Fundamentales en crucero y en regata

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Equipo: Enrolladores y almacenadores
Fundamentales en crucero
y en regata
Enrolladores y almacenadores se han ganado merecidamente su sitio a bordo. Sus cualidades permiten
que las tripulaciones reducidas puedan hoy manejar velas y veleros de esloras impensables hace unas
pocas décadas. Hoy son una ayuda casi imprescindible en crucero y cada vez son más habituales en
barcos de regata.
Gracias a enrolladores y almacenadores, el listón de eslora asequible
a las tripulaciones reducidas ha subido considerablemente
P
ocos veleros llegan hoy
a sus clientes sin su enrollador de génova montado, ya sea directamente en el
astillero o a través del concesionario de la marca. Las ventajas
de los enrolladores pesan mucho más que sus inconvenientes y la facilidad de maniobra
que procuran ha convencido a la
práctica totalidad de cruceristas
sobre la bondad de su uso.
Esquemáticamente, todo enrollador de génova está compuesto por un perfil, normalmente de
aluminio y excepcionalmente en
composite. Allí va envergada la
vela y el conjunto dispone de un
tambor solidario al perfil con un
cabo que es el encargado de la
rotación del conjunto alrededor
del estay.
La base de funcionamiento no
puede ser más simple, pero
hace falta que esta rotación se
efectúe sin esfuerzo y que la vela
guarde unas formas aceptables
el mayor tiempo posible. Con
la vela totalmente desplegada,
el enrollador apenas interfiere en su forma y la culpa de un
mal rendimiento vendrá por un
ajuste deficiente o una vela poco
adaptada.
Las cosas se complican cuando
empezamos a enrollar, pues a
partir de ese momento ya no se
puede intervenir en la tensión
del grátil. El perfil debe entonces resistir, uniformemente y
en toda su longitud, la fuerza de
torsión que produce la vela parcialmente enrollada.
Que nadie se lleve a engaño, a
partir de un cierto punto de enrollado que podríamos situar
tras el primer tercio de la superficie de la vela, la forma que ésta
empieza a ofrecer al viento y la
paulatina elevación de su centro
de presión hacen que cualquier
barco navegue bastante por debajo de sus posibilidades, escorando en demasía, perdiendo
velocidad y ángulo de ceñida.
Los modernos enrolladores con
cojinete en el tambor retrasan
–no evitan- la aparición de este
problema, pues empiezan a
enrollar la vela desde su parte
alta, aplanando en lo posible su
embolsado a medida que se va
disminuyendo la superficie expuesta al viento.
Para evitar este inconveniente
crónico de los enrolladores están los juegos completos de velas de proa en los barcos de regata y los aparejos de trinqueta
o los estays volantes en veleros
de crucero. Pero este tema ya
forma parte de otro artículo.
Perfil ovalado o redondo
Los fabricantes ofrecen gamas
de enrolladores con perfil redondo, pensados para el crucero, u ovalados, para quienes
comparten el crucero con las
regatas de club. Los perfiles redondos resisten mejor que lo s
ovalados los esfuerzos de tor-
Cuando el viento obliga a enrollar mucho la vela, ésta se deforma y eleva su centro de presión, haciendo que el barco
pierda velocidad, ángulo de ceñida y escore en demasía.
Almacenadores de vela
Mecánicamente, un almacenador es similar en su concepto a un enrollador, con la
diferencia que no hay un perfil donde envergar la vela, que se enrolla sobre su propio
grátil mediante un cabo antitorsión, un cable u otros sistemas alternativos.
Al no haber perfil rígido, la vela sólo admite dos posiciones: enrollada o desplegada.
No hay puntos intermedios, pues la vela tiene poca consistencia en su grátil.
El hecho de que la vela sobre almacenador se utilice siempre desplegada permite –y
también obliga- a optimizarla para una franja precisa de viento, circunstancia apreciada por quienes gustan de exprimir a fondo las prestaciones de su velero.
Los almacenadores pueden estar permanentemente instalados en su arraigo (lo habitual con génovas, foques o trinquetas) o guardados en la bolsa con su vela (caso
habitual con Code 0 y asimétricos).
Según tipos, tallas y modelos, los almacenadores se usan tanto en foques de vela ligera o génovas de pequeños cruceros como en trinquetas o gennaquers de cruceros
de altura, multicascos oceánicos de regata e incluso en los Code 0 y asimétricos de
los modernos AC72.
Los almacenadores sirven indistintamente para velas de proa o portantes. Utilizados
con velas de proa se convierten en una buena solución para desplegar y “arriar” de
forma muy rápida cualquiera de estas velas, lo que puede ser útil tanto en solitario
como en pequeños monotipos con tripulación completa alrededor de unas balizas.
