“La evaluación externa como instrumento de mejora para la práctica docente” Eugenia López Cáceres - ISSN: 1989-9041, Autodidacta © EDITORIAL “LA EVALUACIÓN EXTERNA COMO INSTRUMENTO DE MEJORA PARA LA PRÁCTICA DOCENTE” Por Eugenia López Cáceres, Directora de la Agencia Extremeña de Evaluación Educativa Toda sociedad que se precie pretende para sí unos ciudadanos autónomos, capaces de decidir por sí mismos su destino. En último término es ése el gran objetivo que se asigna a los sistemas educativos de los que se dotan con gran esfuerzo las sociedades democráticas, a los que confieren un incuestionable valor estratégico como garantes de la supervivencia y el desarrollo futuros de sus estructuras sociales y productivas. Invertir en la formación técnica y en valores de los individuos que entran a formar parte del cuerpo social ocupa, por tanto, un lugar siempre destacado en la escala de prioridades para las administraciones públicas, que no suelen escatimar recursos ni regatear esfuerzos para dotarse de un sistema educativo de calidad. Y, sin embargo, a veces ese sistema educativo no logra alcanzar de forma plena los objetivos que tiene asignados. Determinar las razones de su falta de alcance 1 “La evaluación externa como instrumento de mejora para la práctica docente” Eugenia López Cáceres - ISSN: 1989-9041, Autodidacta © constituye una de las principales funciones que debería asumir un organismo de evaluación. Aunque, desde luego, no debe ser la única. Las organizaciones sociales son complejas, integran a colectivos con intereses y opiniones diversas que conforman entes dinámicos, evolutivos, de manera que los principios que han sustentado un proyecto educativo eficiente en un determinado lapso de la historia se muestran inoperantes en otros momentos. En consecuencia, también es preciso estar atentos a los indicadores que sugieren cambios de tendencia, nuevas necesidades sociales, opiniones mayoritarias distintas o el desarrollo de los medios instrumentales a los que es posible recurrir para mejorar la eficacia de los procesos educativos. El permanente contacto con las organizaciones implicadas en el desarrollo y gestión del sistema educativo se muestra así como un factor fundamental en el guión de tareas que asignar al agente evaluador. Y la consigna en cada uno de los encuentros debe estar presidida por el constante afán de lograr el consenso: consenso a la hora de fijar objetivos y consenso para identificar disfunciones y encauzar las soluciones posibles. Que los objetivos y los métodos ponderados y consensuados por los diferentes agentes implicados en el desarrollo o regulación de un sector cuentan con mayores posibilidades de abrir camino hacia el éxito constituye una constante fácil de constatar en todo tiempo. Flexibilidad y transparencia se combinan en los procesos de esta naturaleza, como es la evaluación del sistema educativo, con pluralidad y participación para enriquecer finalmente las propuestas elaboradas. La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación, LOE, se apoya en este tipo de principios cuando habla de las finalidades de la evaluación, que concreta en la necesidad de contribuir a mejorar la calidad y la equidad de la educación, orientar las políticas educativas, aumentar la transparencia y eficacia del sistema educativo, ofrecer información sobre el grado de cumplimiento de los objetivos de mejora establecidos por las administraciones educativas y proporcionar información sobre el grado de consecución de los objetivos educativos. La evaluación del sistema educativo extremeño ha de tener como finalidad lo previsto en el artículo 140 de la LOE, así como aportar información sobre el cumplimiento de los compromisos educativos contraídos en relación con las demandas de la sociedad extremeña. Son fines que sólo es posible satisfacer tras una intensa y constante interacción no sólo con padres, alumnos y profesores, integrantes de la comunidad educativa, sino con el resto de agentes sociales y económicos encargados de engrasar la estructura social que constituye el destino final al que están llamados a participar todos los alumnos. El proceso de evaluación puede resultar extraordinariamente complejo, tanto como la realidad que pretende evaluar, en la que se pueden dar cita un número considerable de variables y todas ellas de importancia a tener en cuenta durante el desarrollo del análisis global que se intenta acometer. Los resultados, desde luego, deben caracterizarse por la objetividad o, al menos, por la imparcialidad o la pluralidad de puntos de vista de tal forma que 2 “La evaluación externa como instrumento de mejora para la práctica docente” Eugenia López Cáceres - ISSN: 1989-9041, Autodidacta © conviene abordar la evaluación desde diferentes perspectivas que se complementen entre sí. La experiencia demuestra que de ponderar los resultados de una evaluación interna y los de una evaluación externa se deducen corolarios especialmente