Características generales del programa y principios que orientan su formación El programa de Maestría en Educación y Desarrollo Humano tiene una duración mínima de dos años, es realizado en jornada diurna y presencial de modalidad concentrada en días viernes, sábado y domingo cada cuatro semanas. Tiene la investigación como eje de su currículo y como finalidad la formación de investigadores(as) comprometidos(as) en hacer del conocimiento fuente de desarrollo humano y social, esto es, que impacten positivamente las condiciones de vida en los contextos familiar, laboral y social en los que tienen influencia. En consideración a lo anterior, el programa está dirigido a profesionales que estén vinculados de manera activa a procesos de Formación del Talento Humano, en cualquiera de los niveles de la educación formal, en educación para el trabajo y el desarrollo humano o en escenarios educativos informales; Formulación de Políticas Públicas en Educación y Desarrollo, especialmente orientadas a la Niñez y a la Juventud; Diseño y Administración de programas educativos o sociales; y Ejecución de programas de alto impacto en la calidad de vida de la región y el país. La metodología propuesta facilita los procesos de interacción entre estos diversos actores a la vez que potencia los diferentes escenarios de aprendizaje, o dicho de otra manera, se fortalecen simultáneamente el conocimiento y los procesos de desarrollo humano y construcción social. Académicamente el Programa de Maestría está organizado en cuatro semestres, en cada uno de los cuales hay cinco Encuentros de fin de semana. En estos Encuentros se desarrollan los dos Ejes de Formación: Fundamentación teórica en campos de formación y Formación Investigativa que a su vez comprende la Fundamentación Epistemológica y Metodológica, y la Práctica Investigativa. Entre un Encuentro y el siguiente se llevan a cabo, además del trabajo personal de estudio y producción de cada participante, los encuentros de grupo de estudio para la discusión temática y preparación de las sesiones de seminario, las tutorías de tesis, los conversatorios temáticos y procesos de interacción permanente, virtuales o directos, entre docentes y participantes que permiten el seguimiento y confrontación de la producción de los participantes por parte de los docentes. De acuerdo con lo anterior, un(a) participante tendrá que tomar 50 créditos, 24 de ellos obligatorios correspondientes a los seminarios de la Fundamentación Teórica en los campos de formación, y la Fundamentación Epistemológica y Metodológica, y a los talleres de escritura ubicados dentro de la Práctica Investigativa, y 26 créditos electivos, correspondientes a los Conversatorios Temáticos, a los Talleres de línea de investigación, a los Talleres Metodológicos, a la Tesis, a la Propuesta Educativa y a actividades de movilidad, intercambio académico y plan personal de desarrollo. El Programa de Maestría tiene un carácter teórico-práctico y una metodología participativa, que estimula la aplicación inmediata de los conocimientos en contextos y en procesos reales y facilita la construcción de nuevos conocimientos a partir de la reflexión teórica sobre la experiencia práctica. Se concibe como una experiencia continua de investigación y de aprendizaje y no como un conjunto de cursos o campos aislados; se da mayor importancia a la formulación de preguntas, a la identificación y resolución de problemas; a la investigación de las realidades de los diferentes grupos poblacionales, de las políticas y los programas, y a la construcción de conocimiento desde una perspectiva científica, ética y estética. Éste es un Programa de Maestría en el que se aprovecha la multidisciplinariedad, que caracteriza a los grupos de participantes, para implementar estrategias de formación interdisciplinaria, orientada a la construcción de conocimiento en Educación y Desarrollo Humano, concebido como campo de formación transdisciplinado. La apuesta por el ejercicio educativo desde una perspectiva interdisciplinar que favorezca la formación de profesionales con pensamiento trasdisciplinar se evidencia en aspectos tales como: El abordaje integral de los objetos de estudio (la Educación y el Desarrollo Humano) desde las diversas Ciencias Sociales que ayudan a configurar una mirada más global. El enfoque plural que se le da a cada uno de los seminarios, talleres de línea y demás eventos académicos. La orientación y el trabajo de los Coordinadores(as) de las líneas de investigación y de los equipos de investigación nacional y de sus asesores internacionales. La apertura a la pluralidad de enfoques y métodos para producir conocimiento en las ciencias sociales. Constituye un modelo pedagógico alternativo muy personalizado, abierto y