Derecho Internacional Humanitario

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Artículo 3 común y
Protocolo II adicional a
los Convenios de
Ginebra de 1949
Derecho
Internacional
Humanitario
APLICABLE EN COLOMBIA
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Artículo 3
Común a los Convenios de
Ginebra del 12 de agosto de
1949 Conflictos armados no
internacionales
En caso de conflicto armado que no sea de índole
internacional y que surja en el territorio de una
de las Altas Partes Contratantes cada una de las
Partes en conflicto tendrá la obligación de aplicar,
como mínimo, las siguientes disposiciones:
De manera general, hay que admitir que los conflictos
a los que se refiere el artículo 3 son conflictos armados
caracterizados por hostilidades en las que se enfrentan
fuerzas armadas. En suma, nos encontramos ante un
conflicto que presenta muchos de los aspectos de una guerra
internacional, pero que se libra en el interior de un mismo
Estado. En muchos casos, cada una de las dos partes está en
posesión de una parte del territorio nacional y, a menudo,
existe alguna forma de frente.1
La obligación para cada una de las partes es
incondicional. 2
La obligación de la parte en conflicto que representa la
autoridad establecida no plantea problemas. La mera
legalidad del Gobierno implicado en un conflicto interno
obliga a este Gobierno, en cuanto Parte contratante en el
Convenio.3
1. Comité Internacional de la Cruz Roja. Comentario del Protocolo del 8 de junio de
1977 adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la
protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo
II) y del artículo 3 de estos convenios. Plaza & Janés Editores Colombia S.A. Santa Fe
de Bogotá D.C. 1998. Pag. 338
2. Ibid., pag. 338
3. Ibid., pag. 339
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1) Las personas que no participen directamente
en las hostilidades, incluidos los miembros
de las fuerzas armadas que hayan depuesto
las armas y las personas puestas fuera de
combate por enfermedad, herida,
detención o por cualquier otra causa, serán,
en todas las circunstancias, tratadas con
humanidad, sin distinción alguna de índole
desfavorable basada en la raza, el color, la
religión o la creencia, el sexo, el nacimiento
o la fortuna o cualquier otro criterio análogo.
... en el caso presente, queda claro que a quienes se
aplica este artículo es ante todo a las personas civiles, es
decir, a quienes no llevan armas. Para los miembros de las
fuerzas armadas, es la disposición correspondiente, que
figura en el III Convenio, la que se invocará principalmente.
Todas las personas a las que se refiere el párrafo 1) tienen
derecho a un trato humano, sin distinción alguna. En esta
disposición se enumeran, a fin de eliminarlos, los criterios
que podrían emplearse para tratar de manera desfavorable
a una u otra categoría de personas. 4
A este respecto, se prohíben, en cualquier
tiempo y lugar, por lo que atañe a las personas
arriba mencionadas:
a) los atentados contra la vida y la integridad
corporal, especialmente el homicidio en
todas sus formas, las mutilaciones, los
tratos crueles, la tortura y los suplicios;
b) la toma de rehenes;
4.
Ibid., pag. 343
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c) los atentados contra la dignidad personal,
especialmente los tratos humillantes y
degradantes;
d) las condenas dictadas y las ejecuciones
sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías
judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados.
...“un trato humano”. Esta definición no es, como
veremos, muy precisa. En cambio, es más fácil enumerar lo
que es incompatible con un trato humano. Es la vía que
sigue el Convenio, enunciando cuatro prohibiciones
absolutas. La fórmula no puede ser más clara: “A este
respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar [...]”.
No hay escapatoria, ni excusa, ni circunstancia atenuante
posibles.5
2) Los heridos y los enfermos serán recogidos y
asistidos.
Un organismo humanitario imparcial, tal como
el Comité Internacional de la Cruz Roja, podrá
ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto.
Para que los ofrecimientos de servicio sean legítimos, y
puedan ser aceptados, deben emanar de un organismo
humanitario e imparcial. Y es necesario que los servicios
ofrecidos y prestados tengan este mismo carácter de
humanidad e imparcialidad. El Comité Internacional
de la Cruz Roja se menciona aquí tanto por sí mismo, en
cuanto institución estatutaria y tradicionalmente llamada
a intervenir en caso de conflicto, como por ser un ejemplo
de lo que se entiende por organismo humanitario e
imparcial. 6
5. Ibid., pag. 341
6. Ibid., pag. 345
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Además, las Partes en conflicto harán lo posible
por poner en vigor, mediante acuerdos
especiales, la totalidad o parte de las otras
disposiciones del presente Convenio.
Esta disposición no sólo brinda una posibilidad práctica,
sino que hace, además, una exhortación acuciante, señala
un deber: “las Partes en conflicto harán lo posible por
[...]”. Aunque las partes, cada una por lo que le atañe, no
tienen el deber de observar unilateralmente otra norma
que el artículo 3, están obligadas a procurar una aplicación
más amplia, mediante un acuerdo bilateral.7
La aplicación de las anteriores disposiciones no
surtirá efectos sobre el estatuto jurídico de las
Partes en conflicto.
Así pues, el hecho de aplicar el artículo 3 no constituye
en sí mismo, por parte de un Gobierno legal, ningún
reconocimiento de poder alguno a la parte adversa; no limita
de ningún modo su derecho -que le confiere su propia ley- a
reprimir una rebelión por todos los medios, incluido el uso
de las armas; no afecta en nada a su derecho a perseguir
judicialmente, juzgar y condenar a sus adversarios por sus
crímenes, de conformidad con la propia ley.8
De igual manera, para el bando adverso, sea cual fuere,
así como la calificación que él se dé o que pretenda, el hecho
de aplicar este artículo no le confiere ningún derecho a una
protección especial, ni ninguna inmunidad.9
7. Ibid., pag. 346
8. Ibid., pag. 349
9. Ibid., pag. 349
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Protocolo II
adicional a los Convenios de
Ginebra del 12 de agosto de
1949 relativo a la protección de
las víctimas de los conflictos
armados sin carácter
internacional
PREÁMBULO
Las Altas Partes Contratantes,
Recordando que los principios humanitarios
refrendados por el artículo 3 común a los
Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949
constituyen el fundamento del respeto a la persona humana en caso de conflicto armado sin
carácter internacional,
Recordando, asimismo, que los instrumentos
internacionales relativos a los derechos humanos
ofrecen a la persona humana una protección fundamental,
Subrayando la necesidad de garantizar una mejor
protección a las víctimas de tales conflictos
armados,
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Recordando que, en los casos no previstos por el
derecho vigente, la persona humana queda bajo
la salvaguardia de los principios de humanidad y
de las exigencias de la conciencia pública,
Convienen en lo siguiente:
TÍTULO I
ÁMBITO DEL PRESENTE
PROTOCOLO
Artículo 1. Ámbito de aplicación
material
1. El presente Protocolo, que desarrolla y
completa el artículo 3 común a los Convenios
de Ginebra del 12 de agosto de 1949, sin
modificar sus actuales condiciones de
aplicación, se aplicará a todos los conflictos
armados que no estén cubiertos por el artículo
1 del Protocolo adicional a los Convenios de
Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a
la protección de las víctimas de los conflictos
armados internacionales (Protocolo I) y que
se desarrollen en el territorio de una Alta Parte
contratante entre sus fuerzas armadas y
fuerzas armadas disidentes o grupos armados
organizados que, bajo la dirección de un
mando responsable, ejerzan sobre una parte
de dicho territorio un control tal que les
permita realizar operaciones militares
sostenidas y concertadas y aplicar el presente
Protocolo.
