El Túnel

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Trabajo realizado por Yamila Der, Teresita Rego, Karen Friser Frederiksen, Yamila Jasinski, Juan Vignart,
Elisa Parisotto. Y12 2002
Supervisión y edición Cecilia Bruzzoni
El Túnel
Contexto:
Autor: Ernesto Sábato, físico, pintor, narrador y ensayista.
Nacionalidad: argentino
Nacimiento 1911
Publicación : 1948
Contexto cultural
Generación de 1942 del período superrealista, impactada por la 2da guerra mundial.
Critica el sistema tecnocrático, la deshumanización y la ruptura de las viejas formas humanistas. Contra la idolatría de
la técnica: mundo tecnolátrico.
Está en contra de la sociedad competitiva y consumista
Su pensamiento es encarnado y agónico. Antirracionalista: “la razón no sirve para la existencia”.
El túnel es, en el nivel de la fábula, la historia de un crimen pasional donde Juan Pablo Castel explica cómo conoció a
María Iribarne Hunter, qué relaciones hubo exactamente entre ellos, y cómo fue haciéndose a la idea de matarla.
TEMAS E IDEAS: lectura filosófica y semiótica de ET
 Soledad
El «tunel» es un símbolo o matriz que representa la «incomunicación y la soledad»:
Era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado
del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una
escena pintada por mí, como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los
pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado.
¡ La hora del encuentro había llegado! ¿ Pero realmente los pasadizos se habían unido y nuestras
almas se habían comunicado ? ¡ Que estúpida ilusión mía había sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos
como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla como a una
figura silenciosa e intocable ... No, ni siquiera ese muro era siempre así : a veces volvía a ser de piedra negra y
entonces yo no sabía que pasaba al otro lado, que era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos
acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo transformaba y
que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia
mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, él túnel en que había transcurrido mi
infancia, mi juventud, toda mi vida.
 Incomunicación:
Imposibilidad de establecer una comunicación profunda con el otro. Al matar a María, Castel cree que es su último
fracaso, la revelación gráfica de su aislamiento, y la escritura se plantea como la única salida viable, la única
esperanza.
 El papel de la ESCRITURA en la comunicación
Una de las principales características de Sábato es la función de la escritura como proceso de catarsis. En este sentido
la escritura se convierte en una investigación en las profundidades del alma humana y en una exploración de las
fuerzas que gobiernan la existencia
El túnel se presenta como un experimento de escritura en el que un ser humano, presa de la desesperación, deposita su
"débil esperanza" en el texto. Escribir para Castel es la última posibilidad de comunicación. El origen del discurso es,
por tanto, una necesidad puramente semiótica, es impulso de comunicación. Cabe preguntarse si este intento de
entendimiento va dirigido en primer lugar al lector de "estas páginas" o si va dirigido al sujeto-escritor. Castel, como
sujeto-escritor, necesita del acto de la escritura para entenderse a sí mismo, para comprender la envergadura de su
fracaso y las consecuencias que éste tiene en su vida (análoga a la indagación de Edipo sobre su identidad). La
escritura tiene para Castel una importancia fundamental, es instrumento de la comunicación y, en última instancia, de
entendimiento y comprensión.
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La conciencia de la escritura como signo es evidente en Castel, y se demuestra por sus enunciados dirigidos al lector.
Castel está pensando en un lector activo que vaya realizando inferencias y deducciones, que vaya re-escribiendo el
texto.
Algunos meses después del asesinato de María, Castel empieza la redacción de su documento, su intento ulterior de
comunicación a través de la escritura. El documento de Castel, sometido al análisis semiótico es un discurso crítico
que pretende lograr un alto grado de objetividad científica.
La lectura en El túnel: En principio, Castel lanza su agresividad directamente a la audiencia, "de quien no me hago
muchas ilusiones," seguida de un gesto de humildad en "la esperanza de que alguna persona llegue a entenderme." En
el fondo Castel escribe sus páginas para llegar a entenderse a sí mismo, escribir y releer lo escrito, así como ser leído
por otro, es una forma de trascender ese túnel "oscuro y solitario." La violencia de Castel hacia su lector se reitera
varias veces a lo largo de la novela. Castel es un narrador dispuesto a agredir en cualquier momento a su lector, al
mismo tiempo que apela a las esferas más profundas y sensibles de su ser. Los personajes de El túnel son a su vez
lectores. La correspondencia personal entre María y Castel convierte a ambos personajes en lectores que comparten su
actividad con los lectores del libro. Los lectores de ET somos testigos del modo de leer de Castel.
 Razonamiento vs. Sentimiento
ES: La razón no sirve para la existencia. Sólo sirve para demostrar teoremas o fabricar aparatos. El alma del ser
humano en lo más profundo, no está para esas cosas.
Principio masculino: Identificado con la razón y el intelecto .
Principio Femenino: Identificado con la intuición y el sentimiento
 Rebeldía contra el mundo que venera la civilización, la ciencia y la tecnología.
 Superioridad del arte ante las máquinas, el dinero y la razón.
 La esencia del hombre está en los valores humanos, los sentimientos, el inconsciente: los aspectos
irracionales del ser humano.
 Aspecto oscuro de las emociones humanas
ES "La tarea central de la novelística de hoy es la indagación del hombre, lo que equivale a decir que es la
indagación del Mal. El hombre real existe desde la caída. No existe sin el Demonio: Dios no basta." (El escritor y sus
fantasmas) Ambivalencia de sentimientos, el amor y el odio, en el alma humana.
 Problema existencial
ET es una novela de la indagación de la problemática existencial. Existencialismo: filosofía que da énfasis a la
singularidad y aislamiento de la experiencia del individuo en un universo hostil e indiferente. Existencia humana
como inexplicable. Nihilismo. Angustia existencial.

El arte como revelación de las preocupaciones más profundas de la sociedad
 Frustación en la búsqueda de lo absoluto. Imposibilidad del amor absoluto
Lleva a Castel a la desesperación total, al "sentimiento de impotencia" y al "fracaso".ES: Cuando el protagonista mata
a su amante, realiza un último intento de apoderarse de ella, de fijarla para toda la eternidad.