flexible, que integra los intereses del participante y la realidad del contexto institucional y social, con las búsquedas de conceptuales y teóricas en los campos de la Educación y el Desarrollo Humano. Se proyecta la gestión internacional el Programa teniendo como experiencia las alianzas que a nivel internacional ha logrado el Doctorado en Ciencias Sociales, niñez y juventud y la experiencia internacional del CINDE en los campos de la Niñez y la Juventud con su coordinador de las Relaciones Internacionales, que garantice el desarrollo de esta perspectiva del programa. Principios Pedagógicos del Programa La filosofía del Programa de Maestría en Educación y Desarrollo Humano se evidencia en principios pedagógicos y características metodológicas que orientan los procesos de diseño y ejecución curricular, sistematizados en 33 años de experiencia en formación posgraduada desde el CINDE, que se complementan con la alianza con la Universidad de Manizales. Principio de la Participación y de las Diversas Perspectivas: El proceso educativo debe proveer a los educandos diferentes opciones teóricoprácticas para el aprendizaje, distintas versiones sobre el conocimiento y diversos medios y formas de acceder a él, de manera que puedan adoptar variadas "perspectivas" en diferentes momentos del proceso: ser iniciadores, seguidores, productores, interactores, evaluadores. Cada una de estas perspectivas provee sobre el aprendizaje y sobre la "realidad" que aborda, y permite un manejo abierto y flexible de dicho proceso constructivo del mundo y del conocimiento. La aplicación de este principio coloca a los protagonistas del Acto Educativo en la disponibilidad de acceder a diferentes dimensiones del objeto de estudio, gracias a la posibilidad de asumir su abordaje desde diversas perspectivas, múltiples roles y grados de participación en el descubrimiento, construcción o reconstrucción del conocimiento. Operacionalizar este principio demanda el uso de recursos metodológicos múltiples e innovadores para el desarrollo de las diversas actividades de formación, de investigación, de desarrollo social y de diseminación de carácter individual y colectivo. Principio de la Pertinencia y la Relevancia: Implica la integración de las necesidades e intereses de los(as) participantes y de su contexto en el proceso de aprendizaje, de manera tal que puedan encontrar identidad entre sus necesidades de formación y aquellas propuestas por el proceso educativo. Así los(as) participantes pueden ejercer cierto control sobre su intervención en los escenarios educativos formales y no formales y seleccionar los aprendizajes que realmente sean pertinentes para ellos, siguiendo su propio ritmo. En este sentido los objetivos, actividades y contenidos de los programas de formación académica, investigación, desarrollo social y diseminación deben responder, dentro de límites razonables, y en el marco del interés colectivo, a las necesidades particulares de los participantes. Esto significa una contextuación de los contenidos y procesos de la práctica educativa, en las particularidades de la tradición cultural y del momento histórico, a los que pertenecen los(as) actores educativos. La relevancia se define así en los órdenes de lo social, lo cultural y lo personal respectivamente. Se requiere entonces que en la actividad, los(as) participantes juzguen la relevancia de fenómenos, teorías y actividades, para generar autodirección en su aprendizaje, y lograr a través de éste la satisfacción de necesidades e intereses personales y de su contexto. Así entendida la relevancia alude a la significatividad de los aprendizajes. Este principio es una de las bases de la flexibilidad porque tiene que ver con los grados de libertad que tienen los(as) participantes en la regulación de sus propios procesos y con las opciones que se les presentan para actuar con libertad real. Estas opciones deben darse dentro de un contexto sociocultural que marque los límites a los intereses individuales y permita elecciones reales. La operatividad de este principio se consigue en el espacio de una interacción permanente entre los diversos actores del proceso educativo, la cual se fundamenta en la actividad dialógica sobre la díada: relevancia individual - relevancia social, matizada tanto desde el marco de comprensión cultural como desde las posibilidades determinadas por los contextos en los que se inscribe la práctica de los(as) participantes en los programas de formación académica, investigación, desarrollo social y diseminación. La relevancia se define, así, en los órdenes de lo social, lo cultural y lo personal, respectivamente. Se requiere, entonces, que los participantes juzguen la relevancia de fenómenos, teorías y actividades, para generar autodirección