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Teniendo en cuenta la relación establecida con el
artículo 3 común, el Protocolo se aplica a todos los conflictos
armados que no están cubiertos por el artículo 1 del
Protocolo I (Principios generales y ámbito de
aplicación). Esta definición por exclusión de las situaciones
enmarcadas en el Protocolo I establece la distinción entre
los conflictos armados internacionales y los conflictos
armados no internacionales. Los sujetos de derecho que se
enfrentan difieren según la categoría del conflicto. En un
conflicto armado no internacional se enfrentan partes cuyo
estatuto jurídico es fundamentalmente desigual. Los
insurrectos, es decir, la mayoría de las veces una parte de la
población, luchan contra el Gobierno establecido, que actúa
en el ejercicio del poder público originario [114]. Esta
distinción define el umbral superior de la aplicabilidad del
Protocolo.10
2. El presente Protocolo no se aplicará a las
situaciones de tensiones internas y de
disturbios interiores, tales como los motines,
los actos esporádicos y aislados de violencia y
otros actos análogos, que no son conflictos
armados.
No se dan verdaderamente definiciones. La noción de
disturbios interiores y de tensiones internas puede
ilustrarse mediante una lista no restrictiva de ejemplos de
esas situaciones: los motines, como manifestaciones que
no tienen un propósito inicial concertado; los actos aislados
y esporádicos de violencia, por oposición a las operaciones
militares realizadas por fuerzas armadas o grupos armados;
los otros actos análogos, que abarcan, en particular, las
detenciones masivas de personas a causa de sus actos o de
sus opiniones. 11
10. Ibid., pag. 91
11. Ibid., pag. 96
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Artículo 2. Ámbito de aplicación
personal
1. El presente Protocolo se aplicará sin ninguna
distinción de carácter desfavorable por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión
o creencia, opiniones políticas o de otra
índole, origen nacional o social, fortuna,
nacimiento u otra condición o cualquier
otro criterio análogo (denominada en
adelante distinción de carácter
desfavorable), a todas las personas afectadas
por un conflicto armado en el sentido del
artículo 1.
El párrafo 1 establece, en primer lugar, la igualdad de
trato de las personas protegidas por lo que respecta a la
aplicación de las normas del Protocolo. Esta noción se funda
en el principio de la no discriminación, universalmente
reconocido hoy en derecho internacional. La enumeración
de los diversos criterios de discriminación no es limitativa.
Reaparece en otras disposiciones de los Convenios y de los
Protocolos en forma más o menos elaborada. Su alcance es
siempre el mismo. 12
“El presente Protocolo se aplicará sin ninguna distinción
de carácter desfavorable”: esta fórmula se tomó de los
Convenios, en particular del artículo 3 común. El calificativo
“desfavorable” aporta una precisión importante. En efecto,
pueden haber distinciones favorables perfectamente lícitas;
son las diferencias de trato que se hacen para tener en cuenta
el sufrimiento, el desamparo o la debilidad natural de una
persona (niño o anciano, por ejemplo) las que imponen
medidas en función de la urgencia y de las necesidades. 13
2. Al fin del conflicto armado, todas las personas que hayan sido objeto de una privación
12.
13.
Ibid., pag. 102
Ibid., pag. 103
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o de una restricción de libertad por motivos
relacionados con aquél, así como las que
fuesen objeto de tales medidas después del
conflicto por los mismos motivos, gozarán
de la protección prevista en los artículos 5 y
6 hasta el término de esa privación o
restricción de libertad.
Las medidas restrictivas de la libertad aplicadas por
motivos relacionados con el conflicto deberían cesar, en
principio, al final de las hostilidades activas, es decir, cuando
no hay más operaciones militares, salvo en los casos de
condena penal. Por lo tanto, si se mantuvieran esas medidas,
por razones de seguridad, en relación con ciertas personas
o si la parte vencedora efectuara detenciones con miras a
restablecer el orden público y asegurar su autoridad, sería
todavía necesaria una protección jurídica para los afectados
por ellas. 14
Artículo 3. No intervención
1. No podrá invocarse disposición alguna del
presente Protocolo con objeto de
menoscabar la soberanía de un Estado o la
responsabilidad que incumbe al gobierno
de mantener o restablecer la ley y el orden
en el Estado o de defender la unidad
nacional y la integridad territorial del Estado
por todos los medios legítimos.
El párrafo 1 reafirma el principio de la inviolabilidad
de la soberanía nacional de los Estados. El Protocolo tiene
una finalidad puramente humanitaria. En consecuencia,
no afecta al derecho del Estado a tomar las medidas
pertinentes para mantener o restaurar el orden público y
defender su unidad nacional y su integridad territorial.
Esta responsabilidad incumbe al Gobierno y se le reconoce
expresamente. 15
14.
15.
Ibid., pag. 106
Ibid., pag. 109
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2. No podrá invocarse disposición alguna del
presente Protocolo como justificación para
intervenir, directa o indirectamente, sea
cual fuere la razón, en el conflicto armado
o en los asuntos internos o externos de la
Alta Parte contratante en cuyo territorio
tenga lugar ese conflicto.
El párrafo 2 mantiene el principio de la no intervención.
El Protocolo II no podrá servir de pretexto o justificación a
una intervención directa o indirecta en el conflicto armado
o en los asuntos internos o externos de la Alta Parte
Contratante. 16
TÍTULO II - TRATO HUMANO
Artículo 4. Garantías fundamentales
1. Todas las personas que no participen
directamente en las hostilidades, o que
hayan dejado de participar en ellas, estén o
no privadas de libertad, tienen derecho a
que se respeten su persona, su honor, sus
convicciones y sus prácticas religiosas. Serán
tratadas con humanidad en toda
circunstancia, sin ninguna distinción de
carácter desfavorable. Queda prohibido
ordenar que no haya supervivientes.
El presente Título tiene por objeto proteger a las personas que no participan, o que han dejado de participar, en las
hostilidades contra los abusos de poder y los tratos
inhumanos y crueles que pudieran infligirles las
autoridades militares o civiles en cuyo poder estén [168].
