EN I.A CAUSA SEGUIDA PCk fA MUEf'.TE BOGOT.t. t.\iPREl\'l'A Dl~ NlCOLAB ooMEZ. 18rJ6. 4LEGA'fO DEL }tISCAL El deplorable acontecimiento que a la nlÍtad ~l día 15 del pasado octubre, tuvo lugar en una de las·calles mas públicas (le esta ciudarl, entre los Señores Juan B. Silva i Ricardo Vanegas, i cuya historia. rcyela el proceso que se ha leido. ha merecido mui bien llamar la atencion pÚb\ica; ya por la naturaleza i gravedad del suceso: ya por las circunstancias que le acompañaron: ya por la calidad de las personas eutre quienes se verificó; i ya, en fin, por los antecedentes, o causas, a que se atribuye su perpcttacion. A primera vista, ese hecho se presenta como una eScena horrible de sangre, como un ado de crueldad brutal, como un esceso de fcro("idad inaudita; mas lueg'o que la razon entra en el ecsÚmcn i estimacian de los varios hechos que preccJicroll i acompañaron al suceso, toda desfavorable imprcsion pierde de su cncrjía, i la verdad surje cnt()nce~, como el resultado de un problema mora \ . En el plan de espo:-iciol1 C:;cal que: me propongo presentaros, no es mi intento, sinembargo, justificar el atentado de que trata el proceso, por la sola circunstancia de que dicho atentado huhiese sido COllsec:ucncia del uith1je hecho a la moral. en b persona de una casta i honrada hija de familia; pues que sancionar scmejante principio, seria establecer desde luego un b.irhal'o i funestísimo precedente en una sociedad culta: seria despojar a esa misma socied:d del poder lejítimo que el derecho univcrsal le reeOI)¡)ce para castigar al delincuente: seria el mayor atentado contra la majestad de las leves; seria, en fin, dar un golpe de muerte a la moral misma. Un críme;l, ScñorcsJurm1os, janwspodrÚconsiderarsc, ni remotamente. como l(~ justa reparacion de otro crimen: i si la justicia dcmanda el castigo severo del U11\.l, esa -misma justicia rcc\arna bmbicn la uspi:c~cion del otro. Verdad es, (lue (:ircllnstnH('i~b mas o menos impre- -2vistas, pueden conducir al hombre n lanzarse en el abismo del crimen, impulsado, si se quiere, por una pasion o un sentimiento que se sobreponga a toda prudente refieccion; mas el que a ello se resuelve, se somete desde el instante mismo, de su libre i espontánea voluntad, a la inflecsibilidad de la lei, i al fallo cOJldenatorio de la opinion, que ciega obedece siempre a los preceptos de la moral. Pero si por una parte, esas causas que forman la fuente de donde mana el delito, no son en el sentido legal suficientes motivos para ecsimir o librar de la pena al delincuente, por otra, si influyen poderosamente en la graduacion de esta, obrando como circunstancias a tenuantes, o modificativasdel delito cometido, para el efecto de minorar dicha pena. Sentados, pues, estos preliminares, paso a ocuparme de los principales hechos ocurridos i qtle forman la materia de que trata el proceso, para luego hacer las con,'enientes deducciones, teniendo en cuenta las disposiciones legales, en mi concepto aplicables al caso en cuestiono Silva había formado de ante mano resolucion decidida de matar a Vanegas, si este no se prestaba, de una manera satisfactoria, a reparar el honor ofendido de la jóven lUercedes, hija de aquel. Su protesta fa ratifica unas veces en presencia de Vanegas, i otras en la de las personas que tuvieron en el asunto una inten'encion conciliadora; pero antes de lIe••. ~r a cabo sus planes homicidas, Silva emplea todos fos medios prudentes que las circunstancias indicaban, para reducir a Vanegas aacep~ tar el primer término de su anunciado i terrible diléma. Vanegas, por su parte, hace entender a Silva, que sus esfuerzos en ese sentido son de torlo punto en vano, i en consecuencia ]0 provoca a un duelo formal, bajo cualesquiera condiciones, o las que Silva tuviera a bien prefijar. Silva rechaza, con desden, la proposicjon del duelo, i su despecho entonces llega a tal grado de intensidad, que desde ese momento queda dominado por la idea de vengar la deshonra de su bija con la sangre de Vanegas. Este se apercibe de la amenaza de Silva, conoce su caracter, se arma i espera impllsiblc el momento solemne, terrible idecisivo. He aquí, Señores Jurados, historiados en breves palabras, los hechos mas notables que pre- - 3 -cedie ron al desgraciado suceso que pnso a referir. Cerca de la mitad del dia 15 de octubre último, Silva i Vanegas se afrontan en la tercera calle del comereio: la situacion hasta entonces en nada habia cambiado: uno i otro se encontraban armados: Vanegas como a distancia de ocho pasos dirije sucesivamente contra Silva dos tiros de pistola: este le corre~ponde con otro de una arma de la misma clase: ambos, pues. fueron heridos, con la diferencia de que Vanegas lo fUI) gravemente. entre tanto que Silva solo recibió una contusion: este por último se avanza sobre su contendor i acaha con él, ('lavándule un puñal en la parte inferior del cuello. Que Vanegas muriera por consecuencia de las heridas recibidas, es un hecho que se encuentra demostrado en el proceso por el testimonio de 108 félcultativos que reconocieron su cadáver. Que Silva fuera el autor de esas heridas, es otro hecho tambien, que resulta comprobado por las dedaracioncs de lus test igos presenciales del suceso. i muiprincipalmente por su espontÚnea i sincéra confesionjudicial. Hubo, pues. verdadero homicidio en su jénero. pero como a vosotros toca calificar la especie de este dehto, conforme a la lei vijentc sobre jurados, me permitiré llamar vuestra atencÍoll al e<:sarnen i solucion de cada una de las cuestiones que paso a enunciaros. Primera í El homicidio perpetrado lito de asesinato? ('oe8.lon. por Silva constituye el de- Segunda coestlon. No siendo asesinato, cidio premeditado? ¿deberÚ calificarse como homi- Tercera ('uestloll. A falta de las circunstancias características del m.csinato i del homicidio premeditado. ¿ en qué artículo peIlal se encuentra definido el delito cometido? "Son asesinos. (dice el artículo 610 de la lei 1. '"-parte 4. ", tratado~. o Recopilacion Granadina). los que matan a otra persona, no solo con premeditacíon. sino tambien con al~una de las circunstancias siguientes; 1. '" en virtud de aones o promesas que se les hayan hecho -4prévinmente para que maten o hieran a aquella persona, o a otra en cuyo lugar se haya tenido a la asesinada: ~..• con prévia asechanza, ya poniéndole espías o algun tropiezo o emharazo para facilitar la ejecucion, ya buscando ausiliadores para el "mismo fin, o ya empleando de antemano cualquiera otro medio insidioso, para sorprender a dicha persona i cometer el delito: 3." con alevosía o a traIcion i sobreseguro, ya sorprendiendo descuidada, dormida, indefensa o desapercibIda a la persona asesinada, ya llevándola con engaño o perfidia, o privándola antes de la razon, de las fuerzas, de las armas, o de cualquiera otro ausilio para facilitar el asesinato, ya empeñándola en una riña o pelea provocada por el asesino con ventaja conocida cle parte de este, o ya usando de cualquiera otro artificio para cometer el delito con seguridad, o para quitar la defensa al acometido: 4." Con sustancias o bebidas venenosas o nocivas, que a sabiendas se hayan aplicado a la persona asesinada, o se le hayan hecho tomar de cualquier modo que sea: 5. '" con la esplocion o ruina de materiales preparados para el asesinato, o con fuego, que para matar a la persona se ponga en casa o sitio en que se halle: 6. cu con tormentos o con algun acto de ferocidad o crueldad, bien se cause la muerte por alguno de estos actos, bien se cometa alguno de ellos con el cadáver: 7.· con el fin de cometer eualquiera otro delito, o con el de impedir que seestorhe o emharace la ejecucion. o que se descuhra o se detenga al delincuente despues de cometido." La traicion, la alcyosíai los medios insidiosos, son, pues, los caracteres esenciales que distinguen al delito de asesinato, i ninguna de estas circunstancIas precedió ni acompañó al homicidio de que se trata. Por el contrario, del proceso consta que Silva al dirijir a Vanegas sus amenazas de muerte, le hizo presente que no lo atacaria indefenso, ni a las sombras de la noche, sino frente a frente, en sitio público i en presencia del mundo entero. La manera como se verificaron los hechos, releva pues, aSilva de la nota de ase.