daños y perjuicios derivados del incendio del edificio Windsor.

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Id Cendoj:
Órgano:
Sede:
Sección:
Nº de Recurso:
Nº de Resolución:
Procedimiento:
Ponente:
Tipo de Resolución:
28079370102010100402
Audiencia Provincial
Madrid
10
338/2010
425/2010
Recurso de apelación
MARIA ISABEL FERNANDEZ DEL PRADO
Sentencia
AUD.PROVINCIAL SECCION N. 10
MADRID
SENTENCIA: 00425/2010
AUDIENCIA PROVINCIAL
DE MADRID
Sección 10
1280A
C/ FERRAZ 41
Tfno.: 914933847-48-918-16 Fax: 914933916
N.I.G. 28000 1 7005506 /2010
Rollo: RECURSO DE APELACION 338 /2010
Autos: PROCEDIMIENTO ORDINARIO 334 /2007
Órgano Procedencia: JDO. PRIMERA INSTANCIA N. 58 de MADRID
De: ASON,INMOBILIARIA DE ARRIENDOS,S.L.
Procurador: CAYETANA DE ZULUETA LUCHSINGER
Contra: PICADILLO ALCARREÑO, S.L.
Procurador: SUSANA SANCHEZ GARCIA
Ponente: ILMA. SRA. Mª ISABEL FERNÁNDEZ DEL PRADO
SENTENCIA
Ilmos. Sres. Magistrados:
D. ÁNGEL VICENTE ILLESCAS RUS
DªMª ISABEL FERNÁNDEZ DEL PRADO
DªMª JOSEFA RUIZ MARÍN
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En MADRID , a trece de octubre de dos mil diez .
La Sección Décima de la Audiencia Provincial de Madrid, compuesta por los Señores Magistrados
expresados al margen, ha visto en grado de apelación los autos nº 334/07, procedentes del Juzgado de 1ª
Instancia nº 58 de MADRID, seguidos entre partes, de una, como apelante ASON INMOBILIARIA DE
ARRIENDOS S.L., representado por el Procurador Dª. Cayetana de Zulueta Luchsinger y defendido por los
Letrados D. Alfonso Iglesia y D. Jorge Hernández, y de otra como apelado, PICADILLO ALCARREÑO S.L.,
representado por la Procuradora Dª. Susana Sánchez García y defendido por el Letrado D. Javier Víllora
García, seguidos por el trámite de juicio ordinario.
VISTO, siendo Magistrada Ponente la Ilma. Sra. Dª. Mª ISABEL FERNÁNDEZ DEL PRADO.
I.- ANTECEDENTES DE HECHO
La Sala acepta y da por reproducidos los antecedentes de hecho de la resolución recurrida.
PRIMERO.- Por el Juzgado de Primera Instancia nº 58 de Madrid, en fecha 18 de septiembre de
2009, se dictó sentencia , cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente: FALLO: "Que estimando
parcialmente el escrito inicial de demanda presentado por la Procuradora de los Tribunales doña Leticia
Calderón Galán en nombre y representación de PICADILLO ALCARREÑO, S.L., debo condenar y condeno
a ASON INMOBILIARIAS DE ARRIENDOS, S.L. al pago de 13.687,63 #, Todo ello sin hacer expresa
imposición de costas, abonando cada parte las costas causadas a su instancia y las comunes por mitad."
SEGUNDO.- Contra la anterior resolución se interpuso recurso de apelación por la parte demandada.
Admitido el recurso de apelación en ambos efectos, se dio traslado del mismo a la parte apelada.
Elevándose los autos ante esta Sección, para resolver el recurso.
TERCERO.- Por providencia de esta Sección, de fecha 29 de junio de 2010, se acordó que no era
necesaria la celebración de vista pública, quedando en turno de señalamiento para la correspondiente
deliberación, votación y fallo, turno que se ha cumplido el día 5 de octubre de 2010.
CUARTO.- En la tramitación del presente procedimiento han sido observadas en ambas instancias las
prescripciones legales.
II.- FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- En fecha 12 de febrero de 2.005, el edificio "Windsor", propiedad de "Ason Inmobiliaria
de Arriendos, S.L.", sito en la Avenida de Raimundo Fernández-Villaverde nº 65 de Madrid, sufrió un
incendio, que generó la declaración de ruina del inmueble y el establecimiento de un perímetro de seguridad
alrededor de la zona, ante el peligro de derrumbe.
