Recomendación - Comisión de Derechos Humanos del Distrito

Anuncio
Recomendación 2/96
La Recomendación 2/96 de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, dirigida al
Director General de Servicios Médicos del Departamento del Distrito Federal, versa sobre
casos en los que se detectaron irregularidades en certificados de estado sicofísico elaborados
por médicos legistas dependientes de aquel funcionario.
En el documento se resalta la necesidad de que se ejerza un control eficaz sobre la actuación
de los médicos legistas en la certificación de lesiones. Además, se solicita que los forenses
sigan capacitándose en su especialidad.
Por último, se pide que se investigue la responsabilidad del médico Carlos Renán Sarmiento
por haber omitido indebidamente certificar las lesiones que presentaba el señor José Luis
Vázquez Aguilar, y que, en su caso, se le sancione.
México, D.F., a 6 de febrero de 1996
Doctor Armando Ruiz Massieu
Director General de Servicios de Salud del
Departamento del Distrito Federal
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, con fundamento en los artículos 102,
apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 1, 2, 3, 17, fracciones
I, II, inciso a, y IV, 22, fracción IX, y 24, fracciones I y IV, de la Ley de la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal, y 95, 96, 99 y 100, de su Reglamento Interno, ha concluido la
investigación de los hechos contenidos en diversos expedientes de queja, relacionados con la
elaboración de los certificados de estado físico.
I. Investigación sobre los hechos
1. El 8 de noviembre de 1994, se recibió en esta Comisión escrito de queja del señor Margarito
Rodríguez García, al que se asignó el expediente CDHDF/121/94/VC/D2374.000. El quejoso
manifestó que el 7 de noviembre de ese año su hijo, Isaac Rodríguez, fue lesionado por porros
de la Vocacional 5. En un hospital del IMSS le dijeron que su hijo no tenía nada. El mismo
diagnóstico hicieron en el Hospital General Balbuena. Sin embargo, en el Hospital General
Xoco certificaron que su hijo sí estaba lesionado.
2. El 8 de noviembre de 1994, la médica legista de esta Comisión certificó las lesiones del
presunto agraviado. El 14 de noviembre de 1994, personal de es Comisión acudió al Hospital
Xoco a revisar el libro de registro médico.
3. El 3 de abril de 1995, se recibió en esta Comisión escrito de queja de la señora Silvia Peralta
Martínez al que se asignó el expediente CDHDF/122/95/IZTP/P1154.000. La quejosa señaló
que el 2 de abril de 1995, su hermano Héctor Peralta Martínez —interno en la Penitenciaría—
fue lesionado por tres internos. El servicio médico de la Penitenciaría le brindó atención médica
y clasificó sus lesiones. Sin embargo, el presunto agraviado solicitó que se hiciera una
reclasificación, ya que no estaba de acuerdo con el resultado de la primera revisión.
4. El 4 de abril de 1995, la médica legista de esta Comisión entrevistó y examinó al presunto
agraviado.
5. El 11 de abril de 1995, se recibió en esta Comisión escrito de queja del señor José Luis
Vázquez Aguilar, al que se asignó el expediente CDHDF/122/95/VC/D1280.000. El quejoso
refirió que el 9 de abril de 1995, unos policías preventivos lo golpearon. El médico legista
adscrito a la 2a. Agencia Investigadora no hizo constar las lesiones que presentaba, porque
uno de los policías preventivos lo sobornó. Sin embargo, un día después, fue revisado por otro
médico, quien sí certificó correctamente las lesiones.
6. El 12 de abril del mismo año, la médica legista de esta Comisión certificó las lesiones del
presunto agraviado. El 18 de abril, se solicitó al licenciado Jaime Álvarez Soberanis, entonces
Coordinador General Jurídico del Departamento del Distrito Federal, un informe sobre los
hechos descritos en la queja. El informe solicitado se recibió en esta Comisión el 26 de mayo
de 1995.
7. El 9 de mayo de 1995, se recibió en esta Comisión escrito de queja de la señora Josefina
Ruiz Guerrero, al que se asignó el expediente CDHDF/122/95/CUAUH/D1604.000. La quejosa
manifestó que el 5 de mayo de 1995, unos policías preventivos lesionaron a los señores José
Francisco Reyes, Javier Reyes Cabrera, Ricardo Pérez Martínez, Bruno Barrera Matus y
Enrique García Nava. En la 5a. Agencia Investigadora no se les proporcionó atención médica.
