribe una carta, en la que se trasluce
la experiencia
que de todo este episodio ha sacado, la experiencia
de la
inmadurez
y la impreparación
en que no es posible reincidir,
la lección,
también, de las intrigas y ruindad-yon que durante quince años tendrá
que batallar.
De todos modos la lectura de Steck Hall, a más de un discurso de
enorme aliento y pasajes bellísimos,
es un documento
político
donde se
‘b osquejan las ideas maestras que var a a ser fijadas en el Manifiesto
rEe
Montecristi.
Aunque se trataba de adar matiz y forma a un movimiento
Martí echa también las bases ideológicas
que no era posible ya impedir,,
del movimiento
definitivo
con que sueña. Esas bases pueden sintetizarse
democrática,
sin distingos
reconrosos
de clase
así: revolución
popular,
ni raza, enemiga por la raíz de la violencia
oscura y desbordada
tanto
como del caudillismo
militar
o político,
pues ael pueblo, la rnsa adolorida, es el verdadero
jefe de las revoluciones,.
I
Cuando, cuatro años más tarde, Gomez y Maceo inician
otro movimiento insurreccional
de rasgos militaristas,
y sin fundamento
bastante
301
/SCARIO
MARTIAKO
en el p&. JLartf ya tiene suficiente experiencia
y autoridad
para negarle.u concurso.
Escribe entonces la memorable
carta de 20 de octubre dc
1~
al general Gómez: aUn pueblo no se funda, general, como se manda
Firme en su actitud, un ario después declina la inviUII
campamento...,
tación que le hacen los emigrados
de Filadelfia
para conmemorar
el I(J
,[c octubre.
30 podemos comentar
aquí esa importantísima
carta a J.
-1. Lucena, en la que brillan
conceptos perennes sobre el sentimiento
La recordamos
ahora sólo para que
cubano y americano
de libertad.
;e vea cuán inflexibles,
a la vez que matizados,
eran los escrúpulos
de
Martí.
Se niega a pronunciar
la oración patriótica
aporque reunidas en
una la conmemoración
del 10 de octubre y el acto político que en estas
circunstancias
va envuelto en ella, parecería
hoy y parecerá mañana que
yo había aprobado
con mi presencia
en él aquello mismo que por la
.-alud de mi patria condeno.
0 si tomase parte en él, tendría que explicar
esta posición
personal
mía, lo que sería indigno
de la majestad
del
acto».
i Cuántos miramientos,
cuánta respetuosa
y minuciosa
delicadeza, sin mengua de la virilidad
de una actitud que pudo costarle a Martí,
de triunfar
los planes que en aquellos momentos
fraguaban
Gómez y
Maceo, la exclusión
de un suceso capital en la historia
de Cuba: es decir, nada menos que la frustración
de su destino!
Después de varios años de retraimiento,
al fin se dirige Martí a 10s
cubanos en la conmemoración
del 10 de octubre de 1887, en el Masonic
Temple de New York. Y éste sí es ya un discurso típico suyo, sin mezcla
ni exceso de asuntos, concebido como en un rapto y de una sola pieza, en
torno a la idea obsesiva de la patria. El sustento ideológico,
depurado
en
SUY líneas esenciales, procede entero de su temor a las acciones prematuras, al caudillismo
sin freno y a un nuevo peligro que ya se perfila, el
de las aesperanzas cobardes de ayudas extrañas -peligrosas
e imposibles».
Sobre esta renovada amenaza del anexionismo
su opinión es concluyente.
Refiriéndose
a la experiencia
de veinte años de emigración,
exclama:
iAquí en el conflicto
diario con el pueblo , de espíritu hostil
donde nos retiene, por única causa, la cercanra
a nuestro país,
hemos amontonado,
y son tantas que ya llegan al cielo, las razones
que harían odiosa e infecunda la sumisión a un pueblo áspero que
necesita de nuestro suelo y desdeña a sus habitantes!
Exalta las virtudes de la emigración,
pero no para deprimir
las del
pueblo de la isla, sino para que todos se sientan hermanos,
incluso los
tibios o indecisos, incluso los que no piensan como él pero son capaces
de servir a la patria «con aquel supremo sentido de justicia
que puede
ANUe4RIO
305
MARTIASO
únicamente
equilibrar
en ]o futuro
tenebroso
el resultado
natural
de
las injusticas
supremasn.
Siempre el equilibrio
y la previsión
en medio
de la llama.
;Quién más apasionado
que él? ¿Y quién más equilibrado
I‘I~ sus juicios. en la mirada que quiere siempre, ávida y justa, abarca1
todos
10s factores?
En mil formas advierte:
aprecipitar
icuándo
fue sal\ ar?,
Encarece los beneficios de la espera, de la maduración
históricd.
30 se ocupa él en llevar a Cuba ainvasiones ciegas, ni capitanías
militares, ni arrogancias
de partido vencedor, sino en amasar la levadura dc
república
que hará falta mañana...»
Su tarea no es agitar (aagitar,
lo
pueden todos,)
sino encauzar y prever.
Su obra es <rla recomposición
de los elementos históricos,
de la isla, cla preparación
de la guerra posible,, el enfrenamiento
de los impacientes
y temerarios,
la obediencia:
-obre todo, a la voluntad del país. Con exquisita
ponderación
advierte
que no basta que el país unecesite, la conmoción,
«sino que la desee». En
esta actitud de servicio, de desprendimiento
absoluto, llega a decir: 4
otra solución política fuera superior a la nuestra...» «iLo que importa no
es que nosotros triunfemos,
sino que nuestra patria sea feliz!,
Toda la
pieza está dedicada a rendir tributo de adoración
a la idea, el sentimiento y la imagen de la patria; y aunque nos habla de las virtudes del estadista -y
es lo cierto que él las tuvo en alto grado, y en este propio
discurso se evidencianla patria aquí se nos aparece como la revelación
de un visionario,
de un hombre que se halla poseído por el rapto poético
y sagrado.
<Sus ojos -dice--,
como los ojos de un muerto querido,
nos siguen por todas partes..., Y en seguida el pasaje bellísimo:
Cuando el sol brilla para todos, menos para nosotros;
cuando
la nieve alegra a todos, menos a nosotros;
cuando para todos,
menos para nosotros, tiene la naturaleza
cambios y fragancia, -un
aire sutil viene por sobre el mar, cargado de gemidos, a hablarnos
de dolores que todavía no han logrado consuelo, de vivos que des.
aparecen en el misterio,
de derechos mutilados,
más tristes de ver
que los mismos hombres
muertos.
El alma no duerme, ni sabe
del día: ásperos, y como soldados sin armas, salen de la mente,
llenos de vergüenza, los pensamientos.
iQué importa el sol? iqué
importa
la nieve? iqué importa la vida ? La patria nos persigue,
con las manos suplicantes:
su dolor interrumpe
el trabajo,
enfría
la sonrisa, prohibe el beso de amor...
Y al final, cogido otra vez por la misteriosa
música,
arranques
más imponentes
y desgarrados
de su oratoria:
Dicen que es bello vivir, que es grande
raleza, que los días, henchidos
de trabajos
-.--_ _
en uno de
los
y consoladora
la natudichosos, pueden levan-
306
.4SUARIO
ASUARIO
MARTIANO
tarse al cielo como cantos dignos de él, que la noche es algo más
que una procesión de fantasmas que piden justicia, de mejillas que
chispean en la oscuridad,
de hombres avergonzados
y pálidos.
Nosotros no sabemos si es bella la vida. Nosotros no sabemos si el
sueño es tranquilo.
iXosotros
sólo sabemos sacarnos de un solo
vuelco el corazón del pecho inútil, y ponerlo a que lo guíe, a que
lo aflija, a que lo muerda, a que lo desconozca la patria!
He aquí ya, junto al pathos visionario
y apostólico,
la vocación prometeica que rompe los bordes armoniosos
del discurso y lo lanza a otra
dimensión
trágica, como a la playa abrupta
del sacrificio.
Pero este discurso, como los otros que pronunció
en sucesivas conmemoraciones
del 10 de octubre, renovando
siempre el prodigio
de su catártica elocuencia, es todavía un discurso de prédica y avivamiento,
no de
llamada
inminente
a las filas. Como en torno a una hoguera en medio
de la nieve, que concentraba
en sus nocturnas,
ávidas, alucinantes
llamas
toda la luz y el calor de la isla añorada, se reunían anualmente
los cubanos emigrados,
a pesar de las intrigas y ruindades,
con el instinto de
los desdichados
que buscan el sentido cTe su dolor y de su invencible
esperanza, en torno a las oraciones patrióticas
y sacras de Martí.
Evitar
la dispersión
y el desaliento, mantener vivo el fervor, articular
las altivas
y confusas aspiraciones
en un credo republicano
de profundas
&ces
morales:
tales eran los objetivos básicos de aquellos
discursos, que además tenían la virtud de despertar a muchos hombres y mujeres, humildes
o pudientes, a lo mejor de su naturaleza.
A aquellos
discursos
de asunto específicamente
revolucionario
es
precko sumar otros que, como el dedicado a Heredia y el dirigido
a los
delegados de la Conferencia
Internacional
Americana,
ambos de finales
de 1889, están preñados de alusiones al destino de Cuba y América.
En
el de Heredia quisiéramos
destacar uno de los más hermosos ejemplos
del anticausalismo,
de la fuerza de irrupción
y salto poético, típicos de
la ideación y el estilo martiano.
Mientras
el evolucionismo
dialéctico
de
Montoro
se refleja elocuentemente
en las formas armoniosas
y progresivas de su oratoria,
el separatismo,
el independentismo
radical de Martí
está presente en el pathos de impromptu
y rapto de SUS discursos, fundados en una movilidad
espiritual
incesante, en una originalidad
absoluta,
Así en el homenaje
a Heredia, pieza en que
en una invención
perenne.
se funden la justicia y la misericordia,
en medio de la bellísima evocación
de los estudios infantiles
del poeta, dirigidos
sabiamente
por su padre,
cuidac’os amorosamente
por su madre, tan distintos de aquellos que hi. I
cieron los que, según dice Martí aludiendo
qulzas a su propia infancia,
307
MARTIASO
*han tenido que componer
sus primeros versos entre azotes y burlas? a
la luz del cocuyo inquieto y de la luna cómplicen,
de pronto hay un cambio de tono, de registro en la voz y la intención,
y ya no son el padre y
los amigos del niño Heredia los que se preguntan
estupefactos uquién era
aquél. que lo traía todo en sí,, sino el propio bfartí, que enfrentándose
al
prodigio
como en un ámbito poético, como en una escena imaginaria.
simbólica
y fabulosa,
le pregunta
directamente
y sin transición
lógica:
aNiño ihas sido Ossián, has sido Bruto?B.
Y cómo olvidar la semblanza
del que fue llamado
por su mejor amigo, en el trance amargo de la
claudicación
política,
aángel caídos, y al que Martí levanta, sin un reproche, de la antesala de un alguacil habanero, alzándolo
en sus piadosas
palabras como a un hermano vencido por la enfermedad
y el infortunio:
cy allí estaba, sentado en un banco, esperando
su turno, transparente
ya la mano noble y pequeña, con la última luz en los ojos, el poeta que
había tenido valor para todo, menos para morir sin volver a ver a su
madre y a sus palmas,.
Ligada a la prédica revolucionaria
estaba la exaltación
de nuestro
etodo
el
que
sirvió,
es
sagrado,.
Pero
Hereprimer poeta civil, porque
dia no era sólo para Martí el poeta de Cuba sino también
el primer
poeta de América,
y en su profundo
acierto crítico, en su intuición
de
lo herédico -«ese
movimiento
a la vez arrebatado
y armonioso,
ese lenguaje que centellea como la bóveda celeste, ese período que se desata como
una capa de batalla y se pliega como un manto real», pero sobre todo ese
<modo de disponer como una batalla la oda,descubre la raíz americana y bolivariana
de la poesía de Heredia, que supo poner en sus versos,
mejor que Olmedo -aunque
éste cantó mejor a Bolívarula sublimidad,
Y la prédica revolucionaria
de Martí
pompa y fuego de su naturaleza,.
no puede entenderse
cabalmente
si no se la sitúa en el contexto de su
concepción de la historia y el destino de América.
Fuerza es, pues, referirnos también al discurso pronunciado
en la Sociedad Literaria
Hispanoamericana el 19 de diciembre
de 1889, dirigido
a 10s delegados de
la Conferencia
gas
crónicas
a saltar,
como
Internacional,
escribió,
una
sobre
Y de cuyas
chispa
de oro
la que
tan
angustias
consolador,
lúcidas,
y
previsoras
agonías
el milagro
y amar-
continentales
iba
sen-
de 10s Versos
cillos.
Este
breve,
intenso,
sintetizador,
fulminante
discurso,
es uno
de
los
no ya específicamente
de su oratoria,
sino
de
prodigios
de su palabra:
indisolublemente
el estilo
del discurso
su palabra, pues en éI se funden
La capacidad
de imaginización,
de resolver en
y el estilo de la crónica.
la historia
paralela
de las dos
rápidas imágenes y escenas inolvidables
AJWARIO
Américas. la maestría y gracia verbal: llegan en esta página a un grado
incomparable.
Si la cita de un pasaje cualquiera
no es arrasadora
para
el lector o el oyente, el comentario
nada puede añadir.
Veamos el memurable resumen que hace Martí del proceso histórico
de la formación
de
10: Estados Unidos, desde el ZMay Flowers
hasta Lincoln:
Viene, de fieltro y blusón, el puritano
intolerante
e integérrimo.
que odia el lujo, porque por él prevarican
los hombres;
viene el
cuáquero, de calzas y chupa, y con los árboles que derriba, levanta
la escuela; viene el católico, perseguido
por su fe, y funda un Estado donde no se puede perseguir
por su fe a nadie: viene el caballero, de fusta y sombrero de plumas, y su mismo hábito de mandar
esclavos le da altivez de rey para defender su libertad.
Alguno
trae en su barco una negrada que vender, o un fanático que quema
a las brujas, o un gobernador
que no quiere oir hablar de escuelas;
lo que los barcos traen es gente de universidad
y de letras, suecos
místicos, alemanes fervientes, hugonotes
francos, escoceses altivos,
bátavos económicos;
traen arados, semillas, telares, arpas, salmos,
libros.
En la casa hecha por sus manos vivían, señores y siervos
de sí propios;
y de la fatiga de bregar con la naturaleza
se consolaba el colono valeroso al ver venir, de delantal y cofia, a la
anciana
del hogar, con la bendición
en los ojos, y en la mano
la bandeja de los dulces caseros, mientras una hija abría el libro
de los himnos, y preludiaba
otra en el salterio o en el clavicordio.
La escuela era de memoria y azotes; pero el ir a ella por la nieve
era la escuela mejor.
Y cuando, de cara al viento, iban de dos
en dos por los caminos, eilos de cuero y escopeta ellas de bayeta
y devocionario,
a oír iban al reverendo
nuevo, que le negaba al
gobernador
el poder en las cosas privadas
de la religión;
iban a
elegir sus jueces, o a residenciarlos.
De afuera no venía la casta
inmunda.
La autoridad
era de todos, y la daban a quien se la
querían dar. Sus ediles elegían, y sus gobernadores.
Si le pesaba
al gobernador
convocar el consejo, por sobre él lo convocaban
los
taciturno
«hombres
libres,.
Allá, por los bosques, el aventurero
caza hombres y lobos, y no duerme bien sino cuando tiene de
almohada
un tronco recién caído o un indio muerto. Y en las mansiones solariegas del Sur todo es minué y bujías, y coro de negros
cuando viene el coche del señor, y copa de plata para el buen
Madera.
Pero no había acto de vida que no fuera pábulo de la
libertad
de las colonias republicanas
que, más que cartas reales,
Y cuando
el
recibieron
del rey certificados
de independencia.
inglés, por darla de amo, les impone un tributo que elllas no se
quieren
imponer,
el guante que le echaron al rostro las colonias
fue el que el inglés mismo había puesto en sus manos. A su héroe,
le traen el caballo a la puerta.
El pueblo que luego había de neLa libertad
que triunfa
es como
garse a ayudar, acepta ayuda.
.
él, señorial y sectaria, de puño de encale y de dosel de terciopelo,
3fARTI.CiO
más de la localidad
que de la humanidad,
una
bolea, egoísta e injusta, _cobre los hombre-s de
que antes de un siglo echa en tierra las andas
i y surge, con un hacha en la mano, el leñador
entre el estruendo
y el polvo que levantan al
de un millón de hombres emancipados!
309
libertad
que bamuna raza e-clava.
de una sacudida:
de ojos piadosos.
caer la- cadenas
icuántas cosas hay, además del prodigio
total, en esta visión por donde van pasando, como en un sueño, los siglos y los territorios!
Cada
\ cz que leemos aquello de: asuecos místicos, alemanes fervientes, hugos
notes francos...,,
recordamos
el Canto a Za Argentina
de Rubén Darío,
rscrito en 1910; toda la poesía de la emigración
europea en América está
latente aquí. Lo que hemos llamado, no imaginación,
sino imuginización,
rs el eje del discurso, y nos basta poner un ejemplo mínimo y encantador:
en las mansiones del sur, dice Martí, lanzándonos
desde los bosques sal.
vajes hacia la inmensa nostalgia de la noche, -atodo
es minué y bujías,.
En lugar de nombrar
a Washington,
presenta una escena patriarcal,
emblemática:
aA su héroe, le traen el caballo a la puerta,. Y para el retrato
absoluto de Lincoln
en cuerpo y alma no le hacen falta más de cinco
breves palabras, que lo levantan del polvo como hubiera podido hacerlo
Velázquez : ael leñador de ojos piadosos..
No menos calidad artística, y más amor entrañable,
hay desde luego
en la evocación de los orígenes de la América
española, siempre en ese
estilo visionario
y sintetizador,
de remate aforístico:
aDe arado nació
la América del Norte, y la Española, del perro de presa,.
Y otra vez el
pathos de la irrupción,
que ahora revela su profunda
cauda americana,
pues hay para Martí en la esencia de América
una capacidad
misteriosa
de salto, de ruptura del causalismo
histórico,
de originalidad
y libertad
que surgen de sí mismas, como surgió, en su visión, la gesta bolivariana
de las entrañas telúricas del continente,
y esa capacidad
de súbito arranque y transfiguración
está en su palabra,
y se ejemplifica
ahora en uno
de 10s pasajes más deslumbrantes
de su obra.:
iQué sucede de pronto, que el mundo se para a oir, a maravillarse, a venerar?
;De debajo de la capucha de Torquemada
sale.
ensangrentado
y acero en mano, el continente
redimido!