• sino, con tanta mayor razon, cuanto que este fué atacado i aun herido primero. Pero no siendo asesinato, (segunda cuestion) i deberá calificarse como homicidio premeditado 1 Para que haya homicirlio premeditado, espreciso, "que -5el homicida mate voluntariamente i a sangre fria, o sin ser movido por alguno de los estímulos siguientes: l. o por una provoeacion, ofensa, agresion, violencia, ultraje, mjuria o deshonra grave que inmediatamente antes del homicidio se haga al propio homicida, o a su padre o madre, abuelo o abuela, hijo o hija, nieto o nieta,_ marido o mujer, hermano o hermana, yerno o nuera, cunado o cuñada, entenado o entcnada, padrastro o madrastra: en cuyo caso se comprende tanto el que mata por esta provocacion, como el que por ella promueva una riña o pelea, de que resulte la muerte al ofensor: 2. o por un peligro, ultraje o deshonra grave que fundadamente tema el homicida inmediatamente antes del homicidio, contra si propio, o contra algunade las personas espresadas en el parágrafo anterior: 3. o por el robo, incendio, invasion, escalamiento o asalto de una propiedad que el homicida vea cometer inmediatamente ante!!!de cometer el homicidio: 4. o por el deseo de precaver o impedir cualquiera otro delito grave, que inmediatamente antes del acto del homicidio. se este cometiendo o se vaya a cometer contra la constitucion, contra la seguridad de la República, contra el órden público, o contra la vida de alg-una persona': 5. o por el de sujetar en el acto del homIcidio a un facineroso conocido, o al que acabe de cometer un robo, un homicidio o cualquiera otro delito grave, que vaya huyendo i no quiera detenerse: 6. e en los padres, amos i Jemas personas que tengan facultad lejítima para castigar por sí a otros, se esduye tambien la. premeditncion, euando se ecscdcn en el castigo por un arrebato del enojo que les causen, en aquel acto, las faltas o ecsesosgraves que haya cometido la persona. castigada. Conforme a este artículo, quces el 606 de la leí citada, el homicidio deja de ser premeditado en el caso de que el homicida lo cometa por efecto de la deshonra hecha al propio homicida, o a su hija, inmediatamente antes del homicidio. La ofensa que Silva recibió de Vanegas por la deshonra de su hija, no se verificÓ,es verdad, inmediatamente antes del homicidio, sino mucho tiempo antes de comcterse este delito; pero d~bese tener en cuenta que el ('araeter de la ofensa era crónico, i que su intensidad cada día se aumentaba, amedida que iba alejándose para Silva toda esperanza de que Vanegas se prestara a reparar la n -6falta cometida. Fuera de esta consideracion, ecsiste tambien, la de que la muerte de Vanegas se verificó en riña o pelea, como ,se evidencia por los hechos que hacen reraeion a las recíprocas hostilidades en aquel acto; en cuyo caso i segun el artículo 607, no puede haber premeditacion, aun cuando se objete que Silva delinquió mucho tiempo despues de recibida la ofensa. Dicho artículo 601, se esprcsa llsí: ..Cualquiera que sea la provocacion, ofensa o injuria que mueva al homicida, se tendrá por premeditado el homicidio en el caso de que se cometa sin riña ni pelea, no en el acto mismo de la provocacion. injuria u ofensa, sino algun tiempo despues, suficiente para obrar con refleccion ... Pudiera creerse acaso, que por las repetidas amenazas de Silva a Vanegas, i por haber dicho el primero en su confesion i en presencia del cadáver del segundo, que ese hecho lo tenia mui premeditado; pudiera creerse, digo, que el homicidio perpetrado fuera en efecto premeditado; pero aquí debo enunciaros un principio, reconocido en materia criminal, i cuya aplicacion en este caso contiene la mas evidenteesactitud, es a saber: que en los deli~os que consisten en hechos, ningun valor tienen ante la lei las palabras, pensamientos, designios o resoluciones .anteriores a tales hechos, si estos no concuerdan con esas palabras, pensamientos, designios o resoluciones, pues que en todo caso los hechos son los que deciden de la bondad o malicia de las acciones humanas. 1para que la verdad legal que entraña este priucipio se haga aun mas pBrcep" tible, me serviré de un ejemplo: un individuo forma resolucion decidida de matar a otro; pero al tiempo de llevar a cabo su criminal intento, solo le hiere o le maltrata de obra, sin quitarle la vida, pudiéndolo verificar: al ejecutor, pues, de ese hecho, jamás podrá reputárselc como homicidn, sino como autor de heridas o maltratos, por mas comprobada que esté la intencion o resolucion que allteriormente tuviera de matar a su adversario. Si, pues, Silva antesde cometer el homicidio, fué ataCRdo primero por Vanegas: si este fué quien provocó la riña o pelea: 81 los primeros tiros disparados en aquel encuentro fneron llna verdadera agreslOn contra Silva: si todos los hechos ocurridos que precedieron al homicidio en ese instante, revelan mai bIen una lijereza de parte .- 7 --- de Vanegas; i qué valor puede daf¡;e entonces a la con fesion de Silva, de que ese hecho lo tenia bien premeditad01 i Quien puede salir garante deque Silva hasta el encuentro con Vanegas, persistia en su resolucion de muerte, cuando del proceso antes resulta que el 15 de octubre por la mañana, Silva espresó a dos amigos suyos que su determinacion habia ya variado, i que léjos de matar a Vanegas, iba a entregarse como víctima en manos de este: i cuando ese nuevo pensamiento, o ese cambio de resolucion, se confirma con el hecho de esperar Silva a ser provocado o agredido primero 1 Luego es prcciso reconocer, que el homicidio de que se trata, tampoco puede ser calificado como premeditado, i mucho ménos habiendo sido perpetrado en riña o pelea, como ya lo hé manifestado antes. Resta pues, ecsaminar ,en qué artículo penalse encuentra comprendido el hecho ejecutado por Silva, que es la materia de la 3. al i última cuestion, de las de que me ocupo. Al recordar la manera como pasaron los hechos que precedieron i acompañaron al suceso del 15 de octubre último, facilmcnte se viene en conocimiento de que Silva, empeñado de un modo casual en una riña o pelea, no provocada ni aceptada voluntariamente por él, mató en ella a Vanegas con intencíon de matarla, pero sin traieion ni alevosia, cuyo caso es el definido por el artículo ()22, de la referida lei l· '" parte 4. '" tratado 2. o Recopilacion Granadina. Silva habia rechazado, como dije antes, la provocacion a duelo hecha por Vanegas: Silva el 15 de octubre por la mañana, habia ya variado de resolucion ofreci<':noose ser, no el victimario, sino la victima designada: Silva inquiere, es verdad, por el paradero de Vanegas; pero apenas se afronta con él, ningun amago, ninguna tentativa, ningun hecho hostíl descubre por el cual dé aconocer que vá a atentar contra la ecsistencia de Vanegas:isincmbargo este, cOlllamentabJe lijereza le detiene, disparándole dos tiros sucesivos con ~u pistola de -rl?1Jol7;ers, le hiere, le injuria con la nota de cobarde; i últimamente lo pone en aquel solemne momento en el caso de hacer uso de sus armas. ¿ Podia aeuso Silva prever aquelIa agrcsion? i, No se demuestra de una manera palpable i evidente, que la casualidad fué la que prnport:>Íonó Rquct inopinado a<..:ontcdmicnto " Luego, es -8forzoso eoncluir, que el acaso fué el que brindó una oc;¡sion favorable para que en una riña horrorosa i sangrienta, Silva viniera al fin a desahogar sus pasiones. Que Vanegas procediera con lamelltahl<;: lijereza, es una observadon que se desprende del modo como hizQ la proyocacion, ofendiendo primero con su arma a Silva, sin esperar a que este por su parte le hiciera antes algUll amago hostil. ¿ Como sabIa Vancgas que Silva se le dirijía en aquel momento con el designio de matarlo? ¡Era que temía de él algun ataque alevoso i por ello ;mtieipaba su defensa 1 Pero en las entreyistlls que anteriormcnte habian tenido, i en circunstancias favorahles para Silva, este no hahia atentado contra la vida de ¿lqucl. no obstante que Vanegas le había despertado su odio i su venganza. Que Silva matase luego a Vanegas con intencion de matarlo, lo indica la naturaleza i gravedad de la herida causada con el puñal, siendo de suponerse que en aquel instante decisivo, en aquel conftieto, lucharan en su corazon el despecho, el furor, el odio i la venganza; ya por las anterioridades ocurridas; ya por la agresion repentina de Vanegas, i ya por la ofenfia que acompañó a esa agTcsioB; cnrost;.¡~ndole coha~dia. En visto.'.J>u.es.: de tales reflecclOnes, IOJICO es dedUCIr: l. o que la rma fu~ casual: 2. o que Silva no la pro\'ocó: 3. o que su aceptacion tampoco fué voluntaria sino forzosa, compelido por las cireunstancias del momento, i mui particularmente por la 'indisculpahle lijereza de Vanegas; i 4. o que una \'cz empeñado en ella, mató a su contcndor, con inteneion de matarle, pero sin traicion ni alevosia. Tal ei <;:} literal contesto del esprcsado artículo 622, cuyos términos son: "El que empeñado casualmente en una riña o pelea, l}{) pro\'oca(la ni aceptada voluntariamente por él, i riíicndo o peleando con su contrario, lo mate con intencion de matarlo, pero sin traicion ni alcvosia, sufridl la pena de seis rncses a dos años de trabajos forzados, i de uno a cuatro atlas de destierro, a veinte leguas por lo ménos del lugar en que se cometió el delito, a no ser que la leí imponga otra pena en casos determinados." .Este artículo en la opinion del "Fiscal, es el que definc con lllas prccision el caso ocurrido. i por lo mismo cree que su apli'';i1C'iondebe ser preft'rente a cualquier -9otro que no sea mas espHcito, i determinado, comQ así se dedllcedel preceptQ con que c{)ncluy~ de " a. no ser que la lei imponga otra pena ea casos determinados. Entre las disposiciones de la,lei, contenidas en l~ seccion que trata de los homicidios, no encuentro ninguna otra a la cual deba darle preferencia, como de naturaleza. cspecial para este caso, por haber sido cometido en riña el homicIdio que motiva el cargo, iser termiaan. te para los casos de esta especie el final del artículo 690 de. la misma lei. Conocida, pues, ya la opinion fiacal relativament~ al hecho principal, cúmpleme el deber legal de esponer-Ias eircunstancias agravantes i atenuantes que precediel'~ i acompañaron al homicidio, porque d(:}la es1imacion de ellas depende la calificacion del grado de responsabilidM del acusado, i la determinacion consigu¡iente de la pena nplicable. Entre las agravantes pueden enumerarse: el escándalo i desacato causados a la sociedad, males consecuenciales cId delito: la posieion social del homicida; i la publicidad (Iel sitio, teatro de aquel trájico suceso. Entre Ia¡¡¡a~enijQ,tesse encuentran: el amor paternal: la provocacion o ecsalt<,wion del momento: el desfecho proveniente del procedimicntode un amigo deslea : elamo~alhonor, fundadoen el respeto a la moral i a las buenas costumbres; i últimamente,la confesion judicial, tan injénua i tan sincéra,coroo la de la mujer filicida ante el augusto tribunal del Areóraga- Estas últimas, contrapesadas con las primeras en la .lalanza fif'l de lajusticia, hacen inclinar a esta en favor del acusado, lo bastante para que su criminalidad. no deba califiearse en otro grado que el segundo. Por tanto, como funcionario pÚblico encargado de redamar el cumplimiento de las leyes, i corno representante de la vindieta pÚblica, solicito de vosotros respetuosamente, r¡ue a las cuestiones que se os han sometIdo para su decision por el Señor Juez de derecho, deis las siguientes solucioncg: . l." Que se ha cometido el delito de homicidio definido en el artículo 622 de la lei J .