954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina El usufructo de los bienes de los hijos menores* Jorge Alberto Gil Roberto A. Lucero Eseverri Graciela Pelosso SUMARIO Ponencia. I. Régimen de los bienes de los esposos durante la sociedad conyugal. II. Régimen jurídico de los bienes de los menores bajo patria potestad. Usufructo legal. A. El usufructo legal como derecho subjetivo. B. El usufructo legal en nuestro sistema normativo. C. Calificación de los frutos. Discrepancias doctrinarias. * El presente trabajo obtuvo el Primer Premio en la XIV Jornada Notarial Cordobesa, realizada en la ciudad de Córdoba, del 15 al 17 de junio de 2006. Corresponde al tema 2 de esa convocatoria. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 553 Page 553 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina PONENCIA - Debe admitirse la calificación dual o mixta de los bienes de la sociedad conyugal. Podrá entonces existir condominio entre cónyuges en bienes propios y gananciales. - Respecto del usufructo legal de los bienes de los hijos menores, la norma contenida en el párrafo 6° del art. 1272 del Código Civil, es inconstitucional por vulnerar el derecho de propiedad, el régimen patrimonial en la sociedad conyugal y el régimen hereditario. - El padre suspendido en el ejercicio de la patria potestad conserva sus derechos respecto del usufructo legal. I. RÉGIMEN DE LOS BIENES DE LOS ESPOSOS DURANTE LA SOCIEDAD CONYUGAL Para el derecho argentino, y puntualmente el Código Civil, durante la vigencia de la sociedad conyugal, los bienes pueden calificarse como propios o gananciales. Una postura doctrinaria a la que adherimos, acepta la posibilidad de la existencia de bienes “mixtos”, es decir en una porción indivisa gananciales y en la otra propios. La falta de unidad de criterio en la doctrina y el vacío legal, relacionados con la cantidad de segundas y ulteriores uniones matrimoniales que existen actualmente en el país -fundamentalmente luego de aprobada la ley de divorcio-, hacen que el tema de la calificación de los bienes tenga gran actualidad, y convierten en imperioso y útil su tratamiento. Así, conforme la calificación legal, son bienes propios los que los cónyuges aportan al matrimonio y los recibidos con posterioridad a su celebración por herencia, donación o legado y los adquiridos con el producto de aquéllos (art. 1271, Código Civil). Como lo fundamentaremos, entendemos que también debe incorporarse a esta categoría el usufructo de los padres sobre los bienes de los hijos menores de edad de otro matrimonio, bajo su patria potestad. Básicamente, son bienes propios los que integran los siguientes grupos: 1) los aportados por alguno de los cónyuges al matrimonio, y cuya propiedad le correspondía, por haberla adquirido antes de la celebración del matrimonio (arts. 1243 y 1263 del Código Civil); 2) los adquiridos después de la celebración del matrimonio, cuando la adquisición es a título gratuito (Código Civil, arts. cits.); 3) los adquiridos por permuta con otro bien propio, por la inversión de dinero propio o por la reinversión del dinero obtenido de la enajenación de algún bien propio: subrogación real (art. 554 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 554 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina 1266, primera y segunda parte, Código Civil); 4) los aumentos materiales de los bienes propios (art. 1266, tercera parte, Código Civil): accesión; 5) los adquiridos después del matrimonio, pero por título o causa anterior a él (arts. 1267 a 1270, Código Civil)1. También tienen carácter propio las pertenencias que se adquieren por ampliación de una mina, y el mayor valor adquirido por la mina durante el matrimonio (arts. 347 y 348, Código de Minería); sin perjuicio del crédito que tiene la sociedad conyugal cuando el mayor valor se debe a la inversión de fondos gananciales. En tanto, son considerados gananciales, todos los adquiridos durante la vigencia de la sociedad conyugal: los bienes existentes a la disolución de ella, si no se prueba que pertenecían a alguno de los cónyuges cuando se celebró el matrimonio, o que los adquirió después, por herencia, legado o donación (art. 1271 C.C.). El art. 1272 determina que son gananciales los bienes que cada uno de los cónyuges o ambos adquiriesen durante el matrimonio, por cualquier título que no sea herencia, donación o legado. En el párrafo 4°, el citado artículo conceptúa gananciales los frutos naturales o civiles de los bienes comunes o de los propios de cada uno de los cónyuges percibidos durante el matrimonio o pendientes al tiempo de concluirse la sociedad. Para BELLUSCIO, la redacción de este apartado no es muy clara, ya que: “lo que tiene el carácter de ganancial son los frutos devengados durante la sociedad conyugal y no los percibidos durante el matrimonio”2. Los frutos devengados antes de la celebración del matrimonio son propios, aunque fuesen percibidos durante él, ya que tienen un título de adquisición anterior. Los frutos del trabajo son gananciales; así lo establece claramente el párrafo 5° del comentado art. 1272 del Código Civil, que expresa: “los frutos civiles de la profesión, trabajo, o industria de ambos cónyuges, o de cada uno de ellos”. También, y de conformidad al parágrafo 6° del art. 1272, será ganancial “lo que recibiese alguno de los cónyuges, por el usufructo de los bienes de los hijos (menores) de otro matrimonio”. El párrafo 7° de la misma disposición legal establece que son gananciales las mejoras que durante el matrimonio hayan dado más valor a los bienes propios de cada uno de los cónyuges. En realidad, la mejora tiene 1 2 BELLUSCIO, Augusto C. Manual de derecho de familia, tomo II, Buenos Aires, 1988, págs. 53/54. BELLUSCIO, Augusto C. Ob. cit. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 555 Page 555 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina carácter propio, ya que sigue a lo principal (art. 1266), pero la sociedad conyugal tendrá un crédito respecto del propietario del bien, el que se tendrá en cuenta al momento de liquidarse aquélla. En el acápite siguiente, el citado art. 1272 reputa gananciales las inversiones a favor de uno de los cónyuges, como cancelación de hipoteca de un bien propio, y lo gastado en la redención de servidumbres. Entendemos que este apartado es en sí mismo una excepción para aquellos que pretenden sustentar la teoría dualista de clasificación de los gananciales. Esta disposición legal también colisiona con la que dispone la accesión (art. 1266 C.C.). Según la teoría monista, la calificación única en función de la masa mayor, tiene un sólido apoyo en el art. 2334 del Código Civil que, frente a cosas que forman un todo, y cuando no se pueda distinguir la accesoria de la principal, dispone que “se tendrá por principal la de mayor valor”, e incluso el art. 1266 in fine, para determinar el emplazamiento, le da preeminencia al cónyuge “a quien correspondía la especie principal” y nada dispone respecto a la equiparabilidad o no de los aportes, ni tampoco hace referencia a la incidencia cronológica de los distintos momentos de adquisición. Tampoco los arts. 1276 y 1277 del Código Civil prevén situaciones creadas por un régimen de calificaciones duales. Ha resultado conflictiva la posibilidad jurídica de admitir una categoría de bienes que reúna la doble calificación, o sea bienes en los que una porción sea propia y otra ganancial, cuyas consecuencias son sumamente trascendentales. Parece indiscutible que la posibilidad de reunirse en un mismo bien una calidad propia en cuanto a determinada parte alícuota, y una ganancial en cuanto a la otra, no ofende ningún principio fundamental. Cabe citar en apoyo de la tesis dualista los trabajos de ALBERTO G. ALLENDE y CARLOS N. GATTARI. Para el primero, la sociedad conyugal tiene personalidad y sustenta la posibilidad del condominio entre la misma y los cónyuges. El segundo entiende que la calificación de los bienes propios y de los gananciales emana de la ley con el carácter de orden público, sin tomar en cuenta la voluntad de los cónyuges, y que la necesidad económica en el matrimonio impone la aplicación de la definición de justicia hecha por ULPIANO “a cada uno lo suyo”. Fue el doctor OSVALDO S. SOLARI quien, con su trabajo sobre el tema, consiguió el primer respaldo de un congreso notarial a la posición que admite la existencia de los llamados bienes mixtos, en la XV Jornada Notarial Bonaerense3. CACCIARI, Norberto F.; Caturegli, Susana E.; Goldfarb, Marta E.; Nostro de Seghetti, Nilda L.; Pelosi, Horacio L.; Seghetti, Roberto F. y Slimovich de Burstein, Rita A. Problemática de los llamados bienes 3 556 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 556 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina Mientras la sociedad conyugal está vigente, no puede discutirse jurídicamente sobre el carácter de ganancial del bien adquirido con bienes gananciales, aun cuando se trate de una parte alícuota y preexista como propia de uno de los cónyuges la titularidad sobre las restantes, pues de lo contrario se estaría alterando el orden público. La única posibilidad de discusión sería la necesidad de contar al momento de disponerse del bien con el consentimiento del otro cónyuge, quien lo que en realidad tiene es un control de la gestión del cónyuge administrador para protección de su crédito eventual al momento de disolverse la sociedad conyugal. Admitida en el Código Civil, la posibilidad del condominio entre cónyuges por partes ideales deviene posible la calidad mixta de bienes gananciales y propios respecto de distintas partes alícuotas del mismo bien. Consideramos que esta calificación es trascendente al momento de la creación del título, debe elaborarse en sede notarial y tiene gravitación cuando se considera la adquisición de bienes con el producido del usufructo de los bienes de los hijos menores de edad. Entendemos de orden público el tratamiento del régimen patrimonial de los bienes del menor, y comprendemos que la protección de los menores va más allá de la influencia de otros factores jurídicos, como la igualdad jurídica de los cónyuges. II. RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS BIENES DE LOS MENORES BAJO PATRIA POTESTAD. USUFRUCTO LEGAL El contenido patrimonial de la patria potestad de los padres sobre los bienes de los hijos, comprende en nuestro ordenamiento jurídico con distinta regulación, la gestión (administración) y el usufructo. La evolución del derecho en torno a los bienes de los menores, es asombrosamente injusta: en el Código de VÉLEZ (art. 336 Código Civil) determina que los padres naturales carecen de la administración de los bienes de sus hijos. Luego, esta disposición fue modificada por las leyes N° 11.357, 17.711, art. 128, del Código Civil, y ley N° 23.264, dictada en noviembre de 1985. VÉLEZ trataba el tema del usufructo de los hijos menores de edad en los artículos 301, 302, 304, 307, 308, 309, pero es importante advertir que no todos los artículos fueron derogados y pese a lo dis- mixtos en el régimen patrimonial matrimonial. Análisis del fallo plenario Sanz, Revista del Notariado N° 834, 1993, pág. 557 y siguientes. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 557 Page 557 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina puesto por la ley N° 23.264, subsisten los artículos 59, 127, 274, 279, 296, 299, 300, 301, 302, 304, 1361, 2011, 1870 y 3301 del Código Civil4. El usufructo paterno es el derecho por imperativo legal que tienen los padres, titulares de la patria potestad, de usar y gozar de los bienes de sus hijos menores de edad, y de percibir sus rentas y frutos sin obligación de rendir cuentas, pero con cargo de invertirlos en primer lugar en el cumplimiento de los deberes legales que le son inherentes (alimentos, educación, vestimenta, etc.). Ahora bien, antes de analizar el tratamiento del usufructo legal en el sistema normativo, creemos importante considerar su naturaleza como derecho subjetivo. A. El usufructo legal como derecho subjetivo Siguiendo al sistema de FREITAS, VÉLEZ SARSFIELD reguló los derechos subjetivos diferenciándolos, en primer lugar, según tuvieran su origen en las relaciones jurídicas entre personas (derechos personales) o entre personas y cosas (derechos reales), dividiendo para su tratamiento a los derechos personales en las relaciones de familia, de los derechos personales en las relaciones civiles; y con referencia a los derechos reales, ubicó al usufructo dentro del numerus clausus del art. 2502 del Código Civil. En cuanto a la naturaleza jurídica