Libre:
se declaran
los pueblos todos de América
a la vez. Surge Bolívar,
con su cohorte de astros. LOs volcanes, sacudiendo
los flancos con
estruendo,
lo aclaman y publican.
iA caballo, la América
entera!
Y resuenan en la noche, con todas las estrellas encendidas,
por
llanos y por montes, los ~6~0s redentores.
Hablándoles
a sus
indios va el clérigo de México. Con la lanza en la boca pasan
la corriente
desnuda los indios venezolanos.
Los rotos de Chile
ASCARIO
marchan juntos, brazo en brazo, con los cholos del Perú. Con el
gorro frigio del liberto van los negros cantando, detrás del estandarte azul. De poncho y bota de potro, ondeando
las bolas, van,
los escuadrones
de gauchos.
Cabalgan.
suelto
a escape de triunfo.
el cabello, loa pehuenches
resucitados,
voleando
sobre la cabeza la
chuza emplumada.
Pintados
de guerrear
vienen tendidos
sobre
el cuello los araucos, con la lanza de tacuarilla
coronada de plumas
de colores; y al alba, cuando la luz virgen se derrama por los despeñaderos, se ve a San Martín, allá sobre la nieve, cresta del monte
y corona de la revolución,
que va, envuelto en su capa de batalla,
cruzando
los Andes. ¿A dónde va la América,
y quién la junta y
guía? Sola, y como un solo pueblo, se levanta.
Sola pelea. Vencerá, sola.
Así quería él que luchara y venciera Cuba, para completar
ala última
estrofa del poema de 1810~ y para asegurar ael equilibrio
del mundo,;
pero no pudo ser.
la dignidad
plena del hombre,,
y la famosa
pre sopesarse palabra por palabra:
MARTII\SO
disyuntiva,
311
que debe siem-
0 la república
tiene por base el carácter entero de cada uno
de sus hijos, el hábito de trabajar
con sus manos y prnsar por si
propio, el ejercicio
íntegro de sí y el respeto, como de honor de
familia,
al ejercicio
integro de los demás; la pasión, en fin, por
el decoro del hombre,
o la república
no vale una lágrima
de
nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos.
La guerra no se hará para cambiar de apariencias,
sino de espíritu,
y ese nuevo espíritu ha de crear de sí propio nuevas formas originales,
fundadas
en «la esencia y realidad
de un país republicano
nuestro,.
Cambio de «meras formas,
sería «la perpetuación
del alma colonial
en
nuestra vida, con novedades de uniforme
yankeen:
exactamente
lo que
ocurrió
a partir de 1902. Cambio de «meras formas, sería caer en la
dictadura
de la demagogia:
«aquel robo al hombre que consiste en pretender imperar
en nombre de la libertad
por violencias
en que se prescinde del derecho de los demás a las garantías y los métodos de ellap.
Prevé con claridad
al demagogo,
y la infamia
del egoísta que lo hace
posible, y exclama:
Por los años de estas piezas de conmemoración
y homenaje,
Martí
no vislumbraba
todavía la posibilidad
de una acción inmediata.
Cuando
esto comenzó a ocurrir, el súbito giro de las circunstancias
se refleja nítidamente
en los discursos, a partir del primero
de Tampa: Con todos,
para el bien de todos, pronunciado
en el Liceo Cubano de aquella ciudad,
el 26 de noviembre
de 1891. La prédica entonces se contagia de inminencia; la hora de la acción ya se aproxima;
es preciso organizar
rápidamente
-sobre
las bases echadas en los años anteriores-,
antes que el ejército
visible,
las fuerzas ideológicas
y espirituales
que contituyen
la osatura
del movimiento.
De una parte, en r;te discurso, las ideas profusas, encendidas,
ambiciosas,
cuajan en doctrina
sustantiva y frugal, como en
código viviente y abreviado
que se lleva en la mochila;
de otra, el estilo visionario
y metafórico
tiende a comprimirse
en grandes símbolos
resumidores,
que la intuición
popular
puede asimilar
sin an&sis.
La
función que más tarde, en la oratoria
política del siglo XX, han de llenar
las consignas, la cumplen aquí los símbolos.
La consigna se dirige só,lo
a la voluntad:
si toca otros resortes, es para que ellos la muevan en el
sentido previsto.
El símbolo es siempre una apertura,
una irradiación,
que mueve, sí, pero no sólo a la fuerza fáctica y militante
de la masa,
sino a la totalidad
poética y sobreabundante
de la persona.
Sin empecinada
injusticia
no habría
demagogia
posible.
¿Y cuál
es el antídoto, el exorcismo
de la demagogia?
La balanza, la equidad.
Insiste pues en la idea matriz de su concepción
política:
Ia idea d’el
equilibrio,
de la compensación
de fuerzas, del juicio abarcador
de todos
los lados del problema,
aun a riesgo de no parecer bastante radical
o
revolucionario.
Pero él sí es un radical, porque va a la raíz humana, y
no sólo al esquema teórico;
éI sí es un revolucionario,
porque quiere
que eI mundo, contra su gravitación
de siglos, gire en torno a la justicia, *ese sol del mundo mor&
como había dicho su admirado
José
de la Luz. Oigámosle:
En cuanto a doctrina,
muchos son los ejemplos de síntesis ideológica
que pueden citarse. Recordemos sólo la majestuosa sentencia: ayo quiero
que la ley primera
de nuestra república
sea el culto de 10s cubanos a
NO
juzgue de prisa el de arriba, ni por un lado: no juzgue el
de abajo por un lado ni de prisa. No censure el celoso el bienestar
el poema conque envidia en secreto. NO desconozca el pudiente
iClávese la lengua del adulador
popular,
y cuelgue al viento
como banderola
de ignominia,
donde sea castigo de los que adelantan sus ambiciones azuzando en vano la pena de los que padecen
u ocultándoles
verdades esenciales de su problema,
o levantándoles
la ira: -y al lado de la lengua de los aduladores.
clávese la de los
que se niegan a la justicia!
312
‘SUARIO
A?WARIO
MARTIASO
movedor, y el sacrificio
cruento, del que se tiene que cavar el pan
que come; de su sufrida compañera,
coronada
de corona que el
injusto no ve; de los hijos que no tienen lo que tienen los hijos
ivaliera
más que no se desplegara
de los otros por el mundo!
esa bandera
de su mástil, si no hubiera
de amparar
por igual n
todas las cabezas!
Esa es la idea clave de todo el discurso, y de toda su concepción
del
problema
social. Ella ha de servirle para rematarlo
en forma inolvidaIJle:
NY pongamos
alrededor
de Ia estreIIa, en la bandera
nueva, esta
formula del amor triunfante:
‘ iCon todos, para el bien de todos!“>
< Insiste también en una convicción
suya central: la autoctonía,
que en
otros sitios defiende como ley estética, debe ser igualmente
sustancia
de la política,
de los credos e instituciones
que ha de adoptar
el país.
Por eso dice: uHombres
somos, y no vamos a querer gobiernos
de tijeras y de figurines,
sino trabajo
de nuestras cabezas, sacado del molde
de nuestro país,.
iPeligros?
Muchos hay, sin duda, y uno especialmente
grave, al que
alude con palabras
parecidas
a Ias que utilizará
Enrique
José Varona
en plena República.
NLa colonia -dirá
Varonase nos viene encima».
Y Martí, ya en 1891: «... la mano de la colonia que no dejará a su hora
de venírsenos
encima, disfrazada
con eI guante de Ia república».
En la
previsión nadie lo aventajó.
Pero también se agitan falsos peligros, temores infundados,
y a rebatirlos
dedica Martí la segunda mitad del discurso, la que comienza preguntando:
u¿A qué es, pues, a lo que habremos
de temer?.
Y va pasando revista, y descabezando
con un aiMienten!
»
que debió seña,lar un crescendo electrizante
en la noche del delirio cubano en Tampa, los argumentos
falaces del escepticismo,
del realismo,
de los pusilánimes,
de los racistas, de 10s enemigos cerriles del español,
olimpos y alzacolas,.
El
de los anexionistas,
y en fin, de los «lindOros,
efecto de esta tirada, cuya simple lectura quita el aliento, debió ser arrebatador.
Hoy sin embargo,
en la relectura,
hay siempre un pasaje que
es el que más nos detiene y enamora, porque toca los centros mas entrañables y trágicos de Martí en su relación
con 10 hispánico,
y es el que
empieza:
«iTemer
al español libera,1 y bueno, a mi padre valenciano.
a mi fiador monta&,
al gaditano que me velaba el- sueño febril...,,
ha.;ta que exclama: cA los que no saben que esos espanoles son otros tantor
realmente
inaudita,
por el
cubanos, les decimos : 1Mienten. t m Conclusión
salto lógico que sólo podía dar la temeridad
de1 amor. iQué era entonces
un cubano para Martí?
Ya él había hablado
de <Ia fuerza gloriosa
de
las islas, que parecen hechas para recoger del ambiente el genio y la luz> :
;ilii
Y.4RTIASO
ahora advierte que hay en Cuba auna enérgica suma de aquella libertad
original
que cría el hombre en sí, del jugo de la tierra y de las penaque ve, y de su idea propia y de su naturaleza
altiva*.
El cubano, entonces, en su concepción,
es un ser especialmente
dotado para todo lo
que signifique
apertura,
independencia,
libertad;
pero no sólo libertad
política, sino esa *libertad
original
que cría el hombre en sí,, anterior
y superior a todas las leyes, ley ella misma del ser, y de la cual el deseo
de independencia
política es una manifestación.
Libertad
ontológica,
en
suma, ligada al genio y Ia luz de la naturaleza
en que ha nacido.
Por
eso =no hay palabra
que se asemeje más a la luz del amanecer...
que
esta palabra inefable y ardiente de cubano!m
Genio de la luz, apertura,
amanecer.
uCubanor> se convierte
entonces, a sus ojos, en el signo de
una categoría de1 espíritu:
la del hombre votado esencialmente
a Ia vida
de la libertad.
Por eso los españoles que la aman son otros tantos acubarios».
Por eso las diferencias
de raza no significan
nada, por eso
«no hay razas,, porque frente a esa vocación común se desvanecen, y
él sabe que el negro aestá poniéndose
de columna firme de Ias libertades
patrias,.
Por eso, en fin, se levanta al nivel de la prosa poemática para
decirnos de la palabra acub,anoB:
Yo no & qué misterio de ternura tiene esta dulcísima
palabra.
ni qué sabor tan puro sobre el de Ia palabra
misma de hombre,
que es ya tan bella, que si se la pronuncia
como se debe, parece que
es el aire como nimbo de oro, y es trono o cumbre de monte la
naturaleza!
VoIviendo
a Ia función resumidora
del símbolo, que a partir de este
discurso --en el que ya no se habla de ala guerra posible,
sino de ala
guerra inevitablescobra caracteres de imperiosa
gráfica, los ejemplos
acuden en seguida.
Recordemos
algunos, que rápidamente
se grabaron
en el alma popular:
aY traigo Ia estrella, y traigo la paloma en mi
corazón.,
CLas palmas son novias que esperan.»
«Es preciso, en cosas
de pueblos, llevar el freno en una mano, y la caldera en la otra*.
Ivan A. Schulman ha señalado el proceso por el cual el tropo apino,.
utilizado
desde un período que puede situarse entre 1878 y 1880, se incorpora
al simbolismo
martiano
en el discurso llamado
de Los pinos
rmeZ)oS y en otros textos posteriores.15
Este discurso lo pronuncia
al dia
siguiente
del anteriormente
comentado,
también en el Liceo Cubano de
Tampa, con motivo de la conmemoración
del fusilamiento
de 10s eatu14
1960.
Ivan A.
p. 64-68.
Schulman,
Símbolo
y color en la obra de Martí, Madrid,
<_
Gredas.
~
314
ASL
‘.RIO
MARTI.
AXUARIO
diantes el 27 de noviembre
de 1371. Entre uno y otro media el acuerdo
logrado por Martí de preparar
las bases organizativas
del Partido Revolucionario
Cubano.
Toda la b rere oración
está recorrida
por las ideas
maestras de su optimismo
trascendente:
NOtros lamenten la muerte necesaria: y-o creo en ella como la almohada,
y la levadura. y el triunfo de ia
vida..
~;Así. de esos enlaces continuos
invisibles.
se va tejiendo el alma
de la patria!»
aPor lo invisible
de la vida corren leyes magníficas..
Y
hasta la evocación de la escena trágica se le transfigura
aquella noche
en una visión de la paz, y ligereza, y dicha del sacrificio,
en uno de los
pasajes más venturosos de toda su obra:
iQuién,
quién era el primero
en la procesión
del sacrificio,
cuando el tambor de muerte redoblaba,
y se oía el olear de los
sollozos,
y bajaban la cabeza los asesinos; quién era el primero.
con una sonrisa de paz en los labios, y el paso firme, y casi alegre,
y todo él como ceñido ya de luz? Chispeaba
por los corredores
de las aulas un criollo
dadivoso y fino, el bozo en flor y el pájaro en el alma, ensortijada
la mano, como una joya el pie, gusto
todo y regalo y carruaje,
sin una arruga en el%ligero pensamiento:
iy el que marchaba
a paso firme a la cabeza de la procesión, era el
niño travieso y casquivano
de las aulas felices, el de la mano de
sortijas y el pie como una joya!
Esos son sus *cubanos,,
los que no se meten aen la sangre hasta la
cintura>,
los que no viven «como el chacal en la jaula, dándole vueltas
al odio,, los que suben sonriendo,
llenos de aire y luz, ingrávidos
y erguidos, al sacrificio.
Y como en la muerte se esconde el triunfo
de la vida,
como aquel sacrificio le da fundamento
y savia a la esperanza, termina la
fulminante
oración con el súbito símbolo, natural,
afortunado,
elocuentísimo :
Rompió
centelleo de
en torno al
de los pinos
de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí al
la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillenta
erguirse,
tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos
iEso somos nosotros: pinos nuevos!
nuevos:
Los tabaqueros
de Tampa, las gentes sencillas
que oyeron de viva
voz aquel final deslumbrante
-icuándo
se habló con tanto primor a los
humildes?-,
no eran seguramente
capaces de discernir
sus elementos
artísticos, estudiados hoy por la filología, pero les llegó la onda poderosa
del amor, el impulso
del símbolo iluminando
SUS vidas con un rayo de
belleza.
,
De regreso a Nueva York, pronuncia
Martr,
en Hardman
Hall, el
17 de febrero de 1892, la Ramada Oración
de Tampa y Cayo Hueso,
porque
tuición
Si antes
virtudes
X4RTIABO
315
en ella resume, con el júbilo de quien viene de confirmar
la indel prodigio,
sus impresiones
del viaje a aquellas dos ciudades.
oyó, y dijo, ael himno de la vida*, ahora canta el aleluya de las
de la emigración:
Lo que tengo que decir, antes de que se me apague la voz y mi
corazón cese de latir en este mundo, es que mi patria posee todas
las virtudes
necesarias para la conquista
y el mantenimiento
de
la libertad.
A los escépticos se dirige, y a los menguados de corazón... Pero es
imposible
glosar este discurso rapsódico,
sin puntos de soldadura
ni enlace, todo él una oda enteriza,
como de un solo aliento
gigantesco,
a
las virtudes de su pueblo.
Para dar una idea de su calidad literaria,
de
su impulso poemático,
recordemos
sólo este pasaje:
En la niñez, cuando le nace al corazón
ingenuo
la flor primera de la maravilla,
y la educación
necia nos aparta, en Cuba
como en todas partes, de la joyería viva del jardín, y en el templo
grave y solemne de la naturaleza
póstrase el alma de admiración
y
poesía al oir en la iglesia, que rehuirá
después, resonar, por entre
las arañas que remedan los luminares
del cielo, y las cortinas que
imitan
los caprichos
que borda
en las nubes el sol, las notas
que parecen cernerse por las naves pomposas
como bandadas de
almas.
Y el viajero
sorprendido
por la puesta de la luz en la
cumbre del monte, olvida atónito un momento el afán y el pecado
de la vida, y rodeado
de llamas se sumerge
en el himno
glorioso de la naturaleza:
-i pues digo que jamás tuve un goce tan
puro, y de tan íntima majestad, como entre los míos, entre mis
cubanos, entre mis guerreros
y mis ancianos
y mis trabajadores:
-jamás,
ni en la iglesia de niño, ni en la cumbre del monte!
Para terminar
este repaso de la oratoria
martiana,
quisiéramos
síquiera aludir al último gran discurso que se conserva de Martí, el pronunciado
en honor de Bolívar el 28 de octubre de 1893, oración breve,
a la vez que descomunal
y delirante.
En ella debemos subrayar
tres
ideas rectoras del pensamiento
martiano:
la absoluta originalidad
de la
América
que él concebía, expresada
de nuevo en la categórica
excla
cación: a i ni de Rousseau ni de Washington
viene nuestra América,
sino
de si misma! r ; la combinación
de equilibrio
y expansión
en que para
el consistía el secreto de la libertad política, por lo que dice de Bolívar:
abuscó en la sujeción,
odiosa al hombre,
el equilibrio
político,
solo
y su idea del mundo como
constante cuando se fía a la expansiónw;
.716
.4XCARIO
MARTIANO
Pasión : *suma de la divinidad que asciende ensangrentada p dolorosa
(le1sacrificio y prueba de los hombres todos,.
Muchos discursos de Martí se han perdido, conservándose de algunos
de ellos versiones y fragmentos. La lectura de estosborradores, quizás
por ofrecernos como el hervor aun no fraguado de su palabra, nos aviva
una impresión que difusamente nos acompaña en la lectura de sus dis(‘ursas. Hay en ellos todo un ideario político perfectamente articulado.
La sintaxis, aunque generalmente compleja y personalísima siempre.
ii sele desmontanlos resortes, revela una fábrica también perfecta. Martí
es un escritor y un orador cenital, en todo momento lúcido, dominante,
que tiene en el puño las riendas de sus ideas, de sus sentimientos, de
zus imágenes, aunque la cuadriga sea naturalmente impetuosa y ávida.
Pero hay en susdiscursos-y en los fragmentos, al faltar la articulación
lógica, lo sentimoscon mayor claridad- un soterrado elemento apítico>>
que es el que les da lo que llamaríamos la desmesuracualitativa, la sobrecarga de intensidad, el halo de alucinación, -como hay en toda su
obra solar una savia onírica, de raíz erótica, delirante y nocturna.
Sentimos que el borbotón de su elocuencia a ratos bordea lo incoherente. Repasamosel texto: no hay ningún desajustelógico ni sintáctico.