•..• parte 4. "', tratado :~ o Hccopilncion Granadina. 2." Que Juan Bautista Silva es responsable de dicha i11 fraetion. H -10Que Juan B. Silva es autor principal; i 4." Que lo es en segundo grado. He terminado, Señores Jurados, la difícil tarea que el precepto legal impone al delicado ministerio de que estoi encargado; i os declaro con la mano puesta sobre mi <!orazon,que en la lucha entre el sentimiento del deher i mis afecciones per"onales por el acusado, no he vacilado un instante en decidirme por el deber, porque esto es lo que cumple a la probidad de todo empleado público. l\lis opiniones emitidas en.la cuestion que entraña el célebre proceso que hoi ocupa vuestra atencion, quedan consignadas en este escrito, que presento para que se agregue a la causa. Ellas tal vez rlifieren de otras ecsajeradas, que vosotros conoeeis bien, i que no pueden ser la voz de la imparcialidad i de la justicia, por que, o se relacionan con intereses de otro órden, o no se ha tenido conocimiento esacto de los hechos como el que se adquiere con la lectura del proceso. Por otra parte: hai que tener en cuenta que el suceso desgraciado que presenció la capital en la fecha antes indicada, ha sido por sus circunstancias i demas incidentes qne le rodearon, raro i escepcional en su especie, i por lo mismo sujeto a juicios o conceptos diferentes. Vosotros, pues, que sois los llamados a representar la conciencia pública: a esa conciencia que se basa en el respeto a la lei i a la moral, vais a dictar un voto de acierto en tan delicada cuestion, que satisfaga las ecsijencias de la sociedad i ponga término a las inquietudes de los ánimos. 3.· Bo,gotá, 13 de diciembre de 1856. j)EFENSA. SENO:?. mEZo SEÑORES JURADOS. Cuando en el tristísimo é infausto quince de octubre del presente año, se difundian los primeros siniestros rumores del suceso, para siempre lamentable, de que acababa de ser teatro una de las principales calles de esta capital; i cuando conmovidos fuertemente, en eonsecuencia, los ánimos, fluctuaban entre la sorpresa i la deploracion del referido suceso; encontrábame )'0, participante de esas emociones, a la entrada de este mismo e¡jificiodestinado al despacho de los funcionarios de la provincia. En tales circum;tancias, en que mi espíritu vagabadeunaen otra dolorosa refleccion, pasó cerca de mí el Señor Juan Bautista Silva, quien al contrario del verdadero delin. cuente, que despues de la perpetracion o consumacion de un hecho reputado eriminoso, procura hallar en la ocultacion o Ja fuga la impunidad, venia a presentarse espontáneamente al Majistrado: i digo espontáneamente, por que bien debeis comprender vosotros, que sin tal espontáneidad, habria sido dificultoso, por no calificado de imposible, que dos funcionarios de policía, que fueron impotentes parn impedir elluctuo8o-el trájico acontecimiento de aquel dia, hubieran yodido prender a Silva, aun cuando no sustent¿lra un punal en su mano, i conducirlo en seguida cual manso i obediente cordero. En aquellos solemnes momentos recordé, con esa prontitud que es uno delos fenómenos mas admirables de nues~ tra intelijencia, que tienen lugar en circunstancias impor-tantes de la vida, las relaciones que en el curso de las nues tras nos habian unido a Silva i a mí: reladones que comenzando por las gratísimas de la edad juvenil, por aquellos apacibles ihermosos dias de colejio que volaron, I ay! tan rápidamente, aun cuando entonces acusábamos nosotros de lenta la carrera del tiempo, i continuando por las cordiales que nos ligan ahora, en el segundo ajitado tercio de nuestra ecsisteneia, nunca-jamás han sufrido la mas lijera alteracion. - 12 -Yo estreché, pues, la muno de Silva en los tempestuosos momentos a que me refiero, cuul estrechádola habia en nuestros dias serenos i bonancibles: lIaméme amigo suyo en el infortunio, como me habia llamado en los tiempos de la felicidad-o al ménos en los de la ausencia de la desgracia, que esta especie de felicidad negativa, es la que es dado al mortal probar acá en la tierra; i le ofrecí mis pequeños servicios, en el lenguaje conmoTido i sincero del que, sintiendo i deplorando la desventura de la perSQna a la cual lo atan los vínculos del mas noble entre los afectos del coraZOD,quisiera, ya que no libertarlo de tal desventura, alijelarle, al rnénos, su peso. Comprendió Silva toda la cordialidad de mi oferta, i me hizo justicia i honor nI acep.tarla, elijiéndome para que alzara mi debil voz el) -su defensa-justicia a mis sentimientos-honor. i liolo hooo.r, creyéndome capaz de ha.cer e!ilé\defensa.-I com9 para mí tengo, que no {ué casual, sino providencial. aquel encuentro mio con uno de los compañeros de mi juventud, cuando empezaron 8 sanar paJa él las terribles horas de la desgracia, pues que ese encuentro entrañaba uu aviso que me decia-procura ser útil ell. la adv~r8idad, al que siemp"e ~ lla:Huulo con qlsagrado nombre rUJ amigo;héme aquí, Señores Ju- rados, en vuestra presencia, para tratar de cumplir un ferviente voto de amistad, unido al deber cristiano, i por consiguiente social, que tenemos de abogar, dentro de los limites señalados por la moral i las leyes, la causa de todo el que ha, ejecutado una a.ccion, o consumado un hecho aparentemente punible. mas cuyo autor, verdadero, o prC8unto, se encuentra favorecido con el concepto o la. conjetura de ser inocente. i Lo es en efecto el Sr. Juan Bautista Silva-o en otros términos..:-hállase inmune o esento de toda resp.0llSabilidad. a los ojos de la justicia humana, por la muerte del Señor Ricardo Va""' negas, a quien desde que lo he nombrado Hamarélo-jáven desventurado, digno de mejor suerte! . Tal es, presentada en toda su amplitud, la cuestion delicada que vosotros, intérpretes i órganos de la conciencia pública, dcbeis decidir. puesta la mano sobre el coraZOIl, i a cU'ya acertada solucion deseo coperar por mi parte con la honradez del qu~ tiene el convencimien to I -- 13 - de que el cargo augusto de defensor, que un antiguo di apellida .ocupacion o ministerio propio de un hombre de bien,. es una especie de suceraoclO, cuya designacíon puede ser la obra de la amistad, mas cuya investidura no se recibe sino en el altar sacrosanto de la justicia, i ante la majestad tremenda de,lque ha dejuzgar a los jueces. El concepto que tengo, Señores Jurados, de la naturaleza de las funciones que cerca de Vosotroshe sido llamado a desempeñar, 09 debe hacer comprender. que no hallareis en mí un defensor sistemático. que todo preten-de subordinado. o hacerla servir a un compromiso contraído irreflccsivamente. o sin conocimiento de causa: pues si bien sea cierto queelquequise imponerme respeeto del Señor Silva, fué en su oríjen la obra-el produ(~to. de una de aquellas jenerosas inspiraciones del momento, nacidas del corazon; posteriormente me he convencido, de que su causa no dá lugar a que un hombre honrado pueda arrepentirse de haber fílcilmente cedido a aquella Inspiracíon: i de que verdaderamente desgraciado el8eñor Silva-8í-mui desgraciado, pero criminal no; lo que nccesitaes de un ausiliar, mas que de un defensor. que sepa, principalmente, enarrar con propiedad, deslindar i apreciar debidamente, los hechos de-r,lorables. los antecedentes aciagos, que por una irresistlhle fuerza, seme· jante a la que los antiguos reconocian i aun acataban ren·· didos bajo el nombre de FATALl'DAD, lo arrastraron a la catástrofe del dia quince de octubre-Una narracion de tal naturaleza contribuiría en gran manera a la esculpac~on de Silva, porque a este lo único que puede perjudicarle es el que los hechos conecsionados con SI,l causa no sean perfectamente comprendidos-el que no se conozca la verdad de ellos en toda su plenitud i bajo sus distintas faces: i aunque ni remotamente pueda lisanjearme con la idea de ser el llamado al desempeño satisfactorio de semejante Jabor; voi a hacer algunos esfuerzos en ella-voi a entrar eOIl timidez-con una gran desconfianza de mí mismo, en el sendero que os indico, i que a la luz de vuestro juicio ilustrado, i de vuestrarcda conciencia. vosotros, si, podreis recorrer con toda SC(!'uridad. i con el mas plausible ccsito .. ~ (1) Qninliliano Inst. Of:1t.-Lih. 1 2-Cnp. i."-!\(lI11. 