Análisis del personaje Juan Pablo Castel: lectura psicopatológica de ET
"Su confesión [de Castel] interesa, no por el crimen, sino porque cada palabra es símbolo de su proceso de locura
y su locura símbolo de una metafísica desesperada,"(Anderson-Imbert)
La Neurosis:
Constante conflicto entre el deseo y su mecanismo de defensa.
o Disconformidad permanente.
o Manejo de los otros y de sí mismo.
o Inmadurez
o Anhedonía: imposibilidad de experimentar placer
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o La interrupción: impide que un proceso se desarrolle naturalmente.
o Falta de límite entre afuera y adentro
o Neurótico obsesivo: totalmente obsesionado con el objeto de su amor, María
Aislamiento
o
Sensación de incomprensión constante por parte de la sociedad
Escisión del Yo entre el amor y el odio
o
Dualidad antitética. Conversión del amor en odio en Castel: en cuanto se da cuenta de que no puede poseer
completamente a María, la odia.
La racionalización
o
La novela en sí es una racionalización de los sentimientos antitéticos que siente hacia María ya que el objetivo
de su obra es contar y explicar las razones por las cuales la mata.
La conducta psicótica
Se aleja de la realidad, tiene delirios celotípicos (los otros, Hunter)
Composición/ Estructura – Técnica narrativa
 CONFESIÓN (narrador-escritor en primera persona protagonista):
La cadena argumentativa se desarrolla en una especie de libre asociación (como metáfora del inconsciente, sus
asociaciones y el hilo del discurso no son casuales) : distintas partes de la novela revelan las rupturas del discurso
lineal (digresiones) y ramificaciones como «no sé» o «no recuerdo». Hay una ilusión de simultaneidad entre el
desarrollo de la escritura y el proceso de lectura. El discurso se presenta al lector en forma de borrador, sin haber sido
sometido a un proceso editorial, donde el narrador a menudo cambia el curso de la narración, salta de una proposición
a otra, se repite a sí mismo. NARRACIÓN SUBJETIVA.: ES: Adopté la narración en primera persona, después de
muchos ensayos, porque era la única técnica que me permitía dar la sensación de la realidad externa tal como la
vemos cotidianamente, desde un corazón y una cabeza, desde una subjetividad total. De manera que el mundo externo
apareciera al lector como al existente: como una imprecisa fantasmagoría que se escapa de entre nuestros dedos y
razonamiento.
La conciencia de Castel como sujeto-escritor va a determinar la forma de la totalidad del discurso "Podrán
preguntarme qué me mueve a escribir la historia de mi crimen (no sé si ya dije que voy a relatar mi crimen) y, sobre
todo, a buscar un editor. Conozco bastante bien el alma humana para prever que pensarán en la vanidad. Piensen lo
que quieran: me importa un bledo; hace rato que me importan un bledo la opinión y la justicia de los hombres". Pero
antes de terminar el capítulo el lector encontrará la inexactitud de esta afirmación porque tal y como dice el narrador
"...aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general, y de los lectores de estas páginas en
particular, me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme. AUNQUE SEA UNA SOLA
PERSONA"
La técnica empleada es en cierto modo la de la NOVELA POLICIAL con un «cursus narrativus» regresivo (En
la primera página se revela el desenlace y comienza la retrospección) Novela policial: enigma y suspenso. Pero en
ET lo que mantiene el suspenso no es averiguar quién es el asesino. Hay otros rasgos de la «novela policíaca»; la
aplicación sistemática del pensamiento lógico a los hechos, el valor que adquiere cada signo convertido en «pista»
y el descubrir la motivación del asesinato (móvil). Sin la presencia del sujeto-investigador no hay «novela policial»;
en ET, Castel es el investigador y también lo es el lector como último y explícito detective de los hechos y
motivaciones.
ET utiliza también el código de la «CRÓNICA POLICIAL» como modelo retórico. En ET encontramos desde el
primer párrafo la alusión al modelo retórico que rige la novela: "...supongo que el proceso está en el recuerdo de
todos...". Esto es, las noticias del crimen en los periódicos, las «crónicas policiales» que desde este momento se
establecen como el «pre-texto» (esto es, modelo discursivo sobre cuya base se escribe el texto) de la novela; noticias
que el narrador presupone el lector ha leído y recuerda: "Todos saben que maté a María Iribarne Hunter." Hacia el
final de la novela, desde su calabozo, Castel dice: "Pensé que muchos hombres y mujeres comenzarían a despertarse y
luego tomarían el desayuno y leerían el diario e irían a la oficina.." Esta cita evoca connotaciones: espíritu burgués,
sociedad ordenada, huída de sí mismo hacia el mundo, crónica policial... Ahora ese público lector, esos destinatarios
anónimos (los mismos para los cuales Castel escribe su relato) van a leer la crónica del asesinato de María Iribarne
Hunter. En ningún momento El túnel se identifica como una obra de ficción, sino por el contrario, se presenta como la
escritura de una experiencia auténtica.
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Hay más referencias en el texto a la crónica policial: "¡Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un
rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en la sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo más
vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva."
La crónica periodística responde a una fórmula: el primer párrafo estipula la presencia del hecho o incidente y los
resultados o consecuencias. Los párrafos siguientes retoman la información anterior y agregan las circunstancias del
hecho en un relato cronológico. Puede decirse que ET sigue esta estructura narrativa periodística. La función de la
«crónica policial» es la de informar acrerca de los crímenes cometidos; en ningún momento pretende explicar los
homicidios. "Cuando comencé este relato estaba firmemente decidido a no dar explicaciones de ninguna especie.
Tenía ganas de contar la historia de mi crimen, y se acabó..." Pero luego, Castel se contradice (y en esto difiere de la
crónica policial): me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme.
Tiempo
En ET hay una especial manera de alterar la secuencia narrativa. Desde el primer instante se nos da a conocer el final
de la trama, el asesinato de una mujer, y todo el relato irá desenvolviéndose – siguiendo un orden cronológico con
algunas digresiones - hacia la explicación de las razones que llevaron al protagonista a realizar ese asesinato. La
«historia interna» de ese crimen es la novela y, como para relatar esa historia, el protagonista se sumerje en su propio
«yo», el tiempo va a «subjetivarse», rompiéndose el estricto orden lógico en la presentación. “Pero de mi propio
tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a
veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo”
Desequilibrio entre la visión del lector y la visión del narrador acerca de los hechos: El sujeto-lector puede
interpretar los hechos de un modo totalmente diferente de como lo hace Castel, quien pretende regirse por la lógica y
la causalidad. En esta disparidad de los dos sistemas en juego es donde radica la fuerza que impele al lector a
reaccionar. Su “débil esperanza de que alguna persona” llegue a entenderlo se disuelve. Los lectores no entendemos
sus razones, aunque reconocemos los motivos de su angustia.