16. Ibid., pag. 110
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Puesto que el Protocolo no establece categorías de personas
protegidas que gocen de un estatuto particular, tal como los
prisioneros de guerra en los conflictos armados
internacionales, las normas y los enunciados se aplican de
igual manera a todas las personas afectadas [169] por el
conflicto armado y que se hallen en poder del adversario
(heridos, enfermos, personas privadas de libertad o cuya
libertad se ha restringido), sean militares o civiles. 17
Se trata de una de las reglas básicas de comportamiento
de los combatientes, inspirada en el derecho de La Haya.
Tiene por objeto proteger al combatiente cuando cae en
poder del adversario, prohibiendo quitarle la vida si se rinde
o si es capturado, y decidir su exterminio . 18
2. Sin perjuicio del carácter general de las
disposiciones que preceden, están y
quedarán prohibidos en todo tiempo y lugar
con respecto a las personas a que se refiere
el párrafo 1:
a) los atentados contra la vida, la salud y la
integridad física o mental de las personas, en particular el homicidio y los tratos
crueles tales como la tortura y las
mutilaciones o toda forma de pena corporal;
b) los castigos colectivos;
c) la toma de rehenes;
d) los actos de terrorismo;
e) los atentados contra la dignidad personal,
en especial los tratos humillantes y
17. Ibid., pag. 113
18. Ibid., pag. 123
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degradantes, la violación, la prostitución
forzada y cualquier forma de atentado al
pudor;
f) la esclavitud y la trata de esclavos en todas
sus formas;
g) el pillaje;
h) las amenazas de realizar los actos
mencionados.
El principio general de trato humano enunciado en el
párrafo anterior está ilustrado por una lista no limitativa
de actos prohibidos. La expresión “sin perjuicio del carácter
general de las disposiciones que preceden” significa que
ninguna de estas prohibiciones específicas puede restringir
el alcance del principio general. 19
Las prohibiciones son explícitas y no admiten ninguna
excepción; prevalecen “en todo tiempo y lugar”. Se trata de
obligaciones absolutas. 20
3. Se proporcionarán a los niños los cuidados y
la ayuda que necesiten y, en particular:
a) recibirán una educación, incluida la
educación religiosa o moral, conforme a
los deseos de los padres o, a falta de éstos,
de las personas que tengan la guarda de
ellos;
b) se tomarán las medidas oportunas para
facilitar la reunión de las familias
temporalmente separadas;
19. Ibid., pag. 124
20. Ibid., pag. 124
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c) los niños menores de quince años no
serán reclutados en las fuerzas o grupos
armados y no se permitirá que participen
en las hostilidades;
d) la protección especial prevista en este
artículo para los niños menores de quince
años seguirá aplicándose a ellos si, no
obstante las disposiciones del apartado c),
han participado directamente en las
hostilidades y han sido capturados;
e) se tomarán medidas, si procede, y
siempre que sea posible con el
consentimiento de los padres o de las
personas que, en virtud de la ley o la
costumbre, tengan en primer lugar la
guarda de ellos, para trasladar
temporalmente a los niños de la zona en
que tengan lugar las hostilidades a una
zona del país más segura y para que vayan
acompañados de personas que velen por
su seguridad y bienestar.
Los niños son particularmente vulnerables y requieren
un trato privilegiado en relación con el resto de la población
civil; por eso gozan de una protección jurídica específica. 21
El principio general de protección, enunciado al inicio
del párrafo, se ilustra mediante una lista de las obligaciones
que implica (apartados de a a e). Como denota la expresión
adverbial “en particular”, esta lista es indicativa y no
prejuzga en nada otras medidas que pudieran tomarse. 22
21. Ibid., pag. 131
22. Ibid., pag. 131
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Artículo 5. Personas privadas de
libertad
1. Además de las disposiciones del artículo 4,
se respetarán, como mínimo, en lo que se
refiere a las personas privadas de libertad
por motivos relacionados con el conflicto
armado, ya estén internadas o detenidas, las
siguientes disposiciones:
a) los heridos y enfermos serán tratados de
conformidad con el artículo 7;
b) las personas a que se refiere el presente
párrafo recibirán, en la misma medida
que la población local, alimentos y agua
potable y disfrutarán de garantías de
salubridad e higiene y de protección contra los rigores del clima y los peligros del
conflicto armado;
c) serán autorizadas a recibir socorros
individuales o colectivos;
d) podrán practicar su religión y, cuando
así lo soliciten y proceda, recibir la
asistencia espiritual de personas que
ejerzan funciones religiosas, tales como
los capellanes;
e) en caso de que deban trabajar, gozarán
de condiciones de trabajo y garantías
análogas a aquellas de que disfrute la
población civil local.
La expresión “personas privadas de libertad por motivos
relacionados con el conflicto armado” se ha tomado del
artículo 2 (Ámbito de aplicación personal), párrafo 2,
del Protocolo. Conviene recordar aquí su gran alcance, ya
que cubre tanto a las personas encausadas penalmente como
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a las privadas de libertad por razones de seguridad sin ser
objeto de diligencias penales [238]. Sin embargo, la
privación de libertad debe estar relacionada con la situación
de conflicto; por consiguiente, esta disposición no está
dirigida a los detenidos de derecho común. 23
2. En la medida de sus posibilidades, los
responsables del internamiento o la
detención de las personas a que se refiere el
párrafo 1 respetarán también, dentro de los
límites de su competencia, las disposiciones
siguientes relativas a esas personas:
a) salvo cuando hombres y mujeres de una
misma familia sean alojados en común,
las mujeres estarán custodiadas en locales
distintos de los destinados a los hombres
y se hallarán bajo la vigilancia inmediata
de mujeres;
b) dichas personas serán autorizadas para
enviar y recibir cartas y tarjetas postales,
si bien su número podrá ser limitado por
la autoridad competente si lo considera
necesario;
c) los lugares de internamiento y detención
no deberán situarse en la proximidad de
la zona de combate. Las personas a que
se refiere el párrafo 1 serán evacuadas
cuando los lugares de internamiento o
detención queden particularmente
expuestos a los peligros resultantes del
conflicto armado, siempre que su
evacuación pueda efectuarse en
condiciones suficientes de seguridad;
23. Ibid., pag. 143
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d) dichas personas serán objeto de
exámenes médicos;
e) no se pondrán en peligro su salud ni su
integridad física o mental, mediante
ninguna acción u omisión injustificadas.
Por consiguiente, se prohibe someter a
las personas a que se refiere el presente
artículo a cualquier intervención médica
que no esté indicada por su estado de
salud y que no esté de acuerdo con las
normas
médicas
generalmente
reconocidas que se aplicarían en análogas
circunstancias médicas a las personas no
privadas de libertad.
3. Las personas que no estén comprendidas en
las disposiciones del párrafo 1 pero cuya
libertad se encuentre restringida, en
cualquier forma que sea, por motivos
relacionados con el conflicto armado, serán
tratadas humanamente conforme a lo
dispuesto en el artículo 4 y en los párrafos 1
a), c) y d) y 2 b) del presente artículo.
