Vol 1. 1969. ANUARIO MARTIANO Presentación …7 Las últimas notas de viaje de José Martí. Algunas observaciones. sobre su estilo, por Mme. Claude Bochet-Huré. …9 El Presidio Político en Cuba, de José Martí (1871). Intento de análisis estilístico, por Isis Molina de Galindo ...33 Martí y Darío frente a Centroamérica: perspectivas de realidad y ensueño, por Ivan A. Schulman ...59 Tres maestros responden ...95 Palabras de Manuel Isidro Méndez ...97 Prontuario de temas martianos que reclaman dilucidación, por Manuel Pedro González ...103 Martí: Poesía, por Juan Marinello...117 Introducción a Ismaelillo, por Angel I. Augier ...167 Leyendo una carta a María Mantilla, por H. Almendros ...207 Un artículo desconocido de Martí ...217 Blood of the innocents ...221 Sangre de inocentes ...225 Doña Leonor en la emigración (Una etapa desconocida de la vida de la madre de Martí), por Enrique H. Moreno Plá ...229 Martí y los críticos de Heredia del XIX. (En tomo a un ejemplar de Heredia anotado por Martí), por Fina García Marruz ...239 Los discursos de Martí, por Cintio Vitier ...293 Un discurso olvidado de Martí ...319 Discurso pronunciado por José Martí en la fiesta del Club Los Independientes el 16 de junio de 1890 en Hardman Hall …321 NOTAS CRÍTICAS El Martí de Martínez Estrada, por Cintio Vitier … 331 Estudios de Giovanni Meo Zilio, por Cintio Vitier … 349 Noticias y comentarios … 353 Bibliografía Martiana (Enero de 1964 - Agosto de 1968), por Celestino Blanch y Blanco … 361 Apéndice … 373 COLECCIÓN CUBANA CONSEJO NACIONAL DE CULTURA LA HABANA 1969 CUBA ANUARIO MARTIANO Publicado por la SALA MARTI de la Biblioteca Nacional de Cuba Número 1 DEPARTAMENTO COLECCION CUBANA CONSEJO NACIONAL La Habana, DE CULTU~ 1%9 NOTAS CRITICAS El Martí de Martínez Estudios de Giovanni Noticias Bibliografía y comentarios Martiana por Cintio Vitier ................ Meo Zilio, por Cintio Vitier .............. Estrada, de 1964Agosto 349 353 .................................... (Enero 331 de 1968), por Celes- tino Blanch y Blanco ..................................... 361 ................................................ 373 Apéndice PRESENTACION Al inaugurarse la Sala Marti de la Biblioteca Nacional, el 28 de enero de 1968, el profesor Manuel Pedro González, autor de la iniciativa de su fundación, sugirió la conveniencia de publicar un boletin anual que, según suspropias palabras, cdebiera incluir, entre otras cosas, la bibliografía martiana activa y pasiva aparecida durante el año; k, reproducción en traducción castellana de los articulos de mayor relieve que en Lenguasextranjeras se hayan publicado durante el período y una sección bibliográfica selecta de carácter crítico en la que en brevkimas notas se informe al lector extranjero de la valía de ciertos estudios cualquiera que sea su carácter -tesis académicas, libros, folletos y articulo~ de alta calidad. Este boletin serviría como punto de enlace y fuente de información entre todos los martianos del mundo y pr2ncipales bb bliotecas universitarias y públicas.. Estos lineamientos generales sirven de pauta flexible al A nuario Martiano que hoy presentamos. Marti está siendo estudiado fuera de Cuba cada vez con mayor /recuencia y seriedad. Nombres como los de Ivan A. Schulman en Los Estados Unuìos, Giovanni Meo-Zilio en Italia, Valerio Stolbov en la Unión Soviética, Claude Bochet-Huré en Francia, Gisela Leber en la BDA, Andrés Sorel en España, Jacques Biteff en Bulgaria, sin contar desde luego los estudiososmartianos de Nuestra América, dan fe del interés creciente que su obra de rango universal despierta en los ámbitos culturales más diversos. Divulgar OJOS trabajos prácticamente desconocidos entre nosotros es ya un objetivo que justifica el Anuario. A ello se añade la necesidad, largamente sentida desde la desaparición del valioso Archivo José Martí que dirigiera Félix Lizaso, de ofrecer una publicación regular y especializada a los investigadores cubanos y extranjeros, y a tos lectores en general, para llegar a establecer euna corriente viva de% trabajo y colaboración internacional en torno al estudio de Martí*, que fue desde el principio uno de los objetivos findamentaks de nuestra Sala. A dijeren& del citado Archivo, el Anuario sólo reproducirá estudios extranjeros o cubanos de especial importanc& el resto de las colaboraciones serán siempre inéditas. Por lo de&, quisiéramos w no fuese sólo una caja de caudalesmartianos, k que Ya es bueno, porque 8 PRESENTACI6N esta riqueza no corrompe, sino también una flecha vibrando en el aire de América, indicadora del más alto camino de creación y liberación. Esperamos,pues, cumplir estospropósitos con el auxilio fervoroso de los martianos de todo el mundo y muy especialmente,en nuestro pais, con el aporte de los jóvenes que, desdelas perspectivas de hoy, se dispongan a explorar nuevas vetas en la que Gabriela Mistral llamó <mina sin acabamientos. LAS ULTIMAS NOTAS DE VIAJE DE JOSE MARTI Algunas observaciones sobre su estilo POR MME. Del presiones dirigió a Cabo cuando Haitiano.’ l CLAUDE BOCHET-HURÉ 14 de febrero al 8 de abril de 1895, José Martí escribió sus imde un viaje a través de la isla de Haití, durante el cual se primero de Montecristi a Santiago de los Caballeros, después Haitiano; de allí volvió a Montecristi -y es en este momento redacta el famoso Manifiesto- para regresar finalmente a Cabo Las dedicó en estos términos a María y Carmen Mantilla: Mis niñas: Por las fechas arreglen esos apuntes, que escribí para Vds., con los que les mandé antes. No fueron escritos sino para probarles que día por día, a caballo y en la mar, y en las más grandes angustias que pueda pasar hombre, iba pensando en Vds. Pudieran, pues, esperarse bargo, en seguida se percibe giro literario. notas rápidas, apenas elaboradas. Sin emque numerosos pasajes tienen un acusado l publicado en francés en Les lungues néofatines, Bulletin Trimestriel de la !kiété des Langues Néo-Latines, Paris, 56e Année, Fasc. II, Jupillet l%Z, NO- 16L P. 62-81. La autora entonces firmaba Mlle, Huré. 1 Estas impresiones fueron publicadas bajo el título Apuntes de un oicri~ J etc las Obras compkas. Editorial Lex, La Habana, 1953, se encuentran en el primer tomo. pp. 154 a 177. 10 AlWARIO MARTIANO ANUARIO El diario que les sigue inmediatamente,2 y que comienza el 9 de abril, dia en que Martí salió de Cabo Iíaitiano, para detenerse el 17 de mayo, antevíspera de su muerte, ofrece un carácter completamente distinto. Allí cuenta Martí su desembarco en la provincia de Oriente con sus compañeros de lucha, y SU avance por la campiña cubana. Se trata esta vez de notas apresuradas, a veces muy cortas, con frecuencia apenas redactadas, escritas día tras día 3 sin ninguna interrupción. Dan a veces la impresión de un resumen destinado a nutrir más tarde una redacción definitiva. En efecto, ipuede concebirse que Martí, que vivió con la pluma en la mano, no haya tenido la intención de escribir la historia de una guerra que él había deseado y preparado durante toda su vida? Pero es obvio que, a despecho de esas diferencias, dos escritos tan próximos uno del otro en el fiempo, tienen que presentar muchas similitudes en su forma -y también, por otra parte, en su contenido: pues si el Diario* es un diario de guerra, es también, por muchos lados, un diario de viaje. 1. La frase y h elaboración del tiempo. LOS hechos al revés. Tanto los Apuntes* como el Diario encierran un número sorprendente de frases en las que el orden cronológico de los hechos o de las ideas está trastornado. Cuando se trata de sucesos, están expuesto al revés, y el efecto aparece antes que la causa: Y me cuenta los partidos del país: y cómo salió a cobrar, con dos amigos, la muerte de su padre al partido que se lo mató... (1, 165.) Pasa el patrón blandílocuo, de lengua patriarca1 y hechos de zorro, el que a la muerte del hijo ano lloró el dolor, sino que lo sudó,: y rinde, balbuceando, el dinero que robaba. (1, 174.) Tomó el revólver, -él era muy buen tirador: y hombre al suelo si una bala en el pecho. (1, 288.) Estos ejemplos, en particular el segundo, muestran que el procedimiénto es propicio a los efectos de sorprésa. Pero conviene señalar que 2 Diario de cabo Haitiano a Dos Ríos, Lex. 1, pp. 274 a 298. * Pem las tiõtae escritas el 6 de mayo no hti sido encontradas. Debían a la tempestuosa entrevista que tuvo lugar el 5 de mayo, entre Antonio Máximo Gómez Y el Propio Martí, Manuel Pedro González, Varktiones Repertorio Americano, Costa Rica, * En español en el original. aludir Meceo, y sin duda se las hii desaparecer... Véase en torno a la espistolograjía de losé Martí, 194.8. MARTIANO ll esta tendencia no es nueva en el estilo de Martí. Así en 1888, relatando los comienzos de José Antonio Páez, escribía: *Sus primeros soldados son cinco realistas que le intiman rendicións (II, 57). El orden de los hechos es el mismo. Cosa notable, aquí como en el primer ejemplo, los dos verbos están en el mismo tiempo: la sucesión de los hechos no está sólo trastornada sino pura y simplemente abolida. La personalidád de Páez obtiene de ello un relieve incomparable; no hay transición, parece que es a la persecución misma a lo que debe su victoria. Esta inversión del tiempo o de las ideas se despliega a menudo en muchas frases, a veces en un párrafo entero. He aquí el primer retrato de los Apuntes (el personaje habla, y es Martí quien interviene entre paréntesis) : . .Si me traen (regalos, regalos de amigos y parientes a la casa de los novios) me deprimen, porque yo soy el obsequiado, (...). <Y si no me traen, tengo que matar las gallinitas que le empiezo a criar a mi mujer.. El ‘que habla es bello mozo, de pierna larga y suelta, y pies descalzos, con el machete siempre en puño y al cin,to el buen cuchillo, y en el rostro terroso y febril los ojos sanos y angustiados. Es Arturo, que se acaba de casar... (1, 154.) Se oye primero una VOZ, venida no se sabe de dónde; sólo después se ve el personaje, y es en último término que se conoce su nombre. Y cuando son, no ya objetos o hechos, sino ideas las que se exponen al revés, la conclusión es lo que surge primero y no se sabe sino más tarde lo que la ha motivado. Así, uno se sorprende de encontrar con feoha 4 de abril, estas reflexiones sobre los indios, que nada anunciaba: Por el poder de resistencia del indio se calcula cual puede ser poder de originalidad9 y por tanto de iniciación, en cuanto lo .encarmen... (1, 176.) SU Pero todo se aclara, pues Martí añade en seguida: &o sobre indios., Era natural que esta tendencia a invertir la expresión lógica de los pasos mentales se reflejase también en el orden de los términos en el interior mismo de la frase. De ese modo icuántas frases que comienzan por toda suerte de complementos y terminan con el verbo y el sujeto, que la pluma de Martí retiene largamente, a veces hasta las últimas palabras! En las frases descriptivas, esto deviene a veces un procedimiento: De pie, a las rodillas el calzón, por los muslos abierta al pecho, los brazos en cruz alta, la cabeza pera y bigote, tocada del yarey, aparece impasible, a las plantas y el cielo por fondo, un negro haitiano. la camisola aguileña- de con la mar (1, 173.) ANUARIO 12 ANUARIO 13 MARTIANO MARTUNO Aquí la economía de la frase lleva a pensar en una técnica pictórica. De entrada, el retrato en pie, trillado con sus detalles esenciales; hecho esto, se puede juzgar del efecto de conjunto, del carácter general de la silueta (*impasible.) ; en seguida el fondo, cuya inmensidad es sugerida por la amplitud del miembro de frase; en fin, terminada la pintura, sólo resta inscribir el título al pie del cuadro: *un negro haitiano,. Esta organización de la frase no es debida al azar: más de una vez el autor ha construido su visión de la naturaleza del mismo modo que el amante de la pintura reconstruye la visión del pintor; Martí no nos deja olvidar que ha sido crítico de arte. Pero esta influencia no lo explica todo. Incluso si se admite que la pintura ha marcado verdaderamente la visión que él se ha hecho del mundo exterior, dífícihnente podía actuar sobre la construcción de su frase. Sin duda, por su parte, los escritores impresionistas franceses procuraron, de modo sistemático, hacer pasar a su estilo los procedimientos de los pintores de la misma escuela; y parece que Martí haya necesitado pasar por esos escritores para desarrollar esta tendencia en SUS frases descriptiva. Pues, en fin de cuentas, ¿q ué es el retrato citado más arriba, sino un ejemplo de la *frase en abanicos, difundida por las escuelas francesas de 1880, y que Marcel Cressot define así: eEsta frase acumula en su parte ascendente, como en abanico, lodas las circunstancias pintorescas que constituyen el cuadro donde va- a inscribirse el proceso.n (Le styie et ses techniques, Paris, P. U. F., 4* edición, 1959, p. X1)? Y cita, entre otros, estos versos de Leconte de Lisle, de construcción bastante paralela a la frase de Marti reproducida: Ployant leur jarret maigre et nerveux, et chantant, Souples dans leurs tuniques blanches, Le bambou sur l’épaule et les mains sur les hanches, 11s allaient le long de I’Etang.’ Esto no quiere decir que Martí ha sacado sus frases en abanico de la lectura de Leconte de Lisle. Lo conocía, pero habla raramente de él. Lo más probable es que esta técnica le haya sido sugerida por sus lecturas de los novelistas franceses de la época, que cita más a menudo. l <Doblando la corva magra Y nerviosa, y cantando, / Flexibles en sus túnicas blancas, / El bambú al hombro y las manos en las caderas, / Iban a lo largo dei Estanquw. Dicho esto, falta decir que en Marti la narración también presenta ese agrupamiento, a la cabeza de la frase, de los complementos y de todo lo que depende de ellos: A Rosalio Pacheco: que sirvió en toda la guerra. y fue deportado a España en la chiquita; y allá casó con una andaluza, lo increpa reciamente Gómez. (1, 294.) Esta vez, no puede tratarse ya de una búsqueda de lo pintoresco, de expresividad visual, y ejemplos como éste muestran bien que en este punto la influencia francesa se ha apoyado sobre una marcada tendencia natural. En muchas de estas frases, la atención del lector es puesta a ruda prueba pues no sabe por de pronto a qué verbo aenganchars los complementos que abren la frase, y no encuentra sino al final el punto de apoyo que buscaba. A no dudarlo, hay que ver en esto una de las causas de la oscuridad que ha sido inevitable reprochar a Mark4 l l * Como se ve, el pensamiento y la pluma de Martí se apoderan en primer lugar de lo que él juzga esencial: en los hechos, el resultado; en las ideas, la conclusión. En cuanto a los detalles, -cuando los davienen a agruparse, de modo más o menos natural, a continuación de ese núcleo de la frase. (Era el caso del retrato de Arturo citado en la p. ll) ; el personaje dice primero: aSi me traen...*; llegado a ese punto, Martí cae en la cuenta de que el lector, que ignora todavía que Arturo acaba de casarse, no va a comprender nada, y se apresura a añadir los detalles indíspensables: * (regalos, regalos de amigos y parientes a la casa l En el Diario al menos, la oscuridad de ciertos pasajes pudiera deberse a la dificultad en la lectura del manuscrito. En efecto, en sus notas del 25 de abril (1, 281-282), Martí copia los párrafos de una carta que envía a Carmita Mantilla (II, 1825), y las dos versiones - la de la carta y la del diario, que reproduce casi exactamente la primera se aclaran una por la otra. Así la carta dice: aY empren. dían el viaje de ocho lenguas, con tarde primero, alegre y clara, y luego por bó. vedas de púas. en la noche oscura,, allí donde en el Diario se leía: <con tarde primera alegre y clara., Sobre todo en un pasaje donde Martí describe a los rebeldes volviendo agotados de su primera victoria, se encuentra en el Diario el texto siguiente: CEl río nos canta. Aguardamos a los cansados. Ya están a nuestro alrededor, los yareyes en la sombra. Tal la último agua, y del otro lado el sueño,, mientras que la carta restablece la secuencia lógica de las ideas: <El no nos corta. Aguardamos los cansados. Ya están a nuestro alrededor, los yarey- en la sombra. Ya es la hltima agua, y del otro lado el sueño., Hay entre los dos textos por lo menos otras tres diferencias queridas por el autor. .---_. . del mismo tipo. Es difícil ver en ellas variantes 14 ANUARIO MARTIANO ANUARIO de los novios...)*. Parece incapaz -io desdeñoso?de exponer tranquilamente su pensamiento por etapas, de ir de las causas a los efectos, de las premisas a las conclusiones: para eso, le haría falta fragmentar sus ideas, que le vienen impetuosamente, de una pieza. El lo sabe bien, por lo demás. En 1882, en una carta a Bartolomé Mitre, confiesa, no sin complacencia quizás: SES mal mio no poder concebir nada en retazos..., (1, 1292.) Escribe ademas: aLos que ven mucho de súbito parecen enfermos cuando cuentan lo que ven: y es porque descuentan lo pequeño, en que no hallan placer sus ojos, -y como que ellos ven la trabazón, no conciben que los demás no vean lo que ven el1os.*s Algunos que lo conocieron han dado sobre su conversación testimonios que concuerdan a maravilla con esaa altivas confesiones: De Diego Vicente Tejera: 4Veía tanto que al querer expresar lo que veía el idioma le faltaba y tenía que apelar a condensaciones supremas, que parecían naturalmente confusas al auditorio.... De Carlos Díaz Dufóo: cLa palabra sale de su boca revuelta y desordenada; las ideas se atropellan, parece que están constantemente de prisa, que se están siempre despidiendo..., ’ •r l . Este cuidado de ir derecho a los resultados descartando los hechos preliminares e intermediarios da a menudo a la exposición del pensaelíptico -son laa acondensaciones sumiento un giro singularmente premas, que acabamos de ver. Un día, en el curso de una marcha en Cuba, Martí observa: .El alambre del telégrafo se revuelca en la tierra., (1, 287.) No dice más. Toca al lector concluir: los rebeldes ya han pasado por ahí. El mismo día, c.uenta las palabras de uno de sus compañeros: e...me habla de la alevosía con su hermano Manuel, a quien Miró hurtó susfuerzas, y aforzó a presentarse,: cle iba esto, la garganta,. (1, 288.) Martí no tiene necesidad de describir el gesto: el lector lo deduce CO? seguridad de la frase. Pues se trata en efecto de una deducción; en todos estoscasosde elipsis, Martí no se contenta en absoluto s Citado por Manuel Pedro Gónzalez, José Martí: Jerarca del Modernismo, tirada de la Miscelánea de Estudios dedicados al Dr. Fernando Ortiz pot ___ - -- aoarte 1 sas discípulos, colegas Y amigos, La Habana, 1956. 6 Extractos de testimonios citados por Aníbal Rodríguez, cuna interpretación psicológicade Martíw, en Pensamiento y acción de José Martí, Santiago de Cuba, 1953. MARTUNO 15 con sugerir vagamente lo que su frase no dice: la lógica permanece solida -incluso cuando toma, como aquí, la apariencia del absurdo: ...y el gentío (...) apiñado bajo un guanábano, donde oye el de carcajadas a un vejancón que tienta de amores a una vieja... (1, 168.) coro II. La frase y sus articulaciones. Génesis de la frase nominal. Se nota, en los dos textos, una marcada tendencia a aligerar las bisagras de la frase, a tal punto que, a veces, parecen borrarse. Le sucede así romper un movimiento de subordinación que acababa de iniciar, y sustituirlo por una coordenada más libre, pero inesperada. He aquí el final del retrato de Arturo: Es Arturo, que se acaba de casar, y la mujer _ hijo donde su gente de Santiago. (1, 154.) salió a tener el Muy a menudo, la frase se desarrolla por medio de aposiciones o de complementosvariados, cuyo lazo con el verbo principal es muy flojo, y esto, en muchos casos, conduce insensiblementeal anacoluto: El amo, de espaldas,me cubre con los ojos redondos desde su sillón: de botín y saco negro, y reloj bueno de plata, y la conversación pesada y espantadiza. (1, 168.) No hay que ver aquí una novedad audaz en la prosa de Martí: nunca retrocedió ante las rupturas de construcción, y deben esperarsemás que nunca bajo su pluma en esta época de su vida, tan agitada y tan poco favorable al trabajo literario. l l l Sucede siempre que ese gusto de la coordinación lo conduce a dar a la copulativa un papel importante en su frase. Viene a encubrir en eha significaciones y valores muy diversos y que le dan un peso singular. En el ejemplo siguiente, disimula más bien que expresa una relación de causa 8 efecto: Anduvo por Haití, entró por tierra nueva, se le juntó la hija lozana de una comadre del rincón, y entra a besarnos, tímida, una hija linda de ocho anos... (1, 155.) ASUARIO 16 Aquí, MARTIANO más banalmente, ANUARIO marca una oposición: Soñé que, de d os 1anzas que habia, sobre la lanza oxidada no daba luz el sol. y era un florón de luz, y estrella de llamas, la lanza bruñida. (1, 158.) Paralelamente, pone a general servicio ciertas preposiciones, que le permiten introducir complementos rápidos, menos embarazosos que las En los subordinadas que exigiría, parece, una expresión menos elrptica. dos ejemplos siguientes, acon* introduce un complemento de tiempo y expresa la simultaneidad: ...salimos con el oro de la tarde. Sí puedo entrar; la puerta del patio. (1, 164.) y la moza, con su medio (1, 166.) español, va a abrirme Pero es ude, el que juega los papeles más variados, y esta vez diríase que no se trata sólo del afán de ligereza y concisión, y que Martí conen todo caso,, presentan un giro a sidera esos usos como *elegancias%; veces tan afectado y forzado que cuesta trabajo creer que nazcan naturalmente bajo su pluma: Lo adivino leal, de ojo claro El hombre es fornido, Narciso (1, 288.) Moncada, de asalto... y viril, verboso de trabajo y fornido, (1, 293. ) rudo... (1, 295.) es de bondad y pompa. Esta búsqueda, que podría relacionarse con una influencia, muy derivada, de la calificación nominal según la había propagado la *escritura artista, (del tipo <gestos de languidez,) -se hace incluso en detrimento de la c!aridad, como aquí: Deodato Carvajal es su teniente, ascenso, capaz y ordenada. (1, 288.) de cuerpo fino, y mente Se ve bien que el segundo ades atribuye al personaje una virtualidad de ascenso, pero la naturaleza precisa de la relación no aparece claramente. l l 4 de Gustosamente larga y enredada cuando Martí o se entrega areflexiones, su frase, al contrario, breve cuando cuenta o describe: Por los fangales, que mino; El sol tuesta, y el selva, a un lado y otro, veo una casa, y la llamo. MARTUNO 14 maneja ideas abstractas se hace a menudo muy eran muchos, creí haber perdido el capotro se hala por el lodo espeso. De la cae la alta sombra. Por entre un claro (1, 168.) He aquí algo que evoca bastante bien los cortes firmes de un Flaubert, con seguridad uno de los escritores más queridos por Martí. Pero aquí el parecido entre los dos autores reside quizás mucho menos en la brevedad de cada frase que en su aislamiento: sin duda las cuatro frases del ejemplo tienen una cierta continuidad gracias a su sentido, pero esta continuidad no se expresa mediante ninguna palabra de enlace, el asi,ndeton es absoluto de una frase a la otra. En todo caso, si la marcha de este pasaje hace pensar en Flaubert, parece de todos modos, arriesgado afirmar la influencia. Seria bien repentina, pues Martí no ha solido usar esas pequeñas frases bruscas; y uno no espera ver surgir esa influencia en una época en que él apenas tenía ocio para impregnarse del estilo de Flaubert. Un tipo de frase breve que a Martí le ha gustado siempre, y que suele darle mucho relieve a su prosa, es la sentencia. A cada página, se encuentran en él esas reflexiones de contenido general y absoluto que tienen el aire de proverbios en potencia. Sacar de un hecho particular conclusiones generales, es en Martí una verdadera necesidad, una reacción tan natural que parece un reflejo. Del sueño de las dos lanzas citado antes, extrae esta enseñanza : aDe alma perezosa, no se saca fueg0.s (1, 158.) A continuación del retrato del negro haitano reproducido en la p. ll, observa: aE hombre asciende a su plena beldad en el silencio de la naturaleza., (1, 173.) Y el 3 de abril se encuentra esta serie de reflexiones amargas, en las que busca quizás trasponer a un plano superior un incidente acerbo, del cual sus netas no han guardado huella: La ingratitud es un pozo sin fondo, -y como la poca agua, que aviva los incendios, es la generosidad con que se intenta corregirla. No hay para un hombre peor injuria que la virtud que él no posee. El ignorante pretencioso es como el cobarde, que para disimular su miedo da voces en la sombra. La indulgencia es la señal más segura de la superioridad. La autoridad ejercitada sin causa ni objeto denuncia en quien la prodiga falta de autoridad verdadera. (1, 173.) ANUARIO 18 ANUARIO MARTIAIIO en este caco, si esas frases tienen una relación entre sí, ello depende sólo de su sentido, pues todo enlace formal está ausente. .4 tal punto, que cada una de ellas podría figurar separadamente en una de esas colecciones de pensamientos y máximas a cuya composición el estilo de Martí se presta demasiado fácilmente. Cna vez más * l Prefiere con mucho las frases nominales de contenido pone sucesos, actos, impulsos, emociones. Se las encuentra en el Diario: Libertad En cuanto l es más rara, pero existe -y es bastante ahora, si ha habido en la frase de Martí un elemento esencial, es sin duda el verbo. El verbo es el movimiento y la acción, y no sólo Martí parecía no poder prescindir de ello, sino que escribió un número asombroso de frases compuestas únicamente, o casi, de verbos. En 1881 abre su artículo sobre Miguel Peña con estas palabras (una vez más, una sentencia!) : aHonrar, honra.> (II, 3.) En aAcá monta; allí riñe; seduce a éste; a aquél conel mismo artículo: vence., (II, 7.) El mismo año, dice de Cecilio Acosta: aPostvió y previó. Amó, supo y creó., (II, 26.) etc. de dinámico, donde casi únicamente (1, 276.) Día de espera impaciente. Baño en el río, de cascadas y grandes piedras, y golpes de caña a la orilla. (1, 279.) traje digna en lo azul. 19 MARTIANO De pronto, unos jinetes. Maceo, de holanda gris... (1, 285.) con un caballo y hoyas dorado, en a la frase nominal, atención. En efecto, hasta Sin embargo, la aparición de la frase nominal en los últimos escritos de Martí puede explicarse fácilmente. Se dice que, en la prosa de los Goncourt, procede de los cuadernos de notas donde recogían las observaciones hechas en el curso de sus pesquisas. En Martí pudieran tener un origen muy parecido (y en tal caso se trataría aquí de una coincidencia Piénsese en las condiciones en que escribió los y no de una influencia). bien considerado, esas dos obras apenas son más Apuntes y el Diario: que cuadernos de notas, sobre todo su diario, donde con frecuencia al estilo telegráfico, y en el cual hasta los pasajes más cuidados casi siempre escritós con pluma rápida. llega están En estas obras se encuentran dos clases de frases nominales. Unas veces son espectáculos u objetos que Martí presenta en esta forma, y es desde luego la más rara, pues parece resignarse difícilmente a escribir frases de contenido tan completamente inmóvil -a tal punto que de ordinario no aparecen sino en jirones: llegamos, echando por un trillo, a Laguna Salada, la hacienda del General: a un codo del patio, UIZ platanal espeso: a otro ei boniutal... (1, 156.) Al rededor, fango, y selva sola. (1, 169.) Pero no hay que exagerar el alcance literario de tales construcciones. En muchos pasajes, donde se mezclan a frases verbales muy cortas, apenas se alzan por encima del estilo telegráfico, y no pertenecen ya -0 todavíaal dominio de la literatura. iseguirían siendo tan frecuentes en una redacción definitiva, hecha más a gusto? Nada menos probable. Pues en este punto, Martí se aparta de los Goncourt. Cuidadoso como era de la dignidad de la obra literaria, juzgaba reprobable el exceso de desenvoltura en el manejo de la pluma. ~NO es eso precisamente lo que reprocha a los Goncourt esta frase significativa que se le escapaba cinco años antes, en una carta a Gonzalo de Quesada? (le agradecía allí un artículo que éste acababa de enviarle) : Lástima que el estilo vivo, y a lo Goncourt, enviar la descripción como ha venido. (II, 198.) no me permita iCómo, en estas condiciones, ver un procedimiento literario en las construcciones nomínales del siguiente pasaje? Es tanto más difícil cuanto el momento evocado aquí es particularmente solemne: se trata del desembarco en Cuba, tan largamente deseado: Yo en el puente. A las 71/“, oscuridad. Movimiento a bordo. Capitán conmovido. Bajan el bote. Llueve grueso al arrancar. Rumbarnos mal. Ideas diversas y revueltas en el bote. Más chubasco. El timón se pierde (...) Arribamos a una playa de piedras, La Playitu (al pie de Cajobabo). Me quedo en el bote el último, vaciándolo. Salto. Dicha grande., etc. (1, 274)’ ’ En la correspondencia revolucionaria de este período de su vida, Martí emplea un tercer tipo de frase nominal, también de naturaleza esencialmente dinámica. Son consignas de lucha. En una carta del 19 de febrero, indica a Gonzalo de Quesada la conducta a seguir con los sospechosos: <Prudencia sin desaire, con sincero propósito de confianza plena al fin., (1, 233) 20 MUARIO III. Del discurso 0wARIo MARTUNO indirecto al diálogo. Al principio de los Apuntes, con fecha 14 de abril, se lee: #Del viaje, ahora que escribo (...), sólo resaltan en mi memoria unos cuantos árboles, - unos cuantos caracteres, de hombre y de mujer, - unas cuantas frases., (1, 154.) Estas palabras resumen perfectamente el conjunto del texto; son esos, en efecto, sus tres centros de interés - y también los del diario, en gran medida: los paisajes - los retratos de todos los que encuentra - y sus conversaciones, que él refiere bajo las más diversas formas. El discurso indirecto no es raro en estasdos obras: Martí no tiene siempre tiempo de construir un diálogo, y cuando esto sucede integra simplementeal relato las palabras de suscompañeros. Pero en su pluma, lo indirecto no tiene nada del procedimiento embarazoso y forzado que tan a menudo es. Conserva con naturalidad el movimiento del discurso directo : su carácter deshilvanado: ...me traía deprisa, en lo negro de la tormenta, el mozo haitiano que me fue hablando de su casita nueva, y el matrimonio que iba a hacer con su enamorada, y de que iba a poner cortinas blancas en las dos ventanas de la sala y yo le ofrecí cintas. (1, 164.) 0 su calor: Convicción de Pacheco: que el cubano quiere cariño, y no despotismo: que por el despotismo se fueron muchos cubanos al gobierno y se volverán a ír: que lo que está en el campo, es un pueblo, que ha salido a buscar quien lo trate mejor que el español, y halla justo que le reconozcan su sacrificio. (1, 297.) Es cierto que suele manejar este procedimiento con una gran desenvoltura. Le ocurre así subrayar ciertos fragmentos poniéndolos entre comillas, lo que da más presencia al sujeto parlante - y también permite a Martí burlarse de él. Li usa asimismo con lo indirecto libre: Pasa Hopkins, cuarentón de tronco inglés y tez de cobre, vendiendo asu gran corazón,, asu pecho valiente, que vale por dos pechosm,los botines rastreros, que se saca de los pies, un gabán roto. El irá aa todas partes, si le pagan’, porque aél es un padre de familias, que tiene dos mujeres,... (1, 174.) l * il MARTIANO 21 Pero lo que caracteriza mejor la manera de Martí cuando refiere las palabras de otro, es la flexibilidad verdaderamente asombrosa con que pasa de un .discursoB a otro en el interior de una misma frase. Pone, en jirones, discurso directo, estilo indirecto, e indirecto libre, - con o sin comillas - y lo mezcla todo sin el menor embarazo, a tal punto que la complejidad real de la frase pasa casi innadvertida. Júzguesepor el ejemplo siguiente: <Don Jesús, viene del conuco, de quemarle los gusanos al tabaco, =que da mucha briega., y recostado a la puerta de su buena casa, habla de sus cultivos, y de los hijos que vienen con él de trabajar, porque él quiere aque los hijos sean como él., que ha sido rico y luego no lo ha sido, y cuando se le acaba la fortuna sigue con la cabeza alta, sin que le conozca nadie la ruina, y a la tierra le vuelve a pedir el oro perdido, y la tierra se lo da: porque el minero tiene que moler la piedra para sacar el oro de ella, -pero a él la tierra le da ael oro jecho, y el pesojecho... (1, 156.) Ante todo, el nombre del personaje aparece entre comillas, para indicar que no es el propio Martí, sino uno de los que lo acompañan, quien lo pronuncia: este principio pues, debe asimilarse al estilo indirecto libre. DespuésMartí recobra su relato - mas por poco tiempo: esta vez es don Jesúsmismo quien toma la palabra; pero este miembro: *que da mucha briega*, ies discurso directo o indirecto libre? Nada en la sintaxis permite zanjar la cuestión. El relato prosigue, despuésse pasa una vez más al indirecto libre, que ocupa casi todo el resto de la frase, y en el cual un pasaje <que los hijos sean como él.... está subrayado por comillas, Y las comillas reaparecen al finál, para introducir un resto de discurso directo - a juzgar al menos por la ajm que reproduce la pronunciación de don Jesús. + 4 4t El discurso directo surge con mucha frecuencia sin la menor introducción, sin la menor referencia al sujeto parlante, aunque el lector no está siempre en situación de adivinar cuál es el personaje que habla. En muchos casos, por lo demás, esto apenas daña la comprensión del texto : Por el camino de Barajagua -caqui se peleó muchon, atodo esto llegó a ser nuestro,-- vamos hablando de la guerra vieja. (1, 286.) - ANUARIO MARTUNO Esta brusquedad da un cierto relieve a las frases de diálogo - pero hablar de diálogoa en los Apuntes y en el Diario es casi un abuso de lenguaje. Ciertamente, Martí reproduce muchos en estos dos textos, pero los reproduce sólo a medias. Casi nunca se oye más que a uno de los dos interlocutores - incluso cuando el segundo no es él. Es que Martí apenasemplea el estilo directo para dar a su prosa mástensión dramática; le sirve ante todo para caracterizar a suspersonajes. Y como, evidentemente, sólo presenta uno cada vez, es natural que el interlocutor se borre. El empleo del estilo directo es con seguridad uno de los rasgos más relevantes de la técnica del retrato en estos dos escritos; tan pronto contribuye a la pintura del personaje como ocupa su lugar. De Corona, que lo acompaña de Dajabón hasta la frontera haitiana, Martí no dice nada: se conten’ta con hacerlo hablar, y he aquí el sabroso retrato: Corona, ael general Coronan, va hablándome al lado. eEs cosa muy grande, según Corona, la amistad de los hombres*. Y con su adimpués. y su einorancia, va pintando en párrafos frondosos y floridos el consuelo y fuerza que para el corazón asofocado de tanta mahnidad y alevosía como ai en este mundo, es el saber que sen un conuco de por áhi está un eimano poi quien uno puede dai la vidas (...). aPor que yo de aita política no sé mucho, pero a mí acá en mi sentimiento me parece sabé que política es como un debé de cfinidá., UPoique yo, o todo, o nada.s Trece hijos tengo, amigo, pero no de la misma mujer: apoique eso sí tengo yo, que cuando miro asina, y veo que voi a tener que etai en un lugar más de un mé o dó, enseguíame buco mi mejó comodidá,: y luego, a la despedida, *ella ve que no tiene remedio, y la dejo con su casita y con aigunos cuaítos: poique a mi mujer legítima por nada de ete mundo le deberé faitain. (1, 165,) Se ve con qué cuidado Martí reproduce la pronunciación pintoresca de Corona, y con qué ostensible placer. De igual modo ha observado siempre con atenpión y simpatía las particularidades lingüísticas de los países que ha recorrido y habitado. Ya se encontraban pruebas de ello en sus impresiones de un viaje a Guatemala escritas en 1877 (II, 551 a 568). Asimismo, había emprendido la composición de un glosario de americanismos en el que se proponía creunir las voces nacidas en América para denotar cosas propias de sus tierras, y señalar las acep ciones nuevas en que se usen palabras que tienen otra consagrada y conocida, (II, 1658). Los Apuntes suministran otro testimonio de ese 23 gusto por las lenguas regionales. Tan pronto cita y explica una locución de Santo Domingo: c¿Y el que viene aquí, don Jacinto, todavía se come un alacrán?, Esto es: se halla con un bravo: se topa con un tiro de respuesta. (1, 155-156.) como precisa matices en el francés de Haití: Hablaban el criollo del campo, que no es el de la ciudad, más fácil y francés, sino crudo, y con los nombres indios o africanos. (4 la.) IV. La frase y sus cortes: puntuación y ritmo. La puntuación de Martí es tan original que difícilmente puede pasar inadvertida. Su carácter más acusado - y el que con más frecuencia se ha observado - es el papel que juega en la entonación de la frase.* El guión, en particular, que Martí no escatima, sirve muy a menudo para introducir un cambio de tono. Sin embargo, con pocas excepciones, la búsquedaliteraria no es llevada bastante lejos en los Apuntes y el Diario para que pueda hablarse de una puntuación verdaderamente musical. En estos textos, el papel principal de guión es subrayar el miembro que aisla, y esto en dos formas diferentes: bien sea encuadrando incisos (y se supone que en tal caso el cambio de tono surge naturalmente: no es algo propio de Martí) ; o bien reforzando la coma o el punto y coma, lo que es menos común; pero entonces no hay cambio de tono: De sobremesase habló de animales: de los caos negros, y capaces de hablar, que se beben la leche, -de cómo se salva el ratón de las pulgas, y se relame el rabo que hundió en la manteca, -del sapo, que se come las avispas, -del murciélago, que se come el cocuyo, y no la luz. (1, 171.) Es curioso por otra parte observar con qué frecuericia Marti emplea los dos puntos para religar series de proposiciones yuxtapuestas: A dormir, a la casa del español malo*: huyó a Cuba: la casa, techo de cinc y suelo puerco: la gente se echa sobre los racimos de plátanos... (1, 285.) 8 Véase de JoséAntonio Portuoudo,<La voluntad de estilo en José Martís, nota 27, páiina 310, en Pensamiento Y acción de José Martí, Santiago de Cuba, 1953, y la cita que de RaimundoLida hace Manuel Pedro González., op. cit, página23: <Hasta la puntuación(en Martí) es menos lógica que anusic&. 24 ANUARIO ANUARIO MARTIANO Este procedimiento da a la frase más cohesión que el punto y coma, pues religa sus miembros en lugar de separarlos; cada proposición parece permanecer abierta sobre la siguiente, y ésta, a su vez, aparece un poco como la consecuencia de la anterior. Eso establece, entre los de talles aislados, por el asíndeton, como una vaga relación de causa a efecto - en la medida en que los dos puntos asi tratados guardan su valor habitual. Por la misma causa aceleran el movimiento de la frase, mientras que el guión, al contrario, lo retardaba. Esta puntuación se vuelve a encontrar hasta en la poesía de Martí. en particular en los Versos Sencillos, que había publicado en 1891: Sueño con claustros de mármol Donde en silencio divino Los héroes, de pie, reposan: i De noche, a la tuz del alma, Hablo con ellos : de noche! Están en fila : paseo Entre las filas : las manos De piedra les beso : abren Los ojos de piedra : mueven Los labios de piedra : tiemblan Las barbas de piedra : empuñan La espada de piedra : lioran: iVibra la espada en la vaina! (II, 1362.) Los dos puntos llegan a veces hasta romper la sintaxis: Del cuarto de al lado salen risas, - y la moza luego, la hija de la casa, a arreglar hacia el medio las sillas de Viena, - y luego sale el colchón : que echo yo por tierra, y las sillas a un lado. (1, 166.) l + l 25 En el relato y la descripción, comas abundantes dan a la frase un ritmo muy cortado, a menudo casi desmenuzado : es la frase cpuntiIlistan de finales del siglo XIX francés: . ..detrás de la cara, con cuatro cuartos de frente, y de palma y penca, está el jardín, de naranjos y adornapatios, y, rodeada de lirios, la cruz, desnuda y grande, de una sepultura. (1, 156.) ...es una vieja descalza, de túnico negro, muy cogido a la cintura, que va detrás del burro, con su sombrero quitasol, es una mocetona, de andar cazador con la bata morada de cola, los pechos breves y altos, la manta negra por los hombros; y a la cabeza el pañolón blanco de puntas. (1, 163.) Una de las razones de ser de todas esas comas es que sirven para aislar miembros de longitud calculada, que en ciertas condiciones pueden asimilarse a versos. En efecto, la prisa con que Martí debió escribir la mayor parte de los Apuntes no le impidió incluir en ellos wersow bastante numerosos, como lo había hecho en muchos escritos anteriores. Sin duda, es preciso que un miembro de frase tenga una cierta longitud, y no basta descubrirle, por ejemplo, cinco sílabas más una átona para poder definirlo como un verso hexasílabo. Por lo menos pueden retenerse ciertos miembros asimilables a heptasílabos, y eso porque a menudo se los encuentra agrupados, y que por otra parte Martí practicó mucho ese verso (piénsese por ejemplo en Ismuelillo), igual que, por supuesto, el endecasílabo cuando está regularmente acentuado. En el sigl!iente pasaje, se descubren primero tres endecasílabos, después una serie de heptasilabos: ...Más gallardos pisaban los caballos (6-lo), en aquella campiña floreciente (6lo), coreada de montes a lo lejos (6-N), donde el mango frondoso tiene al pie la espesa caña: el mango estaba en flor, y el naranjo muduro, y una pdfna calda: Los puntos y comas juegan a veces el mismo papel: Sentado en un baúl, en el rancho, alrededor de la vela de cera; Moncada cuenta la última marcha de Guillermo moribundo; cuando iba a la cita con Masó. (1, 290.) MARTLWO con la mucha raiz e hilo que la prende aún a la tierra, y el coco, del peso, de penacho áspero, y el seibo, que en el alto cielo CONO abre los fuertes brazos, yj”““” . .. De autoridad y fe se va Llenando el pecho (I, 160). * l l - 26 ANUARIO ANUARIO MARTIANO Las construcciones binarias aparecen a cada paso en las obras que Martí escribió en el curso de los últimos meses de su vida: sostienen de un extremo a otro el Manifiesto de Montecristi (1, pp. 240 a 247), abundan en su correspondencia, y naturalmente son frecuentes en los Apuntes y en el Diario. Pero y - esto es importante - no abrazan la estructura de la frase en su conjunto, afectan solamente a los detalles de la construcción: epítetos, complementos, etc. No obstante, no se trata de redoblamientos de expresión, pues esos miembros paralelos raramente son sinónimos. En todo caso, tal como se presenta, el procedimiento no es el resultado de una búsqueda, nace espontáneamente bajo la pluma de Martí. Testigo, el ejemplo siguiente, donde la prisa se revela en la abreviatura de l cuantor en *ctoB: Escribo, poco y mal,, porque estoy pensando con zozobra y amargura. iHasta qué punto será útil a mi país mi desistimiento? Y debo desistir, en cta. llegase la hora propia, para tener libertad de aconsejar, y poder moral para resistir el peligro que de años atrás preveo, y en la soledad en que voy, impere acaso, por la desorganización e incomunicación que en mi aislamiento no puedo vencer, aunque, a campo libre; la revolución entraría natural. mente, por su unidad de alma, en las formas que asegurarían y acelerarian su triunfo. (1, 296.) 0 también: El talle natural y f2exible de la dominicana cia ritmo y poder a la fealdad más infeliz. La forma de la mujer es conyugal y cadenciosa. (1, 171.) V. ¿Búsqueda estética.3 Algunos elementbs del arte de Martí. Martí, al final de su vida, no usa sino con la mayor moderación, los aornamentos* de la prosa. Ya mesusadosen los Apuntes, se vuelven verdaderamente raros en el Diario: la obra ea tan poco elaborada que no podía esperarseotra cosa. Pero en uno y otro textos, algunos pasajes trabajados constituyen la excepción. De esosornamentos, la adjetivación es el que mejor sobrevive - pues a menudo aquí el epíteto cuenta por su valor decorativo. Pero no ea abundante sino en ciertas descripcionesmás cuidadas que el resto - y no es ahí, por lo demás, donde es más original, bien lejos de ello: El sol brilla sobre la lluvia fresca : las naranjas cuelgan de sus árboles ligeros : yerba alta cubre el suelo húmedo : delgados troncos blancos cotian. salteados, de la raíz al cielo azul la selva verde... (1, 284.) ’ MARTIANO 27 De suave reverencia s,e!hincha el pecho y cariño poderoso, ante el vasto paisaje del río ~40. (1, 291.) Por otra parte, gana en audacia y en novedad lo que pierde en frecuencia. Una vez más habría que entenderse acerca de esta novedad. Martí, por ejemplo, gusta de atribuir a objetos o actos cualidades morales de su propietario o de su agente. Así habla de la *casa pura de Nicolás Ramírez, (1, 154), de 1a apuerta generosa de Ulpiano Dellundé~ (1, 169) ; de la fiera apostura de un compañero de lucha: aes heroica la caja del cuerpo...m (1, 296); o también de ael almuerzo cariñosos que le traen (1, 298). Ahora bien, estos ejemplos se reducen en fin de cuentas a casos de hipálage,O figura de retórica practicada desde la Antigüedad. Pero Martí le da un desarrollo excepcional, y en él esta figura no es un simple ornamento del estilo, va más allá en la expresividad, termina en una fusión de lo afectivo y lo sensible. Constituiría, pues, si no una novedad, por lo menos una renovación.“’ Audacia, igualmente, en la adjetivación metafórica, que reviste a -veces la forma de una sinestesia: . ...dos lenguas de vaca. de un verde espesoy largo...* (1, 161). --;-fTé-un ojeo copio la sala embarrada de verde, con la cenafa de blando amarillo...* (1, 168). Pero los ejemplos no abundan. Hipálage, sinestesia,todo eso conduce a un resultado común: establecer correspos hasta entonces inadvertidas entre diversos dominios que separa la lógica convencional. En fin, se descubren raros casos de calificación impresionista con ayuda de un sustantivo: l ...tierra de luz... alma de flor> (1, 161). *Y es negror lo verde., (1, 173). En este punto, Martí no ha sufrido sino parcialmente la influencia de la escritura artista (cf. p. 52). t l l cf. Marcel Cressot, Le style et ses tecniques,Paris, P.U.F., 4a. edición, página9.-J. Marouzeau,Lexique de la terminolo& &wistique, 3a. edición, París, 1951, artículo Hypallage.- FernandoLázaro Ca=eter, Diccionariode tér9 1959, minos filológicos. Madrid Credos, artículo Hipálage. 10 Es quizás a causa de esta expresividad nueva que Carlos .Bousoño, que estudia el procedimiento en Juan Ramón Jiméoex Y García Lorca (en Teon’ade la expresión poética, Madrid, Gredos, 1956, páginas 71 Y siguientes) le atribuye un Sólo que el autor declara que este nuevo nombre: tdesplazamiento calificativo>. procedimiento no se ha desarrollado sino el la época contemporánea, exactamente en Martí a partir de la generación de JU~II Ramón Jiménez (SU frecuencia obligaría de todosmodosa alejar la fechr).. Pero,Carlòs Bou.Go presentael procedimiento que, al menos como eun recurso por su mecanismo, poético der@a muY 4~ k Joven viejas am% Y en ninguna parte figuras de retórica. dice 28 ANUARIO MARTIANO ANUARIO Comparaciones y .._____._~ metáforas sólo ~-aparecen en número bastante res. - ~~.~~~--tringido, y, sobre todo, surgen aisladamente; Marzya no las acumula nunca como-fo l+kcho tan a menudo en otro- tiempo, tanto en SUS arkitõsde critica fiterZria como en sus descripciones de paisajes, Asi, en -el artícuTo de 1881 sobré Cl egario Andrade (II, 27), donde las metáfo=acian unas de las otras, se encaramabane-tas otras a ~-- -_-_~ Aqui, ‘tafpunto -que-acababan por ahogar la idea que debían ilustrar’ ~~~- -L_ nada de eso; por otra parte, la potencK de aigünag-compensa ampliamente su rareza : *...y %T, muy de pronto, y como chupándose la voz, dice..., -(I, 166). ...compran a la tendera (...) todo el pan y los dulces de la casa: tres chelines: ella cubre de sus anchas sonrisas el suelos (1, 174). Se vuelven a encontrar, sin embargo, algunas metáforas que siempre han sido familiares a Martí: el fuego y la luz, bajo todas sus formas, tan pronto provocan comparaciones como sirven ellos mismos de comparativos: *Su conversación, de natural autoridad, fluye y chispea., (1, 162). a...le chispea la caras (1, 277). a...y era un florón de luz, y estrella de Zlamus, la lanza bruñidas (1, 158) (Cf. el discurso sobre Bolívar pronunciado en 1893: *Arna, y lo que dice es como florón de fuego.. (II, 73). Incluso los pasajes líricos - pues los hay - son pobres en ornamentos metafóricos. Así este párrafo, el más poético quizás de los Apuntes, y uno de los mejor logrados, y en el que comparaciones y metáforas no aparecen sino hacia el final. Por lo demás, es poético más bien por su contenido misterioso y fantástico (el baile de los hechiceros evaudous, en el fondo del mar), que por su forma, que es muy sobria: Y abrí los ojos en la lancha, al canto del mar. El mar cantaba. Del Cabo salimos, con nubarrón y viento fuerte, a las diez de la noche; y ahora, a la madrugada, el mar está cantando. El patrón se endereza, y oye erguido; con una mano a la tabla y otra al corazón : el timonel deja el timón a medio ir : aBonito eso, : <Eso es lo más bonito que yo haya oído en este mundo, : #Dos veces no más en toda mi vida he oído yo esto bonito.% Y luego se echa a reir : que los voudolu, los hechiceros haitianos sabrán lo que eso es : que hoy es día de baile voudon, en el fondo de la mar, y ya lo sabrán ahora los hombres de la tierra : que allá abajo están haciendo los hechiceros sus encantos. La larga música, extensa y afinada, es como el son unido de una tumultuosa orquesta de campanas de platino. Vibra igual y seguro el eco resonante. Como en ropa de música se siente envuelto el cuerpo. *Cantó el mar una hora, más de una hora., (1, 171.) l l * MARTIANO 29 En fin, la aliteración, y todos 10s efectos musicales que a ella se vinculan, son aun más raros y más fugaces. Existen, sin embargo, y es preciso tenerlos en cuenta, ya que revelan una indiscutible avoluntad de estilo. por parte del autor. Se notan varios en la descripción de la llegada a Haití: l ...todo es mango en seguida, y guanábana y anón, y palma y pktano.... a...de la cabeza, menuda y crespuda...w *Ya las casas no son de palma y yagua, leprosas y polvosas...,. (1, 163). Y en otra parte : *La fiesta está en el sol, que luce como más claro y tranquilo, dorándolo todo de un oro como de naranja...* (1, 168) l ...echan al cielo su fuste de llama y una pluma de humo, (1, 282). En todos estos ejemplos, los efectos de sonidos tienen un papel puramente decorativo, y ningún valor propiameme expresivo. Sucede muy de otro modo en este pasaje, que e8 con mucho el trozo más .escritom del Diurio - y tal vez no en el mejor sentido del término: La noche bella no deja dormir. Silba el grillo ;el lagartijo quiquiquea, y su coro le responde; aun se ve, entre la sombra, que el monte es de cupey y pogruí, la palma corta y espinada; vuelan despacio en torno las animitas; entre los nidos estridentes, oigo la música de la selva, compuesta y suave, como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y minima - es la miriada del son fluido : iqué alas rozan las hojas? iqué violín diminuto, y oleadas de violines, sacan son, y alma, a las hojas? iqué danza del alma de . hojas? (1, 277.) Esta vez, los sonidos se han escogido con vistas a producir un cierto efecto. En particular, la repetición de la i sugiere la tenuidad y el tono agudo de esa amúsica de la selvas; nidos estridentes - finísimos violines - titila - sutil y mínima, etc. VI. Descripción: el paisaje. Juegos de h. Las descripciones de los Apuntes y del Diario son a menudo notables por su extraña precisión. Los paisajes, que se hacen más numerosos que nunca a partir del desembarco en Cuba, por razones afectivas evidentes, son observados con la atención concienzuda - y el entusiasmo - de un botánico: Veo allí el ateje, de copa alta y menuda, de parásitos jeyes; el caguairán, *el palo más fuerte de Cubas, el grueso e!.almácigo, de piel de seda, la jagua, de hoja ancha, la el jigüe duro, de negro corazón para bastonea, y Ea&ir, el jubabán, de fronda leve... (1, 291.) y curujúcaro, preñada cascara 30 ANUARIO MARTIANO ANUARIO Pero si se interesa tanto en la vegetación, lo hace con un espíritu curiosamente utilitario: la madera de este árbol sirve para tal uso, de las hojas de esta planta se saca un cocimiento salutífero... Un día, Marti y SUS compañeros encuentran a un campesino que se niega a abandonar SU trabajo para unirse a ellos. Y él se indigna: ¿Y esta gente? iqué tiene que abandonar? ¿La casa de yaguas, que les da el campo, y hacen con sus manos? ¿Los puercos, que pueden criar en el monte? Comer, lo da la tierra; calzado, la yagua y la majagua; medicina, las yerbas y cortezas; dulce, la miel de abejas. (1, 281.) La influencia de los impresionistas franceses, y particularmente de los Goncourt, fue, según se sabe, esencial en la técnica descriptiva de Martí.” Pero en los Apuntes y el Diario, dista de ser preponderante. Al contrario, Martí gusta de dar a sus paisajes líneas simples y firmes, donde los volúmenes, de contornos netos y esquematizad-, suelen tener más importancia que los colores. Sería fácil trazar un croquis de los paisajes siguientes: ...alrededor casi es grandioso el paisaje : vamos cercados de montes, serrados, tetudos, picudos : monte plegado a todo el rededor : el mar al Sur. (1, 278.) Del camino salimos a la sabana de Pínalit’o, que cae, corta, al arroyo de las piedras, y tras él, a la loma de la Risueña, de suelo rojo y pedregal, combada como un huevo, y al fondo graciosas cabezas de monte, de extraños contornos : un bosquecillo, una altura que es como una silla de montar, una escalerade lomas. (1, 287.) t l I Pero este gusto por las formas netas no llega hasta suprimir los colores. Con ellos reaparece la técnica impresionista. Por lo demás son impresionistas mucho menos por su abundancia que por el modo como son tratados: en efecto, dan lugar a verdaderos juegos de luz. Cuando, el 4 de abril, Martí escribe: CEn la goleta ‘Brothers’, tendido en cubierta, veo, al abrirse la luz, el rincón de Inagua, de árbol erizado, saliendo, l1 Véase Manuel Pedro González, Conciencia y voluntad de estilo en Martí, tirada aparte del aLibro jubilar de Emeterio S. Santovenia en su cincuentenario de escriton, La Habana, 1957. 31 MARTUNO f 1. 17-I). el adjetivo averdoso., verdoso, de entre sus ruinas >- salinas, separado como está del nombre del cual depende. no es más que un color plano extendido sobre esa parte del cuadro, una iluminación que colorea el conjunto y hace vkible el aire. Como 10s pintores impresiohan buscado adaptar a su ni5ta3, y los escritores que sistemáticamente prosa la técnica de aquéllos, Martí pinta la luz. >- la luz momentánea, tanto en sus retratos como en sus paisajes: ...en la nariz, franca y chata, . ..le luce el ojo como ébano. (1, 277.) Pero el pasaje más típico de la Galette, a lo criollo: marfil le jugaba donde la luz. (1: 175.3 da el soi en la mancha es ala fiesta en Petit Trou», de e:e KMoulin Como un cestón de sol era Petit Trou aquel domingo. A vagos grupos, planchados y lucientes, veía el gentio de la plaza los ejercicios de la tropa. La fiesta está en el sob, que luce como más claro y tranquilo dorándolo todo de un oro como de naranja, con los trajes planchados y vistosos, y el gentío sentado a las puertas, o bebiendo refrescos, o ajenjo o anisado, en las mesas limpias, ul sombrío de los árboles... (1, 168.) l2 Hay en los Apuntes otro detalle quizás impresionista, completamente aislado, y que plantea un problema. Es un rasgo de ese japonesismo que consiste en aplastar la perspectiva para obtrner un cuadro sin profundidad, a la manera de las pinturas chinas y japoneìas. Este procedimiento formaba parte de los pertrechos impresionistas, y los Goncourt, en particular, lo habían hecho pasar a su prosa. (Así se lee en Germinie «...ils marchaient vers ce grand morceau de ciel se levant Lacerteux: tout droit des pavés, au haut de la montée, entre les deux lignes de maisons...» * Pues bien aquí, en 1895, Martí escribe: «Rosadas como 11 No hay que olvidar que la influencia de los escritores impresionistas sobre Martí estuvo sostenida y alimentada por su conocimiento directo dr los pintores de esa escuela. Este conocimiento es por lo dermis antiguo. Manuel Pedro González (op. cit., página 19) piensa que Martí pudo ver EU primera exposición en París en 1874. Más tarde. escribió para cLa Nación» de Euenns Aires una reseña de la exposición de telas impresionista que tul-o lupar en New York en 1886. Explica allí la técnica de la luz en esos pintores (1, 1006 y siguientes). Pero en SU admiración no deja de haber reparos, Si hemos de creerle, de esa lucha con la 1% Renoir, &Ianet. Pisarro, Degas salen vencidos: «Quieren pintar como el sol pinta, y caen,. l <...caminaban hacia ese gran de la cuesta, entre las dos líneas trozo de cielo de casas...> alzándose del pavimento, en lo alto , - -_ .~AC.AHIOK4RTIANO 32 flamencos. y de carmín negruzco, son las nubes que se alzan, por el cielo perlado. de las pocas casas.9 I 1. 1741. Pero ;wrrdaderamente ha querido <hacer japonesismom en este pasaje? Es tanto más dudoso cuanto que en 1226, por lo menos, en el año de la famosa exposición: él consideraba este procedimiento sin la menor indulgencia: ...esta- -alas paisaje violento, afeadas por mucha figura sin dibujo. por mucho por mucha perspectica japonesa... i 1. 1008.) ...a qué rebuscar, como hacen los neo-impresionistas. esas brutalidades de la naturaleza, donde a manera de lámina china, lo.7 planos se superponen sin somhra que lo+ ligue !- ahlande?... (1. 1697. j Las marcadas diferencias que se notan entre los Apuntes y el Dial-io entre las más notables, la desaparición casi completa de los «versos>) y la abundancia creciente de las frases nominales - no podrían evidentemente explicarse por una evolución en el estilo de Martí: considérese que los Apuntes finalizan el 8 de abril y que el Diaria comienza el 9! No; se deben a las condiciones nuevas, p dificiles, en las que Martí escribió su diario: el tiempo le estaba muy tasado. y tenía el En todo caso, hay un contraste sumaespíritu menos libre que nunca. mente patético entre la dicha que experimenta de regresar por fin a Cuba como hombre libre, y las inquietudes cada vez más graves que lo asaltan y que, a partir del 5 de mayo, dan al Diario una atmósfera . cada día más sombría: la hostilidad creciente de Máximo Gómez después de la entrevista de la Mejorana, la necesidad, que él parece ser el único en sentir, de apresurar las operaciones militares - lo que causa su impaciencia - y también sus temores sobre la suerte de la patria cubana después del triunfo de la revolución. No era preciso tanto para relegar a un segundo plano las preocupaciones literarias. Y sin embargo, tantas veces como pudo; Martí llevó el mayor cuidado a la redacciór. de estas notas. A veces, los hallazgos de expresión parecen brotar espontáneamente (tal es en particular el caso de sus metáforas), pero otras No se trata sólo de una expresión también la búsqueda es indudable. natural. sino también de una voluntad de arte. ES la última manifestación, y la más singular, de la paradoja que distinguió a Martí toda SU vicia: él, que fue todo lo contrario de un ahombre de letras, de profesión, fue siempre, en el fondo y a pesar de todo, escritor por temperamento. EL PRESIDIO POLITICO DE JOSE MARTI Intento de análisis EN CUBA, (1271) estilístico’ - Traducción de C. V. POR ISIS MOLINA DE GALINDO Cuando José Martí. contaba sólo diecisiete años, fue condenado upor infidencia, a seis años de trabajos forzados por el Gobierno colonial español. El-crimen que con tanta severidad se castigaba consistía en una carta privada escrita por Martí en la que calificaba de aapóstata, a otro colegial que se había incorporado al cuerpo de voluntarios españoles. A pesar de lo venial del delito y de la adolescencia del reo, Martí fpe remitido al Presidio Político, la institución penal más rigurosa y cruel de la isla. El trabajo consistía en romper piedra de sol a sol con pesadas mandarrias y cargarla desde el hondón de las famosas Canteras de San Lázaro que él inmortalizó. A Martí se le colocó un grillo de hierro en el tobillo, una cadena a la cintura y otra vertical que unía la primera con el grillo. Puede imaginarse el lector el martirio que el rudo trabajo en tales condiciones significó para Martí que distaba mucho de ser robusto. El roce de las cadenas, el calor tropical. la humedad, el sudor y el polvo de la piedra caliza, le produjeron llagas gangrenosas de las cuales nunca logró sanar del todo. Por intercesión de un * Publicado en Revista Literatura Iberoamericana, 311.336. iberoamericana, Organo México, Val. XXVIII, del jul. Instituto - dic. Internacional de 1962, Núm. 54, p. 34 ANUARIO MARTUNO ANUARIO catalán rico, dueño de las Canteras y conocido del padre de Martí, se le conmutó la pena - después de haberla servido seis meses - por la de destierro a España. Durante la travesía escribió Martí gra? parte de la tremenda increpación que a continuación se etudia. Exceptuadas algunas cartas a su madre, a SU maestro, el poeta Rafael ‘talaría de Mendive. y breves notas pubiicadas en El Diablo Cojuelo y La Patria Libre. El Presidio Político en Cuba es el primer escrito en prosa que de Martí se conserva. Es la obra de un adolescente que apenas comenzaba a estudiar humanidades. A esta luz debe considerarse c.ste testimonio de aquel niño prodigiosamente precoz. Esta patética filípica es ambivalente. De una parte certifica la grandeza moral y patriótica del niño que la refrenda y de la otra da fe irrecusable de su genio literario. A pesar del calvario que fueron para él aquellos seis meses, Martí’apenas alude a sus propios sufrimientos en esta vibrante inculpación. Lo que más le concierne y angustia es el dolor de las otras víctimas y la increíble inhumanidad de los polizontes. Con esta conmovedora imprecación inició Martí su brillante carrera de gran prosista - el más original, vigoroso y novador que en América se ha producido. l l l Apenas llegado a Madrid, Martí llevó a la imprenta de Ramón Ramírez este ensayo que tituló simplemente El Presidio Político en Cuba. Al hacerlo, entregó junto con la protesta exaltada y la petición ardiente, un poema elegíaco en prosa. ¿Se lo había propuesto? No, seguramente, pero su vida 10 dictó y José Martí virtió su dolor enlazando en doce acantos, una trilogía de valores significativos: el lirismo intenso de la sensibilidad; la nitidez de las percepciones sensoriales y la complejidad de su mundo espiritual que revela una visión trascendente. De ahí que la forma sea poemática, peculiar y aparezcan, a la vez que recursos tradicionales, procedimientos nuevos y espontáneos. Una especial manera de sentir, una delicadísima y noble hiperestesia de espíritu transida de emoción, juntamente con su pavorosa circunstancia, requerían una expresión a la vez flexl%le y múltiple. Los elementos tectónicos debían ahondar en la raíz lingüística y dieron connotaciones vírgenes al vocablo común : «ciruela en el alma»; vuxtapusieron en la frase lo imposible exaltaron su ritmo haciéndolo signie inesperado: <apalean a Dios,; *Ante mí desfilan en desgarradora ficativo con el hipérbaton constante. procesión espectros que parecen vivos y vivos que parecen espectros,; MARTIANO 35 y dieron un nuevo matiz expresivo a ciertas locuciones: eE siglo se apoyaba en é1.n El proceso de ideación en Martí se caracteriza en esta su prosa inicial por un hondo sentido del ritmo. Con preferencia sigue moldes afectivos como reiteraciones. períodos interrogativos y exclamativos, hipérboles y estribillos irónjcos. Halla con toda naturalidad su forma expresiva en giros nerviosos’y especialmente en la frase-verso depercusiones enérgicas queqclpean en la sensibilidad dTlector.$ A_nnFLos impetuosos y ~gerne_____ --_ ~_ bundas languideces Cfe’“-2 se esfuman en silencios elocuentes dcsar-__ ticulañdo$Grafos,‘.determinan~~iG~Gdo la forma versicFuG=ere a la pauta vital de un pasado dolorosísimo. Brotan de la entraña impactos relampagueantes de cosas vistas y sentidas y aparece por el ámbito del ensayo una sucesión dantesca de momentos y escenas inolvidables. El lenguaje afectivo finalmente se enseñorea de la forma, refleja la tensión y distensión del espíritu y va estableciendo un verdadero wlima> poético con su lirismo de tema y lenguaje. En la forma del ensayo se percibe una predilección por los recursos de la creación poética. El lenguaje se engalana con frecuencia, aquí y allí, de elementos estéticos: la imagen visionaria del león dormido xcon una garra sobre Cuba,, el símbolo del afantasma rojo de sonora carcainmensa, que hacen jadan; y la metáfora plástica de la *esmeralda entrar al poema por los senderos de un impresionismo plástico y visual. Estos son unos cuantos ejemplos entre muchos que se pudieran citar. Bien pudiera decirse que todo eI ensayo se caracteriza por una marcada impronta pictórica que respaldan expresiones claves a lo largo del discurso ~...lo hubiera pintado mejor,; a...este cuadro que os voy a pintar,; c...he ahí pálida y débil la pintura de las canteras»; <Los colores del infierno en la paleta de Caín...a y así sucesivamente. Sin embargo, la actitud conmovida violenta la técnica con el enfoque y desenfoque descriptivo. El segundo «canto> envuelve con imprecisión a las víctimas y sólo destaca la acción misma sin sujeto expreso. Mas en la parte central e íntima del poema fulge, con sincera honestidad, la nitidez de que no me los seres y las cosas tal como son. siOh verdad tan terrible deja mentir ni exagerar!, La r%alidad aparece no velada ni violentada como al principio o aI fi.nal ni tampoco ordenada o jerarquizada. La Cantera y los sucesos allí ocurridos destacan su instantánea presencia J su fuerte sentido de actualidad. Las víctimas se muestran en .el fuerte realismo de su martirio como casos concretos que corroboran el adolor impresionístiinfinito, de la introducción. El <canto* final concluye camente con una grotesca procesión de fragmentos humanos que danzan AhWAAIO MARTIANO ASCARIO hasta convertirse en nebulosidad fatídica. En todo eI poema se siente una gradual intensificación del dolor que se torna agonía. Y, concorde con ella. la herida sensibilidad deja una trayectoria expresiva que va de] silencio significativo hasta 10s toques dispersos y violentos de la técnica impresionista. El estilo roza a vetes los linderos del surrealismo cuando lo irracional se apodera de la fantasía que se vuelve onírica , deliraute. En este poema en doce acantos, hay sendos gemidos que claman de;cie la raíz de la sangre misma y dicen a España que vivir consisto en el arte de ser humano alcanzando dimensiones divinas y que es el alma sen-ible. todo corazón. que logra ta] jerarquía, Para ese fin y ]a consecución feliz de lo anhelado, entran en actividad todos los recuraos expresivos. El autor protesta virilmente, es verdad, con plena conciencia de sus deberes de ciudadano, pero ante todo, siente y c,anta e] poema de una dolorosa realidad espiritual como gran sensitivo: Pero otros sufrían como yo, otros sufrían más que yo. Y yo no he venido aquí a cantar el poema íntimo de mis luchas y mis horas de Dí0s.l La intensidad afectiva se manifiesta al iniciarse el primer «canton. Es un lamento que busca cambiar el nombre asignado al ensayo por la razón práctica. El sentir poético en lucha con lo conceptual declara que el nombre de las páginas, concorde con el poema, es «Dolor infinito..., Y, para defender tal preferencia y explicarla, los sintagmas afectivos se lanzan unos tras otros acumulando imágenes que alcanzan un grado sumo de expresivid’ad. Repercute por la frase la infinitud de] dolor sin que lla reiteración, la duplicación de lo superlativo, logre pintar con Justeza la enormrdad de] sufrir ni su desesperante monotonía. En una matización adjetiva] típica del impresionismo, consistente en el cruce de lo interno a lo externo, Martí trata de definir y hacer tangible ese gran dolor que es complejo haz de vivencias físico-psicológicas. Su intensidad aniquila primeramente la facultad intelectiva y hace desaparecr ]a lozanía espiritual que debe particularizar al hombre: cseca el alma». Sua raíces Punzantes se hunden en la sensación de irradiaciones cinético, . cenesteslcas que acusa e] verbo <arrastra>; y es ta] su naturaleza que se convferte en torcedor de proporciones desoladoras, desquiciando el orbe mterror y devorándolo. A] completarse un ciclo vivencia1 <rueda> el 1 JOsé Mafih Obras cOmPle% La Habana, Editorial I,ex > 1948 I>.1 p 17 . dolor v-olcado de sensibilidad hacia fuera en alágrimas en todo ser normal, abrazadora>, 37 \IARTI.4SO signo inequívoco Corno en versos formando conjuntos aislados, divididos por pausas inv-isibles en que el alma indignada se recoge y expande: Martí continúa su incu!pación con un martilleo de frases cond;cionaleG. La prótasis SC convierte en elemento intensificador que por grados aumenta la negrura de su angustia. Y así traza la visión del Dante sufriendo en presidio cubano. infierno que no es concepto cerebral, sino infierno real y vivido. se la*. La segunda prócon irreverente rebeldía la posibilidad de una Providencia la apódosis recoge la imagen y la como testigo ocular en presidio; humaniza haciéndola cubrirse el rostro al contemplar la crueldad del hombre contra el hombre. Hay un desplome de abóvedas obscuras, en reconcentra las reverberaciones de que el lenguaje cinético-cenestésico un vivir atormentado. Surge luego en la apódosis, con marcada nitidez de lineamiento. la corporación de lo abstracto, la divinidad, que *se Es de notarse en todo el ensayo, como una habría cubierto el rostro,. peculiar de Martí por constante de estilo que se inicia, un.a preferencia los cruces lingüísticos que van de lo interno-psíquico a lo externo-físico; de lo abstracto-inmaterial a lo material-concreto y viceversa. Una abundancia de verbos dinámicos exteriorizan la violencia que agitó y aún agita en el recuerdo en 1871, su espíritu adolorido y sensitivo. La violencia espiritual es repercusión de la violencia física y hace que los E n 1a órbita,verbal aparecen amatan, «secan, cruces sean significativos. «arrastra,, <(ruedan, «rompe», abambo]eaB, verbos todos que apuntan Esto prueba que las experiencias del a un pasado lacinante y concreto. Presidio se han trasminado y adherido al léxico. Ahora bien, siguiendo esta misma modalidad, el autor instala el objetivo del ensayo en el primer «cantos: señalar el exterminio de la sensibilidad que hace del hombre, aún del más genial, un autómata de proporciones monstruosas. Martí contempla con horror que en su tiempo histórico todo sentimiento humano ha quedado aprisionado en la dureza y en la frialdad, síntomas fatales de absoluta analgesia espiritual. Un nuevo cruce de lo interno a lo externo sensorial sitúa la acción libertadora en el corazón de la frase enfocando la energía moral del autor: &xpinta Dioa existe, y yo vengQ en su nombre a romper en las almas españolas el va50 frío que encierra en ellas la lágrima.* 2 José Martí, Obras Completis, La Habana, Editorial Lex, 1948, 1, p. 9. , 38 ASUARIO ANUARIO El poeta buswa liberar la sensibilidad v a lo largo del ensayo tratará de volver al hombre a su salud ?- a una postura equilibrada y humana. En su concepto. el mayor de los crímenes contra la vida es ser remedo de hombre viviente. traicionando la vida misma con una existencia de raíces enjutas e insensibles. Es ser hombre y sufrir de cerebralismo 1 no sentir en la carne viva y en la médula del hueso, la unidad vital que indisoluble e irrevocablemente lo une a los demás seres: Yo no soy aquí más que una gota de sangre caliente en un montón de sangre coagulada.3 ;Crimen y muerte ambulante es la vida no vivid’a con ei alma a flor de piel ! La existencia se vuelve mecanicismo ,grotesco si no aspira a la sensibilización armoniosa del espíritu en contacto vital con el mundo y los seres que lo rodean. Martí sólo concibe al hombre como guardián solícito y no verdugo cruel del cuerpo humano, sensorio potencial de sublimes realidades. . Para Martí, lo que distingue al hombre de los demás seres en la naturaleza y lo pone en correspondencia con el quid divinum es la sensibilidad espiritual, esa propensión del hombre superior que lo lleva a ser compasivo y humano y, al mismo tiempo, lo hace nutrirse «en la idea del bien>. Tan firme y hondo es este sentir neoplatónico martiano en el albor de la vida que su alma se yergue altiva y quijotesca ante el odio devastador y arremete contra la misma divinidad si ésta cayera en tal absurdo. Rarísima manera de sentir la vida y las cosas: modo de conocer intuitivo y sensitivo a la vez y, por tanto, irracional. Discurrir del sentimiento que pone a la vez en tensión el sentir poético que busca para su representación el sími!, la imagen y la metáfora del lenguaje afectivo-sensorial que irá transformando el ensayo en poema lírico en prosa. El lenguaje matizará la frase con adjetivos ponderativos que confirmarán la actitud emocionada del autor al contemplar por el reverso el aspecto psíquico de sus experiencias: <infinito>, «único*, <devastador», «misterioso», «pura», «eterno», «cobarde,, «malaventurada» ; e indicará sensorialmente cómo percibe el anverso de esas vivencias: aobscuras,, *frío*, «rudo,, Y<sombrías» , «abrasadoras,. Además, el estilo se caracteriza Por imágenes que razonan y arguyen con la elocuencia de un intenso vivir de lo concreto. Son representaciones visuales que no’ se leen como formas de un estilo retórico, sino como producto de nn Pensar casi corporal de pulsaciones afectivas. Una entraña dolorida se ha apoderado del fondo, de la forma y del estilo. El ritmo se ha ido haciendo irregular; el orden de la frase se ha tergiversado; CDolor infinito debía ser el único nombre de la interioridad. ~con EU flujo y reflujo) la extensión de las oraciones: JO& Martí, Obras Completas, La Habana, Editorial Lex, 19p8, 1, p. 17. de estas páginas,;’ la marea ha recordado o prolongado arrastra con:igo este mundo Sace con un Pedazo de hierro; crece nutrido de todas las penas misterioso que agita cada corazón; sombrías, ?- rueda, al fin. aumentado cun toda- las Iágimas abrasadoras Dante no estuvo en presidio.5 Se ha roto la lógica de la razón; cionales contrapuntísticas nimbadas el estilo ha prorrumpido en condi- de emoción; Si hubiera sentido desplomarse sobre su cerebro las bóvedas obscuras de aquel tormento d’e la vida, hubiera desistido de pintar Las hubiera copiado, y lo hubiera pintado mejor.ó su Infierno. En realidad, el ensayo está escrito con la supremacía de la sensibilidad. En el «canto, segundo, la condensación afectiva es tal frente a la incomprensión y la insensibilidad españolas, que el lenguaje se afinca en un grado máximo de reticencia: el silencio significativo. El pronombre negativo <Nada* aparece aislado y es frase y párrafo a la vez. iQué respuesta hay a la pregunta con que se abre este <canto»? NNadas, responde la inconsciencia y el poeta la adopta con intención irónica tal como lo oyó en Presidio. Aparece entonces la elocuencia reprimida que pronto se desata y manifiesta en el tríptico de la muerte. Se emplea el estilo verbal y cada infinitivo sin agente expreso pinta un cuadro espectral; subordina colectiva es la procesión de seres víctimas de la barbarie que la técnica y deja borrosos para presentar solamente la acción pura y de UQ ir y venir envuelto en vejación y tortura: Nada, Ser apaleado... Nada. Pasar allí con el agua 4 5 3 39 MARTIANO MARTIA‘iO 6 7 Nada. Volver ciego, Kada también.’ José Martí, Obras Loc. cit. Loc. cit. Ibid., p. 10. Completas, a la cintura... magullado... La Habana, Editorial Lex, 1948, 1, P. 9. 40 ANUARIO MARTIANO .4SCARIO Este recurso de técnica impresionista ha iluminado por dentro una nada silenciosa ?- la emoción contenida. al irrumpir. >ipue golpeando. con enfasis polisindético en la estructuración de la frase perfilando ai:ladamel:te como en \-erfos breves 10s tres aspectos de una acusación: i Horroro.=a. Y vosotros \- vo:;otroî 1- vosotros terrible. desgarratlora nada I los españoles la hicisteis. la sanciona5teis. la aplaudisteis.s Los «cantos* tercero y cuarto recorren con miradas retrospectivas las @Finar tl: :a historia de España en el Nuevo Mundo. Cn lenguaje semiconceptual ataca las inconsistencias en la vida del político que quiere para sí los derechos del hombre libre y lanza anatemas contra los seres que bajo su planta anhelan también la libertad. El hombre puede concebir y visualizar la libertad del átomo dentro de la molécula, puede Nsoñar con la federación universal., pero como hombre meramente cerebral cree poder representar ala paz y la moral> y al mismo tiempo asantificar la guerra del exterminio y el olvido del corazóm. Sin embargo, en estos primeros dos «cantos, predomina el lenguaje afectivo que asume desde un principio la dirección y estructuración de las formas expresivas. una El sentir poético y la imaginación abren el tercer metafora impresionista, espontánea, y sugerente: «canto, luciendo Unos hombres envueltos en túnicas negras llegaron por la noche y se reunieron en una esmeralda inmensa que flotaba en el mar s Lo negro de las túnicas deja en el lector una sensación de augurio y de misterio que intensifica la noche en marcado contraste con la impresión visual y cromática de la esmeralda que conlleva en su significado toda la exuberancia del trópico. La metáfora es eficaz también por sus «nuances» de luminosidad, color. espacio y movimiento: aesmeralda inmensa que flotaba en el mar,. Pero pronto la sensibilidad martiana se exalta, la imaginación y la emoción dislocan el enfoque, y la perspectiva del recuerdo histórico se vuelve onírica y borrosa. Toques impresionistas como instantáneas rápidas pintan los sucesos del pasado. Aparecen *manos huesosas,, <cadavéricas cabezas, y uhuesos cubriendo la tierra,. L a sugerencia hace percibir gritos cbajo las cañas», resalta cla tez blanca Y la negra* a la luz de1 sol y una acaja, simbólica se ’ JOsé Martí, Obras Compktas, La Habana, Editorial 9 Ibid., p. 10. Lex, 1948, 1, p. 10. 41 1\14RTIANO que se mueve y cse irá.... Hay abrazoss, que caen y l b razas nuevos’ de un levantan. se oye el canto de *hermosos versos, a la *puertas pueblo a punto de ser engañado y vilmente traicionado. Una alira* aentre la roja engañoìa. la verbosidad de la oratoria, se <bambolea, y aparece cubierta de charapo-m. La nube». España queda corporizada #miseria, de sus vestidos es en realidad el tropo que designa -SU descomposición moral. Ena vez más aparecen los cruces significativos, en este caso a la inversa, yendo de lo material a lo inmaterial; de lo exterior a lo interior, enriqueciendo los significados: la miseria se convierte en El feísmo del orden físico, al invadir agusanos» que invaden el espíritu. y asaltar los recintos del espíritu, yuxtapone dos órdenes que generalmente se aislan, pero que el autor ve como continuación uno del otro y los deja unidos en la corriente significativa de la oración. Hay que . anotar que las huellas de la cantera hacen que Martí contemple a España como viera tantas veces al presidiario; harapienta, con ~10s ojos extraviados» y «los cabellos erizados, recogiendo «ped’aaaosB de fama que *ruedan». Martí no describe el paisaje en la naturaleza. Obcecado por el dolor sólo se mueve dentro de él consciente exclusivamente de su intenso, y derrumbándose siempre como la espacio anímico, sombrío, abovedado, Si llega a mencionar al sol lo humaniza y espirípiedra de la cantera. tualiza haciéndolo sentir su propia vergüenza al brillar sobre posesiones Ve cernirse sobre Cuba sangre, siempre sangre, que, forespañolas. mando nubes, les imparte también el rubor de su propio espíritu y cree verlas negándose a ascender en la limpidez del espacio. Igualmente que ruedan las cabezas en el presidio político, ve rodar - todo rueda - la cabeza del imperio español, y de la misma manera que se tritura a la víctima, un gobierno dictatorial y déspota, tritura al pueblo cubano: de su inrrte ... Ie enseñásteis la masa informe reisteis, y se lo arrojasteis a la cara.lO coruzón, y os Martí cierra el cuarto acanto, con una imagen visionaria coniinuada, vertida en un lenguaje poético y en tono elegíaco. Al observar los progresos del hombre a través de los siglos, la vida se le concretiza en «mar, vocablo sobreentendião, Y la abstracción de tiempo en umano, invisible, que rewelve <olasr> de siglos donde siempre que desaparece la sensibilidad. aparecen alas vergüenzas, inhumanas de las naciones bárbaras. Es entonces cuando el <Dios del Tiempo. eno encuentra en ella la com10 JOsé hIartí, Obras Completas, La Habana, Editorial Lex, 194% 1, P* 15* 42 ASUARIO A!WARIO MARTLtNO El adolescente autor, el ‘ilarti poeta, como pasión ni el sentimientop. caballero andante reencarnado en América, se ha propuesto luchar contra el gigante de la insensibilidad española y continúa con frases breves y tajantes admitiendo la posibilidad de una vida nacional aun a pesar de *honra mancilladaD y ajusticia vendida>. Aún así, sobre esa negrura el bien. Pero no se salva ni podrá llamarse espiritual podría «flotar, nación culta el pueblo que destru!-e la piedra an,$ar de la vida misma, cel sentimiento del dolor y el de la propia dignidad». Es decir, la senqisibilidad del alma es al espíritu colectivo de los pueblos. lo que la sensibilidad física es a la salud del cuerpo individual del hombre. Sin iQué ambas, la consecuencia es muerte física y parálisis espiritual. queda? El triste simulacro de hombres vacíos y desprovistos de dignidad. Saltando al «canto» octavo, para seguir cada pulsación visible de la sensibilidad martiana, allí se habla de «una angustia que nadie comprende*. Ella invade el espiritu del autor permanentemente y hace d.e su estancia en el presidio «intervalo sombríor>. Martí no habla aquí de tiempo cronométrico, sino psíquico, puesto que el ámbito espacial de su y de avidas futuras». espíritu caballeresco a lo divino es de «mundos» Mas debe indicarse que en ese breve instante de vida nace la angustia moral que habrá de acompañarlo siempre como zarza interior consumidora. Angustia firme y sin reposo, pero prudente y sabia. Angustia que será a6tivismo febril en busca del bien y de la liberación completa del hombre porque para Martí la libertad es tarea del alma. Angustia martiana que será espoleada más tarde por la recurrencia de la tiranía en varios países hispanoamericanos. Experiencia que, como fricción ofensiva, transforma su visión magna del presidio en perla de gran precio y núcleo vigoroso de toda una obra: el hombre libre de América. El poema elegíaco que canta el dolor de la vida en el presidio se abre con un desfile visionario y espectral de la acción misma. Al principio hay un reposo relativo de la afectividad. El primer desfile de las víctimas sobreentendidas es más o menos equilibrado y recogido en su concisión y brevedad. No así al llegar al final, o sea en el «canto, doce, donde surge la siguiente exclamación que como estribillo se repite iniciando cada estrofa del <canto»: Mirad! Mirad! Ante mí desfilan en desgarradora y silenciosa procesión, espectros que parecen vivos, Y vivos que parecen espectros.!’ 11 José Martí, Obras ~ompkt~s, La Habana, EditoriaI Lex, 1948, 1, p. 32. MARTIANO 43 Los cruces estilísticos de un impresionismo vi\-encial espontáneo después del vuelven a imponerse en el lenguaje >- se suceden rápidos del enfoque lógico. De retruécano inicial que anuncia la dislocación inmediato se percibe el tono de lo fantástico. El vértigo emocional deforma la realidad alzándola en vuelo precipitado y engalanándola con La fantasía febril pinta con rasgos dantescos una atavíos surrealistas. danza de formas y miembros separados del cuerpo. Todo gira envuelto en vapores rojizo-: « iSangre, siempre sangre!,. Condenados por su fina sen&iliclacl a ver la tragedia del hombre que se desintegra física y moralmente, los ojos martianos hablan con toda la elocuencia del lenguaje visual: aTristes ojos míos que tanta tristeza vieronn. Desfila primero el cólera que asolara el presidio político. El poeta oye su risa. E s 1a risa de la indiferencia española, de los dirigentes de la institución penal. Martí le cuelga en los hombros sus propias cadenas: Mirad! Mirad! Aquí va el cólera contento, satisfecho, alegre, riendo rrible risa. Ha trocado su guadaña por el látigo del Lleva sobre los hombros un montón de cadenas.12 Pasa luego la blancura de una cabeza cuello que no soporta el peso de los años. Mirad! nevad’a y el gemido con hopresidio. de un Mirad! Aquí viene una cabeza vestida de nieve. Se dobla sobre un cuello que gime porque no la puede sostener. Materia purulenta atraviesa ropaje miserable. Gruesa cadena ruge con sordo son a su pie. Y, sin embargo, sonríe. iSiempre la sonrisa! Verdad que el martirio es algo de Díos.13 No se menciona cuerpo alguno pero se percibe la putrefacción de la materia purulenta. Por todo el ensayo se oyen las cadenas que en esta danza final rugen ccon sordo son,. Muy significativo es el detalle descriptivo de que esta cabeza sonría y que el poeta se detenga a intuir en ello ese alFo divino que envuelve a los mártires con mimbos ultraterrenos? algo así como una sonrisa celette en labios humanos. En Salta en seguida la viruela. su giba carga «un cuerpo lz 13 Ibid., Loc. p. 32. cit. Su rasgo diferenciador es su ojo único. vivo,. La forma espectral lo <arroja,, 44 ASCARIO MARTIANO AXUARIO l <pisan. slanza,, elo vuelve a arrojar, lo aempuja, al hondón de una sima: danzando en su derredor. Al fin Y, aunque el vocablo no aparezca se intuye que el el fondo de la cantera. El látigo vibra, pero la víctima sobrevive a la infamia porque nada, absolutamente nada sobre la tierra. puede contra su espíritu que es divinidad indestructible. Ella tonifica y fortalece la carne hasta hacerla eterna: <iSiempre el trabajo! Verdad que el espíritu e‘; Dios mkmo.. Aparece entonces la anchura de una boca negra que también ríe. Su risa deja dolor inmenso y honda ternura en el poema como le dejan horror y amargura la risa fantástica del cólera y la risa diabólica del apaleador. De todas las instantáneas descriptivas del acanto, final, ésta es la más lírica, la de estilo más conciso, la más breve de forma y la de mayor virtualidad poética. Los desplazamientos estéticos son de mayor originalidad: la edad del negro centenario es siglo que se apoya en su cuerpo, . la razón extraviada es ave que desplegando las alas vuela al infinito, y en su cabello crespo, el poeta mira la blancura de la lana recién cardada. Pero la boca aún habla y, al sacudirse el grillo, ríe como solía hacerlo en vida. Su sonrisa conmueve a la misma divinidad: Y ríe, ríe, Y Dios llora. Y icuánto han de llorar los pueblos cuando hacen llorar a Dios.14 Prosa poética que con sus frases breves y cortantes imita el ritmo de la risa en la pausa ligera de una coma y en la nerviosa interrupción de dos puntos finales. Risa dolorosa que da lugar al llanto prolongando la frase admirativa para representar una sentida lamentación martiana. Surge luego la visión de la cantera, obsesión central del acanto>. Es mole de inmensas proporciones. Es el presidio que rueda como piedra al impulso de muchos brazos. Sus vueltas, al rodar, forman discos de negrura moral en que se destacan los ojos desesperados de una madre amorosa. La masa rueda, tritura huesos y al rodar, en vez de chispas, saltan lágrimas que suben y se condensan hasta producir la sensación de un nuevo derrumbe. La pespectiva interior del mundo moral que contempla Martí en presidio es un desquiciamiento absoluto ante el cual él permanece incólume, pleno de ternura y firme sobre ala rectitud indomable de sus principios,. El poeta ha concluido su pliego de cargos. La danza fatídica ha tocado a su fin. Todo el pavor de realidad tan cruel se remansa en cl silencio y en la honda melancolía de una completa inercia corpo- 31.4RTI.4TO 15 ral. Es el preludio de la desintegración total. El poeta contempla su \-isión postrera: la imagen del ataúd. 5~s nítidos lineamientos están logrados con firmes toques sensoriales: lo e.=pectral de la figura ‘-erta: su c,alor v frialdad rodeados de negrura: !. envol+ndolo todo. el rojo sangriento como atmosfera asfixiante. La vida sc ha vue!to danza de muerte en el imperio de la insensibilidad v el punto culminante de la orgía de odio es por tanto el ataúd que arrastrado al escenario concluye una actuación devastadora. Analicemos ahora los acantos que van del cinco al once. Aquí Marti se dedica con especialidad a describir estados de ánimo característicos -propios y observados en los demás prisioneros; acciones habituales del verdugo y de sus víctimas; y también el ambiente físico y moral en que padecen, trabajan y mueren. Todo visto, sentido: vivido y sufrido en la propia carne y en la entraña del espíritu. El cuadro que Martí prometió pintar es en realidad una serie dislocada de cuadros que aun en su estructura formal aparecen ante la vista del lector separados unos de‘ otros, como también lo están oraciones y párrafos sumamente cortos -brevedad que facilita la visión directa, analítica e impresionista. Seis casos extremos han exigido que la memoria enfoque fielmente sus recuerdos. Martí, consciente de su inhabilidad para hacer justicia a la verdad de los hechos, rompe en exclamaciones; la imaginación acude rápida y el lenguaje se sirve de imágenes comparativas para iluminar con energía el esprctáculo que encierra toda una eternidad de tortura : iOh, torpe memoria mía, que quiere aquí recordar sus bárbaros dolores ...! Los colores del infierno en la paleta de Caín no formarían un cuadro en que brillase tanto lujo de horror.15 Seis víctimas y su castigo en presidio son el núcleo vital del ensayo por la trascendencia de su simbolismo dentro del marco total. El hombreDios, el tema central de la vida y la obra martiana, brota dolorosamente en el drama de estos siete «cantos,. Los ángulos de la visión son tres y desde ellos intuye Martí el «verdadero vivir, del hombre -su máxil ma experienciael dolor. Lo ve sufrir en tres distintas edades: como niño, joven viril y anciano. En el aspecto étnico, lo contempla como 1* José Martí, Obras Completm, La Habana, Editorial Lex, 1948, 1, p. 33. ’ . 46 ANUARIO AsYUI\RIO MARTIANO caucásico, oriental y africano ; >- en *LI grado de adelanto lo considera en degeneración física p un estado primitivo, civilizado ) en completa moral. La impresión total es impar: el hombre es uno e indestructible por su divinidad. En la matemática espiritual martiana, una semejanza de la divinidad nunca es más baja que otra, sino siempre igual. En el caso del anciano Xicol& Castillo, observa e intuye: <Dios vivía y trabaAl contemplar la figura delicada del pequeiio Lino jaba entonces en él.. Figueredo, de doce años, y ver su increíble resistencia física, concluye: <Verdad que el espíritu es Dios mismo»; y al referirse a cí _ mismo- declara altivo : KYO no so!- aquí más que un grillo que no se rompe entre otros mil que no se han roto jamás.. En cuanto a la técnica que emplea para representar la realidad sufrida, el autor escoge instintivamente la visual y pictórica. La riqueza de contenido que le brindan sus experiencias objetivas, la abundancia de detalles y sucesos, el ir y venir por vericuetos imposibles, las escenqs aterradoras al despuntar el día, la acción criminal, todo ofrece copiosos elementos que propician el género narrativo. No obstante, el valor artístico de los acantos, no está en la narración, aunque virtud narrativa sea desde el principio don innato en nuestro escritor. Martí prometió pintar, pero la indignación que lo agita y el aliento poético hacen que en la mayoría de los casos el pasaje narrativo funcione descriptivamente: Se le echó al pie de un montón. Llegó el sol; calcinó con su fuego las piedras. Llegó la lluvia; penetró con el agua las capas de la tierra. Llegaron las seis de la tarde. Entonces dos hombres fueron al montón a buscar el cuerpo que, calcinado por el sol y penetrado por la lluvia, yacía allí desde las horas primeras de la mañana.16 Si al principio fue ardua tarea pintar el <dolor infinito,, ahora lo concreta y simboliza en siete víctimas que se han instalado perennemente en su memoria y que serán como la sombra de su espíritu: Pero Lino vive en mi recuerdo y me estrecha la mano, abraza cariñosamente, y vuela a mi alrededor, y su ,imagen aparta un instante de mi mem0ria.l’ Describirá en conjuntos 15 16 17 y me no se la cantera misma donde tiene lugar el martirio; aislará de marcado relieve tipográfico, individuos, lugares, y José Martí, Obras Ibid., p. 23. Ibid., p. 28. Completas, La Habana, Editorial Lex, 1948, 1, p. 18. MARTIANO 47 reflexiones, terminando siempre con el estribillo dirigido a los diputados de la nación española a quienes invita sarcásticamente a danzar y cantar. Muv peculiar en Martí es acumular y unir todos los elementos de su realidad circunstancial en un mismo nivel ae lmportancla slgnlflcatlra \- en pere!l:le (,t)ntra:tt~: la grandeza de la \ic~tima 1 :u pie llagado: el petate ! Ia peste de1 alma; el llanto infantil !- la blasfemia del cabo, el gemido tenue y la carcajada estridente del fantasma: la manecitas demacradas y la mano brutal del apaleador; la energía divina que vigoriza y la ruindad espiritual que reduce al que odia. Y es aquí, en estos «cantos», donde aparecen los detalles que se convierten en signos de un lenguaje lírico observados al principio y al fin del ensayo: el grillo, la cadena de hierro, la lágrima, la gota de sangre, el gusano, la cantera, la viruela, y el cólera, y los verbos dinámicos ya citados. A ellos se suman otros toques de fino realismo que pintan lo cotidiano como el sombrero negro, aestampa de la muerte,; el hábito fatal, la lona embreada, las almohadillas con que el propio Martí trata de atenuar el dolor de sus llagas, el vendaje de Delgado, las ventosas de Castillo, el suelo como lecho único de todos, el mísero petate, la baranda y la escalera dificíl de subir para Lino, la-blusa despedazada y las tres anchas fajas blancas en la cabeza del suicida. Detallismo fiel con sabor acre de realidad vista, sentida y sufrida. R ea 1ismo vivencia1 que fija con la misma nitidez de lineamientos con que graba el aguafortista. Y si se trata de pintar los males del cuerpo, Martí capta con vigor goyesco lo que han visto sus ojos: los pies llagados, las manos despedazadas; el cuerpo agrietado y la espalda flagelada y purulenta, la espuma sanguinolenta en los labios; el pulso extinguido; el cuerpo magullado; ios ojos sin vida; la garganta sin palabras; los brazos y piernas sin movimiento; el vómito mortal del cólera; el cuerpo enjuto; el idiotismo; el cuerpo desmayado manando sangre, el cráneo en tres pedazos sobre el rostro, y la viruela asomando por el pie. Así contempla el poeta en Martí el ultraje y la destrucción del cuerpo humano, templo habitado por el espíritu del hombre, morada donde se ha de manifestar la divinidad. Martí no razona, sólo pinta el horror y la crueldad que infligen seres infrahumanos, con cel corazón roído,, que sufren de weguedad,, sinconciencias, «servilismo,, <ira*, y <venganza,; hombres que «tienen enfangada la conciencias, *enferma de peste la vida, y padecen <viruela en el alma,. Como para Martí los fenómenos del mundo natural continúan en el orden espiritual, podrá verse en las últimas tres citas que los cruces ideológicos yuxtaponen con vehemencia vocablos que se rehuyen en su inaudito enlace connotativo. 48 ASCARIO 7 . . ,UARTIAh’O ANUARIO -- M&í revela gran pericia en la reconstrucción de 10s hechos, lo cual. a pesar del distancibmiento en tiempo y en espacio, demuestra la per‘istencia de una memoria vkual profundamente impresionada, chuellas que II,, -e ol\ idarán jamás~. 1-n fuerte r ea 1’1~n1o se apodera del esti!o en e-tos siete ncantos*. y subordina el sentir poético que sólo aparece en i:! Ynl,erfi<.i- cn31:do ~1 IenFuajr se Estura dc afwti\ idad >- ésta se efunde C’:I ir- keurì \ >ull::itucioi!,‘s líric.ar r;pr.fltánra:. Esta corriente estética :uíii lt-\-ar!ta la cruda realidad a un nivel artístico superior evitando que PI relato caisa en la aridez de un mero recuento de hechos. He aquí ai;unos ejemplos: ...y la espalda \-endava1.l” que gime al golpe como el junco al soplo del ...y como el martillo de los herreros suena uniforme en la fragua, las varas de los cabos dividen a compás las espaldas del desventurado.