ALCOHOL DE AL LERES Pedro Castrortega 6 Ya no quiero inventar nada, quiero, revolcarme en el lodo de la huella. No me asustan las nubes de cuchillos a lados. Ahora que, nos han mordido los demócratas de todos los colores, quiero renunciar, vomitar en las gargantas que hacen de la palabra, acciones de bolsa, riqueza color, rojo sangre, valor absoluto, invento. Quiero ingerir alcohol de al leres, volver a la seda, a, la cuarta dimensión, espacio liberado de propiedad. Todavía es posible renovarse de futuro sin, rendirse a la invasión intima, al invento, a la mordaza que te impide callar. Ya estuve aquí, reconozco este cielo de lunas atrapadas y, ambiciones color, salvación pagada. Quiero estar en la idea, como veneno destilado, como parto de madres perdidas, en el color, que uye como magma, o como terciopelo caliente, en la forma, propietaria de su propio equilibrio, que, no depende de ti, ni de mi. Si quiero. 7 ALCOHOL DE ALFILERES Tomás Paredes Presidente Asociación Madrileña de Críticos de Arte 8 ¡Alcohol de alfileres! Combina bien con escamas orgiásticas del fruto de la pasión, con sorbete de luz de neón y gotas de ebonita, con escarcha de fuego y lágrimas de hielo o rabia. Produce embriaguez acicular con sabores punzantes. Se llama alcohol a cada uno de los componentes orgánicos que contienen el grupo hidróxilo unido a un radical alifático o a alguno de sus derivados. Y alfiler, ya saben, lo que pincha, lo que prende y hace sangrar o despertar. El alcohol de alfileres enhebra lampos de esmeralda y menarquias de ampos, injerta sueños en los cuerpos oxidados, sirve de esclavina para resguardar del frío a los pájaros que se retrasaron o no quisieron regresar. El alcohol de alfileres funda lugares para el alma, inicia todas las apocatástasis, alumbrando la noche, la inocencia, la libertad y la vida. “…alcohol de alfileres,/ perfume de luna”. ¡Qué ebriedad de sensaciones para los sentidos, que conmoción de éter metálico y aromas que embargan y exaltan! Las formas florecen y nacen jardines excitantes donde emerge la vida con su generosa entrega de peligros. La lengua ya no puede pronunciar, se arracima en los montes y alcores del cuerpo con la lentitud que hace divino al placer. ¡Vulvas y labios, grupas de lujo, cinturas insomnes, vientres de titanio y labios corinto, ojos de luz y ascuas de noche caliente! Territorio fugaz de alucinaciones y vivencias magnéticas. Liorna de ángeles. Donde fluye la música de la calle del agujero en la media, para poder decir con toda justicia yo anduve en “tal pasión” y recorrí esos ámbitos con la levedad y la inocencia “de un fumador de opio”. Este paisaje es el que se aquista al abrir la ventana de un insomnio de alfileres de gancho, donde las máquinas hacen el amor, antes de entregarse a la perpetuación del hastío, los párpados son de piedra y en los pechos danzan las perlas que no se atrevieron a tragar los cormoranes, que los pescadores japoneses adiestran. En lontananza: González Tuñón. Centurión y Paulina Medeiros, agitando sus campanillas magas. En una acidalia edición de autor, Pedro Castrortega publicaba, en el Madrid otoño de 2003, “Frambuesa y erotismo”. Un poema erótico con “sabor a 9 rojo frambuesa” y seis grabados para decir donde muere y donde nace su deseo, su ardoroso empeño en tejer con huellas de suspiros el destino de su potencia, la presencia de su ser, su decir: un suceso de za ros, rubíes y diamantes sobre un lecho de espuma salvaje. Con la demente ambición de detener el tiempo-¡no os atemoricéis, no hay camino “más alto y más seguro” que la demencia, como vio jman!-, de decir que la pobreza no baldona. El poeta emprende un vuelo torcaz hasta convertirse en cóndor, que lo ve todo, incluso el rincón más zahareño de la noche, propiciando el bullicio de “un camino de hormigas” por su médula. “….El sexo y el temor,/ tienen el mismo/ sabor a roja frambuesa./ Los pezones derraman bosques/ de hambre desbocada./ En la médula, no cabe otra cosa que,/ alcohol de al leres,/ perfume de luna,/ latidos de silencio y de barro….” Yo he visto alcohol de al leres, rociado de luna, vagar por las calles de una ciudad abandonada, una tarde en que sonaba un acordeón que se fue apagando, cuando surgía, ¿de dónde?, una música, azul de metileno y metáforas, de jazz en el entrelubricán. Los perros del silencio no aullaban, porque el sulfuro y el amianto habían enfurecido a las ores más salvajes y más humildes. Sólo se oía el murmullo de las formas que, enloquecidas, se buscaban, como el árbol ansía el precipicio de la altura, para dibujar toda la locura inimaginable de los sexos. Horacio tenía razón: “no perdurarán los poemas escritos por bebedores de agua”. Pedro Castrortega irrumpió en el mundo del arte, cuando todavía olía a rehala y moradux, entre recelos de soles hostiles y procesiones de heridas suturadas por súcubos. Había mucha ceniza en su rocío, pellizcos y jipíos de un cante antiguo dicho por un chaval que maravillaba con sus colores maduros. Apareció en escena, como un ciclón de espliego de la mano del Premio Blanco y Negro, 1984, febril de creatividad y de hambres, con sus ojos de miel y malaquita, sin sospechar que los cuchillos no se hicieron para cortar, sino para a lar la envidia. 