1." '''- 14"7 Es un hecho que, aun cuando no estuviera plena~ mente comprohado en el proceso, estaríalo, sin embargo, por una solemne i tristísima evidencia-que el dia 15 de octubre del año que espira-I8:J6, fué violentamente muerto en una de las principales calles de esta ciudad el Señor Ricardo Vane~as-que su muerte resultó en un encuentro entre él i el Señor Juan Bautista Silva-que hubo un homicidio, i que por este homicidio es que se halla en tela de juicio el mismo Señor Silva.-Pero ¿cual es la naturaleza-cual la calificacion legal de !aquel homicidio, i g_uéresponsabilidad le cabe en él al Señor Silva? Esta es, formulada en otros términos, o con estension mayor, la cuestion que, como antes dije, estais llamados, Señores Jurados, a resolver.-No me ocuparé de su dilucidacion en este momento: por ahora mi objeto principal es establecer i desenvolver antecedentes-esponer hechos-apreciarlos: i como para verificar concienzudamente esa apreciacion, sea un dato indispensable el conocimiento de la persona a la cual dicen relacion tales hechos; permitid que me introduzca dando algunas pinceladas para bosquejar el caracter del Señor Silva, i dároslo a conocer en algunos de los rasgos de su fisonomía. El Señor Juan Bautista Silva pertenece, SeñoresJurados, a una familia cuya línea masculina fué toda de servidores i aun de mártires de la Patria.-De cuatro hermanos que tuvo-Tomás murió en Soatá, el memorahle año de 19, yendo en comision militar para Venezuela: Diego, teniente coronel efectivo i ayudante del Estado Mayor Jeneral; despues de haber peleado con bizarría en la luctuosa accion del Santuario el año de 1830, ofrendó ~u vida en aquel mismo campo, en defensa de la sánti~ dad de las Lcyes--de la majestad del Gobierno lejítimo: Jose Maria sirvió hajo el pendan glorioso de la gran Colombia, hasta obtener el empleo de coronel, i falleció en Lima, en el alto puesto de JeneraL de aquella RepúbJi. ea, hija de nuestras victorias, i que en el arrobamiento de su gratitud trocó su nombre histórico por el de su Libertador-Bolivia; i Benigno falleció en Antioquia, de espitan, el año de 1831. Puede por tanto decirse que por las venas de Silva circula sangre de patriotas-sangre de valientes; i ciertamente él jamás ha desmentido tan heróica filiacion.- -15Tan luego como por sus años estuvo en capacidad de seguir las huellas que sus hermanos le habian trazado, entró en el sendero del deber i de la gloria; i desde q~e en el año de lH;H se combatió para restablecer el réJimen legal, momentáneamente echado por tierra pOf la audacia de un jefe militar, que quiso disminuir el horror de su crímen, asociándole el inmortal nombre del ilustre Libertador de Colombia, hasta que en el de 1854 se sostuvo igual lid, contra las huestes de otro jefe militar, que no invocó ningun principio, ni se rodeÓ del prestijio de nombre alguno; viose siempre a Silva afiliado bajo el estandarte de la lcjitimidad, sirviendo voluntariamente sin ecsijir sueldo-esponicndo su vida en 108 puntos de peligro i en los campos de batalla-ejecutando acciones merecedoras de que se las calificara de hazañosas; i luego, terminado el conflicto i restablecido el imperio de las leyes, retirarse a vivir en la oscuridad del hogar doméstico, no ya solo sin demandar recompensa alguna; pero sin cuidarse, siquiera, de que su nombre fuese inscrito en los fastuosos partes i relaciones, que vienen en pos de las acciones i batallas, i en las pomposas historias que se escriben despues de nuestras periódicas o intermitentes campañas. Apesar de haber renunciado, en obsequio de la pronta terminacion de esta célebre causa, muchas de las pruebas referentes a los méritos i servicios de Silva; las que se han practicado, unidas a lo que la fama pública relata, son suficientes para;tenerlo en el mas alto concepto como. leal-desinteresada-noble i jeneroso defensor de la dignidad i de los santos fueros de la Patria: i al observar semejautes desinterés i nobleza, llevados hasta el punto al cual Silva los ha sublimado; naturalmente ocurre el pensar en aquellos paladines de los tiel)1pos pasados, que yo no llamaré buenos, por miramiento a mi siglo que quiere tomar este calificativo para sí; pero en los cuales, con ménos cultura i civiJizacionque las que de presente alumbran. nuestros horizontes, habia cierto noble desinterés-un linaje de jenerosidad caballerezca, i este es su pr0r.io calificativo, que no es comun en nuestros dias: si SIlva hubiera venido al mundo en aquellos tiempos, ínclínase uno a imajinar, i en ello se complace, que su caracter i sentimientos, lo habrían hecho enrolar entre los caballeros mas cumplidos de esas edades. -16-Un hombre tan amante, tan idólatra de su Patria, como Silva, debia serio en grado igual, por to tnénos. de su familia: porqúe-¿ qué es la Patria, sino el círculo de In familia, estendido o dilatado: i qué es el amor a la Patria, sino el ensanehe----Ia ~pansioi1 del amor a la familia ~ Silva en efecto ha sido amante decididode su familill; pero lo que de preferencia-lo que antes que todo ha. amado en está ha sido el honor de ella; i de lo que máS celoso se ha manifestado ha sido de que no se la irrogQtan d~precios~ajamicntos~ulttajes, i ménos a las personas de ~ll su misma fatnilia pertenecientes al secso débil, i que por lo mismo es mui natural que encuentre mirftmientos Iprótecci0!1 e~ las peeh?s nobles i jenerosos. Esa es la orgamzaclon de Silva-ese su cameter, 8e1\ores Jurados: ¿deberá él reputar una fortuna, o una d~t8Ci8, él haberlo recibido tal! ..... Fortuna o desgrAcia, ese será siempre su éiiractet; i en verdad qne si semejahte caracter proporciona en ocasiones, a la persona que lo posee, amargos sinsabores-mortales rlisgustos: tambien es preciso convenir en que él es el oríjen de las tiernas .emociones,-de los bellos sentimientos-de las nobles inspiraciones: ¿podrá por,:,e?tur~, esperarse nada bueno del que no ama a su famIlIa, nI del que permanece estóicamente impasible a las injurias que se itrogan a las personas con las cuales tiene la solidaridad del parentesco i del cariño! No: un tal hombre seria un verdadero é~dáver en medio de la sociedad. Si Silva ha amado hasta el estremo que os he indicado a las personas de su familia, no descendientes de él, i cual no habrá sido en semejante organizacion el amor a BUS hijos?. El amor paterno, bien lo sabeis, es mas grande que él de hermano-que el de hijo, i si hai alguno que le sea superior es solo el de madre: bien-cuando SilV'lltuvo una hija-Mercedes, i luego dos ll1Rs-Cármen i Helen, s'mólas cual el padre mas afectuoso i solícito, cual la madre mas tierna i amorosa. Esto no es una eceajetacion: esto es un hecho, o con mas propiedad' un cot'ljunto de hechos, que vereis ir desenvolviéndose en el curso de este alegato, si teneis la bondad de prestatme vuestra atencion. Una vez padre Silva, su primen atencion-su primer cuidado fué el proporcionar R sus hijas una c6moda, si no -- 11 holgada subsistencia, i una competente educacion in ... telectual i moral; esto es, el pan que nutre el cuerpo, el pan que sustenta a el alma.-Por lograr aquellos objetos no' hubo trabajo que él no soportara- no hubo sa· cri6.cio a que no se resignara.-M.ovido del deseo, tan natural en un padre bueno i prudente, de asegurar el porvenir de sus tres hijas-de hacerla mas descansado i risueño, determinó trasladarse a las Repúblicas del Perú ide Bolivia, en las cuales se'prometia que la suerte seria propicia a sus esperanzas i proyectos; i pone por obra tal determinacion, dejando afianzado lo necesario para la alimentacion i enseñanza primera de sus tres hijas, con las propiedades que poseia en esta capital. No os comprometeré a que sigamos a Silva en su viaje n las Repúblicas mencionadas: ni tampoco a lus de Chile, Centro-América i Méjico, que igualmente visitó en algunos de sus puntos mercantiles mas importantes, guiado siempre, siempre estimulado, porel noble sentimiento que lo habia inducido a decir un adios temporal a las playas de su patria, i a separarse, temporalmente tambien, de los objetos de su preferente, de su casi esclusivo amor. l\Ianifestaros cuan adversa fué la fortuna a Silva en sus espediciones, irevelaras lo que padeció, sería, hasta cierto punto, daros un romance; porque de romance parecen muchas de las escenas por las cuales pasó en aquel J?eriodo ajitado de su vida, en que varias veces estuvo en lllminente peligro de perderla: mas él ~ alentaba i confortaba con el amor mismo a esas hijas, por cuyo bien era que se veía abrevado de tantos i tamaños sufrimientos. Ago\riado,aun, por ellos, recibió la dolorosa noticia de la muerte de la madre de sus hijas i la de la suya propia . Venciendo entonces los obstáculos i dificultades que se le oponían para verificar su viaje de regreso, no siendo la menor de esas dificultades, la de la completa falta de recursos, emprendió al fin dicho viaje, sin otro interés, sin otro estímulo, sin mas objeto, que el de reeojer i amparar a aquellas prendas queridas de su eorazon, en las cuales cifraba, vinculaba él todos sus ensueños de felicidad.Elisueños de felicidad he llamado a aquel pensamiento, a esas esperanzas deSilva, i mui pronto vais a ver, Señores Jurados, In triste esactitud de esta frasco Reúnese por último a sus hijas, j con el fin de com'2 -- 18 pletar su educacion i de ponerlas al abrigo de las seducciones dela sociedad, en los años de)a inesperiencia. retIrase con ellas a su hacienda del .. Resguardo de Pare· en la provincia de V élez, en cuya hacienda se sometió n un réjimen