*” No era aquella rosa de los campos como mayo, fresca como abriKZO que algunos . ..y la viruela se asomó a sus pies, y extendió envolvió rápida y avarienta en su horroroso conocieron risuefia sobre él su garra manto.” y le En el primer ejemplo las sensaciones acústicas provocadas por la vara zobre la espalda del reo político originan en la imaginación el animkno impresionista que da realce a la frase con el gemido del junco. En el segundo caso es el ritmo acompasado de la fragua lo que da relieve a la percepción de los sentidos produciendo un efecto pavoroso. El tercer ejemplo contiene una metáfora pura que encierra toda la ternura acendrada que inspira la belleza infantil para fundirse ambos. belleza y sentimiento, en ese tiempo que es albor y floración de vida. La última cita presenta la aco:tumbrada corporización martiana que todo lo humaniza. Hechas estas excepciones, el relato avanza con escasas elegancias estilísticas. ?lartí reronstruve a solas con el recuerdo enfebrecido y la mirada interior el cuadro dantesco. El dinamismo de la prosa es lento porque el lastre de un fino detallismo y la acumulación de reacciones subjetivas le impiden el movimiento acelerado. La percepción de la me1s l!’ José Alartí. Obras Completas, La Habana, Editorial Ibid., p. 21. 2’~ Ibid., -1 Ibid., p. 28. p. 26. 49 MARTL4SO moria es aguda e intensa y, al reconstruir el tormento visto y sufrido, deja la sensación de que sc le \-uelie p;eicntp. ren:ido física v espiritualmente. Las seis víctimas seleccionadas están unidas por la tras. tendencia significativa del tiempo vivido. Castillo <llena í6 páginas del libro de los tiempos.; y Juan de Dios es el punto de apoyo de un siglo. Al otro extremo y en el albor de la vida están Ramón, Lino y el negrito Tomás de 14, 12 y 10 años respectivamente. Los rasgos de su fisonomía, los lineamientos de su cuerpo no son revelados. Sólo se perciben en Casiillo y Lino la ruina gradual de la salud física al mismo tiempo que su estatura moral crece. Martí dedica a ambos extensos cantos; mientras Ramón y el negrito Tomás quedan retratados, el primero en la brevedad sugerente y en la exaltación emocionada, el segundo: -;. l._ .- .. Ij=* -. iAh! Su recuerdo indigna demasiado para que me deje hablar mucho de él. Trabajo me cuesta, sin embargo, contener mi pluma, que corre demasiado rápida, al oir su nombre.?? El centenario hombre de color, Juan de Dios, sobrevive a la crceldad ael sentimiento vivía únicamente entero y queda reducido al idiotismo, en él,. En vívido contraste surge al final de tan sombría exposición de <pinturas,, la figura patética de Delgado, el hombre en la plenitud de la vida que en su ofuscación rehuye vivir su calvario. A veces la técnica descriptiva contiene finísimos trazos que pintan detalles sutilisimos de tortura física. De Nicolás Castillo dice: -y un movimiento imperceptible se dibujó rayo de paciencia iluminó su cara.Z3 Nótese verbal pero diminutivo propios del en sus labios, el ritmo poético que se percibe en estas palabras. también, ideal. En el caso del paqueño Lino aparece empleado personalmente por Martí sin contar 10s habla infantil. En el vocablo <rmanecitasp Sus manecitas randa:...24 se condensa demacradas apenas la inmensa podían y un . ternura apoyarse Música el único que son del poeta: en la ba- Lex, 1948, 1, p. 17. 22 José Martí, Obras Completas, La Habana, Editorial 23 Ibid., p. 17. 24 Ibid., p. 27. Lex, 1948, 1, p. 30. 50 AZUARIO MARTIANO Y al contemplar efecto de la tortura: ANUARIO en el recuerdo a Juan de Dios, ve claramente el Cuando libraba el palo en sus carnes. la eterna sonrisa desaparecía de sus labios. el ra?-o de la ira africana brillaba rápida y v 5u mano ancha y nerx-iosa comfirramcn:e en sus ujo,: apagados. febril el iktrumento del trabajo.” primía con agitación Figueredoexpresada La congoja moral de la víctima -Lino estilo vívido y directo, en diálogo, queda subrayada por el impacto produce en el autor mismo: -iY tu padre? -También, y no sé de que me traigan aquí, y no Si la indignación, si el hablar, yo hubiera hablado con que él, señor, iQué habré hecho yo para me dejen estar con taitica y mamita? dolor, si la pena angustiosa pudiesen al niño sin ventura.‘” En estos wantos, centrales vemos la técnica pictórica de un estilo objetivo que pinta al que sufre y al que le hace sufrir, indirec,tamente, por medio de los impactos de la acción en la carne y en el espíritu. Este procedimiento era manejado magistralmente por los escritores impresionistas. En estos pasajes narrativos se oyen aisladamente las blasfemias del verdugo : «iAnda, anda. Ya tienes por ahora!., en contraste con el breve diálogo de Lino y Martí. Y solas, como un débil eco, se perciben las escasísimas palabras de Nicolás del Castillo: -Hijo mío, quizás te diga por qué.“’ no me creerías. Di a cualquiera otro que sucede a la razón, ésta sucumbe y sólo queda la wnrka dulce y la sensibilidad pura. En el segundo. la razón valerosa prefiere la muerte al martirio oprobioso pero el destino le cierra el escape y lo devuelve a la \-ida -y al martirio: La piel que cubría Juan de Dios y el joven Delgado ofrecen sus reacciones individuales ante el sufrimiento. 25 26 27 2s José Martí, Obras Ibid., p. 25. Ibid., p. 20. Ibid., p. 30. Completas, La Habana, un elocuente contraste en En el primero, la idiotez Editorial Le% 1, P. 29. su cráneo ca\-6 en tres pedazos sobre su cara.‘” Más tarde, al pasar Martí, contempla a Delgado trabajando <con la cabeza siempre baja>. El estilo visual lo describe impresionísticamente: a...tres anchas fajas blancas atraviesan en todas direcciones su cabeza,.:” Martí, incipiente prosista y poeta, se interesa tanto por la persona física como por la realidad psíquica de sus personajes. Vive, llora y muere mil muertes con cada uno de ellos. Castillo será su <<perenne de su memoria; dolor» ; la imagen de Lino «no se aparta un instante, el negrito Tomás es motivo de indignación incontrolable tan intensa que lo reduce al silencio. Martí jamás cruzará solo por la vida; siempre lo acompañarán, invisibles, estas seis imágenes sufrientes: . ..mis grillos eran demasiado fuertes para que no fuesen lazos muy estrechos que uniesen pronto a aquellas almas acongojadas a mi alma.31 Martí recuerda en un lamento los catorce años de Ramón; Juan de Dios surge en la memoria con sus «largas y extrañas relaciones, que tanto deleitaban su oído; y Delgado es atristísimo recuerdo,. Y así es como la memoria de Martí pasa lista, cuenta y recuenta llamando sus nombres queridos : Castillo, Lino Figueredo, Delgado, Juan de Dios Socarrás, Ramón Rodríguez Alvarez, el negrito Tomás y tantos otros, son lágrimas negras que se han filtrado en mi corazón.32 Ramón Rodrígueg, el niño de 14 años y Tomás, el negrito bozal de ll años, son dibujados con esfumino y dentro del radio de un estilo intensamente subjetivo. La prosa se vuelve poética: Tiene once años, y es negro, y es bozal. iOnce‘ años y está en presidio! iOnce años y es sentenciado politice... !‘* 51 MARTIANO Estos espectros son uno nuevamente. El recurso de un impresionismo intuitivo así lo demuestra en la metáfora alágrimas negras,. Aquel «dolor infinito, del principio ha ido acentuándose progresivamente hasta En alágrimas negras» la cenestesia, juncondensar en negrura dolorosa. tamente con la sensación visual, contiene una significación singular: Martí siente llorar en sus entrañas esas vidas envueltas en sombras de 28 30 31 s2 José Ibid., Ibid., Ibid., ‘tlartí, p. 32. p. 32. p. 29. Obras Completas, La Habana, Editorial Lex, 1958, 1, p. 31. c 52 ASUARIO ASUARIO muerte, bellísima indisolublemente. MARTIANO forma en que una vez más se revela unido a ellos Todas estas víctimas desfilan y se destacan en el ambiente histórico. político, social, psíquico y real del presidio y sus canteras. Su descripción se sustenta y desarrolla en el recuerdo y pasan por el tamiz de honda emociones. La evocación queda envuelta en los colores angustiados del negro y el rojo. Una actitud contempladora y reflexiva nos revela el hondón de un vivir milenario en plena juventud. En la intensa ,emoción que despierta el relato en nuestro espíritu tiene igual trascendencia la acción y los caracteres y es difícil evadir su impacto. La descripción de la cantera misma es magistral por su viveza figurativa y las sensaciones plásticas que deja. El pasaje está depurado de todo lo inútil y queda reducido en croquis vertiginoso de tres frases que dan primeramente las dimensiones y hacen hincapié en la profundidad. Ello explica el constante uso de verbos dinámicos, como desplomar y rodar. Luego nos da los relieves topográficos y la variedad de piedras manejadas por las víctimas. Nada más. A continuación se precipita la tensión lírica mediante el empleo de la anáfora que puntúa todo el dolor contenido en las entrañas, con la insistencia frenética del adverbio espacial aallí,. Este se repite siete veces y se intensifica a medida que se reproduce la monotonía del crimen. La frase es notable por el enlace polisindétíco de sus períodos. Este encadenamiento se vuelve sonoro y reitera con igual tenacidad la repetición de las infamias. Luego desfila vertiginosa una serie de sensaciones acústicas: agritos,, «ruidos de cad enas,, achasquido del palo en las carnes,, <las blasfemias de los apaleadores,. La pintura de la cantera queda interrumpida. El autor desfallece una v otra vez reconociendo lo arduo de su tarea y la ineptitud de su técnica. . ..he ahí pálida y débil la pintura de las canteras. pluma que se inspire en el bien puede pintar en todo el frenesí del mal.33 Ninguna horror SU Y así ha de ser. Para tener éxito en la técnica descriptiva ha de haber perfecta correspondencia y comunicación entre el espíritu y la realidad total que contiene también los aspectos negativos del mal. I\laj como no lo hay entre las tinieblas y la luz, y como Martí era todo amor y, por tanto, todo luz, no podía concebir, sentir, vivir 4 frenesí del mal». Para Martí era imposible experimentar una vibencia que siguiera 33 José Martí, Obras Completas, La Habana, Editorial Le% 19% 1, P. 21. MARTIASO 53 la tray-ectoria de una idea criminal hasta convertírsele en imagen descriptiva. Martí prueba en esta forma la absoluta relación entre el estilo !- el hombre, exigencias de la creación artística que en este caso son impo>ib!es de obedecer. El escritor opta por terminar con dos exclamacion?.<. dos infinitivos aklados emparedados dentro de signo: admirativos que condensan con muda desesperación toda la tragedia del cementerio de San Lazaro: -iAndar! ;Andar! -ic arpar ! i Cargar ! 34 * * Y El mundo interior de un escritor tan emotivo y a la vez tan saturado de noble filantropía como Martí, no es mera intelección, sino ante todo, una serie de estados de conciencia angustiada, voliciones firmes, hondas reacciones afectivas, procesos imaginativos espontáneos e intuiciones rápidas que influyen en la forma y en el estilo como se ha ido indicando. Marti está condenado a ver la destrucción física de los demás y cómo una crueldad demoníaca va cortando todas las avenidas de comunicación con la vida. Sin embargo, Martí rehusa cantar el poema intimo de sus propios tormentos físicos y de sus luchas interiores. Es bien reducido el número de ocasiones en que se refiere a sí mismo. No obstante, espigando aquí y allí entre declaraciones hechas en momentos de meditación, surgen con rasgos inequívocos varios aspectos de una experiencia anímica, compleja. El primer aspecto aparece en el esbozo que traza de si mismo. Martí se siente como invitado al banquete de la Patria. Ella Ie ha aderezado mesa en presencia de su verdugo, como le aconteciera al salmista, El joven se acerca al festín de la muerte y llora pero su llanto es de orgullo. Se sujeta, entonces a una autooscultación detallada y encuentra que su cuerpo juvenil es apto para la prueba; su cerebro firme y sus ojos soberbios y de penetrante alcance. Mas la Patria que le había entregado un corazón sigue en pie esperando. Y sólo cuando Martí reconoce y rechaza su altivez ella se adelanta y deposita en su frente el ósculo fatal, señalando al mismo tiempo el espacio y la cantera. Estos dos símbolos representan dos mundos que serán el campo de acción en el futuro. Dos mundos, uno abstracto, espiritual; el otro concreto y material. Percibir y revelar su maravillosa interdependencia para bien del hombre será su misión principal. Martí ingresa en presidio para co3’ José \iartí, Obras Completas, 1, p. 21. 54 ASUARIO MARTIA!iO ANUARIO menzar su vía dolorosa que lo conducirá al apostolado v al martirio final. Y así. camina erguido p bravo. declarando que fe apoxa en la apureza de la concienciaD y está firme. con el alma de pie, sobre la arectitud indomable de sus principios,. Hay dos metáforas vigorosas que sintetizan bien su postura inicial: la primera simboliza su fuerza moral. Iv0 no so>- aquí mlís que un grillo mil que no se han roto tampoco.“j Y la segunda hombres: descubre la raíz que no se rompe de la sangre Yo no soy aquí más que una gota montón de sangre coagulada.3E que lo une de sangre entre otros a todos caliente los en un El espíritu ha imantado dos símbolos contrarios: espacio-cantera, grillo-gota de sangre, vertiéndolos en formas de base sensorial quedando así unidos por la voluntad y el amor. El segundo aspecto de esa complejidad espiritual es el del tiempo y espacio psíquicos. Martí siente el ritmo monótono del primero en su fluir y duración. Esta abrumadora sensación se cuela por los intersticios del lenguaje y del estilo y se manifiesta en la ordenación hipotáctica de largos períodos introducidos por un obsesionante uso de los términos anafóricos «cuando>, Nallí,, csentí,, «lo vi,, *yo», «siempre,; en el uso del estribillo; en el persistente polisíndeton; en la sucesión de infinitivos de frases admirativas; y, más palpable aún, en el movimiento rotativo de las danzas por espectros y seres vivientes, elos diputados de la nación». A la vez, su espíritu contempla el ambiente espacial de un mundo moral que se desquicia simbolizado por el desplome de bóvedas. Entonces se retira a su morada interior y habla de un tiempo y espacio diametralmente opuestos, siendo sus momentos amargos ahoras de Dios, en medio de una ruina total. Deseoso de más espacio, habla de otros mundos posibles y de vidas futuras. Alude también a una <sed de’vida verdadera, difícil de saciar. Este ámbito de su realidad interior tiene vastedad espacial y temporal y sobre él flota una anhelo de trayectoria evolutiva. Ante tal perspectivismo, la estancia en presidio queda reducida a un mero «intervalo sombrío de la vida». La mirada interior se 35 José Martí, Obras 36 Ibid., p. 17. Completas, 1, p. 17. MARTIANO 55 ha proyectado hacia el gran misterio ahondando y buscando. No ha habido preocupación lingüística y el estilo ha quedado reducido a una extremada sencillez. El tercer aspecto es un cruce orginal \-kible mediante el recurso estilístico de la corporización impresionista. Reumiendo, se verá que hasta aquí la humanización de lo abstracto ha sido constante: Dios se cubre el rostro; la patria lo besa; una nación llora y tiene grillos en 10s pies; el sol. las nubes y las lágrimas a Cuba le ahoga la sangre en la garganta; se avergüenzan; el tiempo revuelve con mano invisible un mar de tiempo; y la viruela y el cólera ríen. Pero si el nivel de lo abstracto desciende y se humaniza, simultáneamente asciende el ser humano hasta alcanzar la estatura de hombre-Dios. Es la Cantera donde Martí tiene una visión trascendente. El gran sen,sitivo en él, subordinando los poderes intelectivos, fía cabalmente en la sensibilidad espiritual: uMi cabeza no quiere hoy dominar a mi corazón, él habla..., Martí tiene un saber de mistico extrovertido que, mediante la sensación intuitiva, se comunica con lo eterno viendo todas las cosas transfiguradas, unificadas e identificadas con la Divinidad. Es poeta veedor y sabe intuir internándose por la ranura que descubre el sufrimiento humano. Entra por ella y va más allá de la realidad concreta a lo universal y eterno. La vía de conocimiento lejos de ser conceptual ha sido por medio de la totalidad del ser. Ahora bien, Martí crea con su experiencia agónica y su lenguaje místico esa apertura y la divinidad le es tangible a través de una sensación compleja en que concurren los sentidos más delicados del hombre: la vista y el oído. Ektos asisten a la transfiguración de una cabeza de anciano que golpea. Esta rarísima experiencia convertida en inorama luminoso certifica la presencia de la corriente místico-sensorial como uno de los substratos del estilo martiano Véase ahora cómo el lenguaje y el estilo también evitan las torpezas y limitaciones de la intelección y coordinación lógica: la frase se recoge en su significado, vibra y golpea con el impacto de su brevedad; el verbo en imperfecto de indicativo se satura de subjetividad, imparte dinamismo a la escena y da vida a la imagen protagonista del drama doloroso. El estilo de notas avanza a saltos e irrumpe en una interjección acusadora seguida de la revelación que repercute sonora en la triada de las oes: Golpeaba la cabeza en el carro. Asomaba bote. Trituraban a un hombre. iMiserables! aquel hombre iba Dios.3’ 37 José Martí, Obras Completas, 1, P. 22. el cuerpo Olvidaban a cada que en 56 AXG.4RIO ASCARIO I- aquí es cuando la intensidad y la constancia del dolor en presidio h-.cwl uno como vacío, una oquedad que Martí siente espiritual !- corporakrente. En este momento percibe su unidad en su otredad divina. c.J ‘el xrrdadero siendo uno con lo eterno: Yo siento en mí a este Dios, yo tengo Dic:- en mí os tiene lástinla...“s en mí a este Dios: rste Es a>í como nace en el dolor de la carne y en la sensación de lo ideal el arte de Martí. Estilo sintagmático, en este caso, al servicio de la sensación emocionada que razona y qu: logra invertir el orden de la oración haciendo que el objeto, directo se torne sujeto; lo poseído se torne poseedor y ambos, siendo una misma cosa, sientan al unísono. Las frases son de forma y estilo notables por su sencillez pero que se originan en profundos y atormentados hontanares. El dolor de Martí ha sido sentirse ‘existir en carne más viva cuanto más magullada. cE más del-astador de los dolores,, dolor corporal fundido en unidad con la euforia de lo divinal. Dolor de cuerpo desollado, convertido en sensorio de delicadísimas antenas y compañero inseparable de un espíritu igualmente hipersensible. En la Cantera ambos son una misma cosa y, por tanto. urge indicar que en ello radica la razón de esa fuerte tendencia sensorial de la expresión martiana. El1 a se origina en un saber intuitivo que es al mismo tiempo corporal dejando al descubierto la sintonía de la forma con la personalidad místico-extrovertida del joven escritor. El cuarto y último aspecto de complejidad una alegría misteriosa que nace y se nutre en Presidio el verdadero vivir del hombre: 57 y se ha entronizado en su entranas motivando el bienestar y la lozanía de un espíritu libre que se toca y siente en su substancialidad. El estilo, que también ha sabido recorrer todos 10s C~ICU~OS tradícionales invade otros nuevos y extraños en estos dos breves párrafos: se aleja una vez más de las estructuras prolongadas y elocuentes para dar preferencia a la frase nominal y a la forma verbal del infinitivo. Las virencias brotan directas sin reelaboración lógica en recursos que corresponden a un impresionismo no intencional sino vivido. Mas es significativa la naturalidad con que Martí reduce a unidad la’ persistente dualidad que confronta, .Presidio, Dios,, y cómo va discurriendo al pasar de la duda a la certidumbre y de la amargura al gozo hasta descubrir una ecuación existencial: aSufrir es más que gozar: es verdaderamente vivir.,” Al tratar de analizar este gran momento del estilo martiano, ha sido altamente significativo que el escritor sufra su estancia en presidio como lírico y gran sensitivo, razón que va transformando el ensayo en *poema> y que éste vaya tornándose canto de amor y de muerte. Mas también, al nutrirse de substancias vitales, ha enriquecido su contenido y ha sido canto de dolor y de vida: uLa pluma escribe con sangre al escribir lo que yo vi;41 Ia amorosa clarividencia de unos ojos penetrantes ha iluminado por dentro cada uno de sus ‘cantos’ *: iTristes ojos míos que tanta tristeza , espiritual en el <poema> es en el dolor. Martí descubre Presidio, Dios: ideas para mí tan cercanas como el inmenso sufrimiento y el eterno bien. Sufrir es quizás .gozar. Sufrir es morir para la torpe vida por nosotros creada, y nacer para la vida de lo bueno: única vida verdadera.39 En la eternidad vivencia1 de unos cuantos meses, Martí ha recorrido todos los círculos concéntricos de su realidad ambiental y ha tocado la última circunferencia donde siente expandirse y acrecentar SU alma. Las correspondencias que allí establece le dan plétora de vida y lo hacen La realidad de lo verdadero ha descendido sentirse vivir con júb,ilo. ss José .Martí, 39 Ibid., p. 16. MARTIANO MARTI.4SO Obras Completas, 1, p. 23. k” José Martí, ->1 Ibid., p. 19. ,*‘> Ibid., p. .24. Obras Completas, 1, p. 16. vieron! 42 MARTI Y DAR10 PERSPECTIVAS FRENTE A CENTROAMERICA: DE REALIDAD Y ENSUEÑO POR 1vax A. SCI-IULMAN El mundo vital y artístico l de los modernistas se caracteriza por contradicciones y ambivalencias palmarias. Estas, vistas en su totalidad, son la secuela de una posición revolucionaria -personal,* ideológica y estéticacuyas esencias de inconformidad se manifiestan de modo heterogéneo en los escritores de la época 3 quienes tienen en común un anhelo de autodefinirse en un plano personal, y a la vez, universal. Pese a su rechazo de hueras instituciones sociales -burguesas y tradicionales1 En relación a la poética rubeniana, C. M. Bowra, en su polémico ensayo <Rubén Darío» alude a los conflictos y a las tendencias contrarias en Darío: «Aunque los conflictos no quedan resueltos, Darío los ha dominado mediante su arte. Por ,lo menos en una ocasibn hizo algo más que esto, unió todas sus fuerzas diferentes y antagónicas en una compleja experiencia única...» [Traducción publi. cada en Rubén Darío en Oxford (Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua, 1966), p. 441 2 v. al respecto las siguientes quejas de Darío en su retrato de Valero Pujol: <Para nosotros no hay sino el juicio de la mayoría impasible, seca, obesa, la burguesía que en su egoísmo o cretinismo ve nuestra consagración como un nuestro prematuros decaimientos nuestro gasto deporte cualquiera, sin advertir de flúido vital, nuestras neurosis, nuestras tisis, nuestras dolenc’ias cerebrales.> [Rubén Darío, Obras completas (Madrid: Aguado, 1950.1953), II, 251 3 Sobre este tema, v. por ejemplo, la brillante y esclarecedora exposición de Mundo Nue~~o, enero de 1967, F. Ricardo Gullón, <Pitagorismo y modernismo», los modernistas buscaron en diferentes doc22: «El modernismo, o si se prefiere, trinas defensa contra la disociación y compartimentación de la sociedad., ASL?ARIO MARTIASO y en contradicción con su idiosincrasia acrática, campea en sus escritos ura no:talgia de normas ?- de origenes. afioranzn que contribuye a aumentar su estado de ánimo confuso y su desquicio espiritual. El sondeo de ;us lamentaciones angustiadas y de SUS apóstrofes tormentosos evidencia aquello que Octavio Paz caracteriza como una modernidad que , «...no es cirio un girar en el vacío, una máscara COil la que la conciencia desesperada simultáneamente se calma y se exaspera>. En su absoluto cdebasamiento,, como diría Martí, se d’escubre en los artistas modernistas una «...búsqueda de algo y no mera disipación... [una] nostalgia Si profundizamos nuestros análisis de esta literatura, de un origen,.’ escondidas raíces hasta de su venero preciocista y exótico, descubrimos indígenas, esencias nacionales y autóctonas y una geografía espiritual americana que sugieren la necesidad de escudriñar las implicaciones sicodeclaraciones menospreciativas en lógicas 5 y noéticas de apasionadas torno a los orígenes. Tal enfoque revela una literatura que es el producto de la frustración y del abandono del artista por parte de una sociedad orientada hacia valores materialistas, racionalistas y científicos, y preocupada por los problemas creados por un proceso de transformación y modernización social y político.6 Acostumbrados como estamos a pensar tradicionalmente en el extranjerismo de la literatura modernista, hemos desatendido sutiles manifestaciones americanistas -ya positivas, ya negativasde signo sicológico, emotivo y creador, descifrables en ella, y hemos descuidado la necesidad de entender su función a la luz de la cosmovisión modernista. Madre v rencor que pulsan bajo la superficie se concretizan en negativas expresiones en momentos de desengaño. Pero cualquiera que sea la actitud social del escritor modernista, de su concepto de la patria irradian implicaciones y sugerencias que arrojan luz sobre dos cuestiones primordialelos orígenes y la autodefinición. l-, estos de la ideologia modernista: temas, a su vez, como más adelante veremos, crean en el artista determinadas preocupaciones estéticas y hasta predilecciones expresivas. La total configuración el, concepto de la patria quien la patria <Proyección del yo> ; uprimeras influencias emotivas, ; <naturaleza circundante, constituyen un trinomio cuyos componentes sicológicos y artísticos esclareoen la posición de Darío -y en parte la de Martífrente a Centroamérica, y la presencia de ella en sus obras como tema y expresión. La última sentencia, CAsí nos amamos a nosotros mismos en CI amor de la patria,, es igualmente trascendente, pues revela cuán estiechos son los vínculos del artista con las experiencias primigenias y cuán fundamentales son éstas en el Wehnschauung del artista maduro. Entre los modernistag, los valores criollos o autóctonos no siempre se patentizan en formas diáfanas o positivas, y rara vez a modo de una mkión social como es el caso de Martí mártir y revolucionario. En algunos artistas, entre ellos Martí y Darío, motivos de hastío, irritación Mortiz. de valores noétic0s.y estéticos encerrados en se evidencia en la definición de Darío. para <r...estj contenida en la idea de indi;idualidad, y an.tes de ser social, se concentra en un profundA egoísmo. La patria es la proyección del yo en un radio de utilidad y de simpatía. Al despertar al cono. cimiento de las cosas y a las primeras influencias emotivas, .entramos en relación inmediata con la naturaleza circundante: cielo, aire, tierra, fuentes, hierbas, hombres; todo esto que nos atrae y nos retiene, después se convierte en un símbolo; ésa es la patria. Así nos amamos a nosotros mismos en el amor de la patria,.? Patria 4 Cuadricio‘ (México: 5 En nuestro estudio 61 Los nexos centroamericanos de Rubén son naturales, es decir: contraídos por nacimiento en cuanto a Nicaragua, y por «utilidad,, «simpatíaB y experiencia de la juventud respecto a otros países de la «unión centroamericana>*: El Salvador, Costa Rica, Guatemala. Sus experiencias J- reminiscencias centroamericanas las lega a la posteridad en poemas, crónicas y cartas que abarcan la extensión de su vida; algunas veces decribe la escena política, social y cultural de modo desapasionado. otras, evoca emociones, resentimientos, dolores y hasta odios. Pero, poeta en el fondo, su visión es plástica, y de la naturaleza prodiga acielo, aire, 1965). p. 23. destacaremos 1; relación entre sicología y estilística, relación ciue Enrique Andersen-Imbert define de la siguiente manera: tEl conocimiento ;le la realidad psicológica del escritor interesa al crítico. no sólo porque revela el sentido estético de su obra. La Estética se funda en Ia Psicología de la [El arte de la prosa en JUU~ Montdm (México: intuición y creación artísticas., de la prosa de ManE n su dilucidación Colegio de México, 1948), pp. 130-1311. talvo, iinderron-Imbert revela cómo experiencias de resentimiento, de disgusto y de indienación moldearon la visión estética de Montalvo. El mismo proceso opera rn la o%ra rubeniana alusiva al tema de Centroamérica, especialmente de Nicaragua. s Ricardo Gullón en su SPitagorismo y modernismo> resume el problema en la P. 22. Vl asimismo Carlos Real de Azúa, aAmbiente espiritual del novecientos,. Núkro, 2, Nos. 6-7-8 (1950) > 15-36. 7 Obras es mío. De esta edición -. completas (Madrid: aquí en adelante, a utilizando una forma Aguado, 1950~1953), IV, II& lo contrario, del texto: IV, mehos que se indique abreviada dentro El subrayado citaremos de 1146. 62 au.4RIo bf~~T1ti0 tierra. fuentes. hierbas,. La percepción dariana es, sin luwar a dudas Pz v como nos dice Severo Sardu!-, de orden plástico,5 pero recordemos que abarca contextos sociales. históricos v aeonrásu visión de la realidad . c c ficos” cu!-a naturaleza exploraremos más adelante. comparándola con 109 de Martí. El diálogo martiano con Centroamérica, aunque de signo contrario ai rubeniano en sus aspectos sociales, coincide en momentos dados con formulaciones noéticas y estructur* es:ilísticas de Darío. El nicaragüense es hijo centroamericano por nacimiento; se consideraba nicaragüense y centroamericano, identificación doble que expresó en el prospecto de El Imparcial managüense de 1886: «nuestras intenciones sólo miran el bien de Nicaragua y de Centroamérican. Io Martí, en cambio, es el extranjero que abrigaba la esperanza -frustrada en brevede que su estancia en Guatemala (1877-1878)) la única prolongada en Centroamérica, pudiera ser dilatada, pues el país representaba un descanso, una ~~almohada~ al viajero cansado ya del ajetreo impuesto por el deber.ll A Valero Pujol, amigo de Martí, y de Darío más tarde, le escribe el cubano en 1877 de un fervor patriótico mal comprendido por celosos críticos guatemaltecos; al director de El Progreso le explica su amor por Guatemala, por « ...un pueblo americano, y, por tanto, mío, tan mío como aquel que el Cauto riega»...‘A continuación define la patria en un sentido lato, ecuménico, y continental: <cYo nací en Cuba, y estaré en tierra de Cuba aun cuando pise los no domados llanos del Arauco. El alma de Bolívar nos alienta; el pensamiento americano me transpor’ta» (VII, 111). Martí es el errante por obligación, Darío por inclinación: «Por atavismo griego S En «Nuestro Rubén Darío,» Mundo Nuevo, enero de 1967, p. 34. 9 V. Tomás Segovia en «Nuestro Rubén Darío.» p. 36. In Citado por Diego Manuel Sequeira, Rubén Darío criollo (Buenos Aires: Kraft. 1915)) p. 229. 11 En 1878 Martí comprendía que su presencia en Guatemala no iba a ser muy larga, y a Mercado le escribe de las rencillas y enemistades con que ,ce enfrentaba: «Donde hay muchas cabezas salientes, no llama la atención una cabeza más, pero donde hay pocas que sobresalgan, vastas llanuras sin mon:es, una cabrza saliente es un crlmen... Es una guerra de zapa en la que yo, soldado de luz. woy vencido de antemano...» Y, agrega: «Con esto; con mi propósito de pagar aquí, esclavo de mis deudas un año, e Irme; y con que Carmen cante a mi lado tan gozosamente como ahora canta, paso este año negro v espero otros años azules» [JOSI? I\Iartí. Obras completas (Habana: Editorial fiacional, 1963-19631, XX, 45-461. Curioso es que antes de irse a Guatemala -en 1877confiesa a Mercado: «preveo en mi viaje a Guatemala... un sacrificio inútil». [Ibid., XX, 231 12 Jo& Martí, Obras completas (Habana: Editorial Nacional, 1963.1965) > VW 110. De aquí en adelante, a menos que indiquemos otra fuente, citaremos de esta edición dentro del texto en forma abreviada: VII, 110. ASL?ARIO NARTIASO 63 .. Tiempre he :entlcto en mi ansia de na\-egarr, fenicia influencia. dirá Rubén . 13 -\Iartí. a] contrario. anhelaba la estabilidad: de-eaba erhar l-. en busca de él, sus andanzas lo llel-aron por raíces en un país libre. SNuestra América) que c~c~n~ideraba su patria. n-í se lo confiesa en In misma carta a \-alero Pujo!: “...iqué falta podri echarme en cara mi iPara ella trabajo ! -De ella e;pero mi aplauso gran madre :lmkica? o mi censura, (VII. 111). 0 por El Eros patriótico de Darío es de signo subjetivo, de <utilidad y de limitada y con frecuencia ególatra; el Eros martiano es un annrlke de redención, de progreso, de dimensiones humanitarias y universales. Martí trabaja para América, y concebido así su destino, se eleva por encima de limitaciones y restricciones terrenas, pero sin perderlas de vista. «Madre América, es la encarnación de las aspiraciones martianas, su via crucis, un símbolo de su consagración política y social, v la razón de ser de su adolorida y atribulada existencia. Darío carece de análoga faceta redentora, fuerza motriz que salva a Martí de los desfallecimientos espirituales y las debilidades emotivas de la biografía rubeniana. simpatía> tl? visión No es que Darío esquive una identificación emotiva con su patria; en El Viaje a Nicaragua formula su concepto patriótico sobre la base de la idea materna, pero ésta es distinta de la martiana: «Viví en Chile, combatiente y práctico. que ha sabido también afianzarse en obras de viví en la República Argentina, cuyos progresos asombran al paz; mundo; tierra que fue para mí maternal y que renovaba, por su bandera blanca y azul. una nostálgica ilusión patriótica; viví en España, la Patria madre; viví en Francia, la patria universal; y nada era para mí ni más orgulloso ni más grato que el nombre de un compatriota...B (III, 1025). Al situarse Darío frente a Centroamérica, igual que frente a América, innegable es su capacidad para identificarse con sus problemas, desgracias y victorias.1’ Pero tal identificación que a veces es visceral y otras se esfuma, nunca reviste las características martianas de dolorosa obsesión y de consagrada misión. El concepto social rubeniano, vacilante en general, sobre todo por flaquezas caracterológicas, lo es aún más, en relación a Nicaragua, por motivos de encono. Estos *s Rubén Darío, Poesías completas (Madrid: Aguilar, 1967), p. 783. 14 De las victorias se enorgullece; en El viaje a Nicarqua comenta: «...y cuando alqrruna vez, desgraciadamente. sabía el mundo de lamentables disensiones, yo no podla evitar las palpitaciones de mi corazón ante las victorias nuestras que comentaba Europa.2 CHI, 10251 64 M’UARIO MARTIASO AMJARIO en las arriba citadas lineas. Ecritas en el se patentizan. por ejemplo, momento de la euforia de su triunfal retorno a ‘;icarayua. en las reti!- en aquella repúcencias y omisiones: A1rgentina es para él #maternal, -,querrá decir descubre?auna no-;tálgica ilusión blica renueva Nicapatriótica2 : Esp aña es la aPatria madre, y Francia la uniI-ersal. ragua no parece merecer el epíteto materno, pues Darío reduce .;u mención al orgullo que siente, lejos del país, por sus hombres: c...nad’a era para -1 de un compatriota...)> «Entre \\‘caragua > mí más grato que el nombre Rubén, -observa con tino Torres Bodet<faltó un vínculo indispensable. No el de la musa de carne y hueso, de que él habló. sino el de la madre de carne y hueso: patria próxima y accesible que hace del hijo al ciude sus entrañas un hijo de su país. Porque nada nacionaliza dadano fnturo como la cotidiana visión de una madre amada».15 Además de la frustrada relación con su madre, en la memoria de Darío había más que suficientes causas -peticiones y nombramientos desatendidospara crear en él una actitud a menudo hostil frente a Nicaragua. En el momento en que Rubén se marcha de su patria por tercera vez --en 1889observa Diego Manuel Sequeira que la tierra natal c... poco o nada había hecho por el hijo que le trajo de Chile sus más frescos laureles, y el que, ante esta letal indiferencia, proseguía su camino de musitando con amargo sabor de desilusión y desespeeterno peregrino, En su Autobiografia, al referirse a su vuelta triunfal de 1907 ranza...,‘” mezcla el júbilo de su recepción con la indiferencia del pasado: <Hacía cerca de dieciocho años que yo no había ido a mi país natal. Como para hacerme olvidar antiguas ignorancias e indiferencias, fui recibido como ningún profeta lo ha sido en su tierra..., (1, 167). En este mismo escrito relata otros momentos de desilusión y de desagradecimiento ocasionados por compatriotas. Antes de volver a Nicaragua Darío visita a Rafael Núñez, y a su interrogación <iPiensa usted quedarse en Nicaragua? a «De ninguna manera...porque el medio no me es procontesta Darío, picios (1, 95). 0, en otro lugar rememora con irritación datos de su aE1 Gobierno de Nicaragua, que no se había acorConsulado de París: dado nunca de que yo existía sino cuando las fiestas colombianas, o cuando se preguntó por cable de Managua al ministro de Relaciones Exteriores argentino si era cierta la noticia que había llegado de mí 1s Cultura 16 p. 27. Jaime Torres Bodet, Rubén Económica y la Universidad Rubén Darío criollo en El Darío; Abismo y cima (México: Fondo de Nacional Autónoma de México 1966), p. 21. Salvador (León, Nicaragua: Hospicio, 1%5), MARTIAXO 65 muerte, me nombró cónsul en París, (1, 1361.l’ Y, finalmente del ge. neral Zelaya y de los obstáculos con que se encontró al querer nombrar a Rubén Ministro en Madrid, comenta en la Autobiogrufia en unas palabras ilustrativas de la estrecha relación entre la patria, la sicología, y el arte: CPartí, pues, de N’ lcaragua con la creencia de que no había de volver nunca más; pero había visto florear antiguos rosales Y contemplado largamente, en las noches del trópico, las constelaciones de mi infanciu~ (1, 169; el subrayado es mío). Nicaragua una visión alejada’ (antiguos rosales, consy no motivo de angustia viva como América para Martí. En la crónica de su retorno a Nicaragua mantiene la postura del distante: «Como alejado y como extraño a vuestra disensiones políticas. no me creo ni siquiera con el derecho de nombrarlas, (III, 1027). Y, en tono de excusa o de justificación, agrega: <Yo he luchado y he vivido, no por los Gobiernos, sino por la Patria...» (III, 1027-1028). El apartamiento, sin embargo, en momentos dados le produce una añoranza patriótica. En 1896, e 1 general Zelaya accede al pedido de Rubén y le escribe de Manuagua: «Ya que usted, a pesar de sus facilidades, tiene sólo el Diario del Salvador como medio de información de este país, haré que se le envíen por cada correo periódicos de los que actualmente se editan aquí y que darán idea a usted del estado presente de Nicaragua.nls telaciones de es para mi Darío infancia) Darío, en relación a su patria solía obrar en términos del individuo que esperaba el debido reconocimiento, el cual necesitaba el poeta sicológicamente para satisfacer su egoísmo. En cambio, la odisea martiana revela que los rechazos, las frustraciones y hasta los viles ataques, no le arredraban ni debilitaban la consagración del Apóstol al mejoramiento de América y d’e Guatemala. Es a Valero Pujol otra vez a quien escribe de su constancia frente a ofensiva de sus enemigos guatemaltecos, y declara que no cejará en la faena de .elevar al pueblo centroamericano : «Por ahí me han mordido unas culebras. Hasta mi talón quiero yo conservar noble. iOfrenda a la gran madre! m (VII, 111). Patente es que su misión terrenal, convertida en un adeber místico, l7 Igual queja expresa en relación al ministerio de Madrid: aA todo esto, el Gobierno de Nicaragua, preocupado con sus políticas, se acordaba tanto de su legación en España como un calamar de una máquina de escribir... Y ahí mis apuros... No, no he de callar esto., Cl, 1721 1s Este deseo de saber noticias se presta a interpretaciones oportunistas Pues en la misma carta contesta el general Zelaya al ofrecimiento de Darío de cse+ al país>t, lo cual Zelaya promete tener presente. [Alberto Ghiraldo, El archivo de Rubén Darío (Buenos Aires: Losada, 1945), pp. 158-1591 ANUARIO 66 AXCARIO MARTL4NO 10 elei- y le escuda. clá:lc!ole el aliexto -<ofrenda a 12 gran mrldrenque revel2n la5 ,iguleIi!rì líneas 21 final de la mism2 ,. csrts: ccvi\-ir bumilde. nluch,,. ~,!:‘:-alltiecer a .~-\l;liI-;( 3. e‘tlIiIl.!r CUÍ fuerzo’ !II,. ~~:IcIIIcI+ cl !Jien que :ne li2cc%i;: c:te es mi oficio. revel,.r-elas. I),l;LlL’ il i fint{n r,fe fl(,gfjr(;: Jlr,,!ir IHe lo irnpedircí» 11-11. ll?: i,! ì1!l,l.?.>-adO e; e‘tuicas: en el lnfo ). Pero. ]J?‘it’ L‘1 é-12.. !- otros muchas declaraciones .\Iar:í sufre momentos de nhnthiel!:o ! tle drs.~~nC”L’SO & 5” a,>“~loit!tlo. 3 los amigos íntimos como Mr.iiuel :1. ‘\Ierparo. lo Cua!c- sólo r3ela tral,aj2ì cado. ~rc.nte al irremediable abandono de Guatemala: Martí ::c de.~ai:oya con .su «hermano» Mercado : cq...el premio de tod’o esto es que por ser cubano, y ser quien soy? me vea obligado a renunciar las pocas cátedras a irme del país, y a hacerles sentir mi desdén antes que me quedaban; que ellos me hicieran sentir su injusticia, [XX, 47). Lo mismo que en Martí alternan las expresiones desengañadas con optimistas, en Darío no todo es de signo negativo en sus relaciones con Nicaragua a pesar de la maternidad frustrada. En los versos de .Retornoa’Q canta al «Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;/ pueblo que tiene la conciencia de ser vivo/ ...que puede bravamente presentar en su diestra/ el acero de guerra o el olivo de paz». Los momentos de conciliación con el país son los de la vuelta -1907cuando satisface Rubén su unostalgia del Trópico,,” compensando así sentimientos pretéritos de ingratitud y desaire. La posición rubeniana frente a su patria es compleja desde el ángulo sicológico pues en su ánimo y espíritu se produce un antagonismo perenne, una lid de inclinaciones La patria, y por extensión América, en momentos dados se contrarias. asocia a un sentimiento de insuficiencia ya personal, ya cultural. Y, a pesar de su clamor a...yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó americanistas y aún indinacer»... en su obra aparecen manifestaciones genistas como la del proemio de Prosas profanas: c (Si hay poesía en nuestra América, ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán, m el mito legendario y el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro) .»21 Darío, el artista exquisito y exótico descubre en el pasrdo indígena los valores estéticos que 10 emocionan. Pero no e; wefía espiritual que caracteriza sólo la perspectiva pretérita de una geo, la sitùación del hombre moderno su visión; le preocupa y le deprime las 10 Poesías 20 En El completas, viaje ed. a ,Vicaragrrcl yo volver a Ini tierra natal, [III, 10191 ?l Poesías completas, ed. cit., p. 783. observa: .«Tras Había en mí &O cit., p. 546 quince como años una de anzencia, de:raba Ilostalgia del Tr&pico.> frc.,tt’ C.,c.ci;i,.i 21 nii~ndo trastornado 1iiU?j >e de-quif:ia=.:’ cel mundo [que] 67 X4RTIASO anda mu!- malea. e 1a 5-u- Uario es el solitario angustiado; >Iartí el a$mico <,orni~rclilletido. :Ixl; e: call2z de sentir:e en Cuba, como )a hemos ob.-eri-ado. aaún (.u.:~;do pi-e IU‘: no domcldos llanos del &auco»; para cl no c~ la tierruca iu mis i~ll~Ju~ta1lk sino el ideal de la liber?atl. Por eco. en el momento tic \-oll-er a Cuba. aprovechando la p2z del Zanjón. y persuadido en su acción por su esposa. a regañadientes acepta ir porque de antemuno se da cuenta de que no podrá «...dar rienda a todos estos sentimientos naturr!es, en mí tan dominantes y tan vivos,, ni <vivir con todas estas águilas encerradas en el corazón» (XX, 53). Tan renuente es a la idea de regresar a Cuba que le ,escribe las siguientes líneas imbuidas de rectitud moral a Mahuel A. Mercado; testimonio son de su indefectible consagración a la América libre y de su repudio de conceptos patrióticos tradicionales: « iCreen que vuelvo a mi patria! iMi patria está en tanta fosa abierta, en tanta gloria acabada, en tanto honor perdido y vendido! . .. Voy a una tierra extraña, donde no me conocen...» (XX, 53; el subrayado es mío.) Martí presiente que sufrirá la soledad del redentor : aTodo el que lleva luz se queda solo, (XVI, 161). Darío, en cambio, experimenta la soledad del individuo frente a su destino, confrontado por el olvido y la indiferencia de compatriotas, amén de las desazones de la existencia. Martí siente y sufre las mismas ansias existenciales, pero, en vista de que el resorte vital martiano se sustrae a las pequeñeces humanas, a diferencia de Rubén, d modernista cubano es capaz de resistir las decepciones de la vida y conserva sus energías para las causas nobles y las acciones humanitarias. Nostdgia tropical La nostalgia de orígenes, el deseo de echar y cultivar raíces se manifiesta en ambos modernistas; Darío en términos de una visión ensoñada de su patria o de Centroamérica, Martí en los de Cuba libre y de una América ade!antada y robustecida. En ambos, la abundancia tropical se traduce en emoción estética y cowtituye un gozo anhelado. Perenne es la pre:el*a tropical en Darío quien según su propia confesión de 1907, en Roma. Paris. Madrid o Palma de Mallorca ha oído el «...sonar de viejas campanas de nuestra catedral; por la iniciación de flores extrañas, un renacer de aquellos días purísimos en que se formaba alfombras de z2 Estas palabras de R uxn 1’ Rica (San José: Sarmiento. 1920), proceden 11, 83. de «Por qué> en Rubén Darío cn Costa 68 ASUARIO ANUARIO MARTIANO pétalos y de perfumes en la espera de un venía. como en la Biblia, en su borrica palmas= (III, 102í). Remembranzas son ríormente. según confesión del bardo, en raleza pródiga de su patria: señor del triunfo. que siempre amable y precedido de verdes éstas que se manifiestan anteversos inspirados por la natu- propia obra. al tema de 10s contituy-en orígenes un melancólico y la autenticidad y sincero cultural: Xf4RTIAS0 comentario 69 en torno k-0 he sido más apasionado v he escrito cosas más cparisienses, antes de venir a Paris que durante el tiempo que he permanecido en París. Y jamás pude encontrarme sino extranjero entre esas gentes; p ¿en dónde están los cuentecitos de antaño?... (1. 464.) .. .. . .. . .. . .. . .. . .. .. . .. .. .. . .. .. . . .. .. . . .. .. El que se siente aislado y extranjero pese a su cultura parisiense y a su jactado galicismo mentaP4 es el Tourguenieff, el Heine de Centroamérica. Tal es el asedio centroamericano de su ánimo que en 190T al evocar escenas juveniles conservadas de modo subconsciente, las exterioriza en un lenguaje imbuido de tropicalismo (palm&, flores, sol, oro, fuego), y en estructuras anafóricas y sintagmas no progresivos: Agua de un vario verde y de un gris tan cambinnte que discernir no deja su i>palo y su diamante, a la vasta llama tropical. Momotombo se alzaba lírico y soberano; Yo tenía quince años: iuna estrella en la mano 1 Y era en mi Nicaragua natal. . ... . . .. .. . .. . .. . .. .. . .. . ... . .. . .. . .. . .. . .. .. iOh Momotombo ronco y sonoro! Te amo porque a tu evocación vienen a mí otra vez, obedeciendo a un intimo reclamo, perfumes de mi infancia, brisas de mi niñez.23 (El subrayado es mío.) El paisaje patrio y la identificación sicológica y estética con él comprueban cuán imprescindible es la revaloración del venero extranjerista y exótico de la literatura modernista, pues es evidente que el llamado escapismo rubeniano tiene una faz de Jano: encubre deseos y anhelos del alienado artista rodeado de incomprensión y cuyas frustraciones se canalizan en formas expresivas que son de doble, y a veces, antagónico aicance. Esta es la antinomia que Darío observa y comenta en relación a los nexos sicológicos de otros artistas con la patria y su cultura, definiendo en el proceso la naturaleza de su propio conflicto personal: Revolviendo nombres y categorías puede observarse: Tourguenieff Wolf y Max estuvo siempre en la estepa; Heine, en el Walhalla; en la Nordau, en el ghetto: Eusebio Blasco, en Fornos: Moreas, Morea; la señorita Vacaresco, en Rumania; Cantilo y Daireaux, en la Argentina; Marinetti, en Milán; Bonafoux, ea España... (1, 465.) Estas reflexiones sobre la patria y la cultura originales sobre el elemento gados más la siguiente confesión 23 Poesías completas, ed. cit., pp. í’05-706. de los desarraiparisiense de su Saludé a Chinandega, famosa por sus naranjas, por su fecundidad agrícola; saludé a León, la ciudad episcopal p escolar donde transcurrieron mis primeros años. Saludé a Managua, asiento del Gobierno; a Masaya, florida y artística! iViajes de paLmas y flores ! En mi recuerdo estarán siempre llenos de sol y de alegría. En esas horas de oro y fuego nunca pensé, como el terrible amigo pesimista, que no lejos de los domingos de ramos están los viernes santos. (III, 1023; el subrayado es mío.) . Idéntica visión florida se revela a los extasiados ojos de Martí, feliz. a diferencia de Darío, no de volver a patrios lares, sino de estar en el trópico, de admirar la belleza natural americana, y de poder pagarle al gobierno guatemalteco el acogimiento del exilado que todavía no ha sufrido los engaños de los envidiosos del país. En los apuntes de su viaje por Guatemala nos ofrece las siguientes pulsaciones rapsódicas de filiación tropical (cortinaje de verdura, aves blancas, pajarillos de colores) y concretadas, como la arriba citada salutación rubeniana, en estructuras anafóricas: Traía yo el espíritu celoso de la actividad de los caribes; traía el alma robusta con el magnífico espectáculo. que a ambos lados ostentan las majestuosas orillas de un gran río; como alas se habían pegado a mi alma aquellos cortinajes de verdura, prendidos en el cielo, mal sujetos sobre las ondas del Río Dulce, sal24 Sobre el tema parisiense y su relación con Centroamérica, v. también la carta a Unamuno, fechada el 9 de octubre de 1907: «Estoy al partir, de un momento a otro, para Nicaragua. Creo que eI viaje, un viaje de tres meses, me hará mucho bien Y me quitará un poco eI asco del París <gente,, y otros <parises> que hay en este París encantador. El terruño, repito, me hará bien., [Ghiraldo, OP. c& PP 54553. _- picados lo+ mal-ible.< colores.Y’ pliegue; por l Zl-K. ave< blancas ! 1.5: el subra\-ado pajari!os de ei mío. 1 pero de similar dkpo;ición anafórica 1 De índole menw iubjeti\a enumeratil-a. es la -i;uiente de_;cripción entre‘acada de G‘unterrzalu; en >- grata3 riquezas ella «alegran los ojos» d e1 viajero las deslumbrantes tropicales : nciuí. -abino pálido; allí, maíz robusto, caña blanca ! morada, trigo grueso y sabroso, en asombrosa nopa1e.z moribundos, hule nativo. ricos frijolares mezcla unidos, con rapidez lujuriosa producidos, esmaltan los campos, alegran los ojos y auguran los destinos de la tierra feliz de doncle vengo. (VII, 118.) Como Martí, Darío revela su júbilo frente a las escenas naturales del trópico, expresando su euforia en construcciones iterativas y acumulativas similares a las martianas. La estructura geométrica y enumerativa de las siguientes frases le permite a Rubén prolongar su contemplación de la belleza tropical: Ni el Masaya ni el Ometepe, que en la isla de su nombre es e1 señor que cercano a Granada proyecta del gran lago; ni el Mombacho, su sombra gigantesca; ni el Cose&ina, famoso en toda obra geológica de alguna importancia por su célebre última erupción; ni el Felica, que hace tiempo no dice este cráter es mío; ni el Viejo, que a las veces? cuando rezonga. pone en cuidado a los chinandegueses, ninguno puede competir con el decano en cuestión.26 (El subrayado Formas es mío.) Tropicales La memoria simbólica de Darío y Martí, admirados y emocionados ambos ante Ia naturaleza tropical transmuta la imagen tropical primitiva De Martí es la obrervación en estructuración imaginística subjetiva. reveladora de dos etapas creadoras -la mimética y la tropológken y EU ~5 >lartí, . no azuants las r~cenas áridas; irritan EU deFea de Pl,u~ldancia de misa por extos arrnrle~ infer. sentIdo este!~n troplca!: «...es bien que pawnos nales, donde se busca rn vano en los arroyos secos agua. color m la quemada yerba, hojas en el partido árbol. Sombras largas Y pardas, invsriablemenie blancas y negra=...» [XIX, Sil. 26 «La erupción del Momotomboa en Obras desconocidns de Rubén Dcrío, Prensas de la Uni\-er:idad de Chile, ed. Raúl Silva Castrq, (Santiago de Chile: 19%)) p. 6. el c:mzino de realidad a ensueño. de sensación a anîlo;la: n...nosotro; hemos patlecilio de hojo:idad. como nut’f;ros !~osque~» I \-Iii. 1’J I. E-te es el “1 scicci:Aentoa que caracteriza la‘ impre;iune: l,!“-ti,.‘ide ‘\Iartí rilulada(cL’.\lnErique Centralea: Campanarios puntiagudos: -eso e; lo primerlj que iml*reSiona la 1.ista del forastero... Se i-c una gran ciudaJ b!unca. maje-tuosn. so!lerbia. Envueltos en la niebla, Io< campanario;. irguiéndose por doquiera, se asemejan a los grandes mástiles de un 1~ufiarlo de navíos, clavados en la tierra... Grupos d’e árboles brillan entre las blancas casas, como esmeraldas entre ópalos. r‘ílY(. C8.) Las esmeraldas, los ópalos y la blancura constituyen formas miméticas, plkticas e impresionistas que en otros escritos y contextos se plasmarán en bisemias, imágenes y símbolos, los cuales en Martí y Darío constituven el « ...aposento geográfico, d’entro del orden de su hogar físico...»2í La geografía real 0 espiritual, estética en eI fondo, crea en ambos artistas un tropicalismo que se evidencia no sólo en la abundancia expresiva li. e. frases de tendencia oratoria, acumulaciones sintágmiticas) sino en *...la lengua espejeadora de imágenes, su desatado lujo metafórico.»“’ Este lujo tan arraigado en la expresión de Darío como en la de Martí (pese a la engañosa sobriedad y sencillez de la expresión del cubano) lo asocia Torres Bodet con un estilo ingénito del artista hi.spanoamericano: aAl trasladarse a la Nueva España, el arte ibérico se encendió en oros, púrpuras, esmaltes, vidrios y espejos que, con semejante abundancia, no advertimos en los retablos de las iglesias peninsulares.~‘” Recordemos, a este respecto, la observación de Carpentier aseveración que desarrolla el que «nuestro arte siempre fue barroco», norelista cubano al señalar la esencia «coeificada» del barroquismo hispanoamericnno. arte «...nacido de árboles, de leños, de retablos y altares, de tallas decadentes J; retratos caligráficos,y hasta neoclasicismos tardío.<...>>“O Teniendo en cuenta este pensamiento de Carpentier. volvamos a la va citada definición rubeniana de la patria y veremos el circuito ‘2 i E.tz: p;!abras pertenrwn al ensayo de Gabriela Ilistral. «La lengua de Martí» :; .,:!:\ w refieren al tropicalismo del cubano en su contexto original donde la po^:i-a îhilwa alude a la «conjunción...de abundancia que le rrnaló el Trópico, a .\krtí. [En 4n:nIegía criticn de José .Varti, ed. I\Ianuel Pedro González, (Méxiro: Cuitnra. 196,; 1. p, 331. 2s Loc. tit. OI ra \ez; Gabriela Mistral se refiere a estas manifestaciones SólO en el estilo mcrtiann. 29 op. cit.; p. 130. 3o Alejo Cawntier, Tic~~tos T diferencias (México: Universidad Nacional Ant& noma de México, 19641, pp. 42.43. 72 ASL-ARIO ASCiRIO MARTIANO de patria, geografía espiritual, imagen. y estructura: a...cielo, todo esto que nos atrae y nos aire, tierra! fuentes, hierbas. hombres; retiene despu& se convierte en un símbolo; ésa e la patria., complejo 1. Estructura: abundancia 73 MARTIASO como marineros que quedamos en la orilla. viendo hundirse en el mar de la sombra al esforzado capitán anciano: así estamos nosotros, los hijos de la patria y de la Libertad al contemplar el ocaso de este sol que se apaga. (IV, 1099: el subrayado e.c mío.) 34 y tropicahmo CLa literatura de casi todas las épocas, -observa Dámaso Alonsocha sentido especial inclinación hacia la expresión de pluralidades...n”’ En la obra de Martí ésta es una inclinación particularmente notable, diríase un rasgo constante de su expresión. Pero. en él, la organización pluralística de la frase no responde a una preocupación decorativa, o a un afán preciosista y superficial, sino más bien a un imperativo estilístico impuesto por el deseo de exteriorizar de modo polifacético pensamien tos y emociones complejos. NMartí adereza su lengua pero no juega con ella,, observa Enrique Anderson Imbert a propósito de Amistad funesta,“” aseveración válida en relación a la obra y expresión martianas en general. En la prosa rubeniana en cambio, las construcciones pluralísticas de tendencia oratoria no aparecen con la misma insistencia que en la obra de Martí. De hecho, Darío suele concretizar su visión plástica en sintagmas cortos. «En días en que la frase española se desplegaba como un gran manto de corte, tachonada de cruces declamatorios en los discursos de Castelar...Darío escoge la frase estricta...»“” Pese a su predilección por la frase corta y «nerviosaa, Darío, como el cubano, sabía, y, en momentos dados, se sentía impulsado a plasmar su inspiración en estructuras plurales y concatenadas que diríanse clásicas y martianas a la vez. En las siguientes líneas alusivas al doctor Castro, Darío despliega el venero pluralista de su prosa: Como en el último sacrificio fúnebre de la Ilíada, en que la hoguera pagana consumió el cuerpo del héroe; como cuando se alzaba !a columna o el monumento conmemorativo sobre la tierra, o se labraba el pétreo y misterioso hipogeo debajo de la tierra, para el hombre pensador y magnánimo, para el rey fuerte o bondadoso; como di,+ cípulos que vemos expirar al maestro, que acaba de apurar, bajo el palio de la vejez, la última gota de la cicuta amarga ¿fe la vida; 31 Seis calas en la expresión &eraria española (COn Carlos Bousoño), (Madrid: Gredos, 1951), p. 13. de Amistad funesto, en 32 «La prosa poética de José Martí; a propósito Memoria del Congreso de Escritores Martianos (Habana, 1953), p. 599. De sus funesta hay una variada colección construcciones barrocas agrega: <En Amistad de esta clase de períodos con tendencia oratoria. Sia embargo, allí no se acusan alardes arcaizantes., [Loc. cit.1 23 Torres Bodet, op. cit., p. 53. Igual procedimiento constructivo, evidencia en el siguiente párrafo pero con mayor soltura martiano de Guatemala: rítmica, se Conmovida en lo politice por aquella herencia funestísima que envilece a Bolivia, que sofoca a Quito, que con ondas de sangre acaba de aumentar 1~ poéticas ondas del río Cauca; a dar solicitada por el viejo régimen que cierra las puertas a toda grande idea, atrevido proyecto 0 comercial mejora, y por el inexperto nuevo régimen que a toda idea útil las abre con amor, y lo trueca en depósito de frutos --cuna de riquezadel poderoso aguardiente, del delectísimo tabaco; arranca su huerta, mansión antigua de opulentas coles, a la iglesia de la Recolección, y la convierte en escuela politécnica,, mansión ahora deinteligencias ricas y vivaces. (VII, 120; el subrayado es mío.) El polo estructural opuesto, o sea la exteriorización tica en sintagmas cortos, se evidencia con frecuencia de la visión artísen ambos artistas 34 En su estudio «I, Iniciación de Rubén Darío en el culto a Martí; II, Resonancias de la prosa martiana en la de Darío» Manuel Pedro González fija el comienzo de la influencia martiana en Darío en 1886, o sea, a principios de su estadía chilena. En particular, señala un escrito rubeniano fechado el 26 de julio del mismo año y titulado aDon Hermógenes de Irisarri» donde leemos sintagmas ordenados anafóricamente y encadenados como en la cita que acabamos de presentar. Reducida la estructura estilística a un esquema, se lee en uno de los párrafos del mismo escrito: «Quien con la cartera...quién en prosaicas oficinas... auién en las arduas tareas...quién. Dar último rompe..., Y, en otro párrafo: aen el cano vellón...en ese brillo...», enumeración seguida de una> pluralidades asindéticas de ritmo acelerado: «penacho de humo...sonoro silbido...movimiento en el parcue...chisna en el yunque y fuego en el corazón,... [Memoria de Escritores Martia&, pp. 541.5431. - Difkil .es precisar el momento en que Martí y su obra deslumbra a Darío por primera vez. Charles D. Watland cree que Darío empieza a leer a Martí cuando todavía está en Centroamérica el poeta niño [y así lo declara en carta a quien que esto escribe, fechada el 28 de septiembre de 1967 aThere is surely no room for doubt that Darío read Martí’s artirles in La Nación while he was in Chile. But hadn’t he read him before? 1 decided that he had and neither Raúl Silva Castro nor Pedro Salinas objected at al1 to my saying that.,] En el artículo <La literatura en Centroamérica, [Obras desconocidas de Rubén Darío, pp. 201.2023 Darío dice que aMartí alcanzó a escribir en El Porvenir de Guatemala algunos artículos, y después partió,. Y. agrega: «Recordamos que el salvadoreño Francisco Castañeda...nos decía que Martí en Guatemala “no había Pero, si Darío conocía la obra martiana antes de 1886, gustado, y con razón”.> no parece haber sufrido su ascendiente antes de este año, influencia que reputamos trascendente,, pese a la afirmación contraria de Antonio Oliver Belmás: <...la ‘nfluencia de Martí es primeriza y pasajera en R. D.:, [Poesías completas. ed. CG página 12431. AIWARIO 1-v nn:jcr e:: p”rs~ua. El menor es perwna. La iiliela no cs una .::t::i:jería. El juicio cs ripic!o. Las pcua.5 son niA.< c!i;:;ai. LOS hcreJamienlos r;erAn claro-. La que puede ser madre ~~u:~~le -er ieqtino. Las excepciones castellknas no aprovechan a los hol~ilal;tcì ~ua;emaltecos. .í I ida !jrooia, de:-cho, cxn lo necesario, propio. Tales motivos guiaron y tales efectos consigue el Código Civil. con natural regocijo promulga do entre el amor de los abogados jóvenes y el poeta agradecido, y la resistencia de los letrado; de ar:taíío, prexc!arTos de las ::utdezas del «Sancho Llama» y In oscura profundidad del erudito Pérez. (VII, 149.) ’ La creación artística en la prosa martiana se evidencia en Guate,na[a con insistencia aiucinadora. Martí estructura las frases en esta obra con un virtuosismo arquitectónico y musical. En el siguiente ejemplo, la prisa y la vitalidad de Pochuta se traducen en la encarnación estilística de la segunda frase cuya acumulación verbal -de infinitivosrefieja el proceso dinámico del pueblo: «Por Pochuta crecen muy rgpidamente las h,-ciendas. Porque es ir, plantar, esperar y hacerse rico» (VII, I33134). 0, en otros pasajes se crea el ritmo a baSe de unidades bipartitas: «Cuando mira,/ piensa. Cuando deja de hablar,/ habla consigo mismo>t (VII: ‘1.23) ; «...revera.,/ no entristece; desdeñosa,/ no irrita; bulliciosa,? no dwoxlena: agitada./ no cansa. Su vestido de baile nunca se aja» (VII. 124). En cambio en El viaje a Nicaragua las manifestaciones son c-cacas de uua voluntad de estilo, ya de índale tropical, ya escueta, sirnil;lr a la que revela el ritmo de los arriba citados trozos de Gz!a~ca~eì-. 2. Imnginería 3/ visión plásticas EI trbpico asedia a ambos artistas igualmente sensible; al ill.jo natuNos recuerda Torres Bodet que ral. «el trópico fue una de las tentaciones líricas del poeta [Darío]. Verlo, entenderlo. contarlo y, sobre todo, cactar!o, le parecían deberes de SU destino. Centroamericano por MARTIASO 75 76 ASCARIO MARTIA&-0 a-í quiere Dios que la naturaleza contribuya tranquilidad y galas mejores a la magnificencia de la patria. (El subrayado es mío.)37 ANUARIO con su esplendor, de un santo dia Jlarti, ,frente a la deslumbradora belleza tropical centroamericana no es sólo el viajero y el extranjero, sino el estudioso de las costumbres nacionales. Por consiguiente, a diferencia de Darío, no deja SI imaginación vagar libremente, pues escribe con un propósito social; su vuelo artístico va uncido al deseo de enseñar y de crear en sus lectores la admiración que siente él por Guatemala. Y, al revelar al pak. elabora un inventario de objetos y de escenas percibidos y sentidos foigamos, comamos, gocemos, etc.) por el cronista-artista: Veamos cómo corren flotantes islas de mangos por el río; crucémoslo valerosamente; pongamos a una viajera enamorada, en el lindo sombrero, las florecillas rojas que acabamos de coger en el camino; oigamos, en la iglesia de Zacapa el tamboril y la chirimía, con que llaman al culto y hacen fiestas; comamos de su queso; gocemos de los chistes de su gente; anotemos en nuestra cartera de viaje la vivacidad de sus mujeres; lamentemos sus grandes tiendas, repletas antes, hoy desiertas; saludemos su iglesia y su plaza y preguntemos a este buen arriero qué le ha parecido la próspera Cobán. (VII, 130.) A pesar de ciertas discrepancias de propósito y de perspectiva entre Darío y Martí frente a Centroamérica, ambos encarnan su admiración ante la naturaleza tropical en formas plásticas, prestando a su descripción el carácter de un cuadro ya por la ingénita plasticidad de la materia: ya por las formas impresionistas que utilizan en su descripción. Darío pinta el siguiente «cuadro, de un paisaje salvadoreño: He aquí el cuadro que luego apareció a mi vista. Sobre dos colinas juntas que traían a la imaginación una estupenda hora calipigia, y en las cuales armonizaba en la luz toda una sinfonía en verde, la gama decrecientts. el cardenillo, el verdegay, el verdinegro alimonado, el verde amarillo que es tierno y jocundo, resaltaban como manchas movibles unos cuantos bueyes blancos y alazanes, con el alazán boyuno y fino, que raya en metálico y resplandece en la claridad de las campiñas. ...las pequeñas agrupaciones de pasto ’ 37 «Una fiesta nacional» versión completa y desconocida de «Bronce al sol. dado Juan», publicado en la Revista IZustrada de Nueva York, el 11 de mayo de 1891. V. por ejemplo este pasaje similar de Martí: Más bella es ]a naturaleza cuando la luz del mundo crece con la de la libertad: y va como empañada v turbia, sin el sol elocuente de la tierra redimida, no el júbilo del campo, ni la cálud del aire allí donde los hombres, al despertar cada mañana, ponen la frente al yugo, lo mismo que los bueyes. [IV, 382.1 77 MARTIASO que con su color vivo p resaltante parecen hechas a espátula por un Sobre todo pasab a una ráfaga de \-ida. capricho de paisajistas. a tra\-és un efluvio de fecundidad. v el claror solar resplandeciente de las cercanas arboledas. íjngia la reverberación e;plétldida de una decoración feérica.33 La cromologia modernista cuyos matices y medias tintas (ïertlitlegro, etc.) Darío orquesta (sinfonía en w-de. la cerdegay, verde amarillo, gama decreciente) -armonizando así la plástica y la músicaalterna con los contornos del cuadro, más bien sugeridos (manchus movibles) que delineados escuetamente en un tono bañado de luz. La técnica del ); el procepintor es evidente en este pasaje no sólo por la luz, el color además de estos elementos los coordinantes verdimiento impresionista; bales utilizados al final proceden del vocabulario pictórico: «parecen hechas a espátula por un capricho de paisajistas>>; «fingía...una decoración feérica». y de plas11enos de matices cromáticos Igualmente impresionistas, martianos alusivos a Sacatepéquez: ticidad son los siguientes sintagmas «Como en fresco nidal nacientes aves, esmaltan el ameno valle de saludables corrientes y aromático clima muy numero- SOS y pintados pueblos. las ancillas sobre brillantes hojas verdes, así los Y como descansarían pueblos sobre tupidos valles de legumbres» (VII, 132).“” en su enfoque centroamericano, capta líricas La óptica rubeníana, y solares) : descripciones tropicales (e.g. tierras lujuriantes Y allí [en una hacienda de café] gocé de espectáculos tan solamente encontrables en esas tierras lujuriantes y solares, en donde, bajo la sonora libertad del viento, en las apoteosis de los amanede diamantes, ceres y de los ponientes, o en las noches entoldadas florecen el asombro y la maravilla. (III, 1031.) Pero, visión al mismo extranjera tiempo, hay momentos en que Darío sobre la realidad centroamericana: superpone una Es la isla del Cardón, en Nicaragua. Pienso en Grecia, en Morea o en Zacinto. Pues al brillo del cielo y al cariño del agua se alza enfrente una tropical Corinto.40 Citado en Rubén Darío criollo en El Salador, p. 78. «Lluvia de rosas semeja el Cerro; 99 De &Iartí v. también los siguientes trozos: del jardín» (VII, t-1 desorden, fruta gruesa, no altera nunca la gracia encantadora dommanse lar severas *ías, las anchas casas. los 121) ; «Así, desde el Calvario entre ópalos...> macizos de verdura que llenan patios Y escalan muros, esmeraldas l VII, 122.) 10 Poesías completas, ed. cit. P. 777 3s E>tos l-er:oj nos rekelan al centroamericano extranjerizado. o sea de+crilwn otra faceta del incorformi-mo !- de la inadap:abiIidaci que relelara el enajenado nicaragiiense de Parí< en el testo citado nrilel-iormente. D arlo’ es el errante. el alienado. c!entro \ fuera de sn :)rís tanto como Semejailte tra>pu‘iciin tr~nlp~~ra! ! recuerde-e ciutlada:lo como perwna. liminares>) l X- espacial Palenkc. L‘tntliín. 1Ioctezuma de las KPalabra5 ~como en los arriba citado.< l-ersos) no es frecuente en lIarti. quien !’ alentado por la vive en el presente y piensa en el futuro, inspirado llama revolucionaria. Pero a pesar d’e la dimensión heroica martiana el artista modernista y el poeta en prosa -nunca ahogaclos por Martíproducen trozos como el que a continuación ofrecemos en el que el cubano se sustrae a sus circunstancias y a su momento, produciendo un cuadro histórico centroamericano repleto de detalles -de cosas-, florido y tropical: Hoy era el mercado, de tejido y diademas, birretes y tobilleras del plumón más fino, boda era mañana, con danzas y convites; y o era que toneadas de orquídeas olorosas; manto de pluma azul y la corona refulgente, de nobles, en su silla de oro y pedrería; o a los caballeros del torneo que a punta de el aire la mazorca de maíz... (VIII, 113-114.) El pasado se funde con el instante abundancia sensual circundante. En temporal se efectúa por medio de los el ambiente y producir reverberaciones, origen a líneas cuyas esencias solares laciones rubenianas. En unas líricas el cubano: Y a continuación agrepa: cc!- luego. esc maldito sol que -c mete en la cabeza: bondad, generosidad, nobleza, para luego recibir la vuelta en moneda falsa.» Similares cualidades morales y abstractas atribuirá Martí al sol en su folleto Guatemala: De indios y blancos se ha hecho un pueblo perezoso, vivaz, batallador; artístico por indio; por español terco y osado; y como el inglés es brumoso, y el sueco grave, y el napolitano apático, es el hijo de América ardiente y generoso, como el sol que lo calienta, como la naturaleza que 10 cría. De manera que, de aquellos tubimos brío, tenacidad, histórica arrogancia; de los de oscura tez tenemos amor a las artes... y cuanto a tierra nueva trae una raza nueva, detenida en su estado de larva, il arva de águila! Ella será soberbia mariposa. (VII, 117-118.) y pórfidos y oros, y y pitos y atabales; la las casas blancas fael rey pasaba, con su cargado a hombros vitoreaba la multitud flecha mantenían por 3. y resonancias Las coincidencias de estructura y de imaginería en los escritos centroamericanos de ambos artistas son de tal natufaleza que en el caso de Darío, nes inducen a pensar en afinidades más que fortuitas. El deslinde del tema de la presencia de Martí en Daríoll ha revelado que el nicaragüense sentía en relación al cubano una atracción estética. De ahí que la resonancia de Martí cuyo retrato pintó Darío con tanto elogio en 1888 en su artículõ aLa literatura en Centro América» bien puede hakrle sugerido a Ruhkn rumbos inexplorados. Sólo un artista anonadado por la fascinación frente al exquisito estilo de otro escritor dedicaria un lírico panegírico, idéntico en la expresión a las formas imaginísticas e impresiones del que admira como se le ocurre a Darío: actuai al contemplar el artista la otros momentos el desplazamiento efectos del sol que parece calcinar detenjendo el tiempo y dando encontramos asimismo en formuevocaciones de Guatemala escribe Yo vengo de una tierra de volcanes altos, de feraces cerros, de anchurosos ríos, donde el oro se extiende en placer vasto por las montañas de Izabal, donde el café -forma mejor del orocrece amoroso y abundante en la ancha zona de la CoFta Cuca. Allí la rubia mazorca crece a par de la dorada espiga; colorales ramos cuelgan de los altos plátanos; variadísimas frutas llenan la falda obediente la tierra responde a los ben& de la senti chimalapeña; ficos golpes del arado. (VII, 118.) Coincidencias ...iotografía y e--culpe [Martí] en la lengua. pinta o cuaja la idea, cristaliza el verbo en la letra, y su pensamiento es un relámpago y ELI palabra un tímpano o una lámina de plata o un estampido. . 41 nuel Sobre las influencias martianas Pedro González, op. cit., Y nuestro de Rubén Chile: Darío: Zig-Zag, 1898-1916~ 1967), 123-154. en ecta etapa de Ia estudio «Resonancia- en Die2 estudios sobre Rnbb/z obra rubeniana. martianas en Enrio V. 31aIa prosa (Santiago de ANUARIO .4XC-\KIO 80 M.4RTI.4N0 \- destronca una -wlva. .-\ wcec un titán coge una hacha oiaantesca r r el 5ilencio solemne. \Ias cuando el Los arbole‘ que caen espantan ),oPta cn prosa os habla del amor. ; oh lectores.. 1 o del arte. o de todo lo del alma que es c,ándido v sensible. oiréis un arpa eolia o el arrullo de un coro de palomas.” ~GuatemalaD y .El viaje a i\-icoraguo, El tema centroamericano en la obra de Martí y Darío se manifiesta en diversos escritos de fechas v-arias. pero se centra. en cuanto a la prosa. en dos. relativamente poco comentados. El de \Iartí, Guatemala, pertenece a 1878. el de Rubén, EI viaje a ;Yicara,nua. a 1907. Aunoue. como ya hemos visto, el móvil o impulso de los dos modernistas en la elaboración de estas obras revela significativas divergencias, con todo, existen coincidencias intrigantes aparte de las ya señaladas. En primer lugar, ambos prosistas son enamorados de la tierra que describen con 1irismo. Martí deja la siguiente constancia de su amor centroamericano: <Cuando nací, la Naturaleza me dijo: lama! Y mi corazón dijo: i agradece! Y desde entonces yo amo al bueno y al malo, hago religión de la lealtad y abrazo a cuantos me hacen bien...diré con mi palabra agradecida cuánto es bella y notable, y fraternal y próspera, la tierra guatemalteca, donde el trabajo es hábito, naturaleza la virtud, tradición el cariño, azul el cielo, fértil la tierra, hermosa la mujer y bueno el hombre. Amar y agradecer, (VII, 116-117). En Darío el amor patrio se traduce y se manifiesta en cariñosas evocaciones de su país natal, y en rememoraciones áureas; en sus observaciones falta, sin embargo, la expresión directa del fervor patrio, carencia que sugiere reticencias y desilusiones pretéritas: a...y ya fuese en la áspera Africa, o en la divina Nápoles, o en París ilustre, se levantó siempre de mí un pensamiento o un suspiro hacia la vieja catedral [de León], hacia mis viejos amigos; y es un hecho que casi fisiológicamente se explicaría de cómo en el fondo de mi cerebro resonaba el son de las viejas torres y se escuchaban el acento de las antiguas palabras, (III, 1028-1029). Pero Darío no es ajeno al orgullo patrio, sobre todo en el momento de triunfo y de bienvenida -10s de El viaje a Nicaraguaque su patria le ofrece. Reconoce que 1 _* _ cel país ha quedado retardado= aún en relación al progreso general de Hispanoamérica. Pero, el principio de dinamismo en un universo de valores cambiantes le acompaña y le impulsa a pronunciar palabras optimistas : «...tenemos práctica y vitalmente demostrado que un impulso a tiempo y una aplicación de generosas y altas energías, mantenidas según las exigencias del organismq nacional, pueden, ante la revisión de valores universales, demostrar que, aparte de población o de influjo comercial, se es alguien en el mundo, (III, 1026). < lineas que recuerdan la conclusión del ensayo marEstas son inspiradas «ES poe-ía de ljatriarcar. de hombres pritiano sobre Emrrsorl I 1882 I : Robredales en flor semejan algunos poemas SUYOS... l.l‘L1. VI. ..A cíclopes. sus xersos? Son unas \-eces como anciano ¿Ao se sabe aún qué son _ mirada llameante, que barbado, de barba serpentina, cabellera tortuosa y canta, apoJ-ado en un vástago de encina. desde una cueva de piedra de alas de oro, que se blanca, y otras veces, como ángel gigantesco Del mismo despeña desde alto monte verde en el abismo>> (XIII, 30). en lo tropológicoes el ensayo venero -tanto en lo estructural como necrológico rubeniano sobre el doctor Castro: de la Universidad leonesa, aprendiendo 0 grites; en los claustros filosofía en latín y penetrando en el espíritu de las leyes; o cuando el halagüeño, al retorno a su patria costarricen se sirvió a Alfaro, :ra franco y natural, sin barnices ~1 sentimiento. que t que tenía fibra 1 ~.._ __- 1_ y claro como una gota de modernos, contunoenre como uI1 ,tlartillo amable agua; 0 ya en mejores épocas? cuando tuvo el pensamiento \ rreneroso de traer aquí a don Juan García, que levantó la enselo que ñagza. oue explicaba a los niños como un maestro moderno es una iosa, io que es una estrella. luminosa, símbolo -4:lave agrega la caracterización a continuación, .-r-J de Martí: ai B endito el ministro bueno que para su país quería la liberrau en sol, y la luz!» (IV, 1100). E n el mismo ensayo la luz se transforma «Cuando se fue a su casa llevaba las sol interior, como es el martiano: cristalina, brillaba el sol. De oro manos puras; a través de su conciencia su pecho el Fundador de la RepzíbZica. era la medalla que llevaba en (TV. 1IOI). Así dirá Martí a Daniel Webster: «De color de oro usaba el chaleco que cubría su pecho robusto; y oro, con SU corazón magnanimo llevaba en SU pecho, (IX, 240). Martí y Darío, por llevar «el sol I Pujol, en momentos no dentro del craneos como dijo éste de Valero Y, \-.7 -- vieron 42 , <Io negro Obras 81 x4uT1.4~-0 del mundo desconocidas de y la fortuna Rubén que se ha ido, Darío, p. 201. (II, 26). 1 El viaje a Nicaragua, es la crónica del paisaje interior del poeta, es un desfile memorias mezcladas con la realidad circundante la que vitaliza Rubén con observaciones del presente y entusiastas comentarios , ASCARIO 3I.\RTIASO 33 Grtntemnln es una obra que ‘\Iarti e-cribe ccjrno misión: «Si 1.r.ti:nar. ni poetizar. Fon aquí mi misión: mi misión es contar2 ( i-II. l;-: 1. si en el li!lro martiano ha\ una ;‘o’tiz::ci~n cle la \-i(l, 1. l;l cullu:.:r ;1 ‘:rtL,. ma.tccas C’l0 .5e patentiza en la; crc..cril,cior-~; liri(,a;. ci, 11 j, ‘:, a mi:. :jCi?I.. >- eI1 i:i ell_;Cfitìda r-i..;,:,:1 cle Ia re;li(l.;d ;Ua!r~m:ri!,~-:~ ,:L~+s(‘j ‘~I,i~ itro l>ït’sc!!ta. Pero. en la iniimidatl 1\12! Ií rC\eirj ~131 no e-:,:I82 L “2 ‘0 por i9s a XI- -nuel bosque, o del leyenílario r:lo!rje cxtasiado cure escucha al FaJaro parael amante de la belleza se rebela El modernista, y formula un pensamiento que se diría martiano:1 la feracidad de aquel terreno en que se suceoen tupido de arbustos de riquezas, cómo es de fecundo y cuánto hay que aguardar de las horas futuras, corriente inmigratoria contribuya a cuando una apropiada 1; propicia (III, 1034). Darío; hacer la producción mSs abudante y m3s proficua» conlo J&nti, desea ver prosperar a esta región tropical. rero a diferencia del >,Ir.ejtro, quien silencia SUS cr.iticas y ensalza 10 ros:trvo rencores y la enajenación se tran+ y io gene:íaco, en irubén 10~s ~ntigu0.s ‘. fren!o al paisaje nicaparentun a pesar del goce sensual experimentado cultural ra$îrTse y pese a los laureles patrios de 1907. Del ambiente en yse se ‘1te festc;ja !- sc le honra dirá: «Hay en aquellos paises cen y en I\uicara.gua muy particularmente, una abunhmkicn y en Zspaña], disíaco» (III, 1033). conira lo antiestítico, «Y calculaba al ver alturas y hondonadas, y próvido aquel suelo Cì?l’Ciq &. L. dc materia l?rima, oC mejor dicho, de espíritu primo, que es dc es hostil, las condiciones de existencia no adinlrar. TkIas el ambiente . . planta mental que comienza en un triunfo de con p'opl":"s v la mrjor brote2 se seca ál poco tiempo» (III, 1059-1060). Sobre la materia prima son diametraìmente ;\Iar:í opina como Darío, pero sus conclusiones Como revolucionario su fe en la humarr::led, opneclàs a las de Darío. y su confianza en el futuro de Amcrica crearon si no en el Individuo, en ?<Iextí -cobre todo en el momento de agradecimiento para con ei ‘llbía acogido oportunamenteuna apoteosis rítmica. p&i)ais que lo IeL tica J- es:rófica: circxr5ta!:cias. Ea 11118 (.(,flfc ;.,p alu: i\-a 3 C!:?ii-:il::;,!‘ 1!C2, 11;: :1. JIercado -e ex;>re.-n sin I.Oíictlì: ccE11 10s i'üibes i~l:.~,:;,~~;L~~'~ . . en la esfera intclertunl. cs iiiuv clifiïii la vi,la de 1~1.;homj~r~s \-i!.;,ill-0>,<:> t IS> -12 1: «...CS rer&d que yO 10: JlQe~kliia nnle mí nlismo i1;l’” poC;2: v-iv-ir c,lire el!os; Ije:‘o r’>iO.i FWI’CtOì nO Il:;n ~tìlido nu?!ca de Iili n;Ilt3>> (KS, 4’7 1. Esias conîidcw$is no deben intcrpretar.:e como una aposta,!.1 ni COI110 dec,iaraciún CL.: 0 pen?a:niento cite refiicìo ron eJ ci!acJo antcriorrnen~e. Es que Martí tenía un sènticlo practico y realista de lo que le rodeaba p si escribía con amor p optimismo es que antes se h?l,ía convencido a si mismo de la eri~iencia de valores elogiables v bebía creado para sí. y en sí un mundo idcalista que le permitía proirrir fraxs como la ultima de Guatemala: « iOjalá que, con este amante libro. haya yo sembrado en él mi planta!» (VII, 153). Martí deseaba eIevar al país, y consideraba la literatura como un magisterfo social, una medida eficaz de renovacion: «Estudiaré... las causas de nuestro es:ado mísero, .los medios de renacer y de asombrar. Derribare el cacc.~~e de los indios, el huacal ominoso, y pondré en sus manos el arado. y en su seno dormido la conciencia» (VII, 117). El concepto enaltecedor y la idea de revelar al mundo las potencias y las grandezas decconocidas de Guatemala campean en el escrito martiano, dimensión creadora que f;:t? en el libro rubeniano, pero no ausente del ideario rubeniano como este trozo sobre Centroamérica revelará: 84 .iNCARIO MIARTIATO enriquecer bolsillos privilegiados... que se vea por el ejército. que ez el único, desgraciadamente. que puede devolver el prestrgro perdido: que no se ataque la libertad común; que no se ofenda ningún que se cimente la culto; que se cuide del indio y se le redima; libertad verdadera y la ley justa; que se despierte a Guatemala. en fin. después de tantos años de sueño. (IV, 1104-1105.) sociales encerrados en las arriba citadas La ideología y el idealismo líneas están en consonancia con el pensamiento martiano. De hecho, en Guoternalo, dirá Martí algo similar respecto al indio: «Son resignados, naturalmente artistas, sin ningún esfuerzo bue. inteligentes, incansables, nos. iQué gran pueblo no puede hacerse de ellos, haciendo, por ejemplo, a manera de una escuela normal de indios! 1Un nuevo apostolado es menester!.... (VII, 158). La fuente de ambos libros es, en primer lugar, y sobre todo otro factor, la experiencia personal; partiendo de esta base subjetiva, ambos escritores agregan la historia y las lecturas literarias. Las dos obras son crónicas impresionistas, escritos esencialmente visuales, 0, paisaje que en exaltaciones en momentos dados, como ya hemos visto, se convierten poéticas, producto del regodeo estético ante la naturaleza. Las formas expresivas denotadoras de la visión personal abundan en ambas obras: <Me engreía ver» (III, 1034) ; Kdivísanse, (III, 1037) ; aE1 paisaje diríase que penetra en nosotros por todos los sentidos, y hay una furia de vida que con su proximidad enerva, (III, 1032) ; cE lujo del campo lo volví a admirar en las sierras, (III, 1033). En un párrafo de estructura barroca, anafórica y simétricamente rítmica expone Martí idéntico en Ios sintagmas testimoniales rubenianos arriba proceso visual como aducidos: Veamos cómo corren flotantes islas de mangos por el río; crucémoslo valerosamente; pongamos a una viajera enamorada, en el las florecillas rojas que acabamos de coger en Rndo sombrero, y la chiel camino ; oigamos en la iglesia de Zacapa el tamboril rimía, con que llaman al culto y hacen fiestas; comamos de su queso; gocemos de los chistes de su gente; anotemos en nuestra cartera de viaje la vivacidad de sus mujeres; lamentemos sus grandes tiendas repletas antes, hoy desiertas; saludemos su iglesia y su plaza y preguntemos a este buen arriero qué le ha parecido la (VII; 130; el subrayado es mío). próspera Cobán. A este testimonio personal, agréguense 6s siguientes: «Ese que llaman San Jose es pantanoso y pobre en apariencia, (VII, 129) ; «iQué madera el ésta, tan flexible, tan blanca, tan dúctil por su cara del corte?, t VII. 1381: SAllá está, airado y triste...el que ante fue próspero Izaba], 1 VII. 129). Estas son concretizaciones que revelan Ia presencia personal del artista, y a la vez, constituyen formas estilísticas que lopran’pI=mar 1a plétora de visiones y de impresiones que e1 trópico provee al modernista. Las de Martí se exteriorizan a veces en una serie de pinceladas: Llaman Retalhuleu a un departamento que rebosa maderas v suculento cacao. y el exquisito grano americano. Esto y caña produce Mazatenango, del mercantil Quetaltenango fiel tributario. (VII, 132.) Pero en otras ocasiones el artista es avasallado le circunda y su visión se amplía, asumiendo tópicas: por la abundancia que proporciones kaleidos- . ..el viajero asombrado, trasponiendo la entrada del Río Dulce, ve el má2 solemne espectáculo, la más grandiosa tarde, el más majestuoso río que pudo nunca un hombre ver. Otros más caudalosos: nuestro Amazonas. O,tros más claros: mi Amendares. Esta es una visión mimética con términos de comparación y personales. A continuación la descripción desarrolla estructurales y rítmicas -la iteración, la enumeracióny sugieren la abundancia del paisaje: continentales características que reflejan Ninguno tan severo, de tan altas montañas por ribera, de tan mansa laguna por corrriente, de tan menudas hondas ondas, de tantas palomas, de tan soberbios cortinajes de verdura, del Cielo prendidos, y orlados y basados luego por la espuma azulosa de las aguas. 1 s1as como cestos; palmas que se adelantan para abrazar; slbrlíticas inscripciones en extrañas piedras; abundantísimas aves: eco sonoro, en que se escucha algo de lo eterno y lo asombroso. (VII, 129) Darío, a diferencia de Martí, al enfrentarse con el ambiente patrio se sirve de la visión de otros para completar la suya. La viata de la flora tropical le trae a la mente, sobre todo en relación al café, el tes-l timonio de José Dolores Gámez y su Historia de Nicaragua (III, 1034. 1036). Para la historia, antigua de su patria cita a Gómara (III, 1041)) y a Gámez. Darío, el memorialista que se sitúa en el presente recuerda un pasado personal, el de su juventud, y, a la vez en un plano histórico, compagina la actualidad con un pasado libresco. El pasado no está ausente del libro de Martí, pero le interesa más el momento en que escribe, pues está tratando de pintar al país de taI en su formidable. asombrosa. aterradora crítica! ;Dios mío! a .zu lado sólo Taine. Bourget. Valera. Clarln... En Sicaragua sobre todo; entre los trescientoc habitantede la República. hay una multitud que no discuie a Guz:nrin. <(;Oh. Enrique...gran cosa! ;Sadie como !» j- si’ les cae la bal,a. ;F,rutos! ” epi: ndidew-. i,~:!;*!:id~~.~c, c::rLic.t?r. be1 rit !IG c~arlinc,c. llütLlï.:lc~ :>i\ U!O ;c;bierno. inquietud por mejora y por riqueza: mujere‘: americana; y rri-Liana-, hombres inteligentes ?- ufectuo.~oa. viejo arte. anìia crecienle, seíiorial ciudad, deleitoso clima: pilrtorescos pueI:los. se;-uro bienestar: fantástico crecimiento de fortuua...fertilíaimo c.anipo. California agrícola. (VII, 158) Donde coinciden Darío y Martí en la elaboración sistemática de un tema, apirte del de la naturaleza tropical, es en la discusión de los A pesar de la ya citada observación valores literarios centromericanos. es hostil a la fruición de la rubeniana de que el ambiente nicaragüense amateria prima, artística en el apartado V de su Viaje, pasa revista a la literatura patria, pero sin demostrar en ningún momento el entusiasmo de Martí que se tramparenta en párrafos inspirados como el siguiente sobre José Batres: Sus descripciones, Ara gráficas en una frase, ora ricas de vericuetos sus pintorescas enumeraciones; la burlona amargura y detalles; la monjil serecon que flagela el falso pudor, la necia petulancia, los raros, desusados y valientes giros ridacl. la vanidad ridícula: Ia rica instrucción literaria que revecon que matiza su lenguaje; el seductor descuido; las inagotábles lan sus naturales alusiones: la filosófica sensatez, el castizo dales : los punzantes episodios; abandono de aquel ingenioso que cabía elevarse como el águila, hacen del vate gmir como la paloma. vivacear como la ardilla, una extraña figura, pálida, profutida, entera. her,nuatemalteco... mosa y culminante. (VII, 141-142). En la revisión de los valores literarios nicaragüenses la única chispa creadora de Darío, el único instante en que su prosa se eleva por encima . cuando discute la obra de Enrique de lo gris y chato, se evidencia Guzmán. cronista provinciano y gramático: « iExcelente señor Guzmán, el mismo, invariable, incambiable desde hace treinta, cuarenta, cincuenta ruheniana se convierte en años; qué sé yo!, (III, 1063). L a ironía evidente ha.qtío y cólera frente-a la nulidad del ambiente literario patrio en otro texto sobre Guzmán y la Nicaragua literaria ilG!?l) : vn amigo mío, muv inteligente, dijo uca vez: En Centro Amé. rica la llamada crítica, o quema incienso o escupe el rostro. La faena que en Centro América, tiene Enrique Gczm& está basada La consanguinidad de la crítica literaria de Darío y llartí se evidencia mejor si no nos limitamos a EL viaje a ,Vicaragua. Si en cambio utilizamos textos centroamericanos como el siguiente de 1890 donde Darío describe el arte de una figura con quien Martí también tuvo contacto -Valero Pujolse verá paulatinamente la relación de la crítica rubeniana con la martiana: Sus bravas interjecciones aragonesas de sonoro cobre español. Es apasionado como un poeta, convencido como un anóstol, audaz como un soldado. Parapetado en su convicción, bien armado de sólidos principios, se bate y avanza. A cada instante miráis el fogonazo. Defiende su ideal; pelea por su causa con el valor de un cruzado, y sobre su cabeza flamea al viento la soberbia bandera de la libertad y el progreso. iRetroceder un sólo paso? Por nada: es de la tierra de la Pilarica, la virgen épica, donde los hombres no cejan y son firmes como si estuviesen hechos de carne de roble. Serán diez contra él, serán cien, ser& mil, serán la inmensa muchedumbre enemiga: él defenderá su credo, él sonará su clarín y caminará para la victoria, porque se llama Legión. III. 24) En estas frases se evidencia la estructuración melódica, o mejor dicho, arquitectónica de sintagmas en formulaciones anafóricas, el uso de verbos iniciales (parapetado, armado; defiende, pelea; ’ ’ ’ serun...seran...seran... serán) como en el texto arriba citado de Martí (elevarse, gemir, vivacear), y la enfática conclusión en que como martillazos se sirve Darío de «él» en posición inicial sintágmica, en cláusulas cortas de tensión limitada. Coincidencias temáticas El cultivo del tema literario con similitudes temátkas o estructurales no es el único nexo del ideario de ios dos artistas. como ya lo hemos indicado. Pero. la crónica artista y, en esperial las características individuales qne reviste en ambos modernistas constituye un modo particularmente ap:o para comparar el concepto y la idiosincrasia vis a vis Centroamérica !- su piacmación artística. Sobre la misma poetisa -14 Rubén Darío en Costa Rica, II, 56-57. 88 .4x~RIo ~IARTIANO ANUARIO MARTIAKO 89 centroamericana, María Josefa García Granados, escriben ambos: Darío en su <Literatura en Centro América. (1888) ; Martí en Guatemalu. La carencia de entusiasmo con que Rubén se aproxima a su tema se refleja en su estilo carente de adorno v de ritmos. Su escasa emoción es el producto de una actitud negativa frente a la cultura centroamericana. actitud que se transparenta en la observación siguiente: = i Oh. pero todo es escaso. No hay público, no hay lectores sino en pequeñísimo mímero...45 De ahí el tono desganado que caracteriza su retrato de la poetisa : en los países centroamericanos donde la literatura no puede prosperar, ni siquiera existir, sin el apoyo oficial. En su concepto, la unión daría rna!-or fuerza a las pequeñas naciones hispanoamericanas y, por extensión. a las letras que en ellas se cultiven: Nos referimos a María Josefa García Granado+. Su apellido es uno de los más conocidos desde los tiempos de la colonia. Sus versos son casi ignorados fuera de su país. Fue esta poetisa de carácter hombruno y talento audaz. Dicen que eran gran improvisadora. y que gustaba de los asuntos libres para sus versos, que se inmiscuía en la política y que echaba letrillas y glosas por su pluma. que daban escozor a los gobernantes y encendían las mejillas (Ir las damas que en ellas ponían los ojos.46 Sin la unión, observa, aseremos desconocidos, no digo en el otro continente, sino aen estas mismas naciones de nuestra razaD.4q Martí apoya el mismo ideal de la unión, ideal que en Darío se convierte en voz militante al asumir él la dirección de «La Unión,, periódico salvadoreño que defiende, con el respaldo del presidente de la república, la idea de la unión. Martí también cree en la unión: «...cinco países cuyo parentesco será más poderoso que la pócima de ira con que les alborotó las \enas el conquistador» (VIII, 113) ; «Esas Repúblicas... acabarán por no ser más que una sola, como las leyes de la naturaleza, de la política y de la utilidad lo ordenan... » (X1X: 9-1). Pero, su visión ecuménica no se detiene en la consideración de la política centroamericana. A diferencia de Darío se preocupa en todo momento por el bien de América: <Por sistema -le confiesa a Joaquín Macalme tengo vedada la ingerencia en la política activa de los países en que vivo. Hay una gran política universal, y ésa sí es la mía y la haré: la de las nuevas doctrinaso (VII,98). Estas son en parte las de la revolución ideológica implícita y fundamental en la renovación modernista. Y, como elemento constitutivo de una visión universal, dentro de una novadora concepción clel mundo, Martí las relaciona con Centroamérica y el continente: «Por primera vez me parece buena una cadena para atar, dentro de un circo mismo, a todos los pueblos de mi América!. No utiliza la locución «nuestra América, como tantas otras veces, sino más bien ami América, reveladora de un vínculo estrecho e íntimo entre el.cubano y su Patria Universal. El americanismo de Darío, en un plano político y moral, no demuestra ser tan profundamente enraizado como el de Martí; no reviste características de abnegación, de altruísmo, de rectitud y estoicismo frente a los que quisieran utilizar la política para fines egoístas. Pero, con todo, en En comparación, Martí compone este retrato de variados reflejan la música interior de un poeta en prosa: ritmos que Hubo itambién muer,ta! una poetisa en Guatemala, amiga de Batres. famosa decidora, que no dejó suceso sin comentario, hombre sin gracioso mote, defecto sin epigrama, conversación sin gracia. Talento penetrante, alma ardiente, rima facilísima, espíritu entusiasta, carácter batallador, fue María Josefa García Granados por mucho tiempo animación y para siempre gala de la literatura guatemalteca. Ella no desdeñaba ir a las prensas, publicar papeles, provocar controversias sostenerlas con brío. En prosa como en verso escribía con sólida fluidez. Era abundante, pero tanto en pensamientos como en versos. (VII, 144) En el mismo artículo en que discuete Rubén la obra de la poetisa García Granados, plantea un tema dilecto -desde los versos primípe niosy perenne de su ideario: la unión centroamericana. Darío, vislumbra la imperiosa necesidad de unir la política y el arte, sobre todo. 45 Obras desconocidas de Rubén Danro, p. 210. 