en su aprendizaje y lograr la satisfacción de necesidades e intereses personales y de su contexto. Así entendida, la relevancia alude a la significatividad de los aprendizajes. Este principio es una de las bases de la flexibilidad, porque tiene que ver con los grados de libertad que tienen los participantes en la regulación de sus propios procesos y con las opciones que se les presentan para actuar con libertad real. Estas opciones deben darse dentro de un contexto socio-cultural que marque los límites a los intereses individuales y permita elecciones reales. Principio productivo: Toda experiencia de aprendizaje debe estar organizada de tal manera que le permita a los(as) participantes asimilar el conocimiento desde su marco de referencia conceptual, articular el nuevo conocimiento con sus experiencias anteriores, y poder revertir el aprendizaje en procesos prácticos orientados a la solución de problemas reales. En esta interacción permanente los(as) participantes desarrollan significados propios y se convierten en transformadores(as) activos(as) de su propio contexto. Este principio destaca la necesidad de que los objetivos, contenidos y actividades, se orienten hacia la asimilación del conocimiento a las experiencias y estructuras mentales de los(as) participantes, lo cual les permitirá la dinamización de dichas estructuras y experiencias, por la percepción e integración de los componentes y relaciones inherentes al objeto de estudio. Esto conlleva, por tanto, un proceso de transformación de la realidad cognoscitiva y experiencial de los(as) participantes, en la medida en que cambian cualitativamente el significado y la organización del conocimiento que tienen sobre la realidad física, social y lógico-formal. En consecuencia, se estimula a su vez la capacidad de transformación efectiva de dicha realidad por la conciencia que adquieren los(as) participantes sobre la necesidad y compromiso de construir sus propias condiciones de existencia y relación. Condición fundamental para el logro de esa transformación es el desarrollo de su productividad en cuanto capacidad de ANTICIPACION, entendida como la posibilidad de predecir el comportamiento de la realidad representada simbólicamente en conocimiento, por cuanto se comprenden sus relaciones con el pasado, y se sugieren posibles formas de desarrollo para el futuro. La operacionalización de este principio supone, en la práctica, el empleo de estrategias de aprendizaje activo, que permitan a los(as) actores educativos(as) vivir experiencias creativas de construcción de nuevos conocimientos o de reconstrucción de aquellos ya existentes. En este sentido se alude a la premisa de no presentar el conocimiento como algo acabado e inmodificable. Principio Reflexivo y de Autodesarrollo: El proceso educativo debe proveer mecanismos de retroalimentación permanente a nivel individual y colectivo que apoyen en los(as) participantes en la comprensión del significado de sus acciones de manera que ellos(as) mismos(as) puedan regularlas. Esto implica desarrollar la habilidad para mirar sus propias acciones y evaluar lo hecho, el por qué, el cómo y el para qué de sus acciones; es decir, desarrollar la capacidad reflexiva sobre su práctica y sobre los procesos de producción de conocimiento, para convertir cada actividad en una experiencia. Este principio enfatiza la necesidad de que los(as) participantes examinen sus propias acciones y determinen el nivel de logro alcanzado a través de las mismas. Igualmente señala la importancia de reconstruir analíticamente el proceso mediante el cual se adelantaron tales acciones y el curso que siguieron las mismas. La perspectiva de todo lo anterior es poder identificar las condiciones genéricas de éxito y aprender de los errores cometidos, facilitando el establecimiento de un adecuado nivel de aspiración y un autoconcepto sano y realista, dando lugar a una autorregulación eficaz de las propias acciones. La manera de hacer operativo este principio es mediante las acciones de retroalimentación, evaluación y autoevaluación, y a través de actividades que impliquen síntesis reconstructivas de procesos, las cuales, enriquecidas en interacciones con los diversos actores del proceso educativo, fortalecerán también la autodirección y motivación en el proceso. Principio Autotélico: Este principio se refiere a la automotivación de los(as) participantes, generada por el interés intrínseco que encuentren en las actividades y por la recompensa psicológica que logren en las mismas, y no por determinismos y recompensas externas; es decir que el comportamiento esté regulado por un "locus de control interno". Lo anterior supone que los(as) participantes se irán apropiando de la autodirección de su proceso, por el interés