En las pequeñas esloras, cuando no hay un estay paralelo que ayude a “aguantar” el
palo y/o tensar el gratil, los almacenadores requieren giratorios superiores de driza
con polea 2:1 o incluso 3:1 integradas. Sólo así se consigue la necesaria tensión en
la vela, que llevará un cable o –mejor- un cabo antitorsión de alto módulo cosido a
su grátil.
Los almacenadores para velas de portantes se idearon a partir de un funcionamiento
similar al de las velas de proa. En principio, requerían coser un cabo de cierta entidad
en el grátil para enrollar la vela por su borde de ataque retomando previamente un
poco de tensión.
Bamar revolucionó este concepto a primeros de los 2000 con su ingenioso almacenador Roll Gen para genaquers y asimétricos. Era el primero que dejaba el grátil
libre con la vela desplegada, mientras el almacenador conservaba un cabo antitorsión enfundado en una vaina de goma entre el tambor y el giratorio. El secreto del
Roll Gen es un pequeño sable transversal que traba el giratorio en el puño de driza,
empezando así el enrollado de la vela desde arriba hacia abajo.
El sistema ideado en su día por Bamar es hoy mayoritario y lo proponen –con ligeras
variantes- prácticamente todos los fabricantes de almacenadores para portantes.
Estos sistemas de grátil libre evitan el trabajo de coser y el peso añadido del cabo
antitorsión. Las velas sueltas y aligeradas ofrecen así un mejor rendimiento.
El RollGen es un ingenioso almacenador con su cabo antitorsión enfundado en caucho e
independiente de la vela. Una varilla traba el giratorio de driza, facilitando que el asimétrico
se enrolle desde arriba hacia abajo.
sión y garantizan una rotación
regular, sin tirones, en la vela.
Los perfiles ovalados tienen
un flujo laminar más efectivo
en el vértice de ataque de la
vela, pero esta cualidad sólo es
efectiva con la vela totalmente
desplegada. A medida que ésta
se va enrollando, los perfiles
ovalados son más reacios a un
ajuste fino y tienen tendencia a
rodar a “golpes” al rodar, como
una pelota de rugby. En este
sentido, los perfiles redondos
ganan la partida.
Un detalle que apreciarán los
regatistas de club es el tambor desmontable, que permite
utilizar el perfil del enrollador
a modo de doble guía para las
distintas velas de proa. En este
caso sí que se aprovecha plenamente el mejor aerodinamismo
de un perfil ovalado.
de acabado que garantizan una
mayor longevidad del conjunto y
un mejor ajuste del perfil de la
vela.
Recordar en este punto que la
longevidad de un enrollador forma parte de su calidad y a menudo depende de la posibilidad
de ir sustituyendo piezas que sufran desgastes –o roturas accidentales- a lo largo de los años.
Un enrollador cuyos elementos
quedan agarrotados unos con
otros y no pueden desmontarse
tras dos o tres temporadas de
uso obliga a su completa sustitución a la mínima rotura, lo
cual es un gasto que echa por
los suelos los ahorros conseguidos en un eventual precio de
compra a la baja.
Tanto el tambor como el giratorio de driza tienen unos rodamientos que han
de girar con facilidad incluso sometidos a fuertes cargas. De ello depende en
gran manera el buen funcionamiento del enrollador.
Los modernos tambores están muy
protegidos de los golpes, tienen
efectivos sistemas para que el cabo
no forme cocas y pueden desmontarse para convertir el perfil del enrollador en una doble guía para las velas
de regata.
Con la vela totalmente desplegada, el enrollador apenas interfiere en su forma y la culpa de un mal rendimiento vendrá por un ajuste deficiente o una vela poco adaptada.
La vela sobre almacenador está optimizada para una franja precisa de
viento. Es un sistema adecuado tanto
para la trinqueta de un crucero como
para el Code 0 en un moderno AC72
No hay enrolladores malos
Hoy en día se puede generalizar
que todos los enrolladores del
mercado funcionan de forma satisfactoria, sobre todo pensando
en una utilización normal en navegaciones de crucero vacacional o de fin de semana.
Los detalles que marcan las diferencias de calidad -y precioentre distintas marcas conciernen a la ligereza y resistencia
del perfil, al material y dimensionado de los rodamientos del
perfil, del tambor y del giratorio
de driza y a algunas cuestiones
En caso de duda, lo mejor es
consultar con un instalador de
confianza y con suficiente experiencia en este campo. Ellos
conocen al detalle las cualidades y flaquezas de cada marca y
podrán aconsejar sobre la mejor
opción para cada barco, presupuesto y tipo de navegación. Recordar también que gran parte
de las disfunciones de los enrolladores tienen su origen en su
dimensionado insuficiente, en
una instalación incorrecta o en
un manejo descuidado.