de vida de abnegacion propia, no pensando ni ocupándose mas que del trabajo, qúe debía lUlegurar la suhsistencia de sus hijas-de la instruccion de estas, que debia alumhrarles el entendimiento, i de la educadon moral i relijiosa de las mismas, que debia robustecerles el coraza n por el sentimiento del deber. Pero la corriente suave de los dias pacificos-de los días tranquilos i serenos ~ue en el retiro veía deslizarse el padre de familia, debia ser interrumpida. Un a~igo del Señor Silva, Señores Jurados; el Señor Ricardo Vanegas, Gobernador de la provincia de Vélez, se interesó, se empeñó en sacar de aquel retiro a Silva, i en traerlo i fijarlo en la capital de la misma provincia; i para lograr este objeto, el Señor 'Vanegas, poniendo en accion el ~scendiente de que gozaba en la provincia de su nacimiento i de su mando, hizo que a Silva se le dieran votos para diputado a la lejislatura provincial, i aunque por su parte trató Silva de contrariar el pensamiento o designio de su amigo el Señor V ane~s, impidiendo que en el distrito de Pare, en que gozaoa de algun influjo. se le favoreciera con los sufrajios populares del mismo distrito; prevaleció, al fin. la voluntad de Vanegas, i Silva se trasladó con sus tres hijas, cual con sus dioses lares, a la ciudad de V élez. El subsecuente nombramiento que en Silva hizo la Lcjislatura provincial para el destino de admiriístrador del tesoro. por influencias del Señor Vanegas tambien. para el bienio contado del año de 18ó3 al de 1855. i el .que en vista del mismo manejo de Silva. volvió a hacer en la persona de este aq uella corporacion, para el espresado destino, en el periodo o segundo oienio de 1856 a 1851, hiciéronlo por último radicar en Vélez. ¡Ah' i Cuantas veces ha tenido Silva que arrepentil'8e de aquella, en un principio, amistosa condescendencia I i Cuantas ha deplorado su -mutacion de vida, i e!e cambio fatídico que, sin saberlo él, hacia de los momentos de su felicidad. pasados en el " Resguardo de Pare", por los dias enojosos, por los días ajitados que debía pasar en -!U-- Vélez, i que terminaron por ser dias tan siniestros-tan fatales para el! ... , Pero prosigamos: no nos adelantemos al curso de los acontecimientos, ni queramos anticipar el desenlace trájico del drumaen que contra sus sen •. timientos i deseos-contra su querer 1 yoluntad, le cupo en suerte a Sil•... a representar un papel tan principal. Aunque entregado i aun absorto el administrador del tesoro de Vélez, en las ocupaciones multiplicadas de su destino. no dejó de notar el ojo vijilante del padre de familia, la deferencia-la inclinacion que por su hija primojcnita tenia el Señor Vanegas.-Silva lo advierte, de una manera delicada, a esa misma hija i él Vanegas, i las mas sérias protestas-las mas solemnes promesas, trasmitidas por medio de la jÓven, o hechas directamente a Silva, salen de la boca de aquel i tranquilizan a este; porque Silva no creía que una palabra de honor empeñada, i empeñada como garantía de respeto por el bienestar-por la felicidad i honra de un amigo, identiticadas con la honra de una hija de ese amigo, fuera una caucion de que t:l dehiera desconfiar.-EI deseo-el estÍmulo de una fruicion sensual, fueron fatalmente superiores en el Señor Vanegas, al deber que tenia de respetar a la hija de Sll amigo, i de cumplir a este la promesa que le habia hecho: i signos. por desgracia bien sensibles, en la jóven cuyos atractivos hicieron prevaricar a Vanegas, se presentaron a revelar la especie de sacrilejio cometido por él: i llárnolo espeÓe de sacrilejio, por que por mas de una cOIlsideracion, aquella incauta hija. de Silva debió haber sido un objeto sagrado para Vanegas. Esos signos de la prevarieacion del amigo-de la debilidad de la hija de Silva, hacían~e cada dia mas osten·· sibles en la jóven, i necesario fué sustraerla a las continuas miradas del padre, para no desgarrarle por entonces el eorazon, revelúndole cuanta era su desventura. So pretesto de que la Señorita estaba indispuesta i de que ~ra, en cOIlse('uencia, necesario quo variara de aires, la hicieron trasladar al pueblo de San Benito, en compañia de dos parientas del Señor Ricardo Vanegas, de las cuales una era sordo-muda.-Silva deseaba ver con frecuenda a su hija, pero su desgracia queria que aquello 'no pudiera tener efecto, porque los Únicos dias de que las ocupaciones ordinarins de su empleo le permitían dispo- -20ncr, para poder ir a San Benito a saludar i 8 colmar de caricias a esa hija, eran el sábado o el domingo de cada semana. idaba la ~asualidad, (casualidad la juzgaba entone'es Silva, aunque en ello habia un plan i designio evidentes), que el viérnes i sábado de cada semana tambien, especialmente de las de los meses de julio i agosto del año que cursa, recargaba de trabajo el Gobernador al Administrador, que le estaba 8'llhordinado;de manera que para el despacho de ese trabájo acumulado, tenia el último que emplear o consagrar el sábado i aun el domingo, defraudándosele con..cllo del gusto de ir a ver a su hija. -Sobre este recargo o acumuladon de trabajo en tales dias, medió cierta correspondencia, un tanto fuerte, entre el Gobernador i el Administrador, hasta que el primero cedió al fin, convencido, segun parecía, de las razones del segundo.-Pero semejante correspondencia no indujo alterado n en las buenas relaciones entre los Señores Vanegas i Silva, porque este ignoraba aun lo ocurrido con su hija: i así fué que cuando a últimos de agosto se vino el Señor Vanegas para esta capital, estuvo en casa de Silva a despedirse de él i de sus otras dos hijas, a quienes ofreció sus servicios: en la despedida del Señor Vanegas, Silva le estendió atin, por su parte, una cordial mano de ami~o. Entre tanto había temdo ya lugar el alumbramiento de la jóven-hija de Silva: esto era público i notorio en San Benito, en Gtiepsa, en Pare, en el mismo Velez: solo Sih'8 lo ignoraba.-El sábado 23 de agosto pudo Silva ir por fin a ver a su hija, i nada supo, porque no le fué dable comprender ciertas señas que le haCIa lasurdo-muda Tránsito Vanegas: no habia sonado la hora.-EI sábado 6 de setiembre volvió, i la misma sordo-muda sé le apa- . reció otra vez, cual un espectro o fantasma présago i mensajero de una noticia de muerte, i fué tan espresiv& en esta ocasion el lenguaje de aecion, con que aquella desgraciada suplia la falta de la palabra, que el desventurado Silva no pudo ménos que comprendcr la revelacion que se le hacia del oprobio de su hija - de la difidencia de su amigo -Yo no puedo describir., ha dicho Silva hablando de aquella para él tremenda revelacion, -lo que entónees pasó en mi alma. El que tenga hijas mu.i queridas i honor. que ponga la mano en el corazo.ni -21lo contemple(1) Contempladlo, pues, vosotros Señores Jurados: ponéos en la atlictiva-en la angustiosa situacion del mfortunado Silva-¡ Acaso el rayo del Cielo, caido a los pies de un padre, pudiera abismarlo mas que ese otro rayo, que hiere sin matar, pero que hiere de un modo mas terrible-el de la noticia súbita de la afrenta de un objeto idolatrado, aun cuando no hubiera sido preparada i consumada con el doble abuso del poder i de la amistad! .... Dejemos que el mismo Silva nos describa, en parte, las encontradas emociones que despues de la funesta noticia luchaban en su alma, i todo lo que puso por obra para atraer a un buen sendero, al que así lo había colmadode amargura-lIenádolo de desesperacion. Ninguna otra voz debe preferirse a la de Silva, para ser escuchada en los momentos importantes a que hemos llegado: ni nadie, como él, podria tampoco hablar con esa sencilla elocuencia, nacida de la verdad i del sentimiento. Oigámoslo . .• Repuesto, apenas, del acceso nervioso que me produjo el conocimiento de mi desgraciada posicion, me puse en marcha para buscar al señor Vanegas, ipedido una reparacion del ultraje que me habia hecho. Rogar primero, i por último pelear, era lo que debia hacer, i es lo que he hecho. Llegué a Vélez i supe que el Señor Vanega8 se había venido para Bogotá: seguí su camino, i luego que llegué a esta eiudad le mandé pedir una entrevista: al siguiente dia se presentó en mi casa. Yo, con la emocion que esperimenta el que mira su suerte pendiente de los lábiosde su interlocutor, retoqué el cuaaro, demasiado conocido por él. de mi reciente infortunio, i le rogué que lo hiciera desaparecer, cumpliendo una promesa i un deber de hombre de bien. Por toda contestacion me dió una repulsa absoluta. Le hice presente el peligro de aquella contestacion, i procuró ridiculizar la resolucion que envolvian mis palabras. Ocurri a lamediacion de un sujeto respetable, amigo ipariente de los dos. Nada conseguí, sino apurar mas i mas la ccsasperacion en que me había dejado la última entrc(t) Publicacioll del Scflor Silva inlilulada-A t6 de octubre de 18¡)(i. 1m CONCICVAlIUOS, -22 -- vista. Entonces, idesacordadamente, le propuse un dueIn, que aceptó en el acto, i que debía tener lugar a las einco de la tarde del mismo dia, bajo de ciertas condiciones que me prometian que pereceriamos ambos en él. Al aprocsimarse la hora designada, i no pareciendo la persona que debia arreglar por su parte con mi segunoo, los pormenores de aquel lance, este Señor se presentó en casa del Señor Vane9as a recordar lo pactado, i el Señor Vanegas le manifesto que habia meditado sobre el asunto, i determinado arreglar pacifica i satisfactoriamente nuestras querellas, con la eondicion espresa de que yo regresara prontamente a Vélez, para que fuera en mi ausencia .que se verificara el convenio, i no pudiera ni sos,pecharse, que alguna amenaza de mi parte hubiera inflUldo en su determinacion. No vacilé un momento: por la noche tuve conocimiento de esto, i al siguiente dia caminaba yo con direcóon a Vélez, llevando una esperanza que habia renacido para mí. La persona a quien yo recomendé el arreglo del asunto, debia escribirme dándome noticia de lo acordado. Espero inútilmente esa carta: escribo yo, i se me contesta que aun no se ha conseguido nada. Agllardo la llegada de un correo mas, i el mismo resultado. l\le pongo en camino otra vez para_BogotÚ. Así que llego busco a mi recomendado con impa(~iencia, i le prcaunto lo que deseo saber .. , Nada se ha hecho hasta ahora apesar de mis instancias", me contestó.