 Espacios
Espacios cerrados: Taller: lugar de encuentro y dolor, casa de María.
Espacios abiertos: Ciudad (las calles, el edificio de la Compañía T, la plaza San Martín) espacio simbólico de la
incomunicación. (Alienación del hombre contemporáneo)
Estilo




Lenguaje sustantivo: árido y desnudo
Lenguaje racional: gran cantidad de conectores lógicos para probar sus hipótesis.
Intertextualidad: las cartas (la correspondencia entre Castel y María) y el proceso de escritura y lectura,
experiencia conflictiva y problemática El epistolario crece a lo largo de la novela y se ilustra el proceso de la
escritura, dando cuenta de las correcciones ulteriores. "Releí la carta y me pareció que, con los cambios
anotados, quedaba suficientemente hiriente. La cerré, fui al Correo Central y la despaché certificada."Aquí
la escritura se muestra evidentemente como un arma, como un instrumento que puede proporcionar alegría y
sufrimiento, que puede fortalecer el amor o encarnizar el odio.
Sueños simbólicos
Recursos estilísticos que remiten a un mundo oscuro, sellado, horrible
 Adjetivación sugerente: “Olvidé mis áridos razonamientos, mis deducciones feroces...”
 Repeticiones como refuerzo de la expresión: “¿Por qué? ¿Por qué?”
 Enumeraciones: “Mi cabeza era un pandemonio: una cantidad de ideas, sentimientos de amor y odio,
preguntas, resentimientos y recuerdos se mezclaban y aparecían sucesivamente”
 Comparaciones: “ Cuando ella me vio, se detuvo como si de pronto se hubiera convertido en piedra”
 Metáforas: “Mi cabeza es un laberinto oscuro. A veces hay como relámpagos que iluminan algunos
corredores”
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
Imágenes visuales: “Su rostro era hermoso pero tenía algo de duro. El pelo era largo y castaño.
Físicamente no aparentaba mucho más de 26 años, pero existía en ella algo que sugería edad, algo
típico en una persona que ha vivido mucho.”
Recursos que remiten al diálogo con el lector, proceso semiótico de escritura y lectura
 Preguntas retóricas que acentúan el tono conversacional: “¿A qué diablos explicar la razón de que no
fuera a salones de pinturas?”

Alusión a los lectores: “Estoy seguro de que muchos de los que ahora están leyendo estas páginas se
pronunciarán por esta última hipótesis y juzgarán que sólo un hombre como yo puede elegir alguna de
las otras”
Bibliografía consultada
 LA NACION LINE | 27.06.01 | Ernesto Sabato, los noventa años de un humanista
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Nicasio Urbina Código narrativo en El túnel de Sábato: Implicaciones semióticas.
http://www.tulane.edu/~urbina/NicasioHome.CritArt.ESesET.html
Nicasio Urbina La escritura en la obra de Ernesto Sábato: Autorreferencialidad y metaficción. "La escritura
en Ernesto Sábato: Autorreferencialidad y metaficción".Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 18.35
(1er. semestre 1992) 135-145
Nicasio Urbina La significación del género: Estudio semiótico de los ensayos y las novelas de Ernesto
Sabato. A consultar en: WWW: http://www.tulane.edu/~urbina/NicasioHome.Lsdg1.html Miami: Ediciones
Universal, 1992. 198 pp
Cambiaso, Olivia Análisis psicoanalítico del personaje Juan Pablo Castel en El Túnel de Ernesto Sábato
Dianoia 2002
REPORTAJE A ERNESTO SABATO Del Semanario "Brecha" (1996) - 6 de septiembre de 1996 María
Esther Gilio. A consultar en WWW: http://www.eltunel.com.ar/textos%5Csabato03.htm
Rodríguez, Guillermo. Ernesto Sábato. Aspectos de su vida y su pensamiento.
Apéndice Bibliográfico: fragmentos
LA ESTRUCTURA Y LA PROBLEMATICA EXISTENCIAL DE EL TUNEL DE ERNESTO SABATO
por Marcelo Coddou en Revista ATENEA Revista trimestral de Ciencias, Letras y Artes . U de
Concepción. Chile Año XLIII Tomo CLXII Nº 412 abril junio de 1966.
La visión del mundo -subjetivo y objetivo- ofrecida por Sábato es, evidentemente, su propia visión que, como
quedará demostrado, corresponde a la de un existencialista
El novelista Sábato cede la palabra al protagonista Juan Pablo Castel, quien nos narra sucesos importantes de
su existir a modo de una extensa introspección recordatoria.
Consultado Sábato sobre la elección de este `punto de vista´ confesó haber llegado a él después de una serie
de intentos fallidos, hasta que tuve la sensación (...) de que el proceso delirante que llevaría al crimen tendría más
eficacia si estaba descrito por el propio protagonista, haciendo sufrir al lector un poco sus propias ansiedades y dudas,
arrastrándolo finalmente con la `lógica de su propio delirio hasta el asesinato de la mujer.
Muy clara está la motivación del empleo de ese punto de vista: nace del deseo del autor de dar una mayor
"eficacia" a su narración. Que el mundo externo -objetos y otros seres- al ser contemplado desde el protagonista se
haga, como la mente de éste, ambiguo, impreciso. Si la pretensión del autor era penetrar hasta el reducto último de su
personaje, ahondando en la condición humana, desentrañando sus limitaciones y sus absurdos; si ha querido mostrar
los angustiosos anhelos de comunicación de los existentes que viven en un básico estado de solipsismo (Forma radical
de subjetivismo según la cual solo existe o solo puede ser conocido el propio yo)., nos explicamos que coloque a sus
lectores en un yo que refiere su existencia y que desciende hacia sí mismo; la presentación del hombre, de la intimidad
última del hombre, sólo es factible cuando nos adentramos en él.
Partiendo desde el punto de vista de un "narrador-protagonista", la novela alcanza una `estructura personal y,
por ello, se narran preferentemente los hechos del puro acontecer interior, los hechos de conciencia, descritos así
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con una morosidad que produce el ensanchamiento temporal. El autor selecciona sus preferencias y hace, muy al
pasar y sólo con un sentido funcional, consideraciones ambientales, para abandonarse a una reiterada presentación de
las instancias significativas de la intimidad de la conciencia del protagonista cuyos sucesos internos y desgarrados
expone.