y motivación encontrados al interior de las propias experiencias educativas. Un aspecto importante relacionado con el principio autotélico, es el hecho de que los(as) participantes se automotivan más fácilmente hacia una actividad, cuando se sienten seguros(as) afectiva y físicamente porque la situación les permite superar las dificultades intrínsecas al proceso. De ahí que en la práctica tienen una gran importancia los procesos interactivos que permitan a los(as) participantes obtener reconocimiento y retroalimentación respecto a sus acciones, con lo cual irán ganando progresivamente autoconfianza, seguridad y motivación. La operacionalización de este principio alude a la necesidad no sólo de que objetivos, contenidos y actividades tengan un interés intrínseco por responder a las necesidades de los(as) participantes, sino a la necesidad de la existencia de escenarios que proporcionen seguridad para la explotación y claridad en la retroalimentación sobre los resultados de cualquier acción. La práctica de este principio, supone dos de los principios ya enunciados: el de la "Participación y de las Diversas Perspectivas", porque al poder mirar la realidad desde diversos ángulos y roles, identifican múltiples puntos de interés sobre la misma; y el de la "Pertinencia y Relevancia", porque el interés se apoya sobre la significatividad de los aprendizajes, despertando así la curiosidad que promueve a su vez la búsqueda intencional, como recursos centrales en la construcción del conocimiento. CARACTERÍSTICAS METODOLÓGICAS DEL PROGRAMA DE MAESTRIA La viabilización de los principios pedagógicos antes planteados requiere la adecuación y la operacionalización de un conjunto de características metodológicas congruentes con los mismos, que permitan la configuración de escenarios que respondan a las necesidades de los protagonistas del acto educativo. Se entienden los escenarios como el conjunto de elementos que configuran el espacio físico, social y cultural, las interacciones entre actores y las estrategias de trabajo. La operacionalización de dichas características, sitúa a los participantes como SUJETOS en el acto educativo y los conduce, por la apropiación de los principios y características del modelo, hacia un proceso permanente de crecimiento personal y profesional. Así, estudiantes y docentes son protagonistas y sujetos de la acción educativa. Integración: Los procesos de integración están dirigidos a lograr que las finalidades y objetivos de los programas de formación académica, investigación, desarrollo social y diseminación, se conviertan en un todo significativo para todos(as) los(as) involucrados(as), y que el desarrollo de dichos programas incluya procesos más personalizados, significativos y permanentes. Con ello se busca crear escenarios educativos que eviten volver episódicos y fragmentarios los procesos de enseñanza - aprendizaje, y los conviertan en un proceso continuo de crecimiento personal y profesional, a la vez que contribuyan a resolver problemas prioritarios del país en los campos de la Educación y el Desarrollo Humano. Existe conciencia de que una de las mayores diferencias individuales que se manifiestan entre los(as) participantes en el programa, es la capacidad de integración de los aprendizajes, ya que ella depende de múltiples factores y experiencias previas. Por eso, el Programa trabaja diversos mecanismos para optimizar la integración entre: teoría-práctica, estudiotrabajo, presente-pasado, esferas cognoscitiva-afectiva, ética-moral y política, diversas áreas, trabajo-proyecto de investigación y/o desarrollo. La organización de los contenidos de los ejes y campos de formación partiendo de lo conceptual para llegar a lo instrumental, pasando por lo metodológico, por una parte; y las experiencias educativas que surgen de la formación académica, de la participación en procesos de investigación, desarrollo y diseminación, y del propio trabajo, por otra; deben contribuir a la integración teórico- práctica y del estudio con el trabajo. Los(as) participantes deben tener la posibilidad de integrar sus aprendizajes actuales con los pasados, a través de los procesos de reflexión, crítica y análisis de la experiencia y de los marcos conceptuales que fundamentan sus propias formas de explicar, de comprender y de abordar los espacios de la realidad y de su representación simbólica. La integración entre las diferentes esferas de lo humano, se debe lograr a través de las opciones que ofrecen los programas para que los(as) participantes puedan determinar sus áreas de interés, vincularse a un programa de investigación en el que la desarrollen y organicen su propio currículo de acuerdo en ella. Esta posibilidad genera motivación, seguridad y confianza; fomenta la