5 Desconocimiento de la sexualidad del adulto mayor. Limitaciones

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Programa de Diplomado en Salud Publica y Salud
Módulo I: Tendencias en Salud Pública: Salud
Familiar y Comunitaria y Promoción, Osorno abril del 2005
INTRODUCCIÓN
Hablar de sexualidad es un tema complejo, ya que es una de las áreas del
comportamiento humano mas desconocida.
Generalmente se asocia sexualidad a la
genitalidad y a la reproducción, dejando de lado otros aspectos tan importantes como los
afectivos, morales y eróticos que influyen directamente en el desarrollo
de su propia
sexualidad y por ende en su calidad de vida.
Si pensamos en todas las etapas de la vida nos daremos cuenta que en cada una de
ellas hay una visión distinta de la sexualidad humana, en relación a su edad, vivencias
personales e influenciada por el medio social en el cual se está inserto.
Con el proceso de transición demográfica que estamos viviendo las proyecciones de
vida han aumentado. En el año 2000 los adultos mayores correspondían al 7% de los
chilenos y para el 2003 se estimó en un 15%. La esperanza de vida de los hombres llega a
los 75 años y en las mujeres a los 80 años (1). Con esta realidad tenemos un nuevo desafío:
abordar a un grupo humano demandante no solo del tratamiento de sus enfermedades
crónicas y degenerativas, si no de una atención mas integral; promoviendo el autocuidado,
la autovalencia y el desarrollo pleno de su propia sexualidad.
Nosotras que formamos parte de un equipo de salud de una comuna rural, nos
corresponde acompañar a la mujer y su familia en todas las etapas de su vida, estableciendo
una relación de confianza y apoyo mutuo, lo que nos ha permitido darnos cuenta que el tema
de la sexualidad en el adulto mayor no es abordado como corresponde. Al evaluar a una
mujer o varón adulto mayor los castramos sexualmente por considerarlos, erróneamente,
seres asexuados. No establecemos un espacio mínimo de interacción con ellos para hablar
de ésta, su necesidad ¿será acaso que nos dejamos llevar por creencias y prejuicios
personales o definitivamente por ignorancia?
Al conocer opiniones personales de los integrantes de nuestro equipo de salud, nos
queda claro,
que el principal obstáculo para abordar el tema es la ignorancia,
desinformación y la incapacidad de ser empáticos.
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la
Por lo tanto es fundamental iniciar la capacitación de los integrantes del equipo, que
se encuentren realmente motivados, para trabajar el área de la sexualidad del adulto mayor,
ya que para asumir la responsabilidad de informar, es imprescindible tener conocimientos
sólidos sobre sexualidad, con el objeto de responder correctamente sin errores ni prejuicios
a las necesidades de los consultantes y así poder intervenir a través de la consejería y la
educación sexual.
Con la formación de estos consejeros daremos el primer paso para elaborar un
programa de educación sexual permanente, para adultos mayores, y así contribuir en forma
real, al alcance de una mejor calidad de vida de este especial grupo humano.
OBJETIVO GENERAL
Abordar la problemática de la sexualidad del adulto mayor con enfoque biosicosocial a
través de la educación permanente en salud.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Clarificar conceptos y desmitificar creencias y prejuicios acerca de la sexualidad del
adulto mayor al interior del equipo de salud.
Definir la educación permanente en salud sexual como una estrategia de trabajo del
equipo de salud para ser implementado en el grupo de adultos mayores.
Este ensayo se fundamenta en dos conceptos principales: el de sexualidad y el de
educación, los cuales
se abordarán en forma separada con un propósito meramente
didáctico.
El comportamiento sexual depende de muchos factores, como la salud general, la
disponibilidad de un compañero sano, la personalidad, factores socioculturales, nivel de
educación, actividad sexual previa, prácticas e intereses previos y grado de satisfacción con
la vida, que en el adulto mayor es muy importante, ya que su calidad de vida depende mucho
del medio externo.
2
Para iniciar es importante definir sexualidad ya que, significa muchas cosas para
distintas personas y en distintas etapas del ciclo vital. Debemos recordar que durante mucho
tiempo la sexualidad se asoció solo a la reproducción, desde este punto de vista el adulto
mayor fue considerado carente de manifestaciones sexuales, privándolo de todo derecho al
placer.
En 1975 la OMS definió la salud sexual de la siguiente manera: “la integración de
los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, por medios
que sean positivamente enriquecedores y que potencian la personalidad, la comunicación y
el amor”.