Repitámoslo: el mundo expuesto en la novela que nos ocupa tiene como soporte el existir personal de un
hombre que se vuelve reflexivamente sobre sí mismo. Los motivos que constituyen y configuran la perspectiva
personal de su existencia son las modificaciones del temple de ánimo, los elementos hostiles de la realidad vital, las
apetencias metafísicas y las frustraciones; básicamente, el anhelo de comunicación, el ansia por superar su esencial
soledad.
Tiempo:
En El Túnel hay una especial manera de alterar la secuencia narrativa. Desde el primer instante se nos da a
conocer el final de la trama, el asesinato de una mujer, y todo el relato irá desenvolviéndose hacia la explicación de las
razones que llevaron al protagonista a realizar ese asesinato. La `historia interna de ese crimen es la novela y, como
para relatar esa historia el protagonista se sumerge en su propio "yo", el tiempo va a `subjetivarse, rompiendo el
estricto orden lógico de la presentación.
Al sumergirse en el yo, el escritor debe abandonar el tiempo cosmológico, el de los relojes y almanaques,
pues el yo no está en el espacio sino que se despliega en el tiempo anímico que corre por sus venas y que no se mide
en horas ni minutos sino en esperas angustiosas, en lapsos de felicidad, de dolor, de éxtasis (...)
Juan Pablo Castel cuando decide el último encuentro con María y la espera, reflexiona:
No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a
nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o derrumbe de un amor, a la espera de una muerte.
A ese tiempo opone otro, el subjetivo:
Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río
oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo (p. 151).
Al final del capítulo III se nos ha indicado que la muchacha con la cual el protagonista ha creído encontrarse
identificado (3) desaparece "perdida entre los millones de habitantes anónimos de Buenos Aires". El protagonista dice
que en los meses siguientes sólo pensó en ella y en volverla a encontrar. Al comienzo del capítulo IV anota: "una
tarde, por fin, la vi en la calle". Ante esto podríamos esperar que nos refiriese cómo fue ese encuentro, pero lo que
hace es totalmente diverso: ocupará largas páginas en contarnos lo que en su interioridad había sucedido en ese tiempo
en que no la vio. Esto es, interrumpe el relato -que reanudará sólo en el capítulo siguiente, ocho páginas más adelantellevado por la necesidad de referirnos algo para él mucho más importante y que es lo que ha acontecido en su interior
durante los meses que dejó de verla. La secuencia narrativa no es continua porque lo exige así la `estructura personal
de la novela. Importando lo relativo al personaje, a ello dedica con morosidad un largo tratamiento, produciéndose así
un ensanche temporal en los hechos del puro acontecer subjetivo. Para el narrador era esencial mostrarnos en qué
estado se debatía su protagonista cuando angustiadamente esperaba el reencuentro con la mujer que le posibilitaría el
logro de la comunicación y por ello quiebra la secuencia cronológica y utiliza el `racconto.
Acciones breves pero intensas; acción interior preferida a la exterior. La morosidad que destacamos como
presente en pasajes significativos y la velocidad en lo que es accesorio con respecto a la finalidad última, determina la
mayor intensidad lograda en la novela. Se cumple así en El Túnel con lo señalado por Ortega en sus Ideas sobre la
novela:
Es un error creer que ésta (i. e. la `intensidad) se obtiene contando muchos sucesos. Todo lo contrario: pocos
y sumamente detallados, es decir, realizados. Como en tantas otras cosas, rige aquí también el `non multa,
sed multum´. La densidad se obtiene, no por yuxtaposición de aventura a aventura, sino por dilatación de
cada una mediante prolija presencia de sus menudos componentes.
Y eso es lo que hace Sábato: detenerse en los instantes para él fundamentales, y reiterarlos intensificando;
avanza, por el contrario, con rapidez en lo secundario al propósito central.
En la `anticipación del desenlace de la novela vemos un medio empleado por el autor para tener plena certeza
de que nosotros como lectores veremos recompensada nuestra plena adhesión a los personajes y acontecimientos.
Desde el primer instante somos llamados los lectores a adentrarnos en la psiquis del protagonista y del deutoagonista,
se nos exige compenetrarnos con la motivación de sus respectivos comportamientos y que ahondemos en el sistema de
relaciones habido entre ellos
El Túnel: una novela existencial.
El Túnel es la novela de la soledad del hombre actual, expresada en la imposibilidad de comunicación y en la
vaciedad del amor.
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Creemos, con el Profesor Borello, que el `motivo central o dominante en El Túnel es la soledad e
incomunicabilidad básica del hombre, elementos centrales de la cosmovisión de Sábato plasmada literalmente en la
novela.
Motivación evidentemente existencialista, de raíz sartreana, es la que encontramos en el comportamiento de
Juan Pablo Castel, protagonista -y narrador- de la obra. Su afán de dominio y posesión absoluta del ser amado y la
destrucción por muerte de ésta, sólo se explica desde esa perspectiva.
Sabido es que el tema de `el otro” es una de las conquistas básicas de la filosofía existencial que lo hizo
centro de sus preocupaciones. El existencialismo atendió con profundidad a la naturaleza de las relaciones que unen
una existencia con otra; vio el impacto que provoca en uno el contacto con el otro cuando este contacto es solamente
de contenidos exteriores y no de las esencias de los seres que se relacionan. El existencialismo llega a concluir que
entre los existentes hay abismos de soledad e incomprensión.
Sartre ha sido quien ha llevado a cabo un análisis más detenido de la mala fortuna de la comunicación y su
pensamiento pareciera ser el que respalda como idea la imagen que Sábato ha creado en El Túnel. Según Sartre, el
esencial estado de solipsismo sólo puede evitarse en la existencia humana gracias al logro de una relación de ser a ser,
de sujeto a sujeto. Y esto es justamente lo que intentará el personaje de la obra que ocupa nuestra atención: Juan Pablo
Castel -un cabal `existente según tendremos ocasión de comprobarlo- pretende lograr salir de su soledad básica
entrando en contacto con María, un ser tan existente como él. Su ansia de ser entendido es absoluta, hay en él un afán
imperioso de obtener una real comunicación.
El motivo que lleva a Juan Pablo Castel a escribir su historia es "la débil esperanza de que alguna persona
llegue a entenderme. AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA". Grito angustiado que revela en el protagonista ese
afán de comunicación a que aludíamos, su anhelo de ser comprendido, anhelo que persiste en él, aun después de dar
muerta a aquella con quien estuvo más cerca de "comunicarse": conserva una esperanza, aunque sea débil.