La impresión persiste. Unas veces esto ocurre porque, al cabo de una
vehemente acumulación de efectos emotivos y tropológicos, cuando esperamos que la tensión se alivie, irrumpe otra imagen inesperada y sobrecogedora, como cuando dice: .Por el portón del muelle oscuro, henchido de cabezas,salía como una virgen, el estandarte patrio,. Sabemos
que este hecho ocurrió en el Cayo, pero la imagen queda desprendida y
como flotando en un sueño. Otras veces es lo súbito y apretado del
lenguaje simbólico lo que le da al pasaje un aspecto sibilino, como
cuando exclama: a;La armadura se veía bajar del cielo, y el ritual lo
leía la patria en la sombra....,1 Otras veces, en fin, es la reunión en un
rapto, de cosas tan heterogéneascomo una turba, un arca, un tahalí, un
arenal, juntadas mágicamente por el frenesí de la elocuencia: aiista es
la turba obrera, el arca de nuestra alianza, el tahalí, bordado de mano
de mujer, donde se ba guardado la espada de Cuba, el arenal redentor
donde se &ifica, se perdona, y se prevee y se ama!-,
De que Martí estaba poseído por el delirio verbal, en el sentido en
que esto puede decirse de los grandes poetas y profetas, no cabe duda.
A este propósito es del mayor interés una anécdota relatada a José de
la Luz León por César Zumeta, que fue de los fascinados por el discurso del Club de Comercio de Caracas y asistió a las clases de oratoria
de Martí en aquella ciudad. rMe contaba -dijo Zumeta a Luz León-
ANUARIO
MARTIAKO
317
que el orador más elocuente que había conocido fue un zapatero CUbano que estaba en España. Hubo un alboroto y este zapatero se encaramó en la caja de betunes y comenzó a arengar al público. Le faltaba
léxico, no tenía acervo completo de palabras; inventaba un disílabo, un
trisílabo para el ritmo, y a pesar de que eran palabras que acababa
de inventar se comprendía perfectamente lo que quería decir., *Fue el
orador, decía Martí, que más me impresionó.*16 La raíz sibilina, de
Pitia verbal y rapsódico entusiasmo, está patente en esta anécdota. Lo
que impresionó a Martí fue el borbotón de la elocuencia natural, incontenible, que poseía pintorescamente a aquel hombre inculto, cuyo instinto
le dictaba la importancia del ritmo en la elocuencia, la continuidad
mágica de un sentido que se apoyaba en palabras inventadas, esa médula de incoherencia supralógica, de mensaje oracular esencialmente
misterioso, con que se hacen los grandes discursos. A esa fuerza catártica sólo puede llegar el sentimiento primigenio, remontado a las fuentes
originales y sagradasdel corazón humano. ~NO dijo él una noche que
su elocuencia era la de la Biblia, aque es la que mana, inquieta y regocijada como el arroyo natural, de la abundancia del corazón?, ~NO
habló de una «extraña oratoria, rebosante y soberbia*, de una aoratoria
de llama y sentencian, que no era la de los modestosoradores de Tampa
y el Cayo a la que entonces se refería, sino la suya propia? ~NO confesó que quería aencender a los hombres,? Y en sus juveniles Notas
sobre la oratoria había escrito: acalienta la lengua una especiede fuego
sibilítico; truécase el hombre en numen, y anonada, convence, reivindica, destruye, reconstruye, exalta, quema!, En esa celeridad alarmante
de los verbos, con la avidez del incendio que se propaga, está SU elocuencia. a i Oh, oratoria, león encendido!,, escribe al final de su examen
de los oradores norteamericanos. Y sus discursos, tan lejos de la blandura, pulimento y redondez académicas,tan lejos del armonioso oleaje
de Montoro como de la voluptuosa opulencia de Castelar, hijos íntegros del sacrificio de su ser, son precisamente del linaje de aquellas
abenéficas oraciones, que él añoraba, aque quedan por largo tiempo
visibles y suspendidasen el aire, como aquellos escudosde los caudillos
que levantados por los nervudos brazos servían como de punto de
reunión Y signo de victoria a las cohortes desbandadas.
HoY vemos el escudo vibrante, ígneo, indivisible, milagrosamente en
el aire; Pero vemos sólo la mitad del milagro, porque no vemos ni
1,
Josi de la luz León, aLo que de Martí me dijo su amigoZumeta%.
AK~~LJO
losé Mar& La Habana,jul-dic. 1945,p. 278.
318
NwAmo
bfARTIAN0
oímos al sustentador de esos cuerpos gloriosoa del idioma. Y quiene=
lo vieron y oyeron, iqué nos dicen. 3 Los testimonios pueden multiplicarse. A Varona, en su juventud, lo dealumbró. A Darío, en su maJuvenal Anaola, que fue su discípulo
durez, lo colmo de admiración.
en Caracas, dice comentando el discurso sobre el pueblo de Israel, que
se ha perdido: asu elocuencia fue nueva, sorprendente, y lo sublime
parecía poco ante aquel espíritus...”
Pero aún más nos interesa el
recuerdo de los humildes. Un mambí exclama: l i No lo comprendíamos,
pero estábamos dispuestos a morir por él!. Otro asegura: *Me glorifico de haber nacido, tan sólo por el placer de haberlo oído., Un tercero, capitán del Ejército Libertador, declara: aSu verbo era prodigioso,
sus palabras parecía que venían de un ser sobrenatural.,
Y recuerda laa
sentencias finales de una de las últimas arengas improvisadas,
ya en
los campos de la Revolución:
aTendremos -dijotanta pólvora J
tantos rifles como palos tienen nuestros montes; y llegaremos victoriosos hasta I.as puertas de la capital del crimen.*‘*
No llegó él, pero eí su palabra incesantemente fundadora.
UN DISCURSO
OLVIDADO
DE MARTI
Por la diligencia y generosidad del acucioso investigador martiano,
asiduo a nuestra Sala, Luis García Pascual, nos es posible presentar este
hermoso discurso de Martí que, si bien publicado en El Porvenir
de
Nueva York, había pasado inadvertido a los compiladores de sus Obras.
Ideológica y estilísticamente es una tipica oración martiana, improvisada
al calor de la prédica revolucionaria, llena de fuego, previsión y matices. Sus temas constantes -unidad, continuidad, sacrificio- aparecen
exaltados en rítmicos períodos que, por la misma visible falta de cuidadosa preparación, ofrecen al estudioso muy transparentes muestras
de los areflejos+ más inmediatos y espontáneosde su palabra. No faltan
las imágenessúbitas, sorprendentes, ni la sentencia aforística, ni el retrato amoroso, fijador e inolvidable de algún cubano de mérito, en
este caso de Juan Fraga. MututU mutan&,
los enfoques centrales de este
breve discurso ocasional tienen plena vigencia revolucionaria, hoy, en
nuestra América. C. V.
Juvenal
Amola,
Jo&
Martú.
Revisto cuh%
&s
La Habana,
jul.
195l.dic.
1952, p. 165.
l8 Manuel
Ferrer
Cuevas,
&ntes
los restos de Martí,.
cit., p. 464-465.
1’
Martí,.
que
Rhsta
conocieron
II
cubana, núm.
DISCURSO PRONUNCIADO
POR JOSE MARTI
EN LA FIESTA
DEL CLUB LOS INDEPENDIENTES
EL 16 DE JUNIO DE 1890
EN
HARDMAN
HALL
Cubanos:
Esta ocasión sería para mí difícil, por lo que la honradez
manda
decir y la prudencia
manda callar, si no fuese el objeto de esta fiesta,
más que auxiliar
a un club que anda por sus pies y se va auxiliando
~01.0, levantar acta pública,
en esta hora inquieta,
de que los vigilantes
están en su puesto Sin que se les canse el corazón de amar, ni la mano
de unir; y tributar
el homenaje
que merece, en estos tiempos de aturdimiento y descomposición,
al grupo de hombres previsores,
de hombres
abnegados,
que, sin el interés de la fama ni los gustos de la autoridad,
todavía encuentran,
del pan pobre de sus hijos, modo de apartar su
porción
de pan para la patria.
¿Ni qué más que este club que tiene ya de amigos y de miembros
a los únicos hombres ilustres de la revolución,
a los que le son leales,
-qué
más que este club, y el espíritu
amplio y generoso que lo guía,
sin permitir
que lo aflojen las parcialidades,
ni que la intriga lo tome de
arma, ni que le quite prosélitos
la desconfianza
que el espionaje
hábil
cautiva y difunde, y la malignidad
calumniosa
fomenta, -qué
más que
este club, que de siete hombres llegó en pocos mesas a cuatrocientos
pesos, y sienta en sus bancos al abogado y al general, al villareño
y
habanero
y al del Camagüey y al de Santiago,
al liberto y a SU libertador, -qué
más, para demostrar
lo claro de nuestra previsión
y lo
322
ANUARIO
MARTIANO
firme de nuestra constancia, que el club de los IndependienPs.
encendido en la roca del destierro, como las hogueras de los últimos persas
en la fortaleza escarpada de las alturas adonde no llegó jamás el pie
del moro?
No tiene el mérito tantos amigos, -puesto que enemigos es lo primero que le sale al mérito,- que esté de más celebrar en alta voz, no
por adulación, sino para ejemplo, a los patriotas de la adversidad, que
son siempre los pocos, porque en cuanto huele a triunfo, caen del cielo
los patriotas; no está de más, porque es uno de los raros consuelosde la
vida, decir ante estoscubanos ejemplares, como quien lee el rol de honor
cubanos buenos!iEnseñad
en el campo de batalla: -.iAlentad,
vuestra obra, para que todos la imiten! -iDonde haya siete cubanos
levanten un club capitalizador! -iDe algún cielo ha de venir, porque
no todos los cielos son injustos, la ayuda salvadora; pero el que no
muestra que se sabe ayudar por sí, no tjene derecho para pedir ayuda
a los demás! -iGuardad dinero en manos honradas, guardadlo aunque
sea poco, que un centavo a tiempo es mejor que cien centavos tarde,
y un peso insurrecto puede más que mil pesos españoles! -iLo
que
está hecho no hay que hacerlo; y cuando el rayo cae, no es hora de
ponerse a levantar el pararrayo!.
El genio es eso: -ver antes; disponer la guerra que no puede evitarse, de modo que surjan de ella el
bienestar y la concordia; acercarse, consolando y suavizando, a los
hombres, interesados y divididos; pedir de puerta en puerta la contribución de la libertad para la patria. iSe bebe agua, y se tiene que
pagar por ella, y se quiere libertad y no se quiere pagar por ella? Pues
se paga contribución a la tiranía ino se ha de pagar contribución a la
libertad? iCada hueso de héroe de los campos de Cuba le dice a los
cubanos olvidadizos, asomándosesobre la tierra: -paga!
El club de los Independientes,
de pie, obedece a los héroes. El cubano que no tiemble una vez al día, al recordar y al prever, va para
mal cubano. Pero temblar no basta, -sino preparar. 0 nos dirá mahiciste con la libertad en que
ñana nuestra patria desvalida: -iQué
vivíais, que la empleásteisen disertar como sofistas o en poneros tachas
unos a otros, y en tejer coronas de hojas secasy flores de papel, para
mártires que no necesitan coronas, ni quieren más que una, que es la
que pudísteis darles, y no les disteis.3 El que deja de hacer, en las cosas
de la patria, todo lo que puede hacer, e
traidor a Ia patria. iY hay
que empezar a tener cuidado, porque por ahi anda, por el aire y por el
cielo, el que lleva los libros., y va apuntando en la hsta de las traiciones,
ANUARIO
MARTUNO
al que puede hacer y no hace! El club de loa Idependkw,
323
de pie,
obedecea los héroes,
Nunca ha sido m& necesario atender a la vez sus lecciones de sacrificio y de cautela que en estos tiempos de estremecimiento continuo y
creciente en Cuba, en que ya rompe por la superficie el mar de abajo,
-y los que quisieran sofocarlo, arrollados por laa olas, bambolean
inseguros agarrándose a la espuma, y han de viajar con ellas. Ni fue
nunca más útil vernos en lo que somos,sin engaño para los demás ni
para nosotros mismos; porque las empresasen que le va a un pueblo
la vida, no son para que un aventurero las haga como su intendencia y
mayordomía; ni para que un petimetre de la palabra se ponga a lucir
retóricas delante del tocador de la guerra: -ni son para esconder los
obstáculos que deben conocerse, porque es preciso saber donde están,
para vencerlos. Pero una cosa no tenemos que escondernos, ni a los
demásni a nosotros, y es ésta: -Acá estamos,y nos palpamos los corazones. Los cansados, renacen. Los que habían olvidado el castellano,
lo vuelven a aprender. Lo que no querían saber de los caminos de la
patria, ni de la locura de sus hijos fieles, ahora andan buscando a los
locos. El militar de antes, que estaba donde no se le veía, sale a prengutar qué pasa. El que va a emprender un viaje, lo detiene, por el
miedo, y el deseo sublime de emprender otro. Será, o no será; pero
de todos los rincones del mundo, como si con nuestro pabellón por alas
cruzara una voz de mando por el aire, parece que Cuba resucita. Acá,
como agente que viene buscando la vía, se encuentran los que menos se
solían encontrar, y se dan la mano. Allá, la generación nueva, ahita
de injurias, con las sombras justicieras erguidas junto a la almohada,
preguntándoles qué han hecho del día, se ensayan para morir, acuden
al toque de corneta, y perecen, dando luz como antes, en medio de las
llamas: iallá, a poco que dé el sable al vaso, va a derramarse el vaso!
La Isla es grande, y hay mucha sabana por donde tenderse, y mucha
sierra por donde derramarse. Acá, por prudencia, o por pereza, o por
razones locales, o por propósito superior, o por ensefíanzasde los tiempos,
no nos hemos cuidado de ponernos, en lo que se ve, de modo que parezca de lejos que seamoslos que en verdad somos; y aun podría algún
malévolo, o desconocedorde nuestras cosas,suponer, porque no andamos
juntos a todas horas, que en el instante del recuento hemos de echar
por sendasdiferentes, o no habrá más que mortajas, clamando al vacío,
en la única senda. -Y lo que tenemos que decir ea que estos diez
años no han pasado en vano,- que la concordia tiene tantos apóstoles
como crían malvadas la ambición y el interés, y paga España espías
324
*
ANUARIO MARTIANO
ANUARIOMARTIANO
que se nos metan por el corazón, -que de un soplo, juntas las condiciones y colores, fundidos 10s detalles de opinión en el arranque? no
habrá quien pueda, ni quien intente, cerrar el paso de la avalancha,
y se verá a todos en fila a la hora del recuento, arma al hombro: o
peso en mano.
No han pasado estos diez años en vano; y si no hay tiempo, en esta
noche compuesta principalmente para la amenidad, en que ha de movernos el alma con acentosde Cuba una voz de mujer;’ si no hay tiempo,
en esta noche en que los mantenedores del pabellón van a contarnos
con sus labios de bravos las hazañas increíbles realizadas a su sombra;2
si no hay tiempo para analizar como debíamos, a fin de que de lejos
nos entendiesenbien, y de cerca nos entendiesen mejor, todo lo que ha
habido que vencer para llegar a donde estamos,y todo lo que nos queda
que vencer aún; para ver si somos algo, y qué somos, 0 si no som.os
más que pompa y viento; -para recordar cómo fue la guerra de antes,
y por qué no triunfó, y cómo va a ser la de ahora, y por qué puede
triunfar, -sí hay tiempo, porque debe haberlo, para decir, mano al
pecho, con la solemnidad de quien jura, que en lo modesto del silencio,
donde el gusano hace día a día su obra edificadora, hemos procurado
y logrado quizás, acercar hasta el respeto mutuo. y acaso hasta el cariño, a los que de la guerra pasada quedaron divididos, y en bandos
aparte, -hemos puesto por sobre todas las cosas, ajenos
a tratos
deshonrosos o repartos criminales de autoridades venideras, el interés puro
y general del país, sin reservas en pro de esta casta o la otra, ni exclusión de uno u otro factor incómodo, ni preferencia de esta o aquella
comarca, sino con los ojos a lo que es, y con todos loa factores por
delante, sean cómodos o no; -hemos, en la faena de diez años, tendido redes de cariño por el mundo, para que no nos dejen solos en el
nuevo dolor, y preparado el ejército de afuera de tal modo que no vuelva
a torcer, ni a fatigar, ni a abandonar, ni a anular con sus demoras y
disimulos, y quién sabe con qué más, el ejército de adentro; sino que
la milicia de acá vaya con la milicia de allá, *cabeza a cabeza, los de
allá peleando y los de acá dando con qué, aprisa los de allá y los de acá
1 Alude a la Sra. Ana Aguado
de Tomásquecantóun valsy la Stella d’dmore,
de Laureano
Fuentes.
2 En este acto hablaron
José Miguel
Pá=aga
sobre Eduardo
Agramonte
y Beu.
Enrique
Trujillo
leyó un trabajo
de
Tomás
jamin J. Guerra
sobre Bernabé de Varona;
Estrada
Palma acerca del incendio
de Bayamo Y Emilio h’úfia relató un episodio
de
la guerra
bajo el título
de <Drama
sangfieuto,.
TambiQn
hiu, uso de la palabra
Rafael Serra.
El propio Martí
cerró el acto cou su cronlca
<Cuentos
de la guerra.
El teniente
Crespo. Sobre recuerdos
del geu=d
Francisco
Carrillo.,
325
más aprisa, los de allá agradecidos
y loa de acá dignos del agradecimientro, -y todos, los de acá y los de allá, sin capas españolasni botas
yankw, trabajando a una, a compás y a galope, por sobre la tierra
y por debajo de la tierra, para lograr, con el respeto duradero
de los
hombres libres, la independencia absoluta y democrática de la patria!