de los derechos subjetivos “... es común el recordar tres corrientes clásicas: la de los que los conceptúan como un poder o señorío de la voluntad conferido por el orden jurídico (WINDSCHEID), la de los que los definen como un interés jurídicamente protegido (IHERING) y la de quienes combinando las conclusiones de las dos corrientes anteriores, los conciben como un poder jurídico atribuido a una voluntad por el derecho objetivo para la satisfacción de un interés. Es la opinión dominante entre nuestros autores (SPOTA, LLAMBÍAS, GATTI). El derecho subjetivo es una posición favorable y diferenciada de libertad absoluta, que consiste en un conjunto de facultades de conducta propia y de expectativas de conducta ajena, posición que resulta tutelada por el orden jurídico para la satisfacción de un interés” 5. Como derecho subjetivo, el usufructo contiene facultades que le confieren un sustrato económico, esto es, siguiendo la opinión de la doctrina MÉNDEZ COSTA, María Josefa. Bienes de los hijos menores. Administración - Disposición - Usufructo, Ed. Rubinzal-Culzoni, 1987, pág. 22 y siguientes. 5 LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J. Derechos reales, Ed. Zavalía, tomo I, págs. 44 y ss. 4 558 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 558 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina mayoritaria, el interés de su titular. Dichas facultades consisten en el derecho del usufructuario de usar la cosa, facultad de contenido económico menor, y el derecho a apropiarse de los bienes -frutos de la cosa-, facultad que otorga al usufructo su verdadera entidad patrimonial. El derecho de usufructo no hace al usufructuario titular del dominio de la cosa sobre la que recae, pero sí lo hace titular del derecho real de dominio de los frutos naturales (por ejemplo, cosechas) o bien titular del derecho real de dominio de los frutos civiles (por ejemplo, alquileres) o titular de los derechos personales como frutos civiles (por ejemplo, créditos) que produzca la cosa. A los efectos legales, deben considerarse bienes u objetos inmateriales susceptibles de valor según la definición del art. 2312: derechos reales sobre cosas muebles en el caso de dinero o granos, o derechos personales en el caso de créditos. Es por ello que la propiedad de los frutos (bienes) es para el titular del derecho de usufructo lo que la propiedad de la cosa inmueble es para el titular del derecho de dominio pleno y significa el valor del bien a que se refiere el art. 2312 del Código Civil al considerar a los derechos como bienes. Técnicamente es preferible nombrar a los frutos como bienes, pues sólo los derechos subjetivos personales o reales susceptibles de valor integran el patrimonio de su titular, debiendo ubicarse a las cosas como elementos de los derechos reales u objeto de los mismos como sostiene la doctrina mayoritaria. En cuanto a la titularidad de los bienes remanentes, no hay duda al respecto: “La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sentado que los padres adquieren la propiedad de las rentas de los bienes de sus hijos de lo que exceda una vez satisfechas las cargas”6. B. El usufructo legal en nuestro sistema normativo Siendo una parte del derecho objetivo, nuestro Código Civil regula al derecho real de usufructo como un derecho subjetivo autónomo, mediante las normas contenidas en los arts. 2807 y siguientes, y define al usufructo de los padres sobre los bienes de los hijos menores como usufructo legal en el art. 2816. Este usufructo legal genera en los usufructuarios los mismos derechos y obligaciones que el usufructo convencional, según lo dispone el artículo 2862, excepto las obligaciones de prestar fianza y confeccionar inventario. Pero siendo a su vez un derecho real patrimonial que se encuadra dentro 6 MÉNDEZ COSTA, María Josefa y D’Agostino, Daniel Hugo. Derecho de familia, Ed. RubinzalCulzoni, tomo III, pág. 328. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 559 Page 559 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina de los derechos familiares, esta norma determina que esos derechos y obligaciones tienen “excepciones resultantes de la ley”, y éstas son reguladas por los artículos 287 y siguientes. “Aunque el artículo 2816 del Código Civil mencione el usufructo paterno entre las normas relacionadas al respectivo derecho real, en el recordado plenario de las Cámaras Civiles de la Capital del año 1933, por medio del voto del doctor Tobal, se puso de manifiesto la diferencia existente entre ambos”7. Sobre el fundamento jurídico de la regulación normativa de la figura, nos dice BELLUSCIO: “Diversas razones se han dado para justificar el usufructo paterno, tales como la necesidad de resarcir a los padres los gastos de educación y mantenimiento de los hijos, la voluntad presunta de la persona de quien pasaron los bienes al menor a título gratuito, la mejor protección de los intereses del menor mediante el reconocimiento a los padres de medios materiales, etc. Más convincente resulta la opinión de BORDA, para quien la razón fundamental, derivada de la solidaridad familiar, está dada por la obligación de los hijos de contribuir con los frutos de sus bienes a los gastos comunes del hogar”. Y en cuanto a su naturaleza jurídica “... se reproduce en nuestro derecho la discusión -mantenida también en la doctrina europea- sobre si en realidad es un usufructo especial o en cambio es una institución completamente distinta, propia del derecho de familia. La primera opinión es sustentada por RÉBORA. En cambio, para BUSSO y BORDA se trata de una institución especial de carácter familiar, con las modalidades propias que singularizan el derecho de familia, a la que rara vez son aplicables las normas que rigen el verdadero usufructo, y en tales casos en forma subsidiaria y en cuanto sean compatibles con el espíritu de la patria potestad. Se señalan los siguientes caracteres: a) es universal...; b) es legal...; c) es temporario...; d) es personal e intransferible. Corresponde al padre o madre que ejercen la patria potestad, quienes no pueden enajenarlo ni gravarlo, es decir está fuera del comercio. Esto sin perjuicio de que pueda cederse el excedente de su producto luego de cumplidas las cargas legales a que está sometido...; e) es irrenunciable, pues está establecido en el interés de la familia, y no sólo de los padres”8. A estos conceptos, ZANNONI agrega: “Como correlato de la administración, se acuerda a los padres el usufructo de todos los bienes de los hijos que estén bajo su patria potestad, salvo algunas excepciones... si bien ya el hijo no adquiere para el padre -como acaecía en Roma...