Fueron remitidos al Reclusorio Norte.
8. El 23 de mayo del mismo año, la médica legista de esta Comisión acudió al Reclusorio Norte
para revisar a los presuntos agraviados y solicitar copia de los certificados médicos de ingreso.
9. El 31 de mayo de 1995, se recibió en esta Comisión escrito de queja del señor Luis
Rodríguez Jiménez, al que se asignó el expediente CDHDF/121/95/BJ/D1953.000. El quejoso
señaló que el 29 de mayo su hijo, Vicente Isaac Rodríguez Martínez, fue atropellado y
trasladado a la Cruz Roja. El médico legista de la 37a. Agencia Investigadora –adscrita a la
Cruz Roja–certificó que las lesiones de su hijo eran de las que no ponen en peligro la vida y
tardan en sanar más de 15 días. Sin embargo, su hijo presentaba fractura de tibia, traumatismo
cervical y fractura triple en la órbita ocular. El médico de la Cruz Roja les dijo que la lesión
ocular iba a dejar huella perpetua y que requería de cirugía.
10. El 2 de junio de 1995, se solicitó al Director General de Servicios de Salud del
Departamento del Distrito Federal un informe sobre los hechos narrados por el quejoso. La
información solicitada se recibió 11 días después. El 15 de junio del mismo año, se solicitó al
Director General de la Cruz Roja Mexicana un informe sobre el estado de salud del presunto
agraviado. Ese mismo día, se recibió el informe solicitado.
II. Evidencias
Los certificados e informes médicos elaborados por personal de la Dirección General de
Servicios de Salud del Departamento del Distrito Federal, que constan en los siguientes
expedientes:
1. Expediente de queja CDHDF/121/94/VC/D2374.000, de Margarito Rodríguez García:
a) El 8 de noviembre de 1994, el doctor Torres B. del Hospital General Balbuena certificó, a las
01:18 horas, que el señor Isaac Rodríguez Aguilar, hijo del quejoso, presentaba una contusión
simple de cráneo y excoriaciones dermoepidérmicas en la cara. Determinó que las lesiones
descritas son de las que por su naturaleza no ponen en peligro la vida y tardan en sanar menos
de 15 días.
b) Ese mismo día, a las 18:45 horas, la médica legista de esta Comisión certificó que el
presunto agraviado tenía las siguientes lesiones: equimosis rojo vino con excoriación cubierta
por costra hemática y edema en la región frontal, a ambos lados de la línea media; edema y
equimosis de color rojo vino en los párpados superior e inferior izquierdos (el ojo está
totalmente cerrado por la inflamación y está muy dolorido, por lo que no se abrió); equimosis
rojo vino en el ángulo interno del ojo derecho; hiperemia conjuntival en el ojo derecho; presenta
un parche de micropore en la cola de la ceja derecha que se aprecia con edema (el presunto
agraviado manifestó que tenía una sutura); excoriación cubierta por costra hemática que
abarca casi todo el dorso de la nariz (no se observó desplazamiento del tabique nasal);
equimosis rojo vino de dos por dos centímetros y edema en la mejilla izquierda, equimosis rojo
vino de un centímetro y edema en el mentón; edema de dos centímetros en la mejilla derecha;
laceración de un centímetro, edema y equimosis violácea en la mucosa labial inferior,
predominantemente en el lado izquierdo; edema en el labio superior; excoriaciones lineales
cubiertas por costra hemática de tres centímetros de longitud en ambos codos.
c) El 9 de noviembre de 1994, las doctoras Díaz y Pavón del Hospital General Xoco
certificaron, a las 10:28 horas, que el hijo del quejoso presentaba trauma facial, fractura de
pared lateral de pirámide nasal no desplazada, fractura del piso de la órbita izquierda, enfisema
subcutáneo de párpado superior izquierdo, uveítis anterior de ojo derecho posttraumática,
desepitelización corneal de ojo derecho, conjuntivitis bacteriana, edema facial y equimosis en
hemicara izquierda, lesiones que por su naturaleza no ponen en peligro la vida pero
disminuyen la función.