Siguiendo al pie de la letra las
instrucciones de montaje, prácticamente cualquier enrollador
puede ser instalado por el propio armador en pocas horas y
sin demasiadas complicaciones
técnicas. En algunos casos es
recomendable –a veces obligado- desmontar completamente
el estay de proa y en otros casos
será incluso necesario adaptar un terminal especial al estay para el correcto arraigo del
tambor.
Por lo demás, el montaje de un
enrollador es esquemáticamente similar entre distintas marcas
y modelos. Se trata de ir ensamblando las piezas del perfil para
luego hacerlas solidarias al
tambor y al barco.
La mayoría de enrolladores
pueden ser instalados sin problemas con el barco arbolado.
De hecho y excepto en los barcos nuevos, éste es el caso más
El montaje de un enrollador es esquemáticamente similar entre distintas marcas y modelos. Se trata de ir pasando por el estay y ensamblando las distintas
piezas del perfil para luego hacerlas solidarias al tambor y finalmente al barco. Normalmente se puede hacer la operación incluso con el palo arbolado.
habitual de montaje. Esté el palo
arbolado o en tierra, el proceso
es exactamente el mismo. La
única diferencia es que, con el
palo vertical, las distintas piezas
se han de ir subiendo -a mano o
ayudados con una driza- a medida que se van montando sobre
cubierta. No olvidar atarle un
testigo a la driza. En caso contrario, al acabar el montaje se
habrá de subir a lo alto del palo
a buscarla.
El enrollador en regata
El primer inconveniente de usar
el enrollador en regata no está
en el mecanismo de enrollado,
sino en la propia vela. Aun no
existe un corte de vela ni un tejido o laminado capaces de dar
lo mejor de sí mismos en toda
la franja de vientos de la escala
Beaufort.
El mejor génova enrollable no
deja de ser un compromiso de
formas y gramajes que nunca
podrá competir en prestaciones
con un juego completo de velas
confeccionado a medida para el
mismo barco.
La solución en regata, como hacen cientos de navegantes oceánicos y/o solitarios, pasa por
instalar, al menos, dos enrolladores (o dos almacenadores). En
uno se enverga –por ejemploun génova medio y en el otro un
génova 3. Con esto se cubre una
amplia franja de vientos de proa,
dejando el Code 0, el génova li-
gero y un foque de tiempo duro
en el cofre, listos para izar sobre
un almacenador más a proa.
Centrándonos de nuevo en el
enrollador como mecanismo, un
problema de usarlo en regata es
que entre el tambor y sus pletinas de arraigo se pierden unos
preciosos centímetros de grátil
de génova. En crucero el tema
es baladí e incluso bienvenido al
mejorar la visión del caña hacia
proa. Pero en regata se necesitan todos los centímetros cuadrados de vela posibles.
Para recuperarlos –sin prescindir del enrollador, evidentemente - hay dos caminos. El primero
es arraigar el enrollador dentro
del cofre de anclas. Técnicamente, la solución es buena y
sólo tiene el inconveniente de
que, al estar escondido el tambor, no permite ver si su cabo
se enrolla correctamente. En
caso de que se forme una coca,
solucionarla con la cabeza metida dentro del cofre de anclas no
suele ser divertido.
Recordar también que instalar
el arraigo del estay de proa en
el cofre de anclas (cuando no ha
sido así previsto por el astillero)
supone incrementar unos centímetros de grátil (I) a costa de
perder otros tantos de pujamen
(J). Se ha de mesurar la ganancia de la operación.
Otra interesante solución para
los regatistas asiduos son los
enrolladores de génova con po-
Los enrolladores con polea dentada bajan el puño de
amura del génova a apenas 10 cm. de cubierta, consiguiendo la máxima superficie de vela y par de enrollado.
En la foto el modelo Flat de Facnor, con cincha en vez de
cabo para minimizar el diámetro del tambor.
La roldana desplazada hacia proa con un pequeño botalón evita golpes del ancla al tambor del enrollador y
además facilita un efectivo arraigo para el giratorio del
almacenador con polea 2:1.
