TallerdegestionyConflicto2001

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Palabras Inaugurales de la Dra. Leda Muñoz García, Vicerrectora,
Vicerrectoría de Acción Social, Universidad de Costa Rica,
en el VII Encuentro-Taller Internacional de la Red de Educación Continuada de
Latinoamérica RECLA
Miércoles 21 de noviembre 2001
Muy buenos días. Bienvenidos sean todos. Es un honor para la Universidad de
Costa Rica servir de anfitriona a todos ustedes.
Durante los siguientes tres días estaremos trabajando alrededor de dos grandes
temas:
educación continua y educación en línea y, para ello, podríamos
preguntarnos, primeramente ¿por qué la educación continua se vuelve un tema
relevante en los albores de un nuevo siglo, que merezca reunir a un amplio y
distinguido grupo de académicos de más de 25 universidades iberoamericanas?
Se ha dicho que el nuevo siglo alberga una sociedad globalizada, basada en el
conocimiento. Una sociedad en la que el conocimiento se convierte en la plataforma
de todos los factores que construyen la nueva época. Se estima que más del 50% del
PIB de los países desarrollados se basa, actualmente, en el conocimiento y se espera
que su aporte aumente aceleradamente en los próximos años1. Por otro lado, la
producción del conocimiento se da a velocidades inéditas, en donde el saber se
aplica al saber, y se generan nuevas tecnologías, que aumentan nuestra capacidad de
conocer más, lo que, a su vez, aumenta nuestra capacidad de crear nuevas
tecnologías. Cada vez más la investigación depende de la tecnología, lo que es
particularmente evidente en áreas como las ciencias biomédicas, farmacéuticas y
genéticas, entre otras. Esto es uno de los elementos de la Universidad de Costa Rica
que, como dice el Dr. Ángel Ruiz, “contribuye a que la mundialización no sea
simplemente economía, sino un asunto aún más determinante para la humanidad”1.
Este nuevo perfil de sociedad, se refleja en la matrícula universitaria la que, por
ejemplo, para América Latina, pasó de 270 mil estudiantes en 1950, a cerca de 10
millones en el año 2000. No obstante este cambio significativo, el crecimiento
obtenido abarca a solo al 17.5% de la población “elegible”, mientras que, en Estados
Unidos, abarca al 85%2. Dicho de otra forma, de cada 100 habitantes en los países
desarrollados, 20 son estudiantes de educación superior, mientras que, en América
Latina, no sobrepasa los dos.
Estas cifras señalan desigualdades presentes y, sobre todo, futuras y difíciles de
revertir sin un replanteamiento urgente y profundo. Es aquí donde el concepto de
educación continua o permanente viene al escenario. Reconocer que la educación
debe ser un proceso que se da a lo largo de toda la vida, no es algo nuevo.
Podríamos citar a Platón que abogó por este concepto o a Condorcet quien insistía en
que la educación debía abarcar todas las edades. Sin embargo, el concepto de
educación continua sufre una revalorización en las últimas décadas y lo hace en el
tanto este permite el reencuentro entre la vida y la educación, como señala
Adiseshiah, de la UNESCO3.
El pleno desarrollo de los seres humanos, especialmente frente a los cambios
científicos, técnicos, económicos y sociales actuales, exige, dice la UNESCO, que la
educación sea considerada globalmente y como proceso permanente.
La educación continua se presenta, así, como una de las llaves de acceso al siglo
XXI, que permite a las personas aprovechar la información que se genera
incesantemente para convertirla en conocimiento útil no sólo para su desarrollo
personal sino, también, para el avance integral de la humanidad.
Algunos consideran que esta revalorización del concepto de educación continua,
como proceso que debe acompañar a las personas y a las sociedades a lo largo de
toda la vida, es quizás el suceso más importante ocurrido en la historia de la
educación de la segunda mitad del siglo XX2.
La UNESCO nos propone repensar la universidad con un enfoque de educación
continua o educación permanente, es decir, pasar del concepto de educación terminal,
delimitada en el tiempo y en el espacio, a una educación constante y sin límites.
Carlos Tünnermann define educación continua como un proceso constante de
actualización, entrenamiento y reentrenamiento, que rebasa los límites del tiempo y
del espacio. Es, por tanto, trascender el concepto de educación para la vida, por el de
educación continua durante toda la vida4.
Este término amplio y renovado de educación continua encierra dos conceptos:
ampliación del acceso a la educación superior y diversificación de la oferta
Reconocer la necesidad de aumentar el acceso a la educación superior, lo que
conlleva inevitablemente el tema de igualdad de oportunidades, implica asumir el reto
de superar viejos esquemas en los que la universidad, entre otras cosas, ha sido una
opción para un grupo social restringido. Al respecto nos dice René Maheu: “si el
derecho a la educación, que proclama la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, contiene la promesa de un mínimo de educación para todos, ese derecho
implica también que las élites que hasta hace poco surgían de grupos sociales
limitados, deben formarse en adelante cada vez más a partir del conjunto de la nación
y, de ese modo, merecer verdaderamente el nombre de élite, que significa excelencia
y no privilegio”5. Aumentar el acceso debe incluir, también, diversificar la oferta de
educación superior, para convertirla en un amplio abanico de opciones, que responda
a las diversas y cambiantes necesidades de las personas, de manera que no haya un
único escogimiento posible, ni una única manera de escoger.