2. Expediente de queja CDHDF/122/95/IZTP/P1154.000, de Silvia Peralta Martínez:
a) Certificado de estado físico, del 2 de abril de 1995, elaborado, a las 19:30 horas, por los
doctores Méndez, Hernández, De la O y Guerra, adscritos al servicio médico de la
Penitenciaría del Distrito Federal, en el que se hace constar que el presunto agraviado, Héctor
Peralta Martínez, presentaba las siguientes lesiones: herida en cara lateral de cuello izquierdo
(sic) de aproximadamente 10 cms. de longitud, que interesa piel y tejido celular subcutáneo,
fascia muscular y vasos de pequeño calibre, herida en forma de "C" de aproximadamente cinco
cms. de longitud que interesa piel y tejido celular subcutáneo, contusiones en frente, ojo
derecho y diferentes partes de cuello. Las lesiones se clasificaron como aquellas que por su
naturaleza no ponen en peligro la vida y tardan en sanar menos de 15 días.
b) Certificado de estado físico, del 3 de abril de 1995, elaborado, a las 20:30 horas, por los
doctores Pérez, Rangel y Cisneros, adscritos al servicio médico de la Penitenciaría del Distrito
Federal, en el que se manifiesta que el presunto agraviado presentaba las siguientes lesiones:
herida de cuatro cms. en región superciliar izquierda, cola de la ceja, herida de 1.5 cms. en
dorso nasal derecho, herida de dos centímetros en párpado inferior derecho, equimosis
bipalpebral superior e inferior, hemorragia conjuntival derecha, herida de nueve cms. de
longitud en cara lateral izquierda de cuello, estas heridas fueron suturadas hace
aproximadamente 24 horas, excoriaciones dermoepidérmicas y contusiones en diversas partes
del cuerpo. Deformidad de tabique nasal con sospecha de fractura de huesos propios de la
nariz. Nota: estas lesiones no son recientes, con una evolución de aproximadamente 24 horas,
siendo atendido el paciente y suturado con prontitud en turno dominical. Las lesiones descritas
son de aquellas que por su naturaleza no ponen en peligro la vida y dejan cicatriz visible para
toda la vida (cara).
c) El 4 de abril del mismo año, a las 14:50 horas, la médica legista de esta Comisión dio fe de
las lesiones que presentaba el presunto agraviado: equimosis violácea bipalpebral bilateral con
edema circundante; derrame conjuntival en ambos ojos; herida suturada de cuatro centímetros
en forma de J invertida, con cuatro puntos de sutura en la región temporal izquierda; herida
suturada de un centímetro en el ala derecha de la nariz; herida de un centímetro en el párpado
inferior derecho; excoriación de dos centímetros en el borde del labio superior, a la derecha de
la Línea media; edema y deformidad del tabique nasal; herida de 10 centímetros, suturada con
nueve puntos, en la cara lateral izquierda del cuello; edema en la mejilla izquierda; equimosis
violácea en el tercio proximal de la cara posterior del brazo izquierdo de 10 x 5 centímetros;
equimosis violácea de 4 x 5 centímetros en la región escapular izquierda; equimosis violácea
en la cara posterior izquierda del tórax, a nivel de la 12a. vértebra dorsal que se extiende hasta
la 1a. vértebra lumbar; equimosis violácea en la Línea media axilar y el 12o. arco costal
izquierdo en su tercio anterior; excoriaciones de 0.3 centímetros de diámetro, cubiertas por
costra hemática en el tercio medio de la cara posterior del antebrazo izquierdo, deforma
circular; equimosis violácea en el tercio distal de la cara posterior del muslo izquierdo de 7 x 9
centímetros; excoriación cubierta por costra hemática, de 2 x 4 centímetros, en el tercio medio
de la cara anterior de la pierna derecha; equimosis violácea y excoriación de tres centímetros
en el tercio distal de la cara anterior de la pierna derecha; equimosis violácea de cinco
centímetros de longitud en la región inframaleolar externa del pie izquierdo; edema en el dorso
del pie izquierdo; equimosis violácea de siete centímetros de longitud en la región inframaleolar
interna pie derecho; equimosis violácea de dos centímetros de diámetro en la región parietal
izquierda.