ricos en detalles que nunca están de más, máxime cuando de esos resultados de diagnóstico depende el sentido de los cambios o restructuraciones que, eventualmente, habrán de llevarse a cabo en el seno de las organizaciones. Realizar procesos paralelos, aunque no necesariamente simultáneos, de evaluación externa e interna, evita, por ejemplo, que se obvien en el análisis aspectos que resultan incómodos para los actores permanentemente implicados en el día a día de una comunidad o una institución. Debe entenderse por ajenos a la organización que los condicionantes de todo aquellos que sí forman parte grupos de interés. evaluación externa aquella que se encarga a agentes se pretende evaluar y, por tanto, no sobrecargados por tipo que habitualmente subjetivan las decisiones de del engranaje humano a través del que se mueven los Esta evaluación desde fuera suele constituir, además, un acicate para que la evaluación interna, que también se debe acometer, aquella que describe el funcionamiento y resultados de la organización desde la óptica de quienes ven supervisado el resultado de su trabajo, no caiga en la autocomplacencia o, quizá, en la intrascendencia de quien lleva a cabo una labor puramente de trámite. El contraste de los resultados posteriores anima, por lo general, a realizar un trabajo con un carácter detallado, que aborda detenidamente las claves sobre las que se asienta el sentido profundo de la entidad a la que pertenecen. El fin principal de la evaluación educativa debe ser, por tanto, proporcionar a todos los agentes involucrados en el sistema educativo la información fiable y necesaria para fundamentar sus decisiones, prácticas y políticas de enseñanza que favorezcan el aprendizaje de los alumnos y que contribuyan a formar ciudadanos autónomos, críticos, participativos y responsables, indispensables para la constitución de una sociedad avanzada, dinámica y justa. Evaluar para mejorar debe ser la premisa, no para desprestigiar el sistema. Sin evaluación no hay posibilidad de mejora. El Informe Delors para la UNESCO afirma que los cuatro pilares sobre los que debe fundamentarse la educación en este nuevo siglo igualan habilidades de hacer y saber hacer con otras que hacen referencia a vivir y saber vivir, objetivos que deben ser perseguidos por el sistema educativo y por cada uno de los centros mediante el ejercicio de buenas prácticas educativas, que son una pieza más de la cultura de la calidad que envuelve actualmente a los sistemas educativos occidentales. En esta línea, la Consejería de Educación suscribió en noviembre de 2006, en el marco del Compromiso Social por la Convivencia Escolar, el acuerdo de elaboración de un “Guía de Buenas Prácticas” con modelos de referencia a partir de experiencias que hayan acreditado su eficacia educativa, algo que ya venía poniendo en práctica 3 “La evaluación externa como instrumento de mejora para la práctica docente” Eugenia López Cáceres - ISSN: 1989-9041, Autodidacta © con iniciativas como los premios “Joaquín Sama” y en la que ha abundado decisiones como la convocatoria de los premios “Tomás García Verdejo”. con La Agencia Extremeña de Evaluación Educativa, por tratarse de un ente evaluador, debe perseguir los objetivos que se relacionan a continuación, teniendo presente que en sus Estatutos se determina que quedan supeditados a las directrices que la Consejería de Educación disponga: • Contribuir a la mejora permanente de la calidad del Sistema Educativo Extremeño a partir del análisis de resultados y el establecimiento de indicadores. • Poner a disposición de la Administración una información suficiente, objetiva y relevante sobre los procesos y resultados relacionados con la acción educativa que permitan llevar a cabo los reajustes necesarios. • Fomentar la autoevaluación y evaluación de la función docente, alumnado, centros, planes, programas, servicios y actividades que conforman el Sistema Educativo Extremeño, en todos sus aspectos con especial incidencia en los pilares básicos como la enseñanza de idiomas y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. • Fomentar la evaluación y acreditación del profesorado garantizando en todo caso la plena transparencia, objetividad, imparcialidad y confidencialidad del procedimiento. • Organizar y desarrollar la Evaluación de Diagnóstico en Extremadura así como colaborar en las evaluaciones institucionales (internacionales o nacionales) que se están realizando o vayan a realizarse en nuestra Comunidad Autónoma. • Contribuir a que la evaluación se convierta en los centros docentes y servicios en un elemento deseable y necesario para la mejora y que ayude a la Administración Educativa en la fundamentación de decisiones para la mejora de sus políticas. • Homologar los criterios y métodos de evaluación del Sistema Educativo Extremeño con los de los organismos similares autonómicos, nacionales e internacionales, tendiendo a un funcionamiento coordinado