En la referida fecha, "Picadillo Alcarreño, S.L." explotaba la actividad de bar en el local sito en la plaza
Gómez Moreno s/n, bajo la denominación de "Cervecería Pan y Pica", quedando comprendido dentro del
perímetro de seguridad, que se mantuvo desde el día 12 de febrero hasta el 20 de julio de 2.005,
circunstancia que impidió a "Picadillo Alcarreño, S.L." la explotación de su negocio.
A consecuencia de ello, se instruyeron diligencias previas por el Juzgado de Instrucción nº 28 de
Madrid, habiendo sido dictado auto de sobreseimiento en fecha 31 de enero de 2.006 , que fue confirmado
por la Audiencia Provincial. Tras la firmeza de dicha resolución, "Picadillo Alcarreño, S.L." formuló la
demanda iniciadora de este procedimiento, interesando la condena de "Ason Inmobiliaria de Arriendos, S.L."
a satisfacer la cantidad de 45.226,95 # en que valora los daños y perjuicios derivados de haber
permanecido su local cerrado a lo largo del tiempo en que se mantuvo el perímetro de seguridad.
La sentencia de instancia estima parcialmente la demanda, habiendo sido interpuesto recurso de
apelación, que es objeto de la presente resolución.
SEGUNDO.- El primer motivo de apelación gira en torno a la causa petendi, alegando la recurrente
que "la parte demandante imputó a ASON única y exclusivamente un supuesto comportamiento negligente:
no encontrarse el edificio adecuado en su integridad a la normativa contra incendios por no estar protegidos
contra el fuego, pretendidamente, todos los pilares metálicos de las fachadas".
Sobre la causa petendi la jurisprudencia se ha pronunciado ampliamente, como muestra la sentencia
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del Tribunal Supremo de 22 de diciembre de 2.009 , señalando que: "Como declaran las SSTS de 21 de
julio de 2.000 , 17 de diciembre de 2.003 , 6 de mayo de 2.004 , 31 de marzo de 2.005 , 17 de enero de
2.006 , 5 de abril de 2.006 , 23 de mayo de 2.006 y 18 de junio de 2.006 , entre otras muchas, la
incongruencia, como vicio interno de la sentencia, existe cuando se concede más de lo pedido por el actor o
menos de lo aceptado por el demandado; cuando no se resuelve sobre alguna de las pretensiones
oportunamente deducidas en el proceso; cuando se aprecian excepciones no opuestas por parte de la
demandada, salvo cuando pueden estimarse de oficio; o finalmente, cuando se altera por el tribunal la
causa petendi [causa de pedir] como fundamento jurídico-fáctico de las peticiones deducidas en el proceso,
generando la consiguiente indefensión para la otra parte", añadiendo que "Sin embargo, como declara la
STS de 8 de marzo de 2.006 , no es exigible el rigor formal de una correspondencia exacta con las
peticiones de las demandas, proyectadas en sus suplicos, sino que la sentencia, adecuadamente
cohonestada con la exposición fáctica y la fundamentación jurídica, ponga de relieve que se resuelve sobre
lo que en definitiva se reclama, al margen de consideraciones abstractas sobre la naturaleza o estructura de
la pretensión deducida".
Sin duda, la sentencia que altera la causa petendi incurre claramente en incongruencia, sobre este
punto el Tribunal Supremo, en sentencia de 26 de marzo de 2.010 , se pronuncia en los siguientes términos:
"El deber de congruencia se resume en la necesaria correlación que ha de existir entre los pedimentos de
las partes oportuna y convenientemente deducidos y el fallo de la sentencia, teniendo en cuenta el petitum y
la causa de pedir o hechos en que se fundamenta la pretensión deducida. La congruencia, que es requisito
ineludible de la función judicial forma parte de la tutela judicial efectiva a que se refiere el artículo 24 de la
Constitución, y consiste en la adecuación entre los pronunciamientos jurídicos y lo que se pidió al juez,
incluida la razón de ser de esa petición, pero no implica un "paralelismo servil del razonamiento que sirve de
fundamento a la sentencia con las alegaciones o argumentaciones de las partes", sino que el Juez decide
todas las cuestiones, siempre que en ambos casos la respuesta judicial sea nítida y categórica, pues, en
definitiva, la congruencia se refiere a la adecuación entre los preceptos alegados por las partes y las normas
cuya aplicación considere procedente el órgano judicial. La delimitación de la cuestión litigiosa viene
determinada por la demanda y por las demás pretensiones deducidas oportunamente en el pleito" ( STC
41/1.989 de 16 de febrero ), y la congruencia es compatible con la utilización por el órgano judicial del
principio tradicional del cambio de punto de vista jurídico expresado en el aforismo iura novit curia, aunque
no legitime en ningún caso para variar sustancialmente la causa petendi ( STS 3 de abril de 2.009 y las que
en ella se citan)".