3. Expediente de queja CDHDF/122/95/VC/D1280.000, de José Vázquez Aguilar:
a) El 10 de abril de 1995 a la 1:00 horas, el doctor Carlos Renán Sarmiento Quijano, adscrito al
servicio médico de la 2a. Agencia Investigadora, y quien según el quejoso fue sobornado para
no clasificar debidamente las lesiones, certificó que el quejoso no presentaba, lesiones y se
encontraba bajo los efectos de sicotrópico a determinar, se encuentra con actividad general
aumentada, confuso, con pensamiento acelerado, pulso de 180X’ 170 de frecuencia cardiaca
con mucosas resecas.
b) El mismo día, a las 10:00 horas, el doctor Eugenio Reyes García, también adscrito al
servicio médico de la 2a. Agencia Investigadora, certificó que el quejoso presentaba las
siguientes lesiones: equimosis violácea y escoriación en flanco izquierdo, cara lateral de
hemitórax derecho, cara interna de muslo derecho, no ebrio. Se clasificaron las lesiones como
aquellas que por su naturaleza no ponen en peligro la vida y tardan en sanar menos de 15
días.
c) Ese mismo día, a las 19:50 horas, el doctor Jaime Barón Posadas, adscrito al servicio
médico de la 2a. Agencia Investigadora, certificó que el quejoso presentaba equimosis y
escoriación flanco izquierdo, hemitórax derecho y lateral proximal interna de muslos, eritema de
región malar inferior derecho.
d) El 12 de abril de 1995, a las 18:10 horas, la médica legista de esta Comisión certificó que el
quejoso presentaba las siguientes lesiones: equimosis violácea de forma circular, de dos
centímetros de diámetro, en la región infraescapular derecha y la línea axilar posterior;
equimosis violácea de forma circular —con excoriación en el centro—, de dos centímetros de
diámetro, en el flanco izquierdo; equimosis violácea de forma circular en el tercio medio de la
cara lateral interna del muslo derecho.
4. Expediente de queja CDHDF/122/95/CUAUH/D1604.000, de Josefina Ruiz Guerrero:
a) El 7 de mayo de 1995, el doctor José Rafael Guzmán M., adscrito al servicio médico del
Reclusorio Norte, certificó las lesiones que presentaban a su ingreso:
a1) Enrique García Nava: Excoriaciones en etapa de costra, de hace mas de tres días. No
recientes.
a2) Ricardo Pérez Martínez: Ojo derecho. contusión de hace mas de tres días.
a3) Javier Reyes Cabrera: Sin huellas de lesiones externas recientes.
a4) José Francisco Reyes López: Excoriación en etapa de costra, de hace mas de tres días.
a5) Bruno Barrera Matus: Costra de tres puntos en el pabellón auricular y una costra en rodilla
derecha
b) El 9 de mayo de 1995, la doctora Elizabeth Villanueva González, adscrita al servicio médico
del Reclusorio Norte, emitió —nuevamente— certificados médicos de ingreso de las siguientes
personas:
b1) Enrique García Nava: Equimosis violácea en tercio medio de brazo izquierdo.
b2) Ricardo Pérez Martínez: Sin huellas de lesiones externas recientes.
b3) Javier Reyes Cabrera: Sin huellas de lesiones externas recientes.
b4) José Francisco Reyes López: No presenta huellas de lesiones externas recientes.
b5) Bruno Barrera Matus: Herida suturada en ala de oreja izquierda, así como excoriación
dérmica en rodilla derecha cubierta de costra hemática como de dos cms. de diámetro y en
codo izquierdo como de medio centímetro de diámetro cubierta de costra hemática no
recientes.