4. Si se decide liberar a personas que estén
privadas de libertad, quienes lo decidan
deberán tomar las medidas necesarias para
garantizar la seguridad de tales personas.
Artículo 6. Diligencias penales
Las garantías judiciales desempeñan un papel
especialmente importante, puesto que todo ser humano
tiene derecho, cualesquiera que sean las circunstancias,
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a un proceso reglamentario y justo; las garantías definidas
por el presente artículo se refieren a las dos etapas del
procedimiento, que son: la instrucción y el juicio. Al igual
que el artículo 3 común, el Protocolo II deja intacto el
derecho de las autoridades constituidas a encausar, juzgar
y condenar a las personas –militares o civiles– que hayan
cometido una infracción relacionada con el conflicto
armado; sin embargo, una situación semejante acarrea a
menudo la suspensión de las garantías constitucionales,
la promulgación de leyes especiales y la constitución de
jurisdicciones de excepción. El artículo 6 sienta algunos
principios de carácter universal que toda entidad
organizada responsable debe y puede respetar. Completa
y desarrolla el artículo 3 común, apartado 1, número 1, d,
que proscribe “las condenas dictadas y las ejecuciones sin
previo juicio ante un tribunal legítimamente constituido,
con garantías judiciales reconocidas como indispensables
por los pueblos civilizados”. Era necesario puntualizar
esta norma, muy general, para reforzar la prohibición de
la justicia sumaria y las condenas sin juicio, que ya
contiene. 24
1. El presente artículo se aplicará al
enjuiciamiento y a la sanción de
infracciones penales cometidas en relación
con el conflicto armado.
2. No se impondrá condena ni se ejecutará pena
alguna respecto de una persona declarada
culpable de una infracción, sino en virtud de
sentencia de un tribunal que ofrezca las
garantías esenciales de independencia e
imparcialidad. En particular:
a) el procedimiento dispondrá que el
acusado sea informado sin demora de los
24.
Ibid., pag. 159
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detalles de la infracción que se le atribuya
y garantizará al acusado, en las
actuaciones que procedan al juicio y en
el curso de éste, todos los derechos y
medios de defensa necesarios;
b) nadie podrá ser condenado por una
infracción si no es sobre la base de su
responsabilidad penal individual;
c) nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de
cometerse no fueran delictivos según el
derecho; tampoco se impondrá pena más
grave que la aplicable en el momento de
cometerse la infracción; si, con
posterioridad a la comisión de la
infracción, la ley dispusiera la imposición
de una pena más leve, el delincuente se
beneficiará de ello;
d) toda persona acusada de una infracción
se presumirá inocente mientras no se
pruebe su culpabilidad conforme a la ley;
e) toda persona acusada de una infracción
tendrá derecho a hallarse presente al ser
juzgada;
f) nadie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable.
3. Toda persona condenada será informada, en
el momento de su condena, de sus derechos
a interponer recurso judicial y de otro tipo,
así como de los plazos para ejercer esos
derechos.
4. No se dictará pena de muerte contra las personas que tuvieren menos de 18 años de
edad en el momento de la infracción ni se
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ejecutará en las mujeres encintas ni en las
madres de niños de corta edad.
5. A la cesación de las hostilidades, las
autoridades en el poder procurarán conceder la amnistía más amplia posible a las
personas que hayan tomado parte en el
conflicto armado o que se encuentren
privadas de libertad, internadas o detenidas
por motivos relacionados con el conflicto
armado.
La amnistía es competencia de las autoridades. Se trata
de un acto del poder legislativo que borra un hecho punible,
detiene las diligencias y anula las condenas. Jurídicamente,
se hace una distinción entre amnistía y gracia, que concede
el jefe del Estado y suprime la ejecución de la pena, pero
deja subsistir los efectos de la condena. En este párrafo sólo
se considera la amnistía, lo cual no significa que se haya
querido excluir la gracia. 25
TÍTULO III - HERIDOS,
ENFERMOS Y NÁUFRAGOS
Artículo 7. Protección y asistencia
1. Todos los heridos, enfermos y náufragos,
hayan o no tomado parte en el conflicto
armado, serán respetados y protegidos.
2. En toda circunstancia serán tratados
humanamente y recibirán, en toda la
medida de lo posible y en el plazo más
25.
Ibid., pag. 168
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breve, los cuidados médicos que exija su
estado. No se hará entre ellos distinción
alguna que no esté basada en criterios
médicos.
... se recuerda el principio del respeto y de la protección
de los heridos, los enfermos y los náufragos. Las nociones
de respeto y de protección se tomaron de los Convenios y se
introdujeron con motivo de la revisión de 1906, la primera,
y en 1929, la segunda. “Respetar” quiere decir “perdonar la
vida, no atacar por ningún motivo”; es una obligación de
abstenerse de todo acto hostil, completada por el deber de
“proteger”. “Proteger” significa “salir en defensa de alguien,
prestar auxilio y apoyo” . Esto implica tomar medidas para
apartar, si es posible, a los heridos, a los enfermos y a los
náufragos de los combates y ponerlos a resguardo, y velar
por que sean efectivamente respetados, es decir, que nadie se
aproveche de su situación de debilidad para maltratarlos,
robarles sus efectos o perjudicarlos de cualquier modo que
sea. 26
Artículo 8. Búsqueda
Siempre que las circunstancias lo permitan, y en
particular después de un combate, se tomarán
sin demora todas las medidas posibles para buscar
y recoger a los heridos, enfermos y náufragos a
fin de protegerlos contra el pillaje y los malos tratos
y asegurarles la asistencia necesaria, y para buscar
a los muertos, impedir que sean despojados y
dar destino decoroso a sus restos.
Buscar y recoger a los heridos, enfermos y náufragos
es poner en práctica el principio fundamental de protección
y asistencia ratificado por el artículo 7 (Protección y
asistencia). Se trata de un deber. Para cumplirlo, se
26.
Ibid., pag. 177
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tomarán todas las medidas posibles, “siempre que las
circunstancias lo permitan, y en particular después de un
combate”. Será sobre todo después de un enfrentamiento,
cuando será necesario buscar a las víctimas; pero la
obligación es más amplia: rige “siempre que las
circunstancias lo permitan”. 27
Artículo 9. Protección del personal
sanitario y religioso
1. El personal sanitario y religioso será respetado
y protegido. Se le proporcionará toda la
ayuda disponible para el desempeño de sus
funciones y no se le obligará a realizar tareas
que no sean compatibles con su misión
humanitaria.
2. No se podrá exigir que el personal sanitario,
en el cumplimiento de su misión, dé
prioridad al tratamiento de persona alguna
salvo por razones de orden médico.
