El estilo Luis XVI - Universidad Veracruzana

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Universidad Veracruzana
Facultad de Historia
HISTORIA DE ARTE
DECORATIVISMO U ORNAMENTALISMO
del Renacimiento al Neoclasicismo.
Maestro: Dr. Raúl Romero Ramírez
En cuanto a la decoración, el
Renacimiento
preconiza
el
despojamiento, la austeridad, el
orden. Sólo a finales del siglo XVI
esta tendencia se romperá en favor
de la fantasía y la riqueza
decorativa con el Manierismo.
La
sobriedad
en
la
casa
renacentista marca un estilo creado
en madera y tapetería que se pone
en las paredes y en el suelo.
La madera es esencial para todo
mueble, el gusto por los pisos en
formas simétricas y con geometría
cuadrada o circular aparecen como
carpetas decorativas en losas y
mármoles discretos.
Los recibidores y las habitaciones son
sobrias, aunque decoradas con motivos
geométricos y la tapetería es indispensable
en el suelo, pared y sobre los muebles.
Con el nuevo gusto, se
busca ordenar y renovar
los
viejos
burgos
medievales e incluso se
proyectan ciudades de
nueva
planta.
La
búsqueda de la ciudad
ideal, opuesta al modelo
caótico y desordenado
del medievo, será una
constante preocupación
de artistas y mecenas.
Durante el papado de Pío II (1458-1464) se
reordena
su
ciudad
natal,
Pienza,
convirtiéndola en un auténtico muestrario del
nuevo urbanismo renacentista, renovando las
viviendas y oponiéndose al concepto medieval
en el que lo rural tenía un papel preferente
gracias al monacato.
En el decorativismo del Quattrocento fue frecuente recurrir a columnas y
pilastras adosadas, a los capiteles clásicos (con preferencia el corintio),
fustes lisos y casi omnipresencia del arco de medio punto. Se decoran
puertas con repujados y cúpulas interiores con pinturas al fresco.
La decoración en la Catedral de Florencia es un ejemplo de decorativismo.
La decoración más importante de la época es elaborada por Giotto, Andrea
Pisano y Leon Battista Alberti en sus obras:
La Catedral Santa María de Fiori, es
símbolo de la riqueza y del poder de
la capital toscana durante los siglos
XIII y siglo XIV. Las paredes están
cubiertas por bandas alternadas en
horizontal y vertical con mármoles
multicolor de Carrara (blanco), Prato
(verde) y Siena (rojo).
La Iglesia de Santa Maria Novella,
en Florencia, con fachada de Leon
Battista Alberti. La ordenación
geométrica que propone Aberti en
el diseño queda mitigada por el
empleo de mármoles polícromos,
conforme a la tradición local.
Durante el Cinquecento, el Renacimiento
pleno o Alto, tuvo como centro la ciudad de
Roma y hacia 1506 Donato d'Angelo
Bramante terminaba su célebre proyecto para
la Basílica de San Pedro en el Vaticano, que
será el edificio que marque la pauta en lo
restante del siglo XVI.
Bernini se ocupó también de gran parte de la
decoración interior del templo. Su obra más
destacada a este respecto es el espectacular
baldaquino de bronce macizo sobre el altar
mayor de la basílica.
Los palacios se adornan con elaborados bajorrelieves y los medallones y
mascarones cuadrados propios del Palacio Grimani de Venecia (abajo izq),
1549, obra de Michele Sanmicheli; o de esculturas exentas como en la
Biblioteca de San Marcos,1537–50, en Venecia, obra de Jacopo Sansovino.
Predominará de este modo la idea de riqueza, monumentalidad y lujo en las
construcciones.
A medida que avanza el siglo, el Manierismo se
introduce en la arquitectura, con edificios cada
vez más suntuosos, rebuscadas decoraciones y
elementos que pretenden captar la atención del
espectador por su originalidad o extravagancia
como es el caso del Palazzo del Tè, en Mantua,
por Giulio Romano.