5. Expediente de queja CDHDF/121/95/BJ/D1953.000, de Luis Rodríguez Jiménez:
a) El 30 de mayo de 1995, a las 3:00 horas, el doctor Anatolio Aguilar, de la 37a. Agencia
Investigadora —adscrita a la Cruz Roja—, certificó que el presunto agraviado, Vicente Isaac
Rodríguez Martínez, presentaba las siguientes lesiones: dermoabrasiones en región frontal y
geneana del lado derecho; equimosis oculopalpebral derecha; excoriación en región
mentoneana línea media; esguince cervical; fractura tibio-peronea tercio medio de pierna
derecha; excoriación en rodilla derecha. Clasificó las lesiones como aquellas que por su
naturaleza no ponen en peligro la vida y tardan en sanar más de 15 días.
b) EL 15 de junio de 1995, el Hospital de la Cruz Roja envió a esta Comisión un resumen
clínico del estado físico del señor Vicente Isaac Rodríguez, en el que el doctor Valenzuela
Martínez señaló que: A su ingreso se integran los diagnósticos de fractura complejo cigomático
malar derecha tipo III de Knigth North. Fractura tibia (sic) derecha tercio medio. Se le atendió
inmediatamente en Traumatología y Ortopedia, donde se redujo la fractura de tibia y se colocó
yeso. También se le brindó asistencia en Cirugía Plástica y Reconstructiva, donde se redujo la
fractura del complejo cigomático y se realizó osteosíntesis.
III. Observaciones
Los casos señalados evidencian la impericia y la negligencia con que algunos médicos de la
Dirección General de Servicios de Salud actúan al certificar lesiones: en algunos casos se
limitan a señalar aspectos generales de las lesiones observadas superficialmente; en otros, se
llega al extremo de que dos médicos distintos certifican a la misma persona, el mismo día,
lesiones diferentes, aun cuando ésta no refiere haber sido agredida entre una revisión y otra
(evidencias 1, incisos a y c, y 3, incisos a, b y c).
Por otra parte, de la lectura de los certificados no se puede determinar la cronología (cuándo se
infirieron), el agente causal (con qué se infirieron) y la mecánica de las lesiones (cómo se
produjeron).
En los expedientes abiertos con motivo de los escritos de queja presentados ante esta
Comisión por los señores Margarito Rodríguez Macías, Silvia Martínez Peralta, Luis Rodríguez
Jiménez y José Luis Vázquez Aguilar, se advierte que los certificados de estado sicofísico
elaborados por médicos adscritos a la Dirección General de Servicios de Salud del
Departamento del Distrito Federal presentan serias irregularidades:
1. Los certificados se realizan en forma incorrecta. Se omite señalar la forma, el color, la
localización exacta y, en su caso, la profundidad de la lesión. Por ejemplo:
a) Contusión simple de cráneo y excoriaciones dermoepidérmicas en la cara (evidencia 1,
inciso a). No se especifica la localización de la contusión -lugar exacto del cráneo en la que se
encuentra—. Por otra parte, el término excoriaciones se refiere a más de una lesión. Sin
embargo, no se aclara el número, ni la forma, ni el tamaño.
b) Trauma facial. En el diagnóstico se incluyen varias lesiones, entre ellas equimosis en
hemicara izquierda (evidencia 1, inciso c). Se omite describir el color y el tamaño, por lo que de
la simple lectura podría inferirse que la mitad de la cara presenta equimosis. Tampoco se
puede saber cuando se produjo la lesión.
c) …Herida en forma de "C" de aproximadamente cinco cms. de longitud, que interesa piel y
tejido celular subcutáneo… No se indica el lugar en el que se encuentra la lesión.
…Contusiones en frente, ojo derecho y diferentes partes del cuello. No se especifica si hay
edema o equimosis —por lo que no hay base para certificar una contusión—, ni se señala la
localización exacta de la lesión (evidencia 2, inciso a).
d) …Equimosis bipalpebral superior e inferior… No se menciona la coloración de la equimosis,
ni en qué ojo se encuentra.
…Excoriaciones dermoepidérmicas y contusiones en diversas partes del cuerpo. No se
mencionan el número, la forma, ni la localización de las excoriaciones (evidencia 2, inciso b).
e) Dermoabrasiones en región frontal y geneana del lado derecho; equimosis oculopalpebral
derecha… No se especifica la coloración de la equimosis.
…Excoriación en región mentoneana línea media;… No se dice la forma ni la longitud de la
excoriación.
…Excoriación en rodilla derecha. No se señala la forma ni la longitud (evidencia 5, inciso a).