El personal sanitario comprende “las personas
destinadas por una parte en conflicto exclusivamente a los
fines sanitarios enumerados en el apartado e”, a saber:
“búsqueda, recogida, transporte, diagnóstico o tratamiento
[325] (incluidos los primeros auxilios) de los heridos,
enfermos y náufragos, así como la prevención de las
enfermedades”, 28
“o a la administración de las unidades sanitarias o al
funcionamiento o administración de los medios de
transporte sanitarios. El destino a tales servicios podrá
tener carácter permanente o temporal. 29
27. Ibid., pag. 184
28. Ibid., pag. 192
29. Ibid., pag. 192
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4672 La expresión “personal religioso” es genérica y
cubre todas las religiones. El término “capellán” se utilizó
como ejemplo, pero se aclaró que no se refería
exclusivamente al personal religioso cristiano. 30
Artículo 10. Protección general de la
misión médica
El artículo 10 establece el libre ejercicio y la realización
de la actividad médica en un sentido amplio, protegiendo
no sólo a los médicos, sino también a todas las personas
que ejerzan profesionalmente esta actividad. También la
expresión “misión médica” se refiere a la actividad médica,
es decir, a las tareas que el personal asistencial cumple de
conformidad con sus obligaciones profesionales. El texto
inglés expresa muy bien esta noción con el empleo de la
expresión “medical duties”. 31
... al establecer la protección general del cuerpo médico
y del personal paramédico. Se trata, en particular, de
garantizar la inmunidad de los médicos civiles que prestan
asistencia sin formar parte del personal sanitario adscrito
a las unidades sanitarias en el sentido de los artículos 9
(Protección del personal sanitario y religioso) y 11
(Protección de unidades y medios de transporte
sanitarios) del Protocolo. 32
1. No se castigará a nadie por haber ejercido
una actividad médica conforme con la
deontología, cualesquiera que hubieren sido
las circunstancias o los beneficiarios de dicha
actividad.
30.
31.
32.
Ibid., pag. 195
Ibid., pag. 201
Ibid., pag. 201
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2. No se podrá obligar a las personas que
ejerzan una actividad médica a realizar
actos ni a efectuar trabajos contrarios a la
deontología u otras normas médicas
destinadas a proteger a los heridos y a los
enfermos, o a las disposiciones del presente
Protocolo, ni a abstenerse de realizar actos
exigidos por dichas normas o disposiciones.
3. A reserva de lo dispuesto en la legislación
nacional, se respetarán las obligaciones
profesionales de las personas que ejerzan
una actividad médica, en cuanto a la
información que puedan adquirir sobre los
heridos y los enfermos por ellas asistidos.
4. A reserva de lo dispuesto en la legislación
nacional, la persona que ejerza una
actividad médica no podrá ser sancionada
de modo alguno por el hecho de no
proporcionar o de negarse a proporcionar
información sobre los heridos y los enfermos
a quienes asista o haya asistido.
Artículo 11. Protección de unidades
y medios de transporte
sanitarios
A semejanza de la protección del personal sanitario y
religioso (artículo 9 –Protección del personal sanitario
y religioso) y de la protección de la misión médica (artículo
10 –Protección general de la misión médica), la
protección general de las unidades y los medios de transporte
sanitarios es indispensable para llevar a la práctica el
principio de protección y de respeto a los heridos y los
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enfermos, enunciado en el artículo 3 común y reafirmado en
el artículo 7 (Protección y asistencia) del presente Protocolo.
El artículo 11 se inspira esencialmente en los artículos 19 y
21 del I Convenio, pero conviene igualmente relacionarlo
con los artículos 20, 35 y 36 de este mismo I Convenio, con
los artículos 22, 23 y 24 del II Convenio y con los artículos
18, 21 y 22 del IV Convenio. En efecto, esta disposición tiene
por objeto la protección y el respeto de todos los medios de
transporte sanitarios militares o civiles, ya sean terrestres,
aéreos, marítimos, lacustres o fluviales. 33
1. Las unidades sanitarias y los medios de
transporte sanitarios serán respetados y
protegidos en todo momento y no serán
objeto de ataques.
2. La protección debida a las unidades y a los
medios de transporte sanitarios solamente
podrá cesar cuando se haga uso de ellos con
objeto de realizar actos hostiles al margen
de sus tareas humanitarias. Sin embargo, la
protección cesará únicamente después de
una intimación que, habiendo fijado cuando
proceda un plazo razonable, no surta efectos.
Artículo 12. Signo distintivo
Bajo la dirección de la autoridad competente de
que se trate, el signo distintivo de la cruz roja,
de la media luna roja o del león y sol rojos sobre
fondo blanco será ostentado tanto por el personal
sanitario y religioso como por las unidades y los
medios de transporte sanitarios. Dicho signo
deberá respetarse en toda circunstancia. No
deberá ser utilizado indebidamente.
33.
Ibid., pag. 212
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Para que la protección de los heridos, los enfermos y los
náufragos sea efectiva, el personal que los asiste, los lugares
en que se albergan y los medios de locomoción utilizados
para transportarlos, los cuales también se benefician de la
protección del Protocolo (artículo 9 – Protección del personal sanitario y religioso, y 11 – Protección de
unidades y medios de transporte sanitarios), deben
poder ser identificados. Si no, la protección que se les otorga
sería ilusoria. 34
Esta identificación es posible gracias a la utilización
del signo distintivo de la cruz roja o de la media luna roja
[380], que debe ser reglamentado y supervisado para que no
dé lugar a abusos. 35
El signo sólo puede utilizarse para proteger a las personas y los bienes mencionados en el presente artículo, es
decir, al personal sanitario y religioso y las unidades y los
medios de transporte sanitarios. Cualquier otro uso es un
abuso y, por consiguiente, está prohibido. 36
TÍTULO IV - POBLACIÓN CIVIL
Artículo 13. Protección de la
población civil
El principio de inmunidad de las personas que no
participan directamente en las hostilidades está,
efectivamente, reconocido desde hace mucho tiempo en las
situaciones de conflicto armado, tanto internacional como
interno. Así, el Código de Lieber ya establecía, en 1863, que
el ciudadano no armado debe ser protegido, por lo que atañe
a su persona, propiedad privada y honor, en la medida en
que las exigencias de la guerra lo permitan. 37
34.
35.
36.
37.
Ibid.,
Ibid.,
Ibid.,
Ibid.,
pag.
pag.
pag.
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1. La población civil y las personas civiles
gozarán de protección general contra los
peligros procedentes de operaciones
militares. Para hacer efectiva esta
protección, se observarán en todas las
circunstancias las normas siguientes.
2. No serán objeto de ataque la población civil
como tal, ni las personas civiles. Quedan
prohibidos los actos o amenazas de violencia
cuya finalidad principal sea aterrorizar a la
población civil.
3. Las personas civiles gozarán de la protección
que confiere este Título, salvo si participan
directamente en las hostilidades y mientras
dure tal participación.