relación académica y personal entre colegas; fortalece la consolidación de comunidades académicas; permite la integración de los campos del programa entre sí y de las responsabilidades laborales de los(as) participantes y sus actividades de investigación, desarrollo y diseminación dentro del programa. Algunos indicadores que evidencian la operacionalización y específicamente la apropiación de estos principios por los participantes en el programa son: El área de interés y la forma particular de vinculación en un programa específico de investigación, se inscriben en el contexto laboral del(la) participante. - Durante los eventos académicos: Seminarios, Talleres de Línea, Socialización de avances de proyectos de investigación, tutorías de proyecto de Investigación, talleres metodológicos, reuniones de grupo, entre otros, se desarrollan dinámicas que permiten integrar, los contenidos de las áreas con la experiencia del(la) participante, su área de interés y su proyecto de investigación. El proyecto de Investigación se enriquece progresiva y sistemáticamente a medida que El(la) participante avanza en el proceso de cada una de los campos. Los trabajos requeridos en los ejes y campos de formación campos integran los contenidos con la experiencia de los(as) participantes, así como también reflejan la comprensión de los conceptos estudiados: La relación entre éstos y el tema o problema de interés del(la) participante. La interrelación de conceptos de los diferentes campos. La relación entre las ideas de diferentes autores(as) y el punto de vista personal. La relación entre éstos y algunos aspectos del trabajo del(la) participante. Los trabajos escritos aportan elementos valiosos a la definición de los marcos teóricos o referentes conceptuales de los Proyectos de Investigación. Las tutorías de grupo y de Proyectos de Investigación, son procesos continuos e integradores en los que participante y asesor(a) o tutor(a) evalúan el proceso y la integración de los aprendizajes realizados en un clima de confianza y seguridad. El(la) participante realiza talleres de integración diseñados por el Programa y desarrollados periódicamente. Los talleres buscan la integración de los ejes y campos de formación entre si, de éstos con el Proyecto de Investigación y del proceso educativo global con la experiencia vital de(la) participante. Flexibilidad y Apertura: Este principio se inscribe en la concepción de la actividad curricular como una respuesta a las necesidades e intereses de los(as) participantes dentro de su contexto socio-cultural. Es preciso por tanto, adaptar los componentes, objetivos y actividades de aquella dentro de los límites administrativos - legales existentes. El ritmo, los contenidos, los recursos para el aprendizaje, los criterios para elaboración de trabajos escritos, las evaluaciones, los procesos de asesoría, el uso de tiempo, deben ajustarse a este principio dentro de unos límites razonables, los cuales se configuran en la propuesta general del Programa al cual se hacen participes. Flexibilidad implica igualmente capacidad de adaptación al cambio, a situaciones nuevas; requiere también de la búsqueda de un equilibrio entre las necesidades individuales y las del grupo general, con el ánimo de permitir el desarrollo del proceso colectivo. Algunos indicadores que evidencian la operacionalización de este principio y su correspondiente apropiación por los(las) participantes son: El(la) participante y su grupo de estudio, define su tema de interés y sus problemas de estudio en el marco de los objetivos y líneas del Programa. El(la) participante con su grupo de estudio, define mecanismos y cronogramas de trabajo de acuerdo a los requerimientos del Programa. El(la) participante se manifiesta abierto hacia otros puntos de vista. El(la) participante busca lograr acuerdos y consensos, equilibrando sus necesidades e intereses particulares, con las de su grupo de estudio o el grupo general. El(la) participante presenta y discute con los(as) profesores(as) y pacta alternativas diferentes para el logro de sus objetivos. Los módulos presentan lecturas requeridas y opcionales, en las que se tienen en cuenta los diferentes niveles de intereses de los(as) participantes y los grupos. El(la) participante autoevalúa su proceso y es realimentado(a) respecto al mismo por el Programa. El(la) profesor(a) crea mecanismos y genera las condiciones que hagan factible el desarrollo de estas posibilidades. Autodirección en el Aprendizaje: Esta característica está fundamentada en la premisa de que el proceso educativo debe formar a los(as) participantes para ser agentes de su propio crecimiento y desarrollo, y ejercer las opciones reales que se le presenten. La autodirección en el aprendizaje refleja la