2. Los certificados se realizan en forma incompleta. No se describen todas las lesiones. En
algunos casos, sólo se describen las lesiones más graves:
a) Certificados de estado físico del 2, 3 y 4 de abril de 1995, en los que se hacen constar las
lesiones del presunto agraviado (evidencia 2, incisos a, b y c):
a1) Certificado elaborado —el 2 de abril— por médicos de la Penitenciaría del Distrito Federal:
Herida en cara lateral de cuello izquierdo de aproximadamente 10 cms. de longitud, que
interesa piel y tejido celular subcutáneo, fascia muscular y vasos de pequeño calibre, herida en
forma de "C" de aproximadamente cinco cms. de longitud, que interesa piel y tejido celular
subcutáneo, contusiones en frente, ojo derecho y diferentes partes de cuello. Las lesiones se
clasificaron como aquellas que por su naturaleza no ponen en peligro la vida y tardan en sanar
menos de 15 días (evidencia 2, inciso a).
a2) Certificado elaborado —el 3 de abril— por médicos de la Penitenciaría del Distrito Federal:
…Herida de cuatro cms. en región superciliar izquierda, cola de la ceja, herida de 1.5 cms. en
dorso nasal derecho, herida de dos centímetros en párpado inferior derecho, …hemorragia
conjuntival derecha, …excoriaciones dermoepidérmicas y contusiones en diversas partes del
cuerpo (no sólo del cuello, como se menciona en el primer certificado). Deformidad de tabique
nasal con sospecha de fractura de huesos propios de la nariz… Las lesiones descritas son de
aquellas que por su naturaleza no ponen en peligro la vida y dejan cicatriz visible para toda la
vida (cara) (evidencia 2, inciso b).
a3) Certificado elaborado —el 4 de abril— por la médica legista de esta Comisión:
…Herida suturada de cuatro centímetros en forma de J invertida, con cuatro puntos de sutura
en la región temporal izquierda…, excoriación en el borde del labio superior, a la derecha de la
línea media…, edema en la mejilla izquierda; equimosis violácea en el tercio proximal de la
cara posterior del brazo izquierdo, de 10 x 5 centímetros; equimosis, violácea de 4 x 5
centímetros en la región escapular izquierda; equimosis violácea en la cara posterior izquierda
del tórax, a nivel de la 12a. vértebra dorsal que se extiende hasta la 1a. vértebra lumbar,
equimosis violácea en la linea media axilar y 12o. arco costal izquierdo en su tercio anterior;
excoriaciones cubiertas por costra hemática en el tercio medio de la cara posterior del
antebrazo izquierdo, de forma circular de 0.3 centímetros de diámetro; equimosis violácea en el
tercio distal de la cara posterior del muslo izquierdo de 7 x 9 centímetros; excoriaciones
cubiertas por costra hemática de 2 x 4 centímetros en el tercio medio de la cara anterior de la
pierna derecha; equimosis y excoriación en el tercio distal de la cara anterior de la pierna a
derecha; equimosis violácea en la región inframaleolar externa y edema en el dorso del pie
izquierdo; equimosis violácea en la región inframaleolar interna del pie derecho; equimosis
violácea de dos centímetros de diámetro en La región parietal izquierda (evidencia 2, inciso c).
El certificado del 2 de abril se transcribió de manera íntegra; el del 3 de abril, sólo refiere las
lesiones que se certifican y que no fueron asentadas en el del día anterior, y en el del 4 de
abril, constan todas las lesiones, algunas de las cuales no se describieron en los dos
anteriores.
La incompleta descripción de las lesiones que se advierte en el primer certificado, no sólo pone
de manifiesto el poco cuidado con el que se revisó al lesionado sino, además, da como
resultado una inadecuada clasificación de lesiones que repercute en el ámbito jurídico penal.
Así, mientras que en el primero de los certificados se establece que las lesiones no ponen en
peligro la vida y tardan en sanar menos de 15 días —el delito se persigue por querella y la
sanción es de tres días a cuatro meses de prisión o de 10 a 30 días de multa—, en el segundo
se hace constar que las lesiones no ponen en peligro la vida y dejan cicatriz visible para toda la
vida —el delito se persigue de oficio y tiene una sanción de dos a cinco años de prisión y multa
de 100 a 300 pesos—.