P’ero no todo es triunfo o causa de congratulaciones;
porque la vida
es como el pan, que agrada
al sabor
despuésde hecho, pero se hace
con levadura agria. Ni hemos de ocultarnos
las espinas de nuestro ca-
mino, ni hemos de ser menos que nuestros héroes de la guerra, que
andaban descalzos sobre las espinas. iCorra nuestra sangre y agonice
nuestro corazón, con tal que por sobre él, sin mirar lo que pisa, suba
a la libertad nuestra patria ! No todos es triunfo entre nosotros, ni eg
cosa la guerra
de cabalgata
y fantasía
a la que se debe ir con anteojos
azules, sino que se ha de ver el camino sin anteojos y tan claro que se
pueda ir por él de noche como de día. iPues acá entre nosotros mismos,
sin contar con otros problemas mayores, que de sí mismos se van
resolviendo, como llevamos ya resueltos algunos, no quedan tal vez, de
las culpas de otros, y de las cosas de otros tiempos, reparos de que
pudiéramos sufrir, como si fueran por culpas nuestras y de nuestras
cosas? Bien puede suceder todavía, aunque en verdad estricta no creo
yo que suceda, que el artesano,
engañado
en sus esperanzas
más de
una vez, crea, con razón aparente, que de la palabra fina no le puede
venir más que engaño, y que el que le defiende más que a sí propio,
y es artesano como él es su enemigo, porque tiene la palabra y lleva el
cuello alto, como los otros que lo engañaron. -Bien puede ser, porque
hubo cosas acá y allá que lo justificarían, que los militares gloriosos
de ayer, que han de tener siempre cubierto libre en nuestra mesa y
asiento
privilegiado
en nuestro
hogar,
miren
con recelo,
y acaso
con
desdén,a los que no han tenido aún ocasión de ser militares como ellos;
sin pensar que ellos no lo fueron antes de que la gente de lengua y de
pluma, con su fatiga de años, con sus destierros, con sus discursos, con
sus prisiones,
con su sacrificio
en los cadalsos,
crearon
el anhelo
de inde-
pendencia y el espíritu de heroísmo que dio luego a los militares ejército
para susbatallas. Bien puedeser que el espionaje continuo que anda entre
nosotros vestido de obrero y de holgazán, sentado en los mostradores de
las tiendas y en lo sagrado del taller, emplee la labia inícua en el oficio
que Ie pagan, que ea el de dividir a loa cubanos en cuanto ven que se
unen, y desalentarlos en cuanto ve que le suben 10s alientos, y aparlarlos, adulándoles la preocupación, o mintiendo a sabiendas sobre loa
suces~s y Ios hombres, de los que tie.ncn ojos con que ver, y mano
326
ANUARIO
.4NUARIO
MARTIANO
limpia con que ir señalando el camino. Bien puede ser que los desgraciados que no pueden amar, y padecen de ver el amor,~10s espias del
diablo*,que andan juntos con 10s de España, persigan a los que
mueren por sembrar el amor y porque cunda entre 10s hombres, y por
unir a los que han de vivir juntos, y por crear donde todo se está
viniendo abajo, que es cosa que no pueden sufrir, y censuran en nombre
de un patriotismo más temible que la traición, los enemigos,naturales
de
los que unen y crean, que son los que no tienen virtud para crear, ni
corazón para unir. -Y no nos podemos negar que en estos días en que
el entusiasmo mezclado de tristeza, como aviso de lo interior, convida
a los cubanos a poner en una organización visible la organización secreta de las almas, -que es, y que nadie puede echar por tierra;es imposible salir a cosechar el fruto, a que tiende la mano la patria
impaciente, sin que salga al paso, terca y muda, la confianza injustificada, como solución actual de un problema actual, de la anexión de
Cuba a los Estados Unidos, -que es en unos honrado deseo de que Cuba
sea libre sin sangre, -y en otros, odio legítimo a la tiranía española,
y adoración rudimentaria
por lo externo y aparente de un progreso
que nos echa de su carro, y nos proclama indignos de entrar en él,
aunque nosotros nos empeñamos en subir al carro de donde nos echan,
-y en otros es la creencia, respetable y sincera, aunque errónea, de
que con sus elementos revueltos no podría la Isla libre vivir con seguridad, -y en algunos, en los menos sin duda, es la costumbre del yugo,
que no les deja vivir sin él, y necesitan ponerse uno cuando salen de
otro, -0 la soberbia de tener a los demás por incapaces, por sentirse
incapaces ellos, -0 el miedo de aparecer ahora combatiendo una solución de que les puede venír mañana autoridad y beneficio. Pero ino
tendríamos derecho como hijos de la misma madre, a pedir a estos
hermanos, empeñados en llamar a un médico que no viene, que no se
opongan a que venga otro médico del país que ha de conocerle mejor
la enfermedad, antes de que, por falta de médico a tiempo, esta madre
del alma se nos muera? ISueña, sueña el que crea que cuando la madre
llame a sus hijos, a que la salven de morir, no estarán todos a su cabecera, anexionistas 0 no, curándola, besándole la mano, vaciándole su
sangre en las venas, fieles, arrodillados!
Así, con ímpetu de amor, con compasión para, la misma maldad,
con un espíritu de fuego que en el horno del corazon funda a sus llamas
calurosas en oro de pureza a los mismos que le devoran, va el emigrado
cubano, con los ojos abiertos, para no caer donde cayó otra vez, con la
frente a los aires del porvenir, porque el que no va con él, se queda
MARTIASO
327
en la impedimenta de la historia.
iCon todo lo de ayer, en el amor
continuo, para todo lo de mGana ! Las sierras, enamoradas se asoman,
a l-er: los jóvenes desasosegados se visten de novios, para la esposa sublime. A 10s más arrellanadoa en la silla colonial, les llegan ya al hueso
las espinas. LÚI guerra, como el incendio, salta, incontrastable y purificadora, de un chispazo. iPues todos, con la mano a la cruz, aguardamos
serenosel toque de botasilla...! ¿Y la fiesta de esta noche? ¿Y el club
de Ios Independientes? IPues eseso, lo que acabamosde decir! iQuién
no conoce a sus miembros, honrados en lo doméstico y en lo público?
ia sus siete fundadores, que viven como ungidos y como si trajesen el
mandato de lo alto? io al que es entre ellos como el alma y el padre?
iQuién no conoce a un hombres que anda por ahí, enjuto y atareado,
con las señales del trabajo en las manos encallecidas; la levita larga,
como la de un sacerdote; los ojos estudiosos y judiciales, como ojos
que van sentenciando, y miran por sobre los espejuelos; la palabra sujeta y contundente, con un dejo que cae como la miel sobre los corazones, y una fuerza de rienda y de látigo? iQuién no lo ve, presente
en todas partes, con su club en el corazón, sonriendo y sangrando por
él, ganándole amigos por los que se allega con su virtud, triunfando
de los tímidos, arrinconando a los reacios, escribiendo, a la cabecera de
la agonía, cartas a los cuatro puntos del compás, sólo feliz cuando el
compañero leal le trae a la mesa de trabajo, enriquecida con el depósito del mes, la libreta de banco de Cuba? IPues cuando toquen a
botasilla, el hombre de la levita larga, como la de los sacerdotes,pondrá
en manos de los héroes, nuevos o viejos, en manos de 10s héroes cordiales y honrados, la libreta de la patria!
(Publicado
16.)
en El Porvenir,
3 Alude a Juan Fraga,
Nueva
York,
sábado
presidentedel
Club
21 de junio
de 1890, Año
tos Independientes.
1, Número
NOTAS
CRITICAS
EL MARTI
DE MARTINEZ
ESTRADA
No obstante sus arbitrariedades,
errores e injusticias, va a ser difícil,
desentenderse
de este libro conflictivo,
incluso para sus impugnadores,
Escrito
con
las
últimas
energías de uno de los
caótico y fascinante.’
escritores más originales y problemáticos
de América Latina, lo que
ofrece en primer lugar es una impresión de acarreo, de andamiaje, de
bloques acumulados al pie de un monumento apenas descifrable, si bien
que tal
grandioso. Impresión irritante, por lo menos desconcertante,
vez aleje a muchos lectores de unas autoritarias
páginas que con frecuencia parecen borradores, apuntes yuxtapuestos,
fragmentos de una
Si a esto se añaden, en cuanto a los espeunidad que no se vislumbra.
cialistas, las confusiones, las reiteraciones innecesarias y los errores de
bulto, pero sobre todo el injusto desdén manifestado por Martínez Estrada hacia los martianos anteriores, a algunos de los cuales (como
Manuel Isidro Méndez y Medardo Vitier) desconoce sistemáticamente,
no es raro que el libro haya caído en una atmósfera de genera1 escepticismo y desagrado, frente a la cual no resulta fácil intentar el discrimen salvador de una justicia que sin embargo todos debemosa este
esfuerzo gigantesco y conmovedor .
1
Martí
revolucionario.
Primer
tomo.
La Habana,Casade las Américas,1967.
Prólogo
de Roberto
Fernández
Retamar
332
ANUARIO
MARTIANO
Como
muestra de los errores a que hemos aludido, baste señalar la
atribución a Martí de las palabras sobre Luz que el propio Martí recogió de labios del polaco Poldbieski:
CAmo la vida porque me fue
permitido conocerlo... en ningún país traté jamás a un hombre tan sabio
y tan bueno,, etc. (p. 16), lo que da la impresión de que Martí conoció a Luz; o bien esta conjetura:
eEs posible que se hayan encontrado en España Martí y Mendive, aunque a este respecto no existe
ninguna referencias
(p. 18), cuando es sabido que al llegar Martí a
España, a donde fue deportado el 15 de enero del 71, Mendive no se
encuentra allí, pues, deportado a su vez en abril del 69, muy pronto
pasó a New York, ciudad en la que, después de una breve estancia en
Nassau, vivió desde el 69 hasta el 78. Como muestra de juicio dcsenfocado por falta de dominio de nuestra historia, baste también el siguiente: .De lo que podemos estar seguros es de que su decisión de no
volver a Cuba... debióse a las razones que Mendive pudo haberle expuesto, y que coordinaban con las de Peoli y del padre Varela, ambos
desterrados...,
(p. 19). En primer término, Mendive no pudo, según
hemos visto, exponerle esas razones y además volvió definitivamente
a Cuba en 1878; en fegundo, esa decisión no podía *deberseD a las
razones de Mendive sino, como el propio Martínez Estrada prueba a
través de todo el libro, al destino de Martí; en tercero, el pintor Juan
J. Peoli no tenía categoría para jugar un papel de esa envergadura
junto a Mendive y mucho menos junto a Varela, cuyo ejemplo, por
otra parte, quedaba demasiado atrás y en circunstancias
muy distintas.
Todo esto es erróneo y confuso, como lo es la afirmación de que la
voluntad ade luchar sin tregua por la libertad de Cuba, la aprendió
Martí de Luz y Caballero (p. 19), ya que la lucha, la violencia, la revolución, no entraron nunca en la prédica del Maestro del Salvador, cuya
obra, muy bien vista por Martí en su momento histórico, fue de educador
y de moralista, no de revolucionario.*
Más graves que estos errores son otros en que percibimos la proyección de problemas espirituales del exégeta sobre la figura estudiada,
como sucede con la reiterada atribución de un antiespañolismo absoluto
y radical que Martí distó mucho de sentir y predicar, siendo éste precisamente uno de los puntos claves de su mayor grandeza y en tomo al
2 Más que errores parecen lapsus otras fallas señalables:
la perplejidad
ante el
hecho de que Martí
fuera ta estudiar
a España,
pafs 9Ue detesta.
sin dinero.
sin
amigos...,
(p. 18), cuando es obvio que no fue por sU gusto sino deportado;
la inclusión
de Versos libres y Flores del destierro
entre tes libros que Martí talca&
a publican
(p. 186), etc.
Lu-
_---_
-_.--
ANUARIO
333
MARTIANO
cual (como 10 hice personalmente en vida de Martínez Estrada, sin
ningún fruto)
pueden acumularse innumerables testimonios de amor
a las esencias populares, regionales, éticas y artísticas de la mejor España; o bien cuando se empeña en relegar a un papel subalterno (aTarnbién Spinoza
pulía lentes,, p. 163) la actividad literaria y periodística
de Martí. Esta caprichosa e inadmisible opinión, cuya raíz habría que
buscarla en el complejo de letrado, de aclerc, impotente en su laberinto,
que a Martínez Estrada se le agravó con la vivencia de la Revolución
cubana, fue debidamente refutada por Manuel Pedro González en el
prólogo de sus Indagaciones martianas
(1961). Según be dicho en otro
sitio, cno es verosímil que alguien pueda convertirse de modo ocasional
y secundario en uno de los primeros escritores de la lengua.. Por lo
demás, *la fuerza o virtud revolucionaria de Martí está vinculada por
igual a la acción y a la palabra,, de tal modo que asubordinar SU
palabra creadora a su acción revolucionaria,
relegarla a un inevitable
oficio de pan ganar, es desconocer uno de los puntos capitales del destino de Martí, que precisamente por esa saturación espiritual de su
acción política, expresada con fabulosa fuerza expansiva, se proyecta
más allá de su circunstancia histórica concreta, hacia un futuro que es
también el nuestros.S iDesconocía don Ezequiel estas verdades, al alcance de cualquier estudioso: que Martí no predicó el antíespañolismo
a ultranza e incluso lo combatió; que sus dones de escritor y de revolucionario son a la postre indisolubles?
No lo creo, sino que este libro
en buena med.ida tiene una dimensión de catarsis, y que a ello, y no
sólo a la grandeza de su tema y de eu esfuerzo, débese que lo considerara, obsesivamente, el más importante de los suyos. En la total entrega de sus últimas energías intelectuales y físicas, de tan purificador
efecto para su espíritu, no pudo evitar que algunos traumas suyos, secretamente sublimados, fueran transferidos
a su imagen de Martí. Porque
es lo cierto que sí esta imagen para él carece de asideros psicológicos,
la relación del exégeta con ella está cargada de contenidos psicoanalízables (ao en sentido necesariamente patológico), que desde luego escapan a nuestra competencia.
La normalidad psíquica, la ausencia de complejos psicoanalíticos,
es en efecto uno de los primeros rasgos que Martínez Estrada observa en
Martí, reconociéndole cuna personalidad exenta de complicaciones por
anomalías o singularidades de las que suelen marcar con su sello al
s Prólogo
a un libro
Schulman,
aún inédito.
de
ensayos
de
Manuel
Pedro
González
e
Ivan
A.
33-f
ASU?\RIO
BlARTL4NO
geniom (p. 8)? lo cual, además de parecernos exacto, no queda como
observación aislada sino que empalma con la visión de una personalidad
llena de dotes *sobrenaturalesn
o .sobrehumanasm,
mucho más comprensible desde la perspectiva del mito que de la psicología. Lo mismo
cabe decir de su hermetismo confidencial, que desde la primera línea
del libro se insinúa como rasgo misterioso de un ser no determinado ni
siquiera influido por las circunstancias o fuerzas modeladoras de la personalidad (hogar, escuela y medio), que atraviesa las resistenciasy tensiones del mundo como un invulnerable y un enviado. Por eso, cuando
Martínez Estrada insiste en la ausencia de confidencias íntimas en Martí,
no parece prudente recordar tales o cuales confesionesepistolares o poéticas, o contenidas en sus cuadernos de Apuntes (los que no deben aducirse, pues no estaban destinados a la publicidad), que el exégeta desde
luego no desconocía. Esa refutación sería demasiado fácil. Lo que hay
que entender es que, a su juicio, relativamente a la profundidad insólita
de la vida interior de Martí, tales confidencias son nimias, lo cual
robustece (y esto es decisivo) la imagen que Martínez Estrada tiene de
Martí: la de un ser de dotes y fuerzas asobrehumanas,, absolutamente
dueño de sí mismo, armado con asus atributos propios y autógenos>,
que atraviesa la realidad de los hombres padeciéndola pero a la vez
como rodeado por un ámbito mágico, y cuya biografía ase confunde y
en cierto modo se disuelve en la historia de Cuba, (p. 9). Ahora bien,
cuando una biografía se disuelve en la historia de un pueblo, tocamos
la sustancia del mito. Y ésta es la intuición central de Martínez Estrada, frente a la cual sus errores, confusiones y caprichos resultan
secundarios.
Captado este hilo conductor, los elementosmetodológicos e interpretativos de Marti revolucionario
van organizándose en nuestra atención,
ya que se trata de un libro que tiene que ser, a su vez, interpretado.
Una de sus características y dificultades, por ejemplo, consiste en que
Martínez Estrada no suele matizar sus juicios de un modo sucesivo,
sino discontinuo y apareme o realmente arbitrario. Es decir que la matización se logra más por contradicciones alejadas entre sí que por
gradaciones contiguas. Esto desconcierta al lector, pero en el fondo es
un método tan válido como otro cualquiera, de yuxtaposición de rasgos,
que además se justifica por la visión misma que el autor tiene de SU
asunto: considerando que es imposible apresarlo desde adentro, desde
unos resortes psíquicos que Martí no ofrece al pesquisador de SU secreto,
que sólo al
debe proceder con él rigurosamente como ante una imagO
girar el espectador ofrece sus varias facetas. Un ejemplo de esasmati-
ANUARlO
MARTIANO
335
zaciones a distancia o por contradicción lo hallamos cuando, después
de haber negado desde el principio la actitud confesional en Martí,
distingue el Gnerés en sí. de *las entregas de sí,, que es lo que veriíka, no sólo en Abdala
y El Presidio
Político,
sino también gen la
correspondencia toda, en el Diario de Carn.pai?a y en los retratos de prohombres heroicos que reflejaron algunas de sus prendas personales,
en su carácter y en su conductas (p. 10). Asimismo, despuésde haber
negado toda influencia formadora en su personalidad, enumera y subraya lo que debió a las doctrinas y ejemplos de Luz y de Mendive,
hasta aseverar: <Martí es la obra maestra de Luz y Caballero y Mendives (p. 20), lo que resulta a su vez exagerado; pero compulsando
ambos juicios se llega a una útil conjugación de valores cornradictorios
(no incoherentes) : nadie le enseñó nada, pero él lo aprendió todo, 10
que está más cerca de la verdad que ningún juicio *graduado*.
La etopeya del padre es otro ejemplo de contradicciones complementarias y contiene algunos de los a fondo que nos hacen olvidar las fallas
subalternas, como estas iluminaciones sobre la escena de la anagnórisis
en El Presidio Politice:
*Por primera vez en la historia del idioma caste!lano se escribe con sangre y no con tinta. Sin olvidar a Larra,
(p. 29). aNo hay en la literatura universal, puedo aseverarlo con entera convicción, ni siquiera en la Hécuba de Eurípides, sino una escena
que pueda comparársele: la del Rey Lear arrodillado ante Cordelia, pidiéndole perdón en su extravío., (p. 32) Relacionado con esta escena
y con el amor de Martí a los *desconocidos* (otro de los grandes
aciertos intuitivos de Martínez Estrada), se produce más adelante lo que
no puedo menos que llamar revelación
de la figura de Nicolás del Castillo en El Presidio
Político:
lo que significa en sí (ael abuelo “revenant”*) y como anunciador de la anagnórisis, como sensibilizador
para el reconocimierrto pleno del padre y, en él, del hombre despojado
de atributos que no sean los estricta y esencialmente humanos:
El
Presidio
es un drama con personajes dramáticos, fantasmagóricos, y Nicolás del Castillo viene a ser el abuelo arevenantn,
que ocupa una escenaprevia a la anagnórisis del padre y el hijo,
cuando aquél le venda la pierna flagelada. Antes que al padre
reconoce al padre de todos los desdichados, de los huérfanos, de
los desamparados. Nicolás del Castillo anuncia al mesías,ablanda
SUcorazón, lo humaniza, lo hiperestesiapara siempre. Lo que antes
entendía, ahora lo comprende con la inteligencia del corazón, como
dirá más tarde con frase pascalíana. Y el padre acaso nunca hubiera sido reconocido como tal sin reconocer antes al abuelo ignoto,
al que engendraba seresdolientes, compasivos, sacrificados, aunque
.