Como hemos indicado con anterioridad, la alteración de la causa petendi quiebra la tutela judicial
efectiva, generando indefensión a una de las partes; a este respecto, el Alto Tribunal, en sentencia de 29 de
marzo de 2.010 , considera "que se rebasa el principio "iura novit curia" [el tribunal conoce el Derecho] no
sólo cuando por aplicación de normas o razonamientos no invocados se altera la causa de pedir, sino
también cuando, sin modificar la causa de pedir se utilizan argumentos tan ajenos a la cuestión debatida
que pueden provocar indefensión", citando la sentencia de 3 de mayo de 1.999 , que se remite, a su vez, a
sentencias de 8 de julio de 1.993 , 24 de octubre y 2 de diciembre de 1.994 .
En el supuesto que nos ocupa, la demanda se refiere a la declaración del ruina, contenida en la
resolución del Ayuntamiento de Madrid de fecha 17 de febrero de 2.005 (al folio 5 de los autos), según la
cual "En el edificio se han llevado a cabo obras de acondicionamiento y de adaptación a la normativa contra
incendios, las cuales se encontraban sin concluir, de hecho se da la circunstancia de que parte de los
pilares metálicos de las fachadas se encontraban protegidos contra el fuego y otros no, con lo que el
comportamiento ha sido desigual", a raíz de lo cual, la parte actora considera que "el edificio no se
encontraba adecuado en su integridad a la normativa contra incendios vigentes en el momento de
producirse el siniestro, lo que provocó que algunos de los pilares del edificio no se encontraran debidamente
protegidos, y lo que hizo que determinados pilares quedaran afectados gravemente". Con posterioridad, trae
a colación el artículo 1.092 C.Civil (folio 18 ), refiriéndose, en principio, al "hecho objetivo, cual es el incendio
acaecido", precisando que este hecho podría haberse evitado si se hubieran adoptado por la propiedad del
edificio las medidas de seguridad y contra incendios necesarias para ello", añadiendo que "Se ha producido
por tanto una omisión ilícita de responsabilidad" (folio 20), para finalizar puntualizando que "En cuanto a la
culpabilidad del demandado en esta especialidad, es evidente que éste no había realizado las reparaciones
necesarias para prever un incendio de las características que se dieron" (folio 26). En definitiva, observamos
que la demanda funda la responsabilidad de la demandada en la inobservancia de las medidas contra
incendios, que considera como el origen de la responsabilidad extracontractual exigida en el presente
procedimiento.
La sentencia de instancia se pronuncia sobre dicha cuestión en su fundamento V, al combatir la
oposición de la demandada en los siguientes términos: "en cuanto a que la actora habría fundado su
pretensión de declaración de responsabilidad de la propietaria en el (único) hecho de que los pilaretes
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metálicos no se encontraban adecuadamente en su integridad a la normativa contra incendios vigente",
concluye que "carece de fundamento restringir de semejante modo las bases de la demanda; ésta se
fundamenta en lo previsto en el artículo 1.902 del Código Civil y de su redacción no cabe entenderla
fundada única y exclusivamente en esa sola omisión". Pues bien, aún cuando la demanda se refiere, de
forma genérica, al artículo 1.902 C.Civil , es necesario que la misma determine el supuesto del que parte
para la aplicación de dicho precepto, esto es, ante la producción de un incendio en el inmueble propiedad
de la demandada y la producción de determinados perjuicios a la actora, ha de concretarse cuál ha sido la
acción u omisión concreta de la demandada, origen de la responsabilidad exigida, que la demanda
puntualiza claramente en el fundamento de derecho VIII, apartado A) (folio 18), antes citado, tratándose de
la inobservancia de las "medidas de seguridad y contra incendios necesarias"; por tanto, ese debería ser el
objeto de análisis y debate de la sentencia de instancia, limitándose al estudio de dicha cuestión, no
entrando en otros temas ajenos al objeto litigioso.