Artículo 14. Protección de los bienes
indispensables para la
supervivencia de la
población civil
Queda prohibido, como método de combate,
hacer padecer hambre a las personas civiles. En
consecuencia, se prohibe atacar, destruir, sustraer
o inutilizar con ese fin los bienes indispensables
para la supervivencia de la población civil, tales
como los artículos alimenticios y las zonas agrícolas
que los producen, las cosechas, el ganado, las
instalaciones y reservas de agua potable y las
obras de riego.
Desarrolla el principio de la prohibición de hacer padecer
hambre a las personas civiles, indicando sus modalidades
de aplicación más frecuentes. La expresión “en
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consecuencia” hace hincapíe en ciertos actos, pero no en
limitación. La omisión puede igualmente provocar la
hambruna. Decidir deliberadamente no tomar medidas
para abastcer a una población de los bienes indispensables
para su supervivencia, se convertiría entonces, de alguna
manera, en un método de combate por abstención, prohibido
en este artículo. 38
La expresión “los artículos alimenticios y las zonas
agrícolas que los producen” debe tomarse en su acepción
más amplia, con el fin de cubrir la infinita variedad de
necesidades propias de la población de todas las regiones
geográficas del mundo”. 39
Artículo 15. Protección de las obras
e instalaciones que
contienen fuerzas
peligrosas
Las obras o instalaciones que contienen fuerzas
peligrosas, a saber las presas, los diques y las
centrales nucleares de energía eléctrica, no serán
objeto de ataques, aunque sean objetivos
militares, cuando tales ataques puedan producir
la liberación de aquellas fuerzas y causar, en
consecuencia, pérdidas importantes en la
población civil.
Esta disposición tiene por finalidad preservar a la
población civil de los efectos que podría provocar la
liberación de fuerzas peligrosas, tales como masas de agua
o emanaciones radioactivas. A este efecto, establece la
prohibición de atacar las presas, los diques y las centrales
nucleares de producción de energía eléctrica cuando estos
38.
39.
Ibid., pag. 252
Ibid., pag. 253
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ataques puedan liberar fuerzas peligrosas que podrían
causar pérdidas importantes entre la población civil,
incluso si esas obras e instalaciones constituyen objetivos
militares. La lista es limitativa, pero no exhaustiva, o sea
que, ello no quiere decir que no existan otras obras o
instalaciones cuya destrucción no pueda acarrear la pérdida
de muchas vidas entre la población civil. 40
Artículo 16. Protección de los bienes
culturales y de los
lugares de culto
Sin perjuicio de las disposiciones de la
Convención de La Haya del 14 de mayo de 1954
para la Protección de los Bienes Culturales en
caso de Conflicto Armado, queda prohibido
cometer actos de hostilidad dirigidos contra los
monumentos históricos, las obras de arte o los
lugares de culto que constituyen el patrimonio
cultural o espiritual de los pueblos, y utilizarlos
en apoyo del esfuerzo militar.
Las Altas Partes Contratantes se comprometen,
además, a prohibir, a impedir y a hacer cesar, en caso
necesario, cualquier acto de robo, de pillaje, de ocultación o
apropiación de bienes culturales, bajo cualquier forma que
se practique, así como todos los actos de vandalismo respecto
de dichos bienes. Conviene señalar que la Convención prevé
una posibilidad de dejar sin efecto esas obligaciones en
caso de necesidad militar imperativa, mientras que el
artículo 16 del Protocolo estipula la prohibición de cometer
cualquier acto de hostilidad, sin excepción. 41
40.
41.
Ibid., pag. 259
Ibid., pag. 266
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Artículo 17. Prohibición de los
desplazamientos
forzados
Prohíbe los desplazamientos forzados de la población
civil, a reserva de dos tipos de circunstancias excepcionales:
42
1. La seguridad de la población civil. Huelga decir que
no puede prohibirse formalmente un desplazamiento que
podría evitar que la población corra graves peligros.
2. Razones militares imperiosas. La necesidad militar,
como motivo de suspensión de una norma, exige siempre
una apreciación minuciosa de las circunstancias. En la
versión francesa, se califica la necesidad militar de “raisons
militaires impératives”; y el artículo 49 del IV Convenio
reza “impérieuses raisons militaires”. Ambas expresiones
son sinónimas. Por lo demás, el texto español se refiere, en
ambos casos, a “razones imperiosas”, mientras que el inglés
habla de “imperative reasons”. La apreciación de la
situación debe hacerse de manera especialmente cuidadosa
y el adjetivo “imperiosa” reduce al mínimo los casos en
que puede ordenarse un desplazamiento.
1. No se podrá ordenar el desplazamiento de
la población civil por razones relacionadas
con el conflicto, a no ser que así lo exijan la
seguridad de las personas civiles o razones
militares imperiosas. Si tal desplazamiento
tuviera que efectuarse, se tomarán todas las
medidas posibles para que la población civil
sea acogida en condiciones satisfactorias de
alojamiento, salubridad, higiene, seguridad
y alimentación.
42.
Ibid., pag. 275
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2. No se podrá forzar a las personas civiles a
abandonar su propio territorio por razones
relacionadas con el conflicto.
Artículo 18. Sociedades de socorro y
acciones de socorro
Toda la disposición se basa en el principio de que
incumbe ante todo al Estado organizar las acciones de
socorro. Las sociedades de socorro, tales como las
organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
[507], pueden desempeñar un papel auxiliar, asistiendo a
las autoridades en su tarea. 43
Por lo que atañe a las actividades de la Cruz Roja, es
particularmente importante velar por la continuidad de la
acción durante un conflicto, a fin de socorrer a las víctimas
dondequiera que se hallen. El artículo 63 del IV Convenio
responde ya a esa preocupación en los territorios ocupados
[510]. En un conflicto armado no internacional, la
organización central puede quedar paralizada a causa de
las hostilidades y las secciones locales han de poder actuar,
si es preciso, de manera independiente. Por esas razones, se
ha adoptado la expresión “organizaciones de la Cruz Roja”,
que cubre no sólo la Sociedad Nacional en sentido estricto,
sino también sus secciones en la zona controlada por la
parte adversa. Esta expresión incluye igualmente la
hipótesis de una “sociedad de la Cruz Roja” creada durante las hostilidades y que, aunque no esté reconocida,
actúe de conformidad con los Principios Fundamentales de
la Cruz Roja enunciados por las Conferencias
Internacionales de la Cruz Roja. 44
43.
44.
Ibid., pag. 284
Ibid., pag. 284
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1. Las sociedades de socorro establecidas en el
territorio de la Alta Parte contratante, tales
como las organizaciones de la Cruz Roja
(Media Luna Roja, León y Sol Rojos), podrán
ofrecer sus servicios para el desempeño de
sus funciones tradicionales en relación con
las víctimas del conflicto armado. La
población civil puede, incluso por propia
iniciativa, ofrecerse para recoger y cuidar
los heridos, enfermos y náufragos.