10 Ahí comenzó su desarrollo, como pintor, sus becas en Nueva York y París, cuando hacía estofado de jabalí en la calántica del Sena, aquel domingo que París hervía de banderas españolas, porque ganaba el Tour, una vez más, Miguel Indurain. Aquel estudio con cocina, frente a Notre-Dame, asomado al inmenso cauce que alberga la tumba de Celan. Luego vino su desarrollo espectacular, inventor proteico, de amplios registros: pintor, escultor, dibujante, grabador, poeta. Su relación con el papel ha sido determinante. Poeta no sólo en su desarrollo de los límites plásticos, en su desbordamiento, sino fijando con la escritura un mundo lírico, hondo, lorquiano, pítico, fresco, aromado de lunas y sonidos, de infinitas distancias y de luceros brillantes, de intimidad y ambrosía selenita. No su irreprimible inclinación al papel, pero la poesía escrita y su dedicación al grabado comenzaron al mismo tiempo, a partir de 1990, con las primeras muestras dos años más tarde. De sus libros, sólo reseña, porque todos ellos son ediciones cortas o artesanales. Incipia con la fuerza de la llama que se aviva por “Pétalos para el fuego”, poemas y grabados, edición de 75 ejemplares, Archeles, Ciudad Real 26.VI. 1992; siguen: “Iniciaciones”, poemas en el catálogo-libro de su exposición en Max Estrella, Grafur ediciones, Madrid 1999; “Poetic journey”, revista Dimensiones, summer 2003, Edimburgh/ Sevilla; “Frambuesa y el erotismo”, edición del autor, poema y seis grabados, Madrid otoño de 2003; “Don Quijote traicionado”, grabados y poemas, Arteinversión y R. Ferrer ediciones, Madrid 2005; y, hasta el momento, “Un mundo feliz o tal vez no”, ediciones La Zúa, Cuenca 2011. Desde un cosmos orientado por el oro y la grisalla a un mundo lunar, albo, inundado de fragmentos surrealizantes y guiños mironianos. ¡Pedro es poesía, dibujo y color! Su última exposición lo ha vuelto a certificar, de forma espléndida, ahíta su claridad de emoción y misterio; ¡paradójico, mientras no interesó a la crítica más reaccionaria y banal, obstinada con la nada, hizo que algunas personas se conmovieran ante la exquisita resolución de su sensibilidad! ¡Poesía, dibujo y color! Un matissiano lírico y refinado, 11 hondo de expresión y de formas elementales, colorista excepcional, lleno de burbujas que bebió en Kandinsky o en los montes de Piedrabuena. Cromático y musical, más cerca de Giacinto Scelsi que de Mozart, más en sintonía con Luigi Nono que con John Cage, pero en esa tensión de pulcritud hegemónica, que sintetiza Arnold Schoenberg. En esta muestra que exigía su condición de Premio Nacional del Grabado “José Luis Morales y Marín”, no es posible hablar sólo de grabado, con serlo y puro, ahora que reina la indigencia digital al alcance de cualquiera que sepa manejar la máquina, aunque no tenga nada que decir. Cabe al grabado, hay que hablar de sensibilidad, de lugares para el alma, de amor y sufrimiento, de dignidad y entrega, de cercanía e infinito; de oficio antiguo siempre por recomenzar, como las olas del poema de Valery. Pedro no es un sucedáneo, que hace un dibujito para que el estampador se arregle y consiga lo que el autor quiere y no sabe hacer. Castrortega burilea sobre sus planchas, danza en la haz que luego será el envés, administra el barniz y los ácidos, como un condottiero de naves y soldados, equilibrando el tiempo y la acción, eligiendo el espacio y obcecándose en la belleza, con la parsimonia y la agilidad de un nenúfar cuando ama. Y cuando la plancha está mordida, la entinta y él mismo hace las pruebas en su tórculo, hasta conseguir el bon à tirer para estampar. Eso, que es una delicia y un juego de milagrero alquimista, parece ahora pasado, una antigualla apestosa, algo que no se lleva. ¡Uf, grabado, qué antiguo! Artesano y artista, amanuense de su instinto y escriba de su corazón., primigenio y sorprendente, siembra sus esquejes en el surco de la heterodoxia para alucinarnos con nuevas cosechas de rosadas auroras de dedos límpidos y mares vinosos llenos de prodigios. El poeta no debe olvidar nunca que también el instinto se equivoca, como reflejó, con majestuosa sencillez, Wislawa