- el derecho 7 8 ED. I-1037; JA. 43.1141, citado por MÉNDEZ COSTA. Ob. cit., pág. 122. BELLUSCIO, Augusto C. Ob. cit., pág. 335 y siguientes. 560 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 560 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina moderno reputa que la función paterna es lucrativa, y, por consiguiente, se atribuye a los padres el disfrute de los bienes de los hijos que estén sometidos a su administración ministerio legis... se reconoce que (este usufructo) está fuera del comercio, y, como consecuencia, no puede enajenarse ni gravarse como derecho. Es que el usufructo legal de los padres es inherente al ejercicio de la patria potestad y por lo tanto integra las prerrogativas del estado de familia... si bien tiene contenido patrimonial... satisface fines inherentes al ejercicio de la patria potestad y, entonces, es indisponible”9. El artículo 287 del Código Civil refleja esa característica de inherencia a la patria potestad, propia de este usufructo legal cuando dispone: “El padre y la madre tienen el usufructo de los bienes de sus hijos matrimoniales, o de los extramatrimoniales voluntariamente reconocidos, que estén bajo su autoridad, con excepción de los siguientes: 1. Los adquiridos mediante su trabajo, empleo, profesión o industria aunque vivan en casa de sus padres. 2. Los heredados por motivo de indignidad o desheredación de sus padres. 3. Los adquiridos por herencia, legado o donación, cuando el donante o testador hubiera dispuesto que el usufructo corresponde al hijo”. Esta disposición contiene dos condiciones legales (conditio juris) o presupuestos de validez necesarios para la existencia de este derecho, vinculados con la legitimación requerida para su titularidad: en primer lugar, que el titular debe ser padre del menor a su vez titular de los derechos sobre los bienes. En segundo lugar, que el padre usufructuario debe conservar la autoridad sobre su hijo menor, lo cual significa que no debe haber sido privado (art. 307) o haber perdido (art. 306) su derecho-deber de patria potestad. Aunque la norma del art. 287 habla de “autoridad”, se entiende que este vocablo es sinónimo de potestad y patria potestad a tenor de las restantes disposiciones legales que así lo definen: los arts. 264, 279, 294, 304, 306 y 307 hablan de “patria potestad”; los arts. 265, 277, 287, 308, 309 y 310, de “autoridad”; y el art. 293, de “potestad”. Este usufructo de origen legal por contraposición al convencional, tiene particularidades (“excepciones legales” según el mencionado art. 2862) vinculadas con su condición de derecho subjetivo real de contenido patrimonial dentro de las relaciones familiares, y la mayoría de la doctrina lo considera un derivado del derecho de administrar los bienes de los hijos que confieren los artículos 293 y 294 a los padres titulares del derecho-deber de patria potestad. 9 ZANNONI, Eduardo A. Derecho civil - Derecho de familia, Ed. Astrea, tomo 2, pág. 750 y siguiente. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 561 Page 561 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina A raíz de la particular concepción legal de este usufructo, se sujeta al mismo a cargas que deben cumplir los padres: los arts. 291 y 292 enumeran taxativamente esas cargas y les confieren el carácter de “reales” respectivamente. Es por su característica de derecho patrimonial-familiar que “los ingresos así obtenidos deben afectarse por los padres primordialmente al cumplimiento de los deberes-derechos que la patria potestad impone y al cumplimiento de las obligaciones que la ley enumera en el art. 291 del Código Civil”10. Las disposiciones de este artículo en cuanto a las cargas del usufructo legal de los padres, en especial sus incisos 2 y 4 (subsistencia, educación y salud), deben “entenderse como la exigencia de cumplimentar en primer término, con el producido de los bienes del hijo, las obligaciones mencionadas en él”11. En cuanto al sustrato económico de este derecho de usufructo, se infiere de esta disposición que, de conformidad a las reglas generales de nuestro ordenamiento legal referidas al derecho real de usufructo a las cuales remite tácitamente el inc. 1 del art. 291, se otorga a los padres no sólo la facultad de usar dichos bienes sino también la titularidad del dominio pleno de los frutos de los mismos, bien que como remanente luego de pagadas las cargas. Consideramos que el derecho de administrar el patrimonio de los menores, conferido por las disposiciones del Código Civil, conjugado con el carácter lucrativo de la patria potestad, es el fundamento de otorgar a los padres también el usufructo de los bienes de aquéllos, si bien sujeto a cargas, y origina la existencia de los bienes remanentes que ingresan al patrimonio de cada padre en concepto de frutos, luego de cumplimentadas tales cargas. C. Calificación de los frutos. Discrepancias doctrinarias En cuanto al tema del acápite, la solución referida a la propiedad de los frutos luego de pagadas las cargas, ha sido motivo de extenso debate, distinguiéndose en doctrina y jurisprudencia diversas soluciones según se encuentre o no vigente la sociedad conyugal y quién sea el padre administrador y en su caso cuál sea la sociedad conyugal de la que hablamos. 10 HIGHTON, Elena y Bueres, Alberto. Código Civil y normas complementarias, Ed. Hammurabi, tomo I, pág. 1260. 11 HIGHTON, Elena y Bueres, Alberto. Ob. cit., pág. 1266. 