A pesar de ello, la sentencia recurrida se adentra en planteamientos contenidos en la contestación,
exculpatorios de "Ason Inmobiliaria de Arriendos, S.L.", que no han sido expuestos, ni siquiera
mencionados, en la demanda, utilizando dichas alegaciones en sentido inverso, esto es, para inculpar en
lugar de exculpar a la parte demandada, haciendo gravitar su responsabilidad sobre circunstancias que en
ningún momento han sido traídas a colación por la actora. Así, en el fundamento de derecho VI, descarta la
exención de responsabilidad ante la circunstancia del arrendamiento del inmueble, indicando que "Ason
poseía los espacios comunes del edificio y asumía la responsabilidad de su vigilancia y seguridad"; la
sentencia continua en la misma tónica en el fundamento VII, al pronunciarse en los siguientes términos: "No
puede compartirse lo defendido en la contestación relativo a que la explotación que hacía la demandada de
su inmueble, de las dimensiones y características de las del edificio "Windsor", no constituía una actividad
de riesgo", añadiendo que "su explotación económica a través de arrendamientos, dedicada por entero a
oficinas, implicaba indudablemente asunción de riesgos"; incluso, la sentencia va más allá, atribuyendo a la
demandada una culpa "in eligendo" o "in vigilando", en el fundamento VIII, al considerar que Ason "No
puede pretender blindar su responsabilidad frente a terceros por el mero hecho de contratar un servicio que
cubra la seguridad, vigilancia y control de incendio con una empresa cualificada. Ha de recordarse que la
responsabilidad por un hecho ajeno que regula el artículo 1.093 del Código Civil , en lo que se refiere al
empresario, se funda en la culpa "in eligendo" o "in vigilando". Finalmente, en el fundamento IX, se llega a la
conclusión de que "Ason Inmobiliaria de Arriendos, S.L." debe responder de los posibles daños y perjuicios
que hubiese causado a la demandante al quedar acreditado el hecho material del incendio, el que como
consecuencia del mismo fuese preciso trazar un perímetro de seguridad durante varias semanas ante el
riesgo de que los restos de la edificio se derrumbase o/y que esto afectó al establecimiento que explotaba
"PICADILLO ALCARREÑO, S.L.", al resultar imposible que la clientela accediese a su local. Todo ello, sin
que conste la causa", fundando la condena en la teoría del riesgo.
A la vista de todo ello, reiteramos que la sentencia aborda cuestiones que no han sido planteadas en
la demanda, llegando a apoyar la condena de la demandada en determinadas omisiones y circunstancias
atribuidas a "Ason", que no han sido esgrimidas por la actora, consiguiendo con ello la alteración de la
causa petendi, con la consiguiente incongruencia de la sentencia (artículo 218.1 L.E .Civ.), ocasionando la
indefensión de la parte demandada.
En consecuencia, procede la estimación de dicho motivo de apelación y la revocación de la sentencia
de instancia.
TERCERO.- El segundo motivo de apelación parte de que el inmueble que sufrió el incendio se
encontraba arrendado a un tercero, considerando que ello impide la condena de la propietaria, salvo que se
pruebe la concurrencia de un comportamiento negligente en este último.
A este respecto, la Sala Primera del Tribunal Supremo, se ha pronunciado reiteradamente en la línea
apuntada por la parte recurrente, así la sentencia de 30 de mayo de 2.008 , citando la dictada el 24 de
octubre de 2.006 , se expresa en los siguientes términos: "El artículo 1.563 del Código Civil , en cuanto
responsabiliza al arrendatario del deterioro o pérdida que tuviera la cosa arrendada, a no ser que pruebe
haberse ocasionado sin culpa suya, viene a establecer una presunción "iuris tantum" de culpabilidad que
opera contra el arrendatario, e impone a éste la obligación de probar que actuó con toda la diligencia
exigible para evitar la producción del evento dañoso ( Sentencias de esta Sala de 7 de junio de 1.988 y de 9
de noviembre de 1.993 )", añadiendo que dicho precepto "establece una responsabilidad extraordinaria del
arrendatario de conservación de la cosa arrendada hasta el punto de que, en el caso de existir tal contrato
de locación; el principio general de carga de la prueba en la responsabilidad por culpa se invierte, debiendo
ser el demandado el que pruebe que actuó con diligencia. Dicha responsabilidad se deriva del hecho mismo
de la posesión".