336
ANUARIO
MARTUNO
rudos, incomprensivos,
tercos. EI padre que antes podía contraponer al suyo era Mendive, y entonces el propio resultaba inferior
porque los comparaba injustamente.
Ahora el celador Mariano
>fartí es incomparable, único. En la gens cle los grandes deadichados sin familia, incomprendidos,
sin amor de los suyos ni de
ni perdón (los aforzados
nadie, sin consuelo, sin justificación
del destino,, de Rimbaud), a cuyo linaje pertenece don Nicolás del
Castillo, D. Mariano Martí es tan grande o más que los demás
padres y los demás hombres. En el padre no sólo reconoce al padre
sino al hombre verdadero en su verdadera grandeza. Años más
tarde lo reconocerá en el altiplano de México, en las selvas de Guatemala, en las sierras de Baracoa. Es el mismo, eterno e inalterable,
el horno perennis, =sub specie aeternitatis.. (p. 72).
Calas de esta profundidad, preciso es reconoceilo, no han sido frecuentes en la exégesismartiana. Junto a ellas quisiéramos recordar un
pasaje de la semblanza de la madre, que está escrita con emoción arrasadora, dentro de una sobriedad magistral. Los hechos y los comentarios
se combinan allí con ajustada elocuencia. En el fondo es un poema en
prosa, de gran espon#taneidad,justicia, madurez y pureza, donde se le‘vantan palabras memorables, de sustancia poética, de las más hermosas
y penetrantes que recordamos haber leído sobre la madre de Martí;
palabras que merecen la gratitud de todos los cubanos:
Doña Leonor Pérez no era solamente la madre de un Héroe, sino
además la madre de un Santo, un Sabio y un Mártir. Su azoramiento, cuando lo tuvo en vida, fue el de una mujer del pueblo,
de una pobre mujer a la que nació un hijo que en la pubertad
comenzó a hablar en un idioma desconocido, a cantar canciones
enigmáticas y a echar alas y brillos hasta que lo perdió de vista
en el espacio, en un relámpago. iQué podemos exigirle que supiera, si todavía no podemos nosotros mensurar la magnitud del
prodigio? Lo más sensato que se ha dicho de Martí es el deslumbramiento insensato: era un águila, era un león, era el océano,
era un meteoro, era un faro. ¿Qué podían comprender la madre
y las hermanas del que dijo señalando a las gentes que sufren sin
esperanza: ésta es mi madre, éstos son mis hermanos? iQué más
podía ella saber sino que era su hijo y Io perdió? (p. 40).
Como se ve, Martínez Estrada no elude, antes bien afirma audazmente, la dimensión hagiográfica. Haberlo hecho desde una sólida
posición crítica, armada de los más modernos métodos de conocimiento,
es uno de sus grandes méritos, porque esa dimensión, no obstante el
descrédito en que pueda haber caído por culpa de tantos exaltadores in-
MUARIO
MARTUKO
337
nuos o ignorantes, no debe, en rigor, eludirse. Aclarando su posición
a este respecto, Martínez Estrada escribe:
La valoración areligiosa. del carácter de Martí es indispensable,
siquiera sea como instrumento auxiliar o hipótesis de trabajo. pues
el vocabulario y la manera típica del pensar místico o religioso facilita la comprensión de una dimensión de profundidad (o de altura) del fenómeno, de todos modos curioso y extraño, si no se
quiere decir sobrenatural, de la aparición de los seresextraordinarios, superdotados, se les llame aportadores de bienes,, agenios
o, ya en la nomenclatura profana de Emerson y Carlyle, ahombres
representativos, 0 *héroesn. Prescindir de la intelección sagrada
(sacral, dicen hoy) para entender las grandes personalidades que,
efectivamente, elevan el nivel humano en determinadasépocas (por
el <salto cualitativon, de Kierkegaard, o por las #mutaciones bruscasD, de Roux y de Vries), es obedecer demasiado estúpidamente
al apensar de cosas,, al pensar materialista y positivista (de mediados del siglo XIX) en sus manifestaciones groseras de la mentalidad de los manuales de divulgación y de profesionales seudocientíficos. (p. 408)
Consecuentecon su planteamiento, en la sección titulada Bondad escribe: *Negar por cualquier prejuicio sectario que la palabra santidad
pueda aplicarse a Martí en su vida y en su obra, es desconocerlasy carecer, por añadidura, de la indispensable elasticidad mental para operar con símbolos, vale decir, etimológicamente, con equivalencias de las
cosas., (p. 566) Cuando dice, puea, que ala naturaleza intima. del ser
de Martí aes “santidad”m (p. 562), debemosentenderlo por analogía, y
específicamentecomo *santidad laica,, de la que él llama ade cepa y no
de injerto,, y teniendo en cuenta estoa deslindes: .Es necesario borrar
la idea que suele tenerse de la santidad como virtud negativa y pasiva
o prestigiosa, y reconocerle cabal validez en ese otro tipo de bondad
heroica y de pureza que veneraron los pueblos primitivos y los antiguos,
y que puede condensarseen la práctica diel bien en tal forma que auxilia y
ennoblece. Esa clase de santidad poseyó Martí..., (p. 563). Se apoya en
conceptos de Louis Lavel’le (Cuatro Santos) y de Stefan Zweig (Tolstoi).
El primero precisa aspectosmuy importantes para comprender la noción
de asanto laico* y atribuírsela a Martí:
apermanecesujeto a las pasiones. No piensa, como tantos hombres,
en disimularlas. Y el verlo entregarse a veces a ellas, es una especie
de escándalo que nos aparta de considerarlo santo y nos inclina
a menudo a ponernos por encima de él. Puede decirse, sin duda,
que mortifica esaspasiones, pero ellas son una condición, un ele-
338
.4!!UARlO MARTUNO
menta de su misma santidad. Pues la propia santidad es una pasión 0. 4 nos choca la palabra, una pasión convertida. En la
pasión hay una fuerza que la santidad necesita para deatarse del
prejuicio y de la costumbre. Y la pasión echa siempre sus raíces
en el cuerpo, es ella quien lo solivianta y lo lleva más allá de sí
mismo. No hay nada más bello que ver ese fuego que se alimenta
de los materiales más impuros y cuya llama en el ápice, produce
tanta 1uz.m (p. 564)
Por su parte Stefan Zweig explica: aser santo significa hoy, para
nosotros, únicamente ser heroico, en el sentido del abandono absoluto
de su exkencia a una idea vivida religiosamente; ...el santo del espíritu
es todavía posible hoy, como testimonio en carne y hueso de la conciencia; sólo que no es necesario que consideremos a esos seres admirables y raros como seresdivinamente infalibles... Porque nuestra generación ya no quiere venerar sus santos como enviados de Dios venidos
del más allá supraterrestre, sino precisamente como los más terrestres
de los humanos*. No obstante esta última declaración, permeada como
las anteriores de una supuesta superación del concepto tradicional de
*santidad*, no faltan en la imagen de Martí presentada por Martínez
Estrada muchos rasgos catimados como .sobrehumanosB o ssobrenaturales,, o simplemente misteriosos, o alusivos a una realidad trascendente. Véase, entre otros pasajes, la sección titulada Coincidencias,
que
por cierto termina refiriéndose al sentido etimológico de la palabra
marti (ahombrem, epaís allende el mar,, amar cálido, aguas cálidasn)
registrado en un estudio de Miguel de Ferdinandy (En torno al pensar
mítico),
etimología que tuve el gusto de indicarle a Don Ezequiel. Pero
la santidad laica, como el heroísmo y la sabiduría, tienen en su visión
un sentido muy preciso, casi diríamos científico, aunque de raíz tan
devocional como en los más humildes seguidores de Martí: son los atributos inseparablesde la esencia mítica de su vida. En esto consiste la
peculiaridad del enfoque de Martínez Estrada si se le compara con el
tan desdeñadode Luis Rodríguez Embíl en Martí: el santo de América
(1941), libro que ni siquiera cita y que sin embargo tuvo el vaìor de
decir ingenuamente lo que aquí se estudia acientíficamentes, con método
analógico y como rasgo estructural del arquetipo mítico encarnado por
Martí.
La biografía hecha con la sustancia de. la historia, trasfundida en
ella, según hemos visto, se confunde con el -mito, es el mito. .El des.
tino personal de Martí -precisa Martínez Estrada- es una prolongación del destino familiar y éste lo es del destino nacional. Los antiguos
ANUARIO
MARTIANO
339
mitos 10 reconocían así. Toda la vida de Marti es epítome de la historia de Cuba: por eso su biografía puede ser leída hermenéuticamente,
como mitologema, relato personal de una generación hictórica.m Y
añade: *El sino de Cuba gravita sobre las familias de emigrados, criollos
y desterrados y, como en las leyendas épicas, el primogénito recibe la
herencia de SU unan&: es el receptáculo de la Némesistribal. Todo se
articula y configura con un sentido cerrado de tragedia y de inevitabi1idad.n (p. 43) Ya Medardo Vitier, en Martí:
estudio integral
(1954),
había sGalado el carácter trágico del destino de Marti, por otro flanco,
el de la contradicción entre su misión histórica -desatar la guerray la raíz amorosa de su espíritu (p. 22). Me parece sin embargo desenfocado lo que a continuación escribe don Ezequiel acerca de Nietzsche
y Martí. Aunque haya puntos de contado, más que afinidades, no creo
acertada la aplicación al cubano de las palabras de Stefan Zweig sobre
Nietzsche, especialmentecuando dice: *pues Nietzsche quema, junto con
su debilidad, su mansedumbrey su bondad, todo lo humano que hay en
él j que lo une a la humanidad, (p. 43). Las renuncias de Martí no
lo llevaron a esosextremos y tienen un sentido inverso al de Nietzsche,
que era un poseido del ego. En él la bondad quedó incólume, como
centro de su espíritu, según el propio Martínez Estrada lo constata en
uno de 10scapítulos finaks; y las renuncias, el dominio de sí mismo,
lo condujeron a una más profunda unión con lo humano elemental, concreto, tanto como a lo humano ideal, abstracto, sin dualidades -todo
esto, también, muy bien visto por Martínez Estrada. Con frecuencia
Ias citas que aduce, como bloquea de fuerza, no se ajustan realmente a
su verdadero pensamiento, y no se toma el trabajo de desbastarlaspara
un uso adecuado.
Retornando el hilo magistral, ahonda como nadie antes en el sentido
del desgarramiento de Martí de su familia natural para entregarse, sin
abandono de ella, a su familia espiritual suprema, en una tradición profunda que lo liga a las fuentes de la cultura grecolatina:
‘.
El Eros uránico de Diótima, el Eros cosmogónico de los gnósticos
unía los miembros dispersos,como el cuerpo descuartizado de Hipólito, y reconstituía la comunidad mayor, que para Martí era Cuba.
Se diría que eran 10s dioses de la gens cubana los que soldaban
fuertemente el sentimiento de familia en Martí, como en la familia
romana, que consistía en la comunidad del culto (Foustel de COUlangas). Gens, fratría y tribu estaban fusionados por creencias,
propósitos unánimes, intereses colectivos, superiores a IOS lazos de
sangre. La familia de Martí es de este tipo, formada por afinidades
y concordancias de idealestales como, al perder la propia en Cuba,
340
ASUARIO
MARTIANO
ANUARIO
la halló constituida en la Emigración. Ni parientes ni amigos representan para él lo que SUS compatriotas y los que amaban a Cuba
como cubanos. Cuba es la Madre Grande. (p. 44)
Ya antes había observado que en Martí el Eros absorbe la libido,
como en todo espiritual sumo. Ah ora corona exhaustivamente la observación de este rasgo fundamental con palabras que, de paso, ponen en
entredicho la aterrenalidadn del santo laico, tal como lo describe Zweig
en la cita ya comentada:
Sus verdaderos amores, como el de los místicos y los revolucionarios auténticos, no eran de naturaleza terrenal. El amor rque
mueve el sol y las otras estrellas es un primun movens de toda la
cosmogonía martiana, divinidad terrible, en el decir de Dante, que
lo esclavizó a su incontrastable poder, arrancándolo de los amores
perecederos con tiránica impiedad. Amor exigente, por el cual se
tiene que afrontar el destierro, la pérdida de los seresqueridos el
baldón, la pobreza, la ingratitud y finalmente la muerte. En Martí
el amor platónico que en el orden de las relaciones humanas es la
caridad, conmiseración- desplaza
phylía, la charis -filantropía,
muy pronto el amor físico, segúnse advierte en El Pre’sidio.
(p. 45).
l
Lo platónico, por 10 demás, según su costumbre de siglos, también
en Martí desembocaen lo cristiano: aAmor cristiano -concluye don
Ezequiel-, entendiendo que Cristo haya sido Amor, la condensación
suprema del amor en un ser, o sea el dios-hombre* (p. 46). Y en el
capítulo titulado Religión, cuyas páginas están llenas de enseñanzas(si
bien omite la creencia no cristiana de Martí en el ciclo purgativo de
las vidas), afirma que afue cristiano por superabundancia de amor y
bondad, (p. 94). De mayor interés aún son otras observaciones correlativas, cerro ístas: que la lectura de la Biblia en la casa de Sardá, en
Isla de Pinos, le permitió liberarse *de una de las coyundas más poderosas de España en Cuba, el catolicismo político. (p. 75) ; y que CEZ
Présidio
Político
en Cuba anticipa el credo de Gandhi, del poder inmenso de amorn (p. 88).
La <lecturan hermenéutica, como .mitologema*, de la vida de Martí,
es el verdadero asunto del libro y alcanza en las páginas sobre sus tres
familias: la filogenética o biológica, la de 10s grandes ideales y la de
elección y simpatía, algunos de los momentosmás esclarecedoresy decisivos. Nadie, que sepamos,había entrado tan a fondo en 10s hechos de
la biografía de Martí con esta audacia armada de relaciones culturales
tan vastas, las únicas que en verdad permiten apresar del mejor modo
MARTIANO
341
posible, el analógico y metafórico, las significaciones últimas de la experiencia martiana. Veamos, a partir de este capítulo (Famiiia)
y a lo
largo del libro, algunos pasajes reveladores de la esencia y estructura
míticas de la vida de Martf, según la imagen que de ella nos ofrece
Martínez Estrada; pasajesdesdeluego inútiles si no se tiene sensibilidad
para los símbolos no literarios sino encamados en la realidad. La extensión de las citas debe excusársenosen gracias al hecho de que conrtítuyen una presentación sistemática de la tesis dispersa a través de las
618 páginas del libro. Léanse, pues, estos fragmentos, enhebrados por
la unidad de su asunto, como un compendio argumenta1 y una guía:
Los esponsaleslos celebra en el presidio de La Cabaña, allí, como
los iniciados, sus nupcias con un deber de redención y liberación
son al mismo tiempo sus exequias. En el presidio, Martí muere y
renace. La fotografía que allí se le toma y que él dedica a la
madre, lo muestra en su hábito de aregular en el siglo., en el
traje de penitenciario, que con una u otra apariencia, vistió siempre. Su clausura, su celda fue el cautiverio en la Babilonia Norteamericana; su Orden la de la emigración cubana expatriada allá.
De donde se infiere que su casamiento con Carmen Zayas Bazán,
despuésde consagrado a ese amor ultraterreno, era sacrílega bigamia, y el castigo se presenta al observador imparcial con irrecusable evidencia. (p. 46)
. . . .. .
Sin necesidad de remontar a las fuentes de los ritos nupciales y
funerarios de los pueblos prehistóricos, en Venecia se celebraba
hasta hace unos cuatrocientos años con pompa imperial la ceremonia de las bodas del Dux con el Adriático. El Dux arrojaba el
anillo de alianza al mar, y Martí se calza el anillo de alianza hecho
con hierro del grillete y con el nombre de su amada Cuba en oro,
,que no se quitará después.¿No responde a esta misteriosa compenetración de un alma como animus y de un pueblo como ánima,
su extraña certeza de que su verdadera familia era la comunidad
cubana?, (p. 47)
Esa experiencia [la del presidio] puede denominarsecorrectamente
ainiciación* o de =noviciado., puesto que desdesu condena su biografía cumple puntualmente el ciclo mítico del héroe, según el arquetipo que a través de los siglos y bajo variantes espisódicasse
reencuentra en los gr--les hombres, libertadores de pueblos y de
almas. (p. 75)
. .. . ..
342
ANUARIO
MARTIANO
una revelación apocaliptica
semejante
. . . ha rec<bido un mandato,
a la de Saulo al caer del caballo y la de Dostoievski en el presidio
de Siberia. Su estadía en el Presidio ha sido un noviciado; J la
ectación preparatoria a SU ingreso en la vida del gran sacrificio,
en casa de Sardá, en la Isla de Pinos, completa su Iniciación. Puede comparársela a los ejercicios espirituales, a los ritos de ordenación en los sacerdocios y a los exámenes de capacidad de los
ritos de caballerías, tanto en Oriente como en Occidente. (p. 76.)