562 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 562 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina a) Vigente la sociedad conyugal y siendo ambos padres administradores, no hay duda de que el remanente de los frutos corresponde a éstos en igual proporción, y con carácter ganancial. Esto es así porque disponiendo el art. 264 que la patria potestad es compartida, congruentemente, el art. 294 dispone que la administración del patrimonio del hijo será ejercida en común por los padres cuando estén en ejercicio de la patria potestad. b) Vigente la sociedad conyugal, pero cuando el ejercicio de la patria potestad corresponda sólo a uno de los padres, las opiniones doctrinarias están divididas. BELLUSCIO sostiene que “... el usufructo está vinculado con el ejercicio de la patria potestad. De tal modo, si ambos padres tienen su ejercicio, el usufructo ha de corresponder por mitades; si lo está uno solo, la totalidad le corresponderá a él, ya que no podría afirmarse que en tal caso el hijo se halle bajo la autoridad de los dos”12. En tal sentido, “se ha resuelto que si bien el usufructo corresponde por mitad a los padres si ambos ejercen la patria potestad, en caso de que tal ejercicio corresponda a uno solo de ellos en razón de habérsele conferido judicialmente la carga, el usufructo corresponderá íntegramente a este último”13. A criterio de ZANNONI, la solución “... parece equivocada. La cuestión podría discutirse si la sociedad conyugal está ya disuelta (conf. art. 1306 del Código Civil), pero si no sucede así, la ganancialidad de los frutos de los bienes de los hijos, una vez satisfechas las cargas, se mantiene (arg. art. 1272 Código Civil). Aunque la administración de los bienes de los hijos... corresponda al progenitor que ejerce legalmente la tenencia... no por ello ha cesado el derecho (del otro cónyuge) a percibir durante la vigencia de la sociedad conyugal la mitad de los saldos líquidos del usufructo. Afirmar lo contrario es privarlo de su participación en valores cuya ganancialidad no está en discusión”14. Esta conclusión de ZANONNI parece aplicable también al caso en que durante la vigencia de la sociedad conyugal, uno de los padres delegue la administración en el otro, según lo autorizan los artículos 264 quater, inc. 7, y 294 del Código Civil, y se relaciona nuevamente con la propiedad de los frutos. c) En el caso en que no esté vigente la sociedad conyugal, ya sea por separación, divorcio o anulación de matrimonio, aunque la patria potestad sea ejercida por el cónyuge a quien le haya sido conferida la tenencia del 12 13 14 BELLUSCIO, Augusto. Ob. cit., pág. cit. CNCiv. sala F, 9/5/95, LL. 1995-D-454, citado por ZANNONI. Ob. cit., pág. cit. ZANNONI, Eduardo. Ob. cit., pág. cit. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 563 Page 563 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina menor (art. 264, inc. 2, Código Civil), los actos de administración deben contar con el consentimiento expreso de ambos padres, salvo delegación de uno a otro (art. 264 quater, inc. 7, Código Civil). Prima facie parecería altamente improbable que, en caso de separación o divorcio, el padre que no ejerce la patria potestad delegara la administración de los bienes del hijo menor en el que sí la ejerce. Pero sí parece más probable que una vez delegada la administración, el menor adquiera bienes que serían administrados por el padre que ejerce la tenencia, lo cual puede ser materia de conflicto con el otro padre, si éste pretende tener acceso a los frutos, por lo que no debería haber duda, que aun en estos casos, el usufructo de los bienes del hijo corresponde a los padres en igual proporción. Creemos que la propiedad de los frutos es siempre de ambos padres aunque uno de ellos no ejerza la patria potestad o la administración de los bienes del menor. En este último supuesto, el padre que ejerce la tenencia debería rendir cuentas periódicamente de los gastos efectuados, a fin de cumplimentar las cargas del usufructo contenidas en el artículo 291, y entregar al otro el cincuenta por ciento del saldo remanente. Y lo creemos así, pues la delegación de la administración o el no ejercicio de la patria potestad, no significan renuncia a la propiedad de los frutos: conferida dicha propiedad por la ley (arts. 2862 y 2863 Código Civil), “el propietario no deja de serlo aunque no ejerza ningún acto de propiedad, aunque no esté en la imposibilidad de hacerlo y aunque un tercero los ejerza con su voluntad o contra ella” (art. 2510 C.C. sobre el derecho de dominio). La expresión “que estén bajo su autoridad” empleada en el art. 287, significa la posibilidad de que el padre que no ejerza la patria potestad en los casos de separación, divorcio o nulidad del matrimonio, tenga el derecho a ejercer esa autoridad con sus hijos, derecho que no se le quita al padre no tenedor, a tenor de las disposiciones relativas a conflictos entre los padres por desacuerdos en la administración contenidas en los arts. 294 y siguientes. Ello fue claramente explicitado al fundarse el dictamen de comisión en el Senado (previo a la sanción de la ley N° 23.264), donde la senadora RIVAS expresó que: “el hecho de la separación matrimonial y de la consecuente atribución de la tenencia a uno de los cónyuges, no puede convertirse en una sanción para el otro, a quien se le privaría de participar en cuestiones decisivas para la vida del hijo”15. Ponencia presentada por FLEITAS ORTIZ DE ROSAS, Pitrau y López Fuster en las Segundas Jornadas Bonaerenses de Derecho Civil, Comercial y Procesal de Junín -octubre de 1986- (incs. a y c) donde se concluyó que en caso de separación de hecho o divorcio de los padres, el usufructo sobre los bienes de sus hijos corresponde en principio a ambos. Con anterioridad a la ley N° 23.264, la doctrina había 15 564 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 564 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina Siguiendo esta línea de análisis, cuando ninguno de los padres puede ejercer la administración, el art. 303 obliga al juez a designar un tutor especial, quien entregará a aquéllos el sobrante de las rentas de los bienes luego de abonadas las cargas. En esta disposición, la ley no distingue cuál de los padres posee la tenencia del hijo, por lo que debe interpretarse en consecuencia, que los frutos remanentes son de propiedad de cada uno de ellos en igual proporción e independientemente de quién ejerza dicha tenencia o la administración. Congruentemente con esta solución, se sostiene que “en lo relativo a la pérdida de la administración por insolvencia, se alude a los casos de concurso o quiebra, y para el evento rige lo dispuesto por los arts. 107 y 108, inc. 3, de la ley N° 24.522, cayendo los frutos en desapoderamiento una vez atendidas las cargas”16. Se deduce de estas