2. Cuando la población civil esté padeciendo
privaciones extremadas por la falta de
abastecimientos indispensables para su
supervivencia, tales como víveres y
suministros sanitarios, se emprenderán, con
el consentimiento de la Alta Parte
contratante interesada, acciones de socorro
en favor de la población civil, de carácter
exclusivamente humanitario e imparcial y
realizadas sin distinción alguna de carácter
desfavorable.
TÍTULO V - DISPOSICIONES
FINALES
Artículo 19. Difusión
El presente Protocolo deberá difundirse lo más
ampliamente posible.
Artículo 20. Firma
El presente Protocolo quedará abierto a la firma
de las Partes en los Convenios seis meses después
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de la firma del Acta Final y seguirá abierto durante un período de doce meses.
Artículo 21. Ratificación
El presente Protocolo será ratificado lo antes
posible. Los instrumentos de ratificación se
depositarán en poder del Consejo Federal Suizo,
depositario de los Convenios.
Artículo 22. Adhesión
El presente Protocolo quedará abierto a la
adhesión de toda Parte en los Convenios no
signataria de este Protocolo. Los instrumentos de
adhesión se depositarán en poder del depositario.
Artículo 23. Entrada en vigor
1. El presente Protocolo entrará en vigor seis
meses después de que se hayan depositado
dos instrumentos de ratificación o de
adhesión.
2. Para cada Parte en los Convenios que lo
ratifique o que a él se adhiera ulteriormente,
el presente Protocolo entrará en vigor seis
meses después de que dicha Parte haya
depositado su instrumento de ratificación o
de adhesión.
Artículo 24. Enmiendas
1. Toda Alta Parte contratante podrá proponer
una o varias enmiendas al presente
Protocolo. El texto de cualquier enmienda
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propuesta se comunicará al depositario, el
cual, tras celebrar consultas con todas las Altas
Partes contratantes y con el Comité
Internacional de la Cruz Roja, decidirá si
conviene convocar una conferencia para
examinar la enmienda propuesta.
2. El depositario invitará a esa conferencia a
las Altas Partes contratantes y a las Partes en
los Convenios, sean o no signatarias del
presente Protocolo.
Artículo 25. Denuncia
1. En el caso de que una Alta Parte contratante
denuncie el presente Protocolo, la denuncia
sólo surtirá efecto seis meses después de
haberse recibido el instrumento de
denuncia. No obstante, si al expirar los seis
meses la Parte denunciante se halla en la
situación prevista en el artículo 1, la denuncia
no surtirá efecto antes del fin del conflicto
armado. Las personas que hayan sido objeto
de una privación o de una restricción de
libertad por motivos relacionados con ese
conflicto seguirán no obstante beneficiándose
de las disposiciones del presente Protocolo
hasta su liberación definitiva.
2. La denuncia se notificará por escrito al
depositario. Este último la comunicará a
todas las Altas Partes contratantes.
Artículo 26. Notificaciones
El depositario informará a las Altas Partes
contratantes y a las Partes en los Convenios, sean
o no signatarias del presente Protocolo, sobre:
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a) las firmas del presente Protocolo y el
depósito de los instrumentos de
ratificación y de adhesión, de
conformidad con los artículos 21 y 22;
b) la fecha en que el presente Protocolo
entre en vigor, de conformidad con el
artículo 23; y
c) las comunicaciones y declaraciones
recibidas de conformidad con el artículo
24.
Artículo 27. Registro
1. Una vez haya entrado en vigor el presente
Protocolo, el depositario lo transmitirá a la
Secretaría de las Naciones Unidas con
objeto de que se proceda a su registro y
publicación, de conformidad con el artículo
102 de la Carta de las Naciones Unidas.
2. El depositario informará igualmente a la
Secretaría de las Naciones Unidas de todas
las ratificaciones y adhesiones que reciba
en relación con el presente Protocolo.
Artículo 28. Textos auténticos
El original del presente Protocolo, cuyos textos
árabe, chino, español, francés, inglés y ruso son
igualmente auténticos, se depositará en poder
del depositario, el cual enviará copias certificadas
conformes a todas las Partes en los Convenios.
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GLOSARIO
Conflicto Armado Internacional: cuando se
trata de una confrontación armada entre
entidades estatales, el conflicto armado
internacional se identifica con la guerra.
También se consideran conflictos armados
internacionales las guerras de liberación
nacional en las que los pueblos luchan
contra la dominación colonial, la ocupación
extranjera (haya o no resistencia activa) o
contra un régimen racista y, en general, las
guerras que pueden surgir cuando los
pueblos quieren ejercer su derecho a la
libre determinación. En resumen, los
conflictos armados internacionales pueden
ser interestatales (y pueden, entonces,
denominarse “guerras” en el sentido
clásico del término) o no interestatales, en
ciertas circunstancias determinadas (cf. G
I-IV, art. 2 común; NU 1945; NU 1980;
GP I, art. 1).
Tensiones Internas: según una definición
dada por el CICR en 1971 (con motivo de
una consulta de expertos gubernamentales),
se trata de situaciones que pueden
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caracterizarse por:
a) gran número de detenciones;
b) gran número de detenidos políticos o de
seguridad;
c) probables malos tratos infligidos a los
detenidos;
d) promulgación del estado de emergencia;
e) alegaciones de desapariciones.
Al contrario de las situaciones de disturbios
interiores -en las que los rebeldes están
suficientemente organizados y son
identificables- en el caso de tensiones
internas, la oposición está rara vez
organizada de manera visible.
Disturbios Interiores: según una definición
dada por el CICR en 1971, esta expresión
cubre las situaciones en las que, sin que haya
un conflicto armado propiamente dicho,
existe, no obstante, en el plano interno, un
enfrentamiento que presenta cierto carácter
de gravedad o de duración y que implica
actos de violencia. Estos últimos pueden
revestir formas variables que pueden ir
desde la generación espontánea de actos
aislados de revuelta hasta la lucha entre
grupos más o menos organizados y las
autoridades en el poder. En esas situaciones,
que no degeneran necesariamente en
luchas abiertas, las autoridades en el poder
recurren a vastas fuerzas de policía, incluso
a las fuerzas armadas, a fin de restablecer el
orden interior, (V. Mor.)
Deontología médica: conjunto de reglas y de
principios éticos que deben ser respetados
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por el conjunto del personal que presta
atención médica. La obligación de respetar
los principios de la deontología está
consignada en el marco de la protección
general que el derecho internacional
reconoce a la misión médica. Allí se precisa:
a) que nadie será castigado por haber ejercido
una actividad de carácter médico conforme
a la deontología, sean cuales fueren las
circunstancias o los beneficiarios de esta
actividad;
b) que las personas que ejerzan una actividad
de carácter médico no podrán ser obligadas
a llevar a cabo actos o a efectuar trabajos
contrarios a la deontología o a las demás
normas médicas que protegen a los heridos
y a los enfermos, o a las demás disposiciones
del derecho internacional, ni tampoco a
abstenerse de realizar actos exigidos por
estas normas o disposiciones (cf. GP I, art.