Si en Abdala Martí pudo ser Judas Macabeo que sale a morir en
defensa de su pueblo, su ciudad, su templo y sus hermanos, aquí
[en El Presidio]
es Pablo de Tarso, preso en Jerusalén. Muchos
nombres acuden a la mente, y todos de la leyenda religiosa judía
en su teopeya por la libertad, la justicia y la dignidad, netamente
diferenciada de la epopeya mitológica helénica. Abdala es Jeroboam, David, Gedeón, pero el presidiario es Sansón, Daniel, Jere
mías y Pablo, que están presos. Sean los filisteos, los babilonios,
los filipenses o los jerosolimitanos, o los españoles de Cuba, la
situación mítica es muy semejante,tanto para la leyenda como para
la historia. El Presidio puede ingresar en las leyendas medievales
de los niños raptados y criados para liberar a sus reyes y sus pueblos o de los antiguos héroes arrebatados en la infancia por los
dioses adversos o para alimentarlos con tuétano de león. El opúsculo de Martí se puede insertar junto a Job, a Rut a Ester o como
capítulo de las crónicas de cautiverio en Egipto o Babilonia. Es un
cuento tremendo de la Biblia o de la Hagada. (p. 87)
Encontrar similitudes en la situación vital de Martí con Orestes
o con Cristo, es evidentemente de un uso atrevido del lenguaje figurado; mas no existe otro método más persuasivo ni es evitable en
el mecanismo de pensar por imágenes. Los críticos y apologistas
que han estudiado la personalidad de Martí, han coincidido en
aplicarle epítetos usuales en la historiografía religiosa: apóstol,
maestro mártir, iluminado, obseso,santo. Dice Manuel Pedro González: cNo hay bibliografía pasiva de escritor laico hispano en la
que tanto se prodiguen los vocablos reservados para la literatura
hagiográfica como la de Martí.. (Prefacio a SU Esquema Ideologico.) Observación que comprende asimismo la índole particulari.
sima de su vida y su obra. Felipe Nuííez Gallardo,en la Biografíu
de Martí, se refiere a los simbólicos regalos a que ya se hizo referencia [un cáliz de plata y una cruz de caracoles]., y muchas son
las situaciones en que la biografía de Martí se couvlerte por sí misma en mito. El paralelismo de situaciones con Orestes, que el mis.
mo Martí sintió como un fatum histórico, es el más notable de to-
ANUARIO
MARTIANO
343
dos y por resonanciase evoca la leyenda del bravo guerrero y varón
de multiforme ingenio, Odisea.
En el Diario de Campati
Martí evoca a las personas como si
fuesen figuras y las hace salir de la sombra, decir su nombre. pronunciar algunas palabras y desaparecerotra vez, como hizo Odisea
en Cimeria. Todo el paisaje y todo 10 que vemos y oímos se desvanecen al terminar la lectura. Ha sido un viaje al mundo de los inmortales, contado como un viaje terrestre, y la imagen de la P’ia
Crucis es exacta, pues ino es ésta la narración de un rito sacrificial en que la víctima expiatoria se ofrece en holocausto para la
salvación de un pueblo? Para mí este Diario es su camino de perfección, lo que también podemos llamar catarsis, en la fraseología
del teatro griego. Va depurándose de cuanto pudo haber de agresivo en su prédica y en su tarea de organizar una guerra sin cuartel,
una guerra santa con amor y sin odio. Pues nunca tuvo odio
Martí. KO parece que milita con los soldadossino que va con ellos
como el ángel de la guarda. No es uno más de ellos, sino otro que
los acompaña, los guía, los aconseja y los asiste. Negar la licitud
a esas correlaciones inevitables, resistir a las similitudes de este
viaje con el de Dante por la selva oscura, de San Juan de la Cruz
por el Monte Carmelo y de tantísimas peregrinaciones hagiográficas, es renunciar a uno de los auxilios para captar la realidad humana del héroe. (p. 223-224)
La peregrinación del héroe es uno de los capítulos más interesantes
en las leyendas de héroes, y d’ela Antigüedad lo toman la caballería
y la Iglesia, pudiendo decirse que es el avatar indefectible y en el
que siempre se ha visto una voluntad ajena a los designios del peregrino : el destino. Regularmente esa peregrinación ea una odisea,
y Martí la cumple en un periplo por el Caribe: México, Guatemala,
Honduras, Venezuela y las islas de Santo Domingo y Jamaica. Su
patria es Cuba, y también puede considerárselaestación de su peregrinaje más que de su residencia. El viaje por Guatemala (1877)
y el viaje por Cuba (1895) tinenen tales analogías en su estado de
ánimo, que pueden leerse como continuación el uno del otro, a
pesar de que el primero es cabalmente un rito de iniciación y el
último de sepelio: la resurrección primaveral de Perséfone y su regreso a la madre tierra. Frazer pudo incorporar ambos episodios
a La Rama Dorada. De todos los héroes la leyenda que concierta
mejor con la biografía de Martí es la de Orestes, que él eligió como
seudónimo al iniciarse en los trabajos de prensa. (p. 230)
Como el que realizará en los últimos días de su vida por Santo
Domingo y Cuba, [su viaje por México y Guatemala] es un viaje
mítico que nos sorprende por la similitud que tiene con los de otros
.
344
ANUARIO
MARTIANO
ANUARIO
héroes de todos los tiempos. Es precisamente
el viaje
a través de la
geografía
y de la historia americanas,
a la región de las Madres.
El viaje del eBuscador,
de muchas leyendas a que se refiere Miguel
de Ferdinandy
en su libro En torno al pensar mitico.
.El Buscador, atraviesa el reino de la materia viviente en sus formas arcaicas y elementales, para llegar a la región del origen de lo que está
vivo en nosotros a pesar del tiempo. El viaje de Fausto hacia la cuna helénica de la civilización
europea, donde encuentra
a Helena
y de la que tiene un hijo (Euforión-Lord
Byron).
Euforión conjuga
la belleza pagana corporal
y la belleza científica
actual. No obstante, el viaje que más se parece al de Martí-Orestes,
el peregrino
sin patria con el que en intuición
genial se identificó,
es el del poeta que concibió a Fausto, al mismo Goethe, en su peregrinación
a
la tierra originaria
de la ciencia, el arte y la cultura toda, a la
Magna Grecia. (p. 234-235.)
. ...*.
Es Orestes quien deja México y prosigue su peregrinación
a la aregión de las Madres.
Desandando
siglos, hacia las fuentes de las
civilizaciones
maya y quiché, el viaje por Guatemala
es un descenso en la historia, a través de una naturaleza
que conserva todavía
la fuerza originaria
de crear mitos teogónicos. Todo parece sagrado
en esa inmensidad
de montaña y monte, y el viaje de Orestes es
también el de Parsifal.
(p. 240)
.. .. . .
Martí es Orestes, desde que adopta ese nombre de guerra. Tiene
conciencia de que es un desterrado
por tierras inexploradas,
los dominios de Deméter y Artemisa,
en busca de recursos para retornar
a la patria y derrocar a los usurpadores
del poder. La Madre Patria
ha traicionado
a sus hijos, ha vendido su patrimonio
y su honor,
y Orestes ha sido expulsado
del palacio para que no presencie la
infamia y quiera vengarla.
Orestes peregrina
solo, esta vez. La hermana (CAnan),
tan sensible a la desventura
de los pobres, acaso
el único ser que lo entendió en sus años decisivos, ha muerto en Veracruz, y tampoco lo acompaña Pílades, su fiel amigo, que ha sido
nada más que un compañero
de armas en el periodismo.
(p. 241)
.. .. . .
Desde este momento la biografía
puede leer= como mito, porque
los elementos de tierra, historia, genos, ethnos Y destino se entrelazan en una urdimbre
tan estrecha que se diría que es Orestes,1Ze o
126 acon su mu.xte se cierra nuestra época trágica. Un destino aciago, algo
LOS
,4tr&s
(YO
subrayo),
agota a la Poesía cubana durante todo
resume ese fatum,
pero ya no es SU víctima, sino SU dueño.,
[Nota
correspondiente a la p. 241 de
cubano
en la poesia.)
Martí Recolucionario]
.
como la suerte de
el siglo XIX. Martí
(Cintio
Vitier:
Lo
MARTIANO
345
una repetición
genética de él, quien asume el papel de protagonista; y que la vida personal de Martí se integra hasta desaparecer
como tal, en la historia
de Cuba. (p. 241)
. .. . ..
Como Odiseo, Martí está veinte años ausente de su patria, la isla
de Itaca, en el sitio de Troya y en la pertinaz decisión de volver, desechando la riqueza y la gloria. Quiere regresar a Itaca, donde está
el padre, la mujer, el hijo y el pueblo, esperando que los salve del
asedio de los pretendientes,
de los usurpadores.
Todas las tardes, al
ponerse el sol, va a un lugar solitario
de la playa donde está cautivo de una diosa seductora, y suspira ante el mar, mirando
en dirección a su Isla querida sobre todas las cosas. (p. 261.)
.. . .. .
Este viaje [el último
de Martí a Cuba] evoca el de los héroes
Eneas u Odiseo y de los semidioses Orfeo, Perseo o Heracles, que
lo realizaron
al seno de la tierra para descubrir
los secretos del
mundo subterráneo,
o para liberar
almas retenidas en las tinieblas.
Es el viaje por el reino de las sombras o de la muerte. (p. 271)
. . .. ..
En el caso de Martí, la historia con su cercanía y evidencia difumina los contornos
del mito en cuya área está inclusa la historia
del hombre. Para la lectura hermenéutica
de los hechos aconminatorios
e irrefutables,
la significación
es otra; y con Martí tenemos la historia
que Croce considera
ehazaña de la libertad,.
Dicho sin supercherías,
en el lenguaje
de la positiva verdad, su
historia
sagrada. Quiero decir que la historia
le borra los rasgos
de lo sobrenatural
para explicar
los hechos conforme
al método
propio
de la historia
de la naturaleza.
El sentido neumático
que
la historia
pierde en manos de los historiadores
lo recupera
en
cuanto se convierten
los datos de la realidad histórica
a signos de
un acontecer sin fecha ni lugar. Cuando su biografía
se convierte
en historia, su persona en numen. La hazaña de Martí equivale a
la de los héroes legendarios,
y no hay entre la de Hércules (sanear
una comarca),
la d’e Eneas (fundar una patria)
y la de Pedro el
Ermitaño
(reclutar
un ejército
libertador)
otra diferencia
que Ia
proximidad
o distancia del observador
y la nitidez o esfuminación
circundante.
Los
con que se perciben
las figuras y el panorama
rasgos eternos y arcaicos de esa historia se acusan como el texto
obliterado
de un palimpsesto,
tal como en nuestro cuerpo los de
nuestros remotos antepasados.
(Epopeya y drama son la catarsis
de la historia, SU elevación
a símbolo y mitologema.)
su restauración requiere
amor, paciencia
y prolijidad(P* 272).
.
ANUARIO
346
ANUARIO
MARTIANO
Puede llamarse misteriosa la muerte de Martí,
y el desconocimiento de la verdad de cómo aconteciera
da al hecho histórico
el espejismo n:itico
que tantas veces puede encontrarse
en su biografía.
Por lo que es justo considerar
que la vida toda de Martí es el cumde un destino que puede condensarse
en la evidente
plimiento
definición
de ser el cumplimiento
de la sentencia que lo condenó
a prisión en libertad,
de modo que el indulto habría sido otra forma de cumplirse
aquella sentencia. La disyuntiva
era, como él lo
advirtió
en Ei Presidio
Político
en Cuba, salvarse perdiendo
el
alma. La marcha funeral de su Diario de Campafia es el epítome
de esa tragedia, que es la misma de Prometeo,
de Orestes, de Teseo y de todos los libertadores
y redentores,
se llamen Sócrates
o Cristo, Juana de Arco o Rosa Luxemburgo.
(p. 290-291)
.. . .. .
No ver en la horrenda
suerte de su caída y sepultura por los centuriones que se reparten sus pobres pertenencias
como botín y no
como reliquias,
el significado
que tienen en la hermenéutica
del
mito, la leyenda y la historia estos hechos rituales, es privarle
a
su biografía
y a la historia de la humanidad
de la virtud secreta
de los venerables ejemplos.
Su muerte fue horrible
porque horrible fue su vida de angustia, soledad, agonía, servicio, deber, pahumillación,
fatiga, olvido de sí y gloria.
ciencia, perseverancia,
La parábola
y la metáfora
son instrumentos
de la comprensión
esencial, de la apercepción
eidética, y sería renunciar
a sentir la
presencia
de lo sagrado en la naturaleza
cohibirse
de expresar la
verdad por escrúpulos
de pueril
racionalismo.
(p. 291)
. . .. . .
Llegamos
al final de la Viu Crucis de
gedia de Dos Ríos es el epílogo natural,
proceso que se desarrolla
desde que los
1869, para que se cumpla la ley de los
quiere
sustituir
por la ley del amor,
(P.
Martí, al Gólgota. La tralógico y clemente de un
centuriones
lo apresan, en
escribas y fariseos, que él
la libertad
y la justicia.
291)
. .. . . .
El ciclo épico que se inicia con el noviciado
para el cumplimiento
de una gran misión, y que se prosigue
con el destierro,
la peregrinación,
eI cautiverio,
el regreso, las [email protected]
se oponen
a que se cumpla felizmente
la odisea basta pisar tierra patria, y
configuran
el mito clásico del lila muerte que todo lo unifica,
bertador
y del redentor.
(p. 289)
. .. . ..
MARTIANO
347
Capítulos confusos como el titulado
Derecho o farragosos y prácticamente inútiks como el exasperante
análisis
de los borradores
del Manifiesto de Montecristi,
o bien inapiradísimos
y pletóricos
de hallazgos
interpretativos
(aunque casi nunca exentos de errores y caprichos)
como
los dedicados
al Diario
de Campa&,4
El hombre
biológico
y mitico:
su ser esencial o El grande hombre:
sus atributos,
jerárquicamente
se
organizan
en cuanto descubrimos
el eje central del libro.
Los pasajes
transcritos,
y otros análogos, constituyen
la columna vertebral
de Martí
revohchario,
que ciertamente
debiera
titularse,
en lo que se refiere
a este tomo, Martí mítico.
No se trata de restarle arealidad.
a Martí:
por el contrario,
Martínez
Estrada ae encarniza,
no siempre con fortuna, en la dilucidación
hasta de los últimos recodos factuales de la biografía que sirve de base a su estudio. Tampoco
se trata de restarle ahumanidadB o *divinizarlo*.
Si lo compara con los semidioses legendarios,
sí concretamente
dice, a propósito
de una carta de doña Leonor,
que
confirma
la creencia de que ctambién
los hijos de los dioses son hijos
de mujer»
(p. 38) o que su vuelta a Cuba es ael regreso de un semidiós
al seno de la madre tierra, más que el regreso de un héroe civil, (p. 274),
todo ello debe entenderse como un esfuerzo rigurosamente
metodológico
para intuir, mediante
el apensar por imágenes,,
un fenómeno humano
scperior
que no se deja apresar en las mallas corrientes,
-sin
excluir
desde luego, en la relación emotiva personal y única que todo amador de
Martí establece con él, ese escalofrío
de asombro y devoción que está
precisamente
en la raíz de un esfuerzo semejante.
El concepto mismo
de 10 mítico debe clarificarse
para entenderlo,
ya que comúnmente
se
identifica
con airreal*.
Según nos enseña la antropología
contemporánea, desde Frazer hasta Eliade, Ferdínandy
y Lévi-Strauss,
detrás de
cada mito hay una realidad
humana
profunda,
una síntesis de experiencias vitales, un patrón o arquetipo
de situaciones
claves para el
J Mi predilección
ha ido siempre
a este capítulo,
el primero
que leí, en la
Revista
de la Biblioteca
Nacional
(en.-dic.
1961).
antes de la aparición
del libro.
icuántas
entrañables
y a ratos alucinadas
iluminaciones
en esas páginas!
El párrafo final de su primera
versión,
que ahora infortunadamente
aparece
en la nota
184 de la p. 414, me impresiona
siempre
como una de las intuiciones-límite
de
Mar&=
Estrada
y me deja siempre
ese sabor de frenesí
intelectivo,
de raíz poético-delirante,
que está en el fondo del más auténtico
Martí
que don Ezequiel
nos
kwa.
Dice así: <Esas emociones,
esas sensaciones
no pueden describirse
ni expresarse en el lenguaje
de 10s poetas y los pintores, los músicos y los místicos:
pueden
wx bailadas,
gritadas,
mimadas
según los ritos orgiásticos
primitivos,
o absorbida
sin respuesta
como los animales
con sus ojos contemplativos
y absortos.,
CEl subrayado es mío). Da verguenza,
después de leer tales asaltos a lo indecible,
dotenerse a señalar fallas de información o lapsus mentales, productos del pésimo estado
de salud en que fue escrito este libro dominado por el prodigio.
.
348
ANUARIO
MARTIANO
acontecer social, histórico y psíquico de la especie. La aparente irrealidad del mito, que no es más que un resumen imaginistico, una fórmula
cn el plano de lo cualitativo, expresa realidades básicas de la vida humana. Por eso se le considera un método de conocimiento de realidades
que escapan al pensar lógico, propio de 10s pueblos llamados aprimitivos, pero difuso en toda la poesía y aplicable como instrumento críticamente manejado para la intelección de ciertos fenómenos que ni la
economía, ni la sociología ni la psicología pueden agotar. Tal es el caso
de Martí y tal es, fundamentalmente, el gran acierto de Martínez Estrada
en su exégesis de aquél a quien consideró auno de los espíritus más
libres que ha conocido la historia, sin duda el más puro de todos elIosn.
(P.
ESTUDIOS DE GIOVANNI
MEO ZILIO
151)
CINTIO
VITIER
(aIteración y estructura en el estilo de Martí.* CProlepsis, imágenes e ideología de un texto martiano.. #Notas de fonología literaria en torno a un texto cubano., En De losé Martí a Sabat Ercasty. Estudios Hispanoamericanos,
por Giovanni Meo Zilio, Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1967.)
El creciente carácter científico de la estilística puede hacer pensar
en una deshumanización de la crítica literaria, que correspondería como
un reverso a la adeshumanización del arte, apresuradamente dictaminada por Ortega. De hecho, la primera impresión, difícilmente superable, que nos producen estudios como los que comentamos, es la de
ver a un cuerpo amado, con su alma palpitante, sometido a la mesa de
disecciones. Este nuevo desmembramiento de Osiris tiene algo tan escalofriante como el descensodel hombre a las cámaras nupciales de la
materia, con propósitos a veces más violadores que amorosos. A medida
que nos familiarizamos con la técnica empleada, sin embargo, nos suceden dos cosas: la primera, que el interés de la pesquisa nos atrapa con
tanta intensidad como pudiera hacerlo una novela de suspense (y en
efecto, hay algo detectivesco, también, en estas búsquedas); en segundo
término, empezamos a sospechar que los fragmentos así analizados y
desmontadoscomo una maquinaria de relojería, no son textos muertos
sino amuestras, de laboratorio con las cuales pueden, sin duda, averiguarse rasgos ocultos del texto vivo.
Por otra parte, el investigador
nos tranquiliza con Ias más inteligentes explicaciones sobre el papel
subordinado de lay estadísticas y el papel rector de Ia intuición a su
trabajo, al tiempo que nos promete apasionantes conclusiones aespirituales,. Así aplacados 10s temores de que la idolatría de las afrecuen.
cias pudiera esterilizar el centro intuitivo irreductible de todo menester
350
ANUARIOMARTIANO
crítico, cae en la recelosa lectura como miel sobre hojuelas la esperanza
de llegar, a través de tan árido escrutinio
de tablas y porcentajes,
a
una conexión
verdaderamente
ilustrativa
entre las constantes formales
y las constantes id’eológicas
y emocionales
del autor estudiado:
a una
mejor o más satkfactoria
e integral comprensión
de la #espiritualidadn
especifica, en este caso, del escritor y revolucionario
José Martí.