disposiciones que no podría haber desapoderamiento de los frutos si éstos no estuviesen dentro de la esfera económico-jurídica del padre que ha perdido la administración por haber quebrado. Adhiriendo al concepto expuesto por ZANNONI en cuanto a la lucratividad de la patria potestad y estando obligados los padres a prestar alimentos a sus hijos, ejerzan o no esa autoridad, estén o no suspendidos en su ejercicio, se desempeñen o no como administradores de los bienes; no parece coherente quitarles el derecho a los frutos del usufructo legal de dichos bienes con los cuales podrían cumplimentar aquella obligación. Sostenemos también que en los casos del artículo 309, el padre no pierde la patria potestad, sino que sólo se lo suspende en su ejercicio y, consecuentemente, debería también removérselo de la administración (arg. art. 293). Pero -contrariamente a lo que afirma autorizada doctrina-, creemos que en tales casos, el padre suspendido tampoco pierde su derecho al usufructo, basando nuestra opinión tanto en las mencionadas disposiciones de la ley N° 24.522 como en el análisis a contrario sensu del art. 303. Por ende, debe aceptarse que, removido uno de los padres de la administración por suspensión del ejercicio de la patria potestad, el otro debe administrar y entregar en propiedad al removido, el remanente de los frutos que proporcionalmente le corresponda. Siendo que “el usufructo legal de los entendido que el usufructo sobre los bienes de los hijos revestía carácter ganancial, y que, de producirse la separación de bienes entre los padres, correspondía a ambos por mitades. Si dicho derecho era aceptado cuando el padre tenía el ejercicio de la patria potestad (art. 264 del C.C. antes de la reforma de la ley N° 23.264), no parece lógico modificarlo como consecuencia de una reforma que tuvo por fin equiparar a los padres y dar un sentido integrado y participativo al ejercicio de la patria potestad (Méndez Costa, María Josefa. Ob. cit., pág. 271). 16 ZANNONI, Eduardo. Ob. cit., pág. 790. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 565 Page 565 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina padres es inherente a la patria potestad y su administración (de los bienes de los hijos) lo es al ejercicio de la patria potestad”17, cabe considerar que la titularidad de la patria potestad es una condición de derecho de existencia de este usufructo. Consecuentemente, el padre suspendido que no pierde la patria potestad, tampoco pierde su derecho al usufructo. La solución es diferente en los casos de pérdida de la patria potestad, taxativamente enunciados en el art. 307, que por consiguiente importan la pérdida de la administración de los bienes de los hijos (art. 304). En estos supuestos, creemos que el usufructo legal contiene el derecho de acrecer tácito a favor del padre que conserva la patria potestad, como sanción al otro que la ha perdido por su culpa o dolo. Consideramos ésta, la única alternativa posible, puesto que para consolidar el usufructo en cabeza del hijo, sería necesario una norma legal expresa en tal sentido, la cual no existe. Por otra parte, del juego armónico entre los artículos 303 y 304 del Código Civil, se infiere que solamente pierde el usufructo el padre que ha sido privado de la patria potestad, pues tal privación conlleva la pérdida de la administración. Asimismo sustentamos esta teoría en el carácter lucrativo del ejercicio de la patria potestad. La norma del art. 304 del Código Civil determina como excepción, que el privado de la patria potestad por demencia no pierde el derecho de usufructo, por lo que debe distinguirse entre la privación, extinción y suspensión en el ejercicio de la patria potestad. Existirá privación de la patria potestad, en los casos establecidos por el art. 307 del Código Civil, y habrá extinción en aquellos estipulados por el art. 306 del mismo cuerpo legal; supuestos éstos donde se extinguirá a su vez el derecho al usufructo legal. Opina BELLUSCIO que la norma del art. 304 “... en realidad no se trata de un supuesto de privación de la patria potestad sino de suspensión de su ejercicio conforme al antiguo texto del art. 310 y el actual del art. 309”, y que “en principio, el usufructo cesa por conclusión de la patria potestad o por la suspensión de su ejercicio”18. Como afirmamos anteriormente, consideramos que la suspensión del ejercicio de la patria potestad no conlleva la pérdida del usufructo. En cuanto al carácter que adquirirán los frutos cuando los padres continúen unidos por el matrimonio, no hay unanimidad en la doctrina. Sostiene ZANNONI que “es importante formular una distinción básica: el usufructo (legal de los padres), como tal es inherente a la patria potestad -y 17 18 ZANNONI, Eduardo A. Ob. cit., tomo II, pág. 790 y siguientes. BELLUSCIO, Augusto. Ob. cit., pág. 335. 566 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 566 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina por ende no es propio ni ganancial- pero los frutos o rentas devengadas o percibidas durante la vigencia de la sociedad conyugal son gananciales (conf. art. 1272 Código Civil)”19. En tanto que MÉNDEZ COSTA afirma: “los frutos y rentas que se incorporan al patrimonio del padre y de la madre con sociedad conyugal vigente, son gananciales de titularidad de uno y otra respectivamente. La calificación de ganancial se deduce del principio genérico de conceptuación de estos bienes en cuanto adquiridos onerosamente durante la vigencia del régimen patrimonial-matrimonial, si se tiene en consideración que, al menos en parte, el usufructo se justifica como compensación de los cuidados paternos-maternos y de la gestión de los bienes del hijo”20. Creemos que el usufructo es inherente a la patria potestad, pues como dijimos, la titularidad de ésta es condición de derecho para su existencia, considerando por lo tanto que este derecho de usufructo emanado de la ley, tendría carácter de oneroso por analogía a las normas relativas a la donación con cargo, ya que el padre usufructuario tiene las cargas impuestas por la ley. No debe perderse de vista su sustrato patrimonial, ya que los efectos de la titularidad del dominio de los frutos remanentes, serán diferentes si se considera a los mismos propios o gananciales. Si se entiende que son