16, GP II, art. 10).
Unidades Sanitarias: la expresión designa los
establecimientos y demás formaciones,
militares o civiles, organizados con fines
sanitarios, a saber: la búsqueda, la recogida,
el transporte, el diagnóstico o tratamiento
(incluidos los primeros auxilios) de los
heridos, enfermos o náufragos, así como
la prevención de las enfermedades.
Unidades sanitarias comprenden, entre
otros, los hospitales y otras unidades
similares, los centros de transfusión de
sangre, los centros e institutos de medicina
preventiva y los depósitos de material
sanitario, así como los almacenes de ma○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
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terial sanitario y de productos farmacéuticos
de esas unidades. Las unidades sanitarias
pueden ser fijas o móviles, permanentes o
temporales.
Transporte sanitario: la expresión designa el
transporte de los heridos, enfermos y
náufragos, del personal sanitario y
religioso y del material sanitario, por un
medio de transporte. Puede ser por tierra
(cf. vehículo sanitario), por agua (cf. barco
hospital) o por aire (cf. aeronave sanitaria). Los medios de transporte sanitarios
están protegidos por normas de derecho
internacional y, para estos efectos, pueden
enarbolar el signo distintivo previsto (cf. G
I, arts. 35-37; G II, arts. 22-35, 38-40; GP I,
arts. 8, 21-31).
Hambruna - hambre: está prohibido el
método de guerra que consiste en hacer
padecer deliberadamente hambre a las personas civiles. Entre otras cosas, se prohíbe:
atacar, destruir, sustraer o inutilizar los
bienes indispensables para la
supervivencia de la población civil, tales
como los artículos alimenticios y las zonas
agrícolas que los producen, las cosechas, el
ganado, las instalaciones y reservas de agua
potable y las obras de riego, con la intención
deliberada de privar de estos bienes, por su
valor como medios para asegurar la
subsistencia, a la población civil o a la Parte
adversa, sea cual fuere el motivo, ya sea para
hacer padecer hambre a las personas civiles,
para provocar su desplazamiento, o con
cualquier otro propósito. Las prohibiciones
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establecidas no se aplicarán si los bienes en
cuestión son utilizados por la Parte adversa:
a) exclusivamente para la subsistencia de los
miembros de sus fuerzas armadas;
b) como apoyo directo de una acción militar,
bajo condiciones determinadas.
Los bienes en cuestión no pueden ser objeto
de represalias.
Teniendo en cuenta las exigencias vitales que
para toda Parte en conflicto supone la
defensa de su territorio nacional contra la
invasión, una Parte en conflicto podrá dejar
de observar las prohibiciones establecidas,
dentro del territorio que se encuentre bajo
su control, cuando así lo exijan
necesidades militares imperiosas (cf. GP
I, art. 54; GP II, art. 14).
Heridos y enfermos: el término se aplica a
las personas, militares o civiles, que, debido
a un traumatismo, a una enfermedad o a
trastornos físicos o mentales, tengan
necesidad de asistencia médica y que se
abstengan de todo acto de hostilidad. Según
las normas previstas por el derecho de los
conflictos armados, deben ser respetadas y
protegidas. De conformidad con el principio
general, que rige el trato debido a los
heridos y enfermos de cualquier Parte en
conflicto, serán tratados con humanidad en
toda circunstancia y recibirán en la medida
de lo posible y a la mayor brevedad, la
asistencia médica que requiera su estado.
No se hará entre ellos ninguna distinción
que no esté basada en criterios médicos. A
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efectos de protección, se incluyen también
dentro de la categoría de heridos y enfermos
a las mujeres embarazadas o parturientas, a
los recién nacidos y a los inválidos (cf. G I;
G II; G IV; GP I, arts. 8-20; GP II, arts. 7-12).
Náufragos: se entiende de las personas,
militares o civiles, que se encuentran en una
situación peligrosa en el mar o en otras
aguas, como consecuencia del infortunio
que los afecta o que afecta a la nave o
aeronave que los transporta, y que se
abstienen de todo acto de hostilidad. Estas
personas, siempre que sigan absteniéndose
de todo acto de hostilidad, deberán
considerarse como náufragos durante su
salvamento hasta que hayan adquirido otro
estatuto (por ejemplo: de herido o enfermo
o de prisionero de guerra (cf. G II; GP I,
arts. 8-20)
Operaciones militares: en su sentido general,
la expresión se utiliza generalmente para
describir los sucesos de una campaña de
guerra o de un solo hecho de armas. En el
arte militar, indica más exactamente un
conjunto de acciones militares que, basadas
en el movimiento y/o el fuego, tienen un
objetivo preciso, de alcance táctico o
estratégico. La distinción que hasta la
Segunda Guerra Mundial se hacía entre
operaciones terrestres, navalesy aéreas no
parece que siga justificándose; por una
parte, porque las fuerzas navales, a veces, y
las fuerzas aéreas, generalmente, tienen
objetivos terrestres; por otra parte, porque
la conducción de las operaciones terrestres
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y navales de cierta envergadura exige
siempre el apoyo aéreo; y, por último,
porque hay operaciones en las que se
combina la acción de lastres fuerzas.
Aunque en el derecho internacional positivo
no se defina la noción de operación militar,
se hace un amplio uso de ella. Se establece,
en particular, por lo que atañe a los objetivos
terrestres, que sus normas se aplican a toda
operación terrestre, naval o aérea y remite,
para lo demás, a las normas específicas que
rigen la conducción de las operaciones
marítimas o aéreas (cf. H IV R, arts. 23, 37,
52; G I, art. 37; G II, arts. 4, 15-17, 39, 40;
G III, arts. 23, 50, 75; G IV, arts. 28, 40, 51,
53, 95, 111; GP I, arts. 3, 37, 44, 49, 51,
56, 59, 60; GP II, arts. 1, 13).
Pillaje: Apropiación sistemática y violenta de
bienes muebles de propiedad pública o
privada, efectuada por los miembros de las
fuerzas armadas en perjuicio del Estado adverso o de los heridos, los enfermos, los
náufragos o los prisioneros de guerra. El
pillaje está cnsiderado como crimen de
guerra (cf. G I, art. 15; G II, art.18; G IV,
arts. 16, 33; H CP, art. 4; GP II, art. 4).
Población civil: comprende a todas las personas civiles. En los conflictos armados
internacionales, la presencia entre la
población civil de personas cuya condición
no responda a la definición de persona civil
no priva a esa población de su calidad de
civil. Existen normas apropiadas que
protegen al conjunto de la población de una
Parte en conflicto sin ninguna distinción
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desfavorable. En los conflictos armados
internacionales y en los no internacionales,
la población civil y las personas civiles gozan
de una protección general contra los peligros
procedentes de operaciones militares (cf. G
IV; GP I, art. 50; GP II, arts. 13-17).
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