-Le rogué que volviera donde el Señor Vanegas, e insistiera una vez mas, ecsijiéndole una contestacion definitiva. j La misma repulsa que al principio, con la burla por aditamento! El Señor Vanegas dijo a mi recomendado, pariente inmediato de mis hijas •.. que no se habia resuelto a casarse. i que esa era una cosa a que tal vez se animaria, dentro de veinte años, si realizaba su empresa de la apertura del canal inter-oceánico que tenia proycctado."- Tocamos entonces el estremo a que ':fo no queria llegar, i que tanto habia teI?ijo." (.1) Lo habeí" oido. Señores Jurados: el Senor RIcardo Vanegas añadia a la contumelia-a la afrenta, la mofa i el escarnio. ¡Era este el medio de aplacar a un padre, justamente resentido e irritaclo? i Era. este el modo de 'arreglar una cuestion delicada- una cuestion vidriosa, ( .• ) Publicacion <lel Señor Siha cirada. -23puesto que era, altamente. una cuestion de honor! -Por el hecho, pues, del Señor Vane~as vino a ser y'a imposible todo arreglo pacífico entre el i el Señor SIlva; ino habiéndose aceptado por aquel los buenos consejos que para diferir, por lo ménos, el lance que se temia, le dieron algunas personas, entre ellas los honrados caballeros Wenceslao Urille Anlel i Cenon PadilJa, amigos verdaderos de Vanega'3 i de Silva: no habiendo tampoco querido este convenir en un duelo que el 14 de octubre le propusieron, a nombre del Señor Vanegas, los Señores Wenceslao Pizano i Cárlos Martin - duelo de condiciones ventajosas, al parecer, para Silva, cuyas condiciones, dijo en su primera declaracion el Señor Martin, referente al Señor Vanegas. se establecieron ,. atendida •.la naturaleza de la discordia pendiente, la cual hacia juzgar al Señor Vanegas que nopodia considerarse au.. torizado para matar a Silva, sino en el único caso de •.que le fuera indispensable para salvar su vida"; las cosas habian avanzado hasta un estremo tal en que, habida consideracion a loscaractéres comprometidos en la lucha, podia mui bien augurarse un resultado funesto. Silva habia dado al Señor Vanegas la seguridad de <J.ue, de atacarlo. seria cara a cara -en pleno día -en sitlO público, i no en encrucijadas; i en semejante estado asomó. por fin, el dia quince de octubre.-Permitidmc que antes de ofrecer a vuestros ojos el trájico desenlace. que en aquel infausto dia tuvo lugar. del drama que hacia tanto venia anudándose, de una manera tan temerosa, entre los Señores Vanegas i Silva, cual actores principales de él. os dé nn resúmen concienzudo de la situado n de las cosas en dicho dia, en lo que mira a mi propósito. Juan Bautista Silva habia recibido una grave-una mortal ofensa de uno que era su deudo. i que se apellidó tambien amigo suyo-del Señor Ricardo Vanegas.Silva tocó todos los resortes posibles para que Vanegas reparara esa ofensa, isus esperanzas resultaron completamente frustráneas, siendo así ~ue el mismo Vanegas reconocía el derecho que tenia SIlva de pedirle la reparacion. - Vanegas ofensor. no solo no adoptó por su parte ningun medio para satisfacer a Silva, pero ni tampoco de prudencia en Órden a si mismo, i queria- cstaDa inH -24 -flecsiblemente decidido, a comprometerse con Silva en un lance, en el cual estimaba, casi con seguridad, que toda~ las ventajas materiales estarian de su. lado, por lil entereza i serenidad de su ánimo, i po~ su destreza en el manejo de la pistola j i J¡)ven tao pertil1azmente alucinado, paréceme ya leer fiobretu fre.nte el decreto de tu destino, cuya consumacion quieres tq mismo acelerar I,... Entre tanto, Silva, que de las insinuaciones i amonestaciones privadas. hechas personahne.nte. o por medio de otros individuos; agotada ya su paciencia en s.ufrir i esperar. habia llegado a. una proposicio.n de. duelo: Silva que amenaza e intimida a su adversario, i que en se.guida le ruega ile suplica: que no saoe de sí mismo, por (}uela magnitud i las circunstancias de la ofensa le tienen emhafgadas las potencias: Silva, que burlado aun una i otra vez. habia regresado de Vélez teniendo mas enco~ada la herida que sangraba copio~ente en su. cQrazon: Silva en la mañana misma del 15 de octubre, i momentos antes del acontecimiento de aquel dia, ya no desea, ya no quiere verter la sangre de Vanegas; quiere i desea si. que este derrame la suya, para que uno mismo sea el autor del baldon de la hija, 1 de la muerte del padre, que no ha podido sobrevivir a ese baldoD. Un ofensor que está firmemente resuelto i decidido a sacrificar a su adversario. i que tiene la seguridad de llevar a cima su resolucion: un ofendido que ha formado el postrer propósito de dejarse matar-de ofrendarse, cual víctima inocente, en la espiacion, que fatalmentehaheello necesaria la tenacidad, la inflecsibilidad del ofeosor, i en quien todas las circunstancias parece que concurren para que él- es decir - el ofendido, se salga con su estraña determinacion; ved aquí, Señores Jurados. representados al natural a los Señores Vanegas i Silva en los minutos - en los instantes que precedieron a su último encuentro . Miradlos ambos adversarios se buscan .... pero es Vanegas el que llama laatencion de Silva-el que lo provoca inmediatamente con denuestos i con ofensas. ~Nó basta, no, la.no mui lejana. gravísima injuria, iuogada a Silva en la persona de su hija; instigásele, ecsitásele, aguijoneásele con otra clase de injurias en el instante crítico, irritando iembraveciendo así al Leon que, despues -2,6de la presa de uno de sus eachorrillos, se presenta a dejarse herir, i aun matar, cual oveja mansa e inofensiva; i puesto ya afrontadamente con Vanegas i cercano a este. recibe de él un balazo, de que se salva providencialm~n te; pero cuyo golpe lo hace inclinar a tierra, creyéndose, además. herido de gravedad. - Vanegas, cuyo hado debia en se~uida cumplirse, estimula aun en aquella situacion a Silva con fuertes i picantes pal~bras: i en este momento supremo, en que tan fuertemente se llamaba otra vez la atencion de Rilva-en que, por decirlo así, se pretendia despertarlo de un letargo; irritado de una parte con el enérjico apóstrofe de su adversario, i estimulado, de otra, por el deseo de su propiaconservacion, por ese sentimiento natural que instlntivamente obró en él, apesar de su determinaclon de entregarse a. la oblacion, en la sangrienta querella que los traía capitalmente enemistados; viendo en manos de aquel mismo adversario una pistola provista, aun, de cuatro tiros; hace uso Silva de la suya para defenderse, para salvar su vida, i casi simultáneamente con su contrario se disparan a quema ropa, pero de manera que siempre puede notarse que el disparo de Vanegas fué el ¡>rimero.-No advierte Silva que ha herido de muerte a Vanegas, i comprometido ya en ese lance de inminente peligro para su ecsistencia, puesto que a Vanegas le restan todavia tres tiros intactos, abalánzasele i lo hiere U n cadáver q.ueda en la calle, hl\ñado en su propia sangre, i es el del mfortunado Señor Hicardo Vauegas: un hombre se presenta inmediatamente a la autoridad para que se le juz~ue, i es . el desgraciado Señor Juan BautistaSilva.--JuzgadIo, pues, vosotros, Señores Jurados: recojeos dentro de vosotros mismos, i consultando la voz de vuestras conciencias, decidid, con la mano puesta sobre el corazon, si es él el responsable de la muerte del Señor Ricardo Vanegas.o si mas Lien, como dije al principio -Silva ha sido desgraciado, si-mui desgraciado, pero criminal no. Juzgadlo, os vuelvo a decir; pero tened presente que la injuria orijinariamente irrogada a Silva es de la especie de aquellas que no sololastiman· hieren profundamente el corazon del individuo que la sufre, sino que han decidido alguna vez de la suerte de las naciones: tanta así es su magnitud-tanta su fucrza itr~c~ndencia.-Sin ha- -26blsr del hecho, reJ>utadopor algunos fabuloso,de la llamada de los agarenos a España por el insultado Conde don Julian; recordad que los cadáveres ensangrentados de Lucrecia i de Virjinia, cambiaron en dos ocasiones la fazde Roma i el destino delmundo.-Si en vez de haber Virjinio traspasado el pecho de su afrentada hija, hubieradirijido el golpe al corazo~ del licencioso decenviro; vosotros, que tambien sois jurados para él, porque formais parte de laposteridad- a condenariais semejante Dccion en aquel desventurado padre? ... Juzgad a Silva; pero no echeis en olvido que en las situaciones escepcionales de la vida, en que la Lei es ineficaz para protejer idaruna satisfaccion al individuo, entra este momentáneamente en el derecho de la naturaleza. -¡Qué satisfaccion legal pudiera Silva haber obtenido, si él hubiera nevado su querella ante los tribunales, por el insulto recibido de Vanegas! ... ¡¡Ninguna!! 