operacionalización de todos los principios pedagógicos. Puede considerarse como la característica más importante del modelo, porque sin ella, las otras no encontrarían su expresión adecuada. Cuando los(as) participantes son autodirigidos(as) ejercen sus opciones, y toman decisiones con arreglo a las reglas de juego pactadas previamente, identifican su estilo real y particular de aprendizaje e identifican los recursos para desarrollarlo, procurando un balance entre la libertad deseable y la estructura propuesta por el Programa, autoevalúan su proceso y obtienen imágenes más reales de sí mismos. La autodirección en el aprendizaje se considera como una condición necesaria, aunque no suficiente, para tener éxito en el Programa, y constituye el mayor logro posible del(la) participante. Teniendo en cuenta que la mayoría de los(as) participantes han sido sujetos educativos en el marco de un sistema basado en recompensas externas, y con poca promoción de la autodirección, la puesta en práctica de esta característica implica un trabajo continuo y sistemático, a nivel individual y grupal, desde los inicios del Programa. Algunos indicadores que evidencian la operacionalización de esta característica son: El(la) participante identifica recursos para el aprendizaje. El(la) participante organiza su tiempo para el trabajo individual y para el trabajo grupal considerando las necesidades de sus demás miembros. El(la) participante desarrolla sistemas propios para la organización y sistematización de sus ideas y construcciones conceptuales. El(la) participante cumple los compromisos adquiridos a nivel individual y grupal, entrega de trabajos, asistencia a eventos académicos y preparación de su presentación a los mismos. El(la) participante organiza un programa individual que lo conduzca a la adquisición de las destrezas básicas, necesarias para optimizar su desempeño. Dentro de su plan de aprendizaje, El(la) participante define trabajos y actividades que le permitan lograr sus objetivos, obedeciendo a la recompensa derivada del logro de los mismos. Identifica un área de interés y un problema de investigación relacionados con su trabajo y experiencia previa. El(la) participante se autoevalúa y utiliza la realimentación brindada por el Programa, para introducir los correctivos que le permitan suplir las dificultades. El(la) participante hace aportes que enriquezcan la dinámica del Programa, para alcanzar sus objetivos y los del grupo. El(la) profesor(a) crea los mecanismos y genera las condiciones que hagan factible el desarrollo de estas posibilidades. Participación: Esta característica tiene múltiples niveles de ejercicio (como opciones que ofrece el programa o como acciones de los(as) participantes) y se manifiesta en los diferentes aspectos del desarrollo curricular. Cuando ésta cobra realidad, el currículo que desarrolla cada participante es un producto integrado de lo que se había planificado y lo que éste incorpora durante el proceso. En el momento en que cada participante selecciona su tema de interés, su problema de investigación y su grupo de estudio, ha iniciado un proceso participativo permanente que no culmina con la finalización del Programa. La participación puede ser promovida por el Programa y los procesos, pero su calidad depende de la capacidad de autodisposición y la motivación de cada participante y del grupo total. La participación se manifiesta de diversas formas y se refleja en los diferentes eventos y actividades propios de la organización curricular. A continuación se presentan algunos indicadores de su operacionalización. El(la) participante juzga la relevancia de los objetivos contenidos y actividades y presenta alternativas para su adecuación a sus necesidades e intereses particulares. Los trabajos y actividades propuestos por el Programa, abren la posibilidad de que el(la) participante se incorpore a ellos asumiendo diferentes roles y con diversos grados de participación. El(la) participante incorpora su propia experiencia al proceso educativo individual y grupal. El(la) participante autoevalúa su proceso y enriquece sus resultados con la retroalimentación proporcionada por el Programa. El(la) participante elige su área de interés y su problema de investigación y participa activamente en su concreción y orientación a través de los procesos de tutoría. El(la) participante elige los(as) compañeros(as) que habrán de constituir su grupo de estudio, y con ellos(as) define metodologías y formas de organización para optimizar el trabajo. El(la) participante puede entrar en diálogo con el comité regional del Programa. El(la) participante tiene la opción de presentar propuestas para dinamizar el Programa. El programa y el(la) profesor(a) crean los mecanismos y generan las