Szimborska, en aquel poema de los pájaros intentando comer en la nevada, atrapados por su griterío y la trampa de un garbillo que caía. 12 Desde lo informal a lo concreto, de la abstracción a la figuración delirante, hecha de livianos arrebatos y aforismos plásticos, caídos de una estrella andariega; al fondo el sonido del universo, impresionante, soledoso, y en una esquina, sonriente y libertario, asomado Miró, que mira con curiosidad el nacimiento de cada signo, el destino de cada tinta, sin hablar, como nos recordaba Javier Vilató, cuando grabada junto a él; pendiente de la deriva de la belleza hasta que se hace sublime. Con rubro de “Alcohol de alfileres”, el MGEC organiza una retrospectiva del grabado de Castrortega. ¡Sólo grabado, todo grabado! Un recorrido, a largos pasos, desde 1992, cuando todo empezó, a 2011, cuando todo se ha desmoronado, incluso la fe en el arte, que se creía había calado en una sociedad que no lo necesita. Las limpias son buenas en todo momento, pero esta de ahora no está siendo una limpia de escoria, sino una aniquilación de los más débiles, no en la creación, haciendo más fuertes a los más famosos, no por la creación. Dieciséis estampas que jalonan su tiempo y exhiben su paraíso. Del primero que hace en 1992, para si mismo, por capricho, hasta uno que acaba de realizar en 2011, ha poco; una purificación progresiva tras la forma, una inmolación de búsquedas, con todos los matices que atesoran ese viaje y esta obra. La serie de los irlandeses, la suite de Frambuesa y el erotismo; dos piezas realizadas en 2007; el encargo de AENA, 2008; dos hechos entre 2010/11, el Premio y esa garra reciente, columna que se posa con fuerza, para sostener el mundo. Una sucesión de sus destellos de grabador, hay alguno más, pero no muchos. Un grabador intenso, preciso, prestigiado y corto de obra, como debe ser. Tiradas austeras, escasas planchas y un proceso de depuración, que la belleza estimula y la técnica cuida, con un mimo excepcional. Se percibe que es un poeta el que dibuja, el que recurre a esas cromías de primaveras adolescentes. Castrortega graba con la misma pasión y maestría 13 con las que El Torta canta los tangos de Luis de la Pica; con el mismo rompimiento, con el mismo partirse la camisa, con el mismo torrente de agonía, con la misma indiferencia de todos aquellos que no sienten el cante, como si se le escapase el mundo, que, a veces, se escapa, de forma incruenta, pero haciendo cortes. El arte es una necesidad, para quien lo hace, para quien lo disfruta, para quienes construyen su vida en torno a la creatividad y su magia. Una cosa son los especuladores, nada desdeñables, que compran y venden, con ganancias que les permitan seguir ejerciendo esa función, que es de difusión del arte. Y otra cosa, muy distinta, es la decisión de vivir con el arte. No por su precio, sino por lo que aporta, por lo que es, proyectado en el alma humana, apuntalando y ensanchando la sensibilidad. Los coleccionistas han variado mucho y a pesar de su protagonismo, socioeconómico, de su vedetismo, son tan necesarios, como cualquiera otro de los elementos que componen este entramado intelectual. Y son necesarios los comisarios y los críticos. Pero, con todo, lo que más importa es el artista, que es quien hace la obra de arte. El artista que no puede hacer otra cosa, porque su misión, su función, su vivir está determinado por la reiteración en conseguir esa “inminencia de una revelación que no llega a producirse”, como de nía Borges el hecho plástico. Y Castrortega es de esa estirpe, de los que sólo tienen sentido en el mundo del arte; con sus avatares, pero en perenne estado de acecho... Esta muestra de su obra, su papel, es un evidente testimonio de su pertenencia a una tribu, como quería Valente, en búsqueda constante de la forma esencial en el tiempo, de la palabra que de na su na estructura de pensamiento, que el aserto horaciano: “no perdurarán los poemas escritos por bebedores de agua”. 