Primer paso de las relaciones: lo que en ella le atrae es la posibilidad de encontrar lo que siempre ha
anhelado, alguien que lo `entienda, alguien con quien llegar a la completa "comunicación". Por eso, después que la
muchacha desaparece, Castel queda vacilando "entre un miedo invencible y un angustioso deseo de llamarla" (p. 17).
El miedo nace del hecho de que la mujer se le presenta como la única escapatoria posible a su soledad vital.
En efecto, dada la posibilidad de salida del estado de solipsismo por el camino de la comunicación establecida
entre sujeto y sujeto, está el peligro que uno avasalle al otro transformándolo en "objeto".
Mi corazón latía con violencia y sentí que se me abría una oscura pero vasta y poderosa
perspectiva: intuí que una gran fuerza, hasta ese momento dormida, se desencadenaría en mí (p. 41).
Ve a la mujer como una perspectiva, poderosa y vasta, de realización: sólo ella le brinda la posibilidad de dar
salida a la enorme fuerza que latía en él. Más aún: notando que el reencuentro es imprescindible, se dice varias veces
en voz alta: "eso es necesario, eso es necesario".
Lo que él anda buscando ansiosa, desesperadamente: la persona que adopte ante la existencia una postura
análoga a la suya, lo cual le significará seguridad ante el caos, posible entendimiento y superación de la soledad
básica. Deseando ese encuentro absoluto, todo lo que venga a postergarlo o a impedirlo definitivamente provoca en él
estados de desesperación; y todo detalle que en cierta forma le indicara su entrega lo llena de felicidad. Así, por
ejemplo, la primera carta que recibe de ella, está firmada simplemente "María", por lo que Juan Pablo piensa:
"esa simplicidad me daba una vaga idea de pertenencia, una vaga idea de que la muchacha estaba
ya en mi vida y de que, en cierto modo, me pertenecía" (p 62).
"pertenencia". Este afán de posesión lo conduce a someter a María a enormes y complicados interrogatorios,
pensando en hipotéticos engaños: le pregunta sobre sus silencios, sus miradas, sus palabras perdidas, sus viajes, sus
antiguos amores, etc.
Èl deseaba la salvación definitiva, posible sólo en la comunicación total. De allí ese deseo suyo creciente de
"posesión exclusiva"
Según Sartre:
... El otro-objeto no es suficiente para despertar el amor; el amor sólo puede nacer del deseo del otro-sujeto
(María en la novela). Es preciso, (para obtener el triunfo) que la libertad del otro no sólo sea encontrada, sino que se
convierte en mi cautiva (...). Yo deseo, en efecto, que el otro venga a quedar englutido en mi libertad y que lo haga
libremente, puesto que quiero poseerle como libertad. Yo le pido, pues, ser objeto queriéndole a la vez sujeto. Además,
para aprehenderlo como sujeto es preciso que yo sea objeto como él e incluso objeto fascinador. Pero
instantáneamente yo (sujeto) dejo de aprehenderla como proyectaba. La rabia de esta impotencia puede llevarme a
tratarme furiosamente como objeto, como un niño que se da manotazos o como el hombre que se injuria y se hunde en
el fracaso; tal es la significación del masoquismo (9).
Su intento frustrado de posesión absoluta de María (el otro-objeto que tiene también carácter de `sujeto´ en la
terminología existencialista), lo lleva a la desesperación total, al "sentimiento de impotencia" y al "fracaso".
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Vista la imposibilidad de comunicación anímica, viene el intento de comunión de los cuerpos. ¿Qué entiende
Juan Pablo Castel por "verdadero amor"? Él mismo no lo sabe explicar:
¿Qué quería decir? ¿Un amor que incluyera la posesión física? Jamás me preocupó excesivamente.
Quizá lo buscaba en mi desesperación por comunicarme más firmemente con María (p. 77)
La unión física como probable medio de encuentro de dos personas que intentan comunicarse. Esta es la
concepción de Sartre:para el filósofo francés, una vez producida la frustración de aprehender la libertad esencial del
otro "como tal libertad", nace el deseo de adherirla a su propia corporeidad y así atraparla
Pero esa tentativa también conduce al fracaso: sólo se posee unos despojos y no al otro. "En su florescencia,
la carne del otro me patentiza al otro como inaccesible". Esto es justamente lo que acontece a Castel con respecto a
María:
Si antes ha podido alcanzar la unión, ha sido sólo brevemente:
... Sé que, de pronto, mirando un parque en la tarde o la salida de un carguero de nombre remoto,
lográbamos algunos momentos de comunión (p. 78).
..... Pero esas sensaciones se acompañaban de melancolía, pues ella está seguramente cansada por
la esencial incomunicabilidad de esas fugaces bellezas (p. 78).
Insiste reiteradamente en la fugacidad de esos instantes de comunión; Castel desespera "por consolidar esa
fusión" y la fuerza a la unión corporal. Pero sólo lográbamos confirmar la imposibilidad de prolongarla o
consolidarla mediante un acto material (p. 78).
Sartre se niega a concebir el ser-para-el otro de otra forma que no sea la usurpación, el apoderamiento del
bien y el avasallamiento de la persona. El mal que impide la comunicación de los existentes estará suscitando desde el
propio "yo" que se encuentra ocupado consigo mismo, pues la angustia de ver sus haberes abandonados al tiempo, lo
repliega celosamente sobre ellos; el que éstos puedan ser dilapidados o agotados al yo lo torna avaro de sí mismo; y es
allí donde surgirá una cosmovisión acaparadora, "avarienta".
El existente encuentra plenitud solamente cuando logra la comunicación con otro existente; el lazo
establecido con objetividad, en un plano de relaciones meramente que constituyen un paso hacia el encuentro de
formas más elevadas. Asegurada la existencia personal y sabida la existencia del otro, nace el posible diálogo pleno y
auténtico. Heidegger es de los existencialistas quien con más claridad afirma la comunión: según él, el ser humano es
un `Mitsein´, un `ser-con´ y no solamente un `ser-para´ como los objetos
María y Juan Pablo intentan alcanzar esa comunión, pero parten, necesariamente, de su solipsismo. Castel,
después de las rupturas, queda con la sensación de soledad absoluta y en torno a ella hace una serie de
consideraciones:
Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada a un orgulloso
sentimiento de superioridad: desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros,
mezquinos; mi soledad no me asusta, es casi olímpica (p. 94).