Presenta decisiva importancia desde ese punto de vista el derecho a la
información sexual y el derecho al placer. Cerca de veinte años después, en la conferencia
internacional sobre población y desarrollo del cairo (1994) y la cuarta conferencia mundial
sobre la mujer beijing (1995) emanaron documentos en los que señalan que “la salud sexual
está encaminada al desarrollo de la vida y de las relaciones personales, y no meramente al
asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión
sexual”, reconociendo implícitamente la salud sexual como una parte inalienable integral e
indivisible de los derechos humanos universales.(2)
En resumen, la definición del término salud sexual aún está en proceso, y se hace
necesario encontrar prontamente una definición universal.
Se define como, salud sexual geriátrica a “la expresión sicológica de emociones y
compromisos que requiere la mayor cantidad y calidad de comunicación entre compañeros,
en una relación de confianza, amor, compartir y placer, con o sin coito” (3)
Así en la vejez el concepto de sexualidad se basa fundamentalmente en una
optimización de la calidad de la relación (besos, abrazos, caricias, etc.) Más que en la
cantidad de ésta (numero de erecciones, orgasmos etc.). Este concepto se debe entender en
forma amplia, integrando en él, el papel que juega la personalidad, el género, la intimidad,
los pensamientos, sentimientos, valores, afinidades, intereses etc. (4).
Aunque hay mucha ignorancia con respecto al tema, se puede decir que no existe
un límite cronológico que marque la desaparición de la vida sexual.
Masters y Johnsons
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(1978) dicen: la sexualidad en la vejez, lo mismo que en otras etapas del ciclo vital, se debe
considerar de gran importancia para la calidad de vida, el desarrollo y la salud de la persona.
Por tanto toda manifestación sexual puede ayudar a una adecuada manifestación de la salud
y el equilibrio.
Los cambios biológicos y funcionales, de los órganos sexuales en los adultos
mayores no provocan el cese de la actividad sexual. Es necesario una adaptación del
comportamiento sexual al nuevo funcionamiento orgánico, y con esto evitar frustraciones y
ansiedades frente a las siguientes relaciones sexuales, que podrían llevar al cese
innecesario de la actividad sexual.(6)
Para entender aún más el desarrollo normal de la sexualidad del adulto mayor es
imprescindible recordar los cambios biológicos propios de la edad:
Cambios biológicos y fisiológicos en la respuesta sexual de la mujer mayor.
Todas las fases del ciclo se mantienen, pero con una intensidad menor, debido a los
cambios biológicos propios del envejecimiento, sin embargo no hay diferencias significativas
en la respuesta del clítoris en relación a las mujeres jóvenes, siempre y cuando se cumplan
todas las fases del acto sexual.
Fase de excitación: la fase de expansión y lubricación de la vagina está más alargada,
hay un menor aumento del tamaño de los senos, mientras que la erección del pezón se
mantiene.
Fase de meseta: la elevación del útero está disminuida y
se requiere una mayor
intensidad y duración de la estimulación para lograr un orgasmo.
Fase de orgasmo: hay una menor intensidad del orgasmo debido a que decrece la
tensión muscular. Las contracciones musculares existen, pero disminuidas en número
e intensidad, pudiendo haber contracciones dolorosas.
Fase de resolución: está mas alargada que en las jóvenes y presenta una reducción de
la capacidad de multiorgasmo.
4
Cabe mencionar que hay adelgazamiento y perdida de elasticidad de las paredes
vaginales, lo que puede ocasionar irritación mecánica de la uretra y vejiga, provocando
disuria en las horas y días posteriores al coito.
En un estudio de
Leiblum y col. 1983. Observaron que las mujeres
postmenopáusicas sexualmente activas sufrían un menor estrechamiento de la vagina y
tenían un mayor aporte en andrógenos y gonadotropinas hipofisiarias que las mujeres
sexualmente inactivas.
Ello denota que la actividad sexual periódica facilita al menos un poco de protección
contra las alteraciones fisiológicas, consecuencia de la edad con relación a la anatomía
sexual de la mujer. (5)
Cambios biológicos y fisiológicos en la respuesta sexual del hombre mayor.
Se describe un 5% de adultos mayores que presentan un climaterio masculino
denominado andropausia, con síntomas tales como: debilidad, cansancio, falta de apetito,
disminución del deseo sexual, menoscabo o pérdida de la potencia, irritabilidad y dificultad
de concentración (5).