condiciones que hacen factible el desarrollo de estas posibilidades. Personalización: La metodología en general del Programa por sus características, está diseñada para abordar el proceso con fines personalizantes y estrategias personalizadas. El principio general del modelo de responder a las necesidades e intereses de los(as) participantes, así lo requiere; de ahí que desde el mismo proceso de selección se evidencie la personalización. Las tutorías, asesorías, actividades de evaluación, trabajos, son mecanismos permanentes para operacionalizar esta característica. El proyecto de investigación constituye la actividad personalizante y personalizada por excelencia. La operacionalización de esta característica está estrechamente relacionada con las características antes descritas. Algunos indicadores de su operacionalización son: El(la) participante elige un tema de interés y un problema de investigación significativo dentro de su propia práctica laboral. El(la) participante elabora trabajos individuales y aporta los resultados de sus trabajos y su experiencia previa, al trabajo grupal. El(la) participante cuenta con la tutoría permanente de un(a) profesor(a), para el desarrollo de su proyecto de investigación. El(la) participante juzga la relevancia de objetivos contenidos y actividades y enfatiza en mayor grado, aquellos que satisfacen sus necesidades e intereses. El(la) participante actúa como evaluador(a) de su propio proceso y recibe la realimentación del programa, considerando sus características particulares. El(la) profesor(a) crea los mecanismos y genera las condiciones para que sea factible el desarrollo de estas posibilidades. Relación teórico-Práctica: Esta relación se entiende en el modelo educativo, no como la suma de momentos teóricos y de momentos prácticos, sino como la relación con carácter de integración entre el proceso de aprendizaje y la práctica cotidiana del(la) participante, en su trabajo, en su comunidad, en su familia. En este sentido, los momentos prácticos no son situaciones independientes diseñadas para buscar la aplicación de los conceptos, sino que están constituidos por lo que el(la) participante hizo o hace, éste es el punto del aprendizaje, bien sea para extraer conocimiento a partir de la reflexión de su experiencia y del enriquecimiento teórico logrado con la mediación del(la) profesor(a) y otros medios de apoyo, o bien para cualificar técnicamente o sistematizar esta dimensión práctica del hacer cotidiano. Algunos indicadores de la operacionalización de esta característica son: Los trabajos y actividades propuestos en los módulos y guías de orientación, requieren que el(la) participante retome su práctica cotidiana en los espacios laboral, comunitario, familiar. Los contenidos y trabajos de los ejes y campos de formación, alimentan la práctica investigativa del(la) participante, conceptual y metodológicamente. Los trabajos y actividades desarrollados en los seminarios, asesorías de área y de grupo, tutorías, invitan al(la) participante hacia la reflexión de su experiencia previa. Las actividades que implican simulación de habilidades y fenómenos, requieren su correspondencia con las experiencias y necesidades reales del(la) participante. Contextualización Socioeconómica y Cultural del Aprendizaje: El currículo, tanto en su diseño como en su ejecución y evaluación, integra las características sociales y culturales y refiere los aprendizajes a los contextos locales, regionales y/o nacionales en que éstos se inscriben. En este sentido tanto el "que" aprende como el "como" hacerlo, parten de un diagnóstico de la realidad de los(las) participantes y se constituyen en un proceso de formación orientado a responder a las necesidades allí detectadas. Se generan situaciones que le permitan al(la) participante, adquirir una visión crítica sobre la realidad en la que está inmerso(a), y una actitud orientada a la apropiación de los problemas y al compromiso responsable de su solución dentro de estrategias de participación colectiva. En este sentido, la contextualización implica la generación de interacciones significativas. La operacionalización de esta característica, se manifiesta en indicadores como los siguientes: El Programa involucra, por parte de los(as) participantes, el conocimiento de su realidad local, regional y nacional. El proyecto de investigación constituye una alternativa para la transformación de la realidad particular, local, regional o nacional, desde el marco institucional del(la) participante. Los contenidos de los campos problematizan la realidad local, regional o nacional de los(as) participantes. Se da un diálogo permanente entre lo que aporta el(la) profesor(a) y lo que aporta el(la) participante (negociación de la cultura).