A la par que se desarrollaba el Cinquecento Italiano, la Escuela Flamenca de
pintura alcanzó un desarrollo notable, como heredera y continuadora de la
tradición tardogótica anterior, representada principalmente por Roger van der
Weyden (abajo) y Jan van Eyck. Se caracterizó por su naturalismo, rasgo
que comparte con los maestros italianos. Los modos del Gótico pervivieron
con mayor fuerza, aunque matizados con características singulares.
Políptico del Juicio final, hacia 1445–1448, óleo sobre tabla y hojas de oro,
215 × 560 cm (abierto), Museo del Hôtel-Dieu, Beaune.
Retrato de Giovanni Arnolfini y su
esposa es un cuadro de Jan van Eyck;
fechado en 1434.
Representa al rico mercader Giovanni
Arnolfini y a su esposa Jeanne
Giovanna Cenami, en Brujas (Bélgica),
entre 1420 y 1472.
Son singulares y simbólicas las
decoraciones de la época la alfombra,
los zuecos, los rosarios, el espejo, la
lámpara, el vestido a la moda de
Giovanna, la cama, el cabezal de la
cama, el perro, entre otros.
La Decoración Luis XIII se sitúa
en Francia entre 1610 y 1661.
El mobiliario de este período es
sobrio
e
inspirado
en
la
arquitectura, las líneas son rectas
y a medida que avanza el tiempo
se suavizan mas las formas. Se
usa mucho el recubrimiento con
ébano, las incrustaciones de
mármol y la marquetería.
Los motivos de los adornos eran principalmente: la punta de
diamante, los cuernos de la abundancia, las frutas y las caras de
querubines, el rostro de león con anilla, las ramas de laurel y las
columnas en las esquinas.
Se usan patas de formas diferentes: en forma de balaustre, las de
hueso de cordero y las patas bajas en forma de espiral.
Las sillas: nace la silla llamada "ponedora" que
es una silla de tipo escabel, a las sillas sin
brazos se le llama "sillas para verdugado",
concebidas para que las damas pudieran
desplegar sus vestidos, también existen las
banquetas, los taburetes y los scabelles, todos
de corte cuadrado y macizo, aunque muy
elegantes. Se usa con mucha frecuencia las
patas en forma de hueso de carnero.
Por otra parte, aunque aun no se usa la palabra
sillón, estas sillas con brazos se pueden dividir
en dos grupos muy parecidos a los actuales
sillones:
El sillón con respaldo bajo y ancho: que se
usaba para el comedor o el despacho.
El sillón de respaldo alto: que se usaba
para descansar. Los apoya brazos son
anchos y se tallan de la misma manera
que las patas.
Los sofás: no son abundantes y
generalmente se construyen de dos a
cuatro plazas.
Las mesas: son de madera maciza y se
dividen en dos tipos característicos:
La mesa grande de monasterio: que puede
tener un tablero de hasta cuatro metros que
descansa sobre dos patas facetadas,
apoyadas en una zapata, y en el eje central
del tablero.
La mesa pequeña: generalmente de nogal, y
con travesaños entre las patas torneados en
espiral, este travesaño tiene la forma de H (a
veces X), y tiene un vaso o boliche en el
centro. Es común que el aro de la mesa tenga
una gaveta o cajón disimulado.
Las camas: se adosan alas paredes y tienen
dosel o baldaquín, sus patas están
disimuladas por tres escalones. En las cuatro
esquinas puede estar dotada de adornos
diversos.
El cabinet: nacido en Italia durante el renacimiento se usa
con gran profusión, es muy cuidado y se adorna con bajo
relieves o incrustaciones en las que predomina el ébano,
aunque también se utiliza el nácar, el marfil, las piedras y
los metales como el cobre y el estaño. Existen dos tipos:
El mas común consta de un solo cuerpo superior sostenido
por columnitas o patas en forma de cariátides que
descansan en un zócalo.
El otro tiene dos cuerpos superpuestos.
Los cofres: ya no tienen la importancia de años anteriores
y los que se fabrican se hacen de manera tosca.
Los armarios: se dividen en dos tipos
Armarios de dos puertas: magníficamente tallados.