1 sin embargo, Silva se estimaba, i con razon, cruelmente ofendido, 1 preferia la muerte mil veces, a la horrible situacion en que se le habia constituido.-El hombre desea, ~r lo jeneral, la reparacion del agravio que ha recibido; 1 la Sociedad no tiene derecho, porque ella carece delpoder de estinguirlos se'ntimientos -las necesidades del corazon humano, de imponerle la resignacion, la conformidad. - El perdon de las inj urias personales, es una doctrina que solo el Cristianismo ha podido predicar con suceso en nombre del Cielo, de qmen deriva su mision; pero cuando las injurias -las ofensas vienen a ajar a las personas que amamOs 3 una hija-mitad de nuestro corazon - esperanza i embeleso de nuestra ecsistencia .... cuando es una mano que se nos ostenta, cual amiga, la que poco a poco va conduciendo al precipicio a la jóven inesperta, ila hunde finalmente en él.. .. .i luego burla i escarnece al padre adolorido..... Yo no sé qué decir, Señores Jurados: mi razon se confunde, i entrevéo un abismo abierto ante mis ojos..... Por lo menos fuerza es convenir en que, sin un ausilio eficaz de lo alto, no es dado al hombre, en cuyo pecho se abriga i late uncorazon vigoroso, resianarse a esta clase de ofensas. .l'uzgadlo; pero recordad, por último, que, como dice el elocuente Orador Romano-" Si en algun tiempo hai derecho para quitar la vida a un hombre (i le hai en -21.muchas ocasiones 1,' sin duda que el de hacerlocon j usti da i por necesidad es, cuando se repele la fuerza con la fuerza."-" Esta es una I.ei, no ~rita, sino natural," continúa el mismo Orador, "que no la hemos aprendido, oido o leido, sino que la tornamos, bebimos i saCBmosde la misma naturaleza - en la que no hemos sido enseñados sino criados- no se nos ha impuesto sino imbuido; deque si nos viéremos in vadidos o asaltados de la fuerza i armas. fuese justo i bueno todo medio por donde nos pudiesemos salvar, porque cayan las leyes entre las armas, i no mandan que se las atienda, cuando el que quiera atenderlas antes ha de sufrir una pena injusta, que reclame una justa satisfaccion." (1) •••• e •••••••••••••••• ~ •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• -... -,•....•.- Despues de haber oonsiderado, Señores Jurados, bajo de un aspecto jeneral i absoluto el acontecimiento entre los Señores Silva i Vanegas, contemplémoslo en su faz mas precisa- mas determinada - mas rIgorosa; quiero decir, en su comparacion o relacion con las disposiciones de nuestro Código penal. Las respetables e imponentes funciones que vais a ejercer, entrañan el desempeño de un cargo de conciencia: es esta una de las diferencias o distinciones que hai en· tre los tribunales ojueces de derecho, quienes en las cauBasde que conocen tienen que ajustarse, para la caliticadon o estimacion del valor de las pruebas, a las reglas que la Lei les ha dictado al efecto; i losjurados o jueces de hecho, quienes en las causas en que intervienen, no están obligados a guiarse por reglas fijas para aquella misma operacion, sino por su buen sentido- por su propia conviccion-por su conciencia-por la impresioll que el conjunto de las pruebas les haya causado; lo quenuestra Lei reconoce al ecsijir la solemne i relijiosa promesa, que vosotros habeis hecho-" de desempeñar bien el encargo i de decidir conforme a conciencia." (2) De manera que yo he situado la cuestion en su terreno propio i natural, cuando la he considerado bajo de dicho aspecto jeneral i absoluto. (1 ) Ol'ac. en defensa de T. A. IIIiloll. ( :1) Art. 42. L. de 1852. -28Ahora bien -ecsaminando, estimando en su conjll;Dto el mérito i valor de los antecedentes i de las pruebas, que suministran los autos, en órden al acontecimiento referido ~i quién entre vosotros habrá que no escuse en concienciaal Sr. Juan Bautista Silva 1 dQuién que sea padre, i padre tierno i cariñoso - padre celoso del honor <lesus hijas, no se apresurará a absolverlo!.. ..... Pero suponed por un momento que fueseis jueces de derecho-que tuvierais precision de sujetaros a una tarifa de pruebas para formar vuestro convencimiento, i una conciencia que yo llamaría entonces artificial, porque no seria la conciencia natuml, i ocurrir en seguida al Código penal para bu'sear en él el aforo oficial o legal, por deCido así, del hecho cuya ecsistencia hubierais derivado de las pruebas del proceso; veámos si este estricto procedimiento de derecho, nos podría ecsibir un culpable o delincuente, en el individuo que teneis aquí en el banco de los acusados. Entremos en este ecsámen comparativo, i empecemos por In pregunta, que aunque no conecsionada rigurosamente con el mismo ecsámen, no deja por eso de tener cabida en él, i aun las circunstancias la han hecho hasta cierto punto necesaria - i lo que hubo entre los Señores Vanegas i Silva fué un duelo t..Nuestro Código penal no define lo que por esta palabra deba entenderse, i para saber su significado será, por lo mismo, necesario ocurrir a otras fuentes. -El autorizado Diccionario de Lejislacion de Escriche, i el de Derecho Canónico están conformes en la siguiente definicion del duelo - ,. Singular combate o pelea entre dos, con peligro de muerte, mutilacion o herida, en presencia de testigos o sin ellos., precediendo reto o desafio hecho por palabras, por escrito o por jestos, i aplazando tiempo i lugar para tenerlo." Aunque el encuentro entre los Señores Vanegas i Silva pueda haber tenido algunas de las condiciones o circunstancias espresadas en la definicion que acabais de oir, mui distante se halla de haberlas reunido todas.-No antecedió desafio o reto, propiamente dicho, ni designacion o aplazamiento de tiempo i lugar para el combate: hubo solo amenazas i prevenciones, yor consecuencia de las cuales andaban armados los Senores Silva i Vanegas.Si bien el mismo Silva propuso desacordadamente, como él lo ha dicho, un duelo a Vanegas, no tuvo efecto; i la - 29 -. vez que por encargo o reéomendacion del último se lo propusieron a Silva los Señores Wenceelao Pizano i Cárlos Martin, no quiso aquel 8ceptarlo.-Cuando, pues, apoderándose de ciertas frases aisladas de una publicacion del Señor Silva, i esplotando esas frases, se ha querido deducir que el Señor Vanegas terminó sus dias en un duelo; se ha procedido sin un pleno conocimiento de los antecedentes i circunstancias del hecho, i debemos aplaudir la circul1speccion, la mesura, la piedad verdaderamente cristiana. con que se condujo el ilUE~tradoSeñor Arzobispo, al abBtenerse de ordenar que al cadáver de Vanegas se le privara de la sepultura eclesiástica, ia su alma de las oraciones iBufrajios públicos que la Iglesia, heredera de la mansedumbre i caridad de su divino fundador, solo rehusa en los casos de notoria··de incontrovertible escomunion ..... He querido la paz para las cenízas del infortunado Vanegas; antes de pediros estrictarigurosa justicia para mi defendido. ¡La muerte de Vancgas fué la.consecuencia o resultado de un asesinato? .. AI pronuncIar esta palabra observo en vuestros semblantes la manifestacÍon de vuestras conciencias contra semejante enunciado, aunque sea en )a modesta forma interrogativa. -Hombres de las ideas i principios-del temple de alma de Silva, nunca-jamas pueden ser asesinos: i en efecto -ya habeis visto por la lectura del proceso que en el hecho no concurrió ninguna, absolutamente - ninguna, de las circunstancias de asesinato espresadas en el artículo 610 del Código penal. i Hubo premeditacion de parte de Silva para matar n Vanegas ?-En el acto del reconocimiento que del eadáver de Vanegas hizo Silva ante el funcionario de instruccion, pocosmomentosdespues del acontecimiento, i cuando naturalmente ajitada, conmovida i dilacerada su al· ma, no sabia lo que se decía, espresó que aquel hecho habia sido pensado i mui premeditado: pero precaveos de tomar esta Impropia frase en su sentido gramatical i leg-al, porque los hechos del mismo Silva la contmdicen.Ya os lo he manifestado i demostrado - Silva, el propio Silva, no sabia lo que queria despues de que tuvo conocimiento de la deshonra de su hija-o por mejor decir-él solo quería una cosa - una sola idea lo dominaba - un pensamiento csclusivo lo embargaha con toda la intension i -- ;jO - 'vchemencia dé una monomanía; i era la reparacion deaque~ lJa deshonra, en la cual habian concurrido tantas circunstancias para hacersela insoportable: i así es ~ue lo hemos visto alternativamente amenazador i suplIcante con Vanegas-ofreciendo matarlo, i llegado el caso de poderlo verificar, presentarse él a recibirresignadamente Iamuerte: último propósito o determinacion en que se habia fijado.-EI que ha premeditado matar decididamente a otro, pone por obra su intento tan luego como se encara con su contrario, i mas hallándolo en actitud hostil-resueltamente agresiva: i Silva seria un singular- un efitraño premeditador de homicidio •. si teniendo ánimo firme de consumarlo en Vanegas, huElera aguardado a que este le hiciera dos tiros certeros para llevar a cima su propó':' sito.