La duración e intensidad de su ciclo sexual cambia, incluso en ausencia de factores
patológicos. Se produce una reducción de testosterona en forma gradual, sin embargo, es
muy importante señalar que la testosterona juega un papel secundario en la reducción de la
capacidad sexual, siendo mucho más importantes las vías monoaminérgicas del sistema
nervioso central, las que al estar alteradas en el envejecimiento serán menos sensibilizadas
por los andrógenos. (revista chilena de obstetricia y ginecología).
Fase de excitación: hay una disminución de la tensión muscular, por lo que el hombre
mayor necesita mas minutos para lograr la erección y ésta es menos firme, por lo que
requiere bastante más tiempo y estimulación directa.
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Fase de meseta: es más larga por disminución de la fuerza del músculo cremaster, con
disminución de la elevación testicular.
Fase de orgasmo: es más corta y con un menor volumen de líquido seminal,
disminuyendo la necesidad y la intensidad de la eyaculación.
Fase de resolución: la pérdida del volumen peneano es más rápida y el período
refractario está alargado.
Aspectos psicosociales
Si bien es cierto es importante manejar los aspectos cognitivos que tienen relación
con lo fisiológico, anatómico y funcional, ya que nos permite orientar al adulto mayor en su
adaptación del comportamiento sexual
a su
nuevo funcionamiento, consideramos
fundamental abordar los factores psicosociales que inciden fuertemente en el desarrollo de
su sexualidad.
Debemos reconocer y aceptar que la atracción sexual y la necesidad de
comunicación afectiva sigue presente hasta el final de la vida. El adulto mayor no solo busca
la satisfacción en lo genital sino el estar juntos, dormir abrazados, sentirse queridos y
protegidos.
Es fundamental
para la persona mantener una percepción positiva de
aceptación de su cuerpo y de su pareja, para mantener relaciones sexuales satisfactorias.
La sociedad en general, privilegia la juventud y la productividad por lo que se cree que las
ancianas son las que pierden más pronto su atractivo sexual, lo que provoca que exista
miedo a “llegar a ser viejas”, ya que poco a poco, se les considera “ya no útiles”, debido a
que se produce una pérdida precoz de la capacidad de procreación en relación con el
hombre. Otras en cambio perciben su sexualidad como un aspecto relevante en sus vidas,
y el sexo tiene estrecha relación con su intimidad y aceptar a su pareja; es una expresión
más de amor.
Hay hombres que a medida que suman años, tienen una expectativa
completamente utópica respecto a como debería ser su vida sexual. Ellos saben que tiene
limitaciones físicas como por ejemplo para correr, pero no aceptan tener limitaciones en lo
sexual y se preocupan cuando no pueden hacer el amor dos veces en una noche,
presentando síntomas de angustia anticipatoria sobre su desempeño sexual. (5)
6
La vida sexual en general es objeto de variados mitos y prejuicios, que forman parte
del imaginario social y de ésta manera dictamina el comportamiento esperado. En el caso
del adulto mayor se espera que al entrar en la etapa jubilatoria, deje de tener proyectos,
actividades, deseos y necesidades sexuales y pasen a llamarse clase pasiva. Dentro de la
familia se esperará que esten dispuestos a cuidar los nietos.
En la tercera edad, la sexualidad es una de las dimensiones más ricas, esto
contradice uno de los prejuicios más arraigados en la sociedad: “en la vejez termina la
sexualidad”.
El negativismo cultural al que hacemos gala a lo que atañe al sexo y al lance
amoroso en los años geriátricos, es el reflejo de una actitud llamada “ancianismo” es decir un
prejuicio contra el individuo por ser mayor, considerándolo con muchos defectos, sin valor
social y carente de capacidades. Este prejuicio aplicado a la sexualidad es la manifestación
última de la asexuación: “si te haces viejo estás acabado”. (Bubtler y Lewis).
También se cree que aquellas personas maduras que han tenido una vida sexual
intensa en su juventud, padecerían de agotamiento sexual en la vejez, cuando en realidad,
tendrían mayores posibilidades de vivir más satisfactoriamente su sexualidad.
Una de las falsas creencias que más afecta a la mujer es la que argumenta que con
la llegada de la menopausia disminuye considerablemente el apetito sexual. A este respecto,
diversas investigaciones han demostrado que la menopausia no es sinónimo del fin de la
vida sexual si no, en algunos casos, actúa en forma liberadora, porque ya no está presente
el temor a embarazos no deseados, dando lugar a una vida íntima más placentera.