46 Ibid., pp. 190.191. En 1891 Darío considera a Guatemala la excepciin al lamentable estado cultural de América. En 6páginas de un libro inédito» obsen-a: «En Centro América no ha habido jamás cultura intelectual. En tiempos pasado: aparecen algunas cuantas personalidades en ciencias o en artes, que van a Ia cabeza.. Han surgido sobre- todo en Guatemala. Y es porque ha sido siempre Guatemala, el lugar donde han ido a bebed luz todos los sedientos de las cuatro restantes repúblicas., [Rubén Dario en Costa Rica, II, 53.1 Mientras no haya unión siquiera en la vida del alma, ya que no iay! en la vida política, entre las cinco pequeñas naciones en que está dividida la antigua federación centroamericana, las letras, corno manifestación verdadera de la existencia de un pueblo, no pueden ser allí sino escasas, débiles, pobres.47 47 Obras desconocidas 48 Loc., cit. de Rubén Dan’o., p. 212. Ilarío ha\. ccmo \a lo hemos sugerido en este e.:tudio. LI:I~ co,lci-:lcia aAmr:icoi:a. EE iu artícu!o SL-XIZ opinión tiel “E,l:.c,n HeraId”,> -e clut’ja de l,?s exa;eracione~ v errores que comete la prensa a! cle:rribir 10; acontt:‘;. :t’!li 1. ( rli!‘t,,l.,lvt,;‘: -Ji,, :.: Por +o e; que nos duele hondamente en el Alma cada T,~X qL1<: ;~n i,:;:li~o de-la Prcn-a extranjera, con preitigios 0 .;in el!o;. ;I :,? de la cinceir:da para con 105 países centroameri~nno;. (IV, 1133 1 Aquí tenemos otra versión de las palabras ya citadas de El viaje a Nicaragua donde Darío deja el testimonio de cómo le alegraba recibir noticias nicaragüenses de acontecimientos enorgullecedores. Pero, en lo arriba citado, como en las observaciones de su viaje... ho encontramos 61 dolor ni la preocupación patrios que en Martí descubrimos como regla general. De Honduras, por ejemplo escribe el Maestro en La República (1886) : Que es país que comienza, ya se sabe, pero debía inspirar respeto la suma de sus infortunios pasados, y el ímpetu que se consagra a su remedio. Mal ayuda a un país el que lo presenta como una selva enmarafiada, donde las mulas no tienen donde poner el pie, y las minas cuestan más de lo que dan, y no hay pan que comer. (VIII, 28) NO es sólo el <dolor hondo, rubeniano arriba expresado que orienta a Martí; es más bien el imperativo ético del revolucionario, como se echa de ver en la carta escrita en 1894 a Román Mayorga Rivas: Me figuro que quizás empieza para nuestros pueblos (iay. y Dios no lo quiera!) de la América indohispánica, una serie larga de sacrificios de vidas buenas y necesarias, todo por el Ideal, sin que a la postre el gran Ideal salga triunfante. (VIII, 42) La protesta martiana contra el invasor aun cuando intenciones, motivas las siguientes líneas: liega con «bueras De tiempo atrás venía apenando a 10s observadores americanos la imprudente faciiidad con que Honduras, por sinrazbn &ible mas confiada en los extraños que en los propios: se abrió a la gente rubia que con la fama de progreso le ,iba del Korte a obtener allí. a todo por nada? las empresas pingües que en s-u tierra les ecasean 0 se les cierran. Todo trabajador es santo y cada produc.tor es una raíz...pero con el pretexto del trabajo, y la simpatía del america- nkmo. no han de venir a sentárzenos sobre la ticrrn. -in tiir.Fro en 1a hoha ni amistad en el corazón, 10s busra\-idz \ lo; I.II!~~~::vI YIII. 36) Lejos e‘tamor, en lo arriba citado. de la posición deleznab:c de Darío. quien enfermándose en Kueva York hacia el fin de su \-ida acep!a 1~ invitación dèl dictador guatemalteco, Estrada Cabrera y viaja a su país en 1915. Darío sufre? pero sirve a este arey burgués. componiendo para él «Palas Athenea»““: y en ocasión del cumpleaños de su madre, <JIatcr Admirabilis, (dedicado a Manuel Estrada Cabrera). Guatemala es para el enfermo y claudicante bardo el país hospitalario que lo recibe en UI momento de crisis, igual que en el caso de Martí en 1877. Pero, a diferencia de Darío, víctima irremediable de 10s efectos de la dipsomanía, y ya próximo a la muerte, Martí conserva su honor íntegro y no transige ni compromete su dignidad frente a las fuerzas nefastas del psis. Abandona Guatemala en lugar de sacrificar sus principios, como en 1881 ante las demandas del dictador Guzman Blanco de Venezuela. Recordemos, sin embargo que en días más felices Darío supo reconocer y ponerse del lado de la justicia política, revelándose superior a aquella «su lamentable flaqueza humana.n50 El segundo período salvadoreño es quizá el momento en que con mayor vigor arde en Darío el fuego del altruísmo y de la moral. En párrafos introducidos por apotegmas de filiación martiana y los cuales podría haber escrito el Maestro, Darío condena la prostitución periodística en CLa misión de la prensan (1890) : La pluma es arma hermosa. El escritor debe ser brillante soldado del derecho, el defensor y paladín de la justicia. Son gloriosas esas grandes luchas de la prensa que dan por resultado el triunfo de una buena causa, la victoria de una alta idca. Por eso los que rebajan pensamiento y palabra en ataque: desleales e injustos; los que convierten la imprenta. difundidora de luz, en máquina exaltadora de ruines pasiones; los cme hacen de ese apóstol: el periodista; un delincuente, un pasqui&ro...esos rebajan la noble misión del escritor; truecan el so!dado en bandolero. 49 Al fhal cle la terwra wzci6n dice: «Así avanza la mrnsajera I> de la luz nn? la selva fiera / de nue~?ra América Central...: / y saluda a Estrada Cabrera ! . ..> [POl?&P complnla~., ed rit.. 1’. 1132.1 50 Torres Bodet, op. ch., p. 321. 51 Rubén Dorio criollo en El Snlmdor, pp. 198-199. En el mismo periódico, La Unión, publica Darío estos apotegmas de rectitud moral: tNo en vano’ se 92 ASL-ARIO Y. en el Sahador. cuando ocurre el golpe de los Ezeta, contra la autoridad del presidente Menéndez, Darío, en lugar de ceder a la autoridad de los nuevos, y de acudir a la llamada de Carlo- Ezeta. hu!-e a Guatemala donde escribe su <Historia negra de los Ezeta», crónica condenatoria de la ruin acción de los Ezeta. CLa verdad es -nos explica en pues Mesu Autobiografía -que yo e-taba satisfecho de mi conducta. de adherirme al néndez había sido mi benefactor y sentía repugnancia iSerá ello quizás un poco romántico y poco círculo de los traidores. (1,46) Similarmente, en el mopráctico; pero qué le vamos a hacer!, mento de corregir las pruebas de SU Viuje u Nicaragua le «lle=aron lanoticias de los últimos acontecimientos que han perturbado la paz de aquella República y producido la caída del presidente Zelaya» (IIL1109). En el capítulo XI de dicho libro Darío explica que no piensa suprimir los elogios y sustituirlos con críticas (IIIJ109). La actitud política de Darío frente a la «tierra ardiente y fecunda» está cifrada en las siguientes palabras: «Yo he luchado y he vivido, no por los Gobiernos, sino por la Patria; y si algún ejemplo quiero dar a la juventud de esta tierra ardiente y fecunda, es el del hombre que desinteresadamente se consagró a ideas de arte...»j2 (111,1027-1028). Darío es ante todo artista, y por lo tanto antepone el arte y la cultura De allí que no es motivo de asombro que a cualquier otra consideración. entre las últimas líneas que escribió, en una evocación de Guatemala? encontremos la reiteración cle la traxendencia y primacía de lo estético y de lo cultural. Al nombrar a Guatemala le viene a la memoria el recuerdo de artistas e intelectuales: iLa tierra a Joaquín ASL-‘ARIO 3lARTI.4SO laco Leonard, almas todas Piérides o con la protectora que tul-ieron que \er Athenea II, 883 I 9.3 con las ;w~tilc; La geografía espiritual centroamericana del reino interior de J)ari<t culmina en una ensoriada concepción del (<país del .sol». de «las ilusione.en flor, el trópico vibrante )- cálido. » como lo espre:aïa en 11. tle G‘ilbert (11:156). En uPáginas de un libro inédito, afirma: «Centro yimérica, tierra caliente, es país de poderosas imaginaciones y grandes talentos. ESO no es herencia de España, sino fruto del sol y del continente» (el subra>-ado es mío). 53 Implícita es en estas últimas palabras la relación entre el conjunto cultural, la naturaleza, las formas expresivas y los componentes ima$nísticos de su «geografía espiritual». El encuentro centroamericano de Martí se produce y se concretiza de modo análogo a pesar de móviles y actitudes antagónicos. El nexo entre geografía y arte es consciente según nos muestra su confesión (1878) alusiva a Guatemala: <Como gusto mucho de lo ancho, de lo elevado y de lo vasto, y en nuestra América todo lo es tal vez abunden estas palabras repetidas..., (XX, 40). Estos dos epígonos del modernismo, motivados sicológicamente de manera distinta, reconocen así el idéntico y potente ascendiente sohre su arte de la naturaleza y la cultura; ambos, por el camino de la expresión artística se ubican culturalmente, satisfaciendo, en parte, si no del todo, la pungente <nostalgia de un origen., d’el Quetzal! Ella, entre otros: acogió a Martí, arrulló Palma, al ecuatoriano Proaño, al español Pujol, al po- derrama, pues, la sangre en servicio de las grandes causas, por cada gota que cae, devuelve la tierra un adalid destinado a sostenerla» (IV, 1073-1074). Martí prodiga estas sentencias morales, mientras que en Darío aparecen con relativa in. frecuencia. Compárese esta observación martiana: «El que vive de la infamia. o la codea en paz es un infame. Abstenerse de ella no basta: se ha de pelear contra ella. Ver en calma un crimen, es cometerlo» (V, 168). 52 En el mismo libro, El viaje a A’icaragua, emite otros juicios peyorativos sobre la política: «Hay que tener en cuenta que todos los escritores tienen necesariamente que ir a parar al terreno de las discusiones políticas. Los mejores cerebros se han gastado así» (III, 1062) ; «iY la política? Yo no me ocupo ahora en la política...» (III, 1082). Mucho antes -en 1886- había declarado su desprecio por los políticos: «La política es agua de pasto de todo Cristo en esta tierra. Política por la mañana y política por la tarde... iDemontre con la política! -iDe politicorum omnium, libera nos Dómine!» [Sequeira, Rubén Darío criollo, página 2311. X4RTIATO 33 Rubén Darío en Costa Rica, II, 52. . En carta dirigidn a los eminentes martianos Manuel Isidro Méndez, .Manael Fedro González, Juan Marine110 y Gonzalo de Quesada y Miranda solicitamos de ellos senda’s colaboraciones en las que fueran tratados estos dds puntos: 4. Conclusiones a que ha llegado en sus estudios martianos. Visión de Martí que se desprende de esos estudios. 2. Cuestiones más importantes que a su juicio deben investigurse en el futuro. Guía para investigadores jóvenes., El ensayo del doctor Marinello, tan abarcador no obstante su tema específico, hizo innecesario un trabajo suyo especialmente dedicado a desarrollar esas cuestiones. Méndez y González responden a su vez, en las páginas que siguen, más 0 menos ajustados a los dos puntos de nuestra petición, pero en todo caso aportando los frutos de su larga y autorizada dedicación al estudio de José Martí, con pahbras de maestros que merecen nuestra mayor atención y gratitud. PALABRAS DE MANUEL ISIDRO MENDEZ apuesto que tenemos voluntad, criterio e imaginación, sírvannos los tres: la imaginación para crear, el criterio para discernir y para reprimir la voluntad., (1876-Martí-T. 50-11) Creada la república, durante los primeros estudios de la vida y obra de José Martí hubo un aniversario en el cual los que menos se habían interesado y hasta los que abiertamente los desdeñaban, en nombre de la patria y por la buena memoria del Apóstol, se manifestaron opuestos a lo que calificaban excesiva glorificación, porque, según decían, lo ridiculizaba ante el mundo ilustrado. Ignoraban los dictaminadores que aquel entusiasmo no era más que la lenta elaboración de los valores verdaderos del grande hombre, que, en fin de cuentas, son los pueblos -y no los eruditoslos que inspirados por su ingenuidad desinteresada -voz del pueblo, voz del cielo- configuran sus hombres históricos. *Las grandes personalidades -escribe nuestro héroe, referente a Juárezluego que desaparecen de la vida, se van acentuando y condensando; y cuando se convoca a los escultores para alzarles su estatua, se ve que no es ya esto tan preciso... porque se han petrificado en el aire por la virtud de su mérito, y las ve todo el mundo... Otros hombres famosos, todo palabra y hoja, se evaporan. Quedan los hombres de acto; y sobre todo los de acto de arn0r.n Y así está: en el aire de Cuba y del mundo, la imagen del hombre de infinitos actos de amor, tan acentuada y condensada, que nad’ie logrará alterarla. ( 98 ASU4RIO JIARTI~O II,,.El empeño apasionado de recordar al Ap&tol --respondimos cotroc- no es en Cuba *palabrero mimetismo*, como en prédica negativa ie ha dado en decir. sino efecto del poder emocional y comunicativo. aleccionador y consolador que producen SUS doctrinas. <Aceptemos que los pícaros tomen su nombre como escudo. lo cual. clicho sin paradoja, constituye también un modo de honrarlo, porque. implícitamente, lo reconocen cifra y compendio de Ia5 virtudes que netoritau aparentar. Mas, aceptemos igualmente que los hombres de saber. cuaudo más depurado lo posean con más reverencia lo citan y ensalzan: convencidos de que en escritores de habla española, muy raramente Irallarían número más cuantioso de pensamientos de valor universal, tan bella y profundamente concebidos, ni con tanta ternura y brevedad expresados. aTenemos que llegar, de una vez, al convencimiento de que Jo-6 4Iartí no es uno más en ninguna de las cuestiones que trate, y de modo singular, de las éticas, en las que alcanza aquella gracia divina que Platón advertía en ciertos seres privilegiados». Lo expresado, atento a una cualidad eminente de Martí, no es más que parte de las varias conclusiones a que hemos llegado en los distinto.< aspectos que hemos estudiado del pensamiento de la personalidad rná$ sobresaliente de América, que él presumió en Bolívar. En cuanto a &uestiones más importantes que deben investigarse en el futuro. Guía para investigadores jó\ene~», ‘~1 que por inclinscibu natural o afán de certeza lo que escribimos generalmente tiene carácter examinador, por experiencia, para el limpio conocimiento de] Apóstol. recomendaríamos la lectura meditada de su obra y, con especial ahínco. de sus cartas, apuntes y fragmentos, dedicatorias y escolios en libros propios y ajenos, cuyo rendimiento sería la historia de su existencia sin presupuesto infundiosos. No será poco necesario conocer lo que de su persona y hechos opinaron los que lo conocieron; y los comentarios posteriores a su sorprendente caída en Dos Ríos pues les explicará el origen de muy significados tópicos, que de vez en cuando, la mala información revive. Tal el que originó Rubén Darío, en la solemne necrología que ita ofrendó, en 1897, al saber su muerte, cuando no conocía sino muy escasos trabajos poéticos de Martí y por eso fue su juicio somero y casi negativo. En 1913, lo rectifica ensalzándolo al máximo como poeta... pero los críticos segundones, que habían estereotipado, como artículo de fe. la infundada apreciación rubendariana, ignoraron la rectificación. -4SUARIO K4RTIASO 99 En 1919, ~nannnto dijo a Gonzalo Aróstegui: ame interesa, en fin. mucho Martí, y pieE dedicarle como escritor y pensador -sentidor algunos comentarios, que daré en La Nación tanto o más que pensadorargentina,, pue esa eutrapelia, tan de Don Miguel, sirvió para cuestionar la valfa del Apóstol como pensador y filósofo. A Regino E. Boti le pareció -Revista,Cubanq 1938- que *su cultura era más dilatada y múltiple que intensa y profunda= (parecer que y pronto los raqueros de letras desfiguraron el juicio. no compartimos), En su testamento literario consta: atengo mucha obra perdida en periódicos sin cueuto. A unque se hallaron los 111 artículos de Sección Constante, de La Opinión Nacional caraqueña, y varios más de periódicos mexicanos y de otros países; el acopio de los que faltan, es quehacer recomendable. No debe ohidarse que la mayor partes de sus escritos, fueron publicados sin su revisión-, y contienen descuidos de tanta importancia como revelan las indicaciones que para evitarlos, hace insistentemente a Quesada y Aróstegui y a Mercado. Ejemplo: la que a éste señala deI edificante Análisis del carácter del Presidente Arthar; por cierto, tan equilibrado, que debiera servir de modelo a los que, con suma ligereza. aplican, como inconcuso, el capcioso psicoanálisis Y, pues, no desvía el tema y a todos alecciona, leámoslo: «no me diga pesado: pero ino le da lástima ver que todo mi afán para encajar con arte ideas esenciales y útiles se pierde por increíbles descuidos del caballero encargado de la corrección? Yo no uso palabra en que no procure poner especia1 significación y peso, de lo que viene que cuando la palabra queda cambiada o incomprensible, o la puntuación alterada. parece artificioso y finchado lo que de otro modo pudiera parecer sincero y artfstico. iDios me guarde si me han de juzgar por aquel pecodo de Arthur!> &i la palabra queda cambiada o incompresible, o la puntuación alterada, parece artificioso y finchado, lo que de otro modo pudiera parecer sincero y artístico,. palabras cambiadas, puntuación alterada Y la incapacidad de apreciar el vuelo sin par de la prosa y el verso martianos son loa que fomentaron el tilde de obscuridad, que inició Calcagno. Y repercute en casosde simple alcance sintáctico: v. gr: acardo ni oruga=, ceJ canario amarillo,, nnuestro vino, de plátanos, etc., etc. De *cuando Ia palabra queda cambiada,, en nuwtro libro Martí Habana, 1941,- como posibles erratas, entre otras palabras, incluimos el substantivo SOCIO del penúltimo verso de h estrofa final del extraño, pero magnífico poema XLV, de Yersos Sencillos; donde el poeta con la puntuación distribuye en los octosílabos las palabras esencialesen ritmo y 100 ANUARIO MARTIANO color, con tal sapiencia, que comunica el mismo afán de premura y acción, que promueve a los hombres de mármol: Echame en tierra de un bote el héroe que abrazo: me ase del cuelio: barre la tierra con mi cabeza: levanta el brazo, el brazo le luce lo mismo que un sol!: resuena la piedra: buscan el cinto las manos blancas: del soclo saltan los h,ombres de mármol! Como nuestra creencia de que SOCIOera por errata soplo, fue desfigurada, v +ene al caso, redeargüimos en busca de la razón que nos convenza de que quien escribió que <Hidalgo, de un vuelo de la sotana y Bolívar, de un rayo de los ojos, San Martín, de un puñetazo en los Andes sacudían del Bravo al Quito» ; que Lafayette, de un centelleo de su espadarecoge la columna dividida; que un bufido del honor echa astrás a los hombres de rebaño; el que va de N. York a Santo Domingo, en un aliento, no pueda hacer saltar del soplo del brazo, que le luce lo mismo que un sol, y con más sindéresis,puesto que soplo tiene acepción de fuerza y de instantaneidad’, que es como evidentemente lo escribió quien tanto ha demostrado conocer su lengua, y quien usa proféticamente la misma palabra aludiendo a la independencia de Cuba: ume parece que de un soplo mío dependerá un día su libertad2 (a Mercado -6-VI-1878). Los hechos y escritos del mártir de Dos Ríos llevaron vías tan acor. des que la una trasunta la otra y aunque en algunos momentos hay cambios substanciales-como en Abdala en que comparte el odio y el rencor, y por entonces también una discordia familiar le sugiere el suicidio-, deben considerarse episódicos, porque desaparecen en El Presidio. El pensamiento martiano lo concentran tres épocas, bien definidas, en lo político, literario y filosófico. Es, la primera, de precocidad, exaltación, anhelo de situarse en un mundo que choca con sus tempranos ideales de libertad y justicia. El encarcelamiento le hace presente que ‘por el dolor se entra en la vida,, empero Martí eleva la proposición de su maestro Mendive, a regiones transcendentes,con serenidad calderoniana, insólita a sus años: SNunca como entoncessupe cuanto el alma es libre en las amargas horas de la esclavitud.. El presidio es la revelación de su alto destino. ANUARIO MARTIANO 101 Abarca el segundo periodo desde El Presidio a la concreción del Par. tido Revolucionario Cubano. La cultura ha seguido modelando su espíritu4 no aplacándolo sino dándole ampliación de universalidad. Siente la urgencia de escribir El Concepto de la Vida, que no realizó; mas, ese libro examinador y confrontador de su mundo con el que las convenciones de los hombres han falseado, avalora toda su obra, como servicio humano, con tal equilibrio y pulcritud que jamás interés alguno de&a a la razón de su rígido concepto de lo justo y decoroso. Con la concreción del Partido Revolucionario Cubano, magno ante; cedente de la libertad de su patria, empieza la tercera época. Lo que hace, escribe y dice, tiene misteriosas resonancias extraterrenas. Pero, si no se recuerda este proceso ideológico, que refleja su tiempo, fácilmente pueden cometerse anacronismos y contradicciones. En la biblioteca de la Sociedad Económica, existía hace años un ejemplar de EJ Presidio Político en Cuba,, con enmiendas, de Martí, y por él dedicado a Gabriel Millet, del cual ejemplar anotamos las correcciones porque nos comprobaban, una vez más, su rara aptitud literaria. El ejemplar no se encuentra ya en la misma bibloteca, y como cuanto atañe al Apóstol nos importa, las mencionamos sirviéndonos del Vol. 1-1936 edición Trópico. En la página 55, del segundo párrafo, tachó humana, que contradecía su definición de la naturaleza. De la página 64, párrafo quinto, suprimió debilisimos que quitaba gallardía a la prosa. La corrección más importante figura en la página 79, párrafo quinsto, que borra aiSiempre sangre ! El cólera cargaba esta vez su espalda en el presidio politice de Cuba, -que implica suprimir lo redundante y hasta declamatorio, que tras la prosa fricativa del párrafo, empobrecía el contraste emotivo de la inesperada gota de sangre que, de vez en cuando, se destilaba. Finalmen’te, mientras lleguemosa una edición definitiva de José Martí, a los estudiososjóvenes corresponde, con el ejercicio del propio razonamiento, realizar todo lo que falta, a mayor ensalzamiento del legado inmortal. Habana, 1968. PRONTUARIO DE TEMAS MARTIA&OS RECLAMAN DILUCIDACION QUE POR MASLYEL PEDRO GQNZÁLIZ se Sobre la personalidad de José Martí J su ingente obra literaria ha escrito mucho, pero los estudios idóneos v agotadores son muy esca. en los últimos veinte o veinticinco sos. Los más valiosos han aparecido años. La mayor parte de las monografías más elucidantes al igual que las exégesis técnicas se han escrito en inglés, francés, italiano, alemán y ruso. Ahora que por fin la Biblioteca Nacional de Cuba ha organizado la <Sala Martí, en la que se reunirán los materiales biblográficos indispensables -biblografia activa y pasiva de José Martídisponemos ya de un centro de investigaciones tanto como de información que permitirá realizar estudios serios y definitivos sobre esta máxima figura del pensamiento y de las letras hispanoamericanas. Porque José Martí es sin discusión posible el prosista de mayor talla y el pensador más originar y de mayor ejemplaridad que el Iberoamérica se ha producido. Su ideologia múltiple es tan actual y valedera hoy como hace ochenta años, y tendrá vigencia rectora para las generaciones futuras. El contenido ético de su obra es ecuménico y podemos augurar que no envejecerá, cualquiera que sea el rumbo que la humanidad prefiera seguir --ya sea el marxista, el democráticocapitalista o el socialista moderado. La moral de Marti es de aplicación y sentido universales porque está indemne de dogmatis- . 104 ~UARIO MARTIANO mos limitadores y de prejuicios religiosos, raciales o clasistas. De los infinitos apotegmas en que la acuñó dijo Emil Ludwig: Centenares de aforismos en tal esti’o vigoroso y penetrante, que bien pudieran ser de Nietzsche, han sido recogidos en una magnífica colección de susobras, y de ser traducidos, serían por sí solos suficientes para convertir a Martí en el guía espiritual del presente momento del mundo. NC se encontrará en lengua española un prosista de pensamiento tan aristado ni que tantas facetas -tidas virtuales y sagaces-- nos brinde. Porque este hcmbre tierno, altruista y genial, en cuanto hombre, era nn libestador transido de ansias redentoras, con vocación de inmolación y sacrificio, dispuesto siempre al holocausto en beneficio de sus semejantes; pero en cuanto escritor, era un esteta0 esteticista a quien el #amor doloroso a la belleza. no lo desamparó nunca. De ahí la multiplicidad de direcciones en que su ideación se ramifica y proyecta. su Pensamiento es una especiede rosa náutica intelectual que señala todos los rumbos de la vida y de la muerte. Su lectura consuela y edifica como una plegaria; su contacto espiritual no sólo instruye y conforta sino que nos ilumina el I sendero y nos guia a puerto seguro. En lengua hispana no existe mas eficaz orientador, ni más sapiente conductor espiritual, ni mentor más lúcido y genial, lo mismo en todo lo atingente al arte que a las cosas prácticas de la vida. La vida de Martí y su actividad revolucionaria como organizador y libertador cubano son las dos facetas de su personalidad mejor investigadas hasta hoy; mas lo que podríamos Ilamar axiología martiana, o sea el estudio y análisis profundo de sus valores filosóficos, éticos, religiosos, estéticos, políticos, ,económicos, étnicos, sociales, etc., apenas se ha iniciado. Por eso me propongo indicar aquí un repertorio de temas y aspectos de su pensamiento y de su escritura inexplorados hast; ahora 9 apenasentrevistos que demandan exégesisdilucidante y exhaustwa. Martl interesa mucho a los estudiantes avanzados en paísesno hispanos y a no pocos especialistasen estilística y profesores universitarios que difícilmente puedentener accesoa la bibliografía pasiva martiana. A estosestudiosos extranjeros están principalmente dedicados estos apuntes y Ias apostillas orientadoras que contienen. Sobre Martí se han escrito ya muchas tesis doctorales en diversas lenguas y podrían escribirse quince o veinte más sin duplicar o repetir nada de lo ya debidamente explorado. Casi todos los temas que a continuación señalo dan materia para una tesis doctoral si se les escudriña con talento y propósito agotador. He omitido de este ANUARIO MARTIANO 105 inventario de temas por estudiar todavía. todos los que ya han sido peritamente examinados y calibrados. En la nómina que aquí ofrezco hay algunos a medias columbrados y epidérmicamente comentados ya por algún martista, pero ninguno ha encontrado todavía el parafraste idóneo que agote su contenido. El orden en que aparecen apostillados estos motivos no implica jerarquía ninguna respecto al mérito íntrinseco de los mismos. Los anoto conforme se me van ocurriendo si7 otra nauta ni intención valoradora que la simple asociación de ideas. Todos -son igualmente significativos. La diferencia y la categoría o trascendencia dependerán del exégeta. Para un economista o un sociólogo, pon=;amos por caso, las ideas estéticas y la teoría literaria de Martí no pueden tener el mismo valor que sus ideas económicasy sus conceptos sociales. Lo que al crítico literario 0 al estudioso de la estilística interesa y seduce dejará indiferente y frío al historiador y al etnólogo. Aquí hay para todos los gustos y preferencias. Ningún espíritu honrado y sincero que se aproxime a Martí con amorosa intelección saldrá defraudado. Amor a Za naturaZeza. Este sentimiento permea toda la obra CFe Martí. Quizás no se encuentre en lengua españolaotro escritor o poeta en cuya obra la naturaleza alcance tan alta significación. Ella es la base de su doctrina o creencia religiosa y figura prominentemente en su poética. Nadie hasta ahora ha parado mientes ni ha escudriñado con seriedad este tema. Don profético y adivinatorio. La capacidad de prever y adivinar se dio en Martí en grado excepcional y puede -y debe- comprobarse en infinitas ocasiones en sus obras. Esta facultad de intuir y presagiar lo venidero alcanza en él caracteres mediúmnicos o délficos a veces, y se da tanto en el orden personal como en el general. El único estudioso de Martí que reparó en esta gracia sin detenerse a investigarla fue Ezequiel Martínez Estrada en su libro Martí revolucionario. Tropologia. La trbpología martiana es riquísima y de noble categoría poética siempre, sobre todo su simbología. Es el único aspecto di su arte poético que cuenta con un estudio técnico docto y agotador: Símbolo y color en la obra de José Martí, por el profesor Ivan A. Schulman, publicado por la Editorial Gred’osen 1960. Pero este estudio ejemplar se limita a la dilucidación de la simbología únicamente, y al color empleado en función simbólica. El resto de la tropología -imágenes, similes, metáforas, alegorías, construcciones alegóricas, etc., -permanece inexplorado y a la espera de un escoIiasta perito que lo analice. Aun 106 .4ZL:.4RIO ll 4RTL4SO <Ientro del radio simbólico habría que indagar más las varianta semánticas de ciertos símbolos favoritos y muy reiterados por Martí. La obra del doctor Schulman es de carácter general p no ahonda lo -uficiente en la proteica semántica de ciertos tropos de máxima significa(,i6n que se vinculan estrechamentea la wpiritualidad de Martí, a SU perwnalidad moral: a su idealismo filosófico, y aun al sesgo positivista y pragmático, aparentementecontradictorio, de SU ideación. Pienso en simbolos tan iterados y tan fecundos en variantes semasiológicascomo.*luz» . y *alao, por ejemplo, empleadossiempre para signl‘f’P.X~ valores esplrltuales; idealistas, elevados: puros, bellos, etc., y en contraste, su antípoda. -raíz» que clenota la tendencia martiana a enfocar la realidad material la vida política ! la actividad económica con sentido positivista y pragmático. Otro símbolo que amerita y aun requiere más cumplida indagación es «Ópalo» que Martí dota de múltipes acepciones todas referidas al carácter, al estado de ánimo y en general al espíritu. aOpalo)> es un símbolo cromático de filiación parnasiana, pero las variadas acepciones que en Martí reviste SOU anti-parnasianas porque son subjetivas y 1íricas siempre. La poética que Martí nos dejó es la más Poética y teoría literuria. copiosa y refinada que pudiera encontrarse en lengua española. NO creo que exista otro poeta o prosista hispano que tan prolijamente haya documentado su teoría literaria sobre el arte de la prosa y su concepto de la poesía en verso. Para Martí, prosa y verso eran dos formas diferentes de poesía, pero ambas de idéntico rango artístico. El cúmulo de postulados teóricos que sobre ambas expresionesnos dejó es realmente asombroso, pero no solamenteno se ha estudiado técnicamente este venero teórico .+o que ni siquiera seha recogido del todo. El día en que se reúnan todos suspreceptos teóricos tendremos el cuerpo de doctrina líteraria más cuantioso y refinado que en español se haya escrito. Gran parte de ellos permanece disperso en sus crónicas y ensayos críticos, en SU verso, en su epistolario y en los Cuadernos de ‘apuntes y Fragmentos que para su personal uso anotaba festinadamente a medida que las ideas sobre infique reparó nitas materias adquirían conciencia en su mente. El primero en la jerarquía estética de estos postulados y aun recopiló gran número de ell’os, fue su más genial discípulo, Rubén Darío. En el primero de 10scuatro artículos titulados SJoséMartí poeta, que publicó en La Nación de Buenos Aires, en 1913, Darío transcribe un largo repertorio de estos cánones estéticos. Cuarenta años justos habían de transcurrir antes de que ningún crítico volviera sobre el tema. En 19.53,el profesor argentino Alfredo’ A. Roggiano publicó su excelente estudio «Poética y estilo de .4XUARIO MARTIl‘i(l 107 José Martí:. que enriquece la recopilación hecha por Rubén Darío. (Los -endos estudios de Darío y Roggiano, juntos con otras muchas exégesis \aliosísimas de Martí, aparecen reunidos en el libro Anto&k critica de losé Martí, México, Editorial Cultura, l!XO, compilada, prologada y anotada por quien esto escribe). Por último, en la tercera sección titulada CTeoría y expresión literariasn (pp. X-301) del libro Esquema i&m lógico de José Martí, selección, prólogo y glosas de Iván A. Schulman y Manuel Pedro González, dado a luz por la editorial mexicana precitada, en 1961, se recoge la más abundante colección de estos postulados que hasta hoy se haya publicado, pero repito que aun ésta podría duplicarse. Urge, pues, completar esteesfuerzo compilador, y sobre todo, necesitamos la interpretación perita de esta prolífica estética literaria que sólo un técnico de la estilística podría escribir. . El panorama cultural. Muchos hombres de talla que conocieron a Martí y pudieron conversar con él han aludido a su asombrosa cultura, a su erudición y a su prodigiosa memoria. En sus eskrítos Martí, lejos de prodigar estos dones, los escatima y omite. El tenía demasiado que decir y su pensamiento era demasiado autóctono para entretenerse en citar conceptos ajenos, y exhibir su muestrario erudito. Sin embargo, cuando lo leemos in toto nos sóbrecoge y nos pasma el caudal de lecturas y conocimientos que atesoraba. iCómo y cuándo pudo leer tanto este hombre de salud escasa,eterno galeote de la pluma para mantenerse y ayudar a su familia, y consagrado de por vida a la tarea de libertar a su patria, muerto a los cuarenta y dos años? Leyó mucho en seis o siete lenguas -làtín, español, inglés, francés, italiano, portugués y alemán. Su curiosidad intelectual y su cultura eran ecuménicas. Su interés no se limitaba a las disciplinas humanísticas sino que se extendía a las ciencias, la economía, la antropología, la educación, la política, etc. De gran provecho sería un estudio que analizara este cuantioso acervo cultural sólo aludido hasta ahora. Quien lo intente debe tomar muy en cuenta los dos libros precitados, Cuadernos de apuntes y Fragmentos (~01s. 21 Y 22 de las Obras completas, Editorial Nacional de Cuba, 1965. La colección consta de 27 VOLT y es la más completa que hasta ahora tenemos). Estos dos tomos son una cantera inagotable que nadie ha escrutado todavía. El & que se haga el escrutinio docto de estos dos tomos hasta ahora desdeñadospor los críticos, tendremos una imagen agrandada Y más auténtica del saber y la cultura martianos. El pensador. Mart.1 no era un filósofo en el sentido académico del término, por más que leyera mucha filosofía y durante SU estancia en Guatemala tuviera que enseñarla. Las especulacionesmetafísicas, laS 108 .4SL’IRIO MARTLLVO e-scuelas y sistemas no le interesaban gran cosa. En filosofía como en religión y en otros campos era un ecléctico. Con su peculiarísima capacidad de síntesis lograba conciliar y sincretizar las concepciones más dispares. De todos los credos, ya fuesen religiosos o filosóficos, aprovechaba lo que le parecía más fructuoso y loable, y más en armonía y conformidad con la razón. La razón ocupa en la axiología martiana, especial categoría. Es el tamiz o crisol por el cual debían pasar los dogmas y credos, las teorías y concepciones, y si no resistían el análisis, 10s desechaba. Pero si no fue un filósofo ni concibió ningún sistema, ni se afilió a ninguno era, sí, un pensador vigoroso y original como POCOS. Su pensamiento se abre y ramifica en múltiples direcciones y en todas dejó huella porque su mente era poderosa y no aceptaba inerte y pasivamente ideas ajenas por más prestigiadas o consagradas que estuvieran. Lo primero que en este campo habría que hacer es deslindar el problema de las influencias, por muchos mencionadas, pero no estudiadas adecuadamente por nadie. No hay duda de que en su adolescencia y juventud dejó huella el krausismo, tan en boga entre los intelectuales españoles liberales y republicanos de la época desde que Julián Sanz del Río lo importó de Alemania, sobre todo los vinculados a la Institución Libre de Enseñanza. Pero a medida que su mente se cultiva y madura se atenía al ascendiente del Krausismo y se acentuarán otros influjos tales como el del estoicismo, el neoplatonismo, el arousseaunismon (del cual se siente divorciado en ciertos aspectos, particularmente de las ideas de Rousseau sobre Dios y la religión), el darwinismo, el socialismo, el idealismo, el cientificismo, el positivismo, el materialismo, y el pragmatismo De todas estas concepciones pueden encontrarse vestinorteamericano. gios en sus escritos; mas aquélla que más parece haberlo atraído y a la que más fiel se mantuvo fue el espiritualismo. Muchas de estas escuelas o sistemas son antitéticas entre sí, y el lector poco enterado del pensar martiano se sorprende de verlas conciliadas y actuantes en él. Ya se dijo -y hay que repetirloque Martí no se pliega ni se adhiere incondicionalmente a ningún dogma ni sistema. El es ecléctico y puede sincretizar los principios más opuestos. SU pensamierrto adquiere progresi. vamente su sesgo pragmático, porque este poeta y espiritualista convencido es, a la v-ez, un hombre de realidades concretas, un luchador denodado que aspira a mejorar y superar las condiciones en que viven los pueblos de su América. De ahí la importancia de sus ideas económicas, políticas, sociales, etnológicas, religiosas, educacionaIes, etc. En todos estos campos aabrió surcos. SU pedagogía es de una actualidad y vigencia clarividentes y salvadoras. Defendió con tenacidad la enseñanza laica, absolu- NiuAruo MARTIANO 109 tamente divorciada de dogmas, científica, obligatoria, universal y gratuita, impartida exclusivamente por el Estado. La educación para él era un derecho natural del individuo, de todos los niños y ciudadanos, sin distinción de sexo, raza, color o clase social, y una obligación ineludible del Estado. El único pueblo de su América que hasta el presente ha puesto en práctica este programa docente es la Cuba socialista. Esta es la más hermosa conquista de la revolución cubana hasta el presente. De especialísimo interés son laa ideas religiosas de Martí, sólo en parte recopiladas en el consabido libro Esquema ideológico (pp. 457. 497), y por nadie estudiadas a fondo hasta ahora. En varias ocasiones, quien esto escribe ha indagado y comentado la religiosidad martiana. Lo mismo hicieron Emilio Roig, Juan Marine110 y Angel 1. Augier, pero el estudio totalizador y profundo del tema está por hacer todavía, y urge que alguien lo emprenda. Dada la pluralidad de campos en que el pensamierrto martiano ae proyecta, y la originalidad y validez de SUS cogitaciones en todos ellos, es imposible abarcar en un solo estudio las múltiples vertientes de su pensar. Necesario será parcelar este análisis en sendas monografías. De excepcional valía sería un estudio que dilucidara sus conceptos sobre Dios, la vida, la muerte y la trasvida, todos ellos vinculados a su concepción religiosa de viso panteísta. En tal disquisición habría que deslindar influencias de varia índole cuyos vestigios son ostensibles en sus meditaciones. Además del de los Evangelios cristianos habría que indagar el influjo de la filosofía y religión brahmánicas, el muy intenso que el budismo dejó en él, el de la teosofía, la metempsícosís y el espiritismo. En su juventud parece haberse interesado en el estudio de todas estas doctrinas, y todas dejaron huella en él. Importancia ética y estética del dolor. El sentido heroico que de la vida tenía Martí, su exigente concepto del deber y la capital significación que al dolor le concede están estrechamente relacionados entre sí. Martí es uno de los estoicos de mayor alcurnia intelectual y moral que en nuestra lengua han escrito, pero su concepto del dolor trasciende aquella doctrina lo mismo que la resignación cristiana, y por supuesto no tiene vínculo ninguno con la =posen romántica. El dolor en Martí adquiere a veces valor de .catharsrsn, en el sentido aristotélico del termino, en tanto que en otras ea una fuerza creadora. Para Martí el dolor ennoblece y purifica, inspira y eleva. Numen y crisol. Este sentimiento alcanza en él mayor categoría espiritual y estética que en ningún otro escritor hispano. A primera vista, el lector poco enterado creerá descubrir una raíz mística de oriundez indostánica en esta exaltación del dolor, o le 110 AXChRIO MARTIANO atribuirá un origen o fundamento mórbido y psicosomático. Tal interpretación seria un error grave. porque si hay un espíritu equilibrado ysano en el que la razón y la sindéresis no se eclipsan ni se inhiben jamás es el de Martí. La categoría espiritual y estética que le-reconoce al dolor de los ascetas españoles o guarda cierta afinidad con la <via purgativa, con la aredención por el dolor, de los místicos rusos, pero las trasciende ;< las dos al aríadirle el atributo estético -ausente en el caso de los asceta. y místicos citados. A su manera, Martí era también un místico -sin Dio:. ..in dogma y sin ritos. En todo caso podríamos decir que era un místico de Ia naturaleza que en él aparece poco menos que deificada. En su filosofía de la vida, el hombre no sólo está inmerso en ella sino que es parte de ella, y su más compleja creación. Amaba a los hombres con un amor desengañado y doloroso porque fue víctima de ellos muchas veces -víctima de su egoísmo, su envidia, su ingénita malevolencia y mezaE hombre es feo, pero la humanidad es herquindad. Por eso dijo: mosa». Su filantropía no reconocía límites ni cejó hasta inmolarse en Su concepto del dolor está, pues, estresu heroica vocación redentora. chamente vinculado a su experiencia vital, a su disposición filantrópirn De ahí que la muerte tuviera para él la y a su inclinación al sacrificio. significación de premio, triunfo y corona. El concepto de Ia muerte. He adelantado el tópico, pero es necesario ampliar lo dicho. Esta es una de las aristas más insólitas y trascendentes del pensamiento martiano que nadie ha estudiado. El concepto que de la muerte tenía era singularísimo y por ello difícil de entender para el lector común. Como en el caso del dolor, en Martí se percibe una especie de regodeo en la contemplación de la muerte. Un juicio apresurado identificaría esta actitud con la de los místicos españoles tan bellamente expresada en los famosos versos: aVen muerte tan escondida / que no te sienta venir, / por que el placer de morir / no me vuelva a dar la vida...b Pero esta analogía es sólo aparente. La muerte en los místicos tiene también el sentido de evasión (como en Martí), pero su anhelo de ella está dictado principalmente por el ansia de fundirse con Dios e integrarse en El. El semido que en Martí tiene este sentimiento es mucho más complejo. LOS místicos la consideraban como puente o via mediante la cual el alma akanzaría la apetecida identificación o fusión con Dios. NO está ausente tampoco esta concepción en Martí: Así definirá: aLa muerte es vía y no términos, y repetirá el concepto en variadas formas. La discrepancia con 10s misticos consiste fundamenmlmente en la diversa noción religiosa tanto como en Ia opuesta idee que de la vida terrenal tenían. Para los místicos, la vida verdadera ANUARIO 3fARTIANO 111 comenzaba después de la muerte cuando el alma alcanzaba la unión definitiva con su creador. La permanencia en la tierra era soló tránsito, lugar de expiación: oportunidad para ganar la gloria eterna mediante la oración, el amor divino y las prácticas religiosas. Nada de esto tiene significación para Martí porque su concepto de la vida y del numen o principio creador es antípoda del dios hebreo-cristiano. Para Martí, hombre inmerso en las doctrinas científicas y filosóficas de su época, eta vida es una realidad trascendente en sí misma a cuyo embellecimiento y superación debemos cooperar todos. Pero admitía una vida o existencia post-mortem, atarea nueva,. La muerte es, pues, tránsito o camino hacia aquel otro aquehacer, en el cual creía firmemente. Mas en su caso, la muerte es también liberación, término al sufrimiento, y a la vez, prcmio, galardón y lauro. Por eso la cortejó y exaltó tanto. Hablaba de ella como si fuese una dilecta novia a ala que hay que esperar con un beso,. En su concepción de la muerte entran factores varios: la vía dolorosa que fue su existencia, su filantropía, su ametafísica», y posiblemente influjos brahmánicos, budistas y místicos de varias cuIturas. El amor, máxima fuerza creadora. La pasión por la naturaleza, la libertad, el decoro del individuo y el amor constituyen las cuatro piedras angulares sobre las cuales descansa la ideología martiana. El amor _ en Martí adquiere visos y hasta trascendencia metafísica, y reviste variadísimas significaciones y formas. Lo erótico y lo meramente espiritual, el cariño y la amistad, el deleite estético y la abstracta filantropía, la vehemencia emotiva frente a la naturaleza, el patriotismo, la pasión de la libertad, el ardor con que defiende a los humildes y aboga por la dignidad humana, etc., no son más que otras tantas formas de amor. El amor en Marti viene a ser lo que el éter en el mundo físico: el elemento o esencia imponderable que todo lo penetra v fecunda. El lo preside y pervade todo. Por eso exclamará: UQuedan los hombres de acto; sobre todo los de acto de amor. Sólo el amor penetra,, y este otro aforismo tan revelador: ~NO merece escribir para los hombres quien no sabe amarlosu. En la jerarquía que Martí concede al amor podrían rastrearse diversos influjos, tales como el platónico. el neo-platónico (especialmente Plotino y su émulo cristiano, San Agustín), el idealismo romántico, etc. Huelga aclarar que esta idea sublimada del amor se funde en Martí con su acrisolada filantropía, su concepto del dolor, su personal vocación de servicio y su disposición redentora. 112 ANUARIO MARTIANO Un aspecto o variante de su apostólico altruismo Indo y negrofilia. y de su filantropía es la tenaz prédica en defensa de los indios y los negros que realizó durante SU vida. Eran 10s dos sectores étnicos más explotados, vejados y victimados que encontró en todas partes y en pro de ellos romaCon los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte pió lanzas siempre. echar,, dijo, y entre ellos, los más desvalidos y menesterosos eran los Por eso se convirtió en paladín denodado de ambas indios y los negros. razas. El tema ha sido rozado muchas veces y aun existen trabajos de cierta valía sobre él, pero necesitamos un estudio agotador y profundo que desentrañe los valores de tan generosa y sapiente cruzada. Epistolario. Entre la pluralidad de expresiones literarias que Martí cultivó, la epistolar es una de las más bellas que pueden encontrarse en lengua española. Martí escribe siempre ex abundantiu cordis. La espontaneidad es aun mayor en sus cartas, y en los tres diarios de viaje que nos dejó, concebidos y escritos como extensión y complemento de la carta amistosa. Estos últimos incluyen a ratos verdaderos dialoguismos, forma expresiva a la que Martí era muy aficionado. Los diarios forman parte de su epistolario y deben estudiarse junto con éste, por más que revistan cierta autonomía. No sólo la intención que los dictó los colocan en el mismo plano de las cartas, sino que el diapasón estilístico es el mismo en ambos géneros. Por eso quedan aquí incluidos como parte integrante del epistolario. Martí fue un epistológrafo fecundísimo y proteico. Amaba la comuEra, nicación oral con seres queridos y con intelectuales de rango. según el testimonio de cuantos lo conocieron, un conversador brillante y deleitoso. Sus cartas a los amigos intelectuales ausentes no son más que la prolongación del diálogo vivo por otro medio o conducto, diála franqueza logo que de auditivo se torna visual. De ahí la naturalidad, y el encanto insuperable de sus cartas -principalmente las familiares y amistosas. Martí es un escritor de variados estilos. Este don puede observarse en su epistolario igual que en los tres diarios. Estos últimos han encontrado ya dos comentaristas muy sagaces -la poetisa Fina García Marruz y la profesora agregada de la Universidad de, Paris, Claude Bochet-Huré, pero el epistolario permanece huérfano todavia de un estudio que escudriñe y revele su belleza expresiva y su valia ética y cogitativa. Estilo. Ya se aludió a la variedad de estilo que en Marti se deacubren -en prosa y verso. En este campo no tiene rival en lengua española. Las formas que su expresión reviste son infinitas y todas refinadas, musicales y cromáticas. Desde las prosas descriptivas de luengos ANUARIO MARTIANO 113 tales como párrafos y dilatada.. e sentencias, plenas de ritmo y colorido, de la estatua de :a *EI Centenario de Washington > o <La inauguración la prosa aforística de sentencias brevilibertads, por vía de ejemplo; simas y párrafos cortos empleada en <Emerson.; o admirables parodias como .El centenario de Calderónn en que imita de modo perfecto la prosa barroca del siglo XVII, hasta la expresión aniñada y casi infantil de los cuentos para los párvulos en La Edad de Oro, su pluma recorre La misma diversidad encontramos en su verso. toda la gama estilística. Ismaelillo, Versos Libres y Versos Sencillos son tres libros escritos en estilo tan desemejante que no parecen del mismo autor. El estilo en Martí cambia no sólo con los temas sino con su estado emotivo. Si aceptamos la definición de que ael estilo consiste en el uso subjetivo del lenguaje,, Martí se nos aparece como el máximo creador de estilo que en español se ha dado, porque nadie subjetivó tanto la lengua como él. Este tema cuenta ya con algunas monografías técnicas y estudios de mucha calidad; pero son eso, monografías sobre aspectos muy limitados A los precitados en estos comentarios y concretos de un tema amplísimo. pueden añadirse varios incluidos en mi consabida Antología crítica, un libro de la profesora Isis de Galindo sobre los valores impresionistas, tres estudios técnicos muy valiosos sobre sendos de próxima publicación; fenómenos de la prosa martiana por el profesor italiano de la Universidad de Florencia, Giovanni Meo Zilio, recientemente traducidos al español y recogidos en el libro De Martí a Sabat Ercasty aparecido en Montevideo; un ensayo del profesor norteamericano Allan Phillips sobre Ia crónica .El terremoto de Charleston,; una tesis doctoral hecha en Harvard University con el título de Verb Creation, inédita todavia. De carácter estilístico es también la tesis doctoral que en la Soborna viene preparando desde hace años la va mentada Mme. Claude Bochet-Huré, inédita también. Quedan, no obstante, gran número de vetas en el estilo Esta es mina inacabable de finísimo martiano no exploradas todavía. metal para los aficionados a los estudios de estilística. El léxico. El dominio que de la lengua hispana tenía Martí era asombroso y muy pocos escritores han empleado un tan cuantioso caudal de voces.’ Su íntímo comercio con los clásicos explica esta riqueza y la precisión y exactitud de su vocabulario. Pero Martí es, además, un Amaba su idioma con pasión filial innovador y renovador del lenguaje. y se propuso enriquecerlo, flexibiizarlo, y dotarlo de la gracia, el colorido y la musicalidad que el francés había alcanzado. Por eso se convirtió en neólogo sin que su prosa se destiñera ni traicionara nunca el genio idiomático y ni la gran tradición clásica. Dudo que exista en 114 41 C.4RIO MART1.4XO otro escritor de los últimos dos siglos que tanto haya innovado ! cluc tantos neologismoshaya introducido. En esto, como cn todo, fue re\ olucionario. Pero sus neologismos están siempre derivados peritamente Tcomolo haría un filólogo, , según dice Gabriela Mitral en su penetrante qan+ayoaLa lengua de Martín. (V. este agudo estudio en mi Ant&qia -ritica precitada.) En su época (18751895) prevalecía en castellano una perniciosa anemia de valores poéticos. Tanto en España como en América se cultivaba un casticismo raquítico y sin vuelo artístico ninnuno. Se escribía en una lengua mostrenca, atenta sólo a la propiedad y a la corrección académica, pero desvitalizada y carente de originalidad y belleza. Martí fue el primer escritor que tuvo conciencia clarí‘ima del fenómeno y la volición -y el genio- renovadora. No era un neómano caprichoso sino un instaurador sapiente que se propuso remozar y enriquecer la lengua. Por eso introdujo miles de vocablos nuevos necesariosderivados de otros ya existentes en castellano, del latín, del inglés y del francés, principalmente. Despuésdel estudio de Gabriela Xstral, uno de los más valiosos que sobre el tema se han publicado es el de Herminio Almendros aMartí, innovador del idioma, (Casa de las Américas, marzo-abril, 1967). Sin embargo, éstasy otras disquisiciones uo hacen más que señalar la importancia del tema. El léxico martiano carece todavía de, -y reclama- el estudio técnico y agotador que merece, y que sólo un filólogo perito en estilística podría hacer a cabalidad. Predominio de la razón. Ya se aludió este tópico, pero es necesario volver sobre él porque reviste esencialísimasignificación. Este idealista saturado de espiritualismo romántico era un temperamento lírico, y en cierto modo místico, pero jamás se dejó guiar por impulsos o fantaseos irreflexivos ni por el emocionalismo ilusorio. No era un racionalista en el sentido filosófico ni se puede decir que se afiliara a esta escuela. -Aceptaba la razón como suprema facultad cognoscitiva contra la cual ningún principio, doctrina, precepto o creencia podía o debía prevalecer. Por eso rechazó los dogmas, las deidades, y las cverdades reveladas», p acabó forjándose su propia concepción religiosa que era más una hipotesis que una fe, y en todo caso compatible con 10s dictados de la razón. Este poeta idealista y místico era, al mismo tiempo, un hombre dotado de una voluntad de hierro, regida siempre por el raciocinio, la sinderesis y la lógica. Pocas veces el idealismo romántico y el sentido realista y práctico se fundieron tan cabalmente como en su caso. Su dialéctica está por estudiar todavía, pues los intentos exegéticos que poseemosson meros atisbos de muy escasavalía axiológica. Su ideario se fue apartando cada día más de las especukiones teóricas y metafísicas, y derivó C21JafiOl ASCARIO X4RTI.4XO 115 Ilacia una especie de pragmatismo lúcido. Lo real p concreto, la vida <‘on sus múltiples problemas --sociales, económicos,políticos, la cultura ! el arte, acabaron predominando en sus cogitaciones. Su actividad pen-ante se tornó más positivista y empírica en los años de madurez. Podrían señalarseotras muchas facetas inexploradas o apenas entrevistas en la obra y el pensar martianos, pero no es posible alargar más esta ristra de temas. La obra de marti es un cantera casi inagotable en la que el estudioso puede entrar seguro de que encontrará preciosos filones por nadie explotados todavía l:niversity of California, Los Angeles, California. MARTI : POESIA POR JUAN MARINELLO Magnitud José Martí es, como saben muchos, una de las figuras históricas más .altas, puras, ricas y profundas de la América Latina. Su personalidad se alza en la línea heroica de relieve continental en que aparecen Bolívar y San Martín, Hidalgo y Morelos, Sucre y Toussaint Louverture, padres de la independencia de sus pueblos y combatientes esclarecidose incansables en la guerra contra la dominación colonial. Por esa circunstancia es Martí figura amada por todos los pueblos del Hemisferio y de modo singular por el de Cuba, que le tiene como hijo ejemplar. La diversidad de SUSfacultades dirigentes y creadoras, la permanente recti.tud de su conducta, la inmedible riqueza de su pensamiento y sensibilidad, su capacidad asombradora para regir hombrea y esclarecer problemas primordiales, lo han hecho objeto de estudios y enjuiciamientos notables, que analizan e interpretan lo mismo las caractersíticas de su acción política que las modalidades de su obra literaria. La bibliografía martiana es ya un valioso conjunto de aproximaciones a Ias esencias del grande hombre. LOSque se han asomado a la anchura oceánica de la producción del libertador cubano saben bien que, no obstame lo mucho andado, el ANUARIO entendimiento por lograrse. la estimación pleno de su rol revolucionario Y de su poder creador e-t,¡ Cada efuerzo por definir su relieve e-xacto nos acerca d integral que estamos esperando. A eso tienden estas nota.pre]imiIlares. por fuerza breve>. a una -lección de zus poemas en la prestigiosa colección de Poétes d’A~j~~&‘hui dirigida por el escritor Pierre Seghers. Quisiéramo; que el lector frances penetrase la magnitud del creador ;:ntillanO, cosa que no purdf> alcanzarse si!r el conocimiento de su obra 1.1, prosa, mlís extensa y varia que la que nos dejó en verso. Aunque a cl10 tiende la excelente selección realizada por Mas Daireau en 1953 >. editada en la colección de Obras Representativas de la WESCO, el liempo transcurrido y lo limitado del tiraje mantienen a Martí aislado de una legua y de un pueblo que amó y admiró mucho. Mientras llega la oportunidad de dar a conocer toda su esc&ra, recomendamos a los lectores de este libro una consideración atenta del \~erso del libertador cubano, siempre erguido, iluminado y hermoso -y el más hondo y luciente de su día en los momentos culminantes-, aunque muy teñido, como ocurre en los grandes escritores, de las fuentes clásicas del idioma y muy centrado: no obstante sus anchas perspectivas, en las inquietudes, angustias y esperanzas de su tiempo. La vida: revolución y creación Parece inexcusable ofrecer un sobrio recuento de la vida de José Martí. NO sólo importa para tener idea clara de su significado histórico sino para entender mejor cuanto escribió. Caso humano de impresionante unidad -por encima de la complejidad de los problemas que le inquietan y de las contradicciones traídas por su condición de político y de escritor. Su verso y su prosa están poblados del acontecer colectivo, rebosantes de generoso mensaje humano, casi siempre dirigido a los pueblos de SU América; pero todo lo que salió de su pluma está mar. cado por su sensibilidad en carne viva y mil veces (sobre todo en su poesía), de los conflictos íntimos provocados por la dureza del liderazgo revolucionario y la incomprensión y desvío de gentes muy cercanas. En el caso de Martí el conocimiento del escritor no puede distanciarse del de el hombre sincero, sensible, apasionado y generoso. José Martí nació en la Habana el 28 de enero de 1853. Hijo de un funcionario honrado y modesto del Gobierno español en la isla, natural de Valencia, y de una mujer abnegada y vigilante, de Santa Cruz de Tenerife, su hogar fue el de un niño pobre en una factoría colonial, agobiado jloemas, MARTIASr> 119 de estrecheces y quehaceres agotadores. En uno de SUS mejores en Yugo y estrella, alud% Martí a lo sombrío de su cuna: Cuando nací sin luz... en la triste casa de la calle La ausencia de luz. de sosiego, de bienestar, de Paula, en la vieja Habana, fue para el niño extraordinario como un acicate de la clara rebeldía que presidió su existencia, atravesó su acción política y marcó su oficio de escritor. En Martí, el uso de la razón fue el ejercicio del entendimiento justiciero. El diario espectáculo de la arbitrariedad y la corrupción, tanto como el ejemplo y la prédica de su maestro el poeta Mendive, lo hicieron un inconforme y un rebelde antes de la adolescencia. Al llegar a ésta, choca con la suspicacia y la persecución de los opresores de su isla; publica el drama Abdala, transido de fervor patriótico y de ansía de libertad; se le sigue proceso por infziknc~, y es condenado a trabajos forzados por la autoridad española a los 16 años. Quebrantada su salud. ee le cambia la pena de encarcelamiento por la de relegación a Isla de Pinos y, en 1871, por lade destierro en España. tiránicos de su país Puede decirse que la decisión de 10, 4 gobernantes Su vida será en lo adelante una marca el destino del héroe letrado. angustiada, sedienta peregrinación por tierras de Europa y de América, y si su existencia trashumante le mantiene el continuado dolor del expatriado, le ofrece en cambio el fortalecimiento y la anchura de SUS criterios políticos y la adquisición de la amplia cultura que le franqueará u11;1 obra de incontables registros. dilatadas proyecciones y permanente sentido universal. En España tiene Martí oportunidad de conocer por dentro el régimen corrompido que manda en Cuba, pero también -testimonio y medida de su espíritu-, ocasión de tocar las firmes virtudes del pueblo de la península, penetrar las raíces de su idioma y absorber la invención de los grandes autores del Siglo de Oro, cuyas huellas quedarán indelebles en su manera y estilo. Escribe en Madrid un folleto, El presidio potitko en Cuba, recuerdo dramático, sangrante, del castigo que acaba de sufrir en su patria y donde aparecen, con sorprendente anticipación, el original vigor, la magia descriptiva, la capacidad de emoción y el poder de síntesis que anuncian al escritor de genio. Cursa estudios universitarios en Madrid y Zaragoza y deja constancia de su credo separatista en SU alegato polémico La República EspaE& allfe ,?aRevoluhh cubana, que ve la luz en 1873. 120 ANLJARIO MARTIANO De España parte Martí hacia México, donde desarrolla una intensa labor como conferenciante y periodista. Alli escribe para la escena y ejerce la crítica teatral. Su contacto con el México de entonces lo identifica para siempre con Ios problemas de la América Latina, a Ios que ofrecerá en lo adelante lo más vital y meditado de su acción política y cultural. Cuando llega al poder Porfirio Díaz, anunciando una era de arbitrariedades y retrocesos, deja México el libertador de Cuba; pero lo mexicano quedará en él como emoción y responsabilidad y será fiel hasta la muerte a la patria de Juárez. La última carta que salió de su mano, pocas horas antes de ser abatido por bala española y en la que precisa sin ambages su credo antimperialista, está dirigida a Manuel Mercado, ael amigo de México,. A principios de 1877 visita Cuba en rápido viaje y sale hacia Guatemala. En la tierra del quetzal trabaja sin descanso con la pluma y la palabra y ahonda la amorosa penetración de lo latinoamericano. Guatemala, que le inspira un estudio sagaz y brillante sobre su realidad y una novela de signo autobiográfico, será otra presencia inviolable en su meditación y en su presagio continentales. Cuando se firma en Cuba la Paz del Zanjón, en 1878, vuelve Martí a su tierra, donde confirma la creencia de que no existe para libertarla otra vía que la acción armada. La expresión desembozada de su criterio en artículos y discursos de mucha brillantez, lo hace víctima de nuevo de la represión gobernante. Condenado otra vez a destierro, sale hacia España, pasa por París y arriba a New York en 1880. El mismo año de 1880 visita Martí a Venezuela, donde reside por seis meses. Su permanencia en Caracas reproduce casi puntualmente el curso de su estancia en Guatemala y México: incansable tarea periodística y oratoria, estudio ahincado de los problemas circundantes y, al fin, allí también, choque frontal con los mandones de turno, que le fuerzan a dejar el país, partiendo hacia New York. Venezuela será siempre devoción y desvelo del gran latinoamericano. Al dejar la tierra de Bolívar escrien qué servirle. Ella tiene en mi un hijo.... bió: .Déme Venezuela En los últimos catorce años de su vida la gran ciudad norteamericana es la residencia de Martí. New York es ya un gran mirador universal donde se cruzan noticias, doctrinas, enjuiciamientos y propósitos. Nuestro escritor es en su seno como una antena ansiosa, tocada por todos los vientos del mundo. Puede decirse que sin esta confrontación diaria y pugnaz, en una pelea dramática e incansable de entendimiento y discrepancia, no hubiéramos tenido ni e] orientador político más avanzado ANUARIO MARTIANO 121 de su tiempo americano ni el anotador poderoso y sensible de las inquietudes cercanas y lejanas que integran su época. Aunque loS años neoyorquinos de Martí piden mucho espacio para ser registrados plenamente, tratemos de dar una síntesis de su- actividaEn estos menester= se forma en verdad des numerosas en la metrbpoli. el gran líder y el artista primordial. Al entrar en los Estados Unidos tiene decidido Martí darse en cuerpo y alma a la tarea de libertar a Cuba; pero el modo de realizarlo con efícacía va esclareciéndose con los días, en un tenso esfuerzo de análisis y Ha de limar diferencias y querellas entre los caudillos organización. supervivientes de la guerra anterior (1868-1878), ha de precisar el mejor aporte de los grupos cubanos en la emigración; ha de fijar el carácter y las proyecciones cercanas y mediatas de la lucha armada que prepara y de convencer a propios y extraños de la oportunidad y excelencia de su empeño libertador. Sin desatender mil faenas distintas y ocupado en los máa diversos menesteres -cónsul del Uruguay, de la Argentina y del Paraguay, traductor y contable comercial-, llega a ganarse la firme devoción de sus compatriotas y se convierte en el jefe indiscutible de la lucha por la emancipación de su país. Fijados los caminos y lograda la confianza de sus compatriotas, funda Martí, en 1891, el Partido Revolucionario Cubano, instrumento fundamental del movimiento armado que prepara. En lo adelante, hasta el inicio de la revolución en 1895, su vida será un peregrinar trepidante, un viajar sin descanso por el país norteño y también por tierras latinoamericanas. En Costa Rica y & la República Dominicana se gana vo:untades valiosas y 10 dispone todo para la cguerra necesarian. Visita a México, por última vez, en 1894. De acuerdo con los jefes mambises Máximo Gómez y Antonio Maceo, decide el inicio de las operaciones. Redacta y firma con Gómez, ya en víspera del combate, el Manifiesto de Montecristi, documento fundimental en que se concretan la naturaleza y las proyecciones de la revolución que ha organizado. El ll de abril de 1895 desembarca Martí en Cuba integrándose, como un soldado más, a las tropas insurgentes. En su breve vida de comhatiente armado adoctrina y conforta a sus compañeros de pelea, pugna con los jefes militares por la realización de una guerra rápida y eficaz y por Ia precisión de los criterios políticos y sociales que han de regir, alcanzada la victoria. Da ejemplo de abnegación y disciplina y ROS deja, en notas presurosas escritas sobre la montura del caballo o en las nouna obra de hondo sentido y extremada belleza, ches del campamen!o, 122 AX L-ARIO MARTIASO en que se aprietan y afilan !as virtudes capitales del gran escritor. Ef 19 de mayo de 1895 una bala española termina su vida en Dos Ríos, paraje del Oriente de Cuba. Obra Al partir para PU isla, consciente de que va a dar la vida por la libertad (apara mí, ya es hora...*), el líder revolucionario ha dejado en ,cu oficina de New York una obra amplia y multiforme, tan extensa que una vez recogida en su integridad llenará 2í grandes volúmenes; labor inimaginable en una corta vida de 42 años, si no le atribuyen capacidades geniales. Tratemos de ofrecer los lineamientos matrices de tal labor. ’ La acción política de Martí determina, obligadamente, una extensa zona de literatura polémica, dirigida principalmente a combatir los criterios anexionistas y autonomistas de sus compatriotas y a rechazar la incomprensión y el ataque de los sectores norteamericanos opuestos a la libertad de Cuba. Es en su estancia estadounidense donde se desarrolla ! Sus numerosos discursos, dedicaculmina la tarea oratoria del dirigente. dos a honrar a los viejos luchadores de su isla y las fechas capitales de la historia de Cuba, destacando personalidades y acontecimientos de szl América y señalando las sendas ideológicas del movimiento que impulsa, han quedado como modelos, y hay que decir, con toda justicia, que no tienen par en el riesgoso género. Cada uno de los discursos de Martí Sólo un poder creador como el suuo es una obra artística acabada. pudo hacer confluir la utilidad momentánea, inseparable de la oración política, con la mantenida belleza que la convierte en obra perdurable. Pero el austero deber revolucionario no estorba en ningún momento el trabajo específico del escritor. Numerosas circunstancias hacen de Martí durante su estancia neoyorquina periodista de insuperada calidad. Parece innegable que fue el periodismo -un periodismo distinto, en que se vuelcan el gran escritor, el gran revolucionario, el gran sensible y el gran artista-, el campo donde aloanza su más alto nivel. Hay una razón decisiva para ello: no hay porción de la obra del cubano donde no aparezcan hallazgos inesperados; y es en la tarea periodística, por extensa y varia: donde con más frecuencia ocurre. En el artículo en que recoge Martí el diario acontecer se dan cita FU curiosidad ansiosa, su capacidad expresiva, su facultad de asociación y su alerta generosidad. Todo esto domina en sus crónicas famosas enviadas a La Nación de Buenos Aires, a La América y a El Economista Americano de New York. ;1 la Revista Universal y el Partido Liberal, de México, a la Revistn l’enezolana de Caracas, a la República de Honduras ì a otros periódicodel Hemisferio. Martí s.e convierte. a poco de llegar a New York. en el informador universal de los pueblos latinoamericanos, lo mismo cuando les traslada fo que ocurre en Europa (reportajes maestros sobre la vida española, italiana y francesa). que cuando les noticia sobre su cercanía. Su vis% de la vida política y cultural de los EIstados Unidos queda, por su claridad, su novedad, su penetración y su valentía como el mejor testimonirb hasta su momento. No exageramos al decir que la imagen norteamericana de Martí es indispensable para quien desee estudiar la transformación de los Estados Unidos durante uno de los períodos más significativos y trascendentes de su historia. La observación incansable de cuanto le circunda lleva al gran testigo de su tiempo a escribir un conjunto de estampas ejemplares, a veces insuperables biografías. Emerson y Walt Whitman, Thoreau, Whittier J’ Longfellow son conocidos en los pueblos de habla española por su sagaz comentario; personalidades cimeras en el camino político de la nación ---el General Grant, el General Sheridan, el General Hancock. el Presidente Garfield, el Presidente Cleveland...-, son ofrecidas entera; en su circunstancia y en su intimidad. Los protagonistas de más relieve en las pugnas ideológicas del gran país, como Ward Beecher, Wendell P’hillips, Henri Garnet y el Padre Mc Glyn, son .ofrecidos en la esencia de sus luchas. Y no olvida darnoretratos coloreados y vivientes de personajes pintorescos como Búffalo Bi11 o siniestros como Jesse James. Junto a esta informac@n excepcional de lo inmediato, nos ofrece Martí estudios esclarecedores sobre personalidades primordiales como Washington y Jeffers0n.l La crítica literaria y plástica ocupa muchas horas al hombre de letras. Su enjuiciamiento de la literatura que le es contemporánea colma variovolúmenes y se distingue por SU anchura de mirajes, el sentido moderno de los enfoques y la certera audacia del diagnóstico y el vaticinio. Puede decirse que no hay figura primordial de Europa que no le suscite p&ginas maestras, siempre dirigid’as al conocimiento de sus pueblos americanos. Por su comentario esclarecido se conocen en el Continente a Darwin y Carlyle, a Wilde y a Flaubert, a Spencer y a Poushkin. La apreciación martiana de la plástica queda en muchos instantes Si sus críticas de pintores como Munckaczi y Verescomo precursora. 1 aLos Estados Unidos de burget deleitan J divierten, 10s Estados Unidos de Groussac hacen pensar: los Estados Unidos de Martí son estupendo y encantador diorama que casi se diría aumenta el color de Ia visión reaI*, escribió R&Sn Darío. ---i__ ANUARIO MARTLINO 124 su interpretación sorprendente chagin constituyen documentos históricos. de Go\-a abre el camino a muchos enjuiciamientos posteriores. Y no olvidemos de decir que la obra, difícil en su momento, de Courbet y de Xonet y de Pizarro, de Degas y de Renoir t’en unos casos de llanet incipien:es y en otros a medio camino), encuentran en SU sensibilidad un acogimiento entusiasta y sin reserva. La devoción de Martí por Francia -escribió en francés páginas excelentes-, se desborda en el conocimiento y la interpretación de las personalidades más poderosas de la época. Al paso, y sabiéndola incompleta, ofrecemos una lista de 10s franceses eminentes que provocaron su meditación apasionada. Discurrió sobre Gambetta y Rochefort, Sarah Bernhardt J- Arséne Houssaye, Got y Coquelin, María Colombier y Julieta Lamber, la Emperatriz Eugenia y Emilia Loisset, Renoir y Courbet, Víctor Hugo y Renan, Balzac y Zola, Pasteur y Littré, Daudet y Feuillet, PeIletan y Luis Blanc, Thiers y Laboulaye, Delais y Mazade, Duranty y Doré, Jeanne Granier y Sophie Croizette, León Say y Waldeck Rousseau: Ferry y Paul Bert, Lorimer y Vacquerie, M’oreau y Manet, Monet y Degas, Coppée y Mendés, Manuel y Depit, Barbier y Laprade, Flaubert y Baudelaire, Gautier y Leconte de Lisle, Heredia y los Goncourt, Banville y Sully-Prudhomme... Hemos aludido a la pasión de Martí por su América. No le abandona un punto. La preocupación por el presente y el mañana de los pueblos hispánicos del Hemisferio abarca todos sus cosiados vitales. El curso de la agricultura, de la industria, de la educación y de las relaciones comerciales en las tierras latinoamericanas le inspira numerosos y dilatados comentarios; las figuras cimeras de la Independencia -Bolívar, San Martín, Hidalgo, Sucre, Páez...-, le deben ensayos que se tienen por &ísicos. Su tarea revolucionaria encuentra el mejor antecedente en la decisión de tales hombres por la plena libertad de sus pueblos y por el sentido continental que orienta su pensamiento y su combate. Con sobrada razón llama Pedro Henríquez Ureña a Martí ciudadano de América. Había de ser extensa la producción martiana sobre la obra de los escritores de la América Latina. Los que le han precedido, como Bello y Heredia, le dan ocasión para ensayos y discursos de mucha enjundia y vuelo. Sus contemporáneos, como Varona y Palma, Peña y Cecilio Acosta, Pombo y Andrade, Juan Carlos Gómez y Julián del Casal, Au. gusto de Armas y Francisco Sellén, Cirilo Villaverde y Luz Caballero le despiertan un enjuiciamiento donde, sin renuncia de la apreciación justa, aparece la anhelante voluntad de impulsar todo brote de energía, honestidad y talento hacia la futura granc’eza de su mundo americano. ’ ANUARIO MARTIANO 125 La vigilancia continental de Martí se expresa singularmente en dos ocasiones en que es el vocero autorizado y brillante de toda la América Latina: nos referimos al Congreso Interamericano de Washington de 1889 y a la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, reunida en la misma ciudad de 1891. En ambos casos defendió los intereses de SUS pueblos con incansable diligencia y sostenida brillantez. El dictamen aprobado por la Conferencia Monetaria fue obra de Martí, que representó en ella a la República Oriental del Uruguay. Su riqueza de dotes e inquietudes llevan a Martí al cultivo de todos los géneros. La narración le debe cuentos tan bellos como La muñeca negra y Los dos ruiseñores; y la novela una sola obra, Amistad funesta, que si no es empeño de máximo nivel en su producción, es un rico testimonio de la vida guatemalteca que conoció el autor, una oportunidad de decir SU advertencia a los pueblos centroamericanos y un testimonio autobiográfico de mucha sustancia para el entendimiento de la intima personalidad de nuestro héroe. El teatro le debe interesantes contribuciones. Adolescente, escribe el drama patriótico Abdala, que anuncia su firmeza revolucionaria y su garbo lírico. En México nos da Amor con amor se paga, breve a propcísito con resonancias calderonianas. Ya en España había escrito el drama Adúltera en que se muestra más que su disposición para el quehacer escénico, el noble razonamiento y el imperio de las normas éticas. Un recuento de la obra martiana ha de dar espacio a los diarios. Tres nos dejó, reb&antes de anotaciones sagaces y reveladoras. El más importante es 14 titulado De Cabo Haitiano a Dos Ríos. Recoge en él lo que observa y siente en los últimos cuarenta días de su vida. Las reacciones presurosas, a veces mera taquigrafía literaria, dibujan el perfil de la emoción, dejando para después llenarle la entraña. Todo queda como esbozado y presentido, esperando el reposo de la vigilia; peio las circunstancias en que se escribe este diario, le ofrecen una fisonomía peculiar y lo hacen una síntesis ansiosa en que se congregan recuerdos y propósitos de largos años de esperanza y sueño. El libertador está entregando su último aporte, el de la presencia guerrillera, a la idea que L a cercanía de la muerte le aviva la le ha consumido la existencia. angustia Y le renace el temblor místico, nunca del todo soterrado. Cuando se termina la lectura del diario imaginamos lo que hubiera sido, como obra culminante, de rehacerse después del combate; pero pronto nos asalta la sospecha de que, de no haber muerto en Dos Ríos, hubieran recaído sobre Martí las adustas responsabilidades del líder en función gobernante robándole el tiempo para ordenar el testimonio san- 126 ANUARIO MARTIANO si temiéndolo, pone en algunas páginas claridad y pergrante. Quizás fección, sin mitigar el urgente latido. Quedan así como 10 más personal: espontáneo, desgarrador y dramático de SU extensa faena literaria. No debe cerrarse esta somera noticia sobre la escritura de Martí -ant= de entrar en su poesía-, sin mirar hacia una zona en que logra un nivel desconocido en las letras hispánicas. Aludimos a la hazaña de suscartas. El epistolario martiano, que ha sido recogido en varias colecciones: ,-uponela conjunción de dos de susfacultades mayores: la vocación magnánima y la maestría para decir su ardorosa y compleja intimidad. A (Toscategorías pertenecen sus cartas: las movidas del propósito de captación política y las destinadas a la comunicación entrañable con sus familiares y amigos mejores. En ambas direcciones encauza Martí la fuerte tradición española del epistolario sobrio, sentencioso y sensible. En las cartas del militante revolucionario se destacan el rigor de los I~rincipios escogidos y el sentido de la exhortación oportuna; pero to<‘amosjunto a ello al expresador soberano, al escritor de dotes cuantiosas que hace recaer sobre una frase, y a vecessobre una palabra, todo el peso <le la intención prosélita. Martí estudia, como el tirador infalible, el punto a que ha de llegar su flecha dialéctica y la unta, según los casos, del ingrediente inapelable o del brebaje cordial. El corresponsal queda ciempre rendido. La segundacategoría de las misivas martianas la componen las que traducen su sedienta naturaleza. En ellas aparece, por claras razones, el hombre azotado por obstinadas amarguras, herido por ingratitudes y malicias, desollado por la rivalidad y la intriga, pero inexpugnable en la dación plena a la independencia de su isla, al servicio de SUAmérica’ y a las grandes causas humanas. Las cartas a las hermanas poseen una contenida ternura y un sustento ético finamente ensambladosen la prosa de grácil elocuencia. Es también en sus años neoyorquinos cuando escribe Martí SUS poemas de calidad perdurable. Si en su juventud nos había dado versos en que apunta el escritor distinto, es en sus años de emigrado que hace de la estrofa el sabio vehículo de susinquietudes mayores. En New York, entre una proclama y un discurso, entre una carta polémica y un ensayo biográfico, entre una meditación filosófica y una asamblea alterada, va anotando la huella de un lirismo que’marcha, con celeridad sorprendente, hacia formas personalesy colmadas. Luchando entre el deber de la tarea urgente, que no le da respiro, y el reclamo de la inspiración insistente, califica a la poesía como menester subalterno que le desvía de los tra- ANUARIO MARTIANO 127 bajos primordiales; tiene a veces el remordimiento de las horas dada: al poema, pero el libertador es un artista pleno y su mandato lírico le pide espacio y expresión. En la pugna, nunca sofocada, van definiéndose categorías poéticas que desembocaránen. libros poderosos.? En 1882. a fos dos años de llegar a New York. publica Martí su Ismu&/o, delicado breviario del amor paternal, esencial novedad en la literatura de su lengua; de1 mismo año son buena parte de sus Versos libres, donde abundan poemas de ancha inquietud y levantada estructura; en 1889 aparecen los poemas incluidos en la Edad de Oro, admirable revista que dirige y redacta para 10s niños latinoamericanos; en 1891 ofrece los Versos sencillos, intenso registro autobiográfico en que a!canza la originalidad más exacta y depurada. También había escrito, IJara una publicación que la muerte impide, sus Fhés del destierro, eo que vuelca sus conflictos y presagios de revolucionario y de hombre. Y deja todavía, en su pobre despachoy en su casamodesta de New York, numerosospoemasesbozadoso a medio fraguar, y en los que sorprenden parajes de similar nivel a los que recogió en sus libros. /Martí y el modernismo En unas notas sobre la poesía de Martí no debe faltar el examen de .-us relaciones con el Modernismo, movimiento literario de innegable importancia y en el que aparece Rubén Darío como jefe indiscutido. La cuestión ha sido considerada en numerosasocasionesy persisten en ella perspectivas y criterios encontrados. Se ha afirmado por gentesentendidas que José Martí, con José Asunción Silva, de Colombia, Julián del Casal, de Cuba y Manuel Gutiérrez Najera, de México, fue un precursor de la corriente literaria capitaneada por Darío. Estimamos que la atribución no es exacta y que nace de <xxplicablesconfusiones. Comprobémoslo, en el más breve espacio. Hacia 1880 -el año en que Martí se instala en New York y comienza .W obra de más aliento-, se advierten enérgicos vientos renovadores en la literatura de los pueblos latinoamericanos. Tal renovación se manifiesta en los más importantes escritores del Hemisferio y en una obra que quiere superar la reiteración inerte de cuanto se escribe en España. Las señales de la insurrección anuncian un cambio de mucho calado. Fue obligado que España, que descubrió y colonizó la América Latina, le trasmitiese su cultura y con ella su acervo literario. Los pri2 vayan Martí *Tengo miedo de que por mis VWSOS, a ser conocidos las gentes a creer que sólo soy, como tantos OtrOS, a Manuel Mercado. antes que mis poeta en verso,, acciones, ehbe 128 . Ah-IJAR10 MARTIANO ANUARIO meros tiempos del dominio colonial no pudieron ofrecer obra cercana La destrucción de las civilizaciones indígenas y la a la de la península. sed de riquezas materiales -el oro de Indias...-, no podían dar paso a la creación de firme calidad. Sin embargo, tan pronto se integró cierto comercio intelectual calorizado por las Ordenes Religiosas, aparecieron brotes singular=, como lo atestiguan las obras de Balbuena, Sor Juana los primeros signos Inés de la Cruz y Garcilaso Inca. Cuando llegaron de inconformidad y los ímpetus iniciales de independencia, los avances de una cultura limitada a ciertos grupos privilegiados dispusieron las cosas para la tarea literaria de levantado nivel que inspiró y explicó la Independencia. Un solo nombre, el de Andrés Bello, es ejemplo concluyente. Fue obligado que el aislamiento impuesto por España a sus tierras de América hiciera lenta la información en los países dominados, aunque algunar personalidades valerosas saltaran a veces sobre el ob.;táculo que cruzaron el mundo, aportando a sus pueblos experiencias y ejemplos No por ello dejó de ser colonial la raíz de la prosa y el actualizantes. verso cultivado por los pueblos hispánicos de Nuevo Mundo. evidente en su literatura, tuvo que reLa larga decadencia española, percutir en sus colonias americanas. Nacfie da lo que no tiene, y la España de los siglos XVIII y XIX no podía trasladar a sus posesiones la La producción latinoamericana del vitalidad creadora de otros tiempos. siglo XIX, el siglo de Martí, aparecía aquejada, sobre todo en la primera mitad de la centuria, de un estancamiento contra el que decidieron luchar El lento agotamiento -denunciado y relos más sagaces y ambiciosos. anunciaba la llegada de una pudiado con mano maestra por Martí-, poderosa rebeldía. Es justicia proclamar que es Martí la figura primordial en una transformación de las letras latinoamericanas que llega hasta nosotros. El primogenitura. Es paso del tiempo define y da relieve a esta iluminada obligado decir que no se produjo en los pueblos de su lengua magisterio de tanta trascendencia. Para impulsar el desarrollo ascendente de 1a.s letras latinoamericanas poseyó Martí una suma de poderes de excepción: por una parte, una información numerosa y certera de las obras y movimientos culturales más diversos, a lo que habían contribuido sus viajes y su estancia en New York; el conocimiento de las letras anglosajonas, tan evidente en su escritura y, por la otra, una virtud penetradora que le hacía descubrir Añádase un de inmediato la raíz de proyecciones vecinas y lejanas. sentido social de la cultura trados en los destinos de afirmado 103 pueblos en criterios hispánicos universales, pero cenY cudel Continente. MARTIANO 129 briéndolo todo, la fuerza de su obra misma, ejemplo en que se mostraba a todos el tamaño y la verdad de su prédica. Ya hemos aludido al servicio histórico que stá en la tarea martiana de dar a conooer a los escritores de SU lengua autores de todos los rumbos, singularmente los que suponían una novedad de sustancia o estilo. Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío proclamaron a su turno que debían al adoctrinador cubano su entrada en las letras estadounidenses. Y no es un secreto que la influencia de Whitman, tan visible en los mejores poetas de fines del siglo, se debe en gran medida al descubrimiento que hace Martí ante sus gentes del autor de Hojas de hierba. Todo esto indica hasta qué punto ofrecía a los más jóvenes los elementos en que habían de afincar la obra nueva. La orientación fundamental del cambio impulsado por Martí se prendía en dos criterios matrices: fidelidad a una tradición continental presente en los escritores de la Independencia, siempre en servicio de sus pueblos, y ventanas abiertas a todas las culturas contemporáneas, entendiéndolas en razón de su origen y desarrollo. Entre los muchos mandatos aforísticos que reflejan las dos preocupaciones centrales, pudiéramos escoger éstos: <Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero que el tronco sea de nuestras repúblicas.> Y aconocer diversas literaturas es el medio mejor de libertarse de la tiranía de algunas de ellas,. El sentido nacional, nunca exento de preocupacióp continental, y el conocimiento y la influencia de literaturas europeas distintas de la española, señala de un modo general a la creación latinoamericana de las últimas décadas del pasado siglo y de las primeras del presente. Ello obedece, de cerca o de lejos, a los postulados mantenidos por Martí. En el camino de la gran renovación finisecular y en medio de un fenómeno de dimensiones históricas en marcha, aparece la obra de Rubén Darío, poeta de dates poderosas y de alta significación en las letras de España y de los países americanos de su ‘habla. Su escuela poética, el Modernismo, ha querido identificarse con un movimiento que había comenzado antes de su aparición, que continúa después de realizada su obra y que posee mucha amplitud de conceptos y perspectivas. _ El hecho de que produjese Rubén Darío una obra extensa muy captadora por su luciente externidad y, sobre todo, la circunstancia de convertirse en Mesías de un nievo Evangelio, hicieron que fuese para muchos artículo de fe que el cantor de Nicaragua encarnaba la acción directora de la nueva etapa que hemos señalado. Tomándose la parte por el todo, se quiso encuadrar dentro del Modernismo la complejidad de factores que levantaron la literatura hispánica al nivel en que hoy se muestra. . 130 ANUARIO hI4RTI.iXO AsUARIO MARTIASO La verdad es que el poema rubendariano, de hondura ! belleza singulares en su momento de madurez, es un gran recodo fragante de la modernidad, una muestra eminente -y en algunos aspectos insuperada-. de la variedad y de la contradicción inseparables en el desarrollo tl~ un gran cambio, sensible en todas las esferas de Ia cultura. José Martí, como advirtió felizmente Federico de Onís, no fue prrcursor del Modernismo sino iniciador de una obra literaria de mayor Queda claro, por otra parte, que trascendencia y de más larga vida.3 ni menos identificarse, movimientos literarios dr no pueden comunicarse, La orientación de Martí es política en el sentido rnH< qigno distinto. ancho del término, en cuanto pretende, proyectando hacia nuevas vía.las señales de Heredia, Bello, Lastarria y Sarmiento, una obra original y a nivel del mundo, pero en serviico de la comunidad y de] hombre latinoamericanos. Para descubrir la antítesis entre los criterios martianos y los dc Darío no hay sino leer lo que escribieron, aunque no estorba, para das una idea clara del caso, escoger aI azar ciertas sentencias definidoras. CYO eYo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer.. De Darío: no soy más que un hombre de arte., De Martí: <Los versos no han dc hacerse para decir que se e.stá alegre o se está triste, sino para ser útiles al mundo.~ Por otros costados relevantes se oponen los dos grandes escritores americanos. El cubano escribe en perenne servicio de la -4mérica Latina: de Ia que es vocero, defensor y combatiente. No es esa la postura del nicaragüense, que llega a declarar un día que no se tiene por escritor considerable. Todavía habría que señalar otra oposición americano. Darío es un sensual; Martí un eticista. El autor de Prosas profams cede al embrujo de la carne; Martí recibe sus flechas, pero, en Ia misma herida, acrece su austero destino., Darío escribió a Paul Groussac: «Tengo, sí, un epicureísmo a mi manera: gocen todo lo posible el alma y el cuerpo sobre la tierra, y hágase lo posible por seguir gozando en la otra vida. Lo que quiere decir que lo veo todo en rosa.= A Ios 22 años, escribe Martí en su poema Patria y mujer: -escribe dé Onís r hoy es más válida sobre Martí-, apuntaba Y patente que entonces.% Ha de señalarse, por otro lado, que Darío se liberta de los moldecrpañoles de su tiempo, pero no para fundar su invención en el acogimiento de todas las literaturas, según el mandato de Martí . sino para tomar como guía de renovación lo que se produce en la Francia dc entonces. Es cierto que el galicismo lírico del poeta de Azul no ea. aunque él lo crea y lo quiere, una réplica hispánica de las manerade Baudelaire y Verlaine, y cierto también que en el mejor Darío, el di los últimos cantos en que aparecen las grandes dudas, los grandes tcrrores y los grandes presagios, la d evoción parisina ha sido superada por el poder soberano del artista y la lealtad a los maestros de su idioma. Pero, en el Evangelio del Mesías, en el credo modernista, se enfatiz‘c la primacía de una literatura por sobre todas las demás. Tal prédica. como sospechaba Martí, gana a los segundones a distancia de la condición genial del caudillo, desorientados por los reflejos de astros imprecisos y lejanos. C’n gran diálogo No hay integran un sado siglo. etapa ofrece del cubano. americano dudas de que las relaciones entre José Martí y Rubén Darío diálogo primordial en la literatura latinoamericana del paEl hecho de ser los dos poetas mayores de la lengua en esa luz y perspectivas en una meditación sobre la.tarea lírica El conocimiento personal entre los dos escritores extraordinarios fue muy breve: sólo unas horas en la ciudad de New York. Andaba Martí entregado a su tarea apostólica, organizando a sus compatriotas para Ia guerra libertadora de 1895, cuando visita Darío la gran ciudad. La asistencia a una asamblea patriótica en que prodiga Martí su poder oratorio y- una conversación cálida y prolongada sobre temas de interés común. señalan el contacto personal, recogido por Darío en un testimonio emocionado y hermoso. Aunque no se ha encontrado comentario de Martí sobre la hazaña de Rubén, está probado que le tuvo alta estima, y en el discurso dicho sobre la presencia de Darío en la asamblea aludida. le rinde devoto homenaje. La huella de Martí en la obra rubendariana es honda y permanente. El verso del libertador influyó en algún momento en el SUYO, como ha probado Regina E. Botí; pero Ia presencia de Martí en SU prosa es uno de los hechos más peculiares en Ia historia de las relaciones entre escritores de primera fila. Amo YO más el árbol que sombrea La tumba incierta del guerrero hermano, Que ese nido de perlas que herysea. Blonda más débil que tu amor huno. :; <SU modernidad ta de ioS mo&rnjstas 131 más lejos ye 132 Ah’UARIO Tan honda es la marca de Martí en la prosa periodística de Darío, que Juan Ramón Jiménez llega a declarar que sin haber leído letra de ella, ya la conocía a través de la de Rubén. El profesor Manuel Pedro González ha comprobado ampliamente como las crónicas de ivIartí sirvieron de modelo a las del nicaragüense no sólo en la estructura sino en el desarrollo de las cláusulas, en el ordenamiento del juicio y en el matiz de la adjetivación. La identificación sorprendente -aqué bien exclama el autor de Platero y yo-, es un dado y qué bien recibido*, fenómeno del mayor significado y, desde luego, una muestra indeleble de la honda estimación que profesó Darío a Martí. No existe, ni antes ni después de Darío, enjuiciamiento tan pene: trante y certero como el que nos dejó sobre la vida y la obra del héroe de Dos Ríos. A la muerte del revolucionario escribió Rubén uno de los bellos y emocionantes de cuantos salieron comentarios más perspicaces, de su pluma. Allí se duele, con sincero quebranto, de que el deber libertador privase a la América y a la lengua española de uno de sus En Los raros leemos razones esenciales más insignes representantes. sobre la entraña innovadora de la obra martiana. El estudio de su poesía, vertido en cuatro artículos de La Nación de Buenos Aires en 1913, es, sin duda, el más pleno aporte crítico que salió de su mente y la apreciación más honda y original que se haya hecho sobre el costado lírico del hombre apostólico. Lo que ofrece primordial estructura al enjuiciamiento dariano de tan infrecuente cuando se juzga Martí es la sorprendente comprensión, de su magnitud histórica como revolucionario y a un contemporáneo, como artista. No tuvo que pasar el tiempo, que aclara y define el perfil de los hombres ejemplares, para que nos diese Rubén la estampa del grande americano en la majestad de su destino. Con garra crítica excepcional, le hermana la genialidad a la de Domingo Faustino Sarmiento,’ le reconoce la eminencia inaccesible (X iSi yo pudiera poner en versos las grandezas luminosas de José Martl. ‘1~) Y deja, para todos los tiempos, fijada la estatura de aaquel cerebro cósmico, aquella vasta alma, aquel que 10 tuvo todo: la acción y el enconcentrado y humano universo, una sueño, el ideal y la vida y una épica muerte, y, en su América, segura 4 &l inmortalidad..., aparecer dos veces en América; la primera en un la segunda en José Martí>, dejó escrito Rubén Darío, en La Nación, de Buenos Aires. hombre genio, ha intentado ilustre de ANUARIO MARTL4NO esta tierra. Prosa MARTUNO 133 y verso en Martí Por claras razones, la prosa de Martí ocupa el mayor espacio de su escritura y, por su novedad y riqueza mantenidas, constituye el testimonio primordial de SU grandeza literaria. Aunque estas notas se escriben para anunciar la lectura de su poesía, aparece indispensable una referencia a su labor de prosista por circunstancias muy relevantes. De una parte, la compleja unidad del escritor -revelada del todo en su poema-, está en su período oratorjo y periodístico, donde hay que buscar mil veces el último sentido de su verso. Por otro lado, el lirismo inseparable de SU letra muestra diferencias singulares según se exprese en la estrofa o en la cláusula, como apuntó sagazmente Gabriela Mistral. En un punto se identifican la prosa y el verso de Martí: en cuanto cumplen las dos formas expresivas una función artística. Sabido es que por mucho tiempo se entendió y usó la prosa como vehículo de información eficaz y de argumentación ingeniosa, no como oportunidad’ de invención sorprendente. La prosa como arte es en verdad cosa de 10s tiempos modernos, aunque en justicia haya que hacer la excepción, en 1o que a nuestra lengua toca, del período iluminado de los místicos españoles. En esta empresa, en la de hacer de la prosa una ocasión de hallazgos deleitables, es Martí un modelo primordial y, en muchos aspectos, anunciador. Habría que destacar la condición natural, consustancial, fatal de la calidad artística en la prosa maPtiana. Queremos aludir a la circunstancia, permanente en el escritor cubano, de que la belleza de su frase no parte de una voluntad de estilo preconcebida, usada para concitar eI deslumbramiento o el aplauso. La carga de originalidad, de luz inesperada, es en Martí cosa inherente a su oficio de escritor; le está negada la línea sin nervio y garbo. Por ello se hace tan difícil una antología de su ensayo o de su discurso. Donde menos se espera, en un apunte al vuelo, en Ia anotación de la diaria faena, en la orden a un colaborador humilde, saltan la imagen reluciente y el calificativo ajustado e insuperable. El hecho de imponerse siempre el rico modo peculiar determina que el escritor esté presente, de pie sobre la parcela que cultiva y que su caso recuerde la negación de los géneros de Croce. Solemne y familiar, nítido o complejo, grandilocuente o llano, lo mismo en la arenga que en el poema, su necesidad marcha al paso de su sabiduría y la palabra inesperada y certera le nace sin pausas del latido invasor. mu~RI0 Fue un gran acierto de Guillermo Díaz Plaja decir que fue Martí ael primer creador de prosa que ha tenido el mundo hispánico*, afirmación inneuable. Nuestro héroe es en efecto, un caso culminante de tz ennoblece y transforma el instruescritor que, al decir su pensamiento, mento transmisor; como ciertos escultores en cristal: labra sobre la marcha y en caliente la copa en que va a ofrecernos su vino iluminado. En el 1ogr.o de tal altura se suman el desembarazo de muchas culturas. la encarnizada posesión de la intimidad de la lengua y una sensibilidaii pero no puede dudarse que el inquieto tesoro sin sosiego ni fronteras; de la prosa martiana nace, en lo más entrañado, de la condición apostólica del hombre que la escribe, de su ímpetu magnánimo, de su querer ansioso y de su desvelada voluntad de trascendencia. Tales calidades pueden realizarse, desde luego, porque se ejercen la pluma de un creador Los vientos invencibles hinchan las vela+ de facultades soberanas. propicias. Tales virtudes y facultades se proyectan en un vuelo impaciente que arranca de la tradición, ahonda la actualidad y anuncia el futuro. Cuando dice: Yo vengo de todas partes Y hucia todas partes voy, _ -entimos la universalidad trashumante de su mensaje. Más que en su poesía, se descubre en el artículo y la oración de Martí la huella de los clásicos de su lengua, cuya lectura le ocupó muchas horas de su estancia española. En la absorción de las maneras magistrales del Siglo de Oro confluyen declives de la maestría y del temperamento, gracias de la palabra y rumbos de la intención. La linda economía Ir sentenciosa del viejo romance y el aire gracioso de los cancioneros, le tiñen la prosa atraviesan la estrofa; pero con mayor frecuencia, Ia difícil imparidad de Gracián, la elocuenciaa doctrinadora y sabia de Quevedo y la pasión fundadora de Santa Teresa de Jesús. Escritores más cercanos, como Saavedra Fajardo, le influyen el decir orientador. Xo exagera Juan Ramón Jiménez al afirmar que fue Martí como escritor Pero de ae entendimiento colmado, excesivo, de la5 demasiado español. raíces del habla 5 A tal (1~ la Etapa tanto en lo está nutrida la rara novedad de sus dichos mejores.” españolen imperio de los grandes escritores sobre Quevedo llega a decir que aahond<; que venía, <que 10s que hoy vivimos con SU lengua hablamos,. ponto WCW~C~ Martí el de Oro. que discurriendo MARTL~SO El sentido universal. que alcanza a SU verso, encuentra más en la tarea crítica y la lúcida advertencia. Lo español clásico ser en nuestro héroe riqueza adquirida, firme eminencia para hacia todos los caminos. Desde ellas puede ganar las más varias turas, no para el grato regodeo sino para pertrechar EU enérgico sito de expresión inusitada y andadora. Su novedad eS vitalicia le sube de 1~ raíces profundas e incansables. 