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En el mismo sentido se pronuncia la sentencia de 25 de septiembre de 2.009 , señalando que "es
unánime la jurisprudencia de esta Sala en considerar que el arrendatario es quien debe responder de los
daños causados por el incendio ocasionado en la nave que tiene arrendada", remitiéndose a otra resolución
previa de 4 de marzo de 2.004, según la cual "Para que el arrendatario quede liberado de responsabilidad
debe probar que en el incendio no hubo por su parte culpa ni negligencia alguna o al menos que se habían
tomado las medidas de cuidado, vigilancia o previsión necesarias ( S. 29 enero 1.996 ). La exigencia de
probar la falta de culpa para quedar exonerado -y ello comprende a los incendios ( SS. 9 noviembre 1.993 ,
29 enero 1.996 , 13 de junio 1.998 , 12 febrero 2.001 , entre otras)-, constituye doctrina jurisprudencial
pacífica"; se remite a la sentencia de 25 de septiembre de 2.000 que apunta "que con la pérdida o deterioro
se da cumplimiento a la obligación de guarda y custodia de la cosa, y para que quede libre de esa
responsabilidad contractual se exige al arrendatario que acredite que se perdió o deterioró sin culpa",
habiéndose pronunciado en el mismo sentido las sentencias de 3 de febrero de 2.005 , 18 de julio de 2.006 ,
30 de mayo de 2.008 y 4 de junio de 2.009 ; la sentencia atribuye finalmente la responsabilidad al
arrendatario "que tenía la posesión de la nave arrendada y, en consecuencia, el control de la misma y la
responsabilidad por los daños que se pudieran ocasionar a consecuencia de la actividad desarrollada en
ella, a no ser que hubiese probado que fueron extraños los causantes del incendio, cosa que no ha ocurrido,
por lo que acaecido el incendio durante la vigencia del contrato le corresponde la responsabilidad ante el
perjudicado".
En definitiva, la jurisprudencia atribuye al arrendatario el cuidado y conservación del inmueble objeto
de arrendamiento, obligaciones derivadas de la posesión del inmueble, debiendo el arrendatario acreditar la
observancia de la diligencia debida. Si bien, en el supuesto que nos ocupa, el arrendatario o arrendatarios
de la finca que sufrió el incendio no han sido traídos a este procedimiento, por tanto, no puede entrar a
valorarse su posible responsabilidad en el incendio que aquí nos ocupa. Por otra parte, no cabe fundar, sin
más, la exculpación de la propietaria en la doctrina jurisprudencial apuntada, debiendo analizar los factores
y circunstancias del presente supuesto para concluir con la condena o absolución de la propietaria, que en
este caso es la única demandada.
CUARTO.- El tercer motivo de apelación se encuentra estrechamente relacionado con el primero,
alegando la recurrente que las "bases fácticas en que la sentencia de primera instancia funda la condena no
fueron alegadas por el demandante", remitiéndonos a lo dicho al respecto en el fundamento de derecho
segundo; además, la recurrente alega que dichas bases fácticas "no permiten fundar tal condena", cuestión
que será abordada a continuación.
Inicialmente, hemos de tener en cuenta que la sentencia dictada por el Juzgado "a quo" estima
parcialmente la demanda, considerando que la demandada incurre en responsabilidad extracontractual,
partiendo del artículo 1.902 del C.Civil , según el cual "El que por acción u omisión causa daño a otro,
interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado"; sobre este precepto, la Sala
Primera del Tribunal Supremo, en sentencia de 10 de diciembre de 2.008 , determina "que toda obligación
derivada de un acto ilícito, según constante y pacífica doctrina jurisprudencial, exige ineludiblemente los
siguientes requisitos: a) una acción y omisión ilícita; b) la realidad y constatación de un daño causado; c) la
culpabilidad, que en ciertos casos deriva del aserto de que si hubo daño ha habido culpa; d) un nexo causal
entre el primero y el segundo requisito", doctrina recogida anteriormente en sentencias de 24 de diciembre
de 1.992 , 7 de abril de 1.995 , 20 de mayo de 1.998 , 25 de octubre de 2.001 y 11 de julio de 2.002 ).