Uno de los hechos más relevantes ha sido comprobar que uno de los mitos que más
fuertemente existe para la sociedad en general, para los adultos mayores y muy
particularmente para la mujer adulta mayor, ya es prácticamente inexistente. “la salida de los
hijos del hogar afecta de forma positiva la vida en pareja y la vida sexual”, dado que pueden
contar con mayor espacio físico, viviendo así una sexualidad más libre, no siendo necesario
esperar el momento adecuado para tener relaciones sexuales y disfrutar de la mutua
compañía: se cambia el mito de “síndrome de nido vacío” por el de “misión cumplida”.
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Existen situaciones personales y familiares que influyen directamente en el cese de
la actividad sexual. La mas importante es la viudez en la que se presentan diferencias de
genero; hay mas mujeres viudas que hombres viudos por la diferencia demográfica que
juega contra la mujer (relación 1 varón es a 4-6 mujeres), además existe la fuerte tendencia
social a considerar negativamente el establecimiento de nuevas relaciones afectivas y/o
matrimonios (4) se comprobó que el 90% de las mujeres viudas cesaban sus relaciones
sexuales a partir del fallecimiento de su esposo (estudio longitudinal del ducke) y las que se
vuelven a casar lo hacen con parejas sexualmente incapaces generalmente ancianos de
mayor edad que ellas, transformándose en “esposas cuidadoras”. En cambio
en los
ancianos no es infrecuente el matrimonio con mujeres mucho mas jóvenes (4)
Cuando la persona pierde su pareja y cae en etapa de inactividad sexual casi
absoluta puede presentar mayores dificultades para reiniciar relaciones con otra pareja,
sobre todo en los hombres, por disfunción en la erección (síndrome de viudez). Algunos
sexólogos recomiendan la practica masturbatoria durante este período de soledad, si no
existen impedimentos psicológicos o culturales. Esta recomendación puede contribuir a
mantener tanto en el hombre como en la mujer los mecanismos fisiológicos sexuales en
actividad relativa y no en inanición absoluta.(6)
Algo que no podemos dejar de mencionar es la dificultad para acceder a la
intimidad, los ancianos que viven con sus hijos o los institucionalizados no cuentan con el
ambiente más adecuado de intimidad para mantener relaciones sexuales. Los familiares
pueden intentar imponer las normas de conducta que consideran apropiadas, sin plantearse
que en estas nuevas situaciones los ancianos necesitan aun más manifestar sus
sentimientos y emociones.
Existen otros elementos que afectan el desarrollo de la sexualidad en la vejez (7)
y que consideramos importantes de mencionar por ser los mas frecuentes en nuestra
población:
Enfermedades crónicas y mentales: la diabetes mellitus es un ejemplo típico de
enfermedad que puede producir alteraciones sexuales tales como: pérdida de la
erección y eyaculación retrógrada por falta de cierre del esfínter vesical durante el
8
orgasmo. Esto se debe a mecanismos vasculares y neurogénicos alterados por ésta
patología.
El alcoholismo es uno de los factores que más contribuye a deprimir la función sexual
y/o demorar la eyaculación.
Algunos medicamentos que se usan habitualmente en estas edades afectan la líbido
y la potencia sexual por ejemplo la metildopa, morfina, imipramina, benzodiazepinas
y otros.
El agotamiento físico y psíquico propios de la etapa disminuyen el interés por el
contacto sexual.
Las creencias religiosas en algunos grupos pueden ser un freno a la actividad sexual,
por considerar al sexo como algo pecaminoso, ya que le otorgan solo un carácter
reproductivo.
El exceso de comida junto con la ingestión de bebidas también puede disminuir el
deseo sexual.
Teniendo los conocimiento, considerando la influencia continua del medio
sociocultural en la sexualidad de nuestra población y dejando de lado nuestros prejuicios
para ser empáticos, podemos implementar un adecuado programa de orientación para la
vejez
con calidad, equidad, entregando los conocimientos y facilitando el desarrollo de
habilidades y actitudes que le permitan desempeñarse adecuadamente en la esfera sexual
con sus pares y su entorno social.