15 PEDRO CASTRORTEGA ALCOHOL DE ALFILERES CATÁLOGO Sin título 1992 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 76 x 57 cm 18 19 Rumor esquivo 2002 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Ashley Jenkins 76 x 57 cm 20 21 Rumor esquivo 2002 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Ashley Jenkins 76 x 57 cm 22 23 Rumor esquivo 2002 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Ashley Jenkins 76 x 57 cm 24 25 Frambuesa y el erotismo 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra 90 x 64 cm 26 27 Frambuesa y el erotismo 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra 90 x 64 cm 28 29 Frambuesa y el erotismo 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra 90 x 64 cm 30 31 Frambuesa y el erotismo 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra 90 x 64 cm 32 33 Frambuesa y el erotismo 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra 90 x 64 cm 34 35 Frambuesa y el erotismo 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra 90 x 64 cm 36 37 Sin título 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 90 x 64 cm 38 39 Sin título 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 90 x 64 cm 40 41 Sin título 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Fundación AENA 76 x 57 cm 42 43 Sin título 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Jesús Bárcenas 76 x 57 cm 44 45 Sin título 2011 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 76 x 57 cm 46 47 Sin título 2011 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 57 x 38 cm 48 49 Un mundo feliz o tal vez no 2010 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Premio Nacional de Grabado, MGEC de Marbella 100 x 70 cm 50 51 PEDRO CASTRORTEGA Piedrabuena, 1956 52 De familia campesina, estudia bachillerato, y se licencia en Bellas Artes en Madrid, en 1983. En 1984, recibe el premio Blanco y Negro que patrocinaba ABC, también la beca Fulbright y se traslada a Nueva York, donde trabaja durante un año. En 1991 fue becado por la Cité Internacionales des Arts, en París. Vive y trabaja un tiempo en esta ciudad. Participa en numerosas exposiciones colectivas, realizando a lo largo de su carrera más de sesenta exposiciones individuales, en diversas ciudades, Madrid, Sevilla, Valencia, Barcelona, León, Ciudad Real, Zaragoza, Nueva York, Chicago, Ginebra, Caracas, París, Colonia, Stuttgart, Berlín... Ha participado en ferias internacionales de arte, como ARCO en Madrid, ART en Chicago (EEUU), ART en Santa Fe (EEUU), Palm Beach (EEUU), A en Venezuela, ART/KÖLN en Alemania, ART BASEL en Basilea (Suiza), Art Guadalajara en Méjico, Konstmassan en Stockolm (Suecia)... En los últimos años vive y trabaja entre Madrid y Berlín, preparando una exposición individual para Shangay que se inaugura el próximo mes de junio, otra individual para Nueva York que se inaugurará la próxima temporada, y dos colectivas en París y Stuttgart. Ha publicado tres libros de poemas: Pétalos para el fuego, Frambuesa y el erotismo y Don Quijote traicionado. Declara que el arte hace mejor a los hombres y que el viaje mas apasionante que hace es el que va de su cabeza a su mano, para entregárselo a los demás. 53 RELACIÓN DE OBRAS EXPUESTAS 1. Sin título 1992 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 76 x 57 cm 2. Rumor esquivo 2002 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Ashley Jenkins 76 x 57 cm 3. Rumor esquivo 2002 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Ashley Jenkins 76 x 57 cm 4. Rumor esquivo 2002 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Ashley Jenkins 76 x 57 cm 54 5. Frambuesa y el erotismo 9. Frambuesa y el erotismo 2004 2004 Aguafuerte iluminado a mano, Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra Edición La Caja negra 90 x 64 cm 90 x 64 cm 6. Frambuesa y el erotismo 10. Frambuesa y el erotismo 2004 2004 Aguafuerte iluminado a mano, Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra Edición La Caja negra 90 x 64 cm 90 x 64 cm 7. Frambuesa y el erotismo 11. Sin título 2004 2004 Aguafuerte iluminado a mano, Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra Edición del autor 90 x 64 cm 90 x 64 cm 8. Frambuesa y el erotismo 12. Sin título 2004 2004 Aguafuerte iluminado a mano, Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr sobre papel Arches de 250 gr Edición La Caja negra Edición del autor 90 x 64 cm 90 x 64 cm 55 El autor en su estudio de Berlín 13. Sin título 17. Un mundo feliz o tal vez no 2004 2010 Aguafuerte iluminado a mano, Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr sobre papel Arches de 250 gr Edición Fundación AENA Premio Nacional de Grabado, 76 x 57 cm MGEC de Marbella 100 x 70 cm 14. Sin título 2004 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición Jesús Bárcenas 76 x 57 cm 15. Sin título 2011 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 76 x 57 cm 16. Sin título 2011 Aguafuerte iluminado a mano, sobre papel Arches de 250 gr Edición del autor 57 x 38 cm 57 Este catálogo terminó de imprimirse el 2 de marzo de 2012 Los cincuenta primeros catálogos incluyen un aguafuerte original, rmado por el autor, y numerados del 1/50, al 50/50, edición exclusiva para esta ocasión. Para Cicerón Nat, 2, 22, 57: Artis maxime proprium est creare et gignere Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este catálogo sin autorización expresa del editor.