Ahora bien, no podemos obviar que la jurisprudencia ha desarrollado la teoría de la responsabilidad
por riesgo o cuasiobjetiva, que parte de una consideración puramente material de la relación causal, de tal
forma que el perjudicado tan sólo tiene que acreditar el origen del daño, derivando hacia el causante del
mismo la carga de probar que el resultado dañoso no es consecuencia de su actuación sino de otros
elementos ajenos, teniendo como consecuencia la inversión de la carga de la prueba, habiéndose
pronunciado en este sentido el Tribunal Supremo en sentencias de 13 de diciembre de 1.990 , 5 de
diciembre de 1.991 , 20 de enero , 11 de febrero , 25 de febrero , 8 de abril y 22 de septiembre de 1.992 , 10
de marzo , 9 de julio de 1.994 , 8 de octubre de 1.996 , 25 de enero de 2.007 y 16 de diciembre de 2.008,
entre otras. No obstante, la Sala Primera considera que "la jurisprudencia no ha llegado al extremo de erigir
el riesgo como criterio de la responsabilidad con fundamento en el artículo 1.902 del Código Civil ( SSTS 6
de septiembre de 2.005 , 17 de junio de 2.003 , 10 de diciembre de 2.002 , 6 de abril de 2.000 y, entre las
más recientes, 10 de junio y 11 de septiembre de 2.006 ). Es procedente prescindir de una supuesta
objetivación de la responsabilidad civil que no se adecua a los principios que informan su regulación
positiva. La jurisprudencia no ha aceptado una inversión de la carga de la prueba, que en realidad envuelve
una aplicación del principio de la proximidad o facilidad probatoria o una inducción basada en la evidencia,
más que en supuestos de riesgos extraordinarios, daño desproporcionado o falta de colaboración del
causante del daño" ( sentencia de 22 de febrero de 2.007 ). En la misma línea se pronuncia una sentencia
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posterior de fecha 16 de febrero de 2.009, indicando que "La denominada "teoría del riesgo", según la cual,
quien obtiene los beneficios de una actividad, debería asumir los perjuicios necesarios para obtener dicho
beneficio (cuius cómoda eius incommoda).
El Alto Tribunal ha venido aplicando la orientación anterior en los supuestos específicos de incendio,
así en sentencia de 28 de mayo de 2.008 , entiende que "se obtiene por vía de inferencia, y a partir de los
datos fácticos resultantes de los diversos informes elaborados con motivo del siniestro, aportados a los
autos, una conclusión sobre el foco del incendio, esto es, acerca de la causalidad material del siniestro, y a
partir de ella, deduce la causalidad jurídica, realizando una valoración que permite imputar objetivamente el
resultado dañoso producido a la conducta del demandado, a través de un mecanismo de imputación
objetiva"; y en sentencia de 4 de junio de 2.009 se pronuncia en los siguientes términos: "En los casos de
incendio, la jurisprudencia salva las dificultades de prueba de su causa, basando la imputación objetiva en
la generación de un peligro jurídicamente desaprobado y en el control que se ejerce sobre las cosas que lo
generan. De modo que admite un grado de razonable probabilidad cualificada, distinto de la certeza
absoluta, en la reconstrucción procesal de la relación causal ( sentencias de 30 de noviembre de 2.001 ; 29
de abril de 2.002 ; 15 de febrero de 2.008)". Si bien, la Sala Primera no es partidaria de la imputación de
responsabilidad por el mero riesgo, dejando bien clara su postura en la sentencia dictada en fecha 25 de
septiembre de 2.009 , "declarando que el riesgo por sí solo, al margen de cualquier otro factor, no es fuente
única de responsabilidad establecida en los artículos 1.902 y 1.903 " y "que la aplicación de la doctrina del
riesgo en el ámbito de la responsabilidad civil exige que el daño derive de una actividad peligrosa que
implique un riesgo considerablemente anormal. Este criterio ha sido mantenido uniformemente por la
doctrina de esta Sala en diversas sentencias (Ver STSS de 4-3-2.009 , 23-7-2.008 , 22-2-2.007 , 6-6-2.007 y
17-10-2.001 , que niegan que el riesgo sea fuente única de responsabilidad)"; incluso va más allá,
determinando que "para que nazca la obligación de responder, es necesario que pueda imputarse a alguien
el daño causado, en lo que se ha denominado causalidad objetiva, que según la jurisprudencia de esta sala,
consiste en la causalidad jurídica necesaria para que el demandado deba responder".