En el segundo certificado, se manifestó que la evolución de las lesiones es de 24 horas, por lo
que resulta incomprensible que los médicos que hicieron la primera revisión no las hubieran
observado (evidencia 2, inciso b).
Por otra parte, en el segundo certificado, las lesiones se describen de manera muy general:
…excoriaciones dermoepidérmicas y contusiones en diversas partes del cuerpo.
3. Se actúa negligentemente al revisar a los lesionados y certificar sus lesiones:
a) Médicos adscritos al reclusorio elaboraron —el 7 y 9 de mayo de 1995— dos certificados de
estado físico al ingreso de cinco internos (evidencia 4, incisos a y b), que difieren entre sí. En el
certificado del 7 de mayo se certifica que uno de los presuntos agraviados presentaba
excoriaciones -raspaduras— en etapa de costra de más de tres días. Sin embargo, en el del 9
de mayo se establece que presentaba equimosis —moretón— violácea en tercio medio de
brazo izquierdo (evidencia 4, incisos a1 y b1).
El certificado médico de ingreso es un documento que debe realizarse en una sola ocasión e
inscribirse en el libro del servicio médico del reclusorio. Como su nombre lo indica, se realiza en
el momento en que una persona —que es señalada como presunta responsable de un delito—
ingresa al reclusorio. Su finalidad es dejar constancia del estado físico en que el interno llega al
centro de readaptación. Por ello, es inadmisible que en el caso que nos ocupa se hubieran
elaborado dos certificados de ingreso contradictorios (evidencia 4, incisos a1 y b1).
b) Un médico adscrito a la 37a. Agencia Investigadora certificó las lesiones del presunto
agraviado, internado en la Cruz Roja, sin tomar en consideración todos los datos del
expediente clínico elaborado por los médicos de ese hospital, aun cuando éstos eran de
naturaleza indubitable —radiografías—:
b1) En el expediente clínico de la Cruz Roja se diagnosticó: …fractura complejo cigomático
malar derecha tipo III de Knigth North. …Fractura tibia (sic) derecha tercio medio (evidencia 5,
inciso b).
b2) En el certificado de estado físico elaborado por el médico adscrito a la 37a. Agencia
Investigadora se hace constar que el presunto agraviado presentaba, entre otras, las siguientes
lesiones: …fractura tibioperonea tercio medio de pierna derecha (evidencia 5, inciso a).
Los médicos de la Cruz Roja fueron los primeros que entraron en contacto con el presunto
agraviado, y quienes le proporcionaron asistencia médica. A tal fin, realizaron los estudios
necesarios, entre los que se encuentran las placas de Rayos X, para diagnosticar el estado de
salud del paciente.
El médico adscrito a la 37a. Agencia Investigadora revisó al presunto agraviado, sin tomar en
cuenta las evidencias que formaban parte del expediente clínico, cuya revisión es
indispensable para lograr un adecuado diagnóstico, sobre todo cuando existen lesiones que no
pueden observarse a simple vista, como es el caso de las fracturas.
Por ello, es incomprensible que el médico de la Agencia hubiera pasado por alto las
radiografías que formaban parte del expediente clínico del presunto agraviado. Aún más, el
expediente clínico y el certificado de estado físico difieren entre sí, ya que mientras el primero
señala —con base en radiografías— fracturas de tibia y del complejo cigomático malar, el
segundo refiere fractura de tibia y peroné. Este último diagnóstico no es tan confiable como el
de la Cruz Roja, ya que, por no contar con el instrumental y los aparatos necesarios, el médico
de la Agencia no estaba en posibilidades de realizar un estudio de gabinete para determinar
qué fracturas tenía el presunto agraviado (evidencia 5, incisos a y b).
4. Hay evidencias para suponer que el facultativo Carlos Renán Sarmiento Quijano actuó de
mala fe al certificar el estado físico de José Luis Vázquez Aguilar.
El quejoso refiere que el médico legista adscrito a la 2a. Agencia Investigadora no certificó sus
lesiones, porque fue sobornado por el policía que lo remitió a la Agencia, quien lo había
golpeado (evidencia 3).