En este barco se ha instalado un pequeño botalón entre las dos roldanas de fondeo. Un buen arraigo para el asimétrico
que incluso prevé un hueco para la pasarela de embarque. La roldana en uso lleva un puente que limita el movimiento
del ancla, evitando que golpee con el enrollador.
lea dentada. En vez de tambor,
estos enrolladores llevan un cabo
continuo que circula por una
gran polea dentada plana que se
instala lo más bajo posible en cubierta, consiguiendo así la máxima superficie de vela y un par de
enrollado alto y constante.
En crucero, un peligro de estos
tambores extraplanos (y de cualquier tipo de tambor instalado
muy bajo en cubierta) es que al
utilizar el barco en crucero reciban golpes sistemáticos al subir
o bajar el ancla o que incluso
lleguen a obstruir el recorrido
del fondeo desde el cofre.
En algunos casos se puede sustituir la roldana estándar por
otra más larga que desplace el
ancla hacia proa. Muchos crucero/regata de última hornada
ya vienen con este tipo de roldanas, incluso es normal que sean
desmontables para minimizar
-en regata- el peso y la discutible estética de esta efectiva solución. En veleros de alta gama
incluso se proponen fondeos
escamoteables, que esconden
el ancla y su roldana dentro del
cofre en cada maniobra de fondeo. Todo un lujo.
Enrollador y rating RI
Declarar el uso de génova sobre enrollador como única vela
de proa supone una bonificación
de 3 milésimas en el Factor Corrector del rating RI. En IRC, el
enrollador también supone una
El tambor del enrollador instalado dentro del cofre de anclas es una solución
efectiva y estéticamente resultona que proponen algunos veleros.
Aparte de desmontar el tambor, hacer lo propio con la roldana de fondeo evita eventuales enganchadas del espinaquer en proa.
bonificación similar, imposible
de cuantificar por ser una fórmula secreta.
En ambos casos, el génova utilizado debe tener un LP superior
a 1.3 x J y es importante recalcar
que la bonificación excluye la
eventual utilización en regata de
cualquier otra vela de proa para
tiempo duro (foque, trinqueta,
tormentín, etc.). Si un barco bonificado por llevar enrollador se
ve forzado a utilizar cualquier
vela de proa alternativa y/o de
tiempo duro deberá retirarse de
la prueba (párrafo 2.4.9 3.4 del
Reglamento RI). Normalmente,
esta consideración se hace en
función del tipo de regata, ya
que a efectos de seguridad no
es lo mismo un B/S cerca de la
costa que una regata de altura
de 300 millas.
Instalación: Una
aproximación de precios
Para un mismo barco, enumerar
los precios de los enrolladores
de todas las gamas y marcas
del mercado sería inacabable.
Tomando como base un 38/40
pies, decir que los enrolladores
de génova más sencillos pueden
encontrarse sobre unos 1.700,euros, mientras que un modelo
eléctrico podría superar tranquilamente los 8.000,- euros. En la
mitad de esta amplia horquilla
(+/- 2.800,- €) encontramos modelos de gama media con tambor
desmontable y perfil de doble
guía y acercándose a los 5.000,€ están los modelos de gama alta
para crucero/regata, con perfiles
aligerados y aerodinámicos, puños de amura giratorios, correas
dentadas sin fin, etc.
Estos precios no incluyen la instalación. En los modelos manuales, y siempre que no se hayan
de hacer intervenciones en la
jarcia, se han de prever unas 4/6
horas de montaje. En los modelos eléctricos, y también en los
hidráulicos, el tiempo de montaje es similar, pero se ha de añadir a la factura el eventual gasto
de hacer llegar la corriente o la
presión hidráulica hasta la proa.
La corriente eléctrica es habitual
en la gran mayoría de barcos de
crucero. La presión hidráulica,
por el contrario, requiere un
grupo de presión, equipo costoso y que solo se justifica en las
grandes esloras. Con el grupo
de presión instalado ya se puede
pensar en conectar enrolladores, winches y tensores hidráulicos por todo el barco.
La entrada de relinga perfilada con su guía previa son dos accesorios imprescindibles del enrollador para no desgarrar
la vela con las izadas rápidas que siempre se producen en una regata.
Enrolladores: Cabos sueltos
* La frontera entre un enrollador y un almacenador la define
la ausencia de perfil rígido y no
el hecho de que el mecanismo
de enrollado sea un tambor o
una polea sin fin. De la misma
manera que hay enrolladores
de génova con polea dentada,
también hay almacenadores con
mecanismo de tambor.
En regata, y sobre todo cuando el viento sube, el enrollador pierde la partida y las prestaciones del barco suben muchos
enteros con un juego de velas a medida.