A la vista de la doctrina jurisprudencial expuesta, consideramos que el hecho de que se haya
producido un incendio en el edificio propiedad de la "Ason", que ha obligado a establecer un perímetro de
seguridad, circunstancia que ha perjudicado a la actora, no conlleva directamente la imputación a la
propietaria de responsabilidad extracontractual (artículo 1.902 C.Civil ), siendo necesario acreditar una
acción u omisión imputable a la demandada en la que se pueda apreciar culpa o negligencia o bien el
desarrollo de una actividad de riesgo.
La sentencia de instancia imputa la responsabilidad del incendio a "Ason", abordando distintas
cuestiones, algunas de las cuales no han sido objeto de demanda, como ya hemos señalado en el
fundamento de derecho segundo de la presente resolución, abordaremos ahora cada una de dichas
cuestiones, de forma pormenorizada, a la luz de la orientación jurisprudencial que acabamos de exponer.
Comenzando por la pretensión formulada por la actora, reflejada en la resolución de declaración de ruina, al
considerar que "parte de los pilares metálicos de las fachadas se encontraban protegidos contra el fuego y
otros no", circunstancia que no es analizada pormenorizadamente por la sentencia de instancia, limitándose
a apuntar que la oposición esgrimida por la demandada sobre este punto ha de rechazarse" y no
precisamente, según indica, "por cuestiones relativas a tal probanza sino porque carece de fundamente
restringir de semejante modo las bases de la demanda; ésta, se fundamenta en lo previsto en el artículo
1902 del Código Civil y de su redacción no cabe entenderla fundada única y exclusivamente en esa sola
omisión" (fundamento de derecho V); sin que finalmente admita o descarte este hecho como generador de
la responsabilidad que se imputa a "Ason". Llegados a este punto, en base a las pruebas obrantes en autos,
y partiendo especialmente del contenido del auto dictado en fecha 31 de enero de 2.006 por el Juzgado de
Instrucción nº 28 de Madrid , acordando el sobreseimiento de las diligencias previas, confirmado mediante
auto de la Audiencia Provincial de fecha 10 de diciembre de 2.007, no contamos con elementos probatorios
que revelen que los pilares metálicos del edificio no se encontraban adaptados a la normativa contra
incendios; es más, a este respecto, el referido auto, remitiéndose al informe pericial elaborado por la Policía
Científica, tras analizar las posibles causas de la propagación rápida del incendio, no citando entre ellas la
falta del protección contra el fuego de algunos pilares metálicos, precisa que "En lo que se refiere a la
propiedad del edificio "Windsor señalar que el mismo se encontraba en obras en el momento de producirse
el siniestro, no desprendiéndose de lo actuado que exista motivo para inferir relación causal entre aquéllas y
el siniestro". En consecuencia, no cabe fundar la responsabilidad de "Ason" en dicha causa, al haber
quedado totalmente desvirtuada.
En el fundamento VI de la sentencia se declara la responsabilidad de la demandada por entender que
al ser poseedora de espacios comunes del edificio, estaba obligada a su vigilancia y seguridad, no habiendo
adoptado medidas suficientes para conseguir su advertencia y evitar su propagación. Para analizar esta
cuestión, hemos de acudir, de nuevo, al auto dictado por el Juzgado de Instrucción, antes citado, y
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concretamente a su fundamento de derecho primero, el cual señala que el incendio se originó en la planta
21, donde uno de los vigilantes "se apercibió, al mirar por el cristal de la puerta, que en el interior de uno de
los despachos, había humo y fuego, en concreto, bajo una ventana vio una llama de unos 50 cm. de altura
que partía del suelo", esto nos lleva a la conclusión de que el fuego no se inicia en los espacios comunes
del edificio, cuya posesión ostentaba "Ason", sino en uno de los despachos cuya posesión correspondía, el
día de los hechos, a un tercero ajeno a este procedimiento.