135 espacio llega a mirar literapropí>porque Pero he aquí uno de los problemas más inquietantes en la escritura de Martí. Su permanente condición lírica, la raíz poética de su espíritu y de su letra, le imponen un decir emocionado y aligero, una alusión ia veces oscura y errabunda, pero siempre genuina; y con todo, el verso y Ia prosa reclaman sus virtudes privativas, y no renuncian a sus propios senderos. El contenido de esta selección nos lo dirá cabalmente. El caso encuentra explicación si recordamos que la forma poética -el poema y su estructura-, no sólo influye la disposición creadora del escritor sino que le abre una vía que pide el tránsito de lo más intimo y personal. La forma poética es- nor definirión. aventura confidencial; la prosa, y mucho más en hombres como Martí, es una invitación al diálogo, a la coincidencia. El gran escritor, cuando nace bajo el signo de la poesía, le rinde homenaje en todos los campos, pero sin olvidar que posee su reino propio. Más de una vez se ha señalado que la prosa de Martí aparece atravesada, mechada, de versos tan bellos como los mejores .de sus poemas, cosa a que lo conducen el mandato soterrado de su sedienta ternura y el acento del ritmo, cuajado en los modelos poéticos de su lengua; pero ello es un testimonio, no una invasión; el escritor sabe donde se encuentra, y el deber y el ofici8 le van llenando 10scauces del razonamiento buido y alzado, el período poblado de descripciones deslumbrantes, de argumentación elocuente, y de imágenes de erguida novedad. El río subterráneo del lirismo sustenta, robustece y transforma la prosa inigualada. En sentido inverso, la obra poética de Martí es como un coto cerrado en que se concentran las virtudes manifiestas en su prosa. Todo desemboca en el conflicto subterráneo. en el clamor tormentoso y en la pudorosa confidencia. Por ello, su estrofa va naciendo como un río aparte, como un cauce recóndito por el que cman aguas alteradas y revueltas en Ias que el hombre ,de acción y destino abre su corazón y deja discurrir su sangre más dolorosa. Entremos en el curso de ese río. 336 AhxJARIO AKUARIO MARTIANO La almohada de rosas: El Jsmaelillo~ y los versos de .La Edad de Oro* La poderosa fuerza creadora de Martí, la riqueza de su sensibilidad y su ancho registro emocional le condujeron a 10scampos poéticos más varios y diversos, opuestosy contrarios a veces. Asi, su ansiedad de justicia y su amor a los hombres lo llevaron al poema empinado y rebelde de los Versos libres y su íntima y clara ternura al Ismaelillo y a La Edad de Oro. En una carta que escribe en julio de 1882 a su amigo Gabriel de Zéndegui discurre sobre la poesía que le inspira su deber revolucionario y la que le nace de la más personal emoción. Le dice, a propósito del Ismuelillo: Ni esa vez, que dormí en almohada de rosas, pudo olvidar mi cabeza la almohada de piedra en que usualmente duermo. Y los más versos que hago, que procuro que sean siempre en número menor que otro género de obras, y no son -por esto y aquellopara enviados, son versos de cabeza hecha a dormir en almohada de piedra.8 Tratemos de precisar algunas razones sobre los versos hechos en almohada de rosas, sobre el sorprendente breviario paternal que es el Ismaelillo. En 1882 edita Marti el pequeño libro de singular, de inesperada naturaleza. En él recoge quince poemas inspirados en el profundo y delicado amor de su primogénito. Se trata de un acontecimiento muy destacado en la historia de la lírica hispánica, y sólo algunos espíritus de superior jerarquía, como José Asunción Silva y Rubén Darío, lo advirtieron y proclamaron de inmediata. La nota infrecuente de la ternura había ganado, de pronto, ciudadanía cabal. 6 Son del mayor interks los comentarios de Martí sobre Ismaelillo hechos en aPor eso amo este libro, porque ese uno de sus Cuadernos de trabajo. Hélos aquí: ora travieso, esa sen. pequeíiuelo suelto entre sus páginas, ora triste, ora risueño, cilla criatura a quien yo hago, con la potenciade mi amor, rey mio, mago mío, caballero mío, -ha pasado realmente ante mis ojos, alado relampagueante, bullicioso, como yo lo pinto. Si he visto a un niño bello, cubierto apenas por ligerísima camisa, sentado en alto poyo, batiendo al aire sus dos pies rosadosme he dicho: Así como ese niño a los que de abajo le ven se asoma él a mi alma y he escrito Si lo imaginaba rey en un tronco húmedo y fluido como un trono que “mago”. reluciere para Galatea. y 8 su presencia. como homenaje a mi monarca y dueño, le llevaba, a modo de cargador su jauría, mis pasiones embridadas -esta idea de reyecía, aleteando sobre mi 8hna enamoradahacia nacer es8 sencillez que acaba @aVemente, porque 8si con gravedad y sencillez aparejadas 8 mi alma..., MARTIANO 137 J& palabras que abren el IsmaeliUo definen mucho de su significación y sentido. Su intensa brevedad inclina a transcribirlas: Hijo: Espantado de todo, me refugio en tí. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en tí. Si alguien te dice que estaspáginas se parecen a otras páginas, díles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esosarreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón. iLleguen al tuyo! La dedicatoria del libro paternal expresa eI dramático contrapunto que atraviesa la vida del grande hombre: el horror ante la maldad hu‘mana y la fe en el hombre. Espantado de todo se refugia en el hijo y quiere ver en él una estirpe nueva, depositaria de la verdad y obrera del mejoramiento humano. En el fruto de su sangre hace reposar la esperanza y ansía que el lindo renuevo le fortalezca la confianza y lo encienda el entusiasmo. Hijo soy de mi hijo, él me rehace, clamó en uno de los momentos más dichosos del libro. El descansode la lucha a brazo partido -a corazón partido-, y la adoración a la vida naciente que le crece entre las manos determina una poesía de sabia y llameante pureza, de inusitado tono y depurada maestría. El autor vive ante su obra una rara angustia, que es la evidencia mejor de la conmovida sinceridad que la inspiró y de su exigente conciencia crítica. El pudor del padre, sorprendido en el gesto de su deshechoamor, se une al temor del artista de que la aventura inestrenada no esté al nivel de su pureza. Pasado el tiempo, trece años después, cuando en camino de la muerte heroica envía a Gonzalo de Quesada y Aróstegui su testamento literario y pide que, al darse a la imprenta su producción poética, se inicie con el IsmueliUo, con lo que reconoce Dice verdad Juan Carlos Ghiano al afirmar que Martí no su valía. encuentra su estilo hasta que UO es sacudids por la presencia del hijo.7 Anti loS poemasde Ismaelillo sufrió Martí un sacudimiento deslumbrador. A Vidal Morales le dice: ano se parece a lo demás que he 7 Martí, a veces buen Aróstegui, en el que se ha míos no publique ninguno después, al fin, ya son unos crítico de su obra, escribe a Gonzalo de Quesada y llamado su testamento ¿iterario. lo que sigue: <Versos antes del Isnuze~i&x Ninguno v8lc un ápice. Los de y sinceros., 138 AKCL’ARIO hlARTI.4TO hecho. Fue como la visita de una musa nueva,. 1. a Enrique Jo-6 \‘arona: *Fue como una visita de rayos de sol., El transporte espiritual v la dramática exaltación que lo poseen lo enfrentan a una reaA Jugo Ramírez le escribe: aHe vi-to esn.< alas. esos lidad mágica. c.haca1e-E. e:as copas vacías. esos ejércitos. Mi mente ha .-icTo cscenari~r I en él han sido actores todas esas visiones. Mi trabajo ha sido copiar. \o hay- aquí una sula línea mental.* El deslumbramiento, la conmoción iluminada que encarna,) (al Zsmae/illo se traslucen en sus p,áginas y las pueblan de movimiento. <Ir calo1 L de luz. Como la abundancia espiritual de Martí se sitúa en la ruta I-1e un gran amor, su libro inicial deviene una de las pruebas decisivas [jara otorgarle el título de gran poeta de lengua española. El tsmnrlillo. wcribió Pedro Henríquez Ureña, inicia el modernismo en la lírir;l nmericana. Lo excepcional en el Zsmaelillo ha de verse en su originaiidad y en +u genealogía. Aunque no es justo afirmar, como se hace a veces, que la poesía escrita en español es ajena a la delicadeza y a la ternura, nadie podría negar que tales virtudes’no son las más frecuentes en una proclucción secular en que desfilan muchas veces el gesto heroico, la declamación altisonante, el puntual ingenio y la llamarada sensual. Pero la rareza no es inexistencia: los cantos paternales de Lope de Vega y: con menor altura, las endechas de Meléndez y Valdés, son antecedentes tle la actitud y el tono que asoman en el IsmaeliEZo; después de Martí. tendremos el cálido acento de madre americana en Gabriela Mistral: pero al aparecer el breve volumen martiano fueron muchos los que, hechos a los hierros, arengas, discreteos y clamores, le tomaron como entretenimiento ocasional y hasta como debilidad de un ingenio poderoso. Cuando se pone en duda la españolidad del ZsmaeliClo se cae en el error de juzgar una literatura por las obras de más externo lucimiento. e invocando sólo ciertos nombres acatados. Vistas las cosas más de cerca; la filiación hispánica del pequeño gran libro aparece mantenida, : afilada y honda. En cierto modo, el ZsmaeliZZo es como la reivindicación moderna de los mejores recodos de la lírica peninsular. Sus antecedentes y confluencias hay que buscarlos en lo místico y lo popular, dos M expresiones distintas pero igualmente entranadas en la invención clásica española. La fresca gracia de 10s villancicos, que penetró el genio de Lope y de Góngora, reaparece en esta escala martiense. Y también la afinada pasión trascendente de Santa Teresa y de Fray Luis. Casi todos los poemas del ZsmaeliUo están escritos en seguidillas, 10 que encauza la emoción por caminos populares y españolísimos. Cuando ANUARIO MARTIASO 139 92 recuerda que en los más viejos Cancioneros va naciendo esta combinación métrica con su suelto p sobrio encanto. el toque de lo tradicional ! lo popular .ce confirma y se ensancha. La conjunción entre la vieja voz del pueblo y la de 10s mkticos espatiljles de más estatura se realiza en el Zsmaelillo de modo afinado > -util. En la canción medieval y en las odas místicas del siglo XVII encontramos esa personificación simbólica a la que todo queda atribuido: el amado. la amada, el esposo: el hijo, en el breviario martiano. En la figura central que ata para siempre la voluntad del cantor se ejemplifican todas laj +rtudes y excelencias. Se vive, se alienta, se sueña dentro (Ita1 ánima elegida. Todo queda en la penumbra auroral, en espera de ia aparición soberana. Ch acón y Calvo señala esta actitud en aquel reIla<,entista anterior al Renacimiento que se llamó Gil Vicente: Digas tú, el caballero que las armas vestías, si el caballo o las armas o la guerra es tan bella. Digas tú, el pastorcito que el ganadico guardas, si el ganado o los valles o la sierra es tan bella. Como en los mkticos. los nombres definidores del ser evocado vienen por muchas vías. En Los nombres de Cristo, el elegido será Rey, Esposo, Pimpollo. El hijo, cifra varia y perfecta, tendrá en el Zsmaelillo nombres evocadores, dulces y legendarios: Príncipe enano, Tórtola blanca, Valle lozano, Rosilla nueva... El poder exclusivo, único; todopoderoso, de la criatura en quien se adora tiene fuerzas para transformar 10 circundante. EJa virtud irra-diante está en San Juan de la GLIZ cuando dice: Y yéndolos mirando con solo su figura vestidos los dejó de su herntosura. \3arti sentirá, con parejo sentido,, con igual delectación, del hijo muda y ennoblece cuanto tocan SUS ojos: Dígame de qué ríos Regó este prado Que era un valle muy Y ora es lozano? negro que Ia presencia 140’ ANUARIO MARTIANO ANUARIO Ese hálito místico y popular salva al libro de la reiteración irrelevante que amenaza siempre a 10s conjuntos de tema único. Como ha _ dicho Juan Carlos Ghiano: supo Martí evitar en el Ismaelillo la monotonia de los elementos poemáticos, depurando la profundidad de su sentimiento. En efecto, el hijo no cede el universal dominio, pero la cuantiosa fantasía paternal 10 sitúa ante todos los temas de su poética y frente a todas las escalas dramáticas de su vida. Todo Martí está aquí; y al cerrar el volumen hemos andado por los viejos senderos castellanos; hemos sentido el aleteo de un ágil ímpetu romántico, hemos saludado, a veces desde lejos, la aparición erótica y el clamor de la patria esclavizada: la resonancia antigua y la señal de una poesía en marcha hacia el futuro. El hijo nos da al padre en su ansiedad, en su tragedia, en su fe y en su victoria. Los versos de aLa Edad de Oro*: tradición El poema Los dos príncipes ha sido señalado como un caso eminente que lo popular español fecunda cumplidamente la personal invención de nuestro héroe. Con la duda d e que la traducción francesa pueda ofrecer los jugos tradicionales que importa destacar, damos aquí el bellg romance: en El palacio está de luto Y en el trono llora el rey Y la reina está llorando Donde no ‘la puedan. ver. En pañuelos de olán fino Lloran la reina y el rey. Los señores del palacio Están llorando también. Los caballos llevan negro El penacho y el arnés.. Los caballos no han comido Porque no quieren comer. El laurel del patio grande Quedó sin hoja esta vez. 141 Todo el mundo fue al entierro Con coronas de laurel. -iEi hijo del rey se ha muerto! iSe le ha muerto el hijo al rey! En los álamos del monte Tiene su casa el pastor. La pastora esti diciendo: * .¿Por qué tiene luz el sol?* Las ovejas cabizbajas, Vienen todas al portón: iUna caja larga y honda Estú forrando el pastor! Entra y sale un perro triste. Canta allá dentro una VOZaPajarito, yo estoy loca, illévame donde él voló!, El pastor coge llorando La pala y el azadón. Abre en la tierra una fosa. Echa en la fosa una flor: --iSe quedó el pastor sin hijo! iMurió el hijo del pastor! y novedad En un desfile de los valores .p&ticos de José Martí no puede faltar una referencia a los versos que incluyó en su revista LU Edad de Oro. Aparte traducciones y adaptaciones hábiles y eficaces, dejó en aquellas páginas poemas de singular calidad, como correspondía al instante en que el creador había desarrollado al máximo sus dotes expresivas. Por razones distintas, ha de aludirse a Los dos príncipes y a Los zapaticas de rosa. MARTIANO fil ambiente, el asunto, el desarrollo y el molde formal acusan la más pura tradición de lo popular español, y el &ñalamiento específico de estas particularidades nos llevaría un espacio del que no disponemos. Apuntemos lo más saliente. El caso de LOS dos príncipes plantea a la crítica literaria un interesante ejemplo de transculturación. El poema martiano se inspira en otro de la escritora norteamericana Helen Hunt Jackson; de la que Martí tradujo la novela Ramona, de mucha notoriedad en su día. La poetisa de Massachusetts dice en The piince is dead el dolor distinto que irradia la muerte del señor y la del campesino; Martí siente y expresa el mismo dramático contraste, pero lo hace a’ través de su personal sensibilidad y traduciendo un sentimiento humano, universal, a una forma tradicional y popular de España. L La forma escogida en Los dos principes es la del romance (versos asonantados), lo que conviene muy ajustadamente con el panorama evocado, por el que cruzan reyes legendarios y siervos feudales; pero la integración de la cultura literaria de Martí Y la posesión plena y encarnizada de su lengua resuenan en los versos emocionados, retordando y transformando enfoques y senderos -ular-. octosílabos mu.4~10 142 Chacón y Calvo ’ ha señalado como en Los dos príncipes se reviven con asombrosa fidelidad temas del romancero que. con las natura1e.x variantes, llegan a nuestros días. Así, en el romance viejo de la Aparición el dolor causado por la muerte de la enamorada desata un pesar que hiere la convivencia en torno: Siete condes la llevaban Caballeros más de mil. y en versiones muy posteriores, como la que inspira en el siglo pasado la muerte de la reina Mercedes, primera esposa de Alfonso XII, renace la antigua idea de que el dolor de gente muy querida se haga universal. alcanzando a personas, animales y cosas. Si en la canción del pueblo de Madrid a la reina muerta se dice: Las campanas de la iglesia Ya no quieren repicar . .. . .. . .. . .. . .. .. . .. .. . Los jardines de palacio Ya no quieren florecer, en el poema de Martí leeremos: Los caballos no han comido Porque no quieren comer, El laurel del patio grande Quedó sin hoja esta vez. En los dos casos el dolor de animales, árboles y cosas se manifiesta en un no querer, en un negarse a sus menesteres normales. No creemos que exista en la poesía hispánica de su tiempo ni en la posterior un caso tan agudo y pleno de esclarecida servidumbre a 10s moldes más venerables del idioma y de la poesía. El pensador más universal de su tiempo americano, el artista que anuncia en su genial impaciencia nuevas formas del arte de escribir, es el que, sobre todos los otros, otorga nueva vida a una VOZ que viene del fondo de la historia española y que cuajó para siempre en días de hierro, sangre y fe. 8 en el junio Arrom, T. G. ANUARIO MM~TIANO La poesía de Martí y lo popular hispánico, por José M. Chacón v Caluo. Boletín de la Academia Cubana de la Lewua, La Habana, VO]. III enerode José Martí, por José .l. de 1954 y Raíz popular de los Versos sencih en Antología Criiica de José Marti, publicaciones de la Editorial Cultura. S. A., México D. F., ‘960. MARTIANO 143 Recomendamos con mucho encarecimiento la lectura de Los zapaticos de rosa, poema contenido en este libro, rico de sustancia tradicional ) gracia criolla. Pocas veces se ha unido en la redondilla como aquí la comunicación directa y la magia creadora. Martí escribió Los zapaticos (ie rosa con el ánimo de enfrentar al lector infantil con la realidad de la pobreza. Logró su intento; pero la voluntad de afilado garbo, que no> dará después la altura de los Versos sencillos, se le colma de una claridad innovadora que conduce al movimiento insospechado y a la imagen audaz y nueva. La modestia del tema queda superada por la virtud del artista que alumbra cuanto toca. La almohada y las uFlores de piedra: Los UVersos del destierro, libres, Los Versos libres son, sin duda, los más martianos consideraciones bastarán para confirmarlo.@ de Martí. Breves Los poemas de Versos libres fueron escritos, según anotáción del autor, entre los 25 y los 30 años. Traducen el ímpetu vehemente y desalado de una juventud batida por todos los vientos, pero que descubre ya los caminos reales que la conducirán al sacrificio y a la muerte. Por ello, si los Versos sencillos componen la biografía material, cronológica del hombre, los’ Versos libres nos dan la biografía interna, lo que llamarían los antiguos un espiritu del poeta y del héroe. En las primeras páginas Martí estas palabras: del volumen que vamos a examinar escribió Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ella, dejé volar mis visiones: iOh, cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé, pero Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspino quiero. ración trae su lenguaje. Amo las sonoridades difíciles. el verso e.wultórico, vibrante como la porcelana, volador como una ave, .ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a IOS espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Spl, se rompe en alas. 9 Para tener una clara idea de la naturaleza y el sentido de los Versos libres de Martí. debe leerse el excelente estudio del crítico y poeta Cintio Vitier inserto en la Antología Crítica de José Martí, publicaciones de la Editorial Cultura, T. G. S. A., México, D. F., 1960. 144 ANUARIO ANUARIO MARTUNO de latidos violentos, de y presagios, de angustia de su tiempo y de una ellas y contra ellas alza solidaria y sensibilidad Tajos son éstos de mis propias entrañas -mis guerreros--. Ninguno me ha salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida. No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes (yo lo he visto, yo), y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos. -De arrebato de mis la extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento, visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir ante mí como las copio. De la copia yo soy el responsable. Hallé quebrados los vestidos, y otros no y usé de estos colores. Ya sé que no son usados. Amo las sonoridades difíciles y la sinceridad, aunque pueda parecer brutal. Todo lo que han de decir, ya lo sé, y me lo tengo contestado. He querido ser leal, y si pequé, no me avergüenzo de haber pecado. que encontremos en cada página una poesía de activa 145 angustiosas contradicciones, de premoniciones y clamor. El poeta es el testigo apasionado realidad que Le hiere la piel y la víscera. En su voz de condenación y denuncia pero. alma en carne viva, queda atravesado por sus dardos. Cintio Vitier ha escrito que los Versos libres forman la región volcánica de la poesía de Martí, cosa perspicaz y exacta si se añade que la lava que anuncia el poeta a la entrada de su libro se sale de sus páginas y quema sus versos antes y después de 1882. Los volcanes del libertador cubano -sus bramidos, que decía Sarmiento-, son en verdad presencias de un dolor hondo y rebelde, invencible, sin el que no hay ni libertador ni poeta y que le marca la vida de punta a punta, de Paula a Dos Ríos. Esta poesía es necesaria, en el sentido en que lo entiende Juan Ramón Jiménez, canto de combatiente sensible que ha mostrado a cada paso la herida del hombre desangrado, aunque sea verdad que su agonia vencedora encuentre más espacio en los Versos libres. Estas palabras dicen que los poemas de Versos libres fueron soñados no en la almohada de rosas del Ismaelillo sino en la almohada de piedra mayores. en que desvelan al hombre de destino sus responsabilidades Encontramos aquí a un Martí erguido y desnudo, en pelea inacabable con de su fe y alumbrado de su obstáculos y propósitos; de p ie, armado luz, pero herido, sangrando en los encuentros de la batalla arcangelica. Los lectores de meditación afilada y reminiscencia literaria se decidirán por la depuración culminante de los Versos sencillos; los que prefieren tocar la poesía a través del hombre y llegarle así a la hondura creadora, amarán apasionadamente los eendecasílabos hirsutos, de los Versos libres. El comentario preliminar que hemos reproducido descubre mucho el ademán de estos versos. El poeta los reconoce como encarnizadamente suyos, como nacidos en la entraña atormentada, y nos afirma que están escritos con su propia sangre y que trasladan visiones que han visto sus ojos. No oculta los pecados de extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento y arrebato, pecados todos ex abundantiu cordis. Reconoce su decir bronco e inesperado y su guarece en él. Hace juramento de honradez y lealtad, y levanta al aire sus dos banderas amadas: la la vida limpia y el arte inusitado. sinceridad y las sonoridades difíciles: Para tener una idea de conjunto sobre este libro martiano parece en los términos más estrictos, alguna noticia sobre su lo mejor ofrecer, carácter, sus temas y sus formas. Intentémoslo. Si fos caminos de este libro quieren concentrar las reacciones diintransferibles de José Martí, será oblirectas, personales, sangrantes, gado MARTIANO Por razones muy claras los poemas del libro que vamos comentando levantan la admiración encendida de gentes como Miguel de Unamuno, agónicas también, mientras los Versos sencillos ensamblan a la perfección con entendimientos inclinados a la hazaña de la gracia como el de Gabriela Mistral. Para el autor de La agonia del cristianismo, el poeta extraordinario aparece en este volumen en que rno hay más freno que el ritmo del endecasílabo, el más libre, el más suelto, el más variado y proteico que hay en nuestra lengua. Y más que un freno es una espuela este ritmo, una espuela para un pensamiento ya de suyo desbocado=. Como habría de ser, la trágica impaciencia del maestro de Salamanca se esponja ante los anatemas ¿Te Amor de ciudad grande, incluido en el libro y al que califica de poema tremendo.‘O El Ismaelillo está traspasado por la ternura y los Versos sencillos lucen dominados por el encanto de la canción popular en su mejor nivel; todos los Versos libres quedan atravesados por luces de relámpago. En ello andan su debilidad y su grandeza. A veces, la conmoción ante los magnos problemas del mundo y del hombre nublan y agobian la voz clamante, que se quiebra de su mismo fuego. Cuando el asunto de alto porte cuaja en la expresóin a punto -Homagno, Canto de Otoño, Yugo Io Los Versos libres arrancan a Sarmiento, en una carta a Paul Groussac publicada en La Nación de Buenos Aires, este juicio entusiasmado. aEn ewafiot nada hay que se parezca a esta salida de bramidos de Martí; y después do Víctor Hugo nada presenta la Francia de esta resonancia de metal., elocuencia, -_ -- - , AWJARIO se integra una obra palpitante. x estrella, Amor de ciudad grade...-. rica de penetración en los más hondos misterios !- tramada de giros de Saludamos entonces a uno de los poetas más plenos dr luz cegadora. 13 Iencua española. La cuestión del romanticismo en Martí renace cada vez que nos aìounamos a los Versos libres y, en cierta medida, su le<,tura contribuye a dar claridad sobre la dilatada polémica. Parece indiscutible que el clan de estos clamores viene de Víctor Hugo y hace bien en destacarh) Por lo menos, los poemas están en primera persona. Eugenio Florit. J. los conflictos abismales y la sangre de las heridas numerosas se mue+ Iran sin ocultamiento ni recelo, achaques de lo romántico. Poi otra es una confesada voluntad de darse entero, clr~ parte, todo el volumen rnseñar a todos el subsuelo espiritual. A veces, agravación del caso, la alusión autobiográfica es transparente. Agreguemos ese impulso inexhausto de hacer de la expresión vehículo dócil de la tormenta lacerante. Los que atribuyen a Martí un sitio culminante en el romanticismo americano tienen en este libro mucha ascua que acercar a su fuego. Con todo, y sin negar el usufructo de una cuantiosa herencia romántica absorbida en los mejores ejemplos -Víctor Hugo, Lamartine, MUSes en los Versos libres una gran set...-, p arece visible que lo romántico En efecto, la raíz romántica produce frutos que no despedida infiel. La quejumbre, muchas veces presente, se comunica responden a su ser. aquí con grandes temas colectivos y se mantiene inquietada pòr la misión orientadora y el deber libertador. La anchura de circunstancias >- situaciones y el ingrediente realista dentro del tono exaltado, no son Como los partos de la leyenda, el poeta arroja su* cosas románticas. Se ha dícho que los Versos libres fueron la última armas, alejándose. llamarada del romanticismo. Cierto; una llamarada tan alta que alumbró espacios hasta entonces desconocidos. Nos parece bien claro que en los Versos libres confluyen y se trenzan influencias y modos que van a superarse muy pronto. Lo &sico español, más que lo popular anda en estas páginas. En ocasiones, como simple arcaísmo (amis ojos sólo, los mis caros ojos..., en Homagno); en el poema Luz de Zuna sorprende la huella de Góngora: «tras los párCalderón pados blancos se veían - Aves de plata, estrellas voladorasn. asoma en Yugo y estrella, cuando se lee: *Pez que en ave y corcel y hombre se torna., Pero lo nuevo se abre paso con enérgico poder; la imagen de sentido moderno, trasunto de la buena poesía francesa del 157 lIARTI.4SO tiempo. empieza a abrir las alas. que después cubrirán junto al arcaí-mo gracioso. el neologismo audaz. mucho nido. 1 En cuanto a la vestimenta formal, los Versos libres son una no!-edad. un re10 v un riesgo. Cierto, como nos recuerda Unamuno. que el enderacílabo es el lerso más dúctil. vario y- cambiante del idioma. Tiene. rn efecto, sobre sí una fuerte carga de maestrías. Martí lo sabe. eSC(Jde intento para sus poemas de mayor ámbito; pero se decide. <-criéndolo además, por el endecasílabo blanco, con lo que nos hace recordar el \ iejo decir de que la rnaj-or libertad es la mayor responsabilidad. Dueño tlr tal arma, nuestro cantor queda desnudo frente al arte, con el peligroso tesoro de un instrumento soberano, apto para todas las travesías y exi::rnte en cada singladura. Ha de añadirse otro elemento que da categoría primordial a la elecc,iiìn del poeta; nos referimos a la variedad ilimitada en la división, en rl corte del endecasílabo. Con ello se salva la vieja costumbre de hacer coincidir la idea poética con la fórmula métrica, cfesangradero de tantos maestros del buen tiempo español. En Martí, el endecasílabo es una espada ilustre en manos de un capitán sin miedos. Nadie la ha esgrimido con tan fiera novedad. Cuando la idea queda dicha, se detiene el verso; y se completa en la idea que sigue. De este modo, de espalda a Ia sugestión elocuente del consonante y lejos de la suave perfidia de la rima asonantada, usando un verso libre de toda libertad y sujetándolo al dominio del mensaje lírico, nos deja Martí, en los mejores momentos cle sus Versos libres, una hazaña magistral en la que sólo pueden vencer los poetas plenos. Deniro de la incandescente vehemencia en que están concebidos ! realizados los Versos libres, se convocan en ellos los asuntos que antes \ después inquietan al poeta; pero todos aparecen a una luz distinta. dentro de una claridad inesperada, en que las gentes y las cosas -la naturaleza, el misterio y el hombre-, se .abalanzan para darnos sus perfiles descarnados. En las páginas del libro se juntan los elementos extraterrestres y los bumanos. .El llamamiento erótico aparece a veces (Pomona) como alu.sión carnal, casi siempre con gesto ennoblecido: cno es hermosa - la fruta en la mujer sino la estrella». No pueden faltar el recuerdo de la patria encadenada ni el amor fervoroso a la libertad del hombre (PoUice rerso, Isla famosa, Banquete de tiranos, En torno al mármol rojo), ni ia decisión al sacrificio (Yugo y estrella). En algún momento se mues- 148 ANUARIO tra la identificación nueva alude ANUARIO MARTIANO con el que sufre explotación vitalicia. En Etirof~ al denso Rebaño de hombres que en silencio triste Sale a la aurora y con la noche vuelve, Del pan del dia en la difícil busca... Son numerosos los poemas destinados a concentrar su concepto de Estrofa nueva, Poeta, Mis versos la Poesía. En todos ellos (Académica, Poética, La Poesíu es sagrada, Cuentan que antaño..., van revueltos..., Mi poesía), está la varia insistencia en hacer del verso cosa delicada, que sólo debe recibir la visita de la inspiración genuina y correr su aventura libremente, sin cárcel académica ni afeite superpuesto. Pero el poeta de Versos libres se siente preso, torturado, sajado, asfixiado por el duro mundo que le cerca; lo expresa con garra soberana en Amor de ciudad grande. A distancia del tiempo y del estilo, el New York martiano muestra parentesco esencial con el de Federico García Lorca. En los dos grandes poetas la urbe babilónica es como un monstruoso revulsivo que les descubre y agrava sus más hondos conflictos. Asqueado de lo circundante, se siente nuestro héroe empujado por un ansia de lejanía, de vuelo, de liberación definitiva. Aparece entonces la otra magnitud del libro, la que integran poemas de evasión desalada, de sed de infinito. El misticismo de este costado de 10s Versos libres es ancho y revuelto, muy distinto del afilado y expectante que, hijo de Santa Teresa y de Fray Luis, alienta en otros momentos de la lírica martiana. Busca en la naturaleza la señal que no encuentra en los hombres. Clama, encendido panteísmo: iOh corazón prendado iOh sed de amor! De cuanto vivo el Universo habita. i Despuésel poeta dialoga con la tierra, con los mares, con los astros, con el tiempo. Lo sobrenatural fortalece sus alas para el quehacer irrenunciable y el redentor vuelve a 10s espacioscon su luz inagotable. La imagen de la muerte habría de aparecer en esta escala primordial del poeta bat$lador. En más de un momento reclama su presencia como la de una deidad aquietadora. En Canto de Otoño nos dirá: SMujer más bella - no hay que la muertes y en otro lugar la tendrá como .salvadora oculta de los hombres,. En Astro puro nos ofrece la estampa MARTIANO 149 del poeta muerto que se trae, al resucitar, la virtud del verso inmortal que dará, por fin, perfume y claridad a la tierra. Por lo dicho queda aludida la rara condición de los Versos libres, desvelado conjunto de intensos realismos y evocaciones sobrenaturales. Su amontonamiento y violencia, reconocidos y señaladospor el autor, lo han hecho hasta aquí, debe decirse, un libro desconocido. Se hace indispensable sumergirse en sus aguas encrespadas, vibrar en sus clamores para dar con una extraña y grande poesía. La etapa en que fue cuajando el verso y el hecho de no darle el toque decisivo -algunos . poemasestán inacabados y otros a medio fraguar-, restan al conjunto la clara sobriedad de obra cumplida de los Versos sencillos. Con todo, creemos que el gran poeta, el mayor poeta, el mejor Martí están aquí, en estoscomplejos, iluminados y sangrantes encuentros. Y sospechamos que cuando se llegue al fondo de esta selva encrespada,donde cada árbol levanta al cielo sus brazos estremecidos, se tendrá a los Versos libres como lo más representativo, original y poderoso del escritor cubano. Entre los papelesde Martí se encontraron manuscritos dispuestospara integrar un volumen con el título de Flores del destierro. Como en los otros, se abren con un bello prefacio en que se explica su contenido y se discurre sobre el arte poética del autor. Por el texto del preámbulo y el gesto de 10s poemas puede decirse que se trata de una continuación de la actitud dibujada en los Versos libres. También éstos -el título lo apunta-, son poemas soñados en la almohada de piedra. La estructura del poema no es en Flores del destierro uniforme como en los Versos libres. Se usa también el endecasílabo blanco, con cesuras voluntariosas y cambiantes, pero este verso clásico aparece a veces en cuartetos aconsonantados; se encuentran raras combinaciones de versos de ooho y once sílabas, secuenciasde seguidilla como en el IsmaeliUo, alguna décima tradicional y dos sonetos de gallardo porte. Es esta la escala martiana en que mejor asomasu maestría en la variedad estrófica y en que hace más gala de invenciones estructurales. En cuanto a los temas de Flores del destierro, anotaremos que se reitera la devoción de Martí por la poesía libérrima y distinta en los sonetosTienes el don... y Quieren, oh mi dolor... y en la definición tajante que abre el volumen: Contra el verso El verso natural. retórico y ornado 150 ANUARIO MARTIANO ANUARIO Como en los Yersos libres. se rechaza el amor impuro pero se le coloca. ni la cuando es noble. a nivel de la poesía. No falta el tono galante: solidaridad con la masa explotada. yo respeto La arruga. el callo, la joroba, la hosca Y flaca palidez de 10s que sufren. Otra vez la angustia del vivir ciudadano: Envilece, devora, enferma, La vida de ciudad. embriaga No falta la tormenta que arrasa el pecho: Vivir en si, qué espanto, y se traslada a la naturaleza el dolor aborrascado: Cruje la tierra, rueda hecha pedazos. La noche vuelve a ser tregua y esperanza: Más La presencia al entusiasmo y el ansia del dolor: que de Za ventura De la desdicha nace el verso. del hijo, como en el Zsmaelillo de la pelea: Pero en tu pecho,, oh niño salva de la caída y vuelve está mi escudo! Debe destacarse que está en Flores del destierro uno de los momentos más colmados de la lírica martiana. En sólo un verso, de los más bellos de la lengua, se identifican su amor de patriota y su ansiedad de artista: Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche. La almohada de piedra sigue ordenando la militancia infatigable: Cuba está presente. La llegada de las sombras, la noche, anuncia el sueño que engendrará la creación libertada. La depuración: Los aVersos una obra culminante en que se afinan y depuran todas sus virtudes sobre ticas. Por ello, la mejor crítica de su lirica se ha ejercido libro breve, intenso y nuevo.‘l 151 poéeste Como en el examen de los libros anteriores, trataremos de precisar la naturaleza, los temas y las formas de este volumen de rica y juvenil madurez. La tarea encontrará mayores obstáculos porque la integración de los elementos del poema es aqui más estrecha, lograda y plena. En los Versos sencS!os habla el poeta, como de costumbre, en primera persona, ofreciéndonos su intimidad y su contorno con sinceridad que toca muchas veces lo confidencial; pero así como en los Versos > libres el yo romántico se encrespa entre trágicas luces, en los Versos .sencillos, la comunicación se decanta en inquieta serenidad tomando, en lo dominante, por caminos narrativos. En los Versos libres el poeta nos dice lo que siente; aquí nos da cuenta de lo que es. Los Versos sencillos componen, en buena medida, un registro autobiográfico del autor, a tal punto que constituy&n un documento indispensabIe para el que quiera ofrecer una estampa exacta de su vida. Pero tratándose de un espíritu como el de Martí y de un hombre de lirismo vitalicio, cada suceso1 lo mismo el de ancha resonancia colectiva que el de honda intimidad dolorosa, le despierta perspectivas inesperadas: que cristalizan hechos poéticos más allá de la anécdota. Yo sé que a cada noche alzas el vuelo A las estrellas... Vuelve la reverencia M.4RTI.4‘10 SencilZ0s.s En sus últimos años, cuatro antes de morir heroicamente, en 1891, edita Marti en New York SUS Versos sencillos. Son, en muchos sentidos, Como obra de culminación, hacen presencia en los Versos sencillos las huellas y los modos que marcan su poema anterior. Lo popular español se trasluce en muchos momentos, pero más entrado ahora en lo popular americano y con gesto más universal; la huella de los maestros clásicos de su idioma no desaparece, pero, dueño el creador de su propia voz, se advierte como alimento radical transformado sobre la marcha; el ímpetu romántico .levanta a cada paso su bandera apasionada, pero es vencido por la evocación a la vez palpitante y escueta y por un dominante propósito definidor. En los Versos libres, Martí lucha entre vientos opuestos; aquí ha encontrado el camino y lo proclama. La verdadera modernidad de Martí, ha dicho Fina García Marruz, está en los Versos sencillos. La precisión es muy certera y es aquí, sin duda, donde el poeta tiende sus puentes hacia el canto nuevo -sincero, claro, erII Los mejores críticos de la poesía martiana han ofrecido penetrantes intertjwtacionk de los Versos sencillos. Deben señalarse entre las mejores contribuciones para llegar a lo hondo de este libro excepcional los comentarios de Gabriela Mistral, Pueden leerse en la valiosa Antología Critica Eugenio Florit, y Fina García Marruz. tlr José Marti, compuesta por el Prof. Manuel Pedro González. Publicaciones de la Editorial Cultura. T. E. S. A.. México, D. F., 1960. 152 AKUARIO ANUARIO MARTIANO guido. sabi+-, que propugnó conquistar plenamente. en au poética y que la muerte le impidió ‘\lucho habría que decir de la sencillez de los F’ersos senciflos. En el preámbulo del libro precisa el poeta que lo edita aporque ama la sinceridad y cree en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras». A lo largo de las páginas se reconoce el difícil propósito, y hasta lo sobrenatural, extraterreno y fantástico queda dicho con palabra asequible, aunque su aparición haga vislumbrar complej idndes impenetrables. Casi no hay que decir -y ya lo ha dicho insuperablemente Gabrie!a Mistral-, que la sencillez de estos versos es un resultado más que una intención. Sólo quien posea como Martí incontable riqueza de palabras y rara fuerza sintética puede lograr esta colmada sencillez, de vuella de sus endecasílabos relampagueantes y de su elocuente ternura. Es evidente, para quien sepa de estas cosas, que cada estrofa de los Versos sencillos es como la flor que nace en un campo labrado encarnizadamente.l? En cuanto a la forma, los Versos sencillos, salvo dos excepciones de muy distinto nivel, están escritos en cuartetos octosílabos aconsonantados. En el poema XLIII, de muy afinada galantería, se añaden al cuarteto octosilábico dos pareados de la misma medida, con lo que se alcanza una fresca gracia placentera: Mucho, señora. daría Por tender sobre tu espalda Tu cabellera bravía, Tu cabellera de gualda: Despacio la tenderíu, Callado la besaría. El poema XLV, conocido con el título de Los héroes, y al que aludiremos después, está compuesto en hermosos octosílabos blancos. El que cierra el libro -diálogo con el verso-, vuelve a la norma general. La elección de la forma estrófica en 10s Versos sencillos tiene un peculiar significado. El continente es aquí molde deliberado del ademán que va a vestir. No será difícil comprobarlo. Era obligado encontrar un vehículo oportuno y eficaz: se 10 ofrecía al poeta la literatura maternal, en que tantas veces el cantor del pueblo y el de la Corte habían 12 A distancia de este libro- capital escribió Martí: CA la vida se le van ca10s velos poco a poco y cuando se reconoce Y rehuye lo de verboso e inútil que hay en ella, viene como una ingenuidad al corazón, que en los hombres sensibles yendo y adoloridos se refleja, a la tarde de los años, en la sencillez de la poesía., insertado su meditación fugaz octosilábico. No fue sólo Lope sivo y presuroso: MARTIANO 153 y su apretada sabiduría en el cuarteto quien usó y abusó del instrumento inci- Señales son del juicio ver que todos lo perdemos; unos por carta de más y otros por carta de menos. La combinación métrica y estrófica elegida por Marti es la preferida por la gente llana de la América Hispánica para decir -0 cantar-, su reacción inmediata de quejumbre o malicia, ante el visitante y el vecino. Nuestro poeta quería llegar ahora al mayor auditorio y acercar su voz a la de los oprimidos. Es en Versos sencillos donde deja escrito, en la copla del pueblo: Con los pobres de la tierra Quiero yo mi suerte echar: El arroyo de la sierra Me complace más que el mar. Dueño del instrumento apropiado y trayendo a él aquella maestría de la cesura que fue en él menester venturoso, logra el sabio cantor por las vías sencillas, populares, un ademán presentáneo, una gracia eficaz y aguda que nos abre las puertas de su reinp, sin renuncia a su creciente excelencia. La grandeza de los Versos sencillos viene, a fin de cuentas, de la sabiduría en usar una forma inventada por el pueblo para trasmitir con ella el mensaje de excepción; hazaña sólo asequible a los creadores de tamaño entero. En lo que mira a los temas de Versos sencillos, recordemos que Eugenio Florit los agrupa en cuatro categorías distintas: los que captan una impresión instantánea, plácida o tremenda; los de asunto amoroso; los puramente poéticos, en los que sorprende lo sobrenatural y ultraterreno ; y por último, aquellos en que el pensamiento y el amor de l,a libertad y de la patria aparecen dominadores. Cabría añadir la presencia de un tema permanente en los libros martianos, la referencia al verso y a sus versos, ahora afilada en la nerviosa elegancia de la expresión breve y pegada al hueso: Si ves un monte Es mi verso lo Mi verso es un Un abanico de ..*................. de espumas, que ves. monte, y es plumas. 154 ANUARIO ANUARIO MMARTIASO iVerso, nos hablan de un Dios Adonde van los difuntos: Verso, o nos condenan juntos, 0 nos salvamos los dos! Es el-idente que una clasificación similar a la propue‘-ta por Florit podría intentarse en los otros libros de Martí; pero C+ en los Versos sencillos donde cada una de las categorías alcanza ma\or nivel líricos. rosa impuesta por la peregrina unidad de asunto y forma y por la florida maestría a que ha llegado el poeta. Si en cada uno de los órdenes señalados pudiera c,itarsr un poema culminante, si en el que abre el libro descubrimos, con nueva claridntl. que hemos entrado en una estancia de confesiones decisivas; si en loversos inspirados por Aragón y por la bailarina española se entrelazan la raíz maternal y la adjetivación insuperable; si en el poema VIII, en que acuesta a dormir al amigo muerto que le visita, sentimos el escalofrío de lo sobrenatural misterioso; y e1 amor y el verso se tocan et] una poesía galante del más airoso garbo; si en la redondilla que pide para su tumba uun ramo de flores y una bandera», arriba a una cifra escueta y penetrante que le franquea y asegura Ia divulgación popular. no hay dudas de que los dos momentos -tan distintos en su razón---. que señalan la más cumplida altura del libro son La nEa de Gaatemqlrc ! Los Héroes. La brevedad de estos apuntes nos estorba referirnos a lo anotado sobre los dos poemas de Martí que más devoción han levantado. Al aislar las que pudieran ser sus virtudes capitales -jen mucho contrapuestas-, quedan evocados los mejores momentos del libro más pel’fecto del libertador cubano. En La niiia de Guatemala llega a lo más el ingrediente popular, por lo que la breve obra maestra mantiene la atención apasionada de doctoe ignorantes, de exigentes y benévolos; pero lo popular discurre aquí por las vías creadoras de un amante sensible y sabio. Las estrofas sca eslabonan en gallardo declive, componiendo un conjunto armonioso h sobrio, sereno y melancólico. La descripción de los funerales de la amada no sufre el desarreglo romántico. El s0110zo no sale a flor, per,, se le siente bajo la estrofa acompasada. La sangre del poeta empapa la cálida voracidad del canto, pero SU delicado entendimiento impone cl recatado desarrollo. Hay aquí imà conquista inusual. de las que embriclan la emoción en el dibujo alusivo J fiel. MARTIANO 155 & su hermosa meditación de los Versos sencilks ofrece buen espacio Gabriela I&,t,,l a ~~ njñu de Guatemala. NO se ha escrito hasta ahora Para la poetisa chicomentario de pareja hondura* de similar sintoma.’ lena las estanciaE dolientes en que despide el poeta a la amada en flor componen el mejor momento del Modernismo. Y advierte en La niiia de Guatemala una >uperior encarnación del canto del pueblo en su cadencia americana. Sorprende a la autora de Desolación que hombre de sensibilidad numerosa y de querer verdadero como José Martí despida a la que murib por su amor con una sobriedad decorativa y una puntual descripción en que no se traslucen ni el desgarramiento ni el sollozo. Cuando recuerda otro momento de 10s F’ersos sencillos: Vierte, corazón, tu pena Donde no se llegue a ver Por soberbia, y por no ser Motivo de pena ajena. entiende morsdo el caso y lo pone a cuenta y del hombre. del viril pudor del artista, del ena- El otro poema extraordinario, al que la posteridad ha puesto el titulo de Los Héroes es, sin duda, un momento estelar de la poesía escrita en español. La intensidad del tema le otorga rango card’inal. El auto1 alude evidentemente a Ia realidad cubana de su tiempo, y nos pinta a los héroes de la guerra Grande (1868-,X378) pi,diendo cuentas a las generaciones nuevas, a las que pertenece Martí, del destino de sus sacrificios y del cumplimiento del deber patriótico; pero sobre su origen concreto. alcanza el caso una limpia universalidad y sube a nivel ejemplar la vieja pugna humana entre el desinterés y el egoísmo, entre el apego a los bienes materiales y la decisión heroica. Los Héroes son un poema grandioso en más de un sentido. Rubén Darío advirtió que en su desarrollo utodo es estupendo, el ritmo, las detenciones, las imágenes evocatorias, y el tema: se diría obra de Beethoven,. En efecto, el sueño martiano es ciclópeo de punta a punta j- parece nacido en la entraña de la Novena Sinfonía: Sueño con claustios de mármol Donde en silencio divino Los héroes, de pie, reposan: iDe noche, a la luz del alma, Hablo con ellos: de noche! 156 A??L%RIO M.4RTI.4SO Con magistral acierto, enfrenta Martí la piedra al hombre, lo gigantesco a lo habitual, lo permanente a lo mudable. Hay aquí gran poesía; pero también magno sentid’0 plástico por el que la línea, la forma, el escenario. dan con el cauce de lo trágico. Los héroes de ayer: mármoles solemnes, son como la voz de la historia y el mandato del tiempo. Armados de esa fuerza, barren el suelo con la cabellera del culpable y saltan al fin: rotos de ira santa, de la base que les agraada la estatura. La forma, la estructura, los elementos que ordena y conjuga el poeta, confluyen para otorgar a Los Héroes la más alta y difícil naturaleza. El uso del verso blanco permite el desembarazo necesario para engendrar lo grande; el corte reiterado, violento, sincopado, logra y mantiene un movimiento erguido y centelleante: Están en fila: paseo Entre las filas: las manos De piedra les beso: abren Los ojos de piedra: mueven Los labios de piedra: tiemblan Las barbas de piedras: empuiian La espada de piedra: lloran: iVibra lo espada en la vaina: Mudo, les beso la mano. El poema apical de los Versos sencillos es un conjunto maestro de poderes encontrados dentro del más riguroso gesto escénico: el mármol, los héroes, el culpable, la noche, el castigo, y, al final, la violencia destructora que cierra el drama. La repetición de frases y palabras no es pobreza sino por el contrario, tesoro difícil: por ella cuaja un ambiente, un clima de fatalidad trascendente, de sombría elocuencia, que eleva la obra al más alto nivel. Nunca, en la poesía de su lengua, los medios alusivos, del mejor simbolismo, contribuyeron tanto a la grandeza del asunto. Poética de un poeta No es infrecuente que un poeta discurra sobre la poesía, pero no existe caso en que tal menester sea tan insistente y reiterado como en el de José Martí. Hay que destacar en este costado de su obra una circunstancia de mucho relieve: escritor alguno destinó tantos poemas a decir sus criterios sobre la poesía, el poeta, el verso y su verso. Más de veinte poemas de su madurez cumplen este. propósito. Parece indispen- AXUARIO MARTIANO 157 ofrecer los lineamientos sable por ello que en unas notas que quieren de su hazaña lírica, se aluda a lo más saliente de LU poética. La razón del mantenido interés en definir sus conceptos líricos viene en Martí del hecho de ser, a un tiempo, creador y crílico li.terario, y su función orientadora en este campo es también, debemos recordarlo, parte de su desvelo por enderezar hacia los mejores rumbos la tarea literaria de loS pueblos americanos de su lengua. Debe añadirse todavía, para penetrar cabalmente el sentido de este recodo de su actividad letrada, que el héroe quiere predicar con el ejemplo, mostrar en su verso el cumplimiento de su teoría poética, y que lo hace a mucha distancia de la seca advertencia académica y en una pugna dramática entre la creación y el afinamiento de sus senderos. Compondrían un volumen las precisiones martianas sobre la poesía que propugna: en ocasiones numerosas el comentario aparece al enjuiciar la obra de un poeta antiguo o contemporáneo; otras, al meditar sobre los cauces matrices de la lírica, en un ensayo, o en un discurso; de modo relevante, en los proemios de sus mejores libros y con frecuencia, Eomo ya anotamos, en poemas destinados a esa función rectora. Las batientes fundamentales de la poética de Martí no pueden ser sino testimonios de su entendimiento de la vida y del destino del hombre. Para él había de ser el verso un arma luciente y delicada, dispuesta para los más nobles fines de enriquecimiento espiritual y servicio colectivo. De ahí su sostenida exhortación a darle a la poesía el más alto rango social y humano, * lo primero, asegurar a la expresión lírica el sitial desde donde pueda realizar su misión. Tomemos, al azar, una de esas exhortaciones: La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a 10s hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida. La libertad es la religión definitiva. Y la poesía de la libertad, nuevo. Ella aquieta y hermosea lo presente, deduce e el culto ilumina lo fu.turo, y explica el propósito inefable y la seductora bondad del universo... Un grano de poesía sazona un siglo. Ofrecida al verso la categoría suprema, Martí nos define, en el ensayo y en el poema, las que estima sus notas primordiales. Para 61, lo reitera mucho, la poesía debe producirse como efusión espontánea, *como . 1% Ah-UARIO MARTUNO las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la heridas. SU voto de sencillez -por donde anda la ansiada comunicación de las singular, inesperada !. esencias liricas-, no se opone a la encarnación profunda; pero ello se logrará dando cuerpo digno y distinto a lo directo y natural. Un día escribe: ael verso hierve en la mente, como en la cuba el mosto. Mas ni el vino mejora, luego de hecho, por añadirle alcoholes y taninos; ni se aquilata el verso, luego de nacido, por engalanarlo con aditamentos y aderezos...* a Pulir es bueno, mas dentro de la mente y antes de sacar el verso al labio..., La emoción es, para nuestro escritor, madre legitima de la poesía. Sin emoción, dice, se puede ser escultor en verso o pintor en verso, pero uo poeta; agregando que existe una emoción lírica con origen, gesto y dominio propios. No es poeta, anota, l ...ni el que pone en verso la politica y la sociología sino el que de su corazón, listado de sangre como jacinto, da luces y aromas, o batiendo en él, sin miedo al golpe, como en parche de pelear, y llama a triunfo y a fe el mundo, y mueve a los homhres cielo arriba, por donde va de eco en eco volando el redoble;. Los dos polos de su poética son la realidad y el sueño: la realidad ansiosa de altura y el sueño comunicado con la vida. Todo lo humano, todo lo que aflija y entusiasme al hombre, puede ser poesía, pero traducido a mensaje genuino, sabio, afilado y nuevo. Es frecuente cuando se quieren mostrar las ideas martianas sobre la poesía, acudir a tres momentos de mucho relieve: las palabras preliminare de Versos sencillos, Versos libres y Flores del destierro. Se acierta en eho, porque las explicaciones aI1í ofrecidas coinciden con tres etapas vitales de su anticipada madurez. En las palabras proIo&s de Versos sencillos hay una referencia justificadora de la sencillez con que quiere cobijar el volumen, y una alusión de mucho sentido a los Versos libres y a unos Versos cubanos. Es allí donde se refiere a sus #endeque nunca ordenó para la imprenta. casílabos hirsutos,, los de los Versos libres, y del enojo candente de los V ersos cubanos. En cuanto a lo que va a seguir, al contenido de los Versos sencillos, reitera su afirmación capital ya citada: aamo la sencillez y creo en la necesidad de poner el pensamiento en formas llanas y sincerasn. La introducción a los Versos libres es una proclamación enfática a favor, de la libertad creadora. El poeta quiere dar SUS versos como le han nacido, sin afeites ni préstamo. Es allí donde proclama que sus poemas no van escritos en tinta de academia sino en su propia sangre. Ofrece lo que ha visto. Y junto a l,a confesión de sinceridad a todo riesgo, el ANUARIO MARTLWO 159 CAmo las sonoridades amor a lo inesperado y reluciente. Recordemos: difícilti. el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como nna lengua de lava.. Naturaleza y arte: ímpetu y sabiduría. Las razones iniciales de Flores del destierro acogen un estado de ánimo muy reiterado en Martí: el contrapunto entre el remordimiento de dar tiempo al verso (= . ..porque me parece la expresión la hembra del acto y mientras hay que hacer me parece la mera expresión indigno empleo de fuerzas del hombre... *) y el pesar de no haber ofrecido merecida atención a la visita de las imágenes que,‘ante su desvío, huyen allorosas y torvas, desvanecidas como el humon. Su angustia de artista corre a nivel de su deber libertador. S e a fl’rge de haber desdeñado la poesía: a...y yo me quedo, congojoso y triste, como quien ha faltado a su deber o no ha hecho bien los honores de la visita a una dama benévola y hermosa: y a mis solas y donde nadie lo sospeche, y sin lágrimas, IloroD. Mientras atraviesa este puente de los suspiros, concreta Mar’tí algunas notas de su poética: a cada estado de alma, un metro nuevo, a cada asunto un lenguaje: uno para el amor, otro para el dolor. Y al final, a;Cuán extraño que se abrieran las el remate inquietante y sombrío: negras vestiduras y cayera de ellas un ramo de rosas., Es en los Versos libres y en Flores del destierro donde nos entrega el crítico creador su Poética en uerso. En dos libros pequeños, más de veinte poemas definen su arte poética. Ello tiene una puntual explicación. En estos dos libros, lo hemos visto, el autor nos abre el pecho atormentado y nos entrega la entraña palpitante, maltrecha por todos 1; vientos del mundo. Su contorno agresivo, su coro clamante, lo integran la saña y la bondad, lo encantador y lo terrible, la lealtad y la traición, el color y la música, el sacrificio y la mujer, la patria y la noche; pero la poesía es también porción de 5u mundo, pregunta y problema, responsabilidad y destino. Por causas comprensibles en hombre ,de condición lírica, lo poético es en estos dos libros como una realidad universal, como un clima incansable, como una deidad de gracias exigentes que dialoga sin treguas con el cantor desvelado. En su dramática impaciencia, dice el autor SU entendimiento de lo poético y dibuja la historia, el tránsito y el porvenir de SU propio verso. Vamos a asomarnos, por breves instantes, a las coordenadas de SU ansiedad rectora, Juez y parte, alguacil alguacilado, el dictamen le. sale eacrito siempre con el mas Íntimo latido. _--~ 4 160 AMJARIO MARTIANO ANUARIO Como en su advertencia crítica, clama Martí en sus versos por la elevada dignidad de la poesía. Sólo es comparable, dice, a la mujer hermosa. Su jerarquía la hace sagrada y no debe Ilamár-e!e sino cuando llega la inspiración genuina: La poesía es sagrada. Nadie De otro la tome, sino de sí. Ni nadie Como a esclava infeliz que el llanto enjuga Para acudir a su inclemente dueña, La llame a voluntad: que vendrá entonces Pálida y sin amor, como una esclava. De la alta prestancia arranca el derecho a !a libertad, a la desnuckz. En dos sonetos de muy neta estampa (Quieren, oh mi dolor... Tienes el don...) se alza el poeta contra Ios que pretenden encerrar su expresión en cárcel académica. En poética, confiesa que sabe de refinamientos, elegancias y cortesanías, pero que prefiere ela espesura de la selva prolífera,. En Hierro reafirma su voluntad libérrima, pidiéndole al poeta que eche al movible viento las cuerdas rotas de su lira. En Académica convoca a romper con los dómines encasacados. Y en el poema que abre Flores del destierro, ya lo hemos visto, concentra su definición de modo inapelable y tajante: Contra el verso retórico El verso natural. y ornado De la consideración de la poesía como arte supremo y menester sagrado, pasa a su propio canto, donde aparece el ingrediente romántico inseparable de toda confesión intensa. Sus versos surgen aconvulsos, encendidos, perfumados.. Mis versos van revueltos Como mi corazón. Y en una estrofa de encrespada y encendidos exdtación exclama: Cual de incensario roto huye el perfume Así de mi dolor se escapa el verso: Me nutro del dolor que me consume, De donde vine, ahí voy: al Universo. Pero el poeta goza del regodeo, Había escrito ya, piedra y caricia: el orgullo 161 MARTIANO y el consuelo de SU rima. Mi verso es de un verde claro Y de un carmín encendido: Mi verso es un ciervo herido Que busca en el monte amparo. Desea adormirse en la música lírica (Estrofa nueva), final de los Versos sencillos, dialoga con su espíritu pio verso: Yo te quiero, verso amigo, Porque cuando siento el pecho Ya muy cargado y deshecho, Parto la carga contigo. y reiterando el voto mismo, con PU pro- El más rico coloquio del poeta con su poesía culmina los Versos libres, y nos enfrenta a lo más contradictorio, inesperado y revuelto de Todo el poema es un viaje alterado entre el cuanto salió de su pluma. pueblo y el arte y una confesión de su grandeza y de su servidumbre ante el mandato lírico. En un raro impulso, en un arranque de lancinante pureza, muestra su poesía al *pueblo honrados. No la adorna con cintas retóricas sino la vierte al mundo A que cree y fecunde, y ruede y crezca Libre cual las semillas por el viento. Va con su poesía a la ciudad de donde la trae aherida todas y la lleva a curar a los campos; le reitera su delicado amor. Un día infeliz, Iti propicia acicalamiento y guirnaldas, pero todo palidece y huye cuando El poeta es a veces esclavo de la deidad abaja de ver nacer los astros,. sagrada y se queja al pueblo de su capricho tiránico y de su asoberbia femenil.. El diálogo con la poesía es a veces estimulante y claro: Tenemos ella y yo, cierto recodo Púdico en lo más hondo de mi pecho. pero, fiel a su naturaleza divina, rehace siempre su fiera majestad, SU Voz omnipotente de las que no podrá libertarse el cantor. A lo largo de su trato angustioso con la poesía -vasallaje y dominio, perpectiva y cárcel-, sueña Martí con una estrofa de magnitud insospechada. Quiere un verso que contenga todo el mundo del espíritu, un ANUARIO MARTIANO himno hondo, palpitante y noble; una poesía, en suma, digna imagen de: hombre que acuna su eperanza. Si en plena juventud hecho el juramento solemne: ANUARIO de la había Mientras me quede un átomo de vida Haré la prosa flor y el verso luz. en su radiante madurez siente el estremecimiento del que vislumbra la la tierra prometida. El canto que ha amado entre penumbras va a levantar el vuelo: Yo percibo los hilos, la juntura, La flor del Universo: yo pronuncio Pronta a nacer, una inmortal poesía Breve meditación final El comentario presuroso de la obra lírica de un escritor de tanta riqueza y complejidad como José Martí sólo puede aspirar a entreabrir la puerta de su poesía. Por ello no son ociosas algunas consideraciones de orden general destinadas a dar unidad a lo anotado. ‘ Cuando se plantea la imponente cuestión del nivel de la poesía martiana en el curso de la obra escrita en español, se nos levanta un problema previo, lo que algunos llamarían una cuestión de principios. ¿Ha de irse, para medir el tamaño de una faena lírica a la gracia y novedad la maestría distinta-, o a la actitud que engendra de la expresión -a la revelación (tan fácil de tocar por el sensible como difícil de definir por el crítico), que es lo poético. 7 Ante un varón letrado como el revolucionario antillano la interrogación toma profundidad y cuerpo inesperados. Gracias tuvo, y novedad luciente y garbo imantador, pero el ademán inusitado le venía de la raíz sin préstamo. De todos los costados de la letra martiana nace la evidencia de que la tuvo en grado eminente y mantenido. lo que se llama actitud lírica; Entendido lo poético como virtud, como poder, como adivinación, no hay en su siglo y en su lengua caso tan pleno como el de Martí. Ninguno como él para dar en todos los parajes con la vena oculta que trasforma el decir, vistiéndolo de poesía. Como no sujeta ni detiene el torrente de la palabra, y como no hay en é! palabra sin lirismo, toda letra suya desemboca, lo mismo en la estrofa 9~ en el período, en un hecho poético. En un caso como el de nue&o héroe había de esperarse que su fuerza de la sensibilidad se vitalicia para traer a luz los senderos recónditos encontrase a sus anchas en la forma poemática. MARTIANO 163 Poeta siempre, habría de serlo más en el oficio de la poesía. Ya hirsutosm, hemos visto como, muy destacadamente en sus #endecasílabos la entrada en el verso es el olvido de los pudores del adoctrinador y una ocasión para darnos lo más contradictorio y encendido de las tormentas de 3u pecho. Es entonces, en eI peeta con su poema, cuando tocamos la magnitud de su gesto, cuando le conocemos la superioridad sobre su3 contemporáneos. Al indagar las razones primordiales de la grandeza poética de Martí, de lo que lo eleva sobre los cantores hispánicos de su día, se nos hace claro que su tesoro oculto, su arma secreta, están en aquella pugna agonal de clamores y relámpagos en que bracea siempre el hombre apostólico. Lo poético es aquí testimonio sangrante de una gran vida en vilo, de una conciencia sin reposo, de un quehacer inusual, en que el rector de la acción libertadora muestra a todos la historia de su espírimtu. Impetu redentor sin orillas, más allá de la tarea concreta y magna de construir una nación, vive en la ansiedad, en el claro tormento, de dar a los hombres una dignidad nueva. Entregado a su menester generoso, pero con dotes inagotables para anotar la peripecia íntima, el lirismo de Martí hace el milagro de revelar la imprevista naturaleza del héroe. Pero la fidelidad a sus exigentes deberes revolucionarios impide a Martí dar a su empeño poético la continuidad y la depuración que pudieron ofrecerle contemporáneos de menor categoría. La estrofa se hace de quietud expectante y nuestro hombre vivió en la llama del combate. Hemos visto como muchos de los poemas de los Versos libres y de Flores del destierro son sólo apuntes nebulosos de una inquietud dramática, trágica a veces, que nunca llega a expresarse del todo. Y en lo que dejó anotado y sugerido para un desarrollo posterior, sorprende una sustancia inquietadora, un ,conflioto sin aliviaderos, que, de encontrar caminos adecuados, hubieran añadido muchos puntos a su hazaña de precursor entre Ia fuerza afortunado. Quisiéramos a veces, al sentir la distancia y su testimonio, esconderle los vestidos de la calle -la levita del tribuno-, y encerrarle por horas a dar espacio Y calado a la angustia tumultosa que le hincha las venas. No hay dudas de que la pugna entre la anuncíación poética y la ausencia de senderos desembarazados en que manifestarse, ha hecho que críticos de buena autoridad se hayan quedado a medio camino en el enjuiciamiento del poema martiano. NO son pocos loa que se han detenido ante abismos espantables e intrincadas malezas. El tropel desbocado de 164 AXUARIO MARTIANO quejas y adivinaciones no invita a indagar sus caminos. Es por ello que hemos afirmado, y lo reiteramos ahora, que Martí es todavía, y lo será por buen tiempo. un pot’ta desconocido. Al andar de estos comentarios ha podido verse como existen, vistas muy desde arriba, dos vertientes maestras en el verso de Ptlartí; en una de ellas ordena y manda el propósito de una poesía clara y afilada, de en la otra, habla aguda elocuencia y sesgo captador, almohada de rosas; el creador con su misma garganta, diciendo a todos su angustia: pero defendiendo, con fiera garra, la imparidad de su visión y su destino: la almohada de piedra. Es en este segundo tipo de poemas donde aparece el artista de más ámbito y originalidad. Pero esta parcela de 10 poético martiano no está a libre plática como la otra, la de la gracia captadora. Se h ace necesario armarse de una afilada sinfonía, llegar a los senos oscuros de donde viene la voz desnuda, ponerse a ,tono con un mundo que cobra a buen precio de atención la complicidad con su admonición y su presagio. En el poema que pudiéramos llamar heroico, entendiendo la palabra en sus más ancha derivaciones, asoma un mensaje de que no se tenía noticia. En momento alguno había resonado en español aquella sinceridad clamorosa que nos ofrece todo el hombre en el filo de su letra; por primera vez, como se ha observado, la poesía simultánea, que sólo conocíamos en Whitman, habla el idioma de Manrique y de Quevedo; por única ocasión, el poeta es un diálogo desnudo consigo mismo; nunca como ahora el mundo que cerca al poeta queda denunciado en su monstruoso ser por una mirada capaz de penetrarlo, de sufrirlo y de cambiarlo. Una obra de tal modo inquietante y andadora, hecha de interrogaciones abiertas y de ansiedades incansables. lleva en sí el signo de muchos reinos futuros. Sólo el examen detenido y amoroso de la razón y el curso de esta poesía augural puede ofrecernos la estatura del hombre que la escribió. Ll egará un día en que se toque la médula del poema de Martí, en que tenga el crítico libertad y luz para llegar al fondo de la estrofa y sentir el latido de su nacimiento y el arranque de su vuelo. La servidumbre formal a que cada época fuerza (todo lenguaje, aún el poético, es una equivalencia convenida), se echará a un lado como ropaje estorboso, y bajo los pliegues de la tradición y el tiempo brillará un canto inesperado en la voz de un creador magnánimo que supo, como 10s profetas antiguos, traducir el encuentro con su contorno y con su imagen, apretar, en un treno urgente e inacabado, su espanto de Ios hombres y su esperanza en ellos. A?WARIO MARTIANO 165 En uno de sus atisbos geniales imaginó Martí la lejana victoria de su mejor poesía. Por un momento, tuvo la visión de una llama erguida y guiadora ardiendo al fondo de su selva sombría. Entonces escribió: Mi verso crecerá: bajo Yo también creceré. El doble voto, nacido de dores, empieza a cumplirse. cubriendo su secreto; crecerá la entraña una humanidad al París, 1” de enero de 1968. la yerba una conciencia superior a sus mismos puCrecerá el poeta, al paso que se vaya desel hombre en la medida en que le conozca nivel de su esperanza. * INTRODUCCION A IS.V/W!,ILLO POR ANGEL 1. AUGIER Han transcurrido 85 años de la publicación de Ismaelillo, el primer libro de versos, escrito y editado por José Martí. El pequeño volumen que 10semigrados cubanos de Nueva York conocieron en 1882 recién salido de las prensas de Thompson y MoreBu,* fue la luz anunciadora de I,a nueva poesía en la América Latina. Pero antes de que se insista en esa significación auroral del libro que coneagrarà Martí a su hijo, vale la pena conocer sus orígenes, rastrear en las circunstancias que le dieron vida -que hicieron posible esa obra de tan alta calidad lírica y humana. Cuando Martí contrajo matrimonio en México con su compatriota Carmen Zayas Bazán en diciembre de 1877 + vísperas de cumplir 25 años-, ya tenía formada su singular personalidad política y literaria. El hombre que desposala hija del abogado camagüeyanoFrancisco Zayas Bazán es un patriota y revolucionario que ha sufrido, adolescente, casi un año de prisión en Cuba por manifestar su adhesión apasionada a los que combatían desde1868 por la independencia, y cuatro años de deportación en la metrópoli (de 1871 a 1874). Llegado a México a principios de 1875 con el bagaje de sus licenciaturas en Filosofía y Letras y en 1 Ficha bibliográfica: Jo& Martí / Ismaelillo / Nueva York / Imprenta de Thompson y Moreau / 51 y 53 Maiden LWC ,/ MDCCCLXXXIL IsO págs.1 168 ASUARIO ANuAlu MARTIANO Derecho Civil cumplidas en universidades españolas, brilla en los salones literarios y escribe en los periódicos de la época sin dejar de agitar su apostolado patriótico. Como José Maria Heredia medio siglo antes, participa en la vida política mexicana desde órganos de prensa. El advenimiento del Porfirato le obliga a trasladarse a Guatemala en febrero de 1877. de donde viaja a México brevemente para sus nupcias. Desde Guatemala -donde experimenta una situación difícil bajo la dictadura de Justo Rufino Barriospuede regresar a Cuba a mediados de 1878, cuando ya la paz del Zanjón ha dado término a la Guerra de los Diez Años y una annistía política tolera su presencia en la Isla, si bien ese regreso a su país lo hace con muchos reparos y prevenciones. El 22 de noviembre de ese mismo año de 1878, nace su hijo José, en la capital cubana. No tardaría Martí en arrepentirse de su vuelta a La Habana. En carta a su amigo de México, Mnuel A. Mercado, escribe en enero de 1879: . ...Cuanto predije está cumplido. Cuantas desdichas esperé, tantas me afligen. Primera debilidad y error grave de mi vida: la vuelta a Cuba. Hoy, mi pobre Carmen, que tanto lloró por volver, se lamenta de haber llorado tanto. Nadie quiere convencerse de que prever es ver antes que los demác. Todo me lo compensan mi mujer heroica y mi lindísimo hijo para bastante bello y bastante precoz -mi nube humana de 2 meses!consolar todas mis penas*.2 Impedido de ejercer como abogado, Martí trabaja en los bufetes de dos prestigiosos miembros del foro habanero: Nicolás Azcárate y Miguel Víondi. Al mismo tiempo que desarrolla intensa actividad cultural -conferencias, discursos, debates-, conspira, puesto que los cubanos no se han resignado a dejar de luchar por su independencia. El 26 de agosto de 1879 se reanudó la lucha armada en Oriente y Las Villas, Ia llamada aGuerra Chiquita.. El 17 de septiembre es detenido Martí al comprobar las autoridades coloniales que no es ajeno al nuevo intento revolucionario. y una semana después sale nuevamente deportado hacia España. Ha sido arrebatado de la compañía de SU esposa y de su *nube humana, qne ya ha cumplido i0 meses. Puede afirmarse que este extrañamiento es el inicio de una tragedia que culminaría con la creación de Ismaelillo. 4on inquietud -escribe a Viondi desdeMadrid, en noviembre 18espero, ansioFode saber de usted y por usted de mi mujer y de mi hijo, carta suya: Y ahora, como me trae inquieto el pensamiento de dar una 2 cional José Martí. Authnoma Cnrtas a Mnnnel de México, 1946, A. Mercado, p. 65. Ediciones de la Universidad Na. 169 MARTUNO vuelta por Granada, no & si llegarán aquí sus cartas, de manera que las recibiese yo antes de emprender viaje. Qué será de mí por esos yernos, sin noticias de mi mujer y de mi hijo! No hay, Viondi, a la par de los ahos deberes,placer más dulce ni dolor más grande que el que causa estar cerca o estar lejos de esascriaturas, en las que por transfusión maravillosa, estáel calor de todos los amores. En vano se busca el alma quedada en ellos. Perderlos es menester Para mejor amarlos. Ni mujer bella ni niño hermoso, cuando estamoslejos de nuestra mujer y nuestro hijom.3 Gran amoroso, el amor de la patria sólo aventaja al que siente por esosdos seresque ya son parte de su propio ser. En otra carta a Viondi, de 28 de noviembre, escribe: aEs cosa de huir de sí mismo ésta de no tener ni suelo propio en que vivir, ni cabeza de hijo que besar.B4En una de las anotacionesde suscuadernos de apuntes,-de 1879, con referencias ostensiblementemadrileñas-, cuen,ta este incidente penoso: Al subir a mi casa vi a un niño que me recordó al mío. Lo me incliné a besarlo. El niño sonreía, y la madre me dijo brutalmente: -Vaya, vaya señuritu! Está bunitu, eh? Está bunitu? Ea! Pus vaya para arriba!... Y yo, en tanto, tenía llenos de ardentísimas lágrimas los ojos y de suave perfume el corazón.5 acaricié, En el mismo cuaderno, hay una transparente alusión a la primera carta que recibe de su mujer en Madrid, en unas anotaciones sobre una audición a que asistió de la ópera Fausto: *Cuando se es presa de un gran dolor, se recuerdan luego mal las impresiones que se recibieron ajenas a él. Cien puñales clavados en mi pecho no me causarían el dolor que esta primera carta me ha causado. Ciega, -ciega para mí!..:,. Después, volvería a utilizar la imagen de los puñales cuantas veces aludiera a sus desavenenciasconyugales. En esa nota, cuando comenta la actuación en Madrid, en aquellos días, de Ia prima-donna sueca, Cristina Nilsson, escribe: *Con estos ojos que me han comido las lágrimas que no lloro, no la pude ver bien... En cuanto a rostro y cuerpo --iqué ojos habían de quedarme para mirarla-, si éstos que tengo me son escasospara mirar 8 estas criaturas que llevo en el corazón?*.s s Obras ’ s e Ibid., pág. 53. Ob. Comp. Ed. Trópico, Op. cit., p. 40-42. página49. Comp. Ed. Trópico, T. 65, Epi~t~hio, t. 62, 1. 1862-1888, Apuntes, 1, P !&-26. La Habana, 1946, 170 ANUARIO A fines de 1879, puede abandonar Martí la capital española, y luego de brevísima estancia en París? llega a Nueva York, en enero de 1880. Se va a decidir su destino. c...Desde el 3 de enero -escribe a Viondiando por estas limpias calles, en un invierno que parece primavera, con Ias carnes sanas, y los huesos fuertes ; -pero con el corazón muy bien- y muy en lo hondoherido: por la mano más blanca que he calentado con la mía! -Ea! Serán nubes de enero, que pasan con febrero. Ni iqué derecho tiene un hombre a ser feliz? Lo cual no amengua mi fuerza -antes la templa mejor y la prepara-. Las penas tienen eso de bueno: fortifican*.7 Con esa misma carta envía a su amigo habanero el billete de pasaje para su esposa y su hijo, a fin de que se lo haga llegar a ella en Camagüey y le ruega que auxilie a Carmen en el viaje y que no le hable de su penosa situación económica en Nueva York, porque espera tenerla conjurada al tiempo que ella llegue. De su ternura paterna hay relámpagos en esa misiva: cuando expresa a Viondi su necesidad de encontrar trabajo urgentemente, escribe que en una imprenta amiga -piensa en la de Néstor Ponce de León- puede ser, apara abrigar del frío a mi pequeñuelo, desde corrector de pruebas hasta autor de libros.. Y más adelante: aDe manera, que yo espero en usted -para reconquistar mi calma, que usted me atenderá a Carmen, que usted me guardará hasta que ella venga, un abrigui,to y un sombrero que envío a mi hijo: -gasto en salvas de amor mis últimos cartuchoss...s <Aún no sé que va a hacer de mí -íQué no haré yo porque tengan ella y mi pequeñuelo, cuanto les sea necesario!p, escribe en otra carta a Viondi, de 5 de febrero de 1880,e cuando ya es inminente el viaje a Nueva York de sus seres queridos, sin que aún haya resuelto él sus problemas económicos. Un día de marzo, los abraza emocionado en la gran ciudad, donde ya están de nuevo consagrado a la tarea de su vida: la independencia de su patria. Preside el Comité Revolucionario de Nueva York, que propicia la expedición del General Calixto García a Cuba y que aviva el fuego de la lucha armada, el rescoldo de la década heroica. <Aquí estoy ahora -escribe a Manuel Mercado, su amigo y confidente mexicano en 6 de mayo de aquel año- empujado por los 7 Epistolario, op. cit., p. 61. * Op. ch., p. 64-65. En esta carta consigna su domicilio de entonces en New York: Sr. Manuel Mantilla. 51 East 29 Street. 0 Ibid., p. 65. A?WARIO MARTIANO dirigiendo en eta miento revOlucionario.~10 sucesos, afligida emigración MARTIANO nuestro 171 nuevo movi- La esposa no se resigna a que el hombre que ha unido EU vida a la suya, se apasione más por conquistar patria y libertad para PUS conciudadanos que por lograr el propio bienestar y el de SU familia. En la misma carta antes citada, cuenta Martí a Mercado que existe esa grieta en su hogar que acabaría por ampliarse y derrumbarlo: aCarmen Carmen no comparte, con estos juicios del y mi hijo están a mi lado. presente que no siempre alcanzan a lo futuro, mi devoción a mis tareas de hoy. Pero compensa estas pequeñas injusticias con su cariño siempre tierno y con una exquisita consagración a esta delicada criatura que nuestra buena fortuna nos dio por hijo... Regaño a Carmen porque ha dejado de ser mi mujer por ser su madre.s l1 En cuanto aI hijo, ya de unos 18 meses, escribe Martí en esa misma ocasión : aApenas entre el verano, le enviaremos su retrato. No tiene esas prematureces portentosas que hacen la delicia de los padres vulgarcc... Tiene ojos profundos y frente ancha. Pero es, blando y sencillo, corno a sus meses toca., En su libro de apuntes, anota impresiones soLre Nuel-a York, donde dice, muchas gentes no entienden la belleza, y desI:& de señalar ejemplos que demuestran la certeza de su juicio, agrega: UY juegan con el alma herida y pálida como mi hijo, puro y rosado, juega con las primeras hojas amarillas del otoño...,” Antes ya había utilizado esa imagen de las hojas asociada al hijo, en unos versos que aparecen en el mismo cuaderno de apuntes: iHijo! -Como las hojas de los árboles Al sol que nace con amor se vuelven-, Las fuerzas todas de mi vida piden Amparo a ti’= Es preciso se@;, paso a paso, 10s dos aspectos de este proceso que va a desembocar en la creación de Ismaelillo, los dos afluentes: el de las desavenencias conyugales a causa de las estrecheces del hogar provocadas por la consagración de Martí a las tareas patrióticas, y el de su ardiente amor filial renovado cada día con la presencia de la tierna criatura. En su cuaderno de apuntes de 1880, escribe: “iQué quieres Io *I Cartas..., op. Ibid., p. 69. cit., p. 68. 12-13 Apuntes, op. cit., p. 56. 172 ANUARIO MARTIANO ANUARIO tú, mi esposa? iQue h aga la obra que ha de serme aplaudida en la tierra -0 que yo vira, mordido de rencores, sin ruido de aplausos, sin las granjerías del que se plega-, haciendo sereno la obra cuyo aplauso ya no oiremos ?*rr En fin, la llegada de octubre coincidió con el fracaso de la lucha heroica en 10s campos de Cuba. Es indudable que esta circunstancia vino a justificar las inculpaciones de la esposa, que semia confirmada sus prevenciones con los hechos, y que la grieta del hogar se hizo mayor. Las eventuales colaboraciones en periódicos norteamericanos no le proporcionaban lo necesario para sostener su casa. La esposa decidió regresar a Camagüey con su hijo, lo que hace en noviembre de 1880. Desde allí escribe a Martí, en enero de 1881, defendiéndose de sus reproches: aHe sabido que escribiste una carta a papá en la que decías que yo había venido por no querer pobrezas a tu lado; mi contestación está dada, todos saben que ya sólo la ropa teníamos que empeñar para vivir, y que tú no tenías dónde trabajar.,‘” Del cuaderno de apuntes: Dentro del pecho tenía una espléndida vivienda: cuantos a mi se asomaban, decían: ivivienda espléndida? Poblábame mi palacio fe en mujer: sentí con ella como si en la espalda floja fuertes alas me nacieran. -Me desperté esta mañana, vi las dos alas por tierrame palpé dentro del pecho las ruinas de mi vivienda.Desde entonces pasar. miro pueblos y hombres en la tierra, como estatua que sonríe con sus dos labios de piedra.18 l4 Apuntes, op. cit., p. 76-77. 1~ Moví, hombre, por Gonzalo páginas 141.142. l6 Apuntes, op. cit., p. 85. de Quesada y Miranda, La Habana, 1940, MARTIANO 173 Consideracícnes alusivas en el mismo cuaderno de Apuntes: *En el matrimonio, en cuanto empieza a faltar la identidad. ya no cabe felicidad. Sada menos que la identidad es necesaria.*” El hogar se le dispersaba. Se le deshacía, y se le encogía el corazón. Durante los ocho meses de vida neoyorkina junto a su hijo, éste le había mostrado una dimensión nueva, un rostro distinto, de la felicidad. Entre sus besos, entre sus mimos, aquel niño de 16 meses, le había crecido Ya tenía dos años, pero no había medida en tamaño y en encantos. para determinar de qué tamaño le había crecido dentro del pecho. En La Habana, la madre doña Leonor, estaba atenta a la pena del hijo, quien no cesaba de hacer esfuerzos por volver a tener cerca a su vástago. En julio de 1881, le expresaba ella: . ...Quisiera escribirte mucho, pero algo que te consolara, y me es imposible. Sólo te diré que en la separación de tu hijito te sirve de consuelo saber que tiene una naturaleza tan sana y está tan hermoso, que no siendo una desgracia no debes temer por él, y en el Príncipe dicen que hay buena temperatura. Allí estará bien, pues las cosas de familia pasan pronto, y déjalos quietos hasta que Dios te mande alguna idea salvadora y se acaben tantas En agosto, volvía sobre el tema, seguramente refiriéndose a penas...* de regreso a Nueva York, luego los esfuerzos que hacía Martí -ya de su viaje a Venezuelapara lograr que su familia se le reuniera aPor las tuyas comprendo que no recibiste la que te he nuevamente: escrito hace más de un mes, con la noticia de la ida de Carmen al Príncipe; pero ya por las de Manuel te habrás enterado de su resolución antes de saber tu voluntad, pues ella dice que no necesita consejos de nadie, que tiene bastante talento para saber lo que hace. Yo sabía el golpe que esto seria para tí, pero nada podía hacer, y ya consumado ese viaje por su gusto, creo no debes precipitar su regreso a ésa hasta que estés enteramente tranquilo y tengas trabajo seguro, pues ella no es para penalidades. Aquí raro era el día que no necesitaba médico y gracias a que lo tenía con facilidad porque el de los fosos es buena persona y venía al momento que lo llamaba. E-ts o no es echarte en cara su naturaleza débil, pero sí decirte que no es mujer para penalidades ni para vivir con pocos recursos y creo harás bien en dejarla descansar aIgunos meses de la fatiga de tantos viajes, y así el niño estará más grandecito cuando vaya y se librará de los peligros de ese mal tan traicionero que se lleva tantos niños ahí>. (Papeles de Marti, Miscelánea, La Habana, 1935). 17 Apuntes, op. cit., p. 97. li4 .4SUARIO ICSUARIO MARTIANO II Cuando le faltó a Martí la presencia de su hijo Pepi:o, cuando le abandonó la cercanía de aquel ser adorable, entonces le nació y creció el hijo ideal, Zsmaelillo, de la propia nostalgia unida a su desilusión. Se vuelve al recuerdo del hijo como hacia el único refugio posible. 0, para decirlo con sus palabras, en demanda cfe un escudo. Ya se sabe que él decidió marchar a Venezuela, tanto como en una huida del escenario de su hogar frustrado y de su frustrada aspiración patriótica inmediata, cuanto por la necesidad de encontrar donde librar su sustento dignamente y por el natural afán de rehacer la disuelta vida doméstica. En el camino a Caracas parece que comenzó a germinar Ismaelillo. Emprendió Martí esa ruta hacia la que llamaría ala Jerusalén de los suramericanos, la cuna del continente libres, a principio de 1881. Entre las anotaciones finales de su cuaderno de apuntes correspondiente a 1880 -y que seguramente abarca parte del año siguiente-ya aparecen versos inspirados en el hijo ausente. La presencia del mar sugiere la circunstancia del viaje a La Guaira y ayuda a situar la oportunidad histórica en que comienza a gestarse la obra poética: Bien vengas, mar! de pie sobre la roca Te espero altivo: si mi barca toca Su ola voraz, ni tiemblo ni me aflijo: Alas tengo, y huiré: las de mi hijo! ‘C’n rasgo separa esos versos de estos otros: Mi nave -pobre nave! Pusiste al cielo el rumbo, oh error grave! Y andando por mar seco Con estrépito horrendo diste en heco. Castiga así la tierra a quien la olvida: A quien la vida burla, hunde en la vida. Bien solitario estoy, y bien desnudo: Pero en tu pecho, ioh niño! está mi escudo!‘8 1s Ibid., p. 85-86. Estos dos pequeños poemas aparecen también en el original del cuaderno de Ammtesnumerado 4, que se incluye en el mismo tomo 62, pero exceptuando precisamente estos y otros versos, que según expresa la nota (1) de la página 114 de este tomo, se desglosa para incluirlos en el t. 43: Versos, 3, de ¡as Ob. Comp. Trópico. Por cierto que en ese cuaderno original, que hemos examinado, ambos poemitas aparecen con esta fecha: aFeb. 28% seguramente de 1881, fecha que corresponde a la estancia de Martí en Venezuela. MARTIANO 175 Más abajo! ya comienza a dibujarse la llegada de Ismueliflo, en estos verses en que aparecen otros temac, entre ellos el de su entraña americana: El pecho Ueno de lágrimas. Los flacos brazos sin brío: ¿A quién volveré los ojos: -A mi hijo!Si vienen .dos brazos mórbidos A enlazar mi cuello frío: LOS haré atrás: sólo quiero Los de mi hijo! Sombras que pueblan los Andes Americanos! -vencidos De cuyo espíritu férvido Me siento hijo!19 Y es inmediatamente después de estos versos, cuando aparecen los primeros poemas que habrían de integrar el volumen de Ismaelilio, en el segundo de estos cuadernos de apuntes de Martí que pueden considerarse, conjuntamente con su epistolario, la fuente más directa y pura para determinar el proceso de esta obra. Estos dos poemas son «Sueño Despierto, (que comienza: .Yo sueño con los ojos..., y es el segundo de la colección) y .Mi caballero. ( e 1 cuarto de Ismaelillo y que comienza UPor las mañanas...B)20 Más adelante habrá oportunidad de mirar estos poemas desde otros ángulos. Lo importante ahora es registrar el momento en que wartí concibe su obra. Como confirmación de que esto sucede en su camino de Venezuela o ya en aquella tierra, debe consignarse un detalle significativo de esa página final del segundo cuaderno: aparecen notas con nombres abovenezolanos: Terapaina, Macarao, Paramaconi, Conocoina...*l rígines Que la poesía de su amor filial no cesa de inundarle, que la añoranza del hijo es la constante de sus horas en esos primeros meses de 1881, lo demuestran sus apuntes de este año que vamos a transcribir, como un testimonio más de la concepción de Ismaelillo. = iCómo persigue la ---escribe en el tercero de esos cuadernosiCómo imagen poética! i Cómo solicita que se le dé forma! i Con qué generosa acaricia el oído! 19 Apuntes, op. cit., p. 86. 20 ?* Ibid. Ibid. p. 87. p. 88. ANUARIO lí6 ANUARIO inquietud le brinda a que se la aproveche, aunque sabe que tomar forma humana es quedar muerta, por lo ruin de la lengua de los hombres para expresar estas cosas supremas!...?’ ((Siempre que me siento a escribir -agrega-. la Fortuna celosa me pone una copa de hiel al lado. Mi obra es trocarla en mieles. Jamas he entrado en una gran labor sin que alguna profunda pena haya venido a perturbarme en el comienzo. Y he hecho mi jornada bravamente, con un muerto a la espaldaB.2” Después de esa dolorida alusión a su circunstancia doméstica, esboza más adelante imágenes de ZsmaeZiZZo al conjuro del recuerdo que le espolea: aYa me veo jugando contigo. Y para hacerte aprender con gozo, ya te hago un bonetillo de maestro, y te monto espejuelos en tu risueña nariz, y te siento en altísima silla, porque te acostumbres a ser en todo alton.24 A continuación de esos apuntes, estos otros que se refieren seguramente a los días de la presencia de su hijo y a que jugaba a escribir: «Ea, a escribir. Pero si alguna vez has de mover la pluma en defensa de alguna injusticia, o en servicio de tu ambición, o de algún malvado -séquese ahora mismo tu manecita blanca, y quédese tu pluma sobre el papel como convertida en piedra, y vuele de tus labios, como una mariposa avergonzada la palabra de vida!.,25 pensamiento que habría de repetirse años después en los Versos Sencillos al advertirle al hijo que prefería <verte muerto a verte vil,. Al comienzo del cuarto cuaderno de apuntes, también de 1881, brotan destellos de la obra en gestación: SHay que vindicar: poesía es esencia. La forma le añade, más no podría constituirla: -como añade apariencia agradable a un hombre limpio de alma, andar limpio de cuerpon.26 Inmediatamente después, la composición <Amor Errantes, aparece en los apuntes, es decir, la que incluyó en el poemario en noveno lugar, y le siguen otros versos, de otra cuerda, algunos de ellos ya copiados en cuadernos de apuntes anteriores.?? Anota enseguida un pensamiento que también puede leerse en la hoja de la dedicatoria a su hijo, en el cuadernillo de originales de Ismaalillo a que se hará referencia más adelante: 22.23 Apuntes, 24 Ibid. p. s Ibid. p, 26 Ibid. p. 27 V. nota op. 103. 104. 114 (18). MARTUNO 17: MARTIANO cit., p. 94. aPasa en poesía como en pintura: se debe copiar del natural y no hacer las figuras de memoria..*8 Se encuentran después, notas relativas a su tragedia conyugal, versos de su soleaad: *A Carmen: Nada por mi placer -todo por mi deber: todo lo que mi deber permita, en beneficio de los míos*...” aDicen que Nubia es tierra de leones: No puede ser: La tierra de leones es un alma Sin amor de mujer. La Y Y Y ciudad es grande, cierto, rica, y brillante, y bella, yo soy un hombre muerto, mi sarcófago es ella. Oh! diles que callen; diles que no kan; que no gocen diles; que está lejos de mí la amada mía!, 3o Y después de estas notas, aparece el poema aMi despensero,, penúltimo de los 15 poemas de Ismaelillo. Le siguen anotacioru; de versos de su soledad, con la nostalgia de la esposa lejana. Y una alusión al verso que escribe entonces: UCausa pasmo a la gente mi breve estrofa. iNo vi jamás en larga línea Volar las mariposas!, 31 recta Esto define el verso alado de Ismaelillo, cuya dedicatoria a su hijo aparece enseguida por primera vez en este cuaderno, a cuyo texto habremos de referirnos en su oportunidad. No es sino varias páginas más adelante del cuaderno de apuntes, que vuelven a surgir notas en que la poesía y el hijo y la pena continúan ayo soy -escribecomo aquellos llanos de Siberia, que entrelazados: dan frutos abundantes en medio del frío. Del dolor, flores./ Modo de 28 Apuntes, op. cit. 29 30 31 Ibid. Ibid. Ibid. p. 121. p. 122. p. 123. 114. 