-Por otra parte-Silva, altamente ofendido por Vanegas. a consecuencia de la falta cuyos efectos se renova1>an incesantemente en su corazon, haciéndole sufrir una especie de infernal tormento semejante al de Prometeo, i cuya memoria lotcniaofuscado-embargado-dominado, fué además provocado con ultrajes e inj urias graves por Vanegas, iQmediatamente antes del hecho - aun sufrIÓ violencia i agresion de parte de aquel, i se "ió en consecuencia movido, no solo por uno, sino por muchos de los estímulos comprendidos en el artículo 606 del Código penal, queescluyen la premeditacion respecto [del homicidio. ¡Yué voluntario de parte de Silva el hecho de dar la muerte a Vanegas?--No: porque aunque en el homicidio se supone siempre voluntad e intencion de conieterlo, segun espresamente lo dice el artículo 604 del Código penal, este mismo articulo esceptúa, entre otros easos, el de ,. probarse manifiestamente que el reo no tuvo tal intencion;" i el de que" por las circunstancias del suceso resulte que aunque el homicida se propuso herir o maltratar, no tuvo intencion de dar la muerte." Yo be probado que en la mañana del 15 de octubre, e inmediatamente antes del acontecimiento, no abrigaba Silva la intencion de dar la muerte a Vanegas: i las circunstancias del suceso obran en apoyo i corrohoracion de mi prueba, porque sobrado manifestó Silva con la conducta inofensiva qu~ guardó al afrontarse con Vanegas, que no llevaba semejante intencion. 1 de aquí es que tampoco -31le comprenden las disposiciones de los artículos 620 i 622, que descansan en el supuesto de tal intencion. Enojoso, en estremo, seria el continuar en esta com-' paracion, para venir siempre al resultado de que en el Código penal no se rejistra disposicion alguna punitiva, que pudiera ser a{llicable al caso de Silva, pue8to que todas esas disposicIOnes, a las cuales pretendiera amoldarse el hecho. parten siempre del dato u antecedente de que en el homicldiohayahabido intencion de cometerlo. ¿ De qué especie o naturaleza es, pues, el hecho imputado a Silva, i por consecuencia del cual ha comparecido ante vosotros! ... Verdaderamente ese hecho es tan escepcional-tan sui generis, que su propia o jenuina cal¡ficacion no podria hacerse sino por la concienCia ilustrada del Jurado, obrando con toda la am:plitud peculiar a la naturaleza de sus funciones, a no ecslstir en el mismo Código penal, que tanto hecitado, el artículo 626 que ecsime de toda pena al homicidio cometido, entre otros casos - "en el de la necesidad de ejercer la defensa lejítima i natural de la propia vida, contra una agresion injusta, en el acto mismo del homicidio, cuando no hai otro medio de repelerla ": esta es la doctrina de Ciceron .formulada en Lei positiva para nosotros. I.a agresion de muerte del Señor Vanegas contra el Señor Silva fué injusta en sus antecedentes, en sus motivosi en Sll misma ac-tualidad.-¿Con qué derecho atacaba Vanegas a Silva, sin que este hubiera, hasta allí, ejecutado acto alguno demostrativo, i visible por Vanegas, de la positiva intencion que tuviera de matarlo 't - i No podía Silva haber desistido de su propósito, como en realidad habia desistido, i presentarse ante Vanegas solo para intimidarlo! - i La simple amenaza de matarnos, hecha por un tercero, nos autoriza para saludarlo a balazos, tan luego como lo descubrimos, o que se nos dirije 1 i Con qué derecho, vuelvo a decir, tiraba Vanegas sobre el padre de la ,jóven a quien hizo desgraciada? i No se rcconocia él mIsmo sin ninguno para el efecto, atenta la naturaleza del orijen de la discordia entre él i Silva, como desde la tumba nos lo ha dicho por la boca de un amigo i confidente suyo? ¡Qué motivos- qué circunstancias pudieranjustificar la improvisa variacion de aquel propósito hidalgo del Sellor Vanegas, hasta el cstremo -32de provocar s Silvs·dc tnofarlo ide hacer fue&,?sobre él. apenas lo divisa! .... Por lo ménos debió el senor Vanegns aguardar a que Silva lo 8tacar~, i entonces habria 8sumiao i ejercido el derecho de su defensa, si bien mé~ nos favorecido que Silva por ese derecho, porque Silva ninguna ofensa, ningun agravio le habia irrogado; pero 11tirar el'primero sobre Silva, con todas las ventajas' con toda la seguridad que le daban la clase de su arma-su destreza i sangre fria ll. ... Esto, Señores Jurados, tanto cuanto inculpa nI desgraciado Vanegas, disculpa, escusa " Silva, desgraciado tambien. porque- ¡de que otro médio que de la muerte de aquel, digolo con sentimiento profundo. podia este haberse servido pata contrarestar o repeler la agresion, cuando el agresor se presentó, se ostento, por dedrlo así-decidido-resuelto, empuñando una pistola de cinco tiros, para dispararlos consecutivamente sobre el agredido?s .... A la Leí no escrita, de que tan elocuentemente habla el Orador Romano, se une nuestra Lei escrita, i en estrechísima concordia ambas, autorizaron a Silva para elejir como justo i bueno el medio, que desgraciaClamente se le ofreció cual único de salvacion: el de matar a Vanegas ..... Creedme, Señores Jurados, ~ue si -la fuerza de la verdad i del convencimiento me oblIga a decir esto, ello no sale de mis lábios, sin que mi corazon haya sido reciamente conmovido. Es tiempo Señores Jurados, de que trate de poner termino a esta defensa.--El digno Juez que os preside aun, os ha propuesto las cuestIOnes legales que debeis resolver en esta célebre causa,' i ya se acerca el momento de que ejerzais esas vuestras tremendas funciones.-Con toda la efusion del alma pido rendidamente, al que es la fuente de toda luz i de toda justicia, os ilumine e inspire un fallo acertado-un fallo que consulte los grandes intereses que en la misma causa se ajitan: porque noes solo la de Juan B. Silva la que vais a decidir, sino la causa de todos 108 padres que miran cual un objeto sagrado la integridad.el honor de sus hijas-que por ese objeto se desviven i resignan a loS mayores sacrificios-i a quienes, si por desgracIa, se les lastima-se les hiere en tan precioso objeto: en vez de la justa reparacion del ultraje urogado por el ofensor, no reciben sino nuevos ultrajes, nuevaa -33-.--; ínjurias i.laagre~ion CQ~tJ'~sq,pr~.pi~,~idE¡ .. ,~' Contfayendbnte'á' Tlrprlrtt~d~ '{ficHas- ~b\fsHbbes,me h1~Qgo. a, mi .mjftmo-II ¡8elh~,cometidp,"EL DE¡'ITO de homici(fio en fa péisrina de Ricardo Vilnegb1,,' 1 por lQ..fu@za;dela,~uociolq 8' <l~ ló~ i 1\atul"atmeftie conJ ducen todas las premisas que he ido asent~·i~l.1volviendo, ,en el curso de. est~mi imp~~fect?rale&:at?, mi I1espUestk;tlemr' por ~e~udal:llquá;5a1.·ne~ai con'referencia a Silva, que es a quien la- <ltJUSla se'ha"li~¡~; por~u~,si en ,la mue~e de Va~egjl~ hub~ D~LJT~ de; bOlllldldio i el; élttisattte" de 'E8E' nm:u.r.redú~.el díismo Vaneg.as: Silva s<?l~,era la ~í~~jma ~~v.ista ._pa~~.~aconsumaclOnldellsaétificIO;-,-D~ ló\safVó, l'delfem'os' respetar los decretos de su inesc~l1table. providencia. No habiendo DELITCren 'esta causa, con relacion a Silva, este no tiene responsabilidad ninguna en ella a los ojos de la .L~i: tal e~ IIli mas J?r~fu~da co~vicci2n, i, iplegft a~! CleKJqu:e' eBlr'sea"tMOOien·Jál- vdestrfl; Sénores Jurados: porque ¡qué consecuencias no ap~rej~ria un fallo adverso de vuestra part'éL! .. ; ; . Iia's~t~Í1ada, socabada en su base misma-en ese sagrado santuario de la familia, que debe ser inaccemtt~a·liVsOOti~iQ~l hon~ de lainc,auta donc~lla~~nmiDente, p'~!ig~o-ll! vida def-padTe- 'amenllzadrt~atacada porque, dtlcIl 1~dfd() al mandato de la naturaleza j de la Lei, hti'qnéilidó-'eomtituirse en guardian-en defensor de aquel hOIl;<>J:;, ~.,luego este,"mi~moJ)a~teeswanñ,b"Co_i!'~nn'V~a:;, e.ra~~~ó~;~,n.o 1mber' sido utdlferente e' msenSl1ne':a 'la desf\bWtfi·d?'~ hija, i el ,delito mayor; de no Habersé'd~j'ádtt ínmtsltit1Jdr el mismo autor de esa deshonra . Cbneenttaos' con' re'C'ojim'iento ré1ijídstl' detfif8"~ vosotros -mismos~- os volveré: a'decir. FaltAd: córi:'Hi'°n\riho sobre el corazon, i oyendo los dictados-.de vuestJ:a.·conciencia: i estad'persti~did~)~ 'de. que . J~i~'gtJ.'n. '0 t,~p1a'u$Iirá con mas 'veras vue!!ltraJustIcrá'e'mtegndaa: qnée1rní~0 Si1V'a; q.ue.·t,án~as v~ce~ ~a ?sp~es!o su vida; R~ra:~u,~eb su p;;ttna 'hubIera InstitUCIoneS" hbera1:e~:-enUe:}etrl!~~esf.8. del Jurado, tao"'amiga del hombre, pti~'i:¡~e"es·la~lq.stlda de Dios, inspirndaen' esa voz quéaMá"erf él' -rdtÚlo de su alma oye el homhre· de, bi;eh.---.- llogotá--13'de Dicrembrc" de'}S56, 14:1:G \.TE!;' ..CH,IAR.I., -34CUESTt<?NES Qt7E DEBE REsOL VER EL JUllAD(). '1.· ,¡Se'ha cometidoELD~LITO i.· ¡Juan Ba1ltista Silva- d~ hOmicidio! B8 RESPONSABLE DE EST'A. lNFRACCION! 3." ¡.Juan Bautista Silva es autor principal; c6mplice,.'siliador o encubridor 1 . 4." ¿En-qué grado es responsable Juan. Bautista Silva l' Francisco· de P. 'l'órres.-Cc8ar R. lYátes. VEREDICTO DEL JURADO 1 SENTENCIA DEL. JUEZ •. :Bogotá-Diciembre 13 de 1856. El. Jurado resuelve.- A la l." LITa .de cuestion.-' homicidio." 'No se ha cometiaoEL DE~ El Presidente Manuel María pardO-Ag.ustin Carrizosa-Ale,iandi.'o Gaitan-Man~elM~mrique-Mariano Herazo-Francisco E. Ruiz-Fedro l!'. Nieto.' . Juzgado· del circuito-l. o del crímen-Bogotátrece' de Diciembre de mil ochocientos cincuenta i seis. Vistos-Ef .Jurado en el veredicto que antecede,pronunciado ei dia de boi, ha declarado que no se ha cometido er delito de homicidio: por tanto,. administranda justicia en nombre del Estado i por.autoridad de IáLei, se declára. terminada la precedente causa respecto ..del €spresado. cargo, segun e . artículo 50 de la Lei de 29 de ma.yo de 1'852', sobre Jurado.-Pongase en libertad: inmediatamente a Juan Bautista Silva. Francisco de P. Tórres.-César 11. Nátes.,