No son pocos los que ante estas ideas, contraargumentan diciendo que “más es
peor” (“more is worse”), a lo que Sir Eric Ashby responde que más no es peor, pero sí
necesariamente es diferente6. Para asumir este enfoque de educación continua, las
universidades deben aprender a hacer las cosas diferentes: cambiar la forma de
hacer educación, lo que implica, además, cambiar la forma de organizarse y más
importante aún, de concebirse. Allí es donde el tema de educación en línea nos
engarza oportunamente. Vintin Cerf y Robert Kahn no se imaginaban el impacto
social, económico, cultural y político que sus primeros pasos en Internet traerían a la
humanidad. Un proyecto que como ustedes recordarán se desarrolla en el marco de
un programa militar hace más de 30 años, con la guerra fría aún vigente.
Ciertamente, la Internet y más tarde la Web, con cerca de 10 años de existencia,
abren opciones para el acceso y transmisión de la información pero, también, para su
procesamiento y aplicación. Como señala el Dr. Angel Ruiz “más que un mundo
digital estamos ante un mundo conectado en una escala cualitativamente superior y
siempre creciente. Esta potenciación de la comunicación abre las vías hacia un salto
revolucionario en la organización social de la vida humana a lo largo del planeta”1.
En particular, podría facilitar enormemente el que la educación superior adopte el
enfoque de educación continua que hemos planteado. En estos tres días, esperamos
asomarnos a nuevas formas de hacer las cosas. Federico Mayor decía que si la
educación básica consiste, sobre todo, en aprender a aprender, la educación superior
debería ser aprender a emprender.
La Universidad debe ser una institución que enseña y aprende. Debemos tener
coherencia entre lo que tratamos de enseñar y lo que hacemos, debemos, entonces,
como institución, ser capaces de emprender.
“La educación superior deberá reconciliar, una vez más, su ser y quehacer con la
naturaleza cambiante de la sociedad” y del conocimiento que esta genera, como ya lo
ha hecho otras veces en el pasado. La educación continua permite colocar a “la
persona humana como núcleo de sus preocupaciones y justificación de su quehacer,
lo que equivale a decir que un nuevo humanismo podría encontrar su albergue en la
antigua academia” señala Tünnermann2, lo que permitiría la conveniente eliminación
de la antigua y estéril dicotomía entre humanismo y tecnologías.
Espero que estos tres días sean provechosos para todos, que encontremos tiempo
y espacio para aprender y emprender, en nuestro propio proceso de educación
continua. Espero, también, que podamos ampliar nuestra propia red de colegas y
amigos.
Habíamos ofrecido días despejados, y hasta ayer martes las nubes y la lluvia se
habían mostrado inflexibles a retirarse, posiblemente fueron ellas las primeras en
recibirlos en este húmedo lugar, sin embargo, espero que eso no les inhiba a ustedes
a aventurarse a emprender algunos paseos, más allá de la ciudad, que les permita
conocer un poco de este verde y esperanzado país.
Una vez más, bienvenidos.
Muchas Gracias.
Ruiz, Ángel. El Siglo XXI y el Papel de la Universidad. CONARE, Editorial de la Universidad de Costa Rica,
2001, San José, Costa Rica.
1
Tünnermann, Carlos. La Educación Superior en el Umbral del Siglo XXI. Colección Respuesta, Ediciones
Cresalc/Unesco, UNESCO, Caracas, 1996.
2
Tomado del discurso pronunciado por el Dr. Malcolm S. Adiseshiah, Director General Adjunto de UNESCO,
en la Conferencia Anual de la Asociación de Escuela de la Naciones Unidas, Naciones Unidas, Nueva York,
21 de agosto de 1970 y citado en Tünnermann, Carlos. La Educación Permanente y su impacto en la
educación superior. Nuevos documentos sobre Educación Superior. Estudios e Investigaciones #11,
UNESCO, 1995. (Ver página 1).
3
Tünnermann, Carlos. La Educación Permanente y su impacto en la educación superior. Nuevos
documentos sobre Educación Superior. Estudios e Investigaciones #11, UNESCO, 1995.
4
Maheu, R. Discurso pronunciado en 1967 con motivo del centenario de la Universidad Americana de Beirut,
Citado por Tünnermann (Ver cita 4, página 27).
5
6
Citado por Tünnerman, Carlos (Ver cita 4, página 25).
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