178 .4?iUARIO MARTIANO ANUARIO escribir: primero, tiendo los rieles, y luego -echo a andar la maquina.,’ Nweaito ver antes lo que he de escribir. Me creo, estudio, reconstruyo en mí los colores y el aspecto de lo que tengo que pintar./ Si he de en\-olv-er el sombrerito de paja y las pequeñas botas que usó hace un en que los envuelvo está escrito año mi hijo. miro si el papel periódico o si defiende cosas de justicia, y los por las pasiones de los hombres, envuelvo en él porque defiende cosas de justicia. Creo en esos contagios. Porque amo a mi deber, más que a mi hijo*.32 Estas anotaciones permiten conocer la atmósfera espiritual que rodea a Martí en esos meses de pena y soledad, en que se abraza al hijo como lúgubres de los que no al cuerpo puro de la poesía. Hay pensamientos está ausente el recuerdo lacerante de sus seres amados: .Y harto cara me cuesta esta libertad en que te dejo -porque si me tocara hoy morirde lo que, bien por calores de la fantasía, bien por flaquezas reales del cuerpo, no me siento lejos, moriría atormentado. Y no con aquella calma con que, apenas tenga a mi lado a mi mujer y a mi hijo, tendré el derecho de morir. No moriría hoy tranquilon.s3 Es en el quinto cuaderno de apuntes, también de 1881, donde se vuelven a encontrar referencias concretas al verso de Ismaelillo: 4ucedió a poco que afligido mi espíritu por dolores más grave que los que corrien-y como extinguida temporalmente aquella luz temente lo aquejan, de esperanza a la que yo había escrito los primeros versos, las ideas sobre mi hijo salían de mis labios en versos graves de otro género distinto, acordes a la situación de mi eepiritu, mas no en acuerdo con la necesidad artística que, por haber tomado diversas ideas semejante forSi la luz de esperanza no se hubiera de ma, pensé dar a la obrilla. reencender, quedaría así la obra, sin que yo la desfigurase ni falsificase, del cerebro lo que habían sido purísiterminando con... entretenimiento mas expansiones de mi amor. Porque a esto tengo jurado guerra a muerte: a la poesía cerebral./ Pues mi pensamiento (de codos en la almohada) es mejor que éste, de Góngora, en una de sus más celebradas canciones: Dormid, que el Dios alado,/ De vuestras almas dueño/ Con el dedo en la boca aguarda el sueño..3* Más anotaciones, quizá destinadas Zlo, por la nota final y que aparecen al prólogo-dedicatoria de Ismaelientre comillas en el cuaderno de ss Ibid. p. 128. (Antes ha escrito: tYo hallar& manera de poner a mi mejor pensamiento, y enviárselo sobre esos anchos mares,.) 3s Ibid. p. 133. 3* Ibid. p. 168.69. alas de rosas MARTIANO 179 apuntes : aporque es necesario que ese hijo mío, sobre todas las cosas de la tierra, y a par de las del cielo, y isobre las del cielo! amado; -ese hijo mio a quien no hemos de llamar José sino Ismaelno sufra lo que yo he sufridos. (Pa. Ismaelillo) .35 Páginas más adelante, insiste en dejar bien claro su pensamiento poetico en relación con su obrilLa y reitera conceptos del prólogo dedicatoria a su hijo. Son textos que -hay que tener en cuenta previamente porque exponen con diafanidad su pensamiento poético y aportan eleV mentos de excepcional riqueza al juicio crítico de Ismaelillo y de la poesía martiana en general: aMi objeto? - no se me calumnie, diciendo que quiero imitar nada ajeno; mi objeto es desembarazar del lenguaje inútil la poesía: hacerla duradera, haciéndola sincera, haciéndola vigorosa, haciéndola sobria; no dejando más hojas que las necesarias para hacer brillar la flor. No emplear palabra en los versos que no tenga en sí propia, real e inexcusable importancia. Denunciar el vulgar culto a la rima, y hacer a ésta esclava del pensamiento, vía suya, órgano suyo, traje suyo. Mas no es eso que ha venido la rima siendo hasta ahora, ahogada túnica de Nesso(...del pensamiento desvestido). .Al calor de mi amor iqué variedad de formas toma este hijo mío! A su belleza natural icuánto no añade la enamorada fantasía! -Ni una sola de las imágenes de este pequeño libro ha dejado de ser vista por mis ojos, con sus formas, proporciones y esto antes de venir en forma de versos a los labios. Y cuando la imagen se ha desvanecido, allí he escrito el último verso donde se desvanecía, extinguido el fuego, la impresión. Deslealtad de poeta, villanía de padre hubiera sido lo contrario. Por eso amo este libro: porque ese pequeñuelo suelto entre sus páginas, ora triste, ora risueño, ora travieso, esa sencilla criatura, a quien yo hago, con la potencia de mi amor, rey mío, mago mío, caballero mío, -ha pasado realmente ante mis ojos, alado, relampagueante, bullicioso, como yo lo pinto. S i h e visto a un niño bello, cubierto apenas por ligerísima camisa, sentado en alto poyo, batiendo al aire sua dos pies rosados -me he dicho: así, como ese niño a los que de abajo le ven, se asoma él a mi alma-y he escrito aMago*-. Si lo imaginaba rey en un trono, húmedo y fluido como un trono que reIuciere para Galatea, y a su presencia, como homenaje a,mi monarca Y dueño le llevaba, l a modo de cazador su jauría, mis pasiones embridadas -esta idea de reyecía, aleteando sobre mi alma enamorada-, hacia nacer esa sencillez que 86 Apuntes, op. cit., p. 172. 180 ANUARIO MARTIANO ANUARIO acaba gravemente, porque así con gravedad y sencillez y aparejados en mi alma. Rey amarillo..3” (-Alusión esta última al oro, así sugerido al final del poema =Mi Reyecitos : <Mas si amar piensas/ El amarillo/ Rey de los hombre+/ j Muere conmigo!/ iVivir impuro?/ iNo vivas, hijo!.. Por cierto, que hay una nota en este mismo cuaderno que se refiere a esta metáfora: .En cuanto a antigüedades. Hay cosas curiosas -icuántas veces se toma una metáfora de poeta en su sentido estricto, por un ser vivo! -Por ejemplo -juzgando luegomi Rey Amarillo--. Entonces dirían los ~ anticuarios : <Adoraban los hombres en aquel tiempo a un rey amarillo,.) 77 Ya a estasfechas -no precisadasen los apuntes- parece haber concluido su libro. Hay en el mismo cuaderno, al final, otros apuntes intere santes: CPequeñuelovamos! -Toma esta y aquella parte de tu vestido: , rle... huye, escóndete, abandónate: ciñe tus rizos, el terciopelo azul, el encaje. Vamos a vaciar con luz de tarde, nuestra alma en la de la Naturaleza, .38 Y el inicio de poemasseguramentedestinadosa Ismaelillo, pero no concluidos: i Amor! Oh: sí, tú eres!Tú quien de noche Cuando duermo me prestas Alas veloces, Y haces danzar a mis cansados ojos...“’ III Todo parece indicar que Martí llegó a Caracas en enero de 1881, si hemos de atender al borrador del discurso que pronunciara el 21 de marzo de aquel año en el Club del Comercio de la capital venezolana, en el que canta la hospitalidad hallada en la patria de Bolívar y la asocia a su perigrinaje y a SU hijo (...*Y me dije: No vayas adelante cansado peregrino... reposa en estos valles; con agua de estos ríos restaña tus heridas... echa a andar por estos cerros a tu pequeñuelos...) y op. cit., p. 178-79. 37 p. 177. 38 Ibid. p. 182. 39 Ibid. p. 188-89.Hay otros trozosde poemasdel mismocorte, relativosal hijo, algunostachados,que revelanla lucha de la expresiónpoética. 36 Apuntes Ibid. MARTIANO 181 exalta la Venezuela encontrada al llegar, en paisaje y rostros para agregar: ....y un suave sol de enero doraba blandamente aquel paisajes.*0 En Venezuela permaneció Martí hasta el 28 de julio de aquel año. fecha en que se vio precisado a salir, en el vapor C[oudius con destino a Nueva York. Había podido ejercer el profesorado y el periodismo y logrado dejar profunda huella en los mejores espíritus de la época, especialmente con la Revista Venezolana que dirigió y de la que sólo se publicaroxi dos números, en ese mes de julio. Pero no pudo encontrar la estabilidad económica, que procuraba, aspiración que le movió a tratar de que su esposay su hijo se reunieran con él en Caracas. Con ese propósito viajó ella de Camagiiey a La Habana, pero decidió regresar al hogar paterno cuando consultó opiniones de amigos y familiares del esposo,quienes le aconsejaron que aplazara la partida hasta que Martí lograra encontrar trabajo seguro en Venezuela.” No lo lograría. El contenido del segundo y último número de la ReVZ!GU Venezolana, publicado en la segundaquincena de julio, no fue grato al dictador Guzmán Blanco, quien obligó a Martí a salir intempestivamente del país.42 Cerca de seis meses antes, triste y solo, arribaba a Venezuela ahuéspedde extraño bajel,, aespantado de tanta alma sola y pequeñez vestida de grandeza como en la República del Norte había observado..4” Y ahora, triste y solo, regresa a Nueva York. Pero quizá no tan triste ni tan solo, porque llegaba acompañado de Ismaelillo.. A la casa de huéspedesde la venezolana Carmen Miyares de Mantilla, donde ya antes había encontrado calor de hogar, volvió Martí al regresar a Nueva York. Allí vivía también el poeta venezolano José A. Pérez Bonalde, a cuyo Poema del Niágara escribiría el prólogo el siguiente año de 1882. Mostróle el cubano la obra consagrada a su hijo y la necesidadde publicarla no se hizo esperar. Ya en diciembre de 1881 Ismaelillo estaba en la imprenta, según se lo hace saber Martí, en carta del 9 de ese mes, a su amigo de Caracas Diego Jugo Ramirez, también poeta: uAquí, mis escasashoras de esparcimiento son horas venezolanas. Las parto con Bonalde, y con Gutiérrez Coll. Ellos me animan a imprimir un librito, que escribí en Caracas, y allá le irá. Ya está en las prensas. Es un juguete, como para mi hijo.B4’ 40 Ob. Comp. Edit. Trópico, t. 22, Nuestra América, 4, La Habana,194% p. 90-91. 41 Papeks 42 Ibid., de 129.Marti, III, Miscelánea, La Habana.1935,p. 28. p. 43 Nuestra América, op. cit., p. 100. 44 Nuestra América, 2, p. 117. 182 ANUARIO MARTIANO Parece que el mismo anuncio había hecho Martí a su madre, porque en carta de ésta fechada en La Habana en febrero 9 de 1882 -en la que antes le informa que su eposa y su hijo permanecerán en Camagüey y no se irán todavía a reunir con él en Nueva York-, escribe jocosamente: aYa que nos quedamospor ahora con las ganas de ver a Pepito, es menester que venga Ismaelillo.~45 El titulo del libro es de un fuerte simbolismo. Ya vimos aquella nota de sus apuntes: aese hijo mío a quien no hemos de llamar José sino Ismael,. Ismael, escribe Gonzalo de Quesada y Miranda, ahijo de Abraham y Agar, tronco de los árabes, en bíblico pasaje -significa, le explicará, ser fuerte contra el d’estinom.4BEn su interesante ensayo Familia de Martí, Ezequiel Martínez Estrada amplía el simbolismo: *El drama conyugal está simbolizado en el nombre de Ismael (en hebreo: “Dios oyó”) que pone a su hijo “para que no sufra como yo”, y, consecuentemente, el de Agar a la mujer ! Este nombre de Agar evoca a la esclava de Abraham, de quien éste tuvo descendencia por esterilidad de la esposalegítima Sara... 2Qué analogía o coincidencia (símbolo) halló Martí en la situación de esa familia patriarca1 de desterrados, en la mujer que parte al desierto de Bersabee (GénesisXXI, 14), que puede ser Cuba, y en el hijo que habría de ser, abandonado por el padre, jefe del pueblo ismaelita o agareno?,” <Y tanto amor pone en este tierno breviario -advierte Quesada y Miranda en su admirable biografía Martí, hombreque cuando va a publicarlo, en 1882, (...) fija cada detalle de la impresión a la casa Thompson & Moreau, escogeel formato, pequeño y fino como en consonancia con la menudez de su hijo, y de propia mano esbozará los dibujos simbólicos que luego, en acabadas láminas artísticas, ornarán el librito., 48 Que Ismaelillo tuvo su cuidado tipográfico directo, es conjetura que parece corroborar su artículo sobre Cómo se Imprime uti Libro en los Estados Unidos, publicado en 1883 en la revista La América, editada en español en Nueva York, donde muestra Martí estar familiarizado con el proceso y los procedimientos de impresión y estampación y con su historia, al dedicar este párrafo encomiástico a los impresores 45 Papeles, op. cit., p. 15. 46 Martí, hombre, op. cit., p. 161. 47 Cuadernos de la Casade las Américas,La Habana,1962,p. 15-16. En su artículo aE símbolo y sus interpretaciones,, la escritora Mary Cruz, considera que Agar era Cuba; Sara, España; Ismael, el propio Martí; e IsmaeIilIo, el descendiente de Ismael. (El mundo, La Habana, 10-111-1965). <Is Op. cit., p. 162. ANUARIO MARTIANO la3 de su obra: (Thompson & Moreau son buenos impresores de Nueva York, que imprimen de la letra con tal arte, que la plancha (de estereotipia) parece innecesaria. Y disponen sus tipos antiguos y amaderados con tal respeto a las tradiciones de la buena imprenta. que parecen que salen sus libros de la casa de Robert Estienne... o de las prensas más cuidadosasde Charles Chappellain, que al amparo de la imagen de Santa Bárbara, que en alto nicho ornaba su pared, ponía en letras redondas los versos cultos y atildados de Francois de Malherbe...,‘” Sobre la fecha exacta de publicación de Isnaelillo, no hay sino conjeturas. La más probable es la que sitúa entre marzo y abril su sàlida de las prensas, porque en su carta de mayo 5, doña Leonor Pérez, la madre del autor, dice a éste: *Con asombro leo en tu carta del 29 del pasado [abril], que no habías recibido ninguna mía, yo te escribí desde el 20, a esa fecha ya debías haberla recibido: en ella te decía que había recibido los libritos... las muchachas están muy contentas con Zsmaelillo...~ 5o Ello significa que el libro le llegó antes del 20 de abril de 1882. Agrega doña Leonor en su carta de mayo 5, que uno de susnietos, hizo su propia interpretación de algunos de los dibujos del libro: #dice que Pepito está acostadito en las hojas y que sale de la concha,... (En otra carta, de julio 21, la madre le hace un expresivo y bello juicio del alge que te dije creo fue en la carta que se poema: .De tu Ismuelillo, extravió; qué quieres que te diga si ésta es la cuerda más dolorosa de la guitarra del alma: de versos no entiendo, para mí está en prosa porque está escrito en la realidad.*) 51 El borrador de la carta que escribió en francés a Charles A. Dana, su amigo director de The Sun, enviándole el libro, no tiene fecha, pero es posible que sea de mayo. Vale la pena la traducción porque ayuda a conocer cómo pensabaya de su libro: <Acabo de publicar un pequeño libro, no para beneficiarme con ello, sino para regalarlo a aquéllos que amo, en nombre de mi hijo, que es mi señor: es la novela de mis amores con mi hijo; uno se cansa de leer tanta novela de amor con mujeres.*5Z Al poeta venezolano Diego Jugo Ramírez, en su carta de 23 de mayo, le dice que ésta ano vá más que a llevarle a Ismaelillo. No lo lea una $9 Ob. 1942, p. II. experiencia Comp. Edt. En au carta Trópico, a Viondi t. 4.0, Escenas Norteamerkfnw >4* La Habana de enero de 1880 (nota 8)s MartI recomienda au gráfica: &n el Almanaquede Méjico de 187%anda un juicio sobre mi como hombre de imprenta,. sO Papeles, op. cit., p. 16. ‘l Ibid., p. 18. 52 Epistolario,op. uornan, se traduce ,,.$&~,,t, 85 (En la traducciónque apareceen este lihro, ‘como aomance, en vez de anovel=). 184 ANUARIO MARTIANO vez, porque le parecerá extraño , sino dos, para que me lo perdone. He visto esas alas, esos chacales, esas copas vacías, esos ejércitos. Mi mente ha sido escenario, y en él han sido actores todas esas visiones. Mi trabajo ha sido copiar, Jugo. No hay ahí una sola línea mental. Pues, ;cómo he de ser responsable de las imágenes que vienen a mi sin que yo las solicite? Yo no he hecho más que poner en versos mis visiones. Tan vilamente me hirieron esas escenas, que aún voy a todas partes rodeado de ellas, y como si tuviera delante de mí un gran espacio oscuro > en que volaran grandes aves blancas,. Más adelante: aPresenle mis afectes respetuosos a su señora y a su hermana. Yo estoy purgando la pena de haberme decidido a ser honrado, y vivo sin mí hijo, sin hermana, y sin señora.sS3 Con la misma fecha de 23 de mayo, escribió también a su amigo caraqueño Agustín Aveledo, director de un orfelinato, para hacerle una conmovedora oferta : *No tengo tiempo, amigo mío, más que para cumplirle una promesa. ~NO recuerda que le ofrecí un libro para sus huérfanos? .Pues ya le mando el libro. Véalo -y si le parece que merece excusa, y que hallará paga de algunas- almas buenas, dígame cómo le mando cien de ellos, que es el regalo pobre que mi hijo hace a los huérfanos de su Asilo. Yo no vendo ese libro: es cosa de alma. Pero ne da gozo pensar que puedo hacer con él un pequeño beneficio. Ni lo hago por fama, pero pensando en mi hijo, se me llena el alma de jazmines: y ese es un haz de ellos: habrá quien no le halle perfume: iQue no sea usted, por Dios ! Mas no ha de ser usted, que tiene siempre bálsamo para todos los dolores.B54 No es hasta el mes de julio que le manda ejemplares del libro a algunos amigos de La Habana. Con fecha 8 de ese mes, escribió a Vidal Morales con Antonio Sellén, enviándole unos documentos, y agrega: <Y también le mando mi Zsmaelillo. No es colección de mis versos, como le han dicho, amigo mío. Antes quiero yo hacer colección de mis obras que de mis versos. E s una porción mínima de los que llevo hechos, que manos amigas han sacado a la luz, porque las mías -poco piadosas con lo míola hubiera dejado para siempre olvidada. Ni la pongo a la venta, porque son cosa íntima, y me repugna vender obras de afecto. Ni se parece a lo demás que he hecho. Fue como la visita de una musa nueva. iY ya estoy avergonzado de ver esa sencillez en letras de imprenta! Tal vez sea, porque me ocupan ahora cosas mayores, y porque $3 Nuestra América, ,z4 Epistolario, op. 2, op. cit. p. 118-119. cit. p, 86-87. ANUARIO 185 MARTIANO aficionado a pensar a los dolores ajenos, y encariñado en la busca de medios para aliviarlos, me queda apenas tiempo para pensar en los mios. n J5 De 28 de julio son tres cartas a otros tantos amigos cubanos: Gabriel de Zéndegui, Enrique José Varona y Miguel F. Viondi. Al primero, escribió: l . ..te mando una frusleria que he impreso -no porque la t%a por mejor que lo demás que llevo hecho, sino porque me la sacaron de las manos, y la hallé semejante a los rizos rubios de mi hijo. Ya los tendrás aunque no son buenos los tiempos para ello, y verás como la vida es fruta áspera, que rompe los labiosy los hijos son urnas de bálsamo. No sé si he acertado a dar forma artística al tropel de visiones aladas que cuando pienso en él me danzan en torno de la frente: Ni esa vez, que dormí en almohada de rosas, pudo olvidar mi cabeza la almohada de piedra en que usualmente durme»... A Varona le manda ami librito de versos a mi hijo, que es cosa que saqué a luz por empeño ajeno, y que envío a los que estimo, mas no pongo a la venta, porque me parece que es quitar su perfume a esa flor vaga. Me ha entrado una grandísima vergüenza de mi libro, luego que lo he visto De intento di esa forma humilde a aquel tropel de mariposas impreso. que, en los días en que lo escribí, me andaban dando vueltas por la frente. Fue como una visita de rayos de sol. Mas iay! que luego que los vi puestos en papel, vi que la luz era ida. Perdóneme, en gracia del empeño con que trabajo en cosas más serias, este pecado,. A Viondi: aAcaso sea parte a que usted me perdone, ese librillo que le mando, fruto de una hora de paz, extraña en mi vida. Si le parece bien, nada me diga; mas sí, si le parece mal para enmendarlo o ayudarme a olvidar mi yerro. Han dicho en La Habana que es colección de mis versos: nsted sabe que no es mi espíritu muy dado a estos pacíficos y secunEso sí la imprimí -por ser una mariposilla que darios quehaceres. eché a volar, para que se posase en el hombro de mi hijo.> 5û En fin,. a su amigo Mercado no le manda el libro hasta agosto. En carta del ll de este mes, le dice: <Otra le escribí, que tampoco fue, cuando me sacaron el Ismuelillo de las manos, y lo pusieron en prensa. En mi estante tengo amontonada hace meses toda la edición, -porque como la vida no me ha dado hasta ahora ocasión suficiente para mostrar que Soy poeta en actos, tengo miedo de que por ir mis versos a ser 55 Epistolario, op. cit., p. 88. ss Ibid., p. 89-93. (En algunas de estas cartas, de Manuel Mantilla, que entonces era: 324 Classon vuelve a consignar Avenue, Brooklyn, la dirección L. 1.) 186 ANUARIO MARTIANO conocidos antes que mis acciones, vayan las gentes a creer que sólo como tantos atros, poeta en versos. Y porque estoy todo averSOY, gonzado de mi libro, y aunque vi todo eso que él cuenta en el aire, me parecen ahora cantos mancos de aprendiz de musa, y en cada letra veo una culpa. Con lo q ue verá usted que no escondo el libro por modestia, Sin embargo, parece que en esa ocasión no envió sino por 9oberbia.B el libro, ForqUe en otra carta de ll de septiembre, que manda a mano de otro su amigo mexicano, Enrique Guasp de Peris, dice: «Con Guasp le mando mi lsmaelillo, y unos diez ejemplares, para que usted los ponga en manos delicadas. Si quiero que lo conozcan, por mi hijo. Gozo en verlo famoso, y en que le hagan versos, en diarios y revistas-Bs7 De estas cartas puede deducirse más de una conclusión. La primera, que alguien con mucha ascendencia sobre él, ale sacó de las manosm a Martí los originales de Ismuelillo y,corrió con los gastos de impresión, aunque en definitiva él mismo atendiera personalmente los detalles tipográficos; recuérdese que su situación económica en Nueva York a finales de 1881 y principios de 1882 -y aún despuéscontinuaba siendo difícil y mal podría hacer recaer sobre su bolsa exhausta tales gastos. Otra conclusión : que Martí, comid’o por el afán de darse entero a la obra * histórica de la independencia de su patria, sentía cierta vergüenza de aparecerse con estos versos ante los que le sabían su vocación redentora. Rechazaba la idea de que se le considerara sólo poeta de versos cuando se sabía también capaz de serlo en acciones. Es una idea que le obsesiona entonces, como 6e advierte en sus apuntes y en una de sus correspondencias a La Opinión Nacional de Caracas, de 22 de marzo de 1882, al referirse a Garfield: a...aquel espíritu sano que creyó en tiempos de incredulidad, y amó el honor en tiempos en que los hombres se aman a sí propio, de aquel poeta, en suma, que no rimó versos, sino accionesn.58 57 Cartas..., p. 73-77. En la aGacetilla> de El Amigo del País, periódico sema. nal habanero que dirigía José Quintín Suzark -el 11 de agosto de 1882se informó sobre la aparición de lsmaelillo, eun búcaro primoroso donde se abren, a los besos del céfiro, las flores más fragantes de la ternura. Libros como ése, se siente, como una música de afectos profundos Y nobles, y después de leerlos nos parece que ha brotado una estrella más en el cielo de nuestra alma. Reciba el soñador errante, el abrazo que le enviamos, Y’ que lleva nuestros plácemes Y nuestro aprerinpi. (V. alrmn&l/o en La Habana,, por Enrique H. Moreno Plá, Patria, La Habana. año XXII, No. 8-1966). 5s Escenas Norteamericanas, 2... p. 146-147. ANUARIO MARTIANO 187 , IV Sin embargo, Martí tenía conciencia de que Ismaelillo era la presencia en Amfrica de auna musa nueva,, a pesar de esos pudores del hombre de acción que prefería hacer acosas mayores= para ali\-iar alos dolores ajenos,, 10s de la humanidad. Pide perdón por el pecado. «en gracia del empeño con que trabajo en cosas mas serias, que la de rimar. quehacer cpacífico y secundarios a lo que no es muy dado su espíritu... Son cartas íminas a personas con las que cuenta para su obra revo!ucionaria, y no quiere que le crean simple poeta. Pero ahí está y permanece Ismaelillo como un aviso de renovación poética en América. Y que él consideraba el punto de partida de su obra de poesía su librito de 1882, -y que, por tanto cree en éllo demuestra su carta a Gonzalo de Quesada y Aróstegui en vísperas de emprender su último viaje de combatiente de la libertad, su testamento literario que señala la pauta a seguir para la publicación de sus obras: «...Y de versos podría hacer otro volumen: Ismaelillo, Versos Sencillos, y lo más cuidado y significativo de unos Versos libres que tiene Carmita. No me los mezcle a otras formas borrosas y menos características... Versos míos, no publique ninguno antes del Ismaeliilo: ninguno vale un ápice. Los de d espués, al fin, ya son unos y sinceros.,“” Una diáfana ingenuidad, una sencillez y una frescura singulares predominan en este libro precursor, en contraste ostensible con la grandilocuente poesía de la época, llena de «huecas rimas de uso, ensartadas de perlas y matizadas de flores de artificio,, como la definiera el propio Martí, quien desde 1875, en México, había estado predicando la necesidad de arenovar la forma poética que de España tieen América>. Una ternura inestrenada, desnuda, báñase en las aguas claras de este verso armonioso y suave, y se desliza ligera, en ágiles brazadas de emoción. Para el estragado gusto de aquel momento tan decorado de florones retóricos, en que la poesía latinoamericana estaba secuestrada en oscuro recinto húmedo, este fino verso era la libertad, el aire puro, el sol. Como una ventana de colores que de repente se abriera en la mañana -y hacia el mañana-: ya se ha visto como al autor le sugerían mariposas, jazmines, alas... Ue las quince composiciones que forman el libro, ocho SOR romances que combinan heptasílabos y pentasílabos, recargándose la asonancia en .Z!J Fecha& en Montecristi, Re Dominicana, el 9 de abril de 1895. Ob. Comp. Edt. Trópico, t, 1, p. 16, La Ha %’ana, 1936. 188 ANUARIO M.4RTI.4NO ASIJARIO e-tos últimos verlios pares: los titulados CPríncipe Enano.. *Brazos FraeHijo del Alma,, *Sobre mi hombron, .Táganless. l Musa Tral-iesa.. barlos Fieros. (que termina con varias estrofas en heptasílabos), SValle LozanoD y KRosilla Nueva., Hay cuatro composiciones en pentasílabos I <JIi CaballeroD. a1Ii Reyecillon, aAmor Errante* y «Mi Despensero.). una en hexasílabos (*Tórtola Blanca,) y dos en heptasílabos (aSueño Vívidos.,) Como sabía que acada inspiración Despierto. 1 .Penachos trae su lenguajes, no llegó ni siquiera al octosílabo3 en los límites del arte menor p metro del perfecto romance, convencido, seguramente, de que para expresar la espontánea ternura paternal y la fresca poesía del hijo, bastaba el metro exiguo, flexible, ingenuo y saltarín como el niño que lo inspiraba, acaballero cfel aire,. Aunque en los romances en que se alternan versos hepta y pentasílabos pudiera pensarse en el pie métrico y en la concepción estrófica de la seguidilla, es más seguro señalar su origen en los clásicos españoles, especialmente Quevedo, sí bien éste -cuya influencia en la prosa martiana ha sido subrayadano usó esa combinación sino accidentalmente dentro de composiciones de otros metros,6o y no como Martí, que la utilizó como todo homogéneo de algunas composiciones. Los hexasílabos también lucen su dorada alcurnia clásica en las serranillas del Marqués de Santillana y en cantigas de Juan de la Encina, por ejemplo, aunque aconsonantados; los de Marti, asonantados, recuerdan a Góngora ( GFrescos aírecíllos / que a la primavera / destejeis guirnaldas / y esparcís violetaso). Andrés Iduarte en su admirable obra Martí, escritd’ evoca en este caso a Meléndez Valdés, que usó el romance heptasilabo y el hexasílabo de la letrilla. Con menos fortuna el poeta Eugenio Florít advierte la atmósfera de Bécquer en Ismaelillo, no obstante reconocer que Martí no sentía mucha aficcíón por el autor de las Rims.ds Pero, decididamente, las páginas de Ismaelillo no se parecen a otras páginas, como asegura su autor en la cTedícatoria-prólogo a su hijo, y su reminiscencia de añejos ritmos sólo se atiene a SU raíz en la tradición poética española, porque son renuevos frescos, retoños de la añeja cepa; ramas remozadas. Ya desde hace años, al referirse a los iniciadores del modernismo, Max Henríquez Ureña observaba que NMartí llevó también al 60 Quevedo en <Los borrachos>. arengo a las copas Vino Y valentia / todo emborracha, / más me / que a ha.5 espodas. 61 México, Edt. Cuadernos Americanos, 1945, p. 98. 63 En su valioso ensayo sobre la poesía de Martí en la Revista Hispánica Mo. derna, año XVIII, enero-diciembre 1952, número que consagró al Centenario de Martí esa publicación de la Universidad de Columbia, N. Y. MARTIANO 189 &o fue atrevido en punto a metrica. pero - verso su acción reanimadora. poética en sus p’ersos sencillos, ,-ol\ió por los fueros de la ingenuidad tu\-0 hallazgos de expresión novísima...,“, aìí con10 en lsmaelillo... So es difíril advertir e:os hallazgos. en un rápido repaso de la obra. <,Príncipe Enano,. es a lgo así como la preentacíón de su hijo, la justíficación de la fiesta que es su verso, la descripción y definición de SU pero el conváslago. a quien ve ya como su tirano, como su caballero, cepto de tiranía y de propiedad no comporta aquí opresión ni injusticia, sino todo lo contrarío. Está pendiente de su mirada, de sus reacciones más imperceptibles : dos ojos parecen negras: Vuelan, brilian, palpitan, i Relampaguean ! SUS Estrellas . . . Su sangre, pues, anima cas venas: Mis f.!.a iCOn su gozo mi sangre Se hincha, o se seca! Cuando llega su imagen, evocada por el recuerdo, se le ilumina la vida, alóbrego antro,. La sombra adquiere matices que entonces era difícil que los poetas de la época latinoamericana expresaran como él: A su paso la sombra Matices muestra Como al sol que las hiere Las nubes negras. El hijo es su estímulo a la lucha. * iHeme ya puesto en armas, / En Y, la pelea ! m Su presencia borda su banda de batalla *roja y violeta,. al final, hace ofrenda de su vida a SU dueño que quiere aque a vivir vuelvan. <Sueño Despiertos es el poema del insomnio cargado del recuerdo del hijo. No es fácil volcar tanta ternura en menor espacio lírico y en líneas más simples y puras: aUn niño que me llama / flotando siempre veo! ., exclama al final, y es que esa visión se impone por sobre los elementos (.Y sobre las espumas / Del ancho mar revuelto, / Y por entre las crespas / Arenas d’el desierto.) y la distancia, y por sobre 63 Ron’6 y Rubén Dario, La Habana, 1918, p. 93. ANUARIO 190 LVUAIUO MARTUNO 191 MARTIN’40 las pasiones y ansias poderosas que rugen en el pecho como impaciente (<Y del león pujante, / Monarca de mi pecho.). un león La tentación de la carne, el efecto exultante del amor carnal, seducción de Eva, tiene exquisita expresión poética en aBrazos gantes,, que cuando envuelven de Ia Fra- El cuello frágil, Mi cuerpo, como rosa Besada, se abre, Y en su propio perfume Lánguido exhálase. Ricas en sangre nueva Las sienes laten; Mueven las rojas plumas Internas aves; Sobre la piel, curtida De humanos aires, Mariposas inquietas Sus alas baten; Savia de rosa enciende Las muertas carnes! Pero el poeta cambia esos abrazos fragantes*, (por dos brazos rns nudos»: que saben labrarle en torno de su cuello un collar del más puro amor (UY de místicos lirios / Collar labrarme.,) saltan ágiles enseguida, para Los pentasílabos de (Mi Caballero, dar idea d’e esa carrera del niño jinete -jinetuelosobre el pecho del padre, y que espolea a su amorosa cabalsgadura con *sus dos pies frescosi. El vocablo de caballero adquiere su sentido original, no el otro de poseedor y dueño que en otras partes del libro aparece. El final muestra uno de sus [hallazgos, cuando evoca cómo besaba las pies de su hijo: aDos pies que caben / En sólo un beso!.. @Musa Traviesa,, el poema más largo del libro, le permite un alarde de color y movimiento a Martí, y mezclar el pensamiento profundo y grave con la alígera y sonriente descripción de la gracia infantil, en contraste que ya marca desde el inicio, cuando afirma que SU musa es El poeta cuenta que suele cabalgar <un diablillo con alas de ángela. sobre los aires en sus sueños que no reconocen límites hacia 10 alto ni hacia lo hondo de la vida, cuya oscuridad le iluminan, y que le han enseñado la misión redentora de los hombrea en el mundo: iRasgarse el bravo pecho, Vaciar su sangre, Y andar, andar heridos Muy largo el valle, Roto el cuerpo en harapos, Los pies en carne, Hasta dar sonriendo -exánimes! -1 .No en tierra! Y entonces sus talleres La luz les abre... En el verso ágil añade que cuando desciende de sus sueños se consagra a contar el viaje «en papel a.marillorP, inundándole entonces aun Hay que volver a leer esa vívida descripción de su gozo gozo graven. creador, traducción de lo inefable en genuino lenguaje lírico: Y cual si el monte alegre, Queriendo holgarse Al alba enamorando Con voces ágiles, sus hilillos sonoros Desanudase, Y salpicando riscos, Labrando esmaltes, Refrescando sedientas Cálidas cauces, Echúralos risueños Por falda y valle, Así, el alba del alma Regocijándose, Mi espíritu encendido Me echa a raudales Por las mejillas secas Lágrimas suaves. Me sietio cual si en magno Templo oficiase; Cual si mi alma por mirra Virtiese al aire; Cual si en mi hombro surgieran Fuerzas de Atlante; Cual si el sol en mi seno Lu luz fraguase:Y estallo, hiervo, vibro; Alas me nacen! 192 ANUARIO ANUARIO MARTIANO El éxtasis del sueñol desaparece al entrar en la habitación su adiab!o que es como si entraran #luz, risas, aire.. Otro ha!lazgo: de ángeln, .Al par da el Sol en mi alma / s en 10s cristales., El poeta se pre_run!a de su l-iaje, del papel amarillenko. del entonces qué fue de slis weño-. llanto sua\-e, para responder con la fresca gracia del Terso saltarín: Cllnl si de mariposas, Tras gran combate Yolaran alas de oro Por tierra y aire, Así vuelan las hojas Do cuento el trance... Antes hemos aludido al color y el movimiento logrados por Martí en este poema, y es en esta parte donde alcanzan mayor intensidad, cuando describe las travesuras del hijo, que anda en sus cosas -libros, plumas, pañosy que en su carrera loca vuelca un estante y echa por tierra uversillos frágiles,, que el poeta define con un rasgo de alcurnia gongorina: aLópeos galanes., Cuando el chiquillo blande la pluma de oro aa marcar nacida frentes infames,, el poeta vuelve a describir el fuego de la luz (eDe Sol a los requiebros / Brilla el plumaje, / Que baña en áureas tintas / Su audaz semblantes) y es difícil aventajarle en la expresión poética del deliquio de la ternura filial: cuando dice: De beso en beso escalo Mi mesa frágil; iOh, Iacob, mariposa, Ismaelillo, árabe! ...Su cuello, en que la risa Gruesa onda buce! .....Vaso puro de nácar: Dame a que harte Estu sed de pureza: Los labios cánsame; <Son éstas que , lo envuelven 2;; ;o-yey;, De óniie árabe, En su incólume seno Bulle triunfante.. Al final, en el lenguaje supremo de la poesía, el padre confiesa que prefiere conservar esa musilla ligera, traviesa, llena de risa y de luz, a secarla y envejecerla súbito con la experiencia de su vida y de los MARTIASO 193 & como si, al conjuro del hijo -de la sangre. del *libros exangüe=*. hombre]a \-ic!a triunfara sobre el sueño y la literatura. EI aca!amiento absoluto a la real tiranía de la ternura, es lo que expresan lo; aiadus pentasílabos de *IrIi Reyecillo» : aSu cetro -un beso! / Xli premio -un mimo!,. Cuando enumera los reyes de los demáì, menciona el «rey amarillos, el oro («;bIal van los hombres / con su dominio!») y tras jurar lealtad y vasallaje a LU rey Ndesnudo: blanco j- rollizo», y ponerlo sobre sus hombros para pasar Ne! mar sombrío,, viene la grave advertencia que no está consagrada a su hijo solamente, sino a todos los niños -a todos los hombres-, para que no vivan impuros en el amor al dinero. La lección llameante de su vida asoma en cn relámpago purificador: Mas si amar piensas El amarillo Rey de los hombres, i Muere conmigo! ¿ Vivir impuro? iNo vivas, hijo! Hallazgos de expresión novísima, poderoso aliento renovador, se encuentran también en el siguiente poema, «Penachos Vívidos», que Florit considera muy certeramente werdadero y necesario alarde de perfección, en el que todo, desde el primer verso, va dirigido a una sola palabra que no se dice sino al final -meta de todos sus versos-, la palabra hijo.b4 Romance en heptasílabos, describe cómo sus pensamientos arebosan en mí vívidos. : ora aComo inquieto mar joven, que se desborda del cauce nuevo henchido,, ora *como manada alegre / de bellos potros vivos, que parecen salirse del veiso y tomar forma tangible gracias aI vigor plástico de la metáifora; pensamientos que <en crespa espuma de oron besan los pies sumisos del hijo, y adviértase la audaz belleza de la imagen, inusitada en el marco de la poesía española finisecular. La misma gracia poética de estreno seduce en estos versos del poema KHijo del Alana., en los que alcanzan expresión insuperable el recuerdo del hijo que flota sobre todo, en el oleaje del insomnio como en Ia es. puma turbia y amarga del afán diario: De la revuelta noche Las oleadas. En mi seno desnudo Déjante al alba: 64 R,& y Rubén Darío, La Habana, 1918. . 194 ANUARIO AXWARIO MARTIANO Y del dio la espuma Turbia y amarga, De la noche revuelta Te echa en las aguas. a su puerta, que con sus El recuerdo de LU hijo es como un guardián alas blancas le cierra el pao a las penas, y lo ve cabalgar en la luz matinal: Onda de luz y flores Trae la mañana, Y tú en las luminosas Ondas cabalgas. Lo que le despierta no es la luz del día, sino las tibias manecitas del recuerdo en la almohada. La distancia queda borrada, la lejanía abolida, por el milagro del amor paternal, que posee el alma del hijo mientras eellos tienen tu sombra, solamente. Y hay que quedar prendidos de esos versos finales, en que el padre se siente capaz, con su mano, acual si haz segara / de estrellas, segar haces / de tus miradas,: las miradas que él sabe que relampaguean allá en su patria, lejana por ’ inaccesible. «Amor Errante», composición que aparece en uno de los cuadernos de apuntes, como ya advertimos, es el canto del desterrado que no pudo tener la oportunidad de luchar por su patria. Recuérdese que Martí tomó el camino de Venezuela a raíz de fracasar la llamada «Guerra Chiquita, -así denominada en contraposición de la aGuerra Grande,, la de los 10 años-. CHijo, en tu busca / Cruzo los mares,, dice, y es verdad pprque aspiraba estabilizarse en Caracas y allí rehacer su hogar. Las olas le acercaban al hijo y el aire puro le despojaba de la sordidez neoyorquina (*Limpian mis carnes / de los gusanos / de las ciudades.») Pero va triste en su viaje aporque en los mares / por nadie puedo / verter mi sangres. No le importan las ondas amansas e iguales,, ni las nubes, “joyas volantes,, ni los ablancos juegos del aire,, ni siquiera la iracunda voz de los huracanes -los de las pasiones podía domarlos con la razón. Para los besos fugaces -lascivosde las brisas amables, tiene sus mejillas wecas y exangües / de un beso inmenso / siempre voraces,. Pero el ángel amoroso que siente en su pecho busca anhelante a quien amparar. Quiere derramarse generoso en los demás y no puede su amor errante, verter la sangre por nadie, y llora porque a nadie puede amparar. aCelos del cielo / llorar le hacen, / que a todos cubre / con MARTIASO 193 Pero de repente en la profunda sombra del espíritu se abre 6”s celaje., un mundo fragante, donde en el silencio nacen flores enormes. y aves gigante sobre las que <despiertan besos / inacabables3. Es que ha curgido .risueño y vivon, otro ángel: su hijo. De aquestos pentasílabos pasa en,wguida Martí a la combinación de éstos con heptasílabos que predomina en el libro, para ofrecer esa joya lírica que es CSobre mi hombro., «Oculto va, y visible / para mí solos. dice del hijo que le ciñe las sienes cuando las penas le acosan, que le besa el cráneo cuando estalla en tormenta interna, que le revela el sozo raro <ren medio del recio camino lóbrego:.... Como en CMusa Traviesa,, en «Tábanos Fieros, se extendió Martí más que en el resto de las composiciones del libro, y como en aquélla, muestra su dominio del lenguaje poético y de la fuerza expresiva que brotaba de su poderosa imaginación con acentos desusados y de impresionante intensidad. Desafía el asalto de las pasiones, demanda que se y verbales sacien en él y lo abatan. Hay sugestivos aciertos conceptivos y brillantes imágenes: 4 Y tú,, moneda de oro, Por todas partes! De virtud mercaderes, Mercadeadme! Asorde la caterva De batallantes: Brillan cascosplumados Como brillasen Sobre montes de oro Nieves radiantes:... Rojos relámpagos La niebla tajen: Sacudan sus raíces Libres los árboles: (...) Cíñame recia ueste De amenazantes Astas agudas: h;ilos Tenues de sangre Por mi piel rueden leves Cual rojos áspides. (...) Lime el tábano terco su aspa volante... El desafío a los enemigos del alma se justifica con la confianza del poeta en que suStalismanes le ampararán del asalto Y de que los gigan. tea que vinieron como nubes, siligeroa como nubes / volando iránse!*. AXCARIO 1% ASL~RIO M-\RT1.4\‘0 197 JIARTIAYO mucho h este punto, el poema cm bis de ritmo. porque cambia la situacián. A la combinación de hepta y pentasílabo- < sucede el romance de este último metro. pero cunserl-ando la misma asonancia en ae. Los enernigas emprenden la retirada. en derrota: la envidia. la tentación de la carne, las malas pasiones Fimbolizadas en el diablo mientras el poeta -el hombreen el agua fresca .De algún arroyo amable / Bañaré sonLas visiones en fuga dejan un resriendo / Mis hilillos de sangre.. plandor de colores brillantes: Ya miro en polvareda Radiosa evaporarse Aquellas escamadas Corazas centelleantes; Las alas de los cascos Agitanse, debátanse, Y el casco de oro en fuga Se pierde por los aires. Tras misterioso viento Sobre la hierba arrástranse, Cual sierpes de colores, Las flámulas ondeantes. Es el hijo, la presencia de su recuerdo, la evocación de su pureza y su ternura, lo que ha logrado poner en fuga los ejércitos pujantes de las tentaciones y las penas. El poeta vuelve a alcanzar aciertos de descripción asombrosos: El vuela en torno mío, El gira, él para, él bate; Aquí su escudo opone; Allí su clava blande; A diestra y a siniestra Mandobla, quiebra, esparce; Recibe en su escudillo Lluvia de dardos hábiles... Escúchase el chasquido De hierros que se parten; Al aire chispas fclgidas Su.ben en rubios haces... El como abeja zumba El rompe y mueve el aire. El aire, el espacio, es el escenario de esta batalla increíble e invisible. Exclama el padre. complacido: « iHijos, escudos fuertes, / De los cansados padres! / iV enga mi caballero, / Caballero del aire!, (Hasta después. no iba a resonar, con García Lorca. en lengua española. gracia 1. .T&rtula Bianca.. romal:ce en isócrono; hexasílabos. e.2 una \-ersión di>!inta del pcbema que le antecede: pero aquí no ha!- lucha. porque del baile. a las tentaciones para renunciar a 105 placeres j- solicitaciones al rojo vil-o. baEia el recuerdo del hijo amado: KQue el balcón azotan Dos alita blancas !’ Que llenas de miedo / Temblando me I!aman.* I Hay aquí tambikn alardes de mo\-imiento y coiorido. Ejemplo admirable: Detoua, chispea, / Espuma. se vacía: / Y expira dichosa / La rubia champaña.») SValie Lozano» Liene todos los atributos c!e un madrigal distinto. El amor filial difíciimente puede lograr expresión más delicad’a y tierna. Las tierras de este valle -el pecho del poetahan sido removidas profundamente y han quedado perfumadas y lozanas. El interroga solícito y concluye: «Otros, con dagas grandes, / Mi pecho araron; / Pues iqué hierro es el tuyo / Que no hace daño? / Y esto dije-y el niño / Riendo me trajo / En sus dos manos blancas / un beso casto.» Antes: el hijo era el labriego. Enseguida es (CMi Despensero,, el único que tiene del vino que bebe. «Ni rey de bolsa / Ni posaderos / Tienen del vino / Que yo deseo; / Ni es de cristal/ De cristaleros / La dulce copa / En que lo beb0.x Al breve y sugestivo poema en pentasílabos, sigue, como remate del libro, aRosilla Nueva,, también de tono madrigalesco, donde forma y contenido se mezclan en un común denominador de belleza : el corazón se había trocado en peñasco: porque el dolor hiela, pero al paso del hijo, aguerrero fúlgido», el peñasco se derrite y deshace y riega a la rosilla nueva, «Así como la nieve, / Del Sol al blando / Rayo, suelta el magnífico / Manto plateado, / Y salta en hilo alegre / Al valle pálido, / Y las rosillas nuevas / Riega magnánimo,... En cuanto a las asonancias usadas en Ismuelillo, hay sólo un poema en ea, el primero, aPríncipe enano,; tres en eo, aSueño despiertom, «Mi caballero, y «Mi despenseron; la asonancia preferida es ae, con cuatro entre ellas las dos más extensas: «Brazos fragantes,, composiciones, aMusa traviesa»: &mor errante, y CTábanos fieros,, lo que revela la dos en io, .Mi reyecillo y <Penachos viviriqueza de léxico de Martí; aHijos del alma, y aTórtola blanca.; una en 00, dos*; dos en aa, <Valle lozano, y Rosilla y: finalmente, dos en ~0, #Sobre mi hombro,; nueva., Nótese que, con excepción de cuatro, los títulos de las composiciones corresponden a la asonancia respectiva. Y así es la fiesta de Ismaelillo. Fue como un refugio al que Martí acudió, espantado de todo, pero precisamente porque tenía fe uen el pareja 198 ANUARIO ANUARIO MARTIANO mejoramiento humano. en la vida futura. en la utilidad de la virtud,, a trav& de su hijo. como expresa en el prólogo-dedicatoria. aSi alguien parecen a otras páginas. diles que te amo te dice que estas págin= se nrega? seguro de su autenticidad. condemasiado para profanarte asi*. a, 9 de su propia sangre que han pasado por vencido de que con riachuelosólo iban a llegar a su hijo. sino también al :u corazln. y que no torrente unkersal de la poesía. Que Ismaelillo puede considerarse el punto de partida de una nueva poe.sía en la América española -la manifestación de una nueva sensibilidadque habría de desembocar en el movimiento modernista, lo seRaló tácitamente don Federico de Onís en su indispensable Antologia de la poesía española e hispanoamericana, al situar la etapa inicial del modernismo -que él denomina atransición del romanticismo al modernismo»entre 1882 y 1896, marcando así, en la fecha de publicación de Zsmaelillo, el comienzo del nuevo ciclo en la historia de la literatura española.“5 No dejó Martí, a su vez, de tener directo influjo sobre otros iniciadores del modernismo, como los mexicanos Gutiérrez Nájera y Díaz Mirón ; es difícil que nuestro Julián del Casal escapara de conocer !apreciar la significación renovadora del pequeño volumen neoyorquino de 1882. Y en cuanto al colombiano José Asunción Silva, hay tatimonios de que fue seducido por la poderosa ternura y la voz inédita que gravitan en ZsmaeZiZZo. Recuérdese el testimonio de su compatriota Max Grillo; quien en carta a Rufino Blanco Fombona sobre una visita suya a Silva, afirma que éste tenía en su escritorio «en estuche valioso el Zsmaelillo de Martí».G6 Más recientemente, Baldomero Sanín Cano: maestro de las letras de nuestra América, recordaba cuando Silva puso en SUS manos «un libro menudo, sin encuadernar, titulado Ismaelillo. Me recomendó su lectura como ejemplo de formas sencillas, de una sensibilidad personal exenta de afectación, no extraña a las corrientes literarias de reciente aparición en los ámbitos de la cultura americana».6T 65 En la primera edición de la Antología, Madrid, 1934, no obstante, Onís omitió poemas de Ismaelillo en la parte dedicada a Martí y colocó a éste después de González Prada, Gutiérrez Nájera, Manuel Reina y Manuel José Otbón, a pesar de que la obra renovadora de estos poetas es posterior a 1882. Al leer este misrmo reparo, que apareció en nuestro ensayo Martí, poeta, y SLLinfluencia innovadora ea la poesia de América (en Vida y Pensamiento de Martí, t. II... La Habana, 1942), el maestro Onís nos expresó verbalmente su conformidad con él y su disposición a subsanar la omisión en sucesivas ediciones de su magnífica obra. ss Carta de Grillo a Rufino Blanco Fombona sobre una visita suya a Silva, citada por aquél en su obra El modernismo Y los Poetas Modernistas..., p. 119. 67 Memoria del Congreso de Escritores Martianos... La Habana, 1953, pág. 77. MARTUNO 199 Max Henriquez Creña, que no sólo vivió su carrera de escritor y profesor de literatura en pleno predominio del moderntimo, sino que además ha escrito una fundamental Breve historia del modernismo, asesura también de Ismaelillo: aese volumen minúsculo abre nuevos horizontes Es el primer jalón en el camino del a la poesía de habla española. modernismoBl e invoca otro testimonio de Sanín Cano en relación con Ia fuerte impresión que causara Ismaelillo a Silva: SEn esos versos encontró algo que no había visto en la poesía española y americana del siglo XIX. Había en esas pequeñas estrofas un timbre nuevo, una sensibilidad de fineza desconocida hasta entonces en la poesía castellana.n6s Otro maestro de nuestras letras, Pedro Henríquez Ureña, al referirse a Ismaelillo, en trabajo suyo de 1939, convino también en que fue ael primer libro de versos del movimiento renovador que de América se extenderá a Españan.G9 En fin, Eugenio Flor& en su magnífico ensayo sobre la poesía martiana, ya citado, expresa que ade ser Martí un poeta mediocre, sin cosas paternal, salido un grandes que decir, le hubiese, de aquella ternura libro con poemas de los que su gran amigo Peza escribía; por ser el grandísimo poeta que era escribió uno de los hitos de la poesía castellana y el primero tal vez de los libros de la época moderna en nuestra América,. v Ya se ha recorrido un largo trecho -con riesgo de parecer prolijoen el afán de ilustrar las circunstancias que precedieron a la creación de Zsmadillo, las de SU publicación, las prevenciones y reacciones de su autor ante la obra, los valores esenciales de ésta y su significación en la literatura española contemporánea. Creímos necesario todo ese viaje de antecedentes, para llegar a la etapa más epasionante y emotiva de esta aventura editorial de IsmaeZiZlo: sus originales, cuyos facsímiles forman la parte de mayor interés del libro que tiene el lector en sus manos. Es inefable la experiencia de asomarse a la intimidad creadora de un gran espíritu, al-revisar laa hojas de papel en que logró transvasar gota a gota de tinta la sangre armoniosa que le saltaba en las venas desde es Memoria del Congreso ss Ibid., pág. 640. de Escritores Martianos... La Habana, 1953, pág. 447. 200 WUARIO ANUARIO MARTIANO laa sienes enfebrecidas por el sueño de la Vigilia. Si ello COnstitU‘e una aún lo es más en la obra de experiencia maravi!losa en cualquier caso, ,o~ Marti. Al entrañable amigo Gonzalo de Quesada y Miranda -dedebo el privilegio de haber tenido e!: positario del archivo de Martí.% mis manos lo- manuscritos de I~rnael~tlo, de haberlos examinado con la devoción que me inspira todo 10 que estuvo vinculado a la vida del Maestro y con la curiwidad del crítico que ha wnsarraclo inquietud j entusiasmo al estudio de la poesía martiana. No hay que agregar que también debenlo: la oportunidad de dar a conocer estos originales. a la generosidad del querido compañero, digno descendiente y legatario del discípulo amado !’ albacea t!e Martí, Gonza!:) de Quesada y Aróstegui. cuya labor de divulgación de la vida y la obra del Apóstol ha continuado y continúa su hijo en renovado esfuerzo que jamás nos cansal-emos de agredecer todos los cubanos. Los originales de Zsmaelillo están constituidos por un cuadernillo de 40 páginas, de un tipo de papel parecido al Bond. La cubierta del cuadernillo eS ul;a hoja enteriza de 9 x 12 pulgadas, doblada en dos: con un pequeño pliegue en el lomo para asegurar la costura, hecha c 0 11 cinco coseduras de hilo. Lai hojas interiores, aunque del mismo papel de la cubierta, en su mayoría son hojas sueltas de nueve pulgadas de alto por seis de ancho: pero dan la sensación de ser mayores que Ia que le sirve de cubierta por el pliegue de ésta para la costura. Algunas de las hojas están disparejas en su extremo derecho, como si las hubieran cortado a tijera, desigualmente. Forman plieguitos de dos hojas 4 páginas-, dentro del cuadernillo, las numeradas del 16 al 19, 20 al 23, 32 al 35 y 36 al 39. El título del libro aparece escrito al centro de la hoja que sirve de cubierta, y parece decir Ysmaelillo, con Y. La tinta está bastante desvanecida. Debajo, la cifra romana: 1, al respaldo de esa primera hoja está escrito el prólogo-dedicatoria,. aún legible a pesar de que también el tiempo ha debilitado la tinta. Puede advertirse que Martí hizo adiciones en el libro impreso, en esta parte, que aparecen anotadas en su oportunidad. Debajo de su firma, escribió pensamientos relacionados con su obra, que también aparecen en BUS cuadernos de apuntes.ro Los poemas de Ismaelillo, están numerados, como si su autor hubiera tenido la idea de seguir ese orden numérico en el libro, junto con título. Así, l.-Principe Enano, comienza en la hoja marcada 2, sigue en la 3 y la 4 Y termina a mitad de la marcada 5. Nótese que la letra es 70 V. facsímiles comparativos de original y edición en esta obra. 201 MARTIANO clara. esmerada. como original escrito para la imprenta. distinta cali;rafia urgente que en otros papeles de Martí a veces llega limi:ec de lo ininteligible. a la a los Jo e>tán en el cuadernillo, como se verá, todos los poemas que inte;ran el librillo de 1882. Siguen al ya citado, en orden respetado en el libro impreso. 3.-Sueño Despierto, 3.-Brazos Fraga.ntes, 4.-Mi Cahallel-o. 5.-Musa Traviesa, 6.-Mi Reyecillo,, 7.-Penachos Vívidos, pues? en el cuadernillo, CAmor Erranrlel Al mn. Ro aparecen, te».‘l «Sollre mi hombro», «Tábanos Fieros,, <Tórtola Blanca y «Rosilla .Sue\a.» En una hoja suelta, dentro del cuadernillo, sin numerar, está el ori$nal de «Vaile Lozano, y al reverso el de «M’i Despensero,. 3.-Hijo E;l cambio. en el cuadernillo hay otros poemas que no pertenecen a IQm.ceZii!c: en la lkgina 8, utilizando el rectángulo de papel por la par!e más ancha. escribió los cuatro versos de «Patria en las Flores»;” 10-11, el poema «A la Palabra»,*” noen hoja suelta. con paginación tándose que falta la hoja complementaria con las páginas 12-13. En las páginas 14-15, aparece <cLa Copa Envenenada. »7A En la página 26: el en la pápoema sin título que comienza: «Señor: en vano intento...»;7’ gina 34, «BailenTo y en la 35, el poema sin título que comienza <Señor, 71 Esta composición aparece copiada por Martí en su cuaderno de Apuntes 4, V. Ob. Edt. Trópico, t. 62, p. 114. 72 Están fechados (3 de marzo». seguramente de 1881. Incluidos en la compilación titulada Flores del Destierro, en Ob. Comp. Edt. Trópico, t. 43, Versos, t. 3, pág. 49. Estos versos tienen su historia que cuenta el propio Martí en su fechada en Nueva York el 9 de carta al poeta venozolano Diego Jugo Ramírez, entre mis recuerdos piadosos, volvía a Dic. 1881: <Ayer mismo, revolviendo ver uno que me es caro: un ramo de violetas, que me dio su esposa en aquel día primero de carnaval en que no en vano estaban todos los colores en las calles y ventanas, -porque no había ninguno en mi alma. A los pocos días alcé los ojos a aquel ramo, que adornaba el retrato de mi hijo, y vi que se secaba. Y escribí No. esto que no le enseñé por ser cosa tan sencilla: ¿Por qué os secáis, violetas generosas, Que mk dio en hora amarga mano pía? Pues patria al alma dais, flores medrosas. No os secaréis en la memoria mía! Oh! y no se secan!... > (Ob. Comp. Edt. Trópico, t. 20 pág. 116-l; 1. 73 Incluido en Flores del Destierro, op. cit., p. 50-51. 71 Fechado <4 de mano,, pero parece que sobreescribió «feb.». o yiceversa, pues están superpuestas esas letras. Incluido en la compilación Versos dp ~rnor. op. cit., Versos, 3, pág. 93. ¡S Fechado 12 de mano. Incl. Fl ores del Destierro, Ibid., pág. 52. 7~ Fechado 14 de marzo. Incl. Versos de Amor, Ibid., pág. 94. ANUARIO 202 ANUARIO atín no ha caídos... ‘r En hoja cA un joven muerto.nr’ suelta, l l los poemas .A Eloy Escobar, y l La revisión de los originales de Martí, no entraña sólo un placer también el interés apasionante -repito el adjetivo de exprofesode seguir el proceso de creación poética de aquel hombre de espíritu profundo y ancho, en el que las fuerzas de la inteligencia y de la naturaleza encontraron una síntesis excepcional. Lo primero que hay que advertir al revisar estos originales, es que las variantes -ya introducidas en sus papeles, ya en el librorevelan el sentido certero del vocablo en Martí, su sabiduría de la lengua, su lúcido instinto para encontrar, en dramática búsqueda, la palabra justa, el giro exacto, el adjetivo adecuado. Y la poda de todo aquello que no agrega nada a la belleza del conjunto, o que lo desluce. De la comparación que se hace en esta edición de los originales con la de 1882 que Martí cuidó personalmente, ae notarán diferencias en detalles secundarios, tales como signos de puntuación usados peculiarmente por el poeta -dos puntos, punto y coma, admiración, guionesque suprimió en la obra impresa. Por ejemplo, en el primer poema de la colección <Príncipe Enano., comienza, según la obra definitiva: espiritual intenso: Para un Príncipe enano se hace esta fiesta. Tiene guedejas rubias, Blundas guedejas; En el original habia escrito el tercero y cuarto versos: aTiene guedejas suaves, / rubias guedejas., Es interesante notar la lucha por expresar las dos sensaciones, de color y de tacto: antes había sustituido en eI tercer verso, suaves por blondas, para decidirse al fin por las varianta apuntadas. Sobre la palabra rechazada, tachó con lápiz, y encima de la tachadura escribió blondas, que es tachada a su vez para consignar rubias, lo que le obliga a hacer la corrección subsiguiente en el cuarto verso. En el décimo verso de esta misma composición, Martí dejó escapar en la obra impresa una errata: la palabra relampaguean con diéresis, ” hA. Flores MARTIANO 203 MARTIANO del Destierro, ?* Ibid., pág. 54. Ibid., pág. 53. que convierte el pentasílabo en hexasílabo, y además, agregó un signo de admiración que no figuraba en el original. En el verso: *Va, mansa v obediente*, aparecen en el original los adjetivos entre guiones, al conocido estilo martiano, pero parece que al hacer las correcciones de pruebas ;e decidió por la ortografía ortodoxa. Asimismo, el verso .pIIis flacas ~enasm: aparece en el original con punto y aparte y no con dos puntos como en el libro. Al final de esa primera estrofa del poema inicial, adviértase cómo la simple traslación de una coma, agrega fuerza al verso. En el original: iCon su gozo, mi sangre / se hinoha o se seca!,; en el libro: a lC,on su gozo mi sangre / se hincha, o se seca!,. Al terminar la primera estrofa que examinamos, el poeta anotó so. bre el primer verso de la segunda estrofa la connotación numérica roma. na II, pero la tachó, desechando la división en esa forma, usual en la época. CY de los rudos leones, / huéspedes de mi pecho,, había escrito en «Sueño Despierto>. Y la variante que aparece confirma su sentido de la expresión poética: «Y del león pujante, / monarca de mi pecho,. Mientras que en la primera versión se alude a las pasiones que el recuerdo del hijo apaciguaba simbolizadas en los rudos leones, hospedados en el pecho, en la versión definitiva el singular, sobre darle más fuerza al verso -al agua1 que el cambio de adjetivo-, modifica el simbolismo: el corazón, víscera a que se atribuye el impulso de los sentimientos y las pasiones, figura como un monarca en su trono, y es esa autoridad superior la que se somete a la( imagen del hijo. Se reproduce enseguida la lucha dramática del vocablo más adecuado. Había escrito: «sobre el redondo cuello. del león pujante, inicialmente varió el adjetivo por dorado, hasta que al fin encontró el que mejor expresaba su pensamiento poético: sumiso. En [[Brazos Fragantes», como se verá, también hay una laboriosa lucha en la que más de una vez emerge victorioso, con la palabra justa. porque es posible que no responHay cuatro versos bien suprimidos, dieran a ++us visiones y más bien encarnaran lo que él denominaba «versos mentales,, a los que había declarado la guerra: <Y besos como plumas, / la carne lamen: / color de rosa el cielo, / color de rosa el aire,. En <Musa Traviesa,, como asimismo se advertirá, asistimos a la transmutación de la oruga en mariposa. Había escrito: UY con ella matizo / la vida infame / y en rojeces y azules / corruptas carnes,, que suprimió y sustituyó por esta variante llena de luz y alas: <Y con ella es la oscura / Vida, radiante. / Y a mia ojos 10s antros / son nidos de 204 MCARIO ANUARIO MARTIANO ángeles! p Hay otras \-ariantes igualmente reveladoras, sorprendentes en fe!ices? gana el verso en brillo de genuina poesía, y supresiones lo que como la de estos versos: .S o 1 LCon sus ojos vívidos: / luna. sus carnes ,! blancas. de tibia lumbre / enciende amante. / Sea de sol y de luna buen maridaje , para ltncer. ! al viento ,/ luego ser suaw!. Es el-idcnte que el poema ganó con la supresión de estos versos, así como la de éstos: «C(:mpensa mi ángel nueyo / los caídos ángeles». Es fácil seguir paso a paso, en el contraste de los originales con la edición de 1882, esa batalla silenciosa y profunda pero desgarradora. Por aquella epoca, Martí no desaprovechó oportunidad de expresar sus inquietudes estilísticas, su amor por la palabra adecuada, ya la tomara del viejo arcón del idioma, ya sorprendiéndola en el vuelo del lenguaje 0 en su propia inventiva, que no son escasos los neologismos en el ágil verso de Ismaelillo. Recuérdense sus ideas del eatilo, expresadas precisamente cuando trabajaba en su librillo, en 1881, en Caracas, tanto en sus apuntes, que antes transcribimos, como en éstos: u...La frase tiene sus lujos, como el vestido, y cuál viste de lana, y cuál de seda... es fuerza que se abra paso esta verdad acerca del estilo: el escritor ‘ha de pintar, como el pintor. No hay razón para qce el uno use de diversos colores, y no el otro... Que la sencillez sea condición recomendable, no quiere decir que se De arcaico se tachará unas veces, excluya del traje un elegante adorno. de las raras en que escriba al director de la Revista Venezolana, y se le tachará en obras de neólogo: usará de lo antiguo cuando sea bueno: y creará lo nuevo cuando sea necesario: no hay por qué invalidar vocablos útiles ni por qué cejar en la faena de dar palabras nuevas a ideas nuevas.íg Sobre la depuración del estilo, reiteró al escribir sobre Emerson en una de sus correspondencias a La Opinión Nacional de Caracas, en Lo depuraba, lo mayo de 1882: «... Su estilo no es lujoso, sino límpido. acrisolaba, lo aquilataba, lo ponía a hervir. Tomaba de él la médu!a... Se hacía servir de In lengua, y no era siervo de ella. El lenguaje es obra del hombre, y el hombre no ha de ser esclavo del lenguajen.80 Y parecería que la propia obra que por esos días monopolizaba su cuidado constante, era lo que le arrancaba estas palabras sobre peculiaridades del quehacer poético, escritas en 1882 en el prólogo a El Poema del Niágara del venezolano Pérez Bonalde: «Las ideas potentes se enciman, se precipitan, se cobijan, se empujan, se entrelazan. Acá el consonante las 79 <EI SO Ob. carácter Comp. de la Revista Venezolana, Edt. Trópico, t. 15, p. 20. RetGto Venezolana. Caracas, MARTIANO 205 magulla; el consonante magulla siempre,... SPérez Bonalde ama su len. ,yua 1. la acaricia, y la ca&ga; que no hay placer como éste de saber de ;, onceí \-iene cada palabra que se uca, >- a cuanto alcanza; ni ha\- nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el estudio esmerado v la aplicación oportuna del lenguaje. Siente uno, luego de escribir, or&llo de escultor y de pintor... Han de podarse de la lengua poética. como del Ghoi, todos los retoños entecos, o amarillentos, o mal nacidos, y no dejar más que los sanos y robustos, con lo que, con menos hojas, se alza con más gallardía la rama: y pasa en ella con más libertad la brisa y nace mejor el fruto,. En ese mismo admirable prólogo, Martí, por otra parte, admite que Kpulir es bueno, mas dentro de la mente y antes de sacar el verso al labio,, extendiéndose en consideraciones sobre cresa tarea de recotie, esa mutilación de nuestros hijos, ese trueque del plectro del poeta por el bisturí del disector,, para más adelante, tras pedir que acuando el verso quede por hecho ha de estar armado de todas armas, con coraza dura y sonante, y de penacho blanco rematado el buen casco de acero reluciente*, expresar otros puntos de su poética, muy aplicables a su tarea de Isrnaelillo: Que aún con todo esto, como pajas perdidas que con el gusto del perfume no se cuidó de recoger cuando se abrió la caja de perfumería, quedaron sueltos algunos cabos, que bien pudieron rematarse; que acá sobre un epíteto, que aquí asoma un asonante inoportuno; que acullá ostenta su voluta caprichosa un esdrújulo osado; que a cual verso le salió corta el ala, lo que en verdad no es cosa de gran monta en esta junta de versos sobrados de alas grandes...81 Pero como antesala de la lectura directa de aquella obra, la más hermosa que padre alguno haya escrito al hijo de su sangre, basta de palabras: ahí queda desnudo el proceso de creación de Ismuelillo, esa joya de la poesía de nuestra América -de la poesía sin limitaciones de tiempo ni de espacio-. 4 1881. 11 Prólogo al Poema del Niágara, de Pérez Bonalde. Op. cit., t. 20, págs. 66-68. LEYENDO UNA CARTA A MARIA MANTILLA POR H. ALMENDROS Creo que no me equivoco si digo que el primer Rbro de textos de Martí publicado en nuestro país tras el triunfo de la Revolución, es uno que lleva por título Ideario pedagógico. Consiste en una compilación de escri:tos sobre educación tomados de aquí y de allá en la amplia obra martiana, y fue editado por el Ministerio de Educación en el año 1961. Si no esta recogido en ese ibro de 240 páginas absolutamente todo lo que Martí escribió de ese tema -en ocasiones lo apunta o roza al paso en artículos de asuntos diversos-, sí está, creo yo, lo más importante. Cuando salió ese libro, alguien lo miró con cierto desdén. Se pensó quizás que, en momentos de triunfo de la Revolución, no era hora de sacar a reverberar una faceta en cierto modo adventicia del grande hombre, al que había qué evocar y definir esencíalmente por su genio revolucionario. Esa actitud parece razonable, pero quizás la crítica parte de puntos de vista demasiado exclusivos y de criterios un tanto rígidos. AI publicar el Ideario pedagógico no se pretendió sin duda -iquién puede dudarlo?destacar la preocupación de Martí por las cuestiones educativas y el talento con que las juzgaba, de manera que ello oscureciera en nada aquella su alta personalidad decidida y cuajada en su vida Y en su obra de condición esenciamenterevolucionaria; ant- bien. debió de considerarse, sin más, que el criterio pedagógico de Martí era singularmente valioso -. 208 ANLIARIO A!WARIO MARTL4NO que podría ejercer muy beneficioso influy, tan sugestivamente expuato, jo en la actitud docente de los educadores que habían de hacer realidad los ideal= educativos de nuestro país. y era justo pensar así. La teoría pedagógica de 1Iartí. sus criterios y consejos sobre educación, constituyen un ideario de inestimable valor, En el prólogo de ese libro se dice: digno de estudio y de meditación. .La doctrina educati\-a de Martí, por ser suya y por que de seguro la penjó y la dijo soñando el destino de su pueblo, constituiría la más clara fuente de inspiración y la base de un ideario pedagógico de que tan necesitados hemos estado, con raíces en nuestro ser nacional, de su realidad nutrido, y teñido del consejo y de los ideales de nuestros mejores hombres. Hoy, la profunda reforma educacional a que aspira y ha abordado la Revolución, puede nutrirse radicalmente en esa fuenten. Ya se ve la intención del libro, y no podía ser otra. El caso es que las bases ideológicas de la obra educacional de la Revolución, aquellas que sirvieron de fundamento y arranque, lo mismo que muchas de las que orientan los pasos y propósitos con que se desarrolla y progresa la sorprendente obra de la enseñanza ahora, están señaladas y expresadas con clarividencia en el Ideario, y a él pueden ir y volver los educadores como a una fuente clara y sabia. Lo que la educación sea esencialmente, se dice su trama y a lo largo de ellos se descubre. El cardinal principio social que pide que en una ción no sea privilegio de unos y derecho negado a la Revolución en su bravo y decidido plan de crear está presente en las páginas del Ideario en esos escritos, y en democracia la educaotros, del que partió escuelas para todos, La función de la escuela, la idea de cómo la escuela es y de cómo debe ser para adaptarse al objetivo que se le asigne según los cambios de la sociedad donde actúa, ahí están. La crítica definitiva de la enseñanza formal, como la exaltación de las virtudes formativas del trabajo ante experiencias de cosas y hechos reales con que la vida social se teje, lo mismo que el enérgico propugnar una enseñanza científica, son ideas mantenidas de modo firme y brillante en esas páginas de Matií. NEn la escuela -dice en una ocasiónse ha de aprender el manejo de las fuerzas con que en la vida se ha de luchar. Escuela no debería decirse, sino talleres. Y la pluma debía manejarse por la tarde en las escuelas, pero por la mañana, la azada,. Así como aquellas ideas se hermanan con el paso dado por la Revolución en su instauración de ula escuela al campo B, así la gran campaña nacional de alfabe- MARTL4iiO 209 tización hizo ampliamente real aquella previsión de los amaestros ambulantes.. El carácter dinámico de la escuela: la transformación de métodos y materiales para adaptarse a los cambios de la sociedad y al progreso de la técnica: la función de la Cniversidad en los pueblos de atrasado desarrollo; la formación del hombre según las necesidades y urgencias de la comunidad en que vive y los tiempos que se preparan y vienen... iOh, sí!, muchas más ideas cardinales surgen. se plantean y aclaran con singular !ucidez en las páginas del Ideario. Nadie niega a Martí pensamiento hondo cuando discurre para definir o para criticar cuestiones de educación; por el contrario, se admira su perspicaz criterio avanzado en su tiempo, y, como nacido de profundas verdades, su validez permanente. Es natural: los hombre; que llegan a percibir caracteres esenciales de la naturaleza humana e íntimas relaciones entre el hombre y el medio natural y social en que vive, 10,s que logran intuir leyes del crecimiento del cuerpo y de la mente; los que consiguen ver claro en la trama de la historia la transformación del mundo con la continua faena de creación de las generaciones; los que saben ver la invalidez de irracionales y rutinarios procesos de educación de los jóvenes, así como los pasos y caminos abiertos que la naturaleza y la humana condición social ofrecen como normas de desarrollo y formación, esos hombres son capaces de ofrecer valiosos pensamientos sobre educación y certeras críticas de los errores que arrastran las colectividades en el proceso de educar a las nuevas generaciones. Muchos son los grandes científicos, pensadores, fi!ósofos. políticos, que en sus obras han dejado su teoría, sus principios y normas generales sobre ese magno problema humano; sí, muchos hombres de talento han concebido la educación con altura de miras, o con hondura, pero... Pero la cuestión tiene en la realidad dos ver’tienes, o comprende dos factores que han de completarse: uno es ese de la concepción y el establecimiento de principios generales; el otro es el de llevar esos principios a la kdidad del acto de educar. Y no es que veamos estrechamente ae acto sólo en la relación de maestro y alumno; uno entiende que la educación es un hecho mucho más amplio y complejo; pero las colectividades -que por SU misma constitución educan o des-educanen. . comiendan una parte prmclpal de la obra al maestro. El maestro, con su actuación inmediata, directa, ha de tratar de realizar los ideales educativos generales y, en ellos, lo que concretamente corresponde a la enseñanza en la formación de la mente y el corazón de los alumnos. 210 ANUARIO MARTIANO El caso es que los grandes talentos que han discurrido sobre edudel hecho social, su criterio v sus cación. han dado su teoría general juicios sobre cuestiones especiales en el plano teórico, pero raramente han adescendido> a señalar particulares y concretos pasos y direcciones que el maestro ha de seguir para formar de manera deseable la mente del alumno o para desorientarla, bloquearla y dejarla peor que inútil. Y lo curioso es que la exaltación de los principios generales ha oscurecido la importancia de los detallados pasos con que el maestro desarrolla Ia acción educativa escolar; la técnica, tan preciad’a en cualquier trabajo humano, se descuida cuando es técnica, del trabajo de la escuela, como si ella y la relación educativa maestro-alumno se hubieran detenido en tradición que, como muchas tradiciones, lo que requiere es ser desmochada y modernizada. Y se sigue en muchas escuelas del mundo, en nuestro tiempo, educando con maneras docentes a la usanza técnica de hace medio siglo y aun de más lejos. La técnica que en momento crítico de su labor echaba de menos un Makarenko, por ejemplo, sigue en el mundo detenida en manera3 y medios viejos de enseñanza, frenada también su renovación por un lamentable conformismo pedagógico. Viene esto a cuento del comentario de particulares sugestiones de una carta que se incluyó en el Ideario pedagógico, en la cual, como en otras ocasiones, Martí apunta al paso cuestione3 de técnica docente. Y es que, además de discurrir sobre principios de educación, Martí señaló norma3 de didáctica concreta, a las que dedicó atención y trabajo. Recuérdese La Edad de Oro. Martí sentía también como maestro; era maestro; había sido maestro. El Maestro le llamaban en Nueva York los que le seguían en su pasión y su increíble quehacer rerolucionarios; antomasia como galardón bien ganado de guía, mentor, apoyo fraternal y paternal de todos. Mas aquí no se alude a eso, sino al poso que llevaba de maestro de escuela. Hay que recordar que el temple de la adolescencia de Martí comienza en el colegio de don Rafael de Mendive, en el que vive y en el que ayuda. Ya empezó allí a respirar las cuestiones pedagógica3 escolares, pues él andaba en todo el trabajo junto a los profesores. Dio luego lecciones en Madrid, fue maestro en Guatemala, en Venezuela, en Nueva York... Es decir, Martí tuvo real experiencia docente, y en las etapas en que ejerció de maestro debió de reflexionar en la inutilidad de técnicas y métodos rutinarios y debió de poner en práctica lo que su claro talento descubría como bueno. Hay testimonio3 emocionantes de su labor de maestro en aquella sociedad de protección y’de instrucción, La Liga, creada en Nueva York para ayudar a desatendido3 trabajadores oubanos y puertorriqueños ANUARIO MARTIANO 211 negros. *Daban ganas -decía un alumnode cometer faltas por el solo gusto de oirselas corregir,. Martí fue mawtro; tuvo de la ensefianza una experiencia personal que su preclara inteligencia pulió con rectificaciones y hallazgos felices, Por eso pudo dar los con-wjos que dio de didáctica concreta. He aquí la carta que sugiere este comentario: es la que escribió a María Mantilla. desde Cabo Haitiano, el día 9 de abril de 1895. Aquellos meses de la vida de Martí están colmados de enérgicos e inquietos entusiasmos y de no pocas tribulaciones. Ha salido de Nueva York el 30 de enero a llevar a cabo el desembarco en Cuba y la insurrección. El G de febrero llega a Cabo Haitiano, y el 7, a Montecristi. Por tierras de Santo Domingo y Haití va sin reposo aquellas semanaU en preparativos del plan de guerra. Ata cabos de cooperación; mantiene la trama de la ayuda exterior; visita, reúne contribuciones generosas, dispone los pasos necafarios... Ha redactado en Montecristi el famoso Manifiesto; allí ha recibido también el aviso del comienzo de la insurrección en tierras cubanas... Cartas y más carta3 lleva escritas para mantener la red de tensos ánonimos que han de ayudar y preparar desde fuera el asalto. Carta3 largas previsoras, cartas largas y cortas entrañables, y, además ese sorprendente diario en que cosas, paisajes y hombre3 se reflejan con viva luz en un fondo dechado de ternura. En los días Iíltimos se extremó la zozobra. Desde Cabo Haitiano, sigilosamente, emprende el grupo expedicionario la travesía a Cuba -oh, esperanza!-, pero en una isla de las Bahamas traiciona el capitán de la moleta que los lleva, y allí los deja abandonados. El frenesí desesperado je aplaca al fin con la presencia de un vapor alemán que por allí pasa. El capitán se compromete a llevarlos a Cuba, pero en su ruta han de hacer antes escala en Cabo Haitiano. Y a Cabo Haitiano, de donde salieron, welven sigiliosos y ocultos, en una tarde de lluvia torrencial. Hay que esperar allí el aviso de salida, y Martí aguarda acogido en hogar fraterno Llega por el aviso: partirán por Ia noche. En e3e mismo día, que cabe imaginar de espera inqui&a, de horas lentas, tensas, contadas, Martí escribe la emocionante carb en que reposa su corazón de padre y maestro. aAprende de mí -escribe-. Tengo la vida a un lado de la mesa, y la muerte a otro, y un pueblo a las espaldas: y ve cuántas página3 te escribo,. =A mi María,, escribe. Esta niÍia fue siempre latido de su corazón Ahora María ha cumplido ya catorce años. La y cuidado desvelado. preocupación y el consejo van ya a la adolescente que se asoma a horizontes indeciso3 de la vida y al bienhechor y necesario trabajo wirLa ca,rta es larga, cariñosa y previsora. El tuoso e independientes. 212 \\L-iRI0 MARTI.~SO ASC.ARIO celo+o c.uidac!o exalta la nobleza del propio decoro. pero también Iiega ai c,,nìejo de detalles de buen trabajo de aprender y de enseñar. Para que la hija \-ea que 1-a con él siempre. llevada en SI peri-arni~nto, le habla de ias revi-tas y libros que para ella elige en ìus (lia-: c!e viaje. ! tl juicio brcle qce hace de esas lecturas es susestil-o ! certero. Luego la compromete para que traduzca y ponga en buen t+pañol el libro corto de L’Hkoire Générale, trabajo para aprender y aun para yue se publique al fin. Los cons-ejos que da a María para que haga la traducción del francés como es debido, son de una sencillez y una claridad magistrales; normas de maneras y medios del aprendizaje del idioma que son muestra del saber didáctico de Martí. Con nuevas razones iceiste en ello cuando aconseja a María y a su hermana Carmita que organicen con un corto grupo de niñas una pequeña escuela en la que ellas sean maestras. Prevé que les manden allí hijos ade nuestra 0pente, a los que tendrán que enseñar, para más halago, el español, een una clase de lectura explicada -explicando el sentido de las palabras-; la va descubriendo el niño no más gramática que esa: la gramática en lo que lee y oye, y esa es la única que le si,rven. Uno se detiene y mira con cuidado esto último. De largo venía la tradición. El desatino de encomendar la enseñanza de la lengua al teórico aprender reglas y más regla, G gramaticales, tenía un viejo aboconciliares a aprender lengo. Obligados los alumnos de lo- 9 seminarios el latín -lengua muertamediante el aprendizaje de su gramática, ya que no se puede aprender por el uso, adquirió: tal prestigio el saber gramatical, que luego entró con todo honor. en las escuelas como método de la enseñanza de Ia lengua matern’a, que tiene su vía de básica y normal ad’quisición en el nso y la práctica que de ella hacemos. El método, que llegó a caer en el dominan* aprender gramática en la escuela, quedó bien &ablecído en ella y perduró. Hasta la Real Academia Española tenía su epítome gramatical dispuesto para las escuelas primarias, y aún viven personas a quienes les queda de él un recuerdo tenaz de pesadumbre y aversión. Raro atrevimiento era entonces oponer una actitud inteligente a la rutina d’el método Ran celosamente guardado. Para denunciar la epivotada didáctica, tan arraigada y firme, se necesitaba poseer un hondo conocimiento del idioma, de SU peculiar estructura y del proceso por el que lo aprende y lo afianza y enriquece quien lo usa. En el añ,o 1889 se había publicado en España un sugestivo libro que denunciaba la rutina imperante y señalaba el camino normal, comprobado en una cuidadosa experiencia. El libro del profesor de la Institución Libre de XiRTIASO 213 Enseñanza: José de Caso: La enserianza del idioma, fue como un viento de fnteiigencia. rigor y maestría que llegaba a destruir prejuicio-. Y hlartí, por su parte. dice también discretas normas cuando acon.i-eja n María : «una clase de lectura explicada,. Todavía eso de la lectura explicada cae sigue entendkndo mal, y se explica en exceso el contenido de lo leído, hasta el comentario, como si fuera ese el propósito inmediato del aprender a leer. Y Martí aclara en un inciso, que de lo que se trata es de *explicar el sentido de las palabras.; es decir, cuestión de explicada se sigue entendiendo mal, y se explica en exceso el contenido El consejo que sigue en la carta viene a darse la mano con el criterio de los más rigurosos lingüistas, que no con el de muohm pedagogos, demasiado llevados aún de la inercia escolar: ano más gramática que esa -escrib*: la gramática la va descubriendo el niño en lo que lee y oye, y esa es la única que le sirve,. iAh, si los educadores leyeran y meditaran las ideas definitivamente valiosas de Martí! ~NO más gramática que esa., Sí, los que saben de la estructura íntima de la lengua y de su función, dicen bien claro de la pérdida de tiempo y energía que supone enseñar o tratar de enseñar en la escuela ideas gramaticales, demasiado abstractas para la mente ilnfantil, imprecisas e inútiles para aprender a hablar y escribir; con la lengua que aprende el niño, por otras vías que no las de la teoría, se fija en su mente un sentido gramatical, implícito en el sistema del idioma, que es el más firme y útil. Así dice Martí: «la gramática la va descubriendo el niño en lo que lee y oye, y esa es la única que le sirven. Para Carmita, que enseñaría el iaglés, aconseja auna clase de deletreo y composición a la vez, que sería la clase de gramática, enseñada toda en las pizarras al dictado, y luego escribiendo lo dictado en el pizarrón, vigilando por que las niñas corrijan sus errores,. Una clase <nueva, le llama - y seguro que lo eraa la de ha+r el trabajo y la corrección de la composición hasta llegar al deletreo aecewrio en la complicada ortografía inglesa; toda con la unidad y el sentido íntimamente comprendido d* la propia expresión y de la transcripción escrita, hasta la corrección. El magisterio activo le venía de lejos, y las normas docentes concretas le nacían sencillas y claras, del mismo modo que se ven Y expresan las grandes verdades. En el atrafagado quehacer revolucionario en que tenía empeñada su vida, tuvo aún tiempo en Nueva York de dar clases Personalmente como maestro; pero el medio para su magisterio amplio, con el que * pudiera cumplir su generoso afán de llegar a todm loa niños de nuestra Amé- 214 ASUARIO MARTIANO rica. era el idioma. Aun le bullía al escribir esta carta a María. aquei soberbio. generoso y frustrado proy-ecto de La Edad de Oro, en el que se proponía cumplir parte del gran afán de su vida. En aquella revista dio también el gran ejemplo de tacto y de saber didáctico. Sunca se ha tenido más atinado propósito con resultados más logrados, que aquel con que Martí se dispuso a escribir para niños y jóvenes. En el género de la literatura infantil y juvenil se había escrito en español -y aún se sigue en general escribiendoen un pobre, desmañado, a veces chabacano estilo. En Martí, el resultado de su propósito es una obra maestra. Nunca se escribió ni se ha escrito así. El estilo propio de Martí, cuajado de estructuras originales, suntuosas a veces, de propensión barroca, se domina y reprime en una sabia contención de conciente mesura para ponerse al par de la mente y la comprensión verbal de los jóvenes lectores, sin que por ello se rebajen el arte y la perfcción de la lengua, que se muestra hermosa en su sencillez. Ahí se revela el maestro, que da en La Edad de Oro an modelo inigualado de literatura para niños y jóvenes. El lo sabía; él conocía el valor del resultado de aquel trabajo en el que había volcado su saber docente y su dominio del idioma. Cuando en la carta le habla a María de la revistas que le va enviando mientras viaja, le dice: «El Harper’s Young People no lo leíste, pero no era culpa tuya, sino del periódico, que traía muchas cosas muy inventadas, que no se sienten ni se ven, y más palabras que las precisas.. Y cuando luego la invita a que traduzca un libro del francés, con el cuidado de que la traducción sea natural, de modo <que parezca como si el libro hubiera si,do escrito en la lengua a que lo traduce,, no le aconseja que estudie un método gramatical para que mejore el español que sabe, sino que le señala el medio normal y justo: «Es bueno que al mismo tiempo que traduzcas -aunque no por supuesto a la misma hora-, leas un libro escrito en castellano útil y sencillo. para que tengas en el oído y en el pensamiento la lengua en que escribes. Yo no recuerdo entre los que tú puedes tener a mano, ningún libro escrito en este español simple y puro. Yo quise escribir así en La Edad de Oro; para que los niños me entendiesen, y el lenguaje tuviera sentido y música. Tal vez debas leer, mientras estés traduciendo, La Edad de Oro., Cierto que no habría podido hallar otro libro en ese español simple y puro en que se escribió La Edad de Oro, ni habría podido darle a María mejor consejo para que mejorara su español, viviendo como vivía en un psis de lengua inglesa: aEs bueno que leas un libro escrito en castellano útil y sencillo, para que tengas en el oído y en el pen- ANUARIO MARTIANO 215 samiento la lengua en que escribes.. No se puede señalar mejor ni con menos palabras, la ley general del aprendizaje de una lengua viva, ni señalar mejor el camino por el que se aprende y queda en la mente: 1a práctica posible del idioma, del buen idioma. Ko se acaban ahí las sabias alusiones didácticas de la carta. Rescoldo le quedaba vivo a Martí de aquel entusiasmo y aquel fervor con que hacía seis años había aspirado a llevar sus enseñanzas a los niños de nuestra América. Ved cómo recuerda La Edad de Oro y cómo persiste en 10s principios e ideales con que concebía y llevaba a cabo una literatura que eludiera mentiras convencionales y que se basara en la verdad y en las herm40sas realidades del mundo y de la vida; que no excluyera por supuesto la fantasía, ingrediente de toda obra artística; pero fantasía de buena ley nacida, con raíz en la realidad, sin subvertir la verdad y vivir del engaño. Entre otras alusiones o declaraciones de aquella revista que se le fue casi recién nacida, he aquí esta: apara eso se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan cómo se hoy, en América, y en las demás tierras; y cómo se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes, y la luz eléctrica; para que cuando el niño vea una piedra de color sepa por qué tiene colore3 la piedra, y qué quiere decir cada color; para que el niño conozca los libros famosos donde se cuentan las batallas y las religiones de los pueblos antiguos. Les hablaremos de todo lo que se hace en los talleres, donde suceden cosas más raras e interesantes que en los cuentos de magia, y son magia de verdad, más linda que la otra; y les diremos lo que se sabe del cielo, y de lo hondo del mar y de la tierra; y les contaremos cuentos de risa y novelas de niños, para cuando hayan estudiado mucho, o jugado mucho, y quieran descansar. Para los niños trabajamos, porque 10s niños son 10s cyue saben querer, porque los niños son la esperanza del mtmdo.~ Adviértase como aún le acompaña ahora ese criterio bien madura,do e intimamente sentido, y cómo alecciona en él a SU hija, que va en la carta: *El otro libro es a ser maestra. aro libro le recomienda para leer y enseñar: es un libro de trescientas páginas, ayudado de dide IO que bujos, en que está, María mia, lo mejor -Y todo lo cierto-se sabe de la naturaleza ahora. Ya tÚ leíste, o Carmita leyó, antes que tu, las Cartillas de Appleton. Pues este libro es mucho mejor, más corto, mas alegre, más lleno, de lenguaje más claro, escrito todo como se lo ve. Lee el último capitulo, La Ph+ologie Végéde -la vida de las plantas-, y verás qué historia tan poética y tan interwmte. Yo la leo p la vuelvo a leer, y siempre me paree nueva- Leo Pocos versos9 porque 216 ASCARIO YARTLWO caSi todos rcn artificiales o exagerados, r dicen en lengua forzac!a. falsos senlimeintos sin fuerza ni honradez: mal copiados de los que luc sintieron de lerd’ad. Donde J-O encuentro poesía ma>-or es en los libros de ciencia, en la \iJ3 del mundo. en el orden del mundo, en el fondo del mar. cn la \erd;:d y música del árbol, y EU fuerza y amores, en lo alro del cielo, en rus familiade estrellas. -y en la unidad del univerco que encierra tanta.5 CoLaa diferentes. y es todo uno. v reposa en la !r~z de la noche del trabajo productivo del día. Es hermoso, asomarse a un colgadizo, ! \-er vivir al mundo: verlo nacer, crecer, cambiar, mejorar, ! aprender en esa majestad continua el gusto de la verdad, y el cIesd&n de la riqueza y la soberbia a que se sacrifica; y lo sacrifica todo, la gente inferior e inútil., Hermosa carta, hon,damente sugestiva para un educador. Tierna y sabia carta. Es emocionante el cuidado amoroso del padre que escribe a la hija breves, esenciales consejos de maestro, en un momento en que tiene ela vida a un lado de la mesa y la muerte a otro, y un pueblo a las aspaldasm, en horas críticas en que se dispone a dar el salto a la patria a conquistarle en guerra su libertad, norte y motivo de su vida. I IIN ARTICULO DESCONOCIDO DE MARTI Gracias al distinguido martiano Enrique H. Moreno Plá, damos a conocer, en inglés y por primera vez en español, el artículo de Martí Blood of the Innocents, aparecido, sin firma, en el New York Herald del sábado 9 de abril de 1887. Según nos explica Moreno en Ias líneas con que nos remite copia fotostática de la plana correspondiente de dicho periódico, habiendo encontrado en una carta ‘de Martí a Fermin Valdés Domínguez una referencia concreta al artículo en cuestión, se dirigió a la Dra. Celia Girona, en New York, la chal a su vez encomendó la búsqueda al historiador norteamericano Philip Foner, quien localizó el número del New York HeraZd con eI artículo de Martí sobre la vindicación de los estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871. En la carta que sirvió de base a la pesquisa de Moreno, escribe Martí a Valdés Domínguez: aMi Fermín: Levanto la pluma un momento de mi quehacer del día para maadarte el articulo sobre tus sucesos que escribí para el Herald. No deseo -porque la cma en sí no tiene más importancia que la de su justicia y efecto allí--- que digas, ni aun en La Lucha, que es mio. pero a tí tengo gusto en decírtdb. de La Aproveché con júbilo la ocasión que el excelente corresponsal Lucha, leal amigo mío, Trujillo, me dio de escribirlo., Inmediatamente 218 ANUARIO MAFlTIAKO ,4SUARIO precisa las características de este artículo, uno de los más impersonales Martí, por las circunstancias que él mismo exque tuvo que escribir .Por supuesto medí y pesé cada palabra, porque eso ha de ser presa: naturalmente leído en la Habana, y hubiera sido imprudencia manifiesta La idea que provocar desenfreno aI, wno con fogosidades extemporáneas. penetra vale más que la palabra ostentosa. Y luego, tú verás que procuro valerme del modo de tratar esos sucesos para impedir que los lenguaraces los lleven a maIa parte. En todo pensé al escribir esos páa iras rrafos : en no dar pretexto, con la versión de ellos en castellano, que han de tascar de muy mal grado el freno: en que, en consecuencia de la misma celebración, no viniera a padecer de ella La Lucha que tanto la merece: y en que tú, para mí lo más caro, te veas fuera de todo peligro, y sin menoscabo de esa prudente alteza que te recomienda tanto a la consideración pública. Tuve un gustazo cuando vi tu nombre en letras inglesas., Más adelante insiste, añadiendo otra razón para justificar la íIndole del escrito, y era el periódico mismo en que apareció: «No extrañarás el tono del artículo, indispensable -fuera de las razones apuntadas -para que el Herald no se opusiese a publicarlo., Esta carta iba con el original remitido a Fermín, por lo que también le advierte: &as dos palabras borradas, que quitan sentido a Ia idea, fueron, por alguna mala inteligencia, afiadidas por el periódico., (Obras completas, t. 20, La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1965, p. 326327.) No podemos saber cuáles serían esas palabras, si bien notamos, además de la total inh’ibición del espontáneo «modo de decir, martiano, giros y voces demasiado comunes aun para su prosa más priodística e ímpersona1. Compárese, en efecto, este artículo con el que, firmado y con la misma fecha, publicó Martí en La Lucha, de La Habana. Sirve también este cotejo para identificar el escrito del Herald como indudablemente debido a su pluma, por el paralelismo que guardan. Veamos algunos ej emplos : r . ..hoy sólo quedan de aquel drama tremendo unas hebillas de plata, una corbata de seda envuelta - a un hueso, y ocho cráneos despedazados por Ias baIas. iOh , quien ” pudiera, en una fiesta pública, para atenuar el crimen con la reparación comparable a él, ver en silencio, desceñidas las armas y con las cabezas descubiertas, a aquellos mismos mal aconsejados que nos los arrebataron! Esa sí es paz, la que se firma en el arrepentimiento. (Obras completas, t. 219 3lIRTIASO una corbata de seda: algunos botones de cuello y unas hebillas de plata fue todo lo. que se pudo encontrar para identlflcar las \-íctimas de este crimen histórico. ...y un acto de pública contrición por parte de áquellos que son ahora considerados como cómplices del crimen, sería una ofreñda apropiada a los que murieron injustamente a sus manos y, al propio tiempo, un acto que no podría dejar de conducir a un mejor entendimiento de las dos secciones hostiles en que la guerra por la independencia dejó dividida a la isla. 4, p. 355-356) Martí, además, se reiiere a su propio artículo de La Lucha, aunque sin citarlo literalmente, cuando escribe en el Herald: a“Los ocho cadáveres”, dice La Lucha en una patética descripción del hecho, “fueron enterrados, sin un nombre, una cruz o lápida, cuatro de Sur a Norte, cuatro de Norte a Sur”,, palabras que, con ligeras variantes, utilizará también en su discurso de 27 de noviembre de 1891 sobre los mismos sucesos. Pero el artículo de La Lucha, estilísticamente, ea puro Martí, mientras el del Herald es su consciente autonegación, -si bien en este sacrificio está, igualmente, todo Martí, el mismo que le dice a Fermín: «La idea que penetra vale más que la palabra ostentosa., Otro aspecto curioso que resalta de la confrontación de los dos artículos y laa eqlicaciones de la carta a Valdés Domínguez, es que, eviden’temente, la publicación en La Habana no exigía tanta prudencia como en Nueva York, c. v. La Lucha Hace dieciseis años arrancó un niño una rosa que florecía, en nuestro cementerio, y, habituados a mirar !a muerte sin temor, esperaban otros, paseando entre las tumbas, la hora de estudiarla. New York Herald El hijo de uno de los más impetuosos de entre éstos, un muchacho de dieciseis años, que había cogido una flor en el jardín del cementerio, fue el primer escogido para ser fusilado... BLOOD OF THE INNOCENTS Full Vindication of the Students Shot in Cuba in 1871. Butchered by Militia. A Subscription for a Monument To Be Raised in New York. The city of Havana has in ,the last few days been the scene of memorable events. La Lucha, the enterprising Havana paper to which a large measure of credit is due for the defence of justice to the Cubans, publishes an account of the dramatic incidents which have led to a vindication of the innocence of the eight medical students who were officially murdered sixteen years ago. These eight students, from sixteen to twenty-one years old, were, aftler a mock trial held under mob preassure, put to death amid frantic applause, and thirty-one more were sent to the State Prison for the supposed crime of having profaned the sepulchne of Gonzalo Castañón, in consequence of a dispute with tbe an ill advised journalist who, friends of the revolutionists., had met his death in key West some months befone. The vault showed not a siqgle trace of profanation, and a line marle long before in the crystal covering the flower offeringe was al1 that could have been attributed (had it not been ful1 of moisture at the date of the event) to a disrespectful hand. Only the Cubans Gnilty. The Spaniards among the atudentz were students shot was not even in the cemetery . set at liberty. One of the in time date of the alleged 222 ASV.4RIO zUiU~4RIO MARTIANO profanation. Only F ernando Capdevila, a noble officer of the arrn>-. charged with the task of defending the students, had the courage to utter in the tris1 a fe\\ hrsle ~(>rds. f»r whic,h he harel\- esc,aped paying with bis life at the hands of the mob, ill disposed to countenance an! but a sanguinary termination. It has been said by General Crespo, wbo was then the head of the eo\-ernment and signed the sentence of death while convinced of the infamy, that cto find an appropriate comparison for the proposals made to him by some of the leaders of the mob it wlas necessary to go back to the darkest days of the French Revolutions.. It is, ifndeed, the languaye of the General that is here used. Thousands of armed men filled the streets day and nigbt, surrounded the prison, packed the corridors of the General’s palace, yelled continuosly for the death of the students and succeeded in bringing the government to yield to their demands under the cover of a trial by court martial which held sessions at the point of the bayonets of the lawbreakers. It was the son of one of the flercest among these, a boy of sixteen, who had picked a ro-se in the garden of the cemetery, that was first selectled to be shot, and that, too, with the very rifles to the buying of which his own wealthy father had largely contributed. Four of his classmates: who had been playing with a wheelbarrow, followed immediately after. It is said that the unworthy tribunal had compromised with the mob for the death of eight of the prisoners, and that the three additional victims required were chosen by lot. The unfortunate boys met death courageously -not a knee tpembled. Some were shot in the head, some in the heart. «The eight corpses,> says La Lucha in a pathetic a name, a cross or a stone, description of the affair, «were laid, without under the earth: four northward, four s0uthward.n La Lucha has published the portraits of the unhappy young men. A Popular Testimonial. But justice has her ways, and through the courage of Fermín Valdés D omínguez, one of the surviving classmates who was sent to prison, the innocence of bis friends has been so fully and strikingly demonstrated that the affair is to-day the talk of thc island. A subscription to erect a monument to the studens is being quickly raised by Spaniards and Cubans alike, in Cuba, in Spain and in New York. The moderation of the Cubans under provocation has lent dignity to their sorrow, and 8 public atonement for the crime on the part of those who are now regarded MARTL4S0 223 as accomplices to it would be a proper offering to those who died unjustlp at their hands, as well as an act that could not fail to bring to a better understanding the two hostile sections in which the war for independence left the island divided. Face to Face. It was a dramatic scene when Valdés Domínguez, regardless of the danger in which his action might place him, advanced, trembling with emotion, toward the coffin of Castañón, which the latter’s son, accompanied by his friends, was having removed form its temporary vault to be sent to its final place of rest in Spain, and, raising his hand above the untouched coffin , solemnly asked the son, a youth of twenty, to declare that the remains of his father had not been disturbed by the students. The son of Caztañón publicly acknowledged that no profane hand had touched his father’s remains. Domínguez himself was allowed to open the coffin where lay the man who caused, this time unconcciously, so many deaths. Young Castañón confirmed in a dignified letter his acknowledgment. Permission from al1 concerned was accorded to Valdés Domínguez to recover, if possible, the remains of the students from the secluded spot where they were buried, and after himself working incessantly for two days with his bare arms, aided by a friend and the negro gravediggers, at last discovered al1 that was left on earth of his dead friends -eight skeietons lying side by side, the skulls and ribs bent by the missiles of the shooting party. A silk cravat, some collar buttons and a few silver buckles were al1 that could b,e found to identify the victims of this historie crime. These pathetic scenes and their bearing on the affairs of the country are at present occupying public attention in the island of Cuba. The joy of the Cubans at this triumphant vindication of the students has not been marred by any excesses on their part or disrespect from those who in darker days m-ere the authors of the evil deed. Words of peace are spoken over the remains of those who fe11 victims of the furies of war, and the just acknowledgment of the blamelessness of the innocent, is lihly to contribute more to the general gooà that even punishment of the guilty. New York Herald, Saturday, April 9, 1887 New York Herald, Sóbado 9 de Abril SANGRE de 1887. DE INOCENTES Completa vindicación de los estudiantes fusilados en Cuba en 1871. Asesinados por la milicia. Se llevará a cabo en Nueva York una suscripción para erigirles un monumento. La ciudad de la Habana ha sido en estos últimos días escenario de memorables acontecimientos. La Lucha, el emprendedor periódico habanero acreedor a tantas alabanzas por defender la justicia de los cubanos, publica un relato de los dramáticos incidentes que han llevado a vindicar la inocencia de los ocho estudiantes de medicina que fueron oficialmente asesinados hace die&+ años. Estos ocho estudiantes, de dieciseis a veintiún años de edad, después de una farsa judicial, celebrada bajo la presión de las turbas, fueron muertos en medio de frenéticos aplausos y otros treinta y uno fueron enviados à Presidio por el sulpuesto crimen de haber profanado el sepulcro de Gonzalo Castañón, un periodista mal aconsejado que, a consecuencia de una disputa con partidarios de los revolucionarios, fue muerto en Key West algunos meses antes. La bóveda no mostraba la mas ligera huella de profanación, y una raya hecha mucho antes en el cristal que cubre lay ofrendas florales ,fue todo 10 que pudo ser atribuído a una mano irrespetuosa, si no hubiera estado cubierta por el moho el día de los hechos. 