propios de cada esposo, todos los bienes que se adquieran por el cónyuge con su parte en los frutos tomarán asimismo el carácter de propios de cada padre produciéndose una sustitución real en los términos del art. 1266 (por ejemplo, inmueble que se compra con el dinero obtenido de la venta de la cosecha). A su vez, serán gananciales los frutos de los frutos (por ejemplo, los alquileres de ese inmueble) en los términos del párrafo cuarto del art. 1272. Por el contrario, si se considera a los frutos remanentes como bienes gananciales, tanto los frutos de ellos como los bienes adquiridos con los primeros seguirán la misma suerte. A fin de tomar opinión al respecto, creemos que este último es el análisis correcto a contrario sensu de la disposición contenida en el primer párrafo del art. 1272: no son bienes gananciales los adquiridos por los cónyuges durante el matrimonio por título de herencia, donación o legado. La adquisición de bienes por otro título que no sea uno de los ZANNONI, Eduardo A. Ob. cit., pág. 794. GUAGLIANONE, Aquiles H. Régimen patrimonial del matrimonio, tomo II, Buenos Aires, 1975, N° 234; Borda, G. Familia, cit. loc. cit., N° 919, 1; Mazzinghi, Jorge. Op. cit., tomo II, N° 216; Zannoni, Eduardo. Derecho de familia, cit., tomo II, parágrafo 1023, todos citados por Méndez Costa, M. J. Op. cit., pág. 278. 19 20 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 567 Page 567 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina taxativamente enumerados por el art. 1272, no hace a los mismos propios sino gananciales. El tercer interrogante se refiere a la disposición del párrafo sexto del art. 1272, que parecería otorgar carácter de ganancial a los frutos de los bienes de los hijos habidos en otro matrimonio. La doctrina no es pacífica al respecto. “Para GUAGLIANONE y VIDAL TAQUINI, el producido es propio porque fue adquirido por título anterior a las segundas nupcias, según el primero, y por la derogación definitiva de la cláusula pertinente del art. 1272 por la ley N° 11.357, conforme el segundo. Para MAZZINGHI, el producido es propio por la gratuidad de la adquisición y porque constituye un aspecto de un derecho personalísimo que es el ejercicio de la patria potestad unido a motivos de equidad. GUASTAVINO, BORDA, FASSI, ZANNONI y BELLUSCIO, en opinión que compartimos, sostienen que es ganancial. Es la calificación que corresponde por aplicación de la regla del primer párrafo del artículo 1272, por su calidad de frutos y por la simetría con lo dispuesto por el inciso 1 del artículo 1275, que reputa deudas definitivamente comunes a las contraídas en la manutención de los hijos matrimoniales de uno de los cónyuges”21. “Esta solución (del art. 1272, sexto párrafo) había sido modificada por el art. 3°, inc. 2, de la ley N° 11.357, al establecer que los frutos... eran propios. Había en este criterio una evidente falla técnica -motivada quizás por la falta de conocimientos jurídicos de los legisladores-, pues éstos posiblemente hayan confundido bienes propios con bienes gananciales de administración reservada de la mujer, carácter este último que pudo haberse dado a estos frutos. La solución del Código, en cambio, es perfectamente coherente con el régimen legal, puesto que se trata de frutos de los bienes -que en todo caso son gananciales-, y además tal carácter lleva la contrapartida de que es a cargo de la sociedad conyugal la manutención de los hijos de un matrimonio anterior. La ley N° 17.711 derogó el art. 3° de la ley N° 11.357, lo que ha motivado una discrepancia doctrinal sobre el carácter de estos frutos. BORDA, ZANNONI, FASSI, BOSSERT y GUASTAVINO los consideran gananciales, sea por estimar reestablecida la regla del art. 1272 sexto párrafo, sea por aplicación de los principios generales, es decir, por el carácter de frutos y por la correlación del art. 1275, primer párrafo. En cambio GUAGLIANONE y MAZZINGHI sostienen que el principio general en materia de usufructo impone el carácter propio: los frutos de la propiedad de bien- 21 MÉNDEZ COSTA, María Josefa. Ob. cit., pág. 279. 568 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 568 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina es serían gananciales porque no disminuyen el valor de la cosa fructuaria; en cambio, los frutos obtenidos a consecuencia de un derecho de usufructo, serían propios porque en tal caso se asimilarían a los productos en razón de que el usufructo iría disminuyendo paulatinamente a través del tiempo, a medida que los frutos se extraen”22. “Si bien puede discutirse si la posterior derogación del art. 3° de la ley N° 11.357, en virtud de la ley N° 17.711, ha reestablecido la vigencia del art. 1272, párrafo sexto, es evidente que esa derogación hace aplicable en todo caso el párrafo primero del citado art. 1272, y por la misma razón, han de calificarse de gananciales los frutos de dichos bienes”23. La expresión “lo que recibiese” contenida en dicha norma, analizada literalmente, importa referir al sustrato económico del usufructo, es decir a los bienes (derechos personales o derechos reales sobre cosas muebles) cuya titularidad recibe el padre usufructuario. No debe confundirse entonces “lo que recibiese” el usufructuario con los frutos remanentes luego de abonadas las cargas, pues el artículo refiere, como sostenemos, al derecho de propiedad sobre los bienes remanentes y no a las cosas. Así se entiende el carácter propio del derecho de usufructo y su sustrato económico para el bínubo, pues considerarlo ganancial (de un cónyuge que no ejerce la patria potestad) iría en desmedro del patrimonio de quien sí la ejerce y por tanto es usufructuario. Como sabemos, la normativa legal respecto de los bienes de la sociedad conyugal, pretende en forma permanente, impedir la confusión entre gananciales y propios, a fin de mantener incólume el patrimonio propio de cada cónyuge. En nuestra opinión, si la norma del art. 1272, sexto párrafo, del Código Civil se encuentra vigente -recordar su derogación por la ley N° 11.357 a su vez derogada al respecto por la ley N° 17.711- parece teñida de inconstitucionalidad por violar el derecho a la propiedad del cónyuge usufructuario, y eventualmente alterar el orden público de la clasificación de los bienes dentro del matrimonio. Este derecho de usufructo legal, es un bien en los términos del art. 2312, y como tal, para su titular, su sustrato económico o valor es tanto la propiedad del remanente de los frutos obtenidos luego de abonadas las cargas, como el resto de las facultades que otorga el derecho. Como dijimos, los bienes, cosas muebles o créditos en carácter de frutos, se otorgan en propiedad al titular del derecho de usufructo, de igual mane- 22 23 BELLUSCIO, Augusto. Ob. cit., tomo II, pág. 68. ZANNONI, Eduardo. Ob. cit., tomo I, pág. 541. 