Párrafo muy significativo, pues indica cómo en ese estado se considera más auténtico y valioso.
María también se afirma en su básica soledad.
Sentí que eras como yo y que también buscabas ciegamente a alguien, una especie de interlocutor mudo.
Ambos seres viven en un desamparo total. Pues bien, en la soledad ontológica, la comunicación directa
anhelada es decididamente imposible; un real encuentro, un efectivo intercambio traerían como consecuencia el cese
de la soledad fundamental. Eso es lo que sucede entre ambos personaje de la novela.
En El Ser y la Nada, Sartre sostiene "las subjetividades están fuera del alcance y radicalmente separadas" y
más adelante, "la esencia de las relaciones entre conciencias no es el Mitsein, es el conflicto". Con ello afirma una
básica "extrañeza" entre los hombres: la solidaridad es de condenados, donde cada uno es extraño a cada uno de los
demás como a sí mismo.
Es entonces, por razones metafísicas, que el encuentro absoluto entre los personajes de El Túnel se
imposibilita; no basta aquí la explicación psicológica; no se trata que entre ambos haya una esencial diversidad. Por el
contrario, la analogía es tan profunda que llega a la identidad, de la cual Juan Pablo Castel tiene plena conciencia, pues
afirma: "sentí lo que muchas veces había sentido desde aquel momento del salón: que era un ser semejante a mí" (p.
65). Si no pueden llegar a la comunión es porque "las subjetividades (...) están radicalmente separadas", como dice
Sartre. Allí está entonces la explicación de lo que va sucediendo en el desarrollo de las relaciones entre Castel y María
Iribarne. De la segunda vez que se encuentran, cuando analizan la escena del cuadro y concluyen que es un mensaje de
desesperanza y de la conversación brota la posibilidad de entendimiento, Juan Pablo recuerda:
quizá sintió mi ansiedad, mi necesidad de comunicación, porque en un instante su mirada se ablandó y
pareció ofrecerme un puente, pero sentí que era un puente transitorio y frágil colgado sobre un abism..
Juan Pablo comienza, desde el primer momento en que está estableciéndose el anhelado contacto, a dudar de
su perdurabilidad. Pocos días después de iniciadas las relaciones, ella sale de la ciudad sin avisarle, no acudiendo por
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ende a la cita de la cual Juan Pablo mucho esperaba. Entonces comienza a germinar y manifestarse las dudas que le
acuciarán durante todas sus relaciones con la muchacha, las que aumentan cuando llega a darse cuenta de que ella es
casada. A él le desesperan los silencios de María y sus actos sin explicación lógica posible, sus contradicciones..Los
encuentros del primer mes le aparecerán a Juan Pablo "maravillosos y horribles". Pronto escasearán los momentos de
ternura:
mis dudas y mis interrogatorios -confiesa Castel- fueron envolviéndolo todo, como una liana que fue
enredando y ahogando los árboles de un parque en una monstruosa trama (p. 80).
Estos crueles interrogatorios llegarán a su extremo cuando al preguntarle sobre sus relaciones con su marido
ciego, Pablo le dice -"vulgar y torpemente" según reconocerá-:
¡Engañando a un ciego...! (p. 91).
María ante ello levanta "el puente levadizo que a veces tendía entre nuestras almas "y pasa a ser" la mirada
dura de unos ojos impenetrables" (p. 92), cosa que acontece con frecuencia ante el comportamiento de Castel. Vanas
serán las humillaciones de éste y sus angustiosos llamados: "Algo se había roto entre nosotros", concluye Juan Pablo
(p. 93). Ante esa ruptura él vuelve a casa "con la sensación de una absoluta soledad" (p. 94): no pudo establecerse,
pues, el contacto definitivo, la comunicación anhelada. De poco servirá que, ante los ruegos de él, vuelvan a unirse,
pues los encuentros serán siempre de duración extremadamente limitada. Y Juan Pablo lo sabe. A veces con claridad
absoluta. En cierta ocasión recuerda que ella le había dicho que no tenían derecho a pensar en ellos solos, y que la
felicidad está rodeada de dolor:
en aquel instante -recuerda Castel- más que nunca sentí que jamás llegaría a unirme con ella en
forma total y que debía resignarme a frágiles momentos de comunión tan melancólicamente inasibles como
el recuerdo de ciertos sueños, o como la felicidad de algunos pasajes musicales (p. 116).
Cuando crea estar seguro que ella es amante de Hunter, la asesinará, alegando como razón: "Tengo que
matarte, María. Me has dejado solo".
Hemos ido viendo los diversos momentos de las relaciones entre Juan Pablo y María, notando cómo la
incomunicabilidad básica de ambos seres no pudo ser superada sino por fugaces instantes, de modo que el desamparo
preside sus vidas. Y hemos encontrado que la explicación es la proporcionada por la concepción existencialista que
tiene el autor de El Túnel.
El rechazo que el protagonista hace de las formas superficiales del vivir es una actitud ética propiamente
existencialista. Anhelando modos auténticos de existencia, se considera que el hombre debe huir de todo refugio que
pueda servir para cobijarse de los problemas que le ahogan: el sistema, los usos, y costumbres cotidianas, lo que
Kierkegaard llama el universo de "lo inmediato", ya que todo esto sirve para vivir tranquilos, para eliminar la angustia
que emana de manera inexorable de las profundidades inquietas del ser.
Insistentemente el pintor se referirá a su modo de concebir esos grupos: "siempre he mirado con antipatía y
hasta con asco a la gente, sobre todo a la gente amontonada" (p. 53).