Los de cuatro puertas: que lucen como arcones de dos
puertas superpuestos, están adornados con frecuencia con
tiradores en forma de rostro de león con anilla y tienen un
aspecto macizo.
En el siglo XVI, predominó el estilo barroco, propio del
reinado absolutista de Luís XIV, el Rey Sol (1643-1715).
El Barroco fue un estilo heredero del escepticismo
manierista, contrario al Renacimiento (frente a la visión
lineal renacentista) la visión barroca es pictórica; frente a
la composición en planos, la basada en la profundidad;
frente a la forma cerrada, de forma abierta; frente a la
unidad compositiva basada en la armonía, a la
subordinación a un motivo principal; frente a la claridad
absoluta del objeto, la claridad relativa del efecto, lo que
se vio reflejado en un sentimiento de fatalidad y
dramatismo entre los autores de la época.
El arte barroco estilo Luis XIV hizo que se volviera más artificial, más
recargado, decorativo, ornamentado, que se traduce en el gusto por lo
monumental, lo fastuoso y el carácter magnificente otorgado a la realeza y la
Iglesia, a menudo con un fuerte sello propagandístico.
Surgieron nuevos conceptos estéticos como los de «ingenio», «perspicacia» o
«agudeza». En la conducta personal se destacaba sobre todo el aspecto exterior,
de forma que reflejara una actitud altiva, elegante, refinada y exagerada que
cobró el nombre de préciosité.
Con la regencia del Duque de Orleáns se consolidó un
estilo de decoración mas ligero que influiría
enormemente en toda Europa: el Rococó. Esta
decoración fue implantada por Luís XV (1710-1774);
Estilo Luis XV. Este estilo estaba basado
fundamentalmente en el placer, y todos los motivos
decorativos estaban pensados para potenciarlo: la
forma curva, el follaje de jardín, etc..
La influencia femenina en el rococó fue notable, dando un toque mas intimo al
diseño. Las estancias tendían a hacerse más pequeñas y, por lo tanto los
muebles empezaron a reducir su tamaño. Los espejos empezaron a formar
parte de la decoración como elementos, en muchos casos, protagonistas, así
como los tapices para cubrir las paredes, que solían ser obras de grandes
artistas. El mobiliario se elaboraba con finas hojas de madera y montura de
bronce dorado. La rejilla en los asientos y respaldos de las sillas y sillones con
cojines de atractivas telas se pusieron de moda. Fue una época en la que la
decoración era un derroche de frivolidad.
Antes de finalizar el siglo XVIII se produjo otra
innovación en la decoración; el estilo Luís XVI.
(1754-1793).
Los expertos en decoración sitúan el estilo Luis
XVI entre el barroco y el neoclásico, ya que se
pueden ver guiños a las dos corrientes. Así, se
caracterizaba por usar las líneas rectas sobre
las curvas y las decoraciones una gran
cantidad de dorado (oro), por lo tanto,
resultaban muy costosas y al alcance de muy
pocos.
Las casas de las clases medias, aunque utilizaban los muebles redondeados
con algún adorno dorado, por lo general, eran bastante recargadas, mientras
que las casas de clase acomodada usaban las formas rectilíneas, que se
imponían a las curvas fantasiosas características del barroco.
No obstante, para los detalles decorativos se seguían prefiriendo los
elementos dorados y recargados. Esta mezcla de estilos hace que muebles
como las sillas Luis XVI sean sinónimo de una dulzura femenina y una
elegancia exquisita.
El estilo Luis XVI hace que se trasmute la pompa dramática de los Luis XIV y
Luis XV en intimidad y musicalidad; revestimientos de madera, tallados y
dorados, sustituyen al mármol; las sedas reemplazan al terciopelo y al brocado.
Los matices tiernos y pálidos, el créme apagado, el rosa de melocotón, el azul
primaveral, son los colores preferidos; este arte se apoya en lo primaveral, no
se aspira provocativamente a nada magnífico, a nada teatral e imponente, sino
a lo discreto y amortiguado.
Escritorio de María Antonieta.
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