Buenos
augurios de] éxito de esta empresa los tenemos precisamente
en la intuitiva comprensión
del carácter simultáneamente
político y artístico de la
aLogró
así
hacer
arte
de
su
mensaje
patriótico-ecuméprosa martiana:
nico : el único caso en verdad de gran prosa política
en la América
hispano-parlante.,
(Entre paréntesis
observamos
que todavía están los
críticos de la obra de Martí, aunque cada día menos, en plano de aclaraciones y elogios justificativos
que se explican por el general desconocimiento de su jerarquía
en la literatura
universal.
Meo Zilio, por ejemplo, se siente obligado
a aducir ju%os de Max Henríquez
Ureña y René
Bazin.
Su personal admiración,
que en este caso nos interesa más por
haberle dedicado a Martí una atención más especializada
y acuciosa, se
le desborda a veces en el texto irrpersonal
y científico:
*Es uno de los
hasta nuestros
días, en donde la intención
pocos casos, desde Tirteo
(desinteresada)
del arte y aquella (interesada)
de la llamada
patriótica
conviven verdaderamente
sin destruirse.,
En la propia Cuba hemos tropezado con la incredulidad
de algunos intelectuales
-hija
del prejuicio,
la reacción contra el aprovincianismo
y sobre todo Ia ignoranciafrente
Por
fortuna,
es
cuestión
que
ya
está
a la grandeza
literaria
de Martí.
trascendiendo
de los pareceres y caprichos personales.)
Enfrentado,
pues,
correctaner.te,
deeede el fervor auténtico
pero en coto de caza cerrado,
a los problemas
de la iteración,
la prolepsis
y la fonología
del estilo
martiano,
Meo Zilio ofrece, no sólo una lección abrumadora
de estructuralismo
estadístico,
sino también
algunas conclusiones
profundas
y
sorprendentes.
Baste citar las que se refieren
a la aprolepsis
de las
determinaciones
del verbo con relación a ésteì, es decir, aquella inversión estilística
que, como constante, supone cla presentación
de las cirUna vez comprobado
científicamente
cunstancias
antes que la acción,.
este hecho, iqué significa,
qué sentido espiritual
oculta? Todo el aparato de la estilística
se derrumba
con frecuencia ante la banalidad
de
sus conclusiones.
En este CBSO no es así. Meo Zilio descubre o com.
prueba, en la estructura
misma de la frase martiana, nada menos que
su ausencia de caudillismo,
lo cual resulta deslumbrante.
La consecuencia de su análisis de este aspecto de la prosa del Apóstol es la que
<Martí no se considera
a sí mismo como caudillo
ni como prosigue:
ANUARIOMARTIANO
351
ductor
de ideas, sino como profeta, portador
y revelador
de ideaj que
ya se hallan maduras en las circunstancias.
La suya no es tanto una
modalidad
voluntaria
cuanto una modalidad
vivida;
Martí
es el hijo
de las circunstancias.*
Si estas observaciones
fueran juicios
más o
menos impresionistas
no tendrían
el emocionante
valor que tienen al
presentarse como inducciones
críticas rigurosas
de un escrutamiento
me.
tódico y frío. Es como una prueba inesperada,
en el seno mismo de la
*materia*
esGlística,
de la grandeza
y peculiaridad
del espíritu
mar.
Gano. Por otra parte, revela una vertiente
muy fecunda pero también
inquietantes
de estos estudios.
;Cuál es el valor psicológico
profundo,
reflejado
en las estructuras
sintácticas,
del lenguaje
personal?
Sospechamos en este campo, para la pupila
perspicaz
y armada de instru.
mentos adecuados, una transparencia
delatora
absoluta.
En el caso de
Martí, la *delación*
de su microcosmos
expresivo ha venido a coincidir
con la revelación
de cu macrocosmos
espiritual,
sin la menor fisura, incoherencia
ni doblez en el sistema integro
de sus zonas involuntarias
y vigílicas.
Por éstas y otras comprobaciones
nada ociosas que hay en
sus valiosísimos
estudios, debemos admiración
y gratitud
al paciente,
sagaz, fervoroso
profesor
de la Universidad
de Florencia.
CINTIO VITIER
NOTICIAS
Y COMENTARIOS
Amigos de la Sala. Desde antes de
su inauguración
la Sala Martí ha
tenido buenos amigos. En efecto,
las valiosas
donaciones
de Manuel Isidro Méndez
y Manuel
1.
Mesa Rodríguez,
consistentes
sobre todo en artículos de revistas y
periódicos,
además de fotos y facsímiles, se realizaron
durante
el
período organizativo;
también las
de Manuel
Pedro González
(mas
que amigo, fundador),
quien nos
obsequió, entre otros libros, ediciones originales
de Ismaelillo,
Versos sencillos,
Cuentd
de hoy
y de mañana y Ramona.
De Enrique H. Moreno
Plá recibimos
facsímiles de las cartas de Marti
a José Ignacio
Rodríguez
y del
artículo
aparecido
en el New
York Hera.42 que damos a conocer en este número del Anuario.
Junto a esos amigos, debemos recordar
a los que en la prensa
diaria se hicieron
eco de nuestro
empeño con palabras
llenas de
simpatía y estímulo: Angel 1. Augier y Loló de la Torriente
en
El Mundo
(donde también el profesor González publicó un artículo), Raúl Aparicio,
Froylán Escobar y Félix Contreras,
en luuentu2 Rebelde.
Asimismo,
Gonzalo
de Quesada y Miranda
en PatrM
y, más recientemente,
de nuevo,
Loló de la Torriente
en Bohemia.
En la nómina de amigos cubanos,
ocupan sitio de honor
Julio Le
Riverend
Brusone,
Director
del
Instituto
de Historia
de la Academia de Ciencias, por cuya gestión pasaron a la Sala los libras
y fotos de Martí que se relacionan en otro apartado;
y José Antonio Portuondo,
Director del Instituto de Literatura
y Lingüística,
que nos cedió un ejemplar
origi-
muu0
nal de El Diablo
Cojuelo.
otru
del discurso de Martí sobre Heredia p una comunicación
autografa a Juan Bellido de Luna.
Lugar aparte merece e! profesor
dis:inguido
Ivan A. Schulman.
critico martiano,
quien además de
ofrecernos para su publicación
en
Cuba los articulos
de Martí por
él identificados
en The Sun de
Nueva York, ha organizado
en los
Estados Unidos,
con el profesor
González,
una colecta entre colegas universitarios
con el fin de obtener libros y tesis valiosas para
nuestra Sala. Ese generoso aporte, en las actuales circunstancias,
adquiere una significación
que no
es necesario subrayar.
También
queremos agradecer cartas de información
y estímulo de
los siguientes
amigos:
Charles
Aubrun,
Director
del Instituto
de
Altos Estudios Hispánicos
de París; la poetisa de El Salvador Claribel
Alegría;
el poeta español
Vicente Aleixandre;
Guiseppe Bellini, profesor del Instituto
de Literatura
Española
e Hispanoamericana de la Universidad
«Luigi
Bocconi*
de Milán;
Jacques Biteff y Alexander
Muratov,
martianos búlgaros;
José Luis Cano,
Secretario
de la revista Insula de
Madrid,
donde hizo un cordial
anuncio
de nuestra Sala que mucho agradecemos;
Dr. A. Dessau,
Director
del Instituto
Latinoamericano de la Universidad
de Rostock; el poeta Gerardo Diego; el
profesor de la Facultad
de Ciencias Políticas
y Económicas
de
la Universidad
de Madrid
Alber10 Gil Novales; Dra. Gisela Leber,
del Instituto
de Lengua y Literatura Romances de la Academia de
Ciencias
de Berlín,
RDA:
Giovanni Meo Zilio, profesor del Instituto Hispánico de la Universidad
de Florencia;
Gregorio
Marañón,
Director
del 1n:ti:uto
de Cu!tura
Hispánica
dc ?inrlrid:
Jo@ Antonio llaravall.
piafe-01
de ia cátedra tic Pensamien:o
Político de
la lTni\-ercidad
de ;1Iadrid;
Dr.
Rudolf
Noack.
de: Instituto
de
Lengua y Literatura
Romances de
la Academia
de Ciencias de Berlin (a quien tuvimos el gusto de
recibir personalmente)
; Allen W.
PhiIIips.
profesor
en el Departamento de español y portugués de
la Universidad
de Indiana;
Jesús
director
de la reSilva-Herzog,
vista Cuadernos
americanos
de
México;
Valerio
Stolbov. martiano soviético; y (no por última en
la lista alfabética,
menos querida
y admirada),
María Zambrano.
Nuestra gratitud también a los señores Embajadores
de Austria,
Bélgica, Gran Bretaña, Israel, Noruega, Suecia y Suiza por la atención que han prestado a nuestra
solicitud
de informes,
así como
al señor Jean-Baptiste
de Weck,
Director
del Centro Regional
de
la UNESCO;
al compañero
Manuel Mendoza,
Secretario
Permanente de la Comisión Nacional Cubana de ese organismo;
al señor
Alberto Dallal, Coordinador
de la
Dirección
General
de Difusión
Cultural
de la Universidad
Nacional Autónoma
de México, y a los
Directores
de la Kungliga
Biblioteket de Estocolmo,
Bodleian
Lihrary de Oxford, University Library de Southampton,
Institute
of
Latin Ameritan
Studies de la University of London, Biblioteca
Nacional de México y Bibliotheque
Nationale
de Suiza.
Los libros de Martí. Según apuntamos en la nota anterior, por disposición del compañero
Julio Le
Rirerend
Brusone. en su carácter
de Director
del Instiuto
de Historia de la Academia
de Ciencias,
se trasladaron
a la Sala Martí los
libros que pertenecieron
a la biblioteca del Apóstol. donados por
Carmen Mantilla
al Dr. Julio ViRoldo en noviembre
de 1920, en
la ciudad de Nueva York, y que
permanecían
guardados
en la Oficina del Historiador
de la Ciudad.
Estos libros son los siguientes:
EN
ESPAÑOL
Album
del Comendador
Moreno
del Christo. Paris, Imp. de Moui!lot, 1889. 255 p. 22 1/2 cm.
Cartas físico-matemáticas
de Teodosio a Eugenio,
por el P. D.
Teodoro
de Almeida.
Madrid,
Imp. del Diario, 1827. 3 t. 240 p.
15 cm.
Historia
de San Martín
y de la
emancipación
sud-americana,
por
Bartolomé
Mitre.
Buenos Aires,
Imp. La Nación, 1887-1888.
3 t.
231/ cm.
Este libro
está dedicado
por su
autor a Martí, de quien hav acotaciones al margen en las paginas
73 y 89.
Leyendas históricas de la I&ependencia, por Ireneo Paz. Tomo II.
México, Imp. de Ireneo Paz, 1887.
532 p. 20 cm.
Obras poéticas de José María Heredia. Nueva York, Imp. i Libreria de Néstor Ponce de León,
1875. 350 p. 19 cm.
JdARTIANO
Este libro está dedicado
por el editor
y contiene
ciones de puño y letra del
en muchas de sus páginas.
esas acotaciones
véase el
de Fina García Marruz.
número del Anuario]
355
a Martí
anotaApóstol
[Para
trabajo
en este
Poesías de José Ioaquín
Palma.
Tegucigalpa,
Tipografía
Nacional,
1888. 3000 p. 25 cm.
Dedicado
a Martí por su autor.
Tabaré, por Juan Zorrilla
de San
Martín. Montevideo,
Barreiro
Ed.,
1888. 300 p. 25 cm.
Dedicado a Martí por su autor.
EN
INGLÉS:
The Complete Poetical
Works of
John Greenleaf
Whittier.
Cambridge Edition.
Boston and New
York, (c) 1894. 542 p. 21 1/2 cm.
DJversions of a Diplomat
in Turkey, by Samuel S. Cox, New York,
Charles L. Webster, 1887. 685 p.
23 1/2 cm.
Lalla Rookh, an Oriental
Romance, by Thomas
Moore.
Boston,
Estes and Lauriat, 1885. 273 p. 31
cm. ilus.
Medieval
Tales, with an introduction by Henry Morley.
London,
George Routledge,
1886. 287 p.
20 cm.
Patriotic
Reader or Human Liberty Developed,
by Henry B. Ca
rrington.
Philadelphia,
J. B. Lipyincott,
1887, 1888 (c). 595 p21 cm.
Poets. in the Garden,
by May
Crommelin.
London, T. Fisher Unwin, 1886. 255 p. 22 cm.
m&tIO
356
ANUARIO
Traditional TaLes of the English
and Scottish Peasantry, by Allen
Cunningham.
London,
George
Routledge,
1887. 288 p. 20 cm.
EN
FRANCÉS:
Correspondance
Litteraire,
Philosophique et Critique
de Grimm et
de Diderot.
Paris, Chez Furne Libraire, 1830. Tomos 1, II y XIII.
22 1/2 cm.
En el segundo tomo, en la última
página en blanco, hay anotaciones
de Martí.
Etudes et Portraits, par Paul Bourget. Paris, A. Lemerre ed., 1879.
2 tomos. 20 cm.
Anotaciones
de Martí en la última
página en blanco.
Erotika
Biblion,
Bruxelles,
1867.
MARTIANO
357
MARTINfO
par Mirabeau.
220 p. 17 cm.
Painé et lo Dynastie des Renards,
par Estanislao
S. Zeballos.
Traduction
de l’espagnol
par Mme
Menjou.
París, Maison QuantinBuenos Aires, Librairie
Francaise de Joseph Escary, 1890. 293
p. 19 cm. ilus.
Dedicado
a Martí
por SU autor.
Junto con estos libros pasaron a
la Sala una hoja original
de LU
Patria libre con el poema dramático Abdala, cuatro retratos originales de Martí, uno de su hermana
Ana, otro de Carmen Zayas Bazán
y dos programas
de la Sociedad
Literarias
Hispanoamericana
de
1889 y 1891.
Visitantes distir@dos. El 30 de
mayo de 1968 nos visitó la Delegación Vietnamita
integrada
por
el profesor Ca Van Thinh, Director de la Biblioteca
de Ciencias
Sociales de Hanoi, el historiador
Phan Xuan
Nam y el traductor
Nguyen Van Nganh, quienes, después de ver los más importantes
libros, documentos
y fotos de la
Sala, solicitaron
dos sesiones de
trabajo para obtener información
especializada
sobre José Martí.
En la sesión de la mañana el profesor José Antonio
Portuondo
les
ofreció una síntesis de la vida y
obra del Apóstol, con algunas intervenciones
de Cintio Vitier y la
asistencia de los compañeros Julio
Le Ríverend, Francisco Chavarry y
Fina García Marruz;
en la de la
tarde hicieron
uso de la palabra,
para responder preguntas del profesor Van Thinh,
Julio Le Riverend y Jorge Ibarra
sobre las
ideas políticas y Cintio Vitier sobre las ideas filosóficas de Martí,
con la asistencia de otros compañeros de la Universidad
de la Habana y de la Biblioteca
Nacional.
El profesor
Van Thinh
escribió
muy expresivas frases de admiración hacia el Apóstol en nuestro
Album.
Posteriormente
obsequiamos a él y a sus compañeros
una
traducción
al francés,
realizada
por María Luisa Jané, del artículo de Martí NUn paseo por la tierra de los annamitas,,
publicado
en el número 4 de La Edad de
Oro (1889).
Muy grato recuerdo
dejaron en nuestra Sala estos distinguidos representantes
del heroiCO pueblo vietnamita.
Aportes martianos
en el 68. Durante el año conmemorativo
del
de nuestra
Guerra
centenario
Grande,
a la que tan ligado se
sintió siempre Martí, hemos recibido los siguientes nuevo8 títulos:
1. José Martí. Sobre Eswiía.
Intraducción,
selección’ y notas
de Andrés Sorel. Madrid, Edítorial
Ciencia
Nueva
S. L.
196í. 178 p.
Las páginas prologales
contienen una síntesis
biográfica.
LOS textos, aunque
pudieran
ser muchos más, están intelígentemente
escogidos
y agrupados. Las Notas son útile:.
En conjunto,
un libro muy valioso, sobre el cual escribió
Manuel
Pedro
González
un
justo comentario
en El Mundo,
La Habana,
7 de enero de
1968.
José Martí:
En los Estados
Unidos.
Edición
prólogo
y
notas de Andrés Sorel. Madrid,
Alianza
Editorial,
1968. 30 p.
El prefacio sitúa bien el contenido de esta selección, más
completa
que la anterior,
con
Notas y Cuadro
cronológico
excelentes. Puede ser una magnífica
introducción
para
los
que no conozcan
suficíentemente la prosa de madurez de
Martí.
Con estos dos libros
Andrés Sorel presta un servicio inestimable
a la propagación de la obra del gran revolucionario
de la acción y la
palabra.
Genio y figura de José Martí,
por Fryda Schultz de Manto.
vani.
Buenos Aires, Editorial
Universitaria
de Buenos Aires.
1968. (Biblioteca
de América,
Colección
Genio
y Figura).
192 p. ilus.
Contiene una Cronología,
una
sintética
wida de Martí.,
varios comentarios
y una bihliografía,
todo de la mano de
Fryda Schultz
de Mantovani,
ya acreditada
como fina y fervorosa martiana
por estudios
anteriores.
A la cabeza de los
textos aparecen los artículos de
Juan Ramón Jiménez y Rubén
Darío sobre Martí;
al final,
otros juicios fragmentarios.
La
presentación
tipográfica
de este libro, profusamente
ilustrado, lo hace doblemente
atractivo.
4. José Martí y el aSun> de Nueva York;
nuevos escritos desconocidos, por Ivan A. Shulman. Separata
de los Anales
de la Univeisidad
de Chile.
Jul-sept. de 1966, año CXXIV,
No. 139, p. 30-49.
Informe
sobre la importantísima investigación
del profesor
Schulman
que dio como saldo
la identificación
de atreacientos y tantos artículos,
de Martí en el Sun de Nueva York,
hasta entonces
desconocidos.
Facilitamos
este trabajo,
cuya
argumentación
nos parece absolutamente
satisfactoria,
8 La
Gaceta de Cuba, que lo publicó
en su número jun.-jul.
de 1968,
5. Die Bedeutung
von José Martí
für die Ausprãgung
des kubanischen Nationalbewustseins,
por Gisela Leber. Sonderdruck
sus LATEINAMERIKA.
Semesterbericht
des Lateinamerika-Instituts
der Universitãt
Rostock.