.Junto al peligro de la entrega a ese mundo objeto sistemáticamente organizado y al que por el hecho de
pertenecer el hombre arriesga su existencia auténtica, está el posible abandono a la cotidianeidad pequeña burguesa en
la que el hombre se instala confiadamente, entre objetos tranquilizadores que le ocultan su esencial desamparo. Los
existencialistas se preocupan básicamente por evitar el olvido de la muerte y de todas las situaciones angustiosas, las
situaciones-límites
Heidegger, por ejemplo dice que el existente está siempre en la posibilidad de optar entre dos modos de vida:
la auténtica y la inauténtica, que es cotidianeidad que acapara. El hombre de existencia inauténtica vive en el mundo
`impersonal´: culto de la medianía, de la moda, de la irresponsabilidad. De ello logra quietud espiritual. Es un
enajenarse en las cosas exteriores. Ahora, hay posibilidad de pasar a la existencia auténtica, y para ello es necesario
que el existente se recupere y se arranque de la disposición impersonal. Se vive entonces en ese estado de `tensión del
que habla Jaspers. El protagonista de El Túnel vive tensamente. En muchas ocasiones ahoga la angustia provocada por
su estado de total desamparo en los aspectos bajos de la existencia y acude al alcohol y las prostitutas, como en esos
días que precedieron a la muerte de María (véase pp. 127-128). Pero la lucha, el combate es constante. Juan Pablo sabe
que en el mundo hay dos modos posibles de existencia. Sabe que el mundo está separado en dos partes muy diversas,
una de las cuales pertenece a los que viven en una anchura sin límites y otra en la que viven los hombres como en
túneles. Los segundos son los auténticos existents. ese túnel en el cual siempre ha vivido es el de su insalvable soledad.
Frente a los que viven en el ancho mundo, y que llevan "una vida normal, agitada (...), curiosa y absurda en que hay
bailes y fiestas y alegría y frivolidad" (id), está él como existente auténtico, replegado sobre sí, angustiado por las
paredes que lo limitan
Por ello la concepción de la existencia humana que tiene Juan Pablo Castel es dramática. Su posición es la de
un existencialista ateo, ya que ve brutal absurdidad. El hombre es un hecho desnudo, ciego. Está ahí, sin razón alguna.
Es como si lo hubiesen arrojado por nada.
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..... El cuadro "Maternidad" y la escena de la ventana, tiene que ver con la Humanidad en general:
Es un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de
dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros
están naciendo para volver a empezar la comedia inútil (p. 48).
De este mundo inútil y sin sentido y despreciable, Castel sabe que forma parte y cuando en ocasiones toma
conciencia plena de ello, lo invade "una furia de aniquilación" y se deja "acariciar por la idea del suicidio, se
emborracha y busca a las prostitutas" (p. 94): las falsas salidas a la angustia provocada por la situación-límite de la
soledad
Frecuentemente Castel medita sobre la posibilidad del suicidio; la muerte como liberación de la pesadilla que
es el vivir; la muerte como una especie de despertar. Pero, ¿despertar a qué?
... Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio.
A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el
dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad (p. 95).
Pero si no llega al suicidio, realiza en él una verdadera "castración": a eso equivale el asesinato que comete el
pintor, como ha observado agudamente la ensayista Iris J. Ludmer.. La de Castel es una filosofía del hombre herido,
desesperado. Las oposiciones, presiden la vida espiritual del existente y por ello en él domina la angustia, que para
Heidegger es el signo que indica la autenticidad; brota cuando percibimos nuestro desamparo de ser -en el- mundo y
nuestra marcha inexorable hacia la muerte: cuando creemos que somos "seres -para- la muerte" (Heidegger). La
existencia tiene una soledad original, congénita. La angustia puede nacer no sólo ante la situación-límite de la muerte;
más aún, el sufrimiento principal del existente es la incapacidad de la existencia para comunicarse.
Estas consideraciones de la filosofía existencialista son las que aparecen plasmadas literariamente en novelas
que asumen así un carácter de verdaderos "esquemas existenciales", que ayudan a la comprensión de las reales
situaciones humanas
LAGOS C, Jorge L. El "continuum" en El Túnel de Ernesto Sábato. .
Estud. filol.. [online]. sep. 2004, no.39 [citado 13 Octubre 2006], p.167-178.
Disponible en la World Wide Web:
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071La experiencia del "continuum" consiste en salirse de nuestra dis-continuidad, anhelar la continuidad de
nuestro ser, de prolongarnos más allá de él y fundirnos en el otro
In extrema res comienza el relato autobiográfico del narrador-protagonista de la novela de Sábato. Desde el
comienzo de la historia sabemos por el mismo Juan Pablo- que él dio muerte a su amante. Las razones que lo
condujeron a tal determinación no están, sin embargo, del todo claras. La lógica elemental operante en la conciencia
del homicida es la siguiente: si María, mujer casada con Allende, fue capaz de engañar a su marido con él, por qué no
podría engañarlo a él mismo con su primo Hunter, a cargo ahora de la estancia, lugar donde fue cometido el crimen. El
engaño propiamente tal no se evidencia en el plano narrado porque todo el mundo representado de la novela lo
conocemos por boca y ojos del narrador-protagonista, es decir, del actor principal de los hechos y de la muerte de
María; y éste sólo deduce mediante una fina lógica.
La crítica ha señalado (Petersen 1972) que el protagonista es edípico, por lo tanto, la motivación principal del
homicidio no obedece a simples celos por parte de Juan Pablo, sino a la identificación proyectiva de la madre de éste
en María. En consecuencia, el homicidio es cometido con el propósito de cortar el cordón umbilical y "deshacerse" así,
simbólicamente, de su "madre". Fred Petersen examina la mayor parte de los indicios encontrados en la novela para
demostrar la condición edípica prolongada, por tanto, psicótica de J. Pablo. Desde el nombre de María, que evoca la
madre universal, hasta el artefacto un cuchillo con que J. Pablo da muerte a María: símbolo fálico con el que penetra el
pecho y el vientre de su simbólica madre: su amante.
Otra interpretación, resultado de la aplicación de un código filosófico, ha sido situada en el ámbito de la
filosofía existencial, fundamentalmente con Sartre y Camus, quienes influyen considerablemente en el pensamiento de
Sábato. En este contexto, el protagonista, consciente o no de su sentimiento de soledad (ontológica), cree haber
encontrado el "otro" ser "sí mismo" y "para sí" ansiado con el cual comunicarse íntimamente, sin embargo, de pronto
cae en la cuenta que él y María son como dos túneles paralelos existenciales con esporádicas ventanitas de haces
comunicantes. El intento de fusión de estos amantes, y sobre todo para Castel, llega hasta los límites humanos con el
riesgo de perder, metafísicamente, la soledad ontológica inherente e insoslayable del género humano (v. Sartre 1966 y
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Kaufmann 1978), por tanto, "debe eliminar" a la única persona con la cual tuvo la posibilidad de lograr la más íntima
comunicación (¿absoluta?) para no perder dicha condición.