* Los esfuerzos transversales
del perfil del enrollador sobre
el estay son soportados por distintos tipos de cojinete de fricción. Lo ideal sería que estos
cojinetes fueran continuos a lo
largo de todo el perfil, pero esto
se hace imposible debido a las
formas ligeramente curvas que
siempre adopta el estay en navegación. Cada marca soluciona
a su manera el mejor emplazamiento, la cantidad y el tipo
de cojinetes que incluye en los
perfiles de sus enrolladores. Es
uno de los puntos a valorar en la
calidad del enrollador.
* Antes de montar un enrollador
en su estay con el palo arbolado
recordar trincar un par de drizas
en proa de manera que el mástil
quede firme y no vaya hacia popa
al desarraigar el estay.
* Para el buen funcionamiento y
larga vida del enrollador, es recomendable desplegar la vela lentamente, frenándola ligeramente
con el cabo de control. Éste se
mantendrá siempre con cierta
tensión para que no forme cocas
al enrollarse. Tampoco se ha de
intentar enrollar -evidentemente-, una vela cazada a tope ni que
esté flameando. Lo ideal es mantener una ligera tensión de escota
mientras se enrolla la vela.
* Nunca se ha de forzar un enrollador que no gira libremente. En
la mayoría de los casos se trata
de una driza enganchada alrededor del estay. Antes de manejar
el enrollador, vigilar que queden
claras las drizas libres en proa
(espi, 2º génova, etc.).
* Cuando se utiliza (nunca es recomendable) una vela sensiblemente más corta que la longitud
del estay, es bueno mantener el
cojinete de driza lo más alto posible. Para ello, lo más sencillo
es instalar un alargo (cabo o cable) en el puño de driza.
* Los modernos enrolladores
apenas requieren mantenimiento. Excepto prescripción al respecto del fabricante, nunca se
ha de utilizar grasa, a lo sumo
un poco de spray tipo WD40. El
mantenimiento del enrollador
se reduce en la mayoría de los
casos a un baldeo periódico con
agua dulce.
* Un estay de proa y una driza
de génova correctamente tensados son indispensables para
el correcto funcionamiento del
enrollador. Nunca largar la driza
de génova mientras se maneja
el enrollador.
* Es recomendable montar el
cabo del tambor para que haga
su esfuerzo de enrollar la vela
en el mismo sentido que los
hilos metálicos del estay. Este
sentido de giro se ha de tener
en cuenta en caso de encargar
una nueva vela, de cara a dejar
la banda protectora UV por su
lado correcto.
* El uso del enrollador no libera de la obligación de llevar
tormentín a bordo. Existen en
La mayoría de asiduos a las regatas de club desmontan el tambor y compiten con un juego completo de velas. Excepto
en solitario, las bonificaciones del rating no compensan las menores prestaciones de las velas enrolladas.
Para mejorar las prestaciones del barco tanto en regata como en crucero, muchos solitarios y tripulaciones reducidas
combinan el uso de dos enrolladores.
el mercado distintos sistemas
para envergar esta vela sobre
el génova enrollable. Los que
conocemos son bastante engorrosos de puesta en escena,
y más teniendo en cuenta que
el tormentín nunca se instala
cuando las condiciones de mar
son bonachonas. Un arraigo tipo
trinqueta o en un estay volante
son seguramente mejores opciones, pues ambas evitan tener
que desenvergar el génova cada
vez que se haya de utilizar el
tormentín u otras velas de tiempo duro.
* Para facilitar el manejo del
enrollador, utilizar poleas de
calidad para el cabo de control
e instalarlas en su correcto ángulo de ataque, sobre todo en
el inicio (90º respecto al tambor) y final del recorrido. No
olvidar recolocar el carro de
escota del génova cuando se
amplía o reduce la superficie
vélica en proa.
*Para poder desmontar el enrollador en el futuro, al montarlo
por primera vez es bueno bañar
los tornillos que unen las piezas
del perfil con un aislante de la
electrólisis (Duralac o similar).
Los tornillos suministrados por
algunas marcas ya llevan de fábrica un recubrimiento pensado
al efecto.
por Toni Vernic
Los enrolladores
eléctricos e
hidráulicos llevan
siempre un
mecanismo
de seguridad
accionable con
una manivela
de winche
En la mayoría de los casos, cuando un enrollador
no gira libremente es que ha enganchado una driza
alrededor del estay. Antes de manejar el enrollador,
se ha de controlar que estén claras las drizas libres
en proa (espi, 2º génova, etc.).
Para que el
enrollador
funcione
correctamente,
las poleas y
mordazas del del
cabo de enrollador
deben estar bien
dispuestas y ser de
suficiente talla y
calidad
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