Herbstsemester
1966,
p. 61-72.
Se trata del resumen
de una
tesis sobre José Martí y su papel en la formación
de la conciencia
nacional
cubana.
La
Dra. Leber es colaboradora
det
Instituto
de Lengua y Litera-
358
ANUARIO
MARTIANO
tura Romances de la Academia
de Ciencias de Berlín (RD-4.1.
Las conclusiones
que aparecen
al final en apañol
“ en inglk
así como la bibliografía
manejada, nos revelan ~1x1buen COnocimiento
del proceso político-cultural
cubano p un planteamiento
correcto del tema.
Es el primer estudio en alemán
a nuestra
que incorporamos
Sala.
6. Martí en México.
Selección de
Salvador
Bueno.
La Habana,
Publicaciones
de la Sociedad
Cubano-Mexicana
d’e Relaciones Culturales,
s.a. 120 p.
Por el prólogo
de Bueno, sintetizador
de las experiencias
mexicanas
de Martí, tanto como por la atinada selección,
este librito
llena a cabalidad
su objetivo
fraternal.
Primeros
y últk
7. José Martí.
mos días. La Habana, Instituto del Libro,
1968.
(Gente
Nueva).
153 p.
Esta original
compilación
de
los primeros
y los últimos escritos de Martí sirve para constatar la unidad esencial de su
vida. En la sección Primeros
días debió incluirse
Abdala.
Muy atractiva
la presentación
de 10s textos, con buenas ilustraciones de Tony Evora (salvo una: la del abrazo de Gómez
y Martí, p. 98). Altamente
encomiable la idea de esta colección para 10s jóvenes, que dehiera insistii en otros aspectos
‘de la obra de Martí.
h&vi&d&
de la Fragua.
Entre
]ag @iltipIes
actividades
de la
fi&&$
Martì&a,
bajo la direc-
ción de Gonzalo de Quesada y Miranda, se destaca la conferencia
pronunciado
por Alberto Entralgo
Cancio el 27 de enero de 1968
sobre [José Martí:
el hombre
)
su doctrina,.
en la que el disertante hizo gala de su copioso saasí como de una
ber martiano,
capacidad
de síntesis y de una
memoria
privilegiadas.
También
es de señalarse la Conmemoración
del 19 de mayo, consistente
en
una interesante
Exposición
de fotos, óleos, dibujos y documentos,
que sirvió de marco a una conferencia titulada
KAnálisis médicohistórico
de la muerte de Martí,,
compartida
por los doctores Pedro Carrillo
y Francisco
Lancís,
Jefe del Departamento
Docente de
Medicina
Legal de la Universidad
de la Habana.
Según la reseña de
Patrzkz (junio
de 1968), el doctor Carrillo
brindó
auna amplia
información
de periódicos y libros
de la época sobre la figura siniestra del cubano Antonio
Oliva,
práctico de las fuerzas españolas,
quien se jactaba de haber matado
a Martí,,
al tiempo que destacó
la conducta patriótica
de su hermano Pedro Oliva; y la segunda
parte de la conferencia,
a cargo
del profesor
Lancís, amarcó un
jalón en el estudio de la vida de
Martí, por ser la primera vez que
se analizaron
científicamente
las
heridas
que le produjeron
la
Sería bueno ver estos
muerte,.
trabajos en letra impresa.
iUarti en el 26. Como inauguración cTeI Festival de Poesía organizado por la Unión de Escritores
y Artistas
de Cuba en saludo al
26 de julio, se celebró
el 22 de
este mes, en el anfiteatro
Manuel
Sanguijy
de la Escuela de Cien-
cias Políticas
de la Universidad
de La Habana, una mesa redonda
sobre *Vigencia
del quehacer poético de Martí.,
en la que partíciparon
Juan Marinello,
Manuel
Díaz Martínez
y Reynaldo
Arenas, con José Antonio
Portuondo
de moderador.
Sobre el tema propuesto dijo el doctor Marine110
que la poesía de Martí no fue un
quehacer sino un modo de vida,
un *ser*.
Se refirió
a su gusto
por definir la poesía desde la poesía misma,
evidenciado
en los
múltiples poemas aue expresan su
Poética;
y puntuaiizó
los rasgos
que le dan actualidad
a su lírica:
la concepción
del poeta como intermediario
entre la realidad
y el
sueño; la recreación
de lo tradicional y lo popular
en su doble
vertiente
hispánica
(«Los dos
príncipes.)
y americana
(Versos
sencillas);
la ilimitada
libertad
de invención, patente en lo que se
ha llamado
su apoesía de lo simultáneo,,
afín a la de Whítman;
la convicción
de que todo puede
ser visto bajo especie poética (lo
que llevó al disertante
a refutar
el concepto actual de aantipoesíam
y a observar que ese tipo de Iírica tiene antecedentes en Martí) ;
el ímpetu, en fin, de universalidad , que alcanza su mayor dimensión, todavía por muchos desconocida, en !os versos que Martí
dijera
soñados en ala almohada
de Diedra,,
llenos de fuerza trágicà y visionaria.
Terminó el doctor Marine110 recomendando
a los
jóvenes *la imitación
honda, libre y distinta de Martí.,
a quien
calificó
de <libertador
de hombres Y de poetas,.
Por su parte Manuel
Díaz Martínez comenzó
afirmando
la nece-
sidad de la pasión en eI enfoque
del tema y pasó a precisar la situación generacional
de los poetas que, como él, se dieron a conocer hacia 1950 pero empezaron
a escribir
sus páginas
decisivas
en el 59, y cuya base ideológica,
su ser poético mismo, se identi.
fica con la Revolución.
Para
ellos la poesía de Martí es una
apotencia tutora,
a cuyo amparo
quieren estar. &sa poesía -dijwha sido escrita para nosotros*, porque se funda en el rechazo de las palabras que no van
acompañadas
de actos.
Martí,
además, fue el culminador
del período en que nuestro pueblo Ilev
a vías de hecho su sentimiento
de
nación, por lo que el disertante
lo ll amó afundador
de la cultura
nacional
propiamente
dicha,,
ya
que aportó las dimensiones
eticísta y poética, identificando
la noción de cultura con la de libertad
y la actividad
revolucionaria
con
la de la palabra.
De sus Ieccionw.
se desprende
que el trabajo
del
intelectual
y del poeta tiene tanta
importancia
y dignidad
como e1
del obrero.
Se refirió a la gratitud que debemos a Martí por su
profunda
defensa de la poesía en
el ensayo sobre Whitman
y finalizó llamando
a toda su obra auna
apología
de la vida..
Las páginas leídas nor Reynaldo
Arenas no son resu&bles
en estas
notas, por su extensión (la de una
conferencia)
y por su complejidad. Centradas en el paralelo
de
Europa, continente
racionalista,
y
América,
continente
mágico, presentaron a Martí como representante de este mundo, que no es,
a juicio
de Arenas,
un Tercer
Mundo,
sino un mundo
simple-
360
AKUARIO-TUNO
mente distinto, dominado por dos
fuerzas: la magia y la persecución. Ese distinto tiempo americano, fundado en el mito y el
ritmo, en la intuición y no en la
razón, tiempo de la Ktradición
danzantes y desconocida, en que
ano cuenta Hegel sino la selva,,
exige que el héroe sea a la vez el
poeta, el que vive perseguido p
proyectado hacia el futuro de la
imaginación. Por eso Martí fue
el gran poeta de la libertad americana, dado que la poesia es la
más alta expresión de la libertad.
Notable fue también el paralelo
que hizo Arenas entre Rimbaud
y Martí a partir del año clave de
1870 en que el primero huye de
su madre y el segundo entra en
el presidio político. Martí eligió
ser el perseguido, ser fiel a su continente mágico, entrar en el mito
como imagen trágica del hombre
y vivir en el más de la pasión.
Su estirpe es de los que, contra
toda lógica, se propusieron y realizaron lo imposible, como Bolívar, Fray Servando Teresa de
Mier, los Doce de la Sierra Maestra. Su familia hay que buscarla
también en los personajes fabulosos de García Márquez, Juan
Rulfo, Lezama. La capacidad para el dolor fue otro de sus rasgos
esenciales, asi como su rechazo
del odio y su identificación dei
amor a la libertad con el amor
a la belleza. Partiendo de estos
principios, el disertante consideró
extensamente varios aspectos de
la vida y la obra en verso y prosa de Martí, situado siempre en
el ucontexto mágico, de la cultura americana.
Estas tres lecturas, de mantenida
calidad y perspectivas tan diversas aunque convergentes, demostraron una vez más la inagotable ’
riqueza y vigencia del ejemplo
martiano, constituyeron un digno
homenaje y un magnífico prólogo a la celebración poética del
26, en el año del Centenario de
nuestras luchas por la índependencia.
BIBLIOGRAFIA
(Enero
MARTIANA
de 1964 - Agosto
de 1968)
PORCELESTINOBLANCHY~LANCO
Advertencia
Esta Bibliografía es continuación de la Bibliografía
Martiana
1954
1963 editada en 1965 por el Departamento Colección Cubana de la
Biblioteca Nacional, lo cual determina su comienzo en enero de 1964.
Termina provisionalmente en agosto de 1968 -en vez de diciembrcon el objeto de que pueda enviarse a tiempo a la imprenta e incluirse
en este Anuario,
en cuyos números siguientes seguirá apareciendo, como sección fija.
Hemos añadido un apéndice para incluir aquellas fichas rezagadas
de 1963 relativas a publicaciones extranjeras y cubanas que no llegaron a tiempo a nuestras manos.
BIBLIOGRAFIA ACTIVA
1964,
[La Habana] Ed. Nacional de Cuba, Editora Juvenil, 19&. 283 p. ilus. (color), retr., 22 cm.
Ilustraciones de Alberto Mestre. aEste libro está formado con los J
cuatro números de la revista “La Edad de Oro” que Martí escribió
para los niños de América. La revista se publicó en New York en
jul., ago., sept. y oct. de 1889.w
La Edad
!
de Oro.
362
ANUARIO
WUAltIO
MARTIANO
Marti. 111 Aniwr~a&.
[La Habana] Eds. Combatiente [1964] 46 p.
ilus., retrs., 19 cm.
Contiene: Martí, apuntes biográficos; Tres héroes; Vindicación de
Cuba; Nuestra América, y Martí y sus versos.
1965
La Habana, Ed. Nacional de Cuba, 1965. 537 p. retr.,
23 cm.
Este ejemplar, tomo 20 de las Obras Completas de Martí, es un
donativo del Prof. Manuel 1. Mesa Rodríguez; contiene fotos originales de Alfonso Mercado, M’aria Mantilla, Carmen Zayas Bazán,
tres facsímiles de cartas y notas del propio Mesa Rodríguez.
Epistolario.
Completas.
La Habana, Ed. Nacional de Cuba, 1%3-65. -t.
24 cm.
Contiene: t. 20: Epistolario. t. 21: Cuadernos de apuntes. t. 22:
Fragmentos. t. 23: Periodismo diverso. t. 24: Traducciones, 1. Mis
hijos; Misterio; Ramona. t. 25: Traducciones II. Antigüedades
griegas; Antigüedades romanas; Nociones de Lógica. t. 26: Indices.
t. 27: Guía.
MARTIANO
363
.El Poeta Walt Whitmann. Tr. al inglés por IIelen Wohl Patterron.
(En: Acentos LiterarZos
Americanos;
Bimestral bilingüe españolin$és. Washington, D. C., Ameritan Literary Accents, vol. IV, no
22. jul.-ago. 1967, p. 21-30).
.Selecciones de poesías.. Tr. al inglés por Helen Wohl Patterson.
(En: Acentos Literarios
Americanos;
Bimestral bilingüe españolinglés. W as
-h ington, D. C., Ameritan Literary Accents, vol. IV, no.
22, jul.-ago. 1967, p. 18-20).
Contiene: Yo quiero salir del mundo. Con la primavera. Por
tus ojos encendidos. Un niño de su cariño. El alma universal. Estrofas de Versos sencillos.
España.
Introd., selección y notas de Andrés Sorel. [Madrid,
Ed. Ciencia Nueva, 19671 178 p. 18 cm. (Los clásicos, 6).
Sobre
Obras
escogidas.
Selección y prólogo de Roberto Fernández Retamar.
La Habana, Ed. Nacional de Cuba, 1965. 2 t. 19 cm. (Biblioteca
Popular Universitaria, 1).
Contiene: t. 1: Cuba, Nuestra América y Los Estados Unidos.
t. 2: Versos. La Edad de Oro. Letras, Educación 9 Pintura. Correspondencia íntima. Diario de campaña.
Páginas
vasrast. Prével of ispánski, Valentina Rafaelobs. Sofía, Narodna
Cultura, 1965. 193 p., ilus., (color) 25 cm.
Tr. del título:
La Edad de Oro. Texto en búlgaro.
Slatna
1967
*Martí Antimperialista,.
(En: Revista del Granma, La Habana, año
III, no. 4, ene. 22, 1967).
Contiene: Nuestra América. Manifiesto de Montecristi. Las reformas. Autonomismo e independencia. Carta a Manuel Mercado
y Hombre del campo.
y México.
Selección de Salvador Bueno. [La Habana, 19671
120 p. 18 cm. Publicaciones Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales.
Martí
1968
al9 de mayo de 1895. Dos Rios; carta inconclusa a Manuel Mercado.,
(En: Granmu, La Habana, mayo 18, 1968, p. 1.)
y últimos días; losé Marti.
La Habana, Gente Nueva, Instituto del Libro, 1968. 151 p. ilus., 23 cm.
11~s.de Tony Evora.
Primeros
En los Estados Unidos.
Edición, pról. y notas de Andrés
Sorel. Madrid [Alíanza Editorial, S. A., 19681 330 p. 18 cm.
José Marti:
Nqtre
Amerique.
Anthologie
présentée
par Roberto
Fernández
Retamar.
Traduction d’André Joucla-Ruau. París, Francois Maspero, 1968.
342 p. 22 cm.
364
ANUARIO
MARTIANO
mum0
MONTEMAR,
BIBLIOGRAFIA
.
PASIVA
ANTONIO
mayo
DE
Junto
a uu dagame...,
BITEFF, JACQUES.
<Panorama
cubano,
las Obras Completas
de José Martí.
30, jul. 25, 1964).
Artículo
(En:
,BUENO,
SALVADOR.
Figuras
cubanas;
breves
siglo XIX. La Habana,
Comisión
Nacional
,
ilus., retrs.,
19 cm.
.Contenido
martiano:
R a f ae 1 1M aría Mendive,
Martí.
sobre
Narodnu
Y DUEOIS, EMILIO
JORC~
Marti.
grafías
masónicas,
1).
Contiene:
Espiritualismo
masónico
José Martí.
los primeros
volúmenes
de
cultura,
Sofía, año 8, no.
biografías
de grandes
Cubana
de la Unesco,
maestro
de hlartí.
Scnu~max,
IVAN A. José
dernismo>
(En: Revista
cubanos
del
1964. 390 p.
El
Apóstol
La Habana,
VITIER
, Del
95 al 62:
Consolidada
de Martí.,
Diarios
de Martí,
II Declaración
de lo Habana.
de Artes Gráficas,
19641 188 p. retr., 19 cm.
FARRERES, JOSÉ. aMartí
admirador
3, no. 21, ene. 1964, p. 26-29).
de Goya.,
FORNÉ
(En:
(En:
[La
Habana,
La
Mar+
(En:
Bohemia,
La
Habana,
año
56, no.
4, 1964,
p.
3).
<FamiIia
de Martí.,
p. 4.i7j.
Martí.,’
hiasó
<Hay que fijar
(En:
La Gaceta,
Bohemia,
.
La Habana,
CALIXTO.
de
por
el noviciado.,
(En:
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<Apostolado
de José Martí;
Cuadernos
Americanos,
México,
val. 134, no. 3, mayo-jun.
j
año
de TeNuevo
Mu&,,,
VJZEN,
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Gutiérrez
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(algunos
color),
23 cm. (Biblioteca
bhica
dr autores
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Contenido
martiano:
<Julián
del Casal,,
por José Martí.
<Casal como antítesis
de Martí.
Hastio,
forma,
belleza, asimilación
y originalidad.
Nuevos
rasgos de
lo cubano “El frío”
y “lo otro”>
por Cintio Vitier.
CASTELLANOS
GARcíA,
GERARDO.
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y exequias
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de la mora”,.
Poemas de
de Septemvriche,
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Caro
de &s
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llus.
de Harry Reade.
[La Habana1
Ed.
nal de Cuba, Editora
Juvenil
Il%51
107 p. ilus.
(color),
19 cm.
Contenido
martiano:
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FORNET,
Cuba,
sobre Martí,
de Juan Marine110
y sobre los nuevos volúmenes
de José Martí:,
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de t’us Américas,
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JOSÉ.. . Antologia
cional de Cultura,
1%5. T. HI.
(Biblioteca
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Contenido
martiano
(bajo
el capítulo
LOS Modernistas)
:
-Versos
sencillos
(1.XLVI)
.Penachos
vívidos.José Martí
(biografía!.
Los zapaticos
de mia.Pollice
verso.LOS dos príncipes.Para Cecilia
GUHomagno.Amor de ciudad
grande.tiérrez
Nájera
y Maillcfert.Hierro.Copa con Alas.p. [5i71-652.
.?íARTíXEZ
&TRao.A,
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Copia mecanografiada.
ei héroe
y su
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QUESADA,
r&?v&&M&.
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f*
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Texto
EMILIO.
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en la
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lc)nmemorativo
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de Martí>
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mambí
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La
Habana,
Habana,
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La
Habana,
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ll,
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<Rafael
Maria
de Mendiveio
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ago. 17, 1968, p. 2 en
ambas partea.)
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Maestros.
CUETO, MARIO
G. DEL. cFervoroso
homenaje
a Martí
nario de la Guerra
del 68.w (Cien años de lucha.)
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La
del Apóstol
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cLa prédica
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del ApóstoL
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CRUZ, MARX
cDe Montecristi
a Playitas.,
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1968. D. 1. 5.)
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Cien años de lucha.
Habana,
la caída
<Che Guevara
debe ocupar
la altura
de Bolívar
y Martí.,
Habana,
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Artículo
de Mario
Vargas Llosa.
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.
. (i\c;
de José Martí3
RAMOS,
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cMelesio,
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de Campaiial
ago. 2, 1968, p. 116118.)
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1%7.
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con
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Díaz
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de la Biblioteca
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IN IJAR10
370
mu&lO
GUALBERTO.
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R evo 1ución
del año
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es la Historia,
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más digno de todos los cubade El Mundo,
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Verde Olivo,
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