El protagonista es un hombre solo, y es justamente esta soledad la fuente de la misteriosa atracción que María
ejerce en él. Para Marìa, la escena de la ventanita es como un mensaje de "esperanza desesperanzada"; para él, como
dijimos, la "absoluta soledad". Surge aquí la manifestación del "anhelo de otredad", de sentirse uno solo con el otro,
dos almas gemelas en el abismo de soledad humano
Ahora bien, en El túnel, el acercamiento desde J. Pablo hacia María está dado por semejanza y compensación:
1) por semejanza, en cuanto aquél considera que ésta es su "alma gemela", y, 2) compensación, por ser ella supletoria
de su soledad.
Para J. Pablo, María es un enigma por descifrar.
Lejos de tranquilizarme, el amor físico me perturbó más, trajo nuevas y torturantes dudas, dolorosas
escenas de incomprensión, crueles experimentos con María. /.../. Otros días, en cambio, mi reacción era
positiva y brutal: me echaba sobre ella, le agarraba los brazos como con tenazas, se los retorcía y le clavaba la
mirada en sus ojos, tratando de forzarle garantías de amor, de verdadero amor (66-67; el destacado es mío).
Se advierte en todo el texto, además de esta cita, cierta carga valórica negativa hacia lo corporal y positiva
hacia lo espiritual. Incluso el protagonista hace la relación sexo-prostitución. Saca a una prostituta a patadas de su
taller (de pintura) porque realiza un gesto similar a María, por tanto, deduce después, María es prostituta
Debo confesar que yo mismo no sé lo que quiero decir con eso del "amor verdadero", /.../. Yo tenía
la certeza de que, en ciertas ocasiones, lográbamos comunicarnos, pero en forma tan sutil, tan pasajera, tan
tenue, que luego quedaba más desesperadamente solo que antes, con esa imprecisa insatisfacción que
experimentamos al querer reconstruir ciertos amores de un sueño. /.../ Y, lo que era mucho peor, causaban
nuevos distanciamientos porque yo la forzaba, en la desesperación de consolidar de algún modo esa fusión, a
unirnos corporalmente; sólo lográbamos confirmar la imposibilidad de prolongarla o consolidarla mediante
un acto material (67).
Es claro en Juan Pablo este anhelo de continuidad, de querer salirse de su discontinuidad habitual
amenazando no tan sólo su propia individualidad, sino también la "del otro", la individualidad de María.
J. Pablo está-en-camino a ese "continuum", con ansias de realizar la experiencia humana más radical: hacerse
uno con María, fusionarse. Pero, insertarse en ese "continuum", y la inserción total en ese "continuum", es la muerte.
Sin embargo, la muerte en El túnel no ocurre en la persona de J. Pablo, sino en María, "su otredad", como manera de
regresar al "interdicto" transgredido.
En el marco contextual de significación fijado para la novela, el homicidio cometido por el pintor en la
persona de María Iribarne es congruente con la interpretación dada en nuestro enfoque, pues el ansia de comunicación
absoluta y de amor absoluto: su inserción en el "continuum" por parte del artista pone en peligro su individualidad, de
aquí su animadversión hacia quien pudo constituir el único "objeto" de escape de sí mismo.
La añoranza de retorno al interdicto transgredido lo observamos casi al final de la novela después del
homicidio y de haberse entregado a la policía:
A través de la ventanita de mi calabozo vi cómo nacía un nuevo día, con un cielo ya sin nubes. Pensé
que muchos hombres y mujeres comenzarían a despertarse y luego tomarían el desayuno y leerían el diario e
irían a la oficina, o darían de comer a los chicos o al gato, o comentarían el film de la noche anterior (135).
Hay, como observamos, un deseo de normalidad, "interdicto", de "in-dividualidad", sin embargo, la
"focalización" y la propensión al "continuum" permanecen. Expresa finalmente el protagonista desde una sala de
hospital:
Sentí que una caverna negra se iba agrandando dentro de mi cuerpo. /.../. Sólo existió un ser que
entendía mi pintura. Mientras tanto, estos cuadros deben de confirmarlos cada vez más en su estúpido punto
de vista. Y los muros de este infierno serán, así, cada día más herméticos (137).
El tipo de amor evidenciado entre Juan Pablo y María se enmarca preferentemente en el eros griego. El eros
griego se funda en el mito en el que Eros (término cercano a lo que hoy entendemos por amor) es un semidiós que
posee un lado inmortal procedente del padre el dios Poros y de un lado mortal, su madre Penía, una mujer pobre.
Esta procedencia permite visualizar, por una parte, que en el amor se manifiesta el anhelo de procrear en la
belleza, como asimismo la ilusión de la eternidad, del absoluto y, por otra, y al mismo tiempo, en lo concreto, al
doloroso sometimiento de la caducidad de las cosas. En consecuencia, se vive el amor con un ansia de inmortalidad y
se vive con dolor la caducidad de ese amor.
La enfatización del componente espiritual permite vivir el amor de una manera cada vez más idealizada,
idealización que puede explicarse sobre una base freudiana con Kristeva en el sentido de que a cada yo le corresponde
un yo ideal que se proyecta en el otro (ella o él), lo cual tiene que ver así como en el mito griego con una cuestión más
bien de índole narcisista.
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En el contexto existencial de la novela, la conservación del estado de solipsismo del protagonista (su
"autenticidad") lo conduce al homicidio de María, constituyéndose así el desencuentro total con el "continuum", aun
cuando siempre y constantemente le pareció al protagonista que la vida de ambos era como dos túneles paralelos con
esporádicas ventanitas de haces comunicantes: encuentros versátiles con la plenitud, sensaciones de encuentro con "el
otro sí mismo", con el absoluto; sin embargo, la racionalidad esencialmente discontinua no permite del todo insertarse
de verdad en las expresiones radicales del "continuum", como el tiempo, la vida, la historia, la música, el arte, el amor.
El final de una relación, por su parte, culmina en una situación de agonía, en un duelo amoroso que corona el
término de la entrega a un otro en el que ya habíamos descargado cierto peso existencial. Juan Pablo expresa:
...salíamos a caminar por la Plaza Francia como dos adolescentes enamorados.
Pero esos momentos de ternura se fueron haciendo más raros y cortos, como inestables momentos de
sol en un cielo cada vez más tempestuoso y sombrío. Mis dudas y mis interrogatorios su racionalidad
diríamos nosotros fueron envolviéndolo todo, como una liana que fuera enredando y ahogando los árboles de
un parque en una monstruosa trama (69);
hasta volver a los "interdictos", a la "normalidad" de lo cotidiano luego de una experiencia de una metafísica
del amor y del existir: del fundamento.
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