Con respecto a la vigilancia del edificio por parte de la demandada, queda descartada su falta de
diligencia, a la vista de lo expuesto en el último párrafo de la página 22 del repetido auto, precisando que
"En lo concerniente a la actuación de las personas encargadas de la vigilancia de la seguridad del edificio
Windsor no aparece que no se atuviera a los parámetros normales de exigibilidad a tenor de la situación
que se produjo", entendiendo que "El tiempo de reacción, tras la activación de la alarma, se califica de
adecuado", basta con examinar la secuencia de los hechos y la rapidez con que actuaron los vigilantes para
descartar la "culpa in vigilando" o "in eligendo" a las que alude la sentencia recurrida al final del fundamento
de derecho VIII.
Por todo ello, ha de estimarse el motivo de apelación aquí analizado.
QUINTO.- Finalmente, el recurso de apelación combate los pronunciamientos de la sentencia objeto
de recurso, alegando que el arrendamiento del inmueble, objeto de autos, no constituye ninguna actividad
de riesgo, generadora por sí misma de la responsabilidad de la demandada.
El fundamento de derecho VII de la sentencia entiende que la explotación que hacía la demandada
de su inmueble, "explotación económica a través de arrendamientos, dedicado por entero a oficinas,
implicaba indudablemente asumir riesgos", basándose en la teoría del riesgo y la objetivación total de la
culpa, para concluir, en el fundamento posterior, que "Ason" ha de responder de los posibles daños y
perjuicios que hubiese causado a la demandada. Este planteamiento nos obliga a remitirnos al fundamento
de derecho precedente, considerando, a tenor de la doctrina jurisprudencial expuesta, que la actividad
arrendaticia no conlleva un riesgo extraordinario para ser considerado "por sí solo, al margen de cualquier
otro factor" como fuente única de responsabilidad extracontractual ( STS 25 de septiembre de 2.009 , antes
citada), a pesar de la acumulación de papeles, debido a la existencia de oficinas en el edificio, circunstancia,
entre otras, que pudo contribuir a la propagación y magnitud del fuego, como indica el auto de
sobreseimiento al referirse a "la combustibilidad de los materiales existentes en un edificio de las
características del citado, tales como abundancia de papeles y archivos"; si bien, en ningún caso, puede ser
considerada como causa determinante de la responsabilidad de la propietaria, so pena de contradecir la
doctrina sentada por el Tribunal Supremo.
En definitiva, ha de apreciarse el motivo de apelación planteado sobre este extremo.
SEXTO.- Ante la estimación de los motivos de apelación abordados en los fundamentos precedentes,
no procede entrar en la valoración de los supuestos perjuicios sufridos por la actora a consecuencia del
incendio.
SÉPTIMO.- En virtud de lo preceptuado en los artículos 394 y 398 L.E.Civ ., se impondrán a la parte
actora las costas procesales causadas en primera instancia, no efectuándose pronunciamiento sobre las
costas originadas en esta instancia.
Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación.
III.- F A L L A M O S
La Sala, estimando el recurso de apelación interpuesto por la Procuradora Dª. Cayetana Zulueta
Luchisinger, en representación de Ason Inmobiliaria de Arriendos S.L., contra la sentencia dictada en fecha
18 de septiembre de 2.009 por el Juzgado de 1ª Instancia nº 58 de Madrid , en autos de procedimiento
ordinario nº 334/2007, acuerda revocar dicha resolución en los siguientes términos:
1.- Se desestima la demanda interpuesta por la Procuradora Dª. Susana Sánchez García, en
representación de Picadillo Alcarreño S.L., como actora, contra Ason Inmobiliaria de Arriendos S.L., como
demandada; absolviendo a la parte demandada de los pedimentos contenidos en la demanda.
2.- Con expresa imposición a la parte actora de las costas procesales causadas en primera instancia.
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No efectuándose pronunciamiento con respecto a las costas procesales originadas en esta instancia.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación literal al Rollo de Sala Nº 338/10, lo
pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Firmada la anterior resolución es entregada en esta Secretaría para su notificación,
dándose publicidad en legal forma, y se expide certificación literal de la misma para su unión al rollo.
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