226 ALCARIO MIARTIASO ANUARIO XARTI.430 227 ., Sólo los cubanos culpables. Los españoles que había entre los estudiantes fueron puestos en libertad. Uno de los estudiantes fusilados ni siquiera estaba en el cementerio en Ia fecha de la alegada profanación. Tan sólo Fernando Capdevila, un noble oficial del ejército, encargado de la defensa de los estudiantes, tuvo el coraje de pronunciar en el juicio unas pocas y valientes palabras3 por las que apenas escapó de pagar con su vida a mancs de la turba, poco dispuesta a aceptar algo que no fuera un final sangriento. El general Crespo, que estaba a la cabeza del gobierno y que firmó la sentencia de muerte estando convencido de la infamia, ha dicho que <<para hallar una comparación apropiada a las proposiciones que le hicieron algunos de los dirigentes de los amotinados sería necesario retroceder a los días más negros de la Revolución Francesa». Son, realmente, las palabras del general las que usamos aquí. Miles de hombres armados llenaban las calles día y noche, rodeaban la prisión, colmaban writaban continuamente pidiendo los corredores del palacio de gobierno, ~ la muerte de los estudiantes y lograron que el gobierno cediera a sus demandas encubierto por un juicio en consejo de guerra que celebró sus sesiones amenazado por las bayonetas de los quebrantadores de la ley. El hijo de uno de los más impetuosos de entre éstos, un muchacho de dieciseis años, que había cogido una flor en el jardín del cementerio, fue el primer escogido para ser ftrsilaclo, y ello, por añadidura coe los mismos rifles a cuya compra su acaudalado padre había contribuído generosamente. Cuatro de sus condiscípulos que habían estado jugando con una carretilla, le siguieron inmediatamente. Se ha dicho que el indigno tribunal se había comprometido con las turbas a dar muerte a ocho de los prisioneros y que las otras tres víctimas requeridas fueron escogidas mediante sorteo. Los infelices muchachos encararon la muerte valientemente -ni una rodilla flaqueó. Unos recibieron las balas en la cabeza, otros en el corazón. «Los ocho cadáveres>, dice La Lucha en una patética descripción del hecho, <fueron enterrados, sin un nombre, una cruz o una lápida, cuatro de Sur a Norte, cuatro de Norte a Sur,. La Luchar ha publicado los retratos de 10s infelices jóvenes. Un Testimonio Popular. La justicia tiene sus modos y mediante el valor de Fermín Valdés Domínguez, uno de los estudiantes supervivientes que fue enviado a prrsron. la inocencia de sus amigos ha sido demostrada tan completa !- notablemente que el asunto constituye hoy el tema de toda conversación en la isla. Una colecta para erigir un monumento a lo‘ estudiantes se está llevando a cabo rápidamente por españoles v cubanos. por icual. en Cuba, en España y en Nueva York. La moderación de los cubanos ante la provocación le ha conferido dignidad a su pena, y un acto de pública contrición por parte de aquellos que son ahora considerados como cómplices del crimen, sería una ofrenda apropiada a los que murieron injustamente a 5us manos y, al propio tiempo. un acto que no podría dejar de conducir a un mejor entendimiento de la: dos secciones hostiles en que la guerra por la independencia dejó dividida a la isla. Cara a Cara. Fue una escena dramática aquella en que Valdés Domínguez, indiferente al peligro que au acción podía acarrearle, avanzó, trémulo de emoción, hacia el féretro de Castañón, cuyo hijo, acompañado por sus amigos, hacía extraer de su bóveda temporal para ser trasladado a su definitivo lugar de reposo en España, y, levantando su mano sobre el sarcófago intacto, conjuró solemnemente al hijo, un joven de veinte años, a que declarara que los restos de su padre no habían sido profanados por los estudiantes. El hijo de Castañón declaró públicamente que ninguna mano impía había tocado los restos de su padre. Al propio Domínguez le fue permitido abrir el sarcófago en que yacía el hombre que causó, esta vez inconscientemente, tantas muertes. El joven Castañón confirmó en una carta ‘digna su declaración. Todos los interesados dieron permiso a Valdés Domínguez para recuperar, si ello fuere posible, los restos de los estudiantes del apartado lugar en que habían sido enterrados y, después de trabajar íncesantemente durante dos días con sus propias manos, ayudado por un amigo y por los negros sepultureros, descubrió al fin todo lo que quedaba en la tierra de sus amigos muertos -ocho esqueletos tendidos uno junto a otro, los cráneos y las costillas quebradas por loa proyecbiles del pelotón de fusilamiento. Una corbata de seda, algunos botones de cuello y unas hebillas de plata fue todo lo que se pudo encontrar para identificar las víctimas de este crimen histórico. Estas patéticas escenas y SU influencia en los asutntos del país ocupan actualmente la atención pública en la isla de Cuba. La alegría de los cubanos por ata vindicación triunfcante de 10s estudiantes no ha sido I 228 ASLYARIOJIARTIANO ensombrecida por ningún exceso de EU parte o por alguna irreverencia de aquellos que en días más oscuros fueron los autores del nefando hecho. Palabras de paz son pronunciadas sobre los restos de quienes cayeron víctimas de las furias de la guerra, y el justo reconocimiento de la inculpabilidad de los inocentes es probable que contribuya más al bien general que el mismo castigo de los culpabes. (Traduccibn de Enrique H. frloreno Plá) DOSA (Una etapa LEONOR desconocida EN LA de la vida EMIGRACION de la madre de Martí.) A M. Isidro Méndez que tan bellas páginas ha escrito sobre Doña Leonor. POREKRIQUEH. MORENOPL~ Los motines ocurridos en La Habana, en enero de 1898, como secuela de la implantación de la autonomía, que culminaron con los asaltos a los periódicos El Reconcentrado, La Discusión y D&rio de la Mar&a, en que perdió la vida el periodista Manuel José Morán, motivaron el éxodo de numerosas familias de la capital hacia los Estados Unidos, así como la petición del cónsul norteamerioano, Fitzhugh Lee, a su gobierno, del envío de un buque de guerra para la protección de los ciudadanos americanos. Con la voladura del acorazado Maine, en el puerto de la Habana, la noche del 15 de febrero y la consiguiente tensión de las relaciones entre España y- los Estados Unidos, se incrementó la salida de cubanos hacia el extranjero. Entre 10s que emigraron por aquellos dias se encontraba una familia amiga de Doña Leonor Pérez Cabrera, madre del Apóstol Martí, de cuya aflictiva situación hubo de hablar, en New York a su llegada. En el 322 Oeste de la calle 32, en la gran ciudad, residía, a la sazón. Carmen Miyares Vda. de Mantilla. en unión de sus hijas. Allí recibió, a fines de febrero, la visita del Sr. L. de Zayas.l Iba a verla, según le 1 Carmen Miyares a Tomás Fondo: Delegación del Partido Estrada Palma Revolucionario (Mano 11, 1898). Archiro Nacional, Cubano, Caja 1% No. 227. 230 .4SVCARIO MARTIASO AFXARIO al objeto de informarla que la manifestó. por encargo de su madre,” madre de \lartí se hallaba, en la Habana, muy enferma, ciega y pasando yrardes necesidadesY para ,ver si podía hacerse algo en beneficio de In venerallle señora. Sin Ij’rdida de tiempo escribió la Vda. de JIantilla a Doña Leonl>r. interesándose por ella, y pronto hubo de recibir la siguiente respuesta: Habana, Querida Marzo 4 de 1898 Carmita: Me dice Ud. que le escriba algo de mi vida; hace tiempo que quiero hacerlo, pero desde que mis ojos se han nublado por completo, ,y tengo que valerme de otra persona, sufro mucho, no me queda mas que una esperanza y es que el oculista quiere hacerme otra operación, pues él cree que podré ver algo, pero yo no me atrevo por la situación en que me encuentro, pues en estos casos se necesitan algunos recursos, y yo hoy no los tengo, pues mis hijas viven hov muv reducidas y yo no puedo disponer de una habitación, ni puédo pagarla, así le hago a Ud. esta confesión, por si puede hablarle a alguna persona que quiera y pueda remediar mi triste situación, pues no sé para que Dios no me llevó a mí primero de ver su retrato que a él pues no puedo ni tener el consuelo ni sus letras. Muy doloroso me es decirle estas cosas pues tengo el sentimiento de que en tanto tiempo nadie ahí, se ha ocupado de mí, ni para un triste pésame, pero yo no puedo sufrir más esta vida que Dios se empeña en conservar. No quiero afligirla más a Ud. que tantas penas tiene también, pero confío mucho en el interés que por mí se toma, el que le agraNo puedo dictar más pues mi corazón se oprime dezco mucho. con estos tristes recuerdos; así delos Ud. de mi parte a sus niños y Ud. reciba un abrazo de su amiga que nunca la olvidará. Leonor Tan pronto Delegado dei dosela. Este Tesorero del con el objeto Pérez Vda. de Martí3 recibió Carmen Miyares la carta transcripta, escribió al Partido Revolucionario, Tomás Estrada Palma, remitiénse hizo cargo de la situación y dio la orden oportuna al Partido, para que remitiera a Carmita una letra por $50.00 de que la hiciera llegar a la madre de Martí. 3 Si como creemos, el visitante fue el patriota cubano Lincoln de Zayas, quien envió el’recado fue la Sra. Serafina Junco de Zayas. 3 Leonor Pérez Cabrera a Carmen Miyares (Marzo 4, 1898). Esta carta se halla en el Archivo Nacional adjunta a la anteriormente citada, registrada bajo el mismo número. MARTIhNO 231 El 23 de marzo ua estaba cumplido el encargo y Carmita prometia enviar, a Benjamín Guerra, el recibo correspondiente en cuanto Doña Leonor se lo remitiera.* La letra. emitida por Lawrence Turner & Co., contra N. Gelats y Cía,. de Aguiar 108 esquina a Amargura, en la Habana. ,a favor de Leonor Pérez de Martí, llegó a manos de la interesada el 25 de marzo de 1898, justamente a los tres años exactos de la despedida dr SU hijo en la emocionante y conocida carta de Montecristi (CMadre mía: Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Ud. . ..D) Ese mismo día fechó y firmó Doña Leonor el recibo, por «la cantidiad de cincuenta pesos oro americanoB,s cuyo texto redactó probablemente su hija Chata. Quince días después, el sábado 9 de abril, *a las seis y media de la tarde salió de este puerto para Cayo Hueso y Tampa, el vapor americano Olivette con carga y 247 pasajeros para dichos puertos>, según hacía constar el Diario de la Marina, en la sección Movimiento Murítimo, al siguiente día.6 En la lista de pasajeros, publicada días más tarde en el propio periódico, aparecían #Leonor Pérez. Leonor M,aití e hijo. Alfredo García» .7 Es decir, entre los 247 pasajeros del OZivette, figuraban la madre, la hermana mayor y dos sobrinos de Martí. El mismo día que partieron los familiares de Martí y casi a la misma hora, zarpó también para Cayo Hueso el vapor americano Fern, llevando a su bordo al cónsul y vicecónsul de los &tados Unidos en la Habana, Messrs. Lee y Springer, así como el empleado del Consulado Sr. Tosca y a varios corresponsales de periódicos americanos. Por cierto, que el órgano del Apostadero despidió, al Cónsul, con una nota significativamente titulada: /Por fin se fue!,s en Ia qw afirma que el pueblo habanero lo vio partir con indiferencia. El Fern no seguía hasta Tampa, por 10 que en Cayo Hueso, Mr. Lee y SUB acompañantes tomaron pasaje en el Olivetti, rumbo a aquel puerto desde el cual, por ferrocarril, continuarían viaje a Washington. Esta circunstancia, como se verá, favoreció a Doña Leonor cuya presencia 4 Carmen Miyares a Tomás Estrada Palma (Marzo 23, 1898). Archivo Nacional. Fondo: Delegación del Partido Revolucionario Cubano. Caja 14, No. 2028. 5 Archivo Nacional. Fondo: Delegación del Partido Revolucionario Cubano, Documentos de Tesorería, Legajo 19 (16-31 Marzo 1898). 6 Diario de la Marina, La Habana, Domingo 10 de Abril de 1898. Movimiento Marítimo, página 3, columna 1. ‘I Diario de la Marina, La Habana, Martes 12 de Abril de 1898. Movimiento de Pasajeros, página 1, columna 4 Y 5. s Diario de la Marina, La Habana, Domingo 10 de Abril de 1898. ;Por fin fue! 232 ASL’ARIO MARTIANO ANUARIO a bordo no había sido advertida por Ios fieles cubanos del Cayo, dado lo numeroso del pasaje y la falta de aviso de su llegada. En la mañana del lunes ll los cubanos de Tanrpa, con el Agente del Partido Revolucionario en dicha localidad, Coronel Fernando Figueredo. a la cabeza, se aprestaban a recibir al cónsul Leo con música y banderas, en muestra de simpatía y acudían al muelle en número extraordinario. Al enterarse Figueredo de la presencia, a bordo, de la madre de Martí enrióle su tarjeta, poniéndose a su disposición. Cuando desembarcaron. supo que los familiares de Martí llegaban, como tantas otras familias, huyendo de Cuba y que pensaban dirigirse a Ibor City porque allí residían personas de ellos conocidas pero con la que sólo tenían un conocimiento superficial. Entendió el Agente que era su deber hacerse cargo de ellos. Los llevó a su casa y tratólos con la mayor \ cordialidad y afecto.g De los cubanos que estaban en el muelle, acompañaron a los recién llegados a casa de Figueredo, además de éste, su hijo Bernardo, Gualterio García, M.artín Herrera, Ramón Rivero y Lorenzo del Portillo, corresponsal de Fatria en Tampa. Este último, al dar cuenta en el órgano del Partido de la llegada de Doña Leonor, decía: La señora viuda de Martí cuenta más de setenta años y está perfectamente conservada y rebosando salud. Sólo la molesta una afección a la vista que la obliga a valerse de uno de los nietos Es de carácter dulce, amable en su para andar con seguridad. trato y al corriente de cuanto pasa así en el interior como en el exterior que se refiera al problema cubano, hace su conversación muy interesante.lO Don BernarJo Figueredo nos ha referido que la llegada de la familia de Martí a su casa fue motivo de alegría y satisfacción para todos, pero especialmente para él y su hermano que tuvieron así oportunidad de satisfacer un anhelo largamente acariciado. La habitación que ellos ocupaban, regularmente, les fue cedida a Doña Leonor y su hija Cháta, yíéndose ellos dos precisados a alojarse, con Alfredo y Mario García Martí, en el desván de la casa, donde hacia tiempo ellos querían sentar sus reales, para sentirse un poco independientes de la tutela familiar. s Fernando Figueredo a Tomás Estrada Palma (Abril 13. 1898). cional. Fondo: Delegación P. R. C. (Correspondencia de las Agencias) 14274. 10 Patria, New York, Abril 21, 1892. Correspondencia de Tampa, lumnas 3 y 4, página 4, columna 1. Archivo NaCaja 89, No. página 3, co- Pocos días, sin embargo, El activo Agente les tomó en 61 vivía? cuya renta abonaría asignó una pensión de $10.00 instalados en el número 380 233 MARTIANO permanecieron en el hogar de Figueredo. alquiler una pequeña casa cerca de donde la Agencia, la amuebló modestamente y les a la semana, para sus gastos, quedando de la calle Chestnut. En Tampa los emigrados cubanos acogieron a Doña Leonor tuosamente, trataron de halagarla y hacerle agradable su estancia ayudándola en cuanto sus limitadas posibilidades les’ permitían. que habían sido más adictos de su glorioso hijo, la visitaban con cuencia para oírla hablar de él. afecallí, Los fre- Varios cubanos, en,tre ellos el Comadante Alfredo Lima y el Capitán Frank Agramonte, le dedicaron sus retratos, en uniforme mambí, como prtieba de afecto y respeto l1 y la Revistu de Cayo Huqso publicó el de eila, señalando que residía en Tampa.12 No llevaba Doña Leonor dos semanas en el lugar Gualterio García escribía a Gonzalo de Quesada: cuando el fiel Sabrás que tenemos en ésta a la madre de nuestro querido Martí. Vive en West Tampa cerca de Fernando. La pobre está ciega, pero está rodeada del cariño que como madre de él se merece.13 En otra carta le cuenta: Ella habla mucho de los primeros años de Martí, lo aplicado que era al estudio : que no dejaba pasar un. papel impreso al alcance de su mano que no leyera; pero cuando‘llega a la época de su prisión dice que eso ya lo sabe todo el mundo y no da detalles de ninguna especie. Y añade: Si tú quieres algunos datos concretos, mándame a decir sean éstos y yo se los pregunto y te los mando enseguida.14 cuéles Con esta carta le remitió Gualterio a Quesada copia de la escrita por Martí desde Hanábana, que es la primera que de él se conserva, y 11 Martí, biografía familiar por Raúl García Martí, La Habana 1938, páginas 439 y 440. 1s Revista de Caro Hueso, VO]. II, No. 91, Mayo 19, 1898, página 8. 1s Gualterio García a Gonzalo de Quesada (Abril 22, 1898) Archivo de Gorizalo de Quesada. Epistolario 1, página 180. La Habana 1948. . 14 Gualterio García a Gormh de Quesada (Agostp 7, 1898). Ibid. ‘p. 189. 234 ANUARIO Ah’U.4RIO MARTIANO Con toda seguridad las notas publicadas unos recortes de periódicos. en junio de 1867, en El Siglo v El ECO de la Habana, dando cuenta del premio ganado por Martí, en la asiguatura de Aritmética en el Instituto. Como Quesada pensaba blicar cuanto escrito suyo Gualterio y éste, con fecha Volveré a ver obtener de ella.ls Posiblemente ese mes: frustró la partida las buenas de Martí de Doria intenciones a ver todo Leonor para de Gualterio. lo que el Cayo, a fines de No estará de más recordar que Alfredo García Martí era el hijo mayor de Leonor Martí (Chata) y el primer nieto que tuvo Doña Leonor. F’ue siempre muy apegado a sus abuelos, al extremo que, en 1874, al marchar éstos a México, él se separó de sus padres, no obstante su corta edad, yéndose con ellos. Posteriormente estuvo en los Estados Unidos con Martí, casi seguramente desde 1882 y regresó a Cuba, con Carmen Zayas Bazán y Pepito Martí en 1885.17 Después, en septiembre de 1894, regresó al Norte y su tío lo mandó a Filadelfia a estudiar Cirugía Dental, alojándose en l8 Martí lo apreciaba mucho y lo calificasa del Dr. Federico Brunet. caba de «paciente, leal y administrativ0B.l’ 15 Gualterio García a Gonzalo de Quesada (Agosto 15, 1898). Ibid. PQtriQ, Diario xew de la York, Mayo Las estimad% damas. madre y hermana del gran propasador y mártir cubano Sr. Jo& -viartí, partieron para Key We-t. la semana anterior, de donde regresarán a la Habana. Nos piden las despidamos de sus amistades de las cuales parten sumamente complacidas. Lleven feliz viaje las que son tan queridas de todos los cubanos.?O puedo El 19 de mayo, en el Liceo de Ibor City, tuvo lugar una velada conmemorativa de los patriotas muertos en la guerra, luchando por la independencia. La madre de Martí fue, naturalmente, invitada pero se excusó de asistir no sólo por el mal estado de su salud, sino por hallarse bajo la ‘dolorosa impresión de haber despedido, el día anterior, a su nieto Alfredo, que partió para la guerra en la expedición del General Lacret, que vino en el vapor Flarida, y estar asistiendo a su otro nieto, Mario, que se encontraba enfermo y marcharía ‘también a Cuba en una próxima expedición.16 l6 l7 -1 fines de agosto de 1898, ya lo dijimos, trasladáronce a Cayo Hueso Doña Leonor y su hija Chata. Al despedirlas el periódico Cuba, de Ramón Rivero, decía: escribir la biografía de su Maestro y pupudiera conseguir, aprovecha la oferta de 15 de agosto, le promete: la madre 25, p. 190. 1898. Marina, La Habana, Marzo 25, 1885. 18 JOsé -Martí a Federico Brunet (Sept. 29, 1894) Obras Completas de >íartí, Vnl- 3, página 277. Editora Nacional de Cuba. ID Martí a SU señora madre (Mayo 15, 1894) Ibid. Vol. 20, página 459. 235 ?IlARTIANO La estancia de ellas en Tampa (abril ll-septiembre 27) costó a la Agencia local del Partido Revolucionario, en total, $273.00. Incluidos los gastos de alquiler de casa, compra de muebles y otros menores, así como la pensión semanal de $10.00. P u d iera parecer exigua esa cantidad si la comparamos con los $122.15 gastados por el General Julio Sanguily, durante su permanencia de unos días, en aquella época, en el Tampa Bay Hotel o con los $27.00 pagados a un establo de West Tampa, por siete semanas que allí pasó el caballo de Baldomero kosta.‘l Sin embargo, dado el costo de la vida entonces, pensamos que si bien no les alcanzaría para lujos, con diez dólares a la semana, tampoco pasarían estrecheces. El 28 de ago,sto llegaron a Cayo Hueso, por el vapor El Yara, al darles la bienvenida, deja consignado que fijaron en la calle Williams número 419.22 de Tampa, y su residencia Aunque no hemos hallado dowmento alguno que lo pruebe, no es aventurado pensar que los cubanos del Cayo acogieran a la madre y hermana del Apóstol con igual cariño y respeto que los de Tampa. Por lo demás, Protocolo de Paz, Washington el 12 por parte de las volver a su tierra, la estancia allí fue breve. Dos meses escasamente. El entre España y Estados Unidos, se había firmado en de agosto; a ello siguió la suspensión de hostilidades fuerzas cubanas y pronto los emigrados, ansiosos de comenzaron a regresar al país. -0 Cuba, Tampa, Fla., Septiembre 3, 1898. Gaceti¿h. Página 3, col. 4. ~1 Todas las cantidades han sido tomadas del Libro de Caja (Cuenta Corriente) Delegación del P. R. C. Dow. la -4gencia de Tampa. Archivo Nacional, Fondo: de mentas -2 columna de la El Agencias, yara, 3. Key Legajo West, 33, D-Agencia de Tampa. Agosto 29, 1898. La Madre 2-Cuentas del corrientes. página Apóstol, 2, 236 ASUARIO ASUARIO MARTIANO La Sub-Agencia de Key West entregó a la madre de Martí. durante las nueve semanas que allí permaneció, una pensión semanal de 512.00. En total, $108.00.‘3 Sumadas las cantidades desembolsadas por la Delegación en Sel\ IVork v la Agencia ?- Sub-Agencia en Tampa )- Ke!- West: el viaje ! e=tancia de la madre y hermana dc Martí, en los Estados Unidos. co+ taron al Partido Re\-olucionario Cubano, por él fundado. solamente Com.0 complemento la jirm.a, irlserhmos .Ilth MPIRTIANO 237 del trabajo anterior, y por fa autoridad de quien a CQntinuam.ón la siguiente carta ile .lIanuul Isidro deí : Dr. Enrique Habana. Querido H. 1Ioreno Plá, Doctor: $431.00. Como no hay constancia de que se les abonara el pasaje de regreso, es de suponer que Doña Leonor, hecha a hábitos de economía, haya ahorrado el importe del mismo de las modestas pensiones de que disfrutó. E] sábado 29 de octubre de 1898 llegaron a la Habana, cotte, de la línea Plant, que trajo 116 pasajeros.24 en el 4Im- En vano hemos buscado en la prensa habanera de la época, una nota dando la bienvenida a tan distinguidas viajeras. No existe. En cambio, en el Diario de la Marina’ del día 30 de octubre, en sus Notas de Sociedad, Enrique Fontanills llena una columna describiendo las treinta cheis d’oeuures creadas por la Maison Laferriére de París, para la célebre actriz Jane Hading y asegura que cada una de las toilettes, «que componen la garde-robe más extraordinariamente bella que nunca haya existido,,“” lleva el cachet auténtico de l.as distintas heroínas que había de interpretar la famosa artista parisiense. Y el día 31 el propio Diario, da cuenta de la llegada a la Habana, procedente de New York, de Mrs. Priscilla Jarvis, «esposa del conocido financiero Mr. Jarvis»ZG y añade que son muy lujosas las habitaciones que le han preparado en el Hotel Telégrafo. Es que Doña Leonor, no obstante un espléndido ajuar ni fue a ocupar con su bija Chata y su yerno Manuel casa de la calle de Lagunas. la grandeza de su hijo, ni poseía lujosas habitaciones. Se instaló, García Alvarez, en una modesta 23 Archivo Nacional. Fondo: Delegación del P. R. C. Legajo 26 Subtesorería de Key West. de 1.898, Edición 24 Diario de la Marina, La Habana, Sábado 29 de Octubre de la Tarde. Puerto de la Habana, página 2, columna 6. 25 Diario de la Marina, La Habana. Lunes 31 de Octubre de 1898, Noticias de > Sociedad. 2F Diario de la Marina, La Habana, Lunes 31 de Octubre de 1898, Edición de la Tarde. Gacetilla. Huéspedes distinguidos9 Página 4. Termino su interesantísima investigación sobre la existencia de Doña Leonor, después de la muerte del Apóstol y, respondiendo a la íntima satisfacción que su lectura me ha producido, lo felicito cordialmente. Pesa sobre la dolorosa, pero ejemplar la mal-or de las incomprensiones, porque cuenta los cambios que, el simple vivir, vida de los padres de Martí, suele apreciarse sin tener en lógicamente impone. Si el presidio; por el dolor, hermanó para siempre al padre y al hijo. no fue menos enternecedora, como Ud. sabe, la fusión absoluta de la madre p el hijo, en 1889, cuando el hijo la encuentra <hermosa,, y con el alma ya entrada en majestad.. Cuanto :e refiere a Doña Leonor ‘en sus últimos años: lo deja Ud. muy documenladamente expuesto; mas, como valor singular, debe mencicnarse lo que prueba que no fue cierto, cual, con fines ignorados, se ha propalado y propala todavía, que la emigración la desatendió. Por su trabajo sabemos que en seguida que el Delegado del Partido Revolucionario Cubano supo su aflictiva situación, le envió ayuda económica. Y cuando, en busca de tranquilidad, acompañada de una de sus hijas ~~ varios nietos, llegó a los Estados Unidos, los cubanos. sin excepción, la colmaron de atenciones y la proveyeron de todo lo que hubo menester hasta que tornó a Cuba. Aunque sus inves,tigaciones no contuvieran otras dilucidaciones históricas: esta que manifiesta tan acendrada y latente la sacrosanta doctrina del mártir de Dos Ríos en los que tuvieron la dicha de recibirla directamente, bastaría para la mejor calificación de este su nuevo y ú,til aporte martiano. M. Isidro Méndez. La Habana, julio 9, 1968. MARTI (En torno Y LOS CRITICOS a un ejemplar DE HEREDIA de Heredia anotado POR FIN.~ DEL por XIX Martí)’ GARCÍA MARRUZ Tener en las manos este ejemplar de las poesías de Heredia2 anotadas a lápiz por Martí, con letra a menudo ininteligible y tan alterada que deja la impresión de haber sido escrita en algún vehículo en marcha, en alguno de sus frecuentes viajes en tren quizás, leer estas palabras, de las que sólo escribe a veces las tres primeras letras, como la flecha que fija sólo en su avance, deja ver apenas su trayectoria fugaz, es a un tiempo emocionante y aleccionador. En seguida se observa la relación de estas anotaciones con los dos grandes textos heredianos de Martí: el discurso pronunciado en el Hardman Hall de Nueva York, el 30 de noviembre de 1889, y el artículo publicado el año anterior en El Eco1 Obras poéticas de José María Heredia. Val. 1. Poesías. Nueva York, Imp. de Néstor Ponce de León, 40 i 42 Broadway, 1875. 350 p. 19 cm. Val. II. Teatro. 184 p. Los dos volúmenes encuadernados en un tomo. El ejemplar está dedicado «Al Sr. José Martí. S.S.S. El Editor., a hlartí: 2 Este volumen forma parte del pequeño grupo de libros pertenecientes a ZIartí que se encontraban en la Oficina del Historiador de la Ciudad y que por disposición de Julio Le Riverend, Vicepresidente de la Academia de Ciencias y Director del Archivo Nacional, pasaron a 10s fondos de la Sala 1Iartí de la Biblioteca Nacional. Los libros fueron entregados por Carmen hlantilla a Julio Villoldo en Nueva York, en noviembre de 1920. 240 AZCARIO ANL-ARIO MARTIANO dmericano de julio de 1888. 3 No obstante, mnchas de ellas no utilizadas en estos trabajos, o sólo parcialmente. y en todo caso. permiten que veamos el pasaje de los versos que dio lugar a algunas de sus prinriyales reflexiones. T son de un interés completamente nuevo lo; cambios y alteraciones que Martí hace en la tragedia aLos últimos romanos,. tachando con lápiz azul, pasajes flojos o innecesarios, o prestánduies una concisión más romana con afortunados cambios sintácticos o EU tensa e inigualable puntuación, nomista fueron Estas anotaciones permiten ver, en pleno hervor, la elaboración de su pensamiento. Hay frases interrumpidas o intermedias, juicios muy sintéticos, puras expansiones de amor. Con frecuencia, enlaza unas palabras con otras, como envolviéndolas en la misma onda afectiva; otras, las corta, y las eses descienden, tajantes, como abismos. No obstante la prisa de las anotaciones, la pun,tuación es, como siempre, cuidadosa, de enorme valor expresivo, más que gramatical. Sus comas, fuertemente eubrayacfas, dibujadas como orejas, dan la impresión del golpe del cincel que echa afuera, de un breve toque maestro, la materia sobrante. *Todos sus rasgos están como recorridos por una corriente eléctrica. No hay línea que no quede penetrada de esta especie de tensión interna en que la inclinación a la derecha o a la izquierda no es jamás muelle sino como la provisional victoria en torno al invisible eje central, fleje de acero vibrador, del pulso alerta constante. Lo primero q.ue llama la atención en estas anotaciones es el hecho de que se refieran, mlás que a los versos en sí mismos, al hombre Heredia. No tiene esto nada que ver con el justo reproche que hace Saco a La Sagra de *tratar del poeta y no de las poesías,, hacer una crítica de los sentimientos más que una verdadera crítica poética, ya que La Sagra no descubre el carácter particular de esta relación y establece juicios más bien generales. Tampoco lo intuye Saco cuando pregunta: iQué tiene que ver ccm el mérito de las poesías que el poeta tuviera 17 ó 30 años, que fuesen producto de una melancolía constante o de una inspiración momentánea? iProdujo esta melancolía o esta inspiración pensamientos nobles? iSupo expresarlos? Estas son las cuestiones que debió ventilar el Sr. de La Sagra. 3 Todas las referencias a estos dos trabajos de Martí están tomadas de Ia última edición de sus Obras Co7?ZpletG tomo 5, P. 131-139, 163.176, impreso por la Editorial Nacional de Cuba. La Habana, 1963. 4 <Observaciones sobre la crítica de Ias Poesías de Don José María Heredia, por Ramón de la Sagra. El Mensajero SemanQh Filadelfia, números 45, 50 y 51, de junio, julio y agosto, 1829. MARTIANO 241 Es el inconveniente de adoptar criterios generales, sólo a primera vista más modernos: en el caso de Heredia esta precocidad es de suma importancia !- ayuda a entender algunas constantes de su poesía. Es lo primero que anota Martí: *A los 16, pasiones fogosas.* En algunos poemas, subraya el año en que fueron escritos, o el hecho de que sólo contara quince o dieciséis años al escribirlos. El primer acercamiento jwto a la poesía de Heredia estaba en comprender que, a partir de él, el poeta entraba a formar parte de la poesía. Heredia, antes de crear el primer verso, creó su propia imagen, la figura del poeta romántico entre nosotros, empleando en esta obra no menos fuego e in-aginación que en el resto de su obra escrita. Martí comprendió enseguida que tan importante como los hallazgos poéticos del Niúgara o el Teoc& de Cho2uiú era la imagen misma del contemplador y que su poesía no estaría completa si no se la descubría de todo, acercándose a sus versos con la emoción con que un arqueólogo ve las piedras que le permitirán reconstruir el sepulcro del rey, la efigie real. Puede observarse cierta preferencia por parte de Martí hacia este tipo de escritores que tanto como crear una obra crearon una imagen original del hombre. aSe ha de escribir viviendo...> aconsejaba. El sentimiento de la acción como verbo vivo, que presidiG su vida, se proyecta en su juicio acerca de la obra escrita que acaba siendo un retrato a cuerpo entero del escritor mismo. Tarr+ién en esos retratos suyos de hombres anónimos en quienes descubre lo que llamó Juan Ramón Jiménez ala poesía fuera de la página,. La costumbre de considerar la ,poesia como un lenguaje autónomo resulta uno de los inconvenientes que halla el que quiere estudiarlo como critico. Hemos buscado en vano una palabra española que abarque la pluralidad de contenidos de esta especie de abrazo intelectivo y emotivo de la figura, para el cual la paiabra «crítica> resulta tan parcializada como inexacta. Pero sería erróneo sacar de todo esto la conclusión de que no podemos hallar puras especies críticas en estos vastos retra,tos suyos en que vida y obra, ética y estética, circunstancia personal y circunstancia histórica, quedan como integrados en una mayor unidad. Su juicio es a la vez más apasionado y más objetivo, pues de hecho, se puede ser imparcial y estar equivocado. No es a través de una supuesta y pretendida iwarcialidad como puede llegarse mejor al centro ardiente de una vida y una obra como laa de 4 242 ASUARIO ANUARIO MARTIANO Heredia. El que contempla un fuego jamás podrá saber de su secreto lo que sabe aquél que también arde. Pero cualesquiera que sean los hallazgos de su crítica. por mucho que admiremos el lenguaje fulgurante con que lo evocará en su discurso. ha\- alyo que siempre nos sorprende mucho más, algo que es anterior a todo esto, y es el espectáculo, verdaderamente magno, de su recepción misma de Heredia, ese espacio desmesuradamente abierto, casi estelar, desde el cual recibe Martí a aquél en quien adivina un alma afín a la suj-a, una victoria de lo humano o una gloria de América, esa imlposibilidad de detenerse en el defecto pequeño o en la falla menuda <cuando falta de veras el tiempo para la admiración y la piedad>>. ese ojo para la pena, ese <orgullo y agradecimiento,, ese arrobo como de enamorado. Quizás tengamos que sustituir la palabra acrítico, por una rnk de su gusto y creo de su invención: veedor. No es que no exista la palabra, pero Martí la usa en un sentido peculiar. Veedor era oficio municipal, una espeice de cuidador de bastimentos o caballerizas, también inspector militar, y en su sentido primero cel que ven. Veedor de lo que no se ve, e6 en este sentido que la aplica y que es aplicable a Martí, veedor profundo. ~ES el amor quien ve., Será preciso para encontrar estas puras especies críticas, aislarlas, como una sustancia química, de en medio de las ondas de su piedad o de su simpatía. Hay siempre en su manera de enfocar una figura no solamente un perseguir a través de sus expresiones más características su totalidad creadora viviente sino un intento de preservación de los valores que ella representa más o menos imperfectamente. Taxnbién en este sentido le es aplicable el titulo de «veedor» como cuidador o curador, porque cuidar no es sólo vigilar, es algo más, es impedir la pérdida de un bien a través de esa vigilancia. Estas rápidas anotaciones dan la impresión de esa mirada de águila con que un militar experto ve las psibilidades de defensa de un terreno amenazado. Estos «campos del hombre abandonados, de que escribiera una vez, son su verdadero oficio. Martí aparece siempre como celando lo mejor de cada hombre, no sólo por el gusto de elogiarlo sino por la necesidad de acrecerlo o consolarlo a través del reconocimiento. No es que no vea las fallas, es que no le sirven a esta . ., mwon. Sobran obreros para las otras tareas. El está solo en la suya, que es la de vigilar el tesoro.J - “;í~yp;<i+:- fl- «La patria está hecha del mérito de SuS .hijos, y es riqueza de ella cuanto bueio haga un hijo suyo..., José Martí. Ob. ClL t. 5, p. 203. Martí MARTI.iSO 243 como crítico EL freccente, aún entre los más devotos martianos, el no atribuirle capacitlad crítica a Martí. No se puede negar que se experimenta frente a algunas páginas suyas en que figuras del todo menores aparecen revertida.< de caracteres magníficos, la impresión de que en muchas ocasiones regaló: 1 or exceso de generosidad méritos que estaban más bien en sí mismo que en el elogiado. Ll egamos incluso a tomar por estas páginas un interés puro. por decirlo así desinteresado, las llegamos a ver como oraciones a un héroe desconocido o esos bajorrelieves de una figura real de la que ya no ha quedado noticia, en la que no importa ya si el representado poseyó o no las cualidades que se le atribuyen: las tomamo.2 como verdades poéticas. como prodigios imaginativos, como fábulas perdidas. Esta impresión, sin embargo, no es del todo justa. Es preciso distinguir entre ‘us páginas, aquellas en que Martí escribe movido por la amistad, o por objetivos patrióticos para él más decisivos que los literarios: o por esa confianza suya en que el estímulo a lo creador de la persona, cualquiera que fuese su mérito intrínseco, mejoraba y fortalecía el carácter, de aquellas otras en que se enfrenta con verdaderos creadores con los que no tiene que ejercer ya su piedad o su simpatía. En estos últimos casos, su juicio, ya desembarazado y libre, se ejerce con una plenitud incomparable, y tenemos páginas como las que dedicó a Emerson o a Walt Whitman, insuperad’as aún. Sin ir a sus grandes crónicas, hay frases suyas (pienso en su breve juicio sobre Velázquez, sobre Cervantes, sobre Delacroix) que son ensayos en miniatura, juicios en extremo sintéticos que abarcan toda una caracterización no sólo del creador sino de su época, o un retrato de ambos: a veces, es un adjetivo m sólo cuya precisión e intensidad pone de manifiesto, con rápida sagacidad, lo que la cortesía o la delicadeza velaban en sus grandes indulgencias plenarias. No se puede escribir una obra como la de Martí sin poseer un prodigioso don autocrítico. Pero aún en sus artículos más elogiosos, si bien se observa, deja caer en cláusulas casi siempre incidentales -es importante la cláusula incidental en Martíjuicios en que advertimos que no se le han escapado ninguna de las fallas reales del elogiado. Pongamos por ejemplo uno de los artículos que más han contribuido a negarle capacidad crítica a Martí: su desmesurado elogio de José Joaquín Palma.6 6 José Martí, Ob. cit., t. 5, p. 93.96. 244 ANL’ARIO . MARTIANO so podemos comprender que 1Iartí considere que Palma hubiera sido poeta en Grecia: poeta en Roma? etc., cuando a duras pena2 lo con-ideramos poeta en Cuba. Pero si 110s fijamos bien, \-emo-: que !o primero que hace en su carta -pues tampoco se trata de un tra])ajo criticoe: e.\plicar la cauia de su aco$tla en los medios cubano-: del extranjero: ~Gw:an íos peregrinos dc oir cerca de sí en la lar;uí-ima jornada. rumor del árbol lejano...» La nostalpia prepara a..í. !- en cierta forma excusa. la benel olencia. Por otra parte. cuando le asegura que hubiera sido «seda en Grecia, ecalder en Escocia. rimador de amorps en Italia, troi ador en Espaiia» lo está en realidad comparando con cierto tipo de poeta juglar, más inspirado que culto, con el cantor popular romancesco y humilde, lo cual no deja de ser su verdadero puesto. Y a este elogio añade: #Habrá un momento en que la dureza del 1eng;uaje no exprese bien la delicadeza de tu espíritu*, que es decirle, con delicadeza y sin rudeza, más de lo que parece. uAquí un consonante, allí un pie largo: la fragua no está templada siempre a igual calor. Pero estas cosas que te las diga un crítico. Yo soy tu amigo. Cuando tengo que decir bien, hablo. Cuando mal, callo. Este es el modo mío de censurar.» La crítica, por cierto, no se la ha dejado a nadie: la ha hecho él mismo. Hay siempre en Martí tin equilibrio difícil entre la generosidad y la sincesidad, pues las dos necesidades tenían en él idéntica fuerza. Ello le llevó a encontrar un modo más sutil e indirecto que el silencio de censurar y es fijarse en una cualidad positiva, aunque insuficientemente expresada por su elogiado, y a partir de ella, preconizar toda una teoría literaria que éste no ha hecho sino representar a medias, con lo cual logra a un tiempo hacer un elogio no del todo infundado, formular una velada crítica, y enseñar una estética. A este último tipo rorrespond’en sus páginas sobre Bonalde, Sellén, y esta misma sobre Palma. Pues partiendo de que su poesía se inspira en lo nativo, lo que era cierto, se levanta a considerar la conveniencia de que el poeta no imitase a Hugo, a Bécquer o a Musset, lo que sin duda excedía las posibilidades de Palma, no desaprovechando la oportunidad de advertir que que estas apostasías literarias preparaban flojamente el ánimo «para las \-er.daderas y originales luchas de la patria». Desde luego que los cantos de Pdlma no llenaban ese cometido y que es un hecho que piensa ya en otro. que puede ser él mismo. Su juicio, que empieza siendo aplicable a Palma, va insensiblemente buscando un ámbito mayor, pero hay en ese progresivo desajuste una tácita crítica que hace las veces de perspec. tiva en que el poeta se ve abrazado pero a la vez reducido a su verdadera dimensión. Tomamos como ejemplo uno de sus juicios menos esti- ASCARIO X4RTIASO 24.5 mados y más generosos para advertir cómo ni aún en él deja de hacer distincionr: ! reservas y que: en realidad, no pasa de considerar a Palma. en metliv de la efusión amistosa que le era natural. un rimador sencillo. que canta. scrún le dice. como el rocio brilla o el ámbar perfuma. de verlo como :III «rimador de amoresr o poeta del hogar \- de la patria. que siempre sería caro a los que no tenían patria ni hogar. Este es el esquema en pequeño de lo que hará al tratar de una genuina figura literaria como Heredia. Yerra quien crea que no vio sus caídas. Basta repasar el párrafo en que enumera, aunque de prisa y como deseoso de terminar, los defectos crítica está más al% de estas de su poesía. Como veremos, su verdadera concesiones a la preceptiva: Tiene versos rellenos de adjetivos. Cae en Suele ser verboso. los defectos propios de aquellos tiempos en aue el sentimiento se decía sensibilidad: hay en casi todas EUS $ginas versos débiles, desinencias cercanas, asonantes seguidos, expresiones descuidadas, acentos mal dispuestos, diptongos ásperos, aliteracbones duras : esa es la diferencia que hay entre un bosque y un jardín: en el jardín todo está pulido, podado. enarenado, como para morada de la flor y deleite del jardinero: iquien osa entrar en un bosque con el mandil y las podaderas? Y antes, en el mismo ’ artículo: Ni todos sus asuntos fueron felices y propios de su genio; ni se igualó con Píndaro cuantas veces se lo propuso, ni es él mismo cuando imita, que no es tanto como parece, 0 vacila, que es poco, o cuando trata temas llanos... N? es lícito comparar con sus odas al Niágara o al Teocali de Cholula, al sol o al mar, o sus epístolas a Emilia y Elpino v la estancia sexta de los Placeres dc la Melancolía, los que escribió más tarde, pensando en Youne y en Delille y como émulo de Voltaire y Lucrecia, más apasionado que dichoso... Y después, en el discurso: Hasta en las más acicaladas de sus poesías, que algo debían tener de tocador en aquellos tiempos de Millevoye y de Delille, se nota esa fogosidad y sencillez que contrastan tan bellamente con la pompa naturql del verso, que es tanta que cuando cae la idea, por el asunto pobre o el tema falso, va engafiando buen rato al lector, tronando e imperando, sin ver que ya está la estrofa hueca.: 7 Claude1 hace, a propósito de Bossuet, una observación semejante, aunque en tono de elogio, no de crítica. La observación es sagaz y justa. Ní>tese además esta expresión aparentemente contradictoria: la pompa natural. Es una de SUS mayores intuiciones de lo americano, visible tanto en el paisaje corno en la expresión. 236 ASV.4RIO MARTIANO S u prosa tiene galicismos frecuentes, como su época. y en su He;iodo hay sus tantos de Alfredo, v muchos versos pudieran ser mejores de lo que son : lo mismo q;e el águila. que vuela junto al sol. 1. tiene una que otra pluma fea; pero quién, cuando no está de cátedra forzosa, empleará el tiempo en ir de garfio y pinza por la obra admirable, vibrante de angustia, cuando falta de veras el tiempo para la piedad y la admiración. Ni siquiera deja de yer cierta arrogancia ingenua típicamente herediana («los ecos de mi fama,, ala radiosa frente», etc.) cuando observa, haciéndonos involuntariamente sonreír, que su verso «resplandece, desmaya o angstia según vea las coronas sobre su cabeza o fuera del alcance de su mano,. Q ue 1e vio al hombre y no sólo al poeta, las fallas es evidente, pero también que nos dio al fin un Heredia de tamaño completo, lo que fue y lo que quiso ser, que comprendió que en él, como en todo romántico, esa segunda dimensión es tan reveladora como la primera y que dar un Heredia fáctico no sería dar un Heredia verdadero. No nos podemos detener aquí en el enojoso asunto de !a carta a Tacón, que zanja en una sola línea: cel poeta que había tenido valor para todo menos para morir sin volver a ver a su madre y a sus palmas., Con sencillez y piedad, atraviesa lo circunstancial, va a la pena humana honda. Sin duda piensa en los que abandonaron a Heredia por esta «caída,, los mismos que convivieron tranquilamente con el déspota mientras consumía a Heredia «el hielo afinador, del destierro, cuando exclama al inicio de su discurso: «Mucho han de perdonar los que en ella (Cuba) pueden vivir a los que saben morir sin ella!:, Martí, más apasionado, es a la vez menos parcial y toma en cuenta con mayor objetividad las dos verdaderas motivaciones de Heredia: su ardiente nostalgia de la patria y la familia y su sincera desilusión de los ideales libertarios, debido a la experiencia caótica de México. A Heredia, después de sufrir la arbitrariedad de la colonia, le tocó presenciar la arbitrariedad de la república, y como despuesr pasaría a tantos cubanos; incluso participantes de la guerra, perdió la fe. Martí, que no lo conoció, supo más de él que todos SUS contemporáneos. No vio en esta desilusión de Ios ideales que había exaltado en su poesía juvenil, apostasía sino fuego devorador y sumo sufrimiento: «Y al ver Heredia criminal a la libertad, y ambiciosa como la tiranía, se cubrió el rostro con la capa de tempestad, y comenzó a morir.. Muy lejos de hacerle Heredia <daño a Cuba,, como tantos creyeron, sus cantos, confiesa Martí, despertaron en su alma scomo en la de los ANUARIO M.4RTIASO 237 cubanos todos, la pasión inextinguible & la libertad>. Fue cortedad de visión creer que esa falla disculpable y al cabo accidental de la carta pudiera tener más peso real que todo el dolor cubano de Heredia y sus enormes sueños. El contraste entre su carácter apasionado y la moderación que dejó en su espíritu el influjo de la educación paterna, no sc resol\-ió, como en Martí, en un equilibrio armonioso sino en una contradicción dolorosa. Su excesivo apasionamiento lo conducía a estos contrastes bruscos de ilusión-desilusión, careciendo en lo absoluto del gran sentido realista martiano. Pero su chispa, al prender en una naturaleza mejor dotada, hizo posible que ala pasión inextinguible de la libertad*, se aliara a las necesarias dotes para enfrentarse a las circunstancias. No se repara bastante en el alcance de esta confesión de Martí. Su deuda con Heredia, acaso igualable a la que tuvo con Mendive, es mayor de lo que parece, pues la afinidad fue también mayor. Es sólo a la luz de esta afinidad que se explica su comprensión de Heredia, casi como un fenómeno de contagio que parece anterior a cualCuando vemos una imagen de Heredia comenquier elucidación crítica. tada por Martí, como por ejemplo: Del Océano las arenosas y desnudas playas devoradas del sol del mediodía son imagen terrible, verdadera, de mi agitado corazón. (La Resolución) y se lee al margen: de la mar!» “i Como las playas desnudas SU corazón, como las playas sentimos, en la extensión de veras marina de esta línea, como si la inversión de la imagen en el verso herediano, su crispatura, encontrara al fin su verdadero espacio libre. Esto es mucho más que comentar un verso: su lectura parece que devuelve la imagen en una cámara agrandada. Entiende por extensión, como el fuego. Se dirá que esta ruptura de la distancia que media entre el lector y el poema no puede dar lugar a una crítica objetiva. Pero resulta paradójico que a esta actitud de no dejarse arrastrar más allá de 10s propios criterios al juzgar obras diversas: a este en definitiva ano salir de sí,, se le atribuya el máximo de objetividad. En Martí la objetividad se alcanza por una participación apasionada, y esto es más consecuente de lo que parece y quizás el único modo de superar el capricho que hay siempre en lo interpretativo. 4 248 ANUARIO ANUARIO MARTIANO Su peligro está conjurado. en el caso de Martí, por un superior sentido del equilibrio que le permite situarse simultáneamente en las posiciones más diversas, v por un absoluto desinterés. Este fenómeno de incorporación, este ponerse *en el lugar del otro,. clal-e de su estilo: de su vida y de su muerte, es en realidad un acto de sacrificio, o sea un acto de amor. Por esto escribe: *Criticar es amar., Martí se sitúa frente a cada creador o cada suceso que contempla de un modo distinto: toma de ellos el modo como ha de mirarlos, de aquí que haya tantos estilos en Martí -gel sinsonte cubano,, como lo repite, en el canto dedicado a su muerte, la aguda intuición popular-, que su prosa imite las rupturas del terremoto o el academicismo de la exposición de flores de modo diverso, que evoque con prosa distinta a un pescador enjuto que a un torrencial poeta hispanoamericano. Esta perpetua metamorfosis, lejos de disolver su estilo, nos lo devuelve, como si sólo lo recuperase la entrega, acrecido y único. Martí no necesita casi de la cita -recuérdense sus crónicas sobre Whitman o Emersonporque revive de tal forma el mundo expresivo de aquél de quien escribe que a veces cuesta trabajo discernir sí expone lo ajeno o lo propio: no escribe ade, ellos, sino adesde, ellos. Sólo en incipientes trabajos, como el de Echegaray, podemos encontrar algo parecido a esa tradicional <distancia, desde la cual el crítico dictamina lo que pertenece al acierto o al error. En su madurez no hará nada semejante. Con frecuencia su crítica brota, tácita, de la pura descripción, como sucede con los buenos novelistas, no como el producto de una opinión personal sino con lo que llamó ala fuerza de lo indirecto,. Esto, que no podemos llamar su <técnica>, porque no supone un procedimiento previo, hábilmente calculado, lejos de constituir un enfrentamiento ya pasado de moda al fenómeno literario, resulta de una sorprendente modernidad, y está más cerca de los criterios actuales de un Spitzer que de su época. Para Spitzeq’ es requisito indispensable en un crítico poseer auna mutabilidad proteicaB,g no partir de puntos de vista previos o idénticos, (pues el ardid que ha resultado eficaz en una obra no puede aplicarse mecánicamente a otrag.” El único ardid que cump!e este requisito es el ardid amoroso, pues sólo el que ama descubre con sutileza lo que hay de único en lo que ama y toda esa gama cle matices que escapa al conocimiento no participante. La fórmula mars o lo Y Ver Ob. Ob. Lingüística e historia ch., p. 61. cit., p. 61. literaria. Madrid. Gredas, 1955. MARTIANO tiana SCriticar es amar,, su afirmación de que sólo escribe de autores a los que admira, no sólo no es señal de parcialidad alguna sino el requisito y la garantía del verdadero juicio objetivo. El consejo de Spitzer de situarse en el centro creador del artista y requiere, y es otra semejanza desde él recrear el organismo artístico <haber hecho elección de una naturaleza mora!, que hallamos con Martí, aleje de lo occidental y nos es decir, una previa purificación, que nos haga aptos para aprehender el todo o adivinarlo a través de sus parEstas palabras nos iluminaron la secreta relaciales manifestaciones. ción existente entre la naturaleza moral de Martí y su capacidad creadora y crítica, que siempre intuimos al considerar el sacrificio como esencia de su estilo. Spitzer recomienda partir de la superficie, de los detalles reveladores, para llegar aal centro vital interno de la obra de arte’l y volver desde allí a los rasgos externos, movimiento de vaivén o método circular en cuyo origen hay una especie de inspiración semejante a la del propio creador ya que no es el producto de ningún procedimiento gradual, El primer paso nos lo hace dar *la sucesivo, o ideado previamente. conciencia de un detalle que nos llama la atención junto con la convición de que ese detalle guarda una relación fundamental con el conjunto l2 No hay más que repasar estas anotaciones ráde la obra artística,. pidas de Martí al texto de Heredia para ver que es esta relación fundaen apariencia insignimental la que busca en su lectura, el fragmento ficante que le permite rastrear la totalidad invisible, la aparición de lo que llamó en uno de sus artículos casuales sobre pintura, el adeCuando Spitzer habla de Rabelais como de cun sistema talle esenciale. solar, que a su vez forma parte de un sistema trascendente, que igual que él abraza a otros alrededor de él, antes de él y después de é1m,13 cuando citando a Platón y a Schleirmecher, recuerda la importancia del todo para el conocimiento de las partes, empezamos a comprender por qué esa actitud de Martí, al parecer tan ajena a la crítica objetiva, de «abrazar, la totalidad de la figura, de integrarla en un ámbito vertiginosamente expansivo, que obra a manera de la energía física, lejos de ser una flaqueza perdonable, es la cualidad que lo acerca, en sus momentos mejores, a 10s objetivos de la verdadera crítica. 11 12 13 Ver Ob. Ob. Lingüística cit., p. 59. cit., p. 45. e historia literada. Madrid, Gredos, 1955. p. 37. 250 ASUhRIO MARTL4NO ANUARIO La intuición que permite descubrir, entre los otros detalles posibles, aquel que esta cargado de una significación mayor, esta, quizás, más cerca del entusiasmo creador que de la capacidad propiamente crítica. Ni la cultura clásica o moderna, ni el buen gusto, ni la posesión de criterios imparciales puede superarla o sustituirla. Ello explica que un critico poseedor de todas estas cualidades como Del IMonte comprendiera tan mal a Heredia y no lograra intuir jamas el verdadero carácter de su poesía. Ello determina que en sus correcciones a los originales de Heredia, suprima siempre, por ejemplo, los pronombres personales, sustituyend,o «Yo .te amo, astro de paz,, por aTe amo, astro de paz», y así sucesivamente. En un trabajo sobre estas correcciones de Del Monte que dio a conocer José Antonio Fernández de Castro,l* tratamos de demostrar hasta qué punto en el uso excesivo del pronombre personal, en el empleo de las variantes pronominales, gramaticalmente innecesarias para este crítico, hay chispazos del alma de Heredia posesora, solar, ardiente. Tal parece como si Martí hubiese recogido todas esas partícu. las desdeñadas por el «buen gustos, ganoso de ocultarse, de Del Monte, centrando SU valoración en ese gran ayo” ingenuo de Heredia, ese «yo siempre enorme del romántico, enfatizando, desconociendo y agrandando todos los consejos de la templanza clásica y la prudencia. Si el verdadero escritor precisa, según el consejo de Gracián al héroe, «cifrar una categoría y equivalerla,, el crítico, más que «orientar, al poeta ha de intentar más bien aprender de él, descubrir en que consiste esta categoría que él inaugura en el mundo y para lo cual de nada le sirven los propios o los ajenos criterios acerca de la expresión. El primer acierto de Martí es el de haberse propuesto, más que una crítica normativa, vicio de la época, más que señalar «modeIos~ o influencias igualadoras? descubrir el rasgo estilístico esencial, lo que él llama alo herédito». No el defecto o la virtud generales, que puede compartir con otros, sino la cualidad o el defecto propio, significativo, revelador. Desde este punto de vista es más importante su artículo de El Economista, hecho a vuela pluma: para acompañar un retrato del poeta, que su hermoso discurso del Hardman Hall. NO se limita a descubrir en qué consiste esta categoría de clo herédico B sino que utiliza para describirla un lenguaje no parecido sino equivalente, de modo que cuando lo compara con una amante por el ardor y con un guerrero por Kel modo de disponer como una batalla la odas esto es, cuando lo compara con Safo y 14 Cubana, c,Domin~o Val. XII, del Monte, editor 1938, p. 91-144. y corrector de las poesías de Heredia>. X4RTI.4SO 251 con Bolívar, haciendo que la obvia diferencia resalte mejor la semejanza insólita, sentimos ya desde el idioma con que 10 evoca. esa misma delicadeza y- ese mismo ardor como un homenaje tácito o como una anticipación. El hecho de que Martí se acerque lo más peligrosamente posible a mundos expresivos a veces afines, pero a veces dispares del supo como eu ei caso de Casal, no implica la falta de un criterio propio. normador. Quizás su verdadero trabajo crítico consista precisamente en ser siempre como el mediador entre una ley estética universa1 y un descubrimiento personal insólito, en poner entre esos dos pesos el fiel de la balanza, el equilibrio, al que no en vano Ilamó ela’ley estética fundamcntaln, la <ley matriz». De ahí que en él lo normativo, ese típico «se ha de...n, tan martiano, más que imponerse sobre el hallazgo ajeno, le dé como una perspectiva más amplia que destaca mejor el relieve distinto de lo mirado, sin anu!arlo. Para comprender la justeza del acierto de Martí al juzgar a Heredia será conveniente hacer un breve análisis de los criterios con que fue estudiado el poeta por la crítica anterior al juicio de Martí. Juicios de La Sagra, Saco y Del Monte sobre Heredia. Puede decirse que nuestra crítica poética del XIX «empezó» en torno de Iturrondo y Desval,‘s a Heredia (artículo de Del Monte, reacciones polémica la Sagra-Saco), ya que no pueda artibuirse tal nombre a los «regaños» de Pascual Ferrer o los artícu!os aparecidos en el Papel Periódico, cuya crítica, como se sabe, fue, más que literaria, de los métodos pedagógicos, de las costumbres, y de la escolástica. El artículo de Dei Monte «Primeros versos de Heredian, publicado en El Revisor Político 3: Literario (1523), no es, en realidad una crítica sino un cAnuncio* de la edición. pero a pesar de su carácter circunstancial y su brevedad, refleja perfectamente el criterio suyo acerca de Heredia, tal como lo podemos ver en las correcciones que hizo a los originales del poeta y- en las cartas que le dirigió: estas últimas de mayor contenido crítico. Chacón llama al «Anuncio» nuestro primer manifiesto literario. Lo que aprecia Del Monte sobre todo en Heredia es el representar al poeta culto frente al ejército de los que llama desdeñosamente «copleros~ o poetas espontáneos, de inspiración natural, la elección de «buenos modelos> que cree «desde una temprana edad al indispensable a la poesía: su dedicación Revista 1s Seudónimo del poeta Ignacio Valdés Machuca. 252 ASLLUUO ASUARIO JIARTIASO estudjo de IOS clásico-,. Se explica EU preferencia. Heredia ofrecía aI I fin una vertiente a la crltlca serla que mal podian suscitar loe que no . habían empezado por auto-crltlcarfe a eiioc mismos. En Herrdia ve *lenguaje pobtico. pa>ionrs. 1 al fin. Tersos 1. no ren=_lones rimado.?». La palabra subrayada nos recuerda la noción del verso como li?ada a í’ersus. giro. el lenguaje pottico que está frenfe al lenruajc- natural. Ha) algro «adiii\o en eta enumeración: la idea de <lenguaje poético> parece miís bien añadirse al contenido pasional que brotar de él mismo, que es lo que Justamente Impresiona a Martí en Heredia, Su idea de la «sana crítica» limitaba su alcance a la misión de acorregir los defectos literarios». El reproche, del todo justo, de Saco a La Sagra, de no examinar los grandes textos poéticos de Heredia (el Niúgaru, el Teocali), hay que convenir que pudo estar motivado, más que por la mala fe que le atribuyeron por el hecho de considerar la crítica en este sentido, que después de todo era el mismo de Del Monte, de señalamiento de los yerros poéticos, para lo que mal le servían los poemas antológicos del libro. No sería justo limitar la visión de Del Monte de Heredia a este juicio. Está su epistolario, está esa admirable carta16 en que la acon.ceja, como pudiera haberlo hecho Martí, abandonar al fin los envejecidos temas de la historia europea para inspirarse en la historia indígena, carta en que parece comprender, mejor que el poeta mismo, los asuntos que convenían a SU genio y todo lo que había de original y pujante en los inexplotados temas americanos. Sin embargo, esa separación un poco falsa que habíamos visto en el Anuncio entre «lenguaje poético» y «pasiones» reaparece en los consejos de esta carta cuando le sugiere que los temas fueran americanos pero el estilo basado en algún noble modelo europeo, Alfieri, por ejemplo. Esta distinción entre el tema y la « técnica,, como diríamos hoy, revela cierta incomprensión del modo como ambas se interrelacionan en la creación poética. Heredia, como todo poeta, no sobrepone nua atécnica, o escoge un estilo para expresar un tema: su inspiración inventa su propio estilo, su propia técnica, que es djstinta siempre e inseparable de ella. Heredia invirtió el consejo de Del Monte, tratando con estilo americano, los temas europeos. Su americanidad está en la esencia, no en el tema. Pero hay en esta libertad en la elección de todos los temas, en esta apertura a lo universal, más genuina americanidad que en los obligados temas rurales de los «Romances cubanos, de Del Monte, que en realidad perteneden a la tradición dr 1 los romances moriscos españoles. No entendió Del Monte lo que enten16 Revista Cubana, La Habana, 1888, t. 8, p. 176.178. ?bf.~RTIANO . 253 la tragedia Los últimos romanos de Heredia. y dió Martí. al comentar es que era en Cuba en la que estaba pensando >- no en Roma al e.=cribirla. como es en en Cuba en la que piensa cuando dedica su tragedia Tiberio a Fcarnando YII. So se trata sólo de que la intención sea cubana 1como en el caso de la Ahdala de Marti) sino que lo son los versos mismos. Esos «romanos» de Heredia son habaneros, Heredia dice #Febo> por «sol, como cualquier trovador campesino nuestro. La polémica La Sagra-Saco se originó a raíz de la publicación en El Mensajero semanal, que editaban en Nueva York Saco y Varela, de un artículo de Don Alberto Lista sobre Heredia (número de diciembre 2i, 1828) y la reproducción en el mismo periódico {abril 2 de 1829) de la crítica que hicieran al poeta los editores de Ocios de los españoles ilusen Londres, ambas elogiosas para Heretres, periódico que se publicaba los elogios tributadia. La Sagra, que había leído «con complacencia dos al talento del joven habanero» publicó a LU vez en los Anales de las Ciencias, Agricultura, Comercio y ArtesI cuatro artículos en que, a juicio de Saco y de otros muchos cubanos, se hacía una crítica injusta Saco respondió con otros cuatro artículos que publicó El a Heredia. sobre la crítica a las poesías Mensajero semanal titulado CObservaciones de Don José María Heredia por Ramón La Sa;ra».l” La crítica de La Sagra, aunque se resintió de muchas incompresiones y de cierto tono paternalista que contrastaba en exopso con su absoluta ausencia de autoridad en materias literarias, no careció de aspectos positivos. La reacción de Saco a sus artículos fue, a nuestro juicio, excesiva. El desdén que finge por sus argumentos está refutado por la extensión e inmportancia que da a su réplica. Lo que latía al fondo, más que un problema de crítica literaria, era el problema cubano, la mal disimulada aversión del criollo que no tenía más que un puñado de versos patrios en la mano, ante la arrogancia del peninsular bien instalado, que se permitía «aconsejar» a la juventud habanera tomando como pretexto al representante más independiente de su genio literario. Hay que recordar que Heredia fue cnsiderado como una especie de símblo de Cuba. Atacar Su poesía era cm0 atacar a la patria. LOS polemizantes descendieron al insulto personal. Sagra llama a a los directores de El Mensajero entre los que se encontraba nada menos ahombres oscuros y de mala fen, Saco fue que el benemérito Vare!a-, aún más lejos, derivando todo finalmente a la ininteresante discusión 1’ Publicados en los números de diciembre de 1828, enero, febrero, 1823. 18 Publicados en los números de junio, julio y agosto de 1829. marzo, de 254 A%‘LTARIO MARTIANO sobre 10s méritos de La Sagra como botánico, punto en que también se excedió Saco. Los cuatro reparos que hace La Sagra al que después de todo llama afectuosamente cun niño con un genio precoz, con una imaginacion brillante: con un corazón susceptible de todas las emociones tiernas y virtuosas y tan fácil a darles entrada como talento dócil para expresarlasu son paradójicamente opuesta E a las virtudes que le había señalado Del Monte: considera que conoce poco la lengua castellana, que tiene escasas ideas. y aunque le reconoce alguna cultura, entiendo que ha elegido mal sus modelos (lo que no deja de ser cierto y el mismo Martí lo señala), así como que descuida la corrección gramatical. No se le puede pedir a La Sagra que fuese más allá de ciertas limitaciones que no eran sólo suyas sino de la época. Algunos de los reparos que le hace La Sagra a sus prosaísmos y durezas se los hace también Lista, cuya crítica tanto enorgulleció a Del Monte y a Saco. Unos y otros, con mayor o menor talento, parten de supuestos idénticos: valoración de la corrección exterior sobre la pecularidad expresiva; sobrevaloración del concepto clásico de cimitación, sobre el romántico de ainspiración~ de ahí el valor dado a los *modelos,); consideración de los valores gramaticales sobre los valores estilísticos. La crítica era entonces española, aunque el crítico no lo fuese, y respondía a cierto criterio de fijeza idiomática que no sospechaba siquiera las necesidades de una naciente expresión americana. La Sagra, por su misma españolidad, choca enseguida con la novedad estilística de Heredia, percibe una cualidad desordenada, ígnea, excesiva, en su verso, y en la misma ausencia de corrección que le censura hay como una sospecha del verdadero carácter de su poesía que no hallamos en el elogio que hace a su cultura clásica Del Monte. Lo que no se pregunta Saco en su apasionada defensa es por qué no era, no podía ser, «correcto» Heredia. La Sagra se inquieta por ese movimiento tumultuoso que percibe en Heredia, arrollando el cuidado de la expresión, que parece respirar ya el aire de la libertad. Lista, más agudo, advierte : auna exaltación siempre permanente quiere violar a un tiempo las reglas del mundo social y del Parnaso,, como si supiera lo de Platón en su República, que no se pueden alterar los ritmos ni los metros sin poner en peligro el orden del Estado: Esa que con será llama volcánica y furiosa arde en mi corazón, cuál me atormenta su estéril ardor!... iNunca una hermosa por fin su delicioso objeto? (El desamor) ANUARIO MARTIANO 255 El verdadero objeto de ese fuego nos lo aclararía Martí al afirmar que los cantos d-e Heredia le inspiraron tempranamente la pasión por la libertad. La Sagra no es consciente del todo, como lo fue quizás Lista, del fermento político peligroso que había detrás de ese aarrebato* de Heredia que, sin embargo, y es lo interesante, no deja de subyugarlo, y al que quiere frenar con las armas apacibles de la gramática. Pero casi insemiblemente se fue acercando a la definición del poeta romántico al obser\,ar cómo su poesía corresponde a los primeros movimientos del alma adolescente, acuando no podemos explicar lo que en nosotros pasa, ni sabemos bien lo que sentimos, ni el origen de la agitación vaga e incierta que existe en nuestros pensamientos y en nuestros sentimientos*. «Amar es el grande impulso; pero que obra excitando mil pasiones fáciles de conocer y distinguir por el carácter de incertidumbre que llevan en sí mismas,. Concluye: aCantó el amor antes de sentirlo,. Saco le refuta fácilmente este punto recordando los amores reales de Heredia con CLesbiaD, conocidos en toda Matanzas, pero acaso lo que La Sagra intuye no tiene que ver tanto con la ausencia de una pasión real como con cierto exceso, cierto carácter de insaciabilidad, que no parece agotarse con los sentimientos que momentáneamente lo solicitan, que es el carácter, como bien dice, de la poesía de Heredia, en la que hay siempre uuna incertjdumbre qde no quisiéramos ver fijada, porque es muy El verso, tan herediano, que cita, lo ejemplifica admibella y naturalB. rablemente: uy abrasado de amor, no tengo amante,. Ese estado sde un corazón ardiente sin amores, no es sólo el produoto de una primera desilusión amorosa sino algo que procede de esa misma condición excesiva de su espíritu y acaso estuvo más acertado La Sagra al observar como característica de Heredia «ese anhelo por fijar una pasi,ón incierta, que Saco al aducir sus amores con una belleza local. La Sagra fue más sensible a lo que llamó sla bella alma de Herediaa, que no dejó de ver con simpatía, que a los versos mismos, que encuentra a veces «medianos,, sin serlo, 0 agongorinos,, lo que en su mente es sínónímo de oscuro y anti-poético. En este punto, la defensa de Saco fue más acertada, aunque tanto el uno como el otro dejan en pie la caracterización de los versos mismos. ES verdad que Saco no se propone hacer una crítica, sino sólo desautorizar la de La Sagra. No parte, como Martí, de un acercamiento primigenio a su poesía. Sus pensamientos sobre el tema están limitados por el hecho de ser una respuesta al planteamiento de su adversario y no al suyo propio. Es provocado desde afuera y obra respondiendo a la mecánica de toda reacción. 256 AXUARIO MARTIANO A La Sagra le mdkstan, por ejemplo, algunas expresiones de Heredía. que diga *enjugar el lloroa. por *enjugar el llanto,. La palabra .lloros le sugiere el quejido que acompañaría al llanto, no las lágrimas, de aquí que le parezca e5ta expresión tan inconcebible como si quisiéramos enjugar un sonido. Saco le recuerda que alloro» es tanto acción de Ilorar como el l!anto mi-m0 y que una proposición equivale a la otra. Cualquier cosa que diga el diccionario o la gramática a este respecto no puede borrar la resonancia intima de la palabra, distinta en un español que se dedica a las ciencias naturales que en un criollo arrebatapor algo que do por la poesía. A La Sagra le choca la expresión hay un matiz cariñoso filial, que fijo: escapa a su significado hace al criollo preferir entre dos palabras sinónimas aquella que está más cerca del movimiento impulsivo que del hecho consumado. El lloro, en efecto, se djría qde es más propio de la mujer o del niño que el llanto, cuya dignidad mayor parece más adecuada al adulto. La españolidad de una sola pieza de La Sagra repara, para censurarlo, es cierto, en un matiz que escapa a la defiensa de su amigo, y al fijarse en esa palabra «lloro,, que parece estar en el tránsito del sustantivo al verbo, capta una impulsividad infantil que algo que es quizás esencial a Heredia: no logra resolverse en acción verdadera: una indefensión que queda a medias detenida por la palabra vivaz que la atraviesa. Heredia prefiere «lloro, a llanto por la misma razón que prefiere ase gozó a tu nacer, o sse abrasó a tu mIrarn, expflesiones que también chocan a La Sagra por más que Saco les demuestre que son correctas. carecerían de esa típica impulsividad he*Tu nacimiento,, atu mirada,, redjana. El problema de su corrección es accesorio. El pronombre posesivo en Heredia (usu Fileno amante que se partían) tiene, como en Martí, un carácter afectivo de cuyo interés estilístico parece prescindir tanto la crítica de La Sagra como la defensa de Saco. Saco se ofende porque La Sagra llame a Heredia eun pensador infantil que sólo era grave en el momento de la inspiración o el entusias. esta gravedad inrnon y porque afirme que era preciso no confundir fantil «con la melancolía que atribuía a SUS composiciones el crítico de Cualquiera que sea el intento peyorativo Madrid,. Se refiere a Lista. de La Sagra, de hecho observa cierto carácter de precocidad infantil que es propio de Heredia y hace derivar su gravedad de esa fuente, lo que nos parece un acierto crítico intuitivo, Distingue entre. esa tristeza infantil (la de un Mozart, por ejemplo, tristeza como de an&% tristeza de la belleza) y la verdadera melancolía, que de cierto no hay en He. redia, a pesar de Ia famosa composición que le dedicó, como no la ASLTARIO MARTIASO 257 hay en la Oda a la melancolía de Keak. Es la tristeza producto de una imaginación exaltada y tierna, no la melancolía. gravada de verdadera pesadumbre adulta, de un Heine, de un Leopardi, o entre nosotros. de un Menea o un Milanés. No la mueve ala mano de la desgracia o el pincel sombrío del desengaño* (pasemos rápidamente por esta; expresiones de época), que dan sólo alas tintas al campo sobre el cual pinta las im5. genes tiernas que sabe crear,. El carácter infantil de esta tristeza se revela también en la contradicción entre el tema lamentoso y lo que llamó Martí la condición atonante, de sus versos que alcanzan siempre esa plenitud sin ambigüedades del tono mayor. F.k curioso que La Sagra al sintetizar los cuatro puntos de su critica dejara afuera los verdaderos aciertos de su trabajo, como cuando dis. cierne entre ‘el descuido y lo que llama uel bello abandono, en Heredia, «el abandono encantador,, tan poco entendido en su época, y que Saco hubiese visto un «ataque » a Heredia que su gran talento polémico y 51, puntilloso orgullo de cubano le impedía aceptar, en frases que vistas desapasionadamente constituyen incluso aproximaciones críticas de interés, como cuando dice: <sus imágenes, su estilo: pintan, sus palabras no,, observando ese mayor grado de expresividad de las imágenes sobre las palabras que íría a marcar el tránsito del neoclasicismo al patl~os romántico, de la palabra como objeto de belleza impecable, suceptible de incesante perfeccionamiento, y el impulso mayor que las iba arrastrar, levantándolas como un fuego. Ni tampoco falta raz6n a La Sagra cuando advierte a los principiantes el peligro de tomar a Heredia como modelo, pues residiendo toda Ia virtud de su poesía en los dones innatos (eTodas las bellezas de su poesía son de inspiración,) no podían ser imitados, y sólo quedaba libre la zona del lenguaje, que no era para él el lado fuerte de Heredia. Lo impar no podía hacer escuela y lo que en Heredia no era impar era, a su juicio, sencillamente incorrecto. En sus versos había amás imágenes que conceptos, más frases que ideas, más genio que talento, más arrebato que instrucciónn. El juicio sólo puede parecer negativo a partir de una sobreestimación inexpIicable, desde el punto de vista poético, d e 1os conceptos sobre las imágenes, las ideas sobre la frase, la instrucción sobre el arrebato y el talento sobre el genio. No se le puede reprochar a La Sagra que le censure otras veces a Heredia la excesiva naturalidad de la expresión, como lo hace Saco, no sin agudeza, pues no es hasta Martí que se comprendió plenamente el valor de los entonces llamados E<prosaísmosp en la expresión poéticaEl mismo Heredia se los deja corregir por Del Monte porque los juzga -- ANUARIO 258 ASUARIO La censura de La Sagra a las llanezas de su lenguaje es tan descuidos. parcial como el elogio de Del Monte a su clenguaje poético,. Cno confunde lenguaje natural y lenguaje común; el otro, lenguaje culto y lenguaje po0tico. Iv o será sino nfartí el que establezca, entre ambds lenguajes. la verdadera relación. El juicio de Martí MARTIASO 253 MARTIMO sobre tleredin. No analizamos aquí los pasajes más bellos de su discurso ni los a que sirvieron de base estas rápidas aciertos críticos de su artículo, anotaciones. Nos hemos detenido, acaso con exceso, en comentar los juicios de Dei Monte, La Sagra, Saco, estos últimos tan minuciosos en SU examen, para que podamos apreciar mejor lo que tiene de síntético y abarcador el juicio de Martí, tal como se precisa desde la primera página de sus anotaciones. El primer poema anotado e.3 también el que abre el libro: La prenda de fidelidad, sáficos dedicados a un rizo de pelo de su novia. Lo primero que le llama la atención es el colitraste entre cl sentimiento mu) ingenuo, y la maestría precoz de los sáficos. Pero en estas cualidades que La Sagra y Del Monte observan por separado, intuj-e una relación «Parecen artificiales -anoque va a ser lo primero que .a a interesarle: ta- por lo tempranos los sáficos», para enrcguida sugerir a través de la conmoviéndonos, demuestra frase apenas inteligible que este artificio, aque la pasión era cieJta». Primera conciliación: pasión real y artificio, precocidad y madurez. La palabra «pasión», no obstante lo breve del apunte, aparece tres veces: ~4 los 16, pasiones fogosas. La pasión por sus versos, que ahora se ocultan porque el mundo anda ocupado en otra cosa, y entonces era la forma natural del heroísmo naciente., Segunda conciliación: pasión poética personal y heroísmo patrio. Ya está aquí todo Heredia, sencillamente. Ya ha visto sel detalle esencial». Estos no están al margen del heroísmo sino tempranos deliquios amorosos Aquel «exceso» que le había hecho sosque son FU yermen primero. pechar a La Sagra el carácter imaginativo y no real de SU pasión amorosa, ;LIartí lo relaciona enseguida con «la forma natural del heroísmo nacientex. Sabe que esa pasión, que es ahora sólo amorosa, por SU misma No necesita más para intensidad se volcará enseguida en cauce mayor. amarlo ensegu;da: «la pasión era cierta». No necesita más para creer en él para sieml~re. Ha sentido, con la indubitabilidad de una corriente eléctrica, la sinceridad vibrante y el desmayo de aquella vida aatormentada y épica>> , precoz e ingenua: «Niño, ¿tú has sido Rey?, Sorprende la rapidez con que llega en estos dos simples apuntes al corazón de la cuestión que había separado a críticos y amigos del poeta: la conciliación del hombre y la obra. de lo artificial y lo autén(ico. Ve que cierto artificio jub-enil es sólo aparente y no siempre índice de falsía sino cuidado artístico perfectamente compatible con la pasión verdadera. Que el arrebato y el esmero, la retórica y la ausencia de retórica, puedan ir juntas, va a constituir el primer centro intuitivn de su penetración no sólo de la poesía de Heredia sino de su americaniclad y su destino, y puede decirse que su posterior caracterización de alo hcrédicon está ya toda en esta primera anotación. No pasamos más que a la página siguiente y ya veremos del todo redondeado el juicio que desplegará en sus trabajos sobre el poeta: C-Desde sus quince años, la frase a la vez exaltada y natural, que es su originalidad poética., Es aquel movimiento que describirá tan majestuosamente aa la par rítmico y desenfrenados, aa la vez arrebatado y armonioso,: Lo que es suyo, lo herédico, es esa tonante condición de su espíritu que da como beldad imperial a cuanto en momentos felices toca con FU mano, y difunde por sus magníficas estrofas un poder y esplendor semejante a los de las obras más bellas de la Naturaleza. Esa alma que se consume, ese movimiento a la vez arrebatado y armonioso, ese lenguaje que centellea como la bóveda celeste, ese período que se desata como una capa de batalla y se pliega como un manto real, eso es lo herédico, y el lícito desorden, grato en la obra del hombre como en la del Universo, que no consiste en echar peñas abajo o nubes arriba la fantasía, ni en simular con artificio poco visible el trastorno lírico, ni en poner globos de imágenes sobre hormigas de pensamiento, sino en alzarse de súbito sobre la tierra sin sacar de ella las raíces, como el monte que la encumbra o el bosque que la interrumpe de improviso, a que el aire la oree, la argente la lluvia, y la consagre y despedace el rayo. Eso es lo herédico, y la imagen a la vez esmaltada y de relieve, y aquella frase imperiosa y fulgurante, y modo de disponer como una batalla la oda, por donde Heredia tiene un solo semejante en literatura, que es Bolívar. Olmedo, que cantó a Bolívar mejor que Heredia, no es el primer poeta americano. El primer poeta de América es Heredia. Sólo él ha puesto en sus versos la sublimidad, pompa y fuego d’e su naturaleza. El e.s volcánico como sus entrañas y sereno como sus alturas. CaG todas sus posteriores anotaciones parten de esta intuición inicial. aAnda sorbido en Cuando escribe al margen, en un poema posterior: literaturas y se detiene, con ingenuidad inmortal, para comparar a su parte de esta conciliación amada con Ia rosa que vio al amanecer,, 260 ANL-.\RIO X%RTIASO ASCARIO de 10 literario ! lo ?.-pontáneo. miento encantador de la gran en é]. a despecho de cualquier prueba o testimonito. que separa Del Monte. de este descubri- Los estudios heredianos son de indispensable consulta, siCalvo,” cuyos guiendo las huellas de Menéndez Pelayo, agota prácticamente el tema de la ascendencia que tuvo sobre Heredia la formación paterna humanística y la influencia de la escuela neo-salmantina. Sin que estos sean los únicos contenidos de sus trabajos, sí son los que subrayan con preferencia. M’artí no descubre nuevos elementos sino que los sitúa en una relación dinámica distinta: su acierto consiste, no en considerarlos separada o sucesivamente sino en descubrir ante todo al hombre en que estas fuerzas entraron en conflicto, aún más, en hallar en esa contradicción su más peculiar rasgo estilaítico. Es porque en él combatieron la prudencia y el fuego, el padre Oidor, «persona de consejo y benevolencia,, americano de la cólera de Bolívar, y el rumor como de nacimi,ento por lo que su poesía posee ese movimiento «a un tiempoB rítmico y desenfrenado, «a la vez exaltado y natural,. Al descubrir su originalidad personal descubre a la vez su originalidad poética. No creemos necesario comentar una a una estas anotaciones. Bastan las primeras para comprobar cómo no necesita más que abrir el libro para encontrar, a la primera ojeada, lo esencial y abarcador. Ponemos al pie de cada nota e! fragmento del discurso o del artículo correspondientps para que se vea la relación y a veces la identidad que guardan con ellas. Dejamos al lector la sorpresa de algunos comentarios, las frases que nos ha sido imposible descifrar ni aún con la ayuda de tan experto conocedor de los manuscritos martianos como Gonzalo de Quesada y Miranda. Quiero sólo llamar la atención sobre un último comentario, escrito al margen de un fragmento de] Niágara: 19 JoSé María Heredia, Colegio de ?&%x [155jI *’ Estudios heredianos. primogénito del (Fondo de Cultura La Habana, Edt. romanticismo hispano. Económica). Trópico, 1939. (Ensayo [México1 El Cubano, 5). 261 #Quién sabe si Heredia ha escrito en el .\.iágara los cuatro l-er-os mejores de que pueda envanecerse literatura alguna?, ingenuidad herediana que lo hará creer falla 0 apariencia. sin necesitar dr otra e incluso la posterior. consideraron por separado La crítica anterior, o sucesivamente. estos dos elementos que Martí reunió en su ;intético lo arrebatado y lo armonioso. La Saga subraya lo primero al juicio: y desorden; fijarse en la cualidad @ea de su verso, en su incorrecci,ón Del XIonte lo segundo al elogiar su educación clásica. En nuestros días, Manuel Pedro González, en certero y original ensayo,lg fija su carácter de «primogénito del romanticismo hispano», en tanto que Chacón y M.\RTI,\SO cuatro 1.ersos subra!-ados son los siguientes: Ved! llegan, saltan! El abismo horrerldo devora los torrentes despeñados: crúzanse en él mil iris, i asordados vuelven los bosques el fragor tremendo. Leemos la estrofa adesder Martí, tratando de indagar e; por qué de su preferencia. Prescindimos momentáneamente del acierto poético auditivo para detenernos en la imagen misma. Esa agua, cruzada de mil iris, que devora el abismo y el bosque devuelve convertida en rumor, recuerda su propia experiencia de la belleza, su vida, su idea del heroísmo, como algo que no se pierde nunca, aunque lo parezca, su descubrimiento, en fin, de un orden ascendente en todo lo creado. Esos tres verbos, que parece que salpican de veras, «Ved! llegan, saltan!,, recuerdan el NMirad! Mirad!. de El presidio político, por ese modo de contar lo ocurrido como en estado de presente inmediato, también su modo de enumerar los movimientos de Páez a caballo, por esa misma celeridad o traslado de planos de las tres imágenes. Por último, el contraste entre el horrendo fragor sonoro y el delicado iris silencioso recuerda la frase de Darío sobre Martí: aSobre el Niágara castelariano, milagroso iris de América».“l Señalamos a título de curiosa coincidencia, que Lezama, sin conocer estas anotaciones, se fija precisamente en estos versos, comparando en uno de sus ensayosZZ estos tres primeros verbos con un pi,zzícato de violín. LAS ANOTACIONES DE MARTI A LOS VERSOS DE HEREDIA Obras poéticas de José Maria Heredia. Vol. 1 Poesías. Nueva York. Imprenta i Librería de N. Ponce de León, 40 í 42 Broadway. lSí5. 350 p. 19 cm. Vol. II. Teatro. 184 p. Los dos volúmenes encuadernados en un tomo. 21 Los Raros, Madrid, Mundo Latino. 1918. P. 233-243. eLa pintura y Ia poesía en Cuba (siglos XVIII Y XIX)., Habana, mar-abr., 1967. 22 La Casa de 1~s Américas, ANUARIO 262 ASL’ARIO P. 62. P. 58. En blanco. Ias Poesías l‘iene Se refiere .4matorias: un rizo de Lesbia, a NLa prenda de fidelidadn, primera de y le hace sáficos. P. 63. p. 173: «Se estremece a los dieciseis afios. como todo un galán cuando en el paseo con Lesbia le rozan la frente, movidos de aquel lado por un céfiro amigo, los rizos rubios.,] Parecen artifc (artificiales) por lo tem. (tempranos) los s = (sáficos) pro (pero) el arti (artificio) conmu (conmoviéndonos) dem (demuestra) q (que) la pasión era cierta. P. 59. encima de Poesía Margen superior, dose a KLa prenda de fidelidad,: amatoria. Sigue P. 61. Margen superior e izquierdo. Se refiere [Artículo. P. 67. P. 68. P. 68. en oda ya -Hay todavía “Lesbias y Filenos”; verso, antes que de Vigny.s] EL cons (consuelo) p ero ya dice “pañuelo” ha de ser celestial la canción en Partida*: ingenua Se refiere a la carta poética xii Elpino*. (1819), anota: 16 (los años de Heredia Al al Al noviazgo primero, lo enaltece por la nobleza del verso (en que) lo canta, en q-(que) suplica á Elpo (Elpino). enq Margen izquierdo. cado a D. Domingo Se refiere a aLa Insconstanciam, del Monte. el carro Margen derecho: 18 Lesbia _ q (que) lo engaña: se curaba Margen izquierdo. Margen P. 69. Margen griego del sol sobre quién no compadece con mirar al sol. Sigue refiriéndose poeln,l las nubes a Lesbia? a «La spre (siempre) no [palabra soñó con Za dignidad pero dedi- doradas era inconstancia» tachada, de amor : varias superior: superior: movimiento y (palabra ininteligible) que (palabra hace superior, a (nombres propios ininteligibles) -sin escoger (palabra ininteligible). [Discurso. p, 135: de .La El temple heróico de su alma le da al verso [letras tachadas1 una soberana elevación, y [tres palabras ininteligibles] aquel p. 172.173: paiiuelo final -\largen superior. lado de la fecha escribirla). Oye sonar la tarde. a SLa Partidas: «Desde los primeros años habló él aquel lenguaje a la vez exaltado y natural, que es su mayor novedad poética.,] Pone superior, Amó a Lesb (Lesbia) palabras ininteligibles] Desde sus 15 ar2os, la frase a la vez exaltada, y natural, que es su originalidad poética - El adios es pavoroso; peris = la sensi (sensibilidad) acuña versos de maestro a los 16 as (años). [Discurso. P. 67. refirién- A los 16, I>asiones fogosos. La pasión por sus versos, que ahora se ocultan porq (porque) el mundo está ocupado en otra cosa, y entonces era la forma natural del heroismo naciente. Margen al canto literario Se estremece á aquellos años, como todo un galan, cuando en la irora feliz del paseo con Lesbia, q. [dos palabras ininteligibles] Isabel le tocan la fte (frente) los rizos rubios. [Discurso. 263 MARTIASO MARTIASO borrada) p. 172: <cEl temple heróico de su alma daba al verso constante elevación, y la viveza de su sensibilidad lo llevaba, con cortes e interrupciones felicísimas, de una impresión a otra.,] P 264 P. 69. ANUARIO Margen izquierdo Margen [Discurso. : Qué vers (versos) P. 69. ANUARIO MARTIANO p Zs (para los) .En 17 P. 72. derecho : P. 70. Margen Se refiere izquierdo. a *La Besa su rizo, esos con que se nacen, graba y en et Zronco, paseando con ella su nombre &rfre frente en la caña, P. 72. P. 70. Margen inferior. el arte de imitar P. 71. Se refiere a a,Misantropíam: con 1s (las) pal. (palabras) lo q (que) *Nadie -No P. 71. Margen en amar: lo venció comparar, Margen porque que le vean en la inferior: tachadas) vana De una nota sentida sacaba más efecto p. 173 : saca más efecto que de la retórica osten- superior: Y otra drkha ‘la halla ‘en la penetración cura de sólo ella tuvo su P. 73. Nadie lo vence en amar, las quiere ya, pero nadie.] no puede vivir sin quererlas P. 73. inferior: derecho : (continúa) de decir, p (para) bien del mundo. En el dolor hay dicha le halla al dolor Margen superior: del mundo q. en verdad (continúa) ka pena punzante de codearse (de cerca) con todos lo (los) reptil (reptiles) q. andan por él. Conocer el mundo es deleite supremo-Je ha de (conocer) y se puede (cambiar, combatir, cantar), él es digno de los goces- p. 174: Y como todas las almas sublimes, se ha P. 71. Margen a orgullo p. 173: aCon Safo sólo se le puede desorden y ardor.B] [Discurso. Margen aDe una nota sentida tosa.,] P. 72. -Nadie hasta marchitarse, y tiene la palidez de los amores.,] [Discurso. Se sigue refiriendo a =Misantropían ; Margen superior izquierdo. es entre los hombres, el único poeta q. se parece a Safo: (tres palabras ininteligibles) p (por) (para) encontrar parangón á su nombre excelso [Discurso. p. 174: (Dos palabras q de la pompa pinta q. le viera izquierdo: [Discurso. Cifras: á orgullo tiene él su gozo.*] Sufría hasta marchitarse y ten (tenía) en la frente la palidez dd amor Por ella, L. (Lesbt’a) vio la corrupción del mundo, que es pena de q (que) no vuelve nunc (nunca) mas el alma honrada. 26.5 p. 172: el dolor Margen MARTIANO gozo- Alto iMargen izquierdo. amé>, del poema Amó P. 73. Al margen «Memorias,: del verso acon que furioso te furioso. Margen izquierdo del mismo poema .MemoriasB, al lado de los versos : CHe sentido fieramente [los vicios y las pasiones*. Dice, (palabra tachada), aunque no se le puede creer, que (línea marcando los versos aludidos) 266 P. í5. ANUARIO Margen MARTL4NO superior. ANUARIO Se refiere al poema Y al volver al suelo nativo con nuezo objeto, los amores. (palabra aA... en el baile>: tachada) P. 76. le resucitaran, Margen El que baila (palabra P. 75. Margen [Discurso. de estrellas, (varías á la q. ama palabras [Discurso. de estrellas, CA... en el baile, ininteligible) indigno e insensible p. 174: con la que ama es indigno, insensible e indigno.,] porque P. 46. derecho: P. íí. Subraya Contigo los versos: i la virtud!, [Artículo. p. 135: ~icómo viviría Margen superior. *Del mundo él en un rincón en un rincón, “con Se refiere desconocido al poema UA Lola, en sus días*. [Discurso. p. 174: c<Expi,rará de amor.,] [Discurso. Margen [Discurso. con el tumuilto Margen de su corazón Es un comentario enamorado de su corazón enamorado.,] También a este otro sus días,: superior: (Tachada la palabra aunan) Otra de las beldades de su poesíu es q. no busca comp. (comparaciones) en I?O q. no se ve sino (palabra ininteligible) objetos de la naturaleza q. todos pueden sentir y ver como t% [Discurso. p. 173: <<No busca comparaciones IZII lo que no se ve, sino en ios objetos de la naturaleza, que todos pueden sentir y ver como él.,] el ceñidor a los versos: Naciste, Lesbia, i Cuba al contemplar en ti su bello aplaudió tu nacer. p. 174: aNo puede con el tumulto p. 174: cA la que él ama, Cuba la aplaude, Catulo le manda d’e Venus, los dioses del Olimpo se la envidian.