que mejore la calidad y prestación del servicio educativo y favorezca el estudio comparado con los de otras comunidades autónomas o países. • Lograr no multiplicar iniciativas de evaluación inconexas sino integrar, de modo coherente, las diversas acciones evaluadoras. • Establecer la necesaria coordinación entre las diversas instancias implicadas en la evaluación en el momento que corresponda. Cuando la coordinación es efectiva, los proyectos salen adelante contribuyendo así a la mejora de la educación y a un uso eficiente de los recursos tanto humanos como materiales. • Trasmitir la información desde las distintas instancias de la Administración a los distintos agentes, relativa a aspectos concretos de la evaluación que responda a un marco de referencia común de modo que pueda ser comprendida por los agentes que la reciban, facilitando la puesta en marcha de acciones orientadas a la mejora. 4 “La evaluación externa como instrumento de mejora para la práctica docente” Eugenia López Cáceres - ISSN: 1989-9041, Autodidacta © • Conseguir una Agencia útil que sirva para mejorar la escuela, el rendimiento escolar del alumnado, favoreciendo la consecución de los objetivos educativos y la continuidad del alumnado en el sistema. • Generar seguridad, confianza y credibilidad en todos los sectores de la comunidad educativa para evitar inquietudes y temores sobre los posibles efectos no deseados de las evaluaciones. • Implantar un modelo de gestión que permita la planificación y asegure la eficacia del rendimiento de la Agencia a través de acciones de soporte y apoyo a la organización interna, la informatización de su gestión y su evaluación continua. El cumplimiento de los objetivos anteriores sólo puede conseguirse poniendo en marcha acciones de forma ordenada e interrelacionadas. La Administración Educativa necesita reflexionar continuamente sobre la relación y coherencia que guardan los medios de que dispone, las medidas que toma, las prácticas que lleva a cabo y las funciones que la sociedad le encomienda. Por tanto, el modelo ha de ser participativo y democrático, en el que todas las personas implicadas puedan aportar sus puntos de vista, aunque sean divergentes, de manera que las decisiones se puedan tomar de la manera más informada y contrastada posible, apostando por la responsabilidad. Es importante destacar que los centros o los servicios tengan un lugar propio en el sistema de evaluación, no sólo como suministradores de información, ya que ocupan un lugar esencial en el proceso educativo, y su evaluación debe ser abordada como un fin en sí mismo buscando la mejora de la práctica educativa en un proceso cíclico y continuo. Promover cambios sin la implicación de todos trasciende poco más allá del papel que sirve de soporte a su contenido. La “Agencia” ha de realizar su planificación, desarrollo y evaluación conforme a los modelos de gestión que adopte la Consejería de Educación, elaborando instrumentos, gestionando los procesos y los resultados e incluyendo medios telemáticos que favorezcan la interacción con los distintos destinatarios de las actuaciones. Se impulsa una cultura de la evaluación mediante la certeza de la utilidad y el beneficio de la misma, la transparencia de sus objetivos, métodos, instrumentos y efectos, la implicación y participación de las personas, centros, servicios o programas evaluados, la clarificación de los requisitos éticos de las personas evaluadoras y evaluadas, la aportación de resultados sólidos y apoyados en evidencias, la manifestación explícita del aprendizaje y de las mejoras derivadas de la evaluación. La evaluación educativa cumplirá con los requisitos de confidencialidad en el tratamiento de la información, de respeto a la intimidad de las personas en todo el proceso de indagación y recogida de datos, de objetividad y de publicidad de los resultados obtenidos. Los datos de carácter personal que la Agencia recabe de la Administración educativa o de los propios interesados, necesarios para el ejercicio de sus funciones, serán tratados con técnicas organizativas que garanticen su seguridad y confidencialidad, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. 5 “La evaluación externa como instrumento de mejora para la práctica docente” Eugenia López Cáceres - ISSN: 1989-9041, Autodidacta © Un sistema educativo sin evaluación no puede evolucionar; sólo a partir de un diagnóstico, pueden determinarse y como consecuencia corregirse las imperfecciones. La evaluación es un instrumento, pero nunca un fin en sí misma. Nota biográfica. Dña. Eugenia López Cáceres es natural de Castuera (Badajoz). Se licenció en Matemáticas por la Universidad de Extremadura, siendo profesora de Matemáticas y Directora del IES “José Manzano” de Don Benito (Badajoz) durante varios años, y posteriormente Inspectora al servicio de la Administración Educativa. Actualmente ostenta el cargo de Directora de la Agencia Extremeña de Evaluación Educativa. 6