En el certificado médico se hace constar que el quejoso no presentaba lesiones (evidencia 3,
inciso a). Sin embargo, en un segundo certificado —realizado 10 horas después por otro
médico adscrito a la misma Agencia— se señala que el quejoso presentaba equimosis violácea
en cara lateral de hemitórax derecho, flanco izquierdo, cara interna de tercio proximal de
muslos (evidencia 3, inciso b). Por su coloración, se infiere que 10 horas antes, es decir,
cuando se practicó la primera revisión, el quejoso ya presentaba la lesión referida.
También consta en el primer certificado que el detenido se encontraba bajo los efectos de
sicotrópico a determinar, se encuentra con actividad general aumentada, confuso, con
pensamiento acelerado, pulso de 180X' 170 de frecuencia cardiaca, con mucosas resecas.
El hecho de que el médico haya concluido de manera tan específica que el detenido se
encontraba bajo los efectos de un sicotrópico, significa que tuvo oportunidad de revisarlo
minuciosamente. Lo anterior nos permite suponer que sí se percató de las lesiones que
presentaba y simplemente las pasó por alto.
Por otra parte, en el informe enviado a esta Comisión, el médico que realizó el primer
certificado afirmó que el quejoso tenía 180X' de pulso y 170X' de frecuencia cardiaca (evidencia
3, inciso a). Sin embargo, en un informe posterior al certificado, el mismo médico refirió que el
quejoso tenía 240X' de pulso y de frecuencia cardiaca (evidencia 3, inciso e). Resulta ilógico
que el mismo médico haga constar signos vitales diferentes, sobre todo si el informe se basó —
o debió basarse— en el certificado médico.
Un testimonio pericial tiene por objeto coadyuvar en la procuración y en la administración de
justicia. Su importancia es obvia. Ayuda, entre otras cosas, a saber si se cometió un delito y
precisar su magnitud, de la que depende la sanción aplicable.
Para que un certificado de estado físico pueda ser interpretado por médicos y otras personas
es necesario que todas y cada una de las lesiones se describan de manera clara y precisa, de
forma tal que sin tener a la vista al lesionado se pueda saber con la certeza el tipo de lesiones
que presentaba en el momento en que fue revisado, su cronología, cómo y con qué se
produjeron, etc., de tal manera que se pueda realizar un dictamen lo más cercano a la verdad.
Corregir las anomalías descritas en los puntos anteriores es de la mayor importancia: el médico
legista debe actuar con base en la precisión, la veracidad, la independencia de criterio y la
claridad de exposición, para que los certificados que emita reflejen indubitablemente la realidad
observada y sirvan de instrumento eficaz a las labores de procuración y administración de
justicia.
Como dijera el Presidente fundador de la Asociación Mexicana de Medicina Legal, doctor
Guillermo Martínez Cobarrubias: El perito debe actuar con la ciencia del médico, la veracidad
del testigo, la imparcialidad del Juez, abrir los ojos y cerrar los oídos, desconfiar de los signos
patognomónicos, no fiarse de la memoria, pensar con claridad y escribir con precisión.
Por lo expuesto y fundado, esta Comisión de Derechos Humanos, respetuosamente, se
permite formular a usted, señor Director General, las siguientes:
IV. Recomendaciones
Primera
Primera. Que los médicos adscritos a esa Dirección General sigan capacitándose
ininterrumpidamente en materia de medicina legal.
Segunda
Segunda. Que se ejerza un estricto control sobre la actuación de los médicos para que se
cumpla con los criterios científicos y técnicos de la certificación de lesiones.
Tercera
Tercera. Que se investigue la posible responsabilidad del doctor Carlos Renán Sarmiento
Quijano, al no certificar las lesiones que presentaba el señor José Luis Vázquez Aguilar y, en
su caso, se inicie el procedimiento administrativo correspondiente.
Con fundamento en los artículos 48, de la Ley, y 103, del Reglamento Interno de esta
Comisión, le ruego que la respuesta sobre la aceptación de esta Recomendación nos sea
remitida dentro de los 15 días hábiles siguientes a su notificación y que, en su caso, las
pruebas sobre su cumplimiento sean enviadas dentro de los 10 días hábiles siguientes a la
fecha en que haya concluido el plazo anterior.
El Presidente de la Comisión
Luis de la Barreda Solórzano
de
Derechos
Humanos
del
Distrito
Federal
Descargar