>] inferior: / ella y la virtud!>] A la q. él ama, C. (Cuba) la aplaude y Venus le da (intercalado: cdo nace) ceñidor, y (intercalado: se) la envidia. No puede P. 76. al poema con la q. amu es indigno, «El que baila coronado Sus versos mejores son los de menos pompu y palabras = el fuego del alma es el que les da (dos palabras tachadas) ese color vehemente de lava Espirará de amor P. 75. indigno ta- p. 174: aSale del baile, como monarca ha visto reinar a la que arna.,] Margen Sigue refiriéndose izquierdo: Del baile sale como coronado chadas) porque hu visto bailar P. 75. izquierdo. 267 MARTIA!VO fragmento adorno, del mismo poema *A Lola, en Venus ornó con ceñidor divino i tal vez envidiosa contemplaba tu celestial figura. P. 78. Margen superior. Se refiere al mismo poema. Anda sorbido en Gteraturas, y se detiene, con ingenuidad inmortal, para comparar á su amada con la JOSU que vio al amnecer. 268 P. í8. A-JUARIO Margen ANUARIO MARTIMO [Discurso. izquierdo: (Tachadas dos palabras) I-n pastor con toga. Margen superior. Final aSe queja a la luna que sabe mucho halla una mujer sensible.*] de .A Lola, en sus díasn. P. 80. Margen superior. Lola (tornó) de su vida, [Discurso. Se refiere a IrAusencia el fuego de su alma, (palabra ininteligible) Los aromas P. 83. P 87. Margen superior. i recuerdos,: y por qué no decirlo, algo del (tachado: cam,pasino) (tachado: galante) y floreador en aquel (tachado: ardoroso abogado. [Discurso. Margen p. 173: superior. ¿Por que el mu&?0 P. 83. Margen izquierdo La besaría yo. Margen [Discurso. Se refiere al poema tan sereno, aE la sintiera; abrasadora, la diera ardiente bañara de luz su tersa frente...! Al margen superior. Al ver falsa á inútil, palabra ligible), inútil mundo, quiere campesino culto ab) aAlgo hay de nuestro campesino floreador en aquel amante desaforado, que dobla la rodilla y pone a los pies de SU amada la canción de puño de oro.,] P. 83. reclinando, en languidez con su rayo a t<Ausencia me embebeciera; 1 al agitado seno la estrechara, Mientras la luna en esplendor p. 166: Se refiere hablar Un beso i otro mil los tiempos y los accidentes los devotos de su (poesía). no de aEl desamor*: respirando, dulcemente 1 envuelto cosas. porque serena En su seno mi frente Palpitar de etas del campo En su divino i recuerdos,: aY0 no vengo aquí como juez, a ver cómo se juntaron en él la educación clásica y francesa, el fuego de su alma, y la época, accidentes y lugares de su vida, ni en qué le ace!eraron el genio la enseñanza de su padre y la odisea de su niñez...,] P. 81. con una raya este pasaje 0 en la noche A Lola ama después; Al pasear con el;la por el Yumurí se siente renacer. ;Así es el corazón: la losa que levantará (,dos palabras ininteligibles) Y se levanba! La levanta el amor, 0 la muerte, que es un amor apetecible y seguro. 269 p. 173: (Marcado P. 79. MARTIANO de estos versos: Se refiere al poema (El consuelo,: la mujer,. servil al hombre, (palabra tachada: ininteligible, tachado: el geni’o, palabra ininteZa (palabra ininteligible) sin (gran&a) eL acabar en p. 171: «Cuando vio falsa a su primer amiga, servil al hombre, acorralado el genio, impotente la virtud, y sin heroísmo el mundo, preguntó a sus sienes para qué latían, y atín quiso, en el extravío de su pureza, librarlas de su cárcel de huesos..] desamor,: P. 89. y él tan infeliz? izquierdo: El se queja á la luna, que sabe mucho de amores, muere y no halla mujer ardiente y sensible- (de) que se Margen superior. Se refiere al poema aEn mi cumpleaños,: y deja incompletos, con efecto grande,, los versos de esos dais (dolores) que no se han de profr (profanar) hablando de ellos, como el griego ANUARIO 2íO ASUARIO [Discurso. p. 173: c<Dcja de un giro incompletos, con dignidad lo; x-ersos de esos dolores que no se deben de ellos.,] 1’. 91. Alargen Echa Qué superior. cí caballo, tierna P. 93. Margen escapr, a al poema por librarse no (palabra ininteligible) (es) un hombre bueno P. 95. Margen Mi corazón se oprime... de un corazón ardiente Cruel estado sin amores! izquierdo. Se refiere al poema de amores, aLos del mismo iComo recelos,: P. 96. izquierdo. Bendita sea la mano Comentario la playa Margen lución, desnuda al poema de mujer a los versos q. copia de Heredia: . ..la delicada mano Que al dulce beso del amor 1 pn sed inflama el anhelante Mis versos escribió... convida labio, «A Rita L Resolución,: de otras dos izquierdo. se siente él, como la playa Sigue comentando Yo quiero i no perderte...] Margen izquierdo. Se refiere Subrayado estos tres versos: al poema «Adios>: Belleza de dolor, en quien pensaba Fijar mi corazón, i hallar ventura, Adios, te digo adios! B: versos ajenos! P. 107. Margen aLa Reso- , p) de si y de la q. a los versos de Heredia: Adios! P. 106. el poema de la mar!] : ser inocente, Se refiere &a triste p. 172: [Comentario p. 174: Margen al poema Ama lo q. no es suyo, y huye (tachado: ama, porque quiere ser inocente. poema: eEnnoblece con su magna poesía lo más pueril del amor y lo más dulce: el darse y quitarse y volverse a dar las manos, el no tener qué decirse, el decírselo todo de repente.,] P. 94. Se refiere SCon este joven Del Océano las arenosas y desnudas playas devoradas del sol de mediodía, son imagen terrible, verdadera de mi agitado corazón. Ennoblece lo mas pueril del amor, y lo mas delicioso, el darse y quitarse y volverse a dar las manos, el no tener qué decirse el decírselo todo de repente [Discurso. este verso: a los versos de Heredia: [Discurso. como si viera el sol, á una rosa de nuestros campos delante de él, y baja la frente. El no la marchitará. derecho izquierdo. Comentarios de una traición Subrayado iComo la playa desnuda su corazón (pe, seguida letras ininteligibles) como la playa de la mar! : de sí: estos versos: Margen Margen derecho. i desquerido, y efecto grandes. profanar hablando (CEn mi cumpleaños:, Marcados Margen derecho. Deslumbra, que tiembla P. 93. Se refiere P. 95. piedad: Qn (quien) no resintió P. 91. 271 MARTIASO MARTIANO superior. Se refiere Cortés súbitos, interrupciones vehementes, nada artificial, al poema aAdios»: 272 P. 107. ANUARIO Margen ANUARIO MARTINiO P. 179. derecho: el lenguaje (fino y amatorio) ligibles) = Se (siente, sienta) á (la lonw, tarde la s (,/ a) noche P. 107. Margen izquierdo. Se sigue No ama para volar, su juventud ardiente. [Discurso. sino le siguen la hora) Margen la est (estrella) refiriendo para al poema fijar su corazón, izquierdo. Se refiere fijar al poema P. 108. Margen iquién Margen días, : Se refiere al poema del cíelo [Comentario su corazón Subraya y con- (junto ininteli- en la que se ama.,] P. 180. xA mi amante,: al cielo), cuando ella (tachado: al poema uA mi esposa en sus cierra) y corona con versos) á P. 181. estos dos versos: izquierdo. Si pinta la naturaleza mejicano: Se refiere pone a aEl mérito de las mujeres,: en sus uersos la majestad ni TeocalIi*: a los versos: más bella que la alma noche o el los versos: Margen superior: la tarde, más bella Margen derecho. Margen izquierdo. iA ‘los teocallis, del sol (varias P. 183. Margen de los consonantes, de la rima. que el sol. la noche q. la noche semejaba arco inmenso finaba cielo gloria, y el día brillat (brillante). del val!e CEn el Teocalli*: Acaso nkg (ningun) por cantado con más sencillez ( 0 frontera) á otra Heme de amor i de ventura lleno. Puerto de las borrascas de mi vida, P. lí8. de Cholula*: lo Se refiere (vers: con aE La nieve eterna Cual disuelta en mar de oro, Temblar en torno de él; un Que del empireo en el zenit Como espléndido pórtico del De luz vestido i centelleante De sus últimos rayos recibía Los colores riquísimos. P. 180. izquierdo. (Las abre) su esposa. Subraya y consagrar (dos palabras no lo sabe? está dentro iqué son los dioses ama? P. 111. Sigue Luego amó más la tarde En sil (silencio), amaba p. 174: derecho. izquierdo. cAdios,: .A mi amante,: El universo ¿qn (quién) no lo ha sentido gibles) en la q. se ama? uEl Universo Margen &repúsculo feliz. t Hora brillante día.,] para a aEn el teocalli de la p. 173: [Discurso. Se refiere superior. el verso que anda por sí sin las muletas los collares y (tachado: cab) cascabeles ininte- P. 180. <No ama para revolotear, sino sagrar su juventud ardiente.m] P. 108. dos palabras Margen 273 MARTIANO Margen izquierdo. (otro) poeta ha (tachado: pintado) y verdad un paisaje de una patria CEn el TeocalIiB: a ver la cumbne del Iztaccihualt, y la puesta palabras ininteligibles) regalo de inmortales Final Aql (Aquel) amor artístico m.m.te por La pasión o, por con los indios de <rEn el Teocalli,: Q. solo (palabra ininteligible) la libertad, Le hizo no (ser) la justo 274 ANUARIO MARTIANO P. 18.5. Margen derecho. colía> : ANUARIO Se refiere al poema aHaceres de la melan- P. 226. Con qué deleite En los campos bañados por la luna Siguen nuestras miradas pensativas La sombra de las nubes fugitivas En oceano de luz puro i sereno! P. 188. Margen colía. : izquierdo. Estrofa IV Yarpen díass : izquierdo. Subrayados Se refiere al poema 275 MARTIAXO cA mi padre. en SUS los versos: De mi educación el peso A cargo tuyo tomaste !- también de los *Placeres de la melan- estos: Odio a la atroz tiranía 1 a las intrigas infames. la naturalidad del pensamiento en la noblezu natural del verso. P. 227. P. 192. Margen izquierdo. <Placeres de la melancolía,: Margen izquierdo. Comentario fiel Melancolía los montes elevados Se refiere al poema P. 229. los versos: izquierdo. «Poesía.: superior. Se refiere al poema .A mi caballo,: P. 229. Margen izquierdo. *A mi caballos: vuela cn (con) él, y luego le pide perdón, al ver ensangrentadas las (botas), ensang (ensangrentados) 10s hijares! i en el trueno Se refiere P. 229. Margen al poema a la estrofa: Las leyes inmortales que encadenan Esta celeste fábrica, i los astros En elíptico giro precipitan, No desdeñan del hombre la miseria 1 con profundo universal acento Le dictan su deber. inferior. .A mi caballo.: iTriste goce, q. se ha de comprar con pena de otro!. . . . . . &ontemplaciónB: Las estrellas le enseñanal hombre su deber Comentario Margen Pide alivio á su caballo, o que se lo lleve arrebatado por las llanuras. a los versos: En la nocturna lluvia allí la he visto yo, Margen en sus días* Que el odio de los perversos Da a la virtud mas realce. (Palabra ininteligible) = Su amor y compenetración (como) augusta con lu naturaleza = en el trueno la p. (poesíuJ P. 204. KA mi padre, a estos versos: A ti me acojo, Grato es trepar P. 194. derecho. Subrayados se consagra a la melancolúa trepar los montes, grato. Alusiones Margen P. 229. Margen derecho. aA mi caballo,: Aqa (Aquella) nob (nobleza) de alma que le hacia lamentar del (mejor) plader de su vida, el (comp. compadece, con el espiritu, varias palabras ininteligibles) lastima los hijs (hijares) de su caballo. P. 233. Margen izquierdo. =A Ipsilanti: Se refiere al poema *A los griegos en 1821~: AXUARIO 276 P. 235. ASV’ARIO Margen (comparaciones) al margen <<Cual flor P. 236. Margen Margen por P. 239. detonaciones) .En soml>ras una tempestad>: (palabras ininteli- derecho: superior. Acaba el cuadro izquierdo. de pronto: llueve (arriba: la I!uvia) nA una tempestad,: de la naturaleza Se refiere q. él ama, con el huracán. al poema del «Niágarap: P. 246. iQuien sabe si Her. (Heredia) ha esct (escrito) en el Niágara los cuatro versos mejores de q. pueda envanecerse literat (literatura) alguna? Subrayados estos cuatro Margen superior. «Niágaran la viveza de su sensibilidad, (palabra tachada) indómita [Discurso. ininteligibles de las ideas que iba a desarrollar superior. al poema el cometa: Comentario P. 246. Se refiere volcán aAl cometa en el cielo a los versos: Margen derecho: ángeles guiando á los cometas: üe los astros despeiiarse. con SU inquietud a otra, p. 172: <cEl temple heróico de su alma daba a SU verso constante elevación, y la viveza de su sensibilidad le llevaba, con cortes e interrupciones felicfsimas, de una impresión a otra.,] ) Parece ser el esquema en el discurso «Astro de luz, yo te amo» y «A mi agitada mente parecías Un volcán en el cielo.» : que le llevaba de una impresión 1palabras y amor (3 países) -nats -pat -am y (palabra ininteligible) Niaga (Niágara) Cuba (palabra ininteligible) Mé (México) (naci, nacimiento?) a S (a Santo Domkgo?) tres Margen Ama versos: Ved! llegan, saltan ! EI abismo horrendo Devora los torrentes despeñados: Crúzanse en él mil iris, i asordados Vuelven los bosques el fragor tremendo. P. 239. naturale:a palria pintar= al poema l Niágara* superior. Allí, atropellada., Se refiere (pavor, Margen Margen Margen naturales. el arado Se nubla: ennegrece oscurece el mundo él, delicia P. 238. P. 211. en 1821:~ de este verso subrayado: izquierdo. la variedad, gibles) P. 236. c-4 los griegos izquierdo. Comparas Puesto 277 MARTIASO MARTIANO Comentario aE angel Que hora «Chocarás Volarán En el eter a los versos: silencioso inocente dirección te inspira..., con los astros, que lanzados de sus órbitas, hundidos profundo., y de 1825»: -- 278 I-‘. 251. ASUARIO MARTIANO >Iargen Pautretn superior. : todo lo olvida P. 262. Margen El su El se ANUARIO Se refiere cdo (cuando) izquierdo. al poema ve bailar Se refiere aA la Señora a la andaluza al poema aA Sola: y siguiti P. 2i3. Margen a los versos: izquierdo. Margen izquierdo. madre> : Margen izquierdo. Se refiere Se refiere P. 273. P. 273. al poema «Muerte al poema aA1 retrato de Se refiere al poema los pueblo7 a los versos: 1 al empezar el mundo Fue su primer vagido, aA su carrera Oceano»: el esposo divino de la naturaleza* al verso: esposo de la madre izquierdo. «Al tierra!, Aceano» : Veía, en sus sueños, nacer y acabarse el mar triunfante enérgico y el mundo, Margen CEspaña derecho. Se refiere al poema «Podamos un día ofrecer a la patria de empalagosos i estériles himnos!, y sobre Libre. servicios reales él, Oda,: del en lugar mi Oceano,: y desaparecer. Rlargen «Al Subraya con dos líneas la última frase de la dedicatoria poema a D. Emilio Rodríguez, que dice: del toro,: P. 276. nac (nacer) el mundo, fenecer mar (palabras inintiligibles). Comentario mar, NDivino Desmayaba su canto en 1s (los) asuntos mens (menores) ó (estado com, común?) del perwamiento, y solo cobraba su natural alt (altura) en los goces 2nmorts (inmortales) del alma o espectáculo de la Naturaleza. P. 272. superior. Comentario Lo menor de los poetas, lo descriptivo, dónde es mas bello q. en el Teocalli o en al toro? o en el huracán! P. 271. Margen aE Oh Sol! Tu viste A tu pueblo inocente Bajo el hierro inclemente Como pálida miés gemir segado. Por venganza o favor a ti se alzaban Tu los desatendías 1 tu carrera eterna proseguías 1 sangrientos i yertos espiraban. P. 267. De tus hirvientes olas agitadas El solemne rujido. Cuando el fin de los tiempos se aproxime, 1 al orbe desolado Consuma la vejez, tú, Mar sagrado, Conserl-arás tu juventud sublime., ~1. f’au!rr! Sol, el Sol, culpable, que ve esclavo á su pueblo, camino Sol es su hermano, (palabra ininteligible) él. sentíu hermano del Sol. Comentario -María ,279 MARTIANO Y el Margen Simpatía P. 279. Margen superior. «España con el españl superior. libre» (español) «España libre, : liberal. : Aquella estrofa noble, bella por sí, aparte del pensamiento, y (palabra ininteligible) cdo (cuando) este cesa (palabra ininteligible) ó (menor) que ella [Discurso, p. 172: «Hasta en las más acicaladas de sus poesías, que algo habían de tener de tocador en aquellos tiempos de Millevoye y de Delille, se nota esa fogosidad y sencillez que contrastan tan bellamente con la pompa natural del verso, que es tanta que ANUARIO 280 ANUARIO cuando cae la idea, por el asunto pobre o el tema falso. va engaííando buen rato al lector, tronando e imperando, sin ver que y-a está la estrofa hueca.,] P. 2’)1. \Iarpen superior. e>ludar Subraya de tiranos, este verso de Heredia [Discurso. Se refiere al poema wLa estre!la de Cuba»: P. 294. P. 296. después de citarlo. P. 297. entera: superiores. Quiere pelear ininteligibles) libertad P. 294. Margen Se refiere al poema «Proyecto,: P. 297. Se refiere al poema de la casa, p. 174: <Tiembla al lado de Emilia, en los días románticos de su persecución en Cuba; pero puede más la hiclalguía del .mancebo que la soledad tentadora.,] Margen derecho. Subrayados P. 294. Margen izquierdo. derecho en tierra e izquierdo. fría UA Emilia,: a los dos lados el verso: de horror el extranjero superior e izquierdo. aA EmiliaD: Se está embarcado [Línea trazada de un margen allí la frase] a otro Margen : la proa [Discurso. izquierdo. á dónde uA Emilia, indicando que continúa (continúa) bate el viento p. 174: en los talones la es*Heredia, de pie en la proa,’ impaciente puela invisible, dichosa y centelleante la mirada, ve tenderse la niebla por el cielo, y prepararse las olas al combate.>>] y adonde va, va con sus mártires Alusión a los versos: Ah! también otros mártires... Emilia! Do quier me sigue en ademán severo Del noble Hernández la querida imágen. «A Emilia,: los versos: La venganza Margen á «,4 Emilia, donde se asiló, la quiso: y en la soledad pudo más que la novela tentadora. [Discurso. hlargen de hallarse o cdo (cuando) canta en la carta á Em. (Emilia) aquella despedida de la patria (tachado: que) en que el (malvado?) mismo se purifica en el mas elevado de los dolores, y siente que la vida, con (como) el mar se va debajo de sus pies. por la tierra y por el mar, (ocho palabras Se soñaba gefe de un barco pirata por la superior. A Emilia, el respeto P. 294. 281 inferior: Indígnase Que si un pueblo su dura cadena No se atreve a romper con sus manos, Puede el pueblo mudar de tiranos Pero nunca ser libre podrá.] Márgenes Margen Subrayado Me llenaba p. 166: Cita la estrofa P. 292293. MARTIANO MARTIANO Bajo tu techo. burlé de los tiranos *A Emilia,: Frase ininteligible, seguida fuertemente subrayadas. de la palabra <ola» entre dos comas 1 Es curioso ilue Heredia se describe siempre <sentado> («Y YO sentado en la agitada popa» y \ht/, tanto rn estos apuntes como en el discurso. lo c&cribe cle pie» y «er. 1; prez+,. no cL1 la pop, COU lo ve melora !a ~ma~rn ro&hca del desterrado. ANUARIO 282 P. 298. ANUARIO Margen superior P. 324. l A Emilia,: e izquierdo. P. 306. inferior. Se refiere al héroe lo llora, aunque Margen c<Himno derecho. Subraya al poema <rEn la muerte de Riego»: sea español del desterrado,: Margen superior. Se refiere al poema Con tenazas y pinzas se le puede y vers (versos) desmayados, [Discurso. P. 335. Margen #Desengaños*: este pasaje entero: Celebra Alusión iQuién Al campo Se refiere xA Bolívar,: sacar á Heredia al poema derecho. a Guerrero. al pasaje: pudo resistir cuando a Guerrero del honor lanzó Victoria?, etc. estos versos: triste, vanos: los tiranos consiste! repeticiones, P. 326. <Triunfo «Desengaños,: La agonizante patria gime 1 no la salvarán clamores Cuando amagan y truenan En hierro i sangre la salud p. 173: izquierdo. Margen Subrayados iquién, cuando no esté de cátedra forzosa, empleará el tiempo en ir de garfio y pinza por la obra admirable, vibrante de angustia, cuando falta de veras el tiempo para la piedad y la admiración? ~1 P. 318. izquierdo. estos versos: Si el clamor del tirano insolente Del esclavo el gemir lastimoso, 1 el crujir del azote horroroso Se oye solo en tus campos sonar? P. 315. 283 Joven lleno de ardor, yo recorría Con grave afán i meditar profundo Las maravillas del visible mundo, La estrellada región de Poesía. Osé bajar a la profunda fuente De la verdad, i reflejó en mi mente Su santidad i cándida hermosura. Por premio a tanto afán la tumba oscura Me devoraba en flor, dudosa fama Dejándome esperar en lo futuro. Contra envidia i calumnia mal seguro, Sentí apagar de mi ambición la llama, 1 con profunda ira Cerré mis libros, i quemé mi lira. 1 regado en mi féretro glorioso Por el llanto de vírgenes i fuertes Me adormiré. La universal ternura Escitaré dichoso... Margen Margen Subrayado LO que quiere (tachado: es) no es este 0 aquel amor sino la ternura universal.Que nadie lo llore sino las mujes (mujeres) de su patria, y (tachado: a) (aquellos) de sus hombres Comentario a los uersos: P. 298. MARTIASO MARTIASO Margen izquierdo. Encom (Encomia) cA C. a Quinta Andres Quintana Roo»: (Quintana) Aquí finalizan sus anotaciones al volumen de versos. Las que siguen pertenecen al volumen segundo, dedicado al teatro de Heredia. Solamente aparecen anotaciones en la última obra del libro, aLos últimos romanos,, de la que son las correcciones que siguen: de la patria,: P. I6k Acto primero, Tachados escena 1: estos versos: Me viste en Sardis I en Filipos me ves.. c 284 ANUARIO 3IbRTIAYO ANJARIO Subrayado: Tachada la primera mitad de este verso: *Yo todatiía soi Bruto. soy tu hermano, y puesto en el margen izquierdo y en el margen aSoy para tí quien fuí, yo., El verso superior de la página: queda : «Soy para tí quien fuí, yo soy tu hermano., Tachado: Sobrado tiempo el insolente crimen En sangre se bañó: llegó la hora De vengar tantas víctimas ilustres 1 devolver su libertad a Roma. Acto primero, Acto primero, este verso 1 mi dolor P. 165. Acto primero, 1’. 16% está tachado «vivió» y puesto en mi seno. aparece puntos, tamente escena III: Tachados Tachados amigo : los versos: iPara qué recordar lo ya pasado? Hoi debemos pensar en lo futuro. Mi esposa!... Al menos este mal pesa en mí solo primero, verso por dos la coma final del primer la 1 inicial del segundo y tachado compleLa estrofa queda así: En este abrazo tierno sepultemos De una saña fugaz el arrebato. Subrayado: Acto escena IV: sustituída suprimida el cuarto. Ven, Donde dice: «Bien pronto real lo que juzgó posible», tachadas las palabras «bien, y «real» y puesto al margen inferior: verdad. El verso queda así: «Pronto verdad lo que juzgó posible.*, P. 167. primero: Ven, amigo, 1 en este abrazo tierno sepultemos De una saña fugaz el arrebato. Tu debes perdonarme, yo te escuso, en completo: encerraré Acto En los versos: escena II: Donde dice: «Porcia vivió» su lugar al margen: murió. Tachado «Pero te has empeñado en acusarme, aparece tnEl verso: chado todo, menos la primera palabra y puesto en su lugar El en el margen derecho sen dudar de mi virtud te empeñas,. verso queda así: <Pero en dudar de mi virtud te empeñas.» aparece al final de esta escena una En el margen izquierdo, marca. escena II: Donde dice: «Esclavo iqué me quieres?, tachado “esclavo” Y puesto en su lugar “Mesala”. El verso queda así: “Mesala” iqué me quieres?” » P. 163. 2s Por imitar su pérfida conducta Cuando Roma i el mundo nos contemplan. Ceaar fuí justo JT cumpí mi deber. P. 165. MARTL4SO En el margen superior de esta página hay una marca en el margen derecho, hacia el final de la misma. Y otra escena III: los versos: P. 170. Dimos la muerte a Cesar por tirano, I pena más terrible merecemos .--- ---.~-. ~.-.. _ _ -.. .- - __- Acto primero, escena IV: El verso NTendremos tiempo una marca sobre las palabras -, .-. -_-.. de llorar a Por&, aparece con atendremos, y <tiempos que in- APÍUARIO 286 ASLlAR dica una inversión en el orden de las mismas. P. 175. El verso queda Acto segundo, Tachados así : Tiempo tendremos de llorar Nada Tachado y puesto acto : tendremos que temer, amigos: el último verso: aVamos a prepararnos al combate.* en su lugar en el margen inferior del final del primer Perezca con honor: lMarco, segundo, escena 1: palabras El verso P. 173. Acto segundo, de Heredia. con la paz os brindan. los tres versos que siguen: 1 apetecen la paz; tal es su Voto. Cómplice suyo es Lépido: le callas 1 su vil nulidad bien lo merece. Tachado Por bien en el margen de los tiranos por un punto Es por lograr Acto segundo, Tachados nos inmolamos. -- izquierdo: queremos, la coma final la salvación del verso anterior: de Roma. escena III: los Romanos todos. los versos: Ved a la libertad entre facciones Agonizando triste, i del imperio De mano en mano errar la espada impía. En menos de diez lustros hemos visto A Sila y a Carbon, a Cinna i Mario, 1 a Cetego insolente i Catilina, Como Craso y Pompeyo ansiar el trono. si a Cesar inmolasteis Aun os aterra su invencible genio: Os habeis destinado furibundos A 10s reveses de Catón, i acaso Mírais lucir vuestro supremo día 1 tú, Bruto implacable, que de César el verso completo: el público libertad final Si os imitasen El verso &sar y Antonio su amistad os brindan,, tiene tachado asu amistad, y sustituido por ccon la paz,, escrito en el margen derecho de la página. El verso queda ahora con un punto al final: Tachado sustituido El verso *Si os imitasen todos los Romanos, señal de inversión al final. Queda así: escena III: Cesar y Antonio y sustituido P. 175. no está en la versión aparece el verso: El castigo Hoy es el día! final verso No queremos Cetros nosotros: al combate! El verso eEn este días aparece con las dos primeras tachadas y puesto en el margen derecho: Hoy es el., queda así: La admiración todos estos versos: Este último Tachado Acto escena III: Mas ipretendes Que adoptemos traidores y cobardes La política vil de los triunviros? iQue osemos conquistar para nosotros, No para la República Romana! No queremos ni cetros ni dominios. a Porcia. El verso aNada tendremos que temer, amigos, tiene la coma final tachada y sustituida por dos puntos. El verso queda así: P. 171. 287 MARTIAF;0 MARTlASO aparece con una 238 ANJARIO ANUARIO MARTIANO Este verso final In página por: aparece sustituido en ~1 marrpn derecho (11. \I.\RTL4SO 2fW do: donde ha)- una llamada indicando la palabra ~inf3u-!tt,> como para ser intercalada en el 1.erXJ que queda así: <Testigo infausto de estos males quiqe> Oh Bruto, que de César El verso: -4 uno y otro margen, dos palabras tachadas. I a quien César su afecto prodigaba El verso «Si ella la gloria i libertad amaran tiene >u-titui,lLt la última silaba cra, por ese,: *Si ella la gloria i libertarl amaseBsegukTade dos puntos que no tiene el verso de Heredia. tiene tachada las tres palabras finales y puesto al margw: «amó, Bruto implacable,>. La estrofa quedaría así: Oh Bruto, que de Cesar Las divinas virtudes conocías 1 a quien César amó, Bruto implacable, Tachado uSoi Bruto» y puesto en su lugar al margen derechlb: 1’. 176. Acto segundo, escena IV: Tachado el comienzo: Cruel efecto de la civil discordia! Reflexiona... Tachado en el verso <iQué hablas de temor?» la palabra «habla, y puesta en su lugar <dices,: “;Qué dices de temor? » I’. 176. Acto segundo, escenaIII: Tachado los versos: Su odio feroz i yo los abandono A la ignominia de su vil grandeza. He visto a la República entregada a mil facciones i anegada en sangre Por la insensata furia de sus hijos. El final del primer verso y el segundo aparwen sustituidos cn el margen superior de la página por estos: : yo á la ignominia De su servil grandeza los entrego. Este último verso está tachado y vuelto a escribir de nuevo. Junto al verso que empieza asu odio feroz» está puesto al margen derecho la palabra <cólera* sustituyendo a tcodio,. El verso : <Testigo de estos males he querido, aparece con dos correcciones: una en el margen derecho, donde está escrita la palabra #quise. por ahe querido,, y otra en el margen izquier- P. 177. Acto segundo, escenaV: En el margen izquierdo y el superior de la página: doY marca-. Tachados los versos: Estatilio, Hijo del gran Catón, Labeon, Mesala, Que amais la patria i las augustasleye-. 1 reanimas de Roma la esperanza, Sustituídos los dos primeros, en el margen derecho 1. en (‘1 margen inferior de la página por: Marco amigo, El último en temblar, y tú Mesala P. 178. Acto segundo: escena V: En el margen superior e izquierdo hay una marca. Tachado el nombre Cabal1y sustituido en el margen izquierdo por Mesa (Mesala). Tachado el final del verso: ~1 todos!, y sustituido en eI margen derecho por *Nada!, Tachado: miedo i peligro Les pertenecen i a nosotros gloria 290 ASCARIO MARTIANO Sustituido ANUARIO en el margen derecho el miedo es suyo: Lo nuestro es el valor, P. 180. Acto tercero, Tachadas en su lugar, Tachados: P. 181. Acto es la gloria. palabras del verso: en el margen Tachados en el margen izquierdo, NPor aquí,. El verso queda: contempla III: superior e izquierdo de la página. Amigos, Al campo conducid este romano 1 cuando la batalla se decida Recibirán sus restos venerables Los honores que a un héroe son debidos. soldados se Uevan el cadáver de Casio) Adios, Porcia.Estratón, tú me juraste Una amistad eterna en est’e día. Sustituida aPorcia! P. 182. Acto la palabra Marca final del primer verso: aAmigos> por B tercero, escena III: en el margen Tachado: a iDioses el margen izquierdo Adiós! -Adiós, final derecho. omnipotentes...!. y puesto en su lugar, en e inferior: oh cielos! del libro, en blanco (podía) y sin numerar. viv (vivir) necs...(nace, necesita) r.....ismo (romanticismo) Cdo (Cuando) hy (hay) tanto odio (tanto) hombre de (fango) icómo (reposan) los ojos en el (canto) de mármol? los versos: (Los Hoja 291 Son las líneas más ininteligibles de todas estas anotaciones. Las reproducimos respetando el orden de las palabras en cada línea : contempla aquí le conducen...Ven; escena 1871 No podi allí, por aquí. tercero, Marcas nuestra nos le conducen...Ven; y puesto [P. II: las dos primeras Aqui Por escena por: MIARTlANO sin amr (amor) sin lib..ta. (libertad) y su (grandeza) . . . . . .. . (palabra ininteligible) y tanta impeza (impureza) LOS DISCURSOS DE MARTI POR CINTIO VITIER Vivió Martí en tiempos de auge para la oratoria en Europa y en América, y fue orador extraordinario, aparte de que una zona importante de su capacidad creadora en otros géneros -poesía, novela, crónica. cartas--- estuvo siempre vinculada a su don de elocuencia. El fenómeno tribunicio, además, le interesó enormemente como objeto de estudio y como espectáculo: en Guatemala y en Caracas dio clases de oratoria; recordadas con admiración por sus discípulos, y son incontables, 1 siempre animadísima, sus caracterizaciones de los oradores españoles y norteamericanos que escuchó. El tema es tan persistente a través de su obra, que no sería difícil establecer una martiana <teoría del oradorn. No es ése nuestro propósito en estas páginas, pero sí queremos señalar algunos puntos esenciales para comprender la actitud oratoria en Martí. De los elementos enumerados por Cicerón en sus Diálogos de,? orado~,~ parecen interesarle especialmente cuatro: conocimiento de las pasiones, instrucción universal, dominio del asunto y dignidad de la vida. LO primero lo expresa en SUS Notas sobre la oratoria con estas palabras: NSe tiene un involuntario respeto hacia el que penetra en nuestra alma.> 1 Marco Tulio Cicerón, Diálogos del orador, traducidos por Marcelino dez Pelayo. Libro Primero. Buenos Aires, Emecé, 1943. . Men&. 291 ASUARIO MARTIANO ANUARIO .El espíritu humano es la única Retórica que debe estudiar el orador., De la necesidad de una instrucción abarcadora, rica en enlaces y relasin instrucción es palmera sin aire.D *El orador ciones, dice: aOrador necesita un conocimiento general de la Historia que prueba. de la Litede las ciencias políticas ratura que ameniza, de la s artes que embellecen, Sobre el dominio del tema recuerda que eesa seguridad que fundan., del asunto* es el amisterio y resorte del éxito e influencia verdadera En cuanto a la dignidad de la vida -la tesis clásica de un discurso,. del vir bonus, acogida por Quintiliano? como requisito indispensable-, no hay que decir que de ella hacía Martí depender la virtud de la eloAsí en el ensayo sobre Wendell Phillips escribe: SUn orador cuencia. \brilla por lo que habla; pero definitivamente queda por lo que hace., estimable, que De Ignacio Agramonte dice: <Tenía la única elocuencia es la que arranca de la limpieza de corazón., Y en su discurso del 10 deshonran cuando no llevan detrás de octubre de lS90: «Las palabras un corazón limpio y entero. Las palabras están demás cuando no fundan..., uno es el ardor, Pero hay rasgos más específicos en su concepción: otro la elocuencia como arma del héroe. Ambos están, desde luego, ligados. En las Notas aludidas insiste en la condición ardiente de la expresión oratoria. Verdad que siempre el ardor es característico de su prosa y de su verso, que su palabra vive siempre en una temperatura muy superior a la común. Desde esa temperatura, normal en él, nos dice que la oratoria «es la ardiente manera de expresar>, que el orador es ael hombre virtuoso instruído que expresa ardientemente la pasión». De esta concepción procede la forma de los discursos de Martí. En vano buscaremos en ellos las partes que tradicionalmente se atribuían a la exordio, proposición, división, narración, confirmación, pieza oratoria: períodos y refutación, peroración. Sus d iscursos, mezcla de inmensos sentencias aforísticas, tienen la forma libre de la llama. No podrá alabarse en ellos la composición arquitectónica, ni el tipo de armonía, elegancia y majestad que a!abó Sanguily en 10s discursos de Montoro, su perfecta antítesis en política y en oratoria; pero siempre podrá decirse de su palabra lo que dijo él de Bolívar: *Quema y arr0ba.a Y ese ardor, desde luego, no es un fin en sí mismo, quiere encender a los hombres * M. Fabio Quintiliano. Instituciones oratoriac, tmdueidas dríguez y Pedro Sandier. T. II, Libro duodécimo, Capítulo 1911-1916. 3 Manuel SanguiIy, LOS oradores de Cuba, La Habana, A. P. 215-281. (Obras, t. III). por Ignacio Ro. primero. Madrid, Dorrbecker, 1926 MARTIASO 295 con su fuego apostólico, porque brota del volcánico seno de una conmoción histórica, del agravio secular a la dignidad humana que en él hace crisis. En el ensayo sobre Wendell Phillips escribe: aLa Tierra tiene sus cráteres; la especie humana, sus oradores. Nacen de un gran dolor, de un gran peligro o de una gran infamia.. Y más adelante: aLa fuerza oratoria, como la fuerza heroica, está esparcida acá y allá por los pechos de los hombres..., H e aquí ya establecido el vínculo que presentíamos: el sentido heroico y redentor de su oratoria, destinada, no a las lides parlamentarias y académicas, sino a la orientación de un pueblo en el destierro. Por eso dice Unamuno: ~SU estilo era un estilo profético, bíblico, hablaba mejor, mucho mejor como Isaías que como Cicerón.n4 S u primer arranque oratorio se produjo ante el tribunal miiltar que lo condenó a presidio. En España habló en reuniones y logias de Madrid y en el Teatro Principal de Zaragoza; en México, en un congreso obrero y en varias sociedades literarias, conservándose testimonios del efecto de su intervención en un debate sobre espiritualismo y positivismo, ocurrido en el Liceo Hidalgo el 7 de abril de 1875. En Guatemala mereció el apodo de Doctor Torrente, por la afluencia y facundia que lo caracterizaban. Pero fue en La Habana, durante su estancia después del Pacto del Zanjón, donde pronunció los primeros discursos que entusiasmaron a los cubanos y lo descubrieron como un guía político y espiritual. La calidad de su palabra, en efecto, se revela en el sepelio del poeta Alfredo Torroella, consagrándose en la velada que el Liceo de Guanabacoa dedica unos días después -el 28 de febrero de 1879a la memoria del infortunado poeta. La índole de esta segunda pieza, única que se conserva, no aconsejaba la manifestación de criterios políticos. El discurso, sin embargo, está preñado de alusiones patrióticas y caldeado interiormente por una impaciencia, un fervor, un fuego cubano que no pasó inadvertido y fue sin duda una de las causas del clamoroso éxito. Una semana después participa Martí en los debates que venían celebrándose en el Liceo sobre eE1 idealismo y el realismo en el Arte.. El solo anuncio de su participación basta para colmar hasta el patio de la casona. Como dice Jorge Mañach, Martí ehabía estrenado en Cuba un modo de oratoria distinto del usual: una elocuencia nerviosa, brillante, difícil y embriagadora, .5 Pero Ia pieza decisiva, la que abre como un 4 Miguel de Unamuno, <Sobre el estilo de Martí>. Archivo José Marti, La ene.-dic., 1947, P- 12. 5 Jorge Mañaeh, Marti el Apóstol. Madrid, Espasa-Calpe, 1933, p. 138. Habana, . 296 .4\U.4RIO X4RTI ASVARIO 4SO rn-;‘~ incandescente su ejecutoria de orador político. m el brindis pronunciado en el banquete que el Partido Liberal ofreció el 26 de abril de I ti;‘) al periodista Adolfo ylarques Sterling. Se trata de un acto de per1iks c.iricos. Aquí no ha de ser inoportuna -aunque si temeraria, por la \ igilancia española y el sesgoideológico de los autonomistasque ofrecen 121homenaje- la definición de criterios politices. Y la definición es tlrnmática: tajante. Si la política cubana ha de ser profunda, amplia. n:lc~i<~nal. desinteresada,altiva y heroica, él brinda por la política cubana: Pero si entrando por senda estrecha y tortuosa no planteamos (‘on todos sus elementos el problema, no llegando, por tanto, a foluciones inmediatas, definidas y concretas; si olvidamos, como perdidos o deshechos,elementospotentes y encendidos; si nos apretamos el corazón para que de él no surja la verdad que se nos escapapor los labios; si hemos de ser más que voces de la patria, disfraces de nosotros mismos; si con ligeras caricias en la melena, como de domador desconfiado, se pretende aquietar y burlar al noble león ansioso, entonces quiebro mi copa; no brindo por la política cubana. -4parte la fuerza y la bellleza del brindis, todo el acto tuvo un valor simbólico que los espectadoresde aquella noche no pudíeron apreciar, porque les faltaba un dato fundamental: saber quién era realmente José >fartí, que se presentaba como un joven avasallador pero casi desconocido, sin representación visible de ningún partido, oscuro y febril, frente a la ya imponente figura, llena de reposo, armonía y prestigio. de don Rafael Montoro. Las dos grandes personas emblemáticas de la política y la oratoria cubanas, en plena juventud, se enfrentaban aquella noche de un modo inesperado e indescifrable para ellos mismos. ES este uno de esos raros momentos en que la realidad se detiene cargada de sentido y nos ofrece una ilustración viva, tanto más impresionante cuanto menos preparada y consciente, de la historia de las ideas y la batalla de los destinos. A propósito de este encuentro con Montoro, siempre nos ha parecido notable, cuando no escanda’loso,que en el estudio de Manuel Sanguily d,osoradores de Cuba, publicado primero en Lti RevAstacubana (números de mayo, junio y julio de 1886) y recogido despuésen libro, sólo figure la siguiente mención ocasional de José Martí: En tales circunstancias reapareció en Cuba el Sr. Piñeyro. Su primer conferencia fue pronunciada en el Liceo de Guanabacoa, donde habían ya hablado otros, y sobresalido el Sr. D. José Martí WIIRTIASO 29; ( que vive ahora en Xew-York j por su talento, su fantasía inagotable, su originalidad enfermiza. su estilo artificioso y su lamentable cultismo.6 Dedicado a la oratoria cubana de 1868 a 1886, no hay ningún motivo ialido para que no se estudíe allí, siquiera provisionalmente, y aunque i;anguily no lo hubiese oído nunca en persona, al primer orador de la emigración, que en la fecha que cierra el estudio había publicado !-a el díscurso homenaje a Alfredo Torroella en el Liceo de Guanabacua ( 1879) y la Lectura de Steck Hall (1880), sin contar sus discursos no publicados, como los de México y Guatemala, el del sepelio de Torroella. sus intervenciones en el debate sobre Idealismo y Realismo en el Arte. el brindis contra el autonomismo, el elogio del violinista Rafael Díaz Albertini, el discurso sobre los dramas de Echegaray y sus oraciones en el Club de Comercio de Caracas (1881), ciudad donde dictó inolvidables clases de elocuencia, todo lo cual ya le había dado fama de orador insólito y arrebatador, fama que no pudo ignorar Sanguily, tan atento a los avatares de la palabra pública, y en cuyo libro, por otra parte, no falta un solo abogado autonomista. Pero es precisamente el gusto de éstos (que lo llamaron ametaforista delirante», «histérico pictórico,, .desequilibrado. y scerebral,),’ el que lo lleva a calificar la originalidad de Martí de «enfermiza,, su estilo de crartificioso» y de «lamentable, su cultismo. Muchos años después,ya en la República, según el testimonio de su hijo en el prólogo al citado libro, Sanguily se proponía completarlo con cinco capítulos, el primero de los cuales se dedicaría a Martí y el último a Antonio Sánchez Bustamante, su adversario en el famoso debate sobre el Tratado de Reciprocidad, a quien ya había callificado de apríncipe de la palabra,. Por las declaraciones de su hijo, tenemos la impresión, tal vez inexacta, de que este último estudio sería el más importante de los añadidos, repitiéndose en Sanguily, frente al defensor de los intereses norteamericanos en Cuba, la fascinación que en él había ejercido el principal aliado de los interesesde España en Cuba. El propio don Manuel. en un artículo publicado en El Teatro el 15 de diciembre de 1912, relatando una entrevista en la que Díaz Silveira le comunicaba impresiones personales de Martí, nos dice: ule acosé a preguntas sobre la voz, la manera de hablar, el acento, la expresión, cuanto pudiera hacerme evocar. como si dijéramos, al orador en acción, yu que había yo leído los dis6 A&fanuel Sanguily. ob. ch., 7 Manuel de la Cruz, Literatura p. 180-181. cubana, Madrid, Saturnino Calleja, 1924. p. 116. ASL’ARIO 298 ASVTARIO cursos suyos, muy pocos en número, que en pequeños opú~ulos se impri-haciéndonos el efecto de que todavía buscaba mieron en Xew York,, el secreto de aquel hombre al que no pudo menos que admirar. pero al que nunca comprendió plenamente. El caso se agrava cuando consideramos el ensayo que Sanguily dedicó a don Rafael Montoro en 1894, fecha en que ya se conocían todos los discursos magnos de José Martí, en opúsculos que, según acabamos de ver, don Manuel había leído oportunamente. Este ensayo se publicó primero en Hojas literarias y forma la segunda parte de LOS oradores de Cuba en la edición de 1926. Nos asombramos de leer allí juicios como éste : «Entre los mejores de España sería difícil asegurar que alguno le supera en absoluto, y mientras Cuba no ha producido otro de tan altas facultades, la América Latina no puede enorgullecerse con ninguno que se le compare.. Es d ecir que en 1894 el autor de las piezas conmemorativas del 10 de octubre, de Con todos, para el bien de todos, de Los pinos nuevos, de la Oración de Tampa y Cayo Hueso y de los discursos sobre América, Heredia y Bolívar, no podía siquiera acompararse» con el conferencista de La Música ante la Filosofía de Arte, cuya grandeza tribunicia, por lo demás, no pretendemos disminuir. A el párrafo final de esta disertación sólo era paranjuicio de Sanguily, gonable con la de Enrique Piñeyro Dante y la Divina Comedia. <Fuera de esta reminiscencia -escribeno creo que nadie en lengua castellana haya pronunciado párrafo ninguno, no digo superior, que pueda siquiera comparársele airosamente..’ Pero no era sólo la oratoria lo que Sanguily admiraba tan descomedidamente en Montoro. Era, también, a pesar de la discrepancia ideológica fundamental, la figura política y humana. Cuando, refiriéndose al período que se abre con el pacto del Zanjón, escribe Sanguily: <iAh! un hombre, no obstante, el único probablemente, ve a lo lejos el día y todo el ditirámbico párrafo que sigue, nos asombra de la gloria», comprobar que no está hablando de Martí sino de Montoro.g De hecho Martí permaneció públicamente ignorado por los próceres del pensamiento y la palabra separatista hasta después de su muerte, y algún día habrá que estudiar todo el alcance de la escisión entre la Cuba isleña, dominada culturalmente por el signo autonomista, y la Cuba de la emigración y de Martí. Después de su muerte, cuando ya era evidente y abrumadora la grandeza de su obra revolucionaria, y al 8 9 MARTIANO 299 MARTIASO Manuel Sanguily, ob. Ob. cit., p. 232. cit., p. 228. contacto íntimo con las emigraciones, surgieron los elogios póstumos de Manuel de la Cruz, Varona y Sanguily. En el discurso de éste sobre Céspedes y Martí, pronunciado en Chickering Hall el 10 de octubre de 1893, aunque habla de «EU peculiar pero altísima oratoria, (elogio en que va la reserva) y declara que no ha podido leer la Oración de Tampa y Cayo Hueso usin emoción extraordinaria., todo el fuego de su alabanza se dirige hacia la obra de apóstol patriótico de Martí. Pronunciado a los pocos meses de SU muerte, en pleno fragor de la lucha, es comprensible que este discurso sea mucho más un arma de combate que un análisis integral de la figura. Y su evocación de las prédicas de Martí en los aniversarios del 10 de octubre nos compensa un poco la brevedad del espacio que en conjunto le dedica: Kada nuevo aniversario -dicevolvían a congregarse los escasos iniciados para oir la palabra fortificante, como las primeras comunidades cristianas dispersas por la Siria para escuchar las admoniciones de su apóstol, y esperar y confiar. Y aquel cubano insigne, como el enérgico y ubicuo San Pablo, acudía a dondequiera que pudiese encontrar hombres fuertes que lo secundaran o desalentados a quienes fortalecer y reanimar, y después de peregrinar por el continente, siempre infatigable y siempre ‘esperanzado, convocó a ‘los más humildes para predicarles la buena nueva., Es muy significativo que incluso en este discurso, pronunciado en el seno de la emigración en octubre de 1895, el mismo año en que el Partido Autonomista se manchó definitivamente con su vergonzoso M’anifiesto al pueblo de Cuba, apoyado en su indiscutible autoridad e integridad revolucionarias pero también en el enorme influjo cultural que en él y en otros separatistas de formación isleña ejercieron los hombres del Partido de Montoro, se atreva Sanguily a declarar que ael factor más poderoso de la Revolución, bien que partiendo de principios opuestos a los que inspiraban a 10s conspiradores cubanos, y con tendencias muy diversas, el auxiliar más eficiente de la propaganda apostólica de Martí -y no os asombre como una novedad lo que testifican la razón y los hechos hístóricosfue sin duda la constante y magnífica propaganda autonomistar>; y a asegurar nada menos que: apartido de oposición, el Partido Autonomista ha sido también y muy esencialmente un partido revolucionario.m1° Por segunda vez, en su discurso José Martí y la revolución cubana, pronunciado en Chickering Hall el 19 de mayo de 1896, intenta San10 Manuel Bouza y Ca., Sanguily, 1918, p. Discursos Y co~f~~e~c~~s. 403.437 T. 1. La Habana, Rambla, 300 ANUARIO AKUARIO MARTIAK0 cabalmente. Cierto que hay en III gui1y hacerle justicia. sin lograrlo elogio pasajes de esta elocuencia: <Extendió la diestra débil y delicada de sangre, y en el silencio y l;len que no vibraba el acero teñido sombras de la colonia vigilada e inerme, brotaron de la tierra, como loguerreros de 1a leyenda griega, legiones animosas de héroes resueltos ~1 ultimo combate. Quien parecía estar solo ha roto el equilibrio general del comercio, ha puesto en pelibro una monarquía desdeñosa y opre-i\ I...,, etc. Sin embargo, la figura aparece, como en el discurso anterior. limitada al aspecto político más inmediato y las palabras de Sanguil\, -obre la oratoria martiana, demasiado apresuradas e insuficientes, aunque retóricamente hermosas, dentro del gusto de la época, no pueden desde luego compararse con la minuciosa atención prestada a la oratoria de Montoro. Después de referirse a algunos momentos cruciales del periplo martiano -su prisión, su destierro, el episodio de la carta de Collazo, la fundación del Partido Revolucionario, su muerte-, se enfrasca Sanguily en una larga disquisición sobre las causas de la guerra contra España, que ocupa más de la mitad del discurso, y en la que por cierto no predominan las ideas ni mucho menos el tono de Martí, quien nunca hubiese hablado del pueblo español como de «un pueblo fetichista y estúpido> (muy por el contrario dijo: ael sobrio y espiritual pueblo de España,), ni seguramente hubiese compartido el juicio dc ani con un solo libro grande y original ha contribuído el esfuerzo que mental de los españoles al acervo común de la cultura humanan, ni el desdén con que se refiere Sanguily a la alengua de Cervantes. que no escribió más que versos y novelas,, o a la alengua de Calderón, que fue un poeta místico y verboso,, ni desde luego el autor del Manifiesto de Montecristi hubiese pronunciado nunca en la tribuna cubana, precisamente por serlo, estas palabras, de indudable elocuencia: aporque en castellano nos han martirizado y en castellano los maldecimos,, ni hubiese dicho del soldado español que constituía auna fauna prehistórica sino que en cada caso hubiese puntualizado. de bestias carniceraw,l’ encauzando la ira a través de la justicia. Estos desaforados juicios, que se llevaron al terreno de la crítica literaria sistemática, de lo que es máximo ejemplo Lu sensibilidad en la poesia CU.WZ~IUZ de Nicolás Heredia, pueden justificarse por la pasión enconada de aquellos años, pero martiano. no puede decirse que exista en ellos ni una gota de influjo aunque sus mantenedores no llevasen en el cuerpo desde la adolescencia, como Martí, las cicatrices causadas por la infamia española. Por lo 11 Manuel 301 MARTI.4S0 demás, en el caso de Sanguily, tanto odio a España en la carne de E!I pueblo ignorante y en el alma de sus mayores glorias literarias, no se compadece con tanto respeto y devoción hacia el más típico fruto del Ateneo de Madrid, don Rafael Montoro. iQué lejos, toda esta ferocidad oratoria, del espíritu martiano! En cuanto al discurso de Sanguisly pronunciado el 12 de agosto df, 1901 en el Teatro Nacional como ofrenda a la madre de Martí. en función de beneficencia, da la impresión de una pieza retórica de compromiso, de la que sólo retenemos, como líneas de fuego, estas nobles;; exactas y siempre oportunas palabras: 4, que vivo hizo más, con su palabra y con su ejemplo, que todos nosotros, y que muerto vale má.. y es más en justicia que cuantos le hemos sobrevívido...~‘2 JBravo don Manuel, en fin de cuentas! iQuizás sólo él, tan huraño en el fondo, tan reacio a entregarse a los de su misma cuerda (Manuel de la Cruz o José Martí), hubiese podido encontrar semejante sentencia: «que muerto vale más y es más en justicia que cuantos le hemos sobrevivido»! Lo que nos recuerda la frase de Eduardo Dolz, quien resumiendo la opinión de Montoro, Figueroa, Fernández de Castro y los demás jóvenes diputados autonomistas, le decía a Julio Burel1 en Madrid: «Ese pobre M’artí es un hombre mu,erto.D13 ¿lVo lo diría el propio Martí: cyo que vivo. aunque me he muerto,? Muerto para el mundo razonable de los autonomistas, muerto para la felicidad, muerto para el odio, vivo sólo para el sacrificio que lo llevaba inexorablemente a la muerte, qué profunda intuición la de Ezequiel Martínez Estrada cuando nos dice: «Parecería. durante el itinerario de Montecristi a Dos Ríos, que Martí hubiese olvidado su misión, sus preocupaciones obsesivas; parecerfa que sus afanes han concluido, que obtuvo su aspiración, y es porque está realizando lo que juzgó casi imposible -un sueño20 porque está muerto?p Y cuando añade: REsta es la impresión que muchas veces, intencionadamente, nos comunica el Diario. Por ejemplo: la recepción en casa de don Jesús, de noche, llena la casa de flores y adornadas con ellas las hijas, como en una capikla ardiente; y la procesión nocturna, con hachones y con velas14 Sí, hubo siempre en él, intensificándose en los finales, esa condición que despectivamente le atribuían los autonomistas, de hombre muerto, y por eso la palabra de sus discursos tiene esa fuerza 13 Manuel Sanguily, Ob. cit., t. II, p. 165282. 1s Julio Burell, <Martí». Reuista cubana, <Los La Habana, jul. 1951-dic. 1952, p. 416417. 14 Ezequiel Martínez Estrada, Marti revolucionario. Américas, 1962, p. 380. Sanguily, ob. cit., p. 47-99 Y que La conocieron Habana a Martí>, Casa de las 302 ASCARIO MARTIANO sobrehumana que nos llega como desde otro plano, y por eso, porque \-iyió, habló !- actuó tan prodigiosamente como si estuviese muerto. en la muerte vale p es, como dijo don Manuel Sanguily, en justicia, más que nosotros. Poco después de su llegada a Nueva York en enero de 1880, inició Martí su Iahor revolucionaria entre los emigrados, con el discurso de Steck Hall. Este discurso, que en realidad fue una lectura de dos horas de duración, es el primer examen a fondo de las causas y objetivos de la guerra que se prepara. No resulta difícil imaginar el asombro y el entusiasmo que produjo, por la penetrante claridad de sus razones y la tumultuosa belleza de su forma. Pero seguramente más aún por el tono arrasador, profético y apostólico de aquel predicador que venía «a animar con la buena nueva la fe de los creyentes*. En primer término, interesa a Martí establecer la continuidad profunda con la guerra del 68: halago noble a los veteranos de la emigración y creencia suya en las leyes de la justicia histórica, que en él tiene dimensión trascendente, pues abarca los reinos de lo visible y lo invisible. Así exclama: a¡Ni era posible que muriesen, de tan oscura muerte, tales hombres y su«Tales recuerdos no podían morir.. Y después, cesos tales! B 0 bien: como resumen sobrepasador de toda mera causalidad histórica, esta frase tremenda: XY los muertos entonces cobran forma,. No es ya sólo, como dirá años más tarde a propósito de los estudiantes fusilados, que «los muertos son las raíces de los pueblos, y, abonada con ellos la tierra, el aire nos los devuelve y nutre de ellos,, sino que la coherencia de la acción heroica les impide regresar a lo informe, a lo inútil y sin sentido. La búsqueda de la forma, de la coherencia, del sentido, es lo que centralmente aporta Martí a la oscura inquietud de las fuerzas que se mueven en Cuba y en la emigración. Por eso este discurso no es sólo una prédica exaltada, sino también -y de aquí su carácter híbridouna primera configuración política, y aun filosófica, del hecho revolucionario cubano. manera de Por eso, junto al reiterado ataque a la «urbana y financiera pensar» de los autonomistas, junto a la exaltación de las energías radi. cales y puras del país, llega en seguida el reclamo de la unidad de los pobres y 10sricos, de 10sblancos y los negros, la unidad inclusive de las potencias enemigas que batallan en el hombre: la reflexión y el entusiasmo; y no tarda en subir, sin esfuerzo, al plano de las grandes intuiciones morales: aCreemos y sabemos que la naturaleza humana, mala por accidente y por esencia noble..., Lo que pudiéramos llamar su optimismo doloroso y trascendente, síntesis de los contrarios que trabajaron . su alma hasta el final, se manifiesta ya con lucidez en este discurso: la fe en la naturaleza humana, que tanto lo hizo sufrir; la utilidad de la virtud : .SóIo las virtudes producen en los pueblos un bienestar con.<tante y serio,; el sentido compensatorio del sacrificio: cA muchas generaciones de esclavos tiene que suceder una generación de mártire-». Incluso apunta SU constante idea de que la vida buena nos salva de la serie purgativa de las vidas. al decir: XiSe sale de la tierra tan contento cuando se ha hecho una obra grande!, En la crónica sobre Emerson dirá: «Va a reposar, el que 10 dio todo de sí, e hizo bien a los otros. Va a trabajar de nuevo, el que hizo mal su trabajo en esta vida,. c El defecto de este primer discurso en los Estados Unidos, es precisamente su exceso, la plétora de asuntos, ideas y sentimientos. Se ve que Martí quería volcar en una sola pieza el cúmulo de meditaciones que había atesorado en sus años de destierro; que quería decir10 todo de una vez: lo que pensaba de los autonomistas, de España, de Cuba, de América, de Estados Unidos, de la necesidad de encauzar las fuerzas violentas de la Revolución, de las diferencias de clase y de raza, del llamado apeligro negror>, contra el que se alzó enérgico y amoroso; lo que pensaba, en fin, de los temas eternos del hombre: la consistencia moral, el sentido del sacrificio. Y todo ello en un acto cuyas pretensiones no iban más allá de la propaganda para una guerra destinada al fracaso, por la mala organización económica y militar, pero, sobre todo, por la insuficiente preparación ideológica del país. Cuando ya el fracaso es inocultable, cuando el general Núñez, último en rendirse, reclama instrucciones del Comité de Nueva York, Martí le escribe una carta, en la que se trasluce la experiencia que de todo este episodio ha sacado, la experiencia de la inmadurez y la impreparación en que no es posible reincidir, la lección, también, de las intrigas y ruindad-yon que durante quince años tendrá que batallar. De todos modos la lectura de Steck Hall, a más de un discurso de enorme aliento y pasajes bellísimos, es un documento político donde se ‘b osquejan las ideas maestras que var a a ser fijadas en el Manifiesto rEe Montecristi. Aunque se trataba de adar matiz y forma a un movimiento Martí echa también las bases ideológicas que no era posible ya impedir,, del movimiento definitivo con que sueña. Esas bases pueden sintetizarse democrática, sin distingos reconrosos de clase así: revolución popular, ni raza, enemiga por la raíz de la violencia oscura y desbordada tanto como del caudillismo militar o político, pues ael pueblo, la rnsa adolorida, es el verdadero jefe de las revoluciones,. I Cuando, cuatro años más tarde, Gomez y Maceo inician otro movimiento insurreccional de rasgos militaristas, y sin fundamento bastante 301 /SCARIO MARTIAKO en el p&. JLartf ya tiene suficiente experiencia y autoridad para negarle.u concurso. Escribe entonces la memorable carta de 20 de octubre dc 1~ al general Gómez: aUn pueblo no se funda, general, como se manda Firme en su actitud, un ario después declina la inviUII campamento..., tación que le hacen los emigrados de Filadelfia para conmemorar el I(J ,[c octubre. 30 podemos comentar aquí esa importantísima carta a J. -1. Lucena, en la que brillan conceptos perennes sobre el sentimiento La recordamos ahora sólo para que cubano y americano de libertad. ;e vea cuán inflexibles, a la vez que matizados, eran los escrúpulos de Martí. Se niega a pronunciar la oración patriótica aporque reunidas en una la conmemoración del 10 de octubre y el acto político que en estas circunstancias va envuelto en ella, parecería hoy y parecerá mañana que yo había aprobado con mi presencia en él aquello mismo que por la .-alud de mi patria condeno. 0 si tomase parte en él, tendría que explicar esta posición personal mía, lo que sería indigno de la majestad del acto». i Cuántos miramientos, cuánta respetuosa y minuciosa delicadeza, sin mengua de la virilidad de una actitud que pudo costarle a Martí, de triunfar los planes que en aquellos momentos fraguaban Gómez y Maceo, la exclusión de un suceso capital en la historia de Cuba: es decir, nada menos que la frustración de su destino! Después de varios años de retraimiento, al fin se dirige Martí a 10s cubanos en la conmemoración del 10 de octubre de 1887, en el Masonic Temple de New York. Y éste sí es ya un discurso típico suyo, sin mezcla ni exceso de asuntos, concebido como en un rapto y de una sola pieza, en torno a la idea obsesiva de la patria. El sustento ideológico, depurado en SUY líneas esenciales, procede entero de su temor a las acciones prematuras, al caudillismo sin freno y a un nuevo peligro que ya se perfila, el de las aesperanzas cobardes de ayudas extrañas -peligrosas e imposibles». Sobre esta renovada amenaza del anexionismo su opinión es concluyente. Refiriéndose a la experiencia de veinte años de emigración, exclama: iAquí en el conflicto diario con el pueblo , de espíritu hostil donde nos retiene, por única causa, la cercanra a nuestro país, hemos amontonado, y son tantas que ya llegan al cielo, las razones que harían odiosa e infecunda la sumisión a un pueblo áspero que necesita de nuestro suelo y desdeña a sus habitantes! Exalta las virtudes de la emigración, pero no para deprimir las del pueblo de la isla, sino para que todos se sientan hermanos, incluso los tibios o indecisos, incluso los que no piensan como él pero son capaces de servir a la patria «con aquel supremo sentido de justicia que puede ANUe4RIO 305 MARTIASO únicamente equilibrar en ]o futuro tenebroso el resultado natural de las injusticas supremasn. Siempre el equilibrio y la previsión en medio de la llama. ;Quién más apasionado que él? ¿Y quién más equilibrado I‘I~ sus juicios. en la mirada que quiere siempre, ávida y justa, abarca1 todos 10s factores? En mil formas advierte: aprecipitar icuándo fue sal\ ar?, Encarece los beneficios de la espera, de la maduración históricd. 30 se ocupa él en llevar a Cuba ainvasiones ciegas, ni capitanías militares, ni arrogancias de partido vencedor, sino en amasar la levadura dc república que hará falta mañana...» Su tarea no es agitar (aagitar, lo pueden todos,) sino encauzar y prever. Su obra es <rla recomposición de los elementos históricos, de la isla, cla preparación de la guerra posible,, el enfrenamiento de los impacientes y temerarios, la obediencia: -obre todo, a la voluntad del país. Con exquisita ponderación advierte que no basta que el país unecesite, la conmoción, «sino que la desee». En esta actitud de servicio, de desprendimiento absoluto, llega a decir: 4 otra solución política fuera superior a la nuestra...» «iLo que importa no es que nosotros triunfemos, sino que nuestra patria sea feliz!, Toda la pieza está dedicada a rendir tributo de adoración a la idea, el sentimiento y la imagen de la patria; y aunque nos habla de las virtudes del estadista -y es lo cierto que él las tuvo en alto grado, y en este propio discurso se evidencianla patria aquí se nos aparece como la revelación de un visionario, de un hombre que se halla poseído por el rapto poético y sagrado. <Sus ojos -dice--, como los ojos de un muerto querido, nos siguen por todas partes..., Y en seguida el pasaje bellísimo: Cuando el sol brilla para todos, menos para nosotros; cuando la nieve alegra a todos, menos a nosotros; cuando para todos, menos para nosotros, tiene la naturaleza cambios y fragancia, -un aire sutil viene por sobre el mar, cargado de gemidos, a hablarnos de dolores que todavía no han logrado consuelo, de vivos que des. aparecen en el misterio, de derechos mutilados, más tristes de ver que los mismos hombres muertos. El alma no duerme, ni sabe del día: ásperos, y como soldados sin armas, salen de la mente, llenos de vergüenza, los pensamientos. iQué importa el sol? iqué importa la nieve? iqué importa la vida ? La patria nos persigue, con las manos suplicantes: su dolor interrumpe el trabajo, enfría la sonrisa, prohibe el beso de amor... Y al final, cogido otra vez por la misteriosa música, arranques más imponentes y desgarrados de su oratoria: Dicen que es bello vivir, que es grande raleza, que los días, henchidos de trabajos -.--_ _ en uno de los y consoladora la natudichosos, pueden levan- 306 .4SUARIO ASUARIO MARTIANO tarse al cielo como cantos dignos de él, que la noche es algo más que una procesión de fantasmas que piden justicia, de mejillas que chispean en la oscuridad, de hombres avergonzados y pálidos. Nosotros no sabemos si es bella la vida. Nosotros no sabemos si el sueño es tranquilo. iXosotros sólo sabemos sacarnos de un solo vuelco el corazón del pecho inútil, y ponerlo a que lo guíe, a que lo aflija, a que lo muerda, a que lo desconozca la patria! He aquí ya, junto al pathos visionario y apostólico, la vocación prometeica que rompe los bordes armoniosos del discurso y lo lanza a otra dimensión trágica, como a la playa abrupta del sacrificio. Pero este discurso, como los otros que pronunció en sucesivas conmemoraciones del 10 de octubre, renovando siempre el prodigio de su catártica elocuencia, es todavía un discurso de prédica y avivamiento, no de llamada inminente a las filas. Como en torno a una hoguera en medio de la nieve, que concentraba en sus nocturnas, ávidas, alucinantes llamas toda la luz y el calor de la isla añorada, se reunían anualmente los cubanos emigrados, a pesar de las intrigas y ruindades, con el instinto de los desdichados que buscan el sentido cTe su dolor y de su invencible esperanza, en torno a las oraciones patrióticas y sacras de Martí. Evitar la dispersión y el desaliento, mantener vivo el fervor, articular las altivas y confusas aspiraciones en un credo republicano de profundas &ces morales: tales eran los objetivos básicos de aquellos discursos, que además tenían la virtud de despertar a muchos hombres y mujeres, humildes o pudientes, a lo mejor de su naturaleza. A aquellos discursos de asunto específicamente revolucionario es precko sumar otros que, como el dedicado a Heredia y el dirigido a los delegados de la Conferencia Internacional Americana, ambos de finales de 1889, están preñados de alusiones al destino de Cuba y América. En el de Heredia quisiéramos destacar uno de los más hermosos ejemplos del anticausalismo, de la fuerza de irrupción y salto poético, típicos de la ideación y el estilo martiano. Mientras el evolucionismo dialéctico de Montoro se refleja elocuentemente en las formas armoniosas y progresivas de su oratoria, el separatismo, el independentismo radical de Martí está presente en el pathos de impromptu y rapto de SUS discursos, fundados en una movilidad espiritual incesante, en una originalidad absoluta, Así en el homenaje a Heredia, pieza en que en una invención perenne. se funden la justicia y la misericordia, en medio de la bellísima evocación de los estudios infantiles del poeta, dirigidos sabiamente por su padre, cuidac’os amorosamente por su madre, tan distintos de aquellos que hi. I cieron los que, según dice Martí aludiendo qulzas a su propia infancia, 307 MARTIASO *han tenido que componer sus primeros versos entre azotes y burlas? a la luz del cocuyo inquieto y de la luna cómplicen, de pronto hay un cambio de tono, de registro en la voz y la intención, y ya no son el padre y los amigos del niño Heredia los que se preguntan estupefactos uquién era aquél. que lo traía todo en sí,, sino el propio bfartí, que enfrentándose al prodigio como en un ámbito poético, como en una escena imaginaria. simbólica y fabulosa, le pregunta directamente y sin transición lógica: aNiño ihas sido Ossián, has sido Bruto?B. Y cómo olvidar la semblanza del que fue llamado por su mejor amigo, en el trance amargo de la claudicación política, aángel caídos, y al que Martí levanta, sin un reproche, de la antesala de un alguacil habanero, alzándolo en sus piadosas palabras como a un hermano vencido por la enfermedad y el infortunio: cy allí estaba, sentado en un banco, esperando su turno, transparente ya la mano noble y pequeña, con la última luz en los ojos, el poeta que había tenido valor para todo, menos para morir sin volver a ver a su madre y a sus palmas,. Ligada a la prédica revolucionaria estaba la exaltación de nuestro etodo el que sirvió, es sagrado,. Pero Hereprimer poeta civil, porque dia no era sólo para Martí el poeta de Cuba sino también el primer poeta de América, y en su profundo acierto crítico, en su intuición de lo herédico -«ese movimiento a la vez arrebatado y armonioso, ese lenguaje que centellea como la bóveda celeste, ese período que se desata como una capa de batalla y se pliega como un manto real», pero sobre todo ese <modo de disponer como una batalla la oda,descubre la raíz americana y bolivariana de la poesía de Heredia, que supo poner en sus versos, mejor que Olmedo -aunque éste cantó mejor a Bolívarula sublimidad, Y la prédica revolucionaria de Martí pompa y fuego de su naturaleza,. no puede entenderse cabalmente si no se la sitúa en el contexto de su concepción de la historia y el destino de América. Fuerza es, pues, referirnos también al discurso pronunciado en la Sociedad Literaria Hispanoamericana el 19 de diciembre de 1889, dirigido a 10s delegados de la Conferencia gas crónicas a saltar, como Internacional, escribió, una sobre Y de cuyas chispa de oro la que tan angustias consolador, lúcidas, y previsoras agonías el milagro y amar- continentales iba sen- de 10s Versos cillos. Este breve, intenso, sintetizador, fulminante discurso, es uno de los no ya específicamente de su oratoria, sino de prodigios de su palabra: indisolublemente el estilo del discurso su palabra, pues en éI se funden La capacidad de imaginización, de resolver en y el estilo de la crónica. la historia paralela de las dos rápidas imágenes y escenas inolvidables AJWARIO Américas. la maestría y gracia verbal: llegan en esta página a un grado incomparable. Si la cita de un pasaje cualquiera no es arrasadora para el lector o el oyente, el comentario nada puede añadir. Veamos el memurable resumen que hace Martí del proceso histórico de la formación de 10: Estados Unidos, desde el ZMay Flowers hasta Lincoln: Viene, de fieltro y blusón, el puritano intolerante e integérrimo. que odia el lujo, porque por él prevarican los hombres; viene el cuáquero, de calzas y chupa, y con los árboles que derriba, levanta la escuela; viene el católico, perseguido por su fe, y funda un Estado donde no se puede perseguir por su fe a nadie: viene el caballero, de fusta y sombrero de plumas, y su mismo hábito de mandar esclavos le da altivez de rey para defender su libertad. Alguno trae en su barco una negrada que vender, o un fanático que quema a las brujas, o un gobernador que no quiere oir hablar de escuelas; lo que los barcos traen es gente de universidad y de letras, suecos místicos, alemanes fervientes, hugonotes francos, escoceses altivos, bátavos económicos; traen arados, semillas, telares, arpas, salmos, libros. En la casa hecha por sus manos vivían, señores y siervos de sí propios; y de la fatiga de bregar con la naturaleza se consolaba el colono valeroso al ver venir, de delantal y cofia, a la anciana del hogar, con la bendición en los ojos, y en la mano la bandeja de los dulces caseros, mientras una hija abría el libro de los himnos, y preludiaba otra en el salterio o en el clavicordio. La escuela era de memoria y azotes; pero el ir a ella por la nieve era la escuela mejor. Y cuando, de cara al viento, iban de dos en dos por los caminos, eilos de cuero y escopeta ellas de bayeta y devocionario, a oír iban al reverendo nuevo, que le negaba al gobernador el poder en las cosas privadas de la religión; iban a elegir sus jueces, o a residenciarlos. De afuera no venía la casta inmunda. La autoridad era de todos, y la daban a quien se la querían dar. Sus ediles elegían, y sus gobernadores. Si le pesaba al gobernador convocar el consejo, por sobre él lo convocaban los taciturno «hombres libres,. Allá, por los bosques, el aventurero caza hombres y lobos, y no duerme bien sino cuando tiene de almohada un tronco recién caído o un indio muerto. Y en las mansiones solariegas del Sur todo es minué y bujías, y coro de negros cuando viene el coche del señor, y copa de plata para el buen Madera. Pero no había acto de vida que no fuera pábulo de la libertad de las colonias republicanas que, más que cartas reales, Y cuando el recibieron del rey certificados de independencia. inglés, por darla de amo, les impone un tributo que elllas no se quieren imponer, el guante que le echaron al rostro las colonias fue el que el inglés mismo había puesto en sus manos. A su héroe, le traen el caballo a la puerta. El pueblo que luego había de neLa libertad que triunfa es como garse a ayudar, acepta ayuda. . él, señorial y sectaria, de puño de encale y de dosel de terciopelo, 3fARTI.CiO más de la localidad que de la humanidad, una bolea, egoísta e injusta, _cobre los hombre-s de que antes de un siglo echa en tierra las andas i y surge, con un hacha en la mano, el leñador entre el estruendo y el polvo que levantan al de un millón de hombres emancipados! 309 libertad que bamuna raza e-clava. de una sacudida: de ojos piadosos. caer la- cadenas icuántas cosas hay, además del prodigio total, en esta visión por donde van pasando, como en un sueño, los siglos y los territorios! Cada \ cz que leemos aquello de: asuecos místicos, alemanes fervientes, hugos notes francos...,, recordamos el Canto a Za Argentina de Rubén Darío, rscrito en 1910; toda la poesía de la emigración europea en América está latente aquí. Lo que hemos llamado, no imaginación, sino imuginización, rs el eje del discurso, y nos basta poner un ejemplo mínimo y encantador: en las mansiones del sur, dice Martí, lanzándonos desde los bosques sal. vajes hacia la inmensa nostalgia de la noche, -atodo es minué y bujías,. En lugar de nombrar a Washington, presenta una escena patriarcal, emblemática: aA su héroe, le traen el caballo a la puerta,. Y para el retrato absoluto de Lincoln en cuerpo y alma no le hacen falta más de cinco breves palabras, que lo levantan del polvo como hubiera podido hacerlo Velázquez : ael leñador de ojos piadosos.. No menos calidad artística, y más amor entrañable, hay desde luego en la evocación de los orígenes de la América española, siempre en ese estilo visionario y sintetizador, de remate aforístico: aDe arado nació la América del Norte, y la Española, del perro de presa,. Y otra vez el pathos de la irrupción, que ahora revela su profunda cauda americana, pues hay para Martí en la esencia de América una capacidad misteriosa de salto, de ruptura del causalismo histórico, de originalidad y libertad que surgen de sí mismas, como surgió, en su visión, la gesta bolivariana de las entrañas telúricas del continente, y esa capacidad de súbito arranque y transfiguración está en su palabra, y se ejemplifica ahora en uno de 10s pasajes más deslumbrantes de su obra.: iQué sucede de pronto, que el mundo se para a oir, a maravillarse, a venerar? ;De debajo de la capucha de Torquemada sale. ensangrentado y acero en mano, el continente redimido! Libre: se declaran los pueblos todos de América a la vez. Surge Bolívar, con su cohorte de astros. LOs volcanes, sacudiendo los flancos con estruendo, lo aclaman y publican. iA caballo, la América entera! Y resuenan en la noche, con todas las estrellas encendidas, por llanos y por montes, los ~6~0s redentores. Hablándoles a sus indios va el clérigo de México. Con la lanza en la boca pasan la corriente desnuda los indios venezolanos. Los rotos de Chile ASCARIO marchan juntos, brazo en brazo, con los cholos del Perú. Con el gorro frigio del liberto van los negros cantando, detrás del estandarte azul. De poncho y bota de potro, ondeando las bolas, van, los escuadrones de gauchos. Cabalgan. suelto a escape de triunfo. el cabello, loa pehuenches resucitados, voleando sobre la cabeza la chuza emplumada. Pintados de guerrear vienen tendidos sobre el cuello los araucos, con la lanza de tacuarilla coronada de plumas de colores; y al alba, cuando la luz virgen se derrama por los despeñaderos, se ve a San Martín, allá sobre la nieve, cresta del monte y corona de la revolución, que va, envuelto en su capa de batalla, cruzando los Andes. ¿A dónde va la América, y quién la junta y guía? Sola, y como un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola. Así quería él que luchara y venciera Cuba, para completar ala última estrofa del poema de 1810~ y para asegurar ael equilibrio del mundo,; pero no pudo ser. la dignidad plena del hombre,, y la famosa pre sopesarse palabra por palabra: MARTII\SO disyuntiva, 311 que debe siem- 0 la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y prnsar por si propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio integro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. La guerra no se hará para cambiar de apariencias, sino de espíritu, y ese nuevo espíritu ha de crear de sí propio nuevas formas originales, fundadas en «la esencia y realidad de un país republicano nuestro,. Cambio de «meras formas, sería «la perpetuación del alma colonial en nuestra vida, con novedades de uniforme yankeen: exactamente lo que ocurrió a partir de 1902. Cambio de «meras formas, sería caer en la dictadura de la demagogia: «aquel robo al hombre que consiste en pretender imperar en nombre de la libertad por violencias en que se prescinde del derecho de los demás a las garantías y los métodos de ellap. Prevé con claridad al demagogo, y la infamia del egoísta que lo hace posible, y exclama: Por los años de estas piezas de conmemoración y homenaje, Martí no vislumbraba todavía la posibilidad de una acción inmediata. Cuando esto comenzó a ocurrir, el súbito giro de las circunstancias se refleja nítidamente en los discursos, a partir del primero de Tampa: Con todos, para el bien de todos, pronunciado en el Liceo Cubano de aquella ciudad, el 26 de noviembre de 1891. La prédica entonces se contagia de inminencia; la hora de la acción ya se aproxima; es preciso organizar rápidamente -sobre las bases echadas en los años anteriores-, antes que el ejército visible, las fuerzas ideológicas y espirituales que contituyen la osatura del movimiento. De una parte, en r;te discurso, las ideas profusas, encendidas, ambiciosas, cuajan en doctrina sustantiva y frugal, como en código viviente y abreviado que se lleva en la mochila; de otra, el estilo visionario y metafórico tiende a comprimirse en grandes símbolos resumidores, que la intuición popular puede asimilar sin an&sis. La función que más tarde, en la oratoria política del siglo XX, han de llenar las consignas, la cumplen aquí los símbolos. La consigna se dirige só,lo a la voluntad: si toca otros resortes, es para que ellos la muevan en el sentido previsto. El símbolo es siempre una apertura, una irradiación, que mueve, sí, pero no sólo a la fuerza fáctica y militante de la masa, sino a la totalidad poética y sobreabundante de la persona. Sin empecinada injusticia no habría demagogia posible. ¿Y cuál es el antídoto, el exorcismo de la demagogia? La balanza, la equidad. Insiste pues en la idea matriz de su concepción política: Ia idea d’el equilibrio, de la compensación de fuerzas, del juicio abarcador de todos los lados del problema, aun a riesgo de no parecer bastante radical o revolucionario. Pero él sí es un radical, porque va a la raíz humana, y no sólo al esquema teórico; éI sí es un revolucionario, porque quiere que eI mundo, contra su gravitación de siglos, gire en torno a la justicia, *ese sol del mundo mor& como había dicho su admirado José de la Luz. Oigámosle: En cuanto a doctrina, muchos son los ejemplos de síntesis ideológica que pueden citarse. Recordemos sólo la majestuosa sentencia: ayo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de 10s cubanos a NO juzgue de prisa el de arriba, ni por un lado: no juzgue el de abajo por un lado ni de prisa. No censure el celoso el bienestar el poema conque envidia en secreto. NO desconozca el pudiente iClávese la lengua del adulador popular, y cuelgue al viento como banderola de ignominia, donde sea castigo de los que adelantan sus ambiciones azuzando en vano la pena de los que padecen u ocultándoles verdades esenciales de su problema, o levantándoles la ira: -y al lado de la lengua de los aduladores. clávese la de los que se niegan a la justicia! 312 ‘SUARIO A?WARIO MARTIASO movedor, y el sacrificio cruento, del que se tiene que cavar el pan que come; de su sufrida compañera, coronada de corona que el injusto no ve; de los hijos que no tienen lo que tienen los hijos ivaliera más que no se desplegara de los otros por el mundo! esa bandera de su mástil, si no hubiera de amparar por igual n todas las cabezas! Esa es la idea clave de todo el discurso, y de toda su concepción del problema social. Ella ha de servirle para rematarlo en forma inolvidaIJle: NY pongamos alrededor de Ia estreIIa, en la bandera nueva, esta formula del amor triunfante: ‘ iCon todos, para el bien de todos!“> < Insiste también en una convicción suya central: la autoctonía, que en otros sitios defiende como ley estética, debe ser igualmente sustancia de la política, de los credos e instituciones que ha de adoptar el país. Por eso dice: uHombres somos, y no vamos a querer gobiernos de tijeras y de figurines, sino trabajo de nuestras cabezas, sacado del molde de nuestro país,. iPeligros? Muchos hay, sin duda, y uno especialmente grave, al que alude con palabras parecidas a Ias que utilizará Enrique José Varona en plena República. NLa colonia -dirá Varonase nos viene encima». Y Martí, ya en 1891: «... la mano de la colonia que no dejará a su hora de venírsenos encima, disfrazada con eI guante de Ia república». En la previsión nadie lo aventajó. Pero también se agitan falsos peligros, temores infundados, y a rebatirlos dedica Martí la segunda mitad del discurso, la que comienza preguntando: u¿A qué es, pues, a lo que habremos de temer?. Y va pasando revista, y descabezando con un aiMienten! » que debió seña,lar un crescendo electrizante en la noche del delirio cubano en Tampa, los argumentos falaces del escepticismo, del realismo, de los pusilánimes, de los racistas, de 10s enemigos cerriles del español, olimpos y alzacolas,. El de los anexionistas, y en fin, de los «lindOros, efecto de esta tirada, cuya simple lectura quita el aliento, debió ser arrebatador. Hoy sin embargo, en la relectura, hay siempre un pasaje que es el que más nos detiene y enamora, porque toca los centros mas entrañables y trágicos de Martí en su relación con 10 hispánico, y es el que empieza: «iTemer al español libera,1 y bueno, a mi padre valenciano. a mi fiador monta&, al gaditano que me velaba el- sueño febril...,, ha.;ta que exclama: cA los que no saben que esos espanoles son otros tantor realmente inaudita, por el cubanos, les decimos : 1Mienten. t m Conclusión salto lógico que sólo podía dar la temeridad de1 amor. iQué era entonces un cubano para Martí? Ya él había hablado de <Ia fuerza gloriosa de las islas, que parecen hechas para recoger del ambiente el genio y la luz> : ;ilii Y.4RTIASO ahora advierte que hay en Cuba auna enérgica suma de aquella libertad original que cría el hombre en sí, del jugo de la tierra y de las penaque ve, y de su idea propia y de su naturaleza altiva*. El cubano, entonces, en su concepción, es un ser especialmente dotado para todo lo que signifique apertura, independencia, libertad; pero no sólo libertad política, sino esa *libertad original que cría el hombre en sí,, anterior y superior a todas las leyes, ley ella misma del ser, y de la cual el deseo de independencia política es una manifestación. Libertad ontológica, en suma, ligada al genio y Ia luz de la naturaleza en que ha nacido. Por eso =no hay palabra que se asemeje más a la luz del amanecer... que esta palabra inefable y ardiente de cubano!m Genio de la luz, apertura, amanecer. uCubanor> se convierte entonces, a sus ojos, en el signo de una categoría de1 espíritu: la del hombre votado esencialmente a Ia vida de la libertad. Por eso los españoles que la aman son otros tantos acubarios». Por eso las diferencias de raza no significan nada, por eso «no hay razas,, porque frente a esa vocación común se desvanecen, y él sabe que el negro aestá poniéndose de columna firme de Ias libertades patrias,. Por eso, en fin, se levanta al nivel de la prosa poemática para decirnos de la palabra acub,anoB: Yo no & qué misterio de ternura tiene esta dulcísima palabra. ni qué sabor tan puro sobre el de Ia palabra misma de hombre, que es ya tan bella, que si se la pronuncia como se debe, parece que es el aire como nimbo de oro, y es trono o cumbre de monte la naturaleza! VoIviendo a Ia función resumidora del símbolo, que a partir de este discurso --en el que ya no se habla de ala guerra posible, sino de ala guerra inevitablescobra caracteres de imperiosa gráfica, los ejemplos acuden en seguida. Recordemos algunos, que rápidamente se grabaron en el alma popular: aY traigo Ia estrella, y traigo la paloma en mi corazón., CLas palmas son novias que esperan.» «Es preciso, en cosas de pueblos, llevar el freno en una mano, y la caldera en la otra*. Ivan A. Schulman ha señalado el proceso por el cual el tropo apino,. utilizado desde un período que puede situarse entre 1878 y 1880, se incorpora al simbolismo martiano en el discurso llamado de Los pinos rmeZ)oS y en otros textos posteriores.15 Este discurso lo pronuncia al dia siguiente del anteriormente comentado, también en el Liceo Cubano de Tampa, con motivo de la conmemoración del fusilamiento de 10s eatu14 1960. Ivan A. p. 64-68. Schulman, Símbolo y color en la obra de Martí, Madrid, <_ Gredas. ~ 314 ASL ‘.RIO MARTI. AXUARIO diantes el 27 de noviembre de 1371. Entre uno y otro media el acuerdo logrado por Martí de preparar las bases organizativas del Partido Revolucionario Cubano. Toda la b rere oración está recorrida por las ideas maestras de su optimismo trascendente: NOtros lamenten la muerte necesaria: y-o creo en ella como la almohada, y la levadura. y el triunfo de ia vida.. ~;Así. de esos enlaces continuos invisibles. se va tejiendo el alma de la patria!» aPor lo invisible de la vida corren leyes magníficas.. Y hasta la evocación de la escena trágica se le transfigura aquella noche en una visión de la paz, y ligereza, y dicha del sacrificio, en uno de los pasajes más venturosos de toda su obra: iQuién, quién era el primero en la procesión del sacrificio, cuando el tambor de muerte redoblaba, y se oía el olear de los sollozos, y bajaban la cabeza los asesinos; quién era el primero. con una sonrisa de paz en los labios, y el paso firme, y casi alegre, y todo él como ceñido ya de luz? Chispeaba por los corredores de las aulas un criollo dadivoso y fino, el bozo en flor y el pájaro en el alma, ensortijada la mano, como una joya el pie, gusto todo y regalo y carruaje, sin una arruga en el%ligero pensamiento: iy el que marchaba a paso firme a la cabeza de la procesión, era el niño travieso y casquivano de las aulas felices, el de la mano de sortijas y el pie como una joya! Esos son sus *cubanos,, los que no se meten aen la sangre hasta la cintura>, los que no viven «como el chacal en la jaula, dándole vueltas al odio,, los que suben sonriendo, llenos de aire y luz, ingrávidos y erguidos, al sacrificio. Y como en la muerte se esconde el triunfo de la vida, como aquel sacrificio le da fundamento y savia a la esperanza, termina la fulminante oración con el súbito símbolo, natural, afortunado, elocuentísimo : Rompió centelleo de en torno al de los pinos de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí al la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillenta erguirse, tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos iEso somos nosotros: pinos nuevos! nuevos: Los tabaqueros de Tampa, las gentes sencillas que oyeron de viva voz aquel final deslumbrante -icuándo se habló con tanto primor a los humildes?-, no eran seguramente capaces de discernir sus elementos artísticos, estudiados hoy por la filología, pero les llegó la onda poderosa del amor, el impulso del símbolo iluminando SUS vidas con un rayo de belleza. , De regreso a Nueva York, pronuncia Martr, en Hardman Hall, el 17 de febrero de 1892, la Ramada Oración de Tampa y Cayo Hueso, porque tuición Si antes virtudes X4RTIABO 315 en ella resume, con el júbilo de quien viene de confirmar la indel prodigio, sus impresiones del viaje a aquellas dos ciudades. oyó, y dijo, ael himno de la vida*, ahora canta el aleluya de las de la emigración: Lo que tengo que decir, antes de que se me apague la voz y mi corazón cese de latir en este mundo, es que mi patria posee todas las virtudes necesarias para la conquista y el mantenimiento de la libertad. A los escépticos se dirige, y a los menguados de corazón... Pero es imposible glosar este discurso rapsódico, sin puntos de soldadura ni enlace, todo él una oda enteriza, como de un solo aliento gigantesco, a las virtudes de su pueblo. Para dar una idea de su calidad literaria, de su impulso poemático, recordemos sólo este pasaje: En la niñez, cuando le nace al corazón ingenuo la flor primera de la maravilla, y la educación necia nos aparta, en Cuba como en todas partes, de la joyería viva del jardín, y en el templo grave y solemne de la naturaleza póstrase el alma de admiración y poesía al oir en la iglesia, que rehuirá después, resonar, por entre las arañas que remedan los luminares del cielo, y las cortinas que imitan los caprichos que borda en las nubes el sol, las notas que parecen cernerse por las naves pomposas como bandadas de almas. Y el viajero sorprendido por la puesta de la luz en la cumbre del monte, olvida atónito un momento el afán y el pecado de la vida, y rodeado de llamas se sumerge en el himno glorioso de la naturaleza: -i pues digo que jamás tuve un goce tan puro, y de tan íntima majestad, como entre los míos, entre mis cubanos, entre mis guerreros y mis ancianos y mis trabajadores: -jamás, ni en la iglesia de niño, ni en la cumbre del monte! Para terminar este repaso de la oratoria martiana, quisiéramos síquiera aludir al último gran discurso que se conserva de Martí, el pronunciado en honor de Bolívar el 28 de octubre de 1893, oración breve, a la vez que descomunal y delirante. En ella debemos subrayar tres ideas rectoras del pensamiento martiano: la absoluta originalidad de la América que él concebía, expresada de nuevo en la categórica excla cación: a i ni de Rousseau ni de Washington viene nuestra América, sino de si misma! r ; la combinación de equilibrio y expansión en que para el consistía el secreto de la libertad política, por lo que dice de Bolívar: abuscó en la sujeción, odiosa al hombre, el equilibrio político, solo y su idea del mundo como constante cuando se fía a la expansiónw; .716 .4XCARIO MARTIANO Pasión : *suma de la divinidad que asciende ensangrentada p dolorosa (le1sacrificio y prueba de los hombres todos,. Muchos discursos de Martí se han perdido, conservándose de algunos de ellos versiones y fragmentos. La lectura de estosborradores, quizás por ofrecernos como el hervor aun no fraguado de su palabra, nos aviva una impresión que difusamente nos acompaña en la lectura de sus dis(‘ursas. Hay en ellos todo un ideario político perfectamente articulado. La sintaxis, aunque generalmente compleja y personalísima siempre. ii sele desmontanlos resortes, revela una fábrica también perfecta. Martí es un escritor y un orador cenital, en todo momento lúcido, dominante, que tiene en el puño las riendas de sus ideas, de sus sentimientos, de zus imágenes, aunque la cuadriga sea naturalmente impetuosa y ávida. Pero hay en susdiscursos-y en los fragmentos, al faltar la articulación lógica, lo sentimoscon mayor claridad- un soterrado elemento apítico>> que es el que les da lo que llamaríamos la desmesuracualitativa, la sobrecarga de intensidad, el halo de alucinación, -como hay en toda su obra solar una savia onírica, de raíz erótica, delirante y nocturna. Sentimos que el borbotón de su elocuencia a ratos bordea lo incoherente. Repasamosel texto: no hay ningún desajustelógico ni sintáctico. La impresión persiste. Unas veces esto ocurre porque, al cabo de una vehemente acumulación de efectos emotivos y tropológicos, cuando esperamos que la tensión se alivie, irrumpe otra imagen inesperada y sobrecogedora, como cuando dice: .Por el portón del muelle oscuro, henchido de cabezas,salía como una virgen, el estandarte patrio,. Sabemos que este hecho ocurrió en el Cayo, pero la imagen queda desprendida y como flotando en un sueño. Otras veces es lo súbito y apretado del lenguaje simbólico lo que le da al pasaje un aspecto sibilino, como cuando exclama: a;La armadura se veía bajar del cielo, y el ritual lo leía la patria en la sombra....,1 Otras veces, en fin, es la reunión en un rapto, de cosas tan heterogéneascomo una turba, un arca, un tahalí, un arenal, juntadas mágicamente por el frenesí de la elocuencia: aiista es la turba obrera, el arca de nuestra alianza, el tahalí, bordado de mano de mujer, donde se ba guardado la espada de Cuba, el arenal redentor donde se &ifica, se perdona, y se prevee y se ama!-, De que Martí estaba poseído por el delirio verbal, en el sentido en que esto puede decirse de los grandes poetas y profetas, no cabe duda. A este propósito es del mayor interés una anécdota relatada a José de la Luz León por César Zumeta, que fue de los fascinados por el discurso del Club de Comercio de Caracas y asistió a las clases de oratoria de Martí en aquella ciudad. rMe contaba -dijo Zumeta a Luz León- ANUARIO MARTIAKO 317 que el orador más elocuente que había conocido fue un zapatero CUbano que estaba en España. Hubo un alboroto y este zapatero se encaramó en la caja de betunes y comenzó a arengar al público. Le faltaba léxico, no tenía acervo completo de palabras; inventaba un disílabo, un trisílabo para el ritmo, y a pesar de que eran palabras que acababa de inventar se comprendía perfectamente lo que quería decir., *Fue el orador, decía Martí, que más me impresionó.*16 La raíz sibilina, de Pitia verbal y rapsódico entusiasmo, está patente en esta anécdota. Lo que impresionó a Martí fue el borbotón de la elocuencia natural, incontenible, que poseía pintorescamente a aquel hombre inculto, cuyo instinto le dictaba la importancia del ritmo en la elocuencia, la continuidad mágica de un sentido que se apoyaba en palabras inventadas, esa médula de incoherencia supralógica, de mensaje oracular esencialmente misterioso, con que se hacen los grandes discursos. A esa fuerza catártica sólo puede llegar el sentimiento primigenio, remontado a las fuentes originales y sagradasdel corazón humano. ~NO dijo él una noche que su elocuencia era la de la Biblia, aque es la que mana, inquieta y regocijada como el arroyo natural, de la abundancia del corazón?, ~NO habló de una «extraña oratoria, rebosante y soberbia*, de una aoratoria de llama y sentencian, que no era la de los modestosoradores de Tampa y el Cayo a la que entonces se refería, sino la suya propia? ~NO confesó que quería aencender a los hombres,? Y en sus juveniles Notas sobre la oratoria había escrito: acalienta la lengua una especiede fuego sibilítico; truécase el hombre en numen, y anonada, convence, reivindica, destruye, reconstruye, exalta, quema!, En esa celeridad alarmante de los verbos, con la avidez del incendio que se propaga, está SU elocuencia. a i Oh, oratoria, león encendido!,, escribe al final de su examen de los oradores norteamericanos. Y sus discursos, tan lejos de la blandura, pulimento y redondez académicas,tan lejos del armonioso oleaje de Montoro como de la voluptuosa opulencia de Castelar, hijos íntegros del sacrificio de su ser, son precisamente del linaje de aquellas abenéficas oraciones, que él añoraba, aque quedan por largo tiempo visibles y suspendidasen el aire, como aquellos escudosde los caudillos que levantados por los nervudos brazos servían como de punto de reunión Y signo de victoria a las cohortes desbandadas. HoY vemos el escudo vibrante, ígneo, indivisible, milagrosamente en el aire; Pero vemos sólo la mitad del milagro, porque no vemos ni 1, Josi de la luz León, aLo que de Martí me dijo su amigoZumeta%. AK~~LJO losé Mar& La Habana,jul-dic. 1945,p. 278. 318 NwAmo bfARTIAN0 oímos al sustentador de esos cuerpos gloriosoa del idioma. Y quiene= lo vieron y oyeron, iqué nos dicen. 3 Los testimonios pueden multiplicarse. A Varona, en su juventud, lo dealumbró. A Darío, en su maJuvenal Anaola, que fue su discípulo durez, lo colmo de admiración. en Caracas, dice comentando el discurso sobre el pueblo de Israel, que se ha perdido: asu elocuencia fue nueva, sorprendente, y lo sublime parecía poco ante aquel espíritus...” Pero aún más nos interesa el recuerdo de los humildes. Un mambí exclama: l i No lo comprendíamos, pero estábamos dispuestos a morir por él!. Otro asegura: *Me glorifico de haber nacido, tan sólo por el placer de haberlo oído., Un tercero, capitán del Ejército Libertador, declara: aSu verbo era prodigioso, sus palabras parecía que venían de un ser sobrenatural., Y recuerda laa sentencias finales de una de las últimas arengas improvisadas, ya en los campos de la Revolución: aTendremos -dijotanta pólvora J tantos rifles como palos tienen nuestros montes; y llegaremos victoriosos hasta I.as puertas de la capital del crimen.