El otro concepto clave es el de educación sexual que se define como “el proceso
vital mediante el cual se adquieren y transforman, formal e informalmente, conocimientos,
actitudes y valores respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones que incluyen
desde los aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta todos los
asociados al erotismo, la identidad y las representaciones sociales de los mismos” (2)
Al enfocar la educación
en el grupo de adultos mayores
educación permanente, entendido como la formación
podemos hablar de
para la actividad y el crecimiento
continuo de los ancianos, con un posicionamiento que considera la vejez como una etapa
más del desarrollo personal, en la que es posible continuar aprendiendo. (8)
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En el foro de valencia del 2002 se afirma que el anciano necesita de formación
para aprender a envejecer, la que puede ser de tipo no formal y/o informal. Educación y
desarrollo son conceptos que se dan la mano; no hay desarrollo si no hay educación. La
formación permanente debe garantizarse como un continuo necesario a lo largo de toda la
vida, pues ella es la herramienta para una buena calidad de vida. (9)
Son muchos los temas de educación concernientes a la vejez como por ejemplo:
educación para la participación, la solidaridad, la sabiduría y libertad, para el cambio de
mentalidad, la alegría, la espiritualidad y la sexualidad.
Al hablar de formación en sexualidad para el adulto mayor debemos procurar la
creación de espacios educativos en que no se imponga la continuidad de modelos de
sexualidad juvenil. No es solo la belleza y la juventud lo que tiene que ver con el sexo y la
sexualidad.
Una metodología de trabajo en educación sexual no formal pueden ser los talleres
educativos como estrategia masiva de bajo costo y alto impacto en la población. Estos
deben contemplar las siguientes características para ser efectivos: ser participativos,
empoderantes, integrales, planificados, comunitarios y respetuosos de la diversidad.
Otra metodología de trabajo con el adulto mayor es a través de la consejería en
sexualidad
la que se entiende como una labor de apoyo, educativa y facilitadora de
procesos que potencian la salud sexual, tal que beneficien la toma de decisiones informadas
en el ámbito sexual.
La consejería en salud sexual, entonces, cumple una doble función: la promoción y
la prevención. La promoción busca potenciar una vida sexual saludable, enriquecedora y
gratificante y la prevención implica compartir información para determinar comportamientos
sexuales mas seguros y así disminuir los riesgos.
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CONCLUSIONES
En todos los estudios se destaca un dato relevante: “la actividad sexual existe en
los ancianos y en algunos casos es más la norma que la excepción”. Es más importante
considerar los aspectos cualitativos (caricias, besos, abrazos, masturbación, etc.) Que son
los más sensibles en los ancianos y desde éste punto de vista, las relaciones sexuales
aumentarían.
El cese de la actividad sexual no es un suceso cronológico, sino que depende de
muchos factores como: el estado de salud y el grado de incapacidad física y mental de los
integrantes de la pareja, la frecuencia y
calidad de las relaciones previas;
la mala
interpretación e inadaptación a los cambios fisiológicos propios del envejecimiento, la
situación afectiva, la calidad de la relación con la pareja y con otras personas; los cambios
en el rol social en el anciano, como la viudez, el cambio de domicilio, la institucionalizacón y
las crisis de salud.
Con una mayor formación académica de nosotros como profesionales de la salud
y desmitificando creencias y prejuicios personales acerca de la sexualidad del adulto mayor,
podemos aportar en forma constructiva en la realización de
programas de educación
permanente en salud sexual para los ancianos y así lograr una mayor sensibilización
social
hacia estos aspectos olvidados de los mayores.
Educar para la sexualidad es
devolver al anciano el derecho a ser sexuado, y desde allí abrir el campo social, asumiendo
que defender la sexualidad del adulto mayor, es defender la sexualidad de todos en el
mañana.
Es bueno educar para la vejez
protegerse y desarrollar
gloriosa, que les permita crecer, cuidarse,
habilidades individuales
para la toma decisiones autónomas
respecto de su salud sexual y así asumir con responsabilidad sus sensaciones físicas y
afectivas.
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BIBLIOGRAFIA
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SUGERENCIAS FINALES
Facilitadores
Motivación de las integrantes del grupo frente al tema.
La disponibilidad de material bibliográfico en páginas web.
Disposición de nuestros equipos de trabajo para responder preguntas.
Dificultades
Poco acceso a bibliografía a través de libros de algunos autores.
No disponer de horarios compatibles para desarrollar el trabajo.
SUGERENCIAS
Consideramos que es un tema en el que se ha avanzado, pero hay poco material de
estudio desde el punto de vista de la investigación, ya que la bibliografía revisada nos orienta
y crea la necesidad de la problemática en el grupo de adultos mayores sin embargo se
requiere elaborar, aplicar y evaluar programas de educación en esta población y así analizar
y determinar el impacto de estas intervenciones en la salud sexual de los ancianos.
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