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 569 Page 569 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina ra que se otorga la propiedad de un inmueble al titular del derecho de dominio pleno. Fundamos esta opinión en las siguientes consideraciones de derecho: a) La propiedad del remanente de los frutos no encuadra dentro del párrafo primero del artículo 1272 del Código Civil, pues su titularidad le pertenece al cónyuge bínubo como propia antes del nuevo matrimonio (no es que la recibe luego de sus nuevas nupcias). Siendo bienes propios “los aportados por alguno de los cónyuges al matrimonio, y cuya propiedad le correspondía por haberla adquirido antes de la celebración del matrimonio (arts. 1243 y 1263 del Código Civil)”24, y considerándose al derecho de usufructo como un bien en los términos del art. 2312, no cabe sino deducir que el derecho tiene carácter propio y consecuentemente los bienes remanentes (que son su sustrato económico) y cuya titularidad recibe el bínubo, también son propios de este último. b) Tampoco encuadra este usufructo en el párrafo cuarto de dicho artículo 1272; el usufructo y su sustrato económico constituyen un bien propio para el cónyuge usufructuario, no siendo éste un caso de frutos de los bienes propios. Por supuesto que serán gananciales los frutos de esos frutos, cuando por ejemplo, el dinero remanente de la venta de la cosecha del campo del menor produzca intereses. Pero parece violatorio del orden público de la calificación de los bienes modificar el carácter del usufructo propio en origen, transformándolo en ganancial. c) El contenido patrimonial del usufructo -la propiedad de los bienes remanentes- no puede tener otro carácter que el de propio del usufructuario, pues de otra forma, la disposición legal por el solo acto jurídico del matrimonio convertiría a los bienes remanentes propios del padre usufructuario en gananciales de la nueva sociedad conyugal, en desmedro del patrimonio del último. Al revertirse de esta manera la titularidad del derecho sobre los bienes, transformándola de propia en ganancial de la nueva sociedad conyugal, y violarse las disposiciones de orden público del Código Civil que confieren carácter de propio a los bienes que se introducen al matrimonio (art. 1263) o que se adquieren por sustitución real de los mismos (arts. 1246, 1255 y 1266), la obligación del cónyuge bínubo de entre- 24 BELLUSCIO, Augusto. Ob. cit., tomo II, págs. 53/54. 570 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 570 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina gar a la sociedad conyugal un bien propio del mismo como son los bienes remanentes, tendría causa ilícita por ser contraria al orden público del régimen patrimonial dentro del matrimonio, por aplicación del art. 502 del Código Civil. d) Pudiendo afectarse eventualmente derechos de terceros y sucesorios, el acto devendría nulo como si no tuviese objeto al causarse perjuicio a terceros por aplicación del artículo 953 del Código Civil. Tal perjuicio surge en el caso -altamente probable- de que se adquieran otros bienes con los frutos del usufructo legal, pues si se considera a éste ganancial, dichos bienes tendrían el mismo carácter al producirse una sustitución real, y ante el fallecimiento de su progenitor, el hijo nudo propietario podría resultar perjudicado en su legítima. e) En consonancia con nuestra posición sobre la lucratividad de la patria potestad y onerosidad del usufructo, la terminante disposición del art. 1267 otorga a este usufructo carácter de propio al tener causa o título de adquisición precedente a la constitución de la sociedad conyugal, aunque la percepción de los frutos lo haya sido después; esto es congruente con la disposición del art. 1270 que también otorga carácter propio a los intereses devengados antes pero percibidos después de la constitución. Ambas disposiciones tienden a preservar el patrimonio propio de cada cónyuge, sobre todo en el caso en que la propiedad de bienes se “devengue” antes del matrimonio pero se “perciba” luego del mismo. En este mismo orden de ideas, la derogación del art. 1224 por la ley N° 17.711 quitó la presunción jure et de jure de ganancialidad de los bienes muebles que los esposos llevasen al matrimonio, presunción que obviamente se hacía extensiva a los bienes percibidos durante el matrimonio pero cuya titularidad tenía causa anterior al mismo, a tenor del referido art. 1267. f) Entendemos errónea la argumentación doctrinaria que sustenta el carácter ganancial de los bienes remanentes, basada en el art. 1275, primer párrafo. La manutención del menor a cargo de la nueva sociedad conyugal conformada por uno de sus padres, no genera para ésta carga alguna, ya que sólo podrá haber bienes remanentes si existían bienes sujetos al usufructo legal, una vez cumplidas las cargas entre las que justamente está la manutención del menor. Dejamos abierta la discusión respecto del trato desigualitario que significa la aplicación literal de los términos del art. 1272, párrafo sexto, in fine: “hijos de otro matrimonio”, ya que importaría, por su carácter de 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 / 571 Page 571 954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso:954 DOCRINA Gil Lucero E. Pelosso.qxd 4/1/2005 5:43 AM Doctrina orden público y consiguiente aplicación restrictiva, una distinción que incluiría a los bienes de hijos habidos en otro matrimonio, excluyendo a los bienes de los hijos habidos en forma extramatrimonial. Finalmente dejamos la inquietud de analizar la justicia de incluir en el régimen patrimonial de la sociedad conyugal, bienes ajenos a la misma, como lo son los bienes de titularidad de los hijos. 572 / 2 0 0 6 / R E V I S T A N O T A R I A L 9 5 4 Page 572