*‘* No llegó él, pero eí su palabra incesantemente fundadora. UN DISCURSO OLVIDADO DE MARTI Por la diligencia y generosidad del acucioso investigador martiano, asiduo a nuestra Sala, Luis García Pascual, nos es posible presentar este hermoso discurso de Martí que, si bien publicado en El Porvenir de Nueva York, había pasado inadvertido a los compiladores de sus Obras. Ideológica y estilísticamente es una tipica oración martiana, improvisada al calor de la prédica revolucionaria, llena de fuego, previsión y matices. Sus temas constantes -unidad, continuidad, sacrificio- aparecen exaltados en rítmicos períodos que, por la misma visible falta de cuidadosa preparación, ofrecen al estudioso muy transparentes muestras de los areflejos+ más inmediatos y espontáneosde su palabra. No faltan las imágenessúbitas, sorprendentes, ni la sentencia aforística, ni el retrato amoroso, fijador e inolvidable de algún cubano de mérito, en este caso de Juan Fraga. MututU mutan&, los enfoques centrales de este breve discurso ocasional tienen plena vigencia revolucionaria, hoy, en nuestra América. C. V. Juvenal Amola, Jo& Martú. Revisto cuh% &s La Habana, jul. 195l.dic. 1952, p. 165. l8 Manuel Ferrer Cuevas, &ntes los restos de Martí,. cit., p. 464-465. 1’ Martí,. que Rhsta conocieron II cubana, núm. DISCURSO PRONUNCIADO POR JOSE MARTI EN LA FIESTA DEL CLUB LOS INDEPENDIENTES EL 16 DE JUNIO DE 1890 EN HARDMAN HALL Cubanos: Esta ocasión sería para mí difícil, por lo que la honradez manda decir y la prudencia manda callar, si no fuese el objeto de esta fiesta, más que auxiliar a un club que anda por sus pies y se va auxiliando ~01.0, levantar acta pública, en esta hora inquieta, de que los vigilantes están en su puesto Sin que se les canse el corazón de amar, ni la mano de unir; y tributar el homenaje que merece, en estos tiempos de aturdimiento y descomposición, al grupo de hombres previsores, de hombres abnegados, que, sin el interés de la fama ni los gustos de la autoridad, todavía encuentran, del pan pobre de sus hijos, modo de apartar su porción de pan para la patria. ¿Ni qué más que este club que tiene ya de amigos y de miembros a los únicos hombres ilustres de la revolución, a los que le son leales, -qué más que este club, y el espíritu amplio y generoso que lo guía, sin permitir que lo aflojen las parcialidades, ni que la intriga lo tome de arma, ni que le quite prosélitos la desconfianza que el espionaje hábil cautiva y difunde, y la malignidad calumniosa fomenta, -qué más que este club, que de siete hombres llegó en pocos mesas a cuatrocientos pesos, y sienta en sus bancos al abogado y al general, al villareño y habanero y al del Camagüey y al de Santiago, al liberto y a SU libertador, -qué más, para demostrar lo claro de nuestra previsión y lo 322 ANUARIO MARTIANO firme de nuestra constancia, que el club de los IndependienPs. encendido en la roca del destierro, como las hogueras de los últimos persas en la fortaleza escarpada de las alturas adonde no llegó jamás el pie del moro? No tiene el mérito tantos amigos, -puesto que enemigos es lo primero que le sale al mérito,- que esté de más celebrar en alta voz, no por adulación, sino para ejemplo, a los patriotas de la adversidad, que son siempre los pocos, porque en cuanto huele a triunfo, caen del cielo los patriotas; no está de más, porque es uno de los raros consuelosde la vida, decir ante estoscubanos ejemplares, como quien lee el rol de honor cubanos buenos!iEnseñad en el campo de batalla: -.iAlentad, vuestra obra, para que todos la imiten! -iDonde haya siete cubanos levanten un club capitalizador! -iDe algún cielo ha de venir, porque no todos los cielos son injustos, la ayuda salvadora; pero el que no muestra que se sabe ayudar por sí, no tjene derecho para pedir ayuda a los demás! -iGuardad dinero en manos honradas, guardadlo aunque sea poco, que un centavo a tiempo es mejor que cien centavos tarde, y un peso insurrecto puede más que mil pesos españoles! -iLo que está hecho no hay que hacerlo; y cuando el rayo cae, no es hora de ponerse a levantar el pararrayo!. El genio es eso: -ver antes; disponer la guerra que no puede evitarse, de modo que surjan de ella el bienestar y la concordia; acercarse, consolando y suavizando, a los hombres, interesados y divididos; pedir de puerta en puerta la contribución de la libertad para la patria. iSe bebe agua, y se tiene que pagar por ella, y se quiere libertad y no se quiere pagar por ella? Pues se paga contribución a la tiranía ino se ha de pagar contribución a la libertad? iCada hueso de héroe de los campos de Cuba le dice a los cubanos olvidadizos, asomándosesobre la tierra: -paga! El club de los Independientes, de pie, obedece a los héroes. El cubano que no tiemble una vez al día, al recordar y al prever, va para mal cubano. Pero temblar no basta, -sino preparar. 0 nos dirá mahiciste con la libertad en que ñana nuestra patria desvalida: -iQué vivíais, que la empleásteisen disertar como sofistas o en poneros tachas unos a otros, y en tejer coronas de hojas secasy flores de papel, para mártires que no necesitan coronas, ni quieren más que una, que es la que pudísteis darles, y no les disteis.3 El que deja de hacer, en las cosas de la patria, todo lo que puede hacer, e traidor a Ia patria. iY hay que empezar a tener cuidado, porque por ahi anda, por el aire y por el cielo, el que lleva los libros., y va apuntando en la hsta de las traiciones, ANUARIO MARTUNO al que puede hacer y no hace! El club de loa Idependkw, 323 de pie, obedecea los héroes, Nunca ha sido m& necesario atender a la vez sus lecciones de sacrificio y de cautela que en estos tiempos de estremecimiento continuo y creciente en Cuba, en que ya rompe por la superficie el mar de abajo, -y los que quisieran sofocarlo, arrollados por laa olas, bambolean inseguros agarrándose a la espuma, y han de viajar con ellas. Ni fue nunca más útil vernos en lo que somos,sin engaño para los demás ni para nosotros mismos; porque las empresasen que le va a un pueblo la vida, no son para que un aventurero las haga como su intendencia y mayordomía; ni para que un petimetre de la palabra se ponga a lucir retóricas delante del tocador de la guerra: -ni son para esconder los obstáculos que deben conocerse, porque es preciso saber donde están, para vencerlos. Pero una cosa no tenemos que escondernos, ni a los demásni a nosotros, y es ésta: -Acá estamos,y nos palpamos los corazones. Los cansados, renacen. Los que habían olvidado el castellano, lo vuelven a aprender. Lo que no querían saber de los caminos de la patria, ni de la locura de sus hijos fieles, ahora andan buscando a los locos. El militar de antes, que estaba donde no se le veía, sale a prengutar qué pasa. El que va a emprender un viaje, lo detiene, por el miedo, y el deseo sublime de emprender otro. Será, o no será; pero de todos los rincones del mundo, como si con nuestro pabellón por alas cruzara una voz de mando por el aire, parece que Cuba resucita. Acá, como agente que viene buscando la vía, se encuentran los que menos se solían encontrar, y se dan la mano. Allá, la generación nueva, ahita de injurias, con las sombras justicieras erguidas junto a la almohada, preguntándoles qué han hecho del día, se ensayan para morir, acuden al toque de corneta, y perecen, dando luz como antes, en medio de las llamas: iallá, a poco que dé el sable al vaso, va a derramarse el vaso! La Isla es grande, y hay mucha sabana por donde tenderse, y mucha sierra por donde derramarse. Acá, por prudencia, o por pereza, o por razones locales, o por propósito superior, o por ensefíanzasde los tiempos, no nos hemos cuidado de ponernos, en lo que se ve, de modo que parezca de lejos que seamoslos que en verdad somos; y aun podría algún malévolo, o desconocedorde nuestras cosas,suponer, porque no andamos juntos a todas horas, que en el instante del recuento hemos de echar por sendasdiferentes, o no habrá más que mortajas, clamando al vacío, en la única senda. -Y lo que tenemos que decir ea que estos diez años no han pasado en vano,- que la concordia tiene tantos apóstoles como crían malvadas la ambición y el interés, y paga España espías 324 * ANUARIO MARTIANO ANUARIOMARTIANO que se nos metan por el corazón, -que de un soplo, juntas las condiciones y colores, fundidos 10s detalles de opinión en el arranque? no habrá quien pueda, ni quien intente, cerrar el paso de la avalancha, y se verá a todos en fila a la hora del recuento, arma al hombro: o peso en mano. No han pasado estos diez años en vano; y si no hay tiempo, en esta noche compuesta principalmente para la amenidad, en que ha de movernos el alma con acentosde Cuba una voz de mujer;’ si no hay tiempo, en esta noche en que los mantenedores del pabellón van a contarnos con sus labios de bravos las hazañas increíbles realizadas a su sombra;2 si no hay tiempo para analizar como debíamos, a fin de que de lejos nos entendiesenbien, y de cerca nos entendiesen mejor, todo lo que ha habido que vencer para llegar a donde estamos,y todo lo que nos queda que vencer aún; para ver si somos algo, y qué somos, 0 si no som.os más que pompa y viento; -para recordar cómo fue la guerra de antes, y por qué no triunfó, y cómo va a ser la de ahora, y por qué puede triunfar, -sí hay tiempo, porque debe haberlo, para decir, mano al pecho, con la solemnidad de quien jura, que en lo modesto del silencio, donde el gusano hace día a día su obra edificadora, hemos procurado y logrado quizás, acercar hasta el respeto mutuo. y acaso hasta el cariño, a los que de la guerra pasada quedaron divididos, y en bandos aparte, -hemos puesto por sobre todas las cosas, ajenos a tratos deshonrosos o repartos criminales de autoridades venideras, el interés puro y general del país, sin reservas en pro de esta casta o la otra, ni exclusión de uno u otro factor incómodo, ni preferencia de esta o aquella comarca, sino con los ojos a lo que es, y con todos loa factores por delante, sean cómodos o no; -hemos, en la faena de diez años, tendido redes de cariño por el mundo, para que no nos dejen solos en el nuevo dolor, y preparado el ejército de afuera de tal modo que no vuelva a torcer, ni a fatigar, ni a abandonar, ni a anular con sus demoras y disimulos, y quién sabe con qué más, el ejército de adentro; sino que la milicia de acá vaya con la milicia de allá, *cabeza a cabeza, los de allá peleando y los de acá dando con qué, aprisa los de allá y los de acá 1 Alude a la Sra. Ana Aguado de Tomásquecantóun valsy la Stella d’dmore, de Laureano Fuentes. 2 En este acto hablaron José Miguel Pá=aga sobre Eduardo Agramonte y Beu. Enrique Trujillo leyó un trabajo de Tomás jamin J. Guerra sobre Bernabé de Varona; Estrada Palma acerca del incendio de Bayamo Y Emilio h’úfia relató un episodio de la guerra bajo el título de <Drama sangfieuto,. TambiQn hiu, uso de la palabra Rafael Serra. El propio Martí cerró el acto cou su cronlca <Cuentos de la guerra. El teniente Crespo. Sobre recuerdos del geu=d Francisco Carrillo., 325 más aprisa, los de allá agradecidos y loa de acá dignos del agradecimientro, -y todos, los de acá y los de allá, sin capas españolasni botas yankw, trabajando a una, a compás y a galope, por sobre la tierra y por debajo de la tierra, para lograr, con el respeto duradero de los hombres libres, la independencia absoluta y democrática de la patria! P’ero no todo es triunfo o causa de congratulaciones; porque la vida es como el pan, que agrada al sabor despuésde hecho, pero se hace con levadura agria. Ni hemos de ocultarnos las espinas de nuestro ca- mino, ni hemos de ser menos que nuestros héroes de la guerra, que andaban descalzos sobre las espinas. iCorra nuestra sangre y agonice nuestro corazón, con tal que por sobre él, sin mirar lo que pisa, suba a la libertad nuestra patria ! No todos es triunfo entre nosotros, ni eg cosa la guerra de cabalgata y fantasía a la que se debe ir con anteojos azules, sino que se ha de ver el camino sin anteojos y tan claro que se pueda ir por él de noche como de día. iPues acá entre nosotros mismos, sin contar con otros problemas mayores, que de sí mismos se van resolviendo, como llevamos ya resueltos algunos, no quedan tal vez, de las culpas de otros, y de las cosas de otros tiempos, reparos de que pudiéramos sufrir, como si fueran por culpas nuestras y de nuestras cosas? Bien puede suceder todavía, aunque en verdad estricta no creo yo que suceda, que el artesano, engañado en sus esperanzas más de una vez, crea, con razón aparente, que de la palabra fina no le puede venir más que engaño, y que el que le defiende más que a sí propio, y es artesano como él es su enemigo, porque tiene la palabra y lleva el cuello alto, como los otros que lo engañaron. -Bien puede ser, porque hubo cosas acá y allá que lo justificarían, que los militares gloriosos de ayer, que han de tener siempre cubierto libre en nuestra mesa y asiento privilegiado en nuestro hogar, miren con recelo, y acaso con desdén,a los que no han tenido aún ocasión de ser militares como ellos; sin pensar que ellos no lo fueron antes de que la gente de lengua y de pluma, con su fatiga de años, con sus destierros, con sus discursos, con sus prisiones, con su sacrificio en los cadalsos, crearon el anhelo de inde- pendencia y el espíritu de heroísmo que dio luego a los militares ejército para susbatallas. Bien puedeser que el espionaje continuo que anda entre nosotros vestido de obrero y de holgazán, sentado en los mostradores de las tiendas y en lo sagrado del taller, emplee la labia inícua en el oficio que Ie pagan, que ea el de dividir a loa cubanos en cuanto ven que se unen, y desalentarlos en cuanto ve que le suben 10s alientos, y aparlarlos, adulándoles la preocupación, o mintiendo a sabiendas sobre loa suces~s y Ios hombres, de los que tie.ncn ojos con que ver, y mano 326 ANUARIO .4NUARIO MARTIANO limpia con que ir señalando el camino. Bien puede ser que los desgraciados que no pueden amar, y padecen de ver el amor,~10s espias del diablo*,que andan juntos con 10s de España, persigan a los que mueren por sembrar el amor y porque cunda entre 10s hombres, y por unir a los que han de vivir juntos, y por crear donde todo se está viniendo abajo, que es cosa que no pueden sufrir, y censuran en nombre de un patriotismo más temible que la traición, los enemigos,naturales de los que unen y crean, que son los que no tienen virtud para crear, ni corazón para unir. -Y no nos podemos negar que en estos días en que el entusiasmo mezclado de tristeza, como aviso de lo interior, convida a los cubanos a poner en una organización visible la organización secreta de las almas, -que es, y que nadie puede echar por tierra;es imposible salir a cosechar el fruto, a que tiende la mano la patria impaciente, sin que salga al paso, terca y muda, la confianza injustificada, como solución actual de un problema actual, de la anexión de Cuba a los Estados Unidos, -que es en unos honrado deseo de que Cuba sea libre sin sangre, -y en otros, odio legítimo a la tiranía española, y adoración rudimentaria por lo externo y aparente de un progreso que nos echa de su carro, y nos proclama indignos de entrar en él, aunque nosotros nos empeñamos en subir al carro de donde nos echan, -y en otros es la creencia, respetable y sincera, aunque errónea, de que con sus elementos revueltos no podría la Isla libre vivir con seguridad, -y en algunos, en los menos sin duda, es la costumbre del yugo, que no les deja vivir sin él, y necesitan ponerse uno cuando salen de otro, -0 la soberbia de tener a los demás por incapaces, por sentirse incapaces ellos, -0 el miedo de aparecer ahora combatiendo una solución de que les puede venír mañana autoridad y beneficio. Pero ino tendríamos derecho como hijos de la misma madre, a pedir a estos hermanos, empeñados en llamar a un médico que no viene, que no se opongan a que venga otro médico del país que ha de conocerle mejor la enfermedad, antes de que, por falta de médico a tiempo, esta madre del alma se nos muera? ISueña, sueña el que crea que cuando la madre llame a sus hijos, a que la salven de morir, no estarán todos a su cabecera, anexionistas 0 no, curándola, besándole la mano, vaciándole su sangre en las venas, fieles, arrodillados! Así, con ímpetu de amor, con compasión para, la misma maldad, con un espíritu de fuego que en el horno del corazon funda a sus llamas calurosas en oro de pureza a los mismos que le devoran, va el emigrado cubano, con los ojos abiertos, para no caer donde cayó otra vez, con la frente a los aires del porvenir, porque el que no va con él, se queda MARTIASO 327 en la impedimenta de la historia. iCon todo lo de ayer, en el amor continuo, para todo lo de mGana ! Las sierras, enamoradas se asoman, a l-er: los jóvenes desasosegados se visten de novios, para la esposa sublime. A 10s más arrellanadoa en la silla colonial, les llegan ya al hueso las espinas. LÚI guerra, como el incendio, salta, incontrastable y purificadora, de un chispazo. iPues todos, con la mano a la cruz, aguardamos serenosel toque de botasilla...! ¿Y la fiesta de esta noche? ¿Y el club de Ios Independientes? IPues eseso, lo que acabamosde decir! iQuién no conoce a sus miembros, honrados en lo doméstico y en lo público? ia sus siete fundadores, que viven como ungidos y como si trajesen el mandato de lo alto? io al que es entre ellos como el alma y el padre? iQuién no conoce a un hombres que anda por ahí, enjuto y atareado, con las señales del trabajo en las manos encallecidas; la levita larga, como la de un sacerdote; los ojos estudiosos y judiciales, como ojos que van sentenciando, y miran por sobre los espejuelos; la palabra sujeta y contundente, con un dejo que cae como la miel sobre los corazones, y una fuerza de rienda y de látigo? iQuién no lo ve, presente en todas partes, con su club en el corazón, sonriendo y sangrando por él, ganándole amigos por los que se allega con su virtud, triunfando de los tímidos, arrinconando a los reacios, escribiendo, a la cabecera de la agonía, cartas a los cuatro puntos del compás, sólo feliz cuando el compañero leal le trae a la mesa de trabajo, enriquecida con el depósito del mes, la libreta de banco de Cuba? IPues cuando toquen a botasilla, el hombre de la levita larga, como la de los sacerdotes,pondrá en manos de los héroes, nuevos o viejos, en manos de 10s héroes cordiales y honrados, la libreta de la patria! (Publicado 16.) en El Porvenir, 3 Alude a Juan Fraga, Nueva York, sábado presidentedel Club 21 de junio de 1890, Año tos Independientes. 1, Número NOTAS CRITICAS EL MARTI DE MARTINEZ ESTRADA No obstante sus arbitrariedades, errores e injusticias, va a ser difícil, desentenderse de este libro conflictivo, incluso para sus impugnadores, Escrito con las últimas energías de uno de los caótico y fascinante.’ escritores más originales y problemáticos de América Latina, lo que ofrece en primer lugar es una impresión de acarreo, de andamiaje, de bloques acumulados al pie de un monumento apenas descifrable, si bien que tal grandioso. Impresión irritante, por lo menos desconcertante, vez aleje a muchos lectores de unas autoritarias páginas que con frecuencia parecen borradores, apuntes yuxtapuestos, fragmentos de una Si a esto se añaden, en cuanto a los espeunidad que no se vislumbra. cialistas, las confusiones, las reiteraciones innecesarias y los errores de bulto, pero sobre todo el injusto desdén manifestado por Martínez Estrada hacia los martianos anteriores, a algunos de los cuales (como Manuel Isidro Méndez y Medardo Vitier) desconoce sistemáticamente, no es raro que el libro haya caído en una atmósfera de genera1 escepticismo y desagrado, frente a la cual no resulta fácil intentar el discrimen salvador de una justicia que sin embargo todos debemosa este esfuerzo gigantesco y conmovedor . 1 Martí revolucionario. Primer tomo. La Habana,Casade las Américas,1967. Prólogo de Roberto Fernández Retamar 332 ANUARIO MARTIANO Como muestra de los errores a que hemos aludido, baste señalar la atribución a Martí de las palabras sobre Luz que el propio Martí recogió de labios del polaco Poldbieski: CAmo la vida porque me fue permitido conocerlo... en ningún país traté jamás a un hombre tan sabio y tan bueno,, etc. (p. 16), lo que da la impresión de que Martí conoció a Luz; o bien esta conjetura: eEs posible que se hayan encontrado en España Martí y Mendive, aunque a este respecto no existe ninguna referencias (p. 18), cuando es sabido que al llegar Martí a España, a donde fue deportado el 15 de enero del 71, Mendive no se encuentra allí, pues, deportado a su vez en abril del 69, muy pronto pasó a New York, ciudad en la que, después de una breve estancia en Nassau, vivió desde el 69 hasta el 78. Como muestra de juicio dcsenfocado por falta de dominio de nuestra historia, baste también el siguiente: .De lo que podemos estar seguros es de que su decisión de no volver a Cuba... debióse a las razones que Mendive pudo haberle expuesto, y que coordinaban con las de Peoli y del padre Varela, ambos desterrados..., (p. 19). En primer término, Mendive no pudo, según hemos visto, exponerle esas razones y además volvió definitivamente a Cuba en 1878; en fegundo, esa decisión no podía *deberseD a las razones de Mendive sino, como el propio Martínez Estrada prueba a través de todo el libro, al destino de Martí; en tercero, el pintor Juan J. Peoli no tenía categoría para jugar un papel de esa envergadura junto a Mendive y mucho menos junto a Varela, cuyo ejemplo, por otra parte, quedaba demasiado atrás y en circunstancias muy distintas. Todo esto es erróneo y confuso, como lo es la afirmación de que la voluntad ade luchar sin tregua por la libertad de Cuba, la aprendió Martí de Luz y Caballero (p. 19), ya que la lucha, la violencia, la revolución, no entraron nunca en la prédica del Maestro del Salvador, cuya obra, muy bien vista por Martí en su momento histórico, fue de educador y de moralista, no de revolucionario.* Más graves que estos errores son otros en que percibimos la proyección de problemas espirituales del exégeta sobre la figura estudiada, como sucede con la reiterada atribución de un antiespañolismo absoluto y radical que Martí distó mucho de sentir y predicar, siendo éste precisamente uno de los puntos claves de su mayor grandeza y en tomo al 2 Más que errores parecen lapsus otras fallas señalables: la perplejidad ante el hecho de que Martí fuera ta estudiar a España, pafs 9Ue detesta. sin dinero. sin amigos..., (p. 18), cuando es obvio que no fue por sU gusto sino deportado; la inclusión de Versos libres y Flores del destierro entre tes libros que Martí talca& a publican (p. 186), etc. Lu- _---_ -_.-- ANUARIO 333 MARTIANO cual (como 10 hice personalmente en vida de Martínez Estrada, sin ningún fruto) pueden acumularse innumerables testimonios de amor a las esencias populares, regionales, éticas y artísticas de la mejor España; o bien cuando se empeña en relegar a un papel subalterno (aTarnbién Spinoza pulía lentes,, p. 163) la actividad literaria y periodística de Martí. Esta caprichosa e inadmisible opinión, cuya raíz habría que buscarla en el complejo de letrado, de aclerc, impotente en su laberinto, que a Martínez Estrada se le agravó con la vivencia de la Revolución cubana, fue debidamente refutada por Manuel Pedro González en el prólogo de sus Indagaciones martianas (1961). Según be dicho en otro sitio, cno es verosímil que alguien pueda convertirse de modo ocasional y secundario en uno de los primeros escritores de la lengua.. Por lo demás, *la fuerza o virtud revolucionaria de Martí está vinculada por igual a la acción y a la palabra,, de tal modo que asubordinar SU palabra creadora a su acción revolucionaria, relegarla a un inevitable oficio de pan ganar, es desconocer uno de los puntos capitales del destino de Martí, que precisamente por esa saturación espiritual de su acción política, expresada con fabulosa fuerza expansiva, se proyecta más allá de su circunstancia histórica concreta, hacia un futuro que es también el nuestros.S iDesconocía don Ezequiel estas verdades, al alcance de cualquier estudioso: que Martí no predicó el antíespañolismo a ultranza e incluso lo combatió; que sus dones de escritor y de revolucionario son a la postre indisolubles? No lo creo, sino que este libro en buena med.ida tiene una dimensión de catarsis, y que a ello, y no sólo a la grandeza de su tema y de eu esfuerzo, débese que lo considerara, obsesivamente, el más importante de los suyos. En la total entrega de sus últimas energías intelectuales y físicas, de tan purificador efecto para su espíritu, no pudo evitar que algunos traumas suyos, secretamente sublimados, fueran transferidos a su imagen de Martí. Porque es lo cierto que sí esta imagen para él carece de asideros psicológicos, la relación del exégeta con ella está cargada de contenidos psicoanalízables (ao en sentido necesariamente patológico), que desde luego escapan a nuestra competencia. La normalidad psíquica, la ausencia de complejos psicoanalíticos, es en efecto uno de los primeros rasgos que Martínez Estrada observa en Martí, reconociéndole cuna personalidad exenta de complicaciones por anomalías o singularidades de las que suelen marcar con su sello al s Prólogo a un libro Schulman, aún inédito. de ensayos de Manuel Pedro González e Ivan A. 33-f ASU?\RIO BlARTL4NO geniom (p. 8)? lo cual, además de parecernos exacto, no queda como observación aislada sino que empalma con la visión de una personalidad llena de dotes *sobrenaturalesn o .sobrehumanasm, mucho más comprensible desde la perspectiva del mito que de la psicología. Lo mismo cabe decir de su hermetismo confidencial, que desde la primera línea del libro se insinúa como rasgo misterioso de un ser no determinado ni siquiera influido por las circunstancias o fuerzas modeladoras de la personalidad (hogar, escuela y medio), que atraviesa las resistenciasy tensiones del mundo como un invulnerable y un enviado. Por eso, cuando Martínez Estrada insiste en la ausencia de confidencias íntimas en Martí, no parece prudente recordar tales o cuales confesionesepistolares o poéticas, o contenidas en sus cuadernos de Apuntes (los que no deben aducirse, pues no estaban destinados a la publicidad), que el exégeta desde luego no desconocía. Esa refutación sería demasiado fácil. Lo que hay que entender es que, a su juicio, relativamente a la profundidad insólita de la vida interior de Martí, tales confidencias son nimias, lo cual robustece (y esto es decisivo) la imagen que Martínez Estrada tiene de Martí: la de un ser de dotes y fuerzas asobrehumanas,, absolutamente dueño de sí mismo, armado con asus atributos propios y autógenos>, que atraviesa la realidad de los hombres padeciéndola pero a la vez como rodeado por un ámbito mágico, y cuya biografía ase confunde y en cierto modo se disuelve en la historia de Cuba, (p. 9). Ahora bien, cuando una biografía se disuelve en la historia de un pueblo, tocamos la sustancia del mito. Y ésta es la intuición central de Martínez Estrada, frente a la cual sus errores, confusiones y caprichos resultan secundarios. Captado este hilo conductor, los elementosmetodológicos e interpretativos de Marti revolucionario van organizándose en nuestra atención, ya que se trata de un libro que tiene que ser, a su vez, interpretado. Una de sus características y dificultades, por ejemplo, consiste en que Martínez Estrada no suele matizar sus juicios de un modo sucesivo, sino discontinuo y apareme o realmente arbitrario. Es decir que la matización se logra más por contradicciones alejadas entre sí que por gradaciones contiguas. Esto desconcierta al lector, pero en el fondo es un método tan válido como otro cualquiera, de yuxtaposición de rasgos, que además se justifica por la visión misma que el autor tiene de SU asunto: considerando que es imposible apresarlo desde adentro, desde unos resortes psíquicos que Martí no ofrece al pesquisador de SU secreto, que sólo al debe proceder con él rigurosamente como ante una imagO girar el espectador ofrece sus varias facetas. Un ejemplo de esasmati- ANUARlO MARTIANO 335 zaciones a distancia o por contradicción lo hallamos cuando, después de haber negado desde el principio la actitud confesional en Martí, distingue el Gnerés en sí. de *las entregas de sí,, que es lo que veriíka, no sólo en Abdala y El Presidio Político, sino también gen la correspondencia toda, en el Diario de Carn.pai?a y en los retratos de prohombres heroicos que reflejaron algunas de sus prendas personales, en su carácter y en su conductas (p. 10). Asimismo, despuésde haber negado toda influencia formadora en su personalidad, enumera y subraya lo que debió a las doctrinas y ejemplos de Luz y de Mendive, hasta aseverar: <Martí es la obra maestra de Luz y Caballero y Mendives (p. 20), lo que resulta a su vez exagerado; pero compulsando ambos juicios se llega a una útil conjugación de valores cornradictorios (no incoherentes) : nadie le enseñó nada, pero él lo aprendió todo, 10 que está más cerca de la verdad que ningún juicio *graduado*. La etopeya del padre es otro ejemplo de contradicciones complementarias y contiene algunos de los a fondo que nos hacen olvidar las fallas subalternas, como estas iluminaciones sobre la escena de la anagnórisis en El Presidio Politice: *Por primera vez en la historia del idioma caste!lano se escribe con sangre y no con tinta. Sin olvidar a Larra, (p. 29). aNo hay en la literatura universal, puedo aseverarlo con entera convicción, ni siquiera en la Hécuba de Eurípides, sino una escena que pueda comparársele: la del Rey Lear arrodillado ante Cordelia, pidiéndole perdón en su extravío., (p. 32) Relacionado con esta escena y con el amor de Martí a los *desconocidos* (otro de los grandes aciertos intuitivos de Martínez Estrada), se produce más adelante lo que no puedo menos que llamar revelación de la figura de Nicolás del Castillo en El Presidio Político: lo que significa en sí (ael abuelo “revenant”*) y como anunciador de la anagnórisis, como sensibilizador para el reconocimierrto pleno del padre y, en él, del hombre despojado de atributos que no sean los estricta y esencialmente humanos: El Presidio es un drama con personajes dramáticos, fantasmagóricos, y Nicolás del Castillo viene a ser el abuelo arevenantn, que ocupa una escenaprevia a la anagnórisis del padre y el hijo, cuando aquél le venda la pierna flagelada. Antes que al padre reconoce al padre de todos los desdichados, de los huérfanos, de los desamparados. Nicolás del Castillo anuncia al mesías,ablanda SUcorazón, lo humaniza, lo hiperestesiapara siempre. Lo que antes entendía, ahora lo comprende con la inteligencia del corazón, como dirá más tarde con frase pascalíana. Y el padre acaso nunca hubiera sido reconocido como tal sin reconocer antes al abuelo ignoto, al que engendraba seresdolientes, compasivos, sacrificados, aunque . 336 ANUARIO MARTUNO rudos, incomprensivos, tercos. EI padre que antes podía contraponer al suyo era Mendive, y entonces el propio resultaba inferior porque los comparaba injustamente. Ahora el celador Mariano >fartí es incomparable, único. En la gens cle los grandes deadichados sin familia, incomprendidos, sin amor de los suyos ni de ni perdón (los aforzados nadie, sin consuelo, sin justificación del destino,, de Rimbaud), a cuyo linaje pertenece don Nicolás del Castillo, D. Mariano Martí es tan grande o más que los demás padres y los demás hombres. En el padre no sólo reconoce al padre sino al hombre verdadero en su verdadera grandeza. Años más tarde lo reconocerá en el altiplano de México, en las selvas de Guatemala, en las sierras de Baracoa. Es el mismo, eterno e inalterable, el horno perennis, =sub specie aeternitatis.. (p. 72). Calas de esta profundidad, preciso es reconoceilo, no han sido frecuentes en la exégesismartiana. Junto a ellas quisiéramos recordar un pasaje de la semblanza de la madre, que está escrita con emoción arrasadora, dentro de una sobriedad magistral. Los hechos y los comentarios se combinan allí con ajustada elocuencia. En el fondo es un poema en prosa, de gran espon#taneidad,justicia, madurez y pureza, donde se le‘vantan palabras memorables, de sustancia poética, de las más hermosas y penetrantes que recordamos haber leído sobre la madre de Martí; palabras que merecen la gratitud de todos los cubanos: Doña Leonor Pérez no era solamente la madre de un Héroe, sino además la madre de un Santo, un Sabio y un Mártir. Su azoramiento, cuando lo tuvo en vida, fue el de una mujer del pueblo, de una pobre mujer a la que nació un hijo que en la pubertad comenzó a hablar en un idioma desconocido, a cantar canciones enigmáticas y a echar alas y brillos hasta que lo perdió de vista en el espacio, en un relámpago. iQué podemos exigirle que supiera, si todavía no podemos nosotros mensurar la magnitud del prodigio? Lo más sensato que se ha dicho de Martí es el deslumbramiento insensato: era un águila, era un león, era el océano, era un meteoro, era un faro. ¿Qué podían comprender la madre y las hermanas del que dijo señalando a las gentes que sufren sin esperanza: ésta es mi madre, éstos son mis hermanos? iQué más podía ella saber sino que era su hijo y Io perdió? (p. 40). Como se ve, Martínez Estrada no elude, antes bien afirma audazmente, la dimensión hagiográfica. Haberlo hecho desde una sólida posición crítica, armada de los más modernos métodos de conocimiento, es uno de sus grandes méritos, porque esa dimensión, no obstante el descrédito en que pueda haber caído por culpa de tantos exaltadores in- MUARIO MARTUKO 337 nuos o ignorantes, no debe, en rigor, eludirse. Aclarando su posición a este respecto, Martínez Estrada escribe: La valoración areligiosa. del carácter de Martí es indispensable, siquiera sea como instrumento auxiliar o hipótesis de trabajo. pues el vocabulario y la manera típica del pensar místico o religioso facilita la comprensión de una dimensión de profundidad (o de altura) del fenómeno, de todos modos curioso y extraño, si no se quiere decir sobrenatural, de la aparición de los seresextraordinarios, superdotados, se les llame aportadores de bienes,, agenios o, ya en la nomenclatura profana de Emerson y Carlyle, ahombres representativos, 0 *héroesn. Prescindir de la intelección sagrada (sacral, dicen hoy) para entender las grandes personalidades que, efectivamente, elevan el nivel humano en determinadasépocas (por el <salto cualitativon, de Kierkegaard, o por las #mutaciones bruscasD, de Roux y de Vries), es obedecer demasiado estúpidamente al apensar de cosas,, al pensar materialista y positivista (de mediados del siglo XIX) en sus manifestaciones groseras de la mentalidad de los manuales de divulgación y de profesionales seudocientíficos. (p. 408) Consecuentecon su planteamiento, en la sección titulada Bondad escribe: *Negar por cualquier prejuicio sectario que la palabra santidad pueda aplicarse a Martí en su vida y en su obra, es desconocerlasy carecer, por añadidura, de la indispensable elasticidad mental para operar con símbolos, vale decir, etimológicamente, con equivalencias de las cosas., (p. 566) Cuando dice, puea, que ala naturaleza intima. del ser de Martí aes “santidad”m (p. 562), debemosentenderlo por analogía, y específicamentecomo *santidad laica,, de la que él llama ade cepa y no de injerto,, y teniendo en cuenta estoa deslindes: .Es necesario borrar la idea que suele tenerse de la santidad como virtud negativa y pasiva o prestigiosa, y reconocerle cabal validez en ese otro tipo de bondad heroica y de pureza que veneraron los pueblos primitivos y los antiguos, y que puede condensarseen la práctica diel bien en tal forma que auxilia y ennoblece. Esa clase de santidad poseyó Martí..., (p. 563). Se apoya en conceptos de Louis Lavel’le (Cuatro Santos) y de Stefan Zweig (Tolstoi). El primero precisa aspectosmuy importantes para comprender la noción de asanto laico* y atribuírsela a Martí: apermanecesujeto a las pasiones. No piensa, como tantos hombres, en disimularlas. Y el verlo entregarse a veces a ellas, es una especie de escándalo que nos aparta de considerarlo santo y nos inclina a menudo a ponernos por encima de él. Puede decirse, sin duda, que mortifica esaspasiones, pero ellas son una condición, un ele- 338 .4!!UARlO MARTUNO menta de su misma santidad. Pues la propia santidad es una pasión 0. 4 nos choca la palabra, una pasión convertida. En la pasión hay una fuerza que la santidad necesita para deatarse del prejuicio y de la costumbre. Y la pasión echa siempre sus raíces en el cuerpo, es ella quien lo solivianta y lo lleva más allá de sí mismo. No hay nada más bello que ver ese fuego que se alimenta de los materiales más impuros y cuya llama en el ápice, produce tanta 1uz.m (p. 564) Por su parte Stefan Zweig explica: aser santo significa hoy, para nosotros, únicamente ser heroico, en el sentido del abandono absoluto de su exkencia a una idea vivida religiosamente; ...el santo del espíritu es todavía posible hoy, como testimonio en carne y hueso de la conciencia; sólo que no es necesario que consideremos a esos seres admirables y raros como seresdivinamente infalibles... Porque nuestra generación ya no quiere venerar sus santos como enviados de Dios venidos del más allá supraterrestre, sino precisamente como los más terrestres de los humanos*. No obstante esta última declaración, permeada como las anteriores de una supuesta superación del concepto tradicional de *santidad*, no faltan en la imagen de Martí presentada por Martínez Estrada muchos rasgos catimados como .sobrehumanosB o ssobrenaturales,, o simplemente misteriosos, o alusivos a una realidad trascendente. Véase, entre otros pasajes, la sección titulada Coincidencias, que por cierto termina refiriéndose al sentido etimológico de la palabra marti (ahombrem, epaís allende el mar,, amar cálido, aguas cálidasn) registrado en un estudio de Miguel de Ferdinandy (En torno al pensar mítico), etimología que tuve el gusto de indicarle a Don Ezequiel. Pero la santidad laica, como el heroísmo y la sabiduría, tienen en su visión un sentido muy preciso, casi diríamos científico, aunque de raíz tan devocional como en los más humildes seguidores de Martí: son los atributos inseparablesde la esencia mítica de su vida. En esto consiste la peculiaridad del enfoque de Martínez Estrada si se le compara con el tan desdeñadode Luis Rodríguez Embíl en Martí: el santo de América (1941), libro que ni siquiera cita y que sin embargo tuvo el vaìor de decir ingenuamente lo que aquí se estudia acientíficamentes, con método analógico y como rasgo estructural del arquetipo mítico encarnado por Martí. La biografía hecha con la sustancia de. la historia, trasfundida en ella, según hemos visto, se confunde con el -mito, es el mito. .El des. tino personal de Martí -precisa Martínez Estrada- es una prolongación del destino familiar y éste lo es del destino nacional. Los antiguos ANUARIO MARTIANO 339 mitos 10 reconocían así. Toda la vida de Marti es epítome de la historia de Cuba: por eso su biografía puede ser leída hermenéuticamente, como mitologema, relato personal de una generación hictórica.m Y añade: *El sino de Cuba gravita sobre las familias de emigrados, criollos y desterrados y, como en las leyendas épicas, el primogénito recibe la herencia de SU unan&: es el receptáculo de la Némesistribal. Todo se articula y configura con un sentido cerrado de tragedia y de inevitabi1idad.n (p. 43) Ya Medardo Vitier, en Martí: estudio integral (1954), había sGalado el carácter trágico del destino de Marti, por otro flanco, el de la contradicción entre su misión histórica -desatar la guerray la raíz amorosa de su espíritu (p. 22). Me parece sin embargo desenfocado lo que a continuación escribe don Ezequiel acerca de Nietzsche y Martí. Aunque haya puntos de contado, más que afinidades, no creo acertada la aplicación al cubano de las palabras de Stefan Zweig sobre Nietzsche, especialmentecuando dice: *pues Nietzsche quema, junto con su debilidad, su mansedumbrey su bondad, todo lo humano que hay en él j que lo une a la humanidad, (p. 43). Las renuncias de Martí no lo llevaron a esosextremos y tienen un sentido inverso al de Nietzsche, que era un poseido del ego. En él la bondad quedó incólume, como centro de su espíritu, según el propio Martínez Estrada lo constata en uno de 10scapítulos finaks; y las renuncias, el dominio de sí mismo, lo condujeron a una más profunda unión con lo humano elemental, concreto, tanto como a lo humano ideal, abstracto, sin dualidades -todo esto, también, muy bien visto por Martínez Estrada. Con frecuencia Ias citas que aduce, como bloquea de fuerza, no se ajustan realmente a su verdadero pensamiento, y no se toma el trabajo de desbastarlaspara un uso adecuado. Retornando el hilo magistral, ahonda como nadie antes en el sentido del desgarramiento de Martí de su familia natural para entregarse, sin abandono de ella, a su familia espiritual suprema, en una tradición profunda que lo liga a las fuentes de la cultura grecolatina: ‘. El Eros uránico de Diótima, el Eros cosmogónico de los gnósticos unía los miembros dispersos,como el cuerpo descuartizado de Hipólito, y reconstituía la comunidad mayor, que para Martí era Cuba. Se diría que eran 10s dioses de la gens cubana los que soldaban fuertemente el sentimiento de familia en Martí, como en la familia romana, que consistía en la comunidad del culto (Foustel de COUlangas). Gens, fratría y tribu estaban fusionados por creencias, propósitos unánimes, intereses colectivos, superiores a IOS lazos de sangre. La familia de Martí es de este tipo, formada por afinidades y concordancias de idealestales como, al perder la propia en Cuba, 340 ASUARIO MARTIANO ANUARIO la halló constituida en la Emigración. Ni parientes ni amigos representan para él lo que SUS compatriotas y los que amaban a Cuba como cubanos. Cuba es la Madre Grande. (p. 44) Ya antes había observado que en Martí el Eros absorbe la libido, como en todo espiritual sumo. Ah ora corona exhaustivamente la observación de este rasgo fundamental con palabras que, de paso, ponen en entredicho la aterrenalidadn del santo laico, tal como lo describe Zweig en la cita ya comentada: Sus verdaderos amores, como el de los místicos y los revolucionarios auténticos, no eran de naturaleza terrenal. El amor rque mueve el sol y las otras estrellas es un primun movens de toda la cosmogonía martiana, divinidad terrible, en el decir de Dante, que lo esclavizó a su incontrastable poder, arrancándolo de los amores perecederos con tiránica impiedad. Amor exigente, por el cual se tiene que afrontar el destierro, la pérdida de los seresqueridos el baldón, la pobreza, la ingratitud y finalmente la muerte. En Martí el amor platónico que en el orden de las relaciones humanas es la caridad, conmiseración- desplaza phylía, la charis -filantropía, muy pronto el amor físico, segúnse advierte en El Pre’sidio. (p. 45). l Lo platónico, por 10 demás, según su costumbre de siglos, también en Martí desembocaen lo cristiano: aAmor cristiano -concluye don Ezequiel-, entendiendo que Cristo haya sido Amor, la condensación suprema del amor en un ser, o sea el dios-hombre* (p. 46). Y en el capítulo titulado Religión, cuyas páginas están llenas de enseñanzas(si bien omite la creencia no cristiana de Martí en el ciclo purgativo de las vidas), afirma que afue cristiano por superabundancia de amor y bondad, (p. 94). De mayor interés aún son otras observaciones correlativas, cerro ístas: que la lectura de la Biblia en la casa de Sardá, en Isla de Pinos, le permitió liberarse *de una de las coyundas más poderosas de España en Cuba, el catolicismo político. (p. 75) ; y que CEZ Présidio Político en Cuba anticipa el credo de Gandhi, del poder inmenso de amorn (p. 88). La <lecturan hermenéutica, como .mitologema*, de la vida de Martí, es el verdadero asunto del libro y alcanza en las páginas sobre sus tres familias: la filogenética o biológica, la de 10s grandes ideales y la de elección y simpatía, algunos de los momentosmás esclarecedoresy decisivos. Nadie, que sepamos,había entrado tan a fondo en 10s hechos de la biografía de Martí con esta audacia armada de relaciones culturales tan vastas, las únicas que en verdad permiten apresar del mejor modo MARTIANO 341 posible, el analógico y metafórico, las significaciones últimas de la experiencia martiana. Veamos, a partir de este capítulo (Famiiia) y a lo largo del libro, algunos pasajes reveladores de la esencia y estructura míticas de la vida de Martf, según la imagen que de ella nos ofrece Martínez Estrada; pasajesdesdeluego inútiles si no se tiene sensibilidad para los símbolos no literarios sino encamados en la realidad. La extensión de las citas debe excusársenosen gracias al hecho de que conrtítuyen una presentación sistemática de la tesis dispersa a través de las 618 páginas del libro. Léanse, pues, estos fragmentos, enhebrados por la unidad de su asunto, como un compendio argumenta1 y una guía: Los esponsaleslos celebra en el presidio de La Cabaña, allí, como los iniciados, sus nupcias con un deber de redención y liberación son al mismo tiempo sus exequias. En el presidio, Martí muere y renace. La fotografía que allí se le toma y que él dedica a la madre, lo muestra en su hábito de aregular en el siglo., en el traje de penitenciario, que con una u otra apariencia, vistió siempre. Su clausura, su celda fue el cautiverio en la Babilonia Norteamericana; su Orden la de la emigración cubana expatriada allá. De donde se infiere que su casamiento con Carmen Zayas Bazán, despuésde consagrado a ese amor ultraterreno, era sacrílega bigamia, y el castigo se presenta al observador imparcial con irrecusable evidencia. (p. 46) . . . .. . Sin necesidad de remontar a las fuentes de los ritos nupciales y funerarios de los pueblos prehistóricos, en Venecia se celebraba hasta hace unos cuatrocientos años con pompa imperial la ceremonia de las bodas del Dux con el Adriático. El Dux arrojaba el anillo de alianza al mar, y Martí se calza el anillo de alianza hecho con hierro del grillete y con el nombre de su amada Cuba en oro, ,que no se quitará después.¿No responde a esta misteriosa compenetración de un alma como animus y de un pueblo como ánima, su extraña certeza de que su verdadera familia era la comunidad cubana?, (p. 47) Esa experiencia [la del presidio] puede denominarsecorrectamente ainiciación* o de =noviciado., puesto que desdesu condena su biografía cumple puntualmente el ciclo mítico del héroe, según el arquetipo que a través de los siglos y bajo variantes espisódicasse reencuentra en los gr--les hombres, libertadores de pueblos y de almas. (p. 75) . .. . .. 342 ANUARIO MARTIANO una revelación apocaliptica semejante . . . ha rec<bido un mandato, a la de Saulo al caer del caballo y la de Dostoievski en el presidio de Siberia. Su estadía en el Presidio ha sido un noviciado; J la ectación preparatoria a SU ingreso en la vida del gran sacrificio, en casa de Sardá, en la Isla de Pinos, completa su Iniciación. Puede comparársela a los ejercicios espirituales, a los ritos de ordenación en los sacerdocios y a los exámenes de capacidad de los ritos de caballerías, tanto en Oriente como en Occidente. (p. 76.) Si en Abdala Martí pudo ser Judas Macabeo que sale a morir en defensa de su pueblo, su ciudad, su templo y sus hermanos, aquí [en El Presidio] es Pablo de Tarso, preso en Jerusalén. Muchos nombres acuden a la mente, y todos de la leyenda religiosa judía en su teopeya por la libertad, la justicia y la dignidad, netamente diferenciada de la epopeya mitológica helénica. Abdala es Jeroboam, David, Gedeón, pero el presidiario es Sansón, Daniel, Jere mías y Pablo, que están presos. Sean los filisteos, los babilonios, los filipenses o los jerosolimitanos, o los españoles de Cuba, la situación mítica es muy semejante,tanto para la leyenda como para la historia. El Presidio puede ingresar en las leyendas medievales de los niños raptados y criados para liberar a sus reyes y sus pueblos o de los antiguos héroes arrebatados en la infancia por los dioses adversos o para alimentarlos con tuétano de león. El opúsculo de Martí se puede insertar junto a Job, a Rut a Ester o como capítulo de las crónicas de cautiverio en Egipto o Babilonia. Es un cuento tremendo de la Biblia o de la Hagada. (p. 87) Encontrar similitudes en la situación vital de Martí con Orestes o con Cristo, es evidentemente de un uso atrevido del lenguaje figurado; mas no existe otro método más persuasivo ni es evitable en el mecanismo de pensar por imágenes. Los críticos y apologistas que han estudiado la personalidad de Martí, han coincidido en aplicarle epítetos usuales en la historiografía religiosa: apóstol, maestro mártir, iluminado, obseso,santo. Dice Manuel Pedro González: cNo hay bibliografía pasiva de escritor laico hispano en la que tanto se prodiguen los vocablos reservados para la literatura hagiográfica como la de Martí.. (Prefacio a SU Esquema Ideologico.) Observación que comprende asimismo la índole particulari. sima de su vida y su obra. Felipe Nuííez Gallardo,en la Biografíu de Martí, se refiere a los simbólicos regalos a que ya se hizo referencia [un cáliz de plata y una cruz de caracoles]., y muchas son las situaciones en que la biografía de Martí se couvlerte por sí misma en mito. El paralelismo de situaciones con Orestes, que el mis. mo Martí sintió como un fatum histórico, es el más notable de to- ANUARIO MARTIANO 343 dos y por resonanciase evoca la leyenda del bravo guerrero y varón de multiforme ingenio, Odisea. En el Diario de Campati Martí evoca a las personas como si fuesen figuras y las hace salir de la sombra, decir su nombre. pronunciar algunas palabras y desaparecerotra vez, como hizo Odisea en Cimeria. Todo el paisaje y todo 10 que vemos y oímos se desvanecen al terminar la lectura. Ha sido un viaje al mundo de los inmortales, contado como un viaje terrestre, y la imagen de la P’ia Crucis es exacta, pues ino es ésta la narración de un rito sacrificial en que la víctima expiatoria se ofrece en holocausto para la salvación de un pueblo? Para mí este Diario es su camino de perfección, lo que también podemos llamar catarsis, en la fraseología del teatro griego. Va depurándose de cuanto pudo haber de agresivo en su prédica y en su tarea de organizar una guerra sin cuartel, una guerra santa con amor y sin odio. Pues nunca tuvo odio Martí. KO parece que milita con los soldadossino que va con ellos como el ángel de la guarda. No es uno más de ellos, sino otro que los acompaña, los guía, los aconseja y los asiste. Negar la licitud a esas correlaciones inevitables, resistir a las similitudes de este viaje con el de Dante por la selva oscura, de San Juan de la Cruz por el Monte Carmelo y de tantísimas peregrinaciones hagiográficas, es renunciar a uno de los auxilios para captar la realidad humana del héroe. (p. 223-224) La peregrinación del héroe es uno de los capítulos más interesantes en las leyendas de héroes, y d’ela Antigüedad lo toman la caballería y la Iglesia, pudiendo decirse que es el avatar indefectible y en el que siempre se ha visto una voluntad ajena a los designios del peregrino : el destino. Regularmente esa peregrinación ea una odisea, y Martí la cumple en un periplo por el Caribe: México, Guatemala, Honduras, Venezuela y las islas de Santo Domingo y Jamaica. Su patria es Cuba, y también puede considerárselaestación de su peregrinaje más que de su residencia. El viaje por Guatemala (1877) y el viaje por Cuba (1895) tinenen tales analogías en su estado de ánimo, que pueden leerse como continuación el uno del otro, a pesar de que el primero es cabalmente un rito de iniciación y el último de sepelio: la resurrección primaveral de Perséfone y su regreso a la madre tierra. Frazer pudo incorporar ambos episodios a La Rama Dorada. De todos los héroes la leyenda que concierta mejor con la biografía de Martí es la de Orestes, que él eligió como seudónimo al iniciarse en los trabajos de prensa. (p. 230) Como el que realizará en los últimos días de su vida por Santo Domingo y Cuba, [su viaje por México y Guatemala] es un viaje mítico que nos sorprende por la similitud que tiene con los de otros . 344 ANUARIO MARTIANO ANUARIO héroes de todos los tiempos. Es precisamente el viaje a través de la geografía y de la historia americanas, a la región de las Madres. El viaje del eBuscador, de muchas leyendas a que se refiere Miguel de Ferdinandy en su libro En torno al pensar mitico. .El Buscador, atraviesa el reino de la materia viviente en sus formas arcaicas y elementales, para llegar a la región del origen de lo que está vivo en nosotros a pesar del tiempo. El viaje de Fausto hacia la cuna helénica de la civilización europea, donde encuentra a Helena y de la que tiene un hijo (Euforión-Lord Byron). Euforión conjuga la belleza pagana corporal y la belleza científica actual. No obstante, el viaje que más se parece al de Martí-Orestes, el peregrino sin patria con el que en intuición genial se identificó, es el del poeta que concibió a Fausto, al mismo Goethe, en su peregrinación a la tierra originaria de la ciencia, el arte y la cultura toda, a la Magna Grecia. (p. 234-235.) . ...*. Es Orestes quien deja México y prosigue su peregrinación a la aregión de las Madres. Desandando siglos, hacia las fuentes de las civilizaciones maya y quiché, el viaje por Guatemala es un descenso en la historia, a través de una naturaleza que conserva todavía la fuerza originaria de crear mitos teogónicos. Todo parece sagrado en esa inmensidad de montaña y monte, y el viaje de Orestes es también el de Parsifal. (p. 240) .. .. . . Martí es Orestes, desde que adopta ese nombre de guerra. Tiene conciencia de que es un desterrado por tierras inexploradas, los dominios de Deméter y Artemisa, en busca de recursos para retornar a la patria y derrocar a los usurpadores del poder. La Madre Patria ha traicionado a sus hijos, ha vendido su patrimonio y su honor, y Orestes ha sido expulsado del palacio para que no presencie la infamia y quiera vengarla. Orestes peregrina solo, esta vez. La hermana (CAnan), tan sensible a la desventura de los pobres, acaso el único ser que lo entendió en sus años decisivos, ha muerto en Veracruz, y tampoco lo acompaña Pílades, su fiel amigo, que ha sido nada más que un compañero de armas en el periodismo. (p. 241) .. .. . . Desde este momento la biografía puede leer= como mito, porque los elementos de tierra, historia, genos, ethnos Y destino se entrelazan en una urdimbre tan estrecha que se diría que es Orestes,1Ze o 126 acon su mu.xte se cierra nuestra época trágica. Un destino aciago, algo LOS ,4tr&s (YO subrayo), agota a la Poesía cubana durante todo resume ese fatum, pero ya no es SU víctima, sino SU dueño., [Nota correspondiente a la p. 241 de cubano en la poesia.) Martí Recolucionario] . como la suerte de el siglo XIX. Martí (Cintio Vitier: Lo MARTIANO 345 una repetición genética de él, quien asume el papel de protagonista; y que la vida personal de Martí se integra hasta desaparecer como tal, en la historia de Cuba. (p. 241) . .. . .. Como Odiseo, Martí está veinte años ausente de su patria, la isla de Itaca, en el sitio de Troya y en la pertinaz decisión de volver, desechando la riqueza y la gloria. Quiere regresar a Itaca, donde está el padre, la mujer, el hijo y el pueblo, esperando que los salve del asedio de los pretendientes, de los usurpadores. Todas las tardes, al ponerse el sol, va a un lugar solitario de la playa donde está cautivo de una diosa seductora, y suspira ante el mar, mirando en dirección a su Isla querida sobre todas las cosas. (p. 261.) .. . .. . Este viaje [el último de Martí a Cuba] evoca el de los héroes Eneas u Odiseo y de los semidioses Orfeo, Perseo o Heracles, que lo realizaron al seno de la tierra para descubrir los secretos del mundo subterráneo, o para liberar almas retenidas en las tinieblas. Es el viaje por el reino de las sombras o de la muerte. (p. 271) . . .. .. En el caso de Martí, la historia con su cercanía y evidencia difumina los contornos del mito en cuya área está inclusa la historia del hombre. Para la lectura hermenéutica de los hechos aconminatorios e irrefutables, la significación es otra; y con Martí tenemos la historia que Croce considera ehazaña de la libertad,. Dicho sin supercherías, en el lenguaje de la positiva verdad, su historia sagrada. Quiero decir que la historia le borra los rasgos de lo sobrenatural para explicar los hechos conforme al método propio de la historia de la naturaleza. El sentido neumático que la historia pierde en manos de los historiadores lo recupera en cuanto se convierten los datos de la realidad histórica a signos de un acontecer sin fecha ni lugar. Cuando su biografía se convierte en historia, su persona en numen. La hazaña de Martí equivale a la de los héroes legendarios, y no hay entre la de Hércules (sanear una comarca), la d’e Eneas (fundar una patria) y la de Pedro el Ermitaño (reclutar un ejército libertador) otra diferencia que Ia proximidad o distancia del observador y la nitidez o esfuminación circundante. Los con que se perciben las figuras y el panorama rasgos eternos y arcaicos de esa historia se acusan como el texto obliterado de un palimpsesto, tal como en nuestro cuerpo los de nuestros remotos antepasados. (Epopeya y drama son la catarsis de la historia, SU elevación a símbolo y mitologema.) su restauración requiere amor, paciencia y prolijidad(P* 272). . ANUARIO 346 ANUARIO MARTIANO Puede llamarse misteriosa la muerte de Martí, y el desconocimiento de la verdad de cómo aconteciera da al hecho histórico el espejismo n:itico que tantas veces puede encontrarse en su biografía. Por lo que es justo considerar que la vida toda de Martí es el cumde un destino que puede condensarse en la evidente plimiento definición de ser el cumplimiento de la sentencia que lo condenó a prisión en libertad, de modo que el indulto habría sido otra forma de cumplirse aquella sentencia. La disyuntiva era, como él lo advirtió en Ei Presidio Político en Cuba, salvarse perdiendo el alma. La marcha funeral de su Diario de Campafia es el epítome de esa tragedia, que es la misma de Prometeo, de Orestes, de Teseo y de todos los libertadores y redentores, se llamen Sócrates o Cristo, Juana de Arco o Rosa Luxemburgo. (p. 290-291) .. . .. . No ver en la horrenda suerte de su caída y sepultura por los centuriones que se reparten sus pobres pertenencias como botín y no como reliquias, el significado que tienen en la hermenéutica del mito, la leyenda y la historia estos hechos rituales, es privarle a su biografía y a la historia de la humanidad de la virtud secreta de los venerables ejemplos. Su muerte fue horrible porque horrible fue su vida de angustia, soledad, agonía, servicio, deber, pahumillación, fatiga, olvido de sí y gloria. ciencia, perseverancia, La parábola y la metáfora son instrumentos de la comprensión esencial, de la apercepción eidética, y sería renunciar a sentir la presencia de lo sagrado en la naturaleza cohibirse de expresar la verdad por escrúpulos de pueril racionalismo. (p. 291) . . .. . . Llegamos al final de la Viu Crucis de gedia de Dos Ríos es el epílogo natural, proceso que se desarrolla desde que los 1869, para que se cumpla la ley de los quiere sustituir por la ley del amor, (P. Martí, al Gólgota. La tralógico y clemente de un centuriones lo apresan, en escribas y fariseos, que él la libertad y la justicia. 291) . .. . . . El ciclo épico que se inicia con el noviciado para el cumplimiento de una gran misión, y que se prosigue con el destierro, la peregrinación, eI cautiverio, el regreso, las [email protected] se oponen a que se cumpla felizmente la odisea basta pisar tierra patria, y configuran el mito clásico del lila muerte que todo lo unifica, bertador y del redentor. (p. 289) . .. . .. MARTIANO 347 Capítulos confusos como el titulado Derecho o farragosos y prácticamente inútiks como el exasperante análisis de los borradores del Manifiesto de Montecristi, o bien inapiradísimos y pletóricos de hallazgos interpretativos (aunque casi nunca exentos de errores y caprichos) como los dedicados al Diario de Campa&,4 El hombre biológico y mitico: su ser esencial o El grande hombre: sus atributos, jerárquicamente se organizan en cuanto descubrimos el eje central del libro. Los pasajes transcritos, y otros análogos, constituyen la columna vertebral de Martí revohchario, que ciertamente debiera titularse, en lo que se refiere a este tomo, Martí mítico. No se trata de restarle arealidad. a Martí: por el contrario, Martínez Estrada ae encarniza, no siempre con fortuna, en la dilucidación hasta de los últimos recodos factuales de la biografía que sirve de base a su estudio. Tampoco se trata de restarle ahumanidadB o *divinizarlo*. Si lo compara con los semidioses legendarios, sí concretamente dice, a propósito de una carta de doña Leonor, que confirma la creencia de que ctambién los hijos de los dioses son hijos de mujer» (p. 38) o que su vuelta a Cuba es ael regreso de un semidiós al seno de la madre tierra, más que el regreso de un héroe civil, (p. 274), todo ello debe entenderse como un esfuerzo rigurosamente metodológico para intuir, mediante el apensar por imágenes,, un fenómeno humano scperior que no se deja apresar en las mallas corrientes, -sin excluir desde luego, en la relación emotiva personal y única que todo amador de Martí establece con él, ese escalofrío de asombro y devoción que está precisamente en la raíz de un esfuerzo semejante. El concepto mismo de 10 mítico debe clarificarse para entenderlo, ya que comúnmente se identifica con airreal*. Según nos enseña la antropología contemporánea, desde Frazer hasta Eliade, Ferdínandy y Lévi-Strauss, detrás de cada mito hay una realidad humana profunda, una síntesis de experiencias vitales, un patrón o arquetipo de situaciones claves para el J Mi predilección ha ido siempre a este capítulo, el primero que leí, en la Revista de la Biblioteca Nacional (en.-dic. 1961). antes de la aparición del libro. icuántas entrañables y a ratos alucinadas iluminaciones en esas páginas! El párrafo final de su primera versión, que ahora infortunadamente aparece en la nota 184 de la p. 414, me impresiona siempre como una de las intuiciones-límite de Mar&= Estrada y me deja siempre ese sabor de frenesí intelectivo, de raíz poético-delirante, que está en el fondo del más auténtico Martí que don Ezequiel nos kwa. Dice así: <Esas emociones, esas sensaciones no pueden describirse ni expresarse en el lenguaje de 10s poetas y los pintores, los músicos y los místicos: pueden wx bailadas, gritadas, mimadas según los ritos orgiásticos primitivos, o absorbida sin respuesta como los animales con sus ojos contemplativos y absortos., CEl subrayado es mío). Da verguenza, después de leer tales asaltos a lo indecible, dotenerse a señalar fallas de información o lapsus mentales, productos del pésimo estado de salud en que fue escrito este libro dominado por el prodigio. . 348 ANUARIO MARTIANO acontecer social, histórico y psíquico de la especie. La aparente irrealidad del mito, que no es más que un resumen imaginistico, una fórmula cn el plano de lo cualitativo, expresa realidades básicas de la vida humana. Por eso se le considera un método de conocimiento de realidades que escapan al pensar lógico, propio de 10s pueblos llamados aprimitivos, pero difuso en toda la poesía y aplicable como instrumento críticamente manejado para la intelección de ciertos fenómenos que ni la economía, ni la sociología ni la psicología pueden agotar. Tal es el caso de Martí y tal es, fundamentalmente, el gran acierto de Martínez Estrada en su exégesis de aquél a quien consideró auno de los espíritus más libres que ha conocido la historia, sin duda el más puro de todos elIosn. (P. ESTUDIOS DE GIOVANNI MEO ZILIO 151) CINTIO VITIER (aIteración y estructura en el estilo de Martí.* CProlepsis, imágenes e ideología de un texto martiano.. #Notas de fonología literaria en torno a un texto cubano., En De losé Martí a Sabat Ercasty. Estudios Hispanoamericanos, por Giovanni Meo Zilio, Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1967.) El creciente carácter científico de la estilística puede hacer pensar en una deshumanización de la crítica literaria, que correspondería como un reverso a la adeshumanización del arte, apresuradamente dictaminada por Ortega. De hecho, la primera impresión, difícilmente superable, que nos producen estudios como los que comentamos, es la de ver a un cuerpo amado, con su alma palpitante, sometido a la mesa de disecciones. Este nuevo desmembramiento de Osiris tiene algo tan escalofriante como el descensodel hombre a las cámaras nupciales de la materia, con propósitos a veces más violadores que amorosos. A medida que nos familiarizamos con la técnica empleada, sin embargo, nos suceden dos cosas: la primera, que el interés de la pesquisa nos atrapa con tanta intensidad como pudiera hacerlo una novela de suspense (y en efecto, hay algo detectivesco, también, en estas búsquedas); en segundo término, empezamos a sospechar que los fragmentos así analizados y desmontadoscomo una maquinaria de relojería, no son textos muertos sino amuestras, de laboratorio con las cuales pueden, sin duda, averiguarse rasgos ocultos del texto vivo. Por otra parte, el investigador nos tranquiliza con Ias más inteligentes explicaciones sobre el papel subordinado de lay estadísticas y el papel rector de Ia intuición a su trabajo, al tiempo que nos promete apasionantes conclusiones aespirituales,. Así aplacados 10s temores de que la idolatría de las afrecuen. cias pudiera esterilizar el centro intuitivo irreductible de todo menester 350 ANUARIOMARTIANO crítico, cae en la recelosa lectura como miel sobre hojuelas la esperanza de llegar, a través de tan árido escrutinio de tablas y porcentajes, a una conexión verdaderamente ilustrativa entre las constantes formales y las constantes id’eológicas y emocionales del autor estudiado: a una mejor o más satkfactoria e integral comprensión de la #espiritualidadn especifica, en este caso, del escritor y revolucionario José Martí. Buenos augurios de] éxito de esta empresa los tenemos precisamente en la intuitiva comprensión del carácter simultáneamente político y artístico de la aLogró así hacer arte de su mensaje patriótico-ecuméprosa martiana: nico : el único caso en verdad de gran prosa política en la América hispano-parlante., (Entre paréntesis observamos que todavía están los críticos de la obra de Martí, aunque cada día menos, en plano de aclaraciones y elogios justificativos que se explican por el general desconocimiento de su jerarquía en la literatura universal. Meo Zilio, por ejemplo, se siente obligado a aducir ju%os de Max Henríquez Ureña y René Bazin. Su personal admiración, que en este caso nos interesa más por haberle dedicado a Martí una atención más especializada y acuciosa, se le desborda a veces en el texto irrpersonal y científico: *Es uno de los hasta nuestros días, en donde la intención pocos casos, desde Tirteo (desinteresada) del arte y aquella (interesada) de la llamada patriótica conviven verdaderamente sin destruirse., En la propia Cuba hemos tropezado con la incredulidad de algunos intelectuales -hija del prejuicio, la reacción contra el aprovincianismo y sobre todo Ia ignoranciafrente Por fortuna, es cuestión que ya está a la grandeza literaria de Martí. trascendiendo de los pareceres y caprichos personales.) Enfrentado, pues, correctaner.te, deeede el fervor auténtico pero en coto de caza cerrado, a los problemas de la iteración, la prolepsis y la fonología del estilo martiano, Meo Zilio ofrece, no sólo una lección abrumadora de estructuralismo estadístico, sino también algunas conclusiones profundas y sorprendentes. Baste citar las que se refieren a la aprolepsis de las determinaciones del verbo con relación a ésteì, es decir, aquella inversión estilística que, como constante, supone cla presentación de las cirUna vez comprobado científicamente cunstancias antes que la acción,. este hecho, iqué significa, qué sentido espiritual oculta? Todo el aparato de la estilística se derrumba con frecuencia ante la banalidad de sus conclusiones. En este CBSO no es así. Meo Zilio descubre o com. prueba, en la estructura misma de la frase martiana, nada menos que su ausencia de caudillismo, lo cual resulta deslumbrante. La consecuencia de su análisis de este aspecto de la prosa del Apóstol es la que <Martí no se considera a sí mismo como caudillo ni como prosigue: ANUARIOMARTIANO 351 ductor de ideas, sino como profeta, portador y revelador de ideaj que ya se hallan maduras en las circunstancias. La suya no es tanto una modalidad voluntaria cuanto una modalidad vivida; Martí es el hijo de las circunstancias.* Si estas observaciones fueran juicios más o menos impresionistas no tendrían el emocionante valor que tienen al presentarse como inducciones críticas rigurosas de un escrutamiento me. tódico y frío. Es como una prueba inesperada, en el seno mismo de la *materia* esGlística, de la grandeza y peculiaridad del espíritu mar. Gano. Por otra parte, revela una vertiente muy fecunda pero también inquietantes de estos estudios. ;Cuál es el valor psicológico profundo, reflejado en las estructuras sintácticas, del lenguaje personal? Sospechamos en este campo, para la pupila perspicaz y armada de instru. mentos adecuados, una transparencia delatora absoluta. En el caso de Martí, la *delación* de su microcosmos expresivo ha venido a coincidir con la revelación de cu macrocosmos espiritual, sin la menor fisura, incoherencia ni doblez en el sistema integro de sus zonas involuntarias y vigílicas. Por éstas y otras comprobaciones nada ociosas que hay en sus valiosísimos estudios, debemos admiración y gratitud al paciente, sagaz, fervoroso profesor de la Universidad de Florencia. CINTIO VITIER NOTICIAS Y COMENTARIOS Amigos de la Sala. Desde antes de su inauguración la Sala Martí ha tenido buenos amigos. En efecto, las valiosas donaciones de Manuel Isidro Méndez y Manuel 1. Mesa Rodríguez, consistentes sobre todo en artículos de revistas y periódicos, además de fotos y facsímiles, se realizaron durante el período organizativo; también las de Manuel Pedro González (mas que amigo, fundador), quien nos obsequió, entre otros libros, ediciones originales de Ismaelillo, Versos sencillos, Cuentd de hoy y de mañana y Ramona. De Enrique H. Moreno Plá recibimos facsímiles de las cartas de Marti a José Ignacio Rodríguez y del artículo aparecido en el New York Hera.42 que damos a conocer en este número del Anuario. Junto a esos amigos, debemos recordar a los que en la prensa diaria se hicieron eco de nuestro empeño con palabras llenas de simpatía y estímulo: Angel 1. Augier y Loló de la Torriente en El Mundo (donde también el profesor González publicó un artículo), Raúl Aparicio, Froylán Escobar y Félix Contreras, en luuentu2 Rebelde. Asimismo, Gonzalo de Quesada y Miranda en PatrM y, más recientemente, de nuevo, Loló de la Torriente en Bohemia. En la nómina de amigos cubanos, ocupan sitio de honor Julio Le Riverend Brusone, Director del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias, por cuya gestión pasaron a la Sala los libras y fotos de Martí que se relacionan en otro apartado; y José Antonio Portuondo, Director del Instituto de Literatura y Lingüística, que nos cedió un ejemplar origi- muu0 nal de El Diablo Cojuelo. otru del discurso de Martí sobre Heredia p una comunicación autografa a Juan Bellido de Luna. Lugar aparte merece e! profesor dis:inguido Ivan A. Schulman. critico martiano, quien además de ofrecernos para su publicación en Cuba los articulos de Martí por él identificados en The Sun de Nueva York, ha organizado en los Estados Unidos, con el profesor González, una colecta entre colegas universitarios con el fin de obtener libros y tesis valiosas para nuestra Sala. Ese generoso aporte, en las actuales circunstancias, adquiere una significación que no es necesario subrayar. También queremos agradecer cartas de información y estímulo de los siguientes amigos: Charles Aubrun, Director del Instituto de Altos Estudios Hispánicos de París; la poetisa de El Salvador Claribel Alegría; el poeta español Vicente Aleixandre; Guiseppe Bellini, profesor del Instituto de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad «Luigi Bocconi* de Milán; Jacques Biteff y Alexander Muratov, martianos búlgaros; José Luis Cano, Secretario de la revista Insula de Madrid, donde hizo un cordial anuncio de nuestra Sala que mucho agradecemos; Dr. A. Dessau, Director del Instituto Latinoamericano de la Universidad de Rostock; el poeta Gerardo Diego; el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid Alber10 Gil Novales; Dra. Gisela Leber, del Instituto de Lengua y Literatura Romances de la Academia de Ciencias de Berlín, RDA: Giovanni Meo Zilio, profesor del Instituto Hispánico de la Universidad de Florencia; Gregorio Marañón, Director del 1n:ti:uto de Cu!tura Hispánica dc ?inrlrid: Jo@ Antonio llaravall. piafe-01 de ia cátedra tic Pensamien:o Político de la lTni\-ercidad de ;1Iadrid; Dr. Rudolf Noack. de: Instituto de Lengua y Literatura Romances de la Academia de Ciencias de Berlin (a quien tuvimos el gusto de recibir personalmente) ; Allen W. PhiIIips. profesor en el Departamento de español y portugués de la Universidad de Indiana; Jesús director de la reSilva-Herzog, vista Cuadernos americanos de México; Valerio Stolbov. martiano soviético; y (no por última en la lista alfabética, menos querida y admirada), María Zambrano. Nuestra gratitud también a los señores Embajadores de Austria, Bélgica, Gran Bretaña, Israel, Noruega, Suecia y Suiza por la atención que han prestado a nuestra solicitud de informes, así como al señor Jean-Baptiste de Weck, Director del Centro Regional de la UNESCO; al compañero Manuel Mendoza, Secretario Permanente de la Comisión Nacional Cubana de ese organismo; al señor Alberto Dallal, Coordinador de la Dirección General de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, y a los Directores de la Kungliga Biblioteket de Estocolmo, Bodleian Lihrary de Oxford, University Library de Southampton, Institute of Latin Ameritan Studies de la University of London, Biblioteca Nacional de México y Bibliotheque Nationale de Suiza. Los libros de Martí. Según apuntamos en la nota anterior, por disposición del compañero Julio Le Rirerend Brusone. en su carácter de Director del Instiuto de Historia de la Academia de Ciencias, se trasladaron a la Sala Martí los libros que pertenecieron a la biblioteca del Apóstol. donados por Carmen Mantilla al Dr. Julio ViRoldo en noviembre de 1920, en la ciudad de Nueva York, y que permanecían guardados en la Oficina del Historiador de la Ciudad. Estos libros son los siguientes: EN ESPAÑOL Album del Comendador Moreno del Christo. Paris, Imp. de Moui!lot, 1889. 255 p. 22 1/2 cm. Cartas físico-matemáticas de Teodosio a Eugenio, por el P. D. Teodoro de Almeida. Madrid, Imp. del Diario, 1827. 3 t. 240 p. 15 cm. Historia de San Martín y de la emancipación sud-americana, por Bartolomé Mitre. Buenos Aires, Imp. La Nación, 1887-1888. 3 t. 231/ cm. Este libro está dedicado por su autor a Martí, de quien hav acotaciones al margen en las paginas 73 y 89. Leyendas históricas de la I&ependencia, por Ireneo Paz. Tomo II. México, Imp. de Ireneo Paz, 1887. 532 p. 20 cm. Obras poéticas de José María Heredia. Nueva York, Imp. i Libreria de Néstor Ponce de León, 1875. 350 p. 19 cm. JdARTIANO Este libro está dedicado por el editor y contiene ciones de puño y letra del en muchas de sus páginas. esas acotaciones véase el de Fina García Marruz. número del Anuario] 355 a Martí anotaApóstol [Para trabajo en este Poesías de José Ioaquín Palma. Tegucigalpa, Tipografía Nacional, 1888. 3000 p. 25 cm. Dedicado a Martí por su autor. Tabaré, por Juan Zorrilla de San Martín. Montevideo, Barreiro Ed., 1888. 300 p. 25 cm. Dedicado a Martí por su autor. EN INGLÉS: The Complete Poetical Works of John Greenleaf Whittier. Cambridge Edition. Boston and New York, (c) 1894. 542 p. 21 1/2 cm. DJversions of a Diplomat in Turkey, by Samuel S. Cox, New York, Charles L. Webster, 1887. 685 p. 23 1/2 cm. Lalla Rookh, an Oriental Romance, by Thomas Moore. Boston, Estes and Lauriat, 1885. 273 p. 31 cm. ilus. Medieval Tales, with an introduction by Henry Morley. London, George Routledge, 1886. 287 p. 20 cm. Patriotic Reader or Human Liberty Developed, by Henry B. Ca rrington. Philadelphia, J. B. Lipyincott, 1887, 1888 (c). 595 p21 cm. Poets. in the Garden, by May Crommelin. London, T. Fisher Unwin, 1886. 255 p. 22 cm. m&tIO 356 ANUARIO Traditional TaLes of the English and Scottish Peasantry, by Allen Cunningham. London, George Routledge, 1887. 288 p. 20 cm. EN FRANCÉS: Correspondance Litteraire, Philosophique et Critique de Grimm et de Diderot. Paris, Chez Furne Libraire, 1830. Tomos 1, II y XIII. 22 1/2 cm. En el segundo tomo, en la última página en blanco, hay anotaciones de Martí. Etudes et Portraits, par Paul Bourget. Paris, A. Lemerre ed., 1879. 2 tomos. 20 cm. Anotaciones de Martí en la última página en blanco. Erotika Biblion, Bruxelles, 1867. MARTIANO 357 MARTINfO par Mirabeau. 220 p. 17 cm. Painé et lo Dynastie des Renards, par Estanislao S. Zeballos. Traduction de l’espagnol par Mme Menjou. París, Maison QuantinBuenos Aires, Librairie Francaise de Joseph Escary, 1890. 293 p. 19 cm. ilus. Dedicado a Martí por SU autor. Junto con estos libros pasaron a la Sala una hoja original de LU Patria libre con el poema dramático Abdala, cuatro retratos originales de Martí, uno de su hermana Ana, otro de Carmen Zayas Bazán y dos programas de la Sociedad Literarias Hispanoamericana de 1889 y 1891. Visitantes distir@dos. El 30 de mayo de 1968 nos visitó la Delegación Vietnamita integrada por el profesor Ca Van Thinh, Director de la Biblioteca de Ciencias Sociales de Hanoi, el historiador Phan Xuan Nam y el traductor Nguyen Van Nganh, quienes, después de ver los más importantes libros, documentos y fotos de la Sala, solicitaron dos sesiones de trabajo para obtener información especializada sobre José Martí. En la sesión de la mañana el profesor José Antonio Portuondo les ofreció una síntesis de la vida y obra del Apóstol, con algunas intervenciones de Cintio Vitier y la asistencia de los compañeros Julio Le Ríverend, Francisco Chavarry y Fina García Marruz; en la de la tarde hicieron uso de la palabra, para responder preguntas del profesor Van Thinh, Julio Le Riverend y Jorge Ibarra sobre las ideas políticas y Cintio Vitier sobre las ideas filosóficas de Martí, con la asistencia de otros compañeros de la Universidad de la Habana y de la Biblioteca Nacional. El profesor Van Thinh escribió muy expresivas frases de admiración hacia el Apóstol en nuestro Album. Posteriormente obsequiamos a él y a sus compañeros una traducción al francés, realizada por María Luisa Jané, del artículo de Martí NUn paseo por la tierra de los annamitas,, publicado en el número 4 de La Edad de Oro (1889). Muy grato recuerdo dejaron en nuestra Sala estos distinguidos representantes del heroiCO pueblo vietnamita. Aportes martianos en el 68. Durante el año conmemorativo del de nuestra Guerra centenario Grande, a la que tan ligado se sintió siempre Martí, hemos recibido los siguientes nuevo8 títulos: 1. José Martí. Sobre Eswiía. Intraducción, selección’ y notas de Andrés Sorel. Madrid, Edítorial Ciencia Nueva S. L. 196í. 178 p. Las páginas prologales contienen una síntesis biográfica. LOS textos, aunque pudieran ser muchos más, están intelígentemente escogidos y agrupados. Las Notas son útile:. En conjunto, un libro muy valioso, sobre el cual escribió Manuel Pedro González un justo comentario en El Mundo, La Habana, 7 de enero de 1968. José Martí: En los Estados Unidos. Edición prólogo y notas de Andrés Sorel. Madrid, Alianza Editorial, 1968. 30 p. El prefacio sitúa bien el contenido de esta selección, más completa que la anterior, con Notas y Cuadro cronológico excelentes. Puede ser una magnífica introducción para los que no conozcan suficíentemente la prosa de madurez de Martí. Con estos dos libros Andrés Sorel presta un servicio inestimable a la propagación de la obra del gran revolucionario de la acción y la palabra. Genio y figura de José Martí, por Fryda Schultz de Manto. vani. Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1968. (Biblioteca de América, Colección Genio y Figura). 192 p. ilus. Contiene una Cronología, una sintética wida de Martí., varios comentarios y una bihliografía, todo de la mano de Fryda Schultz de Mantovani, ya acreditada como fina y fervorosa martiana por estudios anteriores. A la cabeza de los textos aparecen los artículos de Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío sobre Martí; al final, otros juicios fragmentarios. La presentación tipográfica de este libro, profusamente ilustrado, lo hace doblemente atractivo. 4. José Martí y el aSun> de Nueva York; nuevos escritos desconocidos, por Ivan A. Shulman. Separata de los Anales de la Univeisidad de Chile. Jul-sept. de 1966, año CXXIV, No. 139, p. 30-49. Informe sobre la importantísima investigación del profesor Schulman que dio como saldo la identificación de atreacientos y tantos artículos, de Martí en el Sun de Nueva York, hasta entonces desconocidos. Facilitamos este trabajo, cuya argumentación nos parece absolutamente satisfactoria, 8 La Gaceta de Cuba, que lo publicó en su número jun.-jul. de 1968, 5. Die Bedeutung von José Martí für die Ausprãgung des kubanischen Nationalbewustseins, por Gisela Leber. Sonderdruck sus LATEINAMERIKA. Semesterbericht des Lateinamerika-Instituts der Universitãt Rostock. Herbstsemester 1966, p. 61-72. Se trata del resumen de una tesis sobre José Martí y su papel en la formación de la conciencia nacional cubana. La Dra. Leber es colaboradora det Instituto de Lengua y Litera- 358 ANUARIO MARTIANO tura Romances de la Academia de Ciencias de Berlín (RD-4.1. Las conclusiones que aparecen al final en apañol “ en inglk así como la bibliografía manejada, nos revelan ~1x1buen COnocimiento del proceso político-cultural cubano p un planteamiento correcto del tema. Es el primer estudio en alemán a nuestra que incorporamos Sala. 6. Martí en México. Selección de Salvador Bueno. La Habana, Publicaciones de la Sociedad Cubano-Mexicana d’e Relaciones Culturales, s.a. 120 p. Por el prólogo de Bueno, sintetizador de las experiencias mexicanas de Martí, tanto como por la atinada selección, este librito llena a cabalidad su objetivo fraternal. Primeros y últk 7. José Martí. mos días. La Habana, Instituto del Libro, 1968. (Gente Nueva). 153 p. Esta original compilación de los primeros y los últimos escritos de Martí sirve para constatar la unidad esencial de su vida. En la sección Primeros días debió incluirse Abdala. Muy atractiva la presentación de 10s textos, con buenas ilustraciones de Tony Evora (salvo una: la del abrazo de Gómez y Martí, p. 98). Altamente encomiable la idea de esta colección para 10s jóvenes, que dehiera insistii en otros aspectos ‘de la obra de Martí. h&vi&d& de la Fragua. Entre ]ag @iltipIes actividades de la fi&&$ Martì&a, bajo la direc- ción de Gonzalo de Quesada y Miranda, se destaca la conferencia pronunciado por Alberto Entralgo Cancio el 27 de enero de 1968 sobre [José Martí: el hombre ) su doctrina,. en la que el disertante hizo gala de su copioso saasí como de una ber martiano, capacidad de síntesis y de una memoria privilegiadas. También es de señalarse la Conmemoración del 19 de mayo, consistente en una interesante Exposición de fotos, óleos, dibujos y documentos, que sirvió de marco a una conferencia titulada KAnálisis médicohistórico de la muerte de Martí,, compartida por los doctores Pedro Carrillo y Francisco Lancís, Jefe del Departamento Docente de Medicina Legal de la Universidad de la Habana. Según la reseña de Patrzkz (junio de 1968), el doctor Carrillo brindó auna amplia información de periódicos y libros de la época sobre la figura siniestra del cubano Antonio Oliva, práctico de las fuerzas españolas, quien se jactaba de haber matado a Martí,, al tiempo que destacó la conducta patriótica de su hermano Pedro Oliva; y la segunda parte de la conferencia, a cargo del profesor Lancís, amarcó un jalón en el estudio de la vida de Martí, por ser la primera vez que se analizaron científicamente las heridas que le produjeron la Sería bueno ver estos muerte,. trabajos en letra impresa. iUarti en el 26. Como inauguración cTeI Festival de Poesía organizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en saludo al 26 de julio, se celebró el 22 de este mes, en el anfiteatro Manuel Sanguijy de la Escuela de Cien- cias Políticas de la Universidad de La Habana, una mesa redonda sobre *Vigencia del quehacer poético de Martí., en la que partíciparon Juan Marinello, Manuel Díaz Martínez y Reynaldo Arenas, con José Antonio Portuondo de moderador. Sobre el tema propuesto dijo el doctor Marine110 que la poesía de Martí no fue un quehacer sino un modo de vida, un *ser*. Se refirió a su gusto por definir la poesía desde la poesía misma, evidenciado en los múltiples poemas aue expresan su Poética; y puntuaiizó los rasgos que le dan actualidad a su lírica: la concepción del poeta como intermediario entre la realidad y el sueño; la recreación de lo tradicional y lo popular en su doble vertiente hispánica («Los dos príncipes.) y americana (Versos sencillas); la ilimitada libertad de invención, patente en lo que se ha llamado su apoesía de lo simultáneo,, afín a la de Whítman; la convicción de que todo puede ser visto bajo especie poética (lo que llevó al disertante a refutar el concepto actual de aantipoesíam y a observar que ese tipo de Iírica tiene antecedentes en Martí) ; el ímpetu, en fin, de universalidad , que alcanza su mayor dimensión, todavía por muchos desconocida, en !os versos que Martí dijera soñados en ala almohada de Diedra,, llenos de fuerza trágicà y visionaria. Terminó el doctor Marine110 recomendando a los jóvenes *la imitación honda, libre y distinta de Martí., a quien calificó de <libertador de hombres Y de poetas,. Por su parte Manuel Díaz Martínez comenzó afirmando la nece- sidad de la pasión en eI enfoque del tema y pasó a precisar la situación generacional de los poetas que, como él, se dieron a conocer hacia 1950 pero empezaron a escribir sus páginas decisivas en el 59, y cuya base ideológica, su ser poético mismo, se identi. fica con la Revolución. Para ellos la poesía de Martí es una apotencia tutora, a cuyo amparo quieren estar. &sa poesía -dijwha sido escrita para nosotros*, porque se funda en el rechazo de las palabras que no van acompañadas de actos. Martí, además, fue el culminador del período en que nuestro pueblo Ilev a vías de hecho su sentimiento de nación, por lo que el disertante lo ll amó afundador de la cultura nacional propiamente dicha,, ya que aportó las dimensiones eticísta y poética, identificando la noción de cultura con la de libertad y la actividad revolucionaria con la de la palabra. De sus Ieccionw. se desprende que el trabajo del intelectual y del poeta tiene tanta importancia y dignidad como e1 del obrero. Se refirió a la gratitud que debemos a Martí por su profunda defensa de la poesía en el ensayo sobre Whitman y finalizó llamando a toda su obra auna apología de la vida.. Las páginas leídas nor Reynaldo Arenas no son resu&bles en estas notas, por su extensión (la de una conferencia) y por su complejidad. Centradas en el paralelo de Europa, continente racionalista, y América, continente mágico, presentaron a Martí como representante de este mundo, que no es, a juicio de Arenas, un Tercer Mundo, sino un mundo simple- 360 AKUARIO-TUNO mente distinto, dominado por dos fuerzas: la magia y la persecución. Ese distinto tiempo americano, fundado en el mito y el ritmo, en la intuición y no en la razón, tiempo de la Ktradición danzantes y desconocida, en que ano cuenta Hegel sino la selva,, exige que el héroe sea a la vez el poeta, el que vive perseguido p proyectado hacia el futuro de la imaginación. Por eso Martí fue el gran poeta de la libertad americana, dado que la poesia es la más alta expresión de la libertad. Notable fue también el paralelo que hizo Arenas entre Rimbaud y Martí a partir del año clave de 1870 en que el primero huye de su madre y el segundo entra en el presidio político. Martí eligió ser el perseguido, ser fiel a su continente mágico, entrar en el mito como imagen trágica del hombre y vivir en el más de la pasión. Su estirpe es de los que, contra toda lógica, se propusieron y realizaron lo imposible, como Bolívar, Fray Servando Teresa de Mier, los Doce de la Sierra Maestra. Su familia hay que buscarla también en los personajes fabulosos de García Márquez, Juan Rulfo, Lezama. La capacidad para el dolor fue otro de sus rasgos esenciales, asi como su rechazo del odio y su identificación dei amor a la libertad con el amor a la belleza. Partiendo de estos principios, el disertante consideró extensamente varios aspectos de la vida y la obra en verso y prosa de Martí, situado siempre en el ucontexto mágico, de la cultura americana. Estas tres lecturas, de mantenida calidad y perspectivas tan diversas aunque convergentes, demostraron una vez más la inagotable ’ riqueza y vigencia del ejemplo martiano, constituyeron un digno homenaje y un magnífico prólogo a la celebración poética del 26, en el año del Centenario de nuestras luchas por la índependencia. BIBLIOGRAFIA (Enero MARTIANA de 1964 - Agosto de 1968) PORCELESTINOBLANCHY~LANCO Advertencia Esta Bibliografía es continuación de la Bibliografía Martiana 1954 1963 editada en 1965 por el Departamento Colección Cubana de la Biblioteca Nacional, lo cual determina su comienzo en enero de 1964. Termina provisionalmente en agosto de 1968 -en vez de diciembrcon el objeto de que pueda enviarse a tiempo a la imprenta e incluirse en este Anuario, en cuyos números siguientes seguirá apareciendo, como sección fija. Hemos añadido un apéndice para incluir aquellas fichas rezagadas de 1963 relativas a publicaciones extranjeras y cubanas que no llegaron a tiempo a nuestras manos. BIBLIOGRAFIA ACTIVA 1964, [La Habana] Ed. Nacional de Cuba, Editora Juvenil, 19&. 283 p. ilus. (color), retr., 22 cm. Ilustraciones de Alberto Mestre. aEste libro está formado con los J cuatro números de la revista “La Edad de Oro” que Martí escribió para los niños de América. La revista se publicó en New York en jul., ago., sept. y oct. de 1889.w La Edad ! de Oro. 362 ANUARIO WUAltIO MARTIANO Marti. 111 Aniwr~a&. [La Habana] Eds. Combatiente [1964] 46 p. ilus., retrs., 19 cm. Contiene: Martí, apuntes biográficos; Tres héroes; Vindicación de Cuba; Nuestra América, y Martí y sus versos. 1965 La Habana, Ed. Nacional de Cuba, 1965. 537 p. retr., 23 cm. Este ejemplar, tomo 20 de las Obras Completas de Martí, es un donativo del Prof. Manuel 1. Mesa Rodríguez; contiene fotos originales de Alfonso Mercado, M’aria Mantilla, Carmen Zayas Bazán, tres facsímiles de cartas y notas del propio Mesa Rodríguez. Epistolario. Completas. La Habana, Ed. Nacional de Cuba, 1%3-65. -t. 24 cm. Contiene: t. 20: Epistolario. t. 21: Cuadernos de apuntes. t. 22: Fragmentos. t. 23: Periodismo diverso. t. 24: Traducciones, 1. Mis hijos; Misterio; Ramona. t. 25: Traducciones II. Antigüedades griegas; Antigüedades romanas; Nociones de Lógica. t. 26: Indices. t. 27: Guía. MARTIANO 363 .El Poeta Walt Whitmann. Tr. al inglés por IIelen Wohl Patterron. (En: Acentos LiterarZos Americanos; Bimestral bilingüe españolin$és. Washington, D. C., Ameritan Literary Accents, vol. IV, no 22. jul.-ago. 1967, p. 21-30). .Selecciones de poesías.. Tr. al inglés por Helen Wohl Patterson. (En: Acentos Literarios Americanos; Bimestral bilingüe españolinglés. W as -h ington, D. C., Ameritan Literary Accents, vol. IV, no. 22, jul.-ago. 1967, p. 18-20). Contiene: Yo quiero salir del mundo. Con la primavera. Por tus ojos encendidos. Un niño de su cariño. El alma universal. Estrofas de Versos sencillos. España. Introd., selección y notas de Andrés Sorel. [Madrid, Ed. Ciencia Nueva, 19671 178 p. 18 cm. (Los clásicos, 6). Sobre Obras escogidas. Selección y prólogo de Roberto Fernández Retamar. La Habana, Ed. Nacional de Cuba, 1965. 2 t. 19 cm. (Biblioteca Popular Universitaria, 1). Contiene: t. 1: Cuba, Nuestra América y Los Estados Unidos. t. 2: Versos. La Edad de Oro. Letras, Educación 9 Pintura. Correspondencia íntima. Diario de campaña. Páginas vasrast. Prével of ispánski, Valentina Rafaelobs. Sofía, Narodna Cultura, 1965. 193 p., ilus., (color) 25 cm. Tr. del título: La Edad de Oro. Texto en búlgaro. Slatna 1967 *Martí Antimperialista,. (En: Revista del Granma, La Habana, año III, no. 4, ene. 22, 1967). Contiene: Nuestra América. Manifiesto de Montecristi. Las reformas. Autonomismo e independencia. Carta a Manuel Mercado y Hombre del campo. y México. Selección de Salvador Bueno. [La Habana, 19671 120 p. 18 cm. Publicaciones Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales. Martí 1968 al9 de mayo de 1895. Dos Rios; carta inconclusa a Manuel Mercado., (En: Granmu, La Habana, mayo 18, 1968, p. 1.) y últimos días; losé Marti. La Habana, Gente Nueva, Instituto del Libro, 1968. 151 p. ilus., 23 cm. 11~s.de Tony Evora. Primeros En los Estados Unidos. Edición, pról. y notas de Andrés Sorel. Madrid [Alíanza Editorial, S. A., 19681 330 p. 18 cm. José Marti: Nqtre Amerique. Anthologie présentée par Roberto Fernández Retamar. Traduction d’André Joucla-Ruau. París, Francois Maspero, 1968. 342 p. 22 cm. 364 ANUARIO MARTIANO mum0 MONTEMAR, BIBLIOGRAFIA . PASIVA ANTONIO mayo DE Junto a uu dagame..., BITEFF, JACQUES. <Panorama cubano, las Obras Completas de José Martí. 30, jul. 25, 1964). Artículo (En: ,BUENO, SALVADOR. Figuras cubanas; breves siglo XIX. La Habana, Comisión Nacional , ilus., retrs., 19 cm. .Contenido martiano: R a f ae 1 1M aría Mendive, Martí. sobre Narodnu Y DUEOIS, EMILIO JORC~ Marti. grafías masónicas, 1). Contiene: Espiritualismo masónico José Martí. los primeros volúmenes de cultura, Sofía, año 8, no. biografías de grandes Cubana de la Unesco, maestro de hlartí. Scnu~max, IVAN A. José dernismo> (En: Revista cubanos del 1964. 390 p. El Apóstol La Habana, VITIER , Del 95 al 62: Consolidada de Martí., Diarios de Martí, II Declaración de lo Habana. de Artes Gráficas, 19641 188 p. retr., 19 cm. FARRERES, JOSÉ. aMartí admirador 3, no. 21, ene. 1964, p. 26-29). de Goya., FORNÉ (En: (En: [La Habana, La Mar+ (En: Bohemia, La Habana, año 56, no. 4, 1964, p. 3). <FamiIia de Martí., p. 4.i7j. Martí.,’ hiasó <Hay que fijar (En: La Gaceta, Bohemia, . La Habana, CALIXTO. de por el noviciado., (En: 1964, p. 1651-84). año 56, no. 4, 1964, los rasgos auténticos de Ia personalidad literaria México, año ll, no. 114, feb. 1964, P. 1, 7). <Ideas de José Martí sobre las universidades., de investigaciones sociales de la U. N. A. M. Reha Mexicana México, val 26, año 26, no. 2, mayo-ago. 1%4 P- [451]457). Y VÁZQUU, Instituto ciología, (En: nw- de (En: de So- La Habana, 21 cm. ($Iono- 1964. 34 p. El pensamiento Martí. político de iniciadores del mono. 57, 1964, p. 9). y Martí., Por María <Esta ea la historitu, el Apóstol., (En: 1964, p. [85]-94). Luz de Nora, año 56, no. 4, Cuadernos Ame- L. José Martí; Iponika Chizni povstantse. Moskva, Izdatelstvo Tsk Vatksm Molodaya, gvapiya, 1964. 300 p. ilus.. lám., retrs., 21 cm. Tr. del título: José Martí; crónica de la vida de un rebelde. Texto en ruso. 1965 ALAZRAKI, JAIME. Cuadernos ALMENDROS, HERMINIO. Editora Juvenil, BARLETTA, . i aE indigenismo de Martí Americanos, México, no. 1%5. LEÓNIDAS. 5, no. 33, nov.-dic. Nuestro 250 p. _. !. ' y el antindigenismo 3, 1965, p. 135). Marti. La Habana, Ed. ilus., retrs., mapas, 20 cm. aTestimonio.> (En: 1965, p. 32-33). Casa BITEFF, JACQUIX *%n Cubtu. Artículo sobre Narodna Cultura, Sofía, año 9, no. 12, mar. MARINELLO VIDAURRETA, JUAN. José Martí; escritor americano; Martí y el mismo. Moscú, Progreso, 1964. Texto en ruso. “P., re Once ensayos martianos. [Habana] Comisión Nacional Cubana la Unesco, 1964 Ii.e.19651 239 p. 23 cm. Los siete primeros ensayos aparecieron en <Ensayos Martianos, publicados la Universidad Central de Las Villas en l%l. . MARTÍNEZ ESTRADA, EZEQUIEL. <Apostolado de José Martí; Cuadernos Americanos, México, val. 134, no. 3, mayo-jun. j año de TeNuevo Mu&,,, VJZEN, Emp. Habana, EI Gutiérrez Nájera, México, año XX, CINTIO. &lgo más sobre vol. 134, no. 3, mayo-jun. México, Bohemia, GARCÍA NIETO, JOSÉ Y FRANCISCO TOMÁS COMES. Poesía Hispanoamericana rrazas a Rubén Darío. Madrid, Eds. 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